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Territorio

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ACTIVIDAD # 1

Estudio de caso: Territorio y teoría del conflicto

Presentado por:

Ingrid Johana Buitrago Tenorio ID 718400

Presentado a:
Laura Patricia Ortiz Cárdenas
NRC: 40 - 3946

Corporación Universitaria Minuto de Dios


Sede Virtual y a Distancia
Facultad de Ciencias Humanas y Sociales
Trabajo Social
Bogotá D.C 2022
INTRODUCCIÓN

El territorio, territorialidad y desterritorialización, se constituyen como categorías que pueden


aportar a la comprensión dinamización y construcción teórica y práctica, a partir de los análisis
de la interrelación de los factores biofísicos y culturales sociales de una comunidad.

Este texto busca una mirada desde las principales perspectivas de territorio, donde se trata de
comprender como una categoría multidimensional que no solo vincula la apropiación e
identificación con un espacio físico, sino que también profundiza en las construcciones sociales,
políticas y simbólicas establecidas en la cotidianidad.

Desarrollando un estudio de caso del área urbana muy popular en Medellín Colombia, la comuna
13 y su desplazamiento forzado son la muestra más evidente en los últimos años en un referente
de la guerra en las ciudades colombianas.
COMUNA 13 DE MEDELLIN

Caracterización

La Comuna 13 de Medellín es el mayor referente de gestión de conflictos en los últimos años.


Entre los años 2001 y 2003 fue el escenario privilegiado de un conflicto que tuvo como
protagonistas a guerrillas, paramilitares y fuerza pública.

El desplazamiento forzado interurbano alcanzó niveles inusitados y se configuró como una de


las expresiones más relevantes de otra cara del conflicto armado en Colombia: la guerra en las
ciudades, una guerra que encontró, en Medellín, un escenario expedito para su implementación.

La miseria, las dificultades de acceso, la carencia de infraestructura y de movilidad, los robos


continuos, el expendio y consumo de drogas y la violencia intrafamiliar atrajeron sucesivamente
a milicias, guerrillas y paramilitares, cada uno con ofertas de orden y seguridad tentadoras para
sus habitantes.

El desplazamiento masivo ocurrido en el barrio El Salado el 29 de junio de 2002 se convirtió en


el más visible, tanto en la ciudad de Medellín como en el resto del país, por su magnitud, por el
clima de terror e incertidumbre que generaron los combates dentro del barrio y por la excesiva
violencia con que los paramilitares atacaron a la población. Le precede un desplazamiento
individual y familiar relacionado con el dominio paramilitar y continúa en el presente con la
emergencia de nuevos grupos armados (combos, bandas, desmovilizados y las denominadas
BACRIM) que, al igual que en el caso de El Salado, emplean el desplazamiento forzado como
una de las estrategias para el dominio del territorio y el control social y político de la zona.

El poblamiento de la Comuna 13, un conjunto de 19 barrios anclados en las montañas del centro
occidente de Medellín, es el resultado combinado de procesos migratorios conocidos en otras
regiones del país, pero también de la relegación social y económica, y muy especialmente del
desplazamiento forzoso que ha provocado la guerra en las últimas décadas. Exclusión y violencia
tienen por tanto una expresión socio-espacial en la ciudad, que junto al vacío de poder generado
Por la precaria presencia del Estado y sus instituciones, configuraron un escenario conflictivo,
inducido, explotado o aprovechado por múltiples actores armados.

Territorio

El territorio tiene un concepto, donde todo se limita a elementos de ordenamiento espacial,


como lo subnacional, limitándolo a un simple componente axiológico. Sin embargo el concepto
es más complejo y denota una serie de elementos de las subjetividades de los pobladores que lo
construyen y lo habitan.

La comuna 13 de Medellín, muestra la multitud de habitantes que sobre pueblan este espacio
destacando en particular las víctimas, victimarios y dolientes, que allí habitan, en esa misma
población destacando; niños, jóvenes, mujer y hombres que sin límite de edad, ha resistido a la
abrumadora y circular presencia de los actores de la guerra, y la permanente militarización y
vigilancia de otra parte, han terminado por imponer una visión cruda y resignada de esos
dominios. De ahí que a veces se establezca una explícita jerarquización o „preferencia‟ de ciertas
formas o mecanismos de violencia sobre otro una visión más indulgente o menos condenatoria de
unos actores respecto a otros; e incluso, que se den expresiones de territorio un componente
simbólico en el cual se manifiestan subjetividades y formas de representar el espacio, en este
sentido Oscar Useche plantea;

“La idea de territorio se hace más comprensible, entonces, si emerge de esta mirada del espacio
como construcción social e histórica, marcada por la flexibilidad de influjos demográficos y de
las necesidades humanas; u del lugar como enunciación vivencial del habitar, del morar, del
residir, en esa relación particular que el ser humano establece con el entorno […] la creación de
territorios es un proceso de apropiación del espacio por los pobladores y en ese proceso los
seres humanos no solamente construyen lugares, sino, que se construyen y se reconocen a sí
mismo, tomando distancias de otros. Se hace evidente entonces la dimensión política del
poblamiento territorial, pues es indispensable definir el modo como se habita con otros, es decir,
el proceso de integración de las sociedades. Y éste no es otra cosa que una puesta en juego de
intereses, un juego de poderes” (Useche, 2008, pp. 92- 93).

Esto lleva al planteamiento de que el territorio se debe de entender a partir de relaciones que
implican un vínculo directo entre las personas inmersas en la comunidad, la historia y sus formas
de ver y representar ese espacio en el que se desarrollan sus actividades cotidianas. Si bien toda
relación social tiene ocurrencia en el territorio y se expresa como territorialidad. El territorio es el
escenario de las relaciones sociales y no solamente el marco espacial que delimita el dominio
soberano de un Estado. (Montañez & Delgado, 1998, p. 123).

En el proceso de construcción de territorios se fraguan identidades colectivas de pertenencia en


diferentes niveles, y también referentes individuales que posicionan a los individuos en el
conjunto, “es decir, se genera una representación del “nosotros” de manera simbólica y material,
que implica un patrimonio social de valores, cosas, lenguaje, imaginarios, historia costumbres,
relaciones, solidaridades, conflictos, poderes etc.”(Osorio, 2006, p. 33). Como todo concepto, el
territorio facilita en la interpretación y comprensión de las relaciones sociales vinculadas con la
dimensión espacial; va a contener las prácticas sociales y los sentidos simbólicos que los seres
humanos desarrollan en la sociedad en su íntima relación con la naturaleza, algunas de las cuales
cambian de manera fugaz, pero otras se conservan adheridas en el tiempo y el espacio de una
sociedad (Llanos-Hernández, 2010, p. 208).

Procesos de territorialización, desterritorialización y reterritorialización:

La relación dinámica entre poder y territorio es compleja de rastrear e identificar en el amplio


espectro interpretativo al que se ha sometido el espacio inmerso en la comuna 13 de Medellín. No
obstante, lo anterior no puede ser obstáculo para desconocer aportes que desde distintas orillas
que se han planteado para desentrañar el vínculo existente entre el territorio y el ejercicio de
desterritorialización.
En el marco de los procesos de memoria, El sábado 29 de junio de 2002, paramilitares del
Bloque Cacique Nutibara (BCN) de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) incursionaron
en la parte alta del barrio El Salado, sectores 6 y 7, en la Comuna 13 de Medellín. Durante la
incursión asesinaron a un habitante, incendiaron nueve ranchos, amenazaron maltrataron física y
verbalmente a los residentes y forzaron el desplazamiento de aproximadamente 170 de las 200
familias que habitaban el sector. Las circunstancias en las que ocurrió este desplazamiento, las
diversas formas de terror empleadas y las respuestas institucionales frente a su reconocimiento
constituyen un caso ilustrativo de desplazamiento forzado en contextos urbanos. Los hechos

Iniciaron en la parte más periférica de los sectores 6 y 7, llamada por los vecinos del entorno
como los ranchos o la invasión. La historia de estos ranchos transcurre paralela a la de la
presencia de los grupos armados en el sector. A mediados de los años

noventa, cuando el desplazamiento forzado se incrementa a lo largo del país y particularmente


en el Urabá antioqueño y chocoano, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) coordinó la
invasión a la parte alta del cerro por parte de familias que llegaban desplazadas del departamento
del Chocó.

Las autodenominadas milicias independientes, entre ellas los Comandos Armados del Pueblo
(CAP), también se hicieron presentes en ese entonces y ejercieron control sobre el territorio y la
población del barrio El Salado en los años noventa. Allí entregaron lotes, y distribuyeron entre la
población alimentos y bienes procedentes del asalto a vehículos transportadores de mercancías.

Anualmente festejaban fechas como el Primero de Mayo o el aniversario de su llegada y


también realizaban marchas. Además, organizaban celebraciones como el día de las madres y de
los niños. Empeñadas en una labor ordenadora y moralizadora revolucionaria, las milicias
imponían castigos, que incluían ajusticiamientos a los responsables de violencia intrafamiliar, a
quienes se enfrascaban en riñas, cometían violaciones sexuales, consumían sustancias
psicoactivas o actuaban de manera violenta contra sus vecinos. Además de las milicias
independientes y del ELN, también las milicias de las FARC tuvieron presencia allí, hacia finales
de los noventa.
A lo largo de los años, en los terrenos del barrio El Salado calificados como zona urbana de alto
riesgo no recuperable surgen asentamientos humanos. No todos estos barrios se formaron
mediante la invasión de terrenos ni bajo la orientación de los grupos armados, pero en general
quienes llegaron allí eran destechados de otras partes de la Comuna y de la ciudad y desplazados
de los departamentos de Antioquia y Chocó.

Conflictos:

El conflicto es un proceso que contempla diferentes fases, por eso, en todo conflicto se produce
una dinámica de interacción de partes que progresa a medida que los grupos oprimidos tienen
conciencia de los conflictos e intereses.

Son innumerables las situaciones de conflicto presentadas anterior mente en este documento
donde lamentablemente se resuelven por medios violentos o no pacíficos todas las situaciones en
particular; por esta razón, nos centraremos en dos contextos realmente importantes: conflictos de
poder e intereses y conflictos migratorios o de expropiación.

Donde los Actores de exclusión y violencia tienen por tanto una expresión socio-espacial en la
ciudad, que junto al vacío de poder generado por la precaria presencia del Estado y sus
instituciones, configuraron un escenario conflictivo, inducido, explotado o aprovechado por
múltiples actores armados.

La dificultades de acceso, la carencia de infraestructura y de movilidad, los robos continuos, el


expendio y consumo de drogas y la violencia intrafamiliar atrajeron sucesivamente a milicias,
guerrillas y paramilitares, cada uno con ofertas de orden y seguridad tentadoras para los
habitantes de esta zona urbana.

En consecuencia, al paso que la población extrañaba la presencia estatal, los actores armados se
convirtieron irónicamente en su sustituto funcional. Utilizando una expresión de N. Lechner los
grupos armados ilegales hicieron una apropiación autoritaria del miedo, es decir que “explotaron
los miedos naturales de la sociedad para afirmar su dominio”. De tal manera que se convirtieron
En los proveedores económicos y de trabajos subversivos para los habitantes de estas zonas, los
guerreros y los criminales impusieron regulaciones no sólo autoritarias sino violentas y eficaces
para sus proyectos de subordinación a las comunidades. Adicionalmente, utilizaron la zona como
refugio para actividades delictivas; como plataforma para el control de otros territorios; como
fuente de abastecimiento de recursos; y, por último, como corredor estratégico hacia otros
cinturones urbanos de la ciudad de Medellín.

El carácter periférico de esta zona para la sociedad y el Estado contrasta con la centralidad de la
misma para los actores armados. Se trata de un verdadero ciclo que se ha repetido por décadas:
primero las milicias expulsaron a los delincuentes comunes, después las milicias populares
fueron enfrentadas y desalojadas por las guerrillas, y éstas a su vez fueron combatidas y alejadas
del área por los paramilitares. Actualmente hacen presencia combos o bandas, que cuentan entre
sus integrantes con diversidad de perfiles, paramilitares, reinsertados, delincuentes y pandilleros.
Conclusiones

Como forma echar un vistazo a la praxis histórica de uno de los hechos, más populares en
Colombia, donde las violaciones de los derechos humanos y las acciones de violencia en la
Comuna 13, específicamente por los delitos asociados al desplazamiento forzado donde el
registro de las percepciones de las víctimas y residentes de la Comuna 13 sobre el ejercicio de
territorialización, desterritorialización y reterritorialización, muestran una mirada respecto al
desplazamiento forzado y las acciones de violencia que allí tuvieron lugar.

Tiene como finalidad contribuir desde el acto disciplinar de trabajo social al reconocimiento y
cumplimiento de los derechos de las víctimas en materia de verdad, justicia, restablecidito,
prevención y protección, reparación y no repetición de actos tan macabros.

Por otra parte entender la dinámica del desplazamiento sin la lógica territorial es un poco difícil
y limita el análisis, ya que a la larga la reivindicaciones son territoriales y sus formas de acción y
de intervención en los escenarios de políticas públicas, en gran medida, es en calve territorial.

Donde es necesario pensarse categorías analíticas para el estudio del proceso de políticas
públicas acorde al problema público específico y a las dinámicas contextuales e históricas del
problema en cuestión, a partir de la revaluación de categorías existentes en los modelos y
enfoques predominantes, es así como el territorio se inscribe como una categoría analítica potente
para el desplazamiento forzado, ya que se inscribe en las dinámicas propias del problema público.
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 Territorio y territorialización: una mirada al vínculo emocional con el lugar habitado a
través de las cartografías sociales, recuperado de:
https://revistas.usb.edu.co/index.php/GuillermoOckham/article/view/5296

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