Adoramos A Dios en La Oración

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ADORAMOS A DIOS EN LA ORACIÓN.

A. OBJETIVOS

- Descubrir el sentido de adoración, acción de gracias, expiación y petición que tiene la oración.
- Comprender la necesidad y la importancia de la oración, tanto vocal como mental.
- Acostumbrarles a acudir a Dios en todo momento: en las alegrías y tristezas, en las necesidades y abundancia,
etc.

De Liturgia y vida cristiana

- Enseñarles a hacer oración, tanto oración vocal como oración mental.


- Aprovechar este tema para ver qué oraciones vocales saben; en concreto: Padrenuestro, Avemaría, Gloria al
Padre, Yo pecador. Pueden usarse también otras oraciones que están al comienzo del Catecismo.
- Conseguir que dediquen todos los días unos momentos para hablar con Dios: ofrecimiento de obras al
levantarse visita al Santísimo, ofrecimiento del trabajo, oraciones de la noche, al empezar y terminar de comer,
etc.
- Acostumbrarles a acudir a Dios para alabarle, darle gracias, pedir perdón e implorar bienes naturales y
sobrenaturales. Que acudan con confianza para contarle las cosas que les pasan: alegrías, preocupaciones, etc.,
pidiendo por las necesidades propias y por las de los demás.
- Que vean el sentido de la oración que se reza al empezar y terminar la catequesis. Examinar cómo se vive este
punto: orden, recogimiento, etc.

B. DESARROLLO DEL TEMA

Introducción (Diversos puntos de partida)

1.1. Puede iniciarse la sesión centrándose en la oración de Jesús en el Huerto de los Olivos (Lc 22, 39-46).
Después de la Ultima Cena, en que instituyó la Eucaristía, Jesús se fue con sus Apóstoles, como de costumbre,
al Huerto de los Olivos. Allí estuvo en oración intensa y prolongada, manifestando tal deseo de cumplir la
voluntad de su Padre, que le hizo sudar «gruesas gotas de sangre que corrían hasta la tierra». Jesús decía a su
Padre: «No se haga mi voluntad sino la tuya». Buscaba, por encima de todo, la gloria del Padre, que se
cumpliese su amabilísima voluntad. Los Apóstoles se durmieron.

Iniciar el diálogo con los alumnos con estas o parecidas preguntas:


- ¿A dónde fue Jesús con sus discípulos después de la Ultima Cena? Al Huerto de los Olivos.
- ¿Para qué fue Jesús allí? Para hablar con su Padre.
- ¿Qué le pedía? Que se hiciese su voluntad.
- ¿Cuál fue la actitud de los Apóstoles? Se quedaron dormidos.

1.2. Aunque el Padrenuestro se tratará en la próxima sesión, se puede también comenzar este tema con un breve
comentario a la primera parte, con estas palabras u otras parecidas:
Sabemos que la oración mejor de cuantas hemos aprendido es el Padrenuestro, porque es una oración hecha y
enseñada por el mismo Jesucristo. Y ¿qué decimos en la primera parte de esa oración?
- Adoramos el nombre de Dios, adoramos a Dios.
- Pedimos que su Reino, su gracia, penetre en nuestra alma.
- Deseamos cumplir su voluntad.
En la segunda parte pedimos por nuestras necesidades espirituales y materiales.
Fijándonos en el Padrenuestro, nos damos cuenta que la oración no es principalmente pedir cosas a Dios. La
oración es para adorar, dar gracias, y también para pedir.
¿Cómo es nuestra oración? ¿Qué cosas solemos pedir? Entablar un diálogo con los alumnos haciéndoles ver
cómo nuestra oración en ocasiones es sólo de petición, olvidándonos de alabar y dar gracias a Dios.
Al terminar, y como puente para el desarrollo del tema, decirles que en esta sesión vamos a aprender qué es y
cómo tiene que ser la oración.

Desarrollar las siguientes ideas

2.1. Qué es oración (Usar algunos ejemplos señalados en la Introducción)


Orar es levantar el corazón a Dios para adorarle, darle gracias, implorar perdón y pedir lo que necesitamos.
Igual que hablamos con nuestros padres y amigos, debemos hablar con Dios, que es Creador y Señor nuestro.
La conversación con Dios puede ser mental, si nos dirigimos a El únicamente con la mente, y vocal, cuando
expresamos nuestros sentimientos interiores con palabras.

2.2. Jesús nos enseña a hacer oración (Explicar detenidamente esta idea)

La oración de Jesús a su Padre es el modelo de nuestra oración:


- Jesús alaba: «Yo te alabo, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios e
inteligentes, y se las has revelado a los pequeños» (Mt 11, 25).
- Jesús da gracias: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que siempre me escuchas, pero por
la muchedumbre que me rodea lo digo, para que crean que tú me has enviado» (Ioh 11, 41-42).
- Jesús se identifica con el querer del Padre: «Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz, pero no sea
como yo quiero, sino como quieres tú» (Mt 26, 39).
- Jesús pide, enseñándonos a pedir: «No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno
(...) santifícalos en la verdad» (Ioh 17, 15-17).

2.3. Jesús invita a orar continuamente (Animarles a sacar propósitos concretos)

Jesús siempre va por delante: primero hace; después invita a hacer. Los Apóstoles lo veían con frecuencia
entregado a la oración (cfr. Lc 5, 16; Mt 14, 23), Y enseñando con el ejemplo. Además, como recuerda San
Lucas, «les dijo una parábola para mostrar que es preciso orar en todo momento y no desfallecer» (Lc 18, 1).
Con el ejemplo y la exhortación nos quiere hacer ver la necesidad de la oración.

2.4. Dios nos espera en la oración (Hacerles ver cómo Dios no nos hace esperar; concretar bien cuándo
podemos hablar con El)

Generalmente, cuando se quiere ver a un personaje, tenemos que esperar; Dios no nos hace esperar, antes bien
es El quien nos espera. Es un gran honor hablar con Dios en la oración (Cfr. Amigos de Dios, 251).
Aunque podemos orar siempre, es buena pedagogía señalamos momentos determinados para hacerlo: al
levantarnos y al acostarnos; al hacer una visita al Santísimo; después de comulgar; al empezar un trabajo... Y no
podemos olvidar que la Santa Misa es el momento cumbre para alabar, dar gracias, pedir perdón por los pecados
y poner en manos de Dios las necesidades de todo el mundo (Cfr. Amigos de Dios, 249).

2.5. Cómo debe ser nuestra oración (Conseguir que hagan examen de cómo rezan)

Al hablar con Dios en la oración debemos cuidar los detalles de respeto y delicadeza, igual que cuidamos la
educación con las personas que tratamos. De ahí que la oración bien hecha habrá de ser:
- Piadosa. Hemos de acudir a la oración como hijos, porque lo somos.
- Humilde. Siempre necesitamos de Dios, y somos pecadores.
- Confiada. El nos ama como Padre, nos fiamos de El y estamos seguros de que nos dará lo mejor.
- Perseverante. Pedir una y otra vez, sin cansancio ni desánimo.
A veces tenemos la sensación de que Dios no nos concede lo que pedimos. Habrá que examinar si lo que
pedimos es conveniente para nuestra salvación, o si nuestros rezos tienen las condiciones expuestas. Porque
puede ocurrir que rezamos mal, o nos portamos mal o pedimos cosas no convenientes.

2.6. Valor de la oración (Reafirmar los propósitos de no dejar nunca la oración)

A medida que nos vamos habituando a la oración, nos unimos más con Dios y comprendemos mejor sus planes
sobre nosotros y sobre los demás, poniendo las cosas de la tierra en su justo lugar. De la oración salimos
fortalecidos para luchar contra el mal y hacer el bien; para enfrentamos a las dificultades de la vida con
serenidad y alegría. La oración nos consigue la gracia de permanecer, hasta el fin, fieles a Cristo cooperando
con El a la Redención del mundo y a la salvación de los hombres.

3. Preguntas resumen

¿Qué es orar? ¿Cuántos tipos de oración hay? ¿Tenemos obligación de orar? ¿Cómo hemos de orar? ¿Oye
siempre Dios nuestras oraciones? ¿Para qué sirve la oración?
C) SUGERENCIAS PARA UNA MAYOR PARTICIPACIÓN LITÚRGICA

1. En la Santa Misa encontramos los cristianos la mejor oportunidad de hablar con nuestro Padre Dios, porque
mediante el Sacrificio de la Santa Misa podemos:
- Adorar a Dios. Por ejemplo, al rezar o cantar el «Gloria...», «Santo, Santo, Santo...».
- Pedir perdón a Dios por nuestros pecados y los pecados de los demás. Por ejemplo, al rezar el «Yo
confieso...»:
- Pedirle cosas. Así, «Te pedimos...».
- Darle gracias por todos los beneficios, cuando el sacerdote dice: «Te damos gracias...»
Conviene hacerles ver todos estos, puntos, para que asistan a la Santa Misa de una manera más consciente.

2. La Visita a Jesús en el Sagrario es otro momento en el que podemos adorar, hablar y contar nuestras cosas a
Dios, realmente presente en el Sagrario bajo las especies de pan. Se les puede enseñar a hacer la visita. Por
ejemplo, rezando las siguientes oraciones:
- ¡Viva Jesús sacramentado!;
- ¡Viva, y de todos sea amado!, rezando a continuación un Padrenuestro, Avemaría y Gloria al Padre (tres
veces). Al terminar, se puede decir esta oración:

« Yo quisiera, Señor, recibirte con aquella pureza, humildad y devoción con que te recibió tu Santísima Madre,
con el espíritu y fervor de los Santos».

D. POSIBLES ACTIVIDADES

- Hacer en el cuaderno un breve resumen de las ideas más importantes de la sesión. Pueden ilustrarlo con
fotografías o dibujos.
- Mencionar aquellas oraciones más corrientes, en las que pedimos a Dios perdón por nuestros pecados.
- Dejar que los estudiantes expongan en qué lugares u ocasiones dentro de la Santa Misa pedimos perdón,
adoramos, expiamos nuestros pecados, o solicitamos a Dios alguna ayuda.
- Hacer un pequeño comentario de la siguiente frase del Evangelio: «Es preciso orar en todo tiempo y no
desfallecer».

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