Biografia Montesquieu

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Montesquieu

Nació el 18 de enero de 1689 en el Château de la Brède, a pocos kilómetros


de Burdeos, Francia. Hijo de Jacques de Secondat y Marie-Francoise de Pesnel, su familia
pertenecía a la llamada nobleza de toga. Su madre, Marie Françoise de Pesnel murió cuando
Charles de Secondat tenía siete años de edad, era la heredera de una importante fortuna que
aportó el baronazgo de La Brède a la familia Secondat. En ese mismo año, el parlamento
inglés, a través de Bill of Rights impone definitivamente una monarquía constitucional en
Inglaterra, mientras que en Francia el largo reinado de Luis XIV parece asegurar el poder
absoluto del rey, pese a la crisis y el descontento que se manifiesta a su muerte en 1715 a los
66 años.

Estudió en la Escuela católica de Juilly y la carrera de Derecho siguiendo la tradición familiar,


primero en la Universidad de Burdeos y más tarde en París, entrando en contacto con los
intelectuales de la capital francesa. En 1714, tras la muerte del padre, vuelve a La Brède
donde ingresa como consejero en el Parlamento de Burdeos. Pasa a vivir bajo la protección
de su tío, el barón de Montesquieu. En 1715 contrae matrimonio con Jeanne Lartigue,
una protestante que le aporta una importante dote cuando el contaba con 26 años. Al año
siguiente, hereda una fortuna a causa del fallecimiento de su tío, como también el título de
barón de Montesquieu y Président à Mortieren el Parlamento de Burdeos (1716-1727).

Para esta época, Inglaterra se había auto proclamado una monarquía constitucional a


consecuencia de su Revolución Gloriosa (1688-1689), y se había unido con Escocia en
la Unión de 1707 para formar el Reino de Gran Bretaña. En 1715 fallece Luis XIV que había
reinado por mucho tiempo y es sucedido porLuis XV que contaba con 5 años de edad. Estas
transformaciones nacionales causaron un gran impacto en Montesquieu; él se referirá a las
mismas en forma repetida en sus escritos.

Al poco tiempo, recibe reconocimiento literario por la publicación de su obra Lettres


persanes (Cartas persas, 1721), una sátira basada en la correspondecia imaginaria entre un
visitante persa de paseo por París, que hace notar los absurdos de la sociedad
contemporánea. Luego publica Considérations sur les causes de la grandeur des Romains et
de leur décadence (Consideraciones sobre las causas de la grandeza y decadencia de los
romanos, 1734), considerada por algunos estudiosos como una transición entre Las cartas
persas a su obra maestra. De l'Esprit des Loix (El espíritu de las leyes) fue originalmente
publicada en forma anónima en 1748 y rápidamente se elevó a una posición de gran
influencia. En Francia, tuvo una recepción fría tanto de los que apoyaban como los que
estaban en contra del régimen. La Iglesia católica prohibió l'Esprit  —junto con muchos de los
escritos de Montesquieu— en 1751 y lo incluyó en el Index Librorum Prohibitorum. Recibió los
mayores elogios del resto de Europa, especialmente de Gran Bretaña.
Montesquieu también era tenido en alta estima en las colonias británicas en América como un
campeón de la libertad británica (aunque no de la independencia Norteamericana).
El estudioso de la política Donald Lutz ha descubierto que Montesquieu era la persona más
comúnmente citada en temas de gobierno y política en la América británica colonial pre-
revolucionaria, siendo citado por los fundadores norteamericanos más que ninguna otra fuente
con excepción de la Biblia.1 Luego de la Revolución estadounidense, las obras de
Montesquieu continuaron ejerciendo una poderosa influencia en muchos de los pensadores y
fundadores de los Estados Unidos, particularmenteJames Madison de Virginia, uno de los
padres de la Constitución. La filosofía de Montesquieu en el sentido que «debe establecerse
un gobierno de forma tal que ningún hombre tenga miedo de otro» fueron un recordatorio para
Madison y otros que un cimiento libre y estable para su nuevo gobierno nacional requería de
poderes separados claramente definidos y balanceados.

Durante esa época y como miembro de la Academia de Ciencias de Burdeos, presentará


varios estudios sobre las glándulas suprarrenales, la gravedad y el eco. Su función de
magistrado le aburre, por lo que termina vendiendo el cargo y dedicándose a viajar por Europa
observando costumbres e instituciones de los diferentes países, pasa por Austriay Hungría,
permanece un año en Italia y 18 meses en Inglaterra antes de regresar a Francia. Además de
trabajar en varias obras adicionales sobre sociedad y política.

Sufre de una severa reducción de su vista, al momento de su fallecimiento el 10 de febrero de


1755 en París a la edad de 66 años, está completamente ciego. Su cuerpo se encuentra
enterrado en la Iglesia de Saint-Sulpice en París.

Nació el 18 de enero de 1689 en el Château de la Brède, a pocos kilómetros


de Burdeos, Francia. Hijo de Jacques de Secondat y Marie-Francoise de Pesnel, su familia
pertenecía a la llamada nobleza de toga. Su madre, Marie Françoise de Pesnel murió cuando
Charles de Secondat tenía siete años de edad, era la heredera de una importante fortuna que
aportó el baronazgo de La Brède a la familia Secondat. En ese mismo año, el parlamento
inglés, a través de Bill of Rights impone definitivamente una monarquía constitucional en
Inglaterra, mientras que en Francia el largo reinado de Luis XIV parece asegurar el poder
absoluto del rey, pese a la crisis y el descontento que se manifiesta a su muerte en 1715 a los
66 años.

Estudió en la Escuela católica de Juilly y la carrera de Derecho siguiendo la tradición familiar,


primero en la Universidad de Burdeos y más tarde en París, entrando en contacto con los
intelectuales de la capital francesa. En 1714, tras la muerte del padre, vuelve a La Brède
donde ingresa como consejero en el Parlamento de Burdeos. Pasa a vivir bajo la protección
de su tío, el barón de Montesquieu. En 1715 contrae matrimonio con Jeanne Lartigue,
una protestante que le aporta una importante dote cuando el contaba con 26 años. Al año
siguiente, hereda una fortuna a causa del fallecimiento de su tío, como también el título de
barón de Montesquieu y Président à Mortieren el Parlamento de Burdeos (1716-1727).

Para esta época, Inglaterra se había auto proclamado una monarquía constitucional a


consecuencia de su Revolución Gloriosa (1688-1689), y se había unido con Escocia en
la Unión de 1707 para formar el Reino de Gran Bretaña. En 1715 fallece Luis XIV que había
reinado por mucho tiempo y es sucedido porLuis XV que contaba con 5 años de edad. Estas
transformaciones nacionales causaron un gran impacto en Montesquieu; él se referirá a las
mismas en forma repetida en sus escritos.

Al poco tiempo, recibe reconocimiento literario por la publicación de su obra Lettres


persanes (Cartas persas, 1721), una sátira basada en la correspondecia imaginaria entre un
visitante persa de paseo por París, que hace notar los absurdos de la sociedad
contemporánea. Luego publica Considérations sur les causes de la grandeur des Romains et
de leur décadence (Consideraciones sobre las causas de la grandeza y decadencia de los
romanos, 1734), considerada por algunos estudiosos como una transición entre Las cartas
persas a su obra maestra. De l'Esprit des Loix (El espíritu de las leyes) fue originalmente
publicada en forma anónima en 1748 y rápidamente se elevó a una posición de gran
influencia. En Francia, tuvo una recepción fría tanto de los que apoyaban como los que
estaban en contra del régimen. La Iglesia católica prohibió l'Esprit  —junto con muchos de los
escritos de Montesquieu— en 1751 y lo incluyó en el Index Librorum Prohibitorum. Recibió los
mayores elogios del resto de Europa, especialmente de Gran Bretaña.

Montesquieu también era tenido en alta estima en las colonias británicas en América como un


campeón de la libertad británica (aunque no de la independencia Norteamericana).
El estudioso de la política Donald Lutz ha descubierto que Montesquieu era la persona más
comúnmente citada en temas de gobierno y política en la América británica colonial pre-
revolucionaria, siendo citado por los fundadores norteamericanos más que ninguna otra fuente
con excepción de la Biblia.1 Luego de la Revolución estadounidense, las obras de
Montesquieu continuaron ejerciendo una poderosa influencia en muchos de los pensadores y
fundadores de los Estados Unidos, particularmenteJames Madison de Virginia, uno de los
padres de la Constitución. La filosofía de Montesquieu en el sentido que «debe establecerse
un gobierno de forma tal que ningún hombre tenga miedo de otro» fueron un recordatorio para
Madison y otros que un cimiento libre y estable para su nuevo gobierno nacional requería de
poderes separados claramente definidos y balanceados.

Durante esa época y como miembro de la Academia de Ciencias de Burdeos, presentará


varios estudios sobre las glándulas suprarrenales, la gravedad y el eco. Su función de
magistrado le aburre, por lo que termina vendiendo el cargo y dedicándose a viajar por Europa
observando costumbres e instituciones de los diferentes países, pasa por Austriay Hungría,
permanece un año en Italia y 18 meses en Inglaterra antes de regresar a Francia. Además de
trabajar en varias obras adicionales sobre sociedad y política.

Sufre de una severa reducción de su vista, al momento de su fallecimiento el 10 de febrero de


1755 en París a la edad de 66 años, está completamente ciego. Su cuerpo se encuentra
enterrado en la Iglesia de Saint-Sulpice en París.

Voltaire

François-Marie Arouet fue el último de los cinco hijos del matrimonio entre el notario François
Arouet (1650 – 1 de enero de 1722) y Marie Marguerite d'Aumary (1660 – 13 de julio de 1701),
esta de una noble familia de la provincia de Poitou-Charentes y fallecida cuando él contaba
siete años de edad. Estudió latín y griego en el colegio jesuita Louis-le-Grand (1704–1711)
durante los últimos años del reinado de Luis XIV y allí trabó amistad con los hermanos René-
Louis y Marc-Pierre Anderson, futuros ministros del rey Luis XV.

Alrededor de 1706 Voltaire escribió la tragedia Amulius y Numitor, de la que se encontraron


más tarde algunos fragmentos que se publicaron en elsiglo XIX.
Entre 1711 y 1713 estudió Derecho. Su padrino, el Abad de Châteauneuf, lo introdujo en una
sociedad libertina, la Sociedad del Temple, y en esa época recibió una cuantiosa herencia de
la cortesana Ninon de Lenclos con el propósito, declarado por ella, "de que se comprase
libros".

En 1713 obtuvo el cargo de secretario de la embajada francesa en La Haya, trabajo del que


fue expulsado debido a un idilio con una refugiada francesa llamada Catherine Olympe
Dunoyer. Durante esa época empezó a escribir su tragedia Edipo, que no se publicó
hasta 1718. A la muerte deLuis XIV en 1715, el Duque de Orleáns asumió la regencia y el
joven Arouet escribió una sátira contra él y su hija, la duquesa de Berry,1 que le valió la
reclusión por un año en la Bastilla (1717), tiempo que dedicó a estudiar literatura. Una vez
liberado, fue desterrado a Châtenay-Malabry, donde adoptó el seudónimo de Voltaire.

En 1718 su tragedia Edipo y en 1723 su epopeya La Henriade, dedicada al rey Enrique


IV alcanzaron gran éxito. Sin embargo, como producto de una disputa con el noble De Rohan,
con el que había sostenido un altercado en competencia por una dama (el noble Rohan le
mandó sus lacayos a darle una paliza y rehusó repetidamente dirimir la cuestión en duelo por
la diferencia de estamento social entre ambos) fue encarcelado de nuevo en la Bastilla y, al
cabo de cinco meses, como el recluso seguía sosteniendo su derecho al duelo, fue liberado y
desterrado a Gran Bretaña (1726–1729) a fin de que se apaciguara. Se instaló en Londres y
allí Voltaire recibió una influencia determinante en la orientación de su pensamiento. Cuando
regresó a Francia en 1728, Voltaire difundió sus ideas políticas, el pensamiento del
científico Isaac Newtony del filósofo John Locke, luego plasmadas en sus Cartas
filosóficas o inglesas, que harán aparecer a la sociedad francesa como atrasada y sin
tolerancia, causando gran controversia y escándalo.

En 1731 escribió la Historia de Carlos XII, donde esbozaba los problemas y tópicos que, más
tarde, aparecieron en su famosa obra Cartas filosóficas, publicada en 1734, donde defendió
la tolerancia religiosa y la libertad ideológica, tomando como modelo la permisividad inglesa y
acusando al Cristianismo de ser la raíz de todo fanatismo dogmático. Por este motivo, en el
mes de mayo se ordenó su detención y Voltaire se refugió en el castillo de Émilie du Châtelet,
mujer con la que establecerá una larga relación amorosa y con la que trabajará en su obra La
filosofía de Newton, donde resumía y divulgaba en francés la nueva física del genio inglés.

En esta misma época, tras el éxito de su tragedia Zaire (1734) escribió Adélaïde du


Guesclin (1734), La muerte de César (1735), Alzira o Los americanos (1736), El fanatismo o
Mahoma (1741). También escribió El hijo pródigo (1736) y Nanine o el prejuicio
vencido (1749), que tuvieron menos éxito que los anteriores, a pesar de que Voltaire se
procuraba muy hábilmente una claque para asegurarse el éxito.

En 1742 su Mahoma o El fanatismo es prohibida y, un año después, publica Mérope. Por esta


época, Voltaire viajó a Berlín, donde fue nombrado académico, historiógrafo y Caballero de la
Cámara real. Cuando murió Madame de Châtelet en 1749, Voltaire volvió a Berlín invitado
por Federico II el Grande, llegando a alojarse como invitado en elPalacio de Sanssouci para
participar en las tertulias a las que era muy aficionado el monarca. Durante aquella época
escribió El siglo de Luis XIV (1751) y continuó, conMicromegas (1752), la serie de sus cuentos
iniciada con Zadig (1748). Debido a algunas disputas con Federico II, en especial su
desencuentro con el recién nombrado presidente de la Academia de Berlín, Maupertuis, a
quien había nombrado personalmente Federico, se le expulsó nuevamente de Alemania y,
debido a la negativa de Francia de aceptar su residencia, se refugió en Ginebra, Suiza, lugar
en el que chocó con la mentalidad calvinista. Su afición al teatro y el capítulo dedicado
a Miguel Servet en suEnsayo sobre las costumbres (1756) escandalizaron a los ginebrinos.

Su poema sobre Juana de Arco, la doncella (1755), y su colaboración en


la Enciclopedia chocaron con el partido de los católicos. Fruto de esta época fueron el Poema
sobre el desastre de Lisboa (1756) y la novela corta Cándido o el optimismo (1759), que fue
inmediatamente condenada en Ginebra por sus irónicas críticas a la filosofía leibnitziana y su
sátira contra clérigos, nobles, reyes y militares.

Se instaló en la propiedad de Ferney, donde vivió durante dieciocho años, recibió a la élite de
los principales países de Europa, representó sus tragedias (Tancredo, 1760), mantuvo una
copiosa correspondencia y multiplicó los escritos polémicos y subversivos para combatir el
fanatismo clerical.
Cuatro años después redactó el Tratado sobre la tolerancia, y en 1764 su Diccionario
filosófico. Desde entonces, siendo ya Voltaire un personaje famoso e influyente en la vida
pública, intervino en distintos casos judiciales, como el caso Calas y el de La Barre, que
estaba acusado de impiedad, defendiendo la tolerancia y la libertad frente a todo dogmatismo
y fanatismo.

En 1778 Voltaire volvió a París. Se le acogió con entusiasmo y murió el 30 de mayo de ese
mismo año, a la edad de 83 años. En 1791, sus restos fueron trasladados al Panteón

Jean-Jacques Rousseau
Debido a motivos religiosos, la familia Rousseau se exilió en Ginebra cuando era una ciudad-
estado independiente. Allí, Isaac Rousseau (Ginebra, 1672-Nyon, 1747) y Suzanne Bernard
(Ginebra, 1673-ibídem, 1712), hija del calvinista Jacques Bernard, tuvieron a su hijo Jean-
Jacques. Nueve días después de dar a luz, Suzanne falleció. El pequeño Rousseau consideró
a sus tíos paternos como sus segundos padres, debido a que desde muy pequeño pasó
mucho tiempo con ellos y fueron los que lo cuidaron.

Cuando Rousseau tenía 10 años (1722), su padre se exilió por una acusación infundada y él
quedó al cuidado de su tío Samuel. Con esta familia disfrutó de una educación que él
consideraría ideal, calificando esta época como la más feliz de su vida. Junto con su primo,
Rousseau fue enviado como pupilo a la casa del calvinista Lambercier durante dos años
(1722-1724). A su regreso en 1725, trabajó como aprendiz de relojero y, posteriormente, con
un maestro grabador (aunque sin terminar su aprendizaje), con quienes desarrolló la suficiente
experiencia para vivir de estos oficios toda su vida.
Renunciar a la libertad es renunciar a la cualidad de hombres, a los derechos de humanidad e incluso a
los deberes.
El contrato social

Por ello, a los 16 años (1728) abandona su ciudad natal. Tras estar peregrinando un tiempo,
se estableció en Annecy, siendo tutelado por Madame de Warens, una dama ilustrada, trece
años mayor que él, que le ayudó en su educación y en su afición por la música. A ojos de
Rousseau, ella sería una madre y una amante. Residió seis semanas en Montpellier por una
enfermedad grave, y a su regreso fue preceptor en Lyon y tuvo contacto
con Fontenelle, Diderot o Marivaux. Forjando un carácter de "paseante solitario" mientras
recorría kilómetros y kilómetros por los Alpes, Rousseau ejerció de periodista.

En 1745, con 33 años vuelve a París, donde convive con Thérèse Levasseur, una modista
analfabeta con quien tiene cinco hijos y a quien convence para entregarlos al hospicio
conforme van naciendo. Al principio dijo que carecía de medios para mantener una
familia,1 pero más tarde, en el volumen IX de sus Confesiones, sostuvo haberlo hecho para
apartarlos de la nefasta influencia de su familia política: Pensar en encomendarlos a una
familia sin educación, para que los educara aún peor, me hacía temblar. La educación del
hospicio no podía ser peor que eso.

En esta época contacta con Voltaire, D'Alembert, Rameau y, de nuevo, con Diderot, y escribe


sus obras más reconocidas. Cuando la Academia Francesa propuso en 1750 el siguiente
dilema: ¿Contribuyen las artes y las ciencias a corromper al individuo?, Rousseau ganó
respondiendo que sí, pues las artes y las ciencias a su juicio suponen una decadencia cultural.
A partir de aquí, la fama llama a su puerta. Empieza a asistir a salones parisinos, critica
la música francesa en la Querelle des Buffons con el apoyo de los enciclopedistas y su, por
aquel entonces, íntimo amigo Frédéric-Melchior Grimm.

Retrato de Jean-Jacques Rousseau, por Allan Ramsay, en 1766,Galería Nacional de Escocia.

Las exigencias de sus amigos y sus opiniones lo distancian de ellos, Rousseau se siente
traicionado y atacado y abandona Ermitage, casa rural que le amuebló Mme. d'Epinay en
1756.

La publicación de Emilio, o De la educación y de El contrato social lo hacen tremendamente


impopular, hasta el punto de que lo destierran de Francia; marcha a Suiza, donde es acogido
como protegido de Lord Keith, pero su casa en Môtiers es apedreada por una turba furiosa en
1765.

Su amigo Hume lo acogió junto con Thérèse en Inglaterra, y vivieron retirados en el campo


durante dos años (1765-1767), debido a la opinión que la mayoría de los ingleses tenía de él:
un loco, malo y peligroso hombre que vive en pecado con Thérèse. En 1767, con 55 años,
volvió a Francia con un nombre falso. Allí se casó con su amada Thérèse un año más tarde.
En 1770 se le permitió regresar oficialmente con la condición de que no publicase nada más.

Escribió sus memorias, las Confesiones, y se dedicó a vivir de sus patrones y de lecturas


públicas de sus memorias. En 1772 Mme. d'Epinay, escritora amante de él y Grimm al tiempo
(lo que provocará su enemistad), escandalizada por lo que Rousseau relata de su relación con
ella, pide a la policía que prohíban tales lecturas. Con un estado anímico sombrío, se aleja
definitivamente del mundo. Aunque siguió escribiendo, el daño que le habían causado los
ataques de Voltaire (quien dijo de él que se valía de la sensiblería y lahipocresía) y otros
personajes de la época terminó apartándolo finalmente de la vida pública sin poder
aprovechar la fama y el reconocimiento de su obra, que inspiraría al romanticismo.

Retirado en Ermenonville, falleció de un paro cardíaco en 1778 a los 66 años. Sus restos
descansan en el Panteón de París a pocos metros de Voltaire y el sitio exacto está marcado
claramente por un busto conmemorativo.
DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS
DEL HOMBRE Y DEL CIUDADANO (1789)

 
La Declaración de los derechos del hombre y el del ciudadano de 1789, inspirada en la
declaración de independencia estadounidense de 1776 y en el espíritu filosófico del
siglo XVIII, marca el fin del Antiguo Régimen y el principio de una nueva era.

 
Historia

La Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano es, junto con los decretos
del 4 y el 11 de agosto de 1789 sobre la supresión de los derechos feudales, uno de
los textos fundamentales votados por la Asamblea nacional constituyente formada tras
la reunión de los Estados Generales durante la Revolución Francesa.

El principio de base de la Declaración fue adoptado antes del 14 de julio de 1789 y dio
lugar a la elaboración de numerosos proyectos. Tras largos debates, los diputados
votaron el texto final el día 26 de agosto.

En la declaración se definen los derechos "naturales e imprescriptibles" como la


libertad, la propiedad, la seguridad, la resistencia a la opresión. Asimismo, reconoce la
igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y la justicia. Por último, afirma el principio
de la separación de poderes.

El Rey Luis XVI la ratificó el 5 de octubre, bajo la presión de la Asamblea y el pueblo,


que había acudido a Versalles. Sirvió de preámbulo a la primera constitución de la
Revolución Francesa, aprobada en 1791.

La Declaración de 1789 inspirará, en el siglo XIX, textos similares en numerosos países


de Europa y América Latina. La tradición revolucionaria francesa está también presente
en la Convención Europea de Derechos Humanos firmada en Roma el 4 de noviembre
de 1950.

Texto

Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano (26 de agosto de


1789)

Los representantes del pueblo francés, constituidos en Asamblea nacional,


considerando que la ignorancia, el olvido o el menosprecio de los derechos del hombre
son las únicas causas de las calamidades públicas y de la corrupción de los gobiernos,
han resuelto exponer, en una declaración solemne, los derechos naturales, inalienables
y sagrados del hombre, a fin de que esta declaración, constantemente presente para
todos los miembros del cuerpo social, les recuerde sin cesar sus derechos y sus
deberes; a fin de que los actos del poder legislativo y del poder ejecutivo, al poder
cotejarse a cada instante con la finalidad de toda institución política, sean más
respetados y para que las reclamaciones de los ciudadanos, en adelante fundadas en
principios simples e indiscutibles, redunden siempre en beneficio del mantenimiento de
la Constitución y de la felicidad de todos.

En consecuencia, la Asamblea nacional reconoce y declara, en presencia del Ser


Supremo y bajo sus auspicios, los siguientes derechos del hombre y del ciudadano:

Artículo primero.- Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos.


Las distinciones sociales sólo pueden fundarse en la utilidad común.

Artículo 2.- La finalidad de toda asociación política es la conservación de los derechos


naturales e imprescriptibles del hombre. Tales derechos son la libertad, la propiedad,
la seguridad y la resistencia a la opresión.

Artículo 3.- El principio de toda soberanía reside esencialmente en la Nación. Ningún


cuerpo, ningún individuo, pueden ejercer una autoridad que no emane expresamente
de ella.

Artículo 4.- La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no perjudique a
otro: por eso, el ejercicio de los derechos naturales de cada hombre no tiene otros
límites que los que garantizan a los demás miembros de la sociedad el goce de estos
mismos derechos. Tales límites sólo pueden ser determinados por la ley.

Artículo 5.- La ley sólo tiene derecho a prohibir los actos perjudiciales para la
sociedad. Nada que no esté prohibido por la ley puede ser impedido, y nadie puede ser
constreñido a hacer algo que ésta no ordene.

Artículo 6.- La ley es la expresión de la voluntad general. Todos los ciudadanos tienen
derecho a contribuir a su elaboración, personalmente o por medio de sus
representantes. Debe ser la misma para todos, ya sea que proteja o que sancione.
Como todos los ciudadanos son iguales ante ella, todos son igualmente admisibles en
toda dignidad, cargo o empleo públicos, según sus capacidades y sin otra distinción
que la de sus virtudes y sus talentos.

Artículo 7.- Ningún hombre puede ser acusado, arrestado o detenido, como no sea en
los casos determinados por la ley y con arreglo a las formas que ésta ha prescrito.
Quienes soliciten, cursen, ejecuten o hagan ejecutar órdenes arbitrarias deberán ser
castigados; pero todo ciudadano convocado o aprehendido en virtud de la ley debe
obedecer de inmediato; es culpable si opone resistencia.

Artículo 8.- La ley sólo debe establecer penas estricta y evidentemente necesarias, y
nadie puede ser castigado sino en virtud de una ley establecida y promulgada con
anterioridad al delito, y aplicada legalmente.

Artículo 9.- Puesto que todo hombre se presume inocente mientras no sea declarado
culpable, si se juzga indispensable detenerlo, todo rigor que no sea necesario para
apoderarse de su persona debe ser severamente reprimido por la ley.

Artículo 10.- Nadie debe ser incomodado por sus opiniones, inclusive religiosas, a
condición de que su manifestación no perturbe el orden público establecido por la ley.
Artículo 11.- La libre comunicación de pensamientos y de opiniones es uno de los
derechos más preciosos del hombre; en consecuencia, todo ciudadano puede hablar,
escribir e imprimir libremente, a trueque de responder del abuso de esta libertad en
los casos determinados por la ley.

Artículo 12.- La garantía de los derechos del hombre y del ciudadano necesita de una
fuerza pública; por lo tanto, esta fuerza ha sido instituida en beneficio de todos, y no
para el provecho particular de aquellos a quienes ha sido encomendada.

Artículo 13.- Para el mantenimiento de la fuerza pública y para los gastos de


administración, resulta indispensable una contribución común; ésta debe repartirse
equitativamente entre los ciudadanos, proporcionalmente a su capacidad.

Artículo 14.- Los ciudadanos tienen el derecho de comprobar, por sí mismos o a


través de sus representantes, la necesidad de la contribución pública, de aceptarla
libremente, de vigilar su empleo y de determinar su prorrata, su base, su recaudación
y su duración.

Artículo 15.- La sociedad tiene derecho a pedir cuentas de su gestión a todo agente
público.

Artículo 16.- Toda sociedad en la cual no esté establecida la garantía de los derechos,


ni determinada la separación de los poderes, carece de Constitución.

Artículo 17.- Siendo la propiedad un derecho inviolable y sagrado, nadie puede ser


privado de ella, salvo cuando la necesidad pública, legalmente comprobada, lo exija de
modo evidente, y a condición de una justa y previa indemnización.

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