Vaginitis Aguda y Pip
Vaginitis Aguda y Pip
Vaginitis Aguda y Pip
Capítulo 61.
VAGINITIS AGUDA Y CERVICITIS
GENERALIDADES
El flujo genital patológico constituye el motivo de consulta más frecuente en ginecología. Puede ser
secundario a infección (bacteriana, por hongos o por protozoos), inflamación o irritación, existiendo una
asociación frecuente con infecciones de transmisión sexual (ITS) y con procesos inflamatorios pélvicos (PIP).
En este capítulo revisaremos las causas más frecuentes de descarga vaginal o leucorrea (vaginosis,
vulvovaginitis micótica y Trichomoniasis) y las causas más frecuentes de cervicitis (Clamidia y Gonorrea).
El diagnóstico certero y el tratamiento eficaz de la vaginitis aguda es de gran importancia dado que
los síntomas asociados a vaginitis pueden causar estrés importante, y resultar en ausentismo laboral y
alteración de la autoestima de quien la padece. Además, las mujeres con vaginosis bacteriana y Trichomoniasis
tienen un aumento en el riesgo de infección por VIH, lo que se explica por una disminución de la población de
Lactobacilos en la flora y aumento de la inflamación.
I. Vaginosis Bacteriana
Es la causa más frecuente de vaginitis aguda, no corresponde a una ITS, y representa un 15 a 50% de
los casos de leucorrea en mujeres asintomáticas, dependiendo de la población estudiada.
La vaginosis se produce por un desbalance de la flora bacteriana, con reducción del predomino
normal de los lactobacilos. Esto conduce a una disminución del peróxido de hidrógeno, aumento del pH
vaginal, y consecuente cambio de la flora vaginal normal a mixta, con aumento del número de bacterias
anaeróbicas, Mycoplasmas genitales y Gardnerella Vaginalis.
Signos y Síntomas
Clásicamente la vaginosis bacteriana se asocia
a un flujo genital abundante, fino, blanquecino-grisáceo,
de mal olor (a pescado), y sin grumos ni burbujas
(aunque en algunos casos puede ser espumoso). Casi no
existe inflamación de las paredes (sin leucocitos ni
hiperemia), ni de la vulva o de la vagina, y la paciente no
siempre lo percibe como un problema
(oligosintomático). Al examen físico la mucosa no se ve
eritematosa.
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lámina, liberándose un característico olor de pescado, lo que se produce como resultado de la liberación de
aminas volátiles.
Para el Test de Nugent, el tecnólogo que efectúa el examen cuantifica los morfotipos
correspondientes a bacilos Gram positivos grandes (lactobacilos), bacilos Gram negativos pequeños y bacilos
Gram variables curvos. La elevada especificidad y sensibilidad que ha mostrado la técnica de Nugent con
respecto al criterio clínico ha llevado a sugerirla como de elección en la detección de vaginosis. El informe del
laboratorio muestra un número, en base a los hallazgos, que permite hacer el diagnóstico, tal como se observa
en la tabla.
NOTA: El cultivo de secreción vaginal para bacterias no es útil, ya que los anaerobios, coliformes, y G.
Vaginalis pueden todos ser encontrados en la flora vaginal normal, la etiología no es específica.
Nota: Para los casos de vaginosis bacteriana recurrente (tres o más episodios en el último año), un
estudio doble ciego randomizados demostró que luego del tratamiento por 10 días con Metronidazol vaginal
diario, el uso de Metronidazol en gel al 0,75% dos veces por semana por 16 semanas mantuvo la cura clínica
en 75% de las pacientes a las 16 semanas y 50% de las pacientes a las 28 semanas.
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infección de trasmisión sexual y por lo tanto habría que tener presente tratar también a la o las parejas
sexuales. En el 95% de los casos de vaginitis micótica, es
producida por Cándida Albicans y en el 5% por C. Glabrata o C.
Tropicalis (Siendo esta última, menos frecuente).
Signos y Síntomas
El flujo genital en esta enfermedad se caracteriza por
ser espeso, de color blanco, caseoso (similar a la leche cortada),
sin mal olor, con prurito y eritema extenso. Aproximadamente
¼ de los casos presenta fisuras y escoriaciones en los genitales
externos, hallazgos poco probables de encontrar en vaginosis
bacterianas o Trichomoniasis. Su diagnóstico diferencial es el
eczema y la dermatitis de contacto, pero las dermatitis de
contacto (ej.: por uso de protectores diarios) suelen tener
eritema de borde muy nítido, a diferencia de las vulvovaginitis
micótica cuyos bordes son más difusos.
Factores de riesgo
• Embarazo
• Cursar fase lútea del ciclo menstrual
• Nuliparidad
• Uso de espermicidas
• Ser joven (siendo el riesgo más alto entre los 15 y 19 años, para luego disminuir con los años).
• Haber sido tratada recientemente con antibióticos de amplio espectro. Esto se explica porque el uso
de antibiótico elimina la flora vaginal protectora, especialmente al Lactobacilo
• Uso de corticoides
• Inmunosupresión
Diagnóstico
El diagnóstico es de sospecha clínica y se confirma con medición del pH vaginal (el pH no se altera en
la candidiasis vulvovaginal, a menos que exista una vaginosis bacteriana o Trichomoniasis concomitante) y con
la visualización de hifas en un frotis de hidróxido de potasio. En clínica habitual, si el cuadro clínico y examen
físico es característico, se procede al tratamiento, sin solicitar exámenes de laboratorio.
Rara vez se solicita cultivo vaginal para C. Albicans, pero puede realizarse si el frotis es negativo para
hifas, pero la paciente tiene síntomas y descarga vaginal sugerentes de candidiasis vulvovaginal al examen
físico. El cultivo micótico también puede ser útil en los casos de candidiasis vulvovaginal recurrente para
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descartar especies no-Albicans. El cultivo no sirve para mujeres que se han autotratado recientemente con un
agente antifúngico (más del 90% tendrá cultivo negativo a la semana de tratamiento).
Tratamiento
Para el tratamiento de la candidiasis
vulvovaginal no-complicada y no-recurrente (3 o menos
episodios por año), con síntomas leves a moderados,
probablemente causada por C. Albicans, y que afecta a
pacientes inmunocompetentes, tanto los medicamentos
tópicos como orales producen alivio de los síntomas y
cultivos negativos en 80 a 90% de los pacientes. Ningún
fármaco tiene una clara superioridad en estudios
randomizados, por lo que la elección de la terapia se basa
en la preferencia de la paciente, la respuesta a
tratamiento previo y costos.
Se recomienda el tratamiento de la pareja; pese a que no hay certeza de que sea una infección de
transmisión sexual, el tratar a la pareja reduce las recurrencias. En este caso se indica 150 mg de fluconazol
oral a la pareja
Mujeres embarazadas
La vulvovaginitis micótica constituye un factor de riesgo de parto prematuro. Se recomienda
tratamiento por 7 días con óvulos de clotrimazol. Debe evitarse el uso de fluconazol oral en el primer
trimestre, aunque no hay reportes de efectos adversos fetales.
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No existe evidencia disponible que sugiera complementar terapia con el uso de probióticos, ya que
no se ha demostrado una deficiencia en la concentración de lactobacilos en estas mujeres.
“Autotratamiento”
La disponibilidad de medicamentos antifúngicos vaginales que no requieren receta hace del
autotratamiento una opción razonable para muchas mujeres. Sin embargo, se sabe que los síntomas
sugerentes de una candidiasis vulvovaginal no complicada pueden finalmente corresponder a otra patología.
Un estudio de mujeres vistas en una clínica de ITS encontró que el autotratamiento (sin receta) basado en los
síntomas descritos en el folleto de la caja de medicación para candidiasis, trataría correctamente sólo a un
28% de las pacientes; en esta serie, el 53% de las pacientes tenían vaginosis bacteriana, infección con T.
Vaginalis, Gonococo, o Clamidia. En otro estudio que involucraba mujeres tratándose con medicamentos
antifúngicos sin receta, mostró que sólo un 34% de estas tenían efectivamente candidiasis vulvovaginal sin
otra infección vaginal concomitante. En suma, una paciente que decide autotratarse, debe ser advertida de
consultar si los síntomas no desaparecen luego de terminado un esquema de tratamiento del medicamento
que no requería receta.
Factores de riesgo
• Cambio de pareja sexual
• Coito 2 o más veces por semana
• Más de 3 parejas en el último mes
• Otra ITS concomitante
Signos y Síntomas
Su flujo se caracteriza por ser verde amarillento, abundante, espumoso y de mal olor. Existe intensa
inflamación vaginal asociada a eritema, ardor, sensación de quemadura y dolor que se puede asociar a
dispareunia. Al igual que la vaginosis bacteriana, no presenta prurito. Se asocia a Trichomoniasis la presencia
de pequeñas pápulas eritematosas en el cérvix, también llamado “cérvix en Fresa”, pero se observa sólo en
2% a 5% de los casos.
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Diagnóstico
Típicamente el pH vaginal es ≥ 4,5, al igual que en la vaginosis bacteriana. Así mismo, un pH normal
descarta Trichomoniasis. El diagnóstico microscópico se hace viendo Trichomona móviles en el frotis, en el
que además se observa frecuentemente un aumento de PMN.
Es necesario recordar que, al tratarse de una ITS, siempre se debe tratar a la (o las) pareja(s), lo que
aumenta las tasas de cura. La evidencia disponible no avala el uso de tamizaje para Trichomoniasis durante el
embarazo. En un estudio randomizado, mujeres embarazadas asintomáticas fueron tratadas con
Metronidazol oral a finales del segundo trimestre o en el tercer trimestre tuvieron más partos prematuros
que aquellas que recibieron placebo.
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>4,5 Normal
Antifúngicos tópicos
sin receta requerida
o una dosis única de
Fluconazol (150mg).
Se recomienda tratar
a la pareja
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CERVICITIS
Enfermedad de transmisión sexual producida por Neisseria Gonorrhoeae y por Clamidia Trachomatis
cuya manifestación puede ser flujo genital patológico. Ambos patógenos son de notificación obligatoria.
I. Cervicitis gonocócica
Se considera como una infección gonocócica no
complicada. El Gonococo tiene predilección por los
epitelios columnares, donde puede coexistir con
Clamidia. En la cervicitis gonocócica el germen se
encuentra como comensal en el endocérvix, pero además
puede existir colonización en la uretra, en las glándulas
de Bartholino, en las glándulas perianales y en la faringe.
La clínica característica es flujo cervical
purulento, oligosintomático, proveniente del orificio
cervical externo (OCE). El diagnóstico se puede hacer con
tinción de Gram (diplococo Gram negativo), PCR o cultivo
de Thayer-Martin (medio de cultivo especial de Agar
sangre enriquecido con CO2).
El tratamiento debe incluir siempre a la pareja y entregar cobertura antibiótica paralelamente para
Clamidia. Consiste en:
• Ceftriaxona 125 mg i.m. por una vez, o
• Cefixima 400 mg vo dosis única
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La presentación clínica es muy similar a la del Gonococo y se caracteriza por un flujo purulento,
oligosintomático, proveniente del OCE. Sin embargo, se ha demostrado que el 70-90% de las infecciones por
C. Trachomatis en la mujer son asintomáticas.
Corresponde a una bacteria intracelular estricta. No se tiñe al Gram. El diagnóstico se hace
principalmente por PCR (lo más usado) e inmunofluorescencia. Rara vez es necesario realizar un cultivo, pero
si se requiere se utiliza el medio de cultivo de McCoy (embriones de gallina). Actualmente el PCR es
considerado el estándar para el diagnóstico. Se puede tomar una muestra de endocérvix, de las paredes
vaginales e incluso de orina. Su rendimiento muestra sensibilidad y especificidad mayor al 90%. Incluso hoy
día existe la autotoma lo que permite mayor adherencia a la toma del examen.
El tratamiento debe incluir siempre a la pareja y entregar cobertura antibiótica paralelamente para
Gonococo. Consiste en:
• Doxiciclina 100 mg cada 12 horas vo por 7 días, o
• Azitromicina 1 g vo dosis única
Dado su alta frecuencia en población adolescente distintas organizaciones mundiales han sugerido
su pesquisa como método de tamizaje en toda mujer menor de 24 años sexualmente activa. Esto,
considerando su prevalencia, efectos adversos y consecuencia a largo plazo y que su tratamiento puede ser
suficiente con una sola dosis de antibiótico.
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Resumen
• El flujo genital patológico constituye el motivo de consulta más frecuente en ginecología. Su etiología
puede ser infecciosa inflamatoria o irritativa, existiendo asociación frecuente con infecciones de
transmisión sexual y con procesos inflamatorios pélvicos.
• Las descargas vaginales o leucorreas más frecuentes son la vaginosis bacteriana, la vulvovaginitis
micótica y la vulvovaginitis por Trichomona. El diagnostico diferencial se realiza principalmente
mediante la observación de las características macroscópicas (color, olor, adherencia a las paredes
vaginales), microscópicas del flujo vaginal (células clave, hifas, tricomonas), del pH vaginal y de la
mucosa cervicovaginal. El tratamiento de la vaginosis y de la micosis vaginal pueden ser mediante
tratamientos orales o tópicos (vaginales), mientras que el tratamiento de la tricomona debe ser
siempre sistémico e incluir a la pareja (ITS)
• La cervicitis por Gonococo o por Clamidia es una ITS que puede manifestarse por flujo cervical
purulento oligosintomático. El diagnóstico se realiza frecuentemente con PCR, pero también puede
realizarse inmunofluorescencia para Chlamydia y cultivos de Thayer- Martin para gonococo. El
tratamiento debe incluir siempre a la pareja y entregar cobertura antibiótica para ambos gérmenes.
Los esquemas más utilizados son de ceftriaxona 125 mg IM por una vez más Azitromicina 1 g vo en
dosis única para todos los contactos sexuales. Tanto Neisseria Gonorrhoeae como Chlamydia
Trachomatis son gérmenes de notificación obligatoria.
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Capítulo 62.
PROCESO INFLAMATORIO PELVIANO (PIP)
Generalidades
El proceso inflamatorio pélvico (PIP) se define como el compromiso inflamatorio-infeccioso del tracto
genital superior y/o estructuras contiguas. Engloba todas las infecciones del tracto genital superior femenino:
endometritis, salpingitis, absceso tubo-ovárico (ATO) y pelviperitonitis. La principal vía de infección es
ascendente desde la vagina y/o cérvix (canalicular). Existen distintos tipos de PIP. Clínicamente pueden ser
desde asintomáticos hasta poner en riesgo la vida de una mujer. No obstante, cuadros leves pueden producir
daño tubario y peritoneal a largo plazo.
Epidemiología
La incidencia aproximada de PIP en EEUU es de 780.000 casos al año. De estos, un 25% se hospitalizan
y 15% requieren cirugía. Más del 25% de pacientes con historia de PIP tendrán secuelas a largo plazo
(embarazo ectópico, infertilidad, algia pélvica).
Es una patología de alta prevalencia con una mortalidad de 1% y recurrencia de hasta un 25%. La
difícil estimación de la real incidencia de PIP se debe a que la enfermedad no siempre es clínica, lo que hace
que pueda pasar inadvertida.
Fisiopatología
La cavidad uterina es estéril. La
principal vía de propagación es la vía
ascendente. Por esta vía tanto bacterias
aeróbicas como anaeróbicas llegan a la
trompa. Estas bacterias producen una
inflamación y edema de las vellosidades, lo
que lleva a isquemia de la microcirculación
de las trompas. Esta isquemia produce una
disminución de los niveles de oxígeno y del
potencial redox, lo que favorece la
multiplicación de las bacterias anaeróbicas,
las cuales producen una rotura de la
membrana basal del epitelio tubular,
generando por un lado el desarrollo de
microabscesos submucosos y por otro la
inflamación de la serosa.
En ausencia de ITS, otro mecanismo que puede promover el ingreso de agentes infecciosos a la
cavidad uterina es la instrumentalización uterina (ej. dilatación y curetaje, aborto provocado) o el uso de
dispositivo intrauterino (DIU).
En el caso de formación de microabscesos submucosos tubarios, puede ocurrir obstrucción del lumen
de la trompa o rotura, lo que predispone a la ocurrencia de embarazo ectópico e infertilidad. Por otro lado, la
inflamación de la serosa aumenta la formación de adherencias peritoneales.
Microbiología
En relación con la microbiología, los gérmenes principalmente involucrados son dos bacterias
consideradas enfermedades de transmisión sexual: Neisseria Gonorrhoeae y Chlamydia Trachomatis.
También desempeñan algún papel las bacterias de la flora endógena entre las cuales encontramos al
Micoplasma Hominis, Escherichia coli y Klebsiella pneumoniae. La frecuencia relativa de las bacterias
dependerá de la población estudiada, el sitio de la toma de la muestra, el momento de la toma y la sensibilidad
del método diagnóstico. Algunos estudios muestran que en 54% de los casos participan bacterias de
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transmisión sexual, y en otros se encontró en un 44% el Gonococo, 10% Chlamydia, 12 % ambos y en un 30%
restante bacterias anaeróbicas y gram negativos.
En mujeres portadoras de DIU o con antecedente de peritonitis/diverticulitis se puede aislar
Actinomyces Israelii. Mycoplasma Genitalium se ha asociado a uretritis inespecífica en el hombre y a PIP en la
mujer. El rol de Mycoplasma Hominis y Ureaplasma Urealyticum es menos claro. En raros casos, han sido
aislados H. Influenzae, E. coli y Streptococcus en trompas de Falopio con salpingitis.
En resumen, el PIP se debe a una infección ascendente de bacterias ITS (Gonorrea o Chlamydia) o no
ITS, que producen una inflamación marcada del tracto genital superior, lo que conduce a isquemia de la
microcirculación y predispone a mayor proliferación de bacterias de predominio anaerobias. De este modo,
el PIP se considera una enfermedad polimicrobiana, producida por patógenos ITS + anaerobios.
Factores de Riesgo
Dado que la mayoría de los factores de riesgos para esta patología están estrechamente asociados a
aquellos para la adquisición de otras ITS, la educación logra cambiar las conductas de las pacientes y, por ende,
disminuir su incidencia.
Factores protectores
Examen Físico
Al examen físico general se encuentra sensibilidad abdominal difusa, mayor en hipogastrio. Hasta el
10% de los casos presenta dolor en el hipocondrio derecho, causado por el síndrome de Fitz-Hugh-Curtis, una
perihepatitis producida por una peritonitis secundaria). En pacientes graves puede existir fiebre, signos de
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Diagnóstico de PIP
El diagnóstico de PIP incluye evaluación clínica, de laboratorio, y ocasionalmente quirúrgica por
medio de laparoscopía. Debido al amplio espectro de presentaciones clínicas y subclínicas de PIP, su
diagnóstico es impreciso. Al no existir signos o síntomas individuales que sean patognomónicos, el diagnóstico
correcto puede llegar a depender de la experiencia clínica. El gold standard para el diagnóstico es la
laparoscopía, pero ésta es invasiva, costosa e impracticable en casos de enfermedad leve que se presenta sin
edema, hiperemia o exudado tubario evidentes.
Al analizar cada uno de los criterios, el dolor anexial por sí solo resulta ser un marcador sensible de
endometritis (96%), sin embargo, su especificidad es de sólo un 4%. El resto de los criterios presenta por sí
solo un LR < 2. Si se suma dolor a la movilización cervical, la especificidad aumenta un 20%, pero disminuye
la sensibilidad a un 80%. Las dificultades del diagnóstico clínico de PIP están ligadas a que el valor predictivo
positivo (VPP) de los criterios diagnósticos fluctúa entre 50 y 90%, comparado con el diagnóstico
laparoscópico. Pese a su uso y conocimiento general, la utilidad práctica de los criterios diagnósticos es muy
baja, ya que son muy generales.
Dado todo lo anterior, se estima que el diagnóstico clínico de PIP es incorrecto en el 33% de los casos.
Además, del total de casos verdaderos, sobre el 60% es subclínico, 35% es leve a moderado y 5% es severo.
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Una historia clínica detallada y un examen físico minucioso permiten excluir la mayoría de los
diagnósticos alternativos. Si los síntomas no se resuelven luego del tratamiento antibiótico, una ecografía
pélvica puede ayudar a diferenciar otras etiologías.
Laboratorio
Vale destacar que como no existen exámenes de laboratorio específicos para el diagnóstico de PIP,
en la mayoría de los casos el tratamiento empírico debe ser iniciado inmediatamente una vez sospechado el
diagnóstico, mientras se esperan los resultados de estos. Exámenes de laboratorio inespecíficos asociados a
PIP son: VHS >15 mm/h, aumento de la PCR y leucocitosis. En general, se recomienda la toma de hemograma,
VHS y PCR junto con β-hCG cuantitativa (descartar embarazo ectópico). Deben tomarse exámenes para excluir
ITS bacterianas: el Royal College of Obstetrics and Gynecology (RCOG), el año 2013 recomendó tomarles a
todas las pacientes sospechosas PCR para Chlamydia y Gonococo (VPP de 50-90% para diagnóstico de PIP si
son positivos).
Imágenes
Pueden ayudar, sin embargo, las imágenes normales no descartan la enfermedad.
● Ecografía TV: no permite hacer el diagnóstico de endometritis ni salpingitis. Tiene utilidad para ver los
abscesos (tubo-ováricos o del Douglas).
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• Leve-moderado (35%)
1. Endometritis
2. Salpingitis
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Endometritis: es la inflamación endometrial de etiología bacteriana, corresponde a los casos más leves,
asintomáticos u oligosintomáticos. En general, el tratamiento es mediante antibióticos orales de forma
ambulatoria.
Peritonitis difusa: el proceso infeccioso compromete toda la cavidad peritoneal. La paciente presenta signos
de irritación peritoneal difusa, incluyendo ausencia de ruidos hidroaéreos. El manejo debe ser hospitalizado y
con antibióticos endovenosos. La preservación de la fertilidad es un objetivo secundario en estas pacientes,
ya que el fin primordial es salvar la vida. El manejo es con aseo quirúrgico.
Actinomicosis pelviana: Proceso inflamatorio producido por Actinomices Israelii, bacteria gram positiva,
anaerobia estricta, con pseudo-hifas. En la visualización microscópica se observan estructuras como gránulos
de azufre. Su patogénesis se asocia con factores de riesgo específicos, dentro de los que se incluyen el uso
prolongado de DIU de plástico (ej.: Lippes) o lesiones intestinales (ej.: apendicitis, diverticulitis) que generan
colonización en la región. Puede causar un cuadro silente o asintomático, pero también puede dar lugar a PIP
severo con múltiples abscesos pétreos. Al examen físico se evidencia una “pelvis congelada” (tumor pelviano
duro que compromete toda la pelvis), que remeda un cáncer ginecológico. El manejo inicial es siempre
tratamiento médico, inicialmente similar a un ATO, para efectuar posteriormente un tratamiento ATB
prolongado con amoxicilina en dosis de 1,5-3 gramos al día dividido en 3-4 tomas, hasta completar 6 semanas.
En caso de coinfección con otros patógenos, se prefiere tratar con amoxicilina-ácido clavulánico.
Absceso ovárico: Es un proceso inflamatorio poco frecuente, donde la colonización bacteriana no se produce
por vía ascendente, sino que por vía hematógena. Se ha asociado clásicamente a fiebre tifoidea y TBC. En
general el resto de los órganos está indemne.
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Con cada episodio repetido de PIP, el riesgo de daño tubario permanente e infertilidad aumenta 4-6
veces. Esto es un aumento del 8% luego de un primer episodio, a cerca de un 20% luego de 2 episodios y a un
40% luego de 3 o más episodios. El riesgo de embarazo ectópico aumenta 7-10 veces después de un PIP.
Tratamiento Médico: Consiste en iniciar tratamiento ATB de amplio espectro tan pronto como sea posible,
ya que la prevención de secuelas de largo plazo es dependiente de la latencia en el inicio de la terapia
antimicrobiana. El esquema antibiótico utilizado debe incluir cobertura para Chlamydia, Gonococo y
anaerobios.
En general, para pacientes con PIP leve y moderado, el manejo ambulatorio presenta resultados
similares a largo plazo comparado con el manejo hospitalizado.
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Dentro de las indicaciones para una paciente hospitalizada debe contemplarse reposo en 45°,
régimen cero e hidratación parenteral, medidas físicas y médicas para control de la temperatura, tratamiento
ATB endovenoso de amplio espectro (24-48 horas afebril) y luego oral.
Tratamiento conservador
Consiste en efectuar cultivos y aseo quirúrgico (lavado con abundante suero, liberación de
adherencias y drenaje de los abscesos).
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Seguimiento
El antecedente de un PIP puede impactar la vida reproductiva y sexual de una mujer. Así, disminuye
su tasa de fertilidad debido a las adherencias y al daño tubario, aumenta su riesgo de desarrollar un embarazo
ectópico tubario, puede desarrollar algia pélvica crónica y aumenta su riesgo de desarrollar un nuevo PIP.
Todos estos riesgos se deben tener en cuenta durante el seguimiento a largo plazo y la paciente debe ser
alertada para mantener su control y consulta precoz.
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Resumen
• PIP: compromiso inflamatorio-infeccioso del tracto genital superior y/o estructuras contiguas. Engloba
todas las infecciones del tracto genital superior. Posee alta prevalencia, mortalidad 1% y recurrencia
de hasta 25%
• Inicialmente es por ITS (Chlamydia y/o Gonococo), termina siendo una infección polimicrobiana.
• Dolor abdominal representa el síntoma cardinal. 60% es subclínico.
• Iniciar tratamiento empírico inmediatamente ante la sospecha (todos los PIP deben tratarse), mientras
se esperan los resultados de los exámenes. Exámenes de laboratorio inespecíficos asociados a PIP: VHS
>15 mm/h, aumento de la PCR y leucocitosis. Se recomienda la toma de hemograma, VHS, PCR, β-hCG
cuantitativa (descartar ectópico). Se recomienda tomar PCR para Chlamydia y Gonococo.
• Secuelas: daño ciliar, oclusión tubaria, adherencias, abscesos pélvicos. Esto se traduce clínicamente en
una significativa morbilidad a largo plazo: algia pélvica crónica 20%, infertilidad 20%, embarazo
ectópico 10%, recurrencia 15-25%
• Esquema antibiótico debe cubrir Chlamydia, Gonococo y anaerobios.
• Puede requerir tratamiento quirúrgico radical o conservador, el que se efectúa de modo inmediato,
mediato o diferido.
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