Algo Muy Grave Va A Pasar
Algo Muy Grave Va A Pasar
Algo Muy Grave Va A Pasar
Cel # 301 5 80 24 09
“ALGO MUY GRAVE VA A SUCEDER EN ESTE PUEBLO”.
Narrador: Les voy a contar, la idea que me está dando vueltas en la cabeza hace varios años y
sospecho que la tengo ya bastante redonda… Imagínense un pueblo muy pequeño donde hay
una señora que tiene dos hijos: uno de 14 y una hija mayor de 17. Un día, desde que abrió los
ojos, sintió una corazonada. Ni siquiera su mejor amiga, pudo hacerle olvidar ese
presentimiento…
CASA MARÍA PAULA.
(María Paula está sentada con su mejor amiga a quien le está terminando de pintar las uñas)
Veci: (Muy entretenida contándole a su amiga una anécdota) Aja, entonces yo le dije lo que me
dijijte la vej pasada y se quedó sorprendido mirándome, me examinó con la vijta como por cinco
minutos y cuando le iba a decir lo máj importante… se me olvido la carreta que me dijijte. ¿Qué
más querías que le dijera?... (Pausa) ¡Pero dejpierta Mapu, olvidé la palabra clave que me dijijte!
María Paula: (Desde que ha iniciado la escena está trabajando ensimismada y angustiada sin
prestar atención a los comentarios de su amiga, pensando en la corazonada con que amaneció)
Si, claro.
Veci: ¿Si claro qué? Yo no te pregunté si si o si no… ejque lo que ocurrió fue grave. Yo te
pregunté que qué más ejperabas que le dijera a él.
María Paula: (Igual de abstraída y angustiada) ¿A quién?
Veci: Anda niña pero tu si que ejtas en la olla ah? (Pausa...Viéndose las uñas) Y a parte de todo
me pusijte el color que no era… ¿Qué te pasa? ¿Ejtas bien?
María Paula: (Mientras recoge las cosas del manicure sigue con su expresión preocupada; termina
y llama gritando) ¡Hijos!!! (Pausa) ¡Hijos!!!
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Dámaso: ¡En ejte momento no puedo!!! ¡Ejtoy en concentración!!! ¡Soy una máquina de
mújculos!!!
María Paula: Si no desayunas no vas a poder hacer tus ejercicios; ven ya.
Dámaso: ¡En ejte momento no puedo!!! ¡Ejtoy en concentración!!! ¡Soy una máquina de
mújculos!!!
María Paula: (Quitándose una sandalia) A mí no me vengaj con esos cuenticos (Le lanza la
sandalia son fuerza y puntería pegándole en la espalda) ¡Puede que seaj máj grande que yo, pero
yo siempre voy a ser tu mamá y por ejto siempre tienej que rejpetarme!!! ¿Oijte?
Dámaso: (Mientras se soba la espalda) Si mamita, así puej sí… ¡Eche!!! (María Paula está
sirviéndoles el desayuno a sus hijos y se le advierte una expresión muy preocupada mientras reza
en voz baja)
Paula Andrea: Anda mamá… y a ti qué ej lo que te ejtá pasando, ¿Por qué ejtás preocupada?
(María Paula se desploma de la preocupación en una silla y se toma la cabeza con ambas manos;
Dámaso y su hermana se miran preocupados)
Dámaso: (Se levanta, pone sus manos afectuosamente sobre los hombros de su mamá y le
pregunta con consideración) Mamá, ¿ejtás bien o te sientej maluca? Dinos payudarte…
María Paula: (Levanta la cabeza y hace una pausa de suspenso antes de empezar a hablar, pues
no es fácil de decir lo que va a compartir con sus hijos y habla con la preocupación que la embarga)
No sé pero… he amanecido con el pensamiento... de que “algo grave” va a suceder en ejte pueblo.
(Dámaso y su hermana hacen una pausa y al enterarse de que no es algo a lo que ellos puedan
temer, se miran hasta no poder contener la risa y sueltan una carcajada al unísono ante la
sorpresa de su mamá)
Paula Andrea: ¡Pero mamá!!! Esos son presentimientos de viejita y tu aún eres joven pa ejtar
con esos cuentos; me ejtraña araña doña Paula…
Dámaso: Mejor deja de pensar en eso mamá, tómala suave, todo va a ejtar muñecaeburro… (Se
acuerda de algo importante, mira el reloj y se afana) Anda, me van a dejcalificar por W. Bueno,
chao ma… Que Dioj te bendiga… (Se levanta y se va hacia la puerta).
María Paula: No quiero que vayaj Dámaso... pero bueno... ya te comprometijte y mucha gente
ejtará pendiente... Que Dioj te acompañe… ¿Cuánto tiempo vas a ejtar allá?
Dámaso: (Saliendo, la mitad del texto en tras escena) Dame media hora pa vencer a Garrido y ya
ejtoy aquí… Por algo soy el “Campeón Nacional”, Echeeeee!
María Paula: (Gritando para que le alcance a escuchar en la esquina de la calle) No vayas a hacer
que vaya a bujcarte… (A Paula Andrea) No tengo tiempo para perder, vamos, ayúdame a alijtar las
maletas por si tenemos que irnos de urgencia… (Sale. Paula Andrea mira al público y levanta los
hombros y las manos como preguntándoles: Ujtedes saben qué bicho le picó a mi mamá ¿Qué le
pasó ah? y sale).
Rodrigo Ruiz Olaya.
Maestro en Artes Escénicas con énfasis en Dirección.
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BILLAR
Garrido: (Entrando al billar al tiempo que Dámaso, al que le dice) Aja y tú qué? Yo pensé que ya te
habíaj patraseado, ¿qué tanto ejtabas haciendo que no llegabas?
Garrido: Eche pero ej que no te aguantas ni una pregunta, (Con expectativa) entonce no podrás
rejponder al Noticiero Ah?
(En ese momento entra al billar un corresponsal del Noticiero nacional buscando una nota con el
campeón de billar de tres bandas del país en la categoría juvenil: Dámaso)
Héctor: (Entrando) Muy buenos días queridos televidentes, bienvenidos a la competencia para
saber quién es el mejor billarista de esta población y de las veredas aledañas… Ésta se vivirá entre
el gigante, el admirable, el rápido, el colosal y el apoteósico!... (Dámaso alcanza a decir “Gracias”
por esa presentación, pero el periodista se está refiriendo a Garrido) “El Mayor Garrido”…
Dámaso: (Bravo e impaciente por la parsimonia del presentador y por esa presentación a su juicio
inmerecida) ¡Eche pero!!! ¡Oiga ya deje el tejemaneje con ese acabachiros y presente al campeón
(señalándose el esternón), no sea tan cepillero!!! ¿Cuánto le ejtá pagando?
Héctor: ¡Oiga señor, no haga ese tipo de insinuaciones! Además ya entrevisté al caballero porque
llegó a la hora acordada. ¡Yo no vine desde Bogotá sólo para que usted me falte al respeto; no le
respondo como se merece porque estamos al aire… (Pausa) Bueno, ¿cómo se llama usted?
Dámaso: ¡Dámaso!
Garrido: Ya perdijte viejo Dámaso; te apuejto que aunque acomodes las bolas, no haces la
carambola. ¿Qué dices? Te apuejto un peso a que no la haces...
Rodrigo Ruiz Olaya.
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Dámaso: Si quieres apojtemos de verdad, ¿por qué no 50.000 pesos?
Garrido: (Con miedo de perder) Eh, puej yo creo que no ej necesario que pierdaj tanta plata, pero
de pronto, si quieres...
Héctor: (Escucha en sus audífonos la voz del presentador del noticiero desde el estudio) Un
momento por favor señores… (Respondiendo al compañero con sus audífonos manoslibres) Si,
claro, ya le digo; permítanme un momento por favor… Vamos en directo con Juan Diego desde el
estudio: Quiere entrevistarlo desde allí
Héctor: Increíble señoras y señores, tenemos un ganador: el mayor Garrido completó primero las
30 carambolas sin que logrará empatarlo el campeón... ¡Por un pelo!, ¡por un pelo! como dijo
nuestro presentador Juan Diego; pero bueno, queremos escuchar al ganador… Acérquese a
nuestro micrófono por favor (El Mayor Garrido se acerca) ¿Qué se le viene a la cabeza en este
momento de gloria?
Garrido: (Muy sorprendido)Yo solo quiero preguntarle a mi oponente ¿Qué le pasó? (A Dámaso)
Dámaso, si para tí era una competencia tan sencilla, que vaina te pasó ah?
Dámaso: (Se acerca, le extiende un billete de un peso y le dice muy preocupado) Ej cierto, era
sencilla para mí, pero... se me ha quedado la preocupación... de una cosa que me dijo mi vieja ejta
mañana...
Garrido: (Aún sorprendido) Dijculpa, y ¿se puede saber que te dijo tu mamá que te alteró tanto?
Dámaso: Pues... me dijo que... amaneció con la corazonada... de que “algo muy grave” va a
suceder en ejte pueblo... (Alarmado) ¡amaneció con esa corazonada!…
(Hay una pausa en la que Garrido intenta pensar en lo que le dijo Dámaso sin reirse, hasta que
empieza a hacerlo, todos se ríen mientras salen del billar. Dámaso sale pensativo y preocupado)
CASA DE GARRIDO.
(Entran la mamá y la tía del Mayor Garrido; una está barriendo y la otra está sacudiendo el polvo
con un plumero)
Mamá: Imagínate niña que últimamente lo he vijto en unas: Ayer ejtaba dijque afeitándose la
barba que no tiene…
Tía: Me imagino por donde va el agua al molino: Lo que ocurre ejque como llegó una niña mayor
al salón de él y ejtan saliendo juntos de la ejcuela porque vive aquí en la cuadra, entonces quiere
verse mayor el pelao…
Mamá: (En secreto ya que Garrido está entrando) Calla que ahí llegó, hablemoj de otro tema
¿vale?
Mayor Garrido: (Entrando jubiloso izando el billete de un peso que le pagó Dámaso) Buenaj
buenas; (Presumiendo) miren lo que me gané jugando billar contra Dámaso…
Rodrigo Ruiz Olaya.
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Tía: (Muy sorprendida) ¡Un momento! ¿Le ganajte a Dámaso jugando billar?
Mayor Garrido: (Se arrodilla, se besa la mano, la levanta y dice) Se los aseguro; ¿cuándo les he
dicho mentiras? Yo no soy embujtero.
Tía: (Pegándole con el plumero) Eso no se hace jovencito; jurar ejtá muy mal…
Mamá: ¡Párate! Deja de hacer tonterías y ejplícame eso. ¿Cómo fue que le ganajte a ese
muchacho?
Mayor Garrido: (Riendo) Puej porque él no pudo hacer una carambola sencillísima, ejtorbado por
una preocupación de su mamá, que dijque amaneció hoy con la idea de que “algo muy grave” va a
suceder en el pueblo.
Mamá y Tía: (Al tiempo lo regañan) ¡No te burles de loj presentimientos de loj viejos porque a
veces salen! (Al final se miran sorprendidas y temiendo que quizá sea cierto el presentimiento de la
mamá de Dámaso, por lo que acaba de pasar. El Mayor Garrido también se sorprende y sale por
el lado contrario de donde entró sin saber que pensar)
Tía: (Afanada al pensar que se le está haciendo tarde) Bueno, yo me voy por la carne o si no, no
vamos a almorzar nunca… (Sale por donde entró Dámaso y la Mamá sale por el otro lado
mientras se persignan)
CARNICERÍA.
(Entra El carnicero con una mesa y la deja a un lado del plano; en seguida entra La esposa y se
queda mirándolo mal. Juan Camilo le sonríe pero ella le borra la sonrisa señalándole la mesa).
Esposa: (Con voz recia) ¿Usted cree que ahí quedó bien la mesa?
Esposa: (Remedándolo) Claro mi amor. (Otra vez con su voz) ¡Pues no, ubíquela bien para que
la gente se sienta bien atendida!… (El carnicero acomoda la mesa buscando complacerla).
Tía: Buenaj tardes.
Esposa: ¿Cómo así que a la orden? Pregunte qué va a llevar; ¿cómo a mí no me dice eso,
conmigo si no dice a la orden no?
Carnicero: ¿Qué va a llevar?
Tía: Gracias. Véndame una libra de carne. (Cuando el carnicero empieza a cortarla agrega)
Mejor véndame doj, porque andan diciendo que “algo muy grave” va a pasar en ejte pueblo y es
mejor ejtar preparados. (El carnicero y la esposa se miran sorprendidos, él pesa la carne y digita
en la báscula el código del corte que venderá)
Esposa: Ejpiche bien esos botones; ¿no ve que digitó fue mi número celular? Deje la traga y haga
bien las vainas…
Rodrigo Ruiz Olaya.
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Carnicero: Si mi amor. (Vuelve a digitar el código, le entrega la carne a la cliente diciéndole) Son
2.800 pesos…
(La Tía del Mayor Garrido le paga exacto, le dice “Gracias” y sale… En seguida entra otra cliente)
Carnicero: Buenaj tardes. ¿Qué va a llevar? (Mira a su esposa, le sonríe y le levanta las cejas
demostrándole que puede hacer lo que ella quiere, ella aún se hace la brava)
Carnicero: Mejor lleve tres, porque aquí llega la gente diciendo que “algo muy grave” va a pasar en
el pueblo y se ejtán preparando, y andan comprando cosas y toda la vaina...
Cliente: (Se preocupa y dice angustiada) Anda, no me digas... “Tengo cuatro hijos, mejor dame
cuatro libras”, ya se sabe que mujer prevenida, vale por dos.
(El carnicero empieza a cortar la carne mientras su esposa lo abraza con ternura y la cliente espera
su compra).
Narrador: Imagínense con respecto al cuento, para no hacerlo demasiado largo y después
regañen al profesor de teatro por tomarse más tiempo del permitido, que el carnicero en media
hora agotó la carne, mató otra vaca, la vendió toda y al mismo tiempo se fue expandiendo el
rumor… Llegó el momento en que todo el pueblo estaba esperando que pasara algo: eran las dos
de la tarde y a esa hora, usualmente todo el mundo está tomando la siesta porque allí es
humanamente imposible hacer algo distinto por el calor que azota al lugar, hace tanto bochorno
que los músicos tocan instrumentos pegados con brea y si lo hacen fuera de la sombra, se les
despedazan por el ardor del clima... El parque principal, de verse vacío como todos los días, se
empezó a ver concurrido…
PARQUE PRINCIPAL:
(Epaminondas, el vago del pueblo duerme plácidamente hasta que llega Juan Diego, uno de los
habitantes del pueblo cargado de ansiedad porque está pensando en el suceso que dicen va a
pasar)
Juan Diego: (Primero mira a todo lado buscando a alguien con quién hablar para intentar evadir
sus nervios, hasta que decide despertar a Epaminondas. Lo toca levemente con el pie y es
considerado hablándole en voz baja) ¡Hey!, ¡Epaminondas!, ¡DeJpierte! (El vago se desprende
rápidamente de él, se reacomoda y sigue durmiendo)
Vago: Déjeme dormir; no me molejte.
(En ese momento entra a escena Eduardo, un escéptico que ve la escena desde el fondo sin
inmutarse y se queda cavilando al respecto. Está tranquilo porque no cree en los rumores)
Juan Diego: (Subiendo el tono, porque han subido sus nervios, lo hala con firmeza) ¡Oiga!, ¿No me
ejcucha? ¡Levántese!
Rodrigo Ruiz Olaya.
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Vago: (Disgustado) ¡Oiga! ¿Qué le pasa? ¿Ejtá loco? O es que no sabe ¿qué hora es? (Mirando
al cielo) Son... algunos minutos dejpués de las dos; eso quiere decir que es hora de dormir, todo
el mundo lo hace a ejta hora eche… (Se levanta y se va a otro lado a seguir durmiendo. Le grita)
Si me vuelve a dejpertar no respondo…
Juan Diego: (Va hacia Eduardo y le dice desesperado) Oye, tú me puedes ayudar a convencer a
Epaminondas de que no es hora de ejtar durmiendo?
Eduardo: (Impávido) Eche ¿Y por qué no ah?
Eduardo: (Sin inmutarse) Bueno y tú ¿qué bases científicas tienes para hacer tanta alaraca ah?
Jorge o Sara: (Otro(a) habitante del pueblo que entra en la misma actitud de Juan Diego pero
finge que no está nervioso(a), buscando un quehacer para ocultar sus temores. Saluda
familiarmente a Juan Diego ya que, aunque no son amigos, se conocen por el tamaño del pueblo)
¿Aja y tú qué? ¿Cómo va la vaina? (A Eduardo) ¿Y tú cómo ejtás?
(Eduardo le saluda levantando la mano)
Juan Diego: Ejte… pues si… un poco ansioso ah?
Jorge o Sara: (Rascándose el cuello) Yo tengo una alergia que nunca había tenido ¿ah?
Definitivamente algo va a pasar en ejte pueblo... (Su piquiña aumenta por la desesperación
progresivamente y empieza a rascarse cada vez más sin poder disimular).
Juan Diego: (A Eduardo, señalando a Jorge o a Sara, como si hubiese hecho un gran
descubrimiento) ¡Vijte! Yo te lo dije ¿ah? Y tú tan incrédulo y presumido…
(Entra la monja del pueblo inmersa en sus oraciones y leyendo algún pasaje de La Biblia)
Juan Diego: (Se apresura a hablar con ella) ¡Hermana! ¡Hermana! Por favor, explíquele a ejte
incrédulo que algo muy grave va a pasar en ejte pueblo!!!
Monja: (Aterrada) Blasfemo, cómo se le ocurre comparar La Biblia con la cotidianidad de nuestro
pueblo… Todo es obra del maligno porque le hemos dado nuestro mundo y nuestros
pensamientos. Archivamos a Dios en el cajón del olvido. ! Bastaría solamente con tener la certeza
de que somos sus hijos para no quitarle el verdadero valor a nuestras almas y perderlas al
momento de morirnos! (Se persigna y se arrodilla a rezar).
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María Paula: (Entrando con sus hijos Dámaso y Paula Andrea) No diga palabras necias hermana;
suficiente con lo que se noj viene aquí en el pueblo; que Dios se apiade de nosotros. (Se arrodilla
al lado de la hermana a rezar)
Paula Andrea: Que no exageres las cosas mamá; estás armando una tormenta en un vaso de
agua, vámonos pa la casa que ya va a empezar la novela…
Dámaso: (Angustiado) A mí no me parece que sean embujtes, si el mayor de los Garrido me ganó
jugando billar es porque ya empezó a pasar… (Se arrodilla al lado de la Monja y de su mamá a
rezar).
Juan Diego: Yo también ejtoy seguro de que así será… (Se arrodilla al lado de la Monja, de María
Paula y de Dámaso para rezar con ellos).
(Cuando la Monja empieza a orar, un balón de goma entra súbitamente y la golpea en la cara,
todos se levantan nuevamente; un grito de Daniel cantando un gol inunda el pueblo como si fuera
narrador deportivo y entra celebrándolo como si fuese un jugador famoso)
Alejandro: (Muy disgustado con Daniel) ¡Que no fue gol; pasó por encima del palo echeeee!!!
Daniel: ¡Llore y le creo! ¡No Alejo! Una cosa es que no quieras perder, pero otra es que digas
mentira pa ganar.
Alejandro: Pero es que ejtás ciego o qué, si te digo que pasó por encima de la lonchera, es porque
pasó encima de la lonchera. ¡Fué palo!
Daniel: Si quiere lo repito pa que deje de chillar… Lo hago otra vez y ya... ¡Tronco e gol y no lo
cree!
Alejandro: Eche pero es que ¿tú me ejtas mamando gallo no? Mejor sí, repítelo pa evitar
problemas.
(Alejandro se persigna y estira los brazos para tapar, Daniel besa el balón antes de reacomodarlo,
toma impulso para patear y cuando va a tomar carrera, una mano lo detiene de la blusa)
Gabriela: (Entrando rápidamente y se hace en el centro del escenario. Regañando a los niños)
¡Don Daniel!!! Me imagino que tu fuijte el que dejpertajte a Alejandro pa que jugara contigo, me
tocó dejar a tus compañeros solos en el salón por venir a bujcarlos. (Gritando) ¡Se van para la
ejcuela de inmediato!!!
Juan Diego: Profesora Gaby; se acerca el fin del mundo y ujted poniendo a dormir a los pelaitos
de la ejcuela…
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Gabriela: (Sorprendida y aterrorizada) ¿Dámaso perdió contra el mayor de los Garrido?, entonces
si es el fin del mundo… (A los niños firmemente con mucho miedo) ¡A ver niños, pa la ejcuela!
Alejandro: (Suplicante) Profe, pero si ya se va a acabar el mundo ¿por qué no nos deja el último
penal? Lo tapo y ya ¿si? Porfa profe Gaby…
(Una turista entra al pueblo con el celular en la mano, intentando encontrar Macondo en el
buscador, waze o google maps. Viene caminando hace varias horas, extenuada...)
Sheleny: (A Gabriela) Good evening. Excuseme miss. Can you tell me if I°m near Macondo?
Someone told me that it is next to the “Bananas” crops please…
Gabriela: (La interrumpe para intentar salvarla de quedarse por la amenaza de que algo malo
puede llegar a ocurrir. Gesticulando exageradamente y tratando hacerse entender con las manos
también, ya que no habla inglés) Bue – nas – tar - des… Yo… no… sé ha – blar – in - glés…
Gabriela: (Llamándole la atención fuertemente) Nico, por favor, no seas tan grosero.
Daniel: No profe; quiero decir es que tiene hambre porque dijo algo de unas bananas; voy a
traerle una… (Sale corriendo)
Jorge o Sara: (Al público mientras se rasca los pies) Bonito el momento en que llega ejta gringa al
pueblo ah?
Sheleny: Oh, Thanks a lot small gentleman, give me a Little smile. (Se sienta a descansar y a
comerse el banano. Los niños se ponen a jugar piedra, papel y tijera y otros juegos de manos en
un rincón del lugar).
Juan Diego: (Tiene un arrebato de desespero y se va al lado de la turista para hacerse entender
con gestos de todo el cuerpo) No se puede quedar, va – ya - sé!!! Es pe – li – gro - so que se
quede! Peligrou si usted quedarse… ¡Es malucou! (La extranjera sigue descansando divertida)
Angie Zuluaga: (Entrando con Laura Carolina, con sus mochilas, con los implementos del salón de
belleza) ¿Por qué ejtán hablando en inglés y no noj invitaron? Yo solo sé decir manicure, look o
blower…
Laura Carolina: A propósito, ¿Alguna de ujtedes necesita manicure o un masaje de relajación, algo
de aromaterapia, o un peinado o una majcarilla?
Jorge o Sara: (Otra vez al público, rascándose la espalda) Otraj perdidas; vamoj de mal en peor…
María Paula: Niñas pero ¿ujtedes ejtán bromeando o qué? ¿No ven que “algo malo va a pasar en
ejte pueblo”?
Angie Z: Lo que pasa doña Tina es que ujted quiere que nos vayamos para quedarse con el
negocio de los manicures, no diga embujtes…
Rodrigo Ruiz Olaya.
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Laura Carolina: ¡Cómo no moñito! Como nosotras sabemos más de belleza que ella, noj quiere
sacar corriendo... como dijo Pambe: “En ejte país la gente muere más de envidia que de cáncer”…
(En ese momento interrumpe la voz de la esposa del carnicero, en off, desde un costado de la plaza,
ya que lo está gritando como de costumbre)
Esposa del Carnicero (Rebeca): En off “¿Cómo le va a dar pena hablar con ellos si todos los días
les conversa ah?
El Carnicero (Thomas): (Entra de repente empujado como por un gorila y se queda un instante
abochornado en medio de la sorpresa de todos y saluda en voz baja) Buenaj tardes…
Rebeca: (Entra regañándolo) ¡Pero hable duro!!! ¿Cómo para gritar los goles de suj partidos ahí
si se le escucha hajta la ciénaga? Salude y pida el favor…
El Carnicero: Buenaj tardes; venimos a pedirles un favor… Ante la increíble demanda de carne,
no caímos en cuenta de dejar al menos una libra pa nosotros y tenemos que consumirla por
recomendación médica…
Juan Diego: (Señalando al carnicero y dice atemorizado) ¡En casa de herrero, azadón de palo! Otra
señal de la hecatombe… No tarda en suceder… (Pausa, piensa en otra prueba para demostrar que
es una señal de algo que pasará y la dice) ¿Ujtedes se han dado cuenta del calor que ejtá
haciendo?”
Eduardo: Pero en ejte pueblo siempre ha hecho calor.
Monja: “Sin embargo, nunca ha hecho TANTO calor”. Es castigo divino. Arrepiéntanse…
Paula Andrea: Pero si a las doj de la tarde es cuando da máj calor.
(En esta pausa se va aumentando la angustia; Eduardo y Paula Andrea empiezan a contagiarse del
temor de los demás. Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre
la voz).
Thomas: (De pie en el centro del proscenio. Señala al pájaro en el centro del público y habla entre
dientes por el miedo que siente) “Hay un pajarito en la plaza”.
Rebeca: ¿Se embobó? Hable fuerte, como si hubiera almorzado. No importa que no haya
comido carne pero hable en voj alta. (Thomas vuelve a hablar de la misma manera pero esta vez
su esposa se acerca exageradamente para escucharlo. Cuando se entera de lo que está viendo su
esposo, lo señala también y grita con miedo para todos, como si estuviese viendo un monstruo)
“Hay un pajarito en la plaza”.
(Todos se agolpan detrás de ellos, espantados a ver el pajarito).
Eduardo: (Ya con nervios) Pero señores, “siempre ha habido pajaritoj que bajan”.
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(En ese momento llegan un par de viejas chismosas bajo un paraguas, que pueden ser Tola y
Maruja, y se quedan mirando alternadamente al pajarito y al grupo, como si estuvieran viendo un
partido de tenis; cuando todos se quedan mirándolas ellas empiezan a hablar)
Vieja chismosa 1: Eh Ave María mija; pero esta gente si es pesimista ¿no?
Vieja chismosa 2: Definitivamente... me hicieron acordar del niño pesimista que va a comprar un
helado…
Vieja chismosa 2: Pues que le preguntan ¿De qué sabor quiere el helado? Y el sardino responde:
(Actuando tristeza) De cualquiera; de todas maneras se me va a caer…
Vieja chismosa 1: Ay si mija… Es que son tan pesimistas, pero tan pesimistas, que si alguno se
desmaya, no vuelve en si, sino que vuelve en NO…
(Todos estallan de angustia y se ponen a hablar al mismo tiempo que caminan por todo el lugar, en
todas las direcciones, los niños aprovechan para jugar con el balón nuevamente entre comentarios
de “Dios nos proteja”, “No hay tiempo para chistecitos”, “Mandas cájcara oye, deja ya ese cuento
que la vaina es seria oye” “Algo muy grave va a pasar en este pueblo y se nos acerca
inminentemente”, “Pidámosle al Dios de la Misericordia que no nos desampare y nos asista en la
hora de nuestra muerte”, “Excuseme, I dont understand you” , ¿Could you explain me? y otros
comentarios similares, pero todos dicen algo de acuerdo a su personaje; Eduardo y Paula Andrea
permanecen en silencio entrando en pánico gradualmente, hasta que el barullo hace que el alcalde
se haga presente con un agente de policía. El alcalde intenta calmar uno por uno a los habitantes
pero no lo logra, luego pide silencio a gritos pero tampoco lo consigue, entonces se para en el
centro del lugar y le hace una seña al agente; este, saca su arma y hace un disparo al aire que al fin
logra centrar la atención de todos: Algunos suben las manos, otros se tiran al suelo, el carnicero
protege a su esposa, el vago se levanta y se pone en guardia como si fuese a pelear a mano limpia,
etc.)
Agente: (Con tono militar, gritando) ¡Buenaj tardes los civiles! ¡Hagan silencio que van a ejcuchar
al alcalde!
Alcalde: Gracias señor agente; queridos habitantes de nuejtro amado pueblo. Cordial saludo.
Graciaj por la acogida. Muchas gracias. Ejtoy aquí para brindarles mi apoyo ante cualquier
necesidad que puedan estar viviendo; me he dado cuenta por la asamblea que han realizado en
ejte lugar, que hay algo que los inquieta, yo lo intuyo por la ejpresión de sus rojtros… y por ejta
razón quiero traerles la calma, el sosiego; yo, haré todo lo que ejté a mi alcance para que nada
malo pase en ejte lugar... Con el presupuesto de la nación “Y CON SUS APORTES”, realizaré una
oficina de prevención y planes de contingencia para eventos desafortunados e imprevijtos.
Vago: Señor alcalde, ¡deje los embujtes que no ejtamos en campaña!
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Alcalde: (Al agente en secreto) Máj tarde, cuando no haya electores en la plaza… (Retomando su
discurso) EJte plan, se tiene a mediano plazo; por ejta razón, les invito a pensar en la reelección
como una opción…
Juan Diego: (Interrumpiéndolo bruscamente y con verdadero pánico) Mire señor alcalde; le toca
hacer planes a corto tiempo porque “algo muy grave va a ocurrir en ejte pueblo” y tememos que
pronto nos enteraremos, ¡ya hemos vijto varias señales!
Alcalde: (Alarmado) ¿Cómo así? Porqué me vengo a enterar hajta ahora; algo tenemos que
hacer para prevenir cualquier desajtre, ¡algo se nos ocurrirá! Por lo pronto traigamos antorchas
que ejtá muriendo la tarde (Se pone a pensar en medio del escenario).
(La luz baja dando un efecto de la agonía de la tarde. Jorge, Juan Diego y Juan Camilo sacan
antorchas. Todos repiten los comentarios de ansiedad anteriores, mientras los niños y el vago
juegan un partido… Luego de un breve momento hay tal tensión para todos los habitantes del
pueblo que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo, hasta que…)
Juan Diego: (Gritando) “Yo si soy muy macho… yo me voy”. Por algo dejé todo lijto dejde que me
enteré ejta mañana. (Toma un par de cajas u otros corotos que dejó al lado de la plaza y se va).
Jorge o Sara: (Gritando) “Si ejte se atreve a irse, pues nosotros también noj vamos, vámonoj
todos”.
(Todos empiezan a agarrar sus muebles, sus hijos y sus animales, los meten en cajas o costales y se
alistan a seguir a Juan Diego. Cuando casi todos están listos, Eduardo irrumpe).
Eduardo: (Gritando) “Que no venga la dejgracia a caer sobre todo lo que queda de mi casa”
(Acerca la antorcha al palmiche del techo y entonces incendia la casa y otros hacen lo mismo con
sus casas, mientras dicen: “Tiene razón”, “Si, que no venga la dejgracia sobre lo que quede de
nosotros en el pueblo”. Uno a uno van saliendo y al final de todos, queda María Paula con sus
hijos despidiéndose con la mirada de su terruño y les dice a ellos:)
María Paula: (Con tristeza y profunda convicción) ¿Si ven? “Yo lej dije que “algo grave iba a
pasar en el pueblo” y me dijeron que ejtaba loca”. (Sus hijos se miran arrepentidos por no haberle
creído desde un principio y la abrazan para consolarse unos a otros mientras salen del lugar…)
Telón…
Adaptación del cuento “Algo muy grave va a suceder en este pueblo” de Gabriel García Márquez,
realizada por Rodrigo Ruiz Olaya.
2.020