Los Generales de Bolivia

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I.B.E.A.S.

CANJE

TENIENTE CORONEL JULIO DÍAZ A.


MIEMBRO DE LA " SOCIEDAD GEOGRÁFICA SUCRE"

LOS

Generales de Bolivia

(Rasgos Biográficos)

1825-1925

Prólogo de Juan Francisco Bedregal

"No solo el mármol y el bron-


ce prestan su contingente para
inmortalizar la cuna de los mor-
tales: también la tradición es-
crita vive lozana y fresca al
traves de los siglos."
(MATTO TURNER)

La Paz - 1929.

IMP. INTENDENCIA GENERAL DE GUERRA


TENIENTE CORONEL JULIO DIAZ A.
MIEMBRO DE LA " SOCIEDAD Geográfica SUCRE"

LOS

Generales de Bolivia

(Rasgos Biográficos )

1825-1925

Prólogo de Juan Francisco Bedregal

"No solo el mármol y el bron-


ce prestan su contingente para
inmortalizar la cuna de los mor-
tales: también la tradición es-
crita vive lozana y fresca al
traves de los siglos. ”
(MATTO TURNER)

La Paz - 1929 .

IMP. INTENDENCIA GENERAL DE GUERRA


Nota del autor

Las investigaciones realizadas para formar este li


bro, no fueron hechas en meses sino en algunos años ,
tiempo en el que me serví de documentos y datos muchos
de ellos deficientes e incompletos ; en tal virtud aceptaría
gustuoso rectificaciones que vinieran a aclarar puntos aún
todavía dudosos para el esclarecimiento de la historia .
Además, me apresuro en hacer las siguientes rec-
tificaciones :

El mariscal Santa Cruz, nació en la ciudad de La


Paz el 30 de noviembre de 1792.

El general Fermín Prudencio , no asistió a la cam-


paña del Pacífico .
El general Rosendo Rojas , nació en la ciudad del
Cuzco ( Perú ) , de padres bolivianos .
THE LIBRARY
THE UNIVERSITY
OF TEXAS

Dedicatoria

Dedico estas páginas a la juventud militar

de mi patria, para que, inspirándose en las vir-

tudes y heroismos que adornáron la vida de una

gran parte de nuestros viejos generales, laboren

con fé y patriotismo por la prosperidad y engran-


decimiento de Bolivia en el curso de su segunda

etapa .

Julio Diaz A.
Tcnl.
PARA PUBLICARSE

Resúmen histórico del Ejército de Bolivia.

(PRIMERA PARTE )

EN PREPARACION

Historia de los Regimientos e Institutos del Ejér-


cito de Bolivia.

(SEGUNDA PARTE)

Páginas Heroicas .
PROLOGO

Cualesquiera que sean los sistemas filosóficos con


que se analicen o interpreten los fenómenos históricos , la
Historia, como proceso vital, como " realidad producida"
es la misma. Su eficiencia ética, su trascendencia socio-
logica, su capacidad docente , será la misma, en relación
al tiempo y al espacio, por mucho que estos mismos con-
ceptos : tiempo y espacio, se desvirtúen dentro de las nue-
vas teorías que han revolucionado los métodos, las divi-
siones y hasta las nomenclaturas consagradas por los si-
glos y acatadas, sin discusión, por los sabios.
Que no se estudie una , sino varias humanidades con sus
ciclos culturales independientes y sus respectivos “ panora-
mas geográficos " y dentro de una morfología orgánica y
que, para abordar como problema integral el de la filosofía
de la historia, se busque una concepción funcional, diná-
mica y relativista , es indudablemente, fortalecer la ciencia
histórica y su técnica. Pero para hacer vivir la historic
que no es otra cosa que, "el estudio de los actos que in-
fluyen en los grupos humanos", lo principal, como elemen--
to histórico, es designar, aclarar, o comprobar la existen-
cia y realización de tales actos , como actos , naturalmen-
te, pues sus causas, efectos y trascendencia son el ob-
jetivo de la interpretación .
Por esto he creido siempre, que para que se objeti
ve cualquier especulación científica o artística ( descon-
tadas las fuerzas mentales o estéticas que marcan su pro-
III -

pia jerarquía ) son tan útiles en la realidad efectiva del


hecho, cuantos elementos contribuyen a la obra. Sin
el que descubre la veta, sin el que arranca y transporta
el bloque , sin el que forja y afina los cinceles , la concep-
ción genial del artífice , tendría la fugacidad resplande-
ciente de un destello de inspiración , jamás la perdurable
magnificiencia de una estatua clásica .
De ahí que, en este género de disciplinas el inves-
tigador o el cronista que señala hechos , los documenta ,
los extrae de la leyenda o los arranca del olvido, hace ca-
si tanto por la cultura humana , como el que practique de
ellos un análisis espectral o busque su contenido filosó-
fico en el "devenir histórico " o en la "interpretación cós-
mica de los hechos".

Hago justamente, estas divagaciones para iniciar-


me en el asunto que me propongo esbozar en este prólo-
go, señalando el ventajoso sector en que supo colo-
carse y la eficacia que con ello supo dar a su labor, no-
blemente educativa , el autor de LOS GENERALES DE
BOLIVIA que, con inquebrantable perseverancia, impul-
sado por el amor a su patria y a su carrera
logró acumular, coordinar y estudiar serenamente , los
materiales con que edificó las biografías de los que en
Bolivia llegaron a generales, abarcando con ello todos
los hechos militares de Bolivia ; su historia militar , casi
toda su historia ; trágicamente grotesca , trascurrida en-
tre fanfarrias y cañonazos , entre humo de pólvora, de
vanidades y de oratoria.
Sin alardes ni pretensiones , modesta y silenciosa-
mente, aporta el Teniente Coronel Díaz, una rica y sus-
tanciosa ofrenda a la cultura cívica e intelectual del país ,
en el libro que al volcar estas páginas se abrirá como un
épico panorama , ante los ojos y la mente del lector . Y lo
digo sin temor de incurrir en el pecado tan común, de
que el prologuista alabe el libro, sin convicción ni sinceri-
dad.

Más que todos los aplausos convencionales que , se-


guramente, menosprecia el caballeroso soldado que es-
- IV

cribió esta obra, valen para su conciencia de profesional y


de patriota , el haber cumplido un deber , pues como deber
se impuso el ejecutarla y su mejor galardón será la im-
portancia que el tiempo dará a su libro, el que en cual-
quier biblioteca tendrá el rango y la preponderancia de
una obra de consulta . ¿ Qué mejor recompensa para un
escritor , que saber que su obra ha de sobrevivirle ? Y qué
mayor satisfacción que el dar con su esfuerzo , materia-
les valiosos para edificar el monumento de la cultura pa-
tria ; que no otra cosa es su Historia.

Dijo un gran filósofo que "los pueblos felices y las


mujeres honradas , no tienen historia" y tomando el sen-
tido tropológico de esta frase , se puede afirmar que, po-
cos pueblos necesitan mas historia que el nuestro y más
que por lo desventurado , porque tiene el derecho y el de-
ber de no resignarse a morir agotado por la miseria, sobre
los tesoros inexplotados que congestionan su suelo, y ani-
quilado por el empirismo presuntuoso, y el patrioterismo
rapaz.
La Historia es la "maestra de la Humanidad" . Es-
te viejísimo apotegma perdura a través de todas las evo-
luciones y revoluciones , que han experimentado otros con-
ceptos análogos . ¿ Y por qué ? Porque el educar a la
humanidad es lo principal, si el factor hombre ; ( las fuer-
zas psicológicas que dicen los sociólogos ) es el que deter-
mina en último término, la calidad , la trascendencia y la
duración de los pueblos .
El determinismo, la causalidad , la fuerza misterio-
sa del Sino, el concurso de las fuerza biológicas y cuan-
tas teorías se acumulan para combinarse o para excluir-
se, dentro de las concepciones filosóficas, modificarán
los criterios , alterarán los juicios y mejorarán incesante-
mente , la técnica con que se estudien los fenómenos his-
tóricos , dando mayor eficacia docente al estudio de la
Historia , pero el objetivo principal de ésta , será el hom-
bre ; y, el estudiar a los hombres históricos , aún en el
más insignificante de los sectores geográficos , será siem-
pre una de las mejores contribuciones a la Historia , que ,
tiene que ser Sanción para ser Enseñanza . La diversidad
- V --

de criterios con que se analicen las causas no modificará


la realidad de los efectos, y éstos , como realidades pro-
ducidas, siempre pueden marcar una norma o señalar un
peligro.
No sabemos si la falta de cultura es el efecto de la
pobreza dominante en nuestro país, o si la pobreza es más
bien, la causa de nuestra ignorancia. No sabemos si la
falta de sanciones amengua la moral social o si es la fal-
ta de moral, la que hace que la impunidad prevalezca .
Lo efectivo es que somos pobres, ignorantes e indiferen-
tes a la Moral. Y lo malo no es eso, sino qe nos estamos
acostumbrando, insensiblemente , a serlo . Y como "la cos-
tumbre es una segunda naturaleza", ¡ valiente naturaleza
se nos espera a los bolivianos ! Si la voz de la Historia
no llega a resonar en las conciencias, y si la acción de los
que aún tienen los ojos y los corazones abiertos al bien ,
no se deja sentir, mientras exista, como existe todavía, la
posibilidad de hallar una reacción vital.
Sólo la Historia-porque es cultura y enseñanza- -
nos permite volver los ojos al pasado para poder escru-
tar después el porvenir y afrontarlo, mas, no para conde-
nar despiadadamente a los hombres del pasado, y escar-
necer el medio que fué su teatro y del que fueron produc-
to natural , sino para salvar a los hombres del presente y
del futuro de la ignominia de ser los destructores o los
instrumentos de destrucción del solar nativo . Pues cuales-
>quiera que sean las causas que los muevan, son los hom--
bres y sus obras los que ejecutan la Historia .
De ahí que, en mi concepto , los aportes que se ha-
gan a su estudio, son los más útiles , por fragmentarios
y dispersos que sean. Y quién sabe si más que una histo-
ria monumental que abarque integralmente la vida de
una nación , obra en la que por la unidad de su origen y
desarrollo tiene que prevalecer un solo criterio , y por la
magnitud del panorama desaparecer o amenguarse el de-
talle, sirva menos, para el escrutador y el sociólogo , que
lo fragmentario : efemérides, monografías, crónicas 1
hasta las leyendas históricas que logran reconstituir am-
bientes y costumbres, y vienen a ser a veces , ricas en su-
--- VI -

gestiones evocativas, para apreciar caracteres y situacio-


nes, sobre las que suele pasar de largo la Historia misma.
Esto no excluye, naturalmente, que se imponga como una
necesidad social, la exsistencia de historias integrales, al
través de las cuales se pueda contemplar integralmente
también, la vida de una nación . Alcides Arguedas, ha
emprendido felizmente, esa enorme labor y la está reali-
zando con denodada perseverancia .
En los GENERALES DE BOLIVIA están inser-
tas las biografías de más de ciento treinta generales ; des-
de la de los fundadores de la República hasta la de los
que aun viven y están en servicio activo . Desde la de!
Genio que iluminó el continente , deslumbró a la humani-
dad y ejecutorió nuestros blasones nobilarios de nación
con la cifra gloriosa de su nombre, y la del excelso Ma-
riscal, paradigma de caballero heróico, hasta la de las bes-
tezuelas rapaces, que aplacaron con sangre humana su
concupiscencia brutal.
Desfilan por sus páginas figuras próceres y gallar-
das y figurones grotescos , embutidos en casacas recama-
das de oro ; siluetas borrosas perceptibles apenas por el
color llamativo del uniforme.
Pero todos, o casi todos , son personajes históricos ;
son los actores de la historia militar de Bolivia : desde
las últimas campañas libertadoras , las de la Confedera-
ción, Humahuaca , Iruya e Ingavi, hasta las del Pacífico
y del Acre y, demás está decirlo, actores también los más ,
de las revueltas fratricidas que embrutecieron , desola-
ron y debilitaron a la nación.
Si la Historia General de Bolivia es , trágicamente
grotesca, su historia militar, es heroicamente romántica.
Esto que parece ilógico, y que no es difícil comprobar es
una verdad incontestable.
Siempre diminutas en relación a las del enemigo ,
las huestes bolivianas recorrieron de triunfo en triunfo
sus fronteras , sin haber jamás sacado provecho material
de la victoria ! ¡ Soldados como los nuestros dificilmente
producirá pueblo alguno ! Si el valor, y la aptitud mili-
tar, y no la capacidad económica , decidieran la victoria
VII -----

en toda guerra, Bolivia sería invicta e invencible . Mas.


si con sus armas no conquistó riquezas, ni siquiera pudo
conservar su patrimonio, conquistó algo que vale más
que todos los territorios : la Gloria, eso que parece un con-
cepto de relumbrón, sin sentido práctico, pero que es , en
realidad, una fuerza indestructible, sin la que no tendrían
consistencia histórica ni personalidad trascendente los
estados . Por algo es la suprema aspiración de los ge-
nios y de los pueblos . ¡ Infeliz del pueblo que no se afane
con amoroso orgullo, en conservar la limpieza de sus bla-
Sones ancestrales !
Hay mucho que decir, comentando este libro , y sus
detalles, pero ni estoy capacitado para ello, ni quiero dis-
putar al lector, el placer de hacerlo directamente , sobre
todo, al que por su versación o su interés patriótico, sa-
que conclusiones útiles para la técnica profesional o el
juicio histórico. Pues el libro contiene, en buena cuenta ,
casi, la totalidad de los hechos militares que registra
nuestra historia .
El Teniente Coronel Julio Díaz , que está ya conna-
turalizado con este género de estudios , en pleno vigor
juvenil y que sabe que el más hermoso deber que puede
imponerse y realizar un soldado, es el de contribuir a
la educación de su pueblo , seguirá investigando y escri-
biendo, alentado por el éxito ; pues considero un éxito ,
silencioso, pero evidente , el haber producido un libro que
no sólo será leído , sino consultado por cuantos se inte-
resen por la historia de Bolivia.

Que el buen ejemplo cunda ; que el ejército que con-


soiidó nuestra nacionalidad y le abrió senda victoriosa :
que ennobleció con su heroísmo hasta la amargura del
desastre, siga defendiendo el honor de la bandera y la in-
integridad de sus instituciones , sin olvidar ni un segundo ,
que el arma que la ley puso en sus manos , más que un
arma, es un símbolo de fortaleza y dignidad y que la plu-
ma que es también, arma invencible de la civilización,
guarde entre las suyas, y pueda ser, como en el caso que
comento, bizarramente blandida , en defensa o protección
de la cultura patria.
Juan Francisco BEDREGAL.
THE LIBRARY
THE UNIVERSITE
OF TEXAS

Objeto de esta obra

"Una leyenda antigua refiere que los dioses otorgaron a


Homero la gloria de volver a la tierra después de muerto ,
Fara saber si su recuerdo se conservaba entre los griegos y
si sus cantos no habían sido olvidados . El poeta recorrió
los países bañados por el mar de Jonia y el Egeo , visitó el
Atica, penetró en todos los hogares, desde las cabañas humil-
des hasta los palacios suntuosos . Allí oyó a hombres y muje-
res venerar su nombre y repetir los sonoros exámetros de la
iliada . "Homero- decian- es una bendición en todas partes" .
Y el alma del poeta se regocijó sintiendo cómo su memoria
perduraba entre aquellos , cuyas glorias había cantado en sus
poemas inmortales" .
Imitando a esos griegos hemos agrupado en las presentes
páginas la biografía de cada uno de los militares que llegaron
a ser generales del ejército , desde la fundación de la Repúbli-
ca hasta el año 1925 , confiriéndoles conforme a los dictados
de la justicia histórica el "certificado de inmortalidad" a los
que supieron sacrificarse en aras de la Patria, del orden y de
las leyes, o condenando la memoria de aquellos que doble-
garon su espada por sostener caudillos déspotas o ambicio-
Sos en beneficio de sus conveniencias particulares , sin im-
portarles el honor y la integridad nacional .
Además , este libro tiene por objeto , a más de facilitar
la lectura de esas biografías que dispersas en libros , folle-
tos, revistas y diarios permanecen ignoradas en los archivos
2 OBJETO DE ESTA OBRA

y bibliotecas, mostrar a las generaciones jóvenes que la His-


toria, analizando las acciones humanas a través del tiempo ,
sabe juzgar severamente a los hombres que se debieron a
la Patria y a sus instituciones .
El lector hallará quizas errores y deficiencias en estas
relaciones biográficas , esto es disculpable porque , a decir
de! doctor Iturricha, " en Bolivia desgraciadamente los archi-
vos son tan pobres que se hace muy dificil para el que va a
consultar en ellos hallar los datos anhelados . No hay ni
memorias ni autobiografías , solo se encuentran crónicas trun-
cas, alguno que otro panfleto acusador, pocas biografias y...
nada más . No se encuentra nigún detalle que mencio-
ne las proesas de los valientes capitanes ni el sacrifici me-
ritorio del soldado raso . ¿ Cómo descubridor entonces al ver-
dadero personaje ? ¿ cómo exhumar la verdad profundamente
enterrada ?, ¿ cómo interrogar la conciencia de los actos si
ellos han desaparecido sin dejar huella alguna de su perso-
nalidad, y la parroquia ni siquiera ha guardado la partida de
bautismo de muchos de ellos ?"
Los bolivianos estamos obligados a conocer la vida de
nuestros héroes y la de los altos jefes militares del Ejérci-
to , por eso nos hemos propuesto realizar esta incompleta ta-
rea que resultó superior a nuestros esfuerzos .
A los señores don Tomás O'Connor de Arlach, Luis Su-
bieta Sagárnaga, José Macedonio Urquidi, coronel Salustio
Carrasco y Ramón 20. González, que tuvieron la gentileza de
proporcionarme datos y documentos para el presente trabajo,
mis más sinceros y públicos agradecimientos .

La Paz, 1928 .

El autor .
Libertador Simón Bolivar

( 1783-1830 )

"Habeis fundado cinco repúblicas


que en el inmenso desarrollo a que
están llamadas elevarán vuestra esta-
tua a donde ninguno ha llegado. Con
los siglos crecerá vuestra gloria, co-
ino crece la sombra cuando el sol de-
clina" .
(Choquehuanca) .

Comenzamos las narraciones biográficas que nos hemos


propuesto publicar en este libro, con la figura del prócer
americano cuyo nombre glorioso honra el primer puesto del
Escalafón Militar del Ejército de Bolivia:
El inimitable José Antonio de la Santísima Trinidad Si-
món Bolivar, vino al mundo el 24 de julio de 1793 en la ciudad
4 GENERALES DE BOLIVIA

de Caracas , capital de Venezuela, habiendo sido hijo de los


españoles don Juan Vicente Bolivar y doña María de la Con-
cepción Palacio y Sojo .
Huérfano a los 15 años de edad, fue enviado por un tío
suyo a la Metrópoli a concluir sus estudios en el colegio de
los principes, habiendo trabado allí amistad con la familia
real .
"Cuéntase que cierto día jugaba a la raqueta con Fer-
nando VII en Aranjuez ; divertidos los dos jóvenes , restaban
con entusiasmo la pelota, cuando súbitamente el Príncipe de
Asturias recibió el volante en la cabeza, hecho que el hizo
perder el buen humor, al extremo de querer despedirlo a su
amigo . "Quién iba a pensar- decía Bolivar mucho tiempo des-
pués- que aquél incidente era un presagio de que yo debía
arrancarle la más preciada joya de su corona .... !"
Contrajo matrimonio con la señorita Teresa de Toro y
Alaiza, hija del marquéz de Toro, y volvió a Caracas donde
tuvo el dolor de perder a su jóven consorte , víctima de la
fiebre amarilla . Para disipar sus penas viajó nuevamente al
viejo mundo , donde asistió a la coronación de Bonaparte , y
cuando llegó a la ciudad eterna, cayó de rodillas sobre el
Aventino y poniendo por testigo a esta tierra juró indepedi-
zar el nuevo mundo que era "la esperanza del Universo " .

II

"Iniciado el movimiento revolucionario en Venezuela, un


espantoso terremoto había destruído muchas ciudades, entre
elias Caracas . Los superficiosos creyeron ver en aquella ca-
tástrofe una ira de Dios contra los rebeldes y desleales va-
sallos del Rey . Entonces se le vió a Bolivar en mangas de
camisa sobre las ruinas de un templo desplomado , desafian-
do a la materia y controlando el fanatismo con estas pala-
bras : "Si se nos opone la naturaleza, lucharemos contra
lla y haremos que nos obedezca" .
"Para colmo de desgracia, las armas patriotas sufren
enormes reveses ; el realistas Monteverde se declara Pacifier-
dor de Venezuela . Obligado por esos contratiempos, Bolivar se
refugia en Nueva Granada ; organiza allí con la ayuda del
7.00

LIBERTADOR SIMÓN BOLIVAR 5

Congreso una pequeña división , a cuya cabeza emprende la


campaña admirable sobre su país, que a esas horas se revol-
vía entre los furores de la lucha . Viaja en tres meses 250
Jeguas , ganando en el camino quince batallas campales y mu-
chisimos combates . Entra a Caracas y el pueblo lo proclama.
Libertador de Venezuela . Dicese que las damas de aquella
hermosa capital, todas vestidas de blanco como gaviotas ca
vuelo , le obligaron a subir sobre un carro del que arrastra-
ron en seguida como las ninfas de Apolo .
"Poco tiempo después , derrotado en Cura y la Puerta,
por segunda vez se refugiaba en Nueva Granada y por se-
gunda vez quedaba Venezuela pacificada . Había perdido to-
do su ejército, y aplastado por la magnitud del desastre salía
al destierro ofreciendo volver triunfante por ese mismo ca-
mino .
"Acusado por el pueblo , de haber desperdiciado el tiem-
po en las fiestas de Caracas, se dirigió a Tunja dispuesto a
rendir cuentas de sus actos ante el Congreso , sin eludir res-
ponsabilidad alguna . Allí refería la suerte infortunada de su
atria , con el corazón en los labios, cuando el Presidente de
la Asamblea General le interrumpe : "vuestra patria no ha
muerto mientras exista vuestra espada, con ella volvereis a
rescatarla del dominio de sus opresores . Habeis sido un mili-
far desgraciado, pero sois un hombre grande ... !"
"Absuelto por aquella Asamblea de sabios , recibe la mi-
sión de pacificar Santa Fé de Bogotá; no puede apagar la
guerra civil y por no manchar su espada en sangre fratricida
se impone un destierro voluntario retirándose a Jamaica .
"Al fin es llamado para continuar la guerra, y resuelve
Bevar sus huestes redentoras a Colombia . Asciende por en-
ire peñascales de hielo y, cual otro Anibal, anda en pleno
invierno por sobre las níveas cumbres , batido por esos helados
vientos . Entabla las jornadas de Bocayá y Carabobo , de cuyo
fragor nació libre la República de Colombia . Trasládase lue-
go al Ecuador ; gana la sangrienta batalla de Bomboná, pre-
cursora de la de Pichincha , y surge la patria . Ecuatoriana .
Después de una entrevista con San Martín en Guayaquil, Ile-
ga por fin al Perú y concluye la guerra en los campos de
Junín y Ayacucho.
6 GENERALES DE BOLIVIA

" Soldados- se dirige a sus tropas- la esperanza de las


naciones está pendiente de vosotros ; dad un nuevo día de
gloria a vuestra patria ... !"
"Y cuando la libertad flotaba, al fin , en el mundo como
un soplo de brisa, su corazón estalla en frases de alegria
para los habitantes del antiguo imperio .
"Hijas del sol- les anuncia- libres son ya vuestros pa-
dres y libres vuestros hermanos ; libres serán vuestros es-
posos y libres dareis al mundo las frutos de vuestro a-
mor ... !"

III

Su vida , como la de todos los grandes hombres , estuvo


también en peligro, asechada por el puñal asesino . Estando
proscrito en Jamaica, cierta noche un criado suyo , pagado
por sus enemigos , se aproxima puñal en mano a la hamaca
en que acostumbraba dormir y asesta dos golpes mortales , re-
sultando victimado el joven Félix Amestoy que esa noche ocu-
pó la hamaca de Bolivar, quien no se había recogido impedi-
do por una fuerte lluvia . Otra noche, un bandido , aprovechan-
do la oscuridad , se introduce en la tienda de Bolivar y hun-
de su puñal en el pecho del coronel Garrido, confundiéndole
con su víctima . Años más tarde , sus enemigos atacan el pa-
lacio de Bogotá y arrollando al centinela, invaden el dormi-
torio de Bolivar para victimarlo, pero éste fuga descolgándo-
se por la ventana .
"Era el Libertador , delgado, y de algo menos que regular
estatura . Vestía bien, y su aire era franco y militar . Era muy
fuerte y atrevido jinete . Aunque sus maneras eran buenas y
sin afectación, a primera vista no predisponía mucho en su
favor . Sus ojos negros penetrantes ; pero al hablar no miraba
de frente . Nariz bien formada , frente alta y ancha, y barba
afilada .
"La expresión de su semblante, cautelosa, triste y algunas
veces de firmeza . Su carácter viciado por la adulación , arro-
gante , caprichoso y con ligera propensión al insulto .
"Muy desinteresado del dinero , era insaciablemente ávi-
do de gloria . Muy apasionado del bello sexo, pero extrema-
LIBERTADOR SIMÓN BOLIVAR 7

damente celoso . Tenía gran afición a valsar y era muy li-


gero, pero bailaha sin gracia . Nunca se presentaba en públi-
20 sin gran comitiva y aparato, y era celoso de las formas de
la etiqueta .
"Su lectura favorita era de libros franceses , y de allí
viene los galicismos de su estilo . Hablando bien y facilmen- ·
te, le gustaba mucho pronunciar discursos y brindis " .
Cuenta el general O'Connor, que estando el Libertador
en el pueblo de Cerro de Pasco , antes de la batalla de Aya-
cucho, dió en su casa un gran banquete a todos los generales
y jefes del ejército libertador . Después de la comida empesá-
ron los discursos y brindis de uno y de otro personaje, con-
cluidos los cuales el Libertador se levantó lleno de entusiasmo
diciendo: "Este es mi brindis" . Saltó sobre la mesa, va-
ció su copa, y la estrelló contra la pared de la sala . Quedó
terminando el banquete y se retiraron todos .

IV

Reunida la Asamblea Deliberante el 6 de agosto de 1825


en Chuquisaca para suscribir el "Acta de Independencia del
Allo Perú" y tomar muchas otras providencias , resolvió otor-
gar al Libertador una medalla de oro guarnecida de brillantes
con la siguiente leyenda : "La República al Héroe cuyo nom-
bre lleva " . Esta medalla fué legada más tarde por Bolivar a
la República de Bolivia,, en la claúsula 6 de su testamento ;
y es la misma que hasta hoy se trasmiten los mandatarios de
la nación al hacerse cargo de la investidura presidencial .
El 18 de agosto del mismo año el gran Bolivar hizo su
entrada en la ciudad de La Paz en medio de un delirante en-
tusiasmo y atronadores descargas de cañón y fusil, habiendo
sido recibido en el puente de Coscochaca ( donde se había
construído un arco triunfal que tenía la puerta cerrada ) por
doña Vicenta Eguino, quien , después de dirigirle un magistral
discurso y tomando las bridas del caballo en que venía monta-
do, le entregó una corona de filigrana de plata tachonada
de piedras preciosas y la llave de oro con que habriera la .
puerta del arco triunfal .
8 GENERALES DE BOLIVIA

Concluídos los festejos celebrados en su homenaje , Boli


var salió de La Paz el 21 de septiembre y se dirigió a los de-
partamentos del Sud, acompañado siempre del general Su-
cre y de la primera división colombiana, habiendo arribado
a Potosí el 6 de octubre en medio de una delirante aclama-
ción del pueblo . Tampoco faltaron en aquellos días cívicos
enemigos realistas que intentaron contra su vida, minando la
ontrada de una mina cuando éste la visitaba .

El 26 de Octubre de 1825 hizo su ascención al cerro ri-


co de Potosí, y enarbolando las banderas de Colombia, la Ar-
gentina, Chile , Perú y Bolivia, y, contemplando desde ese pe-
ñon de plata a sus pies la América, pronunció un discurso , el
más elocuente de su vida política, que concluye : "En cuanto
a mí, de pie sobre esta mole de plata que se llama Potosí
y cuyas venas riquísimas fueron trescientos años el erario de
ia España, yo estimo en nada esta opulencia cuando la com-
paro con la gloria de haber traido victorioso el estandarte de
la libertad desde las playas ardientes del Orinoco para fijarlas
aquí, en el pico de esta montaña, cuyo seno es el asombro y la
envidia del Universo " .

La concurrencia, al oir este sublime discurso, quedó es-


tupefacta y emocionada, al extremo de arrancar lágrimas al
mariscal Sucre , quien se puso a llorar "como un niño" .

Después de veinticinco días de permanencia en Potosí,


"el padre y fundador de Bolivia" se dirigió a la ciudad de
Chuquisaca, donde llegó el 4 de noviembre "bajo una lluvia
de perfumes y de flores" después de haber empleado una ho-
ra para hacer su entrada hasta el palacio . A su ingreso en él
" es saludado por un coro de preciosas señoritas, de las que
separándose dos idóneamente escogidas, tratan de ceñir la
frente del Libertador con laureles de filigrana de oro ; pero
éste como en La Paz, se excusa galantemente y acortado de
la suntuosidad del acto, pronuncia conmovido frases de reco-
nocimiento . Entonces se le aproxima una comisión de seño-
ras, lujosamente ataviadas , para darle la bievenida y ofrecer-
le lindos bouquetes de flores escogidas ; mientras las ange-
Heales criaturas, soltando al aire los tules de sus blancas ves-
timentas, danzan al compás de himnos de bellísimas notas
LIBERTADOR SIMÓN BOLIVAR 9.

ensalzando en sus épicos versos el valor y las victorias del hé-


roe americano ” .

Dos meses y seis días permaneció el Libertador en Chu-


quisaca, viéndose obligado a salir de ella para ir a Lima a
dar cuenta de su administración . Luego de haber dictado al-
gunas disposiciones y dejando al mariscal Sucre en lugar
suyo , salió de aquella ciudad dirigiéndose por la vía de Co-
chabamba al puerto de Arica donde llegó el 30 de enero de
1826 embarcándose en el bergatín de guerra " Chimborazo"
para zarpar con rumbo al Callao . Arribó a la capital Lima
el 10 de febrero en medio de brillantes demostraciones
de júbilo .
Seis meses duraron las labores del Libertador en el Pe-
rú, y después de haber asegurado la autonomía de este país.
la de Bolivia , se embarcó en el Callao el 4 de septiembre
de 1826 con rumbo a su querida Colombia, y cuando aquí
recibió la proposición de coronarse como Emperador "a fin
de salvar la patria de la ruina en que la han puesto los abo-
gados " , Bolivar responde : "Ni Colombia es Francia ni yo Na-
polcón . Napoleón era grande , único, y además sumamente
ambicioso . Aquí no hay nada de eso . No soy Napoleón , ni
quiero serlo ; ni tampoco quiero imitar a César, menos a un
Iturbide . Tales ejemplos me parecen indignos . de mi gloria .
El titulo de Libertador es superior a todos los que ha recibido
el orgullo humano . Por tanto , me es imposible degradar-
io" .
El 15 de octubre de 1830 el presidente Santa Cruz , le
ruega a nombre de Bolivia acepte su representación diplomá-
tica ante la Santa Sede , aprovechando la estadia de Bolivar en
el viejo mundo ; pero éste , enfermo yá y presintiendo tal vez
su próximo fin , se dirige a su hija predilecta y dice : "Iré
a representarla ante el Eterno con mis plegarias por su fe-
licidad .... !"

VI

El 10. de diciembre de 1830 el libertador Bolivar arri-


bó a la ciudad de Santa Marta en un estado lamentable de pos-

3
10 GENERALES DE BOLIVIA

tración física y, trasladado a la quinta San Pedro Alejandri-


no, sufre un ataque a la cabeza , del que un tanto repuesto
y presintiendo el fin de sus días, dicta una disposición tes-
tamentaria y una dolorosa proclama de despedida que la fir-
na con dificultad y en la que concluye : " He sido víctima de
mis perseguidores , que me han conducido a las puertas del
sepulcro . Yo los perdono Si mi muerte contribuye a que
cesen los partidos y se consolide la unión , yo bajaré tranqui-
to al sepulcro" .

En la clausula 6a . de su testamento dice : "Es mi vo-


luntad que la medalla que me presentó el Congreso de Bo-
livia a nombre de aquél pueblo, se devuelva como se lo ofre-
cí, en prenda del verdadero afecto que aún en mis últimos
momentos conservo a aquella república" .
Los ojos del Libertador de cinco naciones, del domina-
dor de la América y fundador de Bolivia, se cerraron para
siempre a la una de la tarde del 17 de diciembre de 1830 ,
en la floreciente edad de 47 años ... !

La infausta noticia oficial llegó a Bolivia el 10 de mar-


zo de 1831 , habiéndose apresurado el gobierno a decretar
duelo nacional, disponiendo que se celebraran exsequias fúne-
bres en todas las iglesias de la república con la concurrencia
de las autoridades civiles, eclesiásticas y militares ; que la
guardia nacional y los cuerpos del ejército formen de gran
parada en la plaza, con las banderas y tambores enlutados y
hagan las descargas indicadas por la ordenanza ; que en la
fortaleza de Oruro y plazas donde exista artillería se disparen
desde el amanecer 48 cañonazos ; que todo empleado público
lleve luto por dos meses : los jefes y oficiales del ejército ,
un rozón negro en el brazo derecho y los ciudadanos parti-
culares ropa negra común por ocho días .

VII

Doce años reposaron los sagrados restos del inmortal Bo-


livar en tierra colombiana, habiendo sido exhumados del Ce-
menterio de Santa Marta a las 5 de la tarde del día 20 de
noviembre de 1842 en presencia de "numerosas delegacio-
LIBERTADOR SIMÓN BOLIVAR 11

nes de los países centro y sudamericanos ; de Francia, In-


glaterra y Estados Unidos, para ser transportados en urna de
oro a la república de Venezuela , patria del héroe , después de
una solemne misa pontifical . Recibida con lágrimas la urna .
funeraria por la comisión oficial venezolana, fué filialmente
depositada a bordo de la goleta de guerra "Constitución" ,
convertida en una soberbia capilla ardiente , que al disparo
de los cañones de mar y tierra, zarpa con rumbo al país de los
ensueños del Washington del Sud" .
La recepción de los sagrados restos en la capital Ca-
racas fué imponente , habiendo sido depositados en el Pan-
cón de los Héroes con el siguiente epitafio :

"Aquí yacen mil triunfos sepultados ,


Mil laureles , mil palmas obtenidas,
Mil hazañas muy más esclarecidas ,
Un soldado que hacía por mil soldados :

Mil cadenas , mil hierros destrozados,


Mil enemigas huestes abatidas ,
Tres naciones a un tiempo redimidas ,
Diez millones de esclavos libertados .

Aquí Marte , Belona y la Victoria,


Aquí Palas y Témis .... Oh viajero !
Contemplád el fin de tanta gloria .

¡Aquí yace Bolivar ! ... y el guerrero


Que fatigó a la fama y a la historia,
Rindió a la muerte su invencible acero" .

En 1883 fué colocada en la tumba del libertador Bo-


livar una lápida que según el decreto de la Convención Nacio-
nal de 1843 , fué construída en La Paz ; ostentando en la par-
le superior el escudo de armas de Bolivia, y en la parte infe-
rior la siguiente octava real , incrustada con piedras de oro ,
procedente de Tipuani y escrita por el poeta don Ricardo José
Bustamante :
12 GENERALES DE BOLIVIA

"De América el gigante véis dormido ...


Dios y la Libertad guardan su lecho-
Dominador del tiempo y del olvido
Su gloria es grande y su sepulcro estrecho :
Y si del mundo hasta el postrer latido .
Hay fibra ardiente en el humano pecho,
Se inclinarán los hombres ante el hombre
Que dióme vida y me legó su nombre” .

Tal fué la vida y tales los hechos de este genio extra-


ordinario cuya gloria descansa sobre la base de cuatrocientos
setenta y dos combates, y que Choquehuanca ha sabido inter-
pretarla en su discurso con las siguientes palabras : "Quiso
Dios formar de salvajes un gran imperio , y creó a Manco
Capac ; pecó su raza y lanzó a Pizarro . Después de tres siglos
de expiación ha tenido piedad de América y os ha creado a
vos ; sois, pues , el hombre de un designio providencial. Sóis
único ; nada de lo hecho atrás se parece a lo que habéis
hecho, y para que alguno pueda imitaros , será preciso que
haya un mundo por libertar ..... ”
Mariscal Antonio José de Sucre ( 1 )

( 1795-1830 )

"Mientras exista Ayacucho, se


tendrá presente el nombre del ge-
neral Sucre . El durará tanto como
el tiempo" .

(Bolivar) .

Designado por la Sociedad Geográfica, a la que tengo el


alto honor de pertenecer, ' para llevar la palabra en esta se-
sión de honor celebrado con motivo del CXXXIII aniversario
del nacimiento del Gran Mariscal de Ayacucho, tengo la sa-
lisfacción de rememorar en este instante ante el distinguido
auditorio que me escucha, la biografía de aquél gran prócer
cuya imágen se alza en el cielo de nuestra patria como es-
rella de primera magnitud , aunque escritores de renombre.
historiadores de fama y laureados poetas vienen alabando ca-

(1)-Conferencia leida por el autor, en la " Sociedad Geográfica Sucre".


4

BOUND JUN 1971


14 GENERALES DE BOLIVIA

si desde hace un siglo las virtudes cívicas Ꭹ militares que ador-


naron a este egregio ciudadano y gran capitán america-
no .

Este bosquejo será pues, pálido y pobre al lado de aque-


llos, por lo tanto ruego al ilustrado auditorio ser indulgente
con el presente trabajo .

El "soldado filósofo" , mariscal Antonio José de Sucre ,


nació en Cumaná ( Venezuela ) el 3 de febrero de 1795 , habien-
do sido hijo de don Vicente de Sucre y la señora María de
Alcalá . Huérfano de madre en pequeña edad, recibió las
primeras enseñanzas en casa de sus tíos Marta del Rosario
Sucre y José Manuel Sucre . Su carácter serio le inclinó a la
afición de las matemáticas, cuyo estudio los realizó con éxito
dedicándose al ramo de ingeniería .

Adolecente ingresó al ejército patriota en 1810 , y sir-


vió bajo las órdenes del general Mariño así como a las de Ber-
mudes y Bolivar, para luchar por la causa americana, ha-
biendo llegado a ser más tarde "el más grande de los gene-
raics del Ejército Libertador"

"A fines de 1815 concurre al sitio de Cartajena, de esa


valerosa ciudad que no se rindió durante 106 días, hasta que
sus heróicos defensores, reducidos por el hambre a la condi-
ción de presidiarios optaron por abandonarla ; tomada la pla-
za, Sucre se retira a Haití, de donde, sintiendo la amargura
del destierro , regresaba por el Archipiélago del Mar Caribe ,
cuando su barco, desvencijado, se hunde ante la tempestad
deshecho . Pudo entonces el jóven patriota, prendido en una
tabla luchar toda la noche contra el viento y contra las olas ,
hasta que la piedad de unos pescadores lo recogió al día si-
guiente".
" El mar embravecido no se atrevió a sepultar bajo sus
negros senos , al que debía levantarse pronto por encima de
todas las cumbres de la tierra y por encima de todas las cruel-
dades de la horrorosa lucha ... "
MARISCAL ANTONIO JOSE DE SUCRE 15

"En 1821 emprende por primera vez, de su cuenta y


riesgo, la campaña sobre el Ecuador . Hasta entonces había
combatido sólo como jefe de cuerpo y no como general de
un ejército . A él estaba reservado trepar inaccesibles mon-
tañas y clavar la bandera de Colombia en la cumbre de San-
gay; él debía conducir, cargado de laureles, los estandartes
de la patria por las heladas cumbres y por las ardientes pla-
yas" .

"Guerrero experto , evita el encuentro con las divisiones


Aymerich y González , y obtiene un expléndido triunfo en
Yaguachi ; pelea al pie del Chimborazo, sobre los escombros
de Riobamba . Y mientras Bolivar, después de la refriega
de Bombona, indeciso vacilaba en el Norte, Sucre gana en
el Sud la sangrienta batalla de Pichincha"
"Libre con estos triunfos en el Ecuador, Sucre traslada su
campamento al Perú donde defiende el Callao hasta la deso-
cupación de Lima por Canterac . En tanto que permanecía Bo-
l:var en Lima, después del triunfo de Junín, Sucre apaga en
Ayacucho las últimas llamaradas del tan ya prolongado incen-
do ..." ( Mercado , "Páginas Históricas " ) .

Antes de librar la batalla de Ayacucho y cuando el ge-


nera! Sucre se encontraba en el pueblo de Huamachuco, ocu-
rrió un episodio digno de figurar en la vida del heroíco y glo-
rioso General, que lo refiere O'Connor en los siguientes tér-
minos : "A la noche siguiente de nuestra llegada a Huamachu
co, vino mi paisano el coronel Arturo Sandes a visitarme , y
estando en conversación con él , entró en mi cuarto el general
Sucre y dijo al coronel Sandes que marchaba un oficial en co-
misión a Quito , y que él estaba escribiendo a un amigo suyo
en aquella ciudad . "Sandes , le dijo , sé que usted tiene allí da-
da palabra de matrimonio a la hija del Marquéz de Solan-
do ; yo deseaba casarme con esa señorita, y me permito pro-
poner a Ud . que confiemos a la suerte nuestros deseos ; tire-
mos un peso al aire para ver quién gana la mano de la mar-
quesita, y si Ud . pierde , yo mando mi poder ahora mismo a
16 GENERALES DE BOLIVIA

Quito , para casarme con ella" .-" Convenido , respondió San-


des : y por otra parte , quién sabe si volveremos otra vez a Qui-
to, o si moriremos en alguna acción de guerra" .
"Me nombraron entonces a mi por testigo- sigue el au-
tor citado— yo tiré el peso al aire , y ganó el general Su-
cre9 quién efectivamente se casó con la señorita de Salando,
a su regreso a Quito , cuatro años después ” .
Concluída la batalla de Ayacucho, las divisiones del Ejército
Unido Libertador fueron distribuídas a diferentes puntos para
descansar de las fatigas de la campaña, mientras el mariscal
Sucre proseguía ella con dos divisiones en el Alto Perú, con-
ira los últimos restos del ejército español .
Salió del Cuzco en el mes de enero de 1825 a la ca-
heza de sus divisiones, habiendo llegado a La Paz a fines
el mismo mes, en medio de un delirante entusiasmo, y don-
se dió a concer su importante decreto invitando a las provin-
cias del Alto Perú para que ellas decidieran de su futura
Suerte .

III

Concluída la campaña con la batalla de Tumusla, últi-


no baluarte del poderio español, y cuando Sucre se prepara-
ha para regresar a Colombia juntamente con el Ejército Liber-
tador, los pueblos de Chuquisaca y Potosí se levantaron soli-
citando para que aquél y el ejército de su mando se queda-
ran en el país hasta la reunión del congreso de ese año . Y
mientras Sucre, indeciso , pugnaba por definir tan grave cues-
tión, llegó a manos de éste una orden escrita por el Liberta-
dor, en la cual le ordenaba permanecer en el Alto Perú
hasta nueva orden .

Fué entonces que Sucre resolvió trasladarse a Chuquisa-


ca, juntamente con sus tropas, y salió de Potosí a fines de
abril, "acompañado y rodeado de la comitiva más esclareci-
da que jamás guerrero alguno haya tenido ” .
Llegó a la ciudad de Charcas, por entonces la Metrópo-
li sudamericana, el 30 de abril de 1825 en medio de un deli-
rante entusiasmo ; de salvas de artillería y repique de cam-
MARISCAL ANTONIO JOSÉ DE SUCRE 17

panas , pasando la comitiva por entre arcos de plata labrada ,


dijes y flores, tapisados con brocatos de seda y tersiopelo .
A su entrada en la ciudad fué saludado por un coro de angeli-
cales voces que entonaron un himno patriótico , después del
cual, la señora Casimira Aguilera , le ofreció una corona de fi-
ligrana tachonada de brillantes, con las siguientes palabras :
"Señor : la guirnalda que os entrego es prenda de nuestro
amer, está tejida para coronar vuestras glorias . Padre de la
patria, redentor americano, bendito sois de las generaciɔ-
nes" .
Invitado a subir a la carrosa arreglada por el bello sexo ,
el Mariscal rehusó modestamente, colocando en ella su espada
y la corona que acababa de recibir .
"En verdad que no hay ejemplo- dice Subieta- ni me-
moria de un acontecimiento más solemne , de una fiesta
más suntuosa que la entrada del gran Mariscal en Chuquisa-
ca. Pasarán muchas generaciones para que se repita una so-
lemnidad igual, será preciso que sobrevengan acontecimientos
tan grandiosos como los de la independencia, que aparez-
can genios tan portentosos como Sucre , para que se vea
etro homenaje igual" .
La Asamblea Deliberante acordó obsequiarle una meda-
la , la misma que le fué entregada por el Presidente del de-
partamento de Chuquisaca , el 9 de diciembre de 1825 , para
cuyo objeto éste se trasladó en compañía de los funcionarios
públicos a la casa del Mariscal , donde después de una breve
alocución le colocó la citada medalla en el pecho ; luego fué
invitado a concurrir al palacio de gobierno donde le aguarda-
ba el Libertador .
Sucre se apresuró en dirigirse a aquel recinto , seguido
de sus acompañantes, donde fué recibido ceremoniosamente
por Bolivar ; llegado al salón de honor, éste le ciñó al cinto
la espada que le regalara la municipalidad de Lima . Al agra-
decer tal homenaje Sucre besa la empuñadura y dice : "Juro
emplear este finísimo acero en sostener el imperio de las
leyes" .
También el altivo pueblo de Cochabamba supo demos-
trar su agradecimiento al Padre de la Patria obsequiándole
una guirnalda de oro y una pluma del mismo metal, objetos
5
18 GENERALES DE BOLIVIA

que el Gran Mariscal los remitió a la muncipalidad de Cu-


maná , su tierra, "para que sus hijos escribieran las glorias
de la batalla de Ayacucho" .
El 25 de diciembre de 1825 , el libertador Bolivar expi-
dió un decreto en el que delegaba al Gran Mariscal de Aya-
cucho Antonio José de Sucre, todas las facultades y autori
dad que le concedió la Asamblea Deliberante . En conse-
cuencia, éste comezó a ejercer el cargo de Jefe Suprem
de la República desde el 31 de diciembre del citado año
hasta 1826 en que , electo por unanimidad por el congre-
so, comenzó a desempeñar las funciones de Presidente Cons-
titucional de la República de Bolivia.

IV

Largo sería narrar la labor desarrollada por el mariscal


Sucre en la majistratura de la Nación, solo diremos que :
"dueño de los pueblos y de los puestos nunca dió coloca-
ción a sus parientes ; por el contrario les aconsejó siempre
que no vivieran de empleos públicos . El peculado jamás
tiznó su honradéz acrisolada y acreditada por la pobreza ,
pues cuando se retiró de Bolivia llevaba en el bolsillo sola-
mente mil pesos para su matrimonio . Habiendo manejado
discrecionalmente las rentas del Ecuador, el Perú y Boli-
via, se retiró pobre por no haberse apropiado de los dine-
ros que se le confiaron .
"Reiteradamente renunció , pero en vano, la autoridad
que se le confiara . Presentábase en las calles de Chuqui-
saca, solo , sin aparato ni uniforme oficial : una gorra de nu-
Iria de ancha visera, cubría su cabeza ; una capa colorada
y un pantalón blanco sin galón de bordado , completamente
de ordinario, el traje que vestía . No conocía las pretencio-
nes mezquinas ; no exigía salutaciones serviles , ni se anun -
ciaba con ruido y algazara de sonajas y guardianes .
"Cualquiera podía tomar la acera o dejar de saludar-
lo . Las puertas del palacio estaban abiertas a toda hora
y toda persona tenía franca entrada en él y podía hablar
personalmente al Presidente de la República, que siempre
MARISCAL ANTONIO JOSÉ DE SUCRE 19

estaba para todos visible " . (Tomás O'Connor de Arlach .


"Los Presidentes de Bolivia" ) .
El mariscal Sucre era la bondad acabada ; perdonaba
no solo a los enemigos de la patria, sino también a los su-
yos, como se ve en aquel pasaje que cita la historia cuando
el militar Matos atentó contra él. Pero , apesar de todo es-
to, no faltó la intriga y la deslealtad con que la ingratitud
humana supo pagar sus irremplazables servicios .
El 14 de noviembre de 1826 se produjo el primer motín
militar fraguado contra el admirable gobierno del mariscal
Sucre, acusándole de déspota y ambicioso, movido por los
enemigos de Bolivia, quienes valiéndose del capitán colom-
biano Domingo López de Matute , lograron sublevar en Co-
chabamba una parte del escuadrón "Granaderos de Colom-
bia" . Meses más tarde, el 24 de diciembre de 1827 , vuel.
ve a producirse en La Paz el segundo motín de las tropas
colombianas, movidas siempre por las maquinaciones del im-
placable enemigo de Bolivia, el general peruano Agustín Ga-
marra. Dicho motín fué sofocado por el valeroso batallón bo-
liviano 20. de línea en las pampas de San Roque de Ocomis-
fo , mientras el presidente Sucre viajaba apresuradamente
desde Chuquisaca, al saber tan pérfida sublevación .
A las 6 de la tarde del 5 de enero de 1828 ingresó Su-
cre a la ciudad de La Paz en medio de las aclamaciones
del pueblo y al son de músicas militares y el bullicio
de repiques de campanas . Una vez la comitiva en la
plaza mayor, el general Sucre mandó formar las tropas en
cuadro y colocándose al centro, pronunció con voz firme
una enardecedora proclama, tanto al pueblo como al ejérci-
to, acabando con las siguientes palabras : "Os habéis batido
con los veteranos vencedores de los que vencieron por ca-
torce años del Ecuador al Sur . Vuestras armas quedan cu-
biertas de un presagio feliz, etc. "
Guiado siempre por esa magnanimidad que le caracte-
rizaba , mandó poner en lbertad a los prisioneros de San
Roque , dándoles facilidades para que volviesen unos a Colom-
bia , otros al Perú . Luego dispuso la restitución de las tro-
pas colombianas a su patria e invitó a una conferencia al
20 GENERALES DE BOLIVIA

general Gamarra que se encontraba en Puno con un numero-


so ejército . Dicha conferencia se llevó a cabo el 5 de mai -
zo en el Desaguadero , habiendo quedado tranzadas todas las
dificultades existentes entre Bolivia y el Perú , "de un modo
muy satisfactorio para ambos Estados " .
Concluídos los arreglos , tanto políticos como in-
ternaciales , el mariscal Sucre se despidió del pueblo pacɔ-
ño el 13 de marzo de 1828 , y el mismo día emprendió mar-
cha de regreso a Chuquisaca, donde le esperaban días de
dolor , de amargura y de desepción ; pués no había pasado
un mes de su arribo a la ciudad , cuando nuevamene los
enemigos personales de Sucre , unidos a los enemigos de Bo-
livia, logran sublevar el 18 de abril de 1828 , en el cuartel de
San Francisco al batallón "Granaderos de Colombia " .
Anoticiado de este desorden, el mariscal Sucre monta
a caballo acompañado de un edecán y dos ayudantes y se
presenta en el cuartel para, con su palabra, apercibir a los
amotinados ; pero en ese momento recibe una descarga hi-
riéndole en la cabeza y fracturándole el brazo derecho .
Herido también el caballo en el pescuezo y el anca , se enca-
brita y dando vuelta emprende carrera instintivamente con di-
rección al establo del palacio, habiendo sido contenido por
un asistente en la puerta . El Mariscal, casi en estado de
desvanecimiento por la abundante hemorrajia de sangre de
una y de otra de las heridas, fué descendido del caballo
trasportado a su lecho donde fué solícitamente atendido por
el doctor Luna .
Reaccionado que hubo el ilustre enfermo, gracias a
los cuidados del médico de cabecera y a las atenciones per-
sonales de las distinguidas matronas de la culta sociedad
chuquisaqueña, se apresuró en llamar un notario ante el
cual contrajo matrimonio con la señorita Mariana Carcelén
y Larrea, mediante poder otorgado al coronel ecuatoriano
don Vicente Aguirre , cumpliendo así el compromiso matri-
monial que contrajo en la ciudad de Quito . Luego dictó
un decreto encomendando la administración del Estado al
general José María Pérez de Urdininea, y se retiró el 27 de
abril a la hacienda Ñuccho, "para curarse de sus heridas y.
MARISCAL ANTONIO JOSÉ DE SUCRE 21

ante todo, de la afección moral que había contraído al fren-


te de las ingratitudes diarias de que era objeto" .
Pero ni en el apacible retiro del campo de inmaculado
Sucre pudo gozar de paz ; pues sus enemigos, entre ellos
el coronel Pedro Blanco, sin consideración a su estado de
enfermo, le obligaron por medio de la fuerza a dirigirse a
la ciudad, el 4 de julio , para reasumir el gobierno e instalar
las cámaras legislativas , que debían reunirse en agosto .
El 2 de este mes, el incomparable Sucre , después de
dejar escrito su mensaje, para que el Consejo de Ministros.
diera lectura al Poder Legislativo que no pudo instalarse
el día 10. , salió de Chuquisaca sin más comitiva que un
edecán y un criado , y cuando salía de su casa, alejándose pa-
ra siempre de Bolivia, fué villanamente insultado por An-
tonio Moscoso, con las palabras de : ¡ Afuera ! ¡ Mulatos ! ¡ A-
fuera ! ( Hay que tener en cuenta que el Mariscal era algo
moreno) . Sucre, al oír estas palabras , no hizo más que
mirar compasivamente a su detractor, apurar su caballo y to-
mar el camino del Tejar, perdiéndose en las sinuosidades
del camino ...

"Se alejó de Bolivia un Presidente como , acaso , no vol-


verán a tener otro igual los bolivianos ; dice el general
O'Connor- un hombre verdaderamente justo y grande , afa-
ble con todos, sagáz, valiente , político consumado, infatiga-
ble en el trabajo, fiel observador de las leyes y de la equi-
dad, generoso y humano hasta el extremo , y muy instruído .
De todas estas bellas cualidades dió muchas pruebas durante
su administración" .

Instalado el Congreso el 3 de agosto, fueron leídos los


decretos dejados por Sucre, y su inmortal mensaje en el que
sobresalen los siguientes acápites, que debemos tenerlos
presentes constantemente todos los bolivianos :
"No concluiré este mensaje - dice--sin pedir a la Re-
presentación Nacional un premio por mis servicios , que pe-
queños o grandes han dado existencia a Bolivia, y que lo
6
22 GENERALES DE BOLIVIA

merecerán por lo tanto . La Constitución me hace inviola-


ble, ninguna responsabilidad me cabe por los actos de mi
Gobierno. Ruego, pues, que me destituya de esta prerroga-
tiva y que se examine escrupulosamente toda mi conducta .
Si hasta el 18 de abril se me justifica una sola infracción
de la ley ; si las Cámaras Constitucionales juzgan que hay lu-
gar a formación de causa, volveré de Colombia a someterme
al fallo de las leyes .

"Aun pediré otro premio a la nación entera y a sus


cdministradores : el de no destruír la obra de mi creación y
de conservar por entre todos los peligros la independencia
de Bolivia" .
"En el retiro de mi vida veré mis cicatrices y nunca
me arrepentiré de llevarlas , cuando me recuerden que para
formar a Bolivia preferí el imperio de las leyes a ser el tira-
no o el verdugo que llevara una espada sobre la cabeza de
los ciudadanos .

"Hijos de Bolivar : que los destinos os protejan , Des-


de mi patria, desde el seno de mi familia, mis votos constan -
tes serán por la prosperidad de Bolivia" .
¡Qué honradéz ! ¡Qué patriotismo ! ¡ Qué amor a una
patria que no era de él!
En estos cuatro acápites se refleja el alma inmaculada de
Sucre. su pureza y el cariño o amor que tuvo por Boli -
via .
¿Qué mandatario pide como premio a sus servicios la
destitución de sus prerrogativas para someterse al fallo de
las leyes, y recomienda no destruír y, más bien, conservar
la integridad de la patria ?
¡ Oh víctima sublime de la maldad humana!
Mientras el congreso aceptaba, el 5 de agosto de 1828 ,
la renuncia que hizo de la presidencia de la República tri-
butándole a nombre de la Nación una expresión de gratitud
nacional por los eminentes servicios que había prestado a la
república, el mariscal Sucre llegaba al puerto de Cobija
después de veintitres días de penoso viaje a causa de habér-
sele abierto la herida principal de su brazo con el movimien-
MARISCAL ANTONIO JOSÉ DE SUCRE · 23

to continuo de las bestias de Posta que tuvo que hacer uso ,


y se embarcó para su patria .
"La justicia histórica reclama de nosotros mayor deu-
da de gratitud para Sucre que para Bolivar ; aquél convo-
có al primer Congreso encargándole decidiese de la suer-
te de las cuatro provincias altoperuanas, mientras que és-
te quizo subordinar sus deliberaciones al fallo del Congre-
so de Lima; el Libertador se opuso a que el Alto Perú se
constituyese por sí solo en nación soberana ; el Mariscal de
Ayacucho , cotrariando esa voluntad , lo erigió en Repúbli-
ca; el Dictador peruano con suma ligereza cedió Tarija a
la Argentina y Sucre la conservó para Bolivia ; Bolivar en
su corta permanencia de cinco meses apenas se dió tiempo
para visitar algunas ciudades y tomar pequeñas medidas ,
mientras que Sucre hechó las bases de la organización na-
cional .
"El inmortal Sucre, apesar de su nacionalidad ex-
tranjera , era mucho más boliviano que los bolivianos mis-
mos . Y sin embargo, como toda grandeza irrita a los de-
magogos , un motín de cuartel le despojó del mando y le
rempió el brazo que respetaron las balas de treinta y dos
batallas.

"Este atentado contra el fundador de la República no


tiene nombre ni perdón y los calificativos más duros no lle-
gan a la altura del delito ” . (M. Mercado ) .

VI

Lejos ya de Bolivia, todavía castigó la insolencia pe-


ruana en la batalla de Tarqui, la última donde brilló , siem-
pre triunfadora , la hoja de su espada, después de la cual la
envainó para siempre ! ...
Habiendo sido elegido diputado por la ciudad de Qui-
to, asistió al Congreso Admirable de Bogotá en 1830 , sien-
do su presidente ; y cuando el 4 de junio del mismo año
viajaba de Bogotá a Quito , en donde había resuelto radicar-
se con su esposa consagrándose a la vida del hogar, fué
victimado al atravesar en compañía de sus tres asistentes ,
24 GENERALES DE BOLIVIA ·

el bosque de Berruecos , por una banda de asesinos ( pa-


gados por los generales Obando y Flores , y entre los que
estuvo el coronel Apolinar ( Murillo , ) quién descubierto diez
años después de ejecutado el crimen , fué fusilado en Bo-
gotá el 30 de noviembre de 1842 ) , que haciendo una des-
carga sobre Sucre le atravesáron la cabeza y el pecho . El
Mariscal apenas alcanzó a exclamar : ¡ Ay ! ... ¡ balazo ! ...
y cayó en un lodazal .
Sus asistentes , por no correr igual suerte en ese ins-
tante, huyéron despavoridos dejando su cadáver en aquél
sitio por el espacio de veinticuatro horas , " con la cara so-
bre la húmeda tierra como si hasta los rayos de la luz
se resistiesen a besar aquella marchita frente . . . . ! ”
Al fin vuelve el asistente Lorenzo Caicedo, arrastra el
cadáver a un lugar seco y lo deja allí, hasta que al siguien-
de día el comerciante Manuel de Jesús Patiño, ayudado de al-
gunos buenos hombres , lo entierra en un claro del bosque,
junto a la Capilla, cubriendo la sepultura con grandes pie-
dras y una gruesa y tosca cruz improvisada de palos tós-
cos, "como señal de redención sobre la tumba del mártir
de la libertad de un mundo" .

El espíritu inmaculado del grande y noble fundador


de Bolivia voló al cielo de la inmortalidad a la floreciente
edad de 35 años !
La acción del tiempo , el desarrollo exhuberante del
bosque hicieron desaparecer el sitio en el que habían sido
sepultados los preciados restos .

Cuando se esparció tan infausta noticia por el mun-


do, el libertador Bolivar exclamó con acento triste y do-
lorido : "Santo Dios , se ha derramado la sangre de Abel " ,
y en Bolivia, la Asamblea Constituyente de 1831 , señaló
el 7 de diciembre del mismo, antevíspera del aniversario
de la gran batalla de Ayacucho, para que se celebraran
exequias fúnebres en todos los templos de la república
con asistencia de los altos poderes , por la muerte "del
MARISCAL ANTONIO JOSÉ DE SUCRE 25

autor del decreto de 9 de febrero de 1825 , del vencedor


de Ayacucho, Capitán General, Gran Ciudadano de Bolivar y
Presidente de la República, Antonio José de Sucre " ; además ,
prescribió que todo boliviano llevara luto desde el 7 de octu-
bre hasta igual fecha de diciembre del citado año .
Trece años permanecieron ignorados aquellos preciados
estos hasta que , cuando se los tenía ya por perdidos, fueron
hallados en 1843 , y trasladados a la catedral de Quito , donde
hoy reposan desde el año 1900 , lejos de su patria mati-
va ...
El presidente don José Ballivián , previa autorización de
la Convención del citado año 43 , solicitó al gobierno del
Ecuador la entrega de los sagrados despojos, solicitud que
fué declinada por dicho gobierno .
Tal fué la vida de este Dios humano, a quien Bolivia le
debe todo lo que fué, lo que és y lo que será, cuya hoja de
servicios militares pueden resumirse asi :
"La Junta Suprema de Caracas le nombró, en agosto
de 1810 , Subteniente del Real Cuerpo de Ingenieros de Cu-
maná . El año 1811 fué ascendido a Teniente del Cuerpo
Nacional de Ingenieros . El año 1812 hizo la primera cam-
paña con el General Miranda y una vez capitulado éste , el
Gobernador de Cumaná - Emeterio Ureña- le dió pasapor-
te para Trinidad . En 1813 volvió a la lid como Ayudante
del General Mariño e hizo la campaña del Centro ; vuelto
» Oriente vióse obligado a huír otra vez a Trinidad . El
año 1816 naufragó en el golfo de Paria y, milagrosamente
salvado, volvió a las armas con Mariño y tuvo el comando
de un batallón . En 1817 se separó de Mariño, cuando és-
te desconoció a Bolivar . Incorporado fué entonces al ejérci-
to del futuro y genial Libertador, con el grado de Coronel.
Luego fué Jefe de Estado Mayor en el ejército del General
Bermúdez, y entonces el vicepresidente Zea lo ascendió , des-
pués del combate de Angostura, a General de Brigada . En
1820 fué Jefe del Estado Mayor General de Bolivar, y
entonces con Briceño Méndez y Gabriel Pérez ajustó con los
comisionados del General Morillo, el tratado de Santa Ana .
En 1821 fué nombrado por Bolivar Jefe del Ejército del sur

7
26 GENERALES DE BOLIVIA

de Colombia, al mismo tiempo que el gobierno de Guayaqui!


le encargaba la dirección de las operaciones bélicas del Ecua-
dor . En agosto de ese año triunfó en Yaguachi . En abril
de 1822 obtuvo el gran triunfo de Riobamba y poco después ,
en mayo , la trascendental victoria de Pichincha, sobre el
Virrey Melchor y Aymerich , consiguiendo la independencia
definitiva del Ecuador . En junio se le ascendió a General
de División y se le nombró Comandante General del Depar-
tamento de Quito . En noviembre sufrió la derrota de
Taindala, cuyo desquite fueron las señaladas victorias de
Guaitara, Yacuanquer y Pasto, que humillaron al terrible
Boves, pariente de aquel tigre sanguinario de 1814" .
"En 1823 fué comisionado por el Libertador ante el go-
bierno del Perú, éste le nombró Jefe de su ejército y del
auxiliar de Colombia . En Pativilca nombrólo Bolivar Direc-
tor de la guerra en el Perú, y poco después obtuvo, con Bo
livar, la victoria de Junin , el 6 de agosto, que fué anuncio y
presagio de lo que había de pasar en Ayacucho el 9 de di-
ciembre del mismo año , acción magnífica donde se selló de-
finitivamente la independencia americana . Entonces fué
elevado por el Libertador a la alta clase de Gran Mariscal,
título al que el Congreso Peruano añadió el de Gran Mariscal
de Ayacucho . En Congreso de Colombia lo nombró en esta oca-
sión General en Jefe de su ejército en el Alto y Bajo Perú
y lo acreditó como Ministros de la Gran Colombia ante el
Perú" .

"Al retirarse de Bolivia, donde ejerció la Administración


Suprema hasta 1828, fueron reclamados sus servicios para
dirigir en Jefe las huestes de Colombia contra el Perú inva-
sor. En febrero de 1829 infligió tremenda derrota a los
peruanos en los campos de Saraguro y el Portete de Tarqui,
obligando a los atrevidos invasores , comandados por el Gene-
ral José de La Mar, Presidente del Perú , a retroceder pre-
cipitadamente a su territorio , quedando así el suelo de la
Gran Colombia libre de enemigos europeos y americanos ".
"Llovieron sobre Sucre los títulos y los honores, vióse
festejado y aplaudido, y su pecho fué cubierto de Meda-
llas " . ( Jaureguy Rosquellas.-"Antonio José de Sucre ) .
MARISCAL ANTONIO JOSÉ DE SUCRE 27

Que su espíritu vele desde el cielo de los justos , desde


la mansión de los inmortales , por el engrandecimiento y fu-
turo progreso de Bolivia rogando al Todopoderoso para que
cesen nuestras mezquinas pasiones políticas , para que no
vuevan a repetirse las guerras fratricidas, motines y cuarte-
lazos que desgarraron durante cien años las entrañas de la
Patria, y para que más bien salgan triunfantes las bayone-
tas de sus huestes en la no lejana hora de las revindicacio-
nes .
Mariscal Andrés de Santa Cruz

( 1792-1865 )

"Un pueblo que no reconoce los


méritos y las hazañas de sus servi-
dores públicos, es un pueblo sin al-
ma ; es un pueblo que no merece
vivir" .
(Crespo) .

Después de la figura inmortal de Sucre, es la personalidad


del gran prócer americano, mariscal Andrés de Santa Cruz , la
primera que se presenta en las páginas de la historia mili-
tar de Bolivia, conquistando con el brillo de su espada los
laureles de la victoria sobre los ejércitos peruanos , chilenos
MARISCAL ANDRÉS DE SANTA CRUZ 29

y argentinos en las campañas de la Confederación , "ha


ciendo tremolar triufalmente el pabellón boliviano desde
Montenegro hasta el extremo norte del Perú" .

II

Nació el mariscal Santa Cruz en el pueblo de Huarina,


de la provincia de Omasuyos , del departameto de La Paz ,
el 5 de diciembre de 1792 , siendo hijo legítimo del español
don José Santa Cruz y Villavicencio y de doña Juana Basilia
Calaumana, hija del cacique de Huarina y descendiente di-
reet , este último, del Inca Atahuallpa .

Ingresó al Colegio de San Francisco de La Paz, donde


estudió humanidades y filosofía, habiendo ido al Cuzco a
pefeccionar sus estudios sin haberlos concluído .
Inició su carrera militar en el ejército realista, bajo el
mando de Goyeneche y Pezuela, al que ingresó directamen-
te con el grado de Capitán, "merced a las influencias de
que gozaba su padre ante las autoridades españolas" .
Fué prisionero de los patriotas en la acción de la Tabla-
da el año 1817 y vencido en el hecho de armas del cerro de
Pasco, el 6 de diciembre de 1820 , año en el que fué ascendi-
do a coronel graduada .

En esta época de su vida el jóven Santa Cruz contrajo


matrimonio con la señorita Francisca Cernadas , natural del
Cuzco, de regia y noble estirpe .
"Su perspicacia y su carácter observador, dice Argue-
das-le hicieron ver que la causa de los realistas estaba heri-
da de muerte y que los patriotas como Bolivar, Sucre , San
Martín y otros se iban llenando de gloria" . En consecuencia .
resolvió ofrecer sus servicios a San Martín , quién después de
larle el grado de coronel, lo incorporó a su ejército en 1821 ,
dándole el comando de un cuerpo .

En la Batalla de Pichincha desplegó un valor temerario ,


digno de imitación, razón por la que el libertador Bolivar,
en premio a esta acción, lo ascendió a la alta clase de gene-
ral de brigada, ( 1822 ) .
8
30 GENERALES DE BOLIVIA

La simpatía que llegó a inspirar al Libertador por sus


aptitudes militares , por su carácter y competencia para las
resoluciones rápidas de guerra, que le daba mucho ascendien-
te sobre las tropas , hicieron que se le encomendara el co-
mando de un ejército de 7,000 hombres, con el fin de pa-
ralizar y batir al ejército realista que se dirigía sobre Lima .
Santa Cruz, alcanzando en Zepita al ejército español coman-
dado por el general Valdéz, lo derrotó el 25 de agosto de
1823 , emprendiendo luego una retirada desastroza al saber
que el enemigo recibía grandes refuerzos .
En la gloriosa batalla de Junín, desempeñó el cargo de
Jefe de Estado Mayor, habiendo sido acreedor al ascenso de
general de división . ( 1824.
Por fin, en Ayacucho, donde luchó denodadamente por
el triunfo de la independencia de América, Santa Cruz al-
canzó el grado de Gran Mariscal de los ejércitos del Perú .
el 22 de enero de 1825 , otorgado por el Libertador . Ningún
boliviano ha obtenido después título tan elevado .
Desempeñaba la prefectura de La Paz, cuando fué ele-
gido Presidente de la República del Perú, honroso cargɔ
que dejó más tarde para ir a Chile como Ministro Plenipo-
tenciario de Bolivia .
El Congreso Nacional reunido en 1829 , le eligió Presi-
dente de la República de Bolivia .

III

Inició su gobierno desplegando una laboriosidad admi-


rable . Dividió el territorio nacional en departamentos , pro-
vincias y cantones ; publicó varios códigos, algunos de los
cuales rigen hasta hoy; creó las Universidades de La Paz y
Cochabamba .
Consagró preferentemente su atención a la organización
del ejército creando las guardias nacionales ; dictando regla-
mentos ; instruyendo y disciplinando las tropas . En fin , el
Ejército de Bolivia muy pronto llegó a un estado de adelanto
y disciplina envidiable en la América por aquella época .
MARISCAL ANDRÉS DE SANTA CRUZ 31

Cuando el Perú solicitó la intervención armada de Bo-


livia para el restablecimiento de la paz interna de esa repú-
blica agitada por pasiones políticas , Santa Cruz , respondien-
do al llamado de sus virtudes de confraternidad , apresuró
su paso por el Desaguadero con un ejército de 5,000 hom-
bres bien equipados y disciplinados , habiendo encomenda-
do el gobierno de Bolivia al Consejo de Ministros presidido.
por don Mariano Enrique Calvo .
Abrió campaña contra el ejército del general Agustín
Gamarra, y alcanzándole en Yanacocha, lo derrotó después
de dos horas y cuarto de rigurosa pelea, no obstante las fuer-
zas numéricamente superiores de éste, tomándole 4 piezas
de artillería, 3 banderas, 915 prisioneros, entre los que ha-
bian 78 jefes y oficiales ; 1,216 fusiles y su parque .
El 4 de febrero de 1836 , es derrotado nuevamente en
Uchumayo el ejército peruano mandado por Salaberry, com-
puesto de más de 3,000 hombres de las tres armas , habien-
do intervenido oportunamente el general Santa Cruz para
1
este nuevo triunfo de las tropas bolivianas .
El 7 del mismo mes y año el ejército de Santa Cruz ,
avista al enemigo en los campos de Socabaya y después de
una ardorosa proclama de su General, se lanza sobre aquél
con tal ímpetu que a los 55 minutos de lucha, huye el enemi-
go en todas direcciones dejando prisioneros a su comandante
Salaberry ; 5 estandartes , mil quinientos soldados , toda su ar-
tillería y parque .
Después de estas batallas y otras como en Ananta, Ni-
nabamba, Iruya y Montenegro , en las que el ejército bolivia-
no obtuvo gloriosos triunfos , Santa Cruz declaró el pacto
de la Confederación Perú - Boliviana para formar de ambas re-
públicas una patria grande y poderosa ; pero las ambiciones
personales que se despertaron en ambas nacionalidades y,
más que todo, el recelo que ésta confederación causó a la
Argentina y muy especialmente a Chile, hicieron fracazar
el ideal de Santa Cruz .
El 7 de febrero de 1836, se creó la "Legión de
nor Boliviana" para militares y civiles, habiendo merecidɔ
nuestro biografiado los títulos de Capitán General y Presi-
32 GENERALES DE BOLIVIA

dente de Bolivia, Gran Mariscal , Pacificador del Perú , Su-


premo Protector de los Estados Sud y Norte Peruanos , Encar-
gado de las Relaciones Exteriores de los tres Estados, etc.
Largo sería narrar los hechos y la labor desplegada por
Santa Cruz durante su administración como Presidente de
Bolivia, solo diremos que la historia de los primeros hechos
gloriosos de las armas bolivianas, empiezan con su nombre
y que , al decir del historiador chileno Sotomayor Valdéz ,
"Bolivia llegó al apogeo de su gloria y prosperidad , mostrán-
dose fuerte y unida en el interior y respetada y grande en
el exterior".
Pero pronto la estrella de la gloria, que había acom-
pañado hasta ese momento al ínclito guerrero , debía eclip-
sarse. En efecto, Chile, receloso por la preponderancia que
comenzaba a tomar en América la confederación Perú - Boli-
viana, invadió el Perú con un respetable ejército , el que ha-
bía sido reforzado con algunas unidades y generales peruanos
enemigos de Santa Cruz .
Este, alarmado por tal invasión , movilizó su ejército
y salió de Lima en busca del enemigo , habiendo tenido lu-
gar la batalla en el punto denominado Yungay, el 20 de ene-
ro de 1839 , en la que las tropas de la Confederación lucha-
ron flojamente dejando cuerpos íntegros sin combatir .
El Protector, viendo consumada la derrota, se retiró
hasta la ciudad de Arequipa ; pero allí supo que también en
Bolivia había estallado una revolución desconociendo su au-
toridad, lo que le obligó a dirigirse al puerto de Mollendo
donde se embarcó y huyó a Guayaquil .

IV

Meses más tarde quiso recobrar el poder perdido em-


prendiendo viaje hasta Sama, pero capturado por las autori-
dades fué internado a Chile en calidad de prisionero .
Reunidos los representantes de Bolivia, Chile y el Pe
rú, para resolver sobre la suerte de Santa Cruz, se acordó
ponerlo a disposición del Gobierno chileno . En tal virtud,
fué embarcado en Arica en la fragata de guerra "Chile " , para
MARISCAL ANDRÉS DE SANTA CRUZ 33

ser trasladado a Talcahuano, de donde lo pasaron a Chillán,


punto "destinado a servirle de cautiverio , a especie de isla
de Santa Elena" .
Al decir de Aponte, la situación de Santa Cruz se hizo
insoportable , viéndose obligado a enviar a su esposa a Eu-
ropa a efecto de que reclamara ante los gobiernos de Fran-
cia e Inglaterra, en vista de la indiferencia de los países su-
damericanos ; pues el Ecuador fué el único país que interpu-
so sus buenos oficios en su favor .

En Bolivia se le confiscaron sus bienes y se le declaró


traidor !
Años más tarde, en 1845 , fué reparada esta injusticia
devolviéndosele sus bienes y asignándole Bolivia la pensión
de seis mil pesos anuales .
Amargado y decepcionado por no haber podido realizar
los patrióticos ensueños de grandeza que había soñado pa-
ra la patria a la que sirvió y enalteció tanto, se estableció
en Francia, donde ejerció las funciones de representante di-
plomático ante este Gobierno y la Santa Sede .
"Cargado de años , de honores y de consideraciones , fa-
lleció en Versalles el 25 de septiembre de 1865 , a los 73
años de edad" .

"El Gran Protector de la Confederación Perú - Bolivia-


na, dice Reyes Ortíz - que pretendió establecer el equilibrio
político creando tres repúblicas iguales , de éstas, dos de de-
sigual demarcación ; el hombre que durante un decenio re-
cibió las ovaciones de dos naciones y cuyos hechos se hallan
entrelazados con los de la historia americana, el coloso bo-
liviano deja de existir fuera de la tierra que le vió nacer y
le admiró" .

"Santa Cruz , era de estatura más baja que alta , tez mo-
rena, ojos negros y mirada penetrante, en la que se revelaba
la gran inteligencia de su cerebro y la altivez de su espíri-
tu .

9
34 GENERALES DE BOLIVIA

"Su traje habitual era el de diplomático , y solo cuando


queria dar mayor realce a su persona y en actos solemnes ,
vestía el uniforme militar" .

Santa Cruz , fué , como dice Valdéz, ilustre en la gue-


rra, sabio en el gabinete ; legislador, diplomático, iniciador
de reformas , culto y sagáz en sus maneras .

El cónsul de la Gran Bretaña, Mr. Hugo Wilson , re-


firiéndose al Presidente Santa Cruz , escribíaal general
O'Connor, estas palabras : "Le aseguro que me acerco a este
"indio" con más respeto que al rey de Inglaterra" .

Es de lamentar que hasta hoy en ninguna ciudad de


Bolivia se hubiera erigido un monumento para perpetuar la
memoria del Gran Protector ; uno de los primeros militares
que tuvo tan alta figuración y que dió nombre y gloria
a Bolivia en los primeros albores de su nacimiento a nación
libre y republicana .

"En el centro de la solitaria plaza de Huarina- dice


Aponte se alza un tosco monumento de adobes y ladrillos ,
conteniendo una placa de mármol donde se lee que allí nació
el general José Andrés Santa Cruz.

"Es el supremo recuerdo que nos queda de aquél que


llevó victorioso al Perú los estandartes de las legiones bo-
livianas ; que soñó en la creación de una gran república cu-
yas fronteras jamás hubieran osado recortar sus colindantes ;
que se levantó tan alto en Sud América igualando su nom-
bre y sus hazañas con los de Bolivar y Sucre y que cayó
como Prometeo, víctima de las iras del dios Júpiter, condena-
do a vivir en la soledad del ostracismo, impotente para de-
fenderse del Aguila que le roía incesantemente las entra-
ñas : la nostalgía .

"¿Por qué somos injustos con la memoria de ese gran-


de hombre ? ¿ No fueron sus guerreros vencedores los mis-
mos que salvaron a Bolivia en los campos de Viacha ? "
Las generaciones actuales deben una reparación a la
injusticia que se hace con los restos de ese gran prócer , re-
patriándolos del extranjero donde actualmente descansan ,
MARISCAL ANDRÉS DE SANTA CRUZ 35

para guardarlos en la tierra a la que tanto amó, cumpliendo


así los deseos del propio Santa Cruz que , escribiendo
al general Achá, le decía : "Solo tengo una aspiración y es
dejar mis cenizas donde tuve mi cuna" .

Bolivia y especialmente el Ejército, perdió pues a uno


de sus militares más ilustres y una de sus espadas más po-
derosas para su defensa .
Mariscal Otón Felipe Braun

( 1798-1869 )

"Junín es la cúspide de su fama.


Colombia, Venezuela, Ecuador , Pe-
rú y Bolivia decoran con su nom-
bre la Historia" .

La figura del héroe de Junín y Gran Mariscal de Mon-


tenegro es una de las más sobresalientes, pues ella se alza
majestuosa entre la pléyade de extranjeros que lucha-
ron heróicamente para libertar la América , haciendo bri-
llar el acero de su espada desde la costa del mar de las An--
tillas hasta las cerranías del Alto Perú . Y es Bolivia espe-
MARISCAL OTÓN FELIPE BRAUN 37

cialmente quién debe a este gran prócer una parte de sus


glorias por haber conquistado los laureles de Yanacocha

Socabaya, Iruya, Humahuaca y sobre todo Montenegro, sin


haber exigido recompensa en pago a sus servicios .
Para consignar en estas páginas la figura biográfica de
aquél gallardo y valeroso militar extranjero, cuyo nombre.
está inscrito entre los primeros generales del ejército boli-
viano, vamos a seguir de cerca a su biógrafo Fabio Lozano
y Lozano, quién ha sabido describirla magistralmente extrac-
tándola del libro "El Gran Mariscal de Montenegro Otón Fe-
lipe Braun y la Casa H. C. Bock de Hamburgo" , escrito por
el ilustre colombiano don Carlos E. Restrepo , ex- Presidente
de la República.
El ilustre Braun nació en Cassel, antigua Capital del
electorado de Hesse - Cassel, Alemania, el 13 de diciembre
de 1798 , habiendo sido hijo de Luis Teodoro Braun y Sofía
Francke. Su padre era fabricante y proveedor de la Corte
del Duque de Hesse .
Dejó sus estudios en 1814 por incorporarse como volun-
lario en un cuerpo de Cazadores a caballo para hacer la cam: -
paña contra Napoleón. En 1815 regresó al hogar, condeco-
rado con la medalla del Príncipe Electoral Guillermo I. De
1815 a 1818 se dedicó a estudiar veterinaria en las Universi-
dades de Hannover y de Cottinget, y a perfeccionar sus co-
nocimientos militares, particularmente la equitación , "mon-
tando diariamente cuatro o cinco caballos" .
Tenía la ilusión de hacerse oficial de Húsares , pero no
habiéndolo logrado , resolvió dirigirse a los Estados Unidos
de América. Su padre le dió para el viaje $ 1,880 . Se em-
barcó en el Havre el 21 de abril de 1818. Después de un
viaje lleno de incidentes y accidentes llegó a Nueva York el
28 de mayo . Seis días después se trasladó a Filadelfia , tér-
mino del viaje.
De allí comenzó el 10 de junio, la correspondencia con
sus padres y hermanos , en la que está descrita a grandes
rasgos la vida y la obra del prócer. En la primera carta es-
crita en la citada fecha, al referirse a sus proyectos dice :
"Con respecto a mi próxima práctica ( ocupación de veterina-
10
38 GENERALES DE BOLIVIA

rio y experto a montar a caballo ) no me promete mucho por


acá, pues tanto la gente del pueblo como de la clase acomo-
dada curan a sus caballos ellos mismos , aquí viven también
algunos veterinarios de Inglaterra, pero que por falta de
práctica han estado ya en la cárcel. En cuanto a aman-
sar caballos y dar lecciones a montar a caballo , parece que
es aun más difícil de ocuparse , pues la arrogancia de la
gente aquí es tal, que creen que nadie sabe montar mejor
que ellos" .

En busca de ocupación pasó de Filadeifia a Baltimore


y pensó luego ir a Charleston , Carolina del Sur. Pero se le
ofrecieron mejores proyectos en Santo Domingo o Haití, y
resolvió trasladarse a las Antillas, donde sufrió grandes pe-
ripecias , algunas enfermedades V crueles desengaños .
Cuenta todo esto con graciosos detalles en sus cartas familia-
res de 23 de junio y 28 de septiembre de 1819 y 18 de mayo
de 1820 , escritas en Cape Henry. El pintoresco Rey de
Haití aprovechó la decisión y destreza de Braun para que
dirigiera la construcción de un gran picadero y una caballe-
riza o establo para 150 animales ; le domara y educara un
caballo de parada para él y varios para el príncipe real y dig-
natarios de la Corte, le cuidara, medicinara y ordenara las
yeguadas, etc .; lo ilusionó con la promesa de un ventajoso
contrato, y al cabo lo despachó con cajas destempladas y
cuentas alegres .
Enderezó Braun entonces rumbo hacia Colombia. En
la citada carta de 18 de mayo de 1820 dice : "La presente carta
será la última que recibirán ustedes, mis queridos padres , del
Cabo Henry, pues mañana me dirigiré por el bergatín de
guerra de la República de Colombia a la Spanish Maine , de
la América del Sur, en compañía del señor G. Krochmann y
H. von Harten . Tocaremos primero en Margarita, de ahí
seguiremos a Río de la Hacha, Puerto Cabello, Caracas , etc.,
cuyo viaje espero durará a lo más de 8 a 14 días y luego de mi
llegada les escribiré a ustedes dándoles mayores detalles .
Dicen que es un país muy fértil y si llego a ejecutar mis pla
nes, espero, a pesar de todos los disgustos y las dificultades .
pasar la vida con toda honradez . No hay que desesperar ,
MARISCAL OTÓN FELIPE BRAUN 39

porque quién confía en Dios no construye en arena, y quién


tiene ganas para trabajar encontrará también quién le ayu-
de ....

II .

En calidad de teniente principió su servicio en los Ejér-


eitos de Colombia, con Montilla y Córdova, en la campaña
del Magdalena, en 1820 ; luego Santander lo hizo en Bogo-
tá, capitán de su Escolta de Húsaras ; pasó a Venezuela con
Bolivar y en Carabobo peleó en el grado de mayor, quizá al
lado de Uslar ; incorporado después en el Ejército que debía
seguir al Sur de la Nueva Granada, hizo con Bolivar esta cru-
dísima campaña, se distinguió en el trágico Bomboná y en-
tró a Quito pocos días después de Pichincha .
Casi cuatro años estuvo incomunicado con su familia.
hasta que el 8 de agosto de 1823 escribía desde Guayaquil :
"....el puesto que ocupo es muy honroso y me puedo ha-
lagar de ser muy estimado y respetado por todos aquí en
especial por el Libertador y Presidente Bolivar, en cuya guar-
dia de Cuerpo sirvo de Mayor de los Granaderos a caba-
llo y del cual se me conferirá el comando dentro de poco
tiempo . Mi sueldo es de 150 pesos españoles por mes,
pero del cual se nos paga tan solo dos terceras partes y el
resto se nos pagará cuando la República se encuentre en me-
jores condiciones , de esta manera se me debe ya la suma
de $2,050 . La situación política y militar de la república
Colombiana va mejorándose de día en día y se puede decir
que está casi libertada ya de los garbos españoles , con ex-
cepción del puerto Maracaibo y Puerto Cabello de Venezue-
la, donde se encuentran aún mil quinientos españoles , que es el
misero resto que ha huído para allá, después de la batalla de
Carabobo, ganada por nosotros ; ahí se han fortificado, pero
dentro de poco tendrán que rendirse . Yo he tomado parte
en la campaña de Cartagena en el año 1820 , después me pa-
sé por el famoso río Magdalena a Santa Fé, donde servi con
honor por once meses como capitán de la Escolta de Hú-
sares del Vicepresidente Santander y de ahí me fuí con el
40 GENERALES DE BOLIVIA

grande y talentoso general Bolivar a la campaña del Sur ,


donde vencimos a los españoles en cuatro acciones distin-
tas ; me ascendieron a Mayor, llegamos a Quito y por fin
a este hermoso puerto , el que forma la frontera más al Sur
de Colombia . Dentro de cuatro días me embarcaré con el
regimiento en el mismo barco en que se irá el general Bo-
livar, con destino para el Perú, pues ayer recibió el per-
miso del Congreso de la República de Colombia, para sa-
lir y libertar a la del Perú . Desembarcaremos primero en
Lima ( Callao ) , para seguir de allí a Arequipa y Arica, con
el fin de atacar al ejército español bajo el mando del ge..
neral Canterac. Nuestro ejército unido bajo el mando del
general Bolivar se compone de 16,000 hombres y la mayor
parte de la población tiene animación patriótica" .
Dos años después , terminada la campaña con la for-
tuna fabulosa que el optimismo de Braun había presentid »,
libertados el Perú y América, creada Bolivia, el fiero Coro-
nel de granaderos a caballo, héroe de Junín, citado con
honra en Ayacucho, prócer de la libertad continental , es-
cribía a sus amados padres , de La Paz , el 9 de septiembre
de 1825 : "El día 8 de octubre de 1823 me embarqué en
Guayaquil con el primer Escuadrón del Regimiento de Gra-
naderos, con destino a Lima, a donde llegamos después de
un viaje por mar de 22 días . Pocos días después me dieron
el mando de dicho Escuadrón y la orden de ponerme en mar-
cha para Trujillo contra el rebelde Riva Agüero, ex- Presi-
dente del Perú. (Por este tiempo revestía el Libertador la
dignidad de Dictador del Perú ) . Después de una campaña
de dos meses , pero en la que no corrió sangre , por que
las tropas de Riva de Agüero se habían sublevado haciendonos
entrega de éste , me llegó la orden del Libertador de dejar
la costa y dirigirme a Huaraz , la capital de una Provincia
del interior del país para ocupar cuartel de invierno y don-
de hemos permanecido por seis meses . Nuestro ejército
se componía en aquella época de 9,000 hombres y los es-
pañoles disponía de una fuerza de 24,000 acantonados por
todo el Perú . Nuestra situación era por demás crítica, por
motivo de una batalla perdida por las tropas peruanas con-
MARISCAL OTÓN FELIPE BRAUN 41

tra los españoles en el Alto Perú y solo el genio guerrero


del Libertador Bolivar a la cabeza de 9,000 colombianos ha
podido salvarnos de esa situación desesperada, como en efec-
to se llevó a cabo con felicidad esa salvación poco tiempo
después. El 10. de julio de 1824 dió Su Excelencia la or-
den de marcha al valle de Jauja , atravesar la cordillera y li-
brarle batalla al General en Jefe Canterac, quién tenía bajo
su mando 10,000 hombres . Después de algunas dificultades
y de un mes de marcha se encontró nuestro Ejército, el día
6 de agosto, en una grande altiplanicie frente al enemigo.
Este al avistarnos , intentó retirada cuando el Libertador dió
la orden para que nuestra caballería que estaba a media ho-
ra de avanzada de la infantería, cargara al enemigo y lo
atacara. Al poco tiempo a las 2 de la tarde, comenzó la bata-
lla que debía resolver la suerte del Perú . El enemigo dis-
ponía de una caballería de 1,400 caballos y la nuestra se com-
ponía de 900 , la infantería enemiga se iba en retirada. Mi
escuadrón estaba a la cabeza y antes de que pudiera formar-
se en orden de batalla toda nuestra caballería , nos venía ata-
cando el enemigo de frente y por el flanco, a un tiempo con
tanto ímpetu, que ponía en desorden a todos los escuadrones ,
que estaban formados en columna detrás de mí, desorien-
tándolos. Al primer chaque abrí brecha en las filas de la
caballería enemiga, que me atacaba de la manera más bri-
llante , en cuya acción recibí dos leves heridas de lanza. El
Libertador, quién tenía el mando en persona , creía ya todo
perdido y a mí muerto , cuando de repente dió vuelta el ene-
migo al que había atacado yo por la espalda tomando las de Vi-
ladiego de una manera poco honrosa. En el mismo campo de
bafalla me ascendió el Libertador a Teniente Coronel y me
abrazó con lágrimas en los ojos . Después de esta derrota
se retiró Canterac por 200 horas con muchas pérdidas nueva-
mente al Cuzco para unirse con el Ejército del Virrey, si-
guiéndole nuestro Ejército la pista hasta Hunmanga. Logrando
su objeto volvió del Cuzco a nuestro encuentro librándonos
en Ayacucho el 9 de diciembre una batalla sangrienta , en
la cual cayeron prisioneros el Virrey, todos los Generales y
tropas . En esa batalla han habido tres mil muertos , de am-
II
42 GENERALES DE BOLIVIA

bos lados ; yo he sido muy afortunado en la misma, pues , ape-


sar de que se me han muerto cinco caballos me quedé com-
pletamente ileso, El resultado de esta gloriosa batalla fué
la independencia del Alto y Bajo Perú . Pocos días después
marchamos al famoso Cuzco y de ahí a esta ciudad, donde
un general español Olañeta, quién tenía bajo su mando unos
15,000 hombres, no quería reconocer la capitulación de Aya-
cucho, pero sus tropas se sublevaron , le dieron muerte y
se rindieron en seguida de ser atacados por nosotros.
"Hace 14 días que regresó el Libertador a ésta, de Li-
ma, nombróme Coronel del Regimiento granaderos, me con-
decoró con muchas cruces de honor y me hizo un presente
en nombre de la República Peruana, de $ 10,000 españoles ,
que equivalen en nuestra moneda de 14 a 15,000 Thaler. Este
dinero mis muy queridos padres, está enteramente a su dis-
posición, para el caso que les pueda hacer la vida más
cómoda y agradable , pero que por lo menos entren ustedes
en el goce de los intereses, debiendo estar persuadidos que
me causaría un gusto inmenso ... "

Otón Felipe Braun llegó al Perú como Mayor del primer


Escuadrón de Granaderos montados de la guardia Colombia-
па. Poco tiempo, después fué nombrado Comandante de tal
Escuadrón . Jefe del Regimiento era el benemérito coronel
Lucas Carvajal, lancero formidable y uno de los más anti-
guos soldados de la libertad, de los pocos que tuvieron el
privilegio de asistir a todas las grandes jornadas , desde
1813 hasta 1824. Pero habiendo sido puesto Carvajal a la
cabeza de la División Colombiana de Caballería- formada
por los Regimientos de Granaderos y de Húsares , -Braun fué
ascendido a comandante accidental de los Granaderos y en
esa calidad peleó en Junín. Eran 222 hombres (205 indi-
viduos de tropas , 13 oficiales y 4 jefes ) , fogueados en cien
combates , algunos de los cuales estuvieron en los llanos de
Paez, y casi todos en Pantano de Vargas con Rondón, bajo
la mirada aquilina de Bolivar.
MARISCAL OTÓN FELIPE BRAUN 43

El Coronel colombiano Carlos Cortez , historiador am-


pliamente documentado y crítico muy experto dice : " ... Los
Granaderos de Colombia dieron el triunfo de Junín . Los
otros cuerpos que tomaron parte en el combate también con-
tribuyeron a la victoria, y en especial el escuadrón peruano
el mando del argentino Suárez, que logró entrar al cam-
po de acción dando un rodeo desde muy detrás del camino
de marcha y en seguimiento del otro Escuadrón del Hú-
sares del Perú que por la misma vía condujo el general Mi-
ller" .

Miller, por su parte , en carta de 9 de agosto de 1824.


escribía : "...La caballería peruana puede decirse que dió
la ganancia del día. Debe decirse sin embargo que el Ma-
yor Braun, los Coroneles Silva y Carvajal, jefes de la caballe-
ría colombiana, y el teniente coronel Bruix, Jefe de la de
Buenos Aires , no abandonaron el campo, sino que estuvie-
ron reuniendo considerable número de dispersos y prestaron
con éstos positivos servicios, sin lo cual los esfuerzos de
los peruanos no hubieron tenido buen resultado" .

Braun, con sus "Granaderos de la Guardia" fué el pri-


mero en pisar la histórica pampa de Junín conduciendo la
vanguardia del Ejército Libertador ; pués en aquella acción
fué atacado repentinamente por catorce escuadrones ene-
migos que cargando furiosamente fueron a estrellarse con-
tra los "Granaderos" de Braun . Este , sin perder su sereni-
dad, hizo frente a su adversario y haciendo tocar al degüello
le acometió con tal ímpetu que después de algunos minutos
le audáz empuje rompió por medio de la fuerza enemiga,
"haciendo temblar la tierra, mientras que en el cielo de Ju-
nin brillaba radiante la estrella de Bolivar, la estrella de la
Victoria".

El 31 de agosto de 1825 , hacía decir Bolivar por su Se-


cretario al Ministro de Hacienda del Perú lo siguiente : "En
vista de la bravura extraordinaria y el acto heróico con que el
Teniente Coronel de los Granaderos a caballo de Colombia
don Felipe Braun , rompió como primero las filas del ene-
migo, Su Excelencia el Libertador, algo humillado en Junín
se siente inclinado a otorgar al mencionado Teniente Coro-
44 GENERALES DE BOLIVIA

nel la suma de $ 10,000 de aquellos fondos que el Soberano


Congreso ha destinado para el Ejército colombiano".
Y por último , es Necochea quien cierra la corona de los
lauros ganados por Braun en Junín, con esta carta, que vale
por todo un proceso y que publicada en fascimil por los se-
ñores Bock Michailes y Braun, -dueños del archivo del pró-
cer, - solo ahora se conoce : "Señor Coronel Felipe Braun . ——
Lima, 2 de diciembre de 1825. - Mi muy querido y distin-
guido amigo : -He recibido con increíble placer su muy a-
preciable de 27 de octubre y le doy la enhorabuena de su
tan merecido ascenso al grado de Coronel ; particularmente,
lo felicito por seguir a la cabeza de los bravos que en Junín
exclusivamente nos dieron la victoria : les seré eternamente
reconocido , pues a ellos sólos debo los elogios que se me han
hecho. Si hubiéramos sido batidos , hubiera sido el obje-
to de la execración general y a ellos, repito , que debo no
haberme encontrado en esta alternativa. Tenga usted la
bolad de hacerles presentes mis recuerdos y ofrecerles mis
servicios en todas circunstancias . -Devuelva finamente sus
expresiones a Galindo y cuerpo del mismo modo que a to-
dos los oficiales de la Segunda División . -Se Repite de us-
ted afectísimo y sincero amigo : -M . NECOCHEA" .

Antes de la batalla de Ayacucho , Braun tuvo un serio


incidente con el mariscal Sucre , según cuenta el general
O'Connor, en los siguientes capítulos de su libro "Recuer-
dos" :
"Estando el Ejército Unido Libertador acampado en los
altos de Uripa, ocurrió una grave desaveniencia entre el Co-
ronel Carvajal, que mandaba el escuadrón "Granaderos" y
el Comandante Herrán, del "Guías". El Coronel había dado
una orden al Comandante ; éste se dirigió al Teniente Co-
ronel Braun y le preguntó si la orden que había recibido
era arreglada a ordenanza ; Braun le respandió que no : He-
rrán la desobedeció y Carvajal le mandó arrestado y dió
parte al general Sucre . Herrán, viéndose apurado , dijo que
había desobedecido al Coronel por consejo de Braun.
MARISCAL OTÓN FELIPE BRAUN 45

"Se dió parte de esto al general Sucre , quién hizo en-


tonces arrestar a Braun y ordenó que en el acto se formase
una compañía del Batallón "Rifles " para fusilar inmedia -
tamente al referido Teniente Coronel . El General en
Jefe estaba furioso ; la compañía se hallaba ya formada y
viendo yo que iba a fusilar a Braun y que nadie aventuraba
una sola palabra en su favor, me atrevía acercarme al gene-
ral Sucre y hablarle . Por fortuna logré apaciguarle , refi-
riéndole toda la verdad de lo acontecido . Se serenó el Ge-
neral entonces y madó en el acto retirar la compañía y po-
ner en libertad a Braun, que pasó un rato muy desagrada-
ble".
En Ayacucho peleó Braun como comandante del segun -
do escuadrón del Regimiento Granaderos a Caballo . "Su
conducta militar en este acto fué distinguida por su bravu-
ra y el entusiasmo que infundió a su cuerpo en el campo
de batalla" , según reza el informe oficial del Coronel Lu-
cas Carvajal, fechado en Huamanga el 16 de diciembre de
1824. En la misma fecha pidió Carvajal a Sucre que Braun
fuera ascendido a Coronel.
El 9 de septiembre de 1825 , Bolivar atendió la pro-
puesta de Carvajal- del campo de Ayacucho- y nombró a
Braun coronel de la Guardia de Granaderos a Caballo. Fué
la noticia de éste ascenso, la que produjo la estupenda car-
ta de Necochea.

III

Constituída la República , el escuadrón "Granaderos”


fué destinado a guarnecer la ciudad de Cochabamba, desde
donde Braun escribía a sus parientes el 5 de diciembre de 1825
haciéndoles esta deliciosa pintura de su propia existencia:
"Imaginándose Uds . a un hombre jóven de 29 años , alto de es
tatura y pequeño de conocimientos , de pelo rubio y con barba
rubia oscura y bigotes algo más claros, ni gordo, ni delgado
fenen el retrato de su querido Otón. Lo que a mi vida res-
pecta y el modo de llevarla, se me hace algo pesado descri-
Lirla, porque mi amor propio se me opone un tanto a hacerlo y
luego varía según las circunstancias y en adulándome un poco
12
46 GENERALES DE BOLIVIA

puedo asegurarles , que el flema tan ponderado por mi que-


rida madre, se ha tornado por completo en una actividad in-
cansable tampoco tengo otro vicio mayor , por mi querido
padre que el de fumar. El juego ha perdido toda su atrae -
ción para mí : ni soy bebedor, aunque un buen vaso de cer-
veza me viene siempre bien ; derrochador no soy tampoco;
pero , tengo que confesarles que tampoco soy económico ,
aunque haya hecho todo el esfuerzo para serlo. Espero no
cbstante que esta falta se subsanará con los años ; mi sueldo
mensual de Coronel es de 280 pesos españoles, igual a 400
duros de Hessen" .

"Mi instalación y mi ropa son regulares y me costaron


tres mil pesos españoles , incluyendo un servicio de plata
para mesa. El efectivo en caja consiste en mil pesos españo-
les y si no fuera que mi servicio glorioso me ocasionara fuer-
fes gastos a diario y si tuviera un buen siviente alemán hon-
rado, podría ahorrar sin duda más ; además poseo seis de los
mejores caballos y 12 buenas mulas. No cabe duda que ten-
go el mando del Regimiento de Caballería de toda América
del Sur, por el que casi diariamente me llegan felicitaciones.
También tengo la esperanza de ser ascendido a General den-
tro de un año . Mis horas libres las paso en la lectura de
lgunes libros en español, inglés o francés, de los que hay
una buena colección aquí y siento muchísimo no poder con-
seguir algunos libros en alemán , los que , sin duda, me ha-
cen mucha falta, como se lo habrá probado el estilo de mis
cartas. Tampoco debo hechar al olvido al bello sexo de aquí
al que en todo caso se le debe hacer justicia, en tanto que la
mayor parte de sus representantes son muy bellas y vivas de
buena educación y mucha cultura , dotes estos que de día en
día van mejorándose más".
Algún tiempo después Braun fué destinado a la divi-
sión colombiana residente en La Paz, donde el 24 de di-
ciembre de 1827 se sublevaron estas tropas apresando a sus
jefes y dando vivas al Perú. El coronel Braun, que había lo-
grado escapar, atacó enérgicamente a los sublevados , con las
tropas situadas en Achocalla, quince kilómetros al sudeste
de la ciudad, logrando someter a los amotinados de su re-
MARISCAL OTÓN FELIPE BRAUN 47

gimiento, con aquella potente voz con la que tantas veces


les incitara a la victoria.
Braun se quedó esta vez en Bolivia hasta 1828. Cola-
boró a Sucre en la organización de la nueva República, de-
sempeñando, altos puestos y mereciendo siempre la plena
confianza de su jefe.
En 1828 , el general Agustín Gamarra, que había conse-
guido introducir la anarquía y el desorden en el ejército bo-
liviano , hizo su primera invasión a Bolivia . Entonces
Braun, recibió orden de organizar en Oruro algunas
tropas para rechazar a Gamarra que se había posesiona-
do ya de los caminos que conducen a Potosí. Logró
despistar al enemigo después de haberlo puesto en jaque
en Caiguaico, con solo un escuadrón de caballería y se di-
rigió a La Paz donde fué recibido con júbilo ; organizó inme-
diatamente dos batallones ; preparó la defensa de la ciudad
y cuando se disponía a salir para amagar al enemigo se pro-
dujo el célebre tratado de Piquiza.
En junio de 1828 , el General en Jefe , Urdininea, le otor-
gú el ascenso a general de brigada ; pero a raíz del ignomi-
ioso tratado de Piquiza tuvo qu desocupar el país y se reti-
ró conduciendo los restos de la división Auxiliar de Colom-
bia hasta Guayaquil.
El 28 de febrero de 1829 , sobre el campo de batalla de Tar-
qui fué ascendido por Sucre a general de brigada del ejército
colombiano . En abril vino de Colombia trayendo una misión a
Piura ; por Paita se embarcó para el Callao ; del 5 al 14 de ma-
yo estuvo en Lima ; se trasladó a Valparaiso. Desde aquél
puerto escribió a sus padres y a su hermano Federico una larga
carta en 20 de junio , llena de interesantes detalles . A fines
del año se estableció en Arequipa.

IV
2 8 6
El mariscal Santa Cruz Presidente de Bolivia, llamó a
Braun al servicio de las armas en 1830 y le reconoció el gra-
do de general de brigada con antigüedad de 10. de julio de
1826 .
48 GENERALES DE BOLIVIA

Se siguió entonces para nuestro prócer un largo período


de actividades durante el cual realizó grandes proezas y re-
cibió altos honores. Desempeñó el cargo de Prefecto y Co-
mandante General del departamento de La Paz los años
1833 , 34 y parte del 35 , en el que pasó a Tacna para desem-
peñar el cargo de Comandante en Jefe de la provincia del
Sur, una vez puesta en práctica la Confederación .
Destinado como Comandante de la Caballería, combatió
con energía y arrojo frente a sus tropas en Yanacocha
( 1835 ) , habiendo sido acreedor al ascenso a general de di-
visión , otorgado en el mismo campo de batalla ( 14 de agos-
to ) . Además fué condecorado con una medalla de oro y bri-
llantes, como "Vencedor en Yanacocha".
En febrero del siguiente año tuvo lugar la batalla de
Socabaya . En ella el bravo general Braun se comportó siem-
pre valeroso como General en Jefe del Ejército, cargando a
la cabeza de sus tropas, habiendo merecido la ardiente feli-
citación del mariscal Santa Cruz mediante una orden del día.
"Por su compartamiento digno de su antigua reputación,
por su actividad y constancia- dice- durante la campaña
ejecutando las órdenes y su valor en esta última batalla; por
haber merecido los aplausos de los valientes es nombrado en-
tre los primeros " .
También fué acreedor a que se le adjudicara, el 30 de
mayo de 1836 , una de las tres espadas de honor acordadas
por decreto expedido en el Cuzco el 17 de noviembre de
1835 , a los tres más valientes que se distinguieran en la ter-
cera campaña y en la batalla que le decidiera, "teniendo los
agraciados el derecho de trasmitir estos legados de honor,
adquiridos honrosamente en el servicio de la Patria, a sus
descendientes, para estimular a iguales merecimientos".
El 2 abril de 1837 fué condecorado con las insignias de
la "Legión de Honor Boliviana".

A consecuencia de la guerra declarada a Bolivia por el


dictador argentino Rosas , el general . Braun fué nombrado
Comandante General del Ejército del Sud ( mayo de 1838 ) .
MARISCAL OTÓN FELIPE BRAUN 49

Marchó a Tupiza, donde organizó un ejército de dos mil hom-


bres y luego salió al encuentro de las tropas enemigas que
habían invadido la frontera con el objeto de recobrar la pro-
vincia de Tarija. Obtuvo brillantes triunfos sobre el adver-
sario en Humahuaca, Iruya y Montenegro , ( 24 de junio de
1838 ) y cuando rechazó definitivamente a los invasores se
dirigió a la cabeza de su ejército a la ciudad de Tarija,
donde fué magníficamente recibido por sus habitantes .
"Un día - dice el general O'Connor-en medio de los
brindis a cual más largos , como es de costumbre en estos
países, me levanté y mirando al general Braun, dije :
"Compañeros, yo brindo por la salud y properidad del
Gran Mariscal de Montenegro”.
--"Oh , compañero, me dijo el general Braun , dejémo-
nos de bromas " .
- "Bien , le respondí ; pues a la vuelta del correo del
cuartel general, verá Ud . si es broma".
"Y ciertamente, a vuelta de correo le llegó él despacho,
en la carta del presidente Santa Cruz, contestando a la mía,
me decía : "La recomendación que Ud . me hace respecto a
Braun, está atendida y con muchísimo gusto de mi par-
te".
He aquí el diploma otorgado por Santa Cruz a favor
de Braun, ascendiéndole al alto rango de mariscal de Mon-
tenegro :
ANDRES SANTA CRUZ ,

Gran Ciudadano, Restaurador y Presidente de Bolivia


Capitán General de sus Ejércitos , General de Brigada
de Colombia, Gran Mariscal Pacificador del Perú, con..
decorado con las medallas del Ejército libertador, de
los libertadores de Quito, de Pichincha, de Junín , de
Cobija y con la del Libertador Simón Bolivar, Gran Ofi-
cial de la Legión Honor de Francia, fundador y
jefe de la Legión de Honor de Bolivia y de la
Nacional del Perú, Supremo Protector de la Con-
federación perú-boliviana, etc. etc. etc. ATENDIEN -
DO,,་ ་ a los méritos y servicios del General de Divi-
sión don Felipe Braun, a los que ha contraído en la cam-
13
50 GENERALES DE BOLIVIA

paña de Socabaya y en la del Sud, que ha dirigido con


acierto y particularmente a su heroíco comportamiento
en la jornada de Montenegro, he venido en ascender-
lo a Gran Mariscal de los Ejércitos de la Confederación
con el título de " Gran Mariscal de Montenegro " .
POR TANTO : ordeno y mando le hayan y reconozcan
por tal guardándole y haciéndole guardar todas las dis-
tinciones y preminencias que por ese título le competen,
del que se tomará razón donde corresponda. Para
lo cual se le expide el presente , fiirmado de mi mano, se-
Hlado con el gran Sello de la Confederación y refrenda-
do por mi aistro, General de Guerra y Marina.---Dado
en el palacio protectoral de La Paz de Ayacucho, a diez
y seis de julio de mil ochocientos treinta y ocho . --AN-
DRES SANTA CRUZ .
Por orden de Su Excelencia, ANSELMO QUIROZ” .

En septiembre del mismo año 38 , Braun fué nombrado


Ministro de Guerra y Marina y se trasladó a La Paz dejando
el comando del ejército del Sud , al general O'Connor. De-
sempeñó este alto cargo hasta el mes de febrero de 1839
en que sobrevinieron los acontecimientos de Yungay, la caí-
da de Santa Cruz y la elevación del general José Miguel de
Velasco al poder supremo de la Nación .
Braun, así como la mayoría de los jefes del ejército bo-
liviano, cayó juntamente con el Protector, habiendo sido en
esta ocasión víctima de la inconsecuencia y de la ingratitud
del presidente Velasco, quién dictó con fecha 27 de febrero
del citado año una orden general borrando de la lista militar
al "extranjero mercenario" mariscal Felipe Braun . Además
le obligó a salir del territorio de la república, "por ser agen-
te act vo de la ominosa confederación " .
Velasco olvidaba que el mariscal Braun era el que ha-
bia ganado la batalla de Junín ; el que año antes había lle-
vado victoriosas las armas bolivianas en el Sur, cuando el
enemigo venía a conquistar una de las provincias más ricas
de Bolivia.
MARISCAL OTÓN FELIPE BRAUN 51

He aquí lo que al respecto anota su citado biógrafo :


"En 1839 , vencido Santa Cruz y deshecha la Confederación
perú- boliviana, Braun fué desposeido de sus títulos , persegui-
do y expulsado de Bolivia. Tomamos del catálogo de documen-
tos referentes a la carrera militar de Braun : " 1839 , marzo 5 .
El Prefecto José Ballivián comunica al ciudadano Felipe Braun
que el Presidente de la República , ( Velasco ) había resuelto
borrar del escalafón militar boliviano al Gran Mariscal de
Montenegro Felipe Braun y que como agente activo y perni-
cioso de la Confedración detestable , tenga que abandonar sin
oposición, el territorio de la República , hasta que el Supremo
Congreso hubiera acordado otras disposiciones . - Marzo 7,
1839. El Prefecto José Ballivián , vuelve a comunicar al Ge-
neral Braun la disposición anterior y que había decretado su
arresto hasta la ejecución ( salir del territorio ) .— 1839-
marzo 16. Urcullo le comunica al ciudadano Felipe Braun
por orden del presidente de Potosí, a su petición del 8 de
marzo de ese año , que se le dejaba a su elección, o bien
quedarse en el país mediante una caución de 50,000 pesos ,
que dentro de sesenta días abandonase el país mediante
pasaporte".
Amargado y dolorido, al presentir la suerte que espera -
ba a su querida Bolivia, Braun se alejó de ella dirigiéndose
a Europa donde permaneció hasta 1848 , año en que volvió
a la patria de su adopción y cariño , para dedicarse a otro
género de vida y actividades .

El mariscal Braun contrajo matrimonio , en abril de


1828 , con una clarísima dama peruana, doña Justa Germa-
na de Rivero y Abrill, nacida en Arequipa de una de las más
antiguas y calificadas familias . "Este matrimonio fué un
romance de amor y de dolor, vivido entre el fragor de las ar-
mas, digno de un poeta del Rhin " .
En carta de 29 de junio de 1829 , escrita en Valparaiso ,
en medio de un relato de acciones guerreras , decía Braun a
sus padres : " El 22 de mayo ( de 1828 ) , después que dos
lias antes había embarcado un batallón de mi División en el
52 GENERALES DE BOLIVIA

puerto de Arica y que estaba ya a punto de partir para Are-


quipa para conocer a mi jóven esposa, con la que estaba ca-
sado por poder desde el 17 de abril , recibí orden del Gobier-
no boliviano de regresar en esguida a La Paz " .

Sigue luego la narración de un serie de campañas y com-


bates, idas y venidas al través del Continente , por espacio de
tres meses . Y agrega : "Basta ya de mis hechos guerreros
y políticos , pues creo haber cansado mucho ya su paciencia
y atónitos se mirarán ustedes tal vez uno a otro , pregutándo-
se, ¿ cómo es esto que él se ha casado ? Les acabo de narrar
que estaba a punto de partir para Arequipa a la residencia
de mi querida esposa, pues escuchen : A fines de 1827 of
hablar en La Paz de la fama de una señorita muy hermosa
y amable , la señorita Justa Germana de Rivero , pariente de
una familia del mismo apellido en esa capital y con la que
me unían lazos de íntima amistad por muchos años cu-
ya familia tomaba parte activa en el matrimonio. Habien-
do tenido luego una correspondencia larga y continua
con la familia de Arequipa y el consiguiente canje de nues-
tros retratos , convenimos en que nos casáramos por poder,
el cual envié oportunamente el día 17 de abril del аñо
pasado, como lo he dicho mas arriba . Lo que me falta para
mi felicidad completa es la bendición y consentimiento de
ustedes, requisitos que , confiando en su bondad, espero me
concederán lo más pronto posible, así como espero mi pronta.
unión con Justita, a la que hasta ahora no conozco en perso-
na, debido a las mencionadas revueltas políticas . El Gene-
ral Miller mi amigo, conoce muy bien a la familia, y si es
que regresar para acá por la vía de Alemania, como me
ha prometido, les podrá dar la detallada descripción mejor
que yo..."
La permanencia de Braun en Chile se prolongó hasta fi-
nes de 1829 , en que pudo embarcarse para Arequipa y co-
nocer a su esposa, al cabo casi de dos años de matrimonio .
Esta vez vivieron juntos un año. Vuelto Braun a la acti-
vidad en diciembre de 1830 , casi constantemente tuvieron
que estar separadas a causa de las innúmeras guerras que
se sucedieron bajo el gobierno de Santa Cruz . El tempe-
MARISCAL OTÓN FELIPE BRAUN 53

ramento de doña Justa Germana era muy delicado y su sa-


lud bien precaria . Estaba el general muy lejos , en la cam-
paña de Jujuy, cuando recibió la noticia de la muerte de su
esposa, ocurrida a principios de diciembre de 1837 .
Hijos de Otón Felipe Braun y Justa Germana de Rive-
ro fueron Luis Tadeo, José Manuel Segundo, María del Pi-
lar y dos más que muriero en tierna infancia. José Manuel,
diplomático de Bolivia, que tuvo en el Perú la representación
le su patria, casó en primeras nupcias con doña Manuela
Benavente. María del Pilar casó en Alemania con el banque-
re Moritz Berens.

En 1840, a raíz de los acontecimientos adversos que he-


mos mencionado , el mariscal Braun se trasladó a Europa con
sus hijos Luis y José Manuel. A Pilar la dejó entonces en
Arequipa, al lado de su madre política . En abril de 1840 lle-
gó a Cassel, después de 22 años de ausencia. Su padre
y su hermano Federico habían muerto. La ciudad entera lo
recibió con entusiasmo y lo agasajó como a un héroe de le-
yenda. Poco tiempo después contrajo segundo matrimonio
con la señorita Caroline Marie Emma Barensfeld , de Ha-
nan, hija de Samuel Barensfeld y Johanna Winkler. De es-
te matrimonio nacieron cinco hijas : Sophie Marianna , So-
rhie Johanna Augusta, Johanna Magdalena Wihelmie , Pau-
line Johanna Emma y Francisca Manuela Mercedes .

VI

El mariscal Braun volvió a Bolivia en 1848 y se interesó en


vastas negociaciones mineras . Las revoluciones y luchas po-
líticas lo fastidiaron todavía, como se ve en la siguiente car-
ta de Luis Tadeo Braun a su tío Manuel de Rivero , dirigida
de La Paz a Arequipa el 9 de noviembre de 1848 , en la cual
lice: "No sé todavía cuando podremos pasar a esa, por que
so depende solamente de los asuntos de mi papá . . . . Supo-
niendo que ustedes ya estarán informados de la revolución
ocurrida en ésta, (hecha por el general Belzu contra el
presidente Velasco ) no repito más sobre eso , sino le diré no
mas, que felizmente no nos hallabamos en ésta por que esta-
14
54 GENERALES DE BOLIVIA

bamos en el valle de Macamaca ( Caracato ) , con el objeto de


visitar allá la familia del señor ..... Desgraciadamente esta-
mos otra vez aquí con inquietud, por que cada día dicen que
ésta o que la otra noche van a saquear los Cholos y por eso
están haciendo los comerciantes todas las noches patru-
llas .... "

En febrero de 1849 , el presidente provisorio de Bolivia ,


Manuel Isidoro Belzu , avisó al Mariscal que se le reconocía.
el sueldo de general de división , puesto a disponibilidad .
El 2 de mayo de 1855 el Mariscal escribía de su puño y
letra a don Manuel Antonio de Rivero, de Tacna a Arequipa
lo siguiente : "Mi muy querido hermano .... Aun antes de
recibir su apreciable había resuelto de no internarme por
ahora a Bolivia a pesar que mis intereses lo reclaman impe-
riosamente y a pesar de que el gobierno me ha mandado
un pasaporte para mí y para mi José Manuel con muchos
ofrecimientos de que se me trataría con todas las considera -
tiones debidas . La crisis en que se halla aquella República
actualmente en virtud de las próximas elecciones de nuevo
mandatario y que a pesar de que la Constitución prohibe
la reelección del general Belzu , con sus proclamas y renun-
rias de éste para no mandar más , no puedo convencerme que
en todo esto hay buena fé. Así pues permaneceré fuera por
el tiempo necesario hasta que se descubra la verdad o la
mentira y solo mi hijo José Manuel saldrá de aquí dentro de
doce días con destino a Corocoro a hacerse cargo de la di-
rección de los trabajos de las minas y yo pasaré a esa por la
vía de Arica e Islay en el vapor próximo .... Los medios de
transporte que necesito en Islay son una buena mula o caba-
llo de silla con su montura correspondiente , alforjas y polai-
nas, sin espuelas (pues es lo único que yo llevaré conmigo ) .
un ponchito de género blanco y una buena mula de carga
parejada con un buen mozo que lleve mi equipaje que cons-
ta de dos baules con el soborno de cama ; quizá se animara
mi hermano Dámaso u otro de la familia a recibirme en Is-
lay ...."
El 30 de marzo de 1867 , en Cassel hizo el Mariscal de
Montenegro testamento ante Notario . Esta pieza jurídica
MARISCAL OTÓN FELIPE BRAUN 55

es una prueba más de la pureza de sus intenciones , de la


delicadeza de sus sentimientos y de la rectitud nimia е inva-
riable de su conducta.

Y el 24 de julio de 1869 - en el día natal de Bolivar- se


recogió a la paz de la muerte , en la tierra de sus mayores ,
junto al árbol que protegió su cuna. Falleció a la edad de
71 años .

En un periódico de la época se dijo con justicia : "Des-


de las costas del mar de las Antillas hasta las alturas de
Potosí, no hay una pulgada de tierra que no recuerde el
nombre del guerrero antiguo, que no atestigue los hechos
gloriosos de ese combatiente voluntario por la libertad ... ”
Tal fué la gloriosa vida del mariscal Otón Felipe Braun,
quien apesar de haber tenido su cuna en país extranjero de-
dicó a Bolivia sus mejores años realizando grandes proezas
por las que recibió altos honores, tales como mención espe-
cial en la batalla de Yanacocha y la primera de las tres espa-
das de honor en la batalla de Socabaya ; ascenso a general de
división de Bolivia y del Perú y Gran Dignatario de las órdenes
de la Legión de Honor de los dos países ; cargos de la mayor
importancia en todas las campañas de la Confederación pe-
rú-boliviana ; credenciales para celebrar un tratado de paz .
amistad, comercio y unión con el general argentino Felipe
Heredia; y por último, la extraordinaria dignidad de Gran
Mariscal de Montenegro que ningún otro militar boliviano
ha recibido hasta hoy.
Mayor General José Mª Pérez de Urdininea

(1784-1865 )

"La historia heroíca de nuestros


bravos guerreros está escrita con
sangre en las rocas, serranías y des-
filaderos de nuestro país".

Una verdad bien amarga y triste es que las hazañas de


las espadas de nuestros más grandes militares que actuaron
gloriosamente dentro y fuera de Bolivia, hubieran pasado
completamente ignoradas, no solo en otros países del conti-
nente americano , sino también en el nuestro.
MAYOR GENERAL JOSÉ MARÍA PÉREZ DE URDININEA 57

Una de estas valerosas y brillantes espadas fué la del


héroe cuyo nombre encabeza estas líneas y cuya biografía
aunque incompleta, extractamos a continuación . (1 )
"La cuna de este gran patriota, que fué uno de los
más meritorios próceres de la idependencia y uno de los
más abnegados servidores de la república, se meció en la
hacienda llamada Anquioma, cerca del pueblo de Luribay,
de la provincia de Loaiza, del departamento de La Paz" .
Nació el 31 de octubre de 1784.
"La mayor parte de la vida pública de Urdininea se de-
sarrolló en las provincias argentinas , en el glorioso período
de la guerra de la independencia y en la tormentuosa época
de la revolución separatista, siendo sus hazañas , muy poco
conocidas, ya que la historia argentina las menciona
siquiera, pues fuera de los partes oficiales e informes del
caudillo Martín Güemes, bajo cuyas órdenes militó Urdini-
nea, y en las que con frecuencia hace el elogio de éste ,
aquella historia permanece muda acerca del hombre que tan-
to contribuyó a la independencia de aquella nación".
En 1810 , a los 26 años de edad, se incorporó con el gra-
do de capitán a un regimiento de caballería que se organizó
en la ciudad de Cochabamba a cargo del coronel Zelaya. Reu-
nido este regimiento al ejército auxiliar argentino que vino
al Perú bajo el comando del doctor Juan José Castelli, pe-
leó en Guaqui , y después del desastre , Urdininea se retiró
gravemente herido juntamente con Díaz Velez.
Después de esta desgraciada acción en la que Urdini-
nea tuvo su bautismo de fuego, pasó a servir en los ejércitos
de Rondau , Güemes , Belgrano y San Martín, habiendo este
último tenídole marcada predilección.

II

Desde 1811 hasta 1821 , Urdininea concurrió a más de


treinta acciones de armas , vencedor unas veces , vencido otras ,
pero siempre valeroso y denodado. He aquí las principales ba-
tallas y combates a que asistió : Guaqui ( 1811 ) , Sipesipe

De "El Día Histórico" de Crespo.


15
58 GENERALES DE BOLIVIA

( 1811 ) , Nazareno ( 1812 ) , Río de las piedras ( 1812 ) , Tucu-


mán ( 1812 ) , Jujuy, ( 1812 ) , Salta ( 1813 ) , Vilcapujio ( 1813 ) ,
Ayouma ( 1813 ) , Puesto del Marquéz ( 1811 ) , Viloma
( 1815 ) , Abrapampa ( 1816 ) , Santa Victoria ( 1816 ) , San Pe-
drito ( 1817 ) , Campo Santo ( 1817 ) , Chamical ( 1812 ) , etc.

"Estuvo también en las acciones de Colpayo , Cerrillos


Gauna, El Bañado, Pulares , El Rosario , e infinidad de en-
cuentros que se realizaron en el Alto Perú y en las provin-
cias argentinas entre tropas españolas y americanas ,..
En el curso de todos estos hechos de armas , Urdininea
ascendió, grado por grado, después de cada batalla, llegando
a ser coronel en 1820.
"Urdininea fué pues , un constante batallador , un abne-
gado patriota, que no dejó el arma del combate ni por un
solo momento, distinguiéndose por su valor legendario y
por sus cualidades para la organización de tropas, siendo su
arma favorita la caballería en la que a la cabeza de los
gauchos argentinos, e identificado con ellos en el vestido ,
en las costumbres y en el tono mismo de la voz ahuecada,
hizo prodigios de valor personal y atrevido en todas las accio-
nes de armas y escaramuzas en que le tocó actuar” .
"De este insigne guerrero no tardó en decir el general
San Martín, que era la primera lanza de la pampa; honor
excepcional en aquellos tiempos y en aquella región, en don-
de descolló tanto soldado valiente y osado, tierra de los gau-
chos temidos , que hacían de la vasta pampa el mas seguro
dominio de la causa independiente".
"Todos reconocían en Urdininea el derecho de afrontar
el mayor peligro y de acometer las más gallardas hazañas .
Vigoroso y fuerte, con fama de buen jinete , era común en
él, enlazar a otro jinete enemigo, derribarlo del caballo y
arrastrarlo a grandes distancias , como si fuera un cuerpo
liviano y ligero" .
"Diestro y cauto en la emboscada, audaz y temerario
en el asalto , impetuoso en el choque , Urdininea fué , sin du-
da, uno de los mas renombrados jefes montoneros gauchos
durante ese largo período de lucha contra el invasor realis-
ta" .
MAYOR GENERAL JOSÉ MARÍA PÉREZ DE URDININEA 59

"En 1820 , siendo ya coronel , las provincias de Cuyo , le


pusieron a la cabeza de las tropas que se oponían a la inva-
sión de Carrera. Urdininea dirigió la campaña contra éste
a poco fué nombrado gobernador de San Juan" .
"El general San Martín le encargó en 1821 , desde Lima,
la organización de un ejército Auxiliar que operase sobre el
Alto Perú, lo que no pudo realizar por la anarquía en que
se encontraban las provincias . Persiguió con tenaz empeño
esta idea, durante tres años , luchando con la mala voluntad
de les mandatarios de las Provincias Unidas, que alguna
vez le tuvieron a él y a sus tropas a ración de carne de bo-
rrico" .

III

"En 1824 invadió al fin el Alto Perú con un ejército de


mil hombres y avanzó hasta Tupiza. Al siguiente año fué
a incorporarse al ejército del general Sucre, contribuyendo.
a la desorganización de las tropas de Olañeta y a la victoria de
Tumusla" .
Después de la batalla de Ayacucho y constituída la Re-
pública en 1825 , Urdininea fué ascendido a la alta clase de
general de brigada en premio a sus esforzados servicios por
la causa de la libertad. Desde este momento comenzó a
prestar el concurso de su inteligencia para organizar el na-
ciente ejército de su patria a cuya cabeza se puso poco tiem-
po después .
En octubre de 1825 se hizo cargo del departamento de
Potosí como su primer Prefecto , habiéndolo desempeñado
hasta enero de 1826 , en que concurrió a la Asamblea que se
reunió en Chuquisaca y de la que fué su Vicepresidente .
En 1827 , el mariscal Sucre lo eligió para encomendar-
le la cartera de Guerra, en cuyo carácter presidió el gobier-
no de la República cuando fué herido el Mariscal , a raíz
del motin del 18 de abril de 1828 .
Ascendió al grado de general de división en enero del ci-
tado año 28 .
El general Agustín Gamarra hizo su primera invasión a
Bolivia con el pretexto de ponerse en defensa del mariscal
60 GENERALES DE BOLIVIA

Sucre ; entonces el general Urdininea se puso a la cabeza del


jército boliviano y situándose en la ciudad de Oruro inició
la campaña con sus escasas fuerzas contra los seis mil hom-
bres de Gamarra, habiendo antes dirigido a sus tropas la si-
guiente proclama :

"Paisanos : Un ejército invasor, más digno de odio que


el de los españoles , ha profanado con sus plantas sacri-
legas el suelo en que hemos nacido . Jamás hasta hoy
cuenta la historia de la revolución suramericana un
atentado tan atróz. Este ejemplo de infamia solo esta-
ba reservado para el Perú , que a pretexto de salvar la
vida del presidente y evitar la anarquía que amenazaba
a Bolivia, ha hecho repentinamente una invasión tárta-
ra.

"Paceños, cochabambinos , orureños , potosinos , cruce-


ños , tarijeños y chuquisaqueños : los sacrificios de diez
y ocho años que hemos prestado en favor de nuestra
causa, dicen hoy que nada hemos hecho .
"Un yugo más horroroso que el de los mismos españo-
les amenaza a los bolivianos . ¿ Y seremos fríos espec-
tadores de ultraje tan denigrante e inicuo ? Nó . Ciu-
dadanos , corramos a las armas ; muertos tendremos
gloria ; uncidos al carro de invasores injustos , infamia .
El ejército boliviano que tengo el honor de mandar.
se prepara a la lid para defender nuestros derechos sa-
grados, es superior al peruano en valor y virtudes. Yo
lo conduciré a la victoria . Los colombianos a quienes
debe nuestra tierra querida grandes sacrificios , como
maestros en el campo de Marte , también nos ayudarán
a vencer. ¡ Al arma, paisanos , al arma ! Cuartel ge-
neral en Oruro , 17 de mayo de 1828 ".

La traición del coronel Pedro Blanco que se defeccionó


con una división de ochocientos hombres ; la perfidia de al-
gunos jefes de cuerpo y la anarquía que lograron introducir
en los cuerpos del ejército boliviano los agentes de Gama-
rra, hicieron fracasar los patrióticos anhelos de Urdininea,
quién había sido hecho prisionero del enemigo y puesto en
MAYOR GENERAL JOSÉ MARÍA PÉREZ DE URDININEA 61

libertad a los tres días para firmar el infamante tratado de


Piquiza ....
Repuesto el mariscal Sucre de sus heridas y prepa-
rado que hubo su viaje para alejarse de Bolivia, expidió dos
decretos con fecha 2 de agosto de 1828 , disponiendo en uno
de ellos de que el general Urdininea fuera sometido a juicio
para responder de su conducta "que parecía envuelta entre
los misterios de la cobardía y la traición" en las operaciones
llevadas a cabo por él durante la campaña contra Gama-
Pra ...
Desempeñó el puesto de Jefe Superior del Sud durente
el gobierno del presidente Velasca, y el 29 de noviembre
de 1828 se retiró a la vida privada, después de publicar una
enérgica "Exposición" , en la que se vindicaba de aquel for-
midable cargo que hizo el mariscal Sucre contra su perso-
na.
IV

Urdininea vivió retirado del ejército durante diez años


en una de sus haciendas , hasta que , en 1838 , fué llamado
nuevamente al servicio por el mariscal Santa Cruz , a cuyo la-
do hizo la última campaña de la Confederación . En la
desastrosa batalla de Yungay ( enero de 1839 ) fué coman-
dante de las fuerzas de caballería y combatió hasta el últi-
mo momento para sostener al Protector ; luego pudo retirar-
se a La Paz .
Vino el año 1841 en que el general peruano Gamarra,
Hevado por el odio mortal que profesaba a Bolivia, la inva-
dió por segunda vez , con la pretención de anexionar al Pe-
rú el rico departamento de La Paz . El general Urdininea
fué nombrado por el presidente Ballivián , su Ministro de
Guerra y al mismo tiempo su Secretario General para la
campaña contra el enemigo . Seguramente la experiencia
edquirida por Urdininea en tantísimas campañas ; sus cono-
cimientos tácticos y el dominio que tenía en el Arte de la
Guerra, influyeron en la victoria de Ingavi mediante inspi-
raciones y consejos dados al general Ballivián .
Producido el triunfo de las armas bolivianas en Ingavi
yenando Ballvián invadió las provincias del Perú , Urdini-
16
62 GENERALES DE BOLIVIA

nea asumió el mando supremo de la Nación mientras la au-


sencia de aquél, por haber sido elegido Presidente del Con-
sejo de Ministros . Gobernó en esta ocasión hasta abril del
año 1842 , habiéndose encargado nuevamente del mando Su-
premo, por tercera vez , en mayo del citado año .
En 1843 desempeñó el cargo de Ministro de Guerra y
luego el de Vocal del Consejo Nacional .
Concurrió a las legislaturas de 1844 y 46 como sena-
dor por el departamento de Cobija .
En los periodos de Belzu y Córdova, fué nombrado Je-
fe Superior,. Político y Militar del departamento de Santa
Cruz , seguramente por desconfianzas de estos caudillos que
quisieron tenerlo alejado del centro de la política acti-
va .
En 1855 desempeñó , por cuarta vez, el cargo de Minis-
tro de Guerra .
En 1862 , el pueblo de La Paz le eligió para que el pre-
sidente Achá abdicara en sus manos la presidencia de Boli-
via .
V

El mayor general don José María Pérez de Urdininea


fué coronel de tres repúblicas : Argentina , Chile y el Perú, y
descendió a la tumba en la ciudad de La Paz el 4 de noviem-
bre de 1865 , a la edad de 81 años .
"He ahí a grandes rasgos la vida del ilustre guerrero ,
que tantos y tan valiosos servicios había prestado a la cau-
sa de la independencia Sud- americana primero, y después
del establecimiento de la república de Bolivia , a la defensa
de su autonomía y al sostenimiento de sus instituciones” .
Mayor General José Miguel de Velasco

( 1795-1859 )

"Los muertos ilustres no se 110-


ran ; se saludan , se aclaman y se ve-
neran".

La historia de los primeros tiempos de la República es-


tá llena del nombre de este venerable y meritorio General,
en la que aparece peleando por la independencia primero ,
en las campañas de la confederación después, y, por último ,
como presidente de la república en varias ocasiones .
Su biografía, así como la de todos los militares que lle-
garon a la presidencia, es ya bastante conocida ; nos limitare-
mos a reseñar brevemente en estas páginas los hechos más
salientes de su vida.
64 GENERALES DE BOLIVIA

II

Nació en la simpática ciudad de Santa Cruz, el 29 de


septiembre de 1795 , e ingresó en 1815 a la edad de veinte
años , al ejército realista de Goyeneche, como Santa Cruz, Blan-
co, Ballivián y otros distinguidos militares en el que ascendió
sucesivamente hasta el grado de teniente coronel .
Atraído por la simpatía que despertaba en su alma la
causa republicana, pasó en 1820 , a servir en el ejército pa-
triota poniéndose a órdenes del general San Martin , liberta-
dor del Perú . Luego, ingresó al ejército que mandaba el
libertador Bolivar, habiendo luchado en Junín y Ayacucho ,
"donde supo ganar sus mejores títulos de valiente y genero-
so " , ascendiendo al alto grado de general de brigada .

III

Constituída la República , el general Velasco fué uno de


los fundadores del Ejército Nacional y cuando la primera
invasión de Gamarra a Bolivia, fué uno de los comisionados
para celebrar el famoso tratado de Piquiza, "vergonzoso pa-
ra los firmantes y humillante para el país y por cuya con-
secunecia tuvo que renunciar la presidencia de Bolivia el
mariscal Sucre".
Ascendido a general de división en 1828 , desempeñó
provisoriamente la presidencia de la república hasta el año
29.
Obtuvo la más alta graduación del escalafón militar,
el año 1831 , ascendiendo a mayor general.
Asistió en las campañas de la confederación a las bata-
llas de Yanacocha y Socabaya. En la primera de estas con-
dujo valientemente al batallón 30. , mereciéndo el aplauso
del mariscal Santa Cruz , quién le condecoró con una meda-
lla de oro orlada de brillantes, con la siguiente inscripción :
"Vencedor en Yanacocha".
El Honorable Senado Nacional, a nombre de la Repú-
blica, le dió el título de Eminente Republicano, otorgándole
además el tratamiento de Excelencia, ( 1835) .
MAYOR GENERAL JOSÉ MIGUEL DE VELASCO 65

En Socabaya desempeñó el cargo de Jefe de Estado Ma-


yor del Ejército Boliviano y fué nuevamente condecorado
con otra medalla de oro y brillantes.
El 2 de abril de 1873 , recibió las insignias de la "Le-
gión de Honor".

IV

En febrero de 1839 , Velasco, que se encontraba en


Tarija con el batallón 50. y el escuadrón "Guías ", no sa-
bemos por que causa, proclamó la "restauración política de
Bolivia" desconociendo el protectorado de Santa Cruz y des-
autorizando la Confederación".
Después del desastre de Yungay y caído Santa Cruz , el
general Velasco se encargó del mando provisorio de la R^ -
pública, habiendo sido proclamado constitucionalmente por
el Congreso reunido en Sucre para el período de 1840-
44 .
Fué entonces que, cuando el Perú concentró sus tropas en
nuestra frontera para invadir nuevamente el territorio boli-
viano, Velasco organizó un ejército de diez mil hombres y
lanzó una proclama al país , en la que concluía : " . . . . recoja-
mos los laureles de la victoria en el campo de batalla y salu-
demos al pueblo peruano, con la amistad y la paz" . Pero
poco después tuvo el grande error de haber felicitado al go-
bierno de Chile por su victoria de Yungay donde sucubieron
tantos oficiales y soldados bolivianos. Esto le concitó el
odio del país , y el 10 de junio de 1841 , se produjo un golpe
de estado, habiendo sido apresado en el palacio de Cocha-
bamba y deportado a la Argentina.

No concurrió a la batalla de Ingavi, por desacuerdos po-


liticos con el general Ballivián ; pero tuvo el patriotismo de
ceder a éste la fuerza de 1,200 hombres de las tres armas ,
que había organizado en el Sud con objeto de volver a con-
quistar el poder perdido y se retiró a Salta "mientras la so-
lución del conflicto con Gamarra" .

17
66 GENERALES DE BOLIVIA

En marzo de 1848 fué nuevamente proclamado para


asumir por quinta vez la presidencia de la República, que la
desempeñó hasta diciembre de 1849 ; pués, traicionado por
su 'ministro de guerra Belzu , fué derrocado por éste en la ba-
talla de Yamparaez .
Revolucionario infatigable, combatió en la oposición a
los gobiernos de Ballivián , Guilarte , Belzu y Córdova , ha-
biendo sido también víctima de ellas ( de las revoluciones )
cuando estuvo en el poder.
"Sus cinco presidencias alternativas en el espacio de
veinte años , dice Morales - nada de memorable han de-
jado para la institucionalidad del país, no obstante la bondad
de sus prestigios que fueron repetidamente premiados por el
pueblo” .
VI

Harto decepcionado de nuestra azarosa política, el bene-


mérito general José Miguel de Velasco se retiró a la vida
privada volviendo al pueblo de su nacimiento, donde falle-
ció súbitamente el día 13 de octubre de 1859 , a la edad de
64 años.
Tal fué la vida de este prócer, que dedicó a Bolivia
los cuarenta y cuatro mejores años de su existencia sirvión-
dola como soldado y diplomático, habiendo regido sus des-
tinos en cinco ocasiones deponiendo sus odios y rencores
Cuando la patris , amenazada por enemigo extranjero , recla-
mó el sacrificio de sus hijos .
Mayor General Sebastián Agreda
( 1795-1872 )

"La grandeza de un pueblo consis-


'e en honrar a los hombres que lo
han hecho grande".

Colocamos a este bravo guerrero entre las figuras más


destacadas de los primeros tiempos de la República, porque
su personalidad ocupó puestos altos e importantes dentro
del ejército en defensa del país .
Aunque carecemos de datos detallados para perfilar la
silueta biográfica de este gran general, describiremos sin
embargo los hechos más salientes de su vida militar, sin
profundizarnos demasiado en los campos de la política re-
volucionaria en la que actuó en grande escala ; pues , al decir
68 GENERALES DE BOLIVIA

del historiador Sotomayor Valdéz, "la historia de las revolu-


ciones de Bolivia está llena del nombre de Agreda " .
Hijo de la "Ciudad Unica", la Villa Imperial de Potosí,
nació el año 1795 y después de hacer sus primeros estu-
dios se enroló como cadete de los ejércitos de la patria a
órdenes de San Martín y trasmontando los Andes llegó a
Chile ; luego pasó a independizar el Perú , ciñéndose con los
laureles de Chacabuco y Maipú.
Alistado en uno de los cuerpos de caballería que man-
daba el bravo Miller, lucha en Junín y Ayacucho conquis-
tando los lauros de estas dos grandiosas acciones bajo la es-
pada protectora del gran Sucre, quien le otorga los grados
de subteniente y teniente, respectivamente , como estímu-
lo a sus heróicas hazañas en los campos de bata-
lla ( 1824 ) . (1)
Proclamada la República, militó juntamente con los Ba-
Ilivián, Guilarte , Sagárnaga, Torrelio y otros habiendo sido
uno de los fundadores del Ejército Nacional.
Ascendido al grado de capitán en 1826 , el presidente Su-
cre le destinó como Segundo Director del Colegio Militar,
que había sido fundado en aquel año por disposición del li-
bertador Bolívar. Permaneció en este puesto hasta 1828
en que , ascendido a sargento mayor graduado , fué nombrado
gobernador de la fortaleza de Oruro, destino que renunció
pocos meses después para combatir a los invasores que
aquel año ocuparon el suelo patrio capitaneados por el go-
neral Agustín Gamarra. Dicha renuncia no le fué acepta-
da.
II

Cuando el mariscal Santa Cruz organizó en 1835 el ejér


cito interventor del Perú, Agreda, que había sido ascendido
a teniente coronel en 1834, fué destinado como jefe del bata-
llón 30. , a cuyo comando marchó a la primera campaña de la

(1 ) El general O'Conor dice en sus "Recuerdos," haber conocido a


Agreda en las filas del regimiento "Dragones Americanos," que en marzo de
1824 se sublevó en Cochabamba contra el Virrey y a favor de la patria.
MAYOR GENERAL SEBASTIAN AGREDA 69

confederación, captándose las simpatías del Protector quien


le encomendó la guarnición del Cuzco ; permaneció en aque-
lla ciudad cerca de un año hasta que , relevado en el coman-
do del 30. por el coronel Margariños, marchó a Bolivia don-
de el Vicepresidente Calvo , que desempeñaba la presiden-
cia de la República por ausencia de Santa Cruz , le encomen-
dó la cartera de Guerra.

III

La Confederación perú - boliviana había despertado


los recelos de la Argentina y Chile. En consecuencia, am--
bos gobiernos resolvieron mandar sus respectivos ejércitos
sobre Bolivia y el Perú, para hacerles la guerra . La Ar-
gentina organizó un ejército de cuatro mil hombres que ,
al comando del gencral Heredia, se dirigió a la frontera bo-
liviana para invadirla por el sud mientras Chile haría lo pro-
pio por el oeste del Perú. A su vez , Bolivia organizó tam-
bien otro ejército con un total de dos mil hombres de las
tres armas y lo movilizó sobre la Argentina bajo el coman-
do del general Felipe Braun,
El teniente coronel Sebastián Agreda, que había solici-
tado asistir a la campaña, fué destinado como Jefe de Esta-
do Mayor ( 1832 ) , y es aquí donde demostró ser un excelente
táctico y un buen estratega por sus sabias y acertadas dis-
posiciones para librar las batallas de Humahuaca, Iruya y
Montenegro en las que las armas bolivianas obtuvieron mag-
nificos triunfos sobre las argentinas ; pues , como dice el
autor ya citado , "el más bello triunfo de aquella campaña , al-
canzado en Montenegro, fué obra de la bravura de Agreda" .
El historiador Subieta, al describir la acción de Monte-
negro, refiere que el teniente coronel Agreda al ver la su-
perioridad numérica del enemigo, que con fuegos certeros
diezmaba a los bolivianos, vistió los cardos del monte con los
kepis y capotes de sus soldados muertos y dejó que en ellos
Se cebara el fuego de las metrallas argentinas que creían te-
ner el frente un numeroso ejército , mientras Agreda con sus
escuadrones hacia una evolución táctica, apareciendo súbita-
18
70 GENERALES DE BOLIVIA

mente a retaguardia de las filas enemigas , sembrando el pá-


nico y desorden en ellas . El enemigo, que ya contaba vie-
toria sobre las escasas guerrillas que tenía al frente aposta-
das tras los cardos que tan bien supo disfrazar el coronel
Agreda, se declaró en derrota.

IV

Proscrito el marscal Santa Cruz después del desastre


de Yungay, en 1839 , se hizo cargo provisoriamente de la
presidencia de Bolivia el general José Miguel de Velasco .
Este supo reconocer los méritos y los patrióticos servicios
de Agreda y le otorgó el grado de coronel, nombrándole Mi-
nistro de Bolivia en el Perú.

Vuelto al país , Agreda fué inconsecuente con Velasco


y trabajó por la vuelta del mariscal Santa Cruz, para lo cual
se puso de acuerdo con el coronel Goytia, edecán de Velas-
co, y con el comandante del batallón 50.; se apoderáron
del Presidente y lo desterráron a la Argentina, ( 10 de junio.
de 1841 ) .

Después de esta rebelión , que tomó el nombre de "Re-


generación", Agreda asumió el mando supremo de la Repú-
blica, mientras llegara Santa Cruz . Pero muy pronto se pro-
dujo el levantamiento general del país a favor de Ballivián
ya los noveinta días éste fué proclamado por el ejérci
to.

Producida la segunda invasión de Gamarra a Bolivia , en


octubre de 1841 , el coronel Agreda solicitó un puesto cual-
quiera en el ejército para combatir al invasor . Pero Balli-
vián, desconfiado y temeroso de la sinceridad de aquél lo
remitió a la fortaleza de Oruro en calidad de preso .

Este fué el motivo por el cual el bravo coronel Agreda


no hubiese concurrido a Ingavi para ceñir en su frente los
laureles de aquella gloriosa victoria.
Concluída la campaña y proclamado Ballivián Presiden-
te de la República, Agreda fué desterrado y vivió en la pros-
cripción hasta 1847.
MAYOR GENERAL SEBASTIAN AGREDA 71

V.

En 1848 Ballivián renunció el mando Supremo a favor


del general Guilarte , quién amnistió a todos los proscritos ,
entre ellos al coronel Sebastián Agreda que había sido nue-
vamente desterrado por haber conspirado contra Ballivián ,
ingresando furtivamente al país .
A su vez , Guilarte fué derrocado el mismo año 48 por
el general Velasco , quien, acompañado de Agreda , se había
dirigido al sud para llevar a cabo sus correrias revoluciona -
rias. En Tupiza dictó Velasco , el 4 de noviembre de 1847 ,
un decreto ascendiendo al coronel Agreda al rango de gene-
ral de brigada.
Nombrado el citado año 48 prefecto de La Paz, Agreda
tuvo el siguiente rasgo heróico cuando estalló una revuelta
encabezada por Belzu, y que demuestra el temple de alma
que le caracterizaba : Intimado para que rindiese la plaza
de la ciudad , ( 12 de octubre de 1848 ) dió la siguiente res-
puesta : "La plaza no se rendirá sino después de que sus
defensores hubiesen sucumbido " ; y alistando la poca tropa
que había en la población se afrontó a la defensa. Pero las

fuerzas revolucionarias, después de una porfiada lucha en


la que el general Agreda hizo lujo de su conocido valor , la
tomáron en momentos en que éste se ponía en salvo apelando
a la fuga.
Dos meses después se llevó a cabo la batalla de Yampa -
raez en la que fueron derrotadas las fuerzas del presidente
Velasco ; derrota que la historia culpa al general Agreda ,
que desempeñaba las funciones de jefe de Estado Mayor,
por que no quiso atacar a las fuerzas rebeldes cuando se
encontraban en las quebradas de Compoco dejando que ellas
ocuparan con toda calma los llanos de Yamparaez. "Se cuen-
ta que a la insinuación que le hacían de no desperdiciar la
oportunidad para el ataque , contestaba :-"Sería una
güenza aprovechar de la situación en que se hallan para ven-
cerlas. Mañana, en franca y leal batalla, cual, corresponde
a los defensores de la ley, las reduciremos a polvo " ( Cama-
cho ) .
72 GENERALES DE BOLIVIA

De todos modos , Agreda defendió al presidente Velas-


co hasta el último momento , y fugó al Perú después de su
derrota.

VI

Decretada que fué la amnistía por el presidente Bei :


zu, Agreda volvió al país y se incorporó en el ejército con
el grado de general de división , en 1849. Pero muy pronto
se dió cuenta de que Belzu no era el hombre para regir los
destinos del país y resolvió trabajar a favor del general Ve-
Jasco. En esta virtud, se puso a la cabeza de 200 chicheños
y atacó la casa de moneda de Potosí defendida por el coro-
nel Gabriel Téllez , pero fracasada su empresa se retiró so-
bre Cochabamba. Durante su retirada tuvo que sostener un
combate en Mizque ( Montecillo ) con un escuadrón enemigo
de 400 hombres que había ido en su alcance desde aquella,
ciudad ( Cochabamba) para oponerse a su marcha; fué derro-
tado en la refriega y pudo fugar nuevamente al Perú .
Desde 1849 y hasta 1861 , Agreda actuó en diversos he-
chos de armas fratricidas . Vencedor unas veces , vencido
otras, luchó incesantemente por los personajes de su sim-
patía. Triste papel por cierto para los militares de aquella
época que no tenían otra misión que ocuparse de política,
encumbrado o derrocando caudillos
Entre los varios episodios de su vida uno de los más
notables es el ocurrido cuando desempeñaba el cargo de je-
fe politico y militar de Sucre el año 1862 durante el gobien-
no de Achá :
El 7 de marzo había estallado la revolución encabezada
por el general Torrelio y el teniente coronel Canales , pro-
clamando a Belzu .
En general Agreda al saber esta novedad , se encaminó
al cuartel de San Francisco, donde estaba alojada la colum-
na amotinada.
Un pelotón de 15 hombres mandados por el teniente
coronel Canales salió a su encuentro y disparó contra Agre-
da , sin herirle. Entonces éste descargó su pistola sobre Ca-
nales , qien logró arrebatarle el arma diciéndole :
MAYOR GENERAL SEBASTIAN AGREDA 73

-Mi general , la revolución es por Belzu . ¿ La acepta


usted o no ?
-No, infame, rugió Agreda.
-Pues dése preso, respondió Canales, conduciéndole al
cuartel.

Una hora más tarde , se presentáron algunos de sus ami-


gos asegurándole que la revolución era general, haciéndole
ver la conveniencia de plegarse a ella para dirigirla. Y sa-
cando uno de ellos una carta de Belzu se la presentó al ge-
neral :

-¿No es usted amigo del general Belzu ?


-No! jamás lo he sido ni lo seré en mi vida ! ...
-Es para usted léala ...
Agreda pasó los ojos por ella y leyó : Señor don ...
Y la tendió con gesto áspero :
-Yo no soy Señor don y nada tengo que ver con
eila ! ...
Le instaron, y leyó unas cuantas líneas : "Estoy resuel-
to a salvar la patria y a practicar el último sacrificio. Usted ,
que es mi amigo verdadero, me ayudará en mi empresa, que
no será difícil cuando haya patriotismo.- Manuel Isidoro
Belzu",
Agreda permaneció sordo a todo requerimiento y los
revoltosos tuvieron que abandonar la ciudad a la cabeza de
500 hombres con rumbo a Potosí.
En cuanto se vió libre , Agreda movió con diligencia al
pueblo, constituyó otras autoridades enemigas de Belzu y
voló a Potosí llegando antes que la columna revoluciona-
ria.
En la refricga salieron derrotadas las tropas del gobier-
no y Agreda corrió a encerrarse en la casa de Moneda de
donde fugó después de haber hecho una heróica resistencia,
dirigiéndose a Cotagaita.
El congreso de 1862 el otorgó el alto rango de mayor
general, habiendo pasado a desempeñar la cartera de Gue-
rra al lado del presidente Achá, quien le guardaba considera-
ciones y rspetos por sus heroicidades e importantes servi-
19
74 GENERALES DE BOLIVIA

cios ; pues Agreda era el elegido por Achá para sucederle


en la presidencia de la República.
El asalto audáz que hiciera Melgarejo a la silla presi-
dencial el 28 de diciembre de 1864 , vino a frustrar la can-
didatura de Agreda. Este, después de haber hecho lo posi-
ble por restaurar el ordes alterado , volando a Patria para mo-
vilizar los cuerpos acantonados allí y lanzarse en socorro de
Achá, que encerrado en el palacio de Cochabamba resistía a
las fuerzas de Melgarejo, se retiró a la vida privada decep-
cionado por la política de su país.

VII

Retirado del ejército hasta 1870, se plegó en este año


a la política de Melgarejo , quién después del sangriento com-
bate de Potosí le encomendó la jefatura de la plaza y de las
fuerzas melgarejistas .
La última aventura política de Agreda fué en la acción
militar de Alpacani, cuando la rebelión estallada en Cotagai-
ta y encabezada por los generales Campero y Rendón contra
la dominación de Melgarejo.
Dueño de una considerable fuerza, Campero se dirigió
sobre Potosí, mientras Rendón organizaba nuevos elementos
en Cotagaita. Llegó a las inmediaciones de la ciudad el 18
de enero de 1871 a la cabeza de dos batallones de infante-
ría y otros tantos de caballería.
Al saber la aproximación de Campero, Agreda salió
de Potosí con sus fuerzas y fué a situarse a las alturas de
Alpacani, próximas a la ciudad.
El primero en romper los fuegos con su artillería fué
Agreda, mientras las tropas de Campero avanzaron en tira-
dores hasta ponerse a tiro de fusil. Después de media ho-
ra de un violento y sangriento choque por ambas partes , las
fuerzas de Agreda se declararon en derrota dejando cerca de
15 muertos, 25 heridos y más de 110 prisioneros entre los
que se encontraba el mismo general Agreda ( 19 de enero
de 1871 ) .
MAYOR GENERAL SEBASTIAN AGREDA 75

Nuevamente retirado a la vida privada del hogar, esta


vez en definitiva, la muerte le sorprendió en 1872 a la edad
de 67 años .
"Físicamente , dice Arguedas - el general Agreda era
de estatura baja, bien formado, esbelto dentro de su peque-
ñéz, muy moreno, de bigote cano y corto . Le llamaban fa-
miliarmeste enano y le entusiasmaba mostrar sus adornos y
entorchados auríferos de general y presentarse a caballo
precedido de brillante escolta. Como militar era discipli-
nario hasta el fanatismo , no concedía al consejo más im-
portancia que el que correspondía al grado militar de quién
lo daba. Mas de una batalla había perdido por no querer .
ceder al aviso de sus subalternos .
"Se distinguia por su honradéz y valor militar. Su vi-
da no era sino una batalla constante, sin punto de reposo, be-
llamente ejemplar ..."
Mayor General José Gabriel Téllez

( 1800 -... )

"La primera de todas las virtudes


es la abnegación por la patria."

( Napoleón ) .

Este intrépido e incansable luchador de la independen-


cia, fundador del Ejército y actor principal en las páginas
de la historia militar de Bolivia, es otro de los pocos militares
que llegaron a obtener la más alta gerarquía en el escalafón
del ejército .
Hijo de la legendaria ciudad de Potosí, nació, allá por
el año 1,800 y sentó plaza a la edad de 18 años en las tro-
pas patriotas que luchaban día y noche por conquistar la li-
bertad. Tomó parte en muchísimas acciones de guerra, ha-
biendo sido ascendido al grado de subteniente de infanteria.
en 1821 , grado con el que fué hecho prisionero de los rea-
listas en la acción de Torata y remitido en calidad de preso
a la isla Estévez, situada en el lago Titicaca.
MAYOR GENERAL JOSÉ GABRIEL TÉLLEZ 77

Recuperada su libertad a consecuencia de la capitula-


ción de los españoles en Ayacucho, Téllez se incorporó , en
enero de 1825 , a la Legión Peruana cuando pasaba por la
ciudad de Puno la división que vino del Perú acompañando
al mariscal Sucre bajo el comando del coronel O'Connor,
habiendo sido ascendido al grado de teniente.
Poco tiempo después esta división fué destinada a
guarnecer la plaza de Tupiza y se puso en marcha en abril
del citado año ; Téllez dió en este viaje la primera nota dis-
ciplinaria, habiendo sido puesto a disposición del Mariscal ,
como se ve en la siguiente relación que hace el general
O'Connor :
"...En Vitiche di una orden general prohibiendo a
los jefes y oficiales que ninguno se separa de su compa-
ñía. Por la noche, para cerciorarme si se daba cumplimien-
to a la orden del día, salí de mi tienda de campaña a rondar
los cuerpos y encontré que el teniente José Gabriel Téllez
no estaba ya en su compañía. Al día siguiente , antes de
seguir la marcha , hice llamar al expresado teniente y le dí
una nota para entregar al general Sucre en Potosí, en là
que le decía que lo mandaba por que no quería en mi divi-
bión oficiales insubordinados" .
Desde esta época y hasta que ascendió al grado de sar
gento mayor, Téllez militó en diferentes unidades del na-
ciente ejército nacional, obteniendo ascensos por la ener-
gía de su carácter que comenzaba a demostrarse en forma
altiva, torpe, enérgica y audáz.
Años más tarde , en 1829 , Téllez fué ascendido al gra-
do de sargento mayor y destinado como tercer jefe del bata-
llón No. 2 "Cazadores de la Guardia" , habiendo captádose
le antipatía y mala voluntad, tanto de los oficiales como de
la tropa, por su carácter despótico, terco e irrasible, hasta
que la mañana del 2 de mayo del citado año provocó la su-
blevación de dos compañías del indicado batallón que guar-
recía la ciudad de La Paz. Subleváronse las compañías , a
la voz de los oficiales más audaces y prorrumpiendo en gri-
tos y amenazas contra los jefes , trabaron lucha con las de-
más compañías no sublevadas ; después de media hora de
20
78 GENERALES DE BOLIVIA

combate emprendieron la fuga en dirección a Cochabam-


ba. Averiguado el motivo de la sublevación, mediante suma
rio, resultó que el mayor Téllez había agraviado a los oficia-
les del batallón, llevado por su carácter agrio y perverso ,
ejerciendo ultrajes bastante torpes con la tropa.

II

Hizo todas las campañas de la confederación asistien-


lo a las batallas de Yanacocha, Uchumayo, Socabaya y otras
en las que conquistó varias medallas y condecoraciones en
premio a su arrojo y valor, habiendo sido ascendido al gra-
do de teniente coronel graduado, antes de la batalla de Yun-
gay, librada en enero de 1839.
En 1841 conquistó el grado de coronel efectivo en los
campos de Ingavi y durante la campaña de seis meses en
territorio peruano . Vuelto a la patria comenzó a cons -
pirar contra el presidente Ballivián invocando los nombres
de Velasco , Santa Cruz , Belzu y otros caudillos. Por fin,
en diciembre de 1848 , se plegó a las fuerzas revolucionarias
de Belzu y fué uno de los más celosos combatientes en Ya-
paraez donde el belcismo derrocó al presidente Velas-
Co.
En premio a su magnífico comportamiento en aquella
acción, Belzu , lo elevo al rango de general de brigada ( 1849 )
haciéndole su Ministro de Guerra. En esta alta situación Té-
llez cometió muchos excesos "no dando cabida en su corazón
sanginario y perverso al sentimiento de la clemencia y la pie-
dad" , pués , como veremos más adelante, cuando se cometió el
atentado contra la vida del presidente Belzu en la alameda de
Sucre, quedó como árbitro de los destinos del país por haber
sido nombrado Presidente del Consejo de Ministros y Ge-
neral en Jefe del ejército, mientras durará la enfermedad
del Presidente .
En esta circunstancia fué sentenciado a la pena capital
don Benito López, sindicado en el atentado contra Belzu ;
MAYOR GENERAL JOSÉ GABRIEL TÉLLEZ 79.

el general Téllez hizo cumplir inexorablemente la pena con


el infeliz López, pues "ni la solicitud personal de un grupo
de señoras de la más alta sociedad chuquisaqueña ; ni los
ruegos de la anciana madre ; ni las súplicas de la jóven es-
posa, pudieron conseguir la conmutación de la pena del im--
placable Téllez que con sus actos de crueldad buscaba me-
dios de recomendarse ante el concepto de Belzu . Este ,
premiando su adhesión e incondicionalidad, le ascendió a la
alta clase de general de división en fecha 3 de octubre de
1850.

Al fin, el poder legislativo , alarmado por los desma-


nes cometidos por el sanguinario militar, votó una resolu-
ción suspendiendo el poder concendido al general Téllez ,
presidente del Consejo de Ministros , "para evitar tanto exceso
realizado en nombre del consejo ;" cuando Téllez supo que
se discutía esta resolución en las cámaras , montó en cólera
y destacó dos compañías de fusileros al local del congreso
con la orden de disolverlo y hacerle fuego es caso de resis-
tencia. El general Lanza, que debía cumplir este mandato ,
se limitó simplemente a prender a los autores del proyecto,
invadiendo para ello la sala de sesiones .

Después de un periodo de terror en la Capital de la Re-


pública, volvió Belzu, curado ya de sus heridas, a la ciudad.
de La Paz , donde convocó a una Convención Nacional , la
que se reunió el 16 de julio de 1851. Esta Asamblea, después
de aprobar los actos del Gobierno, ascendió al gene-
ral Téllez al alto grado de mayor general , por resolución de
6 de septiembre del citado año 51 !

III

El mayor general José Gabriel Téllez siguió desempe-


ando puestos dentro del ejército y tomando parte activa
en la política de aquella época ; fué el sostén más firme del
belcismo y vivió conjurando las inumerables revoluciones es-
-80 GENERALES DE BOLIVIA

talladas para derrocar al caudillo, habiendo sido premiados


sus servicios , en julio de 1853 , con una medalla de oro guar-
necida de brillantes "en premio a sus importantes servicios
a la Nación ” .
Caídos los gobiernos de Belzu y su sucesor Córdova ,
en 1857 , Téllez se retiró a la vida privada y vivió algunos
años saboreando el amargo pan del destierro, hasta que fa-
lleció en edad avanzada.
Mayor General Gonzalo García Lanza

( 1808-1858 )

"Duerme sin remordimientos, sin


inquietud , sin zozobra, tú el des-
cendiente de los próceres america-
nos",

El nombre del meritorio general don Gonzalo García


Lanza, que fué "Benemérito de la Patria en grado heróico
y eminente" , es otra de las reliquias que debe guardar el
ejército en los anales de su historia militar, por que fué hon-
ra y prez de la Patria a la que sirvió con abnegación y
sacrificio. Lanza abrió las puertas de la era republicana co-
mo fundador de Ejército Nacional y como uno de los valero-
sos actores en San Roque de Ocom'isto, donde el soldado.
bolivanos "venció a los vencedores de catorce años".

Si bien tuvo el error de haber acompañado al caudillo


del sexenio sosteniéndolo a sangre y fuego y de haber sido
el autor de la destrucción de los archivos de Chuquisaca , al
21
82 GENERALES DE BOLIVIA

decir de Arguedas , no por eso la figura de Lanza deja de


ser una de las más meritorias de entre los militares de los
primeros tiempos de la República.

II

Vino al mundo el 10 de enero de 1808 , año en que su


padre don Gregorio García Lanza, en compañía de Murillo
y otros potriotas , dió principio a la épica guerra de los quin-
ce años para arrancar las cadenas con las que España oprimia
a la América .
Fué su madre la respetable matrona doña Manuela Ma-
ría Campos, otra de las damas que prefirió sacrificar la paz
de su hogar y su fortuna para hacer triunfar la causa de la
libertad , habiendo sido llevado a la pila bautismal por su
tio Victorio Lanza, también protomártir sacrificado en aras
de la libertad en aquél año de la inmortal revolución .

A los siete años cumplidos Gonzalo ingresó a la es-


cuela de San Francisco donde aprendió las primeras letras ,
habiendo cursado más tarde la instrucción secundaria en el
colegio Seminario ,

III

Impulsado por el cariño y afición que profesaba desde


pequeño a la carrera de las armas , resolvió abandonar el co-
legio, y una mañana del mes de agosto de 1823 , se presen-
taba el niño Lanza en el ejército llamado "Intermedios ", que
vino del Perú a órdenes del general Andrés Santa Cruz.
Tuvo su bautismo de fuego en la batalla de Zepita, ha-
biendo el jóven cadete revelado energía de carácter y gran
valor en la desastroza retirada que siguió a este hecho de
armas en agosto de 1823.
En el combate de Falsuri, llevado a cabo en octubre
del mismo año, " donde cesando los fuegos se combatió a
la bayoneta calada, con un extraordinario arrojo y una “in-
fernal obstinación " por parte de los patriotas ", Lanza mos-
MAYOR GENERAL GONZALO GARCÍA LANZA 83

tró su sangre fría, peleando con denuedo y valor, habiendo


sido acreedor al ascenso a sargento 10.
En 1825 , lo vemos incorporado al batallón 1o . de la
"Guardia" , que fué el primer cuerpo fundador del Ejército
Nacional, en compañía de Sanjinés , Prudencio, Juan José
Pérez y Belzu .
Obtuvo las insignias de subteniente después de la ac-
ción de San Roque de Ocomisto , en la que fueron duramen-
te castigados los batallones colombianos "Boltigeros" y
"Numancia " , que la noche del 24 de diciembre de 1827 se
amotinaron dando vivas al Perú .

"Aquí comienza verdaderamente - dice Crespo la vida


militar, activa e intensa, de Lanza, quien en el primer pe-
ríodo de la historia ocupa el segundo lugar entre los jefes
que, como Santa Cruz , Ballivián y Urdininea, actuaron en
primera línea, dando fisonomía propia a toda una época glo-
riosa en que Bolivia luce sus armas con brillo, en las cam-
pañas de la Confederación perú-boliviana primero y de In-
gavi después . No hay en esas campañas una sola acción de
armas en que Lanza no se hubiese distinguido por su biza-
rría y su temerario valor".

Formó un respetable hogar uniéndose en matrimonio


con la señorita Juana Cortadellas , a fines del año 1829 .
Militar valeroso e intrépido, ganó uno a uno los gra-
dos de teniente , capitán y sargento mayor, en las batallas
de Yanacocha , Ninabamba, Uchumayo y Socabaya.

En la batalla de Yungay, donde sucumbió derrotado


ei ejército de la Confederación, Lanza cayó prisionero y fué
conducido a Casas Matas ; allí permaneció hasta fines del
año 39 .

IV

Vuelto al seno de la patria, se incorporó al ejército y


siguió militando en sus filas , habiendo obtenido el ascenso
a teniente coronel en 1840 , otorgado por el presidente Ve-
lasco .
84 GENERALES DE BOLIVIA

Cuando la invasión del ejército peruano al mando de


Gamarra, Lanza fué uno de los mas ardorosos e infatigables
colaboradores del general Ballivián para organizar e instruir
al ejército que el 18 de noviembre de 1841 , escribiera la pá-
gina más brillante de la historia militar de Bolivia.

Allí, como en otros campos de batalla , el alma de Lan-


za se transfiguró en héroe , ayudando al ejército de su patria
a conseguir los laureles de la victoria. Era segundo jefe
del batallón 90. , comandado por Belzu .

El Vencedor de Ingavi , luego de premiarlo con el grado


de coronel le nombre su edecán.
En esta época de su vida y cuando ya había conquis-
tado una alta posición en el ejéricto , se vió envuelto en los
azarosos vaivenes de la política en la que jugó importante
papel hasta que, después de la batalla de Yamparaez, fué
ascendido a la alta clase de general de brigada en 1848 .
Nombrado Comandante General de Oruro supo defen-
der al gobierno con energía combatiendo a los demagogos
que conspiraban por asaltar el poder.
Por resolución Legislativa del Congreso de 1850 , fué
honrado con el ascenso a general de división y pasó a ocu-
par la cartera de Guerra.
Lanza terció en 1855 como candidato a la presidencia
de la república, en rivalidad con Linares y Córdova ; pero
elegido este último y no aviéndose con su gobierno, tuvo que
emigrar al Perú, conspirando desde allí a favor de Lina-
res .
Sus amigos le dirigían comunicaciones aconsejándole
que en lugar de trabajar a favor de Linares , lo hiciese por
mismo , ofreciéndole secundar y ayudarlo en sus trabajos.
Lanza, caballeroso y sin ambiciones, les respondía casi siem-
pre con estas palabras :
"Mi padre ha sido uno de los caudillos de la indepen-
dencia y una de las víctimas decapitadas en La Paz el
el año 9. Mi tío el general Lanza ha hecho también la
guerra de la independencia, y ha muerto en Chuqui-
saca el año 28 defendiendo la libertad naciente de Bo-
MAYOR GENERAL GONZALO GARCÍA LANZA 85

livia, bajo la administración del general Sucre . Mu-


chos deudos míos han sido mártires de la patria. Yo
no puedo ser infiel a las gloriosas tradiciones de mi fa-
milia, sosteniendo el despotismo o apoderándome a la
fuerza de los destinos de mi país . Mal me conocen los
que se proponen tentar mi ambición personal , para da-
ñar a la causa pública" .

El 28 de diciembre de 1864 , Melgarejo asaltó el poder y


se hizo dueño de los destinos de Bolivia.
No se puede comprender porque aberración el general
Lanza, después de su anterior declaración , tuvo el error, co-
mo hemos dicho antes , de haber sido uno de los sostenedo-
res del melgarejismo. Dada su inteligencia, su patriotismo
y el concepto elevado que tenía de lo que significa gobernar
un pueblo, era de esperar que el general Lanza se pusiese al
frente del " caudillo bárbaro " a quien Bolivia debe hasta hoy
su infortunio.
Pero no fué así. Al contrario , acompañó a éste en la
Cantería, en las Letanías y en las barricadas de La Paz. Mel-
grejo, dice Crespo , a quién seguimos de cerca - lo estimaba
y respetaba en sumo grado y en más de una ocasión manifes-
fó que a él le trasmitiría la presidencia.
Lanza fué ascendido al alto grado de mayor general el
22 de octubre de 1865 .

VI

Cuando estalló la guerra de 1879 el general Lanza nɔ


pudo ofrecer su concurso personal en el mismo campo de ba-
falla por que se lo impedía ya su avanzada edad y, más que
todo, su salud bastante quebrantada a consecuencia de los
50 años de servicios que tenía prestados al país. Aunque es-
los motivos , no fueron suficientes para impedir que el des-
cediente de los próceres de la independencia manchara sus
brillantes servicios en los postrimeros años de su vida, toman-
22
86 GENERALES DE BOLIVIA

do parte entre los sublevados que el 12 de marzo de 1880 se


alzaran contra el orden público distrayendo una parte del
ejército en luchas fratricidas , cuando era urgente su coopera-
ción contra el enemigo común, en las costas del Pacífi-
0.
Fué designado por los jefes revolucionarios como Co-
mandante General.
A consecuencia de estos acontecimientos se retiró a la
vida privada y sus últimos años fueron tranquilos, aunque no
exentos de tribulaciones y de infortunios .
Falleció en la ciudad de La Paz el 20 de noviembre de
1885 a los 77 años de edad.
"El mayor general Gonzalo Lanza- dice el autor antes
citado no era un genio militar ni un gran estratega ; pero
tampcoo pertenecía al grupo de los generales anónimos y
de pacotilla. El tenía su prestigio propio ; y su popularidad
en las filas del ejército no tenía límites .
“Además , era un valiente a carta cabal . Su cuerpo es-
taba cubierto de horrorosas cicatrices y en su pecho resplan-
decían muchas medallas adquiridas en los campos de bata -
lla" .
Mayor General Pedro Olañeta

( 1812-1867 )

"La espada que desnuda no se vis-


tió de sangre, vuelve vergonzosa a la
vaina ; si no ofende al enemigo , ofen-
de al amor propio". ...

El general dom Pedro Olañeta , viejo militar de larga ca-


rrera, pertenece a esa primera generación de bravos que des-
pués de haber recorrido el escalafón del ejército desde el pri-
mer y hasta el último puesto jerárgico, rindió la vida en avan-
zada edad .
Sentimos no tener a la vista datos más detallados sobre
su actuación militar durante su vida, y nos concretaremos en
estas páginas a reseñarla brevemente : Descendiente del cé-
lebre general realista Pedro Olañeta, nació en la opulenta ciu-
dad de Potosí, allá por el año 1812 , y después de cursar en
88 GENERALES DE BOLIVIA

algunos colegios ingresó al ejército que organizara el maris-


cal Santa Cruz en los primeros años de su administración, ha-
biendo tomado parte en todos los hechos de armas llevados a
cabo durante las campañas de la Confederación . En cada
combate o batalla Olañeta supo conquistar un grado por su
brillante actuación , de tal suerte que en octubre de 1839 as-
cendió al grado de capitán de caballería.
Fué un heróico defensor de su patria y como tal tomó
arte en la campaña de 1841 , manejando bizarramente su es-
cuadrón de caballería contra las huestes peruanas en los lla-
nos de Ingavi hasta conseguir el triunfo sobre ellas ; su he-
roismo le valió el ascenso a comandante.
Desde este momento prestó importantes servicios en el
ejército desempeñando el comando en algunas unidades V
captándose la simpatía del presidente Ballivián , quién supo
premiar sus servicios otorgándole el grado de teniente coro-
nel graduado, en 1844 y efectivo en 1846.

II

Envuelto en las revoluciones que se desencadenaron en


los últimos años del gobierno de Ballivián, le vemos actuan-
do en la batalla de Yamparaez defendiendo al presidente Ve-
lasco , aunque parece que cometió la indignidad de pasarse a
las fuerzas de Belzu cuando notó que la victoria se pronun-
ciaba a favor de éste , según se desprende del parte oficial
elevado por el vencedor en diciembre de 1848. Olañeta fué
pues inconsecuente y desleal para el gobierno que le había
sabido distinguir elevándolo al rango de coronel.
Once años más tarde, en noviembre de 1859 , le vemos
actuar valerosamente defendiendo al presidente Linares ,
cuando el ataque efectuado a la ciudad de Potosí por los co-
roneles belcistas Ravelo , Valencia, Palma y otros ; pues para-
petado en la casa de moneda luchó furiosamente durante va-
rias horas hasta que, vencido por la superioridad enemiga.
tuvo que rendirse y entregar la plaza.
Mas tarde, en 1861 , cuando gobernaba el presidenta
Achá, le vemos nuevamente tomando parte en la revolución
MAYOR GENERAL PEDRO OLAÑETA 89

estallada en Sucre, como auxiliar del argentino Ruperto Fer-


nández , a quien ayudó a tomar la columna de esa plaza pro-
clamando la presidencia de éste "en medio de la bullisiosa al-
gazara de sus parciales que echaron a vuelo las campanas" ;
pero fracasada la revolución por haber fallado otros movi-
mientos preparados en La Paz y Potosí y fugado que hubo
Fernández dejándole malamente comprometido , Oloneta dió-
se a la tarea de mostrarse activo y celoso en restablecer la
tranquilidad del vecindario, para luego sin poder responder
de su conducta desleal para con el Gobierno, escribir llana
mente esta carta típica al jefe de las tropas constitucionales
que habían tomado posición de Potosí y avanzaban dispues-
tas a castigar la actitud de los revolucionarios :
"Señor General : Arrastrado atrozmente , como sucede
con los hombres, me he visto sin saber cómo comprometido ,
contra mi voluntad , en la farza que se ha operado en estos
días. Hoy, señor general, sometido a las deliberaciones
que U. S. quiera tomar de mi individuo, como soldado que
soy, no he tenido otro interés que el conservar el orden pú-
blico, después de la fuga de los principales cabecillas de la
revoluciós de 30 del pasado , esperando que U. S. sabrá con-
siderarme con las garantías que le están en sus manos y
querer a los que vuelven del letargo y engaño ..."

III

Cómplice de Melgarejo, cuando éste asaltó el poder en


diciembre de 1864, Olañeta fué ascendido a general de bri-
gada y se encontró como Jefe de Estado Mayor en el combate
del 27 de marzo de 1865 , donde rindió la vida el general Bel-
zu, habiendo conseguido el triunfo de las armas gobiernistas ;
después de esta acción siguió desempeñando el mismo cargo.
hasta 1865 en que fué nombrado Misistro de Guerra del ti-
rano, ante quién intercedió para salvar la vida del general
Campero cuando aquel quizo hacerlo fusilar en Paria.
Actuó en el combate de las canterías de Potosí y es uno
de los hombres señalados por la historia como culpable de

23
90 GENERALES DE BOLIVIA

los crímenes hechos en aquella masacre con la juventud de


Bolivia.

Reelegido en su cargo de Ministro de la Guerra, Ola-


ñeta se batió contra el general Arguedas en la batalla de
las Letanías después de cuyo triunfo fué premiado por el
tirano otorgándole el alto grado de mayor general.
Acompañaba a Melgarejo en un viaje de recreo que
éste hizo a las quebradas de Sapahaqui y Caracato, habien-
do decesado en este último punto el 22 de julio de 1867 ,
a la edad de 55 años . Sus restos fueron trasladados a la
ciudad de La Paz , donde se le hicieron honores fúnebres
con toda la pompa del caso , habiendo asistido a sus funera-
les los poderes públicos y el cuerpo diplómatico . El coronel
Juan José Pérez fué el que llevó la palabra en nombre del
Ejército .
Tal fué la vida del mayor general don Pedro Olañeta,
quien después de haber actuado valerasamente en casi to-
das las campañas internacionales que sostuvo su patria en
los comienzos de su vida republicana, abdicó de sus senti-
mientos patrióticos poniendo su espada al servicio del más
infame caudillo que hubo en Bolivia, a quien este desventu-
rado país debe sus desmembraciones territoriales .
Mayor General Eliodoro Camacho

( 1831-1899 )

"Recorran los militares todos los


fastos de las naciones y verán que
el amor a la patria fué la inspira-
ción de los héroes que admira-
mos".

La figura de este héroe se destaca como una de las más


venerables de entre las de los militares que merecen el re-
cuerdo y la impercedera gratitud de los bolivianos ; pues la
historia patria aún no ha juzgado ni calificado definitiva.
mente su actuación desde que se iniciara en la carrera mi-
litar.
Los datos que consignamos aquí resultarán muy pá-
lidos al lado de otras biografías , pero no importa; por que
92 GENERALES DE BOLIVIA

es largo y difícil bosquejar con exacto y vivo colorido la


vida de un patriota honrado como fué el general don Elio-
doro Camacho .
Nacido el 4 de noviembre de 1831 en un hogar respe-
table, le caracterizó desde niño la honradez y la lealtad que
heredó de sus antepasados.
Fué su cuna el atrayente pueblo de Inquisive, del de-
partamento de La Paz, y sus padres don José María Cama-
cho y doña María Angela Meza.
Llevado por ellos a la ciudad de Cochabamba ingresó
al colegio "Sucre " , fundado en 1828 , donde cursó la pri-
maria. Luego ingresó a la Universidad de San Simón, donde
emprendió el estudio de las leyes y hallándose próximo a
obtener el título de Abogado , estalló la revolución setem-
brista a favor del doctor Linares . Esta revolución fué muy
popular entre el elemento universitario de Cochabamba , el
cual comisionó a Camacho para que se entrevistara con Li-
nares ofreciéndole la adhesión de todos los estudiantes .
Camacho fué acogido por el caudillo con singular defe-
rencia, habiéndo sido destinado por éste , directamente con
el grado de capitán, para que organizara las barricadas de
esa ciudad . ( septiembre de 1857 ) .

II

Fué desde entonces que el capitán Camacho demostró


ser un especialista para organizar ejércitos , razón por la
que, triunfante la revolución , fué destinado como oficial
del Estado Mayor General, apesar de haber pedido insisten-
temente su retiro de la carrera de las armas para continuar
con sus interrumpidos estudios de Derecho .
Su petición no le fué aceptada por el presidente Lina-
res .
Años más tarde , en 1863 , el presidente Achá le ascen-
dió al grado de sargento mayor.
Le caracterizó siempre, en todos los actos de su vida .
el valor imperturbable y frío , así como la visión clara e in-
teligente del táctico y del estratega ; es por eso que su vi
MAYOR GENERAL ELIODORO CAMACHO 93

da militar está llena de episodios que revelan su audacia y


temple de alma, como se ve en la siguiente anécdota refe-
rida por su biógrafo Lemoine , aunque desgraciadamente
en una acción de armas fratricida :
".... En el asalto de las barricadas de Cochabamba
(septiembre de 1857 ) , al notar Camacho la indecisión de
su tropa para pasar una boca calle , exclamó dirigiéndo
se a los suyos : ¡ Carguen ! ! Carguen ! repitió levantando
nervioso y convulso el filo de su espada ; y viendo que no
era obedecido y que el momento era supremo , les dijo :
"Compañeros, esos soldados no sirven... y esas balas no
matan.... y en prueba de ello voy ha cubriros con mi

cuerpo para que paséis por detrás. Y se puso jadeante


en media calle ; los soldados, con ese heróico ejemplo , pasa-
ron y la barricada fué tomada. El dios de la Guerra debió
haberlo contemplado risueño y satisfecho en su actitud" .
A fines de 1865 , Melgarejo le ascendió a teniente co-
ronel, pero por sus ideas liberales y su resistencia para aca-
far el régimen despótico del tirano fué expatriado hasta
1871 , en que volvió a la patria para combatir al melgarejis-
mo habiéndose batido con su acostumbrado valor en las
barricadas del 15 de enero de 1871 , en las calles de La Paz .

Aquí se hizo acreedor al ascenso al grado de coronel,


que le otorgó el general Morales después del combate,
por su arrojo y desprecio por la muerte. Este ascenso fué
ratificado por la Asamblea reunida al siguiente año. ( 1872 ) .

Diputado por la provincia de Mizque , asistió como tal


a la citada Asamblea de 1872.
En 1873 fué Comandante de las fuerzas de La Paz y
luego Ayudante General del Ministerio de Guerra.
Al año siguiente , el Gobierno le encomendó una im-
portante comisión que tenía por objeto examinar e informar
sobre el trabajo del ferrocarril de Mejillones , comisión que
la desempeñó a satisfacción del país por su versación en
la materia .
Vuelto al interior del país , desempeñó el cargo de Mi-
nistro de la Guerra .

24
94 GENERALES DE BOLIVIA

En 1876 pidió su retiro de las filas del ejército para


salir fuera de la patria y establecerse en la república de Chi-
le.
III

Tres años vivió alejado de su tierra y del Ejército , has-


ta que el año 1879 funesto y aciago para Bolivia, en el que
después de ser azotada por el hambre y las epidemias tuvo
que sostener una desigual e injusta guerra defendiendo
su codiciada riqueza y lo que valía más : su soberanía y do-
minio del mar ..... ; en este año , decimos , Camacho se vió
obligado a volver a la patria.
Fué uno de los que se apresuró en formar entre los
primeros patriotas que ofrecieron a la Patria su sangre y
su vida y marchó a las costas del Pacífico como Jefe de la
"Legión Boliviana".
En la batalla del "Campo de la Alianza " , librada el 26 de
mayo de 1880 , surgió la heróica figura del militar prepara-
do e inteligente , explanando el plan de ataque al enemigo ,
conforme a las reglas de la táctica de aquella época ; pero
desgraciadamente prevaleció el plan de "otro menos militar"
y... fué el desastre ! Pero eso no le desalentó ni amenguó
su patriotismo y combatió heróicamente al lado de sus tro-
pas desempeñando cargo de Comandante en Jefe del
ejército boliviano , habiéndo caído gravemente herido en el
mismo instante en que sus labios acababan de exclamar es-
las palabras : "Prefiero morir antes de ver la derrota".
Así herido , fué conducido al interior de Chile en cali-
dad de prisionero, donde permaneció largo tiempo.
Restituído a la Patria, la Convención Nacional reunida
en 1880 premió sus sacrificios ascendiéndole a general de
brigada, mientras que el presidente Campero le destinaba
nuevamente como comandante en Jefe del ejército que de
bía ser reorganizado para proseguir la guerra .

IV

Las opiniones del general Camacho tuvieron una in-


fluencia decisiva en la política del país. Habiendo propues-
MAYOR GENERAL ELIODORO CAMACHO 95

to su nombre el Partido Liberal en dos ocasiones para pro-


clamarle presidente de la República, no aceptó ; pués él , co-
mo hombre integro y honrado que era, decía que no sería
jamás presidente de Bolivia mientras no fuera elegido me-
diante voto popular en toda la República.
Los azares y suceptibilidades de la política hicieron que
en 1892 , fuera confinado a la colonia Crevaux, en el Gran
Chaco.
En 1899 , por voto unánime de la Convención Nacio-
nal reunida después del triunfo de la revolución federal, ob-
tuvo el último grado de la gerarquía militar y fué ascendido
a la alta clase de mayor general .
El Partido Liberal fundado por él, y por cuyo triunfo
había luchado durante tantos años , acababa de subir al po-
der ; pero, en cambio, agobiado por las enfermedades , acha-
coso yá y aún harto decepcionado , el general Camacho fa-
lleció en la ciudad de la Paz el 13 de noviembre de 1899 ,
a la edad de 68 años .
V

Camacho supo descollar por su talento : ha sido perio-


dista y dejó escritas algunas obras , entre ellas el "Arte Mili-
tar" y "Reseña Crítica de la Historia Militar de Bolivia" ,
en las que hace ver sus profundos conocimientos tanto tác-
ticos como estratégicos, así como algunos preceptos mili-
tares bastante avanzados para esa época.
El general don Eliodoro Camacho fué un militar "co-
rrecto, de lenguaje filosófico y clara inteligencia ; física-
mente, tenía un aspecto bastante agradable e impresionan-
te . Era más alto que bajo, rubio, de cabellos risados , ojos
claros , mirada imponente y ademanes nobles ".
Tal es la figura biográfica de ese soldado de honor y
de ese patriota de corazón , que la hemos trazado muy im-
perfectamente y a grandes rasgos .
Su nombre. será siempre una gloria militar para Boli-
via.
O

Mayor General José Manuel Rendón

( 1826-1908 )

"La historia de una nacionalidad


es la síntesis de la vida noble y fe-
cunda de sus hijos preclaros".

El mayor general José Manuel Rendón, que perteneció


a la segunda generación militar de Bolivia, fué otro de los
más respetables jefes del ejército, no por que hubiera ae-
tuado en alguna campaña internacional sinó por que fué
un soldado honorable que ocupó altos puestos en el ejérci
to y en la administración nacional , distinguiéndose siempre
por su alta honorabilidad y competencia en todos los pues-
tos que le tocó desempeñar.
MAYOR GENERAL JOSÉ MANUEL RENDón 97

Tenía "oratoria sencilla, familiar, insinuante y persua-


siva y como dice Moya : "fué uno de los representantes de
aquella raza de militares duros en la pelea, brillantes en los
salones, ansiosos de poder y de gloria, que no tenía nunca
una hora tranquila, ni hubiera encontrado a nadie que le
hase un céntimo por la sencilla razón que la tenía casi siem-
pre en peligro".

Pero veamos, a grandes rasgos , quién fué este distin-


quido y meritorio servidor de la patria.
Hijo del coronel don Manuel Rendón y de doña María
de las Mercedes Camacho, nació en la pintoresca y bella-
ciudad de Cochabamba el 6 de junio de 1826. Trasladado
por sus padres en la edad de la adolecencia a la vecina re-
pública del Perú , vivió varios años en la ciudad de Lima
donde hizo su educación.

Vuelto a su país a la edad de 17 años , ingresó en 1843


a la Escuela Militar fundada por el general José Ballivián ,
habiendo descollado en este instituto por su inteligencia y
espíritu militar entre sus compañeros de armas, y alcanza-
do sus grados militares uno a uno , hasta llegar a la más
alta gerarquía contemplada en el escalafón del ejérci-
to.
Capitán en 1854, tomó parte en varias revoluciones du-
rante el gobierno de Córdova a favor del doctor Linares,
habiendo sido sentenciado , en compañía de varios conju-
rados, a la pena de muerte por el consejo de guerra reunido
el 26 de mayo de 1856 , previa degradación de su grado y
bonor militar.

Conmutada la sentencia por el presidente Córdova ,


los conjurados fueron confinados al Beni donde no alcanza-
ron a llegar ; pues, cuando arribaron a la posta de Panduro
se produjo un hecho de sangre entre los presos y los solda-
dos que los custodiaban, razón por la que aquellos fueron
desterrados fuera del país.
En 1861 , vuelto al seno de la patria e incorporado
nuevamente en el ejército, el presidente Achá le otorgó
el grado de teniente coronel efectivo , pero Rendón fué in-
grato y desleal para con el Presidente ; pues cuando Mel-
garejo asaltó el poder en Cochabamba, estaba al comando .
25
98 GENERALES DE BOLIVIA

del batallón 1o . "Ortiz" , en el cantón Paria . Al tener co-


nocimiento de la revolución se aprestó para la resistencia ;
pero en esto recibió una comunicación del jefe revolucio-
nario ( Melgarejo ) en la que después de hacerle mil prome-
zas para que apoyara la revuelta le remitía los despachos
de coronel. "Rendón, sin vacilar, obtó por la revolución
echando a un lado los propósitos de resistencia en que ar-
día en la víspera. Puso presos a los dos generales que ha-
bía ido a cobijarse en la leal bandera de aquél cuerpo" .
Durante la época de Melgarejo desempeñó diversos
puestos dentro del ejército, habiéndose distinguido como
jefe de cuerpo, de división y como inspector general.
En 1868 , ya en el alto grado de general de brigada.
desempeñó el cargo de Comandante General de Potosí, ha-
biendo sido elevado al rango de general de división el 3 de
enero de 1869 , en premio a su valeroso comportamiento
en los combates sostenidos contra los revolucionarios de
Sucre , que a la cabeza de 300 hombres atacaron la ciudad
de Potosí.
II

En octubre de 1870 , cansado ya por los desmanes y


arbitrariedades cometidas por Melgarejo en tantos años y
no queriendo ser su cómplice por más tiempo, proclamó la
revolución en Potosí desconociendo la autoridad del tirano .
Organizó una Junta de Gobierno de la que formaba parte ,
compuesta por el general Narciso Campero y el doctor Lu-
cas Mendoza de la Tapia. Además fortificó la plaza para re-
sistir el ataque de las fuerzas de Melgarejo. Producido és-
to el 28 de noviembre , la suerte favoreció al ejército de la
tiranía ; Rendón fugó a Cotagaita donde fué alcanzado por
Campero y con el que se puso de acuerdo para reanudar la
lucha contra el enemigo común,
Fué uno de los actores principales en la revolución del
15 de enero de 1871 , revolución que echó por tierra la tira-
nía del sexenio. Pasada ella, el pueblo de Potosí le eligió
como diputado para que lo representara en la Asamblea de
aquél año.
En premio a sus relevantes y grandes servicios presta-
dos a la causa de la libertad le declaró "merecedor del bien
MAYOR GENERAL JOSÉ MANUEL RENDÓN 99

de la patria y digno de la gratitud nacional " , habiéndole re-


frendado los despachos de general de división ( 19 de octu-
bre de 1871 ) .
Candidato a la presidencia de la república en 1872 , al-
canzó a tener más de mil votos en las urnas electorales y
fué elegido presidente de la Cámara de Diputados el mis-
mo año .
También desempeñó el cargo de prefecto y comandan-
te general de varios departamentos y el de ministro de la
guerra.

III

En la vida del general Rendón hay una mancha que .


empaña un tanto el brillo de su espada y es el de haber
pretendido alterar el orden público el 8 de septiembre de
1879 , "sin tener en consideración el estado aflictivo de la re-
pública", apoderándose de las autoridades de Cochabamba ,
guiado por sus intereses políticos y prevenciones personales
contra el general Daza ; "pero el pueblo dando una severa
lección de patriotismo a Rendón y sus cómplices , se levan-
tó contra todos ellos , los arrojó de la ciudad y declaró su
adhesión al gobierno constituído "sin mas pensamiento ni
deseo que el de la guerra terrible y sin descanso a Chile " .
Rendón y sus principales cómplices se entregaron a la
fuga" .
Después de estos incidentes que le privaron de asistir
a la campaña de 1879 , Rendón volvió al país y formó parte
en la Comisión de la Convención de 1880 que marchó a
Corocoro en alcance del general Campero que venía de Tac-
na, para expresarle el voto de confianza que había merecido.
por su comportamiento en la batalla del 26 de mayo.
"Campero y Rendón- dice Crespo- habían sido ínti-
mos amigos y muchas veces se habían visto envueltos jun-
tos en las guerras civiles de la república. Luego se habían
distanciado tornándose en implacables enemigos , por causa
de politica interna.
"Pero ahora, ante las desgracias de la Patria, Rendón,
noble y caballeroso , había salido al encuentro de Campero
100 GENERALES DE BOLIVIA

a estrecharle la mano y ofrecerle sus servicios en defensa


de la integridad nacional. Rendón, con las lágrimas en los
ojos, como todos , se adelantó a Campero y abrazándole , le
dijo : Cuanto hubiera deseado, mi general , estar con usted ;
estar a su lado y terminar mi carrera en el campo de bata-
lla. Las malas pasiones y las intrigas no han permitido par-
ticipar una misma suerte con mis antiguos compañeros y ese
es el doloroso remordimiento que en este instante me
domina".
Desde ese momento siguió desempeñando con brillo
importantes puestos dentro del ejército, no omitiendo nin-
gún esfuerzo para reorganizarlo después de la tremenda
conmoción que había sufrido con el desastre de la cam-
paña .
El 10 de diciembre de 1888 , el Congreso le elevó en
su carrera militar al alto rango de mayor general, último
yhonorífico grado que reconoce nuestro Reglamento Or-
gánico.
En 1890 desempeñaba la prefectura de Chuquisaca y
cuando se consumó el asalto hecho por el general José Ma-
uuel Pando a la plaza de Sucre la noche del 29 de junio ,
Rendón resistió valerosamente el ataque de aquél , quién
después de un tiroteo de toda la noche se vió obligado a
retirarse .
Durante el gobierno de Baptista , Rendón intentó hacer
una revolución en favor del doctor Luis
Luis Paz
Paz ; pero des-
cubierto, se dirigió a Valparaiso , de allí a Lima y por último
a Iquique , donde se radicó definitivamente .
Cansado y envejecido yá , el general Rendón se retiró
a la vida privada del hogar donde acozado por la pobreza,
abandonado de los amigos y sin más compañía que la de
su hija, puso fin a sus desventurados días el 31 de agosto
de 1908 a la edad de 82 años .

IV

"El general José Manuel Rendón , dice D'Arlach


fué un militar ilustrado y valiente, delgado, de regular esta-
tura, cutis blanco, pelo negro, ojos grandes , de mirada
MAYOR GENERAL JOSÉ MANUEL RENDÓN 101

franca y bondadosa, amable, culto, sagáz, cariñoso con to-


dos, lujoso en el vestir y sencillo en su trato , distinguido y
amanerado como una dama, sincero y valeroso , supo atraer-
se el respeto y más que todo el cariño decidido de cuantos
le trataron de cerca y podían apreciar sus bellas cualida-
des" .

Otro de sus biógrafos, Crespo, al relatar su muerte,


dice lo siguiente :
"Decepcionado por el último fracaso revolucionario
contra el presidente Baptista, el general Rendón
llevaba
una vida triste y oscura, agravada por una situación econó-
mica no muy desahogada ; pues hubo ocasión en que se vió
obligado a mandar a una casa de compraventas su uniforme
militar, el que fué adquirido por un oficial chileno para con-
servarlo como una curiosa reliquia histórica" .
"Rendón huía de la sociedad y del trato de sus propios
compatriotas y nada le molestaba más que le hablasen de
i politica y de los asuntos de su patria. "
"Amargada ya su alma por el sufrimiento y las decep-
ciones, y cuando ya no tenía recurso ninguna para vivir , de-
cidió abreviar con un tiro de revólver su triste solitaria exis-
tencia".
"Pero antes de hacerlo , escribió su testamento políti-
co, o lo que él mismo llamó "Mis memorias de ultratum-
ba", colocando en un lugar visible el documento que había
escrito horas antes del suicidio " .
En las referidas memorias está condensada una parte
de la desventurada vida del general, así como las causas por
las que fue sentenciado a la pena de muerte, la afrenta de
su degradación militar, su destierro y los motivos por los
que no pudo asistir a la defensa de su patria en la guerra
de 1879. El citado documento, que lo transcribimos ínte-
gramente , dice así:

MIS MEMORIAS DE ULTRATUMBA

En este momento Supremo , se me agolpan a la imagi-


nación un torbellino de recuerdos . Todos tristes y amargos !
que quiero consignar en parte, a grandes rasgos .
26
102 GENERALES DE BOLIVIA

Quiero que se publique estas notas. ¿Y a quién enco-


mendar su publicación ? tengo acaso un amigo, una persona
conocida ?

He aquí mi testamento, o mis memorias de ultra-


tumba escritas en la plenitud de mis facultades .
Principiaré por expresar mis sinceros agradecimientos
y la expresión de mi profundo reconocimento a todas las
personas que me han favorecido con su amistad , rogándoles
indulugencias .
Ninguna deuda tengo que pagar ni recompensar. Ah !
no !, no !, soy ingrato ! Tengo una deuda sagrada, existe tal-
vez una mujer del pueblo cuyo nombre he olvidado , que
me salvó la vida exponiendo la suya en la noche del 29 de
Diciembre de 1869.
En aquella noche fatídica, después de una lucha de sie-
te días con el invencible Ejército del General Melgarejo , fué
invadida la casa que me servía de asilo, por un Escuadrón
de rifleros comandados por un General. . . En aquél mo-
mento supremo y cuando ya sedía a los golpes la puerta ,
sentí que dos brazos robustos me arrancaban del lecho en
que yacía gravemente herido y me trasportaba fuera del
alcance de mis perseguidores... Era una lavandera que con
motivo de su oficio tenía la llave de la puerta que comuni-
caba a la calle ... Corazón noble y desinteresado, a tí te
consagro el último recuerdo, el último sentimiento de mi
profunda gratitud... ¡ Triste herencia por cierto !
Para dar una idea de la importancia del servicio que
me prestó quella buena mujer, quiero consignar, la saña
con que me perseguía el General Melgarejo. Una vez que
penetraron los rifleros al cuarto y encontraron el lecho en
desorden y con huellas de sangre fresca ( sabían que yo es-
taba herido ) activaron su persecución , sitiando toda la man-
zana, la saquearon, la robaron y destrozaron cuanto no po-
dían llevar.
Mientras este latrosinio tenía lugar a la cuadra de la
plaza de armas ., en el resto de la ciudad, se cometían igua-
MAYOR GENERAL JOSÉ MANUEL RENDÓN 103

les excesos- Los templos profanados y los santos fusilados


en sus nichos . ¡ Oh! que horror ! Melgarejo había autoriza-
do el saqueo de la población durante tres días, a sus in-
vencibles.
La mañana del día 30 pareció la población con sus pa-
redes empapeladas con grandes carteles que ofrecían cin-
cuenta mil bolivianos al que denunciase al traidor Rendón .
Enseguida procedieron al fusilamiento de los prisioneros,
entre estos un sobrino mío .
Terminada la ejecución de los prisioneros, se publicó
un bando a golpe de música , conminando con pena de muer-
te y decomiso de fortunas a las personas que me dieran
asilo...
Me propuse salvar mi patria de la dominación de un
hombre cuya dictadura brutal se hacía insoportable , y me
complace el recuerdo de mis penalidades , en homenaje a la
libertad !
Mi corazón exento de ese sentimiento del odio , nunca
ha conservado rencor contra los que me han causado daño,
los he perdonado siempre.
He sido calumniado y aún difamado por la prensa asa-
lariada de mis enemigos políticos y muchos de aquellos li-
beralistas , han sido premiados con empleos lucrativos . Es-
tupenda inmoralidad ! ¡ Óh ! patria querida , hago votos por tu
rejeneración . Recuerdo de una época muy lejana en que la
calumnia me llevó camino al cadalso ... Aún no tenía veinte
años y era ya Sargento Mayor graduado, mandaba la pri-
mera compañía del Batallón Granaderos Illimani.

Al capitán de la sexta compañía, hombre de edad ma-


dura y calificado por el Cuerpo de Oficiales de soplón, se
le ocurrió el innoble cuanto criminal propósito de perder-
me sindicándome como a cómplice de una tentativa de re-
volución denunciada por el mismo.
El día que me sentía más contento con la perspectiva
de un espléndido abtapi en Potopoto, fuí reducido a prisión
donde me remacharon a los pies a golpe de comba una pe-
sada platina de hierro en forma de ese. Sometido en segui-
da, a un Consejo de Guerra de Oficiales Generales ( cuyo
104 GENERALES DE BOLIVIA

Presidente era un veterano que hostentaba una gran con-


decoración con el busto del Gran Bolivar ) por el que fuí
sentenciado a muerte, sin más prueba, sin más indicio, que
la vaga declaración del denunciante , digo, vaga, porque
denunciante en su confesión , dijo, que le dijeron o le ase-
guraron mi complicidad pero , ni siquiera citó la persona que
le dijo . No ! Coronel B. en este instante . . .instante supre-
mo, os estoy viendo presidir aquel abyecto tribunal.
Arrastrado en seguida al patíbulo ( casi cargado, por-
que el peso de mi platino, no me permitía andar ) y después
de haber recorrido un largo trayecto, hizo alto el Ejército
que debía presenciar mi ejecución .... Un Edecán del Go-
bierno, le presentó una nota al Jefe. El pueblo que seguía
el cortejo fúnebre ... prorrumpió en gritos de alegría. . .
Se ha conmutado la pena de muerte !
Me hicieron retroceder a la plaza de armas donde me
sometieron a la humillación más degradante, mil veces más
cruel para mí, que la muerte . . . . Fuí degradado ! apesar
de haber pedido y rogado que se me fusile , que se me lle-
ve al patibulo ...¡ Oh ! nada. . .nada se me escuchó ...
Me pregunto a mi mismo , si existirá otro hombre , tan
cruel y tan injustamente castigado ?
Sin embargo, apesar de todos esos actos de barbaric

cometidos conmigo , la saña de aquellos hombres que re-


presentaban al Gobierno de aquella época, no quedó satis-
fecha, hasta arrojarme en seguida, a los confines de Mojos ,
sentenciado por tecera vez , a diez años de presidio, al lugar
más mal sano, para que me pudra bajo la influencia del
clima mortífero y sus insectos venenosos ... He ! Gregorio
Villegas , cuanto daño me hizo tu inícua calumnia ! ... tuve
más tarde la generosidad de perdonarte y aún de socorrer
tu miseria ?
Se creerá que esta relación incompleta y a grandes ras-
gos que hago- Es un fábula ? No , es la espresión de la ver
dad, los que se encuentran próximos a dejar la tierra... no
mienten ! Deben existir esos documentos en los archivos , si
con ellos no han hecho cartuchos, en los trastornos políti-
COS.
MAYOR GENERAL JOSÉ MANUEL RENDÓN 105

Por una calumnia he sufrido tres graves castigos ...


Sentencia de muerte... Degradación ... presidio por diez
años que se redujo a uno, por la desaparición de ese Go-
bierno, cuyos miembros marcharon al ostracismo, arrojados
por una tempestad revoluciónaria.
Quiero además , consignar otro hecho de no menor im-
portancia en mi vida pública.
Pocos conocen las causas que motivaron mi no concu-
rrencia a la guerra del Pacífico .
Tan luego que el General Daza, raptó a mano armada ,
la presidencia de Bolivia, me ví precisado a abandonar el
país huyendo del encarnizamiento con que me perseguía.
Me econtraba en el ostracismo , cuando se produjo la
ruptura de relaciones entre Chile y Bolivia . Fuí el primero
en constituirme en La Paz, (precedido de una protesta que
publiqué en Arequipa ) a ofrecer mis servicios.
El Ministro de la Guerra, ni aún tuvo la atención de
acusar recibo a la nota que me permití dirigirle , haciéndole
saber, mi repatriación con el propósito de empuñar un ri-
fle en defensa de mi patria.
Muchos días después , se presentó el Ministro de la
Guerra en mi alojamiento , y me dice , aqui traigo un pa-,
saporte , El Presidente ha tenido por conveniente nombrar
a Ud. Comandante General de la 6a . División y ordena
que hoy mismo emprenda Ud . marcha a Tacna. S. S. se
reserva darle a Ud. las instrucciones al respecto. S. E. me
presentó un sucio legajo de papeles, que contenía una larga
lista de los bolivianos residentes en Tacna, remitida por el
Cónsul y me dice : "Aquí tiene Ud . aquí tiene Ud. no sólo una
división, un Ejército. ( La burla no podía ser más amarga) .
Le doy a Ud. sobrado tiempo para que me espere Ud . con
la división armada y uniformada. Salgo yo con el Ejército
dentro de ocho días y buen viaje General".
A mi arribo a Tacna, fuí rodeado únicamente por los
empleados que se vieron precisados a abandonar el litoral
boliviano, viejos en su mayor parte . Se organizó con ellos
un pequeño cuerpo de voluntarios además de unos pocos
de clase obrera.
27
106 GENERALES DE BOLIVIA

Mi primer inconveniente fué la falta de fondos y de un


local para encuartelarlos .

Para obviar en parte, estos inconvenientes, me vi en


la precición de solicitar una audiencia al Sr. Zapata Pre-
fecto de Tacna, quien me dijo : "Ya supe el arribo de Ud .
por el cónsul boliviano y me ha asegurado que no conoce
la misión de Ud . por que su Gobierno no le ha dado nin-
gún aviso por una parte, por otra dice que carece Ud . de nom-
bramiento para el desempeño de sus funciones y que todo
lo que ha traido Ud . es un pasaporte"... En seguida y ha-
blando confidencialmente , me dijo estas palabras textua-
les y con un acento de amargura . " Si en la situación aflic .
tiva en que nos encontramos, los que dirijen nuestra políti-
ca, se han de ocupar con preferencia de ejercer vengan-
zas hostilizando a los hombres que como Ud. puedan con-
tribuir con ventaja a la defensa nacional, estamos desde lue-
go perdidos ! Tenemos pocos militares de oficio y de profe-
sión. Se ha improvisado muchos pero esos no valen la vai
na de la espada de un soldado " .

Ocho días después hizo S. E. el Presidente de Bolivia ,


su entrada triunfal a la ciudad de Tacna, seguido de un
Ejército , en su mayor parte desnudos y desarmados ...

Que triste y dolorosa impresión sufrí al ver a mis com-


patriotas en tan lamentable estado ; muchos de aquellos va-
lientes que iban gozosos a derramar su sangre por la patria ,
no tenían por abrigo más que una camisa raida que apenas
les cubrían la desnudez de sus espaldas.

Una hora después me dirigí al palacio del Capitán Ge-


neral a darle la bien venida y comunicarle a la vez los incon-
venientes con que había tropezado.

Allí ardió troya... Apenas me divisó S. E. cuando se


puso en guardia, para darme una lección de pujilato... yo
a mi vez, me puse también en guardia, para probarle que mi
revólver tenía más fuerza que sus puños , pero en el momen-
to en que me decía blandiendo los brazos "Donde está la di-
visión ! ... por qué no salió Ud . a recibirme ! a pretendido Ud .
despreciarme- so- Muñeco y etc. etc. Anunciaron al Gene-
MAYOR GENERAL JOSÉ MANUEL RENDÓN 107

ral Montero y casi en presencia de este, me dijo, salaga Ud.


de aquí... fuera...
No había transcurrido una hora... cuando el mismo Mi-
nistro de la Guerra General Jofré que desempeñaba ya las
funciones de Jefe de E. M. General, se presentó en mi alo-
jamiento y me dijo , "tengo orden de entregarle a Ud . per-
sonalmente esta nota. ( La leí, contenía una orden perentoria
para que desocupara el Cuartel General de Tacna en el tér-
mino de dos horas y marchara a La Paz a ser juzgado ) agre-
gando que el no tenía parte alguna en esa medida , que en
su concepto la creía injusta y propia del carácter violento
del General Daza ; a las observaciones que me he permitido
hacerle al respeto, me ha contestado con una interjección de
cuartel ... Este era nada menos que un General, aunque he-
chura suya ( de Daza ) . A mi arribo a La Paz, supe que el
juicio se me seguía en Tacna. Nombrado juez fiscal el coro-
nel Corsino Balza, para la organización del sumario, tuvo
la suficiente independecia para arrastrar la saña del tirano,
sobreseyendo el juicio por falta de culpa... Apesar de esto ,
despechado S. E. por el resultado del sumario, ordenó mi
destierro a la provincia de Inquisive bajo la vigilancia del
Sub-prefecto.

El General Daza tenía sus razones para odiarme...


nunca olvidó mi severo castigo que le inflinjí, cuando era
mi subalterno . Talvez tuve alguna extralimitación en el
castigo, pero el delito no pudo ser más grave ... Era alfe-
rez en 1862 destinado sin mi conocimiento al cuerpo de mi
mando .

Hay otro hecho que debo esclarecer. Entre las acusa-


ciones que la prensa asalariada y ciertos escritores mal in-
tencionados han querido hacer pesar sobre mí, y que por
su propia magnitud queda desautorizada ante la opinión sen-
sata.

Se ha dicho y repetido mil veces ... Que yó, soy la cau-


sa principal de la ruina del país en la guerra del Pacífico ,
por haber negado al Gobierno los recursos para la compra
de Buques de Guerra.
108 GENERALES DE BOLIVIA

Y aún después de transcurridos tantos años , mi incan-


sable acusador, no ha mucho tiempo, me ha espetado un te-
rrible anatema ( ocupándose de lo mismo, decía en un im-
preso ) . Que yo estaba purgando en el ostracismo el grave
delito de haber privado a la patria de los medios para su de-
fensa, y que pida a Dios permita siquiera que mis huesos
reposen en el seno de la patria".

Expondré lijeramente los motivos en que se han apoyado


mis detractores ... No me defiendo porque no tengo porqué,
relato los hechos tales como son.
El año 1872. El Gobierno recientemente constituido
en aquella época solicitó del Congreso autorización para
negociar en el extranjero un empréstito de quince millo-
nes.
En una sesión secreta expuso el Presidente de la Re-
pública, sus teorías sobre la conversión de la deuda Exter-
na que pesaba sobre el país. Concluyendo que el emprés-
tito tenía por objeto refundir el crédito en un sólo acreedor
( pues eran varios los acreedores ) , entre ellos alguno bajo
condiciones honerosas , etc. etc.
Se pasó el proyecto como era natural a una comi-
sión... Una vez que esta expidio su informe negatorio por
la mayoría de la comisión , fundada en la absoluta carencia
de fondos para atender el servicio de los intereses del cré-
dito de quince millones...
( El Presupuesto de los ingresos en aquella época as-
cendía apenas a la suma de cinco millones , con un déficit
de doscientos mil pesos ) . Se procedió a una discución seria
y razonada durante seis o siete días en sesión secreta. Ago-
tada la discución , se procedió a votar, cuyo resultado fué
el empate de votos .
Mi situación como presidente del Congreso, no podía
ser más grave .
Tenía que resolver con mi voto una cuestión de gran
trascendencia para el país, vacilé, hice repetir la votación
por tres veces , alegando que el cómputo no era exacto...
por fin , tuve que dar mi voto en sentido negativo . Tan lue-
go que resolví el empate en ese sentido, me vi rodeado de
MAYOR GENERAL JOSÉ MANUEL RENDÓN 109

una polvareda de odio y rencor de parte de aquellos mis-


mas Ministros de Estado , que pocos días antes me decían
en pleno Congreso . "General Redón ha salvado Ud . la patria
por segunda vez".
El Gobierno que tenía gran interés en negociar el em-
préstito, pagó en su despacho... escritores mercenarios ...
Hizo firmar una protesta a los diputados Gubiernistas .

Todo, todo exclusivamente contra mí sin tener en cuen-


ta que fué la mayoría del Congreso la que tomó parte en esa
resolución .

Declaro en este solemne momento, que no tuve ningún


conocimiento del próposito que abrigara el Gobierno de mi
patria, de reservar una parte de los fondos procedentes del
empréstito , para la compra de buques de guerra... Si tal
noticia hubiese llegado a mis oídos , la hubiera calificado
de absurda... ¡ Oh ! cuán lejos me encontraba de preveer,
que siete u ocho años más tarde , nos sorprendiera tan terri-
ble tempestad ! ( La guerra del Pacífico ) .

He tenido por sistema, no apelar a la prensa para des-


vanecer los cargos que han pretendido hacer pesar sobre
mi pequeña personalidad ; primero , porque las pasiones po-
líticas no tienen más que un sólo oído, segundo, porque
tengo la convicción de que mis actos son presididos siempre.
de la buena fé y rectitud de mi carácter , talvez un tanto in-
transijente en materia de honor y cumplimiento del de-
ber... defecto que yo mismo me he reprochado con fre-
cuencia, pero sin poderlo modificar... Los caracteres más
rectos, están con más frecuencia expuestos al error...
Entre las amenanzas que me hicieron en aquella época
con referencia al fracaso del empréstito, hubo uno muy ri-
dículo. Me atribuía prevención personal contra el mandata-
rio que surjió del seno del Congreso , olvidando en tan po-
con días transcurridos, que la elección de aquella personali-
dad, fué obra exclusivamente mía, fué mi hechura... pues
no habiendo obtenido, en dos votaciones consecutivas la
mayoría requerida por ley, y llegado el caso prescrito por
la constitución del 71 : la elección por la suerte . Mis ami-
28
110 GENERALES DE BOLIVIA

gos políticos y yo, que constituíamos la minoría del Congre-


so, y que habíamos eludido nuestro voto en las anteriores vo-
taciones , cortamos el nudo gordiano, para evitarle al país un
mandatario emanado de la suerte... prescidiendo por com-
pleto de todo interés y conveniencias políticas. Fué entereza
repito. Que aquellos Ministros que pocos días después se
convirtieron en mis más implacables enemigos , me procla-
maron "Salvador de la Patria" . Salvé la patria según la fra-
se ministerial por haber resuelto el problema electoral en
favor del personaje que los nombró ministros de estado.

Pero las glorias son muy efímeras, no trascurrieron ocho


días , cuando cayó sobre el Salvador un torrente de im-
properios lanzados por la prensa asalariada y servil, por el
crimen de haber emitido su voto, como representante de la
Nación. Paz a los muertos.

Desde mi infancia he consagrado mis servicios a mi pa-


tria con lealtad y honradez.

Mis ascensos los he obtenido por regular escala, de ca-


ballero cadete a Mayor General, último grado que reconoce
el escalafón de mi patria.

He desempeñado y ocupado los puestos más culminan-


tes en el ramo administrativo.

Mi carácter intransijente en materias del cumplimiento


del deber, me ha creado siempre muchos inconvenientes y
desagrados .

Al examinar mis paples, he encontrado un documento


de crédito calificado y reconocido por el Estado a la in-
demnización a los perjuicios que sufrí con motivo del saqueo
y destrucción de mi casa ( en Potosí ) , ordenada y verificada
por orden del General Melgarejo , en represalía de haber
pretendido yo, salvar a mi patria de su ominosa y tiránica do-
minación.

El cobro de este y otros documentos igualmente lega-


les , demanda tiempo , tramitaciones y talvez un resultado
dudoso y por toda espectativa la miseria !, la mendicidad !
¡ Oh !, no quiero llegar a sus puertas.
MAYOR GENERAL JOSÉ MANUEL RENDÓN 111

Al abandonor este mundo deleznable , donde he sufrido


tan amargas decepciones y apurado hasto su última gota
el caliz de la amargura, siento un placer inefable .

Imploro misericordia, perdón a Dios todo poderoso e


indulgencia a mis semejantes.

(firmado ) -José M. RENDON .

Iquique, Agosto 31 de 1908.


Mayor General José Manuel Pando

( 1848-1917 )

"Si el culto de los grandes hom-


bres constituye en otros centros una
especie de patriótica religión del
porvenir, nada más justo que honre-
mos la memoria de uno de nues-
tros impecables militares",

La excelsa figura del meritorio general Pando se alza


radiante de entre todos los ilustres militares que sobresa-
lieron en los últimos tiempos, como aquellas estrellas de
primera magnitud que se destacan por su brillante luz en
el obscuro e infinito cielo de la noche .
MAYOR GENERAL JOSÉ MANUEL PANDO 113

"Su vida fué de abnegación y de combate, hasta haber


alcanzado la más alta graduación militar conocida en nues-
tro ejército".

[I

Nació en la pintoresca villa de Luribay, perteneciente a


la provincia de Loaiza, del departamento de La Paz, el 27
de diciembre de 1848..
Fueron sus padres , don Manuel Pando y la señora Pe-
trona Solares, de abolengo de nobles y distiguidas fami-
lias de Luribay y La Paz, respectivamente.
Cuando el niño Pando cumplió 5 años de edad, sus pa-
dres resolvieron llevarlo a la ciudad para colocarlo en el
colegio Seminario, donde aprendió a leer y escribir, cursan-
do más tarde las clases superiores hasta obtener el título de
bachiller en Letras , el 31 de diciembre de 1864 , a los 10
años de edad.
Iba ya a ingresar a la Facultad de Medicina, a la que
tenía singular afición , cuando estalló el popular movimiento
contra la tirania de Melgarejo. Entonces el jovén Pando e
vió arrastrado por la impetuosidad de su carácter a enrolar-
se en el ejército del general Casto Arguedas , juntamente
con toda la juventud ilustrada del país.
Fué incorporado al batallón No. 3 .
Pando demostró desde el primer día aptitudes natu-
rales para el mando y la vida militar, lo que decidió a Argue-
das para ascenderlo al grado de subteniente ( 1865 ) , pre-
sintiendo quizá por otra parte, el rol preponderante que más
tarde debía jugar este jóven oficial en los destinos de la Re-
pública.
Ocho meses después , tiempo en el que demostró su
competencia para comandar tropas, su infatigable actividad
en el desempeño de su grado y, más que todo, su golpe de
vista certero y pronto para tomar resoluciones decisivas , hi-
cieron que fuera acreedor al ascenso a teniente 20. , grado
con el que asistió al combate de Letanías .

29
114 GENERALES DE BOLIVIA

Derrotado el ejército de Arguedas , Pando se retiró de


las filas del ejército y se fuéa Luribay al lado de sus
padres.

III

Vuelto a la ciudad en el mes de marzo de 1866 ingre-


só a la Facultad de Medicina para dedicarse a esta carrera
en la que se distinguió por su competencia en los estudios
y su práctica en los hospitales, habiendo en esta época de
su vida contraído matrimonio con la simpática y virtuosa se-
ñorita Carmen Guarachi.
Cursó hasta el 6o. año , sobresaliendo entre sus compañе-
ros por su inteligencia y amor a los libros ; pero nuevamen-
te se vió obligado a interrumpir su casi concluída carrera
para abrazar, y esta vez en definitiva, la de las armas , alis-
tándose en el ejército libertador que el 15 de enero de 1871 .
puso fín a la tiranía de Melgarejo .
Incorporado al Escuadrón "Rifles" , con su antigua
graduación de teniente 20. , se batió heroícamente al lado
de sus tropas rivalizando en valor con sus demás compañe-
ros hasta que , pronunciada la derota de Melgarejo , el jó-
ven oficial fué acendido al grado de teniente 10. graduado ,
con una especial y honrosa mensión por parte del general
Morales ( 1871 ) .
Destinado como ayudante mayor al regimiento de Ar-
tillería, siguió la carrera de las armas con honradez y com-
petencia y cuando fué llevado al cuerpo de edecanes del
Presidente , obtuvo el ascenso a teniente 10. efectivo en
el mes de abril del mismo año .
Pando acompañó al general Morales en todos sus via-
jes , contemplando de cerca los errores y las desviaciones
de este nuevo caudillo .
En enero de 1872 , fué ascendido al grado de capitán .
Muerto Morales trágicamente , asumió la presidencia
de la república el doctor Frías quién , después de fundar
el Colegio Militar, ascendió a Pando al grado de mayor gra-
duado y lo destinó como profesor del citado instituto .
MAYOR GENERAL JOSÉ MANUEL PANDO 115

Pando se distinguió por su talento como profesor y or-


ganizador del cuerpo de cadetes . Además , se dedicó con prefe-
rencia al estudio de la artillería, su arma favorita.
En agosto de 1873 , fué ascendido a mayor efectivo y
destinado nuevamente al cuerpo de edecanes del presi-
dente Adolfo Ballivián, a quién acompañó hasta sus postre-
tros instantes.
Ascendió al grado de comandante graduado, en mar-
zo del mismo año , fué destinado como tercer comandante
del Regimiento Artillería. 4

Tomó parte activa y valerosa en la acción de Chacoma,


habiendo sido acreedor al ascenso a teniente coronel ( 1875 ) .
Asaltada la presidencia de la república por el gene-
ra Daza, Pando se negó a servir bajo ese régimen y "arrin-
conando" su espada en señal de protesta , se fué al valle de
Araca donde se dedicó a la agricultura.

IV

Cuando Chile ocupó nuestro Litoral en 1879 , y la pa-


iria llamó en su auxilio a sus hijos , el teniente coronel Pan-
do fué uno de los primeros en alistarse en las filas del ejér-
cito , portándose como militar patriota y rodeándose con la
aureola del heroismo en el curso de la campaña.
"Daza, dice Crespo que le tenía mala voluntad lo
destinó al batallón "Victoria" , como capitán de una compa--
ñía, desconociéndole su grado de teniente coronel" .
Mas tarde "el mismo Daza, arrepentido de su conducta
con Pando, le reconoció el grado de teniente coronel , des-
tinándolo, como un acto de deferencia, de ayudante de la
Comardancia General de Armas de Arica" , donde asistió a
los combates y bombardeos de esta plaza por la escuadra
chilena los días 27 y 29 de febrero de 1880 .
Designado para desempeñar una importante comisión ,
marchó a Panamá a recibir una partida de armamentos des-
tinados al Ejército Aliado, habiéndose hecho con tal motivo
acreedor a los aplausos de la prensa peruana y a las felicita-
ciones del gobierno de su patria.
116 GENERALES DE BOLIVIA

El Presidente del Perú le otorgó el grado de teniente.


coronel del ejército peruano.
Por orden general fué llamado de Arica y destinado al
Regimiento de Artillería de Montaña, habiendo impulsado
y organizado este regimiento con los primeros cañones
krupp adquiridos por el gobierno, para después batirse he-
róicamente al frente de sus baterías el 26 de mayo de 1880
en el "Campo de la Alianza ", donde fué herido en el bra-
zo izquierdo . El bravo jefe , no queriendo dejar el mando
de su unidad y comprendiendo que allí se jugaba en definiti-
va el porvenir de Bolivia y la suerte del ejército boliviano,
siguó combatiendo con ardor, hasta que cayó abrumado por
la fatiga y la debilidad ocasionada por una hemorragia que
le sobrevino de su grave herida.

Conducido a Tacna por las ambulancias bolivianas N


restablecido completamente de sus heridas , se puso nueva-
mente a la cabeza de su regimiento " dando a esta su arma
predilecta un impulso y adelanto científico hasta entonces
desconocidos . En esa época dió publicidad a varias obras de
artillería de montaña, trabajos que pusieron de relieve sus
extensos conocimientos como táctico y como artillero so
bresaliente ".

Fué designado por orden general de 24 de junio de


1880 , miembro de la Comisión militar encargada de hacer
un extracto del Código Militar y dictar un reglamento de
infanteria, conforme a los adelantos y variaciones de la
guerra.
Por resolución de 9 de octubre de 1882 , el Senado lo
ascendió a la alta clase de coronel, habiendo sido nombrado
Comandante General de la División del Centro , sin perjuicio
de su cargo de jefe del regimiento de artillería.
El Perú , reconociendo en el coronel Pando a uno de sus
más dignos defensores , también le envió los despachos de
coronel del ejército peruano.
MAYOR GENERAL JOSÉ MANUEL PANDO 117

Era su preocupación constante la reforma de la táctica ,


y en sus conferencias decía a este respecto :
"Hoy se va verificando un cambio profundamente
radical en la táctica militar.
"Ya na quedan mas que los recuerdos de lo que
se liamaba columnas colombianas, columnas bolivianas ,
columnas paralelas, paso de hileras, etc.
"Han quedado proscritas para siempre los despc-
jos, el compás imaginario, la marcha como un tabla.
"Las nuevas fatigas del soldado tienen un fin más
concreto y más positivo".

"En tiempos de Picoaga, de Goyeneche , de Valdéz ,


de Moroto y aún de Ballivián y Belzu , todo eso era de
lujo sobresaliente ,, - hoy todo eso es ridiculo vergon-
zante".

También era escritor humorístico y dió a luz, en com-


pañía del coronel Miguel Ramallo , su célebre folleto en
verso "Semblanzas Contemporaneas", "El Comandante Cu-
lata", y dejó inédito "El Coronel Chichafuerte" , etc.

VII

En 1884, el coronel Pando se vió envuelto en la po-


lítica. y tuvo que "colgar otra vez su espada" dedicándose al
estudio de la ingeniería y al negocio de minas .
En esta época desempeñó también diversos puestos pú-
blicos: fué diputado, senador, candidato a la vicepresidencia
y por último a la presidencia de la república.
"Perseguido tenazmente como opositor al gobierno, fué
encerrado durante dos meses en un calabozo obscuro y frío ,
sin más luz que una mecha de cebo y confinado después a
la región de Ixiamas, de donde pudo salir navegando los
rios Beni y Madera, estudiando la topografía y admirando.
los encantos de aquella porción de la patria" .

30
118 GENERALES DE BOLIVIA

Luego hizo una gira por la América del Sud , recorrien-


do el Brasil , las Antillas , Venezuela , Colombia, Ecuador y
el Perú.
VIII

Por decreto legislativo de 26 de octubre de 1891 , ob-


tuvo autorización para el estudio de los ríos Tejeque e
Inambary, determinación geográfica de los ríos Hun-
dumo y Madidi, exploración del Inambary hasta su
confluencia con el Madre de Dios, y otros traba-
jos que los realizó "con patriótico anhelo y gran co-
razón" , estudiando además la navegación de les afluentes
del Amazonas y explorando y levantando cartas geográficas
de regiones desoconcidas hasta entonces.
Fué debido a esto y en vista de los importantísimos ser-
vicios prestados al país por el coronel Pando en las regiones
del Noroeste , que el Gobierno lo nombró en 1894 , Jefe y
Comisario demarcador de límites con el Brasil ; misión que la
desempeñó con el talento y sagacidad que le era peculiar.
Pero perseguido siempre por asuntos políticos , decepciona-
do por la inmoralidad de los gobernantes e impulsado de
servir al país , el infantigable coronel Pando organizó a su
costa una nueva expedición científica a las regiones del No-
roeste, partiendo de la ciudad de La Paz en mayo de 1897 ..
Alli -dice Crespo-- demostró otra vez su temple de
ánimo y extraordinaria audacia ; noble , sereno y resuelto ,
no conocía la palabra imposible , no veía el peligro ni en
los insondables misterios de la naturaleza. Allí en esas sel-
vas vírgenes nada le intimidaba ; tenía su norte y marcha-
ba a él , mirando impávido a cada instante la muerte cara a
cara y desafiándola. Y solo así pudo realizar sus propósitos,
enseñando nuevos y vastísimos horizontes de progreso y
bienestar a la patria" .
IX

Vuelto el coronel Pando de su importante y difícil co-


misión al siguiente año, acaudilló la revolución federal es-
tallada en La Paz en diciembre de 1898 , habiendo contri-
MAYOR GENERAL JOSÉ MANUEL PANDO 119

buído poderosamente con su pericia y prestigio militar para


el triunfo de ella . Con este motivo la Junta de Gobierno,
de la que también formó parte, le otorgó el alto grado de ge-
neral de división , en recompensa a sus meritorios servi-
cios.
Este ascenso fué ratificado, con fecha 25 de octubre de
1899, por la Convención Nacional reunida en Oruro después
del triunfo federal, la misma, que le eligió por unanimidad
de votos Presidente de la República para el periodo de
1900 - 1904.
Contaba entonces el benemérito e intrépido general Pan-
do con 51 años de edad.

Colocado en el solio presidencial, el general Pando con-


sagró su inteligencia y la infatigable labor de sus actividades
a la ardua tarea de la admnistración pública.
Construyó el primer ferrocarril nacional de Guaqui a
La Paz ; fomentó las industrias ; abrió caminos en toda la
república y llevó a cabo obras de positivo progreso y ade-
lanto en bien de la patria que le encomendara su destino
segura de su resurgimiento .
El ejército fué organizado bajo bases científicas y' mo-
dernas ; se estableció en La Paz el Colegio Militar y se cre-
aron las escuelas de Guerra y de Clases ; pero desgraciada-
mente el vasto plan que tenía trazado para desarrollar en
el ramo de guerra, se vió repentinamente paralizado a cau-
sa de los sucesos del Acre.

XI

Pando no pudo permanecer indiferente ante el mons-


trugso atentado de que era objeto la integridad nacional
por parte de la solapada actitud del Brasil. En esta virtud y
guiado por su bien comprobado patritismo se puso a la ca-
beza de los regimientos "Murillo" y "Campero" , a princi-
pios del año 1903 , y se internó una vez más a las majestuo-
120 GENERALES DE BOLIVIA

sas salvas del Noroeste , encomendando la presidencia de la


república al señor Anibal Capriles.
Allí solucionó el problema del Acre, mediante el Tra-
tado del Petrópolis , donde "cada soldado boliviano, en va-
lor y abnegación , fué un PANDO ” .
"Si Santa Cruz fué grande en las guerras de la Confede-
ración dice Crespo, -si Ballivián fué grande en Ingavi ;
Pando en el Acre aparece más grande que Santa Cruz y mas
grande que Ballivián" .

XI

Verificada la trasmisión del Mando Supremo en 1904


al general Ismael Montes, Pando siguió prestando sus ser-
vicios a la Nación en calidad de Delegado Nacional en el
Noroeste.
El Senado le otorgó el alto grado de mayor general,
último de nuestra gerarquía militar, por resolución de 3
de septiembre del mismo año.
Pando ocupa el noveno lugar, sin contar a Santa Cruz ,
entre los militares que llegaron a esta última graduación .
Nuevamente volvió a desempeñar el cargo de Jefe de
la Comisión demarcadora de límites con el Brasil en 1907 .
hasta que destinado como Director del Colegio Militar en
1908 , pasó a ser Jefe del Estado Mayor General.
Antes de la terminación del período presidencial del
general don Ismael Montes , Pando presentó su candidatu-
ra, y por cuyo motivo fué separado del ejército, mediant
orden general, cuyo artículo 10. dice : "El mayor general
don José Manuel Pando queda separado de las listas mi-
litares en que revistaba y del mando efectivo que tenía en el
ejército" .
Dictado por el presidente de la Argentina su fallo arbitral
en el litigió de límites sustentados por nuestro país y el Perú ,
fallo por el que Bolivia perdía cerca de cien mil kilómetros
cuadrados de territorio , fueron rotas las relaciones diplo-
máticas entre la Argentina y Bolivia. Entonces el general
Pando , fué designado para restablecer la cordialidad entre
MAYOR GENERAL JOSÉ MANUEL PANDO 121

ambas naciones, habiendo desarrollado en esta ocasión todo


el poder de su prestigio, sin escatimar el sacrificio, de su
vida para evitar a su patria mayores desastres : pues , cuan-
do el gobierno de Bolivla se resistía a aceptar las condicio-
Les estipuladas por él , su resolución estaba tomada y dijo a
su secretario : "Yo he comprometido mi honor y el ho-
nor de Bolivia ante el pueblo argentino para no alterar lo es-
tablecido, si la respuesta llega hasta tal hora ( momentos
antes para la firma definitiva ) , búsqueme en mi domicilio ;
sino... no me busque en ninguna parte. . . ! "

XIII

Después de estos últimos incidentes , el austero Gene-


ral se retiró a la vida privada, luego de haber desarrolla-
do una labor intensa en servicio del país, adquiriéndo "los
más bellos y frescos laureles con los que tejió la corona
de sus triunfos guerreros y cívicos " .
El Perú también quizo honrar y premiar los servicios
del noble general Pando remitiéndole, con fecha 3 de di-
ciembre de 1912 , los despachos de general de brigada del
ejército peruano .
"Pando,-- dice uno de sus biógrafos - ha sido un hom-
bre de carácter, de resolución inquebrantable, de criterio
recto, de tacto político , delicado y circunspecto".
"De mediana estatura, de constitución hercúlea, color
blanco, ojos verdes, de mirada bondadosa , serio, casi recon-
centrado, culto, muy estudioso, de vasta ilustración y nota-
ble competencia en materias geográficas y militares ".
"Ha pertenecido a varias sociedades científicas ; fué
un táctico y un artillero de primera orden . Hablaba poco , pe-
ro pensaba mucho. Nunca le ha envanecido el poder ni sus
prestigios personales , ni hecho ostentación de ellos , por que
su carácter fué siempre modesto" .

XIV

"El Diario" de Buenos Aires, hablando del general Pan-


do , decía : "Político y estadista, soldado y general, hombre de

31
122 GENERALES DE BOLIVIA

ciencia y de consejo , recorrió el escalafón con el pecho cu-


bierto de medallas y la carrera civil en todas sus fases has-
ta llegar a la presidencia de la república, donde descolló
por el conjunto de sus ricas cualidades y de su sana expe-
periencia".
Tal fué, a grandes rasgos , la figura del mayor general.
José Manuel Pando , quién a la edad de 69 años tuvo un fin
trágico el día 15 de junio de 1917 , fin al que parecen estar
predestinados siempre los genios y los grandes hombres .
(1)
General de división José Miguel Lanza "

( 1781-1828 )

"Defensor constante de la inde-


pendencia americana, y muerto por
. conservar el orden y las leyes".

Vamos a trazar la figura, a esbozar la silueta de un ve-


nerado patriota cuya vida constituye un riquísimo filón de
virtudes y ejemplos heroícos para las generaciones militares
presentes y del porvenir .

(1 ) El autor de esta obra presentó al Concurso Histórico convocado en


1927 por el Círculo Militar, un trabajo biográfico sobre la vida y hechos de
este prócer, habiendo obtenido el tercer premio . Dicho trabajo será publicado
por cuenta de la citada inst.tución .
124 GENERALES DE BOLIVIA

El general José Miguel Lanza fué hijo del español don


Martín García Lanza y de doña Nicolasa Mantilla, habiendo
nacido en la hacienda Concepción o San Cristobal de Coroi-
co, de la provincia de Nor Yungas, del departamento de La
Paz, el 28 de septiembre de 1781 .
Hizo sus primeros estudios en la ciudad de La Paz, de
donde pasó a la universidad de Córdova para continuar con
ellos , sin haber logrado concluírlos ; pues en 1809 sobrevi-
nieron los acontecimientos de la revolución paceña del 16
de julio , a consecuencia de la cual fueron ahorcados sus her-
manos Victorio y Gregorio, que jugaron rol importante como
protomártires de la emancipación americana.
Vuelto a su patria, enrolado en el primer ejército au
xiliar argentino al tener conocimiento de la desventurada
suerte de sus hermanos , Lanza juró vengar la sangre de
éstos y comenzó a combatir a los opresores de su suelo ; y
como Pelayo en las montañas de Austrias batalló sin tregua
ni descanso, unas veces bajo el comando de valerosos jefes ,
otras como caudillo independiente capitaneando sus invensibles
huestes en las breñas de Ayopaya, Yungas e Inquisivi . Ven-
eido unas veces y vencedor otras , supo conquistar la fama
de valiente , habiéndosele llamado el "Pelayo boliviano" por
su inquebrantable heroísmo y abnegación en hacer la gue
rra sin cuartel a la causa española .
Entre los inumerables hechos de armas a los que asis-
tió nuestro héroe sobresalen por su magnitud y resultados ,
los siguientes : Aroma ( 1810 ) , Guaqui ( 1811 ) , Amiraya
( 1811 ) , Sicasica ( 1812 ) , Puri ( 1818 ) , Palca ( 1821 ) , Zepita
( 1823 ) La Paz ( 1823 ) , Falsuri ( 1823 ) .

Consumada la capitulación de Ayacucho, el general Su-


cre , que se encontraba en el Cuzco, sabedor de las hazañas
y la temeraria lucha librada por Lanza durante 15 años con-
tra el poderío español, le expidió el nombamiento de Coman-
dante General de la provincia de La Paz, en fecha 10. de
enero de 1825.
GENERAL DE DIVISIÓN JOSÉ MIGUEL LANZA 125

El entonces coronel Lanza ocupó la ciudad el 29 del ci-


fado mes, al mismo tiempo que las tropas realistas evacua-
ban la plaza, he hizo inmediatamente la proclamación de la
independencia del Alto Perú , encargándose del mando de la
ciudad con el título de presidente ; luego envió emisarios an-
te el general Sucre poniéndose a sus órdenes y sometiendo
a su deliberación la provincia de su mando.
El 7 de febrero de 1825 , el mariscal Sucre hizo su en-
trada a la ciudad de La Paz a la cabeza del Ejército Liber-
tador. Para ese día Lanza había convocado a todo el vecinda-
rio con objeto de salir al encuentro de tan ilustre prócer y re-
cibirlo como al salvador de la patria. Sucre , después de haber
sido objeto de grandes muestras de gratitud, cariño y respeto.
For parte de Lanza y su pueblo , estrechó contra su pecho al in-
incansable guerrillero vertiéndo lágrimas de emoción al saber
que éste era hermano menor de los patriotas inmolados por la
santa causa, y lo puso a su derecha para hacer su ingreso
en la ciudad.

Desde ese momento el benemérito e intrépido caudilio


de los 15 años fué uno de los compañeros inseparables y uno
de los más ardientes defensores del Mariscal, quién le dis-
pensó su más íntima amistad.

III

Reunida la Asamblea Deliberante para fijar los destinos


dei Alto Perú, Lanza fué designado unánimente por el pue-
blo de La Paz para represetarlo en dicha asamblea y cuan-
do ella fué instalada tuvo la gloria de presidirla el día en
que se firmó el Acta de la Independencia de las provincias
del Alto Perú ( 6 de agosto de 1825 ) .

Antes de clausurar sus sesiones , la Asamblea qui-


so premiar los importantes servicios de Lanza y le ótór-
gó el ascenso al grado de general de brigada, habiendo sido
destinado por el libertador Bolivar, como Comandante de la
División Colombiana que guarnecía la ciudad de Cocha-
bamba.

32
126 GENERALES DE BOLIVIA

Pocos meses después fué promovido para desempe-


ñar el puesto de Primer Ayudantedel Ministerio
Ministerio de la
Guerra.

La Asamblea General del año 26 , en su sesión del 25


de diciembre aprobó una ley por la cual se le asignaba al
general Lanza la cantidad de quince mil pesos " en compen-
sación a sus haberes atrasados hasta el 9 de febrero de
1825 , y a los distinguidos y muchísimos servicios que prestó
a la causa de la independencia" .

A su vez el mariscal Sucre , le señaló dos ayudantes y


dos ordenanzas , desempeñados por un capitán, un teniente
y dos sargentos.

IV

Cuando Lanza ejercía el cargo de Prefecto y Coman-


dante General de Chuquisaca, fué sorprendido con el inau-
dito motín del 18 de abril de 1828 que atentó contra la vida.
del impecable Sucre. Fué entonces que "voló" a Potosí
en busca de tropas, volviendo a la cabeza de algunos bravos
que no alcanzaban a cien , juntamente con el valeroso ge-
neral López de Quiroga.

Acampada la tropa defensora del orden en las alturas


de la Recoleta, Lanza bajó con una parte de ella y sostuvo
el fuego con los amotinados , mientras López procuraba ga-
nar la plaza, como en efecto lo hizo, libertando al Mariscal
que había sido sometido a prisión por los revoltosos del 18
de abril. !

Para recompensar la lealtad y arrojo desplegado por


Lauza, el presidente Sucre le otorgó el grado de general de
división ( 22 de abril ) .

Infelizmente, durante la refriega del día 21 , nuestro


prócer había sido gravemente herido en el pecho, a conse-
cuencia de la cual murió después de haber luchado durante
ocho días con la muerte .
GENERAL DE DIVISIÓN JOSÉ MIGUEL LANZA 127

Al amanecer del 30 de abril de 1828 se cortó la existen-


cia de este ilustre patriota, a los 47 años de edad , cuando aún
ia Patria esperaba mucho de él.
Se cuenta que mientras se encontraba en agonía horas '
antes de expirar, y notando la presencia del secretario pri-
vado de S. E. , Lanza le hizo un último encargo rogando le
digera al Mariscal que moría no solo tranquilo sino gozo-
so, por que era en defensa de su Sucre y de su Bolivia.

El héroe , el incomparable guerrillero que había sido


uno de los nueve sobrevivientes de entre los ciento dos cau-
dillos de la libertad , a quién durante tantos años habían res-
petado las balas, murió defendiendo el orden y las leyes
después de haber vivido luchando por conquistar la libertad
de su patria !
General de división Carlos Medinaceli

( 1779-1841 )

"Debemos ponernos por modelo


algún varón virtuoso y pensar que
asiste de continuo a nuestras obras".

El penemérito general don Carlos Medinaceli fué uno


de aquellos bravos que después de haber servido caballe-
rescamente a su Rey y de haber destruído las últimas hues-
tes realistas luchando denodadamente en las serranías de
T'umusla, se enroló en el nuevo ejército de su patria para ser-
virla con la misma abnegación de los pimeros años de su
juventud militar.
Hijo de virtuosos españoles , nació en 1779 en el pue-
blo de Tuctapari, de la provincia de Linares , del departa-
mento de Potosí, habiéndose enrolado desde muy jóven en
GENERAL CARLOS MEDINACELI 129

el ejército realista obteniendo todos sus grados militares has-


ta el de teniente coronel.

En 1816 se le vé ya d'escollar como capitán en el biza-


rro batallón " Chichas", comandando a su tropa con peri-
cia e inteligencia en varios encuentros con los patriotas , al
ser enviado por el Virrey Pezuela a pacificar el teritorio
altoperuano, donde obtuvo el expléndido triunfo de Tiraho-
yo, sobre el patriota Cardoso.

Ascendido al grado de teniente coronel, Medinaceli fué


destinado como jefe del mismo batallón ( Chichas ) , y en 1818
marchó a la cabeza de su unidad a "limpiar las orillas del
Pilcomayo que estaban infestadas de patriotas " .

En 1825 le vemos abrazar la causa de la independencia,


siempre a la cabeza de su bravo batallón que en esa época
pertenecía al ejército realista comandado por el general Pe-
dro Olañeta, único jefe español que aún presentaba resisten-
cia y seguía luchando por reconquistar las tierras del Alto
Perú, después de la victoria alcanzada por el mariscal Sucre
en Ayacucho . El hecho se desarrolló de la siguiente ma-
nera :
Medinaceli se encontraba en Chichas organizando al-
gunas fuerzas por orden de su jefe Olañeta para proseguir la
campaña contra las tropas libertadoras , pero simpatizando
con la causa de los independientes prometió a Sucre entre-
gar "vivo o muerto " a su jefe que se encontraba en la ciu-
dad de Potosí. Olañeta, a la aproximación del ejército liber-
tador, a cuya cabeza se encontraba el Mariscal, desocupó la
ciudad "yéndose con rumbo al sud donde pensaba unirse al
teniente coronel Medinaceli, sin sospechar que éste ya
se había pasado a la causa de los independientes " .

"La noticia de esta defección-dice Arguedas - causó


al jefe realista un deseo vehementé de castigar la falta de
su subordinado ; pero como éste se hallaba empeñado en
cumplir su compromiso a Sucre, no vaciló en alistarse al
combate con sus 300 chicheños el 10. de abril de 1825 en
la quebrada de Tumusla donde se presentó Olañeta con sus
tropas".
33
130 GENERALES DE BOLIVIA

"El combate fué obstinado, y Medinaceli supo batirse


con bravura a la cabeza de sus chicheños que eran gentes
rudas y batalladoras ; pero las de Olañeta que sumaban 700 ,
solo dejaron el campo a eso del anochecer viendo caer a su
jefe gravemente herido "..

Así fué cómo Medinaceli apagó para siempre los úl-


timos fuegos de los opresores del Alto Perú .
"Tumusla, para Bolivia,-dice el señor Gregorio Ba-
rrenechea es la piedra angular sobre la que asentó la na-
cionalidad y este hecho debemos recordarlo siempre e in-
culcar a las generaciones de hoy que ella demuestra los
grandes esfuerzos de nuestros antepasados para legarnos
una patria libre y no una provincia del Perú o la Argentina,
como habría sucedido si las fuerzas argentinas o colombia-
nas habrian sido las vencedoras" .

"Medinaceli es el símbolo del patriota guerrero por la


conquista de la libertad ; él, con su clarividencia, supo pre-
ver las consecuencias que habrían acarreado para estas pro-
vincias si no vencían por sí solas a los últimos dominadorés
de América".

Cuando el marical Sucre recibió el parte del triunfo


obtenido por Medinaceli, se dirigió lleno de alegría a todos
los que en ese momento le rodeaban, diciéndoles : "Com-
patriotas : ya no hay hombre ni cosa que ataje las armas de la
independencia, porque Medinaceli ha dado en tierra con el
último jefe godo que macillaba la Patria".
El fundador de Bolivia reconoció el mérito de Medina-
celi, pues en cuanto éste llegó a Potosí lo miró con alta
consideración, no desdeñándose ponerlo a su derecha, tal
vez presagiando que con el tiempo sería el sostén de las ga-
rantías e instituciones de la patria que él fundaba ; de aquí
que le otorgó el ascensé al grado de coronel efectivo , en
abril de 1826, nombrándole Gobernador de la provincia de
Chichas al enterarse de su amor al trabajo y su disposición
para la carrera de la gloria.
GENERAL CARLOS MEDINACELI 131

Mucho tiempo desempeñó Medinaceli este importante


cargo, en el que desgraciadamente llegó a inspirar serios re-
celos al mariscal Sucre , como se ve en las cartas que éste
dirigía al prefecto de Potosí ( general Galindo ) recomendán-
dole mucha vigilancia sobre Medinaceli . Copiamos algunos
acápites de dichas cartas :

"....Debo advertir a Ud. que ayer á venido un paisano


de Tarija trayéndome de parte del coronel Méndez el si-
guiente recado : Que de Potosí lo han invitado a unirse con
un partido que hay en el Departamento para hacer una revo-
lución, y proclamarse unidos a la República Argentina, para
lo cual cuentan echarse sobre las armas que están en el
parque de Potosí, y los caballos que están en Chichas.-Di-
ce Méndez que él cree que mas bien sean godos los que
entran en esto- Yo no creo nada de todo esto ; pero sí ad-
vertiré a Ud. que no tengo confianza ninguna, ni de Medi-
naceli que está en Chichas, ni de Arraya que está en Mo-
jo: a ambos los creo muy malos .- Tenga Ud. la vista entre
ellos y busque en aquellos pueblos personas que con mu-
cha cautela espien sus pasos y den a Ud. aviso de todo.-
Por lo demás tome Ud. las precauciones que guste guardán-
dose un poco de los emigrados malos , pues hay entre ellos
muchos malos, etc'.
...

"... Está bien que Ud. piense en que Medinaceli y


Arraya se conduzcan bien ; pero esto no obstante debe Ud .
hacerlos observar muy de cerca, pues que además de que
hay denuncia al Gobierno contra ellos , son también los
únicos que pueden acaudillar en alguna novedad ; por que
sus graduaciones les dan cierto prestigio, y porque habiendo,
sido Jefes del Ejército de Olañeta, tendrán a su séquito los
oficiales que eran de él , que están vagos y sin destino en el
país y encontrarían dentro de los desertores con que for-
mar tropas.... "
‫ܕ܂‬
"...Advierto a U. que todos , todos los que vienen de Chi-
chas me dan tan malos informes de Arraya y Medinaceli,
que no sé como cambiarlos con lo que dice Ravelo : todos ,
132 GENERALES DE BOLIVIA

todos temen de ellos porque hablan descaradamente contra


Bolivia y su Gobierno, es preciso que Ud. insista en que Ra-
velo examine bien todo.... "

Il

Una vez incorporado e inscrito en el escalafón del


ejército el coronel Medinaceli siguió la carrera de las ar-
mas con honor y brillo, habiendo hecho todas las campañas
de la confederación en las que luchó con denuedo y temera-
rio arrojo .
Como testigos de su valor, ahí están las medallas de
Yanacocha, Socabaya, Iruya y Montenegro.
Ascendido al rango de general de brigada en 1836 por
el Congreso de Sicuani, asistió a la campaña del Sud en
1838 , al lado del general Braun, para contener las huestes
argentinas que avanzaban para invadir el territorio ра-
trio.
Cuando el general José Ballivián levantó el estandarte
revolucionario el año 1839 , Medinaceli se puso frente al
caudillo y saliéndole al encuentro con su división compues-
ta de los batallones 50. , "Legión " , "Potosí" y algunas tropas
de caballería y artillería, lo batió en Sicaya derrotándolo to-
talmente. En premio a esta actitud enérgica y patriótica en
defensa del orden y de la ley, el Congreso del citado año
le otorgó el alto grado de general de división , declarándole
además "Hombre de la Ley”. Al mismo tiempo le conce-
dió el uso de una medalla de oro guarnecida de brillantes
con la siguiente inscripción "La Nación Boliviana al Hombre
de la Ley, General Carlos Medinacell , en 20 de julio de
1839".

III

Durante el gobierno del presidente Velasco , desempeñó


el cargo de Prefecto y Comandante General del départamen-
to de La Paz, habiendo sido promovido el 19 de febrero de
1841 al elevado puesto de Ministro de Guerra y Marina ; es-
GENERAL CARLOS MEDINACELI 133

te fué el último cargo militar y politico de su vida, pues


descendió a la tumba el 1o . de marzo del mismo a la edad
de 62 años.

Tal fué el general de división don Carlos Medinaceli .


Humilde de cuna y casi sin instrucción, supo ser grande
por su valor y por el inmenso amor que profesó a su patria.
Su nombre, unido al de Tumusla, vivirá mientras exis-
ta la patria boliviana.

34
General de División Mariano Enrique Calvo
( 1782-1842 )

"El patriotismo no consiste so-


lo en contar las glorias de los que
, hicieron grande a la Patria en lo
.pasado, sino principalmente en
imitar sus virtudes para hacerla
más grande en lo porvenir".

Este preclaro varón que jugó vapel importante en la


política del país desde los primeros años de la indepen-
dencia, merece ser colocado en primera línea entre los pa-
triotas que se sacrificaron por la patria prestándole todo el
concurso de su saber y de su inteligencia
Nosotros consignamos su nombre en estas páginas no
por que hubiera ganado alguna batalla en las filas del ejér-
GENERAL DE DIVISIÓN MARIANO ENRIQUE CALVO 135

cito, sinó únicamente por que su nombre figura en el es-


calafón militar entre los generales de la República ; pues
el grado de general de división que se le confirió solo fué
una gracia y distinción que quiso hacerle el mariscal San-
ta Cruz, como distinción de alto honor en premio a sus
importantes servicios.
Nació el 18 de julio de 1782 en la ciudad de Chuqui- ·
saca, donde terminando sus estudios se recibió de Abogado
en la Real Audiencia de Charcas , habiendo descollado entre
los hombres de su época en el conocimiento de las leyes .
Fué el primer Fiscal General de la República al ins-
falarse en 1827 la Corte Suprema de Justicia, habiendo sido
también un incansable colaborador del mariscal Sucre .
En 1829 desempeñó la secretaría de relaciones exteriɔ-
res y del interior, habiendo celebrado la convención de au-
xilios pedido por el presidente del Perú, general Orbego-
So.
Durante la ausencia del mariscal Santa Cruz con moti-
vo de las campañas de la confederación , Calvo desempeñó
la presidencia de la república en su calidad de Vice-presi-
dente de la Nación.
El congreso extraordinario reunido en Tapacarí el año
1836 , le confirió, a propuesta del mariscal Santa Cruz , el
alto grado de general de división, y le otorgó una medalla
de oro guarnecida de brillantes en premio a sus eminentes
e importantísimos servicios prestados a la Patria. Este as-
censo dió orígen a diversas polémicas entre escritores e his-
toriadores , uno de ellos , Subieta Sagárnaga, dice que fué
nada más que un "título irrisorio y burlesco , tratándose de
un abogado anciano que jamás tomó un arma de comba-
te ni pisó el cuartel. El doctor Calvo tuvo la debilidad de
aceptar ambas cosas tan graciosamente concedidas por el
el congreso de Tapacarí" .

II

Amigo decidido del Gran Mariscal de Zepita y soste-


nedor de su política internacional , cayó juntamente con el
caudillo y su bandera, sufriendo las persecuciones consi-
136 GENERALES DE BOLIVIA

guientes de los que le sustituyeron en el mando ; pero, hom-


bre firme y de carácter inquebrantable, solicitada su cola-
boración en posteriores situaciones, se las negó rotundamen-
te , diciendo en un manifiesto que escribió en 1840 , lo si-
guiente : "No se si por desgracia o felicidad , la naturaleza
no me hizo de cera como a otros hombres , que se amoldan
a todo, y que a cada minuto cambian de principios , de afec-
ciones y de lenguaje . En Bolivia todos conocen mejor que
yo, hombres que han servido con la misma lealtad y celo,
al rey absoluto, al rey constitucional ; otra vez al absoluto ,
a sus virreyes de Lima a la patria que se llamó vieja, a la
constitución vitalicia, a la adminisración Santa Cruz y por
fin a la restauración , siempre invocando la ley".
Hermoso pensamiento que demuestra la integridad de
sus opiniones políticas, la honradez a los principios y a los
sentimientos patrióticos y la absoluta lealtad a los hombres
y a la moral cívica.
También desempeñó en varias ocasiones los puestos
de prefecto , vocal de la Corte Suprema de Justicia ; fué
convencional, diputado y diplomático . Ejerció la presiden-
cia de la república durante las tres campañas de la confe-
deración perú- boliviana.
Falleció en la ciudad de Cochabamba el 29 de julio
de 1842 , a la edad de 60 años , "dejando huellas invorrables
de laboriosidad y de competencia" .
La Capital de la República ha denominado a una de sus
calles principales , con el nombre de este ilustre ciudadano ,
en homenaje a su memoria.
General de división Francisco Burdett O'Connor

( 1791-1871 )

"Que la Historia de Bolivia dé


.a su nombre un lugar en sus imor-
tales páginas y que la Patria, re-
cuerde alguna vez al que fué uno
de sus más heróicos, más leales ,
más desinteresados y más abnega-
dos servidores".

(D' Arlach ) ,
I

La memoria de este infatigable luchador por la causa


americana y por el engrandecimiento de Bolivia, debe ser
recordada con cariño y gratitud por todas las generaciones
bolivianas . Para aquilatar en lo que valen los servicios de es-
te heróico y leal servidor de nuestra patria, extractaremos
a grandes rasgos, de su libro " Recuerdos " , su vida y sus
obras.

35
138 GENERALES DE BOLIVIA

El general Francisco Burdett O'Connor, nació en la


ciudad de Cork ( Irlanda ) , el 12 de junio de 1791 , habien-
do sido hijo de Rogerio O'Connor, último vástago de aquella
antigua casa de Irlanda.
En 1809 concluyó sus estudios en las escuelas france-
sas clásicas y colegios militares en las que había aprendido.
el manejo , táctica y evoluciones de todas las armas , pero
perseguida su familia por el gobierno inglés por haber to-
mado parte ( su padre ) , en la insurrección de 1798 , resolvió
el jóven O'Connor abandonar su país, hogar y comodidas que
le brindaba su fortuna, para venir a la América en busca
de una nueva patria, donde el gran Simón Bolivar acaba-
ha de proclamar la libertad .
En el mes de julio de 1819 se embarcó, a los diez.
y ocho años de edad, en el trasporte "Hannah, con cien jefes
y oficiales, y ciento uno de tropa, todos ellos vecedores
del inmortal Napoleón en Waterloó y licenciados con mo-
tivo de la reducción del ejército.
Los últimos días de febrero de 1820 la legión ingle-
sa desembarcaba en América y se ponía a órdenes del Li-
bertador Bolivar.
( Desde este momento el infatigable general Francisco
Burdett O'Connor se debía por entero a la América que en
esos momentos hacía el sacrificio de la vida y de la sangre
de sus habitantes para conseguir la independencia y la li-
bertad ; a esa América que con sus codiciados tesoros ocul-
tos llamó la atención del orbe entero atrayendo sobre si al
hombre de todas las latitudes la Tierra con la perspectiva
de brindarle generosa sus incomparables grandezas .

II

En Pampatar ( Colombia) se organizó un nuevo cuerpo


con el nombre de "Lanceros " , habiendo sido designado por
unanimidad y a petición de sus compañeros jefe de aquél
cuerpo, el comandante O'Connor.
Después de una serie de campañas y batallas siempre
victoriosas , como en Margarita, Río Hacha, Santa Marta y
Cartagena, en las que O' Connor desempeñó el cargo de Je-
GENERAL DE DIVISIÓN BURDETT O'CONNOR 139

fe de Estado, Mayor de la División Carreño del Ejército del


Norte , Bolivar ordenó la traslación de este ejército al Pe-
rú.
La mañana del día 16 de octubre de 1823 , se verificó
en Panamá el embarque de las tropas en número de mil
hombres y en la tarde navegaba en alta mar la segunda di-
visión colombiana auxiliar del Perú , bajo las órdenes del
teniente coronel O' Connor.

Desembarcó en el Callao, después de doce días de na-


vegación , siendo recibido por el general Bolivar..
"Este mismo día-cuenta O' Connor- me invitó el Li-
bertador a comer con él , sólos , en la huerta de la casa que
ocupaba" .
"Durante la comida me preguntó entre otras cosas , qué
podía haberme inducido a salir de mi país en donde él sa-
bía muy bien que yo vivía en la opulencia, a venir a Colom-
bia a pasar los trabajos y penalidades que él y sus paisanos
estaban arrostrando" .

"Le dije ingenuamente que había venido a América a


perfeccionarme en el arte práctico de la guerra , habiendo
aprendido la parte teórica en los colegios militares y que
tenía la esperanza, si sobrevivía a la guerra en la que es-
taban empeñados, de poder volver a Europa y ser útil a la
emancipación de mi patria algún día” .
"Se levantó entonces el Libertador de su asiento y es-
trechándome con fuerza entre sus brazos : ¡ Ah !, me dijo,
cuanto desearía tener muchos jefes como Ud . ! Consuélése ,
mi querido O' Connor, ayúdeme en esta campaña, que es-
pero será la última, y yó le daré un regimiento de mis lla-
neros para ayudarle a libertar su patria, su Irlanda" .
Luego de haber desempeñado una série de importan-
tes comisiones , fué destinado como jefe del batallón "Var-
gas " . Meses después , en mayo de 1824 , el Libertador fle
envió a Huaras donde estaba acantonado con su batallón,
los despachos de coronel efectivo del ejército de Colombia,
con el mensaje de si quería continuar en el mando de su
batallón "Vargas" o pasar a ser Jefe del Estado Mayor Ge-
neral del Ejército Unido Libertador.
140 GENERALES DE BOLIVIA

O'Connor manifestó al mariscal Sucre que prefería


ser sargento en el batallón "Vargas" al de Jefe de Estado
Mayor General ; pero el Mariscal había resuelto este asunto
de otro modo . Dió el mando del Batallón al corónel Morán
y el cargo de Jefe del Estado Mayor General del Ejército
Unido Libertador, al coronel O' Connor.

Largo sería narrar la labor y las comisiones desem-


peñadas por el coronerl O' Connor en su elevado y delica-
do puesto de Jefe del Estado Mayor General ; solo referire-
mos algunos detalles de su actuación en este alto cargo :
El día 6 de diciembre de 1824, víspera de la gran ba-
lla de Ayacucho, el mariscal Sucre le encomendó para que
buscara una posición en la que de una vez se pudiera dar
fin a la campaña con provecho de las armas libertadoras .
O' Connor se adelantó y reconociendo las posiciones que le
parecieron convenientes , esperó al Mariscal , quién se pre-
sentó pocos momentos después . Cuando aquél le enseñó el
terreno elegido , le dijo :
"Y esto llama Ud. una buena posición ?" .

"Más adelante está, y buena" , le respondió O'Con-


nor.
Sucre se incomodó y volviendo bridas a su caballo par-
tió al galope para ir a encontrar al ejército que estaba en
marcha.
"Yo me quedé como clavado en aquél sitio- dice O' Con-
nor- ; perdí la paciencia y sacando una de mis pistolas car-
gadas , la amartillé y me la dirigí a la sien con intención de
destaparme los sesos . Mas, no, me dije, a mí mismo ; esto
sería un acto criminal y cobarde. Es preciso ver el
fin de este drama ; y arrojando la pistola me dirigí al galo-
pe donde iba nuestro General en Jefe y acercándome a él le
dije :
-"Por Dios, mi General, & que va a hacer ? No vé que
si bajamos a la quebrada, nos acabarán los enemigos a gal-
gas, sin necesidad de disparar un solo fusil ? ".
GENERAL DE DIVISIÓN BURDETT O'CONNOR 141

" No sé que hacer ; estoy loco " , exclamó el General .


"-Volvamos , mi General, le dije entonces , a la posi-
ción que tengo escogida y bien reconocida ; y si librada allí
la batalla no ganamos y no es nuestra la victoria, ahí mismo,
sea cual fuese la direción por la que nos ataquen há-
game fusilar en ese campo".

"El General en Jefe se dignó escucharme. Subimos y


colocamos el ejército" .

A la mañana siguiente , el Mariscal insistió para cambiar


de posiciones , a lo que el coronel O' Connor se opuso di-
ciéndole :

"Mi General, yo no me muevo de esta posición , en don-


de le he prometido una victoria segura si el enemigo nos
ataca".

Al fín cedió el mariscal Sucre, se tomaron todas las


medidas necesarias y se esperó el ataque enemigo.

Llegó la aurora del 9 de diciembre de 1824 y se ganó


la batalla de Ayacucho con la que se selló la independencia
americana. Cuando el general español Gerónimo Valdéz se
dirigió prsionero al campamento del Mariscal , su saludo fué
con estas palabras : "Nos han fundido ustedes . Su posición.
había sido una trampa número cuatro ; los que en ella entra-
ban, no volvían a salir".

"Y esto fué, justamente ,-sigue O' Connor-lo que yó


dije al General en Jefe la tarde en que estábamos colocar-
do las divisiones de nuestro ejército en las posiciones que
yo había escogido y de las cuales él no se mostró conten
to",

Una vez que capituló el ejército español , las divisio-


nes del Ejército Unido Libertador fueron destinadas a di-
ferentes puntos para descansar de las fatigas de la campa-
ña. El coronel O'Connor recibió entonces , juntamente con
un pliego de instrucciones, la nota siguiente :
"Señor Coronel : Estando para emprender la cam-
paña del Alto Perú y deseando se termine ella con toda
la gloria de las armas libertadoras , como hasta aquí, he
elegido a U. S. para que, encargándose de la dirección
36
142 GENERALES DE BOLIVIA

de las últimas operaciones , complete nuestros triunfos.-


Sucre".
IV

Para cumplir la orden que antecede , O' Connor orga-


nizó su división con los batallones 10. 20. y " Legión Perua-
na" , reforzándolos con mil doscientos hombres de los prisio
neros tomados en Ayacucho ,, fuera del Regimiento "Húsa-
res del Junín " .

En enero de 1825 salió el mariscal Sucre dirección al


Alto Perú, juntamente con la división organizada por el co-
ronel O'Connor. Llegaron sucesivamente a Puno, La Paz
(donde Sucre dió el importante decreto invitando a las pro-
vincias del Alto Perú para decidir de su futura suerte )
Oruro, Potosí y Chuquisaca.

En el trayecto de Oruro a Potosí se adjuntó don Ca-


simiro Olañeta quién , entre otras cosas dijo al coronel
O'Connor :
"He estado hablando con el general Sucre sobre Su
decreto dado en La Paz sobre nuestra futura suerte en es-
te Alto Perú , y sobre si nos convendría más agregarnos al
Bajo Perú o a la República Argentina; y deseo conocer la
opinión de Ud. Coronel, en este asunto que nos importa
tanto".

"Doctor Olañeta, respondióle O ' Connor sin vacilar, si


este país del Alto Perú ofrece tantos recursos más adelan
ie , hacia el Sud, hasta La Quiaca, como se encuentra
desde el abra de Santa Rosa, que entiendo ser su vérda--
dera demarcación por el Norte, yo no veo por qué razón
tega necesidad de agregarse ni al Bajo Perú ni a la Repú-
blica Argentina”.
El doctor Olañeta no dió tiempo para más explicación ,
picó su caballo y se fué al galope en alcance del general
Sucre.
Por la noche , cuando llegaron a Condocondo y fué el
coronel O ' Connor al alojamiento del general Sucre , a dar-
le parte de las novedades de la división , todos los allí pre-
GENERAL DE DIVISIÓN BURDETT O'CONNOR 143

sentes lo abrazaron llamándolo : "FUNDADOR DE LA NUE-


VA REPUBLICA" .

En septiembre de 1825 , O' Connor desempeñó una


importante comisión en Tarija, donde desplegó una labor
dificil y patriótica fijando el rumbo y la suerte de ese im-
portante pedazo de territorio con respecto a las provincias
de Buenos Aires . Pués fué él quién dió la idea a la repre-
sentación Tarijeña para que pidiese su anexión a Bolivia ,
después de haber sido ya decretada por el Libertador la
cesión de dicha provincia al Gobierno Argentino, según sə
ve por la respuesta que dió a los señores Arce y Trigo ( di-
putados elegidos para el Congreso de Buenos Aires ) , cuan-
do éstos le pidieron su opinión sobre el asunto. "El único
recurso legal que yo hallo para este delicado asunto, les di-
jo, es que se haga una representación ante el Congreso de
Buenos Aires , firmada por todo el vecindario de esta Pro-
vincia sobre su voluntad de pertenecer a la nueva Repúbli-
ca de Bolivia y el derecho que asiste a los pueblos para dis-
poner de sus destinos en circunstancias como ésta, en que
acaban de declararse independientes y soberasas".
Concluída su importante comisión en Tarija, O ' Con-
nor recibió otra no menos importante, mediante la siguien-
te nota:
“Al Señor Coronel Jefe de Estado Mayor General,
Francisco Burdett O' Connor. - Señor : Su Excelencia el Li-
bertador ha tenido a bien conferir a Usía una comisión de
suma importancia, la cual, verificada con buen suceso , le
granjearía no sólo la honra, sino la gratitud de todos los
pueblos del Alto Perú. • • 19 y seguía diciendo que esta nue-
va República carecía de un puerto de mar, que se dirigiera a
la costa de Atacama, levantase un mapa del Loa, Cobija, Me-
jillones y Paposo , y habilitase para el comercio el que en-
contrase mejor .
Pocos días después , O' Connor salía de Tarija y se di-
rigía a Tupiza, de donde marchó por Salta hasta la costa
de Atacama.
144 GENERALES DE BOLIVIA

VI

Llegado que hubo a Atacama, O' Connor se preocupó


de organizar su expedición y se dirigió a Cobija pasando por
Calama.
En este punto comenzó a dar cumplimiento a las ins -
trucciones que tenía, efectuando los reconocimientos para la
elección de un puerto que sirviera a Bolivia.
Encontró que Cobija era el más adecuado, por tener mayor
fondo pra que anclasen los vapores ; Mejillones era un sitio
hermoso, pero sin agua ; el Paposo, estaba aislado y el via-
je hasta allí era muy difícil por falta de agua , víveres , fo-
rraje , etc. "Empero , dice en sus "Recuerdos" , si yo hu-
biese podido penetrar en lo futuro , hubiera habilitado los
dos puertos , el de Paposo y el de Atacama. De este modo
se hubiese evitado las posteriores pretensiones infundadas
de Chile , y su usurpación de la provincia más rica de Bo-
livia" .

Más adelante agrega : "Lo que puedo asegurar con con-


fianza es que si me hubiese visto con el Libertador y si le
hubiese hecho saber de los datos que había tomado, el Li-
bertador a su llegada a Lima, hubiera arreglado todos los
linderos entre el Alto y Bajo Perú por un decreto , el cual hu-
biera aumentado el territorio de Bolivia, con todo el co-
llado del Cuzco y Arequipa".

VII

Premiando los importantes servicios que hasta aquí ha-


hia prestado a Bolivia el coronel O' Connor, el mariscal Su-
cre le había concedido algunas tierras situadas en Nuhaso ,
frontera de Tarija, que colindaba con los indios Tobas ,
Chiriguanos , Chaneses y otros , y cuando se encontraba
en preparativos de marcha para ir a establecerse en aque-
lla región , fué firmado el tratado de Piquiza cuyo artículo
40. prescribía que todos los estranjeros venidos en el ejér-
cito libertador debían abandonar el territorio de Bolivia.
general de división Burdett O'connor 145

En esta virtud, O' Connor comenzó por vender sus intereses


para ir a radicarse a Salta ; pero la noche antes de su via-
je, se presentaron en corporación todos los vecinos nota-
bles de Tarija con un acta firmada por el vecindario pidién-
dole no emprender su marcha a Salta y mas bien radicarse
definitivamente en aquella ciudad.
Comprometido por el generoso vecindario tarijeño ,
nuestro héroe desistió del viaje y se marchó a sus propieda-
des de la Frontera donde se instaló definitivamente , y cuan
do se encontraba atareado en el campo con sus trabajos
agrícolas , recibió una carta del mariscal Santa Cruz , quién
se había posecionado ya de la presidencia de la república ,
en la que le preguntaba si podría contar con sus servicios.
en caso de necesitarlos . Sin atender a los ruegos de su es-
posa, O' Connor, sintiendo latir su corazón con la alegría
que le causaba al pensar volver a vestir el uniforme militar,
respondió indicando que le era imposible excusar sus servi-
cios para defender al país en el que comía el pan y que po-
dría con toda confianza mandarle sus órdenes .

A vuelta de correo recibió otra segunda carta de Santa


Cruz, llamándole al cuartel general en La Paz.

VIII

Como militar disciplinado y sin pérdida de tiempo , se


puso en marcha para ponerse a órdenes del Gobierno. Lle-
gado que fué al cuartel general, el Presidente le destinó co-
mo Ayudante General del Estado Mayor General, expidién-
dole el siguiente despacho :
"Considerando necesarios los servicios del Coronel de
Colombia Francisco Burdtt O' Connor, he tenido a bien lla-
marlo para que sirva en el Ejército de Bolivia, con la anti-
güedad de 9 de febrero del año de 1825 , desde cuya época.
los ha prestado con utilidad”.

Luego, por resolución del Congreso reunido en 1831 ,


el coronel O' Connor fué ascendido a la clase de general de
brigada, y el Gobierno le encomendó la cartera de Gue-
rra.

37
146 GENERALES DE BOLIVIA

En enero de 1832 , el general Santa Cruz había recibido


un desafío del caudillo argentino Quiroga, "amenazándole
venir a quitarle la provincia de Tarija" . Entonces Santa
Cruz llamó al general O' Connor y le dijo : "Yo no pensaba,
que Ud. se separase ni por un momento de mi lado. Nadie
mejor que Ud. conoce aquél territorio, que puede llegar a
ser el teatro de una campaña. Tomará Ud . un batallón de in-
fantería y un regimiento de Caballería, marchará a Tari-
ja y me pondrá toda la provincia en estado de defensa contra
ese gaucho".
O'Connor salió de La Paz, el 10. de febrero y llegó a
Tarija el 27 .
En poco tiempo formó una división de mil cuatrocien-
tos hombres organizada en dos batallones de Infantería y
cuatro regimientos de Caballería y con la que estuvo listo
para emprender cualquier campaña. Luego después y con-
cluída su misión militar para organizar tropas en el Sud ,
O'Connor recibió la orden de hacer algunos trabajos de
agrimensura demarcando los terrenos baldíos de la Fron-
tera.
Cuando se entregaba al descanso, terminadas que fue-
ron sus labores , llegó una nota del Ministerio de Guerra en
la que se le indicaba dejar sus trabajos para marchar
al Cuartel General.

IX

Una vez en Chuquisaca, se hizo cargo del Ministerio


de Guerra y del Estado Mayor General.
Hombre ecuánime, caballeroso , recto y justiciero , el
general O'Connor no se subordinó nunca ni Se doblegó
ante las imposiciones de los de arriba, como se ve en el si-
guiente caso :
En una ocasión , después de practicada una inspección
de caja en el batallón 40. , cuyo jefe era el coronel Manrique ,
resultó contra éste un cargo de 800 pesos , y fué sometido
a juicio...
El general Santa Cruz, charlando un día, le dijo entre
otras cosas :
GENERAL DE DIVISIÓN BURDETT O'Connor 147

-"Mi amigo O' Connor, he mandado enjuiciar al coro-


nel Manrique por robo de fondos de su batallón y pienso
nombrar a Ud . Presidente del Consejo de Guerra que debe
sentenciar esta ruidosa causa" .

-"Por lo mismo , señor, le respondió O' Connor, que


piensa Ud. en que yo sea Presidente de ese Consejo, no
debemos hablar de él aquí ni en ninguna parte con anticipa-
ción ; aunque puedo, asegurarle que su conversación y sus
indicaciones NO TENDRAN INFLUENCIA SOBRE MI ... "

El Consejo de Guerra falló en sentido de que el coro-


nel Manrique fuera dado de baja del ejército. Cuando San-
ta Cruz supo la sentencia, se incomodó . El quería que el
Consejo le sentenciara a muerte y reconvino con aspereza al
general O'Connor. Este le respondió diciendo que se es-
taba arrogando facultades que ni los Reyes de España se
atribuían , que la causa estaba sentenciada con todo el ri-
gor de las leyes vigentes.
Con este incidente, la situación del general O' Connor
se hizo difícil y resolvió solicitar sus letras de cuartel ( jubi-
lación ) la que le fué concedida , con medio haber.
O' Connor salió de Chuquisaca y emprendió viaje a la
Frontera de Tarja, donde había formado su hogar uniéndose
en matrimonio , el 3 de marzo de 1827 , con la señorita Fran-
cisca Ruyloba, después de haber adoptado a Bolivia como
patria suya.

En el mes de junio de 1835 , recibió una carta del gene-


ral Santa Cruz , llamándole para hacer las campañas de la
Confederación . "Necesito de mis PEONES VIEJOS , le de-
cía, y es necesario que salga Ud. de sus bosques a la breve-
dad posible " .

O'Connor salió de la Frontera con dirección a La Paz


al día siguiente de recibir dicha carta . De esta ciudad se
dirigió a Lampa, donde estaba ya el ejército protectoral des-
pués de haber ganado la batalla de Yanacocha.
148 GENERALES DE BOLIVIA

Se incorporó como Jefe del Estado Mayor General, car-


go que acababa de renunciar el general Velasco después de
la idicada batalla.
O'Connor fué , se puede decir, el alma del triunfante
ejército de la Confederación y sería largo narrar sus haza
ñas .
Charlando un día con Santa Cruz, éste le preguntó :--
"Quiero que me diga Ud . francamente su parecer sobre la
Confederación Perú-Boliviana".
"Mi parecer , señor, le contestó O' Connor, es que se
ha metido Ud. en un barro del que no saldrá con buen su-
ceso" .
Esta predicción se cumplió, como veremos más tarde .
Poco tiempo después, previendo la guerra con Chile y
la Argentina, el general Santa Cruz encomendó a O' Con--
nor para que viajara a Inglaterra con objeto de adquirir dos
buques de guerra. Como éste le opusiese algunas dificulta-
des , le convenció diciéndole : "QUIZAS MARCHARIA Ud .
CON MENOS REPUGNANCIA, SI SUPIERA QUE NO HAY
OTRO HOMBRE EN TODOS ESTOS PAISES A QUIEN YO
CONFIARIA UN MILLON DE PESOS PARA DESEMPE-
NAR LA COMISION QUE VOY A CONFIAR A Ud . ”
Acontecimientos posteriores, frustraron la realización de
este proyecto .
ΧΙ

En abril de 1837 , O' Connor fué condecorado con la


placa de " GRAN DIGNATARIO DE LA LEGION DE HONOR
BOLIVIANA" y con la pensión de 500 pesos vitalicios.
El 17 de noviembre del mismo año se firmó el tratado
de Paucarpata entre el mariscal Santa Cruz y general chi-
leno Blanco Encalada, después del cual el ejército de la
Confederación marchó triunfante sobre Arequipa. Antes de
entrar en la ciudad, Santa Cruz se aproximó a O' Connor y
notando las cabilaciones en las que estaba abismado éste ,
sostuvo la siguiente conversación en la que O' Connor re-
vela el amor que sentía por las glorias de Bolivia y la pro-
funda afección que le causaba los errores de sus dirigen-
tes :
GENERAL DE DIVISIÓN BURDETT O'CONNOR 149

-"Advierto que usted , le dijo Santa Cruz, es el úni-


co que hoy está triste en todo el ejército" .
-"¿ Cómo no he de estarlo Excmo. , señor, respondió )'
Connor, cuando yo he trabajado en esta campaña más que
ninguno y ahora viene este tratado HONORIFICO, cuando
podiamos haber hecho rendir a discreción al ejército chile-
no desde su General en Jefe hasta su último tambor y Ud.
le deja escapar de nuestras manos ?"
"Oh, le replicó, Santa Cruz, ¿ no sabe Ud. compañero ,
que estamos en el siglo de la Filosofía ? ".
A conscuencia de las campañas y los rigores de la vi-
da de militar, el general O ' Connor se enfermó gravemente, ha-
biendo sido licenciado por el Presidente para que se restitu-
vera a su hogar, en Tarija.
El Congreso de este año, ( 1837 ) le otorgó el ascenso a
la alta clase de general de división, habiendo también reci-
bido los despachos de general de brigada de los ejércitos del
Perú .

XII

Curado de sus dolencias , el general O' Connor se pu-


so en campaña juntamente con el general Felipe Braun, cuan-
do la Argentina invadió en 1838 la frontera boliviana recha-
zándo a los invasores , en las acciones de Iruya y Monte-
negro .
Nombrado Braun , Ministro de la Guerra, entregó el
comando del Ejército del Sud , al general O' Connor.
Fué entonces que sabedor de que el ejército chileno
había invadido nuevamente el territorio de la Confederación ,
O' Connor escribió inmediatamente una carta al general San-
ta Cruz, en la que le trazaba un plan estratégico diciéndole
que, NO HABIENDO QUEDADO NI UN SOLDADO EN CHI-
LE, PEDIA AUTORIZACION PARA SITUARSE CON LAS
FUERZAS DE SU MANDO EN CUALQUIER PUNTO DE LA
REPUBLICA DE CHILE, QUE SE LE INDICASE ; QUE ES-
TE LE PARECIA EL UNICO MEDIO PARA LIBRARSE DE
LOS INVASORES, QUIENES SABIENDO QUE SU PATRIA
38
150 GENERALES DE BOLIVIA

ESTABA OCUPADA POR FUERZAS DE LA CONFEDERA-


CION PERU- BOLIVIANA, DESDE SU RETAGUARDIA, SE
APURARIAN A DEJAR LAS COSTAS PERUANAS Y RE-
GRESARIAN A VALPARAISO.

Santa Cruz, le contestó diciendo que su diversión es-


tratégica era inmejorable ; pero que él contaba con un buen
cjército para escarmentar a los insolentes invasores.
"Esta contestación me causó un pesar mortal - dice O'
Connor- y me afectó tanto, que en pocos días de honda tris-
teza caí enfermo y estuve en cama. En mi pena, veía perdi-
da la Confederación y segura la caída del general Santa Cruz
y el entronizamento de la anarquía en ESTA PATRIA BO-
LIVIANA, CUYA INDEPENDENCIA ME HABIA COSTADO
YA TANTO ” .
El general José Miguel de Velasco fué a relevarlo a
Tupiza en el comando del Ejército del Sud , y O' Connor se
dirigió a Tarija para curar sus dolencias en el seno de su
familia.

XIII

Al saber la derrota sufrida por Santa Cruz en Yun-


gay, Velasco se pronunció con el ejército de su mando , in-
vocando la "Restauración", el 9 de febrero de 1839 ,
"Me hallaba en cama en Tarija- sigue O' Connor-
cuando llegó la funesta noticia de la derrota de Yungay y la
defección del general Velasco. "Aquí maldije mi mala suer-
te de haberme enfermado y de haber sido relevado por Ve-
lasco. Yo no me hubiera pronunciado como él lo hizo
contra Santa Cruz , sino que en el momento hubiera marcha-
do al norte, impuesto al ejército del Centro , recibido al ge-
neral Santa Cruz y a los derrotados , improvisado un nuevo
ejército y tal vez repuesto nuestras pérdidas con una victoria
segura ; pero Dios no quiso que fuese así. Cúmplase su divi-
na voluntad" .
Elevado al solio presidencial el general Velasco, uno
de sus primeros actos fué dar una orden terminante al Go-
bernador de Tarija para que tomara preso al general O' Con-
GENERAL DE DIVISIÓN BURDETT O'CONNOR 151

nor y lo remitiera bien escoltado a Tupiza ; pero el vecinda-


rio de dicha ciudad protestó contra este atentado notifican -
do al Gobernador que " ningún tarijeño permitiría que sa-
quen preso del país al hombre que les había traído la liber-
tad" .

Mediante orden general, Velasco hizo borrar de la lis-


ta militar a los generales O' Connor, Braun y Herrera, sin te-
ner en cuenta que el general O' Connor, como Jefe de Estado
Mayor del Ejército Libertador, había escogido la posición
en que se dió la expléndida victoria de Ayacucho y que des-
pués de ésta, fué elegido por el mariscal Sucre para com-
pletar los triunfos de las armas libertadoras marchando en
calidad de Comandante en Jefe de la División del Ejército
Libertador de Colombia que libertó el Alto Perú, hoy Bo-
livia.

Algunas semanas después , se dicto otra orden general


rehabilitado al general O ' Connor en su misma graduación
y antigüedad, "POR NO HABER TENIDO PRESENTE AN-
TERIORMENTE - dice- de que era uno de los meritorios

generales como vencedores en Junín y Ayacucho y FUNDA-


DOR DE BOLIVIA".

Velasco, llamó al servicio al general O' Connor median-


te oficio y carta particular. Este se limitó simplemente a
acusar recibo del oficio, y contestando la carta particular
de Velasco , le decía : "QUE LA LIMPIA ESPADA CON QUE
HABIA COMBATIDO POR LA INDEPENDENCIA AMERI-
CANA, ESTARIA SOLO AL SERVICIO DE LA LIBERTAD,
DEL ORDEN, DE LA JUSTICIA Y DE LA LEGALIDAD" .
Restablecido y curado de su enfermedad , el general
O'Connor se retiró definitivamente a sus propiedades de la
Frontera de Tarija , donde vivió trabajando y mejorando és-
tas, único patrimonio que dejó a su familia.
La muerte lo sorprendió a la avanzada edad de 80 años ,
cuando se ocupaba en escribir sus "Recuerdos " , obra que
dejó inconclusa.
Murió en Tarija, el 5 de octubre de 1871.
Tal fué el general Francisco Burdett O' Connor, cuya
memoria estamos obligados a perpetuarla todos los bolivia-
152 GENERALES DE BOLIVIA

nos a travéz de las edades en signo de gratitud , por que


después de Bolivar y Sucre a él debemos el triunfo de nues-
tra nacionalidad.

Perteneció a la Orden de Libertadores de Venezuela ,


Cundinamarca y Perú . Fué coronel del Ejército Libertador
de Colombia, y general de división de Bolivia y el Perú.
General de división Narciso Irigoyen

( 1795-1854 )

"Un hombre sin valor ni bra-


vura es una cosa”.

( Nopoleón )

Pocos son los datos biográficos que tenemos de este


meritorio y viejo soldado que fué otro de los fundadores del
ejército boliviano.
El general Narciso Irigoyen nació en la pintoresca ciu-
dad de Cochabamba, allá por el año 1795 , habiendo ingre-
sado como subteniente en el regimiento español de la “Guar-
dia Real" , a la edad de 20 años .
Por su conducta honorable y su afición a la carrera de
las armas fué ascendido a teniente 10. efectivo en 1822 : y

39
-154 GENERALES DE BOLIVIA

años mas tarde al grado de capitán en premio a su denoda-


do comportamiento en las encarnizadas luchas que el ejér-
cito español se veía obligado librar casi todos los días con-
tra los patriotas altoperuanos .

Se cuenta que cuando Irigoyen desempeñaba el cargo


de oficial de caballada en el valle de Sabandia ( Perú ) , tuvo
un curioso episodio con el entonces teniente José Ballivián .
Este se encontraba arrestado en el regimiento de Irigoyen ,
como prisionero de guerra , y fugó una noche burlando la vi-
gilancia y conquistando al Sargento de Guardia. "Acaba-
ha de cerrar la noche dice Santivañez- cuando Ballivián
sintió tropel de caballería ; apenas tuvo tiempo para hacer
alguna advertencia al arriero que le había dado hospitalidad
en el camino y se tendió debajo del toldo, tapándose con un
poncho del mismo arriero. El oficial que venía al mando de la
partida, que era Irigoyen, se acercó al campamento para in-
dagar por el fugitivo. El arriero aseguró que nadie había
pasado, pero el recinto cubierto por el toldo era tan estre-
cho, que los pies de Ballivián habían quedado descubiertos .
Notándolo Irigoyen preguntó : " Y éste quién és ? " , rosan-
do con la punta de su lanza los pies de Ballivián.-"Un com-
pañero nuestro que se nos ha enfermado gravemente de "so-
rocchi" contestó el arriero sin turbarse".
"Satisfecho con esta respuesta , Irigoyen volvió riendas
3 su caballo y siguió adelante".

II

Vencido el ejército realista en los campos de Junín y


Ayacucho y declarada la independencia del Alto Perú , el
capitán Irigoyen ofreció sus servicios al general Sucre , quién
lo incorporó en el naciente ejército nacional, donde por su
ilustración y competencia en el arma de caballería , supo al-
canzar prestigios que le hicieron acreedor a la estimación de
sus superiores.
Tomó parte en las campañas de la confederación con
el grado de comandante al mando del regimiento "Lanceros
de la Escolta" , habiendo luchado valerosamente en las bata-
GENERAL DE DIVISIÓN NARCISO IRIGOYEN 155

llas de Yanacocha (donde su unidad conquistó el título de


" Sobresaliente " por su arrojo y bizarría ) , Sacabaya y Yun-
gay, obteniendo el grado de teniente coronel efectivo.
Cuando en 1839 el general José Ballivián levantó en
La Paz el estandarte revolucionario contra el presidente Ve-
lasco, Irigoyen fué uno de sus colaboradores más entusias-
tas y decididos captándose su confianza y amistad ; fué por
eso que le encomendó la vanguardia de su ejército cuando se
puso en marcha sobre la plaza de Cochabamba, sin que hu-
biera sabido corresponder a esta confianza ; pues , en el tra-
yecto, Irigoyen se hizo sorprender con el general Medinaceli ,
debido a no haber tomado las precausiones y seguridades
necesarias para la marcha. Pocos días después procedía con
deslealtad traicionando al amigo de otrora ; pues en el mo-
mento más álgido, cuando se jugaba la suerte de Ballivián du-
rante la pelea, le hizo traición pasándose con su gente al ban-
do contrario. Esta indignidad militar constituye una man-
cha para la reputación del general Irigoyen.
En premio a este acto desleal el general Velasco le
etorgó el ascenso a coronel.
En septiembre de 1840 , el Senado le elevó al rango de
general de brigada y fué destinado al Estado Mayor Gene-
ral, donde prestó importantes servicios hasta el día en que
Ballivián escaló al poder supremo de la república ; pues para
evitar venganzas y represalias por parte de éste, por su ac-
ción nada caballeresca el año 39 , se retiró de las filas del
ejército.
En su retiro levantó el pendón revolucionario a favor
del general Velasco formando un pequeño ejército de nacio-
nales , que los incorporó al ejército levantado por el general
Agreda contra Ballivián. Aquí su actuación fué nuevamen-
te desgraciada como se vé en el siguiente hecho :
Se le había encomendado la retaguardia cuando las
fuerzas revolucionarias se retiraban de Potosí sobre Vitiche
al ser perseguidas por Ballivián . Durante la marcha se batió
en retirada y fué a pernoctar en la Lava, seguro de que no
sería inmediatamente perseguido . Mas , esa misma noche,
a las 3 de la madrugada, fué sorprendido por la vanguar-
156 GENERALES DE BOLIVIA

dia de las tropas leales , dejando en poder de éstas más de


200 prisioneros.
"La sorpresa de la Lava es un cargo que anonada
la memoria militar de Irigoyen, dice Camacho. Si fuera
la única! Ya en 1839 había sufrido otra igual como jefe
de la vanguardia de la división de Ballivián en la Chimba de
Cochabamba, cuando la sublevación de éste en 1839. TO-
DA SORPRESA ES IMPERDONABLE AL MILITAR QUE
LA RECIBE".

III

Caído el general Ballivián en diciembre de 1847 , así


como el general Guilarte que había sucedido a aquél en el
poder, Velasco subió nuevamente al solio presidencial . Iri-
goyen fué inmediatamente rehabilitado al servicio de las ar-
mas y ascendido al grado de general de división , constitu-
yéndose desde ese momento en el más firme sostén del Pre-
sidente ; pero vencido éste en la acción de Yamparaez el año
1849 , Irigoyen se plegó a las fuerzas revolucionarias de Bel-
zu, a quién defendió heróicamente años más tarde en el
combate de Sutimarca, librado el 10. de diciembre de 1854,
contra las fuerzas revolucionarias del general Achá.
Fué en esta acción que el general Narciso Irigoyen su-
cumbió víctima de las balas fratricidas .
"Expirado que hubo al pie de uno de los cañones si-
tuados en el peñón de Caquetá, dice Morales , fué recogido
y conducido en una camilla a la ciudad de Cochabamba, don-
de se le tributaron los honores correspondientes a su alta
graduación militar, honrosamente secundada por la socie-
dad y el pueblo , que supieron estimar en vida las condicio-
nes personales del extinto".
Falleció a los 59 años de edad, cuando aún no había
acabado de prestar a su patria sus esforzados servicios ,
O

General de división Ramón Herrera

( 1799-1882 )

La injusticia humana no per-


mite reconocer los servicios de los
que se sacrificaron por los idea-
les de la patria.

La actuación de este valeroso y abnegado general , que


también figura en el escalafón militar y que sirvió a Boli-
via desempeñando puestos importantes dentro y fuera del
ejército, le hace acreedor a que en homenaje a su memoria,
le dediquemos una página en estos rasgos biográficos .
Descendiente de los marqueses de Herrera , recidentes en
Granada, nuestro biografiado nació en tierra argentina el año
1799, habiendo sido hijo de don Francisco Manuel Herrera,
que en 1797 desempeñaba el cargo de Fiscal en la Audiencia
.
de Buenos Aires.

40
158 GENERALES DE BOLIVIA

Atraído por la afición a la carrera de las armas, Herre-


ra ingresó, antes de los 16 años de edad, en la escuela mi-
litar de Madrid , después de cuyos estudios volvió a la Amé-
rica para enrolarse en las filas del regimiento realista de la
"Concordia" , organizado en Lima. En esta unidad hizo su
carrera hasta el grado de capitán.
En 1815 pasó al célebre regimiento "Numancia" , que
vino de España para combatir en Venezuela contra las tro-
pas patriotas del general Bolivar, y cuando este regimiento,
el más bizarro de las huestes españoles, se pasó a las ban-
deras independientes poniéndose bajo las órdenes del ge-
neral San Martín , Herrera fué el oficial más entusiasta y de-
cidido para que su unidad abrazara la causa de la liber-
tad ( 1820 ) .
Ascendido a coronel efectivo en 1822 , fué destinado a
comandar el batallón peruano "Cazadores del Ejército " , a
cuya cabeza hizo la campaña de la sierra bajo las órdenes
del general Arenales.
"Sus servicios militares fueron recompensados por el
general San Martín con la gran condecoración de brillan-
tes, que lleva la inscripción : "YO FUI DEL EJERCITO
LIBERTADOR" , y con la gran condecoración de la Orden del
Sol que lleva inscrito : "EL PERU A SUS LIBERTADO-
RES".
Tuvo la gloria de ser uno de los vencedores en Aya-
cucho y de haber puesto su espada al servicio de la indepen-
dencia del Perú y Bolivia, llegando a ser mas tarde general
de ambas naciones ; pues jugó rol importante en la política
peruana desempeñando el cargo de Ministro de Guerra en
el gobierno del presidente Riva Agüero , quién le otorgó el
grado de general de brigada del ejército peruano en 1823 .

El mariscal Santa Cruz llamó al general Herrera, cuan-


do se hizo cargo de la presidencia de Bolivia y le encomen-
dó la cartera de Guerra, otorgándole el grado de general de
brigada, el año 32 ; pues hay que advertir que ambos estaban
GENERAL DE DIVISIÓN RAMÓN HERRERA 159

ligados por los lazos de la amistad desde muchos años atrás ,


cuando departían las vicisitudes de las campañas del Pa-
rú.
Desempeñó el ministerio hasta 1834 en que pasó a ser Pre-
feeto y Comandante General del Departamento de Cocha-
hamba, con el comando al mismo tiempo del batallón 40.
de línea, que guarnecía la ciudad.
Compañero de los Ballivián , Anglada y Ságarnaga. He-
rrera fué destinado como comandante de la vanguardia del
ejército boliviano que el 16 de junio 1835 pasara el De-
saguadero para intervenir en el Perú y abrir las campañas de
la confederación . ( Dicha vanguardia fué formada por el
batallón 40. y dos cuerpos de guardias nacionales ) .
Herrera actuó valerosamente en las acciones de Yana-
cocha ( 1835 ) y Socabaya ( 1836 ) , habiendo obtenido en la
primera de estas acciones el alto rango de general de divi-
sión y en la segunda, el título de "GRAN DIGNATARIO DE
LA LEGION DE HONOR", por su bizarro y ejemplar com-
portamiento al frente de su división en la que no perdió el
comando de su antiguo y leal batallón 40. Además se le
otorgó las medallas de YANACOCHA Y SOCABAYA.
Pacificado el Perú y aprobada la confederación con
Bolivia, después de los triunfos obtenidos por las armas pro-
lectorales, el general Ramón Herrera pasó a ocupar cargos
importantes, tanto civiles como militares, en la administra-
ción del Estado Confederado : fué Presidente del Estado Sud
Peruano y jefe del Ejército Unido .
Cuando el ejéricto chileno invadió el Perú en 1837, bajo
el comando del general Blanco Encalada , para oponerse a
la confederación con Bolivia capitulando vergonzosamente, el
general Herrera fué designado para que en nombre de los
Estados Confederados firmara con el jefe chileno el tratado
de Paucarpata .
Desbaratada la Confederación, dos años más tarde en
los campos de Yungay y caído el mariscal Santa Cruz , subió
al poder el general Velasco, bajo cuyo influjo fué desorgani-
zado el valeroso ejército de Bolivia, con el retiro de sus ge-
nerales, jefes y oficiales de más prestigio y valer. Pues casi
160 GENERALES DE BOLIVIA

todos los militares de elevada gerarquía que habían contribuído


para hacer surgir el magno proyecto de Santa Cruz, fueron
perseguidos o retirados del ejército y el general Herrera no
pudo librarse de ser borrado de las listas militares junta-
mente con sus compañeros Braun, O' Connor y otros, "POR
SER MILITAR EXTRANJERO Y MERCENARIO ” .
¡Así pagó Velasco, no Bolivia, a los hombres que hicie-
1on tremolar triunfante la tricolor boliviana hasta más allá
de sus fronteras !

III

El general Herrera, que era el cuarto general del ejército


de Bolivia, emigró a la República Argentina, de aquí pasó a
Chile donde tuvo su primer matrimonio retirándose defini-
tivamente a la vida privada, después de haber servido duran-
te 25 años en los ejércitos de Bolivia y el Perú .
"Cuando quedó viudo contrajo su segundo matrimonio
en el Perú con una hermana del vice - presidente del Perú ,
general La Puerta . Su tercer matrimonio lo efectuó en el
Ecuador" .
Vivió el resto de su vida en Florencia ( Italia ) , donde
falleció el año 1882 a la edad de 83 años ; sus restos se en-
cuentran depositados en la capilla de las familias Herrera
y Testa.
"Fué el general Herrera un hombre de gran estatura , ----
dice don Alfredo Herrera Urioste , nieto del héroe, ancho de
espaldas , esbelto y de arrogante y marcial apostura".
General de división Francisco López de Quiroga

(1790-1838 )

"Las naciones que han estable-


cido un fervoroso culto por aque-
Пlos de sus Héroes, que les dieron
lustre y honor, se imponen muy fa-
cilmente sobre la conciencia de los
pueblos civilizados. Y se imponen
porque saben exaltar sus propias
glorias a base de una sincera ad-
miración ".

El valiente general don Francisco López de Quiroga,


perteneció a esa raza de héroes que no se doblegan ante las
vicisitudes de la vida, ni se amilanan ante los injustos re-
veces de la suerte y fué otro de los heróicos y meritorios sol-
41
162 GENERALES DE BOLIVIA

dados chuquisaqueños fundadores del ejército de Bolivia, en


cuyas filas sirvió con lealtad y honradez defendiendo la ban-
dera del orden y de la integridad de su patria.

Hijo del comandante español don Juan Benito López ,


nació entre los años 1790 al 95 en el pueblo de Sopachuy, de
la provincia Tomina, del departamento de Chuquisa-
са.

Muy jóven sentó plaza en el ejército realista donde as-


cendió hasta el grado de coronel, habiendo actuado en dife-
rentes acciones de armas durante la épica guerra de la in-
dependencia, entre realistas y patriotas , como las que anota-
mos enseguida :
En 1814 , el comandante español don Benito López, que
se hallaba en el pueblo de la Laguna con 40 hombres de lí-
nea, marchó a sorprender al patriota Padilla que se había
situado en la Angostura ; éste, conocedor del movimiento de
López, se anticipó a él, y el 4 de marzo del citado año tuvo
lugar el hecho de armas de la Laguna. El combate fué recio
ý obstinado ; después de dos horas y media de encarnizada
pelea, los pocos realistas se retiraron a Tarvita dejando mu-
chos muertos y heridos. El jóven don Francisco López, que
luchó desesperadamente al lado de su padre, parece que tuvo
en esta acción su bautismo de fuego.

Pocos días después , se llevó a cabo una nueva acción de


armas en el punto denominado Tarvita, entre españoles y
patriotas, donde el intrépido Francisco López, quiso vengar
a su padre, que había caído prisionero en la acción de la
Laguna. Se batió con denuedo, haciendo derroche de una
bravura sin ejemplo, contra las fuerzas del español Sánchez
de Velasco . En este combate fué herido gravemente , que-
dando desde entonces MANCO y TUERTO por toda su vida
19 de marzo de 1814 ) .

Dos años más tarde , en 1816 , se llevó a cabo el primer


asalto del guerrillero Padilla a la ciudad de Chuquisaca . El
coronel La Hera salió al encuentro de Padilla con 500 hom-
bres del batallón "Centro" y un cuerpo de caballería de lí
nea mandado por el bravo comandante Francisco López de
GENERAL DE DIVISIÓN F. LÓPEZ DE QUIROGA 163

Quiroga; lo atacó con ímpetu y bravura obligando al cau-


dillo patriota a retirarse al interior de la Provincia. No pa-
saron muchos días, cuando el indomable Padilla ocupó los
cerros que dominan la ciudad , sitiándola, hasta que el 10
de julio, se produjo el atque por diferentes puntos . En esta
nueva acción de armas , llamada también de MESAVERDE ,
una de las innumerables libradas entre patriotas y españoles ,
el joven López de Quiroga supo afrontarse ante sus enemigos
despreciando los peligros y dando a sus tropas ejemplos de
bizarría, hasta que cayó juntamente con su caballo , que que-
dó muerto, habiendo sido hecho prisionero de los patriotas :
pero rescatado por el relista Tardío , siguió luchando con
mayor denuedo contra los patriotas, ( 11 de julio- 1816 ) .

En 1817 , el bravo López , que había sido ascendido al


grado de teniente coronel, fué destacado con su escuadrón
para observar el movimiento de las tropas enemigas que des-
de la Argentina venían a auxiliar el Alto Perú , bajo el co-
mando del teniente coronel Gregorio La Madrid. Estas , com-
puestas de 500 jinetes y 2 piezas de artillería, llegaron al
punto denominado TOCACOA, situado a tres leguas de Chu-
quisaca, donde pudieron sorprender al escuadrón de López
haciéndolo prisionero por segunda vez sin dar un solo tiro
( 20 de mayo ) .
Y así, vemos al héroe de esta historia, luchar denoda-
da y encarnizadamente, durante la épica guerra de la Inde-
pendencia , defendiendo los derechos y la causa de su rey,
bajo cuyas banderas se había alistado desde su más tierna
juventud.

La noticia de la capitulación de Ayacucho fué el golpe


mortal que recibieron los adictos a la causa española y la
que hizo cambiar totalmente de opinión aún a los más rea-
listas . En consecuencia, el bizarro y jóven coronel López ,
(ascendido a este grado en 1824 ) , comprendiendo que más
valía sacrificarse por la libertad ansiada, cuya idea dominaba
164 GENERALES DE BOLIVIA

yá en toos los ánimos y no por sostener una causa tan com-


batida y desprestigiada por propios y extraños , resolvió en-
grosar las filas de los independientes sublevándose en Chu-
quisaca con el cuerpo que comandaba , llamado "DRAGO-
NES DE LA FRONTERA" , el 22 de febrero de 1825 .

He aquí el parte enviado por el marical Sucre al Minis-


tro de Guerra del Perú, dándole cuenta de este importante
suceso :

"EJERCITO LIBERTADOR. No. 87.- Cuartel Gene-


ral en La Paz , 3 de marzo de 1825. -Al señor Ministro de
Estado en el Departamento de la Guerra del Perú. -Señor Mi-
nistro : Al concluir mi correspondencia de hoy, acaba de
llegar don Mariano Calvimontes , conductor de una noticia
mportante. La ciudad de Chuquisaca, donde la América
tuvo el origen de su libertad , fué libre el 22 de febrero . El
coronel dou Francisco López , al servicio del general Olañetu.
había convidado a los patriotas de aquella cuidad el 22 , al
medio día, para asistir al acto espontáneo de la guarnición.
compuesta de un escuadrón de 180 dragones. Formado és-
te en parada, proclamó la independencia y juró las bande-
ras de la libertad, sin ninguna ocurrencia ni oposición desa-
gradable por parte de nadie. El gobernador, que había si-
do arrestado en aquél acto, fué despachado para donde el
general Olañeta".

"El coronel López entregó al momento el mando a la


municipalidad que lo eligió interinamente de gobernador.
ESTE JEFE QUE HA HECHO UN SERVICIO IMPORTAN-
TE , Y MAS POR EL ORDEN EN QUE LO HA EJECUTA-
DO.

"El supremo gobierno del Perú , tendrá la satisfacción


que yo, al considerar que desde nuestra aproximación al De-
saguadero, el ejército libertador ha aumentado sus filas con
dos batallones completos del enemigo, con el soberbio re-
gimiento de Dragones Americanos , con el magnífico escua-
drón de Dragones de Santa Cruz y con el brillante escuadrón
Dragones de Charcas. Todos me dicen que estos cuerpos de
caballería son excelentes , y también son buenos los bata-
General de DIVISIÓN F. López de quiroGA 165

llones y mucho mejores serán sirviendo a las banderas de


la libertad" .

"Algunas fuerzas de Oruro han ido a proteger a Chu-


quisaca, y toda la división sigue el mismo movimiento ; yo
lambién me voy el 8. Pronto nuestros estandartes tremola-
rán en el Potosí y ningún español manchará nuestro suelo
ca su planta. El recuerdo de Ayacucho los hará huir del
cjército libertador.- Dios guarde a U. S.-A. J. de Sucre ".

López, consecuente con sus ideales y la honradez de


sus convicciones, vino a ser uno de los chuquisaqueños más
patriotas y supo servir a su patria con la misma abnegación
y entereza con la que sirvió a la madre España. Sus com-
patriotas le eligieron unánimemente Gobernador de la pro-
vincia Charcas, como se ve en la siguiente comunicación , di-
rigida al mariscal Sucre, por la municipalidad de la Pla-
ta :

"Iltmo. Señor General.

Esta Municipalidad acaba de lograr el incomparable


bien de la libertad por medio del heróico esfuerzo del Coro-
nel D. Francisco López nombrado jefe interino de esta Pro- -
vincia por ella misma. Se gloria mucho en poner tan plau-
sible acontecimiento a su noticia, para que desde luego de -
plegue uno de los heroicos rasgos de su fuerte protección .
que tanto anhela el interesantísimo objeto de cortar radica! -
mente toda opresión del Gral . Español, que seguramete la.
efectuará valido talvez de la inmediación en que se halla y de
la fuerza inferior que guarnece esta Plaza. V. S. debe fijar
el más incontrastable dique a las verdaderas aspiracio-
nes de Tiranía haciendo cargar sobre ella la fuerza que con-
sidere oportuna : hacer su nombre mucho más inmortal, evi-
tando por medio de sus habitantes desvelos , las masacres
que medita y acostumbra el enemigo, y dar de esta Capital y
su Provincia una perpetua garantía de su preciosa Libertad.

Ellas y este cuerpo , sin duda esperan de las virtudes


del Jefe el último y grandioso beneficio de su perpetua re-
42
166 GENERALES DE BOLIVIA

dención, para entonar himnos de incesante gratitud a V. S. al


Libertador y su Ejército.
Dios guarde a V. S. ms. años . Plata Febrero 22 de
1825.
Josef Manuel Careaga.
Marno, Enriq. Calvo.
Fco. Igo. Medeiros .
Manuel Andres.

Franco. Zabier de Carvajal .


Josef. Bonifás .
Luis Calvimontes.
José Celd . Díaz" .

II

Desde el momento en que se afilió bajo las banderas de


la Independencia, López fué el más acérrimo defensor de su
nueva patria combatiendo sin tregua ni descanso a los últi-
mos restos de los ejércitos realistas que bajo el comando
del general Pedro Olañeta resistían aún en Potosí.
En una de sus comunicaciones dirigidas al mariscal
Sucre , López le decía, refiréndose al jefe realista : "Estoy
resuelto si llega el caso a batirme con mi poca fuerza y acre-
ditar al tenaz orgulloso General Español , que he consagrado
mi existencia a la Patria asociado de sus verdaderos hijos" .
Declarada la independencia del Alto Perú , el coronel
López de Quiroga , a más de haber sido elegido diputado por
Potosí, ocupó altos puestos políticos y militares y fué de los
más valerosos jefes que, con la lealtad del militar honrado
y caballeroso, supo defender al Gran Mariscal de la intriga,
de la calumnia y del crimen.
En abril de 1828 desempeñaba el cargo de Prefecto y
Comandante General del departamento de Potosí, y cuando
supo el infame atentado perpetrado en Chuquisaca contra
la vida del Mariscal por las tropas colombianas amotinadas
en el cuartel de San Francisco, rompiéndole el brazo dere-
cho , se puso inmediatamente en marcha en dirección a di-
GENERAL DE DIVISIÓN F. LÓPEZ DE QUIROGA 167

cha ciudad a la cabeza de 75 hombres del batallón "Caza-


dores" y 24 gendarmes, para auxiliar al Mariscal y man-
tener el orden público.
Llegado que hubo a las afueras de la capital el 21 de
abril , López recibió proposiciones desdorosas por parte de
los ametinados , que las rechazó de plano, exigiendo más
bien la rendición de la plaza . Colocó sus escasas fuerzas
en las alturas de la Recoleta , esperando ser atacado por
el enemigo . Pero sabedor e! Mariscal de la llegada de Ló-
pez y temeroso de los desastres de que iba a ser teatro la
ciudad, dictó las siguientes bases de avenimiento , para
que antes de amanecer fueran puestas en conocimiento de
las partes beligerantes, decía así:
"Imposibilitado el general Sucre de atender desde
su cama a los males del momento que afligen a Chuqui-
saca, y deseando cortarlos propone a los contendientes :
10. Que se retiren las tropas del coronel López y
las de San Francisco ; las primeras a Nuccho y las se
gundas a Yamparaez , dejando la ciudad a sus propios ve-
cinos y sin ningún soldado de guarnición.
20.-Que queden en la capital dos comisionados de
cada parte, para transijir cualesquier dificultad, a fin de
que sea completamente restablecida la tranquilidad y la
confianza pública .
30.- El general Sucre garantiza con su palabra las
condiciones que se arreglen, con tal de que no se dispare
ni un tiro de fusil.
40.-El general Sucre retira su compromiso del ar-
tículo anterior, si los de San Francisco o el coronel López
piden o toman rehenes ; pues, no compromete su palabra
si desconfiando de ella se exige otras garantías .
50.-El general Sucre hace responsable a los con-
tendientes , si se obstinan en no admitir inmediatamente
estas proposiciones. Y con más especialidad hace respon-
sable al coronel López del mantenimiento de las leyes y de
la paz pública en este departamento.
60. -Siendo el principal objeto el evitar hostilida-
des y que disparen armas , quedará todo en el estado en
168 GENERALES DE BOLIVIA

que se halla, hasta que con seis horas del día de mañana
22 se arreglen los contendientes sobre estas disposiciones
y emprendan a la vez su retirada".
Pero envalentonados los rebeldes con el número y ha-
ciendo caso omiso de las proposiciones del Mariscal, ataca-
ron en estado de ebriedad a las fuerzas del coronel Ló-
pez, quién supo resistir valerosamente el ataque durante
dos horas, al fin de las cuales y merced a la valerosa acti-
tud y al heróico ejemplo de éste , los atacantes fueron arro-
llados y arrojados a las afueras de la ciudad dejando vein-
tidos muertos y muchos heridos , especialmente de la cho-
lada que, ebria y envalentonada , vociferaba contra Sucre .
Las bajas sufridas por los defensores de la ley fue-
ron doce heridos y un muerto. Entre los heridos de gra-
vedad figuraban el general José Miguel Lanza , que fa-
lleció días después ; un sargento, ocho soldados , un civil
y un muchacho de diez años de edad.
Tomada que fué la plaza principal por las fuerzas lea-
les, el coronel López investigó el paradero del Mariscal y
al saber que había sido apresado en la casa de Gaspar
Frontaura, situada bien cerca del cuartel de San Francis-
co, se apresuró en dirigirse a ella y poner en libertad al
Padre de la Patria , el cual yacía en su lecho custodiado
por tres centinelas peruanos , a los que se les había dado la
terminante consigna de victimarlo a CULATAZOS en ca-
so de escucharse el disparo de algún arma.
En premio a esta enérgica y noble actitud del co
ronel López, el Mariscal le otorgó muy merecidamente el
grado de general de brigada, y " LE PUSO EL MISMO
LA CASACA BORDADA" llamándole LIBERTADOR
DEL LIBERTADOR .

III

Pocos días después se verificó la primera


invasión peruana al suelo patrio y cuando en Potosí
se reunió la junta precursora del tratado de Pi
quiza compuesta de los generales Urdininea, Ve ·
lasco y López, con los ministros Infante y Aguirre
y se acordó capitular , "no pudo el general López.
GENERAL DE DIVISIÓN F. LÓPEZ DE QUIROGA 169

contener la indignación que brotó de su alma, contra lo que


en su sentir era una bajeza y la humillación de Bolivi
"FUE EL UNICO QUE SOSTUVO LA NECESIDAD DE
PROBAR LA SUERTE DE LAS ARMAS, AUNQUE SEA
CON UN PUÑADO DE HOMBRES " .
"Y cuando el voto de casì la unánimidad decidió la ca-
pitulación, "LA RABIA CON LA DESESPERACION LE HI-
CIERON BROTAR UN TORRENTE DE LAGRIMAS EN LA
MISMA JUNTA” .
"En medio de la defección casi unánime contra el sen-
timiento del deber, el general López constituye una excepción
honrosa. Fué el único que pidió mantener sin mancilla la
bandera nacional. ( Iturricha ) .
El general López no solo se contentó, como militar,
pedir la intervención armada del ejército contra el invasor,
sino que como diputado, también supo cumplir eon su de-
ber suscribiendo la vibrante protesta surgida a raiz de la
invasión peruana , documento del que extractamos los si-
guientes acápites :
"Los abajo suscritos han creído de su deber y de
su más estrecha responsabilidad declarar y protestar al
referido señor General ( Gamarra ) , a su gobierno y al
universo entero , que Bolivia jamás ha consentido que
no consentirá y que mientras pueda reclamará, como
al presente reclaman por ella les que suscriben como
diputados representantes de su cara patria, en cuanto
puedan y deban hacerlo , contra la violenta invasión de
su territorio, contra la guerra escandalosa que padece.
y contra la injusticia con que avanzan sus tropas : de-
claran a la faz del mundo, y las naciones todas , que
desde que Bolivia se constituyó independiente no han
variado sus hijos de sentimientos : que no consentirán
jamás que su existencia política sea derrocada : que si
tal sucede desgraciadamente será efecto de la conquis-
ta y la fuerza : declaran así mismo que detestan toda
interveción extraña, mucho más la armada en sus ne-
gocios domésticos ; que por lo tanto la fuerza , y solo la
fuerza, será la que altere sus leyes e instituciones : que
43
170 GENERALES DE BOLIVIA

por malas y viciosas que se supongan, ninguna nación


tiene el formidable derecho de intervenir en ellas : que
semejante intervención choca con la independencia, ésta
es desconocida por el derecho internacional y reproba-
da clamorosamente por la razón ; declaran por último ,
y en consecuencia de estos principios protestan una, mil
y cuantas veces puedan, que el señor general Gamarra
ocupa el territorio boliviano, atacando sus institucio-
nes , hollando sus más preciosos derechos , obra contra
la voluntad del pueblo boliviano, abusa de su fuerza,
que hará cuanto pueda contra el voto nacional, que re-
clama por su independencia". etc.

El general López , como patriota de corazón y de ver-


dad , fué enemigo acérrimo del general peruano Agustín Ga-
marra y contrario de los partidarios de éste, muy especial-
mente del coronel Pedro Blanco ; y cuando a raíz de la in-
vasión peruana y como consecuencia de las intrigas y manio-
Iras de los peruanos y sus auxiliares se quizo disolver el ejér-
cito boliviano, los únicos que defendieron esta institución
fueron los generales López y Braun , y el teniente coronel José
Ballivián, que pagaron bien caro su patriotismo, con las per-
secuciones más odiosas, como se desprende del siguiente acá-
pite de una carta escrita por Gamarra a Blanco . Dice : "...En
este caso ( en caso de aceptar Blanco la presidencia de Boli-
via ) usted debe volver volando a Cochabamba para separar
del ejército a los sospechosos y PRENDER A LOPEZ y Agui-
rre para sacarlo al Perú... " etc.
A esta carta respondió Blanco , desde Cochabamba, lo
siguiente: "...El mismo día de la llegada de Escudero ( el
portador de la carta de Gamarra ) hice salir de este departa-
mento y marchar a ponerse a disposición del gobierno AL
GENERAL LOPEZ. Su infame intriga y mala fé , se paien-
tizaban de día en día, de un modo tan ratero y sucio, como
informará a Ud . mi señora Panchita. Había minado la opi-
nión de algunos oficiales, e intentado seducir lo mejor de mi
ejército . ...", etc.
Después de estos incidentes , López fué nombrado Pre-
fecto del departamento de La Paz, y como tal supo mante-
GENERAL DE DIVISIÓN F. LÓPEZ DE QUIROGA 171

ner su autoridad durante los sucesos que se desarrollaron


posteriormente ; pues investido del mando supremo el gene-
ral Blanco , los partidarios de éste quisieron que en el día ce-
sasen en el ejercicio de sus cargos públicos los adversarios
del general , así como toda las autoridades nombradas por
el mariscal Sucre. Se pidió que principalmente el general
López resignase el puesto sin dilación de ninguna especie.

"Pero el general López no era de los que desfallecen an-


te los primeros gritos de las sublevaciones callejeras . Tem-
plado su carácter en las luchas del deber , rehusó abdicar de
la autoridad militar que investía, por que estaba persuadido
de que así servía a la nación . Contestó pues bravamente a
las intimaciones y manifestó que estaba decidido a comba-
tir las intrigas y perfidias de Gamarra, a quién ódiaba con
toda su alma, "por haber humillado la patria".

Las medidas de violencia contra López fueron aconse-


jadas, principalmente por los diputados que formaron la
Asamblea Convencional de 1828 , fuera de las órdenes ter-
minantes que al efecto comunicara el general Blanco . Los
ejecutores de ellas no pudieron obrar de otro modo que in-
citando a la sublevación a la fuerza militar recidente en
La Paz.

El comandante de guardia, seducido para este propósi-


to, no pudo conseguir la adhesión sino de una compañía ,
la misma que al verse descubierta se vió en la presición de
buscar seguridad refugiándose en territorio peruano .
"No obstante de haber abortado el movimiento militar,
por la presencia de ánimo del general López, que personal-
mente desbarató la frágil intriga ; no escasearon sus enemi-
gos de pedir su separación, en constantes prédicas al pueblo
en reuniones encubiertas por las sombras de la noche .
"Instruído el general de todos los detalles de la cons-
piración , mandó prender a los principales promotores . Los
que cayeron en poder de López fueron sujetos a un rápido su-
mario militar, el cual concluyó en el término de veinticuatro
horas, condenando a la pena de muerte a los culpables . Fue-
ron fusilados el vocal de la corte superior de La Paz doctor
172 GENERALES DE BOLIVIA

Juan Bautista Villegas y un peruano, vecino del Cuzco , ape-


Hidado Murillo ". (Iturrtcha) .

IV

Los sucesos ocurridos en Chuquisaca a raiz de la pri-


sión del presidente Blanco se supieron en La Paz el 7 de
enero de 1829 .
El comandante Luis Castro, jefe del batallón 50.. lla-
mado después "Cazadores " , partidario de la política del ge-
nerai Blanco , resolvió ponerse en marcha sobre Chuquisaca
para auxiliar con su tropa al presidente derrocado por ios
coroneles Armaza, Vera y Ballivián .
1
Por otra parte, los oficiales adictos a la revolución , en-
tre los que se encontraba el general López , resolvieron opo-
nerse a la marcha de esta respetable unidad que constaba de
700 hombres , impidiendo de este modo que los auxiliares de
Blanco recibieran tan poderosos refuerzos .
López , después de una enérgica actitud para cortar de
raiz los conuatos revolucionarios tramados por Villegas y
ofros en La Paz , como hemos visto en la página anterior .
volvió a actuar heróicamente en esta nueva situación que
constituye uno de los episodios más heróicos de su vida .
Para referirla, extractamos de la historia del doctor
Iturricha, lo siguiente:

"El intinerario trazado por Castro para el viaje del ba-


tallón , fué el de La Paz , Ventilla, Calamarca, Ayoayo , Ca-
racollo , Oruro, etc. , etc. , en marchas forzadas .

"Sin más apoyo que el de su abnegado ayudante y dos


hombres más , que le ofrecieron su personal adhesión en
una empresa tan arriesgada , el general López salió de la ciu-
dad con un paso apresurado , para tomar la delantera al ba-
fallón. Colocóse como de observación , detrás de un pilar
que había situado en el camino , a distancia de una legua.
Le reconoció el comadante Castro , y previendo su intento ,
destacó uma guerrilla, con las instrucciones precisas para
apoderarse de él y escarmentarle.
GENERAL DE DIVISIÓN F. LÓPEZ DE QUIROGA 173

"Respondieron a esa medida la serenidad y la sangre


fría más admirables . Salió el general de su estratégica posi-
ción y aproximándose a los soldados de la guerrilla, les di-
rigió la palabra , hablándoles de la situación, de los acon-
tecimientos y del papel que debía desempeñar la fuerza ar-
mada en defensa de la patria. Es de presumir, que, la gue-
rrilla se hubiera plegado, pues esa noche se llevó el gene-
ral veinte hombres bien armados y dos oficiales .
"Cuando el batallón llegó a la Ventilla , Castro tuvo ga.
nocimiento de la muerte del general Blanco . Tal noticia 1
afligió sobre manera, y vió frustrados sus propósitos de sal-
var la vida de éste . Obligado a adoptar un nuevo plan , re-
solvió variar el itinerario para buscar apoyo en el extranjero
y entregar a los extraños el hermoso cuerpo de ejército que
comandaba.
"Al amanecer del 8 de enero el batallón levantó el cam-
po de la Ventilla y se dirigió a Viacha. De ahí tomó la via
que conduce a las balsas de Nazacara” .
"Para el espíritu perspicaz de López, el cambio de ifi-
nerario fue el indicio más seguro de que el jefe del bata-
ión se daba a la fuga ; y calculando serenamente que la
nueva dirección dada al movimiento del cuerpo significaba el
propósito de entregar una fuerza boliviana al dominio ex-
tranjero, no pudo contener la indignación de su espíritu y se
prometió el sacrificio antes que consentir en semejante Trai-
ción a la patria.
"Se puso en marcha el 9 de enero , acompañado de dos
ayudantes, su asistente y dos empleados del resguardo, re-
suelto a abalanzarse sobre la tropa e impedir que un solo
soldado boliviano pisara el suelo extranjero .

"Hacia pocos momentos que el batallón había dejado


esa recidencia ( Nazacara ) , levantando el campo con diree-
ción de San Andrés de Machaca. Llegado que hubo allí. Ces-
tro desplegó una guerrilla a cargo del oficial peruano Car ,
bonel contra el general López , el coronel Anglada y un ayu-
dante que habían logrado introducirse en el pueblo . El ofi-
cial adelantó a los soldados con algunos pasos y disparó
tres tiros de fusil sobre el general López , por fortuna sin dar
44
174 GENERALES DE BOLIVIA

en el blanco . El general salvó del más eminente riesgo mer-


ced a la actitud del coronel Anglada que en el momento de
la descarga empujó a aquél hacia un costado, de modo que
las balas pasaron rozando la cabeza del general puesta a pre-
cio por la furia asesina.
"Reunido el general López con la escasa comitiva que
le acompañaba, no pasó el tiempo en inútiles contemplacio-
nes . Comunicó órdenes estrictas a los jefes de las comuni-
dades indígenas para que cortasen todas las balsas que podía
aprovechar el enemigo en su evasión ; dispuso , además , que
se retirase todo el ganado hasta tres leguas de distancia y se
ocultasen los víveres . A la guerra de recursos añadió la os-
tensible del valor . Montó en armas su escasísima gente ; con
ella se puso a rondar el pueblo , usando de todos los medios
para simular la existencia de una competente fuerza mili-
tar. Asi pasó toda la noche del 11 y el 12 de enero .

"UN BATALLON DE 700 PLAZAS RESULTO CERCA-


DO Y SITIADO POR ONCE HOMBRES . Acción inaudita
en los fastos militares de la guerra !
"El hambre comenzó a dejarse sentir entre los sitiados.
Resolvieron salir éstos , por la tarde , en dos columnas ; !
cuando así lo hicieron, el general López envió algunas exor-
taciones a los oficiales para que, hablando a la tropa el len-
guaje del patriotismo , hicieran que se sometȧ y que el bata-
Ilón volviera a la ciudad . Los oficiales así lo hicieron , con-
duciendo a la tropa en el más perfecto orden. Esta, al ver
al general López , estalló en vivas y aclamaciones de grande
entusiasmo. El general hablóles con el acento de la firmeza.
Luego hizo reconocer como a jefe del batallón al coronel
Francisco Anglada, reiterándole la orden de mantener la má
fuerle severidad en las filas y cuidar de la moralidad de la
tropa.
"La crueldad militar dió un sangriento espectáculo. Ha-
biéndose presentado el oficial Carbonel , le salió al encuentro ,
muy airado, el general López y le dijo : "Bolivia, mi cara.
patria, solo ama la virtud y el carácter ; usted desconoce es-
tos principios. Deseo que el tiempo los imprima en su co-
razón, más por ahora no conviene que exista usted en el
GENERAL DE DIVISIÓN F. LÓPEZ DE QUIROGA 175

cuerpo ; y dirigéndose a la tropa le mandó descargar las ar-


mas y seguir viaje a Laja.
"El 17 llegó el batallón a La Paz y fué recibido con
las más grandes demostraciones de entusiasmo , El vecinda-
rio adormó las puertas y ventanas de los edificios pariculares
con lujosas colgaduras, y vertió sobre el triunfador general
López, el héroe de los acontecimientos celebrados, flores y
perfumes.
"Todas estas demostraciones eran merecidas. La ha-
zaña es muy justo trasmitirla a conocimiento de las nuevas
generaciones. NO ES VULGAR QUE ONCE INDIVIDUOS
DE GUERRA, PRECIDIDOS POR UN GENERAL, DETUVIE-
RAN A UN BATALLON DE SETECIENTAS PLAZAS Y LE
OBLIGARAN A VOLVER A LAS FILAS DE LA OBEDIEN-
CIA SUBORDINANDOLO A LAS BANDERAS.

"Tal fué el episodio , digno de los tiempos heroícos , en


el que el general López fué el protagonista de la por mil títu-
los memorable hazaña. Ella sola habría bastado para in-
mortalizar su nombre, si no hubiera estado ya ilustrado con
las más bellas acciones en los heroícos campos de las lu-
chas por la independencia".

El general López combatió heroicamente en la prime-


ra campaña de la confederación , sin desmentir la fama de
valiente que gozaba tanto en el ejército de su patria como c
del Perú. Estuvo en la vanguardia de infantería en la ba-
talla de Yanacocha ; al comando de la segunda división del
ejército del centro compuesto del batallón "Zepita" y del
Escuadrón "Lanceros del General" , en la batalla de Soca-
baya.

Fué acreedor por su valentía sin ejemplo a las condeco-


raciones, premios y honores con que se recompensaron a to-
dos los que habían tomado parte, en las diferentes acciones
de armas.
Además fué ascendido al alto grado de general
de división ( febrero de 1836 ) .
176 GENERALES DE BOLIVIA

Mientras su estadía en Tacna al comando de su di-


visión, se había verificado la expedición invasora chilena que
en 1837 capitulara en Paucarpata, suceso del que López se
apresuró a dar parte al mariscal Santa Cruz, mediante una
nota oficial y una carta particular para el Presidente, quién
después de leerlas, se las pasó al general O' Connor interro-
gándole después que éste acabó la lectura :

"Qué le parece todo aquello ?


-"Me parece, Excmo. Señor, le respondió , que el ge-
neral López está en buen sentido, pues no encuentro ni
en la carta ni en el oficio expresión alguna que me diera lugar
a pensar de otro modo".
"Pues López está contra nosotros , le respondió Sam-
ta Cruz, y usted lo verá".
Poco tiempo después , cuando Santa Cruz se encontra-
ha en Puno, llegó un soldado del batallón "Zepita " quién dió
parte de haber venido de Tacna conduciendo el equipaje dei
general López que se marchaba a Oruro a encabezar una re-
volución, acompañado del capitán Agustín Morales . Puesto
en conocimiento de Santa Cruz este hecho, exclamó : ¿ Qué
le dije de López ?, dirigiéndose a O'Connor. No importa .
esa revolución ha fracasado y él llegará tarde" .
Después de estos sucesos , Santa Cruz había ordenado
al general O' Connor para que dirigiera una nota al igual Ló-
pez, ordenándole se presestara en el cuartel del batallón 3o..
con objeto de inspeccionar la caja de aquél cuerpo . López.
no sabemos por que motivo , en lugar de hacer lo que se le
ordenaba, dirigió una carta al Presidente, la que concluía en
estos téminos :
“... No faltará, mi general, quién le haga revolucio-
nes ; pero nunca será su afectísimo seguro servidor. — Fran-
cisco López" .
"Irritado Santa Cruz , -dice O' Connor- mandó venir al
general López en calidad de arrestado, por falta de subordi-
nación, y le mandó instruir el correpondiente sumario. Días
después se reunió el consejo que debía juzgarlo. El gan ral
Braun hacia de Presidente , y de Fiscal, el teniente core e
Sebastián Agreda. Se presentó el general López y leyó su de-
GENERAL DE DIVISIÓN F. LÓPEZ DE QUIROGA 177

fensa. Desocupada la sala para conferenciar y dar la sen-


tencia, ni el Presidente , ni ningún Vocal podían encontrar en
las ordenanzas militares una pena aplicable al caso en que
se hallaba el general López. Al fin se resolvió aplicar-
le la pena de arresto, por haber insultado al Presidente de
de la República en carta particular" .
Santa Cruz no se conformó con la sentencia, y destino
al general López a disponibilidad , con medio haber. Este
no quiso aceptar nada y se marchó al Perú sin ánimo de ocu-
parse en la política de Bolivia, pero fué motivo más que
suficiente para que se le acusara de desertor y traidor a la
patria !
Por decreto supremo se ordenó abonar a la esposa de
López el medio haber asignado por la tesorería de Potosí.

VI

El 4 de febrero de 1838 se dictó un decreto "relegando


al olvido los delitos contra el Estado , Ꭹ los delicuentes

libres del rigor de las leyes penales ; excepción hecha del


"desertor Francisco López de Quiroga".
Sufriendo las amarguras de la poscripción y no pu-
diendo resistir por más tiempo la nostalgía que se había apo-
dered 1 de su alma al verse lejos de su patria y de su hogar
López resolvió entrar furtivamente a Bolivia y se intern a
la ciudad de Santa Cruz en los primeros días del mes de
abril de 1838 , pero con tan mala suerte que cayó en poder
de las autoridades del lugar .
Conducido preso desde aquella lejana región de la pa-
tria, llegó a la fría fortaleza de Oruro a fines del mismo mes ,
después de haber experimentado toda clase de sufrimientos y
les tratos inhumanos de que fué víctima por parte de los si-
carios que lo condujeron ; éstos sin tener en cuenta su alta
graduación y sin recordar que López había sido el primero
en proclamar la independencia el año 25, lo sometieron a
toda clase de humillaciones y vejámenes y lo condujeron
como a un criminal vulgar amarrándole de pies y manos ,
por labrar méritos ante el presidente Santa Cruz que , como

45
178 GENERALES DE BOLIVIA

hemos visto , guardaba profundo rencor contra el valeroso ge-


neral López.
Este, sufría resignado la prisión que le había sido im-
puesta en la citada fortaleza, añorando la mejor época de su
vida, cuando en sus años mozos vivía haciendo heróicas cam-
pañas al lado de sus huestes y del autor de sus días por de-
fender a su rey ; y, luego , recordaba los primeros años de
la república , cuando alistándose bajo las banderas de los
patriotas se había hecho acreedor a las simpatías y distincio-
nes con que supo honrarle el Gran Mariscal de Ayacucho .
Vivía, pues, entregado a sus recuerdos y meditaciones ,
pero he aquí que el benemérito General se sintió repentina-
mente indispuesto falleciendo casi súbitamente el 10. de ma-
yo de 1838 , cerca a los 50 años de edad , cuando aun la pa-
ria esperaba mucho de su patriotismo, de su pericia y de su
valor.
Por entonces corría la versión de que el valeroso e in-
trépido general López había sido envenenado por un tal Re-
fojo, instigado por móviles políticos ..... !
Esta aseveración parece que tuvo su fundamento, pues
años más tarde ocurrió un incidente que vino casi a confir-
marla : Don Juan La Faye, pariente inmediato del finado
general López, paseaba un día a caballo en la plaza de Sucre ,
y repentinamente vió a Refojo parado en una de las esquinas ;
se dirigió donde éste , desmontó del caballo y lo increpó du-
ramente llamándolo cobarde y asesino del general López ; en
medio de su furia, La Faye le quitó el bocado a su caballo
y quiso ponérselo a Refojo, lo que no pudo hacerlo por ha-
bérselo impedido algunos curiosos que se habían detenido
a espectar el incidente.
Este hecho, ocurrido casi a los veinte años de la muer-
te de López , vino a corroborar la versión del asesinato de
este General, pues La Faye que estuvo seguramente en an-
tecedentes y con la seguridad de que asesino era Refojo ,
quiso vengar la muerte de aquél .
Esta es la versión que la hemos oído referir durante
nuestra estadía en la capital Sucre.

* * *
GENERAL DE DIVISIÓN F. LÓPEZ DE QUIROGA 179

Cuando falleció el meritorio general López , víctima de


la fatalidad y de la inconsecuencia de los hombres , el presi-
dente Santa Cruz se apresuró en dictar otro decreto en el que
decía:
"Considerando : que la armonía pública perturbada pr
el desertor Francisco López de Quiroga se halla completa-
mente restabecida : que la excepción del decreto de 4 de
febrero de este año ( 1838 ) , después de la muerte del UNI-
CO AUTOR Y PRINCIPAL AGENTE DE REBELION, es
ofensiva del decoro nacional ; el gobierno vuelve a relegar al
olvido eterno los delitos políticos, sin ninguna diferencia" .
Tal fué la vida y tal el fin del bravo y heróico general don
Francisco López de Quiroga , de ese noble chuquisaqueño que
mereció figurar al lado de los generales Santa Cruz y Velas-
co en la terna que el mariscal Sucre elevará al congreso del
1828 para que eligiera al que debía remplazarle en la pre-
sidencia de Bolivia.
La actuación de López, que la hemos resumido pálida-
mente aquí, fué meritoria y constituye un capítulo glorioso en
la historia del país . Su actitud en los primeros momentos
en que se decidía la suerte del Alto Perú , y luego sus ser-
vicios durante la organización del ejército nacional , le hace
acreedor a que su nombre sea inscrito entre los primeros .
General de división Luis Lara

(( x .-... )

"La muerte tiene el raro pri-


vilegio de recordar a los hombres
el valor moral de los individuos".

El general don Luis Lara fué otro de los que formó


parte de esa brillante constelación de militares heroicos que
escribieron con su espada, sobre la tierra de los incas, las
glorias nacionales durante más de un cuarto de siglo.
Nacido en la ciudad de los cuatro nombres, Sucre , mi-
litó desde muy jóven en las filas del ejército, habiendo sido .
uno de sus fundadores . El año 28 lo vemos , con el grado
de Comandante de Caballería, mandando el escuadrón "Lan-
GENERAL DE DIVISIÓN LUIS LARA 181

ceros " y tomando parte en los acontecimientos del 30 de di-


ciembre de dicho año en que fué victimado el general Pedro
Blanco.

Lara ha sido un militar inteligente y apto para coman-


dar tropas , según se desprende de la siguiente relación que
nos hace el historiador Santivañez : "Todos los cuerpos del
ejército estaban mandados por oficiales inteligentes y vete-
ranos , tales como Anglada , Manrique , jefes de infantería ;
Villagra, Aviléz , LARA, de caballería . Habíase sucitado en-
tre estos distinguidos jefes una noble emulación y cada uno
procuraba que su cuerpo sobresaliese en instrucción y dis-
ciplina . En esta vía, inventaron primero el manejo de armas
al COMPAS IMAJINARIO, y después las maniobras al son
de trompetas , sin asistencia de los ofiacles " .

II

Tomó parte activa en las luchas de la confederación du-


rante el período presidencial del general Santa Cruz , y ob-
tuvo merecidamente todos sus grados militares mediante
acciones de guerra hasta llegar a ser coronel en 1839 .
Ascendido a general de brigada en septiembre de 1840 ,
fué destinado al Estado Mayor General , de donde pasó a de-
sempeñar el cargo de Prefecto y Comandante General de Oru-
ro. habiendo sofocado la revolución estallada en aquella
plaza, encabezada por el célebre Melgarejo , Chinchilla y otros ,
a favor de Ballivián, sublevando el batallón "Legión ".

III

Pero donde se exalta más la figura del heróico general


Lara , es en la campaña de cuarenta días contra el ejército
invasor peruano el año 41 ; durante la cual fué destinado Co-
mandante en Jefe de la Caballería boliviana, formada por
elementos chicheños . Se batió magníficamente en la épica
jornada de Ingavi poniendo en fuga toda la caballería perua-
la y tomando la artillería enemiga.

46
182 GENERALES DE BOLIVIA

En premio a su bizarro comportamiento fué ascendido


en el mismo campo de batalla a general de división y conde-
corado con medalla de oro después de haber sido citado en
lar orden del día con la dignificación de " BENEMERITO DE
LA PATRIA" .

Concluída la campaña del Perú , Lara fué destinado Ins


pector General de Caballería y prestó largos e importantes
servicios en el seno del ejército hasta que, cansado yá, y con
sus letras de cuartel, falleció en edad avanzada.

Tal fué el héroe de Ingavi , general don Luis Lara.


O

General de división Timoteo Raña

( ........ )

Recordar los hechos de los que


sirvieron a la Patria con honor y
patriotismo, es honrar su memo-
ria.

14

He aquí el nombre de otro valiente y meritorio mili-


tar extranjero que figura con honor entre los generales de
división en el escalafón del ejército boliviano.
Nacido en la república oriental del Uruguay, trepó hacia
las cumbres bolivianas , enrolado como teniente 10. en el
regimiento de caballería llamado "Dragones Americanos" que ,
en enero de 1824 , se había defeccionado del Virrey, estando
a órdenes del general realista Pedro Olañeta. Contaba este
bizarro regimiento con un efectivo de 600 jinetes , cuando
184 GENERALES DE BOLIVIA

el jefe ibero lo destinó a guarnecer la ciudad de Cochabam-


ba ; allí aprovechando la ausencia de sus inmediatos coronel
Ostria y teniente coronel Martínez, e influído por el coronel
Saturnino Sánchez, chileno, se pronunció ( el regimiento ) a
favor de la Patria, en marzo de 1825 , engrozando la cruzada
libertaria que conducía el mariscal Sucre en viaje de La Paz
a Potosí.
Sánchez concedió un grado a todos los jefes y oficiales
que apoyaron el pronunciamiento, habiendo con este motivo
ascendido el teniente Raña a TENIENTE CORONEL ! Estos
ascensos no fueron del agrado del Mariscal, pero tuvo que
aprobarlos , exclamando : "En fin se ha quitado al enemig
20 hombres y esto es algo” .
Incorporado el regimiento "Dragones" a la división del
general O' Connor, que tendió sus fuerzas al sud, al saber
la acción de Tumusla, fué destinado a acantonarse en Mojo,
donde permaneció hasta agosto de 1826 , después de cuya
fecha fué disuelto este cuerpo . Raña pasó como segundo
jefe de un nuevo regimiento que se había organizado en Ta-
rija, al comando del coronel Pedro Blanco.
Y es, en esta época de su vida, que el teniente coronel
Raña, ya nacionalizado en Bolivia, estableció su hogar unién-
dose con una distinguida señorita de la bella ciudad de Ta-
rija.
Trasladado su regimiento a Potosí y luego a Cochabam-
ba, en 1827, se defeccionó el año 28 a favor de Gamarra,
instigado por su jefe Blanco ; y cuando éste marchó a Chu-
quisaca para hacerse cargo de la presidencia de la repúbli-
ca, dejó el regimiento al mando del teniente coronel Raña
que no permaneció mucho tiempo en tal carácter, porque
luego de ser consumado el asesinato del presidente Blanco
y elegido el general Velasco, éste le dió de baja inmediata-
mente ( enero de 1829 ) .
II

Raña vivió retirado trabajando en sus propiedades de


Tolomoza ( Tarija ) , hasta 1832 en que a consecuencia de la
amenaza argentina para invadir y quitar a Bolivia la provin-
cia de Tarija, el general Santa Cruz comisionó a O' Con-
GENERAL DE DIVISIÓN TIMOTEO RAÑA 185

nor para que pusiera todo aquel territorio en estado de de-


feasa, formando las guardias nacionales y organizando cuer-
ros de infantería y caballería.
En esta circunstancia el teniente coronel Raña fué lla-
mado para organizar el 20. regimiento de caballería, que en
muy poco tiempo fué una de las mejores unidades del ejéci-
to, según afirma el general O' Connor en su "Recuerdos " ,
donde dice :

".... El mejor de los regimientos era ciertamente el de Ra-


ña, quién se dedicó con mucho esmero y actividad a su for-
mación y disciplina, teniéndolo perfectamente montado y
uniformado, con sus clases muy bien elegidos por él mis-
mo".
Ascendido al grado de coronel el año 1833 en una visi-
la que hizo el general Santa Cruz a la provincia de Tarija,
Raña fué uno de los jefes que demostró más esfuerzos y
tenacidad para salvar el honor nacional cuidando las fron-
teras en el sud de la Patria y cuando se iniciaban las cam-
pañas de la confederación escribió la primera página de aque-
lla época gloriosa de Bolivia cubriéndose con los laureles de
la inmortalidad como veremos enseguida :

Al comando de una compañía del batallón 20. y tres


escuadrones del regimiento "Dragones de Tarija", plantó sus
reales en el pueblo peruano de Camaracas, en diciembre de
1835. Alli derrotó en abierta lucha a una división peruana
que al mando del general Ramón Castilla se dirigía por re-
taguardia del ejército de Santa Cruz, para invadir a Boli-
via. En esta acción memorable hizo prisionero al mismo
general Castilla, juntamente con sus soldados , adjudicándose
el triunfo de Raña una cantidad de armas , munciones y
ganado.

Amagada nuevamente la frontera sud de Bolivia en


1837 por tropas argentinas, Raña marchó en el ejército que
a órdenes del general Felipe Braun se dirigió al nuevo tea-
tra de opraciones ; allí tuvo la gloria de conquistar nuevos
laureles de triunfo en los campos de Iruya, el año 1838 ,
pues, estando de avanzada con 260 hombres en Iruya, terri-
torio argentino, fué atacado repentinamente a las 5 de la ma-
47
186 GENERALES DE BOLIVIA

ñana del día 11 de junio por una división enemiga de 800


hombres , comandados por el general Alejandro Heredia .
Las tropas de Raña corrieron a las armas , y después de nueve
horas de encarnizada lucha derrotaron totalmente a la fuer-
za contraria.

He aquí el parte que pasó el coronel Raña dando cuen-


ta de esta gloriosa acción :

"¡Viva la República Comandancia principal de


Iruya, junio 11 de 1838. - A S. S. el coronel jefe de
estado mayor del ejército del sur. Sr. C. J. - Son las
dos de la tarde, momento en que me cabe el más dulce
placer de poner en conocimiento de S. S. Itma. el ge-
neral en jefe, de que el honor de las armas de la repú-
blica ha quedado bien puesto escarmentando a un osado
enemigo que pensando obtener ventajas se atrevió te-
merario a insultar a la columna del general. A las 5 y
media de la mañane se presentaron a nuestra vista , en
el número de 500 infantes y 300 de a caballo ; mandé
dispersas una guerrilla y el enemigo hizo otro tanto ,
habiéndose incontinenti empeñado un fuerte ataque en
tre ambas partes, con un fuego sostenido y obstinado
hasta este momento, en que nuestros bravos , pusieron
en fuga a los cobardes enemigos , que por todas partes
han emprendido una vergonzosa huída quedando com-
pletamente deshechos y dispersos , a los que se los per-
sigue. Los despojos del enemigo consisten en muchos
caballos, armas, prisioneros y muertos, habiendo teni-
do en nuestra parte algunos heridos y muertos, que el
detalle que oportunamente pasé a S. S. dará un conoci-
miento positivo de las ocurrencias , limitándome por
ahora solo a impartirle de que la columna, sus jefes y
oficiales, correspondiendo con la estimación que le me-
rece a S. S. Itma. el general en jefe , lo mismo que al
hombre que llevan, han llenado muy dignamente su de-
ber. Dios guarde a U. s. S.-S. C. J. Timoteo Ra-
ña".
GENERAL DE DIVISIÓN TIMOTEO RAÑA 187

Este notable triunfo obtenido por el coronel Raña fué


premiado por el Protector ascendiéndole al rango de general
de brigada.

III

A la caída del Protector, en enero de 1839 , subió al po-


der el general Velasco, quién nombró al general Raña Co-
mandante General de Oruro.

Los desaciertos del presidente Velasco hicieron que


cundiera en el ejército los motines y revoluciones, habiendo
estallado en julio de dicho año, una subversión encabezada
por el general José Ballivián . Este, para asegurar el éxito y
restar a las fuerzas del Gobierno las que guarnecian la pla-
za de Oruro , se apresuró en mandar dos oficiales con una no-
la para el general Raña en la que le " insinuaba la entrega
de la plaza, enviándole al mismo tiempo un despacho de ge-
neral de división para atraerlo a sus miras" .
Raña, como militar de honor y comprendiendo su deber
en semejante situación , "contestó este oficio expresándole que
no reconocía en él autoridad alguna legítima, y puso presos
a los oficiales enviados . Procedió enseguida a guarnecer la
fortaleza con dos compañías del batallón "Potosí", a las cua-
les , se decía había hecho prestar juramento solemne de
"morir antes que rendirse traidor".
Fracasada a los quince días la tentativa de Ballivián ,
merced a la resistencia que opusieron los generales Medina-
celi y Raña, y a la traición del coronel Irigoyen, las fuerzas
revolucionarias tuvieron que someterse al general Raña,
quién las recibió y desarmó en Oruro .

IV

Cuando el general José Ballivián se hizo cargo de la


presidencia de la Repúbica en 1841 , Raña, para evitar repre-
salias de aquél por su digno comportamiento en Oruro el
año 39 , resolvió retirarse de las filas del ejército , y col-
188 GENERALES DE BOLIVIA

gando su gloriosa espada se alejó a sus propiedades de Ta-


rija, donde vivía añorando los buenos días de su vida mili-
tar.
Fué entonces que Ballivián dictó en fecha 19 de agosto
de 1842 una resolución borrando a Raña de las listas mili-
tares por su no concurrencia a las campañas de Ingavi y el
Perú . Esta resolusión fué reconsiderada más tarde me-
diante el siguiente decreto :
JOSE BALLIVIAN, Capitán General, Presidente Cons-
titucional de la República y en Jefe de sus Ejércitos , etc.,
etc. CONSIDERANDO : 10. -Que la buena comportación
que el ciudadano Timoteo Raña ha observado en los cuatro
años que ha permanecido fuera del servicio, de que se le
separó por el decreto de 19 de agosto de 1842 , por no haber
concurrido a las campañas de Ingavi y del Perú, lo hace acre-
dor a la consideración del Gobierno. -20. -Que sus servi-
cios anteriores lo recomiendan igualmente. DECRETO :
Queda restituído a su empleo de general de brigada el ciuda-
dano Timoteo Raña : y sin efecto en cuanto a él el citado de-
creto de 10. de agosto de 1842 .
....Dado en el Palacio de Gobierno en Tupiza a 2 de
junio de 1864. — JOSE BALLIVIAN. JOSE MARIA SIL-
VA.
Investido nuevamente del mando supremo, el general
Velasco , a raíz de la caída de los presidentes Ballivián y Gui-
larte, Raña fué ascendido al rango de general de división, me-
diante deereto expedido por Velasco en Tupiza el 4 de no-
viembre de 1847. Pero asaltado que hubo Belzu el poder
en diciembre de 1848 , volvió a alejarse del ejército, al
que había dedicado el esfuerzo de sus mejores años , y en es-
ta vez para siempre ; pues falleció algunos años después en
sus propiedades de Tarija.
Tal es la historia de este general pundoroso que tuvo
por divisa, la constancia en el deber y su lealtad inmaculada,
hacia la causa que su conciencia le dictó servir .
General de división Mariano Torrelio

( 1797-1884 )

"Dejó escritas, junto con su


nombre, las más brillantes páginas
de la historia militar en los anales
de Bolivia y el Perú " .

"El general Torrelio- ha escrito uno de sus biógrafos-


era la tradición viva de la guerra de la independencia ; el úl-
timo anillo de gloria que ligaba a la extinguida y olvidada-
generación anterior, con la generación presente ; era uno de
los personajes de la brillante epopeya americana cuyo gran-
dioso argumento es la guerra titánica de unos pocos indivi-
duos enervados de patriotismo y libertad, esforzados , heroí-
cos, luchando contra el poder de un monarca en cuyos domi-
nios jamás se ponía el sol . Bolivar, el protagonista de ese
48
190 GENERALES DE BOLIVIA

drama divino, le llamó su COMPAÑERO y le distinguió con


la consideración reservada tan solo a los titanes de la lu-
cha" .
Hijo lejítimo de don Melchor Torrelio y de doña Ma-
ría Linares , nació en la ciudad de La Paz el año 1797.
Teniendo solo 12 años de edad acompañó a Murillo en
.
la jornada del 16 de julio de 1809 , y cuando esta revolución
emancipadora quedó conjurada con la ejecución de los pro-
tomártires, continuó con su educación y estudios ; pero su
alma de patriota lo impulsó a enrolarse de nuevo bajo las
banderas de los ejércitos de la libertad, siguiéndolos desde
1819 en todos sus triunfos y desastres, hasta que, tomado pri-
sionero, fué encerrado durante un año en los calabozos de
la isla Estévez, situado en el lago Titicaca , donde soportó
todo género de privaciones y de ultrajes .
Concurrió a la gran batalla de Ayacucho con el gra-
do de subteniente ; allí con la idea fija en el porvenir de su
patria, no vaciló en arrostrar los más grandes peligros , y lu-
chó temerariamente hasta conquistar los laureles de la liber-
tad, por cuyo culto había hecho los mayores sacrificios . En
premio a su abnegación, el Mariscal le concedió por orden
.
general dictada en el cuartel de Guamanga el 15 de diciem-
bre de 1824 , el uso de la MEDALLA DE LOS VENCEDO-
RES DE AYACUCHO.

II

Fundada la República, el mismo Sucre le ascendió a


Teniente de Infantería ( 1825 ) , incorporándole poco tiempo
después en el naciente ejército nacional.
A principios de 1828 , por orden dictada en el cuartel
general de Chuquisaca, y atendiendo "a los méritos del capi-
tán Mariano Torrelio " , le fué concedido el uso de " LA ME-
DALLA DEL BUSTO DEL LIBERTADOR, pendiente de una
cinta con los colores verde , encarnado y amarillo Ꭹ llevando
al reverso las armas de Bolivia" .
El presidente Velasco le otorgó, a fines del mismo año
28 , el grado de sargento mayor.
GENERAL DE DIVISIÓN MARIANO TORRELIO 191

Durante la primera campaña de la confederación , se


encontró en las batallas de Yanacocha y Socabaya, peleando
con su acostumbrado valor y denuedo ; allí conquistó el gra-
do de comandante ( 1835 y 36) .
El presidente del Perú, general Orbegoso, le otorgó una
medalla, mediante decreto expedido el 24 de enero de 1836,
por haber sido "uno de los valientes que con noble entusias-
mo acometió la grandiosa empresa de arrancar las fortale-
zas del Callao del poder de los sediciosos y que, con un co-
raje sin ejemplo tomó parte en el asalto del Castillo del
Sol el 19 de enero de 1836 , obligando a los que entre muros
ocultaban sus crímenes, a rendirse a los once días de sitio " .
También el mariscal Santa Cruz le nombró miem-
bro de la Legión de Honor boliviana, en marzo del siguien-
te año.
Destinado al glorioso ejército que marchó al Sud bajo
el comando del intrépido general Felipe Braun, luchó con
abnegada intrepidez en Iruya y Montenegro contra las tro-
pas argentinas, habiendo sido ascendido a teniente coronel,
"por su brillante comportamiento en la jornada de Monte-
negro" , como dice el decreto respectivo ( 1838 ) .
En Ingavi luchó con un valor ejemplar, sin desmen-
tir su fama y tradiciones gloriosas , habiendo en recompen-
sa conquistado el grado de coronel, que le concedió en el
mismo campo de batalla el general Ballivián, juntamente con
la medalla que se otorgó para premiar a los heróicos vence-
dores de aquella acción .
Por resolución legislativa de 11 de febrero de 1848 ,
fué ascendido al rango de general de brigada.

III

Durante su vida militar se vió frecuentemente envuel-


to en las luchas políticas del país, habiendo sido el caudillo.
de su predilección el general Belzu, a cuyo lado luchó desde
el año 1847 ; pues , cuando el batallón 10 se revolucionó
contra Ballivián, en diciembre del citado año , Belzu le nom-
bró Jefe del Estado Mayor del ejército revolucionario que
192 GENERALES DE BOLIVIA

había sido organizado en La Paz sobre la base del mencio-


nado batallón .
Al siguiente año 48, después de la sublevación del ba-
tallón "Carabineros " encabezada en Yotala por el capitán
don Casto Arguedas contra el presidente Velasco y a favor
de Belzu , Torrelio fué nombrado Comandante General de
Chuquisaca, y como tal, asistió a la batalla de Yamparaez ,
cuyo triunfo llevó a Belzu al poder.

Años más tarde cuando gorbernaba Achá, en mar-


zo de 1862 , el general Torrelio volvió a encabezar en Su-
cre una nueva revolución proclamando a Belzu : los revolu-
cionarios , luego de apresar al Comandante General, Agreda,
se dirigieron a Potosí donde después de librar un sangrien-
to combate con la guarnición de aquella plaza se opodera-
ron de la ciudad, la que fué abandonada pocos días después
a la aproximación de las fuerzas del Gobierno que, bajo
el comando del general Gregorio Pérez , marcharon en per-
secución de los revoltosos, los que se retiraron sobre Sucre .
Pérez alcanzó a aquellos derrotándolos en el combate li-
brado en Mesaverde la noche del 3 al 4 de abril, dispersán-
dolos totalmente.

Torrelio se expatrió a la Argentina, donde vivió pros-


crito durante algunos años.

En 1874 fué elevado al alto grado de general de divi-


sión, previo informe de la Comisión de Guerra en el que
están resumidos los gloriosos servicios de este meritorio ge-
eral, y que lo transcribimos a continuación . Dice así :

"....Vuestra Comisión de Guerra, después de haber


examinado atentamente el expediente del general Mariano
Torrelio , dice : " QUE NO EXISTE EN LA REPUBLICA UN
CIUDADANO MAS, MILITAR O PARTICULAR, CUYA HO-
JA DE SERVICIO PUEDA COMPETIR CON LA DEL NOM-
BRADO SEÑOR GENERAL . Afiliado desde el año 19 en
el ejército de la patria, ha prestado sus servicios en él , sin
más interrupción que la de un año que pasó prisionero en
la isla Estévez. Fundador de la independencia americana y
vencedor en Ayacucho, etc., etc. "
GENERAL DE DIVISIÓN MARIANO TORRELIO 193

IV

"Jugó un papel de alto rol, -dice Moscoso en sus


"Apuntes Biográficos "-en todas las campañas posteriores ,
de gloria para Bolivia, y ocupó encumbrados puestos en la
administración del Estado . Cubrían su pecho tantas meda-
llas, escudos y condecoraciones , como hasta entonces nin-
gún militar había logrado adquirir" .
Ya hemos visto en el orden que había sido condecora-
do con las cuatro primeras medallas de oro que ostentaba
en el pecho el ilustre veterano general Torrelio, veamos aho-
ra cómo obtuvo las otras cuatro :
En 1839 el presidente Orbegoso le otorgó otra medalla ,
"en premio de haber permanecido fiel a la pacificación del
Perú".
El mariscal Santa Cruz le condecoró , "en recompen-
sa a su valor" , con las medallas de YANACOCHA, SOCA-
BAYA E IRUYA.. Además , ostentaba en el brazo una placa .
de plata con letras de oro con esta leyenda : "UNO CON-
TRA TRES" , alusión al combate de Iruya.
El general don Mariano Torrelio falleció en la capital
Sucre, el 25 de mayo de 1884, a la edad de 87 años , después
de haber servido a su patria con honor y brillo, escribiendo
en los anales de Bolivia y el Perú , las más brillantes pági-
nas de la gloria militar de ambos Estados .
El estudio de su vida que sirva de ejemplo a las gene-
raciones venideras .

49
VI

General de división Manuel Sagárnaga

( 1800-1866 )

"En las relaciones biográficas


se sienten las palpitaciones ardien-
tes y el generoso anhelo de las
generaciones extinguidas"

El venerado y heróico general don Manuel Sagárnaga


ha dejado al extinguirse , esa estela luminosa que dejan a su
paso indeleblemente los que se sacrifican para constituír
la gloria de la patria que les vió nacer.
Fué su padre el regidor don Juan Bautista Sagárnaga ,
uno de los protomártires inmolados juntamente con Muri-
llo en la luctuosa fecha del 29 de enero de 1810 , y la señora
GENERAL DE DIVISIÓN MANUEL SAGÁRNAGA 195

Josefa Pereira ; habiendo nacido en la ciudad de La Paz el


17 de abril de 1800 .
Huérfano de padre a los nueve años de edad , ingresó en
un colegio donde cursó latinidad , matemáticas y filosofía
con admirable provecho, pero cuando el ejército del gene-
ral Rondeau trasmontó la cordillera de La Quiaca, para
libertar el Alto Perú , Sagárnaga , abandonando el hogar y
los estudios , se enroló a la edad de quince años en este ejér-
cito, habiendo tenido la suerte de ser recibido por aquél je-
fe con muestras de viva benevolencia.
Tuvo su bautismo de fuego en las acciones de Ventai-
media ( 1815 ) , Viloma y Salta, donde cayó prisionero de los
realistas .
Enrolado por este motivo en una de las unidades espa-
ñolas pertenecientes al ejército del general Ramírez , tuvo ,
pues , que pelear, contra su voluntad, a favor de España, pe-
ro no por eso abandonó el honor y buen comportamiento ,
habiendo sido ascendido al grado de subteniente en el se-
gundo batallón del "Primer Regimiento del Cuzco " .
El general La Serna, que remplazó a Ramírez en el
mando del ejército español, muy luego conoció las aptitu-
des de Ságarnaga y le ascendió, el 23 de junio de 1821 , al
grado de teniente, encargándole el comando de la tercera
compañía del "Primer Regimiento de Línea" . A lo dos años
fué nuevamente destinado a la compañía de Cazadores del
"Primer Regimiento del Cuzco" .
Su denodado comportamiento y disciplina le hicieron
acreedor al ascenso a capitán graduado, en enero de 1824 ,
pasando a comandar la segunda compañía del batallón "Li-
jero Cortéz " .
Sirvió durante 9 años en el ejército español con la
lealtad del soldado honrado, hasta el día en que concluyó
su forzado compromiso llevado con dignidad , en la derrota
del 9 de diciembre de 1824.

II

Declarado el Alto Perú en nación soberna, no quiso


Sagárnaga seguir en el ejército del Bajo Perú, donde había
196 GENERALES DE BOLIVIA

sido enrolado después de la jornada de Ayacucho, viéndose


obligado a pedir su retiro del servicio para restituírse a su
país natal.
Llegado a Bolivia se presentó al general Sucre ofre-
ciéndole sus servicios , los que le fueron aceptados el 23 de
febrero de 1827 , en su misma graduación.
Inscrito en el escalafón del ejército de su patria, el ca-
pitán Sagárnaga consagró desde ese momento su vida por
entero a Bolivia, habiendo sido destinado a la guarnición de
Santa Cruz, donde fué ascendido a capitán efectivo en abril
de 1828 ; pero llamado cuando la primera invasión peruana
a Bolivia, desempeñó diversas comisiones, habiendo sido se-
cretario en los tratados de Atita ; luego fué destinado al ba-
tallón 10. de la " Guardia" , donde ascendió a sargento ma-
yor efectivo, en febrero de 1829 .
El marsical Santa Cruz lo llamó a su lado en la clase
de cdecán paro las necesidades del servicio le obligaron a
destinarle nuevamente al batallón No. 2 , donde era necesa-
ria su persona. En este puesto, como en los demás, su buen
comportamiento le hizo acreedor al ascenso de comandante .
Seis meses después volvió al puesto de decán, separación
del batallón sentida por jefes , oficiales y soldados ; pues ,
"para ser jefe de un cuerpo era preciso en esos tiempos ser
el dechado de virtudes y el modelo del valor" .
Cuando Santa Cruz atravesó el Desaguadero para in-
tervenir en los disturbios del Perú , Sagárnaga fué destina-
do al batallón de la " Guardia" , a cuya cabeza peleó con to-
do denuedo y valor en la jornada de Yanacocha, mereciendo el
ascenso a teniente coronel efectivo . Con este grado desempe-
ñó la siguiente misión :
Conocedor Santa Cruz del valor a toda prueba, de la
actividad y pericia de Sagárnaga, lo puso a la cabeza de una
columna ligera y le envió a tomar la división del general Po-
rias del ejército peruano de Salaverry que huía , habiendo
logrado cumplir su cometido en las alturas de Vischongos
el 21 de noviembre de 1835 .
Para premiar su heróico comportamiento , lo llevó San-
ta Cruz al Palacio a ocupar el puesto de primer edecán y
GENERAL DE DIVISIÓN MANUEL SAGÁRNAGA 197

descansar de sus fatigas, pero no duró mucho tiempo el


dscanso a que era acreedor ; pues a los dos meses tuvo que
pelear los días 30 y 31 de enero de 1836 en el puente de
Arequipa , y luego en el de Uchumayo al comando de una
colmna el 4 de febrero.

"En todo el ejército de Santa Cruz- dice su biógrafo Sara- -


via el teniente coronel Sagárnaga era el mejor guerrille-
ro , solo él era aparente para las comisiones arriesgadas .
No era pues de aquellos jefes que viendo cercano el peligro
saben evadirse de él con pretextos frivolos , traicionando su
deber y renunciando a la gloria cobardemente" .

III

Aún no se había disipado el humo de la pólvora, cuan-


do el 7 del mismo mes se comprometió la batalla de Socaba-
ya ( 1836 ) en la que por su temeraria intrepidez quedó por
muerto en el campo , acribillado por NUEVE LANZAZOS ,
UN BALAZO Y UN BAYONETAZO . Recogido con oportu-
nidad y medicinado con esmero pudo salvar milagrosamen-
te, para continuar prestando sus servicios a la patria, des-
pués de haber obtenido el grado de coronel efectivo y el dic-
tado de "BENEMERITO DE LA PATRIA EN GRADO HE-
ROICO Y EMINENTE" y el uso de una medalla "¡ Ah ! en
esos tiempos era preciso derramar sangre, -dice el autor ci-
tado llenarse de cicatrices, para merecer grados , títulos y
medallas".

Gravemente afectada su salud fué preciso alejarlo del


teatro de la guerra , y volvió a La Paz como Comandante Ge-
neral, cargo que desempeñó posteriormente en Oruro y Chu-
quisaca.

En 1837 , el Gobierno le encomendó la organización del


batallón 70. de línea, el que en muy poco tiempo estuvo no
solamente formado sino también disciplinado, pero el vacío
que dejó Sagárnaga en el ejército unido era difícil llenarlo .
"A todas horas echaba de menos el general Santa Cruz al
50
198 GENERALES DE BOLIVIA

coronel Sagárnaga, y cuando la época de combatir se acer-


caba no pudo menos que llamarlo " .
Apenas incorporado nuevamente en el ejército de la
Confederación, en 6 de enero de 1839 , su flamíjera espada
fué blandida con bravura en los campos de Buin .
Engreído con este triunfo , Santa Cruz marchó a Yun-
gay donde impúnemente sacrificó mil vidas , alucinado por
promezas falaces ( 1839 ) , sin poder contener la derrota. En
tonces el coronel Sagárnaga puso en juego su influencia y
logró formar de los dispersos el batallón "Confederación ” .
Organizada esta unidad hizo formar a sus soldados y les
dijo : "Amigos , que solo queden los muertos : los vivos a Bó-
livia" . Enardecidos con la proclama lacónica los soldados
le contestaron : "Si, hasta Bolivia", y atravezó con ellos las
provincias de Conchucos , Guamalies y Junín hasta Ayacu-
cho, con el enemigo a retarguardia que no les dejaba res-
pirar . Después de vencer 180 leguas y habiéndose encon-
trado en Ayacucho con los generales peruanos Herrera, Ote-
ro y Pardo de Cela y sediendo a la subordinación que tanto
le distinguía, se puso a las órdenes de éstos, los que capi-
tularon cobardemente en Coracora, inutilizando así los sa-
crificios del valerosos jefe boliviano que después de haber
podido llegar hasta aquél punto , fué aprisionado en ese
mismo día por los generales citados por haberse negado
enérgicamente a la capitulación . Sagárnaga fué conducido
a Arequipa y sometido a un trato inhumano, hasta el extre-
mo de hacerle barrer las calles públicas cargado de prisio-
nes. Trasladado a Islay en la barca de guerra "Limeña", en
la que estuvo reducido al tormento de la barra, fué nueva-
mente conducido a Casas - Matas, donde no le esperaba me-
jor suerte .

IV

Vuelto a la patria, en junio de 1840 , y recobrada su


salud quebrantada en Casas - Matas, el gobierno le encargó
el puesto de Comandante en Jefe del ejército, el 22 de sép-
tiembre de 1841 ; y cuando el general José Ballivián tomó
GENERAL DE DIVISIÓN MANUEL SAGÁRNAGA 199

el comando de las fuerzas, el coronel Sagárnaga pasó a ser


Jefe del Estado Mayor General, en cuyo puesto peleó en
la memorable jornada de Ingavi el 18 de noviembre de 1841 ,
mereciendo ser ascendido al alto grado de general de briga-
da en pleno campo de batalla.

He aquí la nota que pasó el Presidente dando cuen-


ta de este merecido ascenso en aquel glorioso hecho
de armas : "El general en jefe del ejército boliviano lle-
na un deber de justicia declarando, que el general Ma-
nuel Sagárnaga que suscribe este boletín , y que cargó
por la izquierda de nuestra línea, con orden de arro-
llar la derecha enemiga, SE CONDUJO CON LA MAS
RECOMENDABLE INTREPIDEZ Y VALOR, siendo
acreedor al ascenso de general de brigada que obtuvo
en el campo de batalla. -BALLIVIAN ".

La Patria agradecida le honró con la alta graduación


de general de división, el 21 de noviembre.

Después de asistir a la campaña del Perú , Sagárnaga


fué destinado como inspector del Colegio Militar, pasando
luego a desempeñar el alto cargo de Ministro de la Guerra.
Durante la administración del general Belzu , nuestro
prócer pasó su vida en los calabozos, en la proscripción y
en el destierro, sufriendo con entereza la escacez y la mi-
seria.
El presidente Córdova fué mas indulugente y le devol-
vió sus letras de cuartel. ( jubilación ) .

Con Linares desempeñó el cargo de presidente de la


Corte Marcial de La Paz, Oruro y Cochabamba.

El último episodio de su vida pública fué en San Juan,


con la derrota del ejército revolucionario del general Gre-
gorio Pérez , a quién sirvió de ministro de guerra. Emigra-
do nuevamente del país después del desastre de San Juan ,
muchos fueron los padecimientos que en la proscripción su-
frió el general Sagárnaga , falto como se encontraba de re-
cursos pecunarios indispensables para vivir en país extraño ,
pero no se doblegó a las circunstancias ; hombre de trabajo
200 GENERALES DE BOLIVIA

y de austeras costumbres, seguía siendo el honorable militar


caballeroso de siempre .

Restituído al hogar, y después de haber batallado lar-


go tiempo con el dolor y la muerte, falleció el 15 de marzo
de 1866 , dejando a su esposa, la señora Leonarda Coll , su-
mida en la escacez y en el duelo .

He aquí cómo terminó sus días el benemérito y vale-


roso general Sagárnaga, que tan eficazmente contribuyó a
las glorias de Bolivia , dejando a su familia pobre de fortu-
na, pero rica de honor y gloria . ( 1 ) .

(1) Se ha recopilado de la bicgrafía escrita en 1868, por José V. Sa-


ravia.
O

General de división Gregorio Gómez de Goytia

( 1804-1877 )

"La confesión de los errores

es una compra del perdón , y quién


los confiesa los disminuye".

Si bien la figura del egrerio general Gómez de Goytia


es acreedora al respeto y a la gratitud nacional por haber
sido fundador del ejército boliviano, también merece sen-
sura por haber empañado el brillo de su espada tornándose
desleal y por haberse puesto al servicio de la tiranía come-
tiendo crímenes al fusilar indefensos ciudadanos por que ni
la convicción de mandato salvaje llega hasta los fueros in-
termos de justicia y correción.

51
202 GENERALES DE BOLIVIA

Nació en Cinti, del departamento de Chuquisaca , el


año 1804, y se alistó en las filas del ejército a la edad de
22 años . Muy pronto llegó a descollar entre sus camaradas
por su carácter enérgico y audaz, lo que le hizo acreedor
a obtener ascensos rápidos , de tal suerte que en la batalla
de Yanacocha, donde tuvo su bautismo de fuego , ascendió
al grado de sargento mayor en premio a su arrojo y valen-
tía, ( 1835 ) .
Destinado después de esta acción como edecán del pre-
sidente Santa Cruz, le encomendó el mando de la vanguar-
dia del ejército a cuya cabeza luchó heróicamente en el puen-
te de Uchumayo juntamente con Ballivián , Vera, Guilarte y
otros bravos jefes , hasta haber caído gravemente herido por
una bala enemiga ( febrero de 1836 ) .
Pocos días después , a pesar de sus recientes heridas ,
volvió a entablar furiosa lucha en los altos de Socabaya ,
conquistando el grado de teniente coronel.
En enero de 1839 , lo vemos luchar por última vez ,
con denuedo y valor, por conquistar el triunfo de las armas.
de la Confederación en los campos de Yungay, pero inú-
tilmente . Pues , no obstante del heroísmo desplegado por el
ejército protectoral, vino la derrota y nuestro bravo cayo pri-
sionero....

II

Vuelto a la Patria a fines de 1839 , el presidente Vela's-


co le destinó al cuerpo de edecanes , puesto en el que fué
desleal e inconsecuente con el hombre que le confiaba la se-
guridad de su persona ; pues Goytia, en connivencia con el
general Agreda y los coroneles Gandarillas y Sánchez , apre-
só al Presidente en el palacio de Cochabamba, contribuyen-
do así, al derrocamiento de este mandatario ( 10 de junio
de 1841 ) .
Parece que debido a enemistades con Ballivián no asis-
tió a la batalla de Ingavi .
En 1843 tuvo que vivir prófugo a consecuencia de ha-
her fracasado una conspiración que había tramado contra
el presidente Ballivián . Durante su peregrinación por las
GENERAL DE DIVISIÓN G. GÓMEZ DE GOYTIA 203

costas del Pacífico se comprometió con el mariscal Santa


Cruz, que se hallaba asilado en el Ecuador, para hacer es-
tallar en favor de él un movimiento revolucionario en Po-
tosí; pero avisado oportunamente el Ministro de Bolivia en
Chile doctor Casimiro Olañeta, sobre las intenciones que
traía Goytia al volver a la Patria, hizo que las autoridades
del litoral boliviano le impidieran el desembarco, obligándo-
le a hacerse a la vela nuevamente hacia Guayaquil en el bu-
que "Edmon" .
En 1848 , a la caída de Guilarte, el Prefecto Agreda le
encomendó la jefatura de la guarnición de la ciudad de La
Paz, donde cayó prisionero en poder de los coroneles Avi-
la y Condarco, que se sublevaron a favor de Belzu ,
Desde esta época vivió retirado de las filas del ejér-
cito hasta 1863 en que el presidente Achá le nombró Jefe
Político de la provincia de Paria. Allí se plegó incondicio-
nalmente a las fuerzas de Melgarejo y desde este momento
se convirtió en el más celoso sostenedor del tirano, quién en
premio a su adhesión y bárbaro comportamiento en el com-
bate de las canterías de Potosí ( 1865 ) lo ascendió a general
de brigada y muy luego al de división.
Durante su servicio en esta época de su vida tuvo un
acto de generosidad y de justicia al haber intercedido me-
diante su influencia ante Melgarejo, para que éste rebocara
la orden de fusilamiento que había dado contra el general
Narciso Campero , quéin tenía ya delante cuatro rifleros
atentos a la orden de fuego.
En 1870 fué nombrado Comandante General del de-
partamento de Oruro, cargo que dejó a raíz de la revolución
paceña del 15 de enero de 1871 .
Desde esta época el general Goytia vivió apartado del
ejército y de la política, hasta que falleció el 1o . de diciem-
bre de 1887 , a la edad de 87 años , "llevando a la tumba la
maldición de sus conciudadanos y el recuerdo poco grato de
sus víctimas de la Cantería " .
General de división José Ballivián

( 1805-1852 )

"El nombre de Ballivián esta-


rá siempre ligado al engrandeci-
miento de su patria, a la que con-
sagró todo su anhelo y los esfuer-
zos de toda su vida".

La figura del general don José Ballivián se alza impo-


nente en el cuadro de los próceres de la Patria, y nuestra
pluma no tiene los coloridos y la literatura necesarios para
trazar el boceto biográfico de este gran hombre y gran pa-
triota. Nos concretaremos a extractar en estas páginas algu-
nos episodios de su vida.
GENERAL DE DIVISIÓN JOSÉ BALLIVIAN 205

Desde sus primeros años reveló extraordinarios dotes


militares que lo elevaron rápidamente a los más altos pues-
tos del ejército. Fué en las campañas de la Confederación y
en Ingavi en las que su nombre, unido al de su patria, fué
inscrito entre los manes de la historia militar de Bolivia y
aún de la América, por que solo así se comprende que los
gobiernos de los países suramericanos se fijaran en Ballivián
para que él fuera el que comandara el ejército coaligado
contra la expedición Flores que España intentó desembar-
car en el Ecuador el año 1846 , después de haber bombar-
deado el Callao, quizás con miras de reconquistar sus colo-
nias de América.
"Genio de grandes concepciones en la guerra, se mues-
tra magnánimo y generoso en la paz" , como lo demostró en
el tratado de Puno después de la jornada de Ingavi.

II

El general don José Ballivián nació en la ciudad de La


Paz, el 5 de mayo de 1805. Sus padres fueron el señor don
Jorge Ballivián y la señora Isidora Segurola, habiendo pre-
senciado a la edad de cuatro años los sucesos del 16 de ju-
lio de 1809 , los que, seguramente , quedaron grabados er
su alma de niño , donde germinó la semilla patriótica que
más tarde diera tan óptimos frutos , como vere mos más
adelante .
A la edad de 12 años fué enrolado en el regimiento
español "Extremadura", a insinuación del coronel Ricafort,
comandante de dicha unidad , y tuvo que abandonar el ho-
gar paterno para marchar con su regimiento a incorporar-
se al cuatel general de La Mar, que estaba situado en Sui-
pacha.
Largo sería narrar los primeros actos de intrepidez con
que comenzó su carrera el animoso y patriota jóven Balli-
vián. Solo diremos que por su bizarría contra las monto-
neras de Güemes , fué ascendido al grado de subteniente en
1821 , y destinado como Ayudante del Intendente de La Paz,
para atender el restablecimiento de su salud quebrantada.
por las fatigas de la campaña.
52
206 GENERALES DE BOLIVIA

Un año después, pidió su retiro del ejército realista ,


contra la oposición de su familia ; pues , los sentimientos e
ideales que abrigaba dentro de su alma eran más sublimes y
grandes .
Cumplió los 17 años de edad, entonces resolvió salir
de la inactividad que, según él, se encontraba, para dedicar-
Sc a la causa de la emancipación de su patria ; en efecto ,
se puso en relación con los principales patriotas de La Paz ,
con los que fraguó una revolución que al ser descubierta
fueron fusilados varios de ellos .
Ballivián logró fugar y dirigiéndose a Ayopaya se puso
a órdenes del infatigable patriota Lanza, quién lo ascendió
al grado de teniente en agosto de 1822 .
En Colomi tuvo un desenlace adverso la acción veri-
ficada por los patriotas contra los españoles y donde fueron
perseguidos y hechos prisioneros varios de aquellos , en-
tre los que se encontraba el animoso Ballivián.
Confinados a la isla Estevez permanecieron largo
tiempo en cautiverio. Ballivián fué conducido al Cuzco ,
allí el Virrey le propuso rehabilitarlo en el ejército español,
pero él se negó rotundamente . En castigo fué destinado al
Regimiento de la " Guardia" , en calidad de soldado .
Años mas tarde, cuando se declaró la independencia,
y los patriotas acaudillados por el infatigable Lanza pudie-
ron ocupar La Paz, Ballivián tuvo la honrosa misión de ir
& Puno para recibir al general Sucre y saludarlo a nombre
de los guerrilleros de Ayopaya .
Informado Sucre de los antecedentes del teniente Ba-
llivián, le colmó de atenciones adivinando quizá que este
jóven debía continuar más tarde la "obra de su creación" ,
luchando contra los enemigos de Bolivia ; le confirió el gra-
do de capitán en febrero de 1825 .
"Fué en esta época- dice Santivañez, de quién toma-
mos estos apuntes biográficos , que colocado al lado de
los hombres ilustrados que formaban el cortejo del ilustre
venceder de Ayacucho , Ballivián reconoció su ignorancia y
la necesidad de instruirse , de donde provino su afición al es-
tudio, a que con tanto ardor se entregó después".
GENERAL DE DIVISIÓN JOSÉ BALLIVIAN 207

III

Dados sus antecedentes, sus maneras distinguidas y el


carácter audaz y emprendedor que adornaban a Ballivian,
bien pronto se captó las simpatías del mariscal Sucre,
quién, después de proclamada la independencia del Alto Pe-
rú, le destinó como capitán del batallón 10. de Bolivia, uni-
dad que sirvió de base para organizar el Ejército Nacio-
nal.

En mayo de 1827 fué ascendido a sargento mayor gra-


duado y destinado como Segundo Jefe del nuevo batallón
No. 2 , acantonado en Viacha, y con el que tuvo la siguiente
acción : El 24 de diciembre del citado año fué a pasar la
Noche Buena a la ciudad de La Paz , donde tuvo conocimien-
to esa misma noche que había estallado un motín en el ba-
tallón colombiano "Boltígeros " ; montó inmediatamente EN
PELO a su caballo y galopó hasta Viacha a ponerse a la
cabeza de su unidad con la que se dirigió a la ciudad para
sofocar el motín , el que efectivamente fué debelado después
de un combate en la capilla de San Roque de Ocomisto.
El mariscal Sucre, que había llegado a La Paz los pri-
meros días de enero , apreciando este rasgo de audacia y va-
lor, ascendió a Ballivián al grado de sargento mayor efecti-
vo, calificándole como a vencedor de los vencedores de Aya-
cucho .

Tuvo otra acción casi increíble y es la siguiente : Cuan-


do estalló en Chuquisaca el motín del 18 de abril de 1828 ,
Ballivián tomó dos compañías de su batallón y fué a poner-
se a órdenes de Sucre RECORRIENDO EN EL CORTO TIEM-
PO DE SEIS DIAS LA DISTANCIA QUE HAY ENTRE VIA-
CHA Y LA CAPITAL, mereciendo el caluroso elogio del Ma-
riscal por haber verificado esta proeza . En tal virtud fué
condecorado con la medalla del " BUSTO DEL LIBERTA-
DOR" . Además, Sucre ordenó que sobre esas dos compa-
ñías se organizara el batallón de la "Guardia", cuyo Pri-
mer Jefe debía ser el mayor Ballivián ; pero en estas circuns-
tancias vino la primera invasión peruana y nuestro héroe re-
208 GENERALES DE BOLIVIA

cibió la orden de ponerse bajo el comando del general Pérez


de Urdininea.
En mayo de 1828 fué ascendido a teniente coronel
habiendo sido nombrado para celebrar un tratado con el jefe
invasor, tratado que no se llevó a cabo por las exigencias
temerarias de Gamarra .
Un año después pidió su retiro de las filas del ejérci-
to, petición que no le fué aceptada.
Investido del Mando el mariscal Santa Cruz en 1829 ,
ascendió a Ballivián a coronel graduado y le dió el comando
del batallón 10. , "cuerpo que se distinguió siempre por su
instrucción y disciplina, como lo confirmaron más tarde los
"Colorados de Bolivia" en el "Campo de la Alianza".
En 1830 , fué destinado como primer edecán del ge-
neral Santa Cruz con retención del mando de su bata-
llón.
En esta época de su vida contrajo matrimonio con la
señorita Mercedes Coll, perteneciente a una distinguida fa-
milia de La Paz. De este matrimonio nació Adolfo, quién ,
años después , llegó a ser también Presidente de Bolivia.
Ascendió a coronel efectivo en 1831 , habiendo desple-
gado su acostumbrado valor en la batalla de Yanacocha
a la cabeza de su batallón , después de la cual fué uno de
los primeros en organizar la persecución al enemigo que se
retiraba en completa derrota.
Ascendido en pleno campo de batalla al grado de gene-
ral de brigada ( 1835 ) , "por su indomable valor y buen
comportamiento" , fué merecedor a que al año siguiente el
presidente del Perú , Orbegoso, le extendiera los despachos
de general de brigada de los ejércitos de aquella nación.
Fué en las acciones de Ananta, Ninabamba, Gramada
y muy especialmente en Uchumayo, en las que Ballivián ba-
tiéndose en la proporción de UNO CONTRA DIEZ, confirmé
una vez más su enérgico valor de guerrero , habiendo sido
acreedor a que se le premiara con una de las tres espadas de
honor, acordadas por decreto del 17 de noviembre de 1835 ,
a los MAS VALIENTES del Ejército Unido de la Confedera-
ción .
GENERAL DE DIVISIÓN JOSÉ BALLIVIAN 209

El oficio en el que se le anunciaba esta distinción con-


cluye con estas palabras :
66" ....La historia militar no presenta aún en sus bri-
llantes páginas un premio tan noble y tan glorioso como és-
te : y fué reservada su invención al Pacificador del Perú , pa-
ra presentar a V. S. ante el Perú y Bolivia, admiradores de
su valor, como a UNO DE LOS TRES MAS VALIENTES DE
LOS VALIENTES del Ejército Pacificador del Perú " .
En 1836 , recibió los títulos de GRAN DIGNATARIO
DE LA LEGION DE HONOR BOLIVIANA Y GRAN DIGNA-
TARIO DE LA LEGION DE HONOR NACIONAL .
En abril de 1837 fué ascendido en Tacna a general de
división " a cuyo ascenso se hizo tan heróicamente acreedor
en la batalla de Socabaya" , habiéndosele encomendado la
honrosa misión de presentar al Gobierno de Bolivia una de
las banderas tomadas en dicha acción ( Socabaya ) , lo que
lo hizo cuando aún no habían sanado del todo las heridas
recibidas en aquella batalla.
Por razones de salud se trasladó a La Paz. Santa Cruz ,
deseando aprovechar en esa , sus servicios , le envió el nom-
bramiento de Comandante General de los departamentos de
La Paz, Oruro, TACNA y PUNO, "para que cuidase del or-
den interior, en cuanto le permitiera el estado de su sa-
lud".
Fué por este motivo que Ballivián no asistió a la de-
sastrosa batalla de Yungay, la última de la Confederación .
A este respecto, Santa Cruz le escribía : " .....Hubie-
ra preferido mil veces llamar a Ud. , a esta campaña, por que
su espada era más necesaria, pero su mala salud se lo ha
impedido , y ya no es tiempo ..... Pero repito a Ud. que me
hizo falta para la "Guardia" , pues Ud . mismo hubiera ven-
gado en tierra el atentado que sufrimos en el mar" , (se re-
fiere al bloqueo del Callao por la escuadra chilena ) .

IV

Pero donde alcanza los mayores relieves esta desco-


llante figura militar es en Ingavi, en cuyos campos ha pues-
to con su espada y con la sangre extranjera, esta tácita le-
53
210 GENERALES DE BOLIVIA

yenda : "Bolivia es un país al que ningún invasor puede ho-


llar impunemente " .
En efecto, el 18 de noviembre de 1841 , el ejército boli-
viano compuesto de 2,870 soldados y al mando del general
Ballivián, destroza con empuje formidable, en el lapso insig-
nificante de CUARENTA MINUTOS, a todo el ejército pe
ruano de 6,000 plazas que a las órdenes del generalísimo
Agustín Gamarra, trató de sojuzgar nuestro patrimonio na-
cional.
Largo sería extractar los mil episodios de que está lle-
na la vida de Ballivián y las grandiosas recepciones de que
fué objeto en toda la República a raíz de su triunfo de In-
gavi ; solo diremos que, merced a su genio militar y a su
infatigable esfuerzo para reorganizar el ejército y triunfar
sobre el invasor , quedó completamente asegurada la inde-
pendencia de Bolivia.
La Convención Nacional de 1841 , le nombró Presiden-
te provisorio de la República y le colmó de honores y distin-
ciones : fué declarado "BENEMERITO DE LA PATRIA EN
GRADO HEROICO Y EMINENTE" y ascendido a capitán ge-
neral de los ejércitos , con el goce vitalicio del sueldo de su
grado. Fué condecorado con una medalla de oro guarne-
cida con brillantes y, finalmente, se ordenó que la espada.
con que venció en Ingavi fuese depositada en el salón de se-
siones del cuerpo legislativo, debiendo ofrecérsele, en cam-
bio de ella, otra de oro guarnecida con brillantes .

Pero, Ballivián, en mensaje dirigido a la Convención ,


renunció tales distinciones , rogando a ésta para que, "si lo
creía digno de algún premio , lo reservase para el día en que
dejase el mando " .
Por voto unánime de los pueblos de Bolivia fué elegi-
do en 1844, Presidente Constitucional de la República. Du-
rante su período , que duró siete años , ( 1841 - 1847 ) , el
país progresó hasta llegar a un grado de florecimiento y ade-
lanto sorpredente para su época. El lema de Ballivián era :
CAMINOS E INSTRUCCION PUBLICA , problemas que has-
ta hoy son de vital importancia para la Nación , y que aun
no han sido resueltos .
GENERAL DE DIVISIÓN JOSÉ BALLIVIAN 211

Otra de sus aspiraciones constantes fué implantar la


navegación en nuestros lejanos ríos del Noroeste y Sudeste,
así como la adquisición del puerto de Arica para Bolivia, al
que llamaba su " GRAN PROYECTO " . Esta era su más te-
naz obseción, como se ve en una carta escrita a un amigo
suyo en la que le decía refiriéndose a SU PROYECTO : " Si
yo logro traer este bien a mi patria, ME MUERO DE GUSTO
AL DIA SIGUIENTE".

En el ramo de Guerra hizo reformas importantes : pro-


mulgó un código militar, fundó una escuela de cadetes , dig-
nificó la carrera y, por último , llevó al ejército de triunfo
en triunfo , hasta dominar al Perú ocupando su territorio .
Desgraciadamente, Ballivián no pudo conseguir " ese
bien para su patria " , ( la adquisición del puerto de Arica ) ,
por que una MALDITA REVOLUCION fomentada por el Pe-
rú y dirigida por Belzu , interrumpió sus negociaciones.
La ingratitud y la inconsecuencia de los hombres le
obligaron a dimitir el Mando Supremo en manos del gene-
ral Eusebio Guilarte, para alejarse en diciembre de 1847 a
la República de Chile , después de una emocionante despedi-
da que tuvo con el Ejército.

Cinco años vivió proscrito en Chile, "espectando el


desquiciamiento de la amada patria, a los fatídicos golpes
con que los caudillos revolucionarios se disputaban a porfía
el solio presidencial para colmar sus ambiciones " .
Su situación personal y económica hacíase cada vez
más difícil , y resolvió irse a Buenos Aires donde se le pro-
porcionaba un ambiente más tranquilo, acariciado por los
llamamientos de algunos miembros de su familia.
"Ballivián , dice Arguedas- herido, agraviado, sin re-
cursos , vió que todas las puertas se le cerraban . Y hubo de
resolverse a vender la única prenda de valor simbólico para
él, que conservaba con cariño como el mejor legado a sus
hijos , y enajenó la espada de campaña que blandiera en la
212 GENERALES DE BOLIVIA

batalla libertadora de Ingavi, arma modesta y sin más valor


que la inscripción altiva de su hoja" . ( 1 )
Se embarcó en el velero "Bolivia" y se dirigió a Río
de Janeiro , donde optó por quedarse algunos días para des-
cansar de las fatigas del viaje, aguardando los recursos pe-
cuniarios que había solicitado a Buenos Aires para seguir
adelante. Pero allí fué víctima de la fiebre amarilla la que.
en ocho días de enfermedad , suprimió su existencia a la flo-
reciente edad de 47 años,
¡ Murió lejos de la patria que tanto había amado , pobre
y abandonado !
"Cayó el Genio tronchado por el rayo destructor de la
muerte, cuando vastos planes cruzaban su mente !"

VI

Refiriéndose a la inhumación de los restos del general


José Ballivián en Río de Janeiro , Aponte dice lo siguien-
te :
"El modesto cortejo fúnebre que acompañó los res-
tos de Ballivián hasta el cementerio general componía-
se de doce personas , habiendo sido muy censurada la
inasistencia del Cónsul boliviano, quién creyó acaso
que así COMPLACIA A SU GOBIERNO" . "Este falle-
cimiento produjo honda sensación en Bolivia, donde re-
cién entonces se acordaron sus eminentes servicios " .
" Cuántos años han reposado aquellos restos en la
hospitalaria tierra brasileña, arrullados por las frescas
brisas de la hermosa bahía de Río de Janeiro y por el
suave céfiro de sus frondosos parques ".
El 26 de agosto de 1855 se decretó la repatriación de
los restos del general Ballivián , la que sólo se pudo efec-
tuar en abril de 1893, habiéndoselos depositado en el mau-
soleo de los notables de La Paz, mediante un acto solemne

(1) Esta sagrada reliquia se encuentra hoy, juntamente cor. la espada


triunfadora de Ayacucho , en el salón del Palacio Legislativo de la capital Su-
cre.-N. del A.
GENERAL DE DIVISIÓN JOSÉ BALLIVIÁN 213

y conmovedor, pródigo en discursos y honores militares . La


población se cubrió de luto colocando mantos negros en los
balcones y las iglesias tañeron lúgubremente sus campanas
en señal de duelo .
Es triste que en ninguna ciudad de la República no se ha-
ya eregido hasta ahora un monumento que recuerde a las
generaciones bolivianas la memoria del noble y valiente ge-
neral Ballivián, quién supo escribir en la Historia de su pa-
tria las páginas más gloriosas , mediante sus hazañas mili-
tares.
En nuestra opinión fué Ballivián, quién, después de
Bolívar y Sucre, afianzó nuestra independencia y completó
la obra creadora del inmortal Sucre. "En la formación de
la nueva nación altoperuana,-dice Aponte - Sucre y Balli-
vián se complementan inseparablemente, contribuyendo el se-
gundo a consolidar los deseos del primero, de que tal vez
se imbuyera cuando era su edecán favorito y amanuence de
confianza en las veladas íntimas que se siguieron en la ha-
cienda de Nuccho , durante la convalecencia de aquél a raíz
del motín del 18 de abril de 1828 ; contribuyendo en gran
manera a realizar sus propósitos , la enorme ambición de
Ballivián que buscaba sitio en que asentarse .
"Y no es solo esto , sino que parece que el mismo Ba-
llivian hubiese estado predestinado para vengar en Ingavi
la sangre del Gran Mariscal vertido en el nefando motín , azu-
zado desde el Perú por Gamarra y desagraviar a la Repúbli-
ca por la invasión a Bolivia del año 28 , cuyo desenlace fué
que el invasor obligó a salir del país al general Sucre" .
Hablando de la ingratitud para Ballivián , el señor D'
Arlach dice :
..... En Bolivia, más que en ninguna otra par-
te, es preciso que la yerba haya crecido sobre el sepul-
cro de nuestros grandes hombres , para que recién en-
salcemos sus méritos y les hagamos , cuando muertos ,
la justicia que no supimos hacerles en vivos" .

54
General de división Pedro Agustín Morales

( 1808-1872 )

Hay heroismos dignos de ser


imitados por las generaciones del
porvenir .

La figura militar del general Agustín Morales se per-


fila en primera línea entre los que lucharon defendiendo la
soberanía nacional y las instituciones patrias . Cerca de 40
años consagró al país sus servicios , sobresaliendo por su
audacia y bravura sin ejemplo en los distintos campos de ba-
talla en que le tocó actuar. Su nombre figura en las pági-
nas de la historia militar defendiendo unas veces la integri-
dad nacional y otras , las libertades holladas por la tiranía y
la dictadura .
GENERAL DE DIVISIÓN PEDRO AGUSTÍN MORALES 215

Hijo legítimo de don Pedro Morales y de doña Anto-


nia Fernández , ambos españoles, nació en la denodada ciu-
dad del Illimani el 11 de mayo de 1808 .
Jóven, de temperamento inquieto y nervioso, muy luego
se sintió atraído por la ruda y fatigosa vida militar e ingre-
só en 1830 al ejército organizado por el General Santa
Cruz, quién le otorgó el grado de subteniente en 1835 , des-
tinándole su ayudante de órdenes .
Fué en las campañas de la confederación donde Mora-
les dió a conocer el temple de su alma militar luchando en
las batallas de Yanacocha, Uchumayo y Socabaya con una
bizarría admirable ; con ardor, audacia y sangre fría, que
motivaron a que el Protector lo citara en la orden del día
llamándole "VALIENTE ENTRE LOS VALIENTES " .
Conquistó en cada batalla un grado militar y una me-
dalla de oro, como premio a su audacia, llegando a ostentar
en 1838 las insignias de capitán para luego después , en
1841 , cubrirse con la gloria de Ingavi donde también dió
pruebas de su heroísmo , habiendo sido ascendido al siguien-
te día de la batalla al grado de sargento mayor.

Durante la administración del general Ballivián desem-


peñó la comandancia general de Potosí y luego la de Cocha-
bamba, y cuando aquél dimitió , en 1847 , el poder en manos
del general Eusebio Guilarte, Morales se retiró del servicio
y se radicó en Cochabamba donde , dedicándose al comercio,
estableció una casa fuerte que fué saqueada e incendiada en
la revolución belcista del 10 de marzo de 1840 habiendo ex-
perimentado la pérdida de 167,00 pesos . En vano fueron
sus reclamaciones ante el gobierno de Belzu, su antiguo ene-
migo político .

II

El general Morales vivió alejado del ejército durante


doce años , tiempo en el que actuó abiertamente contra el ge-
neral Belzu y su gobierno, habiendo sido uno de los actores
en el asesinato fraguado contra éste el 6 de septiembre de
1850 , en la alameda de Sucre, y por cuya consecuencia vivió
proscrito de la patria.
216 GENERALES DE BOLIVIA

Rehabilitado por el doctor Linares y ascendido a coro-


nel en 1859 , fué destinado como Comandante General de
Chuquisaca, donde vivió debelando frecuentes revoluciones
estalladas a favor de Belzu , como la ocurrida en Potosí, en
noviembre de 1859 y en la que fué apresado el general Cam-
pero prefecto de aquella plaza .
En febrero de 1865 , a los dos meses de haber sido asal-
tado el poder por el general Melgarejo, fué ascendido a ge-
neral de brigada por haber sido victorioso en el hecho de
armas de Oscara contra los generales revolucionarios Velas-
co Flor y Avila ; pero celoso Melgarejo de su arrojo y pỏ-
pularidad, le hizo juzgar y condenar a muerte, como a cons-
pirador irreconciliable, conmutándole par influencias de va-
rios jefes y oficiales de mérito , con la pena de confinamien-
to a la provincia de Caupolicán” .

III

"Refugiado en el Perú y estando desempeñando las


funciones de Cónsul General de Bolivia en Lima, fué lla-
mado por los pueblos del norte para dirigir la revolución
tantas veces fracasada contra Melgarejo, que por espacio
de seis años venía enseñoreándose en Bolivia, bajo la fé-
rula de una soldadesca ebria y corrompida ; hasta que Mora-
les hizo la gran cruzada, en compañía de Corral y otros pres-
tigiosos políticos desterrados del país, triunfando en las ba-
rricadas de La Paz el 15 de enero de 1871 ".
Los pueblos de Bolivia le aclamaron unánimemente pa-
ra la primera majistratura, premiando así su patriótica y de- .
cisiva acción al libertar al país de una ominosa esclavitud .
La Asamblea Nacional le otorgó, el 19 de octubre del
mismo año, el ascenso al alto grado de general de división
"en premio de sus relevantes servicios a la patria" .

IV

Investido del mando supremo de la República , el gene-


ral Morales apenas si tuvo tiempo para reorganizar las ins-
tituciones patrias canceladas por la anterior dictadura de
GENERAL DE DIVISIÓN PEDRO AGUSTÍN MORALES 217

las orgías . En lo militar, solo pudo organizar en parte al


ejército alejando a los elementos corrompidos por Melga-
rejo ; dictó con objeto de moderar algún tanto el vicio del
alcoholismo , una orden general disponiendo : "que al militar
que se presentase ebrio en público , se le aplicaría por pri-
mera vez le pena de tres días de arresto ; por segunda la pri-
sión de ocho días ; y la tercera la de ser despedido del ser-
vicio" .

Además dictó una circular para que los jefes de cuer-


po, " formaran sus respectivas bibliotecas , adquiriendo obras
relativas a la táctica militar, estrategia, fortificaciones y de-
más libros que correspondan al arte de la guerra, cuyo cono-
cimiento se impone en los oficiales " . También se crearon
escuelas regimentarias en los cuarteles para la instrucción
primaria de los soldados, así como talleres de sillería, za-
patería, armería, talabartería y sastrería.

El 27 de noviembre de 1872 , después de un altercado


con su edecán y sobrino Federico La Faye , cae el general
Morales acribillado con seis tiros que le dispara aquél ; al
recibir el primer disparo, Morales le dice conprimiéndose
la herida :

"Tú, a mi Federico ?

—“ Sí, yo a Ud . " le responde, y sigue disparando los cin-


co tiros restantes de su pistola !

Verificado el reconocimiento médico legal , "la Asam-


blea decretó las esequias fúnebres para el día 30 a las 11 de
la mañana, nombrando una comisión de su seno, para acompa-
ñar los restos del vencedor del 15 de enero " , levantándose un
suntuoso catafalco en la Catedral. Los despojos del infortunado
general Morales fueron trasladados al cementerio público ,
con la concurrencia de todos los poderes públicos , el cuerpo
diplomático y consular ; el ejército con sus estandartes en-
lutados hizo los honores de ordenanza como a su capitán

55
218 GENERALES DE BOLIVIA

general con descargas de artillería y fusilería. Todo el pue-


blo de La Paz en masa, tributó consternado el último home-
naje al que supo librarlo de la tiranía más execrable que
dominó durante seis largos años.

El general Agustín Morales falleció a los 64 años de


edad , antes de haber cumplido definitivamente su destino en
la historia, como Jefe de la Nación .
O

General de división Mariano Ballivián

( 1808-1874 )

"Sobre la tumba se levanta se-


vera la verdad para ser tras-
mitida a las generaciones del por-
venir, como advertencia provecho-
sa, o como enseñanza saludable" .

El general Mariano Ballivián pertenece a esa raza de


héroes que lucharon virilmente para consolidar nuestra na-
cionalidad en los primeros años de su existencia.
Hermano menor del general don José Ballivián, nació
en la ciudad de Cochabamba el 18 de marzo de 1808. Fun-
dador del Ejército Nacional, ingresó a la edad de 15 años en
1823 , al ejército que comandaba el general Santa Cruz, poco
antes de la batalla de Zepita.
Desde esta fecha hizo su carrera militar ascendiendo ,
grado por grado en la escala subalterna, no por influencias
220 GENERALES DE BOLIVIA

políticas ni por favoritismo, sino por su competencia y amor


a la carrera a la que se dedicó desde su más tierna juventud .
En la escala superior, desde sargento mayor, cada uno de
ellos le importó una batalla, pues se encontró en todas las
campañas de la confederación, actuando en Yanacocha, So-
cabaya, Gramadal y Montenegro.
En la desastrosa batalla de Yungay ( 1839 ) , lo vemos
actuar como comandante de uno de los batallones , ya con
el grado de teniente coronel .
Fué en la campaña de 1841 , contra el ejército invasor
del Perú , donde Ballivián demostró aun más su audacia y
aptitudes guerreras , cargando furiosamente a la bayoneta
con su glorioso batallón 80. , sobre el ala derecha enemiga.
A este respecto,, el historiador Aponte , dice :
66
“.... Y en cuanto a los cuerpos de línea que por
su bravura debían llevar el honroso título de "BATA-
LLON INGAVI " , resultaron dos que merecieron esta
distinción : El Escuadrón de Cazadores No. 1 , que me-
reció el nombre de "CORACEROS DE INGAVI” No. 1 ,
o sea uno de los que primero atropelló a la caballería
enemiga, y el 80. de línea, que se llamó en adelante
"GRANADEROS DE INGAVI 80. DE LINEA" , ( orden
general de 27 de noviembre de 1841 ) .

"Estos dos cuerpos estuvieron situados precisa-


mente en las cercanías de la casa de hacienda de Inga-
vi, al comando del teniente coronel MARIANO BALLI-
VIAN, donde también se encontraba S. E. al iniciarse
el ataque. Ya fuese el estímulo de la presencia de és-
te o el ardor de que se hallaba poseído todo el ejército
boliviano, el caso fué que el general Ballivián ordenó
que su hermano y Sagárnaga, cargaran sobre el ala de-
recha peruana, que era el punto donde había equivocado
Gamarra sus maniobras , para envolverla por aquél
flanco....."

En premio a su heróica acción fué ascendido al grado


de coronel , y en 1844 , el pueblo de La Paz le confió su re-
presentación como diputado ante las cámaras legislativas .
GENERAL DE DIVISIÓN MARIANO BALLIVIÁN 221

Hombre de corazón generoso, el coronel Ballivián tuvo


actos de nobleza que demuestran la bondad y caballerosidad
de su alma, como se ve en el siguiente hecho : Destinado co-
mo jefe del batallón 50. , en enero de 1847 , fué a acantonar-
se a la cabeza de su unidad a la villa de Obrajes ; el 9 de ju-
nio del citado año el presidente Ballivián, después de un al--
tercado que tuvo con el coronel Belzu , remitió a éste en ca-
lidad de último soldado al batallón de su hermano. Bel-
zu logró en esa misma noche sublevar al 50. , y se dirigió a
la ciudad con la idea de tomar el palacio y derrocar al Pre-
sidente. Anoticiado el coronel Mariano Ballivián, que aque-
lla noche se encontraba en la ciudad , corrió al cuartel de los
batallumes 10 y 11 , con los que logró conjurar la revolu-
ción. Belzu , al ver fracasado su plan, se entregó a Ballivián
(Mariano, quién LE FACILITO LA FUGA librándole de una
muerte segura, pues conocía el carácter de su hermano y el
grave delito cometido por Belzu .
Honrado por el Senado de 1847 con el grado de general
de brigada, ocupó importantes puestos en el ejército, habien-
do llevado una vida inquieta en los últimos años del gobier-
no de su hermano, sofocando continuamente revoluciones y
motines de cuartel.
Perseguido con saña por los presidentes Belzu
y Córdova, vivió proscrito de la patria hasta el año 1858,
en que volvió a incorporarse a las filas del ejército , sirvien-
do con su acostumbrada honradez e inteligencia en los dis-
tints puestos a los que fué destinado .
Fué Ministro de la Guerra en 1837 , durante la presi-
dencia de su sobrino Adolfo, y cuando desempeñaba el car-
go de Comandante General de las fuerzas del Norte, falleció
en su propiedad del Río Abajo , Cebollullo,
Cebollullo , en febrero de
1874 , a la edad de 66 años .
Tal fué la vida de este anciano venerable cuyo aspecto
físico era "de mediana estatura, rostro severo y noble, blan-
ca. la poblada barba y la cabellera ; fisonomía imponente y
bella" .

56
General de división José Leandro Dulón

( 1809 -.... )

"La muerte ajiganta más la fi-


gura de los héroes",

He aquí el nombre de un bravo que también pertenece


a aquella generación de valientes, de un soldado meritorio que
supo conquistar glorias para su patria y que después ha
pasado a la lista de los ignorados .....
Aunque nuestros datos son muy escasos diremos sin
embargo unas cuantas palabras sobre la personalidad del
general don José Leandro Dulón :
Nació en la simpática ciudad de Sucre, allá por el año
1809 , e ingresó , a los dieciocho años de edad y antes de ha-
GENERAL DE DIVISIÓN JOSÉ LEANDRO DULÓN 223

ber concluído sus estudios , en el ejército, enrolándose en


uno de los cuerpos de caballería organizados en el sud de la
República. Por consiguiente fué uno de los fundadores del
Ejército Nacional .

II

Ascendido al grado de alferes en 1830 y a teniente 20.


en 1834, hizo todas las campañas de la confederación mar-
chando siempre a la vangurdia del ejército boliviano que in-
tervino en el Perú desde el año 35 , portándose valientemen-
te en todas las acciones de guerra habidas en dichas campa-
ñas que tanto prestigio, dieron al ejército de Bolivia.

Capitán en julio de 1839 , tomó parte en la gloriosa ba-


talla de Ingavi como Tercer Jefe del primer escuadrón de
Coraceros, habiendo obtenido el ascenso a comandante el 21
de noviembre de 1841 .

Durante el laborioso gobierno de Ballivián , su digno


comportamiento le hizo acreedor a que éste le distinguiera
entre el cuerpo de oficiales del ejército premiándole con él
grado de teniente coronel en agosto de 1844 , y con el de
coronel graduado , en noviembre de 1846 .

III

Acompañó a Belzu en sus correrías políticas, y cuan-


do éste hubo asumido el mando de la República, le otorgó
la efectividad de su grado de coronel , confiándole además el
comando de varias unidades así como el desempeñó de co-
misiones importantes durante el período revolucionario que
siguió después .
Caído Belzu y su sucesor el general Córdova, Dulón
fué perseguido por Linares durante cuya dictadura vivió
proscrito del país, hasta que la amnistía decretada por el presi-
dente Achá le permitió volver al hogar abandonado , y pedir
sus letras de cuartel . ( Retiro )
Tomó parte activa en la revolución del 7 de marzo de
1862 , encabezada en Sucre por el general Mariano Torrelio
224 GENERALES DE BOLIVIA

proclamando a Belzu , pero dispersados los revolucionarios


por las tropas leales en la acción de Mesaverde , Du-
lón fugó a la Argentina donde vivió nuevamente pros-
crito del país , hasta que se consumó el asalto verificado
por Melgarejo al poder. Fué entonces rehabilitado al servi-
cio de las armas y destinado como jefe de uno de los cuer-
pos de caballería a cuya cabeza combatió en todos los he-
chos de armas habidos durante la tiranía de Melgarejo ,
quién después de haberle otorgado el grado de general de
brigada en 1865 lo ascendió , el 22 de enero de 1870 , a la
alta clase de general de división.
Dulón cayó con el tirano en 1871 y se alejó del esce-
nario político y militar juntamente con varios otros jefes de
aquella funesta época, habiendo sido rehabilitado al servicio
de las armas mediante orden general de 15 de julio de 1876
y destinado como Vocal de la Comisión de Codificación mi-
litar.
Parece que este fué el último servicio prestado al país ,
pues su nombre se pierde en las páginas de la historia y del
escalafón del ejército .
General de división Leonardo Antezana

( ........ )

"Quién sabe adular sabe ca-


lumnlar".

( Napoleón ) .

El general cuyo nombre encabeza esta página era uno


de esos ejemplares llenos de audacia e intrepidez, que no va-
cilan ante ningún obstáculo ni peligro y marchan directa-
mente a conseguir el fin que se proponen .
Nació en la bella y pintoresca ciudad de Cochabamba
en los primeros años del siglo XIX y sentó plaza muy jó-
ven en el ejército organizado por el presidente José Falli-
vián para repeler la invasión peruana de 1841. Incorporado
57
226 ĜENERALES DE BOLIVIA

al escuadrón "Guías" , organizado en Cochabamba por el


coronel José María Silva , Antezana se batió con "una auda-
cia extrema e increíble " , hasta ver derrotado al ejército ene-
migo que después de cuarenta minutos de lucha se decla-
ró vencido en las extensas llanuras de Ingavi.
A partir de este día, Antezana, que tenía vocación para
la carrera de las armas , se dedicó a ella con ahinco y per-
severancia, escalando los grados militares hasta llegar a os-
tentar los entorchados de general de división , aunque infe-
lizmente otorgados , los dos últimos , en premio a su adhe-
sión al tirano del sexenio.
Teniente Coronel en enero de 1861 , fué promovido al
puesto de primer jefe del regimiento "Bolivar" , cuya segun-
da comandancia la desempeñaba en el pueblo de Calamarca,
y cuando el general Gregorio Pérez levantó el estandarte re-
volucionario en 1862 , Antezana, como celoso defensor del
orden y del presidente Achá, se batió heróicamente en San
Juan, donde fué desbaratado el ejército revolucionario de
Pérez.

II

Inconsecuente con Achá y con los principios que sus-


tentaba en esa época defendiédolos a sangre y fuego , se ple-
ga en diciembre de 1864 a las fuerzas de Melgarejo y se
constituye en el más celoso y firme sostenedor de este cau-
dillo y sus secuaces , obteniendo así ascensos en recompensa
а su incondicionalidad ; pues para halagar la vanidd Y
conquistar los favores y simpatías de éste , dictó en julio de
1866 , estando de Prefecto del deparamento de La Paz, un
bando en el que decía lo siguiente :
"El Ejército Nacional, apreciando los sentimientos po .
trióticos del Supremo Jefe del Estado, y más que todo su
elevado entusiasmo y esfuerzo por el triunfo de la Causa
Americana , ha acordado expontáneamente ascenderle a la
alta clase de CAPITAN GENERAL DE LA REPUBLICA.
Con tal propósito , sobrado y justo, faculta a esta prefec-
tura para invitar a este Heróico Pueblo a que coopere a la
realización de tan plausible pensamiento . En su mérito , el
GENERAL DE DIVISIÓN LEONARDO ANTEZANA 227

suscrito ha venido a acordar lo siguiente : "Se invita a nom-


bre del ejército , a todos los vecinos y empleados a un Co-
misio Popular para las 12 del día de mañana 11 del corrien-
te, en el Salón de la Universidad, con el objeto de ratificar
la proclamación que debe hacer el día de hoy el Ejército ,
de Capitán General a S. E. el Presidente, general don Maria-
no Melgarejo . Para que llegue a conocimiento de todos , pu-
blíquese por bando y por la prensa, etc.
En recompensa a este acto de servilismo el tirano le
otorgó el rango de general de brigada. (Agosto de 1866 ) .
En el mes de noviembre de 1869 , todos los bolivianos
proscritos en el Perú habían acordado libertar a su patria
de la ominosa tiranía de Melgarejo , e ingresando furtiva-
mente al país revolucionaron los pueblos situados al norte
de la ciudad de La Paz. Tan luego que Melgarejo tuvo co-
nocimiento de este suceso, salió juntamente con el general
Antezana y algunos cuerpos de su lucido ejército con los
que pudo dispersar a los revoltosos que habían ocupado ya
las provincias de Muñecas y Omasuyos ; Antezana continuó
la persecución con saña y encarnizamiento hasta invadir te-
rritorio peruano, dando lugar a que con tal pretexto el Perú
hiciera reclamaciones diplomáticas y movilizara su ejérci-
to hacia a la frontera boliviana.
Cuando volvió de su incursión e ingresó a la ciudad,
Antezama, fué ascendido a la alta categoría de general de di-
visión ( enero de 1870 ) , en premio a su "encomiable activi-
dad durante la persecución a los demagogos que trataron de
alterar el orden público ". Empero, para satisfacer a las
reclamaciones que había entablado el Perú pidiendo satis-
facciones a Bolivia por haber invadido su ejército a territo-
rio peruano, Melgarejo se vió obligado a alejar por algún
tiempo al feroz Antezana de las filas del ejército .
Poco tiempo duró la pena disciplinaria que se le impuso
pues en la prensa paceña de 14 de agosto de 1870 , ( 1 ) se
lee : "El señor general Antezana ha sido inscrito de nuevo
en el escalafón del ejército y desempeña la comandancia ge-

(1) " La Situación."


228 GENERALES DE BOLIVIA

neral de este departamento, quedando a cargo de la prefec-


tura el general don Mariano Ballivián. Felicitamos al ge-
neral Antezana y no dudamos que sabrá ser tan prudente y
tan enérgico como lo ha sido siempre, en sus nuevas funcio-
nes ".
En julio del mismo año volvió a estallar en la ciudad
de La Paz una nueva revolución encabezada por el doctor
Casimiro Corral y algunos emigrados políticos que vivían
en el Perú, los que organizando algunas tropas en la fronte-
ra pretendieron asaltar la ciudad ; más , fueron rápidamen-
te contenidos y dispersados por el celoso Antezana que salió
a la cabeza de la guarnición dándoles encuentro en el Alto
de la ciudad .

III

Antezana era, pues, uno de los tantos jefes del ejército ,


acreedor privilegiado de las simpatías del tirano, por sus
malas pasiones, por su índole arbitraria y violenta. Hacía
fusilar impúnemente a nombre de Melgarejo a todo aquél
que tenía la desgracia de caer bajo su custodia , como ocu-
rrió en 1868 con un caballero cochabambino , Ladislao San-
tos. Sus abusos eran incalificables y se sucedían casi a
diario ; baste decir que en una ocasión mandó arrestar a un
jóven Eugenio Patiño , a quién lo hizo flagelar en un cuar-
tel sin escuchar las súplicas de sus mismos soldados , por ha-
ber cortejado ( Patiño ) , a una jóven de su afición ... . !
Pero en noviembre del citado año 70 concluyeron sus
tropelías ; pues sorprendido por el valeroso coronel don
Juan Granier, quién provocando una rebelión de cuartel ( en
el batallón 30. ) e imponiéndose sobre la policía dirigida per-
scnalmente por Antezana, dió comienzo a la revolución li-
bertadora del 15 de enero de 1871 , con la que cayó la tira-
nía. Aquí se eclipsó la estrella venturosa de varios hombres
que habían tenido alguna figuración política y militar du-
rante el sexenio ; entre ellos cayó también el temerario gene-
ral Leonardo Antezana, cuyo celo infatigable por la causa de
diciembre, lo hizo digno de figurar entre las personalidades
más sombrías de la dictadura de Melgarejo .
GENERAL DE DIVISIÓN LEONARDO ANTEZANA 229

"Si no hubiera existido la tiranía del sexenio- dice Gutié-


rrez- ,Antezana no habría pasado de la vulgaridad de su condi-
ción nativa y acaso no habría llegado a la categoría de crimi-
nal de estado ni hubiera sido anatemizado por la civilización y
la humanidad . Las condiciones sociales de aquella época aciaga,
le dieron los medios de delinquir y de cubrir sus actos con la
impunidad, y la vulgaridad más abyecta se tornó en crimi-
nalidad feroz y desenfrenada. Por esas artes de la casuali-
dad y del destino, esos personajes , ( se refiere a Antezana y
al general Aurelio Sánchez ) , delincuentes a lo más de poli-
cía correccional, han entrado a los recintos de la celebridad ,
aunque fuera la triste celebridad de la abyección y del crí-
men" .

Retirado a la vida privada del hogar en su tierra natal


de Cochabamba después del desastre de las armas de Mel-
garejo el 15 de enero , Antezana vivió ignorado , maldecido de
muchos y despreciado aún por sus amigos de otrora.
Pasó el resto de sus días añorando mejores épocas des-
graciadamente pasadas yá para él !. . . .
No sabemos cuando falleció . . . .

58
О

General de división Celedonio Avila

( 1810-1878 )

"Los que quedamos sentimos


a los que se van , aunque sabemos
que la vida es un mal”.

Bolívar.

Largo sería narrar los detalles de la vida del meritorio


general don Celedonio Avila , pues pocos militares de nues-
tro ejército habrán hecho su carrera militar desde la humil-
de clase de soldado raso hasta la elevada, de general de divi-
sión , obteniendo todos sus grados por campañas, acciones de
guerra y servicios importantes a la república. En esta virtud
nos concretamos a estractar de su biógrafo D' Arlach , los
hechos más salientes de su vida :
Nació en la bella ciudad de Tarija el 3 de marzo de
1810 , habiendo sido hijo de don Juan de Dios Hevia y Va-
ca, coronel del ejército español , y doña Blasa de Avila.
GENERAL DE DIVISIÓN CELEDONIO AVILA 231

A la edad de 16 años sentó plaza como soldado en el


naciente ejército boliviano el 20 de junio de 1826 , habien-
do descollado entre los de su clase por sus aptitudes y afi-
ción desmedida a la carrera, ascendiendo el 1o . de febrero
de 1827 a cabo 20. y el 14 de abril de 1828 a cabo 10.
En este año hizo la campaña contra el ejército inva-
sor de Gamarra, y combatió heróicamente a órdenes del va-
liente general Francisco López de Quiroga, cuando el motín
del 18 de abril en que fué roto el brazo del mariscal Su-
cre, quién premió a Avila con un escudo por su heróico
comportamiento, ascendiéndole además , el 18 de mayo si-
guiente , a sargento 20 .
Elevado el mariscal Santa Cruz a la suprema magistra-
tura de la república, premió la moralidad y buenas servicios
del sargento Avila ascendiéndole a sargento 10. de la prime-
ra compañía del regimiento "Lanceros de la Guardia" , el 27
de noviembre de 1829 ; y el 10. de mayo de 1835 , a porta-
estandarte.

II

Abierta la campaña de la Confederación , Avila tuvo la


gloria de hallarse en la memorable batalla de Yanacocha
distiguiéndose por su valor, lo que le valió el ascenso a te-
niente graduado y ser agraciado con la medalla de "YANA-
COCHA" otorgada por Santa Cruz, y con otra igual dada por
el presidente del Perú.
En febrero de 1836, se halló en el célebre combate de
Uchumayo así como en la batalla de Socabaya, donde nues-
tro teniente Avila fué condecorado con la medalla de "SO-
CABAYA" dándosele el título de : " BENEMERITOS A LA
PATRIA EN GRADO HEROICO Y EMINENTE" , según el de-
creto supremo de 2 de marzo del mismo año expedido por
el gobierno del Perú .
El 4 de marzo de 1837 , fué ascendido a teniente 10 .
efectivo, habiendo concurrido a la campaña contra el ejérci-
to chileno que capituló después en Paucarpata.
El general Velasco, que a la caída de Santa Cruz asu-
mió el mando supremo, ascendió a Avila el 28 de febrero
232 GENERALES DE BOLIVIA

de 1839 a la clase de capitán. En diciembre del mismo año ,


recibió el despacho de sargento mayor, y en junio de 1841
el de comandante graduado ; habiendo en toda esta época
prestado notables servicios en el ejército y desempeñado im-
portantes comisiones militares.
El bravo comandante Avila se encontró en la gloriosa cam-
paña de 1841 , cuando el ejército peruano tuvo la osadía de
invadir Bolivia. Peleó con tanta bizarría como segundo
jefe del 20. escuadrón de Coraceros que en el mismo campo
de batalla fué ascendido, a comandante efectivo y condeco-
radɔ con una medalla de oro, y declarándosele nuevamente
"BENEMERITO DE LA PATRIA" .
En el tercer aniversario de este memorable hecho de ar-
mas, el comandante Avila fué ascendido por Ballivián a
teniente coronel ( 1844 ) .

III

Cuatro años después, desgraciadamente Avila se entre-


gó en los brazos de la política y comenzó a trabajar por el
general Belzu, a quien le había ofrecido su apoyo por medio
de cartas, hasta que al fin se pronunció francamente en
Pucarani, en 1848, sublevando al regimiento "Coraceros"
de que era jefe . Luego concurrió al lado de su caudillo a
la batalla de Yamparáez donde las tropas del presidente Ve-
lasco fueron derrotadas por las de Belzu , quién una vez en
el poder le otorgó el grado de coronel efectivo.
Avila fue uno de los acérrimos defensores del belcismo
luchando casi a diario por desbaratar las frecuentes revolu-
ciones que estallaban en todo el país como protesta de los
los pueblos ante la dominación de Belzu , quién supo premiar
su constancia y valor otorgándole los despachos de general
de brigada ( 10. de julio de 1849 ) .
El caudillo más tenáz para las conspiraciones contra Bel-
zu, el doctor Linares, había emprendido una fuerte cruzada
en el sur, apoyado por los generales Carrasco y Miguel de
Velasco. Pero batidos en Mojo por el general Avila y el co-
ronel Córdova, el 10 de junio de 1853, fueron obligados a
repasar la frontera argentina, Fué entonces que Avila mere-
GENERAL DE DIVISIÓN CELEDONIO AVILA 233

ció un nuevo premio por su incansable actividad en pacifi-


car el país, y fué ascendido a la alta clase de general de di-
visión el 21 de julio del citado año 49.
El Sud de la República había llegado a ser la dirección
más temida de Belzu por las frecuentes incursiones del ge-
neral Velasco que estaba asilado en la Argentina. Esto le
había obligado al presidente Belzu a nombrar a su lugarte-
niente Avila, conto Comandante General del departamento de
Tarija. Avila organizó un regimiento de 400 jinetes y se lo
mandó a Belzu para que con él se defendiera de los alterado-
res del orden público ; pero éste, cansado ya de luchar con-
tra tanta oposición ahogando motines y revoluciones , había
resuelto convocar a elecciones presidenciales .
El general Avila fué uno de los candidatos , juntamen-
te con los señores Frías , Linares , Santa Cruz, Gregorio Pérez
y Córdova. Mas , habiendo sido derrotado por el candidato ofi-
cial Córdova, que alcanzó 9,388 votos contra 830 que obtu-
vo, y no conformándose con su derrota y picado por la abu-
lición del poder se hizo enemigo de Córdova , quién lo había
sustituído en la prefectura de Tarija, y proclamó la revolu-
lución del Sud a favor de Linares levantando en armas a los
cuerpos de la guardia nacional, ( 26 de septiembre de 1855 ) .
Pero desbaratado su intento con la dispersión de sus fuer-
zas a la aproximación del escuadrón " Húsares" tuvo que
emprender la fuga y asilarse en la Argentina.

IV

Proscrito durante el gobierno de Córdova, fué rehabi-


litado al servicio de las armas en el período del doctor Li-
nares , habiendo ocupado puestos elevados tanto dentro como
fuera del ejército .

Después del golpe de estado de 1861 , que llevó a la pre-


sidencia de la república al general Achá, el general Avila fué
Hamado a la cartera de Guerra, que la desempeñó dignamen-
te; pues ocurridos los sucesos de la memorable noche del
23 de octubre en el Loreto de La Paz, Avila, en su carácter

59
234 GENERALES DE BOLIVIA

de Ministro, se apresuró a viajar a esta ciudad donde arribó


el 21 de noviembre y expidió al siguiente día un decreto por
el que concedía libertad a los presos sobrevivientes de la he-
catombe del Loreto, entre los que se encontraban los gene-
rales Calixto Ascarrunz y Luciano Alcoreza.
"En compañía de las autoridades locales y del vecin-
dario, dice D' Arlach- se apersonó al Loreto y puso en
plena libertad a esos desgraciados que de un momento a
ótro, aguardaban , sumidos en las más acerbas angustias , la
hora fatal de la muerte . El general Avila lleno de las más.
tiernas emociones en esta grandiosa escena los abrazó y con-
fundido entre ellos les dijo : "Al daros la libertad he cum-
plido con las prescripciones del Decreto Supremo de la na-
ción, quién ha conocido que sóis víctimas de la más nefan-
da maldad" .
"Este es uno de los rasgos más hermosos , brillantes
magnánimos en la vida política del ilustrado y meritorio ge-
neral Avila, que hasta hoy recuerda con gratitud el pueblo
heróico de La Paz".

Avila desempeñó el cargo de ministro hasta 1864 en


que cayó juntamente con el presidente Achá, derrocado la
mañana del 28 de diciembre ante el asombro del pueblo , por
el audaz Melgarejo, habiendo sido también otro de los je-
fes que en los instantes más críticos para Achá y el país ,
abandonó su puesto huyendo cobardemente para contri-
buír quizas así, al triunfo del soldado audaz que cababa de
arrebatar el poder.

Pero Avila enmendó su falta poniéndose frente al des-


pótico gobierno de Melgarejo . En efecto , en pocos días or-
ganizó en Tarija una división con la que marchó a Sucre
proclamando el imperio de la Constitución . Desgraciada-
mente sus fuerzas fueron batidas en el río Oscara por el ge-
neral Sánchez, defensor y ministro de Melgarejo, ( enero de
1865 ) .
GENERAL DE DIVISIÓN CELEDONIO AVILA 235

Perseverante en su propósito de derrocar al caudillo ,


Avila se alza nuevamente en junio del mismo año en Tupi-
za, se dirige sobre la ciudad de Tarija y la toma por sor-
presa con las fuerzas que había logrado organizar durante
el viaje, ocasionando la fuga del Prefecto, general Fernando
Campero. Entonces el pueblo de Tarija, desconociendo al
gobierno "emanado de un motín de cuartel " , se adhirió a la
revolución nombrándole Prefecto del Departamento .

Infelizmente las fuerzas del general Avila se defeccio-


naron en Santa Ana, a la aproximación de las tropas de Mel-
garejo, y se vió obligado a fugar para vivir en la proscrip-
ción.

VI

Matrimoniado en Santa Cruz con la distinguida seño-


rita doña Isabel Antelo, fundó una familia honorable y dig-
na de sus honrosos antecedentes .

Entre los diversos cargos públicos , civiles y militares


que desempeñó , se cuentan los siguientes : Jefe de cuerpo ,
Instructor de guardias nacionales , Jefe de las colonias de
la frontera del Brasil , Jefe Militar de la frontera del Perú ,
Gobernador y Comandante Militar de la provincia de Valle-
grande, Comandante General del Ejército , Presidente del Se-
nado, Comandante General de los departamentos de Tarija,
Santa Cruz y Chuquisaca, y Ministro de la Guerra.

VII

Permaneció mucho tiempo emigrado , en la República


Argentina hasta que una ley de amnistía le permitió resti-
tuirse al hogar, en el que vivió completamente alejado du-
rante la aciaga dominación de Melgarejo.
A la caída de éste, el general Morales le nombró Co-
mandante General de Chuquisaca , puesto que dejó para ha-
cerse cargo de la prefectura de Tarija, donde prestó sus
servicios a la nación hasta su fallecimiento .
236 GENERALES DE BOLIVIA

Acometido por una violenta enfermedad dejó de exis-


tir el 10 de abril de 1878 , a la edad de 68 años , habiendo si-
do sepultados sus restos con todos los honores militares
que a su rango correpondían , en la capilla del panteón de
Tarija, donde reposan al lado de los de su antiguo jefe y
amigo general O' Connor.
Tal fué, resumida a grandes rasgos, la vida del bravo
general don Celedonio Avila que había consagrado sus me-
jores días al servicio de la patria, y que había dado glorias a
ésta en tantas campañas internacionales.
General de división José Manuel Ravelo

( 1811 -.... )

A través de la distancia, los


hechos históricos se muestran más
nítidos, sin las pasiones del mo-
mento.

La gallarda y simpática figura del general José Manuel


Ravelo , sobresale entre los militares de la primera generación
boliviana, por sus meritorios e importantes servicios pres-
tados al país durante casi medio siglo , defendiendo unas ve-
ces el orden interno y otras la integridad nacional.
Nació en la culta ciudad de los cuatro nombres , Sucre,
allá, por el año 1811 , y sin haber concluído sus estudios, que
en aquellos tiempos se daban imperfectamente, sentó pla-
za como cadete en el batallón 40., cuando el mariscal San-
ta Cruz organizaba su ejército para pasar el Desaguadero e
intervenir en la política del Perú .
60
238 GENERALES DE BOLIVIA

Tuvo su bautismo de fuego en la célebre batalla de Ya-


nacocha donde fué ascendido al grado de subteniente ( 1835 ) ,
por su noble y abnegado comportamiento, habiendo vuelto
a demostrar su temerario valor cinco meses mas tarde , en
la acción del puente de Uchumayo, donde fué gravemente he-
rido ( 1836 ) . Ascendido a teniente 1o. efectivo , Ravelo
hizo todas las campañas de la confederación, siempre con
brío y entusiasmo, de tal suerte que a la caída del Protector
en 1839 , era ya capitán.
Producida la segunda invasión peruana a Bolivia en
1841 y sintiendo el capitán Ravelo renacer en su alma las tra-
diciones gloriosas de los primeros años de su juventud mili-
tar, tuvo entusiasmos locos y vehementes anhelos de casti-
gar a los invasores ; no escatimó el más pequeño desprecio
por la vida , hasta el momento en que el inmortal Ballivián
hizo desaparecer las huestes enemigas en los campos de In-
gavi "como a las nubes cuando las bate el viento" .
Ingresado ya a la categoría de jefe con el ascenso al gra-
do de sargento mayor otorgado en premio a su comporta-
miento en Ingavi , Ravelo fué uno de los jefes de más con-
fianza de Ballivián , quién después de darle el grado de te
niente coronel , en 1847 , lo hizo segundo y primer jefe .
respectivamente, del batallón 10 .
Pero la política, ese cáncer corrosivo que puso muchas
veces en peligro la existencia misma de Bolivia, corrompió
también al valeroso jefe y le envolvió en sus redes ; pues la
noche del 16 de diciembre de 1847 se sublevó en La Paz
con el batallón de su comando en contra del general Balli-
vian y a favor de Velasco, suscribiendo un acta en la que de-
clara : "que se sustrae de la aciaga dominación del general
José Ballivián , quedando libre del reato de sumisión y obe-
diencia hacia él, por haber faltado manifiestamente a las
condiciones con que se le invocó Jefe Supremo del Es-
tado ". ( !)
Ascendido a coronel por el general Velasco en 1848
y caído juntamente con éste en el mismo año después de la
acción de Yamparaez , Ravelo fué confinado a Santa Cruz
donde vivió durante todo el gobierno del general Belzu ,
General de DIVISIÓN JOSÉ MANUEL RAVELO 239

quién atribuyéndole participación en un complot revolucio-


nario estailado en aquella lejana ciudad , ordenó se borrara
su nombre de la lista militar suprimiéndole su pensión ,
1853 ).

II

Rehabilitado al servicio durante la presidencia del ge-


neral Achá, fué ascendido al rango de general de brigada, pe-
ro olvidando pronto los ideales legalistas que antes le recla-
mara a Ballivián, se puso más tarde al servicio del melga-
rejismo, en el que tuvo un rasgo generoso intercediendo ante
las furias del tirano para salvar la vida del general Cam-
pero
Ascendido al alto grado de general de división , fué des-
tinado en febrero de 1867 , para organizar en Sucre la Cor-
te Marcial de la República , habiendo sido su primer presi
dente. Luego, nombrado Prefecto de Chuquisaca, fué de-
puesto de su cargo, en diciembre de 1868 , por el doctor Re-
yes Cardona, quién conquistando la guarnición de la plaza
se había sublevado invocando el nombre del doctor Lucas
Mendoza de la Tapia.
Parece que ésta fué la última actuación política del
general Ravelo, pues el tirano comenzó a mirarle con des-
confianza, lo que hizo que se retirara definitivamente a la
vida privada. 1
General de división Nicolás Rojas

( 1812 -.... )

También los errores de los


hombres perduran a través del
tiempo.

El nombre del general Nicolás Rojas está asociado a


la sombría época del melgarejismo, lo que hace desmerecer
un tanto el brillo de las glorias militares que había adqui-
rido en varios campos de batallas internacionales.
Nacido el año 1812 en la ciudad de La Paz, sentó pla-
za en el ejército, al principio de la administración del gene-
ral Santa Cruz y concurrió a las campañas de la confedera-
ción peleando heróicamente en Yanacocha y Socabaya, don-
de se hizo acreedor a que el Protector le condecorara con
las medallas de estas acciones de guerra.
GENERAL DE DIVISIÓN NICOLÁS ROJAS 241

En diciembre de 1837 acompañó al general José Balli-


vián en la importante comisión que debía desempeñar en
Arica por orden del general Santa Cruz, la que no se llegó
a efectuar ; pues el general Ballivián se embarcó en el bu-
que "Confederación " acompañado de su familia y de algu-
nos oficiales bolivianos y peruanos , entre los que se encon-
traba el entonces teniente 20. Nicolás Rojas. A poco de ha-
ber zarpado del Callao fueron tomados prisioneros por el
almirante chileno Simpson y conducidos a Chile en calidad
de prisioneros.
En 1839 las armas de la Confederación sufrieron los
desastres de la derrota ocasionando la caída del presidente
Santa Cruz , habiendo asumido el mando supremo de la Re-
pública el general José Miguel de Velasco, quién le otorgó
a Rojas el grado de Capitán de Infantería, el 22 de abril de
1840 , en recompensa a los padecimientos y privaciones su-
fridas con valor durante su cautiverio en tierra chilena.

II

Triunfante el ejército boliviano en la . gloriosa batalla


de Ingavi, Rojas fué ascendido al grado de sargento mayor
y destinado como tercer jefe al batallón 50. , donde siguió
militando hasta la caída del presidente Ballivián , quién le
otorgó durante su administración los grados de comandante
en 1844 , y teniente coronel en 1847 .
Belzu en el poder, Rojas tuvo que dejar las filas del
ejército para evitar las persecuciones del belcismo y vivir
apartado de toda ingerencia pública puesto que en aquella
época la única misión del militar era encumbrar o derrocar
caudillos.

III

Vivía retirado en la ciudad de Tarija donde había for-


mado su hogar cuando fué rehabilitado por el doctor Lina-
res en 1858. Durante este período Rojas desempeñó varios
cargos políticos y militares, habiendo obtenido el grado de
coronel antes de la caída del Dictador.
61
242 GENERALES DE BOLIVIA

Cuando Melgarejo, su hermano político, ( 1 ) asaltó el


poder derrocando al presidente Achá , Rojas se plegó incon-
dicionalmente al nuevo estado de cosas y fué desde ese día
uno de los autores de las desventuras de la Patria y de la
familia boliviana,. Aunque debemos reconocerle ciertas vir-
tudes y generosidades muy raras en ese tiempo de crímenes
y violencias inauditas ; pues, al decir de Gutiérrez , Rojas es-
taba dotado de cualidades morales muy diferentes de las de
sus camaradas del ejército de diciembre . En muchas oca-
siones fué invocada su intercesión para salvar a personas
inocentes, perseguidas por la suspicacia o delación del fu-
ror de Melgarejo y de las incitaciones de sus secuaces.
"El general Rojas accedía con altura y con sencillez a
esas intervenciones humanitarias y puede asegurarse que
más de una vida fué salvada merced a sus bondadosas cuan-
to discretas complacencias . La historia tiene que conten-
tarse con anotar sus buenas obras en el terreno privado ,

aunque pesaran sobre él, lo mismo que sobre los demás ser-
vidores de la dictadura, las responsabilidades políticas que
les corresponden".
Acompañó a su hermano político hasta el día de su
caída, habiendo actuado contra las barricadas de Belzu
( 1865 ) , la Cantería ( 1865 ) , las Letanías ( 1806 ) , barrica-
das de Potosí ( 1870 ) y las barricadas de La Paz ( 1871 ) .
Ascendió a general de brigada en 1866 , después del
combate de la Cantería, fué Ministro de guerra casi perma-
nente del tirano, habiendo caído juntamente con éste des-
pués de haber obtenido el grado de general de división y lue-
go el de mayor general en 1870 , según Aranzaes . (2)
Falleció en la ciudad de Tarija en avanzada edad .

(1 ) Era hermanc de la esposa legítima de Melgarejo, injustamente re-


pudiada y abandonada por éste.
(2) Perece que no le fué reconocido este último grado, pues no figura
en el escalafón militar.
General de división Ildefonso Sanjinés

( 1812-1882 )

Benditos los pueblos que saben


rendir culto y gratitud a la memo-
ria de sus héroes .

El bravo general don Ildefonso Sanjinés es otro de los


que al lado de Ballivián, Belzu y Pérez , luchó heróicamente
en todas las campañas de la Confederación y en Ingavi , de-
fendiendo unas veces el honor, y otras la integridad de su
patria.

"Sanjinés---dice D' Arlach- era un hombre alto , es-


belto, repartido y airoso, de color un poco trigueño, usaba
bigote y pera, negros como su pelo ; bella frente, ojos peque-
244 GENERALES DE BOLIVIA

ños y muy vivos , cuyas pupilas negras cubrían hasta la mi-


tad los párpados ; timbre de voz dulce y armonioso aunque
un poco ronca.
"Sagáz, inteligente, atento, afluente, muy fino y cul-
to, sabía inspirar grandes simpatías a cuantos le trataban de
cerca y conocían su carácter noble, magnánimo , franco Ꭹ
leal".
"Era el tipo del militar de honor, del amigo y del ca-
ballero" .

II

Su hoja de servicios es una de las más limpias y bri-


llantes .
Nació en la ciudad de La Paz el año 1812 , e ingre-
só de cadete al batallón 10. de la " Guardia" , a los 14 años
de edad, habiendo tenido su bautismo de fuego en el he-
cho de armas de Ocomisto, venciendo a los "VENCEDORES
DE CATORCE AÑOS " .
Ascendió a subteniente en diciembre de 1831 y tomó
parte en casi todas las acciones de armas libradas en las
luchas de la confederación. En la batalla de Yanacocha, lo
vemos batirse heróicamente a la cabeza de una compañía , ya
con el grado de capitán efectivo, habiendo conquistado en
Socabaya, Iruya y Montenegro , todos los demás grados , uno
a uno, hasta el de teniente coronel.
Pero donde Sanjinés demostró su indomable valor, ha-
ciendo ver el temple de su alma y el ardor con el que sabía
defender el honor del ejército y la integridad de su patria,
fué en la épica jornada de Ingavi. Allí, a la cabeza de su
batallón , que era el 7o . , dió muestras de heroísmo.
Narrando la actuación de Sanjinés en Ingavi, el histo-
riador Aponte, dice:
"Ya dijimos que el teniente coronel Ildefonso Sanji-
nés , primer jefe del Btallón 70. , quedó con su cuerpo en la
reserva, juntamente con el teniente coronel Belzu .
"Como generalmente sucede , en tales casos , los cuer-
pos de reserva son muchas veces los mejores de un ejército
y los de más confianza.
GENERAL DE DIVISIÓN ILDEFONSO SANJINÉS 245

"Cuando notaron que habían sido destinados a la reser-


va, muy satisfechos de esta distinción y poseídos de orgullo ,
en momentos de empesar la batalla , apostaron cual de los
dos avanzaría más sobre el campo enemigo y cual de ambos
79
cuerpos combatirían con más valor ....
Después que el éxito hubo coronado al ejército boli-
viano, Belzu y Sanjinés se abrazaron prolongadamente en si-
lenciosa felicitación por el brillante triunfo obtenido .
Ambos jefes fueron ascendidos en el campo de batalla
al grado de coronel , y el Congreso de 1846 ascendió a San-
jinés al alto rango de general de brigada.

III

Prestó importantes servicios en el gobierno de Balli-


vián, y a la caída de éste se retiró del ejército y se fué a
vivir a Cochabamba .
Envuelto desde ésta época en los vaivenes de la política,
como todos los militares de ese tiempo , tomó parte en mu-
chas revoluciones , habiendo sido vencedor unas veces y ven-
cido otras.
Enemigo implacable del tirano Melgarejo, se encontró
en la acción de la Cantería al comando de una división cocha-
bambina, pero derrotadas las fuerzas revolucionarias se re-
tiró al Norte, donde ofreció sus servicios al general Casto Ar-
guedas , quién le dió el comando de una división a cuya ca-
beza luchó heróicamente en Letanías .
Fracasada también la revolución en este punto, Sanji-
nés huyó al Perú para librarse de las iras del "bárbaro " .
Allí vivió proscrito hasta la caída de éste.
Triunfante la revolución paceña del 15 de enero de 1871 ,
por la que Melgarejo fué arrojado del poder, se reunió la
Asamblea Constituyente para remediar el caos en el que aquél
había dejado al país . El general Sanjinés asistió a dicha
asamblea como representante elegido por La Paz , habien-
do sido ascendido al alto grado de general de división al fi-
nalizar dicho año .
62
246 GENERALES DE BOLIVIA

Ministro de la Guerra y Secretaría General del presi-


dente Morales, fué uno de los jefes que mantuvo con bastan-
te energía el orden público alterado a consecuencia de la trá-
gica muerte de aquél.
Por su edad avanzada y el mal estado de su salud no
concurrió a la campaña del Pacífico, habiendo fallecido en
la ciudad de Cochabamba el año 1882 a la edad de 70 años.

Tal fué el meritorio e ilustre general don Ildefonso


Sanjinés, una de las reliquias que aún quedaban de aque-
llos heróicos tiempos .
General de división Narciso Campero

( 1813-1896 )

"Si la vida de los grandes hom-


bres está sujeta a las investiga-
ciones de la Historia, hay biogra-
fías al parecer concluídas y sin em-
bargo están siempre por hacer-
se"..

La figura del inmaculado general don Narciso Cam-


pero crece y se agiganta a medida que con los años se aleja
de los odios y pasiones políticas que, en su ofuscamiento , no
supieron reconocer los méritos del austero general que con
tanto patriotismo sirviera a la patria.
Desde su nacimiento su vida fué siempre , llena de su-
frimientos y sinsabores ; " pues , habiendo quedado huérfano
casi al nacer, sus bienes de fortuna le fueron usurpados ; su
248 GENERALES DE BOLIVIA

hogar paterno ocupado por personas extrañas ; su educación


entregada al acaso ; su porvenir sumido en la incertidumbre .
El esfuerzo propio , los buenos instintos , el impulso hacia el
bion, fueron los que salvaron su situación de adolecente ".
El nacimiento del general Campero fué novelesco Ꭹ
estuvo rodeado con la aureola de la desventura por la for-
ma en que se llevó a cabo, según nos refirió verbalmen-
te el ameno escritor don Jaime Mendoza , de cuyo libro , “ Fi-
guras del Pasado", extractamos los siguientes acápites :
"En la época de la Guerra de la Independencia en el
Alto Perú, vivía en el pueblo de Livilivi de la provincia de
Chichas , el súbdito español don Pedro Leyes , distinguido
marino que, hacia muchos años , había sido enviado por el
rey de España a esta parte de las colonias para hacer explo-
raciones en el río Bermejo.
"Hacía mucho tiempo que don Pedro estaba casado
con doña Juana Madariaga, bellísima dama criolla, oriun-
da de Chichas y en ella había tenido tres hijas , Felipa, Jose-
fa y Florencia, de las que las dos últimas debían ser madres
de dos presidentes de Bolivia ; el general Narciso Campero y
don Gregorio Pacheco,
"Era don Pedro Leyes un señor de costumbres rígi-
das , testarudo como un buen español , realista fanático , muy
devoto y rezador, pero también un hombre atrozmente afec-
tado de la manía de los celos .
"Asegurábase que, en pasadas épocas , el celoso marido
había tenido encerradas en una habitación de su casa a su
jóven esposa y sus pequeñas hijas, hasta que concluyó por
provocar la enajenación mental de doña Juana.
"Y, precisamente , corría entre las gentes del lugar, muy
válida, la versión de que, quién tenía la culpa para esa locu-
ra, era don Pedro".
El único amigo con quién departía íntimamente don
Pedro durante largas horas del día y de la noche , rezando
eternos rosarios , trisagios y novenas , el credo en cruz y be-
sando ambos la tierra humildemente, en el marquesado de
Tojo, era el señor don Felipe Campero, español de nacimien-
to que contaba con más o menos 70 años de edad .
GENERAL DE DIVISIÓN NARCISO CAMPERO 249

Pues bien, el 29 de octubre de 1813 , la hija menor de


don Pedro, Florencia, niña de 17 años de edad, daba a luz
un hermoso y robusto niño. Este niño fué más tarde el
virtuoso y abnegado general Narciso Campero. Su padre, don
Felipe Campero, el devoto de quién hablábamos anterior-
mente .....

Como el parto se había efectuado simulando una in-


fección intestinal para no causar el consiguiente disgusto
a don Pedro, el niño fué entregado, en el instante de ha-
ber nacido, a una mujer del lugar, quién lo crió durante al-
gún tiempo .
La jóven Florencia, obligada a levantarse de cama con
objeto de hacer un viaje a Livilivi, sufrió una mojazón al
pasar el río San Juan, a consecuencia de la cual falleció dos

meses después .....


Tal fué el nacimiento del general don Narciso Campe-
ro.
Su biógrafo Omiste, al tratar sobre la cuna de nues-
tro héroe, dice : "El valle de Tojo se halla situado entre las
fronteras de Potosí y Tarija, y está cruzado por un río que
forma el límite, de tal manera que la población, diseminada
eu aquél valle , pertenece en parte a la jurisdicción de Tarija
y en parte a la de Potosí, lo que ha dado motivo para consi-
derar al general Campero, como tarijeño , por algunos ; pero
está probado que la casa de sus padres, donde nació , se ha-
lla situada en esta parte del río de Tojo , es decir, en la pro-
vincia de Sud Chichas del departamento de Potosí".
Pero esta aseveración está rectificada por las declaracio-
nse que el mismo general Campero hizo al decir que era ta-
rijeño de nacimiento.
El pequeño niño , que no tuvo la felicidad de conocer a
su madre, fué enviado a los 5 años de edad , a estudiar al co-
legio Seminario de Chuquisaca, donde años más tarde reci-
bió la infausta noticia de la muerte de su padre.

El húerfano quedó desde entonces a cargo de su tutor,


don Mariano Aparicio, quién le facilitó los medios estricta-
mente indispensables para que continuara sus estudios, e hi-
Zo veces de padre .
63
250 GENERALES DE BOLIVIA

Ingresado a la Universidad de Chuquisaca, Campero se


dedicó al estudio de las leyes , habiendo obtenido el título de
Abogado el 12 de mayo de 1837 , a los 24 años de edad.

II

Guiado por su afición, ingresó a la carrera de las ar-


mas directamente con el grado de teniente 20. en el batallón
80. de línea, cuerpo que formaba parte del ejército que mar-
chó a órdenes del general Felipe Braun , para contener la in-
vasión de las tropas argentinas que venían a romper la Con-
federación perú -boliviana en 1838 .

Se encontró en la batalla de Iruya y Montenegro , donde


reveló por primera vez un valor temerario, una bizarría ad-
mirable y un ejemplo de audacia poco común, en defensa de
los derechos de su patria. Aquí se templó el alma del solda-
do que en 1880 , debía inmortalizarse juntamente con las hues-
tes aliadas que sucumbieron gloriosamente haciendo tremo-
lar las banderas del Perú y Bolivia en una guerra injusta y
desigual .
Terminada la campaña del sud y disuelto el 80. de lí-
nea, Campero quiso dejar las filas del ejército, pero aconse-
jado por el general Braun aceptó continuar en la carrera mi-
litar en la que jugó rol importante, como veremos más tar-
de.
Braun lo destinó , pues , al batallón "Socabaya" 60. de
línea siempre con su grado de teniente 20. , mientras viciera
la aprobación del mariscal Santa Cruz , quién se apresuró no
solo a ratificar el grado que la había otorgado Braun sino
que le otorgó el ascenso a teniente 10. , al tener conocimien-
to de que el jóven oficial era un militar de clara y sólida in-
teligencia ; modesto en sus costumbres, con la sencillez distin-
tiva de todo hombre de genio y de saber ; laborioso y activo
en todas las tareas de la vida militar.
El general José Miguel de Velasco, presidente de la
República, a raíz de la caída de Santa Cruz, le otorgó el gra-
do de capitán en 1839 , grado en el que Campero supo dis-
tinguirse aún más llamando la atención pública por su fran-
1

GENERAL DE DIVISIÓN NARCISO CAMPERO 251

queza y lealtad, por su golpe de vista militar certero y pron-


to, por su carácter noble y firme, y por su criterio exacto en
las situaciones más difíciles .

Campero continúo de esta manera su brillante carrera


hasta el año 1845 , habiendo concurrido a la memorable ba-
talla de Ingavi con el grado de sargento mayor, acción en la
que confirmó y dió nuevamente pruebas de su valor esparta-
no y de su pericia militar.
El general Ballivián supo premiar su bizarría y heróico
comportamiento otorgándole el ascenso a comandante,
( 1841 ) .
Hizo toda la campaña del Perú, combatiendo siempre
en las pequeñas escaramuzas libradas con las tropas peruanas
y cuando volvió a la patria después de firmado el tratado de
Puno, fué ascendido a teniente coronel, ( 1842 ) .

Hemos dicho anteriormente que continuó su carrera


militar hasta 1845 , pues , en esta época el doctor José Ma-
ría Linares fué nombrado representante de Bolivia ante la
corte de España, y como tal eligió para secretario de la Le-
gación al teniente coronel Campero , cuya inteligencia lla-
maba ya la atención en el círculo de sus superiores y amigos
que frecuentaban su trato .

III

Aprovechando su estadía en Europa, Campero se tras-


ladó a Francia para ingresar a la Escuela Politécnica , en la
que se dedicó al estudio de las matemáticas e ingeniería mi-
litar, distinguiéndose por su competencia y amor al estu-
dio.
Concluídos satisfactoriamente estos , fué incorporado al
ejército activo en el que sirvió por algún tiempo haciéndose
acreedor a la estimación de sus superiores y camaradas
aquél gran ejército.
Campero, con el ansia de conocer y de estudiar aun mu ·
cho más la organización del ejército francés, aceptó gustoso
el prestar sus modestos servicios en el ejército de exploración
del Africa, y marchó a aquél continente donde aprendió mu-
252 GENERALES DE BOLIVIA

cho, soportando estóicamente las inclemencias del clima abra-


zador y los sufrimientos que en aquella época experimenta-
ban las tropas de exploración .
Cerca de diez años permaneció Campero en el viejo mun-
do haciendo estudios y experimentos en el ejército de Fran-
cia, como hemos visto anteriormente, hasta que volvió a su
patria en 1865 .

IV

En cuanto llegó al país presentó un proyecto para fun-


dar un Colegio Militar, pues Campero no concebía que un
ejército medianamente organizado careciera de un instituto
tan importante como era este.
Pero en aquél año gobernaba el general Córdova, suce-
sor de Belzu , y llevado por recelos y desconfianzas hacia
Campero , desestimó el proyecto .

A principios de 1857 la ciudad de Potosí había elegido


como a diputado al teniente coronel Campero, quién se vió
obligado por tal motivo a dejar la carrera, pues él decía que
UN MILITAR NO DEBERIA DESEMPEÑAR NINGUN PUES-
TO POLITICO POR QUE ESA NO ERA SU MISION; pero
una vez que el Congreso concluyó sus labores , fué nuevamen-
te rehabilitado al servicio de las armas y ascendido al alto
grado de coronel, habiendo sido destinado como jefe de la
columna " Sucre" , donde prestó sus servicios hasta el día en
que Linares asumió la presidencia de la República. Entonces
fué destinado como ayudante del Estado Mayor General, don-
de trabajó asiduamente por algún tiempo.
Designado más tarde jefe político de Potosí, tuvo un
digno comportamiento defendiendo el orden y las leyes , co-
mo se ve en el siguiente episodio : El 21 de noviembre de
1869 había estallado en la citada ciudad una revolución a
favor del general Belzu , encabezada por algunos jefes del
ejército, los que habían tomado por sorpresa y a traición la
columna de policía.
"Era jefe político el coronel Narciso Campero, -dice
Arguedas militar bravo, leal, caballeroso . El movimiento
GENERAL DE DIVISIÓN NARCISO CAMPERO 253

le cogió de sorpresa y cuando se hallaba de festín en casa de


uno de sus amigos ; pero pudo armar a unos cuantos hombres
de confianza tomándolos de entre los mismos comensales e
invitados y salir con los hasta las afueras de la ciudad
arrostrando las furias de la plebe amotinada y sus airados
insultos.
"Hecho prisionero y conducido a palacio donde el
coronel revoltoso Felipe Ravelo tomaba providencias , fué re-
cibido por éste " con amabilidad" y luego de invitarle asien-
to le ofreció darle el grado de general de brigada si firma-
ba una orden de rendición para la columna de su mando ,
que , detrás de los formidables muros de la casa de moneda ,
permanecía adicta al gobierno, comandada por el coronel Pe-
dro Olañeta. Campero , "trémulo de coraje" , respondió :
- "Soy miltar de honor y prefiero la muerte a comprar
los entorchados de general al precio de semejante infa-
mia".
-Si usted no firma, lo fusilo ! -amenazó , Ravelo, per-
diendo su sangre fría" .
"Puede usted hacerlo ; pero yo no firmo repuso
Campero con firmeza".
"La iracundia del revoltoso estalló incontenible . Y lla-
mando a un oficial ordenó señalando al prisionero y al jó-
ven que le acompañaba:
"Que le claven una barra de grillos y que los pon-
gan inconmunicados ; que no les dejen meter nada,, ni un
vaso de agua ! .....
"Acontecía esto antes de medio día y la noticia de que
Campero, "el zambo ladrón " , que le llamaba con encono el
bajo pueblo, iba a ser fusilado, había cundido rápidamente
por la ciudad donde se comentaba con calor su negativa a
firmar la orden de capitulación . Entonces , algunos de sus
amigos concibieron la idea de falsificar su escritura en una
orden impartida al jefe de la columna,
"Pasado medio día se presentó en el calabozo de Cam-
pero el secretario general del motín para hacerle una última
notificación ; pero Campero, rudo, obstinado, intratable, insis-
tió en su negaitva.
64
254 GENERALES DE BOLIVIA

-"Entonces pida lo que quiera, so ca ..... ! - aulló


el secretario exasperado por la testarudez del jefe. Campero
pidió un confesor y dos horas después se dirigía al lugar
del suplicio llenando con el ruido de sus grillos el silencio
profundo del vasto caserón, momentos antes rumoroso . Del
cielo oscuro y encapotado se desprendían copos de nieve ....
"Sentése al banquillo levantado bajo el arco de piedra
del corredor, en el fondo del patio, mientras que Ravelo,
"agitado y nervioso " paseaba en la galería, siguiendo atenta-
mente todas las fases de la comedia que venía jugando.
"Firma usted o no firma ? -preguntó todavía el co-
mandante del pelotón alineado a pocos pasos y con las armas
cargadas y tendidas hacia el condenado.
-"No firmo ! ....
"Al punto resonó la descarga y las balas silvaron so-
bre su cabeza ; pero ninguna le hirió.
"Entonces un oficial adicto al condenado y que fingia
servir a los insurrectos, el capitán Napoleón Solares , autor
de la carta apócrifa, gritó :
--"Aquí traigo una orden falsificada!
66
¿ Está usted seguro de que la letra y la rúbrica es-
tán bien imitadas ?-preguntó Ravelo, inclinándose sobre el
barandado.
"Y al recibir la respuesta afirmativa , ordenó :
"Se suspende la ejecución ! ....
"Campero, aturdido, descompuesto por la natural emo-
ción, al darse cuenta de que iba sirviendo de diversión a gen-
tes sin cultura ni grandeza moral, no pudo menos de excla-
mar con desprecio señalando los corredores en que Ravelo y
los suyos seguían los detalles de la inhumana comedia :
"Esos canallas ! ..... "
Después de este episodio en el que reveló nuevamente
el temple de su alma y el valor moral de que ella estaba ani-
mada, volvió a pedir su retiro de las filas del ejército en 1861
para emprender un segundo viaje a Europa, donde permane-
ció hasta 1864 cuidando del restablecimiento de su salud
bastante quebrantada .
GENERAL DE DIVISIÓN NARCISO CAMPERO 255

Vuelto al país, Campero tuvo el error de haber puesto


su espada al servicio de Melgarejo, quién había asaltado el
poder en diciembre de 1864. Pero lo hizo con la buena fé
.
del patriota, pensando que aquél haría un gobierno sino de
los mejores por lo menos regular ; no se imaginó ni por un
momento que Melgarejo sería el azote de su patria. Aceptó ,
pues, ser rehabilitado como ayudante general del Estado Ma-
yor, donde comenzó a prestar nuevamente sus importantes
servicios haciéndose acreedor al ascenso de general de bri-
gada, en marzo de 1865 , después de haber actuado valerosa-
mente al lado del tirano en las barricadas de Belzu , cuyo
epílogo fué la trágica muerte de éste en el palacio de go-
bierno de La Paz.
Después de esta acción, Campero fué nombrado Pre-
fecto y Comandante General del departamento de La Paz, y
cuando en mayo del mismo año estalló nuevamente la re-
volución encabezada por el coronel Casto Arguedas, fué sus-
tituído en el cargo por Alejo Barragán , habiendo sido salvado
de la furia popular por los señores Napoleón Peró y Daniel
Nuñez del Prado, quienes lo condujeron al consulado de Bél-
gica. Al siguiente día, en la madrugada del 29 , salió fugiti-
vo de la ciudad y fué al alcance de Melgarejo que se en-
contraba en el sud de la república.
Inconsecuente el tirano con este acto de lealtad de Cam-
pero, tres meses después atentó contra su vida haciéndole sen-
tar en el patíbulo del que fué salvado por los ministros Mu-
ñóz, Olañeta y los generales Lanza, Goitia y Ravelo, que con
ruegos y súplicas intervinieron ante Melgarejo para que re-
bocara la orden dada ya a sus rifleros de hacer fuego sobre
él. Pues se dice que Melgarejo había recibido una carta en la
mañana del 10. de agosto de 1865 , por la que se denunciaba
a Campero de estar tramando en el ejército para sustituír-
lo en la presidencia.
Arrepentido y descepcionado de servir a un bárbaro ,
Campero volvió a interrumpir su carrera para refugiarse en
el Perú en calidad de proscrito. De allí pasó a la Argentina
256 GENERALES DE BOLIVIA

donde se estableció definitivamente y desde donde espectaba


los sainetes políticos de su país con el alma profundamente
apenada al ver las desmembraciones territoriales de su pa-
tria.
Fué entonces que resolvió derrocar a Melgarejo , no
para asaltar el poder sino para librar a su patria de mayores ver-
güenzas y desventuras, y organizó una expedición militar a
Bolivia esperando se presentara una ocasión favorable . Pudo
adquirir un buen número de armas y municiones en Bue-
nos Aires , e internarlas a Bolivia ; pero una casualidad le hi-
zo descubrir el engaño de que había sido víctima ; pues los
cajones que le habian entregado no contenían armas si-
no piezas de fierro viejo, perfectamente acondicionado.
Volvió a Buenos Aires y mediante una demanda judicial
consiguió que se le entregara el armamento adquirido , el
cual fué internado a Bolivia y depositado en una finca de don
Avelino Aramayo, hasta la primera oportunidad.
El general Campero se hallaba en Buenos Aires ejer-
ciendo su profesión de abogado cuando supo , por medio del
llamamiento que le hizo el general Rendón , de que éste había
encabezado en Potosí una revolución contra Melgarejo. Se
apresuró en reunión algunos emigrados y con ellos se dirigió
a la frontera donde desenterrando los fusiles que había guar-
dado con objeto de derrocar al tirano, armó algunas partidas
de hombres y se dirigió resueltamente sobre Potosí.
Pero en Cotagaita se encontró con Rendón que, derro-
tado por • las fuerzas de Melgarejo, fugaba a la Argentina.
Campero lo detuvo y ambos acordaron emprender nueva lu-
cha contra el enemigo común. ( Ver en la biografía del gene-
ral Agreda, la acción de armas de Alpacani ) .
Triunfante en Alpacani procedió a poner en libertad al
general Agreda y a los oficiales ; que habían sido hechos pri-
sioneros, nombró de prefecto del Departamento al doctor To-
más Baldivieso, y cuando supo el triunfo de las barricadas
de La Paz ( 15 de enero de 1871 ) se sometió a la autoridad
del general Morales .
Este le llamó a su lado y otorgándole el grado de ge-
neral de división le encomendó la cartera de Guerra; pero ,
GENERAL DE DIVISIÓN NARCISO CAMPERO 257

Campero, no pudiendo contemporizar con la indisciplina y la


corrupción que había invadido en el ejército, renunció el minis-
terio y se retiró otra vez a la vida privada.
Fué en esta época que contrajo matrimonio con la se-
ñorita Lindaura Anzoátigue, digna consorte que supo real-
zar aun más la vida de este prócer, con sus cualidades in-
telectuales poco comunes de su espíritu poético .
Se dirigió nuevamente a Europa acompañado de su jó-
ven esposa, en calidad de Enviado Extraordinario y Ministro
Plenipotenciario ante las cortes de París y Londres.
Cumplida su misión diplomática y vuelto a Bolivia,
vivió retirado del ejército desempeñando cargos civiles de im-
portancia y jugando importante rol en la política del país .

VI

Ocupado Antofagasta por fuerzas chilenas y comenzada


la desventurada campaña del Pacífico en 1879 , Campero fué
uno de los primeros en ofrecer su espada para la defensa del
territorio nacional.
El general Daza , presidente de Bolivia , le encomendó la
organización de fuerzas en el sur con los contigentes de Ta-
rija y las provincias de Chichas y Lípez . Organizadas éstas
formando la quinta división, las instruyó y disciplinó de-
dicándose a ellas con todo el interés y patriotismo de que era
capaz y cuando fue llamado por el Director de la Guerra pa-
ra que con su división amenazara Calama, abandonó Tupiza
y se internó en el desierto donde se mantuvo luchando contra
el rigor del frío, la falta de recursos y la inclemencia de la
región.
La exasperación que produjo en Bolivia y en el Ejérci-
to los desaciertos de Daza hicieron que se desconociera la au-
toridad de éste proclamando unánimemente como Presidente
provisorio al general Campero , que hasta entonces había vi-
vido ajeno a todo manejo político. Este aceptó el mandato
popular y volvió a La Paz para consagrar su atención pre-
ferente al ejército, pero los acontecimientos de la guerra le
cbligaron a trasladarse al teatro de operaciones.
65
258 GENERALES DE BOLIVIA

"A insinuaciones del Gobierno peruano para ponerse a


la cabeza de las fuerzas aliadas ,-dice Camacho--salió Cam-
pero con dirección a Tacna, donde el ejército lo recibió con
muestras de cariño y, lo que vale más en lo militar, CON LA
FE QUE TODO JEFE DEBE INSPIRAR AL EJERCITO QUE
HA DE COMANDAR FRENTE AL ENEMIGO ” .

Luego vino el 25 de mayo de 1880 !


Aquí resalta la heróica figura de Campero, quién des-
preciando a cada segundo la muerte, organiza sus líneas y
las dirige con valor y serenidad al sacrificio de la gloria pa-
ra inmortalizar el nombre del Ejército boliviano !

VII

Después de la derrota sufrida, Campero se dirigió a Bo-


livia reuniendo los dispersos del ejército. Dedicó su atención
preferente en acopiar fondos para equipar al ejército ponién-
dolo en estado de nueva resistencia : restableció la disciplina
militar e infundió aliento bélico a los servidores de la patria ;
"reprimió el espíritu reaccionario de los pusilánimes- dice
Omiste que ya se inclinaban ante el poder de la conquista ,
aunque no con la severidad y fortaleza de espíritu que des-
plegó López , por ejemplo, en la guerra del Paraguay, para
resistir a las potencias aliadas del Plata y del Brasil" .
La Convención Nacional reunida en 1880 verificó el
nombramiento del general Campero como Presidente de Bo-
livia, en premio a su abnegación y sacrificios, y el Gobierno.
peruano le remitió los despachos de general de división .
En los cuatro años de su gobierno, su atención cons-
tante fué la defensa del país y la reorganización del ejército
al que lo elevó a la cifra de 7,000 hombres . El Estado Ma-
yor fué organizado en mejores condiciones ; fueron levanta-
dos los planos militares de las provincias de Carangas y Li-
pez ; se fomentó la fabricación de telas para el vestuario del
ejército, así como su equipo. Además, se organizaron co-
misiones exploradoras al Gran Chaco.
"Y en medio de aquella lucha obstinada, contra el des-
tino y contra lo que se consideraba imposible, pudo todavía
GENERAL DE DIVISIÓN NARCISO CAMPERO 259

el gobierno de Campero dirigir la mirada a otras necesida-


des ajenas a la guerra, y fijar las bases del futuro desarro-
llo de Bolivia" .
Honrado hasta la exageración , tuvo rasgos que ningún
mandatario tuvo ni los tendrá jamás , según se ve en el he-
cho siguiente : Llegado a Tacna, pidió prestados al Comisa-
rio de Guerra la suma de 50 BOLIVIANOS , acusando el co-
rrespondiente recibo en el que decía haber recibido dicha su-
ma a CUENTA DE SU HABER DEL MES.
¡ Que ejemplo ! ¡ Que modestía ! ¡ Que honradez !
Este hecho, diremos humilde , en su calidad de Presi-
dente de la República y Capitán General del Ejército, enal-
tece aun más el valor cívico y honrado que caracterizaba al
pundonoroso general Campero .
"Su descenso de la Presidencia fué una victoria. Νο
se precipitó al abismo como los astros errantes quemados en
el espacio por insólitas combustiones , sino como el resplan-
deciente sol, que en medio de dorados arreboles se pierde en
el ocaso para ir a alumbrar otros mundos y otros espacios , y
para volver a alumbrar la tierra al día siguiente" .

VIII

Campero lució dotes 1de escritor, y publicó varias obras


y reglamentos militares, entre las que figuran algunas de
matemáticas. Parodiando a Sucre, también nos legó un tes-
tamento patriótico consignado en los siguientes términos :

"¿ Qué es lo que Bolivia necesita ?

"Lo que Bolivia necesita es : cambiar de armas sin


tardanza. y trasladar el teatro de la lid a sus quiebras
y a sus escabrosas sierras ; ya que por Sur y Norte la
provocan, el conductor eléctrico y el silvato del vapor.
"El pueblo boliviano tan acostumbrado a las fati-
gas, recogerá abundantes e inmarcesibles lauros de este
nuevo género de combate.
260 GENERALES DE BOLIVIA

"Y LA PATRIA, HOY TAN MAL VISTA POR LAS


GENTES , SERA EN EL MUNDO INTERNACIONAL LO
QUE LA NATURALEZA QUISO QUE FUERA EN EL
MUNDO MATERIAL : FECUNDA, COMO SUS VA-
LLES ; LUJOSA, COMO SUS BOSQUES ; RICA Y PO-
DEROSA, COMO SUS INAGOTABLES MINERALES ;
MAJESTUOSA Y ESPLENDIDA, COMO SUS CORDI-
LLERAS DE NIEVE.

"Entonces, y solo entonces, podría gloriarse de ha-


ber sido la hija predilecta del gran Bolívar" .

IX

Sus últimos años los pasó en su respetable hogar, en


Sucre, donde falleció el 11 de agosto de 1896 , a la edad de 83
años .
Su ya citado biógrafo, Omiste, concluye : "Si sus con-
temporáneos no le han hecho justicia, rindiéndole el respe-
to, la admiración y la gratitud que merece , la Historia se
encargará de hacerlo .
"El odio, la emulación o tal vez la estrechez de senti-
mientos que alienta, el espíritu de partido, fueron hasta ne-
garle la compensación de fuertes sumas de dinero , gastadas
por Campero en servicio de la patria, y hasta el pago de sus
sueldos devengados ; y pretendieron humillar su dignidad , en
los últimos años de su fatigosa existencia, ofreciéndole una
suma de dinero , como donativo gracioso , que tampoco llegó
a serle entregada" .
"El último tercio de la vida del general Campero, fué
exclusivamente consagrada a las atenciones del hogar, sin
que le hubiesen faltado, ni entonces, contrariedades y amar-
guras que acibararon su existencia".

"Por incidencias de un juicio ante los tribunales or-


dinarios por asuntos de intereses entre Pacheco y Campero ,
fué violentamente aprisionado ( Campero ) y arrancado de su
hacienda de San Salvador, por un oficial y cuatro soldados , y
conducido a la Capital de la República, como si fuese un reo
vulgar, acusado de algún crímen nefando" .
GENERAL DE DIVISIÓN NARCISO CAMPERO 261

"Amargado el general Campero con tan desagradable


incidente, que le hizo perder toda ilusión sobre la eficacia
de las leyes , y la caballerosidad de los hombres , dimitió el
cargo de Senador que le había conferido el departamento de
Potosí, dirigiendo un manifiesto motivado a sus electores , y
volvió a encerrarse , definitivamente , en el recinto de la vi-
da privada, para no salir más de él, ni atravesar sus dinte-
les , sino para entregar su nombre a la posteridad" .

Decía a sus electores entre otras cosas :

"Pregunto ahora si después de tal vejación , sería


dable que volviese yo a tomar asiento en la Cámara ?
Con qué investidura ? y, después del ultraje que se me
ha inferido, ¿ con qué semblante me presentaría yo allí ,
y hacer qué ? A querellarme ? ...... sarcasmo ! ....
A legislar ? pero, en qué sentido, cuando he acabado de
perder la fe en la eficacia de nuestras instituciones re-
publicanas y aún en nuestra Ley fudamental ? ”.

"Y, cosa rara en medio de ese desfallecimiento de espí-


ritu , y de las decepciones de que se hallaba rodeado y opri-
mido , todavía, levanta la voz en favor de la patria, cuando la
ve amenazada de ser mutilada, y puesto sus destinos al ár-
bitro del conquistador chileno, y cuando observa que sus con-
ciudadanos se dividen en dos bandos".

"El general Campero arranca fuerzas de su propia fla-


queza, a los 83 años de edad, y lanza un panfleto que hace
temblar a unos de espanto, y fortalece los sentimientos pa-
trióticos de otros" .

"Se le amenaza con la privación del pago de los sub-


sidios fiscales votados a su favor en el presupuesto nacional
si llega a publicar dicho folleto ; y contesta : "PREFIERO
MORIR EN LA MISERIA, ANTES QUE VER SACRIFICADA
A MI PATRIA" .

"Qué entereza de carácter !


"Qué nobleza de sentimientos !
"Qué patriotismo tan acendrado!
"Ese es Campero !
66
262 GENERALES DE BOLIVIA

"Jamás prevaricó de sus doctrinas, ni se desvió del ca-


mino del deber.
"Sus actos guardaron perfecta consonancia con sus
palabras.
"Fué siempre leal a sus amigos.

"La posteridad recojerá su nombre para inscribir en la


página más brillante de la Historia.
"La aureola de la gloria iluminará perennemente su re-
cuerdo !!" .
General de división Mariano Melgarejo

( 1820-1871 )

"Reía contemplando el in-


cendio de un pueblo, y lloraba an-
te la presencia de un niño".

He aquí un hombre cuya biografía se hace difícil tra


zar por la complejidad de su vida . Hasta hoy se ha escrito
una abundante bibliografía sobre los episodios que llenaron
su existencia y la historia ha descrito con vivos detalles su
tiránica dominación de seis años durante su gobierno. No-
sotros trazaremos , brevemente, su biografía militar.
Nació en el pueblo de Tarata, del departamento de Co-
chabamba, el 13 de abril de 1820. "Sus padres parece que
264 GENERALES DE BOLIVIA

lo abandonaron, descuidando completamente su instrucción


y encarrilamiento en la senda de una vida arreglada".
En 1835 y a la edad de 15 años sentó plaza en el ejército
durante la administración presidencial del general Santa Cruz,
descollando desde el primer día por su carácter indómito .
agresivo y nervioso ; se distinguía por su valor temerario pa-
ra afrontar los peligros. Soldado de fila, luchó con verda-
dera fruición salvaje en las campañas de la confederación ,
donde conquistó los grados de cabo y sargento, respectiva-
mente, llegando en 1840 a ser sargento 10. del batallón "Le-
gión" , que lo sublevó en Oruro la noche del 21 de noviembre
del mismo año contra el presidente Velasco y a favor del ge-
neral Ballivián, habiendo sido confinado por este hecho a las
regiones del Guanay.
Volvió a filas en 1841 para defender su patria de la
agresión peruana verificada por segunda vez , batiéndose he-
róicamente en la gloriosa jornada de Ingavi, donde el general
Ballivián lo premió ascediéndole a Subteniente de Infantería
por su audacia y temerario valor en la refriega.
De ahí data la carrera militar de Melgarejo , que tan
funesta influencia tuvo en los destinos de Bolivia y que sería
muy largo relatar. Si Ballivián hubiera adivinado que con
el tiempo Melgarejo iba a ser el azote de Bolivia y el desmem-
brador de su territorio, estamos seguros que no habría per-
mitido el ascenso a la primera etapa de la carrera militar de
un hombre peligroso como era éste.
Acérrimo partidario y defensor de Ballivián , Melgarejo
supo conquistar sus grados a fuerza de audacia, astucia y va-
lor, como hemos dicho antes, llegando a ser coronel en 1848 ;
pero caído el Vencedor de Ingavi, fué un conspirador impla-
cable y audaz , habiendo salvado del patíbulo , en más de una
ocasión.
Confinado en las regiones de Santa Cruz por el general
Belzu, tuvo la audacia de asaltar, en diciembre de 1853 , la
policía de aquella ciudad en compañía de veinte hombres, to-
mar presos al Prefecto y al Comandante General de la pla-
za, y nombrar nuevas autoridades invocando el nombre del
doctor Linares ; mas, ahogada la revolución por las fuerzas
GENERAL DE DIVISIÓN MARIANO MELGAREJO 265

del Gobierno y la reacción hecha por las autoridades desti-


tuídas , Melgarejo anduvo errante y prófugo hasta lograr in-
troducirse en Cochabamba ; allí fué capturado el 26 de enero
de 1854 , y sentenciado por un consejo de guerra a la pena
de muerte. Con este motivo todo el vecindario de aquella
ciudad intercedió clamando su perdón, tanto las madres
prioras y abadesas de los conventos de monjas como los cu-
ras ; la juventud y la clase obrera delegaron una comisión
especial para pedir al presidente Belzu el indulto al coronel
Melgarejo. Belzu se vió pues obligado a indultarle con la
pena de destierro exclamando estas proféticas palabras :
“LLEGARA UN DIA EN QUE COCHABAMBA SE ARRE-
PIENTA DE SU ARDOROSA MEDIACION EN FAVOR DE
UN HOMBRE PELIGROSO" .

Melgarejo publicó un manifiesto de agradecimiento


para el pueblo de Cochabamba y para el Presidente por ha-
berle salvado la vida, terminando en dicho manifiesto, refi-
riéndose a Belzu : "LA HISTORIA UN DIA, AL ESCRIBIR
VUESTRO NOMBRE , RECORDARA EL BIEN QUE ME HA-
BEIS HECHO" .

II

Confinado nuevamente a San Matías , después de ha-


ber salvado de la muerte, debido а la mediación del
vecindario de Cochabamba, como acabamos de ver, Mel-
garejo se apodera de la guarnición de la ciudad de Santa
Cruz, saliendo de su confinamiento el 6 de abril de 1854, e
invocando siempre el nombre de Linares , apresa a las autori-
dades y se constituye de comandante general del Departamen-
to ; pero a la aproximación de las fuerzas gobiernistas sale
a Samaipata y, viéndose insuficiente para la resistencia, aban-
dona a sus pocos compañantes y se pierde por las campiñas
de su tierra natal , para reaparecer nuevamente en noviembre
del mismo año incorporado en las fuerzas reclutadas por el
general Achá y se bate bravamente en Sutimarca, fugando al
Perú después del desastre sufrido por las tropas revoluciona-
rias .
67
266 GENERALES DE BOLIVIA

Cuando el doctor Linares subió al poder, Melgarejo fué


rehabilitado al servicio del ejército y destinado como jefe de
uno de los cuerpos , pero dado de baja en marzo de 1858 por
los muchos y repetidos abusos cometidos en dicho comando,
se alza nuevamente contra el Gobierno constituído resentido
y resuelto a la venganza, presentándose en compañía de su
ayudante y dos oficiales en el cuartel de su ex -batallón , hace
formar la tropa y, cuando la arengaba, es sorprendido por la
policía que lo conduce preso y sujetado con grillos . Someti-
do a un consejo de guerra presidido por el general Magari-
ños, es declarado inculpable "por que según reconocimiento
médico legal ha sido atacado de enajenación mental y es ba-
Jo de esta influencia que ha pretendido hacer revolución".

Desterrado unas veces y confinado otras , durante el go-


bierno de Linares, Melgarejo vivió prófugo, a salto de mata,
esquivando siempre su presencia a las autoridades , hasta que
subió al poder el general Achá, quién le rehabilitó nueva-
mente incorporándole al ejército y dándole el comando del
batallón 1o ., con el que defendió al nuevo gobierno cuando el
general Gregorio Pérez alzó el estandarte revolucionario en
La Paz y marchó al encuentro de las fuerzas del presidente
Achá presentándole batalla en las pampas de San Juan, el
15 de septiembre de 1862. Se puede decir que Melgarejo fué
quién ganó la batalla ; pues cansado de oír la discusión en-
tablada entre Achá y su estado mayor, y exitado por algu-
nas copas de licor, se aproxima ante el presidente y le dice :
"Mi general, es preciso atacar, yo ataco" ; y se lanza con ím-
petu , ante la estupefacción de los circunstantes, sobre las tro-
pas de Pérez , quién no esperaba semejante acometida. Com-
prometida la batalla por Melgarejo , el resto del ejército leal
no tuvo más remedio que secundar el ataque obteniendo el
triunfo .

Ascendido después de esta acción al grado de general


de brigada, el 26 de junio de 1863 , Melgarejo fué el más
firme sostenedor de Achá hasta 1864 , tanto por haber sido
pariente de la primera esposa de éste como por haberle ele-
vado al rango de general ; mas , nombrado en este año coman-
dante general de armas del departamento de Cochabamba,
GENERAL DE DIVISIÓN MARIANO MELGAREJO 267

fué acusado de conspirar secretamente contra el gobierno .


Entonces publicó en la prensa un manifiesto en el que, ha-
ciendo protesta de adhesión por sus compromisos y, sobre to-
do, por la LEALTAD que debía al presidente Achá y a la na-
ción, protestaba contra sus delatores secretos . "Como gene-
ral de la nación boliviana, concluía, tengo mi espada , brillan-
te de honor y de lealtad, consagrada a su servicio" .
Pero no pasaron cuatro meses de su manfiesto ante-
rior, y el 28 de diciembre de 1864 , Melgarejo se presenta en
el cuartel del "Rifleros", montado en brioso caballo , ves-
tido con elegante uniforme de parada y, acompañado de tres
oficiales, arenga al batallón , "llamándolos amigos y compa-
triotas ; les echa puñados de plata y a su propia incitativa de :
Muchachos , ¡ viva el general Melgarejo !, la tropa le responde
con aclamaciones de satisfacción".
"Conquistado este cuerpo y a la cabeza de él, se dirige
al alojamiento del Batallón "Cortéz" , que también lo some-
te ; luego , al Batallón Ingenieros, que corre igual suerte ; y
por último la artillería acantonada en el Paso, que la conduce
a la ciudad".
Con estas fuerzas ataca el palacio de gobierno y, des-
pués de combatir toda la tarde , queda triunfante proclamán-
dose presidente de la república.

III

No se deja esperar la protesta del país ante semejante


atentado de Melgarejo.
Mientras éste viajaba al sud, estalla la revolución en
La Paz, en marzo de 1865 , encabezada por el general Bel-
zu; Melgarejo contramarcha y ataca la ciudad dividiendo su
ejército en siete columnas de ataque ( Comercio , Merced ,
Santa Bárbara, Tambo de la Merced, puente de Socabaya,
Cárcel y calle Villamil ) , el que comienza a horas 12 .
Después de un reñido combate de cuatro horas , la tro-
pa de Melgarejo flaquea y se pasa a la de Belzu ; entonces
aquél dirigiéndose a los generales Campero y Olañeta , les
dice : " No les parece a ustedes mis amigos, que estamos
268 GENERALES DE BOLIVIA

perdidos con esta gente ? ¡ Ea pues ! hagamos un supremo


esfuerzo, que parece es ya llegado el caso . ¡A prepararse
mis amigos ! "' . Fero & los pocos nentos , al ver que su
tropa no reacciona y permanece impasible , toma una reso-
lución y levantando el revólver que tiene en la mano dice ;
" O me seguís , coraceros , o me destapo los sesos !" . Este ac-
to de heróica y sublime resolución, arrastra a la tropa y Mel-
garejo llega a palacio , donde Belzu celebraba yá su triunfo .
Sube las gradas de la izquierda y, cuando Belzu sale a re-
cibirlo lleno de asombro y sorpresa, se oye una detonación
y cae éste a sus pies , ( 1 ) .
Melgarejo sale a la ventana con los ojos centellantes y
dice a la chusma : "Belzu ha muerto, y ahora ¿ quién vi-
ve ? " . (2 ) .
Desde este momento queda asegurada su dominación
en Bolivia ; pero , cinco meses después , estalla nuevamente en
Potosí otra revolución . Melgarejo marcha con su ejército ,
engreído por los triunfos , y el 5 de septiembre ataca la ciu-
dad haciéndola víctima de los atropellos de la soldadesca
ebria y corrompida.
Mientras su estadía en Potosí, La Paz y Oruro lanza-
ron nuevamente el reto al tirano organizando un ejército de
dos mil hombres. Este, sabedor de esta nueva rebelión , se
pone en marcha y llega a Viacha el 24 de enero de 1866 y des-
pués de dos horas de una lucha sangrienta y desesperada ,
derrota a las fuerzas revolucionarias del general Casto Argue-
das en las Letanías .

IV

Largo sería relatar les mil incidentes y episodios du-


rante la dictadura de Melgarejo ; solo diremos que, halaga-
da su vanidad de soldado por haber sido ascendido al grado

(1) Parece estar probado que el victimador de Belzu fué un soldado ,


y no Melgarejo, como se decía.
(2) Este hecho no está comprobado, pues Campero, actor y testigo de
la escena, no lo refiere.
GENERAL DE DIVISIÓN MARIANO MELGAREJO 269

de general de división de los ejércitos de Chile, el 17 de ju-


lio de 1866 y haber sido condecorado por el emperador del
Brasil con la " Gran cruz de la Imperial Orden del Crucero
del Brasil" , ajustó un tratado de limites oneroso con Chile ,
y OBSEQUIO AL BRASIL MAS DE SEIS MIL LEGUAS CUA-
DRADAS del territorio nacional.

El ejército llegó a un estado tal de corrupción y rela-


jación moral, que solamente se premiaba la bajeza , la intri-
ga y la abyección con desmedidos ascensos -salvo alguna
que otra excepción- de tal suerte que en aquél tiempo ha-
bían cerca de veinte generales para mil soldados!
Pero "por fin el 15 de enero de 1871 , después de una de-
sesperada lucha de casi todo el día , prefiriendo el sacrificio de
su juventud y el incendio de sus mejores casas ; el pueblo de
La Paz logró su derrocamiento y el desalojo de este terrible
y sanguinario hombre, para que , quizás humilde y arrepenti-
do de sus actos , al cabo de diez meses , rindiera la vida al pie
de uno de sus cómplices y favoritos, cuya carrera y situación
se la debía por entero" .

Mas no echemos todo el peso de las desgracias de Bo-


livia sobre los hombros de Melgarejo que era un hombre,
aunque vivaz , ignorante y perdido por los vicios ; culpemos a
esa legión de parásitos letrados ; a esos treinta diputados de
1868 que debían preferir la muerte misma antes de aprobar
los desastrosos tratados celebrados por Melgarejo con las na-
ciones vecinas ; a los militares que sostuvieron hasta el úl-
timo momento la tiranía de un hombre vicioso, anormal y sin
ninguna instrucción.

La noche del 23 de noviembre de 1871 , en la calle de


los "Gallinacitos" de la ciudad de Lima, Melgarejo fué ase-
sinado por dos tiros de revólver que le disparó el hermano de
su concubina, José Aurelio Sánchez , causándole la muerte
dos horas después . " Murió lejos de la patria, deshonrado ,
pobre , traicionado por sus más adictos sayones y hasta por
su concubina, que le despreció , después de haberse enriqueci-
68
270 GENERALES DE BOLIVIA

do mediante él, con los dineros del pueblo y escandalizado a


las gentes con su impudor".
No teniendo doliente alguno , el cadáver fué mandado re-
coger por el ministro de Bolivia, doctor Juan de la Cruz Be-
navente , quién se hizo cargo de las exequias fúnebres e in-
humación de los restos, con la cooperación oficial del go-
bierno del Perú, que le hizo los honores de su alta gradua-
eión militar .

El "caudillo bárbaro" dejó el mundo a la edad de 51


años, y hoy en el panteón de San Eloy, en Lima, se alza soli-
taria, cubierta por la yerba del olvido, la tumba del que fué
gran tirano de Bolivia, donde en una blanca lápida de már-
mol se lee: "CAPITAN GENERAL BOLIVIANO, MARIANO
MELGAREJO.- MUERTO EL 23 DE NOVIEMBRE DE
1871. RECUERDO DE LA LEGACION DE BOLIVIA" .
О

General de división José M. Martínez

( 1822 -.... )

"Los consejos de la timidez no


dejan nunca de tener resultado
infaustos".

(Bolivar) .

El general José Martínez, apodado el COLACHUECA,


fué otra figura militar que se distinguió desde muy jóven en
el oficio de las armas hatiéndose en nuestras campañas inter-
nacionales y en casi todas las acciones revolucionarias rea-
lizadas por los caudillos , especialmente bajo el gobierno de
Belzu, que le había concedido los más de sus grados dándole
alta significación en diertos puestos administrativos y col-
mado de honores y mercedes .
Natural de Vallegrande, del departamento de Santa Cruz ,
el general Martínez fué uno de los pocos militares orientales
272 GENERALES DE BOLIVIA

que llegaron a este elevado grado haciendo honor al pueblo


cruceño. Ingresó en el Ejército en calidad de caballero cade-
te a uno de los cuerpos que salían del país para hacer la
tercera campaña de la confederación en 1837 , habiendo obte
nido el galón de Subteniente de Infantería el 2 de marzo
de 1839 , después del descalabro que había sufrido en Yun-
gay el ejército del protector Santa Cruz.
Fué ascendido a teniente 20. en mayo de 1841 y cuan-
do el inmortal Ballivián organizaba el ejército para repeler
la invasión peruana, el jóven oficial Martínez fué incorpora-
do en el batallón 60. , bajo el comando del coronel Manuel
Sánchez . En esta gloriosa campaña nuestro héroe no desmin-
tió sus hazañas de los primeros años de su iniciación en la
carrera y actuó brillante y heróicamente para llevar triun-
fantes las bayonetas bolivianas desde los campos de Ingavi
hasta las provincias del Perú , donde ganó el grado de tenien-
te 10. efectivo y una condecoración en recompensa a su biza-
rro comportamiento .
Capitán en marzo de 1843 , Martínez fué uno de los oii-
cales modelos que bajo la severa y digna escuela del gran
Ballivián había modelado su carácter y templado su alma mi-
tar para servir con honor y digninidad no a un caudillo si-
no a la amada Patria . Militó , pués , en las filas del ejército
ascendiendo grado por grado, mediante sus propios esfuerzos ,
su contracción y honradez en la carrera que había elegido .

II

En 1854 le vemos, ya con el grado de teniente coronel,


comandar la vanguardia de la división que al mando del gene-
ral Uridininea expedisionó a Santa Cruz para sofocar la re-
volución encabezada por el coronel Hoyos a favor de Velas-
CO. Urdininea, al tener conocimiento de que los revoluciona-
rios se dirigían hacia el sud, destacó en persecución de éstos
al teniente coronel Martínez, quien les dió alcance en Quino-
vi. Empeñado el combate, los insurrectos se declararon en
derrota dejando en el campo 13 muertos, 8 heridos y algunos
prisioneros , ( 20 de enero de 1854 ) .
GENERALDE DIVISIÓN JOSÉ M. MARTÍNEZ 273

En premio se le otorgó el grado de coronel .


Durante la presidencia de Córdova, tambien ambuló
por todo el territorio de la república debelando revoluciones
unas veces en el norte, otras en en oriente y las más en el
sud.
Fué en septiembre de 1855 , cuando marchó a Tarija a
la cabeza del escuadrón "Húzares " , para sofocar la nueva re-
volución estallada en aquella ciudad y promovida por el ge-
neral Celedonio Avila, que Martínez fué elevado al rango de
general de brigada. Pues aquél, proclamando el nombre de
Linares , había organizado una fuerza de 700 hombres de la
guardia nacional alzándose en armas, pero a la aproximación
de Martínez y no pudiendo hacer frente a las tropas de línea
tuvo que dispersar sus tropas y entregarse a la fuga.
Dos años más tarde, en 1857 , mientras desempeñaba
el cargo de Comandante General de Tarija, le volvemos a ver
a la cabeza de 120 hombres , luchando en defensa del orden
en el punto de Vivicha contra las tropas del teniente coronel
Pereira, que secundando al implacable Linares, había levan-
tado el pendón revolucionario en aquella región.
Pereira fué herido y Martínez hecho prisionero .
Durante la época de Linares , Martínez no pudo librar-
se de las asechanzas políticas y llegó a inspirar recelos y des-
confianzas al Dictador, quién le confinó a las alejadas regio-
nes de Santa Cruz.

III

No pudiendo vencer las miserias y penalidades engen-


dradas por su aislamiento en regiones privadas de todo re-
curso, el general Martínez , conquistando otros correligiona-
rios que como él sufrían allí la ausencia del hogar, se insu-
rreccionó contra el gobierno de Linares proclamando a Bel-
zu.
En pocos días organizó una columna de 150 hombres
y abrió campaña sobre Vallegrande, dejando en Santa Cruz
a don Diego Povil, como prefecto de la revolución,
"Martínez ocupó Vallegrande sin resistencia y allí aumen-
tó sus fuerzas con 200 hombres de caballería. Entretanto,
69
274 GENERALES DE BOLIVIA

Povil en Santa Cruz aumentaba también los suyos hasta el


número de 125 hombres.
"Reforzado Martínez con este contingente, marchó sobre
las provincias del Acero y Cordillera, dió alcance en Sucre al
coronel Bravo, lo batió y le tomó tres cañones , 200 fusiles ,
caballos , lanzas y prisioneros , con lo que llegó a formar una
división de 400 soldados y se puso en actitud de desafiar a
cualquier fuerza que enviase el Gobierno .
"Este, con su presteza habitual desprendió desde La Paz
una división a órdenes de su ministro de la guerra, general
José María Achá.
"El 4 de julio llegó la expedición Achá al campo del Pa-
ri, sin ninguna novedad ni hostilidad . Allí encontró al ene-
migo formado en línea de batalla, con la infantería en el ala
izquierda, la caballería en la derecha y dos piezas de artille-
ría en el centro .
"En esa posición , Martínez aguardó como en una for-
mación de parada, que Achá desplegara a su vez su línea de
batalla y lo atacara.
"Rotos los fuegos de una y de otra parte , se trabó un
reñido combate que duró tres cuartos de hora, hasta que la
victoria se pronunció por las fuerzas del Gobierno.
"Hubo poquísimos prisioneros por que los que no esta-
ban inutilizados para huír, tenían para ocultarse los bosques
que rodeaban aquel campo" . ( Ordoñez y Crespo ) .
Después de este fracaso , Martínez vivió prófugo, esqui-
vando su presencia a las autoridades gobiernistas .

IV

Muchos años estuvo alejado de las esferas del gobierro


y del seno del ejército , lo que no le impidió conspirar afano-
samente a favor del general Belzu , habiendo sido capturado
en QUIVINCHA y encerrado en la casa de moneda de Potosí
donde se le aseguró con platinas y en un calabozo . ( Marzo de
1862 ) .
A este respecto, dice René Moreno, que el general Mar-
tínez era un belcista de mala calidad y de peores anteceden-
tes, de valor equívoco , pero de astucia comprobada.
GENERAL DE DIVISIÓN JOSÉ M. MARTÍNEZ 275

Después que Melgarejo hubo asaltado el poder, en di-


ciembre de 1864 , Martínez fué rehabilitado al servicio del
ejército y destinado , a principios de 1865 , como Prefecto y
Comandante General del departamento de Santa Cruz . No
ejerció mucho tiempo estas funciones, pues en octubre del
mismo año fué destituído por el coronel Miguel Castro Pin-
to y el doctor Andrés Ibáñez, quienes se lanzaron a la revo-
lución en aquella lejana ciudad desconociendo al usurpador de
diciembre.
Martínez se retiró sobre Cochabamba y en cuanto llegó
al pueblo de Mizque se ocupó de organizar una fuerza para
recuperar su puesto en nombre de Melgarejo. Pero anoticia-
do Castro Pinto de las actividades de Martínez, se lanzó so-
bre éste por sorpresa y dándole encuentro en el punto lla-
mado Montecillos , lo batió nuevamente.
Ascendido mas tarde al alto rango de general de divi-
sión y cuando se organizó en 1867 la Corte Marcial, el gene-
ral Martínez fué destinado como vocal de dicha corte , donde
permaneció hasta la caída del tirano en 1871 .
Retirado nuevamente del ejército , vivió ignorado en el
seno de su hogar hasta el día de su fallecimiento.
Tal fué el general Martínez, quién en los primeros
años de su vida militar supo demostrar interés y amor a su
profesión, pero en los grados elevados no pasó de ser un ge-
neral mediocre como lo demostró ser en la acción del Pari .
Pues, como dice Camacho, Martínez mostró poca versación
militar en sus disposiciones para esperar al enemigo. No su-
po utilizar las ventajas que le ofrecía el terreno y esperó al
enemigo como los antiguos caballeros muy acicalado , CO-
rrectamente alineado, dando tiempo a que haga otro tanto
Achá y como diciéndole : caballero, sed el primero en tirar.
Eso era desconocer los más rudimentales deberes de un ge-
neral, que es anticiparse al enemigo con los golpes y sor-
prenderlo con lo imprevisto .
General de división Manuel Irigoyen

( ... . - .... )

Los nombres de los genera-


les de la patria deben ser muy
familiares para los que se dedican
a la carrera de las armas.

El general Manuel Irigoyen pertenece a la heróica ge-


neración militar de los primeros tiempos de la república y
fué otro de los fundadores del Ejército Nacional, habiendo
sido su primer combate contra enemigo extranjero cuando la
primera invasión peruana de 1828. Pues , incorporado como
cadete en uno de los cuerpos del naciente ejército boliviano,
fué otro de los que venció a los vencedores de catorce años .
Ingresado que hubo en 1830 con el grado de subtenien-
te al cuerpo de oficiales, Irigoyen militó honorablemente en
GENERAL DE DIVISIÓN MANUEL IRIGOYEN 277

el glorioso ejército organizado por Santa Cruz a quién acom-


pañó en todas las campañas libradas en el Perú mereciendo
ascensos y condecoraciones por sus valientes hazañas en las
acciones de Yanacocha, Socabaya y otro hechos de armas,
habiendo conquistado sus grados , uno a uno, hasta el de
capitán, y cuando el ejército se empeñaba nuevamente en la
campaña de 1841 contra el ejército del Perú, no desmintió
sus tradiciones gloriosas y se esforzó no solo por conquistar
un galón sino por defender el honor de su patria. Pues , en
Ingavi fué el más fiero guerrero para la lucha cuerpo a cuer-
po , mereciendo la admiración aún del enemigo mismo.
El Vencedor de Ingavi, previa citación en la orden del
da , le otorgó el ascenso al 1 grado de sargento mayor y le
destinó como tercer jefe de uno de los cuerpos .

II

A la caída de Ballivián comenzó para Irigoyen las alter-


nativas en su carrera. Luchando unas veces a favor de este
caudillo , mañana al lado de otro, y, así , retirado unas veces
de la milicia, rehabilitado otras , llegó hasta el grado de ge-
neral de brigada, con el que desgraciadamente defendió la
tiranía de Melgarejo. Pues en diciembre de 1869 , Irigoyen
se encontraba en Tarata al comando de dos batallones de a
trescientos hombres cada uno. Atacado por el coronel Pru-
dencio Barrientos, jefe del estado mayor revolucionario de
Cochabamba, libró un combate sangriento en las calles y pla-
zas de aquél pueblo, logrando derrotar completamente a los
revolucionarios. Melgarejo , que se encontraba en dicha pla-
za, ascendió a Irigoyen al rango de general de división el 3
de enero de 1869 por su valiente comportamiento en esta ac-
ción de armas .
Después del combate del 15 de enero de 1871 en que
cayó la dominación de Melgarejo , Irigoyen se encerró en el
retiro de su hogar y falleció años después en Cochabamba,
tierra donde había nacido .
20
70
О

General de división Vicente González Prada y Lombera (')

( ......... )

Cuantos héroes permanecen ig-


norados hasta hoy en los anales de
la historia patria!

El general don Vicente Gonzales Prada y Lombera fué


otro de los héroes de regia estirpe, cuyo nombre hace honor a
la primera generación militar del ejército de Bolivia.
Nació en la histórica ciudad de Lima, allá por los años
1800 a 1805 , y fué hijo de don José Gonzalez de Prada Fal-
cón y Calvo , y de doña Nicolasa Marrón de Lombera, la que
a su vez era hija del general Gerónimo Marrón de Lombera,

(1) Colaboración del señor José Macedonio Urquidi.


GENERAL DE DIVISIÓN VICENTE GONZÁLEZ 279

comandante de armas de la Provincia, siendo don José Gon-


zalez de Prada, Gobernador Intendente. Era hermano mayor
de don Francisco Gonzalez de Prada, prócer memorable en
el Perú , donde ejerció la presidencia de la Corte de Justicia
de Arequipa, y Ministro Plenipotenciario en Bolivia. El céle-
bre literato peruano don Manuel González de Prada pertenece
a este linaje esclarecido , vinculado con las más preclaras es-
tirpes de España y con la casa real de Borbón.
La familia González Prada vino a Cochabamba, en vís-
peras de la guerra de la emancipación a reclamar sus dere-
chos sucesorios en la herencia del general Antonio González
de Quiroga, abuelo de doña Nicolasa.
A la muerte de don Francisco de Viedma y Narvaez, el
general José González de Prada ( padre de nuestro biografia-
do fué designado Gobernador interino de la Provincia, mo-
mentos en que estalló la primera y popular revolución cocha-
bambina, que depuso a las autoridades realistas ( 14 de sep-
tiembre de 1810 ) .
A raiz de este acontecimiento, don José pudo lograr su
salida del país con permiso de los patriotas y se dirigió al
Bajo Perú, donde ejerció en propiedad el cargo de Goberna-
dor intendente de Tarma ; quedando la familia en Cocha-
bamba.
Durante el curso de la épica guerra por la Independen-
cia, el jóven Prada y Lombera se educaba en uno de los co-
legios de Cochabamba ; por consiguiente no tomó parte en la
contienda de tan cruentas vicisitudes.

II

Fundada la nueva República, el animoso jóven volvió


al lado de su familia , enrolándose más tarde en el naciente
Ejército Nacional en el que supo conquistar los galones su-
balternos por su dedicación y amor a la carrera que había
elegido.
Conquistador de los primeros triunfos que honran las pá-
ginas de la historia militar boliviana en las campañas de
la confederación, tomó parte activa y valerosa en todas las ac-
280 GENERALES DE BOLIVIA

ciones de armas llevadas a cabo desde el año 1835 a 1839 .


Fué uno de los primeros en pasar el puente de Uchumayo
combatiendo heróicamente a la cabeza de una compañía del
batallón 10.
El protector mariscal Santa Cruz, le confirió por este
rasgo de valor extraordinario el grado de sargento mayor,
( 1836 ).
Posteriormente, continuó luchando bizarramente en la
campaña del Sud y estuvo en Humahuaca, Iruya y Montene-
gro, después de cuyos hechos de armas fué premiado con as-
censos honoríficos , diplomas y condecoraciones .
A la caída de la Confederación, el valiente guerrero que
nos ocupa se retiró de las filas del ejército con el grado de te-
niente coronel.

III

Vuelto al seno del ejército en 1840 , le vemos formando


parte del tribunal que juzgó al entonces comandante Juan
José Pérez , sentenciándole a la pena de muerte por haberse
rebelado contra el presidente Velasco.
Cuando en 1841 estalló la guerra Perú - Boliviana, el te-
niente coronel Prada y Lombera se vió obligado nuevamente
a dejar las filas del ejército ; pués no podía haber intervenido
contra su patria de orígen . Con tal motivo vivió apartado
de las filas durante seis años , habiendo sido rehabilitado al
servicio en 1848 por el general Velasco, quien le otorgó el
grade de coronel.
Desde aquella época Prada y Lombera comenzó a prestar sus
servicios sin interrupción, luchando a favor del caudillo de sus
simpatias en aquella época de convulsiones y revueltas en que
al militar no le era posible dejar de participar en las lu-
chas políticas exa'tando o derrocando presidentes .... hasta
que intronizada la tiranía de Melgarejo, Prada tuvo el error
de acompañarle sostenerle en el poder contra la unánime
protesta de la Nación ; pués en marzo de 1865 le vemos ba-
tirse furiosamente contra las barricadas levantadas en La
Paz , hasta que victimado el general Belzu, caudillo de la
revuelta contra Melgarejo, quedó victorioso el ejército de la
GENERAL DE DIVISIÓN VICENTE GONZÁLEZ 281

tiranía. El coronel Prada y Lombera fué ascendido al alto


rango de general de brigada , en premio a su bizarro compor-
tamiento en la barricada de la Catedral.
En los años sucesivos de la dictadura vivió ahogando las
inumerables revoluciones estalladas contra el tirano en Poto-
si, La Paz y otros puntos de la República, habiendo sido as-
cendido por Melgarejo al grado de general de división el 22
de enero de 1870 , en agradecimiento a su lealtad y adhe-
sión .
Cayó en 1871 juntamente con el caudillo al que defen-
dió con tanto ardor, y desde entonces su nombre se eclipsa en
las páginas de la historia nacional.
Murió en la ciudad de Cochabamba, octogenario , poco
después de la guerra del Pacífico , a la que no le fué posible
concurrir por su avanzada edad.

71
General de división Manuel Othon Jofré

( 1824-1923 )

Si los cadáveres sintieran frui-


ciones.... !

El viejo ilustre general Jofré fué otro de los merito-


rios jefes que después de actuar en casi todas las contiendas
civiles que ensangrentaron el país, se retiró viejo e inválido
yá, a descansar tranquilo en el seno de los suyos para morir,
casi al llegar a un siglo de existencia.
El día que el ejército liberador se empeñaba en furiosa
y encarnizada lucha con las huestes realistas en los campos
de Ayacucho bajo el poderoso influjo de la brillante espada
del inmortal Sucre , venía al mundo en la simpática ciudad
GENERAL DE DIVISIÓN MANUEL OTHON JOFRÉ 283

de Sucre el niñó Manuel Othón Jofré , ( 9 de diciembre de


1824 ) , que más tarde llegó a ser general de división.
Estudiaba en una de las aulas de aquella ciudad cuan-
do Jofré fué sorprendido por la invasión de huestes enemi-
gas que en 1841 pretendían arrebatar a la patria con el po-
der de su fuerza uno de sus más ricos departamentos . El va-
leroso estudiante no vaciló en tomar las armas y correr
presuroso a la "Fortaleza " para alistarse a órdenes del coro-
nel Juan La Faye, y luego marchar a incorporarse al ejército
del general José Ballivián. Pero la noticia- recibida en el
camino del brillante triunfo de Ingavi alcanzado por las ar-
mas bolivianas, frustraron el ardor bélico del jóven volun-
rio y volvió nuevamente a proseguir sus interrumpidos estu-
dios hasta graduarse de abogado en 1846.

Mas, llevado , siempre por su afición e inclinación a la


(carrera de las armas ingresó al ejército el 5 de abril de
1847 , incorporándose con el grado de capitán a la segunda
compañía del batallón 12 , donde fué ascendido al finalizar
el mismo año al grado de sargento mayor, y en enero de 1848 ,
al de comandante , habiendo sido destinado como tercer je-
fe del batallón "Carabineros " , cuerpo en el que llegó a ser
teniente coronel ocupando el puesto de segundo y primer je-
ie , respectivamente.
Desde esta época Jofré comienza a tomar parte activa
en revoluciones y motines de cuartel invocando el nombre de
un caudillo cualquiera. En efecto , pronto le vemos alzarse en
armas con el regimiento de su mando, que guarnecía el pue-
blo de Poopó, dando vivas al general José Miguel de Velasco ;
luego, al siguiente año , escribir a Belzu ofreciéndole su con-
curso para que poniéndose éste a la cabeza de algunos cuer-
pos se proclamase presidente de la república. Al fin, en octu-
bre de 1848, se pronuncia abiertamente a favor de Belzu y
derrota en Macha a las tropas del presidente Velasco manda-
das por el coronel Rivadeneira, hecho de armas precursor de
la batalla de Yamaparaez donde triunfa definitivamente el
ejército revolucionado de Belzu sobre el de Velasco.
Destinado en esta época a la plaza de Tarija como Co-
mandante General, Jofré formó allí su hogar uniéndose con
284 GENERALES DE BOLIVIA

una distinguida señorita de aquella localidad y creando una


numerosa familia ; pero ascendido a la clase de coronel en
1850 , volvió al cuartel general de La Paz como edecán del
presidente Belzu , en cuyo período desempeñó, entre otros , los
cargos de Vocal de la Corte Marcial de la República y Miem-
bro del Consejo de Guerra que condenó a la pena capital al
infeliz Benito López , sindicado en el atentado efectuado con-
tra Belzu en la Alameda de Sucre.
También fué diputado por la capital del Beni.

II

Alejado del servicio de las armas durante la dictadura de


Melgarejo , se alza contra el tirano en diciembre de 1870 al
lado del general Rendón , para oponerse que aquél entrara a
la ciudad de Potosí a sofocar la revolución encabezada por
Rendón.
Rehabilitado al servicio activo por el presidente Frías ,
Jofré fué destinado como miembro de la Comisión encargada
de formular un proyecto de reforma militar ( Reglamento
Orgánico ) , terminado el cual pasó a desempeñar, en enero de
1875 , el cargo de Comandante Militar de Oruro, para luego
hacerse cargo de la cartera de Guerra en marzo del mismo año ,
defendiendo denodadamente en compañía de los demás minis-
tros del Gabinete el Palacio de Gobierno que fué furiosamen-
te de atacado e incendiado por los partidarios de Quevedo y
Corral. Allí recibió una herida en la pierna derecha, que lo
inhabilitó para continuar prestando servicios activos en el
ejército, sin que esto le impidiera a que en 1876 procediera
con deslealtad al revelarse en Sucre contra el presidente Frías
proclamando al general Hilarión Daza, quién después de su
triunfo le otorgó el grado de general de brigada el 21 de agos-
to del mismo año , nombrándole su ministro de Guerra.

Estallado el conflicto con Chile en 1879 , Jofré , en su ca-


lidad de Minstro y a pesar de su invalidez, acompañó hasta
Tacna al general Daza y al ejército boliviano, volviendo en
septiembre del mismo año a La Paz a reasumir sus funciones
GENERAL DE DIVISIÓN MANUEL OTHON JOFRÉ 285

de Ministro , y cuando fué alterado el orden público por el pue-


blo orureño a raiz de la cobarde retirada del ejército ordenada
por Daza en Camarones, Jofré se dirigó a dicha ciudad ( Oruro )
para mantener el orden y organizar nuevamente a todos los dis-
persos que llegaban de la costa dejando el teatro de la guerra .
En esto se supo que el ejército boliviano situado en Tacna ,
desconociendo la autoridad de Daza por sus desaciertos en
la dirección de la guerra, había proclamado al general Cam-
pero Presidente de Bolivia y Supremo Director de la Campaña
( diciembre de 1879 ) . El general Jofré se apresuró a invo-
car también el nombre de Campero, desconociendo la autori-
dad de Daza y dejando de ser su ministro , ( 10. de enero de
1880 ) .
Después de la derrota del " Campo de la Alianza" , Jofré
prestó aún importantes servicios como Jefe del Estado Mayor
General en la reorganización del ejército, para proseguir la
guerra.
IV

Durante sus 38 años de servicios desempeñó diversos car-


gos . Fué Jefe Político y Militar del Sud ; Prefecto de los
departamentos del Litoral, Oruro y Tarija ; Diputado Nacional ;
Comandante General de Ejército de Reserva e Inspector Ge-
neral del Ejército y de las Colonias del Gran Chaco.
En mérito a su importante actuación militar el Congreso
de 1888 le otorgó el ascenso al elevado grado de general de
división, el 10 de diciembre.
Pasada la revolución federal de 1899 , Jofré se retiró a
la vida privada del hogar, estableciéndose en la ciudad de
Tarija, donde murió el 22 de marzo de 1923 a la avanzada edad
de 98 años , 3 meses y 13 días.
Tal fué la vida de ese anciano y respetable general que
supo practicar la caridad con los menesterosos cuya actua-
ción en la guerra del Pacífico tiene puntos que todavía per-
manecen obscuros y que la historia se encargará de aclararlos
algún día desbaratando o confirmando la maledicencia de los
que trataron de echar sombras sobre su reputación militar y
de patriota.

72
General de división Carlos de Villegas

( 1824-1897 )

Los muertos legan su nombre al


juicio de la historia y al anatema de
la humanidad.

La figura del general Carlos de Villegas se alza impo-


nente entre los militares patriotas de la segunda generación,
porque supo servir a su patria con honor y con gloria, desde
los campos de Yanacocha hasta las playas del Pacífico, sin
inclinar la frente ni doblegarse ante la injusticia humana.
Nació en el pueblo de Moraya, de la provincia de Sud
Chichas , del departamento de Potosí, en 1824. Luego, ingre-
sado a los 14 años de edad como cadete en el ejército, hizo
GENERAL DE DIVISIÓN CARLOS DE VILLEGAS 287

una brillante carrera combatiendo heróicamente en las bata-


llas libradas en la época de la Confederación , habiendo recibi-
do su bautismo de fuego en el puente Buin ; estuvo en Yana-
cocha, Socabaya y Yungay donde fué tomado prisionero e in-
ternado a Chile, ( 1839 ) .

Vuelto al seno de la patria después de algún tiempo de


cautiverio, siguió militando en la filas del ejército, habiendo
comenzado sus ascensos en 1841 a raíz de la campaña contra
el ejército invasor peruano ; pues se batió con intrepidez y
valor en la jornada de Ingavi. También hizo la campaña del
Perú y a su vuelta al país ocupó puestos de importancia, ha-
biendo sido jefe de varios cuerpos hasta que ascendió a co-
ronel en 1857.

Desde esta época su nombre figura en las guerras ci-


viles , unas veces luchando contra la tiranía y la dictadura ;
otras a favor del caudillo de sus simpatías . Así, en noviem-
bre de 1854 lo vemos levantarse en armas en el pueblo de Pa-
ria contra el gobierno del general Belzu , derrotar a la guarni-
ción de Cochabamba, dende los partidarios de Achá lo nom-
bran comandante general de la plaza, y luego fugar al Perú
juntamente con sus tropas después de haber sido batido en
Sutimarca por el general Córdova. En aquél país su tropa se
desvandó , habiendo sido mortalmente herido al querer conte-
nerla.

II

Vuelto a la patria en 1856, es nuevamente sorprendido


por la policía en "delito infraganti de conspiración" , y sen-
tenciado por un consejo de guerra verbal a la pena de muer-
te. Seguro de ser fusilado, Villegas antes de sentarse en
el banquillo pide recado de escribir y estampa la siguiente
protesta para que se de a conocer al público después de su
ejecución :

"En presencia de la muerte , próximo a caminar al


patíbulo, en uno de esos momentos últimos de la vida, en
que el hombre se pone delante de Dios para no hablar
mas que la verdad ; yó , Carlos de Villegas , coronel boli-
288 GENERALES DE BOLIVIA

viano, declaro : que muero víctima de una razón de Esta--


do, de un pretexto de salud pública ; víctima de un ase-
sinato político por un gobierno débil , que solo puede
mandar por medio del terror ; victima de una impostura
judicial ; condenado por un consejo de guerra verbal
compuesto de mis enemigos , viles instrumentos de la ti-
ranía de mi patria ; que han sido los testigos de mi pro-
ceso. Lego mi nombre al juicio de la historia y al ana-
tema de la humanidad . Declaro que mi vida toda la he
consagrado al servicio de mi patria, al de la santa causa
de los pueblos , al culto de la Libertad . Ni un solo día
he inclinado mi frente altiva ante los tiranos , y el haber
sido enemigo de Belzu y de Córdova, ha sido mi mayor
gloria. He sido prisionero en Yungay, derrotado en Yam-
paraez y Sutimarca, y yó , que he salvado muchas vidas ,
voy ha ser fusilado en La Paz, sin que la más leve sospecha
pudiera justificar la infame calumnia de haber proyecta-
do un asesinato , con que se quiere manchar mi nombre.
Tengo pues justos motivos para morir orgulloso. Con-
cluyo esta protesta y mi vida, invocando, los dos más
grandes sentimientos de la humanidad, en cuyas alas mi
alma volará al cielo : Dios y Libertad !" .

Perdonado por el presidente Córdova, Villegas vivió apar-


tado de toda ingerencia política y militar hasta el gobierno
de Achá, quién lo hizo ascender al grado de general de briga-
da, el 26 de junio de 1863, mediante informes favorables ante
las cámaras.

En el Congreso de este mismo año fué diputado por la


provincia de Chayanta.

Desempeñaba el cargo de comandante general de Cocha-


bamba cuando Melgarejo se proclamó presidente de la Repú-
blica. Villegas tuvo la debilidad y cobardía de abandonar al
Gobierno saliendo es busca de tropas hasta Paria en esos su-
premos instantes en que luchaban las fuerzas leales contra
las revolucionarias de Melgarejo en el palacio de Cochabam-
ba.
Permaneció expatriado durante la época del sexenio.
GENERAL DE DIVISIÓN CARLOS DE VILLEGAS 289

III

Candidato a la presidencia de la república en 1875 ,


desempeñó al siguiente año el cargo de Jefe superior poli-
tico y militar de los departamentos del Norte , habiendo
sido elevado a la alta categoría de general de división por
el Congreso de 1876.
Ministro de Guerra en este mismo año, marchó al
Oriente al mando de una división compuesta del regimien
to "Húsares de la Guardia" y el escuadrón "Chacoma", a
debelar la revolución encabezada en Santa Cruz por el cé-
lebre Andrés Ibáñez . Villegas llegó a Santa Cruz el 20 de
abril de 1877 y lanzó un decreto llamando a la concilia-
ción a los rebeldes, decreto que le ocasionó un fuerte
apercibimiento por parte del Gobierno. Capturados Ibáñez
y algunos de sus cómplices, fueron sometidos a un con-
sejo de guerra verbal y sentenciados a la pena capital ;
Ibáñez fué ejecutado el 1o . de mayo después de haber con-
ferenciado largamente con Villegas , su amigo y antiguo
correligionario político.
Vuelto de su comisión a Santa Cruz , renunció la
cartera de Guerra y vivió apartado de las intrigas politi-
cas hasta 1879, en que su nombre fué inscrito entre los
héroes del Pacífico .
Destinado como comandante de la primera división
formada por los batallones "Granaderos de Daza, 1o . de
la Guardia" , "Paucarpata 2o . de La Paz ", "Oloneta 20 .
de Sucre" y regimiento " Bolívar 10. de Húzares" , marchó
a las playas del Pacífico a pelear por la santa causa de
su patria, y combatió heróicamente en Pisagua, donde
cayó herido y prisionero del enemigo.
Vuelto al seno del país después de su largo cauti-
verio en tierra chilena, desempeñó el cargo de Prefecto
en La Paz y Oruro durante los años 1888 y 1892 , respec-
tivamente .
Dejó de existir en la ciudad de La Paz en 1897 a la
avanzada edad de 73 años, dejando a las generaciones
posteriores de Bolivia ejemplos de altivez, de carácter y
de patriotismo.
73
O

General de división Nicanor Flores

( ......— ..... )

Dediquemos un recuerdo a los


hombres de ayer .

El general don Nicanor Flores, llamado el PA-


TASKA, fué otro militar extranjero que tomó parte ac-
tiva en la política interna de Bolivia derrocando o levan-
tando caudillos , según sus simpatías y las conveniencias
políticas del momento.
Nacido en Buenos Aires , (Argentina ) vino
a Bolivia en 1841 con motivo de la guerra con
el Perú e ingresó al ejército como Subteniente
de Infantería en el batallón 8o . , batiéndose heróica-
GENERAL DE DIVISIÓN NICANOR FLORES 291

mente como todos los demás, en la batalla de Ingavi, donde fué


ascendido por el Vencedor al grado de teniente 20 , el 21 de
noviembre del mismo año.
Durante el gobierno del general José Ballivian , Flores
consagró todo su entusiasmo y buena voluntad a la carrera de
las armas, habiendo conquistado el grado de teniente 10. en
enero de 1845 , y el de capitán a fines de 1846 .
Sargento Mayor en 1847 , desempeñó la tercera jefatura
en diversos cuerpos , y fué agraciado con el el grado de coman-
dante en marzo de 1849 .

Caídos los presidentes Ballivián, Guilarte y Velasco ,


Belzu se había apoderado del gobierno de la república y co-
menzó la persecución contra los que fueron amigos o partida-
rios de Ballivián . Flores estuvo entre éstos y sufrió las per-
secuciones del belcismo durante cuya época vivió retirado
del ejército, pero en 1857 tomó parte, con el grado de tenien-
te coronel, en la revolución linarista, habiendo sido designa-
do por los revolucionarios de Potosí, Comandante de Armas de
la plaza .
En 1860 , ascendido por Linares al grado de coronel,
fué destinado como jefe del batallón 10. , a cuya cabeza atra-
vesó el Dasaguadero y llegó hasta Yunguyo en persecución de
algunos presos políticos que se habían refugiado en el Perú ,
lo que ocasionó a que el gobierno peruano hiciera sus recla-
maciones diplomáticas pidiendo amplias satisfacciones y cle-
vando su ejército a 15,000 hombres para hacer la guerra a
Bolivia.
Mas, conjurado el peligro de guerra , Flores se dirigió con
orden del gobierno a Copacabana, en persecución de los cabe-
cillas indígenas que se habían sublevado a favor de Belzu ,
para ejecutarlos inmediatamente. Y fué entonces que lleva-
do por un acto de crueldad, ingresó al pueblo haciendo una
especie de cacería con los indios allí reunidos , cayendo muer-
tos unos, heridos otros y ahogados los que para salvarse se
arrojaron de la peñolería al lago ; cogidos cinco prisioneros
fueron fusilados a voz de mando .
Caído Linares del poder y reemplazado por el general
Achá en 1861 , Flores se sublevó en Sucre entrando en com-
292 GENERALES DE BOLIVIA

binaciones con el general Pedro Olañeta y el coronel Agus-


tín Morales para proclamar a la presidencia de la república al
doctor argentino Ruperto Fernández ; pero fracasada la re-
vuelta se vió obligado a fugar y se refugió en la Argentina,
donde vivía acechando el momento oportuno para introducir-
se a Bolivia.

II

Flores encontró al fin en la caída del presidente Achá una


ocasión propicia para cumplir sus deseos y se dirigió resuel-
tamente a la ciudad de Potosí. Allí tuvo el patriotismo y el
buen sentido de ponerse al frente de la dictadura de Melga-
rejo, proclamando abiertamente en julio de 1865 , la revolu-
ción contra el héroe de diciembre : Tomó el cuartel de po-
licía haciendo preso al jefe superior del Sud , general
Pedro España , construyó barricadas en la ciudad y puso a
esta en estado de defensa contra un probable ataque de las
fuerzas de Melgarejo. El pueblo, agradecido , le ayudó y se-
cundó dándole armas , hombres y dinero , y premiándole con
el grado de general de brigada .
Organizada la revolución y próximas ya las tropas de
Melgarejo, la ciudad se aprestó para la lucha recibiendo algu-
nos refuerzos de Sucre ; pero luego surgieron graves inci-
dentes, desinteligencias y desacuerdos entre los generales
Flores, Achá y Agreda, desacuerdos que vinieron a favorecer
a Melgarejo , quién , después de hacer correr torrentes de san-
gre por las calles de la ciudad , concluyó por asesinar a un
puñado de jóvenes valerosos, entre ellos al bardo del Tunari,
Néstor Galindo, que constituía una joya para Bolivia.
El general Flores tomó asilo nuevamente en la Argentina
y vivió allí hasta la caída del tirano ( 1871 ) . Vuelto al país
fué reincorporado en el ejército y tuvo la osadía de retar a
duelo, en agosto de 1875 , al ilustre general Narciso Campero ,
por haber éste criticado en su libro "Mi Regreso de Europa"
la mala defensa que hizo Flores en Potosí cuando el ataque
de Melgarejo. Este duelo que debía llevarse a cabo en la
frontera argentina de La Quiaca, fué impedido por las autori-
dades.
GENERAL DE DIVISIÓN NICANOR FLORES 293

III

Al estallar la guerra con Chile, el general Flores ambu-


laba en las costas del Perú en calidad de desterrado político.
por divergencias con el presidente Daza , pero esto no le impi-
dió a que asistiera en Agua Santa al consejo de jefes reunido
para tomar acuerdos para la defensa de San Francisco . Allí
-dice un testigo ocular- tomó la palabra y dijo : " Señores :
pongan bajo mis órdenes algunos cuerpos del ejército y les
respondo del triunfo". Su petición no fué escuchada y vi-
no el desastre ...... Y en aquel aciago día ( acción de San
Francisco ) , el general Flores recorría a caballo el campo de
batalla y al ver que los soldados aliados se retiraban sin plan
ni orden , quiso contenerlos pistola en mano para evitar la
vergonzosa dispersión . (1).

Flores permaneció en el Perú durante el gobierno de


Daza, y cuando éste fué depuesto por el ejército en campaña
asumiendo el mando supremo el general Campero, se apre-
suró en volver al país para ofrecer sus servicios al nuevo go-
bierno, habiendo sido nombrado Jefe Superior y Político del
Sud, donde, con la esperanza del triunfo de las armas alia-
das, levantó un empréstito de guerra con el que compró ar-
mas y municiones , y organizó la VI División, compuesta de mil
quinientos hombres agrupados en las siguientes unidades : ba-
tallones "Calama ", "Ayacucho " , "Reconquista " , "Libertad" y
escuadrón "Potosí" . Con esta división se dirigió a la fron-
tera para amagar al enemigo .
Parece que este fué el último cargo desempeñado por
el general Nicanor Flores en el escenario político-militar, pues
debido a rosamientos de carácter político con el presidente ,
Campero, volvió nuevamente a la vida privada en los años
81 al 82. dirigiéndose a la Argentina . Se estableció en la

(1) Este episodio nos fué referido por el coronel retirado don Salus-
tio Carrasco ,
74
294 GENERALES DE BOLIVIA

ciudad de Salta donde falleció algunos años más tarde des-


pués de llevar una vida triste y miserable a causa de haber
perdido el sentido de la vista .

Sin datos para más , concluímos este resumen biográfico en


el que hemos querido apuntar las acciones más salientes de
este bravo militar, a quien la Convención Nacional de 1880 ,
le otorgó una medalla de oro por los servicios prestados a la
república en la guerra con Chile. Además mereció bien de
la patria y se hizo digno de la gratitud nacional. (10 de sep-
tiembre ) .
General de división Clodomiro Montes

( 1833-1916 )

"Glorioso es pelear y morir por


la buena causa".

El meritorio general don Clodomiro Montes perteneció


a la segunda generación militar de Bolivia, y fué un leal y
abnegado servidor de su patria dentro las filas del Ejército
Nacional.
Descendiente de la familia madrileña Montes y Mirenes,
nació es la ciudad de La Paz el 25 de diciembre de 1833 , y
cuande concluyó sus estudios en primaria y secundaria ingre-
296 GENERALES DE BOLIVIA

só al Ejército el año 1854 como cadete ' de uno de los cuer-


pos recidentes en La Paz, donde obtuvo el grado de subte-
niente de Infantería, (abril de 1855 ) .
Escaló todos los grados militares merced al celo y entu-
siasmo que siempre supo demostrar en los distintos cuerpos
a las que fué destinado ; pues en septiembre de 1857 ya lo
vemos figurar como teniente 20. efectivo ; en diciembre del si-
guiente año , como teniente 10. efectivo ; en noviembre de 1860 ,
como capitán graduado ; en 1861 , como capitán efcetivo ; en
1862 y 65 como mayor y comandante efectivo , respectiva-
mente, retirándose luego del ejército cuando Melgarejo opri-
mía los pueblos de Bolivia. Pero cuando ellos se levantaron
contra la tiranía , el capitán Montes tomó parte como jefe del
"Escuadrón de Honor" , venciendo en las barricadas del 15 de
enero de 1871 , hecho de armas en el que ascendió a teniente
coronel efectivo.

Contrajo matrimonio con la señorita Tomasa Gamboa en


1860 , de cuya unión nació el esclarecido y benemérito gene-
ral don Ismael Montes .

II

Hizo la campaña de la guerra con Chile a la cabeza del


batallón "Murillo" , combatiendo heróicamente en el "Cam-
po de la Alianza donde cayó gravemente herido, habiendo si-
do prisionero e internado como tal al interior de Chile, en San
Bernardo ; pero a su vuelta al país , después de un largo cau-
tiverio , el Senado de 1882 le otorgó el grado de coronel , pre-
miando así su heróico comportamiento en la épica lucha del
Pacífico , donde dió ejemplo de valor y firmeza.
Cuando el general Campero dejó el Mando Supremo
en 1884 , Montes se retiró a la vida privada hasta que sobre-
vino la revolución federal en la que jugó papel importante
contribuyendo grandemente al triunfo de la causa, pues ascen..
dido a la alta clase de general de brigada por la Convención
Nacional reunida en Oruro en 1899 , ocupó puestos importan-
tes dentro del ejército , habiendo desempeñado la cartera de
Guerra y Colonización en 1904. El Congreso de este mismo
GENERAL DE DIVISIÓN CLODOMIRO MONTES 297

año le otorgó el alto grado de general de división , y siguió


prestando meritorios servicios hasta diciembre de 1909 en
que fué jubilado por su avanzada edad .
Según el Escalafón Militar, su servicio de guerra figu-
ra con las batallas de San Francisco y el Alto de la Alianza,
y los combates internos de San Juan, Las Letanías , 15 de ene-
ro, Chacoma y Segundo Crucero .
Condecorado con una medalla de oro y dos diplomas de
honor por su actuación en 1879 , falleció en la ciudad de La
Paz, a la edad de 83 años , el día 10 de julio de 1916 .

75
General de división Jacques Sever

( 1845-1915 )

Conservemos el recuerdo de
este ilustre soldado que amó y sir-
vió a Bolivia con desinterés.

El ilustre y sabio general Jacques Sever, fué uno de


los militares extranjeros que sirvió al país con toda abnega-
ción durante los pocos años que permaneció en él .
Nació el 17 de abril de 1845 en la ciudad de Lille ,
Francia, y se educó en la Escuela Politécnica, uno de los ins-
titutos científicos más notables de Europa , en el cual se dis-
tinguió por sus aptitudes para el estudio de las matemáticas .
GENERAL DE DIVISIÓN JACQUES SEVER 299

De este establecimiento pasó con el grado de Subteniente de


Ingenieros a la Escuela de Artillería y de Ingenieros de
Metz .
Mas tarde comenzó la desgraciada guerra del 70 , en la
que después de haber asistido a los combates de Borny,
Mars , la Torre, Gravelotte, etc. , cayó prisionero en Metz al
querer romper las filas enemigas.

Vuelto a Francia, prestó sus servicios como ingeniero


militar en el ejército de Versalles . De allí solicitó pasar a
Argelia, donde se consagró por espacio de cinco años a la rea-
lización de varias obras de importantísima utilidad para la
colonia; pues hizo estudios y proyectos de caminos , trabajos
hidraúlicos , puentes sobre el Tafna, baterías de costa, forti-
ficaciones, etc.

De vuelto a la metrópoli , fué agregado al Estado Mayor


General ( sección geodésica ) . En este puesto , y bajo las ór-
denes del coronel Perrier, tomó parte en los trabajos de la
revisión del meridiano de Francia.
En 1880 , se embarcó con rumbó al Sudán como Se-
gundo Comandante de la misión encargada de estudiar la re-
gión del alto Senegal para someterla a la soberanía francesa .

Sus investigaciones científicas, principalmente en la que


se refiere a la riqueza mineral de esos extensos territorios ,
merecieron los más vivos aplausos del Gobierno , y de las aso-
ciaciones científicas ; habiéndole otorgado aquél el mereci-
do honor de inscribirlo en el cuadro de ascenso para el gra-
do de teniente coronel.

En esta calidad fué elegido poco después , agregado a la


legación en Suiza, con el encargo de estudiar la organiza-
ción del ejército de esta república.
En 1886 , el Ministerie de la Guerra le nombró Jefe de Es-
tado Mayor de las divisiones de infantería en Bourgues ; de
donde pasó en 1889 a la Indochina como Jefe del Estado Ma-
yor Colonial.
En este puesto se distinguió por su "alta inteligencia, por
su celo y patriótica abnegación" , como expresaba la orden
general de 31 de marzo de 1890 .
300 GENERALES DE BOLIVIA

A su vuelta a la tierra natal , el coronel Sever fué nom-


brado Director del Cuerpo de ingenieros de Limoges , y cuan-
do desempeñaba este cargo recibió el grado de coronel
( 1892 ) , siendo poco después nombrado Jefe de la comisión
encargada de examinar los inventos útiles al ejército ; pero di-
vergencias de opiniones políticas le hicieron dimitir este alto
puesto. Poco después era elegido diputado por el departa-
mento del Norte, cargo que representó brillantemente hasta el
año 1898.
En 1899 se trasladó a Servia y a Bulgaria como Ingenie-
ro de importantes exploraciones metalíferas .
Las primeras instalaciones de tranvías eléctricos en
Orán ( Argelia ) fueron ejecutadas bajo su dirección en 1902 ,
y al siguiente año y con el fin de arreglar los asuntos de la
casa Hachette, vino a Bolivia, donde el Gobierno lo contrató
para la organización de los estudios geodésicos y topográfi
cos del ejército .

II

Con la Campaña del Acre el ejército boliviano había su-


frido hondas perturbaciones. En vista de ello y de las altas
dotes organizadoras demostradas por el coronel Sever, el pre-
sidente Montes hizo que el Senado le otorgara el grado de
general de brigada de los ejércitos de Bolivia ( 13 de diciembre
de 1905 ) , para encomendarle la reorganización de la fuerza
armada instruyéndola conforme a los principios modernos que
regían en las similares de Europa, muy especialmente en
Francia.
Celebrado el contrato, Sever se entregó por entero a la
reorganización del ejército dedicando todo su saber e inte-
ligencia y sin omitir detalle alguno, muy especialmente en la
organización del Estado Mayor General. Fué a esta impor-
tante repartición a la que dedicó todo su saber y cariño , de-
mostrando su vasta preparación científica ; pues a él se de-
en el levantamiento de la carta militar del país en algunas
regiones fronterizas , la implatación de las primeras maniobras
militares que se llevaron a cabo en Bolivia, y muchos otros
trabajos científicos de gran valor.
GENERAL DE DIVISIÓN JACQUES SEVER 301

Comprendiendo que la base de todo ejército está en la


cultura de su oficialidad, se preocupó de que ésta, al salir
del colegio militar, se encontrara con la aptitud suficiente para
darse cuenta de todos los problemas científicos de la guerra
moderna. Por eso insistió tanto en el estudio de las matemá-
ticas , fundamento de toda ciencia.
Ascendido al rango de general de división en 1908 , co-
mo recompensa a los positivos servicios que había prestado
al país , concluyó su contrato en 1909 y se restituyó a su pa-
tria después de haber servido a Bolivia durante cinco años
con patriotismo y desinterés .

Días antes de retornar a su país , Sever lanzó un mani-


fiesto como despedida , en el que decía lo siguiente :

A MIS AMIGOS BOLIVIANOS :

"Terminado el tiempo de mi contrata con el gobierno


de Bolivia, debo regresar a Francia, al seno de mi hogar. Al
dejar este suelo amigo, conservaré en lo más íntimo de mi ser
drecuerdo del país al que acabo de consagrar cinco años de
un trabajo asiduo, que me ha valido el honor de ser promo-
vido al grado de General de División en su valeroso ejército ,
lo que considero como la mayor recompensa con que se po-
día premiar mis servicios .

"El vínculo que me liga con Bolivia es indisoluble . Soy


francés de sangre y de corazón, pero seré también siempre
el servidor fiel y abnegado de Bolivia. El señor general
Fermin Prudencio, no se equivocaba sobre mis sentimientos,
cuando al dirigirme en el "Centro Militar" , en nombre del
ejército , afectuosas y expresivas palabras de despedida , in-
sistía en el título de general boliviano .

"Tal vez ha parecido extraño para algunos que hubie


ra prestado, en apariencia, tan poca atención a los artícu
los de prensa que se han publicado con referencia a mi per-
sona. Los que me atacaban no han advertido que más arri-
ba que yo estaba el señor presidente de la República , que me
había confiado el puesto de jefe del estado mayor general ,
76
302 GENERALES DE BOLIVIA

en cuyo desempeño pudo apreciar, mejor que nadie, mis cono-


cimientos , mi labor y mi decidido interés, a tal punto que se
dignó proponerme durante el congreso , para el ascenso a la
alta clase referida anteriormente, y que, por unanimidad, me
fué concedida por el honorable senado nacional, como premio a
mis esfuerzos en bien del pregreso y adelanto del ejército.
Contestar a semejantes artículos tan injustos como apasiona-
dos , hubiera sido deconocer la dignidad misma del poder eje-
cutivo . En las democracias todo hombre investido de un ca-
rácter público puede y debe ser discutido ; su defensa está en
sus actos , en su labor y en sus enseñanzas .

"Tengo la conciencia de haber correspondido a la con-


fianza del supremo gobierno, venciendo muchas veces , pero
no siempre por desgracia, dificultades inherentes a todo cam-
bio, toda innovación, por más que se encuentre enoforme con
las tendencias de la evolución actual en el arte de la guerra.
Por este motivo tengo el sentimiento de no dejar en Bolivia
desarrollado todo un plan concienzudo y meditado de orga-
nización del ejército , fruto de mis constantes estudios , de una
experiencia de más de treinta años conquistada en las campa-
ñas hechas al servicio de mi patria, tanto en Europa, como
en Africa y Asia.

Reciban ustedes, mis amigos bolivianos, un afectuoso


adios , y queden persuadidos todos , desde el más encumbrado
hasta el más humilde, que mi corazón latirá siempre al uni-
sono que el de vosotros, por la prosperidad y gloria de Boli-
via . -GENERAL SEVER " .

III

Producida la guerra mundial de 1914 , el ya anciano ge-


neral Sever, que contaba con 69 años de edad, no escusó en
poner su espada al servicio de su patria viéndola invadida por
su tradicional e implacable enemigo y se enroló en uno de
los cuerpos de ingenieros de reserva.
Destinada su unidad para hacer algunos trabajos defen-
sivos , marchó al frente de la lucha y cuando se encontraba
GENERAL DE DIVISIÓN JACQUES SEVER 303

construyendo las trincheras de segunda línea estalló una gra-


nada alemana hiriendo a todos los trabajadores , entre ellos al
benemérito general Sever, quién falleció a los pocos días a
consecuencia de las heridas recibidas ( 1915 ) .

Sever era un militar de figura imponente. De regular


estatura y de constitución hercúlea . Grueso, obeso, de color
blanco , ojos azules , mirada franca y penetrante . Su barba y
cabellos blancos daban a su fisonomía un aspecto severo a la
vez que simpático .
Falleció a los 70 años de edad como saben morir los pa-
triotas, defendiendo a su patria.
Bolivia no debe olvidar a este virtuoso extranjero que fué
general de división de sus ejércitos y fundador de su Estado
Mayor.
General de división Fermín Prudencio

( 1850-1921 )

"El olvido cae sobre los hom-


bres que no han dejado huella de
su existencia” .

I
El general don Fermín Prudencio, meritorio general de
figuración política en el último cuarto de siglo , fué desde su
juventud un esforzado defensor de las leyes y del orden , lu-
chando contra la tiranía y los anuladores de la Constitución .
Hijo del benemérito general Juan José Prudencio y de
la señora Narcisa María Oroza, nació en la ciudad de La Paz
el 12 de octubre de 1850. Hizo sus estudios en el Colegio
Nacional Ayacucho de la misma ciudad y obtó el título de Abo-
gado en 1879 , a los 29 años de edad, por haber sido interrum-
pidos frecuentemente debido a las muchas revoluciones que
asolaron el país en aquella época.
GENERAL DE DIVISIÓN FERMÍN PRUDENCIO 305

En 1870 , cuando imperaba la dictadura de Melgarejo ,


Prudencio , como toda la juventud de ese entonces , cerró los
libros y corrió a las barricadas a ofrecer su sangre generosa
para libertar a su patria de la tiranía, peleando valientemente
con el grado de teniente 20. , en el combate del 15 de enero
de 1871 .
Cuatro años mas tarde, después de haber obtado los
grados de teniente 10. efectivo y capitán de artillería ( 1837
y 74 ) , también tomó parte en las acciones de armas de Cha-
coma y Cochabamba durante la presidencia del doctor Frías
( 1875 ) .
Desempeñaba la secretaría del Juzgado 20. de Partido de
La Paz, cuando estalló la trágica guerra de 1879. Según el
"Diccionario Biográfico" de Aranzaes, Prudencio volvió
empuñar la espada y marchó a defender los derechos y la in-
tegridad de su patria en las costas del Pacífico como capitán
de la 2a. compañía del batallón "Murillo" , habiendo ascendi-
do al grado de sargento mayor después de la memorable ba-
talla del 26 de mayo de 1880. ( 1 ) .

II

Desde esta época y hasta 1898 , encontramos una larga


interrupción en los servicios militares del general Prudencio ;
pues en el Escalafón Militar de 1906 , aparece con el grado de
coronel, Jefe de Estado Mayor, en la revolución federal.
Es de aquí donde comienza la vida militar de Prudencio ,
desempeñando varios puestos de importancia tanto políticos
como militares .
Ascendido a general de brigada en 1905 desempeñó los
cargos de Inspector General del Ejército , Jefe del Estado Ma-
yor General y Ministro de Guerra, en varias ocasiones .
Como político, fué Revisitador en la segunda sección de
la provincia de Paria ; Presidente municipal de La Paz en,
1889 ; Prefecto del mismo Departamento , desde 1904 hasta

(1) En el Escalafón Militar de 19c6, Prudencio figura ya como sar-


gento mayor en 1875.
77
306 GENERALES DE BOLIVIA

1909 , en cuyo puesto impulsó grandemente el ornato de la


ciudad construyendo varios edificios , entre ellos la prefectu-
ra, el teatro y el palacio legislativo.
El Congreso de 1918 le otorgó el ascenso a la alta clase
de general de división .
En sus últimos años fué Ministro de Guerra casi perma-
nente hasta que caído después de la revolución del 12 de ju-
lio de 1920 , pidió su jubilación del ejército, la que le fué
concedida en marzo de 1921 , con sueldo íntegro en virtud de
sus 32 años de servicios prestados a la patria en la carrera de
las armas .
No gozó mucho tiempo de los beneficios de la jubila-
ción, pues, abatido al ver a su patria entregada nuevamente
al caudillismo, falleció el 15 de junio del mismo año en La
Paz, a la edad de 71 años .
Físicamente , el general Prudencio era de regular esta-
tura, color moreno, de bigotes y cabellos canosos , ojos par-
dos de mirada viva y escudriñadora ; era orador y represen-
taba al Ejército con todo brillo en manifestaciones políticas y
sociales: tenía una conversación amena y una educación exqui-
sita y culta.
Tal fué el general don Fermín Prudencio .
General de división Ismael Montes

( 1861 -.... )

"Desde el Alto de la Alianza,


hasta Bagé, hay un poema épico que
aún está inédito".

Aunque es difícil escribir la biografía de los hombres


que viven sin caer en apasionamientos , no por esto dejaremos
de perfilar imperiectamente en estas páginas, la silueta mili-
tar del general Montes , la que se vislumbra heróica desde la
guerra del Pacífico hasta la cruenta campaña del Acre. Sin
analizar sus hechos como hombre público, parlamentario y fi-
nansista, que los dejemos al fallo de la historia política, pasa -
mos a trazar su vida militar :
308 GENERALES DE BOLIVIA

Hijo del que fué benemérito general Clodomiro Mon-


tes y la señora Tomasa Gamboa, nació en la ciudad de La Paz
el 5 de octubre de 1861 .

A los cinco años de edad ingresó al Colegio Seminario,


donde hizo todos los cursos de instrucción primaria. En
el segundo período o sea en secundaria, hizo rápidos progre-
sos habiendo obtenido el grado de bachiller en Letras a la
edad de dieciseis años , pues el jóven Montes demostró desde
muy tierno grandes y especiales dotes intelectuales .
Se dedicó decididamente al estudio de las leyes , habien-
do ingresado a la Facultad de Derecho en 1878 , donde rindió
un lucido exámen al finalizar el primer año , y cuando ingre-
saba al segundo, fué interrumpida su carrera al haber sido
invadido el Litoral boliviano por el ejército chileno en 1879.

II

El jóven Montes fué uno de los primeros en alistarse


bajo las banderas de la Patria ultrajada que reclamaba la ven-
ganza de sus hijos ; pidió su admisión en el cuartel, y se alis-
tó en calidad de soldado en las filas del batallón "Murillo ,
compuesto de la mejor juventud paceña, y marchó sereno y
entusiasta al combate para devolver el reto al invasor.
Bien pronto el soldado Montes dió a conocer sus aptitu-
des militares para el mando y fué ascendido a la clase de ca-
ho pocos meses después de su enrolamiento .
"Se distinguía por su severo comportamiento y el no-
ble ejemplo que infundía a sus subordinados y compañeros ,
mereciendo el respeto de éstos y el elogio de sus superiores :
era el modelo del soldado boliviano".

En premio a estas virtudes fué ascendido a sargento


10., en noviembre de 1879, y a subteniente en enero de 1880 .

Al empuñar por primera vez la espada el subteniente


Montes juró mantenerla siempre limpia y pura, JURAMENTO
QUE LO SUPO CUMPLIR en todos los actos de su vida militar,
desde subteniente hasta general , como veremos a continua-
ción.
GENERAL DE DIVISIÓN ISMAEL MONTES 309

Había pasado solo dos meses de su ascenso a subtenien-


te y le fué conferido el de teniente 10. graduado, para en-
comendarle el comando de la 4a. compañía de su batallón ,
a cuya cabeza se batió heróicamente en la memorable bata-
lla del " Campo de la Alianza" .
"En el curso del combate se mostró sereno , y marchó
impávido ante la muerte que la creía segura " ; la lucha fué
enconada y desigual, se pronunció la derrota y, en lugar de
huír, prefirió caer prisionero juntamente con su padre que ha--
bía sido herido . Ambos fueron internados a San Bernardo ,
( Chile ) .
A su regreso a la patria después de un largo cuative-
rio, se incorporó al ejército, habiendo merecido en enero de
1881 el ascenso a teniente 10. efectivo , como premio a su he-
róico comportamiento en la jornada de la Alianza , destinándo-
sele al batalión "Sucre " 20. de línea. Aquí fué ascendido a
capitán graduado en mayo de 1882 ; y a efectivo en agosto de
1884 .
En este último grado Montes había adquirido vastos
conocimientos militares , y fué nombrado, juntamente con
Pando y otros , para formar parte de diversas comisiones en-
cargadas de estudiar Táctica y Reglamentos y modernizar y
uniformar la instrucción en el ejército , el que hasta entonces
había estado regido por viejas costumbres y anticuados mol-
des en su organización .
Al finalizar el año 1883 , pidió su retiro del ejército el
que no le fué aceptado sino después de repetidas solicitudes
y empeños , pues se habían hecho necesarios sus servicios .
Su retiro de la carrera se debió al deseo de completar sus
estudios de leyes, una vez que había llenado patrióticamen-
te su deber de boliviano defendiendo a la patria.

III

Reanudando sus estudios en 1884 , Montes rindió brillantes


exámenes en los cursos del 20 , y 3er año de la Facultad de De-
recho, y para graduarse de Abogado tuvo que rendir en un
solo año los exámenes del 40. y 50. cursos concluyendo de-
finitivamente sus estudios en 1886. Entonces fué proclamado

78
310 GENERALES DE BOLIVIA

candidato a la diputación por La Paz , pués que su gran perso-


nalidad comenzó ya a delinearse en la prensa por medio de
su potente pluma.
Fué en esta época de su vida que contrajo matrimonio
con la virtuosa señorita Bethsabé Montes , la que supo realzar
aún más la vida de este prócer con la virtud de la abnegación ,
cualidad que caracteriza a esta noble y respetable dama.
Sus opiniones políticas hicieron que en 1892 el gobier-
no lo confinase juntamente con otros políticos a Convendo , de
donde pudo restituírse a La Paz venciendo mil peligros y
pasando penalidades sin cuento.
En 1897 , obtuvo por medio de un lucido exámen de com-
petencia la cátedra del 20. año de la Facultad de Derecho , en
la que alcanzó gran reputación como profesor. Pronto llegó
a ser uno de los mejores jurisconsultos del país .

En la carrera militar de Montes encontramos una in-


terrupción de 15 años , tiempo en el que no permaneció inac-
fivo, pues se dedicó con ahinco a su profesión de abogado .
en la que descolló por su inteligencia, llegando a ocupar
puestos elevadoss : fué Conjuez en la Corte Superior ; Redac-
tor de la Revista Jurídica en el Colegio de Abogados y Miem-
bro del Concejo Universitario .
Sobresalió como orador, parlamentario y escritor.

IV

Reanudada su carrera militar en 1898 , le vemos desem-


peñando com el grado de coronel, otorgado en diciembre de 1898
por el pueblo y la Junta de Gobierno de aquel año, el puesto
de Jefe de Estado Mayor del ejército Federal, y cuando en
1900 el general Pando organizó su primer gabinete , Montes
fué llamado para que desempeñara la cartera de guerra, (1 ) .
Desde ese momento comenzó la regeneración del Ejér-
eito. Pues una de las primeras preocupaciones , tanto del pre-
sidente Pando como del ministro Montes , fué la creación de
la Escuela de Guerra, la reorganización del Colegio Militar, la

(1) Dicho ascenso a coronel fué ratificado por el Senado de 1904.


General de DIVISIÓN ISMAEL MONTES 311

fundación de la Escuela de Clases , que tan buenos resultados


dió en todo el tiempo de su existencia, la creación de la In-
tendencia de Guerra y la construcción de cuarteles .
"Laborioso, dice uno de sus biógrafos - tenaz para el
trabajo, con profundos conocimientos de la materia que se
ocupaba, Montes dedicó al Ejército sus desvelos , y puso las
bases de su nueva reorganización ” .

No había pasado mucho tiempo desde que Montes se


hiciera cargo del Ministerio de Guerra, cuando sobrevino la
campaña del Acre bajo el disfraz de revolución separatista, fo-
mentada por el Brasil.
Las tropas enviadas bajo el comando de los señores An-
drés S. Muñóz y Pérez Velasco , fueron insuficientes para ha-
cer frente al enemigo ; es entonces que el valiente coronel
Montes se puso a la cabeza del batallón "Independencia" 20 .
de Infantería, y marchó el 14 de julio de 1900 a aquellas
apartadas regiones de la patria, impávido y sereno , con la
abnegación del profundo patriota que sabe sacrificarse por
el santo ideal de la patria, para hacer brillar con mayor es-
plendor la espada del militar boliviano que no se intimida.
nunca, bajo ningún clima , ni ante el número de sus enemi-
gos .
No queremos referir los mil episodios y penalidades sin
cuento que tuvieron que sufrir los expedicionarios en su pa-
triótica peregrinación , pues ellos han sido descritos ya por
los mismos actores de ese gran drama que se desarrolló en
los lejanos confines de la Patria. Solo deseamos extractar los
actos dignos de imitación que tuvo Montes en aquella oca-
sión, para ejemplo de las generaciones presentes y futuras de
Bolivia.

"Los jefes, oficiales y tropa del batallón, asi como todo


el personal civil se vieron obligados a atravesar centenares de
leguas siguiendo el ejemplo abnegado y patriótico que supo
infundir en ellos la pericia e inteligencia del coronel Mon-
312 GENERALES DE BOLIVIA

tes . Comandante en Jefe de todas las fuerzas destinadas a la


pacificación del Acre . El coronel Montes , al igual que todos
sus camaradas de vivac, LLEVABA SU EQUIPAJE EN LOS
HOMBROS cuando era necesario, a fin de DAR EJEMPLO
de sometimiento y alentar a los soldados que le amaban en-
trañablemente a pesar de la severidad aparente de su carác-
ter. Interrogado uno de estos, más tarde, que si quería
volver al Acre , contestó : "CON EL CORONEL MONTES SI ;
CON OTRO, POR NADA” .

"Sufría el coronel Montes una antigua enfermedad de


cálculos viliares y durante la campaña del Acre se le reprodu-
jo con insistencia frecuente , hasta postrarlo en tierra muchas
veces y en situación de no poder moverse . Coincidía con
uno de estos ataques que lo tenía postrado, la salida del ba-
tallón de una de las etapas . Uno de los jefes, acercándose a
é le ofreció la mano para ayudarle a ponerse en pie. ΕΙ
señor Montes haciendo un esfuerzo enérgico y mordiéndose
los dientes por el dolor, exclamó por bajo apoyándose en el
brazo del jefe solicito : "QUE NO SE APERCIBA LA TRO-
PA DE MI SITUACION . ADELANTE ! PREFIERO MO-
RIR ANTES DE SEMBRAR EL DESALIENTO EN LAS FI-
LAS " .

"Formando el batallón en el claro del bosque para se-


guir sobre Amapá, el Ministro Montes se dirige a la tropa, y
parodiando las célebres palabras del Gran Capitán antes de
la batalla de las Pirámides, exclama con voz firme : " Desde el
fondo de estos bosques la Patria nos contempla ! ¡ Derecha y
en marcha !" ( "El Gran Presidente" .- por A. Deheza ) .
Largo sería narrar los hechos de Montes durant el
vía- crucis que tuvo que sufrir en el Acre para hacer flamear
alto, muy alto , la bandera de Bolivia en las frondosidades del
bosque acreano. Pues solo diremos que supo dirigir sabia
e inteligentemente a las tropas de su mando , revelando una
vez más sus dotes militares no solamente como organizador,
sino también como estratega y táctico, como se puede ver en
GENERAL DE DIVISIÓN ISMAEL MONTES 313

el informe que elevó al Gobierno, y que constituye uno de


los gloriosos anales de nuestra historia militar. Dice así :

"La táctica que no tuvo en cuenta ni aquel terreno


ni aquella situación , no daba en sus formaciones ordina-
rias los medios para vencer los inconvenientes enume..
rados . Entonces fué preciso idear un orden simultáneo
de marcha y de combate que, consultando ambas situacio-
nes , hiciera de las dos una misma . A PRIORI , esto pue-
de parecer una paradoja y por ende un absurdo militar ;
sin embargo, a tal punto era ese orden indispensable, que
el táctico más inhábil y también el más experto habrían
cencebido lo mismo , aleccionados por la observación del
bosque y sus condiciones . Observación que de un modo
general es la esencial base de todo movimiento en la gue-
rra" .

Al dar cuenta del momento en que cayó prisionero en


manos de uno de los cabecillas de la revolución , refiere :

"....A la vez Gentil Norberto apuntando su pisto-


la , decía al que esto escribe, que desistiera de toda re-
sistencia si quería evitar desgracias inútiles . ALGO
QUE NO SABRIA EXPLICAR CRUZO POR MI ESPI-
RITU AL CONSIDERAR TAN AMARGA REALIDAD.
FUE MIEDO O TRIBULACION ? NO SE ; PERO ERA
IMPRESCINDIBLE CEDER Y CEDIMOS SIN PROFE-
RIR UNA PALABRA . ..... ”

Cuando en una conversación sostenida con los jefes de


la revolución , en la que como argumento principal éstos de-
cian tener derecho de ocupar el Acre por que allí estaban en-
terrados más de cincuenta mil compatriotas suyos , Montes les
contesta :

"EN LAS ORILLAS DEL ACRE HAY TODAVIA ES-


PACIO PARA ENTERRAR QUINIENTOS MIL BRASI-
LEROS MAS , SIN QUE ESO ARGUYA NADA EN VUES-
TRO FAVOR .

79
314 GENERALES DE BOLIVIA

Los triunfos estériles obtenidos por las armas bolivia-


nas sobre las tropas brasileras si bien se deben al concurso de
todos los que han actuado en esa épica lucha , también corres-
ponde el principal papel al Comandante en Jefe de esas glo-
riosas tropas , hoy general Montes, que con su talento, su
sangre fría y su valor moral y físico ante todos los peligros ,
llegó a consolidar la soberanía de Bolivia en sus últimos con-
fines , haciéndose acreedor a la gratitud nacional .
"Aunque su deseo era volver a la cabeza de las fuerzas
con las que marchó, no pudo realizar este deseo por haber-
se quebrantado su salud, atacado de graves BERI - BERI, "que
no se críea que sobreviviese " ; tuvo que separarse de sus vale-
rosos soldados, con los que había compartido tantos sacrifi-
cios, para volver al interior del país por la vía del Brasil y la
Argentina".
"A su paso por estas repúblicas , fué objeto de felicita-
ciones, respetos y homenajes ".

Vuelto al seno de su hogar, el coronel Montes no reci-


bió como militar ninguna recompensa por su gloriosa actua-
ción en el Acre ; pero el pueblo que sabe premiar a los ser-
vidores leales de la Patria , le eligió Presidente de la República
para el periodo 1904-1908.
"El programa de su primera administración fué escrito.
con hechos tangibles".
"Su actividad orgánica y su acerada voluntad para el
trabajo va paralela con su carácter inquebrantable, enérgico ,
resuelto, invencible y esencialmente ejecutivo".
La reorganización del Ejército y el pié de adelanto y
progreso a que llegó, fué la obra maestra de Montes ; sin vaci-
laciones de ningún género lo apartó , ( al ejército ) , de la políti-
ca eliminándolo de las ánforas electorales . Con la visión cla-
ra del porvenir implató la Ley del Servicio Militar Obligato-
rio, para preparar la defensa del país . Bajo su sabia inspira-
ción se promulgaron los Códigos Militares , la Ley de Jubi-
laciones y Pensiones y el Reglamento Orgánico del Ejército .
GENERAL DE DIVISIÓN ISMAEL MONTES 315

Se creó el Centro Militar ( hoy Círculo ) , y fomentó la cons-


trucción de cuarteles en todos los ámbitos de la Nación.
El Ejército llegó pues, a un estado de florecimiento que
desde entonces comenzó a llamar la atención de los países de la
América.
No nos detendremos en analizar sus actos políticos y ad-
o nacio-
ministrativos en los demás ramos del organism
nal, solo diremos que ellos recibieron un impulso inten-
50.
Terminado el período de su presidencia y prorrogado
por un año a raíz de la muerte del doctor Fernando E. Gua-
challa, Presidente electo , Montes fué nombrado Ministro Ple-
nipotenciario en Francia y Alemania, donde representó brillan-
temente a su patria.

VI

Decíamos que después de la campaña del Acre, Montes


no había recibido ninguna recompensa militar, pues en-
tonces era de justicia premiarle con el ascenso a general de
brigada, pero no fué así ; y tan solo en septiembre de 1910 , el
Senado Nacional, haciendo un acto de justicia con el coronel
Montes, lo ascendió directamente a general de división .
Al finalizar el período presidencial del austero manda-
tario don Eliodoro Villazón, el general Montes fué nuevamen-
te proclamado a la presidencia de la República por unanimi-
dad de todos los partidos , pues las ánforas electorales arro-
Jaron cerca de 80,000 votos ; y fué entonces que con las ex-
periencias recogidas y los estudios que hizo en los países más
florecientes del viejo mundo , su segunda presidencia se ca -
racterizó por el adelanto e impulso que recibió la hacienda pú-
blica en sus finanzas .
El Ejército siguió siempre su curva ascendente de pro-
greso preparándose para la defensa del país " en el caso no es-
perado NI TEMIDO de que nuevamente fuera victima de una
agresión" .
En fin, largo sería enumerar sus obras y lo que el país
debe al general Montes ; la Historia de mañana en su fallo jus-
ticiero las catalogará y le dará el veredicto que merece .
316 GENERALES DE BOLIVIA

VII

Concluída su segunda administración en 1917 , fué nue-


vamente nombrado Ministro Plenipotenciario en Francia,
donde represetnó a Bolivia como miembro de la Liga de las
Naciones firmando el tratado de Versalles al finalizar la Gue-
rra Europea en 1919 .

El general Montes asistió, según el Escalafón del Ejér-


cito, a 4 campañas, 2 batallas y 3 combates.
Fué condecorado com 3 medallas nacionales, un diplo-
ma y 2 medallas extranjeras . Además fué declarado " VETERA-
NO DEL PACIFICO y "BENEMERITO DE LA PATRIA" .

Tal es la personalidad del general don Ismagi Montes,


quién sirvió a su patria como militar, estadista, político, ju-
risconsulto , financista y diplomático.
"Supo inspirar simpatías intensas no solo en el mterior
del país sino también fuera del él, habiendo sido declarado por
los hombres públicos de mudial renombre como "Ja figura
más culminante de la América Latina" .
General de división Rosendo R. Rojas

( 1863-1923 )

Las virtudes que adornaron la


vida de los héroes, sirven de ejem-
plo a las generaciones venideras.

El general don Rosendo R. Rojas fué una de las figu-


ras sobresalientes de los tiempos modernos. No solamente
se notaban en él cualidades morales sino también belleza físi-
ca : Estatura alta, fornido, complexión de mucha longevidad,
maneras cultas , presencia distinguida. El color lanco de
su rostro habíase cambiado por un moreno bronceado duran-
te su larga carrera militar en la que recorrió todo el extenso
territorio de la República, expuesto tanto a los ardorosos ra-
80
318 GENERALES DE BOLIVIA

yos solares de los trópicos , como a los del árido altiplano


andino. Nariz algo chata , ojos grices muy vivos , de mirada
aguda y penetrante, encuadrado por cejas espesas y negras ;
cabeza erguida y pecho amplio, el guapo General sabía impo-
nerse por su presencia y su bondad .
La variada vida de Rojas abarca muchos hechos, y no es
fácil expresarlos en pocas líneas . Nos concretaremos a pre-
sentar solo un débil bosquejo de todos ellos .
Nació en la pintoresca ciudad de Tarata, del departamen-
to de Cochabamba , en marzo de 1863 , "heredando el valor
legendario de las heroinas de la colina de San Sebastián que
después de haber dado a la patria sus esposos e hijos y no te-
miendo ya que ofrendarle , presentaron sus pechos al cañón
enemigo regando con su sangre el árbol bendito de la liber-
iad ".
Muy niño aún , se trasladó al Perú para ingresar en 11:1
colegio de Lima donde cursó sus estudios hasta la edad de
17 años en que tuvo que interrumpirlos para correr a empu-
ñar el fusil del soldado y defender el hollado suelo de su pa-
tra por el vil invasor, incorporándose en Tacna al ejército
aliado el 30 de abril de 1879 como siemple soldado del escua-
drón “Guías " del Perú .
Aquí comienza la historia militar del general Rojas , lle-
na de sacrificios y heroismos , desde el Pacífico hasta el Acre .

II

El 19 de noviembre de 1879 el corazón de este abnegado


soldado se conmovió por vez primera al oir los estampidos
del cañón sobre el cerro Dolores en la desastroza batalla de
San Francisco, donde después de luchar valientemente tuvo
que retirarse con las tropas aliadas que después de disper-
sarse pudieron exclamar : " Todo se ha perdido menos el ho-
por !".
El premio a su digno comportamiento en esta acción de
armas, que era su bautismo de fuego , fué destinado а formar
parte con el grado de cabo 10. en el brillante batallón "Ze-
pita" , compuesto del mejor elemento de los ejércitos aliados ,
GENERAL DE DIVISIÓN ROSENDO R. ROJAS 319

donde por segunda vez volvió a latir con la emoción de la lu-


cha el corazón de Rojas en la gloriosa batalla de Tarapacá,
demostrando la misma bizarría y bravura con que castigó al
osado invasor, mereciendo por tanto el ascenso al grado de
sargento 20. (27 de noviembre ) ; pero llamado por sus an-
teriores jefes volvió , el 1o . de enero de 1880 , a su antiguo es-
cuadrón con el grado de sargento 10. , y fué aquí donde el 26
de mayo del mismo año cayó herido en la inolvidable batalla
del Campo de la Alianza, en la que se jugó por vez última la
suerte de nuestro Litoral, regando con su sangre las are-
nosas playas del Pacífico.
Vuelto a la patria después de su inútil sacrificio y cuan-
do fué reorganizado el ejército en 1882 , se incorporó al es-
cuadrón "Bolívar" , en el que recibió su primer despacho de
Subteniente de Caballería, expedido por el presidente Campe-
го.
En esta época la carrera del general Rojas fué ligeramen-
te interrumpida debido a su excesivo celo militar ; а
principios de 1885 , sacrificando su porvenir por la repugnan-
cia que le causaba la corrupción que introdujeron en el ejér-
cito los políticos de mala hora que en ningún tiempo faltan
en nuestra patria , pidió su retiro de las filas, el que le fué
concedido, y se retiró a la tranquila vida del hogar. Mas no
fué por mucho tiempo , pues a fines del mismo año, a méri-
to de la competencia y la conducta intachable obeservada por
el entonces teniente Rojas , fué llamado nuevamente al servicio
de las armas .

III

A partir de este año obtuvo sus ascensos , merecida y jus-


tificadamente , en el orden siguiente : teniente 10. , el 21 de oc-
tubre de 1887 ; capitán , el 28 de febrero de 1888 ; sargento
mayor, el 13 de septiembre de 1889 ; comandante , el 23 de di-
ciembre de 1891 y teniente coronel, el 17 de abril de 1892 .
En estos grados sirvió primero en el Estado Mayor General,
luego como Tercer Jefe del batallón "Arce" y después de !
"Murillo", con el que marchó a pacificar el departamento de
Santa Cruz en 1892.
320 GENERALES DE BOLIVIA

Más tarde, cuando fué creada la Delegación Nacional en


la frontera Norte de la República, el teniente coronel Rojas ,
ya Primer Jefe del " Murillo " , fué designado como Coman-
dante de las fuerzas que marcharon por primera vez al terri-
torio del Beni . Y es en esta difícil comisión donde dió prue-
bas de sus aptitudes para el comando de unidades indepen-
dientes , debido a la entereza de carácter con que supo ven-
cer las inmensas y numerosas dificultades que se le oponian
en esas regiones casi inexploradas en ese entonces, luchando
contra el mal clima, la falta de recursos y las enfermedades en-
démicas que diezmaban en aquellos tiempos a los moradores
de dicha región.
Como recompensa a sus importantes servicios prestados
en la citada comisión, el Senado le otorgó, en noviembre de
1398 , el grado de coronel, cuyos , despachos no le fueron exten-
didos por haber sido derrocado el presidente Alonso en la
revolución federal, a cuyo favor luchó Rojas al lado de Pando.
Fué el 2 de enero de 1902 , restablecido el orden y la norma-
lidad en el país , cuando se le refrendaron dichos despachos
reconociéndosele su grado de coronel .
Con objeto de que reorganizara el regimiento "Abaroa” ,
el presidente Pando le destinó como jefe de dicha unidad,
habiendo pasado en 1901 al Ministerio de Guerra como Ayu-
dante General.

IV

Pero donde la figura del general Rosendo Rojas se pre-


senta más sublime es en la Campaña del Acre , por más que
sus enemigos hubieran tratado de echar sombras sobre su ac-
tuación .
En la soledad de las selvas seculares, vuélvese a presen-
tar el valeroso soldado que, con el mismo heroísmo desple-
gado en las áridas playas del Pacífico, supo hacer que nue-
vamente el estandarte boliviano volviera a reflejar el hermo-
so matiz de sus brillantes colores en las majestuosas aguas del
rio Acre .
He aquí lo que el delegado nacional, señor Lino Rome-
ro, dice al respecto en su informe :
general de DIVISIÓN ROSENDO R. ROJAS 321

....Sentimos la más profunda impresión al saber que


ese puñado de héroes que habían venido en apoyo nuestro , se
vieron obligados a capitular, por falta de munición y ago-
biados por la fatiga, después de once días y once noches de
lucha incesante . Sin embargo de que el bravo coronel Ro-
jas nos anunciaba que estábamos solos en el Acre, ai frente
de todos los habitantes de la región y sin esperanza de reci-
bir nuevos socorros , nos sentíamos estimulados por el compor-
tamiento de ese grupo legendario de patriotas, que si bien
no pudieron conseguir repetidas victorias , SUPIERON CO-
LOCAR EN MUY ALTO EL NOMBRE DE BOLIVIA. Hasta
entonces ningún combate en nuestras guerras civiles y nacio-
nales fué empeñado y sostenido com igual desproporción ;
JAMAS EL HEROISMO RAYO MAS ALTO : noventa hom-
bres, después de on penoso viaje de setenta días , después de
un sangriento combate, aislado en una selva mortífera y sal-
vaje, luchan sin tregua durante once días , UNO CONTRA
DIEZ, hasta quemar el último cartucho, sintiendo , después
de tan largas horas de fiebre y delirio, que el sueño , la sed
y la fatiga los obligaban a inclinar sus cabezas de titanes an-
te las leyes misteriosas del destino . ¿ QUE PUEBLO DEL OR-
BE NO SE SENTIRIA ORGULLOSO AL PODER INSCRI-
BIR ENTRE SUS GLORIAS NACIONALES UNA ACCION
DE ARMAS SEMEJANTE A LA DE "VUELTA DE EMPRE-
SA"? Ese sublime esfuerzo del valor boliviano solo puede
compararse a las titánicas luchas de la Grecia primitiva o de
la Roma republicana !"

Vuelto al interior de la República en 1903 , Rojas fué


destinado como Presidente del Consejo Supremo de Guerra,
después de haberse vindicado en el juicio militar que se le
siguió a raíz de la capitulación en Vuelta de Empresa, habien-
do en consecuencia el Congreso Nacional de 1905 , ascendídolo
a la alta clase de general de brigada.

Desempeñó en varias ocasiones el cargo de Delegado del


Gobierno en las fronteras del Noroeste y Sudeste de la Re-
pública, y fué exaltado por el Senado de 1921 a la categoría
de general de división,
81
322 GENERALES DE BOLIVIA

Presidía el Consejo Supremo de Guerra cuando se re-


tiró en 1922 a la vida privada mediante jubilación , para vi-
vir bajo el techo apacible del hogar ; pero el 23 de diciembre
del siguiente año falleció en la ciudad de La Paz, a los 60
años de edad .

Tal es la historia, vivida por el que fué general de di-


visión, don Rosendo R. Rojas, quién desde los 17 años de edad
consagró a la Patria su juventud y sus energías vertiendo su
sangre por ella en los cuatro campos de batallas internacio-
nales en que tuvo la gloria de actuar . ( San Francisco, Ta-
rapacá, Campo de la Alianza y Vuelta de Empresa ) .
General de división Hans Kundt

( 1869 -.... )

"A los vivos se debe considera-


ción ; a los muertos solo se debe la
verdad".
(Voltaire) .

Aunque la personalidad del general don Hans Kundt es una


figura viviente de actualidad, alejada ya de Bolivia, no he-
nos querido dejar de incluir en estas páginas algunos apun-
tes biográficos con solo el objeto de acumular datos para los
biógrafos de mañana. (1) .
Descendiente de viejos guerreros que habían actuado
en las campañas de Dinamarca ( 1864 ) , Austria
. ( 1866 )
Francia ( 1870-71 ) , cl general Kundt nació en la ciudad de
Neustrelits ( Alemania ) el 28 de febrero de 1869 .

(1) Esta biografía fué escrita el año 1927.


324 GENERALES DE BOLIVIA

Hizo sus estudios en el primer colegio de Alemania


Schulpforta, habiéndose diplomado como bachiller en cien-
cias y letras a los 19 años de edad , en 1888.
Llevado por su inclinación guerrera, como todo alemán,
ingresó en la Academia de Guerra de Berlín y obtuvo el gra-
do de subteniente de línea en 1889. Capitán en 1902 , fué
destinado al Gran Estado Mayor General, habiendo sido ascen-
dido a mayor en 1908 , mientras prestaba sus servicios en el
Ministerio de Guerra en Berlín .
Estallada la guerra mundial en 1914 , el mayor Kundt
presto a su patria importatísimos servicios actuando como
oficial de Estado Mayor de los mariscales von Woyrsch y von.
Mackensen, en Polonia y Galitzia, pasando luego a ser Jefe
de Estado Mayor General del X Cuerpo de Ejército , después
de haber ascendido al grado de coronel en 1917.
Destinado posteriormente al comando de tropas, fué pri-
mero jefe del Regimiento 24 de Infantería, luego del primer
Regimiento de Granaderos de la Guardia Real de Prusia, y
por último comandante de la 40 Brigada de Infantería . Su
actuación en los distintos frentes de batalla ha sido heróica
y valerosa , habiendo sido gravemente herido cuando luchaba.
en el frente ruso .
Durante el curso de la larga campaña le han sido otor-
gadas VEINTITRES condecoraciones de guerra, ‫וני‬ pre-
mio a su infatigable y eiemplar comportamiento frente a las
huestes enemigas .
Finalmente , en 1920 le ha sido otorgado el alto gra-
do de general de brigada en el ejército de su patria.

II

El gobierno del doctor Eliodoro Villazón fué esencial-


mente militarista, y el país así como el Ejército le deben una
parte de su progreso a este patriota de corazón y de verdad .
En 1910 tuvo la sabia idea de contratar en el primer país
militar del mundo, Alemania, una misión militar para que or-
ganizara e instruyera nuestro ejército, regido hasta entonces
por la igual francesa dirigida por el sabio general Jacques
Sever.
GENERAL DE DIVISIÓN HANS KUNDT 325

La Misión Alemana, compuesta de cinco oficiales y ocho


sub-oficiales de todas las armas , llegó a Bolivia en marzo de
1911 presidida por el entonces mayor alemán Hans Kundt,
a quién se le otorgó mas tarde ( 25 de agosto ) , el grado de
coronel de los ejércitos de Bolivia confiándosele la jefatura
del Estado Mayor General.
Desde este momento comenzó en nuestro ejército una
verdadera organización racional y metódica, conforme a las
exigencias de la guerra . Kundt empezó por traducir del ale-
mán , adaptándolos para nuestro medio , los reglamentos de
las distintas armas, modelando a nuestros soldados bajo la
dirección de los instructores alemanes ; dictó varias prescrip-
ciones, reglamentos, circulares, etc., etc. con los que el ejér-
cito comenzó a instruírse y disciplinarse llegando a un grado
tal de progreso que en poco tiempo se puso a la altura de
los más adelantados ejércitos de América , como se evidenció
en las grandes maniobras de 1911 y 12 , y en los varios viajes
de Estado Mayor.

Largo sería relatar la labor desarrollada por el infa-


tigable Jefe de la Misión y sus colaboradores alemanes y na-
cionales, bastará recordar que el presidente Villazón en un
momento de ardor bélico, al presenciar el gran desfile mi-
litar de 1912 en el campo de Viacha , dijera : "Ya podemos
arreglar nuestra cuestión de límites con el Paraguay".
Infelizmente, la guerra mundial de 1914 vino a inte-
rumpir el contrato de la Misión : pues a principios de este
año, el ya general Kundt, ( 1 ) había pedido una licencia tem-
pora! para ausentarse a Alemania dejando las labores del
ejército a sus camaradas alemanes ; pero estallada la guerra
tuvo que quedarse indefinidamente obligado por los sentimien-
tos patrióticos que guardara para su patria. Fué entonces que
los demás miembros también tuvieron que alejarse de Boli
via por las mismas razones, quedando cancelada la Misión,
confrme a una de las cláusulas del contrato suscrito en Ale-
mania con nuestro Ministro .

(1 ) Ascendido a general de brigada por resolución legislativa de 22


de noviembre de 1922.
82
326 GENERALES DE BOLIVIA

III

Concluída la guerra mundial con el armisticio firmado


en 1918 , el general Kundt no quiso presenciar por más tiempo
la postración a la que había llegado el Gran Imperio Alemán,
su patria, que desangrado por la atroz y sangrienta guerra
se debatía en los horrores de la lucha civil, y prefirió volver
a Bolivia, su segunda patria, como él decía, donde llegó a
fines de 1920, con la idea de trabajar particularmente .
Durante dicha guerra, los procedimientos de lucha ha-
bian sufrido una completa transformación ; habían variado los
métodos de combate y cambiado los preceptos reglamenta-
rios, conforme a las nuevas experiencias adquiridas en tan lar-
gay sangrienta guerra. La organización de los ejércitos ha-
bían sufrido también una completa evolución y era necesario
organizar el nuestro a estas exigencias . Pero desgraciadamen-
te, lejos de imitar a nuestros vecinos mandando oficiales para
que fueran a adquirir aquellas experiencias en los teatros de
la gran tragedia, nuestros gobiernos abstraídos siempre con
la política, se olvidaron del Ejército ...
Para remediar esta falta se llamó entonces al general
Kundt, militar conocedor de nuestro ambiente y de la psicolo-
gría de nuestro soldado ; de vasta preparación militar, tanto
técnica como práctica, y actor principal en los campos de lu-
cha europeos , para que haciéndose cargo nuevamente del ejér-
cito le instruyera en los procedimientos de la guerra moder-
Fa .
Para salvar la prohibición impuesta a Alemania por el
Tratado de Versalles, de acreditar instructores o misiones en
otros ejércitos, Kundt se hizo ciudadano boliviano y quedó
incorporado al ejército como Jefe del Estado Mayor General,
a principios de 1921 , mediante un contrato especial y con el
grado de general de división , conferido por el Senado de aquél
año.
La labor desarrollada por el general Kundt duró cinco
años , tiempo en el que dió al ejército una organización ade-
cuada a las exigencias de la nueva guerra ; dotóle de prescrip-
ciones y reglamentos modernos , y en fin, instruyó a los co-
GENERAL DE DIVISIÓN HANS KUNDT 327

mandantes de fila practicando anualmente viajes de Estado


Mayor, maniobras o ejercicios con armas combinadas, etc.
Pero ciertos rosamientos de carácter político por haber
aceptado la cartera de Guerra y algunas acusaciones que se
le hicieron, dieron lugar a que su labor y su presencia fueran
combatidas en el país .
En esta virtud, y como descanso a sus árduas labores de
cinco años pidió permiso para ausentarse a Alemania por al-
gunos meses, habiendo salido de Bolivia en marzo de 1926 ,
y cuando cumplida su licencia volvía al país , el Gobierno le
encomendó una misión en el extranjero...
Tal ha sido la actuación del general don Hans Kundt
durante su permanencia en Bolivia y en las dos épocas en las
que se puso a la cabeza del Ejército, que la esbozamos a
grandes rasgos sin apasionamientos de ninguna clase, por
que su nombre, a más de figurar en el Escalafón Militar, es-
tá ligado a la historia del Ejército de Bolivia, y será ella la
que le juzgue imparcialmente aplaudiendo su actuación o con-
denando sus errores .

A consecuencia del conflicto internacional surgido con el Paraguay,


el general Kundt fué llamado por el presidente Siles, quien le confió
nuevamente la jefatura del Estado Mayor General. Con tal motivo el
nombrado general expidió , con fecha 8 de enero de 1929 , el siguiente

Manifiesto al Ejército

"Llamado por el Supremo Gobierno, asumo por tercera vez la Je-


fatura del Estado Mayor General, en circunstancias muy excepcionales
para el país.
Ahora se ha presentado para el Ejército, en toda su realidad, el
tan invocado día de la prueba que otrora no sirviera sino para adornar
los discursos patrióticos , sirviéndonos hoy, como es habitual en estos
casos , para revelarnos una cantidad de vacíos en nuestra preparación
bélica los mismos que deben ser subsanados con el trabajo inteligente y
tesonero del Ejército, y con los eficientes servicios de la nación toda .
Solo puede hacerse cargo del Comando Superior un hombre que ,
como condición básica, tenga la suerte de poseer la absoluta confianza
de la clase militar. Si bien yo mantenia antes esta creencia, en cambio
los hechos ocurridos durante los tres años de mi ausencia, me han he-
328 GENERALES DE BOLIVIA

cho vacilar. Habiendo acudido presuroso al primer llamado que me


hiciera el Supremo Gobierno en horas de verdadera angustia nacional ,
sacrificando mi bienestar personal, creo de mi deber exigir a todos mis
gratuitos adversarios personales que, como cuestión previa , olviden sus
odios , en vista de la gravedad del momento actual, y procedan como yo
que al aceptar mi vuelta a Bolivia y mi incorporación al Ejército , he
ingresado al país sin traer ningún resentimiento para nadie y animado
del más firme propósito de trabajar para obtener la más absoluta con-
cordia en el seno de la institución armada. "El Ejército no delibera " y
el cuerpo de oficiales no es una institución parlamentaria en la que
cada uno tenga que dar su voto en pro o en contra. En el Ejército
solamente se ordena y se obedece, debiendo los subalternos, tener la cer-
teza de que sus superiores ordenarán únicamente lo que es debido, y
éstos, la de que sus subalternos cumplirán sus órdenes con todo entu-
ciasmo y decisión, guiados por la más extricta convicción del deber y
nó por temor al castigo.
Hoy más que nunca, necesitamos reunirnos estrechamente para
formar un frente único en el Ejército, concentrando y orientando nues-
tras energías y actividades hacia la consecución del fin que todos
anhelamos , como único medio de llegar con paso seguro a la solución
feliz de todos los graves problemas que en actualidad se nos presentan .
Es alentado por esta esperanza y confiado en el patriotismo del Ejército ,
que he aceptado nuevamente hacerme cargo de la Jefatura del Estado
Mayor General .
Mi programa es sencillo y está condensado en los siguientes puntos:
a) Prepararnos moral y materialmente, sin pérdida de tiempo para
el momento de la prueba .
b) Intensificar al máximun el trabajo en los cuerpos, sobre la base
del servicio de un año .
c) Trabajar por que vuelvan al Ejército la confianza mútua y el es-
píritu de camaradería y compañerismo bien entendidos .
d) Garantizar al conscripto el trato benévolo y justo.
e) Luchar contra las influencias políticas y personalistas, tan perju-
diciales para los verdaderos y bien entendidos intereses del Ejército .
f) Garantizar la fuerte organización del Ejército, mediante la con-
fección de un bien meditado presupuesto de Guerra , que satisfaga las
necesidades actuales, de acuerdo al más estricto plan de economías.
Abrigo la convicción de que este sencillo programa , recibirá la
aceptación unánime de toda la oficialidad del Ejército . Sobre esta base
y contando con las muestras de valor y heroísmo dadas ya por nuestras
tropas del Sudeste, estoy convencido de que el Ejército Boliviano podrá
afrontar cualquier situación en el futuro con la esperanza segura del
triunfo .---GENERAL KUNDT” .

Tal es el sencillo programa lanzado por el señor general Kundt ,


que lo insertamos aquí como documento para la historia de mañana .
General de brigada José Ramón de Loayza

(1751-1839)

"La más noble aspiración del


ciudadano es ser útil a su patria”

(A. Carranza)
I

El general don José Ramón de Loayza, el segundo


entre los generales de brigada, si bien fué patriota y filán-
tropo en sumo grado cuando su patria se debatía por sacu-
dir el yugo opresor, en cambio también fué el "primero que
arrojó la primera piedra que derribase el edificio de la na-
cionalidad boliviana"; pero lo hizo con la más pésima suer-
te como veremos en el curso de estas páginas.
Hijo del español don Miguel Loayza y de doña María
Getrudes Pacheco Salgado, nació en la ciudad de La Paz
el 26 de julio de 1751 , y concluidos que fueron sus estu-
83
330 GENERALES DE BOLIVIA

dios en la ciudad del Illimani , contrajo matrimonio con la


señorita Magdalena Arescurenga, a la edad de 30 años .
Cuando estalló en La Paz la sublevación de Tupajh
Catari, en 1871 , la ciudad estaba defendida por una regular
fuerza que había organizado el brigadier don Sebastian Se-
gurola, quien la fortificó dejando fuera de trincheras solo
los arrabales. Entre los valerosos oficiales que comanda-
ban las fuerzas de defensa estuvo el patriota y joven Ra-
món de Loayza, que había sido nombrado Capitán de la
compañía de fusileros y a cuya cabeza resistió vigorosa-
mente todos los ataques de los indígenas, hasta que se los
pacificó completamente.
En 1804 desempeñó el cargo de regidor del ayunta-
miento, habiendo pasado a ser alcalde provincial en 1806.
Heredero de una colosal fortuna, Loayza fué uno de
los que más contribuyó para el éxito de la revolución pace-
ña del 16 de julio de 1809 , apoyando secreta y veladamen-
te con sus bienes y riquezas a los conjurados; pues el te-
mor de que ellas fueran confiscadas por las autoridades es-
pañolas le impidió obrar de una manera franca y abierta
en favor de la libertad- Así, por ejemplo, vemos que cuan-
do se abrió el cabildo después de los acontecimientos del
16 y el pueblo pidió que se declarase la guerra a Puno,
Loayza, que formaba ocultamente parte de él, se opuso
indicando que antes se requiriese a Goyoneche si venía o
no en defensa de Fernando VII , y solo en caso de no ve
nir en tal concepto, se le declararia la guerra.
No admitida por el pueblo aquella fórmula, Loayza
renunció la vara de alcalde, pero su renuncia no le fué
aceptada.
En 1810 fué nombrado nuevamente alcalde de primer
voto de La Paz, y como tal contribuyó eficazmente a la
construcción de la carcel pública, fundó un hospital de mu-
jeres, el cual subsistió hasta hace poco. Otro tanto hizo
en la ciudad de Cochabamba.
El 16 de noviembrre de 1811 suscribió el acta de su-
bordinación a la Junta de Buenos Aires, después de lo
cual emigró a la república de Chile donde hizo su testa-
mento cediendo todos sus bienes a la ciudad de su naci-
miento .
GENERAL DE BRIGADA J. RAMÓN DE LOAYZA 331

II

El Alto Perú había roto las cadenas de la opresión


declarándose en república libre e independiente después de
haber asestado un golpe mortal a la corona de España, hi-
riendo de muerte al ejército peninsular en una titánica lu-
cha de quince años. Loayza, que amaba y vivía añorando
los aires de su patria, se apresuró en volver y ofrecer sus
servicios a la nueva República , los que fueron aceptados
por el mariscal Sucre, quién dándole el grado de coronel ,
en 1826, le nombró Prefecto y Comandante General del
departamento de La Paz.
Desempeñó este cargo hasta 1828 en que cegado por
un patriotismo mal comprendido, tuvo la debilidad y el
error de adherirse a la política del general peruano que en
el citado año hizo su primera invasión al país; y cuando en
virtud del tratado de Piquiza acababa de abandonar el te-
rritorio patrio el último soldado peruano dejando tras de sí
los gérmenes de la discordia, aprovechó de que la ciudad
estuviera desguarnecida y obedeciendo a instrucciones de
Gamarra, se puso a la cabeza de una conjuración con algu
nos parciales suyos. Se encan:inó a la prefectura, depuso
al flamante prefecto Baltazar Alquiza, asumió las riendas
del poder local y destituyó a las demás autoridades . Ade-
más, creó un gobierno particular formando un nuevo esta-
do con el departamento de La Paz, al que lo llamó "Alto
Perú", comprometiendo de ese modo la unidad nacional;
decretó la vigencia del régimen español y en los documen-
tos oficiales revivió el título de Alto Perú, rechazando el
nombre de Bolivia, para borrar así la huella de la inmortal
creación de Bolivar y Sucre, según nos cuenta el historia-
dor Sanchez de Velasco, testigo de los sucesos de la época.
Pues dice: "Parece que el general Gamarra quiso valerse
de la debilidad del coronel Loayza para separar el departa-
mento de La Paz y agregarlo al Perú, puesto que el coro-
nel Loayza olvidó el nombre de Bolivia, y dió en denomi-
narlo Alto Perú".
A la noticia de la sublevación de Loayza, el presiden-
te Velasco marchó precipitadamente de Chuquisaca a La
Paz, acompañado del ministro Casimiro Olañeta . Una vez
332 GENERALES DE BOLIVIA

en esta ciudad entró en conferencias con el rebelde, y va-


liéndose "de las únicas medidas entonces convenientes, a
saber la suavidad y el disimulo", transigió con Loayza, col-
mándole de honores; pues le concedió la faja de general de
brigada, y le nombró prefecto de Chuquisaca, en lugar de
castigarle severamente (octubre de 1828).

III

La Asamblea reunida en Chuquisaca en 1828 , adicta a


la política del general peruano Gamarra, había elegido
como a Vice-presidente de la República al general Ramón
de Loayza, a raíz de la renuncia que hiciera de la presiden-
cia el inmaculado mariscal Sucre. Como el general Pedro
Blanco, nombrado presidente en lugar del Mariscal , se en-
contraba a la sazón ausente de Chuquisaca, se hizo cargo
interinamente de la presidencia el general Loayza quién,
contestando al discurso del presidente del Congreso en el
acto de su posición , pronunció una magnifica oración pa-
triótica que concluyó diciendo: "A la carrera de mis dilata-
dos años solo faltaba el que la Providencia me depare este
día para prestrar el último servicio, a una Patria a quién
he sido constante en todo el largo periodo de mi vida. Le
seré constante hasta el último momento y ya que el pueblo
apesar de mi avanzada edad me conduce hasta este asiento,
reanimaré mis esfuerzos sintiendo no poder manifestarle
mi gratitud con los servicios que quisiera prestarle; mas el
solemne juramento que acabo de hacer sea el testimonio
de que hasta el último instante estaré siempre consagrado
a la República" ( 14 de diciembre de 1828 ).
Once días después llegaba a la ciudad de Sucre el
presidente Blanco para hacerse cargo del mando supremo,
y el 31 de diciembre del mismo año eran apresados ambos
personajes (Blanco y Loayza ) por los jefes Armaza, Balli-
vián y Vera, que se habían revolucionado contra el nuevo
gobierno. El primero fué encerrado en una celda de la
Recoleta y asesinado por sus carceleros; al segundo, es
decir Loayza, se lo puso en libertad, " por que, dada su
edad y sus escasos prestigios , su presencia no podia susci-
tar dificultad alguna".
general de BRIGADA J. RAMÓN DE LOAYZA 333

Después de estos acontecimientos, Loayza se retiró a


la vida privada y vivió en la ciudad de Sucre hasta el año
1831 en que, rehabilitado por el mariscal Santa Cruz,
concurrió a la Asamblea de aquel año como diputado por
La Paz.
Pocos años después , cansado y achacoso ya, volvió a
retirarse a la vida apacible del hogar, esta vez definitiva-
mente; se encerró en su hacienda Macamaca, situada en la
quebrada de Caracato ( La Paz ), donde falleció el 8 de no-
viembre de 1839 a la respetable edad de 88 años, dejando
sus bienes al hospital de mujeres de la ciudad de su naci-
miento, que fundara 29 años antes.
Tal fué la vida de este militar, que si bien no hizo vi-
da activa en las filas del ejército, en cambio prestó varia-
dos servicios a su patria por el espacio de cincuenta años,
aunque los manchó el año 28 sirviendo de instrumento
para la realización de los planes del enemigo más encarni-
zado de Bolivia, como acabamos de ver en las páginas an-
teriores.
En homenaje a su memoria, por haber sido un hom-
bre benéfico y humanitario, una de las provincias y calles.
pincipales de La Paz, llevan su nombre.

84
General de brigada Gregorio Fernández
( ......

"El noble ejemplo de nues-


tros héroes servirá para preparar
a las generaciones de mañana ".
I

El general cuyo nombre encabeza esta página es otro


de los viejos y antigüos militares libertadores del Alto Pe-
rú y fundadores del Ejército de Bolivia, a quien debemos
gratitud por sus eminentes servicios.
Nació en la Argentina al finalizar el siglo XIX , y to
mó las armas cuando la América se insurreccionaba contra
la dominación española. Muy joven se enroló en el ejérci-
to libertador del general Bolivar, en el que hizo una bri-
llante carrera hasta llegar a ser Coronel de Infantería.
Antes de la gloriosa batalla de Ayacucho , era coman-
dante del batallón N°. 2 de la División del Perú; desgracia-
damente se enfermó gravemente en Pichirgua, y no tomó
parte en aquella brillante acción , pero no por eso dejó de
GENERAL DE BRIGADA GREGORIO FERNÁNDEZ 335

ser acreedor a las recompensas y honores con que fueron


premiados los héroes que actuaron en tan glorioso hecho
de armas .
II

Declarada la independencia del Alto Perú y fundada


la nueva nacionalidad boliviana, Fernández estuvo al lado
del mariscal Sucre y fué uno de los jefes que le colaboró
asiduamente para organizar el naciente ejército boliviano.
Sucre premió su infatigable labor y su constancia en
el trabajo ascendiéndole al alto rango de general de brigada
de los ejércitos de Bolivia, grado con el que desempeñó
puestos y comisiones importantes y cuando actuaba como
Prefecto del departamento de La Paz, fué apresado por los
soldados colombianos amotinados la noche del 24 de di-
ciembre de 1827, y encerrado en el cuartel de la Merced.
Habiéndose firmado el año 1828 a consecuencia del
motín del 18 de abril y de la primera invasión a Bolivia
del general peruano Agustín Gamarra, el humillante trata-
do de Piquiza, en cuyo artículo 4° . se disponia que abando-
naran el país todos los generales, jefes y oficiales extranje-
ros que servian en el ejercito nacional, algunos jefes colom-
bianos entre ellos el igual Gregorio Fernández , disgustados
por este tratado, tramáron una conspiración para derrocar
al general Urdininea que investido del mando supremo de
la república a raíz de la enfermedad del mariscal Sucre,
después del atentado de abril, había ratificado aquel ver-
gonzoso tratado.
Informado Urdininea de estos manejos, "tomó sus dis-
posiciones para impedir tamaño atentado", ordenando a los
jefes Anselmo Rivas y José Ballivián , para que con las
fuerzas de su mando se pusieran en guardia.
Los conspiradores, viendo frustrados sus planes, busca-
ron su salvación en la fuga. En consecuencia, Fernández
se retiró a Salta y allí vivió muchos años hasta que llama-
do por el general Ballivián' en 1843 , se restituyó a Bolivia
donde desempeñó nuevamente puestos importantes, ha-
biendo sido Prefecto de Chuquisaca el mismo año .
A la caida de Ballivián , en 1847 , se retiró definitiva-
mente del escenario político y militar.
General de brigada Manuel Vera

( 1782-1836)

"El verdadero amor a la pa-


tria ha de aspirar a que se impon-
ga con hechos y no con palabras" .

(M. T. Mantilla)

La espada del general Manuel Vera fulguró gloriosa


durante veintisiete años por defender la independencia del
Alto Perú, y luego el honor de Bolivia en los primeros
años de su creación.
La cuna de este héroe, fundador del Ejército Nacio-
nal, se meció en la ciudad de La Paz, habiendo nacido el
25 de diciembre de 1782 .
GENERAL DE BRIGADA MANUEL VERA 337

Educado en el colegio de San Francisco de la citada


ciudad donde cursó los primeros años de instrucción, se
vió obligado a interrumpirlos entusiasmado por los aconte-
cimientos de la gran revolución emancipadora del año
1809. Tomó parte a la edad de 17 años en el movimiento
del 16 de julio, habiendo sido nombrado por los patriotas
Capitán de la sala de armas; pero al ser ahogada la revo-
lución con la ejecución de Murillo y sus compañeros , Vera
vivió fugitivo hasta que se incorporó en el ejército auxiliar
argentino que vino al Alto Perú bajo el comando del ge-
neral Juan José Casteli , peleando en Guaqui y retirándose
en seguida a la Argentina, ya con el grado de Subteniente
de Infantería ( 1811 ).

Militó al lado del general Pérez de Urdininea y luchó


junto con éste en diversos campos de batalla, habiendo so-
bresalido por su singular arrojo y valor en Nazareno ( 1812 ),
Tucumán ( 1812 ), Salta ( 1813 ) y Campo Santo ( 1817 ), ba-
tallas en las que fué merecidamente ascendido, grado por
grado, hasta el de comandante.

II

Ascendido a teniente coronel y destinado en 1824 al


ejército que marchó al Alto Perú a órdenes de Urdininea,
fué incorporado en 1825, después de la fundación de la Re-
pública, al ejército que comenzaba a formar el mariscal Su-
cre, quien informado de sus antecedentes y servicios le
confirió el grado de coronel.
Desempeñó el cargo de Prefecto y Comandante Ge-
neral del departamento de Potosí en 1827 , habiendo sido
destinado al siguiente año como Mayor de Plaza de la mis-
ma ciudad, y cuando el motín del 18 de abril estallado en
Chuquisaca, acompañó al general López en la expedición
que éste hizo a la Capital con objeto de salvar la vida del
inmaculado Sucre, (abril de 1828 ).
Después de los sucesos pasó a comandar uno de los
cuerpos del ejército, pero por algunas disidencias persona-
les y políticas con el general Pedro Blanco, nombrado ya
85
338 GENERALES DE BOLIVIA

Presidente de la República en lugar del Mariscal , fué reti-


rado del comando de su cuerpo y destinado a disponibili-
dad con residencia en la ciudad de Tarija.
Vera, agraviado con tal ofensa, entró en acuerdos con
los coroneles Ballivián y Armaza , que también habían sido
separados de sus unidades y puestos en igual destino, para
derrocar a Blanco; puestos de acuerdo los tres, sedujeron
al batallón 1 °. que estaba acantonado en Yamparaez, y
efectuaron la revolución por la cual Blanco fué depuesto a
los tres días de haberse hecho cargo de la presidencia.
Esta fué la primera revolución efectuada por el Ejérci
to Nacional para derrocar a un mandatario, y la precursora
de las que ensangrentaron el país durante un siglo .
"La obediencia ciega, era la regla de su conducta; —
dice un escritor- cuando recibía una orden, no se preocu
paba de examinar su naturaleza: cumplirla al pie de la letra ,
era para él de estricto deber. Con semejante carácter,
apropiado para ser agente pasivo, cifraba su moral militar
en la obediencia al superior, y no sería extraño que hubie-
se servido a Armaza, de instrumento en el trágico fin de
Blanco".

III

Cuando en 1835 el mariscal Santa Cruz llevó a cabo


la intervención en el Perú y declaró el ejército en campa-
ña para dar principio a la Confederación, el coronel Vera
fué uno de los jefes más decididos y entusiastas por la idea
de Santa Cruz. En consecuencia luchó denodadamente
en Yanacocha donde el Protector le condecoró por su arro-
jo e intrepidéz.
En 1836 se batió nuevamente con mucho heroísmo en
el puente de Uchumayo contra un enemigo perfectamente
fortificado y que contaba con tres mil combatientes de las
tres armas, habiendo conquistado nuevas condecoraciones,
hasta que al fin murió en la batalla de Socabaya, a conse
cuencia de una herida; su fallecimiento fué atribuido al ca-
rácter grave que adquirió aquella lesión, por el abuso de
los licores espirituosos a que era harto aficionado.
GENERAL DE BRIGADA MANUEL VERA 339

"Poco antes de morir, recibió el despacho de general


de brigada, con que Santa Cruz quiso premiar a su bizarro
comportamiento en aquella jornada. A propósito de este
ascenso, corrió entonces la especie de que el futuro Protec-
tor no se lo otorgó, sino cuando hubo adquirido la certi-
dumbre, por informe del Cirujano Mayor del ejército, de
que su enfermedad era mortal. " Si esta versión tiene fun-
damento, ¿Santa Cruz vaciló en conferirle aquella alta gra-
duación, por el tizne con que venía manchado desde el su-
ceso de 31 de diciembre? ( asesinato del presidente Blanco)".
"El general Manuel Vera era de regular estatura , de
tez blanca, mofletudo, de fisonomía vulgar; taciturno , va-
liente a toda prueba, pero de escasas aptitudes intelec-
tuales" (M. Santivañes).
Murió pues , el héroe de nuestra narración, a la tem-
prana edad de 54 años en los precisos momentos en que
el ejército y la patria necesitaban del auxilio de su espada.
General de brigada Manuel Valdéz

( 1797 -...... )

"La inflexible historia no ab-


solvió jamás, ni aún siquiera por
una vida de títulos gloriosos , el
delito de haber olvidado un solo
día los deberes que la patria im-
pone".
(D. Lasalle)
I

El general Manuel Valdéz, si bien fué un viejo solda-


do de los primeros tiempos de la república, en cambio
manchó su espada con la traición , yendo a engrosar las
filas del enemigo que en 1828 invadiera el suelo de la
patria.
Nacido el año 1797 en la ciudad de Potosí, ingresó a
los 19 años de edad en el ejército realista y luchó en sus
GENERAL DE BRIGADA MANUEL VALDEZ . 341

Allas contra las huestes patriotas, hasta que, triunfantes és-


tas en Ayacucho, se vió obligado a enrolarse en el flaman-
te ejército boliviano que organizaba el mariscal Sucre des-
pués de haber echado las bases de la nueva nacionalidad .
En consecuencia, Valdéz pidió su retiro de las filas
del ejército peruano donde servía después de haber sido
derrotado en Ayacucho.

El mariscal Sucre aceptó sus servicios y lo destinó , en


septiembre de 1827 , como jefe del batallón " Cazadores" , en
remplazo del coronel Gregorio Fernández, que también
fué mas tarde general de Bolivia.
Destinado el Cazadores a guarnecer la ciudad de Poto-
sí, Valdéz marchó juntamente con su unidad, a mediados
de 1828, al pueblo de Paria, donde se había concentrado el
ejército boliviano para medirse con el invasor. Allí descu-
cubrió la noche del 24 de mayo el coronel León Galindo,
jefe del Estado Mayor General del ejército, una conspira-
ción en el cuartel del batallón 1 ° ., azuzada por agentes
peruanos . Inmediatamente ordenó al coronel José Balli-
vián para que se hiciera cargo de aquél cuerpo, diciéndole:
"Corra Ud. al cuartel del 1º. y tome el mando de ese cuer-
po, pues de otro modo, ahora mismo nos entregarán mania-
tados a Gamarra". Acababa de cumplir esta orden Balli-
vián, cuando se presentó a caballo el coronel peruano Gon-
zález, con un talego de dinero, sin duda para comprar a la
tropa, pero advirtiendo la presencia de Ballivián en el cuar-
tel , "volvió riendas y fugó precipitadamente, seguido del co-
mandante del " Cazadores", Manuel Valdéz, del comandante
de artillería y de muchos oficiales subalternos, comprome-
tidos aquella noche, que buscaron su salvación en el cam-
pamento enemigo, donde fueron bien recibidos".

II

En el tratado de Piquiza, firmado el 6 de julio entre el


general Gamarra y los delegados bolivianos, se había esta-
blecido en el artículo 5. que el congreso a convocarse
debía admitir la renuncia del presidente de la república,
mariscal Antonio José de Sucre. El mismo congreso ha-
86
342 GENERALES DE BOLIVIA

bía elegido como a remplazante del Mariscal al general


Pedro Blanco, y como vice- presidente a don Ramón de
Loayza.
Pues bien, uno de los primeros actos de Blanco, que
también era adicto al general Gamarra, fué como hemos
visto ya, dictar una orden general separando de sus unida-
des a los coroneles Ballivián, Armaza y Vera, remplazán-
dolos con otros .

En esta virtud, el teniente coronel Manuel Valdéz fué


destinado en remplazo de Ballivián como Primer Jefe del
batallón 1 ° ., acantonado en Yamparaez; pero, tramada la
revolución contra Blanco por los jefes destituídos y estalla-
da en la mañana del 31 de diciembre de 1828, Valdéz fué
apresado juntamente con el presidente Blanco y el coronel
Bascón, y encerrados en la Recoleta, habiendo salvado la
vida milagrosamente la noche del asesinato de Blanco, mer-
ced a la oportuna intervención del coronel Ballivián , quien
"levantó los fusiles que apuntaban , preparados ya, contra
los pechos de aquellos dos hombres ( Valdéz y Vascón ) ,
que se hallaban de rodillas, y cuya muerte habría sido irre-
mediable".

Victimado Blanco y puesto Valdéz en libertad al si-


guiente día de los sucesos, éste se retiro a su hogar donde
vivió como jefe suelto; pues el mariscal Santa Cruz , al asu-
mir la presidencia de la república, no quiso ocuparlo por
su proceder antipatriota de haberse pasado desertando de
las filas bolivianas para ir a engrosar las peruanas cuando
la invasión de éstas el año 28.

III

En 1832 Valdéz , fué nombrado Fiscal Militar en un


consejo de guerra que se siguió a un coron el peruano
Manrique, acusado de robo de dinero en la caja del bata-
llón 4º , del que era jefe.
Valdéz, "viéndose ya ocupado, para instruir un proce-
so ruidoso, quiso ciertamente labrar méritos en esta opor-
tunidad, y lo hizo a su modo. Primero en su vista a la
conclusión del proceso, condenó al coronel Manrique a ser
GENERAL DE BRIGADA MANUEL VALDEZ 343

pasado por las armas, y en seguida, ya muerto, le condena-


ba a varias penas correccionales por otras faltas ”. ( General
O' Connor ).

Tomó parte en las campañas de la confederación como


jefe del batallón " Socabaya" 6º. de línea.
Años mas tarde, los azares de la política y de las revo-
luciones le hicieron acreedor a las simpatías del general
Belzu, por quien luchó en Yamparaez, habiendo sido pre-
miados sus servicios políticos con el ascenso a general de
brigada, otorgado por este caudillo , en 1850 .
Parece que no tomó parte en la campaña de 1841 con-
trà el invasor peruano Gamarra.
La falta de datos sobre la vida de este general medio-
cre y de pacotilla, no nos permite narrar más extensamente
su actuación militar a partir de esta época - 1850-y el final
de su vida.
General de brigada Gerónimo Villagra

( ............ )

"El verdadero valor es una de


las cualidades que más hace su-
poner grandeza de alma".

(Vanvenarguez)
I

La personalidad del general don Gerónimo Villagra


fué otra de las que, después de ser fundadora del Ejército
Nacional, contribuyó eficazmente para hacer hondear triun-
fante el pabellón boliviano en las campañas a que se vió
arrastrada Bolivia en los primeros años de su organización
como República independiente.
Nacido en la Argentina, Villagra tomó las armas
cuando el suelo de América era por todas partes un campo
de batalla donde luchaban encarnizadamente realistas y
patriotas para dar cada uno el triunfo a su causa. Entre
GENERAL DE BRIGADA GERÓNIMO VILLAGRA 345

aquellos estuvo nuestro biografiado al comando del escua-


drón " San Carlos" del ejército del Rey, habiendo sido uno
de los jefes capituladores en Ayacucho el 9 de diciembre
de 1824.
Realizadas las aspiraciones patriotas y fundada la nue-
va República de Bolivia, se enroló en el naciente ejército
donde hizo una brillante carrera militar, pues en la segun-
da campaña abierta por el ejército boliviano el año 28 con-
contra el ejército invasor del Perú, Villagra era segundo
jefe del regimiento "Coraceros ", y al comando de sus escua-
drones estuvo listo para intervenir en la contienda que no
se llevó a cabo por haberse firmado el tratado de Piquiza
el 6 de julio de 1828.
Coronel en 1830, Villagra fué un inteligente y presti-
gioso jefe de caballería juntamente con los coroneles Balli-
vián , Anglada, Aviléz, Lara y otros, que andando el tiem-
po llegaron a ocupar puestos importantes como generales
de la república.

II

Hizo las gloriosas campañas de la confederación des-


de 1835 hasta 1839, al comando de su valeroso y bizarro
regimiento " Lanceros del General ", donde tantos triunfos
obtuvieron las armas bolivianas, habiendo sido condecora-
do con las medallas de Yanacocha y Socabaya. El Pro-
tector le otorgó, en premio a sus importantes servicios, el
grado de general de brigada.
Mas tarde, después del desastre de Yungay, en julio
1839, lo vemos actuar en la revolución dirigida por su ca-
marada y compañero de armas el general José Ballivián
contra el presidente Velasco, donde jugó rol importante.
Pues fracasado el éxito de la revolución , Villagra fué el
encargado por Ballivián para tratar la capitulación con el
representante del Gobierno, general Medinaceli , y puso a
disposición de éste, pidiendole garantias, las fuerzas revolu
cionarias, mientras su amigo Ballivián fugaba al Perú.
"Había recibido éste (Medinaceli ), -dice Santivañez-
con la satisfacción que es natural suponer, la misión Villa-
gra, que había ido a anunciarle que la campaña estaba ter-
87
346 GENERALES DE BOLIVIA

minada de un modo honroso para él y para la nación, y se


apresuró a otorgar las garantias solicitadas".
He aquí el tenor literal de la contestación de Medina-
celi:
"República Boliviana.- Cuartel general de Miraflores ,
a 21 de julio de 1839. - General en Jefe.-A. S. S. I. el
General de División , don José Ballivián . - Señor General :
Después de haberse puesto a mis órdenes el día de hoy, el
coronel Narciso Irigoyen , con todo el 2 ° . Regimiento, se
me ha presentado también S. S. I. el General Gerónimo
Villagra, trayéndome a nombre de V. S. Ilustre , el recado
de que me haga cargo de la restante fuerza. Este paso me
ha sido de la mayor satisfacción, por que me ha ahorrado
la necesidad de ir en persecución , causando quizás algunas
lástimas. En correspondencia me cabe el placer de decir
a V. S. I., que todos los individuos quedan desde ahora ga-
rantizados, lo que debe asegurarles como una protesta na-
cida de los sentimientos más sinceros . El Señor Coronel
Timoteo Raña, marcha ahora mismo a recibir de esa fuer-
za, a quien se servirá entregarla.-Dios guarde a V. S. I.
General Medinaceli".

III

Consumados los hechos anteriormente relatados, Villa-


gra se vió obligado a emigrar al Perú donde permaneció
hasta el encumbramiento de Ballivián en el poder.
Llamado por éste, fué nuevamente incorporado en el
ejército y fué uno de los que también luchó heroicamente
en la batalla de Ingavi con un arrojo desmedido, como
cuando luchaba en Ayacucho, Yanacocha y Socabaya.
Prestó importantes servicios durante el gobierno del
general Ballivián a quien colaboró eficazmente, tanto du-
rante la campaña del Perú como después de ella, hasta que
caido Ballivián, Villagra desapareció del escenario militar
de Bolivia dejando su nombre inscrito en el escalafón del
ejército.
General de brigada Calixto Ascarrunz

(1783-1873)

"Si los pueblos deben tener


dioses, necesitan también ídolos
humanos encarnados en sus gue-
rreros y en sus héroes. Sin aque-
lla fe y sin esta devoción no hay
grandeza posible" .

(Alfredo Herrera Urioste)

Descendiente de los mártires de la emancipación ame-


ricana, el general Ascarrunz fué otro antiguo, bravo y vale-
roso militar que supo contribuir con el brillo de su espada
para que flameara triunfante el estandarte boliviano en
aquella época en que el ejército escribía con sangre las pri-
meras páginas gloriosas de la historia militar boliviana.
348 GENERALES DE BOLIVIA

Hijo del patriota don José Ascarrunz y de doña Bar-


tolina Gutiérrez, nació en la ciudad de La Paz el 14 de oc-
tubre de 1783 , habiendo cursado sus estudios que en aque-
lla época se hacían muy imperfectamente, en la misma ciu-
dad.
En 1835 lo vemos actuando y llenándose de gloria ,
premios y honores en las campañas de la confederación lu-
chando temerariamente en las acciones de Yanacocha, don-
de ascendió a teniente 1 ° ; luego en Socabaya ( 1836 ) y por
último en Iruya y Montenegro, en este último hecho de
armas fué ascendido a sargento mayor ( 1838 ).
No habían pasado muchos años de las glorias que
conquistara en las anteriores campañas, cuando se produjo
la segunda invasión enemiga al territorio de la Patria, y es
entonces que vemos luchar nuevamente al valiente jefe,
haciendo lujo de bravura y rivalizando con los demás bra-
vos, para conseguir el triunfo de las armas bolivianas en
los llanos de Ingavi , después de la cual fué merecidamente
ascendido al grado de comandante.
Vuelto al país, después de haber hecho la campaña
del Perú, Ascarrunz fué un jefe infatigable y laboró tezo-
neramente para la reorganización del ejército, al que dedicó
los mejores años de su vida, habiendo merecido el ascenso
a teniente coronel , otorgado por el general Velasco en
1848, en recompensa a sus meritorios servicios.
Tuvo sin embargo el error de haber acompañado a
Belzu cuando éste usurpó el poder al general Velasco en
los campos de Yamparaez y de haber aceptado los entor-
chados de general de brigada que aquél le otorgó en pre-
mio a su adhesión , el 15 de noviembre de 1854.

II

Con este nuevo y elevado grado, Ascarrunz fué nom-


brado el citado año 54, Comandante General de Armas de
La Paz, cargo que lo desempeñó durante ocho meses, ha-
biendo pasado a ser Prefecto del mismo Departamento
hasta el año 1856.
En 1857 fué candidato a la presidencia de la repúbli-
ca, pero derrotado en las ánforas electorales por el general
Jorge Córdova, pasó a desempeñar el cargo de Comandante
GENERAL DE BRIGADA CALIXTO ASCARRUNZ 349

General del departamento de Cochabamba, habiéndole to-


cado luchar valerosamente en defensa del Gobierno contra
las barricadas levantadas por Linares, en septiembre de
aquél año.
Triunfante la revolución linarista, Ascarrunz vivió
perseguido a causa de sus ideas políticas, habiendo sido
confinado al pueblo de Caracato, donde vivió algún tiempo
enfermo y achacoso debido a su ya avanzada edad .
Durante el gobierno de Achá se restituyó a la ciudad
de La Paz, donde fué víctima de la saña y persecución del
feroz Yañez, quién lo encerró en el Loreto, junto con mu-
chísimos presos, habiendo salvado la vida milagrosamente
en la matanza de la memorable noche del 23 de octubre de
1861 , debido a que se atrasó en salir cuando fué llamado
para la ejecución; pués que figuraba en segundo lugar en-
tre los sentenciados a muerte.
Desde entonces vivió retirado de toda actividad, tanto
militar como política, hasta el día de su muerte que fué el
24 de febrero de 1873 , a la respetable edad de 90 años.
888
O

General de brigada José María Aviléz

(1784-1837)

"Su nombre ha pasado a la


posteridad como sinónimo de glo-
ria y de grándeza " .

El bravo y heróico general don José María Aviléz, es


uno de los que hace honor al pueblo de su nacimiento por
su corta pero brillante carrera militar.
Nacido en 1784 en el risueño y poético valle de Tojo
(Tarija), muy joven sentó plaza en el ejército realista que
a órdenes del general Pedro Olañeta operaba en el Perú,
ascendiendo al grado de subteniente en el regimiento de
GENERAL DE BRIGADA JOSÉ MARÍA AVILEZ 351

caballería " Dragones Americanos". Esta fué una de las


unidades que, instigada por sus oficiales, entre los que se
encontraba nuestro héroe, se sublevó el año 1825 en Co-
chabamba a favor de la patria, ofreciendo su concurso al
general Sucre.

II

Desde entonces Aviléz se consagró de tal manera a la


carrera militar, que muy pronto llegó a ocupar puestos im
portantes en los distintos cuerpos del ejército, muy espe-
cialmente cuando llegó a la categoría de jefe en 1830, ascen-
diendo al grado de sargento mayor; pues coronel en 1835 ,
actuó valerosamente en las campañas de la confederación ,
y su prestigio llegó a ser tan grande en el ejército, que mu-
chos jefes se fijaban en su candidatura para la presidencia
de la república, después del período administativo del ge-
neral Santa Cruz.

Al comando de su predilecto batallón 1 ° ., actuó en la


batalia de Yanacocha, conquistando entre sus compañeros
el renombre de bravo y el ascenso a la alta clase de general
de brigada, así como la medalla de honor de aquella acción
de armas .

Su nuevo grado le hizo acreedor a ser destinado al co


mando de una división formada por los batallones 1º . de la
"Guardia", y 3°. de la " Guardia", y el regimiento " Lance-
ros de la "Guardia", a cuya cabeza se batió heroicamente
en la toma del puente de Uchumayo donde había sucumbi-
do casi la mitad de su tropa.

Pocos días después nuestro héroe, como lo fueron to-


dos los bolivianos que formaron el ejército de aquellos glo-
riosos tiempos, volvió a llenarse de gloria en las cumbres
de Socabaya conquistando nuevas medallas para lucirlas
orgulloso en el pecho que tantas veces había afrontado a
las balas enemigas .

Pacificado el Perú y pactada la Confederación perú


boliviana, después del último triunfo de las armas protec·
torales que bajo el comando del general Santa Cruz habían
salido victoriosas, el Ejército Unido de la Confederación
se dividió para guarnecer las plazas de Lima y el Cuzco
352 GENERALES DE BOLIVIA

habiendo la división del general Aviléz sido destinada a la


primera de estas ciudades.
Allí-según cuenta su biógrafo D' Alarch,-Aviléz, que
nunca se había rendido en las lides de la Muerte, se rindió
a discreción en las lides de Cupido. Enamoróse perdida-
mente de una limeña, que tenía a la vez otros frenéticos
adoradores: nunca se ha podido saber a punto fijo si intri-
gas de amor o de política conspiraron contra este benemé.
rito patriota; pues es el caso que murió violentamente
(1835), poco antes de la batalla de Yanacocha, no faltando
quien supusiera que el valiente jefe tarijeño hubiera sido
envenenado .
Fué otra sensible muerte que enlutó el corazón del
mariscal Santa Cruz, haciéndole exclamar tristemente: " Es-
ta espada me hará gran falta en las próximas batallas".
El general don José María Avilés falleció a la flore-
ciente edad de 54 años, cuando aun podía ser util a la pa-
tria que tanto amó.
General de brigada Mariano Armaza

(1785-1839)

"Luchar hasta morir, eso es


triunfar" .

He aquí la figura de un militar enérgico y valeroso, al


mismo tiempo que la de un político y diplomático, cuya
biografía aunque incompleta, vamos ha resumir en estas
páginas.
El general don Mariano Armaza nació a la vida el 4
de enero de 1785 en la ciudad de La Paz, habiendo sido
sus padres don Fernando Armaza y doña Manuela Guerra.
Ingresó a la edad de seis años al colegio de San Francisco,
89
354 GENERALES DE BOLIVIA

donde cursó las primeras letras, dedicándose más tarde con


interés y éxito al estudio que fué interrumpido debido a
los sucesos de la revolución patriota con la que comenzó la
épica Guerra de la Independencia.
Entusiasmado por la idea de la libertad y guiado por
ese instinto juvenil para afrontar las empresas más difíci-
les y peligrosas, ingresó el joven Armaza a las filas del
ejército patriota donde se distinguió por su corrección y
honrradez en el servicio, habiendo merecido el grado de
Subteniente de Infantería, en 1813.

Hizo las campañas de Chile al lado del general San


Martín, habiendo pasado luego al Perú donde sirvió en el
ejército de Bolivar y en el que obtuvo sus ascensos, uno a
uno, hasta el de teniente coronel.

En la gloriosa batalla de Ayacucho se porto bizarra-


mente, como el que más, habiendo tenido el honor de ser
ascendido por el Libertador al grado de coronel, en premio
a su bizarría.

II

Armaza, aunque primeramente militó en el ejército


del Perú y vino a Bolivia con el ejército invasor de Gama-
rra el año 28, fué uno de los fundadores del ejército boli-
viano y uno de los jefes que más contribuyó a darle el re-
nombre y la fama de que gozó desde los primeros años de
su existencia. Sin embargo, por desinencias personales
con el presidente, general Pedro Blanco, había sido separa
do del servicio activo y destinado en calidad de jefe suelto
a la plaza de Tarija.
Fué debido a esto y a que Blanco , que había sido cle-
vado al poder por imposición de Gamarra llevando la opo-
sición de todo el país, que Armaza resolvió derrocarlo de la
presidencia no por ambición, sino "por estar ocupado ese
alto puesto que acababa de dejar el inmortal Sucre por uno
de los traidores de su patria".

De la relación que hace el historiador Santivañez so-


bre la actuación de Armaza en este acontecimiento, extrac-
tamos lo siguiente:
GENERAL DE BRIGADA MARIANO ARMAZA 355

“Armaza, Ballivián y Vera , eran del número de los je-


fes destituidos y habían recibido órdenes de marchar a la
plaza de Tarija en calidad de jefes sueltos.

"La víspera del día señalado para su partida, se diri-


gieron a palacio a pedir órdenes. El presidente los recibió
con semblante sañudo, y después de guardar un rato de si-
lencio, les dijo ex abruto: " Se que Uds. y otros muchos ofi-
ciales , se ocupan en desprestigiar al gobierno, mas yo sabré
sentarles la mano.

"Con este motivo su posición ante el jefe de estado se


hizo harto embarazosa, y procuraron salir de ella despidién-
dose inmediatamente .

"Dominando la viva contrariedad de que estaban po-


seídos, se encaminaron a la casa de Armaza, y allí resolvie-
ron obrar sin pérdida de tiempo para apresar a Blanco y
derrocarlo.

"La Asamblea que se había percatado de estos suce-


sos nombró una comisión de su seno encargada de interpe-
lar al jefe de la revolución acerca de sus propósitos. La
comisión se dirigió primero a Ballivián para averiguar quién
dirigia el movimiento, y luego se presentó ante Armaza:
"La soberana Asamblea -dijo su presidente - comprende
por los movimientos militares que se verifican, que se trata
de algún desórden, y desea saber del comandante de la di-
visión qué miras tiene y cuales son sus tendencias".
"Armaza contestó breve y militarmente: "Señores doc-
tores, suplico a Uds. que no me quiten el tiempo; estoy
ocupado de prender al presidente de la república y de afi-
anzar el orden público. Cuando haya terminado mi obra,
daré cuenta a la asamblea de mis actos. Entre tanto, va-
yan Uds., a ocuparse de sus tareas legislativas".
"Apresado el general Blanco , fué provisionalmente
alojado en el ministerio de la guerra. Al instalarlo , Arma-
za le dijo rudamente: " Aquí tiene Ud,. su equipaje; nada
se la ha perdido; solo se ha reservado su papelera". En se-
guida, luego de ordenar al oficial que escoltaba al preso
para que le hiciera pegar cuatro balazos en caso que inten-
tara fugarse, hizo formar la tropa a la que arengo ardiente-
mente, concluyendo: " Para dar cima a esta obra (encum-
356 GENERALES DE BOLIVIA

brar a Santa Cruz o Velasco) cuento con vuestro patriotis-


mo, con vuestro valor y disciplina. ¡ Viva el general Santa
Cruz! ¡Viva el general Velasco!".
"Seguro ya del éxito, Armaza mandó avisar a la
Asamblea que estaba en actitud de darle cuenta de sus ac-
tos. Respondió la Asamblea que podía hacerlo desde lue-
go. Interín se suscitó cuestión sobre el modo con que se-
ría recibido. ¿Permitiriásele entrar armado? ¿ Se le otorga-
ría un asiento entre los representantes? ¿O hablaría de la
barra y desarmado?
"Resuelto en el último sentido, uno de los diputados
interpeló a sus colegas diciéndoles: "Si el jefe de la fuerza
intenta penetrar en el recinto, quién se lo impedirá? En
efecto, ¿quién pondría cascabel al gato?
"Un movimiento de la barra anunció su aproximación .
"Armaza venía sin escolta, con la espada al cinto y se
guido de un ayudante. Revelábase en su rostro las emo-
ciones de la situación ; pero estaba arrogante, grave y satis-
fecho a la vez. Penetró por entre la apiñada multitud que
obstruía la barra, con la cabeza erguida y sin vacilar, trató
de entrar en el salón de sesiones. Entonces el diputado
Aniceto Padilla, levantándose de su asiento, dijo al presi-
dente: "Señor Presidente , no debe permitírsele que traspa-
se la barra; si quiere que hable de ahí"; y dirigiéndose al
mismo Armaza: "Alto, soldado, ese es el lugar que le co-
rresponde; no le es permitido traspasar el santuario de las
leyes".
"Sin desconcertarse por esta ruda apóstrofe ; Armaza
se paró y fijando desdeñosamente la mirada en Padilla:
"Está bien, dijo, de aqui hablaré"; acentuando estas últimas
palabras de tal manera, que parecía decir: cualquier sitio
me es indiferente.

"En seguida pidió la palabra. " Honorables represen-


tantes, dijo, el grito de la nación y el voto del ejército me
han impulsado a ponerme a la cabeza del cambio que aca-
ba de verificarse, quitando del poder al general Blanco, a
quién una facción parricida, por miras interesadas y sinies-
tras, lo ha colocado en la presidencia de la república , coar-
tando el voto libre de los diputados e intimándoles con pu-
GENERAL DE BRIGADA MARIANO ARMAZA 357

ñales y pistolas ...... El general Blanco es un inepto ape-


nas sabe firmar su nombre"
"Soldado, exclamó Padilla, modérese Ud. , recuerde
que habla del presidente de la república ".
"Si, me moderaré, contestó Armaza con una flema sar-
cástica, y continuó: " El general Blanco es un desertor del
ejército nacional, y está manchado con ese crímen; crímen
que lo arroja del primer puesto de la república . Si en el
seno de la representación nacional hay puñales y pistolas ,
yo cuento con 700 bayonetas para sostener y hacer respe-
tar el carnbio que acaba de verificarse y que será de gloria
para el país. Si la representación nacional extraviada, y
obrando solo por el espíritu de partido, ha podido proponer
premios y honores a la división Blanco y a su jefe por su
desersión al ejército extranjero, yo pido premios y honores
para la división que acaba de libertar al país , de una fac-
ción que trabajaba en su ruina. Puede ahora la Asamblea
resolver lo que guste".
"Esta última frase, pronunciada con el acento de la
amenaza, era un reto a la Convención , que dominada por
un verdadero pánico , guardó profundo silencio. Su presi-
dente se apresuró entonces a decir al jefe del cambio: "Por
la cuenta que acabáis de dar, queda impuesta la Asamblea
de la prisión del presidente de la república. Vos tenéis
que contestar del orden público, y espero de vuestro pa-
triotismo que llenaréis este deber".

"Yo respondo del orden público, contestó lacónica-


mente Armaza, con tal seguridad, que parecía querer hacer
sentir a la Asamblea, todo su poder y el peso de su espada ,
en la balanza de la situación".

III

Victimado el general Blanco el 1 ° . de enero de 1829


en una de las celdas de la Recoleta, el general Andrés
Santa Cruz asumió la presidencia de la república en marzo
del mismo año, habiendo confiado el puesto de Ministro
de la Guerra al coronel Mariano Armaza, quién fué promo-
vido en 1831 al cargo de Ministro Plenipotenciario en cl
€90
358 GENERALES DE BOLIVIA

Brasil , de donde pasó más tarde a la Argentina con el mis-


mo cargo .

Durante su misión diplomática en el Brasil , gestionó


la ratificación y rivalidación del tratado de San Ildefonso
celebrado entre las cortes de España y Portugal en 1777 .

Esta misión diplomática -según el general O'Con-


nor-le fué encomendada por el máriscal Santa Cruz con
el objeto de alejar a Armaza de su lado, pues llegó éste a
inspirarle serias desconfianzas políticas.

He aquí la relación que hace el nombrado general O'


Connor: " El general Armaza, Prefecto y Comandante Ge-
neral del departamento de Potosí- dice - había pedido del
Gobierno licencia para venir a La Paz, la que le fué con-
cedida . Parece que determinó pasar por Chuquisaca, con
intención de vender algunos muebles que había dejado allí.
Al salir de Potosí, se había dispuesto en las afueras de la
ciudad por algunos vecinos una gran mesa con refrescos y
licores. Allí, los aduladores, por que todo era mas que adu-
lación , recibieron al General, le hicieron apearse de su ca-
ballo y empezaron a beber. Entusiasmados por los vapo-
res del licor, le hicieron regresar a pie, con gran acompa
ñiamento de hombres y de mujeres hasta la casa de la Pre-
fectura. Allí sigió la bebida y los brindis mientras tanto
el Presidente había recibido cartas de ocho personas de la
ciudad de Potosí, en las que le daban aviso de todo lo ocu-
rrido, a su modo cada una, y sin más objeto que labrar mé-
ritos ante el Gobierno.

"El Presidente me dió orden de dirigirme al nuevo


Prefecto de Potosí, para que sin demora mandase instruír
una sumaria información sobre la conducta del general Ar-
marza a su salida de Potosí. En la nota se nombraba a
los ocho individuos que debian de servir en el jucio. Se
dirigió además una orden a las autoridades del tránsito
hasta La Paz, para capturar al General y remitirlo a Poto-
sí a responder en jucio.
"En estas comisiones se ocuparon todos los oficiales
del Estado Mayor. Cuando todos se habían marchado y
quedamos solos el Presidente y yo , me dió a leer las ocho
cartas, y en seguida me dijo: ¿Qué le parcce O'Connor?,,.
"¿Qué
GENERAL DE BRIGADA MARIANO ARMAZA 359

Excmo. Señor, le respondí: ya que me pide mi parecer,


siento tener que decirle, que ha procedido Ud . con mucha
precipitación. Conozco a tres de los individuos de los que
escriben, y estoy seguro que éstos y todos los demás , cuan-
do vean al general Armaza en juicio, en vez de acriminar-
le, le van ha santificar en sus declaraciones".

-"¡Oh! me dijo el Presidente: ¿con que Ud . quiere


que a uno primero lo asesinen y después recien se tome
precauciones?
-" El tiempo, Exmo. Señor, le convencerá de todo,
fué mi contestación .

"Pocos días después llegó de Cochabamba el parte de


que el General Velasco había hecho arrestar al General
Armaza, y conducirlo al puerto de Cobija.
"Arrepentido el General Santa Cruz de desterrar a
Armaza con solo medio sueldo, hizo extenderle el despa-
cho de Ministro Plenipotenciario en el Brasil".

IV

En 1835 , el general Armaza fué llamado por el presi-


dente Santa Cruz , en vista de que el ejército boliviano
debía intervenir en el Perú. Fué entonces que durante
las campañas de la confederación , Armaza luchó denoda-
damente en Yanacocha y Socabaya, donde ascendió a la
alta clase de general de brigada en el mismo campo de ba-
talla, por su comportamiento heroíco y audaz ( febrero de
1836).
Tres años después, en enero de 1839, se llevó a cabo
el desastroso hecho de armas de Yungay entre los ejércitos
chileno - peruano y boliviano - peruano, compuestos de
seis y cuatro mil hombres , respectivamente, habiendo sido
derrotado este último a causa de la mala dirección de su
comando, de la flojedad en el ataque y de la perfidia de los
generales peruanos .

Fueron hechos prisioneros varios generales, jefes, ofi-


ciales y tropa, los que tratados inhumanamente fueron
muertos a balazos por los soldados chilenos . Entre ellos
360 GENERALES DE BOLIVIA

estuvo el infortunado general Mariano Armaza, quien fué


horriblemente estrangulado por un oficial colombiano y un
soldado chileno, que lograron enlazarlo a gran distancia
del campamento en momentos en que fugaba a caballo, del
cual lo derribaron arrastrándolo por un largo espacio del
camino.

Tal fué la vida y la trágica muerte de este noble y va-


leroso fundador de nuestro ejército, que descendió a la
tumba a la edad de 54 años, cuando aun todavía la patria
y la institución armada esperaban mucho de su valor y pa
triotismo; aunque la historia lo señala como a uno de los
iniciadores de las revueltas de cuartel, que tanto daño hi-
cieron a Bolivia durante el primer siglo de su vida republi-
cana, y a las que debe su alejamiento del mar y la disminu-
ción de su heredad territorial.
General de brigada Francisco Anglada

(1788-1836)

"Suprimid el recuerdo de nues-


tras glorias y nuestros hombres, y
la nacionalidad se disgregará como
las perias de un collar cuyo hilo se
desata o se corta. "

De todos los generales extranjeros naturalizados


en Bolivia, don Francisco Anglada fué uno de los más
leales y decididos servidores de la República, habiendo
sido fundador del Ejército Nacional y acérrimo defen-
sor de la integridad y el honor de la patria de su adop-
ción .
Nació en la ciudad de Montevideo (Uruguay) , el
4 de noviembre de 1788. Muy jóven emprendió la ca-
rera de las armas afiliándose bajo las banderas realis-
tas donde obtuvo merecidos ascensos por haber con-
91
362 GENERALES DE BOLIVIA

currido a diferentes acciones de armas, de tal suerte que


en 1819 era ya teniente coronel y cuando el ejército pe-
ninsular capituló en Ayacucho el 9 de diciembre de 1824,
fué admitido por el mariscal Sucre como jefe suelto al
servicio de la nueva República de Bolivia, siendo en con-
secuencia fundador del Ejército Nacional . ( 1826 ) .
Desempeñó desde esa época importantes comisiones
militares que las supo cumplir con verdadero patriotis-
mo y desinterés conquistando las simpatías y considera-
ciones no solo del Mariscal sino también de sus jefes su-
periores , quienes influyeron para que fuera ascendido
a coronel graduado , en 1828 , encomendándosele el coman-
do del batallón 5o . , llamado después " Cazadores ", habien-
do sido su jefe fundador .
Dejó la jefatura de este cuerpo a raíz de la inva-,
sión del general peruano Agustín Gamarra y a la exal-
tación del general Pedro Blanco a la presidencia de la
República ; y cuando esta misma unidad se sublevó enca-
bezada por su nuevo jefe, comandante Luis Castro , en
julio del 28 , fué uno de los once valientes que colabora-
ron eficazmente al general don Francisco López , cuando
este trató de someterla a la obediencia y disciplina . ( 1 )
Anglada fué uno de los mejores jefes de infantería;
en las épocas del general Santa Cruz , pues baste decir
que entre aquel jefe y Ballivián se había despertado una
fuerte emulación y rivalidad por presentar bien instruí
dos y disciplinados sus respectivos batallones ; rivalidad
que pronto degeneró en celos que concluyeron poniendo
a ambos jefes uno frente del otro , lo que ocasionó a que
el general José Miguel de Velasco , prefecto de La Paz,
les impusiera un severo arresto "por haber promovido
dichos jefes un escándalo en la plaza principal" .
Cumplido el castigo impuesto ambos jefes , dota-
dos de un alma nobie y cabelleresca , se reconciliaron y
fueron más tarde, durante las campañas de la confedera-
ción, camaradas intimos . En ellas Anglada supo mos-

ས་
· ( 1 ) · Véase la biografía del general don Francisco López de Quiroga.
GENERAL DE BRIGADA FRANCISCO ANGLADA 363

trar su bizarría y valor rivalizando nuevamente con su


noble amigo Ballivián , pero esta vez fué una rivalidad,
noble y grande en defensa del honor y del prestigio del
ejército de Bolivia, como veremos más adelante.

II

El año 30 Anglada había sido nombrado por el


presidente Santa Cruz intendente de policía de la ciudad
de La Paz , cargo que lo ejerció con bastante acierto y
patriotismo, pues fué él quien organizó por primera vez
esta útil e importante institución ; pues al decir del his-
toriador Santivañez, "Anglada fué uno de los mejores
intendentes que haya tenido la ciudad de La Paz, y puede
considerársele como el fundador de la policía de aquella
ciudad, que desde entonces pasa por la mejor organizada
de la República. Distinguíase po su inteligencia y ac-
tividad y especialmente por su astucia y perspicacia. Co-
nocía a todos y a cada uno de los habitantes de su dis-
trito, y llevaba ya entonces un libro prolijo de los vagos ,
mal entretenidos y viciosos, cuyo domicilio o guaridas
conocía perfectamente ; así es que cuando ocurría un cri-
men cualquiera, sus pesquizas eran tan certeras, que en
breve se hallaba el criminal en sus manos".

Ascendido a coronel en 1833 , Anglada fué des-


tinado a comandar el batallón No. 2 , habiendo pasado en
1835 al batallón No. 3, a cuya cabeza hizo la primera
campaña de la confederación .

III

En la célebre batalla de Yanacocha , donde los bata-


llones bolivianos pelearon siempre en primera línea, An-
glada fué aplaudido y felicitado por el protector Santa
Cruz, quien le otorgó el elevado grado de general de bri-
gada debido a su heróico comportamiento en el campo de
batalla. Además , le condecoró con la medalla de los
"Vencedores de Yanacocha" , (agosto de 1835 ) .
364 GENERALES DE BOLIVIA

En febrero de 1836, ya con el comando de una dei


las divisiones bolivianas, Anglada se coronó nuevamente
con los laureles del heroismo en la batalla de Socabaya,
después de cuyo triunfo quedó consolidada la Confedera-
ción perú-boliviana , y en la que otra vez fué acreedor a
que el mariscal Santa Cruz premiara su valor militar
otorgándole en el Cuzco una de las espadas de honor des-
tinadas a premiar a los "tres más valientes" que se dis-
tinguieran en la tercera campaña y en la batalla que la
decidiera ; teniendo el derecho de trasmitir estos legados
de honor, adquiridos honrosamente en el servicio de la
Patria, a sus descendientes, para estimularlos a igual
merecimiento". Pero concluídos los tratados de Sicuani,
por los que quedó establecida la Confederación , el ejér-
cito de San Cruz se situó, como ya hemos visto, entre el
Cuzco y Lima, habiéndole tocado marchar al general An-
glada a la ciudad de los Virreyes ( Lima ) donde fué muy
apreciado por la sociedad de aquella capital .

IV

Alli se enfermó gravemente y tuvo que trasladar-


se a Bolivia en busca de mejor clima y aires más puros, |
pero minada su existencia con las rudas fatigas de las
campañas y la insalubridad de los valles del Perú, murió
repentinamente pocas semanas después de su llegada a
La Paz, el 16 de julio de 1836, a consecuencia de una
atrofia del corazón, "que parecía haberse consumido por
el brio con que latió siempre".
Cuando la infausta noticia llegó a Lima, donde se
encontraba el mariscal Santa Cruz , hizo exclamar a és-
te con pena y amargura : " Ah , Dios se ha llevado uno
de mis mejores generales".
Tal ha sido la vida y tales los hechos del general)
don Francisco Anglada , que los hemos resumido muy
brevemente, y por los que Bolivia le debe gratitud y reco-
nocimiento .
General de brigada Dámaso Bilbao la Vieja

(1789-1869)

" Es tiempo ya de que Bolivia


honre la memoria de los héroes
que ayer escribieron con la punta
de su espada, las glorias de le Re-
pública . "

"El escalafón militar boliviano está lleno de nom-


bres de guerreros ilustres , que en los tiempos heróicos
dieron honra y brillo a las armas nacionales , realizando
hazañas dignas de la epopeya o consagrando su vida al
servicio de la patria en puestos de importancia y res-
ponsabilidad.
"Sin embargo, la moyor parte de esos nombres
están hoy completamente olvidados, y el culto a los gran-
des servidores públicos , que en todas partes es una reli-
92
366 GENERALES DE BOLIVIA

gión, lo vamos perdiendo, con mengua del sentimiento


justiciero hacia el pasado.
"Hoy solo endiosamos a los héroes de primera fi-
la, a los Murillo, los Bolivar, los Sucre, los Lanza, los
Santa Cruz, los Ballivián ; pero nos olvidamos de los
guerreros que en una esfera modesta pero abnegada y
perseverante, prestaron sus servicios a la patria y a la
causa de la libertad con no menos entereza que aquellos.
"Así, entre los guerreros de la independencia y en-
tre los primeros generales de la república, uno de los
más célebres fué sin duda , don Dámaso Bilbao La Vieja
y Alquiza, marqués del Haro . Figura de gran relieve en
el viejo republicanismo americano, gozó en la Argentina,
y Uruguay de grandes prestigios y en Bolivia, su pa
tria, fué personalidad por todos respetada y querida .
"Nació en la ciudad de La Paz, el 11 de diciembre
de 1789. Fué hijo legitimo del coronel español don Anto-
nio Bilbao y de doña Francisca Alquiza . El título de no-
bleza de La Vieja lo obtuvo de la corona de España ; si
embargo, jamás hizo ostentación de él, por que simpati-
zaba con la democracia y pertenecía a ella.

II

"El 16 de julio de 1808 , sentó plaza como caballe-


ro cadete en el batallón de Milicias del ejército espa-
ño!" .

“Un año después , el mismo día 16 de julio , ayudó a


los pariotas en la toma del cuartel y proclamó con
ellos la independencia americana, siendo ascendido al
día siguiente al grado de subteniente.
Concurrió a la acción de Chacaltaya, desgraciada
para los patriotas : y el general vencedor Goyeneche lo
desterró por cuatro años a Córdova. Aquí sirvió al ge-
neral argentino Juan Martín Puyrredón , quién lo ascen-
dió en 1811 al grado de capitán.
"Formó parte de las tres expediciones argentinas
al Alto Perú, y se encontró en todas las batallas y com-
GENERAL DE BRIGADA DÁMASO BILBAO LA VIEJA 367

bates que se realizáron desde 1811 hasta 1817. Hua-

qui, Las Piedras, Tucumán, Salta, Suipacha, Vilcapugio,


Ayuma, Sipesipe, fueron testigos de su denuedo y vale-
roso comportamiento .
"El 25 de mayo de 1813 , fué ascendido al grado de
teniente coronel por 4 el gobierno de las provincias del Río
de La Plata.
"Sirvió en el ejército argentino durante trece años ,
y en 1825 , cuando terminó la guerra de la independencia ,
volvió a la patria con el general José María Pérez de Ur-
dininea.

III

"En Bolivia desempeñó cargos múltiples y de im-


portancia, así militares como administrativos , desenvol-
viéndose en todos ellos con verdadera asiduidad y com-
petencia, y mereciendo de todos sus superiores las más
honrosas recomendaciones .
"Primero como intendente de policía de La Paz,
luego como gobernador de la provincia de Yungas, des-
pués como jefe de la guardia nacional, más tarde como
comandante general , el teniente coronel Bilbao La Vie-
ja, se consagró al servicio de su patria , prestándole el
concurso de su voluntad , de sus energías y de sus co-
nocimientos , cualidades realzadas por el más intenso pa-
triotismo.
"En 1826 fué elegido diputado al congreso consti-
tuyente reunido en Chuquisaca .
"En 1829, fué nombrado edecán del presidente
Santa Cruz, y al lado de éste hizo las campañas de la
Confederación perú- boliviana , habiendo concurrido a las
acciones militares de Yanacocha, Ninabamba , Socaba-
ya, Paucarpata y Yungay.
"Producida la derrota de Yungay, el 20 de enero
de 1839, fué tomado prisionero y conducido al Cuzco ,
donde permaneció hasta julio del año siguiente , en que ,
obtenida su libertad, volvió a la patria.
368 GENERALES DE BOLIVIA
}

"En el gobierno del general Velasco, fué coman-


dante general de La Paz, vocal del consejo de guerra y
jefe de la guardia nacional.
"En septiembre de 1841 , el pueblo de La Paz lo
nombró de comandante general, en virtud del cambio po-
lítico que proclamó por presidente de la república a su
sobrino el general don José Ballivián . Este lo nombró pri-
mer ayudante del Estado Mayor General, y en esta clase
hizo la campaña de 40 días , y se halló en la batalla de
Ingavi , el 18 de noviembre de 1841 .
"Por esta batalla, gloriosa para Bolivia , y de bal-
dón para el invasor, Bilbao La Vieja fué ascendido al
grado de general de brigada . Obtuvo la medalla con-
memorativa de esta batalla y fué declarado "benemérito
de la patria en grado heróico y eminente'.
"Hizo la campaña de 1842 al Perú, como coman-
dante general de una división .
"El mismo año y en los siguientes, desempeñó suce-
sivamente el cargo de prefecto en los departamentos de
Chuquisaca, Potosí y Oruro ; vocal del consejo nacional ,
comandante general de brigada de infantería y otros car-
gos de importancia en diversos departamentos de la repú-
blica.
"Durante los gobiernos de Belzu y Córdova, estuvo
fuera del servicio por no ser partidario de estos mandata-
rios .
"El dictador Linares lo rehabilitó para encomen-
darle el cargo de consejero de estado ; y en la época del
general Achá desempeñó la comandancia general de La
Paz, último cargo público que ejerció, porque pidió y
obtuvo sus letras de cuartel.
"El general Bilbao La Vieja, que como se ve , tu-
vo una carrera brillante llena de abnegación, falleció en
La Paz , el 28 de junio de 1869 , en su casa propia .
"Deió escritas sus Memorias Políticas que per-
manecen inéditas ”. ( 1 ) .

(1) De "El Día Histórico, " por Luis S. Crespo .


(1)
General de brigada Bernardo Trigo "

(1789-1848)

"Todos los pueblos guardan reli-


giosamente en su historia los nom-
bres de sus hijos más notables, con-
servando su recuerdo a traves de
las edades."

Uno de los tarijeños que más figuración tuvo du-


rante los primeros años en la política de nuestro país,
fué el general don Bernardo Trigo . Pues hijo legítimo
del señor don Cecilio Trigo y la señora María Josefh
Espejo, nació en la ciudad de Tarija el 28 de marzo de
1789, donde efectuó sus estudios de instrucción prima-
ria.

(1) Colaboración del señor Tomás D' Arlach.


93
370 GENERALES DE BOLIVIA

Muy jóven formó con decisión en las filas del par-


tido realista, y mediante su honradéz y su trabajo per
severante logró formar una regular fortuna , habiendo
contraído matrimonio con la señorita Isabel Díaz de Gui-
tián.
En los últimos años de la guerra de la emancipa- .
ción , el señor Trigo abrazó la santa causa de la Patrih ,
a la que prestó importantes servicios, habiendo llegado
hasta el grado de coronel en el ejército patriota antes
de la terminación de aquella, sirviéndola no solamente
con la espada sino también con su fortuna ; pués amigo
intimo del heróico guerrillero Méndez, sobre quién te-
nía gran ascendiente , proporcionó a éste mas de una vez
importantes auxilios pecuniarios para sus campañas a fa-
vor de la independencia.

II

Asegurada la libertad de esta parte del continente


americano con la espléndida victoria de Ayacucho
( 1824 ) y anexada la provincia de Tarija a la Confedera-
ción Argentina, el coronel Trigo miró con profundo dis-
gusto esta anexión , y en secreto acuerdo con su ami-
go Méndez , empezó a trabajar, valido de los prestigios
de ambos , por la reincorporación de la provincia al Alto
Perú que acababa de convertirse en república indepen-
diente, hasta que en 1826 se dirigió secretamente al ge-
neral O'Connor , que se hallaba en la provincia de Chi-
chas al comando del batallón "Legión", solicitando su
apoyo militar para la reincorporación de Tarija a la nue-
va República de Bolivia.
Al fin esta su patriótica obseción pudo ser rea-
lizada en agosto de 1826 debida a los siguientes acon-
tecimientos : El gobernador argentino doctor Mariano
Cordaliza, que ejercía tales funciones en la ciudad de Ta-
rija, había capturado al gran patriota Méndez y ordenado.
su remisión hasta Salta , perfectamente amarrado y debi-
damente custodiado . Fue entonces que el coronel Tri-
GENERAL DE BRIGADA BERNARDO TRIGO 371

go aprovechó la oportunidad de realizar sus propósitos ,


y de acuerdo con el mismo Méndez, con Leaplaza , Rui-
loba, Ibañez, Aguirre, Mendieta y otros abnegados pa
triotas tarijeños , hizo la revolución proclamando la rein-
corporación de Tarija a Bolivia, poniéndose bajo la pro-
tección del Libertador .
El alma de este gran movimiento que restituyó la
provincia de Tarija al seno de la patria nueva fueron
sin duda Trigo y Méndez ; y cuando un mes más tarde!
el general O' Connor ocupó dicho territorio ( Tarija )
por orden del mariscal Sucre con las fuerzas de su man-
do, Trigo, que había sido nombrado Gobernador de la
provincia, tomó posesión de su nuevo puesto a nombre
del gobierno de Bolivia.

III

Cuando se llevó a cabo la primera campaña de la


Confederación , el coronel Trigo no quiso permanecer
indiferente y empuñó la espada para marchar en el ejér-
cito que debía intervenir en el Perú. Más , tuvo que vol-
ver a Tarija por orden del general Santa Cruz, quien le
había nombrado nuevamente Gobernador de aquella pro-
vincia, a fines del año 1835.
Años mas tarde el general José Ballivián, en vista
de sus importantes servicios por la defensa del país , cuan-
do la segunda invasión peruana, le ascendió al rango de
general de brigada , y cuando poco tiempo después la pro-
vincia de Tarija fué eregida en Departamento, le hizo su
primer prefecto y comandante general, por cuyo progreso
y engradecimiento trabajó sin cesar ; pero arrebatado sú-
bitamente por la muerte falleció en 1848 , dejando el es-
cenario de la vida a la edad de 59 años .
Su nombre debe ser siempre recordado por todos.
los bolivianos , muy especialmente en Tarija, por sus va-
rios y abnegados servicios prestados en bien de la Pa-
tria.
O

General de brigada Agustín Saavedra

(1791-1862)
A los héroes y a los que con el
sacrificio de su vida añadieron una
hoja de laurel a la gloriosa corona
de la patria, se les debe admira-
ción y respeto.

La heróica figura del general don Agustín Saave- .


dra constituye hoy un motivo de orgullo para el valerosol
pueblo cruceño, por haber sido uno de los militares más
meritorios de aquellos tiempos heróicos . Luchó entre los
guerreros de la independencia primero, y entre los funda-
dores del Ejército Nacional después .
Nacido en el pueblo de Samaipata , de la provincia
de Vallegrande, del departamento de Santa Cruz, muy
jóven se afilió en el ejército patriota mandado por el in-
fatigable guerrillero Warnes, donde aprendió a luchar por
GENERAL DE BRIGADA AGUSTÍN SAAVEDRA 373

la patria, habiendo sido uno de los derrotados en la ba-


talla del Pari el año 1816 ; pero enrolado más tarde en
el glorioso ejército libertador comandado por Sucre, tu
vo la gloria de haber tomado parte en la inolvidable ba- ¡
talla de Ayacucho , donde se hizo acreedor al grado de
Capitán de Caballería, por su digno y heróico compor-
tamiento en tan memorable hecho de armas.
Mas tarde, destinado por el mariscal Sucre a la
guarnición de Santa Cruz, se comportó dignamente po-
niendo en alto el nombre del militar boliviano, cuando el
gobernador de Chiquitos , José María Ramos , proclamó la
anexión de esta provincia al imperio del Brasil ; pues nues-
tro héroe se puso en campaña contra las tropas brasileñas
que habían invadido el territorio, y poniéndolas en fuga
ayudado por batallón 20. de " Cazadores ", sorprendió al
traidor Ramos en el lugar denominado Arenalitos , don-
de éste pagó cara su traición en manos de Saavedra.

II

Algunos años después, ascendido ya al grado de


sargento mayor, luchó valerosamente en las campañas de
la confederación , como en Yanacocha , donde conquistó el
grado de comandante efectivo por la bizarra valentía
desplegada al frente de su escuadrón de caballería, y en
Socabaya donde fué condecorado con la medalla creada
para premiar a los que se distinguieran en dicha acción
de armas.
Saavedra fué uno de los militares mas distinguidos
del ejército del general Santa Cruz , quien le guardaba
consideraciones en todos los actos del servicio y le demos-
traba su confianza encomendándole las más delicadas co-
misiones, es por eso que en la batalla de Yungay peleó
quizás con más tezón y brío, pero fué inútil toda su bra- ¡
vura ; vino el desastre y por consiguiente la caída del Pro-
tector y la muerte de la Confederación . Saavedra, que
había salvado milagrosamente con vida , fué tomado pri-
sionero y encerrado en las fortalezas del Callao donde
sufrió largos y penosos días de prisión .
94
374 GENERALES DE BOLIVIA

Restituído mas tarde al seno de la patria, el Go-


bierno premió su abnegación otorgándole el ascenso a te-
niente coronel, grado con el que pasó a la lista de los in-
mortales por su valerosa actuación en la campaña de 1841
cuando la célebre batalla de Ingavi ; pues al decir de
Aponte, Saavedra , al comando de sus dos escuadrones de
caballería, se lanzó en “incontenible ímpetu sobre la línea
enemiga que no solo se mezcló entre sus filas sino que so-
Lepasó a retaguardia y de allí acometió por la espalda
nuevamente, a los invasores, que quedaron envueltos y ca-
si exterminados en el sitio".
Ascendido en el campo de batalla al grado de coro-'
nel y condecorado con una medalla de oro por este rasgo
de valor y habe: se hecho digno de todo encomio, formó
en la vanguardia del ejército boliviano que el día 7 de
enero de 1842 ocupó el suelo peruano bajo el comando del
heróico Ballivián, y cuando el ejército se restituyó a la pa-
tria después de cinco meses de campaña, Saavedra siguió
prestando importantes y positivos servicios al país y al
ciército , habiendo sido ascendido en 1847 a la alta clase
de general de brigada.
Caído el presidente José Ballivián y exaltado al po-
de el general Belzu , Saavedra tuvo que sufrir las perse-
cuciones del belcismo, habiendo sido alejado a Santa
Cruz donde pidió sus letras de cuartel ( retiro ) en 1850.
Retirado a la vida privada en el pueblo de su na-
cimiento , falleció a la avanzada edad de 72 años , después
de haber ostentado en su glorioso pecho una constelación
formada por las medallas de Ayacucho, Yanacocha, So-
cabaya e Ingavi.
O

General de brigada León Galindo

( 1795-1866 )

Bolivia bendice su abnegación y


sus servicios, y la América admira
su bravura .

El noble guerrero don León Galindo consagró sus


servicios a Bolivia durante cuarenta años de su vida y
merece ser acreedor a la gratitud de las generaciones boli-
vianas por los eminentes y meritorios servicies prestados
a la causa de la independencia primero y a la de la Repú-
blica después, como un infatigable colaborador del maris-
cal Sucre.
Galindo se destaca juntamente con los generales ex-
tranjeros O'Connor, Braun, Silva y otros, por su tezo-
376 GENERALES DE BOLIVIA

nera labor y eminentes servicios , al trabajar incansable-


niente para asentar las bases de la nacionalidad boliviana
y luego por haber contribuído a la organización del nacien-
te ejército durante los primeros años de la República .
Nació en Velez, departamento de Bogotá , de ia re-
pública de Colombia , el 28 de junio de 1795. Sus padres
fueron don Santiago Galindo y la señora Antonia Cama-
cho.
Estudiante en el Colegio Santa Fé, se alistó el año
1809, a la edad de 14 años, en el ejército patriota que co-
menzaba sus cruentas luchas por obtener la libertad ame-
ricana. Enrolado en calidad de cadete , sirvió desde esta
fecha a la causa de la independencia en diferentes cuer-
pos, habiendo llegado a ser más tarde jefe del batallón
"Bogotá ".
Herido en las batallas de Carabobo y Bomboná, tuvo
el galardón de ser ascendido por el Libertador, grado por
grado, hasta el de coronel, que lo obtuvo en la gloriosa y
gran batalla de Ayacucho.
Brillaron en su pecho las siguientes medallas : la
de los "Libertadores de Colombia", concedida a los que
asistieron a la célebre campaña de tres años ; la de “ Liber-
tadores de Cundinamarca"; "Vencedores de Boyacá”
"Libertadores de Quito"; "Vencedores en Junín" ; "Ven-
cedores en Ayacucho" y la de el "Busto de el Libertador” .

II

Proclamada la independencia de las provincias del


Alto Perú en 1825 , Galindo fué destinado por el maris-
cal Sucre como Prefecto y Comandante General del de-
partamento de Potosí, después de haberle otorgado el as-
censo a la clase de coronel de los ejércitos de Bolivia .
Cerca de dos años desempeñó la primera prefectu-
ra de aquel rico e importante Departamento, habiendo
dejado dicho cargo por haber sido destinado en 1827 co-
mo Jefe del Estado Mayor General del ejército boliviano
para hacer la campaña contra el ejército invasor del Pe-
GENERAL DE BRIGADA LEÓN GALINDO 377

rú. ( 1 ) Durante ella fué ascendido al alto rango de ge-


neral de división por el Comandante en Jefe del Ejército ,
general Pérez de Urdininea, quién quiso recompensar así
sus valiosos servicios ; pero, Galindo, no hizo valer aquel
grado por no estar aprobado por el mariscal Sucre , que
se encontraba en Ñuccho medicinándose después del aten-
tado del 18 de abril.
El general Galindo fué otro de los meritorios je-
fes que protestó contra el humillante tratado de Piquiza
impuesto por el invasor peruano. Esto le acarreó la ma-
la voluntad del general Blanco y de todos los partidarios
de Gamarra, quienes después de cancelarlo de la lista mi-
litar lo deportaron a la república Argentina, donde per-
maneció un año volviendo al país para radicarse definiti-
vamente en Cochabamba , después de tomar carta de ciu-
dadanía.
Allí formó un respetable y honorable hogar, con-
quistándose el cariño y la simpatía de aquel pueblo hospi-
talario , al que sirvió en diversas épocas desempeñando di-
versos cargos concejiles.

III

En 1843 , el general Ballivián , considerando un de-


ber de justicia, reintegró aunque tardiamente, el goce de
sus honores y distinciones . Además , le nombró en va-
rias ocasiones Prefecto y Comandante General de Cocha-

(1) Copiamos los siguientes acápites de una carta que le escribió el ge-
neral Sucre, en fecha 22 de diciembre del 27 , anunciándole su nombramiento
dle Jefe del Estado Mayor General.
".... Como yo no puedo quedar en La Paz observando a Gamarra, to-
mará Urdininea el mando en Jefe de todas las tropas unidas desde Oruro al
Desaguadero que son 3,700 hombres ; V. será el Jefe del E. M. J El gene-
ral Fernández mandará la División Boliviana o reasumirá este mando el mis-
mo Urdininea, y el general Figueredo quedará como está organizada su Divi-
sión Colombiana. Después de mil meditaciones, es ésta la organización que
encuentro para esas fuerzas.
"V. juzgará que al nombrarlo para Jefe del E. M. J. he tenido presente
mil consideraciones de interés público, y muchas, muchas de interés particular
de V. que no puedo fiar a la pluma, y que solo explicaré a la voz, etc. , etc."
95
378 GENERALES DE BOLIVIA

bamba, hasta que amagada nuevamente la República, en


1847, por el ejército peruano, fué llamado como Jefe del
Estado Mayor General ; pero tranquilizada la atmósfera
internacional volvió al desempeño de sus funciones de
prefecto de Cochabamba, hasta el día en que cayó el pre-
sidente Ballivián, habiéndose retirado a la vida privada
y apacible del hogar.
Perseguido tenazmente por Belzu, fué desterrado al
Perú juntamente con su familia ; allí vivió hasta 1854 en
que pudo volver al país para desempeñar cargos conce-
jiles en la ciudad de su residencia ; y cuando nuevamen-
te se sernía la guerra con el Perú, el viejo patriota “sin-
tió encenderse en su pecho el fuego que alimentó su amor
a la libertad durante las batallas de la independencia " , y;
ofreció sus servicios para la campaña, recibiendo del Go-
bierno una contestación horrosa, en la cual felicitaba aj
la Nación "por tener en su seno tan ilustres y antiguos
servidores".
Continuó en la comandancia general de Cocha-
bamba hasta el año 1860 en que por su avanzada edad re-
nunció el cargo, y quedó como general en cuartel.
El 8 de enero de 1866 descendió a la tumba, a la
edad de 71 años , agobiado por la dolorosa impresión que
le causó la prematura desaparición de su predilecto hijo
Néstor, al haber sido fusilado cobardemente por el inhu-
mano y sanguinario general Melgarejo en las canterías
de Potosí .
Tal fué la vida de este heróico fundador de Bolivia
y del Ejército Nacional, que trabajó quizás más que los
mismos bolivianos por el engrandecimiento de Bolivia ,
después de haber derramado su sangre y luchado por su
libertad e independencia .
El general León Galindo era coronel de los ejér-
citos del Perú y general de brigada de los de Colombia
y Bolivia.
General de brigada Pedro Blanco

(1795-1829)

" El ave ama su nido, el león su


cueva, el salvaje su rancho y su
bosque; el hombre civilizado a su
99
patria.'
(Confucio)

Corta, pero brillante, es la biografía de este gene-


ral, uno de los más valerosos guerreros de la indepen-
dencia y fundadores del ejército boliviano. Se batió, con
arrojo nunca humillante, en Junín y Ayacucho, aunque su
nombre pasó fugaz en las primeras páginas de la histo -i
ria militar de Bolivia .
Nació en la ciudad de Cochabamba el 19 de octubre
de 1795 , heredando las virtudes guerreras y el legenda- ,
rio valor de los heróicos hijos del Tunari.
380 GENERALES DE BOLIVIA

Inició su carrera militar a los 17 años de edad arras-


trado por la influencia de los generales españoles , enro-
lándose en calidad de alferez en el regimiento “ Chumba-
vilco " , para defender los intereses de España contra los,
que proclamaban la independencia .
Combatió con bravura en las acciones de Vilcapu-
gio ( 1813 ) , en la que obtuvo el grado de teniente ; Vi-
loma ( 1815 ) , donde fué ascendido a Capitán de Caba-
llería ; Salta , Calauna y Pachia, acciones todas en las
que se comportó con singular coraje e imprudencia teme
raria.

En seguida pasó a Lima, en la división comandada


por el general Valdés.
En la campaña de 1823 , Blanco realizó actos de
valor , que le concedieron muy justo renombre ; pues “ata-
cada la división Valdés, que constaba apenas de 800 hom-
bres, por el ejército independiente comandado por el ge-
neral Alvarado, que llevaba cinco mil hombres de lo me-
jor de las fuerzas de San Martín ; emprendió una retira-
da que se reputa famosa para las armas españolas . En
dicha retirada el capitán Blanco, con treinta y siete caza-
dores de a caballo, sostuvo el ataque de los dos mil hom-
bres destacados a órdenes del coronel Martínez , dispu-
tando "el terreno con una tenacidad increible".

En el parte oficial de Valdés al general en jefe ,


Canterac, se recomendó con elogio la conducta del capi-
tán Blanco , razón por la que aquel le obsequió una espada
de honor, habiendo pedido Canterac al virrey el grado de
teniente coronel para Blanco , "cuya gracia se recibió a
vuelta de correo con satisfacción general" .
"Sin embargo, -dice Camba en sus "Memorias pa-
ra la Historia de las armas españolas en el Perú"-este
capitán tan cordialmente aplaudido por sus jefes y compa-
ñeros , y tan pronta como justamente recompensado a
nombre de S. M. , se pasó pocos dias después al enemigo ,
por manera que el 19 del mismo enero formaba en las
filas independientes, y se batía contra los españoles y
GENERAL DE BRIGADA PEDRO BLANCO 381

contra su propio hermano que continuaba de ayudante de


órdenes del brigadier Valdés ".
Es que Blanco compredió al fin que se debía a la
patria por nacer, y decidió abrazar la causa de los inde-
pendientes, en cuyas filas luchó con el mismo valor y
acaso mayor entusiasmo que con los que había luchado por
España.
Sus biógrafos , Cleómedes y Federico Blanco, refie-
ren el siguiente episodio cuando actuaba en las filas del
Rey : " En la famosa retirada de Calauna a Pachia , un
argentino provocó a combate singular al jefe de los rea-
listas.El capitán Blanco, habiendo obtenido permiso pa-
ra aceptar el duelo, se presentó a sostenerlo . Suspendido
el fuego de ambas guerrilas , se batieron los bravos cam
peones, cuerpo a cuerpo, con espada : ambos ejércitos con-
templaron entusiasmados un hecho tan glorioso y digno
por cierto de aquella época heróica . El capitán Blanco
que unía la serenidad al coraje, mató a su adversario ; en
tonces el ejército patriota descargó sus armas sobre el
vencedor . Blanco , en medio del fuego se apeó y tomó
como trofeo la espada y el sombrero de su adversario,
y a la cabeza de su pequeña fuerza atacó las guerrillas ene-
migas".

II

Recibido con alboroso en las filas patriotas , el te-


niente coronel Blanco fué destinado como Segundo J-
fe del escuadrón " Húsares" , comandado por el bravo co-
ronel francés Federico Brandsen.

En esta su nueva posición asistió a la campaña llama-


da de intermedios , a órdenes del general Santa Cruz ,
donde fué actor en el siguiente episodio : "El coronel
Francisco Sanjuanena , jefe del estdo mayor español ,
había sido destacado con 50 dragones en observación
del ejército patriota. Al verse frente a la fuerza dirigi-
da por el teniente coronel Blanco, mandó decir a éste
que devolviera la espada de honor que le regalara el bri-
96
382 GENERALES DE BOLIVIA

gadier Valdés. La respuesta del jefe independiente fué :


"Que venga él ( Sanjuanena ) en persona a tomarla ; que
venga a arrancarme esta espada destinada a romper los
hierros de la América" ; pero el coronel español no acep-
tó el reto ".
Asistió a la batalla de Zepita ( 1823 ) a la cabeza de
su escuadrón y reconquistó la victoria perdida por la in-
fantería en la retirada que emprendió Santa Cruz.
Después de esta acción, Blanco se encontró a las
órdenes del guerrillero Miguel Lanza y marchó con éste
a Cochabamba, donde se unió en matrimonio con la dis-
tinguida, señorita Ana Ferrufino .
Luego marchó, siempre en compañía de Lan-
za, al encuentro del general realista Pedro Ola-
ñeta, con quién trabaron combate en Falsuri ( 16)
de octubre de 1823 ) , donde perdieron los independientes .
Blanco y sus compañeros ( menos Lanka ) fugaron al
puerto de Arica, " en cuyas aguas tomaron barcas de pes-
cadores de las que fueron trasladados a un buque patrio-
ta que se dirigía con rumbo al Callao , puerto del que pa-
saron a unirse en Lima con el ejército libertador” .
Un año después , Blanco se batía, con arrojo nunca
humillado , en Junín a órdenes de Bolivar ; allí el regi-
miento vencedor, en el que servía , fué denominado "Hú-
sares de Junin".
Cuatro meses más tarde volvía a batirse a las órde-
nes del general Sucre en Ayacucho, donde cayó grave-
mente herido conquistando heróicamente su grado de
coronel ( 1824 ) .

III

Terminada la épica guerra de la independencia y


fundada la República de Bolivia , el coronel Blanco fuc
uno de los más infatigables jefes para la organización
del Ejercito Nacional, habiendo pasado a comandar el
Dimer cuerpo de caballería organizado por el coronel
Francisco Arraya .
GENERAL DE BRIGADA PEDRO BLANCO 383

Pero, "los celos del oficio, o de los chismes de los


camaradas, lo obligaron a pedir licencia y retirarse a
Cochabamba, donde vivió algún tiempo entregado a las
dulzuras del hogar".
A fines de 1826 fué rehabilitado al servicio del
ejército por el mariscal Sucre, quién le encomendó la orga-
nización de otro nuevo regimiento de caballería sobre la
base de un escuadrón que había organizado el coronel
O' Connor, en Tarija, cuerpo al que instruyó y disciplinó
'
admirablemente durante el año 27 , y el que constaba de'
250 lanzas .
El período más activo de su vida y de su fugaz en-
cumbramiento , comienza para el coronel Blanco desde el
motin del 18 de abril de 1828. e Tuvo connivencias con
los amotinados ? -" La documentación publicada hasta el
presente , dice Iturricha-- autoriza una respuesta afir-
mativa".
Es pues inexplicable la conducta de Blanco en este
período histórico de su vida. Pues fué uno de los prime-
ros en condenar el atentado contra el Mariscal, apresu-
rándose en enviar con fecha 25 de abril una comunicación
oficial al ministerio de la guerra y una carta particular al
ilustre herido , en las que demostraba su indignación con-
tra los criminales .
"No es capaz ni mi corazón mismo dar a entender,
a usted- le decía a Sucre- cuanta es la pena que me acon-
goja al ver cuatro facciosos desnaturalizados hayan ajado
su siempre respetada persona. Jamás felonía de tan enor-
me fealdad hará ver sin odio este funesto acontecimien-
to ..." "Esta mancha de los bolivianos no es capaz de la-
varse ni con la sangre de todos los hijos de Bolivia por
virtuosos que sean. Tiempo ha que a usted le tengo dicho
que sabré sacrificarme para hacer respetar las leyes de la
República", etc.
Sin embargo, pocos días después , se defeccionó
con su unidad declarándose partidario de la política de
Gamarra y sin que tuviera queja o resentimiento con-
tra Sucre que fué siempre deferente con él .
384 GENERALES DE BOLIVIA

"Ninguna persona de juicio pensará jamás,-es-


cribía Sucre a Blanco, al saber que había entrado en con-
venios poco decorosos con el invasor - que estando usted
llamado a figurar en la alta escala militar de Bolivia, y
viéndole subir por las escalas naturalmente por su mé-
rito ; ninguna persona, digo, creerá que usted pretende tre-
parse por los balcones a riesgo de precipitarse. Todos co-
nocen que usted es un hombre honrado y buen patriota, y
todos saben que usted marcha por el orden a los puestoŝ
a que lo llaman sus servicios ".

A esta carta, Blanco respondió con la defección, cu-


yo ejemplo fué desastroso para la moral de las tropas na-
cionales .
Consumada la invasión, Gamarra destacó al coronel
Blanco con la misión de ir a Ñuccho para apoderarse de la
persona del Gran Mariscal de Ayacucho.
"Sucre,-dice Arguedas--al conocer el motivo que
lo conducía a su presencia al fementido soldado , no pudo
guardar su proverbial circunspección hasta en los momen-
tos de mayor exitación y con palabra dura y hasta desco-
medida le reprochó su actitud desleal y el haberse puesto
al servicio del enemigo de su patria, sin escatimar sus
improperios "contra el ejéricto peruano y contra su gene-
ral en jefe", a lo que Blanco, montando en cólera también
ordenó que el herido fuese trasladado a lomo de bestia
99
hasta el campamento de su jefe ………
Los descendientes del general Pedro Blanco , han
tratado de levantar en todo tiempo los cargos hechos por
los historiadores contra el referido general con motivo de
haber esquivado las fuerzas de su mando poniéndolas a
órdenes de Gamarra. "El único fin que persiguió
Blanco, juntamente con Santa Cruz y Olañeta , —dicen-
fué el de constituir en Bolivia un gobierno nacional y
alejar de su suelo las tropas colombianas que constituían
un peligro para el Perú , país con el cual Bolivia mantenía
estrechos vínculos debido a que ambas nacionalidades aun
no estaban totalmente deslindadas . Además la invasión
del Perú no fué de conquista , pues cuando se retiraron las
GENERAL DE BRIGADA PEDRO BLANCO 385

tropas peruanas después del tratado de Piquiza, Bolivia


no sufrió ninguna desmembración , apesar de haber esta-
do ocupadas por el ejército del Perú sus mejores provin-
cias".
El coronel Blanco tuvo pues, el pecado de haber ins-
tigado a los desalmados que atentaron contra la vida del
Gran Mariscal de Ayacucho, "animado por un excesivo celo
excluyente", y de haber esquivado las fuerzas de su mando
cuando la primera invasión de Gamarra al suelo patrio,
diciendo "que no quería combatir con el invasor, por que
él también deseaba ver a su patria libre de la influencia
colombiana y gobernada por un hijo del país".
De la historia escrita por el doctor Iturricha , estrac-
tamos lo siguiente :
"La noticia de que el general Gamarra había tras-
puesto los limites de la patria, fueron para Blanco otras
tantas seguridades de que esta vez su papel no saldría
desairado. Arrojó pues la careta.
"El 17 de mayo, en vez de marchar a Oruro , como
había ofrecido al prefecto de Potosí , (que lo había llama-
do) contramarchó a Chichas, en medio de la estupefac-
ción de todo el mundo.

"Llevó consigo 250 hombres armados de fusil, y


otros tantos, mas o menos, armados de lanzas y sables .
"Se situó en Santiago de Cotagaita , como punto es-
tratégico, para impedir las comunicaciones de Potosí con
las provincias de Chichas y Tarija , e interceptar los au-f
xilios de hombres y caballos que se había pedido a los
gobernadores.
"Blanco procuró aumentar en Cotagaita su contin-
gente de hombres .
"El gobierno nacional dispuso la persecusión de
Blanco, destacando tres columnas a órdenes de los genera-
les Galindo y López, pero se evadió y se internó a Chuquisa-
ca. De Chuquisaca pasó a Macha para ponerse en rela-
ción con el ejército de Gamarra . Allí se incorporó defini-
tivamente con una columna peruana , con la cual regresó a
Chuquisaca por segunda vez el 3 de julio.
97
386 GENERALES DE BOLIVIA

"Al día siguiente se tomó preso al Gran Mariscal


de Ayacucho con fuerzas destacadas directamente a la
finca de Nuccho donde se medicinaba .
"Logrados los propósitos de la invasión peruana y
en cumplimiento del artículo 20. del pacto secreto de Pi-
quiza, se expidió a favor del coronel Blanco el despacho
de General de Brigada.

"Luego fué designado ( Blanco ) general en jefe del


ejército boliviano (Jefe del Estado Mayor General ) y en
tal calidad marchó a Santa Cruz , con el objeto de pacifi-
car esa región , que había sufrido también las consecuen-
cias de la revolución del 18 de abril.

"Volvió a Cochabamba, y de allí partió a Potosí ,


con el fin de concurrir a la capital de la república y asis-
tir a la asamblea convencional.

" e allí pasó a Chuquisaca, para investirse con el


mando presidencial" .

IV

La Asamblea Convencional, reunida en agosto de


1828, nombró Presidente de la República al general Pedro
Blanco, que a la sazón se encontraba en el sud de la repú-
blica, habiendo llegado a Chuquisaca el 25 de diciembre
para al día siguiente prestar el juramento de ley.
Una vez en el solio presidencial, Blanco tuvo la im-
prudencia de separar del comando de sus cuerpos , median-
te orden general, a los coroneles José Ballivián , Mariano
Armaza y Manuel Vera , destinándoles como jefes sueltos
a la plaza de Tarija , después de haber sembrado el des-
contento de la clase militar presentando a las cámaras un
proyecto por el que reducía el efectivo del ejército y el
haber de los jefes y oficiales , teniendo en consideración :
"1o. , que el lujo y la extravagancia de los jefes de la re-
pública , son el regulador de la corrupción nacional ; 20. , la
exhauticidad del erario y la innecesidad de los dispen-
dios que exige una época creadora" .... etc .
GENERAL DE BRIGADA PEDRO BLANCO 387

La lectura de esta nota denigrante le concitó el


odio del elemento militar, habiendo en consecuenc ia esta-
llado la revolución encabezada por los jefes arriba nom-
brados , quienes después de apresarlo en su palacio donde
Blanco trató de ocultarse tirándose en un W. C., le hi-
cieron conducir, juntamente con dos de sus edecanes , al
amanecer del día 1o . de enero, a la Recoleta, donde fué
arrestado en una celda angosta y fría y custodiado por cen-
tinelas a los que se dió la orden terminante de " pegarle
cuatro balazos en caso de que intentara fugarse".
"A la media noche ( 1o . de enero de 1829 ) se oye-
ron tiros y vivas al general Blanco en las proximidades de
la Recoleta, produciendo la consiguiente alarma en los
guardianes del presidente preso ; y como éste se lenvantase
asoradamente de la tarima donde estaba recostado para'
preguntar qué es lo que pasaba , los soldados le contes-
táron con disparos de bala que lo tienden en el suelo ; ul-
timándolo con su espada el capitán de servicio Basilio He-
""
rrera ....

Los restos del infortunado general Blanco fueron


recogidos en una manta y arrojados sigilosamente a uno
de los barrancos o quebradas estrechas y escabrosas
(guaicos ) cercanos al cerro donde los decubrió casuali
mente un muchacho del pueblo en un estado de completa
des déz, habiéndosele identificado por la venda que ro-
deaba el brazo derecho fracturado en su caída al es-
condite del 31 de diciembre.

Descendió a la tumba a la edad de 33 años y 74 días .


"La vida de Blanco fué de sacrificio , en el primer
periodo , y de abnegación por los ideales generosos. En el
segundo, entristece verlo sometido, incondicionalmente , a
las aspiraciones del antipatriotismo y de la ambición in-
temperante.
"Se admira su heroísmo y su incomparable bravura
en los campos de batalla, embrazado de la bandera de la
libertad . En ellos brilla puro . su amor a la patria y ci-
ñe legitimamente sus sienes el laurel de la gloria.
388 GENERALES DE BOLIVIA

"Pero en contraste se deplora verlo uncido a los


planes de Gamarra y arrastrado en fatal pendiente contra
los intereses de Bolivia. Se experimenta amargura con-
templarle como instrumento de Olañeta ( Casimiro ) , ba-
jo cuyas inspiraciones letales traicionó al Gran Mariscal
de Ayacucho, para llegar a ser víctima, a su turno , de
las maquinaciones del perverso tribuno ; que lo entregó a
la furia de sus victimadores, en los terribles días del 31
de diciembre de 1828 y del 1o . de enero de 1829.
"El general Blanco fué un verdadero mártir.
"Le sacrificaron dos fanatimos : el político , que
no se satisface con las inumerables víctimas que se inmo-
lan en sus altares ; y el de los odios personales , que no re-
conoce fuero, ni perdona jamás.
"Sus despojos carnales se abandonaron a la intempe-
rie, expuestos a ser pasto de la voracidad de los perros ;
pero su espíritu debió desprenderse ligero , como todo el
de los sacrificados , " sobre quienes descienden rayos de
luz que los iluminan ..." ( Iturricha ) .

Recogidos los restos del infortunado general Blan-


co, fueron piadosamente sepultados en la capilla de la
Recoleta .
General de brigada Francisco Barrenechea

(1799-1872 )

"Se gana gran virtud procuran-


do mirar las virtudes de otros."

El meritorio general don Francisco Barrenechea,


perteneció a esa raza de héroes que sin amilanarse ante
las perspectivas de los sufrimientos e incomodidades de
ias campañas , lucharon como sus antepasados por conse-
guir días de gloria para su patria .
Nació en la heróica ciudad de Potosí en 1799, ha-
biendo sido hijo del patriota y coronel de milicias cívicas
don Diego Barrenechea.

(1) Colaboración del señor Luis Subieta Sagárnaga.


98
390 GENERALES DE BOLIVIA

Libertada su patria del poder español y daclara-


da en república independiente, el jóven Barrenechea ofre-
ció sus servicios al general Sucre, quien lo incorporó co-
mo a uno de los soldados fundadores del nuevo ejér-
cito de la naciente República , a órdenes del bravo y me-
ritorio general José María Pérez de Urdininea . Su ca-
ráte . serio y su espíritu trabajador y disciplinado , hicie-
ron que su jefe Urdininea lo propusiera para el grado
de Subteniente.
Desde ese momento Barrenechea militó obteniendo
todo los grados inferiores a fuerza de constancia , dis-
ciplina y amor al estudio ; hasta que durante las campa-
ñas de la confederación , el mariscal Santa Cruz le otor-
gó ei ascenso a comandante graduado, en recompensa a
su bizarro comportamiento en las batallas de Yanacocha ,
Socabaya y otras .
En 1841 concurrió a la gloriosa batalla de Inga-
vi , en la que cayó herido combatiendo denodadamente co-
mo Segundo Jefe del 40. escuadrón de caballería, llamado
también los célebres quita-cuellos.
Por su heróico y sin par comportamiento fué con-
decorado con una de las doce medallas decretadas antes
de la batalla, y ascendido a comandante efectivo ( 12 de
diciembre de 2841 ) .

Sirvió honradamente durante el gobierno del Ven-


cedor de Ingavi , pero al fin no pudo librarse de verse en-
vuelto en las contiendas civiles y abrazó la causa del ge-
neral Velasco, proclamándole con las guardias naciona-
les en octubre de 1847.
"Velasco, después de otorgarle el grado de coronel,
le encomendó la prefectura del departamento de Cobija.
donde trató de realizar algunas mejoras, particularmente
en el orden militar para la defensa de la costa, pero
viendo que el gobierno del general Velasco sin ideales
políticos ni iniciativas patrióticas- no le comprendia
ni le prestaba apoyo, se sublevó contra él proclamando a
Belzu ( 1848 ) , a quien sirvió con lealtad en distintos pues-
tos de importancia ".
GENERAL DE BRIGADA FRANCISCO BARRENECHEA 391

II

Con el triunfo de Linares en 1857 , se vió obligado


a dejar el servicio de las armas buscando su sustento en
las minas que su padre poseía en Potosí, después de
haber alcanzado los grados de teniente coronel efectivo y
coronel graduado, respectivamente.
El mal estado de las minas, a la vez que su espíritu
naturalmente bélicoso lo empujaron nuevamente al servi-
cio militar en 1865 , cuando imperaba en el país el despo-
tismo de Melgarejo, a cuyo lado luchó con una abnega-
ción digna de mejor causa , conjurando las revueltas esta-
lladas contra el tirano .
Ascendido al alto rango de general de brigada, en
1868, pasó a formar parte de la Corte Marcial hasta el
año 1871 en que cayó Melgarejo después de haber tirani-
zado al país durante seis años.
Retirado nuevamente a la vida privada, se estable-
ció en la ciudad de su nacimiento, donde dejó de exis-
tir en 1872 a la respetable edad de 73 años , después de ha-
ber servido a su patria con, entera abnegación , pero man-
chando el brillo de su espada en los postrimeros años
de su vida militar al ponerse al lado de la tirania y del
despotismo.
General de brigada Manuel Carrasco

( 1800-1855)

"Cada hora tiene su tarea en el


curso de la historia y cada genera-
ción debe compartir esa tarea con
entereza y si fuere preciso con sa-
crificio.
(D. Salamanca)

El meritorio general don Manuel Carrasco , nació en


La Paz el 1o . de enero de 1800 , habiendo sido descendien-
te del gerera! español don Francisco Carrasco, que de-
sempeñó el corregimiento de dicha ciudad por varios años .
"El 1o. de octubre de 1817 , vistió el uniforme de
cadete y con fusil al hombro emprendió la campaña de
Ayopaya, saliendo vencedor en los combates de Chara-
GENERAL DE BRIGADA MANUEL CARRASCO 393

guaito, Inquisivi y Quime. Hecho prisionero el año 19 en


Andamarca por los españoles, fué enrrolado en ei ba-
tallón "Centro de los Realistas" y sujeto a la cruel alter-
nativa de pelear contra los independientes o ser vícti-
ma de los españoles ; pero resuelto a incorporarse al ejér-
cito de la patria, emprendió una evasión arriesgada,
hasta ponerse bajo las órdenes del general San Martín ,
.
con quién hizo la expedición al Perú. Asistió a la acción
de Mirabe, en la división de caballería del coronel Miller ,
y después al sitio y asalto del Callao. El año 23, hizo la
campaña dirigida por el general Alvarado y se encontró
en los combates de Tarata y Moquegua".
El año 1824 estuvo al comando de una compañía en
las gloriosas acciones de Junín y Ayacucho .
Fundador del Ejército Nacional, concurrió a las
batallas de Yanacocha y Socabaya, en las que fué ascen-
dido primero a teniente coronel y luego a coronel, ha-
biendo sido condecorado con la medalla de brillantes de-
cretada para la alta clase de generales, " digno galardón
de su arrojo sin igual, que le hizo dueño de un estan-
darte peruano ".
Derrotado en Yungay el ejército de la Confedera-
ción, el coronel Carrasco se restituyó a la patria, incorpo-
rándose al ejército como jefe de un escuadrón de caballe-
ría, en Potosí.

Fué en la memorable y gloriosa batalla de Ingavi,


donde el coronel Carrasco se hizo acreedor al bien de
la Patria, habiendo sido ascendido a la alta clase de ge-
neral de brigada.

II

Ocupó puestos importantes y fué un leal sostenedor


de las leyes y de los gobiernos constituídos , hasta que
cayó con el general Velasco en Yamparaez el año 1848.
Tuvo la rara virtud, en aquellos tiempos , de no
haberse prestado nunca a trabajos revolucionarios y ha-
ber sido el mantenedor constante de la paz interna ; pe-
99
394 GENERALES DE BOLIVIA

ro, perseguido injusta e implacablemente por el general


Belzu y sus partidarios, y desterrado a la Argentina, se
unió con Linares y Velasco para reconquistar las ga-
rantías holladas por aquél, y organizando una pequeña
fuerza en la frontera argentina, ocupó Mojo.
Al encuentro de las fuerzas de Carrasco, salió el
general Córdova a la cabeza del batallón "Chorolque",
derrotándole completamente . Carrasco se vió obligado
nuevamente a internarse a la Argentina donde vivió pros-
crito hasta 1855 en que volvió al seno de su familia, pero,
resentida su salud por los sufrimientos del destierro , fa-
lleció en Cochabamba el 8 de diciembre de 1855 , a la
edad de 55 años .
Tal fué la vida de ese gran prócer, gloria del ejército
boliviano, que después de haber actuado con indomable va-
lor en mas de quince campos de batalla durante su vida mi-
litar, ostentaba en su pecho, con orgullo, una constelación
de condecoraciones formada por las siguientes medallas : la
de "Libertadores" ; la de la "Toma del Castillo del Ca-
llao"; un escudo por la de "Mirabe" ; la "Estrella del
Norte"; la de "Junín" ; la de " Ayacucho" ; la del "Busto
del Libertador" ; dos medallas por la batalla de "Yana-
cocha"; la de "Socabaya"; la de "Pacificadores del Peru";
la de "Chorrillos" y el escudo de "Iruya".
General de brigada Manuel Dorado

( ... . . . - . )

"El culto a los grandes hombres


es tan antiguo como la humani-
dad."

Otro de los antiguos y meritorios servidores de


Bolivia fué el general Manuel Dorado , quién , a más de
haber sido uno de los muchos conquistadores de nuestras
glorias nacionales y de haber sido fundador del Ejército
Nacional, fué también un hombre ejemplar en virtudes
militares por su patriotismo y abnegación en el servicio
de su patria, a la que defendió hasta el sacrificio .
No tenemos datos sobre su actuación como subalter-
no en las filas del ejército hasta el año 1827 en
396 GENERALES DE BOLIVIA

que le vemos actuar como Capitán de Infantería , cuan-


do la sublevación de las tropas colombianas ocurrida en
La Paz la noche del 24 de diciembre, habiendo sido uno
de los " vencedores de los vencedores de quince años" en
la acción de armas de San Roque de Ocomisto , donde
fueron batidos los sublevados .

Compañero de armas de los Méndez, Torrelio , Sa-


garnaga, Ballivián y otros meritorios militares de aque-
llos tiempos heróicos , actuó valerosamente en las campa-
ñas de la confederación , desde 1835 hasta 1839 , haciendo
ondear triunfante el pabellón boliviano desde las lejanas
fronteras norte del Perú hasta las de la Argentina, en
una sucesión continua de victorias.
Su última acción gloriosa fué en junio de 1838
cuando se libró la gloriosa batalla de Montenegro entre
las tropas bolivianas y argentinas . En ella los soldados
bolivianos, en número de 260, al mando del general Fe-
lipe Braun, después de haber caminado durante veinte
días por caminos quebrados y fragosos, cargaron impetuo-
samente sobre el ejército argentino, que constaba de 800 ,
hombres , v desalojándolo de sus cinco posiciones para-
lelas , lo derrotaron completamente tomándole un estan-
darte, 230 fusiles , 84 tercerolas , 165 caballos y un gran
número de monturas, maletas , mochilas , etc. , como tro-
feos de guerra. Además, fueron hechos prisioneros , un
jefe , 17 oficiales y 180 soldados .
En esta acción de armas, en la que lucharon un bo-
viano contra tres argentinos , el entonces corone! Ma-
nuel Dorado hizo lujo de extraordinario valor, habiendo
sido condecorado con una cinta de paño con esta inscrip-
ción: "Luchó contra 3".

II

Después de su derrota, los argentinos no volvieron


a presentarse más ante las fuerzas bolivianas que habían
ir vadido su territorio.
El coronel Dorado permaneció en este ejército has-
ta 1839, año en que , caído el general Santa Cruz, el nue-
GENERAL DE BRIGADA MANUEL DORADO 397

vo presidente Velasco, ordenó la desocupación del te-


ritorio argentino por las tropas bolivianas .
Ascendido a la alta clase de general de brigada el
6 de septiembre de 1840, Dorado prestó importantísimos
servicios al país, tanto en las esferas elevadias de la po-
lítica como en los altos puestos del ejército , habiendo de-
sempeñado el cargo de Jefe del Estado Mayor General
en 1838 , y el de Ministro de la Guerra en el mismo año ,
cuando el general Braun emprendió la campaña del Sud.
A la caída del presidente Velasco, vivió proscrito a
consecuencia de las pasiones politicas que no le permi-
tieron participar de las glorias de Ingavi hasta que, ago-
biade por el mal estado de su salud , se vió obligado a
retirarse de las filas del ejército para vivir en el apacible
seno de su hogar .
Falleció en Sucre , tierra de su nacimiento , des-
pués de haber consagrado a su patria los mejores años de
su vida.

100
О

General de brigada Ml . Rodríguez Magariños

( ..... -

Una biografía nos recuerda he-


chos y episodios ignorados.

Ei bravo e inteligente militar don Manuel Rodrí-


guez Magariños , que puso su espada desde muy jóven al
servicio del ejército boliviano, era natural de la Repú-
blica Oriental del Uruguay .
Ingresó a Bolivia en los primeros años de su funda-
ción, llamado por el mariscal Santa Cruz , a quien le unían
lazos de amistad desde años atrás, cuando ambos servían
en el ejército del Perú.
Magariños fué destinado como Capitán del Estado
Mayor General, donde prestó sus servicios durante varios
años, captándose aún más las simpatías del Mariscal por
GENERAL DE BRIGADA ML . RODRIGUEZ MAGARIÑOS 399

su inteligencia e ilustración . Pronto dió a conocer su ca-


pacidad y competencia científica en sus trabajos de es-
tado mayor, motivo por el cual Santa Cruz le encomenda-
ra muchas veces comisiones difíciles , delicadas y de con-
fianza. Fué por esto que en noviembre de 1831 se le
encomendó la tarea de conducir , desde Cochabamba has-
ta el puerto de Cobija , al general Mariano Armaza , que
arrestado por sospechas al parecer infundadas de Santa
Cruz, fué desterrado del país.
Ha sido fundador de la gran "Logia Política de la
independencia Peruana", con el sobrenombre de Antenor,
creada en abril de 1829 por el Mariscal de Zepita y pro-
tector del Perú. El historiador Iturricha refiere que ha-
biendo sufrido Magariños algunos decepciones en las lu-
chas del protectorado, no tuvo inconveniente para re-
veiar a los enemigos de Santa Cruz, los secretos pactados
por éste en la Logia , entregándoles el acta de su funda-
ción, escrita de su puño y letra, la cual se la exhibió, ori-
ginal, ante el público durante ocho días .

II

Ascendido al grado de sargento mayor en 1833 ,


Magariños tomó parte en las campañas de la confedera-
ción, en las que trabajó con entusiasmo y voluntad in-
quebrantable al lado del Protector, quien después de la
batalla de Yanacocha le destinó, en el Cuzco, como je-
fe del batalón 3o. , en reemplazo del teniente coronel Se-
bastián Agreda ( 1835 ) .
Un año más tarde, en 1836, conquistó el grado de
comandante, en las acciones de Uchumayu y Socabaya ,
hechos de armas en los que a la cabeza de su bizarro ba-
tallón 30. , supo corresponder con brillo a la confianza
que el Mariscal depositara en su pericia y valor.
Actuó en la desgraciada acción de Yungay, librada
entre chilenos , bolivianos y peruanos , en enero de 1839,
siempre a la cabeza del 30. , acción en la que no tuvo la
suerte de otras veces y en la que parece hubieron cier-
400 GENERALES DE BOLIVIA

tos hechos no aclarados hasta hoy. Pues el general O'


Connor dice al respecto, lo siguiente : " Los famosos
castillos del Callao se llenaron de prisioneros de guerra.
Entre estos se decía que el general Magariños tuvo la
culpa de la derrota de nuestras armas, porque fué man-
dado a ejecutar una marcha de noche , con el tercer ba-
tallón que él mandaba, y que en vez de avanzar se puso
en comunicación con el general Gamarra ( aliado de
los chilenos ) . Yo no respondo de la verdad de esta aser-
to, que francamente no lo creo ni lo puedo aceptar".
El general Magariños volvió al país después del de-
sastre de Yungay y siguió prestando importantes servi-
cios en el ejército, habiendo sido ascendido al grado de
teniente coronel el 10 de junio de 1839.

III

Cuando el ejército peruano invadió por segunda vez


a la Patria, el coronel Magariños fué uno de los colabo-
radores más inteligentes y decididos que tuvo Ballivián
para repeler la invasión . Pues , destinado al Estado Ma-
yor como Ayudante superior, trabajó con tezón y pa-
triotismo al lado de su Capitán General, organizando al
ejército que el 18 de noviembre de 1841 escribiera la pá-
gina más gloriosa que registra la historia militar de Bo-
livia.

Ascendido por el Vencedor al grado de coronel en el


mismo campo de batalla y condecorado con una de las
doce medallas de oro otorgadas a los más valientes, Ma-
gariños prestó nuevos e importantes servicios al país .
En 1843 hizo la tercera expedición al río Pilcomayo
a indicaciones del presidente Ballivián , quien en carta di-
rigida el 3 de enero del mismo año , le decía : " . . .. . . Su-
cesivamente. hablaré a Ud. de esta empresa que le va ha
lenar de gloria , y que será muy útil a nuestra patria",
etc.
"Para asegurar el éxito de la empresa - dice Santi-
vañez -debían darse algunos pasos previos , como la ce-
GENERAL DE BRIGADA ML . RODRÍGUEZ MAGARIÑOS 401

lebración con el Paraguay de un tratado de comercio y de


navegación, para cuyo fin el mismo Magariños , iría en-
viado como Ministro Pienipotenciario cerca del gobierno de
aquella República . Al propio tiempo, se mandaba a Bue-
nos Aires con carácter público, al coronel Manuel Ro-
dríguez, encargado especialmente de colaborar a la mi-
sión Magariños .
"Mas tarde, se organizó una expedición militar,
compuesta de los mejores soldados del ejército , que se pu-
so bajo sus órdenes.
"Era Magariños uno de los jefes más ilustrados
del ejército , pero de constitución débil, enfermiso y más
inclinado a las letras que a las armas ; y tal empresa re-
quería otro jefe de organización vigorosa , intrépido y
acostumbrado a trabajos rudos.
"La expedición tropezó desde el comienzo con difi-
cultades sin cuento, teniendo como tuvo que caminar, ho-
ra por bosques tupidos, habriéndose sendas estrechas ,
hora por regiones pantanosas o áridas , en que carecía de
agua para apagar la sed.
"A tales dificultades que oponía la naturaleza del
suelo, se añadian las hostilidades que experimentaban de
parte de las tribus salvajes que pueblan aquellos lugares
y con las cuales tenían que sostener frecuentes comba-
tes.
"Abrumado por los trabajos , el jefe de la expe-
dición se dirigió al gobierno, presentándole la empresa,
no solo como difícil o imposible, sinó como estéril, pues
que el gran caudal de aguas del Pilcomayo, dividido en
numerosas corrientes pequeñas, desaperecía, por decirlo
así, en los arenales del bañado que lleva su nombre.

"El gobierno se vió obligado a ordenar la vuelta


de la expedición que no había avanzado mucho " .
En memoria de este General, que quiso servir más
.
eficazmente a Bolivia pero que su temperamento timi-
do no le permitió llenarse de gloria , como le decía Balli-
vián , se fundó a orillas del Pilcomayo el hoy "Fortín Ma-
gariños", situado a los 21 ° . 15 ' de latitud sud.
IOI
402 GENERALES DE BOLIVIA

IV

Ascendido al rango de general de brigada en 1845 ,


Magariños siguió prestando sus servicios en el Estado
Mayor General, y cuando el presidente Ballivián dejó el po-
der supremo de la República , colgó su espada y se retiró a
la vida privada en marzo de 1849 para huir de las perse-
cuciones que el belcismo comenzó a ejercer después de la
batalla de Yamparaez , contra todos los militares de ho-
nor.
Rehabilitado al servicio de las armas en 1858, a los
nueve años de haber estado retirado a la vida civil, el
general Magariños desempeñó diversos e importantes car-
gos públicos, civiles y militares , habiendo sido el último
el de presidente del consejo de guerra que juzgó al en-
tonces y ya célebre coronel Mariano Melgarejo , por ha-
ber sido sorprendido en momentos en que arengaba a la
tropa para revolucionarla contra el presidente Linares.
Parece que después de la caída del ilustre dictador
(Linares ) , ocurrida en enero de 1861 , Magariños se re-
tiró definitivamente de la carrera de las armas , pues
su nombre se eclipsa desde este momento en las páginas de
la historia.
Se cree que falleció fuera del país , entre los años
1865 al 68.
General de brigada Fernando Campero

( .. ........ )

"La abnegación no tiene todo su


valor, sino cuando es ignorada o
no hay testigos para aplaudirla. "

El gallardo y noble general don Fernando Campe-


por Marqués de Yavi , fué uno de los militares más pres-
tigiosos de la sociedad tarijeña durante el primer medio
siglo de la República, y perteneció a una noble y distin-
guida familia de Tarija , donde había nacido .
Heredero del Marquesado de Yavi y de las glorias
de su padre, quien había abrazado desde el principio
ia causa de la independencia muriendo años mas tarde

desterrado en la isla inglesa de Jamaica- era el jóven


Campero envidiado por muchos , no faltándole algunos
cnemigos que sirviéndose de la calunnia escribieran car-
404 GENERALES DE BOLIVIA

tas al general Santa Cruz , induciéndole para que le con-


fiscara el Marquesado y lo desterrara fuera del país .
Santa Cruz, en lugar de obrar llevado por los chistes
y muy bien aconsejado por el general O' Commor , re-
solvió mas bien tomar bajo su protección al joven Cam-
pero y lo incorporó al ejército con el grado de teniente
coronel, destinándole como a su edecán, en junio de 1833 .
En 1834 , Campero fué comisionado para organizar
en Tupiza un regimiento de Caballería y con el que se
dirigió en 1835 al Perú, formando parte de la División de
Reserva que al comando del general O' Connor se acan-
tonó en Lampa, lista para tomar parte en la primera
campaña de la confederación.
Despues de ganar la primera batalla de Yanacocha,
Santa Cruz se dirigió a Lampa, y encontrando al es-
cuadrón de Campero bien instruído y disciplinado lo ele-
vó al rango de Regimiento, dándole el nombre de " Guias
de la Guardia" , regimiento que en febrero de 1836 hizo
lujo de valor y bravura en los altos de Socabaya biza-
rramente conducido por su jefe, el teniente coronel Fer-
nando Campero .
Ascendido al grado de coronel, en premio a su he-
róico comportamiento en Socabaya , Campero fué des-
tinado al ejército del Sud con motivo de la invasión de
tropas argentinas : all compartió juntamente con los ge-
nerales Braun y O' Connor, la gloria de haber vencido
una vez más a los invasores de la Patria.

II

Caido el protector Santa Cruz y desvaratada la


Confederación perú-boliviana , comenzó en Bolivia la era
de las revoluciones y motines de cuartel ; el coronel Fer-
ando Campero se retiró a la vida privada entregándose
a los trabajos agrícolas de sus haciendas , donde vivió ol-
vidado hasta el año 1860 en que, viendo nuevamente ame-
nazada a su patria por el Perú , organizó por su cuenta
u escuadrón de caballería bien equipado y montado que
GENERAL DE BRIGADA FERNANDO CAMPERO 405

lo puso a disposición del Gobierno, ( Linares ) . Dicho


cuerpo fué acantonado en Potosí inscribiéndosele en el
ejército con la denominación de : "Escuadrón Lanceros
Provisional de Linea ". " El Gobierno, para dar a Cam-
pero una prueba de gratitud a nombre de la patria, lo
llamó nuevamente al servicio en la clase de Coronel de
Caballería, ordenando sea inscrito en el escalafón militar
con la antigüedad que les correspandia" .
Reincorporado el filántropo coronel Fernando Cam-
perc a las filas del ejército, prestó importantes servi-
cios muy especialmente en el arma de caballería , a la que
tenía predilección, dando verdaderos ejemplos , normas y
enseñanzas al cuerpo de oficiales subalternos de su regi-
miento.
Vino el desventurado dia para Bolivia en que Mel-
garejo asaltó el poder cancelando la Constitución ; el co-
1onel Campero siguió prestando sus servicios con la

misma honradez que al comienzo de su carrera, sin com-


plicarse en la orgía del melgarejismo, habiendo sido as-
cendido al grado de general de brigada en 1865 , merced
al general O'Connor , quién influyó desde Tarija ante
el célebre ministro Muñóz , favorito del tirano, reclaman-
do el ascenso para Campero.
Pero cuando desempeñaba la prefectura de Tarija ,
en agosto del mismo año, fué sorprendido por las tropas
revolucoinarias que, dirigidas por el general Avila toma-
ron la plaza de aquella ciudad, obligándole a fugar a la
Argentina. Este hecho y su comportamiento íntegro , de
militar honrado que no le permitía transigir con la bar-
barie intronizada por Melgarejo , hicieron que éste le die-
ra de baja con ignominia, borrándole de la lista militar
el 20 de octubre de 1865.

Desde esta época el pundonoroso general don Fernan-


do Campero vivió alejado de la política y de la carrera
militar. carrera en la que había puesto toda su abnega-
ción y honradez desde el día en que había sido incorpora-
do a ella.

102
General de brigada José María Silva

( ...- 1851 )

"Un pueblo sin tradiciones his-


tóricas, sin memorias horóicas y
recuerdos sagrados, es un pueblo
sin alma, en el que no se puede te-
ner confianza para el futuro . ”

(A. H. Urioste)

El general don José María Silva , apesar de haber


tenido su cuna en país extranjero, es otro de los acreedo
res a la gratitud nacional por sus importantes y merito-
rios servicios , cuando Bolivia en los primeros años de
GENERAL DE BRIGADA JOSÉ MARÍA SILVA 407

su existencia aún no contaba con un ejército suficiente-


mente fuerte para mantener su soberanía e independen-
cia.
El general Silva vino al Perú en 1823 con el gra-
do de teniente 1o . en el batallón "Voltíjeros" , pertene-
ciente al glorioso ejército que comandaba el ínclito gene-
ral Sucre, quién descubriendo en el jóven oficial colom-
biano capacidad bastante , le nombró su secretario y ayu-
dante, cargo con el que Silva tomó parte en la gran
batalia de Ayacucho donde comenzó a brillar el sol de la •
libertad americana.
Ascendido a capitán, después de este hecho glorioso
de armas , Silva se radicó en Bolivia formando un res-
petable y virtuoso hogar, y fué uno de los jefes que más
colaboró al general Sucre en la organización del nacien-
te ejército boliviano, habiendo dedicádole todo su saber
y experiencia militar en su desenvolvimiento posterior .

II

Tomó parte en las campañas de la confederación,


desde 1835 hasta 1839 , habiendo obtenido la mayor parte
de sus ascensos en las diferentes acciones de armas habi-
das en esa época.
Elevado al grado de coronel, ocupó altos puestos den-
tro del ejército , y cuando en 1841 desempeñaba el cargo
de Prefecto y Comandante General de Oruro y se rea-
lizó la segunda invasión peruana a Bolivia, el coronel Sil-
va se apresuró en dirigirse a la ciudad de Cochabamba
donde organizó rápidamente la columna " Ballivián" y los
escuadrones "Coraceros", " Guías" y "Dragones ", a cu-
ya cabeza se batió heróicamente contribuyendo grande-
mente para el triunfo de Ingavi.
Fué acreedor a que el general Ballivián , vencedor
de esta batalla. premiara su bravura ascendiéndole en el
mismo campo de batalla al grado de general de brigada
v le otorgara una de las medallas de honor de Ingavi des-
tinadas para premiar a los doce más valientes.
408 GENERALES DE BOLIVIA

Desempeñó varios puestos importantes, políticos y


militares, habiendo sido Ministro de Guerra y Marina en
1843 .
Amante del orden público, luchó tenazmente para
conservar la paz interna, defendiendo la Constitución y
las leyes, como lo hizo en La Lava y Vitiche contra los
facciosos que levantaron el estandarte revolucionario a
favor del general Velasco, en noviembre de 1847 .
Desempeñaba la prefectura de Potosí cuando se
produjo la renuncia del presidente Ballivián y la defec-
ción de su división acantonada en Tupiza a favor del ge-
neral Belzu . Silva, sabedor de esto, se retiró a la repú-
blica Argentina para evitar las venganzas y represalias
que se ejercieron con todos los militares y civiles que sir-
vieron sosteniendo al gobierno Ballivián.

III

Murió en edad bastante avanzada en la ciudad de


Salta , el 7 de julio de 1851 , después de haber vivido pros-
crito de la patria de su adopción durante cuatro años .
El general José María Silva era natural de Colom-
bia, y después de haber ayudado a libertar a su patria
nativa luchando en varias batallas, acompañó al general
Sucre para ayudarle en sus campañas del Perú, atraído
por las virtudes cívicas y militares que adornaban a sui
heróico jefe .

Dediquemos a su memoria un recuerdo de grati-


tud.
C'

General de brigada José Manuel Dávalos

( …… . . . . - . . . . . . )

"Solo le es dado a la humanidad


rendir su homenaje de admiración
y gratitud a los protagonistas de
los grandes dramas de la historia.”

No tenemos ningún dato biográfico referente al


antiguo y benemérito general José Manuel Dávalos, y nos
vemos obligados a dejar de consignar los mil incidentes
ocurridos en su vida así como los detalles de su actuació
militar, concretándonos tan solo a anotar lo siguiente :
Este viejo servidor de la patria nació en Chichas
e hizo su carrera militar desde soldado . Peleó denodada
y bizarramente en las guerras de la independencia, en
las de la confederación y en Ingavi, ascendiendo grado
por grado en cada acción de armas , de tal suerte que al-
103
410 GENERALES DE BOLIVIA

gunos años después de la campaña de 1841 , llegó a os-


tentar los auríferos entorchados de general de brigada.
Fué un tenaz defensor de las leyes y del orden,
y militó con honradez profesional hasta la época del pre-
sidente José Ballivián , a quién sostuvo en el gobierno sin
tregua ni descanso, luchando contra los demagogos revo-
lucionarios que pretendieron durante aquella gloriosa
época alterar la paz de la Nación, como se vé por el si-
guiente hecho :
En 1847 habíase revolucionado el primer regimien-
to de Coraceros en el punto denominado Challa , cuando
salía de la ciudad de Cochabamba para sofocar una
revolución, inducido por su jefe el coronel José Rosendi,
quien invocando el nombre del general José Miguel de
Velasco, hizo retroceder al regimiento con el ánimo de to-
mar por sorpresa la citada ciudad . Pero anoticiadas
oportunamente las autoridades, habían tomado las medi-
das del caso, desbaratando el plan de Rosendi , quien se
vió obligado a seguir hacia el sud para engrosar las filas
de los revolucionarios que en Cinti, Potosí y Sucre ha-
bían desconocido también el gobierno de Ballivián. Du-
rante su marcha, Rosendi fué alcanzado y derrotado
completamente en el punto denominado Sivingamayo por
el general Dávalos , que a la cabeza de una columna ha-
bía marchado en su persecución .
Cuando el presidente Ballivián dimitió el mando de
la república ante el general Guilarte, en diciembre del
mismo año 47, el general Dávalos continuó en la carrera
todavía algunos años más, pero se vió obligado a reti-
rarse a la vida privada por no sufrir las persecuciones'
del belcismo, cuando el general Belzu asaltó el poder , en
los campos de Yamparaez.
Falleció en edad bastante avanzada.
General de brigada Mariano Sierra
)
..)

"El martirologio de nuestros hé-


roes debe grabarse con indelebles
caracteres en el corazón y en la
memoria de todos los bolivianos."

De los seis generales que hasta hoy ha dado Oruro


al ejército, ninguno más meritorio que el general don
Mariano Sierra, cuya biografía la trazamos incompleta
por la absoluta carencia de datos.
Nacido en la floreciente ciudad de Oruro a princi-
pios del siglo XIX , el general Sierra sentó plaza en las
tropas de la patria a los 18 años de edad y fue uno de
412 GENERALES DE BOLIVIA

ios fundadores del ejército boliviano después de la crea-


ción de la República .
Militó desde la clase de tropa, ascendiendo paula-
tinamente merced a su contracción al servicio y cariño
profesado a la carrera de las armas, llegando al simpáti-
co grado de Capitán de Infantería el año 1830 ; y cuan-
do se llevaron a cabo las campañas de la confederación ,
el capitán Sierra fué un abnegado héroe que luchó deno-
dadamente en su primer hecho de armas, Yanacocha , asi
como en Socabaya y otras acciones de guerra en las
que, a más de haber conquistado diplomas y condecora-
ciones, obtuvo el grado militar de sargento mayor y fué
destinado al batallón 2 de la " Guardia".
Pero librada la batalla de Yungay, el 20 de enero de
1839 , que fué desastrosa para las armas de la Confede-
ración, los jefes, oficiales y tropa bolivianos que se habían
librado de la furiosa persecución del adversario , entre
los que se encontraba el mayor Mariano Sierra se re-
tiraron con todo orden formando una división la que al
ser sorprendida en Coracora por el enemigo , tuvo que capi-
tuiar, habiendo sido distribuida la tropa entre los batallo-
nes peruanos, y los jefes y oficiales " destinados a hacer la
limpieza , zurrón a la espalda y escoba en la mano en las
calles de Arequipa ; luego los remitieron a las mazmorras
del Callao donde se hallaban todos los prisioneros de
Yungay".

II

Vuelto al país después de su larga prisión en las


fortalezas del Callao, Sierra fué incorporado en el ejérci-
to, y concurrió al siguiente año a la gloriosa batalla de
Ingavi, donde nuevamente se hizo acreedor a la gratitud
nacional, habiéndosele otorgado el grado de teniente co-
ronel efectivo , el 20 de noviembre de 1841 .
Coronel en febrero de 1843 , dejó el ejército por cier-
tos inconvenientes y rosamientos politicos con el Vence-
dor de Ingavi.
GENERAL DE BRIGADA MARIANO SIERRA 413

III

Vivió retirado hasta que Ballivián dejó la presiden-


cia de Bolivia y cuando en diciembre de 1848 éste sa-

lía del país, Sierra en compañía de otros se dirigió a la


fortaleza de Oruro y sacando al batallón allí existente,
al grito de viva Velasco , secundó la revolución estallada
a favor de éste, quién lo rehabilitó al servicio del ejér-
cito, en enero de 1848 , destinándole como Comandante
General del departamento de Oruro. Pocos meses después
el Congreso le otorgó el alto grado de general de briga-
da.
Años más tarde, en la época de Linares, Sierra fué
no de los valerosos militares que supo guardar el orden
público en La Paz poniendo a raya a los amotinados del
10 de agosto de 1858 , en que fué victimado al meritorio
general Juan José Prudencio.
Acompañó al general José María de Achá durante
su presidencia y fué uno de los generales que más co-
laboró a éste, habiendo luchado en la batalla de San Juan
en 1862 , contra el ejército revolucionario del general Gre-
gorio Pérez .
Sierra desempeñaba el cargo de Prefecto de
Oruro cuando Achá fué derrocado del poder por el astu-
to gererai Melgarejo, y cayó juntamente con aquél.

104
General de brigada José María Suárez

( ....- 1854)

Recojamos reverentes los nom-


bres de los valerosos generales de
ayer.

El general don José María Suárez fué otra de las


gloriosas espadas con que contó Bolivia para defender
su independencia y su soberanía durante la época en que
tuvo que mantener sus huestes, arma al brazo, para pro-
teger sus codiciadas y dilatadas fronteras .
Este valeroso chuquisaqueño nació en la ciudad de
Sucre a principios del siglo XIX , y se educó en la mis-
ma ciudad donde ingresó a las tropas que se reclutaron en
1835 para la organización de aquel ejército que, des-
pués de salir triunfante en las campañas del Perú, lleva-
GENERAL DE BRIGADA JOSÉ MARÍA SUÁREZ 415

ra sus huestes hacia el sud de la República para también


hacer ondear victorioso el pabellón boliviano en los cam-
pos argentinos.
Yanacocha, Uchumayo, Socabaya y varias otras ac-
ciones de armas , fueron los campos donde Suárez no so-
lamente conquistó el apreció de sus superiores sino tam-
bién grados y honores, aunque en humilde escala , as-
cendiendo a subteniente de infantería en 1836.
El último despacho que tuvo la suerte de recibir
firmado por el general Santa Cruz, fué el de teniente 1o .;
pues desbaratada la Confederación y caído aquél , después
de la desgraciada batalla de Yungay, Suárez se restitu-
yó juntamente con los restos del glorioso ejército que, dis-
perso y deshecho, volvió al país. Pero, no obstante esto,
informado el general Velasco de las aptitudes del jóven
oficial, le otorgó el grado de capitán graduado , el 14 de
noviembre de 1839.

II

Año tras año obtuvo ascensos , debido a su carácter


y contracción a la carrera militar así como al espíritu de
mando adquirido desde los primeros meses de su incorpo-
ración en el ejército . Pues , en marzo de 1840, fué capi-
tán efectivo ; en junio del siguiente año, comandante ; y
en julio de 1842 , teniente coronel graduado.
Suárez militó con honradez y fué uno de los raros
militares , consecuente con los gobiernos constituídos , ha-
biendo el presidente Ballivián premiado su honradez pro-
fesional otorgándole la efectividad de su grado, en agosto
de 1844, y el de coronel graduado, en noviembre de
1846.

III

Verificada la trasmisión del mando al general Gui-


larte y muerto éste trágicamente en Cobija, se hizo car-
ga del poder supremo de la república el general José Mi-
guel de Velasco , en enero de 1848 , el que a su vez cayó en
416 GENERALES DE BOLIVIA

diciembre del mismo año derrocado en Yamparaez por


su ministro de guerra , Belzu .
Suárez pudo librarse de las complicaciones políticas
de aquella época por haber estado en uno de los cuerpos
que guarnecían una de las ciudades del sud ; de tal ma-
nera que cuando Belzu asumió la presidencia , se concre-
tó a acatar el nuevo estado de cosas y defender al go-
bierno constituído.
Ascendido a coronel efectivo, vivió en constante
campaña, viajando de un confín a otro de la república pa-
ra asegurar el órden público, habiendo sido herido por
sus tropas que se sublevaron a favor de Velasco en 1849
cuando salía de Tarija con dirección a Tomina para de-
belar una nueva insurrección .
En diciembre de 1857 fué comisionado por el Go-
bierno para marchar a la frontera del Perú al comando
de una mitad del "Húsares", con objeto de custodiar
una partida de armamento que venía de Europa. Sabe-
dores los enemigos de Belzu, se posecionaron del pueblo
de Mocomoco con la intención de asaltar dicho armamen-
to ; pero cuando llevaban a cabo su plan , Suárez se portó
enérgicamente atacando a los facciosos y combatiendo va-
lientemente hasta caer herido después de haber cumpli-
do su misión . En premio a su arrojo fué ascendido al
alto grado de general de brigada el 13 de diciembre de
1854.

Pero las heridas que recibiera de los facciosos de


Mocomoco, se agravaron día a día, hasta que pusieron
fin a su existencia el 21 del mismo mes y año.
General de brigada Eusebio Guilarte

( 1805-1894 )

"Los genios y los hombres de ca-


rácter, representan la conciencia, y
mientras que a los unos se les ad-
mira, a los otros se les imita."

(Smiles).
I

La figura militar del general don Eusebio Guilarte


sobresale entre las que han sabido mantener muy alto
el nombre y el honor de su patria, y es la juventud que
hoy se inicia a la difícil y ardua carrera de las armas ,
la llamada a seguir e imitar el ejemplo de los que inmo-
laron la tranquilidad de su hogar , el bienestar econó-
mico y las fruiciones de la vida social, para luchar con
honradez y patriotismo contra las tempestuosas bo-
rrascas de la vida política y las sangrientas convulsiones
de esa época.
105
418 GENERALES DE BOLIVIA

El ilustre y viejo militar Guilarte dejó, pues, un le-


gado de honor a la juventud militar de su patria, con sus
brillantes ejemplos de carácter, valor y desprecio por la
vida, cuando Bolivia en aquellas angustiosas horas de su
nacimiento y cuando aún era un problema su indepen-
dencia, reclamaba el sacrificio de todos sus hijos.
Hijo del español don Miguel Guilarte y de doña Lo-
renza Mole , nació el 15 de octubre de 1805 , en la ciudad
de La Paz.
Ingresó en la carrera de las armas a los 18 años de
edad abandonando las aulas del Colegio Seminario , e in-
corporándose en calidad de soldado al ejército patriota
que comandaba el general Santa Cruz, sirvió en las filas
del batallón "Pichincha", habiendo recibido su bautismo
de fuego en la batalla de Zepita ( 1823 ) y obtenido en re-
compensa el merecido ascenso a Subteniente de Infatería .
En los años siguientes asistió a las campañas del
ejército patriota contra los realistas, hasta la terminación
de la guerra de la Independencia, en las que fué ascen-
diendo sucesivamente hasta el grado de capitán, obtenidɔ
en 1825.
Fué uno de los fundadores del grande y valeroso
ejército boliviano, y militó bajo las órdenes del general
Urdininea cuando se realizó la primera invasión peruana
en 1828.
Fueron testigos de su bizarría las batallas de la
confederación : Yanacocha, Ninabamba , Vischangas , Are-
quipa. Uchumayo, donde cayó mortalmente herido ; Chan-
gay, Buin y Yungay, en las que ascendió sucesivamente
hasta el grado de coronel y recibió todas las condecora-
ciones, medallas y diplomas a que fueron acreedores los
actores de estas memorables batallas, en las que Bolivia
hizo sentir la fuerza de sus armas a los ejércitos vecinos
en ios pocos años de existencia que tenía como nación
En Yungay volvió a caer herido y fué hecho prisio-
nero. Internado a Huaráz, trató de seducir , con otros
compañeros , al batallón chileno "Matucana", donde es-
taba arrestado, para proclamar nuevamente la causa de
GENERAL DE BRIGADA EUSEBIO GUILARTE 419

la confederación fracasada con el desastre de Yungay,


pero descubierto él y sus compañeros , entre los que estaba
Juan José Pérez , tuvieron que fugar y refugiarse en una
hacienda en la que vivieron en calidad de peones , obliga-
dos a trabajar para ganarse la vida .

II

A fines de 1839, volvió al país y se reincorporó en


el ejército, donde siguió prestando sus importantes y
meritorios servicios con honradez y mucha modestia ; con
lealtad y consecuencia, pués al decir de Crespo, a quién
seguimos de cerca en estos apuntes biográficos , no faltó
en algunos oficiales de aquella época , la deslealtad y ia
ingratitud contra el mariscal Santa Cruz, que era el alma
del ejército y la gloria de Bolivia , " pero nunca el nom-
bre de Gallarte figuró en los desengaños que afijieron
la vida de este grande hombre".
Enfermo a consecuencia de la fractura del pie dere-
cho, se vió privado de asistir a la gloriosa jornada de In-
gavi en 1841 ; pero creyó cumplir con su deber de patrio-
ta renuciando el sueldo de su clase con el objeto de que
con él se armasen 25 lanceros que engrosaran las filas de
los defensores de la patria.
El jefe del E. M. G. , general Sagárnaga , contestó
de Pucarani, al día siguiente , expresándole en términos
muy elogiosos "los más fervientes agradecimientos por su
generoso desprendimiento, pero que no le admitía su ofren-
da, pues que estando como estaba a medio sueldo , esca-
samente le alcanzaba para atender a su curación".
A fincs de 1841 , después de la gloriosa batalla de
Ingavi, obtuvo merecidamente los laureles de general
de brigada, como premio a su abnegada y decidida
cooperación para el triunfo de tan memorable hecho de
armas .
En 1845 , fué nombrado por el presidente Ballivián,
Ministro Plenipotenciario de Bolivia en el Paraguay, y
un año más tarde en el Brasil.
420 GENERALES DE BOLIVIA

En julio de 1846, se retiró de las filas del ejército


y fné a vivir en la ciudad de Arequipa , donde se con-
sagró al cuidado de su familia y sus intereses , volviendo
al pais en 1848 , para asumir la cartera de Guerra que le
encomendara Ballivián .
Cansado el Presidente, de luchar contra las revuel-
tas y motines de cuartel, resolvió abdicar del poder en-
tregando el mando al general Guilarte y salir del territo-
tie de Bolivia exasperado por las injusticias y las ca
lumnias que sin piedad le dirigían sus adversarios políti-
cos , olvidando la gloria de Ingavi.
La trasmisión del mando se hizo en Sucre el 23 de
diciembre de 1847. Pero el gobierno de Guilarte duró
bien poco . A los diez días de haberse hecho cargo de la
presidencia, las sediciones y motines en el ejército aumen-
taron, sucediéndose día a día en todos los ámbitos de la
república, hasta que Guilarte se vió también obligado a
renunciar la presidencia para alejarse al Perú.

III

En 1849 fué nombrado Prefecto del departamento


del Litoral, donde murió el 15 de junio del mismo año
a la floreciente edad de 44 años , lleno de energías y vi-
gor para el servicio de la patria, acribillado a balazos ,
víctima de un motín de cuartel , que él mismo había enca-
bezado contra el presidente Velasco
Así terminó la vida de este meritorio y abnegado
general, cuya espada había brillado en dies campos de
batallas internacionales en las que se batió heróicamente
para recoger los laureles de la victoria.
El nombre del general Eusebio Guilarte está ligado
a la historia patria y constituye otra gloria del Ejérci-
to de Bolivia .
O

General de brigada José Ml . Chinchilla ")

( 1806-1878 )

Pasarán siglos de siglos , y mien-


tras exista este inmenso territorio
constituido en Estado, los nombres
de los próceres que se sacrificaron
por su independencia irán siempre
ligados a su vida.

Los hermanos Chinchilla , patriotas decididos, te-


nían el mismo nombre, y la historia los menciona , cali-
ficándolos de el mayor y el menor, aunque confundiendo a
veces los hechos del uno con los del otro. El mayor ,, uno
de los guerrilleros más notables de la independencia, fué

(1) Colaboración del señor José Macedonio Urquidi .


106
422 GENERALES DE BOLIVIA

sacrificado durante aquella contienda , hacia 1820 en Ayo-


paya, (Palca) .
Chinchilla el menor, nació el 11 de abril de 1806 en
la villa de Tapacarí ; siendo sus padres don Martín Chin-
chilla, (bonaerense ) y doña Lucía Alcócer León de Chin-
chilla .

Reclutado por el ejército español , militó obligada-


mente en sus filas hasta 1821 ; habiéndose evadido junta-
mente con sus coterráneos y camaradas Pedro Irigoyen
y Manuel Carrasco ; yendo a incorporarse en clase de
Subteniente en el batallón "Legión Peruana".

Hizo las campañas del año 22 bajo las órdenes del


general Alvarado. El año 23 asistió a los combates de
Torata y Moquegua, desastrosos para la causa indepen-
diente ; en el último, que fué de los más encarnizados, su
legión peleó denodadamente a la bayoneta . También
asistió a la acción de armas librada en Zepita, después de
la cual fué a engrosar el ejército del general Sucre conquis-
tando en Ayacucho el título de valiente, donde luchó con
admirable valor al lado de sus compañeros de armas.

Concluída la brillante victoria que libertó al mun-


do suramericano, el jóven oficial Chinchilla tuvo el ho-
nor de ser comisionado por el mariscal Sucre para ser
portador a Cochabamba del parte de la victoria de Aya-
cucho . Cumplida su misión se dirigió a la ciudad de
La Paz, ocupada ya por el ejército libertador colombia-
no, y luego marchó a Arequipa , para incorporarse a su
bizarro cuerpo ( Legión Peruana ) , de guarnición en aque-
lla ciudad.

II

Fundada la República, y en cumplimiento de una or-


den emanada del libertador Bolivar, Chinchilla marchó
a presentarse en el cuartel general de Potosí, juntamente
con otros oficiales hijos del Alto Perú, donde, a solicitud
del coronel don Pedro Blanco, fué incorporado al re-
GENERAL DE BRIGADA JOSÉ ML. CHINCHILLA 423

gimiento " Cazadores de a caballo" , que marchó a guar-


necer la ciudad de Tarija.
Posteriormente, en 1828, a raíz de los sucesos de la
oposición antibolivarista y la primera invasión peruana de
Gamarra al territorio boliviano, fué comisionado para ha-
cer un viaje a La Paz llevando importantes comunicacio-
nes ; allí le sorprendió la noticia de la defección de su je-
fe Blanco con el Cazadores , razón por la que se le ha-
bía destinado, con el grado de capitán, al Primer Regi-
miento de Caballería comandado por el coronel Gascón ,
quién a la aproximación del ejército peruano, se replegć
sobre Oruro, juntamente con el general en jefe del bo-
liviano, Pérez de Urdininea .
Poco tiempo después Chinchilla fué promovido al
40. de caballería , y marchó juntamente con su unidad a
la ciudad de Cochabamba para guarnecer esta plaza a
cuya cabeza se encontraba el coronel Geraldino ; luego le
fué encomendada la misión de marchar a Mizque para
alli organizar fuerzas con que poder resistir a los inva-
sores.
Desgraciadamente, Chinchilla cometió la falta de in-
surreccionarse aleccionado por su antiguo jefe el coronel
Blanco, que, como hemos visto , se había pronunciado en
Potosí , restando importantes fuerzas para la defensa
del país . Es entonces que fueron destacadas desde Totora
algunas compañías del ejército boliviano para someter a
Chinchilla, quién sintiéndose tenazmente perseguido en
su retaguardia , resolvió hacer frente en el punto denomi-
nado Palca, logrando batir totalmente a sus perseguido-
res .
Chinchilla se dirigió con sus tropas a Chuquisaca, y
llegado que hubo a la ciudad donde se encontraba ya el
coronel Pedro Blanco , le presentó a éste varios prisioneros
que había llevado consigo , capturados en su acción de
Palca ; Bianco , por toda respuesta , le impuso un formal
arresto y puso en libertad a los presos. Tal proceder le
contrario profundamente y solicitó su licencia final, que
le fué negada ; mas bien fué destinado a su antiguo re-
424 GENERALES DE BOLIVIA

gimiento " Cazadores", que fué a acantonarse en el pue-


blo de Puna.

Mientras tanto había ocurrido el movimiento mili-


tar encabezado por los coroneles Armaza , Ballivián y Ve-
ra, contra el general Pedro Blanco que había sido exalta-
do a la presidencia ; Chinchilla quiso volar en socorro de
su general y paisano , pero su audáz propósito se le frus-
tró debido al trágico fin del infortunado mandatario.

Pocos días después el regimiento fué llamado a


Chuquisaca, entonces el capitán Chinchilla solicitó nueva-
mente su retiro, habiéndosele negado y más bien fué re-
ducido a prisión por el jefe revolucionario ( Armaza ) .
Pocos meses después de estos acontecimientos ( 1829) ,
Chinchilla se incorporó a la escolta del Mariscal Santa
Cruz, con el grado de sargento mayor, al comando
de una compañia de flanqueadores ; pero obligado por cir-
cunstancias particulares optó por retirarse de la carrera
militar, para lo cual pidió su retiro absoluto del ejército ,
el que le fué concedido con el goce del haber integro de
su graduación.

III

Dedicado a la agricultura , vivía en el apacible seno


de su hogar desempeñando sin embargo, desde 1832 , al-
gunas funciones oficiales dentro del departamento ( Co-
chabamba ) , cuando el peruano Gamarra hizo su segunda
invasión a Bolivia.
Chinchilla, sintiendo inflamarse nuevamente el pa-
triotismo dentro su corazón de soldado , corrió a las ar--
mas y se puso bajo las órdenes del presidente Ballivian.
quién le encomendó la organización de la guardia nacional
de Tapacarí . Marchó sobre Oruro con una columna de
cien hombres para reforzar al ejército en campaña y
luego avanzó hasta Sicasica , viéndose obligado a retroce-
der sobre el primer punto ; circunstancia por la cual no
pudo ser de los vencedores de Ingavi.
GENERAL DE BRIGADA JOSÉ ML . CHINCHILLA 425

Concluída la campaña con el glorioso triunfo del 18


de noviembre de 1841 , volvió a retirarse a la vida priva-
da, pero llamado por el presidente Belzu en 1848 , fué as-
cendido a comandante, habiéndosele encomendado el go-
bierno de la provincia de Tapacarí, que lo desempeñó
hasta fines de 1854. Durante este tiempo fué uno de los
más leales sostenedores de Belzu , quién, luego de otor-
garle el grado de teniente coronel, le distinguió con un
escudo, cuyo lema era : "Premio al Patriotismo y Leal-
tad".

Retirado nuevamente al hogar, tomó las armas por


cuarta vez , ahora a favor del doctor José María Lina-
res, que le otorgó el grado de coronel, en octubre de
1857. Desde entonces militó con más entusiasmo y vigor
durante los gobiernos de Linares, Achá y Melgarejo . Es-
te último le otorgó el alto rango de general de brigada,
por decreto supremo de noviembre de 1866 , graduación.
que el caballeroso Chinchilla no quiso aceptar en un

principio por habérselo concedido su hermano político


(Melgarejo ) .

Durante el sexenio desempeñó el cargo de Jefe Su-


perior Militar de las provincias de Tapacarí , Arque, Ayo-
paya e Inquisivi ; luego fué Comandante General del De-
partamento de Tarata , rango a que había sido elevada
la provincia de ese nombre por haber sido la cuna del ge-
neral Melgarejo.

En julio de 1870, asumió la Jefatura Superior y


Militar del Centro y Oriente de la República ; puestos en
los que a la inversa del caudillo, Chinchilla fué objeto de
generales aplausos , por su tolerancia y probidad en el go-
bierno de los departamentos de su mando.

Con la caída del sexenio, Chinchilla volvió al re-


tiro de su hogar, apartándose esta vez en definitiva de to-
da ingerencia pública y militar, hasta que falleció el 8
de julio de 1878 en la ciudad de Cochabamba, a los 72
107
426 GENERALES DE BOLIVIA

años de edad. Hallábase de Comandante General de

este Departamento el coronel Desiderio Lanza ( hijo del


célebre caudillo general José Miguel Lanza ) ; y , cono-
cedor de los generosos y heróicos servicios prestados por
Chinchilla a la Nación, ordenó se le hicieran los honores
correspondiente a su alta graduación militar .
General de brigada Fermín Rivero

( 1807-.... )

Conocer sus méritos e imitar sus


virtudes, es honrar la memoria de
las grandes figuras de la patria.

Ei general don Fermín Rivero fué un infatigable


defensor de su patria. Perteneció a la primera generación
militar fundadora del Ejército de Bolivia y tuvo el mé-
rito de haber luchado heróicamente por el honor y la inte-
gridad de su tierra en las campañas de la Confederación
e Ingavi.
Hijo de don Felipe Rivero, natural de Sorata ( La
Paz ) , y doña Fernandina Montenegro, moqueguana, na-
ció en la ciudad de La Paz el 6 de agosto de 1807.
428 GENERALES DE BOLIVIA

Antes de concluir sus estudios se enroló en el ejér-


cito realista de Goyeneche, al que siguió en todos sus
triunfos y derrotas defendiendo la causa y los derechos
de la madre España . Pero vencidas las huestes españolas
en los campos de Junín y Ayacucho, Rivero, que tenía
vocación y desmedido amor a la carrera de las armas, so-
licitó su ingreso en uno de los cuerpos que se organiza-
ban para formar el ejércto boliviano, habiendo sido in-
corporado con el grado de Subteniente en el batallón 1ɔ .
de la " Guardia" ( 1826 ) .

Desde este momento se consagró por entero a la


patria y fué un oficial modelo en el cumplimiento de sus
deberes ; poseía dignidad profesional, amor a la carrera y
un sentimiento elevado de su papel de oficial. Esto le va-
lió para ganar sus ascensos , uno a uno , hasta el de capitán
efectivo , obtenido antes de las campañas del Perú.

II

Asistió a las batallas de Yanacocha ( 1835 ) , Soca-


baya ( 1836 ) y varias otras en las que, haciendo lujo de
valor y heroísmo, conquistó los grados de sargento ma
yor, comandante y teniente coronel.
Pero fué en 1841 , cuando la gloriosa campaña con-
tra el ejército invasor del Perú , donde Rivero dió prue-
bas inequívocas de haber sido un militar de fibra, luchan-
do denodadamente en la famosa batalla de Ingavi. Man-
daba el ala derecha del ejército y allí dió el más bello
ejemplo de valor a sus subalternos y tropa.

Por su heróice comportamiento fué ascendido en el


mismo campo de batalla al grado de coronel ( 18 de no-
viembre de 1841 ) .

Hizo la campaña del Perú después de Ingavi, y a


su regreso al país fué nombrado Prefecto del departamen-
to de Santa Cruz. En esta época , marzo de 1844, el pre-
sidente Ballivián había decretado la organización de una
expedición a la lejana provincia de Chiquitos , limítrofe
GENERAL DE BRIGADA FERMÍN RIVERO 429

con el Brasil, nombrando al coronel don Fermín Rivero


jefe de la expedición .
Rivero partió de Santa Cruz a la cabeza de un bata-
lión de infantería de 300 plazas, mandado por el coronel
Manuel Franco, de un escuadrón de caballería de 20 jine-
tes , mandados por el coronel Agustín Saavedra , y de 100
hombres de caballería de guardia nacional de los dis-
tintos pueblos de Chiquitos como baqueanos, a las órde-
nes dei coronel Sebastián Ramos.

Esta expedición recorrió los extensos territorios,


venciendo todo género de dificultades , atravezando bos-
ques seculares, llanos pantanosos, lugares desiertos, fal-
tos de agua potable y lienos de tribus salvajes, y de ani-
males feroces y ponsoñosos .

Después de mil penurias, llegó al antiguo marco di-


visorio sobre la margen derecha del río Jaurú en su des-
sembocadura al río Villa María que desagua en el río Pa-
raguay. Alli el coronel Rivero mandó escribir en un

tronco de árbol PUERTO DEL MARCO REPUBLICA


DE BOLIVIA. -VILLA DEL MARCO .

Continuando sus exploraciones , Rivero llegó al


punto denominado “Arroyo del Curiche" y allí fundó el
pueblo de San Matías, a una legua de distancia de la lí-
nea divisoria con el Brasil . Cumplida su misión, el coro-
nel Rivero volvió a Santa Cruz , dejando en la fronte-
ra al coronel Ramos con alguna tropa, civiles y sus fa-
milias.

III

El Congreso de 1846 , premiando su audaz expedi-


ción a Chiquitos, elevóle al rango de general de brigada .
En este alto grado siguió prestando sus importantes ser-
vicios hasta el año 1849 en que, a la caída del presiden-
te Ballivián , se retiró definitivamente de las filas del
108
430 GENERALES DE BOLIVIA

ejército, yendo a radicarse a la ciudad de Cochabamba


donde falleció años más tarde.
El simpático general Rivero ostentaba con orgullo
las medallas que había conquistado durante su vida mi-
litar, muy especialmente las de Yanacocha, Socabaya e
Ingavi.

Tal fué la vida del general don Fermín Rivero ,


fundador del pueblo de San Matías, pueblo que hace de
centinela avanzado en aquella dilatada frontera de la pa-
tria .
General de brigada Manuel Isidoro Belzu

( 1808-1865)
"Honrar a los bravos es deber
de la humanidad."

He aquí la figura de un héroe y de un caudillo.


Estudiada su vida bajo el punto de vista militar,
Belzu aparece rodeado con el nimbo de sus hazañas glo-
riosas al haber consagrado a la Patria los mejores años
de su vida , sirviéndola desde la clase de soldado hasta la
de general .

Describiendo brevemente su figura biográfica , no


tomaremos en cuenta la actuación política que le cupo
desarrollar bien o mal en el país, solo nos concretaremos a
reseñar sus hechos militares , pues la Historia ya ha dado
su fallo al juzgarlo políticamente .
432 GENERALES DE BOLIVIA

El general don Manuel Isidoro Belzu fué hijo del


artesano Gáspar Belzu y Manuela Humerez , ambos

orureños , y nació el 4 de abril de 1808, en la ciudad de


La Paz.

Comenzó sus estudios de primaria en el convento de


San Francisco, del que huyó para sentar plaza como sol-
dado , a los 13 años de edad en el ejército que comandaba el
general Santa Cruz , y tuvo su bautismo de fuego en la
batalla de Zepita, librada con el ejército realista en 1823 ,
habiendo después de la desastrosa retirada que siguió a
esta batalla peregrinado de pueblo en pueblo hasta que,
sorprendido por un oficial, fué arrestado y luego remiti-
do a La Paz para ser entregado a su madre .
Proclamada la Independencia, el jóven Belzu for-
mó parte en el séquito de empleados que el Vencedor de
Ayacucho ( Sucre ) llevó a Chuquisaca, y fué en calidad
de escribiente de uno de los ministerios ; pero inclinado
desde niño a la carrera de las armas, abandonó su emi-
pleo y se presentó como voluntario en el batallón colon: -
biano "Legión", con el que marchó al Cuzco en calidad
de cadete distinguido.

II

En 1828 lo vemos en el ejército peruano del gene-


ra! Agustin Gamarra, en el que por sus maneras distin-
guidas y cultas , por su porte simpático y caballerezco ,
fué ascendido a Subteniente de Infantería y destinado co-
mo ayudante de la esposa del nombrado general ( 1828 ) .

Bajo el pretexto de proteger al mariscal Sucre y


contener la anarquía. Gamarra había hecho su primera
invasión a Bolivia atravesando el Desaguadero con
6,000 hombres ; entonces el subteniente Belzu , al com-
prender los planes y viendo la actitud hostil de su gene-
ral para con su patria , se apresuró a pedir su retiro de
las filas del ejército peruano y volvió a su país en el
que obtuvo el puesto de primer ayudante en el batallón
GENERAL DE BRIGADA MANUEL ISIDORO BELZU 433

10., y cuando fué solucionado el conflicto con Gamarra,


mediante el tratado de Piquiza , Belzu fué destinado co-
mo ayudante del Gobernador de Cobija, donde obtuvo
el grado de teniente 20. efectivo ( 1829 ) ; pero enervado
su espíritu, cansado de la quietud y pasividad en la que
se encontraba e impulsado por los deseos de una vida ac-
tiva , resolvió abandonar dicha plaza sin permiso de sus
superiores, y se trasladó al interior del país . El Presi-
dente Santa Cruz , irritado contra ese acto de indisciplina,
lo mondó arrestado a la fortaleza de Oruro , donde per-
maneció hasta 1830 en que fué destinado , por influen-
cias del general José Ballivián, al batallón 3o . , con el
grado de teniente 1o .
A mediados del mismo año habia marchado su ba-
tallón para guarnecer la ciudad de Tarija ; allí cono-
ció a la inteligente escritora argentina, señorita Juana
Manuela Gorriti , con la que contrajo matrimonio, en sep-
tiembre del citado año, luego de haber ascendido al grado
de capitán, habiendo apadrinado la seremonia el general
Francisco B. O' Connor .
De estc matrimonio nació la señorita Mercedes Bei-
zu, la que heredando las dotes intelectuales de su madre,
bien pronto dió a conocer su inclinación a las ciencias ,
y, su inteligencia nada común, reveló más tarde a la
poetisa y a la escritora que dió nombre y lustre a las le-
tras bolivianas . " Poseía, dice Ochoa , con perfección los
idiomas francés , inglés y varios otros, habiendo traduci-
do a los poetas David, Shakespare, Byron y Victor Hu-
So",

III

En las campañas de la confederación, Belzu actuó


cen valentia en todas las batallas a las que le cupo asis-
tir fue uno de los que habiendo demostrado en Yanaco-
cha más valor y arrojo, obtuvo en premio a su comporta-
miento el ascenso a sargento mayor, otorgado por el
mariscal Santa Cruz ( 1885 ) .
109
434 GENERALES DE BOLIVIA

En las acciones de Ninabamba y el Gramadal, li-


bradas en el mismo año , Belzu conquistó los laureles de
la victoria juntamente con los ascensos a comandante gra-
duado y efectivo , respectivamente, habiendo sido destina-
do como edecán de Santa Cruz , destino en el que asis-
tió posteriormente a los hechos de armas de Uchumayo y
Socabaya .
Iniciada en 1838 la campaña contra el ejército
chileno de Bulnes, fué destinado como segundo coman
dante al batallón 40., antes de la batalla de Yungay, li-
brada en enero de 1839, habiendo jugado un importante
rol por haber sido su batallón la última unidad arrojada
por Santa Cruz en la balanza de la contienda. ( El pro-
tector- dice un autor- elegía a los mejores batallones
para sus reservas ) .
Caído Santa Cruz , asumió la presidencia de la re-
pública el general José Miguel de Velasco, y Belzu fué
ascendido a teniente coronel efectivo y destinado como
primer comandante del batallón 70. , ( 1840) .
El ascendiente que tenía sobre sus subordinados , muy
especialmente en la tropa, databa desde años atrás ; po-
scia ese raro don de la fascinación , y bastaba su presen-
cia o su palabra para enardecer a la tropa , que adoraba
a su jefe como a un ídolo . Velasco, comprendiendo o qui-
zas viendo un peligro en el teniente coronel Belzu, por su
ascendiente en el batallón , sin causa justificada y por el
simple temor, lo hizo tomar preso y lo confinó al Be-
ni.
Fué pues, la espina punsante de la venganza contra
Velasco que le indujo a Belzu para conspirar y ... cons-

piró.
Desde entonces se vió envuelto en el torbellino fa-
tal de la politica .

IV

El 2 de octubre 1841 , el general peruano Agustín


Gamarra invadia Bolivia a la cabeza de 6.000 hombres .
GENERAL DE BRIGADA MANUEL ISIDORO BELZU 435

El general José Baliivián, llamado por todos los par-


tidos políticos para ponerse a la cabeza del Ejérci-
to y preparar la defensa de Bolivia, comenzó a organizar
sus tropas, destinando a Belzu como primer jefe del bata-
llón 90. , a cuya cabeza asistió a la gloriosa batalla de In-
gavi, poniendo otra vez de relieve su heroísmo y su valor
como militar y como patriota.

Refiriéndose a la actitud de Belzu en esta batalla


Aponte dice lo siguiente :

Viendo que el Salaverry ( batallón pe-


ruano ) , cargaba furiosamente sobre nuestra dere-
cha, haciéndola vacilar, conociendo Belzu el peli-
gro y ya que no podía avanzar con su cuerpo, por
que aún no se había recibido orden superior ( esta-
ba de reserva ) , se adelantó, solo, a pié, y tomando
un fusil que encontró en el suelo, avanzó hasta co-
locarse junto a la vanguardia. En ese momento vi-
no la orden de avanzar para la reserva, travándose
allí sangrienta refriega, donde casi pereció todo el
batallón Salaverry y la caballería enemiga.

"Se encontraron Belzu y Sanjinés y se abrazá-


ron prolongadamente en silenciosa felicitación por
sus triunfos .

"Ambos jefes fueron ascendidos en el campo de


batalla, con la circunstancia de que a Belzu se le
impuso un corto arresto por haber abandonado sus
filas . Era un castigo que mas bien realzaba su va-
lor.

"El congreso de 1846, ascendió a Sanjinés al al-


to rango de General de Brigada, siendo de notar
que en la misma terna figuraba Belzu”.

De lo anteriormente trascrito se ve que Beizu se


hizo digno de todo encomio, y fué ascendido por el Ven-
cedor de Ingavi al grado de coronel, ( 1841 ) .
436 GENERALES DE BOLIVIA

Elegido Ballivián como Presidente de la República,


a raíz de su triunfo en Ingavi, y no confiando en la fi-
delidad del coronel Belzu, lo nombró Prefecto del puerto
de Cobija, de donde años después , en 1847 , fué destinado ,
mediante Orden General de 5 de junio, como Comandan
te de las fuerzas que guarnecían la frontera con el Perú.

Belzu permaneció en este puesto algunos meses , hasta


que pretextando asuntos familiares pidió licencia y se tras-
ladó a La Paz. Fenecido el permiso, no se incorporó ; en-
tonces el gobierno le ordenó volver a su puesto dándole el
término de tres días, al fin de los cuales fué llamado a
comparecer ante el presidente. Parece que allí hubo un
altercado entre ambos, hasta que exasperado Ballivián,
mandólo arrestado como último soldado en el batallon
5o . , que se encontraba acontanado en Obrajes.
Aquella misma noche, Belzu logró sublevar al ba-
tallón y se dirigió con él a La Paz para tomar el palacio.
Mientras tanto, el coronel Ballivián, hermano del Pre-
sidente, avisado del suceso, pudo con otras fuerzas some-
ter a las de Belzu , quién viéndose perdido se ocultó en una
casa. donde permaneció durante tres meses, hasta que al
fin pado huir de la ciudad, disfrazado de carbonero , di-
rigiéndose a la finca Cuyavi, donde se embarcó en una
balza y fugó al Perú.

Mientras tanto , un Consejo de Guerra había sen-


tenciado a muerte a Belzu y sus cómplices , habiendo si-
do ejecutados los oficiales Echazú y Torrelio .
Estaliada la revolución a favor de Velasco en
1847, un comició popular reunido en La Paz , ascendió al
alto grado de general de brigada al coronel Belzu, mien-
tras hacía io propio Velasco en Tupiza , mediante decreto
de 4 de noviembre de 1847 , llamándole a la cartera de
Guerra ; pero enemistado con el presidente Velasco a con-
secuencia de algunas intrigas políticas , renunció el minis-
GENERAL DE BRIGADA MANUEL ISIDORO BELZU 437

terio y se alzó en armas, triunfando en Yamparaez . Por


consiguiente fué proclamado Fresidente de la Repúbli-
ca.

VI

Belzu , como gobernante, no pudo desenvolverse con


normalidad a causa de las frecuentes revoluciones , las
que en el periodo de ocho años alcanzaron a treinta y tres.
Sin embargo, impulsó la industria y las obras pú-
blicas, habiendo concluído la construcción del palacio de
gobierno y un cuartel ( hoy Intendencia de Guerra ) , en
La Paz.

La tarde del 6 de septiembre de 1850, Belzu había


salido como de costumbre a dar su paseo en la alameda
de Sucre, acompañado de su edecán, cuando fué acometi-
do repentinamente por un estudiante que le disparó un
tiro de pistola en la cara. Agustín Morales , más tarde
presidente de Bolivia, que se encontraba en las inmedia-
ciones , secur dó al estudiante disparando su revólver con-
tra la víctima y dejándola por muerta.
Conducido el herido a palacio , fué asistido con to-
do esmero , y al cabo de cuarenta días estuvo curado
completamente. Fué entonces que en señal de gracias a
la Divina Providencia , por haberle salvado de una muer
te segura, Belzu erigió en el mismo sitio donde cayó he-
rido , la actual capilla que existe al final del prado (Ala-
meda ) de Sucre.

VII

Las relaciones con el Perú no eran muy cordiales e


año 1853 , y habiendo el gobierno peruano ordenado la
ocupación militar de Cobija, dirigió a Bolivia un ultimá
tum .

Irritado el presidente Belzu , por este atentado a la


soberanía nacional, resolvió invadir el Perú, para lo cual
110
438 GENERALES DE BOLIVIA

lanzó una proclama al país y declaró en campaña al ejér-


cito, saliendo el 30 de octubre con su Estado Mayor a la
cabeza de 700 hombres con los que ocupó el pueblo perua-
no de Yunguyo . Entonces Chile ofreció su mediación, la
que fué aceptada por Bolivia con la condición de que las
tropas peruanas evacuasen Cobija , petición que se apre-
suró en aceptar el gobierno peruano. Belzu volvió a La
Paz a la cabeza de su ejército el 9 de noviembre, después
de haber salvado el honor de Bolivia con su valiente ex-
pedición que fué denominada "paseo de valientes".
Concluídos los diferendos con el gobierno peruano
y queriendo dar una prueba sincera de amistad al Perú.
Belzu tuvo el grave error de lanzar un decreto en el que
ordenaba la repatriación de los restos del generalísimo
peruano Agustín Gamarra y la demolición de la columna
de Ingavi , levantada por el general Ballivián para per-
petuar la gloriosa batalla del 18 de noviembre de 1841:

A este respecto , dice Aponte :

"...Lo que nosotros , como historiadores , cen-


suramos, es que a pretexto de repatriación se haya
desahogado Belzu contra el caído, indefenso y ex-
patriado Ballivián incurriendo en un acto , por vía
de satisfacción oficial al Perú , que ultrapasaba de
los moderados límites de la diplomacia. La hermosa
columna de Ingavi fué demolida para exhumar de
sus cimientos los supuestos restos mortales del ge-
neral Gamarra, que fueron trasladados al templo
de Viacha , donde se celebraron honras fúnebres a
su memoria".

Cansado del poder, por que Bolivia " se hizo ingo-


bernable", Belzu resignó el mando de la república el 15
de agosto de 1855 , en manos del general Córdova, y se
dirigió ese mismo día a Europa donde desempeñó el car-
go de Ministro Plenipotenciario en Francia.
GENERAL DE BRIGADA MANUEL ISIDORO BELZU 439

Cumplida su misión diplomática se dedicó a visitar


las principales capitales europeas, así como la Turquia
y el Egipto.

VIII

En 1865 volvía del viejo mundo, y cuando supo que


Melgarejo se había apoderado de la presidencia, tomó la
resolución de derrocarlo, para lo cual se dirigió a La Paz,
donde era esperado para acaudillar la revolución .
Había triunfado ella y cuando los victoriosos cele-
braban en el palacio el triunfo obtenido, se presenta Mel-
garejo ante la presencia absorta de Belzu y sus partida-
rios . En ese momento se oye una detonación y se lo ve
caer el general Belzu, herido de muerte por una bala
que le dirige uno de los coraceros que acompañaban al
tirano del sexenio, como aseguró más tarde el general
Campero.
"Belzu, dice uno de sus biógrafos, era un carácter
altivo y generoso , fiel a sus amistades , noble en sus ac-
ciones , sagaz y profundamente simpático para cuantos le
trataban. Era caritativo con los huérfanos , viudas y
menesterosos .
"De estatura más alta que baja y de esbelto y airoso
continente . Una espesa barba negra circundaba su ros-
tro moreno, verdadero tipo árabe , que hacía más atra-
yente la mirada altiva a la vez que lánguida de uno ojos
que vulgarmente llamamos dormidos".
Tal fué la vida del general Manuel Isidoro Belzu ,
juzgada ya por la historia bajo el concepto político pero
Ho militar, ésta lo coloca entre sus gloriosas espadas por
haber luchado heróicamente en ocho campos de batallas
internacionales , habiendo sido calificado con justicia co-
mo "bravo entre los bravos".
General de brigada Manuel María Zaballa

( 1808-1844)

"El patriotismo es una fuerza


espontánea, supera a todo cálculo
humano."

El intrépido y jóven general don Manuel María Za-


balla merece figurar entre el puñado de militares valien-
tes que supieron dar nombre a Bolivia por sus hazañas
heróicas.
Nació en la ciudad de La Paz el 9 de septiembre de
1808 , y fué hijo del español Juan Santos Ballanales
Zaballa, y de doña Maria Pascuala Sanz Tejada Nieto .
Inclinado desde niño a la carrera de las armas, no

vaciló en pertenecer a ella cuando el glorioso general Su-


GENERAL DE BRIGADA ML . MARÍA ZABALLA 441

cre organizaba en 1826 los primeros cuerpos del ejérci-


to boliviano, ingresando en uno de los escuadrones de ca-
ballería, arma que era de su predilección.
Militar desde los 17 años de edad , Zaballa fué uno
de los jefes de más prestigio dentro de su arma , a la
que dedicó toda su afición y estudio .
Se encontró, siempre a la cabeza de la caballería ,
en las batallas de Yanacocha, Socabaya y Yungay, ha-
biendo obtenido merecidos ascensos hasta el grado de co-
ronel, por su competencia y audacia en los campos de ba-
talla. Como jefe de la caballería boliviana, fué el alma
de la gloriosa jornada de Ingavi, cargando intrépida
e impávidamente contra los flancos y la retaguardia del
ejército peruano ; pues bajo el brillo de las lanzas y sa-
bles de sus huestes el célebre Gamarra rindió la vida jun-
to a la casa de hacienda de Ingavi .
Ascendido en el campo de batalla al alto grado de
general de brigada , hizo la campaña del Perú y ocupó
puestos importantes dentro. del ejército hasta el año 1844
en que falleció a la temprana edad de 36 años , dejando en
el ejercito un vacío difícil de llenar por sus dotes y pren-
das militares y por su comprobado patriotismo.
La patria perdió en aquella época en el general Za-
balla a uno de sus más leales y mejores servidores , cuan-
do esperaba aún mucho de él .

III
General de brigada José Benigno Loza

( 1809-1875)

"Leal soldado! esa brillante espada


Limpia y sin mancha conservó tu mano,
Tú , el fundador, con gloria honrosa fuiste,
Del ejército noble boliviano!!"

(J. M. Mujía)

El general don José Benigno Loza, nació en la ciu-


dad de La Paz el año 1809.
Comenzó la carrera de las armas abandonando las
aulas para incorporarse al ejército en calidad de cadete,
mediante título expedido por el general Sucre en 1826.
Desde esta fecha prestó sus importantes servicios ,
muy especialmente en " esa larga época que hoy figura y
GENERAL DE BRIGADA JOSÉ BENIGNO LOZA 443

figurará como la más gloriosa para la joven república


que, dirigida ya por el soldado filósofo , ya por el in-
mortal Santa Cruz , buscaba en más amplios horizontes la
realización de sus importantes destinos " .
En 1828, el general realista Francisco Aguilera ,
tenaz sostenedor de las armas españolas, se había levan-
tado en armas en el Oriente para proclamar nuevamente
el reinado de Fernando VII . Fué entonces que el coronel
Anselmo Rivas , prefecto de Santa Cruz y jefe al mismo
tiempo del batallón 20. , que guarnecía aquella plaza , co-
misionó al capitán Benigno Loza, que prestaba sus ser-
vicios en las filas del bizarro 2o . , para que con unos pocos
clases marchara a organizar en Vallegrande algunas com-
pañías con objeto de reforzar ai batallón. Cuando el
capitán Loza se encontraba en aquella tarea , después de
haber reclutado algunas decenas de hombres , fué sor-
prendido por la insurrección de éstos que ayudados por
ei pueblo proclamaron a Aguilera, caudillo prestigioso
y querido en todas aquellas comarcas . No pudiendo re-
primir la subievación, se internó con sus pocos clases al
bosque donde anduvo prófugo y errante por más de diez
días, hasta que llegó el coronel Rivas con el batallón ; en-
tonces pudo reunirse a éste contribuyendo poderosamente
a la derrota del jefe realista .
Cuatro años después, en 1832 , el general Santa Cruz
había concebido la idea de abrir una vía que pusiese en co-
municación nuestro Litoral con el Sud de la república
La comisión era más que dificil, pues se trataba de re-
correr regiones inexploradas, y para tal objeto buscó en
todo el ejército al militar que pudiese llevar a cabo tan
arriesgada empresa ; este fué el capitán Loza . El Pro-
tector no trepidó en encomendarla seguro del éxito , pues
conocía todas las aptitudes del joven oficial . "En efec-
to , dice uno de sus biógrafos , Loza realizó el viaje con
una compañía de soldados a sus órdenes, y fué el primero
en cruzar los arenales del desierto, logrando asi prestar
ci servicio más grande y positivo a la causa de la civi-
lización y del progreso de su patria, mereciendo el alto
444 GENERALES DE BOLIVIA

honor de ser declarado mediante orden general "Primer


Capitán del Ejército".
Loza fué un gran luchador, pues se encontró en la
campaña de San Roque contra los colombianos amoti-
nados el 26 de diciembre de 1827 , habiendo sido declara-
do "Vencedor de los vencedores de catorce años " ; es-
uvo en la de Paria, contra el ejército invasor peruano
el año 28 , en la de Yanacocha, donde fué declarado
sobresaliente ; en la de Socabaya y en la de Montenegro.

Además , actuó en los combates de Ninabamba ,


Uchumayo y Arequipa, habiendo sido declarado "Bene-
mérito de la Patria en grado eminente ‫ ין‬heróico".

En la segunda invasión peruana del año 41 , concu-


irió a la heróica batalla de Ingavi, en la que obtuvo su
ascenso al grado de coronel.

II

"Después de ese período de tiempo, que no puede


menos que recordarse con verdadero orgullo por todo bo-
liviano, el coronel Loza se retiró al seno de la vida pri-
vada ; en la que vivió veintidos años abandonado y olvi-
dado, hasta que en 1865 , Melgarejo, que había servido
en otros tiempos como sa: gento bajo sus órdenes , lo reha-
bilitó al servicio y ascendiéndole al rango de general de
brigada, nombróle Comandante General del departamen-
to de Chuquisaca ; luego lo hizo Vocal y después Presi-
dente del Supremic Tribunal Marcial de la República.

El general José Benigno Loza dejó de existir en la


capital Sucre, el 27 de noviembre de 1875 , a la edad de
66 años .
"El olvido no caerá sobre la tumba de Loza cuyos ser-
vicios y cuya carrera se relacionan con la historia, como
la acreditan las distinciones de que ha sido objeto en vi-
da : fué condecorado por el libertador Bolivar con la glo-
riosa medalla del "Busto del Libertador" , que es heredi-
GENERAL DE BRIGADA JOSÉ BENIGNO LOZA 445

taría ; con las de Yanacocha, Socabaya, la de pacificado-


res del Perú y el glorioso escudo de Montenegro".
Loza fué uno de los soldados más meritorios de la
primera generación militar, por que luchó en diez accio-
nes de guerra, y por que fué un patriota de corazón y
de verdad, asi como un esforzado y pundonoroso general
de aquellos tiempos gloriosos y heróicos, de nombre para
Bolivia.

112
General de brigada José María de Achá

( 1810-1868)

"Los pueblos para ser grandes ,


deben ser justos."

La personalidad del general Achá pertenece a la pri-


ruera generación militar boliviana que luchara al conten-
zar la República en las campañas de la confederación pri-
mer , y en Ingavi después.
Hijo de don Agapito Achá , español nataural de Vis-
caya, y de doña Ana María Valiente, natural de Cocha-
bamba, de una de las más acaudaladas familias de esa ciu-
dad, nació el 8 de julio de 1810 en Cochabamba.
GENERAL DE BRIGADA JOSÉ MARÍA DE ACHÁ 447

En 1833 , el general Santa Cruz, amigo de la casa


de Achá, lo destinó como ayudante en uno de los regi-
mientos del ejército, dándole el grado de Subteniente de
Caballería.
Muy pronto el jóven Achá comenzó a sobresalir en-
tre sus camaradas por su contracción y amor a la carre-
ra, habiendo obtenido en 1835 el ascenso a teniente pri-
mero efectivo ; además su heróico comportamiento en Ya-
nacocha, primer hecho de armas al que asistía , le hicieron
acreedor al grado de capitán graduado.
Educado su carácter militar con los rigores de las
campañas de la confederación, adquirió dotes que le hi-
cieron acreedor a las consideraciones de sus superiores y
a la distinción que hacía por él el general Santa Cruz , pues
te:uplado ya su carácter guerrerç actuó valerosamente en
Ninabamba . Uchumayo y Socabaya, donde conquistó el
grado de capitán efectivo, ( 1836 ) .
Consumada la caída del protector Santa Cruz , en
1839, Achá siguió prestando sus servicios en el ejército
hasta la campaña de Ingavi , en la que lo vemos actuar,
siempre heróico, como Tercer Jefe del 2o . escuadrón Co-
raceros , con el grado de comandante, habiendo sido pre-
miado por su " actuación decidida y valerosa" con el as-
censo a teniente coronel . ( 1841 ) .
En esta época, contrajo matrimonio con la distin-
guida señorita cochabambina Getrudis Antezana, a la
que perdió en 1864 .
Ascendido a coronel, en 1850 , desempeñó varios car-
gos militares de importancia ; fué Director del Colegio
Militar en La Paz, Comandante de regimiento, brigada,
etc .. habiendo merecido el título de "Ejemplo de lealtad
v honor militar" , por haber defendido en 1852 el orden y
la ley, habiendo sido ascendido , el 21 de julio de 1853 , a
la alta clase de general de brigada.
A partir de esta época , su vida fué presa de las aji-
taciones revolucionarias . Así, estando de Prefecto en
Potosí, subleba el regimiento " Coraceros", en noviembre
de 1854, y se dirige a Sucre ; no encontrando prosélitos ,
448 GENERALES DE BOLIVIA

marcha a Cochabamba donde organiza algunas tropas y


sale al encuentro de las del Gobierno, librando con ellas
un reñido combate en Sutimarca donde es derrotado por
el general Córdova . Entonces Achá, para salvarse de
la persecución de sus enemigos , se dirige al Perú, donde
vive proscrito .
En castigo es "borrado con ignominia de la lista
militia , por insurgente y traidor", ( enero 20 de 1855 ) .
Llamado por el presidente Linares en 1860 a de-
sempeñar la cartera de Guerra , fué desleal con éste de-
rrocándole del poder en la madrugada del 14 de enero de
1861 .

II

La Asamblea reunida después del derrocamiento de


Linares, le eligió como Presidente provisorio , habiendo
sido proclamado constitucionalmente en agosto de 1862 .
Durante su gobierno , Chile se había apropiado de
las salitreras de nuestro litoral. Entonces Achá reunió un
Congreso extraordinario, el que le autorizó para decla
rar la guerra, "siempre que no fuese posible ningún
a reglo diplomático " .
La guerra parecía inminente, pero la revolución de
Melgarejo cortó los aprestos bélicos y dejó que Chile
consumara su usurpación. ...
El general Achá tenía un concepto elevado sobre lo
que era el gobierno y la democracia, y por eso escribía a
Yañez : "Es preciso convencerse de que en una república
se puede con honor descender de la presidencia para ocu-
par el puesto de alcalde de barrio " .
El historiador Sotomayor Valdéz , al describir la
vida de Achá en sus últimos años de gobierno , dice : " Es-
taba harto de desengaños , cansado de las traiciones, fa-
tigade, aunque no disgustado de mandar. Aun no era
viejo : pero su cabeza había encalvecido ; sus ojos azula-
dos . que siempre eran de indeciso mirar, habían perdido
su lustre y vueltose opacos y desmayados . Sin embargo
GENERAL DE BRIGADA JOSÉ MARÍA DE AChá 449

aquel hombre estaba entonces enamorado como un man-


celo . Poco hacia que era viudo, y de tiempo atrás había
manifestado gran predilección por una sobrina suya .
"La revolución de diciembre ( 1864 ) y la traición
de Melgarejo le sorprendieron en una situación de ánimo
que no le permitió comprender bien los deberes de Jefe de
Estado . Se dejó derrocar y rodó del solio del poder para
caer (¡ rara fortuna ! ) en los brazos de la mujer que
amaba .

"Pero su dicha fué muy breve . Achá fué confi-


nado al Oriente ( después de fracasada la revolución de
Letanías en la que tomó parte en 1866 ) , donde la au-
sencia del hogar, el rigor del clima y las privaciones de
todo género desquisiaron su salud y le desesperaron . Pa-
1a burlar la vigilancia, extravió caminos, atravesó ríos
caudalosos pidiendo a los salvajes un refugio contra sus
perseguidores , y continuó por selvas impenetrables y
abrasadas llanuras como el más desdichado criminal, has-
ta licgar postrado y casi moribundo al pueblo de sus afec-
ciones y al hogar de la familia.

"Dos meses después, al 29 de enero de 1868 , espi--


raba en el seno de su familia, para reposar , como había
descado , en el sepulcro de sus padres y a la sombra de
los sauces de su tierra querida".

Murió el general don José María de Achá, a la


edad de 58 años.

113
General de brigada José María Allende

( 1810-1871 )

"La memoria de los defensores


de la patria debe ser respetada por
las generaciones jóvenes."

El general don José María Allende, viejo militar de


los primeros tiempos de la república, no vaciló en ofrecer
sus servicios enrolándose en el ejército que llevara al Pe-
rú el inmortal Santa Cruz, cuando fué solicitada su in-
tervención por el gobierno de aquél país.
Allende era un jóven de 25 años de edad, que vivía
en su apacible hogar de Arequipa , cuando llegó el ejército
boliviano en junio de 1835. Exaltada y sacudida su alma
por el entusiasmo guerrero que despertaba en él al ver tan
GENERAL DE BRIGADA JOSÉ MARÍA ALLENDE 451

brillante ejército que iba a libertar a su patria de la opre-


sión que sobre ella ejercía Salaberry, abandonó las dulzu-
as del hogar para trocarlas con las rudas labores del
campamento y se enroló como cadete en uno de los cuer-
pos de la caballería que formaba la vanguardia del ejér-
cito a órdenes del valeroso sargento mayor Narciso Iri-
goyen.
Su bautismo de fuego fué en el hecho de armas de
Yanacocha, donde a más de haber conquistado una me-
dalla de honor, conquistó el grado de cabo, por su ad-
mirable comportamiento . Esta acción retempló el cora-
zón de aquel valeroso soldado que en Uchumayo volvió
a repetir sus hazañas y a conquistar el aprecio de sus su-
periores, así como el grado de sargento 2o . , para luego en
Socabaya pasar a ser sargento 1o. de escuadrón .
Cuando el ejército de Bolivia abrió la segunda cam-
paña de ia Confederación contra el ejército argentino que
invadió la República , Allende fué destinado para marchar
en el ejército del Sud, donde conquistó nuevas glorias
luchando con su acostumbrada bizarría en Iruya y Mon-
tenegro, hasta que verificado el pronunciamiento del ge-
neral Velasco con el ejército del Sud, en Tupiza, contra
el presidente Santa Cruz que había sido ya derrocado
a raiz del desastre de Yungay, en enero de 1839, fué as-
cendido por aquél (Velasco ) al grado de Alféres de Ca-
ballería, en diciembre del mismo.

II

Desde este momento el subteniente Allende, que era


va un oficial meritorio, de carácter bien templado y que
había cobrado singular cariño a la carrera , desidió con-
sagrarse a ella y servir a Bolivia, poniendo todo el contin-
gente de su inteligencia, su práctica y, más que todo, su
experiencia adquirida en tantos campos de batalla . Muy
pronto llegó pues , a ser uno de los oficiales modeles por
su disciplina y alma militar , habiendo alcanzado el gra-
do de teniente 2o . efectivo , en julio de 1840, y el de te-
452 GENERALES DE BOLIVIA

niente lo. efectivo, en junio del siguiente año por sus


méritos adquiridos en años atrás durante las campañas de
la Confederación".
Destinado a la guarnición de Cobija , Allende no
pudo concurrir a la batalla que se libró en Ingavi en 1841 ;
pero no obstante esto el general Ballivián le concedió el
grado de capitán, en marzo de 1842 , destinándolo a un
cuerpo de caballería que guarnecía una de las plazas del
interior. Muy pronto, Ballivián , que tenía una escuela se-
vera y rígida, y que concedía ascensos solamente en pre-
mio al trabajo, a la disciplina y al estudio, llegó a com-
prender que Allende era merecedor a mayor gerarquía
militar, y le otorgó el ascenso a sargento mayor gradua-
do, en noviembre de 1843.
Parece que a la caida del general Ballivián nuestro
héroe se retiró a la vida civil y no quiso tomar parte en
las contiendas internas que desde entonces sobrevinieron
con más furor en el país, hasta el período de Achá, quién
le rehabilitó dándole el grado de sargento mayor efecti-
vo, en mayo de 1862 , y el de comandante en 1863.
Acompañó al presidente Achá defendiéndole en to-
das las revoluciones surgidas contra él, y llegó a ser te-
niente coronel en enero de 1864 , y coronel en diciem-
bre del mismo .

III

Melgarejo había asaltado el poder el 28 de diciem-


bre de 1864, y el coronel Allende fué desleal y cometió el
pecado de empañar el brillo de su espada poniéndose a 6-
denes del tirano al siguiente día de la caída de Achá , a
quién le debía su elevación en la gerarquia militar .
Estallada la revolución encabezada por Belzu el 27
de marzo de 1865 , Melgarejo dividió su ejército en 7 co-
lumnas para atacar la ciudad de La Paz , habiéndole toca-
do al coronel Allende el comando de la quinta columna.
con la que atacó furiosamente la barricada de la Merced
hasta que, cuando parecía haber triunfado la revolu-
GENERAL DE BRIGADA JOSÉ MARÍA ALLENDE 453

ción belcista, quedó vencedor el ejército de Melgarejo con


ja trágica muerte de Belzu en el palacio de gobierno.
Ascendido por Melgarejo a la alta clase de general
de brigada , en recompensa a su valor , Allende persistió
en su error y lejos de separarse del tirano, como lo hicie-
ron otros meritorios generales , acompañó a éste luchan-
do en las canterías de Potosí , en Letanias y en La Paz,
el 15 de enero de 1871 , hasta el momento en que Melga-
rejo viendo eclipsarse la estrella que le había brillado du-
rante seis años , montó en su caballó y fugó hasta alcan-
zar tierra peruana seguido " por sus más próximos gene-
rales , coroneles y jefes de graduación , en número de
treinta y cinco" . Allende estuvo entre estos infelices que
huían perseguidos por las turbas de indios sublevados , y
alcanzado por éstos, fué mutilado y degollado, y los que no
sirvieron para el festin canivalesco , " sembraron los deso-
lados campos con sus destrozados cuerpos , y apestando
los tránsitos , sirviéron de banquete a los perros y los
buitres".
Tai fué el trágico fin del general don José María
Allende, que víctima de su imprudente lealtad al caudillo
combatido por la nación , rindió la vida a la edad de 61
años .

114
General de brigada Manuel Antonio Sánchez

(1810-1861 )

"Alzar estátuas, es cerrar taber-


nas, porque no hay escuela mas
grande que las figuras de bronce
o de mármol , que hablan al pueblo
sobre su pedestal ."

(A. H. Urioste )

I.

La gloriosa espada del general Manuel Antonio


Sanchez, perteneció al número de las que escribieron las
primeras glorias militares de la historia nacional , y se
hizo acreedora al reconocimiento y veneración de las ge-
neraciones presentes y futuras de Bolivia .
Nació en la ciudad de La Paz en 1810, e ingreso
al ejército en 1830 , antes de haber concluído sus estudios ,
GENERAL DE BRIGADA ML . ANTONIO SÁNCHEZ 455

entusiasmo sin duda al ver el creciente desarrollo y


prosperidad que alcanzó ya en ese entonces la fuerza ar-
mada del país , bajo la sabia e inteligente dirección del
mariscal Santa Cruz, a quién el ejército debe sus prime-
ras glorias y la fama heróica que conquistó en la Amé-
rica.

Incorporado en el batallón "Zepita", como caballe-


ro cadete, muy pronto Sánchez sobresalió entre sus com-
pañeros por la rectitud de su carácter y el amor al cum-
plimiento de sus deberes, cualidades que le hicieron acree-
dor al ascenso de Subteniente de Infantería, en 1831 .

II

Como la mayor parte de nuestros viejos militares,


tuvo su bautismo de fuego en las campañas de la con-
federación, habiendo sobresalido por su intrepidéz en la
batalla de Yanacocha ( 1835 ) y Socabaya ( 1836 ) , así co-
mo por su digno comportamiento durante la campaña. En
premio a sus virtudes militares el Protector le confirió
los demás grados subalternos hasta el de capitán , a fines
de 1836 .

Cuando la Argentina, recelosa del pacto celebrado


por Santa Cruz para crear la Confederación perú-bolivia-
na, declaró la guerra a Bolivia y movió su ejército sobre
la frontera , el mariscal Santa Cruz organizó un ejército
de dos mil hombres de las tres armas, con el que el gene-
ral Felipe Braun se puso en campaña contra el invasor
del Sud. Fué entonces que Sánchez , incorporado a este
ejército como una distinción a las cualidades militares de-
mostradas en la anterior campaña , marchó al nuevo tea-
tro de operaciones con la abnegación del militar que, cons-
ciente de su misión , sabe responder a los llamados de la
patria.
Allí puso a prueba otra vez el temple de su alma, y
luchó con un coraje sin ejemplo, primero en Iruya ( 11 de
junio de 1838 ) , donde ascendió al grado de sargento ma-
456 GENERALES DE BOLIVIA

yor, luego en Montenegro , donde también conquistó el


grado de teniente coronel ( 24 de junio de 1838 ) .
Tres años habían transcurrido de las valerosas y he-
róicas hazañas del bravo teniente coronel Sánchez , quien
ya ocupaba puestos importantes dentro del ejército, cuan-
do la patria se vió nuevamente invadida por su frontera
Oeste por el ejército peruano que venía a conquistar el
rico y valioso departamento de La Paz. El coronel Sán-
chez , herido en sus sentimientos de patriota y recordando
antiguas hazañas, fué uno de los jefes que puso toda su
abnegación y el concurso de sus energías para organizar
el ejército y repeler la invasión ; y, en el glorioso día de
Ingavi, peleó con sublime temeridad, arrojo y valor, a la
cabeza del bizarro batallón 60. , hasta caer gravemente
herido atravezado por una bala enemiga.

Después de haber sido condecorado con una de las


doce medallas destinadas para los más valientes , nizo la
campaña del Perú con el grado de coronel efectivo , ad-
quirido en el campo de batalla, ocupando puestos impor-
tantes y desempeñando delicadas comisiones durante la
administración del general Ballivián.

Caído éste del poder supremo , Sánchez se apartó de


la vida militar y política para evitar las persecuciones del
belcismo y vivió retirado del servicio de las armas más
de diez años.

III

Rehabilitado al servicio activo del ejército cuando


el doctor Linares asumió la presidencia de la república.
fué ascendido al alto rango de general de brigada , el 2
de octubre de 1860, y nombrado Prefecto y comandante
General del departamento de La Paz.
El general Sánchez cometió en esta época de su vi-
da el grave pecado de la inconsecuencia y de la deslealtad,
revelándose contra el majistrado que le había devuelto
sus derechos militares y confiado puestos delicados en el
ejército ; pues , picado por la ambición al poder, entró en
GENERAL DE BRIGADA ML. ANTONIO SÁNCHEZ 457

combinación secreta con los ministros general Achá y


doctor Ruperto Fernández , junto con los cuales asaltó el
solio presidencial, aprisionando al presidente Linares la
mañana del 14 de enero de 1861 , valiéndose de su alta in-
vestidura militar como Inspector General del Ejército .
La junta de gobierno que formaron los golpeadores,
como los llamó el pueblo a Fernandez, Achá y Sánchez,
se llamó Triumvirato.
Activos eran los trabajos del general Sánchez para
ilegar al solio presidencial, pero un capricho del destino
hizo que no viera realizadas sus ambiciones , por que víc-
tima de violenta fiebre falleció en la ciudad de La Paz
el 9 de abril de 1861 a la floreciente edad de 51 años .
El general don Manuel Antonio Sánchez fué un
abnegado servidor de su patria, aunque empañó el brillo
de su espada en 1861 en la forma que acabamos de ver.
La defendió con heroísmo y valor en tres campañas in-
ternacionales contra los ejércitos peruano y argentino,
luchando bizarramente en cinco campos de batalla . (Ya-
nacocha, Socabaya, Iruya , Montenegro e Ingavi) .

115
O

General de brigada Gregorio Pérez

( 1811-1890)

"Un esfuerzo heróico basta para


inmortalizar a un hombre, cuando
tiende a un objeto elevado y no-
ble. "
(P. Kramer)
I

La vida del general Gregorio Pérez fué llena de zo-


zobras, ambiciones e inquietudes, y su nombre figura en
casi todas las páginas de la historia militar de Bolivia,
por haber sido uno de los protagonistas más populares
durante aquella época en que la política turbulenta que
tanto daño hace al país , fué siempre como un mar em-
bravecido, lleno de borrascas .

Hijo natural de don Manuel Olvera Pérez , nació


en la ciudad de La Paz , el 11 de marzo de 1811. Habien-
do cursado la instrucción primaria y algunos cursos de
GENERAL DE BRIGADA GREGORIO PÉREZ 459

secuandaria, sentó plaza a la edad de 18 años en el ejér-


cito organizado por el general Santa Cruz , donde dió
a conocer su vocación para seguir la carrera de las ar-
mas distinguiéndose y sobresaliendo de entre sus com-
pañeros de cuartel.
Pronto fué ascendido al grado de subteniente
( 1830 ) , así como a los demás de la escala militar, por su
correcto comportamiento en la vida de cuartel, habiendo
concurrido a las campañas de la confederación donde las
tropas bolivianas se llenaron de gloria , triunfando siem-
pre cuando se vieron empeñadas en lucha con enemigos
extranjeros . Pérez tuvo su bautismo de fuego en la ba-
talla de Yanacocha ( 1835 ) , en la que se batió con bra-
vua.
Al concluir la primera campaña, tenía ya el grado
de comandante y era uno de los jefes de más prestigio
dentro del ejército por su espíritu militar y su prácti-
ca en la guerra. En la segunda campaña contra el
ejército argentino, cúpole la suerte de comandar un
cuerpo y dirigirlo con toda bizarría en Iruya, ( 11 de
junio de 1838 ) y Montenegro ( 24 de junio de 1838 ) ,
habiendo conquistado el grado de teniente coronel.
Cuando la campaña de 1841 contra el ejército in-
vasor peruano, que mandaba el célebre jefe Agustín
Gamarra, Pérez no desmintió las tradiciones gloriosas
del ejército de su patria y fué uno de los tres mil bravos
que conquistaran la victoria, habiendo sido premiado con
el grado de coronel. Pero terminada la campaña del Pe-
rú, y cuando desempeñaba la jefatura de un cuerpo , fué
confinado por sospechoso conspirador contra el orden pú-
blico.
II

Belzu en el poder , le otorgó el grado de general de


brigada, el 8 de junio de 1849 , nombrándole Comandante
.
General de La Paz.

En esta época de la vida de Pérez , su aima desper-


tó a la ambición del poder y desde entonces se vió envuel-
to en mil episodios revolucionarios : unas veces a favor de
460 GENERALES DE BOLIVIA

un caudillo, otras para colmar su ambición personal, co-


mo veremos en seguida.
En marzo de 1853 se descubrió en La Paz un mo-
vimiento revolucionario a su favor, pero fracasada esa
tentativa, por haber sido descubierta a tiempo, trabajó re-
sueltamente a favor de Linares , combatiendo en La Paz ,
Portezuelo , Marquiviri y Cochabamba contra las fuer-
zas del presidente Belzu , hasta que una vez Linares en el
poder, le confió la cartera de Guerra . Poco tiempo estuvo
a cargo del ministerio, pues a causa de algunos inconve-
nientes con el Presidente, tuvo que renunciar la cartera
poniéndose frente al Dictador, quién lo desterró a la Ar-
gentina.
Vivió proscrito de su patria hasta 1861 , época en
que volvió al país, habiendo sido rehabilitado al servi
cio activo del ejército por el presidente Achá , a quién de-
fendió tenazmente cuando los memorables acontecimien-
tos del Loreto, en La Paz ; y cuando se trató de la elec-
ción constitucional de Achá, candidateó juntamente con
éste , habiendo obtenido seis mil votos en las urnas elec-
torales contra diez mil que obtuvo su contendor.
Viendo frustradas sus ambiciones , Pérez proclamó
abiertamente la revolución en La Paz, y organizando un
ejército de mil hombres, salió al encuentro de las tropas
de Achá. El encuentro tuvo lugar en las llanuras de
San Juan, donde después de un sangriento combate fue-
ron derrotadas las huestes de Pérez "merced al valor cie-
go e intrépido de Melgarejo , quién al ver la vacilación de
Achá, se le encaramó y le dijo : "Mi general , es preciso
atacar, yo ataco " .
Pérez se refugió en La Paz, donde organizó la re-
sistencia, pero siendo nuevamente derrotado , fugó a Chi-
le.

III

Fué rehabilitado en el ejército en 1865 por el gene-


ral Melgarejo, habiendo sido nombrado Prefecto del de-
partamento de La Paz. Poco tiempo sirvió al tirano :
GENERAL DE BRIGADA GREGORIO PÉREZ 461

pues las atrocidades que éste cometía y las desmembracio-


nes territoriales de que comenzó a ser objeto el país, ie
obligaron a ponerse frente a la dictadura , y cuando fue-
ron organizadas las fuerzas revolucionarias de La Paz ,
tomó el mando de la primera división a cuya cabeza com-
batió heróicamente hasta obtener el triunfo del 15 de ene-
ro de 1871 , que echó por tierra al tirano.
No obstante su avanzada edad ( 63 años ) , nueva-
riente se vió comprometido en otra sangrienta revolución
contra el presidente Frías , en 1874 , habiendo sido uno de
los derrotados de Chacoma.
En marzo de 1880, el general Pérez tuvo la debili-
dad y antipatriotismo de colaborar como Jefe de Esta-
do Mayor, a los coroneles Guachalla y Silva , cuando éstos
se sublevaron en Viacha con los batallones "Oruro".
"Murillo" y "Bustillo", en momentos aflictivos para el
país , cuando el enemigo extranjero había ocupado sus
costas y amenezaba con su invasión al interior .
Fué este un acto que empañó el brillo de su espada, y
desde esa época Pérez vivió completamente apartado de
la política y de la carrera militar, pasando el resto de sus
dias sumido en la mayor miseria , abandonado y hasta
despreciado de sus parientes y amigos que otrora habían
llenádolo de adulaciones y alabanzas.
Este benemérito general de la Patria, cuya vida
fué llena de abnegación y de combate, falleció en la ciu-
dad de La Paz a la edad de 79 años , el 22 de julio de
1890.
911
General de brigada José Manuel Crespo

(1812-1869)

"Los triunfos o las derrotas que


se obtienen en luchas fratricidas,
son siempre recuerdos de amargu-
ras y de lágrimas."

He aquí otro meritorio general que empañó el bri-


llo de su espada sosteniendo la tiranía secante del cau-
dillo de diciembre.
Hijo de don Bernardo Crespo y de doña Maria
Manuela Ortiz , el general José Manuel Crespo nació en
la ciudad de La Paz el 12 de diciembre de 1812 , habiendo
sido descendiente del rey don Carlos III .
GENERAL DE BRIGADA JOSÉ MANUEL CRESPO 463

Atraído por el prestigio y brillo que le diera al


ejército en aquella época el general Santa Cruz , ingresó
el jóven Crespo a uno de los cuerpos de infantería en
calidad de cadete para seguir la carrera de las armas. Hi-
zo todas las campañas de la confederación en las que ga-
nó sus grados militares , uno a uno, importando cada uno
de ellos un combate, hasta el de teniente coronel.
En 1841 , le cupo la gloria de haber sido uno de los
vencedores en la memorable batalla de Ingavi , donde ob-
tuvo el ascenso a coronel, luchando temerariamente por
conquistar una gloria para su patria y un galardón para
el ejército al que pertenecía.

II

Tomó parte en algunas revoluciones internas , ha-


biendo sido vencedor unas veces y vencido otras hasta el
día en que se intronizó en el país la dictadura secante del
héroe de diciembre , a quién el coronel Crespo sostuvo en
el poder luchando en las canterías de Potosí ( 1865 ) , en
las Letanías ( 1866 ) y en otros hechos de armas . Además ,
fué un servil del tirano , cuya buena voluntad trataba de
granjearse siempre a toda costa , como se ve en el siguiente
hecho : Ascendido al alto rango de general de brigada ,
"acompañaba al general Melgarejo al templo de San
Francisco - dice Aranzaes- donde se había dirigido a oir
misa el 2 de febrero de 1869, cuando el loco Cecilio Oli-
dén le arrojó algunas pedradas al Presidente ; el general
Crespo fué el primero en lanzarse contra el agresor , que
fué victimado al instante".
Crespo fué uno de los generales que defendió a
Melgarejo hasta el último momento de su vida, pues sor-
prendido por la muerte falleció en 1869 a la edad de 57
años .
Tal fué el general don José Manuel Crespo, cuya fi-
gura biográfica no hemos podido trazar con más amplios
detalles por carecer de datos más completos.
General de brigada Lorenzo Velasco Flor

(1812-1866)

"Es nuestro pasado lo que nos


une para defender nuestro porve-
nir."

El general don Lorenzo Velasco Flor perteneció a


la primera generación militar de Bolivia y fué otro infa-
tigable luchador durante el primer medio siglo de nues-
tra vida republicana , defendiendo el orden y la integri-
dad nacional.
Habríamos querido describir con más amplio deta-
lie la vida de nuestro biografiado, pero desgraciadamen-
te la falta de mayores datos en su actuación militar solo
GENERAL DE BRIGADA LORENZO VELASCO FLOR 465

nos permite apuntar los hechos más sobresalientes de su


larga y brillante carrera en las filas del ejército, institu
ción a la que dedicó casi desde niño su amor y su vida.
Nació en la ciudad de La Paz , allá por el año 1812 ,
habiendo recibido una esmerada educación por parte de
sus padres . Fué muy ilustrado y culto, y poseía conoci-
mientos no solamente en materia militar sino también
en los distintos ramos del saber humano .
Aficionado desde niño a la vida del cuartel y atraí-
do por el aparatoso régimen disciplinario del soldado y,
más que todo , por los vistosos y variados uniformes mi-
litares de aquella época , ingresó decididamente en cali-
dad de cadete a la Escuela Militar fundada en 1826 por
el Libertador.
Ascendido al grado de subteniente efectivo en 1834 ,
concurrió a las campañas de la confederación en las que
conquistó los demás grados inferiores, habiendo , en ene-
ro de 1840 , ascendido al de capitán. Con este grado fue
elegido para organizar en La Paz el nuevo Batallón " Illi-
mani " , fuerte de 700 plazas , que se formó por primera
vez bajo el comando del coronel Gonzalo Lanza y del co-
mandante Juan José Pérez.
En Ingavi lo vemos luchar como tercer jefe del bata-
llón 60. , con una bizarría inaudita , contra las huestes
peruanas , después de cuya acción obtuvo el grado de co-
mandante efectivo.
Luego de haber prestado sus servicios durante la ad-
ministración del general José Ballivián, quién le elevó ai
rango de coronel en 1847 , se retiró del ejército a la caí-
da de éste , para evitar las persecuciones de que eran ob-
jeto los militares que habían servido bajo la escuela del
Vencedor de Ingavi.

II

Vuelto al servicio del ejército , después de ocho años


de retiro, el doctor Linares le destinó como Ayudante

General encargado de la cartera de Guerra , pasando lue-
go a desempeñar el cargo de Jefe Político de Oruro , en
117
466 GENERALES DE BOLIVIA

1861 , después de haber sido ascendido a la clase de ge-


neral de brigada en el período de Achá , quién lo destinó
como Comandante General del departamento de Potosí,
en 1864.
Asaltado el poder por el general Melgarejo, Velasco
Flor no pudo transigir con el atentado inferido a la Cons-
titución y las leyes, y se puso frente al caudillo audaz ,
juntamente con el general Celedonio Avila , revolucio-
nando el 7 de enero de 1856 la ciudad de Sucre, en señal
de protesta .
Velasco Flor se apresuró en destacar el 24 del mismo
mes una vanguardia, la que derrotó a las tropas del ge-
neral Juan Sánchez , ministro de guerra de Melgarejo , en
el lugar denominado Tacaquira ; mas , reforzado Sánchez
con fuerzas organizadas por el coronel Agustín Morales ,
desbarató a las de Velasco Flor y Avila, en el río de Os-
cara, el 3 de febrero del mismo año ; en consecuencia,
viéndose perdidos tanto Avila como Velasco Flor , se
salvaron del sangriento furor de Melgarejo ganando la
frontera peruana .

Al año de su proscripción, el general don Lorenzo


Velasco Flor, falleció en Tacna el 4 de febrero de 1866 ,
a la edad de 54 años .
‫כני‬

General de brigada Juan José Pérez (¹)

( 1814-1880)

"La espada que véis en mi mano


desde el año 1828, ha tomado nue-
vos filos en las faldas del Tacora , y
no caerá de ella sino cuando haya
reconquistado la integridad del te-
rritorio de la Patria, o deje mi úl-
timo aliento en el campo del ho-
nor."
(General Juan José Pérez)
I

Al lado de nuestro caballete, tenemos en este instan-


te, la imágen de un anciano, de mirada imponente, sus
ojos tienen vivacidad escudriñadora, que revelan un al-
ma de fuego , carácter enérgico y decidida voluntad. Na-
riz grueza, ligeramente chata ; labios pronunciados , higo-

(1) Biografía escrita por el señor don Carlos Bravo en 1880.


468 GENERALES DE BOLIVIA

te escaso , frente abultada, medida positiva de su poten-


cia mental : cuello proporcionado para sostener la cabeza
que inclinada hacia atrás de un modo erguido , da al con-
junto de la cara una expresión resuelta, imponente y do-
minadora.
l'echo levantado , como para contener un corazón
grande , como para servir de vasto campo para colocar en
él varias medallas condecoraciones .

II ,

Vino al mundo el general Juan José Pérez, el 28 de


agosto de 1814, en la ciudad de La Paz.
Fueron sus padres don José Benites Pérez Pache-
co, paceño, y doña Manuela Marañán Gómez , chuquisa-
queña. El señor Pérez Pacheco gozaba de una acomo-
dada fortuna que en su época le proporcionó una más que
1egular posición social en La Paz.
Cumplió cinco años el niño Juan José y se le en-
vió a la escuela del Padre Evia, religioso de la Orden de
San Francisco ; asistió en ella durante tres años hasta
terminar la enseñanza primaria que en esa época se daba
de un modo imperfecto .
La Paz proclamó nuevamente la independencia la-
jo los auspicios del ejército patriota que mandaba ci ge
neral Andrés Santa Cruz . Con este motivo llegó a ésta
el ejército denomidado " Intermedios " que pocos días des-
pués fue vencedor en el Desaguadero ( 25 de agosto de
1823 ) . Se formó un hermoso batallón de artesanos volun-
tarios que debían ir a unirse con aquél ejército ; abando-
nande los libros y el colegio , corrieron a engrosar sus
fuerzas los Guilarte. Lanza . Chervechez, Camargo y
otros jóvenes que se presentaron como voluntarios .
Juan José cumplia nueve años en agosto dei 23 y
su corazón de niño fué abrazado por el fuego del patrio-
tismo ; se sentía arrastrado por una vocación irresistible
a la carrera de las armas ; no pudo resistir al deseo de
ser soldado , pero soldado de la patria y tomó una resolu-
ción.
GENERAL DE BRIGADA JUAN JOSÉ PÉREZ 469

El día de la salida del batallón , dos pequeñuelos si-


guieron a éste y solicitaron se les admita en calidad de
soldados . El comandante Cabareda, jefe del cuerpo, decía
a estos entusiastas patriotas : "Niños , sóis pequeños , vues-
tra edad ni vuestra estatura os permiten manejar el fu-
sil".
-Señor , seremos músicos --replican ambos .

Fueron cariñosamente despedidos . Estos eran los ni-


ños Juan José Pérez y Manuel Camargo.
Sabedor el señor Pérez Pacheco de este primer
arranque patriótico de su hijo, para ahuyentar de él en
le sucesivo iguales tentaciones, creyó conveniente su-
ministrarle una regular dosis de corrección , de la que con-
servó el hijo perpetuo recuerdo . Esa severidad fué la que
señaló el giro de las ideas de Juan José y su carácter se
fue formando con marcada inclinación a la carrera de
las armas, su iniciación en ella fueron los golpes que re-
cibió por su genio resuelto e intrépido.
Cuando el Alto Perú se erigía en estado soberano
e dependiente en 1825 , en el real Seminario de San
Carlos y San Jerónimo de La Paz, cursaba las primeras
clases Juan José Pérez , en calidad de alumno externo :
bien pronto hizo conocer sus aptitudes y aprovechamien-
to : traducía el latín como el mejor quintista de entre sus
colegas y gozaba del aprecio de sus maestros los docto-
res B. Crespo y José Manuel Loza.

Antes del 18 de agosto de 1825 que fué el día en


que el libertador Bolivar hizo su entrada solemne en es-
ta ciudad, don Benito Pérez Pacheco, era subdelegado
accidental del partido de Omasuyos y como tal, tuvo que
recibir a Bolivar en Copacabana.

Su hijo Juan José que había oído resonar por to-


das partes el nombre de Bolivar, que todos admiraban y
bendecían, ansiaba también conocer a ese especie de se-
midios. Para el efecto , rogó al cura de Copacabana que
le arreglara una arenga .

¿Y qué quieres decirle ?, le preguntó.


118
470 GENERALES DE BOLIVIA

"Que siento no haber estado en Ayacucho , que soy


patriota y quiero ser soldado para acabar con los godos ",
fué la respuesta .
Valiente contestación que manifestaba nervio, tem-
pie de alma del que en mayo de 1880 , debía ser jefe de Es-
tado Mayor del Ejército Unido .

El doctor José María López, el último prior de los


Agustinos en Copacabana, era cura del santuario en esa
fecha ; sin embargo de ser español era muy patriota , le
compuso la arenga ; se complacía en hacerla relatar con el
niño que la había aprendido perfectamente ; ambos te-
nían entusiasmo para ello, el maestro y el discípulo .
Muchisimo más tarde, cuando el general Pérez
comenzó a escribir sus memorias, obra que ha dejado in-
conclusa, recordaba aun esta arenga que se le quedó gra-
bada en la memoria y que no había podido olvidar con el
tiempo.
Pronunciada la arenga, el éxito fué bueno .
El Libertador acarició al pequeño discursante ; le
preguntó quién era su padre ; éste que se hallaba presen-
te. hizo una revenrencia a Bolivar , quien ordenó al gene-
ral Alvarado mande dar de alta a Juan José en clase de
caballero cadete en el batallón de su guardia “ Caracas".
El subdelegado de Omasuyos no era afecto a la
carrera militar, educado en Córdova, junto con el general
Alvarado , obtuvo que en lugar de marchar su hijo al ba-
tailón "Caracas" se le confiriera una beca gratuita en el
colegio de la Independencia, la que no fué del agrado del
que el 23 había manifestado su inclinación militar. Tuvo
que resignarse con su suerte , que lo ponía en la prueba
barto dura de hacer progresos en la ciencia antes que en
las armas .
Pérez fué un exclente estudiante , venció con faci-
lidad sus asignaturas y con la mira de ilustrarse para ser
mejor militar, se propuso continuar sus estudios ; pero
don José Benito, que no perdia ni ápice en los adelantos,
de su hijo, notó que la filosofía que se estudiaba en el
Colegio Nacional abandonaba el escolastismo. Don José
GENERAL DE BRIGADA JUAN JOSÉ PÉREZ 471

Benito había recibido una enseñanza completamente teo-


lógica, quería que su hijo recibiese esta misma instruc-
cion . De ahí es que se opuso a que prosiga los mismos
cursos y lo entregó al Padre Ordoñez , del convento de
San Francisco , para que le enseñase moral y teología.
Esta nueva medida violentó a Juan José y huyó de
la escuela monacal sin que fuera bastante la autoridad pa-
terna para obligarlo a estudios forzados .

La lucha duró más de un año y medio.

Mediante combinación secreta con su condicípulo J.


C. Espinoza, ambos se presentaron en el regimiento " Gra-
naderos" y fueron dados de alta en la banda de música.
Entregados al trompeta maestro , ambos también desde
el primer día de cuartel comenzaron por ejercitar la cor-
neta.
Espinoza fué uno de los más constantes camaradas
de Pérez, y según veremos adelante, en muchas escenas
de la vida de éste aparece como intimo compañero.

III

El general Gamarra, poco tiempo después , invadió


el territorio y desde el 15 de julio de 1828 , Juan José
Pérez prestó sus servicios en calidad de aspirante en el
batallón 10. de la " Guardia". Pérez hizo toda la campaña
de la primera invasión peruana verificada en 1828, as-
cendiendo sucesivamente a cabo primero el 10. de no-
viembre y a sargento 20. el 2 de enero de 1829 .
El 2 de julio de este mismo año el general Santa
Cruz se hizo cargo de la presidencia de Bolivia ; fué el
que restableció la clase de cadete que estaba abolida, y el
30 de diciembre Pérez ascendió al grado de caballero
cadete ; como ya había servido en la milicia, se le abono
la antigüedad de primer cadete .
El referido año se dió una representación dramáti-
ca en obsequio de la señora Francisca Cernadas de Santa
Cruz ; por el buen éxito de la representación en que tomó
parte Pérez , se enviaron al coronel José Ballivián- jefe
472 GENERALES DE BOLIVIA

del batallón 1o.- despachos ascendiendo a varios , entre


ellos Pérez, a Subteniente o Alferez ; Ballivián sabía que
no era el teatro el lugar a propósito para recibir un as-
censo, devolvió los despachos al presidente, quién ordenó
se tuviera presente el nombre de Pérez para la primera
vacante.
Pérez , por su contracción , mereció el aprecio de
sus jefes ; su competencia en las academias del cuerpo de
oficiales , presentando sus conferencias sobre asuntos re-
lativos a la guerra ; era dedicado a la lectura de obras
de su profesión , pues el coronel Ballivián fundó una bi-
blioteca para los oficiales de su batallón y estableció la
costumbre de las conferencias .
Ascendió a subteniente el 28 de diciembre de 1831 .
El segundo jefe de su batallón, con marcada injus-
ticia, en presencia del cuerpo de oficiales, le infirió un
desaire ; quiso mandarlo a un calabozo ; Pérez resistió ,
sostuvo el decoro de su clase y por último , retó al jefe lla-
mándolo a un duclo . El resultado fué que se le siguió
causa y lo remitieron en calidad de preso a la fortaleza
de Oruro .
Allí sufría su condena y sin embargo fué ascendido
a teniente 20. , recibió los despachos y la orden de liber-
tad el día 4 de mayo de 1833 .
El año 34 fué nombrado avudante de la legación
de Bolivia en el Perú, acreditada sin duda, para tratar de
la intervención.

IV

En junio de 1835 el ejército boliviano pasó el De-


saguadero . En el batallón 1o . de la " Guardia" , Juan
José Pérez ocupaba, según su grado, la compañía de ca-
zadores ; tuvo la fortuna de llevar en toda la campaña la
vanguardia del ejército, y el día de la batalla de Yana-
cocha, con 25 hombres desalojó las montoneras en los al-
tos de Roncán

Fué bizarro su comportamiento en esa acción ejecu-


tada en presencia del ejército boliviano, que seguía todos
GENERAL DE BRIGADA JUAN JOSÉ PÉREZ 473

sus movimientos . Se lanzó con su pequeña patrulia sobre


los crestones que ocupaban una columna enemiga ; ayu-
dado por tropas que mandó desplegar el coronel Balli-
vián, cargó a la bayoneta . Después de la victoria obteni-
da en Yanacocha, en el mismo campo de batalla fué as-
cendido a teniente 1o . por el coronel Ballivián ; ascenso
que fué aprobado y ratificado por Santa Cruz en el Cuz-
co, el 23 de agosto de 1835 , con la mención de especial y
buen comportamiento en aquella batalla .
Era el 4 de febrero de 1836, cuando el general Ba-
ivián se empeñó con temerario arrojo en forzar el puen-
te de Uchumayo, defendido por más de tres mil hom-
bres del ejército de Salaberry; a Pérez le proporcionó la
ocasión de hacer una acción distinguida , batiéndose
este puente y en posiciones desventajosas con una colum
na enemiga que constaba del cuádruple de la fuerza que
mandaba.
Como fuese imposible la toma de las posiciones ene-
migas, y no quedándole más que la cuarta parte de su
compañía, se le ordenó retirada ; para verificarla tuvo que
forzar el puente ocupado por el enemigo, lo hizo a la ba-
yoneta y dejó más de la mitad de su gente en el campo ,
él recibió en esta acción dos heridas : una de bala y otra
de bayoneta , ambas en el brazo derecho .
Por sus servicios contraidos en esta campaña, y
especialmente a su buen comportamiento en el puente de
Uchumayo , el 11 de febrero del 36 , fué ascendido en
Arequipa a capitán y ayudante mayor del batallón 10. de
la Guardia".
Espléndida recomendación para el teniente 1o . de la
compañía de " Cazadores" .
Olvidamos decir que antes de esta acción , Pérez se
halió en el combate de Ninabamba y en la acción de Vi
chongos , donde capituló la división Porras .
No obtante de sus heridas estuvo en la batalla de So-
cabaya, con el mismo valor que cuando la toma de Are
quipa, donde desde el 31 de enero hasta el 3 de febrero
del 36, combatió todos los días en el puente . El 8 de
119
474 GENERALES DE BOLIVIA

marzo del mismo año fué ascendido a capitán efectivo ,


con retención a la ayudantía mayor.
En Lima, el 1o. de septiembre del 36, según decreto
del 16 de agosto del 35 , se le concedió diploma por la ac
ción de Yanacocha. En la misma fecha recibió las si-
guientes condecoraciones :

Diploma y medalia como vencedor en Socabaya.


Título de miembro de la Legión de Honor boliviana .
Medalla votada por el ejército boliviano, el 10 de di-
ciembre del 36, según ley de la Asamblea en Sicuani.
El batallón a que pertenecía Pérez, formaba parte
del ejército que expedicionaba en la república Argenti-
na ; estuvo en los combates parciales de aquella expedi-
ción y en los triunfos de Humahuaca e Iruya.
Estas fuerzas se dirigieron al centro , para estar más
inmediatas a la costa, y en efecto marcharon sobre Mo-
quegua ; en la travesía a este punto y cuando el ejército
del sud se hallaba acantonado en el pueblo de Comata ,
de la provincia de Chucuito, sucedieron varios aconteci-
mientos de los que anotaremos dos de los principales :
Antes de la campaña de Paucarpata contra el ejér-
cito chileno, en ciertos círculos comenzó a manifestarse
en Bolivia el disgusto contra Santa Cruz ; el desconten-
to se llevó al mismo Congreso, que se declaró contra el
pacto de Tacna. Se enviaban al ejército cartas de se-
ducción, despachos en blanco para inducir a rebelarse
contra Santa Cruz , que para su ejército era lo que Na-
poleón I para los franceses.
No obstante esto, en el batallón de Pérez uno de los
capitanes se había puesto en contacto con el general Ló-
pez, para sublevar el batallón ; la compañía que debía
hacer el movimiento era la de Granaderos ; Pérez manda-
ba la de Cazadores . Un acto arbitrario del jefe , corone!
Guilarte, produjo el caso de hacer estallar el movimiento
que el capitán y un sargento de los granaderos debian
efectuarlo . Se apercibió el jefe y con la compañía de
cazadores Juan José Pérez , tomó la de granaderos antes
que intentaran el movimiento.
GENERAL DE BRIGADA JUAN JOSÉ PÉREZ 475

Un consejo de guerra verbal sentenció al sargento


quién fué fusilado, y castigó a otros sargentos . El otro
hecho es el siguiente :
Se ordenó para el 2 de octubre del 37 , una revista
de armas ; el jefe , coronel Guilarte, mandó que los capi-
tanes presentásen las aceiteras llenas de aceite ; orden.
irrealizable por que en el pueblo no se encontraba ni un gra-
mo de aceite ; el destinado para la lámpara de la iglesia
cedió el cura a los capitanes , pero esto no alcanzó sino
para aceitar una vez el armamento .
Ninguno de los capitanes quiso refleccionar a Gui-
larte para que suspenda dicha orden, manifestándole las
condiciones de imposibilidad : el capitán Juan José Pérez
salió al frente y le observó la imposiblidad. " Si los capi-
tanes no presentan las aceiteras llenas de aceite, los vuel-
vo aceite"-- dijo Guilarte con aire inexorable .

-Se conversa- contestó Pérez con resolución .

A las diez de la mañana del día 2 , las compañías


del cuerpo pasaban revista de armas en la calle , el ayu-
dante exigía a cada capitán presente las aceiteras llenas ;
al que no lo hacía era arrestado en la torre de la igle-
sia : tres capitanes marcharon a ocupar ese lugar, tocaba
a la vez a Pérez.
El mandato era abitrario y despótico, el arresto era
degradante por el lugar para un capitán de honor ; estas
consideraciones picaron su amor propio y dignidad , pro-
testó interiormente no cumplir la orden . El ayudante le
intimó arresto por no haber presentado las aceiteras lle-
nas. "No cumplo ninguna orden que no esté ordenada a
Ordenanza , puede Ud . avisarle al coronel" — fué la res-
puesta de Pérez.
El coronel Guilarte no sufria contradicciones , po-
cos momentos después se presentó espada en mano, segui-
do de cuatro soldados ; su arrebato subió de grado al ver
que Pérez mandaba cargar las armas a los soldados de
su compañía ; a los quince pasos de distancia, dió éste la
voz preventiva de : "; Preparen ! ... ¡ Apunten ! Obedeció
la compañía y huyeron el jefe y los cuatro soldados .
476 GENERALES DE BOLIVIA

Pasado este acto , el segundo jefe Fructuoso Peña,


vino a intimarle la orden de arresto en cuarto de bande-
ras ; se sometió Pérez y fué dócil a las reflecciones y pro-
mesas de aquél para salvarlo de cualquier riesgo , siem-
pre que se sujetara al arresto .
En el cuarto de banderas se le puso centinela de vis-
ta y luego se le envió al capellán para que lo confesara ;
se formalizó la cosa de tal suerte que pronto los cuer
pos de la división formaron en la plaza donde se puso un
banquillo para fusilarlo ; la escolta condujo a Pérez que
marchaba resuelto al patíbulo ; cuando penetró al cuadro
de tropas vió que por otro lado entraba también el coro-
nel Gil Espino y Fructuoso Peña ; traían una orden escri-
ta del general Billagra que comunicaron a Guilarte. Pé-
rez regresó al cuartel después de haber sufrido una im-
presión subitánea que sobresaltó su ánimo viéndose tan
próximo a la muerte.

Marchó a la campaña de Paucarpata en calidad de


preso.
Un día el general Herrera, presidente del estado
sud peruano y jefe de la primera división , informó al ge-
neral Santa Cruz en favor de Pérez, haciéndole saber tal
vez el despotismo de Guilarte y los motivos del suceso de
Fomata. El Supreme Protector después de una nota pa-
ternal resolvió que Pérez volviera a su compañía mar-
chando a la vanguardia, accediendo a la súplica que le
hiciera Pérez para que lo destinara a otro cuerpo .
Dejó el batallón 1o . de la " Guardia" en el que ha-
bia servido nueve años, para hacerse cargo de la com-
paña de cazadores del batallón No. 2 de la "Guardia",
a la que en breve tiempo le dió una instrucción militar, de
manera que fuese la primera compañía del ejército.
Pérez merecić deferencias del Protector y del ge-
nera! Herrera. Después del tratado preliminar de Pau-
carpata fueron perseguidos varios individuos por sus opi-
niones políticas : en Puno fueron juzgados por un consejo
GENERAL DE BRIGADA JUAN JOSÉ PÉREZ 477

de guerra un señor Basagoytia y un comandante Agui-


rre, peruano. Sea por temor o por no disgustar a Santa
Cruz, nadie quiso tomar la defensa de éstos.
Conocido el genio resuelto de Pérez , no se extraña-
rá el que se animase a defender al último , y aceptó el car-
go de defensor .
Instalado el consejo , Pérez desarrolló la defensa ha-
biendo sido llamado por tres veces al orden, hasta que no
pudiendo tolerar el general Infantes que presidía el con-
sejo, los conceptos atrevidos emitidos por aquel suspendió
la audiencia.
Esta defensa imprudente le atrajo las simpatías del
pueblo y el odio del coronel Sierra , jefe de Pérez , y otros .
No obstante esto , fué ascendido a mayor graduado
el 12 de diciembre de 1837.

VI

Abierta la segunda campaña contra el ejército de


Chile el año 38, después de la toma de Lima, Pérez se ha-
lló en el combate de Pasco, a órdenes del coronel Espino ,
donde el general Herrera, viendo que llegaba la noche sin
resultado ninguno y que el enemigo principiaba a em-
prender la retirada , ordenó que por un puente , formado
de palos, cargue Pérez con su compañia, protegido por
otra que mandaba un capitán Leper, alemán que estaba
al servicio de la Confederación . Al día siguiente de es-
te hecho, fué ascendido al grado de mayor efectivo , (7
de enero de 1839 ) .
Tres días después , el valor de nuestro bravo fué
infructuoso. En la batalla de Ancach (Yungay) , donde
según el parte del jefe chileno , que hablando del enemi-
go dice : " Se han defendido con una tenacidad extraordi-
naria". Pérez fué herido mortalmente ; una bala le atra-
vezó de la cadera derecha a la costilla izquierda. Apenas
pudo huir a caballo, conducido por su criado, quién había
montado en el anca del caballo y sujetaba al patrón ; más
adelante veremos que esta escena se ha repetido.
120
478 GENERALES DE BOLIVIA

Viendo que el enemigo atropellaba y siendo muy


violenta la persecución, el criado se tiró del anca del caba-
llo y dejó abandonado al patrón ; esta huída fué fatal pa-
ra Pérez ; cayó desfallecido y apenas pudo arrastrarse
hasta el borde de una tapia del camino . Esta precaución
evitó que lo pisara la caballería enemiga que venía lan-
ceando aún a los muertos y siguió a los dispersos a tres
leguas de distancia .
La enorme pérdida de sangre le produjo un sínco-
pe y vuelto de él , vió que a la distancia de diez pasos se ha-
liaba un chileno, que dió un grito de salvaje alegría al
reconocer por sus insignias un mayor boliviano, preparó
su fusil y apuntó sobre la frente de Pérez .
El disparo habría sido fatal, si una mujer de Yun-
gay, (la escena ocurría a pocos pasos del pueblo ) , con una
voz engelical y puesta de rodillas no hubiese implorado
que no mate a ese hombre sin confesión .
Poderosa fué la fuerza de la debilidad y las lágri-
mas de esa mujer ante el chileno, menos salvaje enton-
ces que los vencedores de Tacna, para que éste dispare al
aire, y antes bien, ayudase a conducir a la casa del cura
al que debía ser su víctima.
Este generoso guerrero y la piadosa mujer pidie-
ron al sacerdote una cama y prontos auxilios; el soldado
entregó al cura el reloj , la cadena , espuelas de plata , mo-
nedas de oro y plata que tenía Pérez ; no tomó nada , a
pesar de que éste le ofrecía dinero, el chileno de entonces
le contestó :
-No señor , tenemos plata como piedras en las
cayes.
Admirable ejemplo antipoda de la conducta obser-
vada en 1880. Pérez, en medio de la violencia de sus do-
lores, le preguntó su nombre :
-Pedro Bobadilla- le contestó .

-Pedro ? .... replicó Pérez con extrañeza .


-Si señor, Ped: 0- le repitió riendo, y salió en pos
de la plata que efectivamente el Protector había mandado
derramar .
GENERAL DE BRIGADA JUAN JOSÉ PÉREZ 479

VII

Trasportado a Huaráz junto con los demás heri-


dos , logró curarse y restablecer su salud. Como se cons-
pirase para efectuar un movimiento en Piura y Trujillo
a favor de Santa Cruz ; Guilarte, Pérez y demás heridos ,
trataron de apoderarse del batallón "Matucana" que los
custudiaba .
Apercibidas las autoridades, fugaron por una ven-
tana del cuartel con varios prisioneros.
Pérez y dos compañeros llegaron al puerto de Cas-
ma, guardando el incógnito ; para ganar la vida trabaja-
ron como peones en la hacienda de un señor Córdova, has-
ta que sersiorado éste de la condición y nacionalidad de
los nuevos labradores , quiso aliviar su situación y les pro-
porcionó pasaje a Paita en una goleta ; habían permane-
cido un mes y más en la casa de aquél noble señor que tan
generosamente admitió y hospedó a los prófugos.
Para la seguridad de sus personas, Pérez fingió ser
argentino de acomodada fortuna , y el compañero, Riva-
deneira, desempeñó las tareas de criado durante la nave-
gación ; el otro, Sanjinés, los abandonó por haber obteni-
do una segura colocación .
En Paita fueron presentados al capitán del puerto ;
se alejaron todas las sospechas en vista del pasaporte su-
puesto de que estaban muchos . Nótese que se circularon
órdenes para la captura de los jefes y oficiales confede-
rados , fugados de Huaráz .
En Paita se trasbordaron a una goleta española y
después de la navegación de más de treinta días llegaron
a Guayaquil ; por primera diligencia Pérez busco a San-
ta Cruz , que a su regreso de misa con su señora , apenas
se fijó en esos individuos cuyo exterior y maia facha a
primera vista predisponían desfavorablemente contra
ellos .
Después de quitarse los sombreros , como manifes
tasen deseo de hablar al ex - Protector, éste viendo que los
480 GENERALES DE BOLIVIA

desconocidos avanzaban hacia él, dió dos pasos atrás , y en


ademán de contenerlos con el bastón dijo :
-Quién es Ud ? -dirigiéndose a Pérez.
-Mi General, soy el mayor Pérez , de cazadores de
la Guardia, y el señor , es el teniente Rivadeneira.
Un momento de silencio manifestó todo el pasmo
del general Santa Cruz ; se quedó mirándolos , y dos lá-
grimas rodaron por las mejillas del General de Brigada
de Colombia, quién los abrazó fuertemente .
-No es por mi- dijo , después de haberse secado
los ojos, es por estos jóvenes que siento mi caída ; pero
no desesperemos . A pesar de los traidores de Bolivia , la
Confederación volverá a establecerse y ustedes están lla-
mados a hacer gran carrera. - Será la vuelta del Elba .
-Pero señor , que no tengamos un Waterloo- le
dijo Pérez .
¡ Que loco !-le replicó el General poniéndole la
mano sobre el hombro .

VIII

Después de algún tiempo de permanencia en casa


del general Santa Cruz , con motivo de varios incidentes
domésticos que intencionalmente pasamos por alto , Pé-
rez y Rivadeneira hicieron por la prensa la defensa del
general Santa Cruz contra los ataques del coronel Pas-
ter La Riva .
No pensando ya el ex- Protector en ninguna expe-
dición para restablecer la Confederación , pues, el gene-
ral Braun llevó noticias positivas del estado de Bolivia,
1esolvió Pérez volver a la Patria y aceptó el despacho de
teniente coronel, con la protesta de obrar en favor de San
ta Cruz , siempre que las circunstancias fuesen favora-
bles.
Partió de Guayaquil con rumbo a Chile en una gole-
ta norteamericana ; la mayor recomendación que llevaix
Pérez , era un papel con sello y firma del general Santa
Cruz y estas palabras : "Ei dador es de toda mi confian-
za", además era portador de unos centenares de folletos
GENERAL DE BRIGADA JUAN JOSÉ PÉREZ 481

cuyo título era : "La verdad desnuda" , para hacerlos


circular en Chile, el Perú y Bolivia.
Permaneció algún tiempo en Valparaiso y auxilia-
do por el coronel boliviano Ciriaco Arana, pudo embar-
carse para Cobija, sufriendo antes muchas decepcione:
del Ministro boliviano recidente en Chile, que con sus
obras hacia concebir odio contra la Restauración.
Sin embargo de esto, en noviembre del año 39, Pé-
rez escribió de Cobija una carta al general Velasco, que
la registró el "Constitucional " , periódico que se publica-
ba en esta ciudad (La Paz ) , carta que inspiró las si-
guientes frases a los redactores de dicho diario : "Sea un
consuelo para la patria el saber que vuelve a su seno,
un jóven tan valiente y bizarro como el mayor Pérez”.
Partió de Cobija con dirección a Potosí ; de esta ciu-
dad marchó a Cochabamba en compañía del teniente Nar-
ciso Campero, con quién Pérez estrechó su amistad du-
rante el viaje. La recomendación del teniente Campero
que gozaba de la preferencia del Ministro Linares, valió
a Pérez para que el gobierno lo considerara .
En 13 de abril de 1840 , el general Velasco lo ascendió
a comandante graduado y lo nombró su edecán ; tuvo
confianza en Pérez por la entrega que le hizo éste de tres
cartas que había traído de Guayaquil y algunos de los
folletos ; además lo obligó a marchar a La Paz para or-
ganizar un batallón.

IX

En esta ciudad aprovechó de las fiestas del carnaval


para reenganchar gente ; formó el cuadro de oficiales ,
todos de su agrado y confianza , estos eran : Lorenzo Ve-
lasco Flor, Rivadeneira, Gregorio Pérez , Ignacio Sanji-
nés, Pedro Villamil y otros , con quienes fundó el bata-
llón "Illimani" fuerte de 700 plazas, y el primero que has-
ta entonces se había formado con este nombre. El pri-
mer jefe fué el comandante Gonzalo Lanza y el segundo
el igual Juan José Pérez.
121
482 GENERALES DE BOLIVIA

Este batallón tuvo poco tiempo de vida ( tres meses ) ,


fué disuelto y Pérez pasó al Perú en calidad de Inspector
para verificar el canje de prisioneros ; igual comisión de-
sempeñaron Agreda y Sanjinés.

Antes de esa marcha, tuvo lugar un banquete en


palacio ; el general Velasco prestaba mucha deferencia y
distinción a Pérez ; allí se hablaba de las correrías del ge-
neral Ballivián por el desaguadero ; un ministro brindó
contra el "tigre de Cebollullo" , que asi se llamaba al ge-
neral Ballivián ; el general Velasco con su acostumbrada
naturalidad dijo señalando a Pérez :

-Para ese tigre, tengo este cachorro.

Terminada la mesa , aquel Ministro , de brazo con Pé-


rez, tuvo este cambio de palabras :
-El general Velasco no terminará su período sin
hacerlo a Ud. General ; lo veo con cara de Dictador , en
tal caso, qué me hace Ud. ? ....

-A Ud. lo ahorco,-le replicó Pérez en el mismo to-


no burlón que empleaba aquél .
-Por qué?

-Por que ha tracionado Ud. al general Santa


Cruz- le replicó al oído.

-Qué tunante-fué la respuesta del señor Minis-


tro, que mostraba desconcertado el semblante .

Mas tarde , cuando en momentos de confianza ,


Juan José Pérez contaba algunos episodios de su vida ,
decía que las palabras de Velasco en ese banquete, y el
diálogo anterior , habían tenido una influencia adversa
después, sobre su vida .

El general Ballivián, tuvo conocimiento de ellas ,


y era imposible que como aspirante no tomase nota , ade-
más era sobradamente suceptible .

También Pérez decía del señor Aguirre : " cuantas


veces el gobierno ha estado bajo su influencia, me ha he-
cho sentir el peso de su brazo", (El Ministro ) .
GENERAL DE BRIGADA JUAN JOSÉ PÉREZ 483

Pérez fijó su recidencia en Arequipa ; su comisión


fué inútil por que el gobierno de Bolivia , sea dicha la ver-
dad, tenía odio pronunciado a los confederales y no en-
viaba fondos para facilitar la marcha a los oficiales y
soldados prisioneros existentes en Arequipa . Estos con
sobrada razón manifestaban su descontento contra ese
gobierno que felicitó a Bulnes por el triunfo de Yun-
gay .
El general Ballivián conocia ese descontento y no
desperdiciaba la ocasión para proponerles la necesidad de
una revolución reparadora ; mantuvo comunicaciones con
Pérez , y lo instaba para que fuese a Bolivia a realizai
la revolución ; éste tenía ánimo para no traicionar a Ve-
lasco sino por el general Santa Cruz, del que recibió en
Guayaquil algunos encargos verbales .
De regreso a Bolivia, después de un rompimiento
con el coronel peruano Coloma, por lo que hizo su pro-
testa y dió parte a los gobiernos de Bolivia y el Perú,
siguió en connivencias secretas con los agentes del gene-
ral Ballivián ; una vez por indicación de su antiguo com-
pañero Espinoza, abrió una carta que no era dirigida a
él y con grande sorpresa leyó lo que el general Ballivián
ordenaba : Decía que Morales (Agustin) , se someta a
Pérez, que después de hecho el movimiento era sencillo
el climinarlo .
Esta intriga no dejó de herrlo ; he ahí por qué dió
cuenta a Velasco de la conspiración , y esto dió lugar para
que se apartase de los cuerpos del ejército a todos los que
se suponían ballivianistas .
Pérez fué nombrado Segundo Jefe del batallón "Ri-
fles" ( 1840 ) , y marchó al cantón de Paria con su cuer-
po ; poseedor de la clave para entenderse con los agentes
de Ballivián, y de despachos firmados en blanco, nació en
él la ambición de sustituir a Velasco y Ballivián traba-
jando para si : efecto de la intriga descubierta en la carta
arriba mencionada.
484 GENERALES DE BOLIVIA

En Paria se puso en comunicación con los sargen-


tos de la " Legión " : Pecho, Barrios, Guardia y Melga-
rejo ; extendió despachos de teniente, y convino con el
capitán Avila que nada se hiciese mientras Pérez llegue
a Potosí ; que no debía invocarse otro nombre que el su-
yo, con el carácter de comandante en jefe del ejército .
Les sargentos se comprometieron unos bajo el supuesto
de ser la revolución para Santa Cruz , otros para Balli-
vián.
Este, escribiendo a Pérez , de Tacna, en 14 de oc-
tubre de 1840, entre otras cosas le decía : "Usted es bas-
tante capaz de por sí para ponerse a la cabeza y procla-
mar al señor Calvo ". (Cartas publicadas en el suple-
mento No. 27 de "El Constitucional " , de La Paz ) .
Pérez tuvo un encuentro en Sorasora con el gene-
ral Lara, prefecto y comandante general de Oruro, y que
tenía instrucción del gobierno para ponerse de acuerdo
con aquél en la organización de la oficialidad de la "Le-
gión" . Hizo presente a Lara que todos los sargentos
cran partidarios de Ballivián no así los oficiales .
La misma noche que llegó a Oruro el general · La-
ra, hizo llamar a los sargentos primeros y les dijo : "Se
dice que ustedes conspiran contra el orden, y aún ten-
go instrucciones de mandar presos a algunos ; pero yo
tengo plena confianza en todos ustedes y sé que no habrá
novedad" .

Los sargentos le protestaron fidelidad , y esa mis-


ma noche estalló el movimiento a horas 2 a . m . ( 21 de no-
viembre de 1840 ) . Los insurgentes fueron rechazados
por los bravos que defendían la fortaleza.

El general Velasco envió a Belzu para que se hicie-


se cargo del Batallón " Rifles ", Pérez y Espinoza fueron
capturados , algunos sargentos que se tomaron presos lo
habían complicado ; conducidos a Potosí se les sometió a
consejo de guerra .
Pérez hizo su defensa verbal y escrita ante el con-
sejo. Contra él y Espinoza no habían mas que presun-
ciones e indicios de complicidad, sin embargo fueron sen-
GENERAL DE BRIGADA JUAN JOSÉ PÉREZ 485

tenciados a muerte ; los vocales Manuel Maria Franco,


Goytia y Prada fallaron en favor de aquellos . El doctor
Juan José Ameller, fiscal del tribunal de alzada del dis-
trito de Potosí , nombrado auditor para dicha causa, de-
fendió a los condenados Pérez y Espinoza por que no bas-
taba para condenarlos a muerte las pruebas del proceso,
que para la aplicación de esa pena, debía de haber pruc-
ba concluyente del delito en el caso de estar confeso el
reo. El único punto de acusación se reducía a que Pérez
y.Espinoza no dieron parte a sus jefes de la seducción que
les hizo el sargento Barrios.
Pidió en conclusión , que el Ejecutivo haga uso de
la prerrogativa que le concedía la atribución vigésima del
artículo 77 de la Constitución ; además solicitó que Pérez
-
sea trasladado al punto donde debían hallarse juzgando
los que él había sindicado . Así el doctor Ameller procuró
salvar esas dos vidas del patíbulo, pues conocía la gran-
de prevención que existía para perder a aquellos . Tuvo
lugar el consejo el día 17 de diciembre de 1840 .

XI

El mayor Narciso Campero , fiscal de esa causa , se


portó también dignamente, empero tuvo que cumplir la
triste misión de leer a Pérez la sentencia de muerte . Des-
pués de esto , como amigo le dijo :
-Vengo a cumplir con los deberes de amigo, ¿ qué
quiere Ud?

-Una entrevista con el general Velasco ,-le res-


pondió.

Efectivamente, consiguió el mayor Campero llevar-


lo a palacio a las 8 de la noche, sin escolta ninguna , ha-
biéndole hecho quitar las prisiones .

En la plaza tocaban retreta ; Campero hizo que Pé-


rez solo y libre lo espere en el obelisco , y se encaminó a
palacio a ver si Velasco estaba solo para recibirlo . Como
122
486 GENERALES DE BOLIVIA

se demorara algún tiempo, como para dar lugar a que


Pérez fugase, de regreso de palacio lo encontró en el
mismo lugar.
¿Aquí estaba usted ?--le dijo.
-¿Y por qué no ? ... ¿ cómo había de comprometer
a usted que tan bien se porta conmigo ?-le contestó Pé-
rez.
-Vamos, le verá usted , -replicó Campero con nota-
ble emoción .
El conductor era de confianza , presenció la con-
versación de Velasco y Pérez ; el resultado fué que el pre-
sidente le prometió conmutarle la pena.
A la salida de palacio, parece que el mayor Campe-
ro dijo a Pérez :
-Creyendo imposible el que se salve usted, lo de-
jé de propósito en la plaza ; admiro su calma en haberme
esperado .

XII

Una vez indultado, Pérez y Espinoza fueron remi-


tidos a Oruro bajo de doble escolta y encausados nueva-
mente ; el consejo de guerra que tuvo lugar el 30 de ene-
ro de 1841 , también le sentenció a muerte.
La defensa del comandante Pérez ante el consejo,
fué impresa en folletos dicho año en la imprenta del
Colegio de Artes de La Paz.
El Rdo . Arzobispo , clero y notables de Chuquisaca
solicitaron en esta vez el indulto , el que fué concedido
por el general Velasco el 16 de febrero del mismo año.
La conmutación se hizo con la de diez años de presidio,
que Pérez y Espinoza debian guardar en los estableci-
mientos o colegios de Mojos y Chiquitos, bajo la inspec-
ción de las autoridades , además de un formal encierro
y la ocupación en las labores que allí se ejecutaban .
Después de una marcha penosa por las prisiones,
incomodidades y aspereza de los oficiales conductores, lle-
gáron a Santa Cruz de la Sierra ; los doctores Portugal.
GENERAL DE BRIGADA JUAN JOSÉ PÉREZ 487

Castillo y otros paceños que se hallaban confinados, lo-


graron que se les rebajen las prisiones y que no sean em-
barcados en el puerto de Cuatro Ojos ; no se les permitió
entrar en la ciudad , el prefecto Ibañez consintió que guar-
den una especie de detención en su hacienda de Pailas ;
alií permanecieron cerca de un mes y medio, y recibieron
la noticia de la revolución hecha por Agreda y Goytia.
Pérez hizo prevenir a todos los oficiales confinados
en los alrededores y pueblos inmediatos para que el 5 de
julio en la noche estén reunidos en un punto determinado
y armados como pudiesen. El prefecto nombrado por
Agreda fué un señor G. Moreno , que continuó teniéndo-
los en calidad de presioneros por orden de aquél .
Esto indignó a Pérez , y resolvió hacer una contra-
revolución en Santa Cruz . Pérez en compañía de varios
oficiales retirados sorprendió el cuartel ; Espinoza y otros
capturaron al Prefecto. Se apoderáron de dos mil fusi-
les , cuatro piezas de artillería y bastante munición, perc
carecían de dinero para conducir a Cochabamba ios bata-
llones que se formaron, por lo que tuvieron que disolver-
los.

XIII

En el tránsito de Santa Cruz a Cochabamba, Pérez


tuvo un encuentro con Belzu a quien Agreda había con-
finado a Totora ; le propuso marchar a Cochabamba para
sorprender el cuartel y apoderarse de la fuerza de esa
plaza que constaba de cuatrocientos hombres . No quiso
aceptar Belzu el plan de Pérez .
En Cochabamba las autoridades amagadas por los
connatos de revolución se concretaron a defender el cuar-
tel ; los conjurados hicieron varias tentativas infructuo-
sas de ataque sabedores de que el mayor Narciso Campe-
ro se dirigía a Cruro, al sud, comandando los escuadro-
nes de caballería pronunciados a favor de Velasco , las
autoridades de la "Restauración" entregaron las fuerzas
de Cochabamba a Pérez , que tenía la intención de procla-
mar al doctor Serrano como el llamado a la presidencia
488 GENERALES DE BOLIVIA

por la Constitución ; pero , al siguiente día de haberse he-


cho cargo de la fuerza , cuando el pueblo de Cochabamba

se reunía en la catedral para celebrar un comicio , llegó la


noticia de que en Laja el ejército había proclamado al ge
neral Ballivián, habiendo secundado La Paz en el movi-
miento.
Esta noticia hizo variar a los de Cochabamba, que
tenían más afección por Velasco, y tuvieron que seguir
a La Paz, pronunciándose también por Ballivián .
Belzu había llegado a Cochabamba , sabía los acon-
tecimientos de La Paz, y olvidando algunos resentimien-
tos , hizo a Pérez la siguiente propuesta : "Que lo procla-
mase presidente de la república, no obstante de ser tenien-
te coronel, y que Pérez , por su edad, desempeñaría la
cartera de guerra.

-Cuál es tu programa ?-le preguntó.


Belzu se limitó a contestarle de esta manera :

-Que más programa que disponer de todos los fon-


dos nacionales y de todas las ..... de Bolivia .
Pérez se río de esta ocurrencia, lo refleccionó para
que desista de su propósito , y antes bien lo condujo a
que como más caracterizado se hiciese cargo de la CO-
mandancia general, que en efecto se realizó .
Pérez se puso en marcha con destino a La Paz, pen-
sando en la proposición de Belzu ; no sabía qué decir de
este acto de confianza , de esa revelación que manifesta-
ba la pretensión del que había sido su acusador en Po-
tosí, su rival y constante enemigo desde muy atrás, se-
gún expresión del mismo Pérez .

XIV

El generalísimo Gamarra hizo su segunda inva-


sión a Bolivia, con su brillante ejército ; al día siguiente
de declarada la guerra , Pérez se presentó al general Ba-
llivián, el nuevo presidente de Bolivia que antes lo había
mirado con cariño, lo recibió de manera muy seria.
GENERAL DE BRIGADA JUAN JOSÉ PÉREZ 489

Según Pérez , éstas fueron las palabras de aquél


general : "Velasco lo ha envanecido a Ud. Le ha hecho
creer que vale mucho ; vaya usted a pelear con la mon-
tonera y veré si vale algo ”.
Recibió órdenes del Estado Mayor General, y fué
destinado con 25 jefes y oficiales a la frontera del norte ,
para que hiciesen de cuerpo de observación ; comenzó
sus correrías, en Huarina tomó el itinerario del ejérci-
to peruano y lo remitió al cuartel general.
Una vez que tuvo que ir en persona a dar parte de
los movimientos del enemigo al general Ballivián, fué in-
terrogado por éste para que dé razón de la fuerza, ba-
tallones y artillería del enemigo.
-La fuerza no la he contado, mi general , pero mes
o menos puedo calcular su número,-contestó Pérez .

-Usted es un cobarde, y si no me trae una señal


de haber visto al enemigo, lo he de fusilar, -fué la répli-
ca de Ballivián en presencia de todo el Estado Mayor
Ceneral.

Esta respuesta acre violentó a Pérez, como mili-


tar de honor y según ordenanza, no podía pedir su baja
en campaña, y resolvió morir o ser prisionero , así al me-
nos borraba la ofensa pública hecha por el general en
jefe del ejército boliviane . Volvió a sus observaciones , y
para no pasar por un cobarde, acompañado de cuatro ofi-
ciales se fué a observar al enemigo que estaba en Acha-
cachi.
Férez aventuraba o tomar algún prisionero que le
diese razón de la fuerza enemiga, o caer prisionero en
alguna avanzada de aquél.
Se colocó en el morro que separa Achacachi de
Huarina , a una distancia proporcionada para poder dis
tinguir y ver si alguno salía solo del campamento enemi-
go ; no esperó mucho tiempo , dos hombres montados se
dirigían a esa parte ; Pérez se dirigió a ellos y los tomó
prisioneros : era el señor don José Maria Curtis , secreta-
tario privado del generalísimo , que después llegó a ser pri-
mer vicepresidente del Perú en 1874 , y su ayudante .
123
490 GENERALES DE BOLIVIA

El señor Costas le hizo ver lo imprudcnte de su con-


ducta en permanecer tan próximo a las avanzadas del Pe-
rú, y le manifestó que llevaba una misión especial del
general Gamarra ante el general Ballivián , y para ma-
yor seguridad le pidió un oficial para que en su compañía
marchase como remitido al cuartel general . Pérez así
lo hizo.
El general Ballivián supo por Costas que Pérez esta-
ba muy cerca de las avanzadas enemigas. La montone-
ra que comandaba Pérez tomó prisionero al coronel Bo-
ya, al coronel Mendoza y a su ayudante ; Mendoza fué
capturado en Huarina a la vista de su cuerpo , y fueron
inútiles todos los esfuerzos que hicieron sus soldados pa-
ra salvario. (1).
Todas estas aciones de prueba, indujeron al general
Ballivián a destinarlo a Pérez como Segundo Jefe del

(1 ) El doctor Aponte en su obra " La Batalla de Ingavi," refiriéndose a


esta valerosa acción de Pérez, dice lo siguiente:
" ...... Se hallaba a la sazón en Huarina en exploración del enemigo,
el comandante Juan José Pérez y el teniente segundo Mariano León , quienes se
ocultáron, por que momentos después el coronel Mendoza y su ayudante, que
se habían adelantado de su vanguardia, penetraban en Huarina y se dirigían a
casa del corregidor, a la que entraron , dejando sus caballos en el patio.
"Mientras Mendoza increpaba duramente al corregidor , amenazándole
con su látigo, dentro de la habitación , Pérez y León saltaban los tapiales, se
apoderaban de los caballos de aquéllos y sacando de la propia montura del jefe
peruano un par de pistolas , penetraron a donde estaba Mendoza con sus bravatas
y amartillándole la cara, le gritáron que se rindiese o que lo matarían allí mis-
mo. Estupefacto quedó Mendoza, y todo desconcertado se dejó tomar prisio-
nero y sacar al patio lo mismo que el ayudante . El comandante Pérez montó
en el caballo de Mendoza, colocó a éste en la grupa , mientras que León mon-
taba en el caballo del ayudante y apoderándose de la lanza de éste, saliéron a
la calle a todo escape, caminando Pérez por delante con su prisionero, y León
a retaguardia igualmente con el suyo a la grupa, lanza en ristre a la espalda de
Mendoza en disposición de atravesarlo a la más leve intentona.
“En esos momentos , la avanzada de Mendoza llegaba a las primeras ca-
lles de Huarina y al notar que salían , en dirección opuesta, dos jinetes con dos
a la grupa, reconociéron los soldados peruanos que eran su jefe y el ayudante
y se lanzáron a rescatarlos, gritándole: Tírese mi coronel! ! Tirese mi coronel!,
pero ni la velocidad con que aquellos escapaban ni la lanza de León que le
apuntaba a Mendoza por la espalda le permitían a éste hacer el menor movi-
miento, por que León le previno que a la primera tentativa lo atravesaría: y
siguieron hasta llegar a Copankara (una legua) donde estaba la vanguardia
boliviana . Era nada menos que el jefe de Estado Mayor peruano el primer
prisionero que ofrendaba sin pensarlo el invasor, (9 de octubre de 1841).
GENERAL DE BRIGADA JUAN JOSÉ PÉREZ 491

batallón 50. , y lo hizo después que supo que en compañía


de Rafael Castro, había tenido la audacia de penetrar por
el Alto de La Paz, y tirotear al ejército enemigo que es-
taba acampado en el llano del Panteón .

XV

Destinado Pérez como Segundo Comandante del ba-


tallón 50. , marchó con el ejército a Ayoayo ; de este pun-
to contramarchó a Topoco, donde recibió orden de salir
inmediatamente con cuatro compañías y una mitad del
"Coraceros" al mando de su comandante Basilio Herre-
ra, para cortar la retirada o batir, según conviniese, al
batallón peruano " Legión " que salió de La Paz.
En el camino supo que la fuerza enemiga, compuesta
de siete compañías de cazadores y un escuadrón , se diri-
gian a Mecapaca ; la fuerza boliviana quiso asaltar a la
enemiga en La Paz , lo que no fué posible, razón por la
que a marchas forzadas se dirigió a Mecapaca.
Ei general peruano, San Román, colocó su fuerza en
las inaccesibles alturas de Ahuircatu . Herrera , por or-
den del general Ballivián, "debía dispersar sus compañías,
siempre que las fuerzas contrarias fuesen superiores en
número, o el ataque no permitiese un positivo y venta
joso resultado" . Así, atacó al enemigo en sus inexpug-
nables posiciones y después de dos horas y cuarto de un
fuego mortífero, Herrera y Pérez suspendieron el ata-
que por ser imposible obtener ningún resultado favora-
bie y dispersaron las tropas conforme a las instruccio-
nes que habían recibido. Además, las municiones se
habian concluído y la dispersión se imponía.
Sin embargo, Pérez procuró reunir a muchos de sus
soldados, y vino a La Paz perseguiendo a la caballería pe-
ruana que se retiraba en esa dirección.
Con un puñado de valientes tomó posesión en las al-
turas de Killi-killi y desafiando a todo el ejército enemi-
go, sostuvo heróicos combates con varias fracciones ene-
migas.
492 GENERALES DE BOLIVIA

Pocos días después, el batallón 50. estuvo completa-


mente organizado en Sicasica , y el 25 de octubre de 1841 ,
apenas se contaba la falta de tres oficiales y 68 indivi-
duos de tropa .
Pérez, después de Killi-killi , (alturas situadas al N.
E. de la población ) , se marchó al cuartel general con los
oficiales que le habían acompañado y algunos soldados ;
Ballivián recibió con menos destemplanza al segundo jefe
del batallón, se convenció de que Pérez no solo vió por
repetidas veces al enemigo, sino que lo desafió , se acercó
y combatió con él, por esta acción fué destinado al Esta-
do Mayor General .
Refieren las crónicas que, cuando el coronel He-
rrera se presentó en Sicasica al general Ballivián des-
pués del combate de Mecapaca, éste lo increpó agriamen-
te, a lo que con toda la sansfasón de costumbre le respon-
dió :
-Ya le he dicho , mi general, corazón hay, cabe-
za no hay. (Otro autor , refiere que cuando Ballivián le
dijo a Herrera :-"Usted es un bruto" , refiriéndose a su
comportamiento en Mecapaca , éste le contestó :- "Ud .
es más bruto , mi general, que sabiendo que yo soy un bru-
to me ha encomendado usted ésta comisión" ) .
Después de todos estos sucesos, Pérez fué enviado
a Cochabamba para conducir la columna " Ballivián ” ; pa-
rece que se le dió distinto itinerario del que traía la co-
lumna y se cruzaron en el trayecto . Tuvo que volver al
cuartel general cuando ya había llegado aquella. Lue-
go, se le encomendó la comisión de ir a traer el cuadro del
batallón 12 , pero sufrió igual chazgo que el anterior.
Por tercera vez, se le ordenó marchar a Chichas
para traer al Batallón No. 10 ; parece que el general Ba-
llivián se propuso esta vez, como en las anteriores , enga-
ñar y mortificar a Pérez haciéndole ir y venir en mar-
chas y contramarchas. El 3 de noviembre se había reu-
nido el Batallón No. 12 al ejército ; el día 9 lo hizo la co-
lumna "Ballivián" , de Cochabamba, y el día 11 las demás
fuerzas a órdenes del coronel José María Silva . Pérez tu-
GENERAL DE BRIGADA JUAN JOSÉ PÉREZ 493

vo que regresar para incorporarse al ejército el día 14,


habiendo sido destinado como Primer Jefe del batallón
50.
"Amaneció la aurora del 18 de noviembre , y en pre-
sencia de los dos gigantes del Nuevo Mundo el Illampu y
el Illimani tuvo lugar la célebre batalla de Ingavi” .
Pérez a la cabeza de su batallón , peleó con bravura
y denuedo ; sería largo citar cada uno de los episodios he-
róicos de este combate, donde el recuerdo de antiguas tra-
diciones hizo obrar prodigios de valor .
Pérez , en este hecho de armas , hizo conocer que
no estaba envanecido, que su valentía no había declinado
y que valía mucho por su sobresaliente valor.

XVI

En el campo de batalla fué ascendido a comandan


te efectivo y se le expidieron sus despachos el 21 de no-
viembre de 1841. A los tres días, el Vencedor de Ingavi
que no podía pasar por alto el noble comportamiento de
Pérez en esta acción , lo ascendió a teniente coronel gra-
duado.
Permaneció como comandante del batallón 50. ur
año y tres meses. Por orden suprema dejó el comando de
esta unidad, y marchó a Potosí para organizar el Bata-
llón 10 , con el que se incorporó al ejército que estaba en
marcha al Perú.
Es de advertir que cuando Pérez llegó a Oruro con
su nuevo batallón , visitó en la fortaleza a los prisioneros
peruanos que estaban allí y mereció el aplauso y reconoci-
miento del valor desplegado en Ingavi, por el general pe-
ruano Castilla.
Según decreto de 20 de noviembre de 1841 , recibió
en Sucre la medalla y diploma a los que fué acreedor co-
mo vencedor de Ingavi, el 1o . de septiembre de 1842 .
En la campaña sobre el Cuzco , se halló en las es-
caramuzas de Santa Rosa y Marangani a las órdenes del
coronel Carrasco ; y mientras el ejército boliviano regre-
124
494 GENERALES DE BOLIVIA

saba a Puno , estuvo en todos los combates entablados


con las montoneras peruanas .
Las conspiraciones de Santa Cruz , obligaron a Ba-
llivián a contramarchar a Bolivia. Pero antes, permane-
ció en Ilabe a la vista del ejército peruano formado por
el general Lafuente, al que Pérez fué enviado una vez co-
mo parlamentario , antes del tratado de paz que se cele-
bró entre los plenipotenciarios del Perú y de Bolivia.
El 28 de julio de 1842 , Pérez fué ascendido a tenien-
te coronel efectivo .

XVII

Restituído a Bolivia el ejército , Pérez fué destinado


como Comandante del Batallón 11 , el que recibió una ins-
trución y disciplina militar digna de elogio, de suerte que
cuando el general Ballivian para disolver el ejército so-
brante resolvió someter a los batallones a un exámen de
competencia, fué el del teniente coronel Pérez el que me
reció su aprobación y citación honrosa.
Cuando el general Ballivián erigió en departamento
el Beni, propuso a Pérez enviarlo de prefecto ; rehusó és-
te , quizá no por modestia, sino por que creyó que este
destino importaba un simulado alejamiento del ejército.
Toda la aspiración de Pérez era dedicarse al ser-
vicio militar activo , estudiar las mejores obras y tratados
de guerra y estrategia conocidos por entonces . En vista
de esto, el gobierno le propuso un viaje a Europa para
que adquiriese conocimientos científicos en su arma y en
otras de la guerra. Pérez aceptó esta honrosa comisión
que le proporcionaba realizar su deseo de perfecciona: se
en su carrera.
En esa época y después, Pérez fué uno de los mi-
litares más inteligentes del ejército ; no desprestigiaba su
escuela de enseñanza y disciplina severa, en la que cada
grado importaba un combate con enemigo extranjero.
Cierto es que en ese tiempo no estaba en uso las campa-
ñas figuradas (maniobras) en los despejos , ni las intri-
GENERAL DE BRIGADA JUAN JOSÉ PÉREZ 495

gas de antesala o retrete , ni tanta otra cosa, que en otros


tiempos han tenido el único fin de bastardear esa carrera
que Pérez siguió con lustre y honra.
Repetimos, quería instruirse más, ser un militar
científico, por eso aceptó gustuoso la comisión ; al efecto
entregó su batallón al jefe determinado por el gobierno
y comenzó a estudiar inglés en compañía de su antiguo
amigo y camarada comandante Narciso Campero.
Motivos que no se han podido averiguar frustra-
ron la marcha de Pérez a Europa , pues el gobierno desis-
tió de su propósito ; antes bien , lo destinó como coman-
dante de la artillería volante y zapadores. Campero fué
más feliz por que marchó al viejo mundo haciendo parte
de la legación que desempeñó el doctor José María Li-
nares .

XVIII

Durante cinco meses permaneció entre Viacha y Si-


casica al mando de la artillería, instruyó a sus soldados
en ese tiempo, de manera que fué una de las mejores del
ejército.
En esa época el general Ballivián desplegó mucho
empeño para artillar el Pan de Azúcar ; se trasmitían las
órdenes con suma rapidez de La Paz a aquel punto, por
medio de banderas y señales combinadas , ( era el mismo
método de señaladores que usamos hoy en el ejército ) .
El general Sagárnaga, nombrado inspector del ejér-
cito, tuvo ocasión de examinar el aprovechamiento de los
soldados de Pérez, que dió inequívocas pruebas de ser un
excelente instructor.
En febrero de 1843, se siguió un sumario indaga-
torio a varios militares, por el delito de tentativa de sedi-
ción y de asesinato al presidente Ballivián ; el teniente co-
ronel José María Aguilar, uno de los principales sindica-
dos en este juicio , declaró que : "En su tránsito por Si-
casica habló el declarante ( Aguilar ) en presencia de Clau-
dio Rada, con el teniente coronel Juan José Pérez , a quién
le confió todo el plan de revolución ; pero que dicho Pé-
496 GENERALES DE BOLIVIA

rez había estado iniciado con anticipación , por lo que le


aseguró de la cooperación de tales y cuales cuerpos del
ejército, como también de varios oficiales".
La revelación de esa conjuración que debía traer a
Santa Cruz al poder, condujo al patíbulo a varios de
aquellos . La sindicación a Pérez estaba desnuda de prue-
bas, esto lo libraba de un peligro ; a ser cierta su compli-
cidad habría sido juzgado y sentenciado a muerte sin re-
misión como lo fueron Fructuoso Peña, Aramayo , Ga-
mes y otros. En esa época , el supremo gobierno confir-
maba las sentencias pronunciadas por los consejos de gue-
rra, y ordenaba se verifique la ejecución cuando más en
el término de ocho horas .
Esa mera sindicación, quizá sin fundamento , des-
pertó ciertos temores en el ánimo del general Ballivián
respecto a Pérez ; hizo que lo relevase en el comando del
escuadrón el general Bilbao La Vieja, y lo eligió como
edecán de la legación que marchó a Lima. Sirvió en ella
dos años .

XIX

Una vez fuera de Bolivia fué borrado de la lista


militar ; Pérez protestó contra este acto injusto que no
tenía razón de ser. La protesta le trajo un serio disgusto
con el ministro de la guerra, por lo que tuvo que perma-
necer como emigrado en el Perú.
En 1844 , por carta dirigida al general Guilarte soli-
citó que el gobierno le diera su reforma, ( retiro o le
diera con que vivir en el extranjero, si acaso no mejora-
ba la situación de los emigrados , que en caso contrario
tenía muchos recursos y combustibles para hacerle la
guerra. Esta amenaza fué contestada de un modo irri-
sorio por Guilarte, antiguo enemigo de Pérez ; ambas
cartas se publicaron en la " Gaceta" para que las conocie-
ra el público.
Pérez dió poder en forma al señor Tezanos Pinto ,
para que solicitara del gobierno boliviano su reforma, al
mismo tiempo que la cancelación de sus descuentos de
GENERAL DE BRIGADA JUAN JOSÉ PÉREZ 497

guerra y la gratificación por la batalla de Ingavi ; todo


le fué ¿ cómo pagar lo justo a un enemigo del
negado ,
gobierno ? Era preciso que pereciera de necesidad, el
que había sido partícipe de las glorias de nuestro ejérci-
to. Llevaba la vida de proscrito en el Perú y el 2 de fe-
brero de 1845 , contrajo matrimonio en Camaná con la se-
ñorita Juana Briseño , pariente muy inmediata del enton-
ces dictador del Perú, Nicolás Piérola. En Camaná se
hizo acreedor al aprecio de los habitantes, tomó parte en
el adelanto de esa localidad ; como recuerdo debe existir
un paseo público, cuyos árboles han sido plantados por
Pérez.

Vivió proscrito hasta 1846, en que regresó a Boli-


via, y el gobierno le encomendó el cargo de comandante
general de la línea de fronteras, en el que sirvió año y dos
meses .

La rehabilitación de Pérez , fué debido a un inmi-


nente peligro internacional en que se encontraba el país ;
para este caso necesitaba el general Ballivián militares
del temple y carácter de Pérez ; con este antecedente no
será extraña su rehabilitación , después que él había he-
cho serias amenazas a Ballivián.

El descontento cundía en Bolivia por la tirantez del


gobierno; y la insurrección promovida en Chichas, Cinti
y Tarija proclamando al general Velasco bajo la égida de
la constitución del 39, se difundió rápidamente y fué se-
cundado en Potosi y Chuquisaca. Los triunfos de La La-
va y Vitiche violentaron más el estado del país ; bien lo
conocía el general Ballivián , y dimitió el mando después
de la revolución de La Paz , el 17 de diciembre de 1847.

XX

Cuando el general Velasco volvió al poder , no ha-


bía olvidado la simpatía que profesaba a Pérez ; en 3 de
febrero de 1848 lo ascendió a coronel graduado, y lo
nombró su edecán. ·

125
498 GENERALES DE BOLIVIA

Belzu desempeñaba el ministerio de guerra y co-


menzó a preparar su futuro encumbramiento ; Velasco
no tenía la suficiente energía para contenerlo. Así fué
que habiendo ascendido a Pérez a coronel efectivo en fe-
cha 13 de mayo de aquel año y no siendo del agrado del
ministro Belzu este ascenso , rompió el despacho sin que
el presidente de la república observase en este acto de in-
subordinación.

Pérez que mantenía algún odio contra Belzu, poco


tiempo después le reclamó este despacho , y lo hizo de un
modo acentuado, de suerte que se le expidió otro pero sin
abonarle su antigüedad.

En mayo del mismo año 1848 , el gobierno lo nom-


bró intendente de la Capital de la República , sirvió en
este destino seis meses , después permaneció como jefe
suelto cuatro meses , en medio de las agitaciones políti-
cas de aquella época ; sirvió también durante seis días co-
mo Jefe del Estado Mayor General y desempeñó la pre-
fectura y comandancia general del departamento de Cobi-
ja.

Subió al poder Belzu, y muy luego comenzó por to-


mar medidas contra sus émulos .

Antiguas rivalidades mediaban entre Pérez y aquél,


ambos se miraban con celos, hasta que Pérez rompió las
hostilidades revolucionando contra Belzu el año 1849, los
pueblos de Huarina y Achacachi , y formó dos compañías.
dirigiéndose en seguida a la provincia Muñecas . Perse-
guíanle con dos compañías del batallón "Illimani" los
militares Condarco y Azcarrunz .

Pérez, en la hacienda Pocoata , vió sublevarse su


gente en favor de Belzu, y con los oficiales que lo acom-
pañaban se encaminó a Chuma, donde formó una fuerza
de cuarenta hombres, listos para batir a sus perseguido-
res . El arrojo de llegar al centro de los sublevados in-
timándoles rendición espada en mano, fué la causa para
que lo tomaran prisionero .
GENERAL DE BRIGADA JUAN JOSÉ PÉREZ 499

Habría sido conducido a la presencia de Belzu , si


antes no se fuga al Perú desde el punto denominado
Huallpacayu, en Italaque .
Abandonó su residencia de Camaná y se situó en
Huallatiri , hacienda de la provincia de Huancané, inme-
diata a la liga de fronteras entre el Perú y Bolivia. Lo
acompañaban varios jefes y oficiales , formó con ellos una
cruzada e invadió Bolivia ; tomó la provincia de Muñe-
cas, el gobernador de éste sublevó la indiada y junto con
don Félix Eguino que mandaba un batallón , persiguieron
a la fuerza de Pérez que les presentó combate en los al-
tos de Huaycho ; batiéndose en retirada se internó al Pe-
rú hasta el distrito de Cojata . Eguino invadió aquella
república y atacó a Pérez que se había parapetado en el
atrio de la iglesia de aquél pueblo .

Después de una desesperada resistencia, tuvo que


abandonar sus posiciones y pensar en la fuga.

XXI

En íntima comunicación con el general Ballivián que


conspiraba desde Chile, hizo varios viajets de Islay a Val-
paraiso ; prcuró un magnífico agente para la seguridad
de sus comunicaciones en un militar y ayudante del pre-
fecto de Cobija.
Este militar, llamado Lucia, recibía comunicacio-
nes de Pérez para diversas personas, y las entregaba al
prefecto, el que después de leerlas y tomar nota de su con-
tenido las hacía cerrar tal como estaban, para enviarlas
a su destino ; de este modo el prefecto Villamil estaba al
corriente de todos los trabajos revolucionarios, sin igno-
rar lo mínimo de los detalles .
El día que Pérez saltó a tierra en Cobija, sabía el
prefecto que venía con intención de sublevar la guarni-
ción de aquella plaza ; dió las órdenes preventivas para
contener toda acción que tendiese a la revolución , y pa-
ra ello señaló a Pérez como la primera víctima . Lucía ,
que lo acompañaba en su paseo por la ciudad, debía dar
la señal de ejecución .
500 GENERALES DE BOLIVIA

No sabemos si fué presentimiento, desconfianza de


los comprometidos , o extrema suspicacia para conocer
que en el cuartel había cierta preparación en contra de!
movimiento ; lo cierto es que Pérez evitó toda tentativa
de insurrección ; no lo hizo por miedo, pues jamás había
tenido influencia el miedo en ese corazón y alma resuel-
ta.
Tuvo que abandonar Cobija y reembarcarse el
mismo día, lo indujo a tomar esta resolución la siguiente
conversación con su antigüo amigo y compañero el coro-
nel Villamil, ( el prefecto ) .

-¿Paseaste Cobija ?
-Si , es punto magnífico para trabajar ………
.
-Cierto, pero Belzu no te conciente en él y lo me-
jor sería que te marches a Camaná, por que estás en pe-
ligro ....
-¿Y por qué ?, he protestado contra toda revolu-
ción.
-Pero no contra la que pretendías verificar hoy :
si realizas tu designio habrías muerto en el mismo cuar-
tel, la órden estaba comunicada : sabía tu pretención . Lo
mejor que harás es embarcarte hoy mismo.
Pérez comprendió su posición y la intriga de que
había sido victima ; después de beber algunos vasos de
cerveza aprovechó de la buena disposición del prefecto y
se marchó.
Poco tiempo después, no fué posible evitar la cap-
tura de un buque pertrechado que envió a Cobija el ge-
neral Ballivián.

XXII

Consumida en la proscripción la vida de este héroe


(Ballivián ) , Pérez altazó la causa del doctor Linares, es-
tuvo con él en la cruzada sobre Achacachi, ( enero del 54 ) .
y concurrió a todas las que preparó este infatigable re-
volucionario. Fué comandante general de todas ellas ;
por su influencia y valor era querido por todos los jefes
GENERAL DE BRIGADA JUAN JOSÉ PÉREZ 501

y oficiales, la tropa tenía verdadera predilección por él.


Durante siete meses mantuvo la cruzada en continuo ejér-
cicio y disciplina en la hacienda llamada Quilloquillo , en
el Perú .
El gobierno del general Echenique permitió indirec-
tamente que los partidiarios del doctor Lina: es, hiciesen
su cuartel general en Mohó, punto de reunión de todos los
emigrados bolivianos . Pérez se encontraba con ellos
siempre animoso e infatigable , no obstante de los reveces
que sufría.
Su vida durante la administración de Belzu, fué
activa para las conspiraciones y cruzadas ; tan luego es-
taba en Quequerana como en Huaycho o Escoma, tan
pronto en Acora como en Juli ; no cedía ni se desanimaba
ante los inútiles esfuerzos que se hacían contra ese go-
bierno sostenido por las masas y el ejército , merced al
derroche de los fondos nacionales .
La revolución del general Castilla contra el presi-
dente Echenique, en el Perú , dió tregua a los trabajos de
Linares y sus empesinados colaborados en las revolucio-
nes contra Belzu .
En 1855 se verifico el simulacro de la trasmisión le-
gal; el general Córdova subió al poder y las sediciones
comenzaron de nuevo hasta que el 8 de septiembre de
1857, el doctor Linares fué aclamado en Oruro como pre-
sidente de la república.
Esta revolución abrió las puertas de la patria a
todos los bolivianos que habían tenido que llevar la vida
de proscritos en el Perú , desde 1847, no obstante la am-
istía dictada por Córdova en su advenimiento a la pre
sidencia .

XXIII

El coronel Juan José Pérez , sirvió al doctor Linares


en el poder.
El partido caído, quería pronunciarse con el título
de legalista, para arrastrar la opinión ; de ahí que bus-
caba un hombre capaz para ponerlo al frente de una cons-
126
502 GENERALES DE BOLIVIA

piración contra el doctor Linares. Merecida reputación


de valiente, tenía entre la tropa el coronel Pérez , y fué
solicitado para sublevarse contra el dictador ; los reaccio-
narios no escusaban medios para conseguir su objeto,
Pérez era una entidad para ellos , una esperanza .
Pérez no quiso traicionar al doctor Linares . Dese-
chó la ocasión propicia de subir al poder, pues el partido
caído lo levantaba, le proporcionaba recursos : todo fué
en vano. Servía la intendencia de policía en La Paz.
Por otra parte, el dictador pensaba ascender a Pé-
rez al rango de general ; mas la desgracia debía desbor-
darse en torno de él.

Un hecho .... una columnia .... vino a envolver


en una borrasca la vida de Pérez ; y esa calumnia, como
todo rumor comprimido, creció, aumentó sin duda , de un
modo temerario : fué una mancha de aceite en su honor.
Desde entonces, la maledicencia se apoderó de infinidad
de circunstancias de ese pasado, y sus garras de fierro
han despedazado sin piedad ese honor .
En nuestra patria , desde 1825 , se han cometido
verdaderos crímenes, que han sublevado la conciencia , la
moral pública ; la opinión ha condenado a sus autores, por
un momento , les ha devuelto después sus consideracio-

nes, ha gritado : ¡ olvido ! ¡ olvido ! Y los autores de ver-


daderos crimenes , más horrendos que el que la calumnia
atribuyó a Pérez , han sido perdonados .... se ha olvida-
do su pasado ...
No asi con Pérez , la maledicencia se ensañó contra él ,
aglomeró las cosas , pintó los hechos con ese tinte propic
de las pasiones hostiles ; y su honor ha sido despedazado
como las entrañas de Prometeo . (1) .

(1) Se le acusó a Pérez- según Arguedas- "por robo de onzas de oro


selladas y alhajas de la propiedad del general Jorge Córdova. " La sentencia
infamatoria le condenó "a diez años de obras públicas e infamia, la pérdida de
sus empleos con la calidad de no obtener otro ni ejercer cargo alguno público.”
Esta sentencia fué publicada en un diario oficial, en lugar visible para
"que el delito sea conocido de todos y nadie pueda tachar de arbitraria la
pena .
GENERAL DE BRIGADA JUAN JOSÉ PÉREZ 503

Se le ha torturado siempre, sin dar lugar al olvi-


do.
Fué el prototipo de los calumniados. ...
Tuvo que abandonar la patria y vivir en el Perú.
Harto de disgustos y sufrimientos, en diciembre de
1860 perdió su esposa : la muerte hincó una saeta más en
el atribulado corazón de Pérez .

XXIV

Vuelto a la patria, el congreso que sesionaba en Su-


cre, lo rehabilitó en el goce de los derechos de ciudadanía
el 22 de agosto de 1862.
Su espíritu activo no podía permanecer estacionario,
y resolvió formar colonias en las apartadas pero feráces
regiones de Caupolicán ; conocía gran parte del Oriente de
Bolivia, alguna vez perseguido hubo de atravezar re-
montándose a los bosques, desde Santa Cruz de la Sierra ,
hasta el pueblo de San Lucas en el departamento de Chu-
quisaca ; cruzó medio a medio por las salvajes comarcas
de Sauces, y con este motivo conoció aquellos preciosos
terrenos , donde no ha puesto todavía en ellos la mano el
hombre civilizado .

Pensó en la posibilidad de poblar esos lugares y au-


mentar de ese modo la riqueza de Bolivia ; su deseo era
dar puntos de salidas al Atlántico , fundar poblaciones
para unir el Beni y Caupolicán. Para esto aceptó el car-
go de jefe político militar de las colonias que formase.

No obstante de su presindencia en política, y de lo


apartado de su residencia, por injustificados recelos del
gobierno , fué suspendido en el ejercicio de aquel cargo ,
hasta que en diciembre de 1865 se le expidió el despacho
de rehabilitación y la orden de que se restituya a su an-
tigua colocación de jefe de las colonias de Caupolicán .
Desde esa época, parece que Pérez renunció a toda
ingerencia en política, de suerte que se le ve desaparecer
de la escena pública y llevar una vida retirada hasta que
504 GENERALES DE BOLIVIA

el teniente coronel Adolfo Ballivián fué proclamado pre-


sidente constitucional. Lo sirvió de edecán y como amigo
fiel, asistió a los últimos momentos de aquél eminente
ciudadano .
XXV

Daza subió al poder , sin que en Bolivia se hubiese


protestado contra ese asalto al poder constitucional.
Por decreto expedido en Coroico, a 20 de septiem-
bre de 1876 , el coronel Juan José Pérez fué ascendido a
la alta clase de General de Brigada. El 23 de octubre
fué nombrado Prefecto de Santa Cruz, y el 31 de julio
de 1877 se le expidió el nombramiento de jefe Superior
Político y Militar de los departamentos del Oriente .
El 27 de agosto de 1878 , fué nombrado por orden
general Inspector General del ejército .
Muy luego recibió sus letras de cuartel ( retiro ) .
pues a la indisciplina y autoritarismo de Daza , no conve-
nía tener por inspector del ejército a un antiguo militar
que había condenado siempre todas las viarazas del hé-
roe del 4 de mayo . En diciembre del 78 le ordenó el go-
bierno para que saliese inmediatamente a recorrer la
frontera de Caupolicán y esperase órdenes en Apolo ; és-
te era un destierro disimulado.
Pérez vivió retirado hasta que se tuvo conocimien-
to en La Paz, de la ocupación de nuestro territorio por
las fuerzas invasoras de Chile.
A la noticia de la profanación del suelo patrio , in-
dudablemente saltó de gozo el corazón de este viejo sol-
dado ; décimos de gozo, porque conservaba la esperanza
de que el ejército de Bolivia seguiría las huellas de sus
antepasados ; por que tenía fé en que cada jefe imitaría
las gloriosas hazañas de los antiguos coroneles Ballivián ,
Anglada, Deheza, Canasa y otros.
Cuantas veces habría deseado confundir a sus ene-
migos con el brillo de sus actos , y manifestarles que se
rescataba la estimación general con gloria militar adqui-
rida ante los enemigos de la patria.
GENERAL DE BRIGADA JUAN JOSÉ PÉREZ 505

Cuántas veces en sus noches sin sueño , la necesi-


dad de gloria habría atormentado su espíritu, y héchole
exclamar : ¡ un ejército ! .... ¡ una batalla con enemigo ex-
tranjero ! .... para cubrir otra vez con gloria su reputa-
ción picada con el filo de la calumnia .
Cuántas veces, en fin, habría soñado y visto su nom-
bre inscrito en el templo de la inmortalidad.
La guerra con Chile le traía lo que más deseaba , lo
aproximaba a realizar quizá una esperanza : no tuvo la
nenor vacilación en ofrecer sus servicios a su patria ul-
trajada. En 3 de marzo de 1879, en nota oficial, consig-
naba lo siguiente :
"Sería punible falta en un veterano que ha consa-
grado toda su vida al servicio de la nación y ha tenido la
honra de sellar con su sangre la independencia de su pa-
tria, si en estos supremos momentos en que todos deben
concurrir a salvar la honra nacional, no me dirigiese al
capitán general y presidente de la república, para que se
sirva señalarme el puesto que crea conveniente en el ejér-
cito , seguro de que cualesquiera que él sea cumpliré mi
deber de soldado patriota ".
El gobierno de las orgías, y tal vez de la complici-
dad, contestó ai ardoroso y patriótico ofrecimiento del
anciano , con esta frialdad irónica :

"Se aprovecharan sus serivicios " . ( Oficio de 5 de


mayo de 1879) .
No con esto se contrarió el espíritu de Pérez .
El supremo gobierno del Perú, había reclamado
con insistencia la salida del ejército boliviano a Tacna ;
para esto se necesitaba un cuartel maestre general del
ejército expedicionario ; en 14 de abril de dicho año, por
orden general se encomendó este cargo a Pérez. La fuer-
za boliviana desocupó esta ciudad con la precipitación
consiguiente al que es perseguido por retaguardia , todos
fueron inconvenientes en su travesía a Tacna ; todo , de-
bido a los noveles generales Daza y Jofré ; el general Pé-
rez procuró disminuir en lo posible esos inconvenientes y
sufrimientos .
127
506 GENERALES DE BOLIVIA

En Tacna, fué nombrado comandante general de


la "Legión Boliviana ", compuesta de la juventud más se-
lecta de La Paz, Cochabamba y Chuquisaca ; Pérez tuvo
justa predilección por esa hermosa falanje, esperanza de
la patria, ensueño de su porvenir . Con decisión era co-
rrespondido por la "Legión", que veía en su viejo coman-
dante, no a un militar déspota sino al cariñoso padre .
En los momentos de expansión esa juventud entu-
siasta , cuando distinguía por la calle al general Pérez ,
con mucho gracejo decía : "Ahi viene nuestro cancelario".
Los aguerridos del escuadrón "Murillo " lo titulaban "pa-
pá", él los llamaba sus hijos predilectos . Este cariño re-
cíproco hizo nacer celos infundados en Daza y Jofré, am-
bos buscaban un pretexto para separar a Pérez de la " Le-
', y para ello emplearon los medios más ruines , se-
gión",
gún consta de los siguientes apartes publicados en esta
ciudad (La Paz ) por un testigo ocular . (Borrones y per-
files) . "El Comercio ", No. 368.
"Daza y Jofré-dice-creían ver un peligro en Pé-
rez y especialmente el segundo, hacía todo lo posible pa-
ra malquistarlo con el capitán general, con la idea de que
Pérez, como militar inteligente, podría subrogarlo en el
Estado Mayor General, que tan mal lo desempeñaba .
"Al fin encontraron un motivo para separarlo del
comando de la "Legión" : El general Daza obsequió 200
soles a los tres cuerpos que lo formaban , para el festejo
del 6 de agosto . El " Murillo" gastó solo 80 de su cuo-
ta, aplicando el resto a indicación del general Pérez a la
adquisición de banderolas , previo compromiso del general
Daza de que se abonaría el saldo que resultase .
"Hechas las banderolas , Daza y Jofré se negaron
a ordenar el pago del excedente , obligando al general Pé-
rez a abonarlo de su peculio, por lo que éste dicen , que se
expresó criticando a Daza del derroche de fondos nacio-
nales , en detrimento de las justas exigencias del ejérci-
to .
"Lo llegó a saber Daza e inmediatamente lo acusó
a Pérez de que conspiraba con los cuerpos de la "Legión",
GENERAL DE BRIGADA JUAN JOSÉ PÉREZ 507

y municionó a sus cuerpos de línea, asegurándoles que se


trataba de asesinarlo .

"Por el Estado Mayor se dictó en 12 de septiembre


una orden general por la que se declaraba al general Pé-
rez como a "consuetudinario conspirador de Bolivia, que
con su hálito impuro había contaminado los cuarteles
de la "Legión", borrándosele en consecuencia, con igno-
minia del escalafón militar. Portestaron los jefes de los
cuerpos de la " Legión", y Jofré tuvo que darles satisfac-
ción por otra orden general, asegurando que era error de
redacción los conceptos injuriosos de la anterior.
"Pérez, que en el primer momento había recibido
orden de marchar a Caupolicán, para organizar fuerzas
de reserva, y que después fué llamado para comparecer
ante Daza, se negó a todo con toda energía y salió de
Tacna fugando la noche del 11 de septiembre.

"Se marchó a Lima. Allí defendió con su pluma la


imputación de traición que se hacía a los bolivianos , por el
regreso de Camarones".

XXVI

Depuesto Daza el 27 de diciembre de 1879, el gene-


ral Pérez preparó su viaje al sur ; debió zarpar del Ca-
llao en el vapor "Valdivia" el 31 de diciembre, pero mu-
chos incovenientes demoraron su marcha, y así se libró
de ser capturado junto con los demás pasajeros peruanos
y bolivianos , que fueron extraídos de aquel vapor en las
aguas de Antofagasta y conducidos a San Bernardo, en
calidad de prisioneros por orden del gobierno chileno .
El 16 de enero de 1880 llegó de Lima a la ciudad de
Moquegua, de donde se incorporó en Tacna al ejército bo-
liviano ; por orden general de 25 de enero se le reconoció
como a jefe del Estado Mayor General. De esta fecha
comenzó recién la verdadera organización del ejército ; se
equipó a los soldados , se regularizaron las ambulancias
bolivianas , etc.
508 GENERALES DE BOLIVIA

El coronel Camacho, comandante en jefe de nues-


tro ejército, se prestó a ordenar todas las reformas que
Pérez creía necesarias para el régimen de esas fuerzas
que con Daza y Jofré, no eran mas que montoneras.
Pérez tenía la suficiente fuerza de voluntad y ener-
gía para sobreponerse a sus dolencias ; de Lima "volvió
más rendido y avejentado, parecía que las desgracias de
la patria le hubieran hecho más mella , que los años trans-
curridos . Esto no bastaba para que su asiduidad y cons-
tancia en el desempeño del estado mayor fueran admira-
bles".
Bizarro en su porte de andar, impedía con arte el
que su débil cuerpo se doblegue ante el peso de los años .
En su alma sentía renacer como una nueva juventud que
comunicaba fuego a su sangre y agilidad a sus miembros .
Sus dolencias podían encadenarlo a un lecho y apoderarse
de él por completo , si no hubiera manifestado tantas ve-
ces el poder de su fuerza moral, que lo hacía estar en pié
y siempre vigilante.
Todos los que lo rodeaban lo veían envejecer más,
al mismo tiempo notaban en él un poderoso instinto que
lo hacía vivir hasta el combate para recibir con tranqui-
lidad una muerte gloriosa.
Toda su ilusión era: "un combate para dejar all
los huesos" . El último golpe no le aterra, piensa en él
continuamente, con la esperanza de morir ; revela esto en
las conversaciones privadas .
No tenía caballo el general. Un día le traen uno
regular para que lo pruebe ; le gusta el animal ; pregunta
a sus hijos los "Murillo" si les agradaba los movimientos
de aquél ; todos le responden :
- Magnifico, mi general !
Uno de ellos observa que no es caballo de batalla.
-Para morir a la cabeza de sus valientes , no se
necesita buen caballo le responde el general Pérez.
Con actividad sobrehumana cumple la inmensidad
de sus deberes, hasta que el 24 de abril de 1880, es eleva-
do al rango de Jefe de Estado Mayor del Ejército Unido.
GENERAL DE BRIGADA JUAN JOSÉ PÉREZ 509

El anciano redobla sus esfuerzos , recorre el campa-


mento ; alienta a estos , anima a aquellos , en fin, es el sol-
dado personificación de la alianza , del deber. Todos ad-
miran esa actitud, y no faltó quien hiciese notar que el
anciano general llevaba en sus alforjas libros antes que
fiambres .

La batalla tan deseada por el general Pérez , tuvo


lugar el 26 de mayo.
El ruido del cañón lo recreaba ; mira al enemigo , ve
sus numerosas huestes , procura contar sus fuerzas como
el avaro que cuenta su tesoro ; y viéndolo aumentar rá-
pidamente, sus facciones revelan el secreto de su alma :
¡Estaba alegre ! .... Esperaba la hora de su muerte con
tranquilidad en la frente y gozo en el corazón.
Describir la conducta del general Pérez en el com-
bate del Campo de la Alianza , sería largo, sería traspa-
sar los límites de estos rasgos .

Baste decir que llevaba coraje, brío , valor para in-


fundir a sus soldados , hasta que llegó el momento en que
se cubrió de gloria, el momento en que fué herido mortal-
mente ....

Habría quedado en el campo el valiente general.


si su ordenanza no cabalga en las ancas de su caballo y
sostiene al desfalleciente héroe, que exclamaba :

"¡Viva la Alianza ! ¡Viva Bolivia!


Así fué conducido hasta las inmediaciones de Tac-
na, donde se le recibió en una carreta para conducirle con
más comodidad, sin que el paciente cesase de vivar a la
Alianza.

En 1839 el sargento mayor Juan José Pérez , com-


batía en Yungay con una tenacidad extraordinaria con-
tra los chilenos ; fué herido mortalmente y pudo huir con-
ducido por su criado que, había montado en el anca de
su caballo y sujetaba al patrón.

En 1880, el general Juan José Pérez combate con-


tra los chilenos en el "Campo de la Alianza" con la mis-
ma tenacidad extraordinaria ; es herido mortalmente, y
128
510 GENERALES DE BOLIVIA

otro criado lo retira del campo de batalla , del mismo mo-


do que en Yungay. ¡ Rara coincidencia !
Por fin la muerte triunfó del que pretendía vencer-
la con solo el poder de su fuerza de voluntad.
Tacna recibió el último aliento del general Pérez :
escuchó sus últimas palabras : "Viva la Alianza ”.
El heróico general Juan José Pérez, que había vi-
vido para su patria legando un nombre ilustre y lleno de
gloria, falleció a la edad de 66 años , ( 1 ) .

XXVII

Decíamos que Pérez fué uno de los militares más in-


teligentes que tuvo Bolivia .
No hay equívoco en esta afirmación.
En 1855 , dió a la prensa un Manual del subalterno.
extracto de autores militares, para el uso e instrucción
del ejército boliviano.

(1) El doctor Julio Quevedo, testigo presencial de la muerte del gene-


ral Pérez, dice: "Al día siguiente de la batalla, o sea el 27 de mayo , al rayar la
aurora , las bandas de música de los batallones vencedores tocaron diana gene-
ral sobre el mismo campo de batalla . ¡Horrible sarcasmo! Palpitantes e in-
sepultos como se encontraban aún los cadáveres de los que habían fallecido la
víspera , cuando quizá en esos mismos instantes los heridos , tendidos hasta en-
tonces en el campo o recogidos en una ambulancia exhalaban su último alien-
to, legando a su hogar lágrimas, luto y horfandad , el clarín de las huestes ven-
cedoras daba la señal de regocijo militar de ordenanza .
El general Pérez , que estaba ya con la mente trastornada , al oír la dia-
na militar, hizo un supremo esfuerzo para incorporarse en el lecho , pero faltán-
dole las fuerzas, apenas pudo balbucear claramente. ¡ Viva Bolivia! ……….. ¡ hemos
vencido! ahí está la diana del triunfo . ¡Viva Bolivia!. ¡Viva
la alianza!
El cien veces patriota general, con el delirio ya de la muerte, se hacía
la ilusión de que habían triunfado los soldados, y por dos o tres veces repitió:
¡Viva Bolivia! ¡Viva la alianza! Luego se puso a tararear una marcha gue-
rrera, acompañando el movimiento de los labios con otro movimiento acompa-
ñado de los hombros, como si efectivamente estuviese marchando a la cabeza
de sus tropas .
Los que espectaban esta escena , en que se demostraba no solo el espí
ritu marcial del viejo patriota moribundo , sino también su alegría por el triun-
fo que suponía que había correspondido a sus soldados, no intentaron siquiera
desengañarlo, limitándose a guardar un profundo silencio, pero sin poder con-
tener los sollozos . El valiente veterano murió con la ilusión de ser él el ven-
cedor! ¡Qué escena tan cruel, qué sarcasmo tan horrible para los sobrevivien-
tes! ¡Qué ironías tan abrumadoras de la suerte!
GENERAL DE BRIGADA JUAN JOSÉ PÉREZ 511

En 1867 , El instructor militar . Colección de folle-


tines publicados por el coronel boliviano Juan José Pérez .
En 1868 , la misma publicación.

Conocía perfectamente su profesión, tenía la san-


gre fría necesaria para las combinaciones estratégicas , su
temperamento de fuego no le impedía estudiar en silen-
cio los progresos del arte de la guerra ; ese estudio lo
absorvió siempre, desde subalterno ; sus jefes , al hacer la
calificación, (fojas de conceptos ) , de Pérez , siempre tam-
bién consignaron esta nota : "Capacidad bastante . Valor
sobresaliente".

El 29 de mayo fué el general Pérez trasladado en una carreta a la ciu-


dad de Tacna e instalado en su propio domicilio , en la casa de don Carlos
Nahaus, donde fué esmeradamente atendido por los médicos de la ambulancia
boliviana.
El general vencedor, Manuel Baquedano, envió a uno de sus ayudantes
a intimar rendición al general Pérez.
El ayudante volvió ante su jefe con el informe de que el enfermo no se
hallaba en estado de recibir ninguna notificación, por hallarse agónico . En-
viado después el cirujano chileno Martinez Ramos, practicó éste el reconoci-
miento del paciente y declaró que al general Pérez no le quedaban sino muy
pocas horas de vida .
El 1 °. de Junio, minutos antes de las doce de la noche , exhaló el últi-
mo aliento, en brazos de los médicos Quevedo y Rodríguez” .
El acto de la traslación de los restos del heróico general, está sencilla-
mente relatado por el doctor Dalence, director de la ambulancia boliviana, en
los siguientes términos:
"Habiendo fallecido - dice -en la noche del 1 ° . de junio el general
Juan José Pérez, y cuando en la mañana del 2 acordábamos trasladar privada-
mente sus restos al cementerio general, vino a vernos ur. oficial del estado ma-
yor general chileno, para preguntarnos la hora en que tendría lugar esta cere-
monia fúnebre y darnos aviso de que había dispuesto que se le tributaran por
el ejército los honores de ordenanza ; contrariados en nuestro propósito, señala-
mos la hora de las cuatro de la tarde, agradeciendo desde luego, la atención
que se nos dispensaba.
A la hora convenida y después de haber constituído una guardia de sa-
nitarios, en el lugar que se encontraba depositado el cadáver, se encaminó allí
el personal de la ambulancia, precidido por el comité directivo , a la misma
hora llegaron dos comisiones de las ambulancias peruanas y una compañía de
tropas chilenas, precedida de una banda de música.
Colocado el ataúd en el carro funerario, los cuatro sargentos de la com-
pañía de sanitarios que concurrían al duelo, se situaron a los cuatro extremos
de aquél , llevando enlutadas sus banderolas. Detrás del carro y precedidos
de los estandartes, también enlutados, de las tres ambulancias allí representa-
das , se encontraban el cuerpo directivo, las comisiones de las ambulancias
peruanas, el cuerpo de oficiales de nuestra ambulancia y la compañía de sani-
512 GENERALES DE BOLIVIA

Capacidad y valor unidos a un temperamento ar-


diente, dotado para la acción , que todo arrastra consigo ;
que era capaz de quemar la vida por todos sus costados,
que se somete a duras pruebas ; he ahí los fundentes que
se han fusionado con el alma de este héroe que se ha lla-
mado JUAN JOSE PEREZ .

Fué una espada de Bolivia, UNA DE SUS MAS


BRILLANTES ESPADAS; los hechos lo han confir-
mado".

tarios; cerraba la marcha la tropa chilena que había sido enviada por el jefe
de estado mayor general, coronel Velasquez .
Al moverse la comitiva al son de una marcha guerrera tocada por una
banda del ejército enemigo, saltaron las lágrimas a nuestros ojos, recordando
nuestras impresiones del día del combate y pesando nuestra verdadera situa-
ción .....
La comitiva atravesó mustia las desiertas calles de la ciudad hasta la
puerta del cementerio general. Un nuevo recuerdo vino a avisar allí nuestro
dolor. La tienda del general, cuando el ejército acampó algunos días, en esa
esplanada, poco antes del 26, estaba situada a muy pocos pasos del lugar en
que nos habíamos detenido . Allí, al pie de un sauce llorón , parecía que se le
veía todavía, animoso, abnegado y severo . ¡Reliquia santa de nuestras pasa-
das glorias! militar pundonoroso y valiente , cumplió su deber con la patria,
pero no tuvo ya fuerzas para resistir a nuestro desastre. Su nombre será re-
cordado y bendecido por muchas generaciones.
Se concluyó la ceremonia con los oficios fúnebres que cantó el inspec-
tor religioso de nuestras ambulancias fray José Mariano Loza, antes de colo-
car el ataúd en el nicho que se le tenía preparado . Terminada esta opera-
ción, se despidió a la comitiva militar con el agradecimiento de estilo."
Algún tiempo después, el Gobierno de Bolivia mandó exhumar los res-
tos del general Pérez para darles honrosa y definitiva sepultura en el mausoleo
de notables de La Paz.
O

General de brigada Pedro Cortadellas

( 1815-1869)

"Nunca es tarde cuando se trata


de honrar la memoria de los hom-
bres de bien ."

El general don Pedro Cortadellas fué otra víctima


inmolada por la sed de sangre del tirano, ( Melgarejo) ,
que dominó la República durante seis años .
Hijo de don Domingo Cortadellas y la señora Eva-
rista Mantilla, nació en la ciudad de La Paz el 24 de ju-
nio de 1815 , y sentó plaza el año 1835 como caballero ca-
dete en el ejército organizado por el general Santa Cruz ,
para hacer la campaña de intervención en el Perú.
129
514 GENERALES DE BOLIVIA

Estuvo presente en los hechos de armas de Yana-


cocha, Socabaya y Yungay, donde conquistó todos Sus
grados subalternos desde el de cadete hasta el de subte-
niente de infantería , ( diciembre de 1838 ) , habiéndole im-
portado cada uno de ellos un combate.

Patriota por educación y temperamento, luchó en


Ingavi como lucharon los espartanos por defender el ho-
nor de su patria, habiendo conquistado en aquél campo
de batalla el grado de teniente 2o . , con el que marchó a
la campaña del Perú en 1842 , ascendiendo al grado de
teniente 1o . , en mayo del siguiente año .

Durante el gobierno del general josé Ballivián, Cor-


tadellas fué un oficial modelo debido a sus dotes mora-
les e intelectuales ; además tenía una exquisita educaciór
inculcada desde niño , lo que hacía que sus superiores in-
mediatos tuvieran una gran estima por él.

El 1848 adquirió las insignias de capitán, y al si-


guiente año las de sargento mayor graduado, habiéndole
el presidente Belzu confiado el comando de algunos cuer-
pos del ejército otorgándole el grado de teniente coronel
efectivo , (abril de 1853 ) .

II

Envuelto en las redes de la política interna , Corta-


dellas acompañó al general Gregorio Pérez en su revolu-
ción de 1862 y luchó en la jornada de San Juan, habién
dose retirado a la vida privada después del desastre de
este hecho de armas.

Melgarejo lo rehabilitó al servicio activo del ejérci-


to, y acompañó a éste en las acciones de la cantería de Po-
tosí y Letanías , donde ascendió a la elevada gerarquía de
general de brigada, ( 1866 ) .

El espíritu caballeresco y justiciero del general Cor-


tadellas no pudo marchar acorde con los crueles y des-
póticos actos de Melgarejo ; éste, sospechando y descon-
GENERAL DE BRIGADA PEDRO CORTADELLAS 515

fiando de su fidelidad , procuró alejarle de su lado y le


dió el cargo de Prefecto del Litoral, haciendo que se cons-
tituyera en su nuevo destino a la brevedad posible.
Poco tiempo después, el 15 de marzo de 1869, Cor-
tadellas fallecía víctima de la fiebre amarilla que asoló la .
costa en esa época, juntamente con su hermano Manuel y
su hijo Guillermo, que también sucumbieron bajo el fla-
jelo de aquella epidemia.
La muerte restó un valiente en la lista militar, cuan-
do aún podía esperarse mucho de la espada de aquél jo-
ven general de 54 años .
General de brigada Isidoro Valencia

(1817-1871 )

"Ninguno ama a su patria por


que es grande, sino por que es su-
ya. "

El general Isidoro Valencia , llamado el tuerto, ha


dejado su nombre inscrito en las páginas de nuestras lu-
chas internas, después de haber sido uno de los bravos ac-
tores en las gloriosas campañas de la Confederación c
Ingavi.
Nacido en la ciudad de Chuquisaca, era un joven
de 18 años cuando se alistó en las filas del ejército que
organizara el mariscal Santa Cruz en 1835 , habiendo to-
mado parte como soldado distinguido en la primera ba-
talla de la confederación o sea en Yanacocha, después de
la cual fué ascendido a subteniente de infantería. Con
este grado luchó denodadamente en Socabaya y en casi
todos los combates librados durante las primeras campa-
ñas hasta que, en octubre de 1837 , conquistó el de tenien-
GENERAL DE BRIGADA ISIDORO VALENCIA 517

te 2o . efectivo, para ascender luego a teniente 1o . en di-


ciembre de 1840.
Fué otro de los héroes subalternos que ignorada e
inadvertidamente supo conquistar en la campaña de
1841 días de gloria para su patria , haciendo lujo de va-
lor en la jornada de Ingavi, donde quedó definitivamen-
te consolidada la independencia de Bolivia.
Después de esta acción de armas el general Balli-
vián premió a la oficialidad del ejército concediendo un
grado general, en cuya virtud nuestro héroe fué ascendi-
do a capitán . Desde este momento Valencia comenzó a
distinguirse entre sus compañeros debido a su carácter in-
trépido, audaz e inquieto ; pues apenas le fué otorgado el
grado de sargento mayor, en 1843 , ingresó en una serie
de aventuras revolucionarias que le convirtieron en hom-
bre de fácil sugestión y en instrumento de los políticos y
caudillos de aquella época ; pues inducido por el coronel Jo-
fré y otros, se amotinó en Poopó con el batallón 120. , del
que era jefe, dando vivas al general Velasco , ingresando'
así francamente a las luchas revolucionarias contra Ba-
llivián que supo ser deferente con él . Velasco por quién
se había revolucionado , le otorgó el grado de teniente co-
ronel.
Defendió denodadamente a éste en la batalla de
Yamparaez , pero triunfante el ejército de Belzu se apre-
suró a ofrecer sus servicios al nuevo gobernante para,
desde ese momento , ser uno de sus más leales y mejores
defensores . En 1850 formó parte del tribunal que conde-
nó a la pena de muerte a don Benito López , acusado por
el delito de tentativa de asesinato al presidente Belzu en
ia capital Sucre, habiendo sido ascendido al grado de co-
ronel después de la ejecución del infeliz López .
Durante los gobiernos de Belzu y Córdova, desem-
peñó la jefatura de varios cuerpos así como algunos car-
gos políticos, hasta que cayó juntamente con este último
cuando el doctor Linares asaltó el poder supremo de la

nación por medio del golpe revolucionario dado el 8 de


septiembre de 1857.
130
518 GENERALES DE BOLIVIA

II

Alejado del ejército y sintiendo la nostalgia de là vi-


da militar , Valencia fué uno de los revolucionarios más
implacables contra el presidente Linares . El 21 de no-
viembre de 1859 sublevó en compañía del coronel Rave-
lo y otros la columna de guarnición de Potosí , apresando
al jefe político coronel Narciso Campero, que fué ence-
rrado en un calabozo y libertado días después por el coro-
nel Agustín Morales que había marchado desde Sucre al
comando de una columna con la que, después de un reñido
combate librado en la Cantería, logro dispersar a los insu-
rrectos.

Después de estos acontecimientos, Valencia vivió


proscrito del país hasta 1861 , año en el que el general
Achá, presidente de la república , abrió las puertas de la
patria a todos los desterrados políticos .

III

Consumado por Melgarejo el audaz asalto al poder ,


Valencia fué rehabilitado al servicio e incorporado a las
filas del ejército ; desde ese momento se constituyó en
uno de los más firmes sostenedores de la tiranía luchando
contra las veintidos revoluciones y varias tentativas es-
talladas en toda la República para derrocar al tirano,
quién supo premiar su adhesión otorgándole el grado de
general de brigada.
Pero el 15 de enero de 1871 , después de una matan-
za espantosa que llenó las calles de La Paz con más de
mil cadáveres, cayó la dictadura de Melgarejo y junto
con él los hombres que lo sostuvieron .
"A las 7 de la noche de aquel día, -dice Crespo-
Melgarejo montó con dificultad a caballo, y tomó defini-
tivamente el camino del alto , seguido por el general Valen-
cia y otros oficiales y rifleros .
GENERAL DE BRIGADA ISIDORO VALENCIA 519

"Galopó toda la noche y al día siguiente estuvo en


el Dasaguadero , después de haber sostenido una terrible
lucha con los indios que lo acosaron en todo el trayento
desde su salida de La Paz, y sin que hubiese podido evi-
tar la victimación de Valencia y otros".

El general Isidoro Valencia falleció , pues , trágica-


mente a la edad de 54 años en manos de los indios que
se habían sublevado para combatir a Melgarejo .
General de brigadà Rufino Carrasco (¹)

(1817-1891 )

"Precisamos levantar monumen-


tos y hacer ídolos de los valientes
que llevaron la sangre de nuestra
raza y supieron ofrendarla a la Pa-
99
tria.'
(A. H. Urioste)

El general don Rufino Carrasco fué otro de los que


con su brillante espada conquistó gloriosas páginas para
la historia militar de Bolivia, haciendo su carrera desde
la humilde clase de soldado hasta la de general de bri-
gada, merced a su ejemplar comportamiento en las filas
durante su vida militar subalterna y luego por los impor-

(1 ) Colaboración del señor Luis Subieta Sagárnaga.


GENERAL DE BRIGADA RUFINO CARRASCO 521

tantes servicios prestados al país en los últimos años de


su vida.

Natural de Talina, de la provincia de Sud Chichas ,


del departamento de Potosi , vino al mundo en 1817.
Su carácter belicoso y su desmedida afición a la gue-
rra lo llevaron a enrolarse al ejército desde muy joven; du-
rante la administración del mariscal Santa Cruz, habien-
do tenido su bautismo de fuego en las campañas de la
confederación, luchando con singular bravura hasta obte-
ner los galones de oficial.
En aquella época borrascosa, llena de luchas y gue-
rras intestinas, era difícil que los hombres, especialmen-
te los militares, saliesen ilesos de las tormentas politicas :
así es que Carrasco se vió envuelto desde muy temprano en
las interminables guerras civiles luchando a favor de tal
o cual caudillo, como en las barricadas de marzo de 1865
en La Paz, donde muere trágicamente el general Belzu,
a los pies de Melgarejo ; como en Colquechaca a favor del
general Quintín Quevedo, en diciembre de 1874 ; como en
Caracoles a favor del doctor Casimiro Corral , en 1877:

luchas en las que obtiene ascensos hasta el grado de te-


niente coronel , con el que asistió a la titánica y desigual
campaña de 1879.

II

El señor don Luis Subieta Sagárnaga , quién nos


ha facilitado muchos datos biográficos, describe la ac-
tuación del general Carrasco durante la guerra del Pa-
cifico, en los siguientes términos :
"Llamando siempre la atención con su comporta-
miento heróico en nuestras interminables guerras civiles ,
llegó al grado de coronel cuando se hizo cargo de la je-
fatura del Escuadrón "Franco-Tiradores" en 1879, or-

ganizado en Cotagaita por el general Campero y desti-


nado a la vanguardia de la quinta división.
131
522 GENERALES DE BOLIVIA

"El suprefecto de Sud Lípez trasmitió la noticia de


que una recua de mulos del ejército chileno se invernaba
en los pastales de Atacama , custodiada por un piquete de
soldados enemigos, por lo que el general Campero comi-
sionó a los Franco - Tiradores para expedicionar a Ata-
caina y apoderarse de dicha recua . En las pampas de
Toldos disputó Carrasco a los chilenos 300 cabezas de ga-
nado vacuno y las envió a Tacna para el ejército aliado .
En la madrugada del 3 de diciembre se posesionó de
Chiuchiu, reemplazando inmediatamente las autoridades.
chilenas con autoridades bolivianos , obligando al enemi-
go a arriar su bandera.

"Anoticiado el jefe chileno de Calama de estos su-


cesos , destaca incontinente del grueso de su ejército el
regimiento "Cazadores del Desierto ", compuesto de 300
plazas, con el que combaten los Franco - Tiradores en el
barranco de Tambillos el 6 de diciembre, realizando una
verdadera cacería sobre los Cazadores del Desierto . Un
cuarto de hora fué suficiente a los 70 soldados de Carras-
co, para destruír uno de los más brillantes regimientos
del ejército invasor, tendiendo en el campo de batalla 50
muertos y 21 heridos , capturando a la vez 11 prisioneros ,
16 caballos y buen número de armas y municiones.
"Después de aquella heróica y temeraria acción, los
70 héroes del desierto ocuparon San Pedro de Atacama ,
donde la población reincorporada al suelo patrio, aunque
momentáneamente, gracias a aquél triunfo, recibiólos con
indecible júbilo.
"Entre otros festejos, hubo una solemne misa de
campaña, en la que el sacerdote bendijo el estandarte gla-
rioso de la patria amada que honrosa y triunfalmente fué
conducido al corazón del desierto por un pequeño grupo
de denodados centauros de la inclita Chichas . El sol sur-
gia radiante sobre las cumbres volcánicas de los Andes
dorando con sus primeros rayos la hostia simbólica , que
en manos del oficiante se elevaba majestuosa sobre la
arena del desierto teñida con sangre de héroes . El pa-
trio pabellón flameaba airoso al soplo del pampero, cua!
GENERAL DE BRIGADA RUFINO CARRASCO 523

iris de paz que arrogante se despliega entre el cielo y la


tierra. Los corazones bolivianos de los habitantes de Ata-
cama, de aquellos sencillos y olvidados hijos del desierto ,
latían al unisono a impulsos del amor patrio con los de
aquellos que en la punta de sus espadas les traían la reden-
ción. De todos los labios brotaban vehementes súplicas al
Dios de los ejércitos , para que el triunfo de Tambillos se
consolide y se mantenga firme nuestra hermosa tricolor
en las arenas del desierto de Atacama.

"Todos los ojos se humedecieron ante aquella tier-


na y majestuosa escena, que se desarrollaba en in gran
dioso escenario y en un momento histórico de eterna me-
moria.
"Concluída la ceremonia religiosa , proclamó el ge-
neral Carrasco a sus valientes soldados, en términos aún
más vibrantes y sonoros que los que usó en Tapaquilcha
al trasmontar la cordillera.
"¡ Adelante, defensores de la patria-les dijo- El
viento del desierto acaricia ya en vuestras sienes los lau-
reles de la victoria , a los que se unirán muy pronto los
que recojáis en Calama .... !”
"¡ Bello pronóstico que no llegó a cumplirse ; pero
no por culpa del general Carrasco ni de aquel puñado de
héroes que tan dignamente presidía !
"Carrasco esperaba las fuerzas solicitadas de Lípez ;
pero aún antes de recibir respuesta a esta solicitud , se le
avisó de Calama que se alistaba una división de las tres
armas para combatirlo y se esperaban otras fuerzas su-
periores de Antofagasta .
"A esta noticia Carrasco fué a situarse en Toco-
nao, esperando inútilmente el refuerzo solicitado a Cam-
pero en Chichas y a Apodaca en Lípez ; ni Campero ni
Apodaca daban respuesta pronta y satisfactoria . Hasta
hoy se ignora la causa de la indiferencia con que esos
jefes vieron al coronel Carrasco, que hacía esfuerzos so-
brehumanos para mantenerse firme en el puesto de peli
gro y de honor en el que se le había colocado al darle una
comisión poco meditada.
524 GENERALES DE BOLIVIA

"El coronel Carrasco se quejaba con razón sobrada


y endosa la culpa de toda consecuencia desastrosa a los
referidos jefes .
"Lejos de recibir el pequeño refuerzo que solicita-
ba para el rescate del Litoral, llega al campamento de
aquellos leones del desierto un correo extraordinario con
la orden terminante de retirada, abandonando en poder
del enemigo el territorio conquistado, tal como Daza hi-
zo en San Francisco, haciendo tocar retirada precisamen-
te en el momento en que nuestras fuerzas comenzaban a
cantar victoria .

"Errores son estos que la Historia no tiene por qué


callarlos, haciendo recaer la responsabilidad sobre aque-
llos a quienes corresponde .

"Con el desaliento consiguiente a una orden de re-


tirada después de un triunfo , volvieron los Franco - Tira-
dores por Tapaquilcha y Canchas Blancas a San Cristó-
bal de Lipez , donde Carrasco continuaba en su empeño de
reconquistar Calama.

"El general Nicanor Flores, Jefe Superior del Sud,


llama insistentemente a Carrasco a la ciudad de Potosí,
quien insiste en su empeño sobre la conveniencia de ex-
pedicionar a Atacama con fuerzas suficientes para la re-
conquista del Litoral. Nadie le hace caso y se le amenaza
con un consejo de guerra... . .
"Carrasco entonces toma resueltamente el camino
de Potosí , recibiendo a su paso las manifestaciones de los
pueblos que simpatizaban con aquel valiente.
"El vecindario de Potosí le hace una recepción
triunfal, al extremo de que las guirnaldas que le obse-
quian las damas ya no caben en sus brazos, y se hace ne-
cesario que los miembros de su comitiva le ayuden a lle-
var tan preciosa carga.
"El temible Flores, a quién no se ha visto combatir
con los chilenos en aquella campaña, por mucho que ase-
guren lo contrario sus admiradores, recibió con actitud
hostil a aquellos valientes. Desarmó y disolvió ese gru-
GENERAL DE BRIGADA RUFINO CARRASCO 525

po de héroes que volvía triunfante del desierto y al que


el pueblo justiciero manifestaba francamente su adhesión ,
gratitud y simpatía. Por medio de su ayudante desarmó
también al jefe y ordenó su prisión en el cuartel del ba-
tallón "Calama".

"En medio del Escuadrón Franco - Tiradores , fue-


ron también conducidos en triunfo desde San Pedro de
Atacama, 21 prisioneros chilenos , 18 rifles Winchester,
30 sistema Lamartine, 14 espadas, 18 sables y 40 caba
llos.

" Trofeo digno de aquellos valientes ! ¡ Prueba


palpable de heroismo ! ¡ Ejemplo manifiesto de valor!

"Los prisioneros fueron distribuidos por orden des-


pótica de la autoridad militar en las principales casas de
la ciudad , donde fueron muy bien recibidos y mejor tra-
tados, al extremo que, pasada ya la guerra, algunos de
ellos simpatisaron con Bolivia , rehuyendo volver a su pa-
tria. Entre los prisioneros se encontraba Eulogio Ya-
ñez, sub- delegado de Atacama , a quien se le dió por alo-
jamiento la casa de don Telésforo Loaiza.

"Se organizó un consejo de guerra para el juzga-


miento militar de Carrasco ....

"Poco después , por orden superior , marchó al cuartel


general, situado en La Paz.

"Posteriormente fué elevado al grado de coronel y


luego al rango de general de brigada, por los congresos
justicieros que más tarde supieron aquilatar el mérito
haciéndole justicia .

"En los primeros días del mes de noviembre de


1891 dejó de existir en la ciudad de Oruro, a la edad de
74 años.

"El periodista inglés Mr. Guillermo Inch, a' referir-


se al general Carrasco, a quién conocía personalmente.
dice : "Carrasco era un hombre de la edad media : va-
liente, pero sin escuela ; cra un brilante mal cortado" .
132
526 GENERALES DE BOLIVIA

Tal fué la valerosa actuación del general Rufino Ca-


rrasco durante la campaña del Pacífico, actuación que por
si sola constituye un timbre de gloria no solo para in-
mortalizar su nombre, sino también para todo el ejército
boliviano, al haber aquel puñado de héroes , capitaneados
por Carrasco, conseguido el precioso botín de Tambillos ,
el único de toda la campaña .... !

En nuestra opinión , si Abaroa conquistó la gloria


en Calama, Carrasco se hizo inmortal en Tambillos , y su
nombre merece ser inmortalizado en el bronce y en la
Historia, para ejemplo de las generaciones bolivianas .
General de brigada Juan Sánchez

( 1818-....)

"Cuán precaria y breve es la


existencia del mortal sobre la tie-
rra. "

El general Juan Sánchez pertenece a ese grupo de


militares que, después de sus hazañas heróicas en las cam-
pañas de la Confederación e Ingavi, siguieron la carre-
ra militar levantando y derrocando caudillos o sostenien-
do tiranías para medrar a la sombra del tirano.
Nació el año 1818 en la ciudad de La Paz, enrolán-
dose en 1835 al ejército que organizara el general San-
ta Cruz para intervenir en el Perú y poner en ejecución
su proyectada Confederación perú-boliviana .
528 GENERALES DE BOLIVIA

Yanacocha ( 1835 ) , fué el primer campo de batalla


donde Sánchez completó su educación militar aprendien-
do a luchar con el valor que requerían las batallas de
aquella época . Ascendido al grado de Subteniente de Ca-
ballería, se encontró nuevamente en la batalla de Socaba-
ya ( 1836 ) , donde luchando con la bizarría que caracteri-
zó a los hombres de ese entonces , conquistó el grado de
teniente 20. graduado .

En 1838 , asistió a la segunda campaña de la Con-


federación, con el grado de teniente 20. efectivo, y peleó
con su acostumbrada bravura en Iruya y Montenegro,
bajo el comando del heróico general Felipe Braun.

II

En la campaña de 1841 contra el ejército peruano,


formó parte en el destacamento que a órdenes del coronel
Basilio Herrera luchara en la quebrada de Mecapaca
contra las fuerzas del general peruano Miguel San Ro-
mán, el 22 de octubre del mismo año , habiendo sido uno
de los que supo cumplir el juramento de permanecer fiel
a su bandera. Pues dispersadas las tropas bolivianas su-
po darles ejemplo haciendo que ellas fueran a incorporarse
al cuartel general situado en Sicasica. Ballivián le ascen-
dió a teniente 1o. destinándole a uno de los escuadrones
de caballería, siendo uno de los tantos vencedores de
Ingavi.
Concluída la campaña del Perú , Sánchez siguió la
carrera de las armas con tesón y brillo, llegando al gra-
do de mayor efectivo en 1847 .

III

Coronel en 1850, comenzó a tomar parte en las lu


chas políticas, habiendo sido desterrado al Perú cuand
triunfó el doctor Linares ; pues, hasta entonces Sánchez
halia defendido valientemente la Constitución .
GENERAL DE BRIGADA JUAN SÁNCHEZ 529

Volvió a su patria al cabo de cuatro años de proscrip-


ción, llamado por el presidente Achá , quién le encomen-
dó el despacho de Guerra y la jefatura del Estado Mayor
General, en 1862 , cargos en los que se captó la confianza
del Gobierno por su valiente comportamiento en las ba-
rricadas de La Paz, contra la revolución encabezada por
el general Gregorio Pérez , en octubre del mismo año .
Dos años después, desleal para con el que le con-
fiara tan delicados puestos , Sánchez se unió a Melgarejo
y luchó contra el país durante seis años por sostener a
éste en el poder.
Obtuvo el generalato derrotando a los generales Ve-
lasco, Fior y Avila, cuando estos levantaron en Sucre la
bandera revolucionaria invocando la Constitución ; pues
enviado por Melgarejo desde Oruro a la cabeza de una
fuerza libró una ligera escaramuza con los rebeldes el 24
de enero de 1865 , habiéndolos derrotado definitivamente
en Oscara el 3 de febrero.
Sánchez fué ascendido a general de brigada y con-
tinuó sirviendo al tirano hasta poco antes de su caída.
Falleció en edad bastante avanzada .

133
General de brigada Pedro Villamil

(1818-1893)

Que los nombres de los futuros


héroes sean también estrellas de
primera magnitud , como lo fué el
que inscribimos en esta página .

Tócanos perfilar el boceto biográfico de un patriota


y abnegado militar que supo consagrar al país sus servi-
cios desde los primeros años de su juventud derramando
su sangre para conservar el honor y la integridad de la
patria que nos legaron nuestros mayores .
El general don Pedro Villamil nació, allá por el año
1818, en la ciudad de La Paz, e hizo sus primeros estu-
dios en Europa .
GENERAL DE BRIGADA PEDRO VILLAMIL 531

Atraído por el brillo de las armas y su decidida afi-


ción a la carrera militar, prefirió servir a su patria ingre-
sando en el ejército antes que seguir el estudio de las le-
yes a las que le habían dedicado sus padres . En conse-
cuencia, se enroló en uno de los cuerpos que debían mar-
char, juntamente con el presidente Santa Cruz , para in-
tervenir en el Perú y abrir las campañas de la Confedera-
ción.
El Protector, notando en Villamil disposiciones pa-
ra la carrera y una rara ilustración y competencia , le eli-
gió como su ayudante ascendiéndolo al grado de Subte-
niente , ( 1835 ) . Por su parte el joven oficial supo distin-
guirse desde el primer día en que pasó a ocupar este pues-
to de honor cumpliendo celosamente sus deberes , lo que
influyó para que el mariscal Santa Cruz le otorgara el as-
censo a teniente 20. después de librada la batalla de Ya-
nacocha (agosto de 1835 ) .
Concluída la primera campaña de la confederación ,
Villamil fué enviado por Santa Cruz a Europa como ad-
junto militar ante el gobierno francés , después de haber-
le ascendido al grado teniente 1o . y luego al de capitán ,
por su bizarro comportamiento en la sangrienta batalla de
Socabaya ( 1836 ) .
Parece que Villamil volvió de Europa a fienes de
1838 , pues uno de sus biógrafos dice que fué hecho pri-
sionero en Yungay, habiendo sido encerrado en las forta-
lezas del Callao, después de haber permanecido en Arequi-
pa barriendo las calles de la ciudad, zurrón a la espalda y
escoba en la mano.

II

Vuelto a la patria en 1840 , fué destinado al bata-


llón " Illimani" , primer cuerpo que se organizó con este
nombre bajo el comando del teniente coronel Gonzalo
Lanza y del comandante Juan José Pérez , habiendo sido
ascendido a mayor graduado , en septiembre del mismo .
Villamil fué uno de los jefes más distinguidos en el
ejército organizado por Ballivián para rechazar la inva-
532 GENERALES DE BOLIVIA

sión peruana de 1841 y se batió heróicamente a la cabe-


za de su compañía, dando ejemplo de bizarría a sus su-
bordinados cuando se jugaba en las llanuras de Ingavi
la suerte de Bolivia. Ballivián quiso premiar su herois-
mo y le ascendió el grado de sargento mayor efectivo
destinándole como tercer jefe de un cuerpo.

Hizo la campaña del Perú, y a su vuelta al país pa-


rece que se retiró de las filas del ejército en 1843 , debido
a algunos rozamientos de carácter político con el Vence-
dor de Ingavi .

III

Permaneció retirado de las filas del ejército has-


ta febrero de 1849 en que fué rehabilitado por el presiden-
te Belzu , quien lo incorporó a un regimiento de caba-
llería con el grado de comandante.
Pocos meses después ascendió a teniente coronel
efectivo ( julio de 1849 ) , y fué uno de los jefes que puso
mas empeño para sostener al Gobierno constituído, de-
fendiéndole de todas las revoluciones estalladas en el

país.
Cuando el general Córdova asumió la presidencia
de la república, le otorgó el grado de coronel efectivo , en
marzo de 1856, destinándole como jefe del famoso bata-
llón " Choroloue" , a cuya cabeza supo defender también
al gobierno de Córdova ; pues , estallada la revolución de!
8 de septiembre de 1857 encabezada por el implacable re-
volucionario Linares, en Oruro , secundaron el movimien-
to los departamentos de La Paz , Chuquisaca, Cochabam-
ba y Potosí. El presidente Córdova, que se encontraba en
Sucre , se puso en marcha sobre Oruro , de donde destacó
al coronel Villamil para que con el batallón de su mando
fuera al encuentro de las tropas que conducía el general
Gregorio Pérez, para reforzar en Cochabamba a las de
Tinares.
Villamil salió de Paria y se dirigió a Leque ; no en-
contrando al enemigo tomó la ruta que éste debía traer,
GENERAL DE BRIGADA PEDRO VILLAMIL 533

hasta que el 14 de octubre, la división de Pérez se pre-


sentó en las alturas de Marquiviri y " descendía en des-
filada por una ladera en cuyo fondo se hallaba el bata-
llón Chorolque, por consiguiente, completamente domi-
nado. La fuerza revolucionaria , rompió el fuego sobre
las filas de Villamil . Después de un combate de una ho-
ra , Pérez quedó dueño del campo , que había abandona-
do Villamiil, dejando en él 35 muertos , 17 heridos , 111
prisioneros, más de 200 fusiles, 2 cañones y otros per-
trechos de guerra" .
Derrocado del poder el presidente Córdova , Villa-
mil volvió a retirarse de las filas del ejército y vivió apar-
tado de toda ingerencia política y militar durante 19
años , habiendo sido nuevamente rehabilitado al servicio
de las armas, en 1876, por el presidente, general Hilarión
.
Daza.
Este le nombró Prefecto de La Paz, y el Senado le
otorgó, en octubre del mismo año, el grado de general de
brigada.

IV

Producida la guerra del Pacífico en 1879 , el gene-


ral Villamil fué destinado como jefe de la tercera divi-
sión compuesta de los siguientes cuerpos : batallones "Illi-
mani" Cazadores 1o . de la Guardia, "Independencia" 30 .
de La Paz, "Vengadores " 30. de Potosí y escuadrón “ Es-
colta" 1o . de Coraceros .

El ejército boliviano, al comando de Daza , salió de


La Paz el 17 de abril de 1879 y llegó a Tacna el 30 del
mismo mes . Villamil fué destinado como jefe de la di-

visión que marchó a guarnecer el puerto de Pisagua y la


que se componía de los batallones "Victoria 1o . de La
Paz" e "Independencia", de Corocoro.
Aquí fué donde nuestro héroe , al igual que sus com-
pañeros de Bolivia, supo ser grande poniendo en alto el
nombre de la patria y levantando la enseña nacional .
Pues el 2 de noviembre de 1879, "la escuadra chilena com-
puesta de veinte naves con 10,050 hombres se presentó
134
534 GENERALES DE BOLIVIA

ante Pisagua en son de combate . Lanzaron bombas y


granadas contra el puerto, cuyos defensores -que no pa-
saban de 990 hombres-bien parapetados , rechazaron por
dos veces a las lanchas que trataron de desembarcar.
Luego se reconcentraron en las orillas del mar, durante
cinco horas , no dejaron desembarcar un sólo hombre,
hasta que acosados por el número, se retiraron a la cos-
ta, habiendo sido heróica la resistencia de los defenso-
res de Pisagua”.
Fracasada la defensa del puerto por la enorme su-
perioridad del enemigo, pues la lucha fue casi de once
contra uno; reducidos a un centenar de combatientes ; se-
dientos y afixiados por el humo que despedían los depó-
sitios de salitre incendiados , los pocos sobrevivientes boli-
vianos se retiraron sobre Arica conducidos por su he-
róico general Villamil, quien quedó incorporado en el
ejército aliado de Tacna .

Quebrantada su salud , el viejo y valeroso soldado se


vió privado de tomar parte en el resto de la campaña y
volvió al país donde siguió prestando sus valiosos ser-
vicios cuando el general Campero formó un nuevo ejér-
to después de la derrota del Campo de la Alianza .
Reorganizado el Colegio Militar en 1891 , el presi-
dente Arce le propuso la dirección de este importante
insituto , que fué aceptado por Villamil a pesar de su
avanzada edad ; pues en esta época era el jefe más pre-
parado y de más vasta ilustración , debido a su prolonga-
da permanencia en Europa y a su dedicación al estudio .
"Era digno de alterar, con cualquier militar extranjero,
-dice en sus Memorias el general Baldivieso por su
nuestras reliquias de
ilustración y saber ; era una de nuestras
las campañas de la Confederación y de Ingavi ; siendo ad-
junto militar de la Legación de Bolivia en Frnacia el año
1837 , fué agregado como ayudante al Duque D ' Aumale ,
cuando la conquista de Argelia : hablaba y escribía co-
GENERAL DE BRIGADA PEDRO VILLAMIL 535

rrectamente el francés y poseía una de las mejores biblio-


tecas y acaso la única militar de la República .
"En las largas veladas que pasábamos juntos en Yo-
tala, ( 1 ) —sigue he tenido ocasión de admirar su prodi-
giosa, memoria, era la historia viviente del país refería
con minuciosos detalles todas las campañas de la Confe-
deración, admiraba al general Santa Cruz, cuyo ayudan-
te de campo fué ; tenía un concepto elevado del valor del
General Ballivián, así como tenía frases de dura crítica.
para algunos jefes ; refiriéndose a alguno decía : "ese era
un hombre, era un valiente " ; de repente refiriéndose a
algún otro, decía : " ese no servía para nada, hizo carre-
ra a pura traición, no fué leal con ninguno ” .
Desempeñó la dirección del Colegio hasta los pri-
meros meses de 1893 , en que achacoso y postrado por una
grave enfermedad que minaba su existencia desde hacía
tiempo, falleció en la ciudad de La Paz a mediados de
abril del citado año .
Tal fué la vida del benemérito general don Pedro
Villamil, y tal la brillante actuación militar que le cupo
desempeñar en las filas del ejército durante su larga y
meritoria carrera , como lo atestiguaron las cinco meda-
llas de oro que ostentaba en su valeroso pecho.
Yanacocha, Socabaya, Ingavi y Pisagua son los pe-
destales sobre los que descansan su gloria y su heroísmo.

( 1 ) Cuando el Colegio Militar fué trasladado a la capital Sucre, se ins-


taló en el pueblo de Yotala, a tres leguas de la ciudad .
General de brigada Pedro Alvarez Condarco

( . . .. .. - . . . . .. )

Los héroes anónimos son los


más grandes .

El general Alvarez Condarco fué otro bravo mili-


tar extranjero que guiado por el amor a Bolivia, puso su
espada al servicio de ella en los primeros años de su exis-
tencia para defender su territorio y sus leyes.
Hijo de la ciudad de Tucumán ( Argentina ) , Con-
darco ingresó al ejército boliviano durante el gobierno
del mariscal Santa Cruz, y concurrió a las campañas de
la confederación actuando en la batalla de Yanacocha co-
mo subteniente de caballería, ( 1835 ) . En este primer
GENERAL DE BRIGADA PEDRO ALVAREZ CONDARCO 537

hecho de armas para Condarco, fué ascendido a teniente


20. graduado , con el que combatió por segunda vez en
Socabaya .

Muy pronto obtuvo los galones de teniente 1o . , por


su aptitud comprobada y su espíritu sobresaliente entre
los oficiales del ejército unido de la Confederación , lle-
gando en 1838, antes de la batalla de Yungay, a osten-
tar las insignias de capitán.

Condarco, lejos de retirarse a la patria de su naci-


miento después de haber salvado la vida en la batalla
de Yungay, prefirió volver a Bolivia y seguir prestando
sus servicios en el pequeño ejército que aun quedaba or-
ganizado en el país , habiéndosele extendido los despachos
de sargento mayor graduado, en agosto de 1840.

En la batalla de Ingavi peleó al lado de los bravos


y heróicos jefes de caballería como los Montero , Saave-
dra, Lara y otros, conquistando los laureles de la victoria
.
para las armas bolivianas y la efectividad del grado para
él.

Poco después, fué ascendido a comandante, ( mar-


zo de 1842 ) , en premio a su infatigable labor durante la
ocupación del territorio peruano por el ejército de Boli-
via.

Condarco fué en aquella época uno de los jefes


más preparados y cultos del glorioso ejército de Balli-
vián, quién le estimó y apreció en sumo grado por su la-
bor tesonera en la instrucción de las tropas, habiéndole
otorgado el ascenso a teniente coronel, (julio de 1846 )
destinándole como primer jefe de un regimiento de caba-
llería .

Coronel en abril de 1848, Condarco militó en el


ejército con honradez y fué leal para con el Gobierno que
había sabido estimular su conducta elevándole en su ca-

rrera. Pero una vez llegado a la alta posición de jefe de


cuerpo, se vió irremisiblemente envuelto en las luchas po
líticas y se tornó más tarde en el más acérrimo enemigo
135
538 GENERALES DE BOLIVIA

de Ballivián, solicitado por los caudillos que, invocando


patriotismo, principios de libertad y otras cosas por el
estilo, se ocupaban en ese entonces de corromper a los ele-
mentos del ejército.

II

Resignado que hubo Ballivián el mando supremo de


la república ( diciembre de 1847 ) , a favor del general
Guilarte, éste cayó a su vez del poder a los treinta días de
haber asumido la presidencia, para ser reemplazado por
el general José Miguel de Velasco .

Fué entonces que, seducido por Belzu , Condarco ,


que se encontraba en Pucarani a la cabeza del batallón
"Omasuyos ", se sublevó el 12 de octubre de 1848 procla-
mando la revolución a favor de aquél, y se puso en mar-
cha con la unidad de su mando hacia la ciudad de La Paz,
donde juntamente con los coroneles Avila y Soto , jefes
del Coraceros, atacaron la ciudad que fué defendida va-
lerosamente por el bizarro general Sebastián Agreda,
prefecto del Departamento .

Después de una porfiada lucha las fuerzas atacan-


tes quedáron vencedoras, habiendo fugado Agreda junta-
mente con varios jefes con los que había defendido la ciu-
dad . Dueños de ella los revoltosos , convocáron a una
junta de vecinos y proclamaron a Belzu ; Condarco fué
entonces nombrado Prefecto del Departamento , en
reemplazo de Agreda.

Consecuente esta vez con Belzu , Condarco fué uno


de sus más tenaces defensores . Así , cuando en noviembre
de 1849 el coronel Juan José Pérez había logrado intro-
ducirse desde Puno hasta Achacachi , juntamente con
otros emigrados , revolucionando las provincias del norte
de La Paz a favor de Ballivián , el coronel Condarco , en
su calidad de prefecto, salió a la cabeza del batallón "Illi-
GENERAL DE BRIGADA PEDRO ALVAREZ CONDARCO 539

mani" para batir a los insurrectos , derrotándolos en el


pueblo de Italaque donde fué apresado Pérez , que logró
fugar después .
Ascendido por Belzu a la clase de general de briga-
da , el 3 de octubre de 1850 , en premio a esta acción, Con-
darco pidió sus letras de cuartel (jubilación) , en enero
de 1851 , después de haber prestado positivos servicios al
país.
О

General de brigada Salvador Peñaranda

( ............ )

La historia es el más severo


juez para juzgar a los hombres
después de su muerte.

No tenemos datos detallados sobre la vida del gene-


ral Salvador Peñaranda, quién , como todos sus contem-
poráneos, fué un insigne revolucionario y concluyó por
servir la dictadura del sexenio v ser uno de los más ce-
losos defensores de la tiranía de Melgarejo.
Nacido en la ciudad de La Paz, se alistó en el ejér-
cito antes de terminar sus estudios, juntamente con algu-
nos jóvenes patriotas que hicieron la última campaña de
GENERAL DE BRIGADA SALVADOR PEÑARANDA 541

la confederación , habiendo sido uno de los derrotados en


la desastrosa batalla de Yungay, donde luchó heróica-
mente como Subteniente de Infantería, ( 1839 ) .
Restituído al país y reorganizado que fué el ejérci-
to boliviano, Peñaranda ascendió al grado de teniente
20. el 29 de marzo de 1840 y a teniente 1o . graduado , en
octubre del siguiente año . Con este grado le tocó luchar
en los campos de Ingavi par arrojar del suelo de la patria
al invasor peruano, habiendo sido ascendido al grado de
teniente 1o ., en premio a su distinguido comportamiento ,
después de la bataila épica.
Encariñado ya con la vida militar, acostumbrado a
las incomodidades del vivac y alentado por los ascensos
que había merecido , resolvió seguir la carrera de las ar-
mas a la que se dedicó desde entonces con todo ahínco
y entusiasmo, llegando a la gerarquía de capitán , en sep-
tiembre de 1842 ; a sargento mayor, en noviembre de
1844 ; y a comandante, en enero de 1848 .
Acompañó al general Belzu en la famosa batalla de
Yamparaez , en la que fué ascendido a teniente coronel
efectivo , concretándose desde ese momento a defender
al caudillo que acababa de arrebatar el poder al presiden-
te Velasco .
Desempeñó comisiones importantes y ocupó puestos
elevados en el ejército, habiendo sido otro de los que fir-
mó, en octubre de 1850, la sentencia de muerte contra el
infeliz Benito López , como vocal del consejo de guerra
reunido para tal objeto .
Belzu premió este su acto ascendiéndole al grado
de coronel.

II

Peñaranda cayó en 1857 juntamente con el presi-


dente Córdova, habiendo sido aprisionado y conducido
con grillos al Perú , donde vivió hasta 1861 fecha en que
el presidente Achá abrió las puertas de la patria a los des-
terrados .
136
542 GENERALES DE BOLIVIA

Instalado en Sucre, donde formó hogar, vivía apar-


tado de toda ingerencia política , pero estallada la revolu-
ción encabezada por el general Mariano Torrelio el 7 de
marzo de 1862 a favor de Belzu , Peñaranda se plegó in-
condicionalmente. Pero la fatalidad hizo para él que la
revolución fuera dominada por las fuerzas del Gobier-
no y tuviera que vivir nuevamente proscrito de su pa-
tria.
Melgarejo, que había asaltado el poder en diciem-
bre de 1864 , llamó al servicio del ejército a todos los jefes
oficiales que vivían alejados de la patria, entre los que
estuvo el coronel Peñaranda ; éste , durante el sexenio , fué
uno de los más ardientes defensores del tirano a cuyo
lado luchó en La Paz contra la revolución encabezada por
Belzu , en marzo de 1865 , así como en las canterías de Po-
tosí y Letanías.
Ascendido a general de brigada , en 1865 , cayó jun
tamente con su caudillo en 1871 , y se retiró a la vida pri-
vada, estableciéndose en la ciudad de Corocoro donde fa-
lleció a edad avanzada.
General de brigada Ambrosio Penailillo

( • • •

"Perdióse en el misterio de la
muerte la silueta de un héroe ,"

El viejo y meritorio general don Ambrosio Penai-


nillo pertenece a esa falange de militares heróicos que
se sacrificaron por legarnos ejemplos de abnegación y
patriotismo luchando por conservar la independencia de
Bolivia.
Nacido en la ciudad de La Paz, Penainillo ingresó
al ejército en 1828 y fué fundador del Ejército Nacional ,
habiendo obtenido el grado de Subteniente de Infantería
en 1830.
544 GENERALES DE BOLIVIA

Cuando el general Santa Cruz organizó su brillan-


te ejército para llevar a cabo su proyectada confedera
ción, después de haber intervenido en la política peruana
a solicitud de aquella república, nuestro héroe era ya te-
niente 20. efectivo y marchó incorporado en el famoso
batallón 40. , cuerpo favorito de Santa Cruz .
En esta unidad hizo toda su carrera de subalterno
conquistando los laureles que honraron el estandarte de
su batallón y saboreando también las amarguras de la de-
rota en los campos de Yungay ; pués capitán de una de
las compañías , grado obtenido poco antes de este triste y
memorable hecho de armas, se batió heróicamente por el
triunfo de las huestes protectorales que sucumbieron des-
graciadamente ante la derrota.

II

Restituído al país, Penainillo fué ascendido a sar-


gento mayor el 16 de enero de 1840 y destinado como Ter-
cer Jefe del Batallón 12 , en cuyas filas se batió heróica-
mente en los memorables campos de Ingavi el 18 de no-
viembre del mismo año, heroicidad que fué premiada por
Ballivián ascendiéndole a comandante efectivo .

Penainillo hizo la campaña de los cinco meses en el


Perú, al fin de los cuales obtuvo el grado de teniente co-
ronel graduado y el destino de Segundo Jefe del Batallón
80 .. habiéndose distinguido por su rectitud y severidad
militar en el servicio de las armas durante el resto de su
carrera .

Teniente coronel efectivo en septiembre de 1843


y coronel graduado en 1846 , fué otro de los militares que
educado en la escuela del gran Ballivián , supo mantener
integro el honor militar durante las borrascas políticas
que desde 1843 comenzaron a intrigar intranquilizando al
país y socabando la estabilidad del Gobierno y del Ejér-
cito.
GENERAL DE BRIGADA AMBROSIO PENAILILLO 545

III

Rodeado y solicitado por los políticos ; asfixiado por


el ambiente preñado de intrigas en el que vivía y el ejem-
plo que recibía de los arriba, hicieron que Penainillo su-
cumbiera ante las sugestiones de los den agogos y parti-
darios del general Velasco, el más popular caudillo de
aquellos años. En consecuencia, se alistó entre los ges-
tores de la revolución y fué uno de los jefes que, junta-
mente con Belzu , secundó la revuelta en La Paz orga-
nizando aquel lucido ejército de dos mil hombres que Bel-
zu puso a órdenes de Velasco, quién una vez en la presi-
dencia le otorgó el grado de coronel, ( febrero de 1848 )
encomendándole el comando de uno de los cuerpos del
ejército.
Penainillo, inspirado siempre por su lealtad , de-
fendió a Velasco combatiendo esta vez contra Belzu , que
se había levantado en armas llevado por su ambición al
poder ; luchó pues denodadamente en Yamparaez ( di-
ciembre de 1848 ) , pero infelizmente triunfantes las ar-
mas revolucionarias, se retiró a la vida privada.
Llamado mas tarde a las filas del ejército por el
presidente Belzu , su íntimo camarada que había sabido re-
conocer su honradez altiva, fué elevado al rango de ge-
neral de brigada .
Parece que siguió militando en la época de Córdova
y que cuando cayó éste , se retiró definitivamente de las fi-
las del ejército y por consiguiente de las luchas políti-
cas.

137
O

General de brigada Ml . de la Cruz Pomier

(... ..... )

"La Patria nace de las cenizas


de los muertos."

(Lamartine)
I

La figura del general Manuel de la Cruz Pomier


se ha hecho meritoria a partir del año 1879 , actuando
en la contienda del Pacífico, aunque no tomó parte en nin-
gún hecho de armas en aquella desventurada campaña .
Hasta entonces había sido uno de tantos encumbradores
o derrocadores de caudillos , poniendo su espada a dis-
posición del partido que mejor le convenía, sin profesar
siquiera ideales o principios que justificaran su actuación
en las contiendas políticas .
Natural de Independencia, capital de la provincia
de Ayopaya , del departamento de Cochabamba , Pomier
fué reclutado por el feroz y sanguinario Plácido Yañez ,
GENERAL DE BRIGADA ML . DE LA CRUZ POMIER 547

quién al saber la revuelta operada en Cochabamba a fa-


vor del doctor Linares ( 1857 ) , se apresuró en reunir
gente para ir a ponerse a órdenes del caudillo . Entonces
Yañez fué comisionado para organizar un batallón y re-
forzar las fuerzas revolucionarias que luchaban en Co-
chabamba contra las del presidente Córdova. Yañez, con
una presteza y celo dignos de mejor causa, se apresuró
en organizar un crecido cuerpo , el que más tarde fué de-
nominado Batallón "Angelitos" No. 2.
Pomier fué incorporado en esta unidad, como Sub-
teniente de Infantería, y de aquí data su rápida carrera ;
muy pronto fué teniente 2o. , luego 1o. y al fin capitán,
( 1860 ) . Tenaz partidario de Linares , su primer combate
fué en las barricadas de Cochabamba el 27 de septiem-
bre de 1857 , y una vez en la presidencia el caudillo de
su simpatía, luchó por sostenerlo peleando denodadamen-
te por segunda vez, en febrero de 1869 , en el combate del
Calvario (La Paz ) , contra las fuerzas revolucionarias
del general Sebastián Agreda.

II

Derrocado Linares a consecuencia del "golpe de


estado" efectuado en enero de 1861 por los ministros Achá
y Fernández , el capitán Pomier, así como su jefe Yañez ,
se sometieron al nuevo orden de cosas y sostuvieron tam-
bién, cuando Achá llegó al poder, al nuevo presidente.
manchándose con la horrible masacre efectuada en el Lo-
reto de La Paz, la memorable noche del 22 de octubre
de aquel año de 1861 , por haber sido ( Pomier ) uno de
los oficiales cómplices de este crimen que le valió el as-
censo al grado de sargento mayor, otorgado por el feroz
Yañez , como premio a su complicidad. El presidente
Achá, lejos de castigar esta criminosa acción de Pomier,
ratificó el ascenso y más tarde le otorgó los grados de
comandante y teniente coronel .
Pero inconsecuente y desleal, Pomier abandonó al
presidente Achá para acompañar a Melgarejo durante su
dominación , desempeñando la jefatura de varios cuerpos
548 GENERALES DE BOLIVIA

y luchando contra las revoluciones estalladas para de


rrocar a su nuevo caudillo .
Ascendido a coronel, en 1868, fué destinado como
jefe del batallón 2o. , cuya jefatura desempeñó hasta el
día en que fué elevado al rango de general de brigada
(3 de septiembre de 1870) .
Pomier fué uno de los generales que defendió a
Melgarejo hasta el último momento batiéndose a la ca-
beza de una de las divisiones del ejército melgarejista
que, el 15 de enero de 1871 , luchara porfiadamente por
reconquistar para su caudillo el ya perdido poder. Pues
aquel día, tanto los jefes como los valientes soldados , di-
rigidos por los generales Quevedo, Irigoyen, Meruvia,
Pomier y otros , se empeñaron durante nueve horas en
lucha porfiada y sangrienta combatiendo "hasta en los
patios , en las ventanas, en los tejados y azoteas , casi cuer-
po a cuerpo" ; pero sabedores de que había fugado su cau-
dillo, cundió el desaliento entre ellos y emprendieron tam-
bién la fuga.
III

A la caída de Melgarejo, Pomier vivió proscrito de


la patria hasta el día en que profanado el suelo de Boli-
via por la planta del invasor chileno, se apresuró en ofre-
cer su espada con la idea de hacerla brillar gloriosa lu-
chando contra el enemigo que arriara de las costas del
Pacífico la tricolor boliviana.
En tal virtud, fué destinado como Cuartel Maes-
tre General del ejército que, bajo las órdenes del presi-
dente Daza , salió de La Paz el 17 de abril del citado año
79. Pero razones políticas u otras causas obligáron a Po-
mier a volver a La Paz para pedir su retiro de las filas ,
que le fué decretado en julio del mismo año .
Aquí se eclipsa su nombre en las páginas de la his-
toria, sin que hubiera cumplido sus deseos de vindicarse
ante los ojos de sus connacionales ofrendando su vida y
su sangre en aras de la patria, dando brillo a su despres-
tigiada espada .
O

General de brigada Ignacio Villarroel

. •.)

Los nombres de los que sirvie-


ron a la Patria, pertenecen a la
historia.

Aunque carecemos de datos detallados para trazar


la figura biográfica del antiguo general de la repúbli-
ca don Ignacio Vallarroel, diremos sin embargo que na-
ció en la valerosa y pintoresca ciudad de Cochabamba
y se enroló muy joven en el ejército que organizara el
glorioso general José Ballivián, para repeler la invasión
del ejército peruano que había ocupado ya las provincias
del norte de La Paz.
138
550 GENERALES DE BOLIVIA

Villarroel fué reclutado en Cochabamba por el ge-


neral José María Silva , para organizar la Columna " Ba-
llivián", que la llevó al teatro de operaciones en noviem
bre de 1841. Y fué en esta gloriosa acción de armas
donde tuvo su bautismo de fuego luchando por primera
vez en defensa de la honra y la integridad de la patria.

Ascendido al grado de Subteniente de Infantería, en


premio a su bizarro comportamiento, el joven oficial Vi-
llarroel resolvió seguir desinteresadamente la carrera en
la que se viera ya iniciado con gloria, y se dedicó a ella
con todo entusiasmo, de tal suerte que en 1847 era ya
capitán de una de las compañías del batallón 5o . , en el
que se vió malamente comprometido, por sugestiones de
Belzu , a raíz del arresto que a éste le impuso el presidente
Ballivián mandándole como último soldado del citado ba-
tallón. Pues Villarroel y otros oficiales habían sido se-
ducidos para derrocar al Presidente, pero sofocada la
sublevación fueron sometidos a juicio y el consejo de gue-
rra seguido contra ellos los sentenció a la pena de muer
te.

Villarroelsalvó la vida por haber fugado junta-


mente con Belzu , viviendo fuera del país hasta la caída
de Ballivián ; pero a su vuelta fué uno de los más celosos
partidarios de Belzu , a quién ayudó en la batalla de Yam-
paraez en la que fué derrocado el presidente Velasco.
Hizo toda su carrera militar durante los gobiernos de
Belzu y Córdova, habiendo vuelto a interrupirla en
1857, cuando Linares subió al poder.

Fué un implacable conspirador a favor del belcis-


mo y más de una vez se vió encerrado en la cárcel públi
ca, próximo a sentarse en el banquillo de los reos a cau-
sa de sus tragines revolucionarios . Era, pues un militar
que si bien tenía la gloria de haber luchado en Ingavi , en
cabmio poseía el carácter inconsecuente , desleal y pertur-
bador del orden público . No conocía lo que era el deber
ni sabía la misión del militar patriota ; a él lo único que
le interesaba era el triunfo de su caudillo, por quien lu-
GENERAL DE BRIGADA IGNACIO VILLARROEL 551

chaba tenazmente, aunque el país se hundiera en el abis-


mo de la guerra civil ....

II

Llamado nuevamente a las filas del ejército, cuan-


do Melgarejo asaltó el poder, fué otro de los que, dando
rienda suelta a sus instintos revoltosos adquiridos desde
los primeros años de su vida militar, se puso al servicio
incondicional del tirano, aunque en la revolución de Bel-
zu, (marzo de 1865 ) había intentado pasarse a las tropas
de éste. Pero muerto Belzu y triunfante Melgarejo , Vi-
llarroel procuró captarse las simpatías del tirano , para
lo que no omitió ninguna bejeza y luchó desesperadamen-
te en las Canterías, en Letanías y en La Paz, habiendo
coseguido que Melgarejo le ascendiera al rango de gene-
ral de brigada el 20 de febrero de 1868.
Tres años mas tarde encontró una muerte cruel
y trágica en poder de los indios sublevados , cuando acom-
pañando a su caudillo, emprendió el camino del ostrasis-
mo después del combate librado en La Paz el 15 de ene-
ro de 1871.
General de brigada José Aurelio Sánchez

( ...... -- 1876)

"El hombre ingrato es un ser


despreciable, el más aborrecible
de la creación ."

He aquí un general que no tuvo más mérito que el


de haber actuado desde su iniciación a la carrera de las
armas en las luchas fratricidas que ensangrentaron el
país , y de haber sido el más celoso defensor de Melgare-
jo mientras éste estuvo en el poder, habiéndolo asesinado
cuando le vió caído y abandonado por la fortuna.

Sin la intronización de Melgarejo en la presidencia


de la república, Bolivia no habría inscrito en el escalafón
de su ejército los nombres de tantos generales anónimos
que, como el que encabeza esta página, fueron la ver-
güenza de la institución armada y del país todo.
GENERAL DE BRIGADA JOSÉ AURELIO SÁNCHEZ 553

El general José Aurelio Sánchez fué uno de los que


encabezó la mañana del 28 de diciembre de 1864 el asalto
al palacio donde estaba alojado el presidente Achá, lu-
chando tenazmente para contribuir al derrocamiento de
éste y al triunfo de Melgarejo, quién le hizo teniente 1o .
destinándole como ayudante de campo en el cuerpo de sus
edecanes . Desde este momento Sánchez se hizo dueño de
la situación influyendo muchas veces en el ánimo del ti-
rano para ejercitar venganzas. Tal sucedió con el co-
ronel Luis Lozada , jefe del batallón 20. y primo hermano
de Melgarejo .
"En cierta ocasión, -cuenta Crespo- Lozada había
tenido en La Paz un serio altercado motivado por asun-
tos personales , con el coronel José Aurelio Sánchez , jefe
de la escolta de Melgarejo y hermano de la favorita de
éste. Ambos jefes se pusieron el uno en frente del otro ,
espada en mano y con sus soldados armados para librar
combate ; de que resultaron arrestados los dos ; pero en si-
tuación más desfavorable Lozada, por que desde aquel
momento la familia Sánchez redobló sus intrigas contra él
hasta perderlo". Es inútil decir que Lozada fué fusilado
en Tarata a las 5 de la mañana del 31 de diciembre de
1868.
Ascendido a capitán en abril de 1865 , y a mayor
efectivo en enero de 1866 , Sánchez acompañó a Melga-
rejo como su más íntimo favorito durante la larga orgía
de seis años con que éste asoló al país .
Militar sin otro mérito que la adulación y la intri-
ga, Sánchez hizo una rápida carrera, como se ve por
el siguiente cuadro : comandante efectivo , en abril de
1866 ; teniente coronel, en julio de 1866 ; coronel gradua
do, en octubre de 1866 ; coronel, en septiembre de 1868 ;
general de brigada, en septiembre de 1870.

II

Derrocado Melgarejo por medio de la revolución


del 15 de enero de 1871 , Sánchez siguió la suerte de su
caudillo y fué a refugiarse en Lima, juntamente con su
139
554 GENERALES DE BOLIVIA

hermana doña Juana Sánchez , concubina de Melgarejo ,


estableciéndose en la calle Gallinacitos.
"En septiembre de 1871 el ex-tirano, después de ha-
ber hecho un viaje a Chile, se trasladó a Lima en busca
de doña Juana dirigiéndose a la casa de ésta la tarde del
23 de noviembre armado de un bastón y de un revólver
( la Sánchez había roto relaciones con Melgarejo ) , dan-
do fuertes golpes a la puerta de calle. Acudió el general
José Aurelio Sánchez, quien al ver a Melgarejo , dió vo-
ces de alarma a la familia , que en el acto abandonó la ca-
sa, quedándose sólo Sánchez . A las voces de éste , Mel
garejo se ocultó en una casa vecina , y pasado el tumulto.
salió de ella y en la calle se encontró con Sánchez , quien
se le acercó y sin más palabras que las de "Ud. no pene-
trará en mi casa " , descargó dos tiros de revólver sobre
Melgarejo, hiriéndolo gravemente en la boca y en la fren-
te.
"El victimador de Melgarejo era casado con una
hija de éste, y merced a esta circunstancia y a la adhe-
sión que siempre había manifestado al presidente de Bo-
livia, fué elevado a la alta categoría de general de la re-
pública y vístose lleno de honores y riqueza iguales a
las de la favorita". (Luis S. Crespo ) .
El Ministerio Público del Perú inició el respectivo
juicio criminal contra Sánchez , quién después de cometer
el crimen había fugado a Europa , habiéndose constitui-
do el coronel Juan de Mata Melgarejo , hermano de la
víctima, en parte civil para seguir el juicio iniciado con-
tra el asesino .
Al cabo de un año , en diciembre de 1872 , la corte
suprema de justicia del Perú absolvió de culpa y pena
a Sánchez , quien al saber el fallo favorable volvió a Li-
ma, en diciembre de 1873.

III

Tanto Sánchez como su hermana trataron de dis-


culpar ante la opinión del Perú y de Bolivia el crimen
cometido contra Melgarejo ; pero el fallo justiciero esta-
GENERAL DE BRIGADA JOSÉ AURELIO SÁNCHEZ 555

ba ya dado condenando la ingratitud y la felonía del cri-


minal, según se ve en la siguiente carta dirigida por el
general Quintín Quevedo, contestando a otra escrita por
doña Juana. Dice así :
"Muy señora mía :-Con la fe del boliviano y .
del hombre que conoce las obligaciones de la casa
de Ud. , especialmente la de su hermano para con
su protector y padre el malogrado general Melga-
rejo, no puedo detener mi juicio particular y el gri-
to de mi conciencia por el asesinato perpetrado en
su persona el día 23 del pasado. -Aún cuando los
tribunales del ilustrado pueblo Peruano absolvie-
ran ese crimen, yo le calificaría siempre de asesina
to y parricidio.-- Tengo en mi corazón la firme
.
idea de que el hermano de Ud. , hechura exclusiva
de los favores del finado General, hasta elevarlo a
la clase militar, e hijo suyo, para colmo de indis-
cretas predilecciones, nunca podrá sincerarse de su
crimen aun cuando realmente hubiese sido atacado
y baleado diez veces . La naturaleza y el deber se
resisten a la propia defensa contra un verdadero
benefactor y contra un padre.-Estas son mis con-
vicciones, las mismas que creo conveniente dar a
la luz pública, con la carta de Ud. , fecha 29 del pa-
sado, para mayor notoriedad. - Satisfago así Su
precitada. Quintín Quevedo".

El general José Aurelio Sánchez era natural de Are


quipa, y murió en su tierra natal el 6 de agosto de 1876.
O

General de brigada Juan Mariano Mujía

( ......— 1887 )

"El buen soldado encuentra la


gloria en los sufrimientos ; servir
sin sufrir, es realmente servir
sin gloria."

(Desbordeliers).

Bolivia debe al general don Juan Mariano Mujía


importantes servicios . Pues, este científico y valeroso
militar trabajó desde los primeros años de su juventud
por servirla abnegadamente ; unas veces enrolado en las
filas de su ejército defendiendo sus leyes ; otras , reco-
rriendo sus dilatadas fronteras y estudiando la topogra-
fía de su suelo para levantar la primera carta geográfica
de su inmenso territorio .
GENERAL DE BRIGADA JUAN MARIANO MUJÍA 557

Nacido en la ciudad de Sucre y descendiente de una


distinguida y aristocrática familia de esa capital, Mu-
jía se dedicó al estudio de la ingeniería en la que hizo no-
tables progresos. Pero enrolado mas tarde en las filas
del ejército nacional, abrazó resueltamente la carrera
militar a la que se sintió inclinado desde su más tierna ju-
ventud, aunque sin descuidar sus estudios de ingeniería .
Incorporado como cadete. en octubre de 1841 , en
un cuerpo de artillería, arma a la que tenía singular afi-
ción, muy pronto hizo notables progresos llegando a ser
uno de los oficiales más preparados, habiendo tenido su
bautismo de fuego veinte días después de su incorpora-
ción, en la gloriosa jornada de Ingavi , donde se portó he-
róicamente al pie del cañón en el que le tocó actuar como
sirviente de pieza . Su digno comportamiento en esta ba-
talla le hizo acreedor a que se le otorgara el ascenso a
sargento de batería, y en septiembre de 1842 a Subte-
niente de Artillería .
Desde este momento Mujía adquirió sus grados mi-
litares a fuerza de estudio y de trabajo, y llegó a ser
no solamente el mejor oficial de su arma sino también del
ejército, como veremos mas adelante. He aquí el extrac-
to de su hoja de servicios : octubre de 1841 , ciudadano
dado de alta en artillería : septiembre de 1842 , subtenien-
te ; julio de 1844 , teniente 2o . de ingenieros ; marzo de
1847, teniente 1o . graduado ; diciembre de 1847, teniente
10. efectivo ; mayo de 1848 , capitán efectivo ; enero de
1851 , sargento mayor efectivo : mayo de 1861 , teniente
coronel graduado ; agosto de 1862 , teniente coronel efec-
tivo ; marzo de 1865 , coronel ; septiembre de 1870 , gene-
ral de brigada .

II

En 1860 formó parte del consejo de guerra que


juzgó ai general Quintin Quevedo y cómplices por haber-
se revolucionado a favor de Belzu ; además era miembro
de la la comisión militar encargada de formar el Esca-
lafón del Ejército ..
140
558 GENERALES DE BOLIVIA

Ascendido a teniente coronel en 1862 , fué destinado


como Primer Jefe del regimiento Zapadores, a cuya ca-
beza se encontraba cuando Melgarejo asaltó el poder el
28 de diciembre de 1864. Muiía, engañado por el audaz
soldado, acompañábale al Paso y en el camino le pre-
guntó :
-"¿Y quién es el caudillo que proclamamos ?".
- "¿Que bruto eres , contestóle Melgarejo. ¿ quien
ha de ser sinó yó ? O hay alguien digno en Bolivia por
quien se sacrifique todo un general Melgarejo, como lo
hacía el coronel ?".

"A su regreso del Paso, con la artillería , se puso


al coronel Irigoyen de jefe del Zapadores , dando de baja
a Mujía".
Destinado después de algún tiempo nuevamente co-
mo jefe de la artillería , Mujía se batió en Potosí contra
los revolucionarios de Sucre que, en 1868 , se insurrec-
cionaron contra Melgarejo, después de cuya victoria se
trasladó a Chuquisaca donde se hizo cargo de la prefec-
tura de aquel Departamento .

III

Disgustado con el proceder y la política empleada


por Melgarejo en los últimos años, Mujía prefirió alejar-
se de su lado y aceptó la comisión de límites con Chile,
en la que trabajó durante varios meses estudiando la
frontera en el desierto de Atacama, desde el mar a la
cordillera, en los grados 23, 24 y 25.
En premio a su árdua labor desarrollada durante
su importante comisión , fue ascendido al grado de co-
ronel, y más tarde, el 3 de septiembre de 1870, al rango
de general de brigada.
En el ramo que más importantes servicios prestó el
general Mujía, fué en el de ingeniería ; pues , gracias a él
y a sus colegas Ondarza y Camacho, Bolivia pudo con-
tar ya en 1859 con un mapa detallado y exacto , quizás
el único hasta hoy!
GENERAL DE BRIGADA JUAN MARIANO MUJÍA 559

Su biógrafo Cortéz , al referirse a este importante


y positivo trabajo, dice lo siguiente :
....Estos tres bolivianos , ( Mujía, Ondarza y Ca-
macho ) desconfiando tal vez de los datos que podían ha-
ber adquirido por medio de otros, han preferido sercio-
rarse por sí mismos , visitando cada uno de los lugares del
territorio boliviano. En efecto, unas veces se han halla-
do recorriendo las elevadas montañas , midiendo sus di-
menciones, examinando , desde la base hasta las mismas
nieves perpetuas sus capas geológicas ; otras averiguan-
do el origen del gigantezco Amazonas y el Plata, exami-
nando, grado por grado y minuto por minuto, el curso
del Pilcomayo , Mamoré, Madera , Bermejo y Guaporé ;
otras visitando esas inmenzas llanuras que se extienden
en la parte oriental de los Andes bolivianos , recorriendo
esas vastas selvas que, a manera de un oceáno formando
sus oleadas, alejándose de la vista del viajero , caminan
sin saber hasta donde ; otras, en fin , atravezando tribus
salvajes y errantes estudiando sus hábitos y costumbres .
La carta geográfica de Bolivia publicada en Nueva York
en 1859 importa a sus autores un trabajo de muchos años .
El mapa es tan detallado y minucioso , que no solo se ha-
llan en él los más pequeños pueblos , sino aún muchas
propiedades particulares".
En 1855. Mujía fué nombrado Cancelario de la
Universidad Mayor de San Francisco Javier, en cuyo ac-
to de poseción el Honorable Consejo Municipal de Chu-
quisaca le otorgó como premio a su trabajo geográfico
una hermosa medalla de oro.

IV

Estallado el conflicto guerrero con Chile en 1879,


el general Mujía cumplió su deber de boliviano y de pa-
triota asistiendo a la campaña como Ayudante del Esta-
do Mayor General que , a órdenes del general Daza, se
puso en campaña para defender la integridad nacional.
Pero desacuerdos , sospechas e intransigencias políticas
560 GENERALES DE BOLIVIA

surgidae entre el presidente Daza y Mujía, hicieron que


éste fuera confinado al pueblo de Salinas de Garci- Men-
doza, donde hizo una vida triste y miserable.
El ameno cronista Crespo, dice a este respecto :
"...En este pueblo vivía, desterrado y en con-
diciones lamentables, el general Juan Mariano Mujía , el
autor del primer mapa oficial boliviano . Mujía había si
do arrojado allí por los vaivenes de la política y no tenin
más ropa que aquella con que estaba vestido, ni más ca-
ma que su capote y pellones ; el alimento se lo proporcio-
naba caritativamente el cura del lugar, Lino Quiroga .
Sin embargo de sus excepcionales condiciones de pobreza ,
y sin recibir un solo centavo de subsidio o de sueldo, el
general Mujía se ocupaba en trazar, en una desmantela-
da mesa, el mapa del teatro de la guerra y el trayecto que
andaba recorriendo la Quinta División .
"El general Campero, compadecido de la situación
de aquel meritorio general, le proporcionó de su peculio
los recursos necesarios para su subsistencia, ya que no
podía crdenar que se levantase su confinamiento".
Al fin, cuando Campero asumió la presidencia de
la república, fué suspendido el confinamiento de Mujía,
quién se trasladó a la ciudad de su nacimiento donde si-
guió prestando importantes servicios .
Después de haber obtenido en vida premios , meda-
llas y diplomas por sus trabajos de positiva utilidad para
la patria y por haber sabido defenderla de sus invasores ,
desde 1841 hasta 1879, falleció en la tierra donde se me-
ció en cuna, a una edad bastante avanzada, en 1887.
General de brigada Lorenzo Montalvo

( 1820-....)

Trazamos rasgos simplemente


para honrar la memoria de un ser-
vidor de la patria .

El general Lorenzo Montalvo pertenece a la segunda


generación militar boliviana que a partir de 1841 , influyó
en la política del país actuando en las luchas partidistas
que hasta hoy se disputan a porfía los beneficios del poder.
Nacido en La Paz en 1820 y cuando no había concluí-
do definitivamente sus estudios , su alma jóven se sintió
henchida de patriotismo al saber que el eterno enemigo de
Bolivia había invadido por segunda vez el suelo de la pa-
tria ocupando los pueblos del norte de La Paz.
141
562 GENERALES DE BOLIVIA

Montalvo corrió presuroso, juntamente con la demás


juventud de Bolivia, a tomar un puesto en el valeroso ejér
cito que castigó en Ingavi al insolente invasor. En conse-
cuencia ingresó como cadete en uno de los cuerpos de in-
fantería donde en los primeros meses ya dió muestras de
ser un valeroso soldado y un excelente conductor de tropas.
Librada la batalla "en presencia de los dos gigantes del
Nuevo Mundo, el Illampu y el Illimani" el 18 de noviem-
bre de 1841 , Montalvo se hizo acreedor a que el general
Ballivián le ascendiera al grado de subteniente de infante-
ría como recompensa a su heróico comportamiento.

II

Desde este momento el oficial Montalvo se dedicó


por entero a la carrera en la que había expuesto su vida
por defender la patria y fué un militar modelo, estudioso y
disciplinado, lo que le valió para que en septiembre de
1844 se le otorgara el ascenso a teniente 2 °, y en noviem-
bre del mismo año el de teniente 1°.
Capitán en julio de 1846, fué destinado al batallón
"Yamparaez" después de haber sido ascendido al grado de
mayor (febrero de 1848) y donde se reveló como un hom-
bre sin convicciones; pues su personalidad sufría las mis-
mas variantes de la política del momento acomodándose a
las conveniencias personales de la hora, como se ve en el
siguiente hecho: Elevado al puesto de primer jefe del mis-
mo batallón, se subleva en su acantonamiento de Bartolo
(hoy Betanzos ), el 30 de enero de 1849 a favor de Balli-
vián, " por haberse hecho circular versiones sobre el asesi-
nato del general Belzu "; pero al saber la falcedad de la no-
ticia se apresura a reaccionar a favor de este mismo.
Ascendido a comandante efectivo en febrero de. 1849,
Montalvo fué uno de los jefes más prestigiosos del ejército
y el más celoso defensor del orden público durante el go-
bierno de Belzu , quien le dió los grados de teniente coronel
en marzo de 1849 y el de coronel en noviembre de 1850, año
en el que nombrado vocal del consejo de guerra que juzgó
al infeliz don Benito Lopez por tentativa de asesinato a Bel-
zu, firmó la sentencia capital decretada contra éste.
GENERAL DE BRIGADA LORENZO MONTALVO 563

III

En 1855 el general Belzu trasmitió el mando supremo


de la república a su hijo político, general Córdova. Mon-
talvo se tornó enemigo del nuevo mandatario y al mes de
la exaltación de éste al poder, se sublevó en la provincia
de Omasuyos juntamente con el general Gonzalo Lanza
invocando el nombre del doctor Linares; pero batidos los
revolucionarios por el coronel Molina en el pueblo de Pu-
carani, Montalvo fué hecho prisionero, sometido a juicio y
condenado a la pena capital; " más, el general Córdova,
hombre de carácter bondadoso, le conmutó la pena, con la
de diez años de confinamiento a las selvas del Beni.”

Restituído años mas tarde al seno del hogar, Linares


le rehabilitó al servicio del ejército y le otorgó el grado de
general de brigada; pero una vez caído el Dictador, su
nombre se pierde en las páginas de la historia.
О

General de brigada Pedro España

(1820-....)

"Vivió combatiendo la corrup-


ción de los de arriba y la adulación
de los de abajo".

El distinguido general don Pedro España apodado


Palpahuchu, fué otro valeroso jefe que en los primeros
tiempos de la república, luchó desde su más tierna juven-
tud por defender a la patria de las asechanzas de su enemi
gos que ya pretendían en el primer cuarto de siglo de su
independencia, arrebatarle algunos girones de su rico terri-
torio.
Hijo de una familia pobre de La Paz, resolvió ingre
sar en el glorioso ejército que movilizara Santa Cruz para
llevar a cabo las campañas de la confederación y se alistó
GENERAL DE BRIGADA PEDRO ESPAÑA 565

"
en uno de los grupos formados por algunos jóvenes que
marcharon en busca del ejército para ingresar en él como
cadetes. Llegados que fueron al pueblo peruano de Cal-
cha, donde se encontraba reunido el ejército unido de la
Confederación , fueron dados de alta en los diferentes cuer-
pos , habiendo sido incorporado el joven España, que apc-
nas contaba con 17 años de edad, en el batallón "Yanaco-
cha" 4 de Infantería, dándosele el nombre de "Cadete del
General"; pues al decir de O'Connor, ninguno de los jefes
la que fué
quería recibir a España en su unidad, razón por
obligadamente incorporado a este batallón , que era el pre-
dilecto de Santa Cruz.

Ascendido al grado de subteniente después de la ba-


talla de Yanacocha (agosto de 1835 ), España decidió seguir
la carrera de las armas en la que se distinguió bastante, ha-
biendo tenido una brillante actuación en el puerto de Co-
bija donde había sido destinado para formar parte de la
guarnición de aquella plaza. Pues comprometida Bolivia
en la guerra de intervención en el Perú , fué sorpresivamen
te invadido el litoral boliviano por tropas peruanas que
después de desembarcar en número de 400 hombres en
Mejillones, se dirigieron al puerto de Cobija, que estaba de-
fendido por 52 soldados y 35 nacionales.
"A las 2 y media de la tarde empezó el ataque,-dice el
historiador Crespo- por la parte alta del puerto. Los de-
fensores, sin embargo de la sorpresa, corrieron a las armas
y resistieron valerosamente el ataque.

"La artillería de la fortaleza al mando del capitán Ma-


nuel Nuñez y del capitán de puerto Francisco Guzmán,
rompió sus fuegos sobre el enemigo produciendo claros en
sus filas.

"Pero el enemigo, arreció el ataque de una manera


violenta, obligando a los bolivianos a replegarse sobre el
castillo, donde hicieron una heróica resistencia hasta per-
der la mitad de su gente, entre esta al comandante general ,
coronel Aramayo. Viendo que la resistencia por heróica
que fuese era inútil, el ciudadano Antonio Molina, se pre-
sentó con una bandera blanca a fin de evitar mayor matan-
za y destrucción.
142
566 GENERALES DE BOLIVIA

"Cesaron los fuegos de ambas partes y la plaza fue to-


mada por los invasores. El parte oficial boliviano hace
constar el valeroso comportamiento de toda la guarnición y
en especial, de los oficiales Narciso Nuñez, Agustín Suárez ,
Victoriano Lemoine, Miguel Marañón , así como del te-
niente Juan de de Dios Rojas, (muerto en su puesto de
combate) y de los subtenientes España y Tejeiros",
España, que había sido premiado con el grado de te-
niente 2 °., fué destinado al cuartel general del ejército de
Santa Cruz, donde siguió comportándose valientemente
hasta que, caído éste, fué promovido al grado de teniente
1º. graduado, por el presidente Velasco.

II

En la campaña de 1841 luchó sin desmentir el título


de valiente que lo había conquistado desde que ingresara
al ejército y fué recompensado con el grado de Teniente 1 °.
efectivo de Infantería.
A partir de esta fecha, España tuvo una brillante ca-
rrera militar, sin sufrir postergaciones en sus grados como
ocurría con otros militares que sin respetar el uniforme que
vestían se entregaban a toda clase de vicios . Pues, en
aquella época, bajo la severa escuela de Ballivián , para as-
cender se requeria mucho estudio, una severa y rígida dis-
ciplina y competencia comprobada. España cumplía con
todos estos requisitos y llegó a capitán en enero de 1842; a
sargento mayor efectivo, en noviembre de 1845; y a coman-
dante graduado, en noviembre de 1847.
Los cambios de gobierno no fueron obstáculo para la
marcha normal de su carrera; pues, Belzu le otorgó, en ju-
nio de 1849 , la efectividad de su anterior grado, y en di-
ciembre lo hizo teniente coronel.
Elevado a la clase de coronel en 1855 , España fué
desterrado al Perú dos años mas tarde cuando el doctor
Linares subió al poder. Desde esa época vivió unas veces
acaudillando revoluciones a favor de tal o cual caudillo,
otras defendiendo la Constitución y las leyes, y, por último,
mendigando el amargo pan del destierro en playas estran-
jeras.
GENERAL DE BRIGADA PEDRO ESPAÑA 567

III

Vuelto al país después de siete años de proscripción ,


comenzó otra vez para el coronel España la agitada vida de
cuartel en esa época en que, como dice el historiador Kra-
mer, el militar era un nómada y tenía que vivir bajo el vi-
vac al aire libre, bajo el inclemente cielo de la altiplanicie
de los Andes, conjurando siempre revoluciones, combatien-
do contra la corrupción de los de arriba y la adulación de
los de abajo, agentes poderosos que inoculaban todos los
vicios a los hombres que tenían la desgracia de ser milita-
res.

El coronel Pedro España tuvo el gran error, como va-


rios jefes de esa generación , de poner su espada al servicio
del melgarejismo durante cuya dictadura ocupó puestos im-
portantes y elevados, pues fué jefe militar del Sud , jefe de
cuerpo, comandante de división,etc, etc.
Ascendido al alto grado de general de brigada en
1865, cayó juntamente con el Héroe de Diciembre, en las
barricadas de La Paz, el 15 de enero de 1871 , retirándose
definitivamente a la vida privada.
Radicado en la ciudad de Sucre, falleció a edad avan-
zada.
General de brigada Casto Arguedas

(1820-1888)

"La biografía de los grandes


hombres es la historia de su patria".

La vida del general don Casto Arguedas no es muy


conocida, y su nombre quedó olvidado hasta hoy. Perte-
neció a aquella generación de valientes y abnegados que
supieron ofrendar a la patria su sangre y su vida; pues
nació en la ciudad de La Paz el año 1820.
Iba a concluír sus estudios universitarios para ingre-
sar a la carrera del foro, cuando se realizó en 1841 la se-
gunda invasión peruana. Fué entonces que toda la juven-
GENERAL DE BRIGADA CASTO ARGUEDAS 569

tud de Bolivia tuvo que tomar las armas para defender el


territorio sagrado hollado por el vil invasor, y Arguedas
estuvo entre ellos.
Incorporado al batallón "Carabineros" en calidad de
cadete, muy pronto demostró sus aptitudes militares y sus
condiciones de mando, cualidades con las que supo conquis-
tar el aprecio y estimación de sus superiores que comenza-
ron a mirarle con deferencia, y cuando se libró la gloriosa
batalla de Ingavi, el 18 de noviembre, tuvo la suerte de
conquistar el galardón de ser citado por la orden del día ,
debido a su intrepidez y valor.
El general Ballivián quiso premiar la heróica actua-
ción del cadete Arguedas y le otorgó el grado de subte-
niente de infantería, con el que el jóven oficial hizo la cam-
paña del Perú cuando el ejército boliviano ocupó los depar-
tamentos de Puno, Arequipa y Moquegua. Durante su
estadía en aquél territorio, fué ascendido a teniente 29 y en
noviembre de 1844 a teniente 1º.

-II

Capitán en 1847 , Arguedas se vió arrastrado desde


esa época por el torbellino de la política en la que jugó rol
importante, como todos los militares de aquellos tiempos.
Pues el 12 de octubre de 1848 , al cerrar la noche, subleva
el batallón Carabineros a favor del general Belzu en su
acantonamiento de Yotala poniéndose en marcha sobre la
ciudad de Sucre, situada a tres leguas, e intima la rendi-
ción de la plaza. Entonces el presidente Velasco, infor-
mado del suceso, destaca la guardia nacional , a la que se
había agregado una gran parte del pueblo, formando un
total casi de tres mil hombres y sale con objeto de someter
al batallón sublevado que no contaba sinó con docientos
cuarenta plazas.
En la mañana del 13 se avistan ambas fuerzas en los
suburbios de la ciudad, y en un momento los defensores
del gobierno son completamente arrollados por los solda-
dos de Arguedas , quien después de hacer inauditos esfuer-
zos de valor y heroísmo, infundiendo el ejemplo a sus tro-
pas, obtiene un magnífico triunfo sobre su adversario.
143
570 GENERALES DE BOLIVIA

Arguedas, viéndose victorioso, resuelve incorporarse a


otras fuerzas que también se habían revolucionado en
Oruro a favor de Belzu, y emprende viaje en aquella direc-
ción, pero a instancias del general Torrelio contramarcha
con el batallón sobre Sucre y antes de llegar es sorprendi-
do en las orillas del arroyo Quirpinchaca por una división
que había venido desde Potosí a ponerse bajo las órdenes
del presidente Velasco. Las tropas de Arguedas , que no
contaban mas que con cinco cartuchos por plaza, se baten
de una manera heróica y desesperada, hasta que agotadas
las municiones se dispersan para reunirse nuevamente en
Oruro bajo el comando de su heróico jefe Arguedas, que
fué ascendido al grado de sargento mayor por orden gene-
ral de 28 de octubre, dictada por el general Belzu en el
ejército revolucionario, " único beneficio que alcanzó, por
que no desplegando luego celo bastante para apoyar al ído-
lo que levantara, fué visto entre ojos por éste, perseguido
con saña después, hasta verse obligado a buscar la salva-
ción en el voluntario destierro".

III

Arguedas vivió retirado de las filas del ejército cerca


de diez años y se fué al Perú, "a un pueblecillo cercano a
la frontera y tendido en las faldas yermas de una serranía
gris, a orillas del lago Titicaca, de aguas azules y transpa
rentes". Y es en una hacienda de las cercanías de ese pue-
blo, en Huallatiri, donde Arguedas , que vivía solo sin más
compañía que la de un mozo, tuvo un episodio que el his-
toriador Arguedas lo refiere así:
... Y ocurrió que siendo empleado de unos ricos
propietarios y comerciantes de esa región , el jóven militar
proscrito había logrado seducir a la esposa del principal
patrón, de la que obtenía no solo favores y mercedes sino
una afección profunda, más allá del interés y acaso cerca
del sacrificio.
"De recio temple era la mujer y hondo su cariño, por
que cuando supo por confidencias de un sirviente abnega-
do, que su marido armaba a los empleados de la casa y a los
indios de la hacienda para tomar venganza del ultraje, co-
GENERAL DE BRIGADA CASTO ARGUEDAS 571

rrió al fundo para poner a su amante al corriente de lo


acaecido y prevenirle de la inminencia del ataque. El mo-
zo no se dejó atemorizar y, cargando sus armas, se quedó
en espera del enemigo a pesar de que bien podían los ena
morados ponerse a salvo, por que no era muy larga la dis-
tancia de Huancané a la hacienda, y otra no mayor había
de la hacienda a la línea o raya divisoria.
"Al fin se presentó en la tarde la turba armada y co-
mandada por el esposo ofendido, el mayordomo y unos
cuantos empleados . Penetró al interior de la casa el dueño,
revólver en mano y decidido a vengar sin ayuda de nadie
la ofensa, pero cayó al suelo tendido de un balazo. Avan-
zó el mayordomo, y también cayó muerto. Luego el hila-
cata, es decir, la primera autoridad indígena, y rodó por los
suelos, herido de muerte ...
"A cada disparo caía un hombre al suelo y no había
quién se atreviese a internarse al zaguan de esa casa cam-
pestre de bajos, rodeado el clásico patio español de habita-
ciones con puertas sobre el mismo y ventanas enrejadas
mirando al campo, con techo rojo de teja o negruzco de
paja, y el sol limpio que dora el piso empedrado de muni-
do guijo .... La turba, acobardada, vencida, permanecía
fuera, sin atreverse a atacar, casi aterrada frente a los tres o
cuatro cadáveres que obstruían el zaguan; pero decidida
con todo, a no dejar impunes las nuevas hazañas del desal-
mado.
"Alguien propuso incendiar la casa y la turba acogió
la idea con gritos de entusiasmo; más entonces apareció la
adúltera y, serena, friamente, declaró:
-No me opongo; ¿quién ha de responderme por el
valor de la casa y de lo que ella guarda? Tengo 5,000 pe-
sos en cosechas y materiales; 20,000 pesos cuesta el inmue-
ble; el total asciende a 25,000 pesos .... Si se me paga
eso, quemen la casa .... Y, magnífica, impávida, fué a en-
cerrarse en una habitación fronteriza al zaguan y donde el
militar, rifle en mano, expiaba los movimientos de los
enemigos.
"No se atrevieron; más entretanto moría la tarde y a
la oración llegó la policía de Huancané, avisada por un
mensajero y Arguedas fué conducido preso a la cárcel .
572 GENERALES DE BOLIVIA

"Estuvo nueve meses; pero a poco se complicaba la


política interna del Perú . Hubo cambio de régimen y,
naturalmente, cambio de funcionarios, y estos, atraídos
por la leyenda que se formara en torno al prisionero, deja-
ron que fugara. Arguedas se internó otra vez en Bolivia,
buscó a ocultas el refugio de un valle lejano y fué a vivir a
Araca, donde compró algunos terrenos que después habrían
de formar parte de una extensa heredad ....
Este hecho, al parecer sin importancia, sumado con
su comportamiento de Ingavi y en la revolución que enca-
bezara el año 48, demuestran que Arguedas era un militar
de fibra, un valiente que no se intimidaba ante el peligro.

IV

Rehabilitado por Melgarejo, en diciembre de 1864 ,


con el grado de coronel, Arguedas ejercía la comandancia.
general de armas de la plaza de La Paz, cuando estalló la
revolución encabezada por el general Belzu , en marzo de
1865, habiendo con tal motivo dejado el cargo y retiradose
a su hogar, donde pronto se dió cuenta de su error y no
quiso complicarse por más tiempo al sostener la tiranía de
Melgarejo. En consecuencia, resolvió combatirlo por to-
dos los medios y aceptó acaudillar la nueva revolución
operada en La Paz, en mayo del mismo año, después de la
muerte de Belzu.
El coronel Arguedas esperaba una ocasión para en-
mendar su error y se apresuró en acudir al llamado que le
hizo el pueblo de La Paz otorgándole el grado de general
de brigada y proclámandole Presidente provisorio de la re-
pública. Organizó un lucido ejército de dos mil hombres,
mientras el tirano se encontraba debelando otra revolución
estallada en Potosí, y salió con objeto de afrontarse ante el
aguerrido ejército de Melgarejo y batirlo.
Tomaremos la narración que hace el ameno historia-
dor Crespo en su " Día Histórico", sobre la actuación de
Arguedas en este hecho de armas.
"El pueblo paceño , -dice- potente como nunca, se puso
en armas con grandes elementos y alzó una bandera en que
iban grabadas las dos consignas: " Guerra a Melgarejo; ven-
ganza a la sangre de Belzu".
GENERAL DE BRIGADA CASTO ARGUEDAS 573

"Esta popular revolución no fué el eco de ninguna


ambición personal: fué el pronunciamiento expontáneo de
un pueblo que quiso eregir el imperio de la Constitución;
por eso se llamó "Constitucionalista".
"Este militar (Arguedas ), si bien nuevo en el escenario
de la política boliviana, era conocido por su arrojo militar,
demostrado el año 1848. Separado además de todo com-
promiso político, retirado de la sociedad, sin odios de nin-
gún género, sin pasiones por sistema alguno personal, sin
más protector que el pueblo, se presentó libre de toda preo-
cupación política dispuesto a aceptar el mando de sus con-
ciudadanos.

"Expidió un decreto cuya parte dispositiva , decía: “Ar-


ticulo 1º.-Desde la fecha, asumo la presidencia provisoria
de la república. 20. -A los noventa días después de que to
da la república reconozca la autoridad creada por la revo-
lución de mayo, serán convocados los comisios electorales.
3°.-Queda nombrado oficial mayor de gobierno y encar-
gado por ahora de la secretaría general el doctor Belisario
Salinas. 4°. -El coronel Uladislao Silva se encargará del
despacho de la guerra".
"El general Arguedas lanzó las proclamas que son de
cajón en estos casos: una al pueblo y otra al ejército.
"Ambos documentos decían lo que dicen todas las pro-
clamas revolucionarias de Bolivia: devolución de su libertad
al pueblo; guerra sin cuartel al tirano; triunfo de " la buena
causa"; cesación del fraude y de la coacción , del robo y de
los peculados; convocatoria a un congreso nacional a los
noventa días de pacificada la república; constitución del po-
der ejecutivo mediante elección libre; y sin que los gerentes
de la revolución puedan figurar como aspirantes al nuevo
gobierno; días de gloria y bienestar para el pueblo, etc, etc.,
"El general Arguedas jefe de la revolución llamada
"constitucionalista", organizó un ejército de dos mil hom-
bres, con todos los refuerzos que le vinieron de Oruro, Co-
chabamba y Chayanta y aún de las más apartadas provin-
cias del departamento .
"Sintiéndose bastante fuerte para salir en busca del
enemigo, destacó en un radio de más de cincuenta leguas
una vanguardia que realizó felices escaramuzas , y él mismo
144
574 GENERALES DE BOLIVIA

salió de La Paz con el grueso del ejército el 6 de diciembre


y llegó a Oruro el 11.
"A la aproximación de Melgarejo, Arguedas resolvió
contramarchar a La Paz, sin embargo de que algunos jefes
que lo rodeaban, Achá entre ellos , le aconsejaron esperar
en Oruro o en Huanuni al enemigo.
"La retirada a La Paz se realizó en desorden y reves
tida de los caracteres de una derrota. Parte de la artillería
fué abandonada en el camino; el parque y muchos otros
pertrechos quedaron en todo el trayecto.
"En medio de esta retirada desastrosa, en que las de-
serciones eran diarias y numerosas, Achá volvió a instar a
Arguedas para que se diera combate, aprovechando de la
serranía de Viscachani, entre Sicasica y Ayoayo que ofre-
cía ventajas estratégicas para una acción defensiva.
"Pero Arguedas, alebronado, desoyó todo consejo, por lo
que Achá se separó de él , marchandose al Perú, y auguran-
do desastroso fin a la revolución. Arguedas tenía sin duda
la intención, aunque él no lo dijo, de esperar a Melgarejo
tras las barricadas que había mandado construir en La Paz.
"Más, al aproximarse a la ciudad había recibido el
mensaje, no sabemos si real o supuesto, de las mujeres de
aquella, en que se le prevenía que " si volvía allí les permi
tiese cambiar sus polleras por el uniforme de su tropa, para
que ésta quedase al cuidado de su casa y de sus hijos, mien-
tras ellas iban a combatir contra Melgarejo".
"Tan picante sarcasmo produjo su efecto. Arguedas
se estacionó en Viacha; resuelto a esperar allí al enemigo
y librar la batalla campal a que estaba obligado.
"El cerro de Letanías está situado al sur del pueblo
de Viacha y a la legua y media de distancia. Tendrá en
su base tres leguas de circunferencia, y desde la cima, que
está a tres cuartos de legua sobre el nivel de la pampa, se
domina hasta 15 leguas de distancia y aun más hacia el
norte y oeste.
"En este cerro tomó Arguedas sus posiciones con fren-
te al camino de Coniri por donde debía venir Melgarejo.
"En la mañana del 24 de enero de 1866 se presentó
éste en los campos de Viacha, y desde la legua divisó la
línea enemiga extendida y parapetada en la serranía .
GENERAL DE BRIGADA CASTO ARGUEDAS 575

"Hizo alto, dió orden de que el ejército se vistiese de


parada, y se puso a observar entretanto con un ateojo des-
de la cumbre de una colina el plan y las evoluciones del
ejército contrario. Poniéndose enseguida a la cabeza de su
ejército, lo dispuso en columnas cerradas, que tomaron dis-
tancias, en cada una de las cuales se colocaron dos piezas
de artillería. La vanguardia quedó cubierta de un cuerpo
de rifleros. En esta disposición marcharon hasta afrontar-
se con el enemigo e inmediatamente rompieron fuego de
ambas partes. El ejército de los constitucionales abandonó
pronto la parapetada situación en que se encontraba, a con-
secuencia de algunos tiros acertados de artillería enemiga ,
que apenas podía, sin embargo, funcionar por la desigualdad
del terreno .
"El ejército de Melgarejo continuaba avanzando en
buen orden. Después de media hora de combate habían
abandonado el campo de combate muchos de los soldados
y jefes del ejército constitucionalista, y en una hora más
todo estuvo concluído , quedando el ejército de Melgarejo
dueño del campo y tendidos er . él más de seiscientos muer-
tos y una multitud de heridos. Los jefes principales del
ejército de la Paz habían desaparecido, dejando al vencedor
mas de quinientos prisioneros".
Mientras los restos de sus tropas se retiraban a La
Paz, el general Arguedas fugó al Perú, donde vivió nueva-
mente proscrito durante cinco años.
Volvió al país durante el gobierno del doctor Frías,
en 1874, y tomó parte en algunos movimientos revolucio-
narios contra el Gobierno, habiendo sido condenado a
muerte por los tribunales ordinarios . Esta pena le fué
conmutada con el destierro.

Cuando el general Hilarión Daza asaltó el mando su-


premo de la nación , Arguedas fué llamado para desempe-
ñar la cartera de Guerra; con tal motivo se le reconoció el
grado de general de brigada que el pueblo le designara en
1865, para luchar contra Melgarejo.
Desempeñaba la prefectura de La Paz cuando sobre-
vino la guerra con Chile en 1879; entonces Arguedas, como
576 GENERALES DE BOLIVIA

todo patriota, renunció el cargo civil para poner su espada


en defenza de la patria ultrajada y marchó al teatro de la
guerra como Comandante de la Segunda División del
ejército en campaña.
Durante los primeros meses de las operaciones desem-
peñó el cargo de Jefe del Estado Mayor General hasta que,
destinado a una comisión importante, volvió a La Paz.
Cumplida ella, se incorporó a la 5ª División mandada por
el general Narciso Campero, quién le hizo jefe de la van-
guardia.
Nuevamente volvió a La Paz con la misión de hacer
reconocer al coronel Miguel Armaza como a comandante
del batallón " Murillo", acto que no pudo realizarse por ha-
ber sido apresado ( Arguedas) , en el motín que estalló en
Viacha el 12 de marzo de 1880.
En 1884 , el presidente Pacheco le nombró Prefecto
de La Paz, encomendándole más tarde la cartera de Gue-
rra, en cuyo cargo Arguedas trabajó con verdadero patrio-
tismo al poner todo su esfuerzo e inteligencia para reorga
nizar al ejército que había sufrido hondo sacudimiento con
la derrota del Pacífico.
Pero agobiado por una cruel enfermedad pidió en 1886
su retiro del ejército, renunciando al mismo tiempo el mi-
nisterio, para ir en busca de salud a sus propiedades del
pintoresco valle de Araca, donde puso fin a sus días en
marzo de 1888 a la edad de 68 años ! ......
Tales son los datos biográficos que hemos podido ob-
tener sobre la vida de este meritorio y viejo general que
fué un infatigable luchador cuando se trataba de defender
la soberanía y la integridad de la patria.
General de brigada Luciano Alcoreza

(1820-1884)

"De cada tumba se desprende


siempre una saludable enseñanza
para la vida” .

El nombre del general don Luciano Alcoreza aparece


en las luchas políticas a partir del año 54; hasta entonces
había prestado pasivamente sus servicios en los diferentes.
cuerpos del ejército donde hizo una brillante carrera.
Su biografía es corta y la resumimos así:
Nació en la ciudad de La Paz el año 1820 e hizo sus
estudios en el colegio Seminario, donde dedicándose con
ardor y empeño al estudio rindió brillantes pruebas escola-
res. Abogado en 1832 y aficionado a la carrera de las ar
145
578 GENERALES DE BOLIVIA

mas, ingresó al ejército en septiembre de 1841 , como sub-


teniente de artillería, prestando importantes servicios de-
bido a su inteligencia y preparación en los asuntos relacio-
nados con el arma.
Ascendido a teniente 2 ° después de la gloriosa jor-
nada de Ingavi, donde luchó denodadamente, Alcoreza
dedicó al ejército sus mejores años , siendo recompensado
con los ascensos a teniente 1 °, (mayo de 1843 ) y capitán
(marzo de 1847).
Desempeñó activamente el puesto de tecer jefe en
uno de los cuerpos de artillería hasta que , ascendido a te-
niente coronel, en diciembre de 1849 , fué destinado al Mi-
nisterio de Guerra, donde trabajó con tesón, laborando asi-
duamante por el progreso del ejército. El congreso de
1853 le otorgó el grado de coronel.
En 1854 , mientras los sucesos ocurridos en diciembre,
(sublevación de Achi contra Belzu y combate de Sutimar-
ca) , quedó encargado del despacho de Guerra, en su cali
dad de Oficial Mayor del ministerio, que lo desempeñó a
satisfacción, habiendo sido nombrado en propiedad Minis-
tro de Guerra y jefe del Estado Mayor General, hasta 1856 .
Defensor del Gobierno constituído y de las leyes, lu-
chó contra la revolución estallada en septiembre de 1857 a
favor de Linares, habiendo sido ascendido por el presiden-
te Córdova al alto grado de general de brigada en el pue-
blo de Ancacato. Hizo toda la campaña contra Linares;
pero cuando las fuerzas leales que acompañaban a Presi-
dente se defeccionaron también a favor de Linares, em-
prendió la fuga hasta el Perú , donde vivió proscrito.

II

Restituído al seno de la patria y de su hogar en la


amnistía decretada por el presidente Achá, en 1861 , vivió
siempre perseguido por los enemigos del belcismo y fué
apresado por el cruel y sanguinario Yañez, quién le ence-
rró en el Loreto de La Paz juntamente con otros indefen-
sos ciudadanos, habiendo salvado la vida milagrosamente
en la hecatombe del 23 de octubre de 1861. (Matanza del
Loreto).
GENERAL DE BRIGADA LUCIANO ALCOREZA 579

Actuó en la revolución encabezada en 1862 por el ge-


neral Gregorio Pérez contra el presidente Ahá, y peleó en
San Juan y en las barricadas de La Paz donde fueron de-
rrotados. Pérez tomó el camino de la proscripción y Al-
coreza se retiró a la vida privada , volviendo a blandir nue-
vamente la espada para luchar contra la tiranía intronizada
por Melgarejo en 1864. habiendo sido uno de los más va-
lientes defensores de las barricadas de la calle Comercio
(La Paz), en el combate del 15 de enero de 1871.
Triunfante la revolución libertadora, sigió prestando
importantes servicios hasta 1874 en que a consecuencia de
los sucesos del 4 de diciembre del mismo año (sublevación
de los batallones 3º y "Verdes ", 2º), volvió al retiro de la
vida privada estableciéndose en la ciudad de Cochabamba.

III

Cinco años más tarde estallaba el conflicto con Chile,


y Alcoreza descolgó nuevamente su espada para ponerla
esta vez al santo servicio de la patria, ofreciéndole el sacri-
ficio de su vida.
Daza lo destinó como comandante de la cuarta divi-
sión formada por los batallones " Oropeza" 1º de Cocha-
bamba, "Viedma" 3 ° de Cochabamba, " Padilla" 42 de Co-
chabamba y por los escuadrones "Junin" 3º de Coraceros y
"Libertad" 4° de Coraceros.
Pocos meses mas tarde tuvo que volver al país por
haber sido destinado como comandante General de la plaza
de Oruro, cargo que desempeñó hasta febrero de 1880 en
que fué nombrado Prefecto de La Paz.
Delicado de salud y cansado por las fatigas del servi-
cio activo, pidió su retiro absoluto del ejército, habiendo fa-
lecido en 1874 a la edad de 64 años .
General de brigada José María Calderón

( 1820-1872 )

Relatar las hazañas de los bra-


vos, es honrar la memoria de ellos .

He aquí otro bravo y meritorio militar que después de


haber puesto en alto su nombre luchando por la integridad
de la patria , claudicó poniendo su espada al servicio del fu-
nesto tirano ( Melgarejo ), que tronchara leyes y garantías.
desmembrando el territorio nacional.
El general José María Calderón , alias el Cachorro, na-
ció en la ciudad de La Paz el 12 de octubre de 1820.
No había abandonado aún las aulas, cuando se produ-
jo la segunda invasión peruana al suelo patrio encabezada
por el famoso general Gamarra. Entonces toda la juventud
patriota de Bolivia, indignada ante semejante ultraje, corrió
a los cuarteles en demanda de un fusil para castigar a este
GENERAL DE BRIGADA JOSÉ MARÍA CALDERÓN 581

gratuito enemigo del hogar boliviano. Calderón fue uno de


los primeros y luchó temerariamente en los campos de In-
gavi hasta ver brillar en el cielo andino la imágen de la
victoria.
Ascendido a subteniente ( 1841 ) , continuó la carrera
militar comandando diferentes cuerpos, luchando en varios
hechos de armas y ascendiendo, grado por grado, hasta os-
tentar las insignias de coronel ( 1857).
Desterrado al Perú , después de la caída del general
Córdova, Calderón vivió en la proscripción hasta 1861 en
que volvió al país, pero continuó su persecución encarniza-
da y sin cuartel por los enemigos del belcismo que creaban
odios y agriaban los ánimos en todo el país.
Cometió el gran error de unirse a Melgarejo, y ser su
sostenedor cuando éste asaltó el poder en 1864; pues con
un encarnizamiento digno de mejor causa luchó en la Can-
tería ( 1865 ) , donde fué ascendido a general de brigada; en
las Letanías, en Potosí y en las barricadas del 15 de enero
de 1871 en La Paz. Prisionero en este último hecho de
armas fué confinado a Inquisive, donde falleció en 1872 a
la edad de 52 años .
Tal fué la actuación del general José María Calderón.

146
O

General de brigada Juan C. Hermosa

(1821-1861 )

Pasó por la vida, fugaz como el


brillo de un meteoro.

El general don Juan Crisóstomo Hermosa fué uno de


los militares que tuvo la suerte de hacer muy rápida carre-
ra, pues a los 36 años de edad ostentaba ya los entorcha-
dos de general de brigada, aunque en aquellas épocas los
ascensos y revoluciones se sucedían casi a diario.
La vida del general Hermosa pasó fugaz por el esce-
nario político y militar del país a causa de su prematura y
GENERAL DE BRIGADA JUAN C. HERMOSA 583

trágica muerte acaecida la noche del memorable 23 de oc


tubre de 1861 , en el Loreto de La Paz.

Pocos son, pues , los apuntes biográficos que podemos


hacer sobre la corta vida de este simpático a la vez que
ilustrado general .
Nació en la ciudad de La Paz, el 26 de enero de 1821 ,
habiendo comenzado a estudiar las primeras letras a la
edad de seis años. Terminada su instrucción primaria in-
gresó al colegio de San Simón de Ayacucho, donde llegó
a ser uno de los alumnos más sobresalientes por su clara
inteligencia y su contracción al estudio. Poseía disposicio-
nes artísticas y literarias; pues a los doce años de edad re-
presentó en el teatro de La Paz un acto literario celebran-
do las fiestas patrias del año 1833 , lo que le valió los aplau-
sos y felicitaciones del público, habiendo ganado en recom-
pensa un curso en sus estudios .

II

Llevado por su afición a la carrera de las armas no


obstante de estar estudiando Derecho, ingresó al ejército
en calidad de subteniente de infantería, en junio de 1839 ,
habiendo obtenido en 1841 el título de Abogado.
Incorporado a la plana mayor del Ministerio de Gue-
rra, asistió a la campaña contra el ejército invasor del Perú
y tomó parte en la batalla de Ingavi en la que fué acreedor
a que el general Ballivián le otorgara el ascenso a teniente
1° efectivo.
Siempre en las oficinas del Ministerio de Guerra,
Hermosa, obtuvo sus grados militares en el orden siguien-
te: capitán graduado, en julio de 1842 ; capitán efectivo, en
noviembre de 1845 ; mayor efectivo, en noviembre de 1847 ;
comandante graduado, en junio de 1848; y efectivo, en di-
ciembre del mismo año.

Con este grado fué destinado como segundo jefe a


uno de los cuerpos del ejército. Un año después era as-
cendido a teniente coronel y destinado a prestar sus servi-
cios en el Estado Mayor General donde llegó a ser coronel ,
en junio de 1853.
584 GENERALES DE BOLIVIA

III

Acompañó al presidente Córdova hasta el último día


de su gobierno, habiendo sido ascendido al grado de gene-
ral de brigada el 20 de septiembre de 2857, en el pueblo
de Ancacato, cuando luchaba por reprimir la revolución de
Linares.
A la caída de Córdova fué apresado por los linaristas
y desterrado al Perú, donde vivió proscrito hasta 1861 co-
miendo el pan del destierro y soportando las privaciones
que impone una vida sin recursos en país extraño; pero no
se doblegó a las circunstancias a que lo habían sometido
sus enemigos.
En 1861 el sanguinario Plácido Yañez, jefe militar de
La Paz, había decretado tenaz persecución contra Belzu y
sus partidarios , entre ellos el pacífico general Hermosa , que
restituído al país 1861 vivía apartado completamente de
las intrigas políticas, Por fin fué apresado por sus perse-
guidores y encerrado en el Loreto donde rindió la vida ,
cobardamente asesinado la noche del 23 de octubre de
1861 , a la floreciente edad de 40 años.
Así concluyó la vida de este joven general que aún
no había llegado a coronar su carrera y que habría sido
quizás otra brillante espada en las costas del Pacífico.
General de brigada Jorge Córdova .

(1822-1861 )

"Para amar a la patria, basta


ser hombre; para ser patriota es
preciso tener las virtudes del
ciudadano".

En abril de 1822 , la familia Asin de La Paz recogía


en la puerta de su casa un niño abandonado como expósito,
al que crió y educó en sus primeros años "bajo la mirada .
indiferente de las gentes y entre el ruido de la guerra civil".
Este niño, abandonado al nacer, fué mas tarde el ge-
neral Jorge Córdova, a quien se le había dado el nombre
de Jorge, habiendo él adoptado voluntariamente el apellido
de Córdova, cuando supo su triste y desventurado origen.
147
586 GENERALES DE BOLIVIA

Pero años después, ya en la primera magistratura de la re-


pública, las matronas más notables de La Paz se disputa-
ron la maternidad de ese hombre a quien una mujer sin
alma había negádole el calor de su regazo.

Hizo su instrucción primaria en la escuela de San


Francisco, e inclinado a la carrera de las armas a la que
demostró afición desde niño, ingresó al ejército en marzo
de 1834, a la edad de 12 años. Su pequeña estatura y sus
pocos años " le incapacitaban para ingresar como soldado ,
pero fué admitido para la banda de uno de los batallones y
entró como tocador de triángulo, pero cuando hubo adqui-
rido talla mayor siguió en calidad de soldado e hizo las
campañas de la confederación”.

En la batalla de Yanacocha peleó como soldado de una


compañía, con la bravura y audacia necesarias en aquellas
batallas, recibiendo en recompensa el grado de cabo. A
partir de este ascenso fué ganando, una a una, las demás
graduaciones inferiores, luchando siempre con valor y de-
senvoltura en Uchumayo, Socabaya y Yungay.

Ascendido a sargento 1 ° y condecorado con una me-


dalla de plata después de Socabaya ( 1836), luchó temera-
riamente en Yungay, donde fué desbaratado el ejército de
la Confederación ( 1839).

Concluida la intervención del ejército boliviano en el


Perú, el sargento Córdova volvió al país y siguió sirviendo
en las filas del ejército con interés y celo, ganando su as-
censo a Subteniente de Infantería el 24 de febrero de 1840 ,
a fuerza de subordinación y constancia en el trabajo.

II

Córdova se distinguió desde subalterno por la lealtad


de su carácter y la magnanimidad de sus sentimientos, y
en la batalla de Ingavi peleó con el mismo ardor y valentía
que en aquellos furiosos combates de la época de la confe-
deración recordando tal vez antiguas hazañas; se hizo acree-
dor al ascenso de teniente 2 °. efectivo y a ser condecorado
con la medalla de Ingavi.
GENERAL DE BRIGADA JORGE CÓRDOVA 587

Tuvo la suerte de haberse unido en matrimonio, el


año 1847 , con la señorita Edelmira Belzu , hija del Presi-
dente, obteniendo desde aquella época ascensos rápidos y
seguros, aunque debidos a varios combates en luchas inter-
nas. Pues en abril de 1843 , llegó a ser teniente 1 ° ., en
mayo y noviembre de 1847, capitán y sargento mayor, res-
pectivamente; en 1848, comandante; y teniente coronel, en
diciembre de 1849.

Ascendido a coronel en 1851 y destinado como Co-


mandante del batallón " Chorolque ", cuerpo favorito del
presidente Belzu, fué el constante debelador de las revolu-
ciones que estallaban para derrocar a su suegro.
En julio de 1853 fué ascendido a la alta clase de gene-
ral de brigada, por resolución de un Consejo de Ministros .

III

En agosto de 1855 se verificó la trasmisión del poder


supremo de la República en manos del general Córdova ,
que había sido elegido por 9,400 votos .
Apenas inaugurado el nuevo Gobierno, principiaron
las conspiraciones revolucionarias encabezadas por Linares ,
Lanza, Avila y otros militares que aspiraban al poder. Es-
tas insurrecciones no le dieron tiempo a Córdova para en-
tregarse a las labores de la administración nacional. Sin
embargo, fomentó la instrucción , el comercio y protegió los
derechos ciudadanos.
En todas las revoluciones fracasadas o debeladas , sus
autores fueron sometidos a consejo de guerra y condenados
a muerte; pero Córdova, “de corazón magnánimo y profe-
sando el más profundo respeto por la inviolabilidad huma-
na, los perdonaba siempre a todos".
El 8 de septiembre de 1857 estalló en Cochabamba
una revolución encabezada por Linares. Córdova, que se
había trasladado a Sucre para la instalación del Congreso,
se apresuró a dejar la capitál y se dirigio a Cochabamba,
donde combatió durante tres días sin obtener ningun triun-
fo. Levantó el campamento y se dirigió a Oruro, donde
588 GENERALES DE BOLIVIA

algunos cuerpos de su ejército se sublevaron también dan-


do vivas a Linares y a la revolución .
Córdova, viendo la deslealtad de sus tropas y compren-
diendo que nada debía esperar del país , se alejó de él, tris-
te, desepcionado y renegando de la ingratitud política de
los hombres de Bolivia.

Se cumplió, pués, el vaticinio de Belzu, quien al salir


de Bolivia, despues de trasmitir el mando de la república
en manos de Córdova, dijo: " Ahí lo dejo a ese, pero no
durará".

"El general Córdova, era de un carácter sencillo, bon-


dadoso, romántico en sus ideas, habría tal vez hecho un ex-
celente mandatario en otra época”.

VI

Vivió proscrito de su patria hasta 1861 en que pudo


volver merced a la amnistia decretada por el presidente
Achá.

Adquirió en La Paz la chacarilla San Jorge, donde


se había consagrado a la vida del hogar, completamente
alejado de los azares de la política; pero no obstante esto
fué aprehendido en su chacra la noche del 18 de octubre
de 1861 y encerrado en el coro del Loreto (hoy Palacio
Legislativo) acusándosele de conspirador belcista, donde
fué cobarde y bárbaramente asesinado por el coronel Yañez,
según se ve en la siguiente relación , que hace el escritor
Gabriel René Moreno:

“....El más acérrimo enemigo del belcismo, Yañez ,


en combinación de algunos oficiales y soldados del bata-
llón 2 ° . simuló una revolución a favor del general Córdova
la noche del 23 de octubre, para con ese motivo ejecutar el
plan que tenía meditado y combinado desde hacía algún
tiempo.
"Después de la una de la mañana se sintió el disparo
de uno que otro rifle. El general Córdova que se encon-
traba en el coro vigilado por centinelas inmediatos , inquie-
to por las instigaciones que se le habían hecho el día ante-
GENERAL DE BRIGADA JORGE CÓRDOVA 589

rior para una evasión , no se había desnudado en esa noche.


En cuanto oyó los tiros se puso de pie, exclamando:
-"Muchachos, arriba!

"Adviértase que los soldados que le habían propuesto


la evasión y que eran los mismos centinelas que le custodia-
ban, habían sido relevados sin que lo notara Córdova, po-
niendo en lugar de aquellos oficiales y soldados que nada
sabían del plan. El oficial quiso contener a Córdova que
jadea diciendo;
-"¿No oyen que el pueblo me vitorea?
"Pasaba en efecto un grupo por la plaza, del que sa-
lieron tres o cuatro voces de viva Córdova!
"Le volvieron a echir en su cama, donde quedó muy
tranquilo hasta que comenzó el estruendo de las descargas ,
seguidas de dianas y vivas por la autoridad, sin que se no-
tase ataque extraño . Córdova sobrecogido con estos suce-
sos, y viendo ya desarrollarse a su vista un plan inicuo, una
trama espantosa , vuelve a sentarse y dice:
-"Señor oficial, he estado como atolondrado o loco, y
he vertido no sé que expresiones.
"En este estado hace abrir Yañez el salón de la Uni-
versidad, penetra en el recinto donde dormían los presos ,
dando estas voces:

"Cobardes, ¿por qué no han tomado la guardia? Ahora


me conocerán .

"El capitán de guardia contestó:


-"Señor coronel, nadie se ha movido de su cama.

-"En esto un oficial de guardia dijo desde del coro:


-"El general Córdova ha querido atropellarme.
-"La contestación de Yañez fué:
-"Péguenle cuatro tiros .

---"De seguida el oficial preguntó:


-"¿Cumplo, señor, la orden?
"Se presentó en seguida el capitán Fernández, cuñado
de Yañez, en el coro, prisión de Córdova, quien a la sazón
se hallaba boca abajo, y le dice Fernández :
148
590 GENERALES DE BOLIVIA

-" Siéntese, pícaro.


-"Lo hace Córdova, y en el acto truena sobre él una
descarga de cuatro rifles. Después se oye la voz de:
-"Péguenle otro .... otro más.

"I fueron seis los balazos con los que quedó en silencio
profundo el coro".

Este joven y simpático general, de bello aspecto físico,


ojos azules, cabellos rubios, de regular estatura y atrayente
continente, murió a la temprana edad de 39 años!.
General de brigada Juan de Dios Arrieta

(1823-1902 )

"La historia de los héroes tie-


ne pocos capítulos , breves y muy in-
terrumpidos, no hay uno completo."

El general don Juan de Dios Arrieta fué otro de los


que militó en los tiempos heroicos de Bolivia haciendo fla-
mear la enseña nacional en todos los confines de la Repú-
blica y conquistando días de gloria para la patria.
Muy joven ingresó en el ejército que organizara el
mariscal Santa Cruz al hacerse cargo de la presidencia de
la república. Durante los primeros años sirvió en calidad
de tropa en uno de los cuerpos de infantería, dando a cono-
592 GENERALES DE BOLIVIA

cer sus aptitudes militares inspiradas por su vocación para


la carrera de las armas.
Ascendido al grado de Subteniente de Infantería en
1834 , marchó al siguiente año con el alma henchida de jú-
bilo a las campañas de la confederación, habiéndose batido
hercícamente al lado de Ballivián , Irigoyen , Pérez y otros
bravos, en las memorables acciones de Yanacocha ( 1835 ) ,
Uchumayo y Socabaya ( 1836) , en las que supo recomendar-
se por su digno comportamiento haciéndose acreedor a que
el Protector le extendiera el despacho de teniente 2 °., en
agosto de 1835 , y el de teniente 19., en 1837.
Después de la desastrosa batalla de Yungay, que des-
barató la Confederación perú-boliviana y que produjo la
caída de Santa Cruz, Arrieta fué otro de los que sufrió
la pena de haber sido encerrado en las fortalezas del Callao
como prisionero de guerra, habiendo sido ascendido , sin
embargo, en el ejército de Bolivia, al grado de capitán gra-
duado, en octubre de 1839; y cuando se restituyó al país
fué destinado por el presidente Velasco al batallón " Rifles"
(diciembre de 1840).

II

En octubre de 1841 , fué hecho prisionero en el puerto


de Cobija, lo que le impidió a que concurriera a la gloriosa
jornada de Ingavi; pero Ballivián , haciendo justicia a sus
méritos, le otorgó en febrero de 1842, el ascenso a sargento
mayor graduado.
Arrieta fué un valiente y miró siempre a la muerte
cara a cara conquistando sus grados militares merced a sus
esfuerzos personales de disciplina, competencia y moralidad ,
llegando a ser sargento mayor efectivo, en junio de 1844 y
comandante graduado, en mayo de 1846.
Elegido nuevamente en 1848 el general Velasco para
regir los destinos del país, Arrieta fué ascendido al grado
de comandante efectivo, habiendo sido uno de los jefes que
incansablemente defendió a Velasco contra los demagogos
de la política. Luego luchó bizarramente en la batalla de
Yamparaez, llevada a cabo en diciembre del mismo, después
de cuyo triunfo Belzu asaltó el poder.
GENERAL DE BRIGADA JUAN DE DIOS ARRIETA 593

Poco tiempo sirvió en la época de Belzu, pues razones


de otra índole que la política le obligaron a dejar las filas
del ejército para vivir apartado en el seno de su hogar,
hasta que llamado por el presidente Córdova, fué rehabili
tado al servicio del ejército en 1855 con el grado de tenien-
te coronel, y destinado al comando de un regimiento de
caballería.
Sirvió en esta época con lealtad y firmeza defendiendo
al gobierno constituido, quien supo premiar su civismo otor-
gándole, en agosto de 1857 , el grado de coronel ; pero cuan-
do cayó del poder el presidente Córdova a consecuencia de
la revolución linarista estallada en Oruro el 8 de septiem-
bre del mismo año 57 , se retiró nuevamente de las filas del
ejército.
III

Desde entonces Arrieta se tornó en implacable cons-


pirador y supo salvar la vida toda vez que fué condenado a
muerte durante la dictadura de Linares.
En la presidencia de Achá, estuvo entre los conjura-
dos belcistas de Sucre que se sublevaron proclamando a
Belzu en marzo de 1862 , encabezados por el general Torre-
lio. Producido el levantamiento, los revolucionarios , entre
ellos Arrieta, se dirigieron a Potosí después de haber apre-
sado al general Agreda y cambiado las autoridades de la
Capital. En Potosí derrotaron a las fuerzas de la guarni-
ción con las que sostuvieron un reñido combate, después
del cual Torrelio y el coronel Juan de Dios Arrieta fueron
paseados en hombros por el pueblo en señal de triunfo por
las calles y plazas de la ciudad, ostentando ambos la blanca
.
pluma de general !. . . .
A la noticia de este hecho, el presidente Achá había
destacado desde La Paz una división al comando del gene-
ral Gregorio Pérez, con el objeto de conjurar la revolución ,
y cuando se aproximaban las fuerzas leales, los revoltosos re-
solvieron retirarse sobre la ciudad de Sucre, pero alcanzados
por Pérez, fueron derrotados en Mesaverde después de un
sangriento y reñido combate ( 4 de abril de 1862 ) .
A raiz de estos acontecimientos, Arrieta, que había
sido ascendido por el pueblo al rango de general de briga-
149
594 GENERALES DE BOLIVIA

da, grado por el cual se vieron envueltos en las redes revo-


lucionarias la mayor parte de nuestros antiguos militares,
volvió a retirarse a la vida privada estableciéndose en la
ciudad de Sucre, donde tuvo la desgracia de perder a su
esposa.
Años más tarde fué nuevamente incorporado al ejérci
to donde militara con gloria durante los primeros tiempos
de su carrera, y en el que también cometiera el error de
poner su límpida espada al servicio del caudillaje en distin-
tas épocas, derramando sangre hermana en varias luchas
fratricidas.
Más o menos a la edad de 75 años volvió a contraer
nuevas nupcias con una distinguida y noble señorita de la
sociedad sucrense, y siguió prestando importantes servicios
aunque ya pasivos, en las filas del ejército.
Afiliado en las filas del partido conservador, fué para
él un rudo golpe la revolución federal, después de cuyo
triunfo se retiró definitivamente a la paz de su hogar, so-
portando resignadamente las estrecheses económicas de
que fué víctima en sus últimos años , habiendo descendido a
la tumba el 12 de agosto de 1902 , a la edad de 79 años.
Tal fué la vida de este viejo soldado, última reliquia
de los tiempos heroicos de Bolivia, que la hemos diseñado
a grandes rasgos por falta de mayores datos, cuya cuna fué
mecida por las tibias brisas de Cochabamba, donde muy
jóven se enroló en las filas del ejército para defender a su
patria.
En los últimos años de su vida, cuando anciano y
achacoso paseaba en la plaza de armas de la Capital, era su
orgullo lucir en su pecho las siete medallas que había sabi-
do conquistar con su abnegación y valor, allá en las épocas
ya lejanas de las campañas de la Confederación e Ingavi.
General de brigada Quintín Quevedo

(1823-1876)

La mejor escuela para las gene-


raciones del porvenir, constituye
la historia de los hombres del pa-
sado.

El general don Quintín Quevedo fué otro militar y


caudillo cuyo nombre figuró durante más de un cuarto
de siglo en casi todas las páginas de la historia política y
militar de Bolivia.
Hijo de don Rafael Quevedo, potosino, y doña Car-
men Ferrari, tucumana, nació en Caminiaga, 40 leguas al
norte de Córdova (Argentina), el 31 de octubre de 1823.
Hizo sus primeros estudios en Chile, dedicándose es-
pecialmente a las matemáticas, pero declarada la indepen-
dencia de Bolivia, sus progenitores se apresuraron a volver
596 GENERALES DE BOLIVIA

a la patria radicándose definitivamente en la ciudad de


Cochabamba. Allí el joven Quevedo se vió atraído por
las glorias que el general Ballivián conquistara en los cam-
pos de Ingavi, y aunque no contaba sinó con 18 años de
edad solicitó su ingreso en el ejército, habiendo sido desti-
nado para desempeñar las funciones de ayudante de órde-
nes con el grado de Subteniente, a la Plana Mayor del
Vencedor ( 1841 ).
Hizo la campaña del Perú al lado de Ballivián , y ter-
minada ella fué destinado a uno de los cuerpos de artillería
con el grado de teniente 1 °. efectivo.
Muy luego el joven oficial demostró su competencia
en las filas, sus aptitudes para el mando y la vida militar,
que en aquella época era llena de zozobras debido a las re-
voluciones casi diarias que asolaban el país. Supo ganar
sus grados militares por su obediencia y respeto para con
sus superiores y, más que todo, por su entusiasmo y volun-
tad incansable para el trabajo y vida de campaña, desempe-
ñando abnegadamente el puesto de oficial subalterno.
Capitán en 1844 , contrajo matrimonio en 1846 con la
virtuosa señorita Modesta Carrasco, hija del general Carrasco.
En 1848, le vemos ostentando las insignias de tenien-
te coronel, y en 1855 las de coronel.
Fué munícipe en la ciudad de Cochabamba y diputado
por la provincia de Mizque en las asambleas de 1855 , 56 y
57, déspués de haber dejado las filas del ejército.
Sostenedor de Belzu y Córdova, y desterrado al Perú
por el presidente Linares, Quevedo se hundió desde enton-
ces en el agitado mar de la política y fué un implacable re-
volucionario, habiendo sido aprehendido en Huanocollo,
como avanzada de las fuerzas revolucionarias de Belzu y
sentenciado a la pena de muerte por un consejo de guerra
reunido en noviembre de 1860; pero conmutada la senten-
cia con la de diez años de confinamiento, el coronel Que-
vedo peregrinó largo tiempo proscrito en el Brasil .

II

Vuelto al seno de la patria durante el gobierno del ge-


neral Achá, desempeñó en 1863 el cargo de Prefecto del
Beni.
General de BRIGADA QUINTÍN QUEVEDO 597

Cuando la dictadura de Melgarejo, fué Prefecto del


departamento del Litoral, en 1865; después desempeño mi-
siones diplomáticas ante las cancillerías de México, Colom-
bia, Perú, Argentina y el Brasil, habiendo celebrado en
1867 con el coronel George E. Chorch, en Nueva York, el
contrato preliminar para la nevegación a vapor de los ríos
bolivianos afluentes del Madera.
Prefecto de Cochabamba en 1870, fué elegido senador
por el departamento de Tarata, habiendo desempeñado la
presidencia del Congreso Nacional reunido en Oruro aquél
año, el mismo que le otorgó el ascenso a la alta clase de
general de brigada, el 3 de septiembre, declarándole " Ciu-
dadano Esclarecido de Bolivia", en premio a los eminentes
servicios que había prestado a la Patria en la carrera diplo-
mática. Además le otorgó el uso de una medalla de honor
con el escudo de la república al centro.
Caída la salvaje dictadura de Melgarejo, el 15 de enero
de 1871 , el general Quevedo, uno de los favoritos del tirano,
volvió a emigrar al Perú y se trasladó a Chile, desde donde
comenzó a conspirar incansablemente picado en esta vez
por la ambición del poder. En Valparaíso se embarcó en
el vapor " Tomé❞ llevando 104 individuos contratados para
hacer una revolución , así como varios cajones de municio-
nes, armas y uniformes militares , los que fueron secuestrados
por el intendente de dicho puerto.
Candidato a la presidencia de la república en 1872, y
derrotado por su contendor el general Agustín Morales ,
volvió a conspirar desde la costa juntamente con los ele-
mentos melgarejistas; pués, herido en su amor propio y
viendo frustradas sus ambiciones presidenciales , no vaciló
en comprometer el honor de su patria para conseguir el
apoyo del Gobierno chileno y cumplir de este modo sus
aspiraciones.
En tal virtud, Quevedo salió de Valparaíso a bordo
del vapor " Paquete de los Vilos ", el 1 ° . de agosto de 1872 ,
conduciendo 180 hombres, chilenos y bolivianos, bien
armados y equipados; además trajo el bergantín " María
Luisa", con 700 fusiles, cuatro cañones rayados de montaña
y bastante munición , y desembarcó en la Chimba (Antofa
gasta) proclamándose jefe supremo de Bolivia.
150
598 GENERALES DE BOLIVIA

Pero derrotado por el prefecto del Litoral , don Ruper-


to Fernández, que al tener conocimiento de tal desembar
que había salido de Cobija al mando del batallón “Omasu-
yos ", la policía y dos piezas de artillería, Quevedo se refu-
gió en los vapores " Morro" y " López de Gama" pertene
cientes a industriales chilenos .

III

Nuevamente candidato a la presidencia de la repúbli


ca en 1873 , también fué vencido esta vez en las urnas elec-
torales por sus contendores Adolfo Ballivián , Casimiro Co-
rral y José Manuel Rendón, a pesar de haber obtenido 3,313
votos. No por esto Quevedo desistió en sus proyectos de
escalar el poder por cualquier medio y conspiró con más
tesón. Uniéndose a su contendor Corral organizó un ejér
to de mi docientos hombres de las tres armas, habiendo
salido de La Paz la mañana del 10 de enero de 1875 al en-
cuentro de las fuerzas gobiernistas dirigidas personalmente
por el presidente Frias; el encuentro tuvo lugar en Chaco-
ma y después de veinticinco minutos de combate, sus tropas
se entregarón a la dispersión, dejando en el campo 538 pri-
sioneros, dos cañones, dos ametralladoras y cuarenta y cin-
co cajas de munición .

Después de esta derrota fué sentenciado por los tribu-


nales de justicia a la pena capital, pero Quevedo logró
emigrar a la república del Perú, desde donde siguió traba
jando en el ánimo de su aliado Corral para que éste lograra
subir al poder; más, con el golpe de estado dado por el ge-
neral Hilarión Daza "se sintió descartado del elemento mi-
litar y neurasténico de su situación , muere como nació, en
el ostracismo, lejos de la tierra de sus padres y su hogar, la
bella Cochabamba".
Su desmedida ambición al poder y su mala suerte en
las empresas revolucionarias a que se metió, lo llevaron a
la tumba cuando solo contaba con 51 años de edad, pués
falleció el 24 de agosto de 1876.
GENERAL DE BRIGADA QUINTÍN QUEVEDO 599

IV

Por decreto supremo de 21 de noviembre de 1878 , sus


restos fueron repatriados de la ciudad de Puno a la de Co-
chabamba, habiendo llegado a La Paz el 9 de diciembre
del mismo año, "donde se le tributaron honras fúnebres de
cuerpo presente en la iglesia catedral, con la concu-
rrencia de los poderes públicos y el ejército que le rinde los
honores correspondientes a su alta graduación ".
El general Quintín Quevedo era un militar ilustrado,
periodista y literato, supo pulsar la lira poética en sentimen-
tales estrofas.

De entre sus muchas composiciones, trascribimos la


que con el título de " El Peregrino" escribió en sus viajes
por las selvas del Beni, cuando navegaba las aguas del Ma-
dera en 1861 :

Navegando Donde en suaves


En mi canoa, Frescas brisas
Con la proa, Mil sonrisas
Al setentrión Disfruté.
Voi siguiendo
Del Madera Aguas son
La carrera De Cala - Cala;
Sin Timón .. Lujo y gala
De verdor
I sus turbias Do embriagado
Aguas corren Tantas veces ,
I recurren , Vi las heces
Sin cesar, Del amor
Montes vírgenes
Que besan Aguas son
I atraviezan De Muyurina
Hasta el mar. De Putina,
Que yo ví
En su orígen Serpenteando
Sus raudales Por los prados
Son caudales Matizados
Que dejé, De alelí.
600 GENERALES DE BOLIVIA

Donde amargo
¡Cuantas gotas
De este seno, Mi destino
Que hoy ajeno Cruel camino
Siento ondear, Me hace hollar.
Han rozado
Las riberas Yo las busco
I praderas I no las veo
De mi hogar!. Mi deseo
Muere así,
¡Cuantas de ellas En recuerdos
Han mojado I memorias
Rostro amado De las glorias
Al corazón , Que perdí.
I han bebido
De su llanto! I pues nada
Caudal santo Ya me queda
De aflicción. Que ahora pueda
Darme amor ,
Ellas corren Calle y siga
o
Escondidas El peregrin
Confundidas Su camino
En un mar, De dolor.

En las cachuelas del Madera - 1861 .


General de brigada Severino Zapata

(1824-1892)

"Como las sombras de las


montañas que crecen y se dila-
tan a la caida de la tarde, la
memoria de los héroes crecerá
en la justa admiración de las
generaciones venideras".

(Aponte. )
I

El nombre del general don Severino Zapata nos re-


cuerda otra página heroica de Bolivia en los fastos de su
historia militar.
Nació en la ciudad de La Paz el año 1824, y al cursar
el segundo año de secundaria su alma fué sacudida por el
entusiasmo guerrero al ver a su querida patria invadida en
esos momentos por un ejército extranjero. No vaciló, pues,
151
602 GENERALES DE BOLIVIA

en ofrecerle sus servicios abandonando las dulzuras del


hogar para trocarlas por las rudas labores del campamento.
Sentó plaza como cadete distinguido en el batallón
"Rifles", comandado por el teniente coronel Manuel Isidc-
ro Belzu, a la edad de 16 años , habiendo tenido la suerte
de recibir su bautismo de fuego en un hecho de armas con
enemigo extranjero, cayendo prisionero en el puerto de
Cobija el 10 de octubre de 1841 .
Preso por este motivo, no concurrió a la brillante jor
nada de Ingavi, pero fué inscrito, con justicia, en el núme-
ro de los vencedores, por que su ausencia de aquel campo
de gloria no fué voluntaria y si mas bien motivada por
otra acción de guerra que lo tuvo en tierra extraña como
prisionero.
Cobija. Sama y la campaña después de Ingavi (ocupa-
ción del territorio peruano), ' le acostumbraron a mirar sere-
namente la muerte y ser lo que ha sido siempre, "un va-
liente sin petulancia”.
"En esos tiempos heroícos, -dice uno de sus biógra-
fos -los ascensos no se daban a los aduladores y a los co-
bardes; era necesario comprobar el mérito intrínsico, servir
a la patria con abnegación y honradez, para alcanzar
premios"
Zapata fué ascendido el 1 ° de febrero de 1842, a sar-
gento 2º, en el batallón 8º mandado por el coronel Maria-
no Ballivián. Contaba entonces con solo 18 años de
edad.......
En febrero del siguiente año fué ascendido al grado
de subteniente, merced a sus esfuerzos personales de com-
petencia, disciplina y carácter de mando, pues en aquella
época en que se caracterizaban los motines y revoluciones,
Zapata supo mantenerse fiel a su bandera de orden y de le
galidad, obteniendo ascensos siempre legítimos.
Fué teniente 2º graduado, en 1846; teniente segundo
efectivo, en 1847; teniente 1 ° graduado, en el mismo año;
y teniente 1º efectivo a principios de 1848.
Cuando Ballivián cayó del poder, se retiró del servicio
debido a intrigas fraguadas por sus mismos compañeros de
cuartel.
GENERAL DE BRIGADA SEVERINO ZAPATA 603

II

A fines de 1848 Zapata volvió al ejército y fué desti-


nado al batallón " Belzu", en el que ascendió a capitán gra+
duado, después de la acción de Yamparaez.
Luego de haber recorrido todas las escalas interme-
dias con subordinación y constancia ejemplares , virtudes de
soldado tan escasas en aquellos tiempos, ascendió a fines
de 1849 al grado de capitán efectivo y luego al de sargen-
to mayor, habiendo sido destinado como Tercer Jefe del
batallón "Yamparaez", mandado por el coronel Montalvo
( 1850).
En marzo de 1851 , lo vemos en el batallón “ Belzu ”,
con el grado de comandante graduado y siempre de tercer
jefe, hasta que al año siguiente fué ascendido a comandan-
efectivo y destinado como Segundo Jefe del batallón
Chorolque", donde ocurrió el siguiente episodio, uno de los
tantos en la vida de Zapata:
El 21 de marzo de 1852 , se apersona el presidente
Belzu a los cuarteles, arenga a los soldados; los acaricia , les
recomienda vigilancia y celo, y les previene no dejarse sor-
prender. Reencarga sus deberes a los , oficiales, y, restitui-
do a Palacio, manda llamar al general Gregorio Pérez, co-
mandante de la plaza. Le conjura revelar el secreto de la
revolución que debía estallar, atribuyéndole complicidad en
ella. Pérez protesta a nombre de su lealtad. Entonces se
le amenaza con el cadalzo y se le despacha a su casa en ca-
lidad de arrestado bajo palabra de honor.
"Mientras Pérez guardaba arresto, se le hace saber
que su casa sería saqueada por la muchedumbre y se orde-
na al mismo tiempo poner en capilla al segundo jefe del
batallón "Chorolque ", comandante Severino Zapata.
"No se puede precisar si realmente Zapata estuvo
comprometido, pero sí lo hablaron a él y se negó y ofreció
no descubrir a los autores y prefirió sufrir las consecuen-
cias.
Zapata fué procesado y sentenciado a muerte y esperó
resignado y sereno en su calabozo, convertido en capilla
de condenado, su ejecución; pero conmutada la pena de
604 GENERALES DE BOLIVIA

muerte, fué desterrado a Chiquitos, juntamente con otros


compañeros .
El historiador Guzmán, se pregunta si hubo realmen-
te algún conato de rebelión, y cree que Belzu sospechó
algo y para descubrirla finjió conocerla, y todo lo que hizo
no pasó de ser una farsa que costó muchas lágrimas y de-
soló varios hogares .

"He aquí, -dice -por qué Belzu fué en esta ocasión


tan clemente y aparentando emoción perdonó a los que sólo
eran rebeldes para su aprensivo carácter”.
Después de su destierro a Chiquitos, Zapata quedó
como jefe suelto en Cochabamba, habiéndose retirado otra
vez de la carrera hasta 1855 , en que fué nombrado Jefe de
la Columna del Orden en La Paz, con el grado de tenien-
te coronel efectivo, que lo obtuvo en septiembre del citado
año.

III

Por moralidad palítica volvió a interrumpir su carrera


durante siete años, hasta que encumbrado Melgarejo en el
poder, lo llamó al servicio en 1865 , y ascendiéndolo a coro-
nel graduado lo destinó como Jefe de Estado Mayor Divi-
sionario, y luego como Segundo Jefe del batallón 1 ° .

El coronel Zapata quiso seguir a Melgarejo en sus


primeros pasos creyéndolo honrado y patriota, pero en bre-
ve tiempo se convenció de que se había enseñoreado de Bo-
livia una execrable tirania, y abandonando al tirano formó
en las filas del ejército del general Casto Arguedas , quien
le encomendó el comando del batallón 1º de Oruro, y con
el que tomó parte en el combate de las " Letanías ” ( 1866).
Emigrado en el Perú , después del desastre de Leta-
nias, pasó la vida de proscrito durante algunos años ganan-
do el pan de la miseria con el sudor de su frente hasta que
en 1870 volvió a La Paz para tomar parte en las barrica-
das del 15 de enero de 1871.
En agosto de este último año fué coronel efectivo , ha-
biendo sido destinado para comandar el batallón “ Cazado-
GENERAL DE BRIGADA SEVERINO ZAPATA 605

res" 2º de línea, en el que estuvo durante dos años, pasan-


do después a ser Jefe Superior del Distrito Militar del
Norte, hasta las postrimerias de la presidencia de don
Adolfo Ballivián.

IV

Al advenimiento del general Daza al poder, Zapata,


que era comandante de la División de La Paz, fué pro .
puesto en muchas ocasiones para subir a la presidencia de
la república mediante un movimiento militar, pero no qui-
zo; pues recibia muchas cartas de sus amigos y de notables
personajes "para echar abajo a Daza y librar a Bolivia de
un Atila".

En una carta dirigida por un político de esa época se


lee lo siguiente:

"Proponíame arrojar lejos a Daza mediante una revo


lución que llevara al Poder al general Zapata; pero
este noble jefe, sin preveer en su ingénita modestia el
mal que hacía rechazando la halagadora promesa, sin
acordarse de otra cosa que del deber, que le obligaba a
guardar el orden y respetar a las autoridades legítima-
mente constituidas, contestó: que no estaba en el caso
de juzgar de la legalidad o ilegalidad de la elección
popular y que no podía volver contra la Constitución
imperante las armas que se le habían entregado para
defenderla y que, no obstante de que veía que la debi-
lidad de Frias y Baptista, llevaba al país a la ruina, no
podía ni quería ser él, el derrocador audaz de ese go-
bierno a quien respetaba por la legitimidad de su ori-
gen".

"Tenía la fuerza de las armas - dice uno de sus bió.

grafos -podia llegar a ser y no lo hizo, por amor sincero a


la ley y al orden". Ejemplo digno de imitarse .
Desempeñó el puesto de Ayudante General en 1876;
el de Prefecto de La Paz y el Litoral de Cobija en 1877 y
79, respectivamente, habiéndole encontrado en este último
puesto los acontecimientos de la guerra con Chile.
152
606 GENERALES DE BOLIVIA

A la ocupación de la plaza de Antofagasta por las


fuerzas chilenas, el puerto estaba guarnecido por 25 hom-
bres con armas inútiles y en vano el prefecto Zapata había
pedido fuerzas para hacer respetar los soberanos derechos
de su patria.

El gobierno de Daza, preocupado con la idea de que


esa fuerza podía servir en el Litoral para asegurar un mo-
vimiento revolucionario, esquibó la respuesta, y solo cuan-
do tuvo noticias de la ocupación de Antofagasta ordenó en
su oficio de fecha 27 de febrero que Zapata a la cabeza de
todos los nacionales y empleados, conservara las posiciones
que ocupaba, "cual si fuera posible resistir con 25 armas, a
todo un ejército bien equipado y sostenido por una fuerte
escuadra".

No obstante la debilidad en que estaba, el aflijido co-


ronel Zapata resolvió hacer frente al enemigo, como se ve
en la siguiente nota enviada por él en respuesta a la que
había recibido del comandante de las tropas chilenas para
la desocupación de Antofagasta, mientras "los rotos y sol-
dados chilenos amenazaban con el plomo y el corvo a todos
los bolivianos residentes en dicha plaza".

Antofagasta 14 de febrero de 1879.

Al Señor Comandante en Jefe de las fuerzas expedi


cionarias sobre el Litoral boliviano.

Señor Comandante:

Mandado por mi Gobierno a ocupar la Prefectura de


este Departamento, solo podré salir a la fuerza. Puede
Ud. emplear ésta, que encontrará ciudadanos de Bolivia
desarmados; pero dispuestos al sacrificio y al martirio. No
hay fuerzas con qué poder contrarrestar a tres vapores
blindados de Chile, pero no abandonaremos este puerto ,
sinó cuando se consume la invasión armada.
GENERAL DE BRIGADA SEVERINO ZAPATA 607

Desde ahora y para cuando haya motivo, protesto a


nombre de Bolivia y mi Gobierno contra el incalificable
atentado que se realiza. - Dios guarde a Ud. S. C.

Severino Zapata.

Sin fuerzas para sostenerse, dejó el coronel Zapata el


puerto de Antofagasta y se retiró a Cobija, dejando tam-
bién esta plaza cuando la escuadra enemiga la bombardea-
ba. Continuó su retirada hacia Calama y allí, fiel a su
bandera y a sus deberes, reunió sus escasas fuerzas y de
acuerdo con Cabrera y Abaroa, realizó uno de los hechos
más heroicos de la guerra del Pacífico donde Abaroa
inmortalizó su nombre y el de su patria.
Después de la derrota sufrida en Calama, el coronel
Zapata se dirigió a Tacna, donde fué nombrado jefe del
batallón "Viedma" y a la vez Comandante General de la
Segunda División del ejército.
Hizo toda la campaña del Pacífico manifestando valor,
serenidad y abnegación .

VI

Firmada la tregua indefinida con Chile, ayudó al Go-


bierno y al general Eliodoro Camacho a reorganizar el
ejército, como Cuartel Maestre General; jefe del batallón
2°; Comandante General de la 1ª Brigada y Ayudante Ge-
neral del Estado Mayor, destinos en los que probó una vez
más su competencia profesional .
Fué Ministro de la guerra en la presidencia del Señor
Gregorio Pacheco , y allí trabajó tesoneramente en bien del
ejército que en aquella época le debió su progreso; pero
debilitada su salud quebrantada ya en el servicio de la Pa-
tria, presentó su dimisión del ministerio habiendo sídole
aceptada por el Presidente, quien manifestó "su tristeza
por tal renuncia".

Retirado a su hogar después de 56 años de servicios,


el Congreso de 1889 le otorgó el ascenso a general de bri
608 GENERALES DE BOLIVIA

gada, habiéndole sorprendido la muerte el 20 de agosto de


1892 , a los 68 años de edad, en la ciudad de su nacimiento.

"Su cuerpo tantas veces respetado por las balas , fué


inhumado sin la pompa militar acostumbrada".
Durante su vida militar, Zapata alcanzó estas condeco-
raciones y diplomas:

Medalla de honor por la batalla de Ingavi.


Diploma de honor, conferido en 1871 ( Barricadas de
La Paz ).

Medalla de honor conferido por el Departamento de


Santa Cruz.

Diploma de honor conferido por el combate de Ca-


lama.

He aquí, a grandes rasgos, reseñada la vida ejemplar


de un soldado tan ilustre como modesto.

Que su recuerdo ojalá pueda servir de estímulo y


ejemplo a la actual y a la futura generación militar de Bo-
livia.
General de brigada Juan José Prudencio

( 1825-1858 )

Los pueblos que aman su pa-


sado están obligados a honrar la
memoria de los que lucháron pa-
ra conquistar el honor de ese pa-
sado.

El nombre del cumplido y pundonoroso general don


Juan Prudencio figura como uno de los más escla-
recidos militares de entre los que lucharon en los prime-
ros cincuenta años de existencia de nuestra patria .
Nació en la ciudad de Chuquisaca, allá por los
años 1825 , cuando Bolivia nacía también a la vida de na-
ción independiente y soberana .
Iniciados sus estudios en la Capital y antes de in-
gresar a la famosa Universidad, abandonó los libros pa-
ra tomar las armas, entusiasmado sin duda al ver orga-
153
610 GENERALES DE BOLIVIA

nizarse el legendario ejército para las campañas que


años más tarde debían dar gloria y renombre a Bolivia
en la América .
Enrolado en el ejército que el 16 de junio de 1835
pasó el Desaguadero para intervenir en el Perú, Pruden-
cio fué ascendido al grado de Subteniente de Infantería el
29 de julio del mismo año.
La batalla de Yanacocha fué el primer hecho de
armas en el que Prudencio se hizo acreedor a la estima-
ción de sus superiores por su arrojo y valor ; mereció ser
condecorado con una medalla de oro con la siguiente ins-
cripción : "Vencedor en Yanacocha".
Estuvo en las acciones de Ananta y Nimbamba , li-
bradas el 7 y 9 de noviembre de 1835 , en las que obtuvo
el grado de teniente 1o . Tomó parte al siguiente año en
la gran batalla de Socabaya, y habiendo sido gravemen-
te herido se hizo acreedor al estímulo de ser ascendido
al grado de capitán y condecorado con otra medalla de
oro .
En la batalla de Yungay, última y desastrosa para
las armas de la Confederación, le vemos actuar valien-
temente al ya teniente coronel Prudencio, luchando des-
esperadamente por conquistar los laureles de la victo-
ria ; pero desbaratado el ejército unido después de va-
rias horas de encarnizada lucha , los restos del ejército
boliviano volvieron al seno de patria ; entre ellos estuvo
el valeroso Prudencio , y fué uno de los jefes más labo-
riosos para reorganizar el deshecho ejército boliviano .

II

Luego vinieron las interminables revoluciones


acaudilladas por inescrupulosos políticos y Prudencio no
pudo librarse de verse envuelto en ellas . Pues , destina-
do como jefe del batallón 5o . , se sublevó en el pueblo de
Laja a favor del general José Ballivián el 17 de septiem-
bre de 1841 .
En esto el suelo de Bolivia es invadido por el im-
placable Gamarra, y el general Ballivián sale de La Paz
GENERAL DE BRIGADA JUAN JOSÉ PRUDENCIO 611

con solo el batallón 5o . que, como hemos visto, estaba al


comando de Prudencio, para situarse en Laja esperando
refuerzos .
En esta campaña , Prudencio conquistó la inmorta-
lidad pasando a las páginas de la historia juntamente con
sus demás camaradas del ejército : colocado el batallón
tras de la casa de hacienda de Ingavi, se lanza a la voz
de su heróico jefe y arrolla al enemigo "como el tigre
que después de asechar su presa se precipita sobre ella
para devorarla".
El valeroso comportamiento de Prudencio en el
campo de Ingavi fué premiado por el Vencedor otorgán-
dole una medalla de oro y el ascenso a teniente coronel
efectivo, con el que marchó al Perú para proseguir la
campaña obteniendo el grado de coronel graduado . A su
vuelta al país fué ascendido a coronel efectivo , (abril de
1843 ) .
Durante el gobierno de Ballivián desempeñó im-
portantes puestos y comisiones militares, y en lo político
llegó a ser Prefecto de Chuquisaca.
Ascendido al alto rango de general de brigada en
1845 , se vió obligado a dejar la carrera de las armas de-
bido a los acontecimientos sobrevenidos a la caída del ge-
neral Eusebio Guilarte, quien remplazó a Ballivián en la
presidencia de la república.
III

En marzo de 1849, aprovechando la aucencia del


presidente Beizu , sublevó en La Paz al batallón "Carabi-
neros" y tomó la policía apresando al prefecto Ildelfonso
Villamil y al intendente José María Zuazo , al grito de
¡viva Ballivián ! Pero el pueblo se lanzó furioso sobre
los amotinados con los que sostuvo un reñido combate
hasta recuperar el poder del tata Belzu . El general Pru-
dencio tuvo que salvarse entregándose a la fuga.
Luego tomó parte en casi todas las revoluciones fra-
guadas contra Belzu , viviendo proscrito fuera del país al
que volvió años mas tarde cuando el presidente Córdova
decretó amnistia para todos los emigrados .
612 GENERALES DE BOLIVIA

Vivió retirado de la vida activa y cuando el doctor


Linares subió al poder, Prudencio no quiso inmiscuirse en
la política, hasta que una tarde cuando se encontraba en
palacio departiendo con el Presidente se prdujo un desor-
den en la plaza principal encabezada por los enemigos del
gobierno
Alarmado con el desorden , Prudencio se apresuró
en salir a la ventana para ver lo que ocurría, pero en
aquel instante uno de los sublevados , confundiéndole con
el presidente Linares, a quien se parecía físicamente , le
dirige una bala que le atravieza el pecho y cae muerto ins-
tantáneamente . ( 1 )

Este trágico suceso puso fin a la existencia de ese


pundon rose y benemérito general que supo defender la
patria con brillo y valentía en tantos campos de bata-
lla.

(1) Se dijo que el general Prudencio había ido esa tarde a palacio con
el objeto de reclamar el pago de sus letras de cuartel . (jubilación)
General de brigada Claudio Acosta

( 1829-1880)
66
"Al día siguiente de morir, lo
vemos al héroe levantarse trans-
figurado por la Historia. "

El general don Claudio Acosta fué uno de los más


altos exponentes de la generación railitar habida durante
la primera centuria en la vida republicana de Bolivia .
Al igual que Pérez, Ravelo y otros , derramó su
sangre generosa fertilizando con ella las arenosas pla-
yas del Pacífico y sembrando las flores del heroismo para
que las generaciones bolivianas las cultivaran y mantu-
vieran siempre frescas y lozanas, siguiendo el noble
ejemplo que quiso legarles.
Hijo de don Antonio Acosta, comerciante de cré-
dito y miembro de una distinguida familia, nació en la
ciudad de La Paz el 22 de junio de 1829.
154
614 GENERALES DE BOLIVIA

Concluidos sus estudios de primaria se dedicó en


sus años juveniles a la literatura, para luego ingresar eu
1843 a la escuela militar de cadetes fundada por el gene-
ral José Ballivián , que funcionaba en el pueblo de Meca-
paca, situado en el Río Abajo a las seis leguas de la ciu-
dad de La Paz.
Aquí obtuvo el ascenso a Subteniente de Infanteria
después de un año de estudio, dedicándose desde entonces
con todo ahínco a la profesión de las armas , io que le va-
lió para obtener sucesivamente los grados de teniente 20.
en 1845 ; teniente 1o. en 1846 y capitán, en 1847.
A la caída del presidente Ballivián se retiró del
ejército y permaneció en Yungas entregado a las faenas
agrícolas de su hacienda, hasta que fué rehabilitado a!
servicio de las armas por el doctor Linares , en 1857,
después de la revolución del 8 de septiembre de aquel año
otorgándole el grado de teniente coronel.
A raíz del golpe de estado de 1861 volvió a retirarse
de la carrera, permaneciendo fuera de ella durante once
años , pero habiendo sido llamado para derrocar la tira-
nía secante de Melgarejo , tomó parte en las barricadas del
15 de enero de 1871 ; en esta acción de armas se distin-
guió por su arrojo y valentía y ascendió al grado de co-
ronel.
Cinco años después , en 1876 , el Congreso Nacional
de aquel año le otorgó el ascenso al elevado grado de
general de brigada , en vista de sus cualidades morales e
intelectuales , habiendo sido destinado por el Gobierno co-
mo Prefecto del Litoral.
En 1878 asistió al Congreso como representante de
la provincia de Larecaja.

II

Cuando Chile nos declaró la injusta guerra de


1879, el general Acosta, que desempeñaba el cargo de
Diputado Nacional, se apresuró a ocupar su puesto en el
ejército como soldado patriota y como buen boliviano , pe-
ro elegido para reintegrar el Consejo de Ministros, en
GENERAL DE BRIGADA CLAUDIO ACOSTA 615

lugar del geneal Jofré a quien Daza encomendó el gobier-


no de la Nación cuando asumió la Dirección Suprema de
la Guerra, no pudo trasladarse al teatro de operaciones
sinó en los primeros días de abril de 1880 al mando de
la 5a . división, habiendo llegado a la ciudad de Tacna en-
fermo ; allí estuvo postrado, víctima de una grave dolen-
cia que le impedía consagrarse de lleno al cuidado e ins-
trucción de su unidad, pero esto no fué un obstáculo para
que el día de la gran batalla del 26 de mayo abandonara
el lecho, impulsado por el inmenso amor que profesaba a
la patria, al sentir el estampido de los primeros cañona-
ZOS .
Se batió con inaudita bravura haciendo competen-
cia de intrepidez y audacia con sus compañeros , hasta
que cayó del caballo derribado por una bomba enemiga.
Asi herido, fué hecho prisionero y conducido a uno
de los hospitales de Tacna , donde agravada su enferme- .
dad por la cruda fatiga de la campaña y más aún, "por
el dolor que le causó el terrible desastre de nuestras ar-
mas", falleció en aquella ciudad el 3 de agosto de 1880 ,
a la edad de 51 años , cuando el filo de su espada era aun
necesaria a su patria . (1) .
El general Acosta "era de mediana estatura , blan-
co, de espesa barba negra y de aspecto marcial y aris-
tocrático. Poseía maneras distinguidas , caballeroso y
noble , era uno de los más honorables jefes de nuestro
ejército".
Tal fué la breve pero brillante figura del inclito ge
neral don Claudio Acosta, cuya vida bosquejamos hoy
consignándole en el catálogo de los más esforzados y
heróicos servidores de la patria, de los mártires del pa-
triotismo.

(1 ) Años mas tarde los deudos del general Acosta pudieron exhumar sus
restos para repatriarlos sigilosamente ; pues el gobierno chileno implantado en
Tacna, que había remitido a Santiago la espada de Acosta como trofeo de
guerra, se opuso tenazmente a que los restos de éste fueran conducidos a Bo-
livia.
General de brigada Ramón González

(1831-1906)

Indomable guerrero, el cerro


de San Francisco constituye el
pedestal de su gloria.

El general don Ramón González fué sin duda el


militar más valeroso de los últimos tiempos . Educado
en la escuela del valor ciego y temerario, en medio del
ruido de las armas , su alma adquirió ese temple moral
férreo, que lo llevó siempre a ejecutar audaces empresas,
aumentando con sus hazañas una página más de gloria .
en la historia militar de nuestra patria.
GENERAL DE BRIGADA RAMÓN GONZÁLEZ 617

Ese valor dió lugar a que se le llamara familiar-


mente Pachacha ( dos hombres ) , apodo que el escritor
chileno Benjamín Vicuña Makena tomó por nombre pro-
pio, llamándole : el general Ramón González Pachacha.
Pero veamos quien fué este bravo y heróico militar .
"De baja estatura, rostro feo, palabra vehemente ,
ojos muy vivos de mirada certera , hobre de gran carác-
ter, al parecer franco, leal y enérgico " , el general Gon-
zález nació en la capital Sucre el 31 de agosto de 1831 ,
habiendo sido hijo del doctor José María González y la
señora Mica Santiesteban , ambos chuquisaqueños .

"El general Ballivián, —dice uno de sus biógrafos-


amigo de los padres del niño González , tomó apreció por
él y logró entusiasmarlo para que ingresara a la noble
carrera militar, lo cual lo hizo a los dos años de la soli-
citud del general Ballivián, el 4 de enero de 1846 , fecha
en la que por orden superior fué dado de alta en el Es-
cuadrón Flanqueadores , en clase de soldado distinguido,
que mandaba el prestigioso coronel Pedro Olañeta .
"Tenía conocimiento de las recientes batallas de ese
entonces, las de Yungay e Ingavi, las cuales impresiona-
ron en su ánimo juvenil y despertaron su amor por la
patria , dedicándose con toda perseverancia a la vida mi-
litar.
"Descolló en los ejercicios de tiro ; por su puntería,
que rara era en la que no hiciese fama en el blanco , se
hizo de la afección de sus superiores . En el combate
de Vitiche avanzó hacia el enemigo, sin temer el nutrido
fuego de fusilería, y por ese arrojo temerario obtuvo e!
ascenso a cabo 1o . y sus camaradas le bautizaron con d
nombre de Payachacha".
El 1o. de marzo de 1848 pasó al primer regimien-
to de caballería, a órdenes del coronel Rosendi , con el
grado de sargento 20. Como llegase a tomar mayor afi-
ción por la infantería , pidió formar parte del batallón
"Illimani" y pasó a este cuerpo a órdenes del general
Gregorio Pérez en clase de caballero cadete ; a los pocos
días fué ascendido a subteniente graduado .
155
618 GENERALES DE BOLIVIA

Ascendió grado por grado hasta la alta clase de


1
general de brigada, formando parte del estado mayor de
valientes entre los que ocupó un lugar sobresaliente ,
y ese merecido sobrenombre de Pachacha ha pasado
a la historia patria de tres naciones : Bolivia , Chile y el
Perú ; el historiador chileno Benjamín Vicuña Makena ,
en su "Historia de la Campaña de Tacna y Arica" , al re-
ferirse a la batalla del Campo de la Alianza , dice : " El ba-
tallón cochabambino que llevaba el nombre de un bene-
factor público en la ambruna de 1804, comandábalo el
bravo coronel Ramón González , que no desdeñaba su
nombre de Pachacha, por que esto quiere decir dos hom-
bres y tal éralo él" .

El contra-almirante Montero, en una carta que le


dirige al entonces coronel González , invitándole para que
forme parte en el ejército peruano, le dice lo siguien-
te :

"Arequipa , febrero 1o . de 1883.- Señor coronel don


Ramón González. - La Paz. -Mi estimado amigo.
Teniendo siempre de usted un concepto alto, apelando a
su distinguido patriotismo y de su decisión por la alian-
za, asi como la sincera estimación que abriga usted por
mi patria y por mi , le dirijo la presente . Se teme una
invasión enemiga sobre esta capital, y he resueltò llamar-
lo a mi lado para hacerle partícipe de la suerte del país ,
a la vez que proporcionarle una ocasión brillante para
que diera usted una prueba más de su valeroso y digno
comportamiento, y que el honroso nombre de Pacha-
cha que le han dado sus compañeros de armas, le ha he-
cho acreedor a un gran prestigio militar en el ejército
peruano y que simboliza la audacia del soldado boliviano
que no conoce el peligro . Espero se sirva usted darme
una respuesta afirmativa de colaborarme, usted conoce
el distinguido afecto que le profeso y debe contar con él
en todas circunstancias . Agradeciendo la sinceridad del
cariño que le merezco y deseándole salud y prosperidad ,
me repito de usted afectísimo y decidido amigo. - S.S .
Montero".
GENERAL DE BRIGADA RAMÓN GONZÁLEZ 619

Dejó las filas solamente en dos ocasiones , la pri-


mera en 1859 , cuando gobernaba Linares, y la segunda ,
durante el sexenio de Melgarejo, por haber sido deste
rrado fuera del país, al que volvió furtivamente en
1870 para engrosar las filas de los enemigos del héroe de
diciembre, "contra quien peleó en la Cantería de Poto-
si y luego en Letanías ; si bien allí fué de los derrotados ,
en cambio el 15 de enero de 1871 se sacó el clavo , con-
tribuyendo a la caída de Melgarejo" .
El general Morales lo ascendió a coronel efectivo
por su heróico comportamiento en las barricadas de La
Paz ( 1871 ) .

II

Continuó la carrera ocupando puestos importan-


tes dentro del ejército como jefe de regimiento , brigada ,
etc. , hasta 1879 en que le vemos actuar heróicamente en
San Francisco , primero , y luego en el Campo de la Alian-
za.
En el primero de estos hechos de armas fué muer
ta la mula en la que cabalgaba, llamada la "Inválida
por haber sido herida en el cuello y tuvo que seguir a pie,
espada en mano. luchando valerosamente hasta ineterse
entre la artillería enemiga y apoderarse de un cañón, en
lo más recio del combate.
Resumamos lo que uno de sus biógrafos dice al
respecto :
"Cuando Chile nos declaró la guerra en 1879, el
entences coronel Conzález se hallaba, como Primer Co-
mandante a la cabeza del batallón "Illimani" 3c . de li
nea, cuerpo que se formó sobre la base del "Omasuyos"
que comandaba también antes , y constituído en su totali
dad de los valientes indigenas de la provincia de Omast
yos. Con el batallón “Illimani ” , bien organizado y disci-
plinado por aquél, marchó a la campaña del Pacífico .
"Tocóle asistir a la batalla de Dolores o San Fran-
cisco, batalla que habría sido un brillante triunfo de las
armas aliadas , sin la cobardía y los desaciertos del gene-
620 GENERALES DE BOLIVIA

rai en jefe peruano Juan Buendia. En esta acción de ar


más, el ejército chileno ocupaba las inexpugnables posi-
ciones del cerro llamado de San Francisco ; habiéndose
comprometido la pelea a las 3.10 de la tarde, González
recibió la orden de atacar y tomar el cerro por su falda
oriental, cosa que el intrépido jefe ejecutó al pie de la
letra : triunfó de los chilenos , ascendió impávido en medio
de la metralla y la fusilería más terrible, tomó cañones al
enemigo, y, cuando aquel temerario soldado boliviano se
enseñoreaba triunfante , el resto del ejército aliado se des-
bandó por las órdenes contradictorias de los dirigentes
peruanos, que ordenaban la retirada ! Vino, como era
consiguiente , el desbarajuste , trocando en derrota una
victoria segura ; pero Ramón González salvó el honor bo-
liviano, y con plena justicia se le ha llamado el "héroe de
San Francisco".

"Si , González dejó allí bien puesto su nombre de va-


liente y Bolivia tiene que enorgullercerse de este héroe".

Producida la inopinada dispersión de San Fran-


cisco, el coronel González reunió el resto de su batallón
y fué a incorporarse a Tacna al grueso del ejército alia-
do , donde fué destinado como Comandante del batallón
"Viedma", a cuya cabeza le cupo de nuevo la gloria de
batirse heroicamente en la batalla del "Campo de la
Alianza". Alli repitió y demostró nuevamente a los chi-
lenos que su valentía era incontrastable.

Cuando en el fragor de la batalla cayó gravemente


herido el heróico coronel Camacho, le remplazó en el co-
mando de la división del ala izquierda ; en consecuencia ,
con los " Colorados " y su batallón , tuvo la gloria de sal-
var nuevamente la honra del Ejército de Bolivia.

Como quiera que el Jefe del Estado Mayor del ejér-


cito peruano, coronel Belisario Suárez, lanzara en el
parte que pasó al General en Jefe del Ejército Unido, una
injusta acusación contra el ejército boliviano por su con-
ducta en el hecho de armas de San Francisco , Gonzá-
lez pidió que se organizara en Bolivia un proceso militar
GENERAL DE BRIGADA RAMÓN GONZÁLEZ 621

para deslindar las responsabilidades de este episodio. Di


cha solicitud fué elevada en los siguientes términos :
"BATALLON VIEDMA", 30. de Cochabamba .
Al señor General Jefe del Estado Mayor General.

Señor General :
"Acabo de saber con gran sorpresa , que el señor Be-
lisario Suárez , Jefe de Estado Mayor del Ejército del
Sud, ha pasado al señor General en Jefe de dicho Ejér
cito, un parte en el que se infama y acrimina de un modo
general y absoluto al Ejército boliviano por su conducta
en el hecho de armas del 19 del mes pasado.
"Las armas chilenas no han inferido mayor humi
llación y ultraje al nombre boliviano , que el que trata de
hacer inconsultamente el jefe peruano, aflojando todos
los lazos de la alianza en el parte aludido .
"Las aseveraciones consignadas en dicho parte, me
ponen en el ineludible deber de rogar a Ud . , se sirva or-
denar se me someta al más severo juicio ; por que ni yo ,
ni el batallón "Illimani" que comandaba , creo somos
acreedores al duro e injusto tratamiento que nos da dicho
señor coronel.
"Ese juicio es necesario para vindicar el honor mi-
litar de los jefes , oficiales y tropa de mi prenotado bata-
llón que ha sido injustamente vilipendiado y escarnecido .
"Es menester, señor General, que se esclarezcan es-
tos hechos trascendentales que han tomado un carácter
tan odioso y comprometiendo el honor y la honra de Bo-
livia. Es preciso que se restablezca la verdad de los he-
chos y que ese documento oficial pueda darse a la luz
pública, no falsee la verdad de los antecedentes históricos
para lo cual he invocado el testimonio de honorables je-
fes peruanos , y con todos esos documentos , será consta-
tada la verdad ; en esta virtud, suplico al señor General ,
se sirva ordenar la inmediata prosecución de las diligen-
cias conducentes al fin expresado.
"Con tal motivo, me es altamente honroso repetir-
me de Ud. obsecuente y atento.- S. S. Ramón Gon-
záles".
156
622 GENERALES DE BOLIVIA

Con todas las formalidades del caso se llevó a ca-


bo el proceso solicitado , cuyo original se encuentra en
poder del doctor Ramón 2o . González , hijo del héroe le-
gendario, habiendo la Corte Marcial pronunciado su fa-
llo, el cual constituye para el general González la ejecu-
toria de su heroismo .

III

Después de la infausta guerra de 1879 , el glorioso


general colaboró al gobierno con tezón en la reorganiza-
ción del ejército, ocupando altos puestos, tanto militares
como políticos .
He aquí el resumen de su Hoja de Servicios :
Cadete a subteniente graduado de caballería, en
marzo de 1849 ; subteniente efectivo , en julio de 1852 ; te-
niente 2o . efectivo , en diciembre de 1854 ; teniente 10.
efectivo, en diciembre de 1855 ; capitán , en mayo de
1858 ; sargento mayor, en febrero de 1861 ; teniente co-
ronel , en agosto de 1863 ; coronel, en enero de 1871 ; gene-
ral de brigada, en 1888. Total de servicios hasta el 10
de abril de 1899, cuarenta y seis años y tres meses.
El general González , fuera de las acciones señala-
das anteriormente, se encontró en quince hechos de ar-
mas intestinas , habiendo sido un jefe querido por su tro-
pa ; siempre tendía a que ella fuera bien tratada por sus
superiores ; rígido en la disciplina militar, cualquier fal-
ta de desmoralización la castigaba con severidad.
El general don Ramón González fué el más alto ex-
ponente del valor militar , habiendo fallecido en la ciudad
de La Paz el 1o . de julio de 1909 , a la avanzada edad de
78 años.
El sobrenombre de Pachacha, trae a la memoria la
audacia, energía y honradéz que carecterizó su vida.
General de brigada Hilarión Daza

(1840-1894)

"Aquella deidad caprichosa lla-


mada Fortuna , le condujo al pri-
mer puesto público de Bolivia ."

Hay hombres repudiados y condenados por la his-


toria y que llegaron a ocupar puestos espectables merced
a una ironía del destino .

Uno de estos fué el general Hilarión Daza.


Nacido al acaso y en cuna humilde, Daza vino al
mundo en la ciudad de Sucre el 14 de enero de 1840. Su
infancia se deslizó " entre los pilluelos de la capital con
quienes compartía sus travesuras ; era hijo de un sujeto
apellidado Grosolé, cuyo apellido no quiso llevar, a cau-
624 GENERALES DE BOLIVIA

sa de que sus compañeros , los gamines de Sucre , le lla-


maron "Chocholin ", a manera como él pronunciaba de
niño el apellido paterno . Una de sus hazañas o correrías
truhanesca, le valió una amonestación en la policía, la
cual como medida correctiva del tiempo, lo colocó de últi-
mo soldado en un cuerpo de línea que estaba a la sazón
en Sucre . Muy pronto ascendió allí hasta sargento 1o. , y
desde tal graduación data su rápida carrera en el servicio
militar".

II

Ascendido a subteniente, muy luego se vió compro-


metido en tragines revolucionarios contra el gobierno de
Achá, a cuya caída no vaciló en ponerse al servicio de
la dictadura de Melgarejo, durante cuya dominación ga-
nó sus grados militares por su abyección y servilismo, en
la siguiente forma : capitán de infantería, en julio de
1865 ; mayor graduado , en noviembre del mismo año .
mayor efectivo , en enero de 1866 ; comandante graduado ,
en abril del mismo año ; comandante efectivo, en diciem-
bre de 1868 ; teniente coronel en 1870.
Daża fué uno de los más celosos defensores de Mel-
garejo, quien le recompensaba siempre con grados mili
tares, como se ve en el siguiente caso, que sacamos de
entre otros muchos. Estallado en Sucre un movimiento
revolucionario , las autoridades le enviaron como extraor-
dinario hasta La Paz ( donde se encontraba Melgarejo )
para dar la noticia de la rebelión . Su viaje fué tan rápido
a lomo de mulo que se puso a esta última ciudad en tres
días ( 688 kilómetros ) . Sorprendido Melgarejo por esta
proesa le otorgó el grado de comandante.
Ascendido en 1870 al grado de teniente coronel y
destinado como Segundo Jefe del batallón 30. , Daza había
quedado con su unidad de guarnición en La Paz, mien
tras Melgarejo salía a debelar la revolución estallada
en Potosí, en octubre del citado año . Fué entonces que
sobornado por la junta revolucionaria de La Paz con la
cantidad de diez mil pesos sublevó la tropa contra su pro-
GENERAL DE BRIGADA HILARIÓN DAZA 625

tector el general Melgarejo , dando comienzo así a la revo- .


lución libertadora del 15 de enero de 1871. Aquí jugó
e
rol important contribuy endo al triunfo de las armas de
la libertad y batiéndose con denodado valor , no tanto por
salvar al país de la tiranía sinó por que sabía que si Mel-
garejo triunfaba, su ruina o su muerte eran inevitables.

III

Otorgado que le fué por el presidente Morales el


grado de coronel , en premio a su comportamiento en las
barricadas del 15 de enero, marchó con su batallón a la
ciudad de Sucre donde después de hacer el ridículo de
salir montado a caballo lujosamente uniformado a ca-
pear a la plaza de toros el día de la fiesta de Guadalupe .
arrancando aplausos y ovaciones del público, atentó en
noviembre de 1872 contra el congreso de aquel año ha-
ciendo ingresar en el recinto camaral dos compañías y
una banda de música para desalojar a los diputados, he-
cho que se conoce en la historia con el nombre de "la cen-
cerrada del 24 de noviembre" .
Con este motivo la minoría parlamentaria pidió el
enjuiciamiento de Daza, quien se apresuró a dirigir una
nota dando satisfacción a la H. Asamblea, la que en
respuesta le dirigió un honroso oficio !!
En mayo de 1873 fué ascendido al rango de general
de brigada, "por sus importantes servicios prestados en
conservar el orden público , cuando el asesinato del gene-
ral Morales " , sin perjuicio de seguir con el mando del
batallón 1o. ( después de triunfo del 15 de enero de 1871 ,
el batallón 30. comandado por Daza , se volvió 10. )
El presidente Frías le encomendó la cartera de Gue-
rra en mayo de 1874 , " sin perjuicio del comando del ba-
tallón 1o. que corre a su cargo", habiendo viajado en su
carácter de ministro a debelar la revolución estallada el
año siguiente en Cobija, por la vía de Mollendo, previo
permiso del gobierno peruano . Llegó a Cobija el 9 de
febrero, "causando impresión de asombro la llegada del
batalión 1o . en tiempo bastante reducido y felizmente en
157
626 GENERALES DE BOLIVIA

momentos de relativa tranquilidad" . Pacificado el puer-


to y tomadas las medidas necesarias emprendió viaje por
la vía de Tacna, arribando a Oruro el 9 de marzo donde
se incorporó a las fuerzas del Gobierno que marchaban
sobre Cochabamba a sofocar otra revolución estallada a
favor del doctor Corral.
Batidos los revoltosos el 28 de marzo en la pla-
zuela del Hospicio y pacificada la ciudad, Daza se hizo
cargo nuevamente del ministerio de guerra, pero sin
querer dejar el mando del batallón 1o . , para ejecutar el
plan que ya tenía pensado desde hace tiempo y que el
presidente Frías no supo advertir ; pero al fin se dió cuen-
ta del peligro que le amenazaba , y para conjurarlo le pro-
puso, citándole un día a su despacho, que fuera a Estados
Unidos de Norte América como Ministro Plenipotencia-
rio de Bolivia ; Daza aceptó el ofrecimiento y llamando
en el acto a su ayudante le ordenó enfáticamente : "Va-
ya usted al cuartel, y prevenga al batallón que se dispon-
ga para marchar a Norte América". Un vergonzoso si-
lencio cubrió la faz del Presidente y los ministros que
presenciaron aquella escena.
Desde este momento comenzaron los trabajos sola-
pados de Daza para llegar a la presidencia. Frías se pu-
so en guardia y dictó algunas disposiciones tomando ine-
didas contra aquel ; pero entonces Daza, " postrándose a
los pies del anciano, le jura fidelidad besándolos y bañán-
dolos con sus fementidas lágrimas, con las palabras de
uso entre la gente baja y de cuartel para expresar la más
humilde sumisión y abatimiento : "Tata, tatitu, a quien
debo todo lo que soy, ―le decía-¿ Cómo pues piensa us-
ted, que le fuera ingrato, que yo le traicionara ? Mori-
ría antes a sus pies como su esclavo " .
Esta escena tenía lugar el 3 de mayo, y el 4, a las
once , después de ponerse de acuerdo con algunos militares
y civiles comprometidos , Daza se constituye en el cuartel
del batallón 1o. y destacando una guardia doble a la ca-
sa de gobierno , hace que ésta tome preso al presidente
Frías y a sus ministros , quedándose de este modo dueño
del poder !
GENERAL DE BRIGADA HILARIÓN DAZA 627

IV

Largo sería relatar los hechos de Daza en los tres


primeros años de su desastroso gobierno que fué una ba-
canal continuada ; bastará decir que era amigo del lujo,
del baile, las mujeres y el alcohol, y que le gustaba llamar
la atención en público, saliendo siempre acompañado de.
sus veintiun edecanes lujosomente uniformados .
En sus cumpleaños se confeccionaba todo un pro-
grama de festejos que duraban de ocho a diez días ininte-
rrumpidos, como se ve en los realizados en el memora-
ble año de 1879 :"Hubieron- dice Morales -misas , ma-
niobras militares , ejercicios de tiro al blanco, banquetes ,
bailes y cuatro corridas de toros a cargo de los supre-
fectos que hicieron derroche de lujo en la ornamentación
de las bestias con enjalmes y frenteras cubiertas de mo-
neda de toda clase. Daza, montado en un brioso corcel,
igualmente que sus edecanes , hicieron los honores al pri-
mer toro. Las bandas de música, no cesaban de tocar
aires nacionales , mientras el espumoso champaña y la
cerveza extranjera se consumían sin medida ".
Mientras Daza hacía en La Paz estas bacanales ,
en Cochabamba morian de hambre de quince a veinte
personas diarias en las calles de la ciudad ; el precio de la
harina subía a cien pesos por fanega y la guerra se ser-
nía sobre Bolivia!

Producida la ocupación violenta de Antofagasta el


14 de febrero de 1879 por fuerzas chilenas , Daza
supo a los tres días pero se guardó de dar a conocer al
país por no interrumpir sus orgías carnavalezcas ; re-
cien el 26 de febrero declaró la patria en peligro y en esta-
do de sitio, invistiéndose de las facultades que otorga la
Constitución .
"El país, -dice Crespo olvidando su origen espu-
reo, prometió ayudarle alistándos e para la guerra. Las
628 GENERALES DE BOLIVIA

autoridades organizáron las guardias nacionales y el di-


minuto ejército de línea quedó organizado en cuatro di-
visiones. Daza , siempre haciendo ostentación de patrio-
tismo por arrancar aplausos y ovaciones del público , se
dedicó a dirigir proclamas y a asistir a funciones reli-
giosas en lugar de ir rápidamente en socorro del territo-
ric invadido , donde un puñado de héroes se sacrificaba
estérilmente .
"Al fin, incitado por un cablegrama del gobierno
peruano en el que le decía : "Vuele ejército boliviano a
Tacna", se decidió salir el 17 de abril, después de dirigir
al ejército una vibrante y enérgica proclama, arrancando
los aplausos de una enorme concurrencia.
"Después del desastre de San Francisco la des-

graciada retirada de Camarones, la situación personal del


general Daza, jefe del ejército boliviano en campaña y
supremo director de la guerra , se hizo por demás difícil
en la ciudad de Tacna.
"No se ocultaba para el general Daza esta angus-
tiosa situación , ni le eran desconocidas las protestas que
dentro y fuera de la república empezaban a levantarse
contra él, a quien se acusaba como a principal autor de
las desgracias de la patria.
"Incompetente el general Daza para arrostrar una
situación tan grave y habiendo perdido , ya la oportuni-
dad de reconciliarse con los pueblos, habría pensado solo
en asegurarse en el poder, encaminándose a Bolivia a
someter a los descontentos , y detener de esta manera la
tempestad que amenazaba desencadenarse sobre él" .
Al leer los ataques que le dirigía la prensa bolivia-
na, se dice que Daza estrujaba nervioso los impresos y
decía : "Este papel y otros más tengo guardados en mis
petacas para empapelar los pechos de ciertos bribones
en Bolivia y agujerearlos a balazos" . Y al contemplar el
efecto de las balas explosivas de los cañones krupp, ex-
clamaba con embeleso : "va veremos donde van a parar
las barricadas con estos cañones".
Dispuesto su viaje , "era necesario que el general
Daza diera alguna explicación justificativa del acuerdo
GENERAL DE BRIGADA HILARIÓN DAZA 629

que había tomado para volver a Bolivia . En un largo


manifiesto decía que su intención era ir a reunirse a la
Quinta División del general Campero para juntos mar-
char a reconquistar el litcral, y terminaba diciendo : "La
realización de este plan de campaña pondrá de relieve mis
intenciones patrióticas , que son mal entendidas y artifi-
ciosamente tergiversadas" .
La historia nos cuenta la seria de errores habidos
durante la campaña, debido principalmente a la inepcia
y cobardía del general Daza . Este fué el principal movi!
para que el ejército boliviano le destituyera en Tacna el
28 de diciembre de 1879 , mientras viajaba a Arica para
despedirse del almirante peruano Lizardo Montero, a
quien le puso de manifiesto el nuevo plan de campaña que
decía haber concebido .
Se cuenta que cuando Daza recibió la noticia de su
destitución , se puso colérico y exclamó en tono de queja y
de sorpresa : " Ca .... ! Me han fregado !" . Pero no le
quedó más recurso que tomar la vía de Arequipa y huír
del país para no ser linchado por el pueblo. El 14 de
enero de 1880 llegó a dicha ciudad donde fué recibido
con "ruidosa silbatina y denuestos por parte del pueblo
congregado en los andenes de la estación del ferrocarril :
recibiendo en la cabeza el lanzamiento de algunos cama-
rones en descomposición , como recordándole ia ingrata
retirada de ese nombre.

"Se fué a Europa a gozar de la cuantiosa fortuna


que había acaparado comentiendo todo género de latroci-
nios , traiciones y atentados . Allá ha vivido catorce años .
si bien con todas las comodidades que el dinero ofrece en
París a los acaudalados , pero cubierto de ignominia y
de todas las maldiciones de sus compatriotas". (J. A.
Morales ) .

VI

En septiembre de 1893, un grupo de diputados ha-


bía presentado a la cámara acusación contra el general
Daza por los delitos de traición a la patria, malversación
158
630 GENERALES DE BOLIVIA

de fondos y violación de garantías ; acusación que llegó


a conocimiento de Daza , quien se apresuró a pedir al
Gobierno de Bolivia un salvo conducto que le permitiese
volver al país para hacer su defensa de las calumnias de
que era objeto.
Otorgado el permiso y salvo conducto, Daza se
puso en viaje y cuando llegó a la primera población boli-
viana , Uyuni, fué villanamente asesinado, crimen que el
historiador Crespo, lo relata así :
"El 26 de febrero de 1894 , el general Daza se em-
barcó en el tren ordinario de Antofagasta a Uyuni, y al
pisar la frontera de la patria fué apresado por el subpre-
fecto de Nor Lípez , Enrique Mendivil . A las 8 de la no-
che del 27, el tren llegó a Uyuni , y en la misma estación
el subprefecto Mendivil hizo entrega de la persona del
general Daza al teniente coronel Andrés Guzmán Achá y
al subprefecto de Uyuni , señor Enrique Ballivián . Es-
tos tenían a sus órdenes un piquete de soldados de línea
mandado por el capitán José María Mangudo y el tenien
te Manuel I. Castillo. Mangudo se acercó al general en
actitud agresiva y hostil, tratando de registrarle las ar-
mas que creía llevaba : pero Daza , con dignidad , le diio :
"No tengo armas señor". Mangudo se le encaramó más,
y le dijo : " con la cara que viene todavía a presentarse es-
te bandido".

"Un numeroso grupo de gente del pueblo, amotina .


do, y encabezado por Alfredo Ross, invadió la estación
en el momento que llegaba el tren, y a gritos pidió la ca
beza de Daza, repitiendo : ¡ Muera el traidor ! ¡ abajo el hé-
roe de Camarones ! y otras fraces parecidas.
"He aquí lo que dice el mismo jefe del motín : "Des-
de el corredor del hotel , donde comí vi un tumulto de gen-
te, y se me vino a la imaginación la venida de Daza …… .
¡ Daza llegando al territorio que acaso desmembrara . Da-
za insultando a Bolivia que sacrificó por su bastarda am-
bición ! ¿ Cómo debía ser recibido ? ¿ Con palmas y flo
res ? No. El pueblo sabe recibir y dar la bienvenida a
Jos traidores . A él me plegué y grité con ellos con toda
la fuerza que el patriotismo impone : "Muera el trai-
GENERAL DE BRIGADA HILARIÓN DAZA 631

dor". Grité sí, y maldije como boliviano al que nos deja-


ra sin pan, ni hogar . ¡ Sólo los hijos del Litoral de Bo-
livia saben cuanto se ha sufrido en la guerra ! ... Reco-
rrí la población haciendo número en el grupo de ciudada-
nos que formalan la defensa contra el insulto" .
"Cuando los vecinos tumultuados se presentáron en
la estación, el teniente Manuel Iglos Castillo , cubierto
con poncho argentino se adelantó ante ellos, y les dijo :
"cállense, no hagan bulla, pero si pueden mamárselo ,
mámenselo ; si pueden limpiarselo al general Daza , lim-
pienselo". Luego se aproximó a hablar al oído del ca-
becilla Ross , retirándose este muy contento y satisfecho
con el grupo que capitaneaba.
"En este mismo acto, Mangudo y Castillo , entre-
gáron a los sargentos Ortiz e Ibañez a un tiro de rifle ,
ordenándoles que victimasen al general Daza . Los sar-
gentos , sorprendidos, manifestáron el inconveniente . que
había para cumplir esa orden, dentro del recinto de la
estación en que se hallaban por la inmensa concurrencia
de gente que había en aquel instante. Entonces, los ofi-
ciales dispusieron que la victimación se efectuase en la
calle aprovechando la primera oportunidad ; para cuyo
efecto, los sargentos fueron separados del piquete y colo-
cados inmediatamente después del general Daza.
"Entretanto , el jefe de la estación del ferrocarril
y el vice cónsul de Chile a la vez, don Juan Iturriague ,
hizo notar a Ballivián y Guzmán Achá que no era pruden-
te conducir en ese momento al general al alojamiento que
se le tenía preparado , y que debía esperarse que se dis-
persase la turbamulta que aun permanecía en las proxi-
midades de la estación en actitud hostil .
"Así se hizo, el preso fué detenido en la oficina de
Iturriague , hasta las diez y media de la noche, hora en
que parecía extinguirse la multitud .
"A esa hora, el general Daza fué sacado de la es-
tación para ser conducido a su alojamiento , situado a
espaldas del Hotel Uyuni, Ballivián iba a la izquierda de
Daza y Guzmán Achá a la derecha ; en segunda fila los
oficiales Manuel María Zamorano y Manuel Valda ; en
632 GENERALES DE BOLIVIA

tercera fila el teniente Castillo y los sargentos Manuel


Ortíz y Esteban Ibáñez . A retaguardia, a quince o vein-
te pasos de distancia, el capitán Mangudo a la cabeza de
la columna que marchaba de dos en fondo.

"Faltaban pocos pasos para que la cabeza de la co-


mitiva llegara al alojamiento preparado, que era la casa
de don Eduardo Gutiérrez , inmediata a la subprefectura .
cuando sonáron dos tiros de rifle y uno de revólver. Los
sargentos Ortíz e Ibáñez, habían descargado sus armas ,
a un tiempo , contrà Daza, por la espalda, y se habían re-
plegado rápidamente a la columna que venía por detrás .
El tiro de revólver había sido disparado por Castillo.

"El general Daza herido se deshizo del brazo de


Guzmán Achá, y partió a correr hacia adelante pero de
corta distancia regresó y exclamó : "¡ Ay ! ¡ ay ! ¡ me ma-
tan, me asesinan ! y dando dos o tres vueltas cayó exáni-
me al suelo, a los pies de aquel .
"Ballivián apenas oyó los tiros , corrió a refujiar-
se en una casa próxima y quedó Guzmán Achá , quien or-
denó a los de la colunina, que ya lo rodeaban, que trasla-
dasen el cadáver al alojamiento prevenido.

"Aquí se hizo el reconocimento de las heridas .


"El cadáver tenía dos heridas perpetradas por los proyec-
tiles de rifle descargados por detrás ; uno de los proyecti-
les le había atravesado el hígado llevándose parte de la
cartera ; el otro le había perforado el pulmón izquierdo ,
saliendo por el cuello.
"El día 28 el cadáver del infortunado general fué
silenciosamente conducido al cementerio general de Uyu-
ni y depositado en la bóveda de la familia Valderrama.
"Años después fué exhumado por la familia y
trasladado a Santiago".

VII

En otra parte, con el título : "Lo que la historia


debe aclarar", dice el autor ya citado : " Rumor muy ge-
neralizado fué entonces , como lo es hoy mismo, que la
GENERAL DE BRIGADA HILARIÓN DAZA 633

"retirada de Camarones" fué el fruto de acuerdos reser-


vados y criminales del general Daza con el enemigo.
"La relación del coronel Eguino, ingénua y verídi-
ca, confirmada por el historiador chileno Bulnes , halla-
da después de cuarenta años de escrita , afirma que el go-
bierno de Chile deseaba y maquinaba la caída de Daza
por que éste no correspondía a sus miras de romper la
alianza perú-boliviana .
"Cómo se explica entonces este antagonismo de jui-
cios ?. Si Daza estaba de acuerdo con Santa María ¿por
qué éste procuraba su caída ? Y si no lo estaba , y la re-
tirada de Camarones era solo el resultado de la ineptitund
o de la cobardía ? Por qué no se modifica el juicio de la
historia con respecto a la supuesta traición del general
29
Daza ?....
Nosotros agregamos a esto, que aunque no hubie-
ra habido traición o complicidad con el enemigo por par-
te de Daza, era suficiente el hecho de haber ocultado al
país durante 9 días la invasión chilena , sus desaciertos y
el poco patriotismo con que dirigió la guerra, para exe-
crar el nombre de este individuo de baja extracción so-
cial, "soldado listo y vivaz, aunque de escasísimos alcan-
ces intelectuales" , que falleció a la edad de 54 años , y hoy
duerme el eterno sueño en el panteón de Santiago de
Chile ....!

159
General de brigada Pastor Sainz

(1840-1907)

" El amor a la Patria es la pri-


mera y la más preciosa virtud
del hombre civilizado ".

He aquí la figura de un austero y caballeroso militar


que honra con su nombre el escalafón del ejército. Su ca-
rrera militar fué corta pero honrada.
Nació el general don Pastor Sainz a mediados del año
1840, en la bella ciudad de Sucre y fué hijo de una distin-
guida y aristocrática familia de aquella capital , habiendo
hecho sus estudios hasta graduarse de Abogado en la afa-
mada universidad de Charcas.
Su carrera militar data desde la época del presidente
Frias, en que le vemos juntamente con el doctor Tomás
Baldivieso, llevar de Potosí un piquete de rifleros volunta-
GENERAL DE BRIGADA PASTOR SAINZ 635

rios para engrosar en Oruro las filas del ejército nacional


que había sido declarado en campaña para debelar la revo-
lución estallada en Cochabamba en enero de 1875 , des-
pués del combate de Chacoma.
El 19 de marzo, el presidente Frias había emprendido
viaje al comando de sus pocas tropas que apenas alcanza-
ban a 400 hombres, sobre la citada ciudad acampando en
la plazuela del Hospicio e intimando capitulación a los mil
docientos revolucionarios capitaneados por el coronel Mi-
guel Aguirre. Obtenida la respuesta en sentido negativo,
procedió al sitio de la plaza.
"Después de algunas escaramusas durante dos días, en
que había cambio de balas de una y otra parte, salidas de
las trincheras de los de la plaza, y su rechazo por los sitia-
dores, proyectáron los sitiados una operación que debía re-
solver la situación por el triunfo o la dispersión. Consis-
tía aquella en sacar toda la fuerza, durante la noche, para
asaltar al enemigo en su campamento, dividiendo aquella
en dos fracciones , de las que una debía atacar de frente y
otra por retaguardia. Esta segunda cumplió su compromi-
so de honor cayendo por el río Rocha sobre el Hospicio
que lo atacó a vivo fuego y que fué contestado y rechazado
por el campamento. La primera no llegó al punto de la
cita y se dispersó en el tránsito. De este modo se disolvió
y desapareció la fuerza revolucionaria, quedando desocupa-
da la plaza y franca la entrada" (A. Guzmán ).
Sainz fué uno de los que se comportó dignamente lu-
chando por sostener el tiroteo y rechazar a los asaltadores
del río Rocha, habiendo caido gravemente herido en esta
acción.
Por orden general de 3 de abril de 1875, fué recono
cido como teniente coronel del ejército e incorporado en
uno de los cuerpos de línea, habiendo dejado las filas al si-
guiente año cuando el general Daza asaltó el poder,

II

Consumada que fué la sublevación de los cuerpos


acantonados en Viacha, en marzo de 1880, el general Nica-
nor Flores se había encargado de organizar en Potosí la
636 GENERALES DE BOLIVIA

Sexta División para reforzar el ejército en campaña. Fué


entonces que el teniente coronel Sainz, que desempeñaba
la subprefectura de Chayanta, había organizado juntamen-
te con don Manuel Carpio un piquete de 160 hombres pa-
ra ponerlo a órdenes de Flores, pero esta tropa se sublevó
al llegar a Tarapaya dando muerte a su jefe Carpio y dis-
pensándose en seguida. Se dice que a raíz de este hecho,
el general Flores sometió a jucio a Sainz y quiso fusilarle
en el primer momento "por que no supo contener enérgi-
camente la sublevación".

Mas tarde, vemos a Sainz formando parte de la H.


Convención Nacional, de la que llegó a ser Presidente,
como representante por Sucre, habiendo sido uno de los
que se brindó voluntariamente para salir al encuentro del
director de la guerra general Narciso Campero, que con
los restos del ejército boliviano arribó a La Paz, en junio
de 1880, después de haber salvado un mes antes la honra
de Bolivia en los campos de la Alianza.
Clausuradas las labores de la Convención, el teniente
coronel don Pastor Sainz fué reincorporado nuevamente
en el seno del ejército que se reorganizaba en esos momen
tos, habiendo sido destinado como Segundo Jefe del bata-
llón " Colorados ", cuyas mermadas filas fueron a guarnecer
la ciudad de Sucre. Allí tuvo lugar la sublevación de ese
heroico batallón ocasionada por que " no se le había dado
ninguna gratificación para divertirse al celebrar el aniver-
sario del 26 de mayo". Sainz pudo contener la revuelta y
someter a jucio a los sargentos que encabezaron el motín .
En 1883 fué destinado como Segundo Jefe al batallón
"Tarija " 50 de línea, y permaneció en este destino hasta el
siguiente año en que fué promovido a la Artillería de Cam-
paña, siempre en su puesto de segundo jefe.
En 1885 dejó nuevamente las filas del ejército, debido
a ciertos rozamientos políticos con el presidente Pacheco.
Tomó parte activa en la revolución del 8 de septiem
bre de 1888 contra el presidente Arce, habiendo luchado en
Kari-kari al lado de don Belisario Salinas, quién acaudilló
la revolución; empero, derrotados por las tropas leales, per-
maneció retirado del ejército hasta que estallada la nueva
GENERAL DE BRIGADA PASTOR SAINZ 637

revolución federal, en diciembre de 1898 , tomó otra vez


parte activa a favor de ésta, habiendo asumido el comando
militar de la plaza de Sucre.

III

Durante el gobierno del general Pando, Sainz desem


peñó importantes y diversos puestos públicos en los que
dejó siempre su huella, debido a su carácter progresista y
emprendedor. Fué él quien durante su prefectura en
Chuquisaca, inició el 3 de febrero de 1907 , la suscripción
popular con la que se erigió el monumento que perpetua
la imágen del fundador de la República, Antonio José de
Sucre, inaugurado el 25 de mayo de 1909 en la plaza de
armas de la Capital.
El Senado de 1904, premió sus meritorios servicios
otorgándole el ascenso al rango de general de brigada , el
21 de septiembre del citado año ( 1 ).
Falleció el 14 de agosto de 1907 a la edad de 67 años,
en la ciudad de su nacimiento.
Tal fué la vida del ilustre general don Pastor Sainz-
que la hemos bosquejado a muy grandes rasgos - cuya sen-
cible muerte ha sido lamentada por toda la sociedad y el
país; pues además de sus prestigios políticos y militares era
un caballero de corazón noble y generoso, caritativo con
los menesterosos, filántropo en sumo grado, trabajador, la-
borioso, progresista y amante de su patria.

( 1) Fué ascendido directamente de teniente coronel a general de brigada.


160
General de brigada Octavio La Faye

(1841-1902)

"Cae la gran Encina aniquilada


Al rudo golpe de la impía suerte,
Corta la vida la implacable muerte
Del hombre digno que ciñó una espada."

(N. Palacios)
I

He aquí el nombre de un respetado y viejo soldado,


quien supo educar a más de una generación militar bajo
la escuela de la disciplina y del deber dejando la semilla
fructificadora del patriotismo, la dignidad y el pundonor.
para que ella diera frutos al correr de los años.
El general don Octavio La Faye perteneció a una
raza de héroes ; pues descendiente del general patriota
GENERAL DE BRIGADA OCTAVIO LA FAYE C29

Francisco López de Quiroga, fué hijo del coronel don


Juan La Faye, de nacionalidad francesa , y la señora Ig-
nacia López de Quiroga y Civera, chuquisaqueña .
Nació en la heróica y viril ciudad de Cochabamba ,
cuando las huestes bolivianas hacían morder el polvo en
Ingavi a las tropas peruanas que habían invadido por se-
gunda vez el territorio de Bolivia con la pretensión de
quererla someter bajo el poder de sus armas.
Hizc su educación en la ciudad de su nacimiento,
y cuando se trató de libertar al país del yugo de la tiranín
a que estuvo sujeto durante seis años , corrió en su defen-
sa y se enroló como teniente 20. en las filas patriotas que
en 1871 pusieron fin a la dominación de Melgarejo.

Poco tiempo después, en agosto del mismo año, as-


cendió al grado de teniente 1o . grado en el que demostró
sus aptitudes y su inclinación a la carrera de las armas ,
lo que le hizo acreedor a rápidos ascensos como se ve
en el siguiente cuadro, tomado del escalafón : Diciem-
bre de 1872, a capitán graduado ; octubre de 1873 , a ca-
pitán efectivo ; junio de 1874 , a sargento mayor efecti-
vo : febrero de 1875 , a comandante graduado ; junio de
1876, a comandante efectivo ; agosto de 1877, a teniente
coronel graduado de caballería.

Desde que ingresó en el ejército tomó parte en las


guerras civiles que ensangrentaron el país y estuvo en
los hechos de armas de Chacoma, en enero de 1875 , asi
como en la acción de Cochabamba , el 28 de marzo del
mismo año .

II

En 1880, después de la campaña del Pacífico , le ve-


mos al comando del regimiento "Húsares del Rocha" . en
el , que permaneció durante el gobierno del general Cam-
pero .
En 1884 pasó a comandar el regimiento " Bolivar” ,
que fué organizado en septiembre de 1885 refundiendo
los escuadrones 20. y 30. de caballería .
640 GENERALES DE BOLIVIA

La Faye fué uno de los defensores del presidente


Arce, cuando se consumó la revolución del 8 de septiem-
bre de 1888 , habiéndose encontrado en la acción de ar-
mas de Kari-kari, en octubre del mismo . Por su lealtad
al gobierno constituído, las cámaras legislativas de este
año le ascendieron al grado de coronel, el 1o . de noviem-
bre .

En septiembre de 1889, mientras el regimento "Bo-


livar" se encontraba guarneciendo la ciudad de Cocha-
bamba, algunos liberales atacáron el cuartel de este cuer-
po a los gritos de : ¡ viva el coronel La Faye !, jefe de la
citada unidad, murieron en el tiroteo habido entre civi-
les y la guardia , el capitán de servicio y un soldado ; más,
reaccionada la tropa contra los asaltadores , los puso en
fuga causándoles algunas bajas.

A raíz de este hecho y por algunas desaveniencias


políticas que tuvo con el presidente Arce, La Faye dejó
las filas del ejército, habiendo sido perseguido tenazmen-
te como sindicado de tramar contra el orden y la tranqui-
lidad pública.

III

En 1898 le vemos a La Faye haciendo tremolar en


Cochabamba la bandera liberal en compañía del doctor
Aníbal Capriles y de su hermano Julio, y cuando triunfó
ella en los campos de Paria el 10 de abril de 1899, fué
reincorporado en el ejército por el presidente Pando, ha-
biendo sido ascendido a general de brigada en diciembre
del citado año 99, como premio a su esforzada labor “por
la sagrada causa".
"El coronel Octavio La Faye , -dice el general Bal-
divieso era un jefe de excepcionales condiciones , habia
nacido para mandar, a la distancia, su valor aumenta
más .

Era un jefe enérgico y un duro para reconvenir y


castigar, frecuentemente decía : "para faltas no previs-
tas por el Código, los castigos deben ser también impre-
vistos" y a la vez, era también sagaz y paternal, nunca
GENERAL DE BRIGADA OCTAVIO LA FAYE 641

a jefe alguno he oído dar a sus subalternos, consejos más


prácticos ni advertencias más cabales ; celoso con la con-
ducta de sus oficiales, moralizador por excelencia, nun-
ca la oficialidad del Regimiento, conoció un desliz de su
jefe, jamás supo que el coronel hacía créditos o debía ;
la mayor falta en su concepto, era que los oficiales debie-
sen o abriesen créditos ; " si al deber y abrir créditos , ge-
neralmente se pierde la verguenza , decía , por que no la
pierden ante su jefe, para pedirle fondos ?" .

"De noche en los cantones , se ponía su capa y un


sombrero de paja y a las diez u once de la noche, rondaba ,
esta es la palabra, quería saber que hacían sus oficiales ,
con quiénes se reunían y alternaban ; jamás recibía un
chisme. "fulano me ha dicho de Ud . tal cosa", decía en
presencia de todos y de este modo cortaba la mentira y
la delación .

"Ilustrado como no eran la generalidad de los je-


fes de esa época, conocía a fondo la historia militar y
particularmente la del Consulado y el Imperio. Napo-
león era para él, como lo es para todo el mundo , la figu-
ra más grande, en materia militar ; " hay acaso, nos
decía, hecho más sublime que aquel paso del puente dc
Arcola y la muerte heróica de Muyrón ? Entre los cálcu-
los hechos antes de una batalla, hay acaso nada compa-
rable con la batalla y los resultados de Austerlitz ? ...

"En los viajes que eran tan frecuentes en aquella


época, he tenido la ocasión de oirle, en esas largas jor-
nadas , narraciones de lo más interesante . " Los libros ,
decía a sus oficiales, son los únicos verdaderos amigos,
los demás son malos, falsos, cuando no maledicientes".

"En las marchas, no permitía que sus oficiales , al-


morsacen y comiecen solos, "entre nosotros , nos decía ,
el pan que come el jefe, debe ser el mismo que coma el
soldado", en ciertas ocasiones y cuando faltaban provi-
siones, se atendía primero a las necesidades de la tropa y
después a la de los jefes y oficiales, y nos repetía , hablan-
do al respecto, "los primeros en los puestos , los primeros
161
642 GENERALES DE BOLIVIA

en los honores , debemos ser también los primeros en las


privaciones, los primeros en el sacrificio".

El general don Octavio La Faye bajó a la tumba en


su ciudad natal el 10 de noviembre de 1902 , después de
haber servido a la patria durante más de treinta años ,
dejando a la juventud militar que se levantaba tras él ,
ejemplos de austeridad, nobleza y honradez profesional .
General de brigada Pedro P. Vargas

(1842-1905)

"Los hombres, como los pue-


blos, tienen su historia."

El valiente y meritorio general don Pedro P. Var-


gas, cuyo nombre honra las páginas de la historia pa-
tria, pertenece a aquella falanje de patriotas que rindien-
do culto a la tierra de su nacimento se inmoláron en aras
de la integridad nacional.
Nació en la Imperial Villa de Potosí , de una familia
distinguida, el año 1842 ;fueron sus padres lejítimos el
patriota argentino don José G. Vargas y la señora Ma-
ría Hinojosa .
644 GENERALES DE BOLIVIA

Aluninc del Colegio Nacional Pichincha, venció s's


estudios hasta graduarse de Bachiller en Letras, habien-
do ingresado al ejército guiado por su inclinación a la
carrera de las armas como soldado distinguido del bata-
llón "Chorolque" 20. de línea, el 10 de noviembre de
1854 .
Bien pronto el jóven Vargas se hizo acreedor a la
estimación de sus superiores debido a su predisposición
para la disciplina militar, lo que le valió para ganar sus
rápidos ascensos ; en consecuencia, fué ascendido por el
ministro de guerra general Urdininea a la categoría de
caballero cadete el 20 de agosto de 1853 , y a Subteniente
graduado de Infantería en 23 de abril de 1856.

Desde este momento Vargas se consagró con desi-


ción a la carrera que había elegido, dedicándole todo su
cariño y talento ; en tal virtud, pronto llegó a ser subte
niente efectivo , ( 19 de septiembre de 1857) y luego te-
niente 20. ( 8 de diciembre de 1857 ) .

Su bautismo de fuego lo tuvo en el hecho de armas


de San Juan, donde se comportó valientemente, habiendo
sido ascendido por el presidente Achá al grado de tenien-
tc lo .. ( septiembre de 1862 ) .
El 7 de junio de 1865 , después del combate de Osca-
ra, en el que también supo distinguirse por su intrepidez
le fué conferido por el general Agustín Morales , que de-
sempeñaba el cargo de Jefe Político y Militar del Sud, el
grado de capitán.
Melgarejo, después de asaltar en 1864 la presiden
cia de la república, supo en un principio disimular su
carácter despótico y atrabiliario . Fué por eso que en los
comienzos de su desgobierno pudo contar sinó con el apo-
yo general del país, por lo menos con su indiferencia y
resignación : pero cuando dió rienda suelta a su desenfre-
no y despotismo, los pueblos y los hombres representati-
vos del país resolvieron combatirlo sin descanso. En-
tre ellos estuvo el capitán Vargas, que, consecuente con
su patriotismo, se había retirado de las filas del ya co-
rrompido ejército, para luchar contra el tirano.
GENERAL DE BRIGADA PEDRO P. VARGAS 645

Vargas, en esa larga lucha de seis años , fué uno de


los militares más entusiastas y activos ; pues estuvo en
las acciones de la Cantería ( 1865 ) y Letanías ( 1866 ) , y
en general no hubo hecho de armas en que no estuviese
presente hasta que fué derrocado Melgarejo, quién en
más de una ocasión lo tuvo incomunicado en un calabozo,
ilevando barras en los pies.
Se hallaba proscrito en la ciudad de Tacna cuando
La Paz se revolucionó por segunda vez contra Melgare-
jo. Vargas se presentó en Corocoro y poniéndose a la
cabeza de unos pocos partidarios tomó la columna que
guarnecía aquella plaza, ( 25 de noviembre de 1870 ) , so-
bre cuya base organizó con su dinero el batallón 30. Li-
bertad. A la cabeza de este cuerpo combatió esforzada-
mente en las barricadas del 15 de enero de 1871 .

II

Ascendido al grado de sargento mayor , ( 10 de di-


ciembre de 1871 ) , Vargas siguió militando honorable-
mente, y desempeñó los puestos de Intendente , Jefe de la
Columna de Corocoro , Edecán , etc. , habiéndosele pro-
puesto en varias ocasiones la sengunda jefatura del ba-
tallón 1o . , que no la aceptó por desacuerdos personales
que tuvo con el primer jefe, coronel Daza.
En esta época volvió a retirarse a la vida privada y
se entregó al trabajo de la minería con resultados satis-
factorios que le proporsionaron una desahogada posición
económica . Pero conocedor el presidente Daza de la
fama que Vargas había adquirido en el ejército como ins-
tructor de milicias, lo llamó nuevamente al servicio , en
junio de 1876, otorgándole el ascenso a teniente coronel
graduado y destinándole como Segundo Jefe del batallón
20. de línea. Obtuvo la efectividad de su grado después
de la campaña al Oriente que la hizo bajo el comando
de los generales Villamil y Villegas (agosto de 1877) .
A su vuelta de esta expedición , Daza le nombró su
edecán, puesto que lo desempeñó corto tiempo , habiendo
sino nombrado Suprefecto de Pacajes .
162
646 GENERALES DE BOLIVIA

III

Sorprendida Bolivia con la ocupación del puerto


de Antofagasta, ( 14 de febrero de 1879 ) por fuerzas
del ejército de Chile, el coronel Vargas se apresuró
a organizar en Corocoro el denodado batallón “ Indepen-
dencia" 30. de La Paz, a cuya cabeza marchó al teatro
de la guerra .

En esta campaña desastrosa para Bolivia pero glo-


riosa para el Ejército , fué donde Vargas entró en el
templo de la Gloria y la Inmortalidad . Pues destinado
con su unidad el puerto peruano de Pisagua, juntamente
con el batallón " Victoria" 1o. de La Paz y 150 policiales
del Perú, hizo heróica resistencia a doce mil hombres de
de todas las armas y veinte buques de guerra chilenos el
día 2 de noviembre de 1879.

Tomado el puerto por las fuerzas chilenas, los so-


brevivientes de aquella homérica acción se retiráron diri-
giéndose unos a Iquique y otros a Arica , dejando las
aguas de Pisagua enrojecidas con su sangre ....
Vargas, teniendo simpre fija la mirada en el por-
venir de la patria invadida, se dirigió a Agua Santa para
incorporarse al ejército del Sud , bajo las órdenes del ge-
neral peruano Buendia.
El literato don José Vicente Ochoa , cuenta en su
Diario de Campaña que cuando Vargas se encontró en
el camino a Camarones con el presidente Daza , éste le
interregó :

--"Coronel, y el batallón ?

-Mi general, contestó Vargas, tenemos 45 hom-


bres incorporados en el batallón Victoria : los demás ...
999
han quedado en el campo de honor ! ……..'
Reconcentrado el ejército boliviano en Tacna , Var-
gas fué destinado como Primer Jefe del batallón “Padi-
lla" 50. de linea , a cuya cabeza combatió en la batalla del
GENERAL DE BRIGADA PEDRO P. VARGAS 647

Campo de la Alianza, ( 26 de mayo de 1880 ) obteniendo


un triunfo parcial en el centro de la línea después de ha-
ber arengado a su tropa con las siguientes palabras : "Sol-
dados para distinguiros y os conozcan desenfundad vues-
tros morriones y adelante!" . Arrollado por el número, y
cuando hacia prodigios de valor alentando a su tropa, cae
en el campo recibiendo dos heridas , una en el pecho y otra
en el brazo derecho, juntamente con su caballo que mue-
re acribillado a balazos . (1 ) .

IV

Vuelto al seno de la patria y sano de sus mortales


heridas, el general Campero, conocedor de los indiscuti-
bles méritos del coronel Vargas, le encomendó primero
la organización del batallón " Camacho" 10 de línea ( ene-
ro de 1880 ) y luego la del " Pérez 9 de línea , ( agosto de
1880 ) . Además fué nombrado instructor de táctica y
Esgrima de la oficilidad del ejército recidente en el cuar-
tel general de Oruro . El Senado de 1882 le otorgó el
grado de coronel.
Después del motín del " Loa", estallado el 8 de
septiembre de 1888 contra el presidente Arce, surgió la
revolución liberal encabezada por los señores Belisario
Salinas, Lizandro Peñarrieta , Pastor Sainz y otros . Las
tropas con las que contaban eran los batallones "Loa" y
parte del "Chorolque" , la columna "Sucre", el escuadrón
"Libres" y la Artilleria con 8 piezas, haciendo un total
de 840 hombres .
El presidente Arce, que había logrado fugar de
Sucre vestido de fraile hasta su hacienda la Florida y de
alli hasta Cochabamba, declaró en campaña el resto del
ejércite y movilizándolo juntamente con las guardias na-
cionales , avanzó hasta Oruro. De allí marchó en busca

(1 ) Hermoso animal que le había obsequiado el Director de la Gue-


rra, general Mariano Ignacio Prado, después del combate de Pisagua, en aten-
ción a su heroico comportamiento en dicha acción.
648 GENERALES DE BOLIVIA

de los revolucionarios que habian avanzado ya sobre Po-


tosi. La vanguardia del ejército de Arce sorprendió a
una fracción enemiga, al amanecer del 8 de octubre , en el
punto llamado el Rodero causándole algunas bajas ; luego
se retiró a Samasa y Carachipampa con intención de ata-
car al ejército revolucionario que vivaqueaba en aquel
punto . Avisado éste de la presencia de las tropas de
Arce, salió a su encuentro , el que tuvo lugar a las 5 de la
tarde en el punto llamado Kari-kari ; las sombras de la
noche se interpusieron entre los combatientes, dejando in-
deciso el resultado de la lucha.

La situación era dudosa y no tardó en invadir la


desconfianza entre los dirigentes de la revolución , cun-
diendo en consecuencia la indisciplina en la tropa, lo
que dió lugar al desbande general de ella y resultando
triunfantes las fuerzas de! Gobierno. Se dice que el co-
ronel Vargas, que defendía al presidente Arce, se retiró
la tarde aquella creyéndose derrotado hasta el mineral
de Cuchu Ingenio donde cambió su uniforme militar
con un traje civil que le había proporcionado el adminis-
trador de dicho mineral ; más, volvió a tomar nuevamen-
te el mando de su unidad a insinuación de algunos jefes
y civiles, quienes le informaron que los triunfadores eran
ellos y no el enemigo .

Desempeñó durante su vida militar los siguientes


puestos : Comandante General de las fuerzas del Norte
( 1884 ) ; Comandante del batallón " Illimani" ( 1885 ) ;
Inspector de las Guardias Nacionales de La Paz ( 1885 ) :
Presidente de la Comisión Calificadora de servicios mi-
litares e Inspector de algunos cuerpos ( 1886 ) ; Coman-
dante del batallón "Sucre" 1o . de línea ( 1887 ) ; Jefe de
Armas del departamento de Oruro ( 1888 ) ; Comandan-
te General de la primera Brigada del Ejército ( 1889 ) ;
Comandante del batallón "Arce" 20. de línea ( 1889) :
Ayudante General del Ministerio de Guerra ( 1892 ) .
GENERAL DE BRIGADA PEDRO P. VARGAS 649

El Senado le otorgó el alto grado de general de bri-


gada, el 26 de agosto de 1892 .
Por decreto supremo de 14 de agosto de 1893 , fué
llamado para desempeñar la cartera de Guerra, habiendo
sido su labor provechosa para el país ; estudió la Cons-
cripción Militar, creó la Guardia Nacional e instaló en el
Ministerio la Mesa Topográfica .
Prefecto del departamento de Chuquisaca en 1896 ,
pasó al siguiente año a ser Inspector General del Ejér-
cito , habiendo elevado al Ministerio de Guerra un medi-
tado estudio sobre Táctica de Infantería, reformada
conforme a los adelantos de aquella época .
Desempeñaba el cargo de Director de la Revista Mi-
litar e Inspector del Ejército, cuando La Paz enarboló
la bandera federal, a raiz de la ley de radicatoria del go-
bierno . Secundando la revolución paceña, levantáron
también el pendón revolucionario en Cochabamba los se-
ñores Aníbal Capriles , Octavio y Julio La Faye , constru-
yendo barricadas en la ciudad para hacer frente a las
fuerzas del Gobierno.
Al tener conocimiento de este hecho el presidente
Alonso, se apresuró en destacar sobre aquella plaza una
división formada por el batallón "Arce" 20. de línea ,
del escuadrón "Junín" y una batería de artillería con 4
piezas krupp , que bajo el comando del general Vargas
salió de Oruro en marzo de 1899. Llegado que hubo Var-
gas a Caraza, intimó al jefe revolucionario la entrega de
la plaza o librar un combate a campo raso "a fin de evitar
a la ciudad los horrores de un bombardeo", el cual se
efectuó la tarde del 6 de abril infundiendo el pánico con-
siguiente en la población y haciendo estragos en los edifi-
cios , al no haber sido aceptada la proposición de Var-
gas. El combate duró seis horas, tiempo en el que las
tropas atacantes tuvieron 56 muertos y 73 heridos .
Se dice que los sitiados habían resuelto, en caso de
ser vencidos , fusilar a varios caballeros de la localidad
que representaban al Gobierno en aquella capital ; pero
felizmente no se llevó a cabo esta resolución debida a la
163
650 GENERALES DE BOLIVIA

oportuna intervención de don Mariano Baptista, que .


disfrazado de sacerdote, salió en la noche y se puso al ha-
bla con el general Vargas pidiéndole que salvara la vida
de los amenazados firmando un armisticio y retirán-
dose .
Vargas , si bien era un soldado rígido y valeroso ,
también era un hombre de sentimientos nobles y genero-
sos. Aceptó la proposición y firmó el 8 de abril de 1899
el armisticio pedido, retirándose en seguida a Capinota
Cuando llegó al punto denominado Ovejería, recibió la no-
ticia de la derrota de las fuerzas del Gobierno en el cru-
cero de Paria, lo que le indujo a proseguir su viaje has-
ta Sucre, donde llegó el 26 de abril, capitulando confor-
me a las leyes de la guerra .

Luego de haber hecho la entrega de hombres , ar-


mas y municiones, el general Vargas se retiró de las filas
del ejército, consecuente con el gobierno a quien había
servido .

VI

Desterrado del país, publicó en Antofagasta un fo-


lleto levantando ciertas acusaciones que se le habían he-
cho durante la campaña que había terminado. De dicho
folleto tomamos lo siguiente :
"MI ULTIMA PALABRA . -Ya en el ostracis-
mo, entregado a la vida privada , he tenido ocasión de im-
ponerme del trabajo que contra mí iniciaron unos cuan-
tos jefes descontentos de la disciplina que implanté en el
Ejército del orden .
"No descenderé hasta citar sus nombres , bástame
condensar en las siguientes líneas mi última palabra .
"Para debilitar la unidad de acción y la cohesión
del Ejército , se pusieron en juego por algunos jefes del
ejército ciertas intrigas contra el suscrito, desde el mo-
mento en que el capitán General me nombró, a fines de di-
ciembre , Comandante en Jefe del Ejército que debía ope-
rar sobre La Paz, tratándose de infundir desconfianzas
GENERAL DE BRIGADA PEDRO P. VARGAS 651

por la circunstancia muy baladí y subalterna por cierto de


tener bienes en La Paz . Intrigas hechas por medio de co-
municaciones dirigidas a Sucre, que fueron en aumento
por la estrictés con que exigía a todos el cumplimiento de
sus deberes, como por la idea que se hizo consentir más
o menos en el Ejército de que yo intrigaba con el coronel
Pando y que favorecía a la indiada durante mi permanen-
cia en Viacha, especialmente después de la contramarcha
de Collpani y de la sorpresa del primer Crucero, por lo
cual la prensa de Sucre, con datos perfectamente falsos
hacía pesar exclusivamente sobre mí el desgraciado fra-
caso del Escuadrón " Sucre" que había marchado en co-
misión a Corocoro y consiguiente toma del comboy de mu-
niciones por el enemigo ; siendo así que todas las disposi-
ciones se daban por el Jefe del Estado Mayor General ,
las que se me trasmitian para su ejecusión, advirtiendo
que muchas veces se dieron órdenes directas, sin mi in-
tervención y sin mi conocimiento , como sucedió con aque-
lla comisión . Pues tampoco fué cierto, como se aseguró
en la misma prensa , que el citado Escuadrón hubiera
continuado viaje a Corocoro al día siguiente de su arribo
a Viacha, lo efectuó mas bien después de siete días de per-
manencia en este pueblo .

"Por el efecto que hicieron en un principio todos


aquellas intrigas, se instó desde Sucre al general Julián
López, que se encontraba en Cochabamba, para que se
trasladara a Oruro a asumir el mando de las tropas ; fué
por eso que recibieron con júbilo, tanto los señores del
Gobierno como los más altos personajes del Partido Cons-
titucional residentes en Sucre, la orden general por la
que se le entregó a dicho señor la Primera División del
Ejército .

"Los hechos posteriores, que quedan ampliamente


justificados con mi conducta ante el enemigo y la partici-
pación que tomé durante toda la campaña, son el mejor
justificativo para mi honra de soldado pundonoroso y
fiel observante de la disciplina y de la constitución de mi
Patria" .
652 GENERALES DE BOLIVIA

Vuelto a Bolivia , después de seis meses de destierro ,


Vargas no quiso volver a tomar las armas apesar de ha-
ber sido invitado por el general Pando para volver al se-
no del Ejército .
Vivió retirado en el santo seno del hogar, venerado
por propios y extraños , después de haber hecho brillar la
hoja de su espada durante cuarenta y siete años en servi-
cios de la patria.
Falleció en la ciudad de Oruro, tierra de su mayor
predilección, el 10 de agosto de 1905.
General de brigada Julio La Faye

( 1845-1914)

"Yo sé que a la memoria del


prestigioso militar no se levan-
tará monumento alguno, pero
también sé que su nombre que-
dará escrito con refulgentes ca-
racteres en el gran Libro de la
Patria",

La figura militar del general don Julio La Faye se


alza imponente entre los hombres públicos que descollaron
en el último cuarto de siglo de la vida nacional , no tanto
por su actuación militar sino por sus inapreciables servi- -
cios prestados a la nación en los diversos cargos públicos.
Militar de sangre, como decía él, perteneció a una fa-
milia ilustre y fué descendiente del valeroso y benemérito
general Francisco López de Quiroga, que salvó en 1828 la
vida del mariscal Sucre.
164
654 GENERALES DE BOLIVIA

Hijo del coronel don Juan La Faye, natural de Fran-


cia, y doña Ignacia López de Quiroga Civera, Chuquisa-
queña, nació en la ciudad de La Paz el 5 de febrero de
1845. Recibió su educación en la Universidad de San
Francisco Xavier, y pasó su juventud en la ciudad de Sucre
dedicando sus actividades al comercio y a la minería, hasta
que en mayo de 1864 ingresó al ejército en calidad de sub-
teniente, habiendo sido destinado al batallón " Sucre " 2º de
línea.
Retirado de la vida militar a raíz del atentado cometi-
do por Melgarejo al asaltar el poder, La Faye vivió alejado
de las intrigas y de la inmoralidad introducida en el ejér
cito, al que amaba desde su niñéz.

II

A fines de 1870, se alistó entre los defensores de la


libertad y fué comisionado para que, dirigiéndose al sud de
la República, hiciera surgir el triunfo de la revolución ini-
ciada contra Melgarejo. Allí supo cumplir su misión con-
tribuyendo al éxito de la acción de armas librada en Alpa-
cani el 19 de enero de 1871 , y donde se portó con valentía,
habiendo sido premiado por el jefe político del Sud, coro-
nel Narciso Campero, con el ascenso a capitán y destinado
a la columna de honor " Rifleros de Camargo".
El presidente Morales, en vista de sus aptitudes , le
otorgó el ascenso a Mayor de Caballería, el 25 de enero de
1871 , destinándole al cuerpo de sus edecanes.
En 1872 , La Faye contrajo matrimonio con la distin-
guida señorita cochabambina doña Josefa Sanjinés, hija del
esclarecido general don Ildefonso Sanjinés.
En marzo dei mismo año le fué encomendada la deli-
cada comisión de ir a Lima como correo gabinete, habien-
do merecido a su regreso, en agosto del citado año, el as-
censo a comandante efectivo con el destino de Tercer Jefe
Idel batallón 1º de línea .
Ascendido a teniente coronel en 4 de mayo de 1872,
fué nuevamente destinado como edecán de Morales, a cuyo
trágico fallecimiento se vió obligado a colgar su espada y
retirarse a la vida civil para dedicarse nuevamente al co-
mercio.
GENERAL DE BRIGADA JULIO LA FAYE 655

III

Elegido diputado nacional por la ciudad de Cocha-


bamba, concurrió a los congresos de 1896, 97 y 98 y cuan-
do estalló la revolución federal el 12 de diciembre de este
último año, el teniente coronel La Faye se puso a la cabe-
za del movimiento revolucionario fortificándose en la pla-
za de la citada ciudad hasta obtener el triunfo liberal.
El presidente Pando le nombró Prefecto de Cocha-
bamba, de aquí pasó a fines de 1900 a la prefectura de
Chuquisaca, donde permaneció hasta 1908, año en el que
fué llamado por el presidente Montes para encomendarle
la cartera de Guerra.
Durante su vida política, La Faye desempeñó impor-
tantes comisiones ante el gobierno del Perú, habiendo sido
Consul general en Lima. " El Territorio Nacional de Co-
lonias, las delegaciones del Este y Sudeste; los institutos
militares y el ejército, deben a su celo muchos progresos ,
reglamentaciones minuciosas. Y medidas de orden económi-
co para su buen régimen ”.
El Senado Nacional de 1911 le ascendió al grado de
coronel y fué nuevamente designado por el presidente Vi-
llazón, como Ministro de Guerra, cargo que desempeñó has-
ta 1912 en que, ascendido a la alta clase de general de bri-
gada, fué destinado como Presidente del Consejo Supremo
de Guerra.
Concurrió, en representación del Ejército, a la inaugu-
ración del ferrocarril Arica La Paz, verificada en 1913 , ha-
bíendole conferido el gobierno de Chile un diploma y la
condecoración "Al Mérito", de primera clase.
Después de larga y penosa enfermedad falleció en La
Paz el 28 de junio de 1914 a la edad de 69 años .
Tal fué la vida del general don Julio La Faye, cuyos
servicios a la patria se calificarón hasta el 31 de diciembre
de 1913 , en 19 años , 8 meses y 4 días.
O

General de brigada Belisario Antezana

..- .. • .)

"Dulce y honroso es morir por


la patria; pero, más grato y dig-
no es honrar a los que se sacrifi-
can por ella".

El meritorio general don Belisario Antezana, fué otro


infatigable luchador que sirvió al país durante los mejores
años de su vida defendiendo la integridad de la Patria, sus
instituciones y sus leyes.
Cuando se hallaba estudiando en su ciudad natal, Co-
chabamba , estalló la revolución del 8 de septiembre de
1857 , que tan popular fué, muy especialmente entre el ele-
mento estudiantil de aquella ciudad, a favor del infatigable
GENERAL DE BRIGADA BELISARIO ANTEZANA 657

conspirador Linares. Antezana, entusiasmado con la cau-


sa, juntamente con su compañero Eliodoro Camacho y va-
rios otros jóvenes que sentian los mismos impulsos que él ,
corrió a tomar las armas con aquel ardor de los primeros
años juveniles , lleno de fe por el resurgimiento de la patria.
Triunfante la revolución y Linares en el poder, Ante-
zana comenzó la carrera militar a la que tenía afición y se
dedicó a ella con entusiasmo y honradez. Obtuvo mereci-
dos ascensos aun en medio de las frecuentes revoluciones
y motines de cuartel con que obstaculizaron los enemigos
del Dictador la labor progresista y honrrada de este gran
mandatario.
En medio del caos revolucionario en el que se debatió
casi un siglo la República, Anteza no dejó de ser un oficial
distinguido, caballeroso y leal defensor del orden público y
sostenedor de la constitución; pues mientras se mantuvo al
margen de la política, su única divisa fué el orden.
Elevándose gradualmente en la gerarquía militar pron-
to llegó a ser jefe del ejército y a tener bajo su comando
distintas unidades; pero el día en que fué asaltado por Mel-
garejo la primera magistratura de la Nación y desorganiza-
do y corrompido el ejército, Antezana no quiso complicar-
se en el crímen y prefirió colgar su espada y retirarse a su
país natal donde vivió espectando las desventuras de la pa-
tria, al fin, no pudiendo contemplar impasible por más
tiempo la orgía del melgarejismo , resolvió combatirlo alis
tándose entre los que se propusieron librar a Bolivia de las
garras del tirano.
En consecuencia , se puso de acuerdo con su camarada
,
Camacho para conspirar contra Melgarejo, y después de
trazar y estudiar para ello un plan trató de apoderarse de
un batallón que había organizado en Cochabamba el gene.
ral Nicolás Rojas, pariente de Melgarejo. Infelizmente
fracasó la aventura, habiendo sido rechazado después de
algunos minutos de combate en el que Antezana cayó pri-
sionero; Camacho, juntamente con los demás conspiradores,
se puso a salvo apelando a la fuga ( 11 de junio de 1865 ) .
La muerte de Antezana habría sido inminente al ser
presentado al tirano si acaso no logra fugar del poder de
sus carceleros, y lejos de amilanarse ante el peligro y la
165
658 GENERALES DE BOLIVIA

persecución de que era objeto, fué a reunirse con su leal


amigo Camacho; ambos se pusieron bajo las órdenes del
general Ildefonso Sanjinés, enemigo también del tirano.
Organizarón recolectando hombres en las provincias del
contorno una pequeña fuerza con la que atacaron a la
guarnición de Cochabamba, la que después de varias horas
de pelea se declaró vencida entregando a los revoluciona
rios dos cañones y numeroso armamento. El vecindario
nombró entonces al doctor José María Santivañez como
Prefecto del departamento y al general Sanjinés como a
Comandante de Armas.
Al saber melgarejo este acontecimiento, se puso en
marcha con su ejército sobre Cochabamba, donde llegó la
noche del 8 de agosto y encontrándola silenciosa tomó el
camino del sud ( Sucre ) en persecución de los rebeldes que
habían ido a engrosar el ejército organizado en Potosí por
el general Nicanor Flores, para afrontarse a las invencibles
huestes del tirano.
Allí se llevó a cabo el terrible combate de la Cantería ,
donde Antezana se batió heroicamente juntamente con
Camacho, Achá, Agreda, Ballivián ( Adolfo ) y muchas
otras personalidades militares (5 de septiembre de 1865 ),
habiendo salido triunfantes las fuerzas melgarejistas des-
pués de varias horas de sangriento combate.
Antezana y sus compañeros se pusieron a salvo fu-
gando a la Argentina, donde vivieron algunos años.

II

En 1868, interrumpiendo su proscripción , Antezana


ingresó furtivamente a Cochabamba para seguir luchando
contra la dominación de Melgarejo. Este había ido a Ta-
rata, pueblo de su nacimiento, a pasar una temporada de
orgías , respaldado por dos batallones de infantería de a 300
plazas cada uno, bajo el comando del general Manuel Iri-
goyen.
Fué entonces que de acuerdo con el coronel Pruden-
cio Barrientos, otro enemigo del melgarejismo, pudo reu-
nir un pequeño contingente de tropas con las que atacó fu
riosamente a las fuerzas de Irigoyen. El combate fué san-
GENERAL DE BRIGADA BELISARIO ANTEZANA 659

griento, encarnizado y terrible, pues se luchó en las calles,


plazas y aun en los patios de las casas, hasta que muerto
Barrientos y herido el teniente coronel Belisario Antezana ,
las fuerzas revolucionarias tuvieron que dispersarse ( 25 de
diciembre de 1868 ).

Nuevamente nuestro héroe tuvo que emigrar del país


y vivir a la espectativa de los acontecimientos.
Caido Melgarejo después del combate del 15 de enero
de 1871 , Antezana ingresó a las filas del ejército organiza-
do por el general Morales; pero los sucesos acaecidos con
motivo de la trágica muerte de éste, hicieron que volviera
a alejarse del escenario militar.
En 1875 había aparecido en la arena política un nue-
vo caudillo levantando las masas populares y corrompiendo
aun a los mejores elementos del ejército para apoderarse
de la presidencia de Bolivia: fué don Casimiro Corral .
Aleccionado por éste y con el constante mal ejemplo
que recibió de los de arriba, Antezana se tornó en incansa-
ble revolucionario y fué uno de los más encarnizados lucha-
dores a favor de Corral. Pues en Cochabamba y sus va
lles próximos , reclutó algunas fuerzas que las llevó a engro-
sar a las que, organizadas por el coronel Rufino Carrasco .
en Oruro, se apoderáron de la plaza de Cochabamba en
marzo de 1875. Aquí se sostuvieron durante varios días
luchando contra las fuerzas del presidente Frias; pero al
fin, viéndose impotentes para resistir más tiempo, apelaron
a la fuga ( 27 de marzo de 1875).
Antezana volvió a emprender el camino de la pros-
cripción en la que permancció durante la época de Frias, y
a su vuelta al país vivió apartado del ejército en su ciudad
natal.

III

Cuando estalló la guerra de 1879, Antezana fué uno


de los primeros patriotas que ofreció su espada ileno de jú
bilo para defender la patria ultrajada. Organizó en Cocha-
bamba las guardias nacionales primero; luego, ascendido a
coronel y destinado como Primer Jefe del batallón “Aro-
ma”, marchó al teatro de la guerra batiéndose heroicamen-
660 GENERALES DE BOLIVIA

te en el "Campo de la Alianza", el 26 de mayo de 1880 ,


donde todos los bolivianos cumplieron con su deber inscri-
biendo una página más de gloria en los fastos de la histo-
ria militar de Bolivia, aunque el heroismo desplegado por
ellos resultó estéril ante la enorme superioridad númerica
del ejército invasor.
En noviembre de 1888 la cámara de senadores; "aten-
diendo a los méritos del patriota y benemérito coronel Be-
lisario Anteza", le otorgó el ascenso a la alta clase de ge-
neral de brigada.
Desempeñaba el cargo de Prefecto del departamento
de Cochabamba cuando estalló la revolución de 1890, (ma-
yo) encabezada por el coronel Miguel Aguirre. El prefec-
to Antezana se puso al frente de los revolucionarios defen-
diendo el orden y al Gobierno constituido (Arce ), y des
pués de dos horas de combate, donde se luchó furiosamen-
te por ambas partes en la colina del Ticti, derrotó a las
fuerzas de Aguirre.
El general Antezana ocupó puestos de alguna impor-
tancia, tanto en el ejército como en la administración pú-
blica, y fué un militar de prestigio y de honor.
Estallada la revolución federal de 1899, cayó junta-
mente con el partido derrocado en los campos del Crucero.
Desde entonces vivió totalmente apartado de la políti
ca, del ejército y de toda ingerencia pública.
General de brigada Julián María López

(......— 1918 )

"La historía de un pueblo se


reduce a la biografía de sus hom-
bres" .

He aquí la figura de un patriota perteneciente a la ge-


neración militar del año 60, que supo servir a su patria con
abnegación y patriotismo defendiendo sus leyes e institu-
ciones.
Nacido en la valerosa ciudad de Cochabamba, cuna
de tantos héroes , López fué descendiente de una distingui-
166
662 GENERALES DE BOLIVIA

da familia de aquella capital , y vino al mundo en los años


en que las huestes bolivianas marchaban de triunfo en
triunfo durante las campañas que abriera el mariscal Santa
Cruz para realizar su proyectada confederación con el Perú.
Hizo sus estudios en la ciudad de su nacimiento e
ingresó en el ejército durante la presidencia del doctor
Linares, habiendo obtado el grado de Subteniente de In-
fantería, en junio de 1860 .
No tenemos datos sobre la vida militar subalterna de
López hasta el año 1875 en que le vemos ascender al gra-
do de teniente coronel y ser destinado por el presidente
Frias a un regimiento de caballería.
Cuatro años más tarde, en 1879 , el teniente coronel
López, como todo militar honrado y como todo boliviano
patriota, fué uno de los que puso su espada y su vida a dis-
posición de la Patria, cuando el invasor chileno cambió en
en Antofagasta el sinbólico cóndor del escudo boliviano
con la solitaria estrella araucana; pues destinado como Pri-
mer Jefe del Regimiento " Bolívar" 1 ° . de Húzares , marchó
al teatro de la guerra donde fué designado para guarnecer
con su unidad la costa peruana de Pozo al Monte. Allí per-
maneció hasta después de la disperción de San Francisco,
ocurrida en noviembre de 1879, y volvió al país para reor-
ganizar su regimiento y guarnecer la ciudad de La Paz
donde fué uno de los más decididos propagandistas ante
la opinión pública para separar a Daza del mando del
ejército en campaña; y el 28 de diciembre de 1879, ignoran-
do lo que pasaba en Tacna, convocó al pueblo para que
éste, en gran comisio, desconociera la autoridad del mal
presidente, por su "ineptitud, cobardía y deslealtad".

II

Derrocado Daza en Tacna por el ejército, nu faltaron


militares (dacistas ) antipatriotas que, fijándose solamente en
su situación personal, procuraran la vuelta de este caudillo
al poder. Estos fueron los coroneles Fabian Luna y José
Manuel Guachalla, jefe este último del batallón " Illimani ",
que tomando por sorpresa la policía y el cuartel del regi-
GENERAL DE BRIGADA JULIÁN MARÍA LÓPEZ 663

miento "Húzares", el 14 de enero de 1880, trataron de ha-


cer un movimiento revolucionario a favor de Daza. Pero
la energía y el audaz comportamiento del coronel Julian
María López, quien de un pistoletazo derribó a Luna en la
puerta del cuartel, hicieron que las tropas sublevadas (poli-
cía y batallón " Illimani") reaccionaran y se sometieran
aparentemente al orden en aquel día.
Desgraciadamente, con esto no se conjuró el peligro ,
pucs el temor y la zozobra cundieron en la ciudad por que
Guachalla se había parapetado en el cuartel (hoy Hospicio),
con su cuerpo y la policía, manteniéndose en actitud bélica
contra el "Húzares" que, al mando del coronel Julian María
López, ocupaba el palacio de gobierno. De esta suerte la
ciudad quedó al árbitro de López y Guachalla que con sus
unidades "se acechaban mutuamente para destruirse".
"En estas circunstancias,-dice Crespo, a quién segui-
mos en este relato-llegó de Tacna el coronel Juan Granier,
jefe prestigioso y que gozaba de inmensa popularidad en el
pueblo y en el ejército. El vecindario concibió entonces
la esperanza de que con la presencia de aquél militar se
conservaría el orden y se conjuraría el peligro que amena-
zaba turbar la tranquilidad pública.
"Constreñido el coronel Guachalla para que entregase
la columna de que se había apoderado el día catorce, se
negó a hacerlo, y asumiendo una actitud bélica se dispuso
para el combate.

"Los jefes que mandaban en la plaza empezaron a to-


mar sus disposiciones para atacar el cuartel de Guachalla.
Colocaron un cañón en la esquina de las Cajas (hoy policía )
con la puntería a la moneda ( Hospicio) ; el escuadrón “ Hú-
zares", dividido en dos mitades se dirigió la una por la
calle de la Merced y la otra por las Herrerías ( Socabaya )
para converger en la calle del Recreo y tomar a dos fuegos
el cuartel . El pueblo en su mayoría se puso de parte de
Guachalla, corriendo a engrosar sus fuerzas. La noticia
del combate se extendió en toda la población ; se cerraron
las puertas y ventanas, y todo era confusión y desorden .

"Cuando el choque de ambas fuerzas parecía inevita


ble, el coronel Granier acompañado de don Ventura Far-
664 GENERALES DE BOLIVIA

fán, se dirigió al cuartel de Guachalla, y allí, hablándole a


éste el lenguaje de la verdad y el que exigían los momen-
tos apremiantes le hizo presente cuan escandaloza e indig-
na sería la actitud de las fuerzas militares de la plaza com-
batiendo entre ellas cuando el enemigo extranjero estaba a
las puertas de la patria.
"Hízole ver que ellos como militares, debían trasladarse
al teatro de la guerra, donde no solo su deber sinó su pro-
pia honra los llamaba.
"El coronel Guachalla no fué incensible ante las reflec-
ciones de Granier y prometió deponer, como lo hizo, la ac-
titud bélica que había asumido.

"El peligro estaba conjurado".

III

El general López actuó muy poco en la contienda del


Pacífico, pero fué uno de los jefes más ilustres y meritorios
en aquella época por su ilustración y prestigio militar.
Tomó parte, en mayo de 1880, contra el movimiento
revolucionario estallado en Cochabamba para derrocar al
gobierno de Arce. Pués, los revolucionarios, encabezados
por el coronel Miguiel Aguirre, tuvieron su encuentro con
las tropas leales comandadas por el prefecto Antezana y el
general Julián María López en la columna del Ticti, donde
después de dos horas de un reñido combate fueron derrota-
dos aquellos.
López ocupó puestos importantes en la administración
pública durante la presidencia del doctor Arce, habiendo
desempeñado la cartera de Guerra con verdadero patriotis-
mo. El ejército le debe a él la implantación del servicio
de rancho para tropa y oficiales y la supreción de rabonas
y vivanderas en el interior de los cuarteles.
Cuando estalló la revolución federal en 1898 , el presi-
dente Alonso le destinó como Comandante en Jefe del
ejército constitucional, donde su actuación militar fué muy
deficiente, pués se dice entre los que tomaron parte en
GENERAL DE BRIGADA JULIÁN MARÍA LÓPEZ 665

aquella campaña que la derrota de las tropas fieles se debe


a la impericia militar de López, que no supo dirigirlas con-
forme a las reglas y leyes de la guerra.
Cayó juntamente con el Gobierno y el partido derro-
cado en los campos de Paria el 10 de abril de 1899, y se
retiró a la vida privada del hogar hasta que, rehabilitado
por el presidente Pando , fué incorporado en el ejército para
ocupar puestos pasivos.
El general López pidió su jubilación de las filas del
ejército en mayo de 1910 , habiéndosele concedido en pre-
mio a sus 31 años y 4 meses de servicios prestados a la na-
ción en la carrrera de las armas y calificados hasta el 31 de
diciembre de 1909 .

Tal fué la vida militar del pundonoroso genera! López,


descrita aquí a grandes rasgos. Falleció en la ciudad de
su nacimiento, el 15 de marzo de 1918.

167
General de brigada Zenón Cossío

( 1850 -...... )

"Lo que más interesa al hom-


bre es el hombre".

El general don Zenón Cossío es uno de los pocos so-


brevivientes de la generación militar anterior a la guerra
del Pacífico, y por lo mismo constituye un motivo de orgu-
llo para el Ejército Nacional .
Nació en Capinota, de la provincia de Arque, del de-
partamento de Cochabamba, el 12 de abril de 1850 .
GENERAL DE BRIGADA ZENÓN COSSÍO 667

Llevado por su afición a la carrera de las armas ingre


só en el ejército donde obtuvo el grado de Subteniente de
Infantería, el 2 de abril de 1874 , conferido por el presidente
Frias.
Años más tarde le vemos ascender a teniente 1 °. efec-
tivo, el 10 de marzo de 1879 , cuando el ejército boliviano
se ponía en campaña para repeler la cobarde invasión chi-
lena verificada el 14 de febrero del citado año.

Incorporado al batailón " Grau" 9 ° . de Cochabamba,


concurrió el 26 de mayo de 1880, a la batalla del " Campo
de la Alianza", habiendo sido gravemente herido y hecho
prisionero de guerra cuando se lo trasportaba a la ambulan-
cia de Tacna. En esta calidad permaneció hasta el 28 de
julio en que fué embarcado en el vapor " Santa Luisa" con
rumbo a Mollendo y luego a La Paz .
Concluída la nefasta guerra, Cossío fué ascendido al
grado de capitán, en abril de 1881 , y a sargento mayor efec
tivo, en diciembre de 1882; pasó a desempeñar el cargo de
Tercer Jefe del mismo cuerpo ( Grau) hasta el año 1884 en
que ascendido a comandante graduado, se retiró de las filas
del ejército por haber sido declarado inválido, debido a la
herida recibida en la batalla de la "Alianza".

II

Cuando en 1898 estalló la revolución federal , Cossío


tomó parte a favor de ella y fué ascendido a teniente coro-
nel efectivo en marzo de 1899, grado con el que actuó en
la acción de armas de Paria donde el ejército federal obtu-
vo el triunfo. La Junta de Gobierno organizada a raiz de
esta victoria le otorgó el grado de coronel; ascenso que fué
ratificado por ley de 23 de diciembre del mismo año, ha-
biéndo sido nombrado en 1900 Prefecto del departamento
de Potosí; este cargo lo desempeñó hasta 1904 en que fué
destinado al Ministerio de la Guerra como Ayudante
General.
Pidió su retiro de las filas del ejército en abril de 1905
y permaneció fuera de él durante cinco meses, habiendo si-
do rehabilitado nuevamente por orden general de 28 de
668 GENERALES DE BOLIVIA

septiembre del mismo año y destinado a su mismo puesto


de ayudante general .
Tres meses después, el 5 de diciembre, las cámaras
legislativas le otorgáron el alto grado de general de brigada ,
habiendo pasado a presidir el Consejo Supremo de Guerra.
En 1906 fué nombrado Prefecto del departamento de
Cochabamba, y al siguiente año, Director del Colegio Mili-
tar; este último cargo lo desempeñó hasta 1909 en que fué
destinado como Comandante de la Brigada de Infantería.

III

Nombrado nuevamente Prefecto de Cochabamba


Cossío pidió su jubilación de las filas del ejército activo , la
que le fué concedida por decreto supremo de 1º. de octubre
de 1913 , en virtud a sus 28 años de servicios prestados a la
patria en la carrera de las armas hasta el 31 de agosto de
1913.
Fué declarado " Veterano del Pacífico" por haber com-
batido en el "Campo de la Alianza ", el 26 de mayo de 1880,
otorgándosele una medalla de oro.
El general Cossío contaba con 63 años de edad cuando
en 1913 dejó las filas del ejército activo.
D

General de brigada Miguel Ramallo

(1851-1920)

"No es el teatro de la vida don-


de se juzga imparcialmente a los
hombres."

El inteligente y simpático general don Miguel Rama-


llo perteneció a ese puñado de militares ilustres que co-
mo Pando, Camacho y otros, fueron los educadores de la
oficialidad boliviana después de la infausta guerra de
1879.
Nació en la capital Sucre el 27 de abril de 1851 y
se educó en la célebre Universidad de aquella ciudad.
108
670 GENERALES DE BOLIVIA

Con motivo de la guerra del Pacífico ingresó a la


carrera de las armas formando el escuadrón "Libres del
Sud", compuesto de una selecta juventud chuquisaque-
ña y potosina ; permaneció en esta unidad hasta el 4 de
mayo de 1879 en que fué destinado como Subteniente de
Artillería.
Ramallo se dedicó con ahinco a esta arma que fué
de su predilección y allí obtuvo los ascensos de teniente.
20. y teniente 1o. , en septiembre y diciembre del citado
año. Capitán graduado el 20 de mayo de 1880 , le cupo
la suerte de pelear al lado de Pando y al comando de una
batería en el Campo de la Alianza . Y cuando el ejército
boliviano fué nuevamente reorganizado después de la de-
rrota, contribuyó poderosamente a la creación del único
cuerpo de artillería de montaña que se organizó sobre la
base de los dos cañones salvados en Tacna.

Sirvió en esta ciudad , primero como Tercer Jefe


(ya con el grado de sargento mayor, obtenido en 1882 ) :
luego como Segundo Comandante y, por último, como
Primer Jefe, habiendo sido ascendido a teniente coronel
en 1887, y a coronel en 1894.
Militar de honor y defensor de las instituciones re-
publicanas, su espada defendió al Gobierno constituído en
1899 luchando contra la hidra revolucionaria que ensan-
grentó el país en aquel año , y, cuando triufó ésta , en-
vainó su espada para retirarse a la apacible vida del ho-
gar.

II

Llamado el coronel Ramallo nuevamente al servicio


del ejército por el presidente Pando, fué destinado como
Ayudante General del Ministerio de Guerra, y cuando se
llevó a cabo la última campaña del Acre en 1903 , marchó
como secretario del nombrado general Pando.
El Congreso Nacional de 1911 le otorgó el alto gra-
do de general de brigada, habiendo ocupado desde enton-
ces puestos importantes hasta 1914 , año en que pidió su
jubilación del ejército .
GENERAL DE BRIGADA MIGUEL RAMALLO 671

En la capital Sucre desempeñó todavía el cargo de


Inspector de Instrucción y fué Presidente del H. Conce-
jo Municipal de aquella ciudad .
Sus servicios de guerra figuran en el Escalafón
Militar con tres campañas (dos internacionales, Pacíficc
y Acre ) , tres batallas y un combate. Fué condecorado'
con una medalla de oro por su valiente actuación en la
guerra del Pacífico , fuera de algunos diplomas de honor .

III

El general Ramallo no solo se distinguió en el ejér-


cito por su brillante hoja de servicios , sinó también por
su inteligencia y vasta ilustración . " Poeta correcto y
prosador de fibra , ha descollado especialmente en el gé-
nero festivo, en la sátira, y como historiador, sus traba-
jos sobre acontecimentos de nuestra historia patria , lle-
ván el sello de la ingenua naturalidad y narrando con es-
tilo ameno y elegante .
"Como literato el general Ramallo dejó escritas
varias poesías, un poema festivo sobre el Génisis , otro en
colaboración con el general Pando , sobre las vicisitudes
de la vida militar, bajo el título de " El Comandante Cu-
lata". Fué redactor de un periódico militar titulado : "El
Corneta Pistón" ; como historiador ha narrado los hechos
más salientes de la batalla de Tacna, en su ameno libro
"Recuerdos del Tiempo Viejo" y después en sus " Guerri-
lleros de la Independencia ", los episodios de la actuación
de los esposos Padilla".
Fué miembro de la "Sociedad Geográfica de Su-
cre" y otras instituciones científico-literarias.
Tal fué el eminente y distinguido general don Mi-
guel Ramallo , que murió en 1920 a la edad de 69 años ,
y cuya figura biográfica hemos perfilado muy imperfec-
tamente .
General de brigada Elías Monje

(1858-1924)

66
"El que ha amado la libertad
y la justicia, posee siempre la
gloria eterna . ”

El austero y modesto general don Elías Monje , fué


uno de los jefes de la última generación centenaria del
Ejército . Dió prestigio a la carrera militar por su espí-
ritu elevado y recto y por su honradez y moralidad sin
tacha en el desempeño de sus deberes. Su fina educación ,
su patriotismo ascendrado y su porte caballeresco, hacian
de él un militar querido por sus subordinados a quienes
supo educar bajo el espíritu del trabajo y de la desciplina
más severa .
GENERAL DE BRIGADA ELÍAS MONJE 673

Físicamente era de constitución alta , blanco, de ca-


bellos barba castaños, ojos azules y de mirada pene-
trante ; de carácter serio , poseía un lenguaje reposado y
suave ; era culto er. sus maneras y tenía sentimientos no-
bles .

Su cuna se meció con las tibias y perfumadas bri-


sas del florido valle de Caracato , de la provincia de Loai-
za, del departamento de La Paz , y vino al mundo el 20
de julio de 1858, habiéndo sido sus padres don Martin
Monje y la señora Micaela Sanjinés .

Concluídos sus primeros estudios en la ciudad de


La Paz, se dedicó a la tipografía en la que hacía rápidos
progresos , pero en esto vino la desigual guerra de 1879 y.
sitiendo latir su corazón de patriota con la alegría del
que encuentra una ocasión para vestir el uniforme mili-
tar, no trepidó en pertenecer al ejército, institución a la
que se sintiera inclinado desde su niñez. Contaba con 21
años de edad y corrió presuroso a reclamar su puesto en
las huestes bolivianas , habiendo sido incorporado en el
escuadrón " Murillo" , en cuyas filas hizo toda la campaña
del Pacífico .

Pronto hizo conocer a sus superiores sus revelantes


cualidades militares demostrando energía para la vida de
campaña y competencia para comandar tropas ; en esta
virtud fué ascendido al grado de subteniente el 1o . de
enero de 1880 .
Luchó en la batalla de la "Alianza ”, el 26 de mayo
del citado año, con el mismo valor y patriotismo con el
que defendieron todos los bolivianos desde el anciano ge-
neral Juan José Pérez hasta el último soldado, la inte-
gridad nacional y el honor del ejército de Bolivia.

A partir de esta época el subteniente Monje siguió


la carrera de las armas con verdadero entusiasmo llegan-
do a ser más tarde uno de sus más representativos ele-
mentos .

Teniente 20. en 1881 , obtuvo el grado de teniente


10. en 1883 y el de capitán , en 1885 ; para luego entrar

169
674 GENERALES DE BOLIVIA

a la categoría de jefe, como sargento mayor graduado,


en 1886 y efectivo en 1887. Pronto fué comandante
( 1887 y teniente coronel en 1902.

II

Cuando nuevamente la patria se vió invadida por


su frontera Norte, ahí estuvo Monje para defenderla . En
consecuencia marchó a la campaña del Acre en 1903 , co-
mo Primer Jefe del batallón "Murillo" 1o . de línea.
Pero firmado el tratado de Petrópolis , Monje vol-
vió a la cabeza de su unidad, habiendo sido acreedor al
ascenso de coronel ( octubre de 1903 ) . General de briga-
da en 1911 , desempeñó diversos e importantes puestos ,
desde el de jefe de regimiento hasta el de jefe del Estado
Mayor General . También fué vocal del Consejo Supre-
mo de Guerra y prefecto del departamento de La Paz .
En 1918 , ya cansado y achacoso, pidió su retiro de
las filas del ejército y fué jubilado a mérito de sus im-
portantes servicios prestados a la patria en el espacio de
treinta y un años consecutivos .
Falleció en la ciudad de La Paz el 3 de marzo de
1924. a la edad de 66 años .

Tal fué la vida del general don Elías Monje, tra-


zada a grandes rasgos .
General de brigada Pastor Baldivieso

( 1861 -..... )

Los hombres que actúan en el


escenario público , pertenecen a
la historia.

El general don Pastor Baldivieso es otro de los vie-


jos militares que, después de haber educado a toda una
generación de oficiales en la escuela de la más severa dis-
ciplina, se encuentra en el ocaso de la vida satisfecho de
haber cumplido con los deberes patrióticos que le impuso
su profesión .
Nació en la ciudad de La Paz el 8 de agosto de
1861 , y cuando se educaba en las aulas universitarias de
la misma ciudad , fué atraído por los estampidos del ca-
.676 GENERALES DE BOLIVIA

ñón de la Alianza , lo que hizo que ingresara como caba-


llero cadete en el regimiento " Húsares del Rocha", don-
de ascendió a Subteniente de Caballería el 1o . de julio
de 1880, cuando apenas contaba 19 años edad .
Permaneció en las filas de esta unidad durante ocho
años , tiempo en el cual supo conquistar el aprecio y la
simpatía de sus superiores que supieron premiar su buen
comportamiento y amor a la carrera con merecidos as-
censos ; pues en agosto de 1881 fué teniente 2o . efectivo :
en julio de 1883 teniente 1o . graduado ; en mayo de
1884, capitán graduado y, efectivo en 1887 .
En esta época de su vida marchó a Europa e ingre-
só al ejército francés, habiéndo sido destinado a uno de
los regimientos que servian en las colònias del Africa .

II

Vuelto al país , ya con el grado de comandante gra-


duado, obtenido en julio de 1888 , siguió prestando sus
importantes servicios en los diferentes puestos del ejér-
cito , ascendiendo sucesivamente en las siguientes fechas :
Comandante efectivo , en abril de 1891 , con antigüedad del
10. de enero ; teniente coronel graduado, en diciembre del
mismo año, y efectivo en julio de 1892 .
Cuando estalló la revolución federal de 1898-99, tu
vo la suerte de no tomar parte en ella debido a una grave
enefermedad que lo postró en la ciudad de Cochabamba .
En 1900 fué llamado por el presidente Pando para
hacer la campaña del Acre, y fué destinado por orden ge-
neral de 12 de julio como Primer Ayudante del Estado
Mayor General de la expedición ( Batallón 20. ) que mar-
chó bajo las órdenes del coronel don Ismael Montes a
reforzar a las que habían partido anteriormente a man-
do de los señores Lucio Pérez Velasco y Andrés S. Mu-
ñoz .
Largo sería narrar la actuación desarrollada por
Baldivieso con toda abnegación y patriotismo durante
aquella penosa y gloriosa campaña, solo nos limitaremos a
reproducir los informes emanados de las autoridades su-
GENERAL DE BRIGADA PASTOR BALDIVIESO 677

periores, bajo cuyas órdenes sirvió en esa época y que


condensan en pocas líneas toda su labor en aquellas en-
tonces mortíferas regiones .

Dichos informes dicen lo siguiente :

"El Ex- Delegado del Gobierno que suscribe : -Certi-


fica : 1o . Que por orden general de 21 de noviembre de
1900, el teniente coronel Pastor Baldivieso , entonces Pri-
mer Ayudante del Estado mayor General, quedó encar-
gado de la jefatura del Estado Mayor de las Fuerzas en
Campaña, recidentes en Puerto Acre, hasta el 20 de fe-
brero de 1901 en que, por orden general de ese día fué
reconocido como 20 jefe del Batallón "Independencia"
20. de línea . 20. Como Jefe de Estado Mayor de
aquella guarnición , asistió al combate del 24 de diciem-
bre ed 1901 y elevó el parte respectivo a la Delegación ;
mereciendo una especial mención del suscrito por el acier-
to con que procedió en el plan que le tocó desarrollar an-
tes y durante el combate. 30. -Que su comportamien-
to ha sido intachable durante la campaña pacificadora
del Acre distinguiéndose como inteligente y honorable
militar y como abnegado y patriota ciudadano. - Es cuan-
to tiene que certificar.--La Paz, diciembre 9 de 1910.-
Andrés S. Muños" .
"Señor Ministro . -El Jefe que suscribe cumplien-
do la orden que antecede, dice : Que son evidentes los
hechos referidos en los dos primeros puntos del memo-
rial presentado por el teniente coronel Pastor Baldivieso.
así como es original el documento adjunto, relativo a la
orden general dictada en "Vuelta de Empresa" , ( Rio
Acre" ) en 19 de octubre de 1900 confiriendo al expresa-
do Teniente Coronel el mando en jefe de todas las fuer-
zas que llegaron con el suscrito , a aquel compamento .
Respecto a la conducta observada por dicho teniente co-
ronel Baldivieso en las diversas comisiones que se le en-
cargaron durante la campaña del Acre , debo dar y doy
testimonio de que ella ha sido digna de un militar que tic-
ne noción clara del deber y alta estima del honor . Además
le son especialmente recomendables, las obras de defensa
170
678 GENERALES DE BOLIVIA

que mandó hacer en Puerto Acre y la defensa misma de


ese puerto .- Como Jefe Superior Militar en el combate
del 24 de diciembre de 1900.- Queda asi cumplida la or-
den que motiva el presente informe.- La Paz, 7 de di-
ciembre de 1901.-Ismael Montes".
En junio de 1901 , a raíz del fallecimiento del te-
niente coronel Luis Salinas Vega, comandante del bata-
llón "Independencia", ocurrida en el Acre, Baldivieso
asumió el comando de dicha unidad y la condujo con todo
tino hasta el cuartel general, donde llegó el 23 de septiem-
bre después de haber salvado el honor del ejército en una
campaña gloriosa pero desgraciada .
En premio a su comportamiento y a los importantes
servicios prestados en aquellas regiones , el Senado Na-
cional le otorgó una medalla de oro y un diploma, por ha-
ber "merecido bien de la Patria haciéndose acreedor a la
gratitund nacional". Además fué ascendido por una-
nimidad de votos a la clase de coronel , el 19 de diciembre
de 1901 .

La municipalidad de Potosí también le acordó una


medalla de honor.
Permaneció a la cabeza del batallón 20. hasta el
22 de diciembre del mismo año, en que por orden general
de esa fecha pasó a comandar el regimiento "Abaroa"
10. de Caballería .

III

Ocho años permaneció a la cabeza de este bizarro


regimiento donde pudo educar a toda una generación de
oficiales en la escuela de la disciplina, del honor y del de-
ber, inculcando en ellos el amor a la honradez profesional ,
hasta que el 6 de diciembre de 1909 fué designado por el
Gobierno para representarlo como Delegado en el lejano
Territorio Nacional de Colonias, donde permaneció has-
ta octubre . de 1911 en que fué destinado como Vocal del
Consejo Supremo de Guerra .
GENERAL DE BRIGADA PASTOR BALDIVIESO 679

El mal estado de su salud, resentida en las fronte-


ras, no le permitió desempeñar sus funciones y le obligó

a pedir licencia temporal indefinida del Ejército , la que
le fué aceptada en fecha 12 de enero de 1912. Viajó
nuevamente al Viejo Mundo en busca de salud y descanso ,
que bien lo merecía , y volvió al país después de un año
de ausencia, habiendo sido rehabilitado al servicio de las
armas por orden general de 26 de febrero de 1913 y des-
tinado a la lista de militares en comisión .

En septiembre de este mismo año fué nuevamente


destinado como Comandante del regimiento "Abaroa",
comando que dejó en diciembre de 1914 para incorporar-
se al Consejo Supremo de Guerra.
En julio de 1918 prestó sus servicios como jefe in-
terino del Estado Mayor General, y en febrero de 1919
ruevamente en el Consejo Supremo de Guerra.

Ascendido a la alta clase de general de brigada el


5 de octubre de 1918, desempeñaba el cargo de Inspector
General del Ejército, cuando se produjo el movimiento
revolucionario del 12 de julio de 1920 , habiendo pasado a
raiz de él a presidir el Consejo Supremo de Guerra.
En enero de 1921 fué nuevamente destinado como
jefe interino del Estado Mayor General, y un mes más
tarde pasó a desempeñar el alto cargo de Ministro de Gue-
rra, habiendo viajado en tal carácter a la capital del Pe-
rú, como representante del Ejército , para conmemorar
las fiestas centenarias de la independencia de aquella na-
ción (julio de 1921 ) .
Durante sus labores de Ministro parece que tuvo
rozamientos de carácter político con el presidente Saa-
vedra, quien trató de alejarlo de su lado encomendándo-
le el cargo de Alto Comisionado Militar del Gobierno en
el Sudeste de la República ( julio de 1922 ) .

Por resolución suprema de 5 de mayo de 1923 , el


general Baldivieso fué jubilado del servicio activo del
ejército , después de haber prestado al país importantes
servicios en el espacio de 43 años calificados hasta el 31
680 GENERALES DE BOLIVIA

de diciembre de 1921. (1) Además en su hoja de


servicios figuran tres campañas y dos combates.
A más de las medallas ganadas en las campañas del
Acre como Benemérito de la Patria, el general Baldivie-
so ostenta las siguientes condecoraciones y títulos : Gran
Oficial de la Orden del Sol, del Perú; Comendador de la
Orden de la Corcna , de Bélgica ; Oficial de la Legión de
Honor , de Francia ; condecorado con la Cruz de Boyacá
en su clase extraordinaria por el gobierno de Colombia,
y con la Orden del Mérito por el gobierno del Ecuador .
En 1924 comenzó a escribir su autografía , con el
título de " Memorias de un Jubilado". (Tres tomos ) .

(1) En 1927 el señor presidente Siles requirió sus servicios encomen-


dándole una importante comisiór. relacionada con la defensa del país ; por lo
tanto fué nuevamente rehabilitado al servicio activo del ejército en la orden
general de 4 de julio.
General de brigada Carlos M. de Villegas

( 1862 -.... )

Anotamos datos simplemente.

Pocas son las reliquias que quedan de la genera-


ción del Pacífico . Una de ellas es el señor general don
Carlos de Villegas, cuya larga carrera militar vamos a
reseñar en estas páginas .
Hijo del que fué benemérito general de división don
Carlos de Villegas , nació en la ciudad de La Paz el 25
de diciembre de 1862 , y cuando cumplia 17 años de edad
después de obtener el título de bachiller en Letras, Filo-
sofía y Humanidades en 1877 , estallaba la guerra con
Chile dos años después .
171
682 GENERALES DE BOLIVIA

Villegas, no pudiendo permanecer indiferente ante


las desgracias que iban experimentando las armas aliadas
en las diferentes acciones de armas libradas en las cos-
tas del Pacífico , resolvió ingresar al ejército y se enro-
ló en las filas del batallón "Chorolque" 30. de Potosí,
que formando parte de la Quinta División salió de Cota-
gaita el 11 de octubre de 1879 bajo el comando del gene-
ral Campero .
Ascendido a Subteniente porta-estandarte , el 2 de
mayo de 1880, tuvo su bautismo de fuego en la gloriosa
y desigual batalla del " Campo de la Alianza ", donde supo
defender con gloria y heroísmo la bandera que se le con-
fiara, hasta caer envuelto en ella gravemente herido.
Tomado prisionero por el enemigo e internado al
pueblo chileno de San Bernardo, permaneció cautivo has-
ta fines del año 81 , fecha en que pudo volver a la patria ,
ascendiendo a teniente 10. efectivo el 20 de octubre del
83.

Siguió la carrera militar hasta el año 1888 y, a


raíz de la revolución del 8 de septiembre estallada en Su-
cre contra el presidente Arce, se vió obligado a dejar las
armas y se retiró con el grado de sargento mayor.

II

Iniciada la revolución federal de 1898 , Villegas to-


mó parte a favor de ella y se batió en el Segundo Cruce-
ro, el 10 de abril de 1899, con el grado de comandante.
Por su bizarría en el combate fué ascendido el 1o . de ju-
lio a teniente coronel efectivo con la antigüedad del 12
de abril del citado año. De aquí data la carrera militar
del general Villegas .
Ascendido a coronel el 26 de agosto de 1905 , fué
destinado en diciembre del mismo como Sub-Jefe del Es-
tado Mayor General, y cuando se organizó en enero de
1907 el cuerpo de redacción de " Revista Militar" , fué uno
de los más asiduos colaboradores de dicha redacción.
GENERAL DE BRIGADA CARLOS DE VILLEGAS 683

A fines del citado año viajó al Chaco como Comi-


sionado Especial del Gobierno, y a su vuelta desempeñó
comisiones y puestos importantes como el de Adjunto Mi-
litar en la Argentina, Director del Colegio Militar , Pre-
fecto de Oruro, etc. , etc.
En 1909. fué destinado como Ayudante General
del Ministerio de Guerra, habiendo viajado después como
Jefe de la Comisión Militar enviada a Chile cuando esta
República celebró el centenario de su independencia , ( sep-
tiembre de 1910 ) . El Gobierno chileno le otorgó la me-
dalla "Al Mérito".
Vuelto al país , fué destinado como jefe interino del
Estado Mayor General, habiendo desempeñado este cargo
hasta enero de 1911 en que pasó a ser Vocal del Consejo
Supremo de Guerra .

Desde enero de 1916 hasta 1921 desempeñó diver-


sos e importantes cargos militares como los de : Ins-
pector General del Ejército ; Jefe de la Zona Militar del
Sud ; Delegado Militar en el Gran Chaco ; Presidente del
Consejo Supremo de Guerra y Jefe del Estado Mayor Ge-
neral .

II I

Cuando desempeñaba este alto y delicado cargo fué


acusado ante el país por la prensa de La Paz , de haber
cometido el grave delito de traición a la patria “revelan-
do secretos inherentes a la organización del ejército y
entregando una copia del presupuesto de guerra al adjun-
to militar de Chile en los primeros días de abril de 1920 " .
Con tal motivo se le organizó un proceso que llevado an-
te las decisiones del Consejo Supremo de Guerra, este
alto tribunal le decreto acusación en fecha 4 de octubre
de 1921. Pero Villegas supo probar su nocencia en el
curso del juicio, habiendo sido absuelto por una orden ge-
neral cuya parte pertinente dice : "Por auto dictado el
24 de agosto de 1922, el Consejo Supremo de Guerra
.
684 GENERALES DE BOLIVIA

ha fallado en virtud del artículo 261 del Código de Pro-


cedimientos Militares, absolviendo al encausado general
Villegas".
Estos incidentes que vinieron a lastimar su reputa-
ción y herir sus sentimientos de patriota, hicieron que Vi-
llegas tomara la determinación de retirarse de la carrera
militar pidiendo su jubilación, la que fué concedida por
auto supremo de 15 de noviembre de 1922 , reconociéndo-
le 40 años y 10 meses de servicios militares prestados a
la Nación .
El Senado de 1918 le concedió como a Veterano del
Pacífico el uso de la medalla otorgada a los que comba-
tieron en 1879 .
General de brigada Simón Aguirre

(1868.- •

La vida de los hombres que


aun viven , debe ser escrita sin
odio y sin amor.

El caballeroso y meritorio general don Simón Agui-


rre nació en la ciudad de La Paz el 28 de octubre de
1868 .
Concluídos que fueron sus estudios universitarios
en la ciudad de su nacimiento y sintiéndose con vocación
para seguir la árdua carrera de las armas, ingresó como
aspirante en las filas del batallón " Chorolque" , en la épo-
ca del presidente Pacheco .
173
686 GENERALES DE BOLIVIA

Pocos meses después de su ingreso en el ejército


fué ascendido al grado de Subteniente de Infantería , me-
diante concurso de exámenes de competencia ( 10 de mayo
de 1892 ) . Desde este momento Aguirre se inició en la
carrera llegando a descollar más tarde en ella por su rec-
titud y honradez profesional.
Destinado al batallón "Sucre" 1o. de línea como
Subteniente escribiente de mayoría, obtuvo los demás
grados subalternos en las siguientes fechas : teniente 20 .
graduado, en abril de 1894 ; teniente 2o . efectivo, en mar-
zo de 1896 ; teniente 1o . graduado , en agosto de 1897 ;
teniente lo . efectivo, en enero de 1899 ; capitán, en mar-
zo del mismo año . Pero cuando estalló la revolución
federal, Aguirre fué separado del ejército de Alonso ,
"por ser oficial paceño", y tuvo que restituirse a su ciu-
dad natal.

Tomó parte en esta guerra civil, habiendo sido


ascendido a sargento mayor el 12 de abril de 1899, por
su esforzado comportamiento en el Segundo Crucero .

II

El general Aguirre fué fundador del hoy Regimien-


to "Campero" 5o . de infantería, unidad que había sido
creada en 1900 refundiendo las columnas que guarnecían
las ciudades de Sucre y Potosí . Desempeñó la segunda
comandancia de esta unidad hasta 1904 en que, ascendido
a teniente coronel, pasó a ser Primer Jefe, después de su
regreso de la campaña del Acre.
Ocho años permaneció a la cabeza del batallón 5o ..
tiempo en el que Aguirre supo inculcar en sus subordin-
dos normas de disciplina y rectitud. En los últimos años
de su comando tuvimos la suerte de pertenecer a esta uni-
dad cuando nos iniciábamos en la carrera militar, reci-
biendo sus primeros consejos , sus enseñanzas y su ejem-
plo .
En 1911 el H. Senado Nacional le otorgó el grado
de coronel, v fué destinado , en octubre de 1912 , al Mi
nisterio de la Guerra como Ayudante General, cargo que
GENERAL DE BRIGADA SIMÓN AGUIRRE 687

lo desempeñó varios años hasta que, ascendió al rango de


general de brigada , en octubre de 1918 , pasó a comandar
la Zona del Centro , radicándose en la ciudad de Oruro.

III

Producida la revolución del 12 de julio de 1920 ,


Aguirre fué destinado como Jefe de la Zona Militar del
Norte. Poco tiempo después el presidente Saavedra le
encomendó la prefectura del departamento de Santa
Cruz.
Un año más tarde volvió a desempeñar nuevamen-
te la comandancia de la Zona Militar del Norte ; de aqui.
pasó a ocupar el puesto de Delegado Militar en las fron-
teras coloniales del Norte y Noroeste, habiendo permane-
cido en este elevado cargo hasta enero de 1924 en que fué
destinado como Presidente del Consejo Supremo de Gue-
rra.
Sus servicios militares le fueron calificados hasta
el 31 de diciembre de 1925 , en 38 años , 3 meses y 14 días.

Tal es la vida militar del señor general don Simón


Aguirre hasta el año 1925.

(1) A fines de 1927 fué ascendido al grado de general de división .


T

General de brigada Adalid Tejada Fariñas

(1868 -.... )

El general don Adalid Tejada Fariñas vino al mun-


do en el santuario de Copacabana, provincia de Omasu-
yos, del departamento de La Paz, el 29 de abril de 1868.
Hizo sus estudios superiores en el Instituto Nacio-
nal "Salinas Vega" y en el Colegio "Ayacucho " de La
Paz, en los que obtuvo el título de bachiller en Cien-
cias .
En enero de 1899 ingresó en el ejército federal di-
rectamente con el grado de teniente 1o. efectivo y tuvo
su bautismo de fuego peleando en el crucero de Paria el
GENERAL DE BRIGADA ADALID TEJADA FARIÑAS 689

10 de abril del citado año , después de cuyo triunfo ( li-


beral ) fué ascendido al grado de capitán efectivo con la
antigüedad de 12 de abril de 1899 .
Destinado al batallón "Murillo " 1o . de infantería,
prestó sus servicios en esta unidad durante varios años ,
habiendo obtenido los ascensos de sargento mayor gra-
duado y efectivo a fines del 99 y principios de 1900 , res-
pectivamente .
Marchó a la campaña del Acre como Tercer Jefe
de esta unidad (batallón Murillo ) y cuando volvió al
cuartel general, fué ascendido a teniente coronel gradua-
do (mayo de 1904 ) .

II

Profesor de la Escuela de Guerra desde esta época


y hasta 1906, fué designado para organizar en Santa
Cruz el Batallón 60. de línea, cuyo comando desempeñó
hasta marzo de 1909 en que pasó a la jefatura del bata-
llón "Independencia" 2o . de línea y luego a la del " Mu-
rillo" donde fué ascendido al grado de coronel (febre-
ro de 1911 ) .

Destinado para dirigir la Intendencia de Guerra ,


desempeñó la jefatura de esta importante repartición has-
ta 1918 en que, ascendido al rango de general de bri-
gada, pasó como Vocal al Consejo Supremo de Guerra.
Después de la revolución del año 20 desempeñó la
comandancia de la Zona Militar del Centro, habiendo pa-
sado a ejercer el cargo de Prefecto del departamento de
Oruro en 1921 .

Al siguiente año fué nuevamente destinado al Con-


sejo Supremo de Guerra , pero esta vez como Presiden-
te .

En enero del 24 se le encomendó la organización de


la II División , creada en La Paz, pero poco tiempo des-
pués fué nombrado para inspeccionar los fortines de las
guarniciones del Norte y Noroeste de la República .
173
690 GENERALES DE BOLIVIA

Fuera de los importantes puestos y comisiones enu-


meradas anteriormente, el general Tejada presidió la Mi-
sión Militar enviada al Perú en 1905 con motivo de la
inauguración del monumento erigido a Bolognesi en Li-
ma .
Luego fué Vocal en el cuerpo de redacción de "Re-
vista Militar".

En 1916 fué Miembro Militar de la Embajada Bo-


liviana ante la República Argentina , con motivo de la
trasmisión del mando presidencial.

Además , le tocó comandar el partido rojo en las


grandes maniobras militares de 1921 , y del azul en 1923 .
Los servicios del general Tejada alcanzaron al 31
de diciembre de 1925, a 28 años y 8 meses, figurando
en sus hojas de servicios. una campaña internaciona !
(Acre ) . ( 1 )

(1) A fines de 1927 fué ascendido a' grado de general de división .


General de brigada Guillermo N. del Prado

(1878-. )

De constitución regular, estatura media, color blan-


co, cabellos y bigotes negros en los que asoman algunas
canas, de mirada franca, carácter bondadoso y noble, el
general don Guillermo Núñez del Prado pertenece a una
distinguida familia de la ciudad de La Paz .
Nació en el cantón Chulumani, provincia de Sud
Yungas, del departamento de La Paz, el 29 de enero de
1878 .
Ingresó al ejército durante la presidencia del señor
don Mariano Baptista , en uno de los cuerpos de artille-
ría donde pronto llegó a ser guía general o sea sargen-
to lo .
Ascendido a Subteniente de Artillería el 31 de ma-
yo de 1897, a los 19 años de edad, Núñez no quiso po-
692 GENERALES DE BOLIVIA

ner su espada al servicio de la revolución estallada en


el año siguiente, ni tampoco ir contra sus hermanos de !
norte y pidió prestar sus servicios en Tarija, habiendo
sido destinado a la guarnición de aquella plaza .

II

Reorganizado el ejército después de esta lucha fra-


tricida , el entonces subteniente Núñez, luego de haber ob
tenido el ascenso a teniente 20. efectivo el 23 de enero de
1902. cor la antigüedad de 3 de enero de 1899, marchó
en aquel año, impulsado por los sentimientos de un ab-
negado patriotismo , a las lejanas y mortíferas regiones
del Acre para defender el suelo de la Patria . Allí luchó
heróicamente junto con aquel puñado de héroes que se
inmoláron en el combate y sitio de Vuelta de Empresa
(octubre de 1902 ) .
El hoy general Núñez fué, pues, "uno de los no-
veinta y ocho que lucháron en esta jornada contra mil
quinientos revoltosos".
Según informe expedido por el segundo jefe de la
"Columna defensores del Acre " , el teniente Núñez se
ocupaba durante los días del sitio en disfrazar muñecos ,
vistiéndolos de soldados para colocarlos en los puntos
peligrosos , con el objeto de engañar al adversario , lo que
efectivamente lo consiguió : un día en que la tropa se en-
contraba desprevenida, con falta absoluta de vigilancia ,
bañándose en el río, el puerto fué repentinamente ataca-
do justamente por la parte en que se habían colocado
los soldados figurados. Mediante esta estratagema se
evitó un desastre para los defensores y una vergüenza
para las armas bolivianas, pues al no haberse engañado
así al enemigo, la tropa habría sido sorprendida en el ba-
ño y tomada prisionera sin disparar un solo tiro ....
He aquí el certificado a que hacemos referencia :
"Como un deber hago notar un hecho saliente de sus ac-
tividades y es el siguiente : Tres días antes del Sitio de
Vuelta de Empresa , ( 5 de octubre de 1902 ) encontré al.
Teniente Núñez ocupado con algunos soldados en vestir
GENERAL DE BRIGADA GUILLERMO N. DEL PRADO 693

muñecos figurando soldados que eran colocados en las


puertas y ventanas de las casas que quedaban frente del
interior de las trincheras ; estos muñecos fueron los que
recibieron todo el fuego con que abrió el enemigo con su
ataque de sorpresa , que habría diezmado nuestro peque-
ño y valeroso contingente que en esos momentos se en-
contraba descuidado , bañándose en el río. Gracias a este
simulacro, pudo toda la tropa tomar sus puestos en las
trincheras sin haberse lamentado ninguna baja en ese mo-
momento .- La Paz , 31 de marzo de 1911.- Enrique Si-
baute".
Como premio a su heróico comportamiento en esta
gloriosa campaña , el H. Senado Nacional le otorgó una
medalla de oro , dándole el título de "Benemérito de la Pa-
tria". Además fué ascendido al grado de teniente 1o.
en mayo de 1903 .
A su regreso al cuartel general se le otorgarón los
grados de capitán graduado y efectivo , en mayo y junio
de 1904 , respectivamente .

III

Destinado en diciembre de 1905 a la sección geo-


gráfica del Estado Mayor General , Núñez prestó al país
importantes y positivos servicios acopiando datos y le-
vantando planos en la región litigiosa para el laudo arbi-
tral con el Perú . Además fué profesor de Topografía,
Proyección acotada y Dibujo en el Colegio Militar y Es-
cuela de Guerra, habiendo sido destinado como Tercer
Jefe a la Artilleria de Montaña , en julio de 1910 .
Ascendido a teniente coronel en 1913 , fué nueva-
mente destinado al Estado Mayor General como jefe de
la sección topográfica ; aquí se ocupó en hacer levanta-
mientos y planos para maniobras y viajes de estado na-
yor, hasta que fué designado como Jefe de Sección de la
Comisión boliviana de límites con Chile. En esta comi-
sión trabajó abnegadamente en las secciones 3a . y 4a ..
desde Chilcaya a Ollagüe, sufriendo los rigores de aque
lla región inhospitalaria.
174
694 GENERALES DE BOLIVIA

Desde 1914 hasta diciembre de 1915 desempeñó la


segunda jefatura del Regimiento " Camacho" 1o. de Ar-
tillería, en que pasó nuevamente al Estado Mayor Ge-
neral.
Cuando en 1917 se concentraron en La Paz las em-
bajadas de los paises americanos para celebrar la trasmi-
sion del mando presidencial, el mayor Nuñez fué desig-
nado como ayudante del Embajador del Brasil .
Desempeñó el cargo de Sub-Jefe del Estado Mayor
General y fué jefe accidental en varias ocasiones . En
enero de 1922 ascendió a coronel y fué destinado come
jefe de la Zona Militar del Sud. De aquí pasó, junio de
1925 , a comandar en Oruro la la. División , habiendo
sido ascendido por el H. Senado Nacional al rango de
general de brigada en noviembre del mismo año, con lo
que se cumplió el pronóstico que treinta años antes le hi-
ciera el presidente Baptista, augurándole que llegaría a
ostentar los entorchados de general .

IV

Por razones de salud el general Núñez se radico


durante varios años en la ciudad de Sucre, haciéndose
acreedor por su carácter sagaz y bondadoso, a la estima
ción general.
A parte de su comprobada competencia militar, el
general Núñez posee aima de artista en pintura, dibujo y
obras de mano, habiendo sido premiado con una medalla
de oro en la Exposición Nacional del Centenario.
Aficionado al cultivo de las flores, siente predilec-
ción por ellas , y en sus horas de osio se entrega con pa-
sión al cuidado de los jardines y rosales que adornan su
casa .
Su brillante hoja de servicios cuenta con dos cam
pañas y tres combates, y un total de 35 años y 8 meses
de servicios prestados a la patria hasta el 31 de diciem-
bre de 1925. ( 1)

( 1 ) En 1926 desempeñó durante algunos meses cl alto cargo de Jefe del


Estado Mayor General, mientras la ausencia del titular señor general José C.
Quirós, y en momentos difíciles para el ejército.
General de brigada Teófilo Vila

(1873 -.... )

El meritorio general don Teófilo Vila nació en la


ciudad de Cochabamba el 25 de agosto de 1873.
I levado por su destino ingresó al ejército en cali-
dad de cadete, durante la presidencia de don Aniceto Ar-
ce, habiendo sido ascendido al grado de Subteniente de
Infantería el 18 de septiembre de 1890 .

De aquí data su brillante carrera, debido solamen-


te a sus esfuerzos personales ; pues durante su vida mi-
litar no conoció ningún instituto de instrucción.
696- GENERALES DE BOLIVIA

Escaló los grados subalternos, uno a uno, por su


compentecia y capacidad, como se acredita por los si-
guientes datos anotados en el Escalafón del Ejército : te-
niente 20. graduado, en mayo de 1892 , con la antigüe-
dad de 17 de abril del mismo año ; teniente 2o . efectivo ,
en noviembre de 1893 , con la antigüedad del 1o. de sep-
tiembre del mismo ; teniente 1o. graduado, en marzo de
1898, con la antigüedad de 4 de mayo de 1898 .
Tuvo su bautismo de fuego durante la revolución
federal luchando en las filas del ejército constitucional
contra las huestes revolucionarias de La Paz ; estuvo en
los combates de Cosmini ( 24 de enero de 1899) y Cota-
gaita ( 10 de abril ) , donde fué herido, y cuando se nor-
malizó el país y se reorganizó el ejército, fué llamado
por el general Pando para hacer la campaña del Acre.

II

Incorporado en el batallón " Campero" 50. de li-


nea, nuestro joven oficial marchó con la abnegación del
holiviano patriota para reconquistar el territorio perdido
y hacer que nuevamente el estandarte que en Iruya, Mon-
tenegro e Ingavi flameara triunfante, volviera a ondear
victoriosa en las orillas del Acre ; pero su abnegación y
la de sus compañeros fué infelizmente estéril.
Vuelto al cuartel general a raíz del tratado de Pc-
trópolis que puso fin a la campaña, fué ascendido en
mayo de 1904 al grado de capitán .
Cinco años después , en octubre de 1909, ascendió al
grado de mayor , asumiendo la tercera jefatura del mismo
batallón hasta octubre de 1912 , en que fué destinado como
Sub-Intendente de Guerra. De aquí pasó , en julio de
1913, como Segundo Jefe del batallón "Murillo" 1o . de
línea, hasta abril de 1914 en que fué destinado al bata-
llón "Independencia" 20. de línea, siempre en su puesto
de segundo jefe .
Ascendido a teniente coronel, en septiembre de
1914 , pasó en diciembre del mismo año al batallón “Loa”,
como Segundo Jeie encargado del Detall . Allí permane-
GENERAL DE BRIGADA TEÓFILO VILA 697

ció hasta diciembre de 1916 en que fué destinado como


Comandante del 1o. Batallón del regimiento " Campero"
30. de infantería.
En enero de 1920 fué destinado como jefe de la
Guarnición del Noroeste, donde le sorprendió la revolu-
ción del 12 de julio de este año . La Junta revoluciona-
ria le destinó como Inspector General de Ejército , car-
go que desempeñó hasta febrero de 1921 , en que pasó a
ser jefe de la Intendencia de Guerra.
En enero de 1922 fué ascendido a coronel, y en no-
viembre de 1925 , al alto grado de general de brigada ,
habiendo sido destinado a la Inspección de Contabilidad
del Ejército , de nueva creación .

III

A más de los puestos que le cupo desempeñar en


las distintas reparticiones y cuerpos del ejército , el ge-
neral Vila también desempeño en 1912 una importante
comisión a las regiones del Cuevo e Ivo , entre las fron-
teras de Chuquisaca y Santa Cruz . Años mas tarde,
el Gobierno le encomendó la misión de inspeccionar la
caja de la Guarnición del Sudeste .
El general Vila es un militar preparado e inteli-
gente ; posee vasta ilustración , especialmente en el ramo
de matemáticas , su especialidad consiste en la contabili-
dad y la administración .
De temperamento nervioso, color blanco , talla mas
alta que baja, cabellos y barba rubios, ojos azules y de
mirar profundo, el general Vila se hace acreedor a la es-
timación general .
Hasta el 31 de diciembre de 1925 , sus servicios fue-
ron calificados en 35 años y 9 meses .

175
Gl

General de brigada Federico Román

( 1875-.... )

El general don Federico Román pertenece a la úl-


tima generación militar que luchara con enemigo extran-
jero en los bosques del Acre.
Nació el 21 de febrero de 1875 en la ciudad de
Chulumani, de la provincia de Sud Yungas , del departa-
mento de La Paz.
Cuando se hallaba dedicado a sus labores industria-
les en el lejano Acre se produce la invasión filibustera
del Brasil , y entonces le vemos al patriota Román orga
nizar en compañía de otros , su legendaria " Columna Por-
GENERAL DE BRIGADA FEDERICO ROMÁN 699

venir" y luchar con el enemigo defendiendo la integridad


de Bolivia, peleando heróicamente, como se ve en los si-
guientes acápites que trascribimos :
"Reunidos algunos de los propietarios que habían
huído de sus hogares, a iniciativa del oficial retirado Fe-
derico Román , dice el coronel Alaiza- , resuelven or-
ganizar una columna de voluntarios, que a poco de co-
menzado el reclutamiento alcanzaba a 80 hombres y más
tarde se elevó a 250, bajo la denominación de "Columna
Porvenir". La planta de oficiales y de toda la tropa
la componían hombres acostumbrados a la vida de las
selvas y conocedores de todos los secretos de la región.
Estas tropas, de una actividad inimitable , tan pronto
setaban en el Tahuamanu como en el Acre ; sus condicio-
nes varias permitían la guerra irregular de rápidos mo-
vimientos, lo cual era una ventaja de que carecían las
procedentes del interior , que en repetidos encuentros fa-
vorables hubieron de renunciar a la persecución del ene-
migo, privándose de aniquilarlo quizá definitivamente .
"En los once meses de su heróica actuación , la “Co-
lumna Porvenir" mantuvo en jaque a las fuerzas tres ve-
ces superiores del adversario, y entre los diversos triun-
fos que alcanzó se destacan brillantemente las victorias
de Bahía y Costa Rica . ( Sobre los ríos Acre y Orthon ) ".
El heróico comportamiento de Román durante la
campaña del Acre en 1902-1903 , fué altamente recom-
pensado por el país , pues se le declaró"Benemérito de
la Patria", concediéndosele una medalla de oro , un di-
ploma y el ascenso al grado de capitán , por orden general
dictada en Puerto Rico, el 21 de mayo de 1903 .

II

Desde esta época el general Román siguió prestan-


do importantes servicios en el ejército, en el que obtuvo
merecidamente el ascenso a mayor graduado, en mayo de
1904 ; a mayor efectivo, en diciembre de 1906 ; a tenien-
te coronel, en febrero de 1913 ; a coronel, en octubre de
1919 ; y a general de brigada, en noviembre de 1925.
700 GENERALES DE BOLIVIA

Desempeñó puestos importantes casi en todo el te-


rritorio nacional , pues fué nombrado Comandante de la
Guarnición de Puerto Suárez , en 1904 a 1906 ; Tercer Je-
fe del batallón "Zapadores " 60. de línea, creado en
Santa Cruz , de 1907 a 1909. Tercer Jefe del batallón
"Murillo" 1o . de línea , de 1909 a 1910 ; Segundo Jefe del
batallón "Zapadores", en Puerto Suárez y San Matías .
de 1910 a 1911. En el Estado Mayor General, como je-
fe de la segunda sección , de noviembre de 1912 a 1913 .
Primer Comandante del batallón "Villazón " 7o . de línea
(en el Beni ) de 1913 a 1914 ; y después, de la Guarnición
del Norte ( Riberalta ) , en los años 1915 , 16 , 17 y 18 , don-
de realizó importantes trabajos para mejorar los cami-
nos y vías de comunicación del Noroeste.
Por decreto de 15 de febrero de 1918 , fué desig-
nado Delegado interino del Gobierno en Cobija . En ene-
ro de 1919 fué destinado como comandante de la Zona
Militar del Sud, y en septiembre del mismo año , en co-
misión especial de exploración al Chapare .
Aquí organizó el regimiento "Zapadores" No. 7.
para establecer la vialidad entre la ciudad de Cochabam-
ba y el puerto de Todosantos . En 1924 , fué nombrado
Prefecto de Chuquisaca, donde supo captarse las simpa-
tías del vecindario , por su jovialidad y rectitud , así co-
mo por su carácter progresista y emprendedor.
Hasta el 31 de diciembre de 1925, se le han cali-
ficado 34 años 7 meses de servicios militares prestados
a la Nación .
General de brigada José Pol L.

(1876 -....) .

El general don José Pol L. pertenece a la joven ge-


neración educada en las aulas del Colegio Militar.
Nació en la bella ciudad de Cochabamba el 13 de
septiembre de 1876 , y luego de haber cursado humani-
dades en su ciudad natal se dirigió el año 1897 a la ca-
pital Sucre para ingresar al Colegio Militar. Aquí ven-
ció satisfactoriamente sus estudios y fué ascendido al
grado de Subteniente de Infantería, grado con el que tu-
176
702 GENERALES DE BOLIVIA

vo su bautismo de fuego en la campaña interna de 1898


luchando en el Segundo Crucero el 10 de abril de 1899
defendiendo el orden constitucional.
El gobierno surgido a raíz del triunfo revoluciona-
rio, le extendió nuevamente los despachos de Subtenien-
te , en fecha 13 de enero de 1902, con la antigüedad de
11 de junio de 1901 .

II

Desde este momento el subteniente Pol consagró


a la carrera, en la que se iniciara asistiendo a un combate,
toda su inteligencia y buena voluntad ascendiendo grado
por grado hasta llegar a ostentar los laureles de general .
Pronto llegó a ser teniente 20. ( febrero de 1903 )
y luego teniente 1o . graduado, habiendo sido destinado
en 1904 como oficial del Colegio Militar donde se le hizo
habilitado . Ascendido a teniente lo . efectivo, paso en
1905 a prestar sus ya importantes servicios en el Estado
Mayor General .
Nuevamente destinado al Colegio Militar, en enero
de 1906, fué ascendido a capitán graduado, en enero de
1907, y permaneció en este plantel hasta diciembre del
mismo en que fué destinado al batallón 2o . , donde ascen-
dió mediante exámen de competencia al grado de capi-
tán efectivo en enero de 1908, pero con la antigüedad de
9 de diciembre de 1907 .
Ascendido al grado de mayor en 1912 , le vemos
nuevamente prestando sus servicios en el Estado Mayor
General, de donde fué destinado como Jefe de Estado
Mayor Delegacional del Chaco . Alli hizo labor impor-
tante hasta que pasó por tercera vez al Estado Mayor
General, en noviembre de 1913.

III

Destinado como Tercer Jefe del regimiento "Cama-


cho" 1o . de artillería, en diciembre de 1914 , asistió al
viaje de Estado Mayor practicado en aquel año. Antes
GENERAL DE BRIGADA JOSÉ POL L. 703

de su destino a la artillería había sido comisionado para


instruir el contingente reclutado en Tarija.

Ascendido al grado de teniente coronel, fué desti-


nado en marzo de 1919 como Comandante del regimien-
to 1o. de infantería, habiendo pasado a comandar al re-
gimiento "Sucre " 3 de infantería en enero de 1920, donde
fué sorprendido por la revolución del 12 de julio de este
año .
En septiembre de 1922 pasó a desempeñar el cargo
de Ayudante General en el Ministerio de Guerra, donde
ascendió al grado de coronel ( septiembre de 1923 ) y lue-
go al rango de general de brigada ( noviembre de 1925 ) .
En el curso de su carrera militar desempeñó tam-
bién, aunque interinamente , la cartera de Guerra ; fué
Presidente del Círculo Militar y miembro de los directo-
rios del Seguro Militar y del Centro de Propaganda y
Defensa Nacional.
El general Pol es orador, tiene lenguaje ameno y
castizo ; sabe representar con brillo la institución a la que
pertenece.
Es de estatura alta ; constitución delgada pero fuer-
te ; color blanco ; cabellos y bigotes castaños ; ojos pardos ,
vivos y de mirar profundo .
Hasta el 31 de diciembre de 1925 contaba con 25
años de servicios militares calificados en legal forma.
General de brigada José C. Quirós

(1878-..... )

El general don José C. Quirós es de estatura más


alta que baja, de constitución gruesa y vigorosa, color
moreno, cabellos y bigote negro donde asoman ya algunas
canas, de mirada profunda y actitudes que denotan un
alma franca.
Nació en la ciudad, de Oruro el 3 de febrero de
1878 y después de cursar las aulas universitarias, ingre-
só a la carrera del foro, estudiando los tres primeros
años de Derecho en la universidad de Cochabamba . Pe-
ro inducido por su vocación y cariño a la carrera de las
armas, dejó las aulas para ingresar a las filas del ejército
donde obtuvo, el 13 de enero de 1902 , el ascenso a Sub-
teniente de Infantería, con la antiguedad de 11 de junio
de 1901 .
GENERAL DE BRIGADA JOSÉ C. QUIRÓS 705

Deseoso de aprender aun más , de perfeccionarse en


el difícil arte de la guerra y de profundizar sus conoci-
mientos militares, el jóven oficial ingresó a la Escuela de
Guerra, donde obtuvo el grado de teniente 20. , en ju-
nio de 1904.
Una vez concluidos sus estudios en aquel plantel
militar y ascendido a teniente 1o . ( 1906 ) , fué destinado
como oficial del Estado Mayor General, donde permane-
ció hasta enero de 1908 en que pasó al Colegio Militar con
el grado de capitán, y en el que tuvo la suerte de haber edu-
cado varias generaciones de oficiales, primero como pro-
fesor de matemáticas y, luego, como comandante de com-
pañía.
En octubre de 1913 fué ascendido al grado de ma-
yor y destinado como Tercer Jefe del batallón " Indepen-
dencia" 2o . de línea ; a fines del mismo mes pasó al 40 .
de infantería, con el mismo cargo, habiendo permaneci-
do varios años en el seno de esta unidad donde laboró por
su instrucción y disciplina , primero como Segundo Jefe
( 1913 ) y luego como Comandante de Batallón ( 1914 ) .
Reorganizada la Escuela de Clases en 1919, el ya
teniente coronel Quirós fué designado como Director de
ella ; pero cuando ésta fué nuevamente clausurada en di-
ciembre de 1920 por falta de alumnos , volvió al regi-
miento 4o . como Comandante.

ΙΙ

La revolución del 12 de julio de 1920 le sorprendió


en la ciudad de Oruro poniendo en peligro su vida debi-
do al desborde e indisciplina de la soldadesca de su re-
gimiento que se había revolucionado seducido por los
caudillos ... y cuando se consumó el cambio político, fué
destinado primero al cuerpo de edecanes de la Junta de
Gobierno y luego alejado a las regiones del Chaco como
jefe de la Guarnición del Sudeste, juntamente con el que
esto escribe, permaneciendo allí hasta febrero de 1921
Su labor en aquella región fué efectiva y de provecho
para el país : pues a él se debe la urbanización y pobla-
177
706 GENERALES DE BOLIVIA

ción del antiguo fortín Esteros , asi como la prolongación


de los fortines avanzados .
Empero, llamado por el Estado Mayor General,
dejó sus labores del Chaco para trasladarse al cuartel ge-
neral de La Paz, donde fué destinado como Director del
Colegio Militar .
Ascendido al grado de coronel, en septiembre de
1923 , desempeñó la sub-jefatura del Estado Mayor Ge-
neral hasta enero del siguiente año en que pasó a dirigir
nuevamente el Colegio Militar, pero elevado al rango
de general de brigada por el Senado de 1925 , reemplazó
en la jefatura del Estado Mayor General al general dor
Hans Kundt, cuando éste se alejó del país en marzo de
1926.

III

También el general Quirós desempeñó importantes


y elevados cargos en los que supo conquistar el aprecio
y estimación general : fué Jefe de la Misión Militar que
represento al ejército boliviano en el Perú, cuando este
país celebró el centenario de la batalla de Ayacucho ; fué
Comandante de las fuerzas expedicionarias en Yacuiba .
y Santa Cruz , cuando en 1924 estalláron en los citados
puntos algunos amagos revolucionarios contra el presi-
dente Saavedra. Poco tiempo después, desempeñó la
prefectura del departamento de Santa Cruz .
En los años 1922 y 24 tomó parte en los viajes de
Estado Mayor a Uncía y Uyuni, respectivamente ; y en
las grandes maniobras de 1923 comandó el partido ro-
jo.
Tal fué la vida militar del señor general don José
C. Quirós, hasta el 31 de diciembre de 1925 , durante
sus veinticinco años y dos meses de servicios calificados
hasta igual fecha . ( 1 ) .

(1 ) Fué ascendido a general de división mediante decreto supremo de 21


de diciembre de ' 928, ratificado por el Senado del mismo año.
General de brigada Raimundo González Flor

-... )
(1879-.

Cuando comenzaban a tronar los cañones de los


ejércitos contendientes en las costas del Pacífico, nacía el
distinguido general don Raimundo González Flor en la ciu-
dad de Tacna el 11 de abril de 1879, bautisándose bajo
la sombra de la tricolor boliviana. Fué su padre el be-
nemérito coronel don Raimundo González Flor, que tan
heróica actuación tuvo en la batalla de Tarapacá dirigien-
do a los bravos del denodado Batallón "Loa".
Al estallar la revolución federal en 1898 cumplía
19 años, y el joven universitario corrió a enrolarse en las
708 GENERALES DE BOLIVIA

filas del ejército que organizara la ciudad de sus afeccio-


nes, antes de conluir sus estudios .
Triunfante ella y reorganizado el ejército bajo ba-
ses científicas y modernas por el valeroso general José
Manuel Pando , nuestro joven cadete ascendió al grado
de Subteniente de Artillería con la antigüedad del 29 de
diciembre de 1898 e ingresó en 1902 a la Escuela de Gue-
rra para completar sus conocimientos militares . Alli fué
ascendido al grado de teniente 1o . efectivo, el 10 de mar-
zo del mismo año , con la antigüedad de 2 de diciembre de
1901 Cursó el primer y segundo año rindiendo exáme-
Les satisfactorios .
Concluidos sus estudios , egresó en 1904 con el gra-
do capitán . habiendo sido destinado al Estado Mayor Ge-
neral .

II

El 20 de diciembre de 1904 , González ascendió a!


grado de mayor ; en junio de 1908 fué destinado como
Tercer Jefe al batallón "Independencia" 2o . de línea, y
cuando la República de Chile celebró el centenario de su
independencia, formó parte de la Comisión Militar boli-
viana que en agosto de 1910 viajó a aquel país en repre-
sentación del Ejército . Allí fué condecorado con la me-
dalla "Al Mérito".
En febrero de 1911 fué nuevamente destinado como
Tercer Jefe del batallón 20. , donde ascendió a teniente
coronel ( julio de 1911 ) , habiendo pasado al Estado Ma-
yor General en enero del 12 , donde se le elegió para que
tomara parte en el viaje de Estado Mayor practicado
aquel año. Pocos meses después , en octubre, fué desti-
nado como Primer Jefe del regimiento 20. de caballería ,
que guarnecía las fronteras del Chaco .
Cerca de tres años vivió en aquella alejada región
de la patria, donde trabajó intensamente fundando for-
tines y uniéndolos por medio de caminos ; construyó cuar-
teles y estableció el servicio quincenal de correos entre
uno y otro fortín .
GENERAL DE BRIGADA RAIMUNDO G. FLOR 709

En septiembre de 1914 fué nuevamente destinado


al Estado Mayor General, de donde pasó a comandar el
regimiento "Camacho" 1o . de Artillería ( diciembre de
1914 ) . En 1915 se hizo cargo del regimiento "Murillo"
lo. de infantería, habiendo ascendido al grado de coro-
nel en octubre de 1918. Luego pasó a desempeñar el car-
go de Intendente de Guerra ( marzo de 1919 ) , donde fué
sorprendido por la revolución del 12 de julio de 1920.

III

Producido el cambio político a raíz de esta revolu-


ción, el coronel González Flor fué destinado a Disponi-
bilidad . Pero en agosto del 21 fué nuevamente llamado
al servicio activo del ejército para desempeñar el cargo
de Delegado Nacional en el Oriente , donde , guiado por
su actividad y celo, hizo construir con los fondos econo-
mizados durante su administración , casas para oficiales
y estableció la comunicación telegráfica entre Roboré y
Puerto Suárez, en una extención de 250 kilómetros
Allí permaneció hasta enero de 1923 en que fué
destinado como Comisario Nacional de Límites con la Re-
pública del Perú.
El general González Flor es de regular estatura ,
de constitución fuerte, pecho ancho, cabeza erguida ; co-
lor blanco, cabellos y bigotes rubios, frente ancha ; usa
anteojos y tiene una mirada escrutadora y penetrante a
travez de los lentes . De voz algo afónica, posee un ca-
rácter enérgico a la vez que afable. A parte de su pre-
paración militar, su especialidad es la contabilidad y es
especialista en la administración y organización de tro-
pas .
Fué ascendido a la alta categoría de general de bri-
gada en noviembre de 1925 , a la edad de 46 años , con un
total de 26 años de servicios en la carrera de las armas
hasta el 31 de diciembre de 1925 .

178
General de brigada Gonzalo Jáuregui

( 1882 -..... )

Nacido en la ciudad de La Paz el 1o . de julio de


1882, el general don Gonzalo Jauregui pertenece a la ge-
neración militar del año 1899.

Apenas había cumplido 17 años de edad, cuando


estalló la revolución federal y nuestro biografiado corrió
a engrosar las filas del ejército que organizara su ciudad
natal , para defenderla del peligro que le amenazaba. Alli
GENERA DE BRIGADA GONZALO JAUREGUI 711

fué ascendido al grado de Subteniente de Infantería e!


10. de abril de 1899.

Tuve su bautismo de fuego en el combate librado


en el crucere de Paria el 10 de abril de 1899 entre los ejér-
citos federal y unitario, y después del triunfo de las ar-
mas revolucionarias fué ascendido al grado de teniente.
20.

Teniente 1o . graduado en 1902 y efectivo en 1904 .


fué destinado a la Escuela de Clases, organizada por el
presidente Pando , donde ascendió hasta el grado de capi-
tán que lo obtuvo en 1905. Poco tiempo después marchó
a la vecina república de Chile, con objeto de practicar en
el ejército de aquel país y fué incorporado en uno de los
regimientos de infantería, donde sirvió hasta 1909 en
que volvió a Bolivia .

-II

A su vuelta de Chile fué destinado al batallón 40 .


de infantería, de cuyas filas pasó a la columna de Zapado-
res de Tarija.
Ascendido al grado de mayor en 1912 , le vemos
prestando sus servicios como Segundo Jefe del batallón
10. de infantería ; luego, a fines del mismo año, en el ba-
tallón " Independencia" 2o . de infantería , con el que hizo
la expedición a Puerto Suárez cuando se pusieron tiran-
tes las relaciones con el Paraguay .

Vuelto al cuartel general fué destinado , en abril


de 1914 , como Segundo Comandante del 1o . de infante-
ría, de donde pasó al Estado Mayor General en enero de
1915. Sirvió en esta alta repartición hasta junio del mis-
mo año, fecha en que pasó a ser Seguno Jefe del batallón
"Campero" 30. de infantería.
Ascendido a teniente coronel en mayo de 1917, asu-
mió la jefatura de la misma unidad, que había sido eleva-
da al rango de Regimiento ; y fué en este comando , que
le sorprendió la revolución del 12 de julio de 1920.
712 GENERALES DE BOLIVIA

III

Derrocado el presidente Gutiérrez Guerra a raíz


de esta revolución , el teniente coronel Jauregui fué desti-
nado como Primer Edecán de la Junta de Gobierno for-
mada para sustituir al presidente Gutiérrez, pero pocos
días después, el 30 de julio, pasó a dirigir la Escuela de
Guerra, y de allí a desempeñar la prefectura del departa-
mento de Santa Cruz. Ocupó este puesto hasta el mes
de febrero de 1921 en que fué destinado a comandar el
regimiento "Loa " 40. de infantería.
Ascendido al grado de coronel en septiembre de
1923 , el Estado Mayor General le encomendó la organi-
zación de la Primera División, cuyo comando lo ejerció en
Oruro hasta septiembre del mismo año en que pasó a la
Segunda División de La Paz .
El Senado Nacional de 1925 le otorgó el elevado
rango de general de brigada ( noviembre ) a los 43 años
de edad .

Tal fué la vida militar del general Gonzalo Jaure-


gui durante sus 27 años de servicios calificados hasta el
31 de diciembre de 1925.
CONCLUSION

Jóvenes oficiales:

Contribuyo a vuestras luces con este modesto trabajo,


que sintéticamente muestra la vida de los que, antecedién-
donos en la noble carrera de las armas, coronaron sus anhe-
los con los laureles de general.
Han pasado por el escenario de nuestra vida militar
140 generales en la primera centuria de existencia repu
blicana ( 1 ) . Habría querido mostraros la vida de todos ellos
con acopio de detalles a fin de que vuestro juicio sea más
cabal. Desgraciadamente la aridez de nuestros archivos y
el peculiar egoismo de los que han podido proporcionarme
mayores datos, me han impedido conseguir mi propósito.
El justiciero fallo que déis a cada uno de los biogra-
fiados ha de ser el premio o castigo que reciban por su com-
portamiento militar.
Seguid el ejemplo de los heroicos generales que hon-
raron las armas nacionales con su decisión y valor, seguid
la luminosa huella de los que dieron brillo al ejército con
su inteligencia y continuad con la generosa misión de man-
tenerlo digno por medio de la alti vez bien intencionada; al
mismo tiempo, censurad sin atenuantes, a los que mancha-
ron su espada con la sangre fratricida vertida en los traji-
nes revolucionarios , por conseguir la exaltación a las esferas
gubernativas, de "caudillos bárbaros ", obteniendo en recom-
pensa ascensos inmerecidos.

(1 ) Por falta de datos no se consignaron la biografía de los generales


Francisco Aguilar, José Manuel Molina, Bernabé Mendizábal , Rosendo Soria
Galvarro, Lucas Meruvia y Manuel Soria Galvarro.
179
714 GENERALES DE BOLIVIA

Vosotros jóvenes camaradas, destinados a orientar los


destinos del ejército boliviano, hacedlo con dignidad y pa
triotismo. Si llegáis a ostentar las insignias de general ,
que ellas sean fruto de vuestros merecimientos y sacrificios
propios . Ya pasó en Bolivia, por felicidad, la época en que
el militar era un improvisado, producto de las circuns-
tancias.
Depurado como está el ejército , la patria espera de él ,
salud y bienestar.
La Paz, 1929,

Resumen numérico, por grados y procedencia, de los


S. S. generales anotados en el escalafón del ejército, desde
1825 a 1925.
PROCEDENCIA GRADOS
Paceños .... · • 54 Libertador .. I
Cochabambinos... • 23 Mariscales 3
Chuquisaqueños · 17 Mayores Generales ... 9
Potosinos 9 Generales de división . 36
Orureños . 6 Generales de brigada..91 (2)
Peruanos . 6 ( 1)
· 5 Total ... 140
Tarijeños .
Argentinos · 5
Cruceños 3
Uruguayos 3
Colombianos . • 2
Venezolanos 2
Alemanes. 2
Francescs .. I
Irlandeces... I
Chilenos ...

Total ..
.... 140

(1 ) Los generales Lizardo Montero, César Canevaro, Manuel Velarde y


Andrés A. Cáceres, no prestaron ningún servicio a Bolivia a pesar de estar
inscritos en el escalafón de su ejército ; pués el Senado de 1882 les otorgó el
grado solo por haber sido aliados en la guerra de 1879. Por ello no figuran
en este libro.
(2) Aunque los meritorios jefes señores Blanco, Fernández y Gumucio,
obtuvieron el generalato después de 1925 , no por eso dejaré de anotar los si-
guientes datos biográficos:
CONCLUSIÓN 715

Carlos Blanco Galindo.- Nacido en la ciudad de Cochabamba el 12 de


marzo de 1882 , ingresó a la carrera de las armas el 17 de abril de 1899 con el
grado de Subteniente . Ascendido a teniente ( 1900) fué a perfeccionar sus es-
tudios en la Escuela Central de Tiro de Buenos Aires y luego en la Escuela de
Artillería e Ingenieros de Fontainebleu de Francia.
Vuelto al país , obtuvo el ascenso a capitán ( 1908) y pasó a comandar el
recién organizado regimiento Artillería de Campaña. Luego desempeñó, su-
cesivamente, los siguientes cargos: Jefe de la comisión de adquisición de arma-
mentos en Europa; director del Colegio Militar; jefe interino del Estado Mayor
General; profesor de diversas asignaturas en la Escuela de Guerra y Colegio
Militar, etc.
Autor de obras históricas y militares, ha hecho las siguientes publicacio-
nes: "Cartas de Sucre", " Resúmen de la Historia Militar de Bolivia", "Regla-
mento de Artillería”, “Instrucción para el levantamiento de croquis panorá-
micos".
Es caballero de la Legión de Honor de Francia y comendador de la Or-
den del Sol del Perú . Los gobiernos de Chile y Colombia le han condecorado
con la medalla del Mérito Militar y con la Cruz de Boyacá, respectivamente .
Jubilado en los últimos años dei gobierno del doctor Saavedra, fué reha-
bilitado al servicio activo por el presidente Siles, habiendo ascendido a general
de brigada, en diciembre de 1926.
Juan José Fernández Nació en la ciudad de Sucre el 16 de mayo de
1882. Inició su carrera militar el año 1897 enrolándose en el batallón "Ola-
feta" 6° de línea. En febrero del 99 obtuvo el ascenso a Subteniente de In-
fantería, habiendo marchado, en el siguiente año, a la campaña del Acre , como
oficial del batallón " Independencia" 2 ° de línea , donde ascendió a teniente
(1900).
Desde el año 1902 y hasta 1905 , prestó sus servicios alternativamente en
la Academia de Guerra y en el Colegio Militar. En septiembre de este último
fué designado para viajar a la república de Chile, donde supo distinguirse en-
tre la oficialidad de aquel país . A su vuelta a la patria prestó sus servicios en
el Estado Mayor General, en la Escuela de Guerra, en el Colegio Militar y en
diferentes cuerpos de línea.
Atenta a su vasta y sólida preparación profesional, la literatura militar le
debe varias obras, como la " Guia de Instrucción Individual" , "Servicio en
Campaña", "Combate de un Destacamento en marcha" y varias otras . A su
fallecimiento dejó inedita una valiosísima obra titulada: "Mis observaciones en
el Paraguay".
El año 1920, engañadc quizás por su buena fe de patriota con la idea de
regenerar la política del país llevando al poder un nuevo partido lleno de idea-
les y principios avanzados, tomó parte activa y fué uno de los gestores de la
revolución del 12 de julio, habiendo sido miembro militar de la Junta de Go-
bierno.
Desde 1921 desempeñó el cargo de Adjunto Militar en el Paraguay, don-
de tuvo una brillante actuación.
En marzo de 1927 fué designado como Delegado Nacional en el Chaco,
habiéndole sorprendido la muerte el 10 de diciembre del mismo año en el pue-
blo argentino de Tartagal, cuando se dirigía a la ciudad de Salta en busca de
salud.
716 GENERALES DE BOLIVIA

Carlos de Gumucio .- Nacido en la ciudad de Cochabamba el 2 de marzo


de 1883 , ingresó al Colegio Militar en 1900, habiendo sido ascendido a Subte-
niente de Infantería el 20 de diciembre de 1902. Teniente en 1905 y capitán
en 1909, ingresó a la Escuela de Guerra , y de allí viajó a Chile donde fué in-
corporado al regimiento " Pudeto" 12 de infantería.
Vuelto al país y cuando en 1912 se pusieron tirantes las relaciones con el
Paraguay, tomó parte en la expedición que marchó a la lejana frontera de
Puerto Suárez . Ascendido más tarde a mayor ( 1915) , sirvió en varios regi-
mientos de infantería como jefe de detall y comandante de batallón , respectiva-
mente. Con el grado de teniente coronel ( 1920) comandó los regimientos
"Colorados", "Campero", " Pérez" y " Sucre," con verdadero acierto, inteligen
cia y honradez .
Coronel en 1925 , fué designado en 1927 como comandante de la Cuarta
División, donde obtuvo el grado de general de brigada mediante honroso de-
creto supremo de 21 de diciembre de 1928, ratificado por el Congreso , “por
que sostuvo el honor militar librando la acción de armas de " Boquerón" y
'Mariscal López " de hermoso triunfo para el soldado boliviano ", cuando el
Paraguay quiso ultrajar impugnemente al pabellón y al ejército nacional con
su alevoso asalto del 5 de diciembre de 1928 al Fortín " Vanguardia”.
BIBLIOGRAFIA

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66
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Boletín de la Sociedad Geográfica
Sucre.
Boletín Militar
Revista Militar ( 1902).
Escalafón del Ejército (desde 1839).
Colección de Anuarios.
Colección de diarios.
ERRORES NOTABLES

PAGINA LINEA DICE DEBE DECIR


247

14 descubridor descubrir
===

4 II el le
34 habriera abriera
24 3 (Murillo) (Morillo)
25 2 Bolivar Bolivia
27 5 vuevan vuelvan
36 ΙΟ cerranías serranías
41 34 Hunmanga Huamanga
45 7 atrevía acercarmc atreví a acercarme
49 I2 properidad prosperidad
52 4 esguida seguida
72 30 En ΕΙ
73 34 el le
73 37 rspetos respetos
74 6 ordes orden
74 6 Patria Paria
81 9 bolivianos boliviano
84 25 aviéndose aveniéndose
86 15 tampocoo tampoco
89 12 posición poseción
89 21 revolucios revolución
94 31 comandante Comandante
99 32 gnerras guerras
ΠΙΟ 26 paples papeles
114 20 acendido ascendido
115 8 Ascendió Ascendido
116 12 siguó siguió
117 5 Yá na quedan Ya no quedan
136 24 invorrable imborrables
141 20 prsinero prisionero
143 20 soberasas soberanas
144 8 pra para
145 28 Burdttt Burdett
149 I2 vida de militar vida militar
150 12 intronizamento intronizamiento
51

163 5 atque ataque


164 toos todos
PAGINA LINEA DICE DEBE DECIR

177 6 de de la República de la República


177 19 poscripción proscripción
178 15 paria patria
178 34 que asesino que el asesino
181 14 oficiacles oficiales
187 22 rendirse traidos rendirse al traidor
198 19 sediendo cediendo
203 26 quein quien
208 31 Gramada Gramadal
212 24 Cuantos años han Cuarenta años han
reposado reposado
213 25 vertido vertida
221 28 1837 1873
230 7 estractar extractar
231 28 "Beneméritos "Benemérito
232 28 de los los pueblos de los pueblos
242 23 1806 1866
244 31 del Btallón 7 del Batallón 7
249 29 declaracionse declaraciones
252 30 1869 1859
253 15 miltar militar
256 22 reunión reunir
258 7 el 25 de mayo. el 26 de mayo
265 30 pocos compañantes pocos acompañantes
275 4 otro otros
284 23 furiosamente de ata. furiosamente ataca-
cado do
295 6 es en
299 15 vuelto vuelta
аш т

cnoforme conforme
сос

302
305 ( 1837 ( 1873)
316 3 represetno representó
316 16 mudial mundial
37 noviembre de 1922 noviembre de 1911
325
333 22 pincipales principales
383 I o de los chismes o los chismes
387 23 decubrió descubrió
390 24 2841 ) 1841 )
403 y 2 Fernando Campor Fernando Campero
PAGINA LINEA DICE DEBE DECIR

404 28 des varatada desbaratada


406 2 horoicas heroicas
439 12 caer el general Belzu caer al general Belzu
439 24 uno ojos unos ojos
470 38 escolastismo escolantismo
474 18 Comata Pomata
479 24 estaban muchos estaban munidos
499 19 viajets viajes
499 20 prcuró procuró
507 •8 Portestaron Protestaron
512 17 vino a avisar vino a avivar
516 14 subteniente de infantería Subteniente de Infantería
522 II bolivianos bolivianas
534 14 depositios depósitos
541 8 par arrojar para arrojar
547 17 1869 1859
550 34 cabmio cambio
559 27 Consejo Municipal Concejo Municipal
560 I surgidae surgidas
562 IO subteniente de infantería Subteniente de Infantería
562 24 primer jefe Primer Jefe
569 13 y 14 subteniente de infantería Subteniente de Infantería
578 I y 2 subteniente de artillería Subteniente de Artillería
579 30 1874 1884
583 19 subteniente de infanteria Subteniente de Infantería
584 3 2857 1857
100

604 5 finjió fingió


605 8 no quizo no quiso
611 26 aucencia ausencia
78

617 7 hobre hombre


622 8 tezón tesón
640 33 y un duro y aun duró
641 31 y 32 almorsacen almorzacen
647 15 táctica Táctica

181
INDICE
PAGINA

Dedicatoria .. I
Prólogo .... II
Objeto de esta obra ... I

LIBERTADOR

Simón Bolívar . 3

MARISCALES

300
Antonio José de Sucre .. 13
Andrés de Santa Cruz .. 28
Felipe Braun .. 36

MAYORES GENERALES

José María Pérez de Urdininea... 56


José Miguel de Velasco 63
Sebastián Agreda ... 67
José Gabriel Téllez 76
Gonzalo Garcia Lanza . 81
Pedro Olañeta ... 87
Eliodoro Camacho .. 91
José Manuel Rendón .. 96
José Manuel Pando 112

GENERALES DE DIVISION

José Miguel Lanza .. 123


Carlos Medinaceli ... 128
Mariano Enrique Calvo 134
Francisco Burdett O'Connor . 137
Narciso Irigoyen.. 153
-- II
PAGINA

Ramón Herrera .. 157


Francisco López de Quiroga .. 161
Luis Lara 180
Timoteo Raňa 183
Mariano Torrelio .. 189
Manuel Sagárnaga.. 194
Gregorio Gomez de Goytia .. 201
José Ballivián . 204
Agustín Morales ... 214
Mariano Ballivián . 219
José Dulón .... 222
Leonardo Antezana 225
Celedonio Avila .... 230
José Manuel Ravelo . 237
Nicolás Rojas. 240
Ildefonso Sanjinés . 243
Narciso Campero.. 247
Mariano Melgarejo .. 263
José Manuel Martínez.. 271
Manuel Irigoyen .... 276
Vicente G. Prada y Lombera 278
Manuel Othón Jofré ... 282
Carlos de Villegas.. 286
Nicanor Flores 290
Clodomiro Montes . 295
Jacques Sever. 298
Fermín Prudencio . 304
Ismael Montes 307
Rosendo R. Rojas.. 317
Hans Kundt . . . . 323

GENERALES DE BRIGADA

José Ramón de Loayza 329


Gregorio Fernández .. 334
Manuel Vera ..... 336
Manuel Valdéz .. 340
Gerónimo Villagra . 344
Calixto Ascarrunz . 347
José María Aviléz . 350
Mariano Armaza .. 353
Francisco Anglada . 361
Dámaso Bilbao La Vieja . 365
Bernardo Trigo .. 369
Agustín Saavedra.. 372
León Galindo .. 375
Pedro Blanco . 379
III
PAGINA

Francisco Barrenechea . 389


Manuel Carrasco 392
Manuel Dorado . 395
Manuel R. Magariños . 398
Fernando Campero . 403
José María Silva .. 406
José Manuel Dávalos . 409
Mariano Sierra.. 411
José María Suárez . 414
Eusebio Guilarte 417
José Manuel Chinchilla 421
Fermín Rivero .... 427
Manuel Isidoro Belzu 431
José María Zaballa. 440
José Benigno Loza 442
José María Achá .. 446
José María Allende 450
Manuel Antonio Sánchez . 454
Gregorio Pérez.... 458
José Manuel Crespo.. 462
Lorenzo Velasco Flor . 464
Juan José Pérez .、 467
Pedro Cortadellas .. 513
Isidoro Valencia . 516
Rufino Carrasco . 520
Juan Sánchez . 527
Pedro Villamil . 530
Pedro Alvarez Condarco . 536
Salvador Peñaranda.. 540
Anbrosio Penainillo. 543
Manuel de la Cruz Pomier 546
Ignacio Villarroel.. .. 549
José Aurelio Sánchez 552
Juan Mariano Mujía . 556
Lorenzo Montalvo ... 561
Pedro España... 564
Casto Arguedas . 568
Luciano Alcoreza.. 577
José María Calderón . no . 580
.
Juan Crisóstomo Hermosasa ... 582
Jorge Córdova ... 585
Juan de Dios Arrieta 591
Quintín Quevedo . 595
Severino Zapata ... 601
Juan José Prudencio . 609
Claudio Acosta... 613
Ramón González 616
Hilarión Daza ... 623
-- IV
PAGINA

astor Sainz .. 634


ctavio La Faye 648
Pedro P. Vargas 638
ulio La Faye . 653
Belisario Antezana ,. 656
Julián María López 661
Zenón Cossio ... 666
Miguel Ramallo . 669
Elias Monje ... 672
Pastor Baldivieso.. 675
Carlos M. de Villegas 681
Simón Aguirre .... 685
Adalid Tejada Fariñas .. 688
Guillermo Núñez del Prado . 691
Teófilo Vila ... 695
Federico Román.. 698
José Pol L.... 701
José C. Quirós .. 704
Raimundo González Flor . 707
Gonzalo Jauregui 710
Conclusión ...... 713
Resúmen numérico por grados y procedencia . 714
Bibliografía . 717
Errores notables . 719

182

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