Las Palabras Ocultas - Con Cambios Aprobados - 11enero2022

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Las Palabras Ocultas1

Bahá’u’lláh
Traducido al inglés por Shoghi Effendi con la ayuda de algunos amigos anglófonos

***

Parte I: del árabe


Parte II: del persa

***


1
Traducción del Panel Internacional de Traducción 1 junio 2021, actualizado 10 septiembre 2021 y
11 enero 2022 de un documento proveniente de Bahá’í Reference Library ubicado en bahai.org/library.
Se permite utilizar su contenido con sujeción a las condiciones de uso que se encuentran en
www.bahai.org/legal.
Parte I
Del árabe

Él es la Gloria de las Glorias

Esto es lo que ha descendido del dominio de la gloria, pronunciado por la lengua de la fuerza y
el poder, y revelado a los Profetas de antaño. Hemos tomado su esencia más íntima y la hemos
revestido con el manto de la brevedad, como muestra de gracia para los justos, a fin de que
permanezcan fieles a la Alianza de Dios, lleven a cabo Su encomienda en sus vidas y, en el reino
del espíritu, obtengan la joya de la virtud divina.

***

1. ¡OH HIJO DEL ESPÍRITU!


Mi primer consejo es este: posee un corazón puro, bondadoso y radiante, para que sea tuya una
soberanía antigua, inmortal y sempiterna.

2. ¡OH HIJO DEL ESPÍRITU!


De todo lo que hay ante Mi vista, lo más amado es la Justicia; no te alejes de ella si Me deseas, y
no la descuides para que pueda confiar en ti. Con su ayuda, verás con tus propios ojos y no con
los ojos de otros, y conocerás mediante tu propio conocimiento y no mediante el conocimiento
de tu prójimo. Pondera con el corazón cómo te corresponde ser. En verdad, la justicia es Mi dádiva
para ti y la señal de Mi amorosa bondad. Mantenla, pues, ante tu vista.

3. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


Velado en Mi ser inmemorial y en la antigua eternidad de Mi esencia, supe de Mi amor por ti; por
eso te creé, he grabado en ti Mi imagen y te he revelado Mi belleza.

4. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


Amé tu creación, y por eso te creé. Ámame, entonces, para que mencione tu nombre y colme tu
alma con el espíritu de vida.

5. ¡OH HIJO DEL SER!


Ámame para que Yo te ame. Si tú no Me amas, Mi amor no puede en modo alguno alcanzarte.
Sábelo, oh siervo.

6. ¡OH HIJO DEL SER!


Mi amor es tu paraíso, y la reunión conmigo, tu morada celestial. Entra, no te demores. Esto es lo
que ha sido destinado para ti en Nuestro reino de lo alto y en Nuestro exaltado dominio.

7. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


Si Me amas, renuncia a ti mismo, y si buscas Mi agrado, deja el tuyo a un lado, para que así, tú
mueras en Mí y Yo viva en ti eternamente.

8. ¡OH HIJO DEL ESPÍRITU!


Para ti no habrá paz salvo que renuncies a ti mismo y te vuelvas hacia Mí, pues te incumbe
gloriarte en Mi nombre, y no en el tuyo, y poner en Mí tu confianza, y no en ti mismo; ya que
deseo ser amado solo y por encima de todo cuanto existe.
9. ¡OH HIJO DEL SER!
Mi amor es Mi fortaleza; todo aquel que entre en ella estará a salvo y seguro; y todo aquel que de
ella se aleje se extraviará y perecerá, sin duda.

10. ¡OH HIJO DE LA ELOCUENCIA!


Tú eres Mi fortaleza. Entra en ella y permanecerás a salvo y seguro. Mi amor está dentro de ti.
Sábelo, y Me encontrarás cerca de ti.

11. ¡OH HIJO DEL SER!


Tú eres Mi lámpara y Mi luz está en ti. Obtén de ella tu esplendor y no busques a nadie sino a Mí,
pues te he creado rico y he derramado generosamente Mi favor sobre ti.

12. ¡OH HIJO DEL SER!


Con las manos del poder te he modelado y con los dedos de la fuerza te he creado, y dentro de ti
he depositado la esencia de Mi luz. Conténtate con ello y no busques nada más, pues Mi obra es
perfecta, y Mi mandato, ineludible. No lo cuestiones, ni lo pongas en duda.

13. ¡OH HIJO DEL ESPÍRITU!


Te he creado rico, ¿por qué te rebajas a la pobreza? Noble te hice, ¿por qué te degradas a ti mismo?
De la esencia del conocimiento te he dado la existencia, ¿por qué buscas iluminación en alguien
que no sea Yo? Con la arcilla del amor te di forma, ¿cómo es que te ocupas con otro? Vuelve la
mirada hacia ti mismo y Me hallarás dentro de ti, fuerte, poderoso y autosuficiente.

14. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


Tú eres Mi dominio y Mi dominio no perece, ¿por qué, pues, temes perecer? Tú eres Mi luz y Mi
luz jamás se extingue, ¿por qué temes la extinción? Tú eres Mi gloria y Mi gloria no se desvanece;
tú eres Mi manto y Mi manto jamás se desgasta. Por tanto, vive en tu amor por Mí, y Me
encontrarás en el dominio de la gloria.

15. ¡OH HIJO DE LA ELOCUENCIA!


Vuelve tu rostro hacia Mi rostro y renuncia a todo salvo a Mí, pues Mi soberanía perdura y Mi
dominio no perece. Si buscas a otro que no sea Yo, tu búsqueda será en vano, aunque explores el
universo por toda la eternidad.

16. ¡OH HIJO DE LA LUZ!


Olvídate de todo menos de Mí y conversa con Mi espíritu. Esto es de la esencia de Mi mandato;
vuélvete a él, por tanto.

17. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


Conténtate conmigo y no busques a otro para ayudarte. Porque nadie, salvo Yo, podrá nunca
bastarte.

18. ¡OH HIJO DEL ESPÍRITU!


No Me pidas aquello que no deseamos para ti; confórmate, pues, con lo que hemos ordenado por
tu bien, ya que esto es lo que te beneficia, si con ello te contentas.

19. ¡OH HIJO DE LA ASOMBROSA VISIÓN!


He insuflado en ti un hálito de Mi propio Espíritu, para que seas Mi amante. ¿Por qué Me has
abandonado para buscar otro amado que no sea Yo?

20. ¡OH HIJO DEL ESPÍRITU!


Lo que reclamo de ti es muy grande; no puede olvidarse. Mi gracia para contigo es abundante; no
puede velarse. Mi amor ha hecho en ti su morada; no puede ocultarse. Mi luz te es manifiesta; no
puede oscurecerse.
21. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!
En el árbol de refulgente gloria he dispuesto para ti los frutos más selectos. ¿Por qué razón te has
alejado y te has contentado con algo que es menos bueno? Regresa, entonces, a aquello que es
mejor para ti en el dominio de lo alto.

22. ¡OH HIJO DEL ESPÍRITU!


Noble te he creado, pero tú te has degradado. Elévate, entonces, hacia aquello para lo cual fuiste
creado.

23. ¡OH HIJO DEL SUPREMO!


Yo te convoco a lo eterno, mas tú anhelas lo que perece. ¿Qué ha hecho que sigas tu propio deseo
y te alejes del Nuestro?

24. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


No traspases tus límites ni reclames aquello que no es digno de ti. Inclínate ante el rostro de tu
Dios, el Señor de la fuerza y del poder.

25. ¡OH HIJO DEL ESPÍRITU!


No te envanezcas por encima del pobre, pues a él lo guío en su camino, y a ti te veo en tu perversa
condición y te confundo para siempre.

26. ¡OH HIJO DEL SER!


¿Cómo puedes olvidar tus propias faltas y ocuparte con las faltas de otros? Detestado por Mí es
quien así procede.

27. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


No murmures los pecados de otros mientras tú mismo seas un pecador. Detestado serías si
incumplieras esta orden, y de ello doy testimonio.

28. ¡OH HIJO DEL ESPÍRITU!


Has de saber que, en verdad, aquel que ordena a otros ser justos y él mismo comete iniquidad no
es de los Míos, aunque lleve Mi nombre.

29. ¡OH HIJO DEL SER!


No atribuyas a otra alma lo que no quisieras que se dijera de ti, ni refieras aquello que no haces.
Este es Mi mandamiento para ti; obedécelo.

30. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


No le niegues a Mi siervo nada que te pidiere, pues su rostro es Mi rostro; avergüénzate, pues,
ante Mí.

31. ¡OH HIJO DEL SER!


Pídete cuentas todos los días, antes de que seas citado a rendirlas; porque, imprevista, te llegará
la muerte y serás llamado a responder por tus acciones.

32. ¡OH HIJO DEL SUPREMO!


He hecho de la muerte una mensajera de alegría para ti. ¿Por qué te afliges? He creado la luz para
que vierta sobre ti su esplendor. ¿Por qué te ocultas tras un velo?

33. ¡OH HIJO DEL ESPÍRITU!


Con las felices nuevas de la luz te aclamo; ¡regocíjate! A la corte de la santidad te convoco; habita
en ella, para que vivas en paz, eternamente.
34. ¡OH HIJO DEL ESPÍRITU!
El espíritu de santidad te trae las buenas nuevas del encuentro; ¿por qué te afliges? El espíritu del
poder te confirma en Su causa; ¿por qué te ocultas tras un velo? La luz de Su semblante te guía
en el camino; ¿cómo puedes extraviarte?

35. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


No te entristezcas a menos que estés lejos de Nos. No te regocijes a menos que estés regresando
y acercándote a Nos.

36. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


Regocíjate con alegría en tu corazón, para que seas digno de encontrarte conmigo y reflejar Mi
belleza.

37. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


No te despojes de Mi precioso manto, ni renuncies a tu parte de Mi maravillosa fuente, no sea que
sufras sed eternamente.

38. ¡OH HIJO DEL SER!


Sigue el sendero de Mis preceptos por amor a Mí y niégate aquello que deseas, si buscas Mi
agrado.

39. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


No descuides Mis mandatos si amas Mi belleza, y no olvides Mis consejos si buscas Mi
complacencia.

40. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


Aunque recorrieras veloz la inmensidad del espacio y atravesaras la infinitud del cielo, no
hallarías reposo más que en la obediencia a Nuestro mandato y en la humildad ante Nuestro
Rostro.

41. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


Magnifica Mi causa, y te descubriré los misterios de Mi grandeza y te alumbraré con la luz de la
eternidad.

42. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


Sé humilde ante Mí, para que te haga la merced de visitarte. Levántate para el triunfo de Mi causa,
para que estando aún en la tierra obtengas la victoria.

43. ¡OH HIJO DEL SER!


Haz mención de Mí en Mi tierra, para que Yo te recuerde en Mi cielo; así hallarán solaz tus ojos
y los Míos.

44. ¡OH HIJO DEL TRONO!


Tu oído es Mi oído; oye, entonces, con él. Tu vista es Mi vista; ve con ella; para que así, en lo
más íntimo del alma, tú seas testigo de Mi exaltada santidad y Yo, en Mi propio Ser, dé testimonio
de una elevada posición para ti.

45. ¡OH HIJO DEL SER!


Anhela la muerte de un mártir en Mi sendero, contento con Mi agrado y agradecido por lo que
Yo ordeno, para que así reposes junto a Mí bajo el dosel de la majestad, tras el tabernáculo de la
gloria.
46. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!
Pondera y medita. ¿Deseas morir en tu lecho, o bien derramar en el polvo tu sangre, mártir en Mi
sendero, y convertirte así en la encarnación de Mi mandato y el revelador de Mi luz en el altísimo
paraíso? Juzga como es debido, oh siervo.

47. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


¡Por Mi belleza! Que con tu sangre se tiña tu cabello es a Mi vista más grande que la creación del
universo y la luz de ambos mundos. Esfuérzate, pues, por lograrlo, oh siervo.

48. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


Para todo hay una señal. La señal del amor es la firmeza ante Mi decreto y la paciencia ante Mis
pruebas.

49. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


El amante verdadero ansía el sufrimiento, así como el rebelde ansía el perdón, y el pecador, la
indulgencia.

50. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


Si en tu andar por Mi sendero no encuentras adversidades, ¿cómo puedes seguir el camino de
quienes están contentos con Mi agrado? Si en tu anhelo por encontrarte conmigo no te afligen las
desdichas, ¿cómo habrás de alcanzar la luz, en tu amor por Mi belleza?

51. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


Mi calamidad es Mi providencia: fuego y venganza, por fuera; luz y misericordia, por dentro.
Apresúrate a recibirla, para que llegues a ser una luz eterna y un espíritu imperecedero. Este es
Mi decreto para ti; acátalo.

52. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


Si te llegara la prosperidad, no te regocijes; y si viniera sobre ti la humillación, no te aflijas. Pues
ambas pasarán y dejarán de ser.

53. ¡OH HIJO DEL SER!


Si te sobreviene la pobreza, no te entristezcas, pues en su momento te visitará el Señor de la
riqueza. No temas la humillación, pues algún día descansará sobre ti la gloria.

54. ¡OH HIJO DEL SER!


Si tu corazón anhela ese dominio eterno e imperecedero, esa vida antigua y sempiterna, renuncia
a este poderío efímero y mortal.

55. ¡OH HIJO DEL SER!


No te entregues a las cosas
de este mundo, pues con fuego probamos el oro, y con oro probamos a Nuestros siervos.

56. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


Tú ansías el oro y Yo deseo que te liberes de él. Tú te crees rico al poseerlo y Yo reconozco tu
riqueza cuando te desapegas de él. ¡Por Mi vida! Esto es Mi sabiduría, y aquello, tu fantasía;
¿cómo puede Mi parecer concordar con el tuyo?

57. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


Reparte Mi riqueza entre Mis pobres, para que en el cielo accedas a reservas de esplendor
inagotable y a tesoros de gloria perdurable. Mas, por Mi vida, ofrendar tu alma es algo aún más
glorioso, si con Mis ojos vieras.
58. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!
El templo del ser es Mi trono; purifícalo de todas las cosas para que allí Me establezca y resida
en él.

59. ¡OH HIJO DEL SER!


Tu corazón es Mi morada; santifícalo para Mi descenso. Tu espíritu es la sede de Mi revelación;
purifícalo para que en él Me manifieste.

60. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


Pon tu mano en Mi pecho para que, radiante y luminoso, Me eleve sobre ti.

61. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


Elévate hacia Mi cielo, para alcanzar la alegría del encuentro y libar el vino más selecto del cáliz
de gloria perdurable.

62. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


Muchos días han pasado sobre ti, ocupado en tus quimeras y vanas imaginaciones. ¿Hasta cuándo
seguirás en tu lecho, adormecido? Despierta del letargo, pues el Sol ha llegado a su cénit y, tal
vez, resplandezca sobre ti con la luz de la belleza.

63. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


Desde el horizonte del Monte sagrado ha brillado la luz sobre ti, y el espíritu de la iluminación ha
inspirado el Sinaí de tu corazón. Libérate, por tanto, de los velos de ociosas fantasías y entra en
Mi corte, para que seas digno de la vida eterna, y merecedor de reunirte conmigo. Y así, tal vez,
no te sobrevenga ni muerte, ni fatiga, ni quebranto.

64. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


Mi eternidad es Mi creación; para ti la he creado. Viste tu templo con ella. Mi unidad es obra de
Mis manos; para ti la he labrado. Atavíate con ella para que seas por siempre la revelación de Mi
ser imperecedero.

65. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


Mi majestad es Mi regalo para ti, y Mi grandeza, la muestra de Mi favor para contigo. Aquello
que es digno de Mí, nadie podrá comprenderlo, ni persona alguna exponerlo. Ciertamente, en Mis
depósitos ocultos y en los tesoros de Mi mandato lo he guardado, en señal de Mi amorosa bondad
hacia Mis siervos y Mi misericordia hacia Mi pueblo.

66. ¡OH HIJOS DE LA ESENCIA DIVINA E INVISIBLE!


Se os hará difícil amarme y las almas se sentirán inquietas al hacer mención de Mí. Porque las
mentes no pueden comprenderme, ni los corazones, contenerme.

67. ¡OH HIJO DE LA BELLEZA!


¡Por Mi espíritu y Mi favor! ¡Por Mi merced y Mi belleza! Todo lo que te he revelado con la
lengua del poder y te he escrito con la pluma de la fuerza ha sido conforme a tu capacidad y
entendimiento, no conforme a Mi rango, ni a la melodía de Mi voz.

68. ¡OH HIJOS DE LOS HOMBRES!


¿Acaso no sabéis por qué os hemos creado a todos de la misma arcilla? Para que nadie se ensalce
a sí mismo por encima de otro. Meditad siempre con el corazón sobre cómo fuisteis creados. Ya
que os hemos creado a todos de una sola substancia, os corresponde ser como una sola alma,
caminar con los mismos pies, comer con la misma boca y habitar en la misma tierra, para que de
lo más íntimo de vuestro ser, mediante vuestros hechos y acciones, se pongan de manifiesto las
señales de la unicidad y la esencia del desprendimiento. Este es Mi consejo para vosotros, oh
concurso de luz. Prestadle atención, y alcanzaréis el fruto de la santidad que proviene del árbol
de maravillosa gloria.
69. ¡OH HIJOS DEL ESPÍRITU!
Vosotros sois Mi tesoro, pues en vosotros he depositado las perlas de Mis misterios y las gemas
de Mi saber. Protegedlas de los extraños de entre Mis siervos y los impíos de entre Mi pueblo.

70. ¡OH HIJO DE QUIEN SE MANTUVO FIEL A SU PROPIO SER EN EL REINO DE SÍ MISMO!
Sabe que sobre ti he rociado todas las fragancias de santidad y te he revelado plenamente Mi
palabra; mediante ti he perfeccionado Mi generosidad y para ti he deseado lo que he deseado para
Mi propio Ser. Conténtate, pues, con Mi agrado, y sé agradecido conmigo.

71. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


En la tabla de tu espíritu, escribe con tinta de luz todo aquello que te hemos revelado. Si no te
fuera posible, haz tu tinta con la esencia de tu corazón. Si tampoco pudieras hacerlo, escribe
entonces con esa tinta carmesí que ha sido derramada en Mi sendero. Para Mí, eso es mucho más
dulce que cualquier otra cosa; así, su luz perdure para siempre.
Parte II
Del persa

En el nombre del Soberano de la Expresión, el Todopoderoso:

1. ¡OH GENTES DOTADAS DE ENTENDIMIENTO PARA CONOCER Y OÍDOS PARA


ESCUCHAR!
El primer llamamiento del Amado es este: ¡Oh ruiseñor místico! No mores sino en el rosedal del
espíritu. ¡Oh mensajera del Salomón del amor! No busques refugio sino en la Saba del bienamado.
¡Oh fénix inmortal! No te aposentes sino en la cumbre de la fidelidad. Esa es tu morada, si con
las alas del alma te remontas hacia el reino de lo infinito y procuras alcanzar tu destino.

2. ¡OH HIJO DEL ESPÍRITU!


El ave busca su nido, y el ruiseñor, el encanto de la rosa; mas las aves de los corazones humanos,
contentas con la arcilla temporal, se han alejado de su nido sempiterno y, con la mirada puesta en
el lodo de la negligencia, se ven privadas de la gloria de la presencia divina. ¡Ay! ¡Cuán extraño
y lamentable! Por un mero sorbo, han desdeñado los mares ondeantes del Altísimo y se han
quedado apartadas del más luminoso horizonte.

3. ¡OH AMIGO!
En el jardín de tu corazón no plantes sino la rosa del amor, y no dejes escapar al ruiseñor del
afecto y del anhelo. Atesora la compañía de los justos y rehúye todo trato con los impíos.

4. ¡OH HIJO DE LA JUSTICIA!


¿Adónde puede ir un amante sino a la tierra de su amada? ¿Y qué buscador encuentra descanso
lejos del deseo de su corazón? Para el verdadero amante, la reunión es vida, y la separación,
muerte. Vacío de paciencia está su pecho, y su corazón no encuentra sosiego. Miríadas de vidas
daría por ir presuroso a la morada de su amada.

5. ¡OH HIJO DE LA ARCILLA!


En verdad te digo: de todos los seres, el más negligente es aquel que discute inútilmente y aspira
a aventajar a su hermano. Di: ¡Oh compañeros! Que las acciones, y no las palabras, sean vuestro
ornamento.

6. ¡OH HIJO DE LA TIERRA!


En verdad, has de saber que el corazón donde perdure la menor traza de envidia jamás alcanzará
Mi dominio sempiterno, ni percibirá los perfumes sagrados que emanan de Mi reino de santidad.

7. ¡OH HIJO DEL AMOR!


Estás a tan solo un paso de las sublimes cúspides de la cercanía y del árbol celestial del amor. Da
el primer paso y, con el siguiente, avanza hacia el dominio imperecedero y entra en el pabellón
de la eternidad. Presta oído, entonces, a lo que ha revelado la Pluma de Gloria.

8. ¡OH HIJO DE LA GLORIA!


Camina presuroso por el sendero de la santidad y entra en el cielo de la comunión conmigo.
Limpia tu corazón con el pulimento del espíritu y dirígete a la corte del Altísimo.

9. ¡OH SOMBRA FUGAZ!


Deja atrás las etapas inferiores de la duda y asciende a las sublimes alturas de la certeza. Abre el
ojo de la realidad para que puedas contemplar la Belleza desvelada y exclamar: ¡Santificado sea
el Señor, el más excelente de los creadores!
10. ¡OH HIJO DEL DESEO!
Presta oído atento: jamás ojos mortales reconocerán la Belleza sempiterna, ni el corazón sin vida
se deleitará en otra cosa que no sea la flor marchita, pues cada cual busca su igual y goza de la
compañía de sus semejantes.

11. ¡OH HIJO DE LA ARCILLA!


Ciega los ojos para contemplar Mi belleza; cierra los oídos para escuchar la dulce melodía de Mi
voz; vacíate de todo saber para participar de Mi conocimiento; y purifícate de riquezas para
obtener una parte perdurable del océano de Mi eterna abundancia. Ciega los ojos, es decir, a todo,
salvo a Mi belleza; cierra los oídos a todo, excepto a Mi palabra; y vacíate de todo saber, salvo
del conocimiento de Mí, para que, con visión clara, corazón puro y oído atento, puedas entrar en
la corte de Mi santidad

12. ¡OH TÚ, QUE ESTÁS DOTADO DE DOS VISIONES!


Cierra un ojo y abre el otro. Cierra uno al mundo y a todo cuanto hay en él, y abre el otro a la
sagrada belleza del Amado.

13. ¡OH HIJOS MÍOS!


Temo que, privados de la melodía de la paloma celestial, os hundáis nuevamente en las sombras
de la perdición absoluta y, sin haber presenciado nunca la belleza de la rosa, al agua y a la arcilla
retornéis.

14. ¡OH AMIGOS!


No renunciéis a la belleza sempiterna por una belleza que ha de morir, ni pongáis vuestros afectos
en este mundo mortal de polvo.

15. ¡OH HIJO DEL ESPÍRITU!


Llegará el tiempo en que el ruiseñor de la santidad ya no revele los misterios íntimos, y estaréis
todos privados de la melodía celestial y de la voz que proviene de lo alto.

16. ¡OH ESENCIA DE LA NEGLIGENCIA!


Miríadas de lenguas místicas se expresan en una sola voz, y miríadas de misterios ocultos se
revelan en una sola melodía; pero, ¡ay! no se encuentra oído que oiga, ni corazón que comprenda.

17. ¡OH COMPAÑEROS!


Abiertas de par en par están las puertas que llevan a Aquel que no ocupa lugar, y la estancia del
amado está adornada con la sangre de los amantes; mas, salvo unos pocos, todos siguen apartados
de esta ciudad celestial; y aun entre esos pocos, solo se ha encontrado un número ínfimo con
corazón puro y espíritu santificado.

18. ¡OH MORADORES DEL ALTÍSIMO PARAÍSO!


Proclamad a los hijos de la certeza que, en los dominios de la santidad, cerca del paraíso celestial,
ha aparecido un nuevo jardín, en torno al cual giran los habitantes del dominio de lo alto y los
moradores inmortales del exaltado paraíso. Esforzaos, entonces, por alcanzar esa posición, para
que de sus anémonas desentrañéis los misterios del amor, y de sus eternos frutos aprendáis el
secreto de la divina y consumada sabiduría. ¡Solazados los ojos de quienes allí entran y
permanecen!

19. ¡OH AMIGOS MÍOS!


¿Habéis olvidado aquella verdadera y radiante mañana en la que os hallabais todos reunidos en
Mi presencia, en aquellos santos y benditos parajes, a la sombra del árbol de la vida que está
plantado en el paraíso todoglorioso? Me escuchabais sobrecogidos mientras pronunciaba estas
tres santísimas palabras: ¡Oh amigos! No prefiráis vuestra voluntad a la Mía; jamás deseéis
aquello que Yo no he deseado para vosotros, y no os acerquéis a Mí con corazones sin vida,
manchados de deseos y antojos mundanos. Si purificarais vuestras almas, en este mismo instante
recordaríais aquel lugar y aquellos parajes, y a todos se os haría evidente la verdad de Mis
palabras.

En la octava de las santísimas líneas de la quinta Tabla del Paraíso, Él dice:

20. ¡OH VOSOTROS QUE YACÉIS COMO MUERTOS EN EL LECHO DE LA NEGLIGENCIA!


Han transcurrido siglos, y vuestras preciosas vidas están llegando a su fin; sin embargo, ni un solo
hálito de pureza ha ascendido de vosotros a Nuestra corte de santidad. Aunque inmersos en el
océano de la falsedad, vuestros labios profesan la única y verdadera fe de Dios. Habéis amado a
quien Yo detesto y habéis hecho un amigo de Mi enemigo. Y, aun así, camináis por Mi tierra,
complacidos y contentos, sin reparar en que Mi tierra está aborrecida de vosotros y que os rehúye
todo cuanto hay en ella. Si tan solo abrierais los ojos, sin duda preferiríais cien mil aflicciones a
esta alegría y estimaríais la muerte más que esta vida.

21. ¡OH FIGURA DE POLVO EN MOVIMIENTO!


Yo anhelo la comunión contigo, pero tú no confías en Mí. La espada de la rebelión ha derribado
el árbol de tu esperanza. Yo, en todo momento, estoy cerca de ti, pero tú siempre estás lejos de
Mí. Gloria imperecedera he elegido para ti, pero vergüenza ilimitada has elegido para ti mismo.
Mientras aún haya tiempo, regresa y no pierdas la oportunidad.

22. ¡OH HIJO DE LA PASION!


Los doctos y los sabios se han esforzado durante muchos años, sin lograr alcanzar la presencia
del Todoglorioso; han dedicado vidas enteras a Su búsqueda, sin llegar a contemplar la belleza de
Su semblante. Tú, sin el menor esfuerzo, alcanzaste tu meta y, sin buscarlo, encontraste el objeto
de tu búsqueda. Aun así, tan envuelto seguiste en el velo de tu ego que ni tus ojos repararon en la
belleza del Amado ni tus manos rozaron el borde de Su manto. Los que tenéis ojos para ver,
reparad en ello y asombraos.

23. ¡OH HABITANTES DE LA CIUDAD DEL AMOR!


Ráfagas mortales han azotado el cirio sempiterno, y la belleza del Joven celestial está envuelta en
la oscuridad del polvo. El soberano de los monarcas del amor está siendo injustamente tratado
por los súbditos de la tiranía, y la paloma de la santidad yace presa en las garras de las lechuzas.
Los moradores del pabellón de la gloria y del concurso celestial lloran y se lamentan, en tanto que
vosotros reposáis en el reino de la negligencia y pensáis que sois de los verdaderos amigos. ¡Cuán
vanas son vuestras imaginaciones!

24. ¡OH NECIOS CON REPUTACIÓN DE SABIOS!


¿Por qué os disfrazáis de pastores, cuando por dentro os habéis convertido en lobos al acecho de
Mi rebaño? Sois como la estrella que asoma antes del alba y que, si bien parece radiante y
luminosa, desvía a los caminantes de Mi ciudad hacia los senderos de la perdición.

25. ¡OH GENTES DE NOBLE APARIENCIA PERO VILES POR DENTRO!


Sois como agua clara pero amarga, de apariencia pura y cristalina, que cuando la prueba el
Catador divino no acepta de ella ni una gota siquiera. Es cierto, el rayo del sol cae por igual sobre
el polvo y el espejo, pero la diferencia en su reflejo es como la de la estrella y la tierra. Más aún,
¡inmensurable es la diferencia!

26. ¡OH MI AMIGO DE PALABRA!


Reflexiona un momento. ¿Has oído alguna vez que amigo y enemigo habiten en un mismo
corazón? Expulsa, entonces, al extraño para que el Amigo entre en Su morada.
27. ¡OH HIJO DE LA ARCILLA!
Todo cuanto hay en el cielo y en la tierra lo he dispuesto para ti, salvo el corazón humano, que he
destinado como aposento de Mi belleza y de Mi gloria; pero tú entregaste Mi hogar y Mi morada
a otro que no era Yo; y, cuandoquiera que la manifestación de Mi santidad acudía a Su propia
morada, hallaba allí a un extraño y, sin hogar, tornaba presurosa al santuario del Bienamado. No
obstante, he ocultado tu secreto y no he deseado tu vergüenza.

28. ¡OH ESENCIA DEL DESEO!


Muchos días, al amanecer, he bajado a tu morada desde los dominios de Quien no ocupa lugar, y
te he hallado en el lecho de la holganza, ocupado con otros en lugar de conmigo. En seguida, cual
relámpago del espíritu, regresé a los dominios de gloria celestial y, en Mis retiros de lo alto, no
se lo mencioné a las huestes de la santidad.

29. ¡OH HIJO DE LA MUNIFICENCIA!


De los desiertos de la nada, con la arcilla de Mi mandato, te hice aparecer y dispuse para tu
educación cada átomo existente y la esencia de todo lo creado. Así, antes de que salieras del
vientre de tu madre, destiné para ti dos manantiales de leche reluciente, ojos que velasen por ti y
corazones que te amasen. En virtud de Mi tierna bondad, a la sombra de Mi misericordia te crie,
y por la esencia de Mi gracia y Mi favor cuidé de ti. Y Mi propósito en todo esto era que alcanzaras
Mi dominio sempiterno y llegaras a ser digno de Mis dádivas invisibles. Y, sin embargo,
permaneciste desatento y, cuando hubiste crecido, olvidaste todos Mis favores y te entregaste a
tus ociosas imaginaciones, de tal modo que te volviste totalmente olvidadizo y, alejándote de la
puerta del Amigo, te alojaste en los recintos de Mi enemigo.

30. ¡OH ESCLAVO DEL MUNDO!


Muchos días, al amanecer, sopló sobre ti la brisa de Mi tierna bondad y te encontró dormido en
el lecho de la negligencia. Lamentando así tu condición, regresó al lugar de donde venía.

31. ¡OH HIJO DE LA TIERRA!


Si Me deseas, no busques a nadie más que a Mí; y si quieres contemplar Mi belleza, cierra los
ojos al mundo y a todo cuanto hay en él; pues Mi voluntad y la voluntad de otro que no sea Yo,
al igual que el fuego y el agua, no pueden habitar en un mismo corazón.

32. ¡OH AMPARADO FORASTERO!


La mano de Mi poder ha prendido el cirio de tu corazón; no lo extingas con los vientos contrarios
del yo y de la pasión. Lo que sana todos tus males es el recuerdo de Mí; no lo olvides. Haz de Mi
amor tu tesoro y estímalo como a tu propia vista y a tu vida misma.

33. ¡OH HERMANO MÍO!


Escucha las deliciosas palabras de Mi lengua almibarada y bebe del arroyo de mística santidad
que fluye de Mis labios azucarados. Siembra las semillas de Mi sabiduría divina en la tierra pura
de tu corazón y riégalas con el agua de la certeza, para que los jacintos de Mi conocimiento y
sabiduría broten verdes y lozanos en la sagrada ciudad de tu corazón.

34. ¡OH MORADORES DE MI PARAÍSO!


Con las manos de Mi tierna bondad he plantado en el santo jardín del paraíso el joven árbol de
vuestro amor y vuestra amistad, y lo he regado con las abundantes lluvias de Mi tierno favor.
Ahora que ha llegado el tiempo de dar sus frutos, esforzaos por mantenerlo protegido, para que
no se consuma con las llamas del deseo y la pasión.

35. ¡OH AMIGOS MÍOS!


Extinguid la lámpara del error y encended en vuestro corazón la antorcha perdurable de la guía
divina. Pues, en breve, los tasadores de la humanidad, en la santa presencia del Adorado, no
aceptarán sino la más pura virtud y hechos de inmaculada santidad.
36. ¡OH HIJO DE LA ARCILLA!
Sabios son quienes no hablan si no hay oídos que escuchen, como el copero que no ofrece su copa
hasta encontrar al sediento, y el amante que no exclama desde el fondo de su corazón hasta
contemplar la belleza de su amada. Por tanto, siembra las semillas de la sabiduría y el
conocimiento en la tierra pura del corazón, y ocúltalas hasta que los jacintos de la sabiduría divina
broten del corazón, y no del lodo y la arcilla.

Escrito y registrado en la primera línea de la Tabla, y oculto en el santuario del tabernáculo de


Dios, consta así:

37. ¡OH MI SIERVO!


No renuncies a un dominio sempiterno a cambio de aquello que perece, ni deseches la soberanía
celestial por un deseo mundano. Esta es el agua de vida eterna que ha brotado del manantial de la
pluma del misericordioso. ¡Dichosos los que beben de ella!

38. ¡OH HIJO DEL ESPÍRITU!


Rompe tu jaula y, cual fénix del amor, remóntate a los cielos de la santidad. Vacíate de ti mismo
y, lleno del espíritu de la misericordia, habita en el reino de santidad celestial.

39. ¡OH VÁSTAGO DEL POLVO!


No te contentes con el bienestar de un día pasajero, y no te prives de un reposo sempiterno. No
trueques el jardín de felicidad eterna por el cúmulo de polvo de un mundo perecedero. Asciende
desde tu prisión a las gloriosas praderas de lo alto y, desde tu jaula mortal, remonta el vuelo hacia
el paraíso de Aquel que no ocupa lugar.

40. ¡OH SIERVO MÍO!


Libérate de las cadenas de este mundo y redime tu alma de la prisión del yo. Aprovecha tu
oportunidad, pues no volverá a ti nunca más.

41. ¡OH HIJO DE MI SIERVA!


Si pudieras contemplar la soberanía inmortal, aspirarías a abandonar este mundo efímero. Mas
ocultarte aquella y desvelarte este es un misterio que nadie, salvo los puros de corazón, puede
comprender.

42. ¡OH MI SIERVO!


Purifica tu corazón de toda malicia y, libre de envidia, entra en la divina corte de la santidad.

43. ¡OH MIS AMIGOS!


Transitad por los senderos del agrado del Amigo y sabed que Su agrado está en el agrado de Sus
criaturas. Es decir: nadie debe entrar en la casa de su amigo sin su beneplácito, ni poner las manos
sobre sus bienes, ni preferir su propia voluntad a la de su amigo; y en ningún caso debe intentar
aventajarle. Meditad sobre esto, oh gentes dotadas de percepción.

44. ¡OH COMPAÑERO DE MI TRONO!


No oigas nada malo ni veas nada malo; no te rebajes, ni llores ni te lamentes. No digas nada malo,
para no oír nada malo; y no agrandes las faltas de otros, para que tus propias faltas no parezcan
grandes; y no desees la degradación de nadie, para que no quede expuesta tu propia degradación.
Vive, pues, los días de tu vida ―más breves que un instante fugaz― con la mente limpia, el
corazón inmaculado, los pensamientos puros y el alma santificada, para que, libre y feliz,
renuncies a esta figura mortal, te remontes al paraíso místico y habites para siempre en el dominio
imperecedero.
45. ¡AY, AY DE VOSOTROS, AMANTES DEL DESEO MUNDANO!
Con la velocidad del rayo habéis pasado frente al Amado y habéis puesto vuestro afecto en
fantasías malignas. Os arrodilláis ante una vana quimera y la llamáis verdad. Os volvéis hacia la
espina y la llamáis flor. Ni un solo hálito de pureza ha emanado de vosotros, ni ha soplado la brisa
del desprendimiento de las praderas de vuestro corazón. Habéis arrojado a los vientos los
amorosos consejos del Bienamado y los habéis eliminado de la tabla de vuestro corazón y, cual
bestias del campo, vivís y os movéis en los pastos del deseo y de la pasión.

46. ¡OH COMPAÑEROS DE CAMINO!


¿Por qué habéis descuidado la mención del Amado y permanecido lejos de Su sagrada presencia?
La esencia de la belleza se halla dentro del pabellón incomparable, establecida sobre el trono de
la gloria, mientras vosotros os entretenéis con ociosas disputas. Soplan los dulces aromas de la
santidad y se desprende por doquier el hálito de la misericordia; pero todos estáis acatarrados y
os veis privados de ellos. ¡Ay de vosotros, y de quienes andan por vuestros caminos y siguen
vuestros pasos!

47. ¡OH HIJOS DEL DESEO!


Quitaos el ropaje de la vanagloria y despojaos del atuendo de la altivez.

En la tercera de las santísimas líneas que la pluma del invisible ha escrito y consignado en la
Tabla Rubí, consta así:

48. ¡OH HERMANOS!


Sed tolerantes los unos con los otros y no pongáis vuestro afecto en cosas mundanas. No os
preciéis de vuestra gloria, ni os avergoncéis de la humillación. ¡Por Mi belleza! Del polvo he
creado todas las cosas, y al polvo las haré regresar.

49. ¡OH HIJOS DE LA ARCILLA!


Habladles a los ricos del suspirar de los pobres en medio de la noche, no sea que la negligencia
los lleve al sendero de la destrucción y los prive del Árbol de la Riqueza. Dar y ser generoso son
atributos Míos; bienaventurado es aquel que se adorna con Mis virtudes.

50. ¡OH QUINTAESENCIA DE LA PASIÓN!


Deja a un lado la codicia y ve en busca del contento; pues el que siente codicia ha estado siempre
necesitado, y aquel que se contenta siempre ha sido querido y loado.

51. ¡OH HIJO DE MI SIERVA!


No te aflijas en la pobreza ni te confíes en la riqueza, pues a la pobreza sigue la riqueza y tras la
riqueza viene la pobreza. Mas ser pobre en todo, menos en Dios, es una dádiva maravillosa; no
desdeñes su valor, pues finalmente te hará rico en Dios, y así comprenderás el significado de «En
verdad, vosotros sois los pobres», y las santas palabras «Dios es Quien todo lo posee» despuntarán
en el corazón del amante, gloriosas y resplandecientes como la verdadera mañana, y perdurarán,
seguras, en el trono de la riqueza.

52. ¡OH HIJOS DE LA NEGLIGENCIA Y LA PASIÓN!


Habéis recibido en Mi casa a Mi enemigo y habéis expulsado a Mi amigo, pues en vuestro corazón
habéis albergado el amor de otro fuera de Mí. Prestad oído a las palabras del Amigo y volveos
hacia Su paraíso. Los amigos mundanos, en pos de su propio bien, parecen amarse unos a otros,
mientras que el Amigo verdadero os ha amado y os ama por vosotros mismos; es más, ha padecido
multitud de aflicciones para poder guiaros. No seáis desleales con semejante Amigo; más bien,
avanzad presurosos hacia Él. Esta es la aurora de la palabra de la veracidad y la fidelidad que ha
despuntado en el horizonte de la pluma del Señor de todos los nombres. Abrid los oídos para
percibir la palabra de Dios, Quien ayuda en el peligro, Quien existe por Sí mismo.
53. ¡OH VOSOTROS QUE OS ENVANECÉIS CON RIQUEZAS MORTALES!
Sabed en verdad que la riqueza es una sólida barrera entre el buscador y el objeto de su deseo,
entre el amante y su amada. Los ricos, salvo unos pocos, de ningún modo llegarán a la corte de
Su presencia ni entrarán en la ciudad del contento y la resignación. Bienaventurado, pues, aquel
cuyas riquezas no le impiden alcanzar el reino eterno ni le privan del dominio imperecedero. ¡Por
el Más Grande Nombre! ¡El resplandor de esa persona pudiente iluminará a los moradores del
cielo, así como el Sol alumbra a las gentes de la Tierra!

54. ¡OH RICOS DE LA TIERRA!


Los pobres entre vosotros son Mi encomienda; cuidad de Mi encomienda y no os ocupéis solo en
vuestro propio bienestar.

55. ¡OH HIJO DE LA PASIÓN!


Límpiate de la profanación de las riquezas y avanza hacia el dominio de la pobreza con absoluta
serenidad, para que, de la fuente del desprendimiento, bebas el vino de la vida inmortal.

56. ¡OH HIJO MÍO!


La compañía del impío aumenta la tristeza, mientras que el trato con los justos limpia la herrumbre
del corazón. Quien busque la comunión con Dios, que acuda a la compañía de Sus amados; y
quien desee escuchar la palabra de Dios, que preste oído a las palabras de Sus escogidos.

57. ¡OH HIJO DE LA ARCILLA


¡Ten cuidado! No andes con el impío ni busques su compañía, pues el trato con él hace que el
fulgor del corazón se vuelva fuego infernal.

58. ¡OH HIJO DE MI SIERVA!


Si anhelas la gracia del Espíritu Santo, busca la compañía de los justos, pues estos han bebido del
cáliz de la vida eterna de manos del Copero inmortal y, cual verdadera mañana, despiertan e
iluminan los corazones de los muertos.

59. ¡OH NEGLIGENTES!


No creáis que los secretos de los corazones están ocultos; al contrario: tened por cierto que se
encuentran grabados con caracteres nítidos y claramente visibles ante la santa Presencia.

60. ¡OH AMIGOS!


En verdad os digo: todo lo que habéis escondido en vuestros corazones Nos es claro y manifiesto
como el día; mas que ello esté oculto se debe a Nuestra gracia y favor, y no a vuestro
merecimiento.

61. ¡OH HIJO DEL HOMBRE!


Del insondable océano de Mi misericordia, he salpicado una gota de rocío sobre los pueblos del
mundo, mas a nadie he encontrado que se vuelva hacia ella; pues todos han trocado el vino
celestial de la unidad por las fétidas escorias de la impureza y, contentos con una copa mortal,
han renunciado al cáliz de la inmortal belleza. Infame es aquello con lo que se contentan.

62. ¡OH HIJO DE LA ARCILLA!


No retires los ojos del vino incomparable del Amado sempiterno, y no los abras a desechos fétidos
y mortales. Toma el cáliz de la vida inmortal de manos del Copero divino, para que tuya sea toda
sabiduría y percibas la voz mística que llama desde el reino de lo invisible. Exclama: ¡Oh gente
de bajas miras! ¿Por qué habéis despreciado Mi vino santo y sempiterno, a cambio de agua que
se evapora?
63. ¡OH PUEBLOS DEL MUNDO!
Sabed que, en verdad, una calamidad imprevista os acecha y un doloroso castigo os aguarda. No
penséis que cuanto habéis cometido se ha borrado de Mi vista. ¡Por Mi belleza! Todas vuestras
acciones las ha inscrito Mi pluma con caracteres nítidos en tablas de crisólito.

64. ¡OH OPRESORES DE LA TIERRA!


Apartad las manos de la tiranía, pues Me he comprometido a no perdonar la injusticia de nadie.
Esta es Mi alianza, que he decretado irrevocablemente en la tabla resguardada y he sellado con
Mi sello de gloria.

65. ¡OH REBELDES!


Mi indulgencia os ha envalentonado y Mi paciencia os ha hecho indolentes, de tal modo que
galopáis sobre el furioso corcel de la pasión hacia caminos peligrosos que conducen a la
destrucción. ¿Creíais que era inconsciente o que no Me daba cuenta?

66. ¡OH EMIGRANTES!


La lengua la he destinado para hacer mención de Mí; no la profanéis con maledicencias. Y si os
venciere el fuego del yo, recordad vuestras propias faltas y no las faltas de Mis criaturas, pues
cada uno de vosotros se conoce a sí mismo mejor que a los demás.

67. ¡OH HIJOS DE LA FANTASÍA!


Sabed, en verdad, que al despuntar la radiante mañana sobre el horizonte de santidad eterna, los
secretos y actos malignos perpetrados en la oscuridad de la noche serán descubiertos y puestos de
manifiesto ante las gentes del mundo.

68. ¡OH MALEZA QUE BROTA DEL POLVO!


¿Cómo es que estas manos manchadas tuyas no han tocado primero tu propia vestimenta, y con
corazón mancillado por el deseo y la pasión buscas la comunión conmigo y entrar en Mi dominio
sagrado? ¡Lejos, muy lejos estáis de aquello que deseáis!

69. ¡OH HIJOS DE ADÁN!


Las palabras santas y las acciones buenas y puras ascienden al cielo de la gloria celestial.
Esforzaos para que vuestras acciones se limpien del polvo del yo y de la hipocresía, y sean
aceptadas en la corte de gloria; pues, en breve, los tasadores de la humanidad, en la santa presencia
del Adorado, no aceptarán sino absoluta virtud y acciones de inmaculada pureza. Este es el sol de
la sabiduría y del misterio divino que ha brillado en el horizonte de la voluntad divina.
Bienaventurados quienes se vuelven hacia él.

70. ¡OH HIJO DE LO MUNDANO!


Grato es el reino del ser, si tan solo lo alcanzaras; glorioso es el dominio de la eternidad, si tan
solo trascendieras el mundo de la mortalidad; y dulce es el éxtasis sagrado, si tan solo bebieras
del cáliz místico de manos del Joven celestial. Si alcanzaras ese estado, te librarías de la
destrucción y la muerte, de la fatiga y el pecado.

71. ¡OH AMIGOS MÍOS!


Recordad aquella alianza que establecisteis conmigo sobre el Monte Parán, situado en los
sagrados recintos de Zamán. Tomé como testigos al concurso de lo alto y a los moradores de la
ciudad de la eternidad, mas ahora no encuentro a nadie que sea leal a la alianza. Sin duda, el
orgullo y la rebeldía la han borrado de los corazones, de tal manera que no queda de ella vestigio
alguno. Aun sabiéndolo, he aguardado y no lo he dado a conocer.

72. ¡OH MI SIERVO!


Eres como una espada de fino temple envuelta en la oscuridad de su funda, y cuyo valor queda
oculto al conocimiento del artífice. Sal, entonces, de la envoltura del yo y del deseo para que tu
valía se manifieste y resplandezca ante todo el mundo.
73. ¡OH MI AMIGO!
Tú eres el sol de los cielos de Mi santidad; no dejes que la corrupción del mundo eclipse tu
esplendor. Rasga el velo de la negligencia, y aparece resplandeciente de detrás de las nubes y
engalana todas las cosas con el atavío de la vida.

74. ¡OH HIJOS DE LA VANAGLORIA!


Por una soberanía efímera habéis renunciado a Mi dominio sempiterno, y os habéis engalanado
con los vistosos ropajes del mundo y hacéis alarde de ello. ¡Por Mi belleza! A todos reuniré bajo
la capa unicolor del polvo y eliminaré toda esa diversidad de colores, excepto a aquellos que
escojan el Mío, que consiste en purificarse de todo color.

75. ¡OH HIJOS DE LA NEGLIGENCIA!


No pongáis vuestro afecto en la soberanía mortal ni os deleitéis en ella. Sois como el pájaro
incauto que, lleno de confianza, gorjea sobre la rama hasta que, de repente, la cazadora Muerte lo
derriba al suelo, y la melodía, la forma y el color desaparecen sin dejar rastro. Tened cuidado,
pues, oh esclavos del deseo.

76. ¡OH HIJO DE MI SIERVA!


La guía siempre se ha expresado con palabras, mas ahora se expresa con acciones. Todos deben
manifestar acciones puras y santas, pues las palabras son propiedad de todos por igual, en tanto
que acciones como estas son propias solo de Nuestros amados. Esforzaos, pues, con alma y
corazón para distinguiros por vuestras acciones. Así os aconsejamos en esta tabla santa y
resplandeciente.

77. ¡OH HIJO DE LA JUSTICIA!


Durante la noche, desde la cumbre esmeralda de la fidelidad, la belleza del Ser inmortal acudió
al Sadratu’l-Muntahá y lloró con tal llanto que el concurso de lo alto y los moradores de los
dominios celestiales gimieron por Su lamento. Entonces se Le preguntó: ¿Por qué ese llanto y ese
lamento? Él respondió: Tal como se Me ordenó, aguardé expectante en el monte de la fidelidad,
mas no aspiré la fragancia de la lealtad de quienes habitan la tierra. Llamado entonces a regresar,
miré, y he aquí que ciertas palomas de santidad estaban agonizando en las garras de los perros de
la tierra. En seguida, la Doncella celestial salió rápidamente de Su mística mansión,
resplandeciente y sin velos, preguntando por sus nombres, y todos fueron mencionados menos
uno. Y al insistir, fue pronunciada la primera letra de este, con lo cual los moradores de los
aposentos celestiales salieron precipitadamente de su morada de gloria. Y al pronunciarse la
segunda letra, cayeron todos al polvo. En ese instante se oyó una voz proveniente del santuario
más íntimo: «Hasta aquí y no más allá». Ciertamente, atestiguamos lo que han hecho y lo que
hacen ahora.

78. ¡OH HIJO DE MI SIERVA!


Bebe de la boca del misericordioso la corriente de misterio divino, y contempla el esplendor
manifiesto del sol de la sabiduría en la aurora de la expresión divina. Siembra las semillas de Mi
sabiduría divina en la tierra pura del corazón y riégalas con las aguas de la certeza, para que broten
verdes y lozanos los jacintos del conocimiento y la sabiduría en la ciudad sagrada del corazón.

79. ¡OH HIJO DEL DESEO!


¿Hasta cuándo has de volar por los espacios del deseo? Te he dado alas para que vueles a los
dominios de la santidad mística, y no a las regiones de fantasías malignas. Un peine te he dado
también para que arregles Mis mechones azabaches, y no para que laceres Mi garganta.

80. ¡OH MIS SIERVOS!


Vosotros sois los árboles de Mi vergel; debéis producir frutos excelentes y admirables, para
vuestro propio beneficio y el beneficio de otros. Por tanto, incumbe a todos ocuparse en oficios y
profesiones, ya que en ello reside el secreto de la riqueza, oh gentes dotadas de entendimiento,
pues los resultados dependen de los medios, y la gracia de Dios os será del todo suficiente. Los
árboles que no dan fruto han estado y estarán siempre destinados al fuego.

81. ¡OH MI SIERVO!


Las peores personas son aquellas que no producen ningún fruto en la tierra. En verdad, esas
personas se cuentan entre los muertos. No, mejores son los muertos a los ojos de Dios que esas
almas ociosas e inútiles.

82. ¡OH MI SIERVO!


Las mejores personas son aquellas que se ganan el sustento con su ocupación y lo emplean en sí
mismas y en sus parientes, por amor a Dios, el Señor de todos los mundos.

***

La Novia mística y maravillosa, antes oculta tras los velos de la expresión, se ha revelado ahora
por la gracia de Dios y Su divino favor, como la luz brillante que derrama la belleza del Amado.
¡Oh amigos! Soy testigo de que el favor se ha consumado, el argumento se ha efectuado, la prueba
ha quedado clara, y la evidencia, establecida. Veamos ahora lo que habrán de revelar vuestros
esfuerzos en el sendero del desprendimiento. De este modo se os ha concedido plenamente el
favor divino, a vosotros y a cuantos están en el cielo y en la tierra. Toda alabanza sea para Dios,
el Señor de todos los Mundos.

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