Vicios de La Voluntad (Articulo 201 Al 218 Del Código Civil)

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 27

ESCUELA DE EDUCACIÓN TÉCNICO

SUPERIOR PNP AREQUIPA

ASIGNATURA : CÓDIGO CIVIL

TEMA : VICIOS DE LA VOLUNTAD (ARTICULO 201


AL 218 DEL CÓDIGO CIVIL)

DOCENTE :

ALUMNO :

SECCIÓN :

2022
DEDICATORIA

El presente trabajo está dedicado a Dios por darme la vida y ser faro guía en mi
vida, a mis padres por la motivación y apoyo constante para mi formación
policial, y a mi docente por compartir sus conocimientos.
CONTENIDO

INTRODUCCION..................................................................................................5

VICIOS DE LA VOLUNTAD (ARTICULO 201 AL 218 DEL CÓDIGO CIVIL)....6

MARCO TEÓRICO...............................................................................................6

1. Voluntad jurídica.......................................................................................6

2. Manifestación de la voluntad..................................................................6

2.1. Manifestación de la voluntad expresa.............................................7

2.2. Manifestación de la voluntad tacita.................................................7

3. Vicios de la voluntad................................................................................7

3.1. Tipos de vicios regulados en el Código Civil.................................8

3.1.1. Vicios por error............................................................................8

3.1.1.1. Requisitos de error.................................................................9

3.1.1.2. Error esencial........................................................................10

3.1.1.3. Error conocible.....................................................................11

3.1.1.4. Rectificación del acto jurídico por error de cálculo..........11

3.1.1.5. Anulabilidad del acto jurídico por error en el motivo.......12

3.1.1.6. Improcedencia de la anulabilidad por error rectificado. . .12

3.1.1.7. Improcedencia de indemnización por error.......................13

3.1.1.8. Casos en que el error en la declaración vicia el acto


jurídico 13

3.1.1.9. Casos en que el error en la declaración no vicia el acto


jurídico 14

3.1.2. Vicio por dolo.............................................................................14

3.1.2.1. Anulabilidad por dolo...........................................................15

3.1.2.2. Dolo incidental......................................................................16

3.1.2.3. Omisión dolosa.....................................................................16

3.1.2.4. Dolo recíproco.......................................................................17


3.1.3. Vicios por violencia e intimidación.........................................17

3.1.3.1. La intimidación......................................................................17

3.1.3.2. La violencia............................................................................18

3.1.3.3. Anulabilidad por violencia o intimidación.........................18

3.1.3.4. Intimidación...........................................................................19

3.1.3.5. Criterios para calificar la violencia o intimidación............19

3.1.3.6. Supuestos de no intimidación.............................................20

3.1.3.7. Nulidad de la renuncia de la acción por vicios de la


voluntad................................................................................................21

ANALISIS...........................................................................................................23

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES.....................................................26

ANEXOS.............................................................................................................27
INTRODUCCION

Los actos jurídicos son hechos jurídicos voluntarios, pero en donde no prima la
autonomía privada y esa es la diferencia con el negocio jurídico. Debemos
aclarar que el acto jurídico se encuentra regulado en la ley, por lo cual el
agente tiene que cumplir con los requisitos establecidos en ella, mas no podrá
realizar ningún aporte, ya que la manifestación de voluntad solo se presentará
al aceptar los lineamientos establecidos en la ley.

En cuanto al acto jurídico, para que este se dé la voluntad tiene que


exteriorizarse, y esta manera tenga repercusiones jurídicas.

La fase interna es la fase volitiva preaccional, es decir, aquella en que reside la


voluntad del sujeto de querer realizar un determinado acto, pero que
permanece oculta en su fuero interior al no haber sido aún manifestada.
Mientras que, la fase externa es aquella donde se exterioriza ese querer
interno.

La voluntad que impulsa a un sujeto a celebrar cierto negocio (en determinadas


condiciones) debe formarse, en principio, de modo libre y consciente. El error,
el dolo y la violencia constituyen tres supuestos en los cuales la voluntad
negocial se forma de una manera anómala

Los vicios son patologías de la voluntad, situaciones en las que la voluntad se


ve alterada o afectada. Generan efectos anómalos en el acto en cuanto a su
validez. Hacen que el acto no llegue a configurarse como tal en toda su
plenitud, y es que lo psíquico debe desembocar en lo jurídico, lo deseable en
realizable jurídicamente, pero no sucede así.

La característica común a los vicios de la voluntad mencionados radica en que


al momento de producirse cada uno de estos supuestos, la voluntad del sujeto
que fue correctamente declarada ha sido sin embargo afectada en su proceso
de formación por una especial situación que ha determinado al sujeto a
manifestar su voluntad, de forma tal que de no haber sido por dicha especial
circunstancia, la voluntad no hubiera sido declarada y, por ende, no se hubiera
celebrado el negocio jurídico. 

VICIOS DE LA VOLUNTAD (ARTICULO 201 AL 218 DEL CÓDIGO CIVIL)

MARCO TEÓRICO

1. Voluntad jurídica

En el ámbito del Derecho privado, la voluntad de los sujetos de derecho


actúa frecuentemente como causa eficiente de efectos jurídicos, unas veces
generando las consecuencias ya previstas por el Derecho objetivo para el
acto de que se trate, y otras muchas, logrando la producción de los efectos
que la voluntad del sujeto o sujetos que lo celebraron establecieron para él.

Pero, como resulta lógico, esa voluntad de los sujetos de derecho solo
adquiere relevancia jurídica cuando es exteriorizada o manifestada de algún
modo, o para ser más exactos, mediante cualquier medio legalmente
admitido.

De ahí que se pueda llamar declaración de voluntad al acto de


exteriorización de la misma: el acto destinado a manifestar o dar a conocer
a otros sujetos la voluntad del sujeto de derecho que la emite.

2. Manifestación de la voluntad

La manifestación de la voluntad permite a cualquier hecho tener relevancia


en el derecho, debido a que pasa de un plano interno (pensamiento) a un
plano externo con la manifestación, la cual va a permitir el desarrollo de las
relaciones jurídicas. Es más, la declaración debe tener la intención de
producir efecto jurídico, por eso no se puede tomar una exteriorización
realizada en broma como manifestación de voluntad.

La voluntad del agente es la base del acto jurídico, pues cuando el sujeto
manifiesta su voluntad, es decir, la exterioriza, lo que sucede es que pasa
del ámbito interno personal al ámbito social o de conocimiento público.
Mientras las intenciones, sentimientos internos solo le interesan a la
psicología, porque se encuentran en el plano subjetivo, a nuestro
ordenamiento lo que le interesa es la exteriorización, pues aquí la voluntad
pasa de un ámbito subjetivo al objetivo. Nuestro ordenamiento jurídico
recoge dos formas de manifestación, las cuales podemos apreciar en el
artículo 141 del Código Civil:

Artículo141.-Manifestación de voluntad

La manifestación de voluntad puede ser expresa o tácita. Es expresa


cuando se realiza en forma oral o escrita, a través de cualquier
medio directo, manual, mecánico, electrónico u otro análogo. Es
tácita cuando la voluntad se infiere indubitablemente de una actitud o
de circunstancias de comportamiento que revelan su existencia. No
puede considerarse que existe manifestación tácita cuando la ley
exige declaración expresa o cuando el agente formula reserva o
declaración en contrario.

2.1. Manifestación de la voluntad expresa

Es aquella declaración que, de forma oral o escrita, o por cualquier


medio electrónico, exterioriza la decisión.

2.2. Manifestación de la voluntad tacita

La manifestación se realiza mediante gestos o comportamientos que


van a dar a entender la voluntad interna del sujeto. Para que sea
considerada voluntad tácita se tiene que cumplir con tres requisitos, los
cuales mencionamos a continuación: que del comportamiento del sujeto
se pueda deducir su intención o voluntad, que la ley no exija una
declaración expresa, que no exista una reserva o declaración en
contraria a ley

3. Vicios de la voluntad

Al ser el negocio jurídico una manifestación de voluntad de lo realmente


deseado, ésta debe ser sanamente formada, sin embargo, suelen
presentarse vicios que van a afectar su validez, como son el error, el dolo,
la violencia y la intimidación, siendo sobre el primero de ellos sobre el que
nos hemos ocupado, en ese sentido, el error es la ausencia de
conocimiento o conocimiento equivocado de la realidad, que genera la
formación de una voluntad cuyos efectos no son queridos y que el individuo
no la hubiese declarado de haber advertido que está en error. Los vicios
afectan la manifestación de voluntad del sujeto, alteran su real deseo.

La teoría del acto jurídico, nace como desarrollo o efecto del dogma de la
autonomía de la voluntad o autonomía privada, en virtud de la cual se le
reconoce al sujeto el poder para obligarse en las cuestiones que él
voluntariamente desee, respetando la ley, el orden público y la moral, de
modo que, cumpliéndose estos requisitos, el acto jurídico celebrado por el
sujeto de derecho, surtirá plenos efectos en el mundo jurídico y recibirá la
tutela del ordenamiento para lograr su cumplimiento y eficacia

Este reconocimiento que realiza el ordenamiento jurídico al acto jurídico


celebrado por el particular implica por otro lado, que le entrega una serie de
herramientas para que dicho acto se cumpla o, en su defecto, se proceda a
seguir las acciones legales pertinentes de ser el caso.

Cuando decimos del sujeto nos referimos a cualquier sujeto, la teoría de los
vicios de la voluntad debe ser repensada, teniendo en cuenta que, si bien
es la propia persona con discapacidad la que expresa su voluntad, el apoyo
que recibe bien podría haber interferido haciendo que su manifestación se
vea alterada, no siendo la deseada. Por ello, el nuevo paradigma de la
capacidad exige un estudio profundo de estos nuevos vicios y un replanteo
de lo que clásicamente hemos conocido como vicios de la voluntad.

3.1. Tipos de vicios regulados en el Código Civil

3.1.1. Vicios por error

Un vicio del consentimiento existe siempre que la voluntad


negocial se ha formado defectuosamente. La voluntad jurídica
presupone un conocimiento suficiente del alcance o extensión del
negocio, de su objeto, de sus circunstancias y, por otro lado,
también presupone libertad por parte del sujeto que emite dicha
declaración de querer sus consecuencias

La falsa representación de la realidad determinada por la


ignorancia, es decir, por no haber tenido la parte conocimiento de
todas las circunstancias que influyen en el acto concertado, o por
equivocación, es decir, por no haber valorado exactamente la
influencia de dichas circunstancias.

El error en suma es la ausencia total de voluntad (o voluntad del


acto), de divergencia entre voluntad y declaración (o falta de
voluntad del contenido) con arreglo a un criterio lógico-simétrico
se contraponen los eventos en que la voluntad está ausente
(nulidad absoluta) a aquellos en que la voluntad apenas se
encuentra viciada (anulabilidad); en tanto que con menguada
coherencia se aceptan y justifican las soluciones que caso por
caso estatuye la ley o impone el sentido jurídico en contraste con
las ofrecidas por el criterio voluntarista, acudiendo a los mentados
principios de la autorresponsabilidad y de la confianza.

3.1.1.1. Requisitos de error

Artículo 201.- Requisitos de error

El error es causa de anulación del acto jurídico cuando sea


esencial y conocible por la otra parte.

El error es un problema psicológico de conocimiento defectuoso,


por insuficiencia de información o porque el sujeto no razonó
adecuadamente la información que contaba. A la postre, estamos
ante situaciones de ignorancia o de equivocación.

A fin de poder consolidar la presente investigación, es necesaria


la visión desde el aspecto sociocultural para poder arribar a un
análisis certero del error como institución jurídica. Todo error
constituye una negación de lo que es, o afirmación de lo que no
es obedeciendo a una falta una adecuación perfecta y completa
entre la interpretación del sujeto agente y la realidad.

3.1.1.2. Error esencial

Artículo 202.- Error esencial

El error es esencial:

1. Cuando recae sobre la propia esencia o una cualidad del


objeto del acto que, de acuerdo con la apreciación general
o en relación a las circunstancias, debe considerarse
determinante de la voluntad.

2. Cuando recae sobre las cualidades personales de la otra


parte, siempre que aquéllas hayan sido determinantes de la
voluntad.

3. Cuando el error de derecho haya sido la razón única o


determinante del acto.

Sobre el primer inciso, el objeto se refiere a aquel punto de


conocimiento sobre el que se afinca una relación jurídica, por lo
tanto, comprende el asunto, tema o materia a que el acto jurídico
se refiere, o la cosa que es materia de la prestación.

El razonamiento sobre el concepto de cualidades es


perfectamente equiparable para este inciso, empero la única
distinción es que el criterio aquí obedece a las cualidades
inherentes del sujeto agente.

Sobre el segundo inciso, el deber de cuidado para no incurrir en


error bajo este inciso obedece a una distorsión de las cualidades
de la otra parte, no debiéndose confundir estas con el posible
ocultamiento de cualidades personales o distorsión o exageración
de cualidades personales, en todo caso de presentarse estos
supuestos, no se presentaría error sino por el contrario existiría
dolo por el sujeto agente, en todo caso para mayor comprensión
de esta figura se recomienda leer las líneas desarrolladas
anteriormente que desarrollan el dolo como vicio de la voluntad en
el acto jurídico.

Finalmente, sobre en el tercer inciso, se aprecia que el legislador


peruano ha adoptado el concepto genérico de error de derecho
como error esencial, lo cual el investigador considera acertado
desde el punto de vista doctrinario.

3.1.1.3. Error conocible

Artículo 203.- Error conocible

El error se considera conocible cuando, en relación al


contenido, a las circunstancias del acto o a la calidad de las
partes, una persona de normal diligencia hubiese podido
advertirlo.

Se debe precisar que la norma legal solo requiere que el error sea
conocible mas no conocido, porque como ya se ha mencionado
anteriormente el hecho de que por su naturaleza se haya
conocido del vicio y este a su vez no haya sido advertido por las
partes, se involucraría con la institución jurídica del dolo como
vicio de la voluntad y no con el error propiamente dicho.

3.1.1.4. Rectificación del acto jurídico por error de cálculo

Artículo 204.- Rectificación del acto jurídico por error


de cálculo

El error de cálculo no da lugar a la anulación del acto sino


solamente a rectificación, salvo que consistiendo en un
error sobre la cantidad haya sido determinante de la
voluntad.
El error de cálculo es aquel que recae sobre números, entidades
abstractas a partir de la unidad; el cálculo es el conjunto de
operaciones aritmética abstractas. La cantidad, en cambio, es
cosa bien distinta. Porque la cantidad a que el artículo alude es el
conjunto de ciertas partes, independientes y más o menos
homogéneas. Mientras que el cálculo es un procedimiento, la
cantidad es una suma de ciertas unidades, o sea, la cuantía que
resulta.

3.1.1.5. Anulabilidad del acto jurídico por error en el motivo

Artículo 205.- Anulabilidad del acto jurídico por error en


el motivo

El error en el motivo sólo vicia el acto cuando


expresamente se manifiesta como su razón determinante y
es aceptado por la otra parte.

Puntualiza que no cualquier móvil tiene trascendencia a los


efectos del error, pues impone tres requisitos que han de concurrir
de consuno: que se haya manifestado como razón determinante;
que así se haya hecho constar expresamente; y que sea aceptado
por el destinatario de la declaración con este carácter de motivo
determinante, o sea, esencial para celebrar el negocio.

3.1.1.6. Improcedencia de la anulabilidad por error rectificado

Artículo 206.- Improcedencia de la anulabilidad por


error rectificado

La parte que incurre en error no puede pedir la anulación


del acto si, antes de haber sufrido un perjuicio, la otra
ofreciere cumplir conforme al contenido y a las
modalidades del acto que aquélla quiso concluir.
Aunque el error sea esencial y conocible, quien erró no podrá
solicitar la anulación si la otra parte ofrece introducir las
modificaciones necesarias, es decir, cumplirlo de modo
satisfactorio para el errante.

Se deben observar dos situaciones al respecto, la primera de


índole transversal, es decir si el error no fue advertido por la otra
parte no requeriría de su anulación propiamente y el segundo
aspecto a evaluar es que si parte errada considera que la
contraparte suplió las expectativas reales para los cuales se
suscribió el acto jurídico, es decir se superaron las vallas del error,
no existiría perjuicio alguno y por tanto no cabría razón para la
anulación del acto jurídico.

3.1.1.7. Improcedencia de indemnización por error

Artículo 207.- Improcedencia de indemnización por


error

La anulación del acto por error no da lugar a indemnización


entre las partes.

Lo que el legislador privilegia es el nivel en el que se manejan la


interacción de las tratativas contractuales, lo cual computa a que
era conocible el error y por tanto no debería generar daños y
perjuicios.

3.1.1.8. Casos en que el error en la declaración vicia el acto


jurídico

Artículo 208.- Casos en que el error en la declaración


vicia el acto jurídico

Las disposiciones de los artículos 201 a 207 también se


aplican, en cuanto sean pertinentes, al caso en que el error
en la declaración se refiera a la naturaleza del acto, al
objeto principal de la declaración o a la identidad de la
persona cuando la consideración a ella hubiese sido el
motivo determinante de la voluntad, así como al caso en
que la declaración hubiese sido trasmitida inexactamente
por quien estuviere encargado de hacerlo.

Es necesario distinguir el error vicio, que es aquel que incide por


ignorancia o equivocación en formación de la voluntad, del otro
error llamado obstativo u obstáculo, impediente o impropio que
incide en la declaración de la voluntad. Constituye un error en la
declaración o en la transmisión.

Se debe tener en consideración que el error se genera a partir de


la manifestación no a partir de un razonamiento distorsionado
como lo es en el caso del error esencial y conocible.

3.1.1.9. Casos en que el error en la declaración no vicia el acto


jurídico

Artículo 209.- Casos en que el error en la declaración


no vicia el acto jurídico

El error en la declaración sobre la identidad o la


denominación de la persona, del objeto o de la naturaleza
del acto, no vicia el acto jurídico, cuando por su texto o las
circunstancias se puede identificar a la persona, al objeto o
al acto designado.

El legislador peruano ha regulado el error en el acto jurídico, el


investigador propone el siguiente cuadro a efectos de
proporcionar una visión integral del desarrollo normativo que ha
tenido la institución jurídica del error en la ley peruana.
3.1.2. Vicio por dolo

El dolo realizado por una de las partes únicamente requiere ser


determinante para dar lugar a la anulación del negocio. Se
entiende que el dolo es determinante (de la voluntad) cuando, de
acuerdo con la apreciación general y en función de las
circunstancias del caso, resulta verosímil que sin el engaño la
parte afectada por el mismo no habría concluido el negocio.

Cuando el dolo no altera la voluntad de una de las partes al


extremo de determinar que la misma concluya un negocio no
querido, se dice que dicho dolo es incidental. El dolo incidental no
legitima a quien lo sufre a solicitar la anulación del negocio sino
únicamente a exigir el pago de una indemnización.

3.1.2.1. Anulabilidad por dolo

Artículo 210.- Anulabilidad por dolo

El dolo es causa de anulación del acto jurídico cuando el


engaño usado por una de las partes haya sido tal que sin él
la otra parte no hubiera celebrado el acto.

Cuando el engaño sea empleado por un tercero, el acto es


anulable si fue conocido por la parte que obtuvo beneficio
de él.

El dolo, entendido como vicio de la voluntad causante de la


anulabilidad del acto jurídico, consiste en cualquier artificio,
engaño, astucia o maquinación usado por un sujeto con el fin de
inducir a otro a celebrar un acto jurídico, que de otro modo no lo
habría concluido o lo habría realizado de manera diversa.

El sujeto del dolo causante, puede ser una de las partes del acto
jurídico o un tercero.
Por el dolo una parte procura hacer caer en error a la otra parte o
sabiendo que esta se encuentra en error lo deja que permanezca
en él, todo con el fin determinarlo a celebrar el acto jurídico, que
de otro modo no lo hubiera realizado. A diferencia del error, el
dolo se caracteriza por el engaño producido por una de las partes
o un tercero, o por ambos, sobre la otra parte. El dolo, a diferencia
del error, no requiere ser conocible para producir la anulación del
acto.

3.1.2.2. Dolo incidental

Artículo 211.- Dolo incidental

Si el engaño no es de tal naturaleza que haya determinado


la voluntad, el acto será válido, aunque sin él se hubiese
concluido en condiciones distintas; pero la parte que actuó
de mala fe responderá de la indemnización de daños y
perjuicios.

El dolo es incidental cuando las maniobras, artificios o engaños


usados por una de las partes o por un tercero no han determinado
a la otra parte a celebrar el acto jurídico, pero han logrado que la
víctima preste su asentimiento en condiciones que le son más
gravosas o perjudiciales, o sea la parte afectada de todas
maneras habría celebrado el acto, aunque en condiciones
diferentes, menos gravosas. El dolo en este caso no es causal de
anulabilidad, pero si conlleva la obligación de la parte que actuó
de mala fe de resarcir los daños causados.

El dolo incidente consiste en los artificios, maniobras, etc., que sin


llegar a determinar la realización del acto induce a la víctima a
realizarlo en condiciones más onerosas; sin el dolo incidental el
acto hubiese sido igualmente concluido, pero en otras
condiciones.
3.1.2.3. Omisión dolosa

Artículo 212.- Omisión dolosa

La omisión dolosa produce los mismos efectos que la


acción dolosa.

Consiste en acciones del autor del engaño, se comprende en ellas


a la mentira cuando es utilizada para esconder o negar la
existencia de elementos decisivos a los fines de la negociación.

Las omisiones dolosas sobre circunstancias esenciales tales que


la víctima no habría celebrado el acto o no lo habría celebrado en
las mismas condiciones si hubiese conocido la verdad sobre la
realidad, se asimilan en sus efectos a las acciones dolosas. 

3.1.2.4. Dolo recíproco

Artículo 213.- Dolo recíproco

Para que el dolo sea causa de anulación del acto, no debe


haber sido empleado por las dos partes.

Si el acto jurídico es bilateral y el dolo ha sido empleado por


ambas partes, el dolo de una parte se compensa con el de la otra,
de lo que sigue como consecuencia que el dolo recíproco no es
causal de anulabilidad del acto jurídico.

Al dolo reciproco se denomina también bilateral; el acto jurídico es


válido porque las causas de anulación se neutralizan
recíprocamente; existe una suerte de compensación entre las dos
conductas fraudulentas.

Se refiere a la reticencia del autor del engaño determinante de la


voluntad de la otra parte; la reticencia consiste en callar
voluntariamente aspectos del acto jurídico que habrían conducido
a la otra parte a no celebrarlo.
3.1.3. Vicios por violencia e intimidación

3.1.3.1. La intimidación

La intimidación como vicio de voluntad requiere la existencia de


un fundado temor, esto implica que no basta un simple temor sino
un temor razonable, que es consecuencia de sufrir un mal grave e
inminente, sin embargo, lo primero a advertir es que tratándose de
intimidación, lo que importa es que el mal con que se amenaza
produzca impresión decisiva en el sujeto, llevándolo a hacer la
declaración.

3.1.3.2. La violencia

La reticencia es aquel ocultamiento, de mala fe, de información


esencial que luego de celebrado el contrato origina una pérdida o
menor provecho económico en cabeza de la parte que, ignorando
tal información, celebró el contrato.

La violencia es aquella fuerza irresistible que elimina la voluntad


del sujeto derecho obligándolo a celebrar un negocio jurídico. La
fuerza irresistible puede provenir de una de las partes del negocio
o un tercero. Asimismo, para algunos doctrinarios al eliminarse la
voluntad de uno de los particulares de la operación, ya no se
estaría en presencia de un vicio sino de un acto nulo.

3.1.3.3. Anulabilidad por violencia o intimidación

Artículo 214.- Anulabilidad por violencia o intimidación

La violencia o la intimidación son causas de anulación del


acto jurídico, aunque hayan sido empleadas por un tercero
que no intervenga en él.

La violencia ataca la libre determinación de una persona y


consiste en la coacción física o moral que ejerce una persona
sobre la otra con la finalidad de obligarla a ejecutar un acto
jurídico que no quiere o no desea hacerlo.

La violencia es un vicio del acto porque afecta directamente a la


libertad de la voluntad.

Por vicio resultante de intimidación, la intimidación es un vicio


consistente en la alteración del normal proceso formativo de la
voluntad, pues aparece un motivo determinante totalmente insólito
y, aunque el sujeto realmente quiere lo0 que hace, no lo quiere,
sin embargo, con absoluta libertad.

3.1.3.4. Intimidación

Artículo 215.- Intimidación

Hay intimidación cuando se inspira al agente el fundado


temor de sufrir un mal inminente y grave en su persona, su
cónyuge, o sus parientes dentro del cuarto grado de
consanguinidad o segundo de afinidad o en los bienes de
unos u otros.

Tratándose de otras personas o bienes, corresponderá al


juez decidir sobre la anulación, según las circunstancias.

Consiste en infundir temor en un sujeto para obtener por ese


medio una manifestación de voluntad forzada, en cuanto es
consecuencia de haber cedido ante la amenaza que le infunde el
temor y, por eso, constituye un genuino vicio de la voluntad.

Al contrario de lo que ocurre con la violencia física, que desplaza


la voluntad por lo que el acto no es del sujeto, la violencia moral o
intimidación infunde un temor sobre el sujeto quien, cediendo a
ese temor, se aviene declarar una voluntad que no responde a
una decisión libre y espontánea. 
3.1.3.5. Criterios para calificar la violencia o intimidación

Artículo 216.- Criterios para calificar la violencia o


intimidación

Para calificar la violencia o la intimidación debe atenderse a


la edad, al sexo, a la condición de la persona y a las demás
circunstancias que puedan influir sobre su gravedad.

La amenaza es el anuncio de un futuro perjuicio para una de las


partes del contrato, que influye en la prestación de su
consentimiento; sin embargo, no cualquier amenaza califica como
motivo para invalidar el consentimiento, sino que tiene requisitos. 

En primer lugar, la amenaza tiene que ser tener carácter ilícito,


antijurídico o ilegitimo, acorde a ello, debe consistir en algún tipo
de conducta socialmente inaceptable o el uso de la amenaza
como medio para influir en el consentimiento, aunque la conducta
en sí misma no sea antijurídica. Ocurre este tipo de amenaza con
el anuncio de un mal que se dirige a causar daño en la integridad
física, de la vida o el patrimonio de la persona amenazada.

En segundo lugar, la amenaza versa sobre un mal inminente y


grave, esto tiene relación con que el mal con el que se amenaza
debe ser actual y real, no futuro ni imaginario ni incierto, y debe
ser grave en la medida en que el amenazado prefiera dar su
consentimiento porque la represalia le afectaría más que el
perjuicio de dar su consentimiento en un acto jurídico no deseado.

Finalmente, la relación de causalidad entre la amenaza y el


consentimiento contractual. Este presupuesto condiciona la
trascendencia de la amenaza como causa determinante del
consentimiento, es decir, si la amenaza no hubiese existido, el
amenazado no habría prestado su consentimiento.
3.1.3.6. Supuestos de no intimidación

Artículo 217.- Supuestos de no intimidación

La amenaza del ejercicio regular de un derecho y el simple


temor reverencial no anulan el acto.

De acuerdo con lo previsto en el Código Civil, es preciso indicar


que la intimidación ha sido definida como una conducta
antijurídica que consiste en influir sobre el fuero interno del agente
causándole miedo o temor, amenazándolo con un mal futuro que
deber ser inminente y grave. De esta manera, presionando la
voluntad o el ánimo del agente, se logra que declare algo de una
manera distinta de la querida, o al declarar que quiere, cuando
nunca ha querido así ni de otra manera. A partir de ello, es
preciso indicar que una conducta será antijurídica cuando sea
contrario a las normas del Derecho y que no se encuentre
protegida por alguna causa de justificación, la que debe ser
acreditada al interior del proceso.

Así pues, el artículo 217º del Código Civil importa que se incurre
en tal abuso, cuando en el ejercicio de su derecho, el titular se
excede manifiestamente de los límites de la buena fe, de modo
que dicho ejercicio no se compatibiliza con la finalidad institucional
y la función social debido a las cuales se ha reconocido el
respectivo derecho, por ello, debe considerarse que el ejercicio de
un derecho deviene en regular o normal, cuando no se abuse de
él en los términos indicados.

Asimismo, no basta considerar el abuso, sino también la forma de


proceder y el beneficio o ventaja que obtiene quien invoca el
derecho, esto significa que la amenaza de hacer valer un derecho
es causa de anulación cuando se enfoque a conseguir un
provecho o ventaja injusta; sin embargo, el temor reverencial no
será causa de anulación, razón por la que las diferencias con la
intimidación, en los casos concretos, pueda devenir en difícil,
quedará supeditado a la apreciación judicial.

3.1.3.7. Nulidad de la renuncia de la acción por vicios de la


voluntad

Artículo 218.- Nulidad de la renuncia de la acción por


vicios de la voluntad

Es nula la renuncia anticipada a la acción que se funde en


error, dolo, violencia o intimidación.

La confirmación consiste en la declaración de querer la validez


definitiva del negocio anulable, a fin de que el negocio siga con
vida, haciendo desaparecer el vicio o vicios subsanables de que
adolece el negocio279; es decir, la confirmación solo actúa y se
puede utilizar cuando el acto jurídico es anulable, no funciona y no
se ha creado ésta, para los actos jurídicos que son nulos. Con la
confirmación la parte declara mantener el negocio (positivo) y
renuncia a la acción de impugnación,

La renuncia a la acción por lesión está pensada, por quienes


insertan dicha estipulación contractual, como el cierre de
posibilidades para que el contrato pueda ser rescindido por existir
una des equivalencia entre las prestaciones recíprocas que
forman parte del contrato. Este pensamiento es propio también de
quienes utilizan la fórmula general de renunciar a toda acción que
busque invalidar los efectos del contrato.

Esta precisión tiene como fundamento la ineficacia de la


declaración de voluntad emitida por el trabajador y, cuando se da
esa situación, la conclusión lógica y legal es considerar que el
contrato de trabajo debe ser restituido al mismo estado en que se
hallaría de no haber existido el acto viciado de nulidad.
ANALISIS

Esta voluntad que constituye el elemento medular de los actos jurídicos, en


tanto parte de un proceso humano, se presenta en dos fases o momentos.
Tanto la voluntad externa y la interna tienen correlación, pues la voluntad parte
de forma interna para lo cual el sujeto debe tener discernimiento; es decir, ser
un sujeto capaz (gozar de capacidad jurídica).

El pilar sobre el que se erige el acto jurídico es la voluntad. El Código Civil


Peruano pretende que esta voluntad se desarrolle y proyecte en forma
adecuada, impidiendo que la misma esté viciada por elementos internos o
externos al declarante. No obstante, esta pretensión, son diversas las
circunstancias que pueden afectar a dicha voluntad, disminuyéndola o
simplemente anulándola.

Esto no solo quiere decir que el sujeto debe ser consciente de los efectos que
acarreará su manifestación externa de voluntad, sino también que desea
lograrlos porque esa es su intención, para lo cual deberá estar convencido de
querer exteriorizar su deseo libre y sin presiones. Asimismo, la voluntad del
sujeto debe formarse en su interior sin ningún vicio que pueda luego invalidar
dicho deseo o intención. A estos elementos que pueden distorsionar la voluntad
se les conoce como error, dolo y violencia o intimidación.

Cuando nos referimos a los vicios de la voluntad, ha existido una declaración o


sea ha habido una manifestación de voluntad emitida por uno de los agentes
del negocio jurídico o contrato y bajo este supuesto el negocio, en principio, no
podría ser atacado de nulidad.

Sin embargo, si en el proceso formativo de esa voluntad se ha declarado algo o


que bien no se quería por haber sido determinada la voluntad por una fuerza
irresistible o la amenaza de padecer un mal (violencia o intimidación), o
inducida maliciosamente por un tercero (dolo) o debido a una creencia
equivocada; o inclusive en aquellas casos en los que habiendo una voluntad
interna correctamente formada se declaró mal (error), el derecho ofrece el
remedio para atacar esos actos mediante la anulabilidad de los mismos.
 Anulabilidad por Error

El error es un vicio de la voluntad, el cual nace de la distorsión mental de


la realidad cometida por el acto, la misma que obedece a una ignorancia
o ausencia de conocimiento y reserva mental del agente; el mismo que
debe ser esencial y cognoscible de acuerdo con las circunstancias del
acto bajo las diligencias de una persona razonable para poder
determinar la anulación del acto jurídico.

El error se configura a partir de la divergencia mental del sujeto, la cual


es provocada por la ignorancia sobre una situación jurídica la cual
conlleva a la consecución de efectos no deseados por el sujeto que
manifiesta su voluntad.

 Anulabilidad por Dolo

El dolo consiste en el engaño que, realizado por una de las partes o


inclusive por un tercero, induce a la otra en error sobre la naturaleza del
negocio, sobre el objeto del mismo, sobre la identidad o cualidad de la
otra parte o, en general, sobre cualquier aspecto negocial, determinando
que la voluntad de esta última se forme de manera anómala.

La omisión dolosa causa los mismos efectos que la acción dolosa,


cuando el acto no se habría celebrado si la omisión u ocultación.

 Anulabilidad por Intimidación

La intimidación como conducta antijurídica influye sobre el agente


causándole miedo o temor, con la amenaza de un mal futuro inminente o
grave, presionando su voluntad o ánimo para declarar algo que no
quiere.

Es necesario señalar, además que la intimidación puede también ser


hecha por un tercero, con conocimiento del eventual beneficiario del acto
celebrado con este vicio pues de lo contrario, el acto no sería anulable.
 Anulabilidad por Violencia

La violencia consiste en la amenaza de un mal grave, inminente e injusto


que coacciona la libertad negocial de una de las partes, en tanto que
ésta celebra un negocio que en realidad no hubiera concluido de no
estar presionada por el comportamiento intimidatorio de la otra o de un
tercero.

La violencia es el grado más alto de vicio de la voluntad por tanto


acarrea la anulabilidad del contrato aun cuando la misma provenga de
un tercero, sin que sea necesario que la contraparte haya tomado
conocimiento de ella. La violencia es la amenaza que constriñe a un
sujeto a celebrar un contrato no querido, o aceptar un contenido
determinado.

La violencia física destruye la voluntad del contratante y por tanto hace


nulo el contrato. Por el contrario, la violencia moral afecta la voluntad,
mas no la destruye, por tanto, hace el contrato anulable. En el presente
trabajo abordaremos la violencia moral o intimidación.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

 Cuando nos referimos a la voluntad en un sentido amplio, lo que


queremos indicar es la facultad que posee todo sujeto para decidir con
libertad y optar por alguna conducta, sin intervención o presión de un
tercero.

 Para que haya voluntad jurídica se tiene que cumplir con algunos
requisitos (elementos), los cuales son los siguientes: la capacidad del
sujeto, la intención y la libertad (internos) y, por otro lado, la
manifestación en sí (que es la exteriorización).

 El error es una falsa representación de la realidad que induce al


declarante a la formación de una voluntad que no hubiere tenido caso de
no existir tal falsa representación.

 El dolo consiste en la actuación malintencionada de una de las partes


para inducir a error a la otra parte al declarar su voluntad.

 La violencia es el ejercicio ilegítimo de la fuerza o de la intimidación


sobre alguien para obligarlo a hacer una declaración de voluntad que no
desea hacer o, cuando menos, no desea hacer en ese sentido.

 La intimidación es el temor racional, infundido a una persona sensata,


por el peligro de un mal grave (personal o patrimonial) con que le
amenaza otra persona cualquiera, aunque no intervenga en negocio
jurídico.
ANEXOS

También podría gustarte