Indicadores Neo Pi R

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CUESTIONARIO DE PERSONALIDAD NEO-PI-R

INDICADORES DE PERSONALIDAD

1. Factor N: NEUROTICISMO

Se refiere al nivel de ajuste emocional e inestabilidad. Las personas que


puntúan alto en Neuroticismo son proclives al malestar psicológico. Un
nombre alternativo sería Afectividad Negativa, pero Neuroticismo implica
además ideas poco realistas, necesidades excesivas o dificultad para tolerar la
frustración causada por no satisfacer las propias necesidades, y respuestas de
afrontamiento desadaptativas.

N1. Ansiedad: Los individuos ansiosos son aprehensivos, miedosos,


tendentes a preocuparse, nerviosos, tensos y muy inquietos. La escala
no mide miedos o fobias específicas, pero las personas que puntúan alto
son más proclives a tener tales miedos, así como ansiedad
generalizada. Los que puntúan bajo son calmados y relajados, y no se
preocupan por las cosas que podrían ir mal.
N2. Hostilidad: Representa la tendencia a experimentar ira, enfado, y
estados afines tales como frustración y amargura. Esta escala mide la
facilidad de un individuo para experimentar ira; si la ira es expresada
depende del nivel de Amabilidad del individuo. No obstante, hay que
notar que las personas que puntúan bajo en Amabilidad a menudo
puntúan alto en esta escala. Las personas que puntúan bajo son de fácil
trato, acomodadizos, tienen mucho aguante y tardan en enfadarse.

N3. Depresión: Mide las diferencias individuales normales en la tendencia


a experimentar afecto depresivo. Los que puntúan alto son proclives a
los sentimientos de culpa, tristeza, desesperanza y soledad. Fácilmente
se desaniman y a menudo se sienten abatidos. Los que puntúan bajo
raramente experimentan tales emociones, pero no son necesariamente
divertidos y alegres. Estas características están asociadas con
Extraversión.
PRUEBAS PSICOLÓGICAS II – Ps. ROBERTO S. MEJÍA RODRÍGUEZ- CPs.P. 2535.
N4. Ansiedad social: Las emociones de vergüenza y desconcierto,
turbación, azoramiento, son los elementos centrales de esta faceta. Las
personas con ansiedad social se sienten incómodas con otras personas,
son sensibles al ridículo y proclives a los sentimientos de inferioridad.
Ansiedad social es un concepto similar al de timidez. Los que puntúan
bajo no tienen necesariamente confianza en sí mismo (aplomo,
seguridad) o buenas habilidades sociales; simplemente les trastornan
menos las situaciones sociales difíciles o incómodas.

N5. Impulsividad: Se refiere a la falta de habilidad para controlar los


impulsos y las necesidades. Los deseos (por ej., por comida, cigarrillos,
posesiones) se perciben tan intensos que el individuo no puede resistirse
a ellos, aunque posteriormente pueda lamentar su conducta. Las
personas que puntúan bajo encuentran más fácil resistirse a tales
tentaciones, teniendo una alta tolerancia a la frustración. El término
impulsivo es usado por muchos teóricos para referirse a muchos rasgos
diferentes y no relaciona dos. La impulsividad del NEO-PI-R no
debería confundirse con "ser espontáneo", ni con "tomar decisiones
rápidamente" ni con "asumir riesgos".

N6. Vulnerabilidad: Se refiere a la vulnerabilidad al estrés, a la dificultad


para controlar el estrés. Los que puntúan alto se sienten incapaces de
afrontar el estrés, y se vuelven dependientes, desesperanzados o
experimentan pánico cuando se encuentran en situaciones de
emergencia. Los que puntúan bajo se perciben a sí mismos como
capaces de manejarse en situaciones difíciles.

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2. Factor E: EXTRAVERSIÓN
Se refiere a la cantidad e intensidad de las interacciones interpersonales, al
nivel de actividad, a la necesidad de estimulación y a la capacidad para la
alegría. Las personas que puntúan alto tienden a ser sociales, activas,
habladoras, optimistas, amantes de la diversión y afectuosas; mientras que las
personas que puntúan bajo tienden a ser reservadas (pero no necesa riamente
poco amistosas), sobrias, frías, independientes y calladas. Los introvertidos no
son personas infelices o pesimistas, pero no son dados a la eufórica alegría que
caracteriza a los extrovertidos.

E1. Cordialidad: Esta es la faceta de Extraversión más relevante para los


temas de la intimidad interpersonal. Expresa la cualidad de la
interacción social. Las personas cordiales son afectivas, cariñosas y
amistosas. Les gusta sinceramente la gente y fácilmente forman
vínculos íntimos con los demás. Los que puntúan bajo no son hostiles
ni necesariamente les falta compasión, pero son más formales,
estirados, reservados y distantes en sus formas que los que puntúan alto.
Cordialidad es la faceta de Extraversión que está más cerca de la
Amabilidad en el espacio interpersonal, pero es distinguible por un
afecto y sinceridad que no es parte de la Amabilidad.

E2. Gregarismo: Capta los aspectos cuantitativos de la interacción social.


Se refiere a la preferencia por estar en compañía de otras personas. Las
personas gregarias disfrutan en compañía de otras personas, y cuanto
más sean mejor. Los que puntúan bajo tienden a ser solitarios que no
buscan —o incluso evitan activamente— la estimulación social.

E3. Asertividad: Los que puntúan alto en esta escala son dominantes,
enérgicos e influyentes socialmente; hablan sin temor y con frecuencia
llegan a ser líderes de grupos. Los que puntúan bajo prefieren
mantenerse en el anonimato y dejar a los otros que hablen.

E4. Actividad: Una puntuación alta en actividad se ve en el tempo rápido y


en el movimiento vigoroso, en la sensación de energía, y en la
necesidad de estar ocupado. Las personas activas tienen un ritmo de
vida muy rápido. Los que puntúan bajo son más pausados y relajados
en el tiempo, aunque no son necesariamente perezosos o vagos.

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E5. Búsqueda de emociones: Los que puntúan alto en esta escala anhelan
la excitación y la estimulación. Les gusta los colores brillantes y los
ambientes ruidosos. La búsqueda de emociones es parecida en algunos
aspectos a la búsqueda de sensaciones de Zuckerman (1992). Los que
puntúan bajo sienten menos necesidad de emociones y prefieren una
vida que los que puntúan alto encontrarán aburrida.

E6. Emociones positivas: Evalúa la tendencia a experimentar emociones


positivas tales como alegría, felicidad, amor, ilusión y entusiasmo. Los
que puntúan alto se ríen fácilmente y a menudo. Son divertidos y
optimistas. Los que puntúan bajo no son necesariamente infelices;
simplemente son menos eufóricos, fogosos o animosos. Las
investigaciones han demostrado que la felicidad y la satisfacción con la
vida están relacionadas tanto con Neuroticismo como con Extraversión
y que Emociones Positivas es la faceta de Extraversión más relevante
para la predicción de la felicidad.

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3. Factor O: APERTURA A LA EXPERIENCIA
Se refiere a la búsqueda activa y apreciación de experiencias por sí
mismas. Los que puntúan alto son curiosos, imaginativos y dispuestos a
estudiar nuevas ideas y valores no convencionales; experimentan toda la gama
de emociones más vívidamente que las personas cerradas. Por contra, los que
puntúan bajo tienden a ser convencionales en sus creencias y actitudes,
conservadores en sus gustos, dogmáticos y rígidos en sus creencias; están
conductualmente aferrados a sus costumbres y son emocionalmente
insensibles. A veces se conoce a este factor como intelecto, pero Apertura
difiere de inteligencia y habilidad.

O1. Fantasía: Los que puntúan alto tienen una imaginación vívida y una
vida de fantasías activa. Sueñan despiertos no simplemente como un
escape sino como una manera de crear para sí mismos un mundo
interior interesante; elaboran y desarrollan sus fantasías y creen que la
imaginación contribuye a una vida rica y creativa. Los que puntúan
bajo son más prosaicos y prefieren tener su mente en la tarea que tienen
entre manos.

O2. Estética: Los que puntúan alto tienen un profundo aprecio por el arte
y la belleza. Les conmueve la poesía y quedan absortos por la música e
intrigados por el arte. No necesitan tener un talento artístico, ni
siquiera lo que la mayoría de las personas consideran buen gusto; pero
para muchos de ellos, su interés por las artes les lleva a desarrollar un
conocimiento y apreciación mucho más amplio que el del individuo
medio. Los que puntúan bajo son relativamente insensibles y no están
interesados por el arte y la belleza.

O3. Valores: Significa la buena disposición para reexaminar los valores


sociales, políticos y religiosos. Los que puntúan bajo tienden a aceptar
la autoridad y la tradición y como consecuencia son generalmente
conservadores, independientemente de su afiliación política. Se puede
considerar que apertura a los valores es lo opuesto a dogmatismo.

O4. Sentimientos: Implica receptividad a los propios sentimientos y


emociones internas y la evaluación de la emoción como una parte

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importante de la vida. Los que puntúan alto experimentan estados
emocionales más profundos y diferenciados y sienten tanto la felicidad
como la infelicidad más intensamente que los demás. Los que puntúan
ba jo tienen afectos algo embotados y no creen que los estados
sentimentales sean de mucha importancia.

O5. Acciones: Conductualmente se ve en la disposición a intentar


actividades diferentes, ir a sitios nuevos o comer comidas poco
usuales. Los que puntúan alto prefieren la novedad y la variedad a la
familiaridad y la rutina. Con el tiempo, pueden dedicarse a una serie de
pasatiempos diferentes. Los que puntúan bajo encuentran el cambio
difícil y prefieren quedarse con "lo malo conocido, que con lo bueno
por conocer".

O6. Ideas: La curiosidad intelectual es un aspecto de Apertura que ha sido


reconocido desde hace mucho tiempo. Este rasgo es visto, no sólo
como una búsqueda activa de los intereses intelectuales por sí mismos,
sino también como una mentalidad abierta, libre de prejuicios y una
buena disposición a considerar ideas nuevas, quizás poco
convencionales. Los que puntúan alto disfrutan de las discusiones
filosóficas y de los rompecabezas mentales. La apertura a las ideas no
implica necesariamente alta inteligencia, aunque puede contribuir al
desarrollo del potencial intelectual. Los que puntúan bajo en esta escala
tienen una capacidad limitada y, si son muy inteligentes, centran sus
recursos en temas limitados.

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4. Factor A: AMABILIDAD
Es una dimensión interpersonal y se refiere a las clases de interacciones
que una persona prefiere en un continuo entre compasión y antagonismo. Los
que puntúan alto tienden a ser bondadosos, compasivos, afables, confiados,
serviciales, atentos, misericordiosos y altruistas. Ilusionados por ayudar a los
demás, tienden a ser sensibles y empáticos y creen que la mayoría de la gente
quieren comportarse y se comportarán de la misma manera. Los que puntúan
bajo (llamados antagonistas u oposicionistas) tienden a ser cínicos, rudos o
incluso agresivos, suspicaces, poco cooperativos e irritables, y pueden ser
manipulativos, vengativos y despiadados. Este factor contribuye a la
formación de actitudes sociales y, en general, a la "filosofía de la vida" y,
junto con Responsabilidad, es un producto principalmente de la socialización.
A1. Confianza: Las personas que puntúan altos en esta escala tienden a
creer que los demás son honrados y bien intencionados. Las personas
que puntúan bajo en la escala tienden a ser cínicos y escépticos, y a
asumir que los otros pueden ser poco honrados o peligrosos.

A2. Franqueza: Los puntúan alto, son francos, sinceros e ingenuos. Las
personas que puntúan bajo en esta escala están más dispuestos a
manipular a los otros por medio de la lisonja, la astucia o el engaño.
Ellos ven estas tácticas como habilidades sociales necesarias y pueden
considerar a las personas más sinceras como ingenuas. A la hora de
interpretar esta escala (así como otras escalas de Amabilidad y
Responsabilidad) es particularmente importante recordar que las
puntuaciones reflejan posiciones relativas a otros individuos. Una
persona que puntúa bajo en esta escala es más probable que fuerce la
verdad o que sea cautelosa a la hora de expresar sus verdaderos
sentimientos, pero esto no se debe interpretar como que es una persona
poco honrada o manipulativa. En particular, esta escala no debería ser
considerada como una escala de mentiras o sinceridad, bien para
evaluar la validez del test en sí mismo o para hacer predicciones acerca
de la honradez en selección de personal o en otras áreas.

A3. Altruismo: Los que puntúan alto en esta escala tienen una
preocupación activa hacia el bienestar de los demás, manifestado como
generosidad, consideración a los demás, así como una buena
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disposición a asistir a las personas que requieren ayuda. Los que
puntúan bajo en esta escala son un poco más egocéntricos y más reacios
a involucrar se en los problemas de los demás.

A4. Actitud conciliadora: Se refiere a reacciones características a los


conflictos interpersonales. Los que puntúan alto tienden a referirse a
otros (es decir, a adherirse al dictamen de los demás por respeto,
modestia o cortesía), a inhibir la agresión, y a olvidar y perdonar. Las
personas conciliadoras (sumisas) son dóciles y apacibles. Los que
puntúan bajo son agresivos, prefieren competir a cooperar, y no tienen
ningún reparo en expresar su ira cuando es necesario.

A5. Modestia: Los que puntúan alto en esta escala son humildes y
modestos aunque no les falta necesariamente confianza en sí mismos o
autoestima. Los que puntúan bajo creen que son personas superiores y
los demás pueden considerarlos presumidos, engreídos y arrogantes.
Una falta patológica de modestia es parte de la concepción clínica del
narcisismo.

A6. Sensibilidad a los demás: Esta escala mide actitudes de simpatía y


preocupación por los otros. Los que puntúan alto son sensibles a las
necesidades de los demás y enfatizan el lado humano de las políticas
sociales. Los que puntúan bajo son más prácticos y son menos
sensibles a las llamadas a la compasión. Se consideran a sí mismos
personas realistas que toman decisiones racionales basadas en la lógica
fría.

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5. Factor C: RESPONSABILIDAD
Este factor refleja el grado de organización, persistencia, control y
motivación en la conducta dirigida a metas. Los que puntúan alto tienden a ser
organizados, fiables, trabajadores, autocontrolados, puntuales, escrupulosos,
ambiciosos y perseverantes; mientras que los que puntúan bajo tienden a no
tener objetivos a ser poco fiables, vagos, descuidados, laxos, negligentes y
hedonistas.

C1. Competencia: Se refiere al sentimiento de que uno es capaz, sensato,


juicioso, prudente y efectivo. Los que puntúan alto en esta escala se
sienten bien preparados para enfrentarse a la vida. Los que puntúan
bajo tienen una baja opinión de sus habilidades y admiten que a
menudo no están preparados y son ineptos. De todas las facetas de
Responsabilidad ésta es la que está más asociada con autoestima y locus
de control interno.

C2. Orden: Los que puntúan alto en esta escala son pulcros, esmerados,
ordenados, bien organizados y mantienen las cosas en sus sitios
apropiados. Los que puntúan bajo son incapaces de organizarse y se
describen a sí mismos como personas poco metódicas. Llevado a su
extremo, un nivel muy alto de orden podría contribuir al trastorno
compulsivo de la personalidad.

C3. Sentido del deber: En un sentido, responsabilidad implica gobernarse


por la conciencia y este aspecto es el que es evaluado como Sentido del
Deber. Los que puntúan alto en esta escala se adhieren estrictamente a
sus principios éticos y cumplen escrupulosamente sus obligaciones
morales. Los que puntúan bajo son más despreocupados sobre tales
asuntos y pueden ser algo informales o de poca confianza.

C4. Necesidad de logro: Los que puntúan alto en esta faceta tienen niveles
de aspiración altos y trabajan duro para conseguir sus objetivos. Son
diligentes y resueltos y tienen un sentimiento de dirección en la vida;
sin embargo, pueden invertir demasiado en sus carreras y convertirse
en adictos al trabajo. Los que puntúan bajo son lánguidos, perezosos o
quizás incluso vagos; no están impulsados por el éxito. Les falta

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ambición y pueden parecer sin objetivos, sin propósito fijo, pero con
frecuencia están perfectamente contentos con sus bajos niveles de
logro.

C5. Autodisciplina: Se refiere a la habilidad para empezar tareas y


completarlas hasta el final a pesar del aburrimiento u otras
distracciones. Los que puntúan alto tienen la habilidad para motivarse a
sí mismos para terminar el trabajo. Los que puntúan bajo dejan para
más tarde el inicio de las tareas y muy fácilmente se desaniman y ansían
dejarlas. La baja autodisciplina se confunde fácilmente con
impulsividad —ambos son manifestaciones de un pobre autocontrol—
pero empíricamente son distintas. Las personas altas en impulsividad
no pueden resistirse a hacer lo que no quieren hacer; las personas bajas
en autodisciplina no pueden forzarse a hacer lo que quieren hacer. Lo
primero requiere una estabilidad emocional; lo segundo, un grado de
motivación que no poseen.

C6. Deliberación: Se refiere a la tendencia a pensar cuidadosamente antes


de actuar. Los que puntúan altos son cautos y prudentes. Los que puntúan
bajo son impacientes, irreflexivos, imprudentes, y a menudo hablan o
actúan sin tener en cuenta las consecuencias. En el mejor de los casos, los
que puntúan bajo son espontáneos y capaces de tomar decisiones
instantáneas cuando son necesarias.

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Ámbitos de aplicación del NEO-PI-R

1. De lo nomotético a lo idiográfico

Las razones que en un momento son preponderantes para un grupo de


investigación se pueden convertir en la motivación para que uno de sus
miembros se plantee estudiar a fondo una determinada cuestión, que le
permita iniciarse en el mundo de la investigación, aportar conocimiento
científico y que sea de utilidad en el ámbito aplicado.

En este trabajo, nos hemos acercado al estudio de la personalidad


buscando aspectos comunes, esenciales y universales, dando un peso especial
a la metodología psicométrica, es decir, nos hemos acercado desde una visión
nomotética. Sin embargo, el interés de quien ha realizado este trabajo se
acerca más a miradas idiográficas de la personalidad, en otras palabras, atender
por encima de todo a las personas individuales, a toda su riqueza como
individuos. Lo que puede parecer un análisis frío y racional, se convierte en
algo completamente necesario si queremos acercarnos a comprender la
conducta humana normal o patológica desde el rigor de la ciencia. Dicho de
esta forma, podría parecer que ambas posturas son contrarias, sin embargo,
nuestra aproximación plantea que ambos acercamientos al estudio de la
personalidad son complementarios. Así, podemos decir que, mientras el
acercamiento nomotético generaliza, el idiográfico personaliza y, en su faceta
científica, se especializa y se aplican los conocimientos a diversos campos en
los que las personas se desarrollan. Siguiendo la vieja idea de que el árbol no
deja ver el bosque y el bosque oculta el árbol, con propuestas de
investigaciones como la que aquí presentamos diríamos que estamos mirando
el bosque, pero si analizamos a una persona en su funcionamiento específico
estamos mirando los árboles. Así pues, se entiende que puedan darse
determinados análisis en los que predomina más una visión u otra, pero
creemos que un buen estudio científico (de la personalidad o de la persona)
debe considerar ambas vías de aproximación a la realidad.

Lo expuesto anteriormente, me lleva a proponer este punto. En él revisaré


algunas aplicaciones concretas de los instrumentos de personalidad, con el fin
de resaltar la utilidad y la necesidad de la evaluación de la personalidad y “de
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una persona”, mediante cuestionarios con suficiente evidencia empírica, que
nos permita comprender y aprehender mejor a la persona, pues es, desde este
planteamiento desde donde se entiende y justifica esta investigación.

2. Aplicaciones específicas del NEO-PI-R

El NEO-PI-R ha demostrado su utilidad tanto en Psicología Clínica y


Psiquiatría (Widiger, 2004), en Psicología Industrial y Organizacional, en
Psicología Evolutiva (McCrae, 1987), en Educación (Piedmont, 1993), en
Medicina Conductual (Miller, Smith, Turner, Guijarro y Hallet, 1996; Costa y
McCrae, 1987) y en Investigación. Sin embargo, desde mi punto de vista es en
el ámbito de la salud y de la psicología clínica donde adquiere gran relevancia.

En el grupo de investigación surgió el interés por estudiar la personalidad


en adolescentes y su relación con el desarrollo de trastornos psicológicos, tanto
en la adolescencia como en la vida adulta, es decir, el valor predictivo y de
vulnerabilidad. Esta cuestión nos lleva a revisar la consideración actual de la
personalidad en los sistemas de clasificación de los trastornos mentales.

En la actualidad, los sistemas diagnósticos más utilizados en Psicología


Clínica y Psiquiatría son el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos
Mentales, DSM (APA, 1994) y la Clasificación Internacional de
Enfermedades y otros Problemas de Salud (OMS, 1992). Ambos son sistemas
de clasificación categoriales. No obstante, cada vez son más las propues tas de
incorporar acercamientos categoriales para la comprensión y evaluación de la
patología humana. Así, la quinta versión del DSM, prevista para el 2012
propone que se incluya aproximaciones dimensionales en la clasificación de
los trastornos mentales y especialmente en los trastornos de personalidad.

Este nuevo planteamiento hace todavía más útil y necesario contar con
medidas de personalidad como la que se presenta en este trabajo. La hipótesis
que subyace a esta cuestión es que las personas con trastornos de personalidad
obtendrán puntuaciones extremas en deter minadas dimensiones y facetas de la
personalidad, o en combinaciones de éstas. Los estudios realizados hasta la
fecha sugieren que el MCF, y en concreto, el NEO-PI-R pueden emplearse
para detectar posibles trastornos de personalidad (TP), puesto que aporta una
amplia información sobre conductas desadaptadas, hábitos y actitudes
(Reynolds y Clark, 2001).
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Una forma de llevarlo a cabo sería crear unos criterios generales de TP y,
posteriormente, crear perfiles característicos de personalidad obtenidos de
forma empírica de cada uno de los trastornos de personalidad (Krueger,
Skodol, Livesley, Shrout y Huang, 2007; Livesley, 2007). En los modelos
categoriales se realiza un diagnóstico general de TP y posteriormente un
diagnóstico específico de TP; en los modelos dimensionales se obtienen
puntuaciones a nivel de dimensiones y a nivel de facetas de una forma más
descriptiva. Concretamente, la propuesta de Krueger et al. (2007) se refleja en
la Figura 1.

A. Inhabilidad persistente para llevar a cabo uno o más de las tareas básicas de la vida
adulta:

1. Establecer modelos de trabajo coherentes y adaptativos de uno mismo y los demás (p.e.
se capaz de formular de forma clara y consistente los objetivos y valores de la vida,
percibir a otros como entidades coherentes)

2. Establecer relaciones de intimidad y actividades (p.e. relaciones a largo plazo que


involucran apoyo emocional mutuo).

3. Establecer relaciones ocupacionales y actividad (p.e. empleo que provee de una fuente
de ingre sos estable).

B. Tener 18 años de edad o más.

C. La inhabilidad para llevar a cabo tareas de la vida no se debe a los efectos fisiológicos
directos de una sustancia (p.e. una droga de abuso, una medicación) o a condiciones
médicas generales (p.e. trauma cerebral).

D. Especificar facetas del TP de acuerdo con las facetas evaluadas como muy
características o muy poco características.

E. Especificar el grado de correspondencia del TP con los prototipos de personalidad


contabilizando el número de facetas prototípicas presentes (puntuadas como muy
características o muy poco características).

Figura 1. Criterios diagnósticos generales sugeridos para los TP en el DSM-V.


(Nota. TP = Trastorno de personalidad)

Así, los criterios A, B y C harían referencia a la interferencia, el malestar que provoca el


trastornos y al criterio de la edad; mientras que los criterios D y E harían referencia a las pun
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tuaciones en las diferentes facetas evaluadas de forma dimensional y su correspondencia con
perfiles prototípicos de cada uno de los trastornos. Aunque Krueger et al. (2007) cuando
proponen el criterio D sugieren que sean los propios clínicos los que puntúan cada una de las
facetas, instrumentos como el NEO-PI-R podría servir para abordar esta evaluación
dimensional. De esta forma las propuestas nomotéticas e idiográficas se complementarán
enriqueciendo la visión del clínico y objetivando su aproximación, con el fin de obtener un
diagnóstico específico, sin perder la información más detallada que nos ofrecen los modelos
dimensionales.

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