ENSAYO Miedo y Osadía

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CP-TE Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús – San Agustín Paulo Freire e Ira Shor “Miedo y Osadía”

ENSAYO DIALÓGICO

Para iniciar este diálogo es importante señalar que este libro diálogo fue propuesto en 1980. En miedo y osadía
se aborda la cotidianidad del docente que muchas veces intenta practicar una pedagógica diferente en un
contexto real, donde se puede identificar dificultades y estrategias para abordarlas.

Tanto Freire como Shor cuestionan las horas que se trabajan en aula desde la experiencia de quiénes se
reconocen maestros y militantes de una sociedad más igualitaria.

Por otro lado, Freire e Ira Shor nos presentan un libro donde se exponen las ideas centrales acerca de la teoría
del pensamiento crítico y cómo ésta pueda concretizarse en la cotidianidad del aula y el contexto de la vida de
los estudiantes.

Algunas preguntas frecuentes planteadas por Freire hacen referencia a ¿Cómo puede un profesor
transformarse en un educador liberador?, ¿cómo se relaciona la educación con el cambio social? ¿Cuáles son
los temores y los riesgos de la transformación? ¿Hay estructura y rigor en la educación liberadora? ¿Las clases
dialógicas igualan a los profesores y los estudiantes? ¿Qué es el “método dialógico” de enseñanza? La
“pedagogía situada” y el empowerment ¿Hay una cultura del silencio en los Estados Unidos?, ¿Los estudiantes
norteamericanos, que viven en una democracia plena, necesitan la liberación? ¿Cómo pueden superar los
educadores liberadores las diferencias de lenguaje existentes entre ellos y los estudiantes?

Asimismo, en el diálogo se aborda el tema del “sueño de la transformación social”, frente a ello formula dos
preguntas ¿cómo empezar el lunes por la mañana? y ¿Tenemos derecho a cambiar la conciencia de los
educandos?

Freire, menciona que el profesor transformador debe sortear verdaderos obstáculos para arribar a un
aprendizaje crítico, que permite reaprender lo sabido dentro y fuera del aula, develando la realidad ocultada.
Las escuelas se transforman fácilmente en espacios para la venta de conocimiento, y por lo mismo, las escuelas
están diseñadas como sistemas de distribución para comercializar ideas oficiales y no para desarrollar el
pensamiento crítico.

No obstante, la educación debe ser promotora de la creación y recreación de conocimientos entre estudiantes
y profesores. Situación que puede ser observada en nuestro contexto educativo, donde esta realidad
transformadora se va dando gradualmente. Es cierto, que hemos dado el primer paso, con la actual reforma,
pero nos falta un buen trecho por recorrer para hacer que el aprendizaje y la producción de conocimiento sea
“in situ” cocreando y recreando con los “otros”.

Es verdad que la transformación es un verdadero desafío, pero posible de hacerlo, porque la conciencia es
producto de varias realidades que convergen y divergen a la vez. Pero ¿quién hace efectiva la transformación?
El maestro que cuestiona la realidad.

Reaprender lo sabido

Dentro los comentarios de Paulo Freire, el realiza un reflexión con referencia al papel del educador como
político, todo ello enmarcado en el proceso de dictadura que se vivió en Latinoamérica en los años 60. Lo
anterior demostró que la educación podría ser un instrumento de transformación política de la sociedad, pero
que se encuentra enmarcada en límites que determinan su ámbito de acción.

Por otra parte, Paulo Freire afirmó paradójicamente que estos procesos históricos desfavorables motivan
históricamente a los jóvenes para participar en la transformación social. Es así, que esos años mostraron el
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poder que la educación tenía para radicalizar la sociedad, además de demostrar los límites de la educación en
la transformación de la sociedad. Lo anterior se respalda en el hecho de que la educación se constituye en una
amenaza inadmisible para la oligarquía, por tanto, la educación no podía ser ignorada, puesto que formaba
parte de la movilización popular y debía ser reprimida.

Llegándose a la conclusión de que las fuerzas dominantes de una sociedad no permitirán jamás que la
educación transforme la estructura política.

Dentro y fuera del aula

Freire planteaba que para que los profesores se transformen necesitan entender el contexto social de la
enseñanza, por tanto, la educación no es, por sí mismas, la palanca de la transformación revolucionaria.

De tal manera que la educación liberadora se constituya en una situación donde profesores como estudiantes
aprenden, siendo sujetos cognitivos, a pesar de ser diferentes. Entonces, profesores y estudiantes son agentes
críticos del acto de conocer. Siendo la educación un momento en el que uno intenta convencerse de algo e
intenta convencer a los otros de algo sin llegar a la imposición, de tal manera, que si uno no está convencido de
lo que hace no lo hace.

Es importante tener presente que las raíces de los problemas que se analizan están más allá del aula, es decir,
en la sociedad y en el mundo. Por tanto, el contexto de la transformación no es sólo el aula, sino que se
encuentra fuera de ella. Lo anterior confirma el hecho de que existen diferentes niveles de transformación.
Develar la realidad ocultada

Se destaca que la transformación no es sólo una cuestión de métodos y técnicas, la cuestión es el


establecimiento de una relación diferente con el conocimiento y con la sociedad.

Se reconoce que la educación no modela la sociedad, sino la sociedad modela la educación según los intereses
de quienes detentan el poder. Por tal motivo, la educación no puede constituirse en la palanca de la
transformación, debido a que la clase dirigente no pondrá en práctica una educación liberadora que pueda
actuar contra ella, es así, que las autoridades dominantes no permiten que eso ocurra, fiscalizando la
educación. Desde el punto de vista de la clase dirigente que está en el poder, la tarea principal de la educación
es reproducir la ideología dominante. Pero la tarea reproductiva de la ideología dominante lleva a oscurecer la
realidad, a evitar que las personas adquieran una percepción crítica.

Sin embargo, al interior del ámbito educativo, el maestro debe cumplir la tarea de denunciar y actuar contra la
reproducción de la ideología dominante. Nuestra tarea como educadores sería iluminar la realidad, la cuestión
es el contenido y el dinamismo del aula, el planteamiento del objeto que debe ser conocido. Sin embargo,
aquellos que desmitifican la tarea de reproducción nadan contra la corriente, lo que implica correr riesgos y
asumir riesgos e incluso castigos.

En cuanto a la educación liberadora, no solo es posible en el aula, sino también al interior de los movimientos
sociales.

¿Debe suprimirse la clase meramente expositiva?

La clase expositiva debe constituirse en una codificación verbal de la realidad, más que en una transformación
oral de conocimiento.

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Lo importante es que el discurso sea tomado como un desafío que debe develarse, y no ser un canal de
transferencia de conocimiento. Así la conversación liberadora se convierte en una llamada critica, que inspira a
los estudiantes y que nace del dialogo establecido con ellos. La subjetividad de los estudiantes debe ser
movilizada.

Es importante que el profesor desarrolle su creatividad verbal y que promueva la participación activa de los
estudiantes, pues una trampa de la clase expositiva es la pasividad estudiantil. Por tanto, el discurso debe ser
animado e inventivo. Si la clase es dinámica, cuestionadora, coexistente con presentaciones de los estudiantes,
trabajos en grupo e individuales, redacciones, investigaciones fuera de clases, entre otros, disminuye el riesgo
de que el lenguaje del profesor se convierta en una conferencia de transferencia de conocimiento.

La enseñanza como opción política

La cuestión es cómo desarrollar un tipo de lectura crítica o comprensión crítica de la sociedad, a pesar de la
resistencia de los estudiantes y la clase dominante.

En algunos momentos de la experiencia de los profesores y los estudiantes empiezan a entender que la
educación tiene que ver con la política. Entonces la educación es política. El profesor debe definir qué tipo de
política realiza, por ello debe cuestionarse a favor de quien está educando y contra quien lo está haciendo.
Es por eso que un profesor debe ser radicalmente democrático, responsable y directivo, pero directivo del
proceso no de los estudiantes. Entonces, el profesor liberador no está haciendo nada a los estudiantes, sino
con los estudiantes.

Lo anterior tiene que ver con la “iluminación” de la realidad: hacer que los estudiantes comprendan que
conocer no es solo comer conocimiento, sino también es una cuestión política.

Por tanto, la educación liberadora implica la iluminación de la realidad, implica luchar contra la falta de nitidez
y claridad de la realidad, evitando caer en el cinismo, donde los iluminadores del proceso sean los profesores y
los estudiantes.

En base a lo anterior, se concluye que los educadores liberadores no son misioneros, ni técnicos, ni simples
profesores, deben ser militantes en el sentido político de la palabra. Entendiendo, que el militante es un
activista crítico en la enseñanza o en cualquier lugar, examinando su propia práctica, reinventándose en la
medida en que reinventa la sociedad, realizando un esfuerzo permanente de crecimiento, de creación.

¿CUÁLES SON LOS TEMORES Y LOS RIESGOS DE LA TRANSFORMACIÓN?

A los maestros les produce miedo perder el trabajo por practicar la educación emancipadora en vez de la
pedagogía de transferencia del conocimiento.

Así mismo temen verse forzados a realizar su profesión ante los estudiantes.

El desgaste del profesor y la resistencia de los estudiantes hace cuestionarse por que se dedican a la educación
(salario y prestigio profesional malos) (lo favorable las vacaciones pagadas, jornadas de trabajo cortas y el
incentivo moral de trabajar por el desarrollo humano.

Buscamos que el estudiante experimente la alegría de aprender. Hoy en día estamos recibiendo menos
recompensa y más sinsabores. Los maestros abiertos a la transformación sentimos un llamado utópico, pero al
mismo tiempo sienten miedo temen ser llamado radicales, personas que arman lío.

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Si se está en oposición al, currículo oficial, hay riesgo de perder el trabajo o perder un aumento de salario. La
educación conservadora provocó que los estudiantes se muestren menos dispuestos a correr riesgo, la
imposición de una profesionalización, pruebas de aptitud, los retornaron a lo básico; por otra parte estos están
preocupados por conseguir trabajo.

Se enfrentan al subempleo y salarios despreciados. Se ven envueltos en un medio represivo y orientado a los
negocios lo cual hizo que los estudiantes rechacen la pedagogía experimental.

NEGAR EL MIEDO, NEGAR EL SUEÑO

Según Paulo el miedo es algo muy concreto, el “miedo” no es una abstracción. También indica que es una cosa
muy normal.

Cuando sentimos miedo nos vemos obligados a reflexionar sobre nuestras opciones. Se debe establecer
algunos límites a nuestro miedo:

Es normal sentir miedo, demuestra el hecho de que estamos vivos; no se puede permitir que el miedo sea
injustificado y que nos paralice; aceptar nuestro miedo.

El temor proviene del sueño que tienes sobre la sociedad que quieres hacer y deshacer por medio de la
enseñanza y otras políticas; el miedo existe en ti precisamente porque tienes un sueño.

Convertir en realidad un sueño obliga a realizar una experiencia arriesgada, pero si no pasas por esa
experiencia, entonces no permites que tu sueño se haga realidad. “El miedo es una señal de que estás
haciendo bien tu trabajo de transformación”

La política educativa nos muestra que los profesores aprenden los límites de la educación liberadora
acercándola. Cuando aprendemos los límites reales en nuestras escuelas también obtenemos algún
conocimiento concreto en relación a cuanto o que tan poco podemos conseguir. Por eso es necesario que el,
profesor adopte una actitud experimental en sus clases.

La transformación exige una investigación constante, investigar el campo de acción para ver los resultados y
límites de nuestra intervención. En el aula esos límites podrían significar el potencial transformativo de los
estudiantes. Si se sobrepasa los límites violando su apertura a aceptar las opciones liberadoras del profesor y
no se obtiene ninguna reacción de los estudiantes, nos toparemos con su resistencia.

El valor de la investigación y la preparación para hacer que la oposición tenga valor y también como una forma
de reducir el miedo, minimizando errores y riesgos innecesarios.

Si los profesores consiguiéramos transformarnos en ciudadanos institucionales, arraigados a nuestra escuela,


podríamos realizar más fácilmente un perfil institucional adecuado a la comunidad educativa.

¿PUEDE EL RECHAZO DE LOS ESTIDIANTES GENERAR MIEDO EN EL DOCENTE?

Como educador liberador quizá tengamos sueños muy diferentes a los de los estudiantes, pero en ningún caso
tenemos derecho a enseñarles tan solo lo que ellos exijan.

El educador tradicional así como el liberador no tienen derecho a desconocer las metas de los estudiantes, de
recibir una información profesional, sin embargo a pesar de que ambos deben ser competentes en la habilidad

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de educar a los estudiantes, el conservador lo hace con una ideología preocupada por la preservación del
orden establecido, el liberador busca ser eficiente en la formación de los estudiantes científica y técnicamente.
Como educador liberador nuestra tarea es plantear cuestiones críticas sobre sobre la capacitación misma que
estamos ofreciendo.

Para un estudiante de arquitectura el profesor liberador necesita plantearle cuestiones sobre cómo viven los
habitantes, sus necesidades médicas y de vivienda; no es suficiente prepararlos solo para que construyan
edificios para los ricos. Las políticas de medicina y vivienda deben estar integradas en el programa.

LA FILOSOFÍA DE LA CUCARACHA

En el ejemplo de un curso de redacción el profesor liberador toma el lenguaje como un problema ideológico
que se relaciona con las clases sociales, conocerlo a través de las diferentes élites.

Debe hacer posible el dominio del inglés estándar por parte de los estudiantes para que pueda sobrevivir, a
diferencia de los tradicionales que enseñan las reglas del inglés.

Debemos demostrar a los estudiantes a respetar el lenguaje del pueblo, enseñarles que es tan bello como el de
los pueblos y que no debemos sentir vergüenza de su lenguaje.

Al igual que la supervivencia de la cucaracha, esta contribuyó a que las autoridades restringieran los
movimientos de los años pasados restringiendo y limitando las reivindicaciones de poder, igualdad y
prosperidad.

¿HAY ESTRUCTURA Y RIGOR EN LA EDUCACIÓN LIBERADORA?

¿Las clases dialógicas igualan a los profesores y los alumnos?

Desestructurar la clase:

 La educación liberadora es considerada no rigurosa, por en el simple hecho de que no se los exige a que
participen de su propia formación.
 Los estudiantes y profesores solo aprenden una única definición de rigor; la autoritaria, la tradicional, que
estructura la educación de forma mecánica y los desanima ante la responsabilidad de recrearse, así mismo y
a su sociedad.
 La cuestión del rigor de la educación liberadora no se nos ha planteado de manera provocadora, en el mal
sentido d3 la palabra. Esta cuestión es realmente una curiosidad del estudiante o del joven profesor.
 Debemos demostrar en la práctica que la educación liberadora o dialógica trabaja con rigurosidad.
 Con la educación liberadora se debe ser muy exigentes, en la que los estudiantes no consideren de que es
fácil la participación en los cursos.
 La educación liberadora implica transformar las relaciones entre estudiantes, profesores, la escuela y la
sociedad.
 Los liberales y progresistas reconocen que el programa currículo interfiere en el aprendizaje, y que el
programa basado en la transferencia es un problema. Su decisión es de estudiar seis páginas durante doce
horas aclara radicalmente la cuestión del rigor.
 El aprendizaje no es una olimpiada de memorización. La idea es hacer de la reflexión crítica de la sociedad
una actividad fundamental, es evitar el vuelo sobre las palabras en un esfuerzo heroico para legar al final de
la lista de lecturas, el vuelo sobre la sociedad de una forma que impida aprender cómo se relaciona el
aprendizaje con la realidad.

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 La idea de analizar una pequeña cantidad de material no tradicional se confronta a la preocupación por el
currículo que angustia al profesor de manera permanente.
 Se debe aprender el material ante los estudiantes y con os estudiantes. El profesor convierte válida la
enseñanza cuando se aprende creativamente durante el proceso.
 También es importante la percepción de los estudiantes del hecho de que el profesor que da menos cosas
para hacer también exige menos.

Un alumno que es también profesor:


 El objetivo democrático de la educación liberadora puede llevar a la irresponsabilidad si los estudiantes lo
entienden como que esperamos menos de ellos.
 El educador responsable debe ser al menos seis personas: un profesor, liderando como profesor y
aprendiendo como alumno, creando un clima abierto en muchos sentidos, democrático. Y de esta forma los
estudiantes empiezan aprender de forma diferente, aprenden a participar.
 Se debe situar la práctica liberadora de la democracia en los límites del desarrollo de los estudiantes. La
directividad y la libertad de cada clase deben repensarse constantemente para cada curso.
 Se puede soltar la autoridad demasiado pronto, como también se puede soltar demasiado tarde. Calcular es
un asunto sin garantías que compromete, más que cualquier otro momento.
 Lo importante es que el profesor democrático nunca transforme la autoridad en autoritarismo. Nunca podrá
dejar de ser una autoridad, o de tener autoridad, ya que sin ella es muy difícil modelar la libertad de los
estudiantes. L a libertad necesita autoridad para hacer libre.

Cuando un alumno te pone a prueba:


 La autoridad del profesor debe estar siempre ahí, pero debe cambiar cuando los estudiantes cambien. Así el
estudiante evoluciona cuando ellos emergen como sujetos críticos del acto de conocimiento.
 Los estudiantes necesitan saber que la libertad debe ser castigada en algunos momentos. Y que es necesario
que el castigo sea impuesto por la autoridad.
 Un profesor no puede aceptar la invitación al autoritarismo que la ideología dominante te propone cuando un
estudiante te pone a prueba.
 El estudiante es el mensajero de la ideología que denomina, e invita al profesor liberador a caer nuevamente
en las relaciones rígidas.
 E l profesor es siempre diferente, y no es igual a los estudiantes, aun cuando promuevan relaciones
democráticas en clase.
 El profesor dialógico es más experimentado en el análisis crítico y está comprometido al sueño político de
cambios sociales que los estudiantes.
 El profesor lidera un proceso de transformación que no tendría lugar por sí solo.

¿QUÉ ES EL “MÉTODO DIALÓGICO” DE ENSEÑANZA?

La pedagogía del empowerment.

Para hablar de la pedagogía reparadora debemos aclarar y enfocarnos en algunos conceptos relacionados y
claves de este tema.

Se dice que el maestro es político y un artista; puesto que la educación es una actividad social y va en contra
de la dominación promoviendo la liberación de la opresión, también como acción cultural dentro y fuera del
aula. El maestro resulta ser un artista en el manejo de la pedagogía liberadora. Así pues cuando hablamos de la
educación en base al método dialógico debemos tomar en cuenta ese término:

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Diálogo, se lo puede entender como una postura que transforma a los humanos en seres críticamente
comunicativos que reflexionan, transforman descubren lo que realmente es saber, pues saben lo que saben.

En las clases dentro el aula se trabajaba con el método de la argumentación que resultaba ser una clase
expositiva con preguntas o círculos de debates, que resultaban aburridas, pues los estudiantes son simples
oyentes con un mínimo de contacto entre los actores.

El contacto con los estudiantes resulta ser solo para estudiantes privilegiados de elite pues solo esos
estudiantes comparten una misma cultura o vocabulario con sus docentes.

Dialogo de la pedagogía iluminadora

A partir del dialogo se cambia la realidad, además que valida las relaciones interpersonales, pues el dialogo no
es solamente un intercambio de palabras, va mas allá y se convierte en un dialogo liberador, democrático,
donde no hay dominación alguna, donde los participantes puedan rehacer sus ideas.

De esta manera hablando de la educación el conocimiento ya no es exclusivo del profesor, ahora el


conocimiento se da para que los actores se sienten alrededor de él, el objeto de estudio es iluminador y en
base a eso se construye el conocimiento.

El docente ya conoce el objeto de estudio pero reaprende con los estudiantes, convirtiendo entonces el
“dialogo” en la conformación del conocimiento entre ambos actores, pues en lugar de transferir conocimientos
se aproximan a él de manera dinámica.

Método expositivo.- el profesor como autoridad transfiere los conocimientos.


Método socrático .- el maestro revela la respuesta correcta y estimula a los estudiantes.
Educación dialogica .- el docente reaprende con los estudiante mediante un dialogo democrático, lo que
implica la ausencia de autoritarismo, haciendo que surjan las libertades de los estudiantes.

Pedagogía situada, el maestro tiene el conocimiento y comienza el diálogo en términos de conocimiento y


luego los dirige porque sabe a dónde quiere llegar con ellos.

Este es un proyecto que simplemente quiere lograr algo, entonces la pedagogía situada no endosa la
información, más bien busca trascenderla, pues estos conocimientos son familiarizados para los alumnos para
así estimular su atención. En este sentido la pedagogía situada presenta objetivos sociales como desafíos para
nuestra vida, esto quiere decir se trabaja con la realidad de los estudiantes, además se indaga sus niveles
cognitivos y políticos para después ver con qué tipo de conocimiento se cuenta para que esto sea un punto de
partida para iniciar la pedagogía liberadora.

Conciencia crítica la comprensión del medio, el análisis de la realidad es importante para luego aterrizar en
el verdadero conocimiento científico y crítico de él. Es importante saber cómo entienden el mundo los
estudiantes, teniendo conciencia de una visión popular, a partir de ello los estudiantes aprenden y el profesor
también, pues el poder de los alumnos aumenta ya que tienen mayor conocimiento de su entorno y se
fomenta el análisis, la reflexión y criticidad en ellos.

Este poder en los estudiantes es denominado empowerment que se resume en la participación activa y
potencialidad creativa de los estudiantes.

Los estudiantes que son auto dirigidos, que son dotados de potencialidad creativa, no necesita un seguimiento
específico, ni supervisión, es una forma d educación autónoma, pues se va en contra del autoritarismo del
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profesor. Lo que da una educación liberadora, porque a pesar de ser autodidacta si no usa lo que aprende para
el bien de su entorno, para un cambio social, ejerciendo una actitud individualista deja de tener el sentido de
libertad.

La noción del empowerment es interpretada por el individualismo porque en una sociedad capitalista los ricos
se hicieron ricos por su propio esfuerzo, es una cultura que fomenta que los hombres y mujeres se hicieron a si
mismos, es por eso muy complicado entender este concepto relacionado en la sociedad y con la sociedad. A
pesar de eso podemos ver que el empowerment social como el poder que tienen las clases sociales
trabajadoras, en la construcción de su cultura, poder político y esto es un logro que ayuda al progreso que
ayuda a liberarse de la dominación. Esto muestra la fuerza y limitaciones de la educación liberadora en tanto
busque la transformación de la realidad.

Cuando hablamos del educador como artista, debe tener una práctica verdaderamente transformadora a
partir de la evaluación del aula, donde todos ya tienen conocimientos entonces estudia ese ambiente en el que
se puede reaprender, en este ambiente todos se comportan de cierta forma que se les instruyó , entonces el
profesor debe seguir esa misma línea y observar que aspectos pueden ayudar a una transformación critica.
Son pasos, formas de actuar, comportarse, decir, opinar, dentro de un contexto académico, e ahí la
codificación propuesta como un tema de investigación.

En el aula se necesita mucha atención e ingenio para ajustar la pedagogía de cada grupo nuevo con el que se
comienza, para los temas pedagógicos los maestros necesitan habilidades artísticas que les ayuden a despertar
y estimular a los estudiantes.

Generalmente el maestro sabe mucho, habla mucho en voz alta y con mucha seguridad y los estudiantes
hablan poco, casi nada y nunca en voz alta pues a nadie le importa lo que ellos digan pues de ellos no saldrá
nada que se tenga que anotar o tomar en cuenta para un examen, es

Aquí donde se cambia y se usa la habilidad de un artista convirtiendo al profesor en un ente de dialogo, que
comienza con un tono de dialogo, donde da más importancia a las ideas de los estudiantes, permite que los
demás analicen las ideas participen y sean protagonistas, al punto de iniciar la siguiente clase tomando en
cuenta la idea que se trató día anterior, puede decir que esto es la implementación de los tema generadores
que parten de los estudiantes, de sus ideas, sus reflexiones, aportes y análisis, en este sentido el docente es un
simple auxiliar en el proceso de formación.

La naturaleza de la educación no es estructurada más bien es implícita, no está planificada, se da por medio de
la reflexión, de manera inconsciente, esto hace a la educación liberadora

¿HAY UNA “CULTURA DEL SILENCIO” GENIOS ESTADOS UNIDOS?

¿Los alumnos norteamericanos que viven en una democracia plena necesitan la liberación?

Profesores norteamericanos discuten si el método dialógico podría o debería ser aplicado en las aulas de los
Estados Unidos, además de preguntarse si la epistemología liberadora sólo funciona en el Tercer Mundo, los
profesores discuten también si esta es necesaria(La educación dialógica hace hincapié en el desarrollo de
relaciones democráticas en la escuela y en la sociedad), ya que viven bajo una democracia militar y se
preguntan si las nociones de liberación encajan en esta realidad porque en su sociedad los estudiantes pueden
acceder a la tecnología.

Una de las grandes crisis de los Estados Unidos, en este momento [1985], es la resistencia de los estudiantes al
currículo oficial. En otras palabras, los profesores y directivos se niegan a cambiar el plan de estudios que aliena
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al estudiante. La reacción de los estudiantes es negarse a trabajar de acuerdo con el currículo oficial. La
pedagogía oficial ha motivado que los estudiantes estén en contra del trabajo intelectual. Esta lucha de poder
por el currículo llevó a las escuelas y a las universidades a un estancamiento que algunos órganos oficiales han
definido, equivocadamente, como “mediocridad” estudiantil. Yo lo denomino “huelga de obligaciones” de los
estudiantes, que se niegan a estudiar bajo las condiciones sociales existentes. No menos importantes en esta
ecuación son la dejadez de muchas escuelas, las aulas numerosas y el hecho de que el mundo de los negocios
no recompensará el esfuerzo de los estudios. Son pocas las recompensas que el mercado de trabajo ofrece por
los altos niveles de realización escolar. Los estudiantes deciden, entonces, que es estúpido jugar con unas
reglas que no los benefician y que han sido hechas por otras personas

Me gustaría destacar que la motivación debe encontrarse dentro del propio acto de estudiar, dentro del
reconocimiento, por el estudiante, de la importancia que el conocimiento tiene para él. Tú puedes imaginar
qué significa la escuela para los estudiantes. El profesorado y el personal administrativo de la escuela
constantemente les dan lecciones sobre la importancia de la es- cuela y sobre lo que esta representará en su
futuro distante. Toda esa promoción de la institución sólo revela su incapacidad para motivar. No es posible
pretender que haya motivación por parte de los estudiantes en mi aula cuando recién empiezo la lección.

El problema de la motivación es tan esencial en la actual crisis de la enseñanza en los Estados Unidos que en los
últimos tres años ha generado una serie de informes oficiales. La situación actual es como tú la describes,
Paulo. El currículo modelo se divorcia de la motivación como si esta fuera externa al acto de estudiar. Las
pruebas, la disciplina, los castigos, las recompensas, la promesa de trabajo futuro son considerados los motores
de la motivación, alienados del acto de aprender aquí y ahora. De la misma manera, la “alfabetización” es
definida como “aptitudes básicas” aisladas de un contenido serio de estudio, aisladas de los asuntos que tienen
un valor crítico para los estudiantes ¡Primero, será apto, y después, ya podrá obtener una educación de
verdad! Por el contrario, ¡primero obtenga una educación de verdad y después podrá tener un trabajo! Lo
mejor siempre es aquello que tú no estás haciendo en el momento presente. No nos puede sorprender que los
estudiantes no cooperen

El problema de la motivación planea sobre las escuelas como una densa nube. Todos sabemos que los
estudiantes, desmotivados dentro de la escuela, pueden encontrar mucha motivación fuera de ella. La cultura
del consumo manipula sus hábitos de compra. Han encontrado también un amplio espacio fuera de la escuela
y la casa para construir su cultura subjetiva del sexo, la amistad, los deportes, las drogas y la música, entre
otros. Cuando los estudiantes realmente quieren algo, mueven cielo y tierra para conseguirlo. Encuentran
automóviles baratos y regatean el seguro, buscan trabajos temporarios en Navidad, consiguen el equipo de
música más eco- nómico, o una nueva guitarra, o la entrada para un concierto, o que se tache una nota baja en
la universidad, o ingresar en cursos ya cerrados, o aprobar un concurso por oposición en alguna administración.

En esas circunstancias, emplean toda su sagacidad. Ese interés de los estudiantes en asuntos no oficiales me
llevó a considerar temas de la vida diaria para la investigación crítica; les pido que escriban sus propios libretos.
También introduzco lecturas para desarrollar una tensión entre esos dos tipos de discurso –los textos
proyectados por ellos mismos y los textos impresos–, un hecho que aporta un sustancial dinamismo al curso.
Por lo tanto, cuando comienzo un curso, no puedo dar por asegurada la motivación de los estudiantes. Busco
descubrir, entonces, su perfil: a favor de qué o en contra de qué están. Eso sólo lo puedo hacer observando lo
que dicen, escriben y realizan los estudiantes. Sin embargo, antes debo generar una atmósfera en la que ellos
concuerden en decir, en escribir, en hacer lo que es auténtico para ellos.

Para incentivarlos a decir más, contengo mi propio discurso inicialmente, para dar más espacio al suyo. De esta
manera, el punto de partida de la educación del estudiante en clase es también el punto de partida de mi
educación. Lo que más me importa al comienzo es saber cuánto y qué tan rápido puedo aprender con respecto
a los estudiantes. Para mí, ese es un momento experimental. Busco utilizar ejercicios que al mismo tiempo me
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eduquen y eduquen a los estudiantes: lecturas breves, redacciones, experiencias de debates y reflexión, y
mantengo mi plan de estudio limitado y flexible. Realizo un vuelo sin instrumentos, muchas veces sin ninguna
planificación completa del curso o alguna lista de lecturas que denoten la sujeción a un orden con el que estoy
familiarizado. Quiero aprender con ellos cuáles son sus verdaderos niveles cognitivos y afectivos, cómo es su
auténtico lenguaje, qué grado de alienación tienen en el estudio crítico y cuáles son sus condiciones de vida,
como fundamentos para el diálogo y el acto de preguntar.

Los estudiantes se motivan fuera del proceso de aprendiza- je cuando el curso existe anticipadamente, de
manera completa, en la cabeza del profesor, en el programa o en la lista de lecturas, o en las exigencias de los
órganos de gobierno. ¿Te percatas de lo que hay de muerto en eso? El aprendizaje ya ha tenido lugar en alguna
otra parte. El profesor simplemente utiliza una arquitectura construida en otro lugar, simplemente relata las
conclusiones a las que se ha llegado en otro lugar. El estudiante estudia de memoria lo que le es dado. Hay
mucha presión para que se enseñe de esta forma tradicional. En primer lugar, porque es familiar y ya está
funcionando, aunque no dé resultados en clase. En segundo lugar, porque, al apartarte del programa oficial,
puedes ser considerado un rebelde o un disconforme, y estar sujeto a algo que puede ir desde pequeños
inconvenientes hasta el despido.

¿Cómo puedo motivar a los estudiantes, a no ser que ellos actúen conmigo? Inventar un curso que se
desarrolle con los estudiantes mientras, al mismo tiempo, está siendo impartido es excitante y produce
ansiedad. Me siento ansioso en el transcurso de ese proceso creativo, esperando ver si todos los hilos se
juntarán, pero sé que esa apertura es necesaria para superar la alienación de los estudiantes, que es el mayor
problema del aprendizaje en las escuelas. ¿Dónde aprender a hacer este tipo de enseñanza? Haciéndolo.
Lamentablemente, los departamentos académicos y las escuelas de educación desalientan a los profesores a
desarrollar nuevas experiencias.

Paulo Freire, nos explica cómo pueden los educadores superar las diferencias del lenguaje que manejan los
docentes y estudiantes, también nos habla de la transferencia de conocimientos empleando métodos
dialógicos que lleguen a una educación “Liberadora”, a la sociedad igualitaria que muchas veces no se logra
porque difiere algunas ocasiones el apoyo del currículo oficial que se maneja.

En este sentido el lenguaje próximo se refiere a que existe una diferencia entre el lenguaje de los estudiantes y
del profesor (Lenguaje académico - Coloquial), ya que el docente aprende un lenguaje culto diferente de los
lenguajes del pueblo – de la vida cotidiana, por ende el lenguaje que utilice el docente es determinante para
lograr una clase amena y significativa. Sin embargo existen discursos donde se usa un lenguaje académico
donde se provoca que el estudiante se limite y esté en silencio; en cambio sí se crea relaciones de discurso en
las cuales ellos se abran, significa producir un lenguaje que revele lo que saben con las palabras que ellos
dominan en su diario vivir como seres humanos que son, conformando parte de una sociedad.

El ambiente verbal en el aula es clave, ya que permite que la expresión de su propio vocabulario se vaya
incorporando al discurso del docente, quien llega a percibir los niveles de desarrollo cognitivo y político,
llegando a tener de esta manera un referente sobre sus experiencias y niveles de conocimiento, donde los
estudiantes participen de un lenguaje prolongado, sin aburrir a los estudiantes y de esta manera conocer y
producir conocimientos de acuerdo con el nivel de su experiencia intelectual que se comprende a partir del
lenguaje empleado.

Una clase dialógica emerge una larga discusión que encuentre sus temas y motivos donde los estudiantes
participen de manera activa con un diálogo crítico durante el proceso con democracia.

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El hablar del lenguaje es comprometer el mismo con las diversas clases sociales, sin abolir el mismo al contrario
se debe usarlo de manera que aproximen entre el contexto académico y de la realidad, logrando de esta
forma transformar el futuro, adaptando el lenguaje del docente con metáforas en algunas ocasiones.

En el punto de partida de la enseñanza liberadora, es importante aprender a atraer a los estudiantes y


ayudarlos cada vez más a entender el significado de las concepciones académicas. Pero sin empobrecer tu
propia lengua o limitarla, porque se corremos el riesgo de volvernos simplistas, es decir limitarnos en nuestra
relación con los demás creyéndolos incluso inferiores, por ello es necesario un diálogo estratégico conversando
sobre las experiencias escuchando con atención, para que los estudiantes se sientan más seguros.

Un verdadero educador liberador debe empezar del aquí del estudiante, y ofrecerles su allá para que sea una
enseñanza transformadora. El educador es responsable de iniciar el proceso y de dirigir el estudio, donde
maneja sus propias políticas y se genera un “momento inductivo” donde el docente inicia y dirige el desarrollo
cuando los estudiantes no tienen la iniciativa que es lo más común.

La diferencia que existe entre un educador liberador y un domesticador, es que un educador liberador asume
la responsabilidad de ser inductivo para transformarlo juntamente con los estudiantes uniendo las piezas del
conocimiento estimulando y profundizando un diálogo crítico; en cambio el educador domesticador, manipula
el método inductivo según su criterio personal.

¿CÓMO PUEDEN LOS EDUCADORES LIBERADORES SUPERAR LAS DIFERENCIAS DEL LENGUAJE EXISTENTES
ENTRE ELLOS Y LOS ALUMNOS?

Un acto de reflexión entre iguales

 Según Freire una práctica en la rutina del aula es que diariamente el profesor debe dar lugar a un resumen de
la clase, antes de finalizar con ella.
 Otra práctica debe ser el hábito de interrumpir a un alumno que habla, en cualquier momento para integrarlo
dentro la dinámica del curso y reforzar aquello que dice a la forma del lenguaje oficial.
 El resumen realizado al final de la clase debe ser escuchado con una atención especial y sentirse a gusto
porque es el producto de una curiosidad que se da en el momento, además estimula la participación del
pensamiento crítico. Por tanto, el resumen llega a convertirse en un acto de reflexión entre iguales. En lugar
de ser un sello protocolar del profesor sobre la hora del trabajo. Además cuando realizamos el resumen, no lo
estamos haciendo sólo para demostrar a los estudiantes que sabemos hacerlos, sino para enseñar a los
estudiantes a cómo hacer uno partiendo de una acción dialógica partiendo de una actividad crítica y
liberadora.
 El resumen auto reflexivo puede exigir un idioma coloquial, para que los alumnos tengan acceso a él.
 Por otra parte el silencio es algo fundamental para provocar la reflexión activa de los alumnos, asumiendo la
responsabilidad entre todos de aprender.

Teatralidad y sentimiento
¿Otras cualidades del discurso dialógico?

 La educación dialógica ofrece humor (seguridad), en el sentido de que uno se ría de uno mismo, por ello los
profesores liberadores en sus prácticas educativas deben beneficiarse de seminarios de teatro, voz,
movimiento y comedia, dando lugar a la creatividad, liderazgo de discusiones y dinámica de grupos.
 Los aspectos concretos de la realidad son más palpables por medio del humor y el sentimiento que por la
estructura mecánica del programa y ayuda a ser real el momento del conocimiento.

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 El aula descolorida no satisface al profesor ni al alumno. El docente necesita que cierta consistencia
emocional y humorística mantenga su moral en el curso.
El lenguaje del sexismo y el racismo
 Dentro el aula se debe dar lugar a la equidad entre hombres y mujeres dejando de lado el racismo y la
discriminación. Ambos tienen el derecho de manifestar su opinión críticamente en público.
 El sexismo se manifiesta en la propia naturaleza del discurso, no solamente en las afirmaciones expresiones
ideológicas.
 Por otra parte Freire afirma que el racismo y el sexismo van muy unidos a la producción capitalista, y esto
debe transformarse en una sociedad cambiante y equitativa, donde se proporcione una educación para la
conciencia crítica y una educación emancipadora.
 Educar a las personas para que sean libres y después transformen la realidad rompiendo los esquemas
mentales de racismo.
 7. El sueño de la transformación social: ¿cómo empezar el lunes por la mañana?
 ¿Tenemos derecho a cambiar la conciencia de los alumnos?

 El educador liberador nunca puede manipular o dominar a los estudiantes, diciéndoles que se debe creer en
algo porque él lo dice y tampoco puede abandonarlos a su propia suerte; sino que asume un papel directivo
necesario para educar. Esa directividad no es una posición de mando, de “has eso” o “has aquello”, sino una
postura para dirigir un estudio serio sobre algún objeto de manera democrática y reflexiva, pues la
directividad del maestro y la libertad del alumno están a la par, sin incurrir al autoritarismo o al libertinaje de
los mismos.
 La manipulación niega la realidad y la falsifica creando mitos. En cambio, el aula liberadora, ilumina la
realidad y la revela, no acepta el statu quo y los mitos de la realidad, y estimula al alumno a descubrir la
manipulación real y los mitos de la sociedad.
 La educación siempre tiene una naturaleza directiva, pero está el educador liberador, por una parte, y el
domesticador, por otra. Ambos son muy diferentes porque el liberador es cordial, crítico y mantiene una
actitud democrática en relación con su directividad pero esto no implica tener el control de sus educandos en
sus manos, ya que se relaciona con ellos como si fueran sujetos con conocimientos y comprometidos en el
proceso de conocer algo conjuntamente. El educador liberador se apasiona y está con los alumnos, en vez de
hacer cosas para ellos. Estable una relación dialéctica de intercambios de igual a igual donde el educador
liberador los desafía para que sepan cuál es su libertad en ese momento.
 ¿Qué derecho tiene el educador de cuestionar las posturas racistas o sexistas de los alumnos? El educador
tiene derecho a discrepar y no está obligado de concordar con ellos. Existe una fuerte dimensión ideológica
cuando intentamos cuestionar y transformar la conciencia de los estudiantes, pero no podemos asumir un
papel neutral con el fin de respetar a los estudiantes.
 Dejar de cuestionar la desigualdad de la sociedad es cooperar para oscurecer la realidad, desactivando la
creatividad de los estudiantes para reflexionar sobre los problemas e iniciar la transformación pero sin
imponer su posición ideológica.
 El indispensable conflicto social
 Cuando cuestionamos a los estudiantes, estamos pensando en hacer, una contribución mínima a la
posibilidad de que cambien su modo de entender la realidad. Sin duda, en el aula se escenifican los conflictos
sociales pues las relaciones de producción autoritarias están dentro de las escuelas. Sin embargo, el conflicto
crea las condiciones para la transformación y el maestro debe aprovecharlo de manera creativa.
 Aprendiendo a hablar
 ¿Cómo empezar a enseñar? El educador debe empezar haciendo con los estudiantes y no haciendo para ellos,
pues él también es un sujeto del proceso de conocimiento. Aprende en la práctica a leer la realidad del
estudiante y a partir de ello cambiar su práctica por medio de lo que aprendió de ella, sin separar la
investigación de la enseñanza. Para empezar el diálogo, el maestro debe situarse en las condiciones de sus
alumnos y responder a sus expectativas.
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 Leyendo la historia
 La actividad del educador es no idealizar la tarea educativa, hay que conocer que, cuando haces algo en el
ámbito de la escuela, puedes aportar algunas buenas contribuciones. Teniendo en cuenta los límites como
educadores.
 Es necesario mejorar el trato con el estudiante, trabajando con ellos no como táctica, sino como una
necesidad. A pesar de que posiblemente, sepa más que el estudiante, ellos también son capaces de saber y ya
saben muchas cosas cuando nos reunimos en clase.
 El educador necesita reaprender lo que piensa que sabe en la medida en que los educandos conocen junto
conmigo y entre ellos. Eso significa que los profesores deben tener algunas indicaciones sobre cómo están
comprendiendo los estudiantes su propia realidad, de manera diferente de la realidad del profesor. También
se necesita saber cuáles son algunas de las expectativas principales de los estudiantes.
 Como también se debe ser más o menos crítico en lo que respecta a cómo funciona nuestra sociedad, para
poder entender como la educación, en la que estoy comprometido, funciona en el contexto global y en el
contexto del aula de clase.
 Por otro lado, los intelectuales pueden analizar la naturaleza de su propio idioma. El desafío que se les
presenta a los educadores liberadores es transformar el idioma de la élite, herencia de nuestra formación
académica burguesa.
 Debemos trabajar también, para tener algunas experiencias en el aula con lecturas de textos, algo que el
profesor debe considerar tan pronto como empieza. Para presentar una atención esmerada a las palabras
dichas en el análisis, el profesor debe tener pleno respeto por lo que dicen los estudiantes. Todas las
preguntas merecen respuesta, y nosotros quizá, nunca tengamos la respuesta, sino posiblemente una de las
respuestas.
 Ayuda mucho, al comienzo, establecer límites de conducta en los estudiantes, y no silenciarlos simplemente
porque discrepen con el profesor. Los estudiantes también empiezan con la expectativa de obtener notas
bajas por discrepar con el profesor.
 Por lo tanto en la educación, el oscurecimiento de la realidad en el currículo oficial no solo esconde la
dominación, sino que también bloquea la imaginación divergente. Vemos el futuro en los términos de las
relaciones, las estructuras y los valores en los que ya estamos inmersos. Para rescatar la imaginación y la
intuición, de manera que las ejerzamos como recursos de oposición para generar el cambio, la pedagogía
liberadora necesita estimular el pensamiento alternativo. Eso puede ofrecer a los estudiantes algún
distanciamiento de los mensajes y las imágenes de la cultura de masas.

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