Literatura I: Escuela Preparatoria Té6Cnica Gral. Emiliano Zapata

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ESCUELA PREPARATORIA TÉ6CNICA

¨GRAL. EMILIANO ZAPATA


BACHILLERATO ESTATAL DGE-COE 19EBH0001J – 19ECT0001D

LITERATURA I
Bloque I
LA LITERATURA COMO ARTE

PROPÓSITO DEL BLOQUE:

Comprueba que la literatura es una de las


bellas artes que se distingue por las
marcas de literalidad, así como un medio
para expresar las emociones y
sentimientos del ser humano en cualquier
contexto.

1
La literatura como expresión artística

El ser humano es un ser social, requiere relacionarse con sus semejantes para madurar física
y psicológicamente hasta alcanzar la autonomía, y necesita comunicarse para poder vivir en
sociedad. A diferencia de los animales, los seres humanos se agrupan en familias y
comunidades para formar culturas. Una cultura hace referencia a los modos de vida,
costumbres, conocimientos y desarrollos (científicos, artísticos, industriales, entre otros) de un
grupo social. Algunos ejemplos de manifestaciones culturales son los bailes, la música o las
leyendas de una región determinada.

El hombre por naturaleza manifiesta sus sentimientos, emociones o ideas a través de diversos
elementos: un poema, una pieza musical, una pintura o una danza, entre otros. A esto se le La Venus de Milo es una de
denomina arte. las esculturas más famosas
de la antigua Grecia. Se cree
que representa a Afrodita,
Los antiguos griegos se caracterizaron por la búsqueda de la belleza ideal, y el cuerpo diosa del amor y la belleza
humano fue considerado el fundamento esencial de la belleza.

Las manifestaciones del arte griego fueron tan importantes, que se convirtieron en un modelo de inspiración que ha
trascendido en el tiempo y ha sido referente para el desarrollo del arte en las culturas occidentales.

Las bellas artes

Los griegos dividieron las artes en superiores y menores. Las primeras, eran aquellas que permitían gozar las obras
por medio de los sentidos superiores: la vista y el oído; y las segundas, las que se percibían a través de los sentidos
menores: el gusto, el olfato y el tacto, como la gastronomía.

Por muchos siglos se establecieron seis bellas artes: arquitectura, danza, escultura, música, pintura y poesía. Por
un tiempo se consideró que la poesía incluía a la Literatura. Recientemente se agregó a la lista el cine, considerado
como el séptimo arte.

2
La literatura

La palabra literatura proviene del vocablo latino “litera o litterae” que significa letras. El término hace referencia, en
principio, al empleo de la palabra escrita como forma de expresión. La literatura, de manera general, es considerada
como “el arte que emplea como medio de expresión una lengua”; sin embargo, la literatura puede usar las palabras de
manera artística para llamar la atención del lector. La literatura, en un sentido más amplio, es la representación o
recreación de la realidad. Por lo tanto, el escritor generalmente no inventa algo, sino que recrea la realidad que vive en
el contexto social en el que se desenvuelve.

¿Has pensado qué es la literatura? Muchos estudiantes le temen. Algunos, con sólo escuchar la palabra, huyen
despavoridos. No obstante, la literatura es fuente de muchas situaciones divertidas en las que la imaginación es la
protagonista y nos puede llevar a mundos fantásticos, terribles, tristes o alegres.

La literatura es un arte

La literatura es la manifestación de la belleza por medio de la palabra. Pero, ¿Por qué es artística? El arte se entiende
como la actividad que se realiza con una finalidad estética o comunicativa para expresar ideas y emociones. Así, el
arte forma parte de la cultura de un país, de una persona que refleja sus circunstancias sociales, económicas,
históricas, valores, ideas, creencias.

Al principio, esta expresión tuvo funciones rituales, religiosas o mágicas y, conforme la civilización ha avanzado, el arte
se realiza con finalidades estéticas, tiene una afinidad social, mercantil, ornamental o social. En realidad, el arte tiene
diversas acepciones: dominar una técnica, actividad o aprendizaje, se habla así del arte de la actuación, o de las artes
marciales; es una actividad que realiza el ser humano para crear obras artísticas singulares y su finalidad es la
estética.

Cuando nos referimos a la literatura, ¿a qué clase de palabra hacemos alusión? A lo largo de tu educación has
aprendido las reglas gramaticales, y a distinguir el lenguajes correcto. Así, la literatura no consiste en encontrar las
palabras adecuadas para expresarse, sino que busca manifestar la belleza del pensamiento del ser humano y decirla
con palabras. El escritor es quien, en ocasiones considerado un ser inspirado por los dioses, la revela.

A continuación podrás leer algunas opiniones que escritores famosos tienen sobre el arte de escribir.

“La literatura es una expresión de la realidad, además de ser eso que se ha dicho muchas veces: una
forma de conocimiento”. Octavio Paz. Escritor mexicano.

“La más noble función de un escritor es dar testimonio, como acta notarial y como fiel cronista, del tiempo
que le ha tocado vivir”. Camilo José Cela. Escritor español.

“Escribir es la manera más profunda de leer la vida”. Francisco Umbral. Escritor y periodista español.

“La literatura es siempre una expedición a la verdad”. Franz Kafka. Escritor checo.

Ejercicio. Ahora te toca a ti elaborar una frase que que exprese el significado de literatura.

Nombre:___________________________________________________________________________

Frase: _____________________________________________________________________________

3
Características de la literatura

Función comunicativa

La literatura es, por obviedad, comunicación. El proceso de comunicación en la literatura es el vínculo que se crea
entre el escritor, el texto y el lector; se necesitan, por lo tanto, tres elementos para completar dicho proceso. Debemos
considerar al autor que escribe (emite un mensaje), al texto (el mensaje) y al lector (que recibe el mensaje). En este
sentido se crea una comunicación entre un sujeto y otro. No obstante, el autor escribe un texto con una intención, pero
al plasmarlo, éste es independiente del autor y el lector lo recibe y decodifica según sus circunstancias. Por ejemplo,
un catedrático universitario y un niño de diez años interpretarán un texto de ciencia ficción de maneras distintas.

La literatura, como proceso comunicativo, se caracteriza por lo siguiente:

 La comunicación entre el emisor (autor) y el receptor (lector) es unilateral cuando el receptor lee una obra
literaria. Es decir, no hay proceso de retroalimentación inmediata que permita una comunicación bilateral.
 La obra no tiene un destinatario concreto, son personas desconocidas que reciben la obra literaria en un
tiempo indeterminado.
 No hay relación directa entre el autor y lector.

Actividades

1. ¿Dónde puedes encontrar el arte? Esta actividad consiste en visitar el museo de tu localidad. Busca su página
de Internet para averiguar dónde se encuentra físicamente. Una vez en el museo, observa los trabajos
artísticos que ahí se exhiben. Identifica los trabajos artísticos que ahí exhiben. Identifica los trabajos de
artistas extranjeros, y compara su visión artística con la de los creadores mexicanos. También puedes hacer la
comparación entre épocas y estilos artísticos.

Comenta los resultados de tu visita con tus compañeros y anota tus reflexiones en tu cuaderno:

1. ¿En dónde encontraste el arte?


2. ¿Qué te produjo observar el edificio en el que se encuentra el museo? ¿Éste es antiguo o moderno? ¿De qué
época data?
3. Qué sentiste al ver las pinturas, los murales, las esculturas?
4. ¿Qué te gustó más, las obras de arte o el museo? ¿Por qué?
5. ¿Qué te trasmitieron la experiencia de la visita al museo.
6. ¿Cuál es la función de la comunicación?

2. Imagina que quieres declarar tu amor al chico o la chica que te gusta. ¿Cómo preferirías hacerlo: leyéndole un
poema, componiendo una canción o escribiéndole una carta? ¿Por qué elegirías esa manera? Escríbela en tu
cuaderno y comenta tu respuesta con tus compañeros.

MARCA DE LITERALIDAD O FIGURAS RETORICAS

La literalidad es la fidelidad a las palabras de un texto o al sentido exacto y propio. Por lo tanto, se entiende que esta
expresión abarca la presentación de las palabras y cómo deberían ser percibidas por el lector.

Estas son aquellas propiedades lingüísticas y formales especiales que distinguen los textos literarios de aquellos que
no lo son. En general, un texto literario se puede definir como un escrito cuyo propósito es contar una historia o
entender. Usualmente, su función principal es estética, pero puede contener mensajes significativos.

4
De este modo, la literalidad está estrechamente ligada con el uso particular del lenguaje; en este caso, el lenguaje
literario. Este se emplea de manera tal que se aleja de lo familiar, de lo cotidiano, y se presenta ante el lector desde
una nueva perspectiva. En la poesía, entre estos usos particulares, están la rima, la aliteración y la hipérbole.
Asimismo, se pueden encontrar marcas de literalidad en la prosa y el drama. Estas se utilizan no sólo para embellecer
la pieza y transmitir valor estético, sino también para darle un significado más profundo.

Es muy frecuente que en estas piezas de literatura se dé preferencia al lenguaje connotativo, ambiguo, subjetivo y con
un carácter polisémico.

A continuación se describirán algunas de las más comunes.

Plurisignificado o polisemia: conjunto de significados que encierra una palabra y esto se logra dependiendo de la
presentación del texto. La polisemia es la asociación de una palabra con dos o más significados distintos. En
literatura, se usa para hacer referencia a las múltiples interpretaciones que puede tener un mismo texto literario.
Ejemplo:

Metonimia: palabra de origen Griego que significa “trasformación”. Esto consiste en designar de una cosa con el
nombre de otra por su relación semántica. La relación más frecuente es la causa- efecto. Ejemplo:

“Los hijos son la alegría del hogar”.

Comparación: expresa semejanza y puntos en común entre dos palabras, por lo que se tienen que usar nexos (por
ejemplo, “tal”, “como”, “parece”), con el fin de establecer dicha conexión. Los escritores y los poetas usan la
comparación para vincular sus sentimientos acerca de algo con algo que los lectores pueden entender. Esta se
reconoce fácilmente por el uso de conectores, en especial “como”. Ejemplo:

“Tus labios rojos y dulces como fresas”.

Metáfora: sirve para otorgar una cualidad imaginaria a una persona, animal u objeto, sin valerse de un nexo.
Una metáfora se refiere a un significado o identidad atribuida a un sujeto por medio de otro. Esto se hace para
comparar, aunque no de manera explícita, las similitudes y rasgos compartidos de dos entidades. Ejemplo:

“Tus labios de fresa”.

Anáfora: es la repetición de las palabras con el objetivo de dar ritmo al texto. La anáfora o aliteración consiste en la
repetición de expresiones, palabras o sonidos al comienzo de las frases o versos para así darles musicalidad.
Ejemplo:

Mientras las ondas de la luz al beso palpitan encendidas;


mientras el sol las desgarradas nubes de fuego y oro vista;
mientras el aire en su regazo llueve perfumes y armonías;
mientras haya en el mundo primavera, ¡habrá poesía!

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Epíteto o adjetivación: es la suma de un adjetivo a un determinado sujeto con el fin de presentar o resaltar alguna
cualidad de este. Ejemplo:

“Por ti la verde hierba, el frasco viento


el blanco lirio y colorada rosa
y dulce de la primavera me agrada…”

Garcilaso de la Vega

Antítesis: contraposición de dos términos que poseen significados opuestos. Se usa una antítesis cuando el escritor
emplea dos oraciones de significados contrastantes muy próximos entre sí y que poseen elemento en común.
Ejemplo:

“Cuando Neil Armstrong caminó sobre la luna,


podría haber sido un pequeño paso para un hombre,
pero fue un gran salto para la humanidad”.

Prosopoyea: es la atribución de sentimientos, palabras y demás cualidades humanas, a objetos y animales. Consiste
en asignar características propias del ser humano a las cosas, animales o seres inanimados. Ejemplos:

“La luna me confió tus secretos” o “Tejí mis sueños con hilos de plata”

Hipérbaton: inversión del orden de las oraciones con el fin de dar ritmo y musicalidad al texto. El autor crea una
oración estructurada de manera diferente para transmitir el mismo significado. Ejemplo:

“Solo caminaba por los fríos y solitarios caminos”

Es una variación de la forma más convencional:

“Caminaba solo por los caminos fríos y solitarios”.

Ironía: se trata de uno de los recursos más populares en los textos, puesto que se enfoca en dar a entender un
significado diferente a lo que podría entenderse de manera literal. Por lo tanto, se vale de la burla para hacer llegar el
mensaje. Ejemplo:

"Salió de la cárcel con tanta honra,


que le acompañaron doscientos cardenales;
salvo que a ninguno llamaban eminencia." Francisco de Quevedo

Uso especial de la sintaxis

La sintaxis es un conjunto de reglas en un lenguaje. Esta determina qué combinaciones de palabras de diferentes
partes del habla se deben usar para transmitir un pensamiento completo, el uso de la sintaxis también puede afectar
la naturaleza de un texto en prosa. Esta puede mejorar sus significados y contribuir a su tono.

6
Tipos de lenguaje

Las palabras que utilizamos a diario pueden tener dos tipos de significado; el primero es el denotativo y el segundo es
el connotativo. Este último es utilizado regularmente en las obras literarias. Se entiende que el texto cuenta con dos
tipos de lenguaje, el connotativo y el denotativo, por lo que el significado podrá variar según los recursos que emplee
el autor. En vista de lo anterior, se define lo siguiente:

 Leguaje denotativo: indica el sentido real de las palabras, puesto que no le da cabida a interpretaciones
libres. Se apoya en términos técnicos, objetivos, precisos y de carácter referencial. Este es considerado como
un tipo de lenguaje no-literario. Ejemplo: El libro de español tiene información importante para mi aprendizaje.

 Lenguaje connotativo: es un tipo de recurso subjetivo y poético, con el fin de dar otros significados según las
palabras que se empleen. Este tiene cabida en lo que se tiende como lenguaje literario, es la esencia del
lenguaje literario. Por tanto, es una de las marcas de literalidad por excelencia. El lenguaje connotativo se
refiere a las muchas posibilidades de interpretación en función del contexto literario y personal del lector.
Ejemplo: Se le rompió el corazón al conocer la noticia.

Lenguaje literario: El lenguaje literario utiliza formas particulares de expresión que sirven para embellecer y enfatizar
un mensaje; el significado de las palabras puede variar dependiendo de las vivencias del autor y del lector; además,
se debe tomar en cuenta la intención comunicativa.

El lenguaje literario es una configuración rítmica en la que pueden ser descubiertas las leyes que se usan para su
construcción, sea o no consciente el artista de ellas. No se interesa por las ideas sino en crear y evocar imágenes
mentales y tiene libertad en el significado de términos, emplea para ello figuras retóricas. Uno de sus propósitos
principales es atraer la atención sobre la forma en que se redacta el mensaje.

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Algunos ejemplos del lenguaje denotativo y connotativo usado en textos literarios, son los siguientes:

Función poética

El lenguaje literario no se limita a la comunicación de ideas, sino que tiene el propósito de tratar de influir en el estado
de ánimo del lector para que viva emociones y sentimientos. Por ello, una de las marcas de literalidad es el predominio
de la función poética (estética) sobre la función referencial (denotativa). Busca a través del lenguaje, atraer la
atención del lector, no sólo en el contenido, sino en la forma, a través de la expresión de sentimientos y emociones de
manera estética. Con esta característica, el lenguaje literario, a diferencia del periodístico o el científico-técnico, utiliza
la lengua con un propósito estético, por ello contiene:

• Gran carga expresiva y afectiva que permite crear imágenes,


• Lenguaje culto y riqueza de su vocabulario,
• Belleza que provoca un placer estético en el lector.

Actividades
1. Lee el siguiente fragmento del poema La niña de Guatemala de José Martí.

Orlas: orilla de los Quiero, a la sombra de un ala,


paños, telas,
contar este cuento en flor:
vestidos y otras
cosas, con algún la niña de Guatemala,
adorno que la
la que se murió de amor.
distingue.
Eran de lirio los ramos,
Reseda: planta
y las orlas de reseda y de jazmín:
herbácea de
agradable olor la enterramos en una caja de seda.

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...Ella dio al desmemoriado

una almohadilla de olor;


él volvió, volvió casado;

ella se murió de amor.


Iban cargándola en andas

obispos y embajadores;

detrás iba el pueblo en tandas,

todo cargado de flores.

...Ella, por volverlo a ver,

salió a verlo al mirador;

él volvió con su mujer;

ella se murió de amor.


Michaus, M. y Domínguez, J. (1955). El galano arte de leer. Antología didáctica. México: Ed. Trillas.

2. Observa que, a pesar de que el poema presenta una situación tan dolorosa como la muerte de la niña, la
descripción que hace el autor, permite recrear la escena considerando los colores, olores y sentimientos,
deleitándonos con la lectura (placer estético). Por otra parte, el autor selecciona con sumo cuidado las
palabras para dar una mayor expresividad al texto.

3. Escribe que sentimientos creo en ti la lectura de este poema, y compártelos con tus compañeros.

4. Completa el cuadro con los elementos faltantes en cada columna.

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5. Lee el siguiente fragmento del poema Sonatina de Rubén Darío y contesta las preguntas que se te
plantean.
¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar,
Nelumbos:
planta de flores ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
blancas o saludar a los lirios con los versos de mayo,
amarillas y de o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
hojas redondas.
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
Lebrel: perro ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
largo y delgado ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
que es utilizado
Y están tristes las flores por la flor de la corte;
para cazar
liebres. los jazmines de Oriente, los nelumbos de norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real,
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
Darío, R. Sonatina

1. De acuerdo con el poema, ¿Por qué la princesa quiere ser golondrina o mariposa y tener alas ligeras?

a) Para volar y ver el hermoso paisaje.


b) Para volar y ser libre.
c) Para volar y llegar hasta el sol.
d) Para volar y ver el mar.

2. En la segunda estrofa del poema, ¿a quién se hace referencia con la flor de la corte?

a) Al jazmín del Oriente.


b) A la dalia del Sur.
c) A la princesa.
d) A la rosa del Sur.

3. En la tercera estrofa del poema, ¿a qué hace referencia la jaula de mármol?

a) Al un edificio.
b) A un castillo.
c) A una cárcel.
d) A un cuarto.

4. Escribe en tu cuaderno una reflexión sobre lo siguiente: ¿por qué es importante tomar en cuenta la intención
comunicativa del emisor de un mensaje? Escribe un ejemplo en el que hayas utilizado el lenguaje connotativo
y menciona el significado del mensaje que quisiste transmitir.

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Formas de presentación

La literatura puede expresarse en verso o en prosa. El verso considera el ritmo y la métrica; la prosa es la forma más
natural de escribir porque no está sujeta a medida, a rima ni a ritmo, es decir es nuestra forma habitual de expresión.

Observa cómo los siguientes textos tratan un mismo tema: la sandía; sin embargo, cada uno utiliza un lenguaje
distinto; el haikú es un breve poema en el que se aprecia la rima y el lenguaje figurado; mientras que en la definición
se aborda desde un lenguaje técnico para describir el objeto de estudio, por ello se escribe a renglón corrido.

Actividad

Lee los siguientes textos y escribe en el cuadro que se presenta a continuación, las diferencias que encuentres entre ellos.

Diferencias

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El fragmento de El venadito, tiene la intención comunicativa de expresar los sentimientos y las emociones que le
provoca la persona amada al autor. La función poética se ve reflejada con el lenguaje figurado, con una carga
expresiva y afectiva. El texto Los venados, tiene la intención comunicativa de brindar información sobre los venados,
especificando la familia a la que pertenecen.

ACTIVIDAD COMPLEMENTARIA DEL BLOQUE l

En este bloque analizaste algunas de las palabras que componen el significado de literatura; ya conoces sus
elementos y su forma de expresión. Además, construiste su definición.

1. Formen equipos de trabajo. Luego, escojan una imagen que represente a la literatura. Usen su creatividad
para seleccionar un concepto visual atractivo.
2. Busquen imágenes relacionadas con otras bellas artes. Compárenlas con su concepto visual de la literatura e
identifiquen los rasgos que las distinguen.
3. Luego de la comparación, ¿su concepto visual es válido aún? Pueden investigar más a fondo para cambiarlo
por una opción más certera.
4. Ahora, sobre el concepto visual eligieron, trabajen en una campaña de difusión de la literatura en la escuela.
¿Cómo lograrían informar a otros estudiantes de concepto de literatura? ¿Una mayor información de este
concepto serviría para promover los hábitos de la lectura en la escuela? ¿Cómo interesarlos a partir de un
concepto? Investiguen en revistas e Internet cómo se trabajan en una idea en el medio publicitario, y diseñen
una plataforma para difundir la literatura a partir de su concepto, destacando sus virtudes. Pueden difundir su
concepto a través de pláticas informativas y carteles, o generar contenidos en Internet, mediante blogs,
páginas electrónicas o redes sociales.
5. En la publicidad de los productos que se venden en centros comerciales y tiendas, los creativos buscan la
manera de atender una necesidad de consumo o, incluso, generar necesidades afines al producto o servicio.
¿Cómo podrían hacerle ver a otros estudiantes que necesitan leer? Reflexionen en torno a si el hábito de la
lectura surge de una necesidad natural o creada.

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Bloque II
GÉNEROS LITERARIOS

Propósito del bloque:

Clasifica de forma crítica las características


internas y externas de los géneros literarios para
distinguirlos como diferentes medios de
expresión de las visiones de su comunidad y el
mundo.

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Géneros literarios
Se denomina así a las diferentes categorías o clases en que se pueden clasificar los textos literarios, teniendo en
cuenta que el contenido narrado posee un fin explícito.

En general se puede decir que el género está determinado por la finalidad específica del autor, mientras que
el subgénero se diferencia en función de la forma literaria que adopta.

Aristóteles es considerado el primer crítico literario de la cultura occidental, pues marcó la diferencia entre la comedia
y la tragedia, aunque después no pudo coincidir en esta distinción con Horacio en su Poética; sin embargo, esto no fue
problema hasta que se presenta el progreso artístico con la escritura, a fines del siglo XVIII, ya que el romanticismo
surgieron los géneros híbridos o entremezclados en una misma obra, por ejemplo, en la novela “La María” de Jorge
Isaacs, que cuenta leyendas y se incluye en sus capítulos.

Actualmente para estudiar la literatura, se establece una división a partir del aspecto formal de las obras, por lo que se
clasifican en géneros; lirico, dramático narrativo, con sus respectivos subgéneros. A estos géneros se les agrega uno
nuevo, el ensayo literario, que ya se le considera género literario.

Género narrativo

Posiblemente lo primero que te venga a la mente al hablar de género narrativo seas las palabras cuento, novela o
leyenda. La narrativa consiste en un relato; una serie de sucesos que forman la historia, que se cuenta a través de un
narrador, o de los personajes, sobre la condición humana, es decir, el tema.

En este sentido, hablamos de tres elementos: historia, narrador, tema. Dentro de una historia hay diversos recursos
que el autor utiliza para ordenar un discurso; éstos son: la exposición, el desarrollo, el clímax y el desenlace.

Las narraciones son actos comunicativos que suponen la existencia de un emisor (escritor, autor), un receptor (lector)
y, entre ambos, un mensaje que al codificarse, completa el circuito comunicativo.

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Características internas y externas del género narrativo

CARACTEÍSTICAS EXTERNAS DE EL GÉNERO NARRATIVO CARACTERÍSTICAS INTERNAS DEL GÉNERO NARRATIVO

 El autor escribe un relato que va dirigido hacia el  El narrador se encarga de contar una historia a
lector dentro de un contexto determinado. través de hechos organizados de manera particular
 La acción es el conjunto de hechos, a través de los al receptor.
cuales se desarrolla el argumento. Éste se presenta
en: exposición, desarrollo, clímax y el desenlace.  Los acontecimientos están relacionados entre sí y
 está integrada básicamente por tres factores: ubicados en un espacio y un tiempo determinados.
1. alguien relata: Un narrador,
2. algo que se relata: lo que les sucede a los  Los relatos deben presentar personajes,
personajes en un cierto espacio y tiempo. caracterizados con rasgos físicos y psicológicos.
3. alguien para quien se relata: Un lector o
destinatario  La narración se presenta la evolución de los hechos
y los personajes.

Actividades.

1. ¿Recuerdas algún cuento que te hayan narrado en tu infancia? Redáctalo en forma breve en tu
cuaderno y posteriormente compártelo con tus compañeros.
2. Después escribe en tu cuaderno una reflexión sobre lo siguiente: ¿qué sentimiento te produjo recordar
el cuento narrado en tu infancia? ¿Cuál consideras que fue la intención de la persona que te lo narró?
¿Por qué crees que es importante transmitir las historias de generación en generación?

Subgéneros narrativos

Las obras narrativas se han clasificado, en dos grupos: los subgéneros menores y los subgéneros mayores. La
diferencia entre ambos radica en que los primeros tienen un desarrollo limitado y un carácter popular; por su parte, los
mayores presentan un desarrollo más amplio y elaborado, debido a que son los que más se cultivan hoy en día.

Fábula
Es un relato breve que tiene una finalidad didáctica sobre el lector, intenta enseñarles algo con un consejo, con un
ejemplo. Las fábulas pueden estar escritas en prosa o en verso, Normalmente son protagonizadas por animales, que
transmiten una enseñanza a través de la historia narrada. El fabulista más famoso de la antigüedad es Esopo. Otros
fabulistas muy conocidos son Iriarte y Samaniego.
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El león y el pastor
Esopo
Un león iba por una montaña y se desoriento del camino, y atravesando un sector lleno de zarzas, se le incrusto una espina en la
pata, así que no pudo andar por el dolor que le provocaba. En ese momento se encontró con un pastor, y acercándose a él,
comenzó a mover la cola de un lado a otro con la mano en alto.
El pastor intimidado por su presencia, que se acercaba cada vez más, le acerco varios animales para que comiese; pero el león no
deseaba comer, solo quería le extrajeran la espina, el león le puso la pata en la rodilla, y el pastor al ver la pata hinchada y la
espina incrustada comprendió lo que quería el león, y con un punzón afilado le abrió poco a poco la hinchazón, y le saco la espina.
Sintiéndose ya en forma el león le lamió la mano al pastor sentándose a su lado y cuando la pata se curó del todo se marchó. Unos
años después el león cayó en un lazo y fue llevado al área de las fieras.
El pastor cometió una falta y también fue llevado a la área de las fieras para ser devorado por ellas, y poniéndolo en el circo por
casualidad le entregaron al león que años atrás había ayudado, al salir el león se arrojó hacia él con furia, pero antes de devorarlo
lo reconoció, se sentó a su lado, y lo defendió del resto de fieras. Los presentes se llenaron de asombro viendo algo tan inusual y
sabido el motivo por el que el león había defendido al pastor se les concedió la libertad a ambos.

Moraleja: Nadie sea ingrato al beneficio que recibe, antes bien se muestre
siempre agradecido, y lo pague cuando se le ofreciera la ocasión.

Leyenda
Son relatos de hechos maravillosos y sobrenaturales, se basan en hechos reales pero transformados por la
imaginación del escritor. Las antiguas leyendas no tienen autor conocido se han transmitido oralmente de generación
en generación. Debido a esto, podemos encontrar varias versiones de una misma leyenda. Peor existen otras
leyendas de autores conocidos como son las leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer una de sus leyendas es “Maese
Pérez el organista”, que es la recreación de una antigua leyenda sevillana que Bécquer oyó relatar. Su acción se
desarrolla en la Sevilla del siglo XVI.
Maese Pérez El Organista (Fragmento)
Gustavo Adolfo Bécquer
¡Pobrecito! Y sí lo verá..., porque es humilde como las piedras de la calle, que se dejan pisar de todo el mundo...
Siempre dice que no es más que un pobre organista de convento, y puede dar lecciones de solfa al mismo maestro de
la capilla de la Primada; como que echó los dientes en el oficio... Su padre tenía la misma profesión que él; yo no le
conocí, pero mi señora madre, que santa gloria haya, dice que le llevaba siempre al órgano consigo para darle a los
fuelles. Luego el muchacho mostró tales disposiciones, que, como era natural, a la muerte de su padre heredó el
cargo... ¡Y qué manos tiene! Dios se las bendiga. Merecía que se las llevaran a la calle de Chicarreros y se las
engarzasen en oro... Siempre toca bien, siempre; pero en semejante noche como ésta es un prodigio... Él tiene una
gran devoción por esta ceremonia de la Misa del Gallo, y cuando levantan la Sagrada Forma, al punto y hora de las
doce, que es cuando vino al mundo Nuestro Señor Jesucristo..., las voces de su órgano son voces de ángeles...

Mito
Son narraciones protagonizadas por dioses o por héroes con las que se pretende dar una explicación al mundo. Los
mitos no cuentan las causas reales de los fenómenos que inventan. Son, por tanto, historias imaginadas.
Los protagonistas de los relatos mitológicos son los dioses los cuales poseen cualidades físicas y personales
extraordinarias; son fuertes, hermosos, adivinan el futuro, lo ven todo, además son inmortales. Hay dioses de la
guerra, del mar, del amor, de la sabiduría, de la caza. Por ejemplo el mito de la caja de Pandora, de la mitología
griega.
En los mitos, además de los dioses, aparecen los héroes, que pueden ser semidioses o humanos. Los héroes, como
los dioses, poseen cualidades especiales: fuerza, sabiduría, astucia, belleza.

16
El mito de la caja de pandora (resumen)

Según cuentan la historia, cuando llegó el momento en que los mortales e inmortales se separaron, por medio de un
engaño Prometeo logró que cuando los hombres hicieran un sacrificios a los dioses, los hombre se quedaran con los huesos y los
inmortales con la carne y los órganos de estos para su disfrute. Zeus al enterarse de este suceso, como castigo quitó el fuego a
los hombres, pero nuevamente Prometeo, se las arregló para devolvérselos.
Cuando Zeus se enteró de esta osadía, se puso muy furioso, así que ordenó a Hefesto que creará la figura de una
hermosa Princesa en arcilla, tan bella como un inmortal, y ordenó darle vida. Entre varias ninfas, le dieron belleza y sensualidad,
cualidades para telar, y por último, con el fin de darle un toque de algo "bello y malo", le dieron el poder de seducir, mentir y crear
caos. Este nuevo ser, fue llamado: "Pandora", y es conocida como la primera mujer que traía consigo el mal.
Tras esto, el Hombre debía escoger entre: evitar el matrimonio, y tener una vida donde no perdería sus riquezas materiales, sin la
posibilidad de tener una descendencia que mantenga sus posesiones luego de su muerte o, casarse y vivir constantemente con los
males que traía la mujer.
Prometeo advirtió a Pandora que no recibirá regalo alguno de Zeus, sin embargo ignoró su advertencia. Este regalo recibido era “la
caja de pandora” (anáfora de Pandora o jarra de Pandora), contenía todos los males conocidos, y estos, fueron liberados cuando
ella abrió la caja, sin embargo, se dice que la esperanza no pudo salir de la caja ya que ésta se cerró antes de tiempo. De aquí, se
atribuye la existencia de todos los males del hombre.

Epopeya
Ahora estudiaremos el último subgénero menor llamado epopeya. ¿Has escuchado hablar de La Ilíada y La Odisea de
Homero? ¿O La Eneida de Virgilio? ¿Has visto o escuchado sobre las películas Troya, Gladiador o Alejandro Magno?
Podemos decir, que las obras mencionadas son epopeyas y muchas de las películas con tintes épicos están basadas
en ellas, pero ¿cómo podemos definir este subgénero? La epopeya es un relato de gran extensión, generalmente
escrito en verso largo o prosa, en el que se conjugan acontecimientos históricos de importancia nacional o universal.
Estas historias describen batallas y otras modalidades de combate entre hombres, dioses y seres sobrenaturales.
Es histórica y legendaria, incluso algunos pasajes están basados en hechos reales.
Sus protagonistas son héroes superiores que representan las altas virtudes y, aunque existieron, posteriormente se
les atribuyeron características divinas.
A menudo describe acciones que poseen poderes sobrenaturales en las que intervienen dioses y divinidades, por lo
que presenta situaciones fantásticas justificadas.
La epopeya, en Grecia, representó la forma en la que se manifestaban sus costumbres, creencias y sentimientos; y
que generalmente, mostraban grandes heroísmos.
La Ilíada
(Fragmento)
Homero
(Siglo VIII a.C.)
Canto I
Canta, oh diosa, la cólera del Pélida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades muchas
almas valerosas de héroes, a quienes hizo presa de perros y pasto de aves –cumplíase la voluntad de Zeus– desde que se
separaron disputando el Atrida, rey de hombres, y el divino Aquiles. ¿Cuál de los dioses promovió entre ellos la contienda para que
pelearan? El hijo de Leto y de Zeus. Airado con el rey, suscitó en el ejército maligna peste, y los hombres perecían por el ultraje que
el Atrida infiriera al sacerdote Crises. Éste, deseando redimir a su hija, se había presentado en las veleras naves aqueas con un
inmenso rescate y las ínfulas de Apolo, el que hiere de lejos, que pendían del áureo cetro, en la mano; y a todos los aqueos, y
particularmente a los dos Atridas, caudillos de pueblos, así les suplicaba: –¡Atridas y demás aqueos de hermosas grebas! ¡Los
dioses, que poseen olímpicos palacios, os permitan destruir la ciudad de Príamo y regresar felizmente a la patria! Poned en libertad
a mi hija y recibid el rescate, venerando al hijo de Zeus, a Apolo, el que hiere de lejos. Todos los aqueos aprobaron a voces que se
respetara al sacerdote y se admitiera el espléndido rescate; mas el Atrida Agamenón, a quien no plugo el acuerdo, le despidió de
mal modo y con altaneras voces: –No dé yo contigo, anciano, cerca de las cóncavas naves, ya porque ahora demores tu partida, ya
porque vuelvas luego, pues quizás no te valgan el cetro y las ínfulas del dios. A aquélla no la soltaré; antes le sobrevendrá la vejez
en mi casa, en Argos, lejos de su patria, trabajando en el telar y aderezando mi lecho. Pero vete; no me irrites, para que puedas irte
más sano y salvo.

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Cuento
Es una narración breve y concisa escrita en prosa, donde se relatan hechos imaginarios (que pueden considerar
aspectos de la realidad). Presenta un argumento sencillo, por lo que los ambientes y los personajes son escasos y
rara vez descritos. Generalmente aborda un solo tema, presenta un clímax y un desenlace rápidos.
EL ALMOHADÓN DE PLUMAS
Horacio Quiroga

SU LUNA DE miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló sus soñadas niñerías de novia.
Lo quería mucho, sin embargo, a veces con un ligero estremecimiento cuando volviendo de noche juntos por la calle, echaba una
furtiva mirada a la alta estatura de Jordán, mudo desde hacía una hora. Él, por su parte, la amaba profundamente, sin darlo a
conocer.
Durante tres meses —se habían casado en abril— vivieron una dicha especial. Sin duda hubiera ella deseado menos
severidad en ese rígido cielo de amor, más expansiva e incauta ternura; pero el impasible semblante de su marido la contenía
siempre.
La casa en que vivían influía un poco en sus estremecimientos. La blancura del patio silencioso —frisos, columnas y estatuas
de mármol— producía una otoñal impresión de palacio encantado. Dentro, el brillo glacial del estuco, sin el más leve rasguño en las
altas paredes, afirmaba aquella sensación de desapacible frío. Al cruzar de una pieza a otra, los pasos hallaban eco en toda la
casa, como si un largo abandono hubiera sensibilizado su resonancia.
En ese extraño nido de amor, Alicia pasó todo el otoño. No obstante, había concluido por echar un velo sobre sus antiguos
sueños, y aún vivía dormida en la casa hostil, sin querer pensar en nada hasta que llegaba su marido.
No es raro que adelgazara. Tuvo un ligero ataque de influenza que se arrastró insidiosamente días y días; Alicia no se
reponía nunca. Al fin una tarde pudo salir al jardín apoyada en el brazo de él. Miraba indiferente a uno y otro lado. De pronto
Jordán, con honda ternura, le pasó la mano por la cabeza, y Alicia rompió en seguida en sollozos, echándole los brazos al cuello.
Lloró largamente todo su espanto callado, redoblando el llanto a la menor tentativa de caricia. Luego los sollozos fueron
retardándose, y aún quedó largo rato escondida en su cuello, sin moverse ni decir una palabra.
Fue ese el último día que Alicia estuvo levantada. Al día siguiente amaneció desvanecida. El médico de Jordán la examinó
con suma atención, ordenándole calma y descanso absolutos.
—No sé —le dijo a Jordán en la puerta de calle, con la voz todavía baja—. Tiene una gran debilidad que no me explico, y sin
vómitos, nada.. . Si mañana se despierta como hoy, llámeme enseguida.
Al otro día Alicia seguía peor. Hubo consulta. Constatóse una anemia de marcha agudísima, completamente inexplicable.
Alicia no tuvo más desmayos, pero se iba visiblemente a la muerte. Todo el día el dormitorio estaba con las luces prendidas y en
pleno silencio. Pasábanse horas sin oír el menor ruido. Alicia dormitaba. Jordán vivía casi en la sala, también con toda la luz
encendida. Paseábase sin cesar de un extremo a otro, con incansable obstinación. La alfombra ahogaba sus pesos. A ratos
entraba en el dormitorio y proseguía su mudo vaivén a lo largo de la cama, mirando a su mujer cada vez que caminaba en su
dirección.
Pronto Alicia comenzó a tener alucinaciones, confusas y flotantes al principio, y que descendieron luego a ras del suelo. La
joven, con los ojos desmesuradamente abiertos, no hacía sino mirar la alfombra a uno y otro lado del respaldo de la cama. Una
noche se quedó de repente mirando fijamente. Al rato abrió la boca para gritar, y sus narices y labios se perlaron de sudor.
—¡Jordán! ¡Jordán! —clamó, rígida de espanto, sin dejar de mirar la alfombra.
Jordán corrió al dormitorio, y al verlo aparecer Alicia dio un alarido de horror.
—¡Soy yo, Alicia, soy yo!
Alicia lo miró con extravió, miró la alfombra, volvió a mirarlo, y después de largo rato de estupefacta confrontación, se serenó.
Sonrió y tomó entre las suyas la mano de su marido, acariciándola temblando.
Entre sus alucinaciones más porfiadas, hubo un antropoide, apoyado en la alfombra sobre los dedos, que tenía fijos en ella
los ojos.
Los médicos volvieron inútilmente. Había allí delante de ellos una vida que se acababa, desangrándose día a día, hora a hora,
sin saber absolutamente cómo. En la última consulta Alicia yacía en estupor mientras ellos la pulsaban, pasándose de uno a otro la
muñeca inerte. La observaron largo rato en silencio y siguieron al comedor.
—Pst... —se encogió de hombros desalentado su médico—. Es un caso serio... poco hay que hacer...
—¡Sólo eso me faltaba! —resopló Jordán. Y tamborileó bruscamente sobre la mesa.
Alicia fue extinguiéndose en su delirio de anemia, agravado de tarde, pero que remitía siempre en las primeras horas. Durante
el día no avanzaba su enfermedad, pero cada mañana amanecía lívida, en síncope casi. Parecía que únicamente de noche se le
fuera la vida en nuevas alas de sangre. Tenía siempre al despertar la sensación de estar desplomada en la cama con un millón de
kilos encima. Desde el tercer día este hundimiento no la abandonó más. Apenas podía mover la cabeza. No quiso que le tocaran la
cama, ni aún que le arreglaran el almohadón. Sus terrores crepusculares avanzaron en forma de monstruos que se arrastraban

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hasta la cama y trepaban dificultosamente por la colcha.
Perdió luego el conocimiento. Los dos días finales deliró sin cesar a media voz. Las luces continuaban fúnebremente
encendidas en el dormitorio y la sala. En el silencio agónico de la casa, no se oía más que el delirio monótono que salía de la cama,
y el rumor ahogado de los eternos pasos de Jordán.
Murió, por fin. La sirvienta, que entró después a deshacer la cama, sola ya, miró un rato extrañada el almohadón.
—¡Señor! —llamó a Jordán en voz baja—. En el almohadón hay manchas que parecen de sangre.
Jordán se acercó rápidamente Y se dobló a su vez. Efectivamente, sobre la funda, a ambos lados del hueco que había dejado
la cabeza de Alicia, se veían manchitas oscuras.
—Parecen picaduras —murmuró la sirvienta después de un rato de inmóvil observación.
—Levántelo a la luz —le dijo Jordán.
La sirvienta lo levantó, pero enseguida lo dejó caer, y se quedó mirando a aquél, lívida y temblando. Sin saber por qué,
Jordán sintió que los cabellos se le erizaban.
—¿Qué hay? —murmuró con la voz ronca.
—Pesa mucho —articuló la sirvienta, sin dejar de temblar.
Jordán lo levantó; pesaba extraordinariamente. Salieron con él, y sobre la mesa del comedor Jordán cortó funda y envoltura
de un tajo. Las plumas superiores volaron, y la sirvienta dio un grito de horror con toda la boca abierta, llevándose las manos
crispadas a los bandos: —sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las patas velludas, había un animal monstruoso,
una bola viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca.
Noche a noche, desde que Alicia había caído en cama, había aplicado sigilosamente su boca —su trompa, mejor dicho— a
las sienes de aquélla, chupándole la sangre. La picadura era casi imperceptible. La remoción diaria del almohadón había impedido
sin dada su desarrollo, pero desde que la joven no pudo moverse, la succión fue vertiginosa. En cinco días, en cinco noches, había
vaciado a Alicia.
Estos parásitos de las aves, diminutos en el medio habitual, llegan a adquirir en ciertas condiciones proporciones enormes. La
sangre humana parece serles particularmente favorable, y no es raro hallarlos en los almohadones de pluma.

Novela
Es una narración extensa, escrita en prosa, que presenta situaciones reales o ficticias. Tiene la intervención de
muchos personajes que son estudiados y descritos detenidamente. A diferencia del cuento, tiene un desarrollo más
completo en cuanto al argumento, por lo que adquiere un carácter complejo y ramificado en el que interviene más de
una intriga, lo cual puede derivar en varios clímax antes del desenlace. La presencia de varios personajes y el
abordaje de varios temas importantes, producen diferentes efectos en el lector, a quien se le exige que atienda y
contribuya en la construcción de significados de las acciones que se desarrollan.

El Retrato de Dorian Gray (fragmento)


Oscar Wilde
Miró a su alrededor, y vio el cuchillo con el que apuñaló a Basil Hallward. Lo había limpiado muchas veces, hasta que
desaparecieron todas las manchas. Brillaba, lanzaba destellos. De la misma manera que había matado al pintor, mataría su obra y
todo lo que significaba. Mataría el pasado y, cuando estuviera muerto, él recobraría la libertad. Acabaría con aquella monstruosa
vida del alma y, sin sus odiosas advertencias, recobraría la paz. Empuñó el arma y con ella apuñaló el retrato.

Se oyó un grito y el golpe de una caída. El grito puso de manifiesto un sufrimiento tan espantoso que los criados despertaron
asustados y salieron en silencio de sus habitaciones. Dos caballeros que pasaban por la plaza se detuvieron y alzaron los ojos
hacia la gran casa. Luego siguieron caminando hasta encontrar a un policía y regresar con él. Llamaron varias veces al timbre, pero
sin recibir respuesta. Con la excepción de una luz en uno de los balcones del piso alto, todo estaba a oscuras. Al cabo de un rato,
el policía se trasladó hasta un portal vecino para contemplar desde allí el edificio.
-¿Quién vive en esa casa? -le preguntó el caballero de más edad.
-El señor Dorian Gray-respondió el policía.
Las dos personas que le escuchaban intercambiaron una mirada de inteligencia y, mientras se alejaban, había en su rostro una
mueca de desprecio. Uno de ellos era tío de sir Henry Ashton.
Dentro de la casa, en la zona donde vivía la servidumbre, los criados a medio vestir hablaban en voz baja. La anciana
señora Leaf lloraba y se retorcía las manos. Francis estaba tan pálido como un muerto.
Transcurrido un cuarto de hora aproximadamente, el ayuda de cámara tomó consigo al cochero y a uno de los lacayos y subió en
silencio las escaleras. Los golpes en la puerta no obtuvieron contestación. Y todo siguió en silencio cuando llamaron a su amo de

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viva voz. Finalmente, después de tratar en vano de forzar la puerta, salieron al tejado y descendieron hasta el balcón. Una vez allí
entraron sin dificultad: los pestillos eran muy antiguos.
En el interior encontraron, colgado de la pared, un espléndido retrato de su señor tal como lo habían visto por última vez, en todo el
esplendor de su juventud y singular belleza. En el suelo, vestido de etiqueta, y con un cuchillo clavado en el corazón, hallaron el
cadáver de un hombre mayor, muy consumido, lleno de arrugas y con un rostro repugnante. Sólo lo reconocieron cuando
examinaron las sortijas que llevaba en los dedos.

Género poético o lírico

Este género también es conocido como género lírico porque en la antigua Grecia este tipo de composiciones se
acompañaban con el instrumento musical conocido como lira, de ahí el nombre. También se conoce como poesía, que
proviene del nombre que se le asigna al texto que se escribe en verso y contiene, rima, métrica y ritmo, es decir, el
poema. Así, la poesía lírica es uno de los “géneros porque en ella el poeta expresa su propia intimidad para hacer
sentir sus vivencias personales; por lo tanto se le considera un género subjetivo pues, como ya se dijo, es el poeta o
escritor el que comparte sus sentimientos sobre un tema determinado; por ejemplo el amor

Características externas del género lírico Características internas del género lírico

• Texto estructurado en estrofas • Emociones, ayuda al escritor a encontrar más


• Está escrito en verso posibilidades para mostrar y desarrollar sus
• Tiene rima sentimientos.
• Posee métrica • Imagen poética, capacidad que tiene el escritor o
• Presenta ritmo poeta de decir mucho en pocas palabras y de una
• Dependiendo del tipo de verso y la cantidad de manera bella, estética, emotiva y sensible.
ellos, se le asignan diferentes nombres: égloga, • El sentido, es el juego de las emociones, las figuras
epigrama, oda himno, elegía, madrigal, entre otras. poéticas y la métrica, ritmo y rima, que enfatizan la
intención del poeta de sensibilizar y conmover al
lector, por medio de los versos.

.
Actividades

1. Investiga en internet algún poema sobre el tema que sea de tu interés, escríbelo en tu cuaderno.
2. Después reflexiona sobre su contenido y escribe en tu cuaderno que quiso plasmar el autor del
poema y posteriormente comparte el poema con tus compañeros y hagan una conclusión general y
observa si coincide con tu reflexión.

Subgéneros líricos

Clasificaciones en las que se puede manifestar el género lírico, en el que se plasman en el escrito emociones
enmarcadas en distintas figuras literarias que amplifican su comprensión.

Canción

Es uno de los tipos más populares de la lírica y ha sido representado a lo largo de la historia en distintos momentos.
En la canción, se expresan sentimientos compuestos, generalmente en versos, destinados a ser reproducidos en
música. La canción lírica tuvo su máximo apogeo en la Edad Media, con obras innovadoras como El Cancionero de
Francesco Petrarca.

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En la actualidad, se manifiesta a través del canto lírico, especialmente en coros, orquestas y óperas, con la
participación de tenores, sopranos y muchos otros cantantes de este subgénero. Se diferencia de otros tipos de
cantantes por la longitud y profundidad de la voz.

Cancionero
(Fragmento) Y así turbada en el primer asalto,
Francisco Petrarca no tuvo tanto ni lugar ni aliento
con que pudiese en la estrechez
Por hacer más galana su venganza
armarme;
y cobrar mil ofensas en un día,
ocultamente el arco Amor traía
o bien al monte fatigoso y alto
como el que ocasión busca en su
con astucia apartarme del tormento,
asechanza.
del que hoy quisiera y ya no puede
Cubría la virtud con gran pujanza
hurtarme.
ojos y corazón de la porfía,
cuando a allí donde mellarse otra solía
. bajó su flecha con mortal prestanza.

Actividad

1. Investiga la estructura de la obra de Francisco Petrarca “Cancionero”

Oda

Parte de la admiración y la veneración. Se puede comprender a la oda como un poema que tiene un profundo carácter
reflexivo, pero a su vez, que tiene como propósito la veneración o exaltación de determinada cualidad, objeto,
ambiente o persona. En la Antigua Grecia, la oda se realizaba a las deidades mitológicas, a las victorias militares o a
la belleza, enmarcadas en una reflexión sobre su papel.

Oda I Vida retirada (fragmento)


Fray Luis de León

¡Qué descansada vida ¿Qué presta a mi contento Despiértenme las aves


la del que huye del mundanal ruido, si soy del vano dedo señalado; con su cantar sabroso no aprendido;
y sigue la escondida si, en busca de este viento, no los cuidados graves
senda, por donde han ido ando desalentado de que es siempre seguido
los pocos sabios que en el mundo han con ansias vivas, con mortal cuidado? el que al ajeno arbitrio está atenido.
sido;
¡Oh monte, oh fuente, oh río,! Vivir quiero conmigo,
Que no le enturbia el pecho ¡Oh secreto seguro, deleitoso! gozar quiero del bien que debo al cielo,
de los soberbios grandes el estado, Roto casi el navío, a solas, sin testigo,
ni del dorado techo a vuestro almo reposo libre de amor, de celo,
se admira, fabricado huyo de aqueste mar tempestuoso. de odio, de esperanzas, de recelo.
del sabio Moro, en jaspe sustentado!
Un no rompido sueño, Del monte en la ladera,
No cura si la fama un día puro, alegre, libre quiero; por mi mano plantado tengo un huerto,
canta con voz su nombre pregonera, no quiero ver el ceño que con la primavera
ni cura si encarama vanamente severo de bella flor cubierto
la lengua lisonjera de a quien la sangre ensalza o el dinero. ya muestra en esperanza el fruto cierto…
lo que condena la verdad sincera.

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Égloga

Los diálogos llegan a la lírica a través de la égloga. En ella, tradicionalmente se muestra un diálogo entre dos o más
personas, que pueden constituir una pequeña pieza teatral, generalmente de un único acto. Su origen está en el
campo, por lo que en la mayoría de sus presentaciones suele haber dos pastores conversando sobre su vida
campestre.

Las primeras églogas datan de siglos previos a la era actual, pero su popularidad se esparció en la Europa del
Renacimiento, teniendo como uno de sus mayores autores a Garcilaso de la Vega en su Égloga I.

EGOGLA I
(Fragmento) Garcilaso de la Vega

ágora, de cuidados enojosos


El dulce lamentar de dos pastores, y de negocios libre, por ventura
Salicio juntamente y Nemoroso, andes a caza, el monte fatigando
he de cantar, sus quejas imitando; en ardiente jinete que apresura
cuyas ovejas al cantar sabroso el curso tras los ciervos temerosos,
estaban muy atentas, los amores, que en vano su morir van dilatando:
de pacer olvidadas, escuchando. espera, que en tornando
Tú, que ganaste obrando a ser restituido
un nombre en todo el mundo al ocio ya perdido,
y un grado sin segundo, luego verás ejercitar mi pluma
agora estés atento sólo y dado por la infinita, innumerable suma
al ínclito gobierno del estado de tus virtudes y famosas obras,
albano, agora vuelto a la otra parte, antes que me consuma,
resplandeciente, armado, faltando a ti, que a todo el mundo sobras.
representando en tierra el fiero Marte;

Elegía
Coplas a la muerte de su padre
Jorge Manrique
El motor de este subgénero lírico es la lamentación, acompañados de la
melancolía y el recuerdo bucólico. La elegía lamenta la pérdida de algo o COPLA I
alguien, sea físico o no. Por ese motivo, es comúnmente utilizada junto Recuerde el alma dormida
con distintos géneros, entre los cuales se encuentra la canción. avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida
La elegía ha estado presente en prácticamente cualquier momento cómo se viene la muerte,
histórico, por lo que la melancolía ha trascendido los cambios políticos y tan callando;
cuán presto se va el placer,
sociales. En la Antigua Grecia era definida por el metro elegíaco, cómo, después de acordado,
compuesto por la alternación de un hexámetro con un pentámetro. da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado,
La literatura hispánica es una de las más abundantes en elegías. Por fue mejor.
ejemplo, una de las más famosas son las “Coplas a la muerte de su
padre” de Jorge Manrique, escritas en 1476.

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Sátira

Considerado por muchos como el subgénero lírico más divertido, la sátira se presenta en poemas mordaces con
intenciones burlescas. A través de la sátira se puede desprestigiar o ironizar a alguna persona, objeto o circunstancia.
Es uno de los subgéneros más versátiles, pudiéndose escribir en prosa o en verso con frecuencia. La sátira se usa
también como un recurso literario, auxiliar de muchas otras presentaciones como el teatro. Entre los elementos que
más utiliza está la ironía y el sarcasmo. Aunque, como casi todas, tiene su origen en la Antigua Grecia, su aplicación
literaria se desarrolló más en el Medievo, con autores como Francisco de Quevedo y Félix Lope de Vega.

A un hombre de gran nariz erase una nariz sayón y escriba, un Ovidio


(Soneto) Nasón mal narigado,
Francisco de Quevedo
erase el espolón de una galera, erase una
Erase un hombre a una nariz pegado, erase pirámide de Egipto, 10 los doce tribus de
una nariz superlativa, erase una alquitara narices era,
medio viva, erase un peje espada mal
barbado, erase un naricísimo infinito, frisón
archinariz, caratulera, sabañón garrafal,
era un reloj de sol mal encarado, 5 érase un morado y frito.
elefante boca arriba,

Himno
Algunos autores lo sitúan dentro de la canción, porque generalmente suele interpretarse de esta forma. Los himnos
constituyen un subgénero lírico que se basa mayormente en la exaltación de un pueblo o de determinado grupo que lo
escenifica. En la Antigüedad, era una canción de carácter religioso, que se usaba en las liturgias para exaltar a alguna
divinidad. Posteriormente, su concepto evolucionó para dar forma a los himnos nacionales. Hoy en día, todos los
países del mundo tienen un Himno Nacional, que suele ser junto con el escudo y la bandera, uno de sus tres símbolos
patrios.
Himno Nacional Mexicano (fragmento)
Coros
Coro
Estrofa II
Mexicanos, al grito de guerra, El acero aprestad
y el bridón. Y retiemble en sus centros la tierra Al En sangrientos combates los viste por tu amor
sonoro rugir del cañón. palpitando sus senos, arrostrar la metralla
serenos, y la muerte o la gloria buscar. Si el
Estrofa I
recuerdo de antiguas hazañas de tus hijos
Ciña ¡oh Patria! tus sienes de oliva de la paz el inflama la mente, los recuerdos del triunfo tu
arcángel divino, que en el cielo tu eterno destino frente, volverán inmortales a ornar.
por el dedo de Dios se escribió. Mas si osare un
extraño enemigo profanar con su planta tu suelo,
piensa ¡oh Patria querida! que el cielo un soldado
en cada hijo te dio.

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Género dramático

La palabra drama proviene del término griego drao que significa, “hacer, ejecutar”. Hablar del género dramático es
referirse al teatro con todos sus elementos: el autor, las obras, el espacio físico destinado para la representación, los
actores y su caracterización mediante el vestuario, el maquillaje, las máscaras, la escenografía, la musicalización, los
efectos especiales y el público. Texto literario escrito en verso o en prosa.

Los orígenes de este género están en la Grecia clásica. Como parte del culto a Diónisos, dios del vino, al término de la
vendimia, se hacían representaciones en lugares abiertos, acompañadas de canto y danza, al son de la lira y la flauta.
La gente se sentaba alrededor para disfrutar de tales representaciones, en las que los sacerdotes eran los actores.

Este género se caracteriza, por la tensión dramática entre dos fuerzas en conflicto, lo que permite proyectar
intensamente las emociones de lo representado hacia el público, para que éste las perciba de principio a fin en la
obra. Tres son los elementos esenciales del género dramático: el espacio, los personajes y la acción, esta última se
conforma con los acontecimientos expuestos por los personajes en el desarrollo de la obra.

Subgéneros dramáticos

La tragedia es una obra de carácter pasional cuyo desenlace es funesto. El personaje principal no tiene alternativa de
salvación, cualquier camino que tome lo conducirá a su destrucción física y/o moral. Presenta el conflicto entre un
héroe y la adversidad, la que termina venciéndolo. El protagonista de la tragedia sufre porque lucha contra los valores
establecidos o porque los defiende.

La comedia es lo opuesto a la tragedia, representa las situaciones ridículas por las que pasa una persona debido a su
falta de discreción o de criterio. Expone situaciones cotidianas y problemas sociales, hace crítica de las costumbres y
los vicios. Satiriza a un personaje, a una clase social, a una época. Por medio de la confusión provoca la risa. Su
desenlace es alegre, festivo. Su finalidad es entretener y divertir.

El drama desarrolla aspectos de la vida cotidiana de manera tragicómica. Es el más cercano a la realidad, en la que
se alternan o combinan la tristeza y la alegría. Su final es desgraciado pero no fatal.

Obras del género dramático  Medea Autor: Eurípides


 Lucrecia Borgia Autor: Víctor Hugo
 Octavia Autor: Séneca  La importancia de llamarse
 El Rey Lear Autor: William Shakespeare Ernesto Autor: Óscar Wilde
 Romeo y Julieta Autor: William Shakespeare  Armelina Autor: Lope de Rueda
 Hamlet Autor: William Shakespeare  El burgués gentilhombre Autor: Moliere
 Edipo rey Autor: Sófocles  Los engañados Autor: Lope de Rueda
 El castillo sin venganza Autor: Lope de Vega  Los empeños de una casa Autora: Sor
 Fedra Autor: Jean Racine Juana Inés
 Sejanus Autor: Ben Jonson  La vida es sueño Autor: Pedro Calderón
 Bodas de sangre Autor: Federico García de la Barca
Lorca

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Bodas de sangre
Federico García Lorca
Acto Primero
Cuadro Primero
Habitación pintada de amarillo
NOVIO.-(Entrando.) Madre.
MADRE.-¿Qué?
NOVIO.-Me voy.
MADRE.-¿Adónde?
NOVIO.-A la viña. (Va a salir.)
MADRE.-Espera.
NOVIO.- ¿Quiere algo?
MADRE.-Hijo, el almuerzo.
NOVIO.-Déjelo. Comeré uvas. Deme la navaja.
MADRE.-¿Para qué? NOVIO.-(Riendo.) Para cortarlas.
MADRE.-(Entre dientes y buscándola.) La navaja, la navaja. .. Malditas sean todas y el bribón que las inventó.
NOVIO.-Vamos a otro asunto.
MADRE.-Y las escopetas y las pistolas y el cuchillo más pequeño, y hasta las azadas y los bieldos de la era.
NOVIO.-Bueno.
MADRE.-Todo lo que puede cortar el cuerpo de un hombre. Un hombre hermoso, con su flor en la boca, que sale a las viñas o va a sus
olivos propios, porque son de él, heredados... NOVIO.-(Bajando la cabeza) Calle usted.
MADRE.-... y ese hombre no vuelve. O si vuelve es para ponerle una palma encima o un plato de sal gorda para que no se hinche. No sé
cómo te atreves a llevar una navaja en tu cuerpo, ni cómo yo dejo a la serpiente dentro del arcón.
NOVIO.- ¿Está bueno ya?
MADRE.-Cien años que yo viviera, no hablaría de otra cosa. Primero tu padre; que me olía a clavel y lo disfruté tres años escasos. Luego
tu hermano. ¿Y es justo y puede ser que una cosa pequeña como una pistola o una navaja pueda acabar con un hombre, que es un toro?
No callaría nunca. Pasan los meses y la desesperación me pica en los ojos y hasta en las puntas del pelo.
NOVIO.-(Fuerte.) ¿Vamos a acabar?
MADRE.-No. No vamos a acabar. ¿Me puede alguien traer a tu padre? ¿Y a tu hermano? Y luego el presidio. ¿Qué es el presidio? ¡Allí
comen, allí fuman, allí tocan los instrumentos! Mis muertos llenos de hierba, sin hablar , hechos polvo; dos hombres que eran dos geranios.
..Los matadores, en presidio, frescos, viendo los montes. ..
NOVIO.-¿Es que quiere usted que los mate?
MADRE.-No. ..Si hablo es porque. ..¿Cómo no voy a hablar viéndote salir por esa puerta? Es que no me gusta que lleves navaja. Es que .
..Que no quisiera que salieras al campo.
NOVIO.-(Riendo.) ¡Vamos!
MADRE.-Que me gustaría que fueras una mujer. No te irías al arroyo ahora y bordaríamos las dos cenefas y perritos de lana.
NOVIO.-(Coge de un brazo a la MADRE y ríe.) Madre, ¿y si yo la llevara conmigo a las viñas?
MADRE.-¿Qué hace en las viñas una vieja? ¿Me ibas a meter debajo de los pámpanos?
NOVIO.-(Levantándola en sus brazos.) Vieja, revieja, requetevieja.
MADRE.- Tu padre sí que me llevaba. Eso es buena casta. Sangre. Tu abuelo dejó un hijo en cada esquina. Eso me gusta. Los hombres,
hombres; el trigo, trigo.
NOVIO.-¿ Y yo, madre?
MADRE.-¿ Tú, qué?
NOVIO. -¿Necesito decírselo otra vez?
MADRE.-(Seria.) ¡Ah! NOVIO.-¿Es que le hace mal?
MADRE.-No. NOVIO.-¿Entonces?
MADRE.-No lo sé yo misma. Así, de pronto, siempre me sorprende. Yo sé que la muchacha es buena. ¿Verdad que sí? Modosa.
Trabajadora. Amasa su pan y cose sus faldas, y siento sin embargo, cuando la nombro, como si me dieran una pedrada en la frente.
NOVIO.- Tonterías.
MADRE.-Más que tonterías. Es que me quedo sola. Ya no me quedas más que tú y ciento que te vayas.
NOVIO.-Pero usted vendrá con nosotros.
MADRE.-No. Yo no puedo dejar aquí solos a tu padre y a tu hermano. Tengo que ir todas las mañanas, y si me voy es fácil que muera un o
de los Félix, uno de la familia de los matadores, y lo entierren al lado. ¡Y eso sí que no! ¡Ca! ¡Eso sí que no! Porque con las uñas los
desentierro y yo sola los machaco contra la tapia.
NOVIO.-(Fuerte.) Vuelta otra vez.
MADRE. -Perdóname. (Pausa.)¿Cuánto tiempo llevas en relaciones?
NOVIO.-Tres años. Ya pude comprar la viña.
MADRE.- Tres años. ¿Ella tuvo un novio, no?
NOVIO.-No sé. Creo que no. Las muchachas tienen que mirar con quién se casan. MADRE.-Sí. Yo no miré a nadie. Miré a tu padre, y
cuando lo mataron miré a la pared de enfrente. Una mujer con un hombre, y ya está.
NOVIO.-Usted sabe que mi novia es buena.
MADRE.-No lo dudo. De todos modos siento no saber cómo fue su madre.
NOVIO.-¿Qué más da?
MADRE.-(Mirándolo.) Hijo.
NOVIO.-¿Qué quiere usted?
MADRE.-¡Que es verdad! ¡Que tienes razón! ¿Cuándo quieres que la pida?
NOVIO.-(Alegre) ¿Le parece bien el domingo?
MADRE.-(Seria.) Le llevaré los pendientes de azofrar, que son antiguos, y tú le compras. ..
Novio.-Usted entiende más. ..

25
MADRE.-Le compras unas medias caladas, y para ti dos trajes. .. ¡Tres! ¡No te tengo más que a ti!
NOVIO.-Me voy. Mañana iré a verla.
MADRE.-Sí, sí, y a ver si me alegras con seis nietos, o los que te dé la gana, ya que tu padre no tuvo lugar de hacérmelos a mí.
NOVIO.-El primero para usted.
MADRE.-Sí, pero que haya niñas. Que yo quiero bordar y hacer encaje y estar tranquila.
NOVIO.-Estoy seguro de que usted querrá a mi novia.
MADRE.-La querré. (Se dirige a besarlo y reacciona.) Anda, ya estás muy grande para besos. Se los das a tu mujer. (Pausa. Aparte.)
Cuando lo sea.
NOVIO.-Me voy.
MADRE.-Que caves bien la parte del molinillo, que la tienes descuidada.
NOVIO.-¡Lo dicho!
MADRE.-Anda con Dios. (se el NOVIO. La MADRE queda sentada de espaldas a la puerta. Aparece en la puerta una VECINA vestida de
color oscuro, con pañuelo a la cabeza.) Pasa.
VECINA.-¿Cómo estás?
MADRE.-Ya ves.
VECINA.-Yo bajé a la tienda y vine a verte. ¡Vivimos tan lejos!. ..
MADRE.-Hace veinte años que no he subido a lo alto de la calle.
VECINA.-Tú estás bien. MADRE.-¿Lo crees?
VECINA.-Las cosas pasan. Hace dos días trajeron al hijo de mi vecina con los dos brazos cortados por la máquina. (Se sienta.)
MADRE.-¿A Rafael?
VECINA.-Sí. y allí lo tienes. Muchas veces pienso que tu hijo y el mío están mejor donde están, dormidos, desc ansando, que no expuestos
a quedarse inútiles.
MADRE.-Calla. Todo eso son invenciones, pero no consuelo.
VECINA.-jAy!
MADRE.-¡Ay! (Pausa.)
VECINA.-(Triste.) ¿ y tu hijo?
MADRE.-Salió.
VECINA.-¡Al fin compró la viña!
MADRE.- Tuvo suerte.
VECINA.-Ahora se casará.
MADRE.-(Como despertando y acercando su silla a la silla de la VECINA.) Oye.
VECINA.-(En plan confidencial.) Dime.
MADRE.-¿Tú conoces a la novia de mi hijo?
VECINA.-¡Buena muchacha!
MADRE.-Sí pero...
VECINA.-Pero quien la conozca a fondo no hay nadie. Vive sola con su padre allí, tan lejos, a diez leguas de la casa más cercana. Pero es
buena. Acostumbrada a la soledad.
MADRE.-¿Y su madre?
VECINA.-A su madre la conocí. Hermosa. Le relucía la cara como a un santo; pero a mí no me gustó nunca. No quería a su marido.
MADRE. -(Fuerte.) Pero ¡cuántas cosas sabéis las gentes!
VECINA.-Perdona. No quise ofender; pero es verdad. Ahora, si fue decente o no, nadie lo dijo. De esto no se ha hablado. Ella era
orgullosa.
MADRE.-¡Siempre igual!
VECINA.- Tú me preguntaste.
MADRE.-Es que quisiera que ni a la viva ni a la muerta las conociera nadie. Que fueran como dos cardos, que ninguna persona les nomb ra
y pinchan si llega el momento. VECINA.-Tienes razón. Tu hijo va le mucho.
MADRE.-Vale. Por eso lo cuido. A mí me habían dicho que la muchacha tuvo novio hace tiempo.
VECINA.- Tendría ella quince años. Él se casó ya hace dos años, con una prima de ella, por cierto. Nadie se acuerda del noviazgo.
MADRE.-¿Cómo te acuerdas tú?
VECINA.-¡Me haces unas preguntas! ...
MADRE.-A cada uno le gusta enterarse de lo que le duele. ¿Quién fue el novio?
VECINA.-Leonardo.
MADRE.-¿Qué Leonardo?
VECINA.-Leonardo el de los Félix.
MADRE. -(Levantándose.) ¡De los Félix!
VECINA.-Mujer, ¿qué culpa tiene Leonardo de nada? Él tenía ocho años cuando las cuestiones.
MADRE.-Es verdad... Pero oigo eso de Félix que llenárseme de cieno la boca (Escupe) y tengo que escupir, tengo que escupir por no
matar.
VECINA.-Repórtate; ¿qué sacas con eso?
MADRE.-Nada. Pero tú lo comprendes.
VECINA.-No te opongas a la felicidad de tu hijo. No le digas nada. Tú estás vieja. Yo, también. A ti y a mí nos toca callar.
MADRE.-No le diré nada.
VECINA.-(Besándola.) Nada.
MADRE.-(Serena.) ¡Las cosas!...
VECINA.-Me voy, que pronto llegará mi gente del campo.
MADRE. -¿Has visto qué día de calor?
VECINA.-Iban negros los chiquillos que llevan el agua a los segadores. Adiós, mujer. MADRE.-Adiós (La Madre se dirige a la puerta de la
izquierda. En medio del camino se detiene y lentamente se santigua.) TELÓN

26
Ensayo Literario

El ensayo es un género relativamente moderno; aunque pueden rastrearse sus orígenes desde épocas remotas. Sólo
en la edad contemporánea ha llegado a alcanzar, una posición central. El ensayo literario se caracteriza por su
amplitud en tratar los temas. La mayoría parten de una obra literaria pero el ensayo literario no se limita a su estudio
exclusivo. Es un texto subjetivo donde se combinan la experiencia del ensayista, hábitos de estudio, trabajo literario y
opiniones de una persona que muestra interés en la literatura. Los ensayos literarios tienen características comunes:
subjetividad, sencillez y estilo del ensayista.

Características externas del ensayo literario Características internas del ensayo literario
• Estructura libre • Estilo cuidadoso y formal
• De forma sintética y de extensión • Tono variado, que corresponde a la manera
relativamente breve particular con que el autor ve e interpreta al
• Variedad temática mundo.
• Conformado por introducción, desarrollo y • El tono puede ser profundo, poético didáctico, .
conclusión satírico, etc., la amenidad en la exposición, que
sobresale sobre el rigor sistemático de ésta.

Ensayo literario “La llama doble”


Octavio Paz

El amor no nos preserva de los riesgos y desgracias de la existencia. Ningún amor, sin excluir a los más apacibles y
felices, escapa a los desastres y desventuras del tiempo. El amor, cualquier amor, está hecho de tiempo y ningún
amante puede evitar la gran calamidad: la persona amada está sujeta a las afrentas de la edad, la enfermedad y la
muerte. Como un re- medio contra el tiempo y la seducción del amor, los budistas concibieron un ejercicio de
meditación que consistía en imaginar al cuerpo de la mujer como un saco de inmundicias. Los monjes cristianos
también practicaron estos ejercicios de denigración de la vida. El remedio fue vano y provocó la venganza del cuerpo y
de la imaginación exasperada: las tentaciones a un tiempo terribles y lascivas de los anacoretas. Sus visones, aunque
sombras hechas de aire, fantasmas que la luz disipa, no son quimeras: son realidades que viven en el subsuelo
psíquico y que la abstención alimenta y fortifica. Transformadas en monstruos por la imaginación, el deseo las desata.

Cada una de las criaturas que pueblan el infierno de San Antonio es un emblema de una pasión reprimida. La
negación de la vida se resuelve en violencia. La abstención no nos libra del tiempo: lo transforma en agresión
psíquica, contra los otros y contra nosotros mismos.

Ensayo literario de Rosario Castellanos

¿Qué es un escritor? La pregunta puede contestarse con una respuesta obvia: un escritor es una persona que escribe.

Una persona que escribe; hela aquí, ante la página en blanco, uno de los abismos a los que en ocasiones nos
enfrenta el azar. ¿Escribe? No. Mordisquea la punta del lápiz, se mesa los cabellos, da vueltas por la habitación como
una fiera enjaulada. Vacilaciones, plazos, arrepentimientos. Y, con la decisión de quien se lanza al agua, surge la
primera letra. La mano, tan dócil en otros quehaceres, se crispa: el brazo se acalambra; las ideas zumban con la
insolencia de la mosca, escapan a los papirotazos.

De un modo o de otro la hoja de papel se llena. ¿Qué ha pasado? Que el suceso que se quería narrar (un suceso
vivo, fluyente, cálido) aparece opaco, desabrido, hosco. Alguien ha traicionado a nuestro protagonista y en cada sílaba
se advierte el jadeo del esfuerzo, la desobediencia de los músculos, los sobresaltos de la mente. No le queda más
alternativa que cerrar, avergonzado, el cuaderno y jurarse no volver a abrirlo más que para la redacción de formularías
esquelas de negocios o la consignación de alguna cifra, de algún dato importante.

27
Lee los siguientes ejemplos de los subgéneros narrativos y realiza lo que se te pide.

EL GIGANTE EGOISTA
Como cada tarde al salir de clase, los niños se dirigieron al jardín del gigante para jugar. Era un jardín fascinante, amplio y
hermoso. El suelo estaba cubierto de verde y suave césped, las flores salpicaban los arbustos, y doce melocotoneros
ofrecían sus dulces frutos a los pájaros.

- ¡Qué bien nos lo pasamos aquí! - gritaban los niños llenos de alegría.

Un día, el gigante, que había pasado siete años en el castillo de su amigo el ogro de Cornualles, decidió que ya habían
hablado todo lo que tenían que hablar, y emprendió el camino de regreso a su morada. Al llegar al jardín contempló que
estaba repleto de niños correteando, jugando y trepando a los árboles.

- ¿Qué hacéis aquí? Este es mi jardín, ¡Fuera! –

Y para que no quedara duda, colocó un cartel en el que se leía: “Prohibida la entrada”. Los infractores serán castigados'

Los niños, apenados, abandonaron el lugar. Pasó el tiempo y se fue la primavera. El Invierno, que no leía los carteles, se
instaló en el jardín, y al sentirse cómodo allí, llamó a la Escarcha y el Granizo. También vinieron la Nieve, el Hielo y el Viento
del Norte, y cuando la primavera volvió a florecer en el campo, el gigante se extrañó que no entrara en su jardín.

- No lo entiendo - decía el gigante.

Pues al año siguiente tampoco florecieron los arbustos, ni dieron fruto los melocotoneros, ni los pájaros dejaban escuchar sus
trinos: el invierno parecía haberse instalado definitivamente en el jardín del gigante. Una mañana, al despertar, el gigante
escuchó una bella melodía a través de la ventana: al asomarse comprobó que los niños habían saltado la valla y habían
trepado a los árboles.
Parecía que con ellos hubiera entrado también la alegría. Todos estaban felices menos uno, el más pequeño, que ni siquiera
podía alcanzar las ramas más bajas.
- Ahora lo entiendo - reflexionó el gigante - Ya sé por qué la primavera no quería acompañarme: he sido
demasiado egoísta.

Y acercándose al pequeño, con cuidado, lo aupó al árbol al que quería trepar.

Contesta las siguientes preguntas con base a la lectura del cuento “El gigante egoísta”

1. ¿Dónde iban los niños al salir del colegio?__________________________________________________


2. ¿Cuántos melocotoneros había?__________________________________________________________
3. ¿A quién había ido a visitar el gigante? ____________________________________________________
4. ¿Cuánto tiempo estuvo allí? _____________________________________________________________
5. ¿Qué hizo el gigante al ver a los niños en su jardín? ___________________________________________
6. ¿Qué le hizo cambiar de actitud al gigante? __________________________________________________
7. Has un resumen del cuento: ______________________________________________________________
________________________________________________________________________________________
________________________________________________________________________________________
________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________

28
Lee la fábula de la hormiga y la cigarra de Samaniego y transfórmala cambiando el final, los personajes.
Puedes hacerlo en prosa.

LA CIGARRA Y LA HORMIGA

Cantando la cigarra pasó el verano entero, sin hacer provisiones allá para el invierno. Los fríos la obligaron a guardar
el silencio, y a acogerse al abrigo de su estrecho aposento.

Viéndose desproveída del preciso sustento, sin moscas, sin gusanos, sin trigo, sin centeno. Habitaba la hormiga allí
tabique en medio, y con mil expresiones de atención y respeto le dijo:

- Doña hormiga, pues que en vuestros graneros sobran las provisiones para vuestro alimento, prestad alguna cosa
con que viva este invierno esta triste cigarra, que alegre en otro tiempo, nunca conoció el daño. Nunca supo temerlo.
No dudes en prestarme, que fielmente prometo pagaros con ganancias por el
nombre que tengo.

La codiciosa hormiga respondió con denuedo, ocultando a la espalda las


llaves del granero:

-“¿Yo prestar lo que gano con un trabajo inmenso? Dime, pues, holgazana:
¿Qué has hecho en el buen tiempo?"

- Yo (dijo la cigarra) a todo pasajero cantaba alegremente sin cesar ni un


momento.

- ¿Con que cantabas cuando yo andaba al remo? Pues ahora que yo como, baila, pese a tu cuerpo- le respondió la
hormiga.

______________________________________________________________________________________________
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___________________________________________________________________________________________

29
En grupos de tres, lean la siguiente fábula de Esopo. Después, completen la tabla.

La zorra, el oso y el león

Habiendo encontrado un león y un oso al mismo tiempo a un cervatillo, se retaron en combate a ver cuál de los dos se
quedaba con la presa.

Una zorra que por allí pasaba, viéndolos extenuados por la lucha y con el cervatillo al medio, se apoderó de éste y
corrió pasando tranquilamente entre ellos

Y tanto el oso como el león, agotados y sin fuerzas para levantarse, murmuraron: – ¡Desdichados nosotros! ¡Tanto
esfuerzo y tanta lucha hicimos para que todo quedara para la zorra! Por empeñarnos en no querer compartir, podemos
perderlo todo.

Esopo, La zorra, el oso y el león,


disponible en http://www.edyd.com/Fabulas/Esopo/E30ZorraOsoLeon.htm

Marca con una X las características que describen el texto que acabas de leer.

30
Lee una adaptación del primer capítulo de la famosa novela de caballería, cuyo autor es Miguel de Cervantes,
titulada “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” y contesta:

“En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, vivió hace mucho tiempo un hidalgo alto y seco de carnes que
rondaba los cincuenta años y tenía fama de hombre bueno. Cuentan que se llamaba Alonso Quijano y que llevaba una vida
modesta y sin lujos, aunque en su casa nunca faltó la comida ni unas buenas calzas de terciopelo que lucir los días de fiesta.

Don Alonso vivía con una criada que pasaba de los cuarenta años y con una sobrina que no
llegaba a los veinte, y era un hombre madrugador y amigo de la caza que había entablado una
estrecha amistad con el cura y el barbero de la aldea. Por su condición de hidalgo, apenas tenía
obligaciones, así que dedicaba sus muchas horas de ocio a leer libros de caballerías. Y tanto se
aficionó a las historias de gigantes y batallas, caballeros andantes y princesas cautivas, que
llegó a vender buena parte de sus tierras para comprar libros y más libros.

De día y de noche, don Alonso no hacía otra cosa más que leer. Por culpa de los libros,
abandonó la caza y descuidó su hacienda, hasta que a fuerza de tanto leer y tan poco dormir, se
le secó el cerebro y se volvió loco.

A veces soltaba de golpe el libro que tenía entre manos, blandía con fuerza su vieja espada y
empezaba a acuchillar las paredes como si se estuviera defendiendo de una legión de fieros
gigantes. Se había convencido de que todo lo que contaban sus libros era verdad, y así fue
como se le ocurrió el mayor disparate que haya pensado nadie en el mundo: decidió hacerse
caballero andante y echarse a los caminos en busca de aventuras.”

1. ¿En qué lugar sitúa el principio de esta novela?


__________________________________________________________________
2. ¿Qué personajes se mencionan en este primer capítulo de la novela?
__________________________________________________________________
3. ¿Qué hechos nos narra el autor en el primer capítulo?
__________________________________________________________________

Lee uno de los capítulos de la leyenda de Bécquer titulada “Maese Pérez el organista” y luego contesta a las
preguntas.

Había transcurrido un año más. La abadesa del convento de Santa Inés y la hija de Maese Pérez hablaban en voz baja, medio
ocultas entre las sombras del coro de la iglesia. El esquilón llamaba a voz herida a los fieles desde la torre, y alguna que otra rara
persona atravesaba el atrio, silencioso y desierto esta vez, y después de tomar el agua bendita en la puerta, escogía un puesto en
un rincón de las naves, donde unos cuantos vecinos del barrio esperaban tranquilamente a que comenzara la misa del Gallo.

-Ya lo veis -decía la superiora-: vuestro temor es sobre manera pueril; nadie hay en el templo; toda Sevilla acude en tropel a la
catedral esta noche. Tocad vos el órgano, tocadlo sin desconfianza de ninguna clase; estaremos en comunidad... Pero... proseguís
callando, sin que cesen vuestros suspiros. ¿Qué os pasa? ¿Qué tenéis?

-Tengo... miedo -exclamó la joven con un acento profundamente conmovido.

-¿Miedo? ¿De qué?

-No sé..., de una cosa sobrenatural... Anoche, mirad, yo os había oído decir que teníais empeño en que tocase el órgano en la
misa, y, ufana con esta distinción, pensé arreglar unos registros y templarlo, a fin de que os sorprendiese... Vine al coro... sola...,
abrí la puerta que conduce a la tribuna... En el reloj de la catedral sonaba en aquel momento una hora..., no sé cuál..., pero las
campanas eran tristísimas y muchas..., muchas..., estuvieron sonando todo el tiempo que yo permanecí como clavada en el umbral,
y aquel tiempo me pareció un siglo.

La iglesia estaba desierta y oscura... Allá lejos, en el fondo, brillaba como una estrella perdida en el cielo de la noche, una luz
moribunda...: la luz de la lámpara que arde en el altar mayor... A sus reflejos debilísimos, que sólo contribuían a hacer más visible

31
todo el profundo horror de las sombras, vi..., lo vi, madre, no lo dudéis; vi a un hombre que, en silencio, y vuelto de espaldas hacia
el sitio en que yo estaba, recorría con una mano las teclas del órgano, mientras tocaba con la otra sus registros..., y el órgano
sonaba, pero sonaba de una manera indescriptible. Cada una de sus notas parecía un sollozo ahogado dentro del tubo de metal,
que vibraba con el aire comprimido en su hueco y reproducía el tono sordo, casi imperceptible, pero justo.

Y el reloj de la catedral continuaba dando la hora, y el hombre aquel proseguía recorriendo las teclas. Yo oía hasta su respiración.

El horror había helado la sangre de mis venas; sentía en mi cuerpo como un frío glacial, y en mis sienes fuego... Entonces quise
gritar, quise gritar, pero no pude. El hombre aquel había vuelto la cara y me había mirado...; digo mal, no me había mirado, porque
era ciego... ¡Era mi padre!

-¡Bah! Hermana, desechad esas fantasías con que el enemigo malo procura turbar las imaginaciones débiles... Rezad un
paternóster y un avemaría al arcángel San Miguel, jefe de las milicias celestiales, para que os asista contra los malos espíritus.
Llevad al cuello un escapulario tocado en la reliquia de San Pacomio, abogado contra las tentaciones, y marchad, marchad a
ocupar la tribuna del órgano; la misa va a comenzar, y ya esperan con impaciencia los fieles... Vuestro padre está en el cielo, y
desde allí, antes que daros sustos, bajará a inspirar a su hija en esta ceremonia solemne, para el objeto de tan especial devoción.

La priora fue a ocupar su sillón en el coro en medio de la comunidad. La hija de maese Pérez abrió con mano temblorosa la puerta
de la tribuna para sentarse en el banquillo del órgano, y comenzó la misa.

Comenzó la misa y prosiguió sin que ocurriera nada notable hasta que llegó la
consagración. En aquel momento sonó el órgano, y al mismo tiempo que el órgano,
un grito de la hija de maese Pérez. La superiora, las monjas y algunos de los fieles
corrieron a la tribuna.

-¡Miradlo! ¡Miradlo! -decía la joven, fijando sus desencajados ojos en el banquillo; de


donde se había levantado, asombrada, para agarrarse con sus manos convulsas al
barandal de la tribuna. Todo el mundo fijó sus miradas en aquel punto. El órgano
estaba solo, y, no obstante, el órgano seguía sonando...; sonando como sólo los
arcángeles podrían imitarlo... en sus raptos de místico alborozo.

Gustavo Adolfo Bécquer

 Busca en el diccionario el significado de las palabras que desconozcas en el texto y anótalas en tu cuaderno.
 Escribe en tu cuaderno una leyenda que conozcas o puedes investigar en internet alguna leyenda de tu
comunidad, y las compartirás en el salón de clase con tus compañeros.
 Contesta las preguntas sobre la leyenda de Maese Pérez:
1. ¿Qué personajes aparecen?
________________________________________________________________________________________
2. ¿Cuál es el personaje que te parece más propio de una leyenda? ¿Por qué?
________________________________________________________________________________________
3. Explica las experiencias que había tenido la hija de Maese Pérez la víspera de Nochebuena.
__________________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________________
4. Los personajes que dialogan en este texto tienen ideas distintas de lo que va a ocurrir durante la misa de Gallo.
Explica lo que piensa cada uno de ellos
__________________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________________
5. ¿Qué ve la hija de Maese Pérez en el momento de la consagración?
__________________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________________
32
6. ¿Qué ven los fieles que asisten a la misa?
__________________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________________
7. Inventa un breve diálogo entre dos de los asistentes a la misa de Gallo a la que se refiere el texto. Procura que
sean personajes distintos, uno tiene miedo y otro no, uno cree en el alma de Maese Pérez y otro no cree.
__________________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________________________

Lee este fragmento del texto de la mitología titulado “La creación” y contesta:

Al comienzo del tiempo cuando solo había cielo y agua y aún no existían laguna y el sol, la tierra ni el árbol, la
estrella ni el pájaro, la bestia ni el hombre, los poderes del cielo decidieron crear el mundo.

Los poderosos del cielo flotaban sobre las aguas iluminados por una luz difusa que brotaba de sus cuerpos,
cubiertos con plumas azules y verdes, y en medio de un profundo silencio. Se llamaban Emplumadas
serpientes.

-¡Que las aguas se abran!- dijeron- ¡Que la luz se haga y la tierra aparezca!

Entonces se separaron las aguas y asomaron las grandes montañas, y entre las montañas, los valles, y en los valles la hierba.
Corrieron los ríos y rodaron las piedras, se abrieron cavernas y surgieron árboles que se convirtieron en bosques.

POPOL VUH
Lumen

1. ¿Quiénes son los poderosos del cielo?

2. Explica cómo se describen a estos personajes en el texto

3. ¿Por qué lugar se mueven estos personajes?

4. ¿Qué se explica en esta narración?

33
Época literaria

La obra literaria como reflejo de un momento histórico. La obra literaria no es un hecho aislado, es un reflejo,
consciente o inconsciente de la situación social, económica y política de un determinado momento histórico. El escritor
no vive aislado sino integrado en una sociedad por un sinfín de nexos y relaciones. Además, no es sólo escritor, es
otras muchas cosas; y su vida, como la de cualquier ser humano, se nutre del forcejeo entre la afirmación de su propia
individualidad y las trabas que en los usos sociales encuentra para lograrla. Por eso, la obra literaria está
históricamente condicionada, en la medida en que toda sociedad es, por su misma esencia, histórica; y el componente
socio-cultural actúa como ingrediente de la concepción artística.

Así como nuestra forma de vestir cambia con el tiempo: se repite, se copia y se combina; también las épocas literarias
nacen, evolucionan, se transforman y se renuevan de acuerdo con el momento histórico y las circunstancias.

A lo largo de la historia de la humanidad ha existido la necesidad de expresarse, ya sea creando poesía, contando
relatos o representando diálogos. Lo que va cambiando con el tiempo es la manera como se manifiesta. Las
expresiones artísticas de las sociedades nos dan una muestra de la cultura que representan y los rasgos que las
caracterizan.

La Literatura de un país o región está tan ligada a su historia, que es un fiel reflejo del periodo en que se desarrolló.
Una época literaria consiste en un periodo que puede abarcar uno o varios momentos históricos, durante los cuales se
desarrolla la Literatura en un país o región. Estudiar profundamente las épocas literarias y las corrientes desarrolladas
en éstas, llevaría mucho tiempo; por ello, en este tema estudiarás las generalidades de cada época literaria y, durante
el curso, leerás textos de diferentes corrientes.

Actividad complementaria del bloque II

Al haber repasado los géneros literarios realizaremos una recopilación de obras y autores representativos de cada
género en un portafolio.

1. Primero deberás de investigar en internet autores (biografía) representativos de cada género.


2. Al ya tener identificado los autores de cada género elige uno.
3. A continuación escribe en una hoja de maquina la información más relevante de cada autor.
4. Después identifica sus obras más representativas, leerlas y elige la que más te guste.
5. Ahora escribirás la obra elegida en otra hoja de maquina

34
Bloque III ACERCAMIENTO A LAS ÉPOCAS LITERARIAS

Propósito del bloque:

Relaciona problemáticas de su entorno con las


características de diferentes textos de diversas
épocas literarias, reflexionando respecto al
impacto de estas en su propia visión tanto de su
comunidad como en el mundo.

35
En general, las épocas literarias se dividen en tres periodos:

La literatura antigua, que abarca de la invención de las primeras manifestaciones literarias de la humanidad hasta la
Edad Media, en el siglo XV.

La literatura moderna, que comprende del siglo XVI al siglo XIX.

La literatura contemporánea, que abarca del siglo XX a la actualidad.

LITERATURA ANTIGUA

La literatura antigua es el nombre con el que se distingue toda aquella


literatura de la Antigua Grecia, Roma y algunas otras civilizaciones antiguas.
Estas obras se desarrollaron entre los años 1000 a. C. y el 400 d. C.

Aunque hay discusión sobre sus méritos artísticos y su forma de transmisión,


se consideran dentro de este grupo las primeras manifestaciones de literatura
oral, así como los testimonios más antiguos de sumerios y egipcios. Sin
embargo, el gran conjunto de literatura antigua lo conforman las obras creadas
desde la invención de la escritura hasta el siglo V de nuestra era.
Homero, uno de los principales Geográficamente, abarca la producción del Medio Oriente (Egipto,
representantes de la literatura antigua Mesopotamia y posteriormente el pueblo hebreo), Extremo Oriente (China,
Japón, India) y Europa, que basara su producción artística en el modelo clásico griego, heredado y difundido por los
romanos.
En la actualidad el concepto se refiere más a la noción de arte que a la escritura misma. De hecho, las raíces de la
literatura se encuentran en las tradiciones orales, que surgieron en todo el mundo mucho antes del desarrollo de la
escritura. Las obras más influyentes y respetadas de la literatura antigua son los poemas narrativos La Ilíada y La
Odisea.

Ilíada y Odisea.

Ambas obras atribuidas a Homero, establecen el inicio de la civilización griega.


Se piensa que fueron escritos entre los años 800 y 700 a.C. Se escribieron en
una mezcla de eólico y jónico, que constituyen el dialecto homérico.

Estos poemas, originalmente obras de tradición oral, fueron desarrollados por


Homero en el período arcaico. Sin embargo, aunque la prosa y el drama
occidentales también nacieron en el período arcaico, estos géneros florecieron en
la época clásica. Precisamente, las obras de esta época son las que se forman
parte de la noción de literatura antigua. Por otra parte, el medio preferido de
expresión era la poesía. Los antiguos griegos y romanos produjeron las primeras
historias occidentales en prosa, pero este género no tenía gran renombre.

36
Otros textos literarios de la antigüedad y de los cuales hoy tenemos registros, son:

Libro de los muertos.

Es un texto funerario utilizado desde la dinastía Xlll en Egipto. Estaba


compuesto por una serie de sortilegios mágicos, cuyo fin era ayudar a los
difuntos a pasar el juicio de Osiris y auxiliarlos en su camino a través del
inframundo para, finalmente, llegar a Aaru, el reino de Osiris.

Rig Veda.

Forma parte de los libros sagrados de la India, escritos en sánscrito, y de los cuales existen
evidencias de que se escribió entre el 1400 y el 1100 a.C Consta de 1028 himnos dedicados a
los sacerdotes, y es una fuente de información acerca de la mitología y las costumbres de la
India.

Antiguo Testamento.

Los hebreos reunieron sus tradiciones en el Antiguo Testamento, el primer conjunto de


libros sagrados a los que el cristianismo llama la Biblia. Estos libros se escribieron entre
los siglos XV Y ll a.C. Los hebreos fueron hombres semitas originarios de Caldea que
vivieron en Ur. De acuerdo con la Biblia, Abraham, su patriarca, se dirigió con su pueblo
a Canaán, la tierra prometida, por órdenes de Jehová y se estableció en lo que hoy se
conoce como Palestina, hacia los siglos XV y Xll a.C .

37
ILÍADA

Poema épico atribuido al poeta griego Homero (Fragmento)


Canto Vll
Cuando Minerva, la diosa de ojos lechuza, vio que aquéllos mataban a muchos argivos en el duro combate, descendiendo en raudo
vuelo de las cumbres del Olimpo se encaminó a la sagrada Ilión. Pero, al advertirlo Apolo desde Pérgamo, fue a oponérsele, porque
deseaba que los troyanos ganaran la victoria.

Encontrárosle ambas deidades, junto a la cima; y el soberano Apolo, hijo de Júpiter, habló primero diciendo:

“¿Por qué enardecida nuevamente, ¡Oh hija del gran Júpiter!, vienes del Olimpo? ¿Qué poderoso afecto te conmueve? ¿Acaso
quieres dar a los dánaos la indecisa victoria? Porque de los troyanos no te compadecerías, aunque estuviesen pereciendo. Si
quieres condescender con mi deseo –y sería lo mejor-, suspenderemos por hoy el combate y la pelea; y luego volverán a batallar
hasta que logren arruinar a Ilión, ya que os place a vosotras, las inmortales, destruir esta ciudad.”

Respondióle Minerva, la diosa de ojos de lechuza:

“Sea así, ¡oh, tu, que hieres de lejos! con este propósito vine del Olimpo al campo de troyanos y de aqueos. Más, ¿por qué medio
has pensado suspender la batalla?

Contestó el soberano Apolo, hijo de Júpiter:

“Hagamos que Héctor, de corazón fuerte, domador de caballos, provoque a los dánaos a pelear con él en terrible y singular
combate; e indignados los aqueos, de hermosas grebas, susciten a alguien para que luche con el divino Héctor.”

I. Responde lo siguiente con base a la lectura del fragmento.

1. ¿A qué época pertenece este texto?_______________________________________________________

2. ¿Cómo es el lenguaje?_________________________________________________________________

3. Describe lo que entendiste del fragmento.__________________________________________________

II. Lee y comenta con tus compañeros algunos pasajes de la Ilíada. Busca en el libro impreso o en Internet el
Canto l. y lee la discordia entre Agamenón y Aquiles.

38
La Eneida

La Eneida es un poema épico latino, escrito por Virgilio entre 29 y 19 A.C, que
cuenta la historia legendaria de Eneas, un troyano que viajó a Italia, donde se
convirtió en el antepasado de los romanos. Comprende 9,896 líneas
en hexámetro dactílico.

Los primeros seis de los doce libros del poema cuentan la historia de las
andanzas de Eneas desde Troya a Italia, y la segunda mitad del poema habla de
la guerra en última instancia victoriosa de los troyanos sobre los latinos, bajo cuyo
nombre Eneas y sus seguidores troyanos están destinados a ser subsumido. Esta
epopeya también hace alusión a la Ilíada y la Odisea.

La Eneida
(Resumen)
Publio Virgilio Marón
En el mar Mediterráneo, Eneas y sus compañeros troyanos huyen de su ciudad natal de Troya, que ha sido destruida por los
griegos. Navegan hacia Italia, donde Eneas está destinado a fundar Roma. A medida que se acercan a su destino, una tormenta
feroz los desvía del rumbo y los lleva a Cartago. Dido, fundador y reina de Cartago, les da la bienvenida. Eneas relata a Dido la
larga y dolorosa historia de los viajes de su grupo hasta el momento.

Eneas habla del saqueo de Troya que puso fin a la Guerra después de diez años de asedio griego. En la campaña final, los
troyanos fueron engañados cuando aceptaron en las murallas de su ciudad un caballo de madera que, sin saberlo, albergaba a
varios soldados griegos en su vientre hueco. Él cuenta cómo escapó de la ciudad en llamas con su padre, Anchises; su hijo,
Ascanius; y los dioses del hogar que representan su ciudad caída.

Asegurado por los dioses que un futuro glorioso lo esperaba en Italia, zarpó con una flota que contenía a los ciudadanos
sobrevivientes de Troya. Eneas relata las pruebas que enfrentaron en su viaje. Dos veces intentaron construir una nueva ciudad,
solo para ser expulsados por malos presagios y plagas. Las arpías, criaturas que son en parte mujeres y en parte aves, las
maldijeron, pero también se encontraron inesperadamente con amigos compatriotas.

Finalmente, después de la pérdida de Anchises y un terrible clima, se dirigieron a Carthage. Impresionado por las hazañas de
Eneas y simpatizante de su sufrimiento, Dido, una princesa fenicia que huyó de su casa y fundó Cartago después de que su
hermano asesinó a su marido, se enamora de Eneas. Viven juntos como amantes durante un período, hasta que los dioses le
recuerdan a Eneas su deber de fundar una nueva ciudad.

Él determina zarpar una vez más. Dido está devastado por su partida, y se mata al ordenar que se construya una enorme pira con
las posesiones náufragas de Eneas, trepando sobre ella y apuñalándose con la espada que Eneas deja atrás. Como los troyanos
hacen para Italia, el mal tiempo los lleva a Sicilia, donde tienen juegos funerarios para los Anquises muertos. Las mujeres,
cansadas del viaje, comienzan a quemar los barcos, pero un aguacero apaga el fuego.

Algunos de los cansados de viajar se quedan atrás, mientras que Eneas, revigorizado después de que su padre lo visita en un
sueño, se lleva el resto hacia Italia. Una vez allí, Eneas desciende al inframundo, guiado por la Sibila de Cumae, para visitar a su
padre. Se le muestra un desfile de la historia futura y los héroes de Roma, que lo ayuda a comprender la importancia de su
misión. Eneas regresa del inframundo y los troyanos continúan por la costa hasta la región de Latium.

39
La llegada de los troyanos a Italia comienza pacíficamente. El Rey Latino, el gobernante italiano, extiende su hospitalidad,
esperando que Eneas resulte ser el extranjero que, según una profecía, se supone que su hija Lavinia se casará. Pero la esposa de
Latinus, Amata, tiene otras ideas. Ella quiere que Lavinia se case con Turnus , un pretendiente local. Amata y Turnus cultivan
enemistad hacia los troyanos recién llegados.

Mientras tanto, Ascanius caza un ciervo que era una mascota de los pastores locales. Se desata una pelea y mueren varias
personas. Turnus, montando esta corriente de ira, comienza una guerra. Eneas, por sugerencia del dios del río Tiberino, navega
hacia el norte por el Tíber para buscar apoyo militar entre las tribus vecinas.Durante este viaje, su madre, Venus, desciende para
darle un nuevo juego de armas, forjado por Vulcano.

Mientras el líder troyano está fuera, Turnus ataca. Eneas regresa para encontrar a sus compatriotas enredados en la batalla. Palas,
el hijo del nuevo aliado de Eneas, Evander, es asesinado por Turnus. Eneas se enfurece violentamente, y muchos más mueren al
final del día. Las dos partes acuerdan una tregua para poder enterrar a los muertos, y los líderes latinos discuten si continuar la
batalla. Otra Epopeya que te puede interesar es La Iliada.

Deciden evitar cualquier carnicería innecesaria proponiendo un duelo mano a mano entre Eneas y Turnus. Cuando los dos líderes
se enfrentan, sin embargo, los otros hombres comienzan a pelear, y se reanuda la batalla a gran escala. Eneas es herido en el
muslo, pero eventualmente los troyanos amenazan a la ciudad enemiga. Turnus sale corriendo para encontrarse con Eneas, quien
hiere a Turnus gravemente. Eneas casi salva a Turnus, pero, al recordar al asesinado Pallas, lo mata en su lugar.

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LITERATURA MEDIEVAL

El periodo que comprende del siglo V hasta el XV de nuestra era recibe el nombre de Edad Media o Medioevo. Es
una larga época de cambios y adaptaciones, donde Europa se ve obligada a reorganizarse tras la caída del Imperio
Romano, hasta entonces rector de pueblos e individuos.
La instauración del Cristianismo así como una interminable sucesión de guerras de conquista territorial caracterizan al
Medioevo y, por ende, su literatura. Los relatos épicos ya no cuentan historias de un pasado mítico, sino las luchas de
los señores feudales para conquistar su territorio.
La evolución del feudalismo hacia el capitalismo burgués quedará asimismo registrada en la literatura con nuevas
temáticas y valores. La ética monoteísta cristiana, opuesta a la religiosidad pagana de los antiguos pueblos, propone
una nueva forma de vida cuyo objetivo es la salvación eterna.
Así. Da origen a una nueva literatura en la que la historia sagrada y los personajes bíblicos y fantásticos de la teología
cristiana ocupan un lugar privilegiado. A lo largo de la Edad Media, se generaron obras con temáticas e intereses
comunes, las cuales se agrupan como describe el siguiente cuadro.

Cantar de Mío Cid

El Cantar de Mío Cid constituye la primera gran obra de la literatura española


escrita en una lengua romance. Compuesto por versos anisosilábicos de
asonancia monorrima, este cantar de gesta relata las hazañas heroicas inspiradas
libremente en los últimos años de la vida del caballero castellano Rodrigo Díaz, el
Campeador. Se trata de una obra anónima, aunque los especialistas creen que fue
escrita por Per Abbat en torno al año 1207. Del Cantar de Mío Cid se ha dicho que
es el bello pórtico de nuestra literatura medieval.

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Los tres cantares (Extracto)

Se divide en tres partes o cantares: Cantar del Destierro, Cantar de las bodas y Cantar de la afrenta de Corpes.

Cantar I. Cantar del Destierro

El Cid es desterrado; pierde su honra (no sabemos la causa). Abandona a su familia (a doña Jimena, su esposa y a sus hijas, doña
Elvira y doña Sol) y todas sus posesiones. Participa en una serie de batallas, todas destinadas a recuperar el honor perdido.

Allí vierais tantas lanzas, todas subir y bajar,


allí vierais tanta adarga romper y agujerear,
las mallas de las lorigas allí vierais quebrantar
y tantos pendones blancos que rojos de sangre están
y tantos buenos caballos que sin sus jinetes van.
Cantar II. Cantar de las Bodas

Cuenta la conquista de Valencia. Desde allí envía presentes al rey Alfonso VI, lo que permite el reencuentro del Cid con su familia.
Se conciertan las bodas de sus hijas con los infantes de Carrión. Así el Cid recupera su honor militar y familiar.

Por esas tierras de moros, apresando y conquistando,


durante el día durmiendo, por las noches a caballo,
en ganar aquellas villas pasa Mío Cid tres años.
(…)
«Mi mujer, doña Jimena, sea lo que quiera Dios.
A vos os digo, hijas mías, doña Elvira y doña Sol,
que con este casamiento ganaremos en honor,
pero sabed que estas bodas no las he arreglado yo:
os ha pedido y rogado don Alfonso, mi señor.

Cantar III. Cantar de la afrenta de Corpes


Los infantes de Carrión quedan en ridículo ante los cortesanos del Cid por su cobardía en el campo de batalla. Deciden vengarse
por las burlas de que han sido objeto; para ello parten de Valencia con sus mujeres y, al llegar al robledal de Corpes, las maltratan
y abandonan. El Cid pide justicia al rey. Convocadas las cortes en Toledo, los guerreros del Campeador desafían y vencen a los
infantes, que son declarados traidores. El Poema acaba con las bodas de las hijas del Cid, doña Elvira y doña Sol, con los infantes
de Navarra y Aragón.

«Llegarán las nuevas al Cid Campeador,


«así nos vengaremos por lo del león».
Los mantos y las pieles les quitan los de Carrión,
con sólo las camisas desnudas quedan las dos,
los malos traidores llevan zapatos con espolón,
las cinchas de sus caballos ásperas y fuertes son.
(…)
Comienzan a golpearlas los infantes de Carrión;
con las cinchas de cuero las golpean sin compasión;
así el dolor es mayor, los infantes de Carrión:
de las crueles heridas limpia la sangre brotó.
Si el cuerpo mucho les duele, más les duele el corazón
(…)
Grandes son los gozos en Valencia la mayor,
por la honra que han tenido los del Campeador.
Hicieron sus tratos los de Navarra y Aragón,
tuvieron junta con Alfonso el de León.
Hicieron sus casamientos doña Elvira y doña Sol.
Así crece la honra del que en buen hora nació,
cuando señoras son sus hijas de Navarra y de Aragón.
Hoy los reyes de España sus parientes son.
A todos alcanza honra por el que en buena nació.

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La Divina Comedia
La Divina Comedia es un poema escrito por Dante Alighieri, obra fundamental de la transición del
pensamiento medieval al renacentista. Esta composición cumbre de la literatura universal fue
publicada en el año 1307 y está se compone de 14,233 líneas que se dividen en tres cánticas
Infierno, Purgatorio y Paraíso cada uno compuesto por 33 cantos. Está escrito en primera
persona, el poema habla del viaje de Dante a través de los tres reinos de los muertos, que dura
desde la noche anterior al Viernes Santo hasta el miércoles después de Pascua en la primavera
de 1300. El poeta romano Virgilio lo guía a través del Infierno y el Purgatorio. Beatrice la mujer
ideal de Dante, lo guía a través del Cielo.
La Divina Comedia
Dante Alighieri
El infierno Canto III – (Fragmento)

… Por mi se llega a la ciudad doliente. Con el terror ciñendo mi cabeza


Por mi se avanza hacia la eterna pena. dije: “Maestro, ¿qué es lo que yo escucho,
Por mi se va tras la pérdida gente. y quién son éstos que el dolor abate?”

Dios al pecado señalo condena Y él me repuso: “Esta mísera suerte


y surgí entonces cual suprema alianza tienen las tristes almas de esas gentes
del poder sumo y la justicia plena. que vivieron sin gloria y sin infamia.
Están mezcladas con el coro infame
Y no existiendo en mi fin ni mudanza de ángeles que no se rebelaron,
nada me precedió sino Dios mismo. no por lealtad a Dios, sino a ellos mismos.
Los que entrasteis perded toda esperanza. Los echa el cielo, porque menos bello
no sea, y el infierno los rechaza,
Estas palabras de color oscuro pues podrían dar gloria a los caídos.”…
vi escritas en lo alto de una puerta;
y yo: “Maestro, es grave su sentido”.

Y, cual persona cauta, él me repuso:


“Debes aquí dejar todo recelo;
debes dar muerte aquí a tu cobardía.

Hemos llegado al sitio que te he dicho


en que verás las gentes doloridas,
que perdieron el bien del intelecto”.

Luego tomó mi mano con la suya


con gesto alegre, que me confortó,
y en las cosas secretas me introdujo.

Allí suspiros, llantos y altos ayes


resonaban al aire sin estrellas,
y yo me eché a llorar al escucharlo.

Diversas lenguas, hórridas blasfemias,


palabras de dolor, acentos de ira,
roncos gritos al son de manotazos,
un tumulto formaban, el cual gira
siempre en el aire eternamente oscuro,
como arena al soplar el torbellino.

Actividad.
1. Investiga en internet alguna obra de la época medieval, escríbela analízala, y comenta con tus compañeros
tus conclusiones.

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LITERATURA MODERNA

La época moderna de la literatura abarca los siglos XVI al XVIII. En este periodo se producen algunos
acontecimientos de gran relevancia histórica, cultural y social, como el descubrimiento y colonización de América, la
invención de la imprenta, el humanismo y la ilustración. Resultado de estos dos últimos son tres
importantes movimientos artísticos y literarios: renacimiento, barroco y neoclasicismo.

Renacimiento

Este tiene su auge en el siglo XVI. Es la realización artística del humanismo; asume una posición antropocéntrica (el
hombre como centro del universo) opuesta al cristocentrismo medieval y adopta como norma artística el equilibrio
armónico. Tomando como base el modelo grecolatino, sugiere una renovación general del conocimiento y la cultura e
incorpora al quehacer artístico modernas concepciones de la ciencia y la investigación, liberándolas parcialmente de
atavismos religiosos. La gama de invenciones y descubrimientos también cambiaron, por supuesto, la forma de hacer
arte literario. Fue en esta época cuando se consolidó la novela; como muestra de ello, destacan las obras dramáticas
de William Shakespeare.

Obras del Renacimiento

Romeo y Julieta (escena del balcón)


William Shakespeare

Bajo el balcón de Julieta. (Romeo entra sin ser visto en el palacio de los Capuleto. Julieta aparece en una ventana)
Romeo:- ¡Silencio! ¿Qué resplandor se abre paso a través de aquella ventana? ¡Es el Oriente, y Julieta, el sol! ¡Surge, esplendente
sol, y mata a la envidiosa luna, lánguida y pálida de sentimiento porque tú, su doncella, la has aventajado en hermosura! ¡No la
sirvas, que es envidiosa! Su tocado de vestal es enfermizo y amarillento, y no son sino bufones los que lo usan, ¡Deséchalo! ¡Es mi
vida, es mi amor el que aparece!… Habla… más nada se escucha; pero, ¿qué importa? ¡Hablan sus ojos; les responderé!…Soy
demasiado atrevido. No es a mí a quien habla. Do de las más resplandecientes estrellas de todo el cielo, teniendo algún quehacer
ruegan a sus ojos que brillen en sus esferas hasta su retorno. ¿Y si los ojos de ella estuvieran en el firmamento y las estrellas en su
rostro? ¡El fulgor de sus mejillas avergonzaría a esos astros, como la luz del día a la de una lámpara! ¡Sus ojos lanzarían desde la
bóveda celestial unos rayos tan claros a través de la región etérea, que cantarían las aves creyendo llegada la aurora!… ¡Mirad
cómo apoya en su mano la mejilla! ¡Oh! ¡Mirad cómo apoya en su mano la mejilla! ¡Oh! ¡Quién fuera guante de esa mano para
poder tocar esa mejilla!
Julieta:- ¡Ay de mí!
Romeo:- Habla. ¡Oh! ¡Habla otra vez ángel resplandeciente!… Porque esta noche apareces tan esplendorosa sobre mi cabeza
como un alado mensajero celeste ante los ojos extáticos y maravillados de los mortales, que se inclinan hacia atrás para verle,
cuando él cabalga sobre las tardas perezosas nubes y navega en el seno del aire.
Julieta:- ¡Oh Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? Niega a tu padre y rehúsa tu nombre; o, si no quieres, júrame tan sólo que
me amas, y dejaré yo de ser una Capuleto.
Romeo:- (Aparte) ¿Continuaré oyéndola, o le hablo ahora?
Julieta:- ¡Sólo tu nombre es mi enemigo! ¡Porque tú eres tú mismo, seas o no Montesco! ¿Qué es Montesco? No es ni mano, ni
pie, ni brazo, ni rostro, ni parte alguna que pertenezca a un hombre. ¡Oh, sea otro nombre! ¿Qué hay en un nombre? ¡Lo que
llamamos rosa exhalaría el mismo grato perfume con cualquiera otra denominación! De igual modo Romeo, aunque Romeo no se
llamara, conservaría sin este título las raras perfecciones que atesora. ¡Romeo, rechaza tu nombre; y a cambio de ese nombre, que
no forma parte de ti, tómame a mi toda entera!
Romeo:- Te tomo la palabra. Llámame sólo “amor mío” y seré nuevamente bautizado. ¡Desde ahora mismo dejaré de ser Romeo!
Julieta:- ¿Quién eres tú, que así, envuelto en la noche, sorprendes de tal modo mis secretos?
Romeo:- ¡No sé cómo expresarte con un nombre quien soy! Mi nombre, santa adorada, me es odioso, por ser para ti un enemigo.
De tenerla escrita, rasgaría esa palabra.
Julieta:- Todavía no he escuchado cien palabras de esa lengua, y conozco ya el acento. ¿No eres tú Romeo y Montesco?
Romeo:- Ni uno ni otro, hermosa doncella, si los dos te desagradan.
Julieta:- Y dime, ¿cómo has llegado hasta aquí y para qué? Las tapias del jardín son altas y difíciles de escalar, y el sitio, de
muerte, considerando quién eres, si alguno de mis parientes te descubriera.
Romero:- Con ligeras alas de amor franquee estos muros, pues no hay cerca de piedra capaz de atajar el amor; y lo que el amor
puede hacer, aquello el amor se atreve a intentar. Por tanto, tus parientes no me importan.
Julieta:- ¡Te asesinarán si te encuentran!

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Romero:- ¡Ay! ¡Más peligro hallo en tus ojos que en veinte espadas de ellos! Mírame tan sólo con agrado, y quedo a prueba de su
enemistad.
Julieta:- ¡Por cuánto vale el mundo, no quisiera que te viesen aquí!
Romeo:- El manto de la noche me oculta a sus miradas; pero, si no me quieres, déjalos que me hallen aquí. ¡Es mejor que termine
mi vida víctima de su odio, que se retrase mi muerte falto de tu amor.
Julieta:- ¿Quién fue tu guía para descubrir este sitio?
Romeo:- Amor, que fue el primero que me incitó a indagar; él me prestó consejo y yo le presté mis ojos. No soy piloto; sin embargo,
aunque te hallaras tan lejos como la más extensa ribera que baña el más lejano mar, me aventuraría por mercancía semejante.
Julieta:- Tú sabes que el velo de la noche cubre mi rostro; si así lo fuera, un rubor virginal verías teñir mis mejillas por lo que me
oíste pronunciar esta noche. Gustosa quisiera guardar las formas, gustosa negar cuanto he hablado; pero, ¡adiós cumplimientos!
¿Me amas? Sé que dirás: sí, yo te creeré bajo tu palabra. Con todo, si lo jurases, podría resultar falso, y de los perjurios de los
amantes dicen que se ríe Júpiter. ¡Oh gentil Romeo! Si de veras me quieres, decláralo con sinceridad; o, si piensas que soy
demasiado ligera, me pondré desdeñosa y esquiva, y tanto mayor será tu empeño en galantearme. En verdad, arrogante Montesco,
soy demasiado apasionada, y por ello tal vez tildes de liviana mi conducta; pero, créeme, hidalgo, daré pruebas de ser más sincera
que las que tienen más destreza en disimular. Yo hubiera sido más reservada, lo confieso, de no haber tú sorprendido, sin que yo
me apercibiese, mi verdadera pasión amorosa. ¡Perdóname, por tanto, y no atribuyas a liviano amor esta flaqueza mía, que de tal
modo ha descubierto la oscura noche!
Romeo:- Júrate, amada mía, por los rayos de la luna que platean la copa de los árboles…
Julieta:- No jures por la luna, que es su rápida movimiento cambia de aspecto cada mes. No vayas a imitar su inconstancia.
Romeo:- ¿Pues por quién juraré?
Julieta:- No hagas ningún juramento. Si acaso, jura por ti mismo, por tu persona que es el dios que adoro y en quien he de creer.
Romeo:- ¿Pues por quién juraré?
Julieta:- No jures. Aunque me llene de alegría el verte, no quiero esta noche oír tales promesas que parecen violentas y demasiado
rápidas. Son como el rayo que se extingue, apenas aparece. Aléjate ahora: quizá cuando vuelvas haya llegado abrirse, animado
por las brisas del estío, el capullo de esta flor. Adiós, ¡ojalá caliente tu pecho en tan dulce clama como el mío!
Romeo:- ¿Y no me das más consuelo que ése?
Julieta:- ¿Y qué otro puedo darte esta noche?
Romeo:- Tu fe por la mía.
Julieta:- Antes de la di que tú acertaras a pedírmela. Lo que siento es no poder dártela otra vez.
Romeo:- ¿Pues qué? ¿Otra vez quisieras quitármela?
Julieta:- Sí, para dártela otra vez, aunque esto fuera codicia de un bien que tengo ya. Pero mi afán de dártelo todo es tan profundo
y tan sin límite como los abismos de la mar. ¡Cuando más te doy, más quisiera date!… Pero oigo ruido dentro. ¡Adiós no engañes
mi esperanza… Ama, allá voy… Guárdame fidelidad, Montesco mío. Espera un instante, que vuelvo en seguida.
Romeo:- ¡Noche, deliciosa noche! Sólo temo que, por ser de noche, no pase todo esto de un delicioso sueño
Julieta:- (Asomada otra vez a la ventana) Sólo te diré dos palabras. Si el fin de tu amor es honrado, si quieres casarte, avisa
mañana al mensajero que te enviaré, de cómo y cuando quieres celebrar la sagrada ceremonia. Yo te sacrificaré mi vida he iré en
pos de ti por el mundo.
Ama:- (Llamando dentro) ¡Julieta!
Julieta:- Ya voy. Pero si son torcidas tus intenciones, suplícote que…
Ama:- ¡Julieta!
Julieta:- Ya corro… Suplícote que desistas de tu empeño, y me dejes a solas con mi dolor. Mañana irá el mensajero…
Romeo:- Por la gloria…
Julieta:- Buenas noches.
Romeo:- No. ¿Cómo han de ser buenas sin tus rayos? El amor va en busca del amor como el estudiante huyendo de sus libros, y
el amor se aleja del amor como el niño que deja sus juegos para tornar al estudio.
Julieta:- (Otra vez a la ventana) ¡Romeo! ¡Romeo! ¡Oh, si yo tuviese la voz del cazador de cetrería, para llamar de lejos a los
halcones¡ Si yo pudiera hablar a gritos, penetraría mi voz hasta en la gruta de la ninfa Eco, y llegaría a ensordecerla repitiendo el
nombre de mi Romeo.
Romeo:- ¡Cuán grado suena el acento de mi amada en la apacible noche, protectora de los amantes! Más dulce es que la música
en oído atento.
Julieta:- ¡Romeo!
Romeo:- ¡Alma mía!
Julieta:- ¿A qué hora irá mí criado mañana?
Romeo:- A las nueve.
Julieta:- No faltará. Las horas se me harán siglos hasta que llegue. No sé para qué te he llamado.
Romeo:- ¡Déjame quedar aquí hasta que lo pienses!
Julieta:- Con el contento de verte cerca me olvidaré eternamente de lo que pensaba, recordando tu dulce compañía.
Romeo:- Para que siga tu olvido no he de irme.
Julieta:- Ya es de día. Vete… Pero no quisiera que te alejaras más que el breve trecho que consiente alejarse al pajarillo la niña
que le tiene sujeto de una cuerda de seda, y que a veces le suelta de la mano, y luego le coge ansiosa, y le vuelve a soltar…
Romeo:- ¡Ojalá fuera yo ese pajarillo!
Julieta:- ¿Y qué quisiera yo sino que lo fueras? Aunque recelo que mis caricias habían de matarte. ¡Adiós, adiós! Triste es la
ausencia y tan dulce la despedida, que no sé cómo arrancarme de los hierros de esta ventana.
Romeo:- ¡Qué el sueño descanse en tus dulces ojos y la paz en tu alma! ¡Ojalá fuera yo el sueño, ojalá fuera yo la paz en que se
duerme tu belleza! De aquí voy a la celda donde mora mi piadoso confesor, para pedirle ayuda y consejo en este trance

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El ingenioso Hidalgo de Don Quijote de la Mancha
Miguel de Cervantes
Capítulo I

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en
astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y
quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su
hacienda. El resto de ella concluía sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de
entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que
no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de
nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la
caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste
caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento;
basta que en la narración de él no se salga un punto de la verdad.

Es, pues, de saber, que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso (que eran los más del año) se daba a leer libros de
caballerías con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su hacienda; y
llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas anegas de tierra de sembradura, para comprar libros de
caballerías en que leer; y así llevó a su casa todos cuantos pudo haber de ellos; y de todos ningunos le parecían tan bien como los
que compuso el famoso Feliciano de Silva: porque la claridad de su prosa, y aquellas intrincadas razones suyas, le parecían de
perlas; y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros y cartas de desafío, donde en muchas partes hallaba escrito: la razón de la
sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra hermosura, y también
cuando leía: los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas se fortifican, y os hacen merecedora del
merecimiento que merece la vuestra grandeza. Con estas y semejantes razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase
por entenderlas, y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara, ni las entendiera el mismo Aristóteles, si resucitara para sólo ello.
No estaba muy bien con las heridas que don Belianis daba y recibía, porque se imaginaba que por grandes maestros que le
hubiesen curado, no dejaría de tener el rostro y todo el cuerpo lleno de cicatrices y señales; pero con todo alababa en su autor
aquel acabar su libro con la promesa de aquella inacabable aventura, y muchas veces le vino deseo de tomar la pluma, y darle fin
al pie de la letra como allí se promete; y sin duda alguna lo hiciera, y aun saliera con ello, si otros mayores y continuos
pensamientos no se lo estorbaran.

Tuvo muchas veces competencia con el cura de su lugar (que era hombre docto graduado en Sigüenza), sobre cuál había sido
mejor caballero, Palmerín de Inglaterra o Amadís de Gaula; mas maese Nicolás, barbero del mismo pueblo, decía que ninguno
llegaba al caballero del Febo, y que si alguno se le podía comparar, era don Galaor, hermano de Amadís de Gaula, porque tenía
muy acomodada condición para todo; que no era caballero melindroso, ni tan llorón como su hermano, y que en lo de la valentía no
le iba en zaga.

En resolución, él se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en
turbio, y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de
todo aquello que leía en los libros, así de encantamientos, como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores,
tormentas y disparates imposibles, y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas
soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo.

Decía él, que el Cid Ruy Díaz había sido muy buen caballero; pero que no tenía que ver con el caballero de la ardiente espada, que
de sólo un revés había partido por medio dos fieros y descomunales gigantes. Mejor estaba con Bernardo del Carpio, porque en
Roncesvalle había muerto a Roldán el encantado, valiéndose de la industria de Hércules, cuando ahogó a Anteo, el hijo de la
Tierra, entre los brazos. Decía mucho bien del gigante Morgante, porque con ser de aquella generación gigantesca, que todos son
soberbios y descomedidos, él solo era afable y bien criado; pero sobre todos estaba bien con Reinaldos de Montalbán, y más
cuando le veía salir de su castillo y robar cuantos topaba, y cuando en Allende robó aquel ídolo de Mahoma, que era todo de oro,
según dice su historia. Diera él, por dar una mano de coces al traidor de Galalón, al ama que tenía y aun a su sobrina de añadidura.

En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció
convenible y necesario, así para el aumento de su honra, como para el servicio de su república, hacerse caballero andante, e irse
por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras, y a ejercitarse en todo aquello que él había leído, que los

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caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo todo género de agravio, y poniéndose en ocasiones y peligros, donde
acabándolos, cobrase eterno nombre y fama.

Imaginábase el pobre ya coronado por el valor de su brazo por lo menos del imperio de Trapisonda: y así con estos tan agradables
pensamientos, llevado del estraño gusto que en ellos sentía, se dio priesa a poner en efecto lo que deseaba. Y lo primero que hizo,
fue limpiar unas armas, que habían sido de sus bisabuelos, que, tomadas de orín y llenas de moho, luengos siglos había que
estaban puestas y olvidadas en un rincón. Limpiólas y aderezólas lo mejor que pudo; pero vió que tenían una gran falta, y era que
no tenía celada de encaje, sino morrión simple; mas a esto suplió su industria, porque de cartones hizo un modo de media celada,
que encajada con el morrión, hacía una apariencia de celada entera. Es verdad que para probar si era fuerte, y podía estar al riesgo
de una cuchillada, sacó su espada, y le dió dos golpes, y con el primero y en un punto deshizo lo que había hecho en una semana:
y no dejó de parecerle mal la facilidad con que la había hecho pedazos, y por asegurarse de este peligro, lo tornó a hacer de nuevo,
poniéndole unas barras de hierro por de dentro de tal manera, que él quedó satisfecho de su fortaleza; y, sin querer hacer nueva
experiencia de ella, la diputó y tuvo por celada finísima de encaje. Fue luego a ver a su rocín, y aunque tenía más cuartos que un
real, y más tachas que el caballo de Gonela, que tantum pellis, et ossa fuit, le pareció que ni el Bucéfalo de Alejandro, ni Babieca el
del Cid con él se igualaban. Cuatro días se le pasaron en imaginar qué nombre le podría: porque, según se decía él a sí mismo, no
era razón que caballo de caballero tan famoso, y tan bueno él por sí, estuviese sin nombre conocido; y así procuraba
acomodársele, de manera que declarase quien había sido, antes que fuese de caballero andante, y lo que era entones: pues
estaba muy puesto en razón, que mudando su señor estado, mudase él también el nombre; y le cobrase famoso y de estruendo,
como convenía a la nueva orden y al nuevo ejercicio que ya profesaba: y así después de muchos nombres que formó, borró y quitó,
añadió, deshizo y tornó a hacer en su memoria e imaginación, al fin le vino a llamar ROCINANTE, nombre a su parecer alto, sonoro
y significativo de lo que había sido cuando fue rocín, antes de lo que ahora era, que era antes y primero de todos los rocines del
mundo. Puesto nombre y tan a su gusto a su caballo, quiso ponérsele a sí mismo, y en este pensamiento, duró otros ocho días, y al
cabo se vino a llamar DON QUIJOTE, de donde como queda dicho, tomaron ocasión los autores de esta tan verdadera historia, que
sin duda se debía llamar Quijada, y no Quesada como otros quisieron decir. Pero acordándose que el valeroso Amadís, no sólo se
había contentado con llamarse Amadís a secas, sino que añadió el nombre de su reino y patria, por hacerla famosa, y se llamó
Amadís de Gaula, así quiso, como buen caballero, añadir al suyo el nombre de la suya, y llamarse DON QUIJOTE DE LA
MANCHA, con que a su parecer declaraba muy al vivo su linaje y patria, y la honraba con tomar el sobrenombre della.

Limpias, pues, sus armas, hecho del morrión celada, puesto nombre a su rocín, y confirmándose a sí mismo, se dió a entender que
no le faltaba otra cosa, sino buscar una dama de quien enamorarse, porque el caballero andante sin amores, era árbol sin hojas y
sin fruto, y cuerpo sin alma. Decíase él: si yo por malos de mis pecados, por por mi buena suerte, me encuentro por ahí con algún
gigante, como de ordinario les acontece a los caballeros andantes, y le derribo de un encuentro, o le parto por mitad del cuerpo, o
finalmente, le venzo y le rindo, ¿no será bien tener a quién enviarle presentado, y que entre y se hinque de rodillas ante mi dulce
señora, y diga con voz humilde y rendida: yo señora, soy el gigante Caraculiambro, señor de la ínsula Malindrania, a quien venció
en singular batalla el jamás como se debe alabado caballero D. Quijote de la Mancha, el cual me mandó que me presentase ante la
vuestra merced, para que la vuestra grandeza disponga de mí a su talante? ¡Oh, cómo se holgó nuestro buen caballero, cuando
hubo hecho este discurso, y más cuando halló a quién dar nombre de su dama! Y fue, a lo que se cree, que en un lugar cerca del
suyo había una moza labradora de muy buen parecer, de quien él un tiempo anduvo enamorado, aunque según se entiende, ella
jamás lo supo ni se dió cata de ello. Llamábase Aldonza Lorenzo, y a esta le pareció ser bien darle título de señora de sus
pensamientos; y buscándole nombre que no desdijese mucho del suyo, y que tirase y se encaminase al de princesa y gran señora,
vino a llamarla DULCINEA DEL TOBOSO, porque era natural del Toboso, nombre a su parecer músico y peregrino y significativo,
como todos los demás que a él y a sus cosas había puesto.

47
La vida de Lazarillo de Tormes (fragmento)
Tratado Primero
Cuenta Lázaro su vida y cuyo hijo fue.

Pues sepa vuestra merced ante todas cosas que a mí llaman Lázaro de Tormes, hijo de Tomé González y de Antona Pérez,
naturales de Tejares, aldea de Salamanca. Mi nacimiento fue dentro del río Tormes, por la cual causa tomé el sobrenombre, y fue
de esta manera. Mi padre, que Dios perdone, tenia cargo de proveer una molienda de una aceña, que está ribera de aquel río, en la
cual fue molinero más de quince años; y estando mi madre una noche en la aceña, preñada de mí, tomóle el parto y parióme allí:
de manera que con verdad puedo decir nacido en el río.

Pues siendo yo niño de ocho años, achacaron a mi padre ciertas sangrías mal hechas en los costales de los que allí a moler
venían, por lo que fue preso, y confesó y no negó y padeció persecución de justicia. Espero en Dios que está en la Gloria, pues el
Evangelio los llama bienaventurados. En este tiempo se hizo cierta armada contra moros, entre los cuales fue mi padre, que a la
sazón estaba desterrado por el desastre ya dicho, con cargo de acemi- lero de un caballero que allá fue, y con su señor, como leal
criado, feneció su vida.

Mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese, determinó arrimarse a los buenos por ser uno dellos, y vínose a vivir a la
ciudad, y alquiló una casilla, y metióse a guisar de comer a ciertos estudiantes, y lavaba la ropa a ciertos mozos de caballos del
Comendador de la Magdalena, de manera que fue frecuentando las caballerizas. Ella y un hombre moreno de aquellos que las
bestias curaban, vinieron en conocimiento. Éste algunas veces se venía a nuestra casa, y se iba a la mañana. Otras veces de día
llegaba a la puerta, en achaque de comprar huevos, y entrábase en casa. Yo al principio de su entrada, pesábame con él y habíale
miedo, viendo el color y mal gesto que tenía; mas de que vi que con su venida mejoraba el comer, fuile queriendo bien, porque
siempre traía pan, pedazos de carne, y en el invierno leños, a que nos calentábamos.

De manera que, continuando con la posada y conversación, mi madre vino a darme un negrito muy bonito, el cual yo brincaba y
ayudaba a calentar. Y acuérdome que, estando el negro de mi padre trebejando con el mozuelo, como el niño vía a mi madre y a
mí blancos, y a él no, huía de él con miedo para mi madre, y señalando con el dedo decía: "¡Madre, coco!".

Respondió él riendo: "!Hideputa!"

Yo, aunque bien muchacho, noté aquella palabra de mi hermanico, y dije entre mí: "¡Cuantos debe de haber en el mundo que
huyen de otros porque no se ven a sí mismos!"

Quiso nuestra fortuna que la conversación del Zaide, que así se llamaba, llego a oídos del mayordomo, y hecha pesquisa, hallóse
que la mitad por medio de la cebada, que para las bestias le daban, hurtaba, y salvados, leña, almohazas, mandiles, y las mantas y
sábanas de los caballos hacía perdidas, y cuando otra cosa no tenía, las bestias desherraba, y con todo esto acudía a mi madre
para criar a mi hermanico. No nos maravillemos de un clérigo ni fraile, porque el uno hurta de los pobres y el otro de casa para sus
devotas y para ayuda de otro tanto, cuando a un pobre esclavo el amor le animaba a esto.

Y probósele cuanto digo y aún más. Porque a mí con amenazas me preguntaban, y como niño respondía, y descubría cuanto sabía
con miedo, hasta ciertas herraduras que pormandado de mi madre a un herrero vendí.

Al triste de mi padrastro azotaron y pringaron, y a mi madre pusieron pena por justicia, sobre el acostumbrado centenario, que en
casa del sobredicho comendador ni entrase, ni al lastimado Zaide en la suya acogiese.

Por no echar la soga tras el caldero, la triste se esforzó y cumplió la sentencia; y por evitar peligro y quitarse de malas lenguas, se
fue a servir a los que al presente vivían en el mesón de la Solana. Y allí, padeciendo mil importunidades, se acabó de criar mi
hermanico hasta que supo andar, y a mí hasta ser buen mozuelo, que iba a los huéspedes por vino y candelas y por lo demás que
me mandaban…

Actividad

1. Investiga la obra “Fuenteovejuna” de Lope de Vega, léela, analízala y comparte con tus compañeros.

48
Barroco
Este se desarrolla plenamente en el siglo XVII. Es un movimiento apasionado e irregular que, contrario al
Renacimiento, se caracteriza por el uso inarmónico de sus recursos.
Esto se aprecia fácilmente en construcciones y pinturas barrocas que deslumbran a quien las ve por el exceso de
adornos y una gran suntuosidad.
En literatura, el barroco se manifiesta en el uso excesivo y complejo de metáforas, alegorías, retruécanos, alusiones
mitológicas, hipérbaton, hipérbole, antítesis y toda una gama de figuras retoricas que complican la expresión.
En todas las manifestaciones artísticas, el barroco expresa su religiosidad cristiana antirreformista y desarrolla
temáticas como la dualidad vida-muerte, el desengaño, el pesimismo y el espíritu nacionalista español. Algunos
representantes de este movimiento son Luis de Góngora, Francisco de Quevedo, Pedro Calderón de la barca, Sor
Juana Inés de la Cruz, entre otros; a continuación algunas obras.

Soledades

Soledad primera (fragmento)


Luis de Góngora

En que el mentido robador de Europa No bien, pues, de su luz los horizontes


—Media luna las armas de su frente, —Que hacían desigual, confusamente,
Y el Sol todo los rayos de su pelo—, Montes de agua y piélagos de montes—
Luciente honor del cielo,
En campos de zafiro pace estrellas, Desdorados los siente,
Cuando el que ministrar podía la copa Cuando —entregado el mísero
A Júpiter mejor que el garzón de Ida, extranjero
—Náufrago y desdeñado, sobre ausente—, En lo que ya del mar redimió fiero—
Lagrimosas de amor dulces querellas Entre espinas crepúsculos pisando,
Da al mar; que condolido,
Fue a las ondas, fue al viento Riscos que aun igualara mal, volando,
El mísero gemido, Veloz, intrépida ala,
Segundo de Arión dulce instrumento. —Menos cansado que confuso— escala

Del siempre en la montaña opuesto pino Vencida al fin la cumbre


Al enemigo Noto —Del mar siempre sonante,
Piadoso miembro roto De la muda campaña
—Breve tabla— delfín no fue pequeño Árbitro igual e inexpugnable muro—,
Al inconsiderado peregrino
Con pie ya más seguro
Que a una Libia de ondas su camino
Declina al vacilante
Fió, y su vida a un leño.
Del Océano, pues, antes sorbido, Breve esplendor de mal distinta lumbre:
Farol de una cabaña
Y luego vomitado
Que sobre el ferro está, en aquel incierto
No lejos de un escollo coronado
Golfo de sombras anunciando el puerto.
De secos juncos, de calientes plumas
—Alga todo y espumas—
«Rayos —les dice— ya que no de Leda
Halló hospitalidad donde halló nido
Trémulos hijos, sed de mi fortuna
De Júplter el ave.
Término luminoso.» Y —recelando
Besa la arena, y de la rota nave
De envidiosa bárbara arboleda
Aquella parte poca
Interposición, cuando De vientos no
Que le expuso en la playa dio a la roca;
conjuración alguna—
Que aun se dejan las peñas
Cual, haciendo el villano
Lisonjear de agradecidas señas.
La fragosa montaña fácil llano,
Atento sigue aquella
Desnudo el joven, cuanto ya el vestido
—Aun a pesar de las tinieblas bella,
Océano ha bebido
Aun a pesar de las estrellas clara—
Restituir le hace a las arenas;
Piedra, indigna tiara
Y al Sol le extiende luego,
—Si tradición apócrifa no miente—
Que, lamiéndole apenas
De animal tenebroso cuya frente
Su dulce lengua de templado fuego,
Carro es brillante de nocturno día…
Lento lo embiste, y con suave estilo
La menor onda chupa al menor hilo.
49

.
Hombres necios que acusáis
(Redondilla) Dan vuestras amantes penas
Sor Juana Inés de la Cruz a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
Hombres necios que acusáis las queréis hallar muy buenas.
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis: ¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
si con ansia sin igual la que cae de rogada,
solicitáis su desdén, o el que ruega de caído?
¿por qué queréis que obren bien
si la incitáis al mal?
¿O cuál es más de culpar,
Cambatís su resistencia aunque cualquiera mal haga:
y luego, con gravedad, la que peca por la paga,
decís que fue liviandad o el que paga por pecar?
lo que hizo la diligencia.
Pues ¿para qué os espantáis
Parecer quiere el denuedo de la culpa que tenéis?
de vuestro parecer loco Queredlas cual las hacéis
el niño que pone el coco o hacedlas cual las buscáis.
y luego le tiene miedo.
Dejad de solicitar,
Queréis, con presunción necia, y después, con más razón,
hallar a la que buscáis, acusaréis la afición
para pretendida, Thais, de la que os fuere a rogar.
y en la posesión, Lucrecia.
Bien con muchas armas fundo
¿Qué humor puede ser más raro que lidia vuestra arrogancia,
que el que, falto de consejo, pues en promesa e instancia
él mismo empaña el espejo, juntáis diablo, carne y mundo.
y siente que no esté claro?

Con el favor y desdén A una rosa


tenéis condición igual, (Soneto)
quejándoos, si os tratan mal, Sor Juana Inés de la Cruz
burlándoos, si os quieren bien.
Rosa divina, que en gentil cultura
Siempre tan necios andáis Eres con tu fragante sutileza
que, con desigual nivel, Magisterio purpúreo en la belleza,
a una culpáis por cruel Enseñanza nevada a la hermosura.
y a otra por fácil culpáis.
Amago de la humana arquitectura,
¿Pues como ha de estar templada Ejemplo de la vana gentileza,
la que vuestro amor pretende, En cuyo ser unió naturaleza
si la que es ingrata, ofende, La cuna alegre y triste sepultura.
y la que es fácil, enfada?
¡Cuán altiva en tu pompa, presumida
Mas, entre el enfado y pena soberbia, el riesgo de morir desdeñas,
que vuestro gusto refiere, y luego desmayada y encogida.
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena. De tu caduco ser das mustias señas!
Con que con docta muerte y necia vida,
Viviendo engañas y muriendo enseñas.

50
Neoclasicismo
Derivado de la Ilustración, es la reacción racional, metódica y objetiva contra los excesos barrocos. El pensamiento
neoclásico esta guiado por la filosofía racionalista de Descartes y Pascal y asume como medio expresivo el ensayo,
recién inventado por Miguel de Montaigne. Impulsa el control de las emociones y la imaginación, así como un espíritu
didáctico en el arte, cuya composición debe ser normalizada por reglas estrictas. Promueve la tolerancia y la igualdad;
por lo que estimula la creación de obras de interés universal, donde la personalidad del autor permanezca al margen.
Este movimiento tiene su auge en el siglo XVIII.

Los viajes de Gulliver


Jonathan Swift

Capítulo primero
(FRAGMENTO)
Mi padre tenía una pequeña hacienda en Nottinghamshire. De cinco hijos, yo era el tercero. Me mandó al Colegio Emanuel, de
Cambridge, teniendo yo catorce años, y allí residí tres, seriamente aplicado a mis estudios; pero como mi sostenimiento, aun siendo
mi pensión muy corta, representaba una carga demasiado grande para una tan reducida fortuna, entré de aprendiz con míster
James Bates, eminente cirujano de Londres, con quien estuve cuatro años, y con pequeñas cantidades que mi padre me enviaba
de vez en cuando fuí aprendiendo navegación y otras partes de las Matemáticas, útiles a quien ha de viajar, pues siempre creí que,
más tarde o más temprano, viajar sería mi suerte. Cuando dejé a míster Bates, volví al lado de mi padre; allí, con su ayuda, la de mi
tío Juan y la de algún otro pariente, conseguí cuarenta libras y la promesa de treinta al año para mi sostenimiento en Leida. En este
último punto estudié Física dos años y siete meses, seguro de que me sería útil en largas travesías. Poco después de mi regreso
de Leida, por recomendación de mi buen maestro míster Bates, me coloqué de médico en el Swallow, barco mandado por el
capitán Abraham Panell, con quien en tres años y medio hice un viaje o dos a Oriente y varios a otros puntos. Al volver decidí
establecerme en Londres, propósito en que me animó míster Bates, mi maestro, por quien fuí recomendado a algunos clientes.
Alquilé parte de una casa pequeña en la Old Jewry; y como me aconsejasen tomar estado, me casé con mistress Mary Burton, hija
segunda de míster Edmund Burton, vendedor de medias de Newgate Street, y con ella recibí cuatrocientas libras como dote. Pero
como mi buen maestro Bates murió dos años después, y yo tenía pocos amigos, empezó a decaer mi negocio; porque mi
conciencia me impedía imitar la mala práctica de tantos y tantos entre mis colegas. Así, consulté con mi mujer y con algún amigo, y
determiné volverme al mar. Fui médico sucesivamente en dos barcos y durante seis años hice varios viajes a las Indias Orientales y
Occidentales, lo cual me permitió aumentar algo mi fortuna. Empleaba mis horas de ocio en leer a los mejores autores antiguos y
modernos, y a este propósito siempre llevaba buen repuesto de libros conmigo; y cuando desembarcábamos, en observar las
costumbres e inclinaciones de los naturales, así como en aprender su lengua, para lo que me daba gran facilidad la firmeza de mi
memoria. El último de estos viajes no fue muy afortunado; me aburrí del mar y quise quedarme en casa con mi mujer y demás
familia. Me trasladé de la Old Jewry a Fatter Lane y de aquí a Wapping, esperando encontrar clientela entre los marineros; pero no
me salieron las cuentas. Llevaba tres años de aguardar que cambiaran las cosas, cuando acepté un ventajoso ofrecimiento del
capitán William Pritchard, patrón del Antelope, que iba a emprender un viaje al mar del Sur. Nos hicimos a la mar en Bristol el 4 de
mayo de 1699, y la travesía al principio fue muy próspera. No sería oportuno, por varias razones, molestar al lector con los detalles
de nuestras aventuras en aquellas aguas. Baste decirle que en la travesía a las Indias Orientales fuimos arrojados por una violenta
tempestad al noroeste de la tierra de Van Diemen. Según observaciones, nos encontrábamos a treinta grados, dos minutos de
latitud Sur. De nuestra tripulación murieron doce hombres, a causa del trabajo excesivo y la mala alimentación, y el resto se
encontraba en situación deplorable. El 15 de noviembre, que es el principio del verano en aquellas regiones, los marineros
columbraron entre la espesa niebla que reinaba una roca a obra de medio cable de distancia del barco; pero el viento era tan fuerte,
que no pudimos evitar que nos arrastrase y estrellase contra ella al momento. Seis tripulantes, yo entre ellos, que habíamos
lanzado el bote a la mar, maniobramos para apartarnos del barco y de la roca. Remamos, según mi cálculo, unas tres leguas, hasta
que nos fue imposible seguir, exhaustos como estábamos ya por el esfuerzo sostenido mientras estuvimos en el barco. Así, que
nos entregamos a merced de las olas, y al cabo de una media hora una violenta ráfaga del Norte volcó la barca. Lo que fuera de
mis compañeros del bote, como de aquellos que se salvasen en la roca o de los que quedaran en el buque, nada puedo decir; pero
supongo que perecerían todos. En cuanto a mí, nadé a la ventura, empujado por viento y marea. A menudo alargaba las piernas
hacia abajo, sin encontrar fondo; pero cuando estaba casi agotado y me era imposible luchar más, hice pie. Por entonces la
tormenta había amainado mucho. El declive era tan pequeño, que anduve cerca de una milla para llegar a la playa, lo que
conseguí, según mi cuenta, a eso de las ocho de la noche. Avancé después tierra adentro cerca de media milla, sin descubrir señal
alguna de casas ni habitantes; caso de haberlos, yo estaba en tan miserable condición que no podía advertirlo. Me encontraba
cansado en extremo, y con esto, más lo caluroso del tiempo y la media pinta de aguardiente que me había bebido al abandonar el
barco, sentí que me ganaba el sueño. Me tendí en la hierba, que era muy corta y suave, y dormí más profundamente que recordaba

51
haber dormido en mi vida, y durante unas nueve horas, según pude ver, pues al despertarme amanecía. Intenté levantarme, pero
no pude moverme; me había echado de espaldas y me encontraba los brazos y las piernas fuertemente amarrados a ambos lados
del terreno, y mi cabello, largo y fuerte, atado del mismo modo. Asimismo, sentía varias delgadas ligaduras que me cruzaban el
cuerpo desde debajo de los brazos hasta los muslos. Soló podía mirar hacia arriba; el sol empezaba a calentar y su luz me ofendía
los ojos. Oía yo a mi alrededor un ruido confuso; pero la postura en que yacía solamente me dejaba ver el cielo. Al poco tiem po
sentí moverse sobre mi pierna izquierda algo vivo, que, avanzando lentamente, me pasó sobre el pecho y me llegó casi hasta la
barbilla; forzando la mirada hacia abajo cuanto pude, advertí que se trataba de una criatura humana cuya altura no llegaba a seis
pulgadas, con arco y flecha en las manos y carcaj a la espalda. En tanto, sentí que lo menos cuarenta de la misma especie, según
mis conjeturas, seguían al primero. Estaba yo en extremo asombrado, y rugí tan fuerte, que todos ellos huyeron hacia atrás con
terror; algunos, según me dijeron después, resultaron heridos de las caídas que sufrieron al saltar de mis costados a la arena. No
obstante, volvieron pronto, y uno de ellos, que se arriesgó hasta el punto de mirarme de lleno la cara, levantando los brazos y los
ojos con extremos de admiración, exclamó con una voz chillona, aunque bien distinta: Hekinah degul. Los demás repitieron las
mismas palabras varias veces; pero yo entonces no sabía lo que querían decir. El lector me creerá si le digo que este rato fue para
mí de gran molestia. Finalmente, luchando por libertarme, tuve la fortuna de romper los cordeles y arrancar las estaquillas que me
sujetaban a tierra el brazo izquierdo -pues llevándomelo sobre la cara descubrí el arbitrio de que se habían valido para atarme-, y al
mismo tiempo, con un fuerte tirón que me produjo grandes dolores, aflojé algo las cuerdecillas que me sujetaban los cabellos por el
lado izquierdo, de modo que pude volver la cabeza unas dos pulgadas. Pero aquellas criaturas huyeron otra vez antes de que yo
pudiera atraparlas...

Renacimiento  Picaresca anónima: lazarillo de Tormes


 Miguel de Cervantes: Don Quijote de la Mancha,
 Siglo XVI Novelas Ejemplares, Comedias y entremeses…
 Grandes artistas. Todos  William Shakespeare: Teatro y poesía: Romeo y
los géneros y Julieta, Hamlet, Macbeth, Otelo, La Tempestad,
subgéneros. El espíritu Sonetos…
renacentista se muestra  Lope de vega: Teatro y poesía lírica.
en todas las artes.  Poesía mística española de San Juan de la Cruz y
 Martin Lutero promueve Santa Teresa de Jesús
la reforma cristiana.
Barroco  Luis de Góngora: Soledades / Fábula de Polifemo y
Galatea
 Siglo XVII  Francisco de Quevedo: Poesía burlesca A una nariz,
 Producción lírica y Poderoso Caballero es don dinero…, Poesía
dramática Conceptista y Sueños.
 Relevante y variada,  Pedro Calderón de la Barca: La vida es sueño, el gran
especialmente en teatro del Mundo.
España y México.  Sor Juana Inés de la Cruz: Sonetos, redondillas,
Destacan las facetas romances. Teatro: Los empeños de una casa. El Divino
culterana y conceptista Narciso.
del barroco.
Neoclasicismo  Blas Pascal: Pensamientos
 Miguel de Montaigne: Ensayos
 Siglo XVIII  John Locke: Sobre el entendimiento humano
 Literatura moralizante,  Juan Jacobo Rousseau: Emilio
medio para educar.  Jonathan Swift: los viajes de Gulliver
Predominio del teatro y  Daniel Defoe: Robinson Crusoe
el ensayo. La poesía  Juan de La Fontaine, Tomas Iriarte y Félix Ma.
lírica es sustituida por Samaniego: Fabulas.
las fabulas.  J. Racine y P. Corneille: Tragedias
 Moliere: Las preciosas ridículas, El Avaro, Tartufo, El
enfermo imaginario.
Diderot y D’Alambert: Enciclopedia

52
LITERATURA CONTEMPORÁNEA

La época contemporánea de la literatura corresponde a los siglos XIX Y XX. Comprende movimientos tan importantes
como el Romanticismo, el Realismo, el Modernismo y un conjunto de manifestaciones plurales denominadas
vanguardias.

El Romanticismo surgió a finales del siglo XVIII y se desarrolló con plenitud durante la primera mitad del XIX. Para los
románticos la libertad es el bien supremo al que debe aspirarse, tanto en el ámbito político y social como en el
artístico; bajo este principio nació el movimiento como resultado de la Revolución Francesa y también como rechazo al
racionalismo neoclásico.

Los rasgos que identifican al movimiento romántico son el predominio del yo (individualismo), la subjetivación de la
realidad, un sentimentalismo permanente y a veces extremo, la preferencia por lugares temporal o espacialmente
alejados, el espíritu nacionalista y folklórico de algunos autores y, al contrario, el afán evasivo de otros que prefieren
temas medievales, fantásticos o sobrenaturales. Se impone la libertad creadora, tanto en los temas abordados como
en las formas de composición. No existe un principio regulador del arte, que a partir de este periodo se convierte en
símbolo de la expresión individual.
El Conde de Montecristo
(Fragmento)
Alexandre Dumas
Capítulo primero: Marsella.

La llegada El 24 de febrero de 1815, el vigía de Nuestra Señora de la Guarda dio la señal de que se hallaba a la vista el bergantín
El Faraón procedente de Esmirna, Trieste y Nápoles. Como suele hacerse en tales casos, salió inmediatamente en su busca un
práctico, que pasó por delante del castillo de If y subió a bordo del buque entre la isla de Rión y el cabo Mongión. En un instante, y
también como de costumbre, se llenó de curiosos la plataforma del castillo de San Juan, porque en Marsella se daba gran
importancia a la llegada de un buque y sobre todo si le sucedía lo que al Faraón, cuyo casco había salido de los astilleros de la
antigua Focia y pertenecía a un naviero de la ciudad. Mientras tanto, el buque seguía avanzando; habiendo pasado felizmente el
estrecho producido por alguna erupción volcánica entre las islas de Calasapeigne y de Jaros, dobló la punta de Pomegue
hendiendo las olas bajo sus tres gavias, su gran foque y la mesana. Lo hacía con tanta lentitud y tan penosos movimientos, que los
curiosos, que por instinto presienten la desgracia, preguntándose unos a otros qué accidente podía haber sobrevenido al buque.
Los más peritos en navegación reconocieron al punto que, de haber sucedido alguna desgracia, no debía de haber sido al buque,
puesto que, aun cuando con mucha lentitud, seguía éste avanzando con todas las condiciones de los buques bien gobernados. En
su puesto estaba preparada el ancla, sueltos los cabos del bauprés, y al lado del piloto, que se disponía a hacer que El Faraón
enfilase la estrecha boca del puerto de Marsella, hallábase un joven de fisonomía inteligente que, con mirada muy viva, observaba
cada uno de los movimientos del buque y repetía las órdenes del piloto. Entre los espectadores que se hallaban reunidos en la
explanada de San Juan, había uno que parecía más inquieto que los demás y que, no pudiendo contenerse y esperar a que el
buque fondeara, saltó a un bote y ordenó que le llevasen al Faraón, al que alcanzó frente al muelle de la Reserva. Viendo
acercarse al bote y al que lo ocupaba, el marino abandonó su puesto al lado del piloto y se apoyó, sombrero en mano, en el filarete
del buque. Era un joven de unos dieciocho a veinte años, de elevada estatura, cuerpo bien proporcionado, hermoso cabello y ojos
negros, observándose en toda su persona ese aire de calma y de resolución peculiares a los hombres avezados a luchar con los
peligros desde su infancia. -¡Ah! ¡Sois vos Edmundo! ¿Qué es lo que ha sucedido? -preguntó el del bote- ¿Qué significan esas
caras tan tristes que tienen todos los de la tripulación? -Una gran desgracia, para mí al menos, señor Morrel -respondió Edmundo-.
Al llegar a la altura de Civita-Vecchia, falleció el valiente capitán Leclerc... -¿Y el cargamento? -preguntó con ansia el naviero. -
Intacto, sin novedad. El capitán Leclerc... -¿Qué le ha sucedido? preguntó el naviero, ya más tranquilo. ¿Qué le ocurrió a ese
valiente capitán? -Murió. -¿Cayó al mar? -No, señor; murió de una calentura cerebral, en medio de horribles padecimientos…

53
La literatura Realista surge a mediados del siglo XIX, como una reacción objetiva y controlada contra los excesos
románticos, pero también como consecuencia de la revolución industrial y el desarrollo científico de la época.
Considera necesario que el artista se ubique en la realidad, para reproducirla creativamente, y repudia el
sentimentalismo, la anarquía formal y los temas fantásticos.

Son características del realismo la documentación en la realidad, la descripción minuciosa y objetiva de objetos,
lugares, personas y caracteres, apoyándose en el método científico de la observación y la experimentación para
captar la verdad. Cuando el realismo se excede en la presentación de aspectos negativos de la realidad, como
personajes enfermos física y mentalmente, situaciones crueles o ambientes depresivos, deriva en la variante
naturalista.

“Madame Bovary”
(Fragmento)
Gustave Flaubert
“Emma, que le daba el brazo, se apoyaba un poco sobre su hombro, y miraba el disco del sol que
irradiaba a lo lejos, en la bruma, su palidez deslumbrante; pero volvió la cabeza: Carlos estaba allí.
Llevaba la gorra hundida hasta las cejas, y sus gruesos labios temblequeaban, lo cual añadía a su
cara algo de estúpido; su espalda incluso, su espalda tranquila resultaba irritante a la vista, y Emma
veía aparecer sobre la levita toda la simpleza del personaje. Mientras que ella lo contemplaba,
gozando así en su irritación de una especie de voluptuosidad depravada, León se adelantó un paso.
El frío que le palidecía parecía depositar sobre su cara una languidez más suave; el cuello de la
camisa, un poco flojo, dejaba ver la piel; un pedazo de oreja asomaba entre un mechón de cabellos
y sus grandes ojos azules, levantados hacia las nubes, le parecieron a Emma más límpidos y más
bellos que esos lagos de las montañas en los que se refleja el cielo.
(...)
Tantas veces le había oído decir estas cosas, que no tenían ninguna novedad para él. Emma se
parecía a las amantes; y el encanto de la novedad, cayendo poco a poco como un vestido, dejaba al desnudo la eterna monotonía
de la pasión que tiene siempre las mismas formas y el mismo lenguaje. Aquel hombre con tanta práctica no distinguía la diferencia
de los sentimientos bajo la igualdad de las expresiones. Porque labios libertinos o venales le habían murmurado frases semejantes,
no creía sino débilmente en el candor de las mismas; había que rebajar, pensaba él, los discursos exagerados que ocultan afectos
mediocres; como si la plenitud del alma no se desbordara a veces por las metáforas más vacías, puesto que nadie puede jamás dar
la exacta medida de sus necesidades, ni de sus conceptos, ni de sus dolores, y la palabra humana es como un caldero cascado en
el que tocamos melodías para hacer bailar a los osos, cuando quisiéramos conmover a las estrellas. "…

Marianela,
Benito Pérez Galdós
Capítulo III
—Aguarda, hija, no vayas tan aprisa –dijo Golfín, deteniéndose–; déjame encender un cigarro.
Estaba tan serena la noche, que no necesitó emplear las precauciones que generalmente adoptan contra el viento los fumadores.
Encendido el cigarro, acercó la cerilla al rostro de la Nela, diciendo con bondad:
—A ver, enséñame tu cara.
Mirábale asombrada la muchacha, y sus negros ojuelos brillaron con un punto rojizo, como chispa, en el breve instante que duró la
luz del fósforo. Era como una niña, pues su estatura debía contarse entre las más pequeñas, correspondiendo a su talle
delgadísimo y a su busto mezquinamente constituido. Era como una jovenzuela, pues sus ojos no tenían el mirar propio de la
infancia, y su cara revelaba la madurez de un organismo que ha entrado o debido entrar en el juicio. A pesar de esta
desconformidad, era admirablemente proporcionada, y su cabeza chica remataba con cierta gallardía el miserable cuerpecillo.
Alguien la definía mujer mirada con vidrio de disminución; alguno como una niña con ojos y expresión de adolescente. No
conociéndola, se dudaba si asombroso progreso o un deplorable atraso.
—¿Qué edad tienes tú? –preguntóle Golfín, sacudiendo los dedos para arrojar el fósforo, que empezaba a quemarle.
—Dicen que tengo dieciséis años –replicó la Nela, examinando a su vez al doctor.
—¡Dieciséis años! Atrasadilla estás, hija. Tu cuerpo es de doce, a lo sumo.
—¡Madre de Dios! Si dicen que yo soy como un fenómeno... –manifestó ella en todo de lástima a sí misma.
—¡Un fenómeno! –replicó Golfín, poniendo su mano sobre los cabellos de la chica–. Podrá ser. Vamos, guíame.

54
Comenzó a andar la Nela, resueltamente, sin adelantarse mucho, antes bien, cuidando de ir siempre al lado del viajero, como si
apreciara en todo su valor la honra de tan noble compañía. Iba descalza: sus pies ágiles y pequeños denotaban familiaridad
consuetudinaria con el suelo, con las piedras, con los charcos, con los abrojos. Vestía una falda sencilla y no muy larga, denotando
en su rudimentario atavío, así como en la libertad de sus cabellos sueltos y cortos, rizados con nativa elegancia, cierta
independencia más propia del salvaje que del mendigo. Sus palabras, al contrario, sorprendieron a Golfín por lo recatadas y
humildes, dando indicios de un carácter formal y reflexivo. Resonaba su voz con simpático acento de cortesía, que no podía ser hijo
de la educación; sus miradas eran fugaces y momentáneas, como no fueran dirigidas al suelo o al cielo.
—Dime –le preguntó Golfín–, ¿vives tú en las minas? ¿Eres hija de algún empleado de esta posesión?
—Dicen que no tengo madre ni padre.
—¡Pobrecita! Tú trabajarás en las minas...
—No, señor. Yo no sirvo para nada –replicó sin alzar del suelo los ojos.
—Pues a fe que tienes modestia.
Teodoro se inclinó para mirarle el rostro. Éste era delgado, muy pecoso, todo salpicado de manchitas parduzcas. Tenía pequeña la
frente, picudilla y no falta de gracia la nariz, negros y vividores los ojos; pero comúnmente brillaba en ellos una luz de tristeza. Su
cabello, dorado obscuro, había perdido el hermoso color nativo a causa de la incuria y de su continua exposición al aire, al sol y al
polvo. Sus labios apenas se veían de puro chicos, y siempre estaban sonriendo; mas aquella sonrisa era semejante a la
imperceptible de algunos muertos cuando han dejado de vivir pensando en el cielo. La boca de la Nela, estéticamente hablando,
era desabrida, fea; pero quizás podía merecer elogios, aplicándole el verso de Polo de Medina: “Es tan linda su boca que no pide”.
En efecto; ni hablando, ni mirando, ni sonriendo, revelaba aquella miserable el hábito degradante de la mendicidad.
Golfín le acarició el rostro con su mano,, tomándolo por la barba y abarcándolo casi todo entre sus gruesos dedos.
Teodoro se inclinó para mirarle el rostro. Éste era delgado, muy pecoso, todo salpicado de manchitas parduzcas. Tenía pequeña la
frente, picudilla y no falta de gracia la nariz, negros y vividores los ojos; pero comúnmente brillaba en ellos una luz de tristeza. Su
cabello, dorado obscuro, había perdido el hermoso color nativo a causa de la incuria y de su continua exposición al aire, al sol y al
polvo. Sus labios apenas se veían de puro chicos, y siempre estaban sonriendo; mas aquella sonrisa era semejante a la
imperceptible de algunos muertos cuando han dejado de vivir pensando en el cielo. La boca de la Nela, estéticamente hablando,
era desabrida, fea; pero quizás podía merecer elogios, aplicándole el verso de Polo de Medina: “Es tan linda su boca que no pide”.
En efecto; ni hablando, ni mirando, ni sonriendo, revelaba aquella miserable el hábito degradante de la mendicidad.
Golfín le acarició el rostro con su mano, tomándolo por la barba y abarcándolo casi todo entre sus gruesos dedos.

Modernismo

Movimiento literario que se desarrolló en España y en Hispanoamérica a finales del siglo XIX y principios del XX, y que
se caracteriza por el cuidado de la sonoridad de la lengua, el refinamiento de la expresión y una sensibilidad abierta a
diversas culturas (muchas veces con una defensa del indígena), sobre todo a la francesa, (demostraban mucha
devoción por París). En sus temas también se encontraban la búsqueda de la soledad y rechazo de una sociedad,
el amor y el erotismo este último con cierta idealización del amor y de la mujer. El autor nicaragüense Rubén Darío fue
uno de los grandes impulsores del modernismo en la lengua española. Uno de los poetas más influyentes del pasado
siglo XX.

Lee los siguientes poemas de Rubén Darío.

A Juan Ramón Jiménez De otoño

¿Tienes, joven amigo, ceñida la coraza Yo sé que hay quienes dicen: ¿por qué
para empezar, valiente, la divina pelea? no canta ahora
¿Has visto si resiste el metal de tu idea con aquella locura armoniosa de antaño?
la furia del mandoble y el peso de la maza? Ésos no ven la obra profunda de la hora,
la labor del minuto y el prodigio del año.
¿Te sientes con la sangre de la celeste raza
que vida con los números pitagóricos crea? Yo, pobre árbol, produje, al amor de la
¿Y, cómo el fuerte Herakles al león de Nemea, brisa,
a los sangrientos tigres del mal darías caza? cuando empecé a crecer, un vago y dulce
son.
Pasó ya el tiempo de la juvenil sonrisa:
¿Te enternece el azul de una noche tranquila?
¡dejad al huracán mover mi corazón!
¿Escuchas pensativo el sonar de la esquila
cuando el Angelus dice el alma de la tarde?
¿Tu corazón las voces ocultas interpreta?
Sigue, entonces, tu rumbo de amor. Eres
poeta.
La belleza te cubra de luz y Dios te guarde.
55
Vanguardismo
Es un conjunto de movimientos y tendencias artísticas y literarias reactivas que surgieron en el contexto de la Primera
Guerra Mundial (1914-1919) como una forma de protesta contra los modelos estéticos impuestos a partir del siglo XIX
y contra las atrocidades de la guerra.

Principales vanguardias

Expresionismo: El expresionismo literario es un movimiento, principalmente pictórico, nacido en Alemania en 1905.


Le rehúye a lo figurativo y busca manifestar lo que siente el individuo desde su percepción subjetiva.Llega a tocar
grandemente a las letras, y en éstas, como principal representante, tiene al austrohúngaro Franz Kafka, cuya obra
marcó un hito en la historia de la literatura.

Surrealismo: movimiento con grandes connotaciones pictóricas. Nace en Francia por el año 1924. El inconsciente es
el protagonista de esta corriente. Los cantos oníricos se ven manifestados de forma continua. Se llega aludir que
soñamos la vida y vivimos los sueños. Las imágenes rompen con las estructuras conocidas y el asombro toma de
lleno al lector ante cada creación literaria. Podemos nombrar al español Federico García Lorca, con su obra Poeta en
Nueva York, como uno de sus grandes representantes.

Dadaísmo: surge en EE. UU. y en Suiza, simultáneamente, hacia el 1916. En los años posteriores se expande por
toda Europa. Tiene la particularidad de ser un movimiento vanguardista no rebelde. Este se centra en refutar los
conceptos que conforman y sustentan las manifestaciones artísticas previas a la Primera Guerra Mundial. La mejor
muestra de la literatura dadaísta la vemos representada en las letras del poeta alemán Hugo Ball. De él destaca su
obra A la crítica de la inteligencia alemana.

Cubismo: se origina en Francia, hacia el año 1905. Tiene como premisa la unión de conceptos que resultan
imposibles, así como también descomponer los objetos, las formas. Busca darle paso a la alegría y al humor negro en
la escritura, restándole peso a la nostalgia y los comunes motivos líricos.Esta corriente tiene como uno de los
principales representantes en las letras al italiano Guillaume Apollinaire. De él resaltan sus “calígramas”, interesantes
manifestaciones poetices donde a parte del discurso, las letras forman siluetas alusivas al tema tratado. Entre sus
obras destaca El poeta asesinado.

Futurismo: nace en Italia, hacia el año 1909. Tiene como su principal motor impulsador al poeta italiano Filippo
Tommaso Marinetti. Una de las principales inspiraciones del futurismo son la “maquina” y el “movimiento”. Salirse de
las formas convencionales, reinventar al hombre, a las cosas, con las letras. La literatura futurista realza el canto a lo
“no humano”, ve la guerra y las pestes como lo necesario para depurar a la tierra del hombre. Dentro de las obras de
Filippo destaca su Manifiesto del futurismo, donde muestra claramente las bases de su corriente.

Ultraísmo: nació de la mano de Rubén Darío para contraponerse al romanticismo, el ultraísmo aparece para oponerse
de manera directa al modernismo. Esta vanguardia es de origen hispano, nace en España hacia el 1919. Su aparición
está directamente influenciada por otras tres vanguardias: el cubismo, el dadaísmo y el futurismo. La poesía hace un
uso exagerado de la metáfora, desecha por completo la rima y versa sobre temas cotidianos como el cine y la
tecnología. De sus exponentes destaca Humberto Rivas Panedas, y entre sus obras importantes nos encontramos
con: Hermanos, poetas y ultraístas: José y Humberto Rivas Panedas.

Creacionismo: es una vanguardia de raíces hispanas. Este movimiento comienza en París en manos de Vicente
Huidobro hacia el año 1916 y en poco tiempo se expandió y se fue incorporando al resto de las vanguardias que
tenían vida en el continente europeo. Esta corriente vanguardista obvia las descripciones y huye de las anécdotas. El
escritor se hace dios, se compara con Dios, y considera a la poesía como una herramienta absoluta de la creación.
Dentro de las obras más representativas de Vicente Huidobro destacan sus Poemas árticos y El espejo de agua.

56
Cuadro de obras y representantes de la Literatura Contemporánea

Romanticismo Poesía: Lord Byron, Gustavo Adolfo Bécquer, José de Espronceda, Walt Whitman,
1ª mitad siglo XIX Manuel Acuña, Guillermo Prieto, José Martí.
Novela: Walter Scott: Ivanhoe. Víctor Hugo: el jorobado de Notre Damme/ Los
Miserables.
Alejandro Dumas: El Conde de Montecristo, Los Tres Mosqueteros.
Nicolás Gogol: Diario de un Loco, José Hernández; Martin Fierro. Ignacio M.
Altamirano; El Zarco, Clemencia.
Teatro: José Zorrilla: Don Juan Tenorio.
Realismo Honorato de Balzac: La comedia humana.
2ª mitad siglo XIX Gustavo Flaubert: Madame Bovary.
Charles Dickens: Oliver Twist, David Cooperfield;
Benito Pérez Galdós: Marianela, la malquerida;
J.M. C. de Queiros: El crimen del padre Amaro;
Manuel Payno: Los bandidos de Rio Frio;
Federico Gamboa: Santa.
Modernismo Movimiento americano esencialmente poético. Renovación temática y formal de la
Finales del siglo XIX lírica.
Rubén Darío (Azul…), Manuel Gutiérrez Nájera, Amado Nervo, José Martí, Antonio
Machado, Juan Ramón Jiménez.
Vanguardias Poesía Lírica
Siglo XX Generación del 27 (España): Federico García Lorca, Rafael Alberti, Vicente
Pluralidad extrema Aleixandre, Gerardo Diego, Miguel Hernández…
De opciones: géneros, Hispanoamérica: Gabriela Mistral, Jorge Luis Borges, Alfonsina Storni, Cesar Vallejo,
subgéneros, modalidades y Vicente Huidobro, Pablo Neruda, Octavio Paz, Jaime Sabines…
escuelas múltiples. Novela: Marcel Proust: En busca del tiempo perdido; Franz Kafka; La Metamorfosis;
El cuadro incluye una muestra J.D. Salinger: El guardián entre el centeno; William Golding: el Señor de las moscas;
de literatura occidental Herman Hesse: El lobo estepario, Demian.
europea y americana. Generación perdida (EE.UU.): Ernest Hemingway, F. Scott Fitzgerald, William
*Asia, África y Oceanía Faulkner, John Steinbeck.
“BOOM latinoamericano: Julio Cortázar; Rayuela;
Jorge Luis Borges: Ficciones; Juan Rulfo; Pedro Paramo;
Gabriel García Márquez: Cien Años de soledad;
Carlos Fuentes: La región más transparente; Mario Vargas Llosa: La casa verde…
Teatro: Eugene Ionesco, Samuel Beckett, Antonio Artaud, Fernando Arrabal,
Tennessee William Miller…

Cuadros de los movimientos literarios según su periodo:

57
Actividad complementaria del bloque III

1. Al haber analizado cada movimiento literario desde el antiguo al contemporáneo, realizarás una línea del
tiempo de tamaño grande, donde utilizarás tu imaginación para elaborarlo.
2. Investiga en internet más información para complementar la información proporcionada en tu antología.
3. Para su elaboración puedes usar imágenes, recortes, etc.

58
BLOQUE IV
DE LA NARRATIVA ANTIGUA A LA
CONTEMPORÁNEA

Propósito del bloque:

Explica la evolución histórica y aspectos


contextuales de la narrativa a través de
análisis de diferentes textos, que le permitan
manifestar su visión del mundo a través
cualquier situación presente en la vida diaria.

59
Evolución histórica de los subgéneros narrativos.
Mito
El mito es el primer subgénero narrativo del que se tiene noticia. Cuenta
"historias verdaderas" que ofrecen explicaciones sobre el origen del mundo, la
humanidad, una especie animal o vegetal, un oficio, una institución, etc., así como
el relato de las aventuras heroicas tanto de dioses como de seres sobrenaturales.

Las principales transformaciones del mito dieron paso a la existencia privilegiada


del cuento maravilloso y la epopeya legendaria.

 Todo lo que en el mito remitía a los designios del destino y a la voluntad


de los dioses perdió su significación cósmica y, en el cuento maravilloso,
se volvió individual. Por ejemplo Pulgarcito y la Ilíada.

 Los mitos modernos surgieron en la Europa de los siglos XVI y XVII, a partir de la creación de una serie de
personajes literarios que resumen tipos de conducta y preocupaciones universales, como Fausto, de la
leyenda alemana; Don Juan, de Zorrilla; Hamlet, de Shakespeare; Don Quijote, de Cervantes, entre otros. No
se ofrecen como verdades incuestionables, sino como relatos de ficción creados por un autor, que dan lugar.

Siglo XVIII , triunfo del racionalismo característico del pensamiento ilustrado, el término mito fue usado como sinónimo
de algo falso e indemostrable, como expresión de fantasía, de mentira, en tanto que hoy en día se utiliza para
designar una idea o concepción que se asume como verdadera, pero que no lo es.

Fábula
Otro subgénero narrativo menor que se remonta a la Antigüedad es la fábula,
cuya intención es didáctica y moralizante. Las fábulas son historias breves
protagonizadas por animales con características humanas, que concluyen con
una enseñanza o regla moral. Este subgénero narrativo surge en la India, pues
el Panchatantra ( 300-500 a.C.) es la primera colección de fábulas, reunidas por
Bidpai con la finalidad de instruir a los príncipes.

El hecho de que en las fábulas se representen las virtudes y defectos humanos


mediante la personificación de los animales se ha explicado con la creencia en
la transmigración de las almas, característica del hinduismo, así como de otras
doctrinas filosóficas y religiosas orientales.

60
La literatura medieval europea recibió una enorme influencia de la narrativa didáctica
de la India a través de una doble vía: mediante las fábulas de Esopo y su
continuador latino, Fedro, quien transformó la escritura de este subgénero narrativo a
verso.

A finales del siglo XVII, el poeta francés Jean de La Fontaine le inyectó una nueva
vitalidad al género, el cual tuvo, en el periodo de la literatura neoclásica (siglo XVIII),
una nueva época dorada, pues coincidió con el espíritu crítico y de intención
didáctica del pensamiento ilustrado.

La fábula contemporánea, entre cuyos representantes puede mencionarse al


guatemalteco Augusto Monterroso y al norteamericano Ambrose Bierce, ha perdido
su carácter didáctico y moralizante para ofrecer una mirada crítica y mordaz de la sociedad, la política y el ser
humano.

Leyenda

La leyenda se puede definir como un tipo de relato de aventuras históricas o casi históricas de gente que existió
efectivamente en el pasado o de acontecimientos.

Sin duda, el romanticismo del siglo XIX constituyó una época dorada para las leyendas, pues manifestó por una
profunda nostalgia por el pasado y una visión idealizada de la Edad Media, así como de las tradiciones populares que,
para ellos, condensaban el alma nacional.

Las leyendas tradicionales alemanas recogidas y reelaboradas en esta época se


caracterizaron por la presencia de elementos religiosos y patrióticos, así como por la
introducción de elementos misteriosos y una escenografía fantasmagórica.

El Romanticismo español también tuvo una especial fascinación por las leyendas
medievales, puesto que José de Espronceda (El estudiante de salamanca), el duque de
Rivas (Leyendas), José Zorrilla (Don Juan Tenorio) y Gustavo Adolfo Bécquer (Leyendas)
retomaron este tipo de relatos tradicionales, a los que muchas veces dieron un tratamiento
fantástico.

Novela

La novela es una obra literaria escrita en prosa, narra acción fingida, busca placer estético en el lector por medio de la
acción de acontecimientos, personajes, paisajes y costumbres. La novela tiene introducción, nudo y desenlace.

61
Desde la antigüedad se han escrito narraciones en prosa a las que se han
aplicado de manera indiscriminada el término de novela. Muchos relatos que
más tarde se incorporan a la tradición literaria europea tienen su origen en
Egipto. El primer texto indio que cabe considerar como precursor de la novela es
quizá "Cuentos de diez príncipes".

Evolución de la novela

 La novela en el siglo XVI


 La novela sentimental
 La novela morisca
 El siglo XVIII: El auge de la novela
 El siglo XIX: Desarrollo de la novela moderna
 El realismo
 El naturalismo

Las novelas más antiguas se encuentran entre las caballerescas, picarescas, pastoriles, sentimentales, bizantinas,
moriscas, de aventura e históricas

Representantes de la novela sentimental

• Juan Rodríguez del Padrón


• Pedro de Portugal
• Diego de San Pedro : Tratados de amor, Lucenda y Cárcel de amor
• Juan de Flores: Breve tratado de Grimalte y Gradisa y L a historia de Grisel y Mirabella
• Luis de Lucena: Repetición de amores
• Pedro Manuel de Urrea: Penitencia de amor
• Juan de Segura : Proceso de cartas de amores

Representantes de la novela realista

• Honoré Balzac
• Emile Zola
• Gustavo Flaubert
• Chejov
• Tolstoi
• Dostoievski
• Gorki
• Charles Dickens
• Benito Pérez Galdós
• José Pereda

Representantes de la novela naturalista

• Fernán Caballero
• Pedro Antonio de Alarcón
• Juan Valera: Pepita Jiménez
• Oscar Wilde
• Emile François Zola

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Epopeya

Poema narrativo extenso que busca conservar y celebrar los principales acontecimientos de la historia de un pueblo:
su origen, las hazañas de sus héroes, sus guerras, etcétera.

Epopeyas más antiguas:

• La epopeya de Gilgamesh (Mesopotamia, siglo VII a.C.)


• La Ilíada y la Odisea, atribuidas a Homero (Grecia siglo IX a.C.)
• El Mahabharata y El Ramayana (India siglos VI-IV a.C. y siglo III
a.C, respectivamente)
• La Eneida, de Virgilio (Roma, siglo I a.C.)

Narran las hazañas de un héroe histórico al que atribuían los más altos valores
morales de su comunidad.

Mezcla de los acontecimientos como la presencia de dioses y seres


sobrenaturales que intervienen en la acción: ya sea para obstaculizar el enemigo o bien para favorecer las acciones
del héroe.

La epopeya medieval fue perdiendo este carácter maravilloso para concentrarse en las hazañas y acciones
sobresalientes de los héroes nacionales.

La epopeya posterior dio origen a las novelas de caballerías.

El desarrollo de la epopeya en el Renacimiento se caracterizó por un paulatino desplazamiento de los héroes y dioses
hacia las personas comunes y una marcada tendencia al realismo.

Recientemente ha habido un auge de la epopeya, sobre todo en el cine, con películas.

Cuento

Originalmente el cuento es una de las formas más antiguas de literatura


popular de transmisión oral. El término se emplea a menudo para
designar diversos tipos de narración breves, como el relato fantástico, el
cuento infantil o el cuento folclórico o tradicional.
Durante el romanticismo, desarrollado a finales del siglo XVIII y durante el
siglo XIX, se dio origen a dos principales categorías de cuento: el infantil
y el de suspenso.
El cuento infantil se caracteriza por estar enfocado en la revaloración de
lo popular, por lo que recupera los elementos de los cuentos
tradicionales, en los que se vuelven a retomar la intención moralizante y se refleja el antagonismo de los personajes,

63
así como el triunfo del bien sobre el mal. La aparición de elementos maravillosos se manifiesta tanto en los personajes
(brujas, duendes, gigantes, ogros, hadas) como en las situaciones rodeadas normalmente de magia y encantamiento.
En esta categoría sobresalen autores como Hans Christian Andersen, con El patito feo, El soldadito de plomo, La
sirenita; los hermanos Grimm, con Blancanieves, Caperucita Roja o El gato con botas, y posteriormente Oscar Wilde,
con cuentos como El gigante egoísta o El príncipe feliz.
El cuento de suspenso se caracteriza por situar al lector en un estado de tensión, expectación o incertidumbre,
resultado de la atmósfera de misterio, oscuridad y desconocimiento. El cuento de suspenso, es considerado el
antecedente de corrientes popularizadas en el siglo XX, como son el cuento de terror y el detectivesco.
El estadounidense Edgar Allan Poe, es reconocido como el padre del suspenso, cuya maestría en esta categoría se
puede reflejar en obras como Los crímenes de la calle Morgue o El corazón delator.
A inicios del siglo XIX, en el que se desarrolló la corriente literaria del realismo, el cuento realista tuvo un gran auge.
Se basa en la presentación de hechos reales o imitados de la realidad, con el fin de crear un efecto de verosimilitud.
El cuento realista surge de la observación directa del entorno y de la vida en sus diversos aspectos: religioso, social,
moral, histórico, etc., buscando reflejar de forma seria la realidad y brindar un testimonio de ésta, tal y como es. El
estilo de esta categoría se puede observar en obras como El pabellón número seis o La dama del perrito, de Chéjov;
Bola de sebo o La casa Tellier, de Guy de Maupassant.
Durante el siglo XX, en la época contemporánea, se desarrollaron diversas categorías, como son el relato
indigenista, el relato urbano, la literatura fantástica y el realismo mágico, y los cuentos de terror, detectivescos
y de ciencia ficción.

El relato indigenista, tiene como propósito exhibir las formas de vida de los distintos grupos étnicos de América,
reflejando sus problemáticas: marginación, abusos, entre otros. Destacan autores como Rómulo Gallegos y Rosario
Castellanos.

A diferencia del relato indigenista, el relato urbano busca representar el


estilo de vida de las ciudades y sus pobladores, lo que da pie a la
generación de escenarios, temas y personajes. A inicios del siglo XX
destacan autores como Franz Kafka, Herman Hesse, Ernest Hemingway,
Scott Fitzgerald y William Faulkner; a mitad del siglo, Truman Capote,
Julio Cortázar, Jorge Luis Borges; a finales del siglo XX y durante el siglo
XXI, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Isabel Allende, Laura Esquivel, entre otros.

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Aspectos contextuales de la narrativa

Las narraciones son actos comunicativos que suponen la existencia de un emisor (escritor, autor), un receptor (lector)
y, entre ambos, un mensaje que, al codificarse, completa el circuito comunicativo. La obra literaria (impresa bajo la
forma de libro o en formato electrónico o digital) es el vehículo de los mensajes. En el texto narrativo, la comunicación
se da de dos formas: externa e interna. En la comunicación externa, el autor escribe un relato que va dirigido hacia el
lector dentro de un contexto determinado. En la comunicación interna, el narrador se encarga de contar una historia a
través de hechos organizados de manera particular al narratario, quien es el receptor dentro del texto narrativo.

Época literaria y momento

La narrativa es un género literario fundamentalmente o genéricamente (está presente en todas las culturas y en todas
las épocas) oral o escrita, con derivaciones técnicas formales de tipo audiovisual, (narración
en historietas, cinematografía, radionovela, telenovela, serial televisivo, videojuego, infografía), que, en su forma
clásica, recoge una serie de hechos presentados o explicados por un narrador, que suceden a uno o
más personajes que son los que realizan las acciones. Utiliza la prosa en sus formas de narración y descripción.

Si bien existen conceptos como las figuras literarias para ayudarnos a comprender y dar distintos sentidos a un texto,
hay otro tipo de elementos que debemos considerar.

Las obras literarias han sido creadas en un determinado momento histórico y en una sociedad específica y estos
aspectos se pueden detectar en el texto. Por ejemplo, si lees una obra de principios del siglo XX, probablemente no
encontrarás allí televisores o computadoras, pero sí puedes hallar tranvías, trenes o periódicos, pues son elementos
propios de ese momento histórico. De la misma manera, si leemos un poema mapuche, por ejemplo, es probable que
podamos descubrir muchas características de esa cultura a través del texto. Al momento histórico-cultural en que se
sitúa una obra, lo denominamos contexto. La importancia del contexto, entonces, está en la posibilidad de encontrar
en la literatura visiones de mundo y procesos históricos propios de una cultura y una época específicas; conocer esta
información puede resultar un aporte para una interpretación más acabada del texto. De la misma manera, la literatura
de un periodo es un buen referente para descubrir características de una época.

Así como un grupo de personas, que vive en un mismo contexto, comparte algunos rasgos socioculturales e
históricos, varios escritores que viven más o menos en la misma época comparten una visión de mundo y, más
específicamente, del arte y la literatura. Ello provoca que sus creaciones presenten características similares y que,
debido a ello, los estudiosos de la literatura se refieran a ellos como un movimiento literario. Conocer acerca de estos
movimientos, por lo tanto, es importante para comprender mejor la obra de un autor o los diferentes textos literarios de
una misma época, detectando las características que se repiten en todos ellos, así como sus diferencias.

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Contexto histórico

Se refiere al momento que se vive o se narra en la obra, cuáles son los movimientos políticos, que hay en ese
momento, porqué resulta interesante manejarlo, es decir, permite ubicar al lector en el instante justo y la manera como
se comportan los personajes. El amor en los tiempos del cólera se desarrolla en una época imprecisa, sobre todo,
porque abarca momentos difíciles por los cuales atravesaba Colombia, quizás también con una enfermedad que raras
veces se presenta o desata en lugares tropicales como estos, la puedes enmarcar en cualquier momento de la historia
de nuestro país, quizás en los años sesenta, época en la que supuesta mente existían fantasmas, se les veía en los
patios ajenos, en situaciones extraordinarias, febriles, macondianas.

Biografía

Datos del narrador: aunque la novela se considera un texto de ficción, es comprensible que el autor a través de sus
experiencias de vida influyen en su escritura. Por lo que es conveniente conocer los datos biográficos más relevantes
del escritor, como una referencia que contribuya a una mejor comprensión de la obra.

Estructura de la narración interna

Como se mencionó, un texto narrativo consiste en el relato de hechos o historias que ocurren a personas, animales,
cosas u objetos en un determinado tiempo y espacio.

En cuanto a su estructura, los textos narrativos incluyen diversos elementos que permiten presentar los
acontecimientos relatados. El primero consiste en la presencia de un narrador, que es quien se encarga de contar los
hechos sucedidos, y que no debe confundirse con el autor. El argumento permite hacer un resumen de las acciones y
expresar de qué trata el relato; éste se forma por el tema: que determina el asunto general de la obra, y la trama: que
permite identificar los distintos momentos en que se desarrollan las acciones. Los personajes son los seres que
participan en los hechos narrados y que pueden ser personas, animales u objetos. El marco espacio-temporal permite
determinar el lugar, real o imaginario, y el momento en el que ocurre la historia. Por su parte, el contexto permite
conocer el entorno en el que se desarrollan los acontecimientos con base en las circunstancias sociales, políticas,
económicas, etc. que rodean a la obra.

Narrador

Es la voz que cuenta y relata los sucesos. La voz enunciativa que utiliza el escritor: primera, segunda o tercera
persona, permite identificar al tipo de narrador: autodiegético, intradiegético, extradiegético y metadiegético.

El narrador autodiegético es aquel que cuenta su propia historia; normalmente escribe en primera persona (yo) y,
para que la historia sea consistente con la perspectiva adoptada, queda de manifiesto que el narrador tiene una
conciencia parcial de los hechos.

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El narrador intradiegético cuenta desde dentro de la historia, como testigo o personaje secundario, la vida del grupo
de personajes a los que pertenece.

Aquí la persona adoptada puede ser la primera, la segunda o la tercera. El narrador extradiegético es ajeno a la
historia y habla desde el limbo, como si fuese un Dios. Este narrador es el que mejor se presta a la tercera persona,
pues, por lo general, puede pasear por los recovecos más secretos de los personajes, estar enterado de todo el
conflicto que los une, y por ello es, también por regla general, el tradicional narrador omnisciente.

El narrador metadiegético permite dos posibilidades: una simple, cuando desde un plano de ficción se pasa a otro,
como ocurre en los cuentos que integran el libro de Las mil y una noches. La otra variante, que al parecer es la más
llamativa, es cuando los personajes de un plano de ficción son alcanzados por los personajes del otro plano de ficción.

Personajes
La narración intervienen distintos personajes que permiten dar vida a los acontecimientos. Estos se clasifican de
acuerdo a su importancia en: protagonista, antagonista, secundarios e incidentales.

Existen diferentes tipos de personajes y es conforme a su intervención en la trama principal, que se define si son
principales, secundarios o incidentales. Los personajes principales son aquellos sobre los que cae el peso de la trama
67
y aparecen a lo largo de toda la historia. Los secundarios tienen una participación más o menos significativa, pero de
menor trascendencia en la trama central y se relacionan con los personajes principales de algún modo. Los incidentes
tienen una presencia esporádica en la historia y generalmente, tienen una relación de casualidad con los
protagonistas. Observa el siguiente esquema:

Espacio

Corresponde al lugar o lugares donde se desarrollan los acontecimientos en un tiempo determinado. El espacio se
puede clasificar de tres maneras que son las siguientes:

 Espacio físico o escenario: corresponde al lugar o lugares donde ocurren los acontecimientos. Puede
tratarse de un espacio cerrado o de un espacio abierto, y se dan a conocer por medio de pasajes descriptivos
presentados por el narrador.

 Espacio psicológico: corresponde a la atmósfera espiritual que envuelve a los personajes y a los
acontecimientos, todo, de acuerdo a los conflictos que se planteen: amor, confianza, odio, venganza,
desilusión, etc.

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 Espacio social: corresponde al entorno social, cultural, religioso, moral o económico en el que se desarrollan
los acontecimientos. De este modo, los personajes pertenecen a un sector social, poseen un nivel intelectual y
cultural.

El tiempo narrativo

Es el tiempo ficticio en el que se desarrollan los acontecimientos en el relato, por no corresponder al tiempo real
organiza las acciones de modo peculiar. El tiempo de un relato puede representarse explícitamente o bien sugerido.
En el caso de la representación explícita recibe el nombre de tiempo referencial histórico, y en el caso del sugerido, el
narrador intenta mostrar un ambiente contemporáneo a los lectores.

 Tiempo de la historia: corresponde al conjunto de acciones consideradas en su sucesión cronológica, es


decir, en sus relaciones de causa y efecto. Es el tiempo entendido en su orden lógico causal. De acuerdo con
esto, el tiempo de la historia no siempre corresponde al tiempo del relato.

 Tiempo del relato: corresponde a la disposición artística de los acontecimientos tal y como aparecen en la
narración. Por lo general, la narración no se presenta siguiendo un orden cronológico lineal, puesto que
organiza para sus propios fines el tiempo de la historia creando una temporalidad ficticia.

 Tiempo referencial histórico: corresponde al tiempo de la realidad histórica al que aluden los
acontecimientos representados. También se refiere al tiempo en que el escritor produce un texto, haciendo
referencia a las que envuelven al autor y su ambiente sociohistórico: oficio, gustos, costumbres y forma de
vida de una época que nos invitan a interpretar de forma más precisa una obra literaria.

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Alteraciones de la temporalidad

El orden temporal del relato en muchos casos es alterado por el narrador quien rompe el orden lógico lineal de la
historia, disponiendo el discurso narrativo de diversas formas. Esas rupturas temporales reciben el nombre de
ANACRONÍAS. La anacronía es un recurso temporal que posibilita la desorganización del orden lógico temporal. En
este sentido, se rompe el orden del relato introduciéndose hechos nuevos con una cronología distinta a la natural.
Existen dos formas de anacronía: la analepsis y la prolepsis.

1. Analepsis: la analepsis alude a la retrospección, se relata un hecho anterior al tiempo del acontecimiento
principal. Se recuerda el pasado. La analepsis la podemos clasificar de dos formas: flash-back y racconto.

• Flash-back: corresponde a un retroceso temporal breve y a un retorno rápido al presente, hecho por
el narrador o por un personaje.
• Racconto: corresponde a un retroceso extenso en el tiempo y un retorno al presente, recordando
hechos directamente a través de los personajes.

2. Prolepsis: corresponde a una mirada del narrador hacia el futuro. Se narra un acontecimiento que ocurrirá
después del tiempo en que se está llevando a cabo el relato. La prolepsis la podemos clasificar de las dos
formas: flash-forward y premonición.

• Flash-forward: la proyección hacia el futuro es breve, instantánea


• Premonición: en este caso la visión es a futuro. El narrador, en forma directa o a través del personaje,
hace una vasta incursión en lo posible.

Ordenación de los hechos

En un relato, la estructura está planteada en ciertas circunstancias de tiempo y espacio que la contextualizan: los
llamados sucesos. La suma de sucesos genera la unidad llamada episodio, y la relación de varios episodios da lugar a
lo que se conoce como la trama. Del latín trama, el término se refiere a la acción de tramar (atravesar los hilos), y en
Literatura, al “enredo” que se genera en la sucesión de acontecimientos narrados.

Un texto narrativo, en cuanto a su estructura, está compuesto por los siguientes elementos: planteamiento, desarrollo
y desenlace, los cuales conforman la trama.

 Planteamiento. Es el comienzo del relato, en el que se presenta a los personajes y se enmarca el espacio y
tiempo en el que suceden los hechos.

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 Desarrollo. Es la parte en que se desarrollan los hechos presentados en el planteamiento. Aquí se localiza el
nudo, que es donde las acciones se complican, es decir, en donde se desarrolla el conflicto; y el clímax, que
es el punto de mayor tensión en la historia y, por lo tanto, el más interesante.

 Desenlace. Es el momento en el que se resuelve el conflicto y se da pie al final de la historia.

Diversas formas de la narración

Narración fantástica

Es un género artístico que se distingue por la presencia de elementos que no


corresponden a la realidad tal como la conocemos. El relato fantástico trasciende los
límites de lo normal y busca incentivar la imaginación del receptor, incitándolo a una
percepción más aguda, lejos de aspectos superficiales de su vida cotidiana.

Lo fantástico está vinculado con un quiebre de la realidad. Se produce un evento


extraordinario y no se sabe con certeza qué está pasando. El fenómeno es percibido
como inexplicable. Rápidamente lo podemos diferenciar de la ciencia ficción ya que los
“hechos fantásticos” son causados por fuerzas sobrenaturales y los de ciencia ficción
se explican mediante la razón y la lógica.

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La literatura fantástica y el realismo mágico tratan de ubicar al lector en situaciones
reales, desde el punto de vista geográfico, temporal y cultural, en los que suceden
situaciones inexplicables que alteran la realidad. Estas dos corrientes se diferencian en
que la literatura fantástica busca crear angustia en el lector ante la posibilidad de que lo
que ocurre en la narración, pueda suceder en la vida real, lo que se observa claramente
en los relatos de Jorge Luis Borges en su libro Ficciones; mientras que el realismo
mágico busca mostrar lo extraño o inexplicable como algo cotidiano y común, lo cual se
puede ver en relatos como La hojarasca o Los funerales de la Mamá Grande, del autor
que mejor representa esta corriente: Gabriel García Márquez.

Características de la narración fantástica

• Tiene elementos sobrenaturales o inexplicables que crean una ruptura con la realidad.
• Puede dejar de lado las leyes físicas y las normas convencionales.
• La irrupción de lo fantástico suele causar miedo en los personajes, por eso muchas veces está relacionado
con el género de terror.
• Estimula la imaginación del receptor.
• Tiene sus orígenes en la mitología y los relatos antiguos.
• Son frecuentes las metamorfosis, las alteraciones del tiempo o el espacio,
los portales a dimensiones paralelas, la intromisión del sueño en la realidad.
• Invención de nuevas criaturas fantásticas como unicornios, dragones, aves
fénix o centauros.
• Se puede clasificar en tres categorías: lo extraño, lo maravilloso y lo
fantástico.
• Existen varios tipos de mundos de donde provienen los elementos
sobrenaturales; los más usuales son: mundos de frontera, mundos
paralelos y mundos alternativos.
• Tiene subgéneros como la fantasía épica y la fantasía oscura.

Los antecedentes de este género se remontan a narraciones muy antiguas, a


los mitos y leyendas que formaban parte del imaginario colectivo de las primeras
civilizaciones. El registro más antiguo es el Poema de Gilgamesh, una narración
sumeria que data del año 2000 a. C., aproximadamente. Es una historia épica en la
que aparecen componentes fantásticos como la inmortalidad y la magia, además de gigantes y dioses.

El este tipo de narración puede verse aplicado al cine, a las artes plásticas y a prácticamente cualquier forma de arte.
Sin embargo, es en la literatura donde se originó y donde se explora con mayor énfasis.

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Narración maravillosa

La narrativa oral enseñaba los mitos sobre la creación del mundo y los
hombres. En muchos de estos relatos intervenían no solamente los
seres humanos sino también una serie de personajes extrahumanos,
unas veces amigos y otros enemigos. Con el tiempo estas historias se
transformaron y así, en cierto modo, surge la narración maravillosa,
más conocida como los cuentos de hadas.

Es un tópico que más allá de la polémica sobre su pertenencia o no al


repertorio literario de la infancia, tiene otros aspectos indiscutiblemente
estimulantes en el ámbito actual de la creación y crítica de libros y
programas para niños. Si nos preguntamos acerca de la difusión casi
universal de estos cuentos, sobre su arraigo de siglos, o su receptividad
entre públicos tan heterogéneos como la humanidad misma, nos
encontraremos con una respuesta que tal vez constituya la clave del
problema: la presencia (manifiesta o tácita) de las versiones míticas de las hadas en un sector enorme de la
producción cultural de nuestros días. Nos referimos a lo “cultural” en sentido amplio, como producción simbólica de las
sociedades, incluyendo a niños y adultos, a grandes obras de arte y formas masivas del “kitch”, a religiones y
metafísicas así como, a “jingles” publicitarios y telenovelas.

Narración de ciencia ficción

Es un género que da gran relevancia a la ciencia y la tecnología. En general, el futuro es su ubicación temporal, por lo
que especula cómo será la vida dentro de muchos años, con base en avances científicos y tecnológicos actuales. En
este subgénero es común encontrar mundos altamente automatizados donde las actividades cotidianas están dirigidas
y son realizadas por máquinas. Los autores de ciencia ficción tienen posturas distintas ante la tecnología: algunos
plantean que servirá para solucionar problemas que la humanidad enfrenta actualmente y otros que será utilizada en
contra del bienestar de las personas. De cualquier modo, prevalece la idea de que los avances tecnológicos afectan
enormemente la forma en que se comportan los personajes, sus relaciones
entre sí, sus creencias y sus motivaciones.

Los cuentos o relatos de ciencia ficción, se caracterizan por utilizar


elementos propios de la ciencia y la tecnología, y especular sobre las
consecuencias que éstos pueden tener en el desarrollo futuro de la
humanidad. Un aspecto interesante de esta corriente es que los autores, al
tener un conocimiento sobre la ciencia, logran crear escenarios realmente
creíbles y lógicos, por lo que, en muchos casos, han acertado en las
suposiciones del futuro plasmadas en sus obras. Representantes
destacados de la ciencia ficción son H. G. Wells, Arthur C. Clarke, Isaac Asimov y Ray Bradbury.

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EL MENSAJE
Cuento
Isaac Asimov
Bebieron cerveza y se entregaron a sus recuerdos, como hombres que se encuentran tras larga separación. Rememoraron
los días expuestos al fuego del enemigo. Evocaron a sargentos y muchachas, ambos con exageración. En retrospectiva, las
cosas mortales se convirtieron en humorísticas, y se airearon trivialidades arrumbadas durante diez años.
Incluyendo, claro está, el perenne misterio.
—¿Cómo te lo explicas? —preguntó el primero—. ¿Quién comenzó?
El segundo se encogió de hombros.
—Nadie comenzó.
De repente, todo el mundo se encontró haciéndolo, como una enfermedad. Tú también, supongo.
El primero rió entre dientes.
El tercero intervino suavemente:
—Nunca vi nada divertido en eso. Acaso porque tropecé con el primero durante mi bautismo de fuego. En África del norte.
— ¿De verdad? —dijo el segundo.
—La primera noche en las playas de Orán. Trataba de ponerme a cubierto, buscando alguna choza indígena cuando lo vi al
resplandor de un fogonazo...
George se sentía delirantemente feliz. Dos años de expedientes y por fin el regreso al pasado. Ahora podría completar su
informe sobre la vida social del soldado de infantería de la segunda guerra mundial con algunos detalles auténticos.
Saliendo de la insípida sociedad sin guerras del siglo XXX, se halló inmerso, por un glorioso momento, en el drama tenso y
superlativo del bélico siglo XX.
¡África del norte! El teatro de la primera gran invasión por mar de la guerra. Los físicos temporales habían escudriñado el
área para determinar el punto y el momento perfectos. Señalaron la sombra de un edificio vacío de madera. Ningún humano
se aproximaría durante un número conocido de minutos. Ninguna explosión lo afectaría seriamente en aquel tiempo. George
no afectaría a la historia por estar presente. Sería el ideal del físico temporal, el “mero observador”.
Resultó aún más terrorífico de lo que había imaginado. El perpetuo restallar de la artillería, el desgarrón invisible de los
aviones sobre su cabeza. Y luego, las líneas periódicas de las balas trazadoras estallando en el firmamento, y el ocasional
fulgor, ígneo y fantasmal, descendiendo en serpentinas curvas.
¡Y él estaba allí! Él, George, tomaba parte en la guerra, parte en una forma de vida intensa, desaparecida para siempre del
mundo del siglo XXX, que se había tomado manso y apacible.
Imaginó que veía las sombras de una columna de soldados avanzando, que oía los monosílabos que se murmuraban unos a
otros en voz cautelosamente baja. ¡Cómo anhelaba ser en verdad uno de ellos, y no un intruso momentáneo, un “mero
observador”!
Cesó en su tarea de tomar notas y contempló su estilográfica, hipnotizado por un instante por su micro-linterna. Le asaltó
una súbita idea y miró el madero contra el cual apoyaba el hombro. Aquel momento no debía pasar inadvertido para la
historia. El hacerlo no la afectaría en nada. Emplearía el antiguo dialecto inglés. Así no habría sospecha alguna.
Lo hizo a toda prisa, y luego espió a un soldado que corría desesperadamente hacia el edificio, escabulléndose de una
terrible ráfaga de balas. George se dio cuenta de que su tiempo había pasado y, al tomar conciencia de ello, se encontró de
nuevo en el siglo XXX.
No importaba. Durante aquellos pocos minutos, había tomado parte en la segunda guerra mundial. Una pequeña parte, pero
parte al fin y al cabo. Y otros lo sabrían. Tal vez no supieran que lo sabían, pero quizá alguien se repitiera a sí mismo el
mensaje.
Alguien, acaso aquel hombre que corría a refugiarse, lo leería y sabría que, entre los héroes del siglo XX, estuvo también el
«mero observador», el hombre del siglo XXX, George Kilroy. ¡Él estuvo allí!

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Narrativa policiaca

La novela policíaca moderna, también llamada detectivesca o


policial, pertenece al género narrativo y nació en el siglo XIX.
Mediante la observación, el análisis y la deducción se intenta
resolver un enigma, normalmente un crimen, para encontrar al
autor y su móvil.

En la novela policíaca el detective nunca fracasa, por tanto,


siempre obtendremos al final las respuestas a los interrogantes
sembrados en sus páginas. Nunca hablan de crímenes perfectos.
El lector suele identificarse con el investigador y vive en primera persona las pesquisas que reconstruyen el crimen
hasta dar con el asesino.

El relato policial es netamente urbano y nació a la vez que los cuerpos de seguridad en las ciudades europeas y
norteamericanas a comienzos del siglo XIX. Se considera a Edgar Allan Poe el padre de la novela policíaca, que inició
en 1841 con su relato Los crímenes de la calle Morgue. A este siguieron El misterio de Marie Rogêt (1842), La carta
robada (1843) y El escarabajo de oro (1844). A Poe debemos el primer detective literario, Auguste Dupin, que sirvió de
inspiración al celebérrimo Sherlock Holmes. El éxito fue arrollador desde el principio y sus cuentos se vendieron como
rosquillas.

La narrativa policial tiene tres momentos:

• En sus comienzos, el interés se centraba en el argumento, en tanto que la trama se aclaraba mediante el
método deductivo. Así se cultivó hasta 1930.
• Más tarde, el centro de interés varió hacia la explicación psicológica de los hechos y en el comportamiento de
los personajes.
• Desde hace algunas décadas, el estilo es mucho más realista y violento. Los crímenes tienen razones
concretas; la trama mezcla intriga, espionaje, violencia e incluso sexo, y las innovaciones científicas están al
día.
La mayoría de novelas policíacas tienen ciertos rasgos comunes, características que plasmó desde un principio Edgar
Allan Poe, que más tarde perfeccionaría Arthur Conan Doyle y que el resto de escritores han seguido:

• Planteamiento de un caso. Al principio resultará indescifrable y complejo. Sin embargo, utilizando la lógica y el
intelecto podrá desentrañarse. En muchos aspectos es similar a una partida de ajedrez.
• El detective o investigador suele ser una persona culta, observadora, muy inteligente y, en ocasiones, amante
de la ciencia.
• En toda investigación se sigue el método científico: observación, análisis, deducción.
• La investigación debe tener un resultado doble: a) quién es el culpable del crimen, y b) cómo lo hizo, siendo
esto lo que verdaderamente da sentido a la trama.
• Habrá pequeñas dosis de violencia, casi siempre limitada a la presentación del caso.
• La solución la da el detective en las últimas páginas del relato.

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La carta robada
(Fragmento)
Edgar Allan Poe

Al anochecer de una tarde oscura y tormentosa en el otoño de 18..., me hallaba en París, gozando de la doble voluptuosidad
de la meditación y de una pipa de espuma de mar, en compañía de mi amigo C. Auguste Dupin, en un pequeño cuarto
detrás de su biblioteca, au troisième, No. 33, de la rue Dunot, en el faubourg St. Germain. Durante una hora por lo menos,
habíamos guardado un profundo silencio; a cualquier casual observador le habríamos parecido intencional y exclusivamente
ocupados con las volutas de humo que viciaban la atmósfera del cuarto. Yo, sin embargo, estaba discutiendo mentalmente
ciertos tópicos que habían dado tema de conversación entre nosotros, hacía algunas horas solamente; me refiero al asunto
de la rue Morgue y el misterio del asesinato de Marie Roget. Los consideraba de algún modo coincidentes, cuando la puerta
de nuestra habitación se abrió para dar paso a nuestro antiguo conocido, monsieur G***, el prefecto de la policía parisina.
Le dimos una sincera bienvenida porque había en aquel hombre casi tanto de divertido como de despreciable, y hacía
varios años que no le veíamos. Estábamos a oscuras cuando llegó, y Dupin se levantó con el propósito de encender una
lámpara; pero volvió a sentarse sin haberlo hecho, porque G*** dijo que había ido a consultarnos, o más bien a pedir el
parecer de un amigo, acerca de un asunto oficial que había ocasionado una extraordinaria agitación.
—Si se trata de algo que requiere mi reflexión —observó Dupin, absteniéndose de dar fuego a la mecha—, lo
examinaremos mejor en la oscuridad.
—Esa es otra de sus singulares ideas —dijo el prefecto, que tenía la costumbre de llamar «singular» a todo lo que estaba
fuera de su comprensión, y vivía, por consiguiente, rodeado de una absoluta legión de «singularidades».
—Es muy cierto —respondió Dupin, alcanzando a su visitante una pipa, y haciendo rodar hacia él un confortable sillón.
—¿Y cuál es la dificultad ahora? — pregunté— Espero que no sea otro asesinato.
—¡Oh, no, nada de eso!. El asunto es muy simple, en verdad, y no tengo duda que podremos manejarlo suficientemente
bien nosotros solos; pero he pensado que a Dupin le gustaría conocer los detalles del hecho, porque es un caso
excesivamente singular.
—Simple y singular —dijo Dupin.
—Y bien, sí; y no exactamente una, sino ambas cosas a la vez. Sucede que hemos ido desconcertados porque el asunto es
tan simple, y, sin embargo nos confunde a todos.
—Quizás es precisamente la simplicidad lo que le desconcierta a usted —dijo mi amigo.
—¡Qué desatino dice usted! —replicó el prefecto, riendo de todo corazón.
—Quizás el misterio es un poco demasiado sencillo —dijo Dupin.

Otras formas narrativas

Los cuentos de terror, buscan producir el miedo psicológico, así como sus efectos
físicos, a través del planteamiento de sus situaciones y personajes. Destacan
representantes como Edgar Allan Poe, H. P. Lovecraft, Bram Stoker y, más
recientemente, Stephen King. A menudo, la amenaza central de una obra de
ficción de terror puede interpretarse como una metáfora de los grandes temores
de una sociedad.

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El retrato oval
Cuento
Edgar Allan Poe
El castillo al cual mi criado se había atrevido a entrar por la fuerza antes de permitir que, gravemente herido como estaba,
pasara yo la noche al aire libre, era una de esas construcciones en las que se mezclan la lobreguez y la grandeza, y que
durante largo tiempo se han alzado cejijuntas en los Apeninos, tan ciertas en la realidad como en la imaginación de Mrs.
Radcliffe. Según toda apariencia, el castillo había sido recién abandonado, aunque temporariamente. Nos instalamos en uno
de los aposentos más pequeños y menos suntuosos. Hallábase en una apartada torre del edificio; sus decoraciones eran
ricas, pero ajadas y viejas. Colgaban tapices de las paredes, que engalanaban cantidad y variedad de trofeos heráldicos, así
como un número insólitamente grande de vivaces pinturas modernas en marcos con arabescos de oro. Aquellas pinturas, no
solamente emplazadas a lo largo de las paredes sino en diversos nichos que la extraña arquitectura del castillo exigía,
despertaron profundamente mi interés, quizá a causa de mi incipiente delirio; ordené, por tanto, a Pedro que cerrara las
pesadas persianas del aposento —pues era ya de noche—, que encendiera las bujías de un alto candelabro situado a la
cabecera de mi lecho y descorriera de par en par las orladas cortinas de terciopelo negro que envolvían la cama. Al hacerlo
así deseaba entregarme, si no al sueño, por lo menos a la alternada contemplación de las pinturas y al examen de un
pequeño volumen que habíamos encontrado sobre la almohada y que contenía la descripción y la crítica de aquéllas.
Mucho, mucho leí... e intensa, intensamente miré. Rápidas y brillantes volaron las horas, hasta llegar la profunda
medianoche. La posición del candelabro me molestaba, pero, para no incomodar a mi amodorrado sirviente, alargué con
dificultad la mano y lo coloqué de manera que su luz cayera directamente sobre el libro. El cambio, empero, produjo un
efecto por completo inesperado. Los rayos de las numerosas bujías (pues eran muchas) cayeron en un nicho del aposento
que una de las columnas del lecho había mantenido hasta ese momento en la más profunda sombra. Pude ver así,
vívidamente, una pintura que me había pasado inadvertida. Era el retrato de una joven que empezaba ya a ser mujer. Miré
presurosamente su retrato, y cerré los ojos. Al principio no alcancé a comprender por qué lo había hecho. Pero mientras mis
párpados continuaban cerrados, cruzó por mi mente la razón de mi conducta. Era un movimiento impulsivo a fin de ganar
tiempo para pensar, para asegurarme de que mi visión no me había engañado, para calmar y someter mi fantasía antes de
otra contemplación más serena y más segura. Instantes después volví a mirar fijamente la pintura.
Ya no podía ni quería dudar de que estaba viendo bien, puesto que el primer destello de las bujías sobre aquella tela había
disipado la soñolienta modorra que pesaba sobre mis sentidos, devolviéndome al punto a la vigilia.
Como ya he dicho, el retrato representaba a una mujer joven. Sólo abarcaba la cabeza y los hombros, pintados de la
manera que técnicamente se denomina vignette, y que se parece mucho al estilo de las cabezas favoritas de Sully. Los
brazos, el seno y hasta los extremos del radiante cabello se mezclaban imperceptiblemente en la vaga pero profunda
sombra que formaba el fondo del retrato. El marco era oval, ricamente dorado y afiligranado en estilo morisco. Como objeto
de arte, nada podía ser más admirable que aquella pintura. Pero lo que me había emocionado de manera tan súbita y
vehemente no era la ejecución de la obra, ni la inmortal belleza del retrato. Menos aún cabía pensar que mi fantasía,
arrancada de su semisueño, hubiera confundido aquella cabeza con la de una persona viviente. Inmediatamente vi que las
peculiaridades del diseño, de la vignette y del marco tenían que haber repelido semejante idea, impidiendo incluso que
persistiera un solo instante. Pensando intensamente en todo eso, quédeme tal vez una hora, a medias sentado, a medias
reclinado, con los ojos fijos en el retrato. Por fin, satisfecho del verdadero secreto de su efecto, me dejé caer hacia atrás en
el lecho. Había descubierto que el hechizo del cuadro residía en una absoluta posibilidad de vida en su expresión que,
sobresaltándome al comienzo, terminó por confundirme, someterme y aterrarme. Con profundo y reverendo respeto, volví a
colocar el candelabro en su posición anterior. Alejada así de mi vista la causa de mi honda agitación, busqué vivamente el
volumen que se ocupaba de las pinturas y su historia. Abriéndolo en el número que designaba al retrato oval, leí en él las
vagas y extrañas palabras que siguen:
“Era una virgen de singular hermosura, y tan encantadora como alegre. Aciaga la hora en que vio y amó y desposó al pintor.
Él, apasionado, estudioso, austero, tenía ya una prometida en el Arte; ella, una virgen de sin igual hermosura y tan
encantadora como alegre, toda luz y sonrisas, y traviesa como un cervatillo; amándolo y mimándolo, y odiando tan sólo al
Arte, que era su rival; temiendo tan sólo la paleta, los pinceles y los restantes enojosos instrumentos que la privaban de la
contemplación de su amante. Así, para la dama, cosa terrible fue oír hablar al pintor de su deseo de retratarla. Pero era
humilde y obediente, y durante muchas semanas posó dócilmente en el oscuro y elevado aposento de la torre, donde sólo
desde lo alto caía la luz sobre la pálida tela. Más él, el pintor, gloriábase de su trabajo, que avanzaba hora a hora y día a día.
Y era un hombre apasionado, violento y taciturno, que se perdía en sus ensueños; tanto, que no quería ver cómo esa luz
que entraba lívida, en la torre solitaria, marchitaba la salud y la vivacidad de su esposa, que se consumía a la vista de todos,
salvo de la suya. Mas ella seguía sonriendo, sin exhalar queja alguna, pues veía que el pintor, cuya nombradía era alta,
trabajaba con un placer fervoroso y ardiente, bregando noche y día para pintar a aquella que tanto le amaba y que, sin

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embargo, seguía cada vez más desanimada y débil. Y, en verdad, algunos que contemplaban el retrato hablaban en voz
baja de su parecido como de una asombrosa maravilla, y una prueba tanto de la excelencia del artista como de su profundo
amor por aquella a quien representaba de manera tan insuperable. Pero, a la larga, a medida que el trabajo se acercaba a
su conclusión, nadie fue admitido ya en la torre, pues el pintor habíase exaltado en el ardor de su trabajo y apenas si
apartaba los ojos de la tela, incluso para mirar el rostro de su esposa. Y no quería ver que los tintes que esparcía en la tela
eran extraídos de las mejillas de aquella mujer sentada a su lado. Y cuando pasaron muchas semanas y poco quedaba por
hacer, salvo una pincelada en la boca y un matiz en los ojos, el espíritu de la dama osciló, vacilante como la llama en el tubo
de la lámpara. Y entonces la pincelada fue puesta y aplicado el matiz, y durante un momento el pintor quedó en trance frente
a la obra cumplida. Pero, cuando estaba mirándola, púsose pálido y tembló mientras gritaba : “¡Ciertamente, ésta es la Vida
misma!”, y volvióse de improviso para mirar a su amada... ¡Estaba muerta!”

Actividad complementaria Bloque IV

1. Como ya analizaste los textos de la narrativa antigua a la contemporánea, elaborarás un libro en


donde colocarás un ejemplo de cada forma narrativa inventado por ti respetando sus características,
también tomarás en cuenta la estructura externa e interna de la narrativa.

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REFERENCIAS

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http://www.apuntesdelengua.com/blog/cursos/1%C2%BA-eso/generos-literarios/
http://www.elcondimentariodemargarita.com/2013/04/la-maria-de-jorge-isaacs-fragmentos-culinarios/
https://www.unmitocorto.com/2015/09/el-mito-de-la-caja-de-pandora.html
https://www.dgb.sep.gob.mx/servicios-educativos/telebachillerato/LIBROS/3-semestre-2016/Literatura-I.pdf
https://www.literatura.us/quiroga/plumas.html
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https://www.docsity.com/es/ejercicios-de-lenguaje-connotativo-y-denotativo/4465332/
http://elbailedelosahorcados.blogspot.com/2011/10/el-retrato-de-dorian-gray-fragmento-de.html
https://www.lifeder.com/subgeneros-liricos/
http://www.ataun.eus/BIBLIOTECAGRATUITA/Cl%C3%A1sicos%20en%20Espa%C3%B1ol/Francisco%20Petrarca/Cancionero.pdf
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https://www.elmundo.es/quijote/capitulo.html?cual=1
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https://www.poeticous.com/sor-juana-ines-de-la-cruz/redondillas-hombres-necios-que-acusais?locale=es
https://www.poemas-del-alma.com/luis-de-gongora-soledad-primera.htm
https://www.zendalibros.com/5-poemas-de-ruben-dario/
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