La Civilización Del Occidente Medieval (PDFDrive)
La Civilización Del Occidente Medieval (PDFDrive)
La Civilización Del Occidente Medieval (PDFDrive)
LA CIVILIZACION
DEL OCCIDENTE
MEDIEVAL
Jacques le Goff
factvíli:
zacton'Del
~~
• .
.:.
LAS GRANDES CIVILIZACIONES
COLECCIÓN DIRIGIDA POR RA YMOND BLOCH
LAS GRANDES CIVILIZACIONES
COLECCIÓN DIRIGIDA POR RA YMOND BLOCH
LA CIVILIZACIÓN
DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
JACQUES LE GOFF
LA CIVILIZACION
DEL
OCCIDENTE
MEDIEVAL
Traducción de J. de C. SERRA RA.FOLS
246 HELIOGRABADOS
8 LÁMINAS EN COLORES
71 MAPAS Y PLANOS
EDITORIAL JUVENTUD, S. A.
PROVENZA, IOI - BARCELONA
U1 rtll lú 11 original de esta obra ha sido publicada por B. ARTHAUD, Parls,
1011 d lilulo de LA CIVILISATION DE L'OCCIDENT MÉDIÉVAL
Primera edición
IMPRESO EN ESPAÑA
PRINTED IN SPAIN
7
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
9
LA CIVILIZAClóN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
mapa o cada plano) va seguido inmediatamente por las leyendas (en cursi-
va) que subrayan el interés de los documentos. Setenta y un mapas y pla-
nos, insertos en el texto o agrupados en atlas, permiten al lector situar los
acontecimientos en su contexto geográfico o seguir, en una misma página,
por ejemplo, la evolución de las ciudades y la de la arquitectura durante
la Edad Media.
Por otro lado, el conjunto del texto ha sido distribuido en tres partes:
I) Los cuatro primeros capítulos de la obra presentan al lector la evo-
lución histórica en su conjunto.
2) Vienen a continuación seis capítulos consagrados a la civilización,
especialmente en lo que se refiere al período que se extiende del siglo X
al XIII.
3) Un diccionario histórico y biográfico, incluido al final del volu-
men, permite referirse al texto sobre tal ó cual punto particular, y asimismo,
lo cual supone una importante innovación, proporciona precisiones y expli-
caciones compleme.ntarias sobre gran número de personajes, nociones, ins-
tituciones, monumentos evocados en el texto y la cronología o que figuran
en alguna ilustración (la cita a los artículos-complemento del diceionario
aparece señalada en el texto por medio de un asterisco).
El volumen se completa con 68 páginas de tablas cronológicas, cuyas
diversas columnas hacen resaltar las concordancias entre los hechos mili-
tares y políticos y los hechos de civilización ocurridos en Occidente y en el
resto del mundo. Esta cronología abarca desde mediados del siglo IX a los
comienzos del XIV, correspondiendo de esta manera al período de civili-
zación más particularmente estudiado por el autor. Los datos relativos a
la Alta Edad Media y los siglos XIV-XV se encontrarán en la cronología de
los dos volúmenes de la colección que preceden al presente.
En fin, una bibliografía de orientación permite a los lectores que lo
deseen -estudiantes entre otros- profundizar en el estudio de una cues-
tión determinada.
PREFACIO
11
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
RA YMOND BLóCH
INTRODUCCIÓN
16
INTRODUCCióN
de olvidar que la Edad Media, o mejor, una pequeña élite medieval, sabía
también escribir, pero esa Edad Media esencial está más cerca de la ver-
dad de una época en la que la inmensa mayoría -illiteratus, «iletrado», era
sinónimo, como veremos, en un sentido más o menos amplio, de laico,
noble o campesino- permanecía analfabeta.
Esa Edad Media de las profundidades es la que yo intento presentar
en este libro. Mi propósito, por lo tanto, puede considerarse en los antí-
podas del que suscitó, por ejemplo, la reciente obra, excelente por otra
parte, de Léopold Génicot: Les Lignes de faite du Mayen Age.
Intentaré presentarla y, si es posible, explicarla en su conjunto, abar-
cando todos sus niveles, solidarios los unos de los otros, y sus expresiones
más altas, que clavan sus raíces en un terreno ingrato.
Utilizaré, hasta el punto en que me sea posible, las enseñanzas de
las ciencias hermanas de la historia, apropiadas, me parece, para discernir
y hacer comprender mejor una sociedad y una civilización que los métodos
de una historia ligada a la ideología de las clases dominantes tradicionales,
aristocracia y burguesía, idealiza excesivamente. Ellas me parecen m.ás aptas
aún que la sociología, la antropología y la etnología, para iluminar el es-
tudio de la civilización del Occidente medieval.
Por un momento me sentí tentado a describir esta civilización como
la de una de esas sociedades que hoy en día llamamos subdesarrolladas.
Hoy eso sería, a mi entender, hablar por imagen y falsear la verdad. Por-
que, ¿qué civilización contemporánea, por muy desarrollada que sea, puede
considerarse superior a la civilización medieval? Si el Occidente medieval
nos parece, y en efecto lo ha sido, atrasado en relación con la China, la
India, el Islam o el Bizancio de la Edad Media, es cuestión de grado y no
de naturaleza. En todas las partes del mundo, el nivel de las técnicas, de
las estructuras económicas, de la organización social es el mismo. En un
lado existe más riqueza, brillantez y refinamiento y en el otro más miseria
y rudeza, pero la esencia es siempre idéntica. Fue preciso esperar la revo-
lución industrial para que se instaurase una verdadera diferencia de natu-
raleza entre los países alcanzados por ella y los que escaparon a su influjo.
La noción de subdesarrollo presenta también un matiz económico que
considero insuficiente para definir la civilización medieval. No es que las
estructuras económicas del Occidente medieval no me parezcan funda-
mentales. Me esforzaré en presentar ese mundo rural, en el que la tierra
es esencial -Georges Duby ha escrito, de un modo restrictivo, creo: «En
la civilización de ese tiempo, el campo lo era todo»-, en que la posesión
de la tierra es capital para definir el rango social.
18
INTRODUCClóN
.20
EPfGRAI<"ES DE LAS ILUSTRACIONES 1 A 11
resaltar los trazos bien netos, caracteris- fotografía se halla cerca del monaste-
ticos del cultivo "en caballones'', de las rio de San Lorenzo de Carboeiro (si-
elevaciones formadas con ocasión del glos XI-XII), hoy en ruinas.
laboreo. Hacía r306, las tierras más
productivas se encontraban ya ocupa- 7· UNA CIUDAD MEDIEVAL: LA «CITÉ»
das y, por lo tanto, la "villa nueva'' DE CARCASONA.
hubo de revalorizar los terrenos de in- Conseguida por el rey de Francia en
ferior calidad. Testimonio del extremo r229, después de la Cruzada de los Al-
aprovechamiento para el cultivo en una bigenses, Carcasona p·asa a ser asiento
región donde el crecimiento demográ- de un senescalato real. Como todas las
fico no se detuvo, como en otras, al co- ciudades de la época, fue fortificada
mienzo del siglo XIV. (Rabastens-de- bajo San Luis (I226-r270) y Felipe III
Bigorre, Hautes-Pyrénées, cabeza de (r270-I285), mas con un particular cui-
cantón, distrito de Tarbes.) dado, a causa de los peligros que la
amenazaban por todas partes: heréti-
5· ABADÍA, ALDEA Y ROTURACIÓN: SAINT- cos y languedocianos, catalana-arago-
JEAN-AUX-BOIS. neses, ingleses (el Príncipe Ne gro la
Fue una fundación religiosa la que dio sitió sin resultados en r356) y en el si-
origen en este caso a la roturación. glo XIV, las Grandes Compaílías tra-
En I I 52, la r.eina A de laida, viuda de tan de apoderarse de ella. Sirvió de
Luis VI, funda una abadía de benedic- modelo para las grandes fortificaciones
tinos (convertida más tarde, en r634, francesas construidas en la orilla dere-
en priorato de canónigos agustinianos). cha del Ródano durante el siglo XIV
A su alrededor, lenta y concéntrica- para enfrentarlas al Imperio. Fue res-
mente, se desarrollaron una aldea y su taurada en el siglo XIX por Viollet-le-
calvero. (Saint-] ean-aux-Bois, O is.e, dis- Duc. Para las murallas del siglo XIII
trito y municipio de Compiegne.) se habían utilizado los restos de los mu-
ros visigóticos del V.
6. UN CAMINO MEDIEVAL: CAMINO DE
SANTIAGO, ENTRE ORENSE Y SANTIAGO 8. UN PUERTO MEDIEVAL: AIGUES-MOR-
DE COMPOSTELA. TES.
Este "camino" es, en realidad, una ruta Aigues-Mortes, como otros lugares, na-
o vía. Sin embargo, esta última no sue- ció de la asociación entre la función
le ser durante la Edad Media más que comercial y el ideal religioso. Construi-
un simple camino, raramente p·avimen- do por San Luis siguiendo el plan re-
tado, salvo cuando aprovecha un tra- gular de las "bastides" de la época,
mo de vía romana, o cuando cruza o se Aigues-Mortes sirvió de puerto de em-
acerca a un puente, a una ciudad, a barque a las fuerzas de la cruzada, pero
un monasterio ... El que representa la también de punto de salida .al Mecf,ite-
21
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 1 A 11
23
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
24
INTRODUCCIÓN
LA EVOLUCION HISTORICA
CAPfTULO I
~ ~
bros que tratan de vivir con una vida propia. Las provincias se emanci-
pan primero, después se hacen conquistadoras. Hispanos, galos y orien-
tales invaden el Senado. Los emperadores Trajano y Adriano son de origen
hispano, Antonino de ascendencia gala y, bajo la dinastía de los Severos,
los emperadores son africanos y las emperatrices, sirias. En el año 212, el
edicto de Caracalla concede el derecho de ciudadanía romana a todos los
habitantes del Imperio. Tanto como el éxito de la romanización, esta as-
censión provincial manifiesta el crecimiento de las fuerzas centrífugas. El
Occidente medieval heredará esta lucha: ¿unidad o diversidad, cristian-
dad o naciones?
Hay todavía un desequilibrio más profundo: el Occidente pierde su
sustancia en provecho del Oriente. El oro que paga las importaciones de
lujo huye hacia el Este, productor e intermediario, cuyos mercaderes, ju-
díos y sirios, monopolizan el gran comercio. Las ciudades de Occidente
sufren de anemia mientras las de Oriente prosperan.
La fundación de Constantinopla, la Nueva Roma, llevada a cabo por
Constantino (324-330), materializa esta pendiente del mundo romano hacia
el Oriente. En consecuencia, la división estigmatizará también al mundo
medieval. Los esfuerzos de unión entre el Occidente y el Oriente no resis-
tirán a una evolución a partir de este momento divergente. Y el cisma
quedará inscrito entre las realidades del siglo IV. Bizancio no hará sino
continuar a Roma y, bajo las apariencias de la prosperidad y del prestigio,
perseguirá tras sus murallas hasta 1453 la agonía romana. El Occidentt;!,
empobrecido, barbarizado, habrá de rehacer las etapas de un vuelo que le
abrirá, al final de la Edad Media, los caminos del mundo entero.
Y lo que es más grave todavía, la fortaleza romana de la que partían
las legiones a la captura de prisioneros y de botín, se verá asediada y, bien
pronto, forzada. La última gran guerra victoriosa data de Trajano, y el oro
de los dacios, obtenido después del 107, supondrá el último alimento sus-
tancioso para la prosperidad romana. Al agotamiento exterior se añade el
estancamiento interior y, ya desde un principio, se origina la crisis demo-
gráfica que torna aguda la penuria de la mano de obra servil. En el siglo n,
Marco Aurelio logra mantener el asalto bárbaro en el Danubio; muere
allí en el 180. El siglo m, por su parte, presencia un asalto general a las
fronteras del limes. Se apacigua, al fin, menos por los éxitos militares de los
emperadores ilirios de fin de siglo y de sus sucesores que por la calma
momentánea determinada al acoger a los bárbaros como federados y aliados
y admitirlos en el ejército o en las fronteras interiores del Imperio: prime-
ros bosquejo~ de una fusión que caracteriza a la Edad Media.
LA INSTALAClóN DE LOS BARBAROS
31
LA CIVILIZACiúN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
ESLAVOS
¡\' ~
os TROGODOS
f<'
'(;ÉPIDOS
VISIGODOS
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
34
LA INST ALACióN DE LOS BÁRBAROS
35
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
que Homero aconseja «arrojar a esos perros malditos que arrastra el Des-
tino».
De todas maneras, otros textos hay que suenan de una manera diferen-
te. San Agustín, pese a deplorar las desgracias de los romanos, se niega a
ver en la conquista de Roma por Alarico, llevada a cabo en el año 410,
otra cosa que un hecho doloroso como la historia romana ha visto tantos,
y subraya que, al contrario de la mayor parte de los generales romanos ven-
cedores, que han manchado su reputación con el saqueo de las ciudades
conquistadas y el exterminio de sus habitantes, Alarico ha aceptado consi-
derar las iglesias cristianas como asilos y las ha respetado. «Todas las devas-
taciones, los asesinatos, los saqueos, los incendios y los malos tratos que se
han cometido en ese desastre tan reciente de Roma no son sino la conse-
cuencia de las costumbres practicadas en la guerra. Pero esto que ha acon-
tecido por primera vez, el hecho de que ese salvajismo bárbaro, por un pro-
digioso cambio del aspecto de las cosas, se haya mostrado tan dulce hasta
el punto de escoger y designar, para llenarlas con representantes del pueblo,
las más vastas basílicas, dentro de las cuales nadie sería acometido, de donde
nadie sería arrancado, adonde muchos serían conducidos para su liberación
por enemigos compasivos, de donde nadie sería llevado en cautividad ni
aun por los más crueles enemigos: esto, en nombre del Cristo, es a los
tiempos cristianos a lo que hay que atribuirlo ... »
Ahora bien, el texto más extraordinario procede de un simple monje,
que, como tal, no tiene las razones de los obispos aristócratas para tratar
con circunspección el orden social romano. Hacia el 440, Salviano, que se
intitula a sí mismo ((Sacerdote de Marsella» y que es monje en la isla de
Lerin, escribe un tratado, Del Gobierno de Dios, que es una apología de la
Providencia y un ensayo de explicación de las grandes invasiones.
Para él, la causa de la catástrofe es interior. Son los pecados de los
romanos -incluidos los cristianos- los que han destruido el Imperio, y
son sus vicios quienes los han entregado a los bárbaros. ((Los romanos eran
contra sí mismos enemigos peores aún que sus enemigos del exterior, pues,
aunque los bárbaros los hubiesen ya vencido, se destruían todavía más por
sí mismos.»
Por otro lado, ¿qué se puede reprochar a esos bárbaros? Ellos ignoran
la religión. Por lo tanto, si pecan es inconscientemente. Su moral, su cultu-
ra es otra. ¿Por qué condenar una cosa sólo porque es diferente?
(<El pueblo sajón es cruel; los francos, pérfidos; los gépidos, inhumanos;
los hunos, impúdicos. Sin embargo, sus vicios, ¿pueden considerarse tan
culpables como los nuestros? ¿La impudicia de los hunos es tan criminal
37
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
como la nuestra? ¿La perfidia de los francos tan censurable como la nues-
tra? ¿Un alamán borracho es tan vituperable como un cristiano borracho?
¿La bellaquería en un huno o en un gépido puede resultar sorprendente,
sabiéndole ignorante de que la bellaquería sea una falta? ¿Un alano rapaz
es tan condenable como un cristiano rapaz? ¿El perjurio en un franco
puede juzgarse inaudito, cuando él piensa que el perjurio es un recurso
ordinario y no un crimen?»
Y sobre todo -por encima de sus opiniones personales, que pueden
ser discutibles-, Salviano nos da razones profundas del éxito de los bárba-
ros. Sin duda alguna, existe una superioridad militar por su parte. La exce-
lencia de la caballería bárbara presta todo su valor a la superioridad del
armamento. El arma de las invasiones es la espada larga, cortante y pun-
tiaguda, arma de filo, cuya terrible eficacia es la fuente real de las exage-
raciones literarias de la Edad Media: cascos cortados, cabezas y cuerpos
hendidos en dos, a veces, incluso, comprendido el caballo. Ammiano Mar-
celino anota con horror un hecho de armas de esta clase, desconocido por
los romanos. Pero había bárbaros en los ejércitos romanos y, pasada la sor-
presa de los primeros choques, una superioridad militar pronto se ve com-
partida por el adversario.
La verdad es que los bárbaros se beneficiaron de la complicidad, activa
o pasiva, de la masa de la población romana. La estructura social del Impe-
rio romano, en el que las capas populares se sentían más y más aplastadas
por una minoría de ricos o de poderosos, explica el éxito de las invasiones
bárbaras. Escuchemos a Salviano: «Los pobres son despojados, las viudas
gimen, los huérfanos son pisoteados, hasta tal punto que muchos de entre
ellos, comprendidas gentes de buen nacimiento y que han recibido una
educación superior, se refugian entre los enemigos. Para no perecer bajo
la persecución pública, van a buscar entre los bárbaros la humanidad de
los romanos, porque no pueden soportar más, entre los romanos, la inhuma-
nidad de los bárbaros. No se parecen en nada a los pueblos entre los que
buscan refugio. Sus maneras son distintas, no conocen su lenguaje y, me
atrevo a decirlo, carecen asimismo del olor fétido que impregna los cuerpos
y los vestidos de los bárbaros. Prefieren, sin embargo, plegarse a esa deseme-
janza de costumbres mejor que sufrir entre los romanos la injusticia y la
crueldad. Emigran, pues, hacia los godos o hacia los bagaudos o hacia los
otros bárbar'os que dominan en todas partes. Y no tienen motivo alguno
para arrepentirse de este destierro. Porque prefieren vivir libres bajo una
apariencia de esclavitud, que ser esclavos bajo una apariencia de libertad.
El nombre de ciudadano romano, antaño no sólo muy estimado, sino inclu-
LA INST ALACióN DE LOS BARBAROS
39
LA CIVILIZAClóN DEL OCCIDENTE MEDIE V AL
43
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 12 A 20
44
13 14
16
19
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 12 A 20
45
EPiGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES u A .20
18 . LA CRISTIANIZACIÓN: UN MILAGRO
Facsímil en galvanoplastia del sello
DE SAN MARTÍN.
anular, desaparecido, de Childerico I
(muerto entre el 48r y el 482). Fue
San Martín debe su extraordinaria po- encontrado en su tumba (Tournai)
pularidad a la buena publicidad que le
en r653 . El padre de Clodoveo se llama
prestaron su biógrafo Sulpicio Severo,
a sí mismo en la inscripción el rey
a comienzos del siglo V, y los clérigos Childerico. No obstante, no era sino el
de Tours, deseosos de atraers.e los do-
jefe de los francos salios, considerado
nativos y los peregrinos. Su recuerdo
por los romanos como confederado
ha quedado particularmente unido a
suyo. Int.enta parecer romanizado, pero
la evangelización de las zonas rurales.
el dibujo es bárbaro. Las característi-
Helo aquí representado sobre un ca-
cas son militares, como en la coraza y
pitel, en la nave de la iglesia abacial
la lanza, o bien tradicionales como los
de la Magdalena, Vézelay, edificada
largos cabellos que caen sobre sus hom-
entre rr20 y rr40. La escena es típica,
bros, del modo utilizado tan sólo por
tal como la relata la Leyenda dorada:
los miembros de la familia "real''.· (Pa-
«Como fuese que San Martín quisiera
rís. Biblioteca Nacional, Gabinete de
derribar un pino consagrado al Diablo,
las Medallas.)
en presencia de una multitud de cam-
pesinos, uno de éstos le dijo: "Si tienes
.20. UN SOBERANO BÁRBARO: ALARl-
verdaderamente confianza en tu Dios,
CO II.
permítenos derribar este árbol y ha-
cerlo caer sobre ti." En el momento en El sello-anillo de A !arico II (484-507 ),
que el árbol se hallaba a punto de caer, rey de los godos (Rex Gothorum en la
Martín hizo el signo de la cruz. Y el inscripción), es más romano de factu-
drbol, desviándose hacia el otro lado, ra. Se sabe que el autor del Breviario
estuvo a punto de aplastar a los cam- se esforzó en recoger todo lo que podía
pesinos que se hallaban presentes y que, ser salvado de la herencia romana.
ante tal milagro, se convirtieron a la (Viena, Kunstgeschichtliche Sammlun-
fe.» (Vézelay , Yonne, iglesia abacial.) gen.)
LA INST ALACióN DE LOS BÁRBAROS
47
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
a·
o
C>
BRE TONES ~
l==l
REI NOS
ES
s
1.-
r o
s
€-
ARA BES
,,
El Occidente toma forma . Sin embargo, el domin io de se dividirán . Tras los visigodos y los ostrogodos, tas reali-
suevos, vándalos y burgundos será efímero . Los francos dades se llaman España e Italia.
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
del man> . Teodorico, como hemos visto, se hará eco ele esta tradición y
negará a Clodoveo el acceso al Mediterráneo, apoderándose de la Pro-
venza. No obstante, los vándalos habían invalidado tales pretensiones al
construir la flota que les permitió conquistar el África y asolar a Roma
en el 455.
La política bizantina cambia de rumbo con el advenimiento de Jus-
tiniano, acontecimiento que tiene lugar en el 527, un año después de la
m uerte de Teodorico en Rávena. La política imperial abandona entonces
su proverbial pasividad para pasar a la ofensiva . .Justiniano pretende re-
conquistar si no toda la zona occidental del Imperio Romano, al menos
Jo esencial de su dominio mediterráneo. Por un momento parece alcanzar
su propósito. Los generales bizantinos liquidan el reino vándalo de Africa
(533-534), destruyen, aunque con mayores dificultades, la dominación gótica
en Italia (536-555) y arrebatan en el año 554 la Bética a los visigodos de la
Hispania. Éxitos efímeros que sólo contribuyen a debilitar aún más a Bizan-
cio frente a los peligros orientales, que agotan por completo a Occidente,
sobre todo a partir del 543, en que la peste negra añade sus estragos a los de
Ja guerra y el hambre. La mayor parte del territorio italiano, con las solas
excepciones del exarcado de Rávena, Roma y sus alrededores y el extremo
sur de la península, se pierde entre 568 y 572 ante el empuje de unos
nuevos invasores, los lombardos, rechazados hacia el Sur por una nueva
invasión asiática, la de los ávaros. Por otra parte, los visigodos reconquis-
tan la Bética a finales del siglo VI. En fin, el Africa del Norte será con-
quistada a partir del 660 por los árabes.
El hecho de mayor trascendencia del siglo vrr --incluso en lo que
respecta al Occidente- es el nacimiento del Islam y la consecuente con-
quista árabe. Más adelante podremos ver la enorme influencia que revistió
para la cristiandad la formación del mundo musulmán. No examinaremos
aquí sino el contragolpe asestado por el Islam, que modificó de manera
extraordinaria la carta política del Occidente.
La conquista árabe comienza por arrancar el Mogreb a la cristiandad
occidental. Inunda después a España, fácilmente conquistada a los visigo-
dos, entre los años 711 y 719, con excepción del Noroeste, donde los cristia-
nos consiguen hacerse independientes. Domina por escaso tiempo Aqui-
tania, en particular la Provenza, hasta que Carlos Martel * la detiene en el
año 732, en Poitiers, y los francos l'a rechazan al sur de los Pirineos, tras
los cuales se repliega después de la pérdida de Narbona, en el 759.
El siglo vm constituye, en efecto, el siglo de los francos. La expansión
de los francos en Occidente, a despecho de algunos fracasos, como el sufrido
53
LA CIV ILIZACION DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
55
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
será más bien un camino, seguirá otros derroteros y nacerá más tarde. En el
intervalo, entre los desierfos que la vía terrestre no logra ya cruzar, única-
mente subsistirán los caminos naturales, es decir, los ríos navegables. De ahí
nace el recorrido a lo largo de las arterias fluviales de la anémica red de cir-
culación que posee la Alta Edad Media y, al mismo tiempo, el cambio del
mapa urbano, tal como lo ha descrito de manera perfecta Jean Dhondt:
«Desde el final de la época romana, la circulación por las vías terrestres
deja lugar a la circulación por el agua, lo cual trae consigo un desplaza-
miento correlativo de la vida urbana ... Las ciudades situadas en un cruce
de caminos, con exclusión ele una vía fluvial, decaen irremisiblemente. Por
ejemplo, Cassel y Bavai, importantes nudos terrestres durante la época roma-
na, se desvanecen. Asimismo, Tongres, que a lo largo del siglo v va per-
diendo poco a poco su importancia hasta ceder el predominio a Maestricht,
sobre el Mosa. Pero hay que añadir que no todas las vías fluviales, ni siquie-
ra las principales, consiguieron llegar al rango de arterias de comunicación.
Las invasiones continuadas al este y en el centro de Europa, singularmente
la invasión de los ávaros, las incursiones de los eslavos, la resistencia de los
sajones y otros pueblos de Germanía a la cristianización descalifican para
este fin al Danubio, al Vístula, al Oder y al Elba, limitando incluso el papel
del Rin. La mayor ele las vías es la que, por el Róclano, el Saona, el Mosela
y el Mosa une el Mediterráneo con el canal de la Mancha y el mar del
Norte. La cristianización de Inglaterra en el siglo vn y la desviación hacia
el Oeste del tráfico escandinavo, dificultado por la invasión ávara, hacen del
litoral comprendido entre el Sena y el Rin un lugar privilegiado para el
paso de los hombres -peregrinos hacia Roma especialmente- y de las
mercancías. Así se explica la fortuna disfrutada del siglo vn al 1x por los
puertos de Quentovic, en la desembocadura de la Cancha, y de Duurstede,
en la desembocadura del Rin. Marsella y Arles, activos en la éporn mero-
vingia, declinan a partir del año 670, debido a que las vías terrestres alpi-
nas disfrutan de un renacimiento promovido por la pacificación de la Italia
del Norte tras la instalación en ella de los lombardos, que reanimarán tam-
bién la vía del Po . El Sena, el Loira y el Garona serán igualmente vías
frecuentadas, que dan vida a Ruán y París, Orleáns y Tours, Tonlouse y
Burdeos, pese a que su desemboc~dura marítima reviste una importancia
secundaria, dado que afluyen a un océano en el que se temía más y más
aventurarse. En contraposición, la conquista árabe hará del Ebro y del
Duero fronteras, y de sus valles despoblados, verdaderos (<desiertos» .
Ahora bien, no debe creerse que esta circulación, casi exclusivamente
fluvial , fuese vehículo de un importante comercio. Tan sólo algunos pro-
.57
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
59
LA CIVILIZACION DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
60
LA INST ALACióN DE LOS BARBAROS
61
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
6
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
ccEs corriente cortar las manos, los pies, la extremidad de la nariz; se sa-
can los ojos, se destroza la cara con hierros ardientes, se clavan palillos
puntiagudos bajo las uñas de las manos y los pies. Cuando las llagas,
después de haber expulsado el pus, comienzan a cerrarse, se las vuelve a
abrir. Si conviene se llama a un médico para que diga si la víctima está
curada y se le puede aplicar un suplicio más largo.» San Ligero, obispo
de Autun, cae en manos de su enemigo, el mayordomo de palacio de
Neustria Ebroin, el año 677. Se le corta la lengua, se le sajan las mejillas
y los labios, se le obliga a andar descalzo por una piscina sembrada de
piedras agudas e hirientes como clavos, se le sacan los ojos. También se
da muerte a Brunehaut, torturándolo durante tres días y atándolo, final-
mente, a la cola de un caballo indómito que fue azotado hasta que se
desbocó ...
El frío lenguaje de los códigos es impresionante. Está traído de la
ley sálica. ccArrancar una mano, un pie, un ojo o la nariz, ioo sueldos;
pero solamente 63 si la mano queda colgando. Arrancar el dedo pulgar,
50 sueldos; pero sólo 30 si queda colgando. Arrancar el índice (el dedo
que sirve para tirar con el arco), 35 sueldos. Otro dedo, 30 sueldos; dos
dedos a la vez, 35 sueldos; tres dedos al mismo tiempo, 50 sueldos.»
Regresión de la administración y de la majestad regia. El rey franco,
entronizado mediante su elevación sobre el pavés, lleva por toda insignia,
no el cetro ni la diadema, sino una simple lanza, y como signo distintivo,
la larga cabellera: rex crinitus. Es un rey melenudo como Sansón, al que
siguen de ciudad en ciudad algunos escribas, una serie de domésticos
esclavos y su llamada guardia de antrustions. Esta comitiva ostenta títulos
sonoros extraídos del vocabulario del Bajo Imperio. El jefe de los pala-
freneros es <cconde de los establos» o condestable; los guardias de corps,
c<condes del palacio»; el grupo de soldados borrachos y de rudos clérigos,
hombres c<magníficos» o c<ilustres». Los impuestos no se cobran, la riqueza
del rey consiste en varias cajas de piezas de oro, abalorios y joyas que sus
mujeres, sus concubinas, sus hijos legítimos y sus bastardos se disputan
cuando él muere, del mismo modo que se reparten las tierras e incluso
el reino.
¿Y la Iglesia?
En el desorden <le las invasiones, obispos y monjes -como San Seve-
rino- llegaron a ser jefes, en diversos aspectos, de un mundo -desorga-
nizado: a su misión religiosa habían añadido la función política, pues
negociaban con los bárbaros; la función económica, distribuyendo víveres
y limosnas; la social, protegiendo a los pobres contra los poderosos, e
66
LA INSTALAClóN DE LOS BÁRBAROS
tencia ·contra el pago de los impuestos, ya que tales pagos mermarían los
ingresos de las iglesias. Así, privan a los reyes de los medios de gobernar,
aunque, por otra parte, desean un gobierno fuerte, al que poder utilizar
en interés de la religión y de la Iglesia.
Al fin, no queriendo servirse mutuamente, reyes y obispos se neutra-
lizan y paralizan: la Iglesia busca el modo de gobernar el Estado y los
reyes tratan de dirigir a la Iglesia. Los obispos se erigen en consejeros y
censores de los soberanos en todos los dominios y se esfuerzan por trans-
formar en leyes civiles los cánones de los concilios, mientras los reyes, in-
ch.isó después de abrazar la religión católica, nombran obispos y presiden
concilios. En el siglo VII, las asambleas conciliares se convierten en España
en verdaderos parlamentos del reino visigótico e imponen una legislación
antisemita que aumenta las dificultades económicas y el descontento de
las poblaciones, las cuales acogerán a los musulmanes, si no con simpatía,
por lo menos sin hostilidad. En la Galia, la interpenetración de los dos
poderes, a pesar de los esfuerzos de los reyes francos, que confían los cargos
de su casa y de su gobierno a elementos laicos, y no obstante la brutalidad
de Carlos Martel, que confiscó parte de los inmensos dominios eclesiás-
ticos, es tal, que la decadencia de la monarquía merovingia y del clero
franco se producen paralelamente. Antes de ir a evangelizar Germanía,
San Bonifacio habrá de reformar al clero franco. Éste será el comienzo
del renacimiento carolingio.
La Iglesia sufrirá, incluso durante este período, por lo menos en
ciertas regiones, verdaderos eclipses: retorno de poblaciones al paganismo
(Inglaterra en los siglos v y vr); vacantes de larga duración en sedes episco-
pales. En las listas episcopales hay una laguna que abarca: en Périgueux,
desde el año 675 al siglo x; en Burdeos, desde el 675 al 814; en Chalons,
desde el 675 al 779; en Ginebra, desde el 650 al 833; en Arles, desde
el 683 al 794; en Tolón, desde el 679 al 879; en Aix, desde el 596 al 794;
en Embrun desde el 677 al 828; en Béziers, Nimes, Uzes, Agde, Mague-
lónrie, Carcasona y Elna, desde fines del siglo VII al año 788.
· Retorno del paganismo, lucha de clases entre los clérigos y los gue-
rreros, paralización recíproca del poder real y del poder clerical: también
esto anuncia la Edad Media. Y acaso, sobre todo, la tendencia de la Igle-
sia a instaurar un clericalismo cuya única preocupación sea apartar la
cristiandad de las cosas de este mundo. El pontificado de Gregorio el
Grande* (590-604), el más glorioso de este período, es también el más sig-
nificativo. Este antiguo monje, elegido papa durante una epidemia de
peste negra en Roma, supone que tanta calamidad anuncia el fin del
68
LA INST ALACióN DE LOS BÁRBAROS
LA TENTATIVA
DE ORGANIZACIÓN GERMÁNICA
(SIGLOS VIII-X)
TI"'" ª1o"~Sira=•
'-"'"" r.
~Imperio de Carlomagno
•
8Islam
. Imperio bizantino
Parece no haber más que tres colosos. el menos brillante de contacto - y de conflictos- es el Mediterrá neo, inter-
de los cu.a/es es, con gran diferencia, el carolingio. La zona puesto entre ellos.
EP1GRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 21 A 29
21. CCYO SOY LA PUERTA Y TODO AQUEL que, desde hace siglos, han caído en el
QUE ENTRA P OR MÍ SER Á SALVADOll: PÓR- umbral al término de su peregrinación.
TICO DE LA G LORIA DE S ANTI AGO DE COM- (Santiago de Compostela, Catedral.)
POSTELA.
22 . LA JERUSALÉN CELESTE.
Del románico al gótico, las portadas de
las iglesias se abren ampliamente y, A partir del siglo IX se extiende el
en las mayores, se ornamentan con ri- tema de la Jerusalén celeste. Pero, an-
tes de convertirse en "la ciudad de
queza. La catedral románica de San-
ensueño'', es la réplica de la Jerusalén
tiago de Co m postela, reconstruida
terrestre, de la Iglesia del Santo Sepul-
entre los años Io78 y I I22 en sus as-
cro. El Apocalipsis había sido ya muy
pectos esenciales, constituye la culmi-
po pu.lar en España desde el siglo V ll.
nación de la serie de grandes iglesias
El comentario que a-él dedicó el Beato
de peregrinación, un jalón capital d.e
de Liébana, en el 784, tuvo una difu-
las cuales es Saint-Sernin de Toulouse .
sión extraordinaria. El manuscrito de
El pórtico de la Gloria, construido en
ese comentario, redactado a mediados
la segunda mit·ad del siglo XII, se en-
del siglo XI en la abadía de San Severo
cuentra en la linea de las grand es por- de las Landas, es famaso por sus admi-
tadas románicas de Vézelay, A utun, rables miniaturas. La representada en
Conques y Moissac. Su autor, el maes- la ilustración ha sido comparada por
tro Mateo , es el heredero de la técnica Caro[ H eitz a la iglesia alta de la aba-
escultórica leon esa. La portada central día carolingia de Corvey. Grupos de
'representa la Igl esia de Cristo. En el tres arcos rodean un cuadrado. Tema
tímpano aparece el Cristo redentor en- capital para la sensibilidad urbana es
tre dos ángeles turiferarios y los cuatro la formación del complejo emocional
evangelistas. A derecha e izquierda se que preparó las Cruzadas y la espiri-
encaran cuatro profetas y cuatro após- tualidad escatológica. (París, Biblioteca
toles. En la columna central, bajo un Nacional, manuscrito latino 8878, fo-
capitel representando a la Trinidad, lio 207, reverso, y 208.)
Santiago con el largo bastón de pe-
regrino y una filacteria en la cual 23. CABALLEROS A LA CRUZADA.
puede leerse: Misit me Dominus ("El La Iglesia multiplica las representacio-
Señor me envía"). Debajo, una colum- nes de caballeros que parten a la Cru-
na esculpida en forma del árbol de zada. El tema es particularmente apro-
J esé y una estatua arrodillada, el popu- piado para la decoración de una capi-
lar "Santo dos Croques", considerado lla de templarios. Este fresco, q.ue data,
como el propio maestro Mateo. La co- probablemente, de II70-II80, presenta
lumna y su pedestal se hallan desgas - a unos caballeros acompañados de un
tados por los dedos de los peregrirws, pequeíio músico, con una viola y un
74
uu .. , ......., ..... .............. . .... r .. _...._ • ··-- - -
~
fMrt doqun um
nuni crmt dt ú
ut utrtufq; ¡.urc
lmiK neq; nrnur d
' '1
deptunar · tteq; n
N{ UACUÚ 1"rutlqt1
pcmtf fttaunnr 1
ronapaone- funr
ea5 ad foLun mil
rtÍUotm4pfu
Ilonnullrucrv rt
r:if tttferu tuttr: u
úuf penmarc-dci
111( tttUtnlM"·Tedl
fmrf locunrur ah:
ne quoq: narran~
ftgt11ftGttJoné du
/
uu:qaf populcaf
,, 1
arco. Salen de una ciudad de cruzados mino hacia Clermont, donde predicará
para lanzarse contra los sarracenos. La la I Cruzada el 27 de noviembre, y con-
escena reproduce quizás un episodio de sagra la nueva iglesia, elevada por el
la victoria obtenida en n63 sobre Nu- abad Rugo (Cluny Ill). Los viajes de
redin en la llanura de la Boquea, al consagración, que el papa efectuaba ro-
pie del "krak" o castillo de los caba- deado de cardenales, obispos y abades,
lleros. (Cressac, Charente, Capilla de revistieron gran importancia para La di-
los templarios.) !usión de ciertos planos, estilos y temas
artísticos. (París, Biblioteca Nacional,
24. UN EMPERADOR: FEDERICO I BAR- manuscrito latino 17716, fol . 91.)
BARROJA.
75
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 21 A 29
rodeado de la aristocracia militar. Aba- A mediados del siglo XV, los príncipes
jo, el tercer estado, burgueses a la iz- se habían convertido -tanto, si no
quierda, mercaderes y campesinos a la más, que la Iglesia- en los grandes
derecha. (París, Biblioteca del Arsenal, mecenas: Fiero della Francesca adquie-
manuscrito 2695, fol. 6.) re su reputación en la corte de Federi-
co de Montefeltre, duque de Urbino,
28. AL FINAL DE LA EDAD MEDIA: VENE- y, más tarde, .en la de los Este, señores
CIA, PUERTA DEL ORIENTE . de Ferrara. En r4y pinta este retrato
El libro de Marco Polo (el Millón o el (firmado y fechado) de Sigismondo
Libro de las Maravillas; cuando su Pandolfo Malatesta, señor de Rimini.
autor lo dictó, entre I298 y I 3or, mien- Malatesta fue uno de los primeros
tras se hallaba en la prisión de Géno- príncipes del Renacimi.ento. Soldado
va, donde fue encerrado después de la de aventura, condotiero libertino, cruel,
derrota de los venecianos en Curzola, refinado, encargó a Alberti la construc-
le llamó más modestamente -o más ción en Rimini de una capilla dinás-
orgullosamente- la Descripción del tica en el interior de una iglesia fran-
Mundo) fue uno de los grandes libros ciscana inacabada. Es el templo de los
de aventuras escritos al final de la Malatesla, elevado en su honor y el de
Edad Media, que lo consideró como su amante Isotta de Rimini más que
una obra de ficci ón. La miniatura, qu e en honor de Dios. El retrato de Sigis-
forma parte de un manuscrito de mondo, seguido de dos lebreles (sólo
Oxford, preparado e iluminado ha- uno de ellos visible en el grabado),
cia I400, decora el comienzo del li bro arrodillado ante su jJatrón San Segis-
«Ci commence li livres du graunt Caam mundo de Borgoña, está realizado se-
(el Gran Kan mogol) qui parole de la gún el sistema espacial propio del Re-
Graunt Armenie, de Perse ... » Repre- nacimiento. El príncipe ocupa el cen-
senta a Venecia, sus barcos mercantes, tro, "rodeado de un vacío augusto"
su aristocracia comercial y fastuosa, sus (Henri Focillon), destacando su perfil,
monumentos respfandecientes, sus es- con la individualidad ele sus rasgos, en-
cenas urbanas familiares en la Piazzet- tre las dos columnas albertinianas.
ta (a la izquierda), su León de San (Rimini, Ternpio Malatestiano.)
LA TENTATIVA DE ORGANIZACióN GERMANICA
77
8
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
París
U S T
Bourges
Poitiers
AQUITANI
79
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
80
LA TENTATIVA DE ORGANIZACIÓN GERMANICA
81
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
* * *
A pesar de sus esfuerzos para hacerse cargo de la herencia política y
administrativa romana, los francos no habían logrado adquirir el sentido
del Estado. El reino era considerado por los reyes francos como de su pro-
piedad en el mismo grado que sus dominios y sus tesoros. En consecuencia,
no tenían el menor escrúpulo en alienar alguna parte de él. Por ejemplo,
cuando Chilperico se casa con Galesvinta, hija del rey visigodo Atanagildo,
ofrece a la joven, al día siguiente de su matdmonio, como «presente de
boda», cinco ciudades de la Galia meridional, entre ellas Burdeos. Y puesto
que el reino les pertenece, los reyes francos acostumbran repartirlo entre
sus herederos. De vez en cuando, la fortuna, la mortalidad infantil o la
debilidad mental reagrupan de nuevo los Estados francos bajo dos o un
solo rey. Así Dagoberto, apartando del trono a su primo imbécil Cariberto,
reina solo de 629 a 639. Y la muerte prematura d.e su hermano Carlomán,
favorito de su padre Pepino el Breve, deja a Carlomagno como único amo
del reino franco a partir del 771. Ahora bien, la restauración del Imperio
no priva, en cambio, a Carlomagno de repartir a su vez su reino entre sus
tres hijos, reparto que efectúa en ocasión de la Ordinatio de Thionville
en el año 806. Sin embargo, nada se decía en la Ordinatio sobre la corona
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
5. OPOLE. (De Les Origines des villes polo- 6. TRELLEBORG. (Según el atlas Wester-
naises, maqueta de reconstrucción.) mann, reconstrucción sobre el terreno.)
En los países eslavo y escandinavo, los núcleos y guerrero (es el momento de la conquista de
urbanos cumplen todavía una función más mi- Inglaterra por los daneses) inspira el plano de
litar que económica. las casas, asimismo de madera, en forma
Opole (5), es la Silesia polaca, es un grod es- ele barco, cada una ele las cuales alberga, proba-
lavo, edificado en madera. Su emplazamiento blemente, a la tripulación ele un navío.
insular y el recinto fortificado manifiestan pre- Haithabu (7), en el istmo de Jutlandia, es,
ocupaciones defensivas. El río constituye exce- por el contrario, un wik comercial fortificado,
lente vía económica. Trelleborg (6), en la isla gran centro de tránsito en una de las princi-
danesa de Seeland, es un campo vikingo, una pales vías de comunicación. Hacia el año mil,
de las bases de partida de los normandos. Con unía el mundo del Báltico con el Noroeste
una situación estratégica, el espíritu marítimo occidental.
LA SCHLEI
~-Emplazamiento en el siglo IX
~-Ensanche después del 900
::= __ Zona de tumbas con sarcófagos
111111 _ _ Zona de twnbas en forma de choza
f __ Barrio de los art~sanos
o 500 I km.
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
86
LA TENTATIVA DE ORGANIZACIÓN GERMÁNICA
88
LA TENTATIVA DE ORGANIZAClóN GERMÁNICA
89
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
90
LA TENTATIVA DE ORGANIZACióN GERMÁNICA
91
LA CIVILIZAClóN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
Hipótesis, pues, de la llamada exterior, que haría caer, además, por tierra
la célebre teoría de Henri Pirenne, que atribuía a la conquista árabe el
cierre del Mediterráneo y el colapso del comercio occidental, mientras que,
en la opinión de Lombard, sería el motor del despertar económico de
la cristiandad occidental. Si aceptamos, por el contrario, la tesis de Lynn
White, se debería a los progresos técnicos alcanzados en el suelo mismo
de Occidente: al progreso agrícola, en primer lugar, que -con el arado
de ruedas y de vertedera, los progresos de la alternancia trienal de cose-
chas, que permite especialmente incluir las famosas legumbres ricas en
proteínas y la difusión del tiro moderno- aumenta las superficies cultiva-
das y los rendimientos; al progreso militar también, que, gracias a la in-
vención del bocado, que permite gobernar el caballo, da nacimiento a
una nueva clase de guerreros, los caballeros, clase que se identifica con
la de los grandes propietarios, capaces de introducir en sus dominios los
útiles y las técnicas nuevas. Explicación, por tanto, mediante el desarrollo
interno. Tal explicación ilumina, además, el desplazamiento del centro
de gravedad del Occidente hacia el Norte, país de las llanuras y de los
grandes espacios en donde se pueden desplegar las labores profundas y
las cabalgatas hasta perder el aliento.
La verdad sin duda se encuentra en el hecho de que la rápida ascen-
sión de la nobleza -propietarios agrícolas y caballeros al mismo tiempo-
crea una clase capaz de aprovechar las posibilidades económicas que se le
ofrecen: la explotación creciente del terreno y de los mercados aún limi-
tados. Sin embargo, abandonan en manos de algunos especialistas -los
primeros mercaderes occidentales- una parte de los provechos que de
ellos saca el mundo cristiano. Podemos sentirnos tentados a pensar que
las conquistas de Carlomagno y sus empresas militares, en Sajonia, Ba-
viera y a lo largo del Danubio, en Italia del Norte y hacia Venecia, más
allá de los Pirineos en fin, trataban de establecer contacto con las zonas
de cambio y trataban también de englobar los caminos del comercio rena-
ciente. Asimismo, el tratado de Verdún pudo ser, al mismo tiempo, un
reparto en segmentos de las rutas y de las bandas de cultivo. Pero, después
del año mil, las cosas toman aire de seriedad. La Cristiandad medieval
entra verdaderamente en escena. -
9
CAPfTULO III
LA FORMACIÓN DE LA CRISTIANDAD
(SIGLOS XI-XIII)
95
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
g6
8. EUROPA HACIA EL A~ O 1000
g •Novgorod
~
REINO
,Y~q; '
DE NORUEGA
"-.../
DE ESCOCIA
·oJ
~- J;Y;~:"
~··-·pcr
"
fíl
a
Villeneuve
98
LA FORMACióN DE LA CRISTIANDAD
Dos aldeas de roturación ( II y 12), caracterís- to de favor concedido a los colonos de las re-
ticas de la colonización germánica en el Este: giones de roturación, que reciben un lote de
Altheim (II), cerca de Leipzig, en una región tierra llamado «manso forestal» (Waldhufe).
completamente desmontada, es una aldea de El bosque se ha conservado fragmentariamen·
pastos (Angerdorf). La calle principal se en- te en los límites de la zona roturada . En am·
sancha en el centro a fin de dejar espacio a bos casos pueden advertirse los huertos adjun-
un parque para el ganado. Jablonow (12), cer· tos a cada una de las casas y las zonas de pas-
ca de Zagan (Polonia occidental), «la aldea tos que complementan una economía en la
de los manzanos», en alemán Schoenbrunn, cual 5e combinan cultivo, cría de ganado y
«la bella fuente», es una aldea de cortijos fo. la explotación del bosque residual.
restales (Waldhufendorf), que recuerda el tra·
trabajo. Yo imagino que los decisivos progresos que darían lugar a lo que
se ha denominado la «revolución agrícola» de los siglos x-xm comenzaron
humildemente en la época carolingia y se desarrollaron con lentitud has-
ta las proximidades del año 1200-, época en la cual experimentaron una
considerable aceleración.
Por otra parte, no hay que descartar la hipótesis de que la sedenta-
rización de los bárbaros haya conducido a los nuevos amos hacia una
99
LA CIVILIZAClóN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
1.00
LA FORMAClóN DE LA CRISTIANDAD
cada. Según Georges Duby, «la actividad de los pioneros, que, durante
dos siglos, se mantuvo de una forma tímida, discontinua y muy dispersa,
pasó a ser, a la vez, en las cercanías del año 1150, más intensa y más
concordante». Para un sector capital, el de los cereales, el período más
importante de la conquista agraria se sitúa entre los años 11 oo y 1150,
como nos enseña la polinología: la proporción del polen de trigo en los
residuos florales se acrecienta considerablemente durante esta primera mi-
tad del siglo xn.
Lo más frecuente es que los campos nuevos no sean sino una exten-
sión de terrenos antiguos, «Un progresivo ensanchamiento de los calveros»,
ganado al cinturón de terrenos incultos y pastos que los rodean. Las tie-
rras roturadas, conseguidas por medio de incendios, hacían retroceder la
zona de matorrales, pero atacaban raramente a los bosques, tanto por
falta de herramientas apropiadas (el principal instrumento de las rotura-
ciones medievales era la azuela más que el hacha), como por el deseo de
los señores de conservar sus terrenos de caza y de las comunidades aldea-
nas de no destruir los recursos forestales esenciales en la economía me-
dieval. La conquista del suelo se llevó a cabo también mediante la dese-
cación de pantanos y formación de «polders». En Flandes, pronto y fuer-
temente influido por el progreso económico, el sistema comienza hacia el
año 11 oo, con la construcción de pequeños diques en numerosos lugares.
En ocasiones, sin embargo, las roturaciones llevaban a la conquista
de tierras nuevas, a las que acompañaba la fundación de nuevas aldeas.
Insistiremos más tarde en este fenómeno, cuyos aspectos sociales revisten
una importancia particular.
101
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
102
LA FORMACióN DE LA CRISTIANDAD
104
LA FORMACióN DE LA CRISTIANDAD
les había aportado. Frente de combates, la Tierra Santa no fue esa casa de
empréstitos -buenos o malos- que algunos historiadores, engañados y a
menudo engañadores, han descrito con tanta complacencia. Las Cruzadas
no han proporcionado a la Cristiandad ni un crecimiento comercial como
el nacido de sus relaciones anteriores con el mundo musulmán y el desarro-
llo interno de la economía occidental, ni las técnicas y los productos, sumi-
nistrados por otras vías, ni el bagaje intelectual, facilitado por los centros
de traducción y las bibliotecas de Grecia, Italia (Sicilia, ante todo) y Espa-
ña, donde los contactos eran mucho más estrechos y fecundos que en Pales-
tina, ni siquiera ese gusto por el lujo y esas muelles costumbres que ciertos
moralistas morosos de Occidente han reputado como la dote del Oriente y
el regalo envenenado de los infieles a los cruzados, cándidos y sin defensa
ante los encantos y las encantadoras del Oriente . Cierto que los beneficios,
extraídos en su mayor parte, no del comercio, sino del alquiler de los navíos
y de los préstamos concedidos a los cruzados, permitieron a ciertas ciuda-
des italianas -Génova y más aún Venecia- enriquecerse r ápidamente.
Ahora bien, ningún historiador serio puede creer ya que las Cruzadas hayan
suscitado el despertar y el vuelo del comercio de la Cristiandad medieval.
Por el contrario, podemos pensar que contribuyeron al empobrecimiento
del Occidente, en particular de la clase social caballeresca; que, lejos de
forjar la unidad moral de la Cristiandad, coadyuvaron fuertemente a enve-
nenar las oposiciones nacionales nacientes (basta, entre otros testimonios,
leer la narración de la II Cruzada escrita por Eudes de Deuil, monje de
Saint-Denis y capellán del capeto Luis VII, donde el odio entre alemanes
y franceses se exaspera en cada episodio, o recordar cuáles fueron en Tierra
Santa las relaciones de Ricardo Corazón de León con Felipe Augusto, por
ejemplo, o con el duque de Austria, quien se apresurará a apresarlo a su
regreso); que excavaron un foso definitivo entre Occidente y los bizantinos
(de Cruzada en Cruzada se acentúa la hostilidad entre latinos y griegos,
hostilidad que culminará durante la IV Cruzada, con la toma de Constan-
tinopla por los cruzados en i 204); que, lejos de dulcificar las costumbres, el
furor de la guerra santa indujo a los cruzados a los peores excesos, desde los
. pogroms perpetrados en su camino hasta las matanzas y saqueos (la de Jeru-
salén, por ejemplo, ocurrida en el I 099, o la de Constantinopla, en el i 204,
cuyas narraciones se pueden leer tanto en los cronistas cristianos como en
los musulmanes y los bizantinos); que el financiamiento de la Cruzada fue
el motivo o pretexto para un aumento de la fiscalidad pontificia y la prác-
tica inconsiderada de la concesión de indulgencias; y, por último, que las
órdenes militares, impotentes para defender y conservar la Tierra Santa, se
106
13. LAS PRIMERAS CRUZADAS
-
-~
~
J.& Cruzada (1096-l099)
2.ª Cruzada (1147-1148)
s.~ Cruzada (1189-11,i]2)
=""""'"
OOC> o}:>
Más que la efímera epopeya de Tierra Sant a, lo que llama Oriente y Occidente, el mundo bizantino convertido ya
la atención son las rutas marítimas y terrestres y, entre en piel de zapa.
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
108
14. LAS CRUZADAS DEL SIGLO XIII
e:
La:; ruta:; del mar los han llevado . Sin embargo, no los mueve más que la codicia o sueños aislados
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
110
LA FORMACióN DE LA CRISTIANDAD
siglo xrn, la ((Cruzada de los niños» -de los campesinos jóvenes- encarnó
la permanencia de ese atractivo.
Los ecos sucesivos, la rápida degeneración de la mística que impul-
saba a las Cruzadas en política y, bien pronto, en escándalo, no consiguie-
ron, sin embargo, durante largo tiempo, ahogar esa gran inquietud. La
llamada de ultramar, del ((pasaje», removió a todo lo largo del siglo xn, y
años más allá, las imaginaciones y las sensibilidades de los '?ccidentales, que
no lograban encontrar en su país el sentido de su destino colectivo e indi-
vidual.
1099: Jerusalén cae en manos de los cristianos. Un imperio latino se
establece en Tierra Santa, pero pronto se ve amenazado. En 1148, Luis VII
y Conrado II se sienten impotentes para socorrerlo. A partir de ese momen-
to, el mundo cristiano de Palestina es una piel que se contrae y disminuye
sin cesar. Saladino reconquista Jerusalén en 1187. Ricardo Corazón de León
multiplica sus proezas con ocasión de la III Cruzada (1189-1192), mientras
que Felipe Augusto;,.:, se apresura a regresar a su reino. La IV Cruzada es
desviada por los venecianos sobre Constantinopla y crea otro efímero impe-
rio latino (1204-1261), que ocupa Constantinopla y Grecia. Federico II *,
bajo la excomunión del papa, obtiene por medio de negociaciones en 1229
la restitución de Jerusalén, pero vuelve a ser ocupada por los musulmanes
en 1244. Tan sólo algunos idealistas se muestran entonces capaces de con-
servar el espíritu de Cruzada. San Luis es uno de ellos. Entre la consterna-
ción de casi todos los miembros de su familia -empezando por su madre,
Blanca de Castilla- y de sus consejeros, consigue reunir un ejército de
cruzados, la mayor parte de los cuales le siguen más por devoción personal
al rey que por amor a Cristo. Su primera expedición comienza en 1248 y
se prolonga hasta 12 54, pero es para caer prisionero de los infieles. La segun-
da se inicia en 1270 y se dirige a Egipto, pero para morir delante de Túnez.
Hasta finales del siglo xv, y más tarde todavía, se hablará con frecuen-
cia de iniciar una nueva Cruzada. Pero ya no se iniciará jamás.
111
LA CIVILIZAClóN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
GOLFO DE G2NOV A
i5. GENOVA
(Según Y . Renouard: Les Villes d 'ltalia au Moyen Age, mrsu publicado por el C. D . U.)
15. 16. LAS CIUDADf:S EN EL APOGFO llFL SICLO X lll: UN PUERTO ITAl.IANO, UNA CAPITAL
Génova (r5) sufre una gran transform ación en- mero en piratas, que realizan incursiones lu-
tre mediados del siglo x y mediados del xn. crativas, después en mercaderes, que se enri-
El recinto del siglo x, construido en período quecen con las Cruzadas. Un segundo recinto,
defensivo con ocasión de las incursiones de los levantado a partir de ll55-ll56, engloba ya
sarracenos, engloba el castrum fe udal, o cas- el burgus, centro económico que se extiende
tillo, y la ciudad episcopal, la civitas, con la hacia el None , a lo largo del mar y centro
catedral de San Lorenzo, dej ando fuera el político en torno al PalaC'io Comunal_ Por
burgus con la otra catedral, San Siro_ Duran- otra parte, a partir de 1122, la comuna se
te los siglos XI y xn, Génova toma la ofensiva identífica con la compagna, .que agrupa a
y sus marinos se convierten sucesivamente pri- todos los ciudadanos, nobles o no, implicados
1 l.:?
..
LA FO RMACióN DE LA CRISTIANDAD
16. PAR!S
(Segri11 G. Duby y R . iHandrou, op. cit.)
J 13
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
_ Muro romano
J& Portus del Rin
llJ Muro del siglo x:
t Ensanche
hasta 1106
Muro de 1106
Ensanche
hasta 1180
.Muro de 1180
O Puerta
110
LA FORMACióN DE LA CRISTIANDAD
17 , 18 , 19, 20. CIUDADES DE EUROPA EN SU APOGF.O (SIGLO Xlll Y COMJENZOS DEL XIV)
sus tiendas, las calles de comerciantes y ar - tablecimientos: el viejo grod eslavo destina-
tesanos especiali zados, la Casa de la Ciudad do a la defensa (siglos x1-xu), con la iglesia co-
y la iglesia de Santa María (Kaufmanns-Kirche: legial, pronto rodeada al Este por un arrabal
la iglesia de los mercaderes, característica de las (podgrodzie) que d esemp eña una función eco-
ciudades hanseáticas) . .Ciud ad abierta al co- nóm ica sobre el río. Después aparece sucesi -
mercio lejano, se coloca rápidamente a la ca- vamente, en el siglo x11, un a viej a ciudad
beza ele la Hansa. En ausencia ele monasterios (stare miasto), emplazada al Norte, y, en
antiguos, bien pronto (1225- 1227) dominicos y el xm, una ciudad de locatio, que di sfruta d el
franciscanos se establecen en ella con gran po- derecho alemán. La situació n de esta última
derío. en una encrucijada de caminos fluviales y te-
El caso de Kalisz (Polonia) (r8) es más com- nestres y sus instituciones permi ten a la acti-
plejo. Se pueden distinguir en ella cuatro es- vidad económica desarroll arse plenamente.
que es seguro, en todo caso, es que, con los diversos elementos humanos que
recibe, la ciudad forja una sociedad nueva. Y esta sociedad pertenece tam-
bién a la sociedad «feudaln, a la cual solemos imaginar demasiado rural.
La ciudad, en su conjunto, se constituye en Señoría. El arrabal rural que
ella crea, imponiéndole un poder -el ban ( l ) - de tipo feud al, corre pare-
jas con la evolución d e la Señoría hacia lo que se ha denominado la Seigneu-
rie banale, fundada también sobre el ejercicio del ban y sometida a la
influencia de los «feudales», que a veces disponen en ella -como en Ita-
lia- de una residencia. Sus personajes más sobresalientes imitan el género
de vida de los nobles. Se hacen construir casas de piedra y elevan esas torres
que, si bien sirven para la defensa y el almacenaje de los víveres, son
también más que nada un signo de prestigio. Cierto que la sociedad
urbana es minoritaria en un mundo que continúa siendo primordialmente
rural.
Daniel Thorner, en su modelo de economía campesina, que puede apli-
carse al Occidente medieval, estima que a un conjunto dentro del cual
más del 50 por 100 de la población activa es tá empleada en la agricultura,
corresponde un 5 por lOO de población urbanizada. Pero, poco a poco, esta
sociedad urbana consigue que sus propios impulsos sustituyan a los santo y
seña venidos del campo. La Iglesia percibe ese cambio con segura intuición.
En el siglo xn todavía es la voz de los monjes, de un Pedro el Venerable de
Cluny, de un San Bernardo de Citeaux, principalmente, la que indica el
camino a la Cristiandad. Con todo, San Bernardo se ve forzado a predicar
su Cruzada en Vézelay, ciudad híbrida y ciudad nueva en torno a su mo-
nasterio, y a intentar vanamente en París apartar de las seducciones urba-
nas la población estudiantil, a la cual desea hacer volver al desierto, a la
escuela del claustro. En el siglo xm, los directores espirituales -dominicos ·
(1) El francés ha conservado para los arrabales la denominación banlieue, lugar sometido
a un ban. - N . del T.
11 8
LA FORMACIÓN DE LA CRISTIANDAD
119
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
* * *
Pero las ciudades hacían también el oficio de centros de intercambio
comercial. Una literatura tradicional, sobre todo a partir de Pirenne, les
ha reconocido justamente este título, si bien exagerando un poco su impor-
tancia, ya que dicho comercio se alimenta durante largo tiempo ünicamen-
te de los productos de lujo (tejidos, pastel, especias) o de primera necesidad
(sal). Las mercancías pesadas (granos, madera) no entran en él sino con
gran lentitud. Unas cuantas plazas se bastan para asegurar la venta de
aquellos productos y las prácticas rudimentarias -en particular el cambio
de moneda- que las acompañan. Las ferias de la Champagne, en los
siglos xn y xrn, son en principio su hogar principal. Poco a poco se incor-
poran al tráfico puertos y ciudades de Italia y de Alemania del Norte. Los
italianos, venecianos, genoveses, pisanos, amalfios, astesanos, milaneses, sie-
neses y, pronto, florentinos obran de forma más o menos aislada, dentro del
cuadro de sus ciudades, al igual que las gentes de Amiens y de Arras. En
el Norte, por el contrario, una vasta organización comercial, que adquiere
también con rapidez un extraordinario poder político, domina los cambios
en un amplio radio de acción: la Hansa. Sus orígenes pueden ser fijados
en la paz pactada en 1161, bajo la égida de Enrique el León, entre alema-
nes y gotlandeses. De ella nació la comunidad de mercaderes alemanes esta-
cionales de Gotland (universi mercatores imperii Romani Gotlandiam fre-
quentantes), que, a finales del siglo xm, extiende su influencia desde Flan-
des e Inglaterra hasta la Rusia del Norte. «Por todas partes, los alemanes
eliminan a sus competidores, particularmente en el Báltico, pero también
en el mar del Norte, llegando hasta privar el paso de los estrechos daneses
hacia el Oeste a los gotlandios y, hacia el Este, a los frisones, flamencos e
ingleses, acaparando incluso el tráfico entre Noruega e Inglaterra.>> Así des-
cribe a la asociación, tal como era hacia 1300, su más reciente "historiador,
Philippe Dollinger.
Hacia la misma época, las relaciones entre los dos grupos que dominan
el gran comercio, los hanseáticos al Norte y los italianos en el Sur, ex peri-
120
LA FORMACióN DE LA CRISTIANDAD
121
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
122
LA FORMACIÓN DE LA CRISTIANDAD
12 3
21. LA ORDEN DE CLUNY EN LOS SIGLOS X Y XI
ffTIEt&r York•
'~·
Ramsey~Ely • .......
.... _,º .l.Magdebur<~~
· ' " ·
~ llln:~l~ -~
. TyW«
";~
Glasconbury Lewes . •G ante Hersfeld ..
S'-• ertmh~
.• • B Stavelot .fulda Brevnov•
· , • Echtemach
¡¿')y~-Moutie~~Augsburgo'.;:"/~·Melk
~Ruan
' Arras • , •Lorsch Hatishona
París • . Verdun Hirsau
~/ Re1ms •
• .
. /Fleury Auxerre
• ' ?,:::: v ,,,,,
-Reichenau • S·ilzburgo
' ·
Marmout1er / ]"'~ Vé~el~y . ~S'-Gall
Ja Chame ~x.
· ////////////./,.. t? Einsiedeln
~Paray~Cluny
S'-Jean-d' Angély ..-.0'4'~~r:
%":0'
)"/#///# /:jf Souv1gny ·/ './//, Milán
Limogesj( • ) Frunuaria :
Sauxillanges ( ~ía
Sahagún • ~ 8d~~a
• - S ilos
'----.. ....-------.... '
~
~
• \
S. Juan •
¡/tfasse
J%
Ripoll
FQ..... .
Farfa
Ro~a • • Subiaco
•Monte
~ ~ Zon~
~ 1nona shca
de densidad
125
11
22. LA ORDEN DE ClTEAUX DURANTE LOS SIGLOS XII Y Xlll
o
Melrose II36
Mellifont o~
1142 ~
0
Sobrado
II42
o Clairva ux - 80 filiales
• Citeaux - 28 filiales
• Morimond - 28 filiales
.t. Pontigny - 16 filiales
& La Ferté - 5 filiales
la misma sede, que lo había ocultado allí en previsión de que algún día se
emprendiese la reconstrucción.»
Llega una época -siglos xr-xn- en que los judíos no son ya capaces
de abarcar la totalidad de los negocios de tipo bancario, que hasta entonces
habían monopolizado. Los mercaderes cristianos no han adquirido todavía
el relieve de que disfrutarán más tarde. Los monasterios se encargan en-
tonces, como lo ha demostrado con toda exactitud Robert Génestal, de
actuar como «establecimientos de crédito».
A lo largo de ese período, la Iglesia protege al m r ·ader y le ayuda a
vencer el prejuicio que inspira, motivador del despre io por parte de la
clase señorial ociosa. La Iglesia toma sobre sí la tarea d rehabilitar una
actividad de la cual depende el progreso económico. Y conv i. ·ne el trabajo-
castigo, definido por el Génesis -«el hombre caído deb , por penitencia,
ganar su pan con el sudor de su frente»-, en un valor para h salvación.
Y, lo que es más importante, se adapta a la evolución de la sociedad y
le proporciona las palabras de orden espiritual que estaba precisando. Así
se ha demostrado en las Cruzadas. La Iglesia ofrece precisamente los sueños
que pueden servir como contrapeso necesario a las difíciles r alidades. Du-
rante todo el período, cuando la prosperidad se reconstruye ,lentamente,
cuando el dinero fluye con facilidad, cuando la riqueza se onvicrt en un
cebo cada vez más seductor, asegura, tanto a los que triunfan y se inquietan
en su triunfo -no hay que olvidar que el Evangelio manifiesta serias dudas
sobre la posibilidad de que el rico entre en el reino de los ·iclos- , como
a los que permanecen oprimidos, una válvula ideológica: la a pologfa de la
pobreza.
El movimiento que comienza a precisar sus contornos en l siglo XI, ·
que bosqueja reformas, multiplica las aproximaciones a un retorno de la
simplicidad evangélica (vita vere apostolica), inspira una reforma del clero
en el sentido comunitario -la reforma canónica, que renueva la institu-
ción de los cánones, imponiendo la regla llamada de San Agustín- , se dila-
ta a finales del siglo XI y comienzos del xn. Al mismo tiempo, da nacimien-
to a nuevas órdenes*, que afirman la necesidad de retirarse al «desierto»
para volver a encontrar en la soledad los verdaderos valores de los que el
mundo occidental parece alejarse sin cesar, pero que perpetúan, transfor-
mándola, la tradición benedictina y su ejemplo económico al ensalzar el
trabajo manual y al organizar otras formas de actividad económica, en las
que se combinan los nuevos métodos de cultivo (barbecho trienal), el recur-
so más intenso a la ganadería productora de lana y aprovisionadora de la
industria textil y la adopción de las innovaciones técnicas (molino, forjas).
23 . LA ORDEN DOMINICA EN 1303
Las universidades de la orden (Stuclia gene- t es), hacen el oficio de capitales. La vocación
l'alia) , la principal de las cua les es Paris (cada intelectual de la orden, sin ser excl usiva, se
"jnovincia" /nted e enviar a ella tres estudian· afianza.
DIECIOCHO PROVINCIAS
r. Espmia (29 conventos de hombres más 6 de cia (26 más 2) . - I2. Grecia (4: dos en la Ma -
mujeres).-2 . Toulou se (25 más 3).-3. Fran- rea franca, uno en Eubea y uno en la Crim ea
cia (58 más 7) . - 4. Lombardia inferior (35 veneciana.). - r3 . Tierra Santa (Chi/1re, 3). -
más r3). - 5. Toscana (25 más n ) . - 6. Si- I4. Aragón (r4 más 2). - r5. Boh emia (2I
cilia (35 más 4). - 7. Hungría (33 más 3). - más 6) . - z6. Provenza (r4 más 2). - z7. Lom-
8. T eutonia (.¡9 más 65). - 9. Anglia (75 de /1ardía superior (22 más 5). - r8. Sajonia (de
hombres). - IO. Polonia (32 más 3). - II . Da- Bre111a a Riga, 47 más 9).
El fenómeno franciscano se produce en primer con más f1rofusión. Habría que añadir las vi-
lugar en Italia y es allí donde sigue dándose carías misioneras al Este, hasta la China .
inspiran las grandes fundaciones de las órdenes nuevas en torno al año i 150.
Ellos son los creadores de- los «monjes blancosn, que se levantan frente a
los «monjes negrosn tradicionales, los benedictinos. Etienne de M uret funda
la orden de Grandmont en io74; San Bruno, la Gran Cartuja (la Grande
Chartreuse) en 1084; Roberto de Molesmes, Citeaux en 1098; Roberto de
129
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
1 33
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
* * *
Las grandes herejías de los siglos XII y XIII han sido definidas a veces
como herejías «antifeudalesll. Quizás en el análisis del detalle histórico esta
denominación sea discutible, pero es válida dentro del cuadro de una expli-
cación global.
Al poner en entredicho la estructura misma de la sociedad, tales here-
jías se oponían a lo que constituía su fondo: la feudalidad *.
Con frecuencia se han tomado como opuestos los términos feudalidad
y movimiento urbano. La forma política del movimiento urbano, el movi-
miento comunal, va, en efecto, dirigida en muchas ocasiones contra los seño-
res, en particular contra los grandes dignatarios eclesiásticos. Algunos obis-
pos perecen víctimas de las revueltas comunales. Así sucedió en Laón, por
ejemplo, durante el año 1112, en el curso de un motín que Guibert de
Nogent nos ha narrado de manera conmovedora. La vida urbana se nutre
de la actividad artesanal y comercial, mientras que la feudalidad vive del
dominio de la tierra. La mentalidad urbana, por lo menos en un principio,
es igualitaria, como surgida de solidaridades horizontales que unen a gen-
tes pares en torno a un juramento. La mentalidad feudal, por el contrario,
se refracta en el sentimiento de una jerarquía y se expresa en solidaridades
134
LA FORMACióN DE LA CRISTIANDAD
1 35
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
137
LA CIVILIZACJé>N DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
cuadro del contrato de vasallaje para asegurar a cada señor, grande o peque-
ño, sobre su señoría o sobre su feudo, un conjunto de derechos extremada-
mente amplios. La explotación rural, el dominio, es la base de una organi-
zación social y política: la señoría.
Georges Duby ha insistido particularmente sobre un hecho capital, de
ningún modo exclusivo de la región de Macon. El centro de la organiza-
ción feudal se halla en el castillo ·"t.. Uno de los mayores fenómenos de la
Historia occidental desde el siglo x al xn es la aparición de castillos, cuyo
aspecto militar no debe ocultarnos su significación mucho más amplia.
A finales del siglo x, la estructura social de la región de Macon es toda-
vía, al menos en su aspecto superficial, la misma que en la época carolin-
gia. La principal frontera establecida es la que separa a los libres de los
siervos, y muchos campesinos son todavía libres. El poder condal, expre-
sión del poder político, parece todavía respetado. Sin embargo, la situación
cambia rápidamente y la feudalidad hace su instalación. No es que el feudo
se extienda. demasiado por la región. Pero el castillo pasa a ser el centro
de una señoría, que absorbe poco a poco todos los poderes: económico,
judicial y político. En el año 971 aparece por vez primera el título de
caballero y en el 986 nace el primer tribunal privado, el de la abadía de
Cluny. En el 988, un señor, el conde de Chalon, establece las primeras exac-
ciones sobre los campesinos, lo mismo libres que siervos. La primera men-
ción de una corte vicaria! independiente de un señor data de i 004, y de
1019 la última sentencia emitida por una corte condal contra un castellano.
A partir de 1030 se instaura el contrato de vasallaje y, en io32, el término
nobilis desaparece para ceder el lugar a miles. Mientras que el conjunto de
los campesinos, con sólo algunas excepciones -alodieros, ministeriales-,
ve uniformarse su condición en el seno de una vasta clase, la de los «villa-
nosJJ, se va forjando una jerarquía dentro del grupo señorial. Hacia io75,
la caballería, «en un principio clase de fortuna y de género de vida>>, ha
pasado a ser <<Una casta hereditaria, una verdadera noblezaJJ. Hay en ella,
de todas formas, dos escalones según «la repartición del poder sobre los
humildesJJ. La más elevada es la de los señores del castillo ( domini, caste-
llani), que ejercen sobre un territorio de cierta importancia el conjunto de
los poderes públicos (el antiguo ban real). En segundo lugar, están los sim-
ples caballeros, «que no tienen tras de ellos más que un pequeño número
de dependientes personales». Desde su castillo, el señor domina ·sobre un
territorio en el que ostenta todos los poderes, privados y públicos. Es la
señoría llamada <CbanalJJ (pese a que el término bannus sea en esta época
bastante raro).
LA FORMAClóN DE LA CRISTIANDAD
1 39
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE l'vlEDIEVAL
les del siglo xm, de dominarla, incluso en lo que respecta al plano eco-
nómico. Será preciso esperar siglos para que la distancia creciente entre el
poder económico y la debilidad social y política de las capas superiores
urbanas produzca las revoluciones burguesas de los siglos xvn y xvm.
Queda por decir que la evolución económica ayuda a una gran parte
de la clase campesina a mejorar su suerte . En las tierras recién roturadas,
los «huéspedes» campesinos obtienen franquicias y libertades que se hacen
sensibles de modo especial bajo el aspecto urbano o semiurbano de las
«villanuevas», «villafrancas» o «bastidas», para no referirnos más que a
la terminología francesa y, en general, neolatina. En el conjunto de las
tierras occidentales se generaliza durante el siglo xm un movimiento de
liberación que mejora la condición jurídica de los campesinos, si no su
situación material. La limitación de las exacciones señoriales, con la susti-
tución del trabajo personal obligatorio y gratuito por una redención las
más veces fija, llamada «censo», la determinación de una cantidad fija
para las principales redenciones -«talla abonada»-, determinación que se
efectúa mediante «cartas» -el escrito que viene a relevar al gesto co-
labora, por lo menos al principio, en la liberación social-, son el signo
y el instrumento de una cierta promoción de las capas campesinas, en
particular de la más afortunada, la de los «labradores» propietarios de
su yunta y de sus herramientas, frente a la masa de los «peones» o «bra-
ceros».
Por el contrario, esa evolución económica, sobre todo a partir del
siglo xm, no favorece a la pequeña y mediana caballería, que se carga de
deudas con mayor velocidad que se enriquece y ha de vender una parte
de sus tierras. Por lo que se refiere a la región de Macon, el último préstamo
concedido por caballeros data de 1206. A partir de 12 30, los pequeños caba-
lleros alodiales se hacen pagar su homenaje, transforman sus alodios en
feudos y, a excepción en general de la reserva, venden parcela tras parcela
de su herencia. Los beneficiarios de la situación son, en primer término, los
señores más poderosos, pues, si bien muchas veces no son más ricos en
numerario, pueden tomar dinero a préstamo fácilmente; en segundo lugar.
las iglesias, sobre todo las iglesias urbanas que, a través de las limosnas,
llevan a cabo un drenaje de la moneda, y, finalmente, los no-nobles enrique-
cidos, entre los que se cuentan algunos campesinos, aunque en su mayoría
son burgueses. La crisis que comienza a afectar las rentas de los señores, la
«renta feudal», desembocará en el siglo x1v en una crisis general, que cons-
tituirá, en su esencia, una crisis de la feudalidad.
LA FORMAClóN DE LA CRISTIANDAD
* * *
A ese nivel de la evolución histórica que se llama política, los fenó-
menos se nos muestran con frecuencia complejos, perdidos en el detalle de
los hombres, de los acontecimientos y de los textos de los historiadores, tan
a menudo seducidos por esas apariencias y esas apariciones superficiales. La
historia política del Occidente medieval resulta especialmente complicada,
debido a que refleja una extremada división, originada por la fragmenta-
ción de la economía y de la sociedad y por la acumulación de los poderes
públicos en manos de los jefes de esos grupos más o menos aislados, una de
las principales características, como se ha visto, de la feudalidad. Ahora
bien, la realidad medieval del Occidente no está integrada tan sólo por
esa atomización de la sociedad y de su gobierno, sino también por la con-
fusión horizontal y vertical de los poderes. Entre esa multiplicidad de seño-
res, la Iglesia y las iglesias, las ciudades, los príncipes y los reyes, los hom-
bres de la Edad Media acaban por no saber bien de quién dependen políti-
camente. Incluso en los campos de la administración y la justicia, los
conflictos de jurisdicción que llenan la historia medieval patentizan bien .
a las claras esta complejidad.
Puesto que conocemos el final de la historia, podemos tomar como hilo
conductor para su estudio la transformación de los Estados.
Pasado el áño 1000, dos personajes parecen encargarse de guiar a la
Cristiandad: el papa y el emperador. El conflicto entre ambos va a ocupar
el proscenio histórico a lo largo de todo el período. Teatro de ilusiones,
tras el cual se desarrollarán los hechos verdaderamente importantes.
Después de la muerte de Silvestre 11 ( 1003), el papado no hace un
papel demasiado brillante. No obstante, pese a tener que doblegarse bajo
los golpes asestados por los señores del Lacio, primero, y, a partir de 1046,
por los emperadores alemanes, no tarda en recuperarse. Más aún, al mismo
tiempo libera a toda la Iglesia de la intervención de los señores laicos. La
llamada reforma gregoriana, que toma su nombre de Gregorio VII* (1073-
1085), no supone más que el aspecto exterior del gran movimiento que
retrotrae por aquel entonces a la Iglesia hacia sus fuentes de origen. Lo
que se intenta es restaurar, frente a la clase de los guerreros, la autonomía
y el poder de la clase clerical, que debe renovarse y delimitarse por sí
misma. De ahí nace la lucha contra la simonía y la lenta implantación
del celibato eclesiástico. De ahí surge una tentativa de asegurar la inde-
pendencia del papado, reservando la elección del pontífice a los cardenales
lll
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
142
LA FORMACióN DE LA CRISTIANDAD
l 1i o ele Paclua, con su Defensor pacis ( 1324), definir una nueva Cristiandad
<n que el poder temporal y el poder espiritual quedarán netamente sepa-
1·aclos. La defensa del carácter laico d e los poderes alcanza con él la cate-
wi rf a de ideología política. El último gran partidario de la confusión de
los poderes y, a la vez, el último gran hombre de la Edad Media, a la
q 11 c ha resumido en su obra genial, el Dante, ha muerto con la mirada
lija en el pasado en el año 1321.
* * *
Ni siquiera los más fuertes de entre los Estados y monarquías here-
deros del poder político que se constituyen entre los siglos XI y XIV pueden
considerarse asegurados dinásticamente, ni definidos desde el punto de
vis ta territorial. Para no presentar más que un ejemplo, todo el Oeste de
la Francia ele la época es -y seguirá siéndolo hasta el siglo xv- una
balanza entre Francia e Inglaterra. No obstante, el porvenir se esboza ya
en la formación de conjuntos territoriales, que, a través ele una serie de
avances y retrocesos, de metamorfosis continuadas, se encaminan hacia
Ja integración de las pequeñas células medievales. Los soberanos han sido
los rapsodas de la Cristiandad medieval.
Tres realizaciones positivas ocupan el primer plano.
Después de la conquista normanda (1066), Inglaterra es la primera
en ofrecer, bajo Enrique 1 (1110-1135) y, sobre todo, bajo el Plantagenet
Enrique 11 * (1154-1189), la imagen de una monarquía centralizada. A par-
tir de 1085, el Libro del Juicio Final, el Domesday Book, compila las pose-
siones y los derechos reales y proporciona una base incomparable a la auto-
ridad del rey. Sólidas instituciones financieras (la Corte del Exchequer por
ejemplo) y funcionarios estrechamente dependientes del trono (los sheriffs)
completan esta obra. U na grave crisis estalla a comienzos del siglo xm y
se mantiene durante decenios. Juan Sin Tierra se ve obligado a aceptar que
el poder real sea limitado por la Carta Magna (1215). Después de la
revuelta de la pequeña nobleza, dirigida por Simón ele Montfort, las Pro-
visiones de Oxford vigilan todavía más estrechamente a la monarquía.
Sin embargo, Eduardo 1 (1272-1357) e incluso Eduardo 11 (1307-1327) sa-
ben restaurar el poder real al aceptar un control parlamentario, que fuerza
a nobles, eclesiásticos y burgueses de las ciudades a colaborar con el Go-
bierno. Las guerras entabladas, victoriosas sobre los galeses, desgraciadas
contra los escoceses, han traído consigo a los ingleses un armamento y
tácticas nuevas y han hecho participar a una parte del pueblo lo mismo
1 43
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
144
215. FRANCIA AL ADVENIMIENTO DE FELIPE AUGUSTO (t t8o)
m
Feudos móviles Dominio indirecto
-
[[] de la Corona del rey de Aragón
Dominio directo Bcauvajs • Señorío eclesiástico
del rey de Inglaterra ·
Dominio indirecto
OIIJJ del rey de Inglaterra
1 45
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
146
26. FRANCIA AL ADVENIMIENTO DE FELIPE VI DE VALOIS (13•28)
r.::::::mReino directo
~ del rey de Francia
r::m:::J Feudos de la Corona
~deFrancia
149
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
LA CRISIS DE LA CRISTIANDAD
(SIGLOS XIV-XV)
S I bien la mayor parte de los Estados cristianos_, al principio del siglo XIV,
se mueven todavía dentro de fronteras cambiantes, la Cristiandad en
su conjunto se encuentra ya estabilizada. Como ha afirmado A. Lewis,
es el «fin de la frontera)). La expansión medieval ha terminado. Cuando
se reemprenda de nuevo, a finales del siglo xv, se tratará ya de un fenó-
meno distinto. Inversamente, el tiempo de las grandes invasiones parece
haber terminado. Las incursiones mongolas de 1241 -1243 dejaron en Polo-
nia y en Hungría terribles señales, sobre todo en este último país, donde
la invasión de los cumanos, empujados por los mongoles, acrecentaron la
anarquía y dieron a los húngaros un rey, Ladislao IV (1272-12 90), medio
cumano y medio pagano. El papa Nicolás IV predicó una cruzada contra
él. Sin embargo, no se trata sino de incursiones, después de las cuales las
heridas se cicatrizan pronto. En la Pequeña Polonia, Silesia, se produce,
después del paso de los tártaros, una nueva oleada de roturaciones y de
crecimiento agrícola y urbano.
Pero en el viraje de los siglos xm-xrv, la Cristiandad no solamente
se detiene, sino que retrocede. Ya no hay nuevas roturaciones ni conquis-
tas del suelo. Incluso las tierras marginales, ganadas para el cultivo bajo
la presión demográfica y la preocupación por la expansión, quedan aban-
donadas porque sus rendimientos son excesivamente débiles. La desfores-
tación se anuncia en algunos lugares. Comienza el abandono de los cam-
pos y aun de las aldeas -los Wustungen, por ejemplo, estudiados por
Wilhelm Abel y sus discípulos-. La construcción de las grandes catedrales
se interrumpe, antes de que éstas sean acabadas. La curva demográfica co-
mienza a bajar. El alza de los precios se detiene y se inicia una depresión.
1 53
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
* * *
Al lado de estos grandes fenómenos de conjunto, otros acontecimien-
tos - algunos de los cuales han llamado la atención de los contemporá-
neos, mientras otros sólo han revestido su significación a los ojos de los
historiadores modernos- anuncian que la Cristiandad se halla en ple-
na crisis.
Una serie de huelgas, de motines urbanos, de revueltas, cuya mayor
virulencia se produce en Flandes, estallan en el último tercio del siglo xm
(en Brujas, Douai, Tournai, Provins, Ruán, Caen, Orleáns y Béziers en
el año 1280; en Toulouse, en 1288; en Reims, en 1292; en París, en 1306).
En 1302, en las regiones de la actual Bélgica, los disturbios desembocan en
un levantamiento casi general. Según el cronista liejés Hocsem: «Este año,
el partido popular se subleva en casi todas partes contra los grandes. En
Brabante, esa sublevación fue ahogada, pero en Flandes y en Lieja, las
fuerzas populares dominaron durante largo tiempo.»
En 1284, las bóvedas de la futura catedral de Beauvais, levantadas has-
ta cuarenta y ocho metros de altura, se derrumban. El sueño gótico ya no
se elevará nunca más alto. Los trabajos de muchas catedrales se detienen:
la de Narbona en 1286, la de Colonia en 1322. Siena alcanzará el límite de
sus posibilidades en 1366.
La desvalorización de la moneda -las mutaciones monetarias-
comienza. La Francia de Felipe el Hermoso (1285-1314) conoce varias, las
primeras de la Edad Media. Las bancas italianas, en especial las florenti-
nas, sufren en 1343 bancarrotas catastróficas. Los Bardi, los Peruzzi, los
Acciaiuoli, los Bonaccorsi, los Cochi, los Antellesi, los Corsini, los Da Uzza-
no, los Perendoli y, añade el cronista florentino Giovanni Villani, «muchas
otras pequeñas compañías y artesanos privados» se vieron arrastrados en el
movimiento.
Claro está que estos síntomas de crisis se manifiestan en los sectores
más frágiles de la economía: en las ciudades, donde la economía textil
había tomado tanto vuelo que se hallaba a merced de una baja en el poder
de compra de la clientela rica para la que producía y exportaba; en el ramo
de la construcción, donde los enormes medios que se habían de poner en
juego se encarecían a medida que la mano de obra, las materias primas y
los capitales encontraban empleo en otros sectores más productivos; en el
dominio de la economía monetaria, donde los errores en el manejo del
bimetalismo, consecutivo a la reanudación de la acuñación en oro, y las
1 54
~7 · EL OCCIDENTE A PRINCIPIOS DEL SIGLO XIV
DE LOS
MERÍNIDAS
ZAYANIDAS
~~
En plena evolución entre la retirada musulmana en el stir de España y la reducción del Imperio bizantino ame·
nazado por los turcos.
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
imprudencias de los banqueros, solicitados por los príncipes cada vez más
ávidos de subsidios y cada vez más llenos de deudas, acrecentaban las difi-
cultades inherentes a una forma de economía con la cual ni siquiera los
especialistas estaban muy familiarizados.
En monnaies est la chose mout obscure.
Elles vont haut et bas, on ne sait que faire; ·
Quand on croit gagner, on trouve le contraire ( i)
escribe Gillis Li Muisis, abad de Saint-Martín de Tournai, a comienzos del
siglo XIV.
La crisis se manifiesta en toda su amplitud cuando alcanza el nivel
esencial de la economía rural. Durante el período 1315-1317, una serie de
factores meteorológicos adversos, que trajeron consigo malas cosechas, die-
ron lugar al alza de los precios, al retorno del hambre general, casi desa-
parecida de Occidente -del Extremo Occidente por lo menos- en el
siglo xm. En Brujas, dos mil personas, entre una población de treinta y
cinco mil, perecen de hambre.
La disminución de la resistencia física consecutiva al recrudecimiento
de la subalimentación debió de desempeñar un importante papel en los
estragos que causó la Gran Peste, a partir de 1348, y que hizo caer brutal-
mente la curva demográfica, ya decadente, y transformó la crisis en una
catástrofe general.
Sin embargo, resulta bien patente que la crisis es anterior al azote, el
cual no hizo sino exagerarla, y que sus causas han de buscarse en el fondo
mismo de las estructuras económicas y sociales de la Cristiandad.
La disminución de la renta feudal, los trastornos originados por la
parte creciente en moneda que los campesinos han de incluir al pagar sus
censos, ponen en peligro los fundamentos del poder feudal.
* * *
Por fundamental que sea, la crisis no entraña una depresión de toda
la economía occidental y no "afecta por igual ni a todas las categorías ni a
todos los individuos.
Mientras tal o cual sector geográfico o económico se ve afectado por
ella, se dibuja el crecimiento de un nuevo sector, que reemplaza y tom-
pensa las pérdidas vecinas. La industria de los tejidos de lujo tradicionales,
(1) Con las monedas, la cosa es muy oscura . - Tan pronto están arriba como abajo, no
se sabe qué hacer. - Cuando uno cree ganar, se encuentra con todo lo contrario.
LA CRISIS DE LA CRISTIANDAD
157
1;1
"I
SEGUNDA PARTE
CLARIDADES EN LA NOCHE
(SIGLOS V-IX)
i6i
LA CIVILIZACiúN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
resuelta de hecho. Hasta el siglo x1v habrá extremistas de las dos tendencias
opuestas: los que proscriben el uso y hasta la lectura de los autores anti-
guos y los que se aprovechan de ellos ampliamente de manera más o menos
ingenua. La coyuntura favorecerá alternativamente a unos y a otros. Pero
la actitud fundamental fue señalada por los Padres de la Iglesia y perfec-
tamente definida por San Agustín al declarar que los cristianos debían uti-
lizar la cultura antigua al igual que los judíos habían usado los despojos
de los egipcios. «Si los filósofos (paganos), sobre todo los platónicos, han
emitido por azar verdades útiles a nuestra fe, no solamente no hay por qué
temer a esas verdades, sino que es preciso arrancarlas para nuestro uso a
esos ilegítimos detentadores», lo mismo que los israelitas trajeron de Egipto
vasos de oro y plata y objetos preciosos, que utilizarían más tarde para cons-
truir su tabernáculo. Este programa De doctrina cristiana, que será en la
Edad Media un lugar común, abre de hecho las puertas a toda una gama
de utilizaciones de la cultura grecorromana. Los hombres de la Edad Media
seguirán con frecuencia al pie de la letra el texto de San Agustín, es decir,
no utilizarán más que materiales aislados, por ejemplo, las piedras de los
templos destruidos, pero a veces esos materiales serán de la mayor impor-
tancia, como columnas de templos convertidos en pilares de catedrales.
Incluso se dará el caso de aprovechar un templo completo. El Panteón de
Roma, transformado en iglesia al comienzo del siglo vn, pasará a ser un
edificio cristiano al precio de pequeñas transformaciones y de un ligero
enmascaramiento.
En cambio, resulta muy difícil apreciar en qué medida ha pasado a la
Edad Media el bagaje mental -vocabulario, nociones, métodos- de la
Antigüedad. El grado de asimilación, de metamorfosis, de desnaturalización
varía de un autor a otro y, a menudo, un mismo autor oscila entre esos dos
polos que señalan los límites de la cultura medieval: la huida horrorizada
ante la literatura pagana y la admiración apasionada que conduce a exten-
sas copias. Ya San Jerónímo había dado el ejemplo de esas oscilaciones.
Abandonándose por regla general a largas citas de autores paganos, de las
cuales se halla tan nutrido como de la Biblia, se oye un día llamar en sueños
por Dios, que le dice severamente: « ... Ciceronianus es, non christianus»,
«Ciceroniano eres, que no cristiano» . Alcuino tendrá, a propósito de Virgi-
lio, el mismo sueño. Pero San Jerónimo llega también al mismo compro-
miso que San Agustín: que el autor cristiano debe utilizar a sus modelos
paganos como los judíos del Deuteronomio utilizan a las prisioneras de
guerra, a las que cortan el cabello y las uñas y les dan nuevos vestidos antes
de convertirlas en sus .esposas.
~.•6~
CLARIDADES EN LA NOCHE
* * *
También en esta ocasión, la Antigüedad decadente había facilitado el
trabajo a los clérigos cristianos de los primeros siglos medievales. Todo lo
que la Edad Media conoció de la cultura antigua le había sido legado por
el Bajo Imperio, que había mordisqueado, empobrecido, disecado la litera-
tura, el pensamiento y el arte grecorromanos, hasta tal punto que la bar-
barizada Alta Edad Media pudo asimilarlos fácilmente.
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
* * *
No basta comprobar esta regresión intelectual. Lo que importa es ver
claramente que se trata de una necesaria adaptación a las condiciones socia-
les de la época. El tiempo en que ciertos aristócratas, paganos o cristianos
- como Sidonio Apolinar-, se complacían en los juegos de una cultura
acaso refinada, pero reducida a una clase social moribunda, ya ha pasado.
Los escritores barbarizados escribían para un público nuevo. Como dice
con acierto R. R. Bolgar a propósito de los sistemas de enseñanza de San
Agustín, Marcianus Capella y Casiodoro, «la mayor virtud de las nuevas
teorías consistía, posiblemente, en intentar proporcionar una alternativa
razonable al sistema de Quintiliano, ya que el mundo en el cual había flore-
cido el arte oratorio estaba extinguiéndose y la nueva civilización destina·
da a reemplazarlo había de ignorar las asambleas populares y los triunfos
del foro. Los hombres de los siglos venideros, cuyas vidas tendrían por cen-
tro la casa solariega y el monasterio, se habrían visto altamente perjudica;
dos si la educación tradicional de la que habían de depender les hubiese
propuesto un ideal que no hubiesen sido capaces de comprender, es decir,
si Capella y San Agustín no hubiesen reemplazado a Quintiliano» .
Resulta emocionante ver a los más cultivados y los más eminentes
representantes de la nueva élite cristiana, conscientes de su inferioridad
cultural ante los últimos puristas, renunciar a lo que conservan todavía o
podrían adquirir de refinamiento intelectual, para ponerse a la altura de
sus fieles. Rebajarse para conquistar, tal fue la postura que eligieron. Si
tal postura no nos satisface, no por ello debemos considerarla menos im-
presionante. Ese adiós a las letras antiguas, pronunciado las más veces
con pleno conocimiento de causa, no es el aspecto menos conmovedor que
presenta la abnegación de los grandes jefes cristianos de la Alta Edad
Media. Al comienzo del siglo VI, en el prefacio de una nueva edición de sus
obras poéticas, Avito, obispo de Vienna, anuncia a su h ermano que renun-
cia a ese género, «ya que muy pocos comprenden la medida de las sílabas».
En la misma época, Eugippius duda en publicar la Vida de San Severino
porque teme que «la oscuridad de su elocuencia prive a la multitud de
comprender los hechos admirables» que narra. Cesáreo de Arles desarrolla
también esa actitud: «Pido humildemente que los oídos de los letrados
soporten sin quejarse mis rústicas expresiones, a fin de que todo el rebaño
EP1GRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 30 A 46
.166
30
32 33
34 35
40 41
43
44
EP1GRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 30 A 46
con el nombre de "el Maestro del ba- cale. La obra se llevó a cabo entre los
rroco de Oseberg", que pudo haber re- mios 78I y 78 3 en la diócesis de Ma-
cibido influencias extranjeras en un yenza. Obra de lujo, está escrito sobre
momento en que los vikingos, por me- pergamino empurpurado, en uncia/es
dio de sus expediciones, habían toma- doradas, excepto la dedicatoria en mi-
do ya contacto con una parte de Euro- núsculas carolinas. Los folios, a dos co-
pa. (Museo de los barcos vikingos, lumnas, van rodeados por una orla de
Bygdo, Noruega.) [Ja/metas y ornamentos geométricos.
(París, Biblioteca Naciona l, n. adq.
39· ARTE IRLANDÉS : EL LIBRO DE KELLS. [at. I20J.)
El libro de Kells, contemporáneo de
las esculturas de Oseberg (comienzos 41. UNA MINIATURA CARO'LINGIA: EL SA·
cado de: "obra maestra barroca" del Escrito jJor el abate Rainaud de Mar-
arte irlandés. Presenta asimismo seme- moutier, el sacramental, que contiene
janzas con las obras continentales. Pro- las plegarias de la misa privativas del
bablemente fu e iniciado jJor los mon- oficiante, es uno de los productos más
jes irlandeses en la isla escocesa de notables de la escuela caligráfica de
I ona y terminado más tarde en Kells, Tours, en los tiempos del abad Vivia-
donde los monjes se habían refugiado no (844-By). La inspiración clerical y
huyendo de los vikingos. Exagera hasta el estilo arcaizante son característicos
el paroxismo la afición de los miniatu- de la época carolingia. Pequeííos per-
ristas irlandeses a la abundancia de sonajes en oro (el abad Rainaud, de
entrelazados. Sin embargo, al lado de mayor tamaño, apoyado en su báculo,
esta exuberancia ornamental se mani- bendice al pueblo) se destacan sobre
fi.esta, al igual que en el arte carolin- un fondo verde. En los ángulos, las vir-
gio, una tendencia figurativa. En esta tudes cardinales: Prudencia, Fortaleza,
decoración de la primera palabra del justicia y Templanza, atribuidas al
Evangelio de San Marcos, un pequeño abad. (A utun, Biblioteca Municipal,
personaje (que se repite en el libro) manuscrito I9 bis, fol. I7J·)
aparece en el ángulo superior derecho.
(Dublín. Trinity College Library.) 42. GRANDES HOMBRES DEL RENACIMIEN-
TO CAROLINGIO: ALCUINO Y RABÁN MAUR.
40. UN MANUSCRITO CAROLINGIO: EL En esta miniatura que encabeza un ma-
EVANGELIARIO DE CARLOMAGNO. nuscrito de los Loores de la Santa
El más antiguo manuscrito carolingio Cruz, escrito por Rabán Maur y carac-
es el propio evangeliario de Carlomag- terístico de la devoción carolingia, el
no, escrito, por orden suya y de su es- autor, presentado por A/cuino, entrega
posa Hildegarda, por d copista Godos- su libro a Otgar, arzobispo de Magun-
168
EP!GRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 30 A 46
170
CLARIDADES EN LA NOCHE
j{o] l {o~
~~
¡- 1
33
l
o 340
[ ~
1
C=
~--'on es de vano
Constru1..-..;i · s pisos-~ Altares - -.±1 . - -~re
Confesionarios
CLARIDADES EN LA N OCHE
173
LA CIVILI ZACióN DEL OCCIDENTE 1\-lEDIEVAL
174
CLARIDADES EN LA NOCHE
+nll=~n~--J
Forja
Cocina 11
_.JL_
.--,r-==¡¡
1 11 9 11
= == --if==·==1
1
,º
1
1 º 20 3º m.
l _ _ \ . . - - - . - 1 . . . .- - · - - '
D 11
Hostele1ia
\ Ir::~
/ -....::. 0..
-....::~
0 7
11
11
Capilla de 11
los~orast
eros ~
":---.... /¡ 11
.::::=======-=== = = = ~======::
29. FONTENAY. (Según L. Btfgule)
r. Sala capitular. - 2. Pequ eño calefactorio. 5. Conserjería. - 6. Horno de pan. - 7. Palo·
; . Gran calefactorio. - 4. Lavabo. - m ar . - 8. Enfermería . - 9. Bodega .
,-
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
\. -· · ·1:..:
1
1 19
\
\
\
::
..
\ ....
\
'\ \
"· Tones de
·. los oBarabans•
, ..
19 L
: . ~
~-::t- ___..:;,5º:..__ _ _!~100 m .
D.. ,--~-----~~
- - --
1 77
16
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
éxito en Occidente y que, más tarde, coexistirá con las nuevas órdenes, la
triple vía de la explotación económica, la actividad intelectual y artística
y la ascesis espiritual. Después de él, los monasterios se transformarán en
centros de producción, en lugares de redacción y de iluminación de ma-
nuscritos y en focos de irradiación religiosa. Concilia la autoridad del
abad con la dulzura de la fraternidad, que facilita la obediencia. Ordena
la simplicidad, pero sin exageración ni en el ascetismo ni en la pobreza.
«Si se da el caso -dice la regla- de que se encargue a un hermano
cosas difíciles o imposibles, recibirá con toda mansedumbre y obediencia
la orden que le haya sido dada. Sin embargo, si cree que el peso de la
carga sobrepasa por completo la medida de sus fuerzas, explicará a su supe-
rior las razones de su impotencia, pero lo hará con paciencia y moderación
y sin mostrar ni orgullo, ni resistencia, ni contradicción.» Y más adelante:
«Se hará como está escrito: Cada uno recibirá según sus necesidades (A et
4, 35). Con ello no queremos decir que se haga acepción de personas
-lo cual no quiere Dios-, sino que se tenga miramiento con las enfer-
medades. El que tenga necesidad de menos dará gracias a Dios y no se
entristecerá por ello en manera alguna: aquel que necesite más, se humi-
llará en su necesidad y no se enorgullecerá de ningún modo por la mis~ri
cordia que se le hace. De esta forma, todos los miembros vivirán en paz. »
Recomienda por encima de todo «la discreción, esta madre de virtudes».
La moderación, la temperantia antigua, se reviste con San Benito de una
vestimenta cristiana. Y todo esto se decía en el siglo vr. Cuando se piensa en
toda la violencia que se desencadenará todavía durante esa Edad Media
salvaje, uno se siente inclinado a pensar que la lección de San Benito no
fue bien escuchada. No obstante, hay que preguntarse a qué extremos
se habrían dejado llevar los hombres de la Edad Media si esta grande y
dulce voz no hubiese sonado en el umbral de aquellos siglos.
Bien diferente es el espíritu del monaquismo irlandés. En los primeros
años del siglo v, San Patricio*, llevado muy joven a Irlanda por los piratas
y vendido como esclavo, se convierte al cr istianismo, evangelizando el país
al propio tiempo que hacía de pastor. Desde entonces, Irlanda pasará a ser
la Isla de los Santos. Los monasterios se multiplican en ella y, a imitación
del cenobismo oriental, constituyen verdaderas ciudades monásticas, con
las cabañas de los solitarios agrupadas en torno a la del abad. Estos mo-
nasterios se convertirán en semilleros de misioneros. Entre los siglos v-rx,
se extienden por las vecinas Inglaterra y Escocia y, más tarde, por el con-
tinente. Con ellos llevan sus usos, sus ritos personales: una tonsura espe-
cial, un calendario pascual original que el papado reemplazará al fin con
179
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
ESTRUCTURAS ESPACIALES
Y TEMPORALES
(SIGLOS x-xm)
C
UANDO el joven Tristán, que había huido de los mercaderes piratas
noruegos, llegó a las costas de Cornualles, «subió con gran esfuerzo
al acantilado y vio, más allá de la landa abarrancada y desierta, un
bosque que se .e xtendía sin fin». Pronto de ese bosque sale un grupo de
cazadores y el muchacho se une a la tropa. «Entonces se pusieron en cami-
no platicando, hasta que descubrieron al fin un rico castillo. Estaba rodeado
por prados, huertos, aguas corrientes, pesquerías y tierras de cultivo.»
El país del rey Marc no es una tierra de leyenda, producto de la ima-
ginación del trovador. Por el contrario, es la realidad física del Occidente
medieval. Un gran manto de bosques y de landas, matizado ele calveros
cultivados, más o menos fértiles, tal es el rostro de la Cristiandad, seme-
jante a un negativo del Oriente musulmán, mundo de oasis entre desier-
tos. Mientras que en Oriente el bosque es escaso, en Occidente abunda.
Allí los árboles significan la civilización, aquí la barbarie. La religión naci-
da en Oriente al abrigo de las palmeras crece en Occidente en detrimento
de los árboles. Refugio de los genios paganos, los monjes, santos y misione-
ros los derriban de modo implacable. Todo el progreso en el Occidente
medieval se basa en la roturación, en la lucha y la victoria sobre la maleza
los arbustos y, si es preciso y el equipo técnico y el valor lo permiten, sobre
la selva, el bosque virgen, la <<gaste forét» de Perceval, la selva oscura del
Dante ;e,_ Ahora bien, la realidad palpitante es un conjunto de calveros más
o menos extensos, células económicas, sociales, culturales. Por largo tiempo,
el Occidente medieval no será sino un conglomerado, una yuxtaposición
de dominios, de castillos y de ciudades surgidas en medio de extensiones
incultas y desiertas. El desierto occidental es el bosque. En él se refugian
los adeptos volutarios o involuntarios de la fuga mundi: ermitaños, enamo-
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
186
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
sobre las riquezas del bosque. Los guardas forestales vigilan sin cesar a
los villanos merodeadores. Los soberanos son los mayores poseedores de
bosque dentro del reino y se emplean enérgicamente en conservar su domi-
nio. Los barones ingleses sublevados imponen a Juan Sin Tierra, al mismo
tieµipo que la Carta Magna política (1215), una Carta de los Bosques espe-
cial. Y cuando, en 1332, Felipe VI de Francia hace redactar un inventario
de los derechos con los que quiere fundar en el Gatinais una viudedad para
la reina Juana de Borgoña, hace redactar aparte una «to.roa de posesión»
de los bosques, cuyos provechos constituirán el tercio del total que alcanzan
los productos de ese dominio.
No obstante, el bosque está también lleno de amenazas, de peligros,
imaginarios o reales. Forma el inquietante horizonte del mundo medieval.
Lo rodea, la aísla, lo ahoga. Levanta entre las señorías, entre los diversos
países, una frontera natural, el no man's land, la tierra de nadie por exce-
lencia. De su ccopacidadn temible surgen bruscamente los lobos hambrien-
tos, los bandidos, los caballeros saqueadores.
A comienzos del siglo xm, en Silesia, dos hermanos se mantienen du-
rante años en el bosque de Sadlno, del que salen periódicamente par a robar
a los pobres campesinos de la vecindad, impidiendo al duque Enriqu e el
Barbudo que pueda establecer allí ninguna aldea. El sínodo de Santiago
de Compostela deberá, en 1114, dictar un canon para organizar la cacería
de lobos. Todos los sábados, excepto la víspera de Pascuas y d e Pentecostés,
presbíteros, caballeros y campesinos que no se hallen ocupados en sus faenas
son requeridos para la destrucción de los lobos errantes y la colocación de
trampas y se impone una multa a quienes se nieguen a prestar este servicio.
La imaginación medieval, apoyada en un folklore in memor ial, con-
vierte fácilmente en monstruos a esos lobos devoradores. ¡En cuántas hagio-
grafías encontramos el milagro del lobo alimentado por el sa nto, como en
el caso de Francisco de Asís subyugando a la cru el bestia de Gubbio ! De
todos los bosques surgen los hombres-lobo, los lobos-duende, en los que la
imaginación medieval confunde a la bestia y el hombre semisalvaje. A veces,
el bosque alberga monstruos todavía más sanguinarios, legados a la Edad
Media por el paganismo: tal la «tarascan provenzal, domada por Santa
Marta. De esta manera, por encima de esos terrores bien reales, los bosques
se transforman en un universo de leyendas maravillosas y terroríficas. Bos-
que de las Ardenas, con el jabalí monstruoso, refugio de los Cuatro Hijos
de Aymon, en donde San Humberto pasó de cazador a ermitaño y San
Teobaldo de Provins de caballero a ermitaño y carbonero. Bosque de Bro-
celianda, teatro de las brujerías de Merlín)'. de Viviana. Bosque de Oberón,
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
Sin embargo, si bien es cierto que la mayor parte de los hombres del
Occidente medieval no tienen otro horizonte, a veces durante toda su vida,
que el lindero de un bosque, no hay por qué imaginar a la sociedad medie-
val como un mundo de sedentarios, de inmóviles, de uncidos a su rincón
de tierra, limitado por el bosque. La movilidad de los hombres medievales
ha sido, por el contrario, extrema, desconcertante.
El hecho se explica fácilmente. La propiedad, como realidad material
o psicológica, es casi desconocida durante la Edad Media. Desde el campe-
sino al señor, cada individuo, cada familia, no ostenta sino derechos más
o menos extensos de posesión provisional, de usufructo. No sólo tiene por
encima de él un amo o un interesado más poderoso que puede privarlo de
su tierra -tenencia campesina o feudo señorial- por la violencia, sino
que el Derecho mismo reconoce al señor la posibilidad legítima de arreba-
tar al siervo o al vasallo su tierra, a condición de concederle otra equivalen-
te, en ocasiones muy alejada de la primera. Señores normandos que se tras-
ladan a Inglaterra, caballeros alemanes que se instalan en el Este, nobles
de la Isla de Francia que conquistan un feudo, ya en el Mediodía, a fa-
vor de la cruzada contra los albigenses, ya en España, según el ritmo de la
Reconquista, cruzados de todo pelaje que se reservan un dominio en Morea
o en Tierra Santa, todos se expatrian sin duelo, ya que apenas pueden decir
que tienen una patria. El campesino, cuyos campos no son otra cosa que una
concesión más o menos revocable del señor y que a menudo los ve redistri-
buidos entre la comunidad aldeana de acuerdo con la rotación de los culti-
vos y de los campos, no se siente ligado a la tierra sino por la voluntad
señorial, a la que escapa gustosamente, por la huida primero, por la eman-
cipación jurídica más tarde. Individual o colectiva, la emigración campe-
sina constituye uno de los grandes fenómenos de la demografía y de la
sociedad medievales. En su camino, caballeros y campesinos encuentran a
los clérigos en viaje regular o en ruptura con su convento -todo ese mun-
do de los monjes vagabundos contra los que concilios y sínodos legislan en
vano-, a los estudiantes en marcha hacia las escuelas o las universidades
célebres -¿no dice un poema del siglo xu que el escolar está destinado
188
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
nac10n que adm ite es la que tiene por causa y objeto la penitencia. Muy
pron to, en efecto, lo cual es bien significativo, la peregrinación deja de ser
u n acto de deseo para convertirse en un acto de penitencia. Con ella se
sanciona todo pecado grave. Significa una punición, no una recompensa. En
cuanto a quienes la realizan c<por curiosidad o pequeña gloria - sigue di-
ciendo el maestro del Elucidarium-, el único provecho que sacan de ello
es haber visto lugares agradables o bellos monumentos, o bien recoger la
pequeña gloria que deseaban». Los errantes son desgraciados y el turismo
una vanidad.
La lastimosa realidad de la peregrinación -sin llegar al caso trágico de
los cruzados que perecen de hambre por el camino o asesinados por los
infieles- concuerda muy a menudo con la historia de aquel pobre hombre
relatada en Leyenda dorada. ccHacia el año del Señor 1100, un francés
iba a Santiago de Compostela con su mujer y sus hijos, en parte por huir
del contagio que asolaba su país, en parte por contemplar la tumba del
santo. En la ciudad de Pamplona murió su mujer y el hostelero lo despojó
de todo su dinero, arrebatándole también la burra sobre la cual transporta-
ba a sus hijos. Tomó entonces el pobre padre a dos de sus hijos sobre sus
hombros y llevó los otros de la mano. Un hombre que pasaba con un asno
tuvo piedad de él y le entregó su asno, a fin de que pudiese montar a sus
hijos sobre la grupa de la bestia. Llegado a Santiago de Compostela, el fran-
cés vio al santo, el cual le preguntó si lo reconocía. Después le dijo : c<Soy
el apóstol Santiago. Y fui yo quien te dio el asno para venir aquí. Igualmen-
te te daré otro para regTesar. .. »
¡Mas cuántos peregrinos carecieron incluso del socorro de un asno mi-
lagroso ... 1
No faltaban, en efecto, las pruebas, ni los obstáculos que se oponían a
los desplazamientos. Cierto que la vía fluvial se utiliza siempre que resulta
posible. Pero quedan muchas tierras que es preciso cruzar. La excelente
red de caminos romanos ha desaparecido casi por completo, arruinada por
las invasiones, falta de cuidados y, por otro lado, mal adaptada a las nece-
sidades de la sociedad medieval. Para ese pueblo de peatones y de caba-
lleros, en el que los transportes se hacen sobre todo a lomo de bestias de
carga o d e carretas arcaicas, para ese pueblo que no tiene prisa - se desvía
de su ruta sin esfuerzo, ya para evitar el castillo de un caballero saqueador,
ya para visitar cualquier santuario próximo-, la vía romana, recta, pavi-
mentada, camino de soldados y de funcionarios, no presenta gran interés.
Prefiere ir a lo largo de las sendas, de los caminos, de una red de itinerarios
diversos que varían entre algunos puntos fijos: ciudades de feria, lugares
190
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
1 94
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
con las otras dos.>> Esta Europa, que la presencia musulmana en España
priva de identificar por completo con la Cristiandad, continúa siendo, por
este motivo, para los occidentales una noción incómoda, pedante, abstracta.
195
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
Historia lo prueba. Y dice también que él abrió un asilo para acoger a los
deudores insolventes, a los esclavos fugitivos, a los asesinos, a los condena-
dos a muerte y que se rodeó de una multitud de gentes de esa clase, a los
que llamó romanos. Nosotros, lombardos, sajones, francos, loreneses, báva·
ros, suevos, borgoñones, despreciamos a esa gente, hasta tal punto que, cuan·
do montamos en cólera, no tenemos para nuestros enemigos otro insulto
que esa palabra: " ¡Romano 1" Porque en ese solo nombre de romano se
comprende toda bajeza, toda cobardía, toda concupiscencia, todo desorden,
toda mentira, peor todavía, un resumen de todos los vicios ... » Y añade el
agravio religioso, anterior al cisma: <CTodas las herejías han nacido entre
vosotros, han logrado éxito entre vosotros. Nosotros, los occidentales, las
hemos yugulado, las hemos aniquilado.» Para rematar la humillación,
he aquí que, a su partida, Liutprand se ve despoj ado por los aduaneros
bizantinos de cinco capas de púrpura, cuya exportación estaba prohibida:
sistema incomprensible para un bárbaro, que vive en medio de una orga-
nización económica rudimentaria. Y el insulto brota de nuevo: <CEsas gen-
tes son blandas, afeminadas, de mangas anchas, tocadas con tiaras y tur-
bantes, mentirosos, castrados, indolentes, van vestidos de púrpura. Pero hé-
roes, hombres llenos de energía, conocedores de la guerera, llenos de fe y
de caridad, sumisos a Dios, llenos de virtudes, no los hay en absoluto en-
tre ellos.»
El pretexto oficial para que el ejército occidental de la IV Cruzada
se apreste, en 1.203, a tomar Constantinopla estriba en que el emperador
Alexis III es un usurpador, pero los eclesiásticos han de calmar los escrú-
pulos religiosos de ciertos laicos mbrayando el carácter cismático de los
bizantinos: <CLos obispos y los clérigos del ejército celebraron consejo -es.
cribe el cronista Roberto de Clarí- y juzgaron que la batalla era legítima
y que se podía atacarlos, dado que antiguamente obedecían la ley de
Roma y ahora ya no la obedecían. Por lo tanto, dijeron los obispos, ata-
carlos no era pecado, sino muy al contrario, obra de gran piedad.»
Cierto que la unión de las Iglesias, es decir, la reconciliación de Bi-
zancio ·c on Roma, se mantiene casi constantemente sobre el tapete y sin
cesar tienen lugar negociaciones, con Alexis I en 1089, con Juan II en 1141 ,
con Alexis III en 1197 y con la mayoría de los emperadores a partir de
mediados del siglo xm y hasta 1453· La unión parece incluso realizada en
el Concilio de Lyón de 1274 y, una última vez aún, en el Concilio de Flo-
rencia de 1439· Pero los ataques dirigidos contra el Imperio bizantino por
los normandos de Roberto Guiscard en 1081 y de Bohemond en u 85, y la
toma de Constantinopla por los occidentales el 13 de abril de 1204, no
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
197
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
198
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
de oro, que se mantiene inalterable hasta finales del siglo XI y a la que los
occidentales llamarán simplemente el bizantino, el besant, ese «dólar de
la Edad Media)).
Y ante esas riquezas, ¡cuántas tentaciones 1
En el dominio espiritual, el Occidente puede aún contentarse con
tomar cosas a préstamo, a veces con gratitud y deslumbramiento. Los
teólogos occidentales del siglo xu descubren o, mejor, redescubren la teo-
logía griega y algunos saludan esa luz que llega de Oriente : Orienta/e lu-
m en. Alain de Lille añade incluso con humildad: Qui· latin itas penuriosa
est ... «Pues la latinidad es indigente ... ))
Se puede aún intentar rivalizar con Bizancio. Una de las actitudes
más curiosas que adopta el Occidente medieval al tratar d e liberarse
de la realidad y del mito bizantinos consiste en esa humillación que le in-
fringe imaginativamente. Tal ocurre en la asombrosa canción de gesta
del Pelerinage d:e Charlemagne, escrita en la segunda mitad del siglo x r.
Carlomagno, al regresar de Jerusalén con sus doce pares, pasa por Cons-
tantinopla, donde es fastuosamente acogido por el rey Hugón. Tras un
magnífico festín, el emperador y sus compañeros, un poco bebidos, se en-
tretienen en su cámara en «gabarn , es decir, en hacer gala de relatos ima~
ginarios en los que cada uno se ingenia para alabar una proeza extraor-
dinaria. La burla, el gab, es la forma grosera del humor cab alleresco. En
el poema, los gabs de los francos ridiculizan, como puede suponerse, al rey
Hugón y a sus griegos. Especialmente, Roldán se compromete a h ace r sonar
el cuerno con tanta fuerza como para que a Hugón se le po ngan los pelos
de punta. El incidente no supondría sino una broma d e mal gusto sin
consecuencias, a no ser porque un espía bizantino, ocul to tras una co-
lumna, lo ha escuchado todo y se apresura a r eferirlo al r ey Hugón. Éste,
furioso, desafía a sus huéspedes para que pongan en obras sus jactancias.
La intervención divina permite a los francos cumpli r en efecto sus gabs
y el rey Hugón, vencido, se declara «el hombre )), el vasallo, de Carlomagno
y ordena se dé una gran fiesta. en la que los dos emperadores ostentan
sendas coronas de oro.
Sin embargo, ese tipo de desahogos poéticos no podían bastar para
satisfacer tantas envidias y rencores acumulados. La envidia latina contra
los bizantinos culmina en el asalto del 13 de abril de 1204, con matanza
atroz de hombres, mujeres y niños, saqueo en el que se sacia por fin la
envidia y el odio. «Desde la creación del mundo, jamás se había obtenido
semejante botín en una ciudad)), dice el historiador de los cruzados Ville-
hardouin. Y el cronista bizantino N icetas Coniatés añad,e: «Los mismos
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
* * *
La hostilidad hacia los bizantinos no dejaba de producir cierta cns1s
de conciencia entre los cristianos medievales que se hallaban en más ín-
timo contacto con ellos. Frente a los musulmanes, por el contrario, parece
que no existía problema. El musulmán es el infiel, el enemigo elegido,
con el cual no puede ni soñar en pactar. Entre cristianos y musulmanes,
la antítesis es total. Así la define el papa Urbano II al predicar en Cler-
mont la 1 Cruzada en 1095: «¡Qué vergüenza no sería para nosotros si
esta raza infiel, tan justamente despreciada, degeneración de la dignidad
humana y vil esclava del demonio, triunfase del pueblo elegido de Dios
todopoderoso ... ! A un lado estarán miserables privados de los verdaderos
bienes, al otro hombres colmados de verdaderas riquezas. De un lado com-
batirán los enemigos del Señor, del otro sus amigos.» Tal como afirma el
papa, los cristianos ven en los musulmanes una raza de «Subhombres». En
el cantar de gesta Aliscans, el poeta, refiriéndose a Viviano moribundo,
exclama:
Quinze blessures a par le corps béantes,
Un Sarrasin mourrait de la moins grande.
200
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
ción del antagonismo fundamental (que afronta muy bien desde el punto
de vista geográfico) existente entre la Cristiandad, la cual debería exten-
derse sobre el mundo entero, y el Islam, que le ha arrancado una vasta
extensión de la tierra, distingue cuidadosamente entre los musulmanes,
que han recibido el conocimiento de Dios, y los gentiles, que lo ignoran
todo sobre Él. H asta el siglo XI, las peregrinaciones cristianas a Palestina,
conquistadas por los musulmanes, se efectúan pacíficamente. Tan sólo entre
algunos teólogos se perfila ya una imagen apocalíptica del Islam. El panora-
ma cambia por completo en el transcurso del siglo XI, cuando toda una pro-
paganda que trae a primer plano los odios cristianos contra los secuaces de
Mahoma, prepara y organiza las Cruzadas. Los cantares de gesta son el testi-
monio de ese momento, en que se mezclan los recuerdos de la simbiosis islá-
mico-cristiana conseguida en las fronteras de los dos dominios y la afirma-
ción desde ahora de una confrontación sin piedad. En Mainet, que consti-
tuye la gesta del pequeño Magno, es decir, de Carlomagno niño, se ve al
héroe servir al rey sarraceno de Toledo y recibir de él el título de caballero,
como un eco de las realidades españolas histórico-legendarias, encarnadas en
el Cid. Pero al mismo tiempo, tanto Carlomagno como la mayor parte de
los héroes se presentan en los cantares de gesta animados de un solo deseo:
batirse contra el sarraceno y humillarlo. Toda una mitología, que se re-
sume en el duelo entre el caballero cristiano y el musulmán, r ina en
adelante. La lucha contra el infiel se convierte en el último fin del ideal
caballeresco. El infiel, por otro lado, es considerado d esde enton ces como
un pagano, un pagano endurecido, que se ha negado el finitivamente a
la verdad, a la conversión. En la bula de convocatori a del IV Concilio
de Letrán ( 1213), Inocencio III llama a los cristianos a la ruzada contra
los sarracenos, a los que trata de paganos, y Joinville el nomina constante-
mente al mundo musulmán como la pa"iennie, la pagani lad.
Y, no obstante, a través de ese telón corrido entre cristianos y musul-
manes, que parece no levantarse si no es para combatir, a través de ese
frente guerrero, los intercambios, las corrientes pacíficas continúan e in-
cluso se amplifican.
Intercambios comerciales en primer término. El papado nada logra
con decretar el embargo sobre las mercancías cristianas destinadas al mun-
do musulmán. El contrabando sobrepasa tales prohibiciones. Los papas
terminan por admitir derogaciones, brechas en ese bloqueo con que los
cristianos padecen más que los musulmanes, y llegan incluso a conceder
licencias. Los venecianos se muestran maestros en el juego. En 1198, por
ejemplo, tras convencer al papa de que, desprovistos como están de re-
201
18
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 47 A 73
47. GEOG RA F Í A MEDIEVAL: LOS TRES 49· TEOLOGÍA DE LOS ELEMENTOS: SIM-
CONTINENTES . BOLISMO Y VIDA DE LA PIEDRA.
202
, ... /~~'·'· ' ·~ ··· ·· . . , .. .· '.)·::~.····· < ... .... ~...
..
i Jf'
.!!..:;_·· .~.iJI .
49
50
•
1
b . '·
52
55
62
66
68
EPÍGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 47 A 73
frecuente y los ríos son personificados la selva". (Munich, Biblioteca del Es-
a la manera de los dioses-fuentes anti- tado bávaro, Clm 4660, fol. 64 vuelto.)
guos (véase il. 84 y lám . en colores VII).
Su simbolismo se enlaza evidentemente 52. CARTOGRAFÍA MEDIEVAL: EL MUNDO
206
EP!GRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 47 A 73
La realeza divina se alía con la reale- simbolismo tipológico, uno de los pri.
za terrestre, que recibe de ella inspira- meros ejemplos desarrollados del cual
ción y brillo. Según Emile Mdle, fue es el pie de cruz de Saint-Denis (véa-
Suger quien lanzó la moda del tema, se il. III). Tal simbolismo alcanzó una
inspirado acaso en un drama litúrgico popularidad extraordinaria desde prin-
muy popular a comienzos del siglo XII: cipios del siglo X IV, gracias a la difu-
Drama de los profetas de Cristo, que sión y la ilustración de dos obras que
aparece por primera vez en un ma- exponían toda la Historia Sagrada con
nuscrito de Saint-Martial de Limoges ayuda de este método: la Biblia de los
y data aproximadamente de I IOO (Pa- pobres y el Espejo de la salvación hu-
rís, Biblioteca Nacional, manuscrito la- mana. En el Espejo, cada hecho del
. tino IIJ9)· En el drama, que solía re- Nuevo Testamento viene anunciado
presentarse en Navidad, Isaías pronun- por tres "tipos". No alcanzando a ve-
ciaba su profecía sobre la descenden- ces la Historia Sagrada para propor-
cia de Jesé. Aquí, en una miniatura cionar estas prefiguraciones, el Espejo
de la segunda mitad del siglo XII, que r.ecurre a · za historia profana de la A n-
figura en un manuscrito de las Louan- tigüedad. La ilustración representa un
ges de la Sainte Croix de Raban Maur, fragmento de una miniatura que f or-
Jesé, del que salen David, María y je- ma parte de un manuscrito del Specu-
sús, coronado por el Espíritu Santo, se lum humanae salvationis, copia hecha
halla rodeado por Ezequiel, la Sibila, hacia IJ36 de un manuscrito de la aba-
Salomón, Abacuc, Daniel, San j uan día de Weiszenau, p.e rteneciente al
Bautista, Isaías y Sofonías. (1.Jouai, Bi- monasterio de Kremsmünster. En él fi-
blioteca Municipal, manuscrito 340, guran dos tipos de la Virgen: la hija
fol. II .) de ]efté y Semíramis en el jardín sus-
pendido. Se relaciona con el tema del
66. HISTORIA PROFANA DE LA ANTIGÜE- jardín cerrado, símbo lo de la virgini-
DAD Y SIMBOLISMO TIPOLÓGICO. dad. Semíramis se vuelve hacia él,
A partir de mediados del siglo XII, eri como María, en su vida contemplati-
un momento en que la Iglesia se ve va, se vuelve hacia la ciudad celeste.
obligada a luchar contra el catarismo, (Viena, Biblioteca Nacional, códice
herejía que rechaza en todo o en par- SN 26r:2, fol. 8 vuelto.)
te el Antiguo Testamento, se desarro-
lla una forma de simbolismo hast a 67. UN HÉROE ANTIGUO ADOPTADO Y
ADAPTADO POR LA EDAD MEDIA: ALEJAN-
entonces discreto, que pone en rela-
DRO EN BATISCAFO.
ción los hechos anteriores a la encar-
nación de ] esucristo, los "tipos", con La Antigüedad pagana, expulsada de
los hechos homólogos del Nuevo Tes· la Historia por el cristianismo, reapa-
lamento, o "antitipos". Es el llamado rece en la Edad Media con la novela
EP!GRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 47 A 73
glo X y procede del mencionado scrip- De todos los personajes del pasado me-
torium, se ve a Eneas haciendo a Dido dieval, es Carlomagno el que ha goza-
208
EPtGRAFES ·DE LAS ILUSTRACIONES ·47 A 73
209
LA CIVll.IZAClóN D:EL OCCIDENTE MtDIEV AL
!l 10
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
* * *
Al lado de esos especiales <<paganos» que son los musulmanes y ante
los cuales la única actitud oficial cristiana puede ser la guerra santa, otros
paganos, los que todavía adoran ídolos, se presentan de una manera com-
pletamente distinta: como posibles cristianos. Hasta finales del siglo xm,
cuando ya la Cristiandad se encuentra casi definitivamente constituida en
Europa al oeste de Rusia, de Ucrania y de los Balcanes, un trabajo mi-
sionero casi incesante dilata el mundo cristiano. U na vez convertidos a la
ortodoxia católica los invasores arrianos -visigodos y lombardos especial-
mente- y, más tarde, al comienzo del siglo VII, los anglosajones paganos,
ese frente de evangelización, como hemos visto, se sitúa al este y al norte
de Europa, tendiendo a confundirse con la expansión germánica. Cristia-
nizada de manera más o menos pacífica la Germania occidental por los
misioneros anglosajones, el más ilustre de los cuales fue San Bonifacio ""
(Winfrid), los carolingios (comenzando por Carlomagno, cuya conducta con
respecto a los sajones es típica) inauguran una tradición de cristianización
belicosa y forzada. La actitud defensiva de los carolingios frente a los
paganos subsiste todavía hasta el 955, año en que se produce la doble
victoria de Otón I sobre los magiares y los eslavos del Este y a partir de la
cual se inicia una prolongada política agresiva por parte de los germanos,
que proceden a la conversión de los paganos por la fuerza. A principios
del siglo xr, Bruno de Querfurt reprocha a Enrique II, rey de Germania,
no coronado aún emperador, el hecho de guerrear contra cristianos, los po-
lacos, y olvidarse de los lutecios paganos, a los que conviene, según la pa-
labra del Evangelio, forzar por las armas a entrar en la Cristiandad. A par-
tir de ahora, el compelle intrare pasa a ser la consigna ante los paganos,
a los cuales se aplica con facilidad el apelativo de bárbaros. El cronista
Gallus Anonimus, en el siglo XII, al situar geográficamente a Polonia, es-
cribe: «Hacia el mar septentrional, tiene por vecinas tres naciones de
bárbaros, la Seleucia (país de los lutecios), la Pomerania y la Prusia, contra
las cuales el duque de Polonia combate sin cesar, a fin de convertirlas a la
fe. Pero no ha conseguido arrancar la perfidia de su corazón por la espada
de la predicación ni extirpar su raza de víbora por la espada de la matanza.»
En efecto, frente a ese proselitismo conquistador, las resistencias son
fuertes y los despertares del paganismo numerosos y violentos. En el año
973, una gran insurrección eslava, en el país de los veletas y de los obo-
dritas, desbarata toda la organización eclesiástica entre el Elba y el Oder;
211
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
21.2
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
la Cristiandad occidental se fijó , pues, durante ese mismo siglo xm, desde
Lituania a Croacia.
* * *
La Cristiandad del siglo xm parecía querer salir de sus fronteras. Ha-
bía empezado a sustituir la idea de Cruzada por la de misión y daba la
impresión de expandirse sobre el mundo.
No obstante, continuaba siendo el cerrado mundo de una sociedad
que puede anexionarse por la fuerza nuevos miembros ( compelle intrare ),
pero que excluye a los demás y se define por un verdadero racismo reli-
gioso. La pertenencia o no pertenencia al cristianismo es el criterio de
sus valores y de sus comportamientos. La guerra, que supone un mal si se
lleva a cabo entre cristianos, se convierte en un deber cuando es dirigida
contra los no-cristianos. La usura, que está prohibida para los cristianos,
está permitida a los infieles, es decir, a los judíos. Porque los otros, todo
ese mundo confuso de paganos, que la Cristiandad rechaza o contiene
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
215
LA . CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
216
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
!.U8
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
San Juan Bautista señala con el dedo a Cristo y dice: He aquí el Cordero
de Dios, algunos representan a Cristo bajo la apariencia de un cordero.
Pero, por ser Cristo un hombre real, el papa Adriano declara que debemos
representarlo bajo la forma humana. No es, en efecto, el Cordero el que
debe aparecer sobre la cruz. Mas luego de haber figurado al Hombre, nada
se opone a que se figure también el Cordero, sea en la parte baja, sea en el
reverso de la Cruz.»
Insistiremos sobre esta humanidad de Cristo, fundamento de un huma-
nismo liberador. Fue un elemento esencial en la evolución del Occidente.
De todas maneras, el antropomorfismo divino se mostró por largo tiem-
po a favor de Dios Padre. En la lucha contra el arrianismo sostenida del
siglo v al VII, el deseo de insistir sobre la divinidad de Cristo llevó casi a
confundir el Hijo con el Padre. La época carolingia, más inclinada a las
manifestaciones del poder que a las expresiones de humildad, dejó en la
sombra todo aquello que podía tomarse como una debilidad por parte de
Cristo: los episodios amables de su vida, su intimidad con los pobres y los
trabajadores, los aspectos realistas y sufrientes de su Pasión ...
Dios, Padre o Hijo, o Padre e Hijo a la vez, junger Mensch und alter
Gott, «Hombre joven y viejo Dios», como dice Walther von der Vogelwei-
de, se transforma en el Dios de majestad. Dios que se presenta sobre su
trono como soberano (Pantocrátor), aureolado con la mandorla, y que eleva
a su más alto grado la herencia del ceremonial imperial que el cristianismo
triunfante del Bajo Imperio le había atribuido. Dios, cuyo poder se mani-
fiesta en la Creación (el Génesis eclipsaba en la teología, los comentarios
religiosos y el arte a todos los demás libros de la Biblia), en el Triunfo
(el Cordero y la Cruz se convierten en los símbolos de la gloria y no de la
humildad), en el Juicio (desde el Cristo del Apocalipsis, con el puñal entre
los dientes, hasta el Juez de los tímpanos románicos y góticos).
Dios ha pasado a ser un señor feudal: el Dominus. Los Libri Carolini
copiaban, para darle todo su valor de referencia al estado social exis-
tente, una frase de San Agustín: «El Creador es llamado Creador en rela-
ción a sus criaturas, como el amo es llamado amo en relación a sus servi-
dores.»
Los poetas del siglo rx hacían de Dios el dueño de la fortaleza celes-
te, que se parecía extrañamente al palacio de Aquisgrán.
Ese Dios de majestad es el Dios de los cantares de gesta, expresión de
la sociedad feudal: «Damediem> ( Dominus Deus ), el Señor Dios y, más
explícitamente todavía:
220
IV. TAPICERÍA ROMÁNICA: EL MES DE
ABRIL.
Todo el vocabulario del Cur Deus Homo de San Anselmo*, que data
de finales del siglo xr, es feudal. Dios se nos muestra como un señor feudal,
que manda sobre tres categorías de vasallos: los ángeles, que tienen sus
feudos a cambio de un servicio fijo y perpetuo; los monjes, que sirven con
la esperanza de recuperar la herencia perdida por sus padres felones, y
los laicos, hundidos en una servidumbre sin esperanza. Todos ellos deben
a Dios el servitium debitum, esto es, el servicio del vasallo. En su compor-
tamiento con referencia a sus súbditos, Dios busca la conformidad a su
honor señorial. El Cristo ofrece su vida ad honorem Dei, el castigo del peca-
dor es deseado por Dios ad honorem suum.
A decir verdad, más que un señor feudal, Dios es un rey - R ex, es
decir, más todavía que Dominus-. Esta soberanía real de Dios es lo que ins-
pira el templo prerrománico y románico concebido como un palacio regio,
surgido de la rotonda real irania para converger hacia la cúpula, o el {1bside,
donde truena el Pantocrátor. Esa misma soberanía mod Ja Ja i onografía
del Dios de majestad con sus atributos reales: el trono, el sol y la luna, el
Alfa y Omega, insignias del poder universal; la corte de los an cianos del
Apocalipsis o de ángeles, y a veces también la corona.
Esta visión real y triunfante de Dios no exceptúa en modo alguno a
Cristo. Es el Cristo del Juicio final, que conserva en su fl a nco al descubierto,
como un signo de victoria sobre la muerte, Ja ll aga de la crucifixión. Es el
Cristo en la Cruz, pero ostentando la corona, el risto de las monedas rea-
les, todavía en el siglo xm con la significativa leyenda del escudo de San
Luis de Francia: Christus vincit, Christus regnat, Christus imperat, Cristo
vencedor, rey, emperador. Concepción monárquica de Dios, que, lejos de
ser tan sólo un tipo de devoción - la de sujetos más que vasallos-, ha
causado un impacto sobre la sociedad política del Occidente medieval. Los
reyes y los emperadores, imágenes de Dios en la tierra, encontrarán en la
Iglesia una ayuda poderosa para vencer precisamente a una concepción feu-
dal que se esforzaba por paralizarlos. ¿Será necesario, en fin, siguiendo a
221
LA CIVILIZAClóN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
Norman Cohn, buscar tras ese Dios autoritario una imagen psicoanalítica
del Padre, cuyo peso, ya sea el de su tiranía o el de su bondad, puede expli-
car tantos complejos colectivos de los hombres de la Edad Media, hijos obe-
dientes o hijos rebeldes seguidores del Anticristo, prototipo del hijo rebelde?
De todas formas, al lado del Dios monarca, un Dios-hombre, de una
humanidad humilde y cotidiana, se abre camino lentamente en las almas
Ese Dios próximo al hombre no podía ser el Padre, ya que Éste, incluso
bajo la forma paternalista del buen Dios, queda demasiado lejano. Y todo
lo más puede parecer condescendiente. Por lo tanto, es el Hijo. La evolu-
ción de la imagen del Cristo en la devoción medieval no reviste caracteres
de sencillez. La i<;:onografía primitiva era ya por sí misma bastante com-
pleja. Al lado del Cristo-Cordero había aparecido pronto un Cristo antro-
pomorfo: Cristo-Pastor, Cristo-Doctor, jefe de una secta a la que ha de
guiar y enseñar en medio de las persecuciones. La Cristiandad medieval,
que tiende, como hemos visto, a reducir el Cordero a un atributo de Cristo-
Hombre, que deja caer en desuso la imagen del Buen Pastor y guarda, en
cambio, el tipo del Cristo maestro, ha multiplicado los símbolos y las ale-
gorías cristológicas: molino y prensa místicas, que significan el sacrificio
fecundate de Jesús; Cristo cosmológico, heredero del simbolismo solar,
apareciendo, como en una vidriera de Chartres (siglo XII), en el centro de
una rueda; símbolos de la viña y del racimo de uvas; símbolos animalísti-
cos del león o del águila, signos de poder; o del unicornio, signo de pureza;
o del pelícano, signo de sacrificio; o del fénix, signo de la resurrección y de
la inmortalidad.
La aparición de Cristo en la piedad y la sensibilidad medievales ha
seguido otras vías esenciales. La primera estriba, sin duda alguna, en la
vía de la salvación. En el mismo momento (siglos VIII y 1x) en que la huma-
nidad de Cristo sufre un eclipse, se desarrolla un culto al Salvador que
invade la liturgia y la arquitectura religiosa. El denominado templo-pór-
tico de la época carolingia, al que se ha considerado con justeza como el
punto de partida para el desarrollo de la fachada, de la cara occidental
(el Westwerk) de las iglesias románicas y góticas, responde a la expansión
de ese culto al Salvador. El templo-pórtico sirvió para encuadrar la litur-
gia de la Resurrección y de otra liturgia enlazada con ella, la del Apocalip-
sis. Constituyó la representación monumental de la Jerusalén celeste, con-
fundida con la terrestre en una de esas ósmosis tan típicas de la mentalidad
y de la sensibilidad medievales en las que se funden realidades celestes y
terrestres. Ahora bien, el Cristo-Salvador de la época carolingia está toda-
vía unido a una piedad encerrada en sí misma. Y el tipo dominante de
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
223
I.A CIVIUZ ACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
226
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
* * *
Dentro de esta sociedad. los hombres cuentan, a decir verdad, con pro-
tectores más vigilantes y más asiduos que los santos o los reyes curanderos,
a los cuales no siempre tienen la fortuna de encontrar en todo momento .
Esos auxiliares infatigables son los ángeles *. Entre el cielo y la tierra exis-
te un vaivén incesante. A la cohorte de los demonios, que caen sobre los
hombres cuyos pecados los atraen, se opone la cohorte vigilante de los ánge-
les. Desde la tierra al cielo se alza la escalera de Jacob, por donde suben
y bajan sin cesar en dos columnas las celestes criaturas. La que sube sim-
boliza la vida contemplativa; la que desciende, la vida activa. Con la ayuda
de los ángeles, los hombres ascienden por esa escalera. Su vida no es otra
cosa que esta escalada, interrumpida por constantes caídas y recaídas. El
Hortus deliciarum de Herrada de Landsberg enseña que ni siquiera los
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
mejores de entre los hombres son capaces de alcanzar en esta vida el últi-
mo peldaño, mito de Sísifo cristianizado, que materializa la experiencia
engañosa, aunque embriagadora, de los místicos. «Dios - reconoce Jean de
Fécamp- no puede ser visto directamente. La vida contemplativa, que
comienza aquí abajo, no llegará a la perfección sino en el instante en que
Dios sea visto cara a cara. Cuando el alma dulce y simple, elevándose en la
especulación y franqueando las ligaduras de la carne, contempla las cosas
celestes, no puede permanecer largo tiempo por encima de sí misma, pues
el peso de la carne la atrae hacia la tierra. Aunque se encuentre deslum-
brada por la inmensidad de la luz que reina en lo alto, pronto es llamada
a sí misma. Sin embargo, recoge de todas maneras un gran provecho de lo
poco que ha podido saborear de la dulzura divina. Y pronto, embargada de
un violento amor, se apresura a reemprender su vuelo ... »
Cada cual tiene un ángel dedicado a su exclusivo servicio. La tierra
de Ja Edad Media se halla ocupada por una doble población: los hombres
y sus compañeros celestes. Mejor dicho, de una triple población, dado que,
a la pareja del hombre y del ángel, se añade el mundo de los demonios al
acecho.
Ésta es la alucinante compañía que nos presenta el Elucidariu:m: de
Honorius Augustodunensis:
«-Los hombres, ¿tienen ángeles guardianes?
»-Cada alma, en el momento de ser infundida en un cuerpo, es con-
fiada a un ángel, que debe incitarla siempre al bien y comuni ar todas sus
acciones a Dios y a los ángeles en los cielos.
»-¿Los ángeles permanecen constantemente en la tierra con aquellos
a los que guardan?
>>-Si es preciso, acuden en su ayuda, sobre todo si h an sido invitados
a ello por medio de oraciones. Su venida es inmedi ata, ya que en un ins-
tante pueden descender del cielo a la tierra y regresar al cielo.
»- ¿Bajo qué forma se aparecen a los hombres?
»-Bajo la forma de un hombre. Porque el hombre, que es corporal,
no puede ver a los espíritus. Toman, pues, un cuerpo aéreo, que el hombre
puede oír y ver.
»-¿Existen demonios que acechan a los hombres?
»-En cada vicio mandan d emonios, que tienen a innumerables otros,
bajo sus órdenes, que incitan sin cesar a las almas al vicio y comunican las
malas acciones de los hombres a su príncipe ... »
De este modo, los hombres de la Edad Media viven bajo ese doble
espionaje constante. Jamás pueden estar solos. Ninguno es independiente.
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
versal>> . De acuerdo con el genio del cronista, puede hacer de ese encua-
drami ento una causalidad profunda o una contracción formal de expo-
sición. Incluso en el primer caso, puede verse utilizada -inconsciente-
mente o no- como un instrumento pasional. Otón de Freising, por ejem-
plo, a mediados del siglo xu, se sirve de esta orientación de la duración
para demostrar el carácter providencial, según él, del Sacro Imperio Ro-
mano-germánico . En cualquier caso, el lector moderno queda, por regla
general, admirado ante el contraste que presenta la ambición de esta refe-
rencia global con la mezquindad del horizonte concreto de los cronistas
e historiadores medievales. El ejemplo de R aúl Glaber, al comienzo del
siglo XI, llama especialmente la atención, aunque podrían citarse docenas
de otros nombres. Y al iniciar su crónica, censura a Beda y a Pablo Diá-
cono por haber relatado solamente «la historia de su propio pueblo, de
su patrian. Él, por su parte, afirma que se propone «relatar los hechos
acaecidos en las cuatro partes del mundo>>. Y, sin embargo, en la misma
página, declara: que establecerá «la sucesión de los tiempos» a partir de
las fechas en que comienzan los reinados del sajón Enrique II y del Ca-
peto Roberto el Piadoso. Pronto, el horizonte de sus Historias se cons-
triñe hasta quedar reducido a lo que ha podido ver de la Borgoña, donde
ha pasado la mayor parte de su vida; de Cluny, donde ha escrito lo esen-
cial de aquéllas. Todas las imágenes que la Edad Media occidental nos
ha dejado de sí misma están construidas según ese modelo. Grandes pla-
nes encerrados en un estrecho marco -los calveros de que hablábamos más
arriba-, que de repente se ensanchan, en fulgurantes tra1.1ellings hasta
el infinito, a las dimensiones del universo y de la eternidad. Esta referencia
global constituye el más bello aspecto del totalitarismo medieval.
El tiempo, pues, para los clérigos de la Edad Media y para aquellos
a quienes se dirigen, es Historia. Y esta Historia tiene un sentido. Ahora
bien, el sentido de la Historia sigue la línea descendente de un declive.
En la continuidad de la Historia cristiana intervienen diversos factore s
de periodización, entre los cuales uno de los que obran con mayor fuerza
es el esquema que calca la distribución del tiempo sobre la división de la
semana. Esta vieja teoría judía pasa a la Edad Media a través de San Agus-
tín, Isidoro de Sevilla y Beda. La Edad Media la acepta en todos los niveles
del pensami ento, lo mismo en la vulgarización doctrinal de Honorius
Augustoclunensis *, que en la alta teología de Tomás de Aquino. Las mi-
niaturas del Liber Floridus, de Lamberto de Saint-O mer, escrito en torno
a 1120, ponen de manifiesto la popularidad de esta concepción. El macro-
cosmos -el universo- pasa, al igual que el microcosmos que es el hom-
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
233
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
234
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
el asno toca la lira, los bueyes danzan, los mozos de labor se alistan en el
ejército. En cuanto a los Padres de la Iglesia, San Gregorio, San Jerónimo,
San Agustín o San Benito, el padre de los monjes, se puede encontrarlos
en la taberna, ante el tribunal o en la pescadería. María no quiere oír
hablar de la vida contemplativa ni Marta de la vida activa. Lea es estéril,
Raquel tiene los ojos legañosos. Catón frecuenta los figones y Lucrecia se
convierte en una ramera. Cuanto antes se había odiado, ahora recibe ala-
banzas. Todo se ha salido de sus vías.»
De la misma manera, en el marco de una Historia urbanizada y abur-
guesada, Dante, el gran reaccionario en quien se resume la Edad Media,
pone en boca de su antepasado Cacciaguida la lamentación sobre la deca-
dencia de las ciudades y de las familias.
El mundo mengua al envejecer, se empequeñece, como «una capa
que se encoge rápidamente» y en torno a la cual «el Tiempo gira con
sus tijeras>>, para usar las palabras del Dante. Lo mismo ocurre a los
hombres. Al discípulo del Elucidarium que le pide detalles sobre el fin
de los tiempos, el maestro dice: «Los cuerpos de los hombres serán más
pequeños que los nuestros, de la misma manera que los nuestros son más
pequeños que los de los antiguos.» «Los hombres de otros tiempos . erap
bellos y grandes -escribe Guiot de Provins a principios del siglo xm- .
Ahora son niños o enanos.» Como en una pieza de lonesco o de 13cckett,
los actores de la escena medieval tienen la impresión de acha¡ arrarse sin
cesar hasta el inminente advenimiento de este «Final de partida».
No obstante, en ese proceso irreversible de decadencia, en ese sentido
único de la Historia, hay, si no cortes, al menos algunos mom ntos privi-
legiados.
El tiempo lineal se halla cortado en dos por un punto cntral: la En-
carnación. Dionisio el Pequeño funda, en el siglo vr, la cronología cris-
tiana, que progresa negativa y positivamente en torno al nacimiento de
Jesús: antes y después de Jesucristo. Cronología impregnada de toda una
Historia de la salvación. El destino de los hombres es absolutamente dife-
rente según hayan vivido a un lado o a otro de este acontecimiento central.
Antes de Cristo, ninguna esperanza para los paganos. Tan sólo los justos
que esperaban en el seno de Abraliam y a quienes el Cristo ha ido a libe-
rar descendiendo a los Limbos serán salvados. Y eso que el tema del des-
censo de Jesús a los Limbos no aparece más que en el Evangelio apócrifo
de Nicodemos y no se extiende sino muy tardíamente, en el siglo xm,
principalmente bajo la influencia del Espejo histórico, de Vicente de Beau-
vais, y de la Leyenda dorada, de Jacques de Voragine.
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
lll
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
Jos griegos a los francos, de los francos a los lombardos, de los lombardos
a los germanos».
Chrétien de Troyes lo transporta a Francia, en los célebres versos
del Cliges:
Por los libros que tenemos
Conocemos los hechos de los antiguos
Y del mundo que fue en otro tiempo.
Los libros nos han enseñado
Que Grecia tuvo en caballería
Y en clerecía el primer premio.
Después lo tuvo Roma en caballería
Y de la clerecía la suma,
Que ahora posee Francia.
Dios quiera que se mantenga en ella,
Y que el lugar tanto la conforte
Que jamás salga de Francia
La gloria que en ella se ha fijado.
239
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
Marc Bloch .ha encontrado una fórmula eficaz para resumir la actitud
que los hombres de la Edad Media adoptaron frente al tiempo: «Una vasta
indiferencía».
Esta indiferencia se manifiesta, por ejemplo, en los cronistas, avaros de
fechas -dotados como están de una insensibilidad a la cifra precisa, sobre
la cual insistiremos-, que sustituyen por vagas expresiones: «en aquel
tiempo», «entre tanto», «poco después» ...
Y, en el nivel de la mentalidad colectiva, una confusión temporal bási-
ca mezcla pasado, porvenir y futuro . La confusión se manifiesta de manera
muy particular en la persistencia de ciertas responsabilidades colectivas,
expresión clara de primitivismo. Todos los hombres vivientes son respon-
sables de la falta de Adán y de Eva, todos los judíos contemporáneos son
responsables de la Pasión de Cristo, todos los musulmanes son responsables
de la herejía de Mahoma. Como no ha dejado de observarse, los cruzados
de finales del siglo XI no creían que su misión se dirigiese a castigar a los
descendientes de los verdugos de Jesucristo, sino a los verdugos mismos.
Así, en el arte, en el teatro, el anacronismo de los vestidos -que, como es
sabido, se mantendrá durante largo tiempo- demuestra no solamente la
mezcla de las épocas, sino más aún el sentimiento, la creencia de los hom-
bres de la Edad Media en que todo cuanto es fundamental para la huma-
nidad le es contemporáneo. A través de los milenios, la liturgia hace revivir
cada año, en una extraordinaria condensación, la Historia sagrada. Men-
talidad mágica, que hace del pasado presente, porque la trama de la Histo-
ria es la eternidad.
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
243
LA CIVILIZACIÓN Dl"..L OCCIDENTE MEDIEVAL
244
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
245
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
247
LA CIVILIZACIÓN DEL- OCCIDENTE MEDIEVAL
Sumerzit
fraude git.
(El verano
da la alegría.)
Ello se debe a que al lado del tiempo rural, o mejor, coexistentes con
él, otros tiempos sociales se imponen: el tiempo señorial y el tiempo
clerical.
249
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
,¡¡, * *
Pero el tiempo medieval es, sobre todo, un tiempo religioso y clerical.
Tiempo religioso porque el año es, en principio, el año litúrgico. Aho-
ra bien, y es ésta una característica primordial en la mentalidad medieval,
el año litúrgico, que sigue el drama de la Encarnación y la historia de Jesu-
cristo, desde el Adviento a Pentecostés, ha sido rellenado poco a poco de
momentos, de días significativos, tomados a otro ciclo, el de los santos. Las
fiestas de los grandes santos han venido a intercalarse en el calendario cris-
tológico y la fiesta de Todos los Santos ( 1 de noviembre) se ha convertido,
al lado de Navidad, Pascua, Ascensión y Pentecostés, en una de las más
grandes fiestas del año religioso. Lo que refuerza la atención que las gen-
tes de la Edad Media prestan a tales fiestas, lo que les confiere definiti·
vamente su carácter de fecha, es que, aparte las ceremonias religiosas espe-
ciales y con frecuencia espectaculares que las señalan, son los hitos de la
vida económica: fechas de los pagos agrícolas, días de fiesta para los arte-
sanos y los obreros.
Tiempo clerical, porque el clero, gracias a su cultura, domina la medi-
da del tiempo. únicamente él tiene necesidad, a causa de la liturgia, de
medir el tiempo. Y sólo él es capaz de hacerlo, por lo menos de una forma
aproximada. El cómputo eclesiástico se basa, en primer término, en el
cálculo de la fecha de Pascua, para llevar a cabo el cual la Alta Edad Media
se debatió largo tiempo entre un método irlandés y un método romano.
Dicho cálculo supuso la base para los primeros progresos en la medida del
tiempo. Sobre todo, el clero es el amo de los indicadores del tiempo . El
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
tiempo medieval se halla regido por las campanas. Los toques dados por los
clérigos, por los monjes, por la servidumbre de los conventos, son los únicos
puntos de referencia en toda la jornada. El toque de las campanas hace
conocer el único tiempo cotidiano que puede ser medido aproximadamen-
te: el de las horas canonicales, por el cual todos los hombres se regulan.
La masa campesina se encuentra hasta tal punto sometida a ese tiempo cle-
rical, que el universitario Juan de Garlande, a comienzos d el siglo xrn, da
de campana la fantasiosa pero reveladora etimología siguiente: «Campane
dicuntur a rusticis qui habitant in campo, qui nesciant judicare horas
nisi per campanas. » (Las campanas reciben su nombre de los campe-
sinos que habitan la campiña y no saben conocer las horas sino por medio
de ellas.)
Tiempo agrícola, tiempo señorial, tiempo clerical: lo que caracteriza
en definitiva todos estos tiempos es su estrecha dependencia del tiempo
natural.
Esta característica, tan evidente para el tiempo agrícola, lo es también,
si se piensa en ello, para los otros dos. El tiempo militar está fuertemente
ligado al tiempo natural. Las operaciones guerreras no comienzan sino con
el verano y acaban con él. Una vez transcurridos los tres meses del servicio
obligatorio en la hueste, se produce la desbandada de los ejércitos feudales.
La constitución del ejército aristocrático medieval, basado en la caballería,
acentúa esta dependencia. U na capitular de Pepino el Breve (751) sancio-
na la evolución. La hueste será desde ahora reunida en mayo y no en abril ,
con objeto de permitir a los caballos nutrirse en los prados r verdecidos.
La poesía cortesana, que toma su vocabulario de la caballería, llama al
tiempo en que el amante corteja a su dama «el servicio ele verano».
El tiempo clerical, por su parte, no está menos so rn ticlo a ese ritmo.
No sólo la mayor parte de las grandes fiestas re 1igiosas ree mplazan a fiestas
paganas que se hallan, a su vez, en relación directa co n el tiempo natural
-la Navidad, para dar el ejemplo más conocido, fu e ftj ada para sustituir
una fiesta del Sol en el momento del solsticio- , sino que, lo que es más
importante, todo el año litúrgico se adapta a l r itmo natural de los trabajos
agrícolas. El año litúrgico ocupa, de Adviento a Pentecostés, el período del
reposo de los campesinos. En contraposición, el verano y una parte del oto-
ño, momento de la máxima actividad agraria, quedan libres de grandes fies-
tas, si se exceptúa la pausa de la Asunción de la Virgen María, el 15 de
agosto, fiesta que, por otro lado, no se afirma sino muy lentamente, no entra
en la iconografía hasta el siglo xu y no parece imponerse más que en el xm.
J acques de Voragine testimonia un hecho significativo: el traslado de
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
253
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 74 A 91
78. LA MUJER, INSTRUMENTO DEL DIA- lidad, más impresionada por el Cristo
BLO . sufriente que por el Dios triunfante,
De todas las tentaciones del Diablo, y a una propaganda, particularmente
la mujer es la más diabólica. En la viva en la Italia del N orle, hogar, en
ilustración, .el Diablo la presenta a San esta segunda mitad del siglo XII, de la
Benito, que se defenderá de la tenta- herejía del catarismo, que negaba las
ción haciendo rodar su cuerpo desnu- realidades y los símbolos de la Cruz.
do sobre ortigas (véase il. I56), bajo la Aquí, en la catedral de Parma, el gran
forma insidiosa de una compañera ves- Benedetto Antelami, en quien culmi-
tida, que, a primera vista, no tiene nará la escultura lombarda después de
nada de seductora. Este capitel de Wiligelmo (Módena, Io99), esculpe en
Fleury se debe probablemente a Ru- I IJ8 su Descendimiento. Sobre un fon-
gues de Sainte-1\forie (véase il. 17) y es, do de follajes nielados, se destaca una
por lo tanto, anterior a no8. (Saint- composición todavía muy bizantina.
Benóit-sur-Loire, iglesia abacial, capi- El tema del descendimiento de la
tel de la nave.) Cruz cobra un gran auge en Bizancio
a partir del siglo X. El conjunto, con
79· LAS VÍCTIMAS TERRESTRES DEL DE- sus diversas escenas, debe mucho al
MONIO: UNA POSESA. drama litúrgico de la Pasión, cada vez
Una de las más grandes misiones de más representado. (Parma, catedral.)
los santos consiste en curar a los po-
sesos, librándolos del Demonio, que, al 81 y 82. DIOS SUFRIENTE Y DIOS TRIUN-
FANTE.
introducirse en sus cuerpos, se apodera
de su alma. La técnica de la repulsión Desde finales del siglo XII, los dos te-
es el exorcismo, reservado a los santos mas coexisten en la iconografía: Dios
o a clérigos especializados, los e:wrcis- triunfante en su trono, Dios sufriente
tas. Sobre uno de los vanos de la puer- en la Cruz. Tal sucede en estas dos
ta de bronce de la basílica de San Zenón cubiertas de evangeliarios, que datan
de Verana, obra germánica de finales del siglo XIII, adornados con figuras
del siglo XI (véanse ils. 62 -63), el san- esmaltadas en relieve, en las que se
to obispo libera del demonio a una manifiesta la maestría del arte lemosín.
princesa poseída. (Verana, basílica de Los cabujones prolongan el gusto bár-
San Zenón.) baro por las cosas coloridas y el oropel.
En una de ellas (il . 82), el Cristo en ma-
80. DIOS: EL CRI STO SUFRIENTE DEL jestad aparece coronado por los símbo-
DESCENDIMIENTO. los evangélicos de San Mateo y de ·san
La representación de la Crucifi xión en juan. En la otra, la fusión entre los dos
sus diversos episodios corresponde, a temas resulta muy atrayente: el Cristo
la vez, a una evolución de la sensibi- crucificado se muestra al mismo tiem-
77
79
81
88
89
EP!GRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 74 A 91
po coronado . A sus pies, la Virgen y Padre (en lo alto), el cielo con el sol y
Sa n juan son testimonio también de la luna (a derecha e izquierda) y la
u na inspiración iconográfica más re- tierra, vivificada por el agua -Fons
ciente (il. 81). (París, Museo de Cluny.) vitae, fu en te de la vida- y personifi-
cada por una mujer que emerge semi-
83. EL DIOS DE LOS TEÓLOGOS: LA TRI- desnuda. La vida se m uestra, además,
NIDAD. simbolizada por los cuatro ríos del Pa-
H as ta las postrimerías de la Edad Me- raíso, en figura feme nina (l o cual es
dia, la Trinidad no conoce una gran excepcional), y los sím bolos de los cua-
jw pu laridad en la iconografía de Occi- tra evangelistas, ríos místicos de la pa-
d ente. Las representaciones simbólicas labra de Cristo . La miniatura es co-
por intermedio de tres personajes o mentada por el versículo de San Juan
tres ángeles uno al lado del otro (por (7, 17 ): "Si alguien tiene sed, que beba
ejemplo, en el salterio de San Luis, Pa- y que tenga la vida eterna." (Mu-
rís, Biblioteca Nacional, manuscrito nich, Biblioteca del Estado Bávaro,
latino 10525, fol. 7 vuelto) no se man- Clm 4454, fol. 20 vuelto.)
tienen en él como en el Oriente orto-
doxo. La que triunfa es la composición 85. UN REY TAUMATURGO: EDUARDO EL
H ijo más joven y al Espíritu Santo Los reyes medievales intentaron hacer-
bajo la fo rma de paloma como en esta se reconocer un poder milagroso de cu-
vidriera del siglo XIII. (Marburgo, igle- ración. Los reyes de Francia, al curar
sia de Santa Elisabet.) las escrófulas, parecen hab er obtenido
más éxito que los reyes de I nglaterra .
84. CRISTO SALVADOR: EL CRISTO EN No obstante, en el siglo ./11 I , la pro-
EL ÁRBOL DE LA VIDA. paganda inglesa cons1:gu ió que se atri-
El culto al Salvador se afirma desde la buyese ese poder a Eduardo el Confe-
época carolingia. En esta miniatura sor, no como rey, sino como santo. En
que ilustra un evangeliario encontrado las vidrieras del siglo X III que ador-
en el tesoro de la catedral de Bamberg nan la abadía bened ictina de Fécamp,
y que fue ejecutado en la abadía de los milagros de San Eduardo figuran
Reichenau a principios del siglo XI, la al lado de los de San Luis curando los
representación del Cristo Salvador reú- leprosos. La ilustración, una miniatu-
ne diversos temas habitualmen te sepa- ra incluida en un manuscrito del si-
rados. Cristo Salvador del Mun do apa- glo X III, La Estoire de seint Aedward
rece en el Paraíso, con los atributos de l e R ei, presenta a Eduardo el Confe-
la victoria: el árbol de la vida y el glo- sor curando a una mujer escrofulosa.
bo del Universo. Sostiene en equili- (Cambridge, Biblioteca Universitaria,
brifJ el firmamento donde reina Dios manuscrito E D III S. 9.)
255
EPlGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 74 A 91
Los ángeles son los intermediarios en- San Miguel cumple en la Edad Media
tre Dios y el hombre. En el jJresente diversas funciones. Santo militar (com-
caso, lo llaman a la Resurrección: batiendo contra el dragón), honrado
"Y los siete ángeles, que tenían siete en las alturas (del Monte Cargan o al
trompetas, se dispusieron a tocarlas" Mont-Saint-Michel, pasando por todas
(Apocalipsis, 7, 6). Se trata de un de- las capillas situadas en lugares eleva-
talle de los frescos que fueron pinta- dos, que le estaban dedicadas desde la
dos hacia I2oo por el maestro de Llu- época carolingia), acabó por especiali-
fª en el coro de la iglesia de Sant zarse como presidente del tribunal en
Pau de Narbona, Casserres, en Cata- el juicio Final. Pesa las almas en la ba-
luña. (Solsona, Museo Arqueológico lanza y cuida de que el diablo no la
Diocesano.) haga inclinarse indebidamente hacia el
lado malo. Es el último aliado del hom-
87. LOS ÁNGELES ·: EL ÁNGEL EXTERMI- bre en el umbral de la Eternidad, sa-
NADOR. biendo, si es preciso, dar el golpe ne-
cesario para "hacer inclinar la pesada".
Los jinetes del Apocalipsis fueron re-
El pesador de almas fue pintado du-
jJresentados ya en un capitel de la to-
rante el siglo XIII por el maestro de
rre-pórtico de Saint-Benoit-sur-Loire,
Soriguerola en este panel, procedente
al comienzo del siglo XI. El texto del
de uno de los lados de un altar que fi-
Apocalipsis (6, 8): "He aquí el caba-
gura en una iglesia situada en el valle
llo pálido; y el que lo montaba tenía
de Ribas, Cataluña. (Vich, Museo Epis-
por nombre Muerte y el infierno lo se-
co jJa l.)
guía; y se le dio poder en las cuatro
partes del mundo para dar muerte por
la espada, el hambre, la muerte y las 89. LA ANGUSTIA DE LA SALVACIÓN: EL
TEMIDO TIEMPO DEL ANTICRISTO.
bestias salvajes", experimentó, a través
de la evolución de la iconografía, cam- Al Anticristo nace en el cristianismo
bios sensibles. Como en este capitel de de una larga tradición que se remonta
Saint-Nectaire (siglo XII), acaba por al Apocalipsis. Parece proceder de una
no quedar sino un jinete blandiendo elaboración de la primera bestia o del
tres flechas, que representan la guerra, dragón del Apocalipsis. El comentario
el hambre y la epidemia (en latín mor- de Beatus de Liebana, redactado a fi-
talitas evocado por mors). Por último, nales del siglo VIII (véase il. 22); y sus
el jinete se metamorfosea en un án- ilustraciones hacen de él un personaje
gel, el ángel exterminador. (Iglesia de en figura humana, al que la Edad Me-
Saint-Nectaire, Puy-de-Dóme .) dia teme constantemente ver aparecer.
EPÍGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 74 A 91
Los horrores que ha de cometer están victoria sobre la muerte. Cristo apa-
imaginados sobre el modelo de las ca- rece en la actitu d tradicional de ma-
lamidades m edievales. Por ejemplo, jestad y la resurrección de los huma-
esta miniatura del B eatus de San Se- nos subraya el h echo de que la Pasión
vero (siglo XI) destruye una ciudad y ha significado la R edención de la hu-
despu és da muerte a sus habitantes. El manidad. (Zw ettl, A ustria, Biblioteca
tex to d el Apocalipsis que insjJiró, a tra- del Monasterio Cisterciense, Códice
vés de Beatus, esta escena es el pasa- 204, fol. 83.)
je (II, I-IJ) en que la bestia (conver-
tida aquí e n el Anticristo) da muerte 91. LA ANGUSTIA DE LA S AL VA CIÓN : LA
a los dos testimonios de Dios, llamados RESURRECCIÓN DE LOS MUERTO S .
Elías y Enoc por B eatus, y a los que Ese libro de perícopas (o evange liario ),
se u nía toda una tradición escatológica. que contiene los pasajes del Evange lio
Obsérv ese la representación obsesiva de leídos en la misa, fue ejecutado duran-
las armas mortíferas, sobre todo la es- te los primeros años del siglo XI en la
pada. Es el tiempo en que la Iglesia abadía de Reichenau. Estaba d estina-
trata de 1:mponer las instituciones de do al emperador Enrique II, quien lo
paz. (París, Biblioteca Nacional, ma- . ofreció a la iglesia abacial de San Es-
nuscrito latino 8878, fol. I 55.) teban, Barnb erg, consagrada en I 020.
Los muertos surgen de sus tum bas a
90. LA ANGUSTIA DE LA SALVACIÓN: EL la llamada para el juicio Final d e los
CRISTO SALVADOR. cuatro ángeles tocadores ele tuba, es-
El culto al Salvador se acom pafía du- coltados por los Cu al.ro Vientos. E l
rante el siglo XIII d e una devoción pintor de R eichenau, mny personal,
destinada a gozar de una gran pojJUla- ha modificado num erosos detalles, con-
ridad: la devoción a los instrumentos vertidos en tradicio1wles a jJartir de él.
de la Pasión: la cru.z:, los clavos, la es- Por ejemplo, Ita ves tid o a los muertos,
ponja, la lanza. Ese tema doloroso se que se muestran d emuelas en las repre-
combina en esta miniatura de un sal- sentaciones habituales de esta escena.
terio checo o polaco, que data de co- (Mu nich lliblioleca d el Estado Báva-
mienzos del siglo XIII, con el de la ro, Clm 1152, fol. 57.)
257
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
* * *
Ahora bien, antes de esa gran sacudida, lo que importa a los hom-
bres de la Edad Media no es lo que cambia, sino lo que perdura. Como
se ha dicho, «para el cristiano de la Edad Media, sentirse existir significa-
ba sentirse ser, y sentirse ser suponía sentirse no cambiar ... , sentirse sub-
sistir». Significaba, sobre todo, sentirse dirigido hacia la eternidad. Para
él, el tiempo esencial era el tiempo de la salvación.
Entre el cielo y la tierra, tan estrechamente unidos uno al otro, tan
inextricablemente incluso mezclados, existe no obstante en el O ccidente
medieval una extraordinaria tensión. El ideal de ganar el cielo desde
aquí abajo se contrapone en los espíritus, los corazones, los comporta-
mientos, al violento y contradictorio deseo de hacer descender el cielo a
la tierra.
El primer movimiento es el de la huida del mundo: fuga mundi,
en cuya aparición dentro de la sociedad cristiana se conoce perfectamente.
Implícita en la doctrina, no se encuentra sociológicamente hasta el mo-
mento en que, ganada ya la partida en el mundo, los seres exigentes co-
mienzan a manifestar, para sí mismos y para sus hermanos, la protesta,
sin cesar recomenzada desde el siglo 1v, del eremitismo. El gran ejemplo
lo da el Oriente, Egipto. Las Vitae Patrum, las vidas de los Padres del
desierto, disfrutan a través de toda la Edad Media occidental de un éx ito
extraordinario. El desprecio del mundo, el conternjJlus mundi, co nstituye
uno de los grandes temas de la mentalidad medieval. Y no es sólo la dote
de los místicos, de los teólogos (hacia finales del siglo XH, antes de ser
nombrado papa, Inocencio 111 escribe un tratado, D e contemptus rnundi,
que puede considerarse como la quintaesencia ideológica ele ese sentimien-
to), de los poetas (nombremos, entre tantos otros, los poemas ele Walther
von der Vogelweide, ele Conrado von Würsburg y de otros Minnesiinger,
sobre Frau Welt, el mundo personifi cado en una mujer ele engañosos atrac-
tivos, seductora vista de espaldas, repulsiva vista de frente). Está también
profundamente enraizado en la sensibilidad común.
Esta tendencia profunda, que no todos consiguen realizar durante su
vida, se encarna en algunos seres excepcionales que se presentan como
ejemplos, como guías: los ermitaños. Ya desde sus comienzos, en Egipto,
el eremitismo había dado nacimiento a dos corrientes: el de la soledad
individual, expresada por un San Antonio, y el de la soledad en común
dentro de los monasterios, corriente cenobítica representada por un San
259
LA CIVILIZACióN DEL O CCIDENTE MEDIEVAL
vación decisiva: Ecce nova facio omnia. (<He aquí -dice Dios en el día del
Juicio Final- que hago todas las cosas nuevas.» Y, sobre todo, se realizará
entonces la visión del autor del Apocalipsis: la Jerusalén celeste bajará
sobre la tierra. Et ostendit mihi civitatem sanctam ]erusalem, descenden-
tem de caelo a Deo. (<Y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, descendiendo
del cielo, enviada por Dios.» Esta visión se acompaña de todo el resplandor
de esas claridades cuya fuerte seducción sobre los hombres de la Edad Me-
dia hemos visto.
La Jerusalén celeste se muestra habentem claritatem Dei, et lumen
ejus simile lapidi pretioso tanquam lapidi jaspidis, sicut crystallum, «con
la claridad de Dios, y su luz se parece a una piedra preciosa, como el jaspe,
semejante al cristal». Et civitas non eget sale, neque luna, ut luceant in ea:
nam claritas Dei illuminavit eam et lucerna ejus est Agnus. «Y la ciudad
no está falta ni de sol ni de luna, sino que brillan en ella; pues la cla-
ridad de Dios la ha iluminado y su lámpara es el Cordero.>i
No obstante, en ese proceso que ha de acabar con la victoria de Dios
y la salvación del hombre, las tribulaciones que se desencadenan en la tierra
durante la fase preliminar acaparan pronto la atención de los hombres
de la Edad Media. E intervienen otros textos, tomados del Evangelio:
Mateo 24; Marcos 13 y Lucas 21. Es la descripción de los acontecimien-
tos que deben preceder a la venida del Hijo del Hombre. Tomemos de
Mateo el terrible anuncio: Consurget enim gens in gentem, et regnum
in regnum, et erunt pestilentiae, et fames, et terraamotus per loca: haec
autem omnia initia sunt dolorum. «Las gentes se levantarán las unas con-
tra las otras, los reinos los unos contra los otros, y habrá epidemias y ham-
bres y terremotos aquí y allá: y no será más que el comienzo del tiempo de
los sufrimientos, de la abominación de la desolación.»
Este anuncio del fin de los tiempos por las guerras, las epidemias,
el hambre, parece muy próximo a los hombres de la Alta Edad Media.
Las matanzas de las invasiones bárbaras, la Gran Peste del siglo VI, las
terribles hambres que se repiten de vez en cuando, mantienen la angustio-
sa espera. Temor y esperanza mezclados, pero, principalmente y cada vez
en mayor grado, miedo, terror pánico, espanto colectivo. El Occidente me-
dieval constituye, en esa espera de la salvación, el mundo del miedo ine-
ludible. Marquemos algunos jalones en esta larga historia de un miedo
elaborado doctrinalmente poco a poco y, de generación en generacitm,
visceralmente vivido.
Al término de la Gran Peste del siglo VI, cuando el recrudecimiento
del azote engendró la creencia en la proximidad inminente del Juicio
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
266
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
»Los signos que deben preceder el Juicio Final son cinco, puesto que
San Lucas dice: "Habrá signos en el sol, en la luna y en las estrellas; en
la tierra las naciones estarán consternadas, y el mar hará un ruido terrible
por la agitación de sus olas." Cosas todas de las que se hallará el comen-
tario en el Libro del Apocalipsis. San Jerónimo, por su parte, ha encon-
trado en los anales de los Hebreos quince signos anunciadores del Juicio
Final: el primer día, el mar se elevará cuarenta codos por encima de las
montañas y se quedará inmóvil como un muro; el segundo día descenderá
tan bajo que apenas se podrá verlo; el tercer día, monstruos marinos apa-
recerán entre las olas y lanzarán rugidos que se elevarán hasta el cielo;
el cuarto día, el agua del mar quemará; el quinto día, los árboles y todos
los vegetales segregarán un rocío sangriento; el sexto día, los edificios se
hundirán; el séptimo día, las piedras se quebrarán en cuatro partes que
chocarán entre sí; el octavo día tendrá lugar ·un temblor de tierra uni-
versal, que derribará sobre el suelo a hombres y a bestias; el noveno día,
la tierra se nivelará, reduciendo a polvo montañas y colinas; el décimo
día, los hombres saldrán de las cavernas y errarán como insensatos, sin
poderse hablar; el undécimo día, las osamentas de los muertos saldrán de
las tumbas; el duodécimo día, las estrellas caerán; el decimotercer día,
todos los seres vivientes morirán para resucitar en seguida con los muer-
tos; el decimocuarto día, el cielo y la tierra quemarán y el decimoquinto
día habrá un nuevo cielo y una nueva tierra, y todos resucitarán.
»En segundo lugar, el Juicio Final será precedido por la impostura del
Anticristo, que intentará engañar a los hombres de cuatro maneras:
t.º, por una falsa exposición de las Escrituras, en las que tratará de
probar que él es el Mesías prometido por la Ley; 2 .º, por la realización
de milagros; 3. 0 , por la distribución de presentes; 4. 0 , infligiendo su-
plicios.
»En tercer lugar, el Juicio Final será precedido de un violento incen-
dio, provocado por Dios para renovar el mundo, para castigar a los con-
denados y para sacar a la luz el tropel de los elegidos.»
Dejemos de lado de momento los acontecimientos sociales y políticos
ligados al Anticristo. Retengamos tan sólo el extraordinario cortejo de
prodigios geográficos y meteorológicos que acompaña en esta narración
ejemplar la llegada del último Día. En ella se encuentran todos los pro-
digios de la tradición grecorromana, ligados lo mismo al mundo uraniano
que al mundo ctoniano, y en ella se nutre la excepcional sensibilidad que
presentan los hombres de la Edad Media a esos «signos» naturales, porta-
dores para ellos de .tantos .espantos y promesas. _Los _cometas, las lluvias
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
de fango, las estrellas fugaces, los temblores de tierra, las altas marejadas,
desatan un terror colectivo, más que por el cataclismo natural, por el fin
del mundo que puede anunciar.
Mas esos signos constituyen también, por encima del período de prue-
bas y del terror, un mensaje de esperanza, una señal de la resurrección
final. Por lo tanto, el tiempo medieval es un tiempo d el temor y de la
esperanza.
Tiempo de la esperanza, porque el mito milenario se precisa y se
carga de sueños revolucionarios. Tal como hemos visto, anima movimien-
tos populares más o menos efímeros. A comienzos del siglo xm, un monje
calabrés, Joaquim de Flore*, le da un contenido explosivo que manten·
drá en ebullición, durante todo un siglo, a una gran parte del clero regular
y de las masas laicas. La doctrina de Joaquim se basa en una división
religiosa de la Historia, en competencia con la división más ortodoxa de
las seis edades. La Historia, según Flore, se divide en tres épocas: ante
legem, sub legem y post legem, edades del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo, del Antiguo Testamento, que ya se ha cumplido; del Nuevo, que
se está cumpliendo, y del «Evangelio eterno», anunciado por el Apoca-
lipsis, que se halla en vísperas de cumplirse. Joaquim de Flore señala
incluso una fecha para el acontecimiento -¡esa Edad Media, tan ávida
de fechas!-, el año 1260. El punto capital en la doctrina joaquimita
estriba en que su contenido sea profundamente subversi.vo. Para .Joaquim
y sus discípulos, en efecto, la Iglesia está püdrida y será condenada en el
mundo existente. Debe, por lo tanto, ceder su puesto a un a Iglesia nueva,
una Iglesia de los Santos, que repudiará la riqueza y hará r inar Ja igualdad
y la pureza. La consecuencia esencial del movimiento fue que, desdeñando
sus infinitas sutilidades teológicas y su misticismo, muy rctrógTado en el
fondo, la multitud de sus discípulos, clérigos y Jai os, no retuvieron de la
doctrina joaquimita sino esta profecía anticlerical, antikudal e igualita-
ria. La resonancia que alcanza es tal que San Luis, siempre atento a los
movimientos religiosos, antes de embarcarse para Tierra Santa sostiene
una franca conversación con un franciscano joaquimita, Hugo de Digne,
el cual atrae a Hyeres, adonde se ha retirado, grandes muchedumbres de
adeptos. El joaquimismo, que a mediados de siglo perturba aún a la Uni-
versidad de París, sobrevive, como es sabido, al año 1260 y anima a un
grupo franciscano, bien pronto declarado herético: los espirituales, lla-
mados más tarde fraticellos. Uno de ellos, Pedro-Juan Olive, escribe a fina-
les del siglo xm un comentario del Apocalipsis. Otro, Jacopone da Todi *,
compone los La.u di, cumbre de la poesía religiosa medieval.
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
(1) Engaño.
ESTRUCTURAS ESPACIALES Y TEMPORALES
LA VIDA MATERIAL
(SIGLOS x-xm)
molino de mano accionado por esclavos o animales sigue siendo la regla co-
mún. En el siglo IX, el molino está ya extendido por Occidente: cincuenta y
nueve son mencionados en el políptico de la rica abadía de Saint-Germain-
d es-Prés. No obstante, en el siglo x, los Anales de San Bertín describen
como un «espectáculo admirable para nuestro tiempo» la construcción
ordenada por el abad de un molino de agua, cerca de Saint-Omer. La ex-
pansión del molino hidráulico se sitúa entre los siglos XI y XIV. En un
barrio de Ruán existen dos molinos en el siglo x, aparecen cinco más en
el XII, otros diez en el xm y todavía catorce en el XIV.
Del mismo modo, el arado medieval deriva casi con toda certeza del
arado de ruedas, descrito por Plinio el Viejo en el siglo 1. Se expande y se
perfecciona lentamente durante la Alta Edad Media. Los estudios filoló-
gicos nos muestran como una cierta difusión del arado por los países es-
lavos, por ejemplo, en Moravia, antes de la invasión húngara de los comien-
zos del siglo x, y acaso también para todo el conjunto de los países eslavos
antes de la invasión ávara de 568, puesto que el vocabulario que se refiere
a ese arado es común a las diferentes ramas eslavas y, pür lo tanto, anterior
a su separación, consecutiva al avance de los ávaros, Sin embargo, aún en el
siglo rx, es difícil decir a qué género de instrumento corresponden las
carrucae, citadas en las capitulares y los polípticos carolingios. Lo mismo
acontece en lo que se refiere a la pequeña herramienta. El cepillo de
carpintero, verbigracia, cuya invención ha sido atribuida con frecuencia
a la Edad Media, era conocido desde el siglo 1.
Por otra parte, parece que un buen número de «invenciones medieva-
les» que no son herencia grecorromana proceden de préstamos orientales.
Sin existir una prueba concreta de ello, el hecho es verosímil para el
molino de viento, conocido ya en China; más tarde, en el siglo VII, en Per-
sia y señalado en España en el x. No aparece en el resto de la Cristiandad
sino a finales del XII. De todas formas, la localización de los primeros mo-
linos de viento señalados actualmente en una zona limitada en torno a La
Mancha (Normandía, Ponthieu, Inglaterra) y las diferencias de tipos entre
el molino oriental, desprovisto de alas, pero habilitado con altas aspilleras,
que concentran la acción del viento sobre grandes ruedas verticales, el
molino occidental de cuatro largas alas y el mediterráneo de numerosos
lienzos triangulares, tensados mediante un conjunto de cuerdas, como se
ven todavía en M ykonos. o en Portugal, no hacen imposible la aparición
independiente del molino de viento en esas tres zonas geográficas.
Ahora bien, cualquiera que sea la importancia que reviste la difusión
de esos progresos tecnológicos, lo que caracteriza a pesar de todo al uni-
~7 4
LA VIDA MATERIAL
31, 32. DISTRIBUCIÓN DEL TERRENO EN LA ZONA DEL BOSQUECILLO Y EN LA ZONA J)EJ, LJ, ANO
En el célebre verso del poeta normando Wace ne); a la derecha ( 32), un paisaje caracterís-
(hacia 1170) se nombran los dos grandes tipos tico de la llanura de Caen: Bras y I-Iubert-
de paisaje rural comunes en la Normandía Folie (Calvados). Los roq uis, que siguen pla-
medieval: el llano, con los campos abiertos y nos trazados a comienzos del siglo xvm, mues-
alargados, y el bocage, o bosquecillo, con los tran có mo se hab la conse rvado hasta entonces
campos irregulares. A la izquierda (JI), un la ext rema divi sión medieval.
paisaje de bocage: Saint-Aubert-sur-Orne (Or-
verso técnico del Occidente medieval es, más que su falta de genio inven-
tivo, su carácter rudimentario. Toda una serie de insuficiencias, de des-
ventajas, de estrecheces técni cas, he aquí lo que, en primer lugar, impide
al Occidente medieval salir de su estado primitivo.
De esta pobreza, de este estancamiento técnico, son, con toda eviden-
cia, ampliamente responsables las estructuras sociales y las mentalidades.
U na minoría dominante de señores laicos y eclesiásticos es la única
que puede experimentar y satisfacer deseos de lujo a los que provee por
medio de la importación de productos extranjeros, procedentes de Bizan-
~75
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
Weston . Pinkney (Northants, Inglaterra) cons- qué se consignan Jos nombres de Jos poseedo·
tituye un ejemplo privilegiado de openfield res, escritos en cada banda de terreno. A la
medieval, con s.u cuadrícula de crestas y de derecha (34), el mismo paisaje según una fo .
surcos (ridge-and-furrow). A la izquierda (33), tografía aérea, donde parece resucitar el tra-
un croquis sacado de un plano trazado en 1593 zado de Jos campos medievales.
por el All' Souls' College de Oxford y en el
el siglo XIV con el bastón de batanero de que se había servido uno de sus
verdugos para romperle el cráneo en Jerusalén. Al final de la Edad Media,
el bastón de batanero, instrumeno de martirio, se substituye -ya que la
sociedad y la mentalidad han cambiado- por un útil de oficio, el arquete
triangular, especie de peine para cardar.
No cabe duda de que en ningún sector de la vida medieval aparece más
claro y obra con mayor fuerza antiprogresiva, otro rasgo de la mentalidad
de la época, el horror a las <<novedades», que en el dominio técnico. Inno-
var significaba en él, más aún que en los demás, una monstruosidad, un
pecado. Ponía en peligro el equilibrio .económico, social y mental. Y las no-
vedades, como veremos, al producirse en beneficio del señor, se estrellaban
contra la resistencia, violenta o pasiva, de las masas.
Durante largo tiempo, la Edad Media occidental no ha compuesto
un solo tratado técnico, puesto que tales cosas eran indignas de figurar en
un escrito o bien guardaban un secreto que no convenía difundir.
Y cuando, a principios del siglo xn, el monje alemán Teófilo escribe
el De diversis artibus, que pasa con razón por ser el primer tratado tecno-
lógico de la Edad Media, se preocupa menos de instruir a los artesanos y
artistas que de demostrar que la habilidad del técnico es un don de Dios . ..
Los tratados ingleses del siglo xm sobre la agricultura, los manuales de
Housebondrie, el más célebre de los cuales fue el de Walter de Henley,
o la Fleta, no son todavía más que compendios de consejos prácticos. Será
preciso esperar al Ruralium commodorum opus del boloñés Pietro de
Crescenzi, a c · ienzos del siglo XIV, para que se reanude la tradición
de los agrónomos manos. Las pretendidas obras técnicas anteriores no
son más que compilacio s-eruditas, con frecuencia pseudo-científicas y sin
gran valor documental para la historia de las técnicas. Tales el diccionario
de Alejandro Neckham, el De vegetalibus de Alberto Magno* e incluso
las Regule ad custodiendam terras, que Roberto Grosseteste compuso hacia
el año I 240 para la condesa de Lincoln.
279
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
.:¡80
LA VIDA MATERIAL
por los que los dominaban desde la primera almena del ingenio. A esta
máquina, que se elevaba en el aire. se unía un puente de madera que, alar-
gándose lo bastante en altura, debía, al descender un poco sobre el muro,
proporcionar una entrada fácil a los combatientes, los cuales descenderían
por allí .. . »
Queda por hablar de la utilización para diversos usos artesanales, a
veces industriales, del molino hidráulico. En él se encuentra -con el sis-
tema moderno de uncir a los animales- el gran progreso técnico de la
Edad Media.
* * *
La Edad Media es el mundo de la madera. La madera constituía enton-
ces el material universal. Se trata todavía con frecuencia de una madera de
mala calidad o, en todo caso, de una madera cuyas piezas son de dimensio-
nes restringidas y mediocremente trabajadas. Los grandes maderámenes de
una sola pieza que se utilizan en la construcción de los edificios, en los más-
tiles de los navíos, en las armaduras -el «merrain»-, difíciles de cortar y
labrar, son materiales caros, si no de lujo.
Suger, que, a mediados del siglo xn, busca árboles de diámetro bas-
tante grande y lo suficientemente altos para la armadura de Saint Denis *,
considera como un milagro el hecho de encontrar la madera de sus deseos
en el valle de Chevreuse.
Un milagro del mismo tipo se atribuye a comienzos del siglo x1v a San
Yves. La madera misma es considerada como algo precioso. Un tronco de
gran altura es cosa lo bastante rara como para que sea necesario un milagro
a fin de no malgastarlo en un error de medición.
«San Yves, habiendo observado que la catedral de Tréguier amenaza-
ba ruina, acudió a visitar al poderoso y magnífico señor de Rostrenen y le
expuso las necesidades de la iglesia. El señor [ ... ] concedió entre otras cosas
toda la madera precisa, la cual podría ser encontrada en sus bosques. El
santo envió leñadores para cortar y transportar los árboles más bellos y más
deseables ... Los «merrains» destinados a esta obra pía y sagrada fueron tala-
dos y transportados [ ... ]. Cuando el hábil arquitecto en jefe designado por
el santo hubo tomado las dimensiones de la iglesia, hizo cortar las vigas
siguiendo las reglas geométricas, con las medidas que le parecieron con-
venientes. Pero sucedió que los «merrains» resultaron demasiado -cortos.
Se lamenta, se arranca los cabellos[ ... ]. Rojo de confusión, toma una cuerda
entre sus manos y va al encuentro del santo, se echa a sus pies y, entre gri-
tos, lágrimas y gemidos, le dice: «¿Qué puedo hacer? ¿Cómo me atreveré
LA VIDA MATERIAL
todavía a comparecer ante ti? ¿Cómo podré sufrir un tal deshonor y repa-
rar el inmenso daño que he causado a la iglesia de Tréguier? He aquí mi
cuerpo, mi cuello y esta cuerda. Castígame por haber perdido e inutilizado
con mi negligencia, haciéndoles dos pies demasiado cortos, los «merrains»
procurados por tus cuidados.»
Y el santo lo consuela y alarga milagrosamente las vigas hasta la lon-
gitud necesaria.
La madera es materia tan preciada durante la Edad Media, con los
productos de la tierra, que pasa a ser el símbolo de los. bienes terrenos.
Entre las almas que van al purgatorio, la Leyenda dorada cita aque-
llas que se llevan consigo al morir «la madera, el heno y la estípula», es
decir, que, a pesar de adorar a Dios, se sienten aún unidos a los bienes de
la tierra.
Si bien pronto se torna difícil encontrar troncos de gran talla, la made-
ra sigue siendo, de todas formas, el producto más común en el Occidente
medieval. El Roman de Renart * lo testimonia. La zorra y sus compañeros,
siempre a la búsqueda de los bienes materiales que precisan, cuentan con
un solo recurso hasta la · saciedad: la madera. «Encienden un gran fuego,
pues los leños no faltan.» La madera proporciona incluso al· Occidente
medieval uno de sus principales productos de exportación, reclamado por
el mundo musulmán, en el que, por el contrario, como es sabido, el <trbol
(salvo en los bosques del Líbano y del Mogreb) es raro. La madera fue el
mayor viajero -utilizando también, tanto como era posible, por flotación
o por barco, la vía del agua- de la Edad Media occidental.
Otro producto de exportación hacia Oriente, a partir de la época caro-
lingia, fue el hierro, o, mejor, las espadas (las espadas francas abundan en
las fuentes musulmanas de la Alta Edad Media). En este caso, se trata ya
de un producto de lujo, un producto trabajado, fruto de la habilidad de
los herreros bárbaros, expertos, como hemos visto, en las técnicas metalúr-
gicas procedentes, a través de la estepa, del Asia central, el mundo de los
metales. El hierro, en contraposición a la madera, escaseaba en el mundo
o::-cidental de la Edad Media.
No ha de extrañarnos, pues, el saber que en el siglo vrn, el hierro
era lo bastante raro como para que el rey lombardo Didier, según cuenta
el monje de Saint-Gall, al divisar desde lo alto de las murallas de Pavía,
en el año 773, el ejército de Carlomagno cubierto de hierro, exclame, estu·
pefacto y aterrorizado: O ferrum! heu ferrum! «¡Oh el hierro! ¡Ay el
hierro! » Aún más. En pleno siglo xm, el franciscano Bartolomé el Inglés
define el hierro en su enciclopedia De proprietatibus rerum como una
LA CIVILIZACióN . DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
hoces y guadañas, las partes metálicas de las palas, azadas y otros útiles, no
era más que una débil porción de una producción ya deficiente. Va aumen-
tando progresivamente a partir del siglo IX, cierto, mas para el conjunto
de la Edad Media siguen siendo valederas las indicaciones de los inventa-
rios carolingios, que, después de haber enumerado algunos instrumentos
de hierro, menciona en bloque el grueso de los útiles agrícolas bajo la
rúbrica: Ustensilia lignea ad ministrandum sufficienter, «Útiles de madera
en número suficiente para el laboreo». Todavía se ha de observar que una
gran parte de los útiles de hierro, o con elementos de hierro, servían para
el trabajo de la madera: hachas, doladeras, podaderas, taladros . .. No hay
que olvidar, en fin, que, entre esas herramientas, dominan los instrumentos
de talla y eficacia restringidas. El útil esencial, no solamente del ebanista o
del carpintero, sino incluso del leñador medieval, es uno muy antiguo y
muy modesto, la azuela, el instrumento de las grandes roturaciones medie-
vales, llevadas a cabo más bien a costa de la maleza y los arbustos que del
bosque propiamente dicho, ante el cual las herramientas resultaban las
más veces impotentes.
N ada de extraordinario tiene, por tanto, que el hierro sea, como h emos
visto, objeto de atenciones que llegan hasta hacerlo ocasión de milagro.
Nada de asombroso que el herrero sea reputado desde la Alta Edad Media
como un personaje extraordinario, con un prestigio cercario al del brujo.
Sin duda alguna, debe sobre todo esta aureola a su actividad el forjador de
armas, de fabricante de espadas, y a una creencia qu e le co nv icrte, junta-
mente con el orfebre, en un ser sagrado, legado por la trad ición bárbara
escandinava y germánica al Occidente medieval. Las sagas 'r.' glorifican a
esos herreros en posesión de un poder superior : Alberico y Mimo, el mis-
mo Sigfrido, que forja la espada Nothung, la espada sin par, y Vieland, al
que la saga de Thidrek nos presenta en plena tarea: «El rey dijo: "La
espada es buena." Y la quiso para él. Wicland respondió : "No es aún lo
bastante buena. Es preciso que sea mejor y 110 me detendré hasta lograr-
lo" ... Wieland vuelve a su forja, toma una lima, pulveriza la espada y mez-
cla harina con ella. Deja que pájaros domes ticados ayunen tres días y
después les da de comer esa m ezcla. Pone en el horno de su forja los excre-
mentos de los pájaros, los funde, hace salir del hierro toda la escoria que
contenía todavía y forja en seguida una nueva espada. Ésta era más peque-
ña que la primera [ ... ]. Podía sos tenerse muy bien en la mano. Las prime-
ras espadas que Wieland había fabricado eran más grandes que las usuales.
El rey buscó de nuevo a Wieland, contempló la espada y dijo que era la
.más cortante y la mejor que había visto jamás.. Volvieron al río. Wieland
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
~93
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
dían ante dos desventajas manifiestas del caballo: su precio nominal ele-
vado y las dificultades para nutrirlo con avena. Walter de Henley, en su
Traité de Housebondrie, escrito en el siglo xm. recomienda elegir, antes
que al caballo, al buey, cuya alimentación es menos costosa y que, aparte
su trabajo, proporciona también carne. Si bien en Inglaterra, tras un neto
progreso del caballo, ocurrido a finales del siglo xn, particularmente en la
zona del Este y del Centro-Este, parece detenerse su avance en el siglo xm,
probablemente a causa de un retorno al trabajo directo y a las prestaciones
en servicios de los campesinos; si bien en Normandía el laboreo por medio
de caballos aparenta ser habitual en el siglo xm, como lo testimonia en su
registro de visitas (1260) el arzobispo de Ruán, Eudes Rigaud, que hace
incautar los caballos que ve ocupados en labrar durante la fiesta de San
Matías; si bien debía ser así en las tierras de los señores de Audenarde,
dado que únicamente el caballo aparece en las ilustraciones del Vieil Ren-
tier hacia 1275, no sólo el buey sigue siendo el amo del terreno en el Sur y
las regiones mediterráneas, donde la avena es difícil de cultivar, sino que
también se encuentran bueyes de labor en Brie, Borgoña, a mediados del
siglo xm ( 1274). Para conocer lo que representa el precio de un caballo
para un campesino -incluso en una región privilegiada como el Artois,
hacia 1200- convendría leer el fabliau de .Juan Bodel, Los dos caballos,
donde se oponen el caballo «bueno para el arado y el rastrillo» y el «magro
rocín».
Al lado del caballo y del buey, no hay que olvidar que el Occidente
medieval, incluso fuera de la zona mediterránea, concede al asno una parti-
cipación no desdeñable en los trabajos rurales. Así, encontramos que un
documento orleanés, que enumera los animales de labor, especifica «sea
buey, sea caballo, sea asno». Y un texto de la región de la Brie, fechado
en 1274, dice que los campesinos dedicados a la obligación del laboreo
deben <<Uncir con bueyes, caballos y asnos». En fin, la humilde y normal
realidad medieval del trabajo de los animales es, como en el Pesebre, la
presencia del buey y del asno.
Más todavía, la energía humana sigue siendo fundamental. En el cam-
po, en el artesanado, incluso en la navegación, donde el uso de la vela no
significa más que una débil ayuda al esfuerzo del remo, es decir, del hom-
bre, el trabajo manual humano continúa siendo la fuente principal de
energía. ·
Ahora bien, la productividad de esas fuentes humanas de energía, a
las que Cario Cipolla ha llamado los «convertidores biológicos», era bas-
tante reducida, puesto que la clase de los productores, como veremos, coin-
294
LA VIDA MATERIAL
296
LA VIDA MATERIAL
* * *
Los transportes marítimos, a despecho de ciertos perfeccionamientos
técnicos no despreciables, continúan resultando insuficientes, ya sea porque
esas mejoras no hayan producido todo su efecto antes d el siglo x1v -o quizá
más tarde-, ya sea que su importancia fuese bastante limitada.
En primer lugar, el tonelaje de las flotas de la Cristiandad occidental
es mediocre. Los buques son pequeños, incluso después del aumento de los
tonelajes en los siglos xn y xm, particularmente en el Norte, donde los
navíos han de transportar productos voluminosos, granos y madera, por lo
que aparece la kogge o coca hanseática, mientras que, en el Mediterráneo,
Venecia construye galeras o, mejor, galeas -galea da mercato- de mayo-
res dimensiones. ¿Podemos avanzar algunas cifras? Una capacidad superior
a las 200 toneladas parece excepcional.
Mediocre también el número de buques. Los C<grandes» navíos son
pocos. Los convoyes que Venecia -la mayor potencia marítima ne la épo-
ca- arma a partir del comienzo del siglo XIV, uno o dos por año, para
enviarlos hacia Inglaterra y Flandes, no comprendían más allá de dos o tres
galeras. El número total de galea da mercato en servicio en las tres princi-
pales rutas de comercio durante los años veinte del siglo XIV es, aproxima-
damente, de 25. En i 328, por ejemplo, 8 de ellas tienen por d süno Ultra-
mar, es decir, Chipre y Armenia; 4, Flandes; 10, la Romanía, esto es, el
Imperio Bizantino y el mar Negro. En agosto de 131 5, cuando el Gran
Consejo, alarmado por las noticias recibidas, ordena a sus nav!os del Medi-
terráneo formarse en convoy, exceptúa de su orden a los grandes navíos,
dado que su lentitud les hace poco aptos para navegar en formación. Estos
grandes navíos son g. Por otro lado, el desplazam iento de los buques viene
limitado por una ordenanza, ya que deben ser fácilmente adaptables a las
finalidades militares, para lo cual no han de verse estorbados por su tamaño
y su consecuente lentitud. Frederic C. Lane ha calculado que, en 1 335, los
26 navíos de un tonelaje medio de 150 toneladas que constituían los con-
voyes venecianos representaban 3.900 toneladas. Si se aplica a esa cifra el
coeficiente 10, aproximadamente valedero para todo el siglo XVI, el conjun-
to de la flota veneciana se elevaría poco más o menos a 40.000 toneladas.
La introducción del timón de charnela, que progresa en el curso del
siglo xm y forma más manejables los navíos, no ha revestido probablemen-
te la importancia que se le ha querido conceder. En cuanto al uso de la
brújula, que determina el levantamiento de mapas más exactos y que per-
297
LA CIVILIZAClóN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
298
LA VIDA MATERIAL
.1199
LA CIVILIZAClóN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
300
LA VIDA MATERIAL
3oi
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
contrario, para alegrarse de ello. Tal ocurre en particular con ese monje
de Clairvaux que, en el siglo xm, canta un verdadero himno al maquinis-
mo liberador.
Recordemos que, ante la aparición de los primeros molinos, un epi-
grama de la Antología había celebrado ese progreso. «¡Detened vuestras
manos, largo tiempo familiares con la muela, oh muchachas que en otro
tiempo triturabais el grano 1 ¡A vosotras corresponde ahora los largos sue-
ños, desdeñosos de los cantos con que los gallos saludan el nacimiento del
día! Porque lo que fue vuestro trabajo, Deméter lo ha encomendado a las
Ninfas.» Y ya el abate de Loches, en el siglo v, regocijábase al ver que el
molino abacial, al permitir «a un solo hermano realizar la tarea de muchos»
liberase de ese trabajo al resto del grupo monástico. Pero nuestro monje
de Clervaux se exalta verdaderamente en un contexto de aplicaciones indus-
triales, de rumores mecánicos, que hacen de su panegírico uno de los pri-
meros cantos a la gloria del maquinismo:
«Un brazo del' Aube, que atraviesa los numerosos talleres de la abadía,
suscita bendiciones por todas partes a causa de los servicios que presta. El
Aube sube allí para realizar un gran trabajo. Y si no acude todo entero, por
lo menos no permanece ocioso. Un lecho, cuyas curvas cortan en dos el cen-
tro del valle, ha sido abierto, no por la Naturaleza, sino por la industria de
los monjes. Por esta vía, el Aube transmite la mitad de sí mismo a la abadía,
como para saludar a los religiosos y excusarse por no haber venido todo
entero, puesto que no ha encontrado ese canal lo suficientemente ancho
para contenerlo.
»Cuando, a veces, el río desbordado precipita fue::ra de sus límites
ordinarios una agua demasiado abundante, se ve rechazado por un muro
que se le opone y bajo el cual se ve obligado a correr; entonces vuelve sobre
sí mismo y la onda que seguía su antiguo curso acoge con sus besos la onda
que refluye. De todas maneras, admitido en la abadía tanto como el muro
que hace funciones de portero le permite, el río se lanza primeramente
con impetuosidad en el molino, donde se mantiene muy ocupado y se da
mucho movimiento, tanto para triturar el trigo bajo el peso de sus muelas,
como para agitar los cedazos, a fin de separar la harina del salvado.
»Helo aquí ya en el edificio vecino. Llena la caldera y se abandona al
fuego, que lo cuece a fin de preparar con él una bebida para los monjes, si
por casualidad la viña ha dado a la industria del viñador la mala respu"esta
de la esterilidad y si, al faltar la sangre de los racimos, ha sido preciso suplir-
la por la hija de la espiga [la cerveza]. Pero el río no se da aún por cum-
plido. Los batanes, situados cerca del molino, llaman a sus aguas. Se ha
LA VIDA MATERIAL
* • •
La economía del Occidente medieval ti ne por único objeto la subsis-
tencia de los hombres. No va más allá. Si alguna vez aparenta sobrepasar
los límites de esa estricta necesidad, se debe, sin duda, a que la subsisten-
cia es una noción socioeconómica y no puramente material. El concepto de
subsistencia varía según las diversas capas sociales. La masa se satisface con
una subsistencia en el sentido estricto de la palabra, es decir, con lo necesa-
rio para vivir físicamente: alimentación en primer lugar, vestido y aloja-
miento después. La economía medieval será, en consecuencia, esencialmente
agraria, fundada en la tierra que proporciona lo necesario. Esta exigencia es
hasta tal punto la base de la economía medieval que, cuando se asienta la
Alta Edad Media, se esfuerza por establecer cada familia campesina -uni-
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MED.IEVAL
can el comercio para subvenir a sus necesidades deben hacer otro tanto.
Dios, en efecto, da a cada uno un oficio para que viva de él y cada uno debe
sacar de ese oficio, que le proporciona lo que es necesario para su cuerpo,
también el socorro para su alma, lo cual es todavía más necesarion.
Todo cálculo económico que vaya más allá de la previsión de lo nece-
sario será severamente condenado. Cierto que los señores territoriales, par·
ticularmente los de carácter eclesiástico, en especial los abades, que dispo-
nen de un personal mejor equipado desde el punto de vista intelectual, han
tratado de estudiar, de prevenir, de mejorar la productividad de sus tierras.
Desde la época carolingia, una serie de capitulares, polípticos e inventarios
imperiales o eclesiásticos -el más célebre de los cuales es el políptico que
hizo redactar a comienzos del siglo IX el abad de Saint-Germain-des-Prés,
Irminón- ponen de manifiesto este interés económico. A partir de las pos-
trimerías del siglo xn, después de que la obra escrita por Suger a mediados
de siglo sobre su gestión en la abadía de Saint-Denis puso de relieve el
carácter siempre empírico de su administración, los especialistas toman en
su mano la dirección de los grandes señoríos, sobre todo los eclesiásticos,
tales como las granjas de las más importantes abadías inglesas, donde el
reeve, el villano o villicus encargado de administrar la explotación, debía
presentar sus cuentas a los escribanos que venían a anotarlas el día de San
Miguel, antes de someterlas a la verificación de los auditores . Sin embargo,
se trata más bien todavía de continuar produciendo lo ne e::;ar io, adminis-
trando y calculando mejor ante la crisis que se anuncia, ¡ ara hacer fren te
también al progreso de la economía monetaria. La desconfianza hacia el
cálculo reinará aún por largo tiempo y habrá que esperar al siglo XIV, como
sabemos, para ver aparecer una verdadera atenc ión al aspecto cuantitativo
de las cuentas -en las estadísticas todavía gros ras de Giovanni Villani en
relación con la economía florentina, por ejem¡ lo- , atención también naci-
da, en definitiva, más de la crisis económica que amenaza a las ciudades y
obliga a contar que de un deseo de crecimiento económico calculado. En
pleno siglo xm, la célebre colección italiana de novelas el Novellino cons-
tituye un testimonio de este estado de espíritu hostil al censo, a la cifra.
«David rey, siendo rey por la Gracia de Dios, que de pastor de ganados le
había convertido en señor, sintió un día la preocupación de saber, a fin de
cuentas, cuál era el número de sus súbditos. Fue esto un acto de presun-
ción, que desagradó mucho a Dios, el cual envió su ángel, haciéndole decir
estas palabras: "David, has pecado. He aquí lo que dice tu Señor: ¿Qué
prefieres? ¿Permanecer por tres años en el infierno, o por tres meses en
las manos de tus enemigos, o bien someterte a juicio en las manos de tu
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 92 A 112
un folio del políptico ilustrado cono- Aquí, por el contrario, las escenas de
cido por el Vieil Rentier, inventario de la siega, a despecho de su carácter en
los servicios y tributos debidos, ha- apariencia puramente realista, tienen
cia z275, al señor ] ehan de Pamele una significación alegórica. La minia-
d'Audenarde . En la parte alta, los ser- tura, ejecutada en la Renania m edia, a
vicios (un campesino ahechando) y tri- finales del siglo XII, está incluida en
butos (X sueldos por afio) proporcio- un manuscrito del Speculum Virginum,
nados por un molino de viento sobre "Espejo de las Vírgenes", de Conrado
su terrero. En la parte baja, tributo de Hirsau (nacido en zoz7 ). En ella se
(XVI sueldos por año) pagado por un nuestra la jerarquía esta blecida entre
molino hidráulico. (Bruselas, Bibliote- el matrimonio, la viudedad y la virgi-
ca rea l, manuscrito zz75, fol. z5.) nidad. A bajo, las esposas, auxiliadas
p·or sus maridos, no recolectan más de
94· ECONOMÍA. RURAL : UN TIRO DE treinta veces lo que han sembrado . En
BUEYES. el centro, las viudas, cuyo mérito es
El Salterio de Luttrel, escrito ha- superior, obtienen sesenta veces . la si-
cia I 340, nos da, gracias a sus ilustra- miente. Arriba, las doncellas, cuyo es-
ciones, noticias preciosas sobre la vida tado es el más meritorio, recogen ci.en
rural a comienzos del siglo XIV. Un veces la simíente. A pesar de todo, la
campesino acomodado, acompañado exageración de los rendimientos tradu-
92
"'"e "''"'~..r..,,. i' "l;>,
f,,JHY"' ~1fJl'" ~11 .... t
[ t 1'111tt-Í\1 J..)
..._.,,. f.,,.uJ.1~
4 .et.:. "'-""' e·•c.H '1
93
94
95
HOlllO~~rDi l'LANTAVITVIN€1\Q1·€T ~€Pe c r n c \ • a ¿ €1: €T P.,°Dl:rlNE}LTORCVLl\R· ET l\.E;
lllfl~VJ.'MVB'ltlM ·€TLOCAV1T6A<ÚAGlUCOL('. eT . P El\€<:;1'.E l'ROfECTV5 EST. .
. .
· --~- --,
..(
w
Ir .,
ti.
'fle
-
~
S"
't
rr
-
-
111
ru(
rr
"1
~
ft
99 roo
IOI
- --~
. · ·~,
\, . '.. '
\ ... .
J \'
·' . \
,.
'- · \
\
.'
\
/,,,. / 1
106
107
cantata
.. .
Dantzig (Gdansk). En él figura por pri- mia, puesto que lleva notas cursivas en
mera vez ( I242) el timón de charnela. checo. Ilustran la preparación y la ven-
(H.amburgo, Archivos del Estado.) ta de diversos productos, acerca de los
cuales señala el texto las ventajas y los
103. PODERÍO DE LAS CORPORACIONES inconvenientes que pueden derivarse
DE MERCADERES: EL SELLO DE LOS BA- para la salud. La Edad Media ha he-
TELEROS DE PARÍS. cho un gran comercio y uso de la sal,
Desde finales del siglo XI se había principal medio de conservación de los
establecido en París una corporación alimentos. (París, Biblioteca Nacional,
de mercaderes para luchar contra la nuevas adquisiciones latinas r67 3, fo-
competencia de Ruán, que tendía a aca- lio 39.)
parar la parte esencial del comercio
por el Sena. En el año I r70 obtuvo 105. EXPANSIÓN DEL ARTE TEXTIL: LA
navegación en el Sena, entre los puen- El arte textil tomó en el curso del si-
tes de París y ·el puente de Mantes. glo XII un gran desarrollo, lo mismo
Abierta a todos los comerciantes, agru- en los talleres monásticos que en los
pó, a partir del siglo XIII, a toda la de ciertas ciudades (particularmente en
burguesía comercial de París y controló Flandes y en Italia), donde se fabrican
todo el comercio parisiense. Su lugar telas de lujo para la exportación. Esta
de reunión, el Locutorio de los Burgue- miniatura, dispuesta según el gusto ro-
ses, se convirtió en un centro político mánico del espacio enteramente ocu-
al mismo tiempo que económico. El pado, salvo la fantasía de ciertos des-
jefe de la cofradía fue un gran perso- bordamientos en torno a la inicial, la
naje con el que había de contar la rea- letra Q, ornamenta un manuscrito de
leza. A mediados del siglo XIV, en la las Moralia in Job, de Gregario el
persona de Etienne Marce /, intentó im- Grande, copiado en la abadía de Cz-
ponerse al soberano y al país. El sello teaux hacia I I I 5. En ella, los obreros
es de I2IO . (París, Biblioteca Naciona l, cardan la lana y extienden una pieza
Gabinete de las Medallas.) de paño (véase il. 26). (Dijon, Biblio-
teca Municipal, manuscrito r7 3, fol. 92
104. ALIMENTACIÓN URBANA: MERCADER
vuelto.)
DE CARNE SALADA.
dico, escrito por el moro espa·ñ ol A lbu- Puesto que todo préstamo con interés
casis (siglo X), han sido probablemen- era considerado como usura y, en con-
te ejecutadas en Italia, pero la obra secuencia, condenado, los comerciantes
debió de pasar rápidamente a Bohe- permanecieron durante largo tiempo
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 92 A 112
especia lizaron en su cultivo y numero- Cofrecillo d e rnarfil Lnb rrulo e11. Cuen -
sos mercaderes de A miens hicieron for- ca en el añ o .ro2 >. Es n11. t •st irn onio de
tuna con sus comercios . Esos merca- la habilirlrul rl · los artistas hisf;ano-
deres, con sus sacos de hierba pastel, árab es y d e la acliina l ación en Occi-
han sido representados .en una arcada d ent e d e Los le 111 rts ori •11.lales : animales
del segundo piso de la capilla dedica- a.fro·11larlos, r·o111.bn.lcs ll e caballeros y
da a San Nico lás, llamada de la Encar- d e /J.c.1·1ir1s. /'tl.g re.rn.rlo e11. e l tesoro de la
nación, en la catedral de Amiens, rir:-rt, o,/11t.rlia rl • Sanl.o Domingo de Silos,
construida hacia I 300. f 11.e rletornrlo con esmaltes lemosinas
rlnmn le el siglo XII . (Burgos, Museo
108. UNA FERIA : EL «LEND IT » D.I•: JI rr¡ n eológico.)
SAINT-DENIS.
1 1 O. EL ARTE DE LOS BORDADORES : UN
La feria llamada del "Lendil'', r¡u e le-
BORDADO ISLANDÉS .
nía lugar jJor espacio de una quincena
del mes de junio entre Paris y Saiul - El bordado y la tapfrería gozan de una
Denis, se remonta a los alrededores del larga tradición entre los escandinavos
año 635. Ha desempeñado en la A lta (véase lám . .en co lor n. 0 IV) . Sobre esta
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 92 A 112
tajJicería islandesa del siglo XIII apa- dado una copia en miniatura de ella o,
recen bordadas escenas de la vida de mejor dicho, de su pie (30 centímetros
San Martín, escenas que testifican la de alto), ejecutada algunos años más
difusión de las técnicas y de las leyen- tarde por uno de los orfebres de Saint-
das. Los episodios siguen de cerca la D enis, el célebre: Godefroy de Claire.
Leyenda dorada: San Martín da la mi- Es un pilar cuadrado, revestido de es-
tad de su capa a un pobre; tiene una maltes y coronado por un capitel de
visión de Cristo vestido con esa mitad bronce dorado que reposa sobre una
de capa; después es bautizado; va al en- base en forma de semiesfera, adornada
cuentro de un ermitaño; resucita a un en su parte baja con cuatro figuras sen-
ahorcado; es ordenado coadjutor por tadas, en bronce dorado igualmente,
Hilario, obispo de Poitiers; resiste al que representan a los Evangelistas. Los
demonio, que se ha revestido de una esmaltes de la columna reproducen es-
forma femenina; regala en la sacristía cenas del Antiguo Testamento, prefi-
de la iglesia su capa completa a un guradoras del sacrificio del Salvador:
pobre desnudo; resucita a un niño; Moisés ante la serpiente de bronce,
exorciza a una vaca poseída; predica Isaac llevando la leña para el sacrificio,
un "sermón a los pájaros", y, por últi- Aarón trazando el signo salvador del
mo, muere )' su alma es conducida al Tau en la frente de los justos, Caleb y
cielo por dos ángeles. (París, Coleccio- ]osué transportando, suspendido de un
nes del Louvre en depósito en el Mu· palo, el racimo de Canaán. El capitel
seo de Cluny.) está adornado con figurillas de la tierra
y el mar, de Moisés con la serpiente de
111. EL ARTE DEL METAL: EL PIE DE
bronce y del centurión en el acto de
CRUZ DE SAINT-OMER.
proclamar la divinidad de jesucristo.
Los artistas de la región del Masa son, (Véase ilustración 66). (Museo de Saint-
en el período que comprende del si- Omer.)
glo XI al XIII, los más rejJutados en
las artes del metal (véanse ils. 47 y 55). 112. EL ARTE DEL METAL: UNA REJA
310
LA VIDA MATERIAL
311
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
las épocas, la r elación varía entre las dos partes del señorío rural: el domi-
nio o reserva, directamente explotada por el señor -gracias a las prestacio-
nes gratuitas de una parte de los campesinos- y las tenencias o feudos, con-
cedidos a los villanos contra la prestación de servicios y el pago de contri-
buciones. Asimismo, la proporción varía entre las prestaciones en trabajo
y las rentas y entre las rentas en especie y las pagadas en dinero. Las posibi-
lidades de disponer de excedentes en especie o monetarios oscilaban tam-
bién considerablemente según las categorías sociales. Si bien la mayor parte
de los señores eran «ricos>>, es decir, tenían asegurada su subsistencia y el
capital superfluo necesario para mantener su rango, había también «caba-
lleros pobres», como aquel de que nos habla .Joinville, que parece incluso
incapaz de subvenir a sus necesidades y a las de su familia: «Entonces un
pobre caballero llegó en una barca con su mujer y los cuatro hijos que
tenía. Les hice comer en mi morada. Terminada la comida, llamé a los
gentileshombres que estaban presentes y les dije: "Hagamos una gran cari-
dad, y descarguemos a ese pobre hombre de sus hijos; que cada uno tome
el suyo, y yo tomaré también uno".» O ese Du Clusel, caballero de comien-
zos del siglo XIV, descubierto por Edouard Perroy, tan pobre que para poder
vivir tuvo que hacerse cura de la parroquia y notario de su aldea. Y a la
inversa, si bien la gran mayoría de los campesinos se mantenían difícilmen-
te en torno al mínimo vital, algunos alcanzaban una mayor comodidad.
Insistiremos más tarde sobre ello.
Esas variaciones en las formas de la explotación señorial no han pre-
sentado un sentido único. Cierto que los servicios -los servicios gratuitos-
tienden a retroceder e incluso a desaparecer durante los siglos XII y xm,
pero no ocurre así en todas partes. Sabemos que al este del Elba, en Prusia,
en Polonia y más allá en Rusia, se establece al final de la Edad Media una
<<segunda servidumbre», que durará hasta el siglo XIX. Cierto también que
los pagos en moneda se hacen cada vez más importantes en el curso de esos
mismos siglos XII y XIII en relación a los pagos en especie, hasta el punto de
representar, por ejemplo, en i279 el 76 3 de la renta feudal en el Bucking-
hamshire. Sin embargo, Georges Duby ha demostrado que en Cluny, espe-
cialmente después de i 150, la proporción de los productos de la tierra
aumentaba, por el contrario, en las rentas de los señoríos dependientes
de la abadía.
No obstante, en todas las regiones y en todas las épocas, al menos ·hasta
el siglo XIV, la clase señorial consume en gastos improductivos las rentas
que le asegura la masa campesina, casi reducida de este modo a la satis-
facción de sus necesidades primarias.
LA VIDA MATERIAL
1
El resultado de ese defectuoso equipo t ·niro, 1111ido a 1111.a estr uctura
•
Gran Bretaña, el rey de ese país le negó hospitalidad, así como a sus com-
pañeros. Pero un porquerizo, que regresaba a su casa, al ver a San Germán
y a sus compañeros agotados de hambre y de frío , los recogió en su morada
y mató para ellos el único ternero que poseía. Ahora bien, después de la
comida, San Germán hizo reunir todos los huesos del ternero bajo la piel y,
a su petición, Dios devolvió la vida al animal. »
Del mismo modo, cuando la inspiración cortesana de Minnesang cedió
su lugar, en la segunda mitad del siglo xm, a una vena realista, campesina,
los temas culinarios se multiplican y aparece un género de c<poemas de la
comilona», el Fresslieder.
Esta preocupación por el hambre volvemos a encontrarla, por contras-
te, entre los ricos. El lujo alimenticio, la ostentación de la ·comida, como
veremos, expresa -a ese nivel fundamental- un comportamiento de clase.
En efecto, los predicadores no se equivocaban al señalar a la glotonería
o, como se decía más a menudo durante la Edad Media, a la gula, como uno
de los pecados tí picos de la clase señorial.
El Roman de Renart * constituye, desde este punto d e vista, un docu-
mento extraordinario. Teatro, epopeya del hambre, nos pr senta a ccRe-
nart», el Zorro, a su familia , a sus compañeros, espoleados sin tr ·ua por la
llamada de sus vientres vacíos. El resorte de casi todas las ccramas» del ciclo
es el hambre, omnipresente y omnipotente, único móvil d ast ucia de Re-
nart. Robo de los jamones, de los arenques, de las anguilas, d l queso del
cuervo, cacería de las gallinas, de los pájaros. cc Era uando s termina el
verano y vuelve la estación invernal. Renart se hallaba nton es en su
casa. Habiendo examinado su despensa, tuvo un a cru 1 sorpresa al compro-
bar que no había nada de comer en ella ... » <cRenart, que se había puesto
en camino a primera hora, azuzado por el hambre ... >> ccLos dos se fueron
por un sendero, prontos el uno y el otro a desfall ecer, hasta tal punto les
aquejaba una cruel y enorme hambre. Ahora bien, por maravillosa aven-
tura, encontraron una hermosa anguila en la orilla del camino ... >> ccRenart
estaba en su casa de Malpertuis, sin provisiones ni víveres, de manera que
bostezaba de hambre y sufría mu cho su cuerpo . . . » ccRenart se encontraba
en su casa de Malpertuis, pero ¡hasta qué punto estaba triste y preocupa-
do su corazón! Porque no tenía el menor alimento. Estaba magro y débil,
tanto atormentaba el hambre sus tripas. Ve venir ante él a su hijo Rovel,
que llora de hambre, y a Hermelina, su mujer, igualmente hambrienta ... »
Del mismo modo, cuando en esta parodia de una gesta, Renart y sus
compañeros se transforman en barones, su primera preocupación es cele-
brar una buena comilona. Las miniaturas han inmortalizado el banquete de
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
los animales transformados en señores: «Dama Hersent los festejó con ale~
gría y les preparó para comer tanto como pudo: cordero asado, capones en
olla; trajo de todo en abundancia y los barones comieron ampliamente a
su gusto.»
Ya los cantares de gesta habían presentado gigantes de apetito desme-
surado -próximos al folklore campesino, antepasados de Pantagruel, her-
manos de los ogros-. El más célebre de ellos es el que aparece en Aliscans,
Renuart del «tinel)), el gigante de la glotonería fabulosa, que se traga un
pavo en dos bocados.
Esta obsesión alimenticia se pone de manifiesto, no sólo en la hagio-
grafía, como hemos visto, sino también en la genealogía de los reyes fabu-
losos. Un buen número de dinastías medievales tienen por antepasado
legendario a un rey-campesino, proveedor de alimentos, en el que se resu-
cita el mito de los reyes y héroes nutricios de la Antigüedad, Triptolemo o
Cincinnato. Y así encontramos entre los eslavos a Przemysl, antepasado de
los Przemyslidas ·de Bohemia, el cual, según el cronista Cosmas, fue arran-
cado de su arado para ser elevado a la dignidad de rey, como lo enseña un
fresco del comienzo del siglo xn en la iglesia de Santa Catalina de Znoimo;
a Piast, de quien nace la primera dinastía polaca y a quien Gallus Anony-
mus califica de labrador, arator, de campesino, agricola, e incluso de por-
querizo, qui etiam porcelluin nutriebat, lo cual le aproxima a los bretones
de Gran Bretaña, sobre los que la Leyenda dorada; nos dice: «San Germán,
por orden de Dios, hizo venir al porquerizo y a su mujer; y, con gran admi-
ración de todos, proclamó rey a ese hombre que lo había acogido ... (Erator
hospitalis, dice también Gallus Anonymus ele Piast.) Desde entonces, la
nación de los bretones está gobernada por reyes que provienen de una raza
de porqueroS.ll Y un poema del siglo rx decía acerca de Carlomagno:
Quizás el aspecto más terrible de este reino del hambre sea su doble
característica de arbitrariedad y de ineluctabilidad. Arbitrariedad porque
el hambre está ligada a los caprichos de la naturaleza. La causa inmediata
del hambre es la mala cosecha, es decir, el desarreglo del orden natural:
sequía o inundaciones. Pero no es solamente que, de tarde en tarde, el rigor
excepcional del clima provoque una catástrofe alimenticia -un hambre-,
sino que, además, con bastante regularidad en todas partes, cada tres, cua-
LA VIDA MATERIAL
tro o cinco años, una penuria de granos da lugar a una escasez, de efectos
más limitados, menos dramáticos, menos espectaculares, pero, de todas ma-
neras, mortíferos.
En efecto, en cada ocasión adversa se inicia un ciclo infernal. Arranca,
como hemos dicho, en una anomalía climatológica, que trae como conse-
cuencia una mala cosecha. El subsiguiente encarecimi nto de los productos
acrecienta la indigencia de los pobres. Aquellos que no mueren ele hambre
quedan expuestos a otros peligros. El consumo de alimentos le mala calidad
-hierbas o harinas impropias para la alimentación, alimentos en malas
condiciones y, a veces, incluso tierra, sin citar la carne humana, que no hay
por qué achacar a la imaginación de algún cronista amigo d fabulas- da
lugar a enfermedades con frecuencia mortales o un estado d subalimenta-
ción propicio al desarrollo de dolencias que minan la salud y acaban por
matar. El ciclo se desarrolla así: desarreglo climático, carestía, a lza de pre-
cios, epidemia o, en todo caso, como se dice en la época, «mOrLand acl», esto
es, aumento del número de defunciones.
Lo que confiere en primer lugar a los caprichos <l la naturaleza su
resonancia catastrófica es la fragilidad de la técnica y la · on mía medie-
vales y, sobre todo, la impotencia de los poderes públi os. .lard está que
las hambres existían ya en el mundo antiguo, en el mundo r omano por
ejemplo. También en é l la debilidad de los rendimientos xpl i aba la
ausencia o, al menos, la mediocridad ele los ex d n L' S q 11 s hu hieran
podido almacenar para distribuir o para vencl r ' ll Li ·mp <I p ·nuri a. Pero
la organización municipal o del Estado sostenla, ni ·j< r o p ·or, un sistema
de almacenamiento y de distribución d e víver s. P ·11 s ·111 os e n la importan-
cia de los graneros, de los silos, harrea Jo 1nis11 10 ·11 las ci ud ades que
en las villae romanas. El buen mant nirni ·nto d 11na red ele caminos y
de comunicaciones y la unificación ad ministrativa permitían asimismo, en
una cierta medida, el transpor te de so · rros n víveres desde una región
ele abundancia o de suficiencia hasta una región de penuria.
De todo este sistema ape nas si q Ll ·da nada e n el Occidente medieval.
Insuficíencia de los transportes y de los caminos, multiplicidad de las
«barreras aduaneras>>: tasas y peajes percibidos por cada pequeño señor,
en cada puente, en cada punto obligado de paso, sin contar con la acción
de los bandidos o los piratas . ¡C uántos obstáculos a lo que se llamará en
Francia, hasta 1789, <da libre circulación de los granos>>! Cierto que los
grandes señores laicos y más aún los eclesiásticos -los ricos monasterios-,
los príncipes y, a partir del siglo xu, también las ciudades se preocupan del
almacenaje de víveres y, en tiempo de carestía o de hambre, hacen distri-
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
Las medidas tomadas por ciertas autoridades para luchar contra los
a aparadores y los especuladores son escasas y las más veces ineficaces,
principalmente porque la importación de granos extranjeros, como hemos
visto, es difícil. Como ejemplo de estas medidas, recordemos que, en io25,
el obispo de Paderborn, Meinwerk . «en período de gran hambre envió a
comprar trigo a Colonia y lo hizo cargar en dos navíos, que lo llevaron al
país bajo, donde lo hizo distribuir».
Igualmente, Carlos el Bueno de Flandes castigó a los clérigos olvida-
dizos de sus deberes en lo que respecta a la distribución de limosnas alimen-
ticias en el tiempo de la gran escasez de i 125. «Sucedió que algunos comer-
ciantes del Mediodía trajeron en un navío una gran cantidad de granos.
Enterados de esto, Lamberto de Straet, caballero hermano del preboste de
San Donaciano, y su hijo, Boscardo, compraron a bajo precio todos esos
granos del Mediodía y, además, todos los diezmos de las colegiales y los
monasterios de San Winnoc, de San Bertín, de San Pedro el Grande y de
San Bavón. Sus graneros quedaron abarrotados de trigo y de toda clase de
granos; y, no obstante, los vendían tan caros que los pobres no podían
comprarlos.
»Las protestas de la multitud, y en particular las de los pobres, llega-
ron a los oídos del piadoso príncipe Carlos, el cual convocó al preboste y a
Lamberto, su hermano, y les preguntó qué cantidad de grano tenían en
sus graneros, reprochándoles su inhumanidad y su dureza y, sobre todo, su
crueldad para con los pobres. El preboste juró entonces al conde que tenía
apenas lo suficiente para sustentar a sus canónigos durante siete sema-
nas, y Lamberto de Straet que no tendría de qué alimentarse él y su fam i-
lia al cabo de un mes.
»Entonces el piadoso Carlos ordenó que le entregasen todo su grano
y que él se encargaría de alimentar durante la mitad de un año lo mismo
la colegial de San Donaciano, con el preboste y sus canónigos, que a Lam-
berto con su familia. Después el buen conde mandó a Tammard, su limos-
nero, que abriese todos los graneros del preboste y de Lamberto, que ven-
diese el grano al pueblo a un precio honesto, que lo entregase de balde, por
el amor de Dios, a los pobres y a los enfermos y, en fin, que reservase la
cantidad suficiente para la alimentación de la colegial de dicho preboste
y de su hermano Lamberto, con su familia, por el tiempo de un año [ .. .]
»Distribuidos los granos, cesó la carestía. Esos granos bastaron ·a la
ciudad de Brujas, a Ardenburg y a Udenburg durante un año.>>
Sin duda, el hambre es patrimonio del hombre. Es el rescate del pecado
original, como nos dice el Elucidarium. «El hambre es uno de los castigos
324
LA VIDA MATERIAL
del pecado original. El hombre había sido creado para vivir sin trabajar, si
así lo deseaba. Pero, después de la caída, no podía rescatarse sino con el
trabajo ... Dios, por lo tanto, le impuso el hambre para que trabajase bajo
la obligación de esa necesidad y para que pudiese por ese camino volver a
las cosas eternas.»
Sin embargo, puesto que la servidumbre, otra consecu encia del peca-
do original, se concentra en la clase de los siervos, el hambre se limita tam-
bién, salvo escasas excepciones, a la categoría de los pobres. Esta discrimina-
ción social de las calamidades, que caen sobre los pobres y se apartan de los
ricos, es tan normal en la Edad Media que todos se admiran cuando sobre-
viene un azote que hace estragos sin distinción entre todas las clases soc iales:
la peste negra. Sólo excepcionalmente el hambre llega a s r tal que haga
víctimas en todos los estamentos. Un raro ejemplo d e un a de es tas excep-
ciones es el dado por Raúl Glaber en io32: «Esta ester il idad vengadora
había nacido en las regiones del Oriente; devastó la r 'ia, ll egó a Italia
y, de allí, comunicada a la Galia, pasó cruzando este país a todos los pueblos
de Inglaterra. Como la falta de alimentos afectaba a la n a ión entera, los
grandes y los de la clase media compartían con los pobr s las palideces del
hambre. Y el latrocinio de los poderosos hubo de d ete n crs an te la miseria
universal.»
Fritz Curschmann, en su admirable libro sobre las lf arn/Jres m edievales
(Hungersniite im Mittelalter), ha reunido centenar s d t x tos de crónicas
que, hasta la gran hambre de 1315-1317, desarrollan sin tr YUa el fúnebre
cortejo de las malas rachas climáticas, de las ha111 br ·s y d las epidemias,
con sus episodios aterradores, comprendido el an i ba l ismo, y su inevitable
coronación, las mortandades, y sus víctimas d 1 ión, los pobres.
He aquí a mediados del siglo XI, para 1 s años 1032- 1 034, el célebre
texto de Raúl Glaber, monje de Cluny: ce• l ham bre comenzó a extender
sus destrozos y pudo temerse la casi complcLa l saparición del género huma-
no. Las condiciones atmosféricas se hi i 'ro n tan desfavorables que no se
encontraba tiempo apropiado para ninguna siembra. Sobre todo, a causa
de las inundaciones, no hubo ma n ra le hacer la recolección [ ... ]. Lluvias
continuas habían empapado la ti e rra entera h asta el punto de que, durante
tres años, no se logró abrir surcos capaces de recibir la semilla. En el tiem-
po de la recolección, las hi erbas salvajes y la nefasta cizaña habían cubierto
toda la superficie de los campos. Un moyo de semilla, cuando rendía más,
daba en la recolección un sextario, y ese mismo sextario producía apenas un
puñado. Si por azar se encontraba en venta algún alimento, el vendedor
podía a su gusto exigir por él un precio excesivo. De todas maneras, cuando
~s
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
hubieron acabado con las bestias salvajes y los pájaros, los hombres, bajo el
imperio de un hambre devoradora, empezaron a recoger para comerlas toda
clase de carroñas y de cosas horribles de expresar. Algunos, para escapar
de la muerte, recurrieron a las raíces de los bosques y a las hierbas de los
ríos. En fin, el horror se apodera del ánimo al hacer la narración de las
perversiones que reinaron entonces sobre el género humano. ¡Oh dolor!
Cosa raramente oída en el curso de las edades, un hambre rabiosa hizo que
los hombres devorasen carne humana. Los viajeros eran atacados por gen-
tes más robustas que ellos, sus miembros cortados, cocidos al fuego y devo-
rados. Muchas gentes que iban de un lugar a otro para huir del hambre y
que habían encontrado hospitalidad en su camino, fueron degollados duran-
te la noche y sirvieron de alimento a sus huéspedes. Muchos, enseñando un
fruto o un huevo a los niños, los atraían a lugares apartados, les daban
muerte y los devoraban. Los cuerpos de los muertos fueron desenterrados
en muchos lugares y sirvieron igualmente para aplacar el hambre .
»Se llevó entonces a cabo en la región de Macon una experiencia que
no había sido intentada, que sepamos, en parte alguna. Muchas gentes
extraían del suelo una tierra blanca que se parece a la arcilla, la mezclaban
con la harina o salvado que tenían y hacían con esa mezcla panes, gracias
a los cuales contaban con no morir de hambre. Esta práctica, por otra parte,
no aportaba más que la esperanza de salvación y un alivio ilusorio. No se
veían más que caras pálidas y demacradas; muchos presentaban la piel dis-
tendida por hinchazones; la misma voz humana se hacía aguda, parecida
a los débiles gritos de los pájaros moribundos. Los cuerpos de los muertos,
que su gran número obligaba a abandonar aquí y allá sin sepultarlos, ser-
vían de pasto a los lobos, que luego seguían por largo tiempo buscando su
pitanza entre los hombres. Y como no se podía, como hemos dicho, enterrar
a cada uno individualmente a causa del gran número de muertos, en cier-
tos lugares, hombres temerosos de Dios abrieron lo que se llama común-
mente osarios o fosas comunes, en las cuales eran arrojados los cuerpos de
los difuntos en número de quinientos o más, mientras quedase lugar, mez-
clados, semidesnudos o sin ningún velo. Las encrucijadas, los linderos de
los campos, servían también de cementerios. Si algunos oían decir que era
preferible trasladarse a otros lugares, eran muchos entre ellos los que pere-
cían de inanición por el camino.»
Incluso en el siglo xm, durante el cual parece que las grandes hambres
fueron menos frecuentes, prosigue la siniestra letanía. 1221 - 1223: «Hubo
lluvias torrenciales e inundaciones durante tres meses en Polonia, de lo
que resultó el hambre durante dos años y muchos murieron.» 1233: «Hubo
LA VIDA MATERIAL
las familias reales. San Luis perdió a varios de sus hijos en la primera edad
de la vida o muy jóvenes. No obstante, la mala salud y la muerte precoz
eran la dote de las clases pobres a las que la explotación feudal forzaba a
vivir al borde del límite alimenticio y a las que una mala cosecha precipi-
taba en el abismo del hambre, tanto menos soportada cuanto que los orga-
nismos eran mucho más vulnerables. Tal es la causa de que en el capítulo
de los milagros se haga resaltar siempre el papel de los santos curanderos y
nutridores. En este aspecto, nos limitaremos a trazar simplemente el lamen.
table cuadro de las grandes enfermedades medievales, cuya relación con
una alimentación insuficiente y de mala calidad es evidente.
La más extendida y la más mortífera de las enfermedades endémicas
medievales fue, sin duda, la tuberculosis, correspondiente probablemente
a esa cclanguidezn a la que tantos textos hacen mención.
Las enfermedades de la piel ocupan asimismo un lugar destacado, en
primer término la terrible lepra, de la que volveremos a hablar más tarde.
Pero también los abscesos, las gangrenas, la sarna, las úlceras, los tumores,
los chancros, el eczema (el fuego de San Lorenzo), la erisipela (el fuego de
San Silvano) se nos muestran representados en las miniaturas, en los textos
piadosos. Dos figuras lastimosas llenan la iconografía medieval: Job (santi-
ficado en Venecia, donde existe una iglesia de San Giobbe, y en Utrecht,
donde se construyó un hospital del Santo Job), cubierto de úlceras, rascán-
dose sus llagas con un cuchillo, y el pobre Lázaro, sentado a la puerta del
mal rico, con el perro que lame sus abscesos, en una imagen en la que la
enfermedad y la pobreza se unen con toda justicia.
Los lamparones o escrófulas, úlceras con frecuencia de origen tubercu-
loso, son hasta tal punto representativas de las dolencias medievales, que la
tradición hace que sean curadas por los reyes de Francia, dotados de un
poder curativo.
Las enfermedades carenciales y las deformaciones no son menos nume-
rosas. El Occidente medieval está lleno de ciegos, con los ojos agujereados
y las cuencas vacías, perdidos en el terrible cuadro de Breughel, lisiados,
jorobados, aquejados de bocio, cojos, paralíticos ...
Las enfermedades nerviosas forman, a su vez, una categoría impresio-
nante: epilepsia (o mal de San Juan), danza de San Vito, contra la cual se
invoca también a San v\Tilibrando, quien preside en Echternach, durante
el siglo xm, una SjJringprozession, una danza procesional en los límites ·de
la brujería, del folklore y de la religiosidad morbosa. Con el mal de los
ccardientesn se penetra todavía más en el mundo de la descomposición y de
la locura. Locuras pacíficas o furiosas de los lunáticos, de los frenéticos, de
LA VIDA MATERIAL
los insanos, ante las cuales la Edad Media duda entre una repulsión, que
se intenta apaciguar con una terapéutica supersticiosa (el exorcismo de los
poseídos), y una tolerancia simpática, que desemboca en el universo de las
cortes (bufón de los señores y de los reyes), del juego (fous, alfiles del
ajedrez) y del teatro (el joven campesino loco -el dervé- del jeu de la
feuillée, juego de la enramada, y que, en el siglo xm, anuncia las farsas de
la Edad Media agonizante). La Fiesta de los locos prepara la desenfrenada
cabalgata del Renacimiento, en la que los dementes retozan desde la Nave
de los locos hasta las comedias de Shakespeare, esperando hundirse en la
represión de la edad clásica, en «el gran encierro» de los hospital s-prisio-
nes, denunciados por Michel Foucault en su Histoire de la folie.
Y en la fuente misma de la vida, las innumerables enfermedades de
la infancia, que tantos patrones se esfuerzan por aliviar: mundo d 1 sufri-
miento y de la angustia infantiles; del dolor de dientes, qu ali via San
Agapito; de las convulsiones, curadas por San Cornelio, San ill s y mu-
chos otros; del raquitismo, que remedian San Aubin, San Fia r , San Fer-
mín, San Macaría; de los cólicos, que San Agapito cura tambi ·n, en com-
pañía de San Ciro o de San Germán d' Auxerre.
Es preciso meditar sobre esta fragilidad física, sobre es t rr n psico-
lógico propicio a mantener, en bruscas floraciones de crisis 1 tiv, s, las en-
fermedades del cuerpo y del alma, las extravagancias de la r Ji iosidad. La
Edad Media ha sido campo abonado para los grandes t rror s y l ~s randes
penitencias físicas colectivas, públicas. A partir de 1 150, 1 s rt jos de los
portadores de piedra a las obras de las catedrales s · d ti n ·n p riód icamen-
te para las sesiones de confesión pública y de Aagcla ión r fpro a. En 1260,
una nueva crisis provoca una marea de fl agelan t s n Italia. después en el
resto de la Cristiandad, esperando a que la .ran P st de 1348 desencadene
las alucinantes procesiones que la imaginac ión de un Ingmar Bergman ha
sabido reproducir en el cine contemporán o en su película E l séptimo sello.
Al nivel mismo de la vida cotidiana, los organismos subalimentados, mal
alimentados, están ·predispuestos a todos los desvaríos del espíritu: sueños,
alucinaciones, visiones. El Diablo, los ángeles, los santos, la Virgen, Dios
mismo, pueden aparecerse en cualquier instante. Los cuerpos están prestos
a percibirlos y arrastran los espíritus a aceptarlos.
33~
LA VIDA MATERIAL
333
LA CIVILIZAClóN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
334
LA VIDA MATERIAL
oyen quejas contra la rarefacción de los hombres, que lleva consigo el aban-
dono de nuevas tierras de cultivo. Examinemos un texto entre centenares,
publicado en Brandeburgo (1372): «Como se sabe, la peste y la mortandad
han sido tan violentas que se han llevado la mayor parte de los cultivado-
res, de tal forma que hoy día son muy escasos y raros y la mayor parte de
las tierras permanecen incultas y desiertas.» El campesino, subalimentado,
diezmado por las epidemias, fallaba también, a fin de cuentas, en la econo-
mía medieval. El handicap demográfico suponía el último freno para un
mundo «al borde del límite».
Esa inseguridad material explica en gran parte la inseguridad mental
en que vivieron los hombres de la Edad Media. Lucien Febvre ha formula-
do una invitación para que se escriba una historia del sentimiento de segu-
ridad, aspiración fundamental de las sociedades humanas. u p ti ión no
ha sido aún atendida. Si así se hiciese, la Edad Media oc id ntal t ndría
que figurar en ella con un capítulo negativo, dado que sus hom br s hubie-
ron de refugiarse, en definitiva, en la única seguridad ele la r 1igión . Segu-
ridad en la tierra, gracias al milagro que salva al obr ro vf Lima de un
accidente del trabajo: albañiles caídos de los andamios ¡u un santo sos·
tiene milagrosamente en su caída o resucita una vez n ti 1Ta; 'lllOlineros
o campesinos atrapados por la rueda del molino a los que nna iJJl 'rv nción
milagrosa arranca de la muerte; leñadores, como el ompa ~ ro d 1 santo
ermitaño lemosina del siglo x1, Gaucher d'Aureil, qu . n 1 instante de
ser aplastado por la caída de un árbol, se encuentra sano y salvo gracias a
la milagrosa curvatura del tronco, llevada a cabo por Dios :ucncli ndo a la
plegaria del bienaventurado leñador. El milagro, en l::t fübd Media, ocupa
el lugar de la seguridad social.
Seguridad, sobre todo, en el más allá, don] el paraíso promete a los
elegidos una vida libre al fin de miedos, de sor¡ r sas desagradables y de
muerte. Y, no obstante, aun en ese aspe to, ¿quién puede estar seguro de
salvarse? El temor del infierno prolonga la inscguri !ad terrestre.
335
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
una larga fase de expansión que, en una cierta medida, se corresponde con
una mejora del bienestar.
Recordemos las bases de este crecimiento. Crecimiento demográfico en
primer término. La población de Occidente se duplica entre el final del
siglo x y la mitad del xrv. De acuerdo con los datos de J. C. Russell, la Euro-
pa occidental habría pasado de 22 millones y medio de habitantes hacia 950,
a 54 millones y medio en la víspera de la peste negra de 1348. El conjunto
de Europa, según M. K. Bennet, aumentó desde 42 millones hacia el
año 1000 a 73 millones en 1300. El crecimiento demográfico parece haber
sido particularmente intenso en torno al 1200. Los índices de crecimiento
calculados por Slicher van Bath para períodos de 50 años son de 109,5
para 1000-1050, 104,3 para 1050-1100, 104,2 para 1100-1150, 122 para 1150-
1200, 113,1 para 120o-u¡50 y 105,8 para 1250-1300. La población de Fran-
cia habría progresado de 12 a u millones entre 1200 y 1340, la de Alemania
de 8 a 14, la de Inglaterra de 2,2 a 4,5. Esta fase de crecimiento se encuadra
entre dos períodos de recesión demográfica, durante los cuales la población
europea habría caído aproximadamente de 67 millones hacia el año 200
después de Jesucristo hasta 27 millones en el 700, y de 73 millones alcan-
zados hacia 1300 a 45 millones sobre el 1400. Notemos que la cifra máxima,
a comienzos del siglo xrv, sobrepasa muy poco a la que corresponde al perío-
do de prosperidad romana de finales del siglo n. La Edad Media demográ-
fica parece definirse cuantitativamente por un simple recobro de lo perdido.
La misma evolución se presenta en la producción agrícola, en los pre-
cios, en los salarios.
Una evaluación numérica de la producción agrícola del Occidente
medieval es imposible, al menos en el estado actual de la ciencia histórica.
Sólo un índice, fragmentario y grosero, puede ser seguido en parte: el
aumento de los rendimientos, del que ya hemos hablado. Ahora bien, ¿se
puede comparar, para el trigo, por ejemplo, la cifra de 2,7 dada para Anap-
pes en 810 con la de 4 en 1155-1156 calculada por Georges Duby para dos
dominios de Cluny, o con la de 5, indicada por el A nonymous H u~bandry
inglés del siglo xm, o con la media de 3,7 establecida por J. Titow para las
granjas del obispado de Winchester entre 1211 y i299? Por otra parte, no
olvidemos que, con toda segurídad, la extensiórt de las superficies cultivadas
ha contribuido en mayor grado que la intensificación de los cultivos al cre-
cimiento de la producción agrícola. ·
Con respecto a los precios, los índices resultan rrtás valiosos. De momen-
to, no contamos con curvas de precios anteriores a i 200 y, para Inglaterra,
a i 160. Si se toma por índice loo el nivel de los precios del trigo durante
LA VIDA MATERIAL
el período 1160-1179, ese índice se eleva, según los cálculos de Slicher van
Bath, basados en los datos de lord Beveridge, a 139,3 ( 1180-1199), 203
(1200-1219), 196, 1 (1200-1239), 214,2 (1240-1259), 262,9 (1260-1279),
279,2 (1280-1299), con una extrema desviación (324,7) durante el período
1300-1319, ocasionada por la gran hambre de 1315-1316, y una relativa
caída a 289,7 en 1320-1339 (relativa con respecto a la subida anormal del
período precedente). Estos datos ponen en evidencia lo que Michael Pastan
ha llamado una ((Verdadera revolución de los precios».
Los salarios indican un progreso semejante. En Inglaterra, los salarios
reales pasan del índice ioo para el período 1251-1300 al índ ice J05,1 en el
período 1301 -1350 para los obreros agrícolas y de ioo a 109,4 para los
leñadores.
Pero el alza de esos salarios sigue siendo débil y, a pesar de un notable
crecimiento del estamento asalariado, los obreros pagados forman todavía
una minoría en la masa trabajadora.
Esta observación, que no pone en tela de juicio la realidad de un cre-
cimiento económico entre los siglos x al xrv, manifiesta, de todas maneras,
la necesidad de confrontar esta coyuntura con la evolución de las estruc-
turas económicas y de las estructuras sociales, es decir, con lo q u se deno-
mina tradicionalmente el paso de la economía-natural a la economía-dinero
y la evolución de la renta feudal.
* * *
Hace un siglo, Bruno Hildebrand dividió b cvoln ión onóm ica de
las sociedades en tres fases: Naturalwirtschaft , ' Lrlwirlschaft y Krerlit-
wirtschaft -economía natural o de truequ e, e onomía monetaria y econo-
mía de crédito-. Alfons Dopsch, por su part: , n su exce lente libro publi-
cado en 1930: Econornie-nature et éconornie-argent clans l' histoire mon-
cliale, impuso este vocabulario o, por lo rn nos, planteó el problema a los
medievalistas. Se trata, pues, de aprec iar el papel d ese mpeñado por la mo-
neda en la economía. Cuando ese ¡ apcl es insignificante, estaremos frente
a una economía de trueque, en la que prod ucción, consumo y cambios no
necesitan la intervención de la moneda, si no es excepcionalmente. Por el
contrario, si ésta es esencial para el funcionamiento de la vida económica,
nos hallamos ante una economía mon etaria. ¿Cuál de ellas predomina en
el Occidente medieval?
Hagamos primero, con Henri Pirenne y Marc Bloch, algunas distin-
ciones necesarias. En primer lugar, el trueque ha tenido una participación
337
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
339
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
o su reverso (inscripción que, por lo demás, no lleva), sino el valor real del
metal precioso que contiene. Se pesa la moneda para determinar lo que
vale. Como ha dicho Marc Bloch, <mna moneda que es preciso poner en la
balanza se parece mucho a un lingote)) . Apenas si a finales del siglo XIII
los legistas franceses comenzaron a distinguir entre su valor intrínseco -su
peso en oro- y su valor extrínseco, es decir, a transformarla en signo mo-
netario, en instrumento de cambio.
Durante la Alta Edad Media, los talleres monetarios se multiplican.
Lugares hoy día desaparecidos -tal es el caso, en especial, de muchos talle-
res de la España visigótica- y que apenas si eran más que caseríos, poseían
una ceca que acuñaba moneda. Ahora bien, como ha señalado acertada-
mente Marc Bloch, «el gran motivo de la atomización monetaria consistía
en que la moneda circulaba poco».
La reforma de Carlomagno, que instituyó un sistema monetario (libra,
sueldo y dinero, siendo l libra=20 sueldos y l sueldo= 12 dineros) que
volvemos a encontrar en el sistema inglés actual, responde de hecho a la
necesidad de ·adaptarse a la regresión de la economía basada en el dinero.
En realidad, el oro no se acuñaba. La libra y el sueldo no eran monedas
reales, sino simples monedas de cuenta. Hasta el siglo xm se acuñó única-
mente el dinero de plata, es decir, una unidad muy pequeña, la única de
la que verdaderamente se tenía necesidad. Sin embargo, el sistema excluía
la existencia de piezas de vellón (plata de baja ley), de más débil valor,
para los cambios más modestos. Significativa es la reacción de los caballeros
de la II Cruzada al penetrar en 114 7 en territorio bizantino. «Fue allí
-escribe Eudes de Deuil- donde vimos por primera vez monedas de cobre
y de estaño . Por una de esas piezas, dábamos tristemente, o mejor perdía-
i;nos, cinco dineros ... ))
Dig;m10s, por último, que el renacimiento monetario del siglo xm ha
deslumbrado sobre todo a los historiadores por su vuelta a la acuñación del
oro: genovés y florín en 1252, escudo de San Luis, ducado veneciano
e.n 1284. No obstante, por significativo que sea este acontecimiento, supone
todavía, a la vista del pequeño número de piezas en circulación existentes
a finales del siglo xm, más bien un índice que una realidad económica.
La realidad económica estriba en la acuñación de las grandes piezas de
plata, realizada en Venecia (1203), en Florencia (hacia 1235), en Francia
(hacia 1265), en Montpellier ( 1273), en Flandes (hacia 1275), en Inglaterra
(1279), en Bohemia (1296). En este nivel medio ele cambios es donde se
sitúa el progreso de la economía monetaria.
Porque ese progreso es real.
VI. ORFEfiRERÍA GÓTll.A: OJOS EN MA-
J FSTAD .
Esla placa dividida en cuatro lóbulos
y esmaltada es un trabajo lemosina del
siglo XIII. Decoraba un objeto litúr-
gico, relicario o fronlal de aliar. Re-
presenta un tema favorito de la icono-
grafía medieval, menos frecuente, em-
pero, durante el siglo XIII (que se
siente más inclinado a elegir la figura
de Cristo): Dios Padre sentado en ma-
jestad, bendiciendo con la mano dere-
cha mientras sostiene el Libro con la
izquierda. La perfección de la técnica
(la figura esculpida en medio relieve,
en cobr.e repujado, cincelado y dorado,
sobre una placa rebajada y esmal_tada,
decorada con rosetones), la sencilla ar-
monía de la composición, de las líneas
y de los colores, manifiesta lá perma-
nencia de las tradiciones de un gran
taller lemosina. (Nantes, NI use o Do-
brée.)
LA VIDA M;ATERIAL
341
29
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
342
LA VIDA MATERIAL
hace sonar el cuerno y llama a sus perros, después ordena que se enjaece
su caballo. Viendo eso, Renart huye hacia su guarida [ ... ] Un día, Renart
había llegado a los límites de una granja que estaba cerca del bosque y que
guardaba gallinas y gallos en gran número, así como ánades, patos y ocas
machos y hembras ; era la propiedad del señor Constant Desnos, un gran-
jero que poseía una casa llena de vituallas de todas clases y una huerta en
la que crecían numerosos árboles frutales, que d aban cerezas, manzanas y
otros frutos. Había en su casa gruesos capones, y salazon es, y jamon es, y man-
teca en gran abundancia. Para privar la entrada de su corral, lo hab ía rodea-
do de fuertes puntales de encina, matorrales y zarzas. Renart hubiese que-
rido saltar a su interior ... »
En contraposición, la depauperación de la masa campesina se acen-
túa. El crecimiento demográfico no se traduce tan sólo por la xt ·nsión de
las superficies cultivadas y por un aumento, en cierto tipo de t i rras, de los
rendimientos. Con mayor seguridad determina una parcela ión de las fin-
cas, cuyo resultado es que los campesinos pobres se ven fo rzad s o bien a
ponerse al servicio de labradores más ricos -acrecentando as( su depen-
dencia social y su inferioridad económica y privando a su pro1 ia 1 rtenen-
cia de una parte de su trabajo -o bien a endeudarse. En sa~ s iedades
campesinas, explotadas por los señores o los labradores m;)s ri os, donde la
tierra es avara de sus dones y las bocas demasiado num ros:is, ·l ndcuda-
miento significa el gran azote. Endeudamiento con r sp ·t
urbano -muy a menudo un judío- o al cam¡ sino 111 ;\ ·
hábil, en general, para evitarse la etiqueta de <] ll
sobre el judío.
Disminución de la superficie de las ¡ crt omo ocurre, por
ejemplo, en Beauvrequen, Flandes, en ti erras p rtcn ·ient.es a la abadía
de Saint-Bertin, donde, en el año 1305, sohr Go ¡ ert nencías, 26, es decir,
el 43 3, tienen menos de 2 hectár eas ; 16, os a 27 3, de 2 a 4 hectáreas;
12, o sea el 20 3, de 4 a 8 he ctáreas ; y úni amente 6, es decir, el io 3,
más de 8 hectáreas. O en W eedo n B ck, J ng la lcrra, donde si en i 248 sola-
mente existía un 20,9 % de campesinos que dispusiesen de menos de 6 hec-
táreas, la proporción hab ía pasado en 1 300 a ser del 42 ,8 3.
Endeudamiento campesino co n respecto a los judíos, en Perpiñán, por
ejemplo, donde los registros notariales d e alrededor del i 300 nos revelan
que el 65 3 de los deudores que tenían los usureros de la ciudad eran cam-
pesinos, el 40 3 de los cuales contraía sus deudas en otoño, en la época de
los enlaces matrimoniales y del pago de las rentas señoriales. El 53 3 de
estos deudores se obligaban a devolver los préstamos en agosto y septiembre,
343
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
344
LA VIDA MATERIAL . .
Porque esos mercaderes van más allá del mar, más a <I d 1 mar,
Para proveer a los países y eso los hace amados.)
A decir verdad, más que complementarios puede de irs ' qll los mer-
caderes son marginales. Lo esencial de sus transaccion s r a· sobr ¡ roduc-
tos caros, de escaso volumen: las especias, las telas de luj , las s d rías .. .
Esto es especialmente cierto en lo que se refiere a los ítalia11 s, J ion ros d 1
comercio, cuya principal habilidad parece haber consistillO ·n ·0 11q render
que la estabilidad de los precios orientales les permitía c:i lcul:tr pr viamen-
te su beneficio. Ruggiero Romano ha logrado un a i rl si n el 11 rla alguna
al afirmar que ahí radica la causa primordial d 1 « lfl i l:i¡..\Tó» 111 ' r antil de la
Europa cristiana. Ése es también, aunque en 111 'nor gr~1 clo, ·L caso de los
hanseáticos. Sin embargo, es verosímil pensar qu , como ha sosl n ido entre
otros M. P. Lesnikov, hasta mediados del siglo x 1v ·I co mercio de los gra-
nos, y asimismo el de la madera, no de · ·mp ·íi: 11 ·0 11 111:'ts que un papel secun-
dario en sus tráficos, en los que la cera y las pi ·l ·:; representaban los mayo-
res beneficios.
La naturaleza misma ele los ben •(i ·ios rn ercantiles, a veces enormes,
obtenidos con esos productos d e 1ujo pone el e manifiesto que tales transac-
ciones se llevaban a cabo al margen <le la eco nomía esencial. Eso mismo se
desprende de la estructura de las compañías comerciales, ya que, aparte
ciertas sociedades de tipo familiar y durable, la mayoría de las asociacio-
nes entre mercaderes se constituían para un solo negocio, un viaje o un
lapso no mayor de 3, 4 ó a lo sumo 5 años. No existía una verdadera
continuidad en sus empresas, como tampoco se efectuaban inversiones a
largo plazo, .s in contar la costumbre, por largo tiempo mantenida, .de disi"
345
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
LA SOCIEDAD CRISTIANA
(SIGLOS x-xm)
349
LA CIVILIZAC!óN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
que se cree ser una, está, pues, dividida en tres: los unos ruegan, los otros
combaten, los otros, en fin , trabajan. Esas tres partes que coexisten no sufren
por verse separadas; los servicios proporcionados por la una son la candi.
ción de las obras de las otras dos; cada una, según le corresponde, se encar-
ga de aliviar el conjunto. Así, este conjunto triple no deja de permanecer
unido, y es de esta manera como la ley ha podido triunfar y el mundo gozar
de la paz.»
Texto capital y, en algunas de sus frases, extraordinario. En un relám-
pago, la realidad de la sociedad feudal queda revelada gracias a la fórmula:
«El amo está nutrido por el siervo, él, que pretende nutrirlo.» Y la existen-
cia de las clases -y, por consiguiente, su antagonismo-, aunque inmedia-
tamente enmascarada por la afirmación ortodoxa de la armonía social, está
planteada por la comprobación: «La casa de Dios, que se cree una, está,
pues, dividida en tres.» Sin embargo, lo que nos importa aquí es esa carac-
terización, que va a convertirse en clásica, de los tres estamentos de la
sociedad feudal: .los que ruegan, los que combaten, los que trabajan : ora-
tores, bellatores, laboratores.
Sería apasionante seguir la suerte de este tema, sus transformaciones,
sus enlaces con otros motivos, por ejemplo, con la genealogía de la Biblia:
los tres hijos de Noé; o de la mitología germánica: los tres hijos de Rigr.
Entre las decenas de textos, citaremos uno donde la clasificación tripartita
se reviste con el disfraz animal.
Eadmer de Cantorbery, al comienzo del siglo xr, recordando la ense-
ñanza de San Anselmo, desarrolla este exemplum, especie de fábula sim-
bólica.
«Ejemplo de los corderos, los bueyes y los perros.
»La razón de ser de los corderos es proporcionar leche y lana; la de los
bueyes, trabajar la tierra; la de los perros, defender de los lobos a los cor-
deros y a los bueyes. Si cada especie de esos animales cumple su oficio, Dios
los protege ... Igual hace con los órdenes que ha establecido con vistas a los
diversos oficios que se han de realizar en ese mundo. Ha establecido a los
unos -los clérigos y los monjes- para que rueguen por los otros y para
que, llenos de dulzura como los corderos, los empapen con la leche de la
predicación y les inspiren con la lana del buen ejemplo un ferviente amor
de Dios. Ha establecido a los campesinos para que hagan vivir -como los
bueyes con su trabajo- a sí mismos y a los otros. A otros en fin -a los
guerreros- los ha establecido para que manifiesten la fuerza, en la medida
de lo necesario, y para que defiendan de los enemigos, como de los lobos,
a los que ruegan y a los que cultivan la tierra.»
35º
LA SOCIEDAD CRISTIANA
Ahora bien, ese tema literario, ¿es una buena introducción al estudio
de la sociedad medieval? ¿Qué relación mantiene con la realidad? ¿ Expre-
sa la verdadera estructura de las clases sociales en el Occidente medieval?
Georges Dumézil ha sostenido con brillantez la tesis de que la tripar-
tición de la sociedad es una característica propia de las sociedades indo-
europeas. El Occidente medieval se uniría así de manera especial a la tra-
dición itálica : Júpiter, Marte, Quirinus, probablemente on un interme-
diario celta.
Otros, entre ellos Vasilij I. Abaev, piensan que la «tripartición fun-
cional» constituye <mna etapa necesaria en la evolución de t da ideología
humana» o, mejor aún, social.
Lo esencial es que este esquema aparece o reaparece en un momento
que podría considerarse oportuno para la evolución de 1 i dad occi-
dental.
Entre los siglos vm y 1x, la aristocracia se constituy n
como hemos visto. El miembro por excelencia de esta la d nomina
miles, caballero. La denominación parece extenderse h sta las fr nt ras de
la Cristiandad, puesto que en una inscripción funeraria d 'l si 1 x r, descu-
bierta recientemente en la catedral de Gniezno, encontrn111 · 1 l rmino
miles. En la época carolingia, los clérigos se transforman, 1110 1 ha d mos-
trado el canónigo Delaruelle, en casta clerical. L a ev lu ión 1' la liturgia
y de la arquitectura religiosa pone de manifiesto esta rnnsf n1 :1 ión: lau-
sura de los coros y de los claustros, que quedan r s rv:iclos :t i l ro de los
capítulos, y cierre de las escuelas exteriores de los m nnst r i s. ' 1 pr sbítero
celebra desde este momento la misa dando la spal ], a J s fi 1 s. És tos ya no
van en procesión a llevar al celebrante los ccoblatos», ya n stth1 asociados
a la recitación del Canon que, a partir el aq uí, só l (J drán r citar en voz
baja; la hostia no es ya el pan natural, sin ¡ an :'t irn , ce orno si la misa se
convirtiese en algo extraño a la vida otidiana». • 11 fin, la condición de los
campesinos tiende a uniformarse en el ni v l más bajo : el de los siervos.
Bastará comparar este esquema on el de la Alta Edad Media para
· percibir su novedad.
Dos imágenes de la sociedad se entrelazan muy a menudo entre los
siglos v y XI. Se trata, a veces, de un esquema múltiple, diversificado, que
enumera un cierto número de categorías sociales o profesionales. En él se
pueden discernir los restos de una clas ificación romana en la que se distin-
guen las categorías profesionales, las clases jurídicas, las condiciones socia-
les. Así el obispo Rathier de Verona, en el siglo x, nombra diecinueve cate-
gorías: civiles, militares, artesanos, médicos, mercaderes, abogados, jueces,
351
LA CIVILIZACióN .DEL OCCibENTE MEDIEVAL
353
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
354
LA SOCIEDAD CRISTIANA
355
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
los obispos, el coro con los clérigos y la nave con los laicos. Hacia la misma
época, Berthold de Regensburg distingue diez clases sociales, correspon-
dientes a los diez coros de ángeles. Un sermonario alemán de 1220, aproxi-
madamente, enumera hasta 28 estados: i, el papa; 2, los cardenales; 3, los
patriarcas; 4, los obispos; 5, los prelados; 6, los monjes; 7, los cruzados;
8, los conversos; 9, los monjes andariegos; io, los presbíteros seculares;
11, los juristas y los médicos; 12, lo estudiantes; 13 los estudiantes erran-
1
tes; 14, las monjas enclaustradas; 15, el emperador; 16 los rey s; 17, los
1
príncipes y condes; 18, los caballeros; 19, los nobles; 20, los escuderos;
21 los burgueses; 2 2, los mercaderes; 2 3, los vendedores al por menor;
1
24, los heraldos; 25, los campesinos obedientes; 26, los cam¡ sinos rebel-
des; 27, las mujeres, y 28, ¡ .. .los hermanos pecadores! En realidad, se trata
de una doble jerarquía paralela de clérigos y de laicos, condu i los los pri-
meros por el papa y los segundos por el emperador.
Sin nombrar aún los estados, Etienne de Fougeres, en la l ri1n1,;ra parte
de su poema, el Livre des manieres, hacia 1175, había definid ya los debe-
res de los reyes, de los clérigos, de los obispos, de los arzobi ·pos, d los car-
denales y de los caballeros y, en la segunda mitad, los de los villanos, los
ciudadanos y los burgueses, las damas y las señoritas.
El nuevo esquema corresponde todavía a una soci ·dad j Tarquizada,
en el que se desciende, en general, de la cabeza a la ·ol:t, s: i! V<J algunas
excepciones, como, en España, el Libro de Alexandr' d lll 'diados del
siglo xm, donde la revista de los estados comienza ¡ or 1 s «lal racJ r S» para
terminar por los nobles. Ahora bien, esta jerarq uía difi T bastante de la
jerarquía de los órdenes, de la sociedad tripartita. J .a d a l.1 ra es más hori-
zontal que vertical, más humana que divina. No pon n 1 tablero la
voluntad de Dios. No es de derecho divin y s pu ' l · rno lificar en una
cierta medida. También en este aspecto Ja i on gra(f a pone de manifiesto
un cambio ideológico y mental. La repr se nla ·ión su ¡ -rpuesta de los órde-
nes (que se mantendrá, sin embargo, y que ser forzará incluso en tiempos
del absolutismo monárquico) se substitu y I or una figuración de los esta-
dos unos tras otros. Son los poderosos: papa, emperador, obispos, caballe-
ros, los que dirigen el baile, pero, ¿hacia dónde ? No hacia lo alto, sino hacia
abajo, hacia la muerte. Porque la sociedad en majestad de los órdenes ha
cedido el lugar al cortejo de los estados arrastrados a la danza macabra.
Esta desacralización de la sociedad va acompañada por una fragmenta-
ción, una desintegración, que es, a la vez, el reflejo de la evolución de las
estructuras sociales y el resultado de una maniobra más o menos consciente
de los clérigos, los cuales, viendo que se les escapaba la sociedad de los
357
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
359
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
la cual «el rey es emperador en su reino». Por otra parte, asistimos desde
el siglo x a lo que Robert Folz ha llamado «el fraccionamiento de la noción
de imperio)). El título de emperador se reduce a una extensión limitada.
De una forma muy significativa, aparece en dos países que han escapado a
la dominación de los emperadores carolingios: las islas Británicas y la
península Ibérica. En ambos casos manifiesta la pretensión a la supremacía
sobre una región unificada: los reinos anglosajones, los reinos ibéricos cris-
tianos. El sueño imperial dura apenas un siglo en Gran Bretaña: Aethels-
tán, en el año 930, es el primero en hacerse llamar «imperatorn; Edgar,
en el 970, se proclama: «Yo, Edgar, por la gracia de Dios, emperador augus-
to de toda la Albión»; y, por última vez, Cnut, muerto en 1035, declara:
«Yo, Cnut, emperador, que, por el favor de Cristo, me he apoderado del
reino de los anglos, en la isla.» Y su biógrafo resumirá: «Habiendo sido
reunidos por él cinco reinos: Dinamarca, Angla, Bretaña, Escocia y Norue-
ga, fue emperador.))
En España, la quimera imperial se mantendrá por más largo tiempo.
Ordoño 11, en 917, llama a su padre, Alfonso 111, emperador. El título
sobrevive en las crónicas y en varios documentos del siglo x, mientras que,
curiosamente, los obispos de Compostela toman el título de apostolicus,
normalmente reservado al obispo de Roma, el papa. Con el advenimiento
de Fernando 11 (1037-1065), que unifica bajo su mandato León y Castilla,
el título imperial se hace tradicional. A partir de 1077, la fórmula se fija
bajo dos rúbricas: «por la gracia de Dios emperador de toda la España» o
«emperador de todas las naciones de España)). El «imperio español» dis-
fruta de su mayor apogeo bajo Alfonso VII, que, en 1135, se hace coronar
emperador en León. Después de él, la monarquía castellana se divide, Espa-
fia se fragmenta en los «cinco reinos» y el título de emperador de España
desaparece, para volver a hacer una corta aparición en 1248 a favor de Fer-
nando 111, después de la toma de Sevilla a los musulmanes.
De esta manera, la idea de imperio, aunque parcial y fragmentaria,
iba siempre ligada a la idea de unidad.
Paralelamente, los emperadores alemanes, a despecho de ciertas decla-
raciones de su cancillería o de sus turiferarios -en 1199, Walther von der
Vogelweide invita a «su emperador», Felipe de Suabia, a ceñir la diadema
ornada del ópalo blanco, estrella-guía de todos los príncipes-, restringen
cada vez más a Alemania y su prolongación italiana sus pretensiortes al
Sacro Imperio Romano Germánico. A Alemania en primer lugar, sobre
todo a partir del momento en que el emperador es elegido por un colegio
de príncipes alemanes. Ya Federico Barbarroja, que había tomado el título
LA SOCIEDAD CRISTIANA
Urbano II, el clero romano recibe el nombre de Curia, nombre que evoca
a la vez el antiguo senado romano y una corte feudal.
Así el papado -y éste es un aspecto esencial de la r eforma gregoria-
na- no sólo se ha separado a sí mismo, y, con él, ha comenzado a separar a la
Iglesia, de una cierta servidumbre al orden feudal laico, sin o que se ha afir-
mado como cabeza de la jerarquía laica, lo mismo que d e la religiosa. A par-
tir de ese momento, se esfuerza por manifestar y por h acer e(ectiva la subor-
dinación del poder imperial y real a su propio poder. Bien conocidos son
los infinitos litigios, la profusa literatura nacida ·e n tor no a la q u erella de
las investiduras, por ejemplo, querella que no es, en r ealidad, más que un
aspecto y un episodio de la gran lucha entre el sacerdocio y 1 imperio o,
mejor, como hemos visto, entre los dos órdenes. R ecuérd se a Tno ncio III
multiplicando los Estados vasallos de la Santa Sed e. R t ngarn s, por ser
los más significativos, algunos de los símbolos alrededor d · los uales ha
cristalizado el conflicto, teorías e imágenes a la vez, como so d casi siem-
pre en el Occidente medieval. Tales símbolos son las dos spadas y las dos
lámparas o luminarias.
No obstante, ¿quién había apoyado más a los rey s q11 la misma Igle-
sia? León III había «hecho» a Carlomagno. Los b n d icti 11os d Fleury
(Saint-Benoí:t-sur-Loire) y de Saint-Denis contribuyero n n f.\ ra n. rn dida al
establecimiento de los Capetos. La Iglesia se servía, 11 ' Í ·c:to de la ambi-
güedad -sobre la cual volveremos a hablar- el la r ·: ti ·za, ab ·za de la
jerarquía feudal, pero cabeza al mismo tiempo d · un a j •rarq u fa de otro
orden, la del Estado, de los poderes públic s, q 11 • va rn:\s alli l 1 orden
feudal.
La Iglesia favorece el poder r eal contra su r ival, po ]er m ilitar.
El sacerdote ayuda al rey para vencer al u rr ·ro, si b i ·n es cierto qu e lo
hace para convertirlo en su instrum ento, 1 ara :1signar a la realeza el papel
esencial de protectora de la Iglesia, la v rcbd ra Igl sia del orden sacer-
dotal, la Iglesia ideal de los pobr s. La (un ión que la Iglesia medieval
señala a la realeza es la de ser el br~tzo s nl ar qu e ejecuta las órdenes de
la clase sacerdotal, que se impur ifi a en su lugar usando de la fuerza física,
de la violencia, derramando esa sa n re de la que ella se lava las manos.
Toda una liter atura clerical define esta función del rey. Son los nume-
rosos Espejos de príncipes, que florecieron particularmente durante el si-
glo IX y donde se muestra que, a partir de Luis el Piadoso, humillado y
sometido, los obispos movían a los títeres imperiales. Y en el siglo xm, San
Luis se esfuerza, tanto en el plano moral como en el espiritual, por llegar a
ser el rey modelo.
LA CI\'ILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
En términos que repetirá y desarrollará dos años más tarde Jonás, obis-
po de Orleáns, en su De institutione regia, que será el modelo de los Espejos
de príncipes para toda la Edad Media, el Concilio de París del año 829
define los deberes de los reyes: «El ministerio real -declaran los obispos-
consiste especialmente en gobernar y regir el pueblo de Dios dentro de la
equidad y la justicia y en procurar la paz y la concordia. En efecto, debe
ser en primer lugar el defensor de las iglesias, de los servidores de Dios,
de las viudas, de los huérfanos y de todos los otros pobres e indigentes. Debe
así presentarse, en la medida de lo posible, terrible y lleno de celo para
que no se produzca ninguna injusticia; y si se produjese alguna, para no
permitir a nadie conservar la esperanza de no ser descubierto en la audacia
de su mal proceder, sino que todos sepan que nada quedará impune.JJ
A cambio, la Iglesia confiere al poder real el carácter de sagrado. Por
lo tanto, es preciso que todos los súbditos se sometan fielmente y con una
obediencia ciega al rey, puesto que «quien se resiste a ese poder, se resiste
al orden querido. por Dios)).
Y en favor del emperador y del rey, más que del señor feudal, los clé-
rigos establecen un paralelo entre el cielo y la tierra y hacen del monarca
la personificación de Dios en este mundo. La iconografía tiende a identificar
el Dios en majestad con el rey en su trono. •
Rugues de Fleury, en su Tractatus de regia potestate et sacerdotali
dignitate, dedicado a Enrique I de Inglaterra, llega incluso a comparar el
rey a Dios Padre y el obispo a Cristo solamente. «Uno sólo reina en el reino
de los Cielos, el que lanza el rayo. Es natural que no haya más que uno sólo
que reine en la tierra después de él, uno sólo que sea un ejemplo para
todos los hombres.)) Así habla Alcuino. Y lo que él afirma con respecto al
emperador vale también para el rey desde el punto y hora en que éste es
«emperador en su reino)).
Ahora bien, si el rey se aparta de ese programa, si cesa de someterse,
la Iglesia se encarga de recordarle en seguida su indignidad y de negarle
ese carácter sacerdotal que él se esfuerza en adquirir.
Felipe I de Francia, excomulgado a causa de su matrimonio con Ber-
trada de Montfort, es castigado por Dios, según Orderico Vital, con enfer-
medades ignominiosas y pierde su poder curativo, según Guilberto de
Nogent. Gregario VII r ecuerda al emperador que, al no saber expulsar a
los demonios, es bastante inferior a los exorcistas. Honorius Augustodunen-
sis afirma que el rey es un laico. «El rey, en efecto, no puede ser sino laico
o clérigo. Si no es laico, es clérigo. Pero si es clérigo, debe ser ostiario o lec-
tor, o exorcista, o acólito, o subdiácono, o diácono, o presbítero. Y si no es
LA SOCIEDAD CRISTIANA
guida, los ancianos padres venían detrás, y los dos le recibieron con una
alegría sin límites. A su padre dijo: «¡Deu sol!», y a su madre, según la
moda de Bohemia: «¡Dobra ytra!n El hombre y la mujer se miraron y la
dueña de la casa dijo: «Hombre, nos equivocamos, éste no es nuestro hijo.
Es un bohemio o un wende.>> El padre dijo: «¡Es un welche ! No es mi
hijo que Dios conserve, aunque de todas maneras se le parece.» Entonces
Gotelinda, la hermana, dijo: «No es vuestro hijo, a mí me ha hablado en
latín, sin duda es un clérigo.» ccPor mi fe -dijo el criado-, si juzgo por
sus palabras, es nacido en Sajonia o en el Brabante. Ha hablado en bajo
alemán, debe de ser un sajón.» El padre dijo entonces con sencillez: ccSi
eres tú mi hijo Helmbrecht, yo seré todo tuyo, cuando hayas pronunciado
una palabra según nuestros usos y a la manera de nuestros abuelos, a fin
de que te pueda comprender. Dices siempre c<deu sol» y yo no comprendo
cuál es su sentido. Honra a tu madre y a mí, que siempre lo hemos mere-
cido. Di una palabra en alemán y yo mismo, no el criado, cuidaré de tu
caballo ... »
La Edad Media, tan aficionada a visualizar siempre sus ideas, encontró
para representarse esa calamidad de la diversidad de lenguas el símbolo de
la torre de Babel. A imitación de la iconografía oriental, hizo de ella, las
más veces, una imagen terrorífica, catastrófica, cuyo enorme peso sobre las
mentalidades medievales nos ha mostrado Arno Borst en la maravillosa y
erudita recopilación de su gran obra.
Esta imagen angustiosa de la torre de Babel '"' comienza a presentarse
y a multiplicarse en las imaginaciones occidentales alrededor del año 1000.
La más antigua representación en Occidente se encuentra en un manus-
crito de Caedmón, de finales del siglo x o de comienzos del xr. Y en una
interrogatio de principios de ese mismo siglo xr hallamos las precisiones
siguientes: ccPregunta: ¿Cuántas lenguas existen en el mundo? - Res-
puesta: Setenta y dos. - Pregunta: ¿Por qué ni más ni menos? - Respues-
ta: A causa de los tres hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet. Sem tuvo veinti-
siete hijos, Cam treinta y Jafet quince, o sea, en total setenta y dos.»
Tanto en la Edad Media como en nuestros días, los clérigos han inten-
tado exorcizar esta sombra medieval de Babel. Su instrumento: el latín,
el único que hubiera podido lograr la unidad de la civilización medieval
y, por encima de ella, de la civilización europea. Sabemos que Ernst Robert
Curtius ha sostenido esta tesis brillantemente. Pero, ¿de qué latín se frata?
Es un latín muerto, del que se separan poco a poco sus verdaderos herede-
ros, las lenguas ccvulgares», y que esterilizan todos los renacimientos, comen-
zando por el carolingio. Latín de cocina, dirán los humanistas. Hoy, al con-
LA SOCIEDAD CRISTIANA
trario, decimos nosotros: latín inodoro, latín sin sabor, latín de casta, latín
de los clérigos, instrumento más de dominación sobre la masa que de comu-
nicación internacional. Ejemplo mismo de la lengua sagrada que aísla al
grupo social que tiene el privilegio, no de comprend erla - lo que importa
poco-, sino de hablarla mejor o peor. Los ingenuos deploran que el pueblo
transforme las oraciones esenciales en una verdadera algarabía : así el Ave
Maria du vilain, según Gautier de Coincy. Peor todavía, los curas presen-
tan en esta materia una ignorancia crasa. En el año 1 i99, iraldus Cam-
brensis recoge una serie de «perlasn de boca del clero inglés. Eud s Rigaud,
arzobispo de Ruán de 1248 a i269, anota otras referentes a los clérigos de
su diócesis. El latín de la Iglesia medieval tendía a conver tirse en el incom-
prensible lenguaje de los hermanos Arvales de la Roma ant igua. [ncluso
entre los universitarios, el latín apenas si alcanzaba a sostencrs y :; hace
preciso prohibir a los estudiantes y a los maestros, en los estallltos d los
colegios, abandonar el latín por la lengua vulgar.
La realidad viviente del Occidente medieval es el triun f pro 'l' sivo
de las lenguas vulgares, la multiplicación de los intérpretes, d las traduc-
ciones, de los diccionarios.
Claro está que no faltan los espíritus nostálgicos, que su ·fían on un
retorno a la unidad lingüística, prenda de la pureza, de la cd:icl d · or r no-
vada. Joachim de Flore, por ejemplo, estigmatiza la torre ele Bnl ·I, :;f 1nbolo
del orgullo de los hombres poseídos por Satán. Cuando el 4 vang ·I io L rno
llegue a reinar sobre la tierra renovada y la Iglesia r g ' 11 rada s a «la
única señora de las gentes», sola domina gentium, su r ·ino s" conJundirá
con el del latín: «la Iglesia romana, es decir, toda la L11inidad », Romana
ecclesia, hoc est tata Latinitas. El exclusivismo risLia110 el· los unilingiiis-
tas puede parangonarse con el racismo lingü (sti o d · Jos gr iegos. Todo
aquel que no habla latín es un bárbaro, no habla e n realidad, no tiene
idioma, sino que grita como las bestias. Los scr i.tor s, i ocluso usando de
la lengua vulgar, prendados de la «clere ·fa » ha ·11 del lat ín el sinónimo de
lengua. En Guillermo IX de Aquitania, como en Chrétien de Troyes, hasta
los pájaros cantan «en su latin».
El retroceso del latín ante las lenguas vu lgares no se produce sin inter-
vención del nacionalismo lingüístico. El hecho es que una cmación» en
formación se afirma defendiendo su lengua. Jakob Swinka, arzobispo de
Gnienzo a finales del siglo XIII, se queja ante la Curia de que los francis-
canos alemanes no entienden el polaco y manda pronunciar las plegarias
en el idioma vernáculo ad conservationem et promotionem lingue Polonice,
«para la defensa e ilustración de la lengua polaca». L a Francia medieval
373
~l
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
374
LA SOCIEDAD CRISTIANA
375
EPIGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 113 A 130
376
.1//1 r/;vt Í
II8
II9
120
I2I
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 113 A 130
377
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 113 A 130
les sobre el reino de Italia, pasó a ser, tamente. (Munich, Biblioteca del Esta-
en el siglo XI, símbolo del carácter sa- do Bávaro, Clm 2338, fol. I58 vue lto.)
grado de la misión imperial. Era lleva-
129. LOS EXCLUIDOS: JOB.
da ante el emperador y, bajo Conra-
do ll ( Io24-rn39 ), fue incorporada a la Job rascando sus úlceras y sus llagas
Cruz del Imperio. (Viena, Kunsthisto· con un cuchillo es .el símbolo de la hu-
risches Museum.) manidad castigada por las calamidades.
Esta miniatura, que data del siglo XII,
127. LOS EXCLUIDOS: UN LEPROSO. adorna un manuscrito correspondiente
Un leproso se presenta agitando su ca- a uno de los libros más comentados
rraca a las puertas de una ciudad durante la Edad Media: las Moralia
adonde le está prohibido el acceso. La in Job de Gregario Magno. (París, Bi-
miniatura pertenece a un ejemplar de blioteca Nacional, manuscrito latino
la traducción francesa, a comienzos del I5J07, fol. IV.)
siglo XIV, del Miroir historial escrito 130. LOS EXCLUIDOS ; DANZA DE LOS
por el dominico Vincent de Beauvais. AHORCADOS.
La escena se refiere a una anécdota re-
Miniatura incluida en un manuscrito
lativa al hijo de f osafat, rey de f udá:
sobre la vida, milagros y pasión de San
"El soberano había recomendado al
Edmundo, ej.ecutado en la abadía de
personaje que acompañaba a su hijo Bury St. Edmund, Suffolk, entre II25
que procurase evitarle todo espectáculo y II50. Edmundo, rey de East-Anglia
penoso; sin embargo, se dio el caso de desde 855 a 890, fue hecho prisionero
que éste encontró en su camino un le- por los daneses, atado a un árbol, asae-
proso, un ciego y un lisiado." (París, teado y después decapitado. Un lobo-
Biblioteca del Arsenal, manuscrito 5080, fanta sma, según la leyenda, vino a ve-
fol. 373) lar la cabeza del rey, que continuaba
gritando para guiar a los que busca-
128. LOS ENCERRADOS; LA PRISl,ÓN.
ban su cuerpo. Convertidos en dueños
Miniatura de un Evangeliario copiado de Inglaterra, los daneses veneraron
hacia Io20-Io40 en la abadía de Rei- muy pronto a su víctima. Cnut el
chenau, cuyo estilo es fácil de recono- Grande fundó en rn20, en el emplaza-
cer (véase il. 9I ). Ilustra la parábola miento del lugar del martirio del rey,
del mal deudor (Mateo I8, 23-25), que, la abadía de Bury St. Edmund. El san-
perdonado por su amo, hace aprisio- to fue, más tarde, patrono de la "na-
nar a su propio deudor. La puerta ción" inglesa en la Universidad de Pa-
abierta de la prisión simboliza la ame- rís. (Nueva York, The Pierpont Mar-
naza que el mundo feudal hacía pesar gan Library, manuscrito 736, fol. I9
sobre los pobres, con frecuencia injus- vuelto.)
379
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
Este peso del grupo familiar nos es bien conocido a nivel de la clase
señorial, donde el linaje impone al caballero sus realidades, sus deberes, su
moral. El linaje es una comunidad de sangre, compuesto de «parientesn y
de «amigos carnales>>, es decir, de parientes por alianza, probablemente.
Por lo demás, el linaje no es el residuo de una vasta familia primitiva, sino
una etapa en la organización de un grupo familiar que encontramos ya en
las sociedades germánicas de la Alta Edad Media y cuyos lazos eran flojos:
la <<Sippan. Los miembros del linaje están ligados por una solidaridad que
se manifiesta sobre todo en el campo de batalla y en el dominio del honor.
Por ejemplo, Guillermo de Orange, en el Couronnement de Louís,
implora a la Virgen:
En mi socorro venid
A fin de que yo no cometa bajeza
Que a mi linaje sea reprochada.
En Roncesvalles, Roldán se niega durante largo tiempo a hacer sonar
el olifante para llamar en su socorro a Carlomagno, por temor a que sus
parientes sean deshonrados por ello.
La solidaridad de linaje se manifiesta de un modo particular en las
venganzas privadas, las faides. En Borgoña, según nos cuenta Raúl Glaber,
un odio inextinguible lanza la una contra la otra a dos familias. «La lucha
duraba ya desde largos años, cuando, un día de vendimia, los dos bandos
entablaron una pelea en el terreno mismo de esta propiedad; en el comba-
te encontraron la muerte muchos de una y otra parte. De los hijos y de los
nietos de la casa que nos ocupa, once sucumbieron. Y a través de los tiem-
pos, la querella prosiguió, la discordia se envenenó, e innumerables des-
gracias continuaron afügiendo a esta familia, muchos miembros de la cual
fueron asesinados, durante treinta años y más.» La vendetta fue algo reco-
nocido, practicado y alabado en el Occidente medieval.
La ayuda que se tiene derecho a esperar por parte de los parientes
lleva a la extendida afirmación de que la mayor riqueza consiste en poseer
una parentela numerosa.
A la cabecera de su sobrino Viviano moribundo, Guillermo de Orange
se lamenta:
¡Desgraciado de mí!
De mi linaje he perdido todo el grano.
El linaje parece corresponder al estadio de la familia agnática, cuyo
fundamento y finalidad son la conservación de un patrimonio común. La
LA SOCIEDAD CRISTIANA
o I km.
o 2 km.
~íl
ltt
CRUZADOS
. - Caballeros Renato
N Normandos ~~ de Bolonia
H Hospitalarios
B Borgoñone:¡
Champarrese.
Poitevinos
Angevinos
Ricardo Coraz6n de Le6
Templarios
- Infantería
35, 36, 37· BATALLAS: ARSUF (u91), BOUV!NES (1u4), COURTRA! (1302)
En las batallas medievales, el orden y la cohe- parse a los compatriotas, han sido elemento
rencia son los elementos decisivos del éxito. capital para la consecución del éxito. Los Tem-
La organización comunitaria se hace de todo plarios se distinguieron particularmente en este
punto esencial. El 7 de septiembre de 1191, en tipo de lucha. Según se dice, combatían «como
Arsuf (35), el ejército de los cruzados, dirigi- Jos hijos de un mismo padre>>, lo mismo que
dos por Ricardo Corazón de León, marcha los miembros de ciertas familias, como la de
en buen orden a lo largo de la costa. Desde Jacques d'Avesnes, que peleaban siempre agru-
el mar, la flota cristiana le sigue y le protege. pados. Los cruzados mantenfan sus líneas tan
El ejército musulmán de Saladino lo ataca a apretadas que, de acuerdo con los cronistas,
la altura del bosque de Arsuf. El rey trans- una manzana que hubiese sido lanzada sobre
forma fácil y rápidamente la columna en una el ejército cristiano no hubiese podiao llegar
masa bien escalonada, que lanza vigorosas car- al suelo, sino que habría topado con seguridad
gas contra los musulmanes, hasta lograr la contra un caballo o un hombre.
derrota de éstos . La cohesión de las diversas En Bouvines (36), el 14 de julio de 1214 las
unidades o «batallas», en las cuales suele agru· tropas del rey de Francia, Felipe Augusto,
LA SOCIEDAD CRISTIANA
baten al ejército coaligado del emperador ejército real francés, el obispo Guéri11. Gué·
Otón, del conde de Flandes Ferrand, y de Re· rin despliega el frente de sus tropas (de 2 .200
nato de Boulogne. La victoria se obtiene gra· a i.300 caballeros y 5.000 infantes) con objeto
áas a una serie de faltas cometidas por el de evitar un desbordamiento de sus alas. Sin
adversario, bien aprovechadas por el jefe del embargo, no las extiende tanto como sus ad·
de los~
'
''I\\"'
LA CIVILIZAClóN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
versarios, que desparraman en un frente de flamencos, sostenidos por sus dos príncipes,
una decena de kilómetros Jos 1.300 ó 1.500 ca- por los nobles, que descabalgan y se ponen a
balleros y los 7 .500 infantes que integran sus la cabeza, por los franciscanos, que bendicen
fuerzas y cuya cohesión es menor. Cuando ob- las tropas y dan la absolución a los hombres
tienen un éxito, avanzan demasiado de prisa y por la pantalla de los soldados que forman
(así ocurre, por ejemplo, con los alemanes de las dos primeras filas, armados con picas y
Otón, que se introducen entre los infantes de goedenday, sup eran su temor. Escogen tam·
las comunas francesas y llegan hasta Felipe bién una posición que los refuerza. Adosados
Augusto, cuyo caballo resulta muerto en Ja al Lys, saben que no pueden huir y se ven
refriega). Eso permite a Guérin desbaratar y obligados a luchar hasta vencer o morir. Los
batir, sucesivamente, el ala izquierda, el cen- dos fosos que Jos separan ele los caballeros
tro y el ala derecha de los aliados. La cohe- franceses impiden a éstos lanzar su cargas des-
sión ha sido decisiva en las ccbatallasn fran-
de lejos. La lucha, primero, después la carni-
cesas. Un análisis del texto del cronista Gui -
cería, son terribles. La mitad de los caballe-
llermo el Bretón hace únicamente mención de
cinco combates individuales (tres dl" los cua- ros franceses, más de mil, perecen en e l en-
les fueron sostenidos por un caballero contra cuen tro. El botín es inmenso. Entre él se en-
toda una unidad adversaria) contra quince cuentran las quinientas espuelas doradas que
combates entre unidades. La proporción des- darán a la batalla el nombre por el que se la
truye el mito de las batallas medievales a base conoce tradicionalmente (batalla de las Es-
de duelos singulares. puelas de Oro). Los flamencos las cuelgan en
El 11 de julio de 1302; en Coutrai (37) se pro- la iglesia de Notre-Dame de Courtrai, ele don-
duce la revolucionaria victoria de los infantes de las rescatarán los caballeros franceses, des-
de las comunas flamencas sobre la flor de los pués de su desquite, conseguido en Roosebec-
caballeros franceses. Los ejércitos feudales des- ke (1382). El pánico que invade a los caba-
preciaban a la infantería, dado que se esti- lleros fugitivos . que llegan a Tournai por la
maba que diez caball eros pesados valían tanto noche, es tal que se sienten incapaces ele co-
como cien hombres de infantería. Los fran- mer. La victoria ele los cc ufi as azulesn es con-
ceses, que contaban con 2.500 nobles y alre- temporánea de las alcanzadas por los infantes
dedor de 4.000 ballesteros e infantes, disfruta- escoceses (Bannockburn, 13.14) y suizos (Mor-
ban de una amplia superioridad cualitativa garten, 1315; Votten, 1346). Las tropas popu-
frente a los 8.ooo infantes flamencos (proce- lares supieron organizarse en el mismo mo-
dentes en su mayoría de Brujas), apoyados mento en que se iniciaba el declive de los
por 500 nobles, aproximadamente. Pero Jos feudales.
* * *
En el seno de esta entidad primordial, la familia , resulta difícil apre-
ciar el lugar ocupado por la mujer y el niño y no menos dificultad presenta
determinar la evolución que sus condiciones van experimentando.
Que la mujer se considera en ella como un ser inferior es algo fuera
de toda duda. En esta sociedad militar y viril, donde la subsistencia se halla
siempre amenazada y en la que, por consiguiente, la fecundidad supone
más bien una maldición que una bendición (de ahí la interpretación sexual
y procreadora del pecado original), la mujer no es en absoluto apreciada.
Parece claro, además, que el cristianismo ha hecho poco por mejorar su posi-
ción material y moral. En el pecado original, ella es la gran responsable.
Y en las formas de la tentación diabólica, es también ella la peor encarna-
ción del mal. Vir est caput m ulieris, «El hombre es la cabeza de la mujern .
San Pablo (Ef 5, 23) lo había expresado así claramente y el cristianismo
lo cree y lo enseña después de él. Cuando se da en el cristianismo una ele-
vación de la mujer -y muchos se han complacido en reconocer en el culto
de la Virgen, triunfante durante los siglos xu y xm, un camb io en la espi-
ritualidad cristiana, mediante el cual se subraya la liberación de la mujer
pecadora llevada a cabo por María, la nueva Eva, cambio perceptible aún
en el culto de la Magdalena, que se desarrolla a partir d el siglo xn , como
se ha podido probar en torno a la historia del centro religioso de Véze-
lay ''-, esta rehabilitación no se encuentra en el origen sino en el término
de un mejoramiento en la situ ac ió n de la mujer dentro de la sociedad. El
papel de las mujeres en los movimientos heréticos (el catarismo especial-
mente) o paraheréticos (las beguinas, por ejemplo) medievales es el signo
de su insatisfacción con respecto al desprecio que les estaba reservado . De
todas maneras, conviene matizar este desprecio. En primer lugar, si bien
la mujer no resulta tan útil como el hombre en la sociedad medieval, no
por ello deja de representar -dejada aparte sli función procreadora- un
papel nada desdeñable desde el punto de vista económico. La mujer cam-
pesina es casi, por lo que se refiere al trabajo, la equivalente, sino la igual
del hombre. Cuando Helmbrecht intenta persuadir a su hermana Gote-
linda para que huya de la casa de su padre, el campesino, para casarse con
un truand, un vagabundo, que la hará vivir como una dama, le dice:
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
((Si te casas con un campesino, jamás mujer alguna habrá sido más desgra-
ciada que tú. Te será preciso hilar, golpear el lino, agramar el cáñamo,
lavar la ropa y arrancar las remolachas.» En la clase superior, las mujeres,
aunque dedicadas a ocupaciones más cmobles», efectúan asimismo, sin em-
bargo, una actividad económica importante. Ellas dirigen los gineceos don-
de los oficios de lujo -tejido de telas preciosas, bordado, tapicería- satis-
facen una buena parte de las necesidades vestimentarias del señor y de
sus compañeros. Más prosaicamente, son las obreras textiles del grupo seño-
rial. Para designar a los dos sexos, no sólo el habla vulgar, sino también la
jurídica emplea las expresiones: «el lado de la espada» y «el lado de la
rueca». En la literatura, el género poético asociado a la mujer, al que
Pierre Le Gentil llama, por otra parte, (<canción de mujer», ha recibido el
nombre tradicional de «canción de telan, cantada en el gineceo, en el obra-
dor donde se hila. Cuando, entre los siglos rx y XI, la capa superior de la
clase económica, los laboratores de la época, disfrutan de una promoción
social, las mujeres que forman parte de esta categoría se benefician de esa
misma promoción. Es de señalar que, de acuerdo con los datos que posee-
mos sobre el particular, el nacimiento de hijas, si bien no provoca una
alegría particular, no es durante la Edad Media sancionado por el infanti-
cidio, como ocurre en otras sociedades misóginas. Los penitenciales que
enumeran un largo rosario de prácticas bárbaras y feroces permanecen, en
general, mudos en este aspecto. Por otra parte, en los estamentos superiores
de la sociedad, las mujeres han gozado siempre de un cierto prestigio. Algu-
nas de ellas, al menos. Las grandes damas han brillado con una viva luz,
cuyo reflejo, una vez más, ha recogido la literatura. Diversas por su carác-
ter o su destino, dulces o crueles, desgraciadas o colmadas de dichas: Berta,
Sibila, Guiburga, Kriemilda, Brunilda, todas ellas forman una cohorte de
heroínas de primera fila. Son como el eco terrestre de esas figuras femeninas
religiosas que se ofrecen en el arte románico y gótico: madonas hieráticas
que se humanizan, que después se alteran y amaneran, vírgenes prudentes
o vírgenes locas que intercambian largas miradas en el diálogo del vicio y
de la virtud, Evas turbadas o turbadoras en las que el maniqueísmo medie-
val parece interrogarse: «¿Ha creado el cielo ese conjunto de maravillas
para morada de una serpiente?n Y con toda seguridad, las damas inspira-
doras y poetisas -heroínas de carne, como Eleonor de Aquitania, María
de Champagne, María de Francia, o de sueño como !solda, Genoveva, 6 la
Princesa Lejana- desempeñan un papel superior en la literatura corte-
sana: ellas son las que inventan el amor moderno. Mas ésta es otra cuestión
que evocaremos más adelante.
LA SOCIEDAD CRISTIANA
medio de vida es demasiado breve en la Edad Media para que pueda con-
siderarse importante el porcentaje de niños que han conocido a su abuelo.
Apenas salidos del recinto de las mujeres, donde su ser pueril no es tomado
en serio, se ven lanzados a las fatigas del trabajo rural o del aprendizaje
militar. El vocabulario de los cantares de gesta resulta esclarecedor también
a este respecto. Les Enfances Vivien, Las Mocedades del Cid pintan al
héroe adolescente y precoz en la forma propia de las sociedades primitivas,
es decir, como un joven. El niño aparecerá con la familia doméstica, ligada
a la cohabitación restringida al grupo estrecho de los ascendientes y descen-
dientes directos, familia doméstica que nace y se multiplica con el medio
ambiente urbano y la formación de la clase burguesa. El niño es un pro-
ducto de la ciudad y de la burguesía, que, en contraposición, deprime y
ahoga a la mujer. La mujer queda avasallada por el hogar, mientras que el
niño se emancipa y, de repente, puebla la casa, la escuela, la calle.
* * *
Aprisionado por la familia, que le impone las servidumbres de la
posesión y de la vida colectiva, el individuo es, salvo en la ciudad, absorbido
también por otra comunidad: la señoría en la que vive. Claro está que,
entre el vasallo noble y el campesino, cualquiera que sea su condición, la
diferencia es considerable. No obstante, aunque a niveles diversos y disfru-
tando de mayor o menor prestigio, los dos pertenecen a la señoría o, mejor
aún, al señor de que dependen. Tanto el uno como el otro: el uno en un
sentido noble, el otro en un sentido humillante, son el «hombre» del señor.
Los términos que muy a menudo acompañan a la palabra precisan, por otro
lado, la distancia existente entre sus condiciones. «Hombre de boca y de
manos» referido al vasallo, por ejemplo, evoca una intimidad, una comu-
nión, un contrato que le sitúa, aunque en un estudio inferior, en la misma
clase que su señor. «Hombre de dependencia» (hamo de potestate) refe-
rido al campesino le hace depender, es decir, estar bajo el poder del señor.
Ahora bien, a cambio de la sola protección y de la contrapartida económica
de la dependencia -aquí el feudo y allí la tenencia-, los dos tienen con
relación al señor una serie de obligaciones, ayudas, servicios, pagos, y los
dos están sometidos a su poder, que no se manifiesta en ningún otro domi-
nio más netamente que en el campo judicial. ·
En efecto, entre las funciones monopolizadas por los señores feudales
en perjuicio del poder público, no hay otra que sea más pesada para los
dependientes del señor que la función judicial. Cierto que el vasallo es
LA SOCIEDAD CRISTIANA
llamado con más frecuencia a sentarse del lado bueno del tribunal -como
juez junto al señor o en su lugar- que del malo. Sin embargo, se halla tam-
bién sometido a sus veredictos, por sus delitos, cuando el señor no tiene
derecho sino en la jurisdicción inferior, y por sus crímen es, cuando la juris-
dicción superior le pertenece asimismo. En ese caso, la pr isión, la horca y la
picota, siniestras prolongaciones del tribunal señorial, son los símbolos más
bien de la opresión que de la justicia. Los progresos de la justicia del rey
supusieron, sin duda, más que un perfeccionamiento de la justicia en sí
misma, un apoyo para la emancipación de los individuos que, en la comu-
nidad más amplia del reino, veían sus derechos mejor garantizados que
en el grupo más restringido (y, por ese simple hecho más constreñido,
más opresivo) de la señoría. Pero esos progresos fueron lentos. San Luis,
uno de los soberanos de la época más preocupados, a la vez, por combatir la
injusticia y por hacer respetar el poder real, se muestra singularmente con-
siderado con las justicias señoriales. Guillaume de Saint-Pathus nos cuenta
con referencia a esto una anécdota significativa. El rey, rodeado de una
gran multitud de vasallos, escuchaba en el cementerio de la iglesia de Vitry
el sermón de un dominico, el hermano Lambert. Cerca de allí, <cuna asam-
blea de gentesn armaba tan gran alboroto en una taberna que no se podían
oír las palabras del predicador. «El buen rey preguntó de quién era la jus-
ticia en aquel lugar y se le contestó que la justicia era suya. O rdenó enton-
ces a algunos de sus sargentos hacer callar a esas ge ntes qu e turbaban la
palabra de Dios, lo que fue hecho.n El biógrafo termina : «Se cr ee que el
buen rey preguntó de quién era la justicia de ese lugar por el temor de, si
hubiese pertenecido a otro y no a él, u surpar la jurisdicción de otro ... n
Al igual que el vasallo hábil pu ede hacer jugar en provecho propio la
multiplicidad, incluso a veces la contradicción en tre sus deberes feudales,
el súbdito astuto del señor puede sacar provecho del juego embrollado de
esas jurisdicciones que se entrelaza n. P ero la masa encuentra en ello, con
más frecuencia, la ocasión de opres iones adicionales.
De todo ello resulta qu e el único hombre capaz de individualizarse es
el marrullero, el que sabe salir d el paso. La operación del múltiple colec-
tivismo de la Edad Media ha conferido así a la palabra «individuan ese
sentido turbio, sospechoso, que aún conserva. El individuo es aquel que ha
podido escapar del grupo por medio de alguna mala acción. Es carne; si no
de horca, sí al menos de policía. El individuo es siempre sospechoso.
Verdad es que, teóricamente, la devoción y las cargas que la mayor
parte de esas comunidades reclaman de sus miembros son la contrapartida
de una protección. Pero el peso del precio pagado es bien manifiesto, mien-
391
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
392
LA SOCIEDAD CRISTIANA
393
LA CIVILIZAClóN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
En el plano más alto, una minoría de ricos sostienen por regla gene-
ral su potencia económica gracias al ejercicio, directo o por persona inter-
puesta, del poder político. Son jurados, regidores, cónsules. Escapan a la
fiscalización de las corporaciones y, como ha demostrado magistralmente
Armando Sapori en relación con los grandes mercaderes italianos, obran a
su capricho. Tan pronto se agrupan en corporaciones, al ejemplo del Arte
di Calimala en Florencia, a través de las cuales dominan la vida económica
y hacen sentir su peso sobre la vida política, como ignoran pura y simple-
mente las trabas impuestas por las instituciones corporativas y sus estatu-
tos. Esta minoría está integrada, sobre todo, por los mercaderes de largo
radio de acción, importadores y exportadores, los mercatores o los «dado-
res de trabajoll, que controlan localmente una mercadería, desde la pro-
ducción de la primera materia hasta la venta del producto fabricado. Un
documento excepcionalmente notable, presentado en una obra clásica por
Georges Espinas, nos ha dado a conocer a uno de estos personajes, ccsire))
Jehan Boinebroke, mercader pañero de Douai a finales del siglo xm. Re-
cordemos que la Iglesia exigía de los fieles, en especial de los mercaderes,
que, a su muerte por lo menos y a fin de asegurarse el cielo, restituyesen en
su testamento las cantidades que hubiesen percibido indebidamente por
usura o por exacciones de cualquier clase. La fórmula figuraba, pues, de
modo habitual entre las últimas voluntades de los difuntos, si bien raras
veces surtía efecto. En el caso de Jehan Boinebroke, en cambio, sí lo surtió.
Sus herederos invitaron a sus víctimas que acudiesen para hacerse reembol-
sar o indemnizar. Hemos conservado el texto de algunas de estas reclama-
ciones. Surge de ellas un retrato terrible. El personaje, sin embargo, no
debió de ser un caso aislado, sino el representante de una categoría social.
Procurándose a bajo precio la lana y la materia tintórea, paga «poco, mal
o nadall, muy a menudo en especie, según lo que se denomina hoy truck
system, a sus inferiores, campesinos, obreros, pequeños artesanos, a los que
mantiene sujetos por el dinero -es prestamista usurero-, el trabajo y el
alojamiento, ya que, como medio de presión suplementaria, facilita mora-
da a sus empleados. Los aplasta, en fin, mediante su poderío político. Regidor
por lo menos nueve veces, lo es especialmente en 1280, fecha en que repri-
me con ferocidad una huelga de los tejedores de Douai. Su dominación
sobre sus víctimas es tal -puesto que no es tan sólo la dominación de un
hombre quizás excepcionalmente malo, sino la de toda una clase- ·que
los mismos que a su muerte se atreven a reclamar lo hacen con timidez, ate-
rrorizados todavía por el recuerdo de ese tirano que es, con toda exactitud,
el correlativo urbano de los tiranuelos feudales.
394
LA SOCIEDAD CRISTIANA
395
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
ella el final de sus aventuras. Oberón, al que se pudiera creer apegado úni-
camente a los bosques donde se ejercen sus encantos, conserva la nostalgia
de su lugar de nacimiento, «Monimur, su ciudad». Todo el ciclo de Gui-
llermo de Orange gira alrededor de las ciudades: Orange, N imes, Vienne,
incluso París, un París que le Moinage Guillaume no intenta, sin embar-
go, idealizar: «En aquel entonces, Francia estaba poco poblada, apenas
cultivada, y no se veían en ella todos esos ricos dominios, esos castillos, esas
ciudades opulentas que la cubren hoy día. París en aquella época era muy
pequeño .» No obstante, en ella se encontraba la sede del rey Luis, a quien
Guillermo viene a liberar. Y el descubrimiento de la ciudad, al término
de su cabalgata, le produce un encantamiento, un momento de emoción:
«Cuando Guillermo abre los ojos, la mañana es clara, ve París al final de
los prados.» Guillermo dejará a los parisienses de hoy en día un recuerdo,
el nombre de su enemigo, el sajón pagano Ysoré, que derriba en singular
combate y entierra en el mismo campo de la lucha, en un lugar que se
llamará la Tumba-Isoré, la e<Tombe-Issoire». Pero, más aún que París, res-
plandece Narbona, tomada por Aimeri: «Entre dos rocas, en la ribera de
un golfo, vio levantarse en la altura una fuerte ciudad sarracena. Estaba
bien rodeada de muros y de pilares y jamás se vio trazar otra más sólida. En
las plantaciones de tejos y árboles verdes, vieron los follajes agitados por
el viento; no se podía gozar de un espectáculo más bello. Había veinte
torres construidas en piedra dura y brillante. Otra más, en el centro, atraía
las miradas. Nadie en el mundo, por buen narrador que fues e, sería ca-
paz, en menos de un día, de describiros con detalle los trabajos que los
paganos habían emprendido para elevar esta torre. Las almenas habían sido
completamente selladas con plomo; los defensores se encontraban a un tiro
de arco del enemigo. En lo alto del cuerpo principal se elevaba una bola
de oro fino de ultramar; habían engastado en ella un carbúnculo que
llameaba y brillaba con un fulgor semejante al del sol de la aurora ... El
rey contempló la ciudad y, en su corazón, comenzó a desearla.»
Ahora bien, entre los siglos x y xm, en un arranque del cual será
siempre Henri Pirenne el inmortal historiador, la faz de las ciudades de
Occidente cambia. Una función se convierte en primordial dentro de ellas,
reanima las viejas ciudades y crea otras nuevas: la función económica, fun-
ción comercial y, pronto, función artesanal. La ciudad se transforma en el
hogar de algo que los señores feudales detestan: la vergonzosa actividad
económica. Y el anatema es lanzado contra las ciudades.
En i u~8 arde la pequeña ciudad de Deutz, situada frente a Colonia,
al otro lado del Rin. El abad del monasterio de San Heriberto, el célebre
397
33
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
399
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
400
LA SOCIEDAD CRISTIANA
vez en cuando de alterar el orden social alzándose contra las personas o los
bienes de la Iglesia. No obstante, los escritores eclesiásticos han dejado fil-
trar lo bastante para que podamos adivinar la permanencia de esos antago-
nismos, que estallan a veces en bruscas explosiones de violencia.
La más conocida de esas oposiciones es la que anima a los burgueses
contra los nobles. Una oposición espectacular. El cuadro urbano ha aumen-
tado su eco y los escritos -crónicas, actas, estatutos, paces que han sancio-
nado a menudo sus peripecias- han prolongado su repercusión. Los casos
bastante frecuentes -relatados con horror por los escritores eclesiásticos-
en que las revueltas urbanas se han producido contra los obispos, señores
de las ciudades, nos han proporcionado narraciones conmovedoras en las
que se nos muestra, con la progresión de las nuevas clases, un sistema tam-
bién nuevo de valores, que ya no respeta el carácter sagrado de los prelados.
He aquí el relato de los acontecimientos de Colonia en io74, según el
monje Lamberto de Hersfeld: «El arzobispo pasó el tiempo d e Pascuas en
Colonia, con su amigo el obispo de Münstcr, al que había invitado para
celebrar las fiestas con él. Cuando el obispo quiso regresar a su casa, el
arzobispo ordenó a sus guardias que le buscasen un barco conveniente.
A fuerza de indagar, encontraron un buen barco, que pertenecía a un rico
mercader de la ciudad, y lo reclamaron para uso del arzobispo. Los hombres
del comerciante que estaban a cargo del barco se resistieron, pero los hom-
bres del arzobispo amenazaron con maltratarlos si no obedecían inmediata-
mente. Los hombres del mercader se apresuraron a ir al encuentro de su
amo, le contaron lo que había ocurrido y le preguntaron qué debían hacer.
El comerciante tenía un hijo valiente y vigoroso. Estaba emparentado con
las principales familias de la ciudad y, a causa de su carácter, era muy
popular. Reunió apresuradamente a sus hombres y a tantos jóvenes de la
ciudad como le fue posible, se precipitó hacia el barco, dio orden a los sar-
gentos del arzobispo de salir de él y los expulsó por la fuerza ... Los amigos
de los dos partidos tomaron las armas y pareció que una gran batalla se
preparaba en la ciudad. Las nuevas de la lucha llegaron a oídos del arzobis-
po, que envió acto seguido hombres para ahogar el motín y, como hubiese
montado en cólera, amenazó a los jóvenes sublevados con un duro castigo
en la próxima sesión de su corte [de justicia]. El arzobispo poseía todas las
virtudes y había probado frecuentemente su excelencia en todos los domi-
nios, lo mismo del Estado que de la Iglesia. Pero tenía un defecto. Cuando
montaba en cólera, no podía dominar su lengua y maldecía a cada uno
sin distinción, con las expresiones más violentas. Por fin, el motín pareció
apaciguarse, pero el joven, que estaba muy encolerizado y envanecido por
401
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
)
LA SOCIEDAD CRISTIANA
(Los campesinos y los villanos, / Los del bosque y los del llano ... / Por vein-
te, por treinta, por cien, / Han tenido varios parlamentos, / Y la divisa van
aconsejando ... / «Nuestro enemigo es nuestro amo)). / Han hablado de ello
en secreto / Y muchos de entre ellos lo han jurado, / Que jamás por su
voluntad / Tendrán señor ni abogado ... / Por esos dichos y esas palabras /
Y por otras todavía más locas / Han indicado su asentimiento / Y se han
comprometido por juramento / Que juntos todos se mantendrán / Y jun-
tos se defenderán; / Han elegido, no sé dónde ni cuándo, / A los más hábi-
les, a los que hablan mejor, / Que por todo el país irán / Y los juramentos
recogerán ... )
«Tan pronto como el duque fue informado, envió inmediatamente al
conde Raúl con un gran número de caballeros, a fin de reprimir la feroci-
dad de los campesinos ... ))
Y he aquí la represión señorial:
(Raúl se arrebató en tal forma / Que no les concedió juicio; / Los hizo a
todos tristes y dolientes; / A muchos arrancar los dientes / Y a los otros
hizo empalar, / Arrancar los ojos, los puños cortar, / A todos hizo las cor vas
quemar, / Incluso si de ello debían morir, / Otros fueron quemados vivos /
O sumergidos en el plomo hirviente, / Los hizo a todos arreglar. / Asque-
rosos fueron de mirar. / No fueron después en ningún lugar vistos / Que
no fuesen bien reconocidos. / La comuna quedó reducida a la n ada, / Y los
villanos se portan bien; / Se han retirado y dejado, / De aquello qu e
habían emprendido.)
Más o menos abiertamente, la iconografía representa con frecuenc ia la
lucha del campesino contra el caballero, una lucha de David contra Goliat.
La vestimenta con que aparecen los dos personaj es es claro test imo nio de la
intención.
No obstante, la forma habitual de la lucha de los ca mpesinos contra
los señores es la guerrilla sorda del merodeo en las tierras del señor, d e la
caza furtiva en sus bosques, del incendio de sus cosechas. Es la r esistencia
pasiva mediante el sabotaje de los trabajos forzados, la n egativa a entregar
los pagos en especie, a pagar las tasas. A veces se llega a la deserción.
En 1117, el abad del monasterio el e Mar moutier, Alsacia, suprime los
trabajos forzados de los siervos y los reemplaza por un pago en dinero. Toma
esta decisión a causa de «la incuri a, la inutilidad, la flojedad y la pereza de
aquellos que los ejecutaban».
En su tratado d e Hous ebonclrie, escrito a mediados del siglo xm, Wal-
ter de Henley, preocupado siempre de acrecentar por todos los medios el
rendimiento agrícola, multiplica las recomendaciones para la vigilancia del
trabajo de los campesinos. La iconografía nos muestra a los guardias seño-
riales, armados con su bastón, espiando a los trabajadores. Aun reconocien-
do que la fuerza de trabajo del caballo es superior a la del buey, Walter
de Henley estima, con un cierto desengaño, que resulta inútil para el señor
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
410
LA SOCIEDAD CRISTIANA
(Siempre telas de seda tejemos / Y no por eso iremos mejor vestidas, / Siem-
pre seremos pobres y desnudas / Y siempre tendremos hambre y sed; /
Jamás sabremos ganar tanto / Que mejor hayamos de comer. / De pan
tenemos, sin cambiar, / Por la mañana poco y por la tarde menos; / Pues
del trabajo de nuestras manos / No tendrá cada una para su vivir / Sino
cuatro dineros de la libra, / Y de esto no podemos / Tener bastante comida
y vestido; / Pues quien gana en su semana / Veinte sueldos no está fuera
de pena ... / Y estamos en gran miseria, / Pero se enriquece con nuestros
salarios / Aquel por el que nosotras trabajamos; / D e las noches gran parte
velamos / Y de día para ganar. / Se nos amenaza con moler / Nuestros
miembros cuando reposamos: / De esta manera r eposar no osamos.)
Las mujeres se hallan también en el centro de una disputa en aparien-
cia menos dramática. Ellas son la apuesta en la rivalidad de los hombres de
las diferentes clases sociales. Esos juegos placenteros entre machos y hem-
bras significan, sin embargo, una de las expresiones más ásperas de la lucha
de clases. El desdén que las muj eres sienten por los hombres de una deter-
minada categoría social es una ele las más dolorosas heridas que éstos pue-
den recibir. Quizás nos extrañe ver que los clérigos toman parte en el
conflicto. No obstante, el cura, o el monje, libertino y lleno de éxitos, es
uno de los personajes más familiares de los fabliaux. Particularmente, a
decir verdad, es el clérigo al margen de la sociedad eclesiástica, esto es, el
«goliardo)) o fraile sin tonsura, el que manifiesta sus pretensiones en la
materia. El «debate del fraile y del caballero)) constituye un lugar común
en la literatura medieval. El autor, que es siempre clérigo, se atribuye en
general el mejor papel y se concede, por lo tanto, una neta ventaja sobre el
guerrero en el corazón de las mujeres. En el poema del Concite de Remi-
411
LA CIVILIZAClóN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
remont, las monjas, tras una larga discusión, decretan la excomunión contra
aquellas que prefieran los caballeros a los clérigos.
El desprecio del clérigo por el campesino se nos muestra también en
esta canción goliárdica de Bohemia:
34
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
revuelta de los oprimidos, la indignación de los justos. Todos los jefes pode-
rosos en las grandes revueltas del siglo xrv, un Jacques y un Philippe van
Artevelde, un Etienne Marcel, serán pintados como «ambiciosos)) .
Mucho más vívida ha debido de ser la división entre las diversas eda-
des, no esas edades que los clérigos transponían en las categorías teóricas y
literarias de las edades de la vida, sino aquellas que se integraban en tra-
diciones concretas, características en las civilizaciones tradicionales, las socie-
dades militares y las sociedades campesinas. Entre esas clases separadas por
la edad, una representaba en particular una realidad estructurada y eficaz·:
la clase de los jóvenes, la misma que, en las sociedades primitivas, corres-
ponde a los adolescentes, que han recibido con juntamente la iniciación.
- En efecto, puede considerarse que los jóvenes en la Edad Media sufrían
un verdadero aprendizaje y una verdadera iniciación. Mas también, en
este aspecto reaparecen las estructuras sociales, encuadrando esta estratifi-
cación en otro orden. Los jóvenes son distintos entre los guerreros y entre
los campesinos. El aprendizaje de los primeros es el de las armas, del com-
bate feudal, que termina por la iniciación de la reparación por la cual se
entra en la clase: la caballería. Para los campesinos, es el ciclo de las fiestas
folklóricas de la primavera. Entre San Jorge (23 de abril) y San Juan (24 de
junio), se revela a los jóvenes de la aldea los ritos destinados a asegurar la
prosperidad económica de la comunidad, ritos con frecuencia constituidos
por cabalgatas o ejecutados a caballo (se las encuentra en el ciclo icono-
gráfico de los trabajos de los meses de abril o de mayo) y que acaban con la
prueba del salto por encima de las hogueras de San Juan. La ciudad trae
con frecuencia la ruptura de esas tradiciones y de las solidaridades que eran
su base. Quedaron, no obstante, residuos de ellas: la iniciación de los jóve-
nes escolares y estudiantes -los bejaunes-, destinados a hacerles perder
su carácter salvaje, campesino (¿existe una relación entre el «J acques» que
designa en Francia el campesino al final de la Edad Media y el nombre de
Zak -Jak- dado en Polonia al conscrito universitario?), o la de los jóvenes
aprendices en el curso del período anterior a su calificación como maestros
en el pficio y, más particularmente, de la Gran Vuelta que debían realizar,
o la que los jóvenes pasantes recibían en las curias, etc.
Parece que, en contraposición, la clase de los viejos -los «ancianos»
de las sociedades tradicionales- no ha desempeñado un papel importante
en la Cristiandad medieval, sociedad de gentes que mueren jóvenes, de
guerreros y de campesinos que valen únicamente en la época de su plena
fortaleza física, ele clérigos dirigidos por obispos y por papas que, abstrac-
ción hecha del escándalo de los papas adolescentes en el siglo x -Juan XI
subió al trono de San Pedro, en el 931, a los veintiún años, Juan XII, en
el 954, a los dieciséis-, son las más veces elegidos jóvenes (Inocencio III
tiene aproximadamente treinta y cinco años en i 198). La sociedad medie-
LA SOCIEDAD CRISTIAl'IA
420
LA SOCIEDAD CRISTIANA
421
/
* * *
Pero esas herejías resultaban peligrosas para la Iglesia y para el orden ·
feudal. Los heréticos fueron, pues, perseguidos y rechazados hacia los espa-
cios de exclusión de la sociedad, que, en el curso de los siglos xn y xm, gra-
cias al impulso de la Iglesia, se fueron delimitando cada vez más. Bajo la
influencia de los canonistas, en el momento en que se implanta la Inqui-
sición, la herejía es definida como un crimen de «lesa majestadn, un atenta-
do contra el «bien público de la Iglesia», contra el «buen orden de la
sociedad cristiana». Así lo hace en su Suinma (hacia 1188) Huguccio, el
más importante decretista en ese instante decisivo.
Al mismo tiempo que los heréticos, son también puestos en el índice,
acosados, acorralados, los judíos (el IV Concilio de Letrán, en 12 15, les
impone la obligación de llevar una insignia distintiva: la rueda) y los
leprosos (las leproserías se multiplican después del III Concilio de Letrán,
en 1179).
No obstante, este tiempo es asimismo aquel en que ciertas categorías
de parias son al fin admitidas en la sociedad cristiana. La Alta Edad Media
había multiplicado los oficios sospechosos. La barbarización había permi-
tido resucitar los tabúes atávicos: tabú de la sangre, que se dirige contra los
carniceros, los verdugos, los cirujanos e incluso los soldados; tabú de la
impureza, de la suciedad, que alcanza a los bataneros, los tintoreros, los coci-
neros, las lavanderas (J ean de Garlande, a comienzos del siglo xm, evoca
la aversión de las mujeres hacia los obreros textiles de «uñas azulesn que
desempeñaron, junto con los carniceros, un papel de primer plano en las
revueltas del siglo xrv); tabú del dinero, que, como hemos visto, se explica
por la actitud de una sociedad en la que predomina la economía natural.
A tales tabúes, los invasores germánicos añaden el desprecio del guerrero
por .los trabajadores y el cristianismo su desconfianza frente a las actividades
seculares, prohibidas en todo caso a los clérigos y, por ello, cargadas de un
peso de oprobio que recae sobre los laicos que las ejercen.
Sin embargo, bajo la presión de la evolución económica y social, que
trae consigo la división del trabajo, la promoción de los oficios, la justifica-
ción de Marta frente a María, de la vida activa que, en los pórticos de las
catedrales góticas, hace honorablemente pareja con la vida contemplativa,
el número de las ocupaciones ilícitas o despreciadas se reduce casi a la naaa.
El franciscano Berthold de Regensburg, en el siglo XIII, incluye todos los
«estados del mundon en la «familia de Cristo», con la sola excepción de los
judíos, juglares y vagabundos, que forman la «familia del Diablon .
LA SOCIEDAD CRISTIANA
Los papas, que ven en los hechiceros o brujos, lo mismo que en los
heréticos, fautores de «lesa majestad», turbadores del orden cristiano, figu-
ran entre los primeros perseguidores.
Ya en el año 1270, un manual para los inquisidores, la Summa de
officio Inquisitionis, consagra un capítulo especial a los «augures e idóla-
tras», culpables de organizar el «culto a los demonios». Habrá algunos, no
obstante, que intentarán establecer las distinciones necesarias. El jurista
Oldranus da Ponte de Lodi se pregunta si adivinar la suerte o adm inistrar
filtros de amor son en verdad actos heréticos. Responderá que se trata más
bien de supersticiones que de herejía. Cualquiera que sea el diagnóstico
de la Iglesia, los brujos y brujas que no abjuren serán, desde este momen-
to, acechados por la hoguera.
Federico II, siguiendo a Azón de Bolonia, que, en su Summa super
Codicem (hacia 1220), declara a los malefici reos de la pena capital, per-
sigue a los hechiceros. El dogo Jacopo Tiepolo, por su parte, dicta contr a
ellos un estatuto en 12 32.
Pero el más encarnizado en conseguir su pérdida, el más constante en
invocar la hechicería contra sus enemigos, fue Felipe .el Hermoso, cuyo
reinado presenció un cierto número de procesos, en los que la razón moder-
na de Estado apareció bajo sus formas más monstruosas: extracción de con-
fesiones por cualquier medio y, sobre todo, el método de la ama lgama, por
el cual se acusaba a los inculpados, en desordenada confusión, d todos los
crímenes conocidos: rebelión contra el príncipe, impi edad, hechiceria,
malas costumbres y, más particularmente, sodomía.
Por otra parte, la historia de la sodomía med ieva 1 csLá todav ía por
hacer, tanto en lo que respecta a la práctica como a la teoría. Durante los
siglos xr-xn, hay poetas que cantan a la an ti gua el elogio amoroso de los
mancebos y los textos monásticos dej an entrever de vez en cuando que el
medio masculino clerical no ha d eb ido ser enteramente insensible al amor
socrático. Pero con mayor frecuencia, con el horror heredado de los tabúes
sexuales judíos, en completa oposición con la ética grecorromana, se ve a
la sodomía denunciada sin cesar como el más abominable de todos los crí-
menes y, a través de un aristotelismo, curiosamente sacado a luz, el pecado
«contra naturaleza» es colocado en la cumbre de la jerarquía de los vicios.
No obstante, al igual que ocurre con los bastardos, despreciados cuando son
de baja extracción, y tratados como los hijos legítimos en las familias prin-
cipescas, los homosexuales de alto rango (como los reyes de Inglaterra Gui-
llermo el Rojo y Eduardo II), no se verán inquietados en manera alguna.
Parece que, más que la severidad del Derecho canónico, que consideraba a
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
dico, ya que el leproso conserva los derechos de un ser sano, excepción hecha
de la Normandía y de la región de Beauvais.
A pesar de ello, un número considerable de prohibiciones pesan so-
bre los leprosos y ellos constituyen también el chivo expiatorio de todas
las iniquidades en tiempos de calamidades. Después de la gran hambre
de i 315-1318, los ju dí os y los leprosos fueron perseguidos en toda Francia
y declarados sospechosos de haber envenenado pozos y fuentes. Felipe V,
digno hijo de Felipe el Hermoso, hizo instruir proceso contra los leprosos
de Francia y, luego de arrancar sus confesiones por medio de la tortura,
muchos de ellos fueron condenados a la hoguera.
De la misma manera que los bastardos y los pederastas nobles, los
leprosos ilustres no son inquietados. Pueden continuar cumpliendo sus fun-
ciones y vivir entre las gentes sanas. Así Balduino IV, rey de Jerusalén;
Raúl, conde de Vermandois, y Ricardo II, ese terrible abad de Saint-Albans
que hizo pavimentar su locutorio con las piedras de molino arrebatadas a
los campesinos.
También los enfermos y, sobre todo, los lisiados, forman parte de los
excluidos. En ese mundo en el que la enfermedad y la deformidad son con-
sideradas como signos exteriores del pecado, los que se ven atacadqs por
ellas son malditos de Dios y, por lo tanto, de los hombres. La Iglesia los
acoge provisionalmente (el tiempo de permanencia en los hospitales es,
por regla general, muy limitado) y nutre esporádicamente (los días de fies-
ta) a algunos de ellos. Los otros tienen por único recurso la mendicidad y
el vagabundeo. Pobre, enfermo y vagabundo son casi sinónimos en la Edad
Media. Los hospitales se hallan con frecuencia situados cerca de los puentes
y de los pasos de las montañas, esos lugares de tránsito obligado de los erran-
tes. Guy de Chauliac, al narrar la actitud d e los cristianos en ocasión de la
peste negra de i348, dice que en ciertos lugares se acusaba del azote a los
judíos, que eran degollados; en otros, a Jos pobres y lisiados (pauperes et
truncati ), que eran expulsados. La Iglesia se negaba a ordenar presbíteros
a los enfermos. Todavía en i 346, por ejemplo, Juan de Hubant, fundador
en París del Colegio del Ave María, excluye de las becas a los adolescentes
que tengan <mna deformidad corporal».
El excluido por excelencia de la sociedad medieval es el extranjero.
Sociedad primitiva, sociedad cerrada, la Cristiandad medieval rechaza a
ese intruso que no pertenece a las comunidades conocidas, a ese portador de
lo desconocido y de la inquietud. San Luis se preocupa de ellos en sus
Etablissements, en el capítulo «del hombre extranjero», y lo define como
el «hombre desconocido en la tierra». <<Histriones, juglares y extranjeros»
35
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
430
LA SOCIEDAD CRISTIANA
cuando los empuje a campo traviesa. No me quedaría aquí tan largo tiem-
po si poseyese el más pequeño caballejo. ¡No poder correr con los otros
como el viento por la llanura, arrastrando por los cabellos a los villanos
en los setos 1 ¡Oh, cuánto me aflige esto! n
Los meses pasan y el hijo pródigo regresa para deslumbrar a los suyos.
Pero se ha convertido en un truh án , no en un señor. «E n otro tiempo,
cuando yo era un muchacho -le d ice su padre- , tu abuelo me mandó a
la corte con queso y huevos, como suelen hacer los cam pesinos. Vi a los
caballeros y observé sus costumbres.n Y el viejo campesino evoca la visión
del joven rústico deslumbrado, que, en un rincón d el patio del castillo,
ve d ivertirse a la sociedad castrense : torneos, danzas, violinistas, juglares.
Sin embargo, sabe que la vida señorial no es para él ni tampoco para
su hijo.
El joven bandido parte de nuevo, corrompiendo a su hermana, a la
que casa, sin ir al altar, a la m an era campesina, con uno de su s compañeros
de rapiña. Se llama desde entonces «Traga-Paísn y su cuñado recibe el
apodo de «Masca-Corderon. «Traga-Carneron , c<Saco-de-I nfi erno», «Fuerza-
Cofren, «Come-Vacan y «Roba-Iglesia>> componen el res to de la banda.
Y h elos aquí torturando y robando a los campes in os : ccA UlJ.O saco
los ojos, cuelgo a otro encima de una hoguera, ato a éste sobre un hormigu e-
ro, arranco a esotro la barba con unas tenazas, desuell o a uno, coloco en la
rueda a otro, o lo suspendo por los tendones. T odo lo q ue t ienen los cam-
pesinos es de este modo mío.n
La historia acaba mal para Helmbrecht, como p uede imaginarse.
«Lo que debe llegar, llega. Dios no se olvida nunca de cas tigar al que
hace lo que no debía hacer.» Dios escoge dos instrumentos para castigar a
Helmbrecht.
El primero es el preboste sefi orial. «No les fu e concedido abogado . ..
El esbirro hizo colgar a nueve de los ba ndi dos, a uno sólo dejó con vida:
fue a Helmbrecht "Traga-País" . El verdugo le sacó los ojos, le cortó una
mano y un pie ... H elmbrecht, el ladró n ciego, recibió un bastón y un
criado le guió hacia la casa pa terna. Pero su padre no quiso acogerlo; lo
echó, sin querer aliviar su angustia ... "¡Eh, muchacho, llévate de aquí este
horror ... ! ¡Señor extranj ero, marchaos volando .. . 1"
nLa madre, sin embargo, le deslizó un pan en la mano, como a un
niño. Así partió el ladrón ciego. Cuando pasaba a través del campo, acom-
pañado de su guía, ningún campesino dejaba de gritarle: "¡Ah! ¡Ah! ¡La-
drón Helmbrecht 1 ¡Si te hubieses contentado con ser campesino como yo,
no te verías ciego y obligado a que te guíen!"»
431
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
MENTALIDADES,
SENSIBILIDADES, ACTITUDES
(SIGLOS x-xm)
433
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
434
MENTALIDADES, SENSIBILIDADES, ACTITUDES
435
EPíGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 131 A 136
del claustro de San Pedro de Galligáns Santiago, el ángel ordena a ]osé, dor-
(hacia II50), en Gerona, son notables mido, que lleve a la Sagrada Familia a
por el arte con que los temas se adap- Egipto. (San Juan de la Peña, Huesca.)
tan a la forma de los capiteles. (Gero-
na, San Pedro de Galligáns, claustro.) 136. LA CIUDAD MALDITA: BABILONIA.
437
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
nada con diversas variantes, la historia de ese estudiante que pasa por el
clero, el comercio, la agricultura, la caballería, el derecho, el matrimonio,
la astronomía -pretexto para hacer la sátira de los «estados del mundo»-,
reaparece por doquier. Así, de manera cómica, en ciertas traducciones fran-
cesas llevadas a cabo en el siglo xrv de la Consolación de la Filosofía de
Boecio en la cual insertan los traductores el exemplum basándose en la
atribución del autor del mismo. Mas también lo hallamos en los numero-
sos fabliaux consagrados a los «estados del mundo>>. Y aun en diversos
comentarios, sean de Boecio, sean del D e discip.Zina scolarium. La palma
corresponde, en definitiva, al dominico inglés Nicolás Trivet (muerto
hacia i 328), que reproduce la anécdota en los comentarios que escribió
sobre una y otra obra y que, además, se preocupa de darnos la moraleja de
la historia al citar el proverbio popular «piedra que rueda no cría musgo»,
non fit hirsutus lapis per loca volutus. Con los proverbios, sobre los cuales
falta todavía el estudio fundamental que nos permita llegar hasta el fondo
mismo de la mentalidad medieval, se alcanza el nivel esencial de la cultura
folklórica. En esta sociedad campesina basada en la tradición, el proverbio
desempeña un papel primordial. Ahora bien, ¿se trata, en realidad, de la
elaboración superior de una sabiduría popular o, por el contrario, consti-
tuye el eco popular de una propaganda de las clases dominantes?
Como es natural, el peso del pasado cobra toda su fuerza al nivel del
encuadramiento esencial de la sociedad medieval, el de las estructuras
feudales.
En efecto, es la costumbre la que fundamenta el derecho y la práctica
feudales. Los juristas la definen como cmn uso jurídico nacido de la repe-
tición de actos públicos y pacíficos que, durante un largo período de tiem-
po, no han sido contradichos» . En esta definición clásica de Fran<;ois Oli-
vier Martín se incluye un término sobre el cual merece la pena reflexio-
nar: «pacíficos>>. Porque, en realidad, la costumbre no es otra cosa que el
derecho establecido por una fuerza que ha sabido reducir al silencio duran-
te un tiempo suficientemente largo las contradicciones. Mídase el alcance
revolucionario de la famosa frase de Gregorio VII: «El Señor no ha dicho:
Ni nombre es Costumbre. >> Pero muchos años después del papa reforma-
dor, la costumbre continúa rigiendo la sociedad. Está anclada en la inme-
morialidad, integrada por todo aquello que se remonta lo más lejos posible
en la memoria colectiva. La prueba verdadera, en la época feudal, consis-
te en la existencia «desde toda la eternidad». Por ejemplo, podemos ver en el
conflicto que opuso en i252 a los siervos del Capítulo de Notre-Dame de
París, Orly, y a los canónigos, la forma en que proceden las partes para
MENTALIDADES, SENSIBILIDADES, ACTITUDES
439
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
440
MENTALIDADES, SENSIBILIDADES, ACTITUDES
dos amigos que se parecen tanto como si fueran gemelos. Ami toma en un
duelo judicial el lugar de Amile, culpable de la falta que le es reprochada.
Mas, como Ami es inocente, triunfa fácilmente de su adversario.
En Tierra Santa, según la Chanson de ]érusalem, un clérigo llamado
Pedro pretendió que San Andrés le había revelado el lugar en el que se
hallaba enterrada la lanza que había traspasado el costado de Jesús en la
Cruz. Las excavaciones realizadas permitieron encontrar, efe ctivamente,
una lanza. Y para saber si la lanza en cuestión era la auténtica, es decir, si
el clérigo había dicho la verdad, se le sometió a las ordalías del fu ego.
El clérigo murió de sus heridas al cabo de cinco dfas. Sin embargo, se
estimó que había sufrido victoriosamente la prueba y qu e la lanza era legí-
tima. Si se habían quemado sus piernas era porque había dudado primera-
mente de la verdad de su visión.
Recordemos también la prueba de !solda.
«Se acercó a la hoguera, pálida y vacilante. Todos guardaron silencio:
el hierro estaba al rojo. Metió entonces el brazo desnud o en las brasas, cogió
la barra de hierro y caminó nueve pasos llevándol a. D spués, habiéndola
tirado, extendió sus brazos, con las palmas abiertas. Y todos pudieron ver
que su carne estaba más sana que ciruela de cir uelo . E ntonces d e todos los
pechos subió hacia Dios un gran grito de alabanza.»
* * *
Basta pensar en la etimología de la palabra «símbolo» para compren-
der el lugar ocupado por el pensamiento si111b6 li co no sólo en la teología,
la literatura y el arte del Occidente medi eva l, sino asimismo en todo su
bagaje mental. El symbolon suponía entre los griegos un signo de _recono-
cimiento, representado por las dos mitad es de un objeto repartidas entre
dos personas. El símbolo es un signo d e contrato. Es la referencia a una
unidad perdida, recuerda y llama una realidad superior oculta. Ahora bien,
en el pensamiento medieval, «cada objeto material era considerado como
la figuración de alguna cosa que se correspondía con él en un plano más
elevado y, por lo tanto, se convertía en el símbolo de ésta>>. El simbolismo
era universal. Pensar consistía en un perpetuo descubrimiento de las signi-
ficaciones ocultas, en una constante «hierofanía». Pues el mundo oculto era
un mundo sagrado, y el pensamiento simbólico no era sino la forma ela-
borada, filtrada, al nivel de los doctos, del pensamiento mágico en el cual
se bañaba la mentalidad común. Sin duda, los amuletos, los filtros, las fór-
mulas mágicas, el uso y comercio de los cuales estaba muy extendido, son
441
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
los aspectos más groseros de esas creencias y esas prácticas. Pero las reli-
quias, los sacramentos y las plegarias significaban para la masa los equiva-
lentes au torizados de aquéllos. Se trataba siempre de encontrar las llaves
que forzaban el mundo oculto, el mundo verdadero y eterno, a través del
cual se hacía posible la salvación. Los actos de la devoción eran actos sim-
bólicos, mediante los cuales se trataba de hacerse reconocer por Dios y obli-
garlo a mantener el contrato sellado con Él. Las fórmulas con que se entre-
gaban las donaciones y hacían alusión al deseo de salvar por medio de ellas
el alma, designaban ese contrato mágico que hacía de Dios el obligado del
donador y le constreñía a salvarle. De la misma manera, el pensamiento con-
sistía en encontrar las llaves que abrían las puertas del mundo de las ideas.
El simbolismo .medieval comienza a nivel de las palabras. Nombrar
una cosa implica ya explicarla. Isidoro de Sevilla lo había dicho ya y, des-
pués de él, la etimología florece en la Edad Media como una ciencia fun-
damental. Nombrar las cosas supone el conocimiento y la toma de posesión
de las mismas, de sus realidades. En medicina, el diagnóstico es ya cura-
ción, puesto que se ha pronunciado el nombre de la enfermedad. Cuando
el obispo o el inquisidor han podido declarar «herético» a un sospechoso,
lo esencial está hecho. El enemigo ha quedado desenmascarado. Los res y
los verba no se oponen, los unos son los símbolos de los otros. Si el lenguaje
es para los intelectuales de la Edad Media un velo de la realidad, es tam-
bién la llave, el instrumento adecuado de esa realidad. ccLa lengua -dice
Alain de Lille- es la mano fiel del espíritu.>> Y para el Dante la palabra
es un signo total que descubre la razón y el sentido de las cosas: rationale
signum et sensuale.
Se comprende así la importancia del debate que, a partir del siglo XI y
hasta el final de la Edad Media, opone a casi todos los pensadores en torno
a la naturaleza exacta de las relaciones entre los verba y los res, hasta el
punto de que los historiadores tradicionales del pensamiento han llegado
incluso a reducir la historia intelectual de la Edad Media a una confron-
tación entre «realistas)) y cmominalistas)), güelfos y gibelinos del pensamien-
to medieval. Es la «querella de los universales*)).
El estudio de las palabras y del lenguaje, el trivium: gramática, retó-
rica y dialéctica, primer ciclo de las siete artes liberales'~, constituye tam-
bién el fundamento de toda la pedagogía medieval. La base de toda la ense-
ñanza, hasta el final del siglo xn, por lo menos, es la gramática. A través
de ella se llega a todas las otras ciencias, especialmente a la ética, que se
superpone a las artes liberales y las corona en cierto modo. La gramática
es una ciencia polivalente, como la ha definido el canónigo Delhaye, no
442
MENTALIDADES, SENSIBILIDADES, ACTITUDES
sólo porque, a través del comentario de los autores, permite tratar todos
los temas, sino porque, gracias a las palabras, nos conduce al sentido oculto
del que éstas son la llave. En su Fans philosophiae, «Fuente d e Filosofía»,
escrita en el siglo xn, Godefroy de Saint-Victor rinde homenaje a la gra-
mática que le ha enseñado las letras, las sílabas, el discurso «literal» y el
discurso «trópico», que revela el sentido figurado, alegórico. En Chartres,
el célebre maestro Bernard de Chartres funda igualmente toda su enseñan-
za en la gramá tica. En realidad, tanto el uno como el otro no hacen más
que seguir o reanudar una tradición que se remonta a la Antigüedad y
que fue legada por San Agustín y por Martianus Capella a la Edad Media.
Dentro de la exégesis escrituraria de los cuatro sentidos, si bien algunos,
basándose en San Pablo, consideran que la letra puede matar mientras que
el espíritu vivifica, la mayor parte de los exegetas medievales ven en la
littera una introducción al sensus.
El gran depósito de los símbolos es la naturaleza. Los elementos de los
diferentes órdenes naturales son los árboles de este bosque de símbolos.
Minerales, vegetales, animales son todos simbólicos, aunque la tradición se
contente con señalar tan sólo a algunos: entre los minerales, las piedras
preciosas, que despiertan la sensibilidad al color y evocan los mitos de
riqueza. Entre los vegetales, las plantas y las flores citadas en la B iblia.
Entre los animales, las bestias exóticas, legendarias o monstruosas, que hala-
gan el gusto medieval por lo extravagante. Lapidarios, ílorarios >i!', bestia-
rios, en los que están catalogados y explicados esos símbo.los, ocupan un
lugar distinguido en la biblioteca ideal de la Edad Media.
Piedras y flores unen a su sentido simbólico sus virtudes curativas o
nefastas. Las piedras amarillas o verdes, por homeopatía ele color, curan la
ictericia y las enfermedades del hígado; las rojas, las hemorragias y los
flujos de sangre. El sardonio rojo simboliza a Cristo derramando su sangre
en la Cruz por la humanidad; el berilo transparente atravesado por el sol
figura al cristiano iluminado par Jesucristo. Los Horarios se encuentran
próximos a los herbarios. Introducen en el pensamiento medieval el mundo
de los «simples», las recetas de las buenas mujeres y los secretos ele los her-
bolarios monásticos. El racimo d e uvas es el Cristo que ha dado su sangre
por la humanidad, en una imagen simbolizada por la prensa mística. La
Virgen está representada por el olivo, la azucena, el lirio de los valles, la
violeta, la rosa. San Bernardo subraya que la Virgen está simbolizada lo
mismo por la rosa blanca, que significa su virginidad, que por la rosa roja,
que torna sensible su caridad. La centáurea, cuyo tallo es cuadrangular,
cura la fiebre cuartana, mientras que la manzana es el símbolo del mal y
443
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
444
MENTALIDADES, SENSIBILIDADES, , ACTITUDES
445
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 137 A 140
447
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
38. OTTMARSHEIM
(Según Kautzsch)
El plano central y el plano basilical son los habían servido primordialmente como iglesias
más frecuentes en las iglesias del Occidente relicarios, martyria.
cristiano, tomado el primero del Santo Sepul- San Ambrosio de Milán (39) fue construido
cro de Jerusalén y el segundo de la basílica hacia i 100 sobre el emplazamiento de una
romana. En última instancia, ambos proce- basílica carolingia del siglo IX, la cual, a su
den de los · modelos orientales y de las inter- vez, había reemplazado un santuario del si-
pretaciones simbólicas. glo rv. La nueva iglesia conserva del edificio
La iglesia octogonal de Ottmarsheim (38), en carolingio el atrium ensanchado y el coro con
Alsacia, consagrada por el papa León IX tres ábsides, prolongado por una basílica de
en io49, en ocasión de una gira dedicada a tres naves. La gran novedad es la cubierta:
efectuar consagraciones, imita la célebre ca- bóveda sobre nervios, que anunciaría el gótico
pilla imperial de Carlomagno en Aquisgrán, si su movimiento no estuviese contenido den-
cuya popularidad, sobre todo en el país ger- tro del espíritu puramente románico, «es de-
mánico, ha reforzado el éxito de las iglesias de cir, destinado a hacer destacar las masas y los
planta central, que, en la Alta Edad Media, valores murales, no a abolirlos» (A. Chastel).
MENTALIDADES, SENSIBILIDADES, ACTITUDES
que los clérigos le hacen ver después bajo las apariencias concretas del dia-
blo y de sus encarnaciones. Se concibe, pues, el éxito popular de una here-
jía como el catarismo, variedad del maniqueísmo, que reemplaza a Dios y a
Satán por un principio del Bien y un principio del Mal. De la misma
manera, el arte de la Alta Edad Media, por encima de las tradiciones esté-
ticas indígenas o procedentes de la estepa que lo inspiran, manifiesta que
las tendencias ceno figurativas» son más «primitivas» que las otras.
449
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
• * •
Así en el gusto por el color y el prestigio de lo físico, tendencias fun-
damentales de la sensibilidad medieval, se podría preguntar qué seducía
más a los hombres de la Edad Media, si las atracciones sensibles o las
nociones abstractas que se disimulan tras las apariencias: la energía lumi-
nosa y la fuerza.
El gusto de la Edad Media por los colores vivos es bien conocido. Es
un gusto «bárbaro»: cabujones insertos en los planos de la encuaderna-
ción, orfebrerías rutilantes, policromía de las esculturas, pinturas cubrien-
do los muros de las iglesias y de las casas de los poderosos, magia coloreada
de las vidrieras. La Edad Media casi incolora que se admira hoy día es un
producto de la destrucción del tiempo y del gusto anacrónico de nuestros
contemporáneos. Sin embargo, detrás de esta fantasmagoría coloreada, sub-
yace el miedo a la noche, la búsqueda de la luz, que es salvación.
Progreso técnico y moral parecen orientarse hacia una domesticación
creciente de la luz. El muro de las iglesias góticas se vacía y deja entrar
torrentes de luz coloreada por sus vidrieras; el vidrio plano hace una tími-
da aparición en las casas a partir del siglo xrn; la ciencia del siglo XIII, con
un Grosseteste '", un ' Vitelo y otros, escruta la luz, pone la óptica en el pri-
mer plano de sus preocupaciones y, en el campo técnico, concede la claridad
a los ojos fatigados o enfermos inventando los lentes en las postrimerías
del siglo. El arco iris llama la atención de los sabios: es luz coloreada, aná-
lisis natural, capricho de la naturaleza. Satisface, a la vez, las tendencias tra-
dicionales y las orientaciones nuevas del espíritu científico medieval. Tras
todo esto, se encuentra lo que se ha llamado la «metafísica medieval de la
luzn, mejor aún, de modo más general y más modesto, la búsqueda de la
seguridad luminosa. La belleza es luz, tranquiliza, es signo de nobleza. El
santo medieval resulta ejemplar desde este punto de vista. Como ha escrito
André Vauchez, «el santo es un ser de luzn. He aquí la descripción de San
ta Clara: «Su faz angélica era más clara y más bella después de la oración,
hasta tal punto resplandecía de felicidad. Verdaderamente, el gracioso y
liberal Señor derramaba sus r ayos sobre su pobre y pequeña esposa de tal
manera que ésta irradiaba la luz divina en torno suyo.» A la muerte de San
Edmond de Cantorbery, «un rocío luminoso emanó súbitamente de él y
su rostro se coloreó con un bello rosado». El Elucidarium precisa que en el
Juicio Final los santos resucitarán con sus cuerpos de colores diversos, según
que sean mártires, confesores o vírgenes. Pensemos en el «olor de santidad»,
450
MENTALIDADES, SENSIBILIDADES, ACTITUDES
simbólico sin duda alguna, pero absolutamente real para las gentes de la
Edad Media. En Bolonia, durante la noche del 23 al 24 de mayo de 1233,
con ocasión de la canonización de Santo Domingo, su ataúd fue abierto, con
objeto de efectuar la traslación de su cuerpo, en presencia de un grupo de
hermanos predicadores y de una delegación de nobles y de burgueses. «An-
siosos, pálidos, los hermanos rogaban llenos de inquietud.» Cuando se hubo
desclavado el féretro, un olor maravilloso envolvió a tod a la asistencia.
Pero es la luz el objeto de las aspiraciones más ardientes, ella la que está
cargada de los más altos símbolos. Helos aquí pintados por Chrétien de
Troyes, a Cliges y Fénice:
45 1
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
las iglesias, los regalos que se ofrecen mutuamente los príncipes y los pode-
rosos, las descripciones de monumentos y de ciudades. Se ha hecho notar
que el Liber Pontificalis, donde se describían las empresas artísticas de los
papas de la Alta Edad Media, se hallaba lleno de gold and glitter. U na obra
anónima de mediados del siglo xn sobre los Mirabilia Romae, las «Mara-
villas de Roma)), habla sobre todo de oro, de plata, de bronce, de marfil, de
piedras preciosas. Un lugar común en la literatura, tanto histórica como de
ficción, es la descripción o, mejor, la enumeración de las riquezas de Cons-
tantinopla, la gran atracción para los cristianos de la Edad Media. Lo que
llama en primer término la atención de los occidentales en el Pelerinage
de Charlemagne son los campanarios, las águilas, los puentes «relucientes)).
En el palacio, son las mesas y las sillas de oro fino, los muros recubiertos de
ricas pinturas, la gran sala cuya bóveda está sostenida por un pilar de plata
nielada, rodeado de cien columnas de mármol nielado de oro.
Lo bello es lo colorido y lo brillante, que es también, con la mayor
frecuencia, lo rico. Pero lo bello es, al mismo tiempo, lo bueno. El prestigio
de la belleza física alcanza tan alto grado que la belleza se convierte en
un atributo obligatorio de la santidad. El Buen Dios es primordialmente el
Bello Dios y los escultores góticos imprimen en sus obras el ideal de los
hombres de la Edad Media. Los santos medievales poseen no sólo los siete
dones del alma (amistad, sabiduría, concordia, honor, poder, seguridad y
alegría), sino también los siete dones del cuerpo: belleza, agilidad, fuerza,
libertad, salud, voluptuosidad y longevidad. Esto ocurre incluso en los san-
tos «intelectuales)). El caso de Santo Tomás de Aquino es característico. Un
autor de leyendas dominico escribe: «Cuando Santo Tomás se paseaba por
la campiña, el pueblo que estaba ocupado en los campos abandonaba sus
trabajos y se precipitaba a su encuentro, para admirar la estatura imponen-
te de su cuerpo y la belleza de sus rasgos humanos; se veían impulsados
hacia él mucho más por su belleza que por su santidad.)) En Italia del Sur,
se le llamaba el Bos Siciliae, el «Buey de Sicilia)). Así, ese intelectual era
en primer término, para la gente de su época, un «fuerte>>, un «duro)).
Ese culto a la fuerza física se da con mayor intensidad, como es lógico,
entre los miembros de la aristocracia militar, entre los caballeros, para quie-
nes la guerra supone una pasión. El trovador Bertrán de Born *, que fue,
antes de hacerse monje cisterciense, el compañero de Ricardo Corazó~ de
León, ese espejo de caballeros (J oinville relata todavía con admiración:
«Cuando los caballos de los sarracenos se asustaban ante un matorral, sus
amos les decían: ¿Piensas que es el rey Ricardo de Inglaterra? Y cuando
los niños de los sarracenos se peleaban, les decían: ¡Cállate, cállate! ¡O iré
452
MENTALIDADES, SENSIBILIDADES, ACTITUDES
453
EP1GRAFES DE LAS ILUSTRACION ES 141 A 151
141. SIMBOLISMO ANIMAL Y MENTALIDAD il. n9). Dos diablos se llevan su alma
DUALISTA. al infierno, mientras la serpiente, sím-
La obra mediocre de Rugues de Fouil- bolo d.el mal, y aquí más especialmente
loy, escritor y miniaturista, prior de de la avaricia, cobija los sacos en que
Saint-Laurent-au-Bois, cerca d.e Reilly el difunto ha atesorado su fortuna.
(Somme), de II52 a n74, manifiesta (Vézelay, Iglesia de la Magdalena.)
esa tendencia al simbolismo moraliza-
dor y al simp>Zicismo mental que opo- 143· LOS MILAGROS: VENCER A LA
MUERTE.
ne de dos en dos a buenos y malos y
que triunfará durante el siglo XIII en El gran temor, antes del siglo XIV, está
las obras vulgarizadoras, como la d.el representado por el infierno, no por la
dominico Vincent de Beauvais. La mi- muerte. Las numerosas escenas de re-
niatura toma como punto de partida surrección parecen haber tenido por
tres versos de la novena égloga de Vir- objeto más la afirmación del poder de
gilio, enteramente apartados de su sen- Dios y de la santidad de los personajes
tido original. Rugues opone en ella al a los que confiere ese poder que la ne-
bueno y al mal pastor: el Cristo y un cesidad de calmar una inquietud inme-
monje indigno del báculo abacial que diata cara a la muerte. En este capitel
le tiende el Señor. Debajo de cada uno de la nave de Vézelay (entre r I20
de ellos, la buena progenie: carneros, y n40 ), San Benito resucita a un
ovejas, corderos, pastor vigilante con niño. (V ézelay, iglesia de la Magda-
su perro ladrador, y la mala: macho lena.)
cabrío, cabras, cabritillas y pastor ne-
gligente con su perro mudo. Rugues 144. SIMBOLISMO ANIMAL: EL GRIFO.
aplica la fácil oposición de las dos fa- La vida moral es una lucha. Es preciso
milias a toda clase de comparaciones: clavar la espada en el cuerpo del grifo,
verdaderos o falsos monjes, paganos y encarnación del Diablo, símbolo d.el
cristianos, etc. Sus obras han gozado de mal. El escultor de este capitel de
una gran popularidad entre los cister- Autun (siglo XII) se ha interesado so-
cienses. Este manuscrito procede de la bre todo por las p·osibilidades gráficas
abadía cisterciense de Clairmarais (Pas- de un tema teratológico que se presta-
de-Calais). (Saint-Omer, Biblioteca Mu- ba a numerosas variantes en torno a la
nicipal, manuscrito 94, fol. 48 vuelto.) mezcla de las dos naturalezas del grifo:
pájaro-mamífero, semileón y serniágui-
142· SIMBOLISMO ANIMAL Y VIDA MORAL: la, mezcla que permite esas inquie tan-
LA SERPIENTE Y LA MUERTE DEL MAL tes coexistencias en un solo "cuerpo,
RICO. esas herejías zoológicas que tanto han
Capitel de la nave de Vézelay, qu.e re- seducido a la sensibilidad y al arte ro-
presenta la muerte del mal rico (véase mánico. (A utun, catedral.)
454
150
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 141 A 15 1
455
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 141 A 151
(Bella es para mí la presea de los escudos / con sus colores rojo y azur, /
de las enseñas y de los gonfalones, / pintados en di versos colores ; / alzar
tiendas, abrigos, ricos pabellones, / romper las lanzas, ¡¡gu jerear los escudos
y cortar / los yelmos bruñidos; dar y recibir golpes. / Y siento · gran alegría
cuando veo en el campo alineados / a los caballeros y a los caballos arma-
dos. / Me place cuando los corredores / hacen huir a las gentes y al gana-
do; / me place verles correr perseguidos / por muchos guerreros, todos
juntos. / Place sobre todo a mi corazón / ver cas tillos fuertes sitiados, /
murallas rotas y hundidas, / ver al ejército en el borde / todo alrededor de
los fosos cercados / y palestTas con fu er tes puntales apTetados. / Y me place
también el señOT / cuando se lanza el primero al asalto, / sobre su caballo
armado, sin temblaT / paTa hacer enaTdecer a los suyos / con su valiente
coraje ... / Os lo digo: nada tiene para mí sabor, / ni comer, ni beber, ni
dormir, / tanto como oÍT gritar « ¡Adelante! » / por ambos lados, y oír relin-
char/ a los caballos desmontados, en el bosque,/ y gritar: «¡Ayuda! ¡Ayu-
da! » y ver caer en los fosos / grandes y pequeños en la pradera, / y ver los
muertos con trozos de lanza / en el costado, y sus banderolas. / Pues una gran
guerra hace de un señor avaro un generoso: / por lo que me place ver la
pompa de los reyes, / que tengan necesidad de estacas, cuerdas y pomos de
espada / y sean las tiendas levantadas para acampar fuera. / ¡Ah, encon-
trarnos por millares y centenas, / que después de nosotros se cante la ges-
ta! / Trompas, tambores, banderas y pendones, / enseñas y caballos negros
y blancos/ veremos bien pronto: ¡qué gusto dará vivir! / Se quitarán sus
bienes a los usureros, / y por el camino no irán ya los convoyes / de día
457
37
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
(Cerca del camino por donde van / Una capilla se alza sobre un monte, /
En el rincón de una roca asentada, / Dominando el mar, cara al cierzo. / La
parte que se llama cantil / Se halla colocada sobre un montículo. / Más allá,
nada: el acantilado. / Este monte está todo lleno de piedra. / Si una ardilla
hubiese saltado de allí, 7 Habría perecido sin remisión ... / Tristán no anda
lentamente / Tras del altar hay una ventana, / La atrae hacia él con su
mano derecha / Y, por la abertura, salta afuera .. . / ¡Señores!, una gran
piedra ancha / Estaba en medio de este roquedo. / Tristán salta sobre ella
muy ligeramente. / El viento entra en sus vestidos / Y le evita caer pesa-
damente. / Las gentes de Cornualles llaman todavía / A esta piedra «el Sal-
to de Tristánn ... / ¡Tristán salta! : la arena era blanda ... / Los otros lo
aguardan ante la iglesia, / Pero en vano: ¡Tristán se va! / Dios le ha hecho
una bella merced. / Por la ribera, a grandes saltos, escapa. / Oye muy bien
el fuego que crepita. / No tiene intención ele volver: / No puede correr
más rápido que corre ... )
459
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
Media de una singular fortuna. Ahora bien, las virtudes se han convertido
en caballeros y los vicios en monstruos.
* * *
Toda esta exaltación no era sino un a búsqueda. Escapar a este mundo
vano, engañoso e ingrato, es la tentativa incesante de toda la sociedad medie-
val, desde el más alto al más bajo. Tratar de encontrar, al otro lado de la
realidad terrestre mentirosa -los integumenta, los velos, pueblan la litera-
tura y el arte medievales y la andadura intelectual o estética en la Edad
Media consiste, ante todo, en levantar los velos-, la verdad oculta, verita
ascoza sotto bella menzogna («la verdad oculta bajo la bella mentira», Dante,
Convivio, II, 1 ), tal es la mayor preocupación en la Edad Media.
De ahí el recurso constante a los mediadores del olvido, a los creadores
de evasión. Afrodisíacos y excitantes, filtros de amor, especias, brebajes de
donde nacen las alucinaciones, hay para todos los gustos y para todos los bol-
sillos. Las hechiceras de aldea los procuran a los campesinos; los mercaderes
y los ccfísicosn, a los caballeros y a los príncipes. Todos acuden en busca de
visiones, de apariciones y a menudo se ven favorecidos por ellas. La Iglesia,
que reprueba esos medios mágicos, r ecomienda otros : según ella, todo acto
importante debe ser preparado con ayunos prolongados (en general, de tres
días), con prácticas ascéticas, con oraciones que hacen el vacío necesario para
la venida de la inspiración, de la gracia. La vida de los hombres de la Edad
Media está atormentada por los sueños. Sueños premonitorios, sueños reve-
ladores, sueños instigadores. Son la trama misma y los estimulantes de la vida
mental. Los innumerables sueños de los personajes bíblicos, que la escultura
y la pintura r epresentan a porfía, se prolongan en cada hombre y en cada
mujer de la Cristiandad medieval. cc¿De dónde vienen los sueños?», pregunta
el discípulo del Elucidarium. ccA veces de Dios, cuando se trata de una reve-
lación del futuro, como cuando José supo por las estrellas que sería preferido
a sus hermanos, o de una advertencia necesaria, como cuando el otro José
supo que debía huir a Egipto. A veces del Diablo, cuando se trata de una
visión vergonzosa o de una incitación al mal, como leemos en la Pasión de
Nuestro Señor con referencia a la mujer de Pilatos. A veces también del
hombre mismo, cuando eso que ha visto, oído o pensado, lo imagina. en
sueños y saca de ello temor, si se trata de cosas tristes; esperanza, cuando se
trata de cosas alegres.n Todas las clases sociales sueñan. El rey de Inglaterra
Enrique I ve en sueños a los tres ccestados» de su pueblo sublevados contra él;
el monje Gunzo recibe en sueños los datos numéricos de la reconstrucción
MENTALIDADES, SENSIBILIDADES, ACTITUDES
,¡¡, * *
Al lado de esta mentalidad y de esta sensibilidad mágicas, surgen y se
desarrollan otras estructuras, principalmente en las ciudades, donde la evo-
lución es más rápida. Visibles ya en el siglo xn, dichas transfo r maciones pare-
cen haber ganado la partida en el siglo xrn. Claro está que se ha d e recordar
aún, con Claude Lévi-Strauss, que «el pensamiento mágico no es un inicio,
un comienzo, un esbozo, una parte de un todo todavía no r ealizado, sino que,
por el contrario, forma un sistema bien articulado, independiente, desde ese
punto de vista, de ese otro sistema que constituirá la cien cia .. . ». No obstante,
hay que concretar que, en la sociedad medieval y rnuy a me nudo en un mis-
mo hombre, no solamente cohabitan los dos sistemas, sino que, a través de
oposiciones, tensiones e incoherencias, se da una permeabilidad, una progre-
siva destrucción del antiguo sistema por el nuevo. Preciso es también recor-
dar que la actitud d el historiador d e las civilizaciones, frente a esas mutacio-
nes de mentalidad y de sensibilidad, ha ele ser por fuerza diferente a la de los
historiadores del pensamiento y de la espiritualidad, que buscan en esas
transformaciones el fondo estab le ele una fe. Aunque fuesen tan luminosos,
tan penetrantes, tan sensibles a las evoluciones como los de un padre Chenu
o de un padre Lubac, sus análisis, que enriquecen la comprensión histórica,
dependen siempre ele un prejuicio -en el mejor sentido de la palabra-, del
que hay que apartarse para intentar proyectar sobre la historia mental de
la Edad Media una luz acaso menos «afectuosa», pero que, dada la distancia
a que está situada, debe hacer r esaltar ciertas proporciones y ciertas relacio-
nes. Al comienzo d e su admirable obra sobre Theologie au douzieme siecle,
el padre Chenu escribe: «Toda la lectura del siglo xu ha sido desequilibra-
da por los prejuicios racionalistas de la filosofía de las luces ... Sostenemos fir-
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
memente, contra ella y contra sus secuelas, que los procedimientos simbóli-
cos de la expresión religiosa tienen por lo menos tanta importancia y, cier-
tamente, más eficacia cristiana que los procedimientos dialécticos.» A ello
hemos de contestar que la «eficacia cristiana» no puede servir de referencia
al historiador y que, a despecho de sus extremismos, sus incomprensiones,
sus candideces, sus errores, la filosofía de las luces tuvo el mérito, abstracción
hecha de los juicios de valor que en efecto mezclaba en ello, de afirmar que
«los procedimientos simbólicos de la expresión religiosa» pertenecían ya al
pasado, al siglo XII, mientras que los «procedimientos dialécticosn represen-
taban el mecanismo mental e intelectual del porvenir, en espera de ceder el
lugar a otras «novedadesn .
La primera novedad que se produce en ese dominio durante el siglo XII
es, como hemos visto, la creación por hombres «nuevos», los maestros de
las escuelas urbanas, convertidos en universitarios, de un nuevo bagaj e men-
tal. Ese bagaje mental se forma a partir de un instrumento material, el
libro. Porque no hay que engañarse. El libro universitario es por entero
distinto al libro monástico. No se trata de negar que éste haya sido un ins-
trumento de cultura. La magnífica historia de la cultura monástica -tal
como la ha evocado, por ejemplo, un Dom Jean Leclercq- basta para ates-
tiguar el papel del libro en ese sistema cultural. Pero el libro monástico,
comprendida su situación espiritual e intelectual, supone en primer térmi-
no un tesoro. En cambio, el libro universitario es, ante todo, un instru-
mento. A pesar de todos los esfuerzos de la técnica: escritura cursiva, menos
cuidada y más rápida, multiplicación de los ejemplares por el sistema de
la pecia *, ausencia de miniaturas o ilustraciones hechas en serie, el libro
seguirá siendo caro, hasta que llegue la imprenta. Recuérdese el milagro
de San Benito, en el siglo VI, salvando de anegarse en las aguas el hierro de
una pala. A ese milagro responde -tiempos nuevos, instrumentos nuevos-
el de Santo Domingo en el siglo xm: «Un día en que Santo Domingo
cruzaba un río, en las cercanías de Toulouse, sus libros cayeron al agua.
Ahora bien, tres días después un pescador, habiendo echado sus redes en
ese lugar, creyó haber capturado un pesado pez y sacó del agua los libros
del santo, tan intactos como si hubiesen estado cuidadosamente guardados
en un armario.» No se trata, por otra parte, de que Santo Domingo hubiese
sucumbido a un nuevo fetichismo del libro, lo cual no supieron evitar todos
los universitarios. Muy al contrario, sabe restringir el papel del libro a su
función auxiliar. La leyenda dorada lo testimonia todavía: «Como se le
preguntase cuál era el libro en que había estudiado más, contestó: " ¡En el
libro de la caridad!"»
MENTALIDADES, SENSIBILIDADES, ACTITUDES
152. LAS ARTI:S LIBERALES : ARISTÓ- Edad Media, su poder es más bi.e n má-
TELES. gico. Más tarde ese poder se convierte
El programa de las siete artes liberales en utilitario, instrumento de cultura
ha sido representado por primera vez más que de prestigio. No obstante,
en las catedrales de Chartres y de tuvo siempre un doble valor: material
Laón, las dos más célebres escuelas (los libros costaban caros) y espiritual.
francesas del siglo XII . La ilustración Salvar los libros constituyó, pues, para
sigue el texto de Martianus Capella, los clérigos una preocupación casi tan
qu.e había establecido su lista, a co- grave como poner al abrigo las reli-
mienzos del siglo V, en las Nupcias de quias. En la ilustración, San Omer y
Mercurio y la Filología y que había dos de sus compañeros blanden ese
rodeado a cada una de las siete muje- precioso tesoro durante una travesía.
res que simbolizan las ciencias con un La miniatura forma parte de un con-
grupo de sabios. La Edad Media ha junto incluido en un manuscrito de la
ret.e nido, dentro de cada grupo, el vida de San Omer, copiado a finales
nombre de uno, más especialmente re- del siglo XI por el capítulo de la cate-
presentativo de cada disciplina. Aquí dral. (Saint-Omer, Biblioteca M unici-
Aristóteles ilustra la dialéctica, situa- pal, manuscrito 698, fol. IO vuelto.)
da encima de él. Precisamente a me-
154- EL LIBRO: UN INSTRUMENTO.
diados del siglo XIII, Thierry de Char-
tres había incluido nuevos tratados de Este copista, con sus tintas de diferen-
lógica de Aristóteles en su obra sobre tes colores, sentado bajo una arquitec-
las siete artes lib erales: el Heptateu- tura característica del gótico a finales
chon. El sabio está representado como del siglo XIII, reproduce una obra de
un escriba, un escribiente con todos los éxito, el Speculum historiale, el "Es-
instrumentos de su oficio. Estas escul- pejo histórico" (véase il. I27) de Vin-
turas ornamentan las superficies above- cent de Beauvais. El manuscrito, ins-
dadas de la puerta derecha del Pórtico trumento de vulgarización, evoluciona
Real de Chartres, levantado entre II4 5 hacia la producción en serie. (Bolonia,
y n55 para servir de fachada a la ca- Biblioteca Municipal, manuscrito I JI,
tedral románica del siglo XI, destruida fol. 7 vuelto.)
en II94 por un incendio, del que se
155· EL PROGRESO DE LA CIENCIA: LA
salvó únicament.e esta fachada. (Char-
LECCIÓN DE ANATOMÍA.
tres, Catedral.)
El estudio de la anatomía hace gran-
153· EL LIBRO: UN TESORO. des progresos en el siglo XIII. La prác-
El libro no dejó de ocup·ar en la cultu- tica de la disección aparece en Bolonia,
ra medieval un lugar de excepción. Es donde Guillermo de Saliceto publica
el arma de los clérigos. Durante la Alta en I275 su Chirurgia, la primera ana-
..
... - - . . . ........ - ........ -,....... . . ~·· ""
.. .
.:J
i·,
1.
159
EPÍGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 152 A 161
cir, los seres vivientes, comprendido La justicia medieval sigue siendo bár-
el hombre. (París, Biblioteca Nacio- bara. Las mutilaciones y las torturas
nal, manuscrito latino I6I69, folio 59 desempeíian en ella un papel de pri-
vuelto.) mer plano. El castigo de los adúlteros
(el mismo que el canónigo Fulbert
156. LA CARNE MORTIFICADA: LA TEN- hizo infligir clandes tinamen te a Abe-
TACIÓN DE SAN BENITO. lardo) combina la humillación y el
El ascetismo monástico no hace más maltrato fí sico. Es le ejemplar ( I296)
que llevar a su más alto grado la mor- de las "costumb res" d e Toulo,use, re-
tificación de la carne que la Iglesia dactadas a jJelición ele los cónsules
recomienda a todos. Los ejercicios cor- en I28_::¡, se !talla adornado con viñe-
porales deb en completar y sostener los tas y pinl'//.ras en las que se demuestra
ejercicios espirituales. En este capitel que la j'1lslicia urbana a finales del si-
de Saint-Benolt-sur-Loire (hacia I IOO, glo X III era tan crue l como cualquier
véase il. 78), San Benito, tentado por justicia seíiorial. Se ha observado que
la mujer que le presenta el Diablo, se ni en el lex lo ni en las glosas se hace
desviste y rueda desnudo entre ortigas la m enor alusión a las torturas repre-
para apagar los fue gos del deseo. E l sentadas. ¿Hipocresía? En todo caso,
episodio aparece también en otras vi- no v.er la civi lización medieval sino a
das de santos. (Saint-B enoll -sur-Loire, través de los textos supondría hacerse
Iglesia abacial.) de ella una imagen falsa y dulzona,
aunque no fa lten los tex tos newos. (Pa-
157. LEJOS DEL ASCETISMO: LA DES- rís, Biblioteca Nacional, manuscrito la-
PREOCUPACIÓN.
tino 9I87, fo l. J2 vuelto.)
Este relieve que adorna la tumba de
una condesa de ]oigny (siglo XIII) 159. DESGRACIAS Y VIOLENCIAS: JOB.
combina la nueva sensibilidad gótica El hombre medieval tiene las mayores
(espíritu de goce, naturalismo del fo- probabilidades de verse enfrentado a
llaje) con las lecciones de la moral y una sucesión de calamidades. Por lo
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 152 A 161
* * *
Sería presuntuoso tratar de definir en un as breves líneas el método
escolástico *. La evolución primordial por él sufrida fue la que condujo de
la lectio a la questio y de la questio a la disjndatio. El método escolástico
no es, en principio, sino la generalización del viejo proceder, empleado de
modo especial en lo que se refiere a la Biblia, de las questiones y respon-
siones, de preguntas y respuestas. Ahora bien, el plantear problemas, el
someter a los autores «a cuestiones>>, en plural, lleva a someterlos «a cues-
tión)), en singular. La escolástica es, en esta su primera época, el estableci-
miento de una problemática. Mas pronto se convierte en un debate, la
«disputan. La evolución consiste en que, frente al puro argumento de auto-
ridad, toma una importancia creciente el recurso al razonamiento. Por últi-
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
* * *
A medida que afirman su imperio sobre la naturaleza y conquistan
una mayor seguridad ante el mundo, los hombres de los siglos xn y XIII
excavaron, sin embargo, nuevos abismos en su interior. La vida espiritual
se interioriza, un frente de exploración se abre en las conciencias, y las pre-
guntas de la escolástica se prolongan en una casuística. Ya es tradicional
atribuir a Abelardo el mérito de ese gran cambio de la psicología y de la
sensibilidad. En realidad, fue la obra de mutaciones profundas, de lo que
Alphonse Dupont llama la «mentalidad colectiva». El hombre buscaba fue-
ra de él la medida y la sanción de sus faltas y de sus méritos. Los peniten-
ciales le infligían castigos que venían a ser como multas. Una vez que
había pagado, quedaba reconciliado con Dios, la Iglesia, la sociedad y con-
sigo mismo. Desde ahora se le reclama también el arrepentimiento (los
escrupulosos irán hasta los remordimientos), la contrición. Ella es la que
absuelve. En la narración del Caballero del barril, el mal caballero acepta
la penitencia material, que consiste en llenar un pequeño barril metiéndolo
en el agua, pero, en tanto su corazón ignore la contrición, el barril perma-
necerá vacío. El día en que, arrepintiéndose, derrama una lágrima, basta
ella sola para llenar el barril. La Edad Media ha llorado mucho, pero los
héroes de los Cantares de gesta lloran por el dolor o por la tristeza que les
causa el mundo, no por la que se inspiran ellos mismos. Gregorio el Grande,
a finales del siglo vr, recomienda las lágrimas como signo de recompensa de
la compunción. No fue verdaderamente comprendido por los hombres
de la Edad Media hasta seis siglos más tarde.
De este refinamiento de la sensibilidad, más atenta desde este momento
a la intención que al acto, más desinteresada, podemos poner como testi-
monio a una vieja de Acre, en el tiempo de la Cruzada de San Luis: «Mien-
tras se dirigían a su hospedaje, la posada del Sudán, el hermano Yves encon-
tró en medio de la calle a una vieja que llevaba en la mano derecha una
escudilla llena de fuego y en la izquierda una botella llena de agua. El
hermano Yves le preguntó: "¿Qué quieres hacer con eso?" Ella le respon-
dió que con el fuego quería incendiar el paraíso y con el agua apagar el
infierno, de manera que el uno y el otro dejasen de existir. Pero él insistió:
"¿Y para qué?" "Porque no quiero que se haga el bien para ganar el paraí-
so o por temor del infierno, sino solamente por el amor de Dios, que vale
más que todo y que es para nosotros el bien supremo."»
De la misma manera que los penitentes cambian, los santos también
se transforman. Al lado de los signos externos tradicionales de santidad, se
470
MENTALIDADES, SENSIBILIDADES, ACTITUDES
les pide cada vez con mayor insistencia la pobreza y la caridad. La influen-
cia moral, el apostolado tienen ya más valor que las proezas taumatúrgicas
o ascéticas. Los santos del siglo XII habían enterrado su ideal en la vida mís-
tica. Etienne Gilson ha podido hablar del «socratismo cristiano)) de San Ber-
nardo. Ahora bien, según las palabras de André Vauchez: «El santo tra-
dicional del siglo XII es una persona que se abstiene, que r ehúsa, y cuya
santidad presenta un aspecto un poco "rechinante". El santo del siglo XIII
no es menos exigente consigo mismo que su predecesor, pero se nos aparece
menos hierático, más sonriente, en una palabra, más abierto y más positivo
en sus virtudes. La pobreza de Francisco de Asís no es solamente la nega-
tiva a poseer y a adquirir. Es una actitud nueva frente al mundo ... ))
El santo ya no tiene necesidad de poseer la belleza fí sica. «Un día
--cuentan las Florecillas- en que habían llegado muy hambrientos a una
aldea, fueron, según la regla, a mendigar pan por el amor de Dios; y San
Francisco se dirigió a un barrio y el hermano Masseo a otro. Pero, como
San Francisco era hombre de aspecto demasiado despreciable y de pequeña
estatura y, por este motivo, pasaba por un vil pobrecillo ante aquellos que
no lo conocían, no recogió más que algunos bocados y r estos de pan seco;
en cambio, al hermano Masseo, porque era un hombre alto y de bella apa-
riencia, le dieron muchos grandes y buenos trozos y panes enteros.»
El siglo XII, románico, pesimista, se había complacido en el bestiario;
el siglo XIII, gótico, que se encamina ya a la felicidad, se vuelve hacia las
flores y hacia los hombres. Es más alegórico que simbólico. Las abstraccio-
nes del Roman de la Rose, buenas o malas (Avaricia, Vejez, Buena Acogi-
da, Peligro, Razón, Cara-Falsa, Naturaleza), son representadas con figura
humana. El gótico es todavía fantástico. Pero se inclina más a lo extraordi-
nario que a lo monstruoso.
Y, sobre todo, se convierte en moralizador. La iconografía pasa a ser
una lección. Vida activa y vida contemplativa, virtudes y vicios con cara
humana, colocados en buen orden, decoran los pórticos de las catedrales,
con objeto de proporcionar a los predicadores una ilustración para sus ense-
ñanzas morales. Sin duda alguna, los clérigos habían asignado siempre al
arte un papel edificante. «La pintura -dice Honorius Augustodunensis-
tiene tres finalidades.)) La primera de ellas es catequística, pues la pintura
constituye «la literatura de los laicos>>. Las otras dos finalidades son la
estética y la histórica. El Concilio de Arras (1025) afirmaba ya: «Los iletra-
dos contemplan en la pintura lo que no pueden ver por la escritura.>>
Pero, ahora, la primera intención consiste en impresionar, incluso en cau-
sar miedo. Desde este momento, todo se «moraliza»: biblias y salterios y
47 1'
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
* * *
Se da, de todas maneras, en esta época un sentimiento cuya transfor-
mación se nos muestra como resueltamente «moderna)) . Nos referimos al
amor. El refinamiento de los sentimientos entre dos seres parecía confinado,
en la sociedad viril y guerrera de la edad propiamente feudal, a la amistad
entre hombres. La gesta de Ami et Amile es la expresión más perfecta de
ella. Aparece ahora el amor cortés, atento, fino, lleno de gracia y distinción.
Cierto libro de Denis de Rougemon t, merecidamente célebre, ha tomado
mayor pretexto del fenómeno para sus brillantes divagaciones sobre el
Occidente, el matrimonio y la guerra, de lo que se ha creído en su tiempo.
Al término -sin duda provisional- de una profusa literatura, René Nelli
acaba de abordar el problema con sabiduría, profundidad y pasión. Incluso
a nivel de la erudición, la génesis del amor cortés se mantiene en la oscu-
ridad. ¿Cuánto debe a la poesía y a la -civilización musulmanas? ¿Qué lazos
lo han unido con el catarismo ? ¿Ha sido, en realidad, esa «herejía)) que
Alexander Denommy ha querido ver en él, confundiéndolo acaso con exce-
siva facil idad con ese tratado De l'Amour, escrito hacia 1185 por André le
Chapelain y del cual Etienne Tempier, con su simplicismo habitual, extra-
jo en 1277 ciertas asombrosas proposiciones para condenarlas, m ezcladas
con el tomismo, el averroísmo y algunas otras doctrinas entre las más avan-
zadas de la época que no le gustaban? En el plano de la interpretación, la
discusión no está cerrada todavía. Mientras que muchos insisten sobre el
carácter «feudal)) de esta concepción del amor, inspirado en apariencia por
las relaciones entre el señor y el vasallo (el señor es en este caso la dama,
en un desquite del bello sexo), otros, a los que yo sigo con mayor gusto,
ven en él una rebeldía contra la moral sexual de ese mismo mundo feudal.
Que el amor cortés ha sido antimatrimonial resulta evidente. Y el ma-
trimonio era, sin duda, campo privilegiado para un combate que tendía a
MENTALIDADES, SENSIBILIDADES, ACTITUDES
* '" *
Acaso la más importante de las mutaciones que nos revela el arte medie-
val sea la que hace aparecer -con el realismo o el naturalismo- una nueva
manera de mirar al mundo, un nuevo sistema de valores. Esta mirada se
detiene, a partir de entonces, sobre las apariencias y, en lugar de ser un
simple símbolo de la realidad oculta, el mundo sensible cobra valor en sí
473
)18
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 162 A 175
474
1 •
168
UUTr
.
ntc;r,.¡.a.uu.a.m,.p.&1
lhrrt ttt« .il?JMUU J. .al
8t.amm ru
.rlrmcrfi'°'•""''""'"
uurad;Mipñ-rit .&!''!'
m....r, · nw1 .w..r,;.,p.
UNtd' -.ru• m.ab.aa
n
I7I
I74
r75
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 162 A 175
bía la posibilidad de que se viesen sor- Procedente, sin duda, del Irán, centro
prendidos. Por lo tanto, se han de de difusión del ideal monárquico, el
guardar particularmente los puntos dé- juego del ajedrez se extendió en Occi-
biles de las murallas, las puertas, que dente a partir del siglo XI. juego real,
se coronan con torres en las que velan simboliza las relaciones del monarca
los vigías. Los notables de las ciudades, con la sociedad y pronto fue "morali-
especialmente los maestros de las cor- zado" en .e l célebre tratado de ajedrez
poraciones, deben en general prestar el moralizador d el dominico ]acques de
servicio de vigía. La sociedad medieval Cessoles, en el siglo Xl!I . La Edad Me-
se apoya sobre un continuo "quién dia comfw:ró el ajedrez co n la sociedad
vive", como en esta miniatura del si- feudal de los tres estados: el ju.ego in-
glo VIII. (París, Biblioteca N acíonal, cluía oúisjws, caballeros (vemos aquí
manuscrito francés 2630, fol. 63 vuelto.) un ejem.jJlar de marfil del siglo XI
o XII, muy realista), soldados (que re-
167. JUEGOS SEÑORIALES: EL TIUC- /Hesentan la clase inferior, p.ero asimis-
TRAC. 111.0 militar). El rey podía ser tomado,
éste, pues, gracias al uso de los dados, El amor cortés constituye una verda-
participaba de los atractivos de los jue- dera liturgia. Recorre una serie de eta-
gos de azar. La Iglesia parece haberse pas, sancionadas por ritos. Este cofre
visto impotente ante el juego e inclu- renano del siglo XIII nos muestra el
so se llegó a repres.entar partidas de beso ritual, que sella la aceplación p•o r
trie-trae en las vidrieras de las iglesias. la dama del homenaje de su pret.en-
San Luis no disimula su mal humor al diente, de la misma manera que el
ver a sus hermanos entregarse a ese beso del señor sella el contrato de va-
475
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 162 A 175
sallaje. Este beso era, con frecuencia, noble, Biblioteca Municipal, manuscri-
el primero y el ultimo que recibía el to 34, fol. I85.)
amante. De aquí arranca el mito,
perpetuado por una cierta literatura, 172. JUEGOS POPULARES: LA CENCE-
477
39
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
478
MENTALIDADES, SENSIBILIDADES, ACTITUDES
* * *
Mas antes de llegar a este resultado, los hombres de la Edad Media han
tenido que luchar -y el combate no ha terminado todavía en el siglo xm-
con la impresión generalizada de inseguridad. Su gran confusión procede
de que los seres y las cosas no son realmente lo que parecen. La Edad Media
detesta sobre todas las cosas la mentira. El epíteto d e la naturaleza de Dios
es «el que no miente jamás». Los malos son los mentirosos. «¡So is un men-
tiroso, Fernando de C arrión! », lanza Pero Bermúdez a la cara del infante.
Y el otro compañero del Cid, Martín Antolínez, vitupera al segundo infan-
te: ce ¡Cerrad vuestra boca, mentiroso, boca sin verdad!» Toda la sociedad
está integrada por mentirosos. Los vasallos son traidores, felones, q ue renie-
gan de su señor, émulos de Ganelón y, por encima de él, del gran traidor
prototipo de todos : Judas. Los mercaderes son defraudadores, que no pien-
san más que en engañar y robar. Los monjes son hipócritas, como el fran-
ciscano del Roman de la Rose: ccCara-Falsa». El vocabulario medieval posee
una extraordinaria riqueza de términos para designar los innumerables
géneros de la mentira y las especies infinitas de mentirosos. Incluso los pro-
fetas pueden ser pseudoprofetas, los milagros p ueden ser falsos milagros,
obras del Diablo. El poder del hombre medieval sobre Ja realidad es tan
débil que debe usar de mañas para aprehenderla . Podría imaginarse que
esta sociedad belicosa se apodera de todo el ataque. Suprema ilusión. Las
técnicas son tan mediocres que la resisten cia triun fa cas i sie mpre sobre la
ofensiva. Incluso en el campo militar, los castill os roqu eros o fuertes y las
murallas son casi inconquistables. C uando el asaltante logra forzarlas es casi
siempre mediante el engaño. El co njunto de bienes puestos a disposición
de la humanidad medieval es insuficient e, tan insuficiente que para vivir
hay que despabilarse. El que carece de fuerza o de astucia está destinado
casi sin remisión a perecer. ¿Q uié n es t{t seguro y qué es lo seguro? Entre
la obra inmensa de San Agustín, la Edad Media ha escogido con preferencia
un tratado: De mendacio, ccDe la mentira».
* * ,¡e,
Pero, ante esas r ealidades que se ocultan, ¿qué se puede hacer sino
aferrarse a las apariencias? La Iglesia se esfuerza en vano por incitar a los
hombres de la Edad Media a descuidarlas, a despreciarlas, para buscar las
verdaderas riquezas que subyacen ocultas. La sociedad medieval, en sus
comportamientos y sus actitudes, es una sociedad de la apariencia.
479
LA CIVILIZAClóN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
(Tenía una caja [el tórax] ancha y el cuerpo proporcionado, / anchos hom-
bros y un pecho ancho: estaba fuertemente construido. / Los brazos gruesos
y poderosos y los puños enormes, / el cuello largo y gracioso.)
rial de los sentidos, el tacto. Son todos como Tomás. Para conservar el cuer-
po de los grandes personajes difuntos, instilan mercurio por su nariz, des-
pués obturan los orificios naturales por medio de tampones impregnados de
sustancias odoríficas, consideradas como anticorruptibles, y se embalsaman
los rostros. Cuando el cuerpo ha de ser transportado lejos, se le vacía de
sus vísceras, que son enterradas aparte, se rellena el cadáver de mirra, áloes
y otros productos aromáticos y se vuelve a coser. La religión promete la
resurrección de la carne.
A juzgar por la literatura penitencial, el número de bastardos, la resis-
tencia del clero a la obligación del celibato y las alusiones o las precisiones
contenidas en los romances, la vida sexual de los hombres de la Edad Media
no se preocupaba gran cosa de las exhortaciones de la Iglesia. La higiene,
en fin, progresaba. También en este aspecto las ciudades han debido de
desempeñar un papel de avanzada. En 1292 existían en París por lo menos
veintiséis establecimientos de baños. Los baños son, por otra parte, lugares
de placer e incluso de disolución. He aquí la descripción de los baños de
Erfurt en el siglo xm: «Los baños de esta ciudad son muy agradables. Si
tenéis necesidad de lavaros y deseáis estar cómodos, podéis entrar con toda
confianza. Seréis recibidos amablemente. Con todo cuidado, una bella mu-
chacha os dará masaje con su dulce mano. Un barbero experto os afeitará
sin dejar caer la más pequeña gota de sudor sobre la cara. Fatigado por el
baño, encontraréis una cama para reposar. Después, una mujer bonita,
que no dejará de agradaros, con el aire de una virgen, os arreglará el cabello
con cuidadoso peinado. ¿Quién no le arrancará besos, si le apetecen, puesto
que ella no se niega en manera algun a? Cuando se os pida el pago, un sim-
ple dinero os bastará ... »
La literatura monástica, además, no deja de aportar su contribución
a los cuidados del cuerpo. Un precioso manuscrito alsaciano de 1154 con-
tiene un manual de dietética escrito por un monje de Schwarzenthann e
ilustrado por Sintram, canónigo regular de Murbach. Se trata de un calen-
dario que indica para cada mes el régimen que se debe seguir. A comienzos
del siglo XIII, una Guía de la salud, redactada en Salerno, alcanzará una
amplia difusión.
La alimentación constituye, como hemos visto, una obsesión para la
sociedad medieval. La masa campesina debe contentarse con poca cosa. Las
gachas son la base de su alimentación. Los productos de la cosecha son, con
frecuencia, su principal acompañamiento. No obstante, en los siglos xn
y XIII, el companagium, el acompañamiento de pan, se extiende a todas las
categorías sociales. Es entonces cuando el pan toma verdaderamente en
LA CIVILIZAClóN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
Hará sino con la burguesía urbana. Los primeros manuales de cocina apa-
recen a mediados del siglo xm en Dinamarca y en los siglos XIV y xv se
multiplican en Francia, en Italia y más tarde en Alemania.
El cuerpo, por último, proporciona a la sociedad medieval sus princi-
pales medios de expresión. Hemos hablado ya del cálculo digital. La civili-
zación medieval es una civilización del gesto. Todos los contratos y los jura-
mentos esenciales en la sociedad de la Edad Media se acompañan de gestos,
se manifiestan por medio de ellos. El vasallo pone sus manos en las del señor,
las pone sobre la Biblia, rompe una paja o arroja un guante en señal de
desafío. El gesto tiene significado y compromete y reviste un a gran impor-
tancia en la vida litúrgica. Gestos de fe: signos de la cruz. Gestos de plega-
ria: manos juntas, manos alzadas, manos en cruz, manos veladas. Gestos de
penitencia: golpes de pecho. Gestos de bendición: imposición de las ma-
nos y signos de la cruz. Gestos de exorcismo, del in censario. La adminis-
tración de los sacramentos culmina en algunos gestos. La cel ebración de la
misa es una serie de gestos. El género literario feudal por excelencia es el
cantar de gesta. Gesta y gestus pertenecen a la misma familia.
Esta importancia del gesto es capital para el arte medieval. Lo anima,
lo hace expresivo, le da el sentido de la línea y del movimiento. Las iglesias
son gestos de piedra. Y la mano de Dios sale de las nubes para dirigir la
sociedad feudal.
* '*' *
La significación social del vestido alcanza todavía mayores dimensio-
nes. Designa a cada categoría social, es un verdadero uniforme. Llevar el
de otra condición que no es la propia significa cometer el mayor pecado
de ambición o decadencia. El jJannosus, el pordiosero vestido de harapos,
no recibe sino desprecio. Es la palabra lanzada con desdén contra San Yves,
a comienzos del siglo XIV, por aq uell os que menosprecian al santo. El leit-
motiv de Meier Helmbrechl , historia de un ambicioso que acaba en bando-
lero, es el gorro bordado a la moda de los señores, que lleva por vanidad.
Las reglas monásticas fijan cuidadosamente el vestido, más por respeto a la
orden que por prevención contra el lujo. Será preciso esperar el adveni-
miento de las órdenes er emíticas de los siglos XI y xu, cistercienses especial-
mente, para vestir, en señal de reforma, los hábitos blancos, no teñidos. Y los
monjes blancos se oponen a los monjes negros, los benedictinos. Las órde-
nes mendicantes irán más lejos y se vestirán de sayal, tejido crudo. Serán
los monjes grises. Cada nueva categoría social se apresura a adoptar un ves-
tido. Así lo hacen las corporaciones y, en primer lugar, la corporación uni-
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
* '* *
La casa es la última manifestación de la diferenciación social. La casa
campesina es de argamasa de paja y barro o de madera (la piedra, cuando es
utilizada, no pasa de las cimentaciones). Se r educe, en general, a una pieza
única y no tiene otra chimenea que un aguj ero en el techo. Pobremente
amueblada, no retiene al campesino. Por el contrar io, esa pobreza contri-
buye a la movilidad del campesino medieval.
· Las ciudades siguen siendo principalmente de madera. El fuego cons-
tituye uno de los grandes azotes medievales. Ruán arde seis veces entre
i 200 y i 215. La Iglesia no encuentra dificultad alguna para persuadir a los
hombres de la Edad Media de que son peregrinos en esta tierra. Incluso
los hombres de trabajo sedentario tienen raram ente t iempo para ligarse
a su casa.
No ocurre lo mismo en lo que respecta a los ricos. El castillo es signo de
seguridad, de poder, de prestigio. En el siglo xu se levantan las torres del
homenaje y la preocupación por la segur id ad se impone a todo lo demás.
Más tarde, los atractivos de la habitación se precisan. Bien defendidos, los
castillos conceden mayor espacio a los alojamientos, desarrollan construc-
ciones habitables en el interior de sus murallas. No obstante, la vida sigue
concentrada en la gran sala. El mobiliario es reducido. Las mesas son, en
general, desmontables. U n a vez cl'cctuada la comida, se retiran. El mueble
normal es el cofre o baúl, en el que se guardan los vestidos o la vajilla. Ésta
es el lujo supremo, ya que brilla y supone también una reserva económica.
Puesto que la vida de los seüores sigue siendo itinerante, es preciso que los
bagajes sean fácilmente transportables. Joinville no lleva consigo a la Cru-
zada sino joyas y reliquias. Los tapices, otro lujo, son también utilitarios:
colocados, sirven de mamparas y delimitan las estancias. Son llevados de cas-
tillo en castillo y recuerdan a ese pueblo de guerreros la habitación por
excelencia: la tienda.
Mas quizá sean las grandes damas -mecenazgo de las mujeres- las
que favorecen un mayor cuidado en la ornamentación interior. Según Bau-
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
PERMANENCIAS Y NOVEDADES
(SIGLOS XIV-XV)
D E la crisis del siglo XIV parece nacer un mundo nuevo. Sin embargo,
bajo la nueva piel, en la Cristiandad -cuerpo y alma- se hacen par-
ticularmente conspicuas las permanencias. Pocas técnicas que trastor-
nen la economía: la pólvora y el cañón favorecen a los grandes Estados, ya
que el armamento se encarece, pero los suizos son los mejores soldados de
Europa; los castillos pierden parte de su valor militar, pero sin esta incita-
ción suplementaria el castillo del Renacimien to habría abierto ampliamente
sus ventanas a la luz del día. En definitiva, Ja metalurgia es la principal ga-
nanciosa en esta revolución militar. No obstante, no cambiará de naturaleza
antes de la revolución industrial. La soci edad sigue ofreciendo la misma
imagen. Mas todavía parece volver a sus vi ejas concepciones: sociedad de
los tres órdenes o de los tres estados, siempre dominada por la nobleza y el
clero, con una burguesía sin duda más numerosa, más rica, más segura de sí
misma, pero que se contenta, ya sea con infiltrarse en las capas superiores
por ennoblecimiento, ya con representar por sí sola el tercer estado. Al igual
que las otras clases, desprecia al ca mpesino, y allí donde, mediante la com-
pra de tierras, consigue introducirse en el campo, se muestra tanto más
dura con el campesino cuanto sabe contar mejor y conoce el Derecho. Inclu-
so se instaura una «reacción feudal», tanto en el Este, donde aparece la «se-
gunda servidumbre», como en el Oeste, donde el rústico es tratado con
mayor dureza. La piedad mantiene su reinado: los peregrinos son más
numerosos que nunca en el camino hacia Compostela. Claro está que son
más perezosos y prefieren ser transportados que andar: el 10 de abril
de 1473, cuatro navíos parten de Hamburgo en dirección a Santiago de
Compostela. Luis XI, el rey llamado «moderno», se cubre de medallas y
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
* * *
Todavía más, la Edad Media parece exasperarse en esta época. El oto-
ño de la Edad Media, tal como lo ha visto Huizinga, está lleno de furor y
de ruido, de sangre y de lágrimas. El gótico se hace llameante, barroco,
extravagante. Enciende su encaje de llamas en los piñones de las casas, de
las iglesias, de los retablos; retuerce las líneas en todos los sentidos, retuerce
también los cuerpos de los hombres y las mujeres. Lanza sus más bellos fue-
gos en pleno siglo xvr. La iglesia de Bru se levanta a partir de 1513, la cate-
dral nueva de Salamanca y la de Segovia se inician en 1510 y 1522. En Por-
tugal, el gótico «manuelino>>, alrededor de 1500, es una de las formas más
originales del delirio gótico, anuncia ya a Gaudí. La orfebrería produce
joyas más ornamentadas, más ricas, más brillantes, más trabajadas que nu·n.
ca. Más que las monturas, los viriles, destinados a presentar la hostia, toman
dimensiones insólitas y se transforman en ostensorios. España se distingue
en este aspecto. La custodia de Gerona, terminada en 1438, tiene más de
490
PERMANENCIAS Y NOVEDADES
49 1
EPíGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 176 A 185
492
EP1GRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 176 A 185
por la sala como antorchas vivientes, Se supon e r¡ue est e retrato, obra de Ro-
aullando .. . Felizmente, la joven duque- gier Van der W eyden ( Rogelio de la
sa de Berri retuvo al rey, le privó de Pasture ), hacia r ,¡oo-I 464, representa a
moverse y le cubrió con sus vestidos, un joven noúle de la corle de Borgo-
de manera que ninguna chispa cayó i'ía, ya que su ca !J ello ajJarece cortado
encima de él. Los otros ardieron cosa según la muda r¡u c puso en circulación
de media hora y tardaron tres días en Felif;e el Bueno. Se cree que se llama-
morir" ( Michelet ). (París, Biblioteca ba Lorenzo Froimont, porque el nom-
Nacional, manuscrito francés 5r90, fo - bre de Froimont se halla escrito en el
lio r64 vuelto.) reverso, en el que figura también, en
grisalla, una imagen de San Lorenzo.
180. RETRATO PRINCIPESCO : ENRIQUE La leyenda "Raison l'enseigne" (la ra-
EL NAVEGANTE.
zón lo enseña), inscrita a derecha e iz-
Nun o Gonr;alves, nombrado en r4 50 quierda de la cabeza, debe de ser la
pintor de cámara del rey de Portugal divisa del personaje. El realismo de los
Alfonso V, pintó entre r450 y r460, trazos del rostro y del gesto de plega-
para la capilla de San Vicen te en la ca- ria de las manos contribuye a evocar
tedral de Lisboa, un vasto políptico, una atmósfera muy siglo XV, situada
La adoración de San Vicente, agrupan- entre el humanismo y la devotio mo-
do en torno de los soberanos a todos derna. (Bruselas, Museos Reales de Be-
los grandes personajes de la sociedad llas Artes.)
493
EPiGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 176 A 185
494
177
PERMANENCIAS Y NOVEDADES
* * 'if
495
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
41
MAPA /..--:r
MESETA
EL OCCIDENTE GEOGRÁFICO
DE VALDAI~
lmJ Relieve de 500 a 1000 m.
fBI Relieve de 1000 a 2000 m.
LJ Relieve por encima de 2000 m.
__.....
MESETA
DE DARKA
100 o 100 200
DESIERTO
MAPA II --r
S. V ~ • ...:;.-
LAS I NVASIONES
~~ 1Focos de d1spers1ón
l' f
.,.o
s. vr-vm ~r.:;:& ~ de los invasores ~ ~
S.L'<-X ~- S.v fiil ~ \
S. xm =~ S.vr-vm ¡1ZJ ' . \
Límite sur de las migraciones
bárbaras en el año 376
s. rx-x 8 ,..,,_ ~
~- \
.:.'r.· .
-'41 \
DE TJEHRA SANTA
MAPA IV-+
EL OCCIDENTE RELIGIOSO
¡ Santiago
de Compostela
1!20
- '.\"'.
1<,1- - -
0
Alcántara
_ 'arragona 1091
~
• Évora • Calatrava
MAPA V-+
LOS CENTROS INTELECTUALES
DEL SIGLO XII
o
6'
MAPA VI. (Según el Grand Larousse enciclopédico.) ->-
EL OCCIDENTE ROMANICO
Monreale •
.Piazza Armerina
/
? 100 2 00
( ,-.X racovia
.
OCÉANO ATLANTICO
eEgra
o León ~
o Burgos
Porto Las Huelgas e
~ma..J
oAvila
MAR MEDITERRANEO
MAPA VIII . (Según E. Perroy. Le Moyen Age, Hist. gin. des civilisa/1011s, P. U. F.)-->-
EL OCCIDENTE EC ONó~!ICO
A FI NALES DEL SIGLO XIII
. . I-I ANS EATICOS
•. Pr~n c~ pales
Pr~nc~pa les
ciuda des de la 11 .
emporios ' ansa
Pnnc1pales itinerar ios comerciales
Z ona de co loni zaci ón g enn<Í.ni c;
'" . ITALIANOS
..
• i'.~nc~palzs ccn ~ros ccon c'Jmicos
1 ~n c 1palcs e mporios
Principales itinerarios comercia les
a Ferias de Champa ña
o Gr:rn des ~eeg~~:~~~
Gr;rndes · e:-._ portadoras d e vino
ur:lifüil Prin cipales ~ent~:~sc~l
· J~O{ts:
a me pl;~ntapaiícra
dieu:;tna pas tel
*
TABLAS CRONOLÓGICAS
LA CIVILIZACION DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
845. Sitio de París por los nor- 845. Institución de un impuesto, 845-882. Hincmar, obispo d 1•
mandos. en Francia, para comprar la re- Reims, se convierte en el g1w
Destrucción de Hamburgo por tirada de los normandos. dián d e la ortodoxia cristiana y
los daneses. de la idea imperial.
846 846. Saqueo de Roma por los sa-
rracenos.
Rostislav se pone a la cabeza de la
Gran Moravia.
850-870. Los normandos atacan Mediados del siglo 1x. La palabra Hacia 850. Una colección de fal 1
Inglaterra. miles (soldado, después caballe- sos textos canónicos, el Pseud11
ro) se hace cada vez más fre- Isidoro, trata de reforzar la au10
cuente para designar el vasallo. rielad del papa, de los obispt11
y de la Iglesia sobre la sociedad
Después de 85 1. Controversia 1
eucarísticas en torno a Pascasl11
Radbert.
852. Primera mención de fas
«guildasn y las «cofradías» de
artesanos.
859. Definición de las obligacio-
nes del vasa llo: consejo y ayu·
da (consílium atque auxilium).
860
530
TABLAS CRONOLóGICAS (842 -860)
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
L
531
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE l\IEDIEVAL
862
864 864. Carlos el Ca lvo envía una 864. Comienzo de la mi sión .¡,
em bajada a Córdoba. Cirilo y Mélodo en Mora vi a .
865
867
532
TABLAS CRONOLóGICAS (862-885)
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
878
885
.533
LA CIVILJZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
900 900 .Muerte de Alfredo el Gran- Después de 900 . Hubcrt de llar. 900. La sede episcopal de Iri:i
de, rey de Inglaterra. celona: Tratado de Astrolabio. Flavia es trasladada a Santiagn
Hacia 900. Primeras incursion es de Compostela.
húngaras en naviera.
908
909
934
534
TABLAS CRONOLóGICAS (888-934)
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
888
.1
896
900
,¡
911
1
535
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
952
954
¡~---1-----1---1--
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA
ACONTECIMIENTOS
EN EL RESTO DEL MUNDO FECHAS
941
943
951
955
~1)8 . Li u tprand de Cremona:
Antapodosis (cda Retribuciónn),
J1istoria propia de su tiempo
que da a los buenos y a los ma-
los la recompensa que merecen.
537
LA CIVILIZAClóN DEL OCCIDENTE MEDIE V AL
961
965
969
97°
974
TABLAS CRONOLóGICAS ÜJ59-974)
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRlTA CULTURA NO ESC RITA FECHAS
EN EL RESTO DEL :M UNDO
959
Hacia 96o_ lVIiuiat.uras ele Rei ch e- !Jlio. l\kzquila ele Córdoba_ 960
n au. Estatua reli ca rio de Con- ~uo- 1 270. Periodo de los Song en
qu es . China_
Hacia 960. Tratado ele Cosmas el
Clérigo contra el herético Bo-
gom il en Bulgaria.
g61. Libro de los 11iilagros de 961
Santa Fe de Corn¡ ucs.
966
968
539
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
975
976
977 H acia 977 . Abu -al-Casim a laba la
riqu eza ele Ama lfi .
980 980. Los daneses e mprenden la
conquista de Ingfaterra.
981
983 983- 1002. Rein ado de Olón III.
985 085. Bautismo d el húngaro Valk
(San Esteban).
987·996 . Hugu Capeto, rey de
Francia.
989 989. Sínodo d e Charronx: pri-
in c ra institución de ((paz».
99º
991 !)<JI. Creación del Danegeld en la
lnglatcrra sajona.
996
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
F.N E L RESTO DEL MUI'\DO
54I
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDE NTE MEDIEVAL
1000 1000. Protectorado de Venecia so- Hacia 1000. Violenta revuelta, 1000. Creación del arzobispado <k
bre Istria y la Dalmacia. atrozmente reprimida, de los Gniezno, metrópoli relig iosa po
Svend, rey de Dinamarca, rea- campes inos de Normandía. laca.
nuda la conquista de Inglaterra. Comienzo del desarro llo de la Hacia 1000. El campesino hcréLi
Otón III reconoce, en Gn iezno, construcción (Raúl Gluber). co Leutard predica en Vertus.
la independencia de Polonia. Comienzos del siglo x1. en la Champagne.
Unión íntima del feudo y d el Hacia 1000-hacia 1033. Tcrrorc.<
vasallaje. milenaristas.
1009
1010
542
TABLAS CRONOLOGICAS (999- 10 10)
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
Hacia 1000 . Activid ad literaria e H acia 1000. San Pantaleón de Co- 1 000
intelect ual de Abbón , abad de Joni a: edificio macizo d e plano
Fleury. cen tra l.
Primera mitad del siglo x1: Irra- Primera mitad d el siglo x1. Fres-
diación litera ri a de la Lotarin- cos ele Oberzell .
gia. 1000-1070. Igles ia ele Sain t-Vorlcs,
en Chatillon-sur-Seine: d o b 1e
tra nsep to con clip ul a en el cru-
cero.
543
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
1018
1021
1020
544
TABLAS CRONOLóGICAS (1012-1026)
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
Hacia 1020. Gui de Arezzo inven- 1020. Dintel de Sant Genís les 1020
ta una nueva notación musical. Fonts (Cataluíia), la m;ís anti-
()espués de 1020. Dudón de Saint- gua esculLU ra rom:'inica fechada.
Quentin: Historia de los prime- Hacia 1020. Ilu111inaciones del Li-
ros duques de Normandía. bro de los Pcríco /Jes de Enri-
que Ill.
1
1
1021-10'.)g. Los gaznavidas con- 1021
1i ·q u is tan Cachemira y el norte de
la India.
Después de 1023. Frescos de Saint- 1023
Sa vin-sur-Ganempe.
545
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDJEVAL
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
1031. Consagración de Santa Ma- lo3i. Fin del califato omeya de 1031
ría de Ripoll: cúpula en el cru- Córdoba.
cero del transepto.
1033
547
43
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
549
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
1061 Hacia 106i. El juego del ajedrez ro6i. Fundación de la abadía d"
es conocido en Italia, según una Tyniec, el «Cluny polaco,,, ccr
carta de Pedro Damián. ca de Cracovia.
1066 1066. Conquista de Inglaterra por Entre 1066 y 1087. La más anti- 1066. Reacción pagana en los pal 1
550
TABLAS CRONOLóGICAS (1059-I<J'¡o)
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
!
'
'
io6g
55 1
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
552
TABLAS CRONOLóGICAS (1071-1081)
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
1073
1074
553
LA CIVILIZACION DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
554
TABLAS CRONOLóGICAS (1oS2-1094)
·, ACONTECIMIENTOS
1
11
li
555
LA CIVIL.IZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
1100 1100-1135. Enrique 1 Beauclerc, 1100. Convención comercial entre Hacia 1100. Difusión de las <l<H
rey de Inglaterra. Venecia y el reino de Jerusalén. trinas cátaras en Italia y en d
Hacia 1100. Comienzo de la de- sur de Francia.
secación de los pantanos de La orden de Cluny cuenta tor1
Flandes : «poldersn. Comienzo 1 .450 casas.
del esplendor de las ferias de Ja
Champaña.
Principios del siglo XII. Primeros
tratados de derecho feudal
(coutumiers) en Inglaterra.
Redacción de cartas de contratos
de vasalla je en el sur de Francia
y en los países del Ródano.
Entre 1100 y 1150. Período deci-
sivo de la conquista agraria .
Progreso de los cereales.
1101, 1001. Roger 11, rey de Sicilia.
1103. Guillermo de Champea11 ~
1103
dirige la escuela episcopal •1 11
París.
Querella de los univenales.
TABLAS CRONOLóGICAS (1095-1103)
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
Fin del siglo xi. Moda de las cor- 1095. Comienzo de la construc-
tes de amor en Aquitania. ción de la iglesia de San Mar-
cos de Venecia.
ccViaje de consagración» de Ur-
bano 11 por Francia: Saint-Mar-
tial de Limoges "; Cluny III "·
Fin del siglo XI. Wiligelmo: es·
culturas de la catedral de Mó-
dena.
1096-1132. Vézelay, iglesia de la 1096. Los seljúcidas exterminan 1096
Magdalena. a los cruzados populares cerca
de Nicea.
1101
'
1103
r
557
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
11 00 Victorias almorávides
1106-111 i.
en España.
1108 11o8-1137. Luis VI el G-Ordo, rey 1108-1109. Comunas de Noyon y 1108. Fundación de la abadía dt·
de Francia. Beauvais. Saint-Victor en París, hogar dl'
la pre-escolástica mística.
1111 1111-1118. Luis VI derriba el cas- 1111. Pisa obtiene privilegios co-
tillo de Puiset y pacifica el do- merciales en el Imperio bizan-
minio real. tino.
1113
558
TABLAS CRONOLóGICAS (1104-1u8)
ACONTECIMIENTOS
,1 CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
1106
1111
1116
i
i
.1
1
559
LA CIVILlZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
1120 1120-1150. Aparición de los pri- 1120. San Norberto funda la or-
meros estatutos de oficios en den Premontrense: monjes cam-
Occidente. pesinos.
Hacia 1120. El benedictino Ru -
perto de Deutz d efiende el mo
naquismo tradicional.
lUl
1124 11 24. Enrique V ataca en vano a 1124-1126. Gran h ambre en Oc- 1124. Muerte d el herético Pedro
Luis VI. cidente, especialmente en Bélgi- de Bruys.
ca. Esfuerzos del conde de Flan-
des para combatirla.
1125-1155. Anselmo, obispo de ·
Havelberg: preparación de l;1
ofensiva misionera, conversacio-
nes teológicas con Jos bizanti
nos, teoría evolutiva de los E~
tados de la Iglesia .
Entre 1125 y 11 30. El Liber <lr.
diversis ordinibus confirma d
pluralismo católico.
1127 u 27. Las ciudades Hamencas ob-
ti enen cartas de franquicia.
Comuna en Marsella.
i 12 8 .
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
1120. Liber floridus, enciclope- 1 120- 1138. Fachada de San Ze- 1120
dia ilustrada de Lamberto de nón de Verona.
Saint-Omer. Después de 1120. Saint-Front de
1120- 1154. Enseñanzas de Guiller- Périgueux; catedral de Autún.
mo de Conches en Chartres:
«El estudio de la sabiduría rei-
vindica al hombre entero ».
121-11 58.Traducción latina d e 1121
la Nueva Lógica de Aristóteles
(por oposición a la Antigua Ló-
gica conocida por Beocio).
1122. Abelardo: Sic et non, ex- 1122. Dinastía beréber de los al- 1122
posición de las divergencias en- mohades en Marruecos.
tre las «autoridades», o primer
discurso del método escolástico.
1124
11 35
1139
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
E N EL RESTO DEL MUNDO
1137
44
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
1142
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
u43. Traducción del Planisferio u43. Iglesia greco-árabe de Mar- ll43-II80. Manuel Commeno, 1143
de Ptolomeo. torana en Palermo. emperador bizantino.
1147
Hacia i 150. Otón de Freising: u50-M74. Nave de la catedral Hacia 1150. Fundación de Moscú.
Gesta Frederici, el mito impe- del Mans. División política en China.
rial; Historia de Dos Ciudades,
la historia en la edad feudal.
Jaufré Rudel canta «SU amor de
tierra lejana».
'
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
566
TA"'BLAS CRONOLóGICAS \1151-1162)
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
.:
LA CIVILIZACiúN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
1171
1174 u74-1184. Balduino IV de Jeru- i 174. El conde de Champagne, 1174. Canonización de San Bcr
salén, el rey leproso. Enrique el Liberal, crea «guar- nardo.
dasn de las ferias para asegurar Peregrinación de Enrique Il :1
su custodia y buen funciona- la tumba de Thomas Becket.
miento.
Privilegios del papa Celesti-
no III a los maestros y estu-
diantes de París.
TABLAS CRONOLúGICAS (u63-1174)
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
569
LA CIVILIZAClóN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
1180 u80-122;t. Felipe Augusto, rey de 1180. Federico Barbarroja conde- r 180. Condenación de los valden -
Francia. na a Enrique el León a la pér- ses por la Iglesia.
dida de sus feudos de Imperio.
Hacia u8o. Aparición del molino
de viento en Normandía y en
Inglaterra.
Apertura del antepuerto de
Damme (Brujas).
118~
570
TABLAS CRONOLóGICAS (u75-u85)
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
1
u83. Pórtico gótico de la Gloria
de Santiago de Compostela.
:
!
57 1
LA CIVILIZAClóN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
u91. Torna de San Juan de Acre 1191. Primera mención del sorgo Fin del siglo XII. Pietismo judío
por loo cruzados. Conquista de en Italia. renano.
Chipre por los Lusignan.
ll9!? ll92'. Emisión de la «moneda
gruesa» en Venecia.
1194 1194. Enrique VI, rey de Sicilia. Fin del siglo xn. Aparición de la
brújula en Occidente.
Primeros tratados de derecho
feudal («couturniers>>, «Rechts-
büchern) en Francia y en Ale-
mania.
1196 ug6- 1197. Gran hambre en Oc-
cidente.
ug6-ug8. Felipe Augusto hace
redactar las primeras «cartas»
de homenaje de los grandes va-
sallos.
1197 1197. Canonización de San J 111
mobono, mercader de Cremo1111
TABLAS CRONOLóGICAS (u86-1197)
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
1186
573
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
1203
574
TABLAS CRONOLÓGICAS (1198-12-08)
1
1
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA
ACONTECIMIENTOS
EN EL RESTO DEL MUNDO
FECHAS
1
u98. Muerte de Averroes. 1198
f
1
' fiacia_ 1200. Apogeo de los Min- Hacia 1200 . Altar esmaltado de Hacia 1200. Ruina de la civiliza- 1200
i 1 nesanger. Klosterneburgo, obra del orfe- ción maya.
Wolfram von Esch enbach: Par- bre del Mosa Nicolás de Verdún .
1
zival. Relicario de los Reyes Magos de
1
Jean Bodel: El ]eu de Saint-Ni- Colonia.
colas.
11
1 ~02.
1
~omienzos del sigfo XIII. Rober- 1203. Caída <le la dinastía bizan- 1203
1
to de Boron: Roman du Saint- tina <le los Anges.
1 Graal. Aucassin et Nicolette.
1 ~04 .Unificación de la Mongolia
por Gengis Kan ..
1208
'I
575
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
1.1? 10 Hacia 1210. Los cónsules son 1210. Prohibición a los maestros
reemplazados por Jos «podestasn parisienses de enseñar la Meta-
en los municipios italia nos. física de Aristóteles.
1211
1212. Victoria de los cristianos de 1212. Felipe Augusto hace cons- 1212 . Fundación de las Clarisas.
España en las Navas de Tolosa. truir un primer recinto alrede-
dor de París.
1213 1213. Simón de Montfort, vence- Primer tercio del siglo xm . Apa -
dor de los albigenses en Muret. rición del nombre de C:íbala en
Juan Sin Tierra, vasallo de Ja el «calln judío de Gerona.
Santa Sede.
1213-1276. Jaime el Conquista-
dor, rey de Aragón y Cataluña.
IJ?I6 1216. Federico II, rey de Jos Ro- 1216-12·27. Honorio III, papa .
manos , Aprobación de la orden de lo~
1216-1272. Enrique III, rey de Padres Predicadores.
Inglaterra. 1216. Honorio III aprueba lm
beaterios.
ACONTECIMIENTOS
1 CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
1214
1216
577
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
l 2 2·0-12'5 'º. Federico Il, empera- Hacia 1220. Dibujos del álbum 1220. Mártires franciscanos en ¡
dor. de modelos de arquitectura y de Marruecos.
máquinas de Villard de Honne-
court.
1221
1225
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN E L RESTO DEL MUNDO
i.:ng
1220. Gautier de Coincy: Mira- 1220. Esculturas de los meses en 1220. Tentativa de restauración 1220
1 cles de la Sainte Vierge. la catedral de Ferrara. imperial en el Japón.
L. Fi?onacci: Práctica de la geo- 1220-1270. Vidrieras de Chartres:
b metna.
espués de 1220. Eike von Rep-
gow: Sachsenspiegel.
«Notre-Dame de la Belle Ve-
rrieren.
1222
1223
,I
579
45
LA CIVILIZACION DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
1229 1229. Tratado de París. Anexión 1229-1231. Huelga en la Univer- 1229. Fundación de la Universi·
del Languedoc al dominio real. sidad de París. dad de Toulouse para luchar
Federico Il obtiene la cesión de contra la herejía.
Jerusalén por el sultán Alkamil.
Los aragoneses toman Mallorca.
Hacia 1230. Comienzo de parali-
zación de la expansión agrícola
en la región parisiense.
1235
580
TABLAS CRONOLóGICAS (1227-1236)
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
581
LA C.I VILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
i.237 1237.. Federico 11 bate a las fuer- 12·37. Apertura de la ruta del San
zas de las ciudades de Italia del Gotardo.
Norte en Cortenuova. Terminación del Ponte Nuovo
de Florencia.
1238. Toma de Valencia por los
aragoneses.
1242 i242 . San Luis detiene una inva- 1242. Primera representación de
sión inglesa. Victorias de Taille- un timón de charnela (sello de
burgo y de Saintes. Elbing).
1248. Toma de Sevilla por los 1248. Estatuto de los ebanistas 1248- 1.254. VII Cruzada. San L 11i ~
castellanos. de Bolonia (falegnami). en Egipto.
Derrota de Mansurá.
TABLAS CRONOLóGICAS (1237-1248)
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
1237
1239
1240. Robert Grosseteste traduce 1.240. Federico II hace construir 1240. Des trucción de Kiev por los 1240
la Ética de Aristóteles. Castel del Monte. mongoles.
1244
1250. Muerte de Federico II. Co- Hacia 1250. Apogeo de los ban- Hacia u50. Mil cien conventos
mienzo del Gran Interregno queros lombardos (Asti y Pla- franciscanos en Occidente.
(1250-1273). sencia).
Hacia 1250. Constitución del Par- 1250. El Cante des vilains de Ver-
lamento de París. san, historia de la revuelta de
una aldea contra la abadía del
Mont-Saint-Michel.
Hausebandrie, de Walter de
Henley, tratado de agricultura.
Después de 1250. Nuevas libera-
ciones de siervos en Francia.
1254 1254. San Luis: información so- 1254· Liga de las ciudades del 1254· Primera condenación de los
bre la gestión de los ccbailes». Rin. franciscanos ccespirituales».
1.254-1266. Manfredo, rey de Sici- Segundo tercio del siglo xm. Em-
lia y pretendiente del Imperio. pleo de cifras árabes y del cero
en Italia.
1255
TABLAS CRONOLóGICAS (1249-1256')
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
1249
1250. Grand coutumier de Nor- 1250-1325. Catedrales de Siena, 1250. Los mamelucos toman el
1
mandie. Upsala y Estrasburgo. poder en Eg·ipto.
1250-1260. Bracton: Leyes y cos-
tumbres de Inglaterra.
Después de 12.50. Speculum ma-
jus, de Vincent de Beauvais:
vulgarización enciclopédica de la
1 edad gótica.
1257 1257. Bolonia libera a todos los 1257.. San Buenaventura, gener;il
campesinos de su contado. de la orden franciscana.
Fracaso de las tentativas de Jo~
seculares para apartar a Jos re-
gulares de la Universidad dr
París .
Roberto de Sorbón funda en Pa-
rís un colegio para teólogos.
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
Hacia u6o. Rutebeuf: Mi la gro 1260. Nicola Pisano: púlpito del H acia 1200. Influencia de los nes- 1200
de Teófilo. baptisterio de Pisa (renovación torianos en la corte mongol.
1260-1285. Guillermo de Moerbe- de los relieves an tiguos) . 1260-1 294. Kubilai Kan, rey d e
ke, traductor d e Aristóteles. Hacia 1260. Pórtico de la Virgen los mongoles.
de Notre-Dame de París.
Apogeo de Bolonia como centro
mundial de manuscritos: copia
(manuscritos universitarios), ilu-
minación, comercio.
1261. Miguel VIII Paleólogo ex-
1:
pulsa a los latinos de Constan-
tinopla.
11
I'
1269
1270. Muerte de San Luis ante 1270. Primera mención de un 1270. VIII Cruzada.
Túnez. mapa o carta marina en el Me- Condenación d e Siger de Bra
diterráneo (portulano ge nov és bante y del averroísmo.
para el navío de San Luis).
1271. La Francia de la lengua de 1271-1273. Hambre en ciertas re-
oc se une a la Francia de la giones alemanas .
lengua de oil desp ués de la
muerte de Alfonso de Poitiers.
1272-1 307. Eduardo I, rey de In-
gla terra .
1273-129.¡_ Rodolfo de Habsbur-
go, emperador.
588
TABLAS CRONOLóGICAS (1.265-1274)
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
1273
LA CIVILIZACiúN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
1281
590
TABLAS CRONOLóGICAS (1275-12811-)
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
282. Adán de la Halle: feu de 1282. Catedral de Albi. 1282-1328. Andrónico IJ, empera-
Robin et de Marion. dor bizantino.
1282-1321. Esteban Milutin reha-
ce Serbia.
591
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
1284. Batalla de la Meloria: Gé- 1284. Acuñación del ducado de 1284-12,85. Cruzada de Aragón.
nova suplanta a Pisa. oro en Venecia.
Las ferias de la Champagne pa-
san a estar bajo el coñtrol del
rey de Francia.
1292. París cuenta con 130 oficios 1292. Interregno pontifical de dos
organizados. años. Raimundo Lulio, habien -
do abandonado a su familia, S('
hace terciario franciscano.
1294 1294. Guerra franco-inglesa por 1294-1295. Primera devaluación 1294. Celestino V, papa de «l:t
la Guyena . de la moneda por Felipe el Her- gran negativa".
moso. Elección de Bonifacio VIII.
1295
592
TABLAS CRONOLóGICAS {1284-1295)
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
i28'8. De magnalibus urbis Me- 1288. Comienzo de la construc- u88-13·26. Reinado del sultán 1288
diolani en honor de Milán, por ción del palacio comunal de turco Osmán l.
Bonvesin della Ripa. Siena.
p90- 13o8. Obras de J. Duns Sco- Hacia 1290. La «Virgen dorada», 1290
to, comienzo de Ja «posescolás- de Amiens.
tica » y fundamentos teológicos
de la Deuotio moderna.
1293. Los «priores» de Florencia 1293. Kubilai fracasa ante Java. 1293
deciden la construcción del Pa-
1
Jazzo Vecchio.
593
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
ug6
1300. Primera cita segura de los i300. Año del jubileo. Afluencia
lentes. de peregrinos en Roma.
Comienzos del siglo x1v. Difu-
sión de la letra de cambio en
Italia.
1302. Primera reunión de los Es- i302. Revuelta del «partido po- 1302. Bula Unam Sanctam.
tados Generales en París. pularn en las ciudades de Flan·
Las milicias comunales de Flan- des, Brabante y Hainaut.
des baten a la caballería fran-
cesa en Courtrai (batalla de las
Espuelas de oro).
1303. Atentado de Anagni. Muer.
te de Bonifacio VIII.
594
TABLAS CRONOLóGICAS (u?g6-1 308)
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
11
1 303 . Los catalanes en Asia Me-
nor .
595
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
ACONTECIMIENTOS
CULTURA ESCRITA CULTURA NO ESCRITA FECHAS
EN EL RESTO DEL MUNDO
1309
1po-1315. Occam es tu<lia Teolo- 1310. Primera representación <le 1310
gía en Oxford. la Pasión (atrio de la catedral
de Ruán).
liacia 1313. Dante remata la Di- 1313
uma Comedia con el Paraíso:
un adiós a la Edad Media.
l 1 15. El maestro Eckhart enseña 1315
en el studiurn dominico de Co-
lonia.
601
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
602
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
603
LA CIVILIZ ACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
dos a los musulmanes, y se lanza a ruinosas naves laterales. El mundo de formas escu lpi-
empresas de prestigio : guerras contra Portu- das es extremadamente rico en la catedral
gal, Arag6n y Navarra y, sobre todo, tentati- de Amiens. El uBuen Dios>>, la uVirgen dora-
vas para obtener la corona imperial alemana da», los uCuatro jinetes del Apocalipsis" y Ja
(su madre era hija de Felipe de Suabia). «Virgen del cuello gTáciln de la fachada oeste
son figur as maestras (pág. 231 e il. 2 .1 2).
ALFREDO EL GRANDE.
Nacido en el 848, se mantuvo estrechamente ANGELES.
asociado al poder de su hermano Etelred, que Intermediarios entre Dios y los hombres (ilus-
subió al trono de Wessex, el principal reino traciones 86-88), pueden ser buenos o malos.
anglosajón, en el año 868 .. Alfredo manifestó Los malos son la escolta del Diablo (pág. 225).
en primer término esclarecidas dotes milita- Los buenos, a uxiliares de los hombres, bajo la
res, que, después de diversas victorias, deter- forma de ánge les guardianes. Están organiza-
minaron la paz de Wedmore (878) (pág. 81), dos en una jerarquía que simboliza la jerar-
y el rechazo .momentáneo d e los daneses al quía terrestre. Imervienen con frecuencia en
i·estringido territorio de Danelaw. Si bien las los negocios humanos. Toda discusión sobre
luchas continuaron hasta el final de su reina- ellos (comprendido su sexo) está llena de so-
do (899), Alfredo emprendió una obra consi- brentendidos acerca de la organización de la
derable para dar una base sólida a sus Esta- sociedad humana. Resultan más particular-
dos. Como todos los reyes bárbaros ilustrados, mente impor ta ntes en una perspectiva dioni-
veía en la cultura un instrumento incompara- síaca (págs. 228-230).
ble de gobierno y de educación nacional. Al
no ser ya muy comprendido el latín, tradujo ANIMALES.
al inglés cinco obras que juzgaba fundamen- Objeto de atenciones y de reflexiones constan-
tales: el Libro pastoral de Gregorio Magno, tes para el hombre medieval. Esenciales como
la Historia eclesiástica d e Beda, la Historia auxiliares en la vida material y económ ica
Universal de Orosio, la Consolación de la Fi- cuando son domesticados: bueyes y caballos
losofía de Boecio y un Florilegio, que com- para la agricultura y la tracción (pág. 296);
prendía especialmente los Soliloquios de San caballos y perros para la guerra y la caza.
Agustín. Es en su obra donde aparece por Bajo un a forma salvaje o monstruosa, ponen
primera vez la expresión d e los tres estados de relieve, por contraste, la condición huma-
de la sociedad (pág. 349). na o est;\n cargados de simbolismo (pág. 187).
En el arte, desempeñan también un papel pu-
ALIMENTACIÓN. ramente estético, por intermedio, en genera l ,
(Véase págs. 303, 304, 318 y sigs., 481, 482 de la esti lización legada por el arte de las es-
y IlIDL.) tepas. (Véase BESTIARIOS e ils. 37, 38, ro9, r4r,
Ip y r44 .)
AMIENS. Los anima les y la economía agraria. (Pági-
La prosperidad económica de Amiens, ligada nas 288, 289 y 292-294.)
especialmente al comercio de la lana y a la
tintorería (gueda o pastel de Picardía, il. w¡) ANSELMO (San).
y sostenida por Ja estabilidad política, permi- Educado por los monjes de Aosta, este pia-
te, a partir de 1220, la reconstrucción de la montés (1033·-1109) es atraído a la abadía del
antigua catedral destruida por un incendio. La Bec, en Normandía, por su compatriota Lan-
catedral de Notre-Dame está prácticamente franc. Profesa como monje en 1060, después
acabada en 1269, bajo Ja dirección de Rober- llega a maestrescuela. Sucede a Lanfranc, pri-
to de Luzarches. La construcción, muy rápi- mero como abad riel Bec, en 1078, y después,
da, es, en consecuencia, muy homogénea. Tipo en 1093, corno arzobispo de Cantorbery. En
bastante completo del gótico del siglo xm, el Bec, escribe el Monologion, o ccEjemplo de
Notre-Dame de Amiens, contemporánea de las meditación sobre la racionalidad de la fen
catedrales de Chartres y de Reims, puede com- (1076); más tarde, el Proslogion (hacia 1077-
pararse a ellas en muchos conceptos. Su par- 1078), al que también ha llamado Fides quae-
ticularidad reside en la gran dimensión de las rens intellectum, ccLa fe en busca de la inte-
ventanas y en el desarrollo considerable de las ligencian, en el que establece la existencia de
DICCIONARIO DE NOMBRES, Tl'..RMINOS Y NOCIONES
605
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
606
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
I 2 3 4
p. PLANOS DE CATEDRALES GóTICAS
r. París . - 2 . Toledo. ~ 3. Bourger;. - 4. Chartres
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
608
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
45 FACHADA
DE CATEDRAL GóTICA
609
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
( 1263-1266). Los muros son ca lados h as ta la u ojiva. Esas dos nociones fueron pop ulari-
exageración, en provecho d e las inmensas ven- zadas por el A bécédaire o R udim ents d ' archéo-
t anas y los rosetones. En los siglos X IV y xv, logie que Caumont publicó en 1850 y que
el gótico florido representa una d egeneración obtuvo un gran éxito. La expresión «ar te oji-
del ar te gótico ·que se torna h acia lo desme- va l» fue criti cada por Quicherat (R evue Ar-
dido, la búsqueda del efecto, la preocupación chéo logique, 1850), e l cual demostró que el
por el d etalle. Las líneas de la arqui tectura a rco qu ebrado no fue jamás llamado oj iva du-
se complican . Aparición d e la contracurva. rant e Ja ~dad Media y que lo que caracteriza
(Véase págs. 1 23, 222 y 223; il. 2I8; láms . co- a la arquitectura de los siglos x m y x1v no es
lor V, VI, VII, VIII; A tlas, mapa VII, jJá- el arco quebrado, si no el empleo de la bóveda
gina 52r, y BlllL. HISTORIA DEL ART E. ) de crucería sobre oji vas. La palabra «gótico»
fu e, sin emba rgo, preferida desde e n tonces
ARTE GóTI CO (Historiog rafía) . p a ra designar ese arte del final de la Edad
El término «gútico» fu e u tilizado, a partir del Media, si bien se impuso sólo lentamente. En
siglo XVI, con un sen tido p eyorativo (equiva- efecto, fue criticada por Enlart (Ma nuel d' Ar-
lente a bárbaro) para d esignar el arte y la chéologie, t. 11), que la encontró d emasiado
literatura de la época que mediaba entre la «germán ica» (ocurría hacia 1900; a rte gótico
Antigüedad y e l R enacimiento. Lanzado por significaba, según él, ¡arte «boche» 1) y pro-
R afael, fu e popularizado por Vasari. Sinóni- puso denominarlo mejor «arte francés» (de
mo de grosero, se opone a la perfección del opus fra ncigenwn). No obstante, esta tentati-
arte an tiguo. Esta manera de ver se perpetúa va no tuvo éx ito y la exp resión «arte gótico»
hasta pleno siglo X IX. Arcisse d e Caumont re- h a sido finalm en te conservada p ara designar
cuerda en sus Souvenirs ( Bulletin monumen- el arte de Occidente desde el siglo x rn a l x 1v.
tal, 1871, t. 37, pág. 6o) el ataque qu e diri- Tiene el mérito de ser puramente convencio-
gió aún, h acia 1850, el arquitecto neoclásico nal y, por lo tanto, sin contenido a priori, y
Qua tremer e de Quincy contra el arte gó tico : de poderse aplicar lo mismo a las obras ar-
" ¿Cómo queréis que, después de h aber estu- quitectónicas que a otras formas d e arte.
diado el arte griego, pueda r eferirme a esos
monumentos, cuyos mu ros pa recen querer caer- ARTE ROMANICO (Caracteres).
se y q ue no se mantienen en pie sino con la E l a rte rom{mico nace en medio del renaci-
ayuda de un bosque d e sos tenes y de contra- miento económico, polí tico y espiritual del
fuertes, cuyo efecto es para mí d e los má.s siglo X I. El Occidente se cubre con un «blan-
d esagradables ?» R ehabilitado por los rom án- co manto de iglesias». El crecimiento demo-
ticos, el arte de la Edad Media esta ba, de to- gráfico trae consigo la necesid ad de iglesias de
das forma s, muy de moda desde comienzos de m ayores dimensiones y propo rciona la mano
siglo. Se cali ficaban de «góticos» -aunque ya d e obra precisa . Los progresos técnicos (mo-
sin sentido peyora tivo-- a todos los monu- lino hidráulico, forma p erfeccionada de los
mentos construidos en Occidente d esde el si- atalajes, nuevos métodos para la talla de la
glo v al xv. Así lo hace Stendhal, en las Mé- pi edra, uso más ex tend ido del hierro) mejoran
moires d'un touriste (1836) : «No h ace ni las cond iciones de la construcción. Los gran-
trei nta años que se empieza a ver un poco des señores feudales poseen medios para cons-
claro en esas cosas. Jú zguese de ello por una truir. El gran movimiento d e fervor .religioso
sola circunstancia: el vocabulario no está to- de los alrededores del año 1000 d esarrolla el
davía formado. La arq uitectura gótica espera culto de las reliquias y el g usto por las pere-
su Lavoisier .» Ese Lavoisier fu e Arcisse de grinac iones. La arqui tectura laica está igual-
Caumont, creador de la arqueología medieval mente bien representada en esta fl oración. El
en Francia, colega de Gerville en la Sociedad arte románico es diverso. Un mod elo presti-
de Anticuarios de Normand ía y, como él, in- g ioso d a n acimiento a un a escuela regiona l.
fluido por los trabajos ingleses del siglo XVIII Ahora bien , las PEREGRINACIONES, las CRUZA·
sobre el arte de la Edad Media, que había DAS, los cambios comerciales facilitan los con-
conocido durante su em igración. Propuso dis- tactos internacionales, favorecen el juego de
tinguir entre el arte románico (del siglo v las influencias artísticas e infunden al arte
al xn) y el arte ojival (siglos xm y XIV), ca- rom áni co una fuerte unidad . La arquitectura
racterizado por e l empleo del arco truncado ocupa e l primer lugar en el arte rom ánico.
610
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
Todas las demás artes qu edan subord in adas a Pero se inscribe en los espacios definidos por
ella. H ereda muchos aspectos del arte roma- la arquitect ura : capiteles (ils. 2I6, 2r7), tím-
no y de las artes orientales (cúpula bizantina, panos de los pórticos. Los temas se inspiran
arco ultrapasado árabe o arco de herradura). a menudo e n obras antiguas, principalmente
Pero, a la vez, supone un a inn ovació n al i111 - orientales: arnnto, mo tivos vegetales merovin-
poner la primacía de la piedra en re lación a g- ios, motivos bizantinos, ar111enios y musul-
la decoración. En luga r d e los ma terial es ro- ma nes (ca tedral del l' uy) . La decoración ro-
tos y anegados en cemento, d a rte rnm;lnico m;'1 ni ca es el testimoni o de un gusto acen-
empica las piedras de talla aparejadas, que tu ado por las fi g uras cap ri chosas o terribles.
p ermiten progresos d ecisivos en la construc- Son frecuentes las represe ntaciones d el Apoca-
ción de los a rcos y de las bóvedas. Los planos lipsis, d el Infierno, de los vicios ... Dios se nos
m<\s frecuentes son el plano en cruz, con muestra bajo una forma majes tu osa y severa.
d eambulatorio y capillas radiales, o el plano La pintura románica abunda sobre todo en
con tres ábsides paralelos (plano 39, pág. 449). Cataluña, en la Francia del centro y d el oeste
P ero se encuentra igualmente el plano en ro- (sAINT-SAVIN-SUR-GARTEMPE). La miniatura, la
tonda (plano 38, pág. 448), inspirado en el orfebrería y el esmalte, al igual que la pintura
Santo Sepulcro de jerusalén. La bóveda está y la escultura, han heredado muchos detalles
cubierta de piedra. Por J·egla general, la nave de los marfiles carolingios. La difusión del
principal va cubierta por una bóveda de me- arte rom ánico se ll eva a cabo esencialmente
dio punto, mientras que las naves la terales por las cuatro rutas de la p eregrinación a
tienen bóvedas de aristas. La ojiva aparece Compostela, ja lonadas de modelos prestigiosos,
por vez primera en 1093, en la catedral de como SAINT-S ERNIN DE TOULOUSE. Pero el arte
Durham, Inglaterra. Los muros se hallan sos- románico se difundió también en Inglaterra
tenidos por arcos de descarga y en el exterior gracias a la conquista normanda y, de allí,
por contrafuertes. La iluminación es normal- pasó a Escandinavia recientemente convertida.
mente escasa, dando al interior una atmósfera El empuje germánico hacia las marcas eslavas,
de íntimo recogimiento. La decoración está la conquista normanda de Sicilia, la Recon-
estrechamente subordinada a la arquitectura. quista espaflola y las Cruzadas convirtieron al
Conserva trazos arcaicos: el gusto por los co- arte románico en el arte de toda la Cristian-
lores vivos, la superabundancia de los detalles. dad (págs. u3, 222, 223 y 444; ils. r37, r38,
.,.....
._,A.,.
............
n ll'•
.:·:.~·:·
~
.....
.. . ......
; ';
.. .
••'(....::.... :....=•"·
... ....
t •
t •
t
· !"¡.::li·
•• t
• t
• ......
.. ........J!I"'n+
4•••••+ ···•••JI\.:
of'TH]il: :
......
. ....
..
•• • • •+ t •
t •
• t
• t
4'.. . ....
+• •• ".
~·
. ....
• •a•
.t
1
t
•
•
•
• t
•
•••• ..J: .: l.
ll:~i •• ~t;·;;~·
t •
••
I 2
4 5
,¡6. PLANOS DE BASILICA.S ROMÁNICAS
r. Saint-Sernin d e Toulouse. 4. Saint-Martial de Limoges.
2. Saint-Martin de Tours. 5. Santiago de Compostela.
3. Saint-Rémi de Reims.
611
47
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
Transepto
Claustro Absidiolas
Deambulatorio
Nave lateral
PLANO TIPO DE UNA IGLESIA ROMÁNICA
612
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
207-2ro; láms. col. I, Il, III y IV; Atlas, latín. En el espíritu d e los arqueólogos y de
mapa VI, pág. y7). los medievalistas de comienzos del siglo XIX,
(BlllL. HISTORIA DEL ARTE.) el estilo «románico» es, en efecto, un estilo
bastardo, un compromiso entre elementos ro-
ARTE ROMANICO (Historiografía). manos redescubiertos e influencias bárbaras.
Expresión empleada por primera vez por dos Esta idea, comúnmente extendida, se encuen-
arqueólogos normandos, Gerville y Le P1:évost, tra expresada con nitidez en el Grand Diction-
en i819, para designar el arte del Ocodente naire Universel de P. Larousse (1875), en el
cristiano entre los siglos v y xm. La elección artículo Roman: «El estilo románico no es
del término obedecía a una doble intención: otra cosa que el estilo de la arquitectura ro-
en primer lugar, por oposición a los arqueó- mana, corrompido y transformado por los
logos ingleses de la época, que llamaban «Sa- bárbaros del siglo VI al xm. Sus combinacio-
jones» o «normandos» a los monumentos de nes arquitectónicas no ofrecen apenas más que
los siglos XI y xn, deseaban subrayar la parte reminiscencias. Su principal característica es
de latinidad que existía en el arte medieval, la imitación y la mezcla.» Los progresos de la
antes de las transformaciones a las cuales iba arqueología medieval en la segunda mitad del
unida la palabra «gótico»; en segundo lugar, siglo pusieron en evidencia el carácter nuevo
por comparación con la lingüística, querían y original que había tomado la arquitectura
enseñar que el arte de la Edad Media sucedió en Occidente después de las invasiones del si-
al arte antiguo como las lenguas románicas al glo x. Se dio de entonces una acepción más
restringida a la expresión «arte románico».
-<E- 47. ELEMENTOS Es el «arte de la construcción y de la deco-
DE ARQUITECTURA ROMANICA ración que conoció el Occidente en el tiempo
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
de los primeros Capetos» (Quicherat). No obs- da del Santo Grial, el vaso sagrado en que
tante, se mantuvo por largo tiempo la idea fue recogida la sangre de J esús crucificado.
de que el arte románico es una simple prepa- Los monasterios cluniacenses, desde Fécamp a
ración para el arte gótico: «La arquitectura Glastonbury, apoyaron sin duda la difusión
románica --dice Quicherat en sus Mélanges de este tema y la cristianización del ideal ca-
d'archéologie et d'histoire, 1877, pág. 88- es balleresco que lleva consigo. Ilustrado en una
aquella que ha dejado ya de ser romana, aun- n arración galesa, Pcredur (en la que no se
que tenga mucho del romano, y que no es habla del Grial), d espu és en un Perceval en
aún gótica, aunque tenga ya algo del gótico.» prosa y, en fin, por Chrétien de Troyes en su
Con mayor claridad todavía se expresa An- Perceval, el tema volvió a aparecer en el si-
thyme de Saint-Poi en el Bul/etin monumental, glo xm, formando un ciclo dividido en cinco
t. 44, 1888: «Los constructores románicos han partes, el Lancelote-Grial o Lance/ate en pro-
elevado monumentos en los que nada se en- sa, que termina por la 1\1uerte del rey Arturo,
contraría a faltar si el espLritu no se viese «sombrío drama de la fatalidad». El sentido
cegado por el recuerdo del estilo ojival, del místico ele la leyenda se encuentra precisado
que, en cierta ma nera, son el vestíbulo.» en él: Ja búsqueda del Grial significa la as-
piración a Ja perfección cristiana; las aven-
ARTES LIBERALES. turas de los caballeros de la Tabla Redonda
Las siete artes liberales son, hasta el siglo xm, son las representaciones alegóricas ele Ja vida
un programa de enseñanza heredado de Ja sobrenatural. Pero tan sólo Galaad, hijo de
antigüedad (il. r52). Son la gramática, la dia- Lancelote del Lago, podrá apoderarse del
léctica, la retórica, la aritmética, Ja geometría, Grial, puesto que es el único que se mantie-
la astronomía y la música, que deben formar ne puro.
sucesivamente el espíritu . El método se re- (Véase NARRACIONES BRETONAS y págs. 353, 575
monta a Varrón, que distinguía las artes libe- y 579 e i[. I20.)
rales de las artes mecánicas. Fue adoptado de (BlllL. HISTORIA LITERARIA: J. Frappier, R. s.
nuevo por Martianus Capella en el siglo v, Loomis, J. Marx.)
en su poema simbólico De nuptiis Philologice
et Mercurii . Vuelve a encontrarse en Cassio- ASIA.
doro y en Alcuino, quien divide las siete artes Identificada con el Oriente, fuente de todos
liberales en dos ramas: el trivium, compren- Jos bienes y ele todos los males. Asiento del
diendo a las tres primeras, las cuales tienen Paraíso terrenal, de los tesoros, de las inven-
por objeto la expresión del pensa miento (ver- ciones técnicas, pero también hogar de las
ba), y el quadrivium, el estudio de las cosas epidemias y de las herejías. El Occidente me-
(res). Numerosos tratados del siglo xu siguen dieval vivió entre un sueño y una pesad illa
el esquema de las artes liberales : el Didasca- orientales (ils. 47, 52 y págs. 191-194).
lion de Hugo de Saint-Victor, el Metalogicon
de Juan de Salisbury, el H e/Jtateuchon de AStS.
Thierry de Chartres. Pero este cuadro de Ja Ciudad romana floreciente, importante plaza
enseñanza acaba por ser desbordado. La dia- lombarda, Asís es primero d es truida y, más
léctica pasa por delante de la gramática. La tarde, reconstruida por Carlomagno. Sede de
lógica de Aristóteles es descubi erta de nuevo. un condado, unido en el siglo vm al dominio
La Teología adquiere lugar específico. Artes de Jos papas, Asís es disputada durante largo
liberales y artes mecánicas se acercan de nue- tiempo entre Jos papas y Jos emperadores y
vo durante cierto tiempo. Queda abierta la participa modestamente en la renovación co-
vía a las síntesis doctrinales (págs. 442 y 443). mercial (el padre ele San Francisco es un mer-
(BIBL. HISTORIA LITERARIA: J. Koch.) cader) y en el movimiento comunal. Pero es
a partir de San Francisco y del triunfo d e los
ARTURO Y EL GRIAL. frailes menores cuando Asís alcanza su apo-
La leyenda ha hecho del personaje histórico geo (pág. 130). La canonización de San Fran-
de Arturo, que vivió a finales del siglo vI , un cisco en 1.229 da ocasión a fiestas memorables.
rey de la Gran Bretaña, en cuya corte y en Una nueva basílica es consagrada por Grego-
torno a Ja Tabla Redonda se agrupan Jos más rio IX en 1235· Cimabue y Gioüo intervienen
valientes caballeros, empeñados en Ja búsque- en su decoración. Entre la· segunda mitad del
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
siglo xm y Ja primera mitad del x1v, es un Padres de la Iglesia a los universitarios del
taller esencial para la evolución del arte ita- siglo xm, encuadra la vida intelectual de la
liano y occidental. Cristiandad medieval. Al fin se instaura una
práctica flex ible o r e ílexiva de las autorida·
ASTUCIA. des (por medio dc.I método, con Abelardo en
Virtud y vicio feudal. Con frecuencia ún ica- el Sic et non, por medio d e Ja habilidad prag-
mente ella es capaz de vencer los obst:\cu los rm\tica según Alain de Lilla : «Las autorida-
de otro modo imposibles de sa lvar. Próx im a des tienen Ja nariz d e cernn) . Designa indivi-
al ENGAÑO, a la MENTIRA, al fraude, m:\s nela- dualrnent.e a tocio aulor o toda cita que tiene
mente condenados, en particular por tralarse «autoridad» (p ágs. 433-435, 439 y 468).
de vicios campesinos, burgueses, o clericales
(hipocresía) (pág. 479). AlJTúN.
Importante ciudad romana, cuyos monumen-
ATILA. tos su bsistentes han mantenido una tradición
Rey de los hunos (pág. 40) desde 433 a 453, a nti g ua, la cual se refleja en Ja arquitectura
en un momento en que éstos habían expe- d e Ja catedral románica de Saint-Lazare, mien-
rimentado numerosas influencias, irnnias y tras que las esc ulturas (tímpano: il. :228 y
bizantinas principalmente. Atila acaba de so- reverso de la cubierta, capiteles: il. r44, Eva
meter a otros pueblos bárbaros entre el Cas- del dintel: il. anverso de la cubierta; tumba
pio y el Rin: ostrogodos, gépidos, alanos, de San Lázaro) figuran entre las obras maes-
por ejemplo. Su corte, que se reúne todavía tras más originales del arte román ico. (Cf.
en un campo al aire libre, es brillante en ri- D. Grivot y G . Zarnecki, Gislebertus, sculp-
quezas y de personajes de todas clases (en teur d' Autun, 1960.)
letrados especialmente), a los que atrae por
su personalidad y su generosidad. Él consti-
tuye el punto de atracción para todos aquellos B
a quienes descontenta, desengaña o subleva el
decadente Imperio romano. Establecido en BABILONIA.
Panonia (la actual Hungría), porque su pue- Símbolo de la ciudad maldita, de la tiranía
blo sigue siendo un pueblo de caballeros de de los poderes públicos, denunciada por la
las estepas, pensaba en atacar a Constantino- Iglesia intransigente. Se opone a la J erusalén
pla cuando el emperador de Oriente lo des- celestial (il. I 36).
vió a precio de oro hacia el Occidente, don-
de tenía además el pretexto de reclamar por BACON (Rogelio).
mujer a Honoria, hermana del emperador Nace hacia 1210 y, después.de sus estudios en
Valentiniano III, que éste le negaba. Batido París, que Je han hastiado de los juegos de Ja
cerca de Chalons, en el año 451 (batalla lla- dialéctica, es en Oxford discípulo de GROSSE-
mada de los Campos Cataláunicos) por un TESTE, quien le persuade de que «toda ciencia
ejército romano-bárbaro, se precipita sobre necesita de la matemática». Entra hacia 1250
Italia del Norte, vuelve a pasar los Alpes a en la orden de Jos framenores (franciscanos)
cambio de los regalos del papa León I y mue- y regresa a París, donde bien pronto sus su-
re repentinamente. El Imperio escasamente periores le prohíben enseñar y publicar. Bajo
organizado sobre el que había reinado se des- el pontificado de su protector Clemente IV
hizo después de él. (Véase pág. 50 y Atlas, (1265-1268) escribe su principal obra, el Opus
mapa JI, pág. 503.) Su figura legendaria figu- maius, en Ja que estudia las causas de la igno-
ra, bajo el nombre de Etzel, en el Nibelun- rancia humana, las relaciones ele las ciencias
genlied y, bajo el de Atli, en una sag·a escan- profanas con la Teología, la utilidad de la
dinava. gramática y de las matemáticas, la naturaleza
de la perspectiva, de la ciencia experimental
AUTORIDADES. (expresión que es el primero en utilizar) y
Ellas legitiman toda afirmación en el dominio de Ja filosofía moral. Sus concepciones astro-
jurídico (la «costumbre feudaln) e intelectual. lógicas fueron englobadas en las condenacio-
La autoridad suprema es la Biblia. Sin em- nes de 12.77. Su Speculum astronomiae le va-
bargo, una serie de autoridades, desde los lió ser reducido a prisión. Muere hacia 1292.
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
616
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
Media. Heredero de los monjes que habían contribuido a la formación de una cierta tra-
evangelizado a Inglaterra y le habían llevado dición occidental (pág. 178).
el legado de la cultura antigua, Becla consti- (CL Benedictus, der Vater des Abendlandes,
tuyó una verdadera enciclopedia ele Jos cono- Munich, 19.J7: Cornmentationes in Regulam
cimientos profanos y religiosos, cuyo resplan- S. B enedicti, Roma, i957.)
dor fue considerable durante siglos en todo el
Occidente cristiano. De ahí el título de «Ve- BERNARDO (San).
nerable" que le concedió la E<lacl Media, que Nacido en 1090, mu erto en 1153. Salido de
veía en él a un Padre ele Ja Iglesia. Hoy día u11a [amilia noble borgoficsa, Be rnardo entra
se aprecia más su Historia eclesiástica del c:n chEAUX en 111 2 y, a petición <lel abad
pueblo inglés, primer ensayo ele una historia ]!:ticn11 e Harding·, funda en i 1 15 un monas-
nacional llevado a cabo entre Jos pueblos he- terio en Clairvaux, en la Champagne (pági-
rederos ele la civilización romana. El rey Al- na 130). Su vicia ascética, su inlluencia espi-
fredo lo tradujo al inglés a finales del siglo rx. ritual, Je confieren bien pronto una autoridad
Inspirada por las necesidades eclesiásticas --el sin igual en la Cristiandad. Al mismo tiempo
cómputo o cálculo del calendario litúrgico-, que produce una obra literaria considerable,
su obra científica no es menos notable para en la que se muestra como uno de los más
su tiempo. En el De temporibus (703) se es- grandes místicos cristianos, profesando la ne-
fuerza por establecer científicamente la medi- cesidad de una humillación total del cuerpo
da del tiempo. El De temporum ratione no y del espíútu para llegar a Dios por los ca-
solamente contiene una exposición del meca- minos ele la humildad, se mezcla en tocios
nismo de las mareas, ligadas a las fases de la los negocios importantes del siglo. Persigue
luna, sino también «los elementos fundamen- implacablemente a todo lo que le parece pro-
tales ele las ciencias de la naturaleza" (pági- ceder del orgullo humano, ataca a los clu-
nas 181, 182 y 435). niacenses, a Jos que critica la riqueza y el
arte poco austero, a ABELARDO, al que hace
BENITO DE NURSIA (San). condenar, a los estudiantes de las escuelas ur-
Nacido hacia el 480 en el seno de una buena banas, a los heréticos. Predica en VÉZELAY la
familia de Nursia, cerca de Spoleto, aban- II Cruzada ( i 145, pág. uo), hace el elogio
dona las escuelas romanas y se retira como de las órdenes militares. Patrocinador de cau-
ermitaño a Subiaco, donde se le unen nume- sas ya perdidas, ha sido el gran intérprete
rosos discípulos, lugar que abandona para es- espiritual de la feudalidad.
tablecerse (según la tradición en el 529, el año (Cf. Bernard de Clairvaux, Commission Histo-
en que Justiniano cierra las escuelas paga- rique de l'Ordre ele Cíteaux, 1953; Mélanges
nas de Atenas) en el Monte Cassino. Su vida saínt Bernard, 1954.)
no nos es conocida más que bajo una forma
legendaria a través del segundo de Jos Diálo- BERNARDO DE VENTADORN.
gos de Gregorio el Grande, escrito cincuenta Contemporáneo de Eleonor de Aquitania, a la
años después de su muerte (hacia 547). Se que se ha dicho que siguió a Inglaterra, don-
discute si es o no el autor de la célebre regla de acaso haya permanecido de 1152 a 1155,
que lleva su nombre y si esta regla es ante- este trovador lemosino del siglo XII es uno ele
rior o posterior a Una regla parecida, pero Jos fundadores del lirismo en lengua de oc.
más formalista, conocida con el nombre de Poeta cortesano, es autoJ· ele 45 canciones, en
Regla del Maestro. Lo esencial es que, en un las que expresa con gran naturalidad y sin-
momento en que el mona·quismo occidental ceridad el amor cortés. Poco conocido en la
experimentaba el deseo de organizarse, Ja re- Edad Media, fue rehabilitado por los román-
gla de San Benito se impuso rápidamente gra- ~icos (pág. 563). (Cf. S. G. Nichols, Jr., The
cias al equilibrio que instituía entre la auste- songs of Bernard de Ventadorn, 1962.)
ridad y la moderación, la autoridad abacial
y el respeto de los monjes, las prácticas pia- BERTRAN DE BORN.
dosas y la actividad económica (trabajo ma- Trovador aquitano de finales del siglo XII,
nual) e intelectual (copia y lectura de los ma- nacido hacia u40, muerto como monje cis-
nuscritos) . Alejada de las extremidades ascé- terciense hacia 12·15. Fiel a RICARDO CORAZÓN
ticas del monaquismo oriental o irlandés, ha DE LllÓN, poeta ele la guerra, única ocupación
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
618
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
BOSQUE.
Cubre una gran parte de la Cristiandad.
Mundo del refugfo y de la aventura. Rico en
productos. Mundo también del p eligro (pá-
ginas 185 y sigs., y 247). Tema iconográfico
(véase ils. 2-5, 5z y planos 9, ro, n, r2, pági-
nas 98 y 99).
BOURGES_
Catedral, construida en sus partes esenciales
durante el siglo XIII, entre 1200, aproxima-
damente, y 1270. Reconstrucción gótica de un
edificio románico, del que subsisten tan sólo
dos puertas laterales. Los cinco pórticos de
la fachada occidental forman uno de los con- 49. SECClóN TRANSVERSAL
juntos más notables del arte gótico. El del DE LA CATEDRAL DE BOURGES
centro está consagrado al Juicio Final. Alg u-
nos de sus bajos relieves ilustran escenas del
Antiguo Testamento y son testimonio de una
imaginación desbordada, a veces maliciosa. Sin da en Toledo, por ejemplo). (Véase ils. z39,
embargo, es en el interior donde se puede 2r3 y 242 y fJlano 4z, f1ág . 607 .)
juzgar la excepcional homogeneidad del co n-
junto. La nave, de 125 metros de longitud y BRUNO (San).
37,15 metros de altura, no está interrumpida Fundador ele la Grande-Chartreuse, la Gran
por ningún crucero. El ambón y el cierre del Cartuja, en 1084 (véase pág. 129 y ÓRDENES
claustro fueron derribados en el siglo xvm. MONÁSTICAS) .
Comenzada por el hermano de Ma uricio de (Cf. B. Bligny, L'Eglise et les ordres religieux
Sully, que hizo construir NOTRE-DAMlo: DE PA- dans le royaurne de Bourgogne aux XI• et
RÍS, imita la catedral parisiense, especialmen- XII• siecles, 1960.)
te por su vasta cripta. Su gran innovación la
constituyen las cinco naves que, tanto en el BUENAVENTURA (San).
interior como en el exterior, se superponen Nacido en 1221, muerto en 1274, Giovanni di
en una armonía perfecta (pesadamente imita- Fidanza entra en la orden franciscana (pági-
619
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
na 131) en 1243 , estudia en París y en 1253 significación a veces simbólica (cacería de Ha-
ocupa en esta ciudad la cátedra de Teología gen, pág. 480).
reservada a los franciscano s. Llega en 1257 a
general de su orden y arbitra, en un sentido CAEN.
fa vorable a los partidarios de la pobreza atem- La iglesia de Saint-Etienne y la iglesia de la
perada, el confiicto planteado entre conven- Trinité, construidas por GUILLERMO EL BAS·
tuales y espiritu ales. Hace destruir las «vidasn TARDO o Guillermo el Conquistador en expia-
anteriores de SAN FRANCISCO y escribe una ver- ción de su unió_n consanguínea, suponen una
sión oficial, que edulcora considerablemente etapa importante en la doble evolución que
la figura del poverello . Su obra , muy abun- va desde JUMLEGES (comenzada en 1037) al
dante, que no ignora a Aristóteles p ero pre- arte normando de Inglaterra (Winchester, Lin-
fiere a Platón, culmina en el Itin erario del coln, Cantorbery) y al arte gótico francés.
espíritu hacia Dios, que va d esd e las cosas sen· Saint-Etienne, iglesia de la antigua Abadía de
sibles hasta el a lma y hasta Dios. «Es una los Hombres, comenzada en 1o64, fue consa-
indefinible mezcla de especulación erudita y grada en 1077. Las bóvedas, el crucero y el
de fe1·vor religioso.» Al lado de SANTO TOMÁS coro son del siglo xm, pero el conjunto es
DE AQUI NO, Buenaventura ha d ese mpeñado un uno d e los más grandes monumentos del arte
p apel de primer plano en la lucha que opo- romfoico. En re lación a Jumieges, Saint-Etien-
nía a seculares y regulares en la Universidad ne presenta dos innovaciones importantes: un
de París. ábside con deambulatorio y capillas radiales
(Cf. J. G. Bougerol, Saint Bonaventure et la y la altura simétrica de las arcadas y de las
sag~ss~ chrétienne, 1963 .) tribunas. La fachada es una transición entre
la de Jumieges y las fachadas góticas: las dos
BURGUNDOS. torres no parten todavía del suelo y no for-
Pueblo germánico instalado en Worms en el man sa liente sobre la fachada, pero están pro-
año 436 (muerte de Gunther, punto de par- longadas por medio de contrafuertes. En esta
tida del NIBELUNGENLIED, pág. 51) y, más tar- dcfmición nueva de las rela ciones torres-facha-
de, en Sabo ya en el 443 (véase mapa 2 , pági- da reside la principal aportación de Saint-
na 49; Atlas, mapa 11, pág. 503, y págs. 51 Etienne de Caen al arte gótico. La TRINITÉ,
y 52). iglesia de la antigua Abadía de las Damas, fue
particularmente alterada por las restauracio-
e nes del siglo XIX. Su principal originalidad,
en relación a Jumieges, estriba en el plano
CABALLERO. benedictino, con absidiolas decrecientes a cada
Miem bro de la aristocracia feuda l, que se lado de un coro a largado. (Véase Atlas,
distingue por su armamento (il. II3), su gé- mapa VI, pág . 5II, e il. 237.)
nero de vida (castillo, caza - il. II4- , guerra)
y una moral especial (fidelidad, liberalidad). CALVERO.
Puede definirse por una ceremonia d e inicia- La principal realidad geográfica del Occiden·
ción (compostura, pág. 418). La caballería te medieval (págs. 101 y 185 e il. 5).
tiende a transformarse durante el siglo XIII en
una casta cerrada (nobleza, il . I2o, pági- CAMINO.
nas 137-139). Hay dos categorías de caballe- Materialmente diferente d el camino o •uta
ros: ricos y pobres (págs. 313 y 314). antigua: menos sólido, menos estable, más
Uno de los tres ESTADOS de la sociedad (pági- flexible. Seguido por el gran rebaño de los
nas 349-355). vagabundos y los errantes. Vía y símbolo de
(BIBL. FEUDALIDAD: L. Gautier, s. Painter, la PEREGRINACIÓN y de la condición humana
L . Verriest.) (hamo viator). (Véase págs . 190, 191 y 296 e
ils . 6 y 53.)
CACER1A.
Deporte, pasión del caballero (il. II4) . Tiene CAMPANAS.
un doble papel: económico (como alimentos, A p ar tir de los siglos vr-vn, las campanas re-
págs. 185-187) y social (prestigio). Elemento gulan la vida de los hombres de la Edad Me-
esencial de los cantares de gesta, con una dia . Su fabr icación favorece los progresos de
620
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
tóricos, sus autores les han dado una signi- tiandad occidental, y busca solamente obtener
ficación que no poseían en la realid ad y los del emperador de Constantinopla ~u r~conoci
han utiliza do para encarnar las pasiones de miento como igual. 3. 0 ) Por su Ieg1slac1ón (ca-
su tiempo. Así CARLO~L~GNO y sus próceres pa- pitulares, págs . So y 81) y su política cultur~l
san a ser. en los can tares de gesta, el símbolo (Renacimiento carolingio), que dan al Occi-
de Ja caballería cristiana en lucha contra los dente un barniz superficial ilusorio. Durante
infieles. Su procedencia popular ha dejado de toda la Edad Media está considerado como un
ser admitida. En la actualidad se ve más bien h éroe lege ndario. (Véase il. IJ, mapa 3, pá-
en ellos el resultado de una creación literaria, gina 73, y págs. 70~72 y 77-80.)
elabo.rada en un momento en que el Occiden- Evangeliario de - (ti. 40).
te cristiano se tornaba consciente de su unid ad
y estaba a punto. de lanzarse e~ 1 la aventura CARLOS DE ANJOU.
de las Cruzadas. Srn duda, el ongcn y e l pro- Hermano de San Luis (1226-1285), conde de
ceso de formación de los cantares de gesta Anjou, del Maine Y. ~e Proven.za, conquista el
han sido múltiples, pero su éxito est<\ li gado reino de las Dos Sic1has a partil' de 1264, pero
a la constitución de una casta señorial, de- pierde Sicilia en provecho de los aragoneses
seosa de ver sus proezas y sus ideales celebra- después de las «Vísperas sicilianas» (1282)
dos y que favorece el empleo de la le1~gua (págs. 588 y 590).
vulgar por oposición a l latín de los cléngos.
La palabra «gesta» designa probablemente en CARLOS MARTEL.
el siglo x1 la t.radición caballeresca d el linaje LJeo-ado a m ayordomo del palacio de Austra-
0
señorial. Tal es la causa de que los cantares sia en el año 717 (su padre Pipino 11 había
de O'esta se desarrollen habitualmente e n ciclos muerto en el 714), extendió su autoridad sobre
en ~orno a un linaje (págs. 383 y 386), más la Neustria, la Borgoña y la Aquitania. R e-
que a un personaje. chazó la in cursión del 73.2 en la Galia de los
{BIBL. HISTOR IA LITERARIA: E. Lejeune.) árabes (batalla llamada de Poitiers, pág. 53).
Más todavía que el predominio de su familia
CAPITELES. (los Pipínidos, que iban a conv7rti.rse, con su
(Véanse ils. 2IJ-2I8 y ARTE ROMÁNICO.) nieto CARLOMAGNO, en los Carolmg10s), asegu-
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
,,,
,,,.,,,,
,,. .,.,,, ,,,
, ; ,,.~
, ,,.
I I
I I
1,
, 1
N.
_,,
Torre //
_,
\
CELESTINO V (San).
Pietro de Morrone, ermitaño calabrés, funda
hacia 1260 la orden de los Celestinos. Después
de una vacancia de la Santa Sede de más de
dos años, fue elegido papa en 1294· Favorable
a los espirituales (pág. 131), suscitó un gran
entusiasmo popular e hizo nacer la esperanza
53. PLANO DEL CASTILLO de una revolución en la Iglesia y de un retor-
no a la pobreza evangélica. Obligado a abdi-
DE BEAUMARIS (ANGLESEY) car al cabo de seis meses («El que hizo la gran
Hacia r295-r330. (Según R. Allen Brown) negativan, Dante), fue encerrado y murió en
1296, en circunstancias bastante oscuras, que
hicieron recaer sospechas sobre su sucesor, Bo-
nifacio VIII. Bajo presión de Felipe el Hermo-
so, Clemente V lo canonizó en 1313 (pág. 134).
(Cf. A. Frugoni, Celestiana, 1954·)
CESAREO DE ARLES (San).
Monje de Lérins, después arzobispo de Arles
(hacia 470-542), uno de los organizadores del
catolicismo en el campo de la disciplina ecle-
siástica (cánones conciliares sometiendo el bajo
clero a los obispos), de la moral (cánones y
sermones), del dogma (agustinismo moderado
sobre el libre arbitrio y la gracia, adoptado
por el Concilio de Orange, 529) y la organi-
zación monástica (regula ad virgines, regla de
las monjas) (págs. 57, 165 y 178 e il. r4).
CID.
Rodrigo Díaz de Vivar, caballero español (ha-
cia 1043-1099), llamado el Cid Campeador, el
Señor (árabe Sid) de las batallas, se distinguió
en las confusas luchas de los cristianos contra castrum sefiorial. Pronto los nuevos habitantes
los árabes, pero, sobre todo, se convirtió des- se sacuden la tutela del antiguo sefior, obtie-
pués de su muerte en el héroe de un célebre n en franqui cias o una «carta» (Huy, 1066)
cantar de gesta, el Cantar de mío Cid. Es el que concede a los habitantes la libertad y el
más antiguo testimonio de la poesía épica es- derecho a gobernarse por sí mismos, mediante
pañola. El Cid aparece en é l como e l héroe una ind emnizació n al sefio r (págs. 150 y 151).
de la Reconquista española, el símbolo de la E l progreso d e las ciudad es favorece el del
nobleza cristiana y española, leal h acia su rey, poder rea l y la liberación d e los ca mpesinos,
orgulloso y generoso (pág. 104). atraídos por los ta ll eres urban os. Pero su cre-
cimiento es d esordenado. La estrechez ele las
CIEGOS. calles, la acumulación de las casas y la falta
Atormentan al mundo medieval. El bajo nivel de agua determinan numerosas epidemias
fisiológico e higiénico los multiplica. Viven (peste negra de 1348). La construcción en ma-
errantes por los caminos. Se les teme y se les dera multiplica los INCENDIOS (Ruán arde seis
admira a la vez. Su ceguera es con frecuencia veces entre 1200 y 1223). Las desigualdades so-
tomada en sentido figurado. Tristán e Isolda, ciales determinan graves perturbaciones desde
después de haber bebido el filtro, «se buscan la segunda mitad del siglo xm (lucha del co-
como ciegos que andan palpando el uno hacia mún contra el patriciado, en Francia; del po-
el otro, desgraciados cuando languidecían se- polo minuto contra el popolo grasso en Flo-
parados, más desgraciados todavía cuando, reu- rencia). Las ciudades ayudaron a liberar a los
nidos, temblaban ante el horror de la prime- campesinos de las proximidades de las servi-
ra confesión» (págs. 189 y 330 e il. 59). dumbres señoriales, pero explotaron en tanto
grado como apoyaron las campiñas situadas
CIMABUE.
Pintor florentino (hacia 1240-1302). Formado en su zona de atracción. Con frecuencia han
primeramente en la decoración del Baptiste- conseguido convertirse en el centro de una
rio, después en Roma, con Cavallini, Cimabue región económica y política (por ejemplo,
da la medida de su talento en Asís (Crucifi-
Franc de Brujas, contado de las ciudades ita-
xión de la basílica, retrato de San Francisco lianas, banlieus), pero los estados urbanos me-
dievales no r epresentaban la fórmula del por-
en Santa María de los Angeles), en Florencia
venir. Pronto se formó un esfJíritu urbano,
(Crucifijo de Santa Croce, lám. col. VIII, Vir-
imbuido de su sup erioridad y hostil frente al
gen de La Santa Trinita, en los Uffici) y en
campo, mi en tras que los med ios tradicion a·
Pisa (mosaico de San Juan en el ábside de la
catedral). Su inspiración es aún bizantina, pero les (a ejemplo del benedictino Ruperto de
Deutz y del cisterciense SAN BERNARDO en el
su esti lo, .patético y controlado a la vez, anun -
siglo x11) veían en la ciudad un hogar de vi·
cia una evolución capital en la pintura occi-
c10, d e innovaciones peligrosas y de perdición
dental. DANTE lo ha designado como el pintor
(«BABILONIA»). Las ciudades han sido los prin·
más célebre antes de GIOTro (p<lg. 589).
cipales centros del progreso económico, artís-
CITEAUX. tico e intelectual (UNIVERSIDADES). (Véase ils.
(Véase ÓRDENES MONÁSTICAS, mafJa 22, pág. I26, 3, 4, 7, págs. 111 y sigs., págs. 395 y sigs. Atlas,
y pág. 12 3.) mapa VIII, pág. 524, y planos 5 y 6, pág. 83;
(Cf. J. B. Mahn, L'ordre cislercien et son gou- 7, fJág . 85; I7 y I8, pág. II6; I9 y 20, pági-
vernement jusqu'au rnilieu de XIIIº sihle, na II7.) (BIBL. CIUDADES y BURGUESES. Véase
19{6; L. J. Lekai, Les moines blancs, 1957.) P. Lavedan : Représentation des villes dans
l'art du May en Age, 1954.)
CIUDADES.
En la Alta Edad Media, las ciudades quedan CLERO.
reducidas a una función militar, administrati- El primer orden ele la sociedad medieval
va y religiosa. La ciudad es un recinto forti- (il. rr5 y págs. 349 y sigs.). Está dominado por
ficado, por regla genera l muy reducido, resi- un alto clero secular y por un clero monástico,
dencia de un conde o de un obispo. A partir que se recluta en su mayoría entre la clase ca-
del siglo XI, la renovación del comercio reani- balleresca. Lucha, no obstante, en tanto que
ma su función económica. Un nuevo barrio clase de los clérigos, contra la clase de los mi-
mercader, el burgo, surge al lado del antiguo litares (il. II6). Se individualiza mejor des-
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
626
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
Cluny, en el condado de Mil.con, para fundar donde acababa de morir Gelasio II) y por nu-
en ella un monasterio en el que pensaba res- merosos grandes señores, a los que su recluta-
taurar en su pureza primitiva la regla bene- miento aristocrático unía con frecuencia por
dictina, como ya había hecho en Gigny y en lazos famil iares, dotada de dominios, de sier-
Baume-les-Messieurs. Su sucesor San Odón vos y de riquezas enormes, la orden cluniacense
(926-942) fue el «segundo fundador» de Cluny fue, particularmente entre 1049 y 1156, una de
al obtener del papa que fuese una cabeza de las principales potencias de la Cristiandad.
orden y que dependiese directamente de la Admirada por algunos hasta la hipérbole (Pe-
Santa Sede. Las fundaciones cluniacenses se dro Damián veía en ella una «asamblea angé-
multiplicaron pronto y el poder de la orden lica» y comparaba a Cluny con el Paraíso,
fue excepcional. Bajo la dirección de grandes cede! que se escapaban las fuentes de los cua-
abades (San Maieul, 954-994; San Odilón, tro Evangelios, para distribuirse en seguida en
994-1049; San Hugo, 1049-uog; PEDRO EL VE- tantos arroyos como virtudes espirituales hay»),
NERABLE, 1 u2-1156), protegida por los papas Cluny era vivamente atacada por otros. El
(URBANO u, 1088-1099, fue monje de Cluny obispo de Laón, ADALBERÓN, a comienzos del
y Calixto 11 fue elegido en u19 en Cluny, en siglo xr representaba a Cluny en un poema
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
satírico como un jefe de ejército que trans- do en Borgoña ya en su decadencian, pues esas
formaba los monjes en soldados y los lanzaba esculturas no son sino «trozos tratados por el
al asalto del reino de Francia y del mundo. trozon y no derivan del espíritu románico.
sAN BERNARDO, en nombre del espíritu cister- Cluny III había ostentado igualmente una de-
ciense, sostuvo con Pedro el Venerab le una coración pintada muy importante, entre otras
vehemente polémica. La importancia de Cluny cosas un colosal Cristo en majestad en el áb-
en la historia del arte es innegable. Imponien- side. Al revés de C1teaux, para Cluny «cuan-
do el modelo de la casa-madre, organizando do se trataba de glorificar a Dios, ningún es-
Jos caminos de peregrinación a Santiago de plendor podría parecer ·excesivon (G. de Va-
Compostela, llenándolos de iglesias, Cluny fue lous) . La abadía de Cluny, vendida e n 17g8
una de las fuerzas que propagó el arte romá- a un comerciante de Macon, fue destruida
nico. «En la historia del arte románico, los de 1809 a 18 23 . No queda de ella más que el
abades de Cluny se levantan en primer plano, brazo meridional del gran crucero, coronado
no como los inventores de una morfología y por el campanario octogonal del agua ben-
de un estilo cuyas raíces son más profundas, dita, por la torre del reloj y por un trozo de
claro está, pero sí como organizadoresn (H. Fo- absidiola. (Véase il. 25 y plano 30, pág. r77.)
cillon). (Véase mapa 2r, pág. r24.) (Cf. G. de Valous, Le monachisme clunisien
des origines au XV 0 siecle, 1935.)
La IGLESIA ABACIAL. La iglesia-modelo de Cluny
(que, por otro lado, ni es el único prototipo CNUT EL GRANDE.
de iglesia románica, ni siquiera el único mo- Nacido hacia 1095, hijo de Sweyn Forkbeard,
delo de iglesia románica borgoñesa, ya que rey de Dinamarca. Fundador de un gran Im-
VÉZELAY, por ejemplo, desempeñó un papel perio danés, que comprendía Inglaterra (1016),
casi tan importante) es la iglesia em pezada Dinamarca (1018), una parte de Noruega (1028)
por el abad Rugo en 1088. Fue llamada y las costas meridionales del Báltico. Vino a
Cluny III, ya que reemplazó a un a iglesia pri- Roma en p eregrinación (1026) y asistió al co-
mitiva (Cluny I) y a una segunda iglesia ronamiento de Conrado II (1027). Su Imperio
(Cluny II), elevada d el 955 al 991 y enrique- no sobrevivió a su muerte (1035) (p ágs. 81
cida por San Odilón . Cluny II había sido y 362).
uno de los más antiguos ejemplos del plano
llamado benedictino, con coro muy desarro- COCA~A.
llado y absidiolas d ecrecientes. Cluny III era, País de sueño [nuestra Jauja], nacido del folk-
en primer lugar, una iglesia colosal, de lore, en el que el mundo medieval ensaya mí-
181 metros de longitud, con cinco naves y do- ticamente calmar su apetito en un contexto
ble crucero. La cronología de la construcción de hambre siem pre amenazante. Se habla de
de las tres iglesias cluniacenses comienza a ser ella en dos obras literarias del siglo xm. Re-
bastante segura gracias a los trabajos de Ken- presentada por Breughel, en enlace directo
neth Conant (Cluny III fue consagrado por con la estructura social (il. 6r ).
Urbano II en 1og5; terminada al comienzo
del siglo xm, la bóveda de la nave se hundió COFRADfAS.
en 1125, fue r econstruida y la iglesia con- (Véase CORPORACIONES.)
sagrada una segunda vez por Inocencio II
en 1131 ; un nártex fue añadido más tarde y COLOMBANO (San).
terminado en el siglo xm). La de su escultu- Ermitaño irla ndés. Nacido en el año 543 y
ra, en cambio, sigue siendo objeto de múlti- educado en el monasterio de Bangor, pasó al
ples controversias. Según Kingsley Porter, los continente como misionero hacia el 585 . Fun-
capiteles del coro (los únicos de los que que- dador del monasterio de Luxeuil, se hizo in-
dan algunos ejemplares: los célebres «tonos soportable en la Galia por su hostilidad al
de la músican, conservados en e l museo de calendario romano (fijación de la fecha de
la abadía y testimonios de la importancia de la Pascua), su ascetismo a ultranza y su bruta-
música en la liturgia y la espiritualidad clu- lidad frente a los obispos y los grandes. Obli-
niacenses) son anteriores a 1095. Otros auto- gado a dejar Luxeuil en el 610, predicó en
res, como Henri Focillon, piensan que, de ser Suiza con sus compañeros, entre ellos San Gall
eso cierto, «el arte románico se h abría inicia- (véase SAN GALL), y d espués en Italia del Nor-
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
te, en donde fundó el monasterio de Bobbio. y castil!os (finales del siglo x, págs. 95 y 96).
Allí murió en el año 6!5 (pág. r8o). Determma los progresos de la extracción de
las primeras m ate rias, ele las herramientas,
COLONIA. de las técnicas <le transporte y de construcción
Una de las ciudades más importantes del Oc- (ils. Ioo y ror ). Pla n tea problemas de mano
cidente medieval. Centro comercial, político, de obra y de lin a nciaci<\n (il. 99).
eclesiástico, artístico (págs. r 14, 397, 40 1 y 402, Las máquinas (p:\ g. 28 1).
plano z7, pág. rz6, ils. 20I y 238). Los malc ri a lcs (p<l gs. 282 y 283 y sigs.).
Los arquitectos, los a lbafíiles (págs. 300 y 301).
COMERCIO. Las casas, las ciudades, los castill os (p:\g. 485).
~apel de las ciudades en el - (págs. 120 y
sigmentes. Atlas, mapas III, pág. 507, y VIII, CONVERSióN.
pág. 524). Esperada y temida, a la vez, porque si aumen-
CONQUES. ta la familia cristiana disminuyen las proba-
La iglesia de Sainte-Foy de Conques depen- bilid.ades de salvaci~n de cada uno (l a pro-
día de una abadía benedictina fundada en el p~roón de los e_leg1dos está establecida por
siglo vm. A -partir del siglo IX, combina la Dws en una cantidad fija). Al principio, bus-
atracción de una peregrinación a las reliquias cada sobre todo por la fuerza ( compell~ in-
célebre~ de Santa Foy, martirizada en Agen t;are ), ~~ al fin tnunfar la tendencia persua-
en el siglo IV, que fueron trasladadas a ella, siva (m1S1oneros), salvo ante los heréticos, con
y una estación situada sobre uno ele los prin- respecto a los cuales la predicación deja paso
cipales caminos hacia SANTIAGO DE COMPOSTELA, a la Inquisición (págs. 211, 212 y 214).
la ruta auvernesa, que desde el Puy, por Con-
ques y MOISSAC, ganaba TOULOUSE. Cuando se CORPORACIONES.
vio que la iglesia construida en la segunda mi- Asociaciones de MERCADERES y artesanos de una
tad del siglo x resultaba demasiado pequeña ciudad, que reglamentan por m edio de esta-
ante la afluencia de peregrinos, el abad Odol- tutos los detalles del oficio: horarios de tra-
rico ( 1039-1065) hizo comenzar la iglesia actual. bajo, calidad de los productos, represión de
Terminada en el siglo XII, es, sin embargo, lo~ f:au~es ... Cártels que tienen por objeto la
una ~e las obras maestras más representativas ehmmac1ón de la competencia en el interior
del . s1g!o XI y una de las primeras grandes de la ciudad y el mantenimiento del monopo-
reahzac10nes de la arquitectura románica. El lio de una minoría de maestros sobre el mer-
sabor auv~rnés se encuentra en Conques en cada urbano. Las corporaciones se duplicaban
la severa piedra volcánica y la originalidad del con .frecuencia en cofradías religiosas, encar-
tímpano, dividido por dinteles en albarda, cu- gadas de subven ir a los gastos de sus miem-
b_iertos de inscripciones. Dicho tímpano del bros necesitados en caso de eri.fermedad o de-
siglo XII, consagrado al Juicio Final es tam- función. ~iclias cofradías estaban puestas bajo
bién una de las obras maestras de la' escultura 1 ~ protección del san to patrón de la corpora-
románica, lo mismo qu e el tesoro, parcial- ción. El preboste de París, Etienne Boileau,
mente conservado, ha sido y es todavía uno reglamentó al final del reinado de San Luis
de l~s más ricos de la Edad Media, gracias las corporaciones de París en el Livre des Mé-
especialmente a la célebre estatua-relicario de ticrs. Redactado entre 126o y 1270, contiene
Santa Foy (siglo x), en oro y piedras precio- los estatutos de las corporaciones parisienses
sas, obra i:naestra bárbara, cuya adoración por para mejor vigilar su aplicación. Las vidrie-
los peregrinos producía la indignación de dos ras ofrecidas por los oficios a la catedral de
estudiantes de Chartres a comienzos del si- Chartres son un excelente documento sobre la
glo XI (ils. II2, 245, 246). vida de_ las corporaciones. (Véase págs. 119
y 393, 11. I02.)
CONSTANTINOPLA. (IlIBL. CORPORACIONES, ARTESANOS, OBREROS.)
(Véase IlIZANCIO.)
CORTESfA.
CONSTRUCCióN. Comportamiento e ideal que se desarrollan en
La gran industria de la Edad Media, a partir las cortes feudales a partir del final del si-
de la utilización de la PIEDRA para las iglesias glo xr. Hace irrupción en la literatura. En-
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MED<IEVAL
cuentra su principal expresión en una actitud Más antigua representación conocida en Di-
nueva en relación a la mujer y en la transfor- namarca (il . .12).
mación del concepto del amor (i1. I69, pági- Representación del Cristo (il . .162 ).
nas 472 Y 473). El crucifijo de CIMABEU (lám . col. Vlll).
(BIBL. HISTORIA LITERARIA: R. R. Bezzola y
SENSIBILIDADES Y MENTALIDADES: R. Ne!li.) CRUZ.
Símbolo primero del triunfo, se hace después
CORVEA. sinónimo de . sufrimiento. Signo distintivo de
(Página 314.) los cristianos. Emblema de la Cruzada. Objeto
de una devoción cada vez más afirmada a par-
COSMOGRAFfA. tir de la época carolingia (RABÁN MAUR) . Se
Mezcla de conocimientos an tiguos y de inter- afirma en el gran tema iconográfico de la Cru-
pretaciones bíblicas. Informada sobre todo por cifixión (il . 80). Rechazada por numerosos h e-
el simbolismo y los mitos circulares orientales réticos como objeto de un culto vergonzoso
(il. 48 y págs. 192 y 193) . (págs. 219, 220, 223 y 224).
(BIBL. SENSIBILIDADES Y MENTALIDADES: J. Bal- (Cf. A. Frolow, La relique de la Vraie Croix,
trusaitis.) 1g61 .)
CREACióN. CRUZADA.
La obra de Dios (pág. 220). Comienzo de la Ideal del «paso» --de la reconquista de la Je-
historia humana. Objeto de numerosos comen- rusalén terrestre, imagen de la Jerusalén ce-
tarios (Hexaemeron, pág. 238: los seis días lestial- , encarnado en una serie de empresas,
de la Creación según el comienzo d el Génesis). desde finales del siglo x1 hasta el siglo xm, en
Modelo del trabajo, que ha de ser esencial- los que se mezclan el ideal religioso, el
mente «Creadorn. aumento demográfico y el deseo de pillaje.
Han dejado un balance casi totalmente nega-
CRISTIANDAD. tivo p ara el Occidente. Consideradas por mu-
Define, por medio de la religión , al mundo chos ya en el siglo xm como una quimera
occidental medieval. Hubiera debido ser, se- nefasta (véase JOINVILLE, RUTEBEUF), ha crista-
gún los esfuerzos de ciertos emperadores y so- lizado numerosas aspiraciones de la mentali-
bre todo de ciertos papas (SILVESTRE II, GRE- dad colectiva (págs. 105-111, mapas IJ y .14,
GORIO VII, INOCENCIO !II, BONIFACIO VIII), el págs . .107 y ro9 y A tlas, mapa Ill, pág. 507).
cuadro único y edificante del Occidente. Se (BIBL. CRUZADAS y R . Alphandéry y A. Du-
quedó en un ideal, que no ha existido nunca pront, La Chretienté et l' idee de croisade,
a causa de la fragmentación de los Estados, de 1954-1959.)
la diversidad y del antagonismo de los inte-
reses nacionales y de la lucha de clases. CUERPO.
Formación de la - (véase capítulo III, pági- «Abominable vestido del alma» (GREGORIO
nas 95 y sigs.). MAG NO). Asiento de los vicios y del mal. Se
La - en crisis (véase capítulo IV, págs. 153 libera progresivamente y ocupa su lugar de-
y sigs.). bido en el siglo xm en la medicina (anato-
mía), la higiene (bafios), el arte (desnudo).
CRISTO. Se ha imp uesto siempre, en lo que respecta
Segunda persona de la Trinidad, que pasa a a la clase feudal, como instrumento de la
primer plano a partir del siglo x1, con una fuerza física (págs. 480 y sigs.).
tendencia cada vez mayor a ser más el Cristo
sufriente (il. 80) que el Cristo triunfante
(ils. 8r y 82) . No obstante, sigue siendo el Dios CH
salvador (ils. 84 y 90). En su Encarnación,
constituye el centro de la historia de la hu- «CHANSON DE ROLANDn.
manidad, en torno del cual la evolución his- CANTAR DE GESTA escrito por un clérigo desco-
tórica se ordena en un «antes» y un «después» nocido, a finales del siglo XI. Se refiere a las
(págs. 219 y sigs.). aventuras hispánicas de Carlomagno (pág. 71),
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
que valoriza el sentimiento heroico de la vida (Decreto de Graciano) y la renovación del De-
(Bezzola). recho romano, consagrado por las facultades
(Cf. F. E. Guyer, Chrétien' de Troyes, Inven- de decretos que poseían las Universidades del
tor of the Modern Novel, 1957; BIBL. HISTORIA siglo xm. (Véase págs. 375 y sigs. y BIBL. DE-
LITERARIA: J. Frappier.) RECHO E IDEAS POLÍTICAS.)
DIABLO.
El mal compañero de todos los instantes. Ten-
D tador .y seductor. Poderoso por sus engaños.
DANTE. «El viejo enemigo del género humano." (Pá-
El más grande poeta de la Edad Media, na- ginas 224 y sigs.)
cido en 1265, muerto en 1321. Procedente de La boga del - en la literatura medieval a
una familia florentina notable, se vio mezclado partir del siglo XI (pág. 358).
pronto en actividades políticas y se distinguió El - y la iconognfía (ver ils. 74, 76 a 79 y
como partidario de la autonomía del poder reverso de la cubierta).
temporal frente al espiritual (De monarchia)
y de la independencia de Florencia frente al DIALÉCTICA.
Arte del trivium (véase ARTES LIBERALES), que
papado (GIBEL!Nos). Eliminado del poder en
toma con la escolástica una importancia de
1301, fue condenado a destierro perpetuo. Su
primer orden (véase ESCOLÁSTICA). Adquiere su
vida no fue desde entonces más que un largo
mayor importancia en París, a partir de ABE·
errar a través de Italia, hasta su muerte, acae-
cida en Rávena. El gran acontecimiento de su LARDO (pág. 442).
vida fue su encuentro con Beatriz, a la que DIOS.
conoció en la adolescencia, pero que murió Más fácilmente visto como Padre o Hijo con-
pronto y que se convirtió para él en el ideal creto que como Trinidad. El que «no miente
de la muj er amada, inspirándole la Vita nuova jamásn (pág. 479). Reside en el cielo. Conce-
(hacia r293). Su obra esencial es la Divina bido por la sociedad feudal como soberano
Comedia, vasto poema en tres partes, que pre- supremo (véase ANSELMO, San), cabeza de la
sentan alegóricamente el itinerario del alma, jerarquía celeste (págs. 217 y sigs. y lámina
desde las torturas del Infierno al Purgatorio y color VI).
a las cumbres del Paraíso. En esa marcha, el
poeta es conducido sucesivamente por Virgilio, DOMINGO (Santo).
símbolo de la cultura antigua de Ja que Dante Domingo de Guzmán, nacido hacia u70 en
estaba nutrido, y por Beatriz, símbolo de la Caleruega, Castilla la Vieja, de una familia
Revelación cristiana. La Commedia (llamada de hidalgos, fue canónigo en Osma . Habiendo
divina en el siglo xvr) es una sublime «summa" seguido en 1203 a su obispo en una misión
poética del saber y de la mentalidad medie- por el extranjero, quedó consternado ante la
vales, pero se halla totalmente volcada hacia importancia que había adquirido el catarismo
el pasado. Es un grandioso monumento «reac- en el sur de Francia y no vio otra solución
cionario". En el De monarchia, escrito en para la lucha contra la herejía que la predi-
latín, expresa su ideal político de una Cris- cación evangélica. En 1207 fundó en Prouille
tiandad unida bajo la dirección del Imperio un monasterio para mujeres heréticas conver-
(pág. 131), sueño muerto ya en esta época, tidas, pero su predicación y la de sus compañe-
pese a que Ja venida a Italia (1310-1313) de ros no tuvo otro éxito. Hasta después de la
Enrique VII suscita en Dante vanas esperan- derrota de los albigenses en Muret (1213), no
zas. En el Convivio (Banquete), inacabado, fue acogido en Toulouse, junto con sus compa-
Dante in tentó componer una enciclopedia a ñeros, por el obispo Foulques, un antiguo tro-
la manera del T esoro de su maestro Brunetto vador (1215). Habiendo asistido al IV Conci-
Latino. El Le vulgari eloquentia es una ten- lio de Letrán, en r.n5, aceptó gustosamente la
tativa para crear una lengua italiana literaria. regla que le dio en diciembre de 1216 el papa
Honorio II. En 12•18-1219 realizó un gran via-
DERECHO. je a pie desde Roma a Toulouse. Después mar-
Concepción sabia de la justicia, que no renace chó a España y, desde allí, a París, Milán y
hasta el siglo xu, con el Derecho canónico Roma. Presidió en 1•220 y 1221 los dos prime-
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
DUNS SCOTO.
El escocés Duns Scoto, nacido hacia 1266, en-
tra en los franciscanos de Dumfries en 1281,
estudia y enseña en Oxford y en París y, más
tarde, en Colonia, donde muere hacia 13o8.
Su comentario oxoniano de las sentencias,
Ofnts oxoniense, es Ja m ás conocida de sus
ob ras. R epresenta la ruptura del equi librio
tomista entre la razón y la [e. Agustiniano,
Duns Scoto coloca la voluntad por encima de
la razón. Heidegger ha visto en é l un antepa-
sado del existencialismo. Aunque sus sutilida-
. des escolásticas hayan hecho de él un blanco
preferido de los humanistas del siglo XVI , que
se burlan de los ccbarbouillamenta Scoti», anun-
cia al hombre del Renacimiento al cortar las
vías racionales hacia la fe y al permitir al
libre arbitrio degenerar en todas las tiranías
(págs. 593 Y 595).
E
57. ESQUEMA DE UN DOMINIO
SEfWRIAL ECKHART (Maestro).
Nacido hacia 1260 en una familia. de caballe-
r. Reserva. - 2. Tenencias ros turingios, Eckhart pasa por el noviciado
(Según Bossuat-Devisse) dominico de Erfurt, por el studium de los pre-
dicadores en Colonia y por la Universidad de
ros capítulos generales de los hermanos pre- París, donde recibe el grado de doctor en 1302.
dicadores en Bolonia, donde murió en 122t Provincial de Sajonia (1303), vicario general
(págs. 131, 318, 462 y 463). de Bohemia (1307), provincial de Alemania
Fundaciones dominicas (véase mapa 3, pá- (1310), prior de Estrasburgo (1 313), director
gina 73). del studium de Colonia, es perseguido a causa
(Cf. M. H. Vicaire, Histoire de saint Domi- de sus enseñanzas por el Capítulo General de
nique, 1957.) su orden en Venecia (1325) y condenado por
e l papa inmediatamente después de su muerte
DOMINIO. (13•29). Su misticismo fue explotado por los
Forma económica de la señoría (p<lg. 138). adeptos de la devotio moderna, begardos y
Intenta satisfacer todas las necesidad es econó- hermanos del libre espíritu, pero, aunque
micas: cultivo (campos), cultivos especializa- anuncia la piedad y la teología más ccdirectas»
dos (viñedo, hasta el punto que el clima lo de la Baja Edad Media, sigue estando fuerte-
permite), ganadería (prados), bosques, fuerza mente impregnado por la escolástica (pág. 597).
hidráulica (río), piscicultura (ríos y estanques) (Cf. J. Ancelet-Hustache, Maitre Eckhard e:t
(pág. u9). Dividido en una parte cultivada la mystique rhénane, t956.)
directamente por el señor, sobre todo gracias
a las corveas de los campesinos (reserva), y EDAD DE ORO.
ofra distribuida entre los campesinos (mansos, Mito pagano vuelto a utilizar por una parte
tenencias). Según la coyuntura económica y de la literatura medieval (LE ROMAN DE LA
social, la proporción entre reserva y tenencias ROSE) : sueño de un retorno a una sociedad
varía. anterior al feudalismo sin señores (págs. 263
270-272).
DUALISMO.
Forma fundamental de la lucha (duelo), que EDAD MEDIA.
se encuentra también en la vida moral y espi- La expresión «Edad Media» aparece por pri-
ritual (véase MANIQUEÍSMO) (págs. 459 y 460). mera vez en el siglo xv entre los humanistas
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
ticristo, que, en una perspectiva milenarista, mercio o cristianización, a partir de los obis-
debe conducir a la humanidad hacia la salva- pados de Mecklcnburgo, Oldenburgo y Rat-
ción y, de momento, hacia una nueva edad zeburgo, qu e estaban a su discreción. En con-
de oro. fli cto con FEDERI CO llARllARROJ A (pág. 148), cuya
(Véase FEDERICO II.) po líti ca ita li ana no quería apoyar y que lo en-
Insignias imperiales (pág. 365 e il. I26). comraba exccsi va1ncnte poderoso, fue depues-
to por el e111pe rador en 1 180 y debió exiliarse
ENCARNACióN. a J ngla terra. Aca bó su vida en el retiro de
Acontecimiento máximo de la Historia. En- llrunswi<:k en 11 95. Verdad ero fu ndador de
cuentro de Dios y del hombre. LÜBECK (1159).
Objeto esencial de la reflexión de San Ansel-
mo en el Cur Deus hamo (p ág. 235). EPIDEMIAS.
Frecuentes en una población fisiológicamente
ENFERMEDAD. deficiente, agrupada en comunidades y aglo-
Consecuencia y castigo del pecado (págs. 428 meraciones con una higiene primitiva. En gen-
y 429). - y Medicina (págs. 328 y sigs.). dran un temor pánico al contagio. Se di viden
en epidemias cmormales», que no atacan más
ENGAf.l'O. que a los pobres, y en epidemias excepciona-
(Véase ASTUCIA, MENTIRA.) les, signos de la cólera divina, que son sufri-
das por todas las clases sociales. Igualmente
ENRIQUE I BEAUCLERC. frecuentes y d esastrosas para el ganado (epi-
Rey de Inglaterra de 1100 a 1135. zootias) (págs. 635 y sigs. , lám. col. V).
Su sueño en 11 30 (pág. 416 e ils. zz7-II8).
ERMITAROS.
ENRIQUE II PLANT AGENET Numerosos, son modelos y guías espirituales ,
Nacido en 11 33, muerto en 1189. Hijo de Go- particularmente durante los períodos d e re-
dofredo Plantagcnet, conde de Anjou, y de forma religiosa (siglos XI y xrr) (pág. 130).
Matilde, hija de Enrique 1 de Inglaterra, tue Personajes significativos de los CANTARES DE
sucesivamente dueño de la Normandía (1150), GESTA. Directores de movimientos: san Ju an
del An jou a la muerte de su padre ( 1151), del Bautista, San Antonio (págs. 259 y sigs.) .
Poitou, de la Guyena y de la Gascuñ a por su Tentación d e Sa n Antonio (véase il. 60).
casamiento con Eleonor de Aquitania, divor- (Cf. L'eremitismo in Occidente nei secoli Xl-
ciada de Luis VII de Francia (1152), y de la Xll, La Mcndola, 1962; J. Leclercq, St. Pierre
corona de Inglaterra a la muerte del rey Es- Damie11 ermite et homme d'Eglise, 1960.)
teban (11 54) . Restauró y desarrolló el poder
real inglés y fue el primer soberano occidental ESCALA.
cuya administración y justicia (que gustaba de Símbolo del esfuerzo ascendente de la vida
administrar personalmente) se impusiero n en esp iritual (escala de Jacob, escala de las Vir-
todo su reino (pág. 143). Sin embargo, chocó tudes) . (Véase il. z88, pág. 228.)
contra la resistencia de la Iglesia y, so bre todo,
del arzobispo de Cantorbery TOMÁS BECKET, ESCLAVOS.
cuya muerte (1170) le fue imputada y le va- Legado de la Antigüedad a la Edad Media,
lió un odio tenaz del papado y de la Iglesia, desaparecen durante la Alta Edad Media en
a pesar de la penitencia pública que se im- tanto que factor importante de la vida eco-
puso sobre la tumba d el obispo, considerado nómica . Subsisten como domésticos, propor-
como un mártir por la Iglesia . cionados esencialmente por el comercio vene-
(Cf. J. Boussard, Le gouvernement d'H.enri II ciano y genovés y las capturas sobre los mu-
Plantagenét, 1956 .) sulmanes.
(BIBL. LA SOCIEDAD: INTEGRACIONES Y EXCLUS!O·
ENRIQUE EL LEóN. NES : C. Verlinden, 1955. )
Nacido en 1129, duque de Sajonia y de Ba-
viera, de la familia de los Welf, uno de los ESCOLÁSTICA .
jefes de la expansión germánica hacia el Este, Método de enseñanza, que se desarrolla en
por conquista, colonización, desarrollo del co- las ESCUELAS urbanas durante el siglo XI y.
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
más aún, el xn, después en las UNIVERSIDADES, nalmenten. Es la disputatio, de la que el maes-
en oposición creciente con los métodos y el tro saca su conclusio personal. Las magistra-
espíritu de las escuelas monásticas. Si bien la lía, las opiniones de los profesores --que abren
finalidad es la misma, esto es, encontrar a paso a las conclusiones individuales de cada
Dios por medio de la ciencia, la escolástica da uno-- se ponen al lado de las authentica, de
pronto a la fides qucerens intellectum del mon- las autoridades tradicionales. Esta transforma-
je San Anselmo una preponderancia decisiva, ción decisiva de los métodos escolares e inte-
concediendo a los procesos «racionales» del lectuales es el producto de una nueva socie-
pensamiento una importancia cada vez mayor dad urbana. Constituye la técnica de una pro-
y cada vez más alejada de las vías místicas de fesión nueva, de una corporación, la unive.r-
la cultura monástica. La misma Teología es- sitas de los maestros y de los estudiantes. Pasa
colástica se convierte en una ciencia, cuyos a ser asunto de profesionales, que, por su tra-
monumentos más acabados son las SUMMAS de bajo, van a reclamar un salario. Consume en
los doctores del siglo xm: Alejandro de Hales, forma creciente libros, convertidos en instru-
Raimundo de Peñafort, SAN BUENAVENTURA, mentos de trabajo entre las manos de una
SANTO TOMAS DE AQUINO y otros (el Opus majus nueva categoría social : la de los trabajadores
de ROGELIO BACON es también una summa). intelectuales (págs. 467-469).
Todos esos nombres pertenecen a franciscanos (BIBL. HISTORIA INTELECTUAL y especialmente
o dominicos, lo que manifiesta que la esco- M. Grabmann, A. Brunet, G. Paré, P. Trem-
lástica no es ni antimonástica ni antimística blay, M. D. Chenu y J. Le Goff.
en conjunto, sino únicamente en relación a
ciertas tradiciones anacrónicas con la Cristian- ESCRITURA.
dad en expansión de los siglos xn -xm . Aunque I.º (Véase BIBLIA y pág. 434.)
el punto de partida metodológico es el mismo 2.0 Instrumento de la vida intelectual y so-
-las siete ARTES LIBERALES, agrupadas en los cial. Evoluciona con la sociedad: minúscula
dos ciclos del trivium y del quadrivium (Arit- carolingia para una selección destinada a go-
mética, Música, Geometría, Astronomía)-, la bernar la Iglesia y el Estado; cursiva de las
escolástica ha hecho experimentar a ese pro- universidades y de las escuelas urbanas, liga-
grama modificaciones capitales. La ciencia cla- da a la «desacralizaciónn del bagaje intelectual
ve es la DIALÉCTICA, ciencia del razonamiento, (págs. r83 y 462, ils. 40, r54, r55).
y las artes del quadrivium se orientan hacia
una práctica cada vez más inclinada a la expe- ESCUELA
rimentación (esto será verdad tan sólo durante Centro de vida intelectual y de promoción
un cierto tiempo; pronto .l a teoría invadirá y social. Largo tiempo reservada a los clérigos
fosilizará la ciencia escolástica). Las artes me- (escuelas monásticas, interiores, para los obla-
cánicas, en otro tiempo despreciadas porque tos destinados al convento, y exteriores, me-
van dirigidas a la vida material, se acercan nos numerosas después de la reforma de 817
a las artes liberales, a favor de la promoción debida a San Benito de Aniana; escuelas epis-
de la vida activa y del diálogo que esta vida copales). Monopolio de la Iglesia, discutido
desarrolla con la vida contemplativa. Una por las ciudades (escuelas «Comunales» para la
nueva lista, es decir, una nueva clasificación burguesía).
de las ciencias, más rica, mejor articulada (en (Véase Atlas, mapa V, pág. 5r5 y pág. 123.)
la que entra especialmente la Física) tiende a
reemplazar el Heptateucon tradicional. Si bien ESCUELA DE CHARTRES.
la base de la enseñanza sigue siendo la lectio, Muy reputada ya en el siglo XI, bajo FULBERT,
la lectura de los .t extos y, en primer término, conoció su principal apogeo en el siglo si-
del texto sagrado de la Biblia, la sacrn pagina, guiente, en el que pasó a ser uno de los más
la lectura bíblica evoluciona profundamente. importantes centros del Renacimiento del si-
La búsqueda tradicional de los cuatro senti- glo xn. Los principales maestros que la ilus-
dos, que culmina en la aprehensión mística traron fueron: Yves de Chartres, obispo de
del sentido secreto, se sustituye cada vez más la ciudad (1090-1115) y canonista; Bernardo
en mayor grado por un proceso «lógico». La de Chartres, maestrescuela de 1114 a u 19, can-
lectio proporciona autoridades, que son pues- ciller de l ll9 a 1126, que fundaba su ense-
tas en questio. La cuestión es discutida «racio- ñanza en la Gramática y resucitó un apólogo
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
antiguo: «Somos enanos encaramados en las ritual. Su biblioteca -que Rabelais ridiculi-
espaldas de gigantes. Vemos de esta m anera zará- es, de hecho, muy notable para el
mucho más lejos que ellos, no porque nuestra siglo xn. Hugo d e Saint-Víctor (muerto en
vista sea más aguda o nues tra tal la nüs alta, 11 4 1.) conduce a sus di scípulos a la contempla-
sino porque nos llevan en el aire y nos ele- ción po r e l es tudi o d e las artes liberales y de
van con toda su altura gig·antesca.» Alírmaba Ja T eolog ía, <libujamlo así una síntesis doc-
de esta manera el valor de la herencia de los trinal conipa rablc a Ja <lt: San Ag·ustín. Ricar-
antiguos, a l mismo tiempo que la posibilidad do de Saint-Victor, su di scípu lo y sucesor
de un progreso intelectual indefinido . Gilber- (muerto en u73) , y Andrés el e Sa int-Victor
to de Ja Porrée, teólogo y filósofo, ocupó el (muerto en u75) se consagrnn pri11cipalmente
cargo de canciller de 1ui6 a 1140. San Bernardo a la exégesis bíblica, incluyéndose en la es-
lo acusó de herejía a propósito de sus opiniones cuela de los rabinos judíos. Achard, abad de
sobre la Trinidad, pero escapó de la condena. Saint-Victor de 1155 a u6o (muerto en 1171),
Thierry de Chartres, filósofo de la Unidad, le impulsa el estudio filosófico y teológico de la
sucedió entre 1142' y 1150 y se consagró al es- Trinidad. Godofredo de Saint-Victor (muerto
tudio de Platón y de las tesis pitagóricas. Gui- en u94) exalta la riqueza y la dignidad de la
llermo de Conches, un razonador («¿Qué hay naturaleza humana, resumen del universo, mi-
más miserable que decir: "Esto es así porque crocosmos. Escuela del optimismo cristiano,
Dios puede hacerlo", y no saber la razón por aunque cada vez más inclinada hacia el mis-
la cual esto es así, no poder demostrar por ticismo, la escuela de Saint-Victor no desdeña
qué esto es así?»), enseñó en Chartres entre la polémica en un momento en que es inca-
1120 y 1150 aproximadamente, a partir de los paz de seguir la evolución de las escuelas ur-
textos de Platón, Séneca, Macrobio y Boecio, banas hacia la dialéctica y la escolástica. Gau-
antes de terminar su carrera en la corte de thier de Saint-Víctor compone en u 77-1178 el
Godofredo Plantagenet, conde de Anjou. JUAN Contra IV labyrinthos Franciae, extremada-
DE SALISBURY (1u5 apr.-1180), discípulo de mente crítico contra Abelardo, Pedro Lombar-
Guillermo de Conches, fue un magnífico letra- do, Gilberto de la Porrée y Pedro de Poitiers
do y se burló de los excesos de la lógica con- (págs. 443 Y 445).
temporánea, cuyas preguntas eran, según él, (Cf. R. Baron, Science et sagesse chez Rugues
las siguientes: «El cerdo que se lleva al mer- de Saint-Victor, 1957; G. Dumeige, Richard
cado, ¿va conducido por el hombre o por la de Saint-Viciar et l'idü chrétienne de l'amour,
cuerda?» Bernardo Silvestre escribió una Cos- 1952; R. llaron, Hugues et Richard de Saint-
mografia (hacia 1150), que tuvo una gran po- Victor, 1961.)
pularidad durante toda la Edad Media. Esta
obra exponía, en prosa y en verso alternados, ESCUELA DE SALERNO.
los temas platónicos y pitagóricos en honor Organizada progresivamente en los siglos IX
a Chartres. Una pedagogía original se desa- y x, comenzó a irradiar en el XI, un siglo an-
rrolló en Chartres, fundada en un es tilo de tes de la escuela de Montpellier. En Salerno,
enseñanza progresivo y continuo. Su a porta- encrucijada de influencias árabes, judías y bi-
ción m ás esencial es, sin embargo, Ja reno- zantinas, centro de estudio de antiguos ma-
vación de los estudios filosóficos, literarios nuales griegos y latinos, largo tiempo olvida-
y científicos, fundada en el r ed escubrimiento dos hasta la época carolingia, cristaliza un
de la Antigüedad, especialmente de ARISTÓTE- renacimiento de la Medicina. En el siglo XI,
LES, Virgilio y, sobre todo, Pla tón. (Véase los maestros de Salerno traducen del griego a
página 443, il. z52 y Atlas, mapa V, pági- Hipócrates y Nemesius y, a partir de los tex-
na 5z5.) tos árabes, a Galeno. La práctica no es olvi-
dada y la enseñanza se acompaña, sin duda,
ESCUELA DE SAINT-VICTOR DE PARfS. con disecciones públicas de animales. Roger
Fundada por GUILLERMO DE CHAMPEAUX, tras su de Salerno es, a finales d el siglo xn, el primer
retirada en 1108 al claustro de Saint-Víctor, cirujano de la Edad Media. El Regimen Sani-
monasterio suburbano (situado en las laderas tatis Salernitanum, base de la ciencia médica
de la montaña de Sainte-Genevieve) de canó- hasta el Renacimiento, fue compuesto a prin-
nigos regulares. Manifiesta un esfuerzo de sín- cipios del siglo xm (pág. 481).
tesis entre la cultura profana y Ja vida espi- (Cf. B. Lawn, The Salernitan Questions, 1963·.)
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
ESPECIAS. EXTRANJEROS.
Todos los productos raros, de gran valor de- Elementos externos de la población, sospecho-
bido a su escaso volumen, importados de sos. Sometidos a un derecho especial, en ge-
Oriente. La principal es la pimienta (pági- neral jurídicamente disminuidos (albarranes)
nas 120 y 482). (págs. 429 Y 430).
(BIBL. LA SOCIEDAD: INTEGRACIONES Y EXCLU-
ESPfRITU SANTO. SIONES: Recueils de la Société ]ean Bodin.)
Tercera persona de la Trinidad. Objeto de
una devoción sabia o, más raramente, de una
piedad grosera (Espíritu Santo bajo la forma F
de Paloma). Anima una espiritualidad escato-
lógica: el Paráclito (págs. 218 y 219). «FABLIAUX».
Cuentos cómicos en verso, compues tos especial·
mente en Picardía a finales del siglo x n y
ESTADO. durante el xm. Aproximadamente 150 de esas
1.0 En el sentido moderno, desaparece poco
obras, por regla general anónimas, han llega-
a poco durante Ja Edad Media, para reapare-
do hasta nosotros. Provistas d e una inspira-
cer lentamente con el renacimiento, a partir
ción satírica poderosa, sus autores se burlan
del siglo xu, de poderes públicos (monárqui-
de los ideales y de las costumbres de las clases
cos o urbanos), distintos de los poderes feu-
dirigentes: señores y clero. Son esencialmente
dales y superiores a ellos (págs. 84, 141, 151
antifeudales, anticorteses, anticlericales. Ponen
y 367) . a la vista -se rían o no de ellos- sentimien-
2.0 Categorías sociales y profesionales, sin ma-
tos rastreros: glotonería, concupiscencia, con
tiz sagrado, por oposición a los órdenes que-
toda evidencia destinados a ofender y que van
ridos por Dios: los estados del mundo. (Véase
fácilmente hasta la obscenidad . Recogen una
ils. 27, 6r, rr5, rr6 y págs. 356 y sigs.) parte de los temas folklóricos, otra parte de
los cuales penetra en las NOVELAS y los CAN-
ESTATUA. TARES DE GESTA. Los fabliaux parecen haber
Evolución de la - (ils. 2r9 a 226). sido especialmente apreciados en los medios
burgueses urbanos, pero su sabor es sobre
ESTEBAN DE MURET. todo rural. Un solo ciclo se ha desarrollado a
Fundador de la orden de Grandmont, en 1074. partir de los fabliaux: el ROMAN DE RENART
(Véase pág. 129 y ÓRDENES MONÁSTICAS.) (p ág. 408).
(BIBL. HISTORIA LITERARIA: Per Nykrog, 1957 .)
EUROPA.
Una de las tres partes del mundo para Jos FAMILIA.
clérigos . Opuesta al Africa y al Asia, por ejem- Célula esencial de Ja sociedad medieval. En
plo en las Cruzadas. Noción sabia, que no líneas generales, evoluciona, desde la familia
suscita reflejos afect ivos, a diferencia de la de amplia, agnática (véase LINAJE p ara la casta
CRISTIANDAD (págs. 193-195). militar), hacia la familia restringida, reduci-
da a los ascendientes y descendientes directos
EVA. (il. r7r y págs. 381 y sigs.).
La mujer, la gran pecadora (pág. 225). Se
opone a María, la nueva Eva. Atrae y espanta FE.
al mismo tiempo. (Véase ils. 62-64, 77 y 78, Virtud feudal suprema. (Véase págs. 89 y 136,
págs. 354 y sigs. , lám. col. VII y anverso de y FEUDALIDAD, Definiciones.)
la cubierta.)
FEDERICO BARBARROJA.
EXCLUIDOS. Nacido h acia 1123 y muerto en 1190, duque
Los parias d e la sociedad medieval : JUDÍOS de Suabia, sobrino de Conrado III, elegido
(il . 57), heréticos, EXTRANJEROS, deformes y, como rey de Germania en Francfort (1152),
sobre todo, leprosos (il. r27). como descendiente de las dos famil ias rivales
Job (il . I29) · Welf y Waiblingen (GÜELFOS y GIBELINOS), co-
Danza de los ahorcados (il. r30). ronado emperador en Roma en 1155 (p ági-
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
na 361) . Intentó afirmar. con éxito diverso, la rén y de eunucos, dando a sus Estados italia-
autoridad imperial en Italia y en Alemania. nos una notable legislación (pág. 148) (Cons-
En Italia, ayudado por los juristas de Bolo- titucion es de Mclfi en 12·31, fundación de una
nia, luchó contra el papa ALEJANDRO 111, al Universidad del Estado en Nápoles en 1224)
cual opuso tres antipapas, y contra las ciu- y haciendo ga la, en ciertas circunstancias, de
dades lombardas, que, después de haber fin- una crueldad ejemp lar. Personaje enigmático,
gido aceptar sus pretensiones en la Dieta de seductor, fue ll amado por sus contemporáneos:
Roncaglia (u58), le hicieron sufrir una hu- «Stupor mundi et immutator mirabilis». Fa-
millante derrota en Legnano (1176) (pág. 150). voreció la creación d e una visión legendaria
No obstante, por la Paz de Venecia (1177), fir- de su p erso na y de su misión y fue transfigu-
mada con el papa, recuperó, a cambio de con- rado en im agen mítica del «Emperador del
cesiones de prestigio, la parte esencial de sus Fin de los Tiempos», llamado a restaurar la
derechos, si no de su poder en Italia (pág. 142) . EDAD DE ORO en la tierra, mientras que sus ad-
En Alemania combatió con mayor éxito a los versarios lo identificaban con el ANTICRISTO
grandes señores feudales y consiguió desterrar (pág. 266) .
al más poderoso de ellos, ENRIQUE EL LEÓN (urnL. DERECHO E IDEAS POLÍTICAS: E. Kanto-
(pág. 148). En 11 90, cuando se dirigía a Tie- rowicz.)
rra Santa a la cabeza de un ejército con objeto
de intervenir en la III Cruzada (mapa r3, FELIPE AUGUSTO.
fJág. ro7), se ahogó en un río de la Cilicia. Felipe lI Augusto, rey de Francia, nacido en
No habiendo sido encontrado su cadáver, na- París el 12 de agosto de 1165, muerto en Man-
ció una leyenda según la cual no había muer- tes el 14 de julio de 12·23. Fue consagrado en
to, sino que se había dormido en una caverna Reims en 1179, todavía en vida de su padre,
de la montaña de Kyffhauser, en Turingia, Luis VII. A la muerte de este último (1180)
esperando para venir a ponerse a la cabeza (mapa 25, pág. r45), el conde de Flandes
del pueblo alemán. Esta leyenda se vio, a par- ocupó la regencia. Disgustado con Felipe
tir del siglo xm, más o menos mezclada con (u81), el regente provoca Una coalición feu-
los mitos milenarios, unidos a la persona de dal. En u86, Felipe Il ha batido a todos sus
FEDERICO 11, «Emperador de los últimos enemigos. Arranca al conde de Flandes,
Tiempos». Amiens y el Vermandois. En el exterior, lleva
a cabo una lucha sin tregua contra los reyes
FEDERICO ll. de Inglaterra, explotando las querellas entre
Nacido en 1194, muerto en 1250, hijo del em- Enrique lI (muerto en u8g) y sus dos hijos
perador Enr ique IV y de Constanza, hija de RICARDO CORAZÓN DE LEÓN (muerto en 1199)
Roger Il de Sicilia, se convirtió, después de y Juan sin Tierra. Su obra fue comparada
la muerte de su padre, en rey de Sicilia (ug8). por sus contemporáneos a ·1a de CARLOMAGNO.
El papa INOCENCIO m, su tutor, favoreció su Ensancha considerablemente el dominio real
elección como rey de Germanía en 12'11 -1 2·12, y extiende su autoridad sobre todos los gran-
y Honorio Ill lo coronó emperador en Roma eles feudos (pág. 144), apoyándose en la Igle-
en 1220 (il. IJ2 y pág. 361). Sin embargo, a sia y en las ciudades. Su intervención interna-
partir de 1228 sostuvo una violenta lucha cional fue considerable, lo mismo en la crisis
contra los papas Gregario IX e Inocencio IV de la monarquía inglesa (Carta Magna), que
(pág. 142). En 1229, aunque excomulgado, en los asuntos del Imperio. La victoria de
llevó a cabo una Cruzada en Tierra Santa y Bouvines (27 de julio de 1214) consagra la
obtuvo de los musulmanes, por medio de un victoria de FEDERICO 11 contra su concurrente
tratado, la restitución de Jerusalén (pág. 111 ), Otón de Brunswick, al mismo tiempo que la
donde fue coronado el 18 de marzo (mapa r4, superioridad del poder real capeto sobre la
pág. ro9). Se interesó más por Italia que por feudalidad del Norte.
Alemania. Quiso reinar en ella como monarca Su papel en la Ill Cruzada (véase pág. 1 u y
oriental, rodeándose de sabios cristianos, ju- mapa r3, pág. ro7) .
díos y árabes, interesándose por las ciencias,
reuniendo una colección de fieras, escribien- FELIPE EL HERMOSO.
do un tratado de cetrería que es una verda- Felipe IV, nacido en 1268 y muerto en 13I4,
dera obra de zoología, rodeándose de un ha- hijo de Felipe Ill el Atrevido y nieto de SAN
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
49
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
de Federico Bárbarroja. Muchos otros han Roma, en el monte Celio. Pelagio 11 lo orde-
permanecido en el anonimato y sus obras se na diácono y lo envía como apocrisiario (em-
han conservado en colecciones con frecuencia bajador residente) a Constantinopla . Nombra-
llamadas Carmina Burana, de origen francés do papa contra su deseo en el 590, durante
y sobre todo alemán (pág. 234). El primero, una grave epidemia de peste negra en Roma,
llamado Cancionero de Cambridge (manuscri- organiza la lucha material y espiritual contra
to Gg, 5, 35), proviene de la abadía de Be- el azote. Persuadido de la proximidad del fin
nedictbeuern. Fue escrito en el siglo xm y se del mundo, quiere poner a la mayor cantidad
conserva en la Biblioteca Nacional de Munich posible de cristianos en estado de afrontar el
(Clm 4460. (Véase il. 5r.) Juicio Final. Defiende a Roma y a los Esta-
(Los - y los campesinos (págs. 404 y 405). dos de la Iglesia contra los lombardos, envía
(BIBL. HISTORIA LITERARIA: o. Dobiache-Roj- al monje Agustín y a un grupo de misione-
desvensky; H. Waddell.) ros a reevangelizar Inglaterra (pág. 68). Com-
pone obras p astorales, que hacen de él uno
GRAMÁTICA. de los fundadores de la piedad y d e la espiri-
Ciencia básica, fundam ento del trivium y de tualidad m edievales por la influen cia que ejer-
las ARTES LIBERALES (pág. 442). cieron a todo lo largo de la Edad Media: un
comentario moral del libro de Job (1vloralia
GREGORIO DE TOURS. in Job, il. I 49), un nuevo pastoral (Líb er re-
Primer historiador de Francia, nacido en gulae pastora/is), comentarios del Antiguo
el 538, muerto en el 595. Perteneciente a la Testamen to, Diálogos, el segundo de los cua-
nobleza senatorial galorromana, llegó a obis- les está enteramente consagrado a la vida y
po de Tours a los treinta y cinco años. Su milagros d e SAN BENITO. Reformó el canto li-
cultura, sus relaciones, la importancia de su túrgico (de ahí se deriva el nombre de canto
sede episcopal hicieron de él uno de los per- gregoriano) . (Véase il. 35.)
sonajes mejor informados d e su época. Su His- (Cf. J. d e Valois, Le Chant grégorien, 1963.)
toria de los francos, en diez Ji bros, redactada
en un estilo vívido y concreto, constituye la GREGORIO VII.
mejor y con frecuencia la única fu ente para Hildebrando, un toscano de excelente familia,
el conocimiento de la historia, d e las costum- nacido hacia 1015-1020, hizo toda su canera
bres y de las mentalidades de la Galia mero- en la curia romana y fue uno de los primeros
vingia (pág. 174). Su historicidad es incontras- artesanos de la reforma de la Iglesia, empren-
table, por lo menos respecto a los últimos dida por los papas León IX (1048-1054) y
cinco libros, que corresponden al reinado de Nicolás 11 (1058, 106!, autor de la reforma de
los nietos de Clodoveo (575-591). Defen sor in- la elección pontifical, desde ese momento re-
transigente de los derechos de la Iglesia, pre- servada a los cardenales), del que fu e colabo-
ocupado por reconciliar a los reyes que se re- rador. Elegido papa en 1073, resumió en 27
parten la Galia, aparece como el tipo d el proposiciones, Dictatus papee (1075), los prin-
obispo de la Alta Edad Media. Nutrido de cipios que debían asegurar la supremacía del
la Biblia, pero también de Virgilio y de Sa- pap ado, necesaria, segú n él, p ara ll evar a
lustio, testimonia, de todas maneras, por su buen término la reforma de la Iglesia: única-
latín mediocre, la decadencia de la cultura en mente el pontífice romano es universa l, úni-
esos siglos de hierro. Person alidad compleja camente él puede deponer o absolver a los
e interesante, el «Herodoto francés» ilumina obispos, deponer a los emperadores, todos los
este período mal conocido en el que se acaba juicios están sometidos a su corrección, no
la Antigüedad y comienza la Edad Media. puede ser juzgado por nadie, la Iglesia roma-
na no se ha equivocado jamás y, según el tes -
GREGORIO EL GRANDE. timonio de las Escrituras, no se equivocará
Nacido hacia el 540, muerto en el 604. De jamás. La pretensión de Gregario VII de co-
una familia patricia de Roma, intenta como locar el sacerdotium por encima del imp erium
prefecto organizar el aprovisionamiento de la le condujo a un violento conflicto con el em-
ciudad, en el año 573. Con sus dominios pa- perador Enrique IV. Pareció en un principio
trimoniales funda seis monasterios en Sicilia triunfar. No obstante, fue engañado por la
y él mismo se retira a un séptimo, situado en espectacular, pero fingida, humillación del
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
emperador en Canosa (1077). En 1o84, Enri- poco a trayente, unió su nombre a la querella
que IV se apoderó de Roma y solamente gra- de los UNIVERSALES, en la que defendió las
cias al apoyo de los normandos de ROBERTO posicion es del ccrcalismon dogmático e intran-
GUISCARD pudo Gregario huir a Salema, dond e sigente.
murió en 1085. Dio un impulso decisivo para
la liberación de la Iglesia d e la sujeción en GUILLERMO DE OCCAM.
que la mantenían los príncipes y los sefiores l'ramcnor, originario ele Inglaterra, fundador
laicos. La lucha contra la SIMONÍA y el matri - de l ccnominalismon del siglo x1v. Estudia en
monio de los clérigos no debían ser menos OXFORD y en PARÍS y vive e n Aviiión. Sostiene
importantes para la independencia del orden la revuelta ele alg·unos fram enores, d esp ués la
clerical. Sus sucesores prosiguieron su obra, del emperador Luis de Baviera contra el papa
llamada con justicia ccreforma gregoriana» ele Aviñón Juan XXII y mucre hacia 1349.
(pág. 141). Por último, en su lucha contra Sus doctrinas obtuvieron un éxito triunfal en
los señores laicos, escaparon de sus labios la Universidad de París durante el siglo x1v
frases que tuvieron una profunda resonancia y hasta el final del xv (pág. 597).
antifeudal, en particular la siguiente: "El Se- (Cf. L. Bauclry, Guillaume d' Occam, 1949 ; y
ñor no ha dicho: Mi nombre es Costumbre." BIBL. HISTORIA INTELECTUAL: G. de Lagarde.)
sia y se ven acusados de herejía por sus adver- Hus, condenadas en el Concilio de Constanza,
sarios: tal es el caso de los patarinos (p ágs. en 1415. Se extienden bajo una forma anti-
132 y 133) de Milán, que se sublevan contra el jerárq uica, a ntirritualista y pietista, por in·
clero episcopal, de origen nobiliario, acusado termedio de predicadores errantes. Un movi-
de SIMONÍA. El papado utiliza esos m ovimien - m iento nacio nal y social nace de ellos en
tos para llevar a cabo reformas en tiempos d e Boh em ia (p ágs. 42 1 y si gs.).
GREGORIO vn, pero los patarin os se separan (utll L. H EREJ( As. )
de la Iglesia y se confunden, en el si glo x 11,
con 'los CÁTAROS. Los cátaros vuelven a em- HERRERO.
plear los ternas d el maniqueísmo: lucha un i- Artesano m:lgico (p<lg . 285). Personaje d e los
versal de dos p rincipios, el Bien y el Ma l, CANTARE S D E GESTA, qu e forja las espadas de
desprecio de la materia. Pero, sobre todo, op o- los héroes, a la vez adm irado y temido.
nen a la Iglesia una verdadera religión , hostil Sigurd y la m uerte d el h errero (ils. 69, 70 y
al cristianismo: creencia en dos dioses iguales, pág. 424).
el del Bien y el del Mal; negación de obedien-
cia a la Iglesia, encarnación del Mal; negación HIERRO .
de los sacramentos; organización de una je- Producto raro durante largo tiempo en com-
rarquía paralela a la jerarquía católica; insti- paración con la madera. Objeto de atenciones
tución de un bautismo especial, el consola- especiales y de milagros (il . r48, págs. 284
mentum, que se confiere por la imposición de y sigs.) .
manos y no por inmersión. Este neomaniqueís-
mo constituye en el siglo XII un grave peligro HILDEGARDA DE BINGEN.
para la Iglesia, pues afecta a todas las clases Mística alemana, apodada la ccSibilia del Rinn,
sociales y se extiende rápidamente por Italia nacida en 1098, muerta en u79. De familia
del Norte, Provenza y el Languedoc. La here- noble y muy preocupada por salvaguardar el
jía valdense está inspirada primordialmente reclutamiento aristocrático de los conventos,
en una preocupación por la pobreza. PEDRO es nombrada abadesa de Disibodenberg y, más
VALDO funda en Lyón, hacia 1170, los Pobres tarde, de Rupertsberg, cerca de Bingen. Hizo
de Lyón. Critican la riqueza de los clérigos y controlar y autenticar por un clérigo, envia-
renuncian a sus bienes para vivir de la mendi- do por el arzobispo de Maguncia , las visiones
cidad. Se multiplican en el Delfinado, la Pro- que decía haber tenido en su infancia. Con-
venza, el Piamonte y la Lombardía, y su Igle- signa dichas visiones en diversas obras, la prin-
sia es la única que subsiste aún en la actuali- cipal de las cuales, el Liber Scivias, es una en-
dad de todas las herejías medievales. En efecto, ciclopedia del saber apocalíptico y simbólico,
la reacción de la Iglesia frente a las herejías muy representativo de la mentalidad medieval.
se convierte en muy rigurosa a finales del si- Dos tratados de Medicina y de Botánica mez-
glo XII . Se sirve en primer término de la Cru- clan lucubraciones simbólicas con un saber
zada, que lanza a los pequeños señores del teórico y pdctico, considerado como muy no-
Norte de Francia contra los países cátaros o table para su época (pág. 265 e il. r88).
albigenses. Después, de la Inquisición (pági-
na 134), que busca a los heréticos, los juzga HISTORIA.
siguiendo un procedimiento de excepción y en- E ncuen tr a, a través de un agustinismo con
trega los culpables al brazo secular. Por últi- frecuencia d esvalorizado, un difícil equilibrio
mo, de las órdenes mendicantes (los domi ni cos en tre la historia de la Ciudad terrestre y la
o hermanos o frailes predicadores, fundados historia de la salvación, entre la negación de
en 1215, y los franciscanos o framenores, en la duración por el cristianismo, religión de la
12og). Su finalidad inicial, que es luchar m e- eternidad, y la afirmación de la historicidad
diante la persuasión contra la herejía, restau- centrada en torno a la Encarnación-aconteci-
rando la pobreza y la pureza en el interior miento. En la práctica, renace con las fuerzas
mismo de la Iglesia y dedicándose a .l a predi- espirituales y materiales, interesadas en apo-
cación, se transforma pronto : los dominicos yarse sobre argumentos históricos (anales mo-
animan la Inquisición. Pero nuevas herejías násticos, crónicas urbanas, historias naciona-
aparecen en el siglo XIV: las de Wyclif y Juan les, il. 73 y págs. 231 y sigs.).
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
tas pero rechaza también toda idolatría. Las asuntos matrimoniales de Felipe Augusto, uti-
imágenes desempeñan, a todo lo largo de la lizó al rey ele Francia contra el ele Inglaterra
Edad Media, un doble papel: al servicio de y el emperador Otón IV, al que combatió en
la ideología oficial, pero también mediador, provecho d e su pupi lo el joven rey de Sicilia,
educador, liberador. Federi co JI, qu e se convertiría luego en tan
pe li groso e nem igo para sus sucesores . Obtuvo
INCENDIO . su pr in cipal éx ito a este respecto en Inglate-
(Véase. FUEGO.) rra, donde Ju a n sin Tierra h.ubo ele capitular
ante él y po ner su reino bajo la so beranía de
INFIEL. Ja Santa Sede. No obstante, a l reconocer por
El que no es fiel de Jesucristo. Esencialmente la d ecreta l Fer venera/1ilern (1203) que el rey
el musulmán (ils. 54 y 56, y págs. 200 y sigs.). d e Francia e ra independiente del emperador,
«emperador en su reinon (rex imf1erator in
INFIERNO. regno suo), proporcionó un refu erzo consid e-
Prometido, al contrario del PARAfso, a la ma- rab le al naciona lismo monárquico, que se vol-
yoría de la humanidad pecadora (pág. 225). vió contra el papado. Los éxitos conseguidos
El gran espantajo de los hombres de la Edad durante su pontificado contra la herejía y el
Media. (Véase il. 75.) cisma griego no lo fueron sino gracias a la
fuerza (cruzada contra los albigenses, toma de
INMUNIDAD. Constantinopla por los cruzados en 1204, de
Exención fiscal, más tarde derecho a percibir la que parece haber sido advertido previa-
sus propias tasas, concedido primero a las mente). Convocó y presidió el IV Concilio de
iglesias, en particular durante la época caro- Letrán (1215), que constituyó un aggiorna-
lingi a, después arrancado o usurpado por los mento, una puesta al día de la Iglesia, después
señores eclesiásticos y laicos : pieza maestra de las grandes transformaciones materiales y
de la evolución de la feudalidad. espirituales de los siglos XI y xn (organización
de la enseñanza, obligación de la confesión
INOCENCIO III. anual, prohibición de las ordalías), pero fra-
Nacido en u6o, perteneciente a la alta noble- casó en promover una reforma profunda de
za romana, Lotario Segni hizo sus estudios de la Iglesia. Inocencio III seguía con descon-
Teología en París y de Derecho en Bolonia, fianza las iniciativas, excesivamente atrevidas
donde adquirió un espíritu jurídico muy rí- para su gusto, de Santo Domingo y, sobre todo,
gido, sin ser un gran jurista como su prede- de San Francisco, y quiso imponer a sus órde-
cesor ALEJANDRO m (Orlando Bandinelli, l 159- nes (las órdenes mendicantes) reglas que las
u81). Recibe las órdenes menores en u85 y mantuviesen en la estricta obediencia de la
escribe opúsculos mediocres, entre ellos un Iglesia y de la Santa Sede. Murió en 1216
tradicional De contemplu mundi, ccDel despre- (págs. 131, 133, 142, 242, 259 y 370).
cio del mundo». Elegido papa en u98, su (Cf. F. Kempf, Papsttum und Kaisertum bei
pontificado marca el apogeo del poder ponti· lnnocenz Ill, 1954; M. Maccarone, Chiesa e
fical. Se considera el vicario, no ya de San Pe- Stato nella doctrina di papa lnnozenzo lll,
dro, sino de Jesucristo mismo sobre la tierra. 1940; H. Tillmann, Papst Innocenz Ill, 1954·)
Pretende, pues, a través de la supremacía es-
piritual (plenitudo potestatis spiritualis) y a INSEGURIDAD.
fin de intervenir contra el pecado (ratione Estado y sentimiento fundamental de la so-
pecati), obrar, ya que es lugarteniente de Je- ciedad medieval (págs. 335 y 433).
sucristo, como ccrey de reyes» (rex regum), Los vigías o centinelas (il. I66).
«elevarse por encima de los príncipes y juz-
garlos». Ejerció y extendió la soberanía ponti- INVESTIDURA.
fical sobre la mayor parte de los Estados cris- Acto que sigue por regla general al HOMENAJE
tianos, interviniendo en Aragón, Castilla, Por- y a la FE, para materializar la concesión de
tugal, Noruega, Bohemia, Hungría y, más un feudo o de un derecho. Consistía en la
especialmente, en Sicilia, Alemania, Inglaterra entrega por el señor de un objeto simbólico
e incluso en Francia, donde la soberanía pon- (cetro o bastón, puñado de tierra o estandarte)
tifical no se ejerció nunca. Intervino en los a su vasallo. Investido así, dicho vasallo po-
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
seía desde aquel momento un derecho sobre a causa de haber firmado el manifiesto que
su feudo (il. zp). declaraba ilegal la elección del pontífice, com-
- Querella de las investiduras entre el papa puso durante su cautividad los Laudi, poemas
y el emperador (pág. 142). líricos en que expone su experiencia mística
y que constituyen una de las cumbres de la
ISIDORO DE SEVILLA (San). espiritualidad franciscana . También se Je atri-
Nacido hacia el 570, de una gran familia his- bu ye el Stabat Mater (pág. 595).
p anorromana católica, Isidoro fue nombrado
arzobispo de Sevilla hacia el año 600 (pág. )ACQUES DE VORAGINE.
174) y bien pronto se convirtió en el jefe espi- Nacido h acia 1230, muerto hacia 1298, el do-
ritual de la Iglesia católica en España, refor· minico Jacques de Voragine, provincial de
zada por la conversión de los visigodos, que Lombardía (1 267-1286), arzobispo de Génova
abjuraron del arrianismo a finales d el siglo v1. (1 292), es autor de una Historia de Génova
Murió en el 636. Aquel a quien sus contempo- (Chronicon januense) y, sobre todo, de la Le-
r áneos llamaban ·«el hombre más sabio de los yenda dorada (pág. 190), colección de vidas
tiempos modernos» fue esencialmente un com- de santos, que relata principalmente sus mila-
pilador. Es el primer escritor cristiano que in- gros (págs. 192, 225 y 226). Obra muy popular,
tentó reunir en una summa - el Libro de las es un resumen d e las creencias hagiográficas
Etimologías- la Wtalidad de los conocimien- y ha inspirado numerosas obras de arte.
tos humanos. A ese título, Isidoro de Sevilla
es uno de los «fundadores» de la Edad Media, JAUFRÉ RUDEL.
acaso el más importante. (Véase p ág. 182, Trovador aquitano del siglo xn. Señor de
il. 34 y BIBL. ALTA EDAD MEDIA: J. Fontaine.) Blaye (Gironda), participó en la Cruzada
de 1146 y murió sin duda en Tierra Santa.
ISLAM. Su verdadera personalidad se nos escapa, d ado
En él se cristaliza la xenofobia de la Cristian. que, a partir d el siglo xm, ha quedado de-
dad. Sin embargo, a través de la hostilidad formada por la leyenda. Puesto que, en tres
oficial y del frente guerrero de las Cruzadas de las seis poesías que conservamos de él, .Jau-
(mapas z3, pág. zo7, y z4, pág. zo9) y de la fré Rudel habla de su «amor de tierra leja-
Reconquista (págs. 104 y sigs.), transmite al na», se h a h echo de él un caballero enamora-
Occidente mercancías, cultura y arte (sobre do, sin h aberla visto, de una princesa d e
todo como intermediario de la ciencia griega Oriente . Según esta teoría, Jaufré llegó a Tie-
y de las artes y técnicas del Oriente) (pági- rra Santa en el instante preciso para morir en
nas .200, .201 y .210). La conquista árabe en el los brazos de su amada. Sus obras son medio-
siglo vn (Atlas, mapa Il, pág. 503, y pág. 53). cres, pero cela situación amorosa cortés típica
Imperio carolingio, Bizancio y el Islam en el aparece en ellas fijada desde este momento»
siglo IX (mapa 3, pág. 73). (pág. 565).
(BIBL. ORIENTE, BIZANCIO, ISLAM y CRISTIANDAD.)
(Cf. L. Spitzer, L'amour lointain de ]aufré
Rudel, 1944·)
J JERUSALÉN.
La Ciudad ideal. El mito de la Jemsalén ce-
JACOPONE DA TODI. lestial (il . 22), nutrido por las inliuencias apo-
Poeta religioso italiano de finales del siglo xm calípticas, sostiene la atracción de la Jerusalén
(nacido en 1236, murió en 1306). De origen terrestre y conduce a las Cruzadas (págs. 111
noble, llevó en su primera juventud una vida y 264).
mundana. Más tarde entró en la orden fran- (Cf. Alphandéry y Dupront, La Chrétienté et
ciscana como terciario y después como herma- l'idée de croisade, 1954-1959.)
no laico, a la muerte de su mujer (1268).
Tomó parte activa en las querellas intestinas JOACHIM DE FIORE
de la orden, poniéndose al lado de los parti- Cisterciense calabrés . nacido hacia u3·5, muet-
darios de la pobreza absoluta, los espirituales. to en 1202 . En 11 88 ó 1189 se retiró a la Sila,
Encarcelado por orden del papa BONIFACIO vm, donde fundó en San Giovanni in Fiore una
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
comunidad de ermitaños, cuya regla fue apro- glo xn. Atacado de lepra en 1205, se vio obli-
bada por el papa Celestino III en 1196. Sus gado a reti rarse de l m undo. Con esta ocasión
principales obras son la Concordancia del An- escri bió un a e mocionante Congé, despedida.
tiguo y del Nuevo Testamento, un Comenta- Su obra, m uy div ersa, co mprende a la vez can-
rio sobre el Apocalipsis, el Salt erio de las Diez ciones, fa úliaux y poe mas épi cos. Se le debe,
Cuerdas y un Libro de las Figuras, d escu- sob re todo, el ] en de .mint Nicolas, una de
bierto en 1937 y en el q ue expone su pe nsa- las p r imeras p iezas d e teatro de la Edad Me-
miento simbólico bajo la forma d e di bujos y di a, r ep rese ntada en el P uy el' Arras hacia 1200
de figuras. Fiore gozó, d urante todo el si- (véase ADAM DE LA HA LLE) . U ni e ndo la comici-
glo xm y aún más allá, d e una gran influen- d ad a la insp irac ió n cristi a na, lo trág ico a lo
cia por su teoría d e la historia d ividida en maravilloso, esta obra, en la que todos los
tres épocas, la Edad del Padre o del Antiguo géneros se hallan todavía mezclados, sci'iala el
Testamento, la Edad del Hijo o del Nuevo nacimiento del drama profa no med ieval. El
Testamento, y la Edad del Espíritu Santo, argot aparece en él por primera vez en la
todavía por venir. Esta última edad deberá literatura (pág. 531).
ver la desaparición de la Iglesia y de la so- (Cf. Ch. Foulon, L'oeuvre de ]ehan Bodel,
ciedad corrompidas, para ceder el lugar a una 1958.)
Iglesia espiritual, compuesta de santos y mon-
jes que vivirán en monasterios renovados, ima- .JUAN DE MEUNG.
gen del Paraíso. Sólo entonces reinaría el Poeta francés, nacido en Meung-sur-Loire ha-
Evangelio Eterno, Estas ideas milenaristas (pá- cia 1240 y muerto hacia 1305. Continuó hacia
ginas 269 y sigs.) influyeron sobre muchos he- 1275 el Roman de la Rose (pág. 270), comen-
réticos del siglo xm e inspiraron a los parti- zado por Guillermo de Lorris, y le añadió
darios de la pobreza absoluta en el seno de 18.000 versos. Su inspiración es anticortés y
la orden franciscana. Su pensamiento, que contrasta fuertemente con el comienzo d el poe-
tuvo efectos revolucionarios, era de hecho ma. Ligado a los medios escol ares universi-
muy «reaccionario» y preconizaba un retorno tarios seculares p arisienses, ataca vivamente a
a la EDAD DE ORO primitiva. las órdenes m endicantes y d efi ende una moral
(Cf. H. Grundmann, Neue Forschungen über naturalista. T radujo igualmen te a algunos
]oachim van Fiare, 1950; A. Crocco, Gioac- autores antiguos: Vcgecio (De re militari) y
chino da Fiare, la piü singolare ed affa!ici- Boecio (la Conso latione).
nante figura del Medioevo cristiano, 196o.) (mm,. HISTORI A LITER AR IA : G. Par é.)
JOINVILLE.
Señor champañés (12·24-1317), ligado a la p er- .JUAN DE SALISBURY.
sona de San Luis desde la VII Cruzada -en Cléri go in glés, nacido hacia 1115, formado en
Egipto, pág. 192- hasta la VIII, en la cual las escuelas fra ncesas , especialmente en CHAR-
TRES. Secre tario de Tomás Becket, al que vio
se negó a participar y en la q ue mur ió el
santo rey. Amigo y admirador d e éste, red ac- asesi nar (de a hí su apología del tiranicidio)
tó una Histoire de Saint Louis, terminad a (pág. 369), fue obispo de Chartres (1176-u80).
en 1309. Más cronista q ue historiador, .Join- Pionero de la eco nomía política en el Poly-
ville carece de sentido crítico y su obra re- craticus y teórico d e la enseñanza en el Mela-
sulta con frecuencia confusa. Pero su nar ra - togicon.
ción se convierte en apasion an te cuando d es- (Cf. H . Liebesch ütz, M edieval humanism in
cribe hechos de los que ha sido tes tigo, como the life and writings of ]ohn of Salisbury,
la expedición de Egipto (1248-1 254) . Pese a 1950.)
que escribía con una finalidad d e edificación,
nos ha dejado un retrato humano y viviente .JUDfOS.
de San Luis, al que presenta como modelo Los asesinos de Cristo. Necesarios como usu-
para sus sucesores (pág. 485). reros (pág. 127) y como cabeza de turco. Con-
sultados a menudo por su saber (rabinos) . Ob-
JUAN BODEL . jeto de una hostilidad y de una exclusión cre-
Trovador y músico francés (1150-1210) , q ue cientes a partir del siglo XI. (Véase il. 37, pá-
vivió en Arras en la segunda mitad del si- ginas 424 y sigs. y BIBL. : JUDÍOS.)
LA CIVIUZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
JUMIÉGES.
L
Abadía fundada por San Filiberto a finales LANFRANC.
del siglo vn. Destruida por los normandos en Nacido en Pavía a comienzos del siglo XI,
el siglo IX, fue reconstruida durante los si- muerto en 1089. Estudia en Pavía y reside en
glos x y XI bajo la protección de los duques Avranches y Ruán. Después se retira a la aba-
de Normandía. Debió una gran parte de su día del Bec, en Normandía. Amigo y consejero
fortuna a su situación junto a una gran vía de GUILLERMO EL BASTARDO (el Conquistador),
comercial del bajo Sena. La iglesia de Jumie- es abad de Saint-Etienne de Caen, más tarde
ges fue edificada entre w37 y 1067. Su impor- arzobispo de Cantorbery tras la conquista de
tancia en la historia del arte es considerable. Inglaterra. Preocupado por promover la refor-
Uno de los primeros monumentos románicos, ma de GREGORIO VII, guarda, no obstante, la
su influencia fue muy grande en dos sentidos. neutralidad durante el conflicto con Enri-
En primer lugar, la proporción decreciente que IV.
de los pisos, con las arcadas desarrolladas a
costa de las tribunas, fue imitada en Coutan- LAóN.
ces, Bayeux y CAEN y se transmitió d esde allí Ciudad próspera ya en el siglo XI, una de las
a Inglaterra (catedral de Durham). Además, primeras comunas francesas (revuelta contra
la relación entre Jos volúmenes de las torres el obispo Gaudri, en el año u11, pág. 402),
y el de la fachada proporciona una gran apor- fue la sede de una escuela episcopal, que, en
tación al arte gótico por intermedio de Caen. la segunda mitad del siglo XI, hasta la muerte
Jumieges constituye una etapa de una evolu- del maestro Anselmo (1u7), cuya fama han
ción en el curso de la cual las torres, al prin- contribuido a arruinar las vivas críticas de
cipio colocadas sobre la fachada, se integran ABELARDO, fue el centro más importante de
progresivamente en ella, dirigiendo hacia el estudios teológicos del Occidente, antes que
suelo sus raíces, formadas por los contrafuer- París. La catedral, comenzada sin duda en 1155
tes. El coro fue reconstruido en el siglo xm. y construida en su parte esencial bajo el epis-
Vendida bajo Ja Revolución, la abadía de copado de Gautier de Mortagne (!!55-1174),
Jumieges sirvió de cantera hasta mediados del es una de las obras maestras del primer arte
siglo XIX. (Véase Atlas, mapa VI, pág. 511.) gótico. Se trata de una iglesia de pisos múlti-
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
LAPIDARIOS.
Colecciones de las significaciones simbólicas de
las piedras preciosas. (Véase BESTIARIOS, FLO-
RARIOs.)
LATfN.
Lengua de los clérigos, que mantiene una uni-
dad de cultura sabia, pero se degrada en len-
gua muerta y retrocede ante el crecimiento de
las cclenguas vulgares», ligadas a las fuerzas
sociales vivientes (págs. 373 y sigs.).
(BIBL. HISTORIA LITERARIA; E. R. Curtius.)
LEPRA .
Frecuente hasta el siglo x1v, objeto de repul-
58. SECCióN TRANSVERSAL sión, condujo a encerrar a los enfermos en las
DE LA CATEDRAL DE LAóN leproserías o maladrerías, y a considerar los
cuidados dados a los leprosos corno una for-
ma superior de la caridad.
ples, con tribunas, crucero saliente (a dife- (Véase SAN LUIS, SAN FRANCISCO DE ASÍS y pá-
rencia de Notre-Darne de PARÍS) y un coro ginas 423 y 424 e il. r27.)
muy alargado, de 45 metros, el más largo de
las iglesias góticas. Notable por su anchura y LERINS .
su unidad severa, puede considerarse corno Monasterio fundado por San Honorato en el
un monumento pionero. ccLa multiplicidad de año 410 (págs. 176 y 178).
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
sus súbditos le reprochan ser «el rey de los Concilio de Vienne (1311) la lucha contni el
monjes» e incluso un juguete entre sus manos. averro ísmo, la reanudación de la Cruzada, la
Está también marcado por tradiciones espiri- fusión d e las órd enes militares y la creación
tua les más antiguas, a veces incluso «pasadas de colegios para el estudio de las lenguas
de moda,,, como su obsesión por la Cruzada. o ri ental es. En el curso de un último viaje, es
Quiere la paz entre cristianos y declara: «Ben- lap id ado en llug-la y mucre en un barco ge-
ditos sean los pacificadores¡¡. Es el {irbitro, no nov '·s qu e lo dcvo lvl a a Mallorca (1 31 6). Rai-
siempre escuchado, de la Cri sti a ndad (Mise m1111d o Lu li o es autor de m;'1s d e i50 obras
d' Amiens, en 1264, donde se pronuncia a fa - cientllicas, li terari as , teo lógicas y pedagógicas,
vor de Inglat erra contra los barones subl eva- esc ritas e n la l111 , 1 ero so bre Lodo en <lrabe y
dos). Da una gran importancia a las obras de e11 t:a 1a l,\n . Esta o bra inm ensa, qu e revela cier-
misericordia: distribución de alim entos a Jos tame nte influ encias juda icas (C<'ibala o, m;\s
enfermos, a los mendigos, a los lep rosos . Sue- exac ta mente, Kabba la), es un a curiosa mezcla
ña en establecer un «orden moraln en su re i- d e misticismo ocu lt ista, erucli dó n científi ca y
no: investigadores enviados para reparar las filosofl a de la acción (págs. 590 y 592).
in justicias reales (pero también para consoli- (C L A . Lli11a res, Raymond Lulle, jJhi loso/Jh e
<l ar el poder monárquico); justicia que gusto- de l'action, 1961 .)
samente ejerce en persona (episodio de la en-
cina de Vincennes, convertido en legendario) LUZ.
y a través de la cual persigue todavía la infil- Aspiración fundamental. lli en superior, adqui-
tración de la administración real en todo el rido poco a poco p or la re li g ió n, el a rte, la
reino; abolición -de acuerdo con las prescrip- ciencia (Cristo co lll o lu z; e l gótico co rn o téc-
ciones del IV Concilio de Letrán- del duelo nica de la iluminación; la ópt ica, ciencia fun-
judicial y de la guerra privada; ordenanzas damental en el siglo x m ) (p;\gs. 150 y 45 1).
contra la prostitución, el juego y la blasfemia,
que provocan muchas murmuraciones (pági-
nas 429 y 472). Su prestigio se ve sostenido
por la prosperidad económica, la irradiación M
artística (arte gótico) e intelectual (pujanza
d e la Universidad de París), por las cuales se MADERA.
interesa únicamente desde el punto de vista Material esencial, gran riqu eza de la Cristian-
piadoso: construcción de la Sainte-Chapelle dad, cubierta de bosques (pág. i85). Las casas y
para albergar la Santa Espina, conversaciones las ciudades son enteramente de mad era y ar-
con el sabio teólogo Roberto de Sorbón, al den con gran facilidad. Incluso en los grandes
que relega de todas maneras, por el mediocre monumentos de piedra (iglesias), las partes de
compilador Vicente de Beauvais. Al .final de madera (armaduras de las cubiertas) son im-
su reinado hace acuñar escudos de oro (las portantes. La utilización d e la madera es un a
primeras monedas de oro francesas), con la de las razones por las cuales las comunidad es
divisa: Christus regnat, Christus vincit, Chris- a ldeanas defienden su derech o a l uso d e los
tus imperat. Deja el recuerdo de una «bella bienes comunales. El si mbo lismo d e la madera
época,,, «el buen tiempo del señor San Luis" se une al del ÁR BOL y al de la CRUZ (págs. 185-
(págs. 144, 213, 416, 458 y 484). 187, 282 , 283, 333 y 485).
Tra bajo ele Ja - (il. 98).
LULIO (Raimundo).
Nacido en Palma de Mallorca en i 232. Des- MAGIA.
pués de llevar una vida muy munda na, decide, Buena o mala, negra o blanca, conduce a Dios
en 1262, consagrarse a la co nversión d e los o al Diablo, bajo el patronato benefactor de
INFIELES. Aprende el árabe y la Lógica ense-
Salomón (il. z48), o el nefasto de Simón el
ñada en las escu elas musulmanas . En 1276
Mago (pág. 227).
[un da el colegio d e Miramar para Ja forma -
ción de los mi sioneros. Efectúa numerosos
viajes a Asia y África, pero también a París, MAHOMA.
donde funda una escuela. En 12 92 se con- Identificado con el Anticristo (pág. 200). Co-
vierte en terciario franciscano. Reclama en el nocido a través de una leyenda de terror.
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
día. Las del tímpano del frontispicio son obra en instal ar sus conventos en las ciudades.
de otro taller que, hacia 1115, «ejecuta por (Véase págs. x74 y sigs.; p lanos 28, pág. z72;
primera vez en la piedra, con una amplilud 29, fHig. z76; 30, pág. z77, y ÓRDENES MON.(S-
y según un orden que, desde este m omenLo, TI CAS.)
definen todo un arte, la formidable canlata (Cf. D. Knowles y J. K. S. Saint-Joseph,
del APOCALIPSIS» (H. Fo ci llon). A los lados se l\fo11aslic siles f rom tlu: air, igfü .)
observan, entre otras, las im;'igenes to rtura-
das de la lujuria y de la avaricia. Las grandes MONEDA.
figuras d e San Pablo y d e J eremías en la en- Se rarifica en proporción a la di sminución de
treventana, parecidas a las de Souillac, son Jos cambios a larga dista ncia durante la Alta
una de las más bellas realizaciones del sentido Edad Media y se convierte e n un medio de
románico de las líneas y del movimiento. prestigio, acuñada por todos Jos que ti enen
(Cf. Moissac et la Chrétienté au XJo siecle, autoridad para ello («aristocracia de la Alta
Colloque du IX• Centenaire, 1g63.) Edad Median, R. López), los soberanos o los
obispos. Objeto de lujo y de peca do. Sin em-
MOLINO. bargo, con el retorno a la economía moneta-
La gran «invención» de la Edad Media (pág. ria (pág. 122), se exitende de nuevo, bajo la
273), por su difusión y su aprovechamiento en forma de dineros de plata, después de plata
diversos dominios (metalurgia, tintorería, etc., gruesa, de moneda de oro en fin. Reanudación
pág. 292). En principio es hidráulico, después de la acuñación del oro en el siglo xm: florín
también de viento (pág. 274), a partir de fina- (ils. z97 y z98), ducado (ils. z95 y z96), escudo
les del siglo xn. Lugar de reunión de la so- (ils. z93 y z94), etc. Está sometida a devalua-
ciedad campesina, pero detestado por ella, ciones o, menos frecuentemente, a revaloracio-
porque está ligado a la economía señorial ba- nes (mutaciones monetarias) a partir de fina-
nal (véase BAN) : hostilidad de los campesinos les del siglo XIII (bajo el reinado de FELIPE
medievales en relación al molinero. EL HERMOSO en Francia, 1285-13'14). La mala
(Véase il. 93 y pág. 420.) moneda, aleación en la cual la proporción de
metal no precioso (cobre, bronce) se hace cada
MONASTERIOS . vez mayor, es llamada moneda negra (pági-
Habiendo triunfado en Occidente la forma ce- nas 337 y sigs.).
nobítica (y no eremítica) del monaquismo, los (BIBL. COMERCIO, MONEDA, MERCADERES.)
monasterios eran un conjunto de construccio-
nes agrupadas (iglesia, claustro, alojamiento, MONGOLES.
hostelería para los peregrinos, construcciones Invaden la Czistiandad oriental en u40-1243,
con finalidades económicas) . Teóricamente pero suscitan grandes esperanzas de conversión
mundo cerrado, con frecuencia establecido en al catolicismo y de lucha ·en común contra el
las soledades, que debía bastarse a sí mismo Islam. (Véase pág. 213 y SAN LUIS y MARCO
para evitar a los monjes el contacto con el POLO.)
mundo exterior, los monasterios constituyeron
de hecho hogares de irradiación de las técni- MONREALE.
cas, los libros y las ideas, verdaderos focos de Sede a la vez de un monasterio benedictino,
espiritualidad. Centros económicos (grandes fundado cerca de Pa lermo por Gu illermo 11
dominios abiertos a los progresos de las témi - d e Sicilia en el afío 1174, y del arzobispado
cas agrícolas y preindustriales, las órdenes d el metropolitano el e Sicilia. La catedral, elevada
siglo xn, los cistercienses, en esp ec ia l, forman ele 11 66 a 11 89, es la obra maestra de la com-
vastas explotaciones pertenecientes a un solo binación entre los estilos y técnicas occidenta-
dueño, a menudo alejadas d el mon asterio, las les, bizantinas y musulmanas. Decoración com-
granjas); centros intelectuales (scriplorium, en pleta de mosaicos en el interior (terminada
el que los monjes copiaban e iluminaban los en 1182) . Puertas de bronce d e Bonnano de
manuscritos); centros artísticos (miniaturas, vi- Pisa (u86). Claustro de rica decoración, con-
drieras, construcciones, etc.); centros políticos tiguo al convento (ils. 62 y 63).
a veces (papel de CLUNY); y, evidentemente,
centros espirituales. La gran novedad de las MONSTRUOS.
órdenes mendicantes en el siglo XIII consiste Atormentaron la imaginación medieval, par-
LA ClVILIZAClóN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
ticularmente en la época románica, que hizo beza de la revuelta contra Enrique III y, tras
figurar entre ellos al hombre (mons truos semi- la victoria de Lewes, en 1254, gobernó Ingla-
humanos, figuras grotescas y d eformes). Forma terra, donde ensayó la instauración de un ré·
de protesta con.t ra «el hombre imagen de gimen parlamentario. Batido por el futuro
Diosn, expresión de la corriente antihuma· Eduardo I, es muerto en Evesham (1265).
nista, poderosa a todo lo largo de la Edad Me· Considerado por .los «comunes» como un már·
dia. (Véase ils. z34 y z5z y pág. 439). Una an- tir (pág. 143).
tropología monstruosa (sirenas, centauros, etc.)
se desarrolla, por ejemplo, en el tímpano de MONTJUICH".
VÉZELAY. El sabio dominico Tomás de Can- Gran museo medieval, sobre todo de pinturas
timpré, que, en el siglo XIII, inserta un capí· románicas catalanas, en Barcelona (ils. z49,
tulo De monstruosis hominibus en su cientí- z75 y lám. col. Ill).
fico De animalibus, se pregunta si esos hom-
bres monstruosos descienden también de Adán. MOVILIDAD.
Muy grande durante la Edad Media, pero
MONTE CASSINO . condenada como un pecado que perturba a
Monasterio benedictino, fundado por SAN BE· la sociedad, cuya estabilidad se considera ne-
NITO en el año 529, destruido por los lombar- cesaria para la salvación (págs. 188 y 189).
dos a finales del siglo VI, reconstruido en 720,
destrozado por los sarracenos en 884 y rehed10 MUERTE.
a mediados del siglo x. El abad Didio (1058· El gran pasaje. Espanta en la medida en que
1087) hizo levantar y decorar por artistas bi- puede conducir al infierno (il. z43), pero, en
zantinos una iglesia, consagrada en .1071, la sí y bajo sus formas materiales (cadáver, cere-
«maravilla de Occidente», que fue también monias fúnebres), sólo causa angustia a par-
un scriptorium célebre. Reconstruida en 1349, tir del siglo XIV (il . z83). Prácticamente ausen-
después de un terremoto, rehecha y abarroca- te de la iconografía medieval (salvo bajo la
da en el siglo XVII, asolada durante la cam· apariencia de resurrección, pág. 495). (Cf. A.
paña de Italia en 1944, fue reconstruida y Tenenti, La Vie et la Mort d travers l'art du
consagrada de nuevo en ig64 . XV• siecle, 1952.)
660
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
lución en el plano teórico que en el plano (véase JUAN DE MEUNG: segunda parte del RO-
práctico (canto gregoriano, polifonía). Tiene MAN DE LA ROS E) (págs. 442 y sigs.) .
un valor ético: ccEI que hace el mal demues- - Sentimiento de la naturaleza (p <lgs. 192
tra que no conoce la musican (Rabán Maur). y 193 e ils. 5r y r6r) .
(Cf. G. Raese , Music in the Middle Ages,
i940; J. Chailley, Histoire musicale du Mayen NAVfOS.
Age, 1950; S. Corbin, L'Eglise a la conquete Símbolo de la fra gilidad de las instituciones
de la musique, 196o.) humanas fre n te a los caprichos marítimos
(véase MAR , nave de iglesia, etc.). Reducidos
MUSULMAN. a l uso de los piratas (navíos vikingos) durante
(Véase INFIEL.) la Alta Ed ad Media, evolucionan con el pro-
greso del comercio marítimo, en el que se
N di stinguen ita lianos, vascos y hanseáticos.
Construcción de - (il . 98) .
NATURALEZA. T imón de charnela (il. ro2 y pág. 297).
Poderosa frente a los débiles m ed ios técnicos - veneciano (il. r85).
del hombre medieval. Sometida a D ios . No
obstante, torna una importancia creciente en NIBELUNGENLIED O LOS NIBELUNGOS.
la Teología con la invasión del aristotelismo Poema épico alemán, escrito al comienzo del
(véase TOMÁS DE AQUINO) . Anima una corriente siglo xm, pero que, en lugar de r eflejar la
ccnaturalista», en la que es personificada atmósfera «cortés» comun en la literatu ra de
661
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
662
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
Aniana. El objetivo principal de los monjes Después se instala en Italia (pág. 51, mafJa z,
benedictinos es el servicio de Dios (opus Dei), pág. 32, mapa 2, pág. 49, y Atlas, mapa Il,
mediante la plegaria y el oficio litúrgico. La pág. 503).
clausura y la independencia económica son las
condiciones que les permiten realizarlo. El OTóN DE FREISING.
monje benedictino es también un soldado de Obispo de Freising (siglo xm), tío e histo·
Dios, bajo la autoridad de su abad. Una se- riador de FEDERICO BARBARROJA (Gesta Frede-
rie de reformas intentan reanimar el mona- rici). Autor de una Historia de las Dos Ciu·
quismo benedictino después de diversos perío- dades, que se mantiene dentro de la tradición
dos de decadencia, conforme a la evolución agustiniana y está imbuida de espíritu feudal
histórica. Así, en el siglo x, Brogne (914) y (págs. 233 y 238).
Gorze Fruttuaria (1004) y sobre todo CLUNY
(910) . En los siglos XI y XII, un movimiento OTóN l.
eremítico es canalizado mediante la creación Nacido en el 912, Otón el Grande, rey de
de monasterios de canónigos regulares, que Germanía en el 936, de Italia en el 951, res-
siguen la regla llamada de San Agustín, y de tauró en provecho suyo la dignidad imperial
órdenes nuevas (camaldulenses, 1012; vallom- en el 962, aureolado por el prestigio de sus
brosianos, 1015; grandmontanos, 1074; cartu- victorias sobre los es lavos y sobre los húnga-
jos, 1084; cistercienses, log8; Fontevrault, uo1; ros en Lechfeld, en el año 955 (págs. 89 y 90).
premontrenses, 1120) que, al lado del opus OTóN II.
Dei y del trabajo intelectual, rnsisten sobre la
Emperador germánico de 973 a g83 (i1. z6 y
necesidad del trabajo manual y de la simpli-
pág. 90).
cidad evangélica. Una nueva generación de
órdenes religiosas surge al comienzo del si- OTóN III.
glo xm. Las órdenes mendicantes, las más Nacido en 980, hijo umco del emperador
importantes de las cuales son la de los predi- Otón II y de la princesa bizantina Teófana,
cadores (dominicos) y Ja de Jos menores (fran- coronada aún en vida de su padre en Aquis-
ciscanos) (mapas 23, pág. I28, y 24, fJág. I29), grán, recibió durante la regencia de su ma-
se fijan como tarea el apostolado en las dre una educación tan brillante que le valió
ciudades y sus arrabales. Pueblan las UNIVER- el sobrenombre de Mirabilia Mundi. Ll eno
SIDADES, que vienen a tomar el relevo de los del sentimiento de ·un destino superior, par-
monasterios en el movimi ento intelectual. tió a la edad de quince años hacia Roma,
Como los reformadores del siglo x1, acentúan donde designó como papa, con el nombre de
el retorno a la pobreza, indispensable para Gregorio V, a su primo ele veinticinco años
una evangelización profunda de los medios de edad . A la muerte de Gregorio V (999),
populares (véase págs. 125 y sigs., 242, ilus- elevó a su maestro GERBERTO al solio pontifi-
traciones IO y II, Atlas, mafJa IV, fJág. JII) . cal. Ambos sueñan en restaurar el Imperio
(Cf. Marc-Bonnet, Histoire des ordres rdi- romano, el Senado, el derecho de Justiniano.
gieux, 1949; el ejemplo inglés: D . Knowles, Al acercarse el afio 1000, el emperador mani-
The monastic order in England (943-z2I6), y fiesta el mayor misticismo: ayunos, plegarias,
The religious orders in England (I2I6-z340), visitas a las tumbas de los mártires le retienen
1950; el ejemplo italiano, G. Penso, Storia largo tiempo en Italia. Al regresar a Alema-
del monachesimo in Italia, l96 r.) nia, hace abrir la tumba de CARLOMAGNO para
venerar sus despojos. Muere en 1002, a Jos
ORFEBRERfA. veintidós años, en su castillo italiano de Pa-
Arte esencial, ya que Jabra las materias precio- terno. Acababa de ser puesto en jaque por
sas y constituye los tesoros. El orfebre es, como un motín en Roma y por una coalición de
el herrero, venerado y temido. (Véase ilus- los bizantinos y los árabes en Sicilia (págs. 90,
traciones 2;z-234, 243-246 y lám. col. VI.) 91 y 360).
(Cf. E. R. Labande, Mirabilia Mundi, lg63.)
OSTROGODOS.
Pueblo germánico, que ataca a Constantino- OXFORD.
pla en el año 487, al mando de TEODORICO. Sede de una de las primeras UNIVERSIDADES
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
(primeros privilegios: 1214), nacida de escue- la nave en ug6. La fachada, iniciada en ugo,
las ya florecientes en el siglo xu, célebre en fue rematada en 1250. El siglo XIII ve todavía
los xm-xrv por sus tendencias científLCas (pá- la construcción de las capillas de la nave, el
gina 469). a largamiento del crucero y la construcción de
las capillas del coro. El XIV añade un ambón,
p supri111ido por Jul es-I-lardouin Mansart. La
sobriedad del interior ( 130 metros ele longitud
PAGANOS. y ;35 de altura) y la grac ia uu poco severa de
Fuente de terror (paganos equivale a salva- las esculturas (Pórtico del Juicio e n el cen-
jes) y de esperanza (conversión, il. 55). Ho- tro, de Santa Ana a l sur, de la Virgen al
rizonte de límite o de conquista de la Cris- norte) hacen del conjunto un ejemp lo típico
tiandad. del gótico severo (plano 4z, /1ág. 607 ).
3.• La Sainte-Chapelle. Su construcción fue
PA:l'!ER1A. emprendida por SAN LUIS para albergar la
reliquia de la Santa Espina. Edificada d entro
(Véase il. zo5 y pág. 157.)
del recinto del palacio, fue acabada en 1248 e
inmediatamente considerada como una obra
PAPADO. maestra. Los trabajos duraron únicamente tres
Se impone a la Cristiandad medieval por eta- años, bajo la dirección de Pedro de Montreuil.
pas tradicionalmente marcadas por ciertos La Sainte-Chapelle es un producto del ARTE
pontífices (León I, 440-461; Gelasio, 492-4g6; GÓTICO en su pleno apogeo. La capilla alta
GREGORIO MAGNO, 590-604; Nicolás I, 858-867; toma la forma de un relicario: los muros son
GREGORIO VII, 1073-1085; INOCENCIO III, 1198- calados hasta un grado extremo para dar paso
1216). Se asegura una base territorial para su a las vidrieras; su función de soporte está
poder temporal (siglo VIII, Patrimonio de San confiada a enormes contrafuertes. La capilla
Pedro, falsa Donación de Constantino). Em- baja sirve de zócalo al relicario. Sus bóvedas
prende, como cabeza de la clase clerical, la desempeñan un papel esencial en la solución
lucha contra el Imperio, cabeza de la clase particularmente elegante de los problemas de
militar (lucha del Sacerdocio y del Imperio). equilibrio más delicados. La Sainte-Chapelle
La Iglesia se aparta de la influencia laica (re- presenta trazos específicamente parisienses, que
forma gregoriana), trata de dominar los Esta- se dirigen sobre todo a un refinamiento par-
dos cristianos (Estados vasallos de la Santa ticular de la decoración. Pero su originali-
Sede), sufre una grave crisis en el siglo x1v dad reside también en el anuncio de la rup-
(humillación de BONIFACIO VIII, destierro de tura del equilibrio entre la decoración y el
Aviñón, teoría conciliar tendente a situar a la monumento que caracterizará el apogeo del
Iglesia reunida en concilio ecuménico por en- gótico. Las estatuas suspendidas de los pila-
cima del papado) (págs. 141, 142, 359 y sigs.). res prefiguran la evolución del arte gótico
(BIBL. HISTORIA ECLESIÁSTICA Y RELIGIOSA, ES- hacia una valoración del detalle decorativo a
PIRITUALIDAD: w. Ullmann.) costa del conjunto monumental. Capilla reli-
cario, la Sainte-Chapelle anuncia las iglesias
PARAfSO. museo del siglo XIV (ils. 98 y 214).
Perdido por el pecado. Situado en Oriente, (Cf. Corpus v itrearurn rnedii aevi, t. I: Les
fuente de los cuatro ríos del Paraíso (pág. 194 Vitraux de Notre-Dame et de la Sainte-Cha-
e il. 50). Objeto de la esperanza suprema (pá- /1 elle d e París, 1959.) .
gina 225). Simbolizado por la iglesia y, más 4·º Uni versi dad. Se forma en el siglo xn (pn-
especialmente, por el coro. (Cf. L. l. Ring- vilco-ios de Celestino III: i 174; de Felipe
bom, Paradisus Terrestris, 1958.) Augusto: 1200) y pasa a ser, en el siglo XIII,
la más célebre de la Cristiandad, particular-
PARÍS. mente en lo que se refiere a la Teología (es-
1.º La ciudad (pág. 396 y plano I6, pág. IIJ). tatutos de Roberto de Courson: un5; huel-
2.• Notre-Dame. Sede de un obispado depen- ga de u29-1.231 contra el poder real y bula
diente de Sens, la catedral actual fue comen- Parens scientiarurn de Gregorio IX: i231. Fun-
zada en 1163 por el obispo Mauricio de Sully. dación de un colegio para teólogos por Ro-
El coro fue terminado en 11 77, el crucero y berto de Sorbón en 1257).
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
666
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
biblioteca de Cluny contenía 500 volúmenes. a la casa di Galizia, pero che la sepultura di
(Véase ÓRDENES MONÁSTICAS y pág. 130). sa' ]acopo fu piü lontana de la sua patria che
(Cf. Petrus Venerabilis, ed. G . Constable y d ' a/cuno altro afJosto lo; chiamansi romei in
J. Kritzeck, 1956 .) quanto vamw a Roma, la ove, questi ch'io
chiamo fJcregrini andavano.
PEDRO LOMBARDO. (nrnL. PEREGIU NAC IONES.)
Teólogo italiano, nacido hacia 11 00· 111 0, que
vino a París para ponerse bajo la dirección PESTE.
d e los maestros d e Ja ESCUELA DE S AINT· VI Cl'OR Entre las num erosas ep idemias (fJ estilentiae)
con la recomendación d e SAN BERNARDO. En- de la Edad Medi a se di stin g uen dos gra nd es
seña Teología de 11 35 a 1 i50 en el cl austro de oleadas de p este negra (bajo la forma pulmo-
Notre-Dame, es nombrado obispo de París nar y lo forma bubónica) en el sig lo v1 (a
en 1159 y muere en 1160. Su obra capital es partir d el 543) y en el x 1v (a partir d e 1348)
un florilegio mediocre, la Summa de las sen- (véase il. r78 y pág. 156). Ambas epidem ias
tencias (o los VI libros de las sentencias, pá- hicieron p erecer a una tercera parte, aprox i·
gina 469), colección de textos de los Padres de madamente, de la población de la Cristiandad.
la Igles ia, clasificarlos por materias . An selmo
de Laón ha bía dado el primer ejemplo de es te PICOTA.
tipo de obras a comienzos del siglo XII. Dos Atributo de l a alta justicia (pág. 391). Colo-
h echos confieren a su obra una importancia cada en las puertas de las igles ias y en los
excepcional: Pedro Lombardo, ecléctico sin mercados. R espo nde a Ja curiosidad malsana
originalidad, experimentó, entre otras influen- de las multitudes medievales.
cias, la de Jos teólogos «modernos» del si-
g lo XII, tales como ABE.LARDO o Gilberto de la PIEDRA.
Porrée, y contribuyó a su vulga rizació n. Su A finales del siglo x, reemplaza poco a poco
libro pasó a ser en las Facultad es de Teolo- la madera (pág. 95) en la construcción de los
gía de las Universidades del siglo XIII un ma- edificios religiosos, los castillos, los grandes
nual obligatorio, un «libro de texto», y los edificios urbanos. Materia prima esencial del
mayores maestros han escrito comentarios so- progreso económico medieval (véase CONSTRUC-
bre el Libro de las sentencias de Lombardo, CIÓN). Símbolo de fuerza y de duración, por
que hacen figurar con frecuencia entre las ejemplo, de la Iglesia (págs. 286 y 287).
obras maestras (SAN BUENAVENTURA, SAN AL-
BERTO MAGNO, DUNS SCOTO, OCCAM, etc.) (pá- PISA.
gina 434). Poderosa rep ública marítima entre los siglos XI
(Cf. Ph. Delhaye, Pierre Lombard, sa vie, ses y XIII. Centro de difusión de un estilo que
oeuvres, sa morale, 196i.) manifiesta Ja persistencia de las atracciones ro-
manas en la arquitectura románica. El estilo
PEREGRINACIONES. pisano domina en Lucas, Pistoia, Prato, Arezzo
Los peregrinos eran numerosos . La peregrina- y en Cerdefia. Pisa ha siclo la primera ciudad
ción suponía un medio poderoso de salvación italiana que se magnifi có con un conjunto mo-
y una penitencia impuesta a las fa ltas graves. numental re lig ioso, verdad ero «montaje esce-
Toda una red de p eregrinaciones cub re la nográficon, constituido por la catedral (1063-
Cristiandad. A las peregrinaciones locales o re- siglo x m ), el baptisterio (1153-siglo XIV), el
giona les se superponen las gra ndes peregri- campanile (117;¡-¡ 350) y el campo santo (1278-
naciones de toda la Cristiandad (Tierra SanLa, sigfo xv). La ca tedral, «obra maestra insólita>>,
ROMA, SANTIAGO DE COMPOSTELA), cuya exp an - comenzada por Busch eto, fue terminad a en el
sió n ha sido muy importante pa ra el arte siglo xm por Reinaldo, que ed ificó una nueva
román ico (igl esias de peregr in ación , ils. 227 - fachada p a ra el edificio. Es un «relicario de
230, Atlas, ma/Ja IV, pág. 5rr, y págs. 188 mármoln (Buscheto hi zo inscribir en la fa-
y sigs.) chada, al mismo tiempo que su nombre: Non
Dante (Vita nuova) distin gue tres clases de pe- habet exemplum niveo de marmore templum,
regrinos: Chiamansi palmieri in quanto van- «es una iglesia de mármol bla nco si n igualn).
no o/tremare, la onde molle volte recano la Dicha fachada está ritmada por cuatro gale-
palma; chiamansi peregrino in quanto vanno rías en forma de logias, con finas col umnas.
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
POBRES. PROPIEDAD .
Id eal y contraste (véase MENDIGOS e il. I z9). El Realidad y noción poco importantes durante
debate sobre la pobreza absoluta de Jesús la Edad Media (pág. 188). Más o menos reem-
divide a la orden franciscana en los siglos plazada por diversas formas de posesión y de
XIII-XIV. uso, expres;\ndose en una jerarquía y en una
Calamidades que sufren los - (pág. 325). r ed de derechos.
POITIERS. PUERTA.
Gran hogar espiritual, intelectual y artístico Símbolo del acceso al mundo oculto, sagrado.
desde la época merovingia y, sobre todo, du- Toma una importancia creciente en Jos edi-
rante la época románica, sede actual de un ficios religiosos del ro máni co al gótico (il. 2z).
Centro de Estudios de la Civilización mediev al El Cristo como - (pág. 223).
(siglos x-xn) (il. z4). Puertas de bronce (ils. 55, 62, 63, 79 y 92).
(Cf. H . Leisinger, Romnische Bronzen, Kir-
POSESOS. chentüren im rnittelalterlichen Europa, 1956.)
Enfermos mentales o nerviosos, excitados pa-
tológicos, considerados como habitados por el PUERTO.
demonio (pág. 228) y sometidos al exorcismo (Véase il. 8 y pág. 120, plano z5, jJág. IIZ, y
de los santos o de clérigos especializados Atlas, mapas Ill, pág. 507, y VIII, pág. 525.)
(exorcistas) (il. 79 y pág. 426).
PRECIOS. R
Evolución de los - (p ágs. 336 y 337).
RABAN MAUR.
PREMONTRENSES. Monje benedictino, nacido en Maguncia ha-
Orden de ca nónigos regulares, que viven del cia el 785. Formado en las letras sagradas y
trabajo manual agrícola, fundada por San Nor- profanas en Ja escuela de Fulda, después en
berto (u20) en Prémontré, en el bosque de Tours, bajo Ja dirección de ALCU I NO. Maestres-
Coucy (Aisne) (pág. 1.1?9). cuela (817), d espués abad de Fulda (822-842),
668
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
669
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
liquias (ils . 243-246). Constantinopla y su te- nacido en 101 3 y muerto en 1085 . Este caba-
soro de reliquias (pág. 198). llero normando corre aventuras en Italia, su-
planta a sus primos y los reemplaza a la ca-
RELOJ. beza de los Estados normandos de Italia. Com-
Nueva medida del tiempo a partir de la in- bate a los emperadores bizantinos (pág. 196),
vención, ligada a las necesidades de la socie- después al emperador Enrique IV. Sus tropas
dad urbana, del movimiento mecánico (fin d el recuperan Roma a favor de GREGORIO VII,
siglo xm) (pág. 258). En el siglo xv se con- pero saquean la ciudad. Un tratado firmado
vierte en el símbolo de la templanza y del hu- con el papa (1059) confirma sus derechos en
manismo, dueño de la medida del tiempo. la Italia del Sur y Sicilia, bajo la soberan ía
La Templanza y su reloj (il. z84). pontifical. Roberto Guiscardo, es decir, «el
RENACIMIENTO. astuto», muere en 1085 en Cefalonia poco des-
Retorno periódico a las fuentes antiguas, que pués de una victoria sobre las flotas griega y
ha inspirado a los historiadores modernos la veneciana (pág. 103).
definición de varios re nacimi entos medievales: (Cf. J. B. Villars, Les normands en Médi-
Renacimiento carolingio, Ren acimiento del si- terranée, 1959.)
glo x, Renacimiento del siglo XII, antes del
gran Renacimiento (pág. 69). RODOLFO DE HABSBURGO.
Nacido en 1218, muerto en 1291, rey de Ale-
RETRATO. mania después d el Gran Interregno, constitu-
Aparece en la pintura con la emancipación del ye los dominios austríacos en dominio patri-
individuo (finales del siglo xm-siglo x1v) (pá- monial (pág. 148). Heredero del landgraviato
gina 224). de Alta Alsacia y de numerosas posesion es en
- de Enrique el Navegante (il. z8o). el Sundgau, el Brisgau y Suiza, arrebata al rey
- de un noble, Lorenzo Froimont (il. z8z). Otakar de Bohemia los territorios de Aus-
tria, Estiria, Carintia y Carniola (batalla de
REYES.
Jefes de sociedades nacionales que, a través Marchfeld, 1278) . A ese título, puede ser con-
de las sociedades germánicas, rozadas por las siderado como fundador del poder de los
influencias orientales (irania y bi zantina) , se Habsburgo.
insertan en los cuadros políticos nacidos de la ROMA .
descomposición del Imperio romano. Favore- Profunda mente d ecaída, desde los pun tos d e
cidos por la Iglesia, que hace de ellos los des- vista demográfico, artístico (monumentos en
cendientes de los reyes bíblicos (David, tipo ruinas) y político, respecto al puesto ocupado
del rey), hacen uso de su situación equívoca en la Antigüedad. Sigue siendo el símbolo de
como jefes de la jerarquía feudal y de una la unidad de la Cristiandad y de la idea im-
jerarq uía de Estado, diferen te y superior p erial, atracción constante de los soberanos
(il. z22 y págs. 364 y sigs.). germánicos, que no se convierten en empera-
Dios como rey. dores sino después de haberse hecho coronar
Atributos de la realeza (ils . zi23 y z24 y pági- en ella. Sede habitual del papado, que, a pe-
na 365) . sar de todo, se a usen ta de ella con frecuencia.
La realeza y la LUCHA DE CLASES (págs. 415 Dominada por una aristocracia de pequeños
y 416). señores feudales revoltosos, que se interfieren
RICARDO CORAZóN DE LEóN. en los asuntos imperiales e, incluso, después
Hijo de Enrique II, nacido en 11 57, rey de del Decreto de 1059, en las elecciones ponti-
Inglaterra (1189-1199), tipo de cum plido ca- ficias. Habitada por una plebe miserable y
ballero (pág. 452). Desem peñó un gran papel agitada, que proporciona clientelas a las fac-
en la III Cruzada (1189-1192). (Véase págs. ciones fe ud ales y políticas, pero que se anima
106 y 111, mapa z3, pág. zo7, y plano 35, pá- a veces con pasiones comunales (con ARNALDO
gina 384.) DE BRESCIA en el siglo XII, Cola di Rienzo en
el xrv). Lugar de una de las tres grandes PE-
ROBERTO GUISCARDO. REGRINACIONES de la Cristiandad (peregrinos
Duque normando de Apulia y de Calabria, llam ados romei: romeros). Principal centro de
uno de los fundadores del reino de Nápoles, supervivencia de los modelos artísticos d e la
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
Antigüedad, uno de los hogares (no el prin- sos de doce sílabas, que llevan d esde entonces
cipal) del arte religioso medieval. el nombre de «alejandrinos» . El personaje cen-
(Cf. L. Horno, Rome médiévale, 1934; tral es Alejandro Magno, mod elo de nobleza,
F. Schneider, Rom und Romgedanke im Mit- cuyas aventuras se d esa rrollan en una atmós-
telalter, 1926; P. E. Schramm, Kaiser, Rom fera de maravill as orientales (il . 67). Las ins-
und Renovatio, 1929; Dupré Theseider, L'idea piraciones épica y cortés se combinan para
imperiale di Roma, 1942; P. Brezzi, Roma h ace r del héroe una encarnación del ideal
e l'impero medievale, 1947; G . Hermanin, caba lleresco. El te ma novelesco de Alejan-
L'Arte in Roma dal secolo VIII al XIV, 1945 ; dro aparece hacia 1100-1120 en una historia
E. Miile, Rome et ses vieilles églises, 1942; del delfinés Alberico, de la que se conoce
M. Armellini, La chiese di Roma dal seco- tan sólo un fragmento, donde se narra la
lo IV al XIX, reedición por C. Cecchelli, juventud del héroe y que fue traducido
1952 .) al alemán hacia 1120-1130 por Lamprecht.
(Cf. G. Gary, The medieval Alexander, 1956.)
«ROMAN D'ALEXANDRE».
Ciclo de poemas compuestos en Francia entre «ROMAN DE LA ROSE>>.
i 170 y 1200, a partir de traducciones latinas Obra maestra de la literatura didáctica del
de ciertas fuentes griegas y redactados en ver- siglo xm. Comprende dos partes muy dife-
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
rentes: la primera, compuesta por Guillermo su habilidad en pintar las pasiones. A este res-
de Lorris hacia i230, reanuda los grandes te- pecto, es una de las obras más características
mas de la poesía cortés. La segunda, obra de de la época (véase NOVELAS ANTIGUAS) (pági-
JUAN DE MEUNG (hacia 1275), supone, por el na 569) .
contrario, una verdadera summa de las ideas
intelectuales y morales de la burguesía de su ROTURACióN.
tiempo, en relación con el medio ambiente de (Véase BOSQUE, ÓRDENES MON.ÁSTICAS y pági-
los maestros seculares de la Universidad de nas 100, 101, 289 y 290, planos 9, ro, rz y rz,
PARÍS: elogio de la naturaleza, escepticismo págs. 98 · y 99, e ils. 2-5 y 26.)
respecto a las «autoridades>>, descrédito de la
pobreza como ideal. Con sus 28.000 versos y RUEDA DE LA FORTUNA.
su influencia, que fue considerable, el Roman Símbolo de la «mutación» en las condiciones
de la Rose constituye una de las obras maes- sociales, destinado, en definitiva, mediante el
tras de la Edad Media, por las que se anuncia retorno a la posición inicial, castigo d el orgu-
el Renacimiento (pág. 270) . lloso que se eleva, a negar la posibilidad de
la MOVILIDAD y d e la promoción sociales. Tema
«ROMAN DE RENARTn. iconográfico que toma una gran importancia
Ciclo de poemas heroico-cómicos de los si- en el arte gótico (rosetones) (pág. 23 1).
glos xn y xm, cuyos personajes son animales
individualizados y cuyo héroe es el malicioso RUTEBEUF.
y astuto Renart (el zorro). Parodia grotesca Poeta parisiense, contemporáneo d e San Luis.
de la literatura caballeresca, el Roman de Es el primer autor medieval cuya personali-
Renart, obra burguesa, constituye una sátira dad alcanzamos a conocer con bastante pre-
irónica de la sociedad feudal. Todos los ele- cisión . Llevó, en efecto, una existencia preca-
mentos de ésta --eaballeros, religiosos, villa- ria y difícil, cuya descripción, irónica o en-
nos- aparecen en él escarnecidos con una ver- tri stecida (desgracias conyugales, deudas de
bosidad cáustica. Esta epopeya animal (de la juego), constituye uno de los temas principa-
que es sin duda el lejano antepasado el Ecba- les de su obra. Pintor realista de los medios
sis captivi, historia alegórica de un ternero populares parisienses (Dits des ribauds de Gre-
indisciplinado, capturado por el lobo y sal- ve) y de la vida cotidiana de un poeta cor-
vado por el zorro, escrita probablemente en- t esano (La pauvreté Rutebeuf), resume en sí
tre 930 y 940 por un monje de Saint-Evre de mismo las principales tendencias de su época:
Toul) es una rama, desarrollada en forma fe viva (Miracle de Théophile) y espíritu anti-
de ciclo, de la fábula animal, en la que crista- monástico, entusiasmo por las Cruzadas y sá-
liza, durante el siglo x1, la tradición en parte tira del clero. Enlazado, como JUAN DE MEUNG,
folklórica de las historias emblemáticas de a ciertos ambientes de maestros y estudiantes
animales (véase BESTIARIOS). Al final del si- pobres de París, atacó especialmente a las ór-
glo xn se puebla de rasgos antifeudales (ilus- denes mendicantes en sus poemas sobre las
tración rz4). disputas de Ja UNIVERSIDAD, en el Dit d' hypo-
Epopeya del hambre (págs. 319 y 320). crisie y en R enart le B estourné (pág. 347).
(BIBL. HISTORIA LITERARIA: J. Flinn.) (Cf. H. Lucas, Les poésies personnelles de Ru-
tebeuf, 1938; H . Lucas, Poemes de Rutebeuf
«ROMAN DE TROIEn. concernant l'université de Paris, 1952; J. Bas-
R edactado hacia u65-1170 por un clérigo tu- tin y E. Fara!, Onze poemes de Rutebeuf
rangés, Benito de Sainte-More, que lo dedicó concernant la Croisade, 1946.)
a Eleonor de Aquitania, esta obra, que con-
tiene más de 30.000 octosílabos, traza, a base
de diversas fuentes latinas, la historia de los
Argonautas y la del si tio y la caída de Troya. s
Erudito hasta la pedantería (su fuente esen- SAGAS.
cial es Virgilio, y no Homero, siempre igno- Narraciones que evocan las aventuras de Jos
rado), su autor fue, de todos modos, uno de pueblos escandinavos. Orales durante largo
los iniciadores de la novela de amor (Jasón tiempo -eran recitadas por oradores en oca-
y Medea) y su inmenso éxito se explica por sión de las reuniones importantes--, las sagas
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
se convirtieron, a partir del siglo x, en ver- que han sido tardíamente redactadas, ya en los
daderas obras literarias, en prosa o en verso. siglos xm y xrv, es difícil distinguir el nudo
Su punto de partida es una historia verídica, primitivo de los préstamos tomados de otras
pero embellecida con episodios imaginarios. tradiciones, en particular de los CANTARES DE
Su valor documental es considerable. Las GESTA y de las NOVELAS. Los autores de las
principales entre ellas (Saga de Burnt Njall, sagas son, en general, desconocidos. La prin-
Saga de Egill, Saga de Errih), que tienen a cipal excepción está constituida por Snorri
un héroe por tema central, describen las cos- Starluson (1179-1241), probable autor de la
tumbres y los sentimientos de los antiguos vi- Saga de Egill y au[or seguro (en 1222-1223)
kingos y nos hacen penetrar en el corazón de de la Edda en prosa, manual de poesía, que
las sociedades violentas y primitivas del mun- es una verdadera enciclopedia de la cultura
do nórdico (pág. 285). Las sagas escritas fue- escandinava primitiva y que, probablemente,
ron redactadas principalmente en Islanda y de ha sido utilizada por los autores de las sagas.
manera secundaria en Noruega. La más anti-
gua, la primera saga de Olaf, h a sido escrita SAINT-BENOIT-SUR-LOIRE.
hacia 1180. En la mayor parte de ellas, dado Abadía benedictina, fundada en el 620. Las
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
de Noirmoutier, al huir de los normandos, igualmente del siglo XI. La pintura del si-
con las reliquias de San Filiberto, fundador glo XI está repartida entre dos regiones: pin-
de JUMIEGES, primero hasta Saint-Philibert y turas brillantes, con fondos oscuros, en Bor-
Grandlieu (iglesia carolingia), después hasta goña y Auvernia; pinturas mates, con fon-
Tournus. Magnífica iglesia, construida entre dos claros, en el Loira y el Languedoc. Saint-
el comienzo del siglo XI y el comienzo del xu. Savin pertenece a las segundas: blanco, ocre
Una de las primeras obras maestras de la ar- amarillo y ocre rojo dominantes, verdes más
quitectura románica (pág. 543). raros, azul generalmente reservado a los ves-
tidos de Jesús. El empleo de tierras y la téc-
SAINT-SAVIN-SUR-GARTEMPE. nica del temple dan un tono mate a esos co·
La iglesia es el único vestigio de una abadía lores (il. I4)·
fundada por Carlomagno hacia el 810. Es, por
lo que respecta a Francia, el edificio más com- SAINTE-CHAPELLE.
pleto del ARTE ROMÁNICO del siglo XI, muy (Véase PARÍS.)
bien representado en el resto del :Poitou. El
elemento más antiguo de la iglesia es un cam- SALARIOS.
panario-pórtico, al que se une una nave más Evolución de los - (pág. 337).
reciente y construida en diferentes momentos.
Está cubierta por una bóveda de m edio punto SANTIAGO DE COMPOSTELA.
continuo, sin refuerzos de arcos, concebida El descubrimiento en Galicia de una tumba
para un conjunto pictórico decorativo. Sus romana, que se supuso ser la de Santiago el
pinturas representan escenas del Antiguo Tes· Mayor, se remonta al año 813. Pronto atrae
tamento, especialmente del Génesis (paso del a los peregrinos y los benedictinos aseguran
mar Rojo, construcción de la Torre de Babel). su custodia. El primer santuario es destruido
Las pinturas murales del pórtico (Apocalip· en el año 997, en el curso de una expedición
sis) y de la cripta (vidas de santos) datan de Almanzor (pág. 104). La afluencia de pere-
51
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
grinos (pág. 190) es tal duran~e el siglo x1 que poco conocido en su época y descubierto nue-
se hace necesaria la construcción de una gran vamente en el siglo XII (pág. 184).
iglesia. Los trabajos fueron comenzados en
1075 y la catedral quedó acabada hacia u50. SELLOS.
El interior ha conservado en gran parte su (Véase ils. r99·202.)
aspecto románico. El crucero tiene sensible-
mente las mismas dimensiones que la nave.
SEl"iiOR.
Colaterales y tribunas rodean todo el edificio,
(Véase págs. 135 y sigs.)
comprendida la extremidad del crucero. El
conjunto está concebido para acoger a un gran
número de peregrinos y para una circulación SIEGA.
fácil ante las reliquias. La escultura de Com- (Véase ils. 96 y rgr y pág. 249.)
postela es extremadamente rica y data de fina-
les del siglo x1 y x11. Los dos principales con- SIERVO.
juntos son el pórtico de las Platerías, al sur, Condición inferior de una gran parte de la
y el pórtico de la fachada principal o Pórtico masa campesina, sometida a cargas material-
de la Gloria. El pórtico de las Platerías ofrece m ente p esadas y moralmente infaman tes : tra-
numerosos parentescos con MOISSAC y SAINT- bajos gratuitos, tributos, matrimonio extrale-
SERNIN de Toulouse, y el Pórtico de la Gloria gal, tallas arbitrarias. El conjunto constituye
tiene elementos que anuncian la escultura gó- la «mácula servil>l. Condición jurídica que se
tica. extendía más o menos a la totalidad de los
(Véase il . :u; mapas z3, pág. zo7; z4, pági- campesinos, en~re los siglos XI y xu (pág. 138)
na rog; 27, pág. r55; Atlas, mapas Il, pá- y que después tendió a desaparecer por ma-
gina 503; Ill, pág. 507; VI, pág. 5r7; pla- numisión.
no 46, pág. 6rr, y dibujo 63, pág. 677.)
SIGER DE BRABANTE.
SANTOS. Nacido en 1235, maestro de artes de la Uni-
Innumerables. Creados durante largo tiempo versidad de PARfs, Siger de Brabante ha sido
por la tradición popular o local, después, a el principal animador de la corriente llamada
partir de finales del siglo XII, sometidos a la «averroísta>>, que utiliza a ARISTÓTELES a tra·
investidura del papado (canonización). Princi- vés de las interpretaciones del filósofo mu-
pal objeto de la devoción medieval. Han de- sulmán español del siglo xn, Averroes. Entre
sempeñado un papel capital en el arte (reli- esas doctrinas, tres han causado escándalo en
quias, cofradías, temas iconográficos, etc.). su tiempo: la tesis de la eternidad del mun-
Sus tentaciones (ils. 76 y r56 y págs . .2.26 y .227). do , que negaba la creación, la de la doble
Sus milagros (págs. 439 y 440) . verdad (pág. 468), según la cual la fe y la
El martirio de Santa Margarita (lám. col. II). filosofía podían estar en desacuerdo sin que
ninguna de las dos estuviese equivocada, y la
SATÁN. de la unidad del intelecto, común a toda la
(Véase DIABLO.) especie humana, lo que lleva a negar la in-
mortalidad personal del alma . Esas tesis fue-
SCOTO ERfGENO (Juan). ron condenadas por Etienne Tempier en 1270
Irlandés llegado hacia 846-847 a la corte de y 1277 y combatidas por SANTO TOMÁS DE AQUI-
Carlos el Calvo, donde enseña el programa de NO. En 1277, Singer de Brabante huyó a Ita-
las ARTES LIBERALES. Tradujo al latín obras lia, donde murió (hacia 1281-1284), apuñala·
griegas de Teología, sobre todo las del Pseudo- do, según se dice, por un criado falto de
Dionisio, entre el 860 y el 86.2 (pág. 230). Su razón. Sus ideas y su influencia, que parecen
obra esencial es el De division e naturae, es- haber sido grandes en la Facultad de Artes de
crita entre el 862 y el 866. «Inmensa epopeya París, son todavía mal conocidas. DANTE lo
metafísica» (E. Gilson), cuyo corazón es la situó en el Paraíso con Santo Tomás de Aqui·
naturaleza humana. Es una especie de itine· no y SAN BUENAVENTURA. Forman, en efecto,
rario hacia Dios, pues «el alma es la imagen la gran trinidad universitaria del siglo xm.
de Dios, el cuerpo es la imagen del alma». (Cf. F. Van Steenberghen, Siger de Brabant,
Este pensador profundo, oscuro, audaz, fue 1938.)
676
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
instrumentos y figuras para ilustrar sus leccio- biografía de Luis VII. Se han conservado de
nes abstractas. Papa, intenta con el emperador él veintiséis cartas y diversos tratados (pági-
Otón III instaurar una Cristiandad unificada. nas 282 y 305).
Muere en 1003 (págs. 91 , 258 y 360). (BIBL. SENSIBILIDADES Y MENTALIDADES: E. Pa·
nofsky.)
SIMBOLISMO.
Medio de comprender el mundo, sis.t erna de SUMMA.
símbolos. El arte medieval se esfuerza en al- Construcción totalitaria de la ciencia escolás·
canzar la r ealidad oculta mediante la repre- tica: el siglo xm es la época de las grandes
sentación de seres y d e gestos simbólicos. La summas, siendo la más célebre la Summa teo-
naturaleza (animales, flores, piedras preciosas) lógica de SANTO TOM,\S DE AQUINO (pág. 434) .
y Ja Historia Sagrada son los grandes domi-
nios del simbolismo medieval (ils . 49, 66, r4r,
r42, ru y págs. 352, 441 y sigs.). T
TAU.
SIMóN DE MONTFORT. La letra griega tau, signo protector y salva-
(Véase MONTFORT.) dor marcado sobre la frente de Jos justos y de
los elegidos. Forma del bastón de los ermita·
SIMONfA. ños (pág. 189) e instrumento de su pod er má-
Tráfico de sacramentos (del nombre de Simón gico.
el Mago). Severamente combatida por la re-
forma gregoriana (pág. 141). TEATRO RELIGIOSO.
El teatro religioso de la Edad Media tiene su
SUE1'!0S. origen en los dramas litúrgicos en latín, re-
Acontecimientos estructurales en la vida men- presentados en principio, al parecer, en las
tal de los hombres de la Edad Media (il. I35 escuelas catedralicias o monásticas e in terpre-
y págs. 272, 460 y 461). tados por los maestros y estudiantes. En Ale-
mania a finales del siglo XI, después d e Ingla-
SUEVOS. terra, hacia 1100-1110, en seguida en Francia,
Pueblo germánico que se instala en el siglo v esos dramas conocieron pronto una gran po-
en Galicia y en el norte de Portugal. El rey pularidad y fueron representados por los clé-
Requiario (448-456) es el primer rey b árbaro rigos en Jos santuarios, en ocasión de las
católico no arriano. Su centro espiritual y grandes fiestas r eligiosas. A partir del siglo XII,
artístico, dura nte los siglos v-vI, se sitúa en la proporción de elementos profanos no cesó
torno a la metrópoli de Braga (págs. 62 y 67). de aumentar en esas representaciones, dadas
ahora ya en lengua vulgar en el atrio de la.s
SUGER. iglesias y por actores laicos. Han de distin·
Nacido en 1081, es tudió en SAINT-DENIS y guirse Jos misterios, cuyos temas estaban sa-
SAINT·BENOIT-SUR·LOIRE, Habiendo regresado a cados del Antiguo o del Nuevo T es tamento,
Saint-Denis en I 106, participó pronto en la de Jos milagros, inspirados en las vidas de los
administración d e la abadía, se ilustró en di- santos. Algunos d e esos dramas representaban
versos concil ios y se convirtió en familiar de temas escatológicos (véase ANTICRISTO). Así el
Luis VI, que le encargó numerosas misiones juego del Anticristo, representado desde fina-
diplomáticas cerca de Jos papas. En 1135, de- les del siglo XI en la abadía bávara de Te-
cidió al rey para que coronase a su segundo gernsee, o el sponsus, el «Esposo», represen-
hijo. Su influencia aumentó todavía al adve- tado en Saint-Martial de Limoges en el primer
nimiento de Luis VII y éste Je instituyó re- tercio del siglo XII: la Vida es el camino del
gente del reino durante la II Cruzada (1147- Cielo, las Vírgenes son la humanidad, la lle-
1149). Al regreso del rey, recibió el título de gada del Esposo señala la Parusía (la segunda
Padre de Ja Patria . Es a él a quien se debe la venida de Jesús) . Al final de la Edad Media,
reconstrucción de la iglesia de Saint-Denis. los misterios tomaron proporciones desmesura-
Escribió una biografía de Luis VI, fuente das: 35.QOo versos y 4 días para el Misterio
esencial para la historia del período compren- de la Pasión de Arnoul Gréban, representado
dido entre iog3 y I 137, y el comienzo de una en París hacia 1450, que es, sin duda, la obra
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
maestra tardía del teatro medieval (véase MI- iguales por Jos RELOJES (págs. 250 y 251). Sólo
LAGROS). pertenece a Dios (pág. 496).
TEODORICO. TIERRA .
Teodorico el Grande, rey de Jos ostrogodos, Base de la econo mía, de la riqueza y del pres-
nacido en el año 454, muerto en el 526. Edu· tigio en Ja Cristiandad medieval (págs. 288
cado en Constantinopla, donde fue retenido y sigs.).
diez afws como rehén, quedó fueiternente im- (nmL. HISTORIA AGRARIA y CAM PESINOS, y espe-
pregnado de la civilización romana. Sucedió cialmente G. Duby.)
a su padre en el 475 y se puso al servicio del
emperador Zenón, quien lo alejó y lo lanzó TIRO (de animales) .
a la conqui sta de Italia. Se hizo amo del país (Véase ARADO, págs. 292 y 293, e il. 94.)
entre el 489 y el 493'- Teodorico se esforzó en
fundir en uno solo a los pueblos romanos y TOMAS BECKET.
bárbaros. Resp etó las leyes y las instituciones Nacido en Londres en 1117, estudia en OXFORD,
romanas y embelleció Rávena, su capital. PARÍS y BOLONIA antes de recibir las sagradas
Aunque arriano, dio pruebas de una gran to- órdenes. Por el favor del rey de Inglaterra,
lera nci a h acia el catolicismo y se rodeó de Enrique II, es elevado a la dignidad de can-
consejeros romanos, tales como CASIODORO Y ciller del Reino, después a la de arzobispo de
BOECIO, a los que, a pesar de todo, condenó Cantorbery, en 1162. Entra en violento con-
a muerte por haber conspirado contra él. flicto con el rey, que pretende restringir Ja
(Véase Atlas, mafJa Il, pág. 503, y pág. 5i.) jurisdicción del clero, y se refugia en Fran-
cia cerca d e Luis VII. Más tarde regresa a
TEOLOGfA. su país. Cuatro caballeros deseosos de com-
Saber supremo, del que las otras disciplinas placer a Enrique lI le dan muerte al pie del
no son más que las servidoras. Se constituye a ltar archiepiscopal (u70). El rey desaprue-
en ciencia con la ESCOLÁSTICA, durante los si- ba Ja muerte y hace acto de contrición tras
glos XII-XIII. Enseñada en las UNIVERSIDADES haber sido excomulgado. Tomás Becket es
por las Facultades de Teología, consideradas canonizado como mártir por ALEJANDRO m
como Facultades superiores (pág. 467). en 11 73 . El clero desarrolló en torno a su
(BIBL. HISTORIA INTELECTUAL : M. D . Chenu.) culto, destinado a servir los intereses materia-
les y espirituales de la Iglesia, una extraor-
TESA URIZACióN. dinaria publicidad en toda .l a Cristiandad (p á-
Domina la vida y la mentalidad económicas gina 369).
de las clases superiores, especialmente de la (Cf. R. Foreville: L' Eglise et la Royauté en
Iglesia, a todo lo largo de Ja Alta Edad Media. Angleterre sous Henri II Plantage:nét, 1943.)
Los tesoros son reservas económicas. La cien-
cia es considerada también en esta época más TOMAS DE AQUINO (Santo).
como un tesoro que como una materia de en- Nacido en 1225, muerto en 1274, pertene-
señanza y de difusión (págs. 174, 338 y 339). ciente a la familia de los condes de Aquino
en Italia del Sur, Tomás recibió su forma-
TESORO. ción en la abadía de Monte-Cassino, en Ja
(Véase TESAURIZACIÓN.) Facultad de Artes de Nápoles (I23g-1244), en
Tesoros de las iglesias (ils. 23r-234 y 243-246). el studium dominico de Colonia, donde tuvo
por maestro a ALBERTO MAGNO (1248-1252) y,
TIEMPO. por último, en París (pág. 131). De 12.52
Más o menos confundido con la duración y Ja a I2'74 es profesor, en París (1252-1259), en
eternidad (págs. 230 y sigs.). Dominado por los el studium de la curia romana (1259-1269), en
ritmos naturales (págs. 245 y sigs.) . El tiempo París nuevamente (1269-1 272), en Nápoles en
religioso y clerical, señalado por las CAMPANAS fin (I272-1274). Resulta imposible resu mir el
de las iglesias, tiende a ser sust ituido, en Jos tomismo, la tentativa más acabada para cons-
siglos x111-x1v, por un tiempo urbano y laico, truir una Teología científica a partir de la Ló-
el de las campanas de las torres comunales, gica de ARISTÓTELES (del cual Santo Tomás
después por un tiempo medido en fracciones había mandado hacer traducciones especia-
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
les) y poner todos los recursos de la ESCOLÁS- dedicada a la representación de escenas infer-
TICA al servicio de la Teología en la línea de nales : demonios arañando con sus tridentes el
la fid es quaercns intel/ectum de SAN ANSELMO. vientre de los lujuriosos, serpientes mordiendo
La más célebre de las obras de Santo Tomás, los senos de la mujer adúltera, tormentos del
la Suma teológica (pág. 434), fue compuesta mal rico. La torre octogonal fue elevada en-
en Italia (primera parte, 1266-1268) y en Pa- tre el siglo x11 y el xv. La fachada oeste, que
rís (segunda parte, 1269-1272). Varias propo· había quedado inacabada , fue completada
siciones extraídas de sus obras fueron conde- en 1929. El interior ofrece un tipo perfecto
nadas por el obispo de París, Etienne Tem- de santuario de peregrinación: cinco naves,
pier, en 1270 y en 1277. Los maestros y los inmenso a-ucero, tribuna por encima de las
estudiantes de la Facultad de Artes de París naves laterales para acoger a las grandes rnul-
-los más abiertos, contrariamente a los teó- ti tudes, coro con deambulatorio para las pro-
logos- reclamaron su cuerpo después de su cesiones y dos criptas para la exposición de
muerte. Fue canonizado por Juan XXII las reliquias. Esta estructura se traduce al
en 1323 y el tomismo fue proclamado por exterior con la superposición y escalonamien-
León XIII, al final del siglo XIX, como filo· to de las capillas, el saliente del crucero, el
sofía oficial de la Iglesia. todo coronado por la alta torre-linterna (pla-
(BIBL. HISTORIA INTELECTUAL: M. D. Chenu.) no 46, pág. 6II).
2 .o Iglesia de los jacobinos. Iglesia de los
TORRE DE BABEL. dominicos , que recibió. el cuerpo de Santo To-
Símbolo, al nivel de las lenguas, de la divi- más de Aquino. Magnífico ejemplo de gótico
sión nefasta de la Humanidad al romper su meridional (siglos xm-x1v) (plano 43, pág. 608).
unidad primera, como consecuencia del peca- 3.0 Museo de los agustinos. Uno de los gran-
do original. (Véase ils. 58, roo y ror y pági- des museos de la escultura románica.
na 372.) (Cf. Ph. Wolff, Histoire de Toulouse, 1958.)
(BIBL. SENSIBILIDADES y MENTALIDADES: A. Borst.)
TOURNAI .
TOULOUSE. Capital de los primeros merovingios (mapa ::,
1.0 Saint-Sernin. La más bella y la más vasta pág. 49), desp ués capital del Hainaut, cons-
de las iglesias románicas del Mediodía fran- truida sobre el Escalda. La catedral de Notre-
cés. La abadía data de finales del siglo IV. Su Dame es uno de los grandes edificios de la
iglesia albergaba las reliquias de San Sernín o Edad Media. Comenzada en 1030, sobre el
Saturnino, apóstol d el Languedoc y primer emplazamiento de la iglesia primitiva de.5-
obispo de Toulouse. Fue protegida por Carlo- truida por los normandos en el 882, fue ter.
magno y constituyó una etapa importante de minada en el siglo x1v. La fachada, la nave
la peregrinación a SANTIAGO DE COMPOSTELA. cubierta con armaduras y las torres pertene-
La afluencia de peregrinos fue tal que se pre- cen al arte románico. El crucero está corona-
cisó construir una iglesia mayor. El edificio do por una torre cuadrada, que termina en
actual fue comenzado hacia 1060 y terminado una flecha octogonal. Este crucero del si-
a mediados del siglo XII. Saint-Sernin está edi- glo xm corresponde al gótico. La extremidad
ficada en ladrillo y piedra. La piedra domina ele cada brazo está rematada por dobles torres,
en el ábside, que data de finales del siglo x1. cuyas flechas cuadrangulares dominan la cen·
El ladrillo, en cambio, domina en la nave y tral. Notre-Dame ele Tournai es, pues, un
en el campanario. La armonía gris-rosada que edificio compuesto, que ha recibido influen-
resulta de ello es uno de los mayores atracti- cias d el arte normando, del arte renano y del
vos del edificio. Las esculturas del coro, de arte gótico. Sin embargo, el plano del cru-
finales del siglo XI, y las del exterior, del si- cero y el sistema de cinco torres han ejercido,
glo XII, han hecho escuela en todo el Medio- a su vez, una gran influencia sobre las cate-
día. La puerta de «Micgevil!en está consagrada drales francesas, especialmente LAÓN y CHAR-
a escenas del Antiguo y del Nuevo Testamen- TRES. La piedra azulada de Tournai era igual-
to: la Ascensión en el tímpano, la Anuncia- mente exportada en una amplia región com-
ción, Ja Visitación, la matanza de los Santos prendida entre el Sena, el Mosa y el Rin.
Inocentes y Adán y Eva expulsados del Pa- (Véase Atlas, mapas V, pág. 5r5; VI, pág. y7;
raíso terrenal. La puerta de los Condes ha sido VII, pág. 52r.)
680
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
681
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
pecies, son tér minos universales que se apli- poder de todas ellas se forma sobre tres p ri vi-
can a una infinidad de objetos particulares. legios esenciales: autonomía jurisdiocional,
¿Recubren realidades, esencias? ¿Son, al con- con derecho de apelación al papa, derecho de
trario, meras palabras, nombres (nomina), huelga y monopolio de la colación de grados
pura creación de la inteligencia? Guillermo universitarios. El cursus universitario es, por
de Champeaux se inclina por el realismo. Es regla general, el siguiente: enseñanza de base,
criticado por Abelardo, en el que se puede efectuada en la Facultad de Artes entre Jos
ver a uno de los primeros nominalistas (pá- 14 y los 20 años y sancionada en dos e tapas
gina 442). por el bachillerato, al cabo de dos años, y el
doctorado, al término de los estudios. Medi-
UNIVERSIDADES. cina y Derecho son enseñadas entre los 20 y
La Universidad es una corporación que agru- 25 años. La Teología exige tres lustros d e
pa la totalidad (universitas) de los maestros y estudios, y la edad mínima para el docto-
de los estudiantes de una misma ciudad. El rado está fijada en los 315 años. La orga-
siglo XIII, siglo de las CORPORACIO NES, es tam- nización de los programas y de los exáme-
bién el siglo de las Universidades, que se or- nes varía según los tiempos y los lugares, pero
ganizan progresivamente y conquistan su auto- la piedad ocupa, en todas partes y duran-
nomía contra los poderes laicos y episcopales, te toda la Edad Media, un lugar relevante en
con el sostén del papado. La organización el «clima» de las Universidades. La piedad
universitaria del siglo XIII señala la integra- se dirige en primer término a San Nicolás,
ción de la vida intelect_u al en la vida de Ja patrón de los estudiantes, pero la piedad ma-
ciudad. Pero el reclutamiento y los horizon- riana encuentra un terreno abonado en el
tes de la Universidad sobrepasan ampliamente mundo de los clérigos, que es esencialmente
el cuadro urbano. Las grandes Universidades un medio de hombres y de célibes. El creci-
del siglo Xlll: PARfs, BOLONIA y OXFORD, re- miento de las Universidades está sostenido en
clutan sus profesores y alumnos en toda la el siglo xm por la evolución de las técnicas
cristiandad y conceden la licencia de enseñar del LIBRO (hojas de pergamino más blancas y
en todas partes (licentia ubique docendi). Pa- más delgadas) y de la ESCRITURA (reaparición
rís ofrece el mejor tipo de organización uni- de la cursiva, generalización de la minúscula
versitaria en el siglo xm: la Universidad está gótica, abandono de la caña por la pluma de
dividida en cuatro Facultades: tres Facultades oca). El universitario del siglo xm elabora sus
superiores (Decretos o DERECHO canónico, ME· útiles, pero también su método intelectual:
DICINA y TEOLOGÍA), y Facultad de Artes (ARTES la ESCOLÁSTICA. Sin embargo, incluso antes de
LIBERALES), la más numerosa con mucho. Cada la decadencia de la Escolástica, las Universi-
Facultad superior es dirigida por sus maestros dades se resienten de su dependencia mate-
titulares, o regentes, con un decano a su ca- rial en relación a la Iglesia. Los maestros vi-
beza. La Facultad de Artes está dividida en ven de los beneficios eclesiásticos, y una tal
cuatro naciones (francesa, picarda, normanda dependencia acaba por aislarlos de la evolu-
e inglesa), dirigidas por procuradores. Sobre ción técnica, económica y social. Por otra
los cuatro procuradores, el rector dirige la parte, la Universidad se convierte en el cam-
Facultad de Artes. La asamblea general de la po de batalla de las facciones de la Iglesia:
Universidad agrupa a todos los maestros y desde mediados del siglo xm, la Universidad
trata de los problemas comunes a las cuatro de París se ve sacudida por las rivalidades
Facultades. El rector de la Facultad de Artes entre seculares y regulares (dominicos y fran-
pasa a ser, a final es del siglo xm, el jefe su- ciscanos). En el siglo XIV, las Universidades
premo de toda la Universidad. Se elige para se multiplican por toda Europa y se organi-
un trimestre únicamente, pero es reelegible. zan según el modelo parisiense o según el de
Lleva la administración de las finanzas de la Bolonia. Ahora bien, esta expansión, ligada
Universidad y preside la asamblea general. al fraccionamiento de Europa en Estados na-
Las otras grandes Universidades (Oxford, Bo- cionales y en obediencias religiosas (Gran Cis-
lonia) tienen una organización análoga, con ma: I378-1485), va acompañada, de hecho,
algunas variantes. En Bolonia, por ejemplo, por un descenso en el nivel de los estudios y
son los estudiantes, y no los maestros, quie- por una esclerosis de los métodos. Las repe-
nes gobiernan la Universidad. No obstante, el tidas intervenciones de la Universidad de Pa-
682
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
URBANO II. V
Eudes de Chatillon (1040-1099) . Nacido en el VAGABUNDOS.
castillo de Chatillon-sur-Marne, estudia en Numerosos y condenados, puesto que el va-
Reims, donde tiene por maestro a San Bruno. gabundeo es un pecado. (Véase GOLIARDOS y
Entra en CLUNY entre 1073 y 107'7 y se ve dis. pág. 422).
tinguido por su abad. Enviado al papa GRE-
GORIO vn, éste le nombra obispo de Ostia, VALDENSES.
y, más tarde, cardenal. Legado en Alemania, (Véase VALDo, Pedro.)
fracasa en su misión de conciliación con el Im- VALDO (Pedro).
perio. Se mantiene fiel a Gregorio VII y a su Rico comerciante de Lyón que, en n70, re-
sucesor, Víctor III. Cuando accede al pontifi- partió sus bienes entre los pobres, comenzó a
cado romano, el u de marzo de 1088, lo en- predicar la pobreza voluntaria y arrastró tras
cuentra en una situación desastrosa. Su pri- de sí a un grupo de adeptos, «los Pobres de
mera tarea consiste en la lucha contra el cis- Lyónn, predicadores laicos mendicantes, que
ma imperial (pág. 142). El antipapa Clemen- prefiguran los compañeros de SAN FRANCISCO
te III es sostenido por el emperador Enri- DE ASÍS. ALEJANDRO III los aprobó en un prin-
que IV, y sus partidarios conservan en Roma, cipio, mas luego, inquieto por sus audacias
hasta 1098, el castillo de Santangelo y San (retrotraían la religión al Evangelio, que tra-
Pedro. Urbano II lucha victoriosamente con- dujeron al provenzal), les prohibió predicar
tra el cisma. Ha de enfrentarse, de todas ma- sin el permiso de los obispos (1179). Valdo se
neras, con graves dificultades, no sólo con negó a someterse y fue excomulgado por el
respecto al emperador, sino también con el papa Lucio III en 1184. Sus discípulos, los
rey de Francia, Felipe I; el rey de Inglaterra, valdenses, resistieron a las persecuciones y si-
Guillermo el Rojo, y el rey Alfonso VI de Cas- guieron siendo numerosos, particularmente en
tilla. Pero Urbano II es también un papa los valles alpinos. A partir del siglo XVI, los
reformador. En los Concilios de Melfi (1o89), descendientes de los valdenses se ligaron al
Plasencia y Clermont (1095), Nimes (1096) y protestantismo, sin confundirse, sin embargo,
Bari (1098) asegura progresivamente el triun- con él. Todavía en la actualidad existe una
fo de la reforma gregoriana en lo que se re- Iglesia valdense, con la mayor proporción de
fiere a las prácticas del concubinato (nicolaís- adeptos en Italia del Norte (pág. 130). (Véa-
mo), SIMONÍA e INVESTIDURA laica, universal- se HEREJÍAS.)
mente extendidas en la Iglesia. Urbano II
es, por último, el papa de la I Cruzada. VANDALISMO.
En 1095 hace público en Clermont el pro- Término inventado en época moderna, que
yecto de reconquista de los Santos Lugares puede aplicarse al comportamiento de la ma-
(pág. 200). Tras el fracaso de la Cruzada po- yoría de los hombres de la Edad Media, los
pular de Pedro el Ermitaño y Gualterio «Sans cuales destruyeron una gran parte de los mo-
Avoir» en 1og6, la Cruzada de los barones par- numentos de la Antigüedad, ya por ignoran-
te en 1097 y toma Jerusalén el 15 de julio cia, ya por hostilidad al paganismo, ya por
de 1099. Urbano II muere el 29 de julio, sin la necesidad de aprovechar materiales que
haber recibido la noticia de esta conquista. su debilidad técnica les hada incapaces de
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
procurarse de otra manera (págs. 43, 47, 64 Rosselló, regente del reino de Provenza (838)
y 171). en la diócesis de Autún. El papa Nicolás 1
le concedió la dependencia directa de la Santa
VANDALOS. Sede (863). Destruido por los normandos en
Pueblo germánico que, después de haberse ins- el año 873, víctima de numerosos incendios,
talado en el sur de España (Andalucía), cons- el monasterio fue reconstruido en el siglo XI
truyó una flota y conquistó la provincia ro- bajo la protección de los duques de Borgoña
mana de Africa. (Mapa z, pág. p; mapa 2, y de Nevers. Durante los siglos XI y xu
pág. 49; Atlas, mapa II, pág. 503; y pági- (mapa 2z, pág. z24), Vézelay es un impor-
nas 48 y sigs.) tante centro de PEREGRINACIÓN en torno a las
reliquias de Santa María Magdalena. Además,
VASALLAJE. el monasterio representa en el nordeste de
Lazo de dependencia privada, creado por la Francia el papel de base de partida para
ceremonia del homenaje y que descansa sobre SANTIAGO DE COMPOSTELA. En las Pascúas
compromisos recíprocos, si bien desiguales. de 1146, SAN BERNARDO predica en él la 11 Cru-
Permite a un hombre libre, mediante su zada (mapa IJ, pág. w7 y Atlas, mapa III,
fidelidad, recibir una tierra y acceder a una pág. 507). TOMÁS BECKET se refugia en él
parcela de la autoridad pública. (Véase VA- en 1166. Luis VII, FELIPE AUGUSTO y SAN LUIS
SALLO.) acuden a él en peregrinación. La iglesia de
la Magdalena se encuentra en el origen de
VASALLO. toda una corriente de arte románico borgo-
Hombre libre que promete fidelidad a un po- ñón. Su construcción es iniciada hacia 1050
deroso, el cual pasa a ser desde este momento por el abad Artaud, al lado de la antigua
su señor. Recibe de él mantenimiento, gene- iglesia carolingia, insuficiente ante la afluencia
ralmente bajo la forma de concesión de un de peregrinos. Es consagrada en 1104. En u20,
feudo, y protección, pero le debe en com- un incendio destruye la antigua nave carolin-
pensación ayuda y consejo (págs. 136 y sigs., gia con cubierta de madera y la nueva nave
390 y sigs.). es edificada entre u35 y u40, bajo la direc-
ción del abad Renaud de Semur. El nártex
VENDIMIA. se acabó en 1150, y su tribuna este, la capilla
La viña (il. 95 y pág. 291.) de San Miguel, fue consagrada en u51. El
La - (il. 97). nártex comprende igualmente tres naves, que
La fabricación de toneles (il. z92). se abren sobre las naves de la iglesia, y su
El vino (págs. 322 y 323). bóveda es de ojivas. El coro, gótico, puede,
por lo tanto, ser considerado como la corona-
VENECIA. ción lógica de un edificio en que el empleo
Fundada por refugiados de Altino, fugitivos de la ojiva parece relativamente precoz. La
de los lombardos y de los franrns (siglos vr-rx), decoración plástica es particularmente rica. En
en las islas de la laguna (Torcello, más tarde ella se hallan representadas todas las edades
Malamocco, después Rialto). Gran centro co- de la escultura románica. En el tímpano del
mercial y artístico, que se constituye en impe- pórtico, el Cristo de la Pentecostés confiere su
rio colonial que domina el Adriático y el misión a los apóstoles. Sin embargo, ofrece
Mediterráneo oriental (siglos xr-xn). En los todavía el tipo de los Dioses terribles de la
siglos XIV-xv, se convierte en un Estado de escultura románica. Los capiteles de la nave,
tierra firme. Principal lugar de enlace del ejecutados entre i104 y 1120, dejan un largo
Occidente con Bizancio (págs. 80, 106, 111 espacio a las representaciones de la vida coti-
y 121). diana, especialmente a las numerosas imágenes
(Cf. F. Thiriet, Histoire de Venise:, 1952.) de los trabajos rústicos. Se puede adivinar en
ellas una corriente de influencia artística que
VESTIDO. va del tímpano de Cluny hasta el Pórtico de
(Véase págs. 483 y 484 y BIBL. VESTIDO.) la Gloria de Santiago de Compostela, pasando
por el tímpano de Vézelay. (Véase ils. z8,
VÉZELAY. 76, 77, z42 y z43; Atlas, mapa V, pág. 5z5, y
Abadía benedictina fundada por Gerard de pág. 387.)
DICCIONARIO DE NOMBRES, TÉRMINOS Y NOCIONES
dia en Irlanda en un noviciado de misioneros versas funciones cerca de los señores alemanes,
benedictino. Enviado a Roma, después a Frisia es un p oeta épico, autor de Parzival (hacia
como misionero, muere en 739 en Echternach 1200-1.210), Willehalm (hacia 1215), Tituret
(il. 200 y pág. 181). (hacia 1218), el .más grande, junto con Hart-
(Cf. Willibrordus, Echternacher Festschrift, mann von Aue y Gottfried de Strasburgo. Es
1940.) el más religioso y el más místico de los tres,
como lo testimonia especialmente toda la
orientación de su Parzival hacia el Grial (pá-
WOLFRAM VON ESCHENBACH gina 575).
Más que un Minnesanger, este bávaro (nacido (Cf. H. J. Koppitz, Wolframs R eligiositiil,
hacia 1170, muerto en 12'20), que cumple di- 1 959·)
ILUSTRACIONES
DEL DICCIONARIO
688
.s:·:~::·:~~~1~0i:~r 1
~.:;·.~·~~l; l:;~~
1'1 1 , U v-- u•! • J .1J,.1
•lw·,,.. · f...,} ·,. ~, t,
"b\ ¡ ,,,l.:r....
:,...¡,. . .. .,- •:..:.
-41 •~ \".•'··~· r .. r1
.-? fo.·.. " " ...... 1. ~.
.,.-.....,,,............ "
'}ll•: ll'"•' '-1 '
~~
1\ ¡¡ ¡-.0 ¡;,
·~ll. \ l .\ ;
..... t..r~ "
·;;.( ..: J 'l ·~O!'\ -
j.
L
- - --------
186
__, 188
r \kl·-tnr.n·· ·Vl\tl•n tf
-\-.¡111,iti.¡iu!i<.r
s.1.1hr.k~m.1 rr.ití1 {1
,"ai: ·\· .¡m.l li:l'ntl<•r.
f~Llltr.i•~'¡'°,it~1ln.l '\·h1bnJ
,,_ {,1m,lt1<\fllhm:-
l'''"1br .;(fük >t·1..11•1m mi.<.
·h¡m.lti,l'nfmr:
:)"•1.1hr-...idpc'\'h1btmo11.'\'
. ' f. '
.¡m.i !i.pnhm-;
r }'c•1.1hm-.ic~1thr.nt ~ 1'1llln
cmt•\..¡t1kl ti.¡;mfürr.
W;1.u.·rn:mi
t ¡•1.i.1t1r.ic ~hl
1'1rn ,;'~-11udfr.\111frccr.
~\.,
,\ \>
. , ·'"'\,.\
\ ' 1
'.
'-
l.._,
/·_
:r
190
191 192
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 186 A 202
Cava de la tierra y signo zodiacal de La siega: corte de los tallos a media al-
los peces. (Parma, Baptisterio.) tura, a fin de dejar altos rastrojos para
pasto de los rebaños. (Parma, Baptis-
190. MAYO. terio.)
Fusión del tema señorial del caballero
y del tema campesino de la poda de 192. AGOSTO.
los árboles por medio del hocino. (Par- Fabricación de toneles para la próxi-
ma, Baptisterio.) ma vendimia. (Parma, Baptisterio.)
MONEDAS DE ORO
La reanudación, en el siglo XIII, de la acuñación dt: monedas de oro va
acompañada por concesiones a las actitudes mentales frente a la moneda. El
simbolismo debe atenuar la reticencia que se opone al uso de la plata, salva-
guardar el carácter "prestigioso" de las piezas y, en ausencia de valor numérico
Indicado eri la pieza, proporcionar un punto de comparación y de referencia.
193 Y 194. EL ESCUDO DE ORO DE SAN 195 Y ig6. EL DUCADO DE ORO DE VE-
LUIS. NECIA.
689
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 186 A :102
SELLOS
A medida que se extiende la autoridad del escrito, el sello se convierte en
el signo de la autenticidad. Es la marca de soberanía. Señores, obispos, capítu-
los, ciudades y corporaciones luchan ásperamente por conquistar y defender su
derecho de sello, que va parejo al derecho de jurisdicción. Los temas sigilográ-
ficos son a menudo reveladores de realidades políticas y mentales.
690
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 203 A .\!14
CASTILLOS
Los castillos evolucionan entre el final del siglo X, en que aparecen los
primeros castillos de piedra, y el siglo XIV, en que se tornan mayores y de
estructura más compleja. Las partes consagradas a la habitación toman más
importancia. Asimismo, siguen la evolución general del arte y, por lo tanto, se
puede distinguir, por la técnica y la estética, los castillos románicos de los cas-
tillos góticos. No obstante, no dejan de responder a tres preocupaciones: el im-
perativo de la defensa (Los castillos fuertes), la necesidad de adaptarse a las con-
diciones topográficas (de donde deriva la diversidad de planos) y las razones de
prestigio (las torres tienen una significación social, tanto como una función
militar.
203. UNA TORRE DEL HOMENAJE (<<DON- constructora de los cistercienses en Ita-
JONn) CIRCULAR SOBRE UNA ELEVACIÓN lia del Sur) y los refinamientos de la
DEL TERRENO; RESTORMEL. decoración tomados de los castillos
Los normandos erizaron Inglaterra de principescos musulmanes. El espíritu
castillos, pero la piedra no reemplazó a ecléctico de Federico JI se pone de ma-
la madera sino en el curso del si- nifiesto en este edificio de asp·ecto se-
glo XII . El tipo habitual fue un ancho vero en el exterior y lugar ele delicias en
"donjon" circular, elevado sobre un el interior: "Dentro del cuadro gótico,
túmulo de tierra, esencialmente orga- atmósfera ele reino oriental" (A. Chas-
nizado para la defensa, con una entra- tel ). (Castel del M ante, A pulia.)
da estrecha y muy defendida. (Restor-
mel, Cornualles.) 205. UNA TORRE DEL HOMENAJE O «DON-
JONn; HOUDAN.
204. UN CASTILLO GÓTICO; CASTEL DEL He aquí una de esas torres que eriza-
MONTE. ban el dominio real y que los primeros
Castel del Monte fue edificado por Fe- Capetas encontraron grandes dificul-
derico JI hacia I240. Se trata de un tades en reducir. Construida de I IO 5
octógono regular, con torres también a IIJ7 por Amaury III, señor de Mon-
octogonales en los ángulos, de una ele- fort y conde de Mantes, era, ante todo,
vación de 24 metros. Incluso el patio un edificio militar: sólo se podía pe-
es octogonal. La disposición interior es netrar en él por el primer piso y por
notable: los conductos de agua y las medio de escaleras. Es una enorme
piezas recuerdan a la vez las salas ca- torre circular de quince metros de diá-
pitulares y las habitaciones conventua- metro, flanqueada por cuatro torreci-
les (Federico JI favoreció la acción llas dispuestas siguiendo los ángulos de
53
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 203 A 214
EXTERIORES ROMÁNICOS
El arte románico es diverso en sus tradiciones, sus oríg.enes y sus propósitos.
69.2
205
208
. 1 ..
EPÍGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 203 A 214
INTERIORES GóTICOS
Si la arquitectura románica es diversa, la arquitectura gótica que la con-
tinúa se desarrolla en una sola y única dirección. Contemporánea de la escolás-
tica, revela " la constancia, la continuidad y el vigor de un razonamiento" (Hen-
ri F ocillon ).
CAPITELES
El capitel es un elemento esencial en la decoración romanica y pone de
manifiesto el doble carácter de su escultura arquitectural, ya que somete las
figuras al cuadro en el que se insertan, y ornamental, en el sentido de que las
ordena siguiendo un propósito de conjunto. Esa doble preocupación está ins-
pirada por la mentalidad mágica que empuja al artista a llenar todo el espac'io,
a no dejar ningún vacío a las fuerzas del mal. Puesto que el arte románico debe
"hacer hablar a la Iglesia", el capitel románico es las más de las veces bas-
tante historiado y es una transición entre el capitel corintio, que la Antigüe-
dad ha legado a la Alta Edad Media, y el capitel gótico que vuelve gustosa-
mente, bajo una forma con frecuencia más "naturalista", al campo de lo no
figurativo.
695
54
EPíGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 215 A :¡30
696
219 220
224 226
EPÍGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES .: n5 A 230
PEREGRINOS
La gran peregrinación conduce a Santiago de Compostela, y la insignia del
santo, la concha, convertida en signo de los peregrinos, adorna los vestidos, las
casas y los m01iumentos en todos los caminos que llevan a Galicia. Se trata de
una concha abundante en las costas de la región, la concha venera, populari-
zada por el milagro de Santiago, según el cual salvó de ahogarse a un príncipe
arrastrado por su caballo desbocado al mar, de donde salió cubierto de conchas.
Los papas reservaron el monopolio de la venta de conchas a ciertos mercaderes
de Santiago, autorizados por el arzobispo para venderlas en el pórtico de la
catedral.
698
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 231 A 246
TESORO DE SAINT-DENIS
Los tesoros de las iglesias constituyen el lujo eclesiástico: homenaje a Dios,
objetos de prestigio, reserva económica que se empeña, vende· o hace fundir en
caso de necesidad.
Se hallan compuestos, en general, por objetos de arte, antiguos o árabes,
montados en el siglo XII y adornados de cabujones o de trozos de metal dorado
que tanto amaba el gusto bárbaro de la Edad Media.
Uno de los más ricos y célebres tesoros es el reunido por el abad Suger
para la basílica de Saint-Denis, a mediados del siglo XII. He aquí cuatro de las
principales piezas conservadas hasta nuestros días:
699
55
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 231 A 246
700
233 234
2 43
EPfGRAFES DE LAS ILUSTRACIONES 231 A 246
RELICARIOS
El orfebre ha sido constantemente requerido para la disposición y la con-
servación de las reliquias. Las formas son más diversas, más o menos apropiadas
a la naturaleza de la reliquia, la ornamentación más o menos libre. Pero lo pri-
mordial es la ri·queza: calidad de la primera materia, decoración sobrecargada.
l. OBRAS GENERALES
ALEMANIA
G. voN BELOW: D.er deutsche Staat des Mittelalters. 2.ª ed. Leipzig, 1925.
B. GEBHARDT: Handbuch der deutschen Geschichte. S.ª ed. Stuttgart, 1954-1960.
F. LuTGE: Deutsche Sozial und Wirtschaftsgeschichte. 2.ª ed. Berlín, 1960.
INGLATERRA
M. W. BERESFORD y J. K. S. SAINT-jOSEPH: Medieval England, an aerial survey.
Cambridge, 1958.
- The Oxford History of England. T. II-VI. Oxford, 1947-196i.
D. M. STENTON: English Society in the Early Middle Ages, ro66-I 307. 1952.
AUSTRIA
H. HANTSCH: Die Geschichte Osterreichs. 4.ª ed., t. I. Viena, 1959·
BÉLGICA
R. DOEHAERD: L'Expansion économique beige au Mayen Age. Bruselas, 1946.
H. PIRENNE: Histoire de Belgique. T. I-III. Bruselas, 1909-1912. 3.ª ed. 1922.
BIBLIOGRAFfA DE ORIENT ACióN
ESPAÑA
M. DESFOURNEAUX: Les Franr;ai_s en Espagne aux XI• et XI/< siecles. París, 1949.
J. FoNT Rrns: Instituciones medievales españolas. Madrid, 1949.
MENÉNDEZ PrnAL (diversos autores dirigidos por): Historia de Esp,aña.
MENÉNDEZ PIDAL: La España del Cid. 2 vols. 1929.
VrcENS VrvEs: Historia social y económica de España y América.
T. I: Colonizaciones, feudalismo, América primitiva (s. vm-xn). Barcelo-
na, i957.
T. II: Patriciado urbano, Reyes CMólicos, descubrimiento de América (si-
glos xm-xrv-xv). Barcelona, 1957.
P. VrLAR: Histoire de l'Espagne. París, 1963.
FRANCIA
J. DHoNDT: Étude sur la naissance des principautés territoriales en France. Bru-
jas, 1948.
G. DuBY, R. MANDROU: Histoire de la civilisation franr;aise. T. l. París, 1958.
R. FAwTIER: Les Capétiens et la France. París, 1942.
F. LoT, R. FAwTIER: Histoire des Institutions franr;aises au Mayen Age.
T. I: Institutions seigneuriales. París, 1957. T. II: Institutions royales.
París, 1958. T. III: Institutions ecclésiastiques. París, 1962.
HUNGRJA
C. A. MACARTNEY: The Medieval Hungarian Historians. Cambridge, 1953.
ITALIA
G. LuzzArro: Storia economica d'Italia. T. I: L'antichitd e il Medio Evo.
Roma, 1949.
PA!SES ESCANDINAVOS
L. MussET: Les peuples scandinaves au Mayen Age. París, 195i.
POLONIA
W. HENSEL: Le~ origines de l'Etat polonais. Varsovia, 1960.
J. RuTKOWSKI: Histoire économique de la Pologne avant les partages. París,
1927.
Z. WoJCIECHowsKr: L'Etat polonais au Mayen Age. Histoire des Institutions.
París, 1949.
PORTUGAL
P. DAVID: Études historiques sur la Galice et le Portugal du V/6 au XIIº siecle.
Lisboa-París, 1957.
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
ESLAVOS
F. DvoRNIK: The Slavs. Their Early His_tory and Civilization. Boston, 1956.
FRANCIA (I)
P. CouRCELLE: Histoire littéraire des grandes invasions germaniques. 1948.
J. DANIELOU y H. l. MARRou: Nouvelle histoire de l'Eglise. T. I: D:es origines
a saint Grégoire le Grand. París, 1963.
CH. DAwsoN: Le Mayen Age et les origines de l'Europe. 1932, trad. fr. 1934
y 1960.
M. DEANESLY: Histoire de l'Europe du Haut Mayen Age (476 a 9II). Trad.
fr. 1958.
J. DÉcARREAUX: Les moines et la Civilisation. París, 1962.
A. DELÉAGE: La vie rurale en Bourgogne jusqu'au début du XIe siecle. 2 vols.
Macon, 1941.
H. FICHTENAU: L'Empire carolingien. Trad. fr. 1958.
J. FoNTAINE: Isidore de Séville et la culture classique dans l'Espagne wisigothi-
que. París, 1959.
A. GRABAR y C. NoRDENFALK: La peinture du Haut Mayen Age du IV< au XIº
siecle. 1957.
R. GROUSSET: L'Empire des stepp.es. 1934.
L. HALPHEN: Charlemagne et l'Empire carolingien. 1947.
C. HEITZ: Recherches sur les rapports entre architecture et liturgie l'époquea
carolingienne. 1963.
F. HENRY: L' art irlandais. 1963.
J. HuBERT: L' art préroman. París, 1938.
J. HunERT: L'architecture religieuse du Haut Mayen Age en France, 1952.
R. LATOUCHE: Les origines de l' économie médiévale (IV<-XI' siecles ). París, 1956.
C. LELONG: La vie quotidienne en Gaule a l' époque mérovingienne. 1963.
E. LESNE: Histoire de la propriété ecclésiastique en France. 6 vols. 1910-1943.
F. LoT: La fin du monde antique et le début du Mayen Age. 1917, nueva
ed. 195i.
E. MALE: La fin du paganisme en Gaule et les plus anciennes basiliques chré-
tiennes. 1950.
H. l. MARROu: Saint Augustin et la fin de la culture antique. 1938.
L. B. Moss: La naissance du Mayen Age (395-8I4). 1935, trad. fr. 196i.
G. PEPE: Le Mayen Age barbare en Italie. Trad. fr. 1956.
H. PIRENNE: Mahomet et Charlemagne, 1937.
P. RrcHÉ: Les invasions barbares. 1953.
(1) Bibliografía francesa (en la que se incluyen algunas traducciones) muy sumaria.
BIBLIOGRAf'fA DE ORIENTACióN
N. DANIEL: Islam and the West. The Making of an Image. Edimburgo, 1960.
J. EBERSOLT: Orient et Occident. Recherches sur les influences byzantines et
orientales en France pendant les croisades. París, 1954·
A. MALVEZZI: L'Islamismo e la cultura Europea. Florencia, 1956.
W. ÜHNSORGE: Abendland und Byzanz. Darmstadt, 1958.
R. W. SouTHERN: Western Views of Islam in the Middle Ages. Cambridge,
Mass., 1962.
Antike und Orient im Mittelalter. (Miscellanea Mediaevalia l.) Ed. P. Wilpert,
Berlín, 1962.
V. MARINA, VIAJES
P. HEINSIUS: Das Schiff der hansischen Frühzeit. Weimar, 1956.
M. MoLLAT: Histoire universelle des explorations. T. l. París, 1955.
J.-P. Roux: Les explorateurs au Mayen Age. París, 1961.
VII. DEMOGRAFÍA
X. CASTILLOS
XI. CRUZADAS
XII. TÉCNICAS
J.W. BALDWIN: The medieval Theories of the just Price. Filadelfia, 1959·
W. BEVERIDGE: Prices and wages in England: Xllth-X!Xth centuries. Londres,
1939. The Cambridge Economic History (M. M. PosTAN y H. J. HABAKKUK,
editores).
T. l. The agrarian life of the Middle Ages. Cambridge, 1941.
T. 11. Trade and industry in the Middle Ages. 1952.
T. 111. Economic organization and policies in the Middle Ages. 1963.
J. KuuscHER: Allgemaine Wirtschaftsgeschichte des MiJ;.telalters und der Neu-
zeit, 4.ª ed. Berlín, 1957.
B. NELSON: The Idea of Usury. From tribal brotherhood to universal other-
hood. Princeton, 1959·
711
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
J.T. NooNAN, JR.: The scholastic Analysis of Usury. Cambridge, Mass., 1957·
H. PrRENNE: Histoire économique et socia/e du Mayen Age (puesta al día por
H. VAN WERVEKE). París, 1963.
PH. WoLFF, F. MAURO: L 'age de l'artisanat, Vº-XVIIIº siecle. Histoire générale
du travail. T. II. París, 1960.
(1) Conviene también consultar el T . IV. G. FR 1\ NZ: G!'.ffhichte des B avernsla11drs, I !¡li ~ . -
N. del T.
712
BIBLIOGRAFfA DE ORIENTACióN
Les origines des villes polonaises, ed. P. FRANCASTEL. París-La Haya, 1960.
L'artisanat et la vie urbaine en Pologne médiéval.e. Varsovia, 1962 .
H. L. GANSHOF: Etude sur le développement des villes entre Loire et Rhin
au Mayen Age. París-Bruselas, 1943·
CH. HrcouNET: Histoire de Bordeaux. T. U: Bordeaux dans le Haut Mayen
Age. Burdeos, 1964.
P. LAVEDAN: Histoire de l'urbanisme. T. I, París,. 1959·
J. LESTOCQUOY : Les Vil/es de Flandre et d'Italie sous le gouvernement des
patriciens. París, 1952.
H. LuDAT: Vorstufen und Entstehung des Stiidtewesens in Osteuropa. Colonia,
1956.
L. MUMFORD: La cité a travers l'histoire. Trad. fr. 1964.
J. H. MuNDY y P. RrnsENBERG: The Medieval Town. Princeton, 1958.
N. ÜTTAKAR: Il comune di Firenze alta fine del Dugento. Florencia, 1926.
CH. PETIT-DUTAILLIS: Les communes fran~aises. Caracteres et évolutions, des
origines au XVIII• siecle. París, 1947.
H . PrRENNE: L.es villes et les institutions urbaines. París-Bruselas, 1939.
H. PLANITZ: Die deutsche Stadt im Mittelalter. Graz-Colonia, 1954·
J. PLESNER: L'emigration de la campagne a la ville libre de Florence au
XIIIº siecle. Copenhague, 1934·
Y. RENOUARD: Histoire de Flor.ence. París, 1964.
L. ROMERO: Ensayos sobre la burguesía medieval. Buenos Aires, 1961.
F. RoRrc: Die europiiische Stadt und die Kultur des Bürgertums im Mittelalter.
Gotinga, 1955·
J. ScHNEIDER: La vil/e de Metz aux XIII· et XIV· siecles. Nancy, 195º·
Stiidtwesen und Bürgertum als geschichtliche Kriifte. Gediichtnisschrift fü r
F. Rorig. 1953·
Storia di Genova. Universita degli studi, Istituto di storia medievale et moder-
na. Miscellana di storia ligure. Génova, 1958 y sigs.
Storia di Milano. Milán, 1953 y sigs.
Storia di Roma. Istituto di Studi romani. Roma, 1938 y sigs.
Storia di Venezia. Venecia, 1957 y sigs.
Studien zu den A nfiingen des europa¡schen Stiidtewesens. Vortriige und For-
schungen. T. IV. Constanza, 1958.
F. THIRIET: Histoire de Venise. París, 1952.
L. G. DE VALDEAVELLANo: Sobre los burgos y los burgueses de la España medie-
val. Madrid, 1960.
C. VroLANTE: La societa milanese nell'eta precommunale. Bari, 1953.
G. A. WrLLIAMS: Medieval London: from commune to capital. Oxford, 1963.
P. WoLFF: Histoire de Toulouse. Toulouse, 1958.
BIBLIOGRAFfA DE ORIENTACióN
XX. JUDfOS
S. W. BARON: Histoire d'Israel, vie sociale et religieuse. Trad. fr. T. II: Pa-
rís, 1957. T. III y IV: París, 1961.
B. BLUMENKRANZ: ]uifs et chrétiens dans le monde occidental (430-Io90 ). Pa-
rís, 1960.
B. BLUMENKRANZ: Les auteurs latins chrétiens du Mayen Age sur les ]uifs et le
juda"isme. París, 1964.
R. W . EMERY: The ]ews of Perpignan in the Xlllth century. Nueva York, 1959.
J. KATz: Exclusiveness and Tol erance. Studies in ]ewish. - Gentile relations
in Medieval and Modern Times . Oxford, 1961.
L. POLIAKOV: Histoire de l'antisémitisme. T. I: Du Christ aux ]uifs de la cour.
París, 1953.
G. G. ScHoLEM: Les grands courants de la mystique juive, la M erkaba, la Gnose,
la Kabbale, le Zohar, le sabbatianisme, le hassidisme. Trad. fr. París, 1950.
G. G. ScHOLEM: Ursprung und Anfiinge des Kabbala. Berlín, 1962.
J. TRACHTENBERG: The Devil and the ]ews. The medieval conc.eption of the
]ew and ist relations to modern antisemitism. Yale, 1943.
G. VAJDA: Introduction a la pensée juive du Mayen Age. París, 1964.
G. VAJDA: Recherches sur la philosophie et la Kabbale dans la pensée juive du
Mayen Age. París-La Haya, 1962.
BIBLIOGRAFfA DE ORIENT ACióN
XXI. PEREGRINACIONES
57
LA CIVILIZAClóN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
720
BIBLIOGRAFfA DE ORIENT ACION
721
LA CIVILIZAClóN DEL OCCIDENTE MEDIE VAL
722
BIBLIOGRAFÍA DE ORIENT ACióN
XXVIII. HEREJfAS
A. BoRST: Die Katharer. Stuttgart, 1953 .
N. CüHN: The Pursuit of the Millenium, 1957. Nueva edición 1962. Trad. fr.:
Les fanatiques de l'A pocalypse. París; 1962.
E. DuPRÉ THESEIDER: lntroduzione alle eresie medioevali. Bolonia, ig-s3.
H. GRUNDMANN: Religiose Bewegungen im Mittelalter. 1935. Nueva ed. 1961
H. GRUNDMANN: Ketzergeschichte des Mittelalters. Gotinga, 1963.
G. KocH: Frauenfrage und Ketzertum im Mittelalter. Berlín, 1962.
R . MANSELLI: L'eresia del male. Nápoles, 1963.
R. MoRGHEN: Medio Evo cristiano. 1951. Nueva ed. 1961.
R. NELLI: Spiritualité de l'hérésie: le catharisme. Toulouse, 1953.
R. NELLI: Ecritures cathares. París, 1959.
R. NELLI: Le phénomene cathare. Toulouse, 1964.
S. RuNcIMAN: Le manichéisme médiéval. Trad. fr. París, 1959.
H. SüDERBERG: La religion des Cathares. Etude sur le gnosticisme de la basse
Antiquité et du Moyen Age. Upsala, 1949.
E. WERNER: Die gesellschaftlichen Grundlagen der Klosterreform im Ir. Jahr-
hundert. Berlín, 1953.
E. WERNER: Pauperes Christi. Studien zu social-religiosen Bewegungen ím
Zeítalter des Reformpapsttums. Leipzig, 1956.
XXX. VESTIDO
73 1
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
732
iNDICE DE ILUSTRACIONES
77. Los instrumentos del Diablo: la música profana y la mujer. (Foto Archivos
fotográficos. París.)
78. La mujer, instrumento del Diablo. (Foto Archivos fotográficos. París.)
79. Las víctimas terrestres del Demonio: una posesa. (Foto Prof. Tommasoli
Fu Filippo. V erona.)
So. Dios: el Cristo sufriente y el Descendimiento. (Foto ]. Roubier.)
81 y 82. Dios sufriente y Dios triunfante. (N.º Sr: Foto Giraudon. N. 0 82:
Foto Archivos fotográficos. París.)
83. El Dios de los teólogos: la Trinidad. (Foto Bildarchiv. Marburgo.)
84. Cristo Salvador: el Cristo en el Árbol de la Vida. (Foto Biblioteca del
Estado Bávaro. M unich.)
85. Un rey taumaturgo: Eduardo el Confesor. (Foto University Library.
Cambridge.)
86. Los ángeles: ángeles de la Resurrección. (Foto Mas. Barcelona.)
87. Los ángeles: el ángel exterminador. (Foto Archivos fotográficos. París.)
88. Los ángeles: el arcángel de la elección eterna, San Miguel. (Foto Mas.
Barcelona.)
89. La angustia de la salvación: el temido tiempo del Anticristo. (Foto Biblio-
teca Nacional. París.)
90. La angustia de la salvación: el Cristo Salvador. (Fo to Instituto Nacional
de Conservación de Monumentos. Praga.)
91. La angustia de la salvación: la resurrección de los muertos. (Foto Fototeca
Alemana. Dresde.)
92. Economía rural: el arado con ruedas. (Foto Prof. Tommasoli Fu Filippo.
Verana.)
93. Economía rural: molinos. (Foto Biblioteca Real. Bruselas.)
94. Economía rural: un tiro de bueyes. (Foto British Museum. Londres.)
95. Economía rural: la viña. (Foto ND. Giraudon.)
96. Economía rural: la siega. (Foto Museo Nacional Renano. Bonn.)
97. Economía rural: la vendimia. (Foto ]. Roubier.)
98. Trabajo de la madera: constructores de navíos. (Foto Giraudon.)
99. Una industria medieval: la construcción. (Foto Archivos fotográficos.
París.)
lOO y 101. Una industria medieval: la construcción. (Foto Biblioteca del
Monasterio de Monte Cassino.)
102. El progreso de la navegación:· el timón de charnela. (Foto Staatsarchiv.
Hamburgo.)
733
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
734
íNDICE DE ILUSTRACIONES
130. Los excluidos: (( D anza de los ahorcados» . (Foto Pierpon Margan Library.
Nueva York.)
MENTALIDADES Y SENSIBILIDADES
735
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
152. Las artes liberales: Aristóteles. (Foto Ed. Arthaud. Op. E. Mas.)
153. El libro: un tesoro. (Foto Biblioteca Municipal. Saint-Omer.)
154. El libro: un instrumento. (Foto Archivos fotográficos. París.)
155. El pr-ogreso de la ciencia: la lección de anatomía. (Foto Biblioteca Nacio-
nal. París.)
156. La carne mortificada: la tentación de San Benito. (Foto Archivos fotográ-
ficos. París.)
157. Lejos del ascetismo: la despreocupación. (Foto Ed. Arthaud. Op. A. Fage.)
158. Justicia y crueldad: mutilaciones. (Foto Biblioteca Nacional. París.)
159. Desgracias y violencia: Job. (Foto Biblioteca Nacional. París.)
160. Placeres corporales: baño y festín. (Foto Biblioteca Angélica. Roma.)
161. Una nueva sensibilidad: la naturaleza y el sermón de San Francisco a los
pájaros. (Foto Corpus Christi College. Cambridge.)
CEREMONIAS Y JUEGOS
737
LA CIVILIZAClóN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
189. Febrero: cava de la tierra y signo zodiacal de los peces. (Foto Tasi.)
190. Mayo: fusión del tema señorial del caballero y del tema campesino de
la poda de los árboles por medio del hocino. (Foto Tasi .)
191. Junio: la siega: corte de los tallos a media altura, a fin de dejar altos ras-
trojos para pasto de los rebaños. (Foto Tasi.)
192. Agosto: fabricación de toneles para la próxima vendimia. (Foto Tosi .)
MONEDAS DE ORO
SELLOS
CASTILLOS
203. Una torre del homenaje (ccdonjon») circular sobre una elevación del te-
rreno: Restormel. (Foto Aerofilms Ltd. Londres.)
.204. Un castillo gótico: Castel del Monte. (Foto E . Boudot-Lamotte.)
205. Una torre del homenaje o ccdonjon»: Houdan. (Foto E. Boudot-Lamotte.)
206. Un castillo evolucionado: Beaumaris. (Foto A irviews Ltd. Manches ter
Airport.)
tNDICE DE ILUSTRACIONES
EXTERIORES ROMANICOS
INTERIORES GóTICOS
CAPITELES
739
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
PEREGRINOS
TESORO DE SAINT-DENIS
740
tNDICE DE ILUSTRACIONES
RELICARIOS
ILUSTRACIONES EN COLOR
74 1
CUBIERTAS
INDICE DE MATERIAS
CAPÍTULO DE GRACIAS. 7
ADVERTENCIA DEL EDITOR . 9
PREFACIO 11
INTRODUCCIÓN
I. LA EVOLUCióN HISTóRICA
745
LA CIVILIZACióN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
La restauración otoniana 89
Renacimiento del siglo x 91
5. Plano de Opole 84
6. Plano de Trelleborg 84
7. Plano de Haithabu 85
Con el usión: el take off medieval, ¿llamada exterior
o fuerza interna? . 93
CAPÍTULO III. LA FORMACIÓN DE LA CRISTIANDAD (SIGLOS XI-XIII) 95
Expansión de la Cristiandad: el progreso de la cons-
trucción, los progresos agrícolas y demográficos 95
8. Mapa de Europa hacia el año Iooo 97
9. Plano del bosque de Rambouillet 98
IO. Plano del bosque de Saint-Denis 98
II . Plano de Altheim 99
I2. Plano de f ablonow 99
Expansión de la Cristiandad: cristianización al Norte
y al Este. Reconquista española. Cruzadas . 101
IJ. Mapa de las primeras Cruzadas 107
I4. Mapa de las Cruzadas del siglo Xlll 109
El renacimiento urbano . .111
I5. Plano de Génova lU
r6. Plano de París. 113
r7. Plano de Colonia 116
I8. Plano de Kalisz 116
I9. Plano de Lübeck 117
20. Plano del mercado de Lübeck 117
La renovación comercial 120
El desarrollo intelectual y artístico . 122
La Iglesia y la religión en la expansión de la Cris-
tiandad 123
2I. Mapa de la orden de Cluny en los siglos X y XI . 124
22. Mapa de la orden de Clteaux durante los siglos XII
y XIII . 126
23. Mapa de la orden dominica en IJOJ . u8
24 . Mapa de la orden franciscana hacia IJ44 129
La feudalidad occidental 134
Peripecias políticas: el sacerdocio y el Imperio 141
Peripecias políticas: los Estados 143
25. Mapa de Francia al advenimiento de Felipe Augus-
to (rr8o) 145
26. Mapa de Francia al advenimiento de Felipe VI de
Valois (I328) 147
fNDICE DE MATERIAS
747
LA CIVILIZACIÓN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
ATLAS HISTÓRICO
Mapa I. El Occidente geográfico . 499
Mapa II. Las invasiones 5°3
Mapa III. La expansión de Occidente (siglos XI-XII). 5°7
Mapa IV. El Occidente religioso 511
Mapa V. Los centros intelectuales del siglo XII 51 5
Mapa VI. El Occidente románico 51 7
Mapa VII. El Occidente gótico . 521
Mapa VIII. El Occidente económico a finales del si-
glo XIII .
749
LA CIVILIZAClóN DEL OCCIDENTE MEDIEVAL
TABLAS CRONOLÓGICAS
.:.