Acercamiento Al Mito y Sus Creadores-Guido Munch

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ACERCAMIEAITO AL MITO Y SUS CREADORES

Guido Münch Galindo


IDstituto de lnvestigaciones Antropológicas - UNAM

En este documento presento el c¡edo unificador totonaco de la


identidad personal y de grupo' Esta concepción cosmológica tiene
una visióriunificada del tiempo, el espacio, el individuo y la socie-
dad de los vivos y los muertos. El relato de la creación, el génesis
totonaco, es la sustancia ética del t¿los colectivo' Entre los totona-
cos ei espíritu creador, constituido por tres corazones cósmicos (eI
Sol, la Luna y la Estrella de la Mañana), es la máxima concepción
del sujeto, creado por y a imagen de los cuerpos celestes' Mientras
la ¡aitraleza biológica del hombre es primariamente individual,
su ser cultu¡al se coostituye en sociedad, dando forma a su enti-
dad específica. El nosotros se asume como puesta en ejecución del
progtJtoa divino fincado por los antepasados. Por esto el mito es
la memoria social. La construcción de la identidad es un problema
complejo: incluye intensas creencias y vivencias. En el lelato míti-
co l.tz y oscuridad en su eterna alternancia. Hay necesidad del

retorno al tiempo primordial y de su reactualización en eI presente'
El universo se concibe como la unidad diferenciada y diversifi-
cada. La acción lúdica de cada una de sus partes desemboca en un
mismo resultado: la vida, la muerte y sus regeneraciones' La vida
individual se corresponde con todo cuanto existió, existe y
existirá, a pesar de las diferencias del tiempo, el espacio y las cir-
cunstancias. En síntesis, es la unidad.
La unidad se oculta en la diversidad del mundo, en la repeti'
ción eterna de los ciclos que crean instantes, días y noches, eda-
des, estaciones, años, siglos.. .

An- Añtrop., 29 11992), 285-299


ETNOLOGfA

El relato mítico cristaliza en los rituales de las parteras, las


abuelitas negras o blancas. Surge también en las actividades de los
ciclos agrícolas y festivos. Aparece en el sistema local de gobiemo,
en la curación de las enfermedades y en la defensa contra la hechi-
ce¡ía. El golpe de la culpa se muestra en los ¡ituales de purifica-
ción. La envidia y la tristeza de las narraciones del tiempo primor-
dial van de la mano de la generosidad y la alegría de los personajes
divinos.
Mito y rito se mantienen indisolubles, El rito no es un acto me-
cánico: es un acue¡do con lo sobrenatural. En la Danza de los Vo-
ladores hay abstinencia, confesión comunitaria y sacrificio. Antes
del corte del árbol se le of¡enda aguardiente, tabaco, una gallina
negra, aves, agua, tortillas, chocolate, miel, incienso, tamales en-
vueltos en una servilleta bordada. Se le hacen ofrendas al árbol co-
mo parte que es de la esencia del Señor del Monte, el Quihuecolo.
Los danzantes piden perdón al árbol por el corte; le hacen ver que
su intención es_regenerar la vida y obtene¡ las bendiciones para
la comunidad. Esta es la causa por la que el árbol aparece en sue-
ños a aquellos a quienes desea incorporar a su cuerpo de danzan-
tes. Si no aceptan el llamado "quedan fuera de su destino". Si
aceptan serán simbólicamente las aves que descienden, los rayos
de luz que llegan a la tierra.
Otro tanto sucede en la Danza de los Negritos. Éstos encarnan
las almas de los antepasados, La Maringuilla, un hombre vestido
de novia, es la creación de la iuz. Nadie puede tocarla. Es virgen.
Quien Ia tocara, la contagiarÍa.
Las danzas rituales son el corazón de la fiesta. La fiesta es el
tiempo privilegiado en que confluyen todos los valores. Es el mo-
mento de la creación, del nuevo orden, de la unidad y de su dis-
persi6n.
El pensamiento mítico sorprende por su vitalidad, surgida de
la necesidad de reproducir las relaciones de los hombres. Así se
defiende el totonaco ante la atomización que sufre el hombre del
mundo moderno. Para los totonacos la t¡adición oral mantiene las
promesas de renacimiento individual y colectivo.
El relato que aquí reproduzco puede encontrarse en varias co-
munidades de los municipios de Coxquihui, Z,ozocolco, Hue-
huetla, Caxhuacan, Chumatlán, Co¡'utla, Mecatlán y en las locaü-
ACERCAMIEIVTO AL MITO Y SUS CREADOR¡S 287

dades costeras próúmas a Papantla. El interesado podrá hallar


numerosas variantes del mito'
Recogí este material a partir del 18 de ene¡o de 1985, y la reco-
lección sé prolongó hasta mayo de ese mismo año' No modifiqué
el texto más allá de su escritura en español y en mínimas secuen-
cias del discurso. Po¡ aho¡a no hago un análisis del mito. Lo pre-
sento como una realidad textual.
Es justo agradecer la colaboración de mi amigo José Xochihua,
maestio de las danzas de los Negritos, Santiagos y Voladores de
Tajín por su apoyo er¡ mis vinculaciones con los miembros de la
comunidad. Desde aquí mi ¡econocimiento.

LOS GEMEI,oS DEL MAIZ

Nuestros antepasados, los tutu na cu, literalmente en lengua toto-


naca "tres corazones", vivían en el tiempo de la oscuridad entre
las sombras y eI frío. A duras penasi en el cielo medio alumbraba
una gran culeb¡a luminosa, la Vía Láctea' Su boca era tan grande
como una cueva oscurai tan inmensa como el firmamento.
Sucedió que una lagartija había encontrado una piedra que
siempre estaba caliente. Sobre ella se protegía del frío y preparaba
sus alimentos. Al darse cuenta los demás animales, por curiosidad
y envidia quisieron romperla para ver qué tenía adentro; pero nin-
guno pudo. Cuatro pajaritos muy chiquitos, viejos y sabios, dieron
cuatro vueltas a su alrededor volando y cantando. En la última se
quebró el gran peñasco. De su centro salió un huevo respLande-
ciente, con el color de una yema brillante. Cuando los pedazos de
la piedra se enfriaron, los animales, sin saber qué hacer con el
lucero, lo botaron al fondo de un manantial.
Una joven que a diario iba a traer agua para su quehacer vio
en el fondo el huevo. Lo tomó delicadamente con sus manos para
llevarlo a su casa. En tres ocasiones se le desapareció para volver-
se al agua. A la cuarta vez lo aprisionó entre sus dientes y no pudo
escapa¡se; pero al regresar por la vereda tropezó y se lo tragó. Este
huevo era la sirniente de la luz. A los nueve días nacieron dos
gemelos va¡ones. El que salió primero fue el más activo y ligero;
el segundo fue más lento y flojo. A pesar de todos los cuidados de
ETNOLOGIA

parto que le dio su abuelita, la joven murió, así como la caña del
maíz cuando madu¡an las mazorcas.
Muy enojado el abuelo por la muerte de su nieta, fue a tirar
a los gemelos en las pencas de un gran maguey. No se atrevió a
matarlos; pensó que se acabarían solos. A los tres días fue a verlos
y notó que estaban vivos. Estos se habían alimentado con agua-
miel. Enfurecido, los amarró en lo alto de las ramas de un árbol
de anonas, cuyas frutas son parecidas a los pechos matemos. Tres
días después la pareja de abuelos fueron a mirar si ya estaban
mue¡tos. No fue así. Los muchachos se alimentaron con la miel de
las f¡utas, como si fue¡an colibríes. La abuelita, llorando de ale-
gría, se los llevó a casa y con cariño los cuidó.
La gran culebra obligaba al pueblo a que se le entregara una
doncella periódicamente. Con ella saciaba su hambre para seguir
dando su tenue luz. En esa ocasión, cuando llegó por su víctima,
los gemelos ya estaban de acuerdo para matarla. Le echaron en la
boca una piedra al rojo vivo, encendida en el temazcal. Al agoni-
zar, su lrtz empezó a apagarce y la oscuridad fue total. En este
momento muchas gentes se empezaron a convertir en imágenes
de piedra o ídolos, Para ver si deveras la culeb¡a estaba muerta,
los gemelos enviaron a la mosca verde para que fuera a cercio¡ar-
se. De inmediato regres6 a decirles que le había entrado por la
boca y salido por la cola, que efectivamente estaba muefa.
En cierta ocasión, entre otras travesuras, los niños fueron a
espiar a su abuelita a los cerros de Taj Win, Uno Rayo o Tajín,
donde por vez primera, en todos los tiempos, cayó el rayo. Sucedió
asl cuando la abuelita decía que iba a dar de comer a su esposo,
en la espesura del monte. Vieron cómo ella de un salto se montaba
en un gran venado blanco y, después de retozar un buen tiempo,
también de un brinco, al caer sobre el suelo, en ese preciso
momento, caía un gran rayo esplendoroso, con tal estruendo que
hacía crujir la tierra. Después de esto, los gemelos observa¡on
cómo el venado y la abuela se sentaron a comer tranquilamente
en una mesa de piedra. Los gemelos no creyeron que su abuelo era
el venado. Días más tarde afilaron las puntas de sus flechas, tensa-
ron sus arcos y fueron a cazarlo.
Batallaron mucho; pero con su astucia lo lograron. lJr'a vez
muerto, lo destazaron y empacaron la carne para llevársela a casa.
Los gemelos discurrieron cose¡ la piel; la rellenaron de zacate;
ACERCAMIBNTO AL MITO Y SUS CREADORES

hicieron un armazón de varas; la pararon simulando estar vivo el


venado; por dentro le metieron nidos de avispas y de jicotes. Al
otro día, cuando la abuela regresó a darle de comer a su esposo,
lo abrazó antes de monta¡lo y, en esto, le empezaron a picar los
bichos. Un coyote viejo que obseraba la acción, que en una edad
anterior del mundo había sido un sacerdote, le dijo que se rodara
por el cerro hasta sumergirse en el río. De esta manera se salvó
la abuelita. Cuando llegó a su casa regañó a los gemelos, quienes,
para curarla de la hinchazón de los piquetes, la metieron al temaz-
cal. Ellos no habían creído; pero se convencieron de que su abuelo
e¡a un hombre rayo y su nahual un venado. Hasta ahora, por eso,
el rayo aparece en la oscuridad del cielo, durante la tormenta, con
ia forma de cue¡nos de venado.
El primer gemelo, el más inquieto, decidió ir a rescatar Ios
huesos de su padre; pero no sabía dónde estaban, Para esto recu-
rrió a su amigo y protector, el Quihuecolo, el palo viejo, el á¡bol
de la espesura de la selva, ei Señor del Monte. En el día éste se
le aparecía en la montaña virgen como un hombre alto, muy fuerte
y amigable. De noche se le ¡evelaba en sueños para instruido; le
daba muchos conocimientos e instrucciones. Le dijo que estaba
ente¡rado en uno de los siete ce¡ros de Chicontepec, que allí lo ha-
blan devorado los negros. Ayudado por el Quihuecolo, encontró
los huesos de su padre atrás de un cerro muy alto; los juntó y unió
uno por uno. Brincando, dio cuatro vueltas alrededor de ellos y su
padre revivió.
Cuando venÍan de regreso a \a casa, en el lugar que abundan
los pájaros llamados pa pan, hoy Papantla, una de las aves cantó
tan fuerte de alegría por ver al padre del rnaí2, quien se espantó
de tal manera que, al caer sobre el piso, se estrelló convirtiéndose
en un venado, igual que el abuelo de los gemelos. El venado se fue
corriendo para la montaña y su hijo, al querer detenerlo, le arran-
có la cola. Por eso ahora los venados casi no tienen cola.
El Quihuecolo le dijo al primer gemelo que debía aprender a
semb¡ar maí2. Para esto, el joven ordenó a todos los animales del
monte y a los árboles que le ayudaran, para salvar a nuestros ante-
pasados del mundo de la gran oscuridad y d.ar fuz a las nuevas
generaciones. El maestro le aconsejó que buscara una canasta con
un hoyo en el fondo y fuera a pedir uri poco de maíz p¡estado
con una comadre de su abuela que vivía en un cerro lejano. Así
ETNOLOCÍA

lo hizo. Al tiempo que desgranaba las mazorcas, Ias hormigas


arrieras y las tuzás, por un hoyo hecho abajo de la tierra,- se lleva-
ban los gianos. De esta manera engañó a la viejita l'ogró obtener
cuatro fánegas de rrlaí2, muchísimo más de lo que había pedido
prestado.
En su tiempo, eljoven decidií empezar a trabajar el campo por
instrucciones áel Diós del Monte . Cortó 24 varas que se convirtie-
ron en machetes y hachas. Sus amigos los ¿nimales rozaron siete
cerros completos en Chicontepec. A los tres días quemó la made-
ra. Con anierioridad había dicho a su abuelita que cuando llega-
¡a el humo del incendio se escondiera en eI temazcal; sin embar-
go, ella no lo creyó; pereció asfixiada. Cuando regresó el
iruchacho a la casa la encontró muerta; le arrancó doce cabellos
del sobaco, se los metió enlanariz,le sopló con vigor y la abuelita
resucitó. A los cinco días después de la siembra se dio una gran
cantidad de mazorcas, tan grandes corno nunca se habían visto El
primer gemelo ordenó a los animales poner todo el grano adentro
ie un cJrro del Tajín, en el lugar donde hacía mucho tiempo había
caído el prirner rayo. El Quihuecolo le avisó que iba a venir el fin
del mundo de las tinieblas e hizo que todo el maíz quedara escon-
dido en el corazón de una roca tan grande como el cerro mismo'
El muchacho avisó a los animales del monte lo que iba a suce-
der. Les ordenó que juntaran doce tareas de leña y las apilaran'
Dijo que el mundo de la luz iba a cornenzat', que él mismo se iba
a convertir en sol con el fin de que todos pudieran comer a gran
satisfacción, como nunca había pasado. Les pidió a sus amigos que
cuando vieran a su hermano le dieran el rumbo equivocado de su
partida, aI revés.
E1 gemelo flojo era fandanguero, jaranero y repentista, buen
bailador; andaba de fiesta en fiesta. En esta vida fue bohenúo y
enamorado. Tenía muchas abandonadas y queridas en el pueblo.
A todas ellas 1es había dicho que él iba a se¡ el sol. Sentía fuerte
competencia con su he¡mano.
Llegó el momento de la creación del mundo de la luz, el tiem-
po de cumplir con su destino a los gemelos. El primero se subió
a un cerro. Mandó a los animales que prendieran una gran hogue-
¡a. Cuando estaba en su punto se tiró enmedio. Ernpezó a revol-
carse; tomó la mayor parte de las brasas; se levantó con un fuerte
viento v voló Dara el oriente. Un tío muv envidioso que estaba
ACERCAMIE¡-ITO AL MITO Y SUS CREADORES 291

enterado del suceso llegó a tirarse; alcarLzí a recoger algunos tizo-


nes y siguió el mismo camino del joven. Al fandanguero le corrie-
ron a avisar a la casa de una de sus queridas; salió de prisa, llegó
tarde y sólo pudo revolcarse en la ceniza incandescente. Toda la
gente se burlaba de é1. También se chamuscó su jalanita. Los ani-
males le indicaron el camino en sentido contrario, aI oeste, y así
1o bizo.
El mundo aún seguía a oscuras. Todos estaban espantados, lle-
nos de miedo. Entre ellos apareció un viejo sumamente reservado,
el tío envidioso, que de pronto dijo: "Los tres aparecerán en el cie-
lo". Todos lo tildaron de loco. De un puñetazo en la cara lo tira¡on
al suelo. Cuando se levantó se convirtió en perro y afirmó que
para siempre éI se encargaría de guiar aI espíritu del hombre por
el camino del Sol y llevarlo hasta é1. Este fue el anuncio de la crea-
ción. En este momento desapareció eI perro y apareció como
Venus, el Lucero de la Mañana en el cielo.
De inmediato todos los antepasados murieron. Sus espíritus
fueron llevados por el perro al SoI, quien los juzgó de acuerdo a
1a fe tenida en é1, como dios, y el respeto a las tradiciones. Para
esto, después del juicio, empezó a salir ia luz de la aurora. Los
espíritus buenos de los antepasados fueron mandados por Dios a
repoblar el mundo como hombres y mujeres. La abuelita de los
gemelos, la del temazcal, renació para enseñar el oficio a las parte-
ras y curanderas. Se fue a residir al mar, en el paraíso donde están,
hasta ahora, todas las parteras muertas.
Estas abuelitas blancas de la luz y negras de la oscuridad son
las que ordenaron guardar la paz entre los vivos del nuevo mundo.
Ellas obligaron al perdón mutuo, a la convivencia feliz y al bienes-
tar, para que los recién nacidos no murieran. Desde entonces las
parteras comenzaron a hace¡ la Ceremonia de la Ltz. Cada vez
que nacía un niño, las abuelitas mue¡tas mandaban el espíritu
desde el mar, de una nalgada. Por eso es que todos t¡aían una
mancha verde. En el momento de dar a luz, las parteras vivas
prendían una vela para que el nuevo ser se guiara, no se perdiera,
llegara rápido y no se metiera en el cuerpo del niño un espíritu
malo. Mandaban al padre a enterrar Ios trapos del parto lejos de
la casa para que no cayera un rayo en el lugar del alumbramiento.
Siete días después, las parteras hicieron la ceremonia del
Levantamiento del Niño. Como ofrenda discurrie¡on enterrar
ETNOLOGfA

vivo un pollito negro si nacía niña, o una pollita negra si nacía un


niño. Las parteras empezaron a sacar sangre de la pata de un perro
negro, a nombre del Lucero de la Mañana. Con ella hicieron siete
cruces sobre el recién nacido, puestas en la frente, el pecho, la
espalda, las palmas de las manos y las plantas de los peis. Des-
pués, las familias daban un desayuno de agradecimiento para las
parteras. En nuestros días así se siguen Ias costumbres. La presen-
cia de la abuelita negra se debe a que no hay paz errtre los familia-
res y ella se p¡esenta a castigar con la muerte al nuevo ser.
Después del juicio, los espíritus de los antepasados que cum-
plieron con menos de la mitad de lo pedido por eI Sol fueron ¡e-
creados como animales. Los castigados fueron condenados a servir
a los nuevos homb¡es: el toro, el caballo, el puerco, la mula y e1
burro. Los enviados de los hechiceros, portadores de malos augu-
rios, fueron: el tecolote, la lechuza,la ontga,la comadreja, la onza,
la zorta, el coyote, la cucaracha y el tlaconete. Quedaron asigna-
dos para prevenir los peligros: el perro, el gato, la gallina y el gua-
jolote, Finalmente, como animales buenos quedaron, entre otros
muchos, el colibrí y eI pájaro carpintero.
Entonces Dios dio su primera enseñanza. Dijo: "Igual que yo,
día con dla, el hombre nacerá, alcanzatá su máxima brillantez en
la altura, decaerá y morirá. El espíritu del nuevo hombre será
de luz.
Al final, al morir el Sol en la tarde, salió el fandanguero para
dar su luz tenue en la noche, convertido en el dios Luna. Se llevó
el espfritu de todas sus mujeres. Desde este momento empezó a
ser el protectór de todo lo femenino en el mundo. Cuida los ciclos
del nacimiento, la vida y la muerte. Todo lo vuelve tierno y maci-
zo, joven y viejo. Es el dios de la regeneración, del amor carnal,
el recreador de las generaciones, de las artes y la alegría de vivir.
Estos son los tres corazones de los antepasados, las luces de la
inteligencia, los sentimientos y la protección de guía. Ellos están
dentro de nosotros: ei So1, la Luna y el Lucero de la Mañana.
En el nuevo mundo de la luz, los hombres no tenían maí2. Aún
permanecía celosamente escondido por el Dios del Monte. I¡s
antiguos hombres, ahora convertidos en hormigas y pájaros car-
pinteros, vieron a un pajarito de colores brillantes dejar caer una
semilla de rnalz. De inmediato se acordaron que en la vida ante-
rior éste era el mejor alimento. Un pájaro carpintero dio cuatro
ACERCAMIENTO AL MITO Y SUS CREADORES

vueltas al cer¡o del Tajín, picoteó la roca y, al quebrarse, se derra'


mó la gran cantidad de maíz conservado por el Quihuecolo. Al car-
pintero le cayó encima de la cabeza y por esto es que ahora tiene
la cabez,a colorada, Las arrieras, con gr¿rn felicidad, avisaron a to-
dos los animales que también ahora comen maízi pero ninguno de
ellos sabía cómo sembrarlo, El carpintero era el único que se acor-
daba y no quiso enseñarle a sus compañeros; sólo dio su secreto
a un hombre que era su amigo, y éste, a su vez, se lo fue pasando
a otros, hasta llegar a ser del dominio común de los campesinos.
El carpintero fue el que contó esta historia. Por esto, cuando roba
maíz en los sembradíos, no se le mata; sólo se le espanta; de lo
contrario se puede enojar el árbol viejo, el Dios del Monte.

ABsrRAcr

We transcribe on this paper an extensive mythical totonaco story


about the creation, picked up in 1985. Its principal characte¡s
are: the Sun, the Moon and Venus. They are imagined as the
"three he¿rts" ltutu na cu), according to the last versions, they
a¡e the ancestors of üis ethnic group and its name r¡ras taken
from them. The text begins with the discovery of a hot stone that
contained a radiant egg that was the seed of the light; upon
breaking it, a young gid picked up this seed from the waters, she
took itwith her teeth and got pregnant. As a consequence, twins
were born arrd they became the Sun and the Moon. The myth
also refers to the regeneralion of corn, the origin of children, and
the religious rites practiced nowadays by the totonaco.
It is interesüng to see the resemblance of some of the pas-
sages of this myth with ancient Mesoamerican mythology and
also with ihe mythological beliefs in other indigenous towns.
ETNOLOGfA

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ACERCAMIENTO AL MITO Y SUS CREADORES

Danzante del Palo Volador.

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