Naparstek Ficha - Síntoma y Fantasía Psicopatología

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Síntoma y fantasía:

Nueva cátedra Psicopatología 1.


Dr. Prof. Fabián Naparstek.
29 de agosto de 2011. Teórico 13.

Comenzaremos a trabajar sobre el tema “Síntoma y fantasía”, tal como está


anunciado en el programa. Quizás nos lleve más de un teórico. Como habrán visto en el
cronograma, lo que sigue es la cuestión de las identificaciones.
En estos teóricos -la bibliografía también figura en el cronograma-, vamos a tomar
un poco el caso Dora135, también “Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad”136,
y vamos a tomar algunas cuestiones en relación a “Los caminos de la formación de
síntomas”137. Textos que también van a trabajar ustedes en otros espacios de la cursada.
Hay que tener presente que estas clases se enmarcan en el segundo momento de
Freud. Recuerdan el cuadro que hemos planteado en el comienzo de la cursada. La vez pasada
estuvimos repasando la primera nosología freudiana, ahora nos introducimos en el segundo
momento.
Teniendo presente lo que hemos conversado en la reunión de cátedra, en Freud el eje
central va a ser el síntoma. Es decir, vamos a trabajar en torno al síntoma y van a ver que no
va a ser lo mismo cuando comencemos con Lacan. El Lacan que nosotros vamos a tomar no
va a ser el del síntoma, sino más bien un Lacan que está más centrado en el aspecto simbólico.
Veremos tanto para la histeria, como para la neurosis obsesiva, cómo se presenta esto.
Tener en cuenta el aspecto simbólico no quiere decir que eso se contradiga con el
síntoma, uno podría tener en cuenta el aspecto simbólico y también al síntoma, de hecho, es
así. Pero, en estos primeros seminarios, se trata de un Lacan que está más preocupado por la
cuestión de la estructura; no en relación con el síntoma, sino con ciertas variables propias de
la primera época. Este tiempo tiene que ver con la pregunta neurótica, el deseo neurótico, las
identificaciones y la función paterna en la neurosis.
Ustedes estuvieron trabajando por dos semanas el caso Dora 138 . Hay que tenerlo
presente. Vamos a desarrollar lo que Freud presenta en este texto, acerca del camino del
síntoma. Ustedes vieron allí que Freud distingue dos aspectos: los sentidos del síntoma y lo
que llama lo somático del síntoma.
Yo presenté, para el concurso de titular de esta cátedra, el tema de “Síntoma y fantasía
en la histeria”. Lo planteé en estos términos: la noción del síntoma como un compuesto. Es
algo que está en Freud, quizás no dicho explícitamente, pero se puede extraer claramente,
especialmente de un texto de Freud que es Los nuevos caminos de la terapia psicoanalítica.
Allí Freud lo dice con todas las letras: Para él, el síntoma es un compuesto que tiene dos
elementos, al menos dos.
Les leo tal como lo dice Freud: “Los síntomas con derivaciones patológicas de los
pacientes son de naturaleza compuesta. En su fundamento ultimo los elementos de esta

135
- Freud, S. (1905). Fragmento de análisis de un caso de histeria. Obras Completas, tomo VII. Op. Cit.
136
- Freud, S. (1908). Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad. Obras Completas, tomo IX.
Op. Cit.
137
- Freud, S (1917). 23ª conferencia: Los caminos de la formación de síntomas. Obras Completas, tomo XVI.
Op. Cit.
138
- Freud, S. (1905). Fragmento de análisis de un caso de histeria. Obras Completas, tomo VI. Op. Cit.
composición están constituidos por mociones pulsionales” 139.
Primera cuestión: se trata de un compuesto que tiene dos o más elementos. Uno de
ellos está ligado a la pulsión y por eso tomo lo que Freud plantea en el Historial de Dora.
Pero, en este texto de Los nuevos caminos… Freud le agrega esta noción de compuesto.
Freud indica claramente cómo él piensa la noción de compuesto. Lo extrae del campo
de la química. Él se refiere a los compuestos en términos de la química y toda la idea de
Freud es que cuando nos encontramos con un compuesto -ustedes lo deben de haber visto-,
podemos hacer una especie de disección. Ustedes lo habrán visto en el secundario, un pobre
animalito que lo parten al medio. Mi idea del asunto igualmente no es traer un sapo (risas)
sino traer un síntoma y partirlo al medio, para ver qué elementos componen ese síntoma. Es
decir, hacer una disección del síntoma.
Si el síntoma es un compuesto, la disección del síntoma no es más ni menos que
descomponer el síntoma. Descomponer, en el sentido químico de la cuestión, es separar los
elementos. En el sentido de separar un elemento del otro. Como si pudiésemos poner al
síntoma sobre la mesa y visualizar los elementos que componen ese compuesto.
Los químicos no lo ponen sobre la mesa sino sobre el microscopio, y separan los
elementos de diferentes maneras. Freud elige la química porque, además, es un texto donde
Freud explica explícitamente de dónde saca el término “Psicoanálisis”. Que analizar es, como
hacen los químicos, separar un elemento del otro. Lo dice explícitamente:
“Porque en el psicoanálisis, hacemos como el químico, analizamos un compuesto, en
el sentido de separar un elemento del otro”140
No nos vamos a dedicar directamente a lo que esto implica en la dirección de la cura,
no en esta materia. Pero sí nos interesa ubicar el síntoma en los términos de la psicopatología.
Es decir, poder reconocer los elementos que se presentan en ese compuesto. Como si uno
agarrase una gota de agua y pudiese separar dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno.
Eso significa descomponer el síntoma o descomponer el compuesto.
Freud lo aclara: “Una vez que tenemos el compuesto, hace falta descomponerlo, ya
que los elementos quedan mezclados, quedan compuestos, articulados entre sí, y no
reconocemos a cada uno de los elementos”141.
Entonces, primera idea freudiana, el síntoma como compuesto. Ubicamos los
elementos que componen el síntoma freudiano:
-Lo pulsional del síntoma -él lo llama “lo somático” en el caso Dora-.
-El sentido del síntoma.
Hay que decir que, aunque hagan un compuesto, son elementos heterogéneos entre
sí, como si fuesen el agua y el aceite. Es decir que hace falta algo para que se mezclen. Vieron
que cuando movemos el agua y el aceite se arma un compuesto pero, cuando dejamos de
mover, la mancha de aceite vuelve a salir a flote, se descompone. Hace falta algo que
mantenga unidos la pulsión con el sentido, como en ciertas recetas de cocina que se utiliza
un elemento para que se mantengan unidos los otros elementos. En este caso, ese elemento
que une es la fantasía.
La fantasía hace las veces de eso que está revolviendo todo el tiempo y que arma el
compuesto, con esos dos elementos heterogéneos. Heterogéneos en el sentido de que, tal

139
- Freud, S. (1917). 23ª conferencia: Los caminos de la formación de síntomas. Obras Completas, tomo XVI.
Op. Cit.
140
- Ibidem.
141
- Ibidem.
como el agua y el aceite, no hay manera de que se junten salvo que haya algo, un tercer
elemento, que los enlace.
Entonces, teniendo en el horizonte estas nociones, nos metemos con el primer
elemento que es lo que nos señala Freud y que es la pulsión. Lo vamos a relacionar, por un
lado, con el trauma y, por otro lado, con la fantasía.
Ya hemos charlado en otra oportunidad sobre la definición que da Freud sobre el
trauma. Lo define como una irrupción de energía del aparato que no ha podido ser descargada
ni asociativamente, ni motrizmente. Es -a mi gusto- la definición, en términos económicos,
más justa que da. Quiero decir: se trata de una cantidad de energía que no se puede descargar
del todo. Y Freud plantea, ya en los primeros textos, que la sexualidad tiene este aspecto
traumático porque en los niños no está la capacidad de poner palabras sobre eso, ni de estar
en condiciones de descargar motrizmente lo que irrumpe como sexual.
Yo insisto con esto: cuando alguien viene y me dice “mi trauma es tal”, ya le está
poniendo una palabra a algo que no ha podido ser descargado por vía asociativa.
Habría que hacer una diferenciación, dentro del campo de Freud, entre lo que
llamamos estrictamente “el trauma” y lo que llamamos “la escena traumática”. Son las
famosas escenas que han leído en Freud, las escenas de seducción, por ejemplo. La escena
misma ya le pone algo del nombre a lo traumático en tanto tal. No es lo mismo decir la
sexualidad traumática en tanto tal, que decir “Mi trauma es que mi padre me sedujo”. Es
decir, vamos a situar de un lado el trauma y, del otro lado, la escena traumática.
Este trauma está más ligado a aspectos pulsionales. Recuerdan que habíamos
definido, siguiendo a Freud -no es de la misma época-, que la pulsión es una fuerza constante.
Que no se puede descargar del todo, ya que no todo puede ponerse en palabras. Y se ve ya
en la definición misma de trauma, lo que les decía antes, la pulsión y los sentidos, porque
hay algo del trauma que es resistente a los sentidos. Es decir, que una primera indicación que
tenemos en Freud es que la escena traumática, que después vamos a ligarla a la fantasía, le
da un cierto marco de sentido al trauma en tanto tal, le está poniendo cierto marco. Y que lo
primero que Freud propone, en esa famosa carta 69, que ustedes deben haber leído en la
materia “Psicoanálisis”. Famosa, porque allí Freud dice: “No creo más en mis neuróticas”142.
Depende de la traducción.
Entonces todo el asunto allí es que lo que cuentan como escena traumática, es algo
que no aconteció necesariamente. Y Freud dice exactamente: “No existe un signo de realidad,
sino una ficción investida con afecto”. Que es, a mi gusto, la primera definición que da Freud
sobre la fantasía. Una ficción investida con afecto.
Hay que tener en cuenta que este problema de la falsedad, o de lo falso y de lo
verdadero, en el campo del relato histérico es algo que lo antecede a Freud, y lo continúa en
estos términos. Muchos trabajos previos a Freud planteaban la cuestión de la histeria en
términos de engaños, mentiras, etc. En este sentido, Freud da un paso más a partir de su
concepción de la fantasía.
Hay una serie de debates en el campo de la psiquiatría. Incluso, por momentos, se
llamaba a la histeria: la patología del simulacro. Esto es por la dificultad de localizar la
histeria en tanto tal, porque hasta los síntomas no respondían a la anatomía. En el tratado de
Henry Ey, se ve bien este debate. Y precisamente, es un debate que Freud puede sortear a
partir de esta noción de fantasía, porque la idea de fantasía de Freud es que es una ficción.
Pero su idea es que esa realidad, que llama realidad psíquica, es la que cuenta para la neurosis.

142
- Freud, S. (1897). Carta 69. Obras Completas, tomo I. Op. Cit.
Poco importa que sea una ficción, sino que lo que cuenta es que es la realidad del neurótico
y que la vive como tal.
Esto reaparece, en Freud, respecto del complejo de castración: no hace falta que el
niño vea que a alguien se lo cortaron, sino que crea que eso puede suceder. Eso ya es
suficiente. Esta realidad de fantasía, que él llama la realidad psíquica, es la realidad que
cuenta para el neurótico. Freud no niega que es una ficción, pero una ficción en la que el
neurótico cree y le da todo el valor que tiene como realidad. Como dice en la Conferencia
23: “Realidad psíquica, por oposición a realidad material”.
Freud plantea dos cuestiones. Una: “se trata de encubrir el periodo autoerótico de su
actividad sexual”. Dos: “Al crear un imaginativo partenaire de su deseo sexual, se ahorra la
vergüenza de confesar el haberse entregado a la masturbación”143. Es decir, esto trae una
ventaja para el niño, que son dos.
Uno es para no reconocer su propia masturbación: se inventa una falsa seducción. No
es que yo me caliento porque me caliento, que no es más que la definición del autoerotismo,
sino que el otro me vino a tocar a mí. Y dos: le agrega un objeto de deseo. Son dos ventajas:
agregar un objeto de deseo y ubicar en el otro, en este caso en el padre, un adulto, el agente
de la excitación y no como una excitación que proviene de uno.
¿Por qué son ventajas estas? Respecto del objeto de deseo, algo hemos visto.
Recuerdan que habíamos visto dos características de la pulsión -una la nombré antes- que es
una fuerza constante, por eso se diferencia de la necesidad. Pero también Freud plantea que
la pulsión no tiene objeto, al menos determinado por la especie. A partir de la fantasía, se
crea un objeto de deseo. Ya no se está solo autoeróticamente, sino que hay un partenaire. En
este caso, el padre, que seduce a la niña. Se ve que ya hay un objeto de deseo que, a partir de
establecerse la fantasía, va a ser determinante para las futuras elecciones de objeto de deseo
de esa niña.
Dicho de otra manera: si la pulsión no tiene objeto, a partir de la fantasía se establece
un objeto que va a ser lo más fijo. Que va a ser para un individuo -que es algo que también
habíamos mencionado, yo había dado el ejemplo del fetichismo- la fijeza del objeto para el
fetichista: una vez que se establece su fantasía, eso queda de manera bien fija.
A la vez, se ahorra reconocer que se entregó al autoerotismo, que esa excitación le
viene por ese partenaire y no porque sí. Como vemos a partir de esto, la fijación pulsional
tiene un marco, uno no se calienta porque sí, sino que eso tiene una estela determinada que
Freud va a llamar después “el cliché de la fantasía”.
Entonces, de un lado, nos queda el trauma como plus de energía, la pulsión y el
autoerotismo; y del otro, la escena traumática, la fantasía, la falsa seducción, con estas dos
ventajas que señalamos.
Vamos ahora a concentrarnos en relación al autoerotismo. Tomamos las primeras
páginas de “Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad”144, que ustedes estuvieron
trabajando. Freud en estas primeras páginas hace un planteo muy preciso. El acto
masturbador se dividía, por entonces, en dos partes: la evocación de la fantasía y, llegada
ésta a su punto culminante, los manejos conducentes a la satisfacción sexual. Una cosa es lo
que uno piensa y se imagina, y la otra, es tocarse concretamente.
A esto Freud también lo llama una composición. Es una soldadura entre dos

143
- Ibidem.
144
- Freud, S. (1908). Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad. Obras Completas, tomo IX.
Op. Cit.
elementos: el pensamiento y el tocarse. Dice: “En un principio, la acción presentaba un
carácter puramente autoerótico. Más tarde esta acción (tocarse) se fusiona con una
representación: la fantasía.”145
Habría habido, en un momento, un puro autoerotismo. Un tiempo cero, porque no es
algo que uno vea necesariamente, que es: tocarse sin más, un momento de puro autoerotismo,
un tocarse sin ningún sentido. Y, dice Freud, en un segundo tiempo se le agrega a eso la
representación optativa, la fantasía. A ese puro autoerotismo es al que se le suma la fantasía.
A eso, Freud lo llama una composición, una fusión, una soldadura. Vean todos los términos
que Freud utiliza. Son dos elementos que se fusionan.
De hecho, una vez que interviene la fantasía, es lo que comúnmente decimos “hacerse
el bocho”, con el significante. En términos lacanianos: El significante toca el cuerpo. Con
sólo pensar, uno puede lograr la excitación, sin tocarse. Alguien, si agiliza un poco la mente,
podrá lograr este objetivo. Pero, entonces, Freud propone llamar a esto “la masturbación
fantástica” para distinguirla del puro autoerotismo. Acá dice fantástica no en el sentido de
genial (risas) sino de fantasiosa. Para señalar que algo del autoerotismo no tiene ningún
sentido. Finalmente, la idea de Freud -y la clínica lo muestra, y la vida cotidiana también-,
es que esa excitación tiene un marco de sentido, que es la escena que se imagina quien se
está masturbando, es decir, pensando en algo.
Entonces, de un lado, tenemos el puro autoerotismo. Y, del otro, el onanismo como
soldadura, en donde ya hay dos elementos. Pero, con esta idea freudiana, recién en un
segundo tiempo se le agrega el sentido al puro autoerotismo. Una vez planteado esto, en
algún tiempo hubo -él lo deduce-, debe haber habido, un puro autoerotismo.

Trauma Escena traumática


Puro autoerotismo. Onanismo fantasioso.
Plus de energía Energía más fantasía.
Punto cero Punto 1

Aquí pongo punto cero ya que es un momento que no encontramos concretamente,


sino que Freud deduce a partir del tiempo 1. Ahora bien, a partir de ahí, Freud da un paso
más y liga todo esto con el síntoma y con una idea que van a encontrar claramente en varios
textos.
Freud parte de la noción energética que ya hemos planteado en donde, a partir de que
hay un plus de energía, hace falta una manera de descargarla. La masturbación fantástica es
una manera de descargar ese plus de energía. Freud parte de la idea de que la masturbación
y el síntoma, son dos modos de descarga de ese plus. A partir de esa idea, tiene la noción de
que, si el niño está en etapa masturbatoria, no va a tener síntoma, porque ya descarga ese
plus de energía a través de la masturbación.
Con Freud, en algún sentido, las cosas son muy lineales y ustedes ven en el caso Dora
cómo el síntoma de la disnea en la infancia es posterior a una etapa masturbatoria. Es decir
que, si hubiese continuado con la masturbación, no hubiese tenido el síntoma. ¿Se entiende
por qué hay gente no tiene síntomas según Freud? (risas).
Entonces, para pasar al síntoma, según Freud, se tienen que dar tres condiciones:
1) Dejar de masturbarse. Si se deja de masturbar, queda esa energía flotando allí para
descargar de otra manera.
145
- Ibidem.
2) No encontrar una manera sustitutiva de descargar esa energía. Sigue la línea
económica, por ejemplo, la sublimación, que Freud va a trabajar más adelante en “Pulsiones
y sus destinos”. El tema es qué se hace con eso que no dejó de descargarse
masturbatoriamente.
3) Que la fantasía pase de ser consciente a ser inconsciente. Ya no es una razón
económica, tiene que ver con lo que llamamos, la dinámica.
¿Qué significa que estén dadas las condiciones? Es que el campo está abonado. Pero,
además de eso, hace falta que llueva. Tiene que pasar algo para que esto surja, crezca. Es
decir que, si están dadas las condiciones y pasa algo, puede ser que esto se descargue como
síntoma. En el síntoma se realiza una fantasía de carácter sexual y, en un momento, esa
fantasía era consciente, se ve claramente en el historial de Dora146.
Luego vamos a ver en cada uno de los historiales cómo sucede algo para que advenga
el síntoma. Una pregunta es por qué alguien, si encuentra una satisfacción adecuada dentro
del marco de la masturbación fantasiosa, deja de masturbarse.
Vamos a ver más adelante la función paterna que prohíbe, que hace interdicción a la
masturbación. Por otro lado, se observa que los síntomas van a tener múltiples sentidos, pero
la idea de Freud es que, en cada síntoma, hay algo de lo pulsional que está enmarcado en una
fantasía y que encuentra salida por la vía del síntoma. Y, nuevamente, en la Conferencia 23,
Freud indica que la fantasía es un eslabón intermedio en la constitución del síntoma.
Es el punto 1, entre el cero y el dos, porque la fantasía es el elemento que permite que
algo de lo pulsional se ligue a los sentidos del síntoma. Freud dice que es el eslabón
intermedio que permite la ensambladura del encadenamiento etiológico. Un término:
Ensambladura. Había dicho: Composición, soldadura, fusión. Y, ahora, ensamblar.
La fantasía es lo que mueve el agua del aceite para mantenerlos unidos todo el tiempo.
Es el elemento tercero que une a los otros dos, teniendo de este lado el síntoma con sus
múltiples sentidos.

Trauma. Escena traumática Síntoma.


Plus de Excitación. Fantasía (falsa seducción). Múltiples sentidos.
Pulsión autoerótica. Onanismo como Soldadura.
Zona erógena. Agrega objeto.
(Tiempo cero) (Tiempo 1) (Tiempo 2)

Vayamos nuevamente al historial de Dora, y vuelvo a la primera distinción que señalé


al comienzo, que es la distinción entre lo somático y los sentidos. Toda la cuestión aquí es
cómo entender lo que Freud llama “Lo somático” en el historial de Dora.
Lo que Freud llama “Lo somático”, aquí está ligado directamente con lo pulsional. Y
los sentidos son lo que está del otro lado. El otro elemento, heterogéneo a lo somático. Lo
que Freud llama somático está ligado a una zona erógena fundamentalmente y, por supuesto,
a lo pulsional.
Entonces, ¿para qué vale la pena hacer esta indicación? Hay que poder situar a lo
largo del recorrido, lo que él llama somático. No hay que confundirlo, de ninguna manera,
con un proceso “natural”. Como si en el caso Dora ella hubiera tenido tos por algún problema
meramente orgánico y después se hubieran agregado los sentidos. No se trata de eso. La idea
de Freud, cuando ubica lo somático, es que hay una premisa pulsional de una zona erógena,
146
- Freud, S. (1905). Fragmento de análisis de un caso de histeria. Obras Completas, tomo VII. Op. Cit.
es que eso ya es propiamente humano.
Cuando hablamos de zonas erógenas, ya estamos hablando de las pulsiones, de lo
propiamente humano, y eso tiene que ver con la satisfacción pulsional. Freud termina
diciendo en el historial de Dora que, en la tos, finalmente se satisfacía una especie de
cosquilleo en la garganta. Me gusta el término cosquilleo, porque tiene ese valor propio de
la pulsión: es algo que da placer; pero a la vez es insoportable. Es una buena manera de ubicar
algo de lo pulsional, porque la pulsión da satisfacción, pero, a la vez, es insoportable. Y
Freud, lo que dice, es que finalmente, en la tos de Dora, hay una cosquilla. Es una buena
definición, un esfuerzo de Freud -con los términos que él tenía en la época- de ubicar algo
de lo pulsional.
Además, esa cosquilla no tiene ningún sentido de nada. Recién cuando se articula la
fantasía eso cobra por primera vez algún sentido. Y, no sólo eso, sino que se enmarca en una
escena y además se le agrega un partenaire. Una cosa es la cosquilla en la garganta y otra es
que se esté chupando el dedo mientras le toca la oreja al hermano. Una cosa es que -y eso es
una vivencia bastante habitual, lo vamos a ver en Juanito- el niño descubra que tiene un
órgano que se excita y no entienda lo que pasa, y otra cosa es que, con el tiempo, y a través
de la fantasía, ese órgano se excite cuando uno piensa en algo determinado. Cuando eso
queda enmarcado dentro de una escena.
Por lo tanto, Freud tiene la hipótesis de que, por un lado, la fantasía, como eslabón
intermedio, le da un marco a lo pulsional y, por otro lado, le da un sentido último a los
múltiples sentidos del síntoma. Porque la idea de Freud es que, finalmente, todos los sentidos
del síntoma van a parar a un último sentido, y es que el síntoma es la realización de una
relación sexual, que Freud no duda en llamar perversa.
¿Qué significa esto? Una realización sexual al modo de los neuróticos. La idea de
Freud es que esa fantasía de Dora con el hermano es una manera de realizar una relación
sexual. Por ende, Freud no duda en pensar que con ese cosquilleo se realizaba en la tos la
relación sexual entre el padre y la Sra. K. Esa es la interpretación de Freud: Que Dora sabía
que al padre le gustaba por la boca, por decirlo de alguna manera. Y Dora realiza esa relación
sexual entre la Sra. K y el padre.
Según esta regla, un síntoma significa la representación, realización, de una fantasía
de contenido sexual y, por tanto, de una situación sexual -dice Freud-. De hecho, cuando esto
se realiza, ya hay sujeto y partenaire. Es una relación sexual “completa”, entre comillas lo
digo. Esta es una idea que Freud extiende muchísimo, la extiende al síntoma como tal. En
efecto, tiene la idea de que en el síntoma se realiza la relación sexual y, van a ver en la
conferencia 17147, Freud va mostrando cómo los síntomas pueden tener múltiples sentidos,
pero finalmente el sentido va a parar a que allí se realiza una relación sexual.
Da un ejemplo de una mujer que tiene un síntoma obsesivo de hacer venir siempre a
la institutriz al comedor. como una manera compulsiva, sin saber por qué lo hace. Pero
necesita hacerlo. Freud la hace hablar y ella cuenta que la noche de bodas, el marido fue
impotente, no pudo mantener la relación sexual con ella. Para no pasar vergüenza -el marido
en cuestión- con la institutriz, tira un frasco de tinta roja sobre la cama. En esa época las
mujeres llegaban vírgenes al matrimonio. Por ende, según Freud esta mujer realiza en este
acto de llamar a la institutriz para mostrarle el mantel manchado, la relación sexual que no
hubo. ¿Se ve cómo el síntoma va al lugar de la relación sexual que no hubo, y la intenta
realizar? Es una idea muy freudiana que se articula a partir de la fantasía, porque esa relación

147
- Freud, S. (1917). 17ª conferencia: El sentido de los síntomas. Obras Completas, tomo XVI. Op. Cit.
sexual tiene una forma de hacerse para cada neurótico, a partir de la fantasía.
Entonces, luego tenemos la selva de los sentidos, que es lo que Freud interpreta en el
historial de Dora: la afonía y todo lo que va interpretando en el historial. Pero, finalmente,
para Freud el último sentido tiene que ver con la realización de la relación sexual. Y se ve
cómo la fantasía, como eslabón intermedio, enlaza por un lado a lo pulsional y, por otro, a
los sentidos. A partir de un sentido último que es la realización de una relación sexual.
De esta forma, se pueden ver los elementos del síntoma: por un lado, el elemento
pulsional, del otro lado los sentidos y la fantasía como eslabón intermedio que tiene la
función de mantener unidos estos dos elementos heterogéneos.
Doy un último paso: es ligar esto directamente con el historial de Dora. Pero antes,
una aclaración. Lo que Freud denomina “premisa somática”, lo propongo como “lo zonático”
del síntoma, poniendo el énfasis en que no se trata de lo somático, de la naturaleza del cuerpo,
sino que se trata de la zona erógena, de lo pulsional. Para no olvidar que esto ya es
propiamente humano y no es que se toma una zona al azar, sino que esa zona, esa premisa
somática, lo zonático, en el caso de Dora se debe a que hubo una fijación a la zona erógena
oral.
Entonces, ahora sí, ligándolo al caso Dora, al hablar del elemento pulsional, Freud
dice: Fijación a la zona erógena oral. La fantasía es la escena de Dora y el hermano. La zona
erógena oral es el cosquilleo en la garganta, pero a eso se le agrega un marco: Dora y el
hermano. Un partenaire. Se agrega un objeto de deseo sexual, ya no es un puro autoerotismo,
sin sentido.
Luego, tenemos los múltiples sentidos del síntoma, con una pregunta que vale la pena
hacerse: ¿Los diferentes síntomas de Dora, son diferentes? ¿O son múltiples sentidos de un
mismo síntoma? Todos los síntomas que Freud describe de Dora van a parar a la misma zona
erógena: la disnea, la afonía, la tos. En todos ellos, finalmente, hay algo: ese cosquilleo en la
garganta, y se realiza algo de esa fantasía.
Freud habla de los diferentes disfraces psíquicos del síntoma, y allí utiliza la metáfora
del grano de arena y la perla.
La perla se forma en el agua después de muchos años de recubrir el grano de arena.
En el centro del síntoma, en el grano de arena, está lo pulsional. Y para que de ese grano de
arena obtengamos un síntoma, hace falta que la fantasía sea el eslabón intermedio.
Freud da varias metáforas en este sentido, siguiendo la lógica de que hay un núcleo
duro del síntoma y múltiples sentidos que se le adosan. Pero ese núcleo duro, tiene que ver
con lo pulsional. Y esta noción de Freud del síntoma como compuesto no es la noción más
expandida de Freud, en tanto y en cuanto el síntoma es lo que dice algo, sobre la base de algo
que no dice nada, sobre la base de una pulsión que es totalmente sin sentido. Lo que hace
que el síntoma perdure, lo que le da al síntoma la capacidad de repetirse es justamente el
aspecto zonático, que es lo que se repite y repite; y que es lo que hace que se mantenga en el
tiempo, a diferencia de las otras formaciones del inconsciente.
Ustedes tienen que tener presente que, en general, todas las formaciones del
inconsciente que Freud describe, a excepción del síntoma, son fugaces. Por eso el síntoma es
privilegiado en el psicoanálisis, porque lo podemos poner sobre la mesa y diseccionar.
Cuando queremos poner el acento sobre el fallido, ya pasó. Cuando queremos agarrar el
sueño, ya pasó.
En cambio, al síntoma, los pacientes lo traen una y otra vez. ¿Se entiende la cuestión?
Ese grano de arena es lo duro de roer del síntoma, lo duro de deshacer. A la vez, es lo que
sostiene el síntoma. Efectivamente, eso ya es una noción bien fuerte del psicoanálisis, que es
central en el debate actual.
Uno podría decir que Dora vino con tos y se va con afonía, y Freud lo presenta al
caso como un fracaso. Pero para nosotros sería una canallada decir que Freud fracasaba,
porque del fracaso podemos extraer la enseñanza. Sin embargo, el caso Dora pensado en
términos de una terapia comportamental, podría haber sido un éxito: la tos desapareció,
entonces es un éxito. Ahora tiene la afonía. Bueno, entonces habrá otra terapia
comportamental para ella.
Si pensamos que la tos, la disnea y la afonía son el mismo síntoma fundamental, que
pasar de uno a otro con diferentes disfraces psíquicos; no es un éxito. De hecho, Freud
comienza diciendo en la conferencia 23 que, para el psicoanalista, la desaparición del
síntoma no es la cura. Sólo hay cura cuando se toca la capacidad de formar nuevos síntomas.
La época actual nos presenta problemas así. Por ejemplo, la cirugía gástrica para la
gente obesa. Le ponen un cinturón al estómago, pero no tocan la pulsión oral y se ve la
desesperación de esa gente a partir de esa operación. No hay cirugía para la pulsión. ¿Qué
hace ahora esa gente con la satisfacción oral que obtenía de comer y comer? Lo cual no
quiere decir que no haya que hacer la operación, pero no hay que dejar de pensar en este
aspecto pulsional. Cuando alguien cree que poniéndose ese cinturón se le van a acabar los
problemas, más bien comienzan nuevos problemas. Hay veces que son peores que los otros.
La vez que viene retomaremos algo de esto y avanzaremos con las identificaciones.

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