Espíritu de Sabiduría y Revelación

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ESPÍRITU DE SABIDURÍA Y REVELACIÓN

“Lo que no sabemos no lo vemos. Lo que no vemos no se activa.  Lo que no se


activa no se vive”.  Miler Montoya

 “no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones,
para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de
sabiduría y de revelación en el conocimiento de él”.  Efesios 1:16-17

El espíritu de sabiduría y de revelación, es el espíritu que contiene el reino de Dios.  No


podemos acceder al reino, si no es a través del espíritu de sabiduría y revelación. No
hay ninguna coincidencia que Jesús dijera: “Yo soy la luz del mundo”.  Tampoco no
existe alguna casualidad de que él dijo de nosotros: “vosotros soy la luz del mundo”
(Por favor véase Mateo 5:14).  Si Jesús el Rey de reyes, es la luz del mundo, su reino es
un reino de luz.  La luz es símbolo de entendimiento, conocimiento, sabiduría y
revelación. Jesús es la revelación de Dios para el mundo, y no solo la revelación de
Dios, sino Aquel quien revela al Padre. Jesús revela al Padre a quien él quiere, porque él
es la fuente de la revelación de Dios.

“Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce quién es el Hijo
sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera
revelar”.  Lucas 10:22 (el énfasis fue añadido)

Nosotros somos portadores de la revelación de Dios, de tal manera que cuando


hablamos y actuamos alumbramos a los que están en oscuridad.  Falta de revelación es
estar en oscuridad o ignorancia. El reino de Dios se recibe por revelación, se mueve en
revelación y posee la esencia de la revelación de Dios.  Con esto digo lo siguiente:
donde sea que hay revelación de Dios, hay manifestación de su reino.

“Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no
andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.  Juan 8:12

Simeón una vez tuvo el privilegio de ver a Jesús, dijo lo siguiente:

“Porque han visto mis ojos tu salvación, La cual has preparado en presencia de todos
los pueblos; Luz para revelación a los gentiles, Y gloria de tu pueblo Israel”.  Lucas 2:30-
32

Pablo habla diciendo que somos hijos del día y no de la noche.  Es muy claro entender
que el sol revela todas las cosas y que de día no se necesita las luminarias.
“Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las
tinieblas”.  1 Tesalonicenses 5:5

También habla abiertamente que la luz pone en evidencia todas las cosas.  Esto quiere
decir que hay una certeza clara y manifiesta de una cosa, de tal forma que nadie puede
dudar de ella ni negarla. La luz es tan potente que traspasa la oscuridad y manifiesta
todo.

“Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas
manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo”.  Efesios 5:13

Nótese algo muy importante en el verso de Efesios 1:17, termina diciendo: “os dé
espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él”.  El espíritu de sabiduría
y revelación viene sobre nosotros específicamente para caminar en el conocimiento de
él (Jesucristo).  Esta es la forma divina para conocer a Jesús, a través del espíritu de
sabiduría  y revelación.  Muchos conocen a Jesús en su teología, bajo su doctrina y el
conocimiento informado. Esto es muy importante tenerlo, pero a Cristo se le debe
experimentar en nuestro interior con sabiduría y revelación. En el mundo existen
muchos teólogos lejos de Cristo.  Es posible tener conocimiento informado de la
persona y no conocer a la persona informada en intimidad.  Cristo debe ser revelado. 
Dios es conocido en la medida en la cual él se ha revelado a la creación.  Cristo debe
ser revelado, porque Cristo es la revelación de Dios.

¿Qué es el espíritu de sabiduría y de revelación?

El espíritu de sabiduría y revelación es el Espíritu Santo soplando luz, entendimiento e


inteligencia de las cosas que estaban abiertas en el génesis antes que el hombre
pecara.  Es la función del Espíritu Santo de darnos la capacidad de articular y
descodificar las cosas que son del espíritu. Es la apertura de los ojos del espíritu para
ver lo invisible, creer lo invisible y entender lo invisible. Este soplo de sabiduría y
revelación va directo al espíritu del hombre y no simplemente a su razón.

La palabra sabiduría viene del griego “sophia” que quiere decir la sabiduría que


pertenece al hombre y la inteligencia suprema, que proviene de Dios.  La
palabra revelación viene del griego “apokalypsis” que quiere decir (como ya dijimos
anteriormente): al descubierto, hacer desnudo, la divulgación de una verdad o
instrucción.  Otras definiciones para la palabra revelación (apokalypsis) son: divulgar
verdades concernientes a las cosas desconocidas, manifestación o apariencia.  Si la
unimos con la palabra “espíritu”, del griego “pneuma” que quiere decir un soplo, aire
en movimiento parecido a la respiración, formulamos una “bomba espiritual”. El soplo
(pneuma) del espíritu denota un acto constante, continuo y progresivo; como la
respiración misma. Involucra tanto la inteligencia suprema, como la que le pertenece a
los hombres.  Haciendo que todas las cosas traída a la luz, queden al desnudo,
manifiestas y divulgadas.   En el soplo del espíritu hay dos cosas en juego:

 La sabiduría: tanto divina como humana.


 La revelación: la manifestación de lo oculto.

Siempre la revelación manifestará un conocimiento de un aspecto de Dios que


transformará nuestras vidas.  Es por esto que sin revelación usted nunca podría tener
un conocimiento íntimo acerca de Dios.

La revelación es progresiva

“El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu Gloria”. Éxodo 33:18

Traigamos un pedazo de la experiencia de Moisés con Dios en el desierto. Moisés


había caminado con Dios, había visto muchos milagros y llegó en un momento donde
pidió ver la gloria de Dios. ¿Por qué usted cree que Moisés pidió a Dios que le mostrara
su gloria? ¿No era suficiente todos los milagros que había visto? ¿De donde sacó el
motivo de su corazón para pedir tal cosa? Moisés no tenía referencia bíblica como
usted y como yo para pedir tal cosa.  Yo creo que a pesar que él había visto tantos
milagros se encontró con la experiencia de una revelación progresiva de Dios;
simplemente quería mas. Ahora, la dimensión de la gloria es para aquellos que tienen
revelación de ella.  La gloria testifica de un mundo mas allá, esta era la dimensión que
estaba jalando a Moisés.  Cuando hablamos de una revelación progresiva, quisiera que
imaginemos la naturaleza de los números, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, etc.  Los números son
caracteres que suben en progresión por naturaleza y descifran cantidades.  Lo mismo
ocurre con la revelación de Dios.  Dios no nos da todo de una vez, nuestro espíritu y
mente necesita dicha capacidad para articular ciertas cosas.  Dios nos lleva de uno a
dos, luego de dos a tres y así sucesivamente. No se trata nada mas de medir las cosas,
sino en ver la progresión de las cosas.  Por ejemplo mi vida, hoy en día soy capaz de
articular, descifrar y discernir ciertas cosas del reino de Dios que hace diez años no
podía.  El ejemplo de la Iglesia primitiva que comenzó con una explosión espiritual en
el pentecostés, pero en ese momento todavía no tenían claro el misterio de la gracia
de Dios a los gentiles.  Sino hasta que el apóstol Pablo llegó, y Dios lo utiliza como
instrumento para manifestar un misterio.  Y esto lo aprende por revelación:

“pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de


Jesucristo”.  Gálatas 1:12
Algo muy importante que debemos de tomar en cuenta, es que Dios es infinito y
eterno.  Jamás podremos conocer todo el aspecto de Dios en un solo día.  Pero sí
podemos progresar en la revelación y en el conocimiento de él.  Es más, Dios tiene la
intensión que lo conozcamos íntimamente y profundamente. A veces me he
encontrado en ese momento donde quiero más y más, y más, y más, y más de Dios y
de su palabra.  Como dice la escritura, “Un abismo llama a otro a la voz de tus
cascadas”. (Salmos 42:7)  Lo profundo, llama a los profundo.

“seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la
longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo
conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”.  Efesios 3:18-19

Hay varias dimensiones espirituales que necesitamos crecer en la revelación de ellas. 


Esto es, comprender cual es su anchura, su longitud, la profundidad y la altura de estas
dimensiones.  Algo que excede nuestras capacidades pero que podemos alcanzar con
la ayuda del Espíritu. Mencionaremos algunas de estas dimensiones espirituales en que
debemos progresar en su revelación:

1. La gloria de Dios
2. La palabra de Dios
3. El propósito de Dios
4. El reino de Dios
5. El mover del Espíritu y su operación
6. La dimensión espiritual

El hombre que conoce esta verdad, se convierte en una amenaza para las tinieblas. Por
ejemplo, si la gloria de Dios se me revela de continuo, da por sentado que seré
transformado de continuo, ya que somos transformados de gloria en gloria.  Una
transformación personal es una puerta abierta para una transformación mundial.

La revelación te da la habilidad de ver

“Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de
Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido”.  1 Corintios 2:12

Podemos imaginarnos un cuarto inmenso lleno de tesoros, pero totalmente


oscuro. Puede que los tesoros sean muchísimos, pero si no se enciende una luz, nunca
se revelaría lo que allí se encuentra. Imaginemos ese mismo cuarto oscuro, pero con
serpientes venenosas.  Pienso yo, que caminar un cuarto oscuro con serpientes
venenosas es un peligro. ¿Quien pudiera discernir el peligro, sino el que lo ve? ¿Quién
pudiera ver los tesoros, sino el que los ve? La revelación es como la luz que se enciende
en ese cuarto oscuro.  Nos lleva a ver las verdaderas riquezas espirituales y nos libra del
peligro.  Nos da la capacidad de ver lo que con nuestros ojos naturales no se puede
percibir. La revelación son los ojos de la Iglesia.

El apóstol Pablo hace una mención muy importante: No hemos recibido el espíritu del
mundo.  Mas dice, que hemos recibido el Espíritu que proviene de Dios, con el
propósito de saber lo que Dios nos ha concedido.  En el contexto (1 Corintios 2) de
este pasaje el apóstol habla de varias cosas importantes:

1. Habla de una predicación con demostración de Espíritu y poder.


2. Habla de la sabiduría de los hombres.
3. Habla de la sabiduría oculta (la de Dios en misterio).
4. Habla de cosas que ojo no vio ni oído oyó.
5. Habla de que estas cosas han sido reveladas por el Espíritu.
6. Habla de la profundidad de Dios.
7. Habla de la procedencia del Espíritu que hemos recibido.
8. Habla del hombre natural vs el hombre espiritual.
9. Habla de la mente de Cristo.

Este capítulo tiene un sabor de la dimensión espiritual muy elevado. Comienza con una
predicación llena de demostración del poder del Espíritu y termina con el hombre
espiritual poseyendo la mente de Cristo.  Si nosotros comenzamos con una predicación
llena de demostración, terminamos desarrollando la mente de Cristo.  La demostración
es para confirmar la veracidad del mensaje.  Al hacerlo hay intervención sobrenatural
de Dios activando una mente espiritual y de conquista; la mente de Cristo.  Pero el foco
que deseo hacer se encuentra en que sin la intervención sobrenatural del Espíritu
Santo, todo esto de que habla Pablo, aunque se nos haya concedido, nunca lo vamos a
poder ver.  Por eso dice: “para que sepamos lo que Dios nos ha concedido”.  Lo que no
sabemos no lo vemos.  Lo que no vemos no se activa.  Lo que no se activa no se
practica, ni se vive, ni se experimenta. Dios nos ha concedido riquezas espirituales que
necesitan ser reveladas.   Los hijos de Dios son los mas ricos del mundo; nótese que no
dije millonarios.  Somos los verdaderos ricos del mundo, en la habilidad espiritual y las
riquezas espirituales.  Pero por causa del ignorancia (la falta de conocimiento de las
riquezas concedidas), muchos caminan como los mas miserables del mundo.  Ahora
entendemos porque Pablo no cesaba de orar y doblar sus rodillas por la Iglesia en
Éfeso.   Con el propósito que Dios le diera espíritu de sabiduría y revelación en el
conocimiento de él (Cristo).  Porque la revelación nos lleva a conocer, y conocimiento
(revelado) es poder.  Recuerdo al director de la escuela donde me gradué que decía
casi todas las semanas: “querer es poder”.  Pero realmente, usted puede tener un fuerte
deseo de querer hacer algo, pero si no tiene conocimiento no puede.  El conocimiento
es poder; esto es una ley espiritual que la aprendí con los años. La revelación nos
habilita en el conocimiento revelado.  Y el conocimiento revelado abre la puerta a lo
ilimitado e inimaginable.

Muchos creyentes se conforman con saber que son salvos por gracia y que van al
cielo. Creo yo que estaría bien si mañana tuvieran la promesa de morir.  Pero es algo
que no sabemos cuando va a ocurrir.  Una nueva generación se está levantando, con
un futuro prominente y glorioso.  Debemos de alcanzar la madurez, para que la
sabiduría oculta, que es la sabiduría de los maduros, sea revelada a nuestras vidas.

La revelación alumbra los ojos del entendimiento

“alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a
que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos”. 
Efesios 1:18

Pablo reitera la importancia del espíritu de sabiduría y revelación en el siguiente


versículo clave de este capítulo.  Y dice que la sabiduría y la revelación vienen para
alumbrar los ojos del entendimiento.  También introduce la palabra conocer o saber
(sepáis) en dos aspectos: Primero, en la esperanza a la que fuimos llamados, segundo,
en el conocimiento de las riquezas de la gloria de su herencia en los santos.  En otras
palabras, si no tenemos sabiduría y revelación nunca conoceremos estas dos cosas.  A
lo mejor nos preguntaremos, ¿Por qué es necesaria conocerlas? Por la razón de todo lo
que venimos diciendo, “sin conocimiento estamos arruinados”.   El Señor dijo: mi
pueblo perece por falta de conocimiento.

¿Qué es el entendimiento?

La palabra entendimiento que aparece en este pasaje viene del griego “dianoia” que
quiere decir: la mente como una facultad para entender, sentir y discernir.  El
entendimiento es el que separa, distingue y ordena los pensamientos. El apóstol Pablo
usa la frase “ojos del entendimiento”, porque el que entiende observa, ve, mira.  Dios
ya nos ha concedido la esperanza y las riquezas de la gloria de su herencia.  Cuando
recibimos revelación, los ojos de nuestro entendimiento son alumbrados, entonces,
podemos entenderlas, sentirlas y discernirlas.

El entendimiento permite a la persona ponerse en contacto con el mundo como


realidad, captando su estructura y significado. Lo que no entendemos carece de
significado.  Una persona sin entendimiento no entraría en contacto con el mundo
como realidad, aunque éste estuviera presente.  Un creyente sin entendimiento
espiritual, no entraría en contacto con el reino de Dios como realidad.  El entendimiento
es algo que se afila como las espadas al usarse en combate. Aquí sobresale la
importancia de la revelación.  Todos los hijos de Dios tienen una capacidad de
entendimiento de las cosas espirituales porque Dios se las dio.  Pero no todos tienen el
mismo nivel de entendimiento porque por causa del ejercicio, algunos tienen un nivel
de entendimiento mas elevados que otros. Está el entendimiento de las cosas del
mundo y está el entendimiento de las cosas espirituales.  Así como se entra en
contacto con el mundo como realidad a través del entendimiento natural, así entramos
en contacto con el cielo como realidad por el entendimiento espiritual (la
revelación). ¿Qué es lo que llamamos revelación? Llamamos revelación a los ojos del
entendimiento alumbrados por el Espíritu Santo, para conocer:

1. Nuestra esperanza a la que fuimos llamados.


2. Las riquezas de la gloria de la herencia a los santos.
3. A Cristo, como el Rey soberano que gobierna nuestras vidas.

Fe, revelación y conocer

“Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas
están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”. 
Hebreos 4:13

Pienso que en este fluir necesitamos entender la diferencia entre revelación, fe y


conocimiento.   Las tres están entrelazadas, pero no son lo mismo.  Una, nos lleva a la
otra. 

La revelación es desvelar lo oculto, quitar el velo y manifestar lo que no se había visto. 

La fe es creer lo que no se ve en convicción y certeza firme de corazón.  

Conocer es saber la existencia de algo, sea visible o invisible.  ¿Cómo funciona estos
tres elementos en el reino?  Estos tres elementos en el reino funcionan de esta manera:
Dios conoce, nos manda a creer y nos otorga revelación.  Dios no necesita creer algo
que él ya sabe, porque la fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que
no se ve.  Dios todo lo sabe como un ser Omnisciente.  Todas las cosas están abiertas y
desnudas a sus ojos.  Somos nosotros lo que necesitamos creer lo que no vemos, pero
que Dios ya sabe.  Dios nos manda a creer lo que Él ya sabe, pero que nosotros no
vemos.  Es por esto que tenemos que cuidarnos de la fe basado en el conocimiento. 
Supongamos que tenemos un vaso de cristal lleno de agua y se lo muestro para que
usted lo vea.  Le mostramos el vaso de cristal con agua hasta al tope.  Luego lo cubro
con un manto oscuro y le digo: “Aquí tengo un vaso lleno de dólares”.  Entonces le
hago la pregunta: ¿Cuántos creen que aquí hay un vaso lleno de dólares? Nadie lo
creería, porque acabaron de “ver” el vaso lleno de agua antes que lo cubriera.  Bueno,
esta es una fe basada en el conocimiento.  La gente dice no creo por lo que ve y
conoce.  Muchos creen por lo que ven y conocen.  Basan su fe en lo que conocen y no
en el poder ilimitado de Dios.  Dios dice en Jeremías 29:11 “porque yo sé los planes
que tengo para ustedes…”.  Él conoce los planes, ahora nos toca a nosotros creer lo
que no vemos, pero que Dios sabe.  Ahora bien, ¿Cómo se conecta la revelación con
estos dos elementos (conocer y fe)? La revelación nos deja ver en el espíritu lo que
Dios ya sabe y agita poderosamente toda la estructura de nuestra fe; la catapulta a otro
nivel.  Cuando hay revelación suben los niveles de fe.  Dios sabe que hay una vida
eterna para los que creen.  Nos la revela a través de su Espíritu en Cristo Jesús. Esta
revelación eleva la fe, de lo que Dios ya sabe.  ¡Aleluya!

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