Ensayo Word

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 253

HISTORIR

ePRRR QUE?
Carlos Pere_yra
Luis Villoro
Luis Gonzolez
Jose Joaqufn Blanco
Enrique Florescano
Arnaldo Cordova
Hector Aguilar Camfn
Carlos monsiv6is
Adolfo G.ill_y
Guillermo Bonfil Batalla

)l()
siglo
veintiuno
eclitores
http://psikolibro.blogspot.com
,
HISTORIA, ip ARA QUE?

por

CARLOS PEREYRA* LUIS VILLORO


LUIS GONZALEZ* JOSE JOAQUIN BLANCO
ENRIQUE 1-'LORESCANO * ARNALDO CORDOVA
HECTOR AGUILAR CAMJN * CARLOS MONSIVAIS
ADOLFO GILLY* GUILLERMO BONFIL BATALLA

)I(I
siglo
veiltil.no
ecitores
http://psikolibro.blogspot.com

)J((I
siglo xxi editores, s.a. de c.v.
CERRO DEL AGUA 248, DELEGACIQN COYOAcAN, 04310, MEXICO, D.F

siglo xxi editores argentina, s.a.


TUCUMAN 1621, 7 N, C1050AAG, BUENOS AIRES, ARGENTINA

edicion al cuidado de cugenia huerta


portad4 de anhe.lo hmwldez

prima-a edicion, 1980


vigesintoprimera edici6n, 2005
Osiglo xxi editore11, s,a de c.v.
isbn 968-23-1023-7

derechos reservados conforme a la Jey


impreso y hecho en mexicolprinted and made in mexico
http://psikolibro.blogspot.com

1NDICE

ADVERTENCIA, por ALEJANDRA MORENO TOSCANO 7


HISTORIA, C:PARA QUE?, por CARLOS PEREYRA 9
EL SENTIOO DE LA HISTORIA, por LUIS VILLORO 33
DE LA M0LTIPLE UTILIZACI6N DE LA HISTORIA,
par LUIS GONZALEZ 53
EL PLACER DE LA HISTORIA, por JOSE JOAQU1N
BLANCO 75
DE LA MEMORIA DEL POPER A LA HISTORIA COMO
EXPLJCACI6N, por ENRIQUE FLORESCANO 91
LA HISTORIA, MAESTRA DE LA POLfTICA, por ARNALDO
CIJRDOVA 129
HISTORIA PARA HOY, por HECTOR AGUIUR CAMfN
145
L,\ PASION DE LA HISTORIA, por CARLOS MONSIVAIS
169
LA HISTORIA COMO CRfTICA O COMO DISCURSO DEL
PODER, por ADOLFO GILLy 195
HISTORIAS QUE NO SON TODAVtA HISTORIA, por
GUILLERMO BONFIL BATALLA 227

rs1
http://psikolibro.blogspot.com
http://psikolibro.blogspot.com
ADVERTENCIA

Enfrentados a la tarea de ordenar toneladas


de documentos, organizarlos, clasificarlos y
limpiarlos -literalmente- del polvo de los
tiempos, quienes colaboraron entre 1977 y
1980 con el Archivo General de la Nacion,
conocieron el entusiasmo, la rutina y algunas
veces la franca desesperanza. En muchas oca
siones se plante6 la duda: i,.Y para que va a
servir todo esto? Esa y otras preguntas seme jan
tes no s61o cuestionaban la funci6n y el papel
de los archivos: planteaban tambien problemas
acerca de! sentido y la funci6n de la historia.
Aun cuando los historiadores no parecen
poner en duda Ia utilidad o la 1egitimidad de
la historia, lo cierto es que pocas veces res
ponden expresamente a esas preguntas. Tam
poco se dispone de textos razonados que a
partir de distintas practicas y usos de la
historia den cuenta del porque y el para que
se rescata, se ordena y se busca explicar el
pasado. Para comenzar a llenar esas lagunas
el Archivo General de la Nacion invit6 a un
grupo de historiadores y escritores a dar res
puesta a esas preguntas. Los ensayos que
prepararon con ese fin forman el cuerpo de
este libro, que ahora publica Siglo XXL

ALEJANDRA MORENO TOSCANO


http://psikolibro.blogspot.com
http://psikolibro.blogspot.com

CARLOS PEREYRA

""""'
HISTORIA, i,PARA QUE?
http://psikolibro.blogspot.com
http://psikolibro.blogspot.com

Cuando se interroga por la finalidad de Ia in


vestigaci6n hist6rica quedan planteadas cues
tiones cuya conexi6n intima no autoriza a
confundirlas. La pregunta ihistoria para que?
pone a debate de manera explicita el proble
ma de la funci6n o utilidad del saber hist6rico.
Sin embargo, coma lo vio acertadamente
Marc Bloch, con tal pregunta tambien se abre
el asunto de 1a legitimidad de ese saber. Se
recordara el comienzo de la Apologie pour
l'histoire: " 'Papa, explicame para que sirve
la historia', pedia hace algunos afios a su
padre, que era historiador, un muchachito
allegado mio... algunos pensaran, sin duda,
que es una formula ingenua; a mi, por el con
trario, me parece del todo pertinente. El pro
blema que plantea. . . es nada menos que el
de Ia legitimidad de la historia." 1 Se trata
de cuestiones vinculadas pero discernibles:
unos son los criterios conforme a los cuales
el saber hist6rico prueba su legitimidad te6-
rica y otros, de naturaleza diferente, son los
rasgos en cuya virtud este saber desempefia
cierta funci6n y resulta util mas alla del piano
cognoscitivo. Por ello aclara Bloch parrafos
adelante que "el problema de la utilidad de
la historia, en sentido estricto, en el sentido
'pragmatico' de la palabra util, no se confun-
1 Marc Bloch, Introducci6n a la historia, Mexico,
Fondo de Cultura Econ6mica, 1972.
[11]
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
12 CARLOS PEREYRA
http://psikolibro.blogspot.com
de con el de su legitimidad, propiamente in
telectual".
No siempre se mantiene con rigor 1a dis
tinci6n entre legitimidad y utilidad; nada hay de
extrafio en ello pues desde antiguo ambas
aparecen entremezcladas. En las primeras
paginas de la Guerra del Peloponeso, Tuci dides
escribe: "aquellos que quisieren saber la
verdad de las cosas pasadas y por ellas juz gar
y saber otras tales y semejantes que
podnin suceder en adelante, hallaran util y
provechosa mi historia; porque mi intencion
no es componer farsa o comedia que de placer
par un rato, sino una historia provechosa que
dure para siempre". Este pasaje muestra has ta
que grado estaba convencido Tucidides de que
su intenci6n (elaborar una historia pro vechosa)
se realizaria en la medida en que la
investigacion pennitiera "saber la verdad de
las cosas pasadas". En este caso verdad y
utilidad son mutuamente correspondientes porque
se parte del supuesto de que el cono cimiento de
ciertos fen6menos constituye una guia para
comportarse cuando ocurran de nuevo cosas
semeja11tes. Una larga tradici6n encuentra el
sentido de la investigaci6n his t6rica en su
capacidad para producir resul tados que operen
como guia para la acci6n. La eficacia del
discurso hist6rico (como, en general, de las
distintas formas <lei discurso cientifico) no se
reduce a su funci6n de co nocimiento: posee
tambien una funci6n social cuyas modalidades no
son exclusiva ni pri mordialmente de caracter te6
r ico . Sin ningu na duda, pues, el estudio del
movimiento de la sociedad, mas alla de la
validez o \egiti midad de los conocimientos que
genera, aca rrea consecuencias diversas para
las confron·

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com

HISTORIA, i PARA QL'E? 13

taciones y luchas del presente. No hay discurso


hist6rico cuya eficacia sea puramente cognos
citiva; todo discurso hist6rico interviene (se
inscribe) en una determinada realidad social
donde es mas o menos util para las distintas
fuerzas en pugna. Ello no conduce, sin em
bargo, a medir con el mismo rasero las cua
lidades te6ricas de un discurso hist6rko (su
legitimidad) y su funcionamiento en el debate
social: su utilidad ideol6gico-politica no es
una magnitud directamente proporcional a
su validez te6rica. Es preciso no incurrir,
como lo advierte Hobsbawm, en la "confu
sion que se hace entre las motivaciones ideo
l6gicas o politicas de la investigaci6n o de su
utilizaci6n y su valor cien tif ico". 2
La tendencia a identificar utilidad y legi
timidad del discurso hist6rico tiene con fre
cuencia su origen en la idea de que la historia
sigue un curso ineluctable: los historiadores
procuran entonces formular reglas de con
ducta -en los comienzos, por ejemplo, de
esta disciplina en Grecia y Roma- porque
se presupone la repetici6n de] proceso con
forme a ciertas pautas establecidas de una
vez por todas. La confianza en que hay una
vinculaci6n directa e inmediata entre cono
cimiento y acci6n se apoya en la creencia de
que la comprensi6n del pasado otorga pleno
manejo de la situaci6n actual: de ahi el
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
peculiar caracter pragmatico de la indaga
ci6n hist6rica tradicional. Esa identificaci6n
tambien se origina a veces en el convenci
miento de que unos u otros grupos sociales
2 Eric J. Hobsbawm, "De la historia social a la

historia de la sociedad", en Tendencias act11ales de


la historia social y dcmogrdfica, Mexico, SepScten tas,
1976.

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
14 CARLOS PEREYRA

extraen provecho de la interpretaci6n hist6-


rica y de que, en este sentido, la captaci6n
intelectual del pasado desempeiia cierto papel
en la coyuntura social dada. Debiera ser cla
ro, sin embargo, que el provecho extraido es
independiente de la validez del relato en cues
ti6n; utilidad y legitimidad no son, en conse
cuencia, magnitudes equivalentes.
Se puede convenir, por tanto, con el modo
en que Bloch plantea el asunto: ''i que es
justamente lo que legitima un esfuerzo inte
lectual? Me imagine que nadie se atreveria
hoy a decir, con los positivistas de estricta
observancia, que el valor de una investigaci6n
se mide, en todo y por todo, segun su aptitud
para servir a la acci6n ... aunque la historia
fuera eternamente indiferente al homo faber
o al homo politicus, bastaria para su defensa
que se reconociera su necesidad para el pleno
desarrollo del homo sapiens." Tai vez sea pre
ferible decirlo en otros tenninos: sin negar,
por supuesto, el impacto de la historia que
se escribe en la historia que se hace, la apro
piaci6n cognoscitiva del pasado es un obje
tivo valido por sf mismo o, mejor todavia, la
utilizaci6n (siempre presente) ideol6gico-po
Htica del saber hist6rico no anula la signifi
caci6n de este ni le confiere su (mico sentido.
La utilidad del discurso hist6rico no desvirtua
su legitimidad, es cierto, pero esta no se
reduce a aquella.
No obstante, al parecer hay cierto apresu
ramiento en la opinion de Bloch segun la cual
"nadie se atreveria hoy a decir que el valor
de una investigaci6n se mide segun su aptitud
para servir a la acci6n". Chesneaux, por ejem
plo, se atreve y, mas aun, encuentra en esa
tesis -de Bloch un ejemplo del
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
intelectualismo

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
HJSTORIA, C:PARA QUJi? 15

profundamente arraigado en los historiadores


de oficio quienes distinguirian, segun este
reproche, entre la historia-asunto de los po
liticos y la historia a cargo de los historia
dores. El argumento de autoridad que ofrece
Chesneaux a favor de su posici6n es tan in
consistente como son siempre los argumentos
de esta indole. "Marx no consider6 jamas el
estudio del pasado como una actividad inte
lectual en si, que tuviera su fin en si misma,
enraizada en una zona aut6noma del conoci
miento. . . lo que contaba para el era pensar
hist6ricamente, politicamente el estudio del
pasado no era para Marx indispensable sino
al servido del presente. . . su opci6n era po
litica: el conocimiento profundo y sistema tico
del pasado no constituye un fin en si mismo.
Marx no era un 'historiador marx.is ta', pero si
ciertamente un intelectual revo lucionario." 3
No hace falta colocarse en una endeble
posici6n intelectualista para advertir que la
perspectiva del intelectual revolucio nario no
agota la raz6n de ser de la inves tigaci6n
hist6rica.
En efecto, frente a quienes suponen (con
base en una confusa noci6n de objetividad
donde esta se vuelve sin6nima de neutralidad
ideologica) que Ia (mica posibilidad de cono
cimientos objetivos en el ambito de la his
toria esta dada por el confinamiento de la
investigaci6n en un reducto ajeno a la con
frontaci6n social, es imprescindible recordar
el fracaso del proyecto te6rico encandilado
con la tarea ilusoria de narrar lo sucedido
wie es eigentlich gewesen ist. Ranke tuvo
motivos suficientes para reaccionar a media-
Jean Chesneaux, 1_Hacemos tabla rasa del pasa
do? Mexico, Siglo XXI, 1977.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
16 CARLOS PEREYRA

dos del siglo pasado contra la tradicional


historia moralista y pedagogica, apostando a
favor de un programa ceiiido a contar lo que
realmente aconteci6. Es claro, sin embargo,
que no hay descripci6n (ni siquiera observa
cion) posible fuera de un campo problema
tico y de un aparato te6rico, los cuales se
estructuran en un espacio en cuya delimita•
ci6n intervienen tambien las perspectivas
ideol6gicas. La confianza ingenua en la lec tura
pura de los documentos y en el ordena miento
aseptico de los datos fue tan solo un estadio
pasajero en Ia formaci6n de la ciencia
hist6rica. Se vuelve cada vez mas insosteni ble
la pretension de desvincular la historia en
la que se participa y se toma posici6n de
1a historia que se investiga y se escribe. En
definitiva, "1a funcion del historiador no es ni
amar el pasado ni emanciparse de el, sino
dominarlo y comprenderlo, coma clave para la
comprensi6n del presente". 4
Ahora bien, el enfasis requerido para sa
lirle al paso a las actitudes farisaicas in
clinadas a elaborar un discurso hist6rico pre
tendidamente aislado de 1a vida social en
curso, no tiene por que conducir al esquema
reduccionista segun el cual todo el sentido
del conocimiento historico esta supeditado a
las urgencias ideol6gico-politicas mas inme
diatas. El academicismo cree encontrar en
la doctrina de la neutralidad ideol6gica un
refugio para preservar el saber contra los
conflictos y vicisitudes del momenta y, en
rigor, solo consigue mutilar la reflexion
arrancandole sus vasos comunicantes ron la
principal fuente de estimulo intelectual: ter-
• E. H. Carr, cOue cs la historia?, Barcelona, Seix
Barra!, 1969.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
IIISTORIA, ('.PARA out:? 17

mina, a fin de cucntas, por asumir de rnanera


vergonzante las formas ideologicas mas cha tas
y reblandecidas. Lucien Febvre se burla con
raz6n de esta actitud: "demasiados his
toriadores, bien formados y conscientes (eso
es lo peor) . . . hacen historia de la misma
manera que tapizaban sus abuelas. Al punti
llo. Son aplicados. Pero si se !es pregunta el
porque de todo ese trabajo, lo mcjor que
saben responder, con una sonrisa infantil,
es Ia candida frase de] viejo Ranke: 'para
saber exactamente coma pas6'. Cun tudo de
talle, naturalmente."" El rechazo de la his
toria como mero afan de curiosidades no
autoriza, sin embargo, a diluir su funcion
cognoscitiva en la voragine de las luchas so
ciales.
Ya se sabe d6nde suele descmbocar la re
flexion presidida por la idea -segun la
formula empleada por Chesneaux- de que
"el estudio del pasado no es indisnensable
sino al servicio de! presente". Cuando se di
suelve por completo la l6gica propia de]
discurso hist6rico en los zigzagueos de la
opci6n politica inmediata, entonces no pue den
extrafiar ocultamientos, silencios v defor
maciones: elementos triviales de info macion
se vuelven tabu (el papel de Trotski en la
Revoluci6n rusa, par ejemplo), areas enteras
del proceso social se convierten en zonas pro
hibidas a la investigaci6n, falsedades burdas
pasan por verdades evidentes de suyo, etc. El
hecho de que el saber hist6rico esta siempre
y en todo caso conformado tambien por la
lucha de clases, ya que "la ciencia se hace en
la vida misma y par gentes que trabajan
5
L. Febvre, Combat es por la historia, Barcelona,
Ariel, 1970.

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
18 CARWS PEREYRA

en ese momento. . . esta ligada a traves de


mil sutilezas y complicados lazos a todas las
actividades divergentes de los hombres"
(Febvre), no basta para simplificar )as cosas
y abogar por una historia convertida en apo
logetica de una plataforma ideol6gica circuns
tancial como ocurre sin remedio alli donde la
funci6n cognoscitiva de la practica te6rica es
anulada en aras de su funcion social en una
coyuntura dada.

II

Durante largo tiempo la historia fue conce


bida coma si su tarea consistiera apenas en
mantener vivo el recuerdo de acontecimientos
memorables segun criterios que variaron 'en
las distintas formaciones culturales. La fun
ci6n de esta disciplina se limit6 primeramente
a conservar en la memoria social un conoci
miento perdurable de sucesos decisivos para
la cohesion de la sociedad, la legitimaci6n de
sus gobernantes, el funcionamiento de las ins
tituciones politicas y eclesiasticas asi como
de Jos valores y simbolos populares: el saber
hist6rico giraba alrededor de ciertas image nes
con capacidad de garantizar una (in) formaci6n
compartida. Casi desde el princi pio la historia
fue vista tambien como una colecci6n de
hechos ejemplares y de situacio nes
paradigmaticas cuya comprensi6n pre para a
Jos individuos para la vida colectiva. De ahi
la antigua tendencia, ya mencionada, a solicitar
de ]a historia que gufe nuestra ac ci6n. A
finales del siglo pasado, sin embargo, ya
apareda como "ilusi6n pasada de moda creer
que la historia proporciona ensefianzas
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
HISTORIA, iPARA QUO 19

practicas para guiarse en la vida (historia


magistra vitae), lecciones de inmediato pro
vecho para individuos y sociedades. Las
condiciones en que se producen los actos
humanos son raras veces suficienteinente se
mejantes de un modo a otro para que las
'lecciones de la historia' puedan ser aplicadas
directamente." A
Si bien, para indicar algunos nombres, Po
libio y Plutarco escribieron a fin de ensefi.ar,
con el animo de ofrecer soluciones a las
necesidades practicas de las generaciones pos
teriores, esa idea pedag6gica de la historia dio
paso a otra concepci6n centrada en el supues
to basico de que Ja historia posibilita la
comprension del presente "en tanto -coma
lo formulan Langlois y Seignobos- explica
los orfgenes de) actual estado de cosas". En
efecto, puesto que toda situaci6n social es re
sultado de un proceso, ningun conocimiento
de tal situaci6n puede producirse al margen
de] estudio de sus fases de formaci6n: el
conocimiento de las circunstancias a partir
de las cuales se gesta una coyuntura hist6rica
es indispensable para captar las peculiarida des
de esta. Las entidades y fen6menos que se
pueden discemir en el movimiento de la
sociedad constituyen una realidad caracteri
zable en terminos de proceso y sistema. En
tal sentido parece incuestionable una respues ta
que se incline a favor de la primera opci6n en
la alternativa presentada por Bloch: "cha bra
que considerar el conpcimiento de! perio do
mas antiguo como necesario o superfluo para
el conocimiento de] mas reciente ?"
6 C. V. Langlois y C. Seignobos, lntrod11cci6n a
los estl.(dios hist6ricos, Buenos Aires, La Pleyade,
1972
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
20 CARLOS PEREYRA

Se estaria tentado a creer que superflua


es la pregunta misrna por cuanto es impen
sable la inteligibilidad de un momenta his
t6rico fuera de los lazos que lo vinculan con
las momentos precedentes . Sin embargo, los
ex:cesos del evolucionismo obligan a matizar
la cuestion. Par ello afirma Marx que la es
tructura anat6mica del hombre es la clave
de Ia disposicion organica del mono y no al
reves como seria mas facil suponer. Dos
planteamientos aparecen implicados en esta
indicaci6n: uno refiere al hecho de que en
un nivel de complejidad no se encuentran Jos
elementos suficientes para explicar un piano
de mayor complejidad y otro subraya que la
genesis de una realidad no basta para expli
car su funcionamiento. Se entiende, en con
secuencia, por que formula Bloch ese inte
rrogante asi coma su reacci6n contra el mito
de los origenes. "La explicacion de Io mas
proximo por lo mas lejano ha dominado a
menudo nuestros estudios. . . este idolo de
la tribu de ]os historiadores tiene un nombre:
la obsesi6n de los origenes. . . en el vocabu
lario corriente los origenes son un comienzo
que explica. Pear aim: que basta para expli
car. Ahi radica la ambigiiedad, ahi esta el
peligro." Si bien para todo fen6meno social
el conocimiento de sus origenes es un rno
mento imprescindible del analisis y un com
ponente irrenunciable de la ex:plicacion, esta
no se agota aqui: saber c6rno algo lleg6 a ser
lo que es no supone todavia reunir los elemen
tos suficientes para explicar su organizacion
act ual .
Ninguna respuesta a las preguntas que hoy
pueden formularse respecto a la situaci6n
presente es posible en ausencia del saber his-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
HISTORIA, iPARA QUE? 21

t6rico. Mientras mas confusa y ca6tica apa


rece una coyuntura dada, como es el caso
de esta que se vive a comienzos de los aii.os
ochenta, mas contundente es el peso de la in
vestigaci6n hist6rica en el esfuerzo por des
pejar tales caos y confusion. Guardar distan
cia conveniente para no extraviarse en la
obsesion de los origenes, no impide admitir
que solo es posible orientarse en las compli
caciones del periodo contemporaneo a partir
del mas amplio conocimiento del proceso que
condujo al mundo tal y como hoy es. Quienes
participan en la historia que hoy se hace estan
colocados en mejor perspectiva para interve
nir en su epoca cuanto mayor es la com
prensi6n de su origen. Planteada asi la fun
ci6n central de la historia, resulta claro que
el estudio de los ultimos cien afios tiene mas
repercusiones que el de los siglos y milenios
anteriores. Sin embargo, con mas frecuencia
de lo que pudiera creerse en primera instan
cia, aspectos fundamentales de la forma actual
de la sociedad se entienden con base en fac
tores de un pasado mas o menos lejano. Tai
vez por ello no tiene ningun empacho Febvre
en escribir: "yo defino gustosamente la histo
ria como una necesidad de la humanidad -la
necesidad que experimenta cada grupo huma
no, en cada momenta de su evoluci6n, de bus
car y dar valor en el pasado a Ios hechos, Ios
acontecimientos, las tendencias que preparan
el tiempo presente, que permiten compren
derlo y que ayudan a vivirlo".
El impacto de la historia no se localiza so
lamente, por supuesto, en el piano discursivo
de la comprensi6n del proceso social en curso.
Antes que nada impregna la practica misma
de los agentes, quienes actuan en uno u
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
22 CARLOS PEREYRA

otro sentido segun el esquema que la his


toria les ha conformado del movimiento de
la sociedad. La actuacion de esos agentes esta
decidida, entre otras cosas, por su vision del
pasado de la comunidad a la que pertenecen
y de la humanidad en su conjunto. Los grupos
sociales procuran las soluciones que su idea
de la historia les sugiere para las dificultades
y conflictos que enfrentan en cada caso. Por
ello el saber hist6rico no ocupa en la vida
social un espacio determinado solo por consi
deraciones culturales abstractas sino tambien
par el juego concreto de enfrentamientos y
antagonismos entre clases y naciones. Pocas
modalidades del saber desempeiian un papel
tan definitivo en la reproduccion o transfor
macion del sistema establecido de relaciones
sociales. Las fonnas que adopta la enseiianza
de la historia en las niveles de esco1aridad
basica y media, la difusion de cierto saber
historico a traves de las medias de comunica
cion masiva, Ja inculcacion exaltada de unas
cuantas recetas generales, el aprovechamien
to mediante actos conmemorativas oficiales
de los pasados triunfos y conquistas popula
res, etc., son pruebas de la utilizacion ideo
logico-politica de la historia. "Nuestro cono
cimiento del pasado es un factor activo del
movimiento de la sociedad, es lo que se ven tila
en las luchas politicas e ideologicas, una zona
violentamente disputada. El pasado, el
conocimiento historico pueden funcionar al
servicio del conservatismo social o al servicio
de las luchas populares. La historia penetra
en la lucha de clases; jamas es neutral, _iamas
permanece al margen de la contienda" (Ches
neaux).
No es frecuente encontrar entre las histo-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
HISTORIA, tPARA QUE? 23

riadores una sensibilidad perceptiva de las


irnplicaciones que tiene su actividad profe
sional en la vida social y politica. Todo ocurre
corno si la evidencia ernpirica respecto a la
ornnipresencia del saber hist6rico en la vida
cotidiana representara para la mayoria de
los historiadores un rnotivo adicional que em
puja a buscar el deslinde entre las preocupa
ciones academicas v las vicisitudes del con
texto social. Sin embargo, tanto las clases
dominantes en las diversas sociedades coma
los grupos politicos responsables del poder
estatal, suelen invocar el pasado corno fuente
de sus privilegios. De ahi que, como sucede
con muy pocas modalidades del discurso te6-
rico, la historia es sametida a una intensa
explotaci6n ideol6gica. Si entre las cuestianes
basicas a plantear, Pierre Vilar incluye "l<:'
('.cual fue, cual es el papel hist6rico de la
historia coma ideologia? 2? t cual es ya, cual
podria ser el papel de la historia como cien
cia ?"; ello se debe a que, en efecto, la historia
se emplea de manera sistematica coma uno
de los instrumentos de mavor eficacia para
crear las condiciones ideol6gico-culturales que
facilitan el mantenimiento de las relaciones
de dominaci6n.
El papel de Ia historia como ideologia se
eleva como obstaculo formidable para la
realizaci6n de! papel de la historia coma cien
cia. Aunque tadas las formas del saber se
desarrollan ligadas a resartes ideol6gicos que
intervienen con vigor en la 5elecci6n de te
mas y enfoques como en la utilizaci6n pos
terior de los conocimientos, en el caso de la
historia la intervenci6n de esos resortes ha
7
Pierre Vilar, Historia marxista, historia en cons•
truccion, Barcelona, Anagrama, 1974.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
24 CARLOS PEREYRA

sido decisiva. No se trata, claro esta, de afir


mar que la mera presencia de mecanismos
ideol6gicos invalida par si misma la produc
ci6n de conocimientos y anula Ia posibilidad
de explicar el proceso social, pero si de ad
mitir que la elaboraci6n de una imagen del
pasado esta demasiado configurada por los
intereses dominantes en la sociedad. El Esta
do, por ejemplo, dispone de numerosos ca
nales mediante los cuales impone una version
del movimiento social id6nea para la preser
vaci6n del poder politico. "El control del pa
sado --escribe Chesneaux- y de la memo ria
colectiva por el aparato de Estado actua sobre
las 'fuentes'. Muy a menudo, tiene el caracter
de una retenci6n en la fuente. . . se creto de Ios
archivos, cuando no destrucci6n de los
materiales embarazosos. Este control estatal da
por resultado que lienzos enteros de Ia
historia del mundo no subsistan sino por lo
que de ellos han dicho o permitido de cir las
opresores. . . la ocultacion es uno de los
procedimientos mas corrientes en este
dispositivo de control del pasado por el po der.
El pasado es un importuno del que hay que
desembarazarse." Asi pues, es tarea de la
investigaci6n hist6rica recuperar el movi
miento global de la sociedad, producir cono
cimientos que pongan en crisis las versiones
ritualizadas del pasado y enriquecer el campo
tematico incorporando las cuestiones suscita
das desde la perspectiva ideol6gica del bloque
social dominado.

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
HISTORIA, iPARA QUE? 25

III

La progresiva madurez de las ciencias socia


les y la integraci6n de la historia en estas
acompaiian el abandono de cierta tradici6n
para la cual contaba la historia como un
genero literario. La investigaci6n historica
tambien se ha despojado cada vez mas del
lastre que suponia la idea de que su tarea
central consiste en dar preceptos practicos
para guiarse en la vida. Las fo:rmas del dis
curso hist6rico se apartan crecientemente de
esas pretensiones didacticas y literarias. Re
sulta aim mas compJicado, sin embargo, li berar
el saber hist6rico de las tendencias
apologeticas. Las dificultades para eliminar
esta carga provienen en buena parte del he cho
de que el conocimiento del pasado tiene su
punto de partida en el presente. La dis tinci6n
misma pasado/presente es hasta cier to punto
arbitraria: "la historia es una dia lectica de la
duraci6n; por ella, gracias a e1la, es el
estudio de lo social, de todo lo social, y par
tanto del pasado; y tambien, por tanto, del
presente, ambos inse parables". 8
Son en buena medida los acontecimientos
contemporaneos los que permiten profundi zar
en el conocimiento de] pasado. El estudio del
movimiento anterior de la sociedad se realiza a
traves del proceso en el cual est.in inscritos
quienes investigan. No se trata de sostener Ia
tesis del presentismo en el sentido de que toda
la historia es "historia contem poranea" por
cuanto cada generaci6n cons• truye su verdad
acerca del pasado. La his toria no seria
entonces sino un conjunto de
8 F. Braudel, La historia y las ciencias sociales,

Madrid, Alianza, 1968.


www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
26 CARLOS PEREYRA

interpretaciones de validez relativa, adecuada


cada una de ellas a la vision que en los su
cesivos presentes se tiene del pasado. Las
tendencias apologeticas se cubren, en defini
tiva, con el pretexto de que la historia ne
cesariamente interroga por las cosas que
sucedieron en tiempos anteriores a fin de
ofrecer respuestas a los problemas de hoy. En
la pendiente del pragmatismo inmediatista el
saber acaba teniendo validez segun su con
formidad con alguna finalidad circunstancial.
Sin asumir compromiso alguno con las tesis
relativistas, en cualquier caso es cierto que
no s6lo el conocimiento del pasado permite
la mejor comprensi6n del presente sino tam
bien, de manera reciproca, se sabe mejor que
investigar en el pasado si se posee un punto
de vista preciso respecto a la situaci6n que
se vive. "El pasado nos resulta inteligible a
la luz del presente y solo podemos compren
der plenamente el presente a la luz del pasa
do. Hacer que el hombre pueda comprender
la sociedad del pasado, e incrementar su do
minio de Ia sociedad del presente, tal es la
doble funci6n de la historia" (Carr).
El relativismo confunde el problema de los
criterios de verdad del conocimiento hist6-
rico con la cuesti6n de los m6viles que im
pulsan la investigaci6n, el desplazamiento de
las preocupaciones hacia unas u otras areas
de la totalidad social. la prefereocia por tales
o cuales temas, etc. La reflexion hist6rica
aparece como una tarea urgida precisamente
por las luchas y contradicciones que caracte
rizan a una epoca. La historia no se desen
vuelve exclusivamente en virtud de sus vacios
de conocimiento y de la progresiva afinaci6n
de sus hip6tesis explicativas, sino tambien
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
HISTORfA, iPARA QUE? 27

empujada por factores extrate6ricos salidos


de la lucha social misma. El estatuto cienti fico
del discurso no esta dado por su funci6n en
las pugnas contemporaneas, pero no se puede
hacer abstracci6n de que la historia
desempefta un papel destacado en la confron
tacion ideol6gica: las fuerzas polfticas se de
finen tambien por su comprension desigual y
contradictoria del desarrollo de la sociedad.
Los academicos que entienden su labor como
alga aislado de toda responsabilidad politica,
no pueden evitar que el resultado de sus in
vestigaciones tienda a desdibujarse: esto es
consecuencia natural de la separacion forzada
entre el saber hist6rico y el horizonte politico
en que ese saber se produce. Como lo recuer
da Chesneaux, "la reflexion historica es re
gresiva, funciona normalmente a partir del
presente, en sentido inverso del fluir del tiern
po, y esta es su raz6n de ser fundamental".
Es sintomatico oue en una sociedad coexis
tan de modo conflictivo definiciones contra•
puestas de su pasado. Ello no tiene que ver
solo ni primordialmente con la inmadurez
de la historia (coma proyecto analitico con
pretensiones explicativas y no de mero relato
descriptive) o con la pluralidad de modelos
te6ricos enfrentados: es tambien resultado
de la division social y del consiguiente ca
racter fragmentario de lo que interesa a las
diferentes corrientes recuperar en el pasado.
La existencia de un sistema de dominaci6n
sodal implica en si misma formas diversas de
abordar el examen de la realidad, incluido
el movimiento anterior de esta. Si, coma se
fiala Febvre, "organizar el pasado en funcion
del presente: eso es lo que podria denomi
narse funci6n social de la historia", entonces
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
28 CARLOS PEREYRA

no puede sorprender que compitan distintos


modos de organizar el pasado.

IV

La funci6n te6rica de la historia (explicar el


movimiento anterior de la sociedad) y su
funci6n social (organizar el pasado en funci6n
de las requerimientos del presente) son com
plementarias: el saber intelectual recibe sus
estimulos mas profundos de la matriz social
en permanente ebullici6n y, a 1a vez, los co
nocimientos producidos en la investigaci6n
hist6rica estan en la base de las soluciones
que se procuran en cada coyuntura. Esta com
plementariedad, sin embargo, no elimina las
tensiones y desajustes entre ambas funcio
nes. Asi, por ejemplo, la prolongada discusi6n
en torno al caracter nocivo o benefico de los
juicios de valor en el discurso hist6rico puede
ser vista coma indice de que tal complemen
tariedad no carece de fricciones. Parece obvio
que las interpretaciones hist6ricas incluyen
siempre juicios de valor y que ning(m apego
a la pretendida objetividad del data anula el
peso de los esquemas ideol6gicos en la na
rraci6n explicativa. La tendencia a rehuir las
juicios de valor para preservar una supuesta
pureza cientifica y evitar la contaminaci6n de
los ingredientes ideologicos, exhibe incom
prensi6n seria de cuales son los modos en
que interviene la ideologia en la producci6n
de conocimientos.
Ahora bien, cse justifica sin mas la antigua
tradici6n segu.n la cual junta con su tarea
informativo-analitica, la historia esta obliga da
a juzgar los acontecimientos y sus prota-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
HISTORIA, {PARA our1? 29

gonistas, o sea, acompafiar la descripcion v


explicacion de! proccso de sentencias lauda
torias o reprobatorias elaboradas desde cri
terios morales, nacionales o partidarios? Cier
ta orientacion positivista insisti6 tanto en la
neutralidad e imparcialidad propias de la
ciencia que, coma reacci6n justificada ante
esa actitud pueril, se da con frecuencia una
respuesta plenamente afirmativa a la cuestion
anterior_ Sin embargo, no s6lo las pretensio
nes de neutralidad son un obstaculo para el
desarrollo de la ciencia hist6rica. Tambien en
torpece este desarrollo la mania de enjuiciar
alli donde lo que hace falta es explicar. "Por
desgracia a fuerza de juzgar, se acaba casi
fatalmente por perder hasta el gusto de expli
car. Las pasiones del pasado, mezclando sus
reflejos a las banderias del presente, convier ten
la realidad humana en un cuadro cuyos colores
son unicamente el blanco y el negro" (Bloch).
Algunos se muestran inclinados a creer que
centrar el esfuerzo te6rico en sus prop6sitos
explicativos (incluyendo, si es preciso, la pre
ocupaci(m por el matiz) es un prurito inte
lectual del que ha de prescindirse para todo
fin practico. Esa creencia se apoya en la
idea de que la funcion social de la historia
exige una dosis de maniqueismo y obliga, por
ende, a identificar responsables (tanto cul
pables como heroes) de la marcha de las
cosas. El problema no radica, pues, en la per
misible combinaci6n en un mismo discurso
de argumentos explicativos y juicios de valor,
sino en el desplazamiento del discurso hist6-
rico de un campo problematico presidido por
la pregunta iPOr que? a otro donde el inte
rrogante clave es iquien es el culpable? o, en

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
30 CARLOS PEREYRA.

su caso, i_quien es el Mesias? Es mucho mas


facil centrar el examen del proceso social en
un micleo apologetico o denigrativo que bus
car en serio las causas inmedjatas y profun
das de los fen6menos hist6ricos. Se puede
localizar en el acervo de la h1storia, sin nin
guna dificultad, una abrumadora cantidad de
ejemplos de textos en los que el analisis es
sustituido por Ia glorificaci6n o satanizaci6n
de algun personaje. Esta actitud no puede
menos que empobrecer la funci6n te6rica de
la historia. Por ello se pronuncia Febvre con
tra el historiador-fiscal y sen.ala que "ya es
hara de acabar con esas interpretadones re
trospectivas, esa elocuencia de abogados y
esos efectos de toga. . . no, el historiador no
es un juez. Ni siquiera un juez de instruc
ci6n. La historia no es juzgar; es comprender
-y hacer comprender."
Si la mania de enjuiciar deriva con facili dad
en un obstaculo adicional para la expli caci6n
hist6rica, ello se debe a que tiende a ocultar la
constituci6n del mundo social: un proceso
formado por numerosos subprocesos
articulados entre si. Los juicios de valor in
hiben la recuperaci6n de las luchas, sacri ficios,
forcejeos, y contradicciones que inte gran el
movimiento de la sociedad y borran todo con
la tajante distinci6n entre 1os prin cipios del
bien y el mal. El achatamiento del esfuerzo
explicativo generado por la propen si6n a
juzgar limita la capacidad de pensar
hist6ricamente. Si, como le gusta recordar a
Vilar, no se puede "comprender los hechos"
mas que por la via de "pensarlo todo hist6-
ricamente", entonces es preciso ir mas alla
de la simple localizaci6n de aciertos y fraca
sos en la actividad de los hombres, para en-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
H !S TORI A , C:PARA QUO 31

contrar en los componentes economico-poli


ticos e ideol6gico-culturales de la totalidad
social la explicaci6n , incluso, de esos aciertos
y fracasos. Los juicios de valor sot'l inheren
tes a la funcion social de la historia pero
ajenos a su funci6n te6rica. Un aspecto deci
sivo de] oficio de la historia consiste, precisa
mente, en vigilar que la preocupaci6n por la
utilidad (politico-ideol6gica) de] discurso his
t6rico no resulte en detrimento de su legiti
midad (te6 rica) .
http://psikolibro.blogspot.com
http://psikolibro.blogspot.com

LUIS VILLORO

,..,._,
EL SENTIDO DE LA HISTORIA
http://psikolibro.blogspot.com
http://psikolibro.blogspot.com

Historia, lpara que? La primera respuesta


en acudir a la mente seria: la historia obe
dece a un interes general en el conocimiento.
Al historiador le interesa, como a cualquier
cientifico, conocer un sector de la realidad;
la historia tendria como objetivo el esclare
cimiento racional de ese sector. En este sen tido
el interes del historiador no diferiria del que
pudiera tener un entom6logo al estudiar una
poblaci6n de insectos o un botanico al
clasificar las diferentes especies de plantas
que crecen en una regi6n. lgual que al ento
m6logo o al botanico, al historiador le basta
esa afici6n por el conocimiento para justificar
su empefio. Sin duda asf sucede con cual
quier ciencia: se justifica en el interes general
por conocer, el cual cumple una necesidad
de la especie. Porque la especie humana re
quiere del conocimiento para lograr aquello
que en otras obtiene el instinto: una orienta
ci6n permanente y segura de sus acciones en
el mundo.
Con todo, quien diera esta respuesta co rreria
el riesgo de disgustar a mas de un his
toriador. Cualquier historiador pensaria que,
despues de todo, su disciplina tiene una rele
vancia para los hombres mayor que la de
un entom6logo, y que sus investigaciones,
aunque presididas por un interes en conocer,
estan motivadas tambien por otros afanes mas
vitales, ligados a su objeto. Una colonia de
[35}
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
36 LUIS VILLORO

abejas no puede despertar en nosotros, diria,


el rnismo tipo de interes que una colectividad
humana. Si logramos determinar el objeto al
que se dirige la atencion del historiador, fren•
te al que retiene la de otros cientificos, da
rfamos quiza con una diferencia especifica del
conocimiento hist6dco.
Un acercamiento podria ser: la historia
responde al interes en conocer nuestra situa
ci6n presente. Porque, aunque no se lo pro
ponga, la historia cumple una funci6n: Ia de
comprender eJ presente. Desde las epocas en
que el hombre empez6 a vivit en comunidad
y a utilizar un lenguaje, tuvo que crear in
terpretaciones conceptuales que pudieran ex
plicarle su situaci6n en el mundo en un mo
menta dado. En los pueblos primitivos el
pensamiento mitico tiene a menudo un sen
tido genetico. Muchos mitos son etiol6gicos:
intentan trazar el origen de una comunidad,
con el objeto de explicar por que se encuentra
en determinado lugar y en tales o cuales cir
cunstancias. Algunos pueblos invocan leyen
das para dar raz6n de la presencia de la
tribu en un paraje y de su veneraci6n par
algun lugar sagrado, por ejemplo: los prime
ros ancestros surgieron del fondo de Ia tierra
por una cueva situada en el centro del terri
torio de la tribu. Otros pueblos atribuyen su
origen a un antepasado divino, mas o menos
semejante al hombre, cuyas actividades, fun
dadoras de costumbres o instituciones, narran
los mitos. El totemismo tiene, entre otros
aspectos, el de rcmitir a la genesis de una
co1ectividad humana: hay clanes que nacieron
de un determinado animal, otros, de otro;
esto explica la peculiaridad de sus caracteres
y habitos. El origen de diferentes institucio-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
EL SENTIOO DE LA HISTORIA 37

nes, regulaciones y creendes suele tarnbien


seiialarse en acontecimientos que sucedieron
en un tiempo remoto . Asi, hay mitos para
explicar las relaciones de parentesco, que las
refieren a un momento en que se establecie
ron, leyendas que justifican el poder de ciertas
personas por alguna hazaiia de sus anteceso
res semihumanos, mitos que clan raz6n, por
sucesos del pasado remoto, de una emigra
ci6n, de la erecci6n de un poblado, de la pre
ferencia por una especie de caza, de un habito
alimenticio. Pareceria que, de no remitirnos
a un pasado con el cual conectar nuestro
presente, este resultara incomprensible, gra
tuito, sin sentido. Remitirnos a un pasado
data al presente de una raz6n de existir, ex
plica el presente.
Esta funci6n que cumplia el mito en las
sociedades primitivas la cumple la historia
en las sociedades desarrolladas. Un hecho
deja de ser gratuito al conectarse con sus
antecedentes. A menudo la conexi6n es inter
pretada coma una explicad6n y el antece dente
en el tiempo, coma causa. En historia se
suelen confundir las dos acepciones de la
palabra "principio". "Prjncipio" quiere decir
"primer antecedente temporal de una secuen
cia", "inicio", pero tambien tiene el sentido
de "fundamento", de base en que descansa Ia
validez o la existencia de algo, como cuando
hablamos de "los principios del derecho", o
"del Estado". La historia quiza nazca, como
lo hizo notar Marc Bloch, de lo que el llam6
"idolo de los origenes" o "idolo de los prin
cipios", es decir, de la tendencia a pensar
que al hallar los antecedentes temporales de
un proceso, descubrimos tambien los funda
mentos que lo explican.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
38 LUIS VILLORO

La historia naceria, pues, de un intento por


comprender y explicar el presente acudiendo
a los antecedentes que se presentan coma sus
condiciones necesarias. En este sentido, la
historia admite que el pasado da raz6n del
presente; pero, h la vez, supone que el pasado
solo se descubre a partir de aquello que ex
plica: el presente. Cualquier explicaci6n empi
rica debe partir de un conjunto de hechos
dados, para inferir de ellos otros hechos que
no estan presentes, pero que debemos supo
ner para dar raz6n de los primeros. Asi tarn
bien en la historia. El historiador pensara,
por ejemplo, que el Estado actual puede expli
carse por sus origenes, pero si se propane esa
tarea es justamente porque ese Estado existe,
en el presente, con ciertas caracteristicas que
plantean preguntas;. y son esas preguntas las
que incitan a buscar sus antecedentes. El
historiador tiene que partir de una realidad
actual, nunca de una situacion imaginaria;
esto es lo que separa su indagaci6n de la del
novelista, quien tambien, a menudo, escu drifi.a
en el pasado. Quiere esto decir que, a
]a vez que el pasado permite comprender el
presente, el presente plantea los interrogantes
que incitan a buscar el pasado. De alli que
la historia pueda verse en dos formas: como
un intento de explicar el presente a partir de
sus antecedentes pasados, o como una em
presa de comprender el pasado desde el pre
sente. Puede verse como "retrodkci6n", es
decir, como un lenguaje que infiere lo que
pas6 a partir de lo que actualrnente sucede.
Esta observaci6n podria ponernos en la pista
de una rnotivaci6n importante de la historia.
El historiador, al examinar su presente,
suele plantearle preguntas concretas. Trata
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
EL SENTIDO DE LA HIS10RIA 39

de explicar tal o cual caracteristica de su si


tuaci6n que le importa especialmente, porque
su comprensi6n permitira orientar la vida
en la realizaci6n de un prop6sito concreto.
Entonces, al interes general por conocer se
afiade un interes particular que depende de
la situaci6n concreta del historiador. Es cier
to que ese interes particular puede quedar
inexpresado, oculto detras de la obra; es
cierto tambien que a menudo puede perma•
necer inconsciente para el historiador, asun
to de psicologia, al margen de los metodos
hist6ricos empleados; pero aunque no este
dicho, se muestra en las preguntas -expli
citas o tacitas- que presiden la obra hist6-
rica. Asi, el intento por explicar nuestro pre
sente no puede menos de estar motivada
por un querer relacianado con ese presente.
Benedetto Croce describia asi la histaria: "el
acto de comprender y entender inducido por
las requerimientos de la vida practica". En
efecto, la histaria nace de necesidades de la
situaci6n actual, que incitan a comprender
el pasado par motivos practicos.
Si nos fijamos en esta relaci6n presente
pasado veremos c6mo son intereses particu
lares del histariador, que se originan en su
coyuntura hist6rica cancreta, las que suelen
moverlo a buscar ciertos antecedentes, de
preferencia a otros. A modo de ejemplos po
driamos recordar algunos momentos de la
historiografia. La historia politica con base
documental tiene sus inicios en historiadores
renacentistas italianos: ellos necesitaban in
dagar los antecedentes en que se basaban los
pequefios estados de la peninsula, con el ab
jeta de recomendar a los principes las medi
das eficaces para consolidarse. El comienzo
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
40 LUIS VILLORO

de una metodologia critica se encuentra en


historiadores y te6logos de Ia Reforma pro
testante. c:Por que en ellos? Porque querian
hacer de lado lo que consideraban aberracio
nes del catolicismo; habia que explicar par que
la Iglesia se habia corrompido y redescubrir
el mensaje autentico del Evangelia, para nor
mar sabre el sus vidas. Para ello tuvieron que
establecer metodos mas confiables, que per
mitieran discriminar entre los documentos
verdaderos y los falsos, someter a critica la
veracidad de los testigos, antiguos padres,
legisladores e historiadores de la Iglesia, de
terminar los autores y las fechas de elabo raci6n
de los textos. Para poder demostrar la
justeza de sus pretensiones tuvieron que intentar
un nuevo tipo de historia. Por mas utiles que
hayan sido al interes general de la ciencia,
las inicios de la crftica documen tal estuvieron
motivados par un interes par ticular de ·la vida
presente.
Pensemos en ejemplos mas cercanos a no
sotros. La historia de Mexico nace a partir
de la conquista. Los primeros escritos res
ponden a un hecho contemporaneo: el en
cuentro de dos civilizaciones; intentan mane
jarlo racionalmente para poder orientar la
vida ante una situacion tan desusada. De alli
los diferentes tipos de historia con que nos
encontramos. Los cronistas escriben con cier
tos objetivos precisos: justificar la conquista
o a determinados hombres de esa empresa,
fundar las pretensiones de dominio de la
cristiandad o de la Corona, dar fuerza a las
petidones de mercedes de los conquistadores
o aun de nobles indigenas. Otras obras tienen
fines distintos: las historias de las misione
ros estan dirigidas principalrnente a explicar
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
El. SENTIOO DE LA I IISTORIA 41

y Jegitimar la evangelizaci6n, esto es, la co


lonizaci6n cultural. Un examen superficial de
las historias escritas por misioneros basta
para percatamos de que responden a una
pregunta planteada por el presente: '- c6mo es
posible "salvar" a ese nuevo pueblo, es decir,
asimilarlo a los valores espirituales de la cris
tiandad? En el siglo xix el condicianamiento
de la historia par los requerimientos presen
tes es aun mas claro. Las historias que es criben
Bustamante, Zavala, Alaman estan re gidas par la
misma idea: urge rastrear en el pasado inmediata
las condiciones que expli quen por que la
naci6n ha llegado a la situa ci6n postrada en
que se encuentra; al mismo tiempo que
contestan preguntas planteadas por su
situaci6n, justifican programas que orientan la
acci6n futura.
La historia intenta dar raz6n de nuestro
presente concreto; ante el no podemos menos
que tener ciertas actitudes y albergar cier tos
prop6sitos; por ello la historia responde a
requerimientos de la vida presente. Deba jo
de ella se muestra un dable interes: inte res
en la realidad, para adecuar a ella nues tra
acci6n, interes en justificar nuestra si tuaci6n y
nuestros proyectos; el primero es un interes
general, propio de la especie, el segundo es
particular a nuestro grupo, nues tra clase,
nuestra comunidad. Par ello es tan dificil
separar en la historia lo que tiene de ciencia de
Io que tiene de ideologia. Sin duda, ambos
intereses pueden coexistir sin distor sionar el
razonamiento;. pero es frecuente que los
intereses particulares de] historiador, ligados a
su situaci6n, dirijan intencionada mente la
selecci6n de los datos, la argumen taci6n y la
interpretaci6n, a modo de demos-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
42 LUIS VILLORO

trar la existencia de una situaci6n pasada que


satisfaga esos intereses. Esta observaci6n nos
conduce a una segunda respuesta.

II

Los requerimientos de la vida presente que


nos llevan a investigar los antecedentes his
t6ricos no son individuales. Si lo que trato
de explicar es una situaci6n conflictiva per
sonal, ello me llevan\ a indagar en mi biogra
fia; podra ser un estimulo para hurgar en mi
pasado. Ese estimulo estaria en la base de un
analisis psicol6gico, pero no me conduciria
a la historia. Las situaciones que nos llevan a
hacer historia rebasan al individuo, plantean
necesidades sociales, colectivas, en las que
participa tin grupo, una clase, una naci6n, una
colectividad cualquiera. Las situaciones nre
sentes que tratamos de explicar con la his
toria nos remiten a un contexto que nos
trasciende como individuos. Si escribo estas
paginas tengo en mente a las personas que
podrian leerlas; detras de ellas estan las ideas
de otros muchos hombres; al publicarse, estas
lineas formaran parte de un comple.io colec
tivo de relaciones econ6micas, sociales, cul
turales. Lo que escribo puede ser objeto de
historia en la medida en que se pone en
relaci6n con esos contextos sociales que lo
abarcan y le prestan sentido. En cualquier
situaci6n concreta podemos descubrir cone
xiones semejantes. Todos nuestros actos estan
determinados por correlaciones que rebasan
nuestra individualidad y que nos conectan
con grupos e instituciones sociales. Desde el
momento en que vamos a comer a nuestra
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
EL SENTIDO DE LA HISTORIA 43

casa, estamos ya inmersos en una instituci6n,


la familia, la que a su vez no puede explicarse
mas que en el seno de otras instituciones;
nos refiere, por ejemplo, a regulaciones ju
ridicas y con ellas a un Estado. No hay
acci6n humana que no este conectada con un
todo. Pues bien, los requerimientos de que,
segun deciamos, partia el historiador,
suponen esos lazos comunitarios. Solo se
hacen presentes en la medida en que tenemos
cierta concien cia de estar realizando
prop6sitos en comun y de estar sujetos a
reglas que nos ligan. Prop6sitos y reglas. No
podria estar realizan do ahora este acto de
escribir si no aceptara implicitamente ciertas
reglas de relaci6n. Pue den no ser nonnas
escritas, coma las reglas mas elementales de
comunicaci6n entre los hombres, el respeto a
las ideas ajenas, la ne cesidad de claridad, la
consideraci6n de] lee tor posible, etc.;
pueden ser mas explicitas, como las que
regularan todo el proceso de discusi6n,
impresi6n y distribuci6n de estas paginas.
Esas reglas responden a prop6sitos
compartidos, en este caso los del desarrollo
y critica de una disciplina cientifica. Reglas y
prop6sitos, al ligar a los miembros de una
comunidad, penniten su convivencia. No ha
bria ningun comportamiento social si no se
diera esa especie de lazo entre los individuos.
Una colectividad, un grupo, una naci6n, man
tienen su cohesion mediante las reglas com
partidas y los prop6sitos comunes que ligan
entre si a todos sus miembros. La historia, al
explicar su origen, permit al individuo com
prender los lazos que lo unen a su comunidad.
Esta comprensi6n puede dar lugar a actitudes
diferentes.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
Por una parte, al comprenderlas, las reglas

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
44 LUIS VILLORO

y prop6sitos comunitarios dejan de ser gra·


tuitos; en la medida en que los insertamos en
un proceso colectivo que rebasa a los indi
viduos, cobran significado. Por eso, dar ra z6n
de ellos los afianza y justifica ante los
individuos. Al hacer comprensibles Ios Iazos
que unen a una colectividad, la historia pro
mueve actitudes positivas hacia ella y ayuda
a consolidarlas. La historia ha sido, de hecho,
despues del mito, una de las formas cultura
les que mas se han utilizado para justificar
instituciones, creencias y prop6sitos comuni
tarios que prestan cohesi6n a grupos, clases,
nacionalidades, imperios. En Israel primero,
en Grecia y Roma despues, la historia actu6
como factor cultural de unidad de un puehlo
e instrumento de justificaci6n de sus proyec
tos frente a otros. Desde entonces, la historia
ha sido un elemento indispensable en Ia con
solidaci6n de las nacionalidades; ha estado
presente tanto en la formaci6n de los estados
nacionales como en la lucha por la sobrevi
vencia de las nacionalidadcs oprimidas. En
otros casos, la historia que trata de regiones,
grupos o instituciones, ha servido para cobrar
conciencia de la pertenencia de los individuos
a una etnia, a una comunidad cultural, a una
comarca; al hacerlo, ha propiciado la !nte
graci6n y perduraci6n del grupo coma colec·
tividad. Ninguna actividad intelectual ha lo
grado mejor que la historia dar conciencia de
la propia identidad a una comunidad. La
historia nacional, regional o de grupos cum ple,
aun sin proponerselo, con una doble fun ci6n
social: par un ]ado favorece la cohesion en el
interior del grupo, por el otro, refuerza
actitudes de defensa y de lucha frente a los
grupos externos. En el primer sentido puede
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
EL SENTIDO DE LA HISTORIA 45

ser producto de un pensamiento que propi cia


el dorninio de los poderes del grupo sobre las
individuos; en el segundo, puede expresar un
pensamiento de liberaci6n colectiva fren te a
otros poderes externos. Las historias
nacionales "oficiales" suelen colaborar a man
tener el sistema de poder establecido y mane
jarse coma instrumentos ideol6gicos que jus
tifican la estructura de dominaci6n imperan·
te. Con todo, muchas historias de rninorias
oprimidas han servido tambien para alentar
su conciencia de identidad frente a los otros
y mantener vivas sus anhelos libertarios.
Pero el acto de cornprender los origenes de
los vinculos que prestan cohesion a una co
rnunidad puede conducir a un resultado dife
rente al anterior: en lugar de justificarlos,
ponerlos en cuesti6n. Revelar el origen "hu
rnano, dernasiado humano" de creencias e
instituciones puede ser el primer pa.so para
dejar de acatarlas. Al rnostrar que, en ultimo
termino, todas nuestras reglas de convivencia
se basan en la voluntad de hombres concre tos,
la historia vuelve consciente la posibili dad de
que otras voluntades les nieguen obe diencia.
Las historias de la Iglesia, desde Ia Reforma
hasta el modemo liberalismo, con tribuyeron
tanto coma la critica filos6fica a la
desacralizaci6n del catolicismo. La "histoi re
des moeurs" del siglo XVIII fue un factor
importante en la desmistificaci6n del abso
lutismo. Desde Herodoto, la historia, al mos
trar la relatividad de las costumbres y creen
cias de los distintos pueblos, ha sido un
estirnulo constante de critica a la inmovilidad
de las convenciones imperantes.
En otros casos, los estudios "antioficiales",
al poner en cuesti6n las versiones hist6ricas
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
46 LUIS VILLORO

en uso y deveiar los hechos e intereses reales


que dieron origen a las ideologfas vigentes,
han servido tambien para desacreditarlas.
Comprender que las reglas y prop6sitos que
el Estado nos inculca fueron producto de in
tereses particulares puede arrojar sabre ellos
e1 descredito. La historia obtiene tambien este
segundo resultado cuando se propone mos
trar los procesos de cambio de instituciones
y normas de convivencia. Entonces revela
c6mo, detras de estructuras que se pretenden
inmutables, esta la voluntad de hombres con
cretos y c6mo otras voluntades pueden cam
biarlas. Tal sucede en la historia de los pro
cesos revolucionarios o liberadores. Desde
Michelet hasta Trotski, la historia de las re
voluciones ha servido de inspiraci6n a mu
chos movimientos libertarios.
cPara que Ia historia? Intentemos una se
gunda respuesta: para comprender, par sus
origenes, los vinculos que prestan cohesion a
una comunidad humana y pennitirle al indi
viduo asumir una actitud consciente ante
ellos. Esa actitud puede ser positiva: Ia his
toria sirve, entonces, a la cohesion de la
comunidad; es un pensamiento integrador;
pero puede tambien ser critica: la historia
se convierte en pensamiento disruptivo. Por
que, al igual que la filosofia, la historia puede
expresar un pensamiento de reiteraci6n y con
solidaci6n de los lazos sociales o, a la inversa,
un pensamiento de ruptura y de cambio.

III

cSe agotarian aqui nuestras respuestas? Oui za


no. Tenemos la sensaci6n de que, en las
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
£L SENTIDO DE LA HISIORIA 47

dos respuestas anteriores, algo hemos dejado


de lado. No siempre expresa la historia un
interes concreto en nuestro presente y en la
comunidad a que pertenecemos. c::Acaso no
nos interesa, apasionadamente a veces, cono
cer Ia vida de pueblos desaparecidos, aleja
dos para siempre de nosotros, remotos en el
tiempo y en el espacio? c::No tendriamos un
interes especial, incluso, en la historia de los
seres racionales mas distintos a nosotros, los
que pertenecieran a una civilizaci6n extrafia
o incluso a un planeta lejano? Estas pregun
tas podrian abrirnos a un interes mas pro
fundo que los anteriores, quizas el mas
entrafiable de los que mueven a hacer his
toria. Seria el interes por la condici6n y el
destino de la especie humana, en el pedazo
del cosmos que le ha tocado vivir. Este in teres
se manifiesta en dos preguntas, nunca expresadas,
presupuestas siempre en cual quier historia: la
pregunta par Ia condici6n humana, la pregunta
por el sentido.
La historia examina, con curiosidad, c6rno
se han realizado las distintas sociedades, en
las formas mas disimbolas; la multiplicidad
de las culturas, de los quehaceres del hombre,
de sus actitudes y pasiones, el abanico en tero,
en suma, de las posibilidades de vida humana
se despliega ante sus ojos. La suce si6n de los
distintos rostros de! hombre es un espejo de
las posibilidades de su condi ci6n; al traves de
ellos puede escucharse lo que hay de comun,
de permanente en ser hombre. Historia
magistra vitae: no porque dicte normas o
consejos edificantes, menos aun porque de
recetas de comportamiento practico, "maestra
de Ia vida" porque ensefia,
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
48 LUIS VILLORO

al traves de ejemplos concretos, lo que puede


ser eJ hombre.
Pero la historia no dice todo eso en formu
las expresas. Su fin no es enunciar principios
generates, leyes, regularidades sobre la vida
humana, ni acufiar en tesis doctrinarias una
"idea del hombre". La historia muestra todo
eso al tratar de revivir, en su complejidad
y riqueza, pedazos de vida humana. En este
procedirniento esta mas cerca de las obras
literarias que de las ciendas explicativas.
Tambien Ia literatura intenta revelar Ia con
dici6n humana mostrando posibilidades par
ticulares de hombres concretos. Sin duda, la
literatura abre posibilidades verosimiles pero
ficticias y la historia, en cambio, solo revive
situaciones reales; sin duda, la literatura se
interesa, ante todo, en personajes individua
les y la historia, por lo contrario, centra su
atenci6n en amplios grupos humanos; sin
duda, en fin, la literatura se niega a explicar
lo que describe y la historia no quiere solo
mostrar sino tambien dar razon de lo que
muestra. Pero, por amplias que sean sus di
ferencias, literatura e historia coinciden en
un punto: ambas son intentos por compren
der la coridici6n de) hombre, al traves de sus
posibilidades concretas de vida.
La pregunta por la condici6n humana se
enlaza con la pregunta por su sentido. Ne
cesitamos encontrar un sentido a la aventura
de la especie. Para responder a esa inquietud
e] pensamiento humano ha intentado varias
vias: la religion, 1a filosofia, el arte; la his
toria es otra de ellas. La busqueda del sen tido
no da lugar a un "para que" de) que hacer
hist6rico diferente a los dos que expu simos
antes; esta supuesta en ellos. El interes
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
EL SENTIDO DE LA HISTORIA 49

en explicar nuestro presente expresa justa


mente una voluntad de encontrar a la vida
actual un sentido. Por otra parte, la historia
nos lleva a comprender, dijimos, lo que agru
pa, lo que relaciona, lo que pone en contacto
entre si a los hombres, haciendo que tras
ciendan su aislamiento. Con ello, estarfa res
pondiendo a la necesidad que tenemos de
prestar significado a nuestra vida personal al
ponerla en relaci6n con la comunidad de los
otros hombres. El historiador permite que cada
uno de nosotros se reconozca en una colec
tividad que lo abarca; cada quien puede tras
cender entonces su vida personal hacia la
comunidad de otros hombres y, en ese tras
cender, su vida adquiere un nuevo sentido.
La existencia de un objeto, de un aconte
cimiento, cobra sentido al comprenderse co
mo un elemento que desempeiia una funci6n
en un todo que lo abarca. Veo una extraiia
barra de hierro.. cOue hace alli ese objeto?
"jAh! es la palanca de una maquina", me digo;
el objeto ha dejado de ser absurdo. La ma
quina ha dado un sentido a la existencia de
la palanca, el proceso de producci6n a la
maquina, la sociedad de mercado al proceso
de producci6n, y asi sucesivamente. La inte
graci6n en una totalidad conjura el caracter
gratuito, en apariencia sin sentido, de la pura
existencia. De parecida manera, en los actos
humanos. La carrera desbocada de un hom bre
en los llanos de Marathon cobra sentido como
parte de una batalla, pero seria absurda si no
hubiera salvado a un pueblo, el cual adquiere
significado al revivir dos milenios despues en
otras culturas, las cuales cobran sentido ... ,
hasta llegar a un tem1ino: la inte graci6n en la
totalidad de la especie humana.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
50 LUIS VILLORO

La historia ofrece a cada individuo la po


sibilidad de trascender su vida personal en la
vida de un grupo. Al hacerlo, le otorga un
sentido y, a la vez, le ofrece una forrna de
perdurar en la comunidad que lo trasciende:
la historia es tambien una lucha contra el ol
vido, forma extrema de la muerte. ;_, Y cual
seria el grupo mas amplio, el ultimo, hacia el
cual podria trascender nuestr_a individuali
dad? La respuesta ha variado. En las prime
ras civilizaciones, el mito primero, la historia
despues, otorgan sentido al individuo al in
tegrarlo en una tribu o en un pueblo, pero
ese pueblo s6lo cobra sentido ante la mirada
del dios. La historia judia no rebasa, en este
aspecto particular, la perspectiva reducida
de los anales egipcios o asirios. En Grecia
el horizonte empieza a ser mas amplio: mas
alla de la integraci6n de los pueblos hele
nicos se apunta a una colectividad en la que
los actos tanto de los griegos como de los
barbaros cobrarian sentido. Herodoto abre su
historia con estas palabras: "Herodoto de
Halicarnaso expone aqui sus investigaciones
["historia" en griego, puede traducirse por
"investigaci6n"] para impedir que lo que han
hecho los hombres se desvanezca con el tiem
po y que grandes y maravillosas hazafias,
recogidas tanto por los griegos como por los
barbaros, dejen de nombrarse." Herodoto
quiere impedir que un momento de vida se
borre de Ia mente de otros hombres y, en este
punto, no hace diferencia entre griegos y bar
baros; lo que lo mueve es, en ultimo termino,
permitir que esa vida subsista en la concien
cia general de la especie.
Sin embargo, ni griegos ni romanos tuvie
ron una idea clara del papel que podrfan
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
EL SENTlOO DE LA HISTORIA 51

desempefiar sus pueblos en el seno de una


colectividad mas amplia. Esto s6lo acontece
con la historia cristiana. Para ella todos los
pueblos cumplen una funci6n en un designio
universal que compete a la humanidad en
tera; con todo, ese designio no es inmanente
a la propia humanidad sino producto de la
economia divina. Mas tarde, a partir de Vico,
las leyes que gobiernan a la historia huma na
se conciben inherentes a esta. Los grandes
ciclos de la vida de la humanidad o bien su
progreso hacia una meta final es lo que puede
otorgar sentido a cualquier historia particu lar.
Por eso la mayor trascendencia que pue de
alcanzar la historia esta ligada a la histo ria
universal. En 1a historia universal cada
individuo quedaria incorporado a la especie,
en una comunidad de entes racionales. En
ese empeiio llegaria a su final el afan de
integrar toda vida individual en un todo que
la trascienda. i_Llegaria a su fin en verdad?
Si los actos humanos cobran un nuevo sen
tido al integrarse a una comunidad y, al tra
ves de ella, a la humanidad, iilO podriamos
_preguntar tambien: y que sentido tiene la
especie humana, en la inmensidad del cos
mos? La historia actual no puede dar una
respuesta, coma no puede darla ninguna cien
cia, s6lo 1a religion puede atreverse a balbucir
alguna. Pero i cual seria la comunidad ultima
en que pudiera integrarse la historia de la
especie? S6lo la comunidad de todo ente ra
cional y libre posible. Tai vez, en un futuro
incierto y lejano, en su persecuci6n nunca
satisfecha de una trascendencia, el hombre
busque el sentido de su especie en el papel
que desempefie en el desarrollo de la raz6n
en el cosmos, tal vez entonces la historia uni-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
52 LUIS VILLORO

versal de la especie se ligue a una historia


c6smica.
Bastara una observaci6n para mostrar que
ese ideal esta ya presente en nosotros. Sin
duda se nos ha ocurrido la posibilidad de
que, en una catastrofe futura, causada por
los mismos hombres o por un acontecimien
to c6smico, la humanidad dejara de existir.
lNo serfa para nosotros una necesidad dejar
un testimonio de lo que fuimos? Ante una
amenaza semejante, pensarfamos en dejar
alguna sefial, lo mas completa posible, de lo
que fue la especie humana, para que, si en
epocas futuras, comunidades racionales de
otros planetas vinieran al nuestro, rescataran
nuestra humanidad del olvido.
Este seria, en suma, el ultimo m6vil de la
historia, su "para que" mas profundo: dar
un sentido a la vida del hombre al com
prenderla en funci6n de una totalidad que
Ia abarca y de la cual forma parte: la co
munidad restringida de otros hombres pri
mero, la especie humana despues y, tal vez,
en su limite, la comunidad posible de las
entes racionales y libres del universo.
http://psikolibro.blogspot.com

LUIS GONZALEZ

DE LA MOLTIPLE UTILIZACION DE LA
HISTORIA
http://psikolibro.blogspot.com
http://psikolibro.blogspot.com

Cuando iniciaba la carrera de historia en El


Colegio de Mexico parientes y amigos me
preguntaban <:para que sirve lo que estudias?
Como yo no sabfa contestar para que servfa
una de las profesiones mas viejas y hermosas
de] mundo, pues la habfa escogido por mera
aficion al cuento o discurso historico, sondea
ba a mis ilustres profesores sabre la utilidad
de estudiar "lo que fue" para la vida comu
nitaria de hoy. El maestro Ramon Iglesias
decia: "No creo que el historiador pueda
jugar un papel decisivo en la vida social, pero
si un papel importante. La historia no es
puramente un objeto de lujo." Recuerdo va
gamente que al doctor Silvio Zavala no le
caia bien la pregunta aunque siempre la con
testaba con la f6rmula de Dilthey: "solo la
historia puede decir lo que el hombre sea".
= Antropologfa. El maestro Jose Mi
Historia
randa sentenci6 en uno de sus arranques de
escepticismo: "El conocimiento hist6rico no
sirve para resolver los problemas del presen
te; no nos inmuniza contra las atrocidades
del pasado; no ensefia nada; no evita nada;
desde el punto de vista practico vale un co
mino." Para el Ia historia era un conocimiento
legftimo e inutil igual que para don Silvio.
Vino enseguida la lectura de tratados sobre
el conocimiento hist6rico y el encuentro con
las proposiciones siguientes: "La historia es
maestra de la vida" (Cicer6n). "El saber his
t6rico prepar;i para el gobierno de los esta
dos" (Polibio). "Las historias nos muestran
[55]
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
56 LUIS GONZALEZ

c6mo los hombres viciosos acaban mal y a las


buenos les va bien" (Eneas Silvio). "Los histo
riadores refieren con detalle ciertos aconteci
mientos para que la posteridad pueda apro
vecharlos coma ejemplos en identicas circuns
tancias" (Maquiavelo). "Desde los primeros
tiempos se le ha vista una utilidad al saber
de] pasado: Ia de predecir e incluso manipu
lar el futuro" (Lewis). "Escribir historia es
un modo de deshacerse del pasado" (Goethe).
"Si los hombres conocen Ia historia, la his
toria no se repetira" (Brunschvigg). "Quienes
no recuerdan su pasado estan condenados a
repetirlo" (Ortega). "La recordaci6n de al
gunos acaeceres hist6ricos puede ser fermen to
revolucionario" (Chesneaux). "El estudio de
la historia permitira al ciudadano sensato
deducir el probable desarrollo social en el
futuro pr6ximo" (Childe).
Una praxis profesional pobre, pero larga y
cambiante me ha metido en la cabeza algunas
nociones de Pero Grullo: hay tantos modos
de hacer historia como requerimientos de la
vida practica. Sin menoscabo de la verdad,
pero con miras a la utilidad, hay varias ma
neras de enfrentarse al vastisimo ayer. Segun
la selecci6n que hagamos de los hechos con
seguimos utilidades distintas. Con la historia
anticuaria se consiguen gozos que esta muy
lejos de deparar la historia critica. Con esta
se promueven acciones destructivas muy dis
tantes a las que fomenta la historia reve
rencial o didactica. Mientras las historias
que se imparten en las escuelas proponen mo
delos de vida a seguir, la historia que se
autonombra cientifica asume el papel de ex
plicar el presente y predecir las posibilidades
del suceder real. Cada especie del genero his-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
DE LA MULTIPLE UTILIZACI6N DE LA HISTORIA 57

t6rico es util a su manera. Segun la porc1on


de la realidad que se exhume seni el prove
cho que se obtenga. Un mismo historiador,
segun el servicio que desee proporcionar en
cada caso, puede ejercer las distintas moda
lidades utilitarias del conocimiento hist6rico.
Tambien es posible y deseable hacer historias
de acci6n multiple que sirvan simultanea mente
para un barrido y para un regado, para la
emoci6n y la acci6n, para volver a vivir el
pasado y para resolver problemas del
presente y del futuro. Lo dificil es conce bir un
libro de historia que sea solo saber y no
acicate para la acci6n y alimento para la
emoci6n. Quiza no exista la historia inutil
puramente cognoscitiva que no afecte al co
raz6n o a los 6rganos motores.

cAcaso es inservible la historia anticuaria?

En la actualidad la especie cenicienta del


genero hist6rico es la historia que admite
muchos adjetivos: anecd6tica, arqueol6gica,
anticuaria, placera, precientifica, menuda, na
rrativa y romantica. Es una especie del gene
ro hist6rico que se entretiene en acumular
sucedidos de la mudable vida humana, desde
los tiempos mas remotos. Por regla general
escoge los hechos que afectan al coraz6n, que
caen en la categoria de emotivos o poeticos.
No le importan las relaciones casuales ni
ningun tipo de generalizaci6n. Por lo comun,
se contenta con un orden espacio-temporal
de los acontecimientos; reparte las anecdotas
en series temporales (afios, decenios, siglos y
diversas formas de periodos) y en series geo
graficas (aldeas, ciudades, provincias, paises o
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
58 LUIS GONZALEZ

continentes). Aunque hay demasiadas excep


ciones, puede afirmarse que historia narrativa
es igual a relato con pretension artistica, a
expresiones llenas de color, a vecindad de la
literatura. Los historiadores academicos de
hoy dia niegan el apelativo de historiadores
a los practicantes de la anticuaria, y por
aiiadidura, los desprecian llamandolos almas
pueriles, coleccionadores de nimiedades, es
piritus ingenuos, gente chismosa, cerebros
pasivos, hormigas acarreadoras de basura y
cuenteros. Con todo, este proletariado inte
lectual, ahora tan mal vista en las altas esfe
ras, es al que con mayor justicia se puede
anteponer el tratamiento de historiador, por que
sigue las pisadas del universalmente re
conocido como padre de la historia y como
bautizador del genero. Herodoto, el que puso
la etiqueta de historia al oficio, fue, por lo
que parece, un simple narrador de las "he
chos publicos de los hombres". Despues de
Herodoto, en las numerosas epocas roman
ticas, la especie mas cotizada del genero his
t6rico es la narrativa.
Aunque en las cumbres de la intelectuali
dad contemporanea no rifa lo romantico,
emotivo, nocturno, flotante, suelto y yang,
que si lo clasico, yin, diurno y racional, en
el subsuelo y los bajos fondos de la cultura
cuenta el romanticismo, y por ende, la histo ria
anticuaria. Muchos proletarios y pequefios
burgueses de hoy suscribirian lo dicho por
Cicer6n hace dos mil afios: "Nada hay mas
agradable y mas deleitoso para· un Iector que
las diferencias de los tiempos y las vicisitudes
de la fortuna." Podriamos culpar a villanos
o mercachifles u opresores de la abundancia
de historia narrativa en la presente epoca,
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
DE LA MULTIPLE UT1LIZACI6N DE LA HISTORIA 59

pues no se puede negar que los escaparates


de las librerias, los puestos de peri6dicos, las
series televisivas, los cines y demas tretas de
comercio y comunicaci6n venden historia an
ticuaria a pasto, en cantidades industriales.
Sin Jugar a dudas la vieja historia de hechos
se mantiene muy vivaz, especialmente en el
cine y en la television. Estarnos frente a un
producto de aceptaci6n masiva, a una droga
muy gustada, a una manera de dormirse al
pr6jimo sin moJestias.
Seguramente es una especie de historia que
no si:rve para usos revolucionarios. Es facil
aceptar lo dicho por Nietzsche: "La historia
anticuaria impide la decision en favor de lo
que es nuevo, paraliza al hombre de accion,
que siendo hombre de acci6n, se rebelaria
siempre contra cualquier clase de piedad."
Hoy, en las frentes de izquierda, se afirma
frecuentemente que Ia erudici6n hist6rica que
deparan los anticuarios "es una defensa de
todo un orden de cosas existentes", es un
baluarte del capitalismo, es un arrna de la
reacci6n. En las frentes de derecha tampoco
faltan las enemigos de] cateo de saberes de-
1eitosos del pasado. stos se preguntan: <'.Para
que nos sirve el simple saber de los hechos
en si? Atiborrar la mente con rnontones de
historias dukes o picantes es disminuir el
ritmo de trabajo. lzquierdas y derechas, y en
definitiva todos Ios encopetados y pudientes,
Io mismo revolucionarios que reaccionarios,
coinciden en ver en Ios anecdotarios .his t6ricos
un freno para la acci6n fecunda y creadora, un
adormecedor, una especie de opio.
Si se cree que no todo es destruir o cons
truir, si se acepta el derecho al placer, si se

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
60 LUIS GONZALEZ

estima que no hay nada negativo en la toma


de vacaciones, se pueden encontrar virtudes,
un para que positivo en la escritura y el
consumo de textos de historia anticuaria. Para
el primer historiador la historia fue una
especie de viaje por el tiempo que se hacia,
al reves de los viajes par el espacio, con
ojos y pies ajenos, pero que procuraba pare
cido deleite al de viajar. Los que escriben
a la manera de Herodoto nos ponen en trance
turistico. En palabras de Macauly, "el gusto
de la historia se parece grandemente al que
recibimos de viajar par el extranjero". El
que viaja hacia el pasado par libros o pelfcu
las de historia anticuaria, se complace con las
maravillas de algunos tiempos idos, se embe
lesa con la vision de costumbres ex6ticas, se
introduce en mundos maravillosos. La mera
busqueda y narraci6n de hechos no esta des
provista de esta funci6n social. Este papel
desempeiian los contadores de historias para
un publico que se acuclilla alrededor del
fuego asi coma los trovadores y cantantes
de corridos para los concurrentes a la feria.
Ojala que la gente importante le perdone
la vida al cuento de acaeceres pasados, que
no les aplique la ultima pena a los historia
dores que s6lo proporcionan solaz a su lecto rio
o auditorio. ,Por que no permitir la hechura
de libros tan gratos como Ancla en el tiempo
de Alfredo Maillefert? Que no se diga que no
estan los tiempos para diver tirse sino
unicamente para hacer penitencia. En toda
epoca es indispensable sonar y dor mir. Sin una
mente cochambrosa o demasiado desconfiada
es posible apreciar el para que positivo de las
historias que distraen de las angustias del
tiempo presente, que equivalen
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
DE LA MULTIPLE UTILlZACI6N DE LA HISTORIA 61

a salirse de si, a una fuga a tiempos mejores o


solo distintos, a un alivio contra el cual pro
testa airadamente Prieto Arciniega, ese ami
go de la historia critica.

i Es liberadora la historia critica?


Otra especie del genera hist6rico "trata de
darse cuenta de cuan injusta es la existencia
de una cosa, por ejemplo de un privilegio, de
una casta, de una dinastia; y entonces se con
sidera, seg(m Nietzsche, el preterito de esta
cosa bajo el angulo critico, se atacan sus rai ces
con el cuchillo, se atropellan despiada damente
todos los respetos". Si la historia anticuaria se
asemeja a romances y corridos, Ia historia
critica parece medio hermana de la novela
policial; descubre cadaveres y persigue
delincuentes. Quiza su mayor abogado haya
sido Voltaire, autor de la tesis: nunca se nos
recordaran bastante los crimenes y las des·
gracias de otras epocas. Diderot le escribia a
Voltaire: "Usted refiere los hechos para sus
citar en nuestros corazones un odio intenso
a la mentira, a la ignorancia, a la hipocre
sia, a la superstici6n, a la tirania, y la c6lera
permanece incluso despues de haberse des
vanecido la memoria de los hechos." Se trata
pues de una historia, que como la anticuaria,
si bien no adicta a sucesos muy remotos, se
dirige al coraz6n aunque t'.micamente sea para
inyectarle rencor o ponerlo en ascuas. No es
una historia mer;-imente narrativa de sucesos
terribles ni una simple galeria de villanos.
Este saber hist6rico para que surta su cfecto
descubre el orig-C'n humano, puramente hu mano
de instituciones y creencias que con-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
62 LUIS GONZ,kEZ

viene proscribir pero que se oponen al des


tierro par creerseles de origen divino o de
ley natural.
Si la historia anticuaria suele ser la lectura
preferida en perfodos posrevolucionarios, la
de denuncia florece en etapas prerrevolucio
narias, o par obra de las revolucionarios. Esto
se ha vista con gran claridad en la historio
grafia mexicana. Los misioneros del siglo XVI
recordaron preferentemente las hechos infa
mes del estilo de vida prehispanica para faci
litar su ruptura. Los criollos de Ia insurgencia
de principios del siglo XIX le sacaron todos
sus trapitos al sol a la epoca colonial, la
desacralizaron, le exhibieron sus origenes co
diciosos. Los historiadores de la reforma li
beral, al grito de borr6n y cuenta nueva, pu
sieron coma lazo ·de cochino la trayectoria
vital de su patria. Los discursos hist6ricos
de! pasado inmediato se complacian en la
exhibki6n de los aspectos corruptos del por
firiato. Hoy no s6lo en Mexico, sino en todo
el mundo occidental, entre investigadores pro
fesionales cunde el gusto por la historia crf
tica, por descubrir la villania que se agazapa
detnis de J s grandes -instituciones de la so
ciedad capitalista.
A este tipo de sabidurfa hist6rica que se
complace en lo feo del pasado inmediato se
le atribuye una funci6n corrosiva. Se cree
con Voltaire que "las grandes faltas que en
el tiempo pasado se cometieron" van a setvir
para despertar el odio y poner la piqueta en
manos de quienes se enteren de ellas. Cuando
se llega a sentir que el pasado pesa, se pro cura
romper con el, se trata de evitar que sobreviva
o que regrese. La recordaci6n de las sucesos
de infeliz memoria contribuye a lo
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
DE LA MULTIPLE VTILIZACI6N DE LA HISTORU 63

dicho por Goethe ("Escribir historia es un


modo de deshacerse del pasado") y por
Brunschvigg ("Si los hombres conocen la
historia, la historia no se repetira") . Asf
como hay una historia que nos ata al pasado
hay otra que nos desata de el. Este es el saber
hist6rico disruptivo, revolucionario, liberador,
rencoroso. Muchas supervivencias estorbosas,
muchos lastres del pasado son susceptibles
de expulsion del presente haciendo concien
cia de su cara sombria. La dettacci6n hist6-
rica que hicieron Wistano Luis Orozco y
Andres Molina Enriquez de la hacienda o la
tifundio dicese que sirvi6 para difundir el
conocimiento de lo anacr6nico, perjudicial e
injusto de la caduca instituci6n, para formu
lar leyes condenatorias de la hacienda, y para
la conducta agrarista de los regimenes revo
lucionarios. Detras de la energica redistribu
ci6n de ranchos ejecutada por el presidente
Cardenas estuvo, quiza, la labor silenciosa de
algunos historiadores criticos que minaron la
fama de la gran hacienda.
La historia critica podria llamarse con toda
justicia conocimiento activo del pasado, saber
que se traduce muy facilrnente en acci6n des
tructora. "Si desde las primeros tiempos
-escribe Diderot-, la historiografia hubiese
tornado por las cabellos y arrastrado a los
tiranos civiles y religiosos, no creo que estos
hubiesen aprendido a ser mejores, pero ha
brlan sido mas detestados y sus desdichados
st.ibditos habrfan aprendido tal vez a ser me
nos pacientes.,. La historia aguafiestas es un
saber de liberaci6n, no de dominio como la
de bronce. Denuncia los recurses de opresi6n
de opulentos y gobernantes; en vez de legi
timar la autoridad Ia socava; dibuja tiranos;
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
64 LUIS GONZALEZ

pinta patronos crueles de empresas capitalis


tas; refiere movimientos obreros reprimidos
por la fuerza publica; estudia intervenciones
nefastas de los paises imperialistas en nacio
nes fragiles, o destaca ]os perjuicios de la so
brevivencia de edades cumplidas. Para sacar
adelante ideas j6venes se bebe la historia eri
gida en tribunal que condena, la critica que
corroe las ideas vetustas. Todos los revolu
cionarios del siglo xx han echado mano de
ella en distintas formas, con diferentes len
guajes, en especial el cinematografico. Los
primeros filmes de Eisenstein, coma La huel
ga y El acorazado Potemkin, fueron historia
critica para beneficio de la Revoluci6n rusa.
Filmes posteriores de Eisenstein pertenecen
a otra especie hist6rica, de una historia de
signo opuesto que sin embargo no es anti
cuaria.

La historia de bronce

es aun mas pragmatica que la historia cri


tica, es la historia pragmatica par excelencia.
Es la especie hist6rica a la que Cicer6n apod6
"maestra de la vida", a la que Nietzsche lla
ma reverencial, otros didactica, conservadora,
moralizante, pragmatico-politica, pragmatico
etica, monumental o de bronce. Sus padres
son famosos: Plutarco y Polibio. Sus carac
teristicas son bien conocidas: recoge los acon
tecimientos que suelen celebrarse en fiestas
patrias, en el culto religioso, y en el seno de
instituciones; se ocupa de hombres de estatura
extraordinaria (gobernantes, santos, sabios y
caudillos); presenta los hechos desligados de
causas, coma simples monumentos dignos
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
DE I.A MULTIPLE UTII.IZACI6N DE I.A HISTORIA 65

de imitaci6n. "Durante muchos siglos la cus


tumbre fue esta: aleccionar al hombre con
historias." En la Antigiiedad clasica cornpar
ti6 la supremacia con la historia anticuaria,
a lo Herodoto. En la Edad Media fue soberana
indiscutida. Eneas Silvio le llarn6 "gran an
ciana consejera y orientadora". la moral cris
tiana la tuvo como su principal vehiculo de
expresi6n. Entonces produjo copiosas vidas
ejemplares de santos y de sefiores. En el Re
nacimiento fue declarada materia fundamen
tal de la educaci6n politica. En su modalidad
pragmatico-politica, tuvo un autor de primer
orden: Nico1as de Maquiavelo. En el otro lado
del mundo, en la America recien conquistada
por los espafioles, fue una especie hist6dca
practicada por capitanes y sacerdotes. En el
siglo XIX, con una burguesia dada al magis
terio, se impuso en la educaci6n publica
coma elemento fundamental en la consolida
ci6n de las nacionalidades. En las escuelas
fue la fie! y segura acompafiante del civismo.
Se USO como una especie de predicacion mo
ral, y para promover el espiritu patri6tico de
los mexicanos. Guillermo Prieto asegura que
sus Lecciones de historia patria fueron es·
critas para "exaltar el sentimiento de amor
a Mexico". Recordar heroicidades pasadas
serviria para fortalecer las defensas del cuer
po nacional.
Nadie puso en duda en el siglo XIX lo pro
vechoso de la historia de bronce. EI acuerdo
sobre su eficacia para p,romover la imitaci6n
de las buenas obras fue unanime. Una gran
dosis de estatuaria podia hacer del peor de
las nifios un nifio heroe como los que mu
rieron en Chapultepec "bajo las balas del
invasor". Quizas el unico aguafiestas fue
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
66 LUIS GONZ.(LEZ

Nietzsche con su afirrnaci6n: "La historia


monumental engaiia por analogias. Por se
ductoras asimilaciones, lanza al hombre vale
roso a empresas temerarias" y lo vuelve te
mible. Un continuador de Nietzsche, ya de
nuestro siglo, Paul Valery lanz6 la siguiente
seiial de alarrna: Ia historia que recoge las
bondades del pasado propio y las villanias
de los vecinos, "hace sonar, embriaga a los
pueblos, engendra en ellos falsa memoria,
exagera sus reflejos, mantiene viejas llagas,
los atormenta en el reposo, los conduce al
delirio de grandeza o al de persecuci6n, y
vuelve a las naciones amargas, soberbias, in
soportables y vanas".
Pese al grito de Valery que declar6 a la
historia que se enseiiaba en las escuelas "el
producto mas peligroso producido por la qui
mica del intelecto humano"; no obstante la
tesis de Fustel de Coulanges que le neg6 a
la historia la capacidad de ser luz, ejemplo,
norte o guia de conductas publicas o priva
das, sigue sosteniendo la historia de bronce
su prestigio coma fortalecedora de la moral,
maestra de pundonor y faro de] buen gobier
no. Todos nuestros pedagogos creen a pie
juntillas que los hombres de otras epocas de
jaron gloriosos ejemplos que emular, que la
recordaci6n de su buena conducta es el me dia
mas poderoso para la reforma de las
costumbres, que como ciudadanos debemos
nutrirnos de la sangre mas noble de todos
los tiempos, que las hazaiias de Quiroga, de
Hidalgo, de Juarez, de los heroes de la Re
voluci6n, bien contadas por los historiadores,
haran de cada criatura un ap6stol. un niiio
heroe o un ciudadano merecedor de la me
dalla Belisario Dominguez. Gracias a la his-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
DE LA MULTIPLE t:TILIZ.\CION OE LA HfSTOJl:IA 67

toria de bronce o reverencial o pragmatica o


ejemplarizante "mil santos, estadistas, in
ventores, cientificos, poetas, artistas, musicos,
enamorados y filosofos, segun expresion de
Ios Durant, todavia viven y hablan, todavia
ensefi.an" y no cabe duda que tienen alumnos
aplicados y fieles. La historia de bronce llego
para quedarse. En nuestros dias la recomien
dan con igual entusiasmo las profesionales
del patriotismo y de las buenas costumbres
en el primero, en el segundo y en el tercer
mundo. Es la historia preferida de los go
biernos.;
No hay motivos para dudar de la fuerza
formativa de la historia de aula. No se jus
tifica la prohibici6n de este vigorizante de
criaturas en crecimiento, aun no torcidas. La
exhumacion de los valores positivos de otros
tiempos, enriquece la actualidad aunque no
sepamos decir con exactitud en que consiste
tal enriquecimiento. La historia de bronce no
es una especie incapaz de caber en el mismo
jarrito donde se acomodan las demas espe
cies historiograficas, incluso la cientifica.
Lease en Burkhardt: "Lo que antes era jubilo
o pena tiene que convertirse ahora en cono
cimiento, coma ocurre tambien en rigor en
la vida <lei individuo. Esto da tambien a la
frase de historia magistra vitae un significado
superior y a la par mas modesto."

La utilidad de la historia cientifica


seria indiscutible si lo fuera la cientificidad
de la historia. Se trata de una especie del ge
nero hist6rico que tuvo como precursor a
Tucfdides, pero a la que le ha salido la barba
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
68 LUIS GONZALEZ

en fechas muy recientes, ante nuestros ojos.


Se trata de una historia que busca parecerse
a las ciencias sistematicas del hombre: la
economfa, la sociologia, Ia ciencia politica ...
Si las otras especies andan tras hechos par
ticulares, esta procura los acaeceres generi
cos. "S61o por la obstinada miopfa ante los
hechos -escribe Bagby- algunos historia dores
siguen afirmando que los sucesos no llevan
consigo ning(m tipo de regularidad. Los
hechos hist6ricos no son refractarios al
estudio cientifico ... Las generalidades formu
Jadas por la ciencia de la historia probable
mente nunca llegaran a ser tan precisas y
tan altamente probables como las de las cien
cias ffsicas, pero esto no es ninguna raz6n
para no buscarlas." Por regla general, la nue
va Clio recoge principalmente hechos de la
vida econ6mica. Como dice Beutin, "para
la vida econ6mica se pueden hacer enuncia
dos de valor general porque es un campo de
actividad racional. La economfa trata con
elementos que pueden ser contados, pesados,
medidos, cuantificados." La nueva especie
hist6rica suele autollamarse historia cuanti
tativa. "La historia cuantitativa -segun la
definici6n de Marczewski y de Vilar- es un
metodo de historia econ6mica que integra
todos los hechos estudiados en un sistema
de cuentas interdependientes y que extrae sus
conclusiones en forma de agregados cuanti
tativos determinados integra y (micamente
por los datos del sistema."
En los circulos academicos de los paises
industrializados existe la devoci6n por Ia
historia cuantitativa. Dictamenes coma el de
Carr ("El culto a la historia cuantitativa lleva
la concepci6n materialista de la historia a ex-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
DE LA MULTIPLE UTILIZACION DE LA HISTORIA 69

trernos absurdos") no han logrado entibiar


el fervor de los cuantificadores que en su rna
yoria son gente de izquierda, alguna rnuy
adicta al materialismo hist6rico. Gracias a la
cuantificaci6n, segun notables cuantificado
res, la historia ha podido ponerse a la altura
de las demas ciencias del hombre. Segun
Chaunu, la cuantificaci6n ha conseguido que
la historia sea famula de las ciencias del
hombre, y por lo misrno la ha vuelto un ente
servicial, le ha quitado el caracter de buena
para nada. Chaunu sentencia: "La historia
cuantitativa busca en los testirnonios del pa
sado respuestas a las interrogaciones mayores
de las ciencias sociales; estas interrogaciones
que son simplemente demandas de series ...
La demografia tiene necesidad de un espesor
estadistico que la historia demografica pro
porciona. . . La economia tiene necesidad de
una historia econ6mica regresiva. . . Es asl'.
como la historia puede ser util en el sentido
mas noble y al rnismo tiempo el mas con creto
... " Si tuvieramos aqui a Chaunu y le
preguntaramos "la historia c:rara que?", con
testarfa "para ser tenida por investigaci6n
basica de las ciencias y las tecnicas sociales".
Por lo demas, se supone que las ciencias
sociales reforzadas por la historia cientffica
van a hacer realidad lo que queria Luis Cabrera
de Cordoba en el siglo xvn, una historia que
fuera "luz para las cosas futuras". Es ya un he
cho lo previsto por Taine en el siglo xix: "Que
sequedad y que feo aspecto tiene la historia
reducida a una geometria de fuerzas." Pero
agregaba: "Poco importa." El conocimiento
hist6rico "no tiene por meta el divertir"; su
mira es explicar el presente y advertir al ma
:fiana. Los cuantificadores de la historia creen
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
70 LUIS GONZALEZ

que si Childe viviera no pondria en futuro la


siguiente proposicion: "El estudio de la his
toria permitira al ciudadano sensato estable cer
la pauta que el proceso ha ido entrete jiendo en
el pasado, y de alli deducir su probable
desarrollo en el futuro pr6ximo." Solo los
menos optimistas piensan que nos quedaremos
en una semiprevisi6n al traves de la historia
generalizante; creen con La combe: "De la
historia, ciencia compleja en el mas alto
grado. . . no es necesario esperar una prevision
infalible y sabre todo una prevision
circunstanciada. . . A lo mas Ile garemos a
entrever las corrientes que Uevan a ciertos
puntos."
Todavfa no se puede saber cuales prome
sas de la historia cientffica se cumpliran ple
namente. cHasta donde el estudio cientffico
del pasado, hasta d6nde las largas listas de
precios, de nacimientos y defunciones de se
res humanos, de volumenes de producci6n y
de otras cosas cuantificables nos penniten
encontrar en ellas sentido y orientaci6n para
el presente y el porvenir? Profetizar hasta
d6nde llegara nuestro don de profecfa al tra ves
de una historia que haya cuantificado todo o
la mayor parte de los tiempos idos es muy
diffcil. La computacion de las pocas noticias
conservadas en documentos seriables del
pasado no puede prometer mucho. Aquf y
ahora hay igual numero y fuerza de argu
mentos para los que sostienen la imposibi
lidad de ver el futuro al traves de la ciencia
hist6rica como los que ven en cada historia
dor numerico un profeta con toda la barba.
Pero si la historia cuantitativa no nos cumple
todo lo prometido no importa mucho. S6lo a
medias quedaran como inservibles libros tan
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
DE LA MULTIPLE UTILIZACION DE LA HISTORIA 71

voluminosos como los que suele expedir re


bosantes de cuentas. Mantendran su valor
como recordatorios y como auxiliares en la
predicci6n del futuro. En el ('.para que? las
cuatro maneras de abordar el pasado que
hemos visto son un poco ilusorias; las cuatro
prometen mas de lo que cumplen. La anticua
ria no es siempre placentera; la critica esta
lejos de poder destruir toda tradici6n in
justa; la didactica es mucho menos aleccio
nadora de lo que dicen los pedagogos, y la
cientifica, por lo que parece, no va a ser la
lampara de mano que nos pennita caminar
en la noche del futura sin mayores tropiezos.
Como quiera,

lo servicial de las historias

esta fuera de duda. La que llega a mas am


plios circulos sociales, la historia fruto de la
curiosidad que no de la voluntad de servir,
las conacirnientos que le disputa el anticua
rio a Ia palilla, "las trabajos inutiles" de los
eruditos han sido fennento de grandes obras
literarias (poemas epicos, novelas y dramas
hist6ricos), han distraido a muchos de los
pesares presentes, han hecho sofiar a otros,
han proporcionado a las mayorias viajes ma
ravillosos a distintos y distantes modos de
vivir. La historia anticuaria responde a "la
insaciable avidez de saber la historia" que
conden6 el obispo Bossuet y que hoy conde
nan los jerarcas del mundo academico, los
clerigos de la sociedad laica y los moralistas
de siempre. La narraci6n hist6rica es indi gesta
para la gente de mando.
La historia critica, la desenterradora de
www.esnips.com/web/1..inotipo
http://psikolibro.blogspot.com
72 LUIS GONZALEZ

traumas, rnaltratos, horrores, rudezas, barba


ries, da a los caudillos revolucionarios argu
mentos para su acci6n transformadora; bus ca
el ambicioso fin de destruir para luego rehacer;
es para cua1quier sufriente un fer mento
liberador. Este tipo de toma de conciencia
hist6rica "realiza una autentica catarsis";
produce, segun Marrou, "una li beraci6n de
nuestro inconsciente socio)6gico un tanto
analoga a la que en el plano psico• l6gico trata
de conseguir el psicoanalisis". Se trata de un
saber djsruptivo que libera al hombre del peso
de su pasado, que le extirpa acumulaciones
molestas o sirnplemente in utiles. Suele ser un
ponche mortifero para autoridades.
Aun la historia de tan grosero utilitarismo,
la que se llama a si misma historia magistra
vitae, es una maestra util al poner ante nues
tros ojos los frutos mejores del arbol huma
no: fiJosofias, Jiteraturas, obras de arte, actos
de valor heroico, pensamientos y dichos ce
lebres, amores sublimes, conductas generosas
y descubrimientos e inventos que han trans
formado al mundo. La historia reverencial o
de bronce nos permite, en expresi6n de Se
neca, "despegarnos de la estrechez de nuestra
caduca temporalidad originaria y darnos a
participar con los mejores espiritus de aque lJas
cosas que son inrnensas y eternales". Si la
historia de bronce no se nos impusiera en las
aulas, tendria probahlemente mas reper cusi6n
de la que posee hoy en dia. Es esta la busqueda
mas cara al humanismo, Ja que exhibe la cara
brillante, bella, gloriosa, digna de ser imitada
del ser humano. Es tambien la discip)ina que
mejor le sienta a los domi nadores.

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
DE LA MULTIPLE UTILIZACI6N DE LA HISTORIA 73

Por ultimo, a la presuntuosa historia cien


tifica, en sus multiples manifestaciones de
historia econ6mica, social, demognifica y
de las mentalidades, no es, segun la pretension
de la gente de sentido comun, porno decir del
com(m de la gente, una mera inutilidad. Es
cada vez una mejor sirviente de las ciencias
sistematicas del hombre, de la economia, de
la ciencia po1itica, etc. Tambien ayuda a co
nocer nuestra situaci6n actual yen esta forma
a orientar su inmediata acci6n futura, aunque
su don de zahori aun esta en veremos. Aun
sin capacidades adivinativas es servicial. Es
muy diffcil creer que la seriedad cientifica no
reporte beneficios practicos. Como ciencia,
tiene su caracter utilitario que es reconocido
por mecenas y poderosos.
Por supuesto qde ninguna de las cuatro
historias se da en pureza en la vida real, y
por lo mismo todas, de algun modo, son fuen
tes de placer, liberaci6n, imitaci6n y guia
practica. Tambien son posibles y existentes,
las historias globales que aspiran a la resu
rrecci6n total de trozos del pasado, que resu
citan al unisono angulos esteticos, aspectos
crueles, logros clasicos y estructuras de una
epoca y un pueblo y que pueden ser de uti-
1idad para nostalgicos, revolucionarios, huer
fanos y planificadores. Aunque son imagi
nables las historias verdaderas totalmente
inutiles, nb se vislumbra su existencia aqui
y ahora.
Para concluir, y en alguna forma justificar
lo pedestre de las palabras dichas es pro
vechoso recordar que el poseedor de Ia chi
fladura de la investigaci6n hist6rica no siem
pre indaga por el para que de su chifladura.
Quiza como todas las vocaciones autenticas,
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com

74 LUIS GONZALEZ

el gusto par descubrir acciones humanas del


pasado se satisface sin conciencia de sus efec
tos practicos, sin parar mientes en lo que
pueda acarrear de justo o injusto, de aburri
miento o de placer, de oscuridad o de luz.
La busqueda de lo hist6rico ha sido repetidas
veces un deporte irresponsable, no una acti
tud profesional y menos una misi6n apost6-
lica. Con todo, cada vez pierde mas su ca
racter deportivo. Quiza ya lo perdi6 del todo
en las naciones con gobiemos totalitarios.
Quiza Ia tendencia general de los gobiemos
de hoy en dia es la de influir en la fonna de
presentar el pasado con estimulos para las
historias que legitimen Ia autoridad estable
cida y con malas caras para las saberes his
t6ricos placenteros o desestabilizadores o sin
segunda intenci6n, sin otro prop6sito que el
de saber y comunicar lo averiguado.
http://psikolibro.blogspot.com

JOSE JOAQU{N BLANCO

""""'
EL PLACER DE LA HISTORIA
http://psikolibro.blogspot.com
http://psikolibro.blogspot.com

,Para que la historia? Un lector neto -aquel


que ha dado a la lectura una posici6n total
en su vida-, si entrara en confianza y en
lugar de definir su concepto de la historia
describiese su intima aventura en ella: los
ratos placidos, exaltados e incluso tediosos
(como cualquier otra cosa cotidiana) que au
tobiograficamente ha tenido con ella, podria
dar como respuesta su verdad privada, diaria,
durante muchos a.nos: porque esa actividad
ayuda a vivir, a la alegrfa y aun al rapto in
telectuales; porque es de suyo placentera
-esto es, permite una feliz realizaci6n del
cuerpo que la hace o la estudia- y, sobre
todo, porque lo es tanto, y con una adici6n
tan incurable, que muchos hombres a lo largo
de los siglos Ia han encontrado aventura su
ficiente, incluso interminable o imposible, de
sus vidas.
El placer de la historia: no me refiero a
esa calamitosa tradici6n en nuestra cultura
del diletantismo decimon6nico; la aristocra
cia del dato y de la heraldica, el prestigio
ornamental del historiador como coleccionis ta
de bibelots monarquicos, la sabihondez re gida
por las n6minas en letra pulguita de las
dinastias, los dioses, las batallas con sus mi
nuciosas estrategias y regimientos, que du
rante tanto tiempo priv6 en la practica y Ia
ense.fianza de la historia, desmovilizando y des
vitalizando textos y gentes, y que admiti6
retratos y parodias de todos nuestros humo
ristas (la historia dizque disfrutada en acedas
[77]
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
78 JOSE JOAQUfN BLANCO

tertulias ociosas) ; sino a una de las escasas


actividades que permiten una mas amplia y
estimulante realizaci6n personal. Se hace his
toria para avanzar en Ia interpretaci6n del
mundo, para transformar la sociedad, para
participar politicamente, para defender prin
cipios y causas sociales, para denunciar esto
y mejorar aquello, y tambien porque es pla
centero hacerlo. Generalmente el historiador
es un goz6n de su trabajo; aun con todas las
tragedias, farsas, atolladeros, callejones sin
salida aparente, comedias y rechiflas del ofi
cio, el historiador sigue con lo suyo por el
gusto. Creo que en su capacidad de placer
esta una de las mayores fuerzas de la histo ria.
En Hacia la estaci6n de Finlandia, de Edmund
Wilson, crece la epopeya de la his toria
modema en un relato, iniciado cuando a
Vico se le ocurre que la historia es obra de los
hombres y no de dioses y destinos y que va
prosperando hasta Ja pretension de que los
hombres pueden transformarla, con Lenin
impaciente en el anden de la estaci6n de Fin
landia. En el transcurso de este relato se re
corta la jubilosa figura de Michelet en su
laberinto de archivos, reescribiendolo todo;
la pasi6n por la historia, encarnada, coma rea
lizaci6n corporal suya ademas de como con
cepto, ilustra cabalmente lo que pretendo
significar por el placer. Su trabajo hist6rico
no fue s6lo una entrega a la posteridad sino
una opci6n plena de vida personal; y segura
mente esto ultimo, en Michelet como en tan tos
otros historiadores, influye radicalmente tanto
en su obra como en el curso que gra cias a
e11a fue adquiriendo la historia en general.
Lo que quisiera preguntarme aqui es por

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
EL PLACER DE LA HISTORU 79

que la historia, en un marco social de traba


jos enajenantes y despersonalizados, es capaz
de ser un trabajo placentero, y que tanto in
fluye el placer de la historia en su' desarrollo
como trabajo; por ejemplo: distanciando al
historiador verdadero de la cultura dominan te,
de la vida establecida y lanzandolo al rescate
arqueo16gico o a la invenci6n o pro yecci6n de
ciertas utopias. En este sentido, no encuentro
diferencia alguna entre historia y literatura, ni
entre la historia y las artes, ni entre la historia
y algunos casos epicos de Ja ciencia.
Evjdentemente Iucubraciones corno 1a que
estoy proponiendo son que ni mandadas a
hacer para el disparate, y por afan J.e sintesis
o desvelado entusiasmo no podran eludfr la
generalizaci6n improcedente o afirmaciones
hiperb6Jicas a toda orquesta. Pero, en fin, la
historia tambien tiene a menudo que verselas
con algun desprop6sito.

cComo es que surge, en 1os ultimas sig1os, 1a


posibilidad de que un historiador se distan
cie de la cu]tura dominante de su epoca y de
su cJase, por fidelidad a su trabajo? cO que
su trabajo Je haga dar la raz6n a otra dase,
otro partido, otra naci6n, otra religion? No
por relativas que sean esa distancia y esa
raz6n, ni por escasos que resulten los nom
bres contestatarios frente a Ia turba de Jos
d6ciles, puede negarse la capacidad intrinseca
del trabajo hist6rico de Ilegar a enemistar a
su estudioso con las instituciones, prejuicios
y mitos dominantes. De ahi, creo, la represi6n
que sufre la historia en los regimenes totali
tarios (al igual que la literatura, las ciencias,
las artes independientes) y Ia abrumadora

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
80 J0S JOAOUfN BU.NCO

contraofensiva publicitaria en los democrati


cos capitalistas.
Cuando los aztecas se fortalecieron, Tla
caelel mand6 quemar las cr6nicas y los ar
chivos, para inventar una historia confonne
al nuevo poderio. Todos los sistemas han
hecho mas o menos Jo mismo: la practica
cotidiana de la historia se vuelve mitol6gica,
falsa; se desmoviliza a la gente con una pro
pagaci6n intensiva de una historia falsificada
conforme a los intereses prevalecientes. Y al
contrario de sus desafortunados conciudada
nos, el historiador es quien sf esta en el se
creto de la verdadera historia. Esto, de suyo,
constituye un rasgo incendiario: da una su
perioridad individual frente al poderoso: el
historiador puede demostrarle que miente, y
c6mo; ademas, este conocimiento es libera
dor: el historiador es uno de los escasos
ciudadanos que puede tener una visibilidad
concreta de la ubicua red opresora. En suma,
el conocimiento de la historia es una puerta
de escape de la practica enajenante de Ia
historia falsificada para la opresi6n general.
Y en gran medida, el placer de la historia es
su posibilidad de libertad personal, relativa y
enclaustrada si se quiere, mas no por elio
menos ins6lita, y de construcci6n de opcii>
nes personales. A traves de la historia puede
arrebatarsele al menos parte de] propio ce
rebra a la cultura dominante: el placer de
constarse un poco mas sujeto de la propia
vida y un poco menos objeto de designios
impuestos.

Otro privilegio de la actividad hist6rica es


la arrogancia. Cuando un buen historiador
Janza su interpretaci6n contestataria contra
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
EL PLACER DE LA HISTOR!A 81

la falsificaci6n establecida de la realidad, no


esta hacienda un gesto menos altivo que el
de Mallarme cuando arroja el ''golpe de da
dos" de la poesfa contra la cultura burguesa.
El autor (cientifico, artistico, humanistico)
es quien se atreve a la hybris de edificar una
interpretaci6n diferente, propia; y oponerla
a la interpretaci6n can6nica en vigor. De
ahi, posiblemente, la desconfianza de las
poderosos hacia los autores por "anarquis
tas": resquebrajan, abren brechas, importu
nan, descubren, desempolvan datos ocultos,
inauguran atajos.
Si se considera que es poJitica com{m des
truir e impedir la historia de las cla::;es opri
midas, de las minorias y de la disidencia;
que para el prevalecimiento de la interpre
taci6n opresora es necesario el exterminio de
las demas interpretaciones colectivas (histo ria
obrera, campesina, de minorias etnicas, etc.);
podra apreciarse que no es daiio menor una
obra personal, o de pequefio gru po, que
se oponga a aquella. Y encontramos entonces
que una vez exterminadas o desmem bradas las
otras historias, un sistema domi nante empieza
a sufrir disidencia dentro de sus propios
cuadros intelectuales, cuando de terminados
autores optan por la verdad his t6rica que van
descubriendo en su propio trabajo; y que no
pocas veces han facilitado, en algun sentido, y
aun decisivamente, la toma de conciencia de
grandes grupos sociales que, de este modo,
avanzan en su propia cons tituci6n coma
fuerzas beligerantes.
Es decir, Ia cultura dominante muchas
veces se ha vista minada desde sus propios
archivos, por sus propios profesores, inves
tigadores y estudiantes, que en lugar de for-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
82 JOS JOAQU1N BLANCO

talecerla, enfilan hacia la creacion de in


terpretaciones disidentes, que pudieran ser
apoyo de nuevas fuerzas sociales, precisa
mente contra las cuales se habia falsificado
la version establecida de la historia. En el
gusto de historiar alga hay de material re
belde.

Recobrar un poco la propia individualidad,


la propia persona; instaurar algunas brechas
de francotirador contra la historia dominante,
es decir, no solo ganarse uno mismo como
sujeto recobrado, sino hasta como m6dico
cornbatiente, son algunos de los privilegios
vitalistas del placer de la historia, que he
querido ver coma esculpidos en la escena de
Michelet en los archivos, al principio de Hacia
la estaci6n de Finlandia. No solo discutir su
concepto, su procedencia o viabilidad ulterio
res, sino su eficacia coma opci6n vital, coma
destino personal que valga Ia pena la apuesta
de toda una vida concreta. Desde luego, en
contra de la tendenciosa y publicitadfsima
imagen del historiador-rat6n-de-biblioteca,
prevalece la de] hombre que encontr6 en la
historia una amplia, activa aventura. La del
autor, si se quiere, como hombre de acci6n,
goz6n y nervioso.
Se ha dicho que la era tecno16gica nada
tiene que envidiarle en cuanto oscurantismo,
fe ciega y supersticioso explicarse de la vida
diaria, a la imagen mas denigratoria que pue
da concebirse de la Edad Media: el ciudadano
confia en las elecciones, en el enigmatico fun
cionar de] refrigerador o Ja television, en la
division de las clases, en la contabilidad de
cargos y abonos de los bancos, en los cambios
de la moneda y las fluctuaciones del oro, en
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
EL PLACER DE LA HISTORIA 83

la distribuci6n urbana y hasta en las minu cias


de la moda, con no menor ignorancia que
aquella con que los masones describian a la
Edad de las Tinieblas.
El historiador busca una explicaci6n docu
mental y racional, y al irla encontrando y
tejiendo, rompe la supersticiosa naturalidad
-"las cosas son como son y no hay mas"
con que se nos hace resignarnos a la vida im
puesta; al ir comprendiendo que intereses fue
ron conformando las fronteras geograficas
del pais, la jerarquizaci6n de clases y grupos,
la aparici6n o extinci6n de instituciones y
sus modalidades, la conformaci6n del poder
y del capital, el encadenamiento de la gama
social, uno se descubre viviendo una cultura
diferente, esto es, pensando en diferentes co•
sas, con un lenguaje diverso, con otros c6di
gos. Uno se vuelve de inmediato un receir
defectuoso de los mensajes del poder y has ,
poco a poco, en emisor de otros mensa· s:
en creador.
Y toda creaci6n significa cierto poder, una
fuerza que no por pequeiia deja de influir en
la correlaci6n general, tanto mas cuanto, en
el caso de la historia, tiene que ver directa
mente con los textos sagrados del sistema,
con los datos fundamentales, con las institu
ciones basicas, con los mitos egregios. El sis
tema ve con recelo que las guardianes de su
tesoro ideol6gico sean precisamente los me
nos confiables de la carte, y a la vez sus
umcos depositarios. Asi ocurre el filo de la
navaja muy repetido en la historia del inte
lectual (y sabre todo del intelectual de la vida
social, del acervo colectivo) coma nudo y en
ocasiones hasta motor de transiciones. Por
una parte, se le pide (y mantiene, financia y
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
84 JOS JOAQUfN BLANCO

adula) que sostenga la naturalidad impuesta:


que Cuauhtemoc, por ejemplo, siga siendo
la estatua oratoria; por la otra, el riesgo de
que el historiador denuncie esa naturalidad,
desmantele su artificio: Cuauhtemoc es un
hecho fechado y nunca fue miembro del PRI.
Quiza nada me apasione mas en los histo
riadores que su capacidad indiscutible de
negaci6n documental, racional, de la supers
ticiosa naturalidad cotidiana. Al analizar el
presente descubren su artificio: de c6mo fue
hecho y de c6mo puede deshacerse en algun
rnomento. El poder necesita amedrentar con
una imagen de naturalidad de la vida social,
decir que existe tal cual es, de] mismo modo
que Ia tierra y los arboles son cuales son,
y que cambiarla es atentar contra Ia natura
leza: iel terremoto!; que sus jerarquias son
permanentes y espontaneas, hasta geo16gicas,
del mismo modo que las m::mtafias estan en
cima de los rios y estos subsidian los oceanos.
Frente a la naturalidad supersticiosa del
poder, el historiador es una fuerza a contra
natura: muestra el artificio en que se entre
veran las situaciones actuales, insiste en que
todo es explicable corno hechos de artificio
(esto es, como hechos formados por hombres
de tal manera y con tales intereses) y, por
tanto, perecedero, transformable, combatible.
Frente a la arrogancia del capital y del poder,
el historiador seria una especie de alquimista
o rnago que, como en otros tiempos expli
cara por que se producen las lluvias y enfer
medades, ante la at6nita mirada de quienes
los daban por supuesto, ahora explicara -sa
cando conejos del sombrero- el artificio, la
cotidianeidad, la mecanica concreta de suel
dos, asentamientos humanos, grupos politi-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
EL PLACER DE LA HISTORIA 85

cos, huelgas, precios, consorcios; volviendolos


inteligibles, esto es, arrebatandoles su prepo
tencia mftica para reducirlos a la dimension
humana, cosa de hombres combatible por
hombres.
Esa especie de magia de Ia historia, de
volver inteligible aquello que era imposicion
tan "natural" coma los desastres geol6gicos
o la orografia; cronicable lo que era mero
asunto de himno, transformable lo que pa
reda monolito, es una aventura no exenta de
las adolescentes emociones de la lectura de
Salgari.

Pero, ademas, el historiador y el amante de


la historia tienen otro privilegio: el de deci
dir en que actualidad viven. El sistema trata
de abarcar a todo mun.do en una actualidad
masificada, intereses y formas dirigidos, uni
formados y organizadamente dispuestos. Le
seria imposible dominar a millones de indi
viduos diferentes cada cual de su vecino. Los
totems y tabues, las angustias y esperanzas,
las fobias y las manias se entretejen en una
uniformada actualidad opresora: todo mundo
a pensar lo mismo y del mismo modo al
mismo tiempo. En este mes hay que preocu
parse por los rehenes norteamericanos en
Iran y olvidarse de las masacres de Vietnam,
porque los hechos y las ideas se vuelven ex
pedientes a los cuales dar el carpetazo. El
pasado se desvincula del presente, una mera
atm6sfera de sombras fantasmagoricas sin
causalidad ni consecuencia; y a la gente no
le queda mas que acudir a las consignas pre
sentes del poder actual. Tai uniformidad im•
posibilita el cambio, has ta )a . mera oportu·
nidad de visualizar una distancia frente al
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
86 JOS JOAQUfN BU.NCO

hoy. Y la afici6n a la historia, por el contra


rio, vuelve a las personas maniaticas de otras
epocas, otros datos, diversos perfiles y dis
cordantes conocimientos. Hay otra actuali
dad en el estudio del historiador; y, a poco,
otra sensibilidad, hasta pudieran ocurrir otras
mecanicas de pensamiento y de estructura
ci6n de los datos de Ia realidad.
Si a esto, a la opci6n de decidir uno mismo
sus totems y tabues, sus angustias y esperan
zas, sus fobias y obsesiones en contra de la
uniformidad totalitaria de la infonnaci6n ma
siva , se aiiade que el trabajo hist6rico es
capaz de remunerarse vitalmente a si misrno
(por las sensaciones placenteras de ejercitar
ampliamente la mente; de creatividad y curio
sidad, de los retos y sorpresas que ofrece), y
no existir como mero objeto de trueque, im
personal y deshurnanizado, como la gran rna
yoria de las actividades que la division del
trabajo configura, se afianza mas Ia escena
de la historia como una de las escasas aven
turas que la sociedad contemporanea ofrece
a quienes buscan una vida personal emo
cionan te.

cPara que 1a historia, entonces? Esta la res


puesta publica: para interpretar rnejor el
mundo, para cambiar la vida, para reconocer
raices y procesos, para defender algunas ver
dades, para denunciar los mecanismos de
opresi6n, para fortalecer luchas libertarias.
Y la privada: para vivir dias que valgan la
pena, a]egres y despiertos. Ciertamente los
alumnos de las aulas hist6ricas responde rian
que en nada se parece un cuadro tan H rico al
tedio de los rollos de sus profesores; y los
tip6grafos pedirfan que tal efusividad
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com

EL PLACER DE LA HISTORIA 87

se la hicieran efectiva, en vez de masacrarlos,


con Ia indigestion abrumadora de tonelajes
de cuadros estadisticos, notas de pie de pa
gina, parrafadas en espeso naufragio, tenni
najos que vaya usted a saber que. Y no que
daria mas recurso que citar a Borges con
aquello de que "Ia practica deficiente no in
valida Ia sana teoria". Y proponer un mayor
enfasis en Ia importancia deI placer en el
trabajo hist6rico, de divertirse hacienda his
toria; y emocionarse y saber divertir, emocio
nar y gozar a los Iectores con quienes se
comparte ese trabajo.
Pues cuando la historia se oficializa en
estatuas, se epopeyiza sin saber bajarse nunca
de la tribuna del mitin, se comisariza en cl{m
suias partidarias o se cubiculiza en la impro
bable inteligencia exclusiva del erudito; cuan
do pierde contacto con el cuerpo que la crea
y Ios cuerpos que habran de vivirla a traves
de la lectura y Ia discusi6n; en fin, cuando
se vuelve asignatura o disciplina tecnica, pier
de sus capacidades de libertar, regocijar, emo
cionar, independizar y desmitificar.
Mientras la historia sea, coma la literatura
o las artes, coma algunos espacios sobrevi
vientes de las ciencias, un trabajo placen tero
de suyo, liberador de suyo, podra admitir la
respuesta privada: hacer historia porque es
una esplendida manera de vivir la propia vida,
uno de los escasos trabajos que per miten una
realizaci6n mas plena del cuerpo del
trabajador; en contra de otros tipos de trabajo,
en que uno se mata a lo idiota para buscar
realizaciones espurias y deprimentes a traves
del mero salario, previamente escla vizado en
un consumo igualmente espurio.

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
88 JOSE JOAQUfN BLANCO

Una vision romantiquisima de la historia. En


la que la imaginacion (incluso la mas deli
rante) siga siendo instrumento. Porque, para
terminar, ha habido epocas -y creo que es
regla en cualquier tiempo del mejor trabajo
hist6rico- en que la imaginacion es motor
y producto del trabajo hist6rko. Porque al
ser llevado, par el placer y la amplitud li
beradora de su trabajo, al deseo de ciertas
utopias, a Ia visualizaci6n de mejores forrnas
de vida, de mundos mas habitables, esta efu
sividad o este impulso influyen en la labor
hist6rica; y se reinventa (por rnuy rigurosa
que sea Ia reconstrucci6n) Grecia, por ejem
plo, o ciertos episodios prehispanicos, cons
ciente o inconscientemente, como una su
brepticia proposici6n de un mejor futuro. 0
se rescatan espacios entusiasmantes encon
trados en otras culturas, o en culturas opri
midas y marginales: aspectos de la vida
campesina, movilizadores perfiles de episo
dios obreros, sesgos reveladores de la huma
nidad coartada que de pronto brota en Ia
historia de los manicomios, los barrios, las
carceles, los guetos.
Al poeta se le da acceso a las mejores pa
labras de Ia tribu, al lenguaje que en la
actualidad impuesta se niega; al historiador
a los hechos, sabre todo en sus niveles pro
fundos, ocultos, marginales o ninguneados.
Y en ambos tesoros escondidos hay cierta
combustion de utopias, no meramente pro
gramaticas o conceptuales, sino perlectamen
te capaces de liberar parte de su calidez en
el momento de entrar en contacto con ellas
a traves del trabajo; un trabajo que entre vere
el servicio con la gozosa realizaci6n vital del
cuerpo del trabajador.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
EL PLACER DE LA JIISTORIA 89

En las asomos al paraiso se fantasearia


con una creaci6n colectiva de la historia,
ahora delegada al historiador individual; coma
se ha fantaseado en una creaci6n colectiva
de artes y ciencias, de modo que el trabajo
goz6n no sea privilegio restringido a pocas
personas, y el matado y deshumanizado con
dena de todos las demas.
Pero, par lo pronto, la historia no debe
perder su privilegio, su reino de una actividad
hermosa de suyo; y habria que estimular las
obras hist6ricas que da gusto leer, que dina
mizan y emocionan, con sensualidad y humor,
con todas sus manias y excentricidades. Las
ciencias han perdido ya en gran medida esos
privilegios: el poder las ha invadido y buro
cratizado para mejor utilizarlas; a cada vez
menos cientificos se Jes perrnite su realizaci6n
humana en su trabajo, y cada vez se parecen
mas a las sobrexplotados obreros de una en
sambladora de carros; ya es casi imposible
hacer c'iencia coma aventura, independiente
y libremente. Con la historia si se puede, y
la mera existencia de un trabajo dif erente
mantiene la idea fija en muchas utopias re
volucionarias de transformar las demas acti
vidades laborales, que siguen caracterizandose
por el mero "sudor de la frente" y la men
guada retribuci6n de un salario (para que
"la frente" siga sudando mas).
El aspecto de la historia como un trabajo
gratificante en si, realizador en si, placentero
de suyo, no es una de Jas menores razones
para hacerlo.

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
http://psikolibro.blogspot.com

ENRIQUE FLORESCANO

...,..,.
DE LA MEMORIA DEL PODER A LA
HISTORIA COMO EXPLICACION
http://psikolibro.blogspot.com
http://psikolibro.blogspot.com

Historia para sancionar el presente:


el pasado vivo y actuante

En tanto que la reconstrucci6n del pasado


es una operaci6n que se hace a partir del
presente, los intereses de los hombres que
deciden y gobiernan ese presente intervienen
en Ia recuperaci6n del pasado. Cada vez que
un movimiento social triunfa e impone su
dominio politico sobre el resto de la socie
dad, su triunfo se vuelve la medida de lo his
t6rico: domina el presente, comienza a deter
minar el futuro y reordena el pasado: define
el que recuperar del inmenso y variado pasado
y el para que de la recuperaci6n. Asi, en todo
tiempo y lugar la recuperaci6n del pasado,
antes que cientifica, ha sido primordialmente
politica: una incorporaci6n intencionada y se
lectiva del pasado lejano e inmediato, adecua
da a los intereses del presente para juntos
modelarlo y obrar sobre el porvenir.
La reconstrucci6n parcial y pragmatica del
pasado es tan antigua como la historia del
hombre y se ha prolongado hasta los tiempos
mas recientes. Asume todas las formas de
identificaci6n, de explicaci6n de los orige nes,
de Iegitimizaci6n del orden establecido, de
darle sentido a Ia vida de los individuos y
las naciones, de inculcar ejemplos morales, de
sancionar la dominaci6n de unos hombres
sobre otros, de fundar el presente y ordenar
el futuro inmediato.1 Los primeros
testimo-
1 Veanse varios ejemplos de esta tradici6n en J.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
[93]

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
94 ENRIQUE FLORESCANO

nios directos que de su acci6n hist6rica dej6


el hombre a la posteridad son memorias del
poder y la dominaci6n: genealogias de reyes
y gobernantes, monumentos que fechan y
magnifican acciones de guerra y entroniza
ciones de reyes, anales que consignan la his
toria de familias gobernantes y reinados. Cum
plian la doble tarea de recoger aquello que
sancionaba y legitimaba el poder establecido,
y de imponer en el presente y a las genera
ciones venideras el culto ritualizado de esa
memoria.
Par el sentido profundamente actual de
este tipo de recuperaci6n de lo acontecido,
el pasado entra en el presente coma cosa viva,
obra en el con la misma o semejante fuerza
que lo contemporaneo y las reactualizacio
nes que de el se hacen transmiten sin dilaci6n
y con toda su carga emotiva las poderosas
presencias del pasado en las contiendas del
momenta actual.
Aunque par lo general Ios autores de estas
recuperaciones del pasado declaran su prop6-
sito de relatar hechos verdaderos, no gastan
grandes esfuerzos en establecer la autentici
dad de sus fuentes; pero es comun que a lo
largo de varias generaciones sean capaces
de enterrar hondo una tradici6n e imponer
una nueva version del pasado (como en el
caso de la Iglesia cristiana en el Medievo, o
de las Revoluciones mexicana y sovietica a
principios del siglo xx), apoy:indose en toda
suerte de hechos veridicos, aduciendo testi-
H. Plumb, La muerte del pasado, Barcelona, Barra!,
1974, particularrnente el capitulo titulado "La san cion
de! pasado", pp. 17-52; y tarnbien Bernard Lewis, La
historia recordada, rescatada, inventada, Mexico, Fondo
de Cultura Econ6rnica, 1979.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA COMO EXPLICACI6N 95

monios espurios, recuperando tradiciones re


primidas y omitiendo hechos importantes. En
estos casos el establecimiento de la nueva
version del pasado no es producto, princi
palmente, de la autenticidad de los testimo nios
aducidos, de la fuerza convincente de la
explicaci6n, o de la rigurosa relaci6n de las
causas con sus efectos; es impuesta por
las mismas fuerzas sociales y politicas que
modificaron el desarrollo hist6rico. Se gene
raliza y con frecuencia se vuelve la explica
ci6n hist6rica dominante por el control que
ejerce el poder establecido para producir y di
fundir reiteradamente esta nueva interpreta
ci6n. Obtiene su legitimidad de las masas y
grupos sociales que participaron en la con
tienda y que ven en esta recuperaci6n del
pasado una explicaci6n convincente de sus
aspiraciones y una interpretaci6n general de
muchas acciones hasta entonces confusas o
inconexas. Pierde credibilidad en la medida
en que las versiones disidentes o de nuevos
grupos sociales erosionan su rnonopolio y
filtran otras interpretaciones que niegan, con
tradicen o superan a la establecida.
Si para los poderosos la reconstrucci6n del
pasado ha sido un instrurnento de dominaci6n
indispensable, para los oprimidos y persegui
dos el pasado ha servido como memoria de
su identidad y corno fuerza emotiva que man
tiene vivas sus aspiraciones de independencia
y liberaci6n. Las guerras entre naciones y
poderes politicos, la lucha de clases, las ac
ciones de conquista y dominaci6n colonial, la
opresi6n de rninorias etnicas o religiosas, to
dos estos conflictos han sido energicos es
timulantes de la imaginaci6n hist6rica y
creadores de colisiones entre versiones con-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
96 ENRIQUE FLORESCANO

tradictorias del pasado. En estas epocas en


que chocan dos o mas interpretaciones diver
gentes de] pasado se agudiza la sensibilidad
de lo hist6rico, grupos, clases y naciones
intentan fundamentar con mayor ansiedad
sus raices hist6ricas y se dilata y profundiza
la busqueda de testimonios y razones
hist6ricas que fortalezcan los intereses
propios y des truyan los de] contrario. En
en que se lucha simultaneamente por el pasa
estos tiempos
do y el presente surge tambien con fuerza la
critica hist6rica, la revision de los testimonios
en que se funda la interpretaci6n propia y la
antag6nica de] pasado. La epoca en que el
cristianismo empezaba a suplantar al paga
nismo como religi6n estatal (siglos 111 y 1v),
los afios de la Refonna y la Contrarrefonna,
o las decadas de .crisis politica e ideol6gica
que van del siglo xvnr a fines del xrx fueron
tiempos en que el pasado dej6 de ser uno
para convertirse en multiple tanto en el tiem
po como en el espacio, provocando el descu
brimieoto de interpretaciones diferentes de lo
acontecido, ]a exhumaci6n de nuevos testi
monios y tradiciones hist6ricas, la confronta
ci6n crf tica de sus fundamentos y un proceso
lento y controvertido de asimilaci6n del pa
sado extraiio al pasado conocido.2
2 Vease, por ejemplo, A. Momigliano (comp.), The

conflict between paganism and christianity in the


fourth century, Oxford, 1963. A los historiadores
cristianos que mantenfan una interpretaci6n del
desarrollo hist6rico a la vez excluyente y universal,
este conflicto los oblig6 a ensayar una nueva forma
de historia asentada en "la fe en Jas pruebas docu
mentales y la conciencia de que habfa una interpre tacion
distinta -la pagana- que era necesario re futar", J. H.
Plumb, op. cit ., pp. 96-97; tambien R.
R. Bolgar, The classical heritage and its benefi
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
ciaries, Cambridge, 1954.

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA COMO EXPLICACI6N 97

En Europa, desde el siglo xvi en adelante,


la coexistencia y superposici6n contradicto
ria de varios pasados (la antigiledad pagana,
el ingente pasado cristiano, los multiples y
ex:tra.fios pasados que introdujeron en el pre
sente europeo el descubrimiento y conquista
de los pueblos de America) , ampli6 las di
mensiones de lo hist6rico, condujo a crear
tecnicas adecuadas para analizar la autenti
cidad de esas tradiciones y llev6 a plantear,
al lado de la indagaci6n de c6mo habfan
ocurrido las hechos, la pregunta sobre el sen
tido de esos extraiios desarrollos hist6ricos.
Aun cuando la reconstrucci6n del pasado
sigui6 te.fiida de un sentido pragmatico y
altamente politico, a partir de la Ilustraci6n
el interes por el pasado empieza a ser indu
cido por el porque. No bastaba ya conocer
los hechos y describirlos; era necesario tam
bien comprender el sentido del desarrollo
humano, indagar el porque de sus mutaciones
y variedades, explicar por que se desarrolla
ban y decaian pueblos y civilizaciones. La
primera gran obra de la historiograffa mo
dema, The decline and fall of the Roman
empire, de Edward Gibbon, nace de estas
nuevas preguntas y ante la presencia turba
dora de dos pasados, la antigiiedad pagana y
el cristianismo: "Estaba en Roma -dice en
su Autobiografia-, el 15 de octubre de 1764,
cavilando entre las ruinas del Capitolio mien
tras los frail.es descalzas cantaban visperas en
el templo de Jupite'I' ... cuando me vino por
primera vez a la imaginaci6n la idea de es
cribir sabre la decadencia y cafda de la
ciudad." 8
3 Autabiografia, Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1949,

p. 113. Cursivas nuestras.


www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
98 ENRIQUE FLORESCANO

La tension y contradicci6n hist6rica que


se instala en el desarrollo de Mexico a partir
de la conquista surge tambien de la presencia
de dos pasados que chocan y luego coexisten
1argamente sin que uno logre absorber al otro
plenamente. Sorprendido y admirado por la
extrafi.a cultura de los antiguos rnexicanos, el
fraile frandscano Benardino de Sahagun em
prende, a mediados del siglo xvi, la mas vasta
y rigurosa empresa de rescate hist6rico y et
nografico de los tiempos modernos y logra
salvar para la posteridad una imagen gran
diosa de ese pasado que rapidarnente co
mienza a diluirse ante sus ojos.' Pero esta
riquisima indagaci6n que recogia tan minu
ciosamente la antigiledad nativa apoyandose
en la informaci6n proporcionada por los mis
mos indigenas foe primero desalentada y Jue
go prohibida su publicaci6n y divulgaci6n. En
lugar de la reconstrucci6n y transmisi6n del
pasado indfgena, se impuso, abrumadora, la
memoria de los hechos del vencedor: cr6ni
cas e historias de la conquista, hagiografias
de los frailes evangelizadores, cr6nicas e his
torias de las 6rdenes religiosas. . . La historia
de los pueblos de Mexico se trasmut6 en his
toria de Ia dominaci6n espafi.ola.
Dos siglos mas tarde, cuando ya habia sido
aniquilada la aha cultura indfgena y s6lo
subsistia la cultura de los campesinos opri
midos, resurgi6 brillantemente el destruido
esplendor indigena en la Historia antigua de
Mexico del jesuita Francisco Javier Clavijero.
4 Vease Bernardino de Sahagun, Historia general
de las cosas de Nueva Espana, edici6n de Angel Ma
ria Garibay, Mexico, Porrua, 1956; y del mismo
Sahagun, Codice Florentino, edicion facsimilar, su
pervisada por el Archivo General de la Naci6n, Flo
rencia, Giunti-Barbeni Editores, 1979, 3 vols.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA COMO EXPLICACI6N 99

Enciclopedia de conocimientos del Mexico


antiguo, apologia y elevaci6n de Ia pasada
grandeza indigena al rango de la Antigiiedad
clasica europea, alegato anticolonial y afirma
ci6n de la independencia intelectual ameri
cana, la Historia de Clavijero es tambien la
obra que fundamenta la conciencia de clase
criolla frente a los espai'ioles. 5 Para los crio
Ilos y mestizos excluidos del poder y sin base
cultural, el rescate del pasado prehispanico
que realiza Clavijero se convierte en memoria
hist6rica y apoyo de sus reivindicaciones po
Hticas. A partir de entonces la patria de crio
llos y mestizos tiene un pasado remoto, noble
y prestigioso, que ellos asumen coma propio
sin vincularlo a los sobrevivientes indfgenas.
Quienes tienen conciencia de ese pasado y
estan convencidos de que por nacimiento les
corresponde disfrutar las riquezas que colman
a su patria son los criollos, que mediante el
rescate del pasado indfgena incorparan tam
bien a su patrimonio la legitimidad de los
vencidos: en adelante seran las miembros de
la elite criolla y religiosa quienes reclamen el
d!'!recho a dirigir el destino del pais.
A partir de la abra de Clavijero la inter
pretaci6n y el _uso del pasada dej6 de ser ma
nopolio de un solo grupo para canvertirse en
presa de lodos las que se disputaban el poder.
La apropiaci6n del pasado indigena por los
criollos y mestizos sefiala, en el daminio po-
5 Vease Luis Villoro, Los grandes momentos del
indigenismo en Mexico, Mexico, Ediciones de la Casa
Chata, Centro de Investigaciones Superiores del
INAH, 1979, pp. 95-125; y Jose Emilio Pacheco, "La
patria perdida. Notas sobre Clavijero y la cultura
nacional", en Hector Aguilar Camin et al., En torno
a la cultura nacional, Mexico, Instituto Nacional In
digenista, 1976.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
100 ENRIQUE FLORESCANO

litico-ideol6gico, la fractura irreversible del


monopolio de la interpretaci6n hist6rica que
hasta entonces habia detentado el Estado
Iglesia, y en el area de la historiografia, 1a
aparici6n de diversas y contradictorias ver
siones del mismo por efecto de Ia disputa por
el poder. En adelante la interpretaci6n del
pasado no sera mas una y exclusiva, sino plu
ral y contradictoria. Lo que se mantendra
como una constante sera el peso y la impor
tancia enorme del pasado en ]a 1egitimizaci6n
del poder.
Desde la guerra de Independencia y du
rante todas las luchas politicas del siglo XIX
el pasado no cesa de estar presente en las
contiendas que sacuden a la naci6n. La pro
funda escisi6n de las clases y grupos politi cos
y su incapacidad para imponer sus pro gramas
al conjunto de la sociedad mantienen a la
naci6n en vilo, suspendida entre la ines
tabilidad del presente y la incertidumbre del
futuro. En esa titubeante circunstancia del
presente el pasado resurgi6 con tal fuerza
que lleg6 a proponerse como modelo para
fundar los cimientos de la nueva republica.
En los primeros afios de vida independiente
fray Servando Teresa de Mier y Carlos Maria
de Bustamante propusieron el pasado prehis
panico como origen de la nacionalidad, con
exclusion del colonial. Con mas vigor poli
tico y mas fuerza social detras, Lucas Ala
man, el lfder del partido conservador, vio en
Ia herencia hispanica el mas s6lido baluarte
de la naci6n y sobre ella propuso construir
el futuro de la republica, sin participaci6n de
la tradici6n indigena.8
8 Vease David Brading, Los origenes del naciona

lismo mexicano, Mexico, Era, 1980, pp. 43-52 y 73-82.


www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA COMO EXPLlCACI6N 101

Desde entonces la oposici6n irreductible en tre


ambos pasados, la imposibilidad de absor
berlos politica, social y culturalmente, intro
dujo en el pais una contradicci6n fundamental
que extravi6 su destino. Los liberates, triun
fadores en esa contienda en que se dirimfa el
futuro de] pais, crearon el modemo Estado
mexicano y sus ]eyes constitutivas, derrota
ron a los conservadores y a sus aliados impe
rialistas, empeiiaron grandes esfuerzos en des
truir el poder de la Iglesia y en crear una
sociedad secular, pero simultaneamente des
cartaron al pasado prehispanico y al colonial
como contenidos esenciales de la nueva na
ci6n que estaban forjando. En lugar del pafs
indigena y campesino que habian heredado,
trabajaron por una naci6n blanqueada e in
dustrial; yen lugar de la sociedad oligarquica
recogida en las valores hispanicos de la Colo
nia, promovieron la formaci6n de un pais
fundado en una igualdad formal aue chocaba
abiertamente con la profunda desigualdad et
nica, cultura, social y econ6mica que dividia
al pais. Vieron en ambos pasados un lastre
para la '"regeneraci6n" que deseaban y deci
dieron adoptar como modelo de naci6n a las
paises industriales de Europa y al vecino del
norte.
La Revoluci6n de 1910 sorprendi6 a los po
liticos y "cientificos" del porfiriato concen
trados en la modernizaci6n forzada de la
economfa y la sociedad, despojando a los
indigenas y campesinos de sus tierras, atando
al pais a la division internacional del trabajo
que imponia el sistema capitalista en expan
sion, imitando los modelos culturales euro
peos, hacienda un uso vasto y met6dico de
la represi6n y elaborando las primeras re-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
102 ENRIQUE FLORESCANO

construcciones hist6ricas que buscaban re


conciliar el desgarrado y contradictorio pa
sado con el tiempo de "la paz y el progreso"
que habian creado. En Mexico a trawls de los
siglos, la obra cumbre de la historiografia de
la epoca, par primera vez el pasado prehispa
nico y el colonial dejan de ser antagonistas y
son presentados coma partes de un proceso
evolutivo que alcanza su momenta mas alto
en el radiante presente porfiriano. La obra
historica se convierte en la deliberada me
maria integradora que busca unificar a un
pueblo que ademas de su desigual y contra
dictoria composici6n social, ha dejado jiro
nes y partes enteras de su pasado en cada
una de sus grandes transformaciones po liticas.
El derrocamiento de Porfirio Diaz y la se
gunda irrupci6n subita e incontrolada de Jos
indigenas y campesinos en la historia de Me
xico desbarataron la imagen optimista y pro
gresiva que habian fabricado las historiado
res porfiristas del desarrollo del pafs, al
mismo tiempo que el proceso de la Revolu
ci6n cornenz6 a delinear una nueva interpre
tacion del pasado. El regimen de la "paz y el
progreso" se convirti6 en la dictadura y el
pasado colonial recobr6 los colores oscuros
que le habfan impuesto las indigenistas y li
berales del siglo xrx. Gran parte del largo
pasado se sataniza para justificar el orden
social y politico que busca crear la Revoluci6n
y otra resurge del o1vido con brillos insos
pechados. En contraposicion a ]os proyectos
liberales del siglo XIX que negaban al indio,
ignoraban la historia antigua y proponfan
coma destino del pais la imitaci6n de mode
los extranjeros, la Revoluci6n se define como

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
U. HlSTORIA COMO EXPLICACI6N 103

un movimiento en busqueda de la identidad


primaria, como el primer movimiento na•
cional que incorpora al indigena .Y al campe
sino en su proyecto hist6rico. De ahi que las
decadas posrevolucionarias contemplen una
vasta y continua recuperaci6n del pasado pre
hispanico, centrada en sus aspectos mas des
lumbrantes: arquitectura, escultura, religion,
mitos T
A lo largo de siglos la mayor parte de la
historiografia mexicana ha recuperado, ocul
tado, descubierto, revalorizado, integrado y
amputado el pasado bajo la presi6n de la
lucha polftica y la conformaci6n politica y
social de la naci6n. Si en general no ha ope
rado como un instrumento explicativo de Ios
procesos hist6ricos, como un saber que in­
dague el sentido de esos acontecimientos y
procure su inteligibilidad, en cambio ha sido
fidelfsima en actualizar las cargas del pasado
en el presente. Por la misma raz6n que cada
momento de ruptura o transfonnaci6n del
curso hist6rico ha erradicado del presente
unas fuerzas <lei pasado y recogido otras, y
porque precisamente estas contradicciones
han sido las motivadores principales de la
obra hist6rica, esta, al consignarlas y re
crearlas, las reactua1iza en el presente.
Independientemente de su parcialidad y de
los problemas que plantea su utilizaci6n en
una explicaci6n hist6rica objetiva, estas in
terpretaciones divergentes documentan el pro
ceso por el cual naciones, clases, grupos e
7 Vease para todo lo anterior Enrique Florescano,
El poder y la lucha por el poder en la historiogra
fia mexicana, Mexico, Cuadernos de Trabajo del
Departamento de lnvestigaciones Hist6ricas del
lNAH, 1980.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
104 ENRIQUE FLORESCA.NO

individuos adquieren conciencia del cambio


hist6rico: ilustran en forma inigualable los
diversos estadios que recorre Ja conciencia
colectiva e individual en la asunci6n de su
pasado y permiten conocer los mecanismos
por los cuales los hombres transforman el
pasado en fuerza actuante del presente. Son
testimonios invaluables de la formaci6n de
1a conciencia historica y de su aplicacion al
cambio social. Su importancia no reside tanto
en la informaci6n o explicaci6n que propor
cionan sabre los procesos que describen, cuan
to en lo que omiten y resaltan. Es lo que
perciben y borran sus autores y los criterios
que ponen en juego para analizar los hechos,
Jo que otorga a estas obras su importancia
como expresiones de la conciencia hist6rica
en acci6n. No son unicamente memorias del
poder, instrumentos de Ia dominaci6n y con
ciencia deformada de Ia realidad. En la me
dida en que fijan las hechos en un tiempo y
lugar precisos, que establecen relaciones entre
varios acontecimientos y distinguen causas
y resultados, son testimonios de la forma
coma sus autores percibieron o desearon que
se percibiera la temporalidad, la relaci6n y
la causalidad de los acontecimientos; es decir,
son un registro de las operaciones que reali
za el hombre para apreciar el cambio his t6rico
y grabarlo en su memoria.

Historia para comprender el pasado y


dominar el presente
Pero ocurre que el pasado, antes que memo ria
o conciencia hist6rica, es un proceso real que
determina el presente con independencia
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA COMO EXPLICACI6N 10S

de las imagenes que de ese pasado constru


yen Ios actores contemporaneos de la histo
ria. Al reves de la interpretaci6n del pasado,
que opera desde el presente, la historia real
modela el presente desde atras, con toda la
fuerza multifonne y prodigiosa de la totali
dad de lo hist6rico: volcando sabre el pre
sente Ia carga multiple de las sedimentacio
nes acaecidas, transmitiendo Ia herencia de
las relaciones e interacciones del hombre con
la naturaleza, prolongando fragmentos o es
tructuras completas de sistemas econ6micos
y formas de organizaci6n social y politica de
otros tiempos, introduciendo en el presente
las experiencias y conocirnientos que de su
obra ha ido acumulando el hombre en el
pasado.
Sin embargo, el estudio cientifico de la rea
lidad histdrica que actua sabre el hombre y
es producto de su misma acci6n apenas co
menz6 en. el siglo xrx. Antes de ese siglo hay
un saber hist6rico, una conciencia de lo his
t6rico y diversas formas de captar y explicar
el devenir, pero no una reflexi6n cientifica,
sistematica, acerca del porque de los hechos
hist6ricos, apoyada en tecnicas y procedi
mientos creados y dirigidos a responder a esa
pregunta. A partir de la pregunta sabre el
sentido de Ios hechos hist6ricos y de la
preocupaci6n par explicar por que los hom
bres entran en relaci6n entre sf y con la
naturaleza para crear, desarrollar y transfor
mar su media y sus formas de organizaci6n,
el que ocurri6, cuando, d6nde y c6mo ocurri6
empezaron a transformarse en tecnicas rigu
rosas para ubicar los acontecimientos his
t6ricos, establecer su autenticidad y descubrir
sus reladones y sentido profundo.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
106 ENRIQUE FLORESCANO

El desarrollo de esta nueva comprensi6n


de lo hist6rico comenz6 cuando simultanea
mente se desacralizaron y racienalizaron les
elementes basicos del acentecer humane: el
caracter temporal y terreno de las acciones
humanas; el caracter real, irreversible e irre
petible de lo ecurrido; Ios nexos y relaciones
causales de un hecho con otros; Ia inteligi
bilidad de los hechos hist6ricos y la necesi
dad cientifica y politica de explicarlos para
comprender su acci6n en el pasado y aumen
tar la capacidad de los hombres para domi
narlos en el presente.
Desde el memento en que las acciones hu
manas perdieron el sentido sebrenatural, sa
grado o providencial que durante mucho tiem
po se les habia atribuido, 8 desde que fueron
consideradas como hechos profanos que ocu
rrian en un lugar precise y en un tiempo de
terminado, naci6 la moderna y actual con
cepci6n del devenir humane come despliegue
de la acci6n del hombre en el tiempo, desde
el pasado hacia el future. Es decir, desde
entonces se entiende que las acciones del
hombre forman parte de un solo proceso que
las integra y forma con ellas el tejido del
acontecer, la sucesi6n de hechos pasados li
gados con los presentes y futures. Parte de
un solo precese, les hechos humanos adquie ren
sin embargo su singularidad y especifi cidad al
manifestarse en el devenir, al ocurrir en
tiempos y lugares diferentes que las hacen
distintos, irreversibles e ir repetibles.9
8 Sohre estas concepciones vease S. G. F. Bran•
don, History, time and deity, Nueva York, Man
chester University Press, 1965.
9 Para una explicaci6n mas detallada de esta con
cepci6n de lo hist6rico, vease Fram;ois Chatelet, El
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA COMO EXPLICACI6N 107

Despojado de elementos supraterrenales o


metahist6ricos, el acontecer humano cobr6
el sentido de un suceder real y legible, el
tiempo se transforrn6 en un producto de la
historia -de los hechos humanps-, P,n un
devenir susceptible de ser conocido, verifi
cado y explicado en funci6n de razones hu
manas y por medio de tecnicas y conocimien
tos adecuados a ese prop6sito.
Un adelanto considerable en la verificaci6n
de los hechos y en el mejoramiento de la
lectura de lo acaecido lo dio el historiador
Leopold von Ranke (1795-1886) al someter
las documentos y tradiciones heredadas a un
severo escrutinio para discernir su origen,
develar los fines expresos u ocultos de sus
creadores y descubrir las alteraciones que ha
bian operado en ellas sus sucesivos lectores.
Al mismo tiempo emprendi6 una busqueda
desusada de fuentes originales con Ia idea de
crear un registro mas amplio y fidedigno del
pasado. Con la exhumaci6n de nuevos testi
monios y la disposici6n de instrumentos cri
ticos para autentificarlos se pens6 que el
historiador podia explicar el sentido real de
los acontecimientos y evitar apreciaciones
erradas o subjetivas, pues la abundancia de
las fuentes y la critica rigurosa de ellas per
mitiria "mostrar lo que realmente ha suce
dido". Sin embargo, al no vincular la incor
poraci6n de nuevos testimonios y la critica
exigente de Ios mismos con un marco expli
cativo que diera cuenta de las relaciones de
los hechos entre sf y de su sentido, los segui
dores de Ranke -mucho mas que el mismo
convirtieron a lo hist6rico en un arido amon-
nacimiento de la historia, Mexico, Siglo XXI, 1979,
pp. 3-18.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
108 ENRIQUE FWRESCANO

tonamiento de datos y al historiador en un


reproductor de los archivos.
Como un ejemplo mas de que el conoci
miento hist6rico -lo mismo que el proceso
hist6rico real- no procede comunmente en
forma acumulativa y progresiva, debe recor•
darse que Marx, decadas antes, habia reali
zado una renovaci6n de[ metodo hist6rico.
Partiendo de una realidad concreta -el ca·
pitalismo industrial ingles-, aplic6 a ella
las tecnicas de investigaci6n y control de los
datos mas rigurosas de su epoca, distingui6
jerarquicamente los procesos fundamentales
que originaban y producian el capital, esta
bleci6 las relaciones dimimicas y estructura
les de la producci6n capitalista con las clases
y la sociedad y compuso con todo ello una
teoria -un modelo-- del modo de produc ci6n
capitalista, que es una abstracci6n fun dada
en la realidad hist6rica,· y una explica ci6n
razonada de esa realidad. En palabras de
Schumpeter, "Marx fue el primer econo
mista de gran categoria que reconoci6 y en·
sefi.6 sisternaticamente c6mo la teoria eco
n6mica puede convertirse en analisis hist6rico
y c6rno la exposici6n hist6rica puede conver
tirse en historia razonada". Esa met6dica re
construcci6n hist6rica y esa elaborada expli
caci6n de las causas, efectos, relaciones y
contradicciones econ6rnicas y sociales que
conformaron el capitalisrno de esa epoca, par
tieron de la noci6n fundamental de que la
realidad hist6rica es una realidad inteligible,
coherente y estructurada, susceptible por tan·
to de ser pensada, penetrada y explicada
cientificamente. ·
Marx pens6 la realidad hist6rica coma una
totalidad dotada de coherencia interna, en la
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA COMO EXPLICACION 109

cual cada una de sus partes condiciona y


transforma a las demas, a la vez que cada
parte es condicionada y transfonnada por el
todo. Esta concepci6n lo llev6 a construir un
instrumento teorico -el modo de produc
cion- capaz de captar la realidad social en
su conjunto, a diferencia de los economistas
anteriores -y posteriores- que solo elabo
raron instrurnentos analiticos para examinar
problemas exclusivamente economicos, y de
los historiadores, hasta entonces absorbidos
por la acumulacion de datos para documentar
procesos desvinculados entre si. En suma,
Marx concibio lo historico como una totali dad
dinamica, hizo de la investigaci6n de los
hechos concretos la base de todo punto de
partida riguroso del conocimiento, y de la
teoria el instrumento indispensable para pe
netrar con profundidad y coherencia en Ia
realidad hist6rica. Al contrario de la muv ex
tendida practica de muchos "marxistas",
Marx asumia que la teoria solo puede apre
hender Ia realidad cuando esta esta presente
en el analisis, cuando se ha "asimilado en
detaIIe Ia materia investigada". Y correlati
vamente, solo cuando el investigador dispone
de un marco explicativo general de] desarrollo
social, puede Jiberarse del empirismo y ex traer
del cumulo de datos explicaciones ge nerales
del desarrollo hist6rico.10
Como sabemos, despues de Marx la historia
10 Pierre Vilar explica y debate las aportaciones

de Marx a la formaci6n de una historia cientifica


en "Historia marxista, historia en construcci6n.
Ensayo de dialogo con Althusser", en Ciro F. S. Car
doso y Hector Perez Brignoli, Perspectivas de la
historiografla contempordnea, Mexico, Secretaria de
Educaci6n Publica, SepSetentas, 280, 1976, pp. 103-
159.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
110 ENRIQUE FLORESCANO

y las ciencias sociales siguieron un camino


opuesto a las lineas de conocimiento que el
habia practicado. Todas se volvieron disci
plinas: artes o ciencias especializadas, con
"campos de estudio", metodos y fines redu
cidos, con declarados contactos formales
("ciencias auxiliares") , pero sin verdaderos
vasos comunicantes que las nutrieran mutua
mente. La economia dej6 de pensarse hist6-
ricamente y se refugi6 en la teoria pura. La
exposici6n hist6rica dej6 de ser historia razo
nada y se transform6 en una sucesi6n de
hechos trabados cronol6gicamente alrededor
de un tema. La totalidad de la realidad social
-hist6rica y contemporanea- se fragment6
en partes y "territorios" cuyas fronteras cada
especialidad guard6 con celo de propietario.
En h.,igar de la reciproca interacci6n entre
la investigaci6n de la realidad concreta y la
formulaci6n te6rica de las resultados, la dis
ciplina hist6rica se transform6 en una acu
mulaci6n de datos empfricos y la economfa
en una exposici6n de conceptos. Como seiiala
Pierre Vilar, en el fondo de esta reacci6n in
telectual habfa un_a c;o ncepci6n estatica del
acontecer humano, una negativa a pensar
hist6ricamente el desarrollo social y una cre
ciente tendencia a subjetivizar el razonamien
to cientifico, que en la disciplina hist6rica
culmin6 en el historicismo: en la idea, seg(m
Dilthey , de que la realidad hist6rica no existe
por si misma, pues s6lo es reflejo de la "espi
ritualidad" del historiador , quien sucesiva
mente va cambiando la imagen del pasado
confonne se modifica su espiri tualida d.11
11 Vease "Marxismo e historia en el desarrollo de

las ciendas humanas", en Pierre Vilar, Crecimiento

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA CO.l'vlO EXPLICACI6N 111

Sin embargo, la primera guerra mundial,


la Revoluci6n sovietica, la crisis econ6mica
de 1929-1930, la Revoluci6n socialista en China
y el enonne desarrollo posterior de la ciencia
basica y la tecnologia, progresivamente em
pujaron a las ciencias sociales a ocuparse de
la realidad y a pensarla como un proceso
dinamico y cambiante. No recuperaron la
noci6n de totalidad ni abandonaron sus es
tancos, ahora fortalecidos por la creaci6n en
las universidades y centros de investigaci6n
de catedras, "especialidades" y "areas" redu
cidas a procurar un saber limitado, parcial.
Pero compelidas por el sistema que las sus
tentaba, gran parte de ellas se transfonnaron
en "ciencias aplicadas", en surtidores de per
sonal y conocimientos dedicados a corregir,
mantener, expandir y explicar las contradic
ciones econ6micas, politicas y sociales del
sistema capitalista. Un sector reducido de los
productores de estos conocimientos, herede
ros y continuadores de la tradici6n erudita
del siglo XIX, reclam6 sosiego y libertad para
sus tareas y propuso una "neutralidad cien
tifica", sustentada en una "imparcialidad
academica"; pero en la mayoria de las uni
versidades y centros de estudio del mundo
capitalista se excluy6 la enseftanza de Marx y
de las corrientes que adoptaban su pensa
miento. La "guerra fria" que sigui6 a la se
gunda guerra agudiz6 los antagonismos entre
"ciencia burguesa" e "ideologia marxista", a
tal punto que la primera se prohibi6 en la
Union Sovietica y la segunda fue proscrita
o perseguida en las universidades de los pai
ses de regimen capitalista.
y desarrollo. Economia e historia. Reflexiones sobre
el caso espafwl, Barcelona, Ariel, 1964, pp. 475-478.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
112 ENRIQUE FLORESCANO

Perpleja ante esos grandes cambios que su


conocimiento escindido en parcelas especiali
zadas era incapaz de aprehender, rebasada
ademas por la economia, la sociologia y la
ciencia polftica que entraron de 11eno a me
dir, evaluar, explicar y predecir esas transfor
maciones con nuevos enfoques, la disciplina
historica inici6 desde 1930 una lenta y con
flictiva transformacion. En Francia, Marc
Bloch y Lucien Febvre encabezaron entonces
un solitario combate para recuperar la totali
dad de lo historico que habia proclamado
Marx -pero sin seguirlo en su concepci6n
basica-, abogando por una relaci6n organica
entre historia, economia, geografia, etnolo
gfa y las demas ciencias del hombre. Insis
tieron, mas que en la unidad metodo16gica
de una explicaci6n general del desarrollo his
torico, en una vuelta a la relacion y comuni
cacion de las disciplinas que se ocupaban de
las actividades humanas. Desde estas posicio-
nes combatieron las barreras entre especia
listas y lucharon contra Ia arraigada escuela
positivista, que en lugar de una investigaci6n
dirigida por hipotesis y problemas, encandi
laba a sus practicantes con la riqueza ca6-
tica de los archivos.12
Con estos prop6sitos y s6lidamente apoya
dos en un dominio escrupuloso de las destre
zas del metier, los historiadores franceses ini
ciaron un progresivo acercamiento a las
tecnicas y los metodos desarrollados por las
ciencias sociales (economia, demografia, geo
grafia, sociologia, antropologia) , que en po cas
decadas produjo una renovaci6n profunda de
Ia historiografia academica, un pun.ado de
12 Vease Lucien Febvre, Combates por la historia,

Barcelona, Ariel, 1970.


www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORlA COMO EXPLICACI6N 113

obras maestras y una reconsideraci6n del para


que y del porque de la historia.
Bajo la presi6n de una realidad cargada
de grandes perturbaciones, los historiadores
empezaron a trasladar al pasado las interro
gantes y perplejidades del presente. La histo
ria se contamin6 de crisis, ciclos, coyunturas,
transiciones y transformaciones econ6micas,
demograficas, socia1es y politicas. Sirviendose
de tecnicas cuantitativas y procedimientos
estadisticos los historiadores reconstruyeron
impresionantes series de precios, salarios,
producciones, intercambios comerciales y es
tadisticas vitales que hicieron emerger, con la
poderosa demostraci6n de miles de datos se
riados que revelaban comportamientos masi
vos y representativos de la realidad estudiada,
las estructuras econ6micas y sociales de las so
ciedades preindustriales y las lineas de fuerza
que impulsaban su dinamica. Lo que para el
historiador tradicional era una difusa reali
dad, se torn6 una Iectura intefigible de Ios
cambios rnasivos, de las transformaciones de
la estructura econ6mica y social, de los ciclos
econ6micos, de las disparidades entre el sis
tema productivo y la poblaci6n, de las des
igualdades entre sectores de la economia, en·
tre dases sociales, entre diversos espacios y
entre tiempos diferentes.
El pasado adquiri6 una dinamica y una
complejidad nuevas al agregarse, a la crono
logia politica que habian construido las an
tiguos historiadores, los. tiempos largos que
median Ja Jenta incubadon de estructuras
geograficas y eco16gicas, los tiempos tambien
largos de la formaci6n de las estructuras de
mograficas y de las sistemas econ6micos, y
las _tiempos breves y convulsivos de los ciclos
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
114 ENRIQUE FLORESCANO

y las crisis demograficas, agricolas y comercia•


les. Tiempos diversos que al ser ahora obser
vados en espacios diferentes, medidos y rela
cionados unos con otros, develaron nuevas
desigualdades y rompimientos del desarrollo
social. La dinamica hist6rica dej6 de ser una
trayectoria lineal ocasionalmente removida
por Jos cambios politicos, para mostrarse
como un devenir desigual, constantemente
perturbado y modificado por las fuerzas dis
pares y contradictorias de Ja econornia y la
estructura sociaJ.1 3
El exito que salud6 a esta aplicaci6n de
nuevos rnetodos a los probJemas agrarios,
econ6micos y sociales de los siglos xv1-xvnr,
pronto se extendi6 a otros campos del pasa•
do y a otros pafses. El anaJisis hist6rico ba
sado en tecnicas y modelos cuantitativos, eco
nometricos y estructuralistas caus6 furor lo
mismo en Europa que en Estados Unidos y
prolifer6 por doquier, tanto en el examen de
la antigiiedad como en el de los tiempos mo
dernos y contemporaneos, lo mismo en el es
tudio de las representaciones de la conciencia
colectiva ("mentalidades"), que en el analisis
de la religion, los mitos, el poder y los siste
mas politicos, el desarrollo urbano, las tee•
nicas, los sistemas alimentarios, el cuerpo, la
13
Vease, como ejemplo de esta corriente historio
grafica: Marc Bloch, Les caracteres originaux de
l'histoire rurale fran9aise, Paris, 1964; Ernest La.
brousse, Fluctuaciones econ6micas e historia social,
Madrid, Tecnos, 1962; Fernand Braudel, El Medite•
rrdneo y el mundo mediterrdneo en la epoca de
Felipe II, Mexico, Fondo de Cultura Econ6mica,
1976; Pierre Goubert, Beauvais et le Beauvaisis de
1600 a 1730, Paris, 1960; Pierre Vilar, La Catalogne
dans l'Espagne moderne, Parfs, 1962; Emmanuel Le
Roy Ladurie, Les paysans de Languedoc, Paris, 1966.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA H ISTORIA COMO EXPLICACI6N 115

Jocura, la sexualidad ... Nucvos temas, nuc


vos metodos, nuevos proble mas. 14
El desarrollo de estas tcndencias en los
aiios sesenta y principios de los setenta pare
cia conducir aceleradamente a la historiogra·
fia al cumplimiento del ambicioso objetivo que
Edward H. Carr le asigna a la investigaci6n
hist6rica: "Hacer que el hombre pueda com
prender Ia sociedad <lei pasado, e incrementar
su dominio de la sociedad del presente." 1 "
Pero lejos de continuar la invasion optimista
de nuevos campos y epocas, o de convertir
sus conquistas en firme pista de lanzamiento
para mayores empresas en la explicaci6n de!
pasado, la historiografia contemporanea ha
entrado en una fase de cuestionamiento de
las resultados obtenidos y de revision critica
de sus fundamentos cientificos.

La critica epistemoldgica

En las ultimas af10s, a esa practica de la in


vestigaci6n hist6rica que supo responder con
sensibilidad a las reclamos de su tiempo,
recoger la mejor tradici6n de critica de los tes
timonios, aventurarse en los riesgos de probar
nuevos enfoques para responder a nuevas
preguntas y revelar inmensos territorios de]
pasado, se le han comenzado a ver deficien
cias graves en Ia definici6n de sus objetivos
H Un ejemplo de la variedad de caminos por
donde transcurre Ia investigaci6n hist6rica desde los
afios sesenta lo presenta el libro colectivo dirii;:ido
por Jacques Le Goff y Pierre Nora, Faire de l'his
toire, Paris, Gallimard, 1974, 3 vols.
15 i,Que es la historia?, Barcelona, Seix Barra\,

1970, p. 73.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
116 ENRIQUE FLORESCANO

y en los conceptos y metodos aplicados al


estudio del pasado.
Parad6jicamente, la renovadora proposici6n
inicial de romper el aislamiento disciplinario
en que se encontraba la historia y abrirla a
todos los campos sin prohibirle "nada de lo
humano", al no incluir una definici6n episte
mol6gica precisa de su objeto de estudio, se
ha convertido en el punto donde convergen
las criticas de quienes piensan la historia
como una ciencia comprensiva pero exigente
en Ia definicion de sus objetivos cientfficos.
Hoy se ve que la proposici6n de "abarcar
todo Io humano", la idea de "recuperar la
unidad de la vida", no se acompafi.6 de una
clarificaci6n minima de los supuestos te6ri
cos y metodol6gicos requeridos para tal fin.
Faltos de una conceptualizaci6n rigurosa, los
historiadores pensaron el objeto de la inves
tigaci6n hist6rica. mas bien como un inven
tario abierto, como "la serie de combinaciones
infinitamente ricas y diversas de la vida hu
mana" que sucesiva o simultaneamente el
historiador podia penetrar con solo adquirir
los enfoques y metodos que habian creado las
ciencias sociales. Asi, sin pasar por la cons
trucci6n de una plataforrna epistemol6gica
que uniera los fines de las ciencias sociales
con los de la historia, de manera de crear una
teoria del conocimiento dirigida a explicar las
relaciones sociales de los hombres y las mo
dalidades de sus cambios en e1 tiempo, los
historiadores simplemente abrieron a todos
los vientos el estanco que los aherrojaba. De
ahi que su audaz incursion por nuevos terri
torios y su sucesiva trasmutaci6n en ge6gra
fos, economistas, dem6grafos, antrop6logos
o estudiosos de las interacciones de] hombre
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA COMO EXPLICACI6N 117

con la naturaleza no condujera a la anhelada


historia total, ni a explicar con rigor las re
laciones entre uno y otro de los multiples
"territorios" que penetraba.
Sin la exigencia epistemol6gica de construir
un campo cientifico definido, la apertura in
terdisciplinaria se redujo a un comercio de
metodos y tecnicas. Los historiadores y los
antrop6logos convirtieron sus "areas" en cam
pos de experimentacion donde se han proba
do las multiples tecnicas y metodos que el
economista, el dem6grafo, el soci6logo y los
polit6logos ban creado para estudiar la rea-
1idad conternporanea, sin que ello suscitara un
acercamiento profundo entre esas disciplinas,
ni llevara a un replanteamiento com(m de los
problemas del conocimiento en las ciencias
sociales. Estas sig:uen marchando bastante
disodadas de la historia mientras que la
practica de la investigaci6n se ha vuelto mas
estructuralista y funcionalista, mas volcada a
descomponer las partes que integran el teji do
social que a explicar 1a forrnacion de su
urdimbre y dar cuenta de sus desfases y con
tradicciones, mas atrafda por explicar funcio
nes que causas, mas decidida a quedarse en
el analisis de los cortes temporales fi_jos quc
a explorar la trayectoria de las sociedades en
]a compleja dinamica espacio-temporal. En
fin, esta ausencia de verdadera interacci6n
entre la fundamentaci6n cientifica de un cam
po de estudio comun y Ia practica concreta
de la investigaci6n, explica tambien la fallida
trasposici6n de teorfas y conceptos analiticos
estaticos a la cambiante realidad hist6rica.
De ahi que en lugar de arribar a una uni
dad de enfoque y a un replanteamiento pro
fundo de la totalidad de lo hist6rico, las
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
118 ENRIQUE FLOltESCANO

historiadores tengan hoy por objeto de estu


dio muchas unidades parciales de analisis
(economia, demografia, geografia, estructura
social, "mentalidades", etc.), que en el anali sis
concreto se ordenan por yuxtaposici6n o
agregaci6n, sin que esta forma fragmentada de
recuperaci6n de la realidad pueda dar cuenta
de las relaciones de causa o efecto entre ellas,
ni explicar sus interacciones o el porque de
sus transformaciones divergentes.16
Sohre esta falta de unidad en las bases
epistemol6gicas y en los fines de la discipli na
hist6rica han crecido por lo menos cua tro
grandes corrientes de investigacidn que
postulan diferentes para ques y por ques de
la historia. La mas antigua y arraigada es la
positivista, que sigue extrayendo de Ios ar
chivos montafi.as de datos y componiendo
"nuevas aportadones" sobre infinidad de te
mas, sin que estos enormes esfuerzos mejo
ren sustantivamente la comprensi6n del pa
sado, pues carecen de guias te6ricas que
precisen los problemas y de metodos y con
ceptos analiticos que expliquen los datos y
16 Para la critica de los fundamentos epistemol6-

gicos de la Hamada "Escuela de los Annales", vease


el excelente artkulo de Jacques Revel, "Historie et
sciences sociales: les paradigmes des Annales", en
Annales, noviembre-diciembre de 1979, pp. 1360-1376;
sobre la critica a la new economic history norte
americana vease H. Gutman, Slavery and the nwn
bers game, Urbana, Illinois, 1975; y tambien, Jean
Hefter, "Une histoire scientifique: la nouvelle his
toire economique", en Annales, julio-agosto de 1977,
pp. 824-842; para la critica de los estructuralismos
veanse los articulos de P. Vilar citados en las notas
10 y 11, y para panoramas sobre los desarrollos
recientes de las ciencias sociales y la historia vease
Paul Barker (comp.), Las ciencias sociales de hoy,
Mexico, Fondo de Cultura Economica, 1979.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA COMO EXPLICACION 119

sus relaciones. Otra, muy en boga hoy en los


centros academicos, niega la posibilidad de
encontrar un sentido en el acontecer huma
no, proclama el fracaso de todos los "deter
minismos" y de la historia econ6mica y so
cial reciente para "producir una explicaci6n
cientifica y coherente <lei cambio en el pasa
do" y propane en consecuencia una investiga
ci6n dirigida por la curiosidad, sin estorbos
metodol6gicos ni preocupaciones explicati
vas, basada en la narraci6n y concentrada en
el esfuerzo de "revivir" literaria y emotiva
mente el pasado. Esta fuga desencantada del
presente hacia el pasado aunque no precisa
objetivos, metodos ni jerarquias que ordenen
Ia investigaci6n, claramente selecciona temas
coma Ios sentimientos, las emociones, los
patrones de conducta y los comportamientos
"no deterrninados", que considera coma "va
riables independientes" de las estructuras eco
n6micas y sociales. Pero su interes no es ex
plicar estos comportamientos, sino revivirlos
por el recurso de la nar ra cion.11
Mas importante e influyente es la corriente
que absteniendose tambien de buscar una
explicaci6n general de los cambios y las
fuerzas que dirigen el desarrollo de las socie
dades, concentra su atenci6n en el analisis
17 Vease una justificaci6n y un manifiesto de esta

postura en el articulo del conocido historiador in


gles Lawrence Stone, "The revival of narrative:
reflections on a new old history", en Past and Pre
sent, noviembre de 1979, pp. 3-24. Es la proposici6n
de una "historia tranquila", contra la intranquila de
que habla Pablo Gonz.alez Casanova: "La historia
intranquila" (ponencia presentada en la reunion so
bre "Relaciones entre Ia historia y otras disciplinas
de las ciencias sociales", promovida par FLACSO, 21-
25 de abril de 1980).
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
120 ENRIQUE FLORESCANO

de universos limitados a los que aplica diver


sas combinaciones de tecnicas y metodos para
indagar la fonnaci6n y el funcionamiento de
Ios sistemas econ6micos y sociales, el poder
y la organizaci6n poHtica, las bases de la cul
tura material de una sociedad, las "mentali
dades", la religi6n, las creaciones artisticas
y cientificas, los rasgos esenciales que definen
a una civilizaci6n, etc. Esta prolongaci6n de
Ia "Escuela de Ios Annales" se practica hoy,
con multiples variantes, en la mayoria de
las universidades y centros de investigaci6n
y es Ia que establece los patrones que miden
la excelencia en los estudios hist6ricos. Enrai
zada en las viejas tradiciones del rigor y el
profesionalismo academico, tiene por centro
la "tesis" u obra individual que da acceso al
titulo de historiador. Carece de politicas o es
trategias de investigaci6n explicitas y orien
tadas a resolver los problemas que suscita su
propio desarrollo; progresa mas bien por
agregaci6n, por los sucesivos enriquecimien
tos que adiciona cada nueva obra personal y
por los desafios que esta plantea a los nuevos
historiadores que quieren acceder al prestigio
y al poder que detentan sus predecesores. Ade
mas del iricentivo del prestigio personal, sus
estfmulos mayores son las novedades temati
cas o metodol6J?:icas que introduce cada nueva
generaci6n, obligada a distinguirse de las
anteriores por el descubrimiento de un en
foque o tema nuevo, "original". Aunque los
historiadores de esta tendencia se reunen
regulannente para evaluar los progresos y
problemas de sus areas de estudio, no han
logrado crear programas de investigaci6n co
munes, continuados v fructiferos. Con todo,
esta tendertcia es hoy la mas consistente en
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA COMO EXPLIC-'CION 121

sus realizaciones individuales y la mas crea tiva


y estimulante, aunque con frecuencia eluda
explicar las contradicciones y relacio nes que
registra al estudiar simultaneamente procesos
econ6micos, sociales, politicos e ideol6gicos.
Significativamente, la unica c:orriente que
hoy persiste en plantear como tema funda
mental de la explicaci6n hist6rica el porque
cambian y se transfonnan las sociedades y
cuales son los resortes que desencadenan
esos rompimientos, es el marxismo. Sumer
gido durante decadas en el dogmatismo y
en la exposici6n ta]mudica de los textos
fundadores, satanizado, perseguido y execra
do en los centros academicos del mundo ca•
pitalista, no ha cesado de ser, sin embargo,
el interlocutor obligado de las viejas y nuevas
interpretaciones del desarrollo hist6rico. Des
de Marx, y a partir de los afios cuarenta con
nuevos planteamientos, los historiadores mar
xistas insisten en desentraiiar el porque del
cambio social y son los unicos que sisterna
ticamen te continuan el asedio del problema
de la transici6n de un sisterna econ6mico
o de un modo de producci6n a otro. 18 Tam
bien ha continuado la antigua preocupaci6n
1s En 1946 Maurice Dobb inici6 la actual discusi6n

de las transiciones y cambios de los sistemas eco


n6micos en su polemico libro £studios sabre el
desarrollo del capitalismo, Mexico, Siglo XXI, ll!
ed., 1979; vease tambien Rodney Hilton (comp.), La.
transici6n del f eudalismo al capitalismo, Barcelona,
Critica, 1977; Perry Anderson, Transiciones de la
Antiguedad al feudalismo, Mexico, Siglo XXI, 1979;
y los numeros 78, 79, 80 y 85 de la revista Past and
Present, que contienen el debate planteado en la mis
ma revista por Robert Brenner (num. 70, 1976), sa
bre el papel que desempefl.6 la estructura de clases
agraria en el desarrollo de la Europa preindustrial.

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
122 ENRIQUE FLORESCANO

por esclarecer la forrnaci6n de las sistemas


econ6micos dominantes y las maneras como
se articulan con otros modos de producci6n,
combinando ahora una renovaci6n de la teo
ria marxista con los enfoques y tecnicas desa
rrollados por la historia social y econ6mica
contemporanea. 19 El analisis de las conflic tos
de clase y de las clases se ha vuelto usual en la
historiograffa no marxista, pero se debe a estos
las mejores obras del genera y Ia nueva luz
que hoy bafia a las distintas for mas que
asume la lucha de clases en las sociedades
preindus triales.20 Y como los de mas
historiadores, los marxistas han pasado del
analisis de los sistemas econ6micos y de las
contradicciones sociales, al estudio de las
revoluciones y crisis politicas, al examen del
poder, la religion, la cultura material y la
cultura popular, de las ideoiogias y de las pro
ducciones cientificas e intelectuales. Pero en
ese transito han sufrido un proceso de aper tura,
crisis y revision critica de sus funda mentos
te6ricos y metodol6gicos. Como lo afirrnan sus
exponentes mas calificados, pue de decirse
que la historia marxista es apenas una historia
en construccion.

19 Vease como ejemplo el importante e influyente


analisis del sistema feudal hecho por d historiador
polaco Witold Kula, Teoria econdmica del sistema
feudal, Mexico, Siglo XXI, 1974; y la obra de Im
manuel Wallerstein, El modemo sistema mu.ndial,
Mexico, Sigo XXI, 1979.
20 Vease Edward P. Thompson, La formacidn his

torica de la clase obrera. lnglaterra: 1780-1832, Bar


celona, Laia, 1977, 3 vols.; y tambien Eric J. Hobs•
bawm, Rebeldes primitivos, Barcelona, Ariel, 1968;
Boris Porshnev, Los levantamientos populares en
Francia en el siglo XVII, Madrid, Siglo XXI, 1978.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA COMO EXPLICACI6N 123

El historiador y la producci6n

Mas alla de la coexistencia de estas diversas


fonnas de interpretar el pasado lPUede ha
blarse de una historia, de la historia? 0 puesto
de otra fonna: lhasta que punto estas diver
gentes interpretaciones del pasado expresan
mas las circunstancias bajo las que el histo
riador elabora su obra que el proceso real del
desarrollo hist6rico? A estas preguntas apun
tan quienes piensan que 1a historia, en tanto
ciencia explicativa del pasado, no s6lo debe
cuestionar la teoria, los metodos y resultados
implicitos en la obra hist6rica, sino tambien
y con semejante profundidad las condiciones
sociales bajo las que se desarrolla la investi
gaci6n hist6rica.
Por tradici6n gremial, cuando los historia
dores hacen historiografia o arniiisis de las
obras hist6ricas que les anteceden y marcan
los avances y las lagunas del conocimiento
hist6rico disponible, se limitan a examinar
los "contextos" intelectuales e ideol6gicos que
parecen pertinentes para explicar la concep
ci6n de la historia y los metodos que adopta
el historiador para reconstruir el pasado.
Pero casi nunca aluden a las condiciones
sociales que penniten esa reconstrucci6n. En
tanto que ellos mismos operan bajo una divi
sion del trabajo que separa las ideas del
proceso productivo que las genera, cuando
hacen la critica de su actividad la centran sa
bre el producto -la obra-, sin ocuparse del
proceso productivo que lo crea. Es decir, para
las historiadores la critica de su actividad
s6lo es pertinente en el alto momenta del dis
curso elaborado, no en los bajos fondos Que
lo producen. Y precisamente esta operaci6n
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
li4 ENRIQUE FLORESCANO

que oculta las condiciones materiales y so


ciales que penniten la actividad del historia dor
es la que hace aparecer a la obra hist6- rica
como un producto individual o gremial, no
social. A su vez, en casos extremos pero
frecuentes, este mecanismo que borra las ba ses
sociales en que se asienta la actividad del
historiador y exalta s6lo su producto, es el
que lleva a pensar al trabajador intelec tual
que su obra se realiza por arriba de la sociedad,
no dentro de Jos conflictos sociales y
econ6micos que la confonnan. La ciencia
aparece entonces como "aut6noma", lejos de
los ruidos del trabajo y las relaciones sociales
que la crean.
Michel de Certeau ha mostrado, con rigor
y penetraci6n admirables, que es precisamen te
el analisis de las condiciones de produc ci6n
en que se desarrolla la actividad del historiador
la condici6n indispensable para explicar la
naturaleza social de la investiga ci6n hist6rica
y el marco necesario para ha cer un analisis
coherente de la obra hist6rica como producto
cientifico e ideol6gico.21 Con tra la idea de que
el historiador define en la soledad de su
pensamiento el tema y las pro cedimientos de
"su investigaci6n" y que el resultado de ese
esfuerzo solo esta detenni nado por Ia
concepci6n de la historia que adopta y por su
capacidad para adecuar esta a la realidaJ
estudiada, tmlos los requisitos que permiten
la prdctica de la investigaci6n
21 Vease su articuio "L'operation l}istorique", en Ia

obra coiectiva dirigida por Jacques Le Goff y Pierre


Nora, Faire de l'histoire, t. 1, pp. 3-41, y su libro
L'ecriture de l'histoire, Paris, Gallimard, 1975, don
de desarrolla ampliamente sus enfoques epistemo
I6gicos, sociaies, semioticos y psicoanaliticos sobre
Ia historia y sus constructores.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA H ISTORIA COMO EXPLICACI6N 125

(archivos, instituciones que apoyan la inves


tigaci6n, metodos y procedimientos de anali sis,
publicaci6n de los resultados, lectores), remiten
a condiciones sociales que· con ante rioridad a Ia
iniciativa del historiador deter minan los temas
a estudiar, los medios socia les donde se
realiza Ia investigaci6n y las procedimientos
analiticos de que puede dis poner para realizar
su obra personal. Es den tro de esta red de
condiciones rnateriales y de determinaciones
sociales lejanas y pr6xi mas que el historiador
toma "sus decisiones", no en funci6n de "ideas"
o "concepciones" fuera de la practica real de
investigaci6n. En nuestros dias, esos medios
donde tiene lugar la producci6n de la
investigaci6n hist6rica se Haman
universidades, academias o institutos, y
curuplen la doble funci6n de crear las con
diciones materiales para realizar la investi
gaci6n y de definir las practicas cientificas
que fijan 1os requisitos de la discipJina. Son
las instit-Jciones a las que el Estado delega la
funci6n social de crear y transmitir el cono
cimiento hist6rico.
En paises donde la sociedad civil es debil y
el Estado fuerte, este, como antes el Principe,
detennina el para que de la obra hist6rica y
hace de los historiadores un instrumento de
su poder. En aquellos donde las clases y or
ganizaciones politicas tienen fuerza propia
frente al Estado, las instituciones de ense
fianza e investigaci6n adquieren la forma de
"cuerpos" o estratos profesionales que gozan
de cierta autonomia e imponen en esas ins
tituciones sus intereses propios, gremiales e
ideol6gicos. Aun cuando estas instituciones
declaran ser templos de la libertad, la objeti
vidad y la imparcialidad cientifica y acade-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
126 ENRIQUE FLOll:ESCANO

mica, por su cornpos1c10n social, administra


ci6n, gobierno y formas de reclutarniento, de
hecho favorecen a determinadas corrientes
de pensamiento y admiten unas investigacio
nes y excluyen otras. De rnanera semejante
los prograrnas de ensefianza determinan una
cronologia de Ia historia; una division de sus
epocas, una epistemologia, una manera de
pensar y construir la realidad hist6rica, con
exclusi6n de otras. Del misrno modo se in
culcan los metodos, los procedimientos para
ordenar, distinguir, relacionar y analizar los
hechos, que nunca se definen como las me
dias que permiten defender, afirmar e incre
mentar el poder o las ideas de quienes los
transmiten, sino como procedimientos "obje
tivos e imparcia]es". Finalmente, Ja djvisi6n
jerarquica y vertical que rige a la instituci6n
concentra el uso de los recursos rnateriales
y sodales en grupos pequefios y poderosos,
que para perpetuarse distribuyen poder y be
neficios entre quienes se adhieren a las prac
ticas asumidas y combaten a los disidentes.
De este tejido real de intereses, ambiciones
y manipulaciones del aparato institucional
que condiciona Ia base material de Ia investi
gaci6n y 1os procedimientos bajo las que esta
se desarrolla no se escribe ni se hace la cri
tica cuando se habla de "escuelas hist6ricas",
"de corrientes de la investigaci6n", de "poli
ticas de investigaci6n".22 Y sin embargo, es tan
determinante de estas coma Ia misma prac tica
cientifica que produce las obras.
La separaci6n entre el sistema productivo
22
Una excepci6n son los estudios mencionados en
la nota anterior de Michel de Certeau, y el polemi
co libro de Jean Chesneaux, ,!Hacemos tabla rasa
del pasado?, Mexico, Siglo XXI, 1977.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA COMO EXPLICACI6N 127

y las obras, entre la fabricaci6n y el produc


to, procedimiento tipico del trabajo intelec tual,
opera entonces contra la misma capaci dad del
investigador para ejercer el dominio pleno de
su actividad y de las condiciones sociales y
cientfficas que la detenninan. Man tener esta
separaci6n es echar un velo mas sobre el
sistema actual, que bajo la ficci6n de la
neutralidad cientifica y la pluralidad de
corrientes declara la "libertad del discurso"
pero monopoliza la direcci6n y administra
ci6n del proceso productivo. Y sobre todo,
esta separaci6n provoca una contradicci6n
esencial entre un proceso productivo de natu
raleza social y colectiva y la utilizaci6n gre
mial e individual de sus productos, lo que a
su vez hace aparecer a los productores como
fuera del proceso social, por encima de la
sociedad. Organizar cientificamente el trabajo
del historiador quiere decir tambien dominar
el sistema productivo que lo hace posible, asi
milar todos sus procesos y adecuarlos a un
ejercicio crftico, coherente y estrategico de la
actividad cientffica. La condici6n de una con
ciencia social mas clara de] para que de la
historia implica tanto el dominio de los pro
cedimientos cientificos como de las condicio
nes sociales en que se realiza la producci6n
cientifica. Politizar la investigaci6n a traves
de la participaci6n representativa y democra
tica de quienes la realizan es pues un requi sito
indispensable para el desarrollo de una ciencia
social verdaderamente integrada en la
pluralidad social que la produce.

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
http://psikolibro.blogspot.com

ARNALOO c6ROOVA

...,..,,
LA HISTORIA, MAESTRA DE LA POUTICA
http://psikolibro.blogspot.com
http://psikolibro.blogspot.com

La historia es, ante todo, memoria del pasa


do en el presente. Es una recreaci6n colec tiva,
incluso cuando se la convierte en cien cia, es
decir, en exp1icaci6n, en respuesta a los
porque de] presente y en afirmaci6n demos
trable o sujeta a comprobaci6n. Es el hogar
de la conciencia de un pueblo, el contexto ob
jetivo de su modo de pensar, de sus creencias,
de su visi6n de la realidad, de su ideologia,
incluso cuando es expresidn individual. No
hay historia independiente de la conciencia
colectiva del hombre. Por eso la historia apa
rece siempre como discusi6n y reelaboraci6n
del pasado; por eso tiende siempre al futuro,
corno explicaci6n del pasado, en las formas
de la utopia y del mito. De ahi su fuerza como
forma que adquiere Ia conciencia social.
La esencia de la historia, como ana1isis y
enjuiciamiento de los hechos pasados, consis
te en hacer del pasado mismo un problerna
del presente. Y mientras mas se remonta el ho
rizonte del analisis mayor fuerza adquiere la
conversion del conocimiento en problema.
Nuestro actual horizonte, sefialado por la for
maci6n del Estado nacional en nuestro pais,
abarca ya un siglo. J:.ste es el trasfondo de
nuestro presente, parte de el, la dimension de
nuestra conciencia hist6rica, colectiva, coma
pueblo, como naci6n, y tambien como indivi
duos. Lo menos que ha ocurrido a quienes
ban intentado traspasar las fronteras de esa
conciencia hist6rica ha sido Ia perdida de
credibilidad, de poder de convicci6n, de sen-
[131J
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
132 ARNALDO C6RDOVA

tido de la realidad. Desde este punto de vista,


somos prisioneros de nuestro presente; pero
ello es condici6n esencial de nuestra capacidad
y de nuestra aspiraci6n para hacer historia,
para analizar nuestro pasado y proyectarlo
del presente al futuro.
La historia es conciencia colectiva yen ello,
mas que en la determinaci6n de los datos
de1 pasado, reside su objetividad y su poder
de convicci6n. El historiador, en el fondo,
escribe Jo que su tiempo impone coma nece
sidad y coma aspiraci6n en e1 campo del
conocimiento y de las creencias. No antes ni
despues, sino en el momento preciso que dic
ta el presente de los tiempos. Seg(m sea la
conciencia coiectiva, vale decir, el conjunto
de ideas y creencias a las que nos debemos, a
las que respondemos, por las cuales actuamos
o contra las que nos oponemos, asi sera la
historia que recreemos. La elecci6n tematica,
el vigor de las tesis sustentadas, el 'valor heu
ristico de la obra, su proyecci6n al futuro, su
capacidad explicativa deI presente, el campo
de su aplicaci6n y su utilidad entran todos
como expectativas de Ja dimensi6n del tiem po
que el historiador vive y constituyen, a la
vez, sus estfmulos personales y la fuente de
su interes. La eficacia con la que el histo riador
responde a esas expectativas de su epoca, las
cuales supone, de una o de otra manera, como
comienzo y marco de su traba jo, da la medida
y 1a identidad del sello par ticular de su obra,
independientemente de cual sea su materia
de estudio, la que siem pre sera vista desde la
atalaya del presente, desde aspiraciones y
necesidades presentes.
El presente, empero, no constituye un "cor
te" en el tiempo, sino que es tambien una
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA, MAESTRA DE LA POLfTICA 133

epoca hist6rica que surge y se hunde, a la


vez, en un pasado inmediato del que forma
parte y del que es resultado. El presente es
precisamente dimension hist6rica y no un
momenta de la historia. Los hombres respon
den, desde luego, a urgencias actuales; pero
se forman, piensan y actuan a partir de y de
acuerdo con paradigmas ideales que resumen
y expresan los valores de toda una epoca his
t6rica y no de este o aquel momento en par
ticular. Marx pensaba que "la humanidad solo
se propane las problemas que puede resolver"
y ello hace referenda a las paradigmas idea les
de un tiempo historico que plantean y de finen
esos problemas.
Nuestra epoca, nuestro tiempo hist6rico,
esta marcado por ese fen6meno de trascen
dencia no solo nacional sino tambien conti
nental que es la Revoluci6n mexicana. La
problematica social que ella inaugura se es·
labona, como resultado, con el periodo de]
Estado oligarquico porfirista (1876-1911) y
define el perfodo sucesivo, politica, social,
econ6mica y culturalmente, que hoy, a traves
de grandes transfonnaciones sucesivas, segui
mos viviendo. No es extrai'io que el problema
de la historia que hoy hacemos sea, por anto
nomasia, el de la Revoluci6n rnexicana: es
nuestro referente, pensamos a partir de ella,
nos movemos por ella o contra ella, en ella y
por ella actuamos, sobre ella indagamos el
pasado, incluso el mas remoto, en ella finca
mos nuestro desarrollo futuro, parecido o di
ferente a ella; por ella somos lo que somos;
ella ha acabado identificandonos como un
pueblo y una naci6n.
·Huba un momento, a Ia mitad de los afios
sesenta, en que la Revoluci6n mexicana pa-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
134 ARNALDO C6RDOVA

rec10 perderse en el pasado, ocupados coma


estuvimos entonces en imitar a las anglosa
jones en el modo de estudiar e indagar en
nuestra realidad. Paradojicamente, aquel cons
tituy6 el inido de un amplio desarrollo de las
ciencias sociales en Mexico; el estilo de la
investigaci6n cambio radicalmente; el conoci
miento de lo social parecio deja.r de lado la
opinion y la interpretaci6n e instauro el culto
del data objetivo. No falt6, par supuesto,
quien fungiera coma sacerdote nativo de la
religion empirista e investigara y ensefiara en
el credo "cientifico" del "data". Huba quienes
llegaron a profesar ante sus alurnnos: "i Para
que reflexionar sabre el data si este se halla
bien determinado? i El data habla par si
solo!" Tambien se dijo: ''c:Estudiar la Revo
luci6n mexicana? jPero si eso ocurrio hace
media siglo!" El 68 hizo saltar en pedazos la
religion empirista en las ciencias sociales, re
cordando, cruentamente, a propios y extra
fi.os, que la nuestra es la era de la Revoluci6n
mexicana. Muchos de las sacerdotes de1 em
piri mo social, algunos de las cuales habfan
llegado a afirmar, por ejemplo, que la filo
sofia (y aqui se contaba, entre otras corrien
tes de pensamiento, en primer lugar al mar
xismo) estaba ya "pasada de moda", con lo
cual querian indicar que la reflexion sabre la
realidad social o, dicho en su jerga brutal y
directa, la "especulaci6n hist6rica", no tenia
ya nada que hacer en este mundo industrial
y tecnologico, se vieron inmiscuidos por una
u otra raz6n en el desarrollo de la rebeli6n
juvenil y ellos mismos experimentaron la pe
sada prueba de tener que responder a cues tiones
hist6ricas que el credo empirista no habia
contemplado jamas: 1.que clase de Le-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA BISTORIA, MAESTRA DE LA POLfTICA 135

viatan nos gobierna?, tque es la politica y,


en especial, nuestra politica? (,que esta pa
sando y por que?, preguntaban a su modo
cada mafiana los j6venes en revuelta), t de
d6nde venimos y que fuerzas nos han gober
nado hasta ahora?, tPOr que una bandera tan
aparentemente incolora y generica coma la
democracia y la libertad politica desencadena
la violencia inaudita y salvaje del poder esta
blecido?, c:por que los j6venes estudiantes y
quienes tuvieI"on el valor de seguirlos, par si
solos, estuvieron en condiciones de desatar
un terremoto que conmovi6 a la sociedad
entera?, c:c6rno fue que el gobierno, metido en
un callej6n sin salida, por su estupida y obs
tinada intolerancia, recuper6 casi instanta
neamente su consenso en el pueblo? A los que
habian olvidado la historia esta se Jes hizo
presente dramatica y brutalmente: las tro
pas marchando contra los j6venes, las calles
y las plazas ensangrentadas, las carceles ates
tadas de prisioneros politicos, un gobiemo
que rehacia rapidamente su prestigio, la ha
zafi.a Iibertaria y democratica ahogada por la
eficacia del discurso populista y, unos meses
despues, la amnesia total de aquella amarga
y sangrienta experiencia que el pais acababa
de vivir y que dejaba a la sociedad, ello no
obstante, lacerada y mutilada, fisica y espi
ritualmente.
El 68 volvi6 a impartir catedra sabre una
vieja lecci6n, casi olvidada: que el probJe.
ma fundamental de toda sociedad organizada
nacionalmente lo es el poder que sabre ella
se ejerce y la mantiene unida y que solo hay
un modo para estudiarlo y comprenderlo:
recurriendo a la historia y encuadrandolo en
ella. Esto fue decisivo para nuestras ciencias
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
136 ARNALDO CORDOVA

sociales en su conjunto, pero sobre todo para


la ciencia politica que entonces descubri6 que
estudios tipo "decision making", "voting" o
"political participation", que por lo demas ni
siquiera habian tenido tiempo de afianzarse
en nuestro medio, no garantizaban la com
prensi6n de los grandes problemas nacionales
replanteados por el movimiento estudiantil.
No puede decirse, sin embargo, que este haya
sido un descubrimiento para el pais, aunque
lo haya sido para nuestra inteliguentsia uni
versitaria. El dia que llegue a escribirse Io
que una vez Pablo Gonzalez Casanova llam6
Ia historia filos6fica del pueblo mexicano, qui
za pueda comprobarse que el nuestro es un
pueblo que jamas olvida las lecciones de la
historia y que sus grandes momentos son siem
pre reivindicaciones claras y oportunas de
su pasado y de su proceso de formaci6n coma
una nacion.
Si podemos hablar de la Revoluci6n mexi
cana como un fen6meno que funda una nue
va dimension hist6rica, principio de una epo
ca decisiva, es siempre debido a la singular
participaci6n de las masas populares en el
evento que hizo, de golpe y por la via de la
violencia, de la lucha armada, que la nuestra
se convirtiera en una sociedad de masas, he
cho que se impuso a todo el mundo y, en pri
mer termino, a los constructores del nuevo
poder politico, los cuales, hay que decirlo,
fueron Ios mejores alumnos de la historia.
Nuestro pueblo desde entonces cree en su
futuro. Sabe que es la fuente del poder esta
blecido, de Io que nadie hace un secreto, y
por ello lo acepta y tambien cree en el; po
dremos no aceptarlo pues, obviamente, se tra
ta de una conciencia enajenada, pero es un
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
Li\ HISTORIA, MAESTRA DE LA POLfTICA 137

hecho que nos envuelve y se nos impone dia


con dia. Todos los pueblos tienen un pasado
al que se deben y del que se sienten orgullo
sos; pero un pueblo que ha hecho una revo
luci6n de masas, en la que todos sus hijos han
participado de uno u otro modo, se siente,
ademas, inclusive en media de la mas terri
ble miseria, capaz de dictar el rumbo de su
destino. Con un pueblo asi, los opositores de
un sistema econ6mico, politico y social t t:nen
una doble ardua tarea: convenc:er a su pue blo
de que esta equivocado y, sobre esa base,
conquistar el poder. Nuestro pueblo sabe que
no gan6 nada, o por lo menos muy poco, con
la Revoluci6n. Sohre ese punto nadie lo podra
engafiar. Pero sabe tambien que, de cualquier
forma, esa revoluci6n la hizo el mismo, pa
gando un precio colosal en sangre, sufrimien
to y miseria, Nadie podra "dialogar" con el
negandole o disminuyendole un pasado que,
objetivamente, por lo demas, resulta glorioso
y heroico.
La Independencia, 1a Revo1uci6n, 1a expro
piaci6n petrolera, la refonna agraria; Hidal go,
MoI"elos, Juarez, Madero, Carranza, Zapa ta,
Villa, Obregon, Cardenas, no son unica mente
temas manidos de politicos demagogos e
inescrupulosos que mantienen las riendas del
pais, sino tambien momentos y nombres clave,
emblemas de una tradici6n popular gloriosa
que conserva como blasones de or guUo y de
identidad nacional 1a memoria co lectiva del
pueblo como. eventos y figuras de la historia
que sabe propia. A un pueblo con un pasado
glorioso, resulta evidente, no se le puede
someter solo por la fuerza, en realidad, no por
la fuerza. Como recordaba Rousseau: "El
mas fuerte no lo es jamas por
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
138 ARNALDO C6ROOVA

ser siempre el amo o sefior, si no transforrna


su fuerza en derecho y la obediencia en de
ber. . . La fuerza es una potencia fisica y no
veo moralidad que pueda resultar de sus efec
tos. Ceder a la fuerza es un acto de necesidad,
no de voluntad; cuando mas, puede ser de
prudencia. cEn que sentido podra ser un
deber?" Ya antes Maquiavelo habia anticipado
el principio del poder politico cuando reco
mendaba a su principe hacer que los demas
hiceran lo que el queria que hicieran, advir
tiendole que ese era el poder al que debia
aspirar. La historia mexicana del siglo xx es,
ciertamente, la historia de los hechos socia]es
de un pueblo, pero es, antes que nada, la his
toria de c6mo se construye un verdadero po der
politico sobre los hombros de esos gigan tes de
todos los tiempos que son las masas populares.
cPor que pudo llegarse a ello? La raz6n
parece ser evidente: la Revoluci6n mexicana
no solo fue una gesta de nuestro pueblo, sino,
tambien, una 1ecci6n para quienes se pusieron
a su cabeza, sus dirigentes, y que, sin haber
leido probablemente a Rousseau ni a Maquia
velo, por supuesto, pero persiguiendo el do
minio sobre los demas, comprendieron que
el poder se funda en el consenso del pueblo
y en nada mas que valga la pena de tomar
en cuenta, sobre todo cuando se trata de un
pueblo arrnado y movilizado. Desde entonces,
parte esencial del discurso politico en Mexi
co consiste en mantener viva y activa la cre
dibilidad del pueblo trabajador, y los exitos
del sistema establecido se miden por su ca
pacidad para renovar el consenso popular,
fundado en la memoria hist6rica colectiva
de la Revoluci6n mexicana. Que el Estado

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
I.A H ISTOR IA , MAl!.STRA DE LA POLfTJCA 139

mexicano actual haya surgido de una revo


lucion hecha por el pueblo tiene su importan
cia, no siempre reconocida. Las masas tra
bajadoras creen en ese Es tado; lo sienten
suyo y lo han hecho suyo sin reservas cada
vez que ese mismo Estado se ha declarado en
peligro y apela al consenso de las masas po
pulares y, a decir verdad, sin ofrecer mucho
a cambio ni comprometiendose demasiado .
Dificilmente podra encontrarse otro Estado
en el que las masas del pueblo crean tanto y
en el que tengan fincadas tantas esperanzas
coma el Estado de la Revoluci6n mexicana.
Nos ha costado trabajo reconocerlo, pero re
suha una ensefianza de la historia, dolorosa ,
ni duda cabe, como todas las que la historia
proporcio na.
El gobierno por el consenso de] pueblo, y
la experiencia mexicana lo demuestra con
toda evidencia, no es necesariamente un go
bierno democratico; puede tratarse, incluso,
del gobierno mas autoritario y, justo, par el
apoyo que le dan las masas trabajadoras. Lo
que define el poder, desde este punto de vista,
no es la democracia, sino la adhesion de los
dudadanos al sistema esta blecido. Es verdad
que, en terminos generales, el Estado mas po
deroso y duradero es el Estado democratico,
pero no porque funcione democraticamente y
en el la voluntad de los ciudadanos sea res
petada, sino porque en el la adhesi6n de los
ciudadanos al regimen politico bajo el cual
viven es tambien duradeq1, estable y pacifica:
eso es el consenso politico. Esa adhesi6n tiene
otra raz6n de ser en un sistema politico no
democratico o autoritario y se funda en lo
que Mariategui llam6, siguiendo a Sorel, una
"voluntad de creer". a la vez mitica y multi-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
140 ARNALDO CdRDO\'A

tudinaria, una fe, una esperanza o, para de


cirlo con un termino tipico de la actual cien
cia politica, una expectativa en algo que se
identifica coma propio y que no es otra cosa
que el mito de la epoca o mito historico,
El mito de nuestra epoca es el mito de la
revolucion popular: no de la revoluci6n como
tal, como rea1mente ocurri6, sino de la revolu
ci6n concebida como hecha por las masas
populares, o mejor aun del levantamiento y
la participaci6n de las masas populares en
una revoluci6n que, par eso mismo, tiene sus
signos propios, su identidad y su unicidad.
Independientemente de cual haya sido Ja par
tidpaci6n real de las masas en la lucha de
clases del Mexico deI siglo xx, la politica ha
buscado siempre, a partir de la Revoluci6n
y dependiendo en cada momenta del grado
de desarrollo del sistema politico mismo,
orientarse a traves de y apoyarse en esa vo
luntad de creer que es patrimonio eminente
de las masas trabajadoras. Obviamente, el
mito de nuestra historia reciente no es obra
exclusiva de la conciencia aut6noma de las
rnasas ni se trata de un modo de pensar la
propia historia identico a si mismo, sin rup·
turas o transformaciones a lo largo del tiem
po. Dejado a si mismo, como asunto exclusivo
de las masas, en realidad, es probable que
se hubiese agotado rapidamente. Sucedi6 en
cambio que aquella fe en la Revoluci6n se
rehizo casi de golpe como fe en el Estado de
la Revoluci6n en la medida en que este resul
taba ser la encarnaci6n de los ideales revo
lucionarios y, a la vez, el heredero ejecutor
de los programas de 1a propia Revoluci6n.
Esa fue la verdadera herramienta de la cons-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA, MAESTRA DE LA POLfTICA 141

trucci6n del Estado moderno en Mexico, fun


dado en el consenso popular.
El Estado de la Revoluci6n mexicana ne
cesit6 mas de veinte afios, luego de que cul
min6 la lucha armada, para acabar de cons
tituirse en una autentica potencia social sobe
rana, en el representante real de la sociedad.
Y en cada etapa que lo acercaba a ese obje
tivo decisivo, las masas trabajadoras volvie
ron, una y otra vez, a protagonizar hechos
heroicos, a entablar batallas gloriosas, siem
pre a favor del Estado, encarnaci6n tangible
de su voluntad de creer. Ahora bien, tan cier
to es que el mito hace a la historia, como que
la historia hace al mito, lo que en nuestra
epoca equivale a decir que si bien el Estado
se construy6 sobre la acci6n y la conciencia
militante del pueblo trabajador, el mismo
Estado, en la medida en que fue edificando
su poder soberano, estuvo cada vez mas en
condiciones de modelar y dar un rumbo pre
ciso al mito popular, en todo momenta, como
un componente esencial de su desarrollo y de
su identidad como potencia aut6noma. Siem
pre ha sido mas facil encontrar el caracter
"popular" del Estado mexicano que su ca
racter "de clase", dilema con el que ban
andado permanentemente a la grefia los doc
trinarios de todos los credos politicos e ideo-
16gicos. Ello no deberia parecernos extrafio
si nos atenemos al testimonio de nuestra
historia. El merito del Estado mexicano, en
tenninos politicos, la clave de su exito, para
decirlo con Maquiavelo, radic6 desde el prin
cipio en, rechazar toda identidad que no fue
ra la de su origen hist6rico, la revoluci6n
popular, y la de las masas populares, lo que
constituy6 una innovaci6n politica, que sin
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
142 ARNALDO C6RDOVA

duda alguna era perrnitida por el atraso del


pais, y que dej6 muy atras a la concepci6n
liberal y democratica del orden politico de la
sociedad. El Estado era de la sociedad en
tanto en cuanto se debia a las masas popula res,
a los trabajadores. Ningun otro emblema
ideol6gico habria permitido el ejercicio de un
poder tan ilimitado ni el dominio tan comple
to sobre la sociedad entera como cuando se
presentaban simultaneamente como bandera
y como dictado del pueblo trabajador.
La nuestra pareciera ser, si es legitima Ia
expresi6n, una historia fuera del tiempo, uni
ca, sin paralelo, sin alternativas, sin otra po
sibilidad de desarrollo que no sea la que
hasta ahora ha experimentado y que supone
que Mexico vive aislado y aparte del mundo.
En esa forma de ver las cosas se ha inspirado
Ia ideologia dominante expresada por los gru
pos gobernantes: "1socialismo a la mexica
na!", "jni capitalismo ni socialismol" Tam
bien ha determinado la posici6n de muchos
estudiosos, y entre ellos de una gran parte
de los historiadores que, buscando lo que es
"peculiar" en la historia de nuestro pais, per
siguen demostrar, en el fondo, esa antigua
vulgaridad de que "jcomo Mexico no hay
dos!" Por supuesto que no se puede neg-ar
que Mexico ha seguido un camino que es solo
suyo y que no se parece, sino en muy noco,
al que otros pueblos han recorrido; ello le
ha dado su identidad propia como naci6n y
como sociedad politicamente org:anizada. Pero
ese no es sino el modo particular en el que
Mexico se inscribe en la corriente universal
de la historia del mundo. Dicho de otra ma
nera: Mexico cumple, a su modo, objetivos

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
universales. La historia politica de nuestro

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com

LA HISTORIA, MAESTRA DE LA PDLfTICA 143

pais nos ensefia el modo particular en el


que en Mexico fue construido el Estado mo
derno, a traves de Ia conquista del consenso
popular, soberano y autonomo, lo que cons
tituye una autentica ley del desarrollo poli
tico de todos 1os pueblos del mundo modemo
y de ninguna manera la formaci6n de un
poder fuera del tiempo o de la historia. Pro
bablemente un dia lleguemos a descubrir que
mientras mas pudimos ser nosotros mismos
en mayor medida fuimos mas universales y
mayor fue nuestra identificaci6n con el hom
bre de hoy.
http://psikolibro.blogspot.com
http://psikolibro.blogspot.com

HECTOR AGUILAR CAMfN

HISTORIA PARA HOY

A Rolando Cordera y Arnaldo Cordova,


agosto de 1980
http://psikolibro.blogspot.com

Bajo cualquier circunstancia debe uno ponerse


del lado de las oprimidos, incluso cuando van
errados, pero sin perder de vista que estan ama
sados con el mismo barro de sus opresores.

E. M. CIORAN, Del inconveniente de haber nacido


http://psikolibro.blogspot.com

La necesidad del pasado


iPara que la historia? Pueden barajarse infi
nitas respuestas: historia para atender las
urgencias y preguntas del presente, para
afianzar o inventar una identidad y recon
quistar continuamente la certeza de un sen
tido colectivo o personal; historia para dirimir
las Iegitimidades del poder, para imponer
o negar la version de los vencedores, para
rescatar o rectificar la de los vencidos. 0
para el ejemplo de la vida, para el reper
torio infinito de la acci6n. Y al reves: his
toria para la conternplaci6n paralitica y de
morada, para el goce y Ia imaginaci6n, para
la curiosidad que pregunta sirnplernente por
los trayectos de otros pueblos y otras civi
lizaciones. Historia tarnbien para saciar los
rigores del largo y dificil camino de la cien cia,
para recordar y cornprender, para co nocer y
reconocer. En fin, historia para deshacerse del
pasado, para evitar su acci6n incontrolada
sobre las generaciones que la ignoran, para
sustraerse al destino pre visto por el
aforisrno de Santayana segun el cual los
pueblos que desconocen su historia estan
condenados a repetirla.
Mas alla de estas respuestas axiornaticas o
de las razones del historiador, el hecho
es que los pueblos voltean ansiosamente al
pasado solo en las epocas que parecen atentar
contra ellos; 1a sabidurfa hist6rica se irnpone
a las colectividades como saber util y nece-
[147)
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
148 HOCTOR AGUILAR CAMfN

sario en epocas de sacudimientos y malos


agtieros, de incertidumbre o cambio de desti
no. Y lo hace con tal fuerza que los actores
sucumben a la tentaci6n de protegerse en
ella y repetirla. Desafiados por el vacio del
futuro, los revolucionarios buscan en el pasa do
las modelos propicios a su acci6n: la Re
voluci6n francesa en la antigiiedad romana,
la bolchevique en la francesa, la china en la
bolchevique, la cubana en sus heroes indepen
dientes, la mexicana en los suyos liberales.
De Bartolome de las Casas a Lucas Alaman
a Daniel Cosio Villegas, toda una linea de
preguntas por la historia mexicana ha tenido
su origen inmediato en una sorda crisis de
conciencia, en el deshaucio doloroso de las
confianzas y certidumbres heredadas. Mas
precisamente: en la sensaci6n de hallarse
frente al termino previsible de una civiliza
ci6n, un pais, una naci6n.
Fresca todavfa la invasi6n norteamericana
de 1847, Lucas Alaman escribi6 en el pr6logo
de su Historia de Mejico (1849): "Si los males
hubieren de ir tan adelante que la actual na
ci6n mejicana, victima de la ambici6n ex
trangera y del desorden interior, desaparezca
para dar lugar a otros pueblos, a otros usos
y costumbres que hagan olvidar hasta la len
gua castellana en estos paises, mi obra toda
via podra ser util para que otras naciones
americanas . . . vean por que medias se des
vanecen las mas lisonjeras esperanzas y c6mo
los errores de los hombres pueden hacer inuti
les los mas hellos presentes de la naturaleza."
Un siglo despues, en las paginas de su en
sayo La crisis de Mexico (1947), Cosio Ville
gas iniciaba su camino a la investigaci6n
hist6rica revelando a los lectores de Cuader-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
HISTORIA PARA HOY 149

nos Americanos el modo como los dirigentes


mexicanos habian hecho inutiles los mas he
llos presentes (las mas profundas promesas)
de la Revoluci6n mexicana. Y advertia: "Si
no se reafirman los principios y simplemente
se les escamotea; si no se depuran los hom
bres y simplemente se les adorna con ropitas
domingueras o titulos ... jde abogados!, en
tonces no habra en Mexico autorregeneraci6n
y, en consecuencia, la regeneraci6n vendri
de afuera y el pais perder.i mucho de su
existencia nacional y a un plazo no muy
largo."
En verdad, luego de la prlmera oleada de
optimismo independiente, a partir de 1836 y
la perdida de Texas, casi no ha habido de
cada en la historia mexicana que no haya es
tado signada por algun momento de penetran
te incertidumbre sabre el destino, el sentido
y la integrldad de la naci6n: la guerra con
Estados Unidos en 1848, las de Reforma e
intervenci6n en los afios cincuenta y sesenta,
las revueltas porfiristas en los setenta, e in
cluso el largo asentamiento de la paz porfi
riana defendida publicamente bajo el argu
mento del mat menor -la dictadura- frente
a los riesgos probados del desmembramiento,
las Juchas intestinas y la anarquia. Conforme
las decadas somnolientas del porfiriato trans
currieron, el mal menor fue convirtiendose
paulatinamente en la bendici6n del cielo:
integraci6n nacional, ferrocarriles, progreso,
pero s6lo para desembocar en la explosion
revolucionarla de la decada del diez, dar paso
al largo amago exterior durante los afios de
revueltas y beligerancia nacionalista de los
veinte, el boicot econ6mico por la expropia
ci6n petrolera en los treinta, la restauraci6n
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
150 HtCTOR AGUILAR CAM(N

conservadora e industrializadora en el con·


texto oprimente de la segunda guerra durante
los cuarenta, asi como la cimentaci6n de1
nuevo proyecto de sociedad mexicana, al mar·
gen de sus tradiciones populares y agrarias:
el sueii.o de un capitalismo nativo que se rin
di6 pronto a las razones estructurales de la
dependencia, la penetraci6n financiera, tec
nol6gica y cultural estadunidense, y que con
solid6 con el tiempo las nuevas tendencias
desnacionalizadoras, la nueva ocupaci6n del
pafs ya no por via de los arnagos o las inter
venciones militares sino por la puerta menos
espectacular aunque acaso mas decisiva de
las finanzas y Ja industria, la tecnica, la co
municaci6n de masas, la institucionaJizacion
de ese capitalismo a la vez salvaje y tardio,
de s6Jida infraestructura politica, que los
aii.os sesenta de este siglo ceJebraron ba_;o el
nombre de "desarrollo estabilizador". Envuel to
en los orgullos politicos de esa estabili zada
grandeza, el regimen de la Revoluci6n aboli6
en 1968 una de las ultimas acechanzas sufridas
por la naci6n: el movimiento estu diantil y
popular de ese aiio. La naci6n fue salvada, pero
la rafaga _iuvenil, tragica y anti autoritaria del
movimiento que la ofendia rasg6 los pesados
velos de la legitimidad de] sistema, exhibi6
sus rigideces e inadecuacio nes, su serenidad
espuria, su retraso para noico y
autocomplaciente frente a una socie dad en
rapido cambio cuyas manifestaciones centrales
habia empezado a desbordar a sus tutores.
El 2 de octubre de 1968 es la fecha de
arranque de la nueva crisis de Mexico; ahf
se abre el parentesis (que dura hasta hoy) de
un pais que perdi6 la confianza en la bondad

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
HISTORIA PARA HOY 151

de su presente, que dej6 de celebrar y conso


lidar sus logros y milagros para empezar a
toparse todos los dfas, durante m s de una
decada, con sus insuficiencias silenciadas, sus
fracasos y sus miserias. Salvo por las anti
cipaciones paranoides de la autoridad, la del
68 no fue una crisis estructural que pusiera
en entredicho la existencia de la naci6n; fue
sobre todo, y ha seguido siendolo, una crisis
politica, moral y psicol6gica, una crisis de
convicciones y valores que sacudi6 los esque
mas triunfales de Ia capa gobernante; el anun
cio sangriento de que los tiempos habian cam
biado sin que cambiaran las recetas para
enfren tarlos.

Las dos rebeliones


La rebeli6n del 68 fue la primera del Me
xico urbano e industrial que el modelo de
desarrollo elegido en los afios cuarenta que ria
construir y privilegiaba de hecho a costa de
todo lo demas. Por ello, insospechadamen te,
sus correas de transmisi6n fueron las elites
juveniles de las ciudades, los estudian tes y los
profesionistas recien egresados que eran en sf
mismos la prueba masiva de que el Mexico
agrario, provinciano, pri:ista y tradi cional iba
quedando atras. Los rebeldes del 68 fueron
los hijos de la clase media gestada en las tres
ultimas decadas, la generaci6n que culminaria
el transito y asumiria las riendas del Mexico
industrial y cosmopolita del que esos mismos
muchachos eran el embri6n y estaban llamados
a ser los dirigentes.
En ese sentido puede decirse que Tlate
lolco mat6 un proyecto de continuidad en la
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
Ha:T0R AGUILAR O,MiN
152

modernizaci6n de Mexico, una alternativa de


relevo generacional que se planteaba sin em
bargo -desde Ia cuspide patriarcal del sis
tema- con un claro trasfondo esquizofrenico.
Era la oferta de una sensibilidad politica y
social inmovilista y monolitica -asida a los
moldes vacf os de la unidad nacional y a la
veneraci6n aldeana de Ios simbolos patrios
empeii.ada en servir como paraguas ideol6gico
a una realidad de signo opuesto, desna
cionalizadora y dependiente, en rapida trans
culturaci6n neocolonial, extraordinariamente
sensible a las causas y los simbolos que le
eran contemporaneos. Dos ejemplos: a los
esfuerzos oficiales del regimen por apropiarse
las vestiduras de Juarez y Morelos -solem nes
ornamentos discursivos sin la acci6n po Htica
paralela que pudiera reencamarlos, re
actualizarlos- las j6venes del 68 opusieron
en sus manifestaciones las efigies del Che Gue
vara y las consignas del mayo frances; a la
responsable y servil unidad callista de toda
la piramide poHtica en torno a la autoridad
desafiada, la huelga estudiantil opuso su de
manda de pluralidad y disidencia bajo ]a
forma de un organismo rector, el Consejo
Nacional de Huelga, con el que era imposible
negociar sin interminables consultas a la base.
La represi6n del 68 y la masacre de Tlate
lolco fueron las respuestas petrificadas del
pasado a un movimiento que recogia las pul
saciones del porvenir, la presencia embriona
ria de otro pais y otra sociedad cuyos vaive
nes centrales ha sido cada vez mas dificil
manejar desde entonces con los viejos expe
dientes de manipulaci6n y control.
Sohre las cicatrices impuestas por ese ana
cronismo naci6 en los afios setenta el intento
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
lUSTORJA PARA l-lOY 153

exasperado del regimen de la Revoluci6n por


actualizar su equipaje ideol6gico, abrir las
puertas al reconocimiento de las iniquidades y
deformaciones acumuladas, y la decisi6n de
reagrupar desde arriba, comprometiendo inclu
so la estabilidad politica tradicional, una nueva
legitimidad, un nuevo consenso que revitaliza
ra las instituciones y el discurso de la Revolu
ci6n mexicana. Instigadas todas las autocri
ticas, reformuladas todas las alianzas, estimu
ladas todas las inconformidades, el pafs se
encontr6 a mediados de los setenta con la
segunda rebeli6n de los sectores modernos
que su modelo de desarrollo habfa tambien
prohijado. Los verdaderos beneficiarios de ese
modelo, banqueros, empresarios y comercian
tes, fraguaron y dieron durante 1976 el golpe
de estado financiero cuyo desenlace fue, en
agosto, la devaluaci6n del peso y en los afios
siguientes un largo periodo de hegemonfa
politica de esos sectores y de negociaci6n irre
batible de sus intereses ante el Estado y la
sociedad. Frutos al fin de Ia misma estructura
institucional y de Ios mismos habitos patriar
cales en la conducci6n del pais, Gustavo Diaz
Ordaz y Luis Echeverria, los dos presidentes
sorprendidos por la vitalidad politica de esas
rebeliones -de signo ideol6gico opuesto, pero
de origen estructural comun- reconocieron
a.nos despues su inermidad psicol6gica e ins
trumental. Dfaz Ordaz ante Ia del 68: "Nece
sitamos descubrir esas extrafias y oscuras re
laciones de intereses que son nuevas para
nosotros." Echeverria frente a los golpistas
financieros y su campafia de rumores: "Son
procedimientos sofisticados que no conocia
mos." 1
1 Excelsior, 18 de julio de 1980; resumen de las
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
154 H CTOR AGUILAR CAMfN

Transicion y crisis
Entre esas dos rebeliones de] nuevo Mexico
moderno incubado por la Revoluci6n mexi
cana -sus arrestos juveniles de 1968 y sus
capitanes empresariales de 1976--- corre toda
la incertidumbre de la nueva crisis de Mexico.
Su rasgo sobresaliente parece ser --de nue
vo- la ausencia de un proyecto que vertebre
las expectativas y las seguridades de la na
ci6n. En la cima de esa crisis rige todavia el
Estado, oscilante y a la defensiva, sin otra
propuesta de largo alcance que las promesas
del Mexico petrolero; abajo y a los lados se
mueven los impulsos ascendentes de una so
ciedad civil cuyo flanco del todo dominante
desemboca a los grupos de presi6n empresa
riales y financieros y a su proyecto de reinser
ci6n subordinada en el capitalismo interna
cional. Son ya alga mas que un simple sector
social y econ6mico, son una coherente pira
mide de intereses e instrumentos, un poderoso
aparato de comunicaci6n social, una orga
nizaci6n educativa ajustada a sus necesidades
tecnicas y productivas, una multiforme red
de intermediaci6n y control bancario, una
tendencia creciente y deliberada de concen
traci6n y monopolizaci6n industrial y finan
ciera. Y la reserva ideol6gica de tres decadas
de estupidizaci6n, desmovilizaci6n y acondi
cionamiento cultural masivo.
En el otro polo de la sociedad civil conver
gen, inconexas y desarticuladas, todas las
memorias de Diaz Ordaz hecho por Jose Cabrera
Parra; Luis Suarez, Echeverria rompe el silencio,
Mexico, Grijalbo, 1980, p. 237, discurso pronunciado
en Tabasco el dfa 20 de noviembre de 1976. Cursivas
nuestras.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
HISTORIA PARA HOY 155

opciones del pais subordinado a o segregado


por este proyecto dominante. Su eje agluti
nador -la posibilidad de un movimiento
obrero independiente- sigue mayoritaria
mente uncido a las decisiones politicas de] Es
tado, y a los intereses de una burocracia sin
dical cuyas vocaciones primeras son la propia
supervivencia como capa politic:a profesional
y el lento refonnismo que pueda granjearle
su apoyo abierto a los sucesivos gobiernos
de la Revo1uci6n. Ahf se cocina ya, sin em
bargo, en medio de la crisis con6mica, la
alternativa gradualista de una divergencia de
fondo con el regimen de la Revoluci6n en ma
teria de politica econ6mica, el esbozo de un
proyecto propio. En los margenes de esta
dominaci6n, se registra el ascenso de movi
mientos sindicales independientes y la recu
peraci6n de las consignas de] nacionalismo
revolucionario duramente combatidas por la
burocracia obrera tradicional en Ios aiios se
tenta. Junto a la lenta mole obrera sacu
dida por el impacto de la crisis econ6mica
y el empobrecimiento de sus miembros, se
alinea la herencia reproducida del 68: los
esfuerzos politicos y de opini6n de los secto
res progresistas ilustrados, una prensa criti cs
incipiente y la movilidad de unos cuantos
partidos de ·oposici6n cuyo escenario funda
mental siguen siendo las universidades pu
blicas, en rapido y desarregfado transito ha
cia Ia masificaci6n. Con todo, el venero pro
fundo de demandas y realidades frente al
que estos sectores definen el sentido final
de su acci6n politica y crf tica, es el del Me
xico marginado, el mundo a la vez arcaico
y nuevo de la descomposici6n del carnpo,
la ruptura progresiva con el pais rural don-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
156 HECTOR AGUILAR CAMfN

de la ferrea l6gica de la ganancia y la apro


piaci6n privada encima despojos recientes
sobre expectativas largamente defraudadas,
deshace arraigos locales y acumula misera
bles en las periferias urbanas, desbarata
estabilidades multiseculares --etnicas y pro
ductivas- y reitera las metodos del control
violento, el asesinato polf tico, el caciquismo
de guardias blancas, la frecuente
intervenci6n final de la fuerza publica.
Ninguno de las polos de esa creciente so
ciedad civil -aqui esquematicamente perfi
Iados-- tiene todavia en Mexico un camino
independiente de las decisiones del Estado.
El primero, que ratifica sus poderes en la re
beli6n financiera de 1976, porque ha sido
construido sobre los ejes hist6ricos que ese
Estado le facilit6, porque no ha podido crecer
ni subsistiria sin las inyecciones constituyen
tes del proteccionismo industrial, Ios subsidios
y transferencias de recursos, las concesiones,
tolerancias y complicidades del Estado, cosas
todas sabre las cuales el mismo Estado re
tiene aun el dominio juridico e institucionaJ.
El segundo, que inicia su despegue en la re
heli6n tjvil y juvenil de 1968, porque no hace
sino incorporar en su perspectiva, con nue
vos ropajes e instrumentos, el repertorio de
demandas que la Revoluci6n de 1910 puso
sabre la mesa y que el Estado ha podido desde
entonces, en diferentes etapas, a 1a vez incor
porar a su marco de reivindicaciones sociales
o nacionales y postergar sistematicamente
para mejor servir su alianza con las fuerzas
del capitalismo dependiente mexicano.
La crisis, o si se prefiere la transici6n, que
sacude la conciencia hist6rica de Mexico con
siste acaso en que pese a su poder acumu-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
HISTORIA PARA HOY 157

lado, ese Estado omniabarcante de los ulti mos


cincuenta afios empieza a ser incapaz tanto de
patrocinar con eficacia el desarrollo de las
fuerzas econ6micas privadas como de canalizar
institucionalmente las demandas po pulares que
emergen a borbotones de la base de la
sociedad. El Estado mexicano actual no
parece tener a la mano Ia propuesta na cional
que reconcentre nuevamente bajo su manto las
fuerzas encontradas que va creando la
modernizaci6n capitalista: las necesidades de
una era de expansion econ6mica, fundada en
el petr6leo, segun las requerimientos de la
nueva division intemacional de] trabajo y las
exigencias del conjunto de las clases popu
lares que empiezan a vivir ese proceso desde
el otro Iado del auge, en el cambio sin destino,
Ia pobreza sin identidad, la frustraci6n sin
expectativas.
La beligerante incertidumbre sabre el sen
tido de esta transici6n ha devuelto a la histo ria
su prestigio de saber util y ha creado la
increible diversidad de preguntas y respues
tas sabre el pasado mexicano a partir de las
afios setenta, que registran tambien un im
presionante desarrollo paralelo de centros de
investigaci6n, opciones editoriales y un mul
tiplicado mercado de lectores.

La revoluci6n realizada

Ninguna pregunta parece tan atractiva en el


surtidero historiografico de las afios setenta
coma la que cuestiona y explora el sentido
de la Revoluci6n mexicana. Una larga lista de
obras da cuenta de la intensidad y el rigor
con que esas exploraciones se han planteado
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
158 HOCTOR AGUILAR CAM1N

y resuelto: de John Womack Jr. (Zapata y la


Revoluci6n mexicana) a Arturo Warman (Y
venimos a contradecir . . . ), de Arnaldo C6r
dova ( Ideologia de la Revolucidn mexicana)
a Adolfo Gilly (La Revoluci6n in.terrumpida),
de Lorenzo Meyer (Mexico y Estados Unidos
en el conflicto petrolero) a Jean Meyer (La
cristiada); de la historia general sobre Ia R
voluci6n mexicana patrocinada por El Colegio
de Mexico a las riquezas de una fertil biblio
grafia que podria sumar con facilidad otros
veinte o treinta titulos indispensables.
La calidad reflexiva y critica de estos pro
ductos de )a historiografia profesional, es en
si misma una respuesta pnictica a la pregunta
de para que la historia en el Mexico de hoy,
y parece responder a la pregunta fundamen
tal que se formula la sociedad mexicana so
bre su mas urgente pasado. La corriente esta
lejos de ser casual. Esas obras son el fruto
de las destrezas intelectuales de una mino
ria, de un sector ilustrado, pero responden
con claridad a las necesidades de conoci
miento de una sociedad en transici6n y, como
se apunta mas adelante, al horizonte ideo-
16gico vigente entre las sectores mayoritarios
del pais. Ninguna de esas obras es ajena al
impulso de repensar un pasado cuyas versio
nes anteriores parecen del todo insuficientes;
impera en ellas el animo critico de despojarse
de lo aprendido para encontrar vertientes ex
plicativas a satisfacci6n de las dudas vigentes,
el animo posible solo en el contexto de una
crisis de conciencia, la compulsion de decir:
"No fue asf coma han dicho, porque si asi
hubiera sido nuestro presente seria distinto."
En terminos generates, lo que la historia cri
tica habia dicho hasta antes de 1968 sobre la
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
HISTORIA PARA HOY 159

Revoluci6n mexicana es que se trataba de una


gran revoluci6n popular traicionada; traiciona
da por Ia carrupci6n y por las pequefias ambi
cianes, por la ignorancia y por la falta de
grandeza de sus dirigentes, por la inmorali dad
y la barbarie, par la incapacidad conge nita del
pueblo para gobernarse e imponerse sabre sus
explotadores. 0 bien, desde la his toria oficial,
que las demandas fundamenta les de la
Revoluci6n estaban vivas, cumplien dose paso
a paso en el dificil equilibria de 1a libertad
y la justicia, encarnando sin cesar en
instituciones y presidentes: la Revaluci6n como
un ente en perpetuo avance, dispuesto cada
sexenio a enmendar sus errores, valver a sus
origenes y refrendar sus compromisos con las
mayorias que seguian esperandolo todo de
ella.
Pero mientras crecian las traiciones o se
ponian en marcha las rectificaciones defini
tivas, lo evidente para actores y observadores
era que de las fuerzas objetivas entretejidas
en el trayecto de lo que Hamamos Revolucion
mexicana, habia ido naciendo una sociedad
concreta, ni traicionada ni rectificable, sim
pleinente real. Por los origenes de esa socie dad
real y las eslabones que la han hecho posible -
mas que por sus culpables o sus redentores-
pregunta en ultima instancia la oleada de
trabajos sobre la Revoluci6n mexi cana de los
afios setenta. Es a la vez un in tento de
reconocer grandes fenomenos olvi dados o
esquematicamente vistos hasta en tonces (el
movimiento campesino zapatista, la rebeli6n
cristera) y de reintroducir la lec tura del
fen6meno en terminos de su 16gica social, de
la lucha de clases, asi como de la evoluci6n de
las 6rganos de la sociedad
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
160 HOCTOR AGUILAll. CAM1N

-fundamentalmente el Estado- que pudie


ron codificar, institucionalizar y someter esa
lucha, diferirla.
La perspectiva critica construida por la
larga interrogaci6n de los setenta en tomo
a la Revoluci6n mexicana, empieza por adhe•
rirse a la convicci6n de estar no ante una
revoluci6n failida, desvirtuada, corrompida,
sino frente a una revoluci6n plenamente rea·
/izada; la convicci6n de que la sociedad me
xicana actual, tal como se presenta, con sus
gigantescas exclusiones y sus innob1es pero
dinamicos privilegios, es la expresi6n cabal
y pormenorizada del fen6meno hist6rico que
llamamos Revoluci6n mexicana, no su pro
ducto espurio o deleznable. Y la convicci6n
paralela de que, como sefiala Arnaldo Cordo va
en otro ensayo de este volumen, la cons
trucci6n de esa sociedad real no ha sido el
fruto solo de la coercion y la fuerza, sino
tambien del consenso y la participaci6n ac
tiva de las masas, el ejercicio colectivo de un
destjno posible, no democratico, pero si na
cional, en tanto tarea del conjunto de las
fuerzas de la sociedad y de los instrumentos
de control politico y organizaci6n social que
su mismo movimiento profundo gener6.

Las fogatas de Hidalgo

Parece claro hoy que la revisi6n de los ulti


mas setenta afios de historia mexicana no
conduce al espectaculo de una revoluci6n po
pular traicionada -por lo demas imposible:
nadie puede saltar sabre la sombra de su
tiempo- sino a la historia de una revoluci6n
capitalista y nacional nacida en el potente
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
HlSTORlA PARA HOY 161

oleaje de la vioJencia y la acc1on de las ma


yorias. Este ultimo aspecto es el que marca
toda la diferencia: la idea de una revoluci6n
modernizadora nutrida sin embargo por una
incontenible rebeli6n popular de entrafia anti
capitalista y antioligarquica. La historia que
parece urgente para el Mexico de hoy -esa
en la quese hanempefiado los mejores es
fuerzos de sus historiadores recientes- es la
que explica y documenta la carga profunda
mente popular de un proyecto hist6rico cuyo
sentido sin embargo es excluir o postergar
justamente Jas demandas centrales de las ma
yorias que lo han hecho posible; la historia
de una convincente dominaci6n politica que
ha servido en lo fundamental Ios intereses
contrarios a los de las mayorias que domina
y en cuyo apoyo sustenta ese dominio su
hegemonfa nacional y su legitimidad hist6ri
ca. i.Quien ha calado a fondo en el terreno
de esta paradoja? El presidente Miguel Ale
man pudo ser ungido primer obr:ero de la Re
publica justamente en los afios en que se
disponia a convertirse en el primer empre sario
del pais.
Es posible que la Revoluci6n mexicana. sea,
entre otras cosas, Ia mayor hazafia ideol6gica
de la historia de Mexico, "Ia gran cortina de
humo que ha ocultado, justificado, impugna do,
enrarecido la percepci6n y la practica del
asunto fundamental: el desarrollo del capita
lismo mexicano".: Pero no es menos cierto
que en el fondo inerme de ese capitalismo, y
del Estado que lo ha procreado, hay un miedo
sabio a las masas de cuya violencia surgie-
2 Prologo al volumen co\ectivo, lnterpretacione5
de la Revolucidn mexicana, Mexico, Nueva Imagen,
1979.

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
162 H CTOR AGUILAR CAMtN

ron ambos y un verdugo que es a Ia vez aliado


y paradigma: el capitalismo estadunidense. De
modo que el "asunto fundamental: el desa•
rrollo del capitalismo mexicano", se da en
el extrafio molde de una doble deformidad:
es una fonna productiva incapaz de generar
una genuina vertebraci6n naciona[, en tanto
que su limite de origen es la dependencia, la
imitaci6n subordinada, transnacional; pero es
incapaz tambien de constituirse como tal en la
vanguardia politka organizada de las masas
que lo liberaron, por la violencia, de sus trabas
feudales y su raquitismo oligarquico. El gran
administrador de esas inadecuaciones hist6·
ricas y politicas del capitalismo mexicano ha
sido por ello el Estado posrevolucionario, in•
termediario a la vez de los intereses de la
naci6n ante las presiones extranjeras y de las
intereses del proyecto modemizador frente a
las presiones sociales y politicas de las masas
populares. De ahi Ia hegemonia y el pluri•
dasismo de1 Estado, su continua superioridad
arbitral y su economia mixta, su acechante
populismo y su ret6rica equilibrista, su na
cionalismo y sus reclamos de originalidad- his
t6rica, la propuesta discursiva de una tercera
via capaz de conciliar la libertad (capitalista)
con la justicia (socialista) .
Por lo que hace a la historia de Mexico, no
hay nada novedoso en esa penetrante sensibi
lidad de que la violencia y las insatisfacciones
populares estan siempre latiendo en el otro
Jado de la estabilidad politica; es una sensi
bilidad presente par igual en la certeza por
firiana de que la insurrecci6n maderista habia
"soltado un tigre" yen la mas reciente alusi6n
de Jesus Reyes Heroles (1978), a la persis
tencia del Mexico bronco que en cualquier
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
1-IJSTORIA PARA HOY 163

momenta podia despertar. El hecho hist6rico


es que por lo menos desde la guerra de inde
pendencia, los grandes movimientos politicos
de la naci6n han crecido en la compafiia de
profundas rebeliones populares, asi sus desen
laces hayan sido casi siempre el aplastamiento
o la negociaci6n de esas furias desatadas.
Persisten como signos fundadores de la
historia social moderna del pais, las fogatas
insomnes de las huestes de Hidalgo acampa das
en las afueras de la ciudad de Mexico, prestas a
ejercer sus reivindicaciones en el unico
lenguaje a la mano de la destrucci6n y el
degtie11o, como habian hecho ya en Gua
najuato. No es menos aleccionadora, y se en
cuentra en la misma linea profunda de las
tradiciones insurreccionales mexicanas, la vi
sion de los ejercitos revolucionarios de 1910
ocupando el pais e imponiendole su nuevo
c6digo de excesos y oportunidades. Decia Max
Weber que la desgracia politica de Alemania
era que nunca hubiera rodado por su suelo la
cabeza sangrante de un Hohenzollern. Capa
cidad de arrasar los simbolos concretos de su
opresi6n es lo que no ha faltado nunca en el
impulso hist6rico del pueblo mexicano. Y
pocos actos aislados han tenido tanto peso
en el azaroso camino de la construcci6n co
lectiva de una nacionalidad. coma el hecho de
que Benito Juarez haya decidido fusilar, en
Queretaro, a un Habsburgo.

,Adi6s al Estado?

Lo nuevo en la Revoluci6n mexicana no es


la presencia ominosa y exigente de las masas
y sus demandas, sino el modo como esa
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
HfCTOR AGUILAR CAMfN
164

presencia fue incorporada tanto a las ]eyes


constitutivas del nuevo orden politico como
a la dinamica de un Estado cuya capacidad
de procesar y piramidar esas expectativas
fue tan notoria como su decisi6n estrate gica
de prohijar el desarrollo de] polo opues to, de
las fuerzas antipopulares y al fin anti estatistas
y antinacionales del capitalismo mexicano.
Apenas podia ser de otro modo si se atiende a
la historia reciente de Mexico como una pieza
vecina del ascenso imperial estadunidense.
Formulado esquematicamente puede decirse
que Ios grandes momentos po pulistas y
nacionalistas posrevolucionarios
-de la beligerancia carrancista a la expro
piaci6n del petr6Ieo-- se registran antes de
la soberbia expansion econ6mica y politica
que convirti6 a Estados Unidos en la primera
potencia mundial, a rafz de su revoluci6n pro
ductiva y su ocupaci6n militar de la mitad
del mundo durante y despues de Ia segunda
guerra. Simetricamente, el momento de] gran
viraje posrevolucionario de Mexico hacia la
conciliaci6n avilacamachista y la agresividad
industrializadora y antipopular de] alemanis
mo, coincide precisamente con las decadas de
consolidaci6n internacional de los intereses
estadunidenses, la guerra fria, los planes
Marshall, el Fondo Monetario Internacional,
Ia universalizaci6n del d6lar y el patrocinio de
tantos macartismos criollos.
Con todo, pese al viraje y los resultados
visiblemente ajenos al interes de las mayorias
del pafs, el hecho es que durante las ultimas
decadas esas mismas mayorias postergadas
han reconocido en el Estado a su represen tante
y a su gestor, en tanto que dentro del Estado
ellas mismas han hallado un camino,
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
HISTORIA PARA HOY 165

limitado pero real, de lucha por sus reivin


dicaciones. Reciprocamente, el Estado ha
encontrado a la vez legitimidad y apoyo reno
vado en la adopci6n de sucesivos compro
misos y adecuaciones institucionales para res
ponder y procesar las demandas de sus masas
organizadas: del partido mayoritario corpo
rativo al reparto agrario y la politica ejidal;
de la organizaci6n sindical a las diversas
legislaciones laborales y el regimen de segu
ridad social; de la politica educativa univer
salista y alfabetizadora al reiterado compro
miso nacionalista frente a los amagos supues
tos o reales del exterior, asi como las institu
ciones, las leyes y los equilibrios politicos que
todo lo anterior requiere. En el aferrarse a
esas opciones dentro del establecimiento pos
revolucionario -no importa cuan Iimitada o
deformadamente- persiste en parte la conti
nuidad popular de Ia Revoluci6n mexicana, as:i
el resultado final sea el triunfo de las fuerzas
materiales y politicas que tienden a diluirla.
Sin embargo, lo cierto es que ninguna de las
opciones reivindicativas construidas pord Es
tado parece capaz hoy de responder o competir
con las nuevas realidades del capitalismo me
xicano: el partido unico con la diversidad de
fuerzas urbanas renuentes a su control pira
midal; el ejido con la agricultura comercial
de exportaci6n; el sindicalismo de rastro gre•
mialista con la monopolizaci6n y concentra
ci6n de Ia industria y los servicios; Ia politica
educativa extensionista con las necesidades
de nuevos tecnicos y nuevos profesionistas
para la planta productiva instalada; el naciona
lismo con las realidades de un pais tocado a
fondo por las transnacionales y regido por
su integraci6n progresiva a la economfa es-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com

166 HECTOR AGUILAR CAM1N

tadunidense. Asi, en el repertorio ideol6gico


e instrumental de lo que Cordova IIama la po-
litica de masas del Estado mexicano, parece
haber un enorme retraso frente a las reali
dades dinamicas del Mexico moderno.
Y sin embargo todo estd ahi, pesando so
bre las decisiones del Estado; un Estado que
pierde cada dia fuerza y dominio sabre los
polos dominantes de la sociedad civil, que es
cada dia menos capaz de someter por igual
a trabajadores y empresarios, que va dejando
en el camino las posibilidades practicas del
pluriclasismo equilibrador y enfrenta sin
medios para paliarlo el ascenso irresistible
de la lucha de clases. Desde la cuspide,
fincado ya mas en su dominio material y
administrativo sobre los grandes recursos na
turales de la naci6n que sabre la dimension
hist6rica de un proyecto nacional, ese Esta
do busca una salida racional hacia el manejo
de las realidades que han empezado a rebasar.
lo; parece explorar la posibilidad de volverse
una especie tercermundista de Estado bene
factor, redistribuidor de bienes y servicios
en una economia de pafs capita1ista desarro
llado, aunque siga siendo dependiente y haya
perdido su sofiada raigambre nacional. En
ese vasto padre omnipresente que ha sido par
cinco decadas el Estado mexicano, parece in
sinuarse la hora de un transito: ya no la
noci6n ideol6gica, y la posibilidad politica, de
un Estado nacional, popular, pluriclasista y
revolucionario, sino la opci6n tecnocratica de
un Estado racionalizador y distributivo, pren
dido a Ja ilusi6n de un pais modernizado,
que sea capaz en el afio 2000, de esparcir sus
beneficios y aminorar sus desigualdades.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
HISTORIA PARA HOY 167

El barro heredado

Lo parad6jico en la perspectiva de esa posi·


bilidad modernizadora, es que las mismas
demandas populares incorporadas, adminis
tradas y selladas en Ia conciencia de traba
jadores y campesinos por las instituciones y
el discurso del Estado revolucionario, tienden
a volverse la vena central de las nuevas luchas
nacionales, la reserva ideol6gica explosiva por
la que pasan las movilizaciones obreras y
campesinas, asi como el debate sobre el pre·
sente y el futuro del pais, las potentes co
rrientes de] antimperialismo mexicano, el
horizonte de las luchas democratizadoras y
reivindicativas.
A cuenta de ese pasado inventado pero real
de las posibilidades populares implicitas en
el horizonte de la Revoluci6n mexicana, se
propagan hoy con inmenso retraso pero con
intensa realidad las luchas sociales basicas de
Ia sociedad mexicana. Los expedientes de su
mediatizaci6n son hoy las espuelas de su mo
vimiento. Si sus habitos ideol6gicos vienen
de atras -de] almacen de ideas y tradicio·
nes incorporadas al Estado justamente para
frenar el ascenso de opciones mas radicales su
ejercicio expresa conflictos por exig:encias
actuales. Resumiendo e1 zapatismo, Womack
escribi6: "Esta es Ia historia de unos campe
sinos que no querian cambiar y que para
lograrlo hicieron una revoluci6n ." Una de las
paradojas cruciales del Mexico actual acaso
sea la historia de una enorme masa de tra·
bajadores, campesinos, funcionarios e intelec·
tuales que no quisieron dar por muerta a la
Revolucion mexicana y para lograrlo se
apoyaron en lo que ella empczaba a descar-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com

168 HOCTOR AGUILAR CAMfN

tar para rnejor oponerse a la organizaci6n


politica y a la realidad econ6rnica que ella
habfa producido. .:Oue, sino esta paradoja,
habria que leer en el trayecto de la ultirna
gran rnovilizaci6n obrera del pais, conducida
por la Tendencia Democratica de los electri
cistas, cuya plataforma ideol6gica basica, ten
dida sabre el bastidor cardenista del nacio
nalismo revolucionario, ocupa hoy con leves
maquillajes las paginas del proyecto nacional
esbozado por el movirniento obrero organi
zado?
Parece inutil sefialar en el rumba de esa
perspectiva lo que es obvio: sus lirnitaciones
te6ricas, su subordinaci6n final al Estado, su
ingenuidad ideol6gica e incluso su vaguedad
programatica. Lo imposible es negar su vi
gencia, su larga penetraci6n en la conciencia
y las expectativas de los trabajadores y las
campesinos, asi como su potencial explosivo
justamente en los momentos en que el Es
tado tiende a despojarse de ella. En todo
caso, sera perder el tiempo proponerse la
construcci6n de una alternativa popular que
no pase por esa zona de convicciones, creen
cias y aspiraciones largamente sedimentadas.
La histotia de esa larga sedimentaci6n y
de las instrumentos, acciones y luchas que la
hicieron posible, sigue siendo el enigma ma
yor del presente y el futuro inmediato de
Mexico: a interrogarlo obsesivamente dedica
sus mejores esfuerzos una generaci6n atra
pada en la incertidumbre sobre el destino de
un pais que no ha sabido deshacerse de su
pasado ni apoyarse coherentemente en el para
construir su futuro.

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com

CARLOS MONSIVAIS

LA PASION DE LA HISTORIA

1n memoriam Rafael Galvan


http://psikolibro.blogspot.com
http://psikolibro.blogspot.com

Estoy de acuerdo con casi todas las respues•


tas que se han dado a una pregunta (la his
toria, c:para que?) que, capciosamente, incita
al consumismo ideol6gico o a la justificaci6n
del quehacer propio. La historia, para agre
gar1e al presente fa inteligibiHdad del pasado,
para alentar la disidencia y favorecer la co
hesion de grupos o naciones, para crear y
leer gozosamente, para contribuir a la inser
ci6n del individuo en la comunidad (o a la
deserci6n, si este es el caso). Tambien, v a
esta posibilidad dedicare mi ponencia, la his•
toria para fortalecer y ampliar la conciencia
colectiva; para hacer de la recuperaci6n y
el olvido selectivo del pasado un instrurnento
de identidad critica.
Hoy, en Mexico, lo que suele calificarse
de sentido historico (si vale una definici6n
instantanea, Ia noci6n de pertenecer organi•
camente a un proceso de pafs o de clase, del
que desprendemos nuestra visi6n de epoca, al
que incorporamos nuestra responsabilidad
ante el futuro) es actitud precaria o muy
debilitada. Persiste, si -al lado de la crecien•
te labor de los historiadores criticos-, Ia
mania por atesorar datos y cumplimentar
aniversarios, se prodigan los gestos rituales
y se acepta a la historia como el testigo dili
gente y/o implacable de todo lo que"sucede,
pero entre esas vivencias y las sociedades de
masas se yergue una aguda sensacion de "tiem
po aut6nomo", sin antecedentes ni consecuen
tes, que participa tanto de un "rencor del
[171]

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
172 CARLOS MONSIVA.IS

pasado" como de un miedo programado al


porvenir; un "tiempo aut6nomo" que, en con
secuencia, multiplica y sostiene la incapaci
dad de identificarse con ancestros precurso res,
heroes, martires, antiheroes, tendencias,
movimientos. Toda sentido hist6rico langui
dece cuando ya casi ningun protagonista del
pasado es entendido genuinamente como nues
tro contemporaneo. Es mas facil ver en la
historia a esa telenovela borrosa y caprichosa
donde el fin casi exclusivo de las episodios
fragmentarios y aislados es justificar las no
menclaturas en pueblos y ciudades. "Esta ave
nida lleva el nombre del purisimo anciano
que... " De acuerdo, es el razonamiento no
dicho pero no por eso menos implacable, el
Estado controla el pasado y la interpreta
ci6n del pasado; que al Estado tambien le
correspondan todas las funciones mnemotec
nicas.
Al respecto, una hip6tesis de trabajo: bajo
el capitalismo se ha identificado en exceso
Historia con Progreso, Historia con el desa
rrollo de las fuerzas productivas, con los acon
tecimientos que han solidificado a la clase en
el poder. Historia ha sido, en una fonna u
otra, eternidad de la burguesia (y de alli sus
mayusculas). Al no ser ya tan evidente la
invicta perduraci6n del capitalismo, la histo ria
conocida (el belicoso apogeo de un siste ma) se
va desdibujando, se pone entre pa rentesis. Si
la historia no es ya el registro del ascenso
interminable de una minoria, la historia no
tiene mucho sentido. En un orden no muy
distinto de cosas, la historia ha resul• tado
sin6nimo de lo venidero, de la catastrofe que
acecha desde la primera plana de las pe
ri6dicos (Historia es, cada mafiana, lo que no
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA PASI()N DE LA HISTORIA 173

nos deja escapatoria) o del inexorable arribo


del socialismo. En cualquier caso, se trata de
consignarle al porvenfr las novedades inaugu
rales ("La hist6rica manifestaci6n", "El his
t6rico discurso", "La hist6rica reunion") que
afirman la importancia registrada y registra ble
de nuestro devenir colectivo. Este calle joneo
entre el apocalipsis y el debut univer sal, entre
el fin de la especie y la menci6n de honor
de la eternidad, falsifica claramente el sentido
de la historia y pospone las viven cias
comunitarias.
Centenarios, cincuentenarios, sesquicente
narios, simples aniversarios, conmemoracio
nes obligatorias. Quiza sea la declinaci6n de
un genuino sentido de la historia la que pro
diga esas manifestaciones seudohist6ricas.
Puede ser tambien que influya la multiplica
ci6n de "lo hist6rico", en el sentido de rela tos
que fascinan porque no nos conciernen en lo
absoluto (la Historia, turismo sin riesgos; la
biografia, deleitoso voyeurismo). Como sea,
la combinacion de la hegemonfa de las ciencias
sociales, el culto de lo nuevo en arte, comercio,
tecnologia y ciencias, y las multi ples
ansiedades que expresa la "futurologia"
(planeaci6n, prospectiva, "educaci(m para el
afio 2000", puntualizaciones del desastre ine
vitable y otras formas de astrologia compara
da y desmovilizaci6n psicol6gica) han creado
la impresi6n de que la Historia no tiene ya
nada importante que decirnos, asf todavia sea
capaz de entretenernos narrativamente. iA
ver, cuentame c6mo era Napoleon!

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
174 CARLOS MONS1v.(1s

Historia y naci6n y viceversa

En los pafses latinoamericanos, la noci6n de


vida aut6noma (de independencia politica) se
asocia nitidamente a lo largo de] siglo XIX
con la instalaci6n, el advenimiento de otro
modo de ver el pasado, distinto ya que no
opuesto al concepto que identifica Historia
con Occidente europeo . El razonamiento es
casi amoroso: tenemos Historia porque es
nuestra la Nacion y la prueba de que tene
mos Nacion es que ya es nuestra la Historia.
Tai circularidad probatoria se anexa una sim
bologia evidente y Ia Historia (de gorro fri
gio) es el publico predilecto, con frecuencia
unico, de los distintos sectores progresistas
convencidos de que, al dar una sola version
del pasado, conjuran la fragmentacion del
presente. La Historia en el xrx represent6
el progreso de la Nacion (algo distinto al
pueblo, la colectividad de donde surgen los
lideres), de la justicia, de la humanidad. A
esta visi6n entre Jas elites, dramatica y ardua
mente teatralizada, correspondio otra entre
una porci6n considerable de las masas, ca
rente de vibraciones oratorias pero no rnenos
intensa, la actitud de quien acepta con avidez
la ensefianza hist6rica para adquirir identidad
y captar a su manera y con palabras propias
o prestadas el lento y doloroso proceso que
tampoco lo ha tornado en cuenta. En las
cr6nicas de Guillermo Prieto, por ejemplo,
se advierte c6mo durante las guerras de Re
forma la Historia fue ese espacio entre la vo
luntad de unos cuantos y el pasmo colectivo;
c6mo los heroes resu1taban Ia trama sin la
cual la Patria se afantasmaba, perdia sustan
cia. La celebraci6n del Grito de Dolores no
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
L,\ PASION DE LA HISTORIA 175

fue asi, a Io largo de estas luchas, un rito


nostalgico sino un rito genesico, un acto in
cesante de fundaci6n de la nueva especie.
Para las masas indigenas o mestiias, en los
campamentos juaristas o en los barrios urba
nos, la historia fue -de algun modo- parte
mas de la naturaleza que de la sociedad, alga
relacionado con la geograffa y la hidrografia,
fen6meno avasallador que al descubrir la
emoci6n epica notificaba la existencia de la co
)ectividad.
La epopeya. Hoy, en nuestra sociedad des
politizada, el tennino puede intimidarnos,
aburrirnos, hacernos evocar el cinerama o los
mil rostros iguales de Charlton Heston. Pero
una naci6n, de acuerdo con sus propias ver
siones, s6lo puede constituirse y consolidarse
epicamente y por eso los heroes, antes de
derrumbarse en la desierta placidez de las
estatuas, fueron elementos de la vida coti
diana, Ieyendas congregantes alrededor del
fuego de los cuenteros . En diversas novelas
y en testimonios de Ia cultura campesina, se
observa c6mo los relatos de Historia Patria,
al tiempo que cumplian su funci6n programa
tica de imbuir los sentimientos de naci6n, se
asirnilaban al tejido entrafiable e impercep
tible de los mitos, y junto a relatos de na
huales o de virgenes que sostenian en el aire
a bandas de asesinos despavoridos, circularon
las hazaftas del Esforzado Indito que lleg6 a
Presidente o el Humi1de Arriero cuya sangre
fue absorbida por un rio admirativo.

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
176 CARWS MONSIVAIS

La vision de los vencidos en la version


de los vencedores

En el siglo xrx -y la tendencia se prolonga


con las deformaciones consecuentes hasta
hoy- la tendencia fue identificar Historia
con epica, y sentimiento hist6rico con la
cauda de reacciones que desatan los enfren
tamientos, las martires, la construcci6n y el
crecimiento de las ciudades, las grandes trai
ciones y los grandes sacrificios, las batallas y
las conspiraciones, las sublevaciones y las ma
tanzas. Poetas y novelistas le cantaron el siglo
pasado a la Historia, sin6nimo de edificaci6n
cruenta y gloriosa de la Patria, y quienes se
oponian a la dictadura o a la intervenci6n
extranjera se sentian viviendo de modo lite
ral (leanse Jos escritos de Ignacio Ramirez,
Prieto, Zarco, Altamirano o las nove]as de
Juan A. Mateos) en esa zona privilegiada del
perd6n o el encumbrarniento de los pueblos,
la Historia. Que esto no requeria de teori
zaci6n alguna, que se entrelazaba entre las
convenciones indiscutibles de la epoca, lo
probaron despues villistas y zapatistas, que
en proclamas, manifiestos, frente a la sil1a
presidencial, o ante los fot6grafos, actuaron
su fe en la Historia como el futuro que desde
ese momento los entiende y alaba. Con en
tusiasmo Adolfo Gilly ha descrito en La Re
volucidn interrumpida esa voluntad de perte
nencia a la historia que en los hombres de
Villa alent6 las pasiones revanchistas que
eran la utopia fundada por el rencor que era
la conciencia de clase a su alcance. Esa terca
confianza en una Historia que concluye en la
justicia anim6 a los anarcosindicalistas en
las mazmorras de San Juan de Ulua y a los
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA PAS16N DE LA HISTORIA 177

revolucionarios frente a los pelotones de fu


silamiento. Sin verbalizarlo, tambien ellos
dijeron "La historia me absolvera". Gilly
apunta c6mo en el Plan de Ayala, en la lista
de reconocimientos e inspiraciones, figura en
primer termino Juarez, el mismo Juarez que
orden6 confiscar los territorios indigenas en
donde crecerfa el zapatismo. No hay en esto
maniobra alguna sino un sentido de pertenen
cia que se desentiende de las injusticias para
acceder a Ia Historia. El triunfo es la medida
de la historia, dice Sartre, pero en Ia larga
busqueda de la Nacion, muchos creyeron
triunfar muriendo o sacrificandose para con
vertir episodios aislados o derrotas ciertas en
la entidad inquebrantable y redentora, la His
toria de Mexico.
Para el caso no import6 demasiado la su
presi6n oficial del proceso de los derrotados
ni que entre los vencidos cundiera el pesirnis
mo ante un pueblo irredento (pesirnismo que
expresa la escritura historica y, mas notable
mente, la creaci6n literaria. En gran parte,
la novela mexicana, de fines del xrx a nuestros
dias, ha sido implacable versi6n de los ven
ddos que atraviesa una historia que detes tan
para resignarse las mas de las veces ante una
sociedad que Ios ignora). No imrort6 de
masiado esta ob jetividad del vencedor y esta
sacralizada subjetividad del vencido, porque
comunrnente se sigui6 concibiendo a la His
t01ia coma el instante de excepci6n, la lumi
nosa y sangrienta marcha de Ia Independen
cia, la Reforma o la Revoluci6n. Casi axio
maticamente, para esta mentalidad popular
lo que no era epico no fue hist6rico. La his
toria no remplaz6 completamente al mito (se
hizo mas bien mftica para entronizarse), pero
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
178 CARLOS MONSIVAIS

si fue -advierte Luis Villoro-- "factor cultu


ral de unidad del pueblo e instrumento de
justificaci6n de sus proyectos frente a otros",
y para lograrlo acept6 ser sin6nimo de gesta
admirable donde unos cuantos hacian posible
la nacionalidad (la identidad clasificatoria en
el orden mundial) de los demas. Una prueba
interminable de lo anterior: el corrido, que,
como demostr6 antol6gicamente Vicente T.
Mendoza, es el mas nitido registro de la His
toria como relato de semidioses, contacto en
tre la veneraci6n popular y la batalla que no
permite imposturas ni cobardias. El mismo
pueblo que cant6 en las guerras de interven
ci6n "Cangrejos al compas" y "Adi6s Mama
Carlota" memoriz6 las proezas de Pancho Vi
lla, se mof6 de las carrancistas, elogi6 la
muerte rapida, exhibi6 su machismo, recupe r6
los elementos todavia vivos de Ia poesia
colectiva y -en funci6n de Ia vitalidad y las
]eyes de la cultura campesina- convirti6 en
relatos ancestrales los episodios de la guerra
apenas transcurrida.
(Dos ejemplos extremos prueban esta per
durabilidad entre las masas de la Revoluci6n
mexicana coma poderosa emoci6n hist6rica:
la respuesta a 1a expropiaci6n petrolera en
1938 y los movimientos populares de oposi
ci6n, al almazanismo y el henriquismo. En el
primer caso, las multitudes apoyaron del
modo mas emotivo y concreto al presidente
Cardenas. Las fotos conmovedoras donde la
gente del pueblo deposita indistintamente,
anillos, gallinas, ropa [contributiones propor
cionalmente esplendidas] dan idea del arrai
go de esa idea -al recobrar el subsuelo,
recuperamos nuestra Historia y nuestra vo
luntad- que hace hoy posible, en tomo al
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA PASI6N DE LA HISTORIA 179

mismo petr6leo, un resurgimiento nacionalis


ta de Mexico. Por lo que toca a la oposici6n
es claro que no fueron las muy discutibles
personalidades de Juan Andrew Almazan y
Miguel Henriquez Guzman las que indujeron
a la entrega, al desinteres, al sacrificio de
almazanistas y henriquistas, sino el impulso
de masas campesinas que -finalmente edu
cadas en la Revoluci6n mexicana- intenta
ron por otros medios hacerse de esa historia
arrebatada, conculcada, corrompida.)

Los propietarios de los heroes


Eso no significa que el espfritu <lei corrido
se tras1adase a la historia escrita o a lo que
ya venia siendo la version dominante, en don
de, mas que el espiritu de hazafia, se prefiri6
el cuadro de las traiciones circulares, quien
engaft6 a quien y quien fusil6 a cual. Debi6
transcurrir la descarga <lei 68 --otra epica
de masas- para que se iniciase una histo ria
de la Revoluci6n mexicana en donde las
querellas entre caudillos no ocultasen el for
midable despliegue de los ejercitos campe
sinos.
t1_0ue papel le correspondi6 a las masas en
esta distribuci6n de heroicidades cuya pues ta
en escena fue responsabilidad compartida de
la historia clasica y de ide6logos como Carlyle
y su culto al individualismo porten toso? En la
historia oficial, as( se les elogie, las masas
rodean las agonias tragicas, son paisaje
fervoroso, la d6cil o rencorosa mate ria que el
heroe guia, o que el heroe con templa con vil
indiferencia. S6lo en tanto vo luntades
inflamables las masas ingresan a una
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
180 CARLOS MONSIVAIS

historia que es, en lo basico, el dominio de


los elegidos, el pasmo ante el pufiado que
va forjando el destino comun. De alli la
brusca sensaci6n de abandono o de orfandad
hist6rica que sobreviene en el porfiria to cuan
do el entusiasmo por Ia Historia de los libe
rales -proveniente de su propia experiencia
y de la sensaci6n de revivir la Revoluci6n
f rancesa- se congela y se deshace en una
acustica adulatoria Oas proezas devienen
guardias florales). En Ia Republica Restaura
da, Altamirano exhort6 a diseminar estatuas
como refrendos visuales del costo humano de
la libertad. El porfiriato, y en su tumo
1a revoluci6n institucional, cosecha sitios de
adulaci6n anual al gobernante en donde
sembr6 constancias petreas o broncineas del
peso del poder. (Los monumentos existen
para recordarle a Ia historia Jo que tiene que
pensar). Pero la intimidaci6n estatuaria es lo
secundario, lo principal es el mensaje desmo
vilizador: para un pueblo que tan dificulto
samente trata de convertirse en naci6n, la
Historia es tanto lo vivido como las efeme
rides que despojan de riesgos a Io que se va
a vivir. Desde el presente se vigilan las buenas
intenciones del pasado y el ritmo previsib]e
del porvenir . Los heroes nos dieron patria
para que ya no tuviesemos necesidad de he
roes; ellos acumularon triunfos y derrotas
para que nosotros, al interpretarlos agrade
cidamente, prescindiesemos de la historia
como hazafia y aceptasemos a la historia en
su funci6n terminal de memoria enaltecedora.

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA PASION DE LA HISTORIA 181

La. historia por decreto (Se imprime)

A un dictador, Porfirio Diaz digamos, no le


es diffcil aislar el impulso -la conciencia
hist6rica- de] pueblo. Diaz obliga a la mu
seificaci6n de ese impulso en la mitologia
oral mientras en tomo a la columna de la
lndependencia sus oradores lo desdibujan
melodiosamente. Aprovechando la experien
cia, quienes le suceden, los revolucionarios
trunfantes, eligen un sistema celebratorio que
no se presta a equivocos, una version de la
historia como piedra de sacrificios de donde
manan instituciones. Surge por decreto un
informe del pasado que nose presta a debates
o conjeturas. El programa esta fijado: una
consecuci6n dramatica de la independencia,
una interrupci6n lamentable (el porfirismo),
un villano a quien da gusto odiar (Huerta),
unos caudillos cuyos enfrentamientos epis6-
dicos se disuelven en el largo abrazo de la
Patria. El Estado asume Ia representaci6n
general de la Historia y le deja a las historia•
dares profesionales la carga de ratificar o
contradecir pero siempre respetando su sitio
de eje implicito o explicito de las procesos.
c..A quien le interesa querellarse contra la his
toria politica porque su atenci6n a las figuras
principales falsifica la verdad? El impacto
abrumador de la Revoluci6n mexicana se tra·
dujo durante decadas en una historia oficial
y/o popular centrada en las Figuras Culmi
nantes, en su elogio o vilipendio (en un pais
de caciques lo mas facil de entender es un
pasado donde solo cuentan los caudillos). La
historia, pasi6n reconocida de Mexico, se pre
tende hacer y rehacer en diarios y revistas,
entre acusaciones y "versiones exactas de lo
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
CARLOS MONSIVAIS
182

que pas6 el dia de la muerte del general fu


lano". Y el final equilibrio del panorama
depende de los profesores de ensefianza pri
maria cuyo fervor nadonalista le es indis
pensable a la cultura de la Revoluci6n me
xicana y cuya despolitizaci6n o burocratizaci6n
hara cada vez mas abstracta, mas cerrada
mente anecd6tica la ensefianza hist6rica como
experiencia comunaJ.
De modo casi imperceptible, las visiones
hist6ricas mayoritarias se deciden en otros
lados. El Estado, seguro de su control de lo
fundamental (del "alma de los niiios" a las
instituciones represivas) le cede a la iniciativa
privada el cine, juzgado pasatiempo inocuo,
para que alli "reproduzca a escala" a la Re
voluci6n mexicana, con trasuntos del western
y vaga inspiraci6n en las fotos del Archivo
Casasola (ya en la decada de las cuarenta en
vias de convertirse en estampitas piadosas).
Vdmonos con Pancho V ilia (1936, de Fer nando
de Fuentes) sera ejernplo aislado de cine que
recrea la epopeya revolucionaria. Casi todo
el resto es pintoresquismo en tomo a Villa, el
Buen Salvaje que Hora como los hombres, o a
la Real Hembra que toma To rreon con tal de
no fallarle a su amado (Maria Felix) . Y esta
banalidad polvorienta se vuelve cada vez mus la
imagineria hist6rica dispo• nible, al grado de
que masivamente lo pri mero que hoy convoca
el termino Revoluci6n mexicana es un poster
de Zapata (en su re encamaci6n de Cristo) y el
recuerdo de Pedro Annendariz exhortando a la
tropa.
Asi de elemental y de efectivo. Estoy de
acuerdo con Arnaldo Cordova cuando afirma
que "un pueblo que ha hecho una revoluci6n
de masas. . . se siente, inclusive en medio de
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA PASION DE LA HISTORIA 183

la mas terrible miseria, capaz de dictar el


rumbo de su destino". Tambien, Hector Agui
lar Camin tiene raz6n al sefialar la penna
nencia del antimperialismo popular, senti
miento hist6rico por excelencia. Pero a lo
largo de Ia "institucionalidad revolucionaria"
ese doble sentimiento (hacer una revoluci6n,
resistir a un imperio) ha padecido todas las
mediaciones y mediatizaciones. Para empezar
fue el Estado, "arbitro de clases", quien diri
gi6 y estableci6 la primera version masiva
de una Historia de Mexico desde el punto de
vista -declamado-- de las dases oprimidas,
ligando su famoso pluriclasisrno con la inter
pretaci6n proletaria. Para continuar, el mis
mo Estado que protegi6 con denuedo su
pante6n civico ("No dejemos que la reacci6n
toque a los heroes... " anota en su diario el
presidente Cardenas) y que no le perdon6 a
los sinarquistas su miserable encapuchamien
to de Juarez, fue aletargando la difusi6n de
l historia hasta el punto de Ia cabal irrele
vancia. El Estado que pulveriza al sinarquis mo
a
por hacerle a una estatua lo-que-el-viento, en
1972, el Afio de Juarez, acude al recurso de
patrocinar una peHcula de dibujos ani mados
sobre don Benito, que, ante la rechifla de un
publico harto de manipulaciones, es retirada
para siempre en la segunda funci6n del dia
del estreno.
No digo ni insinuo que el Estado de la Re
voluci6n mexicana actua contra la historia.
Al reves, el Estado aprovecha el recuerdo
hist6rico y lo incluye en su consenso. Las
instituciones, de la refonna agraria al seguro
social, de la ensefi.anza primaria obligatoria
a la CTM y el articulo 123, estan alli para mos-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
184 CARLOS MONSIVAIS

trarse como historia vivida y corporizada,


para centrar el orgullo patrio en el diario
apaciguamiento de quien sabe que todo po
dria ser mucho pear. Las instituciones se in
terponen entre la vivencia de la historia (sen
timiento, conciencia, mentalidad) y la ape
tencia del cambio, y le proporcionan a las
masas la identidad inaplazable, la de la sobre
vivencia, la radonalidad del empleo o de la
promesa del empleo. La historia epica todavia
presente en las murales, se difumina para
que la historia se internalice en el consenso
(apacible, apaciguado) de las mayorias. Por
eso, pese al esfuerzo de varias generaciones
de radicales, los heroes han permanecido
"inexpropiables", garantia de continuidad de
quien mas publicamente puede honrarlos. Al
margen de sus trayectorias especificas, Jos
heroes en tanto "heroes" le correspond n a
un Estado que los lig6 con brio a su idea
de] limite. Zapata es realidad politica y
mito de pureza pero es tambien el limite
adonde ha Jlegado Ia acci6n rebelde de los
campesinos.

En donde la Historia se nos aparece


sabre una tilma

Casi todo lo que hoy llamamos "sentimiento


hist6rico" o "conciencia hist6rica" en Me
xico deriva con claridad de la experiencia
de la Revoluci6n mexicana. Dos excepciones:
a] las indigenas cuyo concepto de la historia
es radicalmente distinto (como lo ha probado
Guillermo Bonfil) , y b] la extrema derecha
que, vencida en las guerras de Reforma y en
la sublevaci6n cristera, ha mantenido ante la
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
U PASION 0£ LA HISTORIA 185

historia un repertorio de sensaciones y pro


yectos apocalfpticos.
A las profecias de Lucas Alaman en el xix,
las siguen melodramaticamente las quejas
pendencieras de otro profeta desoido, Jose
Vasconcelos quien, en su Breve historia de
Mexico intenta redimir a su tendcncia de la
penosa subjetividad de vencido. Para ello
debe hacerse de un proyecto epico, en el deseo
de conjurar el dictum de la amnesia hist6-
rica: quien no alcanza reconocimiento oficial,
terminara disolviendose en la memoria pri
vada. Al insistir en la traici6n y la perversidad
coma signos dominantes de nuestra Historia,
Vasconcelos le clarifica a la derecha la con
ciencia de su doble identidad: deudos del
heroe y victimas del villano. Tan descomunal
coma la pureza traicionada de Iturbide, Mi
ramon, Madero y los cristeros, es la canallez
de Jose Maria Luis Mora, Benito Juarez y
Calles. Vasconcelos es tajante: Historia es
escatologia en ambos sentidos, el campo de
batalla de lo divino y lo excrementicio. His
toria es Ia epica desplazada cuya vindicaci6n
redimira el pueblo infeliz y el, mas que Uli
ses, es el anti Homero. Condena, oh dioses, la
abyecci6n del peleida Calles.
Es siempre preciso distinguir entre Ia dere
cha ilustrada y las masas guadalupanas. Se
gun las primeros, la Historia es la desola ci6n,
el paramo donde una raza al alejarse de la
tradicion se pierde eternamtnte. Para las
masas guadalupanas, )a Historia solo en
)os estallidos -la bola, la revolufia, el mo
tin- dispone de una realidad comprensible.
Si a estos marginales perennes el sentimien
to religioso los capacita para soportar el
oprobio cotidiano, nada mas entendible que
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
186 CARLOS MONSIVAIS

su Historia sea, casi literalmente, teol6gica


(vivire al morir, no es aqui en la Tierra donde
sere feliz) , y eso explica la conducta de los
campesinos que con tal de proteger sus creen
cias (su historia perdurable, la fe coma el
espacio y el tiempo donde habitaran por de
recho propio) se sublevan, resisten al ejercito
de la Revoluci6n, mueren gritando "iViva
Cristo Rey!" o van a poblar, sinarquistamen te,
la Baja California. La otra Historia (que
elimina lo cotidiano, que relega y manipula
los procesos populares, que desconfia acerba
mente de los "momentos muertos" pero que
instala a los vencidos en el pante6n de los
vencedores) afecta solo a los pensadores y
representantes de la derecha. A las masas gua.
dalupanas, inmersas en 1a creencia en su his
toria futura, las tiene finalmente sin cuidado.

Antes del 68
cEn que etapa se encuentra el "sentimiento
hist6rico" en el momento del estaflido de]
movimiento del 68? Un breve recorrido pa
noramico hallaria lo siguiente: una historia
oficia1 intimidatoria y tediosa que procede
a modo de la doctrina que exige suI!1isi6n.
Una conciencia hist6rica de las mayorias ale•
targada y colmada de imagenes publicitarias
donde la Revoluci6n mexicana fue la pausa
armada que refresca. Una idea com(m de
historia nacional como los grandes esfuerzos
que desembocaron en la paralisis. Un antim
perialismo dirigido desde arriba que envia
granaderos cada que el antimperialismo se
manifiesta desde abajo. Un nadonalismo ofi
cial incapaz de sincronizar gestos y acciones.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA PASION DE LA HISTORIA 187

Una historia profesional centrada en la "ob


jetividad" y la "neutralidad", con los histo
riadores en el papel no de interpretes sino
de natarias publicas. Un sentirniento difuso
pero insistente en las minorias ilustradas se
guras de que la historia las ha dejado atras,
ya no acontece en nuestro media sino por
refleja y a traves de la Revoluci6n cubana
a de los avances y retracesos de] socialisrna.
Una izquierda que acept6 y difundi6 prirnero,
a traves del muralismo, toda la heroicidad
can6nica para ya, en la decada de las cincuen
ta, abandonarla en las susurros catequistas
del libro de texta; una izquierda que us6 las
juicios de valor como estallidos del resenti•
miento y que, durante la intensificaci6n
stalinista, aprendi6 a mentir, a suprimir, a
falsificar en nombre de la "verdad revolucio
naria" y que pudo -ejemplo inmejarable en
la mejor escuela sovietica- llegar al limite
de Jose Mancisidor quien edit6 Los diez dias
que conmovieron al mundo de John Reed
aboliendo Ios capitulos donde se mencionaba
a Trotski. Un movimiento obrero cuya his
taria parece arrancar de la fecha nebulosa (el
Primera de Mayo iniciatico) y de la fecha
concreta (el mas reciente desfile oficial del
Primera de Mayo).
Conclusi6n general de esos afios, explicita
en las minorias ilustradas y difusa pero ac
tuan te en los demas: tuvimos Historia, nos
la convirtieron en guardia funebre. De alli el
entusiasmo, la insistencia comun durante 1968
en lo hist6rico de cada manifestaci6n, de
cada acto de resistencia. La Historia regresa
a nosotros. Incluso la matanza de Tlatelolco
activa esa noci6n de Historia como expe
diente de la dinamica independiente de un
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com

188 CilLOS MONSIV,(JS

pueblo. Sintiendose proxima de nuevo a la


Historia, una comunidad exige la reconside•
raci6n general de su pasado.
Hoy, esta reconsideraci6n en distintos sec
tores democraticos y de izquierda no s6lo in
tenta serlo de clase; busca incluir tambien a
mayorias y minorias oprimidas (casos destaca
dos: los ind{genas, las mujeres, los chicanos)
en su afan de una racionalidad en la historia
(en este sentido, sin6nimo de sociedad y siste
ma) colonizada, sexista, racista. En esta bus
queda todavfa no importa demasiado el secta
rismo de muchos; lo que impera es el deseo de
ya no ver en la historia un catalogo de proezas
y desastres que el gobiemo en turno le ense fia
aleccionadoramente a sus pupilos y cuenta
habientes, ahora se insiste en un conocimien to
detallado de la opresi6n y de los oprimi dos,
de la realidad que el mito encubre y de los
mitos que le dan forma a las realidades, de la
mentalidad que la explotaci6n y la re presi6n
han creado y de los margenes de Iibertad en
donde se ha vivido. Esta demanda de saber
hist6rico se cruza pero no se con funde, con el
mas amplio mercado consu mista de
biografias, los panoramas entrete nidos del
pasado, la historia como Ia mas apasionante de
las novelas, lo real maravilloso es lo que en
efecto sucedi6. Y esta demanda le es
impresdndible a un proceso critico re querido
de precisar la tradici6n democratica a la que
pertenece, que le da legitimidad na cional y que
lo desliga de la manfa pequefio burguesa de la
culpa.

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
U PASI6N DE LA HISTORIA 189

La corrupci6n y sus pertenencias

<..Que es en Mexico la corrupci6n? Una exten


dida y casi obligatoria practica social, una
empresa de despojo que es tecnica de susten
taci6n capitalista, una tradici6n impuesta que
se vuelve metodo para trascender las diferen
cias ideologicas. El avasallamiento progresivo
de la corrupci6n desplaza a un mito prefe
rencial: las virtudes epicas de nuestra his
toria. La ambici6n epica se traslada del
campo de batalla a la confecci6n de fortunas,
de la ostentaci6n del sacrificio a la ostenta
ci6n de la ostentaci6n. El a1emanismo (el
desarroliismo) no es anecdota sexenal, es una
proposici6n moral y una estructura de] com
portamiento. La campafia que agrega Ia co
rrupci6n a la "esencia nacional" obtiene re
sultados casi teol6gicos: si el pecado original
de la Revoluci6n mexicana es su incapaci
dad de forjar hombres honrados, la Caida
tendra una consecuencia: sobre un mill6n de
muertos solo se puede edificar la opulencia.
1tem mas: si todos somos corruptos, todos
somos ahist6ricos y pertenecemos a ese tiem po
sin tiempo en el que cada uno tiene su precio,
el gobierno de hoy es la iniciativa privada de
maiiana y el contexto perfecta de la
honestidad es la estupidez.
Quienes insisten en la corrupci6n como sim
bolo patrio le allegan una gran victoria se
creta y publica a 1a racionalidad capita1ista
que reprime 1a disidencia y desalienta Ia cri
tica moral, que niega a la voluntad colec
tiva y prefiere el recuento circular de la
fatalidad. Nueva creencia masiva: el sentido
hist6rico que nos corresponde es el despren
dido de la acurnulaci6n del capital. A esto se
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
190 CARLOS MONSIVAIS

aiiade otra caracteristica: en el xix o durante


Ia etapa armada de la revoluci6n, historia
fue lo inmediato, lo tangible, el caudillo o
Ios martires, aquello que nos rodea y deter
mina abrumadoramente (tambien, en el or
den de las impresiones, historia fue, casi
siempre, la agitaci6n, el motin, la revuelta, la
guerra. La paz fue lo no hist6rico).

Algunas ensenanzas del 68


Al movilizar vastos contingentes sobre de
rnandas muy concretas de solidaridad, al in
sistir en la politica como un derecho politi
co y un deber moral, el movimiento del 68
recobra ampliarnente la emoci6n y la pasi6n
hist6ricas. Las rnovilizaciones sindicales de
1a decada anterior (ferrocarrileros, maestros,
telegrafistas, etc.) se enfrentan a una historia
oficial que negaba la conciencia de clases;
los contingentes de una pequeiia burguesfa
inesperadamente democratica actuan en fun.
don de una historia que, al registrar su
acci6n, la legitima y la disemina. Otra vez,
historia es lo que nos cohesiona y lo que, de
alg(m rnodo, nos instala en el porvenir. Los
estudiantes y quienes cornparten su lucha se
sienten inrnersos en una dinamica que les
da sentido a sus vidas y les permite entender
la falta de sentido de otras conductas. Cuando
se insiste tanto en el Mexico antes y despues
del 68 se esta diciendo, entre otras cosas, el
Mexico antes y despues de un acceso masivo
a la conciencia hist6rica.
Un signo de lo anterior es el numero cre
ciente de quienes extraen del pasado elemen
tos profundamente contemporaneos y hallan
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA PASION DE LA HISTORIA 191

aJii los compafieros mas estimulantes o los


adversarios mas enconados. Una generaci6n
que se creia involucrada en algo parecido al
"exilio interno" contempla desde una perspec
tiva muy distinta a quienes, por el tiempo que
fuese, transitaron --coma Juarez, Flores Ma
g6n, Vil1a, o los zapatistas- de las margenes
de la sociedad al centro de la historia. Esta
"contemporaneidad" de la historia amplia
puntos de vista y hace comprensible la apre
ciacion de Marx: "La historia del mundo
seria una cosa sencillisima por hacer si toda
lucha debiera ser Ilevada solo con posibili
dades favorables de modo infalible. Seria una
historia mistica si las 'azares' no jugaran
ningun papel. Estos casos fortuitos entran
naturalmente en la marcha general de la
evoluci6n y son compensados por otros casos
fortuitos. La aceleraci6n o el retraso de los
acontecimientos depende en gran parte de
tales 'azares' entre las que tambien figuran
el caracter de las personas que estan a la
cabeza del movimiento."
Contra el antiguo fatalismo que habia nor
mado considerablemente a la izquierda, se
levanta una perspectiva mas amplia, decidida
a tomar en cuenta lo real y Io aparentemente
imposible, el peso del poder y las alternativas
y modos de vida de quienes viven la falta de
poder. Se esta ya lejos de las exigencias de
virtud instantanea que "redimen" a la his
toria de las ensefianzas que molestan o con
tradicen, y que borran, a nombre del ejemplo,
cualquier ensefianza.
(En La arqueologia de! saber, Foucault ex•
plica c6mo ]a vieja historia busc6 mostrar
"c6mo una estructura (mica forma y se pre
serva, c6mo para tantas mentes distintas exis-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
192 CARLOS MONSIVA.IS

te un horizonte unificado". El probler..1a de


la nueva historia "ya no es la tradici6n, el
trazo de una lfnea, sino uno de division, de
Hmites. Ya no es mas un problema de funda
ciones eternas, sino uno de transformaciones
que sirven como nuevas fundaciones.'')

La internacionalizacion de! sentido hist6rico

En los aiios recientes, a la suma de experien


cias nacionales (las consecuencias del 68, la
experiencia de Echeverria, el auge petrolera,
el avance de la derecha empresarial, la ma
dernizaci6n del pafs) se agregan las crisis y
movimientos internacianales, las polemicas
sobre el socialismo real, la difusi6n instan
tanea del conocimiento cientifico y cultural,
la guerra frfa, el fascisma en America del Sur,
las guerras de liberaci6n en Centroarnerica.
Sin que sea facil precisar las formas del cam
bio, el anterior sentimiento hist6rico (perte
necemos a una colectividad con pasado trd
gico y glorioso, presente incierto o lamentable
y destino que rehuye nuestra posibilidad de
intervenci6n) va siendo sustituido por otro,
mas internacional, atento a las experiencias
de clases, ya no tan confinado en lo politico
y capaz de incluir tambien a lo cotidiano
como criteria normativo. Por razanes de toda
indale, el nacianalismo sigue funciananda
como punta de vista central, clique ante la
penetraci6n imperialista y criteria de unidad
que rechaza el fatalismo. Un ejemplo de la
fusion de emoci6n nacionalista y nueva con
ciencia hist6rica es, durante los setenta, la
Tendencia Demacratica del SUTERM que, diri
gida par Rafael Galvan, aHa profundamente
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA PASI6N DE LA HISTORIA 193

la causa del movimiento obrero independiente


con la vigorizaci6n de la sociedad civil.
Esta ampliaci6n se opone a los intereses
adquiridos, al proyecto estatal de remodela
ci6n hist6rica (que incorporara a un anar
quista como Flores Magon a las letras de oro
de la Camara de Diputados, si logra previa
rnente hacerlo pasar coma inspirador de la
CTM), la inversion de un culto al progreso que
ha devenido candor apocaliptico. A esta de
cision de recobrar y ampliar internacionalis
tamente el sentido hist6rico se enfrentan
tambien los medias masivos de difusi6n con
su "revoluci6n cultural" (la Historia empieza
y termina en el noticiero de esta noche) y la
nueva inercia academica que, negando el vi
goroso y brillante impulso de numerosos his
toriadores, afiade a los criterios cuantificado
res y a la partenogenesis monografica, su
"redescubrimiento de la mentalidad colecti va"
que le permite explicarlo y dcfinirlo todo de
acuerdo con la mentalidad de esta o aque lla
clase, epoca o instituci6n, la mente del
latifundista, el reaccionario, el pequefiobur
gues. Esta busqueda de una mentalidad co
lectiva uniforme, desea identificar --esto es,
volver identicos- los elementos que le
permitan unir sin problemas y negando u
ocultando sus cargas especificas, a una histo ria
multiforme, contradictoria y de clase.
Hoy, el sentido hist6rico en Mexico esta
ligado a las reivindicaciones obreras y cam
pesinas, a las demandas nacionalistas, al cre
cimiento democratico de la sociedad y a las
exigencias de! cambio permanente. Tiene ra
z6n Lezama Lima: "Un pais frustrado en lo
esencial politico puede hallar virtudes y ex
presiones oor otros cotos de mayor realeza."
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
ADOLFO GILLY

LA HISTORIA COMO CRfTICA O COMO


DISCURSO DEL PODER

Para el abuelo Attilio, en arte Mesmeris,


actor, vagabundo, saltimbanqui
Si Ia construcci6n del futuro y el resultado final
de todos los tiempos no es asunto nuestro, es
todavia mas claro lo que debemos lograr en el
presente: me refiero a la critica despiadada de
todo lo que existe, despiadada en el sentido
de que la critica no retrocede ante sus propios
resultados ni teme entrar en conflicto con los
poderes establecidos.
KARL MARX, carta a Arnold Ruge,
Kreuznach, septiembre de 1843
Premisa

La pregunta me pareci6, de entrada, restric


tiva: 1a historia, c para que? Para los nifios,
el para que suele ser obvio o subordinado.
El gran problema es el porque. Y si transfor
mo la pregunta en: historia, iPOr que?, me
encuentro con la respuesta al porque de toda
ciencia y de todo conocimiento: por la ne
cesidad de obrar especifica del ser humano,
eso que Marx Hama "el comportamiento ac
tivo del hombre frente a Ia naturaleza, el
proceso de producci6n inmediato de su exis
tencia".
Pero si esto es asi, debo Ilegar enseguida a
Ia comprobaci6n, muy conocida, de que mien
tras en las ciencias de 1a naturaleza, en Ia
historia natural, e1 conocimiento en cada mo
menta dado tiende a ser uno, en las ciencias
de la sociedad, en Ia historia de los seres
humanos, ese mismo conocimiento es multi
ple, tiene varias versiones y vertientes (o, en
otros terminos, mientras el primero es univo
co, el segundo es multivoco o, si se quiere,
incluso equivoco). La diferencia, tarnbien
muchas veces explicada, puede buscarse en lo
que el mismo Marx, citando a Vico, recor
daba: "la historia de la humanidad se dife
rencia de 1a historia natural en que la prime
ra la hemos hecho nosotros y la otra no".
Entra entonces la distinci6n entre lo ob
jetivo y lo sul;,jetivo. Y si la condici6n del
conocimiento cientffico es la capacidad cri-
[197]
www.esnips.com/web/Linotipo
198 ADOLFO GILLY

tica, se aceptara sin dificultad que es mucho


mas facil la critica de lo que hizo la natura
leza y de nuestro conocimiento sabre ella,
que la critica de lo que nosotros hicimos y
de nuestr.o conocimiento sabre nosotros
mismos.
Porque la critica, y su producto el conoci
miento, disminuye o destruye la dependen
cia de poderes ajenos, y mientras ante el
poder de la naturaleza sabre las seres huma
nos el interes de estos se presenta unificado
precisamente par su comportamiento activo
frente a ella (su comportamiento de sujeto,
y no de mero objeto), ante el poder de la
sociedad sabre las individuos el interes de
estos se presenta dividido, segun que lo ejer
zan o lo sufran, o mas precisamente, segun
que de el se beneficien unos mas que otros
o unos sobre otros.
Esto determina, para la historia, una situa
ci6n contradictoria con la de otras ciencias:
existen, en deterrninado momenta, varias his
torias, no una, diversas versiones e interpre
taciones divergentes y a menudo antag6nicas.
Lo cual nos lleva, a su vez, a una nueva trans
formaci6n de la pregunta: las historias, 1,por
que? Las diveFsas versiones suponen que al
gunas (o todas) son falsas o menos verda deras
(o, si se quiere, ideol6gicas, lo cual plan tea la
cuesti6n del limite entre ciencia e ideologia en
la historia). Si el conocimiento conduce a la
acci6n, un conocimiento falso extraviara el
pensamiento y desviara la acci6n de quien por
el se guie. Sin embargo, la per sistencia a
traves de las epocas de las varias versiones
simultaneas de la historia indica que el
conocimiento hist6rico es tambien, y antes que
nada, un discurso adaptado no a
www.esnips.com/web/Linotipo
L,\ IIISTORIA: CRiTICA O DISCURSO DEL !'ODER 199

una acci6n (mica de la humanidad sobre la


naturaleza, sino a diversas acciones de diver
sos grupos humanos sobre si mismos y en
tre si.
Esto porque la historia trata, obviamente,
de re1aciones sociales: guerra, comercio, tec
nica, ciencia, religion, Estado, familia Esas
relaciones sociales, mientras el ser humano
siga dependiendo estrechamente de la natu
raleza (independizarse totalmente de ella, por
elementales razones biologicas, coma es na
tural nunca podra), y mas todavia en la
sociedad de clases, son inevitable e invaria
blemente relaciones de fuerza: padres/hijos,
hombre/mujer, adultos/j6venes, adultos/an
cianos, dominadores/dominados segun castas,
clases, comunidades o naciones.
La historia, cuyo objeto privilegiado es Ia
descripci6n y el conocimiento de esas relacio
nes y de sus transfonnaciones, puede adoptar
frente a ellas dos actitudes que no les son
permitidas a las ciencias naturales frente a
su objeto: justificarlas explicandolas como
inmutables y naturales, o criticarlas explidm
dalas coma cambiantes y transitarias.
La primera actitud parte de quien tiene in
teres en conservar las actuales relaciones so
dales (o, en otras palabras, las actuales re
laciones de fuerza dentro de la sockdad); la
segunda, de quien pretende transfonnarlas.
Las diversas historias surgen pues, como es
demasiado sabido, de diversos intereses so
ciales, uno conservador de las relaciones de
fuerza y de poder existentes (aunque pueda
ser critko de las del pasado, presentadas en
tonces coma mero transito hacia el orden de
casas existente) , otro critico de las poderes
establecidos (critica, entonces, tambien ha-
www.esnips.com/web/Linotipo
200 ADOLFO GILLY

cia el pasado, y critico hacia si mismo y hacia


el porvenir, si no quiere caer en la inmovi
lidad de la utopia o del milenarismo. forma
invertida de la conservaci6n tendida hacia el
futuro).
El grupo o la clase social cuyo interes coin
cida con Ia critica radical de los poderes es
tablecidos podra aproximarse mas, en su in
terpretaci6n de Ia historia, a los criterios del
conocimiento cientifico. Aquel cuyo interes
sea la conservaci6n de esos poderes y del
orden que de ellos se desprende se orientara
en cambio a hacer de la historia una ideolo gia
justificadora del estado de cosas presen te y a
convertirla, en consecuencia, en un discurso del
poder.
Entre la critica radical y el discurso de]
poder establecido oscila el porque de todas
las historias y, en consecuencia, su para que.

Limites y tensiones

La historia comienza donde termina la me


maria de las generaciones vivas: en los abue
los. Mas aca, es cr6nica, relato, narraci6n de
testigos presenciales. Todavia no alcanza a
cristalizarse del todo en historia la Revolu
ci6n mexicana para Mexico ni la Revoluci6n
rusa para la Uni6n Sovietica, aunque ya la
mexicana lo sea para los sovieticos y la rusa
para los mexicanos. Todavia es mas facil ha
cer un film sabre los procesos de Moscu que
sabre Huitzilac en Mexico, y mas facil en
Moscu investigar y publicar sabre las purgas
de Obreg6n que sabre las de Stalin.
Por eso mismo, son diferentes los intereses
que guian (o desvfan) la cr6nica, de aquellos
www.esnips.com/web/Linotipo
LA HISTORIA: CIUTICA O DISCURSO DEL PODER 201

que producen los mismos efectos en la his


toria. Rashom6n es un ejemplo clasico de los
primeros, las diversas versiones escolares de
las historias de cada Estado, de los segundos.
En el primer caso, se trata de individuos; en
el ultimo, de grupos sociales o naciones.
Esto dice que seria ilusorio esperar una
historia imparcial: el punto de vista del ob
servador, individuo en sociedad, produce un
efecto de "indetenninacion". Ese efecto es
tanto menor cuanto mas conscientemente el
historiador --o su antecesor, el narrador
asume su propia parcialidad ante los hechos
que relata y las narraciones que interpreta.
La parcialidad no significa mentira: significa
tomar partido o, tambien, apasionarse. Si las
relaciones sociales son relaciones de fuerza y
si la historia es historia de la lucha entre las
clases y los grupos sociales, tomar partido no
exige faltar a Ia objetividad. La parcialidad
mas desinteresada par alguno de las intereses
en lucha, requiere al contrario buscar la ve
racidad de las hechos y rechazar Ia falsedad
con la misma severidad con que el investiga
dor de la naturaleza toma en cuenta tanto
los resultados experimentales que confirman
sus hip6tesis coma aquellos que las des
mienten.
Pero aqui, nuevamente, el grado de obje
tividad estara fuertemente determinado segun
que el interes que guia a la inevitable toma
de partido (la supuesta "imparcialidad" es
una toma de partido subrepticia) sea un in
teres conservador o un interes critico hacia
el orden de cosas existente.
Dicho esto, la historia, coma la cr6nica, no
es justificaci6n, condena, juicio de valor. Es
ante todo narraci6n e interpretaci6n, combi-
www.esnips.com/web/Linotipo
201 ADOLFO GILLY

nadas pero no confundidas. Significa recons


truir intelectualmente el curso de los hechos
y explicar por que fueron asi y no de otro
modo. La historia, como es sabido, no se
construye con los si, y la obra del historiador
que se dedica a especular acerca de lo que
habria sucedido si ... (o cuyo metodo de in
terpretaci6n tiene como fondo dicha actitud),
no tiene mas valor cientifico que las teoriza
ciones sobre lo que ocurriria si nuestras abue
las tuvieran ruedas ...
El historiador, para reconstruir con Ios ma
teriales dados (aparte de saber y poder reu nir
los materiales), necesita relacionar su tarea
con dos niveles: aJ un metodo de interpreta
ci6n general; b] su propia experiencia (vivida,
aprendida o heredada) . El primer punto se
relaciona con el rigor cientifico en su oficio.
El segundo, tiene que ver con su calidad de
conocedor de seres humanos en tanto indi
viduos y en tanto grupos, con su capacidad
de acumulaci6n de experiencia vivida (por
el o por otros, porque la edad no siempre
es garantia de experiencia y muchas veces
lo es de incapacidad de nueva asimilaci6n) .
La reconstrucci6n hist6rica debe reprodu cir
el movimiento, Ia multitensi6n (el "multi
tenso coajuste, como el del arco, como el de
la lira", que decia Heraclito) que caracteriza
al proceso de la historia. La intensidad de lo
vivido y lo leido, de lo experimentado y
lo aprendido, esa tension entre vida y co
nocimiento (empfrico o te6rico, aqui no im
porta) cuyo nombre es pasion; es un ingre
diente sin el cual la obra del historiador no
pasara de ser un erudito pan sin levadura.
Esa tensi6n peculiar de la historia obedece,
en gran medida, al cruce y la contraposici6n
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA: CIUTICA O DISCURSO DEL PODER 203

de sus historias. Quiero decir al cruce entre


la historia individual y la colectiva; la fami
liar y la local; la local y la regional; la regio
nal y la nacional; la nacional y la mundial.
En cada uno de esos puntos de interseccion
y en sus multiples combinaciones se determi
nan focos de tensi6n sin cuya comprensi6n
es imposible dar cuenta del movimiento inte
rior que anima al proceso hist6rico.
Los cruces no tienen un orden preestable
cido y seria arbitrario establecer una jerar
quia universal entre ellos. Su resultado es
mas bien aquel "multitenso coajuste", lo que
otros Haman la l6gica de la historia.
Por otra parte la historia universal, que se
ria el resumen, la combinaci6n y la culmina
ci6n de todas esas historias entrecruzadas a
diversos niveles, es un hecho moderno hacia
el cual ellas parecen converger como los mer
cados locales hacia el mercado mundial, cuna
y escenario de aquella historia universal.
Pero al mismo tiempo historia universal
y mercado mundial son realidades nuevas, in
concebibles sin sus predecesores pero no re
ductibles a la suma de estos, realidades con
su dinamica propia que subsume todas las
parcialidades anteriores y las somete a su im
perio y a su l6gica. Es un todo que engendra
y explica a sus partes, y no la inversa. Asi
como el mercado mundial a partir de su for
maci6n definitiva en el siglo XIX (tres siglos
despues de su primer bosquejo en el siglo
XVI) no es Ia suma de las mercados nacio
naJes, sino que estos son expresiones nacio
nales especificas de aquel, asi las historias
nacionales, a partir de Ia constituci6n de la
historia universal, son expresiones peculiares,
y unicas en cada caso, subordinadas a esa
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
204 ADOLFO GILLY

realidad superior que las abarca y las explica


y a la cua1, en adelante, no pueden escapar,
como no pudieron hacerlo los pueblos de Me
soamerica cuando el joven torrente de Ia his
toria universal, entonces apenas en fonna
ci6n, irrumpi6 en sus territorios; ni tampoco
mucho despues afganos o vietnamitas; ni mu
cho menos hoy- las poblaciones indigenas de
la Amazonia, en cuyas vidas dicha historia
arrasadora penetra disolviendolas: la extin•
ci6n es su fonna terrible de entrar en la
historia y salir, de un mismo golpe, de ella.
De la aproximaci6n no mediada de algunos
de aquellos cruces surge como una chispa el
encanto peculiar de los cantastorie, los jugla·
res, las payadores, los corridistas, esos arte
sanos errantes que unen lugares, tiempos y
relatos, predecesores y contemporaneos de la
cr6nica y la historia, ellos mismos un punto
de cruce de las dos.
En sus narraciones, la precision (real o
ficticia) de sus ponnenores ("voy a dar un
pormenor ... " dice el corrido de Cananea)
trasluce a la vez el modo de referir campe
sino y la preocupaci6n par la veracidad y la
fidelidad de lo contado. Pero ellos no se limi
tan a narrar. Intercalan o agregan su propia
explicacion e interpretaci6n de las hechos
("donde yo fui procesado / por causa de mi
torpeza", dice tambien el relator de Cananea).
Critica o edificante, ella intenta trasmitir una
valoraci6n de las conductas. Y aqui se pone
a prueba la verdad del canto, tanto mas au
tentico, por regla general, cuanto mas abierto
sea su angulo de divergencia con la version
oficial de la historia.
La historia oficial, por definici6n, es la que
elaboran las instituciones de] Estado o sus
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA: CR.ITICA O DISCURSO DEL PODER 205

ideologos. Siendo todo Estado, tambien por


definici6n, una fonna de dominaci6n, el para
que de esa historia es la justificaci6n y la pro
longaci6n de esa dominaci6n.
Si la historia del canto es autentica, viene
de abajo, y abajo estan los dominados. No
quiere decir que hay que creer sin mas ni
mas lo que el juglar nos cuenta, pero si que
hay que comprenderlo: el narrador refiere
lo que su publico quiere oir y no puede ha
cerlo en las ceI"emonias y las instituciones
amparadas por la Iglesia y el Estado. Es
cierto que en su canto tambien penetran pro
fundamente Ia ideologia y Ja moral domi
nantes, que son las de toda su epoca, pero
curiosamente distorsionadas por el punto de
vista de los de abajo o de los sometidos.
Los trovadores vagabundos, los minstrels,
los juglares lindan entonces con los proscri
tos y son por siglos o por pafses un oficio
maldito y peligroso ejercido solo en los mar
genes o en Ios intersticios de )a sociedad ofi
cial. Un ejemplo clasico, en los tenues albo
res de los imperios mode rnos, aparece en la
conquista anglo-normanda de Irlanda a par
tir de 1169. Los conquistadores debian terrni
nar con el orden social, la estructura clanica,
la lengua y la cultura de la sociedad gaelica,
para imponer su propia dominaci6n. Pero
la antigua sociedad resistia -resiste todavia,
bajo fonnas diversas y modernas. Uno de Ios
instrumentos de esa resistencia eran sus can
tores, que con su arpa iban de comarca en
comarca cantando en gaelico la historia pro
hibida del pueblo irlandes. Tan tenaz era esa
resistencia y tan s6lida Ia trama que las ar
pas tejian, que dos siglos mas tarde (1367) el
duque de Clarence, virrey, hijo de Eduardo
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com

206 ADOLFO GILLY

· III, tuvo que incluir entre los delitos severa


rnente castigados por su estatuto de Kilkenny,
el de dar albergue, protecci6n o estirnulo a
los poetas (minstrels), los versificadores
(rhymers) y los contadores de historias (ta
letellers) irlandeses. Cinco siglos despues el
arpa -no la espada, el fusil o la pica- pas6
a ser el emblema nacional irlandes.
Se opera en otros casos el fen6meno opues
to: el arte del cantastorie es asimilado por
la versi6n oficial de la historia, y entonces la
critica popular del pod.er existente se invierte
en un discurso del poder "populista". La Re
voluci6n mexicana da uno de los ejemplos
mas cumplidos ae esa trasmutaci6n.
Agrego al final las letras de dos canciones
que relatan acciones de obreros ferroviarios:
una, edifica nte, ejemplifica en ultimo analisis
Ia moral del sacrificio en el trabajo; la otra,
gratuita, trata de comprender y de explicar
los motivos profundos de un atentado apa
rentemente sin objeto. En el primer caso la
interpretaci6n oficial y la popular de la histo
ria concuerdan y Jesus Garcia, el maquinista
de Nacozari, es un heroe para todos. En el
segundo, ambas interpretaciones se distan
cian en un amplio angulo de divergencia y
el an6nimo maquinista italiano es "un loco"
para unos y un "vengador" para los otros.
Creo que este segundo relato muestra, con la
sencillez elemental de una balada, c6mo es
posible coincidir hasta en los detalles en la
infonnaci6n de los hechos y contar, sin em
bargo, dos historias diferentes y antag6nicas.
De estos ejemplos, claro, la serie es infinita,
porque asf son las historias de la histo a.

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA: CIUTICA O DlSCURSO DEL l'ODER 207

Niveles

Los de abajo y los de arriba en cuanto a las


clases, los vencedores y los vencidos en cuan
to a las guerras, esa multiplicidad de histo
rias tiene niveles. El desnivel, decia, no impi de
la coincidencia en las hechos, pero si en la
carga emotiva. La prueba inmediata la da
Alejandra Moreno Toscano en El siglo de la
conquista, cuando construye ese contrapunto
singular entre las voces de Ios defensores de
Tenochtitlan y las de sus atacantes.
Podemos imaginar una situaci6n, cuando
aun la divisi6n del trabajo es embrionaria y
no ha alcanzado a escindir a la sodedad y a
subordinar a los individuos, en que el grupo
social es uno y, coma tal, recuerda, transmite,
mitifica y cuenta su pasado. Esta, en el prin·
cipio, el afan y el placer de contar, de
comunicar, de escuchar, de vivir juntas inte•
lectualmente, de ejercitar las fuerzas del in
telecto en el relato nocturno coma en el dia
se ejercitaron las de los musculos en la caza
del tigre o del venado. Esta relaci6n es gra
tuita, es decir, no esta mediada por un co
mercio que a(m no ha nacido dentro del grupo
social. Es un don que no espera correspon
dencia, que se satisface en el acto de dar al
grupo del cual el relator es parte indivisa e
indivisible. En el arcaico oficio de poeta, en
la poesfa que sigue siendo don y nunca valor
de cambio en una sociedad regida por la mer
cancfa, en la fascinaci6n del fuego que incita
por la noche a contar y a recordar, ha que
dado impresa esa huella fugitiva de los primi
tivos: sensaciones y afectos, persistencia del
mito, eterno retorno de la utopia.
Cuando divisi6n del trabajo y tecnica ru-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
208 ADOLFO GILLY

dimentarias se desarrollan y se impulsan mu


tuamen te, entonces aumenta la productivi
dad y aparece el producto excedente y con
el la posibilidad de que una parte del grupo
social produzca, con sus manos y herramien
tas, lo necesario para todos, y otra parte viva
de ese producto y pueda dedicarse a pensar
y a generalizar. El conocimiento, asi, se con
centra, se desarroJla y se transmite en unos,
el trabajo directo, manual, en otros. Como
aquel no es nada mas -ni nada menos
quela generalizaci6n de la practica de este, lo
co]oca bajo su dominaci6n. Ha nacido la di
vision entre trabajo manual y trabajo inte
lectual y con ella la escisi6n social de los seres
humanos y de su historia.
A partir de aqui se constituyen -en un tra
bajo de milenios- lo que Marx y Engels
Haman tempranamente, en La ideologia ale
mana, una comunidad superior y una comu
nidad inferior, cada una con su historia, sus
oficios, sus tradiciones, sus costumbres, sus se
cretos, pero ambas unidas en una comuni
dad ilusoria por la idea de la cornun perte
nencia a un grupo social unico e indiviso
-ciudad-Estado, comunidad, pueblo, naci6n
frente a Jos otros grupos sociales existentes.
Se han formado las clases y, en consecuencia,
el Estado.
A partir de aqui, la historia pasa a ser pro
piedad de quienes pueden hacer la historia, de
los que ya son propietarios del conocimiento.
Todo el metodo hist6rico queda impregnado
de su punto de vista, el de quien mira desde
lo alto de una piramide y no el de quienes
a la piramide, coma al sol, solo pueden con
templarla desde abajo aunque la hayan al
zado con sus brazos.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA: c1dncA o DISCURS() DEL POPER 209

La comunidad inferior es pura fuerza de


trabajo y, como tal, no tiene historia. Escla
vos, siervos o proletarios, hacen el trabajo de
la paz o el trabajo de Ia guerra, que los seflo
res de la paz o de la guerra dirigen y usu
fructtian. Son trabajos sin gloria y sin histo ria,
pero sabre ellos se alza todo el resto.
Desde las piramides mayas hasta las compu
todoras japonesas, desde las murallas incai
cas hasta los muros del Pentagono. la his
toria incluye a unos y excluye a otros: es
la historia como discurso del poder. Una his
toria critica, al contrario, es una historia tam
bien y ante todo de los excluidos y de! tejido
social de sus vjdas, pensamientos y senti
mientos.
Ahora bien, esta historia es dificil de hacer,
porque la fuerza de trabajo, reducida a tal,
no escribe su historia sino que esta es con
tada e interpretada -cuando lo es- por los
otros. Su huella queda sobre todo en las
obras en las cuales su trabajo se · cristaliza:
sin acudir a esa base material es imposible
descifrarla. :e.ste es el metodo que Marry( pro
pone en una de las notas de El ca pital. 1
1 "Una historia crftica de la tecnologia demostra
ria en que escasa medida cualquier invento del
siglo xv1n se debe a un solo individuo. Hasta el
presente no existe esa obra. Darwin ha despertado
el interes por Ia historia de la tecnologia natural,
esto es, por la formaci6n de los 6rganos vegetales
y animales como instrumentos de producci6n para
la vida de plantas y animales. cNo merece la misma
atenci6n la historia concerniente a Ia formaci6n de
1os organos productivos del hombre en la sociedad,
a la base material de toda organizaci6n particular
de la sodedad? tY esa historia no seria mucho mas
fad! de exooner, ya que, coma dice Vico, la
historla de la humanidad se diferencia de la histo ria
natural en que la primera la hemos hecho
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
210 ADOLFO GILLY

La comunidad superior acumula el conoci


miento, se apropia de la historia y comienza
a registrarla en estelas, templos y piramides.
Los egipcios exponian ingenuamente un me
todo que no ha variado desde entonces, cuan
do dibujaban mas grande la figura del fara6n.
La historia se convierte en su historia, como
una de las primeras formas de propiedad an
tes de que la propiedad haya cristalizado ple
namente. La otra historia hay que desente
rrarla de abajo de esta, en un verdadero
trabajo de arqueologia de segundo grado. 2
nosotros y la otra no? La tecnologia pone al descu
bierto el comportamiento activo del hombre con
respecto a la naturaleza, el proceso de producci6n
inmediato de su existencia, y con esto, asimismo, sus
relaciones sociales de vida y las representaciones
intelectuales que surgen de e11as. Y hasta toda la
historia de las religiones que se abstraiga de esa
base material, seni acritica. Es, en realidad, mucho
mas facil hallar por el analisis el micleo terrenal
de las brumosas apariencias de la religi6n que, a
la inversa, partiendo de las condiciones reales de
vida imperantes en cada epoca, demrrollar las for.
mas divinizadas correspondientes a esas condicio
nes. Este ultimo es el unico metodo materialista, y
por consiguiente cientifico. Las fa11as del materia
lismo abstracto de las ciencias naturales, un mate
rialismo que hace caso omiso del proceso historico,
se ponen de manifiesto en las representaciones
abstractas e ideol6gicas de sus corifeos tan pronto
como se aventuran fuera de los Hmites de su esoe
cialidad." (Karl Marx, El capital, t. I, vol. 2, 1. Pri
mero, sec. 4\ cap. xnr, "Maquinaria y gran indus tria",
Mexico, Siglo XXI, 1975, p. 453.)
2 Andrea Carandini abre su libro Archeologia e

cultura materiale (Bari, Italia, De Donato, 1975)


con esta reflexi6n: "Visitando un museo arqueolo
gico se tiene la impresi6n de que los antiguos no
hicieran otra cosa que esculpir estatuas, componer
mosaicos, dibujar paredes y vasos. En cambio, si
guiendo una excavaci6n es facil observar cuan raro
es el descubrimiento de objetos de arte, y c6mo
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
I.A HISTORJA: CRiT JCA O DISC URSO DEL POOER 21 I

La historia se convierte, en este punto, en


un instrumento privilegiado para la legitima·
don y la conservaci6n de la comunidad iluso·
ria entre las de arriba y las de abajo. Es la
historia del Estado, la histaria de todos, na·
rrada por las ide6logos de la comunidad SU·
perior, que se apodera incluso de los heroes
de las otros (cuando no puede suprimirlos
del todo) y les expropia su historia. La racio
nalidad de la comunidad superior, que es la
de su dominaci6n, se convierte en la raz6n
universal e intemporal (tanto que sus inte·
grantes Hegan a considerarse la gente de ra·
z6n y los demas, las naturales). Sus motiva•
ciones de grupo o de clase se vuelven los
fines de la comunidad o de la naci6n. El
Estado, el poder existente, es el punto hacia
el cual converge la historia desde el principia
de las tiempos, que no ha sido entonces mas
que una larga transici6n hacia el presente
equilibria. Hay, por supuesto, muchas formas
sutiles, eruditas, neutrales, "dialecticas" y
hasta "populares" de presentar esta vision de
la historia, mucho mas cuando quienes las
hasta el hallazgo de un fra!!mento ceramico par•
ticular o de una moneda puede despertar el interes
de los excavadores. En este sentido el museo tra•
dicional es antipedag6gico, porque ofrece una
imagen unilateralmente selectiva y por lo tantc,
distorsionada de la vida de las sociedades pasadas,
rnientras que el almacen de excavaci6n, por poco
que este ordenado, permite hacerse una idea de la
historia real de la region habitada, de una porci6n
de! territorio. Especialmente en Italia tenemos mu
seos de arte, no museos d historia. La raz6n de
esta situaci6n esta en el modo en que se aborda
el estudio de! pasado y en que se conservan sus
testimonios." En la misma introducci6n Carandini
menciona la nota de Marx antes referida, como "el
programa de un trabajo que en los estudios clasicos
todavia esta integramente por realizarse".

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
212 ADOLFO GILLY

formulan estan firmemente convencidos de


que asi es porque, desde el punto de obser
vaci6n en que se colocan, es precisamente
eso lo que ven.
Entonces la historia es un discurso del po
der, quienquiera que lo haga, en el cual creen
quienes ejercen ese poder y, en la medida en
que la ilusi6n de la seudocomunidad (cuyas
raices son materiales) es estable y no ha
sido rota por una crisis historica, tambien
quienes a ese poder estan someti dos.

Horizontal y vertical

Si el objeto de la historia como ciencia es,


como recuerda Pierre Vila r , "las relaciones
sociales entre los hombres y las modalidades
de sus cambios", es preciso identificar si exis
te una relaci6n que rige a todas las demas y,
en tal caso, cual es ella.
A primera vista esa relaci6n serfa la de
intercambio (trabajo por dinero, dinero por
mercancfa, mercancia por mercancia, idea por
idea, afecto por afecto y odio por odio). Pero
esta, se sabe, es la ilusi6n de un mundo do
minado por el valor de cambio y cuyas cate
gorias de pensamiento se han formado a
partir del intercambio.
Ese intercambio comienza con la aparici6n
de un producto excedente estable, de un plus
producto en el cual se materializa el trabajo
excedente o plustrabaja. Desde entonces, las
relaciones entre los seres humanos estan do
minadas por esa relaci6n de fuerza que es la
lucha por la apropiaci6n de ese plusproducto,
por su extracci6n y su reparto. Si este crite
ria es valido, entonces la relaci6n dominante
www.esnips.com/web!Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA; CRfrICA O DISCURSO DEL PODER 213

sera la relaci6n de dominacion/ subordinacion


(o de soberania/dependencia) que es la que
asegura (en ultima y no siempre visible ins
tancia mediante la violencia) la extracci6n y
el apoderamiento por unos del plustrabajo de
otros. Las formas de esa relaci6n cambian
segun las epocas y las relaciones de produc
ci6n, estrecharnente relacionadas con la base
tecnica de la sociedad, pero en cada una de
estas epocas y sociedades es ella, la relaci6n
de dominaci6n/subordinaci6n, la que tine con
su color a todas las otras relaciones
sociales. 8 Ella hunde sus rakes profundisimas
en la mas antigua y tenaz de las formas de
domi naci6n social, Ia de los hombres sobre las
mujeres.
Es lo que puede llamarse la relacion verti
cal entre ambas comunidades, entre la parte
superior y la parte inferior del grupo social.
(Esta divisi6n, inutil decirlo, se presenta me-
a "La forma econ6mica especifica en Ia que se le
extrae el plustrabajo impago al productor directo
determina la relaci6n de dominaci6n y servidumbre,
tal como esta surge directamente de la propia pro
ducci6n y a su vez reacciona en forma determinante
sobre ella. Pero en esto se funda toda la configura
ci6n de la entidad comunitaria econ6mica, emanada
de las propias relaciones de producci6n, y por ende,
al mismo tiempo, su figura politica especifica ...
Esto no impide que la misma base econ6mica -Ia
misma con arreglo a las cond.iciones principales-,
en virtud de incontables diferentes circunstancias
empiricas, condiciones naturales, relaciones raciales,
influencias hist6ricas operantes desde el exterior,
etc., pueda presentar infinitas variaciones y mati
ces en sus manifestaciones, las que solo resultan
comprensibles mediante el analisis de estas circuns•
tancias empiricamente dadas." (Karl Marx, El ca
pi.tal, t, III, vol. 8, 1. tercero, sec, 6\ cap. XLVII, "Ge
nesis de la renta capitalista de Ia tierra", Mexico,
Siglo XXI, en preparaci6n, p. 1007.)
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
214 ADOLFO GILLY

diada par multiples estratos interrnedios en


cada formaci6n social que contribuyen a ha
cerla menos nitida, pero no menos real.)
Pero a su vez, esta relaci6n vertical de do
minaci6n/subordinaci6n solo existe combina
da con (y sostenida en) relaciones interiores
propias de cada una de las comunidades com
ponentes de la comunidad ilusoria. Son lo
que puede denominarse las relaciones hori
zontales dentro de cada una de las grandes
partes en que se divide el grupo social.
Existe una relaci6n horizontal en la comu
nidad superior, que se expresa en las norrnas
del derecho de propiedad (y su correlato, las
norrnas penales), pero tambien en habitos,
costumbres, reglas de cortesia, gustos y nor
mas de competencia interior para que esta no
llegue nunca a lesionar la solidaridad esen
cial del grupo social dominante frente a los
dominados. Este conjunto de norrnas, cam
biantes segun las epocas, las tradiciones, las
tecnicas, las relaciones de producci6n y, par
lo tanto. los rnodos de dominaci6n, estan su
bordinadas evidentemente a la relaci6n verti
cal e, incluso, son engendradas por ella (a la
cual, a su vez, influyen).
Del mismo modo, existe una relaci6n hori
zontal en la comunidad inferior que, partien
do de su relaci6n especifica con los medias
de producci6n, abarca los mismos campos
que la anterior pero tiene norrnas en parte
diferentes, no oficiales, regidas por una racio
nalidad distinta a la que rige las de la comu
nidad superior.
A traves de la relaci6n vertical, empero, las
norrnas de la relaci6n horizontal superior se
presentan como la norma general, ideal, a la
cual debe ajustarse todo el grupo social. Es
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA: CRfTICA O DISCURSO DEL PODER 215

lo que constituye, en otros terminos, la idea


logia dominante.
Por debajo de esa ideologia, que todos
aceptan mientras funciona la relaci6n de do
minaci6n/subordinaci6n dada, sigue corrien do
el rio subternineo, caudaloso, no reconoci do, a
veces hasta invisible para las de arri ba, de
Ios lazos horizontales que unen a las
dominados. Esos lazos, que pueden tomar la
forma de creencias, supersticiones, prohibi.:
ciones, obligaciones, se cargan de un conte
nido de solidaridad entre quienes deben, par
fuerza, resistir de un modo u otro porque
sobre sus hombres cae todo el peso de la re
laci6n vertical.
En cada ideologia dominante la forma pre
sente de dominaci6n aparece como un hecho
de Ia naturaleza y la tarea asignada al histo
riador es, cuando mas, explicar su genesis en
el pasado y mostrar las formas anteriores (o
presentes en otras formaciones sociales) co
mo imperfectas, inmaduras o, si contempora
neas, "primitivas" o "atrasadas" (como pri
mitivas y atrasadas serian tambien las nor mas
de relaci6n horizontal de los dominados). De
este punto de vista, mas difundido de lo que
se piensa aun entre los "marxistas" y los
"criticos" de la historia, nacen muchas de
las curiosas apreciaciones occidentales so bre
Iran y su revoluci6n, segun las cuales Jomeini,
su republica islamica y sus ayato llahs serian
mucho mas irracionales que Gis card, su
republica burguesa y su bomba de neutrones...
Es conocido, y a veces inevitable, el ana
cronismo del historiador que mide el pensa
miento y las relaciones sociales del pasado
par las de su epoca o su civilizaci6n, aquellas

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
216 ADOLFO GILLY

que constituyen su naturaleza social. No siem


pre este anacronismo se presenta tan trans
parente e ingenuo coma en las pinturas pre
rrenacentistas o renacentistas.
Con esta ilusi6n 6ptica se combina, a ve
ces en forma mas sutil, otra que con un ter
mino hechizo podriamos denominar "anacla
sismo", es decir, la trasposici6n de los jui
cios, los valores y las relaciones internas de
una clase o grupo social, aquella de la cual
proviene la educaci6n del historiador, a otros.
En ambos casos, el efecto de trasposi
ci6n tendera un velo entre el historiador y
las reales relaciones sociales entre seres hu
manos, objeto de su estudio, y Io llevara no
solo a dar respuestas equivocadas sino, lo
que es peor, a plantearse problemas inexis
tentes.
La relaci6n vertical de soberania y depen
dencia supone dos direcciones: una hacia aba
jo, de dominaci6n; otra hacia arriba, de re
sistencia, porque la fuerza de trabajo, por
definid6n activa frente a la naturaleza, no
puede ser simplernente pasiva, mera materia
inerte subordinada, ante la sociedad. Como se
trata de una relaci6n de dos sentidos, ambos
polos se determinan entre si e interactuan
constantemente. La violencia y el consenso,
decia Gramsci, son sus reguladores.
Las revoluciones son la critica practica que
la sociedad (los dominados) hace de sus re
laciones verticales. La historia como discurso
del poder las concibe como momen tos irra
cionales, o cuando mas como crisis indesea
bles pero inevitables que deben ser superadas
y clausuradas lo mas pronto posible para dar
lugar a un restablecimiento, bajo nuevas for
mas, de la relaci6n "natural" de soberania y
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HJSTORIA: CRfTICA O DISCURSO DEL PODER 217

dependencia entre los seres humanos. La his


toria corno critica del poder las considera
como las rupturas hacia las cuales tiende toda
la acumulaci6n realizada durante el equilibria
precedente, de rnodo que cada equilibrio es
una transici6n entre la ruptura que lo en
gendra y aquella que lo destruye. El primer
criteria privilegia la inmovilidad y la con
servaci6n, el segundo, el movimiento y la
transformaci6n.
Las revoluciones son los momentos cuando
Ia direcci6n de abajo hacia arriba (resis
tencia) en la relaci6n vertical, estalla y se
vuelve dorninante sobre la relaci6n de domi
naci6n establecida. Entonces su irrupd6n
violenta desde abajo inunda y ban.a todo con
su luz peculiar, que es la que ilumina la
apariencia de desorden y de ruptura de
la logica social comunmente aceptada que
presentan todas las revoluciones, rebeliones y
revueltas.
Pero la forma de Ia rebeli6n, el color de
su luz (y de su sombra), no depende solo
<lei tipo de relaci6n vertical contra el cual
estalla, sino tambien de las relaciones hori
zontales preexistentes dentro de la comuni
dad inferior, aquella que entra con violencia
al primer piano de la historia. Entonces, mien
tras la revoluci6n esta en su apogeo, esas
relaciones se presentan coma la nonna domi
nante, se sobreponen a las de la vieja domi
naci6n de clase (aunque no las supriman
del todo), imponen su dictadura revolucio naria
en gustos, modos y costumbres. esos que no
se determinan por los aparatos de propaganda
sino que se fonnan en el pro fundo laboratorio
hist6rico de la sociedad.
El historiador de las revoluciones pasadas,
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
218 AOOLFO GILLY

el cronista de las presentes (nunca como en


la revolucion estfm tan cerca, hasta casi <:on
fundirse en uno, ambos oficios) necesita
comprender, sentir o intuir estas relaciones
en su tarea. Sin ello, solo puede verse la su
perficie de la revoluci6n de independencia o
de la zapatista, de la Revoluci6n rusa o de la
china. Alcanz6 a entreverlo, en su tiempo,
Marte R. Gomez, en su pequefio libro sobre
Las comisiones agrarias del sur. Lo vio es
plendidamente, siempre, John Reed, en la
huelga de Paterson, en la Revolucion mexi
cana, en la Revoluci6n rusa. Lo vieron y vivie
ron tambien, cronistas e historiadores, Victor
Serge, Agnes Smedley, Jack Belden. No se
dio cuenta de lo que pasaba, aunque registr6
muchos eventos, Jose Vasconcelos. Y en un
extrafio juego de espejos, dio un magnifico re
flejo invertido por la vision de los sefioritos
de Ia vieja y la nueva clase dominante, Mar
tin Luis Guzman en El dguila y la serpiente.
Pero, en general, ninguna historia y nin
guna cronica, se ocupen de las epocas de
ruptura o de aquellas de equilibria, pueden
abstraerse de la relaci6n vertical y de las rela
ciones horizontales especificas que forman el
tejido de cada epoca y cada sociedad; ni pue
den ser, tampoco, neutrales entre ellas.
La relacion vertical solo puede explicarse
mirandola desde abajo, desde su raiz mate
rial, y no desde arriba, desde su reflejo ideo
l6gico: lo mismo todas las otras. Nadie ex
plicara a una epoca y una sociedad y a
quienes, al dominar en ellas, las marcan con
el sello de sus ideas y sus actos, si no explican
antes c6mo estos dominan (y c6mo creen
hacerlo) y c6mo se relacionan entre si, se
subordinan y a la vez resisten los dominados.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA J-IISTORIA: CRfTICA O DISCURSO DEL PODER 219

Aqui se llega a una dificultad aparentemen


te insalvable, porque para hacer oir la voz
de los dominados hay que escucharla. Y
estos no hablan en la historia, sino solo entre
ellos, y eso no queda escrito. Y aun cuando
Hegan a hacerlo, es solo su capa superior Ia
que habla y escdbe por todos: sus dirigentes,
sus intelectuales. El historiador, el cronista
mismo, tiene que afrontar entonces la ern
presa insoluble de transmitir la voz, los sen
timientos, la comunicacion interior de aquella
vasta capa inferior subordinada de la cual
el no proviene o se ha separado, si no tam
poco el tendria su voz de historiador o de
cronista.
La aporia se resuelve comprendiendo la
accion, porque las de abajo, siendo fuerza
de trabajo, hablan con sus actos y explican
sus parcas palabras par sus hechos y sus
obras, no a la inversa. Entonces hay que leer
en sus acciones, colectivas e individuales, y
comprender a intuir por que un maquinista
ferroviario de Bologna, a principios de este
siglo, lanzo contra un tren de lujo una maquina
loca: "forse una rabbia antica, generazioni
senza name che urlarono vendetta, gli ac
cecarono il cuore . . . ", para tocar la misma
racionalidad de fondo, la misma fuerza an
tigua que levant6 y puso en camino a los
ejercitos de Espartaco, a la Division del Norte
o a la insurreccion salvadorefia.
Sera posible asi interpretar y reproducir
de cerca, en la pasion que mueve Io escrito
o lo narrado, el movimiento interior de las
relaciones entre las seres humanos y sus in
finitas variantes y transformaciones. Porque
el secreto de la historia no hay que buscarlo
en la fijeza de las obras en que se cristaliza
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
220 ADOLFO GILLY

el trabajo pasado, sino en el incesante movi


miento donde fluye y existe el trabajo vi
viente.

Mdquina 501
Maquina quinientos uno,
la que Corrio par Sonora,
par eso los garroteros
el que no suspira, llora.
Era un domingo, seflores,
coma a las tres de la tarde,
estaba Jesus Garcia
acariciando a su madre.
Dentro de pocos momentos:
"Madre tengo que partir,
de] tren se escucha el silbato,
se acerca mi porvenir."
Cuando lleg6 a la estaci6n
un tren ya estaba silbando
y un carro de dinamita
ya se le estaba quemando.
El fogonero le dice:
"Jesus, vamonos apeando,
mira que el carro de atras
ya se nos viene quemando."
Jesus Garcia le contesta:
"Yo pienso muy diferente,
yo no quiero ser la causa
de que muera tanta gente."
Le dio vuelta a su vapor,
porque era de cuesta arriba,
y antes de llegar al seis
alli termin6 su vida.
Desde ese dia inolvidable
tu te has ganado la cruz,
tu te has ganado las palmas,
eres un heroe, Jesus.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA: CRfTICA O DISCURSO DEL PODER 221

La locomotiva *
Non so che viso avesse
neppure come si chiamava;
con che voce parlasse,
con quale voce poi cantava;
quanti anni avesse visto allora,
di che colore i suoi capelli;
ma nella fantasia
ho l'immagine sua:
gli eroi son tutti giovani e belli.
Conosco invece I'epoca dei fatti,
quale era ii suo mestiere:
i primi anni de] secolo,
macchinista ferroviere.
I tempi in cui si cominciava
la guerra santa dei pezzenti.
Sembrava iI treno stesso
un mito di progresso
lanciato sopra i continenti.
E la locomotiva sembrava
fosse un mostro strano
che l'uomo dominava
con il pensiero e con la mano.

* La locomotora
No se como era su rostro/ ni c6mo se llamaba;/
con que voz hablaba,/ ni con cual voz cantaba;//
cuantos anos habia visto entonces,/ de que color
era su cabello;/ pero en mi fantasia/ guardo una
imagen suya: / los heroes siempre son jovenes y
hermosos.// Conozco en cambio la epoca del he
cho/ y cual era su oficio: / los inicios del siglo,/
maquinista ferrocarrilero.// Eran los tiempos cuan•
do comcnzaba/ la guerra santa de los harapientos./
El tren mismo pareda/ un mito del progreso/ lan.
zado por los continentes./ I La locomotora semeja ba/
como un monstruo extrano/ que el hombre dominaba/
con el pensamiento y con la mano.//
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
222 ADOLFO GILLY

Ruggendo si lasciava indietro


distanze che sembravano infinite.
Sembrava avesse dentro
un potere tremendo,
la stessa forza della dinamite.
Ma un altra grande forza
spiegava allora le sue ali,
parole che dicevano:
"gli uomini son tutti uguali".
E contra ai re e ai tiranni
scoppiava nella via
la bomba proletaria;
e illuminava l'aria
la fiaccola dell'anarchia.
Un treno tutti i giorni
passava per 1a sua stazione,
un treno di lusso,
lontana destinazione.
Vedeva gente riverita,
pensava a quei velluti e agli ori.
Pensava al magro giorno
della sua gente attorno
Pensava a un treno pieno di signori
Non so che cosa accade,
perche prese la decisione;

Rugiendo deiaba atras/ distancias que parecian


infinitas./ Pa.recia tener dentro/ un tremendo po der
,/ Ia fuerza misma de la dinamita.// Pero otra gran
fuerza/ desplegaba entonces sus alas,/ pala bras
que decian: I "los hombres son todos iguaJes"./ / Y
contra reyes y tiranos/ estallaba en las calles/ la
bomba proletaria;/ e iluminaba el aire/ la antor cha
de Ia anarquia./ / Un tren, todos los dias,/ pasaba
por su estaci6n,/ un, tren de lujo./ con des tino
lejano.// Veia gente respetada,/ pensaba en Jos
terciopelos y los oros./ Pensaba en Ia magra jornada/
de la gente en su entorno./ Pensaba en el tren
Ueno de seiiores./ / No se Io que ocurri6.I 'lor que
tom6 la decisi6n;/ quiza una rabia antigua./
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA: CRfTICA O DISCURSO DEL PODER 223

forse una rabbia antica,


generazioni senza nome
che urlarono vendetta,
gli accecarono il cuore,
Dimentic6 pieta,
scordo la sua bonta:
la bomba sua, 1a macchina a vapore.
E sul binario stava
la locomotiva,
la macchina pulsante
sembrava fosse cosa viva.
Sembrava un riovane puledro
che appena liberato i1 freno
mordesse la rotaia
con muscoli d'acciaio,
con forza cieca di baleno.
E un giorni come gli altri,
ma forse con piu rabbia in corpo,
penso che aveva rnodo
di riparare a qualche torto.
Sali sul mostro che dormiva,
cerco di mandar via la sua paura,
e prima di pensare
a quel che stava a fare
ii mostro divorava la pianura.

generaciones sin nombre// que gritaron venganza/


cegaron su caraz6n./ Olvid6 Ia piedad./ Olvid6 la
bandad: / su bamba fue la maquina de vapor.//
Y sabre el riel estaba/ la locomotora,/ Ia maquina
pulsantc/ parecia ser algo vivo.// Parecia un potro
_ioven/ que apenas libre de! freno/ mordia los rie
les/ con musculos de acero,/ con la fuerza ciega
de un rayo./ / Y un dia coma las atros,/ pero tal
vez con mas rabia en el cuerpo,/ pens6 que tenia
el modo/ de reparar los males.// Subi6 al mons
truo dormido,/ trat6 .de dominar su miedo,/ y
antes de pensar/ en lo que estaba hacienda el
monstruo devoraba la llanura./ / Corria el otro tren/
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
224 ADOLFO GILLY

Correva l'altro treno


ignaro e quasi senza fre tta.
Nessuno immaginava
di andare contro la vendett a.
Ma alla stazione di Bologna
arrive) la notizia in un baleno:
"Notizia di emergenza:
agite con urgenza,
un pazzo si e lanciato contra al treno."
Ma in tanto corre, corre,
corre la locomotiva,
e sibila i1 vapo re ,
sembra quasi cosa viva.
E sembra dire ai contadini cunri
il fischio che si spande in aria:
"FrateUo, non temere,
che corro al mio dovere.
Trionfi la giustizia proletaria!"
Intanto corre, corre,
cor re, sempre piu forte,
e corre, corre, corre,
corre verso la morte.
E niente ormai puo trattenere
l'inmensa forza dist ru tt ri ce.
Aspetta sol lo schianto

ignorante y casi sin apuro./ Nadie imaginaba/ que


iba hacia la venganza.// Pero en la estaci6n de
Bolonia/ lleg6 1a noticia como un rayo:/ "Noticia
de emergencia: / actuen con urgencia,/ un loco se
ha lanzado contra el tren."/ / Mientras tanto corre,
con eJ cone la locomotoraJ y llilba el vapor,/
como una cosa viva./ Y parece decir a los campe
sinos encorvados / el silbido que se expande por
los aires: / "Hermano, no temas,/ que corro a mi
deber./ ;Ttiunfe la justicia proletaria!// Mientras
tanto corre, corre ,/ corre cada vez mas fuerte,/
Y corr e, corre, corre,/ corre hacia la muerte.// Ya
nada puede cetener/ la inmensa fuerza destruc tor-
a./ Espera s6lo el choque/ y que caiga luego el
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
LA HISTORIA: CR1TICA O DISCURSO DEL PODER 225

e poi che giunga il manto


della Grande Consolatrice.
La storia racconta
come finl la corsa,
la macchlna deviata
lungo una linea morta.
Con l'ultimo suo grido di animale
la macchina erutto lapilli e lava;
esplose contro ii cielo,
poi ii fumo sparse il velo.
Lo raccolsero che ancora respirava . . .
Ma a noi piace pensarlo ancora
dietro al motore,
mentre fa correr via
Ia macchina a vapore.
E che ci giunga un giomo
ancora la notizia
di una Iocomotiva
como una cosa viva
lanciata a bomba contro Ia ingiustizia.

FR NCESCO GUCCINI

manto / de la Gran Consoladora./ / La historia


cuenta/ c6mo acab6 la carrera,/ la maquina des.
viada / hacia una via muerta./ / Con su ultimo grito
de animal/ la maquina ernct6 piedras y lava;/
explot6 contra el cielo/ y el humo esparci6 un veto./
Cuando lo recogieron, todavfa respiraba . . . / / Pero
nos gusta pensarlo todavia/ tras el motor,/ mien tras
hace correr/ la maquina de vapor.// Y que nos
llegue un dial otra vez la noticia/ de una locomotora/
que como cosa viva/ lanza una bomba contra la
injusticia.
www.esnips.com/web!Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
http://psikolibro.blogspot.com

GUILLERMO BONFIL BATALLA

fllSTORIAS QUE NO SON TODAV1A


'ffISTORIA
http://psikolibro.blogspot.com
http://psikolibro.blogspot.com

En un sentido doble las historias de los pue


blos indios de Mexico no son todavia historia.
No lo son, en primer lugar, porque estan par
escribirse; lo que hasta ahora se ha escrito
sobre esas Mstorias es ante todo un discurso
del poder a partir de la vision del coloniza•
dor, para justificar su dominaci6n y raciona•
lizar1a. No son todavfa historias, en otro
sentido, porque no son historias concluidas,
ciclos terminados de pueblos que cumplieron
su destino y "pasaron a la historia", sino his
torias abiertas, en proceso, que reclaman un
futuro propio.

Una historia colonizada


La primera mirada europea sabre la realidad
de lo que hoy es America, a fines del siglo xv,
no fue la mirada virgen que se asoma a lo
ignoto. Pue una vision filtrada -i_ cual no?
a traves de preconcepciones, convicciones y
prejuicios de un mundo que salia apenas de
la Edad Media. e iniciaba la aventura de su
expansi6n mas alla de los lfmites conocidos.
Pero no s6lo habia ignorancia y descubri
miento; tambien necesidad hist6rica de en
cuadrar las nuevas realidades en el marco de
un proyecto de dominaci6n colonial. Cuales-
quiera que fuesen los pueblos por descubrir,
estaban ya de alguna manera ubicados en el
contexto de _la historia europea: ingresarian
como marginales, excentricos, paganos e in-
[229)
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
230 GUILLERMO BONFIL B,\TALU.

trinsecamente inferiores. Otra prevision no


hubiera sido compatible con el impulso ex
pansionista de] desarrollo economico europeo
ni con el "espiritu de la epoca" que lo ex
presaba. En Espana, la reconquista y la uni
ficacion aportaban, ademas, los antecedentes
inmediatos para consolidar la conviccion de
que al nuevo Estado le habia sido asignada
una mision redentora, reservada solo a Jos
pueblos elegidos y, en consecuencia, supe
riores.
Toda empresa colonial requiere una justi
ficaci6n ideol6gica, por precaria y endeble
que sea. La dominaci6n pasa siempre por
una raz6n de superioridad que la transforma
en una obligaci6n moral, tanto para el domi
nado como para el dominante. No basta la
coercion ni el predominio de la fuerza: es
necesaria la hegemonia, la convicci6n de que
los respectivos papeles no podrian ser otros
ni estar a cargo de otros protagonistas.
Es bien sabido que la invasion y conquista
europea de America se racionaliz6 a partir
de una definici6n del indio como inferior,
como naturalmente destinado a ser redimido
y elevado gracias a Ia acci6n de] colonizador,
su superior -tambien por definici6n- en
todos los 6rdenes de Ia vida. Su propia huma
nidad estuvo formalmente en entredicho cuan
do se cuestion6 la existencia de su alma, el
atributo distintivo del hombre en la concep
ci6n cristiana. Esta naturaleza subalterna ads
crita al indio exigia una historia que explicara
convincentemente y sin fracturas su trayec
toria anterior, hasta el momenta de su arribo
a la verdadera y (mica historia, es decir, la
del Occidente europeo. La visi6n de la histo
ria india, mas alla o al margen de cualquier
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
HISTORIAS QUE NO SON TODAVfA HISTORIA 231

evidencia, debia ser comprensible y conse


cuente en terminos de la ideologia de] con
quistador, que expresaba las pre isas nece
sarias del orden colonial. Tales premisas
fueron, entre otras:
a] Los antiguos habitantes del continente
forman una sola categoria social (humana,
ta] vez) , por encima de sus especificidades y
diferencias concretas. Son los indios, cuya ca
racteristica esencial es no ser europeos. No
ser europeo significa no ser cristiano ni civi
lizado, es decir, no poseer la verdad y, en
consecuencia, no disponer de las capacidades
para guiarse y realizarse por sf mismos. La
unicidad de Ios indios se estabiece por con
traste, por oposici6n global con el coloniza dor:
ustedes son todo lo que no soy yo, por eso
son lo mismo. Las historias de los diver sos
pueblos senin, en consecuencia, la histo ria del
indio: una sola historia en su caracter esencial
(el error), cuyos pormenores. por divergentes
que sean, nunca alcanzan a con tradecir su
unidad basica. A los ojos del con quistador la
historia india es una sola, porque los indios.
finalmente, tienen un solo destino: ser o llegar
a ser colonizados. A igual destino ineludible
corresponde igual historia que lo justifica. 1
1 Esta premisa no implica que los europeos no
hayan reconocido las diferencias entre los pueblos
indios. La tactica de la colonizaci6n ech6 mano
constantemente de esas diferencias y las acentu6
en su propio beneficio, estimulando pugnas y riva
Iidades entre los pueblos para impedir su uni6n y
facilitar su control y explotaci6n. Sin embargo, este
nivel de reconocimiento de la diversidad no niega
la conceptualizaci6n global de los indios como una
categoria unica por contraste con los coloniza
dores.

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
232 GUILLERMO BONFIL BATALLA

bJ La historia india anterior a la invasi6n


europea es la historia del mal, del imperio
idolatrico y pagano que abriga todas las per
versiones. Las diferencias solo son compren
sibles como herejias.
c] La irracionalidad de la historia india se
prueba por su comparaci6n con la historia
occidental, a la que no se ajusta. Las unicas
categorias que pueden hacerla inteligible son
las categorias del mundo europeo. Cuando los
tercos hechos eluden su inscripci6n forzada
en esas categorias, s6lo pueden ser "especie
de" o "parecidos a", pero siempre imper
fectos.2
d] La historia india culmina y se realiza
plenamente por Ia conquista. La redenci6n
es el fin ultimo del pecado original y lo ex
plica.
eJ La historia india termina con la invasi6n
europea. Es un capitulo definitivamente ce
rrado. Comienza una nueva historia, otra
historia.
La historia precolonial fue recuperada por
el criollo y despues por el mestizo, desde el
siglo xvrn, como un argumento de legitima
ci6n. El pasado indio se convirti6 en pasado
comun al que todos las americanos tenian
derecho. Mas aun: ese pasado expropiado al
indio se transform6 en raz6n fundamental
para la independencia de las paises latino
americanos, como mas tarde habria de em·
plearse para simbolizar las anhelos y las fun-
2 Entre los estudios recientes que se han ocupa·
do de la forma en que se aplicaron las categorias
de la historia europea para la descripci6n y el ana
lisis de las sociedades precoloniales, puede consul
tarse: Jose Maria Muria, Sociedad prehispdnica y
pensamiento europeo, Mexico, SepSetentas, num. 76,
1973.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
HISTORIAS ·ouE NO SON TODAVIA HISTORIA 233

damentos de la Revoluci6n mexicana de 1910.


Ideol6gicamente, sin embargo, siempre se rea
liz6 un proceso de separaci6n entre el pasado
precolonial y los indios vivos. Los constructo
res de Teotihuacan y de Chichen Itza devinie
ron ancestros ilustres de los no indios, y los
indios, una vez mas, quedaron al margen de
la historia. Hasta llegar a la paradoja entre
el nacionalismo y el indigenismo en la cual
todos los mexicanos somos descendientes de
Cuauhtemoc, menos Ios indios, que tienen que
"integrarse" (es decir, dejar de ser indios)
para ser tambien, legitimamente, hijos de
Cuauhtemoc. Las tesis evolucionistas del si
glo XIX fueron un recurso estupendo para
justificar esta nueva exclusion: las pueblos
indios resultaban rezagados en el proceso his
t6rico y requerian la redenci6n del progreso,
ya que no la de la fe cristiana.
Asi pues, la colonizaci6n de la historia in
dia no termin6 con la independencia poli tica
del pais, como tampoco termin6 la "si tuaci6n
colonial" a la que esta sujeta la poblaci6n
india. La historia de Mexico, con rnrisimas
excepciones, sigue siendo escrit'l desde el
punto de vista y segun las intereses de las
clases dominantes; en el contexto d la
situaci6n colonial, las clases dominantes
actuan frente al indio apoyandose en Ia dife
rencia etnica. La historia de los pueblos in
dios, o se mantiene ignorada, o se distorsiona
en funci6n de los requisitos de la historia de
los grupos dominantes que crearon la idea
de la naci6n mexicana y restringieron el ac
ceso para incluir en ella s61o a quienes com
partian caracteristicas econ6micas, lingiiisti·
cas, sociales e ideol6gicas por ellos definidas.
Se admite un componente indio en la nacio-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
234 GUILLERMO BONFIL BATALLA

nalidad mexicana, pero no se admite al indio


como una entidad diferenciada y especifica;
de manera concomitante, se acepta la historia
india como un antecedente comun, pero no
como la historia propia y exclusiva de Ios
pueblos indios. Nose lave coma una historia
en si misma sino como un complemento de
otra historia central: la historia patria, es de
cir, la de los verdaderos y (micos mexicanos.
A fin de cuentas, en esta perspec:tiva se busca
que la historia explique el devenir de la na
ci6n mexicana, no la existencia de los pueblos
indios.

Conciencia hist6rica y liberacidn india


Todos los pueblos colonizados tienen concien
cia de que su verdadera historia ha sido pros
crita por el colonizador. Saben que la suya
es una historia oculta, clandestina, negada.
Saben tambien que, pese a todo, esa historia
existe y que su prueba evidente es la presen cia
misma de cada pueblo.
Una historia propia no es s6lo necesaria
para explicar el presente sino tambien para
fundamentar el futuro. El futuro, en estos
casos, es ante todo la Iiberaci6n, la recupera
ci6n del derecho a conducir el propio des tino.
Una historia expropiada es la cancela ci6n de
la esperanza y la sumisa renuncia a cualquier
forma de autenticidad.
i..Para que es necesaria la historia india de
los pueblos indios?
En tanto relaci6n de agravios, la historia
de los pueblos indios es sustento de reivin
dicaciones. Lo usual es encontrar, en cual quier
rninusculo poblado indio, un legajo ce-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
HISTORIAS QUE NO SON TOOAV1A. HISTORIA 235

losamente guardado que contiene los titulos


primordiales y los rnapas y pianos antiguos
que documentan la extensi6n de las tierras
cornunales adjudicadas por el rey de Espana,
mas la serie interminable de oficios que dan
constancia de todas las gestiones encamina das
a recuperarlas. En la tradici6n oral se tiene
memoria de los asentamientos anterio res, de
las migraciones y de todas las instan cias y
pormenores del incesante proceso de despo jo.
De todo ello se echa mano una y otra- ·-vez
para seguir argumentando y recla mando. Los
archivos son fuente obligada para reforzar los
argumentos; mas que los histo riadores, son los
comuneros indios las usua rios mas interesados
y constantes de esos acervos documentales.
En un piano mas general, la conciencia de
un pasado previo a la dominaci6n colonial
ofrece un recurso inapreciable a toda ideo
logfa de liberaci6n. El retorno al eden perdido
es un motivo recurrente en los movimientos
mesianicos y muchas de Jas sublevaciones
indias, desde el siglo XVI hasta el presente,
ban apelado a la historia precolonial para
legitimar la lucha.
Al conservar memoria de una edad preco
lonial como parte de la historia propia que
llega hasta el presente, se relativiza la colo
nizaci6n: se la asume como un momenta de
esa historia, que tuvo principio y tendra fin.
La colonizaci6n adquiere una dimension hist6-
rica (transitoria, por tanto) y deja de ser
una fatalidad natural irreversible y eterna.
Es un capitulo mas, que debera cuJminar para
dar vuelta a la hoja y seguir adelante.
"Como consecuencia de la sittiacion actual de
nuestro pueblo y con el objeto de trazar una pri-

www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
236 GUILLERMO BONFIL BATALLA

En los textos de la nueva historia india,


que comienzan a conocerse, se presenta con
frecuencia una imagen de la sociedad preco
lonial que facilmente puede calificarse de
"idealizada'' y, en consecuencia, "falsa". Se la
reivindica coma una sociedad perlecta, mu cho
mas avanzada y justa de lo que Ia historia
oficial (la que escribe el dorninador) ha que
rido jamas admitir. Esta "idealizaci6n", que
abarca tanto los aspectos tecnol6gicos y cien
tfficos, coma los sociales, politicos y eticos,
cumple al menos tres funciones importantes
para las pueblos de hoy:
aJ Establece un punto de oposici6n a par·
tir del cual se debe realizar la critica de las
concepciones oficiales, pretendidamente ''cien
tificas", acerca de Ia historia y la sociedad
precolonial.
b] Profundiza la crftica de la colonizaci6n
al afirrnar que su verdadera · esencia fue la
destruccion de una historia del bien, perfecta,
y no una historia del mal, errada, como lo
sostiene la vision de] colonizador.
c] Introduce, bajo la formula de una vuel
ta al pasado, un nuevo proyecto de sociedad
futura.. En este sentido la vision idealizada
y acritica de la sociedad precolonial, que con
mera linea de orientaci6n para su lucha de libe•
raci6n se plantea el siguiente gran objetivo: conse guir
la unidad de la poblaci6n india, considerando que
para alcanzar esta unidad el elemento basico es la
ubicaci6n hist6rica y territorial en relaci6n con las
estructuras sociales y el regimen de los estados
nacionales, en tanto se esta participando total o
parcialmente en estas estructuras. A traves de esta
unidad, retomar el proceso historico y tra tar de dar
culminaci6n al capitulo de colonizacion."
"Declaraci6n de Barbados 11", en lndianidad y des•
colonizaci6n en America Latina, Mexico, Nueva Ima
gen, 1979.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
HISTORIAS QUE NO SON TODAVfA HISTORIA 237

frecuencia se aduce como argumento para


descalificar a los autores indios que escriben
sabre estos temas, cobra otro significado:
no se trata de reconstruir el pasado tal cual
fue, sino de proponer un futuro que se arro
pa como discurso restaurador de una edad
de oro. Restaurar no seria entonces dar mar
cha atras a la historia, sino una manera de
Postular una sociedad ideal para el futuro, en
la que se realizaran las utopias germinales
de la historia precolonial. Esta recomposi
ci6n de la historia tiene que ver con el futuro,
no con el pasado.
Una funci6n mas que cumplen el saber y
la conciencia hist6ricos en los pueblos indios
tiene que ver con el mantenimiento y el re
forzamiento de la identidad etnica. Aqui se
entra en un problema complejo que apenas
es posible delinear dentro de los limites de
este breve ensayo. Hay una relaci6n estrecha
entre identidad etnica y conciencia hist6rica;
la primera siempre se fundamenta en la se
gunda. La continuidad hist6rica de un pueblo
es el argumento sustancial para legitimar su
derecho a un futuro propio; en este punto
radica una de las diferencias principales entre
"pueblo" (sin6nimo en este caso de "etnia")
y otras categorias sociales como la de "cla
se": la clase no necesita aducir profundidad
hist6rica alguna para legitimar su proyecto
politico, porque este se deriva de su posi
ci6n en la estructura socioeconomica vigente,
actual. En cambio, el pueblo se reclama como
una categorfa social que ha existido (no sin
modificaciones, por supuesto) desde un
tiempo antiguo, frecuentemente inmemorial
y mitico, pero en todo caso anterior a la colo-
nizaci6n y, en consecuencia, al modo de pro-
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
238 GUILLERMO BONFIL BATALLA

ducci6n que rige a la sociedad en el presente.


(Los zapotecas no son, como el proletariado,
un producto necesario del capitalisrno.)
La memoria hist6rica es consustancial a la
identidad etnica y a su expresi6n polf tica: la
etnicidad. La conciencia etnica es conciencia
de la diferencia: nosotros, los huaves, somos
diferentes (en lengua, creencias, costumbres,
etc.) de los mixtecos y de los mestizos. La
memoria hist6rica explica esa diferencia, re
mitiendola frecuentemente a mitos de origen.
La etnicidad es conciencia de desigualdad, de
opresi6n que pretende justificarse en la dife
rencia: es un proyecto politico que reclama
el derecho a la diferencia --y la supresi6n de
la desigualdad. La conciencia hist6rica, en
tonces, no s6lo debe dar cuenta del origen
de la diferencia sino tambien del origen y el
desarrollo de la desigualdad.
En el momenta actual, la indianidad (o
panindianismo) es la expresi6n mas belige
rante de la etnicidad de los pueblos indios de
America. Se asume una identidad india supra
etnica, por encima de las identidades particu
lares de las diversos grupos, y con base en
ella se busca articular un proyecto politico
comun que demanda una fundamentaci6n his
t6rica consecuente.
Finalmente, la historia tiene para los pue
blos indios el valor de un gran arsenal de
experiencias de lucha acumuladas. Estas ex
periencias hist6ricas, que han hecho posible
la persistencia del grupo, permiten sustentar
valores y form.as de conducta que son consi
derados como ingredientes necesarios de la
resistencia india. La historia de esa lucha/re
sistencia ha probado, con sus exitos y sus
fracasos, cuales son las actitudes, acciones y
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
HISTORIAS QUE NO SON TODAVfA HISTORIA 239

estrategias "buenas", en terminos de las in


tereses del grupo, y cuales las "malas". En
este sentido la historia es ejemplo y gufa para
la acci6n, bien sea de manera directa y ex
plicita, o mas frecuentemente en forma in
directa, mediante la traducci6n de la expe
riencia hist6rica en datos que refuerzan o
debilitan un detenninado c6digo normativo.

Problemas teoricos
y metodologicos

Segun los proyectos mas elaborados de la


historia india de los pueblos indios, se plan tean
algunas diferencias sustanciales entre la
concepci6n india de la historia y la occi dental.
Un punto clave tiene que ver con el sentido del
devenir hist6rico: frente a la con cepci6n
occidental "rectilinea" (la evoluci6n
ascendente, el progreso incesante) se afinna
el caracter "cfclico" de Ia historia. No es una
historia circular, que vuelva una y otra vez
al mismo punto de partida, sino una suce si6n
de ciclos que se cumplen, en los cuales un
momenta cualquiera no es necesariamente un
"avance" en relaci6n con otros momentos
anteriores, aunque al culminar el ciclo se in
grese en una etapa "superior". Esta percep
ci6n de la historia, que tiene relaci6n obvia
con muchas cosmogonias precoloniales,• des
empefia -coma hemos visto- un papel ideo-
• La concepci6n ciclica de la historia en el pen
samiento cosmog6nico mesoamericano ha sido des
crita y analizada por muchos autores. Vease. por
ejemplo, Miguel Le6n Portilla, La filosofla nahu4tl
estudiada en sus fuentes, Mexico, edici6n especial
del Instituto lndigenista Interamericano, 1956.
www.esnips.com/web/Linotipo
240 GUILLERMO BONFIL BATALLA

l6gico muy importante en los movimientos


de liberaci6n.
En la relaci6n espacio/tiempo se plantea
tambien una diferencia significativa. Vine De
loria, par ejemplo, sefiala que, para los indios
(de las Estados Unidos, en este caso) no
cuenta de manera central el orden de suce
si6n de las acontecimientos del pasado ni,
mucho menos, las fechas exactas en que ocu
rrieron; lo que importa es que tales hechos
acontecieron y que tienen relaci6n con deter
minado espacio.5 Por el contrario, en los
pue blos mesoamericanos bubo una acuciosa
preocupaci6n par la cronologia, pero el sen
tido del espacio coma un elemento dinamico
de la historia tambien estuvo presente. 6 La
vinculaci6n con un espacio concreto estaria
relacionada, por una parte, con la memoria
del territorio etnico que hist6ricamente per
teneci6 a cada pueblo y cuya recuperaci6n
es una constante de las reivindicaciones in
dias; por otra parte, tendria que ver con la
concepci6n del hombre como parte de la na
turaleza, y no coma su amo y enemigo. El
sentido c6smico de la vision india del hom
bre (cada hombre es un momento de sintesis
viva y total de la historia del cosmos y de
todos los hombres que le -precedieron, y per
durara, en consecuencia, en todos las hom
bres futuros) estaria en la base de esta con
cepci6n y seria el fundamento mismo del
proyecto civilizatorio indio, en el cual la ar-
" Vine Deloria, Jr., God is red, Nueva York, Delta
Book, 1973. Cf. especialmente los capitulos 5, 7 y 8.
6 Sobre la concepci6n de la relaci6n espacio/tiem
po entre los aztecas, vease Jacques Soustelle, La
vida cotidiana de los aztecas en visperas de la
conquista, Mexico, Fondo de Cultura Econ6mica,
1956, especialmente el cap. III.
www.esnips.com/web/Linotipo
HISTORl,\S QUE NO SON TODAVfa, HISTORIA.
241

monia con la naturaleza sustituiria a su ex


plotaci6n creciente por el hombre.7
En terminos mas concretos y particulares,
a la historia india de los pueblos indios se le
reclaman respuestas a preguntas que estan
determinadas por las necesidades politicas
actuales. Ante todo: un punto de vista indio,
es decir, un compromiso de tomar como pro
blema principal del quehacer hist6rico, la
historia del pueblo indio. Es un cambio de
6ptica que permite hacer central lo que hasta
ahora ha sido excentrico y marginal; importa
asumir al pueblo indio como la entidad his
toriable y echar mano de las otras historias
(las historias de "los otros", Ios no indios)
en tanto sean pertinentes para ayudar a ex
plicar la historia india. En esa perspectiva,
y puesto que los pueblos indios existen hoy,
corresponde a la historia india documentar
su continuidad desde el mas remoto origen;
esta tarea mostrara que no hubo rompimien
to ni cance1aci6n de la historia_ indfa como
resultado de la invasion europea --en contra
de tesis sostenidas a lo largo del tiempo por
los colonizadores.
En la perspectiva de la indianidad, Ia his
toria india habra de probar que hay una uni
dad basica, en terminos de civilizaci6n, de
todos los pueblos indios; habra de mostrar
c6mo el sistema colonial acentu6 y cre6 dife
rencias en su esfuerzo por dividir para mejor
veneer. A mayor profundidad hist6rica, mas
claramente se hara visible la unidad india,
fundamento ultimo de su future comun.
7 He tratado con mayor amplitud el concepto
indio de la relaci6n hombre-naturaleza y su inci
dencia en la ideologia politica de la indianidad, en
Utopia y revoluci6n, Mexico, Nueva Imagen, 1980.
www.esnips.com/web/Linotipo
242 GUILLERMO BONFIL BA.TALL\

,Con que materiales se construye la histo


ria india? Casi cinco siglos de dominaci6n
significan, entre muchas otras cosas, un
cumulo de historias y fuentes para la hi_storia
escrita por otros, segun puntos de vista e
intereses que no han sido Ios indios. Los
historiadores indios (que en su inmensa ma
yoria no son "profesionales" en el sentido
convencional y universitario de] termino) es
tan obligados a echar mano de esa informa
ci6n producida "desde arriba", pero, al mis
mo tiempo, ban recurrido tambien a fuentes
directas, no convencionales y con frecuencia
heterodoxas. Junta, pues, a los archivos y la
bibliografia cornunmente aceptada, se encon
trara constantemente la referenda a la his
toria oral, a la memoria social que se conser
va en cada pueblo y se transmite de boca en
boca, de generaci6n a generaci6n. En ella no
solo se encuentra el data preciso y compro
bable, sino tambien la leyenda, la vision
rnitificada del pasado, de los origenes. Esa
rnemoria hist6rica no pretende unicamente
dar cuenta de lo que sucedi6 sino, ante todo,
explicarlo, hacerlo comprensible y juzgarlo.
Con los datos particulares se construye una
historia coloquial (parroquial, dirian algu
nos) anclada constantemente en testimonios
materiales: accidentes topograficos, edificios,
rumbos y senderos. Aquf tambien espacio y
tiempo interactuan constantemente y el en
torno natural no perrnanece coma un mero
escenario sino coma un elemento dinamico
del proceso hist6rico. De todos estos datos
que constituyen la memoria colectiva de los
pueblos indios se echa mano para estructurar
la nueva historia india.
www.esnips.com/web/Linotipo
HISTORIAS Ot:E NO SON TODAVfA HlSTORIA 243

Tambien se da el rescate de las autores


excluidos, de los historiadores sin credito
academico, marginales e ignorados; gente que
escribi6 libros de historia que nunca se citan
en una obra "seria" pero en las que los inte•
lectuales e historiadores indios encuentran
datos e interpretaciones que coincide con
su proyecto de revalorar su propio pasado.
Al aceptarlos, cuenta mas su punto de vista
y su intenci6n que la usual cdtica historio•
grafica, ante la que se mantiene una des
confianza casi instintiva por tanto coma ha
servido para reforzar la vision colonizadora
de la historia india.
En resumen, el historiador indio ejerce su
oficio en condiciones que es necesario tomar
en cuenta al valuar su obra: 1l dentro de un
proyecto politico de liberaci6n/descoloniza·
don que conduce al intento de crear "otra
historia", con premisas y criterios propios,
diferentes; 21 con datos que han sido tami
zados par la vision y los intereses de las
grupos no indios dominantes; 31 con datos
de diferente naturaleza y origen que no siem
pre reunen las requisitos establecidos para
considerarlos datos hist6ricos legitimos; 4]
en condiciones de aislamiento y marginaci6n
del quehacer hist6rico academico, ya que co
m(mmente se trata de historiadores que no
han tenido la formaci6n escolar que se pre
supone en el historiador profesional. Sera
facil. entonces, encontrar en algunas obras
(si se juzgan s6lo con criterios academicos)
ejemplos de falta de rigor, inconsistencias me
todol6gicas, escaso discernimiento critico en
el uso de los datos, fundamentaci6n insufi
ciente en las conclusiones y muchas debili
dades mas. Solo es posible apreciar la impor-
www.esnips.com/web/Linotipo
244 GUILLERMO BONFIL BATALLA

,tancia de esta nueva historia india 8 si se


toman en cuenta las condiciones de su pro
ducci6n y el papel social y politico que esta
cumpliendo -como en cualquier obra de
historia, finalmente.
El tono apologetico de muchos textos re·
fleja un momento en el proceso de descubrir
la verdadera historia india; es de suponer que
paulatinamente se abandonara la adjetiva
ci6n, en la medida en que se gane el espacio
legitimo para esta historia, tanto en el am
bito academico coma en el politico.

Una raz6n historica en busca de


historiadores

No hay conclusiones; si acaso unos comen


tarios finales para intentar la sintesis del
problema principal.
Los pueblos indios necesitan conocer su
propia historia. Esto es imperativo dentro de
sus luchas del presente, porque sus reivindi
caciones se basan precisamente en la afinna
ci6n de su legitimidad hist6rica como pue
blos: son y reclaman el derecho a seguir sien-
e Las obras de lo que a lo largo de este ensayo
he Hamada la nueva historia india estan dispersas
y circulan frecuentemente de manera restringida.
El lector interesado podrfa Jeer: de Fausto Reinaga,
La revolucion india, 1969; America india y Occiden
te, 1974; El pensamiento amdutico, 1978, todos ellos
publicados en La Paz bajo el pie de imprenta del
Partido Indio de Bolivia. De Wankar, Tawantin
suyo. Cinco siglo,; de Iucha contra Espana, Mexico,
Nueva Imagen (en prensa). De Virgilio Roel, "Los
sabios y grandiosos fundamentos de Ia indianidad",
y de Raul Camero, "Los dioses comunistas", ambos
ensayos publicados en Lima por Cuadernos Indios,
en 1979.
www.esnips.com/web/Linotipo
http://psikolibro.blogspot.com
HISTORIAS QUE NO SON TODAVfA HISTORIA 245

do, porque tienen esa historia. En un plano


mas general, que no depende de la motiva
ci6n politica inmediata , los pueblos indios,
como todos los pueblos, conservan una memo
ria hist6rica que esta intimamente asociada
con su identidad; saben, cada vez con mayor
claridad, que esa memoria puede enrique
cerse con una recuperaci6n sistematica del
conocimiento de su pasado que, en conse
cuencia, vendria a reafirmar su identidad so
cial. Esta necesidad general es particularmen
te aguda en pueblos que han padecido la
experiencia de la colonizaci6n, que les amputa
posibilidades para el incremento de su saber
historico.
La respuesta a esta necesidad de conocer
la historia propia no la ha ofrecido la pro
ducci6n historiografica profesional y estable
cida; al menos, no en Ia cuantia y con la ac
cesibilidad que satisfagan la demanda de los
pueblos indios. Este silencio esta siendo po
blado con las voces de las propios historia
dores indios. Son voces aisladas, todavia; pero
contumaces en su empeno de documentar una
historia necesaria y seguras de que la raz6n
hist6rica esta ahi, en espera de mas y cada
vez mejores historiadores.
http://psikolibro.blogspot.com
lPoro que lo historio? Paro otender las urgen cies
y preguntos del presente, para afianzar, construir
o inventor uno identidod, para recom poner lo
certezo de un sentido co lect ivo , para fundor las
legitimidodes del poder, p·ora imponer o negor lo
version de los vencedor es , para resca -. tor lo de
los venci do s. En estos ensoyos se reco gen
diversos reflexiones o·cerca de las cuolida des
te6ricas del discurso hist6rico y su utilidad
ideol6gico -pol itico y se contesto a la pregunto de
por que y para que se rescoto , se ordeno y se
busca explicar el pasodo en el Mexico contempo
r6neo.

ISBN 968- 23 - 1023- 7

s lo

, 7J89 l U
vem tiuno
editor
Web:
http://psikolibro.blogspot.com

TWITTER:
http://twitter.com/psikolibro

Fans de PsiKolibro en Facebook


http://tinyurl.com/haztefandepsikolibro

Perfil de PsiKolibro en Facebook


http://www.facebook.com/profile.php?id=699467388

Grupo de PsiKolibro en Facebook


http://www.facebook.com/group.php?gid=16093145438

Grupo para Temas y Actualizaciones


http://groups-beta.google.com/group/psikolibro

También podría gustarte