Tarea Angel

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UNIDAD IV - MÓDULO 2 - HISTORIA DE LA NOTACIÓN MUSICAL

Aquí conocerás de manera breve el desarrollo de la escritura musical a lo largo de la historia.


Cómo nació y se desarrolló hasta llegar a la notación musical actual.

Actividad 5
A.- Ve el video tutorial y responde las siguientes preguntas:
https://www.youtube.com/watch?v=mo9317qsASU

1.- Investiga la etimología o de donde viene la palabra “solfeo”


R= La etimología de la palabra solfeo proviene del solfège francés y el solfeggio italiano, que se
derivan de los nombres de dos de las notas utilizadas: sol y fa. La palabra solmisación se deriva del
latín medieval solmisatiō, y en última instancia de los nombres de las sílabas sol y mi.

2.- Dime qué es el Solfeo y cuál es su utilidad.


R= El solfeo es un ejercicio propio de la educación musical que consiste en enseñar la lectura
correcta de una partitura y representar mentalmente su sonido. Su función es ayudar a comprender
la teoría musical, perfeccionar los intervalos de la música y determinar la altura de cada nota al
tiempo que se leen por primera vez. Asimismo, se aprenden a respetar el ritmo y la dinámica,
elementos fundamentales para una correcta ejecución.

3.- Investiga y amplía la Historia de la Notación Musical en 2 - 3 cuartillas


R= La notación musical no fue un invento que se haya confeccionado de un día para otro, ni fue
una sola persona quien tuvo esta interesante idea. La historia del desarrollo de este sistema de
notación es fascinante y nos revela el desarrollo mismo de la tradición musical occidental. Para
entender cómo sucedió este “milagro” tenemos que recorrer brevemente varios siglos de nuestra
historia, e incluso remontarnos a los antiguos griegos. Generalmente se dice que el surgimiento de
la notación musical fue entre los siglos VIII y IX. No obstante, hay varios hechos que demuestran
que en la Grecia Antigua existió un sistema de notación musical. Siempre hemos admirado la
filosofía y la teoría musical que los griegos desarrollaron a partir de los postulados pitagóricos y los
conceptos que unos siglos después Aristoxeno, en sus Elementos armónicos y sus Elementos
rítmicos (ca. 330 a.C.), le llevaría a determinar cuestiones relacionadas con el ritmo, los intervalos y
las escalas musicales.
Otro teórico griego, Arístides Quintiliano (ca. siglo I d.C.), en su tratado Sobre la música, notifica un
sistema de escritura de las notas musicales utilizando el alfabeto griego. Algunos vestigios
arqueológicos de la época corroboran la utilización del alfabeto para representar las notas
musicales. El vestigio más importante es el Epitafio de Seikilos, una piedra de mármol del siglo I
d.C. que proviene de la región de Éfeso, en la actual Turquía. Este Epitafio contiene lo que parece
ser un sistema de notación musical, ya que encima del texto hay letras del alfabeto que parecen
representar notas musicales y algunas líneas y puntos que parecen indicar la duración de cada
nota. Este sistema de notación musical representaría la altura y la duración del sonido, lo que hace
posible tener una visión muy aproximada de la sonoridad de esa música tan antigua. Pero, si
existió un sistema de notación musical en la Antigua Grecia, ¿por qué no existen más vestigios de
este sistema en otros documentos o tratados teóricos?, ¿por qué no han sobrevivido hasta hoy
“partituras” musicales de esa época? La respuesta parece ser obvia. La música de los antiguos
griegos se basaba en estructuras sonoras y rítmicas preestablecidas, por lo que cada vez que un
intérprete tocaba su instrumento lo hacía improvisando sobre esas estructuras dadas. En un
sistema musical de este tipo no hace falta escribir la música para transmitirla de generación a
generación. A partir de este hecho se cree que la notación musical solo estaba reservada para
ciertas personas como los teóricos de la música o intelectuales, y, por lo tanto, los músicos
comunes la desconocían. En conclusión, podemos decir que la notación musical de la Antigua
Grecia solo existió para fines especulativos y teóricos, no prácticos.
El sistema de notación musical griego se perdió al pasar a la Edad Media. Es un misterio saber
cómo se transmitían las melodías del canto cristiano (conocido como canto gregoriano) sin un
sistema de escritura. Los cantantes de aquella época tenían que dominar cientos de melodías,
entre las cuales había cantos que solamente se interpretaban una vez por año. ¿Es que acaso los
cantantes medievales tenían una memoria privilegiada? La buena memoria de los cantantes no
parece ser una buena respuesta a este enigma. Más bien se cree que al igual que los músicos de
la Antigua Grecia, los cantantes medievales aprendían fórmulas de apertura, cierre y ornamentos
melódicos que iban improvisando y combinando según el carácter de la celebración religiosa. Con
el paso de los siglos, las melodías de los cantos cristianos se fueron diversificando de tal manera
que se cantaban cosas muy distintas de ciudad a ciudad.
Es probable que los primeros sistemas de notación musical de la Edad Media hayan surgido entre
los siglos VIII y IX como consecuencia del intento de la Iglesia de Roma de estandarizar los cantos
eclesiásticos, de tal manera que en todos los templos cristianos se cantaran las mismas melodías.
Al principio se entrenaron a cantantes con buena memoria para que después viajaran a lo largo y
ancho de Europa a transmitir con exactitud cada una de las melodías aprobadas por las
autoridades religiosas. Pero al paso de algún tiempo se percataron que ese método no funcionaba
como se quería, ya que la memoria humana no es perfecta. Fue así como quizá surgieron los
primeros signos que se escribieron encima de los textos para indicar la dirección de la melodía.
Esos signos se llamaron neumas, y eran solamente una ayuda para la memoria del cantor, quien
debía conocer previamente la melodía para poder entender dichos signos. La única información
que proporcionaban los neumas era el número de notas que debía interpretarse por cada sílaba del
texto y la dirección relativa de la melodía. Decimos “relativa” porque no indicaban la altura exacta
de los intervalos musicales que debían cantarse, solamente decían si la melodía tenía que subir o
bajar. A este tipo de notación primitiva se le conoce como notación neumática o adiastemática.
Poco tiempo después surgió un adelanto de gran relevancia para la evolución de la notación
musical. Este adelanto consistió en ubicar cada neuma a distinta altura para indicar el intervalo
exacto y la dirección melódica. A este sistema de escritura se le conoce como
notación diastemática. Pronto se comenzaron a utilizar una o dos líneas horizontales que indicaban
notas concretas, siendo este el antecedente inmediato de lo que siglos después sería el
pentagrama. Con la invención de las líneas fue posible escribir con exactitud la altura de cada una
de las notas musicales. Desde entonces las melodías no volverían a ser olvidadas ni cambiadas
por ningún cantante.
Una vez solucionado el tema de la representación de la altura del sonido de forma escrita,
solamente faltaba encontrar una manera de representar la duración del sonido para que el sistema
de notación musical estuviera más completo. Sin embargo, el camino para encontrar un sistema
efectivo de representación de la duración del sonido fue mucho más largo, fue un trayecto de varios
siglos de perfeccionamiento. Al parecer todo comenzó cuando los músicos al servicio de la Iglesia
se vieron en la necesidad de embellecer el canto mediante añadidos a las melodías tradicionales
cristianas. Una de las formas de embellecerlas era mediante la producción de sonoridades nuevas.
Fue así que se comenzó a experimentar con un género nuevo que se llamó organum. Este género
consistía en superponer dos o más melodías que se interpretaban a cierta distancia interválica,
generalmente a la cuarta, quinta y octava. Estas sonoridades dieron paso de manera paulatina al
surgimiento de la polifonía.
En las primeras obras polifónicas de las que tenemos noticia no había mucha independencia
rítmica entre las voces, ya que casi todas ellas marchaban con el mismo ritmo simultáneamente, es
lo que se llama “nota contra nota”. Pero en el siglo XII surgió un nuevo estilo de organum que era
mucho más atrevido rítmicamente, nos referimos al organum melismático. En este tipo de organum
se pone una voz grave que hace notas largas y una voz superior que interpreta muchas notas casi
como si se tratara de una improvisación. El resultado es una nota tenida en la voz inferior contra
muchas notas en la voz superior. Aunque ambas voces no están medidas rítmicamente, la posición
de las notas en la partitura permite distinguir el momento en que cada una de las voces deben
coincidir unas con otras. A este estilo de música, así como su escritura, se les llama “polifonía
aquitana” por ser originaria del sur de Francia.
A medida que se fue haciendo más compleja la música del siglo XIII se hizo necesario ampliar el
sistema de escritura rítmica. Fue así que surgió la notación franconiana, conocida con este nombre
porque el teórico Franco de Colonia (ca. 1215-1270), en su tratado Arte de la música mensurable,
explicó cómo funcionaba todo este nuevo sistema de escritura musical. En este sistema se
asignaron valores individuales para medir diferentes tiempos de duración. Para ello se
establecieron las siguientes cuatro figuras musicales:
El valor más largo lo tenía la dúplex longa y el valor más corto la semibreve. No obstante, también
era posible realizar subdivisiones binarias y ternarias. Ello quiere decir, que por ejemplo,
la breve se podía subdividir en dos o tres semibreves. Con estos avances rítmicos la música se fue
independizando de la rigidez de los seis modos rítmicos. No pasaría mucho tiempo hasta antes de
que se ampliara el sistema de notación franconiano. Con la entrada del Ars Nova en el siglo XIV se
ampliaron de nuevo las posibilidades rítmicas con un nuevo principio: la longa, la breve y la
semibreve pueden dividirse cada una de ellas en dos o tres notas del valor consecutivo. Se le puso
nombre a cada tipo de división:
 Modo: división de la longa.
 Tiempo: división de la breve.
 Prolación: división de la semibreve.

Durante el siglo XVIII y XIX hubo pocos cambios con respecto a la notación del Barroco musical.
Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XVIII comenzaron a surgir nuevos elementos
escritos para determinar diferentes tipos de expresión en la partitura. Esto se debe a que en el
Clasicismo y Romanticismo se desarrolló una nueva estética de la sensibilidad musical y fue
necesario inventarse nuevos signos y vocabulario específico para indicar esas nuevas
sensibilidades: crescendo, diminuendo, forte, mezzoforte, piano, entre otros, para una dinámica de
transición o gradual; affettuoso, agitato, amabile, apassionato, arioso, brillante, con
brio, cantábile, dolce, entre otros muchos, para indicar la expresión o carácter de determinados
pasajes de una obra; largo, adagio, andante, allegro, vivace, presto, entre otros, para indicar la
velocidad de interpretación.
La música actual se sigue escribiendo de la misma manera que hace 200 años. Como pudimos
observar, aunque desde la Antigua Grecia existió un sistema de notación musical, éste se perdió al
pasar a la Edad Media. Fue durante los siglos VIII y IX cuando comenzó la verdadera tradición de
la notación musical que hoy utilizamos. Desarrollar un sistema efectivo de escritura musical llevó
casi 900 años, pues fue justamente la escritura musical del siglo XVII la que nos ha llegado casi sin
ninguna variante hasta nuestros días.

4.- Investiga y amplía la Historia del Sistema de Notación Anglosajón o Inglés en 2 - 3 cuartillas
R= Sistema de notación musical anglosajón
Antes de adentrarnos aún más en la teoría musical, es importante hablar del sistema de notación
musical anglosajón que todo músico moderno debe conocer.
En el sistema de escritura tradicionalmente utilizado en la música clásica europea de los últimos
cuatro siglos, para identificar las notas musicales se han usado los nombres: DO – RE – MI – FA –
SOL – LA – SI (primeras sílabas de un himno del siglo VIII).
Ut queant laxis
Resonare fibris
Mira gestorum
Famuli tuorum
Solve polluti
Labii reatum
Sancte Ioannes.
Actualmente este sistema de notación musical, ha sido superado por un tipo de cifrado con base
alfabética, llamado precisamente sistema de notación musical anglosajón, inglés o americano.

Actualmente, en la música moderna, la forma de comunicarse con los músicos, es casi


exclusivamente a través de este tipo de cifrado, donde cada nota o acorde se identifica por una
letra del alfabeto. Incluso en los sitios web, en los fórums, en los cursos de todo el mundo, donde
se habla de música tanto a nivel básico como profesional, se hace referencia a este tipo
de notación musical.

Además, cualquier secuenciador o instrumento virtual usa este sistema de notación, por lo tanto, es
muy importante que un compositor hoy en día, pueda pasar sin problemas del sistema notación
clásico al sistema de notación anglosajón.
En el sistema de notación anglosajón, conocido también como Cifrado anglosajón, Cifrado inglés o
Cifrado americano (por ser Estados Unidos el país que lo hizo popular en el siglo XX),  es un tipo de
notación musical con base alfabética, es decir que cada nota musical es identificada por una letra
del alfabeto, que van desde la letra “A”, hasta la letra “G”, sin embargo, el orden es diferente,
porque la primera letra del alfabeto no corresponde a la nota DO, sino a la nota LA. Esta es su
correspondencia:

Después de la letra, generalmente se pone el numero de la octava a la cual hace referencia. Por
ejemplo, el Do central del piano que se refiere a la cuarta octava se escribe: C4, el Do de la octava
sucesiva C5 y así y así sucesivamente.

Hay que tener cuidado porque en algunos casos el Do central del pianoforte correspondiente a la
cuarta octava, puede encontrarse representado como C3 o un C5, esto sucede sobre todo en los
softwares de notación musical como Finale, Sibelius o Dorico y en algunos instrumentos virtuales.
De todas formas, en los diferentes softwares, tienes la posibilidad de cambiar la configuración que
viene por defecto.
Todas las notas que siguen el C (Do), mantienen el mismo número de octava hasta llegar al C(Do)
de la octava sucesiva donde cambian:

El cambio de octava no se da desde la letra A, sino de la letra C correspondiente a la nota Do.


Los números de las octavas de las notas siguientes cambian empezando desde la nota C (Do) y no
desde la nota A (La)
Esta misma indicación es válida también para los acordes que se escriben de esta forma:

Este tipo de cifrado tiene su origen de la antigua Grecia, donde no conocían una notación musical
propiamente dicha, simplemente indicaban los sonidos de la escala diatónica con las primeras
letras del alfabeto griego las notas musicales se denominaban con las letras de alfabeto griego,
desde la letra alfa que indicaba la nota La, hasta la letra gamma que indicaba la nota Sol.
Sucesivamente esta forma de notación se empezó a usar en los Estados Unidos y sucesivamente
se extendió a Alemania, Inglaterra y a sus colonias.

Actualmente, en los países anglosajones, para el nombre de las notas se utiliza las letras del
alfabeto en lugar de las sílabas DO, RE, etc.
Este es el sistema de nombrar las notas que se utiliza en lo que se conoce como cifrado o
tablatura, que sirve por ejemplo para aprender acordes de guitarra sin necesidad de saber solfeo,
ya que se indica la posición exacta donde colocar los dedos y hacer sonar el instrumento, pero
hemos de conocer previamente la melodía de la música, ya que este sistema
no nos puede indicar la duración de los sonidos

5.- ¿Cuál es la utilidad y el “inconveniente” del Cifrado Armónico ? Concretamente del Cifrado
Americano.
La ventaja es que se utiliza para acompañar una melodía, la desventaja que yo puedo apreciar es
que es precisamente americano y no es universal como lo son las notas
Bibliografía:
Breve historia de la notación musical: https://youtu.be/EPGak2uGpa4

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