Dos Aspectos Del Lenguaje Roman Jakobson: Dos Tipos de Afasia Por

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l Dos aspectos del lenguaje y dos tipos de afasia

por Roman JAKOBSON

Introducción

Roman Jakobson publicó, junto con Morris Halle, un librito titulado

Fundamentals of Language, Mouton & Co, 'Si-Gravenhagu, La Haya, 1956, al que

Lacan se refiere en la nota quefigura en la página 495 de sus Écrits, correspondiente a

su escrito de 1 9 5 7 sobre « La instancia de la letra ».

En francés, se tradujo en el tomo I de los Essais de linguistique générale: l. Les

fondations du langage, Les Éditions de Minuit, París, 1963, p. 1 0 3 - 1 4 9 (parte I en col.

con Morris Halle) y p. 43-67 (parte 11). En español fue traducido por Carlos Fiera

como Fundamentos del lenguaje, y publicado en 2 n edición por la editorial Ayuso,

Madrid, 1973. Jakobson había publicado ya en 1941, Lenguaje infantil y afasia,

asimismo traducido al francés en Les Éditions de Minuit, París, 1969, y traducido al

español por Ayuso, este libro constituye la primera incursión de Jakobson en la

cuestión de las afasias, y podemos considerarlo complementario de aquel. A esta

bibliografia fundamental sobre el tema podemos agregar las Seis lecciones sobre el

sonido y el sentido (que puede encontrarse en trad. francesa asimismo en las ed. de

Minuit, París, 1976). Lacan en su obra se referirá aún a otro librito de Jakobson:
_j
j
Questions de poétique, publicado en este caso en las ediciones du Seuil en 1 9 7 3.
!
Finalmente, comentar en relación a la bibliografía de Jakobson sobre la afasia, que en

la edición española de los Ensayos de lingüística general publicado por Seix Barral

(1975) primero y después por Ariel (1984) no se incluye este libro, al contrario que en

la edición francesa. Para aquellos interesados en una aproximación autobiográfica de

Jakobson recomendamos: Une vie dans le langage, autoportrait d'un savant, Ed. de

Minuit, Paris, 1985.

El librito Fundamentals of Language consta de dos partes y un suplemento. La

Parte I. titulada Phonology and phonetics, consta de 4 capítulos:

I: Thefeature leve/ ofIanguage;

II: The variety offeatures and their treatment in Iinguistics;

III: The identification of distinctive features;

I V : Phonemic pattering,

La Parte JI, titulada Two aspects of language and two types of aphasic

disturbances es a la que se refiere particularmente Lacan en los Écrits, consta,

asimismo, de 5 partes:

1 Aphasia as a linguistic problem:

ll The twofold character olfonguage;

111 Similarity disorder;

IV Contiguity disorder;

V The metaphoric eme/ metonymic pales.

C c 1 ; · i r u d,-! ! rn p r e : ; i u n e s

M o '. e r i u l d:� E 'J c d \ c � dt: F : ! c o l:J q í o


2

El lector encontrará aquí la traducción, revisada técnicamente del original

inglés y cotejada con la edición francesa por Juan Manuel Casulla y Juan Bauzá, con

algunos comentarios de Juan Manuel Casulla de esta parte JI, que figuran entre

corchetes y en cursiva en el cuerpo del texto.

Juan Manuel Gasulla y Juan Bauzá

FUNDAMENTO§ DEL LENGUAJE

PARTE U:

DOS ASPECTOS DEL LENGUAJE Y DOS TIPOS DE AFASIAS

p o r Roman JAKOBSON

J. LA AFASIA COMO PROBLEMA LI N G Ü Í S T I C O

Si la afasia es un trastorno del lenguaje, según sugiere el propio término,

entonces todo intento de descripción y clasificación de los síndromes afásicos debe

empezar por la cuestión de saber cuáles son los aspectos del lenguaje alterados en las

diversas clases de a fa s i a . Este problema, que hace ya tiempo que abordó Hughlings
1 ,

Jackson no puede resolverse sin la colaboración de lingüistas profesionales

familiarizados con la estructura y el funcionamiento del lenguaje. Para estudiar

adecuadamente una ruptura en las comunicaciones, es preciso haber entendido

previamente la naturaleza y la estructura del modo particular de comunicación que ha

dejado de funcionar. La lingüística tiene como objeto el lenguaje en todos sus aspectos:

el lenguaje en acto [el habla], el lenguaje en evolución (drift)', el lenguaje en la etapa de


3
su forrnación y el lenguaje en trance de descomposición [lo que es el caso en las

afasias].

Hay en la actualidad psicopatólogos que conceden considerable importancia a

los problemas lingüísticos, propiamente dichos, implicados en el estudio de los

trastornos del lenguaje"; algunos de estos problemas han s i d o abordados en l o s mejores


5.
tratados recientes sobre la a fa s i a Y, sin embargo, en la mayor parte de los casos, se

ignora esta justa insistencia en la contribución de los lingüistas a las investigaciones

sobre la afasia. Por ejemplo, un l i b ro reciente que trata ampliamente los complejos e

intrincados problemas de la a fa s i a infantil pide que se coordinen los esfuerzos de varias

1
HUGLI-IINS JACKSON: "Papers on affections of speech" (reeditados y comentados por H. HEAD),

Brain, XXXVIII (1 9 1 5 ) .
2
E. SAPIR: Language, Nueva York, 1921 [Trad. castellana en F. C. E., México, 1954, reeditada

posteriormente], cap. V II : "El lenguaje como producto histórico: sus transformaciones" (p. 1 6 9 ss.)
3
[NT] Véase al respecto del propio .JAKOBSON: Lenguaje infantil y afasia, op. cit. en nuestra

introducción.

• Véase, por ejemplo, el debate sobre la a fa s i a en la Nederlansche Vereeniging voor Plionetische

Wetenschappen, -artículos del lingüista J . VAN GINNEKEN y de dos p s i q u i a t ra s , F. G RE W E L y V . W.

D. SCHNENK, Psychiatrischc en Neurologische Eluden, XL V (1 9 4 1 ), p. 1035 ss; cf. además, F.

GREWEL, " A p h a s i e en l i n g u i s t i e k " , Nederlansch Tijdschrift voor Geneeskunde, X C l ll ( ! 949), p. 726 s s .


5
A . R. L U R I A : Travmaticeskaja afazija (Moscú, 1 9 4 7 ) ; Kurt G O L D S T E I N : Language and language

disturbances (New York, 1948) [ T ra d . española co m o Trastornos del lenguaje: las aphasias. Su

importancia para la medicina y la teoría del lenguaje, Ed. C i e n t í fi c o Médica, Barcelona, 1 9 5 0 ]; A n d r é

OlvlBR E DAN E , L 'aphasie et I 'élaboration de la pensée explicite ( P a ris , 1951)


3

disciplinas, reclamando la cooperación de otorrinolaringólogos, pediatras, audiólogos,

psiquiatras y educadores; pero se pasa por alto la ciencia del lenguaje, como si las

alteraciones en la percepción del habla no tuvieran nada que ver con el lenguaje". Esta

omisión es tanto más lamentable cuanto que el autor es director de estudios clínicos

sobre afasia y audición infantil en la Northwestern University, que cuenta entre sus

lingüistas a Werner F. Leopold, con mucho el mejor especialista americano en lenguaje

infantil.

También los lingüistas son responsables del retraso con que se ha emprendido

una investigación conjunta sobre la afasia. Con respecto a los afásicos no se ha

realizado nada comparable a la detallada investigación lingüística llevada a cabo con

niños de varios países, ni tampoco se ha intentado interpretar y sistematizar desde el

punto de vista lingüístico los múltiples datos clínicos de que disponemos sobre diversos

tipos de afasia. Esto es aún más sorprendente desde el momento en que, por un lado, el

notable progreso de la lingüística estructural ha proporcionado al investigador

instrumentos y métodos eficaces para el estudio de la regresión verbal y que, por otro, la

desintegración afásica de las estructuras verbales puede abrir al lingüista nuevas

perspectivas sobre las leyes generales del lenguaje.

La aplicación de criterios puramente lingüísticos a la interpretación y

c l a s i fi c a c i ó n de los datos sobre la afasia puede suponer una contribución esencial a la

c ienci a del lenguaje y de sus a l t e ra c i o n e s , siempre que los lingüistas permanezcan tan

cuidadosamente prudentes en el manejo de los datos p s i c o l ó g i c o s y n e u ro l ó g i c o s como

lo han venido s i e n d o en su propio terreno. Ante todo, tendrían que familiarizarse con los

términos y procedimientos técnicos de las d i s c i p l i n a s médicas que se aplican al estudio

de la afasia, sometiendo los informes sobre casos clínicos a un análisis lingüístico

completo y, además, tendrían que trabajar e ll o s mismos con pacientes afásicos para

conseguir información directa en vez de contentarse con reinterpretar observaciones

concebidas y realizadas con miras muy distintas de las suyas.

Los psicólogos y lingüistas que durante los últimos veinte años se han

enfrentado con los fenómenos afás icos se han mostrado notablemente de acuerdo en lo

que respecta a cierto aspecto de éstos: la desintegración de la trama sonora [el sistema

fón i c o ] " . Esta disolución sigue un orden temporal de gran regularidad. La regresi ó n

a fá s i ca ha resultado ser un espejo de la a d q u i s i c i ó n de los s o n i d o s del habla por parte

del niño, mostrando el desarro ll o de éste a la inversa. M ás a ú n: la comparación del

lengua j e i nfantil y la a fa sia nos pe r mi t e establecer cie rt as leyes de implicación. Esta

investigación sobre el orden de adquisiciones y pérdidas y de las leyes generales de

i m p l i c a c i ó n no p u ede limitarse al sistema fo n o l ó g i c o [ estruct u ra fonemática ] , sino que

debe e x tenderse al sistema gramatica l. Tan sólo se ha hecho un peque ñ o número de

intentos en esta d i r e c c i ó n , y estos es fu er z os merecen continuarse".

6
H. MYKLEBUST: Auditory disorders in children (New York, 1 9 5 4 )
7
El empobrecimiento del sistema fónico en la afasia ha sido observado y tratado por la lingüista

MARGUERITE DURAND en colaboración con los psicopatólogos TH. ALAJOUANINE y A.

OMBREDANE (en su trabajo de e q u i p o Le syndrome de désintégration phonétique dans / 'aphasie. París,

1 9 3 9 ) y por R. JAKOBSON ( u n primer esbozo fue presentado en el Congreso I n t e rn a c i o n a l de Lingüistas

en Bruselas en 1939 -véase N. TROUBETZKOY, Príncipes de phonologie, Paris 1949, traducción

francesa en la que dicho trabajo va i n c l u i d o como a p é n d i c e [existe a s i m i s m o u n a t ra d u c c i ó n en español

del l i b ro de TROUBETZKOY en ]) d i o l u g a r posteriormente n Kindersprache, Aphasie und allgemcine

Lautgesetze, Uppsala Universitets Arsskrift, 1942, 9 -incluido en los Selected ñ'ritings. tomo !,

"Phonological studies", Mouton and Co., La Haya. 1 96 2 - [Trad. francesa: Langage enfantin et aphasie.

Ed. de Minuit, P a ri s , 1969; Trad. española: Lenguaje infantil y afasia, Ed. Ayuso]; se a m p lí a n estos

estudios en la obra Sound and Meaning, que ha de p u b l i c a r W i l c y and Sons j u n t o con The Technology

Press). Cf. GOLDSTEIN, p. 3 2 ss.


4

H. EL DOBLE CARÁCTER DEL LENGUAJE

Hablar implica efectuar dos series de operaciones simultáneas: por un lado,

supone la selección de determinadas entidades lingüísticas [por ejemplo, cierta cantidad

de palabras del léxico] y, por el otro su combinación en unidades lingüísticas de un

n i v e l de complejidad superior [de este modo se realiza una d i v i s i ó n del lenguaje según

dos direcciones: la de las selecciones y la de las combinaciones]. Esto se ve claramente

al nivel del léxico: el hablante [locutor] selecciona palabras y las combina formando

frases de acuerdo con el sistema sintáctico de la lengua que emplea, y a su vez, las

oraciones se combinan en enunciados. Pero el hablante no es en modo alguno un agente

totalmente libre en su elección de palabras: la selección (excepto en el caso infrecuente

de un auténtico n e o l o g i s m o ) debe hacerse a partir del tesoro léxico que él m i s m o y el

destinatario del mensaje tienen en común. El ingeniero de comunicaciones se aproxima

particularmente a la esencia del acto del habla cuando admite que, en el caso de un

intercambio óptimo de información, el sujeto hablante y el oyente tienen a su

disposición más o menos el mismo "fichero de representaciones prefabricadas?": el

emisor [ destinador] de un mensaje verbal escoge una de estas "posibilidades

preconcebidas" y el receptor [destinatario] se supone que hace una e l e c c i ó n idéntica a

partir del m i s m o conjunto de " p o s i b i l i d a d e s ya previstas y preparadas". Así, el acto de

hablar requiere, para ser eficaz, el uso de un código común por parte de a q u e ll o s que

intervienen en él.

«'¿Has dicho pig (cerdo) o .fig (higo)?' dijo el Gato. 'He dicho pig (cerdo)'

replicó Alicia»!". En este enunciado concreto, el receptor felino trata de captar

nuevamente una elección lingüística realizada por el emisor. En el código común al

Gato y a Alicia, es decir, en el inglés hablado, la diferencia de una oclusiva y una

fricativa, en un contexto por lo demás idéntico, puede cambiar el sentido del mensaje.

Alicia había usado el rasgo distintivo "oclusiva/fricativa", rechazando el segundo y

eligiendo el primero de los dos miem bros de la oposición, y había combinado esta

solución, en el mismo acto verbal, con varios otros rasgos simultáneos, usando el

carácter grave y tenso de /p/ en contraposición a lo agudo de /ti y a lo flojo de lb/. De

este modo, todas las características citadas se han combinado en un haz (bundle) de

rasgos d i s t i n t i v o s : lo que se llama un fonema [Véase en nuestra "Actualización de las

afasias" cómo ocurre este fenómeno en el cerebro al nivel microscópico en la corteza

cerebral]. Al fonema /p/ seguían fonemas /i/ y /g/, que a su vez son también haces de

rasgos d i s t i n t i v o s articulados [producidos] simultáneamente. Así p u e s , la concurrencia

[competencia} de entidades simultáneas y la concatenación de entidades sucesivas son

los dos modos según los cuales los hablantes combinamos los elementos

[constituyentes] l i n g ü í s t i c o s [En la actualidad sabemos que el mecanismo por el que se

seleccionan desde los fonemas hasta las palabras, las oraciones y los discursos, es un

mecanismo de clonación y competencia entre otras posibilidades, lo que Calvin ha

llamado "máquinas de Darwin ", que siguen el esquema de normas descrito en la

página 7 del artículo citado. Además, la formación de oraciones requiere la selección

de palabras a partir de las llamadas "clases lingüísticas cerradas". Debemos concluir

'En l a c lí n i c a de l a U n i v e r s i d a d de B o n n , un l i n g ü i s t a , G . K A N D L E R . y dos m é d i co s , F. PANSE y A .

L E l S C H N E R , han e m p r e n d i d o u n a investigación conjunta sobre ciertos trastornos g ra m a t i c a l e s : véase su

i n fo r m a , Klinische und sprachwissenschafiliche Untersuchungen zum Agrammatismus (Srutrgart, 1952)


0

D. M. f'v1ACKA Y, "In search of b a s i c symbols", Cybernetics. Transactions of the Eihth Conference

(Nueva York, 1 9 5 2 ) , p. 183.


10

L E W I S C A R R O L L , Alicia en el país de las maravillas, c a p . V I.


5

también, que sin la colaboración entre neurofisiologos, lingüistas y neuropsicólogos,

estos conocimientos no pasarían de ser teoría, pero que han sido corroborados y

ampliados}.

Ni los haces como /p/ o /f/ ni las series de haces como /pig/ o /fig/ son

inventados por el hablante que los emplea. Como tampoco el rasgo distintivo "stop

versus continuant" [que puede traducirse como "detención versus continuación",

"discontinuo versus continuo" o, mejor aún "oclusivo versus aperturista"} o el fonema

/p/ puede aparecer fuera de un contexto. El rasgo oclusivo ["stop feature "] aparece

combinado con algunos otros rasgos concurrentes [with certain others concurrent

features] y el repertorio de combinaciones de estos rasgos junto a fonemas tales

como /p/, lb/, /ti, /di, /k/, /g/, etc., está limitado por el código de cada lengua en cuestión.

El código fija [impone] limitaciones [The code sets limitations] a las posibles

combinaciones del fonema /p/ con los fonemas que lo preceden o siguen; y solo una

parte de la secuencia permitida de fonemas es actualmente utilizada por el repertorio

[stock] léxico de una lengua determinada. Incluso cuando teóricamente son posibles

otras combinaciones de fonemas, el hablante, por regla general, es sólo un usuario de

palabras [word-user] y no un acuñador [ creador] de palabras [word-coiner]. Cuando

nos enfrentamos con determinadas palabras, esperamos que sean unidades codificadas.

Para comprender la palabra nylon, es necesario comprender el significado asignado a

este vocablo en el léxico del m o d e rn o inglés [In arder to grasp the Word nylon one

must know the meaning assigned to this vocable in the lexical code of modern English}.

En toda lengua existen también grupos de palabras codificadas llamadas en

inglés palabras-frase [frases hechas, en castellano] [phrase-words]. El significado del

modismo ¿qué tal va eso? [The meaning of the idiom how do you do] no puede ser

deducido de la suma de l o s s i g n i fi c a d o s de sus elementos léxicos constitutivos; el todo


_J
no es igual a la suma de las partes. Aquellos grupos de palabras que se comportan a este

respecto como una sola palabra, constituyen un caso frecuente, pero, sin embargo,

marginal. Para comprender la inmensa mayoría de los grupos de palabras basta con

conocer sus elementos y las reglas sintácticas de su combinación. Dentro de estas

limitaciones tenemos libertad para variar los contextos de las palabras [Véase el

interesante diccionario Redes realizado según este principio (Cf BOSQUE, Ignacio,

Diccionario Redes. Diccionario combinatorio del español contemporáneo, Ed SA1)}.

Esta libertad es, por supuesto, relativa, y considerable la presión de los clichés

habituales sobre nuestra elección de c o m b i n a c i o n e s . Pero es innegable que existe cierta

libertad para componer contextos completamente n u e v o s , pese a la relativamente baja

p ro b a b i l i d a d estadística de su ocurrencia.

Por tanto, en la c o m b i n a c i ó n de las u n i d a d e s lingüísticas existe y seguimos una

escala de libertad creciente. En la combinación de rasgos distintivos para constituir

fonemas, la libertad del hablante i n d i v i d u a l es n u l a ; el código tiene ya establecidas todas

las posibilidades utilizables en la lengua en cuestión. La libertad de combinar los

fonemas en palabras se circunscribe al caso marginal de la acuñación de términos

[ creación de palabras]. El hablante se h a l l a menos coartado cuando se trata de formar

frases con las palabras. Y, finalmente, la acción coactiva de las reglas sintácticas cesa a

la hora de c o m b i n a r frases en e n u n c i a d o s , aumentando así c o n s i d e ra b l e m e n t e la libertad

de cada h a b l a n t e para crear n u e v o s contextos, a u n q u e tampoco a q u í se p u e d a pasar por

alto lo e s t e r e o t i p a d o de n u m e ro s o s e n u n c i a d o s .

Todo s i g n o l i n g ü í s t i c o se d i s p o n e s e g ú n dos m o d o s :

}) La combinacion» Todo s i g n o está fo r m a d o de otros s i g n o s c o n s t i t u t i v o s y / o

aparece únicamente en combinación con otros signos. Esto s i g n i fi c a que toda unidad
6

lingüística sirve a la vez como contexto para las unidades más simples y / o encuentra

su propio contexto en una unidad lingüística más compleja. De aquí que todo

agrupamiento efectivo de unidades lingüísticas las englobe en una unidad superior:

combinación y contextura son dos caras de la misma operación.

2) La selección.- Una selección entre alternativas implica la posibilidad de

sustituir una por la otra, equivalente a la anterior en un aspecto y diferente de ella en

otro. De hecho, selección y sustitución son dos caras de la misma o p e ra c i ó n .

Ferdinand de Saussure advirtió claramente el papel fundamental que estas dos

operaciones desempeñan en el lenguaje. Sin embargo, de las dos variedades de

combinación --concurrencia y concatenación-, el lingüista de Ginebra sólo reconoció

la segunda, la sucesión temporal. Pese a su propia intuición del fonema como conjunto

de rasgos distintivos concurrentes (éléments differérentiels des ph o n é m e s [enfrancés en

el originalj), el científico sucumbió al prejuicio t ra d i c i o n a l acerca del carácter lineal del

lenguaje «qui exclut la possibilité de prononcer deux é l é m e n t s a lafois» [enfrancés en

el original]"

A fin de delimitar los dos modos de relación que hemos descrito como

combinación y selección, F. de Saussure establece que el p r i m e ro «es in praesentia; se

apoya en dos o más elementos igualmente presentes en una serie efectiva», m i e n t ra s que

el segundo «une términos in absentia en una serie mnemónica virtual». Es decir, la

selección (y, correspondientemente, la sustitución) se refiere a entidades asociadas en el

código, pero no en el mensaje dado, mientras que, en el caso de la combinación, las

entidades a que se refiere se hallan asociadas, bien en ambos, bien solamente en el

mensaje. El receptor percibe que la elocución dada [the given utterance} (mensaje) es

una combinación de partes constitutivas (frases, p a l a b ra s , fonemas, etc.) seleccionadas

del repertorio [repository: deposito, archivo, repertorioJ de todas las partes


_j

constitutivas posibles (código) [o.f all possible constituent parts (code)}. Los elementos
i

de un contexto se encuentran en situación de contigüidad, mientras que en un grupo de

sustituciones los signos están ligados entre sí por diversos grados de similitud, que

fluctúan entre la equivalencia de los sinónimos y el núcleo común de los antónimos.

Estas dos o p e ra c i o n e s p ro p o r c i o n a n a cada signo lingüístico dos conjuntos de

interpretantes [interpretants], por emplear el útil concepto que introdujo Charles

12

Sanders Peirce : dos referencias sirven para interpretar el signo: una, el código y otra el

contexto, ya sea éste codificado o libre; y en cada uno de esto modos, el signo se ve

remitido a otro conjunto de signos l i n g ü í s ti c o s , mediante una relación de alternación en

el primer caso, y de yuxtaposición en el segundo. Una unidad s i g n i fi c a t i v a determinada

puede sustituirse por otros signos más e x p l íc i t o s del mismo código, revelando así su

sentido g e n e ra l , mientras que su s i g n i fi c a d o contextual viene d e fi n i d o por su relación

con otros signos dentro de la misma serie.

Los elementos constitutivos de todo mensaje están ligados necesariamente con

el código por una relación i n t e rn a , y con el mensaje por una relación externa. El

lenguaje, en sus diversos aspectos, emplea ambos modos de relación. Tanto si se

intercambian mensajes como si la comunicación se dirige unilateralmente del emisor al

receptor , debe existir cierta contigüidad entre los protagonistas de un acto ver b al pa ra

que e s té asegurada la t ra n s m i s i ó n del mensaje. La s e p a ra c i ó n espacial, y con fr e c u e n c i a

t e m p o ra l , e n tre dos individuos, emisor y rece p tor se ve salvada por una relación i n t e rn a :

debe haber cierta equivalencia entre los símbolos usados por el emisor y los que el

1 1

F. DE S A U S S U R E : Cours de linguistique généra!e, 2" e d . , París, 1922. [ E x i s t e n varias t ra d u c c i o n e s

al castellano del Cours, la más recomendable de l a s m i s m a s es l a p u b l i c a d a por A l i a n z a U n i v e r s i d a d ]


11

C. S . P E I R C E : Collected Papers, JI y 1 /1 (Cambridge, Mass .. , 1 9 3 2 , 1 9 3 4 ); ver el í n d i c e por materias.


7

receptor conoce e interpreta. Sin semejante equivalencia el mensaje es infructuoso y

aún cuando alcanza al receptor, no le afecta.

Ill. EL TR.\STORNO DE LA SEMEJANZA

Está claro que los trastornos del habla pueden afectar en grado variable la

capacidad del individuo para combinar y seleccionar las unidades lingüísticas; de hecho,

la cuestión de saber cuál de estas dos operaciones resulta principalmente dañada,

alcanza notable importancia en la descripción, análisis y clasificación de las diversas

formas de afasia. Esta dicotomía es tal vez aún más sugestiva que la distinción clásica

(que no discutiremos ya en este artículo) entre afasia emisora y receptora, que indica

cuál de las dos funciones utilizadas en l o s intercambios lingüísticos, la codificación o la

decodificación de los mensajes verbales, se ve particularmente afectada.


13
Head intentó clasificar los casos de afasia en grupos d e fi n i d o s y asignó a cada

una de estas variedades «un nombre escogido para señalar la deficiencia más marcada

que manifiesten en el manejo y la comprensión de palabras y frases» (p. 412).

S i g u i e n d o este método distinguiremos dos tipos básicos de a fa s i a , según que la principal

deficiencia resida en la selección y la sustitución, con relativa estabilidad de la

c o m b i n a c i ó n y la contextura, o b i e n , a la inversa, en la combinación y la contextura, con

relativa conservación de la selección y la sustitución normales. Al esbozar estos dos

modelos opuestos de afasia, voy a utilizar principalmente datos de Goldstein.

Para los afásicos del primer tipo (los de la selección deficiente), el contexto

constituye un factor indispensable y decisivo. Cuando se les muestran retazos de

palabras o frases, tales pacientes las completan rápidamente. Hablan por pura reacción:

mantienen fácilmente una conversación, pero les es difícil iniciar un diálogo; son

capaces de replicar a un interlocutor real o imaginario cuando son, o creen ser, los

destinatarios del mensaje. Les cuesta especialmente practicar, e incluso comprender, un

discurso cerrado como el m o n ó l o g o . Cuanto más dependan sus palabras del contexto,

más éxito tendrán en sus esfuerzos de expresión. Se muestran incapaces de articular una

frase que no responda ni a una réplica de su interlocutor ni a la situación que se les

presenta. La frase "está lloviendo" no puede articularse a menos que el sujeto vea

realmente que llueve. Cuanto más profundamente se inserte el enunciado en el contexto

(verbal o no verbal izado), más probable se hace que esta clase de pacientes llegue a

pronunciarlo.

De igual modo, la palabra menos afectada por la enfermedad será la que más

dependa de otras de la misma frase y la que más se refiera al contexto s i n t á c t i c o . Así,

son más resistentes las palabras sometidas sintácticamente al régimen o la concordancia

gramaticales, mientras que tiende a omitirse el principal agente subordinador de la

oración, es decir, el sujeto. Corno es en el primer paso donde el paciente tropieza con su

principal obstáculo, es obvio que fracasará precisamente en el punto de partida, la

piedra angular de la estructura de la o ra c i ó n . En este tipo de trastorno del lenguaje, las

frases se c o n c i b e n como secuelas elípticas que han de completar las d i c h a s , cuando no

i m a g i n a d a s , con a n t e r i o r i d a d , por el afásico m i s m o , o recibidas por él de un interlocutor

que también puede ser fi c t i c i o . Las palabras c l a v e pueden saltarse o reemplazarse por

sustitutos a n a fó r i c o s abstractos". Como ha s e ñ a l a d o Freud", un nombre específico se

reemplaza por otro, muy g e n e ra l , corno machín o chose en el habla de los a fá s i c o s

i; H . HEAD: Aphasia and kindred disorders of speech, J (New York. 1 92 6 )


1'

L. B L O O M F ! E L D : Language (New york, 1 9 3 3 ) , cap. X V : S u b s t i t u t i o n .


15

S . FR.EUD: On aphasia (Londres, 1 9 5 3 ), p. 22 . [Trad. castellana en Nueva v i s i ó n )


8

franceses [Es decir, se conserva la dimensión del concepto, pero falla la obtención de

la palabra adecuada}. En un caso alemán dialectal observado por Goldstein (p. 246 s s . ;

p. 64 de la t ra d . ) , Ding (cosa) o Stückle (trozo) reemplazaban todos los nombres

inanimados y überfharen (realizar), todos los verbos que podían identificarse a partir del

contexto o de la situación y que por consiguiente parecían superfluos a los ojos del

enfermo (p. 246 s s . ) .

Las palabras dotadas de una referencia inherente al contexto, como los

pronombres y los adverbios pronominales, y las que sólo sirven para construir el

contexto, como las partículas auxiliares y de conexión tienen grandes probabilidades de

sobrevivir [En la actualidad sabemos que se localizan en lugares diferentes del

cerebro}. Servirá como ilustración un típico enunciado de un paciente alemán, recogido

por Quensel y citado por Goldstein (p. 3 0 2 ; 3 1 5 de la trad. c a s t. ) :

«Ich bin doch hier unten, na wenn ich gewesen bin ich wees nich, we das, un

wen ich, ob das nun doch, noch, ja. Was Sie her, wenn ich, och ich weess nicht, we das

hier warja . .. »

Vemos, pues, cómo sólo el armazón, los eslabones de la comunicación, se

conservan cuando este tipo de afasia ha alcanzado su etapa crítica.

Desde la alta Edad Media, la teoría del lenguaje viene afirmando insistentemente

que la palabra aislada de un contexto carece de s i g n i fi c a d o . Esta afirmación, sin

embargo, s ó l o es v á l i d a en el caso de la afasia o, más exactamente, de un tipo de afasia.

En los casos patológicos a que nos estarnos refiriendo, una palabra a i s l a d a no significa

otra cosa que "bla, bla, bla". Numerosos tests han descubierto que para tales pacientes

dos apariciones de la misma palabra en contextos diferentes son meros homónimos.

Dado que los vocablos distintivos transmiten más información que los homónimos,

algunos afásicos de este tipo tienden a reemplazar las variantes contextuales de una

misma palabra por diferentes términos, cada uno de los cuales es específico para un

entorno dado. Así, la paciente de Goldstein no pronunciaba nunca la palabra cuchillo

sola, sino que, según su uso y circunstancias, llamaba al cuchillo alternativamente

cortaplumas, mondador, cuchillo de pan o cuchillo y tenedor (p. 62; 66 de la trad.

cast.); de esta forma, la palabra cuchillo, forma libre, capaz de presentarse a i s l a d a , se

convertía en una.forma ligada.

«Tengo un piso muy bonito, vestíbulo, dormitorio, cocina», dice la paciente de

Goldstein. «No, también hay pisos grandes, sólo en la parte de atrás viven los solteros»

En lugar de solteros, podría haber escogido una forma más explícita, el grupo gente 110

casada, pero la hablante prefirió emplear un solo término; cuando se le i n s i s t i ó para que

respondiera lo que era un soltero, la paciente no contestó: «aparentemente estaba

distraída» (p. 270; p. 283 de la trad. c a s t. ) . Una respuesta como «un soltero es un

hombre que no está casado» o «un hombre que no está casado es un soltero» hubiera

supuesto una predicación en forma de ecuación y, por lo tanto, la proyección de un

conjunto o grupo de sustitución tomado del código léxico de la lengua dentro del

contexto del mensaje dado. Los términos equivalentes se transforman en partes

correlativas de la frase y como tales ligadas por la c o n t i g ü i d a d . La paciente era capaz de

escoger el término adecuado, soltero, cuando se apoyaba en el contexto de una

conversación habitual sobre los «pisos de s o l t e ro » , pero no podía u t i l i z a r el grupo de

s u s t i t u c i ó n soltero = hombre no casado como tema de la frase, porque se encontraba

a l t e ra d a su capacidad de e fe ctu ar selecciones y sustituciones autónomas. La ecuación

p ro p o s i c i o n a l que se pedía en vano a la paciente no t ra n s m i t e otra información que

"soltero s i g n i fi c a hombre no casado" o "un hombre no casado se l l a m a soltero".

La m i s m a d i fi c u l t a d surge c u a n d o se p i d e a l p a c i e n t e q u e n o m b r e un objeto que

el observador señala o maneja. El a fá s i c o cuya facultad de sustitución se e n c u e n t ra


9

alterada no podrá completar con el nombre de un objeto el gesto que hace el observador

al indicarlo o tomarlo. En lugar de decir «eso se llama un lápiz», se contentará con

añadir una observación elíptica acerca de su u s o : « e s c r i b i r» . Si se halla presente uno de

los signos sinónimos ( como pueden serlo la palabra soltero o el gesto de señalar el

lápiz), el otro signo (la locución hombre no casado o la palabra lápiz) se convierte en

redundante y por tanto en superfluo. Para el afásico, ambos signos siguen una

distribución complementaria; si el observador produce uno de ellos, el paciente evitará

el otro; su reacción típica será lo de "lo entiendo todo" o "Ich weiss es schon (ya lo

sé)". Análogamente el dibujo de un objeto llevará a la supresión del término que lo

designa: un signo verbal es reemplazado por un signo pictórico. Cuando se enseñó el

dibujo de una brújula a un paciente de Lotmar, su respuesta fue: « S í , es un . . . yo sé de

qué se trata, pero no puedo recordar la expresión técnica . . . Si . . . dirección . . . para indicar
16
la dirección . . . un imán señala el norte» [Este apunte de Jakobson sugiere que no hay,

pues, una divisoria clara entre el sujeto de un discurso o del otro, esto es, el sujeto del

discurso del paciente y el del explorador. El discurso es uno.}. Tales pacientes no

consiguen pasar, como diría Peirce, de un indice o un icono al símbolo verbal


7•
correspondiente 1

Aun la s i m p l e repetición de una palabra resulta para el paciente una redundancia

innecesaria, por lo que es incapaz de repetirla pese a las instrucciones que puedan

dársele. Un paciente de Head al que se pedía que repitiera la palabra «no» repuso: «No,

no sé cómo hacerlo». Aunque empleaba espontáneamente la palabra en el contexto de

su respuesta, no podía expresar la forma más pura de predicación ecuacional, la

tautología a = a: «no» es « n o » .

Una de las aportaciones de la lógica s i m b ó l i c a a la ciencia del lenguaje consiste

en haber destacado la distinción entre lenguaje-objeto y metalenguaje. Como dice

Carnap, «si queremos hablar acerca de cualquier lenguaje objeto, necesitarnos un

metalenguajes" En estos dos niveles del lenguaje pueden emplearse unos mismos

recursos lingüísticos; así podemos hablar en inglés (tomándolo como metalenguaje)

acerca de la lengua inglesa, tomada como lenguaje objeto, e interpretar las palabras y

frases inglesas mediante sinónimos, circunloquios y paráfrasis también inglesas. Es

evidente que tales operaciones, que los lógicos llaman metalingüísticas, no son un

invento de éstos: lejos de darse únicamente en la esfera de la ciencia, forman parte

integrante de nuestros hábitos lingüísticos. Dos interlocutores tratan a menudo de

comprobar si a m b o s están refiriéndose a un m i s m o c ó d i g o . «¿Me sigues? ¿Entiendes lo

que digo?» pregunta el que habla; o bien es el oyente quien interrumpe d i c i e n d o : «¿Qué

quieres decir?». Entonces el e m i s o r del mensaje sustituye el signo equívoco por otro del

m i s m o código l i n g ü í s t i c o , o por un grupo de signos c o d i fi c a d o s , tratando así de hacerlo

más accesible al decodificador.

La interpretación de un signo lingüístico a través de otros de la misma lengua,

que en determinados aspectos pueden considerarse homogéneos, es una operación

rnetalingi.iística que también desempeña un papel esencial en el aprendizaje del lenguaje

por parte de los n i í'í o s . Observaciones recientes han mostrado lo importante del lugar

que ocupa la charla acerca del lenguaje en la conducta verbal de los niños en edad

preescolar. El recurso al metalenguaje es necesario tanto para la adquisición del

lenguaje como para el n o r m a l fu n c i o n a m i e n t o de éste. La a u s e n c i a en los afásicos de la

« c a p a c i d a d de nombran> es, p ro p i a m e n t e . u n a p é r d i d a de metalenguaje En r e a l i d a d , los

16

F. LOTMAR: "Zur Pathophysiologie der erschwerten Wortfindung bei Aphasischen", Schweiz.

Archivfür Neurologie und Psychiatrie, XXXV (1 9 3 3 ) , p . 104.


1 7

C. S . P E I R C E : "The icon, i n d e x and syrnbol", Collected papers, lf ( C a m b r i d g e , M a s s . , 1 9 3 2 ) .

JK R. C A R N A P : Meaning and necessity ( C h i c a g o , 1 9 4 7 ) , p . 4.


1 0

ejemplos de predicación ecuacional q u e se pedían en vano a los pacientes antes citados,

son proposiciones metalingüísticas referidas a la lengua empleada. Su formulación

explícita sería: «En el código que usamos, el nombre del objeto sefialado es ' l á p i z ' » ; o

bien «En el código que usamos, la palabra ' s o lt e ro ' y la circunlocución 'hombre no

casado' son equivalentes».

Los afásicos de este tipo no pueden pasar de una palabra a sus sinónimos o

circunlocuciones ni a sus h e t e r ó n i m o s , es decir, a las expresiones equivalentes en otros

idiomas. La pérdida de la capacidad políglota y consiguiente confinamiento en una sola

variedad dialectal de una única lengua son manifestaciones sintomáticas de este

trastorno.

Un prejuicio antiguo, pero que reaparece con frecuencia, considera que la única

realidad lingüística concreta es la de hablar de un individuo determinado en un

momento dado, el llamado idio!ecto. Contra esta concepción se ha objetado lo siguiente:

«Cuando se habla por primera vez con alguien, siempre se intenta,

deliberadamente o no, dar con un vocabulario común: bien para agradar, bien para

hacerse comprender, bien, finalmente, para librarse de é l , se emplean los términos del

interlocutor. En el lenguaje no hay nada que recuerde la propiedad p r i v a d a : todo está

socializado. El intercambio verbal, como toda otra forma de relación, requiere al menos

la comunicación entre dos i n d i v i d u o s ; el idiolecto no es, pues, sino una ficción un tanto
19
insidiosa»

Es preciso, sin embargo, hacer una reserva: para un afásico que ha perdido la

capacidad de "conmutación del código" (code-switching), su "idiolecto" se convierte

efectivamente en la ú n i c a realidad lingüística. Como no juzga que el habla de los demás

constituye mensajes que se le dirigen su m i s m o sistema verbal, siente lo que expresó un

paciente de Hemphil y Stengel: «Le oigo perfectamente, pero no puedo entender lo que

dice . . . Oigo su voz pero no las palabras . . . No se puede pronunciarx". Encuentra que el

enunciado del otro es pura jerigonza, o al menos que pertenece a una lengua

desconocida.

Como ya queda d i c h o , es la relación externa de contigüidad la que une entre sí

los componentes de un contexto y la relación interna de semejanza la que permite el

juego de las sustituciones. A ello se debe que, para los afásicos cuya capacidad de

sustitución se encuentra afectada, e intacta la de contextura, las operaciones en que

interviene la semejanza sean reemplazadas p or las basadas en la contig ü idad . P o dría

decirse que , en tales condiciones, toda a gru pación sem á ntica se g uiaría por la

contigüidad espacial o temporal en vez de por la semejanza; de hecho , los experimentos

de G o l dstein justi fi can esta s u p o s i c i ó n : una paciente de este tipo, a la que se p i d i ó que

diera una lista de nombres de a n i m a l e s , los dispuso en el m i s m o orden en el que los

h a bí a visto en el zoológico [Un paciente de mi hija, afecto de una afasia de este tipo,

cuando ha de contar hasta siete ha de iniciar la serie desde el uno.]; análogamente ,

pe s e a que se le so l icita b a que ag ru para ciert o s objetos según su colo r , tamaño y fo rma ,

l os cl asi fi c ó de acuerdo con su contig ü idad espacial como objetos caseros, m aterial de

o ficina , etc., y justificaba esta ordenación re fir iéndose a los esca p arates , en los cuales

« no importa lo q ue es cada cosa » , es decir , no es preciso q u e los objetos sean s i m i l a r e s

( p. 61 ss . y 263 ss.; 66 y 275 de la t ra d. cas t. ) . La m i s m a enferma d aba sus n ombres a

19

R. J A K O B S O N : " R e s u l t s of the Conference o f A n t h ro p o l o g i s t s and L i n g u i s t s " , indiana University

Publicotions in A nthropologv and Linguistics, VJ/1 ( l 9 5 3 ). Con el título: "Le langage común des

l i n g u i s t e s et des anthropologues", constituye el cap. l de los Essais de linguistiqne genérale. vol. l , p . 2 5 -

42. [Trad. al español ("El lenguaje común de antropólogos y lingüistas" de Josep M. Pujo) y Jem

Cabanes en Ensayos de lingüística general, Ed. A ri e l , 1 9 8 4 , cap. 1 , p. 1 3 - 3 3 ]


10
R. E. HEl\t!PHJL y E. STENGEL, "Pure word deafness", Journal of Neurology ami Psychiatry, 1 11

( 1 9 4 0 ) , p. 2 5 1 - 6 2 .
1 1

los colores fundamentales -rojo, azul, verde y a m a r i ll o - pero se negaba a llamar así

también a los tonos intermedios (p. 268 ss.; 279 de la trad. cast.), puesto que para e ll a ,

las palabras no eran capaces de asumir s i g n i fi c a d o s d e r i v a d o s a d i c i o n a l e s por semejanza

con su s i g n i fi c a d o original.

Tiene razón G o l d s t e i n cuando señala que los pacientes de este tipo «asimilaban

las palabras en su sentido l i t e ra l , pero no se les podía hacer comprender el carácter

metafórico de las mismas» (p. 270; 283 de la trad. cast.). Sin embargo, sería

injustificado generalizar diciendo que el lenguaje figurado les resulta completamente

incomprensible. De los dos tropos que constituyen l o s p o l o s de la figuración retórica, la

metáfora y la metonimia, esta última, basada en la contigüidad, es empleada con

frecuencia por los a fá s i c o s con d e fi c i e n c i a s selectivas. Tenedor reemplaza a cuchillo,

mesa a lámpara.fumar a pipa. comer a tostadora. Head refiere un caso típico:

« C u a n d o no conseguía recordar la palabra ' n e g ro ' , describía este c o l o r como 'lo

que se hace por l o s m u e r t o s ' , lo que abreviaba d i c i e n d o 'muerto'» (1, p. 198).

Tales metonímias pueden caracterizarse como proyecciones de la línea del

contexto habitual sobre la línea de sustitución y selección: un signo (tenedor, por

ejemplo) que suele aparecer junto a otro (cuchillo) puede usarse en lugar de este ú l t i m o .

Expresiones como « c u c h i ll o y t e n e d o r» , « l á m p a ra de mesa» o « fu m a r en pipa» han

provocado las metonimias tenedor, mesa, filmar; la relación entre el uso de un objeto

(una tostada por ejemplo) y el medio de p ro d u c i r l o da lugar a la m e t o n i m i a comer por

tostadora. «¿Cuándo se viste uno de negro?» -«Cuando guarda luto por los muertos»:

en lugar de nombrar el color, se designa la causa de su uso t ra d i c i o n a l. El tránsito de la

semejanza a la contig ü idad es especialmente evidente en casos como el de l paciente de

G oldstein , que respondía con una m etonimia cuando se le ped í a que rep i tiera una

palabra d i c i e n d o , p or e j emplo , cristal en lugar d e ventana o cielo en lugar de Dios (p.

280: 293 de la trad . cas t. ).

C uando la capacidad de efectuar selecciones está ser i a m ente dañada y se

conserva , al menos par c ialmente , la fa cultad combinatoria , entonces la contigüidad

determina la totalidad de la conducta verbal del pa c iente , dando lugar a un tipo de a fa s i a

que podemos llamar trastorno de la semejanza.

IV. EL TRASTORNO DE LA CONTIGÜIDAD

D esde 1864 se han destacado a menudo de entre las reno v adoras apor t aciones

de Hughlings J ac k son al estudio m o d e rn o del lenguaje y sus trasto rn os, observaciones

como las siguientes:

«No basta con decir que el lenguaje se compone de p a l a b ra s . Se co m pone de

palabras que remiten unas a otras de una mane ra determinada ; de no darse una r e l a c i ó n

adecuada entre sus partes , un e n u n c i a d o verbal s er í a una mera s u c e s i ó n de n o m b r e s que

21•
no fo rmar í a p ro p o s i c i ó n a l g u n a » ( p. 6 6 )

«L a pérdida del habla es la p é rdida de la fa cultad de fo rmar p ro p o s i c i o n e s . . .

22
Caren c ia de h a b l a no s i g n i fi c a c a r e n c i a c o m p l e t a de p a l a b r a s (p. 114).»

La fa c u l t a d de formar proposiciones o, dicho de un modo má s g e n e ra l , de

combinar entidades lingüísticas simples para constituir otras más complejas, se a l t e ra

solamente en un tipo de a fa s i a , el o p u esto al que se aca b a de estudiar en el capítulo

11
H. JACKSON: "Notes on the physiology and pathology of t h e nervous systern" (1 8 6 8 ) , Brain,

XXXVlll (1 9 1 5 ) , p . 6 5 - 7 1.
22
H . J A C K S O N : "On affections of speech frorn d i s e a s e of the b ra i n " ( 1 8 7 9 ) , Brain, XXXVIII (1915),

P. 107-29.
1 2

anterior. No hay carencia de palabras, puesto que es precisamente la palabra la entidad

que en muchos de estos casos se conserva; podemos d e fi n i r la palabra como la unidad

lingüística superior de las c o d i fi c a c i o n e s de modo coactivo: componemos nuestros

e n u n c i a d o s y frases a partir del repertorio léxico que nos proporciona el código.

En esta afasia, en la que se altera la capacidad de contextura, que podría llamarse

trastorno de contigüidad, disminuye la extensión y variedad de las frases. Se pierden

las reglas sintácticas que disponen las p a l a b ra s en unidades superiores; esta pérdida,

ll a m a d a agramatismo, es c a u s a de que la frase degenere en "mero montón de palabras",

23.
usando la imagen de Jackson El orden de las p a l a b ra s se v u e l v e caótico y desaparecen

los vínculos de la coordinación y la subordinación gramaticales, tanto de concordancia

como de régimen. Como podría esperarse, las primeras en desaparecer son las palabras

dotadas de fu n c i o n e s puramente g ra m a t i c a l e s , como las conjunciones, las preposiciones,

los pronombres y los artículos que, en cambio, son las más resistentes al trastorno de

semejanza; de ello surge el modo de expresión que se ha dado en llamar "estilo

telegráfico". La palabra que menos dependa gramaticalmente del contexto, será la que

mejor se mantenga en el habla de los afectados por un trastorno de contigüidad y la que

antes se pierda como consecuencia de un trastorno de las semejanza. Por e ll o , el sujeto,

pieza clave de la frase, es el primer elemento que hacen desaparecer de esta los

trastornos de la semejanza y el que m á s tardan en destruir las afasias de tipo opuesto.

[Este tipo de afasias, que Jakobson llama por trastorno de la contigüidad, se

llaman, en la actualidad, afasias no fluentes, afasia motora o afasia de Broca. Su

característica más llamativa es que el paciente no puede articular bien las palabras]

La a fa s i a que altera la capacidad de contextura tiende a manifestarse en

i n fa n t i l e s enunciados de una sola frase y en frases de una sola p a l a b ra . Si se conservan

algunas frases más largas, son pocas, estereotipadas, "prefabricadas". En los casos

avanzados de esta enfermedad todo enunciado se reduce a una frase de una palabra sola.

Pero, si bien se va perdiendo la facultad de estructurar contextos, siguen efectuándose

operaciones de selección. «Decir lo que es una cosa es decir a qué se parece», señala

Jackson (p. 125). Una vez que fa ll a la contextura, el paciente, que sólo puede

intercambiar los elementos de que dispone, maneja semejanzas y cuando identi fi ca a l g o

lo hace de modo meta fó rico , no ya metonímicamente como los a fá s i c o s de tipo

co n trario. Catalejo por microscopio y fuego por luz de gas son ejemplos típicos de tales

e xpr esiones, que Ja c k son denominó cuasimetaforicas, ya que se distinguen de las

metá fo ras r etó r icas o poéticas por no presentar una trans f erencia de s i g n i fi c a d o

deliberada.

En un sistema lingüístico normal, la p a l a b ra es a la vez un elemento de un

contexto superior, la fr ase, y un compuesto de unidades menores: los morfemas (l a s

unidades mínimas dotadas de s i g n i fi c a c i ó n ) y l o s fonemas. Ya hemos visto cuál era el

efecto del t ra storno de la contigüidad en la combinación de palabras en unidades

super i ores. La relación entre la p a l a b ra y sus componentes re fl eja una a lt e r a c i ó n

p a ra l e l a , a u n q u e de un modo l i g e ra m e n t e d i s t i n t o . Un rasgo típico del a g ra m a t i s m o es la

abolición de la fl e x i ó n : a p arecen categorías no marcadas, como el i n fi n i t i v o , en lugar de

las diversas fo rmas verbales conjugadas (d e l ver bum finituni¡ y, en las lenguas con

declinación, el nominativo en lugar de los casos oblicuos. E s t os defectos se de b en en

parte a la eliminación del régimen y la concordancia y, en pa r t e , a la pérdida de

capacidad de escindir las p a l a b ra s en tema y desinencia. Además, un p a ra d i g m a (en

particular un conjunto de casos g ra m a ti c a l e s c o rn o él-lo-le, o de tiempos como vota­

votó) pr esenta un mismo contenido s e m á n t i co desde los distintos puntos de vista

"' H. JACKSON: "Notes on the physiology and pathology of language" ( 1866), Brain, XXXVIII

(1 9 1 5 ) , p. 4 8 - 5 8 .
13

asociados entre sí por contigüidad, lo cual hace que el tipo de afásicos que estudiamos

se i n cl i n e aún más a rechazar tales conjuntos.

Por lo general, también las fa m i l i a s de palabras que derivan de una raíz común

se hallan vinculadas entre sí por contigüidad. Esta clase de enfermos tiende, bien a

abandonar los t é rm i n o s derivados, bien a encontrarse incapaz de reducir a sus

componentes la combinación de una raíz con su sufijo e incluso un compuesto de dos

palabras. Se han citado con frecuencia casos de pacientes que entendían y pronunciaban

compuestos como Miraflores o Torreblanca, pero no podían decir ni comprender mira y

flores, torre y blanca. Mientras se conserva el sentido de la derivación, de modo que

todavía se usa para introducir innovaciones en el código, puede observarse cierta

tendencia a la simplificación y el automatismo: si la palabra derivada constituye una

unidad semántica que no puede deducirse completamente del s i g n i fi c a d o de sus

componentes, entonces se interpreta mal la Gestalt. Por ejemplo, la palabra rusa mokr­

ica significa "carcoma", pero un afásico ruso la interpretó como "algo húmedo",

especialmente "tiempo h ú m e d o " , porque la raíz mokr-, s i g n i fi c a "húmedo" y e l sufijo -

ica designa al portador de una determinada c u a l i d a d , corno en ne/épica "algo absurdo",

svetlíca " h a b i t a c i ó n c l a ra " , temníca "calabozo" (l i t e ra l m e n t e : h a b i t a c i ó n o s c u ra ) .

Cuando antes de la Segunda Guerra Mundial, la fo n o l o g í a constituía el aspecto

más distintivo y controvertido de la ciencia del lenguaje, ciertos lingüistas se mostraron

escépticos frente a la afirmación de que los fo n e m a s desempeñaban realmente un papel

autónomo en nuestra conducta verbal. Se llegó a sugerir que las unidades s i g n i fi c a t i v a s

del código lingüístico, corno son los morfemas y, en mayor medida, las palabras, son

unidades mínimas que existen realmente en la acción verbal, mientras que las unidades

meramente distintivas, como los fo n e m a s , son construcciones artificiales destinadas a

facilitar la descripción y el análisis científico de una lengua. Esta opinión, que Sapir

llamó "contraria al realismo?", permanece , s i n embar g o , perfectamente v á l i d a re fer ida a

cierto tipo p a t o l ó g i c o : en una variedad de a fa sia que se ha lla m ado a veces " at á c t i c a " , la

palabra es la ú nica unidad l i n g ü í s t i c a que se c onserva. El p aciente tiene solo una imagen

enteriza [ integral ] , indisoluble, de todas las palabras que le son fa m i l i a r e s ; pero , o bien

todas las demás series de sonidos le resultan a j enas e incomprensibles, o bien las

con fu nde con palabras habituales sin tener en cuenta las d i fe r e n c i a s fonéticas. Uno de

los pacientes de Goldstein « p ercibía a l g u n a s palabras , pero . . . no percibía las vocales y

consonantes de que estaban compuestas » (p. 2 1 8 ; 230 de la trad . cast. ) . Un a fá s i c o

fr ancés recono cí a , comprendía , r epetía y articulaba es p ont á neamente las p a l a b ra s café o

pavé (pavimento), p e ro era incapaz de capta r, distinguir o r epetir series sin sentido ,

co mo féca, faké, k é fa y pafé. Ninguna de estas d i fi c u l t a d e s se presenta en un oyente

n o r m a l de lengua francesa , pues ni las s e r i e s de sonidos citadas ni sus componentes son

aj enos al sistema fo n o l ó g i c o fr a n c é s . Tal oyente pod rí a incluso suponer que se trataba

de palabras desconocidas para él, pero tal vez p ertenecientes al vocabulario francés y

probablemente de s i g n i fi c a d o s d i s t i n t o s , p ues difieren unas de otras por l o s fonemas q u e

contienen o por e l orden de éstos.

Si un a fá s i c o se vuelve inca p a z de reducir la palabra a sus c ompo n e n tes

fo n e m á t i c o s , se d e b i l i t a a l a vez su c a p a c i d a d de r egir la c o n t r i b u c i ó n de a q u e l l a , lo c u a l

da lugar fá c i l m e n t e a claras a l t e ra c i o n e s de los fo n e m a s y sus combinaciones. La

gradual r e gr es ión del sistema f ó n ico del a fá s i c o r e p ite c oi , regularidad y en se n tido

inverso el orden de las adquisiciones fonemáticas del niño. Esta regresión implica una

2•1
E. SAPIR: "The psychological re a l i ry of phonemes", Selected Writings (Berkeley y los Angeles,

1 9 4 9 ) . p . 46 ss. [ A r t í c u l o p u b l i c a d o por p r i m e ra vez en u n n ú m e ro e s p e c i a l ( 1 - 4 ) d e 1 9 3 3 d e l Journal de

Psychologie, t ra d u c i d o al castellano como 1-1 . D E L A C R OI X et al., Psicología del lenguaje (Paidós,

Buenos Aires, 1 9 5 2 ) ]
14

inflación de homónimos y una d i s m i n u c i ó n del vocabulario. Si este desmantelamiento

doble -fonemático y léxico- avanza aún más, quedan como últimos residuos del

habla enunciados de una frase, frases de una palabra, palabras de un fonema: el afásico

recae en las fases iniciales del desarrollo lingüístico infantil, e incluso en su etapa pre­

lingüística, si alcanza la aplasia universa/is, la pérdida total de usar o comprender el

lenguaje.

La distinción entre la fu n c i ó n distintiva y la significativa es una característica

peculiar del lenguaje si lo comparamos con otros sistemas semióticos. Entre los dos

niveles del lenguaje surge un conflicto cuando el afásico con poder de contextura

deficiente tiende a a b o l i r la jerarquía de las unidades lingüísticas y a reducir la escala de

éstas a un único plano. Este último nivel que se conserva es, bien una clase de valores

significativos, la palabra, como en los ejemplos que hemos citado, bien una clase de

valores distintivos: el fonema. En este último caso, el enfermo conserva la capacidad de

identificar, distinguir y reproducir fonemas, pero no puede hacer lo mismo con las

palabras. En casos intermedios, se identifican, distinguen y reproducen las palabras;

pero según lo expresó con precisión Goldstein, «pueden reconocerse, pero no se

comprenden» (p. 90; 96 de la trad. c a s t. ) . A q u í la palabra pierde su fu n c i ó n s i g n i fi c a t i v a

normal y asume la puramente distintiva que pertenece habitualmente al fo n e m a .

V. LOS POLOS METAFÓRlf C O Y M E T O NÍ M lf CO

La a fa sia presenta numerosas v ariedades muy dispares , pero todas ellas o s c i l a n

entre uno y otro de los dos polos que acabamos de d e s c r i b i r. T oda forma de trastorno

afásico consiste en una alteración cualquiera , más o menos grave, de la facu lt ad de

se l ección y sustitución o de la facultad de combinación y contextura. En el primer caso

se produce un deterioro de las operaciones metalingüísticas , mientras que el segundo

perjudica la capacidad del sujeto para mantener la jerarqu ía de las unidades lingüísticas .

El primer tipo de afasia suprime la relación de seme j an z a : el segundo la de contigüidad.

La metáfora resu lt a i m p o s i b i l i t a d a en el trastorno de la seme j anza y la m e t o n i m i a en el

de la contigüidad .

El desarro ll o de un disc ur so puede h a ll a r s e a lo largo de dos líneas sem á nticas

d ifer ente s : un te m a (tapie) ll eva a otro ya sea por s i m i l i t u d , y a sea por contig ü idad. Lo

más adecuad o se rí a sin duda hablar d e proceso metafórico en el p rimer caso y de

proceso metonímico en el segundo , puesto q ue cada uno d e e ll o s encue n t ra su ex p resión

más co n den s ada en estas fi g u ra s , uno en la met á fora y el otro en la metonimia ,

res p ectiva m ente. El uso que de uno u otro de estos procedimientos se ve rest r ingido o

tot almente i m p o s i b i l i t a d o por la a fa s i a -c ircunstancia que da lugar a q ue e l estudio de

ésta res ult e particu l armente esclarecedor para el l i n g ü i s t a . En el comportamiento verbal

n ormal , ambo s p ro cesos operan continuamente , pero una observación c u i d a d o s a revela

que se s u e l e c o ncede r a uno cualquiera de e ll o s pre fe rencia sobre el otro por in fl u y o de

los sistemas c u lt u ra l e s , la personalidad y el estilo v erba l.

En un conocido test psicológico, se presenta un nombre a unos n i ñ o s y se les

pide qu e man i fi esten la pr i me ra respuesta verbal que les veng a a la cabeza. Este

e x perime nt o m uestra invariablemente que e x iste n dos predilecciones lingüísticas

op u e s t a s : l a r e s p u e st a trata de s e r, b i e n u n s u s t i t u t o , b i e n un c o m p l e m e n t o d e l e s t í m u l o .

E n e l s e g u n d o c a s o , e l e s t í m u l o y l a r es p uesta fo rm an ju n t o s una a u t é n t i c a c o n s t r u c c i ó n

sintáctica, las más de las veces una frase . P a ra estos dos tipos de reacción se han

prop u e s t o l o s t é r m i n o s d e sustitutiva y predicativa.

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1 5

Una de las respuestas al estímulo cabaña (hut) fue se ha quemado (o quemada:

burnt out en el original, T . ) ; otro, es una casa pequeña pobre. Ambas reacciones son

predicativas, pero la primera crea un contexto puramente narrativo, mientras que en la

segunda se establece un doble enlace con el sujeto hut: por un lado, una contigüidad de

posición (en este caso sintáctica), y por otro una semejanza semántica.

El mismo estímulo produjo también las siguientes reacciones sustitutivas: la

tautología cabaña; los sinónimos choza y chamizo (cabin y hovel); el antónimo palacio

(pa!ace) y las metáforas antro y madriguera (den y burrow). La capacidad que tienen

dos palabras de reemplazarse la una a la otra nos da un ejemplo de semejanza

p o s i c i o n a l ; además, todas estas respuestas se hallan ligadas al estímulo por semejanza o

contraste semánticos. Las respuestas metonímicas al mismo estímulo, como chamiza,

lecho de paja o pobreza (thatch, liuer y poverty) combinan y contrastan la similitud

posicional con la contigüidad semántica.

Al manejar estos dos tipos de conexión ( s i m i l i tu d y contigüidad) en sus dos

aspectos (posicional y semántico) +por selección, combinación y jerarquización- un

i n d i v i d u o revela su estilo personal, sus gustos y preferencias verbales.

En el arte del lenguaje la interacción de estos dos elementos es especialmente

marcada. Para el estudio de tal relación proporcionan ricos materiales de estudio

aquellas formas de versificación que imponen un paralelismo entre versos sucesivos,

como ocurre en la poesía b í b l i c a (y galaico-portuguesa, T.) o en las tradiciones orales de

Finlandia occidental y, hasta cierto punto, también en las rusas. Ello nos proporciona un

criterio objetivo para juzgar aquello que constituye correspondencia dentro de una

comunidad lingüística dada. Puesto que cada nivel verbal -rnorfemático, léxico,

sintáctico y fraseológicc-- puede aparecer cada una de las dos relaciones citadas

(similitud y contigüidad), y a su vez en cada uno de los dos aspectos, se abre una gama

impresionante de posibles configuraciones distintas. Puede prevalecer cualquiera de los

dos polos cardinales: así, en la poesía rusa, predominan las construcciones metafóricas

para las canciones líricas, mientras que en la épica heroica el desarrollo metonímico es

preponderante.

En poesía diferentes razones pueden determinar la elección entre estos dos

tropos. La primacía del proceso metafórico en las e s c u e l a s literarias del romanticismo y

del simbolismo se ha subrayado repetidas veces, pero todavía no se ha comprendido

suficiente que en la base de la corriente llamada "realista", que pertenece a una etapa

intermedia entre la decadencia del romanticismo y el auge del s i m b o l i s m o y se opone a

ambos, se h a l l a , r i g i é n d o l a de hecho, el p r e d o m i n i o de la metonimia. Siguiendo la vía

de las relaciones de contigüidad, el autor realista opera d i s g r e s i o n e s metoním i cas de la

int r iga a la atmósfera de los personajes al marco espacio - tempora l. G usta de los detalles

cuya fu n c i ó n es la de una s i n é c d o q u e . En la escena del s u i c i d i o de Anna K arenina , la

atenci ó n artística de T olstoi se concent ra en el b o l s o de la heroína ; y , en Guerra y paz el

m i s m o autor emplea las sinécdo q ues " pelo en el labio su p erior " y "hombros desnudos"

p ara re fe r irse a los personajes f emeninos a quienes pertenecen tales rasgos.

La observación de que tales procesos predominan alte rn ativamente no es

ú nicamente para el arte literario. U na i déntica oscilación se produce en sistemas de

signos di fe rentes al l e n g u aj e " : U n destacado ejemp l o de la historia de l a p i n t u ra es la

m ani fi esta o r i e n t a c i ó n m e t o n í m i c a del c u b i s m o , e l c u a l trans fo rma c u a l q u i e r objeto en

un con j unto de sinécdoques; l os p intores surrealistas r e p l i c a ro n c on u na actitu d

,; Yo mismo he arriesgado algunas opiniones esquemáticas sobre los giros m e t o n í m i co s en el arre

verbal ("Pro re a l i z m u mystectvi", Vaplite, Jarkov, l 92 7 , núm. 2; "Randbernerkungen zur Prosa des

Dichters Pasternak" Slavische Rundschau, VII, 1935) en la p i n t u ra ("Fulurizm", Iskusstvo, M o s c ú , 2 de

agosto 1919) y en el cine (Upadek filmu", Listy pro umeni a kritiku, 1, Praga, 1933) pero la cuestión

crucial de los dos procesos polares se h a l l a todavía p e n d i e n t e de i n v e s t i g a c i ó n d e t a l l a d a y s i s t e m á t i c a .


16

decididamente metafórica. Desde las producciones de D . W. Griffith, el arte del cine,

con su notable capacidad para cambiar el án gul o , la perspectiva y el enfoque de las

tomas, ha roto con la tradición del teatro, consiguiendo una variedad sin precedentes de

primeros p l a n o s en sinécdoque y, en general, de montajes metonímicos. En films como

los de Charlie C h a p l i n , estos métodos a su vez se han visto reemplazados por un nuevo

tipo de montaje, metafórico, con sus "fundidos superpuestos" - verdaderas


26•
comparaciones fílmicas

La estructura bipolar del lenguaje (o de otros sistemas semióticos) y la fijación

del afásico en uno de estos polos con exclusión del otro requieren un estudio

comparativo sistemático. La conservación de uno de estos extremos en cada tipo de

afasia debe cotejarse con el predominio del mismo en ciertos estilos, hábitos personales,

modas, etc. Un análisis y una comparación detalladas de estos fenómenos con la

totalidad del síndrome afásico correspondiente son tareas urgentes que deben emprender

conjuntamente especialistas en psicopatología, psicología, lingüística, retórica, poética y

semiótica, la c i e n c i a de l o s signos en general. La dicotomía que estudiamos aquí resulta

en extremo s i g n i fi c a t i v a y pertinente para comprender el comportamiento verbal y el

comportamiento humano en general."

Para mostrar las posibilidades que tiene la investigación comparada que

preconizamos, escogeremos el ejemplo de un cuento popular ruso que emplea el

paralelismo como resorte c ó m i c o : "Tomás es soltero; Jeremías no está casado" (Fomá

xólost; Erjoma, nezenát). Aquí los predicados de las dos cláusulas paralelas se hallan

asociados por semejanza; en realidad, son sinónimos. Los sujetos de ambas oraciones

son nombres propios masculinos y, por tanto, s i m i l a r e s morfológicamente, mientras que

por otra parte designan a dos héroes contiguos del m i s m o cuento, creados para llevar a

cabo idénticas acciones y, de este m o d o , j u s t i fi c a r el empleo de pares de predicados

sinónimos. Una versión ligeramente modificada de la m i s m a construcción se emplea en

una conocida canción de boda en la cual se va nombrando sucesivamente a todos los

invitados, primero por el nombre de p i l a y luego por el patronímico: "Gleb es soltero;

Inanovic no está casado." Mientras que ambos predicados son aquí de nuevo sinónimos,

la relación entre l o s dos sujetos ha c a m b i a d o : ambos son nombres propios se refieren a

la misma persona y que normalmente aparecen contiguos, como fórmula de cortesía, al

dirigirse a a l g u i e n .

En la cita del cuento popular, las dos c l á u s u l a s paralelas se refieren a dos hechos

independientes: el estado c i v i l de Tomás y el de Jeremías, que son i d é n t i c o s . En c a mb i o ,

en el verso de la canc i ó n las dos cláusulas son s i n ó n i m a s : repiten de modo redundante

que un m i s m o héroe es c élibe, e s c i n d i e n d o a éste en dos h i p ó s t a s i s verbales.

El n o v e l i s t a ruso G l e b l v á n o v i c h U s p i e n s k i (1 8 4 3 - 1 9 0 2 ) padeció en los ú l t i m o s

años de su vida una enfermedad mental acompañada por trastornos del lenguaje. Su

nombre y su patronímico, Gleb Ivánovich, unidos tradicionalmente en el diálogo no

fa m i l i a r , se separaron para é l , pasando a designar dos seres diferentes: G l e b , dotado de

todas sus virtudes, e Ivánovich, el nombre que relaciona al hijo con su padre, que

encarnaba todos los v i c i o s de U s p i e n s k i . El aspecto l i n g ü í s t i c o de este d e s d o b l a m i e n t o

de la p e r s o n a l i d a d c o n s i s t e e n la i n c a p a c i d a d del enfermo para u s a r dos s í m b o l o s para

un m i s m o objeto, es d e c i r, en un trastorno de la semejanza. Como los trastornos de la

semejanza van unidos a una p ro p e n s i ó n a la metonimia, se hace particularmente

26
Cf. BELA 13 A L A Z S : Theory of thefilm (Londres. 1952).
27
Para los aspectos p s i c o l ó g i c o s y s o c i o l ó g i c o s de esta dicotomia, véanse las c o n c e p c i o n e s de Bateson

sobre la "integración progresiva" y "selectiva", y las de Parsons sobre la "dicotomia conjunción­

d i s y u n c i ó n " e n el d e s a r r o l l o del n i ñ o : J . R U E S C J-1 y G . B A T E S O N : Communication. the social matrix of

psychiatry (Nueva York, 1 9 5 1 ), p. l 83ss.; T. PARSONS y R. F. BALES: Family, socializotion and

imeraction process ( G l e n c o e , 1 9 5 5 ) . p. l l 9 s s .
17

interesante el estudio del estilo literario empleado por Uspienski en su juventud. Y el

e s tu d i o de Anatolij Kamelugov, que analizó este estilo, responde a nuestras previsiones

teóricas. Muestra que Uspienski tenía una especial a fi c i ó n a la metonimia y, sobre todo,

a la sinécdoque hasta el extremo de que «el lector se ve aplastado por la multiplicidad

de detalles que recargan un espacio verbal limitado, de forma que muchas veces se

pierde el retrato por incapacidad de abarcar el conjunto»:". [Se trata de alguien que se

pierde en los detalles, resultándole dificil hacer una síntesis de conjuntoJ

Desde luego, el estilo metonímico de Uspienski procede del modelo literario que

predominaba en su tiempo, el "realismo" de fines del siglo XIX, pero el s e ll o personal

de Gleb Ivánovich hizo a su pluma particularmente apta para las manifestaciones más

extremas de esta corriente artística y, finalmente, dejó su huella en el lado verbal de su

enfermedad.

En todo proceso simbólico, tanto intrasubjetivo como social se m a n i fi e s t a la

competencia entre los dos procedimientos metafórico y metonímico. Por e ll o , en una

investigación acerca de la estructura de los sueños, la cuestión decisiva es saber si los

símbolos y las secuencias temporales utilizadas se basan en la contigüidad

("desplazamiento" metonímico, y "condensación" sinécdoquica fr e u d i a n o s ) o en la

29.
similaridad ( " i d e n t i fi c a c i ó n " y "simbolismo" freudianos) Frazer ha reducido a dos

tipos los principios que g o b i e rn a n los ritos mágicos: encantamientos fu n d a d o s en la ley

de la semejanza y en la asociación por contigüidad. La primera de estas dos g ra n d e s

ramas de la magia por simpatía se ha denominado "homeopática" o "imitativa" y la

segunda "magia por contagio'?". Esta bipartición es sumamente esclarecedora. No

obstante, la cuestió n de los dos polos p ermanece ignorada en casi todos los campos ,

pese a su vasto alcance y a su impor t ancia para el e s tu d i o de todos los compor t amientos

simbólicos, y en particular del comportamiento verbal, y de sus alteraciones. ¿C u á l es la

razón principal de esta ignorancia '

La semejanza del s i g n i fi c a d o establece una relación entre los símbolos de un

m etalengua j e y los del lenguaje al que éste se refiere. T ambién la relación entre un

t érmino meta fó rico y el término que reem p laza se establece por semejanza . P or

consiguiente, cuando const ru ye un metalenguaje destinado a interpretar los tro pos , el

investigador p osee unos medios más adecuados para tratar de la metáfora que para

manejar la metonimia, la cual, por basarse en un principio di f eren t e , se resiste muchas

1R
A. KAMEGULOV: Stil' Gleba Uspenskogo (Leningrado, l 930), p. 65, l 45. He aquí uno de los

retratos desintegrados de que habla la monografia: «Bajo una antigua gorra de paja con una mancha negra

en el escudo, asomaban dos mechones parecidos a colmillos de jabalí; una papada que se había vuelto

gorda y colgante acababa de extenderse sobre el cuello grasiento de la pechera estampada y formaba una

gruesa capa encima de las solapas bastas de su chaqueta de d r i l , abrochada apretando el cuello. Por bajo

de unas manos macizas con un anillo que penetraba en la carne del dedo gordo, un bastón con puño de

cobre, una acentuada prominencia estomacal y la presencia de unos pantalones muy anchos, como de

percal, en cuyos amplios extremos se escondían las puntas de las botas.»


19
S. FREUD: Die Traumdeutung, 9" ed. (Viena, 1950). [Trad. cast. en Biblioteca Nueva (edición

clásica y edición del centenario) y en Amorrortu. Todas ellas, en general bastante aceptables tienen

aciertos y errores, técnicamente es preferible la de Amorrortu, aunque con la edición del centenario

anotada se complementan bastante bien] En la edición francesa de los Essais el traductor francés a ñ a d e

una interesante observación que t ra d u c i m o s : Se observará q u e esta comparación no c o i n c i d e con l a que

hace J . Lacan en "La instancia de la letra en el inconsciente" (en Écrits. p. 493-528); éste i d e n t i fi c a ,

respectivamente, co n d e n s a c i ó n y metáfora [lo que no hace Jakobson a q u í ] , y desplazamiento y m e t o n i m i a

(Jakobson i d e n t i fi c a si no toda al menos un tipo de condensación (la que ll a m a sinécdoquica) con la

s i n é c d o q u e ]. R e m a n Jakobson, a q u i e n hemos hecho l a observación, p i e n s a que la d i v e r g e n c i a se e x p l i c a

por la imprecisión del concepto de condensación, que, en Freud, parece recubrir a la vez casos de

metáfora y casos d e s i n é c d o q u e [en todo caso es u n tema que debería profundizarse].


11
' J. G. FRAZER: 77w golden bough: A study in ntagic and religion, Parte 1 , 3ª E d . , Londres, cap. 111 .

[Trad. cast. de l a e d . abreviada, M é x i c o , F. C. E . , 3ª ed., 1956.]


1 8

veces a la interpretación. Este es el motivo de que, para la teoría de la metonimia, no

pueda citarse ni mucho menos una b i b l i o g ra fí a tan abundante como la acumulada sobre
31•
el tema de la metáfora Por igual causa s u e l e advertirse q u e el romanticismo se halla

estrechamente vinculado a la metáfora, mientras que los vínculos no menos estrechos

del realismo con la metonimia, permanecen ignorados. El instrumento del observador

no es el único responsable del predominio de la metáfora sobre la metonimia en la

crítica. Como la poesía se centra en el signo, y la prosa pragmática principalmente en el

referente, los tropos y las figuras se han venido estudiando sobre todo en cuanto

recursos poéticos. El principio de la semejanza rige la poesía; el paralelismo métrico de

los versos o la equivalencia fónica de las palabras que riman suscitan la cuestión de la

semejanza y el contraste semánticos; existen, por ejemplo, rimas gramaticales y

antigramaticales, pero nunca rimas agramaticales. La prosa, en cambio, se desarrolla

ante todo por contigüidad. Por lo tanto, la metáfora, en poesía, y la metonimia, en prosa,

constituyen las líneas de menor resistencia, y a causa de e l l o el estudio de los tropos

poéticos se dedica fundamentalmente a la metáfora. La bipolaridad que realmente existe

se ha reemplazado en estos estudios por un esquema unipolar amputado que c o i n c i d e de

manera sorprendente con una de las formas de la afasia, o sea, con el trastorno de la

contigüidad.

1
' C. F . P. S T U T T E R H E I M : Het begrip metaphoor ( A m s t e r d a m , 1 9 4 1 )

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