2 - Tratamiento y Puesta en Disolución de La Muestra

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TEMA 2.

TRATAMIENTO Y PUESTA EN DISOLUCIÓN DE LA MUESTRA

2.1. Introducción

Al llegar la muestra al laboratorio, el químico analítico debe enfrentarse al primer problema:


“elegir o tomar una porción de la muestra para realizar el análisis”. Habitualmente, la cantidad de
muestra que llega al laboratorio es superior a la necesaria para realizar el análisis, lo que implica
que hay que seleccionar una submuestra adecuada, es decir que represente a la muestra en su
totalidad.

Generalmente las muestras no son homogéneas, incluso en el caso “sencillo” de una muestra de
agua, esta lleva partículas en suspensión donde los analitos podrían estar adsorbidos. En estos
casos qué se debe hacer?, analizar la muestra de agua una vez filtrada?, analizar
independientemente la muestra de agua y las partículas sólidas?, agitar la muestra para
conseguir una distribución homogénea de partículas y después realizar el análisis?. No existe
una regla general. El químico analítico debe hacerse estas preguntas mucho antes de recibir las
muestras en el laboratorio, y definir con anticipación los objetivos del análisis y planificar las
etapas a seguir.

A la hora de identificar las posibles fuentes de error e incertidumbre en el análisis, en lo primero


que se piensa es en la calibración del equipo, en los patrones empleados o en la contaminación
durante el muestreo o análisis. Sin embargo, deben tenerse en cuenta que se pueden producir
variaciones de las características de la muestra que pueden originar una fuente de error
importante durante el transporte y/o almacenaje. Evidentemente lo ideal sería no tener que
almacenar las muestras, pero desafortunadamente son pocos los casos en los que la muestra
se puede analizar inmediatamente después de recibirla, en la mayoría de los casos hay que
almacenarlas.

Es necesario conocer las condiciones de conservación de la muestra con el objeto de preservar


la integridad de la misma evitando la posible degradación y/o pérdida de algunos analitos.

2.2. Pretratamiento de la muestra

Se entiende por pretratamiento de la muestra a la etapa intermedia entre la toma y el tratamiento


de muestra. El pretratamiento incluye las operaciones físicas sobre la muestra antes de iniciar
los procesos analíticos implicados en su disolución o preparación para el análisis (conservación,
trituración, homogeneización, secado, etc.).

Tratamiento es la etapa que implica someter la muestra a procesos físicos y químicos con o sin
reacciones químicas para prepararla para el análisis. Este proceso incluye desde etapas de
compactación hasta los tratamientos más exhaustivos y sofisticados como las fusiones o
extracción con fluidos supercríticos.

El pretratamiento de la muestra está condicionado a las distintas características de la muestra.


En las muestras sólidas por ejemplo, nos podemos encontrar materiales duros (minerales, rocas,
carbón…) y blandos (quesos, pasta de dientes…); muestras secas (cereales liofilizados,
aleaciones…) y húmedas (frutas, vísceras…), etc., lo que provoca que cada muestra haya que
tratarla de forma distinta y que sean diferentes las precauciones que se han de tomar para que
el resultado final en la determinación de un analito represente con fiabilidad su contenido en la
muestra original. En la muestra líquida la situación puede ser muy variable. Puede estar
constituida por una mezcla de líquidos de distinta viscosidad, mezcla de líquidos no miscibles o
líquidos con materiales en suspensión.

Procesos generales comunes en el pretratamiento de muestras sólidas:

2.2.1. Secado de muestra. La presencia de agua o de humedad en muestras sólidas suele dar
lugar, por lo general, a alteraciones no deseadas para el posterior análisis tanto de
compuestos orgánicos como inorgánicos. El contenido en agua influye en muchos casos
directamente en la extracción de algunos analitos de muestras complejas lo que hace
necesario el secado previo de las mismas. Además, en algunos casos, y especialmente
en la determinación de compuestos orgánicos, el agua presente en la muestra puede
inducir reacciones de hidrólisis, lo que daría lugar a posibles pérdidas de analitos si no se
toman las precauciones necesarias. El proceso de secado de la muestra se suele realizar
antes de las etapas de trituración y homogeneización aunque en muchos casos es
recomendable secarla de nuevo antes de la determinación final ya que éstas pueden
rehidratarse con la humedad ambiental en el tiempo que transcurre desde la llegada de
la muestra al laboratorio hasta la determinación final.
A) Secado en estufa: la muestra se coloca generalmente en un vidrio de reloj o un crisol
y se introduce en un horno a determinada temperatura durante el tiempo necesario
para producir la eliminación completa del agua. La temperatura de secado es de vital
importancia ya que temperaturas demasiado altas pueden provocar la
descomposición de la muestra produciendo la pérdida de elementos volátiles. Por otro
lado, una temperatura demasiado baja, aunque aseguraría la integridad de la
muestra, provocaría un aumento innecesario en el tiempo dedicado a esta etapa
aumentando así el riesgo de contaminación al estar en contacto con el aire del
laboratorio durante periodos de tiempo elevados. En aquello casos en que no se
pueda aplicar altas temperaturas, la muestra se puede secar en secadoras especiales
que mantienen un flujo laminar constante de aire sin riesgos de contaminación.

B) Liofilización: aunque es más caro que el secado en horno, su empleo es recomendado


cuando existe un riesgo elevado de pérdidas de analitos o de descomposición de la
matriz con el calentamiento empleado. La liofilización, es un proceso de secado en
frío. Inicialmente la muestra debe ser congelada (-40 °C con nitrógeno líquido) para
posteriormente someter el sistema al vacío (aproximadamente, 10 Pa de presión
residual) consiguiendo así que el hielo sublime pasando directamente a vapor de
agua, el cual es eliminado automáticamente del sistema. La liofilización es un
procedimiento muy adecuado para el secado de alimentos, materiales biológicos y
plantas, aunque no está exento de riesgos de contaminación y pérdidas de analitos
(en función de sus propiedades físicas como solubilidad, volatilidad, etc.). Un vacío
inadecuado puede originar la descongelación de la muestra aumentando las
interacciones muestra-recipiente. En muchos casos las muestras liofilizadas captan
agua del ambiente de una forma muy rápida por lo que además de conservarlas en
un ambiente seco se recomienda siempre controlar la humedad antes de realizar la
correspondiente pesada de alícuotas para la ejecución del análisis.

2.2.2. Trituración y homogeneización.


A) Trituradores para muestras duras. La trituración de una muestra dura sólo será posible
poniéndola en contacto con un material más duro que ella. Se pueden emplear
métodos manuales como la utilización de un martillo, empleo de morteros de
laboratorio (aplicable con cantidades de muestras pequeñas). Cuando la cantidad de
muestra a procesar es grande, se utilizan entonces trituradores automáticos, dentro
de los que se destacan:
- Trituradores de mandíbula: la muestra pasa a través de dos planchas. Una de
estas planchas suele estar fija, mientras que la otra choca ella triturando la
muestra por aplastamiento. Es posible triturar una gran variedad de muestras
como rocas, cerámicas, minerales, cemento, etc. Se puede triturar muestras con
un tamaño de partícula inicial de entre 20 y 200 mm consiguiendo un tamaño final
de 1 a 20 mm.
- Trituradores de rodillo: están formados por 1, 2 o 4 rodillos. La muestra cae sobre
los rodillos y al pasar entre ellos es triturada hasta el tamaño de partícula deseado,
el cual depende de la distancia existente entre los rodillos. En este tipo de
trituradores, el tamaño inicial de partícula debe ser menos de 20 mm consiguiendo
un tamaño final de alrededor de 1 mm.
- Trituradores de cono: el tamaño inicial de la partícula debe ser de 25 mm y se
alcanza un tamaño final de 4 mm. Consiste en un cono vertical que gira en el
interior de un recipiente cónico truncado invertido.
- Molinos de bola: está constituido por un recipiente de tamaño variable y de
distintos materiales relleno de bolas de un determinado diámetro. Una vez que la
muestra se ha colocado en el interior del cilindro junto con las bolas, se le somete
a un movimiento giratorio elevado lo que provoca que las bolas rueden en su
interior provocando la trituración al chocar contra la muestra. Con estos equipos
se consiguen tamaños de partícula menores de 1 micra partiendo de partículas de
10-50 mm.
- Molinos de anillos: en lugar de utilizar bolas se utilizan anillos. El modo de
operación es el mismo que en el caso anterior. Suele ser empleado como
pulverizador después de haber triturado la muestra previamente con alguno de los
equipos descritos anteriormente consiguiendo tamaños de partícula inferiores a 1
micra.
- Pulverizadores de disco vertical: están constituidos por dos discos paralelos en
posición vertical, donde uno de ellos está fijo mientras que el otro gira
continuamente. Al entrar la muestra en el sistema, ésta va a ser pulverizada por
fricción, siendo el tamaño final de partícula función de la distancia entre las
superficies de contacto de los discos y similar al obtenido mediante un molino de
anillos.

En este tipo de procedimientos se puede tener contaminación proveniente de los


trituradores empleados. Además de esto, se puede tener una contaminación cruzada
entre muestras, lo cual se puede evitar realizando una muestra exhaustiva del equipo
empleado. Otro aspecto importante a considerar es el riesgo de pérdidas de componentes
volátiles al poderse alcanzar temperaturas puntuales moderadamente elevadas debido a
la fricción durante el proceso de trituración.

B) Trituradores para muestras blandas: la trituración de muestras blandas se suele llevar


a cabo mediante el empleo de algún instrumento cortante, tanto de forma manual o
automática y en algunos casos es necesaria una combinación de ambas. Muchos
alimentos como carnes, frutas y verduras, se cortan en pedazos pequeños con la
ayuda de un cuchillo de laboratorio para posteriormente ser triturados con la ayuda
de instrumentos automáticos. La congelación de la muestra previa a la trituración de
la misma es un procedimiento habitual y altamente recomendable en algunos casos.
Así, alimentos con alto contenido de grasa, como el queso, o muestras elásticas,
como algunos plásticos, se trituran con más facilidad si antes han sido introducidos
en nitrógeno líquido. Además, si existe riesgo de separación de fases durante la
trituración, como en el caso de órganos animales (pulmón, hígado…) o frutas
(especialmente cítricos), la congelación previa de la muestra o la trituración en
presencia de hielo seco se hace imprescindible. Los instrumentos empleados no son
más que los utilizados en la vida cotidiana, como un molino de café o una picadora
de carne, pero fabricados con ciertas especificaciones para su uso en laboratorios.
2.2.3. División y submuestreo.
A) Sólidos. Luego de triturada, generalmente, la muestra es excesivamente grande
comparada con la que se necesita para su envío al laboratorio. En un primer momento
fue necesario reducir el tamaño de partícula para garantizar la homogeneidad de la
muestra, seguido de esto, es necesario reducir el tamaño de la muestra manteniendo
el grado de homogeneidad obtenido. La reducción de la muestra puede llevarse a
cabo de forma manual o de forma mecánica (automática).
a) Métodos manuales. El método manual más usado es el denominado método
manual del cono y el cuarteamiento. La muestra se coloca en una superficie plana,
limpia y que no sea capaz de absorber humedad de la muestra y con ayuda de
una pala (o una espátula) se amontona formando un cono. Posteriormente un
simple sistema de cuarteo (dos láminas metálicas entrecruzadas formando un
ángulo de 90°) se coloca en la parte más alta del cono y se empuja hacia abajo
dividiendo así la muestra en cuatro partes iguales, de las cuales dos partes
opuestas son descartadas y las otras dos se mantienen para repetir el
procedimiento tantas veces como sea necesario para alcanzar la cantidad de
muestra adecuada. Los errores asociados a este método vienen de la
imposibilidad de construir un cono perfecto y de la errónea elección de la parte
más alta del cono.
b) Métodos mecánicos. Aquí existen dos tipos de divisores disponibles en el
mercado: el cuarteador mecánico conocido como riffler y los divisores continuos
rotatorios.
 Cuarteador mecánico (riffler): consta de una caja mecánica abierta en forma
de rejilla por su parte superior con salidas laterales. La muestra se añade por
la parte superior y las rejillas la reparten alternativamente entre dos
recipientes situados a ambos lados y, por tanto, se consiguen dos
submuestras exactamente iguales. El tamaño de las ranuras debe ser al
menos 3 veces más grande que el diámetro de la partícula más grande de la
muestra. Como límite inferior del tamaño de muestra final obtenida por este
método se maneja un aproximado de 20g.

 Divisores continuos rotatorios: consiguen dividir la muestra de la forma más


controlada y reproducible. La muestra se coloca en un embudo acoplado a un
sistema de vibración que permite la salida de la muestra, de forma constante
y reproducible, la cual se dirige a un carrusel giratorio especial donde se
encuentran hasta 16 recipientes.

B) Muestras líquidas. La homogeneización y el submuestreo de muestras líquidas es


más sencillo que en el caso de las muestras sólidas, pues aquí no son necesarias las
etapas de trituración y pulverización. Las muestras liquidas a menudo contienen
materia particulada en suspensión. Es recomendable agitar enérgicamente la muestra
antes del submuestreo con el fin de garantizar su homogeneidad. Algunas muestras
liquidas, como jarabes, melazas, aceites lubricantes, etc., son difíciles de
homogeneizar debido a su elevada viscosidad y por tanto es recomendable calentar
ligeramente la muestra para facilitar la agitación, siempre y cuando los analitos a
determinar no se vean afectados por la temperatura.

2.3. Almacenaje y transporte

El transporte y almacenaje son dos etapas críticas en el proceso analítico, puesto que ellas
pueden variar de forma significativa la concentración de los constituyentes de interés, tanto en
su composición como en su contenido. Dichas variaciones pueden estar relacionadas con la
manipulación, temperatura, exposición a la luz, congelación, dimensiones y naturaleza del
contenedor, agitación, etc.

Las muestras propensas a su degradación o alteración física deben analizarse inmediatamente


después de su recolección. En algunos casos esto no es posible y la muestra debe ser
transportada y almacenada.

2.3.1. Condiciones generales de almacenaje.

Las condiciones apropiadas dependen de las propiedades de la muestra y de su estabilidad ante


la luz, la temperatura y/o la humedad, etc.
La mayoría de los analitos y de las matrices de la muestra son más estables a bajas
temperaturas, por tanto, congelar la muestra es normalmente una primera elección de
almacenaje.

La pérdida o ganancia de humedad en las muestras puede contribuir a la degradación o posibles


transformaciones no deseadas de compuestos o analitos de interés.

La exposición a la luz puede causar reacciones fotoquímicas que pueden originar


transformaciones importantes.

El riesgo de contaminación cruzada es otro aspecto importante a ser considerado al momento


del almacenaje de las muestras.

En el caso de muestras con constituyentes volátiles se deben guardar en contenedores bien


sellados y almacenados preferiblemente en lugares frescos.

Consideraciones de almacenaje para muestras analíticas


Condiciones Muestras adecuadas Muestra inadecuadas
Congelación (-20 °C) - Muestras con gran - Frutas y vegetales
actividad enzimática (ej. frescos
Hígado) - Muestras que se licuan
- Analitos poco estables tras la descongelación
Refrigeración (4 °C) - Suelos, minerales - Muestras con posible
- Frutas y vegetales frescos actividad biológica
- Muestras acuosas
Temperatura ambiente - Muestras secas en polvo o - Alimentos frescos
granuladas - Fluidos biológicos
- Minerales
- Analitos estables
Desecador - Muestra higroscópica - Muestras que son más
higroscópicas que el
desecante.

2.3.2. Envasado/contenedores
Los cierres y tapones son tan importantes como el contenedor ya que deben ser del mismo
material y deben proporcionar un cierre hermético para asegurar que no sean la causa de
contaminación de la muestra.
Los contenedores de vidrio son muy útiles, para muestras sólidas, por la baja capacidad de
transferencia de sus constituyentes a la muestra. Los contenedores de polietileno o politetrafluor-
etileno (PTFE) también se emplean para sólidos. Este tipo de material no es útil para muestras
líquidas o semilíquidas como mantequillas o alimentos en los que se desea analizar compuestos
orgánicos a nivel traza ya que determinados componentes del polímero pueden pasar a la
muestra.

En el almacenaje de muestras sólidas se recomienda que los contenedores se llenen por


completo para no dejar espacios libres con aire ya que el oxígeno puede oxidar la superficie de
la muestra. Si la muestra es líquida, se recomienda que el contenedor no se llene hasta el límite
para dejar un espacio libre que permita agitar y homogeneizar la muestra.

2.3.3. Transporte

Si los constituyentes de la muestra son inestables será imprescindible que haya condiciones de
frio o incluso congelación. En algunos casos las muestras deben ser transportadas a temperatura
controlada que garantice su conservación. Hay materiales que a pesar de ser estables a
variaciones de temperatura (rocas, suelo, etc.), el movimiento del transporte puede originar su
disgregación en partículas más finas, produciendo en consecuencia alteraciones de la
homogeneidad de la muestra. Se recomienda entonces, envolver las muestras en papel o
plástico de burbujas antes de su embalaje.

El transporte de material particulado produce, por lo general, problemas de segregación, lo que


origina una heterogeneidad de la muestra que en ocasiones obliga a su rehomogenización.

En aquellos casos en que pudiera producirse agregación de partículas en el proceso de


transporte habría que recurrir de nuevo a la trituración seguido del proceso de rehomogenización.

Otro aspecto importante que debe considerarse es que el transporte de líquidos inflamables debe
llevarse a cabo en cabinas ignifugas móviles. Por otra parte, a la hora de transportar muestras
radiactivas se requieren unas condiciones más especiales y de aislamiento.

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