La leyenda cuenta que el dios azteca Quetzalcóatl se encontró con un conejo mientras descansaba exhausto en el bosque. El conejo ofreció compartir su comida con Quetzalcóatl y luego ofreció su propio cuerpo como alimento, conmovido por su noble gesto. Quetzalcóatl acarició al conejo y lo llevó hasta la luna, dejando su silueta grabada para siempre en homenaje a su generosidad.
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La leyenda cuenta que el dios azteca Quetzalcóatl se encontró con un conejo mientras descansaba exhausto en el bosque. El conejo ofreció compartir su comida con Quetzalcóatl y luego ofreció su propio cuerpo como alimento, conmovido por su noble gesto. Quetzalcóatl acarició al conejo y lo llevó hasta la luna, dejando su silueta grabada para siempre en homenaje a su generosidad.
La leyenda cuenta que el dios azteca Quetzalcóatl se encontró con un conejo mientras descansaba exhausto en el bosque. El conejo ofreció compartir su comida con Quetzalcóatl y luego ofreció su propio cuerpo como alimento, conmovido por su noble gesto. Quetzalcóatl acarició al conejo y lo llevó hasta la luna, dejando su silueta grabada para siempre en homenaje a su generosidad.
La leyenda cuenta que el dios azteca Quetzalcóatl se encontró con un conejo mientras descansaba exhausto en el bosque. El conejo ofreció compartir su comida con Quetzalcóatl y luego ofreció su propio cuerpo como alimento, conmovido por su noble gesto. Quetzalcóatl acarició al conejo y lo llevó hasta la luna, dejando su silueta grabada para siempre en homenaje a su generosidad.
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La Leyenda del Conejo en la
Luna
Son muchas las leyendas que hablan de cómo la silueta de un
conejo llegó a la Luna. Esta es una de las más conocidas, que implica al propio dios Quetzalcóatl y a un conejo que se encontró una noche y cuyas acciones lo llevaron a ser reconocido por el dios.
Personajes:
Conejo Quetzalcóatl
La Leyenda del Conejo en la Luna
Completa Hace mucho tiempo, una tarde de verano, el dios Quetzalcóatl decidió salir a dar un paseo. Sin embargo, no podía bajar a la Tierra con su aspecto (era una serpiente emplumada), así que decidió transformarse en un simple humano.
Se pasó toda la tarde paseando, disfrutando del sol, de los
paisajes… y cuando ya atardecía, Quetzalcóatl empezó a tener mucha hambre, además de notar un gran cansancio. Sin embargo, siguió caminando.
Cuando la Luna hizo su aparición, anaranjada y brillante, el
cielo se tiñó de oscuridad con motitas brillantes, las estrellas. En ese momento, Quetzalcóatl decidió que ya era hora de detenerse y descansar. Así que se sentó en la primera piedra gruesa que encontró en su camino. Allí, se le acercó un conejo que comenzó a mirarlo muy atentamente mientras comía.
Quetzalcóatl quiso saber qué alimento era el que tenía el
conejo y cuando este le contestó que era una zanahoria, y que podía compartirla con él, el dios declinó el ofrecimiento porque no quería quitarle su sustento. Pensaba que su destino era pasar hambre y morir por el cansancio, la sed y la falta de comida. Pero el conejo de nuevo se ofreció a ayudarle para que no tuviera un sino tan horrible.
Sin embargo, Quetzalcóatl se negó a ello, a pesar de que el
propio conejo se ofrecía a él como alimento para que pudiera alimentarse. Estaba convencido en que todos tenían una función en la vida y que si podía ayudarle a que siguiera adelante, lo haría sin dudar.
Tan conmovido quedó el dios ante ese conejo, que comenzó a
acariciarlo con mucho cariño. Lo cogió entre sus manos, lo levantó al cielo hacia las estrellas y, tan alto lo subió, que su imagen quedó grabada en la propia Luna al chocar este contra ella.
Cuando lo bajó, Quetzalcóatl se despidió el conejo y siguió su
camino, más animado y descansado que cuando se había detenido en aquella roca. El animalillo se quedó allí viendo cómo se marchaba ese humano, y sabiendo a ciencia cierta que, aunque tenía ese aspecto de humano, en realidad era alguien mucho más poderoso y especial por lo que había hecho.
La Leyenda del Conejo en la Luna
Corta para niños La leyenda cuenta que Quetzalcóatl, el poderoso y buen dios azteca se encontraba paseando en el cielo y decidió bajar a visitar la tierra en forma de humano. Ya caída la noche se sentó para descansar, había quedado exhausto con sed y hambre, después de dar un largo paseo durante todo el día.
Mientras descansaba en la orilla de la vereda vio a un pequeño
conejo que había salido a cenar y le preguntó qué estaba comiendo. El animal le ofreció un poco de su zanahoria, pero Quetzalcóatl le contestó que no porque era lo que él comía.
El conejo, preocupado, se ofreció el mismo como alimento para
el dios, Quetzalcóatl se sorprendió y quedo conmovido ante tan noble gesto. Por lo que acarició suavemente la cabeza del conejito y le dijo que a partir de esa noche sería recordado por todos, estampo la silueta en la Luna y lo trajo de nuevo a la tierra para que sea recordado por su generosidad por siempre.
Video del cuento el Conejo en la Luna
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