Fragmentos de La Ilustración

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 2

Fragmentos de la Ilustración

Benito Jerónimo Feijoo Teatro crítico universal

SOBRE LA MODA

Siempre la moda fue la moda. Quiero decir que siempre el mundo fue inclinado a los nuevos
usos. Esto lo lleva de suyo la misma naturaleza. Todo lo viejo fastidia. El tiempo todo lo
destruye. A lo que no quita la vida, quita la gracia [...] Piensan algunos que la variación de las
modas depende de que sucesivamente se va refinando más el gusto, o la inventiva de los
hombres cada día es más delicada. ¡Notable engaño! No agrada la moda nueva por mejor, sino
porque se juzga que lo es, y por lo común se juzga mal. Los modos de vestir de hoy que
llamamos nuevos, por la mayor parte son antiquísimos. Aquel linaje de anticuarios que llaman
medallistas (estudio que en las naciones también es de la moda) han hallado en las medallas
que las antiguas emperatrices tenían los mismos modos de vestidos y tocados que, como
novísimos, usan las damas en estos tiempos [...] Hoy renace el uso mismo que veinte siglos ha
expiró. Nuestros mayores le vieron decrépito y nosotros le logramos niño. Enterróle entonces
el fastidio y hoy le resucita el antojo. [...] La razón de la utilidad debe ser regla de la moda. No
apruebo aquellos genios tan parciales de los pasados siglos que siempre se ponen de parte de
las antiguallas. En todas las cosas el medio es el punto central de la razón. Tan contra ellas, y a
caso más, es aborrecer todas las modas que abrazarlas todas. Recíbase la que fuere útil y
honesta. Condénese la que no trajera otra recomendación que la novedad.

Gaspar Melchor de Jovellanos, una carta

Inconvenientes de un viaje en coche

Caminar en coche es ciertamente una cosa muy regalada, pero no muy a propósito para
conocer un país. Además de que la celeridad de las marchas ofrece los objetos a la vista en una
sucesión demasiado rápida para poderlos examinar, el horizonte que se descubre es muy
ceñido, muy indeterminado, variado de momento en momento, nunca bien expuesto a la
observación analítica. Por otra parte, la conversación de cuatro personas embanastadas en un
forlón, y jamás bien unidas en la idea de observar, ni en el modo y objetos de la observación; el
ruido fastidioso de las campanillas y el continuo clamoreo de mayorales y zagales, con
banderola, su capitana y su tordilla, son otras tantas distracciones que disipan el ánimo y no le
permiten aplicar su atención a los objetos que se le presentan.

Agregue a esto la naturaleza del país que acabamos de atravesar, compuesto de inmensas
llanuras, de horizontes interminables, sin montes ni colinas, sin pueblos ni alquerías, sin
árboles ni matas, sin un objeto siquiera que señale y divida sus espacios, y fje los aledaños de
la observación, y verá que es incapaz de ser observador de carrera, y que se resiste sin arbitrio
al estudio y meditación del caminante.

José Cadalso Cartas Marruecas

CARTA I De Gazel a Ben-Beley (Fragmento)

He logrado quedarme en España después del regreso de nuestro embajador, como lo deseaba
muchos días ha, y te lo escribí varias veces durante su mansión en Madrid. Mi ánimo era viajar
con utilidad, y este objeto no puede siempre lograrse en la comitiva de los grandes señores,
particularmente asiáticos y africanos. Éstos no ven, digámoslo así, sino la superficie de la tierra
por donde pasan; su fausto, los ningunos antecedentes por dónde indagar las cosas dignas de
conocerse, el número de sus criados, la ignorancia de las lenguas, lo sospechosos que deben
ser en los países por donde transiten y otros motivos, les impiden muchos medios que se
ofrecen al particular que viaja con menos nota. Me hallo vestido como estos cristianos,
introducido en muchas de sus casas, poseyendo su idioma, y en amistad muy estrecha con un
cristiano llamado Nuño Núñez, que es hombre que ha pasado por muchas vicisitudes de la
suerte, carreras y métodos de vida. Se halla ahora separado del mundo, y, según su expresión,
encarcelado dentro de sí mismo. En su compañía se me pasan con gusto las horas, porque
procura instruirme en todo lo que me pregunto; y lo hace con tanta sinceridad, que algunas
veces me dice: de esto no entiendo; y otras: de esto no quiero entender. Con estas
proporciones hago ánimo de examinar no sólo la corte, sino todas las provincias de la
península. Observaré las costumbres de este pueblo, notando las que son comunes con las de
otros países de Europa, y las que le son particulares. Procuraré despojarme de muchas
preocupaciones que tenemos los moros contra los cristianos, y particularmente contra los
españoles. Notaré todo lo que me sorprenda, para tratar de ello con Nuño, y después
participártelo con el juicio que sobre ello haya formado.

Poesía Ilustrada

Félix María Samaniego Fábulas en verso castellano

El parto de los montes


Con varios ademanes horrorosos
los Montes de parir dieron señales.
Consintieron los hombres temerosos
ver nacer los abortos más fatales.
Después que con bramidos espantosos
infundieron pavor a los mortales,
estos Montes, que al mundo estremecieron,
un Ratoncillo fue lo que parieron.
Hay autores, que en voces misteriosas,
estilo fanfarrón y campanudo,
nos anuncian ideas portentosas;
pero suele a menudo
ser el gran parto de su pensamiento,
después de tanto ruido, sólo viento.

También podría gustarte