Cabrera S-La Gloriosa Revolucion
Cabrera S-La Gloriosa Revolucion
Cabrera S-La Gloriosa Revolucion
LA GLORIOSA,
¿REVOLUCIÓN QUE NO FUE?
Biblioteca de Historia / 46
LA GLORIOSA,
¿REVOLUCIÓN QUE NO FUE?
Enrique Ayala Mora, Fernando Balseca, Marc Becker, Valeria Coronel,
Carlos de la Torre, Hernán Ibarra, Catalina León Galarza,
Fernando López Romero, Patricio Moncayo, Pablo Ospina Peralta,
Germán Rodas Chaves, Silvia Vega Ugalde, Raúl Zhingre
Quito, 2016
Primera edición:
ISBN: Corporación Editora Nacional: 978-9978-84-908-8
Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador: 978-9978-19-733-2
Derechos de autor: 048474 • Depósito legal: 005466
Impreso en Ecuador, mayo de 2016
La versión original del texto de este libro fue sometida a un proceso de revisión de pares ciegos, conforme
a las normas de publicación de la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, y de esta editorial.
Introducción
Santiago Cabrera Hanna 9
La Gloriosa reinterpretada 9
Participación social 11
Actores políticos 13
Revolución, populismo y representaciones culturales 15
Reconocimientos 16
PRIMERA PARTE: PARTICIPACIÓN SOCIAL
La represión arroísta: caldo de cultivo de la “Gloriosa”
Enrique Ayala Mora 19
Ascenso del arroísmo 19
El gobierno de Arroyo 21
Elecciones, violencia y represión 24
Los muertos de Guayaquil 29
La víctima inocente 30
La marcha del silencio 32
La violencia de la “Gloriosa” 35
La FEUE y la “Gloriosa”
Fernando López Romero 57
Proceso organizativo y participación
política de los sectores medios 57
Corrientes ideológicas entre los universitarios 63
La fundación de la FEUE,
su programa y el programa de ADE 65
Los estudiantes y Velasco Ibarra en la “Gloriosa” 69
La Gloriosa y la visión de los comunistas y socialistas 71
Bibliografía 247
LA GLORIOSA REINTERPRETADA
por las teorías políticas de los años ochenta y noventa (entre las cuales
mantuvieron especial preeminencia el desarrollismo y el dependentis-
mo), y el estudio del populismo como fenómeno de masas que crea la
posibilidad de intervenir en los tiempos políticos de manera directa
(desde las calles) y sin las mediaciones proporcionadas por los meca-
nismos de representación del republicanismo y del gobierno represen-
tativo.
Varias décadas más tarde, un conjunto de interrogantes rondan
todavía dichos análisis. ¿Se trató de una revolución o de otro velas-
quismo? ¿Cuál fue el rol de la izquierda y de las otras fuerzas políticas
dentro de la coalición encarnada en la Alianza Democrática Ecuato-
riana (ADE)? Setenta años después ¿sigue siendo válida la evaluación
que justifica el rol de los sectores progresistas en dicha alianza, sobre
la base de un compromiso eludido por Velasco, con lo cual la izquier-
da quedó traicionada, o atrapada en sus propios ánimos “colabora-
cionistas”? ¿Qué ocurrió con el conjunto de organizaciones sociales
y gremiales germinadas en aquella eclosión de participación social,
catalizada por la crisis económica, la represión del régimen de Arroyo
del Río y su fracaso en la defensa del territorio nacional? ¿Repensar la
Gloriosa permite tomar cuenta del actual momento de la política na-
cional y latinoamericana, en el cual el populismo constituye la marca
de agua de varios regímenes?
Los artículos reunidos se proponen dilucidar estas inquietudes,
además de interpelar el estatuto de “revolucionario” dado al derro-
camiento del arroísmo y a la reconfiguración del panorama político
partidista de la década de los cuarenta, la emergencia de nuevos ac-
tores sociales, las tesituras del populismo como discurso, el rol de la
Iglesia como agente movilizador de sectores populares urbanos y su
intervención en el repertorio de demandas formuladas desde el con-
servadurismo, el papel interpretado por la izquierda y las Fuerzas Ar-
madas, los campesinos, estudiantes y mujeres, y las representaciones
culturales que se formularon posteriormente.
Las contribuciones que el lector tiene ahora en sus manos fueron,
en su momento, expuestas en un foro de debate llamado “A setenta
años de la Gloriosa: la revolución que no fue”, convocado por el área
de Historia de la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, y
realizado entre los días 27 y 28 de mayo de 2014. El encuentro tuvo por
coordinadores a Guillermo Bustos y a quien suscribe estas líneas. En
ese contexto se presentaron catorce contribuciones que reevaluaron las
PARTICIPACIÓN SOCIAL
ACTORES POLÍTICOS
REVOLUCIÓN, POPULISMO
Y REPRESENTACIONES CULTURALES
RECONOCIMIENTOS
Participación social
Carlos Alberto Arroyo del Río tenía una larga carrera política. Se ha-
bía iniciado desde orígenes modestos, bien conectado con la oligarquía
porteña. En los años veinte era ya un exitoso abogado. En 1922 presidió
la Municipalidad de Guayaquil y “tuvo una participación dolorosa en
los sangrientos sucesos del 15 de noviembre como personaje influyente,
pues asistió a diversas reuniones realizadas en la Gobernación y acon-
sejó no andar en contemplaciones con el pueblo y reprimirlo con mano
dura”.4 Fue abogado de poderosas compañías extranjeras, con buenos
ingresos económicos e influencia política.5 Escribió textos literarios en un
anticuado estilo decimonónico. Tenía fama de gran orador en las altas
capas sociales y ciertos grupos medios. Fue senador y director supremo
del Partido Liberal en varias ocasiones. A fines de los treinta era el político
más influente del país. Así llegó a la Presidencia de la República.
EL GOBIERNO DE ARROYO
4. Rodolfo Pérez Pimentel, “Carlos Alberto Arroyo del Río”. En Diccionario Biográfico
Ecuatoriano, t. 1, ‹www.diccionariobiograficoecuador.com›, 52.
5. Pérez Pimentel cuenta que alguna vez se negó a aceptar un cargo diplomático
arguyendo: “La propuesta es tentadora pero ¿quién me indemniza de los 15.000
sucres mensuales que percibo de las compañías extranjeras?”. En Pimentel, “Car-
los Alberto…”.
6. Entrevista a Mariano Suárez Veintimilla, alto dirigente del Partido Conservador,
quien recordaba que, a pesar de la oposición de Jijón y Caamaño, el directorio
del partido resolvió autorizar la participación como ministros de Tobar Donoso y
Mortensen, por presión del nuncio Fernando Cento y el arzobispo Carlos María de
la Torre (1972).
Detrás del conflicto de países se dio también una disputa entre gran-
des compañías petroleras por el control de los recursos amazónicos.9
La “tragedia de Río de Janeiro” tuvo responsables personales
como Arroyo del Río, pero evidenciaba la responsabilidad colectiva de
conservadores y liberales que habían utilizado el conflicto con el Perú
como instrumento de sus luchas por el poder. La derrota dejó al país
con un sentimiento de impotencia nacional, algo así como un trauma
colectivo que duró décadas.10
Arroyo del Río ni siquiera consideró retirarse luego de su papel
ruin en la derrota y continuó en el poder. Realizó varias obras públicas
y una reorganización fiscal, que produjo elevación de la reserva moneta-
ria y un superávit presupuestario, que se consideró un éxito económico
de gobierno, y descansó sobre el deterioro del nivel de vida de la pobla-
ción. Los efectos de la guerra mundial, el descenso de las importaciones
y la elevación de las exportaciones no trajeron, como en otros lugares de
América, una transformación del capital comercial financiero en capital
productivo. Las condiciones económicas favorables solo provocaron una
consolidación del poder de la burguesía intermediaria. A la vez, trajeron
inflación y subida del costo de la vida. Las remuneraciones permanecie-
ron, en cambio, virtualmente estancadas.
Luego de 1942, el gobierno se desprestigió cada vez más. El autori-
tarismo se agudizó. Arroyo provocó un conflicto con la Corte Suprema,
irrespetando la división de poderes. Su régimen era una cuasi dictadura.
Para sostenerse en el poder incrementó la represión. Los carabineros
y los cuerpos de seguridad mantuvieron un clima de terror, asenta-
do en el ejercicio de facultades virtualmente dictatoriales del presi-
dente. “El divorcio con la pequeña burguesía y la falta de respaldo
popular lo empujaban a utilizar la violencia como única alternati-
va para mantenerse en el poder, a través de las extraordinarias y La
Ley de Facultades Especiales o de Seguridad Nacional, llamada de
“Inseguridad Nacional”.11 Arroyo tenía una imagen de oligarca vende-
patria, repudiado por la inmensa mayoría de la población.
9. Sobre este punto puede consultarse el libro de Jaime Galarza, El Festín del Petróleo
(Quito: Editorial AC, 1981).
10. Véase Enrique Ayala Mora, Ecuador-Perú. Historia del conflicto y de la paz (Quito:
Planeta, 1999), 27.
11. Manuel Agustín Aguirre, “Breves memorias sobre la revolución del 28 de mayo de
1944”. En Elías Muñoz Vicuña, edit., El 28 de mayo de 1944. Testimonio (Guayaquil:
Universidad de Guayaquil, 1984), 213-35.
12. Véase Silvia Vega, La Gloriosa. De la revolución del 28 de mayo de 1944 a la contrarre-
volución velasquista (Quito: El Conejo, 1987), 53-60.
13. Albornoz era un liberal placista, que había tenido un destacado papel en la opo-
sición y la ulterior persecución y asesinato de Eloy Alfaro. Estaba vinculado a la
plutocracia y por años fue uno de los más altos dirigentes de la Masonería del
Ecuador.
14. La insurrección de 1944 no devino en un cambio social y político profundo, como
muchos esperaron. Pero generó algunos cambios. En los primeros meses, en medio
del ambiente de movilización, se fundaron la Confederación de Trabajadores del
Ecuador (CTE) y la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE).
Se organizó la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Luego, la Asamblea Nacional emi-
tió una Constitución de corte progresista, que estableció un sistema electoral que
garantizó mayor pureza en las elecciones. Pero Velasco no permitió la radicalización
del proceso. No tomó ninguna medida reformista importante, limitándose a sancionar
a algunos funcionarios del pasado régimen.
15. “El hecho se produjo por cuanto varios estudiantes velasquistas se dedicaron a
despegar de las paredes del edificio la propaganda colocada a favor del candidato
liberal radical, señor Miguel Ángel Albornoz, y los carabineros trataban de apre-
sarlos”. Véase “Hubo un incidente entre universitarios y carabineros”, El Comercio,
12 de mayo de 1944.
16. Los empleados del gobierno arroísta eran rechazados por la gente y fueron perse-
guidos luego de su caída. Un diputado citaba en noviembre de 1944 a un ministro
de Estado, que decía: “(…) digo arroístas a esos individuos que en los puestos
públicos no hicieron otra cosa que servir a los intereses de la trinca perversa, cau-
sando daños a la patria, causando daños al pueblo, causando daños a la honradez
pública (…)”. Actas de la Asamblea Constituyente de 1944, acta n.° 98, sesión del
22 de noviembre de 1944, 563-565, citada por Cecilia Durán C., Irrupción del sector
burócrata en el Estado ecuatoriano, 1925-1944 (Quito: Abya-Yala, 2000), 105.
17. Este dato es un ejemplo: “Albornocistas causan intranquilidad en el pueblo de
Uyumbicho, Uyumbicho, 13.- Vituperable es la conducta de los partidarios del Sr.
Albonoz, que llegan de Quito a este lugar. Se presentan hartos de licor y reniegan
y gritan, por efecto de la embriaguez, promoviendo algazara y perturbando la
tranquilidad pública. Se quiere por medio de la violencia, de amenazas, quitar
patentes, prohibiendo la venta de cigarrillos extranjeros; si no se adhieren al can-
didato señor Albornoz”. El Comercio, 13 de mayo de 1944.
18. El diario reportaba que un oficial de carabineros en cuya cabeza cayó un objeto
por accidente, “increpó con insultos soeces” a un grupo de señores. Cuando una
persona protestó, “los carabineros, penetrando en la casa, lo han golpeado con
sus sables hasta dejarlo mal herido”. Luego continuaron “estropeando a la señora
del denunciante, quien tenía en sus brazos a una niñita”. “Oficial de carabineros
insulta en forma soez a un grupo de señoras”, El Comercio, 18 de mayo de 1944.
19. “Carta del doctor Velasco Ibarra desde el destierro al Ministro de Relaciones Ex-
teriores”, El 28 de mayo, balance de una revolución popular (Quito: Talleres Gráficos
Nacionales, 1946), 3.
20. Robert Norris, El gran ausente. Biografía de Velasco Ibarra, tomo I (Quito: Libri Mun-
di, 2004), 289-290.
21. Así lo indicaba la crónica del diario El Comercio, 3 de mayo de 1944.
22. “Obrero muerto por los carabineros en San Miguel de Bolívar”, El Comercio, 3 de
mayo de 1944.
23. “Hechos de sangre en San Miguel”, El Comercio, 11 de mayo de 1944.
La lucha, de allí para adelante fue crucial: se nos negaban todas las ga-
rantías; los profesionales abogados no podíamos actuar porque los jue-
ces y funcionarios policiales no nos atendían y cuando concurríamos a
gestionar la libertad de ciudadanos de nuestras filas, que eran arrestados
sin motivo, se nos amenazaba con la cárcel y se pretendía arrojarnos a
puntapiés de la oficina.25
LA VÍCTIMA INOCENTE
Mi hija muere a los quince años de edad […] ella con su pequeño sueldo
que ganaba como dependiente en el referido almacén nos ayudaba cari-
ñosamente a cubrir las necesidades de la casa. Como pueden atestiguar
todas las personas que la conocían, no era una mujer que le gustaba
presenciar menos intervenir en estos escándalos.35
María del Carmen Espinosa fue llevada a urgencias del Hospital San
Juan de Dios, donde los médicos constataron su fallecimiento. El mismo
día, el coronel Héctor Salgado, comandante general de Carabineros, de-
35. “Un muerto y varios heridos a causa de los incidentes de la campaña preelectoral”,
El Comercio, 22 de mayo de 1944.
El acto se recordaría como “La marcha del silencio”. “El desfile fú-
nebre en orden y absoluto silencio durante el trayecto desde el anfiteatro
hasta la casa del chofer, sobrecogió al gobierno y nadie dudó de que su
caída estaba próxima”.39 Durante la noche miles de personas visitaron la
capilla ardiente. Al día siguiente el diario El Comercio destacaba: “Inmensa
muchedumbre participó en el imponente desfile fúnebre efectuado ayer.
El traslado de los restos de María del Carmen Espinosa constituyó un
acontecimiento raras veces presenciado en esta capital, como expresión de
duelo”. La crónica daba cuenta de que se había suspendido el transporte
LA VIOLENCIA DE LA “GLORIOSA”
42. Ibíd.
43. “Guardas de estanco cometen abusos en mesa de inscripción de Chillogallo”, El Comer-
cio, 24 de mayo de 1944.
44. Arízaga Vega, Memoria histórica…, 162.
45. “Junta civil y militar se constituyó en Guayaquil”, El Comercio, 30 de mayo de 1944.
46. No por coincidencia, las frases mencionadas fueron los títulos de los tres volumi-
nosos libros que Arroyo del Río escribió para defenderse. Las obras merecen ser
leídas, porque contienen duras verdades sobre Ecuador, pero su tono apologético
y su postura de víctima no logran justificar sus actos.
47. Sergio Enrique Girón, “La transformación política del 28 de mayo de 1944”. En
Muñoz Vicuña, edit., El 28 de mayo..., 13-14.
48. Rafael Arízaga Vega, Velasco Ibarra: el rostro del caudillo (Quito: Ediciones Culturales
UNP, 1985), 108.
María del Carmen Espinosa era una joven trabajadora que ayudaba
a mantener a su familia. No se había metido en política. Un oficial de cara-
bineros la mató de un pistoletazo en medio de una protesta por la prisión
de quienes habían cometido el delito de gritar “Viva Velasco”. Fue una
víctima inocente que provocó una explosión masiva de solidaridad, “un
acontecimiento raras veces presenciado en esta capital, como expresión
de duelo”, decía la prensa. Tuvo un entierro en que hubieran soñado los
más notables dirigentes políticos, con una “marcha del silencio” que pa-
ralizó al poder, y fue el primero de los grandes actos de masas que carac-
terizaron a la de mayo de 1944 como la insurrección popular más grande
de nuestra historia que, sin embargo, pese a que sacudió al país y trajo
algunos cambios democráticos, ahora la recordamos como “la revolución
que no fue”.49
49. “Un muerto y varios heridos a causa de los incidentes de la campaña preelectoral”,
El Comercio, 22 de mayo de 1944.
A Sabinita, mi pequeña
A Silvia Cordero
* Universidad de Cuenca.
1. Nela Martínez Espinoza, Yo siempre he sido Nela Martínez Espinoza (Quito: CO-
NAMU / UNIFEM, 2006).
PRECISIONES
7. Sergio Girón, “La revolución de mayo”, citado en Silvia Vega, La Gloriosa. De la revo-
lución del 28 de mayo de 1944 a la contrarrevolución velasquista (Quito: El Conejo, 1987).
8. Carlos de la Torre, La seducción velasquista (Quito: Libri Mundi, 1993).
“ENTRAMOS AL PALACIO
Y NOS TOMAMOS EL PODER…”
14. Las mujeres de la familia Espinoza se caracterizaron por su gran ilustración e in-
dependencia de pensamiento y decisión (véase C. Cordero, entrevista). Un influjo
singular sobre Nela tuvo la memoria de una tía abuela materna, doña Jacoba Es-
pinoza, mujer decidida –y excluida de la crónica familiar– que había llevado a sus
peones a apedrear desde los cerros a los soldados enviados por García Moreno:
“Me fascinaba –expresará Nela en los años finales de su vida– su espíritu luchador,
guerrillero, capaz de analizar la estrategia y utilizar adecuadamente la topografía
de las quebradas a su favor”. Martínez Espinoza, Yo siempre he sido Nela…, 29.
15. Vega, La Gloriosa…
16. Martínez Espinoza, Yo siempre he sido Nela…, 96-97.
17. Ibíd.
18. Laura Almeida, “Luisa Gómez de la Torre”. En Antología (Quito: La Tierra, 2007).
23. Ibíd.
24. Marc Becker y Silvia Tutillo, Historia agraria y social de Cayambe (Quito: FLACSO /
Abya-Yala, 2009), 131-132.
25. Becker y Tutillo, Historia agraria…
26. Raquel Rodas, Tránsito Amaguaña. Su testimonio (Quito: Comisión Nacional Perma-
nente de Conmemoraciones Cívicas, 2007), 44.
27. Roberto Crespo Ordóñez, “Discurso del Sr. Dn. Roberto Crespo Ordóñez, en repre-
sentación de las señoras de Cuenca”. En El tres de noviembre (Cuenca: s. e., 1943),
27-28. Énfasis añadido.
28. F. M. Salazar, entrevista realizada por Catalina León Galarza, 25 de marzo de 2014;
J. Galarza, entrevista realizada por Catalina León Galarza, 20 de septiembre de
2014.
29. F. Avendaño, entrevista realizada por Catalina León Galarza, 2014.
32. J. A. Neira, entrevista realizada por Catalina León Galarza, 30 de abril de 2014.
33. J. Galarza, entrevista realizada por Catalina León Galarza, 20 de septiembre de 2014.
34. F. Avendaño, entrevista realizada por Catalina León Galarza, 2014.
35. El Mercurio, 30 de mayo de 1944, 4.
36. J. A. Neira, entrevista realizada por Catalina León Galarza, 30 de abril de 2014.
37. J. Galarza, entrevista realizada por Catalina León Galarza, 20 de septiembre de 2014.
38. Ibíd.
39. C. Pulla, entrevista realizada por Catalina León Galarza, 21 de septiembre de 2014.
40. F. M. Salazar, entrevista realizada por Catalina León Galarza, 25 de marzo de 2014.
41. C. Pulla, entrevista realizada por Catalina León Galarza, 21 de septiembre de 2014.
42. El origen de tan sui géneris apodo tiene que ver con un episodio de protesta de esos
años, cuando fuera reprimida una marcha de las mujeres, y una bala disparada al cuer-
po impactara en una moneda de un sucre guardada en los amplios bolsillos del follón.
Un carabinero habría dicho: “a esta señora no le pasa nada, tiene el culo de bronce”. C.
Pulla, entrevista realizada por Catalina León Galarza, 21 de septiembre de 2014.
43. Se nombra también a otra mujer con gran ascendiente entre las panaderas, la se-
ñora Mercedes Quinde del barrio de Todos Santos. Sin embargo, no hemos podido
abordar, específicamente, el aporte de estas mujeres a la movilización de mayo de
1944. F. Avendaño, entrevista realizada por Catalina León Galarza, 2014.
48. Este análisis tiene su sustento en la teoría de las prestaciones totales de Marcel
Mauss, véase Jean Cazenueve, Sociología de Marcel Mauss (Barcelona: Península,
1970).
49. C. Pulla, entrevista realizada por Catalina León Galarza, 21 de septiembre de 2014.
50. Ibíd.
51. Ibíd.
52. Ibíd.
PALABRAS FINALES
8. “[…] quien retomó la línea de la Revolución juliana, aceptó muchas de las exigen-
cias socialistas y dictó una legislación laboral y social inspirada por estos”. Víctor
Granda Aguilar, “Estudio introductorio”. En Manuel Agustín Aguirre. Pensamiento
político y social (Quito: Banco Central del Ecuador / Corporación Editora Nacional,
2009), 20.
9. Agustín Cueva, “El Ecuador de 1925 a 1960”. En Enrique Ayala Mora, edit., Nueva His-
toria del Ecuador, vol. 10 (Quito: Corporación Editora Nacional / Grijalbo, 1983), 103.
10. Patricio Ycaza Cortez resume la posición antipopular de Mosquera Narváez: “[…]
cierre de varios colegios fiscales, la clausura de las universidades estatales –inclu-
yendo la Universidad Central […], la conculcación de la autonomía universitaria,
junto a la represión a una huelga general detectada por la Unión Sindical de Pi-
chincha y respaldada por los estudiantes universitarios en solidaridad con una
paralización promovida por el SNE como rechazo a una inicua Ley de Escalafón
que garantizaba la cancelación de profesores críticos para reemplazarlos con hom-
bres fieles al régimen, contribuirán a que prolifere la protesta popular”. Patricio
Ycaza Cortez, Historia del Movimiento Obrero Ecuatoriano, vol. II (Quito: CEDIME /
Ciudad, 1991), 69.
CORRIENTES IDEOLÓGICAS
ENTRE LOS UNIVERSITARIOS
17. Las referencias a una época de transición son planteadas por Jaime Breilh Paz y
Miño y Fanny Herrera, El proceso juliano. Pensamiento, utopía y militares solidarios
(Quito: Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador / Corporación Editora
Nacional, 2011).
18. Moreano, Ecuador, pasado y presente, 185.
19. Ibíd., 200.
20. “Nuestra agricultura, nuestra industria y nuestro comercio entregados al empi-
rismo, a la iniciativa individual anárquica, al desorden, sin un plan que desarro-
lle nuestras legítimas posibilidades económicas ‘y que nos permita aprovechar la
coyuntura favorable que la guerra nos brinda. Manifiesto de los Universitarios
Ecuatorianos a la Nación (1944)’ ”. En El pensamiento político de los movimientos so-
ciales (Quito: Ministerio de Coordinación de la Política y Gobiernos Autónomos
Descentralizados, 2012), 109.
LA FUNDACIÓN DE LA FEUE,
SU PROGRAMA Y EL PROGRAMA DE ADE
21. Que se convirtió, junto con la Casa del Obrero, en un importante centro de activi-
dad organizativa y política de la izquierda. El primero de mayo de 1932, miembros
de la Compactación Obrera Nacional (CON) y de la Unión Obrera Republicana
(UOR), organizaciones de artesanos de derecha, junto con agentes de la Oficina de
Investigaciones (Seguridad Política) irrumpieron en este local y agredieron brutal-
mente a estudiantes de izquierda que se habían refugiado allí después de haber
organizado sin autorización de la Policía una marcha por el Primero de Mayo. En
esos años los estudiantes organizaban asambleas y eran activos los centros estu-
diantiles de las facultades de Derecho y de Medicina.
22. Resulta valioso el testimonio de Rafael Almeida Hidalgo, dirigente estudiantil de
la época: “El problema de los organismos estudiantiles de la época: retrocediendo
algunos años, era que no existía ninguna organización estudiantil en Quito, no ha-
bía asociaciones de estudiantes, peor federación. Cuando yo fui a Chile aprendí que
había necesidad de la unidad de los estudiantes, y allí luché en las filas estudiantiles
chilenas; a mi regreso me impuse la tarea de organizar a los estudiantes, primero
organizamos la asociación Escuela de Derecho, y ya organizada, inmerecidamente
me hicieron el primer presidente, luego en Filosofía y Letras de donde era estu-
diante del penúltimo año, allí organizamos la Asociación Escuela de Pedagogía, y
nuevamente también inmerecidamente fui nombrado como su primer presidente.
Con estas dos organizaciones básicas tratamos de extender a las otras dos faculta-
des restantes, Ingeniería y Medicina […] un grupo de amigos, dirigidos por el hoy
ingeniero César Arcos, organizó la Asociación Escuela de Ingeniería, mientras en
Medicina, el actual doctor Luis Rengel Sánchez […] organiza la Asociación Escuela
de Medicina y con cuatro asociaciones se estructura la FEUE [1942].
Aprovechamos de una coyuntura especialísima, la de que la Universidad de
Guayaquil celebraba un año más de su existencia, fuimos invitados […] los repre-
sentantes a Consejo Universitario, y que por coincidencia éramos los mismos ya
mencionados y un poco con la reticencia del rector de la Universidad, doctor Julio
Entre los años 1943 y 1944, las relaciones de los estudiantes con
Velasco Ibarra fueron de la cercanía al apoyo entusiasta, a diferencia
de la dura confrontación durante su primer gobierno (septiembre de
1934, agosto de 1935).27 Guillermo Lasso, presidente de la FEUE de
Quito y militante socialista, fue parte de la comitiva que se entrevistó
con Velasco, acción que abrió el camino de su candidatura presidencial
con el apoyo de la izquierda.28
Los estudiantes universitarios tuvieron un importante papel en
el movimiento que depuso al gobierno de Arroyo del Río.29 La prensa
destacó la posición de los universitarios quiteños ante los aconteci-
mientos del 28 de mayo en Guayaquil:
nosotros, que reclamamos la más sólida Unidad Nacional para esos ob-
jetivos, proclamamos como la encarnación de este programa y de este
ideal, la candidatura del doctor josé maría velasco ibarra para “presi-
dente de la República en el período de 1944 a 1948 […] un auténtico
patriota y antifascista, cuya figura de sabio y de hombre de acción al
mismo tiempo, en el exilio, a través de América, ha acrecentado su per-
sonalidad sirviendo a la cultura de los pueblos hermanos, vinculado
31. “Apoteósico recibimiento se tributó al Dr. José M. Velasco Ibarra”. En el orden del
desfile la FEUE apareció en los primeros lugares, luego del tricolor nacional, de
Velasco Ibarra, el buró político de ADE, Comitiva Comité Central de Señoras y
más comités femeninos, ADE (Comité Central y Comité de Pichincha), y delante
de los estudiantes del Mejía, delegaciones estudiantiles, de trabajadores, de parti-
dos políticos, comités electorales. El Comercio, 30 de mayo de 1944. El 2 de junio el
mismo diario señalaba: “Universitarios reiteraron su adhesión al gobierno del Dr.
Velasco Ibarra”. “[….] A las ocho de la noche se llevó a cabo una manifestación de
parte de los estudiantes de la Universidad Central, los cuales acudieron en masa
hasta frente al Palacio de Gobierno, con el objeto de reiterar una vez más su apoyo
al doctor José María Velasco Ibarra […] desde el pasadizo del Palacio de Gobierno
dirigió la palabra a la juventud […]”. El Comercio, 2 de junio 1944.
LA GLORIOSA Y LA VISIÓN
DE LOS COMUNISTAS Y SOCIALISTAS
34. Informe al X Congreso del Partido Socialista, noviembre 15 de 1943, citado por
Granda, “Estudio introductorio”, 33.
35. “Comité Central del Partido Comunista…”, 113.
* FLACSO Ecuador.
1. Silvia Vega, La Gloriosa: de la revolución del 28 de mayo de 1944 a la contrarrevolución
velasquista (Quito: La Tierra, 2014).
10. Informe que presenta a la Nación, el Sr. Dr. Pedro Pablo Egüez Baquerizo, ministro de
Previsión Social y Trabajo (Quito: Imprenta Nacional, 1928).
11. Informe que presenta a la Nación…, f. 234.
12. Hernán Ibarra, “Entre la oposición y la colaboración: el Partido Socialista Ecuatoriano
durante el gobierno de Galo Plaza (1948-1952)”, Ecuador Debate, vol. 67 (2006): 37-60.
13. Registro Oficial n.º 467, 20 de octubre de 1927. Decreto Supremo del 13 de octubre
de 1927.
14. Valeria Coronel, “Justicia laboral y formación del Estado como contraparte ante el
capital transnacional en Ecuador (1927-1938)”, Revista Illes i Imperis (monográfico)
Justicia, violencia y construcción estatal, n.° 15 (2013): 171-183.
15. Pedro Pablo Egüez Baquerizo, Informe que presenta a la nación, el Sr. Dr. Pedro Pablo
Egüez Baquerizo, Ministro de Previsión Social y Trabajo (Quito: Imprenta Nacional,
1928), 101.
16. Esta instrucción estaba firmada por Jesús Gualavisí, futuro dirigente nacional de
la FEI (1944) cuando era cabecilla de la comuna Juan Montalvo en pleito contra la
hacienda Changalá. La Vanguardia, año II, n.º 24 (1929): 4.
17. Véase Tigua en AIFP, fondo MPST, caja 280; Marc Becker y Silvia Tutillo, Historia
agraria y social de Cayambe (Quito: FLACSO, 2009).
18. Lucha Popular, Director Segundo Ramos, n.° 1 (segunda quincena de febrero de
1934): 1.
19. Ibíd.
20. Lucha Popular, 20 de enero de 1934.
26. Decreto Supremo, n.° 210, del 5 de agosto de 1938. Registro Oficial n.° 78-81, 14-17
de noviembre de 1938.
27. Ángel Modesto Paredes, “Los nuevos signos de la cultura en el mundo de la post-guerra.
Destino de Indoamérica”, Revista Forense y Federación Interamericana de Abogados (1943).
28. Primitivo Barreto, “Apuntes históricos del Movimiento Obrero y Campesino del
Ecuador”. En Formación y pensamiento de la CTE, comp. por Jorge León, Hernán
Ibarra y Patricio Ycaza (Quito: CEDIME, 1983), 171-197; Miguel Angel Guzmán,
“Informe al Comité Nacional de Trabajadores. Abril de 1944”, en Ibíd., 152.
29. Manuel Agustín Aguirre, “El congreso de los trabajadores”, en Ibíd., 135.
30. Vicente Lombardo Toledano, “Informe de mi recorrido por América Latina. Octu-
bre de 1942”, en Formación y pensamiento…, 17-41; Guillermo Rodríguez, “Informe
sobre el Congreso de la Unificación de los Trabajadores Ecuatorianos. Marzo de
1943”. En Ibíd.
33. Víctor Granda, Manuel Agustín Aguirre y el socialismo hoy (Quito: La Tierra, 2008);
German Rodas Chaves, Partido Socialista Casa Adentro (Quito: La Tierra, 2006).
Actores políticos
ANTECEDENTES REFORMISTAS
DEL PARTIDO CONSERVADOR
desde la encíclica Rerum Novarum (1891) del papa León XIII. En un con-
texto de desigualdades sociales y económicas, producto de la Revolución
Industrial, la encíclica versa sobre la “condición de los obreros”. El Papa
dejó claro su apoyo al derecho laboral de formar “uniones y sindicatos”,
pero también se reafirmó en la defensa de la “propiedad privada”.
Rechazando el liberalismo y el socialismo, la encíclica precisó
los principios de reforma para buscar la justicia social en la economía
y la industria, mediante el intervencionismo del Estado. Además,
afirmó la capacidad que la Iglesia tiene para intervenir, mediante una
alternativa pactista, que parte de la idea de que tanto empresarios
como trabajadores son hijos de Dios y, por lo tanto, deben llegar a un
acuerdo entre sí.1
Esta encíclica fue seguida por la nueva Quadragésimo anno (1931)
de Pío XI. A su vez, esta trata sobre la restauración del orden social en
conformidad con la ley evangelizadora y está dirigida a los católicos
para su intervención en la vida pública. Surgió como respuesta a la
crisis mundial de 1929 y propuso un nuevo orden social y económico,
cuya normativa, política o económica, debía ser dirigida por la auto-
ridad pública, y la resolución de sus conflictos no podía basarse en la
lucha de clases. La encíclica no discute ni se opone a los principios del
capitalismo, sin embargo, sugiere pensar que debe haber un capitalis-
mo con rostro humano como expresión de Democracia Cristiana.2
En cuanto a la figura de Pío XII, en el contexto de la Segunda Gue-
rra Mundial, la encíclica renovó la enseñanza social de la Iglesia y de
manera especial, destacó el énfasis por defender los derechos de la per-
sona humana como fundamento y meta de la vida social. Pío XII fue
considerado como el “[…] Pontífice del catolicismo en la vida pública”.3
Por otro lado, están las resoluciones de las asambleas conser-
vadoras de 19254 y 1939,5 que al reorganizarse como partido políti-
1. León XIII, Rerum Novarum. Sobre la Cuestión Obrera (Santiago de Chile: Ediciones
Paulinas, 1960), 3-57.
2. Pío XI, Carta Encíclica Quadragésimo anno (Bogotá: Ediciones Paulinas, 1994), 3-82.
3. Francisco Miranda Rivadeneira, Política Cristiana, vol. VII (Quito: Editorial Fray
Jodoco Ricke, 1955), 77.
4. Julio Tobar Donoso, Programa y Estatutos de la Asamblea del Partido Conservador
Ecuatoriano y su exposición doctrinaria (Riobamba: Biblioteca Editorial “Dios y Pa-
tria”, 1926), 27-42.
5. Los principios políticos de la Asamblea Conservadora de 1939 fueron expuestos en
La Patria, Quito, 10 de mayo, 1943, 2-4.
EL REFORMISMO CONSERVADOR
EN EL PROGRAMA DE ADE
REFORMISMO EN LO POLÍTICO
REFORMAS EN LO ECONÓMICO
39. Partido Comunista del Ecuador, “Es indispensable la unidad de todos los ecuato-
rianos sobre la base de un programa democrático”. En Elías Muñoz Vicuña, comp.
28 de mayo de 1944, Documentos (Guayaquil: Facultad de Ciencias Económicas de la
Universidad de Guayaquil, 1983), 65-67.
40. Carlos de la Torre, La seducción velasquista (Quito: Libri Mundi, 1997), 92.
41. Gualberto Guerrero, “Alrededor de las subsistencias”, La Patria, Quito, 23 de mar-
zo de 1943, 2.
42. Ramiro Borja, “Nuestra realidad”, La Patria, Quito, 29 de marzo, 1943, 1.
43. Art. 54. Programa del Partido…, La Patria, 4.
44. José Bognoli, “La propiedad no es un robo, pero la propiedad no es un derecho
absoluto”, Diario del Sur, Cuenca, 4 de enero de 1946, 4.
45. Aguirre, “Breves memorias…”, 221.
Izquierda que está consciente del riesgo que supone introducir cam-
bios revolucionarios en un contexto de fragilidad orgánica partidaria.
Un programa económico izquierdista que apunta a convencernos de
que Estados Unidos, finalmente, en un contexto de guerra mundial,
es el aliado económico industrial estratégico para alcanzar el progreso
deseado, y que gracias a este aliado es factible satisfacer las ingentes
necesidades que el desarrollo industrial nacional necesita. Un progra-
ma que en testimonios de izquierdistas muy célebres pronunciados en
ocasión de los cuarenta años de el 28 de mayo de 1940 se dice que es de
“izquierda”, de “avanzada”, auspiciador de cambios en la anacrónica
estructura económica y social que vivía la patria.46 Pero que, según
nuestra lectura, aparece como vanguardia de un capitalismo producti-
vista dependiente, que no se interroga por los límites de la injusticia y
la acumulación del capital.
En relación al tema de la propiedad privada, ADE decidió pla-
nificar la economía ecuatoriana mediante “una comisión técnica”,47
donde participen trabajadores y patrones. Dicho principio, de acuerdo
a Silvia Vega, induce a pensar en la necesidad de una propuesta que
limite los abusos de la propiedad privada, pero que evite, también, los
riesgos y peligros que surgen de la sociedad moderna.48
Entendido el problema de limitar la propiedad privada, era com-
prensible que los conservadores se engarzaran en ADE mediante el ca-
tolicismo social, en pro de esta limitación. La propiedad privada con-
cebida en sujeción a la tierra no pasó ni terminó por la penalización,
sino por regularla como un derecho. “La propiedad no es un robo,
pero la propiedad no es un derecho absoluto”, artículo publicado en
el conservador Diario del Sur, de Cuenca, escrito por Vicente Bognoli.
Acaso este artículo resume todo aquello que significó la propiedad
privada para el Partido Conservador, con aplicación a la propiedad
agrícola con sentido católico y que demanda de una organización pro-
tectora de los débiles.
REFORMISMO EN LO SOCIAL
CONCLUSIONES
IMPORTANTES ANTECEDENTES
3. Esta información testimonial me fue entregada por uno de los asistentes al Octavo
Congreso del PSE, Plutarco Naranjo, quien mantuvo varias sesiones de trabajo
con el autor de este texto, a propósito de recuperar información que me permitiera
trabajar el libro Socialismo Casa Adentro (Quito: La Tierra, 2006).
trar que entre las causas del conflicto limítrofe se hallaban intereses
oligárquicos peruanos.
En este orden de cosas, la reunión socialista no dejó de lado, al
analizar la situación internacional, el entorno de la declaratoria de gue-
rra de Japón a los Estados Unidos de Norteamérica y a Gran Bretaña.
El segundo aspecto resuelto en el congreso fue el de carácter polí-
tico y orgánico. En esta materia, el socialismo ratificó su línea de opo-
sición a Arroyo del Río y designó como su secretario general a Manuel
Agustín Aguirre.
El año de 1942 se inició para el país en medio de la circunstancia
de la agresión militar peruana, debido a lo cual, con oportunidad de la
reunión de la Conferencia Interamericana en Río de Janeiro, el canci-
ller conservador Julio Tobar Donoso suscribió un protocolo, que luego
sería ratificado en el Congreso Nacional por la mayoría arroísta, por
medio del cual el país resignó una importante parte de su territorio.
El PSE, por todo lo dicho, asumió públicamente una línea confronta-
cional abierta con el régimen. Tal determinación fue divulgada mediante
un documento público firmado por Manuel Agustín Aguirre y puesto a
circular el 18 de febrero de 1942. Desde entonces se inició una persecu-
ción contra el dirigente socialista frente a lo cual Juan Isaac Lovato debió
asumir, en más de una oportunidad, la conducción interina del PSE.4
Un sentimiento de frustración, provocado a partir de la pérdida
territorial, comenzó a emerger en la ciudadanía, y, además, la circuns-
tancia del galopante deterioro de la economía, desencadenaron la con-
frontación abierta de algunos sectores económicos y sociales contra el
gobierno de Arroyo del Río. Frente a este contexto social, el régimen se
parapetó en la represión5 contra quienes le cuestionaban.
Por aquellos días se fundaron distintas organizaciones sociales
dispuestas a oponerse al régimen y, también, involucradas en la lucha
antifascista a propósito de la guerra mundial y sus repercusiones. En
muchas de ellas tuvo participación el socialismo, conforme fue la reso-
lución del Octavo Congreso socialista.
4. A pocos días de volver público el manifiesto del PSE fue tomado preso, en Gua-
yaquil, Ángel Felicísimo Rojas, quien se había dedicado a difundir el mentado
documento partidario. En tal circunstancia, el escritor lojano fue llevado al penal
García Moreno en Quito.
5. Para llevar a cabo esta represión, el gobierno fortaleció en todos los órdenes a la
policía, denominada entonces como de los Carabineros.
12. Manuel Agustín Aguirre, “Breves memorias sobre la revolución del 28 de mayo de
1944”. En Elías Muñoz Vicuña, edit., El 28 de Mayo de 1944. Testimonio (Guayaquil:
Imprenta de la Universidad de Guayaquil, 1984), 217-18.
13. En este punto cabe una digresión, para recordar que el PSE de aquellos años (1933-
1935), bajo la dirección de Luis F. Chávez, declaró que era fundamental oponerse
17. “Informe de Manuel Agustín Aguirre al Décimo Congreso del PSE”. (Editado por
el departamento del PSE con oportunidad de este congreso).
18. Testimonio de Plutarco Naranjo.
19. Ibíd.
como la forma de unir todas las fuerzas populares del país para luchar
contra las fuerzas destructoras y oscuras encarnadas en la oligarquía
feudal nazifascista usurpadora del poder, enemiga de la nación y de la
patria […] Por ello en ADE el PSE contribuyó a la formación de un pro-
grama que expresa el deseo de sentar bases firmes para la reconstrucción
nacional, programa que debe ser cumplido por el hombre que le toque
regir los destinos del país.21
EL SOCIALISMO ECUATORIANO
EN LA GLORIOSA DE MAYO
23. El PSRE se organizó en la década de los años sesenta del siglo XX, como una res-
puesta a la postura colaboracionista que en los años cuarenta y cincuenta se había
dado al interior del PSE. Desde luego que aquella circunstancia fue rebasada, tam-
bién, por la influencia de la Revolución cubana, otro de los factores fundamentales
para el aparecimiento del socialismo revolucionario, que desde el 2014 se halla
nuevamente activo.
24. Postura política promovida especialmente por los socialistas colaboracionistas.
25. Aguirre, “Breves memorias…”, 221.
31. Tal fue el caso de Alejandro Druet quien, no obstante la negativa del partido, asu-
mió el Ministerio de Previsión Social en octubre de 1945. Caso similar ocurrió en
ese mismo mes con José Martínez, quien fue designado gobernador de la provincia
de Tungurahua.
32. En un estudio sobre Aguirre, Víctor Granda Aguilar, quien fuera secretario ge-
neral del PSRE y del PSE, hace un exhaustivo análisis sobre las tesis comunistas,
respecto de las que han sustentado los sectores colaboracionistas del socialismo
y aquellas que han dado cuenta de la existencia de una corriente revolucionaria.
En tal estudio asevera refiriéndose al 28 de mayo: “No debe hablarse en estricto
sentido de una revolución, ya que lo único que se produjo, en realidad, fue el
derrocamiento popular de un gobierno. No se constituyó un poder paralelo y no
se adoptaron medidas revolucionarias permanentes que le dieran un soporte y un
respaldo social al proceso”. Víctor Granda, Manuel Agustín Aguirre y el socialismo de
hoy (Quito: La Tierra, 2008), 47.
4. “Ustedes no me pueden dar una revolución en el mundo que haya sido original
como esta en la que se dan la mano el fraile y el comunista”. Proviene de una entre-
vista concedida a la prensa publicada en El Comercio, 1 de julio de 1944, a propósito
de preguntas sobre la formación de la Confederación de Trabajadores del Ecuador,
comunista, a la que pide ser tan original como el movimiento existente en Ecuador.
Véase El 28 de mayo. Balance de una revolución popular. Documentos para la historia
(Quito: Talleres Gráficos, 1946), 131.
tar, consiguió perdurar casi cuatro años, récord que ningún gobierno
desde Isidro Ayora había conseguido. Fue sin duda la derrota militar
de 1941 la que le enajenó el apoyo militar del que había gozado desde
1938 cuando pareció encarnar la aspiración de la preciada estabilidad
política civil.
El capitán Sergio Girón, líder de la revuelta en el Grupo de
Artillería Villamil, que en Guayaquil iniciaría la rebelión de mayo de
1944 al atacar el local del Cuerpo de Carabineros, expresaría el desen-
canto con el liberalismo y el enorme peso de la derrota militar en sus
consideraciones:
me encontré [al llegar a Ecuador en mayo de 1944] con que había una
verdadera […] agitación caótica de orden comunista […]. Caos en las
universidades, el ejército estaba un poco contagiado, oficiales estaban en
el asunto, estudiantes que dirigían el tránsito en las calles, había una ver-
dadera agitación comunista […] Yo nombro para calmar un poco los áni-
mos […] a un ministro de izquierda de Educación Pública, para Previsión
Social también otro socialista, pero procurando que no sean muy extre-
mistas porque yo […] desde un principio comprendí el peligro.15
13. Robert Norris [1993], El gran ausente. Biografía de Velasco Ibarra, t. II (Quito: Libri
Mundi, 2004), 15-6; 36-37.
14. El Debate, 30 de julio de 1946.
15. Pablo Cuvi, Velasco Ibarra; el último caudillo de la oligarquía (Quito: Instituto de In-
vestigaciones Económicas, 1977), 101-102.
16. No es el tema de este artículo, pero en otro capítulo de la tesis de la que forma
parte este trabajo, se propone una explicación de por qué y cómo Velasco logró
enajenar las masas a las izquierdas en la coyuntura crítica del segundo velasquis-
mo.
17. Los sucesos del 30 de marzo de 1946: documentos, publicación oficial (Quito: Biblioteca
PUCE, fondo Velasco Ibarra, libro 67 y 990, 1946), 338. Énfasis añadido.
18. Alain Rouquié [1978], Poder militar y sociedad política en la Argentina, t. II, trad. por
A. Iglesias E. (Buenos Aires: EMECE Editores, 1982), 50.
Hubo un tiempo –por fortuna ido para siempre– en que el ejército fue el
instrumento ciego de maquinaciones politiqueras y de criminales con-
ciliábulos para frustrar las aspiraciones del pueblo […]. Se acanalló al
ejército, pues en pago de la trastada política venían los ascensos o las
prebendas a costa del Estado […]. Por fortuna, repetimos, pasaron ya
esos tiempos y el ejército ecuatoriano actualmente constituye un honor
para la Patria y es verdadera garantía para la tranquilidad social y para
el sostenimiento de las instituciones republicanas. Los jefes y oficiales
del ejército ecuatoriano son en los actuales momentos ejemplo de disci-
plina, de patriotismo y de honorabilidad.19
El ejército ecuatoriano, como obra humana que puede tener sus errores
y deficiencias; pero nadie puede negar que se ha operado en nuestro
ejército una saludable reforma y que el personal actual, especialmente el
de Jefes y Oficiales, brilla por su patriotismo, por su desinterés y por su
intenso afán de contribuir para la paz y la prosperidad de la República.20
EL COMPROMISO (1946)
22. Llama la atención que Tobar Donoso, que explica el sentido y los alcances de cada
punto del programa de la Asamblea Conservadora de 1925, pase por alto la expli-
cación sobre el punto 22, dedicado al ejército liberal. Véase Programa y Estatutos…,
45.
23. El Tiempo, Bogotá, 15 de mayo de 1936, reproducido en El Telégrafo, 3 de junio de
1936.
24. “Manifiesto que dirige a sus conciudadanos el señor Dr. José María Velasco Ibarra,
candidato popular a la Presidencia de la República”, El Telégrafo, 14 de diciembre
de 1939.
25. “[Velasco] se apresuró en manifestar su credo político: liberal de orden”. “Una in-
cógnita. Con motivo del régimen que se avecina”, El Debate. Diario de la mañana, 20
de agosto de 1934. Recordemos que el Partido Conservador se llamaba a sí mismo
el “Partido del Orden”.
26. Agustín Cueva [1972], El proceso de dominación política en el Ecuador, 3.a ed. (Quito:
Planeta, 1998); Rafael Quintero [1980], El mito del populismo en el Ecuador. Análisis
de los fundamentos del Estado moderno (1895-1934) (Quito: Abya-Yala / Universidad
Andina Simón Bolívar, 1997); Juan Maiguashca y Liisa North, “Orígenes y signifi-
cado del velasquismo: lucha de clases y participación política en el Ecuador, 1920-
1972”, en Rafael Quintero, edit., La cuestión regional y el poder (Quito: Corporación
Editora Nacional / FLACSO / CERLAC, 1991).
La enseñanza, según las constituciones de 1928, 1938, 1945 era una fun-
ción del Estado, esto es, que este desconociendo el derecho paterno, se
abrogaba la función educativa […]. ¡Función del Estado la docencia! Y
por qué no el trabajo, el comercio, la industria. Entonces el dios Estado
lo absorve [sic] todo […]. La nueva Constitución reconoce que el educar
a los hijos es deber y derecho primarios de los padres, con lo cual ha
asegurado la verdadera libertad de docencia.33
31. Es un documento borrador sin nombre y sin fecha, escrito cuando Suárez era
miembro del Tribunal Supremo Electoral, en AHMCP, Sección Manuscritos, Co-
lección Mariano Suárez Veintimilla, carpeta ADQ.46, caja 3, carpeta 26, I-IV-1950,
f. 23-23v.
32. AHMCP, Sección Manuscritos, Colección Mariano Suárez Veintimilla. ADQ 46,
caja 2, carpeta 18, f. 51-2 y 4.
33. AHMCP, Sección Manuscritos, Colección Mariano Suárez Veintimilla. ADQ 46,
caja 2, carpeta 18, f. 51-5.
34. De hecho, Velasco Ibarra llegó a afirmar, seguramente con el cálculo de atenuar
cualquier posible conflicto religioso, que la Constitución aprobada era “liberal”,
algo que no gustó a los editores del periódico conservador: “Las reformas a la
Constitución”, El Debate, 27 de diciembre de 1946.
35. Las quejas liberales por esta concesión a los conservadores en la Constitución de
1946 durarían largo tiempo: no es justo que los empleados públicos y los militares
tengan prohibida la acción política pero esté permitida a los curas. Véase “Los
católicos y la política”, El Debate, 20 de marzo de 1948; y “La doctrina de la Iglesia
sobre el voto”, El Debate, 3 de abril de 1948.
36. En 1948 se repitieron las disposiciones de la carta de 1944: “Pastoral Colectiva del
Episcopado Ecuatoriano”, Patria, 7 de abril de 1948.
REBROTES
48. Así lo interpretaban los conservadores. Véase “Los líderes de la traición” y “El
Ejército y la política”, El Debate, 7 de septiembre de 1947; “Cinismo”, El Debate, 22
de septiembre de 1947.
Among this generation of officers there was a deep belief that the funda-
mental cause of the 1941 defeat was Ecuador´s long history of military in-
terference in politics and political interference in purely military affairs.51
49. El texto del decreto que ponía en vigencia la Constitución de 1906 en “El texto del
decreto de establecimiento de la Dictadura Militar”, El Debate, 28 de agosto de
1947; las declaraciones anticonservadoras de Mancheno en “Declaraciones para
la prensa hechas por el coronel Mancheno” y “Trascendental comunicación del
vicepresidente de la República al señor coronel Carlos Mancheno”, El Debate, 25
de agosto de 1947. Sobre la reacción militar contra el golpe en Carchi e Imbabura
en “El movimiento constitucionalista en la provincia del Carchi”, El Debate, 7 de
septiembre de 1947. Para una explicación de las batallas en el centro de la Sierra,
véase “Lo que me consta del momento político actual en la capital”, El Debate, 19
de septiembre de 1947. Ver también el resumen en “Los acontecimientos de agosto
y septiembre de 1947”, en El Debate, 5 de septiembre de 1948.
50. Por ejemplo, Mariano Suárez Veintimilla, en uno de los discursos de la campaña de
1948, “Al darle la bienvenida al Sr. Sotomayor y Luna, el Dr. Suárez V. en su trans-
cendental discurso del domingo tuvo estas frases”, Patria, 11 de mayo de 1948. Otro
ejemplo de panegírico conservador al nuevo ejército en “Alocución moral-militar”,
Patria, 21 de mayo de 1948; un último ejemplo con ocasión de las elecciones de
junio de 1948: “El Ejército y las Elecciones”, Patria, 16 de junio de 1948.
51. J. Samuel Fitch, The Military Coup d’état as a Political Process: Ecuador, 1948-1966
(Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1977), 19.
52. Fitch, The Military Coup…, 102.
The political instability (of the 30s) was the fundamental reason that the
country suffered this dismemberment of its territory. Unfortunately the
country was known for its coup d´états rather than as a country respectful
of the constitution and the laws. If we had been better organized –had we
lived the constitution– it would have been a different situation.53
53. No solo los militares ecuatorianos consideraban que la participación política había
debilitado al ejército. Un informe militar peruano sobre la situación del ejército
ecuatoriano previo a la guerra afirmaba que “su preparación militar es mediocre
como así mismo el valor de sus cuadros superiores, los que en su mayor parte
están contaminados por la política” (citado por Macías Núñez, “El ejército ecuato-
riano en la campaña…“, 45; véase también Macías Núñez, “El ejército ecuatoriano
en la revolución alfarista, su desarrollo y posterior decadencia”, en Historia general
del ejército ecutoriano, t. IV (Quito: Centro de Estudios Históricos del Ejército, 2007),
153).
54. “Una voz ecuatoriana a los militares. Rectificación o catástrofe”, El Debate, 2 de
enero de 1939.
COLOFÓN
A diferencia de los años 1930, en los años 1950 los militares li-
berales permitieron la (relativamente) tranquila sucesión de Velasco
Ibarra en 1952, en la más conservadora de sus presidencias, con el más
conservador de sus gabinetes; y de Camilo Ponce, en 1956, el primer
conservador en ganar la Presidencia de la República en elecciones y
posesionarse del cargo desde 1895. La tormenta del fin de la República
liberal había terminado pacíficamente.
El acuerdo entre militares liberales y políticos conservadores que
favoreció la formación de una serie de mecanismos informales de ne-
gociación política y social en el Estado ecuatoriano se convirtió en una
necesidad para los militares debido a la derrota de 1941. La vuelta atrás,
hacia los fraudes liberales, se volvió inviable por el descrédito del último
gran gobierno liberal de Carlos Alberto Arroyo del Río. La fuga hacia
Las raíces del FBI se remontan a 1908, fecha en la que fue crea-
da la Oficina de Investigación (Bureau of Investigation, BOI). En 1935,
bajo el nombre de Oficina Federal de Investigaciones, FDR reorgani-
zó y reactivó la oficina como una agencia independiente dentro del
Departamento de Justicia y encargó investigaciones criminalísticas y
trabajos de contrainteligencia. En 1936, FDR encomendó al director del
FBI, J. Edgar Hoover, que coordinase con el Departamento de Estado la
División de Inteligencia Militar del Departamento de Guerra (Military
Intelligence Division, MID) y la Oficina de Inteligencia Naval (Office of
Naval Intelligence, ONI) la recopilación de información de inteligencia.
El 5 de septiembre de 1936, Hoover envió un mensaje marcado como
“personal y confidencial” a sus agentes pidiéndoles “obtener toda la
información posible acerca de actividades subversivas realizadas en
los Estados Unidos por comunistas, fascistas y representantes o de-
fensores de otras organizaciones o grupos que promuevan el derroca-
miento o la sustitución del gobierno de los Estados Unidos por méto-
dos ilegales”.1 Si bien, en un principio, la vigilancia se justificó en base
al ascenso del poder nazi en Alemania y del fascismo en Italia, durante
toda su permanencia en el cargo, la obsesión principal de Hoover fue
la supuesta amenaza comunista a los intereses de seguridad nacional
de Estados Unidos. Además, el ambicioso director del FBI no restrin-
gió sus actividades a los Estados Unidos, sino que intentó extender su
alcance para monopolizar la recolección de información de inteligen-
cia en América Latina.2 Bajo la dirección de Hoover, quien se desem-
peñó como director de la oficina durante 48 años, desde 1924 hasta su
muerte en 1972, el FBI se fue dando a conocer como una fuerza policial
política internacional.
Las disputas con otras agencias llevaron a que FDR prefiriera
que el FBI de Hoover fuese el encargado de controlar investigaciones
1. Don Whitehead, The FBI Story; A report to the people (Nueva York: Random House,
1956), 159. Véase también Robert Justin Goldstein, Political Repression in Modern
America From 1870 to the present (Cambridge: Mass: Schenkman Pub. Co., 1978),
215, 247; Frank J. Donner, The Age of Surveillance: The Aims and Methods of America’s
Political Intelligence System (Nueva York, Vintage Books, 1981), 56-57.
2. Martha Knisely Huggins, Political Policing: The United States and Latin America
(Durham: Duke University Press, 1998), 55.
FASCISMO
8. Whitehead, The FBI Story…, 230; Rout y Bratzel, The Shadow War…, 40, 455-456;
Huggins, Political Policing…, 61; A. J. Langguth, Hidden terrors (Nueva York:
Pantheon Books, 1978).
9. FBI, History of the Special…, 141.
12. Carta de J. Edgar Hoover a Adolf A. Berle Jr. Washington D. C., 1 de julio de 1940.
Record Group 59, 822.00N/63, NARA.
13. Carta de J. Edgar Hoover a Adolf A. Berle, Jr. Washington D. C., 18 de julio de 1940.
Record Group 59, 822.00N/66, NARA.
Resulta extraño que este periódico sea un firme partidario nazi debido a
que el Partido Conservador está integrado por los terratenientes más ri-
cos de Ecuador. Es de conocimiento general que la propaganda nazi está
operando activamente entre las organizaciones obreras de izquierda. La
razón detrás de esta aparente anomalía es que el Partido Conservador de
Ecuador fue fanáticamente franquista durante la Guerra Civil Española,
por lo que su actual actitud ha sido influenciada por el alineamiento de
Franco con las potencias del Eje.14
14. Carta de J. Edgar Hoover a Adolf A. Berle, Jr. Washington D. C., 8 de agosto de
1940. Record Group 59, 822.00N/68, NARA. Véase también el memorándum “Ita-
lian and German propaganda in Ecuador” en la carta de J. Edgar Hoover a Adolf
A. Berle, Jr. Washington D. C., 6 de agosto de 1940. Record Group 59, 822.00F/16,
NARA.
15. George M. Lauderbaugh, “Estados Unidos y Ecuador durante la Segunda Guerra
Mundial: conflicto y convergencia”. En Ecuador: relaciones exteriores a la luz del bi-
centenario, coord. por Beatriz Zepeda (Quito, FLACSO, 2010), 282.
16. Carta de Boaz Long a Sumner Welles. Quito, 9 de agosto de 1940. Record Group 59,
822.00N/82, NARA.
19. FBI, Annual Report, Special Intelligence Service, Federal Bureau of Investigation, United
States Department of Justice, 1941-1942 (Washington D. C.: Federal Bureau of Inves-
tigation, 1942), 37.
20. FBI, Annual Report, Special Intelligence Service, Federal Bureau of Investigation, United
States Department of Justice, 1942-1943 (Washington D. C.: Federal Bureau of Inves-
tigation, 1943), 69.
21. FBI, Annual Report, Special Intelligence Service, Federal Bureau of Investigation, United
States Department of Justice, 1944-1945 (Washington D. C.: Federal Bureau of Inves-
tigation, 1945), 86.
26. FBI, Annual Report, Special Intelligence Service, Federal Bureau of Investigation, United
States Department of Justice, 1945-1946 (Washington D. C.: Federal Bureau of Inves-
tigation, 1946), 65.
27. FBI, Annual Report, Special Intelligence Service, Federal Bureau of Investigation, United
States Department of Justice, 1941-1942, 36-37.
28. Carta de J. Edgar Hoover a Adolf A. Berle, Jr. Washington D. C., 18 de mayo de
1942, Oficio n.° CC-285, Record Group 59, 822.00B/61, NARA.
LA GLORIOSA
30. Carta de John Edgar Hoover a Adolf A. Berle Jr. Washington D. C., 29 de mayo de
1944, Record Group 59, 822.00/5-2944, NARA.
31. Carta de John Edgar Hoover a Adolf A. Berle Jr. Washington D. C., 2 de junio de
1944, Record Group 59, 822.00/6-244, NARA.
32. Ibíd.
33. FBI, Annual Report, Special Intelligence Service, Federal Bureau of Investigation, United
States Department of Justice, 1943-1944 (Washington D. C.: Federal Bureau of Inves-
tigation, 1944), 117.
34. FBI, History of the Special Intelligence…, 415-16.
Revolución, populismo
y representaciones
8. Ibíd., 247.
9. Ibíd.
10. Walter L. Goldfrank, “Theories of Revolution and Revolution without Theory: The
Case of Mexico”, Theory and Society, 7, n.° 1-2 (1979): 135-165.
11. Robert H. Dix, “Why Revolutions Succeed & Fail”, Polity 16, n.° 3 (1984): 423-446.
12. Velasco Ibarra se midió en la contienda electoral de 1940 con Arroyo del Río.
13. Paige sostiene que son los campesinos sin tierra los más proclives a la revolución;
en cambio, Wolf y Denitch, basados en casos de China, Rusia, México, Cuba, en-
tre otros países, sostienen que quienes participaron en las revoluciones fueron los
campesinos medios. Goldstone, “Theories..., 1980.
14. Ibíd.
15. Esta tesis la sostiene Ellen Trimberger para los casos de Turquía, Japón, Egipto y
Perú. En Ibíd.
16. Goldfrank, “Theories…”.
17. Agustín Cueva, “El Ecuador de 1925 a 1960”. En Enrique Ayala Mora, edit., Nueva
Historia del Ecuador (Quito: Corporación Editora Nacional / Grijalbo, 1990), 87-121.
18. El destacado dirigente de la revolución del 28 de mayo de 1944, Francisco Arízaga
Luque, fue miembro de la Junta de Gobierno juliana.
19. Coronel refiere, sobre la base del análisis de documentos oficiales del MPST, una
permanente y fluida relación de funcionarios técnicos, inspectores de este Minis-
terio, por lo general vinculados a los partidos de izquierda, que visitaban las co-
munidades que requerían la intervención estatal y emitían informes, lo que trabó
un tejido socioestatal en el que las comunidades campesinas se apropiaron del
lenguaje legal y técnico y los funcionarios estatales aprendieron a entender mejor
las relaciones de clase y etnia que atravesaban a esa numerosa población del país.
Véase en Hernán Ibarra, “La comunidad campesino-indígena como sujeto socio-
territorial”, revista Ecuador Debate, n.o 63 (dic. 2004), 185-206; Valeria Coronel, “A
Revolution in Stages: Subaltern Politics, Nation-State Formation, and the Origins
of Social Rights in Ecuador, 1834-1943” (tesis doctoral, New York University, 2011).
20. “La ley establece firmemente lo que son tierras estatales, afirma los derechos a
tierras comunales y ordena un registro de esas tierras. Por otra parte, delega en
los municipios la reglamentación del manejo de las tierras de comunidad. Esta ley
contiene un principio centralizador de la definición legal de tierras de comunidad
a discreción del Ministerio de Previsión Social y un mecanismo descentralizado de
reglamentación en manos de los municipios. Esta ley significó un paso decisivo en
23. Carlos de la Torre, La seducción velasquista (Quito: Libri Mundi, 1993), 73.
24. Ibarra, “La comunidad campesino-indígena…”, 199.
25. Coronel, “A Revolution…”, 960.
26. El estudio de Leonardo Ogaz sostiene, por ejemplo, que “Los sectores del campesi-
nado indígena van a quedar rezagados de la insurrección popular de mayo, salvo
algunos segmentos de vanguardia de la zona de Cayambe. Nadie se propuso, ade-
más, conscientemente llevar la ‘revolución de mayo’ al campo”. Véase Leonardo
Ogaz Arce, ¡Todo el poder a Velasco! La insurrección del 28 de mayo de 1944 (Quito:
Abya-Yala, 1998), 81. Ibarra sostiene que “estas movilizaciones rurales fueron muy
débiles en la revolución de 1944”. Ibarra, “Los idearios…”, 43.
27. Vega Ugalde, La Gloriosa…, 127.
los indios y los montuvios que no saben leer y escribir han demostrado
y demuestran continuamente que el problema de ellos es la necesidad
de ser los dueños de la tierra que cultivan, del producto que cosechan,
y poder concurrir por sí mismos al mercado en que se venden esos pro-
ductos […] Incorporar a la vida nacional al indio y al montuvio significa
concederles beligerancia como a factores constituyentes de nuestra na-
cionalidad, comprender que sus reivindicaciones son parte de las rei-
vindicaciones de todos los trabajadores y que, su proyección histórica,
tiene el mismo camino en esta etapa de nuestra vida que el que tienen
28. Ibarra, basado en Costales (1962), habla de un total de 124 conflictos comunales en
la década de los cuarenta, frente a 45 en la década precedente y a 74 en la década
de 1950. Véase Ibarra, “La comunidad campesino-indígena…”, 198.
29. Kim Clark sostiene que durante los años treinta y cuarenta “los campesinos indí-
genas fueron capaces de aprovechar las frecuentes y breves ventanas de oportu-
nidad ofrecidas por los cambiantes funcionarios estatales que eran más o menos
proclives a entender sus problemas, cuando nuevas ideologías nacionales se foca-
lizaban en la necesidad de incorporar a los indios a través de la educación y nue-
vas estructuras locales”. Véase Kim Clark, “Shifting Paternalisms in Indian-State
Relations, 1895-1950”. En Highland Indians and the State in Modern Ecuador, editado
por Kim Clark y Marc Becker (Pittsburgh: University of Pittsburgh Press, 2007), 90.
REAFIRMANDO MI HIPÓTESIS
EL “FACTOR SUBJETIVO”
6. Ludolfo Paramio, “La revolución como problema teórico”, Revista del Centro de
Estudios Constitucionales n.° 7 (1990): 151-174.
7. Charles Tilly, From Mobilization to Revolution (New York: Random House, 1978),
100.
16. Incorporo en esta parte unos fragmentos de mi texto “Los idearios de la izquierda
comunista ecuatoriana (1928-1961)”, véase Hernán Ibarra, comp., El pensamiento de
la izquierda comunista (1928-1961) (Quito: Ministerio de Coordinación de la Política
y Gobiernos Autónomos Descentralizados, 2013), 42-50. Los textos que cito en este
artículo, se encuentran en la compilación mencionada, pero he conservado las re-
ferencias originales.
17. Partido Comunista del Ecuador, “Es indispensable la unidad de todos los ecuato-
rianos sobre la base de un programa democrático”. En Elías Muñoz Vicuña, comp.,
28 de mayo de 1944. Documentos (Guayaquil: Facultad de Ciencias Económicas /
Universidad de Guayaquil, 1983), 65-67.
18. Manuel Medina Castro, “Ecuador. Democracia por fuera. Dictadura por dentro”.
En Muñoz Vicuña, comp., 28 de mayo..., 3-14.
19. Alianza Democrática Ecuatoriana, “Puntos programáticos”. En Muñoz Vicuña,
comp., 28 de mayo…, 117-119.
20. “Orientación y estímulo para la mejor y más eficaz intervención de los capitales
extranjeros” 1944. En Elías Muñoz Vicuña, comp., 28 de mayo…, 153-154.
21. Pedro Saad, “El Ecuador y la guerra” 1943. En Elías Muñoz Vicuña, comp., 28 de
mayo..., 24.
22. “Intervención de Manuel Elicio Flor”, Sesión del 6 de septiembre de 1944, Archivo
del Palacio Legislativo, Libro de Actas de Asamblea Constituyente de 1944, Acta
26. f. 488.
23. Pedro Saad, “La democracia proletaria”. En Los comunistas en la historia nacional,
comp. por Domingo Paredes (Guayaquil: Claridad, 1987), 126.
24. J. M. Velasco Ibarra, citado por Saad, en Ibíd., 42.
25. Pedro Saad, “Acerca de la unidad nacional y los gobiernos seccionales”, 1944. En
Los comunistas..., 83-122.
29. Barry Carr, La izquierda mexicana a través del siglo XX (México: Era, 2000), 123.
30. Ibíd., 124.
31. “Informe del Dr. Manuel Agustín Aguirre, secretario general del PSE al X Con-
greso, 15-11-1943”. En Una etapa política del socialismo ecuatoriano (Quito: Editora
Ecuador, 1946), 16.
32. “Informe presentado por el compañero doctor Manuel Agustín Aguirre, a nombre
del Comité Ejecutivo Nacional del PSE, al XIII Congreso del Partido, 15/11/1946”.
En Una etapa…, 44-45.
33. Julio Pico, “Al pasar de los días”, El Día, 2 de julio de 1944, 4. Este mismo comen-
tarista decía que en cambio el Partido Comunista tenía una mayor fuerza en la
Costa, aunque no realizó ninguna apreciación numérica.
34. Patricio Cueva, entrevistado por Hernán Ibarra, Quito, junio de 2006.
* University of Kentucky.
1. William Sewell, “Historical Events as Transformations of Structures: Inventing Re-
volution at the Bastille”, Theory and Society 25, n.° 6 (1996): 844.
2. Carlos de la Torre, La seducción velasquista (Quito: Libri-Mundi, 1993), 214.
EL POPULISMO Y LA POLÍTICA
DE LO EXTRAORDINARIO
7. Max Weber, Economía y Sociedad (México: Fondo de Cultura Económica, 1944), 848.
8. Kalyvas, Democracy…, 40.
9. Ibíd., 58.
unirse en contra del régimen liberal, pues compartieron parte del aná-
lisis de las causas de la crisis moral, política y económica, tuvieron
visiones diferentes y contrarias de qué es la democratización y diferen-
tes propuestas de modelos de sociedad que, obviamente, derivaron en
la confrontación entre izquierda y derecha, y entre Velasco Ibarra y las
diferentes facciones políticas que le llevaron al poder.10
Los movimientos que personalizan la política como un enfrenta-
miento moral y maniqueo han derivado en versiones de lo que Weber
denominó la democracia plebiscitaria. Los plebiscitos no son, de
acuerdo a Weber, una “‘votación’ o ‘elección’ normal, sino la confesión
de una ‘fe’ en la vocación de un jefe, que aspira a dicha aclamación”.11
Los plebiscitos son vividos como luchas maniqueas entre alternativas
míticas encarnadas en la figura del líder –paladín del pueblo– y de los
enemigos de la patria. La transformación de la política en luchas mo-
rales y religiosas atentan en contra de los compromisos que garantizan
la convivencia de opiniones y propuestas plurales en sociedades com-
plejas. La aclamación plebiscitaria transforma la política en una con-
frontación entre dos campos nítidamente configurados, obliga a tomar
partido y representa la política como una lucha sin cuartel entre amigo
y enemigo. Las propuestas de democratización carismática-populista
atentan a la larga en contra de las instituciones que garantizan la auto-
nomía de la sociedad civil y de los movimientos sociales.12 Si bien los
populismos incorporan, reivindican y dan dignidad a los excluidos,
erigen a un líder como la encarnación de la voluntad popular. A di-
ferencia de los políticos que actúan con la premisa de que no siempre
estarán en el poder, la fantasía de la unidad del pueblo en el líder cons-
truido como su encarnación “abre la puerta a la percepción del ejerci-
cio del poder como una posesión y no una ocupación temporal”.13
A diferencia de esta lectura del populismo como un posible pe-
ligro para la democracia, se puede seguir la interpretación de Weber
del carisma como “una fuerza creadora, revolucionaria en medio de un
ENTRE LA DEMOCRACIA
Y EL AUTORITARISMO
14. Wolfgang Mommsen, Max Weber. Sociedad, Política e Historia (Buenos Aires: Alfa,
1981), 78. Énfasis en el original).
15. Mommsen, Max Weber…, 56.
16. Laclau, On Populist…; D. L. Raby, Democracy and Revolution. Latin America and So-
cialism Today (London: Pluto Press, 2006).
cial, que no son capaces de decidir lo que cada persona tiene el derecho
de hacer, pensar, decir, o comprender.17
Claude Lefort señaló que las revoluciones del siglo XVIII abrie-
ron el espacio político-religioso ocupado por la figura del rey cuando
lo decapitaron y simultáneamente generaron un principio que podía
poner en peligro el espacio abierto de la democracia. La soberanía po-
pular entendida como un sujeto encarnado en un grupo, un estrato
o una persona podrían clausurar el espacio vacío de la democracia a
través de la idea del “Pueblo como Uno”.18 La imagen del Pueblo como
Uno asume que el pueblo tiene una identidad y una voluntad única y
que la división se da entre el pueblo y sus enemigos que tienen que ser
eliminados para mantener la salud del cuerpo del pueblo. La voluntad
soberana del pueblo se encarna en un líder que lo lidera en una gesta
heroica en contra de enemigos internos y externos. La voluntad eman-
cipadora del líder, su gesta y su misión para alcanzar la redención no
tienen limitaciones institucionales o constitucionales. Debido a que la
voluntad del líder no es otra que la del pueblo no está subordinada a
partidos, normas, reglas o instituciones que son vistas como impedi-
mentos para que se exprese la voluntad popular encarnada en el líder.
Cuando se invoca al pueblo hay que preguntar quién dice estar
hablando en su nombre. La política se basa en establecer quién habla a
nombre del pueblo. El pueblo puede hablar a través de insurrecciones
como en la Gloriosa, delegando el poder a representantes en la política
institucional parlamentaria que Kalyvas denomina normal, o a través
de la identificación populista entre el líder y sus seguidores. Las insu-
rrecciones como lo ilustra la Gloriosa son actos dramáticos de soberanía.
El pueblo habla destrozando los símbolos y las instituciones que lo opri-
mían reemplazándolos con un nuevo orden institucional y simbólico.
Pero una vez que habló el pueblo en la insurrección se tiene que pregun-
tar: ¿quién tiene la legitimidad y el poder para hablar en su nombre? El
problema de la representación política aparece inmediatamente.
La representación liberal se basa en la no identidad entre repre-
sentante y representados. La colectividad autoriza a un individuo para
hablar en su nombre y eventualmente para acatar las decisiones del re-
17. Claude Lefort, Complications. Communism and the Dilemmas of Democracy (New
York: Columbia University Press, 2007), 14.
18. Andrew Arato, “Lefort, the Philosopher of 1989”, Constellations 19, n.° 1 (2012): 28.
CONCLUSIONES
INTRODUCCIÓN
LA PERSPECTIVA TEÓRICA
6. Ibíd., 69.
7. Velasco, en Cuvi, Velasco Ibarra…, 139.
12. Citado en Patricio Moncayo, Veintiocho de mayo de 1944, una democracia fallida (Qui-
to: FLACSO / Abya-Yala, 2008), 25.
13. Citado en Cuvi, Velasco Ibarra…, 139.
14. Moncayo, Veintiocho…, 46.
LA CIUDADANÍA
25. Giovanni Sartori, “En defensa de la representación política”, Claves de razón prácti-
ca, n°. 91 (1999): 2-6; Hanna Pitkin, El concepto de representación (Madrid: Centro de
Estudios Constitucionales, 1985); Bernard Manin, Los principios del gobierno repre-
sentativo (Madrid: Alianza Editorial, 1997).
26. Sartori, “En defensa…”.
CONCLUSIONES
35. Jürgen Habermas, Teoría de la acción comunicativa (Madrid: Trotta, 2010), 37.
36. Portantiero, Lo nacional…, 231.
LA POLÍTICA CUESTIONADA
4. Ibíd.
5. La revista quiteña Hélice y la polémica entre Joaquín Gallegos Lara y Pablo Palacio
pueden ser matizadas en el contexto de la fallida Revolución juliana, como lo hace
Daniel Noemi Voionmaa, Revoluciones que no fueron: ¿arte o política? Más allá de rea-
lismos y vanguardias en América Latina. Ecuador y Chile: 1924-1938 (Santiago: Cuarto
Propio, 2010).
6. Gabriel Zaid [1979], “Saber para subir”. En De los libros al poder (México: Debolsillo,
2001), 45.
7. Continúo aquí, afinando, reflexiones previas: Fernando Balseca, “La imposible im-
pureza del animal humano”. En Pedro Jorge Vera, Los animales puros y otros textos,
prólogo, cronología y bibliografía de Fernando Balseca (Caracas: Biblioteca Ayacu-
cho, 2011), xi-xcii.
8. Ibíd., 115.
LA ESCRITURA CRÍTICA
Y LAS FRUSTRACIONES NACIONALES
9. Salvador Bueno, “Prólogo”. En Pedro Jorge Vera, Los animales puros (La Habana:
Casa de las Américas, 1985), 7.
10. Benjamín Carrión [1943], Cartas al Ecuador, estudio introductorio de Michael Han-
delsman (Quito, Banco Central / Corporación Editora Nacional, 1988), 55.
11. Vera [1993], Gracias a la vida: memorias, 166.
12. Leopoldo Benites Vinueza [1950], Ecuador: drama y paradoja. Estudio introductorio
de Simón Espinosa Cordero (Quito: Banco Central / Corporación Editora Nacional,
1986), 296.
¿No serán quizá las ideologías la desgracia de nuestro tiempo? ¿El pen-
samiento creador anegado, ahogado por las teorías, por los conceptos
dogmáticos, el avance del hombre frenado por supuestas reglas inmu-
tables?
Sueño con una revolución sin ideología, en la que el destino del ser
humano, su derecho a comer, a trabajar, a amar, a vivir la vida plena-
mente, no esté condicionado por el concepto expresado e impuesto por
una ideología, cualquiera que sea. ¿Un sueño absurdo? No hay derecho
mayor y más inalienable que el derecho a soñar. El único derecho que
ningún dictador puede recortar ni suprimir.15
15. Jorge Amado [1981], Memoria de un niño, trad. Basilio Losada (Madrid: Alianza,
1996), 52.
16. Carlos Fuentes [1958], La región más transparente (Madrid: Real Academia Española
/ Asociación de Academias de la Lengua Española / Alfaguara, 2008), 515.
17. Análisis recientes subrayan los sentidos de la novela como obra del realismo social
y novela intelectual. Ver Yanna Hadatty Mora, “Los animales puros, realismo social
y contraescritura”. En Pedro Jorge Vera: cien años de un animal puro, editado por Mi-
guel Mora Witt (Quito, s. e., 2014), 27-35.
VELASCO IBARRA
EN LAS TEORÍAS REVOLUCIONARIAS
18. Pedro Jorge Vera [1976], El pueblo soy yo (Barcelona: Seix Barral, 1979).
19. Pedro Jorge Vera [1993], Gracias a la vida: memorias (Quito: Corporación Editora
Nacional, 1998).
20. Ibíd., 45.
21. Pedro Jorge Vera, Los amigos y los años (Correspondencia, 1930-1980), prólogo selec-
ción y notas de Raúl Serrano Sánchez (Quito: Casa de la Cultura, 2002), 267-268.
22. Pedro Jorge Vera, Conversaciones: Pedro Jorge Vera y Galo Mora Witt, editado por
Esteban Poblete Oña (Quito, s. e., 2014), 86.
23. Vera [1993], Gracias a la vida: memorias, 12.
24. Pedro Jorge Vera, El pueblo soy yo, 27-28.
Los debates de los militantes en El pueblo soy yo dan pie para en-
tender las distintas posturas en torno del hecho revolucionario: Jorge
López, por ejemplo, concibe la traída de Velasco, ante la vergüenza y
humillación de la patria, como una solución para avanzar en el proce-
so revolucionario: “González Tejada es el puente de la revolución”.25 Él
ve la revolución como un proceso de ir quemando etapas, y se podría
decir que está animado por una concepción reformista, que lo lleva
a ver en Velasco “un compañero de ruta”.26 Eloy Quiñónez, en cam-
bio, tiene una visión más radical del proceso y desconfía de llamar a
Velasco para que se encargue del poder:
29. Alfredo Pareja Diezcanseco [1964], Los poderes omnímodos (Quito: El Conejo, 1983).
30. Ibíd., 196.
31. Jorgenrique Adoum [1976], Entre Marx y una mujer desnuda –texto con personajes–
Obras (in)completas, 5. Narrativa (Quito: Casa de la Cultura, 2005).
32. Ibíd., 120.
33. Ibíd., 120-121.
34. Jorgenrique Adoum [1949], Ecuador amargo. Poesía hasta hoy (1949-2008), editado
por Nicole Rouan-Adoum (Quito: Archipiélago, 2008).
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“Hubo un incidente entre universitarios y carabineros”. El Comercio, 12 de
mayo de 1944.
“Hubo un incidente entre universitarios y carabineros”. El Comercio, 18 de
mayo de 1944.
“Inmensa muchedumbre participó en el imponente desfile fúnebre efectuado
ayer”. El Comercio, 24 de mayo de 1944.
“Junta civil y militar se constituyó en Guayaquil”. El Comercio, 30 de mayo de
1944.
“La muerte de la menor Espinosa dio lugar a manifestaciones de condolen-
cia”. El Comercio, 23 de mayo de 1944.
“Muertos y heridos en escándalo político provocado en Guayaquil”. El Comer-
cio, 21 de mayo de 1944.
“Obrero muerto por los carabineros en San Miguel de Bolívar”. El Comercio, 3
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“Oficial de carabineros insulta en forma soez a un grupo de señoras”. El
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Entrevistas
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J. Galarza, 20 de septiembre de 2014.
J. A. Neira, 30 de abril de 2014.
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Biblioteca Ecuatoriana Aurelio Espinosa Pólit
“Un Programa: el de “Alianza Democrática Ecuatoriana”. Un hombre: José
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Otras fuentes
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León XIII. Rerum Novarum. Sobre la Cuestión Obrera. Santiago de Chile:
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Gráficos Nacionales, 1945.
Muñoz Vicuña, Elías, edit. El 28 de mayo de 1944. Testimonios. Guayaquil:
Universidad de Guayaquil, 1984.
FUENTES SECUNDARIAS
FUENTES PRIMARIAS
Prensa
El Comercio, 1941-44.
Entrevista
Plutarco Naranjo, Quito, marzo de 2005.
FUENTES SECUNDARIAS
FUENTES PRIMARIAS
Editados
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“Capellanías militares”. La Noticia, 1 de mayo de 1958.
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“Declaraciones para la prensa hechas por el coronel Mancheno” y
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señor coronel Carlos Mancheno”. El Debate, 25 de agosto de 1947.
“Detenidos políticos confiesan su culpabilidad en los últimos hechos
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El Comercio, 3 de abril de 1948.
El Debate, 18 de enero de 1947.
El Debate, 30 de julio de 1946.
“El Directorio del Partido Conservador a la Nación”. El Debate, 24 de enero
de 1947.
“El Ejército Nacional”. El Debate, 2 de junio de 1946.
“El Ejército y la política”. El Debate, 7 de septiembre de 1947.
“El Ejército y las elecciones”. Patria, 16 de junio de 1948.
“El movimiento constitucionalista en la provincia del Carchi”. El Debate, 7 de
septiembre de 1947.
“El texto del decreto de establecimiento de la Dictadura Militar”. El Debate, 28
de agosto de 1947.
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El Tiempo, Bogotá, 15 de mayo de 1936.
“Fue completamente debelado otro intento revolucionario”. El Debate, 15 de
marzo de 1947.
“Guardas de estanco cometen abusos en mesa de inscripción de Chillogallo”.
, 24 de mayo de 1944.
“Junta civil y militar se constituyó en Guayaquil”. El Comercio, 30 de mayo de
1944.
“La doctrina de la Iglesia sobre el voto”. El Debate, 20 de marzo de 1948.
“Laicismo antirreligioso y laicismo seglar”. El Debate, 13 de octubre de 1946.
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septiembre de 1947.
FUENTES SECUNDARIAS
FUENTES PRIMARIAS
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1940, Record Group 59, 822.00N/63, NARA.
Carta de J. Edgar Hoover a Adolf A. Berle Jr. Washington D. C., 18 de julio de
1940, Record Group 59, 822.00N/66, NARA.
Carta de J. Edgar Hoover a Adolf A. Berle, Jr. Washington D. C., 8 de agosto de
1940, Record Group 59, 822.00N/68, NARA.
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United States Department of Justice, 1943-1944. Washington D. C., Federal
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United States Department of Justice, 1942-1943. Washington D. C.: Federal
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FUENTES SECUNDARIAS
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Rout, Leslie B. and John F. Bratzel. The Shadow War: German espionage and United
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Whitehead, Don. The FBI Story; A report to the people. Nueva York: Random
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FUENTES PRIMARIAS
Prensa
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rruptora, no vamos a restablecerla más”. El Comercio, 23 de julio de 1944.
“38 trabajadores del Ingenio San Carlos fueron traídos presos ayer y liberta-
dos poco después”. El Universo, 2 de junio de 1944.
Documentos oficiales
Comunicaciones del Gobernador de Chimborazo al Ministro de Gobierno,
Riobamba, 1944, Archivo Nacional de Historia, Fondo Ministerio del
Interior, Gob. Chimborazo, caja 44.
“Intervención de Manuel Elicio Flor”, sesión del 6 de septiembre de 1944. Ar-
chivo del Palacio Legislativo, Libro de Actas de Asamblea Constituyente
de 1944, acta 26. f. 488.
“Informe del Dr. Manuel Agustín Aguirre, secretario general del PSE al X
Congreso, 15-11-1943”. En Una etapa política del socialismo ecuatoriano
(Quito: Editora Ecuador, 1946), 16.
Entrevista
Patricio Cueva, Quito, junio de 2006.
FUENTES SECUNDARIAS
Adoum, Jorgenrique [1976]. Entre Marx y una mujer desnuda –texto con perso-
najes– Obras (in)completas. 5. Narrativa. Quito: Casa de la Cultura, 2005.
------. [1949]. Ecuador amargo Poesía hasta hoy (1949-2008), editado por Nicole
Rouan-Adoum. Quito: Archipiélago, 2008.
Amado, Jorge [1981]. Memoria de un niño. Trad. por Basilio Losada. Madrid:
Alianza, 1996.
Balseca, Fernando. “La imposible impureza del animal humano”. En Pedro
Jorge Vera, Los animales puros y otros textos, prólogo, cronología y biblio-
grafía de Fernando Balseca. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 2011.
HISTORIA
Biblioteca de Historia • Nueva Historia del Ecuador • Biblioteca Ecua-
toriana de Arqueología • Procesos: revista ecuatoriana de historia • Libro
del Sesquicentenario • Colección Quitumbe.
TESTIMONIOS
Colección “Ecuador” • Colección “Testimonios”.
GEOGRAFÍA
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ciones en Geociencias • El riesgo sísmico en el Ecuador.
CIENCIAS SOCIALES
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“15 de Noviembre” • Elecciones y Democracia en el Ecuador • Serie
Estudios Internacionales • Comentario Internacional: revista del Centro
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PENSAMIENTO ECUATORIANO
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riano • Biblioteca Básica del Pensamiento Ecuatoriano.
DERECHO
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Ecuador • Foro: revista de derecho.
LENGUA Y LITERATURA
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Estudios Literarios • Kipus: revista andina de letras.
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Magíster • Serie “Debate Universitario” • Serie Manuales Educativos.
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