Civilización Tolteca

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 9

Civilización Tolteca

Definición
La civilización tolteca floreció en el centro del México antiguo entre los siglos X y
mediados del XII. Continuando la herencia mesoamericana que les dejaron los anteriores
olmecas, teotihuacanos, mayas, entre otros, los toltecas construirían una impresionante
capital en Tollan y, en última instancia, pasarían esa herencia a civilizaciones posteriores
como los mexicas, quienes consideraban a los toltecas como una gran y próspera
civilización incluso afirmando descender de esta, una vez grandiosa, civilización.

La mayor parte de la información sobre los toltecas proviene de los mexicas y textos
postcoloniales que documentan tradiciones orales antiguas. Sin embargo, estos de ninguna
manera están completos y la información puede ser coloreada por la reverencia particular
de los mexicas por todas las cosas toltecas y su deleite en fusionar el mito con la realidad
para ayudar a establecer un linaje con estos antiguos maestros. Aun así, una cuidadosa
comparación con anteriores textos mayas y el registro arqueológico sobreviviente permite
esbozar, al menos, los principales elementos de esta civilización.

Orígenes y Propagación
Los toltecas tenían sus raíces en el pueblo tolteca-chichimeca quienes, durante el siglo IX,
habían emigrado desde los desiertos del noroeste a Culhuacán en el Valle de México.
Según los mexicas, el primer líder tolteca fue Ce Técpatl Mixcóatl (Uno Pedernal Nube
Serpiente, i.e. la Vía Láctea), y su hijo Ce Ácatl Topiltzin (Uno Caña Señor Sacrificador,
nacido en 935 o 947) llegaría a ganar fama como un gran gobernante y adquirir el nombre
del gran dios Quetzalcóatl ("Serpiente Emplumada") entre sus títulos.

EL PRIMER ASENTAMIENTO DE LOS


TOLTECAS FUE EN CULHUACÁN, PERO
LUEGO ESTABLECIERON UNA CAPITAL EN
TOLLAN (TULA).
El primer asentamiento de los toltecas fue en Culhuacán, pero luego establecieron una
capital en Tollan (o Tula, que significa "lugar donde abundan los juncos", una frase
mesoamericana general que aplica a todos los grandes asentamientos. La ciudad creció a un
área de 14 km² y adquirió una población de entre 30,000 a 40,000. El corazón de la ciudad
se trazó en un padrón de cuadrícula y es notablemente similar a la ciudad maya de Chichen
Itzá. Curiosamente, los mayas también tenían una versión de un héroe cultural conocido
como la "Serpiente Emplumada", traducida como Kukulkán y contemporánea del
Quetzalcóatl tolteca; esto y las similitudes arquitectónicas sugieren que existía un estrecho
vínculo cultural entre las dos civilizaciones.

Tollan
El Tollan de la mitología mexica era famoso por sus suntuosos palacios e impresionantes
edificios hechos de oro, jade, turquesa y plumas de quetzal. También se pensaba que la
ciudad se había inundado con la riqueza generada por los talentosos artesanos toltecas,
altamente hábiles con la metalurgia y la cerámica, tanto que se decía que sus alfareros
habían "enseñado a la arcilla a mentir" (Coe, 156) y a los posteriores metalúrgicos y joyeros
mexicas se les conocía como tolteca. A los toltecas también se les atribuía el crédito de
dominar a la naturaleza y producir enormes cosechas de maíz y algodón naturalmente
coloreados de rojo, amarillo, verde y azul. Como era de esperar, después de siglos de
saqueos, no sobrevive ningún artefacto que atestigüe esta riqueza material, excepto los
indicios de que los toltecas hicieron un comercio importante de obsidiana (utilizada para
cuchillos y puntas de flecha) que se extraía de la cercana Pachuca.

Pirámide B, Tollan

El sitio arqueológico de Tollan, asentado sobre un promontorio de piedra caliza, aunque no


tan esplendido como la leyenda, aun así tiene un impresionante número de monumentos
sobrevivientes. Estos incluyen a dos grandes pirámides y dos juegos de pelota, todos
rodeados por una densa zona de viviendas urbanas. La vivienda doméstica se organiza en
grupos de hasta cinco residencias de techo plano con cada grupo centrado en un patio con
un solo altar y el recinto rodeado por un muro.
LOS TOLTECAS FUERON UN PUEBLO
BELICOSO, SIN DUDA CONQUISTANDO A
TRIBUS CIRCUNDANTES E IMPONIENDO
TRIBUTOS SIN NINGUNA PREOCUPACIÓN
POR LA INTEGRACIÓN.
La escultura arquitectónica sobreviviente de las pirámides incluye grandes columnas, cada
una consistiendo de cuatro tambores, tallados como guerreros sobre los cinco niveles de la
pirámide B de diez metros de altura. Los guerreros alguna vez habrían sostenido una
estructura de techo. Estos guerreros están vestidos listos para la batalla con un tocado de
tambor y un pectoral de mariposa, cada uno sosteniendo un atlatl o un lanzador de jabalina
a su lado. Además, las columnas de serpientes emplumadas sobreviven de la entrada
original. Las columnas de guerreros son casi idénticas y sugiere talleres sofisticados
capaces de producción en masa.

Los frisos corren alrededor de las pirámides, así como una pared independiente en forma de
L de 40 metros de largo (conocida como coatepantli y una innovación tolteca). Muestran
escenas con animales como el jaguar, el lobo y el coyote (símbolos asociados con pueblos
belicosos como los toltecas), y sacrificios (especialmente serpientes de cascabel y
esqueletos entrelazados). También hay imágenes de creaturas emplumadas (tal vez
jaguares) y águilas con corazones en sus bocas.

Tollan también proporciona los primeros ejemplos de chac mools, los guerreros de piedra
reclinados que sostienen un recipiente en su estómago para recibir las ofrendas de
sacrificios de los dioses. Estos se convertirían en una característica común de los templos
en Mesoamérica. En Tollan, están posicionados junto a tronos en la cima del templo de la
pirámide.
Tollan (Tula)

Decadencia
Aquello que terminó con el dominio regional de la civilización tolteca es desconocido. Un
pueblo belicoso, sin duda conquistando a las tribus circundantes e imponiendo tributos sin
ninguna preocupación por la integración en la cultura política y religiosa tolteca, el
"imperio" bien podría haberse simplemente desintegrado cuando se vio sometido a la
tensión de fenómenos naturales como una sequía sostenida. Las disputas internas también
pueden haber llevado a la ruptura de la estructura del poder, y esto se insinúa en las
historias legendarias de batallas entre los dioses Quetzalcóatl y Tezcatlipoca, entrelazados
con personajes históricos. Lo que es más cierto es que a mediados del siglo XII, Tollan
muestra signos de una violenta destrucción; muchas columnas arquitectónicas y estatuas
fueron quemadas y enterradas intencionalmente, además de que el sitio fue saqueado
sistemáticamente por los mexicas. Liderados por el último líder tolteca Huemac, los restos
del pueblo tolteca se reasentaron en Chapultepec en las orillas occidentales del lago de
Texcoco, un evento que tradicionalmente data de 1156 o 1168.

Legado
El nombre tolteca tenía cierto prestigio y fueron muy respetados por los mayas y mexicas,
en particular, quienes parecen haber copiado muchos aspectos de las prácticas religiosas y
artes toltecas y consideraban al periodo tolteca como una era dorada en la que maravillas
como la escritura, medicina y la metalurgia fueron inventadas. Estos bien pudieron haber
sido inventados antes y por otros, pero más seguro es la influencia tolteca en la arquitectura
y la escultura. Las imágenes de deidades reconocibles en Tollan, que luego aparecerían en
el panteón mexica, incluyen a Centéotl, Xochiquétzal, Tlahuizcalpantecuhtli y la
serpiente emplumada identificada como Quetzalcóatl. El tallado en piedra de
vasijas cuauhxicalli y chac mools utilizados en sacrificios y también tzompantli (bastidores
de cráneos) dan fe a la influencia que los toltecas tendrían en sus más famosos sucesores.
En cualquier caso, cualquiera que sea el legado real del pueblo de Tollan, para los mexicas
eran los toltecas, y no otros, de quienes pretendían reclamar su descendencia, y la magnitud
de su reverencia y respeto se evidencia en la expresión mexica Toltecáyotl o "tener un
corazón tolteca" que significó ser digno y sobresalir en todas las cosas.

Cultura yope
La cultura yope (gentilicio yopes, pero también , yopines o yopimes) fue un
pueblo indígena que habitó en territorio del actual estado de Guerrero, en el sur
de México. Tuvieron sus núcleos poblacionales más importantes en dos áreas
distintas: La Montaña y la Costa. Los Yopes del norte, los de la Montaña, tenían su
capital en Tlapa. Los del sur, tenían por capital a Yopitzingo. En la Costa Chica,
los asentamientos más importantes se encontraban en los actuales municipios
de San Marcos y Ayutla, si bien el sitio arqueológico de Teacalco, descubierto en
la primera década del siglo XXI, se encuentra en el municipio de Juan R.
Escudero.
Historia
El conocimiento que poseemos de las yopes se debe a escasas referencias e
ilustraciones en el Lienzo I de Chiepetlán, en el Códice Tudela y en fray
Bernardino de Sahagún (2000, Libro X, Cap. XXX, T II, p. 960-970). También se
posee algunas inferencias derivadas del estudio de elementos asociados a la
denominativa yope y al estudio de las representaciones de ese grupo (véase
Ortega 1941; Vié-Wohrer 2002).
Se cree que las yopes se asentaron en Guerrero antes de que emergieran las
grandes culturas en el centro de México. Su importancia radica en que fue uno de
los pocos señoríos que lograron mantenerse independientes a las
tenchas aztecas, ya que nunca pudieron ser sometidos, especialmente los del sur,
quienes repelieron y mantuvieron a los ejércitos aztecas fuera de su territorio. Los
Yopes tenían reputación de valientes guerreros. Su habilidad para la guerra,
especialmente en el uso del arco y la flecha,1 y lo escabroso del territorio
montañoso donde habitaban, los convirtieron, de acuerdo a algunos historiadores,
en una de las pocas fuerzas militares que los aztecas respetaban, convirtiéndose,
hasta la llegada de los españoles, en el mayor problema en la frontera sur azteca.2

Códice Tudela: "Indio Yope de Acapulco, en el mar del sur"

Fray Diego Durán expresa que, a pesar de los constantes enfrentamientos,


algunos señores yopes eran en ocasiones invitados a las festividades religiosas de
los mexicas, siendo bien recibidos por los emperadores aztecas.
Sabemos que las yopes son un grupo que se desgaja desde la ancestral rama
Tlapaneca de la región de la montaña hacia la Costa Chica, a principios del
segundo milenio de nuestra era, ocupando en primer lugar los municipios de San
Luis Acatlán, para ir recorriéndose hacia el poniente hasta poseer su principal
ocupación en los actuales municipios de Ayutla y San Marcos.
Con el inicio de las pugnas étnicas en el estado, se logró una gran expansión de
los Yopes, hasta llegar a ocupar el municipio de Chilpancingo y formar el reino de
Yopitzingo. Con las guerras de los estados expansionistas, tarascos y mexicas,
Yopitzingo logró mantenerse autónomo y no sólo soportar el embate de los
mexicas: los yopes comenzaron a avanzar al norte, logrando derrotar las
guarniciones mexicas (Barlow 1992).
En la relación geográfica homónima, al pueblo de Zumpango se le señalaba como
frontera de la provincia de los Yopes (Acuña 1986: 198). Barlow (1990: 92)
también estima que existían guarniciones contra los Yopes en las afueras de
Chiepetlán y Ayutla, así como otra en guarnición en Tultepec (Vié-Wohrer: 2002:
538). A expensas de una delimitación más precisa del territorio de Yopitzingo
(Vélez 2004), es notorio que existe gran cantidad de garitas desplegadas en torno
a los Yopes, quedando la recién apertura da al público Zona Arqueológica de
Teacalco dentro del área yope (Pérez Negrete 2008).
Tras la conquista, las yopes fueron flagelados por las enfermedades y la
sobreexplotación del régimen novohispano. Nunca pudieron ser aculturizados
totalmente, generando una gran rebelión en 1531 desde el poblado de Cuautepec,
que ocasión inestabilidad en la región de la Costa Chica y el abandono de
poblados. La rebelión yope fue aplastada por un contingente armado de la Corona
española, acabando casi por completo con los indígenas rebeldes. Las yopes que
sobrevivieron se internaron en las serranías, hasta desaparecer como grupo
cultural (Vié-Wohrer 2002).
A principios del siglo XIX, los tlapanecos al igual que otros de los sobrevivientes
de la culture Yope se unieron a los insurgentes durante la guerra de la
independencia.

La naturaleza de los yopes


Sabemos que era un grupo semisedentario, sin un centro rector. En la
representación en el Códice Tudela, se les asocia una coa y un hacha de metal.
Vié-Wohrer (2002) considera que las yopes conocían la agricultura y la metalurgia.
Fray Diego Durán también hace referencia al conocimiento de éstas por parte de
los Yopes en su libro "Historia Antigua de la Nueva España".
Sahagún presenta una contradicción, en una aparte señala que los “Yopimes y
Tlapanecas” son “ricos” y "hablan lengua diferente a la de México", mientras que
después señala que estos eran llamados (i.e. por algunos mexicas, sus enemigos)
“gente bárbara" ("tenime"= "hablante de lenguas bárbaras") y los describían como
"muy rudos" ("pinotl-chochon" = "rudo-rudo"), añadiendo además que "son muy
inhábiles y toscos, y eran peores que los otomíes” (Sahagún Ibid.).
A continuación, se presentan las glosas del Códice Tudela, en paleografía por
cortesía de Samuel Villela, investigador del INAH, con la versión íntegra del siglo
XVI:
"Estas yopes son valientes hombres de un arco y flecha, y en tierras ásperas y
calientes. Son las mujeres muy blancas y ellos prietos… morenos. andan
desnudos y las indias, mientras son doncellas, andas descubiertas todas y
después de casadas cubren sus partes con unas palmas, y ellos con cueros de
venado. Son grandes cazadores y a los niños, que son ya de siete años arriba, les
dan sus padres un arco y flechas y que busquen de comer y si no traen a la noche
venado o conejo o aves les azotan o no les dan de comer.
Las yopes, que es una nación de indios de esta tierra, se circuncidaban, y
preguntados el por qué, decían que no sabían más que de sus antepasados lo
hacían. La pintura de atrás es la manera de casarse que tenían los indios Yopes
de esta Nueva España, y es que cuando algún indio les parecía que tenía edad
para que se casara, decía a sus padres que le pidiesen tal india, y ellos iban a los
padres y se la pedían y los padres de ella llamaban al desposado y le ponían
delante una hacha y una coa y un meca pal y le decían: que si quería para trabajar
y usar de aquellos menesteres, el decía que sí, y luego le daban mujer y si, a cabo
de un año o dos o dos meses, se hartaba de la mujer, se hacía perezoso, y visto
por los suegros lo echaban de la casa y él buscaba otra; y no por esto perdía la
india otro casamiento…"

Arquitectura
Artículo principal: Teacalco

El complejo prehispánico de 80 hectáreas, 12 de ellos área monumental, está


enclavado en el ejido Carrizal de la Vía, entre las estructuras monumentales
destacan el Juego de Pelota, que mide 37,8 metros de longitud, y la pirámide
denominada La Incinera, con altura de 20 metros, sede de rituales relacionados
con el culto al Sol al agua, y de medición del tiempo, que eran realizados por
sacerdotes y gobernantes.
Las yopes fueron destacados ingenieros que desarrollaron un tipo de construcción
de piedras de laja las cuales colocadas de manera vertical y horizontal con relleno
de arcilla e permitía que las estructuras y los muros tuvieran movilidad en caso de
temblores, muy frecuentes en la región.

Astronomía
Entre los pirograbados destaca la piedra de los pies pintados la cual muestra
huellas humanas labradas sobre una gran roca, o un petroglifo que consta de
varios círculos grabados que al parecer usaban para contabilizar sus ciclos
lunares.
El estudio y el culto del sol fue de particular importancia para la cultura Yope, por
lo cual construyeron estructuras para marcar los días más importantes del año
solar como el equinoccio y solsticio.

Religión
La proyección del Templo La Incinera su mayor a proyección se realiza hacia el
Cerro de la Compuerta, lo cual demuestra el gran valor que poseían para los
habitantes de Teacalco los rituales a los cerros, considerados como sagrados,
vinculados además al culto del agua. En el caso del Cerro de la Compuerta, se
convierte en el marcador principal de equinoccio: están orientadas varias
estructuras de Teacalco hacia esa topoforma, representando un claro culto solar.
El juego de pelota era una estructura que se asocia a ceremonias y rituales que
representaban la lucha cósmica entre fuerzas contrarias: luz-oscuridad, fuego-
agua, etcétera, las cuales se complementan mutuamente. En cuevas aledañas se
han localizado diversas ofrendas en su interior usadas para depositar alimentos a
sus dioses.
Su deidad era Xipe Tótec, que sería después también adoptada y adaptada por
los aztecas, quienes lo identificaban con el "Tezcatlipoca Rojo", el cual era
originalmente adorado por "aquellos que vivían a la orilla del mar", en las costas
del Pacífico, desde las costas de Jalisco hasta las de Oaxaca, siendo deidad de
los Yopes, Nahuas del sur, Mixtecos y Zapotecos.

También podría gustarte