Hábitos Espirituales
Hábitos Espirituales
Hábitos Espirituales
Los hábitos espirituales son como la facilidad que se adquiere por larga y constante práctica
en un mismo ejercicio, la biblia nos enseña cómo fue la vida de Jesús cuando estuvo en la
tierra, por lo cual debemos estudiarla para así imitar al Maestro, así como el ayudo a otros,
nosotros podemos ayudar, orar por un mejor un mundo, el dar gracias por un día más de vida,
por mantenernos en salud, hay muchas maneras de practicar los hábitos espirituales.
Meditar en la palabra de Dios significa meditarla, yacer en ella, digerir y tenerla en nuestras
mentes para poder aplicarla en nuestras vidas. El orar no solo se limita a la soledad de nuestra
habitación, hablar con Dios es posible en cualquier momento del día; podemos comunicarnos
con Él en nuestro interior mientras trabajamos, comemos, caminamos, en la universidad, en
el colegio; en fin, en cualquier lugar y situación.
Así como hacemos en nuestra vida diaria con nuestra salud física es necesario preparar,
entrenar y nutrir nuestro espíritu, nuestra alma, ya que nuestra alma perdurará hasta la
eternidad, por lo cual hay que mantenerla sana y fuerte. El propósito de las Disciplinas
Espirituales es la transformación total de la persona. Apuntan a reemplazar viejos hábitos
destructivos de pensamiento con nuevos hábitos que dan vida. Nuestro crecimiento espiritual
se demostrará y logrará en nuestras acciones, palabras y actitudes.
Justificación
Para la mayoría de las personas, desarrollar y mejorar buenos hábitos espirituales no es fácil
ni automático. El camino hacia el desarrollo espiritual suele ser irregular y difícil.
Alentar a los jóvenes a hablar acerca de cómo lo que aprenden les puede ayudar a ellos y a
otras personas a acercarse más al Padre Celestial y a Jesucristo. Los análisis pueden tener
lugar antes, durante o después de la actividad, y deben durar solo unos minutos.
Objetivos
Objetivos Generales:
Hábitos espirituales
Creces cuando desarrollas buenos hábitos. Esto se aplica a todas las áreas de tu vida, incluido
tu crecimiento espiritual. Cuando desarrollas buenos hábitos en tu vida, tendrás buen carácter.
Si tienes buen carácter, vas a tener un gran destino. Tu carácter es la suma total de tus
hábitos.
La Biblia dice: “Ahora que saben estas cosas, Dios los bendecirá por hacerlas” Juan 13:17
No recibes la bendición de Dios para saber lo que es correcto hacer. Obtener la bendición de
Dios para hacer lo correcto y convertirlo en un hábito en tu vida. ¿Cómo construyes hábitos?
A través de la repetición y la práctica. Estudio tras estudio muestra que tienes que hacer algo,
ya sea ejercicio, dieta o un hábito espiritual, todos los días durante seis semanas antes de que
se convierta en un hábito.
Para la mayoría de las personas, desarrollar y mejorar buenos hábitos espirituales no es fácil
ni automático. El camino hacia el desarrollo espiritual suele ser irregular y difícil.
Un hábito se refiere a acciones que están arraigadas, se han vuelto naturales por una constante
repetición. Son las cosas que hacemos sin pensar, pero logramos hacerlas con destreza y
precisión.
Los cristianos son efectivos porque sus vidas están potenciadas por la Palabra de Dios. Ellos
saben lo que Dios dice y ese conocimiento les capacita para tomar decisiones correctas de
manera consistente. Dios no puede efectivamente cambiar, formar y moldear nuestras vidas a
menos que las compartimos con Él en oración.
Si queremos mantener nuestro cuerpo sano y fuerte, tenemos que hacer ejercicio con
frecuencia y proporcionarle alimento y agua con regularidad. No hacerlo nos causará
debilidad o enfermedad y, si no tenemos cuidado, puede que incluso la muerte. Un equilibrio
perfecto requiere no sólo incluir las cosas correctas para mantener nuestro cuerpo sano, sino
también evitar las sustancias y prácticas nocivas que puedan ser perjudiciales para el mismo.
Los mismos principios se aplican a nuestro cuerpo espiritual que necesita de alimento
constante para mantenerse sano y vigoroso. El régimen espiritual debe incluir buenos hábitos
que nutran el espíritu y además debe evitar los hábitos que puedan dañarlo. En definitiva, será
importante proporcionarle lo que necesita con frecuencia y a intervalos regulares para
garantizar una nutrición constante.
El régimen espiritual debe incluir ejercicios espirituales regulares tales como la oración diaria
y el estudio de las escrituras, ofrecer servicio, y nutrirnos espiritualmente cada semana.
En ocasiones, será necesario ayunar y orar para pedir ayuda para proporcionar a nuestro
espíritu la fuerza y la energía necesarias para hacer frente a retos específicos adicionales.
Trabajemos con diligencia para preparar, entrenar y nutrir nuestro espíritu, al igual que
hacemos con nuestro cuerpo, mediante el desarrollo de buenos hábitos espirituales y evitemos
los hábitos destructivos del mundo. Puede ser doloroso y difícil al principio, pero sin duda
merecerá la pena a medida que disfrutemos de las bendiciones de este proceso espiritual de
crecimiento y bienestar.
Los cristianos fuertes saben que un refrigerio cada semana (la iglesia el domingo) no es
suficiente para sostenerlos durante las pruebas que Jesús dijo que vendrían (Juan 16:33).
Necesitamos comida espiritual todos los días para estar en la cima de cada prueba en una
posición de victoria.
Algunos hábitos espirituales son:
❖ La oración: Haz un hábito de hablar con Dios, construyendo una relación con él como
cualquier otra persona. Aparta un tiempo todos los días para la oración enfocada, pero
también deja espacio para la oración espontánea. Recuerda que la oración trata de
alinear tu voluntad con la de Dios, no al revés.
❖ El estudio bíblico : Lee la Palabra devocionalmente todos los días y reserva
momentos especiales para una inmersión más profunda . Si eres nuevo en la Biblia,
comienza con el libro de Juan. No te limites a leer la Biblia para el conocimiento de la
cabeza; hazlo para encontrarte con Jesús y cambiar tu vida.
❖ Conexión: El cristianismo es un deporte de equipo, y no se puede honrar a Dios de
manera aislada. Conéctate con el pueblo de Dios en tres ambientes: grande (iglesia),
pequeño (grupos) e individual (mentoría). Identifica tus dones espirituales y
comencemos a usarlos para el beneficio de la iglesia.
❖ Dar: Dar debe ser periódico, proporcionado y un poco doloroso Da generosamente a
tu iglesia local y a otros misioneros y organizaciones cristianas. Crece en la gracia de
dar y trabaja hacia el punto de referencia del 10%.
A menudo, pasamos tanto tiempo centrándonos en nuestra salud física que nos olvidamos de
dar prioridad a nuestra alma. Y el alma es la parte de nosotros que perdurará por la eternidad.
Pero, al igual que nuestro cuerpo físico, nuestra alma requiere un mantenimiento diario para
mantenerse espiritualmente sana y fuerte. Por lo tanto, aquí hay tres consejos para tener
una vida espiritual saludable.
Para mejorar su salud espiritual, primero debe reflexionar sobre qué pensamientos, hábitos o
vicios pueden estar dañando su alma. «El hombre debe conocerse a sí mismo, conocer las
cosas que conducen a la sublimidad o a la bajeza, a la deshonra o al honor, a la riqueza o a la
pobreza».
Durante tu reflexión, puedes evaluar tu carácter y preguntarte: ¿Qué tipo de persona quiero
ser? ¿Refleja mi estilo de vida estas aspiraciones e ideales espirituales? Si no es así, ¿qué
cambios voy a hacer?
La oración y la meditación van de la mano. No basta con hacer preguntas a Dios a través de
la oración sin esperar y escuchar la respuesta.
Las oraciones y los versos de Dios están llenos de asombrosa sabiduría y poder. Sumergíos
en el océano de Mis palabras para que descifren sus secretos y descubran todas las perlas de
sabiduría que yacen ocultas en sus profundidades». Cada palabra de los escritos de los
profetas de Dios contiene múltiples y profundos significados en los que podemos pasar horas
profundizando. Contienen lecciones para que aprendamos, guías para seguir, e historias de
ejemplos espirituales que todos podemos esforzarnos por emular.
Cuando los hábitos y valores espirituales se introducen temprano y forman parte de la vida
cotidiana de los niños, se desarrolla naturalmente una fuerte identidad espiritual.
Los niños necesitan este tipo de entrenamiento moral y religioso a una edad temprana, no
sólo para su propio desarrollo interno sino también para la salud de la sociedad en general.
Ellos necesitan la estructura moral y la orientación que ofrece la verdadera religión.
Este tipo de entrenamiento moral y espiritual requiere mucho esfuerzo y amor constante por
parte de los padres, y obediencia por parte de los niños. De esta manera se echarán raíces los
hábitos espirituales de oración y de volverse regularmente a Dios.
Sin embargo, puede ser útil ahora decir algunas palabras sobre el concepto de obediencia. La
obediencia es una virtud, pero su mejor compañero es la razón, no el autoritarismo. En el
mismo sentido en que la fe ciega está llena de peligros, también lo es nuestro deseo de
obediencia ciega.
Como padres, naturalmente, queremos que nuestros hijos puedan expresarse libremente. Sin
embargo, la libertad a menudo se confunde con la licencia o el libertinaje, el desprecio de las
restricciones legales y morales y la «libertad» para hacer lo que queramos sin ser
responsables de nuestras acciones.
No existe mucha libertad en no tener reglas o disciplina. Esto puede parecer una
contradicción, pero en realidad existe una gran libertad en la estricta obediencia a las leyes.
Los semáforos son un buen ejemplo de esto. Cuando la luz se pone verde, cruzamos la
intersección, confiando en que otras personas obedezcan la ley que les obliga a detenerse en
la luz roja. Si todos obedecen esta ley, estamos seguros y libres de preocupación por lo que
otros harán. No se debe dejar que los niños asuman que no hay reglas, o que no existe una
autoridad a la que debemos someter nuestra voluntad. Ellos pueden aprenden mejor esta
importante lección al comprender la existencia de un Ser Supremo que nos da leyes sociales y
espirituales que los adultos y los niños se esfuerzan por cumplir
Desarrollar las virtudes de la autodisciplina y la obediencia son solo dos de las formas
importantes en que podemos nutrir espiritualmente a nuestros hijos. Cultivar en ellos todas
las virtudes de Dios es un camino seguro para el crecimiento y la mejora espiritual. No hay
mejor momento para comenzar a desarrollar las virtudes de Dios que en la infancia. Estas
virtudes incluyen pero no se limitan a: asertividad; solidaridad; limpieza; compasión;
confianza; consideración; valor; cortesía; creatividad; desapego; determinación; entusiasmo;
excelencia; fidelidad; flexibilidad; perdón; amabilidad; generosidad; cortesía; utilidad;
honestidad; honor; humildad; idealismo; alegría; justicia; amabilidad; amor; lealtad;
misericordia; moderación; modestia; obediencia; orden; paciencia; tranquilidad; decisión;
confiabilidad; respeto; responsabilidad; reverencia; autodisciplina; servicio; firmeza; tacto;
gratitud; tolerancia; confianza; integridad; veracidad; y unidad.
Enseñar a sus hijos estas virtudes internas, las cuales son verdadero corazón de la religión,
guiará sus pasos a lo largo de toda su vida.
Marco Metodológico
● Trabajemos con diligencia para preparar, entrenar y nutrir nuestro espíritu, al igual que
hacemos con nuestro cuerpo, mediante el desarrollo de buenos hábitos espirituales y evitemos
los hábitos destructivos del mundo.
Recomendaciones
● Encuesta utilizada
Infografía
Métodos de Divulgación
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