Pdfs de Cirugia
Pdfs de Cirugia
Pdfs de Cirugia
com
sposada@olmeca.edu.mx
Especialidad en Cirugía General.
UNAM-Universidad Autónoma de Tamaulipas
Maestría en Educación.
Universidad Tecnológica de México.
2018-2019
Conocimientos y habilidades
Maestría
Doctorado
Agosto 2021
2 años
IP SS ?
Especialidad 4 años
10 años
La primera fase (primero y
segundo año) se organiza en
dos años y está constituida
por 16 asignaturas de las
cuales doce son anuales y
cuatro semestrales. En esta
primera fase (primero
y segundo año) el alumno
logra incorporar el
conocimiento con predominio
de los aspectos
teóricos biomédicos y
sociomédicos e introduce
progresivamente prácticas de
salud pública y
habilidades clínicas.
Objetivos generales de la asignatura.
No dormir. Quien tenga sueño debe salir del aula. Dormido se aplica falta.
No hacer tareas durante la clase.
No usar teléfono. Quien necesite hacer una llamada o mensaje puede salir.
Mantener silencio durante las presentaciones a menos que sea para
comentar sobre el tema.
No usar el teléfono durante la clase.
Método Vancouver
Presentar resumen con lo más relevante.
Pueden copiarse fragmentos cuando lo
amerite pero debe entrecomillarse.
Pueden copiarse tablas, gráficos e
imágenes.
Debe explicarse exclusivamente lo que
dice el artículo, pero pueden agregarse
comentarios propios haciendo la
aclaración de que es aportación personal.
Dispondrán de 10 minutos para presentar su artículo.
Entregarán archivo.
Pueden hacer presentación en power point respetando
el tiempo de presentación.
Una ficha bibliográfica debe tener lo siguiente:
(mismo contenido si lo hacen en power point o similar)
INTRODUCCIÓN.
Explicación breve del tema que aborda el artículo.
OBJETIVO.
Siempre está descrito en el artículo. Es la razón por la que los
autores hicieron esa investigación o reporte.
MATERIAL Y MÉTODOS.
Describe la forma en que se hizo la investigación o trabajo.
RESULTADOS.
Narra lo que se obtuvo de la investigación de acuerdo al objetivo.
CONCLUSIÓN.
Es el comentario que hacen al final los autores y aquí se puede
agregar la opinión de quien hace la revisión bibliográfica.
Lineamientos para las revisiones bibliográficas.
Asistencia
20.1 % o más de faltas REPROBADO y pasa directo
a examen extraordinario. Todas las calificaciones parciales
desaparecen.
15.1 % A 19.9 % de faltas pierde derecho a
exentar Examen Ordinario (Final).
Participación en clase.
Toda actividad será registrada.
(¿Ya me enviaron su foto?)
Suma puntos.
Evaluación
La evaluación es constante.
Presentaciones.
Revisiones bibliográficas.
Ensayos.
Exámenes en pantalla o escritos.
Prácticas.
Listas de cotejo
Se emiten 6 evaluaciones parciales que se
Obtienen sumando todo lo hecho en el
periodo
Asistencia a Congresos, Foros y Concursos.
(Incluso de temas de otra asignatura)
Sumará puntos en el periodo en que
suceda.
Participación en el Blog.
https://seposada.blogspot.com
9.50 ó más con al menos
85% de asistencia aprueba
Calificación final. la asignatura con 10 y exenta
examen ordinario.
Cálculo. Paso 1. 9.00 a 9.49 con
al menos 85 % de
asistencia.
Primera parcial Puede exentar Examen Ordinario y
aprobar con 9 la asignatura
Segunda parcial
PROMEDIO
a menos que desee intentar
Tercera parcial mejor calificación. (10 en Ordinario)
Cuarta parcial 0.00 a 8.99 presenta
Quinta parcial Examen Ordinario si
tiene al menos 80 %
Sexta parcial de asistencia.
Promedio de Calificación en
Calificación final
calificaciones examen
parciales. ordinario.
La calificación final se expresa
en enteros haciendo el siguiente
ajuste.
3000 años
a de C.
Hesire.
Primer médico (DENTISTA) conocido.
Año 2600 a de C.
Mesopotamia 2100-2000 a.d.C.
“Después de aplicar aceite en la herida,
se tritura y se quema el caparazón de
una tortuga; luego se fricciona al paciente,
se aplica cerveza buena sobre la herida
y se lava después con agua. A continuación
se tritura madera de abeto y se cubre con
ella la zona lesionada”
¿Médico?
Enfermedades y muerte
contra sobrepoblación.
Amuleto
Lamasu
Mesopotamia
Diosa Serpiente
Creta
1600 a.d.C.
Hathor
Egipto
600 a.d.C.
1550 a de C.
Atharva-Veda
India
800 a.d.C.
Escrito médico.
Origen divino de
las enfermedades.
Toth
Dios de la
sabiduría
los escribas
y los médicos.
600 años a de C.
La Ilíada
y
La Odisea
Tratamiento
de heridas.
800 a.d.C.
Troya
500 a.d.C.
Hipócrates
Cos
Grecia
460 a.d.C.
Hijos
Dracón
Tesalos
Yerno
Padre
Polibio
Heracleidas
Corpus Hippocraticum
60 textos
Asclepio o Esculapio
500 a 400 a.d.C.
Pompeya
Año 79
China
Huang-ti Nei-ching
200 a.d.C.
Yin Yang
Galeno
Claudius Galenus
Pérgamo. Turquía.
129-201/216
Galeno e Hipócrates
Sin intervención
de la Iglesia.
Mondino de Liucci Anatome omnium humani
Italia corporis interiorum membrorum
1270-1326
Alessandra Giliani
1307-1326
Henri de Mondeville
1260-1320
Francia
Anatomista
Cirujano
Manejo de heridas de guerra.
Lavar heridas
Provocar infección.
1367
1500
De humani corporis fabrica
1543
Andreas Vesalio
Suiza
1514-1564
Anatomista
Cirujano
Disección
Libro de anatomía.
Describe circulación venosa y arterial
aunque cree que la sangre sale del corazón
por las venas.
1588 aparecen los teatros anatómicos. Suiza.
1628
William Harvey
1578-1657
Inglaterra
Rembrandt
Nicolaas Tulp
1593-1674
Holanda
Anatomista
Cirujano
Concejal
Alcalde de
Ámsterdam.
Circulación sanguínea
Anatomía del corazón
Diferencias de color de
1631-1691 la sangre arterial y venosa.
Inglaterra
1659
Marcello Malpighi
1628-1694
Italia
Anatomista
Microscopía
Describe capilares
pulmonares y
completa el estudio
de la circulación sanguínea.
1661
Inyección Johan Sigismund
Elsholtz
intravenosa 1623-1688
Alemania
1665
Antonie van Leeuwenhoek
1673
1632-1723
Holanda Naturalista
Johan Andreas
Michael Eisenbarth
Alemania
1686
“Permiso para trabajar, en nuestro
ducado, de oculista, litotomista,
y extirpador de chancros y hernias,
en el campo, en las ciudades y
no sólo en los lugares usuales,
sino también para visitar los
mercados semanales”
Su padre le enseñó.
Después de años de ejercer
tomo clases y se “graduó”.
Justine Siegemundi
Una lección muy importante
sobre partos difíciles y de
mala posición.
1690
Texto vigente un siglo
Lorenz Heister
Alemania Anatomista
1683-1758 Cirujano
En 7 idiomas incluido japonés.
Inicio a la
Cirugía
Científica
Stephen Hales
1677-1761
Sacerdote
Naturalista
Inventor
1726
Describe la presión sanguínea en animales
1701. Hermannus Boerhaave. Alemania
Cirujano Militar
Marie-Francois-Xavier Bichat
Histología
Identifica 21 tejidos.
1801
Escocia
Graduado en 1812
James Barry
1795-1865
1831
1847
12 de mayo.
Florence Nightingale
1820-1910
Italia
Inglaterra
1854
Guerra de Crimea
1864
Joseph Lister
Cirujano
Inglaterra
1827-1912
1867
Publica su primer trabajo
sobre antisepsia.
Christian Albert
Theodor Billroth
1829-1894
Austria
1881
Primera resección
de estómago.
Viena.
1882
Bacilo de la
tuberculosis
Heinrich Hermann
Robert Koch
1843-1910
Alemania
Austria
Ernst von Bergmann
1836-1907
Alemania
Cirujano
1886
Esteriliza su instrumental con vapor.
Toma idea de Koch y Pasteur.
24 de agosto de 1887
Estatutos
“Alumnos”
No “Alumnas”
Primera mastectomía
1 de octubre de1889
Clínica Mayo
Rochester, Minnesota.U.S.A.
Clínica quirúrgica
Programadas
500 el primer año.
Wilhelm Conrad Roentgen
1845-1923
Alemania
1895
1901
Karl Landsteiner
1868-1943
Austria
Alexis Carrel
Trasplantes
1873-1944
Francia
Cirujano
1905
1857-1917
Químico
Alemania
1906
Premio Nobel
Willem Einthoven
1860-1927
Holanda
1908
Coche del médico
8 HP
50 km/hr
3 veces más
seguro que el
Caballo.
Más barato.
1912
Piloroplastía
Luis Agote
1868-1954
Argentina
1917
Canadá
Fisiólogo Estudiante
1928
Alexander Fleming
1881-1955
Inglaterra
1928
En su propio cuerpo
Werner Forssmann
1904-1979
Alemania
Rudolf Schindler
1888-1968
Alemania
1933
Hellmut Weese
1897-1954
Alemania
Farmacólogo
1940
Gerghard Küntscher
1900-1972
Alemania
27 de enero de 1941
Alexander Schmorell
1917-1943
Christoph Probst
1919-1943
29 de noviembre de 1944
1899-1964
U.S.A.
1946
Richard H Lawler
U.S.A.
1952
Inglaterra
1978
Esterilización masiva
1979
Viajes>Enfermedades
1980
Litotricia
Mastografía
Cateterismo cardiaco con globo
1981
S.I.D.A.
1982
Resonancia Magnética
1990
Cirugía fetal in utero
Suicidio asistido
1991
Epidemias de la pobreza
Clonación
1992
Cirugía laparoscópica
1993
Infecciones nosocomiales
1994
Helicobacter pylori
Terapia génica
1995
Riesgo del fumador pasivo
1996
Manejo de embriones “sobrantes”
1997
Dolly. Clonación.
U.S.A. vence a tabacaleras
1998
Sildenafil
1998
Selección de sexo del hijo
Trasplante de mano
Computadoras en medicina
1999
Células madre
Carne contaminada
Modificación del ADN
“Quien no conoce
la historia está
condenado a repetirla”
Sergio Eduardo Posada Arévalo
Médico Cirujano
Cirujano General
Maestro en Epidemiología y
En Educación.
Diagnóstico oportuno en cirugía.
Diagnóstico
Mtro.Posada
Diagnóstico oportuno en cirugía.
diagnosis.
(Del gr. διάγνωσις, conocimiento).
1. f. Acción y efecto de diagnosticar.
2. f. Biol. Descripción característica y diferencial
abreviada de una especie, género, etc.
3. f. Med. diagnóstico arte o acto de reconocer una
enfermedad.
Mtro.Posada
Diagnóstico oportuno en cirugía.
Diagnóstico:
PROCESO RESULTADO
DIAGNOSTICO DIAGNOSTICO
Mtro.Posada
Diagnóstico oportuno en cirugía.
Oportuno:
(Del lat. opportūnus).
1. adj. Que se hace o sucede en tiempo a
propósito y cuando conviene.
2. adj. Ocurrente y pronto en la conversación.
Mtro.Posada
La valoración de la oportunidad puede
efectuarse mediante la cuantificación
específica de los periodos transcurridos entre
la manifestación de la necesidad y la
respuesta a esta, o mediante la cuantificación
de las consecuencias negativas derivadas de
fallas en la prontitud con que se ofrece la
atención.
Porcentaje de egresos correspondiente a
pacientes de sexo femenino por institución.
México 2010.
Secretaría de Salud. Observatorio del Desempeño Hospitalario 2011. Dirección General de Evaluación del Desempeño.
Secretaría de Salud. México, 2012.
Secretaría de Salud. Observatorio del Desempeño Hospitalario 2011. Dirección General de Evaluación del Desempeño.
Secretaría de Salud. México, 2012.
Urgencias
Secretaría de Salud. Observatorio del Desempeño Hospitalario 2011. Dirección General de Evaluación del Desempeño.
Secretaría de Salud. México, 2012.
Distribución de pacientes que acudieron a
los servicios de urgencias por hora. México
2010.
Secretaría de Salud. Observatorio del Desempeño Hospitalario 2011. Dirección General de Evaluación del Desempeño.
Secretaría de Salud. México, 2012.
Secretaría de Salud. Observatorio del Desempeño Hospitalario 2011. Dirección General de Evaluación del Desempeño.
Secretaría de Salud. México, 2012.
Porcentaje de apendicitis con
registro de perforación por
entidad federativa. México 2010.
Secretaría de Salud. Observatorio del Desempeño Hospitalario 2011. Dirección General de Evaluación del Desempeño.
Secretaría de Salud. México, 2012.
Diagnóstico oportuno en cirugía.
N = 4 839 698
Intervención Fx %
Cesárea 2 273 357 47
Colecistectomía abierta 494 059 10.2
Colecistectomía con 65 757 1.35
laparoscópio
Apendicectomía 355 304 7.3
Histerectomía 347 514 7.2
Plastia inguinal o femoral 347 005 7.1
Cirugía de catarata 316 171 6.5
Amigdalectomía 181 484 3.7
Prostatectomía 124 513 2.5
Artroscopía de rodilla 53 050 1.0
Rev Med Inst Mex Seguro Soc 2005; 43 (6): 511-520
Mtro.Posada
Diagnóstico oportuno en cirugía.
Problemas:
Registro de efectos
adversos.
Mtro.Posada
Diagnóstico oportuno en cirugía.
Mtro.Posada
Diagnóstico oportuno en cirugía.
Diagnóstico inoportuno
EFECTO
MEDICO
MAL EFECTO
MANEJO FINANCIERO
EFECTO
LEGAL
Causa fx
Error en el diagnóstico 24
Error en la exploración o revisión de 15
los pacientes
Inoportunidad en el tratamiento 10
Seguimiento deficiente del paciente 9
Egreso prematuro 8
Costo legal en 126 casos $USD
Indemnización 7 626 947
Gastos legales 425 283 Surgical Adverse Events, Risk Management, and
PERIODO PERIODO
PREPATOGENICO PATOGENICO RESULTADO
Diagnóstico oportuno
Mtro.Posada
Diagnóstico oportuno en cirugía.
PERIODO PERIODO
PREPATOGENICO PATOGENICO RESULTADO
Prevenir
Diagnóstico sindromático
Diagnóstico etiológico
Mtro.Posada
Diagnóstico oportuno en cirugía.
TRATAMIENTO OPORTUNO
SANO ENFERMO
DIAGNOSTICO
OPORTUNO
Mtro.Posada
Diagnóstico oportuno en cirugía.
SANO ENFERMO
Accesibilidad
Disponibilidad
Medicina Alternativa
Medicina Tradicional
Cultura
Creencias
Religión
Familia
Enfermedad crónica.
Crisis previas.
Mtro.Posada
Diagnóstico oportuno en cirugía.
Mtro.Posada
Diagnóstico oportuno en cirugía.
Auxiliares de
diagnóstico
0% 100 %
Nivel de Incertidumbre
SENSIBILIDAD
ESPECIFICIDAD
VALOR PREDICTIVO
Mtro.Posada
Ruíz-A. Uso de pruebas diagnósticas en Medicina Clínica. En
Epidemiología clínica.Ruíz. Cap.7.pag 111. 20va.ed.2004. Editorial Médica Panamericana.Colombia.
Diagnóstico oportuno en cirugía.
Mtro.Posada
Diagnóstico oportuno en cirugía.
MULTICHAMBISMO INCOMPETENCIA
SOBRECARGA DESORGANIZACION
CANSANCIO APATIA/NEGLIGENCIA
Mtro.Posada
Diagnóstico oportuno en cirugía.
VARIABILIDAD HUMANA
COMORBILIDAD
DESCONFIANZA
DESNUTRICION/OBESIDAD EXPECTATIVA DE $$$$$$
FAMILIA
Mtro.Posada
Diagnóstico oportuno en cirugía.
Enfermedad de origen
psicosomático.
Enfermedad de evolución Diagnóstico no
CURACION
benigna. oportuno.
SIN SECUELAS
Enfermedad desconocida. Manejo no adecuado.
Simulación
Mtro.Posada
Diagnóstico oportuno en cirugía.
Fisiológicos:
•Presión sistólica menor a 90 mm.Hg.
•Dificultad respiratoria. <10 o 29>
•Estado mental anormal ó Glasgow <13
Mecanismo de lesión:
Anatómicos: •Extricación mayor a 20 minutos con equipo pesado.
•Muerte de algún ocupante del mismo vehículo.
•Tórax inestable.
•Expulsión de un vehículo cerrado.
•2 ó más fracturas de huesos largos. •Caída de más de 3 metros, o de tres veces la talla.
•Herida penetrante de cabeza, cuello, tórax,
•abdomen o ingle.
•Quemaduras de piel en cara o vías respiratorias.
•Amputación por arriba de muñeca o tobillo.
•Parálisis de cualquier extremidad asociada a trauma.
Comorbilidad:
•Edad <12 ó 60>
•Embarazo
•Enfermedad crónica
•Medio ambiente adverso (temperatura, tóxicos.)
•Intoxicación o envenenamiento.
Mtro.Posada
LeSage P. EMS Field Guide. 12 ed. 1998. Informed. Lake Oswego.Oregon USA
www.emsguides.com
Diagnóstico oportuno en cirugía.
Triage prehospitalario.
2 AMARILLO URGENTE
PUEDE ESPERAR HASTA UNA
HORA
Mtro.Posada
LeSage P. EMS Field Guide. 12 ed. 1998. Informed. Lake Oswego.Oregon USA. www.emsguides.com
Diagnóstico oportuno en cirugía.
Mtro.Posada
Diagnóstico oportuno en cirugía.
Mtro.Posada
Diagnóstico oportuno en cirugía.
Emergency
ESI Severity
Escala Index
Mtro.Posada
13 de enero de 2009. http://ahrq.hhs.gov/research/esi/esihandbk.pdf
Diagnóstico oportuno en cirugía.
PROBLEMA PRIORIDAD
Mtro.Posada
Efectos del diagnóstico no oportuno en pacientes con padecimiento
Diagnóstico oportuno en cirugía.
que requiere de atención quirúrgica urgente.
Sin secuelas
Dolor
Más periodo patogénico
Reintervención y de resultado.
Cicatriz defectuosa
Infección
$ Pérdida de órganos
Discapacidad temporal
Días de estancia
Discapacidad permanente
Cronicidad
Mtro.Posada
Muerte
Diagnóstico oportuno en cirugía.
Conocimiento, experiencia y
buena voluntad, pilares
para el diagnóstico oportuno.
Mtro.Posada
Sutura:
Lat.
Sutum, suere.- coser, unir.
Técnica de....
Tipos de .......
MATERIALES DE.........
Para los tejidos qué es un material
de sutura ?
Tejidos
Defensas.
Ap.inmune.
Rechazo
¿ Cómo ?
Respuesta inflamatoria.
¿ Qué sucede en los tejidos ante la
presencia de un cuerpo extraño ?
Inflamación:
Vasodilatación.
DOLOR.
Edema
Respuesta inmune.
Humoral
Celular
Inmunidad celular.
Reacción antígeno-macrófago.
Ag
FAGOCITOSIS !!
PROTEINAS
LIPIDOS ORIGEN
CARBOHIDRATOS BIOLOGICO
POR SU ORIGEN LAS SUTURAS PUEDEN SER
DE DOS TIPOS.
ORIGEN BIOLOGICO
ORIGEN SINTETICO
Varias fibras
MULTIFILAMENTO
Cómo se contamina una sutura ?
Cuál es la sutura ideal ?
Seda.
Dexón. Ácido poliglicólico.
Algodón.
Cuál sutura es absorbible ?
NINGUNA !!!!
Las suturas no se absorben.........
SE FAGOCITAN o SE
HIDROLIZAN (BIODEGRADAN)
Noticia de última hora.
Piel........................ 7 dias
Peritoneo.............. 7 horas
Tejido adiposo..... No cicatriza
Aponeurosis........ 21 días
Hueso................... 3 a 20 semanas
Tiempo que tardan en biodegradarse
las suturas.
Cat gut simple......................... 7 días
Cat gut crómico...................... 21 días
Vicryl........................................ 120 días
Seda......................................... Años.
Dexón....................................... 90 días
Polidioxanona......................... 10-12 meses
Poliglecaprone 25……………. 90 a 110 días
Nylon
Polipropileno NO SE BIODEGRADAN
Acero
Factores que afectan la biodegradación
de las suturas.
INFECCION
ENZIMAS DIGESTIVAS
INMUSUPRESION
MEMORIA ANTIGENICA
CARGAS ELECTRICAS
INFLAMACION TRAUMATICA
Contradictorio
Desafortunadamente la mayoría de los que
efectúan cierres de heridas seleccionan el
material de sutura por simple imitación de
sus “maestros”. No se hace un ejercicio
reflexivo sobre el mejor material y la mejor
técnica de acuerdo al tejido que se repara
o al objetivo del cierre.
Por eso vemos hoy la práctica de
afrontar aponeurosis con sutura continua
anclada. O vemos el cierre de heridas conta-
minadas con multifilamentos biodegradables.
Y peor aún, vemos la fobia irracional en algunos
hospitales para usar material no biodegradable
en aponeurosis.
“Lo difícil de la cirugía es hacer que
parezca fácil”
s_e_posada_a@hotmail.com
Nadia Karina López Mora
María José León Pérez
Introducción a la cirugía
Manejo de heridas
ELIMINAR GÉRMENES
ASEPSIA
ANTISÉPTICO
CÉLULA
NORMAL
La asepsia se define como el
conjunto de métodos aplicados para
la conservación de la esterilidad.
RECUPERACIÓN temprana
MANTENIMIENTO
Inconciencia
Anestesia
EMERSION
INTUBACION
PREMEDICACION
EXTUBACION
INDUCCION
RECUPERACION
Tiempo
Ansiedad
Estrés
ANSIOLÍTICA
SEDANTE,
OTROS AMNÉSICA Y
ANALGÉSICA
ANTICOLINÉR-
GICA
Tiopental
Midazolam
Etomidato
Ketamina
Propofol
Fentanilo O
P
Sufentanilo I
A
Alfentanilo
C
Oxido nitroso Remifentanilo E
Halotano O
Nalbufina S
Enflurano
Propofol
Isoflurano
Desflurano
Sevoflurano
Permiten la ventilación asistida
Suprimir los Facilitan los
movimientos procedimientos Relajan la pared
respiratorios intrabdominales
NO DESPOLARIZANTES
Atracurio
DESPOLARIZANTES
Mivavurio
Succinilcolina
Vecuronio
Rocuronio
• Recuperación paulatina y controlada
de la conciencia y reflejos
• Recuperación de la sensibilidad
Mueve 4 extremidades voluntariamente o ante 2
órdenes
ACTIVIDAD Mueve 2 extremidades voluntariamente o ante 1
órdenes
Incapaz de mover extremidades 0
Completamente despierto 2
CONCIENCIA Responde a la llamada 1
No responde 0
Operandola
la voy
a
curar ¡¡
Soy recomendada.
Mi esposo es
Tu duérmela, judicial.
Soy perredista.
y en 10 minutos No quiero
esta lista. bloqueo.
Éntrele sin miedo !
Evaluación preoperaroria
Grandes cirujanos
Riesgos
Evaluación preoperatoria
COMO ANESTESIARLO
COMO OPERARLO
PORQUE NO
OPERARLO
EVALUACION PREOPERATORIA
Sangrados
Infarto miocardico
Dismetabolismos
Infecciones
TROMBOEMBOLISMO
Defunciones 2.2 %
Factores de riesgo:
Cirugía mayor.
Intracavitaria
Duración mayor a 2 horas
Sangrado esperado de más de 500 cc
Duración de la cirugía mayor a 2.5 horas.
Diabetes mellitus preoperatoria
Factores de riesgo:
Estertores pulmonares preoperatorios
Diabetes mellitus
Infección preoperatoria
Factores de riesgo:
Tiempo quirúrgico mayor a 2 horas
Cirugía mayor
Edad mayor a 60 años
Leucocitosis preoperatoria
Insuficiencia hepática subclínica
Tabaquismo
Tiempo parcial de tromboplastina mayor a 35 “
Entonces
como se
llaman ?
Auxiliares de diagnóstico y tratamiento
Por su indicación:
ESPECIFICIDAD:
Porcentaje de resultados negativos entre
individuos que NO tienen el padecimiento.
SENSIBILIDAD
Porcentaje de resultados positivos entre
individuos que tienen el padecimiento.
Estimación del riesgo
quirúrgico anestésico
Hemoglobina mínima
Para operarse 10 g 7
Para transfundir <10 g No útil
Diagnóstico Probabilidad
Anemia 0.001
Gonorrea femenina 0.0025
Diabetes mellitus 0.003
Arritmia cardiaca 0.005
Coronariopatía isquémica 0.005
Gonorrea masculina 0.005
Infección de vías urinarias 0.014
Embarazo 0.011
EPOC 0.019
Nefropatía crónica 0.0001
Coagulopatía 0.000001
Aldrete. Anestesiología.
Toda una vida en
el error.
Entonces que es lo
que sirve.?
Métodos internacionales para estimar riesgo QUIRÚRGICO
Riesgo anestésico
ASA. American Society of Anesthesiology
Riesgo cardiovascular
Goldman
NYHA. New York Heart Association
Riesgo respiratorio
Castorena
Riesgo tromboembólico
Castorena
Riesgo de muerte en estado crítico
APACHE.
Acute Physiology and Chronic Health Evaluation Score
A.S.A.
Riesgo Características
I Sujeto normal, afección localizada
II Enfermedad sistémica leve
III Enfermedad sistémica no incapacitante
IV Enfermedad sistémica grave, incapacitante, con riesgo para la
vida.
V Enfermo moribundo con sobrevida no mayor a 24 horas, con o
sin cirugía
JAMA 178:261
Método de Goldman.
Riesgo cardiovascular
Dato Puntos
Ritmo de galope o ingurgitación yugular 11
Infarto miocárdico en los 6 meses previos 10
Ritmo no sinusal o extrasístoles auriculares 7
Más de 5 extrasístoles ventriculares por 7
minuto
Mayor de 70 años de edad 5
Intervención urgente 4
Intervención intracavitaria 3
Estenosis valvular aortica importante 3 0 a 5 puntos Clase 1
6 a 12 puntos Clase 2
Mal estado general 3 13 a 25 puntos Clase 3
Más de 25 puntos Clase 4
Clasificación del riesgo de Edema Pulmonar e
Insuficiencia Cardiaca de la NYHA.
Riesgo de Riesgo de
Clase Datos Edema Insuficiencia
Pulmonar % Cardiaca %
Enfermedad cardiaca
1 asintomática 3 5
Asintomático en reposo,
2 síntomas con actividad habitual 7 7
Asintomático en reposo,
3 síntomas con mínima actividad 6 18
Síntomas aún en reposo
4 25 31
Riesgo de complicación respiratoria de Castorena
%
Riesgo Datos Complicación
Menor de 50 años, sin enfermedad respiratoria,
I espirometría normal, buen estado general, sin 5 a 10
sobrepeso, no fumador.
Espirometría levemente anormal, fumador sin
II EPOC, sedentario, exceso de peso del 20 a 30 25 a 30
%
Mayor de 70 años, sedentario, espirometría
III anormal, exceso de peso del 40% o desnutrido, 50 a 70
asmático, cardiopata.
Espirometría anormal, hipoxia e hipercapnia
IV crónica. estado crítico, cirugía complicada, 100
extensa o prolongada.
Criterios:
Edad, insuficiencia respiratoria, renal, hepática o cardiaca.
Temperatura, tensión arterial, frecuencia cardiaca, frecuen-
cia respiratoria, Glasgow, Enfermedad crónica, necesidad
de cirugía urgente, inmunodeficiencia.
Laboratorio
Gases arteriales
Sodio y potasio séricos
Creatinina sérica.
Hematocrito
Leucocitos (menos de 1000)
El interrogatorio y la exploración física son las
herramientas más útiles para estimar el riesgo
quirúrgico anestésico.
PRUEBA UTILIDAD
Hemoglobina Solo en mujeres y en menores de 6 meses
Hematocrito Ninguna
Leucocitos Ninguna
Tiempo de protrombina Paciente con Hepatopatías, hemorragias o uso de anticoagulantes.
Tiempo parcial de Paciente con Hepatopatías, hemorragias o uso de anticoagulantes.
tromboplastina
LABORATORIO
AREA DE HISTORIA CLINICA O GABINETE
INTERES % %
Cardiovascular 91 4
Neurológica 75 3
Endócrina 47 11
Digestiva 27 0
Respiratoria 69 17
Urinaria 63 5
Varias 56 8
TOTAL 56 5
Br Med J. 2:21
CREENCIA EVIDENCIA
La hemoglobina menor a 10 g/dl Los pacientes con anemia crónica toleran mejor la
agresión quirúrgica. La hemodilución pre y
incrementa el riesgo quirúrgico transoperatoria disminuye el riesgo de complicaciones.
La cuantificación de plaquetas evalúa Se requieren cifras tan bajas como 50 000 para que
represente un riesgo. La probabilidad de encontrarlas
el riesgo de hemorragia anormales en una persona asintomática es de uno en un
transoperatoria. millón.
COSTO
30 000 MILLONES USD
ANUALES
Uso no razonado de los auxiliares de diagnóstico
Molestias al paciente injustificadas:
Ausentismo
Ayuno
Desplazamientos
Dolor
Radiaciones
Exposición laboral.
Morbimortalidad por falsas premisas de seguridad.
Deterioro de la especificidad y sensibilidad de las pruebas.
Consumo y distracción de recursos.
Diferimiento en la atención médica.
Incremento del costo de la atención médica.
Desvío de la precisión diagnóstica de la clínica hacia
el laboratorio y gabinete.
Promoción en la población hacia el uso de los auxiliares
de diagnóstico antes de la asistencia al médico.
RECOMENDACIONES
Respuesta
metabólica al
trauma.
Emergencias
JoséRamónAguilar
061 Málaga. España
http://fly.to/emergencias
http://www.emergencias.es.org
http://www.emergencias.es.vg
Emergencias
JoséRamónAguilar
061 Málaga. España
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CONCEPTO
Los cambios metabólicos que se presentan en forma secundaria a casi todos los tipos de
lesión son considerados en conjunto como la respuesta metabólica al trauma [1].
Los cambios en el organismo después de una lesión se pueden dividir grosso modo en:
cambios del metabolismo de energía y sustratos, cambios del metabolismo de agua y
electrolitos y cambios en el metabolismo local de la herida. En su mayor parte, los dos
primeros son consecuencia de la actividad neuroendocrina sistémica, en tanto que el tercero
es independiente del medio neuroendocrino sistémico [1].
Las lesiones mayores, las cirugías o los accidentes, provocan respuestas metabólicas,
hormonales y hemodinámicas. Estas respuestas están caracterizadas por alteración en el
metabolismo de proteínas con balance nitrogenado negativo, hiperglucemia, retención de
sodioRespuesta metabólica al traumaespuesta metabólica al trauma y agua y un incremento
en la lipólisis. Además hay liberación de hormonas contrarreguladoras, síntesis hepática de
numerosos factores de fase aguda y fiebre [1,2,3,4,5].
Esta respuesta es activada por varios tipos de estímulos nocioceptivos, por lesión de tejidos,
por isquemia tisular y por la reperfusión, así como por las alteraciones hemodinámicas que se
presentan comúnmente en estos pacientes [5].
1,2,3,4,5]. En este sentido cabe mencionar que l aporte de oxígeno a las células, movilizar
sustratos de energía, mejorar el aporte de sustratos de importancia extrema al sitio de lesión
(en especial glucosa, para cicatrización) y minimizar el dolor [1].
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Desde la época de Hipócrates se sabía de la constancia de los sistemas biológicos, pero no
fue sino hasta 1840 cuando Claude Bernard estableció la fisiopatología como una nueva
disciplina, al proponer la regulación de los sistemas corporales para conservar la constancia
del medio interno. Bernard sugirió que todos los fenómenos vivos eran atribuibles a reacciones
bioquímicas y fisiológicas, y que su análisis detallado proporcionaría conocimiento mas
completo de la vida.
El siguiente científico importante que contribuyó con nuevos conocimientos en homeostasis
corporal fue Walter B. Cannon, quien comprobó que el control del sistema nervioso autónomo
era el encargado de conservar la constancia y de efectuar los ajustes autorreguladores
después de stress. Cannon acuñó el término "homeostasis" [3].
Mientras se dilucidaban estos mecanismos fisiológicos en otros lugares del mundo se
describían y clasificaban las reacciones de los pacientes después de lesiones y otras
enfermedades críticas. John Hunter, cirujano y biólogo inglés del siglo XVIII, hizo comentarios
sobre la respuesta biológica a las lesiones tisulares. Fue el primero en sugerir que las
respuestas a la lesión era de índole benéfica para el huésped [3].
En la segunda mitad del siglo XIX, un grupo de científicos alemanes, encabezados por Carl
Voit, hizo estudios del balance nitrogenado y construyó grandes calorímetros para analizar la
oxidación de los alimentos y la producción de calor. Los estudios de energía y de balance
nitrogenado se hicieron en diversas situaciones experimentales en animales y humanos. Con
tales técnicas se estudio el efecto de la infección en el metabolismo de las proteínas, y surgió
una opinión contraria a la sugerida por Hunter, ya que describieron la proteólisis acelerada
que acompaña a la infección como la "destrucción tóxica de proteínas", denotando así que
este proceso era de adaptación deficiente, y no una respuesta apropiada a la enfermedad [3].
La "época actual" en el conocimiento de las respuestas a las lesiones comenzó con los
estudios de David Patton Cuthbertson quien estudió la secreción urinaria de calcio y fósforo
en individuos que habían sufrido fracturas de huesos largos haciendo comparaciones con el
equilibrio de estos iones en sujetos normales acostados. Advirtió que los individuos
lesionados tenían una mayor excreción urinaria de fósforo así como grandes pérdidas
urinarias de nitrógeno y potasio. También calculó las necesidades de energía por medio de
calorimetría indirecta en los sujetos lesionados y advirtió que, junto con el catabolismo de las
proteínas, había un mayor consumo de oxígeno. Cuthbertson describió un incremento
constante en la temperatura corporal en sujetos lesionados pero sin infección y llamó a esta
respuesta "fiebre postraumática". En estudios ulteriores intento cambiar la respuesta a la
lesión modificando el ingreso de alimentos, pero observó que el cambio en la ingestión de
ellos no reducía la mayor excreción de nitrógeno. La gran pérdida de nitrógeno sugirió que la
cantidad de este elemento excretada por la orina provenía de una respuesta proteolítica
generalizada en el músculo estriado, y no de la degradación proteínica en el sitio de la lesión.
Sus contribuciones siguen siendo fundamentales para comprender las respuestas
metabólicas a la lesión [3].
Algunos años después, el profesor Francis D. Moore reunió, tabuló, clasificó y aplicó al
cuidado de enfermos gran parte de los conocimientos sobre respuestas homeostáticas
después de traumatismo y cirugía. Evaluó la transcendencia de los componentes específicos
de la respuesta a la lesión como reposo en cama, anestesia, pérdida de volumen e inanición
en las respuestas metabólicas, y describió varias fases de convalecencia después de la lesión.
La trascendencia de su trabajo implica la aplicación de conocimientos, lo que permitió al
cirujano mejorar el cuidado del paciente quirúrgico en estado crítico [3].
Muchas otras personas han contribuido al estudio de las alteraciones homeostáticas después
de la lesión. Desde las contribuciones de Hans Selye numerosos psiquiatras han investigado
la respuesta al stress mental agudo y crónico; los fisiólogos han investigado la respuesta al
stress ambiental; y los cirujanos han investigado la respuesta a la lesión y a la sepsis.
Recientemente, se ha presentado un creciente interés entre los anestesiólogos por la
respuesta metabólica ocasionada por el stress quirúrgico, esto debido a que las técnicas
anestésicas pueden modular esta respuesta. Además, en los últimos años se ha conocido la
importancia del sistema inmunológico en el control de muchas funciones no inmunológicas,
que en relación con diversas hormonas endocrinas y exocrinas, han permitido un mayor
entendimiento de la respuesta metabólica al stress [2].
se usen simultáneamente, consumo de etanol u otra droga de las que se abuse y la edad del
individuo, pueden modular la respuesta a estos estímulos [1].
Los fenómenos que ocurren después de la lesión suelen ser respuestas graduadas; esto es,
entre más intenso sea el daño, más intensa será la respuesta. Las reacciones por lo regular se
intensifican hasta alcanzar un nivel máximo; la gravedad del daño por arriba y por abajo de
este nivel simplemente ocasionan una respuesta máxima. Las enfermedades críticas también
ocasionan diversas respuestas homeostáticas interrelacionadas y complejas. Los signos
clínicos que se observan son la suma de las modificaciones que se sabe ocurren como
consecuencia de perturbaciones aisladas [3].
Como se mencionó, los factores principales que desencadenan las respuestas
neuroendocrinas a las lesiones son hipovolemia y dolor, sin embargo existen múltiples
estímulos que pueden desencadenar dichas respuestas. Entre los estímulos primarios de los
reflejos neuroendocrinos se incluyen:
Entre los factores citados, el etanol posee importancia especial porque el etilismo es frecuente
en los traumatizados. Algunos autores señalan más de 75% de las personas de 15-60 años
que fallecen por accidentes de motocicleta y automóviles tienen intoxicación alcohólica (etanol
sanguíneo mayor de 100 mg%) cuando el accidente ocurre por la noche, y más del 50% si el
accidente es diurno. Por otra parte, en más de 50 y 25% de las muertes de peatones del
mismo grupo de edad durante la noche y el día respectivamente, participó una persona
alcoholizada
[1].
Se debe destacar que con todo y el importante efecto del cortisol en el metabolismo de los
carbohidratos en el hígado, animales y humanos a los que se han extirpado la suprarrenales
no tienen modificaciones importantes de tal metabolismo si reciben constantemente alimentos..
No obstante en caso de lesión o ayuno presentan alteraciones extraordinarias del metabolismo
hepático de carbohidratos, que culminan en hipoglucemia rápida y mortal. La ausencia de
cortisol, que no induce ya la síntesis de enzimas hepáticas, no basta para explicar la
disminución de la glucemia porque la síntesis enzimática requiere varias horas. De lo anterior
se deduce que la hipoglucemia inducida por el stress en animales y humanos sin
suprarrenales parece resultar, cuando menos en parte, de la incapacidad de almacenar
glucógeno y de la ausencia de la acción permisiva de los corticosteroides de la
gluconeogénesis mediada por glucagon y adrenalina. A este respecto, algunos autores han
señalado que la función primaria del cortisol en el traumatismo es permitir o intensificar la
acción de otras hormonas. Sin embargo, no todos los efectos benéficos del cortisol después
del traumatismo se pueden atribuir a esta acción permisiva, por ejemplo, los estudios de
reposición de volemia de hemorragia muestran que las concentraciones de sostén del cortisol
no bastan para la reposición completa de la volemia y que se requieren mayores
concentraciones de dicha hormona [1].
Los parapléjicos que no reaccionan a las operaciones con incremento de la secreción de
cortisol por lo regular las toleran. Son tres las explicaciones de esta aparente paradoja.
TSH-Tiroxina
Muchas lesiones se acompañan de hipermetabolismo en el postoperatorio o en el período
postraumático inmediatos, por lo que sería razonable proponer que después de tal situación
aumenta la actividad de las hormonas tiroideas que, según se sabe, intensifican en forma
extraordinaria el metabolismo. No obstante, en muchas lesiones son normales o bajas las
concentraciones de las hormonas mencionadas. Por tal motivo, aunque se necesitan para
función normal de órganos en respuesta al traumatismo, no se requiere su mayor secreción
[1]. Las células basófilas de la adenohipófisis sintetizan y liberan en respuesta a la
estimulación por la hormona liberadora de tirotropina (TRH) del hipotálamo. La inhibición de la
secreción de TRH resulta de la acción inhibitoria de T 4 o T3 en hipófisis e hipotálamo. Los
estrógenos también aumentan la liberación de tirotropina, mientras que los corticosteroides,
somatostatina, GH y ayuno la inhiben [1].
La síntesis y liberación de hormonas tiroideas, tiroxina (T4) y triyodotironina (T3), dependen de
la hormona estimulante del tiroides (TSH). Su liberación se inhibe como resultado de la acción
de las dos hormonas tiroideas en el hipotálamo, hipófisis y tiroides. Con la estimulación de la
TSH, el tiroides libera fundamentalmente T4, sustancia que a su vez se trasforma en T3 en los
tejidos periféricos. Como resultado, gran parte de T4 circulante proviene del tiroides y la mayor
cantidad de T3 circulante proviene de la conversión periférica. Las dos hormonas se unen a
proteínas plasmáticas, de modo que en la circulación se observan las formas libre y ligada.
Después de lesiones, quemaduras o cirugía mayor, se altera la conversión periférica de T 4 en
T3 y disminuyen las concentraciones circulantes de esta última. Esto se debe en parte al
Hormonas Sexuales
La hormona folículo estimulante (FSH) y la hormona luteinizante (LH) se liberan en respuesta a
la hormona liberadora de hormona luteinizante. Los estrógenos, progestinas, prolactina,
andrógenos y factor de liberación de corticotropina inhiben su liberación. La secreción también
se suprime después de operaciones y stress emocional, aunque no durante los mismos. En
quemados, al parecer aumenta de manera inicial durante el primer día después de la lesión;
esto seguido de disminución prolongada durante dos semanas. La supresión de la liberación
de gonadotropinas después de lesiones se podría deber en parte al aumento del factor de
liberación de corticotropina que propicia la lesión [1].
Se ha comprobado que ha pesar del incremento en las concentraciones plasmáticas de
cortisol en pacientes con quemaduras, la producción por las glándulas suprarrenales de
andrógenos se encuentra disminuida. La disminución en los niveles de testosterona y estradiol
se han observado también después de la cirugía, del infarto al miocardio y en pacientes en
estado crítico [2].
Los cambios de la secreción de gonadotropinas supuestamente explican las disfunciones
menstruales y disminución de la libido, que son frecuentes con las lesiones, pero todavía no se
esclarece la importancia fisiológica de los cambios de tal secreción en lesionados [1,2]; sin
embargo, la administración de testosterona o estrógenos conjugados poco antes del choque
ha mejorado los índices de sobrevida [1].
Prolactina
En adultos se han medido concentraciones altas de prolactina después de lesiones térmicas,
traumatismos torácicos y operaciones. Contrariamente dichas concentraciones diminuyen en
niños y adolescentes con lesiones térmicas. Esta diferencia podría ser reflejo de los cambios
de la función reproductiva al paso de los años. Algunos estudios han demostrado que la
hiperprolactinemia se relaciona con la gravedad de la lesión [1].
La síntesis y liberación de prolactina por la adenohipófisis se presentan como respuesta a
diversos factores estresantes físicos y emocionales. El control de su liberación esta bajo la
influencia estimuladora e inhibitoria del hipotálamo, pero con predominio del segundo
mecanismo. La respuesta inhibitoria está mediada por un mecanismo dopaminérgico, que
podría ser la dopamina misma [1]. Se piensa que dicha secreción es mediada también, al
menos en forma parcial, por el péptido intestinal vasoactivo y otros mediadores [2].
La prolactina actúa en las mamas para inducir su desarrollo y la lactancia. Sin embargo, se
han identificado receptores de prolactina en riñones e hígado. La presencia de éstos podría
explicar la estimulación de la retención hidrosalina renal en diversas especies de mamíferos,
pero no en el hombre, así como la mayor retención de hidrógeno, movilización de lípidos e
intolerancia a los carbohidratos observada en el hombre y otros mamíferos. La importancia
fisiológica de la prolactina en nuestra especie continúa siendo incierta, no obstante las
funciones citadas [1,2].
Opiáceos endógenos
Los opiáceos endógenos se derivan de tres precursores: preproopiomelanocortina,
preproencefalina A y preprodinorfina. La proopiomelanocortina, presente sobre todo en la
adenohipófisis, posee las secuencias para la corticotropina y la hormona estimulante de los
γmelanocitos; además de las secuencias de aminoácidos para los opiáceos lipotropina,
ßendorfina y γ-endorfina [1]. Por consiguiente, la hipófisis libera simultáneamente
corticotropina y ß-endorfina como respuesta a diversos factores estresantes [1,2]. De la
proencefalina A se derivan los péptidos metionina y leucina; esta preproencefalina se localiza
en médula suprarrenal, cerebro, tubo digestivo y ganglios simpáticos. La prepordinorfina está
presente en cerebro, médula espinal y tubo digestivo, y su segmentación origina la síntesis de
neoßendorfina y dinorfina. Así, los opiáceos endógenos son compuestos diversos que se
sintetizan en numerosos sitios corporales [1].
Además de su actividad analgésica, los opiáceos endógenos tienen efectos cardiovasculares,
metabólicos y de modulación neuroendocrina. Sus acciones cardiovasculares abarcan el
efecto hipotensivo de ß-endorfinas y morfinas y el hipertensivo de encefalinas. Siendo más
potente la acción de la ß-endorfina que la morfina [1].
Las propiedades neuroendocrinas de los opiáceos incluyen aumento de la liberación de
catecolaminas de la médula suprarrenal por la ß-endorfina, potenciación de la acción de
corticotropina en la corteza suprarrenal e inhibición de la liberación hipofisiaria de la propia
corticotropina [1].
Los efectos metabólicos de los opiáceos se han descrito principalmente con relación al
metabolismo de los carbohidratos. La hiperglucemia después de la administración de morfina
está bien corroborada, además de que se han señalado datos similares con la administración
central de ß-endorfina. Por añadidura, esta última, que no parece tener efecto directo en la
captación de glucosa por los músculos estriados o su producción hepática, estimula in vitro la
liberación pancreática de glucagon e insulina. Por último, la ß-endorfina parece tener funciones
de importancia en la regulación central de la glucosa, como lo indica el aumento considerable
de concentraciones plasmáticas de la misma durante la hipoglucemia provocada por insulina
[1].
Los opiáceos endógenos podrían tener funciones significativas en la respuesta a las lesiones,
por sus efectos analgésicos, cardiovasculares, metabólicos y de modulación neuroendocrina.
Queda por aclarar plenamente su función precisa en tal respuesta [1].
El creciente interés sobre los opiáceos endógenos se deriva del descubrimiento de que la
naloxona mejora la respuesta hemodinámica y sobrevida en choque hemorrágico, séptico y
raquídeo [1].
Hormona antidiurética
La ADH se sintetiza en el hipotálamo y después es transportada a la neurohipófisis, donde se
almacena hasta que lleguen a dicha estructura impulsos nerviosos que estimulen su liberación.
El aumento de la osmolalidad plasmática es el estímulo principal para su secreción. Los
osmorreceptores cerebrales del hipotálamo son sensibles al sodio y sus aniones, pero no a la
glucosa y otros solutos, y detectan los cambios de la osmolalidad plasmática. Hay datos de la
existencia de osmorreceptores extracerebrales en las circulaciones hepática o porta. Si bien la
glucosa o urea tienen efecto mínimo en los mecanismos osmóticos de la liberación de esta
hormona, la hiperglucemia si aumenta tal secreción por un mecanismo no osmótico [1]. Los
cambios del volumen circulante efectivo también son estímulos importantes para la liberación
de ADH. Por ejemplo, una disminución del 10% en tal volumen aumenta al doble o triple la
concentración plasmática de la hormona. Diversos estímulos y hormonas también pueden
modificar su secreción, sea en forma directa por acción en la neurohipófisis (dolor, excitación
emocional o angiotensina II) o indirecta por cambios periféricos en la volemia, osmolalidad
plasmática y glucemia (ejercicio, catecolaminas, opiáceos, insulina, cortisol e histamina) [1,3].
La mayor parte de estos estímulos ocurren en cierto grado en presencia de lesiones y stress.
Por lo tanto, no sorprende que la secreción de ADH aumente con cirugía mayor, traumatismos,
hemorragia, sepsis y quemaduras [1].
Algunos autores también plantean que hay cuatro reflejos aferentes que regulan la secreción
de ADH. Tres de estos reflejos, los que se derivan de osmorreceptores, barorreceptores y
receptores de estiramiento de la aurícula izquierda, forman parte del circuito de retroacción
negativa. Pero el cuarto reflejo esta mediado por los estímulos dolorosos y no depende de
retroacción. Es por ello que la secreción de ADH en presencia de dolor puede ocurrir cuando
hay hiposmolalidad o hipervolemia, factores que normalmente inhiben tal secreción, y esto
podría explicar su aumento persistente durante los 5-7 días después de operaciones y
lesiones térmicas, no obstante, la normovolemia y osmolalidad plasmática normal. Es evidente
que la secreción de ADH con lesiones o factores estresantes no se puede considerar excesiva
hasta eliminar todos los estímulos posibles, en especial el dolor. Datos recientes indican que la
secreción excesiva de ADH podría ocurrir de manera tardía en las lesiones térmicas [1].
Las acciones de la ADH se pueden clasificar de manera amplia en osmorreguladoras,
vasoactivas y metabólicas. La osmorregulación ocurre por reabsorción de agua en los túbulos
distales y colectores de los riñones, función mediada por el AMPc. Las propiedades
vasoactivas de la hormona antidiurética consisten en mediar el aumento de la vasoconstricción
periférica, especialmente en el lecho visceral; esta acción tiene importancia en la regulación de
la presión sanguínea en hemorrágicos y se ha mencionado en la fisiología de la hipertensión y
del infarto mesentérico. Las acciones metabólicas de la hormona abarcan la estimulación de la
glucogenólisis y gluconeogénesis hepáticas. Además, dicha hormona suele alterar el
metabolismo de los ácidos grasos, disminuyendo las concentraciones séricas de cuerpos
cetónicos y ácidos grasos no esterificados en lesionados [1].
Aldosterona
Las concentraciones plasmáticas de esta hormona varían con el ritmo circadiano;
presentandose valores máximos a mediados de la mañana y mínimos durante la noche. Este
ritmo se pierde con las lesiones y hay concentraciones altas de aldosterona durante las 24
horas del día. Los valores plasmáticos también se incrementan con la anestesia, aunque no en
la medida observada en las lesiones de cirugía mayor. Las concentraciones más altas de
aldosterona se han advertido en los períodos agónicos de lesionados [1].
Las células de las glándulas suprarrenales sintetizan y secretan aldosterona como respuesta a
tres tipos de estímulos: la angiotensina II, la ACTH y la hipercaliemia. También hay datos que
sugieren un factor hipofisiario estimulador de la aldosterona en humanos, se trata de una
glucoproteína presente en la orina de humanos normales, pero no en la de sometidos a
hipofisectomía. Este factor origina hipertensión e hiperaldosteronismo cuando se administra a
roedores [1].
Los dos mecanismos más importantes para la secreción de aldosterona después de lesiones
al parecer están mediados por la corticotropina y angiotensina [1].
Además de los tres o cuatro mecanismos que estimulan la síntesis y secreción de aldosterona,
hay datos que apuntan a un mecanismo inhibidor mediado por la dopamina. Se ha señalado
que la metoclopramida, antagonista de la dopamina, aumenta la secreción de aldosterona;
mientras que la bromocriptina, agonista dopaminérgico reduce la secreción de aldosterona
estimulada por corticotropina y angiotensina II pero no modifica su secreción basal. Este
mecanismo podría ser de importancia en la mediación de cambios de la secreción de
aldosterona como respuesta a las alteraciones de la natremia o del volumen circulante efectivo
[1].
Las acciones principales de la aldosterona guardan relación con el metabolismo
hidroelectrolítico. En la parte inicial de los túbulos contorneados distales, esta hormona
aumenta la reabsorción de sodio y cloro, mientras que en la parte final de dichos túbulos y la
primera porción de los túbulos colectores estimula la reabsorción de sodio y secreción de
potasio. Este último proceso no ocurre en la forma de un intercambio obligado de iones de
sodio por igual cantidad de iones de potasio e hidrogeniones, como se pensaba. En vez de
ello, los datos experimentales hacen suponer que la secreción de iones potasio e
hidrogeniones resulta de la mayor electronegatividad del líquido presente en los túbulos
conforme la aldosterona estimula la reabsorción de sodio. A su vez, dicho aumento de la
electronegatividad arrastra los iones de potasio e hidrogeniones a través de la membrana de
los túbulos hacia el líquido presente en éstos, para restablecer la electroneutralidad [1].
Catecolaminas
La elaboración de catecolaminas -adrenalina y noradrenalina- puede constituir la mas
fundamental de las respuestas hormonales al stress [3].
El sistema nervioso simpático es estimulado por diversas señales, incluyendo dolor, angustia,
anestesia, deshidratación, pérdida sanguínea, operaciones quirúrgicas, infección,
hipoglucemia, e hipertensión intracraneal. Los estímulos mencionados, llegan al hipotálamo y
en él se integran, y son distribuidos a diversas vías nerviosas para modificar el control
simpático [1,2,3]. Entre estos estímulos, los valores plasmáticos de catecolaminas en
lesionados guardan correlación más estrecha con la volemia perdida. También es importante
señalar que parte de la respuesta a las lesiones parece estar mediada por mecanismos
psicológicos, ya que las concentraciones plasmáticas de catecolaminas son mayores en
pacientes con lesiones leves por accidentes de transito, en comparación con quienes padecen
lesiones igualmente leves por otras causas [1].
La secreción de catecolaminas aumenta inmediatamente en los lesionados y alcanza
concentraciones máximas en 24-48 horas, tiempo a partir del cual disminuye a los valores
basales. Este incremento, al parecer se relaciona con la gravedad de la lesión [2].
En general, se cree que los cambios en la noradrenalina reflejan modificaciones de la actividad
del SNS, mientras que los de la adrenalina corresponden a la actividad de la médula
suprarrenal. En este sentido la adrenalina funciona como hormona, mientras que la
noradrenalina actúa primordialmente como neurotransmisor [1,2].
Los niveles plasmáticos de adrenalina y noradrenalina no necesariamente se incrementan al
mismo tiempo. En un estudio de lesiones en accidentes, las concentraciones plasmáticas de
adrenalina estuvieron incrementadas solamente por un corto período de tiempo
(aproximadamente 48 horas) mientras que los niveles de la noradrenalina permanecieron
elevados por períodos de hasta 8-10 días. El tipo de anestesia tiene una influencia importante
en el nivel de incremento de secreción de catecolaminas durante la cirugía [2]. De lo
anteriormente expuesto se puede deducir que tanto el sistema hipotálamo-
hipófisissuprarrenales como la vía sistema nervioso simpático-suprarrenales están implicados
en la respuesta humana al stress por medio de la liberación de catecolaminas. Características
comunes de estos sistemas son que sus respuestas no son específicas y que son diferentes
tanto sus umbrales de activación coma la evolución de sus respuestas. Por otro lado, estos
sistemas son afectados por mediadores metabólicos y por la administración de ACTH. Algunos
autores han postulado que dicha hormona estimula simultáneamente a ambos sistemas; sin
embargo, experimentalmente se ha visto que la administración de dexametasona durante el
stress origina disminución de los niveles de ACTH y cortisol, pero no produce cambios
significativos en las concentraciones de adrenalina y noradrenalina, lo cual no apoya la teoría
antes mencionada [8].
Todavía es poco lo que se conoce sobre los mecanismos precisos que regulan la secreción de
catecolaminas por la médula suprarrenal. En este sentido, cabe resaltar que la activación de
SNS no ocurre conforme a la ley de todo o nada, ni equivale a la activación de la médula
suprarrenal. Por ejemplo, la secreción medular de catecolaminas mediada por el SNS puede
ocurrir sin aumento de la actividad cardiaca o renal de origen simpático. A la inversa, las
hemorragias leves y no causantes de hipotensión activan el SNS pero no incrementan la
secreción medular de catecolaminas. Esto último ocurre sólo cuando surge la hipotensión de
algún grado [1].
Los niveles plasmáticos de catecolaminas están determinados por la relación entre el índice de
liberación y el índice de aclaramiento. Estudios realizados sobre la cinética de la noradrenalina
después de colecistectomías demostraron que la noradrenalina plasmática aumenta
considerablemente durante el postoperatorio debido a un incremento de la liberación de la
sustancia, al mismo tiempo que el índice de aclaramiento no se modificó de los valores
encontrados en el preoperatorio [2].
En forma general, las acciones de la adrenalina y noradrenalina como hormonas se pueden
clasificar de manera amplia en metabólicas, hemodinámicas o moduladoras. Las acciones
metabólicas de la adrenalina abarcan estimulación de glucogenólisis, gluconeogénesis (ambas
α), lipólisis y cetogénesis (ambas ß1) en el hígado; estimulación de la lipólisis (ß1) en el tejido
adiposo y de la glucogenólisis (α1) e inhibición de la captación de glucosa estimulada por
insulina (ß2 y α1) en músculos estriados [1,2]. Gracias a estas acciones, la adrenalina ejerce
una función importante en la hiperglucemia inducida por stress, al aumentar la producción
Renina-angiotensina
La actividad plasmática de la renina se apega a un ritmo circadiano, en que alcanza su
máximo al mediar la mañana y su mínimo avanzada la tarde y por la noche. En lesionados, se
pierde este ritmo y aumenta la actividad de la renina durante las 24 horas del días. La
actividad máxima de la renina se ha advertido en el período agónico de lesionados. Se puede
suprimir en el postoperatorio inmediato mediante cargas hidrosalinas [1].
La renina existe en forma inactiva, conocida como prorrenina, en las células mioepiteliales de
las arteriolas renales aferentes. El desdoblamiento proteolítico del cimógeno y la liberación de
renina dependen de tres tipos de receptores renales (mácula densa, receptores neurógenos
yuxtaglomerulares y células yuxtaglomerulares) y la influencia de diversos iones y hormonas
(ACTH, ADH, prostaglandinas, glucagon, K, Mg y Ca). Los receptores de la mácula densa
detectan las concentraciones de cloruros en el líquido tubular a su paso por las nefronas
distales, de modo que la disminución de tal concentración en el líquido tubular aumenta la
liberación de renina. Los receptores neurógenos del aparato yuxtaglomerular responden a la
estimulación ß adrenérgica con aumento de la liberación de renina, mientras que las células
yuxtaglomerulares, que fungen como receptores de estiramiento reaccionan a la disminución
de la presión sanguínea con aumento de la secreción de renina [1].
En la circulación, la renina convierte su sustrato, que se produce en el hígado, en angiotensina
I, que actúa principalmente como precursor de la angiotensina II, en un proceso mediado por
la carboxipeptidasa, o convertasa de angiotensina, en la circulación pulmonar. Además, la
angiotensina I potencia la liberación de catecolaminas por la médula suprarrenal y redistribuye
el flujo sanguíneo renal a la corteza, con disminución del correspondiente a la médula renal [1].
Las acciones de la angiotensina II se pueden clasificar de manera genérica según sus efectos
en el estado hemodinámico, el equilibrio hidroelectrolítico, la regulación hormonal y el
Insulina
El glucagon y la insulina son secretados por el páncreas. Estas sustancias pasan por el
sistema porta a la sangre por lo cual el hígado se encuentra expuesto a grandes
concentraciones de ellas [2]. La síntesis y secreción de insulina por las células ß del páncreas
depende de la concentración de los sustratos circulantes (glucosa, aminoácidos, ácidos grasos
libres), actividad del SNA y efectos directos e indirectos de varias hormonas. Los aumentos
séricos de glucosa, aminoácidos, ácidos grasos libres y cuerpos cetónicos estimulan la
secreción de insulina. En condiciones fisiológicas normales, la glucemia es el estímulo más
importante para tal secreción. Sin embargo, con las lesiones y el stress, el efecto de la glucosa
se ve contrarrestado por mecanismos neurológicos y humorales [1].
El efecto del SNA en las células blanco depende en gran parte de la densidad de receptores
adrenérgicos. Las células ß pancreáticas tienen una densidad de receptores α-adrenérgicos,
que inhiben la secreción de insulina, mayor que la de receptores ß que la estimulan. Es por
esto que la estimulación de la inervación simpática del páncreas o el aumento de las
concentraciones circulantes de adrenalina o noradrenalina inhiben la secreción de insulina.
Los moduladores hormonales de esta secreción incluyen somatostatina, glucagon, hormona
del crecimiento y ß-endorfina, que actúan por efecto directo sobre las células ß además de
cortisol, estrógenos y progesterona, que lo hacen de manera indirecta al obstaculizar las
acciones periféricas de la insulina [1].
En diversos estudios en humanos lesionados, se ha advertido que la liberación de insulina
corresponde a un ciclo bifásico. El primer período, que dura unas cuantas horas, se
caracteriza por supresión de secreción de insulina, mediada por las concentraciones altas de
catecolaminas que resultan del stress. Esto va seguido de un período de secreción normal o
alta insulina que es llamado "fase de resistencia insulínica" [1,2].
Se ha encontrado que los niveles de insulina disminuyen durante la cirugía debido a una
disminución de la secreción originada por un aumento de los niveles de catecolaminas y/o un
aumento de las pérdidas urinarias. Esta supresión de la secreción puede ser evitada con
bloqueadores α-adrenérgicos. Se piensa que la baja concentración de insulina con aumento
de las concentración de hormonas contrarreguladoras estimula la gluconeogénesis. En
pacientes sépticos este mecanismo puede fallar originando hipoglucemia, lo cual se relaciona
con poca sobrevida. En el postoperatorio se presenta un aumento de la concentración de
insulina lo cual puede ser debido a la estimulación por las concentraciones plasmáticas de
glucosa y a la estimulación ß-adrenérgica por adrenalina. Sin embargo, a pesar de encontrarse
Glucagón
La síntesis y secreción de glucagon por las células α del páncreas está regulada por
concentraciones de sustratos circulantes (glucosa, aminoácidos y ácidos grasos libres),
actividad del SNA y SNC y por acción de hormonas circulantes y locales. En condiciones
normales, los estímulos principales son la glucemia, la concentración de aminoácidos en
plasma y ejercicio [1,2]. Las hormonas involucradas en la liberación del glucagon son
endorfinas, adrenalina, GH y glucocorticoides; mientras que los factores que suprimen su
liberación incluyen la ingestión o infusión de glucosa, la somatostatina y la insulina [2]. La
potencia de la glucosa y los aminoácidos para modificar la secreción de glucagon e insulina
depende de la vía de administración, de manera que los aumentos de tal secreción con la
ingestión de una comida rica en proteínas son mayores que con la administración intravenosa
de concentraciones similares de aminoácidos. En igual forma, la ingestión de glucosa
incrementa la insulina y disminuye el glucagon en mayor grado que la administración
intravenosa de una carga similar de glucosa. Este fenómeno podría estar mediado por la
llegada de concentración mayor de sustratos al páncreas cuando éstos se ingieren, gracias a
la potenciación por las hormonas gastrointestinales, de la secreción pancreática inducida por
los sustratos mismos, o por los efectos de impulsos aferentes al páncreas, que se activan con
la ingestión misma [1].
La activación de los receptores α estimula la secreción de glucagon, mientras la de receptores
ß o terminaciones eferentes del SNP la inhiben, Sin embargo, las células α tienen mayor
densidad de receptores α-adrenérgicos que de receptores ß. En consecuencia, el aumento de
las concentraciones plasmáticas adrenalina y noradrenalina o la estimulación del páncreas por
el SNS aumentan la secreción de glucagon en vez de disminuirla [1].
Se presenta un aumento de la concentración sérica de glucagon inmediatamente después de
lesiones térmicas, pero en estudios en pacientes con lesiones no térmicas e hipovolemia no se
encuentran tales aumentos hasta después de 12 horas de ocurrida la lesión. Se ha
demostrado además la concentración de esta hormona disminuye durante las operaciones,
regresando a los valores iniciales después de 12 horas, aumentado por arriba de éstos al cabo
de un día y volviendo a regresar a ellos hacia los tres días. No obstante la aparente diferencia
entre las concentraciones de glucagon con lesiones térmicas y no térmicas, por lo general
aumentan hasta cierto punto en el período postraumático inmediato, con todos los tipos de
lesiones [1]. Se considera que el índice glucagon/insulina es el mejor determinante del grado
de gluconeogénesis, ya que estas dos hormonas tienen efectos contrarios sobre este proceso.
Durante el ayuno y el stress este índice se incrementa (aumento del glucagon y disminución
de la insulina) con lo cual se favorece la gluconeogénesis [2].
Las acciones fisiológicas del glucagon se limitan principalmente al hígado y abarcan la
estimulación de la glucogénesis y gluconeogénesis. La acción del glucagon se prolonga en
presencia de cortisol. No obstante, los efectos de glucagon son de corta vida y disminuyen
después de 30-60 minutos, incluso si su concentración plasmática continúa alta [1]. Además
de sus efectos en el metabolismo de los carbohidratos, el glucagon estimula la lipólisis en
hígado y tejido adiposo, así como durante la cetogénesis hepática. En consecuencia, es muy
importante durante el ayuno y en lesionados, por movilización de ácidos grasos y aumento de
la cetogénesis [1].
Cuando se administra somatostatina a pacientes quemados se presentó una disminución del
índice de producción de glucosa, así como del índice de aclaramiento de la misma. Si además
de la somatostatina se administra insulina a estos pacientes el índice de aclaramiento de la
glucosa retorna a los niveles basales, normalizando así la cinética de la glucosa. Con esto se
comprueba que el glucagon es el principal mediador de la gluconeogénesis. El papel
secundario de las catecolaminas en el metabolismo de la glucosa en pacientes quemados se
demostró debido a que la administración de propanolol no disminuye los índices de producción
de glucosa. Aparentemente el glucagon y las catecolaminas trabajan en forma sinérgica
debido a que cuando se administra uno de ellos en sujetos normales solo se presenta una
elevación transitoria de la gluconeogénesis, mientras que cuando se administran juntos se
presenta un aumento prolongado de la misma [2].
Somatostatina
La somatostatina, hormona presente en las células D pancreáticas, hipotálamo, sistema
límbico, tallo encefálico, médula espinal, glándulas salivales, células parafoliculares del
tiroides, riñones y aparato digestivo. Aunque su nombre se deriva de que inhibe la secreción
de la hormona del crecimiento, hoy se reconoce que tiene igual efecto en la de TSH, renina,
calcitonina, gastrina, secretina, colecistocinina, insulina y glucagon [1].
Esta hormona juega un papel importante en el metabolismo de los carbohidratos en el período
postraumático, ya que interviene en la regulación de la actividad hormonal del organismo [1,2].
Eicosanoides
Las concentraciones plasmáticas de eicosanoides aumentan durante el choque hemorrágico,
séptico y endotóxico, así como después de lesiones térmicas y no térmicas. También se ha
mencionado la presencia de estas sustancias en concentraciones elevadas en transtornos
como el síndrome de insuficiencia respiratoria progresiva del adulto (SIRPA) e insuficiencia
renal [1].
Del ácido araquidónico se derivan los cuatro grupos principales de eicosanoides:
prostaglandinas, prostaciclinas, tromboxano y leucotrienos [1].
El cortisol inhibe la fosfolipasa A y, por lo tanto, la síntesis de todos los eicosanoides. Por otro
lado, el ácido acetilsalicílico y la indocina bloquean a la ciclooxigenasa y, con esto, la síntesis
de prostaglandinas, pero pueden aumentar la síntesis de leucotrienos [1].
Los eicosanoides tienen especificidad hística. Por ejemplo, el endotelio vascular convierte al
ácido araquidónico principalmente en prostaciclina (PG2), mientras las plaquetas lo
transforman sobre todo en tromboxano (TxA2). Los eicosanoides tienen vida media muy breve
y duración de acción de 30-300 segundos una vez liberados. Se metaboliza a fragmentos
inactivos especialmente en el sitio de liberación y de manera secundaria en los pulmones. No
se almacenan en las células, por lo que la liberación de estas agentes requiere su síntesis [1].
Aunque son numerosos los estímulos para la síntesis y liberación de prostaglandinas, muchos
todavía no se identifican, los más conocidos abarcan la hipoxia, isquemia, lesiones, pirógenos,
endotoxinas, colágena, trombinas, estimulación nerviosa y hormonal (serotonina, acetilcolina,
histamina, noradrenalina, ADH, angiotensina II y bradicinina). Estos estímulos son
relativamente inespecíficos, ya que originan la liberación de varias prostaglandinas cuya
estructura dependen del tejido estimulado, no del estímulo mismo [1].
Los eicosanoides tienen efectos amplios en la circulación general y pulmonar, en la
neurotransmisión y efectos locales de las hormonas. Por cada acción de un eicosanoide hay
otro que produce una acción antagonista. Por ejemplo, el tromboxano A2 es vasoconstrictor
potente que liberan las plaquetas y estimula la agregación de éstas, mientras que la
prostaciclina es vasodilatador potente que libera el endotelio vascular e inhibe tal agregación.
En virtud de sus acciones antagonistas, el aumento de la liberación de TxA2 o la disminución
de la producción de PgI2 estimulan la agregación plaquetaria y la vasoconstricción [1].
La PGE2 y la PGF2α aumentan la resistencia vascular y la permeabilidad de los capilares
pulmonares, pero disminuyen la resistencia vascular general. Estos compuestos también se
han citado en la aparición de la sepsis general, dado que la característica hemodinámica
principal de ésta es el aumento de la resistencia vascular pulmonar y disminución simultánea
de la general [1].
Las prostaglandinas son compuestos importantes en la respuesta inflamatoria, lo que se ha
comprobado de manera repetida por la resolución de transtornos inflamatorios con la
administración de agentes antiprostaglandinas. La respuesta inflamatoria se caracteriza por
aumentos de la permeabilidad vascular, migración leucocitaria y vasodilatación, que originan
las manifestaciones clásicas de dolor, rubor, hinchazón y calor. Los compuestos de la familia
PgE pueden inducir todos estos cambios locales, así como los generales, incluidos fiebre y
cefalea. Aunque las prostaglandinas de las familias D y G participan en esta respuesta, es
probable que las sustancias de la familia F no lo hagan porque son venoconstrictoras y mucho
más débiles que las prostaglandinas E. Se piensa que el grupo de PgF tiene funciones en la
inhibición de la respuesta inflamatoria [1].
Los leucotrienos, que también son mediadores importantes de la respuesta inflamatoria, se
producen en diversos tipos celulares (parénquima pulmonar, macrófagos, células cebadas,
leucocitos, músculo liso y tejidos conjuntivos) y podría tener importancia en la aparición de
lesiones celulares e hísticas durante el choque e isquemia. Este grupo abarca la sustancia de
liberación lenta de la anafilaxia. Los leucotrienos aumentan las fugas de los capilares con una
potencia que equivale 1000 veces la de la histamina, además de producir adhesión de
leucocitos, broncoconstricción y vasoconstricción. Sus concentraciones en plasma solo
aumentan en forma moderada durante el choque; pero sus intensas actividades biológicas
hacen pensar que tienen funciones importantes en la fisiopatología del choque [1].
Calicreinas-Cininas
En humanos existen dos cininas: la bradicinina y la calidina presentes ante todo en la
circulación y en los tejidos, respectivamente [1].
El aumento de las concentraciones plasmáticas de calicreina y bradicinina, así como la
disminución de los valores correspondientes de precalicreina, se han advertido durante los
choques hemorrágicos, endotóxico y séptico, así como lesiones hísticas. Además, parece que
estos cambios se correlacionan con los índices de sobrevida y gravedad de las lesiones [1].
Las cininas son vasodilatadores potentes que aumentan la permeabilidad capilar, provocan
edema y dolor, y aumentan la resistencia bronquial y la depuración de glucosa. Así, parecen
ser mediadores importantes de la respuesta inflamatoria. Se han mencionado en la regulación
hidroelectrolítica por los riñones, al causar vasodilatación renal, caída del flujo sanguíneo en
los riñones y aumento de la formación de renina, así como incremento en la retención
hidrosalina, cuando se administra a dosis farmacológicas [1].
Serotonina
La serotonina (5-hidroxitriptamina), que liberan las células cromafines intestinales y plaquetas,
es un neurotransmisor formado a partir del triptófano y actúa principalmente en el músculo liso
y terminaciones nerviosas. Tiene efectos vasoconstrictor y broncoconstrictor potentes,
aumenta la agregación plaquetaria y tiene efectos inotrópico y cronotrópico en el miocardio. Su
acción en el músculo liso es considerablemente mayor en las venas que en los esfínteres
precapilares. Como resultado de esto, es principalmente venoconstrictora, más que
constrictora arterial. Se libera con las lesiones hísticas y es mediadores importante de la
respuesta inflamatoria [1].
Histamina
Se la ha relacionado a esta sustancia con la fisiopatología de lesiones y choque, habiéndose
demostrado aumento de sus concentraciones con los choques séptico y hemorrágico,
endotoxemia y lesiones térmicas y no térmicas. Los valores más altos de histamina al parecer
surgen con la sepsis y endotoxemia [1].
La histamina se sintetiza a partir de histidina y se almacena principalmente en las células
cebadas de los tejidos de la economía y los basófilos sanguíneos; también en la mucosa
gástrica, neuronas, plaquetas y epidermis. Su liberación de estos tejidos se relaciona con
caídas de la concentración intracelular de AMPc y aumento del calcio intracelular [1]. La acción
de la histamina esta mediada por receptores celulares de superficie que se dividen en tipos H1
y H2. Los receptores H1 median el aumento de la captación celular de L-histidina, además de
ejercer acciones como broncoconstricción, mayor contractilidad del miocardio y contracción
intestinal; mientras los H2 inhiben la liberación de histamina y median cambios de la secreción
gástrica, frecuencia cardiaca y función inmunitaria. Al parecer, ambos tipos de receptores
tienen acciones mediadoras en la dilatación de vasos de pequeño calibre y el aumento de la
permeabilidad muscular. La histamina exógena posee diversos efectos característicos del
choque séptico, como hipotensión, acumulación periférica de sangre, mayor permeabilidad de
capilares, disminución del retorno venoso e insuficiencia miocárdica [1].
Citocinas
Las citocinas son moléculas secretadas primariamente por las células del sistema inmunitario y
que actúan como mensajeros entre las células; además, se cree que también promueven
actividades encaminadas a la eliminación de la infección y reparación de los tejidos [10,11]. Es
posible que algunas de las citocinas contribuyan a algunos de los cambios fisiopatológicos
vistos después de quemaduras y lesiones [4].
El stress resulta en alteraciones significativas de la liberación de varias citocinas las que
pueden contribuir a la reacción de la fase aguda y a la respuesta hipermetabólica que
acompaña a la lesión, a la hemorragia y a la infección [1,2,10,11]. Las principales citocinas
relacionadas con la respuesta al trauma incluyen TNF-α, IL-1, IL-2 y IL-6 [10,11]. Además,
también se encuentran elevación de los niveles séricos de factor de agregación plaquetaria y
de la actividad del complemento después del trauma agudo y la hemorragia [11]. La
interleucina-1 (antes conocida como pirógeno endógeno) es una sustancia liberada
principalmente por monocitos y macrófagos y por células del sistema reticuloendotelial [1,2]. La
activación de estos tipos celulares se suele derivar de fagocitosis de desechos celulares e
hísticos, contacto con complejos inmunitarios o interacción con sustancias químicas, como las
endotoxinas. De tal suerte, casi todas las infecciones, reacciones inmunitarias e inflamaciones
estimulan la síntesis y liberación de IL-1 por las células fagocitarias. Una vez liberada, circula
hasta los diversos tejidos y tiene efectos intensos en el metabolismo del sistema
reticuloendotelial, hígado, cerebro y músculos estriados [1].
La fiebre que acompaña a la fase aguda de la respuesta a las lesiones o infecciones, según se
cree, depende del reajuste del centro termorregulador hipotalámico en forma mediada por IL-1
[1,2,3,4].
La IL-1 hace que el endotelio vascular se torne adhesivo para los monocitos, promueve la
producción de fibroblastos y esta involucrada en la lisis muscular. La IL-1 también activa al
factor estimulante de las colonias de granulocitos (G-CSF), al factor estimulante de colonias de
macrófagos (GN-CSF) y al factor 2 estimulante de las células B (BSF-2, también llamado IL-6)
en las células endoteliales, células T helper, células de la médula ósea y fibroblastos. Estos
factores a su vez activan a las células madres en la médula ósea, con la leucocitosis
subsecuente. Se ha observado que en los pacientes que fallecieron por sepsis se presentó
disminución de la IL-1, mientras que los pacientes que sobrevivieron a la misma los niveles de
esta substancia fueron normales. Esto puede explicarse por el hecho de que las
concentraciones elevadas de catecolaminas puede suprimir la producción de IL-1 por los
monocitos [2].
En el hígado, la IL-1 estimula a los hepatocitos para la síntesis y liberación de las proteínas
reactantes de la fase aguda, por ejemplo: macroglobulinas, proteínas del complemento,
inmunoglobulinas, fibrinógeno, haptoglobina y proteína C reactiva. Además la IL-1 promueve la
acumulación de hierro y zinc y la liberación de cobre [1,2]. Es por esto que disminuyen las
concentraciones plasmáticas de hierro y zinc, mientras aumenta la de cobre. Este último se
libera ante todo con ceruloplasmina, proteína de importancia en la extracción de radicales de
oxígeno de los tejidos lesionados, así como de la donación de grupos de cobre a las enzimas
dependientes de este elemento. Un ejemplo de esto último es la lisiloxidasa, enzima decisiva
en la curación de heridas porque forma puentes entre las moléculas de colágena. Se cree que
la disminución sérica de hierro es importante en la inhibición de la reproducción bacteriana y
en la génesis de anemia en pacientes con infecciones crónicas [1].
El aumento citado de la síntesis de proteínas por el hígado requiere energía y aminoácidos en
grandes cantidades. El aporte de estos insumos depende en parte del desdoblamiento de
proteínas y liberación de aminoácidos de músculos estriados, procesos mediados por la IL-1
que preceden al aumento de la síntesis hepática de proteínas [1,2]. El hígado emplea los
aminoácidos liberados como fuente de energía y en la síntesis de proteínas, dado que oxida
una proporción aceptable de ellos. La emaciación muscular y el balance nitrogenado negativo
que acompañan a las lesiones podría ser resultado directo de la acción de IL-1. Además, el
incremento de la síntesis hepática de proteínas que produce esta sustancia no es global. La de
albúmina disminuye durante la fase aguda, además de que hay datos de que se reduce la
síntesis hepática de proteínas en forma global [1].
La IL-1 estimula también estimula la movilización de leucocitos e induce proliferación de
células T relacionada con la IL-2 [2]. Además, está involucrada en una cascada de eventos
reguladores, estimulando o suprimiendo la producción de otras citocinas como la IL-6 [4]. La
sepsis y la falla orgánica múltiple son las complicaciones mayores de los traumatismos,
originando un 78-80% de las muertes postraumáticas de origen no neurológico [12,13]. En
ambos estados intervienen numerosos mediadores inflamatorios, entre los que el factor de
necrosis tumoral juega un papel primordial [12].
La caquectina o factor de necrosis tumoral (TNF) es secretada por los macrófagos en
respuesta a la exposición a endotoxinas y Candida albicans. La administración de TNF a
animales origina muchas de las manifestaciones del choque séptico: hipotensión, acidosis
metabólica, fiebre, hemoconcentración, hiperglucemia, hipercaliemia, lesiones hemorrágicas
del tubo digestivo y necrosis tubular aguda [1,2,12]. Además, el TNF induce la secreción de
IL1, siendo esta última sustancia la que podría mediar muchos de los cambios descritos [2]. El
nombre de factor de necrosis tumoral se debe al hecho de que esta linfocina provoca necrosis
hemorrágica tumoral [1,4]. Además, de que podría ser la causa principal de la emaciación que
acompaña a enfermedades crónicas y cánceres [1].
La administración de endotoxinas a sujetos normales produce aumento del TNF, que
alcanza su pico máximo a los 90-180 minutos. Asociado con este pico máximo se han
encontrado aumento de la concentración plasmática de ACTH y adrenalina, temperatura
corporal y frecuencia cardiaca. El tratamiento previo con ibuprofeno no produce alteraciones
en el incremento de TNF, pero si suprime el aumento de la temperatura corporal y de la
ACTH. También se ha visto que el TNF puede disminuir en forma dramática la síntesis y la
actividad de enzimas lipogénicas en pacientes sépticos y lesionados. La linfocina llamada
TNF-ß es un producto derivado de las células T activadas y tiene actividad biológica similar
al TNF [2]. El factor de necrosis también estimula el crecimiento de los fibroblastos, modula
la granulopoyesis y afecta la resorción ósea, la hemostasis y el metabolismo de los lípidos.
Además, el TNF puede inducir a la IL-6 y a la IL-1. Su función más importante se piensa que
puede ser el mediador primario de la respuesta del huésped a la infección [4].
Algunas observaciones que sugieren un papel potencial del TNF-α en la respuesta aguda al
trauma incluyen: Primero, estudios recientes han demostrado el paso de bacterias a través del
intestino después del choque hemorrágico. Este paso de bacterias y endotoxinas, los
estímulos primarios para la producción de TNF-α, pueden activar a los macrófagos para
producir esta citocina. Segundo, los niveles séricos del factor activador de plaquetas, un
potente mediador inflamatorio de tipo fosfolípido y un inductor del TNF-α, se eleva durante el
choque hemorrágico, por lo que se ha encontrado que el bloqueo de este activador es
benéfico en los modelos animales. Tercero, el TNF-α también se encuentra implicado en la
patogénesis de la lesión por isquemia-reperfusión, un factor que contribuye al desarrollo de la
lesión tisular posterior a la hipotensión postraumática. Finalmente, la interlecucina-2, sustancia
derivada de linfocitos que estimula la producción de TNF-α, también se ha implicado en como
mediador de la lesión postraumática microvascular en los pulmones [12].
En diferentes estudios se ha reportado que el TNF-α no se incrementa durante el choque
hemorrágico y que el estímulo más potente para la liberación de esta citocina lo constituyen
las endotoxinas con un pico máximo a los 90-120 minutos. Sin embargo, debe mencionarse
que se ha sugerido que la unión del TNF-α con sus receptores puede interferir con la
detección de las concentraciones séricas de TNF-α por ELISA. Además de que se ha
reportado incremento en los receptores de TNF-α solubles en plasma, por lo que se puede
especular que el aumento en estos receptores puede ser el motivo por el cual no se detecten
elevaciones en las concentraciones de TNF-α. Por otro lado, el receptor de TNF-α soluble
puede estabilizar al
TNF-α durante la sepsis por atenuación de la actividad propia de la citocina [12].
Desde que se demostró que órganos como el riñón, bazo y pulmones tienen una gran cantidad
de macrófagos fijos se ha postulado que la lesión de estos órganos puede resultar en
Los receptores ß-adrenérgicos regulan la función de los linfocitos killer humanos, y estudios in
vitro con hormonas de situaciones de stress (cortisol, adrenalina, noradrenalina y glucagon)
han demostrado la capacidad de estas substancias para modular la actividad de linfocitos y
neutrófilos. Recientemente, la GH ha mostrado preparar los monocitos fagocíticos
(macrófagos) para aumentar la producción de radicales libres de oxígeno, restaura la
respuesta proliferativa de las células T y la síntesis de IL-2, aumenta la actividad de las células
T killer e incrementa la síntesis de anticuerpos. Como se puede ver, existen muchas
interacciones entre los sistema endocrino y metabólicos [2].
Secreción de endotelina
La superficie interna de los vasos sanguíneos se encuentra sometida al stress resultante del
flujo de sangre. En algunas situaciones dicho flujo puede producir turbulencia, tal es el caso de
las bifurcaciones de las arterias largas. Se sabe que este stress endotelial puede influir en una
gran variedad de procesos biológicos en las células endoteliales [19].
Las células del endotelio vascular juegan un papel importante en la regulación del tono
vascular modulando la respuesta fisiológica a varios agentes. El endotelio sirve como un
regulador de la contracción del músculo liso vascular [20].
La endotelina es un potente vasodilatador de acción prolongada. Se ha demostrado que la
endotelina esta compuesta de tres isopéptidos: endotelina-1, endotelina-2 y endotelina-3, cada
uno de los cuales tiene una secuencia única de aminoácidos. La endotelina-1 es secretada por
las células endoteliales, la endotelina-3 se deriva del cerebro en los puercos y la endotelina-2
no se ha encontrado en ningún tejido. Algunos autores han reportado que la administración de
endotelina da como resultado una vasoconstricción sistémica, coronaria y renal pronunciada,
la cual se acompaña de activación del sistema de renina-angiotensina-aldosterona. Se ha
sugerido que la endotelina, además de regular la contracción del músculo liso vascular,
también es capaz de controlar la contracción del músculo cardiaco, teniendo entonces este
péptido un papel importante en la aparición de condiciones como la falla cardiaca, la
hipertensión y el vasoespasmo. En la clínica se ha encontrado un aumento de las
concentraciones plasmáticas de endotelina-1 en los casos de angina de pecho, vasoespasmo,
infarto agudo al miocardio y en la hipertensión [20].
Se presentan incrementos en la concentración de endotelina-1 posteriores al choque
hemorrágico. Existen algunas posibles causas de este incremento. La primera es que las
Producción de antitrombina
Un aumento en la capacidad de la coagulación de la sangre es la respuesta fisiológica normal
al trauma, la sepsis, las quemaduras, la cirugía y el choque [20,21]. Teóricamente es el
mecanismo intrínseco del organismo para disminuir el riesgo de sangrado. En realidad,
estudios recientes han demostrado que los pacientes traumatizados tienen con gran
Los cambios metabólicos inducidos por inanición no se limitan a sustratos. También ocurren
otros de importancia en el metabolismo de líquidos y electrolitos. En el principio. ocurren
pérdidas de sodio, potasio y agua que facilitan la disminución ponderal acelerada y
relativamente cuantiosa que se observa en personas que ayunan durante varios días. Esto
explica también que tal reducción durante la fase inicial del ayuno sea mayor que en la tardía.
La pérdida de sodio en este período ocurre de manera obligada, ya que se observa durante el
ayuno y la inanición de pacientes que tomaron con antelación dietas con poco sodio, además
de que la administración de sal y agua en personas que ayunan no detiene las pérdidas del
mismo. Al parecer, éstas se relacionan con la caída repentina de la disponibilidad de
carbohidratos, dado que la administración de pequeños volúmenes de glucosa disminuye la
cantidad de sodio perdido. En el principio, es del orden de 150-250 mEq/día, pero poco a poco
disminuye hasta 1-15 mEq/día. Los cambios del metabolismo del sodio y agua también
podrían ser resultado de cambios del potencial de la membrana plasmática de manera
consecuente a la inanición. Dicho sea de paso, la reducción del potencial de membrana con la
inanición no se corrige con la nutrición parenteral total, pero si con la administración de
glutamina o catecolaminas. La reducción de agua y el sodio corporales totales se acompañan
de reducción de la volemia. Las personas con inanición tienden a tolerar la hipovolemia menos
que los sujetos bien alimentados [1].
proteína después de situaciones de alarma que una persona que no hace ejercicio y de talla
similar [3].
Las alteraciones del metabolismo de sustratos con las lesiones se pueden dividir en tres fases.
Estas tres fases corresponden a las de catabolia, flujo y anabolia que describen Cuthbertson y
Moore. La primera, que tiene lugar durante las horas iniciales, se caracteriza por hiperglucemia
y restauración de la volemia y el riego sanguíneo hístico. La segunda, que es subsecuente a la
restauración de tal riego, ocurre durante días o semanas según la gravedad de la lesión,
estado previo de salud e intervenciones médicas. Se caracteriza por catabolia generalizada,
balance nitrogenado negativo, hiperglucemia y producción de calor. La tercera fase surge
después de corregir los déficit volumétricos y controlar las infecciones, eliminar el dolor y
restaurar la oxigenación adecuada. Esta fase se acompaña de reacumulación lenta más
progresiva de proteínas, seguida de la de grasas. Es usual que tenga duración mucho mayor
que la catabólica, dado que la síntesis de proteínas no es mayor que 3-5 gr/día [1].
pequeños, en ancianas desnutridas, cuyas masa celular corporales relativamente baja. Esto es
reflejo de una relación lineal de la masa celular corporal con el gasto de energía en reposo [1].
Se ha observado disminución notable de la carga de energía y el contenido de ATP durante el
choque hemorrágico grave, la sepsis y después de otros tipos de lesiones. Tales reducciones
son proporcionales a la gravedad de la lesión [1].
La disminución de los fosfatos de alta energía podría ser consecuencia del metabolismo
anaerobio derivado de hipoperfusión y la hipoxia o del efecto de dilución que resulta de las
células inflamatorias. La disminución de los fosfatos de alta energía durante el choque suele
ocurrir en el hígado y los riñones antes que en el miocardio y músculos estriados. La variación
en la respuesta de los diversos tejidos podría ser en parte el resultado de diferencias en el flujo
sanguíneo y la actividad metabólica en reposo del tejido específico que se examine. Las
caídas del contenido de ATP y fosfato de creatina ocurren tarde o temprano en todos los
tejidos si no se compensan en grado suficiente la hemorragia o sepsis [1].
Datos recientes hacen pensar que el metabolismo en tejidos lesionados es aerobio, no
anaerobio, lo que llevaría implícito que dichos tejidos tienen la misma capacidad de producción
de fosfatos de alta energía que los no lesionados. En este sentido, la reducción de la carga de
energía estos tejidos podría ser un artefacto derivado de la diferencia en los contenidos de
fosfatos de alta energía de las células que componen los tejidos lesionados. Las células
inflamatorias, que contienen pocos compuestos de alta energía, equivalen al 50% de las
células presentes en el tejido lesionado. Como resultado, la presencia de estas células
inflamatorias en los tejidos lesionados puede diluir el contenido global de fosfatos de alta
energía medidos en el tejido lesionado, aunque esté se encuentre normal o incluso aumentado
en las células propias del tejido. En igual forma, es usual que se reduzca el contenido de
fosfatos de alta energía de tejidos sépticos [1].
En condiciones normales la grasa puede ser utilizada como fuente de energía o ser
almacenada. Con la alimentación normal la reesterificación predomina y la lipólisis se
encuentra inhibida, mientras que en el ayuno (con elevación del índice glucagon/insulina) la
grasa es metabolizada hasta ácidos grasos libres y estos son metabolizados como fuente de
energía por medio de oxidación. Además, el incremento en la lipólisis también aumenta la
concentración de glicerol disponible para la gluconeogénesis [1,2].
En pacientes sépticos y traumatizados se presenta un aparente reducción en la capacidad
lipogenética. Esto puede ser ocasionado por el TNF que puede bloquear la lipogénesis en
adipocitos aislados (por una disminución de la actividad de la lipasa) y ha sido implicado como
mediador de la caquexia en pacientes con neoplasia o enfermedades parasitarias. Por otro
lado, la IL-1ß puede tener un efecto similar pero menos potente, al igual que la PGE 2 [2]. El
SNS es muy importante en la respuesta lipolítica al stress, y se ha comprobado que el bloqueo
adrenérgico origina disminución importante de la lipólisis. Se tienen datos que la noradrenalina
que libera el SNS es más importante, en esta respuesta, que la adrenalina de las
suprarrenales, dado que al parecer se trata de una respuesta mediada principalmente por los
receptores ß1 [1].
El glucagon y la adrenalina incrementan la lipólisis; al mismo tiempo que el cortisol potencia
esta acción [1,2]. Esto se debe a la activación de una lipasa sensitiva a esta última hormona.
Experimentalmente se ha demostrado que la administración de adrenalina en pacientes
quemados no siempre resulta en elevación de la lipólisis. Este hecho no se debe a una
desensibilización de los receptores adrenérgicos, ya que el tratamiento con propanolol en
pacientes quemados disminuye la aparición de glicerol y de ácidos grasos libres en sangre.
Por otro lado, la estimulación adrenérgica crónica que existe en los lesionados y quemados no
causa la desensibilización que se observa en sujetos normales. Esto puede ser debido al
efecto sinérgico del glucagon, cortisol y/u otros mediadores. La falta de este período de
desensibilización puede explicar el prolongado catabolismo visto después del traumatismo
mayor [2].
La lipasa del endotelio capilar hidroliza los triglicéridos (excepto lipoproteínas de baja densidad
y quilomicrones) hasta glicerol y ácidos grasos libres. La heparina promueve la liberación de
esta enzima al torrente sanguíneo originando un incremento inmediato de la hidrólisis
intravascular de lípidos. Después de los traumatismos la actividad de la lipasa muscular
también esta aumentada, pero la de la lipasa del tejido adiposo se encuentra disminuida. En la
sepsis la lipasa muscular se encuentra disminuida. Aquí parece encontrarse una diferencia
entre trauma y sepsis. También es interesante el hecho de que en los pacientes con lesiones y
quemaduras graves hay un incremento en la reesterificación en el tejido adiposo. Esto ciclo
aparentemente inútil en el tejido adiposo puede ser una de las causas del hipermetabolismo
observado en estos pacientes [2].
Si la reducción del volumen circulante efectivo es grave, como ocurre con las hemorragias
graves o sepsis, es factible que no se incremente el valor sérico de ácidos grasos libres. Esto
podría ser resultado de vasoconstricción intensa en los tejidos periféricos y, por lo tanto, flujo
sanguíneo mínimo en el tejido adiposo, con lo que los agentes neuroendocrinos no podrían
actuar en éste. La producción neta de ácidos grasos libre depende del equilibrio entre lipólisis
y reesterificación de los ácidos grasos, de modo que los aumentos en esta última, como los
observados en personas con concentraciones altas de lactato, podrían disminuir la liberación
neta de ácidos grasos libres. Otros factores que podrían alterar la movilización de lípidos
después de lesiones abarcan la disminución del pH, hiperglucemia y anestesia recibida. Por
ejemplo, la anestesia con fenobarbital sódico inhibe directamente la lipólisis, y la hemorragia
en pacientes que reciben dicho fármaco suele originar caída de los valores séricos de ácidos
grasos libres y cuerpos cetónicos. Contrariamente, los experimentos de hemorragia en que se
emplean otros tipos de anestesia o los efectuados en animales despiertos incrementan estos
dos valores [1].
La lipólisis neta persiste durante la fase de reparación, no obstante el aumento de la
concentración de insulina. Esto se refleja en valores séricos altos de ácidos grasos libres y
aumento de su depuración. En presencia de oxígeno, los ácidos grasos liberados se oxidan en
muchos tejidos, incluidos el miocardio y músculos estriados, con producción de energía, y se
han detectado índices normales o acelerados de oxidación de dichos ácidos grasos durante la
sepsis, endotoxemia, heridas y lesiones térmicas. Si el índice de depuración de ácidos grasos
es mayor o igual que su liberación, quizá permanezca sin cambio o disminuya su
concentración plasmática. La sepsis y endotoxemia se acompaña de aumento de la liberación
y oxidación de ácidos grasos libres, pero no siempre de valores plasmáticos más altos. Una
situación análoga es válida respecto de la hipertrigliceridemia característica de la sepsis y
endotoxemia. Podría resultar de mayor liberación de triglicéridos, que rebasa la capacidad de
los tejidos para su depuración, o de un índice normal de liberación acompañado de menor
capacidad de los tejidos para su desdoblamiento [1].
Por otro lado, durante el período de stress posterior a la cirugía y al trauma y durante las
infecciones los niveles plasmáticos de cetonas permanecen bajos. Esto origina un aumento en
la capacidad de la sangre para transportar los ácidos grasos libres derivados de la lipólisis. La
causa de la disminución de la producción de cetona y su utilización se ha atribuido a una
elevación en los niveles plasmáticos de insulina y alanina y al incremento en la captación y
ßoxidación de los ácidos grasos libres [2].
Que la utilización de ácidos grasos inhiba o no la glucólisis en lesionados es tema de
controversia. Se han aportado datos recientes de que el Efecto de Randle podría ser un
mecanismo importante en la reducción de la glucólisis durante la fase de reparación de
lesiones no sépticas [1].
y disminuyen los índices del metabolismo de la glucosa. De ahí que se piense que las
prostaglandinas pueden jugar un papel importante en el metabolismo de la glucosa [2].
El incremento en la gluconeogénesis y la resistencia a la insulina da como resultado una pobre
utilización de los carbohidratos endógenos y exógenos en pacientes con stress. La
administración exógena de glucosa, que disminuye la gluconeogénesis hepática en sujetos
normales, solamente disminuye este proceso en forma mínima en los pacientes lesionados o
sépticos. La gluconeogénesis presente en los pacientes sometidos a stress puede ser
solamente modificada en forma mínima por los nutrientes exógenos [2].
La hiperglucemia observada en lesionados diabéticos podría ser diferente. Los diabéticos
insulinodependientes tienen respuestas hiperglucémicas más intensas a las hormonas
contrarreguladoras si se compara con pacientes no diabéticos; además, las deficiencias
adquiridas de la secreción de algunas de estas hormonas son habituales en diabéticos
insulinodependientes. Los diabéticos insulinodependientes con déficit de la respuesta
contrarreguladora pueden sufrir hipoglucemia con las lesiones, mientras que los diabéticos con
respuesta normal tendrían hiperglucemia intensa como resultado de la respuesta más amplia
de las hormonas contrarreguladoras [1].
La glucosa es necesaria en los eritrocitos, leucocitos, médula renal y tejido nervioso de
lesionados, además de serlo en las lesiones mismas. De hecho, en éstas la captación de
glucosa y producción de lactato aumenta hasta 100% y son proporcionales a la glucemia. El
aumento de la captación de glucosa por los tejidos lesionados se relaciona con mayor
actividad de la fosfofructocinasa, enzima importante de que depende la glucólisis. No obstante
los aumentos de la captación de glucosa y la actividad de tal enzima, los tejidos lesionados no
tienen sensibilidad a la insulina y aumentan la captación de glucosa o la glucogénesis como
respuesta a la hormona [1].
El aumento de la captación de glucosa y producción de lactato en los tejidos sépticos,
lesionados y quemados se ha atribuido a la glucólisis anaerobia que resulta de la hipoxia local
y de la disminución del flujo sanguíneo local [1].
La concentración plasmática de lactato aumenta en muchas lesiones de manera
correlacionada con la gravedad de éstas. La acumulación del metabolito en pacientes con
choque explica en parte su acidosis progresiva y se deriva del metabolismo anaerobio de los
tejidos isquémicos. En tales circunstancias, las probabilidades de sobrevida al choque
profundo se pueden valorar con base en los valores de lactato. Por ejemplo, se ha señalado
sobrevida de 82% en pacientes con choque y exceso inicial de lactato mmol/lt; 60% con 2
mmol/lt; y 26% con 2-4 mmol/lt. Al parecer, los cambios en las mediciones seriadas del lactato
sérico total son un mejor índice del pronóstico de sobrevida. El exceso de lactato no se debe
confundir con sus valores séricos totales, dado que aquél es la cantidad de lactato sanguíneo
que hace que aumente la razón de lactato/piruvato por arriba de lo normal [1].
El choque hemorrágico prolongado se caracteriza por una falla en los mecanismos
compensadores, resultando en una pérdida de la hemostasia y la muerte. Esta falla en la
hemostasia es reflejada en la transición de un estado de evidente hiperglucemia durante la
fase aguda del choque a un estado de hipoglucemia que se presenta en etapas avanzadas del
mismo. El grado de irreversibilidad de un choque hemorrágico se correlaciona con esta
transición. El mecanismo de dicha transición es desconocido [24].
Debido a que las vías de la gluconeogénesis incluyen varios pasos en relación con el calcio, es
razonable implicar que la alteración en la homeostasis de este ion se relaciona con las
alteraciones en el metabolismo hepático de la glucosa. Es por esto que se ha sugerido que el
diltiazem, un bloqueador de los canales del calcio, puede ser benéfico en el tratamiento del
choque hemorrágico. Se ha postulado que la pérdida de la homeostasis normal del calcio a
nivel celular se encuentra asociada con la transición a choque irreversible. Puesto que la
elevación intracelular de iones de calcio está relacionada con los mecanismos por los cuales
las hormonas regulan muchos procesos celulares, elevaciones patológicas en la concentración
intracelular de calcio pueden causar daño celular por activación de varios procesos citolíticos y
efectos enzimáticos adversos concernientes al metabolismo celular y al transporte de iones
[24].
Las lesiones y la sepsis originan una acelerada lisis de proteínas. Esto se manifiesta por el
aumento de las pérdidas urinarias de nitrógeno, incremento en la liberación periférica de
aminoácidos e inhibición de la captación de aminoácidos que se observan durante la sepsis.
Los aminoácidos se originan del tejido lesionado y del tejido muscular sano y son
transportados al hígado para su conversión en glucosa (gluconeogénesis) y síntesis proteica.
El balance nitrogenado negativo es el resultado neto de la síntesis y la lisis de proteínas, con
un aumento en la lisis una síntesis que se encuentra aumentada o disminuida [2,25]. Se ha
observado que en pacientes quemados el grado de lisis proteica es similar durante las fases
agudas y de convalecencia, mientras que la síntesis se eleva en esta última fase, originando
un balance nitrogenado positivo. Los diferentes grupos musculares responden en forma
diferente a la lesión y la sepsis con grados variables de proteólisis. La captación de hepática
aminoácidos está aumentada, con el consecuente incremento en la gluconeogénesis. Además,
la síntesis de proteínas hepáticas específicas (reactantes de fase aguda) se elevan al mismo
tiempo que otras disminuyen. Las proteínas de fase aguda incluyen complemento, fibrinógeno,
proteína C reactiva, haptoglobina, glucoproteína α-1, antitripsina, antiquimiotripsina α-1,
ceruloplasmina, ferritina y amilasa A sérica. El grado de la respuesta en la fase aguda es
proporcional al nivel de lesión tisular. La proteínas cuya síntesis se encuentra disminuida son
transferrina, albumina, retinol y prealbumina. Las substancias que estimulan la síntesis de los
reactantes de la fase aguda incluyen citocinas como IL-1, IL-6, TNF y γ-IFN; mediadores
neuroendocrinos, específicamente glucocorticoides; y posiblemente productos tóxicos como
liposacáridos bacterianos. Se ha observado que después de la estimulación de con IL-1 la
cantidad total de proteínas sintetizadas no aumenta, pero se favorece la síntesis de proteínas
de la fase aguda
[2].
El ingreso diario de proteínas de un joven saludable es de unos 80-120 gr, o sea 13-20 gr de
nitrógeno. Se excretan 2-3 gr/día del elemento en las heces y 13-20 gr/día en la orina. En
lesionados, la excreción urinaria se incrementa notablemente, hasta 30-50 gr/día; casi toda
corresponde al nitrógeno ureico y se deriva de proteólisis neta, dado que la ingestión de
compuestos nitrogenados en el período postraumático inmediato es mínima, si acaso. No
obstante la gran cantidad de proteínas desdobladas, apenas 20% se emplea como fuente de
calorías, incluso con aumentos importantes de la excreción de nitrógeno. Los riñones y el
hígado emplean el resto en síntesis de glucosa, lo que se refleja en el aumento en la
formación de urea en lesionados. Esto se deriva ante todo de aumento en los valores
circulantes de cortisol, glucagon y catecolaminas, así como la menor efectividad de la insulina
[1]. La proteólisis neta se deriva de aumento general de la catabolia, disminución de la síntesis
o ambos factores. Los datos que se tienen sobre el recambio corporal total de proteínas
indican que los cambios netos de la catabolia y síntesis de proteínas en lesionados dependen
de la gravedad de la lesión. Al parecer, las operaciones de elección y lesiones leves aumentan
la síntesis, con catabolia normal. Los traumatismo graves, quemaduras y sepsis se
relacionarían con aumentos de la síntesis y catabolia de proteínas, si bien es mayor el
incremento en la segunda, lo que origina proteólisis neta. Lo acelerado de ésta y el índice de
gluconeogénesis persiste después de lesiones importantes y durante la sepsis. Esto se
derivaría de inhibición de las cetoadaptación con lesiones graves y sepsis, dado que la
cetogénesis no es prominente ni sirve como fuente de energía importante para el cerebro, a
diferencia de lo que ocurre con el ayuno. En consecuencia, persisten las altas necesidades de
glucosa y, con estas, de gluconeogénesis. Se desconocen los mecanismos que inhiben la
cetoadaptación [1]. Los mediadores de la lisis muscular pueden ser muchos. Se ha
demostrado que el bloqueo αadrenérgico disminuye las pérdidas de nitrógeno. De ahí que se
piense que la actividad adrenérgica puede estar involucrada con el catabolismo. El glucagon y
el cortisol también tienen actividad catabólica. Sin embargo, el grado de las pérdidas de
nitrógeno observado durante la administración de hormonas contrarreguladoras (glucagon,
adrenalina y cortisol) es menor que el observado durante las lesiones que originan un gran
incremento de dichas hormonas. Estudios recientes indican que el TNF puede ser la principal
monocina catabólica, con la IL-1 potenciando la proteólisis muscular [1,2]. Reportes iniciales
indican que in vitro la proteólisis puede ser bloqueada por el uso de inhibidores de la
ciclooxigenasa, lo que hace suponer que el catabolismo se encuentra mediado por las
prostaglandinas, especialmente la E2. Otros estudios in vitro con ratas quemadas y sépticas
indican que la indometacina es incapaz de bloquear esta proteólisis. Esto implica que las
prostaglandinas no son mediadores de la proteólisis. En los pacientes sometidos a
gastrectomía la administración de indometacina en el postoperatorio origina una disminución
de la fiebre, bloqueo en el aumento del cortisol y las catecolaminas y disminución de las
pérdidas de proteínas. Se requieren más estudios acerca del uso de las prostaglandinas y sus
antagonistas. La lisis muscular requiere enzimas proteolíticas lisosomales. Estudios en
pacientes después de cirugía abdominal demuestran que la administración de somatostatina,
ranitidina o naloxona disminuyen significativamente el índice de catabolismo de proteínas
mientras se da glucosa al 5%. No está claro aún la contribución de algunos mediadores del
stress a la proteólisis [2].
Se ha brindado especial atención al metabolismo de algunos aminoácidos, entre ellos la
glutamina. Este es el aminoácidos más abundante en la sangre. Sus niveles en el músculo y la
sangre disminuyen en forma notable después de la cirugía y en la sepsis, además de que se
consume rápidamente en la replicación celular de fibroblastos, linfocitos y células del endotelio
intestinal. La glutamina y la alanina corresponden a las dos terceras partes del nitrógeno
circulante en forma de aminoácidos y en el período postraumático comprenden más del 50%
de los aminoácidos liberados por el músculo. En el estado de stress, la glutamina liberada por
el músculo es captada por el tracto intestinal donde es convertida en alanina, la cual a su vez
es convertida a glucosa por el hígado. En el estado de stress al parecer la glutamina puede
reemplazar a la glucosa como fuente de energía. Se han hecho observaciones similares
durante la administración de glucocorticoides. Es posible que el uso de la glutamina pueda
disminuir el catabolismo de las proteínas en el intestino y pueda prevenir la atrofia vista en los
sujetos en ayuno y en individuos alimentados por vía parenteral [2].
La administración de la hormona del crecimiento y la insulina pueden producir efectos
anabólicos y bloquean la pérdida de proteínas del cuerpo. La administración de aminoácidos
específicos, por ejemplo la glutamina, también puede ser de beneficio [25].
El estado hipermetabólico posterior a la lesión va más allá de un alteración en los niveles
hormonales. Al parecer las citocinas también constituyen importante mediadores de esta
respuesta. El papel de estas sustancias no es del todo claro; sin embargo, en coordinación con
las hormonas producen todas las manifestaciones de la respuesta metabólica al traumatismo
[25].
El aumento de la excreción de nitrógeno después de lesiones también se acompaña de la
pérdida urinaria de S, P, K, Mg y creatinina, lo que hace pensar en el desdoblamiento de
materiales intracelulares. Los estudios de dilución con radioisótopos apuntan a disminución de
la masa celular, no del número de células, como fuente de la proteólisis. Las razones N/S y
N/K hace suponer que esta pérdida ocurre principalmente en los músculos. El análisis del
contenido de proteínas y la incorporación de aminoácidos marcados con radionúclidos en
vísceras y músculos estriados confirman que disminuye la masa de los segundos, mientras no
ocurre en tejidos viscerales (hígado y riñones), al contrario de lo que se observa en el ayuno,
en el que el desdoblamiento de proteínas viscerales es mucho mayor que el de las musculares
[1]. El aumento del nitrógeno urinario y el balance nitrogenado negativo comienza un poco
después de las lesiones, alcanza su máximo hacia la primera semana y suelen continuar
durante 3-7 semanas. El grado y duración del mencionado balance tiene relación con la
gravedad de la lesión en pacientes sometidos a operaciones de elección que tienen un período
breve de balance negativo de grado leve y en lesiones térmicas con períodos prolongados de
balance nitrogenado negativo de importancia. El grado de este último y de la proteólisis neta
también dependen de edad, sexo y estado físico del paciente. Los varones jóvenes y
saludables pierden más proteínas que las mujeres o ancianas como respuesta a lesiones, lo
que supuestamente se debe a su mayor masa de células corporales. Además, la excreción
urinaria de nitrógeno es menor después de una segunda operación, si esta ocurre poco
después de la primera, lo que se derivaría de disminución de las reservas proteínicas
disponibles, como consecuencia de la primera intervención. El balance nitrogenado negativo
Cicatrización de heridas
Es verdad que sorprende que muchas heridas curen a pesar del balance nitrogenado y de
energía negativos, así como la reducción de las concentraciones séricas e hísticas de zin,
tiamina, riboflavina y vitaminas C y A. Moore denomina "prioridad biológica de la cicatrización"
a esta característica que permite la cicatrización, en presencia y ausencia de sustratos
abundantes. Se ha dicho que la cicatrización de heridas parece satisfactoria, pero que no es
normal ni óptima. Por ejemplo, suelen haber demoras claras en el cierre de incisiones de
animales quemados, respecto a los no quemados, además de que el de incisiones cutáneas
en roedores con fractura femoral no es satisfactorio como en ausencia de tal fractura. El
concepto de prioridad biológica de cicatrización no significa que esta última sea normal en
lesionados graves [1].
La prioridad biológica de la cicatrización tampoco implica que tal cicatrización no sea mejorable
en lesionados graves. Por ejemplo, las heridas abiertas de gran magnitud como quemaduras,
se acompañan de inhibición de la anabolia de compuestos nitrogenados y pueden ocurrir
desnutrición proteínica y muerte si no se satisfacen las necesidades de sustratos de las
heridas con fuentes exógenas. No está claro si la administración de proteínas solas mejora la
cicatrización, más se ha demostrado que reduce el balance nitrogenado negativo. Algunos
investigadores también señalan mejoría de la cicatrización con los complementos proteínicos,
mientras a otros les ha sido imposible corroborar dichos cambios [1].
METABOLISMO HIDROELECTROLITICO
DURANTE LAS LESIONES
Todo traumatismo origina cambios rápidos del volumen extracelular funcional, volumen
circulante efectivo, osmolalidad extracelular y composición electrolítica, que resulta en la
estimulación del sistema neuroendocrino. A su vez, la respuesta de éste induce alteraciones
de las funciones renal y circulatoria encaminadas a mejorar el estado hidrosalino. En última
instancia, la gravedad del desequilibrio hidroelectrolítico en lesionados depende en parte del
volumen extracelular perdido; capacidad de respuestas neuroendocrina, renal y circulatoria;
gravedad de la lesión; calidad y cantidad de soluciones administradas, edad del paciente,
enfermedades preexistentes, farmacoterapia concomitante y anestesia empleados [1].
A pesar de las numerosas variables potenciales señaladas, la respuesta a la pérdida del
volumen circulante efectivo y electrolitos se puede definir de manera sencilla como un esfuerzo
fisiológico coordinado para prevenir pérdidas ulteriores e innecesarias del volumen circulante y
reponer el perdida, el primero de estos objetivos conlleva la retención hidrosalina por los
riñones, para minimizar la excreción, mientras que el segundo radica en la restauración de la
volemia [1].
Casi todas las lesiones agudas se acompañan de cambios del metabolismo hidroelectrolítico,
estado acidobásico y función renal. En parte, estas alteraciones surgen por falta de ingestión
de agua y electrolitos, además de que con frecuencia los lesionados no perciben la sed sea
por sedación, anestesia o lesiones craneoencefálicas. La reducción del volumen circulante
efectivo es característica de todas las lesiones, por pérdida sanguínea (hemorragia), hipotonía
vascular en la sepsis e insuficiencia del bombeo en el taponamiento cardiaco, y pérdidas
extrarrenales excesivas y no repuestas en diarrea, vómitos, drenaje de fístulas o secuestro de
líquidos [1]. El secuestro de líquidos en el tercer espacio resulta de alteración de la
permeabilidad de los capilares por lesiones, isquemia o inflamación. El líquido presente en
dicho espacio tiene la misma composición que el extracelular. Sin embargo el líquido
secuestrado en el tercer espacio no se utiliza, por ejemplo, para reponer el volumen circulante
efectivo que se pierde durante hemorragias. Por tal razón, el uso de diuréticos para movilizar el
líquido en pacientes con edema postoperatorio sin insuficiencia cardiaca congestiva es inútil y
puede ser nocivo, ya que origina reducciones adicionales del líquido extracelular funcional e
intercambiable y del volumen circulante efectivo, mas no del líquido del tercer espacio. Los
componentes del líquido del tercer espacio están en equilibrio dinámico con los del líquido
extracelular funcional. Por ejemplo, el líquido y electrolitos del derrame pleural se reciclan de
manera constante, por lo que el plasma y antibióticos administrados pasan a formar parte de
tal derrame [1]. El volumen de líquido secuestrado en el tercer espacio guarda relación
directamente proporcional con la gravedad de la lesión, de modo que operaciones de cirugía
menor, como la apendicectomía, se acompañan de secuestro mucho menor que las de cirugía
mayor, como la disección retroperitoneal extensa. De igual manera, los traumatismos leves,
como una fractura simple de extremidad, originan secuestro de líquido mucho menor que el
observado en lesiones de importancia como las quemaduras. El volumen circulante efectivo
disminuye hasta el punto de que surge hipotensión en caso de que no pase líquido al espacio
extracelular funcional después de su ingreso por las vías bucal e intravenosa [1].
El choque hipotérmico también se acompaña de disminución del volumen extracelular
funcional mayor que el derivado de hemorragias o de deshidratación. Se ha comprobado que
la recuperación de la sangre derramada sola después de hemorragias hace que se restauren
la masa eritrocitaria y volemia normales, pero persiste el déficit extracelular funcional. Esto
último puede reponerse con soluciones cristaloides, además de transfusiones. Por tal razón,
los pacientes con hemorragia importante deben recibir sangre o paquetes de globulina y
solución cristaloide durante la fase de reanimación [1].
Las quemaduras graves originan alteraciones de la permeabilidad de los capilares en los
tejidos quemados y, con estos, exudado de plasma y pérdidas de agua por evaporación.
También aumenta el flujo de líquido a través de la pared de los capilares en tejidos no
quemados, lo que se derivaría de hiponatremia, no de cambios en la permeabilidad de los
capilares. La formación de edema ocurre ante todo en las primera 24 horas y es máxima
durante las primera ocho. Esta es la razón de que los pacientes con lesiones térmicas deban
recibir 50% de las pérdidas de líquido en calculadas en esas primeras ocho horas. En el
segundo días se administran soluciones coloidales, para minimizar el edema en los tejidos no
quemados [1].
La sepsis produce aumento generalizado de la permeabilidad de los capilares, que incrementa
el volumen extracelular total pero con disminución del intercambiable o funcional. Al persistir la
sepsis, la desnutrición proteínica causa hiponatremia, que por su parte, intensifica el edema.
Por consiguiente, la administración de soluciones coloidales durante la fase inicial de la sepsis,
cuando aumenta la permeabilidad de los capilares sin hiponatremia, no es recomendable
porque aumentaría más el edema. Una vez que hay hiponatremia, en teoría son inútiles tales
soluciones [1].
Las lesiones e hipotensión también se caracterizan por mayor reabsorción de agua. En parte,
esto se relaciona con incremento de la del sodio, que va seguida de reabsorción pasiva de
agua. Además, la hídrica resulta de la estimulación de la secreción de ADH durante la
hipotensión y lesiones por mecanismos osmóticos y no osmóticos (barorreceptores). El
incremento de los valore séricos de ADH usualmente dura 3-5 días en lesionados. Por lo
general origina retención de agua y oliguria, a menos que se tomen medidas específicas para
prevenirlas. Se creía que la oliguria postoperatoria era un fenómeno normal durante las
lesiones y que no tenía efectos nocivos específicos. Es indudable que su tolerancia es
satisfactoria con muchos tipos de traumatismos quirúrgicos leves o moderados, pero puede ser
nociva de dos maneras; la primera, que predispone a la necrosis tubular aguda en
Reabsorción de sodio
La reducción del volumen circulante efectivo y, por lo tanto, de la presión de perfusión renal,
origina disminución del volumen de ultrafiltrado glomerular formado; pero la filtración
glomerular permanece sin cambio. Esto ocurre gracias a la conservación del flujo sanguíneo
renal, proceso que se conoce como autorregulación intrínseca. Se cree que las nefronas
detectan el flujo sanguíneo tubular que pasa a través de ellas y alteran la velocidad de
filtración glomerular al modificar la presión en los capilares glomerulares, en particular las
arteriola eferente. Este aumento en la resistencia de las arteriolas eferentes da como resultado
un aumento de la fracción de sangre peritubular que penetra en los glomérulos, conservando
así el índice de filtración glomerular [1].
El aumento del volumen de sangre filtrada por los glomérulos con relación al que circula por
ellos origina un incremento de la presión oncótica de la sangre de los capilares peritubulares
que irrigan a los túbulos proximales. Esto se deriva de la impenetrabilidad de la membrana
basal glomerular a las proteínas. El aumento de la presión oncótica peritubular provoca mayor
transferencia de agua, Na+, Cl- y HCO3- del filtrado tubular proximal a la sangre peritubular. El
resultado de estos cambios es la disminución de la cantidad de Na+, Cl- y líquido filtrado en al
asa de Henle. De esta manera, la actividad del SNS aumentaría directamente el transporte de
sodio en los túbulos proximales [1].
La conservación del gradiente osmótico medular normal requiere la llegada de cantidades
apropiadas de Na+ y de Cl- a las asas de Henle largas, de modo posterior a las lesiones con
frecuencia se presenta caída de la hiperosmolalidad medular. Esta caída suele producir déficit
de la capacidad renal para concentrar la orina, ya que el gradiente medular es indispensable
para el mecanismo de contracorriente renal y la función normal de la ADH. En consecuencia,
es necesaria mayor diuresis para eliminar la misma cantidad de soluto. Este aumento
paradójico de la depuración de agua libre por anormalidades de solutos en los intersticios
Alcalosis
El aumento de la cantidad de sodio que llega a los túbulos distales en parte causa de la
alcalosis metabólica que por lo general acompaña a las lesiones. Otros autores señalan que la
alcalosis respiratoria es el desequilibro acido-básico más frecuente en pacientes con lesiones
leves o moderadas cuyo estado no se deteriora hasta las descompensación renal, circulatoria
o pulmonar. En estos estudios realizados, 64% de 105 operados tuvieron alcalosis al menos
en una de las mediciones postoperatorias. Es importante prevenir la alcalosis grave en
pacientes quirúrgicos a causa de sus posibles riesgos, entre estos se cuenta con la hipoxia
hística por el efecto de la alcalosis sobre la curva de disociación de la oxihemoglobina,
además de la hipocaliemia y cambios del tono vasomotor, como la vasoconstricción cerebral
que acompaña a la alcalosis respiratoria.
Acidosis
Los cuadros clínicos más frecuentes que pueden presentarse posterior a traumatismos son
dos. El primero consiste en hiponatremia por dilución leve o moderada con hipercaliemia, la
cual resulta principalmente de secreción de ADH y sobrehidratación por líquidos sin solutos.
Los valores de K+ pueden ser hasta cierto punto altos, ya que este elemento sale de las células
como consecuencia de la catabolia inducida por el ayuno y los corticosteroides, se administra
en sangre con elevado contenido de potasio, se absorbe de la sangre que queda en cavidad
peritoneal o heridas y no se excreta satisfactoriamente a raíz de la disminución del flujo
sanguíneo normal [1].
La hiponatremia e hipercaliemia empeoran si hay traumatismos graves o infección prolongada,
así como en el caso de que el paciente haya sufrido una enfermedad consuntiva o
desgastante crónica antes de la operación. Otros factores que agravan la respuesta son el
ayuno que, como se señaló, puede producir hiponatremia por natriuresis; la insuficiencia renal
preexistente, y transporte considerable de sodio al medio intracelular con los traumatismos
graves y episodios de hipotensión, que deterioran aún más la función renal. Por tanto, la
administración postoperatoria de sodio suele requerirse en cardiópatas, aunque es factible que
éstos tengan aumento de los volúmenes totales corporales de sodio y agua [1].
Los cambios citados se previenen o minimizan con la administración de soluciones de NaCl en
el preoperatorio, transoperatorio y postoperatorio, así como la reposición de las pérdidas de
líquidos en el tercer espacio con solución salina normal. La administración de potasio se debe
evitar, a menos que haya pérdidas inusuales del elemento o caída de su concentración sérica
[1].
El segundo cuadro clínico es la alcalosis relacionada con hipocaliemia, que se identifica de
manera clásica en pacientes con obstrucción por úlcera duodenal o aspiración nasogástrica
continua, así como en lactantes con estenosis pilórica hipertrófica y vómito en proyectil. La
alcalosis por pérdida de hidrogeniones del estómago y la deshidratación por pérdida de agua
provocan excreción considerable de K+ en orina, dado que la reabsorción de Na+ en los túbulos
distales ocurre principalmente a cambio de H+, no de HCO3. Las grandes cantidades de Cl- que
se pierden en el jugo gástrico y la capacidad de los riñones para la reabsorción de Na+ en los
túbulos proximales hace que llegue una gran cantidad de éste a los túbulos distales, para su
reabsorción. En virtud de esto último y de la hipersecreción de aldosterona, ocurre la situación
paradójica de que se excreta orina ácida a raíz del intercambio de sodio por hidrogeniones [1].
El cuadro empeora con el ayuno, administración de soluciones intravenosas que no contengan
Cl- ni K+, diuréticos de asa u otros que tengan acción de los túbulos proximales,
corticosteroides, diarrea, fístulas, alcalosis hiperventilatoria, hipocaliemia o administración de
NaHCO3. Estos cambios pueden desaparecer con la administración de cloruro, dado que sin él
continúan la llegada de sodio a los túbulos distales y la excreción de potasio y bicarbonato [1].
Reposición de la volemia
La reposición de la volemia se logra con líquidos exógenos o endógenos. Su reposición con
los exógenos es la administración por vía intravenosa, en cuyo caso el aumento de la volemia
es directo, o por vía oral, circunstancia en el que el incremento es indirecto y está mediado por
la absorción intestinal. La restitución endógena de la volemia comprende el movimiento de
líquido de los espacios intersticial e intracelular al intravascular. Se puede considerar que este
proceso ocurre en dos fases, que se sobreponen: la primera es el movimiento de líquido
esencialmente sin proteínas del espacio intersticial al plasma, mientras el segundo comprende
la restitución de las proteínas plasmáticas, lo que a su vez media el movimiento del líquido
adicional del espacio intersticial al vascular [1].
La caída de la presión de los capilares media el movimiento neto de líquidos y proteínas del
espacio intersticial al vascular. Tal disminución se inicia con la hipotensión y se intensifica con
la vasoconstricción simpática refleja. Al disminuir la presión hidrostática de los capilares, se
modifica el flujo de equilibrio dinámico de líquido que describe la hipótesis de Starling sobre el
equilibrio de los capilares. Esto resulta en movimiento neto de líquido hacia el lecho capilar y
IMPLICACIONES ANESTESICAS
El anestesiólogo debe lidiar diariamente con las consecuencias de la respuesta corporal al
stress. Esta respuesta se manifiesta no solo durante y después de la cirugía sino que con
frecuencia se presenta desde antes de la cirugía. Antes de la operación muchos pacientes
tienen elevación en los niveles de catecolaminas debido al miedo y la ansiedad. La medicación
prequirúrgica tiene la finalidad de disminuir esta ansiedad. Algunos pacientes pueden estar en
un estado de stress crónico debido al stress psicológico originado por la ansiedad sobre de
enfermedad, además de que otros pueden estas sometidos a stress fisiológico crónico debido
a los efectos metabólicos secundarios a su patología. El efecto del stress crónico psicológico
en los sistemas endocrino e inmunológico están siendo estudiados actualmente. Existe
evidencia de que la ansiedad crónica puede resultar en supresión del sistema inmune y en
alteración en la respuesta del eje neuroendocrino. El efecto del stress psicológico y fisiológico
en la evolución de la anestesia y cirugía debe ser investigado con mas detalle [2].
Otro aspecto de la respuesta al stress quirúrgico son los cambios mayores en la ventilación y
la función cardiovascular. Estudios en voluntarios normales a los que se administró cortisol,
glucagon y adrenalina, presentaron un efecto sinérgico de las tres hormonas sobre la
ventilación por minuto y la presión arterial. Se tiene evidencia de que después de las cirugías
comúnmente se presenta un incremento en la frecuencia cardiaca y respiratoria. Esto es de
especial importancia en los pacientes con función cardiaca y pulmonar deterioradas que
pueden ser incapaces de tolerar estas demandas. En estos casos es importante que se
modifiquen los efectos de stress, por ejemplo usando bloqueadores ß-adrenérgicos para
disminuir la frecuencia cardiaca y la presión sanguínea. Es frecuente que se requieran grandes
dosis de bloqueadores para contrarrestar el incremento de las catecolaminas circulantes [2].
Los anestesiólogos también deben reconocer los efectos de la anestesia sobre la respuesta al
stress. Se ha mencionado previamente que la anestesia epidural puede suprimir en forma
importante el incremento de muchas de las hormonas del stress [2,5]. La mayoría de estos
estudios han sido realizados en pacientes sometidos a cirugía abdominal baja (histerectomía)
o cirugías de extremidades inferiores. Es interesante notar que algunas respuestas,
esencialmente glucagon e insulina no se afectan. La anestesia epidural es incapaz de atenuar
la respuesta a la cirugía de abdomen superior. Esto pares ser debido a la incapacidad de este
tipo de anestesia de bloquear todas las señales nerviosas provenientes del abdomen superior.
La anestesia subaracnoidea tiene efectos similares que la anestesia epidural. Los agentes
anestésicos inhalatorios, en general, son incapaces de suprimir las respuestas al stress. Sin
embargo, estudios en los que se utilizaron altas dosis de opioides, por ejemplo 4 mg/kg de
morfina o 100 µgr/kg de fentanil, han demostrado una disminución acentuada en la respuesta
hormonal a la cirugía (cortisol, GH, aldosterona, ß-endorfinas y vasopresina). Se supone que la
incapacidad de los anestésicos para bloquear todas las respuestas hormonales puede ser
debida a una gran cantidad de factores. Estos incluyen la incapacidad de la anestesia epidural
para bloquear todos los impulsos aferentes y la posibilidad de que participen los mediadores
locales (del sitio de la lesión) liberados (por ejemplo IL-1) El uso de anestésicos para alterar la
respuesta a la cirugía tiene que ser estudiado [2].
importante la utilización del nitrógeno exógeno. Es por eso que el objetivo de administrar
nitrógeno exógeno y soporte nutricional a estos pacientes es disminuir las pérdidas de
nitrógeno. Esto ha despertado gran interés en determinar la cantidad óptima de calorías no
proteica para mejorar la captación de nitrógeno, la cantidad de proteínas requeridas y el tipo
de proteínas requeridas. Existe mucha controversia sobre el uso de soluciones con
aminoácidos de cadena ramificada para mejorar el balance de nitrógeno. Algunos estudios han
demostrado que existe mejor retención de nitrógeno con las soluciones con aminoácidos de
cadena ramificada que con los otros tipos de soluciones. En un estudio con la solución de
cadena ramificada no se demostró mejoría en la evolución. Actualmente se encuentra en
investigación el modificar la composición de las soluciones de aminoácidos para mejorar la
retención de nitrógeno [2]. Cabe mencionar que las soluciones que contienen solamente
aminoácidos esenciales no son recomendadas [26].
Estudios realizados para valorar los efectos de la nutrición parenteral total después del trauma
abdominal mayor indican que no se presentan cambios en el peso corporal total con la
utilización de este tipo de alimentación. El balance nitrogenado también aumenta
considerablemente con el uso de la nutrición parenteral total y se presenta aumento de la
albúmina sérica, prealbúmina, fibroconectina y transferrina. La glucosa sanguínea, el colesterol
y los triglicéridos se encontraron dentro de rangos normales. No se detectaron complicaciones
relacionadas con la utilización de la nutrición parenteral total en este tipo de pacientes [29]. En
base a estos estudios se ha concluido que la nutrición parenteral total puede jugar un papel
importante y efectivo en el tratamiento de los paciente con trauma abdominal severo [29]. Sien
embargo, otros autores señalan que la nutrición parenteral total no previene los cambios
metabólicos que se presentan en los pacientes quirúrgicos y que la nutrición enteral temprana
puede mejorar la respuesta metabólica y endocrina de estos pacientes [5].
Después de la valoración inicial del paciente se debe iniciar la fase de reanimación con el
manejo del choque. Hay que prestar atención nuevamente a la respiración del paciente y al
control de la hemorragia. Las condiciones que amenazan la vida que fueron identificadas en el
examen primario deben ser valoradas en forma constante, al mismo tiempo que se continúa su
manejo. Se debe asegurar un metabolismo tisular aerobio por medio de la perfusión de todos
los tejidos con glóbulos rojos bien oxigenados. Se tiene que iniciar la reposición del volumen
sanguíneo con soluciones cristaloides o con sangre, así como otras modalidades de la terapia
del choque. Cuando no está contraindicado, deben colocarse sonda de foley y sonda
nasogástrica [30].
Una vez que se ha completado la valoración inicial y se ha iniciado el manejo del estado de
choque y de otras condiciones que amenacen la vida se debe realizar una segunda revisión al
paciente [30].
Esta segunda revisión en un examen minucioso del paciente desde la cabeza hasta los dedos
del pies, que incluye toma de los signos vitales (presión arterial, pulso, frecuencia respiratoria y
temperatura). En esta evaluación minuciosa se deben utilizar las técnicas de inspección,
palpación y auscultación. Cada región del cuerpo es examinada individualmente. El
estetoscopio debe ser colocado en todas las cavidades corporales y vísceras mayores. Se
deben palpar las deformaciones óseas y otras anormalidades. Un examen neurológico, que
incluya la escala de Glascow, debe complementar esta evaluación [30].
Procedimientos especiales de diagnóstico para la evaluación del paciente deber realizarse en
esta fase, como punción peritoneal, evaluación radiológica y estudios de laboratorio. La
valoración de los ojos, nariz, orejas, boca, recto y pelvis no deben ser olvidadas [30]. La
metodología diagnóstica utilizada en el estudio de los pacientes sometidos a stress dependerá
del tipo y extensión del trauma sufrido. Sin embargo a continuación mencionaremos algunas
de las nuevas técnicas y tendencias para la valoración de estos pacientes. Las lesiones a los
compartimentos del corazón y mediastino son una de las principales causas de muerte
traumática. La supervivencia de estos pacientes depende por completo de la capacidad de los
médicos para sospechar de este tipo de lesiones y manejar a los pacientes con trauma
torácico. Entre las lesiones que deben ser consideradas en los casos de traumatismo torácico
se incluyen esofágicas, diafragmáticas, traqueales y bronquiales [31]. Se ha comprobado que
el ecocardiograma transesofágico ha mostrado ser superior al ecocardiograma transtorácico
en la evaluación del corazón en los pacientes con traumatismos de tórax [33].
Por otro lado, el uso de la laparoscopía diagnóstica ha significado una disminución en la
realización de laparatomías no terapéuticas asociadas con el trauma abdominal penetrante. La
capacidad de hacer operaciones a través de endocánulas, aunado a la aparición de nuevo
instrumental, han incrementado la eficacia de este método diagnóstico y terapéutico [33].
Además. la toracoscopia ha demostrado recientemente que es capaz de evacuar hemotórax,
drenar empiemas y llegar hasta cavidad pleural [33].
Durante los últimos años se ha incrementado el uso de la resonancia magnética nuclear en el
diagnóstico del traumatismo musculoesquelético, lo cual ha mejorado la capacidad para el
manejo de estos pacientes [32].
Por último de puede iniciar ya la fase de manejo definitivo. En este momento se incluyen todas
las técnicas de manejo necesarias, incluyendo la estabilización de fracturas y las
intervenciones quirúrgicas, si estas se requieren, así como la estabilización del paciente para
su traslado a otros niveles de atención médica [30].
La omisión de algunos de estos pasos durante la evaluación o el tratamiento de los pacientes
lesionados puede resultar en una muerte o secuela [30].
Los agentes hormonales con efectos anabólicos son teóricamente capaces de contrarrestar
los efectos adversos de la respuesta metabólica al trauma y de actuar en forma sinérgica con
el apoyo nutricional para la recuperación de estos pacientes. Las hormonas con poder
anabólico elevado incluyen la hormona del crecimiento (GH), insulina, factor de crecimiento
insulinoide y la testosterona. Otras hormonas y sustancias relacionas también favorecen el
metabolismo al modificar el efecto catabólico de las enfermedades (anticitocinas, agonistas ß-
adrenérgicos), al promover la absorción intestinal de sustratos o al estimular el crecimiento
epitelial [35]. Algunas terapias coadyuvantes que se han utilizado para mejorar el balance
nitrogenado incluyen a las hormonas esteroides, dosis farmacológicas de insulina,
administración de αcetoglutarato u ornitina, aminoácidos de cadena ramificada, dipéptidos y
glutamina. La administración de hormonas del crecimiento también ha sido muy utilizada [34].
Los efectos metabólicos de la hormona del crecimiento incluyen estimulación de conservación
de proteínas y estimulación de la lipólisis y la oxidación de las grasas. Se han reportado
disminución de los niveles de hormona del crecimiento durante la fase hipermetabólica y
altamente catabólica de la lesión y que la administración de esta hormona puede ser de
beneficio. En el período posterior a la lesión la administración de la hormona recombinante del
crecimiento (rGH) es bien tolerada y mejora la retención de nitrógeno. No se conoce bien el
mecanismo por el cual mejora el balance del nitrógeno [34].
La administración de rGH favorece la preservación de la integridad de la masa muscular y de
varias funciones del organismo. Es por esto que esta hormona puede mejorar la respuesta
postoperatoria y disminuye el tiempo de estancia hospitalaria [35].
Un estudio realizado en niños con quemaduras severas demostró los beneficios de la
administración de esta hormona al disminuir el tiempo de estancia hospitalaria al mejorar el
tiempo de cicatrización después de la aplicación de injertos. El factor de crecimiento
insulinoide I (IGF-I) estimula las defensas del huésped y disminuye el índice de infecciones. La
rGH potencia el efecto ahorrador de nitrógeno de la IGF-I y al mismo tiempo disminuye la
hipoglucemia producida inducida por esta misma sustancia [35].
Una combinación de los diferentes factores anabólicos puede ser virtualmente eficiente en el
tratamiento de estos pacientes. Sin embargo, el costo de estos tratamientos es virtualmente
elevado para su aplicación rutinaria [35].
Además de la administración de GH se ha demostrado que el catabolismo postoperatorio de
las proteínas puede ser disminuido con la administración del decanoato de nandrolona o sus
derivados [35].
El mecanismo por el cual la rGH induce anabolismo proteínico puede incluir efectos directos
que involucran a mediadores hormonales endógenos. Muchos de los efectos de la hormona
del crecimiento en los tejidos corporales son mediados por la estimulación de la síntesis
endógena de IGF-1. A pesar de que la alimentación intravenosa incrementa los niveles séricos
de IGF-1, se ha comprobado que la administración simultánea de este tipo de alimentación y
rGH incrementa al doble dichos valores séricos. La insulina también puede constituir un
mediador anabólico importante. La hormona del crecimiento induce elevaciones en la
concentración de esta hormona pudiendo mejorar la utilización de la glucosa después de los
traumatismos, proveyendo así de los nutrientes esenciales para la reparación tisular [34].
Los efectos anabólicos y en el metabolismo de las proteínas de la hormona del crecimiento
son mediados principalmente por la IGF-I. La desnutrición y el estado catabólico dan como
resultado una elevación de las concentraciones séricas de la hormona del crecimiento y una
disminución de los niveles de IGF-I. Datos experimentales sugieren que la administración de
IGF-I exógena puede disminuir o revertir el catabolismo presente durante la respuesta
metabólica al trauma [36].
Estudios experimentales han demostrado que el tratamiento con GH combinada con IGF-I es
más efectivo para promover la recuperación del peso corporal en forma más rápida y completa
después de la desnutrición, si se compara con el tratamiento utilizando GH o IGF-I por
separado [37].
Preservación de la gluconeogénesis
Se han observado alteraciones en la concentración intracelular de calcio y en el metabolismo
del calcio durante una gran variedad de lesiones. No se ha precisado con exactitud el
mecanismo por el cual actúan los bloqueadores de los canales de calcio, pero se ha
demostrado que este tipo de medicamentos aumenta la cantidad de este ion en el interior de la
células [24].
Durante el curso del choque se presenta un incremento en las concentraciones sanguíneas de
catecolaminas. La estimulación adrenérgica puede incrementar a su vez los niveles de calcio
intracelular, ya sea por su movilización desde el retículo endoplásmico o por aumento del flujo
de este ion a través de la membrana plasmática. Este último mecanismo puede ser importante
para mantener las concentraciones de calcio elevadas y las respuestas celulares dependientes
de este ion como la gluconeogénesis. El calcio liberado por el retículo endoplásmico sirve
como mensajero intracelular para los procesos metabólicos mediados por hormonas como la
glucogenólisis y la gluconeogénesis [24].
Parece que durante el choque hemorrágico se presenta un defecto en la gluconeogénesis en
el hepatocito. El origen de este defecto celular no es claro, sin embargo ya se ha demostrado
que la disminución de la gluconeogénesis mencionada se presenta asociada con una
alteración en la homeostasis del calcio. Se ha postulado que el diltiazem mantiene la
homeostasis del calcio durante el choque hemorrágico, preservando así la capacidad del
hepatocito para responder a la estimulación adrenérgica y manteniendo su capacidad
glucogénica. Sin embargo, el mecanismo por el cual el diltiazem favorece estos procesos aún
debe ser dilucidado [24]. Se han reportado estudios que demuestran que el uso de un régimen
de reanimación que incluya agentes bloqueadores de los canales de calcio mejora la
supervivencia. Con el uso del diltiazem se presentan incrementos en las concentraciones
plasmáticas de glucosa, lo cual representa principalmente un mejoramiento de la
gluconeogénesis, ya que las otras dos posibles fuentes de glucosa (la absorción intestinal y la
glucogenólisis) tienen poca importancia durante la respuesta metabólica al trauma. Debido a
que las vías gluconeogénicas y otros procesos hormonales en el hígado incluyen varios pasos
sensibles al calcio, es razonable pensar el diltiazem puede proporcionar un efecto protector al
preservar el estado de homeostasis del calcio y, en consecuencia, el metabolismo normal de la
glucosa. Este efecto benéfico del diltiazem es resultado probablemente del bloqueo del flujo de
calcio a través de los canales de la membrana plasmática del hepatocito [24].
Cardioprotección
Se conoce como cardioprotección a la aplicación de una estrategia por la cual el miocardio
disminuye su demanda de energía, produce pocos productos glucolíticos y muestra pocas
lesiones durante las lesiones de isquemia [38].
Las respuestas de las células miocárdicas a una posible lesión por isquemia son múltiples. La
apertura de los canales de potasio ATP-sensibles puede constituir una de estas respuestas.
Estos canales se encuentran presentes en la membrana celular en grandes cantidades. Por
consiguiente, la apertura de pequeñas cantidades de estos canales (0.01-0.1%) durante la
isquemia puede ayudar a conducir a la célula miocárdica a un estado de emergencia, en el
cual las funciones sincitiales se inhiben y se implementan estrategias apropiadas para
preservar la viabilidad celular. Así, los canales de potasio ATP-sensibles de las células
miocárdicas pueden ser medios de defensa contra el stress [38].
Los medicamentos que estimulan la apertura de los canales de potasio ATP-sensibles, una
clase de drogas que incluyen a la aprikalina y el nicorandil, también ofrecen cardioprotección al
disminuir los daños funcionales y bioquímicos producidos por la isquemia. De ahí que estos
compuestos puedan mejorar la recuperación de la contractilidad miocárdica, disminuyen la
pérdida de enzimas intracelulares y preservan la estructura celular durante los períodos de
isquemia. Además, cuando se presenta depresión de la contractilidad por estímulos intensos
estos medicamentos pueden acelerar la recuperación después de la reperfusión tisular [38].
Sin embargo, debe tomarse en cuenta que todos estos efectos deseables de los
medicamentos que provocan la apertura de los canales de potasio pueden ser abolidos por
bloqueadores de los canales de potasio como la glibenclamida [38].
Cabe mencionar que el mecanismos fundamental por el cual estos medicamentos estimulan
los canales de potasio y confieren protección a la célula del miocardio no están bien
establecidos
[38].
Otros investigadores han mostrado que se presenta protección cardiaca cuando se administra
verapamil. Este medicamento además, cuando se administra durante el choque hemorrágico,
previene la hipertensión portal y protege a la mucosa del intestino delgado, prolongando la
supervivencia. La nimodipina previene la depresión cardiaca durante el choque traumático
debido probablemente a que origina una vasodilatación esplácnica [24].
Antioxidantes
Los radicales de oxígenos son mediadores importantes en el desarrollo de la sepsis y la falla
orgánica múltiple. Pacientes traumatizados o con síndrome de insuficiencia respiratoria
también presentan aumento en la peroxidación de lípidos, lo cual indica aumento del stress
oxidante
[41].
La N-acetilcisteina se ha empleado como antioxidante. Se ha sugerido que esta sustancia
actúa elevando las concentraciones de cisteina y de glutation, lo cual a su vez disminuye la
elevación de sustancias oxidantes [41].
Por otro lado, se ha demostrado que el factor de crecimiento derivado de las plaquetas y sus
receptores se encuentran presentes en el cerebro, donde su función no es bien conocida.
Existe la hipótesis de que este factor juega un papel importante en la protección neuronal al
promover la supervivencia de neuronas expuestas a agresiones metabólicas y oxidativas [42].
Estudios experimentales han demostrado que la exposición de neuronas a medios deficientes
de en glucosa o a medios oxidantes ocasiona pérdida progresiva de las mismas. La
administración previa de factor de crecimiento derivado de las plaquetas da como resultado
una disminución en la degeneración neuronal mediada por hipoglicemia o por agentes
oxidantes [42].
La administración de factor de crecimiento de las plaquetas mejora los mecanismos
antioxidantes de la célula disminuyendo la acumulación de peróxido en las neuronas. Este
mecanismo protector podría estar mediado por el incremento de la actividad de las enzimas
antioxidantes catalasa y peroxidasa de glutation [42].
Estos hallazgos sugieren que el factor de crecimiento derivado de las plaquetas, que se
estimula en respuesta a la lesión, puede jugar un papel importante en la protección neuronal
contra las lesiones metabólicas y oxidativas [42].
Inmunoestimulación
La ranitidina, antagonista de los receptores H2 de la histamina ha demostrado disminuir la
inmunosupresión originada por el trauma, la transfusión sanguínea y la sepsis. Existen
estudios que reportan que el uso de ranitidina en el postoperatorio a dosis de 100 mg por vía
intravenosa cada 12 horas por 4 días, seguidos de 150 mg cada 12 horas vía oral por 5 días
más, se encuentra asociado a una disminución de la inmunosupresión postoperatoria. No se
encontraron complicaciones infecciones en los pacientes estudiados que recibieron
tratamiento con ranitidina en el postoperatorio [43].
Se ha comprobado que el uso de ranitidina impide la disminución de la quimiotaxis de los
monocitos C5a, así como la alteración en la función de los neutrófilos secundarios al stress [43].
Neuroprotección
El uso de la citilcolina está aprobado en Europa y Japón como parte del tratamiento del
traumatismo craneoencefálico y otros desordenes neurológicos, y actualmente se encuentra
en fase de investigación en los Estados Unidos. La administración exógena de citilcolina
suministra colina y citidina al cerebro en donde sirven como sustrato para la síntesis cerebral
de fosfatidilcolina, un componente primario de la membrana neuronal. La colina también
mejora la síntesis neuronal de acetilcolina [44].
La reparación de la membrana neuronal es necesaria para la recuperación de los
traumatismos craneoencefálicos. Además la citilcolina puede disminuir la toxicidad inducida
por los ácidos grasos libres que acompaña a la isquemia [44].
Estudios realizados apoyan el hecho de que la citilcolina puede ser un apoyo terapéutico
seguro y efectivo para el tratamiento del traumatismo craneal [44].
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