TP 8.2. - CARBONELL Et Al - Homo Sapiens. Quienes Somos
TP 8.2. - CARBONELL Et Al - Homo Sapiens. Quienes Somos
TP 8.2. - CARBONELL Et Al - Homo Sapiens. Quienes Somos
En este artículo analizamos cuáles son los rasgos que conforman a los humanos actuales a partir de su
génesis. El objetivo es caracterizar la evolución biológica y cultural de la humanidad dentro del marco
evolutivo de las especies de nuestro género. Jerarquizamos que características son las que nos distin-
guen dentro del reino animal: fabricar una gran diversidad de herramientas, el control del fuego, el
lenguaje, el ritual funerario, etc. Tenemos que descubrir si realmente el aumento de complejidad solo se
da en nuestra especie o se trata de un proceso por el que otras especies también han pasado o pasarán.
La singularidad de Homo sapiens puede representar la convergente. Es verdad que una y otra forma de evolu-
síntesis evolutiva de todo nuestro género y, por tanto, ción tienen diferentes ritmos de integración. Mientras
una expresión evolutiva singular. Somos una especie que durante las primeras fases la progresión biológica
más, con un desarrollo y una complejidad que se han y la cultural eran lentas, durante el último millón de
hecho patentes con la socialización de adquisiciones años estas se han ido acelerando, hasta llegar al punto
desarrolladas inicialmente por otras especies con las actual, en el que nuestra especie se encuentra en pro-
que hemos convivido o que nos han precedido. Con- ceso de evolución cultural y técnica exponencial, sobre
secuencia de esta captura de adquisiciones es el creci- todo en los últimos decenios.
miento exponencial que ha registrado nuestra especie Ahora, mientras se producen pocas modificaciones
en los últimos miles de años. de tipo biológico, se están des-
encadenando de forma acelerada
«EN LA DIALÉCTICA
muchas adquisiciones culturales.
■■ INTRODUCCIÓN
Llamamos «complejidad» al con-
HOMINIZACIÓN-
Hay cuestiones que se mueven junto de adquisiciones que nos
entre el conocimiento y el pensa- HUMANIZACIÓN, LOS permiten diferenciarnos especí-
miento científico. Algunas sobre- DEBATES SIEMPRE SE HAN ficamente de los otros animales.
pasan este ámbito y se convierten MOVIDO EN LA DICOTOMÍA Entre las biológicas, nos referimos
en el centro de las grandes pre- ENTRE EVOLUCIÓN
principalmente al crecimiento del
guntas que se hace la humanidad. encéfalo y, por lo que respecta a
Quiénes somos es el objeto que BIOLÓGICA Y EVOLUCIÓN
las culturales y técnicas, que son
queremos abordar desde el punto CULTURAL» diversas y en muchos casos se-
de vista biológico, etológico, so- cuenciales, estamos hablando de
cial y cultural. Es muy interesante tecnología lítica, del fuego, del
verlo desde una perspectiva holística que nos proporcio- lenguaje o bien de enterrar a los muertos o del simbolis-
ne una visión completa no solo del proceso de hominiza- mo, entre otras adquisiciones.
ción sino también del proceso de humanización. Los humanos actuales nos definimos por haber-
Por lo que respecta a la dialéctica hominización-hu- nos convertido en seres complejos. La cuestión es si
manización, los debates siempre se han movido en la la complejidad es exclusiva de nuestra especie o si ha
dicotomía entre evolución biológica y evolución cultu- emergido y se ha consolidado en otras especies (Agustí
ral. Estos procesos ahora se analizan de otra manera y Carbonell, 2013).
y se llaman «procesos de coevolución». Nosotros pre- Solamente contestando estas preguntas, a partir de
ferimos el concepto de evolución integrada o proceso datos analíticos, seremos capaces de responder la cues-
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Sapiens
■■ RASTREANDO EL ORIGEN
Los restos más antiguos de nuestra especie se encuen-
tran en África. Son los de Kibish, en Etiopía, represen-
tados por Omo 1 y Omo 2, que tienen una cronología
de 195.000 años. En el momento de ser descubiertos en
1967, se pensaba que eran menos antiguos, pero unas
dataciones posteriores dieron la sorpresa: son 40.000
años más viejos que los restos de Herto (Shea et al.,
Equipo del Museo Nacional de Ciencias Naturales, CSIC
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vivieron más especies en nuestro género: los últimos femeninos tienen descendencia fértil después de cruzarse. Por otra parte,
unos restos esqueléticos pertenecen a una especie paleontológica cuando
Homo erectus, los denisovanos, Homo neanderthalen tienen una serie de características morfológicas asociadas que los diferen-
sis y Homo floresiensis. cian de otras asociaciones esqueléticas.
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Sapiens
El lenguaje
Para que podamos hablar ha sido necesario que se pro-
dujesen una serie de modificaciones genéticas, anatómi-
cas y neuronales. Por lo que respecta a las transforma-
ciones en la anatomía, estas modificaciones van desde el
desarrollo del área frontoparietal hasta los cambios en
el tracto vocal. Ahora sabemos que eso está presente en
diferentes especies de nuestro género; por lo menos en
algunas de estas ya lo hemos podido contrastar.
Ahora mismo tenemos una serie de pruebas indirec-
tas que nos hacen pensar que el lenguaje puede ser una
característica del género Homo y no de la especie Homo
sapiens, como formulaba Noam Chomsky (1985). Po-
dría ser innato en el género Homo y, por tanto, tampoco
sería una especificidad de nuestra especie, como antes
se había dicho. Al menos sabemos que los homininos de
hace cerca de 500.000 años podían comunicarse verbal-
mente con fonemas y morfemas como lo hacemos noso-
tros. La prueba se ha conseguido gracias al análisis de
fósiles obtenidos en la Sima de los Huesos en Atapuerca
(Martínez et al., 2004).
Los huesos del oído medio nos han servido para dar
respuesta a la pregunta de si la recepción sonora huma-
Susana Sarmiento
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tran una síntesis y evolución del sustrato con una gran del Pleistoceno superior de Zambia, de 60.000 años,
diversificación, desde la presencia masiva de la técnica ya nos indican una fuerte complejidad de estos homi-
Levallois (preparación de núcleos de piedra antes de ninos, una complejidad diferente de la que conocemos
la extracción de lascas) hasta la utilización sistemática en otras especies de esta cronología.
del hueso como materia prima, así como la presencia
de la técnica laminar y, al final, la reducción micro- La construcción de cabañas
lítica. La producción de láminas no la emplea solo La construcción con materiales perecederos es muy
nuestra especie; otras especies, como los neandertales, antigua. Tampoco aquí Homo sapiens es único. Desde
también la desarrollaron en el transcurso de su evolu- las antiguas posibles cabañas de Olduvai (Tanzania)
ción cultural. de hace 1,9 millones de años hasta las cabañas de Te-
Lo que podemos decir es que, como pasa con otras rra Amata (Francia), o bien las de los neandertales,
adquisiciones, Homo sapiens acaba generalizando su todas las especies han construido lugares de refugio.
producción en todas las poblacio- Por tanto, la arquitectura tiene un
nes a escala planetaria, pero com- largo recorrido de género y no
parte estos conocimientos con solo de especie. Si bien es cier-
otras especies. Por lo que respecta «ALGUNAS DE
to que las cabañas gravetienses
a las herramientas de madera, se LAS ACTIVIDADES construidas con huesos de ma-
desarrollaron desde muy antiguo; CONSIDERADAS COMPLEJAS muts al este de Europa presentan
las lanzas y otros elementos vege- NO SON SOLAMENTE DE una gran complejidad, superior a
tales encontrados en Schöningen cualquier otra anterior, lo que in-
NUESTRO GÉNERO, PERO ES
(Alemania), con una cronología dican precisamente es esta larga
de más de 300.000 años, así lo NUESTRA ESPECIE LA QUE
tradición de construcción entre
indican (Thieme, 1997). ACABA GENERALIZÁNDOLAS los humanos.
Si nos referimos a las herra- A LO LARGO DE SU
mientas de hueso, aunque los EVOLUCIÓN»
El fuego y los hogares
neandertales también las fabri- El descubrimiento del fuego y el
caron, las secuencias de arpones uso social que se le ha dado es
muy antiguo. Tenemos evidencias
empíricas de la cueva de Wonderwerk en Sudáfrica,
donde poblaciones de Homo erectus ya lo utilizaban
para iluminarse, calentarse y cocinar hace cerca de un
millón de años. El fuego tardará en socializarse más
de 600.000 años (James et al., 1989). Los neandertales
utilizaron el fuego de forma sistematizada igual que lo
hace Homo sapiens. Podríamos decir que cuesta en-
contrar diferencias entre lo que hicieron unos y otros
con una gran variabilidad de medidas y formas: hoga-
res planos, hogares en covacha, hornos linterna, cons-
truidos con piedra, en el interior de gours (“hoyas”), en
abrigos naturales, etc. Eso también demuestra que la
complejidad no emerge solo en nuestra especie y que
la generalización del fuego es inespecífica. Representa
una larga tradición adaptativa en nuestro género que
acaba convirtiéndose en un rasgo esencial para las es-
pecies que la introducen como mecanismo de sociali-
zación.
El fuego y su estructura, el hogar, es muy impor-
tante a la hora de continuar desarrollando el lenguaje y
Vista de los yacimientos de la Trinchera del Ferrocarril de la sierra sobre todo el lenguaje articulado. La radialización per-
de Atapuerca, entre los que está la cueva de la Gran Dolina, donde mite la relación intergeneracional y el paso de informa-
se encontraron los restos de Homo antecessor. El equipo de Ata-
puerca publicó en 1997 que las características craneales de este ho-
ción, además de todas las funciones primitivas, como
minino lo hacían candidato a ser el origen común de neandertales dar luz para alargar las horas de actividad, espantar a
en Europa y de Homo sapiens. los animales, perfeccionar herramientas o cocinar.
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Ritual funerario
Probablemente la Sima de los Huesos es el primer lugar
donde empíricamente se puede probar la existencia de
una acumulación intencionada de cadáveres de la his-
toria evolutiva de nuestro género: 28 individuos fueron
arrojados al fondo de una sima de 12 metros de profun-
didad hace unos 400.000 años (Arsuaga, Martínez, Gra-
cia, Carretero y Carbonell, 1993; Carbonell et al., 2003).
Eran individuos de la especie Homo heildebergensis.
Más tarde, Homo neanderthalensis inició también el
comportamiento de enterrar a sus muertos. Tenemos
pruebas de este comportamiento neandertal desde Euro-
pa hasta el próximo Oriente, aunque algunos colegas no
están de acuerdo (Pettitt, 2002). Los ejemplos incluyen
yacimientos como Shanidar 4 en Irak, La Ferrassie en
Francia o Kebara en Israel. Por tanto, los rituales fune-
rarios no son una adquisición solo de los humanos mo-
dernos, sino que este hábito lo comparten otras especies.
Arte y música
El arte es una expresión simbólica básica de nuestra es-
pecie. Eso era por lo menos lo que pensábamos hasta
hace poco. Ahora tenemos pruebas de actividad artística
en el Pleistoceno medio, en dos yacimientos aixelianos.
Nos referimos a la Venus de Tam Tam, encontrada en
Marruecos con 400.000 años de antigüedad, y la Venus
de Berekhat Ramo, en los Altos del Golán, de más de
200.000. Se trata de esculturas, una producción artística
en tres dimensiones (D’Errico y Nowell, 2000).
Fundación Atapuerca
■■ CONCLUSIÓN NATURAL»
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los muertos, etc.) nos ha permitido incrementar la so- Robert Sala. Director del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y
Evolución Social (IPHES). Universitat Rovira i Virgili (URV) de Tarragona
ciabilidad de manera inconmensurable, como no había (España). Prehistoriador. Especialista en tecnología lítica, fundamentalmente
pasado nunca en ninguna otra población de seres vivos en trazas de uso de herramientas paleolíticas.
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