Historia de Las Ciencias Sociales
Historia de Las Ciencias Sociales
Historia de Las Ciencias Sociales
Si bien las ciencias sociales son una invención moderna, algunas de ellas, como la
historia y la psicología, tienen raíces diversas en la antigüedad. Históricamente, sus
comienzos están asociados al movimiento de la Ilustración, que consolidó la
revolución científica de los siglos XVI y XVII. Mientras que la filosofía natural
evolucionó hacia las ciencias naturales, la filosofía moral mutó hacia las ciencias
sociales.
Bajo la influencia de Comte, entre el fin del siglo XIX y el comienzo del siglo XX
se produjo un importante desarrollo de las ciencias sociales. En particular, en el
campo de la sociología, se destacaron los aportes de Èmile Durkheim (1858-1917),
Max Weber (1864-1920) y Vilfredo Pareto.
El objetivo del estudio de las ciencias sociales es conocer al ser humano y los
comportamientos que tiene a nivel social, individual y como se manifiesta en
diferentes situaciones.
Dentro de las ciencias sociales existen diversas ramas como: la economía, la
psicología, arqueología, antropología, etc. Una gran variedad de opciones que
tienen como objetivo conocer e investigar al ser humano en todo tipo de
ámbitos.
Según el enfoque con que aborden su objeto de estudio, las ciencias sociales pueden
tender a las ciencias naturales y utilizar métodos semejantes a ellas o, por el
contrario, orientarse hacia las humanidades y utilizar métodos interpretativos, como
la crítica social o la interpretación simbólica.
Las ciencias sociales también pueden utilizar saberes de las ciencias naturales.
A grandes rasgos, las ciencias sociales se reconocen por las siguientes
características:
La perspectiva desde la que se aborda este objeto varía de una ciencia social a otra.
La sociología, por ejemplo, aspira a comprender el conjunto de las dinámicas de
las sociedades, mientras que la psicología pretende comprender y explicar cómo
opera la mente humana. En su conjunto, las ciencias sociales intentan construir la
ciencia del ser humano.
Aunque en las ciencias sociales no son habituales los experimentos comprobables, ni
se descubren leyes universales e inamovibles del mundo humano, son la mejor
herramienta de la que dispone la humanidad para entenderse a sí misma. Sin
ellas, sería imposible dar cuenta de un fenómeno tan complejo, diverso y variopinto
como es la existencia humana.
Todas estas disciplinas suelen dividirse en subdisciplinas y las fronteras entre ellas
son laxas y ambiguas.