Marcos Online

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 3

CENTRO SAN CAMILO

VIDA Y SALUD
NO. 01 (2003)

Jesús Hoy/Palabra de Vida


Cuatro miradas sobre Jesús
Fidel Martínez R. Sac.

Los evangelios son algo más que un simple reportaje día tras día de la vida de Jesús. Se
escribieron unos cuarenta años después de su muerte. Fueron escritos por cuatro autores en
fechas y lugares distintos. Nos ofrecen como cuatro miradas complementarias sobre Jesús.
Ellas nos van mostrando cómo Marcos, Lucas, Mateo y Juan comprendieron la vida de
Jesús a la luz de la resurrección, y cómo la transmitieron a los distintos auditorios a quienes
se las ofrecieron. Ellos sabían que Jesús de Nazaret era el Mesías, el Cristo, el Hijo de
Dios, el Señor.

Hacemos ahora un ensayo sobre el perfil de Jesús en el evangelio de Marcos.

Como la gota cayendo en la roca llega a la perforación de la misma, así también leyendo y
meditando los evangelios me llegué a aficionar más y más de Cristo, hasta descubrir que
Jesús dice que “nadie llega al Padre sino es por Él” (Jn.14,6). Más adelante advertí su gran
exigencia: considerar al “otro” no sólo como una persona, sino además tomarlo con la
fuerza y el cariño de un hermano, y constituirlo en mi absoluto; mi afición por Cristo creció
y comprendí algo más: “aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón y hallarán
descanso para sus almas” (Mt. 11,29) y su “anda y vende lo que tienes y dáselo a los
pobres... y sígueme” (Mt.19, 21) y el “si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo, tome su cruz y sígame” (Mc. 8,34).
Cuando fui diferenciando un evangelio de otro, me maravillé de conservar estas cuatro
miradas de Jesús desde distintos ángulos y que el famoso Diatessaron de Taciano no los
haya destruido – tenía la intención de quemar los cuatro para hacer sólo uno y no existieran
las aparentes contradicciones -; hubiera sido como desfigurar el verdadero rostro de Cristo
que tú y yo veremos en estas cuatro miradas.

Juntos miremos a Jesús desde el evangelio de Marcos, será como un ensayo de los rasgos
característicos, una pincelada, como se dice. Marcos irrumpe de repente presentando a un
Jesús adulto, saliendo del taller o de la parcela de Nazaret y llegando al Jordán para hacerse
bautizar por Juan; momento para Jesús decisivo: el Padre presentará al mundo a su Hijo
amado, al mismo tiempo que el Espíritu Santo lo ungirá con la fuerza de Dios como el
Mesías. Jesús se retirará al desierto a rezar para proyectar su porvenir; allí se le presentará
el éxito grande y fácil en su vida, idea que descarta como venida del maligno; mejor será
abrir un camino nuevo a la humanidad entera: la cruz.
Vuelve del desierto y lo primero que entra en su proyecto es un equipo, una familia: Jesús
no está dispuesto a actuar solo, pero no serán los sacerdotes los que lo formen, ni tomarán
parte los altos dirigentes, ni siquiera los consanguíneos; serán los pescadores de Galilea, la
gente pobre y sencilla del pueblo.
Y un grupo de mujeres, se desplazará a pie por los caminos de Galilea, por las orillas del
lago, presentado su proyecto del Reino de Dios. Programa simplísimo, con una sola
propuesta: el Reinado de Dios, que supone la conversión y la confianza en la Buena Nueva.
CENTRO SAN CAMILO
VIDA Y SALUD
NO. 01 (2003)

¿La realización? Será una tarea fácil: se trata de imponer las manos, curar y anunciar ese
Reinado.

Así es el líder Jesús: impone las manos, manos que curan la lepra, hacen andar a los
paralíticos y sanan toda enfermedad; manos que devuelven el aprecio, la amistad a los
hombres que la necesitan; manos que acarician y consuelan a quienes se les margina y se
les obliga a pedir limosna; manos suaves y compasivas que perdonan a quienes se les mira
como castigados por Dios o por espíritus impuros. Jesús impone las manos, manos fuertes
y poderosas que dominan al viento y al mar enfurecidos, que ocultan fuerzas demoníacas...
Jesús al imponer sus manos se nos manifiesta como el querido y simpático médico, el más
humano de los hombres; no pide dinero, comparte esperanza, no hace gestos, ni magias.

Jesús y su equipo van a provocar sospechas en la autoridad religiosa oficial; ya han


descubierto que viola el shabbat, que no ayuna como está mandado ni él ni su equipo, que
come con publicanos y pecadores; la envidia ha comenzado a apoderarse de ellos: las
llamadas cinco discusiones (Mc. 2,1 - 3,6). “Enseña con autoridad”, no repite fórmulas sin
sentido y vacías como ellos, orienta su doctrina en tres pasos: tomar la cruz, arriesgar la
vida sin guardarla en caja fuerte o en un baúl bien clausurado y el servicio incondicional, el
servicio del esclavo, porque “el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir”
(Mc. 10,45). Un evangelio con poca doctrina, pero con gran firmeza. Jesús da más
testimonio que enseñanza.

Marcos, nos presenta desde el principio a la gente cuestionándose acerca de la procedencia


de Jesús, otras veces será el mismo Jesús quien cuestiona a sus discípulos: “¿Quién dicen
las gentes que soy yo?”. ¿De dónde viene? ¿Será un profeta, será Juan el Bautista, o quién
será? ¿O tal vez tendrá metido el diablo?
Jesús impone un silencio - llamado silencio o secreto mesiánico -, como quien dice:
“!reflexionen!”.

Él actúa unas veces como profeta: trae las buenas nuevas. Otras, hace el bien. De vez en
cuando surge una misteriosa figura, la de un “Hijo de Hombre” que vendrá a Juzgar al
mundo al final de los tiempos; en contraste, el Hijo de Hombre tiene que morir en manos de
los judíos y pretende que el discípulo lo siga; pero sus discípulos, dice el evangelio, “nunca
van a entender” (por lo menos desde el ángulo de Marcos).

... Y Jesús se decide a abandonar Galilea e ir a Jerusalén. Sabe que se va a meter en la boca
del lobo, pero su lenguaje debe llegar hasta la capital, a la ciudad de los poderes.
Comenzará por purificar el templo: la casa del Padre, que sólo tiene ladrones... Mientras
que los otros poderes están pensando en deshacerse de Él.
Ya se está pensando en la cruz; tendrá que morir como el “maldito de Jahveh...".

El genio de Marcos, terminará por presentarnos, como culminando su catequesis, al


centurión romano que, al expirar Jesús, exclama: “verdaderamente este hombre era el Hijo
Dios” (Mc.15, 38).
CENTRO SAN CAMILO
VIDA Y SALUD
NO. 01 (2003)

El evangelio de Marcos, no admite demoras. Pronto, muy pronto, terminará diciéndonos:


¡Jesús está Vivo, Vivo, Vivo!

No hay más que decir: ¡Resucitó! Jesucristo, el Hijo de Dios, vive...

También podría gustarte