Lucas Lección 29 N4

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ESTUDIOS BÍBLICOS EN COMUNIDAD 1

Lucas Lección 29—Lucas 23:26-56


Sufrimiento y Perdón
¡Memoriza la VERDAD!
“Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en
rescate por muchos.” Mark 10:45
DÍA 1: LUCAS 23:26-31—El Recorrido de Jesús hasta la Cruz
1. ¿Qué obligaron los soldados a Simón de Cirene que hiciera? ¿Qué razones pudieran haber tenido para obligarlo a
hacer esto?

R/. Le dieron la cruz para que cargara detrás de Jesús // Que se dieron cuenta que físicamente Jesús ya no daba más.

2. ¿Cómo manifestó Jesús compasión por otros aun mientras Él era sometido a sufrimiento personal?

R/. Que no lloren por Él, sino que lo hagan por ellas mismas y por sus hijos

3. Según Lucas 19:41-45, ¿qué había predicho Jesús que sucedería a la gente de Jerusalén? ¿Por qué serían tales
eventos motivo para lamento?

R/. Que tendrán días en que los enemigos los rodearán y encerrará por todos lados, así también derribarán a ti y a tus
hijos por que no reconocieron el tiempo que Dios vino a salvarte (Lucas 19: 43-44)

DÍA 2: LUCAS 23:32-38—Escarnio y Perdón


4. ¿Quiénes fueron crucificados con Jesús? ¿Cómo cumplió esto la profecía que Él había mencionado a Sus discípulos
(Lucas 22:37)?

R/. Dos malhechores o criminales // Que fue crucificado por personas que si eran culpables por sus actos (inicuos)

5. Mientras colgaba de la cruz agonizando, ¿qué le pidió Jesús a Su Padre que hiciera? ¿Qué te dice esta oración acerca
de Jesús?

R/. Que les perdone por que no sabían lo que hacían // Que Jesús aún en la situación que se encontraba tenía amor y
compasión pidiendo a su padre que no tome en cuenta sus pecados.

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6. Los observadores que se mofaron de Jesús pensaban que Él debía ser capaz de salvarse a Sí mismo porque había
salvado a otros. ¿Por qué no podía Jesús salvarse a Sí mismo y salvar a otros al mismo tiempo?

R/. Por que tenía que cumplirse con lo que estaba escrito y la misión al que Dios padre le había encomendado que era
salvar al mundo del pecado. (Mateo. 26: 53-54)

7. ¿Qué cargo contra Jesús estaba en el letrero clavado arriba de Su cabeza? ¿Esta descripción era cierta o falsa?
Explica.

R/. Este es el rey de los judíos // Era falsa, porque el hecho de llamarse rey de los judíos hacia que cometiera delito ya
que el rey en ese entonces era Herodes. (el autoproclamarse rey era considerado traición)

¡Aprende la VERDAD!
Jesús no permitió que Su propio sufrimiento apagara Su compasión y preocupación por otros. Él
estaba dispuesto a humillarse y a asumir el papel de siervo por nosotros—incluso hasta el extremo de morir.
Aquellos que Le siguen comparten esta mentalidad (véase Filipenses 2:4-8). Imitarle significa preocuparse y
afligirse con aquellos que sufren. Esta semana, busca a los que sufren a tu alrededor. Imita a Jesús, poniéndote
en el lugar de ellos. Camina junto a ellos con humildad y compasión. Observa lo que aprendas acerca de ti
mismo y acerca de Jesús, y prepárate para comentar sobre esto con tu Grupo Pequeño.

DÍA 3: LUCAS 23:39-43—Dos Respuestas a Jesús


8. ¿En qué difieren las actitudes de los dos criminales hacia Jesús?

R/. Que uno de ellos lo recriminaba; sin embargo, el otro era consiente de sus actos y creyó en Jesús y su reino.

9. ¿Qué le pidió el criminal arrepentido a Jesús que hiciera? ¿Cómo respondió Jesús?

R/. Que se acordará de él cuando venga a su reino // Que ese mismo día estará con Él en el paraíso.

DÍA 4: LUCAS 23:44-49— Un Velo Roto


Nota: La hora sexta significa “mediodía,” y hora novena significa “3:00 de la tarde.”
10. ¿Qué eventos extraordinarios ocurrieron al tomar Jesús sus últimos suspiros?

R/. El sol se oscureció y el velo del templo se rasgó.


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11. ¿Cómo mostró Jesús Su autoridad sobre Su propia vida hasta el mero final?

R/. Encomendándose a su padre.

12. ¿Cómo respondió el centurión a los eventos que ocurrieron en torno a la muerte de Jesús? ¿Cómo respondió la
multitud de observadores? ¿Qué te llama la atención de estas respuestas?

R/. Dando gloria a Dios y aceptando que Jesús verdaderamente era justo // Se golpeaban el pecho arrepentido de sus
actos // El poder de su sangre sobre la cruz (transforma ♥).

DÍA 5: LUCAS 23:50-56—La Sepultura de Jesús


Nota: El concilio mencionado en Lucas 23:50 es el Sanhedrín, el tribunal judío de gobernantes que había juzgado a Jesús
la noche anterior.
13. ¿Qué te enseña acerca de José de Arimatea la descripción de Lucas en este pasaje?

R/. Que, a pesar de estar en un tribunal judío, era justo y esperaba el reino de Dios (“estaba junto pero no revuelto”)

14. ¿Qué obstáculos pudiera haber enfrentado José? ¿Por qué podríamos considerar que sus acciones fueron valientes?

R/. Pudo haber sido destituido a su cargo ya que todavía había personas de duro ♥ que pudieron haber entendido que José
era un seguidor de Jesús la cual le hubiera traído consecuencias fatales.

15. Repasa Lucas 8:1-3, 23:49. Las mujeres que menciona Lucas habían seguido a Jesús desde Galilea. ¿Qué apoyo
habían provisto? ¿Cómo habían mostrado amor y lealtad a Jesús?

R/. Daban sus propios recursos para la obra de Jesús // Prepararon especias aromáticas y ungüentos para el sepulcro de
Jesús.

¡Aplica la VERDAD!
Lucas nos dice que José estaba buscando el reino de Dios (Lucas 23:51). Esta perspectiva le
impartió el valor y la esperanza para afirmar su conexión con Jesús cuando otros de los seguidores
de Cristo se habían dispersado. Le dio el valor y la intencionalidad para mostrar honor y lealtad a Jesús. Pide a
Dios que te ayude a buscar, observar y extender Su reino en el mundo que te rodea. ¿Cómo podría afectar, la
perspectiva de buscar el reino de Dios, lo que dices y haces? ¿Cómo podría afectar tu esperanza y
prioridades? ¿Cómo podría aumentar tu valentía y coraje? Prepárate para comentarlo con tu Grupo Pequeño

DÍA 6: Participa en Clase


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Lección 29 Comentario

Sufrimiento y Perdón
Lucas 23:26-56
El Recorrido de Jesús hasta la Cruz
A lo largo de un día prolongado y agotador, Jesús había sido condenado, tanto por las autoridades judías como por
las romanas. Pilato declaró la sentencia de muerte de Jesús, y había comenzado el sufrimiento de una ejecución
romana. Las crucifixiones romanas habitualmente eran precedidas por una brutal flagelación. En los tiempos de
Jesús, se conocía esta flagelación como uno de los castigos más dolorosos que una persona podría soportar. Se
hacía con un látigo de múltiples cuerdas con pedazos filosos de metal y hueso incrustados. El látigo estaba diseñado
específicamente para romper la piel y arrancar la carne de los huesos. La flagelación romana llevaba la intención de
reducir a sus víctimas a una condición cercana a la muerte. En ocasiones las víctimas morían sólo por la
flagelación.
En las instalaciones del gobernador, los soldados romanos despojaron a Jesús de Sus vestidos. Luego Lo torturaron
y Lo escarnecieron (Mateo 27:27-31) antes de llevarlo a ser crucificado. En la tradición romana, un criminal
sentenciado era obligado a cargar su cruz por las calles para humillarlo y disuadir a otros para que no se rebelaran
contra la ley romana. El recorrido que hizo Jesús hasta el lugar de Su ejecución se convirtió en espectáculo público.
Para entonces, Jesús ya había sufrido considerable dolor físico y emocional. Había agonizado en oración respecto a
la muerte que se aproximaba. Había contemplado los horrores de cargar con el pecado de todo el mundo. Había
sido abandonado por Sus discípulos. Había soportado una noche sin sueño y una severa golpiza en la casa del sumo
sacerdote. Y había sido sometido a los horrores de una flagelación romana.
La Escritura no especifica la razón por la que los soldados obligaron a Simón de Cirene a ayudar a Jesús a cargar
con Su cruz. Pero es probable que Jesús estaba tan debilitado por los eventos de las últimas horas que era incapaz
de cargarla Él mismo. Cirene era un asentamiento en el Norte de África—la actual Libia—con una gran población
de judíos. Es posible que Simón haya sido un judío que había venido desde esa ciudad hasta Jerusalén para celebrar
la Pascua. Pudo acompañar a Jesús en Sus últimos momentos mientras el Hijo de Dios asumía el papel de Cordero
Pascual.
Las mujeres fieles que apoyaron a Jesús durante Su ministerio siguieron a la procesión que se dirigía hacia el sitio
de la ejecución. Estas mujeres lloraban por lo que estaban observando. Jesús las exhortó a que lloraran más bien por
el juicio que vendría sobre su ciudad. A pesar de Su sufrimiento presente, sentía compasión por el sufrimiento que
estas mujeres presenciarían.

Escarnio y Perdón
Hasta el día de hoy, la crucifixión sigue siendo una de las formas más crueles de ejecución concebidas por el
hombre. Los soldados ataban ambas muñecas del prisionero a la cruz y ataban sus pies con sogas. Mientras el peso
de su cuerpo lo jalaba hacia abajo, luchaba para respirar. Cada respiro era agonizante, requiriendo que el prisionero
levantara su cuerpo maltratado contra la cruz y sintiera el dolor agudo de los clavos atravesados a sus manos
sangrantes. En la cruz, Jesús oró por aquellos que participaron en Su muerte: “Padre, perdónalos porque no saben
lo que hacen” (Lucas 23:34). En contraste con el odio cruel del hombre, Jesús mostró amor y perdón por Sus
enemigos. En Sus momentos de mayor agonía, al padecer sufrimientos indescriptibles por ellos, pidió a Dios que
les mostrara misericordia.
Jesús no fue el único prisionero que fue ejecutado ese día. Dos criminales fueron crucificados con Él, cumpliendo
así la profecía de que Él sería “contado con los transgresores” (Isaías 53:12). Uno de estos hombres, como los
observadores al pie de las cruces, se mofaba y maldecía a Jesús. Sin embargo, el otro temía a Dios. Comprendía
que él había pecado y merecía morir. Él aseguraba que Jesús no había hecho nada malo. Le pidió a Jesús:
“Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.” Jesús respondió: “De cierto te digo, hoy estarás conmigo en el
paraíso”.
Mientras Jesús consolaba al criminal moribundo, Él mismo sufría el dolor más severo que nadie haya sufrido jamás
—el rechazo por Dios. El Padre, quien siempre había estado con Jesús desde la eternidad pasada, ahora Se separó
de Jesús mientras Jesús fue hecho pecado por nosotros. Marcos 15:34 registra Su clamor lastimero: “Dios mío,
Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”
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La multitud al pie de la cruz permanecía crítica y despiadada. Los soldados echaban suertes por Sus prendas de
vestir. Los líderes religiosos se burlaban de Jesús. Decían que si Él realmente fuera el elegido de Dios, hubiera
podido librarse a Sí mismo de los romanos. Los soldados se unieron a los líderes para mofarse de Jesús. En tono
burlón Le llamaron “Rey de los Judíos” y Le ofrecieron vino agrio para ayudar a calmar el dolor, lo cual Jesús
rechazó (Mateo 27:34). Él cargó con el peso completo de la agonía.

Piensa en la importancia de la humildad y la contrición. El criminal no arrepentido fue arrogante e


incrédulo. Pero el criminal arrepentido no negó su culpabilidad. Reconoció que él merecía el castigo que
estaba recibiendo. Temía a Dios y reconoció su necesidad de Jesús. Hizo su petición de manera humilde
y reverente. Y Jesús recompensó su fe con una promesa reconfortante. Dios muestra Su favor para con
aquellos que son humildes y se arrepienten y tiemblan a Su palabra (Isaías 66:2).

Al mediodía, cuando el sol debía haber estado brillando con el mayor resplandor, el cielo súbitamente se oscureció
sobre toda la tierra. Al entregar Jesús Su espíritu, la cortina que estaba frente al Lugar Santísimo del templo se
rompió en dos, de arriba abajo (Mateo 27:50-51). La Cortina que cubría el lugar sagrado donde no podía entrar
nadie, sino el sumo sacerdote—y eso únicamente una vez al año—tenía 10 centímetros de espesor.

Piensa en la importancia de la cortina rota. La cortina del templo separaba el Lugar Santo del Lugar
Santísimo. Antes de la muerte de Jesús, el acceso a Dios estaba limitado. El sacerdote entraba allí una
vez al año para ofrecer sacrificios para expiar el pecado. Pero el sacrificio de Jesús pagó una vez por
todas por el pecado (Hebreos 7:27; 9:12). Cuando Él murió, la cortina se rompió, y por medio de Él,
ahora tenemos acceso directo hasta Dios en todo momento. Podemos acercarnos a Dios confiadamente y sin temor.

Justo antes de que muriera, Jesús declaró a gran voz: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lucas 23:46).
Juan registra que también anunció: “Consumado es” (Juan 19:30). Jesús sabía que había completado todo lo que
Dios le había encargado que hiciera. No fue víctima; voluntariamente escogió pagar el precio requerido para
reconciliar a las personas con Dios.

Los que presenciaron la muerte de Jesús respondieron de maneras diferentes. El centurión reconoció que Jesús era
inocente. Él probablemente había presenciado la ejecución de muchas personas y se habría endurecido a sus
muertes. Sin embargo, reconoció que ésta no había sido ninguna ejecución común. “¡Verdaderamente éste era el
Hijo de Dios!” declaró (Mateo 27:54). Los observadores golpeaban sus pechos, una expresión pública de pesar.
Los que habían conocido a Jesús guardaban su distancia mientras hacían luto.

Los cuerpos de criminales ejecutados habitualmente eran llevados al valle de Gehena y quemados como vil basura.
Sin embargo, en raras ocasiones, los parientes cercanos pudieran intentar reclamar los cuerpos de los muertos. En
un momento en que era políticamente peligroso hacerlo, un hombre valientemente se adelantó para hacer este honor
por Jesús.

Este hombre era José de Arimatea. Era miembro del Sanhedrín, el concilio judío que había sentenciado a Jesús por
blasfemia—pero él no había participado en la decisión del concilio. José era un discípulo de Jesús. Lucas lo
describe como un hombre bueno y justo, uno que estaba buscando el reino de Dios. Sin embargo, hasta este
momento, había guardado el secreto de su fe, debido a su temor de los judíos (Juan 19:38). José se presentó ante
Pilato con una petición valiente. Pidió permiso de tomar y sepultar el cuerpo de Jesús. José lo envolvió en una
sábana de lino y lo colocó en su propia tumba de piedra.

Las mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea prepararon las especias tradicionales para sepultar Su cuerpo
con reverencia. Estas mujeres tuvieron muy limitadas oportunidades para mostrar su compromiso con Jesús. Pero
habían permanecido con Él en Su muerte, después de que los discípulos habían huido. Y ellas serían las primeras en
escuchar la maravillosa noticia de que Él había resucitado.

¡Personaliza la VERDAD!
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Reflexiona sobre tu estudio de cómo sufrió Jesús por ti. ¿Cómo te afecta la descripción de Lucas de lo que
soportó Jesús? ¿Qué le quisieras decir a Jesús como respuesta? ¿Qué importancia tienen estas verdades para ti,
al vivir la vida abundante que Él pagó para que tú la experimentaras?

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