Metodologia
Metodologia
Metodologia
INTRODUCCION
Aún recuerdo aquel 31 de diciembre del 2019 a unas horas de recibir el año 2020
mientras estaba pidiendo que sea un buen año para todos. En las primeras dos semanas
empezaba a escuchar sobre un virus extraño en China que afectaba en las vías
respiratorias. No le ponía mucha atención porque creía que era como la influenza, que
pronto se solucionaría y que sería controlado. Conforme pasaban los días, la situación se
marcaba complicada… Europa empezaba a tener este contagio con las mismas
características que sufrían los contagiados en China. Al pasar las semanas, en las
noticias indicaban que había contagios en Estados Unidos. Mientras tanto en nuestro país
los comentarios eran, sobre esta situación y eran las preguntas: ¿llegará a México el
virus? ¿Es muy fuerte? ¿Cambiará el ritmo de nuestra vida?
Para el 11 de marzo del 2020 fue denominada como pandemia (Bedford et al., 2020). En
México comenzaron las actividades de prevención cuando se diagnosticó el primer caso
de COVID-19, el cual se identificó el 27 de febrero del 2020 y el 24 de marzo fue el inicio
de la Fase 2 de contingencia sanitaria, fecha en la que se establecieron medidas más
estrictas de distanciamiento social, confinamiento y restricción laboral.
Por este motivo es que se hace evidente y necesario hacer un balance general de las
causas y las consecuencias que la pandemia de la COVID-19 ha tenido de manera
personal.
La crisis sanitaria originada por un nuevo coronavirus llamado SARS-CoV-2, un virus
fácilmente transmisible entre personas y con aparente alta tasa de letalidad, ha
modificado drásticamente la vida de miles de millones de personas en todo el mundo. Las
implicaciones que la pandemia ha tenido abarcan prácticamente todas las áreas de la vida
humana y van desde la salud pública y la economía, hasta la violencia intrafamiliar y los
flujos migratorios.
Bajo este escenario global, México ha tenido que enfrentar la peor crisis económico-
sanitaria de su historia, con un ilimitado número de carencias en infraestructura,
equipamiento médico además de recurso humano insuficiente, información para la toma
de decisiones, entre muchas más. Nunca antes se habían conjuntado tantos elementos
en donde la salud de todos los mexicanos se viera tan vulnerada y comprometida a la vez,
por una economía mermada, frágil y en picada. El nivel de incertidumbre con la que
millones de mexicanos hemos tenido que tomar decisiones ha sido lamentable. En crisis
como ésta resalta el papel indispensable que debe jugar el Estado. El Estado debe ser el
principal garante de la seguridad de los ciudadanos, de su salud, de su patrimonio y de su
bienestar. Es la institución que debe intervenir con toda su fuerza y con todos sus
instrumentos para enfrentar la pandemia y sus consecuencias económicas y sociales, de
tal forma que pueda asegurar que las condiciones de cada uno de los ciudadanos sean
las mejores posibles en el corto y en el mediano plazo. Su esfera de acción es en todas
las áreas y debe enfrentar la crisis de forma integral, pues las implicaciones de una
pandemia de las características de la COVID-19 son tales que afecta la vida en todas sus
expresiones. El papel del gobierno en turno es, por tanto, fundamental.
Cuando comenzó la pandemia actual, como medida principal para evitar la propagación
del SARS-CoV-2, se optó por el aislamiento de casos, y después se activó el proceso de
cuarentena, confinamiento y distanciamiento social. Dichas acciones son consideradas
como parte de las medidas preventivas en la salud pública.
Los tres pilares de la salud sostenible son la dieta, el ejercicio y el sueño saludable. Este
último se define como un sueño de duración, calidad y tiempo adecuado. En este sentido,
es de suma importancia prestar atención a las alteraciones que han surgido durante la
actual pandemia. Bajo estas circunstancias, se han hecho presentes situaciones
estresantes en la vida como cambios en un nivel personal y amenazas al bienestar
psicológico o físico que pueden desencadenar alteraciones del sueño. Dichos cambios
han sido causados por las medidas preventivas para evitar la propagación del SARS-CoV-
2, que resultaron en aumento de estrés. Como consecuencia de que las personas se
acuestan más tarde de lo acostumbrado, y pasan a la vez más tiempo sin dormir, se
descuidó la higiene del sueño. Al respecto, se ha demostrado que existe un aumento en
las alteraciones de la calidad del sueño. Aproximadamente, una tercera parte de la
población en confinamiento ha presentado cambios en el ciclo del sueño, lo cual ha
impactado de manera significativa en la presencia y mantenimiento de trastornos
mentales como ansiedad, depresión y trastorno por estrés postraumático. El trastorno
más frecuente es el insomnio, el cual se define como la imposibilidad de dormir, mantener
el sueño o su combinación, aunado a la sensación de un sueño no reparador. Este
trastorno es mayor en las mujeres y en adultos mayores; sin embargo, también puede
presentarse en la infancia.
Cabe mencionar los siguientes impactos que ha tenido la pandemia de maneral general
en la sociedad, pero que afecta de manera importante en la vida diaria de las personas:
El confinamiento por COVID-19 ha provocado cambios severos en los estilos de vida, los
cuales se manifiestan en una mala alimentación, inactividad física, alteraciones del sueño,
principalmente insomnio y alteraciones mentales como estrés, ansiedad y depresión.
El cambio en los estilos de vida como parte de la rutina pueden alterar la salud física y
mental de los individuos. Por lo anterior, se espera que los resultados presentados
contribuyan a la práctica de estilos de vida saludable en un nivel individual y colectivo.
También se busca que a futuro se fomenten intervenciones locales, estatales y nacionales
para promover su práctica. Además, surgen preguntas como las siguientes:
https://signosvitalesmexico.org.mx/rb/wp-content/uploads/2020/10/Pandemia-en-Me%CC
%81xico-SC-1.pdf
https://cienciaergosum.uaemex.mx/article/view/16875/12730