Articulo La Memoria de La Tierra en El Peritaje Histórico
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Articulo La Memoria de La Tierra en El Peritaje Histórico
La actividad fue desalojada por carabineros, el Lonko Queipul y otros mapuche fueron
detenidos y demandados por ‘usurpación’ ante el Juzgado de Letras y Garantía de Collipulli,
contexto en el cual la defensa del Lonko me solicitó realizar un informe pericial histórico que
pudiera dar cuenta del contexto histórico y antropológico de la acción de la cual se le acusa,
de la historia del territorio demandado y del papel de la autoridad ancestral en dicha
actividad, que es el que aquí se presenta.
1
Los antecedentes aquí expuestos forman parte de la Tesis de Magister en Antropología de la Universidad Católica del Norte,
titulada “La memoria de las tierras mapuche antiguas”, Martín Correa C. (2012) y del Proyecto FONDECYT 1141077 “Estado y
violencia hacia los pueblos aymara, atacameño y mapuche (1883-1990)”.
2 martinkorrea@gmail.com
1
PERTINENCE OF TERRITORIAL MEMORY REGARDING EXPERTS REPORT:
THE TRIAL AGAINST LONKO VICTOR QUEIPUL
Summary:
On September 25th, 2014, the Epuleo Coñomil (“Collico”) Mapuche community members
arrived to the private property domain named Chamichaco in order to perform a traditional
ceremony. This domain belongs to what the community recognizes and has demanded as
“ancient territories”. During the ceremony they required the presence of the Lonko (chief) of
the neighboring Temucuicui Autonomic Community, Victor Queipul.
The activity was interrupted and evicted by the police (Carabineros), and Lonko Queipul and
other Mapuche were arrested and processed as “trespassers” at the Collipulli’s Court House
(Juzgado de Letras y Garantía de Collipulli). It was in this context that the Lonko’s defense
asked for my participation as an expert in order to provide a detailed report on the historic
and anthropological contexts of the situation that derived into his arrest, as well on the history
of the demanded territory and the role of the ancestral authority during such ceremonies.
This report is here developed.
In this context, the Territorial Memory and all the elements that are included in it have
become legitimate basis and solid arguments regarding the Mapuche territorial demands.
The report includes a description of the Research Methodology used, as well as an
interpretation of the reasons for the presence of the accused during the events, the
importance of Victor Queipul for the communities of the compromised region, the historic
and territorial context of the Coñomil Epuleo community and the conclusions to which one
may arrive.
2
2.- INTRODUCCION
En dicha actividad fue detenido Víctor Queipul Hueiquil, lonko de la Comunidad Autónoma
de Temucuicui, emplazada en la comuna de Ercilla y vecina al predio Chamichaco, a quien
posteriormente se le acusó ante el Juzgado de Letras y Garantía de Collipulli del delito de
usurpación, por ingresar sin autorización a un predio particular.
La situación descrita no es para nada nueva. Tanto la denuncia y demanda por usurpación,
realizada por el propietario legal del predio lo son, como tampoco lo es el ingreso de familias
mapuche a un espacio territorial que consideran como ‘propio’, respecto del cual tienen una
vinculación por formar parte de las ‘tierras antiguas’, del que nunca se enajenaron y que
forma parte de la memoria histórica y del mapa mental comunitario.
Ahora bien, así como la demanda territorial mapuche ha desbordado el ámbito del gobierno,
de un tiempo a esta parte también se ha instalado en los tribunales, y es precisamente el
argumento de la legitimidad del acceso a las ‘tierras antiguas’ el que le ha saltado a la
palestra argumentativa. Ejemplos hay por montones: la demanda de Forestal Mininco
contra José Huenuche y José Cayupi, por las tierras antiguas las familias mapuche del Lleu
LLeu, y que pasaron a formar parte de la Hacienda Huentelolén; la demanda de usurpación
presentada por particulares contra el werken de la comunidad de Ranquilco Rodrigo
Curipan, en el Bajo Malleco, por demandar la restitución de las tierras del antiguo Lonko
Manuel Pillan; la demanda de usurpación presentada contra los miembros del Lof Marriao
Collihuinca, en Rio Bueno, por realizar una ceremonia en las tierras antiguas de Pascuala
y Pedro Marriao, cuyas tierras fueron inscritas por particulares en el no tan lejano 1895; las
tierras demandadas y hoy ocupadas por las familias mapuche de Temucuicui, luego de
múltiples desalojos y demandas interpuestas por René Urban, también ‘tierras antiguas’;
las tierras demandadas y ocupadas por las familias mapuche de Antilhue y Quilche,
usurpadas ‘legalmente’ hacia 1885 por las familia Stegmaier, Mera y García, entre otros.
Así entendido, mientras los propietarios particulares plantean que los demandados
ingresaron al predio de su defendido sin autorización, la defensa alega que el origen de la
propiedad particular se basa en el desconocimiento administrativo y legal de la antigua
posesión mapuche del espacio territorial en conflicto, y que la decisión de las familias
mapuche de recuperar las tierras ‘que consideran suyas’ se basan en la tradición oral, en
la memoria compartida, en los relatos de cronistas, en las memorias del Ministerio de
3
Guerra e incluso en los propios documentos que constituyen el origen la propiedad
particular en cuestión, y de los cuales se remontan los títulos de propiedad actuales.
Hacia fines del siglo XVI el pueblo mapuche llegó a consolidar una organización estructural basada en
comunidades o Lof, las que se agrupaban en Aillarehues y éstos en identidades territoriales regionales,
llamadas Fütanmapu. Los representantes de todas estas organizaciones locales se reunían para las
decisiones más importantes y de interés general en el Gran Consejo, por medio de asambleas o
Parlamentos llamados Fütakoyag. En consecuencia, el Consejo mapuche tiene sus orígenes en las
asambleas de comunidades convocadas por los Longko, desde tiempos prehispánicos . (Ruiz: 2003)
En este contexto, debe entenderse que el Lonko Víctor Queipul es una autoridad ancestral
del pueblo mapuche, no solo de su comunidad, y en tal sentido se explica también su actuar
como vocero de la extendida Huelga de Hambre de los Presos Políticos Mapuche, en el
año 2010, así como su participación en múltiples gestiones ante autoridades regionales y
nacionales acompañando demandas territoriales de su comunidad y de otras comunidades,
entre las cuales rescatamos la demanda contra el estado chileno presentada el 10 de
diciembre de 2013 en el Tribunal de Collipulli por la propia Comunidad Coñomil Epuleo,
para exigir la restitución de sus tierras usurpadas, como ejemplos de lo señalado, y el ser
recibido incluso por autoridades regionales y provinciales en múltiples oportunidades como
máxima autoridad del pueblo mapuche.
Todo lo anterior deriva de la calidad de autoridad ancestral del Lonko Víctor Queipul, de las
obligaciones que exige dicha alta investidura y del convencimiento íntimo y profundo del
propio Lonko, lo que se desprende de sus palabras:
Cada vez que en una comunidad cercana en el territorio mapuche, en la comuna de Ercilla, hay alguna
recuperación de tierra, me han pedido que como Lonko pueda dar un apoyo a las comunidades. En este
caso, los peñis de la comunidad Coñomil Epuleo me pidieron que yo de alguna manera pudiera apoyar
esa recuperación de tierras, también teniendo claro que esas tierras son de ellos, que es el Estado que
trajo a los colonos y los instaló allí sin el consentimiento de la gente.3
La referencia al momento en que “el Estado trajo los colonos y los instaló” en tierras
comunitarias es fundamental para entender este proceso, y corresponde al proceso de
4
Ocupación Militar de la Araucanía por efectivos del Ejército chileno entre 1862 y 1882, y la
posterior radicación/reducción a las familias mapuche –entre 1882 y 1929- a través de los
Títulos de Merced4.
Todo ello incidirá en que parte importante de los territorios del ‘cacique antiguo’ -
jurisdiccional y económicamente’- fueron catalogados como ‘baldíos y sobrantes’, sin uso,
por tanto fiscales y rematables por el Estado, para luego adjudicarlos a colonos chilenos y
extranjeros. He aquí el origen de la demanda territorial actual y que explica gran parte de
los juicios por conflictos territoriales en que se ven involucrados mapuche, el origen de la
demanda territorial y el fundamento de los actos que tienden a su recuperación.
Sin embargo, la demanda territorial actual no es una situación para nada nueva porque ya
durante los años posteriores al proceso de Radicación/Reducción (entre 1929 y la década
de 1960) los Juzgados de Indios de Victoria, Pitrufquen, La Unión, Temuco, Cañete, fueron
objeto de múltiples denuncias que se basaban, con sus propias especificidades en cada
territorio, en los mismos argumentos que aquí se exponen. Dicha situación volvió a adquirir
vigencia durante el proceso de Reforma Agraria (1965-1973), proceso en el que se presenta
como base argumentativa para la demanda territorial los sucesos acaecidos durante el
4 No deja de llamar la atención que en el lenguaje cotidiano se hable de las reservas indígenas, de las reducciones indígenas, pero
pocas veces se cuestione porqué se les llama así: se llaman reservas porque es lo que el Estado les reservó luego de adjudicar el
resto del territorio a particulares; se llaman reducciones porque eso fue, una reducción territorial; se les llamó pomposamente Títulos
de Merced, como si la titulación en dominio por parte del Estado fuera una merced, un regalo, y no el reconocimiento a una ocupación
antigua, sostenida en el tiempo, y con ánimo de señor y dueño.
5 Winka, extranjero, no mapuche. Alguna vez se me enseño que la voz winka provenía de we, nuevo en mapudungun, e inka, es decir
5
proceso de pérdida de las ‘tierras antiguas’, las tierras que no fueron reconocidas en
dominio a las familias mapuche en Título de Merced.
Luego, a partir de la década de 1990, y más específicamente a partir del año 1997, las
comunidades mapuche nuevamente han centrado su demanda territorial en las ‘tierras
antiguas’, por más que autoridades de gobierno e incluso académicos se empeñen en
señalar que la reconstitución de las tierras reduccionales constituye la demanda ‘efectiva’
de las comunidades mapuche, y que la propia Corporación Nacional de Desarrollo Indígena
plantee que “… la idea de que los límites de la restitución de tierras están dados hasta
donde alcanza la memoria de los ancianos de las comunidades es una demanda
populista”.6
La respuesta del Estado chileno no ha variado con el tiempo, y bien se resumen en las
repuestas enviadas el 13 de agosto de 2009 por el Comisionado Presidencial Rodrigo
Egaña y la Ministra de MIDEPLAN, Paula Quintana, a las preguntas que le envió el Comité
Para la Eliminación de la Discriminación Racial (CEDR) de la ONU, que consultó al estado
chileno “que medidas han sido tomadas para establecer un mecanismo efectivo para
reconocer los derechos de los pueblos indígenas sobre tierras y recursos naturales que se
basan en la ocupación y uso tradicional, de acuerdo con las normas internacionales
relevantes", ante lo cual el Comisionado respondió: “Las tierras indígenas se encuentran en
su mayoría demarcadas y sus límites son respetados. Desde finales del siglo XIX se
aplicaron disposiciones legales que dispusieron la titulación de los Mapuche, habitantes
originarios del país, proceso denominado radicación, que concluyó en el año 1929”9.
6 Política de Tierras de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI), texto aprobado el 27 de agosto de 1999
7 “Chile, la otra transición chilena: Derechos del pueblo mapuche, política penal y protesta social en un Estado democrático”, N° 445/3,
FIDH, página 18, Abril de 2006
8 La situación de los pueblos indígenas en Chile: seguimiento a las recomendaciones hechas por el Relator Especial anterior Informe
sobre su visita de trabajo a Chile, los días 5 al 9 de Abril de 2009”. Consejo de Derecho Humanos de Naciones Unidas,
Recomendaciones del Relator Especial de la ONU sobre Derechos Indígenas James Anaya, A/HRC/12/34/ Add.6, 14 de septiembre
2009, pág. 6-8
9 “La Vía Chilena al Colonialismo: Política del Derecho a la Tierra en Wallmapu”, Bartolomé Clavero, Miembro del Foro Permanente
6
embargadas, gravadas ni adquiridas por prescripción, salvo entre comunidades o personas
indígenas de una misma etnia.”
Luego, señala el citado cuerpo legal, las tierras mapuches son definidas como
“Aquellas que las personas o comunidades indígenas actualmente ocupan en propiedad o posesión
provenientes de los siguientes títulos:
a) Títulos de Comisario;
b) Títulos de Merced;
c) Cesiones gratuitas de dominio;
d) Aquellas que los beneficiarios indígenas de las Leyes Núm. 15,020, de 1962, y Núm. 16,640, de
1967, ubicadas en las Regiones VIII, IX, y X, inscriban en el Registro de Tierras Indígenas”.10
Es decir, para el Estado chileno y la legislación que se ha dado, sólo tienen el carácter de
tierras indígenas aquellas que el propio Estado adjudicó en dominio a los mapuches en el
proceso de radicación a través de los Títulos de Merced, las reducciones, ni una palabra al
uso y posesión ancestral, menos a las tierras antiguas.
Como hemos planteado, la gran mayoría de las demandas territoriales mapuche van más
allá de los deslindes reduccionales y se dirigen a las ‘tierras antiguas’, el ‘mapa mental’
comunitario que se transmite de generación en generación, el espacio territorial que forma
parte de la memoria colectiva.
En la práctica, aquí se enfrentan dos memorias: la Memoria del Estado, la Memoria ‘oficial’,
que ve en los Títulos de Merced la fuente exclusiva de derechos territoriales mapuche, y la
memoria mapuche, que ve en ese acto de dominio un ‘hito’ fundamental, por cierto, pero en
el derrotero de la usurpación.
7
En el sentido expuesto, en la elaboración del mapa mental de las tierras antiguas, e incluso
del derrotero posterior de esas tierras hasta nuestros días, los espacios comunitarios son
de una permanente recurrencia, y lo son en cuanto han sido testigos y marcan un territorio:
ríos, quebradas, alturas máximas, nacimientos de aguas (menoko), lugares sagrados,
senderos antiguos, cementerios, piedras, son lugares llenos de sentido, y forman parte
esencial de los recuerdos, del discurso, de la memoria.11 Bien señala entonces Halbwachs
que la memoria colectiva se apoya sobre imágenes espaciales, y va más allá, al sentenciar
que “la mayor parte de los grupos dibujan de alguna manera su forma en el suelo y
encuentran sus recuerdos colectivos en un marco espacial definido de esta manera”.
(Halbwachs, 1991:166)
Luego, los relatos, la tradición oral, revelan la historia íntima de las comunidades,
seleccionando hechos, sentimientos, atmósferas, que la historia tradicional la mayor de las
veces no les da cabida, y con ellos quienes realizan el ejercicio de recrear la historia
comunitaria recorren un camino hacia el pasado, recorrido que invita a los comuneros a
reconocerse, al ser testimonio de su propia historia, y entrega luces de cómo una
comunidad humana se percibe a sí misma a partir de la conciencia de sus mismos actores.
Respecto de la distancia que se tiene con los hechos que se relatan, y a las distorsiones
que ello conduce, principalmente por la precariedad de la memoria, Portelli sostiene en
contrario que “por definición, el único acto contemporáneo al acto de escribir es el escribir
mismo. Siempre hay un margen de tiempo más grande o más pequeño entre el evento y el
documento escrito… De hecho, los historiadores frecuentemente han utilizado fuentes
escritas que fueron redactadas bastante después de la ocurrencia de los acontecimientos
que reportan.” (Portelli, 1988:21)
Luego, el texto escrito se nos presenta con aires de inmutabilidad, y con ello de objetividad
y permanencia en el tiempo, sin tomar en cuenta que “lo que es escrito es primero
experimentado o visto, y se encuentra sujeto a distorsiones aún antes de haber sido puesto
en el papel. Por lo tanto las reservas aplicadas a las fuetes orales deberían ser extendidas
al material escrito.” (Portelli, 1998:21)
Superado el obstáculo inicial nos encontramos con uno mayor: la ausencia de objetividad
en las fuentes orales, virtud de la que sí pueden ufanarse las fuentes escritas, los
documentos. Creemos, en contrario, que la subjetividad, y también la objetividad, no son
una característica exclusiva de una u otra fuente de conocimiento. Ya lo dice Le Goff:
11 Ver Molina Raul, “Reconstrucción de los etnoterritorios”, en Tierras, territorio y desarrollo indígena, 1995, Instituto de Desarrollo
Indígena, Temuco; Morales Roberto (comp.), “Territorialidad mapuche en el siglo XX”, Instituto de Estudios Indígenas, Universidad de
la Frontera, 2002
8
El documento no es inocuo. Es el resultado ante todo de un montaje, consciente o inconsciente, de la
historia, de la época, de la sociedad que lo ha producido, pero también de las épocas ulteriores durante
las cuales ha continuado viviendo, acaso olvidado, durante las cuales ha continuado siendo manipulado,
a pesar del silencio. El documento es monumento. Es el resultado del esfuerzo cumplido por las
sociedades históricas por imponer al futuro –queriendo o no queriéndolo- aquella imagen daba de sí
mismas. En definitiva, no existe un documento-verdad. Todo documento es mentira. Corresponde al
historiador no hacerse el ingenuo. (Le Goff, 1991:238).
Los informes ministeriales y militares, los títulos de dominio y los planos, las cartas, los
telegramas, muchos de ellos celosamente atesorados en las comunidades y de notable
coherencia con la historia comunitaria, deben ser parte de la memoria comunitaria,
integrarlos desde la memoria colectiva, no son ‘la’ historia pero si cuentan con elementos
que forman parte de ella.
Es en este contexto que se inserta el Informe realizado a solicitud de la defensa del Lonko
de la Comunidad Autónoma de Temucuicui Víctor Queipul Hueiquil y presentado ante el
Juzgado de Letras y Garantía de Collipulli el 3 de agosto de 2015, acompañando la
comparecencia en juicio del autor del presente texto, quien se basó en su argumentación
en los antecedentes que aquí se exponen.
9
El objetivo del informe es dar cuenta del contexto histórico y antropológico de la acción de
la cual se acusa al imputado Victor Queipul Hueiquil, Lonko de la Comunidad Autónoma de
Temucuicui, es decir del ingreso el día 25 de septiembre de 2014 a la hijuela Chamichaco,
propiedad inscrita a nombre de Hernán Baier Borgeaud a fojas 134 vta. N°197 del Registro
de Propiedad del Conservador de Bienes Raíces de Collipulli del año 1991, sin autorización
de éste, hasta el momento en que fue desalojado junto a otros comuneros mapuche, por
Carabineros, por lo cual fue acusado por la Fiscalía de su eventual responsabilidad en
calidad de autor del delito de usurpación no violenta, previsto y sancionado en el artículo
458 del Código Penal.
Finalmente, el día sábado 11 de Julio de 2015 el autor del presente Informe Histórico
Pericial realizó una extensa entrevista personal al Lonko de la Comunidad Autónoma de
Temucuicui, Víctor Quepuil Hueiquil, en su casa, con el objetivo de relevar su percepción
sobre el caso en que es imputado, las razones que lo llevaron a acudir a la comunidad de
Collico, y profundizar respecto de su investidura como Lonko, de sus obligaciones en el
ejercicio de su cargo, de su relación con su comunidad y con las comunidades vecinas, y,
finalmente, de las razones que lo llevaron a optar por enfrentar el presente juicio.
10
El día 25 de septiembre de 2014, alrededor de las 12:15 horas, los requeridos VICTOR ENRIQUE
QUEIPUL HUEIQUIL, IRENE DEL CARMEN CALBUCOY MONTANARES, MARIELA DEL CARMEN
QUEIPUL HUEIQUIL, VANIA EDITH QUEIPUL MILLANAO, entre otros sujetos, ingresaron a la Hijuela
CHAMICHACO, sector rural de la comuna de Ercilla, de propiedad de la víctima HERNÁN HUGO BAIER
BORGEAUD, quienes junto con manifestar su ánimo de ejercer derechos de señor sobre dicha propiedad,
iniciaron la instalación de rukas y estructuras con tal objeto, negándose a abandonar el predio, ello no
obstante estar ocupándolo sin la autorización del propietario, quien producto de estas acciones se vio
impedido de ejercer el derecho de uso y goce de su predio, llegando al lugar personal Carabineros
quienes realizaron reiteradas peticiones para el retiro en forma pacífica del lugar por parte de los
requeridos, no obstante lo cual éstos mantuvieron una actitud reticente debiendo ser desalojados por la
fuerza pública.12
La comunidad Coñomil Epuleo quiso emprender un proceso de recuperación territorial y vinieron a hablar
conmigo. Yo no voy a mentir, yo veo que ningún mapuche cuando hace una ocupación de tierra está en
tierra ajena, es tierra propia, ancestralmente le pertenece, y teniendo esa claridad la comunidad Coñomil
Epuleo hizo ocupación del predio, donde hubo una detención de los werkenes y de las familias que
estuvieron como 10 días ocupando el predio. Cuando se hizo el control de detención, en el segundo día,
yo fui a la audiencia, y después de la formalización que recibieron los werkenes, en la ciudad de Collipulli,
decidieron hacer una reunión nuevamente en el predio recuperado.
Momentos después llegaron los carabineros, a mí me detuvieron y no opuse ninguna resistencia, porque
yo no estaba en lo ajeno, yo estaba en la tierra de los peñi, si además ellos me pidieron su apoyo yo
acato lo que ellos me digan, no voy a acatar lo que me diga Hernán Baier, el usurpador de esa tierra, así
que por lo tanto me detuvieron, y no estoy arrepentido y asumo las consecuencias que se me pueden
venir, porque estoy seguro de que yo no estoy en tierra ajena.13
En conclusión, de acuerdo a la versión entregada por el Lonko Víctor Queipul, en los hechos
que se le imputan no existió ánimo alguno de ingresar en tierra ajena ya que el predio al
que se ingresó forma parte de las tierras antiguas de la Comunidad Coñomil Epuleo, y que
en tal calidad forman parte de la memoria histórica comunitaria y de la demanda territorial
actual. Luego, la presencia del Lonko Víctor Queipul en la actividad desarrollada en las
tierras antiguas de la Comunidad Coñomil Epuleo:
En ningún momento he pensado que estaba en tierra ajena, sino que esa tierra históricamente es de
los mapuche, tal vez por un proceso jurídico llevado por el Estado se trajeron a esos colonos, pero
finalmente para mí ellos no son dueños legítimos, ellos son pasajeros. Hemos visto como muchos
colonos han dicho que llevan tantos años, pero cuando una comunidad recupera sus tierras ellos han
reconocido que están en tierra ajena y han tenido que hacer devolución de la tierra, ya sea
voluntariamente o porque el Estado ha intervenido nuevamente.
Ellos llegaron sin nada y se han ido con mucha plata. A las finales el Estado ha hecho negocio con
ellos, la víctima de la usurpación de la tierra somos nosotros, no los colonos ni los particulares que en
este momento se hacen pasar por víctima.
A nosotros nos quitaron la tierra, nos mataron, hay mucho Lonko antiguo que lo mataron, como también
a los kimche, para de alguna manera despojarnos de la tierra. Si en algún momento el Estado
reconociera la historia de los mapuche la víctima, los afectados, seríamos nosotros, no como se quiere
hacer aparecer que los colonos son las víctimas.
Más aún, un elemento fundamental que debe integrarse al presente análisis radica en el
hecho de que las tierras a las que ingresó el Lonko Víctor Queipul son de una vital
importancia, antigua y actual, para la totalidad de las familias mapuche del sector, no sólo
de la Comunidad Coñomil Epuleo, y que en tal carácter se han integrado a la memoria
comunitaria, en palabras del Lonko, “Son las tierras históricamente más antiguas en la
12 Sentencia en Causa RUC 1400930673-1, RIT 921 – 2014 de Juzgado de Letras y Garantía de Collipulli
13 Víctor Queipul Hueiquil, Entrevista personal, Temucuicui, 11 de Junio de 2015.
11
comuna de Ercilla, y por eso tengo la certeza de estar en todo el derecho y cumpliendo mi
deber como Lonko al apoyar la recuperación de tierras en que se hizo mucha historia
mapuche.”
La familia Epulef pertenecía al tronco de los Pailaweke. El viejo Pailaweke tuvo un hijo llamado Epulef.
Vivía éste con tres mujeres y dejó muchos descendientes. Su hijo Martín Konoemil Epulef o Epuleo vivió
igualmente con tres mujeres y se distinguió como bravo compañero de Kilapán. Le quedaron 770 hectáreas
en Collico, en la comuna de Ercilla. (Guevara, 1913:60)
Por otro lado, las tierras antiguas de Coñomil Epuleo eran, como lo son en la actualidad, un
importante lugar de encuentro de los guerreros mapuche y sus autoridades, quienes
… veían con profundo malestar el avance de la línea del Malleco. Aumentábase este disgusto con las
patrañas de despojo que los caciques vendedores de terrenos para los fuertes les inventaban, para
sincerarse ante ellos i no exponerse a sus iras. En marzo de 1868, celebraron una junta en
Quechereguas, a poca distancia al sur del actual pueblo de Ercilla, para acordar el plan que debían
seguir en vista de la invasión de sus tierras. (Guevara, 1902:56)
En el contexto señalado, en las tierras antiguas de Coñomil Epuleo, donde se llevó a cabo
la reunión en la que fue detenido el Lonko Víctor Queipul, con las diferencias del caso pero
sobre todo con las coincidencias que existen, se había realizado ya en el año 1868, con los
ancestros de las actuales familias, en hechos que forman parte fundamental de la memoria
histórica mapuche, como también de las memorias militares. Así se desprende de la carta
enviada por el General de División del Ejército de Ocupación de la Araucanía, Juan M.
Pinto, al Ministro de Guerra, el 29 de Abril de 1868, en la que hace referencia a la
preparación de un levantamiento en contra de las fuerzas de ejército chileno:
Es efectivo de todo punto el plan de ataque sobre la línea que los indios premeditaban de tiempo atrás,
i no puede ya quedar duda a este respecto desde que se ha venido a descubrir que efectuaban una
reunión general desde antes que entrase la expedición mandada por el Teniente Coronel Pedro Lagos.
12
Esta pequeña expedición, no obstante su corto número, ha conseguido dar al enemigo un buen
escarmiento, matándole bastante gente i destruyendo sus planes.
Sin embargo, persisten nuevamente en sus propósitos, según las últimas noticias que tengo, pues ayer
he recibido aviso de que habían ya más de 2.000 indios reunidos entre Collico i Pidenco […]
En los momentos de cerrar esta comunicación se me avisa que la reunión de indios que había en
Collico se ha dispersado repartiéndose en pequeños grupos que ocupan todo el frente de nuestra línea
desde Chiguaihue hasta Angol i que parecían apostados en observación de los movimientos del
Ejército. Dios guarde a US.
José Manuel Pinto”14
Una vez concluida la Ocupación Militar de la Araucanía, en el año 1883, acudimos a dos
procesos paralelos. Por un lado, las familias mapuche son radicadas/reducidas a través de
Títulos de Merced, y así no sólo dejan de tener como máxima autoridad a Epuleo Coñomil
sino también los diversos linajes y familias dejan de colindar entre sí, y sólo les es
reconocido en dominio la ‘puebla’, la ruka, lo cercado, las huertas familiares,
despojándoseles del gran territorio comunitario, de los bosques, los montes, los lugares de
pastoreo, todo lo que fue declarado baldío, sobrante, fiscal, y en esa calidad rematado a los
particulares. (Correa et al., 2010)
En segundo lugar, el territorio mapuche es parcelado en Hijuelas colindantes entre sí, las
que son adjudicadas a un número importante de familias de colonos, familias que reciben
del Estado chileno los espacios sustraídos a las familias mapuche insertándose entre ellas,
constituyendo este proceso el origen de los fundos actuales, el origen de los conflictos
actuales.
14Cuartel General, Carta al Ministro de Guerra, 29 de Abril de 1868, Angol, Memorias Ministerio de Guerra, a fojas 578 y ss.,
Archivo Nacional
13
Detalle Sector Comunidad Coñomil Epuleo, en Plano de Colonización de Bologna, 1916
Es en este momento histórico -una vez ocupado militarmente el territorio mapuche- en el que
las familias de Collico -como de todas las familias mapuche que habitan el cordón de
Quechereguas, entre ellas también de la comunidad de Temucuicui- pierden los dominios
antiguos, los que son adjudicados a familias colonas por el estado chileno. Al respecto, el
Lonko de la comunidad de Coñomil Epuleo, don Carlos Coñomil, expone de memoria el
conocimiento que recibió de su padre, los antiguos deslindes:
Mi padre, Segundo Coñomil, murió de 105 años, me conversaba mucho del plano antiguo y me indicaba
dónde le correspondía. Teníamos 1.700 hectáreas y nos entregaron en 1884 sólo 700 hectáreas (en el
Título de Merced). Mi padre mostraba los deslindes como eran: el sur con el estero Butaco, llegamos a un
puente que se llama Pozón, de ahí río Huequén por el norte, colindamos arriba con Cañuta Calvuqueo
hacia la cordillera, y para el otro lado con Ignacio Queipul, Temucuicui.
Yo escuché de los antiguos que esas tierras que faltan la tomó Baier, y puso un estacón grande ahí,
un roble, que ahora último cayó, ese fue el primero que hubo para acá y dentro de eso estaba Coñomil
Epuleo. Un día le prendieron fuego a ese roble, a ese menso roble, se veía de Victoria para allá, un
árbol maravilloso, y se quemó, el fuego bajó y bajó hasta que cayó el palo.
Así, con ese cerro de dolor, no pudimos pasar más allá. Ese roble estaba en Butaco, más allá de
Collico. Ese Alfredo Baier le dijo al cacique Mellado ‘dame 20 metros para acá y yo cierro entero para
allá, alambro todo’, y entonces le dio los 20 metros para acá y ese árbol quedó dentro de los 20 metros
y de ahí salió esa línea que va bajando y bajando para acá hasta llegar al salto de Lircay. Lo que se
tomó se lo tomo para el norte, para Lircay. Ese roble era como un ‘resorte’, ahí estaba el respeto.” 15
14
Finalmente, y que también habla de la importancia de las comunidades mapuche del
sector, tenemos que todos los Títulos de Merced fueron adjudicados en el año 1884, es
decir, los primeros Títulos de Merced entregados por el Estado chileno, lo que habla por sí
solo del interés de constituir y sanear rápidamente la propiedad particular y reducir la
propiedad mapuche. Así, no es casualidad que del total de 2.918 Títulos de Merced
otorgados por la Comisión Radicadora de Indígenas, las comunidades del Cordón de
Quechereguas, es decir, Ancapi Ñancucheo recibiera el Título de Merced N°1, Epuleo
Coñomil (Collico) el TM N°2, Huañaco Millao el TM N°3, Pancho Curamil el TM N°3ª,
Ignacio Queipul (Temucuicui) el TM N°3B y Cañuta Calbuqueo el TM N° 3C.
Plano de Título de Merced N°2, Epuleo Coñomil, de 1884, en Archivo General de Asuntos Indígenas.
A mayor abundamiento, un elemento común a las familias mapuche del sector, y que de
alguna manera avala el que haya sido una reconocida autoridad del área, es que en todos
y cada uno de los Títulos de Merced entregados por la Comisión Radicadora aparece como
testigo el Cacique Epuleo Coñomil.
Esas tierras son históricamente, ancestralmente, de la comunidad Coñomil Epuleo. Por eso los
documentos legales que dice tener Hernán Baier los tiene bajo el amparo de las armas, el amparo del
Estado que en algún momento despojó de sus tierras a los mapuche, por lo tanto es él quien está mal
puesto.
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En cambio el mapuche que reclama su derecho es porque quiere volver a su tierra, trabajar en su tierra,
y es por esa razón que yo estaba en ese momento ahí, es por eso que también he decidido ir a juicio,
con la claridad de no estar en tierra ajena, son las tierras de Coñomil Epuleo.”
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6.- Conclusiones
El presente artículo se basa en el Informe Pericial Histórico Territorial cuya elaboración fue
solicitada por el Lonko de la Comunidad Autónoma de Temucuicui, don Víctor Queipul
Hueiquil, en el contexto de una demanda que fue presentada ante el Juzgado de Garantía
de Collipulli, acusándosele de ingresar sin autorización a un predio particular objeto de
demanda territorial mapuche, acompañado de un conjunto de familias de las comunidades
Epuleo Coñomil (Collico) e Ignacio Queipul y Millanao (Temucuicui), en el mes de
septiembre de 2014, con el objetivo de realizar un trawún (reunión), instancia de la que son
desalojados por carabineros y luego demandados por el particular dueño del predio.
Los mapuche plantean que ingresaron al predio Chamichaco ya que éste corresponde a un
espacio territorial que consideran como ‘propio’, respecto del cual tienen una vinculación
por ser ‘tierra antigua’, del que nunca se enajenaron, que les fue sustraído por un acto
unilateral del Estado chileno en el proceso de colonización, y que forma parte de la memoria
histórica y del mapa mental comunitario, poniendo en contradicción la ‘legalidad’ del título
de dominio con la ‘legitimidad’ de la demanda mapuche.
En la práctica, se enfrentan dos memorias: la Memoria del Estado, la Memoria ‘oficial’, que
ve en los Títulos de Merced la fuente exclusiva de derechos territoriales mapuche, y la
memoria mapuche, la Memoria ‘de la tierra’, que ve en ese acto de dominio un ‘hito’
fundamental, en el proceso de pérdida territorial.
En cuanto al Informe Pericial Histórico Territorial que se elaboró y presentó como pericia en
el juicio, concluimos que cuenta con todos los elementos de validez metodológicos, de
forma y de fondo, y que en términos de contenido quedó comprobado que la pérdida
territorial de la comunidad Epuleo Coñomil se produjo en el proceso de ocupación militar de
la Araucanía (1862-1883), en el proceso de radicación/reducción y entrega del Título de
Merced (1884), y en la adjudicación de parte importante de los espacios territoriales
‘antiguos’ a diversas familias de colonos y particulares, de los cuales desciende Hernán
Baier, todos procesos que corresponden a un acto unilateral del Estado chileno, en el que
no se respetó la posesión y el uso efectivo de las familias mapuche, declarando dichos
espacios baldíos, sobrantes, fiscales y adjudicándolos a particulares y colonos.
Luego, se puso en valor la calidad de autoridad ancestral del Lonko Víctor Queipul Hueiquil,
y el que al participar en los hechos que se le imputan no hacía más que su actuar en el
ejercicio de sus funciones, que la actividad se realizó en un espacio territorial que pertenece
ancestralmente a la comunidad Coñomil Epuleo y que existen antecedentes, suficientes, en
consecuencia, que respaldan la legitimidad de la demanda mapuche.
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En consecuencia, postulamos que el historial de la pérdida del espacio territorial
controvertido para las familias mapuche; la documentación que da cuanta de la ‘forma’ legal
a través de la cual construyó la propiedad agraria particular en el territorio mapuche, en
general, y en el Lof Collico, en particular; la memoria compartida de la ´linea antigua’ y de
la importancia que tiene cada espacio dentro del territorio ancestral, SON elementos
culturales e identitarios mapuche, deben formar parte de la discusión y decisión judicial, en
la medida que éstos forman parte del contexto de la acción controvertida, da la realidad
social y de las prácticas mapuche, “en la medida que las acciones del imputado reflejan
valores, creencias y problemáticas situadas desde lo indígena” (Fernández, 2015).
Postulamos que en los juicios en que se ventilan causas vinculadas a la demanda territorial
mapuche deben considerarse elementos no sólo del tipo penal sino también de contexto,
de identidad y culturales, de los cuales los tribunales de justicia deben hacerse cargo, en la
medida que forman parte fundamental y explican la acción objeto del juicio.
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