Clase 2
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Práctica Clínica
1. Filosofía y Psicología
Filosofía es un término griego formado por dos partes: filo que significa amor y
sofía que significa sabiduría. Las personas, como seres racionales, buscamos
respuestas. No nos basta que las cosas estén ahí, o simplemente sucedan.
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Necesitamos conocer la razón de su ser, qué son y cómo están hechas. Necesitamos
saber para qué están las cosas ahí, para que estamos aquí1.
La filosofía parte de esta actitud natural del hombre al conocimiento. Existe una
tendencia innata y original en nosotros al saber. El niño que le pregunta a su madre
porque determinada cosa es así, de alguna manera ya está demandando una razón,
una explicación2. Es esa mirada contemplativa ante las cosas, es esa capacidad de
asombro.
Nos podemos preguntar ¿Qué tiene que ver la filosofía con la psicología? ¿En
qué puntos se relacionan? Eso es justamente lo que pretendemos con estas líneas:
Ubicar a la psicología en su lugar dentro de la filosofía.
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Genta J. B (1966). Curso de Psicología. Librería Huemul
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Genta J. B (1966). Curso de Psicología. Librería Huemul
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de la verdad en todos los campos del saber y especialmente en el terreno de la
naturaleza .
3 S.th I, 75
4 S.th I, 75
5 Genta J. B (1966). Curso de Psicología. Librería Huemul
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integral del ser humano se proyectan luego las líneas pragmáticas para una
psicoterapia respetuosa de la naturaleza humana”6.
El alma entera está en la totalidad del cuerpo y en cada una de sus partes (San
Agustín). Toda el alma se manifiesta en una sonrisa o una mirada. Aquí se hacen
patente los fenómenos psíquicos. Estos son una manifestación de nuestra vida íntima,
del mundo interior propio del hombre.
6Randle, Marcos y González Celina. Abordaje Integral de la Persona. Una propuesta del
Proyecto terapéutico de la Fundación CEyTEC. EDIVE, 2018.
7 Verneaux, R., & MEDRANO, L. (1988). Filosofía del hombre. Barcelona: Herder.
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Genta J. B (1966). Curso de Psicología. Librería Huemul
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Los fenómenos psíquicos se presentan inmediatamente en el porte, en la risa,
en el gesto. Es esa luminosidad que irradia la inteligencia humana que se hace nítida y
plena en el lenguaje, en el verbo creado para expresar su propia vida9.
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Genta J. B (1966). Curso de Psicología. Librería Huemul
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4º Inmateriales: las sensaciones, los sentimientos, las imágenes, las ideas, los
actos volitivos son inmateriales, no tienen dimensiones, no ocupan lugar alguno; si
podemos hablar de un dolor más profundo o de una alegría más intensa, pero esto es
sentido figurado o metafórico. La materialidad caracteriza a los femémonos físicos; la
homogeneidad, la uniformidad, la repetición, la resistencia, la inercia definen la
condición de la materia.
Al ser heterogénea la realidad, esta constituida por diversos modos de ser, cada
uno de los cuales identifica a todos los individuos existentes que participan de la misma
naturaleza especifica. El método de la ciencia se adecua y se orienta al modo propio del
objeto al que tiende. De ahí las diferentes ciencias y métodos de conocimiento.
El saber filosófico nos ha permitido distinguir el ser moral del hombre, del ser
físico. A partir de esta distinción podemos encarar el conocimiento del hombre:
6
Este tipo de método es el propio de las ciencias de la realidad exterior.
10
Tomamos esto de Pithod, A., El alma y su cuerpo, Buenos Aires (1994(, 54-62.
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que más resalta es la unidad fundamental y trascendente de la persona que no pueden
borrar estos desequilibrios.
“El hombre es un animal racional; es un ser que vive y sabe que vive”. Estas
palabras de Jordan B. Genta nos dejan en claro el modo en que el hombre conoce y
sabe acerca de su propia existencia, se conoce y se sabe.
Hay que distinguir ante todo dos reacciones fundamentales de un ser consciente
con respecto del mundo: el conocimiento y la apetición. El conocimiento consiste en
dejarse invadir por el objeto y captarlo en sí de un cierto modo. La apetición, o tendencia,
consiste en ir hacia un objeto que se presenta como bueno de un modo u otro.
Por otra parte, cada una de estas reacciones puede efectuarse en dos planos
que llamaremos sensible e intelectual según que el objeto sea concreto e individual o
abstracto y general.
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Verneaux, R., & MEDRANO, L. (1988). Filosofía del hombre. Barcelona: Herder.
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Genta J. B (1966). Curso de Psicología. Librería Huemul
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Verneaux, R., & MEDRANO, L. (1988). Filosofía del hombre. Barcelona: Herder.
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1º El conocimiento sensible, que comprende todos los actos de
conocimiento de un objeto concreto: sensación, imaginación, memoria, al que se
une la conciencia sensible.
El alma es el único primer principio vital del ser humano, pero el hombre también
es capaz de realizar diferentes operaciones como pensar, sentir, etc.
Según Verneaux:
La conciencia atestigua que realizamos ciertos actos psicológicos; es, pues, que
tenemos la potencia de realizarlos. Este razonamiento puede ser ridiculizado fácilmente,
pero es inatacable: si el opio hace dormir, es que tiene una virtud dormitiva. Si el hombre
comprende ciertas cosas, es que tiene el poder de comprender que llamamos
«inteligencia».
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Genta J. B (1966). Curso de Psicología. Librería Huemul
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Esta potencia activa es una facultad. Una facultad se definirá, pues: un principio
próximo de operación. El principio remoto es el hombre mismo que actúa por sus
facultades.
Se pueden distinguir tres géneros de potencias que emanan del alma: las
facultades vegetativas, las sensitivas y las espirituales15.
Son las que dependen del sentido y colocamos aquí tanto las facultades
de conocimiento sensible como las facultades apetitivas sensibles.
15
S.Th, 78, 1
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y cogitativa). Las apetitivas son dos: el apetito de placer (concupiscible) y el
apetito de superación o lucha (irascible).
Son las que tienen por sujeto inmediato al alma y son por naturaleza
espirituales y son la inteligencia y la voluntad.
16
Pithod, Abelardo. (1994) El alma y su cuerpo. Buenos Aires. Grupo Editor Latinoamericano.
17
Brennan, Roberto E. Historia de la Psicología, Ed Javier Morata. Madrid 1957
11
Cuando a partir de Christian Wolff la palabra “psicología” pasó a designar, en el
uso común, el viejo saber acerca del alma, no sólo se consagró un término desconocido
por el pensamiento antiguo sino también, y sobre todo, como bien recuerda Fabro, se
puso “la dificultad capital para la determinación de la naturaleza y de la tarea de la
Psicología en las circunstancias culturales actuales” (2).
Es que junto con aquel término, relativamente nuevo (3), Wolff legó a sus
sucesores y epígonos la poco feliz distinción (o mejor, separación) entre una
psychologia rationalis y una psychologia empírica. A la primera la situó como parte de
una supuesta metaphysica specialis; (contribuyendo, de paso, a la ruina racionalista de
la metafísica), suerte de discurrir “metafísico” acerca de la realidad psicológica que
procede a priori de un único concepto de alma humana.
Este dualismo de objeto y de método tuvo buen suceso (no así, desde luego, la
Psicología que se vio perturbada en su desarrollo posterior). A medida que el proceso
de la Ciencia Moderna fue reduciendo toda experiencia a mera experiencia sensible y
mensurable y haciendo de la ciencia fundada en esta experiencia reducida el único
modelo válido de conocimiento científico, la separación wolffiana fue avanzando hasta
consumarse en el siglo XIX en que la ruptura se hizo definitiva. La psicología empírica
de Wolff pasó a llamarse, sin más, a partir de los fisiólogos y de los filósofos
decimonónicos, psicología científica por completo independiente y ajena a la psichologia
metaphysica.18
18
Caponnetto, Mario. ¿Qué es la Psicoterapia?, en: Mesones Arroyo, Humberto. La Psicoterapia y las
psicoterapias. Ed. Ananké, 2º edición. Buenos Aires 2004. Pg. 48
19
Echavarría Martín. Corrientes de Psicología contemporánea. Ed. Scire, S.L. Barcelona, 2010
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para cosntruir una verdadera ciencia del alma, no basta estudiar los fenómenos
somáticos como sustitución de los psíquicos; no basta estudiar las tendencias evolutivas
del organismo ni sus respuestas motoras a los estímulos; es necesario estudiar al
hombre en todas sus manifestaciones.20
En nuestra opinión aquí hay que hacer una primera gran distinción: una cosa es
la psicología como saber especulativo y otra las psicologías prácticas. No siempre hay
una relación (al menos directas) entre ambas.
5. Psicología y Psicoterapia
20
Cf. Brennan, Roberto E. Historia de la Psicología, Ed Javier Morata. Madrid 1957
21
Cf. Echavarría Martín. Corrientes de Psicología contemporánea. Ed. Scire, S.L. Barcelona, 2010
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Polaino-Lorente, A. (2012). Psicoterapía y religión:¿ incompatibilidad o complementariedad?
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está incompleto. Carece de una dimensión esencial del hombre que es la espiritual y
trascendental.
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Polaino-Lorente, A. (2012). Psicoterapía y religión:¿ incompatibilidad o complementariedad?.
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