Taller Religión 9°
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Seguir a Jesús
Jesús no dejó detrás de sí una «escuela», al estilo de los filósofos griegos, para seguir
ahondando en la verdad última de la realidad. Tampoco pensó en una institución dedicada a
garantizar en el mundo la verdadera religión. Jesús puso en marcha un movimiento de
«seguidores» que se encargaran de anunciar y promover su proyecto del «reino de Dios». De
ahí proviene la Iglesia de Jesús. Por eso, nada hay más decisivo para nosotros que reactivar
una y otra vez dentro de la Iglesia el seguimiento fiel a su persona. El seguimiento a Jesús es
lo único que nos hace cristianos.
Aunque a veces lo olvidamos, esa es la opción primera de un cristiano: seguir a Jesús.
Esta decisión lo cambia todo. Es como empezar a vivir de manera diferente la fe, la vida y
la realidad de cada día. Encontrar, por fin, el eje, la verdad, la razón de vivir, el camino. Poder
vivir dando un contenido real a la adhesión a Jesús: creer en lo qué él creyó; vivir lo que él
vivió; dar importancia a lo que él se la daba; interesarse por lo que él se interesó; tratar a las
personas como él las trató; mirar la vida como la miraba él; orar como él oró; contagiar
esperanza como la contagiaba él.
Sé que es posible seguir a Jesús por caminos diversos. El seguimiento de Francisco de Asís
no es el de Francisco Javier o el de Teresa de Jesús. Son muchos los aspectos y matices del
servicio de Jesús al reino de Dios. Pero hay rasgos básicos que no pueden faltar en un
verdadero seguimiento de Jesús. Señalo algunos.
Seguir a Jesús implica poner en el centro de nuestra mirada y de nuestro corazón a los pobres.
Situarnos en la perspectiva de los que sufren. Hacer nuestros sus sufrimientos y aspiraciones.
Asumir su defensa. Seguir a Jesús es vivir con compasión. Sacudirnos de encima la
indiferencia. No vivir solo de abstracciones y principios teóricos, sino acercarnos a las
personas en su situación concreta. Seguir a Jesús pide desarrollar la acogida. No vivir con
mentalidad de secta. No excluir ni excomulgar. Hacer nuestro el proyecto integrador e
incluyente de Jesús. Derribar fronteras y construir puentes. Eliminar la discriminación.
Seguir a Jesús es asumir la crucifixión por el reino de Dios. No dejar de definirnos y tomar
partido por miedo a las consecuencias dolorosas. Cargar con el peso del «antirreino» y tomar
la cruz de cada día en comunión con Jesús y los crucificados de la tierra. Seguir a Jesús es
confiar en el Padre de todos, invocar su nombre santo, pedir la venida de su reino y sembrar
la esperanza de Jesús contra toda esperanza.
3. ¿Qué quiere decir el texto cuando dice que seguir a Jesús es: “Cargar con el peso del
«antirreino» y tomar la cruz de cada día en comunión con Jesús y los crucificados de
la tierra”?