El mito del carro alado explica que el alma humana está compuesta de tres partes: la racional, que guía un carro tirado por dos caballos (lo irascible y lo concupiscible) que representan el bien y el mal. Originalmente el alma podía volar libremente entre lo divino y lo terrenal, pero al encarnarse en un cuerpo humano queda atrapada entre las fuerzas opuestas de los caballos y debe guiarlos hacia la verdad a través de la razón.
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El mito del carro alado explica que el alma humana está compuesta de tres partes: la racional, que guía un carro tirado por dos caballos (lo irascible y lo concupiscible) que representan el bien y el mal. Originalmente el alma podía volar libremente entre lo divino y lo terrenal, pero al encarnarse en un cuerpo humano queda atrapada entre las fuerzas opuestas de los caballos y debe guiarlos hacia la verdad a través de la razón.
El mito del carro alado explica que el alma humana está compuesta de tres partes: la racional, que guía un carro tirado por dos caballos (lo irascible y lo concupiscible) que representan el bien y el mal. Originalmente el alma podía volar libremente entre lo divino y lo terrenal, pero al encarnarse en un cuerpo humano queda atrapada entre las fuerzas opuestas de los caballos y debe guiarlos hacia la verdad a través de la razón.
El mito del carro alado explica que el alma humana está compuesta de tres partes: la racional, que guía un carro tirado por dos caballos (lo irascible y lo concupiscible) que representan el bien y el mal. Originalmente el alma podía volar libremente entre lo divino y lo terrenal, pero al encarnarse en un cuerpo humano queda atrapada entre las fuerzas opuestas de los caballos y debe guiarlos hacia la verdad a través de la razón.
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Mito del carro alado.
El mito del carro alado aparece en el diálogo de
Platón, el Fedro, obra en la que el filósofo tratará el tema del amor, pero también de la muerte, del destino del alma, de la belleza o de la ética. Para explicar su visión del alma, el griego va a recurrir a una alegoría en la que un auriga, que representa la parte racional del alma humana, conduce un carro tirado por dos caballos, uno bueno y uno malo, que vendrían a ser la parte irascible y la parte concupiscible. El auriga, tiene serias dificultades para guiar a los caballos, que se debaten entre el bien y el mal, igual que ocurre en el alma humana. El auriga, o la razón, ha de llevar al ser humano hacia la verdad, hacia la luz, lo que no será fácil, teniendo en cuenta el conflicto entre los dos caballos, que quieren ir en direcciones opuestas, lo mismo que sucede en el interior del alma humana. Platón recurre a la alegoría, debido a las dificultades del tema a tratar y, en resumen, explica que la misión del alma es la de vigilar y proteger a todo lo inanimado y, como tiene alas, puede volar por el cielo y observar todo lo que sucede en el mundo.
Lo que ocurre, es que algunas han perdido las alas, como
el alma humana, y han caído en la tierra quedando atrapadas en un cuerpo humano. Gracias al alma (anima), el cuerpo del ser humano es capaz de moverse a sí mismo y, unido al alma, se convierte en ser humano. El alma es el principio de movimiento y lo que distingue a los seres inanimados de los inanimados. No podemos olvidar que para los griegos, lo vivo está directamente relacionado con el movimiento. Pero el alma, tiene la capacidad de elevarse hacia lo divino, esto es, lo bello, lo bueno, la sabiduría, todas ellas virtudes que aumentan el tamaño de las alas del alma, mientras que la dirección opuesta, provocaría la pérdida de las alas y todo lo malo que hay en el mundo. En el mundo supraceleste, las almas encuentran su alimento, que es la justicia, a la que se accede únicamente a través de la razón, es quien que dirige el alma de los seres humanos y representa a la verdadera sabiduría, el ser verdadero.
Solo el alma divina puede ascender sin problemas hacia
los cielos, ya que los caballos que las guían son buenos debido a que su alimento, es la sabiduría. En cambio, el alma humana, es guiada por dos caballos que viven en conflicto, por lo que guiarla por el camino del bien, puede ser una ardua y fatigosa tarea.
“En primer lugar, tratándose de nosotros, el
conductor guía una pareja de caballos; después, de los caballos, el uno es hermoso, bueno y constituido de elementos de la misma índole; el otro está constituido de elementos contrarios y es él mismo contrario. En consecuencia, en nosotros resulta necesariamente dura y difícil la conducción”. Explicación del mito del carro alado original.
El alma es el principio de movimiento y, por lo tanto, de
vida, ya que para la mentalidad griega, todo lo que se mueve tiene vida; recordemos la frase de Tales de Mileto “todo está lleno de dioses”. Lo divino, controla todo lo que es natural, y el alma humana, participa de alguna manera de esa divinidad, ya que antes de caer, habitó los cielos, donde se alimentaba. Pero una vez que pierde sus alas y cae en la tierra, quedando presa en el cuerpo humano, ha de enfrentarse a la muerte, a la finitud, tras la que volverá de regreso a las alturas. Platón propone la teoría de los dos mundos, una duplicación de la realidad y, así, defiende la existencia de un mundo sensible, el de los objetos físicos, sujeto a degeneración y corrupción, y el mundo inteligible, el de las ideas o esencias, y al que solo se puede acceder a través de la razón; el alma pertenece a este último mundo. A su vez, divide el alma humana en 3 partes, una de las cuales, la racional, la parte más excelente del ser humano, participa de la mente divina e, igualmente, se alimenta de la sabiduría.
El mundo inteligible, es el de la ciencia, y mediante el
método dialéctico se puede llegar a conocer. El mundo físico es el de la ciencia o epísteme, y de este no es posible obtener un conocimiento verdadero, tan solo opinión o doxa. El destino del ser humano se encuentra en el mundo inteligible, porque el fin del alma, es volver al lugar que le corresponde y del cual cayó.
¿Qué significan los caballos del mito del carro
alado? Acabamos incidiendo en este aspecto del mito, ya que esta es una de las principales dudas que giran en torno a este. Como ya hemos indicado, hay dos caballos en este mito porque encarnan el bien y el mal. Es decir, uno de ellos es el virtuoso o moral y el otro es el que se da al deseo o inmoral, por lo que cada uno tira hacia lados opuestos. En definitiva, representan los dos aspectos principales con los que batalla el ser humano en su esencia.