Informe de Gestion de Riesgos en Estabilidad de Taludes

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INTRODUCCION

El presente trabajo consiste en realizar un trabajo de investigación con respecto a la gestión de


riesgos de inestabilidad de taludes aplicados a 2 tipos de proyectos: inestabilidad de taludes en
una cuenca del rio e inestabilidad de taludes en obras de infraestructura. La misma que está
relacionada con la caracterización del macizo rocoso que conforma las laderas, las cuales por
estar en condiciones potencialmente inestables pueden representar un riesgo para la
población asentada al pie de las laderas por los consecuentes daños materiales y pérdidas de
vidas humanas que puedan generar derrumbes locales y desprendimientos de bloques de roca
desde las zonas expuestas de los taludes, mismos que han sufrido alteraciones y
modificaciones asociadas a la actividad antrópica

OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL:

Evaluar los distintos casos de inestabilidad de taludes e identificar sus formas de mitigación en
cada uno de ellos.

OBJETIVOS ESPECIFICOS:

 Realizar estudios detallados de inestabilidad de taludes Tano a nivel nacional e


internacional, a fin de dar las recomendaciones geotécnicas y los procedimientos
constructivos, para llevar a cabo (en una fase posterior) el o los métodos de mitigación más
adecuados.

 Gestión del riesgo por inestabilidad de taludes que incluya los aspectos conceptuales a fin
de poder incidir en la prevención por este tipo de fenómenos, su remediación y gestión del
riesgo.

MARCO TEORICO

Un talud es una masa de tierra o roca que posee pendiente o cambios de altura significativos
(Suárez, 1998). En la literatura técnica se utiliza la palabra “ladera” cuando su conformación
actual tuvo como origen un proceso natural y “talud” cuando se formó artificialmente. Los
taludes se pueden agrupar en tres categorías generales: los terraplenes, los cortes de laderas
naturales y los muros de contención.

La nomenclatura siguiente define los elementos constitutivos de los taludes y las laderas:
Altura (H): Es la distancia vertical entre el pie y la cabeza.

Pie: Corresponde al sitio de cambio brusco de pendiente en la parte inferior.

Cabeza o corona: Se refiere al sitio de cambio brusco de pendiente en la parte superior.

Altura de nivel freático: Distancia vertical desde el pie del talud o ladera hasta el nivel de agua
medida debajo de la cabeza.

Pendiente: Es la medida de la inclinación del talud o ladera. Puede medirse en grados, en


porcentaje o en relación m/1, en la cual m es la distancia horizontal que corresponde a una
unidad de distancia vertical. Ejemplo: 45o, 100%, o 1H:1V.

Con base en los conceptos mencionados, es posible establecer un esquema que permita
reconocer en campo los distintos tipos de inestabilidad e taludes o Procesos de Remoción en
Masa (PRM) de acuerdo con sus características morfológicas (Tabla 2).
Terminología de los procesos de remoción en masa o inestabilidad de taludes

Terzaghi (1950) definió un deslizamiento como un desplazamiento rápido de una masa de


roca, suelo residual o sedimentos de una ladera, en el cual el centro de gravedad de la masa
que se desplaza se mueve hacia abajo y hacia el exterior. Diversos autores han definido de
manera diferente este proceso, pero una definición apropiada del término deslizamiento la
dan Skempton y Hutchinson (1969, en Alcántara-Ayala, 2000): “un deslizamiento es un
movimiento ladero abajo de masas de suelo o roca, que ocurre en una superficie de
cizallamiento en los límites de la masa desplazada”. Un deslizamiento implica el movimiento
de cierto tipo de material (bloques de roca, suelo o detritos) sobre una o más superficies bien
definidas, sobre las cuales se produce un movimiento de cizalla o de corte. Por esta razón el
término deslizamiento es incorrecto para referirse a todos los tipos de procesos de ladera.
Alcántara-Ayala (2000) propone traducir el término landslide como “movimiento del terreno”,
lo que permite diferenciar cada tipo de proceso e interpretar adecuadamente cada mecanismo
particular. De esta forma los términos “movimientos de ladera”, “movimientos del terreno”,
“procesos de ladera”, “procesos de remoción en masa” o “problemas de inestabilidad de
taludes” se consideran como sinónimos y están relacionados con diversos mecanismos de
movimiento, uno de los cuales es el deslizamiento.

Sin embargo, una clasificación actual y aplicada a nivel internacional es la que se basa en el
tipo movimiento y de material (EPOCH, 1996; Dikau et al., 1996; Cruden y Varnes, 1996;
Hutchinson, 1998; Alcántara-Ayala, 2000; Leroueil et al., 2001).
De acuerdo con dicha clasificación, los PRM se dividen en las siguientes clases (Cruden y
Varnes, 1996):

 Deslizamiento (slide)
 Caída (fall)
 Volteo (topple)
 Flujo (flow)
 Expansión lateral (spread, lateral spreading)
 Complejo (complex)
Mientras que los materiales son divididos en tres grupos:

 Roca
 Detritos (partículas mayores a 2 mm)
 Suelo (partículas menores a 2 mm)

De esta forma se pueden combinar los términos para hacer mención a un mecanismo en
particular y al material involucrado: flujo de suelos o detritos, caída de rocas o detritos, etc. El
mecanismo complejo se refiere a la combinación entre dos o más procesos. Esta clasificación
es de gran utilidad para abordar el estudio de los PRM, ya sea para la cartografía, la
descripción detallada en campo, el establecimiento de la tipología en relación con las
características geológicas, morfológicas y estructurales de las laderas, además de facilitar la
comunicación entre distintas disciplinas (geología, geografía, geomorfología, ingeniería y
protección civil).

La clasificación y los factores físicos involucrados en los procesos de remoción en masa se


describen a continuación:

1. Deslizamientos
Son movimientos relativamente rápidos de una porción del talud, en los cuales la masa del
geomaterial se mueve a través de una o más superficies que definen la geometría del
deslizamiento. De acuerdo con la forma de la superficie de falla se subclasifican en:

1.1. Deslizamiento rotacional.

El movimiento se presenta por corte a través de una superficie de falla curva. La masa se
desplaza girando alrededor de un centro de rotación. Este mecanismo es común en
taludes formados por material arcilloso, por roca fuertemente fracturada y alterada (Hoek
y Bray, 1996) o por materiales rocosos con discontinuidades circulares preexistentes, como
en el caso de zonas de fallas lístricas (Figura 10).

Según Rico & Del Castillo (1976), se produce cuando en la zona interior del talud actúan
esfuerzos cortantes que superan su resistencia y vencen a los esfuerzos cortantes del
suelo, formando una superficie curva de deslizamiento. La superficie de falla puede ser
cilíndricas o concoidales, o de diversas formas, dependiendo de la naturaleza del material.

Ocurren usualmente en suelos que son homogéneos, pero en zonas tropicales, aunque el
movimiento es curvo, no es necesariamente circular (Suárez, 1998). En el caso de fallas
rotacionales circulares, producen distorsión de los materiales, y ocurren de forma más
frecuente en materiales arcillosos. En caso de fallas rotacionales de otras formas no
circulares, es común en arcillas sobreconsolidadas, que se presenten en taludes diferentes,
ya sea por estratificación, por meteorización, o causas de desorden en la estructura del
talud (Rico & Del Castillo, 1976).

En la Figura 11 se muestra un deslizamiento típico, común en materiales arcillosos,


macizos rocosos muy fracturados y alterados y en laderas con superficies lístricas
preexistentes, donde la superficie de deslizamiento tiene una geometría curva.
La nomenclatura para describir un deslizamiento rotacional es la siguiente (Cruden y
Varnes, 1996):

Escarpe principal. Corresponde a una superficie muy inclinada a lo largo de la periferia del
área en movimiento, causado por el desplazamiento del material fuera del terreno
original. La continuación de la superficie del escarpe dentro del material forma la
superficie de falla.

Escarpe secundario o intermedio. Una superficie muy inclinada producida por


desplazamientos diferenciales dentro de la masa que se mueve.

Cabeza. Las partes superiores del material que se mueve a lo largo del contacto entre el
material perturbado y el escarpe principal.

Corona. El material que se encuentra en el sitio, prácticamente inalterado y adyacente a la


parte más alta del escarpe principal.

Superficie de falla o de rotura. Corresponde al área debajo del movimiento que delimita el
volumen de material desplazado.

Pie de la superficie de falla. La línea de interceptación (algunas veces tapada) entre la


parte inferior de la superficie de rotura y la superficie original del terreno.

Base. El área cubierta por el material perturbado abajo del pie de la superficie de falla.

Punta o uña. El punto de la base que se encuentra a más distancia de la cima.

Costado o flanco. Un lado (perfil lateral) del movimiento.

Superficie original del terreno. La superficie que existía antes de que se presentara el
movimiento.

Derecha e izquierda. Para describir un deslizamiento se prefiere usar la orientación


geográfica, pero si se emplean las palabras derecha e izquierda debe referirse al
deslizamiento observado desde la corona mirando hacia el pie.
1.2. Deslizamiento traslacional.
El movimiento se presenta por corte a través de una superficie relativamente plana
(deslizamiento plano) o a través de la línea de intersección de dos planos (deslizamiento
en cuña) (Figura 12). Este mecanismo es común en masas rocosas que están afectadas por
discontinuidades tales como juntas de enfriamiento, planos de estratificación y fracturas
de origen tectónico. Las condiciones para que se produzca este tipo de movimiento son
que las discontinuidades o bien la línea de intersección, aflore en el frente del talud de
manera que el movimiento sea cinemáticamente posible.

Consisten en un desplazamiento traslacional del talud sobre superficies de falla plana, que
se desarrolla en paralelo al estrato débil, que son generalmente de arcillas blandas, arena
fina, o limos no plásticos sueltos. Esto ocurre debido a acuíferos o elevadas presiones de
poro al interior de las arcillas, por lo que se presume que está relacionada con las
temporadas de lluvias, (Rico & Del Castillo, 1976). Las masas de suelo se rompen y pueden
convertirse en flujo, dependiendo también de las inclinaciones altas, así como la
influencia de su estructura, que pueden ocurrir sobre una, dos, o varios niveles de
discontinuidades (llamados, respectivamente, deslizamientos de bloque, de cuña y falla
en escalera) (Suárez, 1998).
2. Caídos

Comprende el descenso rápido y libre de bloques de roca con tamaño y forma variable, de
taludes con fuerte pendiente. El movimiento puede incluir deslizamiento, rodamiento,
rebotes y caída libre. Este mecanismo es común en escarpes de falla, cortes verticales y
taludes formados por bloques inmersos en una matriz fina (Figura 13). @El movimiento es
muy rápido a extremadamente rápido y puede ser precedido o no, de movimientos
menores que conduzcan a la separación progresiva o inclinación del bloque.

Las caídas se pueden subdividir en (Hutchinson, 1998):

2.1. Movimientos primarios o desprendimientos.


Un desprendimiento es aquel movimiento de una porción de suelo o roca, en forma de
bloques aislados o masivamente, que en una parte de su trayectoria desciende por el aire
en caída libre (Figuras 14 y 15) volviendo a entrar en contacto con el terreno donde se
pueden producir saltos, rebotes y rodamiento. Este proceso involucra material fresco que
se ha separado del talud.

2.2. Movimientos secundarios o rodamiento.


Involucra material disgregado, que ha quedado como un residuo del primario. También se
puede tratar de bloques que han quedado separados de la masa rocosa y que están
apoyados sobre la ladera con la posibilidad de rodar pendiente abajo (Figura 16).

3. Volteo
Este tipo de movimiento ocurre cuando la resultante de las fuerzas aplicadas a un bloque
cae fuera de un punto que sirve como pivote en la base del mismo y alrededor del cual se
produce el giro o volteo. Esta falla es común en masas rocosas con discontinuidades casi
verticales.

Una característica fundamental para este mecanismo de falla es la orientación de las


discontinuidades, las cuales son verticales o subverticales. Cuando el echado es a favor de
la pendiente se presenta el volteo de bloques y cuando el echado es en contra de la
pendiente, se puede presentar volteo con flexión de las capas. Este mecanismo es común
en zonas escarpadas, cantiles, cortes verticales, frentes de flujo de lava y en zonas
afectadas por fallas normales.

Los tipos de inestabilidad asociados al volteo son (Hoek y Bray, 1996):

3.1. Volteo con flexión.

Se presenta cuando un sistema de discontinuidades orientado subverticalmente y con


echado en contra del talud, delimita capas o columnas semicontinuas, donde la fuerza del
peso induce un momento y los bloques tienden a flexionarse. Este mecanismo de falla
puede ser inducido por erosión o excavaciones en el pie del talud (Figura 17).

3.2. Volteo de bloques.


Este mecanismo de falla ocurre cuando se trata de bloques singulares que son divididos
por discontinuidades muy espaciadas y con gran apertura (Figura 18).

4. Flujos

Los flujos se refieren al movimiento de una masa desorganizada de material, donde no


todas las partículas se desplazan a la misma velocidad ni sus trayectorias tienen que ser
paralelas (Hungr et al., 2005). Debido a ello la masa movida no conserva su forma en su
movimiento descendente, adoptando a menudo morfologías lobuladas. Para este tipo de
movimientos es determinante la granulometría y el grado de saturación que los materiales
puedan presentar. En ocasiones un deslizamiento puede evolucionar a un flujo (Suárez,
1998).

4.1. Flujo de lodo.

Los flujos de lodo o de detritos están asociados con la presencia de agua. La pendiente no
necesita ser muy grande, ya que, tratándose de materiales finos saturados, estos se
comportan como un semifluido viscoso y su movimiento es a través de cauces o barrancas,
por lo que este proceso será importante donde se encuentren estos elementos.

4.2. Flujo de detrito.

Son movimientos rápidos a muy rápidos de detritos húmedos o con alto grado de
saturación. Esta forma destructiva de falla del talud está asociada o zonas montañosas
donde una precipitación puede movilizar los detritos del manto e incorporarlos en un flujo.
El material involucrado puede ser detritos de roca alterada o acumulaciones de material
de escombro. Asimismo, en taludes arenosos se pueden presentar flujos secos, que
pueden ser detonados por fuerzas sísmicas, vibraciones o cortes en la base.

Huaico

Es un término quechua y, por definiciones de autores en nuestras referencias, es


equivalente a flujos de detritos; por lo tanto, emplearemos los conceptos de este término
para hablar de los huaicos. Se trata de un movimiento en masa canalizado y con alta
pendiente; es decir, tiene una trayectoria ya definida (Proyecto Multinacional Andino de
Colombia, 2007). Es un movimiento rápido de rocas, escombros y suelos saturados de
agua, que ocurre en las laderas y cauces de quebradas con pendientes pronunciadas
cuando ocurren lluvias intensas y prolongadas, desbordándose lateralmente
depositándose en forma de abanico o cono en la parte final (INGEMMET).

Según Suárez (1998), se caracteriza por movimientos muy rápidos producidos


principalmente por lluvias intensas que saturan los materiales subsuperficiales. Esto
produce pérdida de resistencia de los cuerpos de suelo convirtiéndolos en fluidos viscosos.
En su camino, los huaicos transportan suelos, rocas, lodo, árboles, escombros, vegetación,
partículas de todo tamaño, y todo lo que esté a su paso.

Es uno de los desastres más destructivos y frecuentes en la costa del Perú, ocasionado por
el Fenómeno del niño en los periodos entre diciembre y marzo, Tiene consecuencias
catastróficas como daños materiales, grandes daños a infraestructuras, y víctimas
mortales. No solo ocurre en zonas rurales, sino también en zonas urbanas.
4.3. Avalancha.

Son flujos extremadamente rápidos de detritos secos. Algunos deslizamientos o caídas de


roca de gran magnitud se pueden convertir en avalancha.

Flujo no canalizado de detritos saturados superficiales o rocas muy fracturadas, muy


rápidos, que se inician como deslizamientos o derrumbes (INGEMMET). A diferencia de los
huaycos, este movimiento se desplaza sobre áreas abiertas en laderas muy inclinadas. Se
generan a partir de flujos que pueden ser causados por deshielo de nevados, movimientos
telúricos en zonas montañosas, y precipitaciones ocasionalmente altas. Esto genera
deslizamientos progresivos y una combinación de flujos que forma grandes masas de suelo
con un comportamiento viscoso a velocidades de hasta 50 metros por segundo. La falta de
vegetación también tiene una fuerte influencia en estos desastres, pero no es un factor
principal. Las avalanchas generalmente corresponden a fenómenos regionales que se
encuentran en una cuenca de drenaje. El movimiento toma lugar luego de una colisión de
masas de cuerpos de tamaño de partículas o de grandes bloques se mueven. Se le
relaciona también con “flujo turbulento de granos” Jaime Suárez (1998).
Reptación de suelos

Puede producirse por la dilatación y contracción a causa de la saturación de la superficie


del suelo, y tiene como principal característica un movimiento extremadamente lento.
Presenta deformaciones continuas del suelo que van en dirección de su pendiente.
Depende también del movimiento de otros materiales móviles subyacentes, y como
solución se debe mejor el drenaje y forestar (Suárez, 1998).
h) Erosión de laderas

Según INGEMMET, se presenta generalmente en masas de suelo no consolidadas como


rocas o suelos muy meteorizados, ocasionada por las aguas de escorrentía por lluvias,
sobre todo en zanjas, cárcavas, laminar y surcos. Los lugares carentes de vegetación como
vertientes de climas áridos y zonas deforestadas, son las más propensas a este tipo de
erosión (erosión en cárcavas). Cárcava tiene como definición el curso de agua en una
ladera, sujeto a bruscas avenidas. Cuando llega a ser muy profundo y elimina la capa de
suelo totalmente, dan lugar a tierras malas (“paisaje abarrancado”). Desencadenan
huaicos, derrumbes y deslizamientos. Para laminar se recomienda mantener las coberturas
vegetales, establecer surcos en el contorno, barreras vivas y tener una evacuación de
aguas como zanjas y acequias; para cárcavas se recomienda la construcción de defensas
con pequeños diques escalonados, o con materiales como rocas o troncos; y para surcos,
eliminarlos si no sobrepasan el 20% de pendiente, y hacer barreras transversales surcos
profundo para evitar que se conviertan en cárcavas.

5. Expansiones laterales

Este término generalmente es utilizado para describir la extensión lateral de masas de


suelo o roca compactos, debido a la licuación o fluidización del material subyacente y
generalmente la superficie de cizallamiento no está bien definida (Alcántara-Ayala, 2000).
Cuando las masas de suelo o roca son relativamente homogéneas, éstas se fracturan en
varias unidades y conforman arreglos tipo horst y graben (Figura 20).
6. Movimientos complejos

Se refiere a la combinación de dos o más mecanismos de falla. Dependiendo de los


mecanismos involucrados se puede tener una combinación de ellos, por ejemplo, un
deslizamiento rotacional con volteo de bloques al frente, un deslizamiento que evolucione
a un flujo, un volteo que posteriormente se vuelva una caída o bien en una avalancha en
caso de fragmentarse (Figuras 21 y 22).

Factores que intervienen en los Deslizamientos

Describe los comportamientos que afectan a la estabilidad de taludes. Los taludes siguen
procesos complejos, y dependen de varios factores que interactúan entre sí y definen un
comportamiento (Suárez, 1998). Gonzáles (2002) señala que los factores son capaces de
modificar las fuerzas internas y externas que actúan sobre el terreno, y pueden depender de
su propia naturaleza, del terreno o de agentes externos. Autores de libros sobre el tema,
tienen diferentes consideraciones al enumerar cada uno de los factores que intervienen en los
deslizamientos. A continuación, se presenta una tabla indicando qué factores de
deslizamientos se ha tenido en cuenta por cada autor citado en el presente trabajo de
investigación.

El riesgo
Es la probabilidad de exceder un valor específico de consecuencias económicas, sociales o
ambientales en un sitio particular y durante un tiempo de exposición determinado. Se obtiene
de relacionar la amenaza, o probabilidad de ocurrencia de un fenómeno con una intensidad
específica, con la vulnerabilidad de los elementos expuestos. El riesgo puede ser de origen
natural, geológico, hidrológico o atmosférico o, también, de origen tecnológico o provocado
por el hombre. Para que exista un riesgo, debe haber tanto una amenaza, como una población
vulnerable a sus impactos. (Jiménez, 2004).

Bonachea (2006) conceptúa "el riesgo como la Interacción entre la amenaza, y los objetos que
están expuestos a la misma (personas, edificios entre otros.), así como el grado de destrucción
que dichos objetos pueden experimentar". (p.12).

Factores del riesgo:

“Aquellas condiciones del ambiente, materiales u otros, que potencialmente pueden afectar la
integridad o generar un efecto negativo en las zonas vulnerables por taludes o laderas
inestables” (Gutiérrez, 2011).

Definida también como “Medida de la posibilidad y magnitud de los impactos adversos, siendo
la consecuencia del peligro, y está en relación con la frecuencia con que se presente un
determinado evento o fenómeno” (COVENIN, 1995)

Peligro

Según el IMT, el peligro, es la probabilidad de ocurrencia de un fenómeno natural o inducido


por la actividad del hombre, potencialmente nocivo, de una magnitud dada, en una zona o
localidad conocida, que puede afectar un área poblada, infraestructura física y/o el medio
ambiente. Según SINAGRED, el peligro es la probabilidad que un fenómeno físico,
potencialmente dañino, de origen natural o inducido por la acción humana, ocurra en un lugar
específico, en un periodo inmediato y sustentado por una evidencia técnico científica que
determinen las acciones inmediatas y necesarias para reducir sus efectos. Se muestran algunas
características a tomar en cuenta en la evaluación preliminar de acuerdo a las categorías de la
tabla N°101:

1. Bajo. El corte presenta pequeños desprendimientos y desgranamientos, fácil limpieza.


Altura menor a 5 m y ángulo de talud menor a 30°.

2. Medio. Los desprendimientos suelen ser entre 30 cm y 60 cm, existen irregularidades en


la superficie de la cara. Altura entre 5 a 10 m y ángulo de talud entre 30° y 40°.

3.Alto. Desprendimientos y escombros, requiere acciones de mantenimiento


considerables, no basta con simple limpieza. Erosión en la cara y corona del talud, entre 10
a 20 m y ángulo de talud entre 40° y 60°.

4. Muy alto. Desprendimientos mayores a 1.50 m, y presencia de escombros., requiere


mantenimientos mayores y reparaciones en la vía. Presenta agua en cara del talud,
variaciones estratigráficas y fuertes discontinuidades. Erosión en la cara y corona mayor a
20 m y ángulo de talud mayor a 60°.

Amenaza:

La amenaza o peligro, o factor de riesgo externo de un sujeto o sistema, representado por un


peligro latente asociado con un fenómeno físico de origen natural o tecnológico que puede
presentarse en un sitio especifico y en un tiempo determinado, produciendo efectos adversos
en las personas, los bienes y/o el ambiente. “Matemáticamente se expresa como la
probabilidad de exceder un nivel de ocurrencia de un evento con una cierta intensidad en un
sitio específico y en un determinado período de tiempo”. (Jiménez, 2004).

Vulnerabilidad:

Debido a la creciente importancia de los desastres, ha adquirido relevancia y actualidad el


término vulnerabilidad. Desde el punto de vista general, puede definirse como la probabilidad
de que una comunidad, expuesta a una amenaza natural, según el grado de fragilidad de sus
elementos (infraestructura, vivienda, actividades productivas, grado de organización, sistemas
de alerta, desarrollo político-institucional y otros), pueda sufrir daños humanos y materiales.
(Jiménez, 2004).

Análisis del riesgo:

El objetivo es determinar la distribución de probabilidad por las consecuencias que surjan de


la amenaza o vulnerabilidad de laderas; o sea, P [consecuencias del riesgo]. El cálculo de riesgo
comprende primariamente un tratamiento matemático, basado en la amenaza, los elementos
en riesgo y la vulnerabilidad de éstos; para ello, se recurre al álgebra probabilista (como
podrían ser árboles de eventos), o bien a métodos de confiabilidad o simulación. La evaluación
del riesgo, involucra la noción de amenaza, vulnerabilidad y costo. (Jiménez, 2004). Bonachea
(2006) como “la predisposición del terreno de verse afectado por deslizamientos sin tener en
cuenta el factor tiempo. Actualmente este término es empleado por los ingenieros para
identificar zonas que son más propensas que otras a fenómenos de remoción en masa”.

Gestión del riesgo:


Se puede definir como el proceso estratégico idóneo para que los actores sociales insertos en
la dinámica de un territorio determinado, puedan concertar el contexto y la lógica de los
esfuerzos, las capacidades y los recursos que se dispondrán de forma correctiva y prospectiva,
para llegar a niveles aceptables de seguridad humana.

La gestión del riesgo es el arte de unir fuerzas en función de la vida y el Desarrollo Humano
Sostenible, actúa sobre las causas y mecanismos que facilitan y estructuran el riesgo de perder
la vida y el patrimonio, ver dañados o destruidos los recursos materiales y no materiales de
subsistencia, vivir en la incertidumbre de no poder procurarse los elementos mínimos para el
desarrollo humano sostenido, generando ansiedad y miedo (Gómez, 2003).

Actividades para un enfoque integral de la gestión de riesgo

Un análisis detallado de los factores que transforman un fenómeno natural en un desastre


humano y económico revela que los problemas fundamentales del desarrollo de la región
Centro Americana son los mismos que contribuyen a su vulnerabilidad hacia los efectos
catastróficos de las amenazas naturales. Las causas principales de la vulnerabilidad de la región
son la urbanización rápida y no regulada, la persistencia de la pobreza urbana y rural
generalizada, la degradación del medio ambiente causada por el mal manejo de los recursos
naturales, la política pública ineficiente y los rezagos y desaciertos de las inversiones en
infraestructura (Hernández, 2012).

Medidas para reducir el riesgo

En la mayoría de los riesgos asociados con amenazas naturales, existen limitadas


oportunidades para reducir la amenaza. En estos casos, el objetivo de las políticas de
mitigación debe ser la reducción de la vulnerabilidad de los elementos y actividades en riesgo.
Las medidas de parte de las autoridades a cargo de la planificación o desarrollo para reducir la
vulnerabilidad pueden clasificarse de manera amplia en dos tipos: activas y pasivas.

Medidas activas de mitigación:

Son aquellas por medio de las cuales las autoridades promueven medidas convenientes
ofreciendo incentivos, a menudo asociados con programas de desarrollo en áreas de bajos
ingresos. Las medidas activas, aunque pueden ser más costosas al inicio, suelen producir
mejores resultados en algunas comunidades porque tienden a promover una cultura de
seguridad que se perpetúa por sí misma, algunas de estas medidas son: planificación del
control de distribución, capacitación y educación, subsidios para equipos seguros (material de
construcción), diseminación de información al público, fomento de la toma de conciencia y
creación de organizaciones comunitarias (alerta temprana).

Medidas pasivas de mitigación

Son aquellas por medio de las cuales las autoridades promueven medidas no convenientes
usando controles y multas; estas medidas son usualmente más apropiadas para autoridades
locales bien establecidas en áreas de mayor ingreso entre ellas están: requisitos que se
amolden a los códigos de diseño, verificación del cumplimiento de los controles en el lugar
mismo, control de uso de la tierra, negación de servicios e infraestructura en las áreas donde el
desarrollo es indeseable, seguros obligatorios. 2.2.6.5 Mitigación con base comunitaria Se ha
argumentado que los gobiernos y las principales agencias de desarrollo tienden a adoptar un
enfoque piramidal en la planificación de la mitigación de desastres. Este enfoque lleva a que
los beneficiarios reciban soluciones diseñadas para ellos por los planificadores, en vez de ser
ellos mismos los que las seleccionen. (Gómez, 2003).

Mitigación con base comunitaria

Se ha argumentado que los gobiernos y las principales agencias de desarrollo tienden a


adoptar un enfoque piramidal en la planificación de la mitigación de desastres. Este enfoque
lleva a que los beneficiarios reciban soluciones diseñadas para ellos por los planificadores, en
vez de ser ellos mismos los que las seleccionen. (Gómez, 2003).

ESTADO DE ARTE

CASO 01: EVALUACION DEL PELIGRO, VULNERABILIDAD Y RIESGO POR INESTABILIDAD DE


TALUDES EN LA COLONIA GABRIEL MANCERA, GUSTAVO A. MADERO CIUDAD DE MEXICO

GEOLOGÍA ESTRUCTURAL

de la SG, Lozano-Barraza (1968) considera la presencia de dos sistemas de fracturas: WNW-ESE


y N30°-45°E, sin embargo, el Servicio Geológico Metropolitano ha reconocido principalmente
tres sistemas de fallas. El más antiguo presenta una orientación N-S, sobre el cual se observa
una serie de fosas y pilares tectónicos y localmente se caracteriza por pequeñas zonas de
cizalla, que indican un movimiento normal; este sistema está asociado con la actividad del
CVTM y posiblemente sea el que originó la Sierra de Guadalupe. El segundo sistema de fallas
tiene una orientación NE-SW (De Cserna et al., 1988; Mooser et al., 1992) y las fallas más
importantes pertenecientes a este sistema son las fallas de Tenayuca y Chiquihuite (Mooser et
al., 1992), las cuales definen una de las estructuras más prominentes de este sistema que es la
Fosa de Cuautepec, donde se asienta gran parte de la población de la Delegación Gustavo A.
Madero (Mooser, 1975). En los planos de falla se observan rasgos tales como: estrías con al
menos dos generaciones de movimiento, brechamiento tectónico, harina de falla y estructuras
sigmoidales (Servicio Geológico Metropolitano, 2003). El tercer sistema de fallas tiene una
orientación E-W y afecta a rocas muy jóvenes, por lo que se considera el más reciente. Se
caracteriza por la presencia de harina de falla, brechas y estructuras sigmoidales (Flores-Moro,
2006; Colín, 2006).
Geología Local

El Cerro El Guerrero se encuentra alineado a rumbo SW-NE, con un relieve que comprende des
los 2 240 m hasta los 2 450 m.s.n.m. La estructura está sepultada por material lacustre que
actualmente se localiza por debajo de los 2 240 m, con lo cual se distinguen dos rasgos
morfológicos: a) la zona de lomas donde no se observa disección ni red fluvial, solo se
presentan escurrimientos superficiales y b) los depósitos del lago.

Las formas primarias del relieve se deben a la actividad volcánica y en segundo plano el
desarrollo de fallas y fracturas. Dentro de las formas secundarias se producen por el
intemperismo de las rocas expuestas y por actividad antrópica alrededor de la estructura.

Hacia las partes expuestas de la estructura se presentan algunos cortes verticales con
pendientes mayores a 45º, del mismo modo se observan pendientes de 5º a 40º en las zonas
bajas. Los puntos de estudio se localizan al SE del cerro, dentro de un derrame de lava, que
presenta características de una colada de lava AA y en Bloques. El comportamiento de estas
lavas se observa como derrames en bloque; se identifican superficies planas en ocasiones
irregulares, presencia de vesículas y hacia la cima de estos depósitos se encuentran rocas con
planos de flujo sub horizontales y materiales sueltos, fragmentados y rugosos, que
corresponden a zonas de rápido enfriamiento (conocidas como brechas de lava) o en su
defecto a materiales afectados por fallamientos (con presencia de estructuras sigmoides,
brechas y harinas de falla y fracturamiento asociado). Los depósitos fueron clasificados con
basaltos-andesíticos, presentan un color de intemperismo de color rojizo y en roca sana
exhiben un color oscuro a gris claro. En muestras de mano se observa una textura afanítica con
algunos cristales de plagioclasas, piroxenos, olivinos y óxidos metálicos. Estructuralmente, las
coladas presentan una seudoestratificación y se presentan estructuras de enfriamiento en
dirección de los flujos de lava. Los flujos de lava presentan un intenso fracturamiento.
CARACTERIZACION GEOMECANICA DE LOS SITIOS ANALIZADOS:

A partir de la caracterización realizada en campo, se determinaron las principales propiedades


geológicas, estructurales y de comportamiento mecánico de los taludes, a fin de determinar
los mecanismos potenciales de movimiento, las probables afectaciones y los factores que
aceleran y detonan los procesos de inestabilidad.

Los puntos se describen a continuación de la siguiente forma:

PUNTO 1. Calixto contreras 28 col. Gabriel Mancera (entrada sobre Finisterre). Deslizamiento
de ladera. Desprendimiento de bloques rocosos, suelo orgánico y suelo residual maduro.
Afectación menor a casa habitación menor a casa habitación. Antecedentes: opiniones
técnicas de riesgo DGGAM/SPC/OBS/003/2004 y DGAM/DEPCS/DPC/140/2014.

PUNTO 2. Cabo de gata 18 y 24 Col. Gabriel Mancera (entrando sobre Finisterre).


Deslizamiento de ladera. Desprendimiento de bloques rocosos, suelo orgánico y suelo residual
maduro. Afectación menor a casa habitación. Antecedente: opinión técnica de riesgo
DGAM/DEPCSP/0537/2014.

PUNTO 3. Punta peñasco, Mz. 55, L 17 y. Priv. Punta peñasco (entrada sobre Finisterre).
Deslizamiento de ladera. Desprendimiento de bloques rocosos, suelo orgánico y suelo residual
maduro. Afectación a casa habitación. Antecedentes: notificaciones a dos viviendas en riesgo,
fechadas el 17 de marzo de 2014.
PROCEDIMIENTO METODOLOGIA

Para realizar el presente trabajo se cubrieron tres etapas principales, las cuales se basan en la
utilización de técnicas de campo y gabinete para identificar los factores que intervienen en la
generación del peligro geotécnico en la zona de estudio, así como el reconocimiento de los
principales mecanismos potenciales de falla de las laderas rocosas.

Primera etapa de gabinete: recopilación y generación de información base.

Recopilación bibliográfica. Consistió en la búsqueda, tanto en bibliotecas como en internet, de


artículos, memorias, tesis y libros referentes a la geología, al estudio teórico de los
deslizamientos y en particular a los procesos que afectan a la Sierra de Guadalupe.

Obtención o generación de mapas base. Los mapas indispensables son: topográfico, geológico,
estructural, de pendientes y modelo sombreado. Con estos mapas se infieren las
características más importantes del terreno, las zonas escarpadas, los circos de erosión y
rasgos estructurales.

Trabajo de campo.

Geológico-estructural. El trabajo de campo sirvió para reconocer los sistemas de fallas y


fracturas que afectan a la región y para determinar la forma y tamaño de bloques
potencialmente inestables. A partir del muestreo de rocas en los afloramientos se estableció la
litología de las diferentes unidades volcánicas.

Geotécnico. Se detectaron y cartografiaron los macizos rocosos potencialmente inestables, las


zonas de rodados, de acumulación de bloques y detritos, los frentes de flujos de lava, trazas y
escarpes de falla, con ayuda de fotografías, notas, croquis de rasgos del terreno y equipo de
campo.

Segunda etapa de gabinete: interpretación de resultados y generación del mapa final.

Procesamiento de datos. Los datos de campo, las observaciones y la cartografía se capturó en


formato digital.

Generación del Mapas de Peligro, Vulnerabilidad y Riesgo. Con base en el trabajo de campo,
donde se cartografiaron en un mapa topográfico las zonas potencialmente inestables en forma
de “amibas”, se digitalizaron y etiquetaron las áreas de acuerdo con el mecanismo probable de
falla.

Propuesta de mitigación para cada tipo de peligro. A partir de una revisión de los tratamientos
recomendados en rocas y de lo observado en campo, se propone un esquema general de
tratamientos geotécnicos y algunas recomendaciones a los procedimientos constructivos.

Se deberán realizar estudios detallados de riesgo por inestabilidad de laderas, en los frentes
rocosos determinados, y de manera general se deben observar los lineamientos técnicos del
centro nacional de prevención de desastres (CENAPRED), en sus “términos de referencia y guía
de contenido mínimo para los atlas estatales y municipales de peligros y riesgos” y en su “guía
básica para la elaboración de atlas estatales y municipales de peligros y riesgos, fenómenos
geológicos”.

De manera específica el estudio debe contemplar como mínimo nivel de análisis, la siguiente
metodología, misma que podrá ser enriquecida a partir de estudios previos y de la aplicación
de criterios específicos para los sitios analizados:

CASO 02: ANÁLISIS DE RIESGOS POR INESTABILIDAD DE TALUDES EN LA SUBCUENCA RÍO


CANIPACO, TRAMO DISTRITO DE COLCA PROVINCIA DE HUANCAYO DEPARTAMENTO DE
JUNÍN

RESULTADOS:
Vulnerabilidad
Está formada por varios aspectos pues confluyen aspectos relacionados con los hogares, los
individuos, como así por las características ambientales, económicas, culturales y políticas de la
sociedad. Estas dimensiones están relacionadas con el hábitat (medio ambiente y vivienda,
hacinamiento, la forma de tenencia), el capital humano (salud, educación y trabajo), la
dimensión económica (empleo, desempleo e ingresos), el capital social (participación política,
comunitaria, gremial) y las redes de protección social (sistemas de jubilaciones y pensiones,
cobertura de seguridad social). Se evaluó mediante fichas técnicas y de manera cualitativa la
vulnerabilidad física, pero también se determinaron las características de las familias de los
puntos de riesgo (número de habitantes, edades, presencia de niños y personas
discapacitadas).
A continuación, se mostrarán los mapas que representan y zonifican la vulnerabilidad en cada
uno de los puntos ya mencionados.
CASO 02: EVALUACION DEL PELIGRO, VULNERABILIDAD Y RIESGO POR INESTABILIDAD DE
TALUDES EN LA COLONIA GABRIEL MANCERA, GUSTAVO A. MADERO CIUDAD DE MEXICO

ANALISIS DE RESULTADOS:

SOLUCIONES GEOTECNICAS PARA LA MITIGACION:

Una vez que se conocen los tipos de falla que se pueden presentar se han propuesto
soluciones generales para la mitigación de riesgo.

Las soluciones que se plantean son generales y se pueden aplicar a los bloques cuyas
características sean similares a los descritos en una solución particular.

Los principales tipos de falla se engloban en los siguientes casos particulares:

 Falla del bloque rocoso por erosión o pérdida de apoyo al pie.

 Falla por erosión de la cobertura de suelo o roca que sobreyace a bloques previamente
afallados.

 Falla por desprendimiento de bloques que están en cantiliver en zonas de fuerte


pendiente (70-90°) y con los planos de seudoestratificación casi horizontales que sirven
como planos de desprendimiento.

 Falla por deslizamiento de bloques, donde la fractura tiene un echado favorable al


deslizamiento o que están apoyados sobre cobertura de suelo.

 Falla por arrastre de material detrítico, que en caso de precipitación intensa puede
descender a gran velocidad en una matriz de suelo arcilloso y gravillas.

Soluciones geotécnicas

Conviene señalar antes que las soluciones que se planteen no provienen de un análisis de
estabilidad para cada bloque, tarea por cierto laboriosa e innecesaria, dado que no se cumplen
condiciones cinemáticamente admisibles para un análisis de estabilidad de los comúnmente
empleados, sino de un análisis particular o tipo, de la observación en campo de las condiciones
de apoyo y de la experiencia obtenida en campo en sitios con problemáticas similares. En
general todas las soluciones están referidas a los bloques que se marcaron en el proceso de
mapeo y caracterización de bloques, contenidos en las fichas.

Soluciones y alternativas adicionales de mitigación:

Reposición de roca: se recomienda la construcción de muros de mampostería (utilizando


bloques de piedra sana, junteados con mortero cemento-arena 1:5, con acabado aparente en
una cara y pendientes variables, desde vertical hasta 1:1 según las condiciones y espacio de
apoyo) que deberán tener la doble función de reposición y contención por apuntalamiento de
los bloques que han perdido apoyo al pie.

Calafateo: esto consiste en rellenar fracturas y grietas para evitar la erosión, los empujes de
agua y el crecimiento de vegetación arbórea. Se recomienda calafatear, total o parcialmente,
sólo aquellas fracturas cuya orientación resulta desfavorable para el bloque ante la presencia
de estos fenómenos. Para el calafateo de grietas menores de 20 cm se recomienda usar
mortero denso trabajable con una relación cemento-arena de 1:5, dejando tubos metálicos de
1” de diámetro y de longitud variable según extensión de la grieta para posterior inyección de
mortero fluido f´c= 100 kg/cm2 para posterior relleno de grieta. En el caso de grietas o
separaciones entre bloques mayores de 20 cm se recomienda calafatear mediante
mampostería de roca sana hacia el interior de la grieta, junteada con mortero cemento-arena
1:5, dejando ventanas de 20 a 30 cm a cada 1 a 2 m para posterior sellado mediante concreto
pobre f´c=150 kg/cm2 .

Junteo de grietas, fracturas y bloques: esto se recomienda para bloques que están separados
y que actúan independientemente. Al juntearlos con mamposteo se logra que tengan una
mejor trabazón, desarrollen una resistencia lateral al corte y que no trabajen
independientemente sino monolíticamente.

Malla de alambre de triple torsión galvanizado: en zonas donde el fracturamiento es intenso


y se genera abundante material de arrastre y caída, se recomienda la malla para confinar a
todos los bloques. La malla se fijará en la cara del talud con anclas cortas de varilla de acero y
crucetas de ½” de diámetro, con 40 cm de longitud mínima en roca, con un patrón de 1.5 x 1.5
como máximo y perimetralmente se fijará con cables de torón ce acero de ½” fijados con
anclas de ¾” y 50 cm de longitud en roca firme, con gancho terminal o cruceta en superficie. La
malla se doblará sobre el cable para hacer un traslape de por lo menos 40 cm, cosiéndola con
alambre galvanizado.

Retirar bloques: cuando existan condiciones propicias para ello, se deberán retirar los bloques
inestables, ya sea lazándolos, encadenándolos de manera segura y después jalándolos hacia
una zona de baja pendiente o terraza en que descansen y no tengan posibilidad de rodar o
volcar. Cuando exista un bloque que puede ser retirado pero que está en una saliente y con
peligro de caer si no se jala adecuadamente se puede envolver con una malla de alambre de
triple torsión galvanizado, fijarlo mediante anclas cortas, y proceder a demolerlo
manualmente. Se debe utilizar un medio de contención en caso de que algún fragmento se
llegase a desprender, como hamacas, redes, muros secos (con rocas del lugar apiladas) o
cualquier otro tipo de contención (por ejemplo, barreras de llantas) para evitar daños a
personas e infraestructura en general.

CONCLUSIONES

RECOMENDACIONES

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

ANEXOS

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