BAYARDO GARCIA. Políticas Culturales
BAYARDO GARCIA. Políticas Culturales
BAYARDO GARCIA. Políticas Culturales
Revista de Investigaciones
Eolíticas y Sociológicas
“As políticas culturáis na sociedade do coñecemento”
Xan Bouzada Fernández (coord.)
SEPARATA
Servizo de Publicacións da
Universidade -de--Santiago de Compostela
2008
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RIPS, ISSN I577-239X. Vol 7. niim I, 2008, 17-29
POLÍTICAS CULTURALES:
DERROTEROS Y PERSPECTIVAS CONTEMPORÁNEAS
recently UNESCO approved the Convention on the Protection and Promotion o f the Di
versity o f Cultural Expressions. This'last one reinforced the international presence of the
organization a n d revitalizes the debate on cultural policies from new perspective.
K e y words: Cultural policies, UNESCO, access, participation, cultural diversity.
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su defensa y preservación con relación a
guna manera el enfoque de lo simbólico
la conformación de distintas identidades
llama la atención sobre los 'fines' sociales y
culturales y el respeto de éstas, abriendo
sobre la cultura como acción comunicativa
la puerta para visibifizar la pfura/fdad y la
en la que estos fines se dirimen, el tiempo
diversidad de las culturas. Asimismo inclu
presente parece más preocupado por los
yeron, junto al derecho de los individuos
'm edios' y por la cultura como acción ins
y ef derecho de Jas naciones, el reconoci
trumental para alcanzar fines predetermi
miento del derecho de las comunidades no
nados e indiscutidos, cuestión sobre la que
necesariamente definidas en torno a la na
volveremos más adelante.
ción, entidad articulante entonces central
y escasamente discutida. De la noción arriba mencionada pue
den hacerse varias consideraciones que
En un significativo balance de la cues
contribuyen a precisar eí campo de las
tión en Latinoamérica en los años 80 orga
políticas culturales. Entenderlas como un
nizado por Néstor García Canclini, este au
'conjunto de intervenciones', implica agru
tor plantea que las políticas culturales son
par conforme a criterios o principios, que
un "conjunto de intervenciones realizadas
involucran valores y jerarquías, acciones
por el Estado, las instituciones civiles y los
diferentes o en diversos dominios. Podria
grupos comunitarios organizados a fin de
decirse que siempre ha habido acciones
orientar el desarrollo simbólico, satisfacer
culturales (como la del mecenas que sos
las necesidades culturales de la población,
tenía a un compositor de música, o la del
y obtener consenso para un tipo de orden o
noble que ofrecía un concierto en su resi
de transformación social" (1987:26). En tal
dencia) pero concebirlas en torno a uno o
sentido entiende que las políticas cultura
más sentidos previamente debatidos, de
les constituyen la unidad simbólica de una
finiendo orientaciones, metas y objetivos,
nación, las distinciones, divisiones y vincula
según diagnósticos previos de necesidades
ciones en su interior, así como con respecto
y de situaciones sobre las que se quiere in-
cidir es algo muy distinto y, como dijimos, y asociaciones no lucrativas, que han exis
relativamente reciente. Si las políticas cul tido usualmente y que hoy son objeto de
turales siempre involucran acciones, estas particular atención y desarrollo.
últimas no siempre implican la existencia
A un cuando los diversos agentes arri
de políticas que las sustenten, las acciones
ba señalados intervienen cada vez más, el
culturales pueden ser episódicas, desco
consenso para el orden o la transformación
nectadas, proyectadas a lo inmediato. En
social, la unidad simbólica de la nación, sus
esta perspectiva las políticas culturales son
vinculaciones con otras, son cuestiones ati
reflexivas, planifican y coordinan acciones
nentes especialmente a los Estados. Inclu
en función de metas de mediano y largo
sive cuando se piensa ert 'orientar el desa
alcance, con criterios para monitorear y
rrollo simbólico, satisfacer las necesidades
evaluar procesos e impactos, adecuando
culturales de la población', es difícil imagi
sus cursos acorde a ios resultados y a los
nar que estas metas puedan ser asumidas
cambios contextúales.
como objetivos generales por otras instan
Como puede verse en la definición ci cias. Las 'necesidades culturales' resultan
tada, ios agentes de las políticas culturales de difícil definición, aún de más difícil con
están planteados con amplitud, pudien- senso, frecuentemente no alcanzan a ex
do tratarse del Estado, las instituciones presarse en demandas ciaras (Domínguez
civiles, los grupos comunitarios. Tanto en 1996), e involucran Ja formación y el desa
el marco organizativo como en el marco rrollo de creadores y de públicos a través
normativo de! sector, resulta contrastan de medidas para orientar el desarrollo sim
te el orden de magnitud y de capacidad bólico. El mercado y los actores comunita
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de intervención por parte del Estado con rios proveen de bienes y servicios culturales
relación a los otros agentes. Por otra par que satisfacen parte de estas necesidades
te, históricamente, en América Latina, los y de esta orientación, acorde a su interés
Estados han asumido funciones que en circunstancial y a sus fines particulares, no
otras partes discurrieron con vigor por la en función de intereses generales. A la vez
iniciativa privada y comunitaria, como ha usualmente obran con relación a las inter
ocurrido con el sostén de los cultos reli venciones del Estado, sus infraestructuras,
giosos, la educación, los sistemas de salud sus medios de financiamiento, sus regula
y la acción cultural en los Estados Unidos ciones y sus arbitrajes de los conflictos, sea
de Norteamérica. En los países latinoame por acción o por omisión. De aquí que en
ricanos, aun cuando podamos reconocer ocasiones se demande ai Estado que com
el lugar relevante que tuvieron desde fi pre libros para favorecer a las editoriales
nes de! siglo XIX bibliotecas populares, nacionales, o que no desenvuelva prácti
cooperadoras escolares, sociedades pro cas comerciales en la radiodifusión oficial
fom ento barrial, etc., la afirmación de la para no alterar la competencia empresa-
'sociedad civil' y su papel en vida social son ria. Más allá de situaciones coyunturales,
relativamente recientes y con frecuencia éstas son cuestiones que trascienden el
apadrinados por el Estado. Por otra parte, momento para desplegarse en un tiempo
muchas entidades que nacieron como em- largo, mayor que la duración y las metas
prendimientos privados y/o comerciales, de un gobierno de turno, involucrando
como universidades y teatros, fueron rápi perspectivas y políticas de Estado. Esto no
damente transferidas a la órbita del Esta quita que las nuevas perspectivas sobre lo
do, que usualmente se convirtió en el prin público, ya no lo identifican con lo estatal
cipal jugador en el campo de la cultura. De sino con su accionar conjuntamente con
aquí que convenga pensar a las políticas empresas y organizaciones que refieren a
culturales con relación al Estado, sin per consensos y debates de toda una sociedad
der de vista las interacciones con empresas (Rubim 2006).
D TPC
P o l ít ic a s c u l t u r a l e s : d e r r o t e r o 1; y p e r s p e c t iv a s c o n t e m p o r á n e a s 21
LAS TRES GENERACIONES DE POLÍTICAS Algunos autores han sostenido que una
CULTURALES segunda generación de las políticas cultu
rales refiere a la expansión conceptual y
Como señala el Informe "Nuestra di
pragmática de la cultura hacia los domi
versidad creativa" {UNESCO 1996) las pri
nios de las industrias culturales y los me
meras políticas culturales comenzaron
dios de comunicación (Fabrizio 1981). La
planteándose en la sintonía de "edificar la
reproductibilidad técnica y la transmisión
nación", desde la concepción de una uni
escrita y audiovisual constituyen sin duda
dad territorial y cultural relativamente ho
un potencial de ampliación del acceso y la
mogénea. En este sentido las intervencio
participación en la vida cultural, nada des
nes en las artes, las letras y el patrimonio,
deñable en tanto constituyen el entrama
con las que preponderantemente se iden
do de la vida cotidiana y su principio orde
tificaba a la 'cultura', han tendido a con
nador más relevante. Pero las industrias y
formar un cuerpo consagrado y cerrado
los medios no conllevan por sí mismos una
de expresión 'legítim a' y 'auténtica' de lo
democratización de la cultura, sino que
nacional, supuestamente compartido por
esto depende de procesos sociales más
la totalidad social dentro de un territorio
complejos. No casualmente, a la luz de las
dado. Más aún ese cuerpo, esa 'cultura' co
experiencias totalitarias en Europa, las teo
mún, se ha considerado como preexistente
rizaciones de Horkheimer y Adorno (1987)
a la nación y como la base y la argamasa a
alertaban sobre la estetización de la vida,
partir de la cual io nacional cobraba sen
la banalización de la cultura, la domestica
tido. Por su parte los derechos culturales,
ción de las conciencias y el autoritarismo.
cuando se form ularon asegurando a todo
A un sin regímenes oprimentes, este tipo
individuo "participar libremente en la vida
de presión ha ido creciendo con la con
cultural de la com unidad", lo hicieron con
centración de las industrias y los medios,
referencia a la nación, la única comunidad
las asociaciones y fusiones corporativas, y
entonces 'im aginada' (Anderson 1983) le
la más reciente conformación de un sector
gítimamente. No avanzaron para especifi
audiovisual enlazado a capitales financie
car la alusión a una comunidad determi
ros transnactonafes. Con este panorama ha
nada distinta de la nacional, ni para referir
sido difícil que la ampliación de la cultura
a una pluralidad de comunidades sub o
a las industrias culturales y los medios de
supra nacionales2. Las expresiones indíge comunicación trascendiera de la discursiva
nas y populares frecuentemente han sido
a ía práctica en espacios nacionales, los que
víctimas del avance de la alta cultura y del
en muchos casos constituyen trabas para el
patrimonio de las elites hegemonizadoras funcionamiento de empresas que operan
de la nación. Su aceptación ha sido posi en mercados más amplios. De hecho las re
ble exorcizando los conflictos que plantea
particiones públicas de estos dominios en
ban por la vía de asimilarlas a la tradición áreas de cultura, si no son inexistentes son
nacional, o merced a procesos de folklo-
muy recientes. Pero usualmente las indus
rización que acentuaron su color local y trias culturales son espacios de la órbita de
su carácter extraño. Puede decirse que la ministerios de producción y empleo, mien
ampliación del acceso al disfrute de las ar tras que los medios se hallan en la esfera
tes, como m odo de hacer llegar a todo el de ministerios de comunicación, rara vez
territorio y a toda la población los bienes de cultura.
y servicios culturales legitimados, expresa
en los términos positivos del paradigma de La existencia de esas reparticiones y de
la 'democratización cultural' lo que desde cuerpos normativos específicos no signi
otra perspectiva puede verse como una fica que los Estados nacionales posean o
imposición, unificación y uniformización ejerzan capacidades regulatorias efectivas
de un canon nacional. sobre industrias y medios que atraviesan
sus fronteras, que integran capitales que hablar de 'la noción antropológica' de cul
se autovaforizan exponencialmente y que tura, cada vez con mayor predicamento4.
conforman entramados capaces de enal Este último no se corresponde con análisis
tecer o defenestrar gobiernos3 y obtener sólidos que respalden la pertinencia ni la
prerrogativas. De aquí que el potencial de univocidad de semejante noción, que ha
estos dominios, aun cuando se los conciba sido objeto de críticas fundadas (Wright
como parte de la 'cultura', reiteradamen 1998), pero más que detenernos en ello,
te escapa a las políticas culturales y a los nos interesa destacar sus correlatos prácti
paradigmas de democratización cultural o cos. Su carácter excesivamente abarcativo,
de democracia cultural. No obstante, tam que como se ha señalado resulta inapro
bién resulta claro que la teoría critica con piado para facilitar el delineamiento de
centrada en la 'manipulación', cayó en la políticas y de modos de gestión de la cul
'falacia ínternalista' de identificar las gra tura, por otro lado ha sido propicio para la
máticas de producción con Jas gramáticas inclusión en la esfera cultural de numero
de consumo (Thompson 1995:139) y que, sas actividades como 1a moda, el diseño, el
ai hacerlo, dejó de lado ia consideración patrimonio intangible, ia gastronomía, el
de la agencia de los sujetos colectivos e turismo, el regeneramiento urbano, etc. A
individuales, y su capacidad de apropiar la vez su énfasis en los valores y creencias,
se, de acentuar, de resignificar en múlti paradójicamente, ha acompañado la ins
ples direcciones los sentidos hegemónicos. talación de una perspectiva fuertemente
Esto resulta más relevante por cuanto ese instrumental de la cultural, nunca mejor
papel activo trasciende la sola recepción manifiesto que en la expresión "la cultura
para instalarse también en la producción es un buen n e gocio"5.
simbólica, como muestran las numerosas
Las exigencias de eficacia, eficiencia y
experiencias de publicaciones, emisoras
rentabilidad que en las últimas décadas se
radiales y televisivas de carácter comuni
establecieron sobre museos, teatros, salas
tario en Latinoamérica, Aun cuando desde
de concierto, patrimonio y hasta m onu
instancias nacionales este tipo de indus
mentos, son más bien el punto de parti
trias y medios frecuentemente resulten
da de ios nuevos dominios que se han su
tipificados y perseguidos como 'ilegales',
mado al sector cultural, entrevisto como
ios más diversos colectivos (barriales, indí
mercado y como 'recurso' para generar
genas, gremiales, religiosos, desocupados)
ingresos, empleos, recaudaciones fiscales,
ios conforman y gestionan, haciendo cir
exportaciones, etc.. Los sitios puestos en
cular sus visiones del mundo, exponiendo
valor, las áreas protegidas, las expresio
sus intereses, estableciendo interacciones
nes intangibles preservadas, han derivado
y redes con otros.
hacia la museificación, la espectaculariza-
La tercera generación de políticas cul ción, la conversión de ciudades en parques
turales planteó la imbricación de la cultura temáticos, la expulsión de grupos y formas
y el desarrollo, y la puesta del hombre en de vida preexistentes, reemplazados por
el centro de esta última problemática. Sus manifestaciones artísticas desconflictua-
mismos teóricos la reputaban de 'utópica' das, proveedoras de colores locales a tu
en ios tiempos de su formulación por estar ristas e inversores inmobiliarios. En este
más ligada a la reflexión que a cuestio sentido, la cuestión de los medios y los
nes de hecho (Moulinier 1981 en Rabossi fines, ha sido volcada hacia los primeros,
1997), aunque como vimos, ésta también en muchos casos oscureciendo o descono
fue una preocupación de anteriores con ciendo los fines, o violentando los valores
ferencias intergubernamentales de políti en los que supuestamente estos se fundan.
cas culturales. Es esta ampliación del con El desarrollo cultural con demasiada fre
cepto lo que desde entonces ha llevado a cuencia resulta una justificación estética
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W T P ÍZ TCCM T JO V “7
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i inno 11 -in
26 R u b e n s B a y a r d o G a r c ía
cho. "Pocas áreas de !a vida social son tan mente en la conformación de un ámbito
monótonas como las políticas culturales. menos atento a los destinatarios de la ac
Ocurren novedades en la cultura y las co ción cultural y a lo político de las políticas
municaciones, pero no son asumidas por culturales, que a sus propias cuestiones
los actores políticos de los Estados (García internas. "El 'sector cultural' (...) con sus
Canclini 2004:209)". códigos, sus ritos, su lenguaje propio, sus
sistemas de reconocimiento, de legitima
El incumplimiento de los objetivos que
ción y de mediatización, se ha instituciona
se habían propuesto alcanzar, para algunos
lizado fuertemente, apareciendo a muchos
autores hace posible hablar, del "fracaso
de nuestros conciudadanos como un mun
de las políticas culturales" (Domínguez
do aparte que no está hecho para ellos"
1996:80,81). Las encuestas sobre compor
(Rizzardo 1997:121). Así, se ponen en jue
tamientos culturales muestran que "la des
go prácticas y nociones de excelencia que
igualdad entre ios grupos de élite y el resto
cultivan y refuerzan el elitismo, eduyen las
de la sociedad no ha dejado de aumentar",
diversas identidades, o escenifican estereo
lo que significa que el acceso, la participa
tipos distorsivos de la interacción intercul
ción, y ía pluralidad cultural siguen siendo
tural y disuasivos de la desigualdad social.
cuestiones pendientes. Ello se ve agravado
Estas acciones religan a la vieja edificación
pues los "consumidores y usuarios de la
de Estados nacionales monoculturales y
cultura espectacular y de élite, disfrutan
monolinguisticos, más que a la pretendi
ahora de esos mismos bienes sufragados
da construcción de Estados pluriculturales
con fondos públicos". Es decir que la ins-
conforme a la diversidad y la justicia social.
titucionalidad pública, o bien funciona de
A la vez, el elitismo va acompañando de
modo similar al mercado, o bien subsidia
un populismo que generaliza la estandari
de modo anti redistributivo a quienes pue
zación estética, y la primacía de la cultura
den pagar sus consumos, sin generar nue
entendida como profusión de espectáculos
vos espacios. Las acciones han fracasado en
destinados a proporcionar placer y satisfac
promover "u n a cultura más participativa
ción inmediata a los públicos. Quedan lejos
y creativa", desaprovechando la participa
la ampliación y promoción de las faculta
ción ciudadana que facilitarían el "carácter
des intelectuales y sensibles, el desarrollo
menos especializado de lo cultural" (cfr,
de sentido crítico y de capacidades de de
acciones no necesariamente artísticas o de
cisión ciudadanas. La institucionalidad cul
excelencia), y las "actividades de carácter
tural justifica su existencia mediante una
social que no requieren de una condición
proliferación de actividades que esconde el
previa de inclusión/exclusión" como sucede
debilitamiento de la política, "una política
en otras ramas (cfr. en salud, estar enfer
que considera la cultura como un segmen
mo para recibir atención médica). En esto
to de su legitimidad y no como un resorte
las instituciones se han visto tensionadas
de su acción" (Djian 2005:146 y ss.).
por exigencias de servicios conveniados, de
profesionalización de los agentes y de crea Si las políticas culturales han de te
ción de empleo, en detrimento de la acción ner alguna injerencia en el futuro de las
altruista, la regeneración de vida comuni sociedades, estas inercias deberían reem
taria y ¡a participación. Dichas exigencias plazarse por intervenciones que generen
pueden acomodarse en estrategias de de transformaciones. Esto implica superar el
mocratización cultural, pero ponen dificul estrecho criterio gestionario de las últimas
tades a paradigmas de democracia partici décadas, orientadas tecnomáticamente ha
pativa que demandan otras dinámicas. cia el mejor uso de medios supuestamente
escasos, lejos de un debate abierto sobre
El problema no sólo radica en no lograr estos y sobre los fines sociales deseables.
la ampliación del acceso tematizado por la
Un sector cultura que acepta estetizar,
democratización, sino también y principal
P o l ít ic a s c u l t u r a í e s : d e r r o t e r o s y p e r s p e c t iv a s c o n t e m p o r á n e a s 27
cuando no 'lavar', otras acciones despoján ANDERSON, Benedict (1983) Imagined Com
dose de la crítica, difícilmente se corra de munities: Reflection on the Origin and
la función balsámica y de la concomitante Spread of Nationalism Verso, Londres.
desvalorización entre las demás áreas de BAYARDO, Rubens (2007) "Cultura y de
los poderes del Estado. Se requiere tras sarrollo: ¿nuevos rumbos y más de lo
cender el carácter corporativo y fragmen mismo?", en: Marchiori Nussbaumer,
tario del sector cultura donde las distintas Gisele (Org.) Teorías & políticas da cul
disciplinas o dominios bregan aisladamen tura. Visóes multidisciplinares, Editora
te por lo que les concierne, y donde el da UFBA, Salvador, Bahía, Brasil.
conjunto permanece desarticulado con las BECERRA, Martín (2005) "U n solo mundo,
agendas más amplias de la vida social. Pa voces múltiples: a 25 años del Informe
radójicamente, la cultura y los creadores, Mac Bride", en: Observatorio de Indus
frecuentemente son instrumentados para trias Culturales de la Ciudad de Buenos
visibilizar, viabilizar y legitimar demandas Aires, n° 3, Secretaría de Cultura, Go
comunitarias, iniciativas privadas y asocia bierno de la Ciudad de Buenos Aires.
tivas, el sostenimiento de instituciones, BECERRA, Martín y MASTRINI, Guillermo
campañas de gobierno y asuntos interna (2006) "Senderos de la economía de la
cionales. Resulta desconcertante que estas comunicación: un enfoque latinoame
capacidades no se movilicen para el forta ricano", en: CIC Cuadernos de Informa
lecimiento y la jerarquización del sector ción y Comunicación, vol.11, Universi
dentro de los ámbitos de decisión, y para dad Complutense, Madrid.
ejercer sus potenciales de resignificación DJIAN, Jean-Michel (2005) Politique cultu-
del orden simbólico, vinculando campos relle: la fin d'un mythe, Éditions Galli-
hoy estancos como son la educación y la mard, Paris.
comunicación, entre otros. Por otra parte, DOMINGUEZ, Iñaki (1996) "La participación
las políticas culturales parecen tener más ciudadana en el espacio urbano", en:
predicamento en la cooperación interna Wechsler, D. y Lobeto, C. (Comps.) Ciu
cional que fronteras adentro, se trata de dades. Estudios socioculturales sobre el
afianzarlas con renovado concepto de lo espacio urbano. Instituto Internacional
público en todos los niveles de los Estados del Desarrollo - Ediciones Nuevos Tiem
y de cara a lo transnacional. De ser así, qui pos, Madrid - Buenos Aires.
zás podríamos hablar de políticas cultura DURHAM, Eunice (1984) "Cultura e ideolo
les de cuarta generación, que subsumirran gía", en: Giménez Montiel, G. La teoría y
los anteriores centramientos en las artes, el análisis de la cultura, SEP - COMECSO
las industrias culturales y el desarrollo, en - Universidad de Guadalajara, México.
el eje de la diversidad cultural y la justicia FABRIZIO, Claude (1981) Essai d'analyse de
social, no sólo como un instrumento nece la problématique culturelle mondiale
sario para poner freno a las mega corpora et esquise d'une prospective mondiale
ciones que las dificultan, sino como trabajo du développement culturel, UNESCO
creativo sobre los sentidos, que posibilite CC-81/615/REF.
im aginary construir mundos pluralistas. GARCÍA CANCLINI, Néstor (Ed.) (1987) Polí
ticas culturales en América Latina, Gri-
jalbo, México.
BIBLIOGRAFÍA GARCIA CANCLINI, Néstor (2004) Desigua
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tura Global. Nacionalismo, Globali- GENTIL!, Pablo (1998) "El consenso de
zaqao e Modernidade, Editora Vozes, W ashington y la crisis de la educación
Petropolis. en América Latina", en: Álvarez-Uría,
28 R u b e n s B a y a r d o G a r c ia
tos, se han detenido sistemáticamente ante el dieron en su PBI per capita entre 1965 y 1990,
freno de las naciones y del orden internacio m ientras que 43 bajaron su PBI durante la cri
nal que estas conform an (Shelton 2005). En su sis de la deuda en los ochenta. El mism o autor
momento, los desacuerdos por la definición de cita a W alton (1989:301) según et cual la deuda
ios derechos culturales hicieron que estos se externa ascendió de 64 mil millones a 810 mil
aprobaran junto con los derechos económicos y m illones de dólares entre 1970 y 1983, y hace
sociales, en un pacto separado de los derechos referencia a las ham brunas en Etiopía y en Ban
civiles y políticos. En la actualidad, mientras se gladesh.
suceden las elaboraciones del G rupo de Fribur- 9 Gulick sostenía que se trataba de propa
g o y los borradores presentados ante UNESCO, ga n d a "anti-capitalista”, "anti-am ericana",
aún dentro dei m arco global elogioso de la d i "pro-socialista", "com unista", "pro-m aoista", y
versidad, estos n o alcanzan a ser consensuados. que estaba asociada a "m aquinaciones politicas
3 Cfr. las últimas elecciones en Brasil, ana del Tercer M u n d o ", "teorías gubernam entales
lizadas en V e n id o de Lima (Org.) A m íd ia ñ a s de planificación centralizada", "esquem as de
e l i 0 e s d e 2 0 0 6 , Editora Funda<;áo Perseu redistribución de la riqueza ... igno ra nd o el li
Abram o, Sao Paulo. bre m ercado” (1982 n/traducción).
4 Sueie tomarse com o referencia lo declara 10 Com o correlato del Plan de Acción en
do en la Conferencia de M éxico (1982) en cuanto tonces a probado se llevaron a cabo dos Infor
a que "la Cultura com prende el conjunto de los mes M und iales de Cultura en 1999 y 2000. A d e
rasgos distintivos espirituales y materiales, inte más de artículos de fondo sobre problemáticas
lectuales y afectivos que caracterizan un grupo de actualidad, estos informe enfatizan en as
social. Ella engloba, adem ás de las artes y las le pectos teórico m etodológicos referidos a esta
tras, los m odos de vida, ¡os derechos fundam en dísticas, sistemas de información e indicadores
tales del ser hum ano, los sistemas de valores, las culturales, estim ados como indispensables para
tradiciones y las creencias" (Arfw edson 1994:7). el diseño y evaluación de las políticas. Presen
5 Este es el título de una publicación del tan num erosos cuadros consignando datos de
Ministerio de Cultura de Brasil (1995) durante to d o el m un do sobre bibliotecas, archivos, salas
el gob ierno de Fernando Henrique Cardoso, de cine, receptores de radio y televisión, circula
donde se convocaba a la inversión privada en ción de diarios, servicios telefónicos, entre otras
el sector, acorde a las leyes de incentivos fiscales informaciones.
im plem entadas en el país com o eje de la políti 11 Cabe consignar que los Estados Unidos,
ca pública. el Reino U nido y Singapore regresaron a la
6 "La culture com pte” o "Culture counts" es U N ESC O tras casi dos décadas de ausencia, con
el nom bre con el que se difundió lo estableci ocasión de las discusiones sobre la 'diversidad
d o por la Conference "Financem ent, ressources cultural'. Esta categoría se presenta com o supe-
et économ ie de la culture dans le développe- radora de la 'excepción cultural', concepto que
ment durable " organizad a por el Banco M u n Francia y los países europeos interpusieron para
dial y el G obierno de Italia, en cooperación con rechazar la líbre comercialización de productos
UNESCO, que tuvo lu gar en Florencia en octu audiovisuales en las negociaciones del GATT en
bre de 1999. 1993 ante el avance del cine de Hollywood. La
7 La distinción que se realiza en la lengua in conform ación de la O M C en 1994, con el pro
glesa entre 'policy' y ’politics' puede aclarar esta yecto de alcanzar la liberalización completa del
cuestión. El primer térm ino refiere a las políticas com ercio de bienes y servicios, incluyendo a los
com o intervenciones administrativas de los g o culturales, concebidos com o entretenimiento y
biernos con m edidas concretas de acción, el se asim ilados a cualquier otra mercancía, alentó
gu n d o remite a la política en un sentido amplio el interés de muchos Estados por perfeccionar
de disputas entre intereses diversos por el senti el recurso m ediante un instrumento jurídico de
do de lo real y por la conform ación de órdenes alcance internacional. La Convención se aprobó
sociales legitimados por esas categorizaciones. casi por unanim idad, con votos contrarios de Es
8 Viola (2000:18) consigna datos del Ban tados U nidos e Israel, y entró en vigencia el 18
co M u n d ia l según los cuales 23 países retroce de m arzo de 2007.