Los 10 Mejores Jueces
Los 10 Mejores Jueces
Los 10 Mejores Jueces
- Préf,isor:de la
Escl¡ela de Deæcho de la U¡ivetsid¿d de Nueva Yotk
Los diez
meiores iueces
de la
historia norteamericana
Ttaducción de
Enrique Alonso
Letr.a{o del Cooseio {9 Esød9
:-i. r', , ..
Ptólogo de
Edua¡do GStda de'Pnté¡,rJa
Gted¡ático de l¡ Univercídad de Mad¡id
BIBLIOTECA DË LA
slPfiFU¡ noqïf Dt JUST|CIÀ Dt ¡¡ rqrrrñü
EDITORIAL CIVITAS,. S; :A
-r..-
il 7oo //2-
-sJ 8;l.J/
P¡imera edición, 1980
Reimpresión, 1990
de la Soa¡-
La oresente traducción se publica con la debida autorización
î":"'i;;;;;-u"t ü' tài^øI, en cuvo nrlnr91o'3* de 1979' apa'
"rti,v
lî"iå äïäi.iã" ó'igi*i¡"¡. ;iüt'ú ¡; <ihe Judicial ren: America's
Greatest Judges>'
ni su
No astá oeniritida la repröducción total o parcial de este libro,
rorma o por cual-
ääi"iü;ì;;åiiiãl'i i" u"*misión då ninguna
;îË;;à;;;t; r"u "l".ttoni.o, mecánico, por fotocopia' por registro
alquilei ã'cualquier otra forma de
ìïil;¿tåäs, ni su préstairí'o, p"i-i'o
Ë;Jräiä'ilïã;i;T"q'il;'.i' "í previo v por escrito de los
tituiares del CoPYright.
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Indice
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Ptólogo 9
Inüoduccióq t5
Jorw Mensreu, 2l
Jeuæs Krxr )1
Coodu¡ió¡ 101
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rr+t$l¡¡
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,PROLOGO
9
cattstaflcitts ocasionales,. nu?tca pera pretend,er erigir
un sisterna de <<Derecbo contún>>, de tnodo que tales
rcglds son sienpre controladas ellas mismas en su al-
cance (nornalmente restrictioo) y en sa intetpreta-
cìón por eI aerdad.ero Derecbo corzúx' qøe es, Iiteral-
raeflte) e/ common law iud,icial (principio básico del
sistenø dnglosøión qae se coftece coø el nonbre de
control ,9f the common law ,over statute). Es claro
qa"e eI an sistema asl el pøpel d.el ]uez, corao uerda-
derq ugadot ,deJ Deìrecbg, lawnaket,(øunque nanca
corlo 'ocarreltc,ia .pçrsoøq!, sizo por .depuración inter-
na,d.e un sistema ltis¿órico,ex el caal debe d.e ixser-
ta1se, lg innoaacióf de'ntaner4 natural, al nod,o de.at
crecipigntg orgânico), es 14 /el protøgon:ista prìncipql,
Posicíór tøn.ùi;tìqtp /e la qql tras la ìnstaardción del
<<Estdd.g lq,gìslati't1o> en Earopd con la Reaolución
Frattcesa íntentó red,ucir ø! laez ø una mâquiqa ne*
trd de subsunìr ltechot coniretas en los suþuestos de
las Leyes, nera bo:uúre qui prononce les þaroles de
la Loi, en la løngsq y proléticø expresión de Molttes-
'5ólo esto etcplica la inposibilidad. persona-
qqìeu. de rel¿tar
la historia d,el Derecho et Earopa sobre ld
tid.ad d,e sus lueces, coffio antes'ølud!ømos isìn
per-
iuicio de lo que nás adelante babremos de. decir.
,Pero, para el sìstemd nottednericdno esta nota es
conzún al aasto toundo del commqn la'w, mundo rcs-
pecto del cuø1, øún,presefita Estados Unìdos particu-
larid.ades áigryds .d.e xotd que, contribuyen d rcøIzar el
papel del luez. Esds .particulgridades sott d.os, pgr
lo que .aqal interesa, La prinera, la cìrcunstaficìd d.e
qae Estados Unìdos lta sìdo an pals. lornddo en utt
ploceso .espectacular de tâpída expansìón de ungs es-
tablecinientos en la costd del Este ø lo lørgo de todo
Vn ,çontìnentez cott unø nezcla de ernígtøntes proce-.
dentes del nundo efltero, ex lortzd nuflca conoèida, y
tod.o,ello en.eI aórtice d,t or..desørrollo indastrìai.î
ecoøómico, tdà.b¿én ììn precedgry.tg¡, qaè. ba conclaid.o
10
por\sittiar a! patñarc.al,p4ls de los.colonos puritanos en
lq.,cøbe7a d,el mando actual.. En este .ai.aaz panorama
co¡respondió d los -Iaeces, î¿n papel .aerdaderamerte
trdnscend.ental, de øsegurar, las..estructuras bá.sicas de
Ia.conaiaencid en el ,torþellino,,d.el e.norme .proceso !
en.pna sociedad dejøda especialmefl:te .a..sa propio di-
q,4ruisrno, segrin los .d.ogmas bâsiços del liberølisrno ati-
li¡ario ,y .del 1eçelo trente a lds interuenciones ad.ruinìs-
trqtiuas que ,bqy .flos. .son "familiares. Los lueces
n.orteaneticønos,aceptdron esa responsabilidad poco
car,núfi y Ia curnplietoft, ett .general¡,de.manera espe,
cialme4te,firrne.,,El carácter electiao de los Jaeces Io-
çales robusteció øún nâ.s ese papel çentral, de Ia iit
diçqtîara en la nuepø.socieådd,,ea térninos no coînpa-
r.able¿' çon qingana qtra iqdicatara ruoderna., ,/"
.,[.ø segu.nda ftotø qae,singuløriza el papel de¡los
Iltecgs nortear7ericanot entte. todos .es su potestad
d..e judtrcial qeview of legislation ,.esto es,'de .òo'ntroldr
ld.,constitucio,nølid.ød. de Iøg,'Leyes. Como es bien .sa-
bido, esta.forrnid.øble con¿petencia iadicial, qae no es-
tab4,.pbìertanente reconocidd en eI texto constítacio'
nq!-pol lo que bace a løs'Leyes fedèra\es, lue 'estable-
cidd por,ld,iurisprud encia d el ;T rib.unal S apretno, de s-
d.e,7803,,çon.14 básjca d.eci¡ión ;patrocinøãa y redøc-
t4da,. pqr.; 91 .Justice . MarsltølJr.Marbur'¡ v. Madison.
Est¿ Sentencia abrió no,sólo 'qtna .épocà nueaa,en Ia
bistoila iurídiça .norteatøerieatult sina , tanbién, debe
d.ecìryq,,q4 Id ltì¡tpria,iuríd.ica unìoersø\, -paes de eIIa
ud a.. p artþ "la r¿ fç71icq. d e Ia
.iasticia constitucional b oy
W iruþqesta,,q4',cø¡í tçdo el,rnundo.y donde no lo estâ
c,o.(t.: .c.oncienÇia d,e,interio,ridad, , cop prolectos . de rec-
11
Ese tipo d.e función iudicial,"inaentado pot tos !uà'
ces nofiàamericanos y-por ellos lleaada ø s-u extreftto
ã¿t iotn y audaz a lâ idrgo de-cgsi dos siglos de eier'
,liiio, ,,'elque singularlza definitiuanente el cdso
iortLomrricoio. EI Tribunat Supremo es hoy el órga-
i. ¡ii¡li¡oi tlin duda más releuante en tod'o eI nando
;;t;;;;¡"t, por la extensión de sus podercs, sa'- 4!
hecho de'éi un uerdadqro <<Podeî constitayente'indi-
recto> y que le'ha'perrnitid'o ddørytdt lø e-squernátic,a.
Const¡tición de 17fiZ en Ia conpleia'euolación'p9lí''
iica ^,t sociøL arnericana a .todas t¿sl s:iiuaciones cambian-
fus,1çsn un instinto røra aez desmentido y con ult¿t
finura iarídicø que es ufla'lecciûx perrnaneflte,pøra
iiristas. En:lø Írase d.e øn famoso luez, <<eI Tti'
'los
bin'ot Suprr*o ,, io Constitøción>, sìmpleneflte; Efl
otìa lamäsa fórnula, ésta de Voodrou'Vilson (q1te,
lor i¡uto, ith*ortí sihia cono póttico de sa ttalio'
io Constiiuiional Law, 2.o ed. 1979), <<I¿'Constitu-
t¡ón d, los Est¿dos ÍJnidos ,to es a?t tnero d'ocunen'
tò de iaristas: ei un aehlculo d'e uìda,,y sø espi'ritu
i, ,,lr*pr" el espíritu del tiempo>>; en lo cual est'á ld
grio iizoøo del' Tribunal Supìemo, que ha acertddo
bdre, ld, urc tetcto an cøuce adecaado p4r4 Ia eao-
'a
lución ircefren'able de ana sociedad fluffieros-tt y .cof.'
oil,i¡oi,,'y no obstante, en' este pønto (en'eI de adnitir
io¡, tr'pít¡*¡¿od de eiø labor oèrdadernntettte excepcio-
n¿t le los Jueces) uirtualmente unânine.
I S, ,o*prendç entorces qae el protagonismo de los
Jkeces fl;rtuaffi:ericanoi no- sea equ,ipdr-able
al qae es
'corntin y que resalte hacedero, como
en otroi países
hàe .uisibte el precioso" s¡culum justitiae que -bbora
bresentanos a.ios lectotes españoies, ordenar'la bis'
Iorid iarídica errterd del país àlrededot de una decena
'ir'iá*,brrt
propios'que:singulørizan a un puñ'ado de
'lueces eørepios,
La op'ortitnidad de.esta'traduccióx no èstâ sólo, sin
,*bn {o, en sa cøIidad ìntrfusecø, qae es 'uisible,'hi
12
.' '.,,'
en.la circunstancia de presqntørnos:;ctt\\t¿tt.|epitotttè, ..j ,
t)
I
I
¡i
i
les, por cttanto la identilicación d'e los principias cot:s-
titucionales aø a renitít coflstatttetttente a ufi cudd'ro
de .ialores qae no por genêricos o irnpretcisos ltabún
d, ,rlrl *uno, opeiøtiuls en términos -puramente' iu-
,id¡rit. En este sentido, ffie Parece euidente que-d-e Ia
Cliii¡t*¡'a, tundrá qae deiiaat una pétdida del Ie'
;;i;;;'"; ;"e el luei ua ø adquirir una responiøbíli'
'iil iitín'àu, ,i borno nedidø ua a høcer de él un
liátinirittä macho mâs releudnte de ntie'stra -ald'1 i!'
'rid¡io'dt lo que hastø ahord se le lta perinltid'o' Deia'
rá.de set e/ ieine Subsumtionsapp^ràt, el puto meca'
' ,r¡r*o d,e subsunción d.e hechos en \as flortnls' net¿-
iø i ãit¡iteresad,o d'el þrobtena -àe fond'o que se.le
safttrète, parr pdsar o ,ri ooo dnalista' de este .ptoble-
;; ¿;;!;;i"|stu en sus distintos elextentos de'aalor
,'-""1äi¡ir' istlo,s desde los aalores misnos que"Id
toisltituci.ón d.estaca cono superiotes y los que,lø téc-
I
lt' äca iøstitucional del Derecbo alsla cono teleaantes
I
for:o uro reP,tlación otgâ'nica.
"de
A Iø iarispruden:eia'pa-
Leyes y Reglanentos, inclu-
ll
lt' ii*rott :heímenéutica
,i'lo la jurispradencia de conc,eptos, !ø a sustituir, in-
eaitablinente' ttttrt iati.sprud'encia de principios' .ge-
nerøles. :
Ì.
,. Mucbos nos cofigratulamos de qae øsl seø y-Qae
coi ello.se d'eaaeluá al laez su grnn papel, aquel con
el ,cual el .Dereclto deia de ser afla sinple regimenta'
:
ción autoritàtía d'e un imperante, sea éste qui'en sea'
Þara alcanzør su plenitud,- ld de øtticular un coniuntc
:
i
T4
I
'j
jueces de l¿ histo-
¿Quiénes son los diez mejotes
tia:nìrteamericana? ¿Qué catactedsticas le$ elevaron
- la cúspide
a de la judicatura? - . i
R";;ä Þound iitentó respondet a la primera de
hr ;;õ;t;"; en 1938. ?erol lo-hizo deþdolo Tbe
caet
For'
en una nota 4 ple de Pâctlal. 89. su hbro
;r;irc E;; ;f 'Aneriåai Law, aÍbmaba.deP,ou9{la
ege
historia
;i;-d" t"- ¿ié, jueces de primera línea
ilãt.t"1-no¡teamCricana råalizaton su obta antes .de
pâeill
í; õo;ru d;i.i.tión2' En una nota a pi9 decronoló-
ür. i" m,ã-d. lot diez iueces otdenríndoloq
;î.r;"tq ;d hs fechâs respectivàs y con los,cargos
que ocup4fon.
1,' John Marshall ft755-L535), Presidente
Estados Unidos,
'' ' del-Tribunal Supremo'de los
1.6
Quizás el más célebrc jurista del siglo pensaba que
bastaba su palabra pata:elevar, hasta el panteón ju-
dicial su selección. Hombres de menoq categoda nc-
cesitarlan algo más que.este imyimatur, aunque se4
el del mejor maestro de Derecho de los juristas nor-
teamçticanos, para entrat a formar parte- de la élite
judicial,
' Ya intenté en otra ócasión explicæ los criterios de
selección que Pound u¡ilizó al elegü'a sus 'diez jue-
ces 4, .
tfl
Desde que Pound hizo su lista, el Derecho'atneri'
ririrido, sin embargo,'una decisiva üansfol-
"uriot'rrr
äT"ø":tår"-."tip"i"¡i" "-ti q"" t"rrió en el perlodo
*:ri;; al de la'Go.rru de Secesión'
"nt.rior iuez
¡oa,raao .esto1 .cincue"", "ñ::^-"lgun
quê merezca estar rncluido'entte los diez mejores?
' No h"." mucho tiempo que tuve ocasión de con-
ultimos
*"^i tå-ãti+"-."t.-áËtu prtgtlt't"''<En los Pero zu
ä;: ffi;;ió" Àa visto ;uetêJdestacados"' de la
Ël,iiliËi,.ø"ä ilt..¡o ämericano, en opinión
supera a
**äJ" ¿. los luristas contemporán9os'
la lista
5ro
de-Poünd'>
ó
*ilä',î'iänJä¿ì;; t".l"idoô en
n.rl"å""J; ¡. n-uevo'sobre el tema he llegado
i; ;;;;ùti¿n ¿" q*'*i afirmac'ió¡r' ofrecla.las
^r"ä.i""î.;-ä"i"ottur.' Lut
no
cuatro últimas décadas han
rä;;;;;t.l: ó.t lito' u.eriiano uri "perlodo de activi-
dad creadot, t* itpotiante"como è1 qot más en la
ñ;.;i; d.l ci*n* I'dw' Gtandes sectores de nues-
ä:"Dét".h"-i"n tido reélaborados þra enfrentarse
jott"t
rli"J*..ti¿áã.t ¿.1- sþlo :or' Lo' han sido
papel transformador ge-
U"*ä¿åt'" U";"t " .ubJon
i.tJÁ."* más apropiado pãra el poder legislativo
il;;;l -iJ.*ut-t;.
i"a¿ii. rät Ídéres de esta transfotmación
ffi pueden codearse petfectamente
."¡ *Aoúi"tu deios quë han formado parte en otros
;i;*t"iõ iu- ¡uai."riou norteameücana' !n *i "pt-
=d.
en-
;td:iiot;-å. .[ot, al me1os, mgrecen.èolocarse
de la judicatura:
¿îã-i"t--q.*t d" iodu la historia
ä"r""i]-¡lt".i, átt* T. Vandetbilg, Batl \flarren v
Roger J. TraYnor.
5. hu.., pues, necesaria una revisión de la lista de
18
cluyendo a los gue todavTa están en activo, la lista
de los diez mejores jueces (ue propongo, pot orden
cronológico, setla la siggíente: i. ,
1. John Marshall
, 2. James Kent.
3. Joseph Story.
4. Lemuel Shaw.
5. Oliver ìüØendell Holmes.
6. Benjamin Nathan Cardozo.
7. Hugo Lafayette Black (1886-1971), Juez
del Tribunal Supremo de los Estados Unidos,
1937-L97r.
8. A¡thur T. Vanderbih (1388-1957), Pre-
sidente del Tribunal Supremo de New Jersey,
1947-7957.
9. Earl !Øarren (L891-1974), Presidente
del Tribunal Supremo de los Estados Unidos,
L953-1,969.
10. Roger John Ttaynor (1900), Juez del
Tribunal Supremo de California, 1940-1964.
Su Presidente, 1964-1970.
l9
ffi içll5åtr$:îrã*iki:ffiËî,äiil,
teón.
20
JOIII\¡ MARSHALL
2t
dozo. dio a la Constitución <la impronta de su pre
oi^-ãttt.u se encontró con un paPer'- ra
11. <<Matshall
I,i
o. 169.
'' i"íà^r, A. Garfield, citado: en C' V'tnnrN' A Histoty
:i.
o1
li,
l';,
i,r.,
r.il' "irYi!|!rur1ê,[l]il,)trl)ißor.r',acitadasentenciaer
lt,
r,ii
ir
*l;n*mhîän'H-treä"'{ç}iffi
!,:
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5
i-
s
t-
q
).
t
9
1:
23
aþo
hizo del Gobierno del pueblo norteamericano
a ese pueblo
dotó
.ä;';:-=ä-öîlø"i'',iõl¿á"E
24
I
it:
i
I
1?.
iit¿i.¡"t
'.::,.
ieclprocos>
25
Una gran parte de ,nues$,g Derccho Constitucio
nal oráciicauiente es una glosa de estas respuestas-
davå de Marshall. Sin los pdncipios por. éI estable
serla'
cidos, el sistema constitucional norteamericano
rio dodu alguna, totalmente
-*¿O"ã""tã.r.tft,i."t-J."aron diferente' .'.
r¡ Marsha-ll al primer
tì; d;T;lodi."t't."¡ r
l'ri
i;"";iiË;i#"; q;...J r'ib"nal $upremo está
i, situ;do en un lugar más alto que- el que ocuPa cuar'
.1.
äi* ;"t äiu"""J conocido"-' La'pâz, estánla prosperi-
ir
il
:'ll
Ìi
åu¿ lr t" existencia misma'de la Unión
en las
;;;t d. lo, siete jueces federales> le'
*il
i
á;i;J;;;;terlsticaq lys n'h;itä elàvar
'.*""á;d ouå;;äl;'ä;
a Marshall Ïã'i"'go iudicial'
por .el
-ä",J a deiigpar a los Tribunales
S. ucortomb.a
;;-Ë. pt.tiã.ãi.' Cuando Marshall presidía
;iî;Ù"*t S"pi.l"; ests era algo mâsìque gn pxro
i;tttrîñ..,.4.'lo lutgo de su piesidencia de treinta
;"ä;;;"; üv q"T te'ult4r-qse fue realmente el
26.
'en sl; sino de las
iro'se dedvà ,del cargo 'cualidades
,öue el designado puãda incorpotar al-mismo. El pr-e-
sidente'deÉ ser iin lídet y Marshall'lo em en gtado
stimo. Domtnaba a su Tribunal como ningun otro
þresidente lo ha hecho. Si bien el tiabajo del Tribunal
'Sùpr.mo es, como dice Frank{urter4r,más'la obra
de-una orquesta Que de un solista, aun asl la manera
de Marshall de piesidir su Ttibunal a lo que'más se
pãrecê ìes a la dirección de otquesta de un Toscanini
tcôîiiunción casi siempre de la labor de dirección con
,la de solista:principal), , ,, ' ,:
'El ßderazgo de Marshall no radica exclusivamente
en la forma-que tenla de presidir el Ttibunal; sino
isualmente eh cómo llevabara sus colegas a'senienciar
lõs granáes casos que se'les planteaban. Mirando re-
tbsóectivamente reìulta demasiado fácil decir ique su
producto de la ,afortunada circunstáncia rde
'laboi es
'hakir sidå [evada a cabo cuando la'Constitución era
todavla måleable y'plástica. Los'casos resueltos' p$¡
Mamhall eion ,,imfortanies por- 1o que é1 hizo de
ellos. Cualquiera de ellos podla haber dado tugar -a
rin'prohunciamiento técnicdy sin ambicio-nes que só-lo
de iecordàrla;en el restingido mundo de los profe-
-sionaLesdelDerecho2{ ''.:i . :'
'El' oue'Matshall :siga' siendo el-mejor juez ðe la
histctriå del Derecho áortëameticano 'se debe 'obvia-
idèhté también a 'la'calid¿d dersus Sentencias;.
:'
"'-
= .,Olroo" I a'vsz de 7a ley'a travég de sus consagra-
dös ministros'con la';c¿ilma y'la seguridad que nacen
dó ún'sèntirniêrito de'magistério y poder. Asl patecerfa
iùZeat Marshall v'todavla hov un silencio respetuoso
hoJenvu¿lve'cuá¡do escucharnos sus'palabras. Su to'
..:. 1, . ,, .r. , . , :..
,_, r'.j .i.. t ., , . .. . .1'
21
xorable> u.
llr
, Incluso'los más acérrimos cdticos de Marshall su-
frieron la .ilusión. <<Todo inal,' todo 1Dâ1.;.D, ;cotD€D-
taba Tohn Randolph de Roanoke .co-n desesperación,
upeto nadie en toãot los Estados Unidos pqede decir
:ì.
":'
pórquôæ' : '
' Toäavla resurge. la,admhación,.caðg.
;
I
ye,-,que con-
templamos.de nuevo la obra de Marshall. El cadcter
masìstral de sus oÞiniones. que march4n con la ca-
,den"cia iusta hacia'ia ineviiabÎe conclusión, iamâs ha
I
I
bla estudiado formalmente ní Derecåq ni Literatura.
Si no estuviéramos absolutâmente segqros de los da-
tos históricos, dudarfamos de que un solo individuo
i
28
I
)
hubiera podido escribir estas piezas maestras que prc
porcionaron el fundamento docminal de una gtan na-
äén, piezas maestras cali{icadas como tales por gen-
te que además venera a este isabelino lror su creacñn
de uno de los mejotes ptoductos literarios de la len-
gua inglesa.
,i
,)
_)
\,) 29
)
.)
)
'1
\
JAMES KENT
i.l
3l
moso de los que poseyeron el antiguo y distinguido tl-
tuloo ã de canciller.
La principal apottación judicial de Kent consistió
* .yoï* a que'el Conmon Lau fuese uno de los
fundamentos del sistema jurldico norteamericano en-
^ ,/
lY tonces en desarrollo. Hoí todos hemos olvidado la
hostilidad de aquel tiempo contra el Cornmoø Lau,
fruto de la luchà por la independencia. Connon Ldut
equivalla a Engtisb Law, iese slmbolo y. te:uer.do
, märtificante dJ la dependencia colonial> fr. En las
tertulias y mltines pollticos posrevolucionarios se
brindaba torrientemente al gri-to de: <<El Connon
Løu de Inglaterta... ¡ojalá que pronto leyes más ra'
zonables extraisan de cuaio la ralz de esa máquina
ãe opresióntu d. E t 1791, el presidente del Tribunal
de Ñew Hampshirc mandó parat a un abogado que
estaba leyendo un libro de Derecho ulglés, pre€untán-
dole: <¿iú ctees que no entender-'tos los principios de
la justiùa tan bien o mejor que los abogados con pe-
luóa de las épocas oscuras?>>?8'
' 'Más que ningún otro iuez, Kent ayudó pre-ci¡ameq
te a foin-entar lã reacción contraria en favor del Con-
- îton Løu. Cua¡do tenla quince âños eRcontró un ejem-
plar del'Blackstone y; èomo él'mismo afirmó des-
lrés. <<me insoiró...'con veneración>>2e. A medida
que lstudiaba| ptacticàba el Detecho, Kent-llego a
.'.t .tt el Comtnon Ldu el instrünento con el que se
podla dat forma al ordenamiento jurldico de una !a-
äión recién nacida. Y mucho más'que eso, comprobó
li
32
il
,ri
il
que del Carnmon Lau <se derivaban los principios -,/
más sólidos ymás racionales de la libertad civil> 30.ry r
Por medio de estos principios, los Tribunales ingle-
ses hablan <protegido los deredros hasta un grado
jamás antes visto en la historia de la sociedad civil>> 31.
Esper4ba que el nuevo sistema jurldico pudiera em-
beberse de <<ese sentido de orden, de decencia, de mo-
deración y de justicia, que inculcan las generosas ins-
tituciones ldel Conmon' Laufç> n.
Kent pudo'resumir sus años de judicatura en una
frase: <<He gastado los mejores años de mi vida ad-
tuiinistrando el viej;o Conn¡on Ldu of tbe,Iand... con
todas sus imperfecciones¡> s. Su estancia en el Tribu-
nal de Nueva York aseguró la victoria definitiva en
la aphcaaín del cupus tadicionai del Derecho inglés.
Justo antes de su muerte esctibla a su hijo: <<La juris-
prudencia en New York; antes de 1793, no progresa-
ba en absoluto>> s. Cuando se retiró como canciller
treinta años después, los tribunales de Nueva York,
bajo su dirección, hablan ceado En co,rpas consistente
de jurisprudencia del Cornmon Laa, ainque sólo <<en
la medida en que podla ser adaptado â nuestras ins-
tituciones y circunstancias>>s., '',
33
2
apabullante> s. Aunque La mayotla de los
jueces ie
aäuel entonces miraÉan con estepticismo a los maes-
para
.tìl-i^tt.*t, no encontraron facilidad-alguna
åpon¿tt".l.t, sobre todo cuando Kent les hacía destilar
;ã"ä,å;;tä-.ot"¿rtã"t. sus ojos, desde Mansfield
37.
Bracton
--P;;;;
hasta
ümitó Kent a basar el Derecho nofie-
,-.ti."no ." C"*;'* Løu, sino que se aseguró de
/;;-i; ;eva "liurisprudencia diera lugar a un
r
sistema
läiiä'd.';;;-ildiAJes.
-habla ucuandó rui nombrado
il;;-;. calec.ønts ni precedentes del Tribu-
i';ld;"Ñ;;; iotk. Las seniencias se ðitaban.or.e
fue introducir
il-ä;'hi;;;
;ä;-ã"t*i¿o grimer lugar-y
.*uti"n át iot cutot sentencias esci-
""
;;;,r'q. À continuãción urgió Kent -el nombramiento
d. ;" ;*";il"ããit"Ãr* p^', William Johnson'
"ãt" " este Éltimo ptonto
;G-;i;¿ione, d. cttu
sentencias
como
ãe
fuente del Derecho en
se emÞezaron
todo
-- á pdt 3e. ^
Sin .åburgo, como ya hernos dicho' fue þ
t{::
de Kent en-la Cancillerla la que m¿rcÓ el 'punro
äfgiã" ¿. ,o puto por la judicatura' Sesún un los
con-
i
.t
,li 34
,1,
I'
,ii
lii
Íamilianzaton a los jueces y a los abogados de los
Estados Unidos coo los principios de la jurispruden-
cia'de la Equity. Gracias' a'Kèrit,'ld'EQùity, como
sim-ple conciencia del canciller, fue íustituida por el
sistema definido desarrollado por la Cancillerla ingle-
sa. El nos mostró que la Eqalty *, como el Conrnon
Lau,' era un producto del trabajo de juristás durante
siglos y sus principios (no <mi propia noción del bien
y del mal> -a2) fueron incorporados <<al cuerpô de nues-
Lo, urrul., ¡,rdicialeso a3. I)a obra'de los gtandçs can-
cilleies ingläsgs, 1o que Kent llamabu.,1å"¡-ér tr*
bajos 1¡ ..'i".ná disåeción> de Lord Eldon, <e! ilus-
trado juicio de Sir l7illiam Grant>, <191 majqslgogo
sentido de Hurlow y la hábil elocuencia de X7edde¡
burne>> 4, pasó a fòrmar parte del Detecho norteâ:
medcano. Asl resumió Story la aportación, de Kent
a la Eqaity' norteameric¿rnai <<eta necesario un hombre
con esa capacidad... pâra mostrar a nuestro pals la
)5
doctrina de la Caqcillqla y Íiiat\a sob¡e bases inamc
as.
vibles>
'^îiÑuèuu York no hubieta folzado a los cancille-
t* "-i" i"¡ilación a loi sesenta años, -Kent.podrla
üA* rr^Ur ào ,o gt* amblción-{g anulal a los jue-
a los
ces ingleses, como lvfansfield y Eldon, quienes
;;L;ät.#s todavla vestlan su mânto de arlniño6'
Si"=;"tb;t*", en contrapartida, no habrla tenido oca-
d. ;ãáärt i" obr^ä capitalz Los Conntentaries'
f" "¿fr;
El Col'o*bia College le contrató, en ss-retiro, como
o*f*ãt ãé:O..""Ëo (actividad que ya hqbla-rcaliza-
ã" J"t*t.:¿gunos añàs antes de-ser nombrado juez)'
Ñ"1ã-*tt"bí enseñar; noc cuenta que <<habiéndome
;t;d;¡. vetdad de:ias clases lo ðèjé}n:89.{o pt9-
:.
;;;il-ñ i""aón.t'""n su acostum-brada diligencia
;ädé*i;:.,rsï"y "Uugado a estudiar v escribit con-
I
t'
tinuamente.'como si me amenazaran con el látigo y
t,
il-.J;;ï;J", ä"ti¡ø por aquel entonces a su herma-
il
t:l
ffi ,õ-'il-üË";; ;iå;;in' ..b.tgo, recompensei.a
qle hl-
jr con la'acogida que tuvieron sus Comm9ntaileJ,
.t:
;;ro akõ más que confirmar la predicción de Story:
1t
t.
'ri
,i
36
I
it.
JOSEPH STORY
37
ser diflcil encontlar alguien con qn catâcter lo sufi-
ã."ã-1"t. firme comõ para que fuer, capaz d9 gon-
tàtuut t" independencii estando al lado de Mars-
LãÏ"1t.- story se convirtió pron-to-en el más desta-
ä"¿" ¿.f.ìt"í del nacionalitåo de Marshall, llegandg
;;t; ;;o derecha, de vital importancia paru la
propia doctrina del mismo Marshall'
'- ö;; ;;; -;pi"i""es, las sentencias de Marshall lo'
n.""o" ;;.1Ë ã. t" ä"" empaque doctrinal
vI irrrldico.
t
Se dice que
catecían:
-Marshall
dijo vna vezi <Aqul
iiì;ã herm"* stå"y". que nos pirede exponer todos
los casos semejante$ desde las XII Tablas hasta las
últimas r.nt.rr"iurr, s2. Sus investigaciones contrastaban
;;l;-d;';; ãã u"r'hatl en la-búsqoeda de la doc-
iti", p"tu"fondamentar sus sentencias' !'as sentencias
á; Såty eran normalrnente largas y .documentadas'
b;tá"ã;i" grun pttt. de su cõntenido- en las opi;
ti"*"ã""tiit"t", y "t los precedentes' 'Cuando.enuó
;6,.; ñt. ¿it Tribunal, és1e sg enconffaba eny
ot" f"r. Ëoort*.tilt" del Dá¡echo Co¡stitucional,-dé-
ft"w prtti.ieO en las decisiones claves de las dos
-Þ;óy media que siguieton, ^
cadas
serla erióneJp.nt-ut que Story fug qipple-
mente una nueva u.tiiót joven de su ptesidente'
Como ya se ha dicho,'es cierto 9t qtog compar,tfa
concepción nacionalista de Marshall' In-
plenamãnte la-d;.ú;
å";;;;;ã. qpe su -sentencia..más conocida
:l,Io;r;, a. Huxter'sLrtt"rs- connibuyó a la fun-
,8
dainentación judsptudencial de una nación fuerte, tan,
to o más que cualquieta de las sentencias de Marshall.
Algunop incluso van más lejòs¡ llegando a aÍumar
que la òitada sentencia pudiera hlber sido ledactada
)9
sa. EI mismo Story puso de reliçve que
oot Marshall
i¡Iarshall <<estaba plenamente de acuerdo con eua>> "'
il;;-I" .o"ìt*.å¿o htemna de la-sentencia en sl
misma muestra tanto la influencia de la concepcióa
ä"iî¡"ãi.ãi"å f.J"t"l
'i"ì.tigencia de Story>
de Matshall como <<la huella
;î,:i,*l;;å:""13.,'läï:î,11ïi?,i.,åi.3"åiii:li-lii:gi:'li
ouede revisar ror ..iäi-äî 1õ Ëþcgtivos y dé
los legislati-
i;"'à.^i;"Ë'åä'-ä;tãõ t'ã sË å la constitución'
põ tà'"iìItt"n
"
i":d"J:, ;.-Ëñ;" i;;i;; t"¿ sob re los Tribunales
ä;'då-;ú;Ja más' päigroso ni
no. es precisamente ü
*ir"äiìil,îìå.
más'extenso.
introducå' un últibo fundamento: la
d.^;;:h"y;'t"idad-ile criterios interpretatívos de lâ uonsfl-
'necesidad
trrción. leves o t .,raoi] ;ãra õt éstoi pue*n tener la misma
:äàåiiï-lit¿r--¿t oÉfe* eã todos los .Estados'l
s,a L. B.rxrn" .lotÑ-'itl*t"1"", A Lilq in I'¿u
(L974)'
o. 578.
l.'ís,'i¡¡, .¿n¿ 7a6prs ol lqseph S¿orv (Ed' V' W' Stotv'
:
'40
(9 \lheat)' ''
58 Pot eiemplo, Gibbotzs a.. Od'gen, 22 U' S'
| Í824\.'
Èg G.'Dr¡,.¡vs, op'. cit,, p.69,
óo G. Dumtb, oÞ. cit', P. 57.
tt Ëà"1-ài'k;'U;iirA-5tut" o' Dandridse' 25. U'(c'c'D'
-
! ll2
wl,íriiäci'uíîiyM"oã i.' Di**n,30 F' Cas, 43t
Me., 1824).
4l
I
hambién se deben a él otras contdbucione! Que. rc-
/."tr""ån A"es Þara el desatrollo del Derécho Priva-
J" ãá -oJ.t"o; la'adaptación del Detecho Inmobiliario
;6;;sidades de una economla mercantil en vez ó2'
å. äø;-ori.r't;ào hacia una básicamente agrlcola
y .l oto de la Eqaity como el sistema más aptopiado
Lara resolver los conflictos en una época comerctal "'
el entre-
ilil S;;rv, *,el Derecho, al introducirse en comercio
t.¡Ïã. to.iít'de una nación inundada por el
' irt-f¿Èiicat' d.b. estar constantemente a la búsque-
"ââ ã" pti".ipios de equidad tPlicab]e¡ a las nuevas
;;;ti";iáä, q".¿+.,rrt!.tt a diärio dejando perplejos
lot Ttib"ni.trl Sìory, jun-tg con Kent, fueron'
"po.r, lo, únicos jueces teiponsables de que 7a Equity
ii"u^ a formar'parte del Derecho norteamericano'
de estos
Para apreciar en toda su amplitud la,labor
orimeros^iueces, como Kent y Story, debemos siemp-re
i¿;;;;;;;;;;i" .1""ç, de"los píecedentes -sobre los
orr. tenlan que oÞerar. El mismo Story nos lo cuenta
å"1t" .-rå dirigida al notable ju-ez del Al:nirantaz-
;;, lÑ" loar"rrãt beneficiarnos-de una jurisdicción
ãonsolidada y con tradición ni de un Derêcho-cqhlge-
i"Ji"*i; ii;ádo pot el paso del tiempo"' El"' De-
recho era, én eran mediãa, para nosotros mismos un
sistema nuevol y pot ello ténlamos que abrirnos ca-
/ ,i mino como podl"riotuós. El esfuerzo.de estos jueces
õ"tii¡"ya å .t.ut una versión ameiicanà åel Con'
*;;-l;; v v justificó <<la esperanza lde
de la Eqairv
Storyl de-que se hablan Plestg.los cimientos sobre
l"t a;. mis suceso¡es en-América podrlan etrrpezat
62 Van Ness o, Pacard, 27 U, S. (92 Pct'), 1t7 (L829)'
ez t)lix' i.-î;;';;;;' ;i i u'
I ålã,:' sius .Ha1'tor,.28 s' (l
Pet.).-99. 145 (1830) (vöto Þarticular de Storv)'
X l'f,f,nf Ê;ä'"i'i:::if",:i,lá; *v S,srv,
1851), p. 318.
42
a constn¡il, con más seguridad y failidad que aqut- 6'
llas con las-que nos habla tocado vivir a nosotros)>
-Aãã;;, fa contribución de Story al muÀdo del
p.t..fro ío ,. limita a -sus aportáciones desde-la /
iudicatura. En 1829, cuando todavÍa estaba en er rn- V/
tunal Supremo, fué el primet Plofesor de Derecho '
el Dêcanato dê Harvaid' Su nombramiento
ã,r. o.onå-.oÀi.oro
å;;;ä de la reorganizaaín de la Facul-
;;l d. berecho de Harvard, de la cual surgió la pri-
mera institución moderna pata el estudio del Deteqho'
Þ; ; que sus debercs cõmo magistrado le dejaban
ooco tiempo, él daba clases en dos de los tres culsos
ã; ;" anå áe la Facultad' Y además supo sacar el
ti;ñ; suficiente para publicar un númeró asombro-
;; å. trabajos i" gran relevarlcia, que acabaron
formando los primeios grandes tratados gspecia-
ii""ãot de Deråcho a*.tLutto. <<Ya he publicado
siete volúmenes)>r" escribla en 1836, -<con cinco o
ó7' Al fi-
r.ir *¿t ouedo datme por satisfecho>
rãï ¿. ,r, .urr.r" habla publicado un total de nue-
ve tratados (en tece volúmenes) sobre- matetigs- gue
iban desde è1 Derecho Constitucionâl hasta el Mer-
.ã"iil. Bri"r'tratados confirmaron definitivamente el
iti""fo del Common Latt¡ en América y sirvieron de
åã."*."r"¿u gula a los jueces. Exponía tan c.lan- L/
mente el Derecho norteamericano, que éstos pudreron
dedicat ahora sus energlas a subsumir los casos con-
.t.ior .t los principiõs ya establecidos. Puede que
.lão i"., la fizura^de Story t. vieta ensombrecida
;;;-L'á. tut"ttñ"U, pero como profesor de Deredro
no tuvo rival.
43
I-EMUEL SFTA\T
45
ca de crecimiento por medio de \a adaptación, en la
que los mâteriales recibidos fueton trabajados, dando
lugar a un sistema juldico con la suficiente consis-
tencia 71.
i'
i
I
Þ. 43.
I
46
ii
I
ii
l
|:
manos el Derecho se encontró con las exigencias de
un perlodo de actividad e iniciativa'sin paralelo>>?'
Lãs sentencias de Shaw abarcan todas las ramas del
Derecho Privado y Público. Virtualmente-fue el cons'
tructor åel Ldw o'f Torts norteamedcano: Era necesa-
rio crear un sistema de responsabilidad que- atimara
a la' gente a invertir con fir¡es productivos 78, sustitu'
vendo la ieela del Conrcon Lau del <<tiesgo y ventu-
ia del que aénlar> ?e por la de imputación de responsabi-
fidad sólo por culÞa m. Con ella se daba una respuesta
natural Ë dem^nda de un orden social basado en la
libenad"individual de acción. El .que tesultara lesio'
nado tendrla que probat ahora por 9¡é !a ley.obliga-
ba a indemnirut iI qurc habla causado el daño9l. T,a
responsabilidad pasó ì but"rte en la culpa en vez ,de
'imputarse directamente a todos los actgs. que ,causâ-
ran algún daño.
El îdmer caso que introduio esta jurisprudencia
æ, en el que Shaw sentçnció
fue el'Brotan a. Kendøtt
llr.
vo del rigurosolndividualismo jurldico del siglo pa-
,1,
i,,
sado. Se ãntendla que el individuo, al elegir su o-cupa-
ción, asumla todoJ los tiesgos que de ella pudieran
ili derivarse, incluido el de los posibles accidentes- moti
vados pot la negligencia de-sus compañeros de tta-
1l
t
l;.
ti
balo, Là ley no podla protegerle contra las consecuen-
li;,
I:
disparó actuando en legltima defensa hiriendo a un tercero
- 83 nada tenla que ver.l
quê
ii
li,
Misma ¡entencia, pp. 295-296.
i
s4 O. Itr. Hour,æs, oþ..ctt., p. 106.
I
I 85 Véasç por ejemplo Bìuell a. Booker, L6 Ark.3-08 (1855);
lvlorrìs o. Platt,'32-Conn., 75 (1864\; Btoun tt' Collins, 5),
i
I
N. H, 442 (L873).
ri
.t,.
M ihe Ni,iro-Giycerìne !- (15 Vall.),- 524,
-llamadoCase, 82 U. 'Vells. 538
!r
ii
(1873). tTambién Pønot u. Nota del traduc'
i tor.)
l' '87 Es decir, la regla declaraba gue uR e-mpresario no eta
responsable p'or los-accidentes de6idos a la riegligencia de
un compaiero de, trabajo. . . '
I
l:
48
ii
ii
ii
ll
ll,
jl
8e.,'La;rbgla',respondla, pues,
cias de su propia elección
, iàt n"".t'i¿aães de una naciente'iociedãd,industrial,
,haciendo 1o más ligero''posible €1,:codte;del,,desarr,ollo
económico s, aunque lioy'en dla.iiebutrtè,:incompren'
siblemente rigurosa. A medida ;que s'e eþaásionabâ
el indusnialislno se iban producièndo: mäs .decidérites
labordles', <Mediante la iegla;',e1';establècirhien'to :'de
indusffias de niños, deió de tener un 'þian ,coste so'
cidrr el, liberando a los empresarios de uâa',gmq carga
financiera. ; ,''li'1;J:;:'r' 'r 'i"
Sþaw^jnfl_uyó también eg..el, Deffig,{¡,:19g,,feqg
carriles e2. <Lôs princrpros. tqactos en elI4 gatg¡iá no^1
Shaw prácticamente se utilizaron en todo'eI pdis.i.>'r
Sus seãtencias prepâtaron el ambiente desde'un-'Puiìtg
de vista jurídiðo þura qo"- los fenocaiyles ;pgdi919
desarrollarse, motivando el cambio de la .êö-nLe¡ciól
del ferrocariil como un simple <camino de hieirò>
s
por la de catalizadot de uná econorrla renovada' Fa-
irår..i.too, por tânto, abiertamente-la expansión' fe-
itäriätir" ii Jndo,o, r''Jiii.u"ior't' ie| .Ç orn n' 9 n, !:!1t!
,i.-or. iavorables a este desarrolloe!- Al mismodiem..
o". Ji" embarso. colocaba los cimientos sobre los* que
ie construitlaä' moderno <<Lma ot' Regaløtio:'î>>
i;d;i;^il'úrr" ;";;
que
servicio' púbiico, una -f¡a+;
sewirse sino es con
"El
base
oula. de la nadie Þuede
Jn ú autoridäd del Gobierno. La concesión.. i está so
_49
,l
metida a la potestad reguladora del Gobierno> T. Por
eso su Tdbunal no tuvo objeción alguna en sosténer
lâ,potestad tamÍariafl y otrâs mediäa3 de regulación
del servicioes,'Además, Shaw anticipó la doctdna de
la regulación de las"actividades que af.ectan al interés
público s, doctina que alcanzarla r^ngo constitucio-
nal con la sentencia en el ,caso lylann u. Illinoislú,
96 Roxbuy a. Boston €¡ Prooídence R. R., 60 Mass. (6
Cush.), 424, 431-432 (1850).
, 9'I Bottox {t 'Vlorcestet R. R
a. .Pestern R. R., 80. Mass.
(14 Gray), 25;3 (1859).
98 Lexington A 1t7àst:Cambridge k
R.: o. Fitchbarg R. R.,
80 Mass.: (14 Gray), 266 (L859):
92 Lumb¿rde a. .Stearnes¡ 59 Mass. (4 Cush.), 60 (1849).
l
con el caso Nebbia t¡. NeøYorle en 1934, en el .que eitltulo
habilitante no es Ia conexión. con el interés. público, sino la
legitimidad del Poder Prlblico para ímponer una polltiça eco-
.l nómica no desigualitaria.
:
El caso Munt t Iillbroß se sitúa, por tanto, en el origen
I
50
i,
i, ,La.corltradicción en*e las sentencias de.corte indi
.'''.,'
de los llama-
de la docttina hoy desechada. Fue e,l Etimero-
dos <<Graxper Caies> qtrc llevaron.al Ttibunal Supremo por
;tit ." vå el impottântè teria del íntetvencionismo en la
ã.iiri¿à¿ .con¿-icä privada. ' '
' Al final de la Guerta de Secesiób se 'piodujo una gran
ooansión de los ferrocarriles. En la çosta Eitq etan .rentables'
o"io .r el Oeste la dispersión de los núcleos de población
i, ottor oioblemás les ímpedían a las compäñlas obtener fá-
áilãrt U.nän.øs recurrie¡idó riuchas veðés'a piácticas de dude
;t tdJlã^¿ El ;G;;;crr r,Io'ueøent> aglutiiaba los-inteieses
-q.i.tían
de lõs 'granjeros qoe por
gozat de-l ;.sewîio 'tarifas
tr""ï"¡Ët.-t-odo Ël gräno.de .õcho Estados del 'Oeste tenla
oue Dâsar a cuatro .t".o iiìt"ãos ãel Este a traviís'de Chica-
Ë.. ãã"ã. t. hãbla " establecido un complêjo de silos''Este
ãomoteio. seeún declara la sehtenciâ, era <<virtualmente un mo-
ilIlnois modificó su Consiitución en 1870,4utorizan-
"óoîtiã"]
do-la promulgacíón de leyes para proteger' tanto,â Ioq pro-
ductos como a los rêceptotes de gtánó, y una de-Ias pfomur-
nãiui. oui fue la que ie impugné, fijaba las tarifas máximas
;;;-Jl är"r-*nái. ä. sttno.^ El Ttibunal Supremo- confirmó
ia sentencia qué declaió la ley. co'ìstitucional.J
lol V{¿5s T. \ü. Hunsr, oP. cit. ',
5L
donde se intentó por primera vez rür análisis riluroso
del concepto. Cuando-Shaw dejó la judicatura; la ,au-
toridad del poder público pata legisladr salvaguardan-
do el interés público era una doctrina paclfica y un
Tribunal de Missouri hablaba de ese poder, <<cono-
cido familialmente con el nombre de poder de poli-
cía...>> tM,
Sin embatgo, el mérito de Shaw no reside exclusi l
52
I
simas veces, pese a que eran juristas distinguidos por
métitos ptopios. Se ha dicho que .Shaw no era un
buèn .rtilistà loe. Sus sentencias iendlan a ser pesadas,
Àás oarecidas .a unos ttatados-miniatura de la mate-
ri, ¿ä que se ft^taba que a una soluciól jurldica li-
mitada ä la cuestión ùscitada. En el fondo no les
T^tt^Aà calidad 110 y lograron plenamente la finalidad
Droouesta: domesticar él Common IJu
ttt. Según Bea'
ie, iu característica más chocante era su buen sentido
y'prevención: <<La grandeza del juezShaw reside en
íu iot*, d" penetrà-r en la esenéia de los problemas
y en su t.ttido del fututo por el que ptevela las
iecesidades que habrlan de surgir, para Íiiâr los ptj.l-
cipios jutldi*t qo. habrlan dð datles reipuesto>
lu'
Cüandó ya tenla-ochenta años, en un caso hasta en'
to.r.., nå planteado, todavla se esforzaba en resaltar
la necesidaã de adaptar el Comnon Løu <<a las nuevas
5J
't
OLIVER TøENDELL HOLN{ES
56
,i
I
tts.Lia responsabilidad para.de-
deiarles que lo hagan>
t"ãîátitt mediãas a'aphcàr â problemas económicos
o de otta lndole es del pueblo y s-us representantes'
áoi. tôs þeces. La Constitución, ðecla Holmes, <<no
58
eàßr. Laimproíta'de Hotnes'se ponla de manifiesto
en la agadå,a de las sentencias yl en su apriotismo'
û ;öI.T"=;ürmaba que fe gustárla poseef la cuali-
Jad de liolm.t de hacèr pareðer fácilei los casos plan-
teados r32.
.se merece
Pal;a el histotiadôr del Defecho; HoLnes
.l seoundo iusar del Panteon, trâs Marshall, <(no por
133, sino
oo"¿.t v lairillantgz de sus afifmaciones>>
"l
poiq.t" fue el profeta de la era- jurldica que se abtla,
ãn"åci"d" en sius' vôtos particulátes, a mèdida que la
oosición del Tribunat Supremo asimilaba la Constitu-
kón èl ldissez Íøire. La voz en principio solitaria
"ott
se convittió þfonto en la de un nuevo liberalisrro que
se introdujo por sl mismo en el Derécho Público ame-
ricano r34.. . :
59
ción general que valga 1o más mlnimo> 15. Vela en
la <exactitud engañosa>> una fuente de mentiras, so*
bre todo en la aplicación de la vaguedad intencionada
-ß7.
de los preceptos constitucionales <<La convinción
60
*
toriador del Derecåo cdya mejor obra no judicial
fue un análisis histórico de la doctrina del Comnort
Laa, siempre rechazó la actitud negativa de la escue-
la históricä, que por aquel entorices se hallaba en su
apogeo. Pata-él.,Ia inevitabilidad no era producto ni
dã ia Historia ni del Derècho, sino de la voluntad
del hdmbre la2.
Cuando afirmaba en srt Cornnton Ldu que <<la vida
del Derecho no ha obedecido a la tógici: sino a la
experiencia>>, y gue el Derecho encuentra su filosofla
en las <consideraciones acerca de 1o que es conve-
niente pal:. la sociedad çoncreta de que se trate>> 143,
estaba haciendo sonar el clarln de la jurisprudencia
del sielo xr. Si la lev refleia <<las necesidades sentidas
de la"épocarr l4, eníonces son sólo esas necesidades,
y no ning,rna tsotla, lo que determina el fin de la
iey y 1o que ésta debe llegãr a set. Esta !o era, desde
luego, la-opinión.más exiendidad enme los abogado¡
y juece-s ameticanos de finales del siglo x-rx- y princi-
ãpios del :o<, ni siquiera la de Ia mayorla de los miem-
btos del Tribunal Supremo cuando Holmes estaba en
é1. Pero las obras mèdtorias de los hombies les so-
breviven. Mienffas el darwinismo jutldico primó du-
rant. .1 siglo pasado, el siglo )o( h;blâ de ier, en ú1'
timo término, el siglo deI iuez Holmes.
6t
BENJAMIN NATHAN C..{RDOZO
63
IDas, estaba gamúrzada, por la habilidad judicial oue
posela. Su glotia se debe al ttabajo llevado a cabo
en el Tribunal de Apelación de Nueva York, donde
fue juez durante dieciocho años (cinco de ellos como
presidente). Durante la em Cardozo, el Tribunal de
Nueva York {ue públicamente reconocido como el me-
jor del pals y sus sentencias influyeron decisivamen-
te en el Derecho norteamericano.
El salto del Tribunal de un Estado al Tribunal de
Washington, poq muy prestigioso que aquél sea, es
algo más que un ascenso a un ótgano judiciai supe-
riot. Cuando 11.gó lVashington, abandonó 1o que
" el mejor Tribunal de Cornrnon
sin lugar a dudas era
Lau de los Estados Unidos; su competencia afectaba
esencialmente a cuestíones de Derecho Privado, que
constituyen la preocupación y deleite de la mayorla
de los juristas *. El Tribunal en el que aterrizó no
eta, ni nunca habla sido, un Tribunal corriente. El
salto requiere que el juez ajuste sus esquemas men-
tales, dejando dè enfocat los casos como estredros
problemas de enjuiciamiento privado para enfrentatse
con las exigencias de una auténtica polltica de Esta-
do de carácter La devoción de Cardozo por
los asuntos era rd, que, qrando
abandonó el de Nueva York, escdbió: <No
sé con cerreza si el nuevo campo que se me abre
ofrece mayor utilidad. Quizás el crrgo que ocupaba
me brindaba más oporti:nidades> la7.
Dado que su maestda en el Corzrìon Laø efa pre
ducto del entusiasmo que éste le producla, pasat de
* [He traducido el concepto de <Iauyer> coûo <<iurista>,
pero, en el Derecho.norteamericano, el concepto de lauyer
es más preciso y no tiene equivalencia exact¿ con los .con-
ceptos de los Detechos Romanocanónicos; sobre el tema, véasè
RruÉ Devm, op. cit., aota siguiente del üaduttor, pp. 337-
338. N. del, T.J
147 Proceediøgs ìn Meøory ol Mr. la*ice Caràozo, 305
u. s., vI (1938).
64
un Tribunal donde podla utilizar todos sus'talentos
como artesano del .Derecho a oüo que era, en muchos
sentidos, más un Tribunal polltico que jurldico y en
el cual el juez debla se.l más .estadista que jurista,
podía tener efectol conftaproducentes.
,Se
,le tecuerda, por tanto, más que nada, como un
maestio del Cornnon Lau. El <<cøse-løut>> anglo"ame-
ricano es una estfuctufa construida por genefaciones
de jueces, cada uno de ellos pretendieñdo ser un
simple alumno pero añadiendo, ,a su ,vez, cada .uno
de ellos, su grano de arenalf.9.:Probablemente'fùe
Cardozo el mayor responsable de La continuidad del
Com,non Laut dutante el siglo xx. Su profundo es-
tudio y erudición no pueden compararse sino con
los de Story. P,ero utilizaba sus conocimientgs como
ay.uda, que no como: fundamento, de sus decisiones.
Según Stone; Gatdozo <<ctela... que el Detecåo debe
.*iru.r su sitalidad de la propia vida más que de
los precedente.s, ¡ y .que. el juez dgbe ser histodado¡
y profeta al mistno tiemrpo>>. ,Pengab4 qqe la función
judicial fe proporcionab1 ]a oportunidad dç pr4ciicar
ese arte creativo pot el que se adapta el Defecho a las
necesidades de un orden ;social cambiante 1a?.
La tateardel ,juez consistla, pues, segrln Cardozo,
en moldear las experiencias del pasado para que p-u-
dieran..'ser más útiles en la satisfacción de las.nece-
sidades del presente . <<La lógica,la historia y las cos-
tumbres iecla- ocupan su lugar. Trataremos de
conformar el Derecho ¿on ellas cuãndo podamos; pero
dentro de un orden.',La finalidad de lä lèy deba de
150., -
min¿¡lgs¡¡
. ,:.
65
3
Catðozo ha sido el meior intétptete del Connan
Ldu de este siglo. Nos mosttó ðomo nadie que la
técnica jurldica ão está rcgañada co-n lls necesidades
.ont.*potáneas. <<Cardozo- tenla todas las cualidades
n ..ruri", para ser un gran iuez de Comn'on Lau¡: ,
66
biante Common l-atu, a, sus manos, sirvió para subra-
yar la continuidad del Common LduM.
'Esta adaptación del Comnon Lau rcsaltaba espe-
cialmente en sus sentencias referentes aL <<Laø ol
Torts>, que jugaron u-rt papel de ptimer orden.en las
formaciones del concepto de culpa a efectos de la
impuiación de responsabilidad a 1o largo de este siglo.
Se ha dicho ttt q.r. la sentencia de más influencia en
el desamollo del Ldu ol Torts angloámericano, desde
el Ryldnàs a. Fletcher ls6, fire su hoy clásica decisión
en el, caso MacPherson u. Baick Motor Co.ffi, E¡ él
se estableció la rcsponsabilidad del empresario, .al co-
locar un,ptodugto como el automóvil. en el mercado,
no con bãse,en el conttato o en el concepto tradicio
nal de'tort, sino en la relación jurldica surgida del he-
cho de la çompra y en el hecho de que el pe{uicio
era previsible al haberse producido en una gtârl cârl:
tidaã de casos. No podemos recurrir a los preceden-
tes porque <<éstos se establecieron en la,época de las
comunicaciones a caballo, no ajustándose a las condi-
ciones actuales del transporte>> ls8, dijo Cardozo. ..Los
principios que infotman la responsabilidad por Tort
<ison los que las necesidades de la vida en una civili-
zación en- desarrollo requiere que seân)> 159. Esta y
otras sentencias sobre casos del Lau ol ÏoÍts nos'mos-
traron que é1 Common Lau <<no era ulut colección
67
estática que reglas hetedadas del pasado, sino... un
cuery)o vivo de princþios, capnz de crecer y cam'
biar> lfi.
Lo mismo puede decirse desus sentencias relativas
a ottos sectofes del ordenamiento 161, en los que Car'
dozo impulsó Ia aðaptación del Derecho al cambio de
los concèptos y condiciones que
^
anteriormente hablan
sido conitruidos por jueces como Mansfield, Kent,
Story y Shaw. Pese a todo, su devoción por <<Nuesüa
Señora áel Cornrnon Lau>>762 no efa uno de esos <(que
piensan que las reglas juddicas se desatrollan más me'
ãi"nt" la lOgica y la analogla que por medio de su
adaptación práctica para obtenèr un resultado jus-
tor>16. Si lã analogla y la lígica se enfrentan con
consideraciones de justicia y equidad, siempte ten-
drán mayot peso esias últimas le. Lo moral siempre
estuvo oor dncima de lo económico en la escala de
valores äe Cardozo rós. <¡o tiene el carácter de prin-
cipio firmemente establecido la regla de
-decla-
qúe h eqaity obliga a los que han constituido una hi
pot".u a ejécut"rlá, sin consideración de las posibles
ãpelacionej ad. misericordiam, por muy urgentel o dig-
nãs de tespeto que sean estas llamadas a la cari'
dad>> ltr.
Cotdozo también fue un gran maestro dela Eqaity,
como otros grandes jueces del Conmon Lau. La yata'
68
,i';
!.
li
doia en rcalidad no existe: el recr:¡so a los princi-
piós v técnicas de la Eqaity es una forma tradicional
ä. uá"ptut eI case-lau- a ðircunstancias nuevas. Por
esta vlå puede el Derecho avanzat <<entte la estabili-
å"J y .l'movimiento, moderado y atemperado por las
madíciones inmemoiiales de una técnica. Plofesio
nalrr lb?. El juez, alutúizar los principios-{e
-distinto fa løaity.,
âsume ,to *o.Í cteativo muv del de la apli-
cación -..án1." de las reglai del Comxton Laa. <<La
base de la Equity es el Derecho, pero no siemp-re ni
servilmente... Si-lo hiciera asl nuñca podrla aplicarse
1ó8.
su docffina>>
La concepción del proceso judicial d-e Cardozo eta
<de ceaciói y no de áescubrimienlgÌ.1óe,.,{çb{e¡do !'
t"nt", .,...oí.iliar lo irrecoriciliatlej èxþlicar' la antl'
tesis, lograr la slntesis entre las proporciones cott{#
rias, tratar de redolver, en definitiva, estos... proble:
mas fundamentales del Detecho>> 170.
Decía Cardozo en un ensayo escrito en L924 que
la gente afhma que <(una sentencia no tiene que tener
,ruã, q,r" u.t .oi la literatura. El ldolo debe ser feo,
o si nå se le tomará por un hombre vulgar y corrien-
ter> 171. Las de Catdozo, sin embargo, añaålan el valor
literario al iuddico. Se le recuerda todavla como un
consumado rr".ttto de la utilización del lenguaje como
instrumento juddico. Puede que-el juez <sea porta-
dor de una ciencia, o una veidad que intenta asimi-
lat a La ciencia, pero en su exposición practica un
167 Ç¡¡¡92q, The Paradoxes'.., P. 59'
t¿s lvüsãã de la notá 166, en N. E., 886' 887'
ié"t*"i.
tl.a m-áxima nàiny Íoltaøc the Lau (lâbase de-la Equity es
;fb;recúi ;Ët .ínó de los axiomasr'proclamados (desde el
ðiig.n ã. li Equity) por,la CancillerlolRmÉ Dwto) op' cìt''
o. 266\. N. del T;)
t0l 6, C¡n¡ozo,, Tbe Nature..., p. 166.
' 1?o B. ,Cenoozo, .Oar I'ait!.,.; P. 254. '
171 þ. Ç¡¡¡97o, Our'I'aily..., p. 319.
69
a$e> Por medio del arte elevaba Cardozo el asu¡'
172.
BIBLIOTËCA Drj Ln
sltPfitfil c0aTE ÐE JUsTl0lA DE $ Þnüüil
70
HUGO I-AFAYETTE BLACK
71
prensa y de oipresión, significa, lisa y llanamente, que
no se pueden promulgar dichas leyes en ningún caso-
Muchos autorás han Jubrayado la imposibilidad legal
de aplicar literalmente la primera Enmienda; el eje4n-
plo más obvio de que la-libertad de expresión debe
controlarse es el de iTolmes del hombre gritando ¡fue-
go! en un teatro cuando es mentira 17s' 5¡tt embargg,
ão poede negarse que la concepción absolutista de
Black es la fiena oculta que opera tras las sentencias
de los últimos treinta añoJ. Nuãca se ha aceptado ple-
namente su punto de vista 176, peto sl ha quedado fir-
memente estãblecido que la primera Enmienda es, pre-
cisamente, <<la primeta> r77 . Pata Black, <<las garantlas
de la pdmera Enmienda son el fundamento sobre el
qoe descansa nuestra estruchlra constitucional, funda-
**to sin el cual no podrla petdurar tal y como fue
concebida y planeado l7s. Si-hoy en dla <la libertad
para hablai y escribir acerca de cuestiones públjcas...
äs el corazón, ns ¿.lsistema constitucional, ello Þe debe
en gran parte al evangelismo profesado por Black al
respecto.
I
.Durante su permanencia en el Tribunal sostuvo con
firmeza que loi autores de la Enmienda t4 intentaban
contraffe;tar la docttina sentada en la sentencia del Ba'
lror7 a. Md.yo, ol Baltimorc lm, que.limitaba el campo
t7s $¿þsîrçþ o. United States, 249 U. S., 47, 52 (19L9)'
176 api¡s¡ Amendment absolutism has never commanded
a maioritv of this Court>. Neu York Times Co. o. United
Sates, qoi U. S., 713, 761' (1971). (Voto particular de Black-
mun.) : i .'
rlT'V(ass B. Scnwenrz, Coxstitutional l'øø, 8,8,t (2." ed.,
t979\.
tñ ¡¡¿p Vagon Driaes TJøío u. Meødoønioor Daìríe-s, Inc',
)L2 TJ.'ï., 281,301 (1941). (Voto particulat'de Black')
179 .l\dis6¿ sentencia, en pp. 301-102
rsO 32 U. S. (7 Pet.\.24t1L811). lEsta sentencia, la úitima
dictada por Marihallel t.mar de Derecho Constitucional, debe
encuadrâtse dentro de la polémica que suscitó el ámbito
de aplicación del Bill ol Ngbts. La sentencia'influyó decisi
72
I
:l
il;
il
1
-"+!F..t:=s
73
ñalaba que el estudio de los antecedentes históricos de
la Enmienda L4 <<demuestran concluyentemente> que
<<uno de los objetivos ptimordiales que intentaban al-
canzat los preceptos de la primera parte de la Enmien-
da... era el de hacer directamente aplicable a los Es-
tados el Bill ol Rigbtsr>r&2.
Black nunca dudó del mérito del caso. Adønson.
Al final de su vida se le preguntó en una enuevist4
televisada que <<cuál le parecla-en ese momento el mái
importante de sus votos particulares, que llegaron a
sêr docuina firme>. Coniestó sin dudãrlo: <iFue el
caso en el que afirmé con todas sus consecuencias por
primeta vez mi creencia acerca de que la Enmienda
14 hacla aplicablea los Estados el Bill of Rig/tts> r8.
IJna vez más ha sido el tiempo el que a venido a
darle la razón frente a los crlticos que crelan que
estaba equivocado, tanto desde el punto de vista his-
tórico como desde el jurldico. Debe admitirse que su
posición en el caso Adarnson nunca ha sido la posi-
ción mayoritaria del Tribunal, pero, sin embatgo, el
que los jueces fueran extendiendo el ámbito de la En-
74
mienda 14 se debe precisamente'a su insistencia. Pese
a que el Tribunal sigoiem diciendo qqe- la cláusula
dèf <rdae process ol laut, sólo podla aplicarse a los
detechos considerados como <<fundamentales>>, el con-
cepto de <<derecho fundamental> "fue flexibilizándose
oo.o a ooco hasta llegarse virtualmente a la posición
äe BIacË en el caso Aãarnson, induyendo en la cláusu-
la, una a una, a casi todas las gatantlas individuales
del Bitt of lvgbts 1e. Cuando dejó el Tribunal, eran
aplicables'a lo-s Estados, por medio de la Enmienda
l'4,|a prâæica totalidadldã lo" derechos, exceptuando
el,deråho al <<grand iary indictrtent>> * y el denecho
al fallo nor iurado en Þrocesos civiles de cuantla supe-
rior a ,rLintå dóhres raìs. p.t. a perder aparentemente
la batalla de la incbþoración del Bill ol Rigbts,.:.¿no
ganó en tealidad la'guerra del <due procesn>? ''
- Limitándonos al téma de su influencia, Black ocu-
pa un lugar privilegiado en la judicatuta.noiteameri-
iana. El io. ä q".þió al Tribunal por los senderbs
favorables a los: deiechos i libertaães individuales,
siendo el llder intelectual dè lo que uno de sus cole-
eas llamó <<la más Þrofunda y eficaz revolución lleva-
ãa a cabo por medios pacíficos> le. Aunquq qus- p1:n-
tos de vistä no se han impuesto en su litèralidad' han
tendido a ptevalecer de u¡ir fola distinta' más ge'
: ,-:' . \. '
* ' -jì
lEste derecho a ser'acusado por
':
uu gran iu¡{o para. los
-coritiene
¿.titår itpii"ies o infamanteb' se en la' Enmienda 5
iñ;l*d;å. $b*.- ¡,, iomposición v funcionamiento, véase-,-en
ËrÞrñ;, Gencíe Pnr,Àvo,'op. cit., pp. 446447. EL caso Hur'
toão,-l¡"t".tt I" not" 1{i0; ,se baiabã precisamente ên la con-
ã."ã ¿. ftuttado a la horêa sin este ptocedimiento ðel Com-
txon I¿to. N. del T.)
'"-iu S;i¡tt¿ans a.' Ftoridd,399 U. S., 78, t30-l3l (1970): (Voto
patticular'de
--iãï Harlan.)
údos lãi i"roi están tesumidos en B. Sctryl¡rz, Tbe
Great
- Riehts ol Mankind (1971), pp. 220-221.
-Fott"ri
I
75
neral. Tampoco puede limitarse su impacto a sus opi-
niones que admitió el Tribunal, sino que se extiende
a la totalidad de la actividad judicial de hoy en dla
relativa d, Bill ol Ngbts y a 7a naeva sensibilidad ju-
ddica acerca de dos temas como son los de la liber-
tad y la igualdad 187,
<<Admitamos que la influencia de Black ha sido
enorme, pero ¿cumplió su función de juez?> 1q8 Hay
que reconocer que Blaclç difiere sustancialmente dê
casi todos srrs colega$" Incluso sus seguidores pueden
afbmar que no era nþg¡in qcóliÍo del Corntxon Lau
dçl tipo de Cardozo. Sus pottaciones lo son por en-
tero en q4te¡ia de Derecho Constifucional. Ahora
bien, en erte campo, fug el catalizadot más impor-
tante desde los tiempos de Marshall. Puede que no
^artesano judicial;
fueta un cons,rmadc sus senìencias
nunca se destacaron por su expresión artlstica; les fal-
taba la cualidad apriòdstica de un Holmes o el arte
literario de un Cardezo. Pero aun asl, si bien su prosa
nunca <<saltaba ni bailaba>), desde luego, lo que sl
hacla era marchar lse. 5rr, ráflo p"tronuÏ åonrirt'lu en
su claridad metidiana. Como dijo Heywood Brown
en.cierta pca.sión, <Black es memendamente populat
entre los períorli.qtas. Recientemente emitió un voto
particular en un inglés tan llano, ,claro y simple como
un buen artlculo de ptimera plana. Naturalmente, a
los periodistas les gustan los que hablan su mismo
lenguaje y, desde luegor'su tono es bastante más acq>
table que el inventado pof lvfr. Blackàtone> 1e0.
Por encima de todo, 1o quç Black ilevó al Tribunal
fue un felor ético pã9o äomúg. Un fSmoso pasaje
76
de HoÛnes dice que el juez d" lçuq gótica será reem'
olazado oor el elp.rto- en estadlstica y æ económi-
ilr ui. 3i^.¡ pertån.cla claramente -al tipo de juez. de
letta gótica eï su intetpretación del texto constitu-
cionaf <<Esta Constitución lecía- es mi Biblia ju-
tfA""-.. adoro cada una de sus palabras, desde la pti-
mera a la última> le2. El eminente jurista, con su
ã.Àpht áe h Constitución, con las puntas de las pá-
ã"UtàJàr. for*" parie del fólklore de aquel
":i"ri
ii.*oolfo-. ni".k d"tpl.sàb^, Þ^t^ proteger la santidad
¡; iä" pulabr", de ü Cänsútüa¿n, todã la pa.sión de
,ro otoi.t" del Antisuo Testamento frente a los ldo-
los.'Sn ardor parecé apartado.de una imagen con-
vencional de ulo judicial>. Puede qu: no- diera a sus
i";;;;;.i;".t d" lu Constitución
14,
la <<fÁa neumali'
ã"i" ¿. que hablaba Burke pero su celo-era quizá
iosto 1o que el Tribunal necesitaba en aquel momen-
ã. C"rlqüì* ãtt" potttt" podla haber.resultdo total-
t.oi. ini"iicienie Bill of Rigbts el cen'
iara hacãr del
tiå uit¿ de nuestrð Derecho Constitucional'
77
ARTHUR T. VANDERBILT
79
llido le habla supuesto más bien un hándicap,- ya que
habla llevado a ia gente a creer que era un diletante
que no ejetcla el Dèrecho como medio de vida.
Como abogado, reencatnó a los primitivos gigantes
de la Abogacla, que la eierclan sólo como un aspecto
más de so carerã. Participó activamente en política,
organizando un movimiento que barrió una maquina'
ria'polltica conupta entonces èn el poder en el conda-
do ãe New Jersey, donde nació y se crió' Pero su
intetés estuvo siempre centrado en la educación ju-
ídica v en la reforma del ordenamiento, Un año
después de ser admitido como abogado, en 1914, fue
coriratado como profesor de la Neu York Unìuersity
Lau School, danão clases hasta después de ser con-
siderado el mejor abogado. Como decano de la Fa-
cultad áe 194í a I94ã. transformó la institución en
una de las mejores escuelas de Derecho de los -Est-a-
dos Unidos, [âvando actualmente:su nombre el edi-
ficio donde' estâ localizada. Su gran pasión fue la re-
{orma del ordenamiento iurldico l%. Es uno de los
þocos casos de reformadoi.t qu. no sólo tealizan Las
ieformu, que desean, sino qué además tienen la oca-
1e7. Tras
sión de n[ãnar a la prárcncalo que ptedican>>
años de esfuerzô, pudo contemplat un sistema mo'
derno e integrado ãe organización de los Tribunales
de New J..ö en 1'9471con motivo d9 la rcforma,
de la quä fué el principal arquitêcto' Enton-ces fue
nombraão presidente dél Tribunal Supremo de New
Tersev. es ãecir. la cabeza adminisftativa de todo el
Ëirì.ríä r..iér, órgunizado. Baio su liderazgo, los Tri-
bunäles del Estadã, desde hacla tiempo citados como
ejemplo de ineficacia iudicial, rápidamente pasaron a
80
ser considetados modélicos' Se suprimió virtualmente
;l À;;l"diãJl medida.q". ib? haciendo us9 49
la administración judicial
J"t påàtrá¿es para acoplar
lai del siglo :o<.
- p.Ã .tt"li.fot*" adlninistrativa'no fue
a necesidadès
Van-
-pata
d..bl; -at q,t. una parte de la refotma del conjunto
ããi-ãi¿.t"-ïento. T-anta 'o más importancia tenlan
Ë;.f;tm; d.iDeredro Procesal y Sustantivo'laComo
iJ"t f.t n.andes iueces''<(era consciente de nece-
;id*i i;;å;pi"r .l'o.t.cho a las necesidades del cam-
ti.*"-ãtã.tï sàcialu tgs. Según el autor de su"biogra-
ffr,-,.p";ã.-tågititte ,rt hio conduëtor, a través de
r.i zir ,"ot.oäas, .onsistente:en el 'intento-de aday
;;; ; l;".it"""tt*'.irs contemporáneas el orderiamien-
l" i"tr¿i* áãÑé* J.tt.y> lee-. Una de sus-sentencias
ttpíc"t dice claramente que <lel,Cornmott. Lau es un
jutldicos'
cuerpo vivo. v en ctecimiento, de principios
VivË v crece- debido a las sentencias que ,alteran la
tö í"tid;;; *[r."t.. o la abandonan ãustituvéndola
por otra que se u¡.rrtu más a la realidad fáctica del
momento>> 2@.
*ll*ldilàra , -
:una regla iutldicetécnica para 'de-
rtot"tu-
^ r'läs n r.val situiciones planteadas, <<el Con'
;;; ír;' o;edaúa r!,pidamente õbsoleto y devendrla
i^\fi" i *TÃ, *ã àË"t*bio económico v-.social ace-
ië*ã.
I È;i*r, c".'ando su propia tumba> ?91'
vanderbilt
Las sentencias'de se catactetiz4n Por lr
d!|ilt;" tott .tn modelo de técnica'jurldica' aun-
oue siemþre se aÞoYan en la adecuada cita del
plece-
ä;ËËc'Jo"1Jlá Joctrina' S.í bíen carecen äe la
82,
t.
j'.
mismo ptedicaba: <<No dando un solo respiro a las
convicciãnes que ctela equivocadas, seênfrentó con los
ptoblemas desde su primer dla como presidente. Anun-
ció la promulgación de normas de administración ten-
dentes-a contiolar el uabajo cotidiano de los jueces,
normas que resulta innecesatio decir, causaron autén-
tica 'consternación en el estamento judicial. En ellas
se fijaban para todo el Estado el horado y los dlas
en que los Jueces estaban obligados a estar en su Tri-
bunal despáchando asuntos. Prohibió expresamente la
resolución de los asuntos fuera de estrados. Los jue-
ces fueron obligados a hacer una memotia semanal
detallando los aiuntos despachados durante las horas
de trabaio y señalando los que quedaban pendientes.
Este últimó informe tenla Ia exclusiva {inalidad de
que el presidente pudieta conuolæ el tiempo que los
jueces dedicaban ã cada asunto>> 20ó.
Su carteta hizo verdad la afirmación de John P.
Frank de que, por lo que a la refotma legal se refiere,
<fue el ttoh¡rË más &icaz a nivel de Estado de todo
el siglo, sin duda alguna> 2ú , Hizo uso de su potestad
conJtirucional de <<Jefe Superior Administativo de
todos los Tribunalei del Estado> nB pata <<lograr que
el modelo de New Jersey sirví9-!a de ejemplo a los
restantes Estados de-la Unión> 20e'
Puede comprenderse el peso especlfico de su obra
si recordamoJ la respuesta del juez Hughes a un co-
mentado que denigiaba el papel de los administta-
dores de Tiibunales: <<Se equivoc¿ ¡61àlmente' Lo que
'83
he conseguido en el funcionamiento de los Tribuna-
lcs Federales pervivirá dutante décadas despu& de
que mis sentencias hayan sido totalmente olvida-
das>>
2lo.
¡
Li
'i
.¡
i.
I
lì
ll
84
EARL \TARREN
8.t
superior), lleva inherente, $id embargo, una gran pG'
teñcialidad extrajutldica. Puede que el presidente sólo
seâ un prims ixtet pares, peno es realmente primus,
Como jèfe de la administración, preside tanto en las
vistas como cuando se teúne en sesión a puerta ce'
l::ada paru deliberat. Controla la discusión; tiene- la
prerrogativa de ex¡roner su postura antes de que ha-
blen los restantes magistrados. Su papel es semejante
al del primet violln o al del concertino en una or-
questa, de tal forma que su exposición, frecuentemen'
ir, la tonalidaå de la dielibe¡¿ión"3,
^írr tevistió a la presidencia con una autoridad
l\7urr.n
que no habla tenido al menos desde la época del pre-
:
sidente Hughes. En los años anteriores, 1a tónica -ge-
I neral habla-sido la del desacuerdo; el Tribunal había
ofrecido con demasiada frecuencia una imagen de to
tal'atomización de patecetes,''Es cierto.que las disi-
dencias no acdbdron.con Nfarren, pero dejaron de 'ser
I
un tellejo de antagoriismos personales ftente a- 1o que
'
ocurila ãnt.t, pof desgraciã"con demasiada .frecuen-
cia. Bajo Sú lidèrazgo lãs posicionés intelectuales vol-
vieron'a ser tales y el desacuerdo d'éjó de ser una ca-
rabterlstica tlpica del'Tribunal, Puede que los jueces
sean'<<díoSes tn la tierra>>, como dijo en 1644 John
i
.c
lã restauración
I
tl
timiento divino ile erteza,: Por
del etltio;s institucional, cuándo realmente el Tribunal
,l
lo necesitaba, puede considerarse una de las pdnci-
oales contribuciones de \7arren.
.i
i
i
' Como la de Marshall,'la actividad previa de \farren
habla sido'básicamente pólltica. Un àrticulista, al des'
I
cribit su 'hdbilidád patâ <armonizat'en gran medida
rl
213 En el mismo sentido, F. Fner.rrrunrna Of Lat and
^-ãi4 (1956), p. l4L.
Mex
l
I
Víñ;n¡óp,'..At¡lttrty Govetment Descibed>, $' ilar-
I
uard. Classies (1910), p. 100.
86
I
l
'11
il
![
las þosturas de' los miembros de un Tribunal desga-
.."do oot las disputas de'las distintas facciones y por
el nadä aeradablè desacuerdo personalistai>, encontró
da mlz di sus logtos,..'en sú.genio'þolltico, dando
a la palabra "þofTico" sü más ãuténtico y ptofundo
signifìcado> 2ls^ Su experiencia 'como gobernador de
Cäifornia fue precisainìnte la que le posibilitó el éxi-
to en su salto-desde su puesto en el ejecutivo al pa'
laciô de mármol.
Es unâ equivocación concebir la pteside-ncia del
Tribunal sólo en iér'l.ings de Derçcho. Dé3dé luego;
èl Tribunal Supremo çs un Ttibunal gge-, juzâa-en
Derecho, pero ãs y, ha sido, desde Ûfarshqll, gn.'tri'
bunal mul¡ sai geieris. Opera con el Detec-ho Público
y no con-el Pr"ivado. El'que es nombradg.mielnb¡o
âel,mismo necesita adapøi pu menté, .ante'3 eqclaVa-
ä ; lo.s p;;Ëe*;' ãef .nj uiciamlentå priva{'r.q.lol
temas. mucho más excitanæs, del Derecho Público'
Ètl;;, debe ser más estadista que jurista. Todo ello
ä ä;;,ili,..i;iil; Ë' íombràdo'para
presidente. 'i"a .i.
'el
cargo de r
87
por los cuernos (lo que habla evitado en la época de su
ptedecesor) y declaró ilegal, por unanimidad, la se-
gregación en las escuelas.
No debe, sin embargo, sobrevalorarse el hecho de
que la decisión {uera unánime. No puede considerarse
anahazaña del neófito (como era) del Ttibunal (neó-
fito que sólo podla apoyarse en el ptestigio moral del
i,
88
ti
ll,
,I
il
II
I
90
presidió 230. 'Al amllaro de esta comiente jurispruden-
ðial, los jueces federales han llevado a cabo una re-
volución ,sólo comparable a 7a rcahzada por el Parla'
mento inglés al elevar a Ley'el programa ãd English
Rrtorn Motternent. Esta y otrâs' sentencias del Tri-
bunal, \flarren exiglan de los jueêes iugar un nuevo
papel más 4ctivq, muy distante de los llmi¡gs ¡¡¿di'
ciônales de l¿ función judicial.
'Se h¿ critiiado' a ntarren su fálta iler técnica jurl-
dica. Es ciertó que ho puede equipararse con un Hol-
mes o un Catdozö, pero hay que admitir que sus tras-
cendentales sèntencías ùienen valor por sl rnismas; si
bien no resuenan con la toialidad magistrâl de Mars-
hall, al menos rebosbh unâ decencia moral digna de
un moderno Miqueas. También se reprochó a Mars-
hall su falta de conocimiento iutldico, pero si mal
puede decirse que la erudición de Story habrla bas-
tado pam åar Ia imptonta al Tribunal en sus prime-
tos años, lo mismo- cabe decir de las grandes deci-
siones del Tribunal Supremo en Ia era Warren. Puede
que al sentencia en ef caso Broan no esté articulada
tècnicamente como debieran estarlo sus fundamentos
juddicos. Pero la conclusión es tan ajustada a dere-
cho lisa y llanamente, aJ, afitmar que la segregación
nega la igualdad, que uno se pregunta si realmente
.r"-n.cetæio una labor de estudio para dejar claro
algo tan obvio.
L9 que en todo caso no se discute es que las pdn-
cipales-sentencias de \larten han pasado a ser consi'
dáradas como de las más impottantes de toda la his-
toria del Tribunal Supremo. Su impacto en la vida
social sólo puede compararse al que produce una reve
lución política o un conflicto armado.
91,
Los aspectos ad@inisnativos y judiciales son las
dos caras-de la misrna moneda a la holr. de calificat
a un presidente de urr Tribunal. Si bien no puede com-
pararie a !íarren con Holmes o Catdozo en el aspecto
iudicial, ocupa un lugat preeminente como directot
del Tribunal. El þresidente del Tribunal, Stone,- pot
utilizar un ejemplo anteriot a \Øarten, fue un fuera
de serie. Defo su falra de habilidad arlministrativa casi
destroyá'la eficacia del Tribunal como órgano cole
giado. Puede que !üauen no sea equipúable a Stone
ãesde el puntä de vista simplem.itté d. la calidad
iurldica, Ë*to to habilidad dè eqtadista le permitió
il."ar a cãbo la mayor transformación judicial del or-
denamiento desde la era Matshall.
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I
t,
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92
I
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II
I
ROGER JOID{ TRAYNOR
93
nor)> æ3.
Fue asl como le nombraron juez, Tmynot,
que por aquel entonces era un brillante, pefo poco
conocido, profesor en Bodt Høll. El mismo Traynor
ha admitido que el nombramiento le cogió de sor-
presa e. Asf comenzó una carrera judicial que llegatla
a cancteraarse dos décadas después como la del hom-
bre que <<fue por mucho tiempo nuestro juez número
uno>> 325.
Ningun otro juez de un Estado ha ejercido tanta
influencia en este pedodo de nuestra Historia del
Derecho de mediados de siglo que se ha venido a
calificar como la segunda fase en la formación del
Derecho norteamericano e. Traynor estuvo en el Tri-
bunal cuando California se convirtió en el paradigma
de mediados del siglo :or. California fue la ctesta de
la ola del cambio entre los años 1940 y L970 de la
sociedad ameÍicana, que cada vez se hacla más com-
plicada, heterogénea'y diversificada. Ningún otro Es-
tado se desai:rolló tan rápidamente sufriendo tal can-
ridad de cambios masivoi en tan poco tiempo æ1"
' <La contribución de Traynor... consistió en desarro-
llar una teorfa y una técrüca de enjuiciamiento capaz
de'dar respuesta suficiente a la experiencia simbólica
de la vida'social californianar>aï.-Baio su influencia,
el cenmo de gravedad en los Estados Unidos en el
campo del Deiecho se trasladó al Oeste. El Tribunal
Supiemo de Califomia no habla sido más que <(un
94
3s' El
sántuario tradicional de médioctidad jurldica>
iiJ.tàrno de Travnot cambió todo v'-el Tribunal de
1a
õãif¿¡ii" ' pasó ser lo que hablä sido- en el de
Massaðhuseiis en los'tiempol de Shaw o el de Nueva
York en los de Cardozo: el Ttibunal'estatal más-pres-
tieioso. Como ha dicho un juez importante, <<1a ju-
riãprldencia sentada por Tràynor sè' extiende como
;iä.,n;;i;" bo. tod* los 'irib,rnaleó'del pals>>2a0
í¿ cuestión más relevanie para el desarrollo'jud-
dico en 'este siglo ha sido el- continuo esfueso del
Derecho oor reãdaptarse constantemehte a urta socie-
'El
ãud .n etolución. esplritu individrlalista del Co'rn-
ru:on Lait; ha ilésaparacédio pura que ocupe ¡u l¡¡øg
un esolritu totahãnte difetènte que pone el énfasis
en el'bienestar dç la comunidad,:incluso llegando a
s¿crificar. entre otros, los derechos individuales de
otooiedaá v de autonorrla ðe la voluntad en la con-
iruå¿i¿n ztí."y^.cooperación se ha impuesto frente a
la autoafitmación individual; en el Dered:o, como e-n
iã la interdépendencia ha' sustituid(i'a la
"iãà:rô.ial,i :
comoetencia. :'.
SË necesitaba, Þues, un carpü.s de Derecho. acuña-
do por el estamerito'judicial capaz de-enfrentarse,cor
lur i*ig.n.ius de la ïida pr.t.itg. <1La carera- judi-
.i^1 d"ïtuunor þuede confemÞlarsê còmo'un esfuerzo
242
.*iti"Ui"'
:
96
lisa y llanamente, que <<la regla de la ingqnid4d del
;"då ;¿biiio .l'materia ãe r.tpontubilidq4"
:e
q9t
i;;:.. ã.¡. t .h"rarse por etrónea inju-sta>>Más
1" S."
;;*r.i";-io. detonantéÉ'
-¿t iue el siguieron el ejem- de
it.int"
ãs.
iurisdicciones ástatales
olo rãsolviendo asl definitivamente <lungran pro-'
Llema'que habla ofrecido dificultades a 1o¡ Tribunales
l"t*tJ-".tos años>>ã. En otras muchas áreas del
nåt..t material Traynor ayud6 a enterrat los fantas'
;;. ;"".i-;"rããá, ¿oia. r.äl."tt. tenlan que haber-
;;;".dJt ts7. Dío formas nuevas al ordenamiento en
;;"il; l^o dirpur.t como los del Derçcho de Pro-
;;å;ãitt,
t
bo.Ërto Còntiitt.io.talÆe v Penalfl De-
;;;h; de Familia zó1, Derecho2#'Internacional Priva-
ioÀ',Tributariob3,)t Procesal Nada más set nom'
98
flictos de leyes basado en eI pqg¡rfro de la ter¡ito
ãe.
rialidad tená que set tevisado>>
,.:Sus sentenciäs son el mejor ejemplo de,maesffla
técnico-iurldica si se compaian con las de cualquier
otro iuáz estatal desde los tiempos de Cardozo; por
ãrã rä t. ha definido con acierio. como <el juez de
ios prôf.rores de Derecho)> 2?0. Dictó unas mil sen-
t"t.iur.que se caracterizaron por su lucidez y trabajo
concienzirdo,, claridad en los ,razonamientos y por ir
áità.tu*."tá al quid. de la cuestión' El estilo es ofi-
cial e imperron"l "t; carece de la fuerza epigtamâtica
del de . Éolmes 272; pero es ,eminentemente citable ' e
.
100
CONCLUSION
Íot
la historia de una naciónæl. Quizás incluso estemos
deseando aplicat este enfoque al estudiar la era for-
mativa de nuestro Derecho. Por 1o menos, podemos
reconocer con el juez \fayne que <(en aquellbs tiem-
pos eran auténticos gigantes> 282, Pero también hubo
hombres valerosos después de Agamenón. Puede que
aún no nos hayamos alejado lo suficiente en el tiem-
po para enjuíciar a los iueces del siglo:or que he in-
cluido en la lista. Pero, desde una perspectiva histó-
rica, puede afirmarse que serán situadoi junto a los
hoy míticos juristas del siglo pasado.
¿Qué nos pueden, pues, decir los diez mejores jue-
ces acerca de las caracterlsticas que hacen de un juez
un fuera de serie?
El único presidente de los Estados Unidos que in-
tentó hacer una enumeración de los factores que uti-
liz6 pam elegir un miembro del Tribunal Supremo
fue el presidente Eisenhower. En sus memoiiás se
contiene la siguiente lista de factores: l) <<caiáctet y
habilidad>; 2) investigación del FBI y aprobación de la
An'erican Bar Association; J) <isólido sentido común>,
fo'que exclula de la lista, según é1, <(a candidâtos
que notoîiamentè tienen puhtos de vista juddicos o
filosóficos eltremistas>>, y 4) servicios prestados en un
Tribunal fedeial inferior o en algún Tribunal Supre-
mo äe algun Eltado'2ß. Sólo nor"int.r"r"n las dos ú1-
'lì '
, ,,
281 Çompárese con I Tbe SÞçeches ol tbe Riebt LÍoitooro
ble Ednuià Barke (LSl6)i p'. 228.'
282 pa¡s¿6g¿7 Cases, 48 U. S. (7 How), 283, 437 (1849).
283 D. Ersp¡nrovøx, Møndate
lor Cbange:.Tbe Vbìte lfoa-
se Yearc, Q26, 230 (L9$). Pueden compãrarse estos ctitE¡ios
con los de R. Nixoq para elegir ún presidente de T¡ibunal:
1) mente jurídica de primera éategoúã; 2) lo suficientemente
joven para ejercer durante diez añob como'rrlnimo; l) sipe-
riencia como: àbogado en ejercicio y j'tez; '4) <debe ge¡eral-
mente... opinar que el Tribunal ha de limitarse a interpretar
la Constitucíón más que a modificarla>>, y 5) <debe tener el
suficiente esplritu. de llder como prua [mar diferencias en-
102
.:.i .:-j .: .....
ol
tre los miembros del'mismo>' R' N¡xo¡q' Tåe Mçnoirqs'
"{íri",-
^'t!í'ß"yïiifu ijo. t'* tst,7e5 (1e57): 'i:1
:
ri,-ii"åi."iîi"Ü."n,oTh.'Supre¡ne-Ç9ur-t^-i"..rl:-Mirroró{
'"ìåîîJrä;É ö;d"r;";dånzó lu cârrera en ei Trib'.'nal
se le- {estinó al- Tri-
S"*.åä'ä;"Ni.tä"ï.tËltt-ttgoia"
#äi-î"¿ Ë.iiäi¿' t.r-riì¡;J å¡; alto del Estado)'-donde
ãåiåi¿î'åì'i.'iJ"äi;*; ñ* ;" 'ilección como'miembrQ
:"'
de
.i'är.i6mi-ttËi--añòs después.
70)
recién nacida, Para la mayoúa de nosotfos, Kent es
el-Eldon americano por su.oposición a todo tipo de
refotmas, mientras que Story y Shaw no parecen tam-
poco moderados en su conservadurismo. Por el con-
trario, ni Blaclc ni lüarren, con su enfoque liberal,
etan precisamente un ejemplo de moderación; para sus
detractores ambos eran demasiado radicales para ser
auténticos jueces.
En realidad, la objeción de extfemismo es más bien
una objeción hacia el activismo judicial. El juez que
tenga una ideologla fuerte, sea libèral o conservadora,
está destinado a tener una concepción expansiva de
la función judicial. Quizás èt p.rroãó J. ¡,r-
dicial que empezó con-el Tribrinal ÏØarren ".iiuirmo
no renla
y convenlen-
a las necesidades de
u,na nueva era y de una nueva nación. Nuestros me-
jores juecés tienen más de Bacon que de Coke.
Debemos admítit que la historia ès más agradecida
con los grandes llderes. Y esto se aplica no sólo a los
jefes de Gobierno, sinq también a los jueces. El mejor
juqz de Common Lau puede llegar, como mucho, a
ser conocido por algunós especialistas. Cc¡mo,en la
polltica, en el Derecho sólo asombra el ejercicio del
poder. Decla Locke que <<e1 que eche una ojeada a
la historia de Inglateffa se encontrafá con que las pre-
rrogativas siempre eran mayofes cuando estaban en
las manos de los reyes mejores y más sabios> 47. Al
104
estudioso de la Historia del Derecho no se le puede
escâÞar que ocuffe exactamente lo mismo con las pre'
rrogãti rar del poder judicial. Cuando hab,lamos de
los" meiores itteces --Marshall, Shaw, Tlaren y
Black-- hablámos de hombres que no dudaron en
utilizar el poder iudicial para enfrentarse a las ne-
cesidades då su tiempo, Cuãndo, por el contrari-o, nos
ocuÞamos de los de inferior categoúa se trata de jue'
..tìrryu concepción de la judicaiura era esencialrnen'
te negativa, ho¡obres que se contentafon con su papel
de viðarios de la ttadición del Comnton Lau'
Todos los incluidos en la lista utilizaron al má'
ximo el poder de la judicatura, incluso los que no etan
activistai en el sentido en que lo eran 'Warren y
Black. Los más conservadores Story y Shaw-
no dudaron en hacer lo que -Kent,
estimaban necesario para
iå^ptu, el Detecho a lo Que cteían necesidades de la
época. Los iueces de nueJtro panteól ocuparon.posi-
.iorr", o.r. ies permitieton eiercitar hasta el máúmo
pod.i iudiciaÎ. Todos, salvó Story, Holrnes y Black,
"i
orésidían- los Tribunales que les permitirlan incorpo
iutr" la élite, y todos y èada uno de ellos fueron ca-
oaces"de urtúiáír el Tritunal como medio para con-
vertir en lau ol the land sus propias convicciones
iurídicas. El Tribunal Marshall v el Tribunal \Øarren
io.rnut ya pafie de la historia popular de Norteamé-
rica. PeL iambién los Ttibunalés de Kent, Shaw,
C^tðoro, Vanderbilt y Traynor hicie-ron gta-ndes apor-
taciones'a nuestra Hiétoria-del Derecho. Todos los que
oresidlan estos Tribunales fûeron grandes llderes que,
;;;"ii;. Kent, <<lograron una iãfluencia preponde'
rante sobte mis colegas> 288.
Incluso los tres que están incluidos en la lista por
su ttabajo como simþles miembros del Tribunal S¡rPre-
ro fo".ân fideres intelectuales, aunque no formalmen'
zss J. KENr, Memoires anil Letters..., p. ll7
105
te, de los Tribunales de los que fueron miembros. Sto-
ry guió al Tribunal Supremo en el proceso de adapta-
ción del Conzrcom Laa a las necesidades de una nueva
nación; Holmes dirigió el movimiento a las necesida-
des de una nueva era jwldica; Black preparó el cam-
po intelectual. palr. la revolución jurldica de media-
dos de síglo. :
¡
I
I en el
.
puesto. Sólo uno de los diez estuvo menos de
1. t.
dieciséis años de juez, apafie de que'todos ellos,estu-
i
f
vieton en los Tribunales más altos de lss Estados o
i, de la Fedetación. Por muy buen juez'que se sca, es
-en
ì
li muy diflcil enttar en Ia éltte si se esrá un, Tribu-
i nal inferior. Tras l¡'muerte de Cardozo, Learned
I:
Hand era probablemente el mejor juez del momento
i de todos los'Estados Unidos. Pero en toda su c^rtera
l
I no salió de lo que a él le encantaba llaman <Tribu-
T
i nales inferioies>. Pese a que dûrante muchos a6os
I fùe el candidato indiscutido para ocupar la siguiente
] vacante del Tribunal Supremq nunca rirvo la ariplitud
!,1
ij
,I
También es igualmente importante el que los diez
fueran jueces en las épocas mái creativas del Dere-
rt
ir
cho norteamericano. Hay bastantê de verdad en la
il afirmación de Holrnes de que la grandeza de Marshall
lr
<consistió precisamente .n'ot.r illlr;zts, es decir, que
li
ti
tuvo la suerte de pieçidi¡ el Tribunal Supremo cuan-
l,
do se estaba construyendo nuestro Derecho Público;
!,
asl pudo, como dijo un comentarista, <<otganizat la
;l
Constitución tal y
como Dios organizó el cáos, cuan-
do todo estaba falto de labor meacioro 2m. Marshaü
.i
no habrla podido causar ese ippacto si'hubiéra pre-
,l
107
mericano para ponerlo en consonância con una.socie-
dad constantemente en evolución. Ellos también tuvie-
ron ocasión de jugar el papel creador que la judica-
tura no tiene por qué asumir normalmente en tiem-
pos más estables. ::'
BIBLIOTECA DE LÄ
$UPfiËIVI¡ CCRTE D[ JI}STICIÅ DT LA NACIOfi
109