Acercamiento A La Educación Popular

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Acercamiento a la Educación Popular

¿ Por qué Popular?

Muchos han sido y son los criterios que pudieran dar respuesta a esta
interrogante, entre ellos:

- Porque no es un proceso elitista que concibe la educación como un


derecho de pocos, sino por el contrario, beneficia al pueblo en
general, sin exclusión por razones de edad, sexo, posición social,
credo, conducta social, etc.
- Porque los que participan son a la vez sujetos de enseñanza y
aprendizaje, evitando así la injusta dicotomía de que unos poseen el
saber y otros la ignorancia.
- Porque asume la dialéctica como lógica interna del método, por lo
que la práctica social es fuente de conocimientos y sus
contradicciones permiten construir un saber propositivo y
transformador de esa práctica.
- Porque sus contenidos aspiran a poner la ciencia en lenguaje de
pueblo, y se integran en función de sus intereses y necesidades.
- Porque utiliza el diálogo fraterno como proceso comunicativo que
permite construir y compartir saberes, pero también valores y
sentimientos.
- Porque usa como herramienta para promover participación, técnicas
que rescatan y fortalecen la identidad cultural, que elevan la
autoestima y desarrollan una cultura de respeto y amor por el otro,
además de hacer de la educación un proceso disfrutable y ameno.
- Porque potencia el taller, el trabajo en pequeños grupos y la
socialización que enriquece la producción del saber individual.
- Porque la Educación Popular no considera a las instituciones
educativas como fuentes que iluminan al pueblo, sino centros que se
nutren del saber popular para enriquecer la teoría.
- Porque la evaluación no es un proceso de sanción y exclusión, sino
de comprensión y mejora.
- Porque considera que la educación no es un proceso que agobia y
enmudece en función del miedo, sino que libera y crece en función
del amor.

Pudiéramos escoger cualquiera de los anteriores argumentos para iniciar


nuestro acercamiento al tema; siempre que no olvidemos, que todos ellos
por constituir un sistema, conforman esta concepción pedagógica, político-
ética, investigativa, organizativa, cultural y comunicativa, que deviene en
necesidad y posibilidad para la elevación de la calidad del trabajo de la
escuela y la comunidad.

Leamos a continuación un grupo de definiciones que a lo largo de la


historia han ido potenciando uno u otro aspecto, en función de la urgencia
social o pedagógica que las han inspirado.

A partir de esta visión integradora de múltiples dimensiones que conforman


el concepto de Educación Popular , es bueno insistir en algunos postulados
que le sirven de base:

- La dimensión político-ética de la Educación Popular se expresa, a


favor de la liberación de los pueblos y en contra de la opresión que
ejerce el capital imperialista; a favor de la justicia y la paz y en
contra de la injusticia y la guerra; a favor de la verdad y el saber y en
contra de la mentira y la ignorancia.
- Su dimensión pedagógica concibe la enseñanza- aprendizaje como
un proceso de reflexión crítica de la práctica social, cuyo diagnóstico
exige un análisis que motiva la búsqueda teórica, la construcción de
síntesis creadora y la proyección de alternativas sustentables
reafirmadoras de nuestra identidad y cultura.
- El carácter participativo del proceso se potencia como elemento
formador de un pensamiento inquisitivo, desarrollador de la
capacidad de autogestión cognoscitiva y formador de las cualidades
como protagonistas del proceso de educación popular que viven.
- La comunicación dialogada, libre, respetuosa, problematizadora y
tolerante, constituye una exigencia del carácter democrático y
democratizador de la Educación Popular.
- El enfoque integrador, multidimensional, articulador de la diversidad
y sus derechos, atraviesa como eje el proceso educativo.

Todos estos postulados expresados de forma concreta en nuestra política


educativa y argumentados científicamente por tesis y textos que tienen sus
raíces en el ideario de educadores de la talla de Simón Rodríguez, Varela,
Luz y Caballero, José Martí, Hostos, Pablo Freire y Raúl Ferrer, sirven de
pauta para la elaboración de proyectos sobre la base de esta educación.

Nuestra argumentación lleva implícita una refutación a la visión


reduccionista de algunos autores cuando identifican la Educación Popular
con la Educación de Jóvenes y Adultos en función de la alfabetización o la
capacitación laboral, excluyendo las posibilidades de utilizar esta
metodología con otros propósitos. También refuta las posiciones que
identifican la Educación Popular con educación no formal, excluyendo la
posibilidad de su utilización en el ámbito escolar.

LAS DIMENSIONES DE LA EDUCACIÓN POPULAR:

Las dimensiones de la Educación Popular sintetizan los lados o aristas a través


de las cuales se manifiesta la actividad educativa de esta concepción. Ellas han
sido: la pedagógica, política, comunicativa, investigativa y la histórico-cultural.

COMUNICATIVA
“...comunicación, es diálogo, en la medida en que no es la transferencia del
saber, sino un encuentro de sujetos interlocutores...” El diálogo gana
significado porque los sujetos dialógicos no solo conservan su identidad, sino
que la defienden y así crecen uno con el otro. Implica un respeto mutuo entre
los interlocutores ajeno a las experiencias autoritarias.
Podemos enunciar las formas básicas, el modelo ideal para una comunicación
popular, democrática y eficaz. Ella ha de estar al servicio de un proceso
educativo y transformador. La comunidad ha de ir formándose con ella,
comprendiendo críticamente su realidad y adquiriendo instrumentos para
transformarla. Ha de estar estrechamente vinculada a las organizaciones de
masas. Ha de ser una auténtica comunicación, sus bases: el diálogo y la
participación.
“El diálogo constituye el sello del acto cognoscitivo,... libera y da poder tanto a
los educadores como a los educandos... Puede estimular igualmente el
ejercicio de la creatividad, el ejercicio solidario de los unos hacia los otros y la
construcción del sentido de comunidad.” La educación dialógica contribuye a
solucionar la contradicción entre educador y educando. En manos del primero
constituye un valioso instrumento de construcción colectiva del conocimiento a
partir de la reflexión de la práctica de los sujetos de cualquier experiencia
educativa.

HISTÓRICO CULTURAL:

La contextualización de los procesos educativos constituye una premisa para la


superación en materia de trabajo comunitario. No se puede trabajar en
abstracto sin tener en cuenta la realidad de donde se parte y a donde se ha de
regresar. “La práctica que es social e histórica, aun cuando tenga una
dimensión individual, se da en cierto contexto tempo-espacial y no en la
intimidad de la cabeza de las personas”

Para el educador es de suma importancia ser conciente y respetuoso de la


identidad del educando y de la suya propia, entender que lo diferente a
nosotros no es lo inferior, tener la capacidad de diálogo intercultural, “... no
somos sólo lo que heredamos, ni únicamente lo que adquirimos, sino la
relación dinámica y procesal de lo que heredamos y lo que adquirimos.”

No tener en cuenta estos preceptos puede conducirnos a un puro


intervensionismo, haciendo sentir a los educandos como extranjeros de un
proceso del cual no se ven implicados ni comprometidos, pues fue diseñado
para otra realidad o simplemente para un contexto “virtual”. No es con una
actitud de “estar frente” o “estar sobre” los educandos que el educador puede
cumplir con su encargo social. La visión del educando como objeto separado
de su contexto tributa a una pedagogía bancaria (forma de entender el
conocimiento, divorciando a los sujetos del acto de conocer) con pobres
perspectivas de transformación.

INVESTIGATIVA:

.La Investigación Acción Participativa (IAP) constituye la metodología que


asume la Educación Popular, sin negar el aporte de otros paradigmas a los
procesos de investigación de nuestras prácticas. Ella nos ha permitido
accionar-reflexionar y accionar para perfeccionar constantemente nuestra
práctica pedagógica, ascendiendo paulatinamente a escalones superiores sin
negar los necesarios o innecesarios retrocesos, característicos de toda obra
humana.

ORGANIZATIVA.

El compromiso social de la educación Popular, enfatiza su vocación clasista.


Por eso es que creemos que el término “popular” no es más que una referencia
a este carácter definitivamente clasista, que ubica el proceso educativo como
un proceso ligado a las necesidades, exigencias e intereses de las clases
populares. (Oscar Jara, 1984:17-18)

Las experiencias más desarrolladas de educación popular no se plantean


ahora como objetivo simplemente el fortalecer una conciencia “crítica” en las
masas populares. Se plantea de manera mucho más precisa que lo que se
trata es de fortalecer y desarrollar una conciencia de clase en las masas
populares de nuestro continente. Pero, ¿qué significa fortalecer y desarrollar la
conciencia de clase?

La conciencia de clase no se mide por el nivel de instrucción escolar, ni por la


capacidad de memorizar definiciones o conceptos “revolucionarios”. La
conciencia de clase no se mide tampoco por la “claridad política” individual que
adquiere tal o cual miembro de las clases populares. Es siempre una
conciencia social, colectiva, que se expresa en determinado grado de
organización de clase, como manifestación consciente de la práctica que
realiza. La conciencia de clase no existe, pues, sino como práctica organizada,
consciente, de clase.
La conciencia de clase no está desligada de la práctica de clase, ya que la
conciencia no existe en abstracto, sino como expresión de seres humanos
conscientes, es decir, grupos concretos de personas que piensan y actúan con
claridad en la vida real.

El proceso de formación y consolidación de las organizaciones de clase


(económicas, políticas y culturales), es un elemento sustancial en este proceso.
Organizándose de acuerdo a sus propios intereses, para luchar por ellos, las
masas superan la dispersión y el aislamiento. La organización permite ejercitar
acciones colectivas autónomas y autosuficientes que fortalecen la confianza en
sus propias posibilidades. La organización permite planificar, experimentar,
evaluar y criticar colectivamente acciones de lucha concretas que van
cimentando su identidad como clase. La organización ante tareas del presente
exige tomar en cuenta las experiencias del pasado, y descubrir así las raíces
de una memoria colectiva que recobra actualidad y sentido. Las acciones
organizadas permiten descubrir que para satisfacer los intereses de clase, no
bastan las conquistas inmediatas, sino que es preciso enrumbarlas hacia la
consecución de un proyecto histórico alternativo al actual: la construcción de
una nueva sociedad donde desaparezca la explotación económica, la
dominación política y la dependencia cultural.

En resumen, la organización y la conciencia de clase, serán la expresión de


una práctica histórica consciente de transformación integral y radical de la
sociedad, la cual abarcará tanto las estructuras como las mentalidades, tanto
las circunstancias materiales como a los hombres que viven, piensan y actúan
sobre ellas.

PEDAGÓGICA.

La educación como proceso organizado y dirigido a la preparación del hombre


en, por y para la vida, necesita de un sólido fundamento pedagógico. Decía
Paulo Freire: “Nuestra tarea revolucionaria nos exige no sólo informar
correctamente sino también formar. Nadie se forma realmente si no asume
responsabilidades en el acto de formarse”. Valor educativo que se le brinda a
esta concepción donde el contexto social se erige como factor determinante del
proceso formativo. Con relación al valor educativo de la vida en el proceso
docente educativo la Talízina señaló también lo siguiente: “Se pueden dar
muchos consejos buenos al estudiante, pero su vida real no tiene nada que ver
con esas palabras, se guiará precisamente por la vida”

La educación como sistema de influencias sociales en su sentido más amplio


debe estar en conexión con el papel y el encargo del proyecto diseñado y
ejecutado desde la comunidad en estrecha interrelación con sus practicas
como actores sociales de cambio.

La enseñanza no puede descuidar lo cognoscitivo de lo desarrollador. No se


puede aprender sin una apropiada enseñanza que genere nuevos
conocimientos sobre la base del desarrollo de hábitos, habilidades y
capacidades que contribuyan a la educación de los alumnos.

Freire destaca que: “Por eso enseñar es un acto creador, es un acto crítico y
no mecánico” “Acto” donde la teoría de la enseñanza concibe una estrecha
relación entre los componentes del proceso docente educativo para lograr su
consecución como un acto “crítico” y “creador”, ellos son: problema, objeto,
objetivo, contenido, método, forma de organización, medios y resultados.

Es importante tener en cuenta la relación dialéctica entre la ley sobre la


correlación entre la práctica educativa y la propia vida y la ley que refleja la
objetiva correspondencia que se dan entre los diferentes componentes del
proceso docente educativo.
Enseñar no es transferir conocimientos, constituye un proceso conciente de
producción y construcción cognoscitivo “...donde quien enseña, aprender al
enseñar y quien aprende, enseña al aprender... enseñar se diluía en la
experiencia realmente fundadora de aprender”

POLÍTICA:

En esta dimensión se materializan las demás, aunque una sin las otras no
puede existir, de aquí su carácter integral como parte de una totalidad: el
proceso educativo de la organización.

El pueblo en las prácticas educativas tiene que asumir la teoría, pero asumir no
significa recibir, sino hacer, construirla por si mismo a partir de su realidad y
desde su perspectiva política para incidir en su perfeccionamiento o
transformación. En Cuba, el proyecto social socialista ha propiciado convertir al
pueblo en el protagonista de su destino, no obstante subsisten dificultades de
diferente índole (objetivas y subjetivas) que son producto de nuestra propia
gestión y de los efectos del bloqueo imperialista de los E.U.

La dimensión política de la Educación Popular por su esencia se materializa en


nuestro país como una metodología que nos facilita reflexionar críticamente
sobre los problemas y logros de nuestros proyectos y experiencias, teniendo
como base la inteligencia colectiva.

“Me parece que la llamada neutralidad de la ciencia no existe. La imparcialidad


de los científicos, tampoco. Y no existe ni una ni otra, en la medida misma en
que no hay ninguna acción humana desprovista de intención de objetivos, de
caminos de búsqueda; no hay ningún ser humano ahistórico, ni apolítico...”

Muchos filósofos, educadores y políticos, han tenido como agenda de debate a


lo largo de la historia de la humanidad ¿es la escuela la que cambia la
sociedad? o ¿la sociedad a la escuela? Nuestra práctica nos ha permitido
corroborar lo que afirma Paulo Freire al respecto: “… en primer lugar no es la
Escuela la que cambia la sociedad, sino es la sociedad la que hace a la
Escuela y, al hacerla, se hace con ésta, dialécticamente.”

SOCIO-AFECTIVA:

La Educación Popular tiene en cuenta de forma permanente la esfera afectiva:


los sentimientos, emociones, intereses, necesidades y motivaciones. Lo
cognoscitivo no lo concebimos desvinculado de lo afectivo. En esta dimensión
tomaremos el pensamiento martiano como fuente testimonial de estos
postulados psicopedagógicos: “La capacidad de amar es el verdadero
pergamino de nobleza de los hombres. Rey es el que ama mucho” “La
enseñanza, ¿quién no lo sabe? Es ante todo una obra de infinito amor”

“¿Debe educarse a los hombres en contra de sus necesidades, o para que


puedan satisfacerlas?” “...todo esfuerzo por difundir la instrucción es vano,
cuando no se acomoda la enseñanza a las necesidades, a la naturaleza y
porvenir de los que la recibe” “La variedad debe ser una ley en la enseñanza...”
“La atención se cansa de fijarse durante largo tiempo en una materia misma, y
el oído gusta de que distintos tonos de voz lo sorprenda y lo cautive”
“Instrucción no lo es mismo que educación; aquella se refiere al pensamiento, y
esta principalmente a los sentimientos”

En el pensamiento pedagógico de Martí y en educadores que le precedieron


como Félix Varela y José de la Luz y Caballero, la preocupación por desarrollar
una educación fundamentada en el amor y el respeto de los sentimientos
humanos es una preocupación constante. Tempranamente se percataron de la
importancia que tiene para el proceso docente una adecuada motivación sobre
la base de la satisfacción de necesidades e intereses. La variedad sobre la
base del ingenio y la sensibilidad del educador constituyen condiciones
indispensables de esta dimensión.

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