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Eros y Psique

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La historia de Eros y Psique tiene una larga tradición como cuento popular del antiguo

mundo grecorromano, mucho antes de que fuera escrita por primera vez en el siglo 2 DC,
en la novela latina “El asno de oro” del poeta romano Apuleyo. La propia novela tiene el
estilo picaresco romano, aunque Psique y Afrodita retienen su carácter griego, siendo Eros
el único cuyo papel procede de su equivalente en el panteón romano.

A esta historia se la conoce como el “mito de Eros y Psique”. La palabra griega “Mythos”
puede ser traducida como narrativa, diálogo, argumento. Dice la escritora Gisela Labouvie-
Vief que refiere a aquellos aspectos del lenguaje y sus significados que no pueden ser
demostrados o formalizados, sino sólo vislumbrados a través de la intuición. A pesar de su
naturaleza elusiva, el mito guarda un significado distintivo, que es sentido “orgánicamente”
y no se alcanza a través de la lógica, exuda sentido emotivo en vez de evidencia objetiva.
“Mythos” refiere al lenguaje de la poesía y de los sueños, un lenguaje que ofrece un sentido
psicológico en vez de lógico. Podemos alcanzar el significado del mito a través de los
sentidos, pero escapa a todo intento de definirlo o justificarlo.

Eros representaba el poder sobrecogedor del amor, que por su fuerza puede también
destruir.

El mito de Eros y Psique narra la lucha por el amor y la confianza entre Eros (o Cupido) y
la princesa Psique. En la mitología, Eros representaba el poder sobrecogedor del amor, que
por su fuerza puede también destruir. La palabra “psyche” puede ser traducida como «vida»
y como «alma».

Cuenta la historia que hace mucho tiempo existió un rey y una reina que tenían tres hijas.
La menor, Psique,  de tan deslumbrante belleza que era adorada por los humanos como una
reencarnación de la diosa Afrodita.  La diosa, celosa de la belleza de la mortal Psique, pues
los hombres estaban abandonando sus altares para adorar en su lugar a una simple mujer,
ordenó a su hijo Eros que intercediera para hacer que la joven se enamorase del hombre
más horrendo y vil que pudiera existir.

Por su parte, la belleza no había traído a Psique felicidad alguna. Los hombres la
idolatraban de mil maneras, pero ninguno osaba acercársele ni pedir su mano. Los
preocupados padres consultaron al Oráculo de Apolo para determinar qué le depararía el
destino a su hija. Lejos de encontrar consuelo, el Oráculo predijo que Psique se casaría en
la cumbre de la montaña con un monstruo de otro mundo. Psique aceptó amargamente su
destino, y obedeciendo al Oráculo, sus padres la llevaron hasta la cima de la montaña
seguidos por una larga procesión, donde la abandonaron en llanto para enfrentar a una
muerte segura.

Así la encontró el Céfiro (viento del Oeste), quien la elevó por sobre las montañas hasta
depositarla en un valle colmado de flores. Al despertar, Psique se internó en el bosque
cercano siguiendo el sonido del agua. Lo que encontró fue un hermoso palacio, de
indescriptible lujo y belleza, y voces sin cuerpo susurrando que el palacio le pertenecía y
que todos estaban allí para servirla. Esa noche, mientras yacía en la oscuridad de su nueva
alcoba, un desconocido la visitó para hacerla su esposa. Su voz era suave y amable, pero él
no se dejaba ver a la luz del día, lo cual despertaba la curiosidad de Psique que deseaba
conocer su rostro.

La belleza no había traído a Psique felicidad alguna

Con el paso del tiempo Psique comenzó a sentir desasosiego, y sufría por sentirse sola.
Extrañaba a sus hermanas, a quienes no veía desde hace tiempo y esto le causaba tristeza.
Imploró entonces a su esposo que le permitiera recibir la visita de sus hermanas, pero éste
le advirtió que ellas tratarían de incitar su curiosidad y la alentarían a intentar develar la
identidad de su marido. Él le advertía una y otra vez que no se dejara persuadir por sus
hipócritas hermanas, ya que el día en que ella viera su cara no lo volvería a ver y sería el
día en que acabaría su felicidad.

Finalmente, Eros cedió ante las intensas y apasionadas súplicas de Psique y pidió al viento
Céfiro que acercara a las hermanas al palacio. Éstas, ante la visión de tanto lujo y belleza,
ardieron de celos y envidia ante la buena fortuna que había tocado a su hermana.
Secretamente, cada una de ellas comenzó a desmerecer lo que a ellas mismas les había
tocado en suerte, sus ancianos maridos, sus mezquinas riquezas. Se fueron del palacio
planeando cómo castigar a su hermana y en su retorno, la convencieron de que su marido
era una enorme y monstruosa serpiente que esperaba al acecho para devorarla. Le
sugirieron un detallado plan de acción, que se basaba en esperar que el sueño venciera a su
marido para luego acercarse a él con una lámpara y un puñal y cortar su cabeza de
serpiente.

Le contó que él mismo desobedeció las órdenes de su propia madre al enamorarse de ella,
pero que ya todo estaba arruinado. Y así desplegó sus alas y se fue.
Esa misma noche, Psique esperó a que su marido se durmiera junto a ella y encendió su
lámpara para observarlo. A quien vio fue al más hermoso de los dioses, el mismísimo Eros.
El cuchillo cayó de sus manos y mientras observaba extasiada esa imagen gloriosa, una
gota de aceite proveniente de la lámpara cayó en el hombro de Eros. Éste despertó y
librándose del abrazo y los lamentos de Psique, expresó su decepción por la traición de
Psique a su amor. Le contó que él mismo desobedeció las órdenes de su propia madre al
enamorarse de ella, pero que ya todo estaba arruinado. Y así desplegó sus alas y se fue.

Psique comienza entonces una búsqueda desesperada por encontrar a Eros que culmina en
su llegada al templo de Afrodita. Ésta, llena de ira y deseos de venganza, rasga las
vestiduras de Psique y le encomienda tareas imposibles como clasificar miríadas de
semillas distintas. Psique recibe ayuda de distintos dioses y fuerzas de la naturaleza que
hacen posible que complete estos desafíos. Afrodita entonces inventa un nuevo castigo para
Psique: ella debería internarse en mundo subterráneo en busca de Perséfone, reina de los
infiernos, para rogarle que le diera un poco de su belleza dentro de un cofre. Sorteando
varias dificultades, Psique cumple con la tarea y comienza su viaje de vuelta hacia la luz.
En el camino, cae presa nuevamente de la curiosidad. Atraída por el deseo de agradarle más
a su amado adornándose de belleza divina, abre el cofre e inmediatamente cae en un sueño
mórbido.

Mientras tanto Eros, recién recuperado de su herida, sale en búsqueda de su amada esposa
para despertarla de su sueño. Luego se dirige a visitar a Zeus para rogar al Dios que tuviera
compasión de Psique y la hiciera inmortal para que pudiera vivir con él en los cielos. Zeus
se compadeció de Eros y apaciguó a Afrodita diciéndole que éste sería un casamiento digno
de su hijo. Así es que ordenó el casamiento de Eros y Psique, que duraría para siempre.

Según Apuleyo, la hija nacida de ambos llevaría el nombre “Hedoné”, que significa Placer.

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