Naparstek Ficha - Identificaciones I Psicopatologia

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Identificaciones.

Nueva cátedra Psicopatología 1.


Dr. Prof. Fabián Naparstek.
5 de setiembre 2011. Teórico 14.

Voy a comenzar resumiendo lo que había planteado la vez pasada y aportando unos
elementos más. Luego trabajaremos con el tema de la Identificación.
Habíamos hecho un pequeño cuadro tomando al síntoma como un compuesto,
siguiendo a Freud, y toda la clase giró alrededor de tratar de aislar, de separar, para analizar
el síntoma separando sus elementos. Así fue que separamos un elemento funcional de este
compuesto sintomático con lo que Freud llama el plus de energía propio de la pulsión, ligado
también a lo que en “Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad”148 llama “Puro
autoerotismo”.
Luego ubicamos el aspecto de la fantasía, con las características propias de la
fantasía. Recuerdan que Freud plantea a la fantasía como equivalente a la realidad psíquica,
y que la realidad psíquica es la que cuenta en la neurosis. Pero devienen al menos dos
ventajas: una, como lo plantea en la Conferencia 23149, es el ahorrarse de reconocer el haberse
entregado al onanismo. Otra, el agregarle un objeto a la pulsión, que carece de objeto
predeterminado en la especie. Entonces vimos cómo la fantasía hace de marco para que esta
energía pulsional se exteriorice y para que se descargue a través del onanismo. Freud ubica
aquí un primer tiempo, en que se produce el onanismo como soldadura, fusión, al cual se le
agrega la fantasía. Al puro autoerotismo se le agrega la fantasía, que es este onanismo
fantasioso que Freud describe en “Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad”.
Luego vimos cómo Freud señala que, una vez que esto se ha instalado, para que
aparezca el síntoma tienen que darse 3 condiciones que no son el síntoma en tanto tal, sino
las condiciones necesarias: 1) Haber abandonado la masturbación. Esto sigue la lógica de
que, si no se descarga la energía mediante la masturbación, queda la energía allí acumulada
y hay que descargarla de alguna manera. 2) Y esta es correlativa con lo anterior: Que no
encuentre una manera sustituta o alternativa de descarga de la energía. 3) Que la fantasía
pase de la conciencia al inconsciente.
Una vez que se dan esas tres condiciones podría advenir el síntoma como una manera
de descarga de esa energía pulsional, pero que ya está enmarcada en la fantasía. Y habíamos
agregado, siguiendo la Conferencia 23, cómo Freud ubica a la fantasía como un eslabón
intermedio en la formación de síntomas. Se ve muy bien la metáfora de los eslabones, cómo
son elementos que se van encadenando. Pero con una función especial: la fantasía es lo que
permite que algo de lo pulsional se descargue vía síntoma. Si no hubiera fantasía como
eslabón intermedio, no habría manera de que eso fuese descargado a través del síntoma.
Luego avanzamos un paso más y ubicamos esto en primer término con el caso
150
Dora , distinguiendo los dos elementos que son: los sentidos del síntoma y lo somático. Les
propuse una lectura de esto -es una lectura, hay otras-, pero les propongo la que sigue: esta

148
- Freud, S. (1908). Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad. Obras Completas, tomo IX.
Op. Cit.
149
- Freud, S. (1917). 23ª conferencia: Los caminos de la formación de síntomas. Obras Completas, tomo XVI.
Op. Cit.
150
- Freud, S. (1905). Fragmento de análisis de un caso de histeria. Obras Completas, tomo VII. Op. Cit.
idea freudiana, con cierta orientación en Lacan, que es ubicar lo somático ligado
directamente a lo pulsional -está dicho en los términos de Freud-. Por lo cual, les propuse
llamar lo zonático con Z para enfatizar la relación que tiene lo somático con la zona erógena.
Freud dice que determinada zona erógena había tenido en Dora una prevalencia
especial, hablando de esa zona erógena oral, que Dora había sido una chupeteadora.
También, veíamos cómo los síntomas descriptos en el historial están ligados a esta zona
erógena.
Por otro lado, Freud ubica los sentidos. Todos los sentidos remiten a un sentido que
es el síntoma, que realiza una relación sexual, fantaseada; que en el caso Dora es esa fantasía
-por lo menos hasta donde llega el caso de Dora con Freud-, era esa fantasía que yo les
recordaba: ella chupándose el dedo y tocándole la oreja al hermano. Y se ve muy bien cómo
allí, la fantasía, ubica un partenaire, esto ya implica al hermano. No es la zona erógena sola,
total, sino que hay un partenaire, un objeto. De esta manera veíamos cómo, en esta fantasía,
se realizaba algo de lo pulsional oral en Dora; pero a la vez, se encuentran los múltiples
sentidos que ustedes han encontrado en el historial de Dora y que son las interpretaciones
que se pueden ligar a los síntomas como la afonía, en relación a la ausencia de la Sra. K… y
que Freud dice que puede haber múltiples sentidos en el tiempo y a la vez, no es incompatible.
Una cosa puede ser blanco y negro a la vez, eso no es un problema para el inconsciente, todo
lo contrario. Pero que esta multiplicidad de sentidos remitía a este sentido ligado a la fantasía.
Si ustedes quieren, en Freud, hay una idea de que la pulsión es muda, así lo plantea
Freud. En este caso podemos tomar la mudez de la pulsión que, a partir de la fantasía, dice
algo; enmarcado en esa fantasía que es equivalente -se acuerdan de que acá también
poníamos el trauma-. En algún sentido el trauma también es mudo, porque Freud decía: el
trauma es un plus de energía que entró al aparato y no pudo ser descargado, y que cuando
uno dice “Mi trauma es tal” ya se le está poniendo un sentido.
A partir de esto, se puede dar esta multiplicidad de sentidos; a partir de que se
enmarca una fantasía pueden advenir los múltiples sentidos. La idea de Freud es como lo
plantea en “Pegan a un niño” 151 . Freud plantea que hay una estructura gramatical de la
fantasía “Pegan a un niño”. Ser pegado… son variaciones gramaticales. Y la idea de Freud
de esa época es que, efectivamente, la fantasía tiene una estructura gramatical, para
distinguirlo de lo que sería la retórica como la multiplicidad de los sentidos. Es decir que, si
nosotros partimos de la idea de que el síntoma habla y quiere decir algo, esto le da base para
pensar un síntoma compuesto. Porque si sólo recortamos el aspecto retórico del síntoma, si
sólo recortamos el aspecto de “lo que quiere decir” el síntoma, estamos recortando un solo
elemento y no tenemos en cuenta que el síntoma es un compuesto. Es más, si nosotros
recortamos sólo ese aspecto, vamos a ver más hacia el final de su obra que nos vamos a
chocar siempre con la roca del síntoma.
Esto está ya al comienzo de su obra, este aspecto del síntoma, uno se choca en la
clínica todo el tiempo con este aspecto del síntoma. Freud lo dice en el historial de Dora152:
Lo que hace que el síntoma se repita, es esta colaboración somática. Lo que está indicando
es que si uno interpreta el síntoma y permite que caiga algún sentido -por ejemplo: “El
síntoma es porque la Sra. K está ausente”-, no está mal, es un sentido válido; pero puede ser
un efecto temporario y al otro día reaparece, como tos, como afonía, bajo el disfraz psíquico
que sea. Es decir que, si sólo tomamos ese aspecto del síntoma, hay algo que queda

151
- Freud, S. (1919). Pegan a un niño. Obras Completas, tomo XIX. Op. Cit.
152
- Freud, S. (1905). Fragmento de análisis de un caso de histeria. Obras Completas, tomo VII. Op. Cit.
totalmente sin conmover y que está enmarcado en la fantasía; y es la idea con la que Freud
comienza en la Conferencia 23.
En la Conferencia 23 Freud comienza diciendo, entonces, que para que alguien esté
curado hay que tocar la capacidad de formar nuevos síntomas; no alcanza con que el síntoma
desaparezca. ¿Por qué no alcanza? Porque si no se tocó la capacidad de formar nuevos
síntomas, el síntoma no desapareció.
El síntoma es una especie de Terminator. Si uno le da sentidos, uno cree que
desapareció; pero al ratito aparece atrás de uno y vuelve, y vuelve. Finalmente, esto lo
demuestra la clínica. Yo insisto en este aspecto porque esto marca claramente, frente a esto
que es un hecho de la clínica, que si uno lo descubre no hay retroceso. Frente a eso hay que
tomar una posición ética para pensar tanto la psicopatología como para pensar la clínica.
Algo de eso mencioné la vez pasada respecto de las terapias conductuales.

Trauma. Escena traumática Síntoma.


Plus de Excitación. Fantasía (falsa seducción). Múltiples sentidos.
Pulsión autoerótica. Onanismo como Soldadura.
Zona erógena. Agrega objeto.
(Tiempo cero) (Tiempo 1) (Tiempo 2)
Dora: fijación oral. Dora: Fantasía de ella y el Dora: diferentes sentidos
hermano. del síntoma. ¿Los síntomas
o EL síntoma?

A partir de estas formulaciones referidas a la Histeria, se abre la pregunta de cómo


ubicar ese elemento pulsional en la Neurosis Obsesiva. No lo voy a desarrollar ahora, pero
ustedes deben reconocer aquello que Freud llama el “swang” en el síntoma obsesivo. Lo que
hace que una y otra vez se repita y que le dé una fuerza en el falso enlace. La fuerza
desmedida que tiene el pensamiento. El afecto está descolocado respecto de un representante
y lo desmedido es cómo se impone ese representante; y ahí tenemos un aspecto pulsional.
Pero siempre se hace más difícil ubicar el afecto, lo pulsional, porque está en el pensamiento
y no en el cuerpo. Amén de que en Freud siempre está la idea de que en el trasfondo de la
Neurosis Obsesiva está la Histeria, como neurosis de base.
Entonces, hemos visto dos elementos que son heterogéneos entre sí. Daba el ejemplo
del agua y el aceite, pueden reunirse en un compuesto a partir de la intervención de la
fantasía. Esta noción del síntoma compuesto quizás permita pensar las características del
síntoma en las neurosis actuales porque, de alguna manera, cuando Freud dice que no tienen
mecanismo psíquico, uno podría decir desde esta perspectiva que las neurosis actuales no
logran hacer del síntoma un compuesto. Es decir que son síntomas que muestran en carne
viva el aspecto pulsional. Porque, lo que dice Freud, es que finalmente la presentación de
angustia del síntoma de la neurosis actual no es más que el afecto energético que se
manifiesta como angustia sin ningún sentido, como plantea Lacan en la última parte de su
enseñanza. Quizás, más adelante pueda dar algunas indicaciones de esta noción de síntoma
en Lacan. No del primer Lacan; porque el primer Lacan pone el énfasis en el sentido del
síntoma, sino un Lacan posterior al cual volveremos más adelante. Bueno, creo que la semana
pasada habíamos hecho más o menos este recorrido.
La Identificación será nuestro tema de hoy. Vamos a seguir más al pie de la letra lo
que Freud plantea en el capítulo 7 de “Psicología de las masas…”153, que es el núcleo de lo
que va a plantear sobre las identificaciones, especialmente en la histeria. Con el mismo
sentido, siempre poniendo la perspectiva en el síntoma.
Acuérdense que todo el énfasis de Freud está puesto en el síntoma. Si a Freud le
interesa la Identificación, es porque le interesa en términos de cómo colabora la
identificación en la formación de síntomas; así como le interesa cómo colabora la fantasía en
la formación de síntomas, le interesa cómo colabora la identificación.
Van a ver que, en el primer Lacan, la Identificación no está planteada en los mismos
términos que en Freud; al menos no en la misma perspectiva. Ahora, para llegar a ese punto,
al punto de cómo colabora la Identificación en el síntoma histérico, Freud primero tiene que
plantear ciertos aspectos etiológicos, estructurales, de la identificación. Es decir que va a
ubicar la Identificación, en términos estructurales, cómo aparece en la constitución del sujeto,
en su valor central para la constitución del sujeto; para ver luego cómo interviene
específicamente en el síntoma. Es decir que toda la primera parte de este capítulo 7, Freud lo
dedica a este aspecto de la Identificación en el campo de la constitución subjetiva. En la
mitad de la página 100 de Amorrortu; a partir de ahí, todo lo que sigue, tiene que ver con el
papel de la Identificación en la formación de síntomas.
Una aclaración más: cuando decimos Identificación en la constitución subjetiva,
siempre, si se habla de constitución subjetiva, se está hablando en términos de una deducción
lógica. No es algo que encontremos directamente en la clínica sino que, a través de la clínica,
deducimos cómo debe haber sido en el momento de la constitución del sujeto. Es decir que
a partir de la identificación deducimos lo que debe haber sido a partir de ciertos pasos lógicos
de deducción, cómo debe haber sucedido en un momento cero, así como deducimos el
autoerotismo o como Freud plantea el mito del padre de la Horda154.
Hechas estas aclaraciones vayamos al texto.
Lo primero es que, para el psicoanálisis, la identificación es el primer lazo afectivo
que tiene el sujeto. El primer lazo afectivo con otra persona. Es más, Freud agrega que esto
es previo al complejo de Edipo. Y lo dice de una manera muy simple: “El varoncito muestra
un particular interés hacia su padre, querría crecer y ser como él, toma al padre como su
ideal”155. Y, para poner el énfasis en que no se trata aún del Edipo, dice: “Esta conducta
nada tiene que ver con una actitud pasiva o femenina hacia el padre, es masculina por
excelencia”156. Querer ser como el padre podría en cierto momento del Edipo implicar una
posición pasiva respecto del padre, y en este caso todo esto se concilia muy bien con el Edipo.
Pero esta identificación es previa al Edipo y contribuye a prepararlo. Freud distingue
claramente la identificación como lazo afectivo, del lazo afectivo amoroso. Es más, hay cierta
idea en Freud -esto es un punto central- de que la identificación y el amor se manifiestan de
manera separada, al menos con el mismo objeto. Muchas veces en la base de la identificación
está el amor a ese objeto, pero lo que demuestra la clínica a veces es que cuando uno puede
ubicar la identificación, el sentimiento que aparece en análisis es el amor, el reconocer el
amor. Para Freud, son dos lazos psicológicamente el de identificación y el del amor. Entonces
153
- Freud, S. (1921). Psicología de las masas y análisis del yo. Obras Completas, tomo XVIII, Cap. VII. Op.
Cit.
154
- Freud, S. (1913). Tótem y Tabú. Obras Completas, tomo XIII. Op. Cit.
155
- Freud, S. (1921). Psicología de las masas y análisis del yo. Obras Completas, tomo XVIII, Cap. 7. Op. Cit.
p. 99
156
- Ibidem, p. 99.
dice que coexisten, en ese tiempo, ese lazo de identificación con el padre y una directa
investidura sexual de objeto con la madre.
Al padre lo toma por modelo y en la madre sitúa una investidura sexual de objeto.
Ambos coexisten sin ningún problema, no hay conflicto. Cuando aparece el conflicto,
tenemos el Edipo. En Freud, cuando tenemos el conflicto, tenemos la Neurosis. Algo que ya
hemos visto. Siempre la neurosis es pensada por Freud en términos de conflicto. Si no
hubiese conflicto no habría en Freud ninguna neurosis. Todo esto puede coexistir durante un
tiempo hasta que, en algún momento, hay una confluencia y a partir de ella es que nace el
complejo de Edipo. Es ahí, por lo tanto, que su identificación con el padre cobra un valor
hostil y ya no lo toma como modelo, sino que lo quiere sustituir para estar con la madre.
Es importante que se vea que el primer lazo con el padre es una identificación. Freud
lo dice con todas las letras: La identificación con el padre se convierte en la precursora de la
ligazón de objeto que luego recae sobre él. Así, Freud hace una distinción entre lo que es una
identificación y lo que es una elección de objeto, y dice: En la identificación de lo que se
trata es de querer ser como él y en la elección de objeto es de lo que uno quiere tener.
Siempre en el amor se trata del tener. De hecho, las maneras en que se llama al
partenaire siempre implican una pertenencia: mi mujer, mi marido. Implica una pertenencia
y eso da base a muchos de los problemas del campo del amor, por las cuestiones del cuánto
le pertenezco al otro. Ahí se despliegan discusiones posibles de cuál es el mundo personal y
cual el de la pareja. Hay una tensión entre mantener algo del campo del amor y, a la vez,
mantener una autonomía. Hay algo del amor que implica la pérdida de la singularidad.
Termina diciendo Freud de una manera muy clara, que la diferencia depende de que la
ligazón recaiga en el sujeto o en el objeto del yo: Querer ser como él, o querer tenerlo como
un objeto.
Además, el amor implica tenerlo y poder hacer cosas con ese objeto. Cuando alguien
quiere poseer en el campo del amor, poseerlo es poder manipularlo; en todos los sentidos,
desde tocarlo hasta dirigirlo y querer que sea como uno quiere, y eso implica una cantidad
de problemas, lo cual hace que el amor pueda dar la mayor de las satisfacciones, pero a la
vez es muy problemático.
Entre otras cosas, por este aspecto de posesión que implica el amor. Que como
ustedes vieron, por lo menos cuando trabajamos el estadío del espejo y las identificaciones
imaginarias, de lo que implica el narcisismo: Lo primero que se quiere tener es el propio
cuerpo. También se trata del tener ahí, es el amor por uno mismo y eso implica tener un
cuerpo. Es decir que siempre, en el amor, se trata de la posesión, de poder apropiarse.
Entonces, primer lazo afectivo: La Identificación. Segundo término: El lazo afectivo
del amor. Distinguiendo los dos lazos afectivos, identificatorio y amoroso, llega a ese punto
y va a plantear la identificación en la formación neurótica del síntoma. Ya aquí en la
participación de la identificación en un hecho clínico preciso que es el síntoma, porque esta
primera identificación que Freud describe no es algo que uno pueda encontrar en la clínica.
En todo caso se encontrará con las consecuencias de esa identificación primaria.
Ahora, va a tomar a la histeria y esta identificación que participa en el síntoma va a
tener dos modalidades -ya estamos dentro del complejo de Edipo-. Una modalidad, en el caso
de la Histeria, es que el síntoma siga la identificación con el objeto de hostilidad -en el caso
de la mujer histérica con la madre-. La otra modalidad de la misma identificación es que el
síntoma siga al objeto de amor que es el padre. En ambos casos se trata de identificarse al
síntoma de uno o de otro.
Freud toma el ejemplo de Dora. Claramente toma el ejemplo del síntoma de la tos,
en primer lugar, bajo la modalidad de identificación con el síntoma materno; y dice: se
identifica al sufrimiento de la madre. Es decir, en ese caso es la voluntad hostil de sustituir a
la madre. Y el síntoma expresa el amor al padre, sustituir a la madre para ligarse
amorosamente al padre. Pero Freud agrega que, para identificarse a la madre, interviene la
consciencia de culpa. Es como si dijese: “Has querido ser tu madre, ahora lo eres. Al menos,
en el sufrimiento”. He aquí el mecanismo completo de la formación histérica del síntoma.
Pero también el síntoma puede ser el mismo que el de la persona amada: el padre. Da, para
explicar esto, el mismo ejemplo de Dora, concreto. Dice: imitaba la tos de su padre.
Hay que aclarar que en el caso de la madre el síntoma está referido al catarro vaginal.
Los sentidos pueden ser múltiples y a la vez. Con las identificaciones pasa lo mismo y más
en el caso de la histeria. En la histeria -Freud lo plantea en la Bella Carnicera, después lo
vamos a ver- un mismo síntoma puede representar a todos los miembros de una obra de teatro
completa.
Por lo tanto, en este caso, no sigue exactamente la misma fórmula que propone para
el modo de esta identificación que es con la madre, sino que hay una pequeña variación. Dice
Freud: La identificación reemplaza a la elección de objeto, que era el padre. La elección de
objeto ha regresado a la identificación.
Primero: ¿Por qué reemplaza? La identificación reemplaza la elección de objeto,
porque viene de plantear que el primer lazo afectivo es la identificación. Partimos de la
identificación primaria donde aún no tenemos el Edipo y el síntoma se da una vez que -
estamos en el Edipo- ha sucedido ya la elección de objeto. Tenemos entonces, la
identificación primaria, después el amor. Estamos en el Edipo, se ama al padre. Entonces
cuando uno se identifica -es la idea de Freud- se puede reemplazar algo del amor. Si no te
puedo tener -por vía amorosa-, al menos voy a ser como vos. Esta es la idea de Freud.
Termina diciendo que la elección de objeto ha regresado a la identificación, porque
la identificación es el primer lazo afectivo. Se regresa al punto de identificación como primer
lazo afectivo, pero para resolver algo del amor. Freud agrega: “Dijimos que la identificación
es la forma primera y la más originaria del lazo afectivo. Sucede a menudo bajo mecanismos
inconscientes, que la elección de objeto vuelve a la identificación. O sea, que el yo toma
sobre sí las propiedades del objeto.”157 Entonces, desde esta perspectiva de la Identificación,
en la formación de síntomas, tenemos tres tipos de identificaciones:
1) La Identificación primaria, que es originaria y constitutiva, previa a todo lazo
afectivo.
2) Tenemos aquí ya una identificación que va a participar del síntoma, con dos
modalidades:
-Modalidad A: Es al objeto odiado o del mismo sexo -la madre en el caso de la
histeria- y se constituye la identificación al modo de la consciencia de culpa: “Quisiste ser
como ella, lo vas a ser en su sufrimiento”.
-Modalidad B: Es al padre. Y aquí se trata del objeto de amor, pero en vez de amarlo
hay una regresión a la identificación: “Como no puedo tenerlos, seré como él”.

Se ve que esta regresión a la identificación no sucede con la madre, al menos Freud


no lo planteaba. Tiene que ser con el objeto de amor y ahí también se ve lo que planteaba
antes: o es amor o es identificación. Se manifiesta, o una o la otra.

157
- Ibidem, p. 100.
Ahora, para las dos formas, Freud dice: La identificación es parcial y es a un rasgo.
¿Qué significa que sea parcial y a un rasgo? Que uno se identifica a un rasgo, que en el caso
de Dora es a la tos. No es que alguien puede identificarse a la otra persona en su totalidad,
sino que toma un rasgo. Toma prestado un único rasgo de la persona objeto.
Hay algunos que leyendo el texto de Freud enumeran estas identificaciones como 1,
2, 3; yo no lo hago así porque creo seguir lo que plantea Freud aquí. Para mí es la primera y
la segunda bajo dos modalidades. A su vez, hay un tercer caso de formación de síntomas. Al
final del texto, cuando resume, nuevamente lo plantea de esta forma.
3) En el tercer caso, lo primero que Freud dice es que la identificación prescinde por
completo de la relación de objeto con la persona copiada. Es decir, en este tipo de
identificación que participa del síntoma también, no hay ningún lazo de amor con el objeto
al cual va a copiar. Recuerden que acá sí estamos en pleno Edipo. Con los ejemplos que da
Freud hay que entender que, con la persona con la que se va a identificar, antes de cierto
momento no pasaba nada. Es más, Freud dice que es a partir de una situación en especial que
el sujeto histérico se va a identificar, que es el modo que Freud llama de “infección psíquica”.
Ahora bien, aquí ya no es una identificación al rasgo, sino que Freud la explica en
términos de querer ponerse en la misma situación que la persona a la cual se va a identificar.
Esto es lo que comúnmente, siguiendo a Freud en este texto y también en el sueño de la Bella
carnicera, llamamos la identificación del pensionado. Siguiendo el ejemplo de infección
psíquica de la muchacha que cuenta alguna situación de fracaso amoroso y frente a eso tiene
una respuesta sintomática. Las demás mujeres que escuchan la historia se identifican a ella,
pero en la respuesta sintomática: copian ese síntoma. Se trata de ponerse en la misma
situación.
Dice Freud: uno de los “Yoes” ha percibido en el otro una importante analogía en un
punto y luego crea una identificación en ese punto, y es influida por la situación patógena.
Esa identificación se desplaza al síntoma que el primer Yo ha producido. Se desplaza al Yo
de la primera persona, dueña de la situación, y el síntoma es su respuesta a esa situación. Las
otras personas se querrían poner en la misma situación y para eso se identifican a la respuesta
sintomática que hizo la primera.
La identificación por el síntoma pasa a ser el indicio de un punto de coincidencia
entre los dos Yoes, y ese punto debe mantenerse reprimido. Entonces la característica de esta
identificación es que prescinde de la relación de objeto previa, es una identificación sobre la
base de poder o querer ponerse en la misma situación y copia al síntoma de la persona que
ha traído la situación.
Podemos sintetizar del siguiente modo, dice Freud, lo que hemos aprendido de estas
tres fuentes de la identificación: en primer lugar, la identificación es la forma más originaria
de ligazón afectiva con un objeto; en segundo lugar, pasa a sustituir una ligazón libidinosa
de objeto por la vía regresiva, mediante introyección del objeto en el yo, por así decirlo; y en
tercer lugar, pueden nacer a raíz de cualquier comunidad que llega a percibirse en una
persona que no es objeto de las pulsiones sexuales. Con un agregado, en la tercera
identificación: el término “Comunidad”. Porque efectivamente la idea de Freud es que esta
identificación hace comunidad, como quien dice la comunidad tal, que es un grupo de
personas. De hecho, Freud la termina comparando con la ligazón que se produce en lo que
él llama “la masa”, que ustedes deben haber leído en su momento. Freud compara con esta
tercera identificación que hace masa, se da en un grupo de mujeres y en el pensionado, donde
lo más llamativo era por qué todas las mujeres terminaban haciendo lo mismo. Existe un
ideal -dice Freud- y cada uno de los yo hace masa, no identificándose con ese ideal; sino que
la identificación se produce -entre los idealistas antes si me permiten decirlo así- a partir de
la relación que cada uno tiene con el ideal, se identifican en ese punto. Esta es la idea
freudiana de la masa.
Es una identificación que tiene también un aspecto pasajero, se sostiene
fundamentalmente en el momento en que uno está en el medio de la masa. En una misma
tarde podría estar en una masa y salirse de ahí y pasar a estar en otra masa diferente. Para
identificarse, debe haber ese lazo singular con el líder de la masa; una cosa es ser peronista
y otra es creerse Perón. Si alguien se cree Perón ya tenemos una patología de otro orden.
Pero con quien se identifican esos personajes es con los otros peronistas, que es una buena
fórmula para pensar lo que ubicamos al comienzo del año, la diferencia entre el ideal del yo
y el yo ideal.
El peronista no necesariamente se va a vestir como Perón, sino como los otros
peronistas. Hace falta que la identificación la sostenga el líder, pero la identificación es entre
sí y el peronista “1” puede ser de Boca y luego de ir a la plaza, puede ir a ver un Boca-River
y pelearse con un peronista “2”, que tal vez sea de River. Por eso, este modo de identificación
histérica es de infección psíquica y hace masa.
Pasa lo mismo con el amor. Uno hace cosas que, cuando se corre de ese lazo, uno se
sorprende de lo que hizo en ese punto. Esto se muestra claramente situando cómo una histeria
puede hacer causa común con otra histeria, es muy habitual en ciertas situaciones.
La vez que viene veremos otros dos tipos de identificaciones descritas por Freud, y
retomaremos otra vez esto.

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