Analizar, Actuar y Avanzar - Ref - Agustin Argelich Casals
Analizar, Actuar y Avanzar - Ref - Agustin Argelich Casals
Analizar, Actuar y Avanzar - Ref - Agustin Argelich Casals
Presentació n
Parte I El reto
2. Un entorno cambiante
3. Qué es eficiencia
4. Qué es innovar
5. Pereza mental
6. Los jugadores
7. Envidia
8. Procrastinació n
9. Compromisofobia
10. Conformismo
14. Ilusió n
17. El taburete
21. Negociació n
28. El servosistema
Congresos
Bibliografía
Libros de consulta
Autores recomendados
Índice de ilustraciones
Agradecimientos
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de los titulares del copyright. La infracció n de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.
A mis padres,
Agustín y María Pilar.
Contenido
Presentació n
Parte I. EL RETO
1. A qué nos enfrentamos
2. Un entorno cambiante
3. Qué es eficiencia
4. Qué es innovar
Presentación
El desencadenante para escribir este libro fue la invitació n para presentar una ponencia en
un congreso en California en agosto de 2010. La ponencia debía versar sobre la reducció n
de costes gracias a la utilizació n de las redes de datos mó viles de alta capacidad, pero la
organizació n me pidió que, ademá s, liderara una sesió n de trabajo sobre las dificultades
para implantar nuevos procedimientos basados en herramientas tecnoló gicas en las
empresas. La verdad es que el congreso, celebrado en San José, no puede calificarse de éxito
rotundo, especialmente en cuanto a participació n, pero sí fue el desencadenante para
animarme a plasmar en este libro un conjunto de ideas y estrategias que me parecen ú tiles,
tanto para personas como para muchas organizaciones y sociedades. El propio hecho de
escribir el libro ya es, en sí mismo, una aplicació n de la cultura del esfuerzo continuo que
propone y que es la que me llevó a no desanimarme por no haber conseguido, en principio,
los objetivos que me planteé al aceptar la participació n en el congreso.
1. El reto.
En la segunda parte se enumeran y analizan las dificultades concretas que nos encontramos
cada día y que dificultan nuestro avance. Las barreras que se describen son comunes a
cualquier proyecto, personal o empresarial, y se acrecientan cuanto má s innovador es este.
El mayor reto es cambiar la cultura propia o el enfoque de la vida, sea de una organizació n
o de una comunidad.
Por ú ltimo, el apartado de conclusiones, resume el mensaje del libro y anima a que cada
uno, reflexionando, obtenga las suyas propias.
Escribir un libro tiene una parte de catarsis. El autor piensa que alguien tenía que decirlo y
al escribirlo se queda tranquilo. Este es, sin duda, un libro escrito con pasió n y, por tanto,
busca zarandear y despertar. No se pretende crear polémica pero tampoco rehuir el debate.
Está escrito con energía, hasta con un punto de indignació n, y, aunque he procurado evitar
los términos categó ricos, las frases lapidarias y los planteamientos radicales, es posible que
se haya escapado alguno; pido perdó n por adelantado si alguien se ofende, no es en
absoluto el propó sito.
En el libro aparecen muchos conceptos e ideas; es posible que algunos lectores consideren
que demasiados y, en una primera impresió n, incluso pueden padecer inconexos entre sí.
De hecho, es un comentario que también recibo sobre mis conferencias: digo demasiadas
cosas. Acepto la crítica. Pero es lo que me sale y, ademá s, el objetivo no es hacer un tratado
doctoral sobre un asunto, sino promover la reflexió n y el aprendizaje de forma continuada.
Por tanto, me doy por satisfecho si una sola de las ideas, las frases o los conceptos, impacta,
motiva y renueva al lector.
Me sentí respaldado en este planteamiento al leer el libro del Dr. Mario Alonso Puig, El
cociente agallas, en el que explica có mo hacer aflorar la mejor versió n de nosotros mismos
y có mo funciona el cerebro creativo. Alonso, apoyá ndose en razonamientos del filó sofo
anglosajó n David Hume y en sus profundos conocimientos sobre el funcionamiento del
cerebro humano, recalca la capacidad de nuestro cerebro de hallar puntos de encuentro
entre elementos o conceptos que no parecen tenerlos y concluye que «inventar es en gran
medida recombinar». Con la esperanza de que el lector encuentre una idea luminosa o un
aspecto motivador, he mantenido este enfoque, para que pueda hallar má s y mejores
conexiones y recombinaciones de las que yo le propongo. Es un libro de innovació n y, por
tanto, tiene un planteamiento un tanto arriesgado.
Espero no haber repetido en exceso demasiados conceptos, aunque los bá sicos se tratan
bajo puntos de vista diferentes y son recurrentes. Aprendemos a base de sucesivas
iteraciones, de darle vueltas a los temas. El libro es aprendizaje en sí mismo, empezando
por el mío al escribirlo.
El lector observará que en todos los capítulos de este libro se citan otros, salvo alguna
excepció n, utilizados como ejemplos negativos: todos ellos son mejores que este. Está n
relacionados en el apartado «Bibliografía». También hay una lista de libros recomendables,
complementaria de la anterior, ya que aunque no está n citados en el texto sí que,
indirectamente, está n presentes. Le animo a consultarlos y leerlos tranquilamente, si
quiere profundizar en un tema en particular o enriquecerse en general.
He puesto el má ximo interés en escribir un libro ameno, usando hechos histó ricos y
anécdotas reales para ilustrar e introducir los distintos temas. También he incorporado
relatos bíblicos y evangélicos. No quiero engañ ar a nadie, este es un libro de inspiració n
cristiana.
EL RETO
Reconocer el problema
Para resolver un problema primero hay que reconocer que lo tenemos y saber de qué se
trata. Como el astronauta Jack Swigert, que despegó el sá bado 11 de abril de 1970 a las
13:13 horas de Cabo Cañ averal (Florida, EE UU) con destino a la Luna junto con el resto de
la tripulació n del Apolo XIII. Jack era piloto del mó dulo de mando, pero no formaba parte de
la misió n, sino que lo eligieron solo setenta y dos horas antes del despegue para sustituir a
Thomas K. Mattingly; este, al parecer, en los días previos al lanzamiento había estado en
contacto con el virus del sarampió n y no estaba inmunizado, por lo que la NASA decidió no
asumir riesgos innecesarios: debe ser un problema serio enfermar de sarampió n en la
Luna. Dos días después, la tripulació n de la nave participó en un programa de televisió n en
directo; al acabar, Jack Swigert fue autorizado a agitar los tanques de oxígeno, una tarea
habitual y nada complicada, pero resultó que el tanque nú mero 2 explotó y provocó que
también fallara el tanque nú mero 1 y un montó n de cosas má s. Estaban a 320.000 km de
distancia de la Tierra. Swigert cogió la radio y soltó la famosa frase «Houston, tenemos un
problema»; aquello fue un acierto. Cuando hay una crisis o un problema hay que
reconocerlo y aceptarlo, es imprescindible para empezar a resolverlo.
El Apolo XIII volvió a la Tierra con sus tres tripulantes sanos y salvos. El comandante de la
misió n, James Arthur Lovell, Jr., y el piloto del mó dulo lunar, Fred Wallace Haise, Jr., se
quedaron sin pisar el crá ter Fra Mauro donde debían alunizar. Jack fue elegido congresista
por Colorado en noviembre de 1982 con el 62,2 % de los votos, pero no llegó a tomar
posesió n del cargo porque falleció el 27 de diciembre a consecuencia de un cá ncer. En el
Capitolio, en Washington, cada Estado tiene derecho a tener dos estatuas de insignes
ciudadanos, ya fallecidos, que representen el espíritu y los valores de ese Estado. Pues bien,
en el vestíbulo de las visitas, igual que el estado de California está presente en la estatua de
fray Junípero, la de John Leonard, Jack, Swigert, Jr. con su traje de astronauta representa a
Colorado.
Vale la pena leer la historia de las causas del problema y de có mo se resolvió con
imaginació n y trabajo en equipo. Eugene F., Gene, Kranz, director de vuelo, lo cuenta en el
libro Failure is not an option, (El fracaso no es una opció n). Efectivamente, arreglaban el
problema o se perdían en el espacio sideral. Arreglamos la actual situació n o vamos a
pasarlo muy mal. Negar la evidencia no sirve de nada; hay que aceptar la tozuda realidad.
Aceptar la realidad
Otro ejemplo histó rico, en este caso para introducir un factor clave: la carencia de visió n de
la realidad. El 1 de septiembre de 1939 el ejército alemá n invadió Polonia y con ello
empezó la Segunda Guerra Mundial, un desastre mayú sculo y una crisis antoló gica. Al
anochecer de aquel día, el coronel Kazimierz Mastalerz, al mando de dos escuadrones del
regimiento de lanceros n. 18 de la brigada de caballería Pomorska, se encontraba a las
o
El aná lisis del general es certero: los polacos ignoraron o no quisieron aceptar la naturaleza
del problema al que se enfrentaban. Tampoco utilizaron la tecnología adecuada; como es
obvio, con una lanza no se derrota a un tanque. Aunque, sin duda, el regimiento de lanceros
n. 18 de la brigada de caballería Pomorska tenía agallas, no podía hacerles ni cosquillas a
o
los alemanes. El coronel Mastalerz falleció en aquel acto de servicio. É l y sus hombres se
convirtieron en mitos como los héroes que fueron, pero fracasaron, salieron derrotados.
Creo que tenían opciones mejores y que su caso es un ejemplo de que la negació n de que
tenemos un problema, la no aceptació n de la realidad y la no utilizació n de la tecnología
adecuada dificultan, cuando no impiden, la resolució n de muchos asuntos.
En el fondo, nos enfrentamos a una cultura que está muy arraigada en una parte
significativa de la sociedad y que se caracteriza por la ausencia de sentido de la vida y la
falta de motivació n: nos limitamos a ir tirando. Esa cultura es transversal; dicho de otra
manera, está uniformemente distribuida y, por tanto, se infiltra en las empresas y en todas
las organizaciones humanas, incluso en las religiosas, y se traduce en el pensamiento de
que nos merecemos todo lo que deseamos, que tenemos derecho a ello, sin esfuerzo.
Hay quienes está n interesados en tenernos entretenidos, no sea que nos pongamos a
pensar y reflexionemos. No deberíamos permitir la construcció n de una sociedad del
entretenimiento. Una cosa es distraerse y descansar y otra estar ocioso y disperso,
eludiendo aceptar la vida tal cual es y evitando plantearse nuevos retos. Por tanto, hay que
tener buen cuidado de no dejarse distraer con el circo como hacían con los romanos sus
astutos emperadores, cuando las cosas no iban bien, «pan y circo para el pueblo»: unos
cuantos cristianos, que pensaban diferente, a los leones y todos entretenidos.
Manifestació n de esa cultura son también las teorías maltusianas («nos moriremos de
hambre»). En ese sentido, una expresió n moderna o neomaltusiana son las exageraciones
catastrofistas alrededor del cambio climá tico. Es irreversible, nos dicen, y nos
congelaremos o nos freiremos de calor, o aparecerá n fenó menos meteoroló gicos de
proporciones apocalípticas. El error de Thomas Malthus estriba en negar la capacidad de
progreso y de mejora que facilitan las nuevas herramientas para enfrentarnos a los
problemas. Malthus, que por cierto era reverendo anglicano, fue muy influyente en su
tiempo y todavía lo es porque el pesimismo y la desgracia venden. Es muy fá cil decir que no
hay solució n. Es una excusa magnífica para nuestra comodidad, para justificar la pereza. Es
el lado oscuro. Una cosa es aceptar y reconocer que hay problemas y dificultades, pero otra
bien distinta es dar por hecho que no hay solució n. En el fondo, niega el cambio y la mejora,
y, desde el punto de vista teoló gico, hasta niega la redenció n, lo que no deja de ser
sorprendente tratá ndose de un clérigo. Pero ese no es el tema de este libro. Una muestra de
la irracionalidad de las teorías de Malthus es que llegó a escribir que «el hombre que nace
en un mundo ya ocupado no tiene derecho alguno a reclamar una parte cualquiera de
alimentació n y está de má s en el mundo. En el gran banquete de la naturaleza no hay
cubierto para él. La naturaleza le exige que se vaya y no tardará en ejecutar ella misma tal
orden». Hace casi doscientos añ os que Malthus murió y de momento seguimos aquí y
somos muchos má s, pero de alguna forma anticipó la cultura del descarte sobre la que nos
advierte el papa Francisco[1].
Una cosa es aceptar y reconocer que hay problemas y dificultades, pero otra bien distinta
es dar por hecho que no hay solució n.
Otro ejemplo de la tendencia actual es el libro Buenos días, pereza, de Corinne Maier. Segú n
reza el subtítulo de la obra, trata sobre el arte y la necesidad de hacer lo menos posible en
la empresa; de hecho, explica, a partir de la experiencia personal de su autora en É lectricité
de la France, có mo pasar desapercibido en una gran empresa durante quince añ os. El libro
fue en su momento muy polémico, especialmente en Francia, pero todos sabemos que
cuenta una realidad indiscutible, que es la mentalidad funcionarial llevada a su má ximo
extremo frente al concepto de servidor pú blico. La propagació n cual pandemia de esa
mentalidad tiene mucha culpa de la situació n actual. En el fondo no produce la má s mínima
extrañ eza que el segundo libro de la autora sea No Kid. 40 buenas razones para no tener
hijos. Por cierto, no vale la pena leer ninguno de los dos libros, ya que, en el fondo, no
aportan nada nuevo; sobre pereza y egoísmo, ya sabemos todos bastante.
Existen varios estudios sobre la sociedad españ ola, como «Alerta y desconfianza. La
sociedad españ ola ante la crisis», publicado por Víctor Pérez-Díaz y Juan Carlos Rodríguez,
que confirman esa mentalidad apá tica. Basten algunos datos mencionados en este trabajo:
● El 76,7 % de los españ oles opina que aquí el éxito de los demá s despierta recelo y que se
tiende a no reconocerlo.
● El 56,6 % de las personas cree que lo má s importante para ser rico es tener contactos y
cultivarlos. Solo el 17,8 % de los encuestados valora el hecho de tener buenas ideas y
esforzarse en aplicarlas.
Mi opinió n es que las personas a las que se les ha preguntado no han sido suficientemente
sinceras. Cumplimiento es «cumplo» y «miento». Hago ver que trabajo y hacen ver que me
pagan, me lo dijo un médico de un gran hospital. Para echarse a temblar. Se regalan los
aprobados bajo el pretexto de la igualdad de oportunidades y se castiga a los que
sobresalen. A ver cuá ndo pasamos de la envidia a la emulació n, como dice el profesor Javier
Ferná ndez Aguado. Parece que no es tan difícil entender que cuanta má s riqueza se genere
a nuestro alrededor má s habrá para repartir. Nadie tiene los mismos talentos, ni el mismo
nú mero de talentos; lo importante es multiplicarlos en bien de todos, no enterrarlos[2].
Una combinació n de grandes derechos laborales y sociales con una productividad baja,
provocada por la escasa motivació n, es inasumible. No se pueden mantener tareas
burocrá ticas, ademá s ejecutadas analó gicamente, ya que solo dificultan el emprendimiento
y el desarrollo de la empresa. Las superestructuras administrativas burocratizadas e
inamovibles —como municipios, comarcas, provincias, autonomías, Estado y Unió n
Europea— está n superadas tecnoló gicamente. Debemos, por tanto, reequilibrar la
situació n, establecer un equilibrio entre derechos y obligaciones, entre libertad y
responsabilidad.
Analizada la situació n, se buscan alternativas —que las hay— y se aplican. Eso es lo que
este libro intenta promover.
2. Un entorno cambiante
Creo que para comprender adecuadamente la problemá tica a la que nos enfrentamos
debemos profundizar en los cambios que se han producido en los ú ltimos añ os en el
planeta y, en particular, en el mundo occidental y en Españ a de forma acentuada.
De hecho, este capítulo describe el entorno en el que nos movemos, que, a mi entender, no
ha visto o entendido una parte significativa de la sociedad, como ocurre con muchas
empresas. Charles Darwin enunció que solo sobreviven los individuos mejor adaptados a
su medio, así que veamos cuá l es ese medio.
La pirá mide invertida y la mayor riqueza de las sociedades occidentales, potenciada por el
efecto de las burbujas econó micas especulativas, han provocado un efecto llamada.
Necesitá bamos má s personas para soportar el crecimiento y aquí no habían nacido, y
siguen sin nacer.
La inmigració n puede ayudar, pero, por sí sola, no podrá con el reto y no es una solució n
barata, ya que presenta retos de integració n muy importantes.
Nativos digitales
El cambio tecnoló gico de la era analó gica a la digital, de la economía del á tomo a una
economía mixta con la aparició n de la economía del bit, es un proceso que no han vivido las
generaciones má s recientes. Para nuestros hijos no es nada nuevo, se lo han encontrado
hecho cuando han nacido; por tanto, no es que ya hayan asumido este cambio, es que no lo
han visto.
Por primera vez en la historia, muchas innovaciones son asumidas antes por las nuevas
generaciones y por las personas que por las empresas. Las redes sociales son un ejemplo
incuestionable de ello. Comentemos un aspecto bien concreto, el concepto de presencia.
Mis hijos adolescentes declaran en los sistemas de mensajería su estado de forma natural
(estoy ocupado, disponible, etc.). Incluso a veces declaran su estado de forma inocente. Por
ejemplo, en la aplicació n de mensajería de mi smartphone tengo incorporados a algunos de
mis hijos y hace poco uno de ellos salió de fiesta y su estado era «Ocupado, estoy de farra».
Le solicité que me mandara inmediatamente una descripció n má s detallada sobre su
estado. Por el contrario, en una empresa hay que explicar a toda la organizació n en qué
consiste la presencia, qué utilidad tiene decir que uno está o no está disponible y, ademá s,
se debe detallar para qué tipo de comunicació n o mediante qué canal.
Hay que formar a la organizació n, vender las ventajas de las nuevas herramientas,
promover el entrenamiento adecuado y prever el periodo de adaptació n necesario. Estos
aspectos deben tenerse en cuenta ya, porque los nativos digitales son los nuevos clientes y
los nuevos colaboradores. Las compañ ías deben considerar có mo se comunican y có mo
trabajan las nuevas generaciones, porque estas lo hacen de forma diferente a como lo hacen
las que les han precedido.
Los nativos digitales son los nuevos clientes y los nuevos colaboradores.
Entre los nativos digitales hay un gran nú mero de hijos ú nicos. Las experiencias infantiles
no son las mismas para un hijo ú nico que para uno de familia numerosa; la dedicació n de
los padres y los abuelos tampoco es la misma. Ademá s, las experiencias de convivencia con
hermanos, o su carencia, son factores importantes que influyen sobre el cará cter de un hijo.
Su experiencia en un periodo de crecimiento y prosperidad sin grandes crisis también
influirá en có mo afronta las dificultades. Entonces, ¿qué motiva a nuestros hijos? Es obvio
que las dificultades curten y construyen personas má s resilientes.
¿Es inteligente perder dos horas al día en trasladarse al lugar de trabajo para sentarse
frente a un ordenador y un teléfono? ¿Cuá ntas cosas má s positivas que estar atascado
quemando combustible y contaminando el medio ambiente pueden hacerse a lo largo de
dos horas?
Se me ocurren algunas, empezando por pasar má s tiempo con los hijos ayudá ndolos, por
ejemplo, a hacer los deberes. También hacer deporte, leer, meditar, rezar o conversar con
los amigos, entre otras cosas.
A pesar de los avatares de la historia, todavía resiste una cultura de enfrentamiento entre
empresa y empleado y una legislació n laboral basada en los paradigmas de la revolució n
industrial del siglo XIX. Esa legislació n protege los derechos del trabajador de los abusos
que se producían en aquella época y está concebida para un sistema de relaciones a muy
largo plazo. El empleado efectuaba un trabajo rutinario durante añ os. La empresa casi
controlaba la vida de sus empleados; recordemos, por ejemplo, que en las colonias textiles
las empresas facilitaban la vivienda y el colegio, y hasta se ocupaban de que no faltara
atenció n religiosa. Los objetivos del obrero y del empresario no estaban suficientemente
alineados. Marx habla de alienació n, de sumisió n, de explotació n.
Pero en el siglo XXI ese tipo de relació n no tiene sentido. ¿Có mo nos sentimos respecto a
nuestra empresa u organizació n: alienados o alineados? Como Marx tenga razó n y nos
sintamos alienados, es decir, explotados, vamos mal. Si, por el contrario, los empleados
está n en línea con los objetivos de la empresa, esta irá mejor y, ademá s, el personal se
sentirá má s realizado. Es decir, hay que remar todos juntos para que la canoa avance; sobre
todo cuando se navega por aguas turbulentas, como en situaciones de crisis. Me contaba un
colega: «Tengo un colaborador que nos mete los goles en nuestra portería»; o sea, en vez de
sumar, resta. La disyuntiva está clara: o cambia o no puede seguir, porque es
imprescindible la aportació n de todo el mundo. Nadie puede restar.
En la vida hay que estar alineados en varios aspectos, con uno mismo, con la familia, con la
empresa, con el país. Los dos primeros los dejaremos para otra ocasió n. Vamos a
centrarnos en la empresa, que es donde creo que hay una problemá tica muy grave. El
razonamiento también sirve para el concepto de país, entendido como la empresa conjunta
de todos los ciudadanos. Mientras grandes segmentos de la sociedad consideren que los
objetivos de la empresa y de los trabajadores no son los mismos, vamos mal. Mientras se
considere al empresario un explotador en vez de un individuo que, con má s o menos
capacidad de liderazgo y jugá ndose su dinero, es capaz de generar riqueza en beneficio de
todos y no solo en el propio, no vamos bien. No se puede rendir si uno considera que esta
ahí porque no le queda otro remedio. Riz Khadem, autor, entre otros libros, de Alineación
total, enseñ a que deben estar alineados los objetivos de los accionistas, de los directivos, de
los empleados, de los clientes y de los proveedores, es decir, una situació n de ganar-ganar
en la que todos salen beneficiados. En un debate, lo acusé de utó pico y de plantear un
objetivo imposible de conseguir, y me contestó que la realidad iba a imponer ese modelo.
Es decir, o todos hacemos funcionar las empresas y, por ende, la sociedad o nos
encontraremos con un sistema que no funciona y abocado a la autodestrucció n. Los
sistemas no lo aguantan todo, un cú mulo continuo de ineficiencias lleva al colapso. El mal
se autodestruye, dijo Juan Pablo II, el problema es que a veces la degeneració n se produce
poco a poco y no se nota. Recordemos que o se avanza o se retrocede, como nos enseñ ó san
Agustín, no podemos estarnos parados. Cuanto má s sincronizado va el equipo de remeros,
má s deprisa avanza la embarcació n. El objetivo comú n es imprescindible. En este entorno
no hace falta comentar la convocatoria de una manifestació n en contra de los empresarios
por parte de los sindicatos: es querer aplicar planteamientos del siglo XIX a problemas del
siglo XXI, no está n alineados. Es un planteamiento obsoleto.
Otro ejemplo paradigmá tico es la desaparició n del carrete de fotos. No es que no se hagan
fotos, al contrario, se ha multiplicado exponencialmente el nú mero de imá genes que se
toman, pero ya no se revelan; como mucho, se imprime alguna de tanto en tanto. Y lo má s
curioso es que fue un ingeniero en nó mina de Kodak, Steven Sasson, con apoyo de su
supervisor Gareth A. Lloyd, quien inventó la fotografía digital en 1975, pero la propia
Kodak no supo adaptarse. El problema no fue que no innovaran, sino que no fueron capaces
de adaptar su modelo de negocio a las innovaciones que ellos mismos generaban. En vez de
adaptarse, dejaron que otros les tomaran la delantera y compitieran contra ellos con sus
propios inventos mientras seguían pensando que el carrete y el papel fotográ ficos se
mantendrían por siempre jamá s. El 17 de enero de 2012 la empresa Eastman Kodak
solicitó la protecció n del capítulo 11, que es el equivalente al concurso de acreedores;
ahora está reestructurá ndose para reinventarse. Tarde y mal, podrían haber empezado en
1975.
Una política energética erró nea hace que se transfiera una riqueza enorme a países con
otros valores. Se trata de un dinero que en esos países muchas veces no se utiliza en
beneficio de la propia població n y que en Occidente podría utilizarse en otros campos.
Europa se desangra econó micamente por renunciar a disponer de su propia energía. En
cambio, el desarrollo del fracking en Norteamérica la ha dotado de autonomía energética,
de manera que ya no necesita el petró leo de Oriente Pró ximo, y eso es un cambio
geoestratégico de grandes proporciones.
Transportes
Los avances en comunicaciones han sido espectaculares en los ú ltimos añ os. En menos de
un día podemos alcanzar casi cualquier punto del globo terrá queo a donde hasta hace poco
tiempo se tardaba meses en llegar. La gente que se iba a hacer las Américas raramente
volvía.
Las distancias entre ciudades se acortan con la construcció n de trenes de alta velocidad.
Por otra parte, con los vuelos low cost es muy fá cil y tremendamente econó mico volar de un
lugar a otro, sobre todo a aquellos que se encuentran a una distancia media.
El incremento excesivo del coste de la energía los encarecerá de nuevo y puede hacer
replantear las políticas de deslocalizació n.
En otro plano, el trabajo en casa o cerca de casa también requiere menos transporte.
Cambios sociopolíticos
El colapso de los sistemas comunistas, el fracaso de la economía ultraplanificada, lanza a
una economía productiva a centenares de millones de personas que aspiran legítimamente
a salir de la pobreza a la que regímenes ineficientes y dictatoriales las habían condenado.
Aumenta, por tanto, el nú mero de potenciales consumidores, así como el de competidores.
El peso demográ fico del continente asiá tico, con India y China superando cada uno los mil
millones de habitantes, proporciona una gran capacidad de producció n y, a la vez, abre
mercados con un enorme potencial de crecimiento. El poder se desplaza hacia el este,
después de un predominio de apenas quinientos añ os del occidente cristiano iniciado con
el descubrimiento de América.
El despertar del mundo á rabe, que en gran parte estaba sometido a dictaduras de corte
socialista, es un despertar de sectores ilustrados y profesionales, y, aunque corre el peligro
de que lo capitalicen sectores islamistas radicales, sin duda no son estos los que lo han
liderado ni provocado. La influencia de las tecnologías de la comunicació n en todo el
proceso es indiscutible. Utilizo la palabra despertar porque es a mi entender la que mejor
describe la actitud de una sociedad adormecida bajo el peso de sus dictaduras.
Redes de telecomunicación y globalización
La capacidad de comunicació n mediante medios electró nicos es elevadísima y muy
econó mica. Con Internet es posible mantener y establecer el contacto con muchas personas
sin importar dó nde se encuentren físicamente; incluso recuperar relaciones antiguas y
establecer otras nuevas en funció n de intereses o aficiones comunes.
Hasta hace muy poco tiempo no era posible el acceso a volú menes ingentes de informació n
de forma inmediata, prá cticamente sin coste y desde cualquier lugar. Cualquier usuario de
Internet puede publicar y hacer accesibles sus contenidos, ideas y trabajos. Se ha roto el
control sobre los medios de comunicació n, la unidireccionalidad del mensaje de unos pocos
a muchos pasa de todos a todos. La televisió n y la prensa pierden poder frente a Twitter,
Facebook y los blogs.
Internet es el gran foro de debate. Es el á gora del mundo. El senado global. La plaza mayor
de la aldea global. La mejora de la comunicació n entre culturas y comunidades que
desembocará en un mejor conocimiento mutuo y en una mayor facilidad de trato con el
otro; en consecuencia, disminuirá n los conflictos y aumentará n el comercio y las
oportunidades de colaboració n. Y ya se sabe que el roce hace el cariñ o: gracias a Internet
habrá menos guerras. El choque y la confrontació n de ideas en Internet será n muy
positivos.
Un mensaje acertado o una buena canció n pueden triunfar sin prá cticamente costes de
promoció n. Podríamos llamarlo el «efecto Leopoldo», me refiero a Leopoldo Abadía, que es
un ejemplo de có mo un escrito brillante de un profesor jubilado transmitido viralmente por
la red lanza a un éxito sin precedentes a su autor, que termina escribiendo tres libros y
siendo un conferenciante desbordado por la demanda.
Por otra parte, los conceptos de privacidad y pudor cambiará n. Localizar datos personales
o privados es muy fá cil y en la mayoría de los casos es porque los propios interesados los
han expuesto de manera imprudente. Hay que tener cuidado con lo que se escribe en
Facebook. Existe el peligro de banalizar la privacidad y de que el nú mero de contactos
provoque una pérdida de la calidad de la amistad. Un amigo de Facebook sin duda no es un
amigo; es un conocido, alguien que en cierto momento se cruzó en el camino, con má s o
menos influencia, y con quien se creó un lazo indeterminado y bastante vaporoso.
Ver la televisió n ha pasado de ser una actividad que se efectuaba en familia o en grupo, y
con una oferta amplia pero local, a constituirse en un asunto personal, a la carta, y global.
La televisió n se transmite por Internet. Todos los canales del planeta está n a nuestro
alcance y los visualizamos a través de distintos dispositivos, smartphones, tabletas,
ordenadores personales o televisores convencionales; se puede ver televisió n en cualquier
dispositivo conectado a una red de telecomunicaciones. Internet ha derrotado a la
televisió n convencional. La televisió n digital terrestre (TDT) llega tarde. La televisió n se
está convirtiendo en un asunto de consumo personal.
El cliente tiene cada vez má s poder. Enrique Dans habla de un neohumanismo que se
desarrolla gracias a la revolució n tecnoló gica.
Estos nuevos proyectos son cada vez má s complejos y en su desarrollo hay que tener en
cuenta multitud de factores. La realidad no se puede ver solo desde un punto de vista. Por
ejemplo, si observamos un objeto tan simple como un vaso desde arriba, en visió n cenital,
vemos un círculo, pero si lo observamos lateralmente, aparece un rectá ngulo; ninguna de
las dos imá genes representa la realidad del vaso. En la vida real la geometría es todavía
mucho má s rica, la realidad es poliédrica, tiene muchos lados. Para comprenderla lo mejor
posible debemos observarla desde distintos á ngulos, desde diferentes puntos de vista.
La realidad es poliédrica
Un ejemplo real de todo ello será ilustrativo. En mayo de 2011 cerré, gracias a la
celebració n del Congreso de Mó viles en Barcelona, un acuerdo de colaboració n entre mi
empresa y una compañ ía canadiense. Aprovechando la invitació n a participar en el
Congreso de la Asociació n Canadiense de Consultores Independientes de
Telecomunicaciones (Canadian Telecommunications Consultants Association) en Ottawa,
se me ocurrió pasar por Montreal a conocer al presidente y al equipo de la empresa. El
director comercial se ofreció a recogerme en el hotel a primera hora de la mañ ana.
Mientras nos desplazá bamos hasta una població n de las afueras, al pasar por un parque
empresarial, me indicó que allí habían tenido la sede central, pero que la habían cerrado. Le
pregunté si es que se les había quedado pequeñ a y habían tenido que trasladarse a un lugar
má s espacioso, y me explicó que en absoluto, que la habían cerrado ya que todos
trabajaban en casa y no la necesitaban. No tenía sentido pagar un alquiler para una reunió n
semanal. El equipo de direcció n se reunía los viernes a cenar en un buen restaurante. Total,
que en vez de ir a la sede central terminamos en el chalet del presidente. Por discreció n no
voy a describir el chalet ni diré cuá ntos coches y de qué modelos había aparcados; solo diré
que, a tenor de lo visto, aquello funcionaba.
El presidente, un ingeniero de origen iraní, me contó que decidió que todos saldrían
ganando si se instalaban a trabajar en sus casas. Que no tenía sentido perder dos horas al
día atascados para llegar a la oficina. Está todo el equipo permanentemente conectado
entre sí usando herramientas de comunicaciones unificadas y, aparte de los ingenieros que
trabajan en el á rea de Montreal, muchos trabajan en diferentes ciudades de Estados Unidos.
Ademá s, hay equipos enteros de desarrollo de software en Rusia, India y Sudá frica. Se trata
de una empresa de éxito contrastado que ha encontrado soluciones muy avanzadas, gracias
a las cuales se ha optimizado la gestió n de millones de líneas de telefonía mó vil. También
ha reducido notablemente los viajes para visitar a sus clientes, que son grandes operadoras
de telecomunicaciones, con los que se reú nen por videoconferencia. Como anécdota, me
comentaron que las reuniones de los viernes, en formato cena, no se anulan nunca, lo cual
en invierno y en Montreal es decir mucho. No se anulan ni cuando arrecia una tormenta
polar y la temperatura es de -20 C. Realmente es muy interesante trabajar con empresas
o
con esa mentalidad y es obvio que son el futuro. Por cierto, me comentaron que les hacían
falta ingenieros.
● Colaboració n.
● Apertura y transparencia.
● Interdependencia.
● Compartir la propiedad intelectual.
● Integridad.
Nos enfrentamos no a una época complicada, todas lo son a su manera, sino a una época
apasionante, en la que nuestra gran oportunidad todavía no ha llegado. De hecho, decir que
estamos en la peor época o en una de las peores de la historia de la humanidad me parece
que es una soberana tontería. Todas las épocas han sido muy difíciles y seguro que a
muchos de los que las han vivido les han parecido horribles. Solo hace falta un poco de
visió n histó rica para darnos cuenta de que ahora tenemos la mejor tecnología, y la mejor
comunicació n y el mejor conocimiento entre seres humanos que nunca hemos tenido. Por
ejemplo, no parece que estemos a punto de la destrucció n nuclear como se ha estado en
algú n momento. Aquí nadie se acuerda ya ni de la Guerra Fría, ni de un siglo XX plagado de
guerras y tragedias. Tenemos grandes retos y tenemos má s recursos que nunca para
afrontarlos. ¿Queremos de verdad afrontarlos?
3. Qué es eficiencia
Actuar con eficiencia es actuar de forma inteligente. Ser eficiente es hacer una cosa bien sin
malgastar tiempo ni energía. Dedicar a cada asunto el tiempo y los recursos que hay que
dedicarle, ni má s ni menos.
No debe confundirse la eficiencia con la eficacia. Ser eficaz es hacer una cosa bien y obtener
los resultados esperados. Es decir, para ser eficiente hay que ser algo má s que eficaz. La
eficiencia es, por tanto, imprescindible para tener una alta productividad.
Ser eficiente es hacer una cosa bien sin malgastar tiempo ni energía.
Para que un proceso sea no solo eficaz sino también eficiente hay que diseñ arlo
adecuadamente. Un proceso que era eficiente cuando se estableció no significa que
continú e siéndolo a lo largo del tiempo porque cambian las circunstancias y las
herramientas disponibles. Podemos tomar una fotografía con una cá mara réflex con carrete
de fotos o con una cá mara digital. Ambos dispositivos son eficaces, ya que los dos sirven
para obtener una foto. Pero en el primer caso es necesario revelar el carrete y traspasar la
foto a papel, y en el segundo caso, no. La cá mara digital es mucho má s eficiente, hacemos
muchas má s fotografías, es muy fá cil y econó mico obtener copias y distribuirlas.
Por tanto, para mantener la eficiencia hay que entrar en un replanteamiento perió dico de
los procesos que tenemos establecidos. Ese replanteamiento del trabajo es la reingeniería
de procesos. En el mundo del software es intrínseca, ya que siempre se van desarrollando
nuevas versiones.
Stephen Covey, escribió un conocidísimo libro, Los 7 hábitos de las personas altamente
efectivas. Es decir que se refería a las personas que hacen las cosas bien; el adverbio
altamente puede entenderse como que hacen una gran cantidad de cosas y ademá s las
hacen muy bien. De alguna forma podríamos decir que una persona altamente efectiva es
una persona eficiente. Obviamente, recomiendo la lectura de esa y otras obras de Covey.
Iremos mencionando los siete há bitos a lo largo de este libro.
Insisto en que trabajar de forma eficiente es trabajar de forma inteligente y para ello es
imprescindible el aná lisis. Analizar el problema antes de ponerse a trabajar en él. Cuando
comentemos las fases que deben tener un proyecto insistiremos en que la fase de aná lisis
es vital para su éxito.
4. Qué es innovar
Cristóbal Colón
era un innovador,
no un descubridor.
Cristó bal Coló n era un innovador que descubrió América por casualidad. É l no buscaba un
nuevo continente sino un camino má s corto para llegar a las Indias; por tanto, se cuestionó
la forma en que se hacía una cosa y buscó una solució n má s eficiente. Era una persona de
mente abierta y obtuvo un gran éxito, no el que él se esperaba, si no uno mucho mayor. Su
afá n innovador realmente aportó mucho a la humanidad.
Ademá s no podemos obviar que una estrategia adecuada de I+D+i genera un círculo
virtuoso; es un fenó meno que se retroalimenta, un servosistema. Esta es una de las ideas
claves sobre las que se desarrolla todo este libro.
Innovar está al alcance de todos.
Hay muchas cosas que no se ven pero existen. No se ve, por ejemplo, el amor que tiene el
esposo por la esposa o por los hijos, pero existir existe y la de cosas que suceden gracias a
eso. La escuela filosó fica de la fenomenología[8] estudia esos aspectos, el componente
visible y el invisible de cada fenó meno. La cultura de una empresa tampoco se ve pero
existe y con la motivació n sucede lo mismo.
Es frecuente no ver a las personas que limpian la oficina, pero nadie trabajaría a gusto si
estuviera sucia. Le preguntaron a una persona que barría el suelo en Cabo Cañ averal qué
hacía y contestó : «Ir a la Luna», y tenía razó n, porque los detalles son má s importantes de
lo que parece.
Es obvio que la seguridad de las centrales nucleares es mejorable, sobre todo en los
procesos de parada de la reacció n debido a catá strofes naturales. No olvidemos que el
accidente de Chernó bil fue debido a una actuació n incorrecta que solo se entiende al
amparo de un régimen político obsoleto, en descomposició n y actuando a la desesperada.
La explosió n de Chernó bil, por lo que leí en su momento, cuando yo trabajaba en la Central
Nuclear de Ascó en Tarragona, se debió a un sobrecalentamiento del nú cleo. Parece ser que
los operadores estaban experimentando có mo poner en marcha la central sin necesidad de
alimentació n eléctrica externa y, por tanto, levantaron todas las barras de granito que
controlan la reacció n nuclear; en cuestió n de milisegundos, perdieron el control y aquello
acabó fatal. Las centrales soviéticas, a diferencia de las occidentales, no tienden a
autoapagarse. Lo que no se puede discutir, en ningú n caso, es que la energía nuclear no solo
es capaz de generar una gran cantidad de electricidad sino que, ademá s, dota a Occidente
de cierta autonomía energética y que, por tanto, renunciar a esta fuente, como se ha hecho
en algunos países, sin ni siquiera un debate a fondo y rompiendo la investigació n en este
campo es una temeridad. Lo ló gico es desarrollar las centrales de tercera generació n,
sustituir las viejas por nuevas y potenciar la investigació n en el campo de la fusió n nuclear
hasta conseguir sustituir las centrales de fisió n.
Otro ejemplo no tan dramá tico es el caso del avió n comercial a reacció n Concorde. Si existe
la tecnología para cruzar el Atlá ntico en dos horas, ¿por qué lo hacemos en ocho? El
Concorde, como las nucleares, se diseñ ó hace muchos añ os; seguro que ahora lo haríamos
mejor, con menos impacto ambiental; repetimos el error de romper el círculo virtuoso de
innovació n, el ciclo de mejora continua. La industria del software lo tiene claro: acepta que
los programas siempre será n mejorables, incluso que tienen fallos, y lanza continuamente
versiones nuevas y actualizaciones.
Parte II
OBSTÁCULOS Y BARRERAS
5. Pereza mental
¿Por qué es tan difícil cambiar? El ser humano es un animal de repetició n. Adquiere
virtudes a base de repetir actos buenos y acumula vicios cuando repite actos malos. A las
organizaciones de cualquier tipo les pasa lo mismo. La resistencia al cambio es uno de los
aspectos má s estudiados por la psicología y los expertos en organizació n. Como el tema me
apasiona, he leído bastantes libros y he reflexionado mucho sobre este asunto. Todos
tenemos nuestra zona de confort y cualquier cambio la pone en riesgo; por tanto, es má s
có modo no cambiar, no innovar, dejarse llevar por las costumbres. Esa actitud llevada al
extremo se convierte en un «buenos días, pereza».
Todos esperamos caernos un día del caballo para que la vida nos cambie de forma
automá tica y sin esfuerzo, como pensamos que le pasó a Saulo de Tarso[9]. Pero esto no
sucede, ni es probable que le sucediera así a san Pablo. Ya que lo que no se explica y solo
comentan los estudiosos, a partir de la explicació n del propio afectado en su carta a los
Gá latas[10], es que Pablo muy probablemente se retiró después de su caída tres añ os en
Arabia. Allí, opinan estas fuentes, Saulo debió de dedicarse al estudio y la meditació n y a
prepararse adecuadamente para su nueva misió n. El cambio de actividad de Saulo, ahora
con el nombre de Pablo, no fue un acontecimiento instantá neo. Al igual que a Saulo, en
nuestra vida puede que acontezca un suceso extraordinario que actú e de desencadenante
de un cambio, pero para que este se confirme, habrá que trabajá rselo y será necesario
superar un periodo de adaptació n y de aprendizaje.
En su libro Vivir es una necesidad urgente, Mario Alonso Puig dice: «Las personas solo
cambiamos de verdad cuando nos damos cuenta de las consecuencias de no hacerlo». Esta
consideració n es aplicable también a cualquier tipo de organizació n. Hay que estar alerta
para que no sea tarde cuando detectemos que era necesario un cambio. Dejar de fumar
cuando a uno le diagnostican un cá ncer es peor que haberlo hecho antes, quizá podíamos
haberlo evitado.
«The party’s over» es el famoso titular que puso The Economist el 11 de noviembre de 2008
para referirse a la explosió n de la burbuja inmobiliaria en Españ a y significa «se acabó la
fiesta». Efectivamente se acabó y llegó una tasa de desempleo cercana al 27 % y el
desconcierto general. Si no nos damos cuenta ahora de que debemos introducir cambios,
cuando ya tenemos las consecuencias encima, no sé cuá ndo lo vamos a hacer.
Ser crítico
La pereza siempre es mental. Pensar cuesta y cansa. Pensamos poco, y si no se piensa, no se
perciben las consecuencias de los actos. Así, nos mantenemos en la zona de confort, en
realidad, de falso confort. De las reflexiones del filó sofo José Antonio Marina vislumbro que
la pereza mental tiene dos justificaciones distintas; por un lado, la de los faná ticos y, por
otro, la de los escépticos. Los primeros está n tan seguros de sus ideas que ni se plantean
cuestioná rselas, mientras que los segundos opinan que no vale la pena cuestioná rselas
porque la mejora es imposible. Siguiendo la clasificació n de Marina, la tercera estirpe, la del
crítico, es la que se pregunta, busca y cree que gracias al aná lisis, la experimentació n y la
deducció n es posible progresar, acercarse a la verdad. Promovamos la necesidad del
aná lisis y la crítica.
Ya hemos comentado que el sobreentretenimiento, estar distraído con cualquier cosa, evita
pensar e impide la reflexió n. Si lo enfocá ramos desde una perspectiva revolucionaria, a los
poderosos les interesa fomentar el entretenimiento, organizar circos. Nos dicen que nos
pongamos có modos y que no nos preocupemos de nada, que papá /mamá Estado nos
cuidará y no nos faltará de nada.
6. Los jugadores
La clasificació n en estirpes que hace Marina, también ha sido abordada por otros autores y
desde otros aspectos. Se habla de tres tipos de personas. En primer lugar, los actores del
cambio, que son las personas que hacen que las cosas sucedan; en segundo lugar, aquellas
que observan có mo las cosas suceden; y en tercer lugar, las personas que se asombran de
que haya sucedido algo, especialmente si el cambio es para mejor. Mi colega
norteamericana Janet Smith, consultora independiente de telecomunicaciones, en sus
presentaciones explicaba que cuando se aborda un proyecto siempre hay que identificar a
los jugadores y proponía clasificarlos como amigos, enemigos o neutrales; de la conferencia
de Smith me sorprendió la naturalidad con que abordaba el tema, muy norteamericana,
muy realista, de llamar a las cosas por su nombre. Si se reconocen las características de los
jugadores del equipo, se puede intentar sacar lo mejor de ellos. No hay que dar por
supuesto que todos tengan la actitud adecuada, porque no es así. Tampoco es habitual que
tengan la aptitud necesaria, los conocimientos que deberían poseer o que se precisan. Sin
embargo, con la actitud adecuada siempre es mucho má s fá cil adquirir las aptitudes
precisas.
A mí me gusta hablar de actitudes constructivas, destructivas y vegetales. La actitud vegetal
debería ser la menos frecuente, ya que no es propia del animal racional que es el ser
humano, pero, en mi opinió n, es la má s habitual. El vegetal opta por la comodidad y piensa:
«Mejor no me mojo, que tome otro las decisiones, no debo molestar, no sea que me digan
que pongo palos en las ruedas y quede en evidencia si al final el proyecto sale bien». Lo que
caracteriza a un vegetal es que está plantado; es decir, que no tiene movilidad. Estar
presente, una actitud que a mí me recuerda los entierros de cuerpo presente, aquellos en
que el ataú d que contiene el cuerpo del difunto está en la ceremonia, y está allí, porque
alguien lo ha llevado, es obvio que él solo no se ha presentado a su entierro.
La sabiduría contenida en la Biblia también nos enseñ a y confirma que la actitud escéptica,
la indiferente, la vegetal, es la má s peligrosa. Por ejemplo, hasta el Apocalipsis, ú ltimo libro
del Nuevo Testamento y escrito por san Juan Evangelista, discípulo predilecto de Jesú s, nos
previene de este tipo de actitudes; en la carta del á ngel de la Iglesia de Laodicea dice:
«Conozco tus palabras y que no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente!; mas
porque eres tibio, y no eres ni frío ni caliente, estoy para vomitarte de mi boca»[11]. Duro
mensaje el que el á ngel en nombre de Dios transmite a la Iglesia de Laodicea. Menos mal
que dice estoy para vomitarte y no te vomitaré, como a veces se señ ala, lo cual indica que
siempre nos queda la esperanza en la misericordia divina y, en vez de encontrarnos con
una condena, debemos darnos cuenta de que nos encontramos frente a un llamamiento al
cambio que no hay que dejar caer en el olvido. Hay que estar alerta, tal como nos recuerda
el ú ltimo versículo de la carta: «El que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu dice a las
Iglesias». La tibieza puede llamarse también mediocridad. Por cierto, el Apocalipsis no es el
libro del fin del mundo, sino el que profetiza una nueva era, mejor que la presente. Hay
autores que incluso indican que el Apocalipsis propone una conversió n continuada.[12]
Mario Alonso Puig, habla incluso de personas «agujero negro» y aconseja no acercarse
demasiado a ellas, no sea que te engullan. Serían como un sumidero de energía.
Un tó pico del management que enseñ an en las escuelas de negocios es que hay que
rodearse de los mejores, que hay que tener el mejor equipo. Es obvia la importancia de una
buena selecció n de personal, que es muy difícil de hacer, sobre todo porque no se le dedica
ni el tiempo ni los recursos necesarios; por el contrario, es comú n actuar precipitadamente.
En muchos casos, incorporar a los mejores a nuestro equipo no es posible, bien sea por
coste o porque no está n disponibles. También sucede que las personas que catalogamos de
mejores, en realidad, no lo son, porque lo cierto es que nunca se sabe có mo responderá n las
personas a determinadas situaciones, ni có mo se desarrollará un proyecto, en definitiva,
qué depara el futuro. La persona que era ó ptima o idó nea para el lanzamiento del proyecto,
puede no serlo en fases posteriores. Por otra parte, las circunstancias políticas, econó micas,
sociales, tecnoló gicas, y ambientales cambian. Por su parte, las personas también
evolucionan, deberían madurar y crecer en conocimiento y sabiduría, pero no siempre es
así. Ademá s en cualquier empresa o proyecto hacen falta diferentes perfiles y no es bueno
tener gente muy preparada efectuando trabajos de cualificació n inferior, ya que se
frustrará n. Por tanto, creo que lo inteligente no es rodearse de los mejores —me parece
imposible—, sino procurar sacar lo mejor de cada uno de los miembros del equipo y que
todo el grupo evolucione a mejor en un círculo virtuoso de crecimiento. Los componentes
del equipo pueden y deben mejorar de forma continua y estar permanentemente
formá ndose o aprendiendo. Creo muy acertado el concepto anglosajó n de learning
organization.
Otro gran tó pico es que no podemos cambiar y por eso catalogamos a las personas de
forma precipitada. El cambio puede ser difícil, o muy difícil, pero en ningú n caso es
imposible. Ya hemos citado anteriormente a Mario Alonso Puig: «Las personas solo
cambiamos de verdad cuando nos damos cuenta de las consecuencias de no hacerlo». Por
tanto, lo que realmente es un reto apasionante, y má s para un líder empresarial o director
de proyectos, es conseguir que el equipo adquiera la actitud idó nea para que se lleven a
cabo los cambios oportunos. Los colaboradores aceptará n un nuevo procedimiento por sí
mismos y se formará n adecuadamente para conseguir las aptitudes precisas si
conseguimos que tengan la actitud adecuada.
En la realidad ni se puede ni se debe catalogar a las personas. No existe nadie que sea cien
por cien de una manera ni que siempre se comporte igual, pero las clasificaciones
comentadas son aproximaciones muy cercanas a la realidad y ayudan a conocer con quién
estamos jugando y có mo sacar el má ximo rendimiento de cada persona del equipo. Cuantos
má s constructores tengamos mejores resultados obtendremos. Cuantos menos
destructores menos habrá que reconstruir. Aunque uno no sea el líder del equipo, la actitud
positiva y constructiva siempre aporta. Padres, educadores, líderes empresariales, jefes de
departamento o de proyecto, deberían impregnar a sus hijos, alumnos y colaboradores de
una actitud constructiva.
7. Envidia
Los pecados capitales, siete, fueron enunciados por el papa Gregorio Magno en el siglo VI y
los estudió ampliamente santo Tomá s de Aquino. Esos vicios reciben el calificativo de
«capitales» porque se consideran el origen de otros muchos pecados; es decir, son una
fuente de desgracias. La virtud que se opone a la envidia es la caridad, que es la gran virtud.
Deus caritas est es la primera encíclica del papa Benedicto XVI. «Dios es caridad»: Dios es
amor. Caridad es desear y hacer siempre el bien al pró jimo. Que para enfrentarse a la
envidia debamos recurrir a la caridad nos da una idea de lo peligroso que es este asunto.
José Antonio Marina[14] considera la envidia una pasió n. Y pasió n se define como
«sentimientos intensos, vehementes, tendenciales, con un influjo poderoso sobre el
individuo». Es, efectivamente, un sentimiento destructivo que a muchas personas les
resulta difícil gestionar; por desgracia es habitual toparse con personas dominadas por ella.
Este asunto es tan serio, que ya aparece en el primer libro de la Biblia, el Génesis, el mismo
que explica la creació n. Caín mató a su hermano Abel por envidia[15].
La envidia es una característica intrínseca del destroyer. El envidioso piensa que si una idea
no es suya no debería triunfar, ya que otra persona se llevará una medalla y si el asunto es
significativo se producirá un reequilibrio del poder interno, que seguramente le
perjudicaría. La Real Academia Españ ola define la envidia como una tristeza o pesar por el
bien ajeno, pero lo que es extraordinario es que se llega a preferir el mal de todos antes que
reconocer el mérito de un tercero. De hecho, ya dijo Napoleó n que la envidia es una
declaració n de inferioridad. La envidia es algo muy hispá nico. Jorge Luis Borges dijo: «El
tema de la envidia es muy españ ol. Los españ oles siempre está n pensando en la envidia.
Para decir que algo es bueno dicen: “Es envidiable”». ¡Có mo nos describe el lenguaje que
utilizamos! Los neurolingü istas tienen un gran futuro. En este sentido, el ya citado José
Antonio Marina ha trabajado mucho sobre el significado y el uso de las palabras para
analizar el cará cter de una sociedad. Si Borges tiene razó n, y me parece que sí, nos
enfrentamos a un entramado de mediocridad; o sea, que Borges ya sabía lo que dice la
encuesta del libro Alerta y desconfianza. La sociedad española ante la crisis.
Sin duda, la envidia está detrá s de los acuerdos perder-perder: «Ni para mí ni para ti; que lo
partan en dos»[16]. Esa es la terrible frase que pronuncia la mujer que intentaba robar un
bebé, segú n se cuenta en la historia bíblica. El rey Salomó n, reconocido por su sabiduría,
resuelve el contencioso sobre la maternidad de un niñ o provocando un acuerdo perder-
perder: «Partid por el medio al niñ o vivo y dad la mitad de él a la una y la otra mitad a la
otra». La renuncia al acuerdo de la verdadera madre y la aceptació n del acuerdo por parte
de la falsa le permiten al rey resolver el problema. La falsa madre, dominada por la envidia,
prefiere la muerte de otro niñ o. El suyo había fallecido y no puede soportar la felicidad de
otra madre, así que no le importa que todos pierdan: si yo no puedo tener el mío, tú
tampoco tendrá s el tuyo.
A la guerra y a romperlo todo. Muchos de nuestros políticos piensan: como no mando yo,
cuanto peor, mejor. Así nos va: en vez de aprender de la historia nos empecinamos en
repetirla. No podemos trabajar obviando este asunto. Hay que evitar que se introduzca en
un proyecto, en una organizació n. La discreció n es una buena estrategia para enfrentarse a
la envidia destructiva y a la mediocridad. Es recomendable procurar no despertarla, no
provocarla. Cualquier sugerencia sobre có mo, si no evitarla, al menos gestionarla será muy
bien recibida, porque este asunto es una gran barrera y, por tanto, superarla constituye un
gran reto.
Procrastinar es un verbo feo, difícil de pronunciar, pero muy fá cil de ejecutar. Procrastinar
significa retrasar la toma de decisiones. Nunca encontrar el momento adecuado para hacer
algo. Es muy fá cil conseguir una gran cantidad de argumentos para no tomar una decisió n.
Las doctoras Jane B. Burka y Leonora M. Yuen han estudiado en profundidad este fenó meno
y han resumido sus conocimientos en el libro Procrastination. Why you do it, what to do
about it Now (Procrastinació n. Por qué lo hacemos y qué hacer ahora mismo para evitarlo).
Encontré, y me compré, la edició n revisada y actualizada que se publicó con motivo del
veinticinco aniversario de la primera edició n, en la estantería de libros má s vendidos de la
librería del Massachusetts Institute of Technology en Boston. Creo que no fue casualidad
encontrar ese libro donde lo encontré: no deja de ser interesante que, en una universidad
politécnica, de reconocidísimo prestigio internacional por su investigació n e innovació n,
preocupe este tema. Quizá se deba a que conocen bien la condició n humana, ya que es un
defecto muy humano que afecta a todas las sociedades. Así que, sin duda, lo má s inteligente
es reconocer el fenó meno, estudiar las causas y conocer có mo podemos actuar para
superarlo.
Puede que alguna de ellas, e incluso varias, sean verdad, pero también puede verse desde
otro punto de vista:
● Frente a la falta de recursos econó micos, que es muy habitual, podemos analizar a fondo
los costes o podemos buscar otros modelos distintos a los tradicionales como pago por uso
(pay per use).
● Poder, lo que se dice poder de verdad, pues lo tiene una ínfima minoría, pero no tener
poder no significa que no se pueda tener autoridad y siempre hay capacidad de influencia.
Influir se consigue no permaneciendo callado, proponiendo ideas y denunciando
ineficiencias.
● Nadie sabe de todo, pero no pasa nada por preguntar a quien sabe y pedir ayuda a otros.
● El exceso de aná lisis descubre demasiadas dificultades y genera una cierta tendencia al
bloqueo. Los aná lisis deben ser equilibrados y desapasionados.
Mi colega Phil Edholm en su libro Napkin Logic 48 Great Business Ideas, Lessons, and Rules,
and Insights to make you a better business person and entrepreneur (Servilleta ló gica:
Cuarenta y ocho grandes ideas de negocio, lecciones y reglas, y perspectivas para hacerte
mejor empresario y emprendedor) propone refinar el refrá n «No dejes para mañ ana lo que
puedas hacer hoy» y transformarlo en la cita que encabeza este capítulo: «No hagas hoy lo
que puede dejarse para mañ ana; mejor focalízate en lo que debe hacerse hoy y tendrá má s
impacto»; es decir, hay que priorizar, ejecutar primero lo primero.
Para Stephen Covey, poner primero lo primero es el tercer há bito de una persona
altamente efectiva, tal como refleja en su libro Primero lo primero, una guía para
administrar el tiempo. En mi caso, intento aplicar sus recomendaciones repasando cada
mañ ana al iniciar la jornada de trabajo la lista de tareas del día anterior, tacho las
finalizadas y añ ado nuevas, tal cual surgen en mi mente; luego cojo el bolígrafo rojo y las
priorizo. No es un gran método pero funciona.
Para finalizar los comentarios sobre este tema no puedo evitar citar a la madre Teresa de
Calcuta, fundadora de las Misioneras de la Caridad: «Se debería hablar menos; un lugar de
predicació n no es un punto de encuentro. ¿Qué has de hacer entonces? Coge una escoba y
limpia la casa de alguien. Esto ya dice mucho». Mi interpretació n libre de esta reflexió n
adaptada al mundo de la empresa o a uno mismo es que por un lado hay que dar menos
vueltas a las cosas, mantener menos reuniones y designar menos coordinadores y, por el
otro, hay que dirigir má s y actuar má s[17], porque, si no, nuestras casas se está n quedando
sin barrer.
Hay que buscar el equilibrio entre Marta y María, las hermanas de Lá zaro, al que Jesú s
resucitó . Contemplació n y acció n[18]: el Evangelio alaba a Marta, pero pocos recuerdan que
si todos se hubieran quedado contemplando a Jesú s, allí no habría comido nadie. Ora et
labora dice la regla de san Benito de Nursia (siglo IV). La traducció n moderna a la vida
diaria es: reflexiona y actú a. De hecho, la reflexió n solicitando la inspiració n del Espíritu
Santo es oració n.
Ora et labora.
9. Compromisofobia
Un diamante es
para toda la vida.
Otro ejemplo, la madre que le dice a la hija que se case por lo civil y no por la Iglesia,
porque así se compromete menos. Se da por hecho que va a terminar mal. Con ese
planteamiento, efectivamente, hay muchas má s posibilidades de que el asunto no prospere.
No estoy hablando aquí de creencias religiosas sino de la fuerza del compromiso, de la
voluntad de éxito: se profetiza el fracaso y por tanto se fomenta que este se materialice.
Por el contrario, me parece muy acertada la prá ctica norteamericana de entregar una placa
que dice: «Thank you for your commitment» (Gracias por tu compromiso) a aquellas
personas a las que se les desea homenajear y agradecer los servicios prestados. Es un signo
de que se valora el compromiso, de que este factor se considera imprescindible para el
éxito de una empresa. Reconocer la dedicació n, el interés, la iniciativa y las aportaciones de
una persona es una buena prá ctica. Deberíamos felicitar y agradecer en muchas má s
ocasiones de en las que lo hacemos.
Al éxito de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 contribuyó en gran medida un equipo
humano muy comprometido, muy ilusionado. Hubo poquísimas bajas en el equipo, y eso
que se veía venir la crisis posterior y la ida al paro, como así fue. Hubo compañ eros que
tardaron má s de un añ o en recolocarse y otros volvieron a sus anteriores empresas, pese a
que habían jurado que no lo harían. Y el teléfono, después de no haber parado de sonar, no
sonó durante meses.
Las personas que padecen el síndrome de Peter Pan, adolescentes permanentes, son el top
ten entre los compromisofóbicos.
La compromisofobia no solo es una actitud erró nea; es, sobre todo, un generador de
pobreza. Sin compromiso no se puede construir un proyecto a medio o a largo plazo; de
facto, ni a corto plazo.
10. Conformismo
Virgencita, virgencita,
que me quede como esté.
«Virgencita, virgencita, que me quede como esté» es una frase que se oye demasiadas veces.
Ademá s, desde mi muy humilde punto de vista, hasta podría ser una aberració n teoló gica.
Lo que de verdad procede es lo que recomienda san Agustín: «Reza como si todo
dependiera de Dios y trabaja como si todo dependiera de ti»; así que hay posibilidades de
salir adelante. Otra versió n de la misma positiva recomendació n es «A Dios rogando y con
el mazo dando». Conformarse con la situació n que se tiene es retroceder. Estoy muy
satisfecho con el coche que tengo, perfecto, pero seguro que nadie piensa que no va a
cambiarlo nunca.
Se aspira a buscar una seguridad y una estabilidad, que, en la prá ctica, ni existen ni nadie ni
nada puede facilitá rnoslas. Eso no significa que no haya que ser prudente y guardar grano
cuando hay una buena cosecha. No significa que haya que ser imprudente o un
descerebrado, pero sí que hay que ser muy consciente de que el futuro hay que trabajá rselo
día a día; seguro habrá imprevistos, imperfecciones, dudas, decepciones, pero que no por
ello debemos renunciar a actuar.
Señor, dame la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor
para cambiar las cosas que puedo y sabiduría para distinguir las unas de las
otras.
Llámale,
mejor videollámale.
Adaptar el mensaje
Compará ndolo con las telecomunicaciones, podemos decir que para que un receptor
entienda el mensaje de un emisor, los dos deben estar en sintonía, es decir, emitir y recibir
en la misma frecuencia. No podemos mandar un mensaje por un canal distinto del que
sintoniza el receptor porque no lo recibirá . El emisor debe adaptar su mensaje al receptor.
Un ejemplo típico es cuando un técnico presenta una idea, un proyecto o un concepto a
otras personas que carecen de formació n técnica adecuada o desconocen la terminología
que se está utilizando. Son obvias las dificultades de comunicació n entre los departamentos
de tecnologías de la informació n y las comunicaciones (TIC) y el resto de los
departamentos de la organizació n, entre ellos, la alta direcció n. Para que las propuestas de
un departamento o de un técnico sean bien acogidas por sus compañ eros, son ellos, los
expertos, quienes deben mejorar su comunicació n, no pueden esperar que el director
general aprenda ciertos conceptos (al final buscan consejo en su hijo adolescente).
Mi amigo y colega John Purnell III, para evitar usar términos técnicos en sus conferencias,
utiliza el siguiente truco: al iniciar su exposició n deposita un montoncito de billetes de diez
dó lares encima de la mesa y le regala uno a cada asistente que le cace pronunciando un
mnemó nico tipo VLAN, MPLS, IP, UC2, SIP, u otros, en vez de explicar el concepto. A John
cada conferencia le cuesta unos cuantos dó lares; a cambio, consigue que los asistentes no
se distraigan ni un instante.
Por tanto, hay que construir muy bien cada mensaje que quiera comunicarse, debe ser
acorde con el objetivo que se busca y adaptado a quienes será n, en cada caso en concreto,
los receptores.
Canales de persuasión
Los neurolingü istas nos enseñ an que el ser humano dispone de tres canales de persuasió n:
el auditivo, el visual y el kinestésico (contacto) y señ alan que de ellos el má s importante es
el visual. El neurolingü ista brasileñ o Lair Ribeiro lo expresa grá ficamente asigná ndoles un
porcentaje a cada uno de estos canales; el 12 % al kinestésico, el 35 % al auditivo y un
abrumador 53 % al visual.
El correo electró nico es muy peligroso y se utiliza muy mal. Los principales problemas son:
● Está n mal redactados. Redactar correctamente no es fá cil, requiere tiempo y hay que
releer lo que se ha escrito. Nunca hay que olvidar que, como dijo Poncio Pilato, «lo escrito,
escrito está ».
Reivindico la llamada telefó nica, en franco declive. Cada vez se llama menos y se olvida que
en una conversació n telefó nica se transmite mucha má s informació n que en un correo,
puesto que la entonació n, la modulació n de la voz y la interacció n directa aportan una gran
riqueza de matices. Tan importante o má s que lo que se dice es có mo se dice.
Los que trabajan en televisió n saben muy bien que los seres humanos somos tolerantes con
la escasa calidad del video pero no lo somos nada con la falta de calidad del audio.
Videollamadas
Mejor que llamar por teléfono es efectuar una videoconferencia. Ver el rostro del
interlocutor aporta un factor diferencial: ¡cuá nta informació n se plasma en el rostro, espejo
del alma! Por teléfono es má s fá cil mentir (y ya no digamos en un chat). ¿Por qué entonces
nos empeñ amos en renunciar a ella? Y eso a pesar de que ya John Chambers, presidente de
Cisco Systems, dijo hace unos añ os en su conferencia en el Mobile World Congress de
Barcelona que «el mundo marcha hacia la comunicació n visual». La realidad es que marcha
mucho má s despacio de lo que parece. La gente tiene pudor a que le vean la cara en una
videoconferencia. Solo conozco una empresa que ha implantado un videocentro de
atenció n a clientes; Bankinter, un banco tradicional que, de verdad, apostó por las nuevas
tecnologías y sigue siendo pionero en ese campo.
En esa gradació n traza dos líneas, que separan los canales visuales (1 al 3), los canales en
tiempo real (1 al 6) y los canales asíncronos (7 y 8).
Solo hay una oportunidad para causar una buena primera impresió n.
La importancia de la comunicación
Comunicar bien es esencial para el éxito de cualquier empresa. Es un reto muy difícil, que
nunca se vence de manera completa porque siempre hay que procurar mejorar la
comunicació n. Para eso hay que practicar; como casi todo, se aprende a base de horas y de
repetició n. En Españ a no se enseñ a a comunicar, a debatir, a argumentar y, por tanto, es
una carencia formativa que hay que superar. Hay que leer libros sobre ese tema o
participar en seminarios. Debemos completar la formació n que hemos recibido, no usar sus
carencias como excusa. Si no pudimos o no quisimos estudiar en su momento, todavía
estamos a tiempo.
Si bien este libro no trata de la comunicació n, ver que es una de las grandes carencias,
sobre todo en personas de alta cualificació n técnica, hace que sea conveniente hablar de
ello. Como resumen, aquí hay algunos consejos para mejorar la comunicació n:
2. Elegir el canal adecuado para cada comunicació n, priorizar las llamadas de teléfono
sobre el correo electró nico, y la videollamada sobre la llamada de solo voz. Usar el má ximo
ancho de banda disponible.
4. Establecer una relació n personal requiere tiempo. Para eso hay que dedicar tiempo a
estar con otras personas, principalmente uno a uno o en pequeñ os grupos. Comidas,
desayunos, cafés, cervezas o viajes son oportunidades que, sin duda, ayudan a consolidar
una relació n. El roce hace el cariñ o.
5. Dar la cara, expongamos nuestros puntos de vista en las reuniones, no nos callemos.
Preparémonos bien las intervenciones.
6. El correo electró nico no debe usarse para cambiar de opinió n o para exponer lo que se
ha sido incapaz de proponer o defender en una reunió n presencial.
7. Ciertas noticias hay que digerirlas. Hay que comunicarlas, en la medida de lo posible,
poco a poco. Si se cae un avió n y no hay supervivientes, alguien tiene que dar la noticia en
toda su crudeza; pero si se trata de una enfermedad terminal, se puede preparar de manera
paulatina a la familia. Lo mismo ocurre en una empresa. No se deben dar malas noticias por
correo electró nico.
Parte III
ESTRATEGIAS Y HERRAMIENTAS
Con este capítulo introducimos el tercer bloque del libro. En el primero hemos apuntado el
entorno en el que nos movemos, en el segundo se han comentado algunas de las barreras y
obstá culos que encontramos, ahora nos preguntamos: ¿qué podemos hacer y con qué
recursos contamos?
«Piensa en lo que tú puedes hacer por tu país no en lo que tu país puede hacer por ti»
JFK
El cambio es a mejor
Es indiscutible que está n cambiando muchas cosas y muy deprisa, pero ello no implica que
vaya a desaparecer el planeta. La evolució n no se detendrá , aunque con altibajos, es
indiscutible que nos encaminamos a un mundo mejor que el actual.
Renovación
Cuando una sociedad, una empresa o una persona entran en decadencia es porque han
perdido sus valores. La solució n es simple: consiste en renovarse, manteniendo lo bueno y
quitando lo malo, todo ello antes de que el deterioro sea irreversible. Los procesos de
renovació n son un signo inequívoco de los tiempos que nos toca vivir. Por ejemplo, una
institució n con má s de dos mil añ os de historia como la Iglesia Cató lica afronta una
profunda renovació n bajo el liderazgo carismá tico del papa Francisco. Su predecesor,
Benedicto XVI, en un acto inédito, renuncia a su cargo para lanzar con contundencia el
movimiento renovador.
La buena noticia
La buena noticia es que disponemos de muchas y muy buenas herramientas para
renovarnos y avanzar, las mejores que la humanidad ha tenido nunca. Renovarse esta en
boga.
En esta tercera parte del libro reflexionaremos sobre distintos aspectos de esos tres
conjuntos de herramientas. Empezaremos por la base, por los cimientos, comentaremos
primero los aspectos filosó ficos, continuaremos por los organizativos y finalizaremos con
las herramientas tecnoló gicas; así, iremos de má s a menos, de lo má s complicado de
implantar en la vida personal o en una organizació n a lo má s fá cil.
A pesar de mi formació n y profesió n de ingeniero, creo que instalar una nueva tecnología
en una organizació n es relativamente fá cil; lo realmente complicado es el factor humano y,
por tanto, hay que abordarlo primero: antes de nada, lo que aporte má s valor, aunque sea
lo má s difícil.
Filosofía
Hablar de filosofía no está de moda. Estudiarla tampoco, cada vez tiene un papel má s
marginal en los planes de estudio, lo cual es un error garrafal que solo puede entenderse
por el deseo inconfesable de los gobernantes de tener siervos y promover la obediencia
ciega, en vez de educar ciudadanos capaces de crecer y desarrollarse. Sin filosofía no hay
democracia; ambos conceptos se desarrollaron en la Grecia antigua. La filosofía enseñ a a
pensar y esto es lo má s importante que debemos enseñ ar a nuestros hijos y a nuestros
equipos.
Me gusta definir la filosofía como un conjunto de saberes que buscan establecer de manera
racional los principios má s generales que organizan y orientan tanto el conocimiento de la
realidad como el sentido del obrar humano. La filosofía, al igual, que la psicología, la
sociología, la ló gica y ciencias afines, nos ayudan a conocernos a nosotros mismos Con esa
definició n en mente he agrupado una serie de herramientas bá sicas: son las raíces. Juan
Pablo II, ademá s de papa, era filó sofo de la escuela fenomenoló gica (que ya hemos citado
anteriormente); defendió reiteradamente que no se puede vivir sin raíces. En una empresa
sus raíces son su misió n y su cultura empresarial.
Los conceptos «filosó ficos» que desarrollaremos en los pró ximos capítulos son:
● Actitudes y aptitudes (capítulo 13).
● Ilusió n (capítulo 14).
● Proactividad e influencia (capítulo 15).
● Hacer decisiones (capítulo 16).
Organización
Por otra parte, a partir de unos principios filosó ficos, los seres humanos podemos
organizarnos, podemos diseñ ar metodologías, procedimientos, prá cticas y reglas de juego
que nos ayuden a superar o evitar nuestras limitaciones y nos permitan obtener los
recursos que necesitamos para subsistir y para mejorar el bienestar material y espiritual.
Organizarse bien es aplicar sentido comú n —como tantas cosas en la vida—; conocer bien
la naturaleza humana, protegernos frente a sus defectos y limitaciones, a la vez que
dejamos un amplio margen de actuació n, con un grado preciso de confianza en el equipo. Ni
desconfiar de todo ni despreocuparnos. Equilibrio entre supervisió n y autonomía.
Tecnología
Los humanos también tenemos una gran capacidad para desarrollar soluciones
tecnoló gicas, para conseguir, a partir de nuestro conocimiento científico, aplicaciones
prá cticas del mismo, que utilizamos en la industria, en los negocios y en nuestra vida diaria.
Las redes de comunicaciones son el sistema nervioso del país y de las organizaciones; si no
funcionan bien, estas padecen Parkinson.
13. Actitudes y aptitudes
La actitud es una elecció n personal. Cada uno elige con cuá l se enfrenta a la vida. Viktor
Frankl lo explica muy bien: aunque uno se encuentre en un campo de concentració n,
obviamente en contra de su voluntad, lo que pasa por su mente, su libertad interior y su
actitud, no puede controlarlo nadie. Cuá nta gente ha estado prisionera en condiciones
inhumanas y no ha cambiado de valores. Sobreviven los mentalmente má s fuertes. La
experiencia de Frankl en Auschwitz y Dachau y sus estudios demuestran la supremacía de
la mente y de la vida interior de cada uno sobre las circunstancias externas y el estado
físico del propio cuerpo. Frankl cuenta que observó que las personas elegidas cada mañ ana
por los guardas nazis para ir a las cá maras de gas eran aquellas que ya se habían rendido.
Cuando alguien dejaba de luchar interiormente, no sobrevivía, y el verdugo lo captaba y lo
ejecutaba, porque ya no les era ú til.
Por analogía, sobrevivirá n a las crisis, o las superará n mejor, las empresas con má s fuerza
mental, con un equipo má s cohesionado y con una actitud má s innovadora, má s proactiva,
má s constructiva. No pueden mantenerse ni se mantendrá n aquellas que tengan una injusta
posició n de dominio, las que se crean que pueden ser ineficientes gracias a su situació n de
privilegio o a una regulació n sobreprotectora. Quienes tienen una cultura má s fuerte, má s
proactiva y má s resiliente, salen adelante.
Frankl relata que a sus pacientes les preguntaba por qué no se suicidaban. Podemos, por
tanto, preguntarnos: ¿por qué voy a trabajar?, ¿por qué va a trabajar nuestro equipo?, ¿por
qué me he levantado de la cama esta mañ ana?
No hay que olvidar nunca que las aptitudes y los conocimientos se pueden aprender o
adquirir, encontrar; es decir, comprarlos a un proveedor externo a la organizació n, pero la
actitud no se vende. Como mucho podremos solicitar ayuda a consultores o entrenadores
(coach), pero si una persona no toma la decisió n y elige la actitud adecuada no hay nada
que hacer, no se le puede imponer.
Que la vida es difícil es una obviedad y pasarnos horas pensando por qué lo es y por qué no
puede ser má s fá cil no tiene sentido; es perder el tiempo. Lo que sí tiene sentido es admitir
la realidad y averiguar có mo podemos cambiar o mejorar lo que no nos gusta. Quien
escribió el Génesis, hace miles de añ os, ya lo sabía. En ese libro se nos recuerda que
estamos aquí para «dominar la tierra»[24].
Falta ambició n. Sana ambició n. No hablamos del deseo ardiente de conseguir poder,
dignidades, riquezas o fama[25], sino de proyectos a gran escala que para desarrollarse con
éxito requieren mucho trabajo y esfuerzo. La ambició n no debe confundirse con la codicia.
Por tanto, ni es malo ser ambicioso ni es pecado; al contrario, es ineludible fijarse objetivos
ambiciosos, son imprescindibles para prosperar. No es malo querer ir a la Luna. Llegamos a
la Luna porque alguien escogió ir a la Luna siendo consciente de que se enfrentaba a un
gran reto y que podía ser un fracaso. Para llegar allí fue preciso desarrollar nuevas
aptitudes y conocimientos, y afrontar problemas desconocidos.
Crear en una organizació n la aptitud correcta es sin duda una tarea de quienes la lideran,
pero sin olvidar que todas las personas tenemos capacidad de influir. Para influir hay que
comunicar nuestras propuestas, nuestras ideas y nuestros puntos de vista: cuanto má s
razonados y ló gicos sean má s fuerza tendrá n. La verdad es una fuerza muy poderosa[27].
Está ndose callado no se influye. Las empresas deberían establecer los canales de
comunicació n adecuados para que cualquier miembro de la organizació n pueda transmitir
sus conocimientos y propuestas al resto. Hay que disponer tanto de canales de
comunicació n verticales como de horizontales. En ese marco se puede definir al líder como
aquella persona que induce a otras a que elijan la actitud adecuada.
Líder es quien inspira a otras personas a elegir la actitud adecuada.
En la vida puede sucedernos de todo y muchas cosas está n fuera de nuestro control. Lo
ú nico que está claro es que siempre dispondremos de la fuerza interior asentada sobre
nuestros valores para afrontar lo que nos suceda. Pase lo que pase lo ú nico que de verdad
se tiene es lo que hay en la mente de cada uno, fuerza de voluntad y conocimientos. Para
mantenerlo hay que practicarlo, hacer gimnasia mental, porque si no se hace se pierde,
como ocurre con la forma física.
14. Ilusión
Esta mañ ana podríamos haber optado por quedarnos en la cama, ¿por qué no lo hemos
hecho? ¿Porque no nos ha quedado otro remedio o porque estamos ilusionados por algo y
queremos cambiar el mundo?
Cada mañ ana cuando nos levantamos podemos elegir entre dos opciones y solo dos: hoy
puede ser un gran día o esto es un desastre y este mundo no tiene sentido. Cada día
podemos optar por querer mejorar, aportar, construir, aprender y ayudar, o bien elegir
destruir, vegetar, pulular, quejarnos, autodestruirnos y destruir.
Sí, así es y esta decisió n se toma consciente o inconscientemente todos los días de la vida y
la toman todas las personas, aunque la mayoría de ellas lo desconoce. Cada persona elige si
la vida tiene sentido o no. Los nihilistas consideran que no lo tiene y hay muchos hoy en
día. Sartre, que era un señ or muy listo, llegó a esa conclusió n: esto es absurdo. Por lo
menos, pensó y llegó a una conclusió n. Ahora bien, sin duda, está n tremendamente
equivocados: sí tiene sentido. Suelen alegar que el mundo está lleno de desgracias. Y eso es
cierto, sin duda, pero cada uno de nosotros, individualmente o cooperando, podemos
acrecentarlas, minimizarlas o evitarlas; incluso podemos construir cosas buenas. Las
tragedias y las desgracias solo son una parte de la realidad; la otra es un mundo lleno de
luz, de posibilidades de crecimiento, de creació n de riqueza, de asumir retos, de ayudar a
los demá s. Se puede ver la alfombra del revés o del derecho. Si se le da la vuelta a una
preciosa alfombra persa solo hay nudos y caos, no hay forma de imaginar la belleza que hay
al otro lado.
Insisto en que hay que leer el libro de Viktor Frankl El hombre en busca de sentido; ¡cuá nta
sabiduría en pocas pá ginas! Es tremenda la influencia positiva de este hombre, que
aprendió lo que explica en circunstancias terribles, en los campos de exterminio nazis.
Nunca hay que desanimarse, porque todo tiene sentido. Nunca hay que tirar la toalla. Bien
pensado, no hay otra opció n. Aceptar el misterio de la vida y mirar lo maravillosa que es. Si
no estamos ilusionados no haremos nada, empezando porque no transmitiremos ilusió n a
nuestro pró jimo. No se puede compartir lo que no se tiene.
Los seres humanos necesitamos retos e ilusiones, necesitamos llenar nuestra vida de
sentido y todas nuestras organizaciones también. Somos animales racionales, no vegetales.
Un animal racional no puede sentirse realizado comportá ndose como un vegetal.
Comportémonos como seres humanos, usemos nuestro cerebro, pensemos. La pereza
siempre es mental. No usar el cerebro es lo peor que se puede hacer. Pero tampoco hay que
caer en el racionalismo ni en el perfeccionismo; también es necesario aceptar el misterio y
nuestras limitaciones. Hay que aprender a gestionar la imperfecció n, la nuestra y las de los
demá s[29].
Unos siembran y otros recogen[30]. Muchas veces no se ve el fruto de nuestro trabajo, pero
ahí está , porque si nadie siembra, nadie come. La aportació n de todos es importante
aunque no se vea, aunque el que la hace no recoja personalmente los frutos. Pero si no se
siembra, ni uno mismo ni nadie recogerá fruto alguno. No hay que centrarse en lo má s
inmediato, sino que hay que mirar a medio y a largo plazo. La vida en el planeta no se
acabará con nosotros.
Importa lo que hacemos en cada instante, porque todo suma o resta; nunca es
intrascendente, no hay suma cero. Por eso hay que buscar la ló gica y el sentido de nuestros
actos. Preguntémonos de vez en cuando «¿por qué estoy haciendo esto? ¿Qué sentido
tiene?». Porque todo tiene que tener un sentido, todo trasciende; a veces no lo vemos o no
lo entendemos, pero si reflexionamos veremos que es así. Sí, nuestros actos, nuestros
proyectos, deben de tener un fin, un objetivo, un por qué, y este debe ser positivo. Si
participamos del poder creador de Dios, aportando, nos sentiremos mejor y construiremos
una organizació n má s eficiente, una ciudad má s humana, una regió n y un país má s
pró spero, en definitiva un mundo mejor.
Muchas empresas norteamericanas tienen una misió n y lo explican sin complejos. Por
ejemplo, nuestra misió n es mejorar el mundo facilitando los mejores sistemas de
comunicaciones. La primera vez que me lo dijo así un colega de una consultora americana,
que la misió n de su empresa es promover el uso y explicar las ventajas de las
comunicaciones unificadas, me pareció que era un iluminado y un exagerado, pero después
pensé que aquel hombre tenía claro su objetivo y a qué se dedicaba.
Ser proactivo es quitar la mesa después de comer sin que mamá tenga que recordarlo. Hay
que coger el plato, tirar los restos a la basura, pasar un poco de agua y meter el plato en el
lavavajillas; y repetir la operació n con el vaso y los cubiertos. Después hay que recoger la
jarra del agua, el pan y las servilletas. Es realmente sencillo y ademá s es obvio que hay que
hacerlo. Papá también puede recordarlo; para papá esa acció n es ya ser un poco proactivo.
Los padres tampoco son de los que se den mucha cuenta de que hay que recoger la mesa.
Ser proactivo es darse cuenta que hay que hacer una cosa y hacerla sin que nadie nos lo
diga ni siquiera lo insinú e; sobre todo sin que nadie nos lo ordene. Es, sin duda, una gran
virtud que Stephen Covey ha catalogado como el primer há bito de las personas altamente
efectivas. Lo contrario de ser proactivo es ser reactivo, ir a remolque.
Ser proactivo es tener iniciativa. Pensar por uno mismo, sumar y no restar. Aportar, porque
si no avanzas retrocedes. Pero no vale que tiren de uno, eso es hacer trampas; como mucho,
que nos den un empujoncito.
Para ser proactivo no hace falta hacerse mayor ni ser autó nomo ni ser rico o independiente.
Es simplemente una cuestió n de voluntad y, sobre todo, de prá ctica. Es muy fá cil olvidarse
de ser proactivo, como es muy fá cil perder la forma física.
Una de las principales excusas para no ser proactivo es considerarse un mandado o una
pobre subcontrata[31]. «Yo solo hago lo que me ordenan y, por tanto, no puedo decidir
nada». Eso es un magnífico autoengañ o para no abandonar la zona de confort. No solo se
puede actuar motu proprio en muchos pequeñ os aspectos de la vida cotidiana, sino que
incluso en las grandes organizaciones se puede tener una actitud proactiva y ser influyente.
Es decir, se pueden proponer proactivamente una gran cantidad de mejoras o actuaciones.
Solo hay que empezar proponiendo una acció n o una modificació n. Proponer es hacer
partícipes a los demá s de una idea positiva; tan sencillo como decir: «He observado esto, le
he dado vueltas al tema y me parece que podríamos obtener una mejora o un beneficio si
actuamos en un sentido determinado o modificamos este procedimiento o esta costumbre».
Todo el mundo puede aportar. En concreto, las personas que efectú an una tarea son las que
mejor la conocen y má s deberían opinar al respecto. Hay que animar a esas personas a que
cuenten las dificultades a las que se enfrentan y comenten có mo las resolverían.
Hay que premiar la proactividad, reconocerla y fomentarla. Todo el mundo puede aportar,
puede influir, simplemente tiene que hablar, parece fá cil pero no lo es. Como decía John F.
Kennedy: «Un solo hombre puede cambiar el mundo, pero todo el mundo puede
intentarlo». Mis hijos leen esa frase cada vez que abren la puerta de la nevera, acció n que
repiten constantemente, donde tenemos un imá n que adquirimos cuando visitamos la
biblioteca presidencial de Boston.
En inglés,
tomar una decisión
se dice make a decision.
En inglés se dice make a decision, mientras que en castellano se habla de «tomar una
decisió n». A mí me parece que no es lo mismo. El significado bá sico de la voz tomar es coger
o asir con la mano algo, pero otro de sus significados, segú n el diccionario de la Real
Academia de la Lengua Españ ola es «elegir, entre varias cosas que se ofrecen al arbitrio,
alguna de ellas»[33]. Y arbitrio es «voluntad no gobernada por la razó n, sino por el apetito
o capricho». Por tanto, desgraciadamente, tomamos decisiones; es decir, elegimos
demasiado influenciados por pasiones, emociones, apetitos, caprichos, ideologías, en vez de
construir decisiones, armarlas, que dirían en Sudamérica.
Hacer una decisió n es un proceso, un trabajo, que debería tener las siguientes fases:
1. Definir el motivo, por qué debemos hacer una decisió n. Se trata de buscar las causas que
justifican la necesidad de hacer una decisió n. Definició n del problema que hay que
solucionar: dó nde nos encontramos y a dó nde deberíamos llegar.
4. Ejecutar la decisió n.
Insisto en que las decisiones deben elaborarse a conciencia, aplicando la ló gica, el aná lisis y
el sentido comú n. Con conocimiento, que comprende el conocimiento intuitivo[34]. No es lo
mismo la intuició n que la precipitació n.
Algunas de las dificultades a las que nos enfrentamos para cambiar o mejorar la toma de
decisiones son:
● El componente ideoló gico.
● Las modas y el seguidismo, es decir, la tendencia a hacer lo que todo el mundo hace.
● Las propuestas demasiado revolucionarias
● El deseo de satisfacer a todo el mundo.
● La mentalidad de siervo.
Otro factor emocional es el miedo a ser distinto y no hacer lo mismo que hace todo el
mundo. En tecnologías de la informació n es especialmente destacable este fenó meno. Por
ejemplo, las grandes marcas tienen en Españ a má s cuota de mercado que en sus propios
países de origen. Es má s fá cil justificar la apuesta por una marca muy conocida que no por
otra con menos renombre, aunque sus soluciones sean manifiestamente mejores. Hay
miedo a ser distinto, incluso cuando la distinció n sea causada por la bú squeda de la
excelencia.
Hay que tener mucho cuidado con las revoluciones, ya que siempre poseen un componente
de caos y de desorden; por eso es conveniente evitarlas y adelantarse a ellas. El
inmovilismo conduce a la revolució n. La realidad enseñ a que los cambios excesivamente
bruscos no son nada buenos, porque las cosas tienen que seguir funcionando: innovar o
mejorar no significa romperlo todo. Siempre es mejor que algo funcione regular o a medias
a que no funcione en absoluto. Provocar el caos nunca es bueno. Lo que hay que hacer es
evolucionar. Romperlo todo es una tentació n que debe vencerse. Hay que rechazar los
planteamientos catastrofistas o categó ricos que partan de que no funciona nada o que hay
que cambiarlo todo.
Las decisiones tienen por encima de todo que ser acertadas. No podemos caer en la
tentació n de querer satisfacer a todas las partes afectadas. El consenso no siempre es
posible y cuando no lo sea habrá que explicar y vender muy bien ciertas decisiones. Cuando
hay que cambiar, siempre habrá quien se sienta damnificado, con razó n o sin ella.
Finalmente, no hay que olvidar que las decisiones no son eternas. Hay que adaptarlas al
entorno cambiante, ajustarlas segú n convenga para que continú en siendo vá lidas.
17. El taburete
Un taburete, de los de toda la vida, tiene tres patas, solo con dos no se mantiene. Es
necesario que se cree un á rea de sustentació n y, para ello, se precisan tres puntos de apoyo
como mínimo.
Nuestro sistema político, democracias de corte occidental, es un sistema con tres poderes:
legislativo, ejecutivo y judicial. Se cree en la divisió n de poderes: unos determinan las
reglas del juego, poder legislativo; otros los aplican, poder ejecutivo; y un tercero dictamina
si se han aplicado correctamente o no, poder judicial. Cuanto má s independientes sean los
tres entre sí y menos relaciones oscuras haya entre ellos mejor funciona el sistema. En
opinió n de Winston Churchill es el sistema político menos malo de los desarrollados hasta
la fecha.
El flujo econó mico entre las tres partes es muy importante; está representado en la figura
2. El propietario promotor paga por un lado los honorarios de los profesionales
independientes (arquitectos, ingenieros y consultores) y por otro a los contratistas
(constructores, instaladores, integradores). Entre estos dos ú ltimos no debería haber flujo
econó mico para evitar conflictos de intereses. Los profesionales nunca deberían estar en
nó mina de los contratistas y durante muchos añ os así ha sido.
Con los llamados «proyectos llaves en mano» esta buena prá ctica se pierde; en este tipo de
proyectos, el contratista también se encarga de suministrar la direcció n facultativa y así se
rompe el natural equilibrio de poderes y desaparece una de las patas, tal como se
representa en la figura 3. Todo el mundo tiende a servir a quien le paga; si al arquitecto le
paga el constructor tendrá la tendencia o tentació n de defender los intereses, legítimos o
no, del constructor por delante de los del propietario-promotor. Observo que esta prá ctica
se ha extendido no solo entre las empresas privadas, sino, lo que es mucho peor, en la
Administració n pú blica.
Figura 3. Esquema de mala praxis en la ejecució n de proyectos. La calidad de los resultados no está garantizada.
Otra praxis, no tan manifiestamente incorrecta, aunque sí incomoda y poco elegante, es la
de que el contratista asuma los costes de ingeniería y consultoría pero no el servicio en sí.
En esos casos se incorpora en el pliego de condiciones una clá usula que indica que la
propiedad elegirá con plena libertad a los asesores que estime conveniente pero será el
contratista quien asumirá y pagará los honorarios de la asesoría; para evitar
malentendidos, estos deben estar establecidos por escrito. La propiedad no se ahorra
dinero con esta prá ctica, má s bien al contrario, ya que el contratista debe reservarse un
margen para compensar los costes de administració n, pero si consigue que la partida de
asesoramiento no figure en su contabilidad, sus motivos tendrá n.
En definitiva, para construir una estructura só lida hacen falta tres puntos. No caigamos en
la tentació n de simplificar. Hay que actuar de forma un poco sagaz, con un contrapoder, con
contrapesos si no se producen desequilibrios.
En la vida usamos muchas veces un consejero externo y lo llamamos para asuntos muy
serios: son sacerdotes, médicos o abogados, entre otros. El principal motivo por el que lo
buscamos es porque no dominamos el tema sobre el que precisamos ayuda o nos parece
que nos sobrepasa.
Por ejemplo, para resolver conflictos es muy ú til contar con la figura de un mediador,
puesto que nunca una de las dos partes tiene toda la razó n y siempre es posible encontrar
una tercera vía antes de hacerse dañ o todo el mundo.
Hay quien busca un consultor para que le diga lo guapo que es y le confeccione un
powerpoint muy bonito y espectacular con lo que quiere oír. Es decir, lo que busca, en
realidad, es un adulador o un experto en comunicació n. No le interesa una persona que
analice, ayude a razonar y a buscar soluciones y disfrute de libertad de cá tedra. Un
verdadero consultor, un asesor de confianza, dice lo que de verdad opina, de forma bien
argumentada y segú n su má s leal saber y entender, libre de conflictos de intereses. La
independencia de los asesores externos es clave; no se puede servir a dos señ ores.
Por lo que respecta a elegir de quién recibir consejos, la elecció n es fá cil; basta con seguir la
indicació n de Jesú s en el Evangelio al hablar de los falsos profetas: «Por sus obras los
conoceréis»[38]. Debemos buscar y elegir consejeros entre aquellos que tengan buena
reputació n, conocimientos y experiencia, aquellos que hayan hecho obras buenas y hayan
tenido éxito en sus proyectos. Mejor no fiarse de aquellos que no han hecho nada en la vida,
y de esos hay unos cuantos. Esto no quiere decir que no haya que confiar en gente joven,
porque hay jó venes que han hecho lo que tenían que hacer y, ademá s, aportan aire fresco.
Un truco que utilizo para evaluar a posibles colaboradores es preguntarles cuestiones que
ya sé, sobre asuntos que domino y cuya respuesta correcta conozco de antemano. Esta
tá ctica también permite analizar la coherencia del discurso de nuestros interlocutores. Para
seleccionar buenos consejeros también hay que preguntar y obtener referencias, pedírselas
a la red, a Internet; se llama googlear.
19. El departamento de análisis y estrategia
Lo importante y no urgente
Tiene que haber personas pensando en lo importante y no urgente[39], que se dediquen a
analizar có mo cambia el entorno, a observar la evolució n sociopolítica, tecnoló gica y
demográ fica, y a reflexionar sobre có mo esos cambios van a afectar a nuestra vida, a
nuestra sociedad y a nuestro negocio. Alguien debe estar atento a la posibilidad de que se
acabe el filó n para empezar a buscar otro[40]. Un equipo que se pasee por el mundo física o
virtualmente, que asista a ferias y congresos, que esté en contacto con el mundo
universitario y, a la vez, conozca el propio negocio. Personas que tengan tiempo para
pensar, para intercambiar ideas, pero también que escuchen a la organizació n, que se les
vea por los diferentes centros de trabajo, que pisen todos los terrenos, que reciban
confidencias y que detecten ineficiencias y puntos de mejora. La estrategia para Covey es
una tarea primordial del cuadrante importante pero no urgente, mientras que, por ejemplo,
una pérdida de tiempo es lo opuesto y se ubicaría en el cuadrante ni urgente ni importante,
el peor.
El de aná lisis y estrategia no tiene que ser un gran departamento. Pero sus miembros
deben ser gente de mente abierta, capaz de cuestioná rselo todo, personas imaginativas,
creativas, con visió n de conjunto, renacentistas. Tiene que ser gente complementaria, que
tenga diferentes puntos de vista, multidisciplinaria, multicultural. No tiene que ser personal
que esté en nó mina ni que se dedique a tiempo completo.
El consejo má s conocido de otro gran estratega, Warren Buffet, es «no inviertas en lo que
no entiendas», el mismo que afirma que «la sinceridad es un regalo muy caro, no la esperes
de gente barata». Un buen departamento de estrategia cuesta dinero, si no, no conseguirá
ser bueno. Buffett y Sun Tzu harían buenas migas. Pero que este departamento deba estar
bien pagado no significa que esté formado por teó ricos aislados en un despacho. De hecho,
sus integrantes tendrían que ser sabios renacentistas curtidos y capaces de pisar el terreno
y escuchar. No sea que pase algo similar a lo que me sucedió dos días antes de inaugurar las
piscinas Picornell, sede de la competició n de natació n y waterpolo de los Juegos Olímpicos
de Barcelona, cuando un veterano electricista me espetó con razó n: «Cuatrocientos días
coordinando, cuatrocientos planificando y ahora yo a instalar cuatrocientos enchufes en
dos días».
Histó ricamente, el reto era conseguir informació n, ya que la informació n es poder. Sun Tzu
era un fan declarado del espionaje. Hoy en día no hace falta espiar; es má s, es un delito. Hay
muchos contenidos en la red a nuestra disposició n si los sabemos encontrar y procesar
adecuadamente. El reto consiste en separar el grano de la paja y en convertir datos en
informació n relevante. Datos hay muchos, demasiados, es abrumador, pero los datos no
son informació n en sí mismos sino que hay que tratarlos para obtener informació n ú til, que
permita construir decisiones.
Como explica Ramó n Archanco, autor del blog Papeles de inteligencia, el reto actual es
convertir la sobrecarga de datos en conocimiento ú til, en informació n con valor. Hay que
seguir las fuentes adecuadas y, después, seleccionar la informació n relevante, tarea que es
todo un arte en sí misma.
Estrategia en evolución
Encontré magnífica y má s actual que Sun Tzu la definició n de estrategia del coronel John
Boyd[43]: «Un tapiz mental de intenciones cambiantes, para armonizar y focalizar nuestros
esfuerzos, como base para lograr algú n objetivo o propó sito, en un expansible mundo de
imprevistos, con muchos eventos desconcertantes y muchos intereses competitivos». El
pensamiento de Boyd, su estructura teó rica y filosó fica, solo se encuentra en formato de
transparencias (en PowerPoint) y se sustenta en tres interesantes principios desarrollados
por físicos y matemá ticos:
● La segunda ley de la termodiná mica, que de forma muy resumida y poco académica
indica que todo tiende a la má xima entropía, que es algo así como una medida del desorden
o del caos molecular.
De los tres principios utilizados por Boyd el ú nico que me explicaron en el bachillerato fue
el de la entropía y reconozco que en esos momentos no lo entendí, me sonó fatal eso de que
todo tiende al má ximo desorden. Incluso me encaré con el profesor de biología, Josep Lluís
Pérez, quien por cierto era un genio; no solo es uno de los que mejor recuerdo tengo, sino
que tiene un recorrido vital digno de admiració n[46]. Con el tiempo sí he aprendido que
hay que hacer un esfuerzo para mantener cierto orden.
Boyd también define el propó sito de la estrategia: «Mejorar nuestra habilidad para crear y
adecuarse a las expansibles circunstancias, para que (como individuos o grupos, o como
cultura o nació n) podamos sobrevivir en nuestros propios términos». Dicho de otra
manera, necesitamos una estrategia para sobrevivir y adaptarnos mejor. El objetivo no es
trabajar má s, sino trabajar de forma má s inteligente, má s eficiente.
El resultado de los trabajos de Boyd es conocido como «bucle OODA», que es el acró nimo
de observar, orientar, decidir y actuar; hablamos, por tanto, de un servosistema, enfocado a
hacer decisiones y a actuar; y una vez analizados los resultados, volver a intentarlo. Es un
planteamiento muy alineado con lo que propone este libro. El bucle OODA se comentará en
el capítulo dedicado a los servosistemas en la parte de conclusiones.
La ventana de oportunidad
Los estrategas tienen que encontrar las oportunidades. Tienen que ser un poco fabianos.
Quinto Fabio Má ximo Verrucoso fue un general y político romano que se enfrentó a Aníbal
en la segunda guerra pú nica (Roma contra Cartago). El general Fabio se caracterizaba por
saber encontrar el momento oportuno para atacar; no se precipitaba, era un hombre
paciente, que esperaba a que las circunstancias le fueran favorables; aguardaba a que
surgiera una oportunidad. Es la misma estrategia que la del cazador que en su puesto
espera horas el paso de la pieza. Si al verla se precipita, la asusta, y si se retrasa, se le ha
escapado. Así que debe disparar en el momento oportuno, cuando se ha abierto la ventana
de oportunidad y antes de que se vuelva a cerrar. Fabio fue un incomprendido, ya que el
pueblo y el senado romano lo acusaron de pasivo, pero la historia al final le dio la razó n. No
es lo mismo ser un procrastinador que ser paciente y oportuno. No lanzarse al fracaso,
esperar una mejor oportunidad. El general Fabio lo hizo mejor que el coronel Mastalerz.
Hay una corriente, que hay que tener muy en cuenta, del socialismo que se autodenominó
«fabiana». Frank Podmore (1856-1910) miembro fundador de Fabian Society, reflexiona:
«Es preciso saber esperar el momento oportuno, como Fabio hizo pacientemente en su
lucha contra Aníbal a pesar de las críticas de que era objeto por su lentitud; cuando llegue
el momento, hará falta atacar como hizo Fabio».
Espero que estas breves reflexiones, tal vez un poco complejas, nos convenzan para que
dediquemos el tiempo y los recursos necesarios a definir nuestra estrategia personal y
empresarial. A que nos focalicemos en aquello que es importante y no urgente —como
explica Stephen R. Covey cuando desarrolla el tercer há bito de las personas altamente
efectivas («primero lo primero»)— y a saber encontrar el momento oportuno evitando
tanto la precipitació n como la procrastinació n. Sin olvidar que nuestra estrategia debe ser
flexible, una estrategia en evolució n. Es un error fijar una estrategia y no cambiarla nunca,
ir a piñ ó n fijo. Si vas de excursió n en bicicleta y no cambias de piñ ó n, no subes las cuestas.
Vender no es pecado,
vender sueños tampoco.
Parece ser que hubo una época en que como la gente compraba sin parar, a las ventas se
dedicaban los menos preparados. Ya no es así. Vender es muy difícil; ademá s hay servicios,
productos o ideas que son especialmente difíciles de vender. El cambio y la innovació n es
sin duda una de ellas porque llevan implícito esfuerzo, riesgo, trabajo; porque es rebelarse
contra el statu quo y empujar a abandonar la zona de confort, a levantarse del sofá . Hay que
ser muy há biles, «prudentes como serpientes»[47], cuando se quiere llevar a término un
proyecto que represente cambio. Encontraremos enemigos de todo tipo y por todas partes,
mucha gente interesada en que descarrile el asunto.
La venta es primordial y hay que hacerla en todos los niveles de la organizació n. Para
empezar, hay que venderle el proyecto a la direcció n de la empresa, ya que sin su apoyo no
saldrá adelante. Se necesita un sponsor, un patrocinador. Por ejemplo, parte del éxito de
Cristó bal Coló n se debió a que supo encontrar el patrocinador adecuado, que no le fue fá cil.
Antes de que la reina Isabel la Cató lica le comprara el proyecto hubo otros que lo
rechazaron. Para conseguirlo hay que saber explicar muy bien cuá l es el objetivo del
proyecto, su alcance, las ventajas que aportará y los riesgos de no llevarlo a cabo. Un
patrocinador adecuado aporta la autoridad y el apoyo necesario para vencer las reticencias
de los opositores, que sin duda habrá .
Los costes de una empresa tienen forma de iceberg, una pequeñ a parte de los mismos es
visible, pero la mayor parte no. Los americanos distinguen entre soft $ y hard $, dinero que
se toca y dinero que no se toca, gastos y ahorros indirectos, y gastos y ahorros directos. Por
ejemplo, se ve fá cilmente el importe de la factura de telefonía mó vil, pero no se ve tan
fá cilmente las horas dedicadas a efectuar llamadas o navegar por Internet en asuntos
ajenos a la empresa, a pesar de que el coste de las horas dedicadas a ello tiene un importe
muy superior al de la llamada o de la navegació n[48]. Los costes de las ineficiencias
organizativas son muy difíciles de cuantificar y son temas muy sensibles.
Los costes de las ineficiencias organizativas son muy difíciles de cuantificar, son temas muy
sensibles.
Los costes directos se entienden y se admiten sin dificultad, pero son mucho menores
(parte que sobresale del iceberg); los indirectos son má s difíciles de justificar y admitir y,
por tanto, de vender. Hay má s intereses en juego, los cambios de procedimiento y de
organizació n representan reajustes de poder y de presupuesto, pero es donde realmente
hay dinero (parte sumergida del iceberg). Los proyectos en los que no se puede presentar
un retorno hard de la inversió n muy bajo, de pocos meses o añ os o aquellos que
contemplan factores difusos soft son mucho má s difíciles de vender. La realidad es que
cuanta má s innovació n incluye un proyecto má s difícil es de vender. Siguiendo con el
ejemplo de las telecomunicaciones, vender una auditoría de costes es relativamente fá cil,
pero vender un centro de interacció n con clientes integrado con la web, y que implicaría
ajustes en la red comercial, es muy difícil. Para lo segundo hace falta, má s que un sponsor,
un líder.
Aunque parezca mentira hay quien presenta informes y ofertas con errores en las sumas.
Las hojas de cá lculo son muy peligrosas y hay que repasarlas y poner controles. Un
directivo al que no le guste un proyecto, lo primero que hará es buscar errores en las sumas
o incongruencias en los nú meros, dejará en evidencia al redactor del informe y cuestionará
su contenido. Es un error de principiante que cometen hasta los má s veteranos.
Repasar las sumas es clave.
21. Negociación
En esta vida hay que negociarlo todo. Negociamos continuamente hasta sin darnos cuenta y
en todos los á mbitos: personal, familiar, profesional, social.
Ganar-ganar
Un proyecto de innovació n, cambio o mejora hay que negociarlo, hasta el ú ltimo detalle,
con todos los jugadores implicados. El objetivo de una negociació n es alcanzar un acuerdo y
hay tres tipos de posibles acuerdos:
● Ganar-ganar
● Ganar-perder
● Perder-perder
Lo má s habitual es que las personas actú en en el marco ganar-perder. Otras, como hemos
comentado anteriormente, dominadas por el efecto envidia, se empecinan en el perder-
perder. La posició n intermedia (ganar-perder) en el fondo no existe, ya que evoluciona
hacia perder-perder.
Algo parecido es lo que a mí me parece que les pasó a los mayas. Esta civilizació n
precolombina, que se extinguió de forma misteriosa y que se distinguía por su tremenda
crueldad, tenía el mismo dios para la guerra y para el comercio y el cacao, se llamaba Ek
Chuah. Compartir dios para comerciar y para guerrear da que pensar, ya que son conceptos
antagó nicos. Que el dios del comercio sea el mismo que el del cacao es acertado, pero
pensar que también sirve para la guerra es un planteamiento completamente equivocado,
un error filosó fico de base, que llevó a los mayas a la extinció n; al menos les puso muchas
dificultades para sobrevivir. A Ek Chuah me lo presentaron cuando estuve visitando las
maravillosas ruinas mayas de Tulum, posiblemente el sitio má s bonito que he visitado, y
quedé realmente impactado por lo muy feo que era en su representació n.
La guerra es una situació n que se plantea có mo yo gano y mi enemigo pierde, pero que, en
realidad es perder-perder, destruir-destruirse, matar-matarse. El comercio, los negocios,
deberían ser todo lo contrario: una situació n ganar-ganar, en la que ambas partes
obtuvieran un beneficio. El Estado también se apunta a las políticas de influencia maya; sus
administradores, cual sacerdotes mayas, piensan que ahogando a impuestos y tasas a
contribuyentes y empresas van a sobrevivir, pero si las empresas cierran y los
contribuyentes se mueren de hambre nadie pagará los impuestos y el Estado se quedará
sin ingresos. A ver si descubrimos que, ademá s de por Ek Chuah, también está n influidos
por otras deidades malévolas y destructivas, como Ah Puch, otra figura asociada con la
guerra y los sacrificios humanos, o Ixtab, diosa del suicidio. ¡Qué cultura má s
autodestructiva! También es significativo que en la cultura maya hubiese má s de un dios
relacionado con la guerra; Ek Chuah no tenía la exclusividad sobre ese tema, debía
competir con Ah Puch. Es algo así como las distintas Administraciones del Estado
compitiendo sobre cuá l sube má s los impuestos.
Contratos de sumisión
También hay contratos en los que se aprieta al cliente, acuerdos de sumisió n al proveedor.
Son los contratos típicos de las grandes utilities: gas, agua, electricidad y
telecomunicaciones. No se puede ir a remolque de esas empresas, sino que hay que tomar
la iniciativa y aplicar técnicas de David contra Goliat[50]. Pensar en có mo reequilibrar la
situació n; por ejemplo, ningú n cliente es importante para una de esas empresas, pero sí
que puede ser un cliente muy importante para el comercial que lleva la cuenta, que puede
quedarse sin prima o tener que dar muchas explicaciones si pierde una cuenta.
2. Por situación, aquellos que, influenciados por circunstancias externas, adoptan una
actitud impresentable, incluso de forma inconsciente.
3. Por estrategia, aquellos que, por algú n motivo lícito o ilícito, tienen interés en que se
rompa la negociació n o en que un proyecto no avance.
El libro, de forma entretenida, explica có mo identificarlos y qué estrategias pueden
aplicarse para hacerles cambiar de actitud a fin de poder avanzar o alcanzar un acuerdo.
Los má s difíciles y los má s peligrosos son los intratables, por estrategia, porque toman la
decisió n de serlo y lo utilizan de forma malévola. Los intratables por constitució n son como
un toro de lidia: se les ve venir y es posible torearlos. También se puede utilizar con ellos la
técnica del dentista: antes de que empiece, el paciente lo sujeta por cierta parte y le dice:
«¿Verdad que no nos haremos dañ o doctor?».
Frente a los intratables por situació n, es decir, circunstanciales, hay que averiguar qué
sucede, entenderlos y buscar conjuntamente la mejor opció n. En un proceso de innovació n
es muy habitual encontrarse con intratables circunstanciales; ¿quién no se defiende si
intuye que con el proceso pueden perder el puesto de trabajo? El miedo al desempleo es
muy fuerte, muy humano y, por tanto, muy comprensible. No son buenas ideas hacerse el
harakiri ni forzar a alguien a hacérselo. Pensar que habrá que trabajar en algo diferente o
asumir un nuevo rol puede presentarse como una dificultad infranqueable, pero también
puede ser una oportunidad para hacer cosas nuevas o recuperar ilusiones aparcadas,
aspecto que hay que saber mostrar.
Mediación
No es bueno en una negociació n o en un conflicto tirar a alguien contra las cuerdas, dejarlo
sin una salida digna. Este aspecto fue clave para resolver favorablemente una de las
negociaciones má s críticas de la historia de la humanidad, la Crisis de los misiles de Cuba,
en octubre de 1962, cuando el mundo estuvo al borde de una confrontació n ató mica.
Frente a personas, en los dos bandos, que buscaban la guerra y la destrucció n, los
partidarios de evitarla consiguieron tejer un acuerdo equilibrado, dando una salida digna a
los soviéticos, al proponer la retirada de los misiles Jú piter de medio alcance desplegados
por Estados Unidos en Italia y Turquía. El acuerdo permitió desactivar la tensió n y enfriar
la situació n sin que ninguna de las partes, Kennedy y Khrushchev, tuviera que reconocer la
derrota. También fue muy importante, aunque es un aspecto que muchos historiadores y
analistas pasan por alto, la mediació n del papa Juan XXIII, quien creó un puente y un canal
paralelo de comunicació n entre Washington y Moscú . La mediació n es como apoyarse en la
banda cuando se juega al billar y no es posible efectuar una carambola directa. El aná lisis
de esta crisis y de su resolució n es apasionante y vale la pena ver una magnífica
película[53] que se ha hecho al respecto. Sin duda, y para bien de todos, fue un gran éxito y
debemos aprender mucho de ello.
Contratos
Por desgracia los acuerdos hay que plasmarlos por escrito. Lo de darse la mano —como
dicen que se hacía antes— ya no es posible, hay demasiado riesgo de malentendidos. Por
tanto, no hay má s remedio que redactar un contrato y firmarlo, lo cual no deja de ser un
problema, sobre todo cuando entran las asesorías jurídicas de las partes y las lecturas
literalistas. Un acuerdo tiene cuerpo y espíritu. Tiene una parte material, que se escribe en
un documento, pero también hay un espíritu del contrato, que suele ser difícil de plasmar
por escrito; incluso en ocasiones no debe hacerse y allí surgen las dificultades. Todavía
existen, son necesarios y hasta se cumplen, los «acuerdos de caballeros». Apunto que quien
redacta el contrato siempre parte con ventaja.
Los buenos acuerdos tienen que durar y servir para establecer relaciones a medio o a largo
plazo. No se puede estar renegociando las reglas del juego una a una. Si los acuerdos son
buenos de verdad se introducen en un cajó n y no vuelven a salir de él. Cuando alguien
pregunta qué dice el contrato sobre algú n asunto, mala señ al.
● Seducir a las asesorías jurídicas de ambas partes, que siempre son las que tienen las
posiciones má s extremas, probablemente a causa de su praxis profesional.
● Priorizar los contactos uno a uno, la corta distancia. Como dice un frívolo anuncio de
colonia, sucede en las negociaciones, que nos la jugamos en las distancias cortas.
● Ser imaginativo y creativo.
● Redactar todos los documentos, actas, contratos y acuerdos. Quien redacta siempre tiene
ventaja. La mejor defensa es el ataque. El individuo activo siempre está en mejor posició n
que el reactivo.
Cuando hacemos una innovació n no solo hay que venderla, sino que hay que explicar, muy
bien y a fondo, por qué queremos innovar en ese asunto concreto y mostrar có mo hay que
actuar para obtener el má ximo beneficio de ella. No sirve de nada una innovació n si no se
utiliza correctamente o se usa de forma parcial e incorrecta.
La formació n tiene que ser adaptada a los alumnos, no sirve la misma para todo el mundo.
Recordemos que hay que adaptar el mensaje al receptor. Por ello, una buena estrategia
para conseguir que la innovació n propuesta triunfe en una organizació n es formar
formadores, localizar líderes naturales en todos los departamentos y capacitarlos, no solo
para dominar los nuevos sistemas, sino también para que formen a sus compañ eros. La
razó n es muy sencilla: esos líderes naturales son muy influyentes en su entorno, se sitú an
en el mismo nivel que sus compañ eros y hablan el mismo idioma. El consejo de un amigo,
de un igual, siempre entra mejor que el de un maestro o un padre.
No solo es una prá ctica muy recomendable implantar la costumbre de realizar aprendizaje
continuo en una organizació n, sino que, seguramente, es imprescindible para sobrevivir.
Una organizació n que promueve que todos sus miembros adquieran de manera regular
nuevos conocimientos y los compartan con sus compañ eros de todos los niveles está
mucho mejor preparada y permanece alerta para adaptarse a los cambios y así continuar
siendo competitiva.
Ademá s de los libros citados en todos los capítulos de este libro he añ adido en la
bibliografía una lista de libros no expresamente citados y una relació n de autores
recomendados.
Leer un libro es un chollo, ya que tiene una magnífica relació n entre coste y prestaciones.
Por otra parte, se puede leer cuando nos desplazamos de un lugar a otro, en el lavabo, a
ratos perdidos. José Antonio Marina, definió el concepto «trapero del tiempo», refiriéndose
al aprovechamiento de los tiempos perdidos. De hecho, para escribir este libro, he aplicado
este concepto, muchos capítulos los he escrito a ratos, cuando he podido o cuando me ha
apetecido o cuando he tenido un bajó n de trabajo. Hubiese sido mejor encerrarme a
escribirlo y tendríamos un libro mejor, pero eso me resultó inviable debido a mis
obligaciones personales y profesionales. Aplicamos el refrá n castellano «lo mejor es
enemigo de lo bueno», y por esto hay libro.
Un libro cuesta entre diez y treinta euros en formato impreso, y de uno a nueve en formato
electró nico. Hacer un má ster en business administration vale, má s o menos, treinta mil
euros de matrícula anual má s un añ o de ingresos, que serían unos treinta mil euros brutos
en el caso de un recién licenciado; por tanto, un má ster de un par de añ os supone no menos
de ciento veinte mil euros (120.000 €), que equivalen a entre cuatro mil libros (de treinta
euros) y ciento veinte mil (de un euro). Es obvio que no es lo mismo un má ster que unos
libros; en una clase, con un buen profesor y con interacció n con los otros alumnos, se puede
aprender mucho, e indiscutiblemente, de forma má s có moda, pero en cuatro mil libros hay
mucho conocimiento, má s de lo que explican en ninguna escuela de negocios, por muy sexy
que sea ser alumni de una de ellas y muchas relaciones (networking) que se hagan.
Recuerde que los ciento veinte mil euros habrá que amortizarlos. La relació n entre coste y
prestaciones es mejor en el há bito de la lectura que en efectuar un má ster de dos añ os; los
inconvenientes son que requiere má s fuerza de voluntad y no tiene tanto glamour, pero es
má s eficiente. No todo el mundo puede cursar un má ster o asistir a caros seminarios, pero
los libros y otras publicaciones sí que está n al alcance de todos.
Por otra parte, creo que estamos exagerando en el asunto de la formació n académica, se
prolonga demasiado. No es bueno incorporarse a la vida laboral a los treinta añ os. Es
mucho má s formativo, interesante y divertido trabajar, enfrentarse a problemas reales, no
a casos o powerpoints. En las presentaciones de PowerPoint no te topas con destroyers o
con intratables. Siempre hay que estar aprendiendo, pero a partir de un momento dado,
esto hay que hacerlo en paralelo con el desarrollo de una carrera profesional o abordando
un proyecto real. Conferencias, congresos, ferias, jornadas o seminarios de uno o pocos días
de duració n también sirven para aprender mucho.
Que los idiomas son importantes, especialmente el inglés, no hace falta decirlo, pero es que,
como enseñ an los neurolingü istas, resulta que cada idioma utiliza una parte diferente del
cerebro, por lo que cuantos má s idiomas hablemos má s gimnasia mental hacemos. Estudiar
idiomas es un factor exponencial de crecimiento personal.
Nos han educado con una visió n má s bien negativa, incluso muy negativa. Espero que al
inculcar esa visió n, la mayoría de los tutores y profesores no sean conscientes de que lo
hacen, pero es así: una pena. Se educa para evitar la equivocació n («cuidado no hagas nada
malo»), pero no se educa para crear, para construir, para innovar. Estamos tan
preocupados de no hacer nada malo que nos olvidamos de hacer cosas buenas o no nos
atrevemos a hacerlas.
Hábitos
Siempre deberíamos estar aprendiendo, de una forma o de otra; adquiramos, pues, ese
há bito. Pero todavía má s importante es adquirir el há bito de pensar y de razonar. Cada uno
debe desarrollar su propia sabiduría, llegar a elaborar sus propias conclusiones. Para ello
hay que analizar la realidad, y fundamentar bien los conocimientos y las creencias.
Asimismo, es necesario entrar en un círculo de mejora continua, en un círculo virtuoso, y
no darse nunca por satisfecho con lo que ya se sabe. Sin agobiarse, hay que adquirir el
há bito de formarse sin fin. Como en el anuncio que publicó hace añ os una conocida marca
de zapatillas deportivas, «There is no finish line», con relació n a la sabiduría, la meta no
existe.
Constancia
Para aprender y comprender ciertos conceptos hace falta tiempo. Como una fruta necesita
un tiempo de maduració n, también los conocimientos lo requieren. Cada persona tiene su
ritmo de aprendizaje: unos necesitan má s y otros menos, en funció n del asunto que se trate.
Para adquirir nuevas virtudes y deshacerse de malos há bitos todavía hace falta má s tiempo
y má s esfuerzo que para adquirir conocimientos. Son procesos que transcurren en paralelo.
Generalmente la gente má s sabia es má s virtuosa. La virtud es muy inteligente. Lo que no es
muy inteligente es creer que se sabe mucho o que se es el mejor o, incluso, superior a los
demá s, porque eso nunca es verdad. Por lo tanto, no es una actitud sabia.
Insisto en que lo verdaderamente importante es aprender a pensar. Es decir, hacer
gimnasia mental, ya que muchos conocimientos se vuelven obsoletos, pero los buenos há -
bitos y los valores siempre sirven[54]. La legislació n cambia y la tecnología evoluciona.
Apreciar la sabiduría
De Salomó n ya hemos elogiado su gran capacidad de mediar y resolver asuntos
complicados, pero también vale la pena mencionar que Salomó n en una ocasió n le pidió a
Dios sabiduría en vez de poder y riquezas, y a Dios le gustó tanto la petició n de Salomó n
que le concedió ese don; y por añ adidura, tuvo poder y riquezas[55]. Hasta cuando rezaba,
Salomó n rezaba con inteligencia. Ruego a Dios que nos dé a todos sabiduría porque se
observa una gran falta de ella. A la sabiduría también se la puede llamar «sentido comú n» y
su falta es un déficit transversal, que se encuentra uniformemente distribuido en todos los
sectores, niveles y grupos de nuestra sociedad y de todas nuestras organizaciones.
Las reuniones son difíciles de gestionar. Ademá s sufrimos una epidemia de reunionitis. De
una reunió n mal preparada puede salir cualquier cosa, por lo que no se pueden dejar nunca
libradas al azar. Son como caballos por domar: hay que atarlos en corto para que no se
desboquen. Para que una reunió n tenga éxito hay que aplicar una metodología estricta y
fijar un objetivo; definir un orden del día en el que se establezca la hora de inicio y la de
finalizació n, como el contenido de la reunió n. Al acabar, hay que redactar de inmediato, en
caliente, el acta con las conclusiones y enviarla, ya que si no se hace así, a los pocos días
nadie se acuerda de lo tratado; es má s, a algunos les estamos facilitando una excusa
magnífica para no querer acordarse. Nunca hay que dar por supuesto que se cumplirá lo
acordado en una reunió n; habrá que perseguirlo y exigirlo.
Participantes en exceso
Para que quede claro antes de avanzar, a mí no me gustan las reuniones. Considero que se
hacen demasiadas, con exceso de asistentes, incluso algunos de cuerpo presente[56], y, casi
siempre, está n muy mal preparadas. Cuanta má s gente asista a una reunió n peor irá . Pese a
ello, algunas empresas se empecinan en mandar casi una divisió n de personas, sin darse
cuenta de la mala imagen que ofrecen. Pongamos un ejemplo real: un proveedor que visita
a un potencial cliente con un gran potencial de negocio, y por tanto, piensan que habrá que
mostrar mucho interés, para ello no se les ocurre otra cosa que organizar un gran
desembarco de personas en la casa del pobre cliente. No se dan cuenta de que dará n la
impresió n contraria a la deseada; el cliente pensará que está n mal organizados, que les
falta coordinació n y comunicació n interna y que tiene los equipos sobredimensionados. El
cliente, si es observador, detectará los signos de ineficiencia y pensará : los sobrecostes que
este proveedor soporta los terminaremos pagando nosotros. En caso de duda, en las
reuniones siempre es mejor ser uno de menos.
Las reuniones tendrían que tener solo dos posibles objetivos: motivar o celebrar.
Una reunió n tendría que ser algo así como un acto social en el que todos los participantes
manifiesten su acuerdo con lo que expone quien la lidera, con todas las decisiones y
acuerdos serios establecidos de antemano. Las reuniones que salen bien son las que son un
puro formalismo.
En las reuniones de toma de decisiones, nunca debe ni tomarse ni siquiera discutirse una
decisió n, no será buena, se pueden acumular muchas vibraciones negativas. Ese tipo de
reuniones deberían ser solo para celebrar que se ha alcanzado un acuerdo o se ha
construido una decisió n.
He asistido a reuniones en las que se toman decisiones contrarias a toda ló gica, solo porque
la autoridad competente quiere o necesita reafirmarse decidiendo todo lo contrario de lo
propuesto por el equipo de trabajo. Son reuniones en las que el equipo tiembla y quien
lleva la contraria cae en desgracia; casi nadie se atreve a proponer nada. Romper una
reunió n es muy fá cil, solo hace falta comportarse como un intratable, tal como hemos
comentado en el apartado de negociació n, hay que aprender a gestionar y tratar con
intratables. En la siguiente tabla podemos comparar el objetivo declarado y «oficial», y el
que debería ser, aunque no se pueda decir.
Uno a uno
El líder de la reunió n, quien la convoca y la gestiona, tiene que trabajá rsela antes de
celebrarla. Las reuniones a las que se va a discutir, al enfrentamiento, al choque de trenes,
son un desastre. Es mejor no convocarlas. Si hay dificultades en un proyecto hay que
resolverlos antes y en petit comité. Cuando hay demasiada gente no se habla con toda la
sinceridad necesaria ni con total transparencia. Muchas personas se sienten incó modas, no
saben comunicar malas noticias o incumplimientos, no pueden transmitir la verdad si esta
es amarga. Una reunió n no debería ser una cá mara de tortura para nadie y hay que evitar
que alguien quede en evidencia. Una cosa es despachar y otra reunirse con el equipo.
Si explota una bomba en una reunió n es porque se está haciendo algo muy mal. Hay que
detectarla anticipadamente y desactivarla. Si se tiene que comunicar una mala noticia, hay
que comentarlo antes con los jefes y los implicados, que no los coja por sorpresa. Si hay que
plantear un problema, no se puede contar solo el problema; hay que plantear también la
solució n.
Las cosas importantes de verdad se discuten con má xima discreció n: tomá ndose un café en
el bar de la esquina o en una mesa de trabajo. La informació n valiosa no surge en una
reunió n, por mucho que se intente. Una anécdota ilustrativa. En una ocasió n me invitaron a
un debate privado en el que para que la gente se sintiera có moda y expresara sus opiniones
nos hicieron saber que se regiría bajo la Chatham House Rule, una regla establecida en 1927
y redefinida en 2002 y que permite utilizar la informació n o las opiniones vertidas en un
encuentro, siempre y cuando no se identifique a quien la ha emitido, cosas de la diplomacia
britá nica y de los negocios internacionales. Doy fe de que el moderador se tomó el asunto
muy en serio. A mí me pareció que todo lo que se dijo era interesante, pero de dominio
pú blico de todos los asistentes, y no me pareció que nadie se sintiera incó modo y no creo
que fuera porque se aplicara esa regla. Era un debate sobre redes, ¡qué pena que no se
tratara de negociar un contrato multimillonario! Sin duda, la puesta en escena fue
magnífica, lo cual es inversamente proporcional a la importancia de una reunió n. Las
buenas reuniones son en los bares y cuanto má s de barriada sean mejor.
Unos pocos ejemplos de proyectos fallidos: se encargan y se compran trenes que no pueden
entrar en las estaciones porque no caben y chocan con los andenes (le ha pasado a la
Société Nationale des Chemins de Fer Français [SNCF]); se construyen aeropuertos donde
nunca han aterrizado aviones y en algunos casos ni siquiera tienen permiso para hacerlo,
como Castelló n o Có rdoba; se ponen en una ó rbita equivocada satélites carísimos que
tenían que prestar un servicio de posicionamiento má s preciso que el actual GPS[57].
Esos casos son solo una pequeñ a muestra de los muchos incidentes de este tipo que
publican los perió dicos. A pequeñ a escala, y en todas las empresas, se producen a diario
infinidad de desaguisados, que en su gran mayoría se tapan como se puede y se cubren con
un tupido velo.
Me daba pudor abordar un capítulo sobre este tema, pero se observan tantas malas
prá cticas que finalmente me he decidido a incorporar cuatro ideas clave.
Para llevar a cabo un proyecto con éxito es imprescindible aplicar un mínimo de orden y
una metodología muy bá sica. Hay que huir de las metodologías engorrosas y del exceso de
control. Quien prioriza la metodología por encima de todo lo demá s es un mediocre. Se
trata de encontrar el equilibrio entre el orden y la creatividad; evitar el exceso de
improvisació n pero manteniendo siempre un espacio para la intuició n. Por otra parte, la
metodología no debe aplicarse solamente a proyectos de ingeniería o arquitectura, sino que
sirve para casi todo, por ejemplo, para definir un plan de marketing o para comercializar
cualquier producto. Las ideas aquí comentadas tienen mú ltiples aplicaciones, incluso en la
vida personal y familiar.
Al empezar un proyecto hay que responder bá sicamente a dos preguntas: qué y por qué; es
decir, cuá l es el problema, reto o cambio que debemos abordar y cuá les son las razones que
justifican esta necesidad.
Una vez que se ha definido claramente dó nde estamos, hay que establecer a dó nde
queremos llegar; para ello también hay que efectuar un proceso que consiste en comparar
la situació n actual con la que podría conseguirse utilizando la tecnología, los servicios y los
productos que tenemos a nuestra disposició n. Es necesario aplicar una mentalidad abierta,
open minded, buscar y comparar soluciones y alternativas. Para mejorar muchas
situaciones no hace falta inventar nada nuevo o investigar, casi nunca se es el primero en
afrontar un determinado problema, seguro que otros ya han resuelto situaciones similares
y podemos inspirarnos en ellos. Tampoco hace falta cambiarlo todo y mucho menos
romperlo: estamos intentando hacer algo de forma má s eficiente, no hacer algo
completamente diferente. Muchas veces pequeñ os cambios aportan grandes mejoras. Hay
que fijarse en los detalles, son muy importantes.
En la medida de lo posible, ya que los viajes y el tiempo son muy caros, no hay nada mejor
que buscar qué se hace por esos mundos de Dios para resolver problemas similares. Va
muy bien asistir a congresos y conferencias, visitar ferias internacionales, atender a
presentaciones de producto o invitar a los posibles proveedores a exponer sus soluciones e,
incluso visitar a competidores si lo permiten. La solució n no sale nunca sola, hay que
provocar a la inspiració n.
Es imprescindible incorporar desde las primeras fases del proceso a las personas
directamente implicadas, los usuarios finales, aquellos a los que les puede cambiar su
forma de trabajar y su vida, hay que escucharlos, preguntarles, bajar al terreno de juego,
compartir su trabajo, pasar tiempo con ellos y detectar donde les duele. Hay que mirar a los
ojos como hacían —y todavía hacen— los buenos médicos.
Pero no solo hay que pensar en las personas directamente implicadas, sino que es
conveniente invitar a toda la organizació n a participar en el proceso, porque hoy en día
todos los proyectos, en especial los innovadores, afectan a toda la organizació n: no se trata
solo de tecnología sino que es, sobre todo, un cambio organizativo y ahí es donde está el
reto. Debemos invitar a la gente de negocio y a la retaguardia, fianzas, recursos humanos,
compras y marketing, entre otros á mbitos.
Por tanto, para elaborar un buen anteproyecto o estudio de viabilidad hay que realizar las
siguientes tareas:
En resumen, hay que obtener toda la informació n necesaria para decidir llevar adelante o
no un proyecto.
Uno de los resultados del anteproyecto tiene que ser conseguir los patrocinadores
necesarios; es decir, conseguir el apoyo de la alta direcció n de la empresa o de la
organizació n.
Si está bien redactado, ese documento debe permitir solicitar ofertas (por eso también se
denomina request for proposal, RFP), facilitar su posterior evaluació n y servir de referencia
para la fase de implantació n y aceptació n del sistema. Debe, por tanto, especificar
claramente todos los aspectos que sean necesarios para implantar con éxito un sistema o
solució n.
Sobre el grado de detalle al que se debe llegar en los proyectos, hay distintos criterios en
funció n del país. En aquellos donde la prá ctica má s habitual es que el mismo equipo que
diseñ a dirija la implantació n, como en Españ a, los proyectos son menos concretos. Por el
contrario, en los países en que son dos los equipos profesionales, uno que diseñ a y otro que
dirige la fase de construcció n, los proyectos son mucho má s completos y detallados, ya que
el equipo que dirige la ejecució n debe comprender perfectamente qué habían pensado los
diseñ adores. En mi opinió n es má s acertada la primera forma de trabajar, es decir,
haciendo que el equipo gestor controle todo el proyecto e, incluso, se encargue de dar
soporte durante la fase de operació n si es necesario.
Siempre hay que dejar suficiente tiempo para preparar una buena propuesta. Es un mal
síntoma cuando se da muy poco tiempo para responder a una petició n de ofertas, ya que
denota precipitació n y falta de previsió n; ademá s, produce cierta impresió n de que ya hay
una decisió n adoptada e, incluso, puede inducir a pensar que hay corrupció n.
Es una buena prá ctica mantener la comunicació n abierta durante todo el proceso de
selecció n, ya que siempre surgirá n dudas o propuestas interesantes. Hay que incentivar a
que las propuestas de mejora se produzcan, puesto que sirven para evaluar el interés del
ofertante, valorar su creatividad y su saber hacer (know-how); pero hay que tener en
cuenta que si no se le invita expresamente es muy raro que un ofertante ose contradecir,
corregir o proponer algo a un posible comprador. Es una mala prá ctica demasiado habitual.
Si se es ofertante y se dispone de una idea brillante o una funcionalidad rompedora, hay
que proponerlo con diplomacia; quedarse callado es la peor opció n.
En el caso concreto de procesos pú blicos hay que ser cuidadoso con facilitar la misma
informació n a todos los ofertantes. En estos entornos aconsejo efectuar una sesió n abierta
para atender todas las dudas y, al finalizarla, enviar por escrito las contestaciones a todos
los interesados.
Una vez recibidas las ofertas, se seleccionan las tres mejores, se analizan a fondo y se invita
al ofertante a defender su propuesta y a resolver las posibles dudas que hayan surgido.
No es solo muy aconsejable, sino imprescindible, entrar en una ronda de negociació n. Para
ello nada mejor que exigir precios desglosados (habrá que indicarlo en el documento de
petició n de ofertas). Comparando partida a partida, precio unitario a precio unitario, se
pueden observar fá cilmente las diferencias de criterio que utilizan unos y otros. Cualquier
detalle puede utilizarse para evaluar a un posible suministrador, sobre todo si se va a
trabajar con él muchos añ os. La buena presencia de su equipo humano es crítica, tanto de
comerciales como de especialistas. Asimismo, es imprescindible valorar la calidad de su
oferta, si es clara, concreta y concisa. Hay ofertas horribles y que por desgracia no se
descartan al principio por el logo que las acompañ a. Demasiados juegan a que su posició n
de dominio les permite esas imperfecciones; pero en algú n momento dejará de ser así;
todos los imperios, también los empresariales, caen y otros muchos ya no son lo que eran.
Una señ al para saber si se ha alcanzado un buen precio es si al final de las rondas de
negociació n se dispone de varias ofertas muy ajustadas econó micamente; o, mejor dicho,
que presenten una relació n coste/prestaciones similar.
Cuando los proyectos son técnicamente muy complejos o muy innovadores, hay que tener
cuidado con ser el primero en algo que no sea el foco de negocio de la empresa. Es bueno
llevar a cabo una prueba piloto, con los dos candidatos finalistas (a veces basta con uno) y
ligar la elecció n final a los resultados de esa prueba.
Un truco para ganar tiempo es incorporar una propuesta de contrato o, al menos, las
clá usulas má s críticas, en el documento de petició n de ofertas. También se les puede
solicitar a los ofertantes que adjunten su contrato tipo.
El control de calidad no debe dejarse para cuando se llegue al final de la implantació n, sino
que es una tarea que transcurre en paralelo a su desarrollo, ya que hay aspectos que
entonces no se ven porque han quedado ocultos. Así, por ejemplo, los cimientos del edificio
no se ven cuando el edificio ha finalizado, por lo tanto es muy aconsejable que alguien
cualificado esté regularmente comprobando có mo se desarrolla todo el proceso de
construcció n e implementació n, en el caso concreto del edificio, por ejemplo, comprobando
la densidad del cemento utilizado en los cimientos. Efectuando pruebas parciales es má s
fá cil que al final funcione todo el conjunto de forma armó nica y se obtengan los resultados
esperados.
Recuerdo que en una ocasió n, dirigiendo un proyecto en un país germá nico, de los de
seriedad contrastada, indiqué que íbamos a empezar a hacer pruebas. Entonces, uno de los
técnicos, de proporciones físicas considerables, me dijo en inglés, muy molesto y con
acento alemá n, que ellos no se equivocaban nunca; eso impone lo suyo. El buen hombre
debía de preguntarse qué demonios le pedía el españ olito. Le dije que allí el responsable
era yo y que solo me habían contratado para garantizar que el sistema funcionara a la
mañ ana siguiente y que empezara a probar. Y se cumplió la ley de Murphy, pero al revés
para mí: la conexió n falló . Yo no tenía ninguna intenció n de dejar al buen hombre en
evidencia, pero aquello falló y, obviamente, terminó comprobando todas las conexiones sin
rechistar. Al acabar nos fuimos todos a tomar unas cervezas, que por cierto son muy
buenas por esa zona, y a reírnos un rato.
En otra ocasió n está bamos probando un centro de atenció n a clientes muy novedoso, tanto
que era la primera instalació n en Españ a de un software desarrollado por ingenieros y
matemá ticos rusos y ucranianos que se habían instalado en California aprovechando la
Perestroika y que, al poco tiempo, se hicieron multimillonarios vendiéndoselo a una gran
multinacional a la que le costaba innovar como a todas las grandes[59]. Hicimos una
primera prueba de carga con media empresa llamando desde su casa y la otra media
contestando el teléfono. Duramos segundos antes de que el sistema se colapsara, pese a que
se habían sobrepasado con éxito todas las pruebas de laboratorio y simulació n;
necesitamos unos cuantos meses má s y otras tantas pruebas de estrés hasta que
conseguimos que el sistema funcionara correctamente. Unos añ os después ejecutamos una
actualizació n de software y, confiados, no ejecutamos ninguna prueba de carga. Al cabo de
unos días llegó la campañ a de principios de añ o[60] y el sistema no aguantó la carga; se
vino abajo y a mí se me acabaron de golpe las vacaciones de invierno, de la pista de esquí a
la empresa sin paradas intermedias. Resultó que un pará metro estaba mal dimensionado y
limitaba el nú mero má ximo de conversaciones simultá neas, por lo que se colapsaba el
sistema. Lecció n aprendida, cuando se cambia una pieza importante, hay que volverlo a
probar en condiciones de má ximo estrés.
Es necesario tener en cuenta que las migraciones, pasar del sistema o procedimiento viejo
al nuevo, siempre son complicadas, hay que planificarlas detalladamente y ejecutarlas con
mucho cuidado. Las soluciones provisionales o transitorias son inestables y difíciles de
gestionar. Mantener dos sistemas con la misma funció n en paralelo es un sobreesfuerzo.
Los electró nicos sabemos que en el trá nsito, durante la puesta en marcha de un equipo, es
cuando má s componentes se queman. Mucho cuidado con los periodos transitorios y con
los arranques en falso.
Una frase que no debería pronunciarse nunca durante la fase de prueba es «no funciona
nada», porque genera malestar y nerviosismo; hay que evitar los mensajes catastrofistas.
Ademá s, siempre es mentira; el sistema no funciona porque hay un componente crítico que
falla, hay que localizarlo y resolverlo. Una vez resuelto, hay que volver a pasar la batería de
pruebas, porque, especialmente en tecnologías de la informació n, un error enmascara a
otros.
Operación
Cuando un sistema está operativo, no solo hay que mantenerlo funcionando correctamente,
sino que, sobre todo, hay que efectuar un seguimiento de los resultados que se está n
obteniendo.
Hay dos niveles de mantenimiento, el preventivo, para evitar que se produzcan averías, y el
correctivo, para reponer el servicio cuando se ha producido una incidencia.
Al poco tiempo de vida de un sistema, habrá que abordar ajustes y reajustes, para resolver
errores o ineficiencias que se detecten con la prá ctica diaria. Por ejemplo, en soluciones
tecnoló gicas —en el mundo de las aplicaciones software—, muchas veces los usuarios
utilizan las herramientas de forma diferente a como los analistas lo habían pensado. Por
eso, en el modelo de explotació n debe contemplarse có mo se administrará el nuevo sistema
y quién tiene autoridad para decidir implantar cambios y ajustes.
Por otra parte, las cosas no van solas. Hay que estar encima de ellas para que no se
degraden. Es importante conseguir que vayan evolucionando. Siempre es mejor subir una
montañ a por la ladera má s suave y poco a poco que no afrontar una pared vertical. Si no
subimos cada día un poquito al final nos encontramos con la mítica pared del Eiger[61]; es
má s inteligente subirla en el tren cremallera de la Jungfrau que escalá ndola. El resultado
buscado es el mismo, llegar a la cima. Es decir, lo má s inteligente es estar entrenado y
superar las dificultades: subir la montañ a, poco a poco y por el lado má s fá cil.
En todos los proyectos y circunstancias de la vida se producen crisis y hay que saber
gestionarlas. En medio de la tormenta lo importante es que el barco no se hunda, minimizar
los dañ os, procurar salir de ella, o al menos de su parte má s activa, lo antes posible. Las
tormentas no son eternas, las crisis tampoco, pasan, y entonces hay que recomponerse,
reparar dañ os, recuperar el rumbo y seguir adelante.
Si no recuerdo mal, fue el 1 de marzo de 1988 cuando entré a trabajar en la central nuclear
de Ascó , en la provincia de Tarragona, a orillas del Ebro. Entonces tenía veinticuatro añ os y
al cabo de pocas semanas, al volver de comer y pasar los controles de entrada al recinto,
aprendí lo má s importante que sé sobre la gestió n de crisis. La central disponía de un doble
anillo de seguridad. El primero se supera al entrar con el vehículo en el recinto. Una vez
aparcado el coche, hay que entrar a pie en la central propiamente dicha; para ello había que
superar un arco detector de metales y, después, un detector de explosivos; finalmente abrir
la puerta con la tarjeta magnética personal. Aquel día, justo en el instante en que introducía
mi tarjeta en el lector, se oyó un ruido tremendo y tembló todo. Me quedé absolutamente
bloqueado[62] y pensé que quizá yo había hecho algo erró neo. Detrá s de mí entraba el jefe
de mantenimiento eléctrico, Lluís Olivé, que me pegó un berrido para que me apartara y
reaccionara, a la vez que me informaba de lo acontecido: se había producido un disparo del
reactor. Al parecer hubo un problema en el transformador de salida y se había incendiado.
Al no poderse dar curso a la energía eléctrica generada se había producido una parada
automá tica de la central, las barras de granito del nú cleo del reactor habían caído para
detener la fusió n del uranio y las vá lvulas del circuito secundario se habían abierto y
liberaban a la atmosfera gran cantidad de vapor de agua. Matizo que era vapor de agua no
radiactivo, ya que correspondía al circuito secundario que no está en contacto directo con
el nú cleo del reactor. El show impresionaba. El problema es que el asunto no se acababa ahí.
Aunque el reactor se apague automá ticamente la crisis continú a, porque el reactor está a
gran temperatura y si no se enfría se puede fundir; y si se funde, adió s central (eso es lo que
pasó , de forma parcial, en la central estadounidense de las Tres Millas el 28 de marzo de
1979; lo que pasó en Chernó bil ya lo comenté en el capítulo cuatro).
Puntualizo que no soy experto en centrales nucleares y solo utilizo la anécdota para
ejemplificar lo que quiero explicar. Lo que conozco del tema, lo aprendí durante los dos
añ os que trabajé en Ascó como responsable de las telecomunicaciones, una experiencia
muy enriquecedora que reconozco me ha influido de forma muy positiva. Y si una cosa se
me quedó grabada en la mente es que cuando se ha producido la parada automá tica hay
que conseguir enfriar el reactor para evitar males mayores. A partir de ahí ya podemos
preocuparnos de arreglar la situació n. Reaccionar y enfriar son las palabras clave cuando
se produce una crisis. Enfriar cualquier cosa requiere tiempo y recursos.
Crisis hay de distintos tipos: econó micas, personales, religiosas y familiares, entre otras.
Tanto da si las que uno afronta son má s o menos intensas y complicadas que las de los
demá s, son las propias y hay que gestionarlas y superarlas. Todas las crisis tienen una parte
interna, personal, y otra externa. Sobre uno mismo se puede actuar, sobre los factores
externos, muchas veces no. Sobre las emociones propias se puede actuar; sobre las de los
demá s, solo se puede influir, y lo mejor, siempre, es enfriar y serenar la situació n. Recuerde
que lo importante es que no se funda el reactor. Por ejemplo, que no le dé a alguien un
infarto. Recuerdo que en la catastró fica inauguració n del remodelado Estadio Olímpico de
Barcelona, en 1989, un compañ ero del comité organizador tuvo que ser evacuado en
ambulancia al hospital porque al ver el desbarajuste sufrió una crisis de ansiedad; al final
solo fue un susto y tres añ os después, en 1992, las Olimpiadas de Barcelona fueron un éxito
que todavía hoy no se ha superado.
Podríamos decir que las personas funcionamos de forma bastante parecida a un reactor.
Puede parecer sorprendente pero con una pequeñ a explicació n se verá claro. Una central
nuclear es capaz de fabricar gran cantidad de energía eléctrica, que sirve para crear
muchísima riqueza y bienestar, pero, al mismo tiempo, es muy complicada y si se rompe,
porque no se cuida bien o se usa incorrectamente, puede provocar enormes desastres. Las
personas también somos muy complejas, y también tenemos una gran capacidad de
creació n de riqueza y, en consecuencia, también podemos rompernos u organizar grandes
tragedias.
En la magnífica película Los chicos del coro, el pésimo director del hospicio, Rachin, aboga
por la estrategia acció n-reacció n, ojo por ojo, diente por diente, y castiga inmediatamente
cualquier trastada de algú n chaval; la consecuencia es que no consigue educar a sus pupilos
y cada vez controla menos la situació n. Las reacciones en caliente en el trato con las
personas nunca son las má s adecuadas. Siempre hay que tomarse un tiempo, aunque sean
unos segundos, para analizar la situació n y las alternativas que se presentan, con sus
ventajas e inconvenientes, para, a continuació n, tomar una decisió n. Recalco el
pensamiento de Viktor Frankl: el éxito se encuentra en qué se hace en el espacio de tiempo
que transcurre entre que aparece el impulso de actuar y se actú a. Es decir, en có mo se
reacciona, en có mo se analiza la situació n y en qué decisiones se toman (se construyen)
para enfrentarte a ella.
Otra actitud que no hay que tomar en una crisis es ignorar la naturaleza del problema o no
utilizar la tecnología adecuada para resolverlo. Es el error del coronel Mastalerz, que se
describe en el primer capítulo.
También hay que evitar la sobreactuació n, a pesar de que en muchos casos la tentació n de
pararlo todo es fuerte. Por ejemplo, si se dispara un reactor nuclear se produce una
perturbació n en todo el sistema eléctrico del país y hay que evitar que el desequilibrio que
se ha generado dispare otras centrales y el efecto dominó produzca un apagó n general.
Pero para evitar la parada inesperada de otra central eléctrica lo que no tiene sentido es
pararla manualmente; lo que siempre hay que hacer es aislar el problema, no amplificarlo.
Siempre me han hecho mucha gracia aquellos voluntariosos esquiadores que participan en
las olimpiadas, representando a países tropicales, en los que nunca nieva, y que a medio
trayecto se saltan una puerta, pero, lejos de tirar la toalla, frenan como pueden, retroceden,
es decir, suben la pendiente y vuelven a pasar por donde debían haber pasado; y a la
segunda intentona superan la puerta. Creo que con su divertida actitud nos enseñ an que a
veces lo importante es participar y llegar a la meta, que es importante acabar lo que se ha
empezado, que hasta aquí he llegado y que no pasa nada por equivocarse; es posible y
muchas veces muy bueno, rectificar. Que si me sale mal vuelvo a intentarlo. Creo que es
mejor esta actitud que la del fuera de serie que al equivocarse pierde la compostura, rompe
el palo o tira el casco contra la valla protectora. Para una situació n de crisis es mejor actuar
con humildad que comportarse como un divo.
Buenas prácticas para afrontar crisis
Una buena prá ctica es acordarse de que hay otras personas que se han enfrentado a
dificultades y problemas mucho má s duros y los han superado. En una conferencia escuché
a Rudolf Giuliani, el alcalde de Nueva York cuando se produjo el ataque a las Torres
Gemelas el 11 de septiembre de 2001, que aquella noche se acordó de la Segunda Guerra
Mundial y pensó que solo se habían caído unos pocos edificios, que el resto de la ciudad
seguía de pie y que lo má s probable es que se recuperaran. También habló de lo importante
que es estar sobre el terreno para conocer y valorar lo que estaba pasando. El líder debe
estar al pie del cañ ó n.
También ayuda no olvidarse que hay una relació n entre la intensidad de la tormenta y la
fertilidad o los beneficios que se pueden obtener. En los tró picos, donde se producen
grandes lluvias, la naturaleza es especialmente fértil y generosa. Usando la analogía de la
tormenta, hay, por tanto, una relació n directa entre lo profunda o complicada que puede
ser una crisis y las posibilidades de crecimiento personal y organizativo que conlleva.
Superar problemas graves enriquece, cohesiona equipos y nos hace má s resilientes. Hay un
dicho que dice que cuando se cierra una puerta se abre una ventana. Es decir, habrá una
nueva oportunidad después de la crisis.
La Repú blica de Venecia (del siglo IX al 1797), que en su época de apogeo, en el siglo XV, fue
una potencia mundial, se llamaba a sí misma Serenísima Repú blica de Venecia. No he
conseguido averiguar la razó n de ese título, pero sí que su forma de gobierno ha sido muy
estudiada y se fundamentaba en el contrapeso de un consejo, la signoria, para evitar que
todo el poder recayera en un solo hombre, el dux. En cualquier caso, ligar el término
serenidad a poder me parece muy acertado. El gobierno, el liderazgo, tiene que ser sereno,
especialmente en situaciones de crisis.
Aunque sea un poco colateral, se me escapa un apunte sobre crisis personales. Cuando uno
pasa una crisis personal hay una estrategia que siempre funciona: ayudar a los demá s,
porque siempre hay alguien má s necesitado que uno. Dar sin esperar nada a cambio
siempre funciona muy bien. Lo que no funciona es pensar que las cosas no van bien porque
todo el mundo está en contra nuestra ni que son otros los que deben resolver el problema.
Algunas crisis nos las buscamos. Se cuecen lentamente e ignoramos sus avisos. Menganito
ha tenido un infarto; algunos dirá n qué mala suerte ha tenido, otros no dirá n nada, pero
recordará n que hace veinte añ os que se fuma dos cajetillas al día, había acumulado
sobrepeso y de repente apareció la crisis econó mica. Y sucedió a pesar de que hace mucho
que sabemos que fumar no es bueno, que el sobrepeso tampoco y que el estrés afecta a la
salud y es difícil de administrar. Las crisis econó micas tampoco vienen de repente, también
avisan. No se puede ser un insensato. Un bulbo de tulipá n no puede valer má s que una casa,
es iló gico, pues pese a ello hubo gente que lo hizo tal como explica el economista Fernando
Trías de Bes en un libro imprescindible, y muy fá cil y agradable de leer, para comprender
las crisis econó micas: El hombre que cambió su casa por un tulipán. Si bebes alcohol no
conduzcas. Si no eres casto al menos sé cauto y usa preservativos de calidad; si no, asume
que puedes terminar teniendo un hijo con alguien que te has topado en la lista de
embarque de un vuelo transatlá ntico que iba con retraso, y a quien apenas conoces, mejor
dicho no conoces absolutamente de nada (hecho verídico del que, obviamente, no daré
detalles). La sensatez previene las crisis. Los aviones no se meten dentro de una tormenta,
la rodean, no pasa nada por llegar un poco tarde. El problema es no llegar. Es má s
inteligente evitar una crisis que resolverla. Es má s inteligente evitar un problema, si se
puede, que resolverlo.
No todos los añ os hay buena cosecha, y por ello hay que tener el granero lleno. A veces hay
siete añ os de sequía. Es imposible controlarlo todo, especialmente en los negocios. Hay que
tener reservas materiales y espirituales.
Tiempo
Para superar una crisis y sus consecuencias hace falta tiempo. Cuando se nos muere un ser
querido, necesitamos un periodo de duelo, hay que digerir la nueva situació n y eso requiere
tiempo. Una fruta solo madura con el tiempo. En esas circunstancias el tiempo transcurre
despacio. Digerir una comida requiere tiempo. Después de un banquete, uno se siente
pesado y necesita todavía má s tiempo para hacer la digestió n. Cuanto peor es la crisis má s
tiempo se necesita para recuperarse: no pasa nada, es así de simple y pocas cosas pueden
hacerse para minimizar el proceso, excepto aceptar la realidad y el misterio de la vida. Hay
cosas que pasan y no se comprenden.
En superar las crisis está la clave del éxito
Me he alargado en este capítulo porque creo que la clave del éxito en la vida y en todos los
proyectos está en có mo se afrontan y se superan las crisis. Son inevitables, porque somos
imperfectos y vivimos en un mundo imperfecto, pero la buena noticia es que tenemos
muchos má s recursos de los que nos imaginamos para vencerlas. Tenemos los mejores
medios que ha habido a lo largo de la historia de la humanidad.
● Tú eliges la actitud con la que te enfrentas a ello. Recuerda que sobreviven los
mentalmente má s fuertes.
● Las crisis avisan; hay que aprender a leer las señ ales.
● Lo mejor es resolver las crisis por adelantado, avanzarse al problema, como los
esquiadores de slalom.
● De las crisis se sale reforzado. Segú n Winston Churchill: «El éxito es ir de fracaso en
fracaso sin desesperarse».
Liderar es conseguir
que un equipo tenga
la actitud adecuada.
Liderar es un arte. Liderar un proceso de innovació n y cambio, todavía má s.
Liderar es conseguir que la gente haga lo que tiene que hacer porque está convencida de
ello; pero no es conseguir resultados a cualquier precio ni tener mando en plaza, no es
tener poder; es, má s bien, tener autoridad, dotes de persuasió n e influencia.
Lao Tse[65] acierta al expresar que «el líder es mejor en cuanto la gente apenas sabe que
existe. Cuando su trabajo esté hecho, su objetivo cumplido, ellos dirá n: nosotros mismos lo
hicimos». Realmente brillante. Este enfoque tiene muchas ventajas, especialmente una:
evita la envidia, uno de los mayores riesgos de fracaso y uno de los grandes obstá culos que
hay que superar. El líder es el catalizador de la reacció n y después desaparece.
Es muy interesante observar có mo ya en aquella época la gente inteligente como Lao Tse
aconsejaba a las autoridades intervenir lo menos posible en la vida de los pueblos y no
agobiarlos con impuestos y reglamentaciones. Yo comparto esa idea; quizá el lector piense
que esta reflexió n no es adecuada aquí, pero no me he reprimido y, ademá s, creo que sí que
toca, porque un buen líder tiene que dejar margen al equipo, saber delegar, confiar en él; de
la misma manera que un buen dirigente político tiene que confiar en los ciudadanos, no
excederse en su control y tratarlos como a delincuentes, cuando acostumbra a suceder lo
contrario, que los delincuentes son los dirigentes.
Liderar la innovació n es ser capaz de comunicar una mala noticia, como que habrá que
trabajar má s y de forma diferente. El líder es el mensajero que anuncia que se debe
abandonar la zona de confort, la rutina. Hay que saber comunicar esa idea, pero sobre todo,
hay que convencer.
El líder necesario para promover o dirigir un proceso de innovació n debe ser renacentista,
es decir, generalista, no un técnico especialista. Debe tener visió n de conjunto o, al menos,
ser capaz de constituir un equipo cuyos miembros aporten diferentes puntos de vista sobre
un mismo reto. La realidad es, como mínimo, tridimensional y poliédrica, tiene muchos
lados no uniformes. No se puede contemplarla solo desde un punto de vista porque
entonces se obtiene una proyecció n plana, una visió n parcial, limitada. Observemos la
realidad desde diferentes á ngulos y seamos observadores. Me he sentido muy respaldado
en este planteamiento cuando he visto que la imagen del poliedro también la utiliza el papa
Francisco[66].
Los antiguos romanos distinguían entre poder y autoridad. La autoridad siempre es mejor
que el poder. El poder es una potestad rectora o coactiva. Por ejemplo el poder del Estado
hace que pagues impuestos y que si no lo haces te caiga una multa y hasta la cá rcel. La
autoridad, por el contrario, debe entenderse como prestigio, crédito, reconocimiento,
legitimidad basada en la calidad, competencia, conocimiento sobre una materia. Sancionar
o imponer tiene que ser la ú ltima opció n para un líder, que tiene que acudir a usar el poder
solo cuando no queda otro remedio; pero no debe renunciar a él, ya que a veces hay que
usarlo. Cuando no funciona la fuerza de la razó n hay que aplicar desgraciadamente la razó n
de la fuerza.
Al igual que el obispo tiene mitra[67] y bá culo, el líder debe tener sabiduría y autoridad,
pero también poder. La mitra no es solo un signo de dignidad, sino, sobre todo, un signo de
sabiduría y conocimiento. Por su parte, el bá culo es el signo del pastor y sirve para corregir
a las ovejas descarriadas. El objetivo del líder es establecer un entorno de colaboració n
disciplinada, tal como explica el profesor de la Universidad de California, Berkeley, Morten
T. Hansen en su libro Collaboration.
Los proyectos van en serio, no son una fiesta. No hay lugar para equivocarse, incumplir las
fechas, realizar las cosas a medias, errores en las sumas, llegar tarde a las reuniones o
poner palos en las ruedas. Por desgracia, estas malas prá cticas se consienten demasiadas
veces porque quien está delante es un coordinador, no un líder o un responsable y carece
de un mínimo de poder. Se necesitan menos coordinadores y má s directores.
Alguien tiene que conceder el poder, alguien de arriba[68]: la direcció n. El líder necesita un
buen sponsor que lo apoye y lo supervise. Hay que preguntarse siempre si se dispone de
suficiente autoridad antes de dar con el bá culo, no sea que nos desautoricen.
Las diez mejores prá cticas para liderar un proceso de innovació n y que se han ido
comentando a lo largo del libro son las siguientes:
4. La fase de aná lisis y diseñ o es crítica. Los diseñ os tienen que ser no solo acertados y
correctos, sino, sobre todo, simples.
5. Saber gestionar reuniones. Cuidado con las grandes reuniones, los problemas hay que
resolverlos por adelantado. Los acuerdos se alcanzan antes de empezar las reuniones.
6. Priorizar los contactos uno a uno. Hay que tener cuidado con el correo electró nico. Es
má s conveniente usar el teléfono o, incluso mejor, aú n efectuar videollamadas. Siempre hay
que mejorar la capacidad propia de comunicació n. Tomar una cerveza, un café o una copa
de vino en el momento adecuado ayuda.
7. Hay que ser muy estricto probando los sistemas, en el laboratorio y en la situació n real.
El control de calidad es muy importante. Efectuar pruebas de carga y estrés.
8. La formació n no debe dejarse para lo ú ltimo porque ayuda a vender una innovació n. La
educació n, la venta, la formació n de un sistema innovador debe llevarse en paralelo al
desarrollo del proyecto y debe refrescarse posteriormente.
9. Ajustar la solució n. La excelencia se encuentra en los pequeñ os detalles: hay que efectuar
ajustes finos (tuning).
10. Celebrar la finalizació n del proyecto, tomarse un pequeñ o descanso y volver a empezar.
● Renacentista.
● Buen comunicador.
● Buen negociador.
● Innovador e imaginativo.
● Capaz de delegar.
● Bueno escuchando.
● Há bil para relacionar diferentes conocimientos, tecnologías y puntos de vista.
● Con un poco de mal genio y moderadamente maleducado.
El concepto de red
El de red es un concepto poderoso. Once son las acepciones que ofrece de ese término el
diccionario de la Real Academia Españ ola. Entre ellas, creo que la má s acertada es la
séptima: «Conjunto de elementos organizados para determinado fin». Observemos para
cuantas cosas usamos una red:
Los anglosajones utilizan el mismo término, networking, para referirse tanto a una red de
ordenadores como a la red de contactos personales y profesionales. Este término ya se ha
impuesto y es ahora un concepto universal.
Las redes sociales permiten mantener y retomar el contacto con muchas personas que
antes hubiéramos perdido definitivamente. Asimismo, permiten contactar, debatir e
intercambiar informació n con personas con intereses similares. La comunidad en red, los
foros de Internet, resuelven problemas.
Para sobrevivir y para triunfar en la vida se necesitan redes. Veamos qué tenemos a
nuestra disposició n para construirlas y utilizarlas.
De forma muy esquemá tica, podemos decir que somos capaces de capturar cualquier tipo
de informació n en tiempo real, en el lugar donde se origina, transportarla hasta el centro de
proceso, donde se aplican las reglas y procedimientos establecidos, y entregarla procesada
a la persona adecuada, dondequiera que se encuentre en ese momento. Sobre esas potentes
redes de comunicació n, fiables y econó micas, se ejecutan herramientas agrupadas bajo el
nombre genérico de comunicaciones unificadas y colaboració n (UC2) que gestionan todas
las comunicaciones: de voz y de datos, fijas y mó viles, de toda la organizació n.
Mi amigo, colega y referente internacional, Marty Parker, nos enseñ a que implementar
comunicaciones unificadas en una organizació n es introducir los nuevos métodos de
comunicació n como un componente má s de la secuencia de tareas de un proceso
empresarial al objeto de que el proceso sea má s eficiente; es decir, que la tarea se efectú e
correctamente y con éxito, sin malgastar ni tiempo ni energía. Para ello utilizamos piezas
que antes trabajaban por separado y las integramos, ya que necesitamos la eficiencia en los
procesos para afrontar los retos que se nos plantean (como ya se ha comentado en los
primeros capítulos). Debemos mejorar la productividad si queremos competir; es decir,
que debemos hacer las cosas mejor y con menos esfuerzo. En palabras de Parker:
«Comunicaciones integradas para optimizar los procesos de negocio». Vale la pena
detenerse en cada uno de esos términos.
● «Procesos de negocio» son la secuencia de tareas relacionadas entre sí que tienen como
objetivo lograr un resultado de negocio, por ejemplo, una venta.
Los procesos que se producen en una empresa pueden ser o regulares o incidencias y
alarmas. Gracias a las herramientas UC2 y a la integració n entre comunicaciones e
informá tica que aportan, se pueden automatizar esos dos tipos de procesos para así
disminuir su ciclo de vida y evitar los errores. La palabra clave es proceso y su
correspondiente flujo de trabajo (workflow) o diagrama de flujo (flowchart). Los flujos se
automatizan y se optimizan.
La telelocalizació n de equipos y personas dentro del recinto del hospital permite conocer
en todo momento dó nde se encuentran, garantizando su protecció n y rá pida
disponibilidad.
Colaboración en red
En esa red de neuronas interconectadas que es el cerebro, cuantas má s conexiones haya,
má s desarrollado está , y má s conocimientos y habilidades posee la persona. De manera
aná loga, las redes convergentes IP de alta capacidad permiten crear equipos de trabajo en
red, grupos multidisciplinares y multiculturales con un alto potencial, aunque sus
miembros se encuentren muy alejados geográ ficamente. Las plataformas de
multivideoconferencia y las herramientas de colaboració n permiten videollamadas
multipunto desde el puesto de trabajo y la compartició n de documentos o pizarras en
tiempo real con un coste muy bajo. Es obvio que no es lo mismo una reunió n presencial que
una reunió n mediante telepresencia, pero lo cierto es que las reuniones no presenciales
permiten reducir mucho los viajes. El hecho de evitar un desplazamiento para una reunió n
tiene un ahorro de costes directos e indirectos muy importantes: horas perdidas, costes de
transporte, dietas y cansancio, entre otros factores.
El trabajo en red favorece el desarrollo del trabajo por proyecto. Equipos que se crean ex
profeso para proyectos concretos y que se deshacen al conseguir los objetivos marcados y
que no tienen por qué trabajar en la misma ubicació n geográ fica. Estructuras flexibles
frente a organizaciones rígidas. Stephen Covey lo explica desde otro punto de vista:
considera que una persona es altamente efectiva cuando es interdependiente y capaz de
colaborar con otras para crear riqueza y alcanzar metas má s ambiciosas.
En este mismo modelo se encontraría el concepto de trabajo en casa. Las herramientas ICT
permiten que muchas tareas puedan efectuarse en casa en vez de acudir a un puesto de
trabajo. Para estar delante de un ordenador y de un teléfono no hace falta desplazarse; es el
caso, por ejemplo, de un agente de un centro de atenció n a clientes multimedia. Una
variante interesante del trabajo en casa es el trabajo en centros compartidos (coworking)
ubicados cerca de casa, en los que trabajan profesionales autó nomos y personas de
distintas organizaciones; resuelve la desventaja de la posible soledad y la falta de espacio
en la vivienda particular. No hace falta perder de dos a tres horas al día en un atasco,
quemando gasolina, pagar doscientos euros de parking al mes en el centro de la ciudad o
desesperarse en un tren de cercanías. La conciliació n de la vida personal y familiar es un
reto que no podemos eludir. No podemos seguir viviendo tan acelerados. Un buen aná lisis
de negocio (business model) demuestra fá cilmente la rentabilidad econó mica y social de
estas soluciones.
Por primera vez en la historia, la innovació n llega antes al entorno personal y doméstico
que al empresarial. Para la generació n del nuevo milenio, nuestros hijos, las TICs no son
nuevas, porque ya existían cuando nacieron y siempre han convivido con ellas. Las
empresas van retrasadas y tendrá n un problema de comunicació n con sus futuros clientes
y empleados. Hay que incorporar los nuevos canales de comunicació n a las organizaciones.
¿Cuá ntos centros de interacció n con clientes multimedia conocen?
Movilidad
La movilidad es otro gran reto en las comunicaciones corporativas. Proveer de acceso a la
red integrada de voz, datos y video al personal mó vil es la actuació n má s importante que
puede llevarse a cabo para mejorar su productividad. Con las conexiones de datos 3G y 4G
se puede estar permanentemente conectado a los sistemas de la compañ ía y efectuar
muchas consultas y operaciones en tiempo real. No hace falta llegar a casa o al hotel por la
noche y conectarse a Internet. Otras aplicaciones relacionadas con movilidad y altamente
rentables son la localizació n, la gestió n de flotas de vehículos y la optimizació n de
recorridos.
La reducció n del ciclo de vida de los procesos gracias, por ejemplo, a la disponibilidad de la
informació n en tiempo real, representa un ahorro muy importante. ¿Cuá nto vale el
aumento de la satisfacció n de un cliente porque se le resuelve al instante una incidencia?
¿Qué ahorro representa disminuir el ciclo de venta de un producto de días a minutos?
Nubes-Clouds
¿Y es muy difícil disfrutar de todas estas herramientas en una empresa? ¿Hacen falta
técnicos muy especializados e invertir mucho dinero?
Aunque gratis y fá cil no hay nada, no es ni muy difícil ni caro disfrutar de todas estas
soluciones, ya que pueden contratarse en la nube y mediante pago por uso. De la misma
forma que no hace falta tener una central eléctrica para disfrutar de la electricidad,
actualmente muchas de las soluciones de tecnologías de la informació n y las
comunicaciones no requieren que se instalen equipos en la oficina física de una empresa, ya
que está n en la nube, mejor dicho, está n en la red. Ademá s los modelos as a service
permiten superar el freno a la innovació n que representa tener que asumir los costes de las
inversiones. El reto consiste en comprender bien qué se necesita y, en consecuencia, cuá les
son las soluciones adecuadas en funció n de las características de cada organizació n. Es
decir, el valor radica en el aná lisis y el diseñ o de los procesos.
Los servicios en cloud tienen la gran ventaja de que los aspectos técnicos, realmente
complejos y engorrosos, son asumidos por los proveedores y las empresas pueden focalizar
sus esfuerzos a lo que realmente les aporta valor. El proveedor es responsable de que el
sistema funcione y de que esté correctamente dimensionado y actualizado. Mientras, el
usuario se focaliza en hacer funcionar su negocio y en definir la funcionalidad de las
herramientas tecnoló gicas.
Estar en la nube tiene una ventaja brutal: en cualquier lugar con acceso a la red, por cable o
por radio, y disponiendo de electricidad (o batería en los dispositivos portá tiles), se puede
disfrutar de los servicios, de acceso a la informació n y de comunicaciones de cualquier tipo.
Pongamos un ejemplo sencillo. Mantener una agenda de contactos actualizada es una lata,
la gente cambia de empresa o la empresa cambia de nombre, de ubicació n, de correo
electró nico, etc. Con el sistema tradicional de agenda en casa, al cabo de unos meses, si no
hay contacto regular con esa persona, disminuyen mucho las posibilidades de localizarla
rá pidamente. Sin embargo, si los contactos se establecen en LinkedIn, por ejemplo, cada
uno de ellos se preocupa de mantener actualizados sus datos y, ademá s, está accesible
mucha má s informació n sobre la persona, historial profesional, académico, grupos en los
que participa, etc., informació n que, por cierto, no viola ninguna compleja y puritana ley de
protecció n de datos, ya que cada uno es libre de completar su perfil segú n estime
conveniente y de estar en la red social o no estarlo. Es decir, tener la agenda en LinkedIn es
mucho má s eficiente y proporciona má s informació n y es má s fiable, y se precisa menos
esfuerzo para mantenerla al día. Pese a todo, es bueno tener una copia en otro servicio en la
nube o en un ordenador propio, porque nunca se sabe qué puede pasar.
Big Data
Actualmente se generan y se almacenan muchos y muy diversos datos que, correctamente
procesados, facilitan mucha informació n. Técnicas como la vigilancia tecnoló gica y la
inteligencia competitiva o la minería de datos, entre otras, ofrecen grandes oportunidades.
Parte IV
CONCLUSIONES.
EL CICLO DE LA VIDA
28. El servosistema
Un servosistema es un sistema mecá nico, electromecá nico, eléctrico o electró nico que se
regula por sí mismo al detectar el error o la diferencia entre su actuació n real y la deseada,
y que mantiene el resultado deseado por medio de la correcció n instantá nea de las
desviaciones de su funcionamiento normal.
Este mismo concepto es el que deberíamos aplicar a las reglas que rigen la sociedad; y
también a los productos y servicios que presta una empresa. Si no obtenemos los
resultados esperados —creació n de empleo y riqueza, aumento de ventas y beneficios—,
hay que modificar los procesos y ajustar las reglas del juego, porque lo importante son los
resultados no las normas.
Debemos aceptar que no siempre se obtienen los mismos resultados aunque se mantengan
los procedimientos que siempre hemos utilizado, ya que hay una enorme cantidad de
factores que influyen sobre los resultados y no todos pueden estar contemplados en los
procedimientos; por eso es necesario controlar los resultados y cuestioná rselos.
Modificar un proceso no es fá cil, pero lo peor es que muchas veces ni tan siquiera nos
planteamos ni la necesidad ni la posibilidad de afrontar un cambio. Lo natural es admitir
que monitorizar (observar y valorar) los resultados y cuestionarnos el proceso es parte
intrínseca del propio proceso: eso es lo que lleva implícito el concepto de servosistema.
El servosistema es un círculo que garantiza la correcció n de los resultados. Es un círculo
virtuoso.
2. Orientación. Una vez que conocemos la realidad en la que nos encontramos inmersos,
nos orientamos pensando y utilizando los conocimientos, las experiencias, los resultados
de aná lisis y síntesis y las comparativas que hemos ido acumulando.
3. Decisión. Con toda la informació n acumulada y el aná lisis de la misma, debemos elegir
una alternativa, Boyd le llama «hipó tesis». Recordemos que Boyd diseñ ó su modelo para
pilotos de aviones militares supersó nicos, y por tanto hay que ser há bil y rá pido tanto en la
generació n de opciones como en la elecció n de una de ellas, eso nos proporciona una
ventaja competitiva.
4. Actuación. Cuando ya se ha llevado a la prá ctica la decisió n, deben observarse los
resultados obtenidos e incorporarlos a la primera etapa; es decir, se vuelve a empezar pero
con má s informació n.
Boyd no fue el primero en proponer este tipo de ideas y hay muchos modelos similares y
que no provienen del entorno militar, destacan especialmente el conocido como círculo de
control de calidad de Shewhart/Deming[72], identificado como PDCA y resumido en Plan-
Do-Check-Act (Ajust) que podríamos traducir como Planifica, Ejecuta, Comprueba y Ajusta,
ya que los resultados obtenidos diferirá n de los deseados.
Es importante destacar de todos estos métodos que proponen que se repitan una y otra
vez; se trata de tomar un compromiso continuado sobre un mismo asunto, mejoramos a
base de tenacidad y empeñ o. Avanzamos consolidando lo que hemos aprendido cada vez
que ejecutamos el bucle, tal como muestra la figura 5. Deming enseñ a que consolidamos lo
aprendido cuando lo estandarizamos.
Todos los modelos contienen sentido comú n y ninguno de estos ejemplos nos enseñ a nada
que no sepamos, pero nos va bien tenerlos para comprender, aunque sea de forma parcial,
có mo funciona el mundo.
Me atrevo a proponer que efectuemos de forma reiterada el proceso creativo que nos
enseñ a Mario Alonso Puig, completá ndolo con un cuarto punto, el aná lisis de resultados y
añ adir ese aná lisis al inicio del siguiente proceso creativo, al siguiente estira, para que se
convierta en un há bito, se repita una y otra vez, sea un continuum, una vez resuelto un reto
o un problema a por el siguiente, para no darnos por satisfechos como los fundadores de
BlackBerry con una primera y ú nica gran idea.
La propuesta de ese grupo, resumida en la figura 6 va mucho má s allá de una smart city,
concepto má s focalizado en la automatizació n de la ciudad. La comunidad inteligente es
aquella en que se ha creado un entorno o ecosistema de colaboració n mutua que permite la
creació n de un buen lugar donde vivir, trabajar, aprender e, incluso, entretenerse. El
ecosistema de colaboració n se basa en crear una comunidad ilusionada, un ambiente
optimista que favorezca y facilite la innovació n y la creatividad. Para ello es necesario dotar
a la comunidad de las infraestructuras adecuadas y adaptadas al entorno donde está
asentada dicha comunidad que, por supuesto, deben ser sostenibles; entre ellas, se
considera imprescindible la inversió n en redes de comunicaciones de banda ultra ancha, de
enorme capacidad de transmisió n. En ese entorno de colaboració n y con las
infraestructuras adecuadas se desarrollaría un conjunto de aplicaciones como base para la
creació n regular de riqueza:
La comunidad inteligente es aquella que se rige por unas reglas de juego que generan
riqueza y las adapta convenientemente a las circunstancias y a la evolució n de los tiempos,
no aquellas que han construido una ecuació n irresoluble o un sistema inviable de reglas
burocrá ticas que todo lo bloquean y que solo sirven de protecció n para los pará sitos
atrincherados.
La vida sin visió n trascendente, carente de objetivos, es como una onda sinusoidal que se
propaga, con picos y valles, pero con tendencia a amortiguarse. La propuesta es convertirla
en una espiral ascendente, en una espiral de mejora, en una espiral virtuosa, que cada vez
abarque má s conocimiento y creatividad y, por tanto, genere má s riqueza, material y
espiritual.
Hay que coger el ritmo adecuado, como hacía el ciclista Miguel Indurain, ganador de cinco
Tour de Francia, que parecía que subía las montañ as sin inmutarse, con una cadencia de
pedaleo regular y sin desfondarse. Un estilo completamente diferente tenía otro gran
ciclista, Perico Delgado, ganador de un Tour, que arrancaba de forma estrepitosa al
principio de un puerto generando un ataque de emoció n incontenida en los comentaristas
televisivos, pero que en muchas ocasiones se quedaba sin oxígeno a la mitad de la cuesta,
todo pasió n y arrojo; ganó un Tour, pero no cinco como su amigo Indurain. Hay que coger
un buen ritmo porque se obtienen mejores resultados. Indurain era menos pasional pero
má s frío e inteligente[73].
Este mundo funciona por un extrañ o equilibrio, cuando nos tomamos una medicina
debemos ingerir la dosis exacta; si tomamos poca no nos curamos y si tomamos demasiada
nos envenenamos. Lo mismo pasa con las hormonas: si la concentració n de alguna es
menor de la necesaria, malo, pero si generamos demasiada tampoco es bueno. Si caemos en
el fundamentalismo y no pensamos, mal vamos; si nos movemos sin ningú n valor, tampoco
funcionamos bien. Si solo queremos derechos y no obligaciones, estamos desequilibrados.
Necesitamos la justa dosis de estrés positivo. No funcionamos con una sociedad protegida
en exceso, pero tampoco podemos caer en la ley de la selva. Hay que buscar el equilibrio
entre las dos tendencias del hombre, la bú squeda de la excelencia y la bú squeda del placer.
Somos corredores de una carrera de relevos, pero no de una de cien o cuatrocientos metros
que se disputa en un estadio olímpico, sino de una carrera de fondo, en la que recibimos el
testigo de la generació n que nos precede y se lo entregamos a la que nos reemplaza. Lo
importante es que entreguemos un testigo mejor que el que hemos recibido y eso está a
nuestro alcance. Que nuestros hijos sean mejores que nosotros y vivan en un mundo mejor.
Está en nuestras manos si actuamos inteligentemente, descansamos un poco y volvemos a
actuar una vez observados los resultados.
Convenzá monos de que para resolver la crisis necesitamos innovar, que significa mudar o
alterar algo introduciendo novedades, adaptarlo a las circunstancias de cada momento.
Para innovar tenemos a nuestra disposició n herramientas filosó ficas, organizativas y
tecnoló gicas que permiten crear procedimientos y soluciones má s eficientes. No es que
podamos utilizarlas; ya sabemos que podemos, nos lo recuerdan todo el día con el famoso
yes we can; lo importante es que debemos utilizarlas. ¿Tenemos realmente la voluntad de
cambio, de mejora continua? Sustituyamos el yes we can por un yes we want to (sí,
queremos).
«We chose go to the moon», elegimos ir a la Luna, eso es lo realmente importante, tomar una
decisió n acertada y actuar. No hay alternativa a no actuar, porque esperar, retrasar las
decisiones e ignorar la realidad no va a sacarnos de la crisis. Morirnos de inanició n no tiene
gracia, por lo menos muramos con las botas puestas. Tenemos que elegir actuar, escoger
innovar, decidir mejorar, querer esforzarnos. ¿A qué esperamos? Acabada la economía
especulativa volvemos a una economía de realidades, de valores, no de precios, a la
economía del esfuerzo, del círculo virtuoso de mejora continua.
El mejor reto y la mejor oportunidad todavía está por llegar. Creamos en ello y empecemos
ya. Seamos tenaces. Contamos contigo.
Si no tiene tiempo o no le apetece leer todo el libro, o bien si una vez acabado quiere tener
un recordatorio, he resumido las ideas o conceptos má s importantes tratados a lo largo de
las pá ginas en forma de lemas. A esta técnica me parece que los publicistas
estadounidenses la llaman bullets, que literalmente se traduce por «balas». He copiado esta
idea de la lista de impacto rá pido del libro The Trusted Advisor, de David H. Maister[74], un
texto que deberían leer todos los profesionales de la consultoría.
1. El reto
3. Herramientas
4. Conclusiones
Introducción
Muchas de las ideas y conceptos expuestos en este libro se han aplicado durante el
desarrollo del proyecto de red de telecomunicaciones de la Unidad Alimentaria de
Barcelona, Mercabarna, sede de los mercados mayoristas de frutas y hortalizas, de pescado
y de la flor, así como del Matadero. Esta unidad da servicio a má s de diez millones de
habitantes y donde trabajan unas veinticinco mil personas; ocupa una superficie de
noventa hectá reas en la Zona Franca y cuatro hectá reas y media má s en el nuevo recinto
Mercabarna Aeropuerto.
No es que los que participamos en el proyecto nos planteá ramos en su momento aplicar
estos criterios; simplemente usamos el sentido comú n, la visió n positiva y la voluntad de
colaboració n y cooperació n.
Problemática
Los mayoristas y los compradores de Mercabarna precisan estar permanentemente
conectados con sus proveedores y clientes, nacionales y extranjeros, buscando, comprando
y vendiendo productos alimentarios. Para el correcto funcionamiento del mercado, estas
comunicaciones han de ser á giles, la rá pida caducidad de los alimentos frescos que se
comercializan en Mercabarna exige que la toma de decisiones sea rá pida. Por esta razó n es
tan importante disponer de un servicio de telefonía fija y mó vil, y una red de datos y acceso
a Internet, realmente potentes y competitivos.
Objetivos
Los objetivos específicos del proyecto desde un punto de vista técnico son:
● Proporcionar una ventaja competitiva a las empresas asentadas allí frente a otras
ubicadas en otros polígonos industriales, al facilitarles el acceso a las ú ltimas soluciones en
tecnologías de la informació n y las telecomunicaciones.
Como socios tecnoló gicos se cuenta con empresas líderes en sus distintos campos, como
Orange, Cisco, Siemens, Tyco electronics (AMP) y Sony.
● 2. trimestre de 1993. Se acaban los estudios preliminares. A causa de la crisis econó mica
o
● 1.º trimestre de 1996. Acuerdo entre Mercabarna y el gremio de frutas y hortalizas para
relanzar el proyecto.
● de 1997. Entra en explotació n como red interna, sin conexiones con el exterior, la fase I
correspondiente al mercado de frutas y hortalizas.
● Diciembre de 1997. Primer acuerdo de interconexió n con redes pú blicas con Global One,
del grupo France Telecom.
● 1.º trimestre de 1998. Fase II: red de la zona de actividades complementarias lado mar.
● Diciembre de 1998. Constitució n del grupo cerrado de usuarios de telefonía mó vil con
Vodafone.
● 1.º trimestre de 1999. Fase III: mercado de la flor, matadero y accesos al recinto.
● 1.º trimestre de 2000. Fase IV: red de la zona de actividades complementarias lado
montañ a.
● 2. trimestre de 2000. Acuerdo con Al-Pi (actualmente Orange) como gestor de la red y
o
● 1.º trimestre de 2005. Red inalá mbrica Wi-Fi con 160 antenas con equipos Cisco.
● 2. trimestre de 2006. Video de seguridad utilizando Video IP (160 cá maras) con Sony.
o
● Octubre de 2006. Presentació n del proyecto en el congreso internacional de la Society of
Telecommunications Consultants en San Francisco.
● 1.º trimestre de 2009. Ampliació n del nuevo mercado de la flor en el recinto Mercabarna
Aeropuerto.
Orange. Potenciació n de los servicios de movilidad, que alcanzan los cuatro mil servicios de
comunicaciones mó viles.
La red se soporta en una infraestructura de fibra ó ptica que interconecta todos los edificios
del recinto complementada con tendidos de cableado estructurado de categoría VII. Una
potente red de datos Ethernet wire (100/1000 Mbits) y wireless (Wi-Fi a 54 Mbits)
transmite voz, datos e imagen utilizando protocolos IP. Las dos redes, la wired (cable) y la
wireless (radio, sin cable), está n dotadas de sistemas de seguridad sofisticados y fiables,
tanto desde el punto de vista físico (redundancia de elementos), como ló gico (encriptació n,
autentificació n de usuarios, tunelizació n, VLAN, VPN, etc.). La red dispone de enlaces a
Internet a 1 Gbit redundados.
Un referente mundial
Las empresas asentadas en Mercabana disponen de unos servicios de telecomunicaciones
muy avanzados con un coste tremendamente competitivo. Como apunta Lluís Alberich,
director del Á rea Industrial y de Servicios de Mercabarna, «el hecho de estar integrados en
un clú ster como Mercabarna, bien como operador o bien como comprador, genera grandes
ventajas para los usuarios que disponen de una gran fuerza negociadora frente al operador
de telecomunicaciones y esto les permite obtener importantes beneficios». Así, se facilitan
herramientas que aportan rentabilidad y productividad y se contienen los gastos a la vez
que se incorporan avances tecnoló gicos.
Sin duda, al éxito de Mercabarna también está contribuyendo su constante inversió n en
telecomunicaciones, que han convertido esa organizació n en un referente mundial en su
sector. El mercado es networking, una red de relaciones y contactos personales y
empresariales, que obtiene una gran fluidez y eficiencia gracias al avanzado networking
electró nico.
A continuació n facilitamos una relació n de las valoraciones emitidas por los asistentes a la
conferencia «Moving Forward», impartida por el autor en el congreso de la Society of
Communications Consultans en Orlando, Florida, en octubre de 2011.[75]
● Agustín lo hace muy bien, tanto su inglés como su presentació n. Tiene muchos valores
para compartir.
● Un buen examen a las mejores prá cticas empresariales, así como a las no tan buenas.
● Excelente.
● Buenos puntos.
● Reflexivo y perspicaz.
● El valor de la sesió n radica en comprender que lo que está sucediendo en Estados Unidos
y Canadá también está sucediendo en Europa y refuerza las ideas que estamos escuchando
en la conferencia. He tenido conocimiento de libros españ oles, franceses e incluso ingleses
que debería leer. También ayuda repasar aspectos que ya conocemos o hacemos.
Congresos
● Londres (Reino Unido), marzo 2014. Connected Business Expo «Deploying and Managing
Multi-National Unified Communications».
● Londres (RU), febrero 2014. Oil&Gas Mobility Summit (II edition). «How design the best
mobility solutions and how to lead and manage with success Mobility projects in Oil&Gas
industry».
● Londres (RU), marzo 2013. Unified Communications Expo «Moving forward: building a
culture of continuous improvement».
● Amá n (Jordania), noviembre 2011. Princess Sumaya University for Technology JISER-
MED. Conference on Quality Assurance, Employability and Internationalization: «The
Power of Collaboration».
● Orlando (EE UU), octubre 2011. STC Fall Conference «Moving Forward. Building a culture
of continuous improvement».
● Sevilla (Españ a), junio 2011. IT Trade Mission. The US in Andalusia. «Cutting-Edge
Strategies to Build an International Network of Partners and Friends How can a small
company do it? Why must a small company do it?».
● Tokio (Japó n), noviembre 2010. 21 Congress of the international Federation of Hospital
th
─ Cutting-Edge Strategies for Internally Training your Mobile Workforce with Newly-
Implemented Technologies.
─ Avoiding Organizational Chaos and Cost With Growing Workforce Mobility Need.
● México D. F., abril 2008. World Union of Wholesale Markets. Conferencia «Developing
network strategies to support market operations».
● San Francisco (EE UU), octubre 2006. STC Fall Conference «Bringing 21 Century ITst
Bibliografía
Alonso Puig, Mario. Vivir es una necesidad urgente. Punto de Lectura, 2013.
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Press Books, 2008.
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Edholm, Phil. Napkin Logic 48 Great Business Ideas, Lessons, and Rules, and Insights to make
you a better business person and entrepreneur. PKE Consulting LLC./Createspace, 2014.
Ginebra, Gabriel. El japonés que estrelló el tren para ganar tiempo. Conecta, 2012.
Maister, David H. The Trusted Advisor. Fee Press, Nueva York, 2000.
Peppers, Don y Rogers, Martha. The one to the one future. Currency Doubleday, 1996.
Peppers, Don y Rogers, Martha. Rules to Break & Laws to Follow. Wiley. Microsoft Executive
Leadership Series, 2008.
Pérez-Díaz, Víctor. Alerta y desconfianza. La sociedad española ante la crisis. Fundación Cajas
de Ahorro Confederadas (FUNCAS), 2011.
Kranz, Eugene. Failure Is Not an Option: Mission Control From Mercury to Apollo XIII and
Beyond. Simon&Schuster, 2009.
Senge, Peter. The Fifth Discipline: The art and practice of the learning organization. Currency
Doubleday, 1990.
Shapiro, Ronald M. Jefes tiranos y ejecutivos agresivos. Cómo tratarlos sin ser como ellos.
Empresa Activa, 2006.
Rojas, Ignacio. Qué se sabe de… Los símbolos del Apocalipsis. Verbo Divino, 2013.
Trías de Bes, Fernando. El hombre que cambió su casa por un tulipán. Temas de Hoy. 2009.
Vitek, Christopher J. y Edholm, Philip E. WebRTC for Enterprises: History and Use Cases.
Createspace, 2014.
Libros de consulta
Amela, Víctor. Antología de citas. Sabiduría humana en 30.000 sentencias. Styria, 2010.
Clyton, Mike. Management models pocketbook. Management Poketbooks Ltd., 2008.
Fernández Aguado, Javier. 1000 consejos para un emprendedor. CIE Dossat 2000, 2000.
Fernández Aguado, Javier. Proverbios para la empresa. CIE Dossat 2000, 2000.
Hunter, James. La paradoja: un relato sobre la verdadera esencia del liderazgo. Empresa
Activa, 2013.
Marina, José Antonio. Pequeño tratado de los grandes vicios. Anagrama, 2011.
Nouwen, Henri J. M. El regreso del hijo pródigo: meditaciones ante un cuadro de Rembrandt.
Ediciones Paulinas PPC, 2005.
Seewald, Peter. La sal de la Tierra: quién es y cómo piensa Benedicto XVI. Palabra, 2009.
Seewald, Peter. Dios y el mundo, creer y vivir en nuestra época. Círculo de Lectores, 2002.
Autores recomendados
Aparte de los libros reseñ ados, todas las obras de los siguientes autores son interesantes.
Agradecimientos
A mi esposa, a mis hijos, a mis padres, a mis hermanos, a mis suegros, a mis cuñ ados y a mis
muchos sobrinos, especialmente a mis tres ahijadas, Inés, María y Lali, por su apoyo,
soporte e ilusió n en este proyecto.
A mis abuelos, Agustín y Carmina, Javier y Josefina, por superar tiempos mucho má s
difíciles que los que nosotros vivimos.
Fue uno de los jefes de proyecto má s jó venes del comité organizador de los Juegos
Olímpicos de Barcelona ‘92, donde asumió la Direcció n de Tecnología de los IX Juegos
Paralímpicos. También trabajó como responsable de telecomunicaciones de la Central
Nuclear de Ascó .
Sus proyectos destacan por su alto nivel tecnoló gico y, sobre todo, por mejorar la eficiencia
de los procesos de negocio y de las organizaciones.
Colaboran en la obtenció n del má ximo beneficio de las redes de telecomunicaciones de
banda ancha y de las aplicaciones de comunicaciones unificadas y colaboració n (UC2
unified communications and collaboration) y de automatizació n de procesos basados en
comunicaciones (communications based process automation).
[2] Pará bola de los talentos, Mateo 25, 14-30. Aunque los talentos de la pará bola son una moneda, la tradició n
cristiana nunca ha interpretado la pará bola en clave literal (econó mica), sino que deben entenderse los talentos
como las capacidades, habilidades o aptitudes naturales que cada uno tenemos o, desde una perspectiva cristiana,
se reciben de Dios.
[3] La logoterapia es conocida como la tercera escuela de Viena, las otras dos son las fundadas por Freud y por
Jung.
[4] Discurso original en inglés. El video del discurso puede verse en YouTube.
[5] Fracking: técnicas de obtenció n de hidrocarburos mediante rotura hidrá ulica de las rocas que los contienen.
[6] La consolidació n de estas soluciones en Españ a se está viendo afectada por regulaciones proteccionistas a favor
de las grandes empresas generadoras.
[12] Modelo «pascual» de interpretació n del Apocalipsis, citado por Ignacio Rojas en Qué se sabe de… Los símbolos
del Apocalipsis, Verbo Divino, 2013.
[14] Marina tiene una muy amplia e interesantísima bibliografía sobre estos asuntos, publicada en la editorial
Anagrama.
[15] Génesis 4.
[19] Segú n datos del Informe de la evolución de la familia en España publicado en 2014 y elaborado por el Instituto
de Política Familiar a partir de datos del Instituto Nacional de Estadística y de Eurostat. En Españ a el dato es un
38,9 %.
[20] Tener un hijo es un proyecto a largo plazo compartido por dos personas. En su vertiente tradicional, un
hombre y una mujer, padre y madre. Es decir, es un trabajo de un equipo complementario de, al menos, dieciocho
añ os, hasta que la criatura sea mayor de edad.
[21] Interesante, entretenido e incluso divertido, el libro de John Gray Los hombres son de Marte, las mujeres son de
Venus en el que aborda las dificultades de comunicació n entre hombres y mujeres.
[23] El Apolo XI alunizó en la Luna el 20 de julio de 1969. «Elegimos ir a la Luna, no porque sea fá cil, sino porque
es difícil».
[25] El diccionario de la RAE solo indica la primera definició n, mientras que el diccionario Collins (de inglés)
contempla las dos.
[26] Llamar empresarios a los altos ejecutivos es una desviació n del término e incluso podría constituir una falta
de respeto para los empresarios de verdad. Un empresario es el que se juega su dinero, no el que administra el de
los demá s; no es que haya que quitarle méritos a este tipo de profesionales, pero no hay que confundirlos.
[27] Que la verdad se impone al mal es una idea recurrente en el pensamiento de Karol Wojtyla (Juan Pablo II).
[29] En este sentido son interesantes los libros de Gabriel Ginebra: Gestión de incompetentes, Libros de Cabecera,
2010, y El japonés que estrelló el tren para ganar tiempo, Conecta, 2012, Premio Mejor Libro de Empresa.
[32] Recurrir a la traducció n literal o la comparació n palabra por palabra entre lenguas no es correcto desde un
punto de vista académico, pero me permito esta licencia ya que creo es una forma grá fica y contundente de explicar
la importancia de este asunto. Cuá ntas veces he cometido el error de decir take a decision por traducir de corrido,
en vez de make a decision. A ver si por fin se me queda. Para que nadie se lleve a engañ o, mis notas en lengua y
literatura siempre fueron muy justitas.
[33] El comú n de los mortales desconoce que segú n la RAE este verbo tiene 39 acepciones distintas y que es un
verbo muy polisémico en españ ol. La correctora de estilo me insiste en que, combinado con decisiones, expresa
perfectamente la idea de reflexionar y decidir. Pero el aná lisis de la realidad me reafirma en que las decisiones hoy
en día está n poco meditadas, poco reflexionadas.
[34] Para profundizar sobre este asunto puede leerse el libro de Malcolm Gladwell Inteligencia intuitiva. ¿Por qué
sabemos la verdad en dos segundos?, Taurus, 2005.
[36] Si quiere dar un donativo o colaborar como voluntario con una buena causa, le propongo que ayude a las
Hermanas de la Caridad, fundadas por la madre Teresa de Calcula: le garantizo que el dinero no se pierde en
burocracias e intermediarios.
[39] En este punto me inspiró en el modelo de gestió n del tiempo propuesto por Stephen Covey en varios de sus
libros, y desarrollado en profundidad en Primero lo primero, Paidó s, 2004. Covey clasifica las actividades a partir de
dos ejes: importancia y urgencia de la tarea. Segú n tengan o no alguna de estas características, distingue cuatro
grupos de tareas:
• Urgentes e importantes.
• Urgentes y no importantes.
• Ni urgentes ni importantes
• Importantes pero no urgentes.
[40] Spencer Johnson, ¿Quién se ha llevado mi queso?: cómo adaptarnos a un mundo en constante cambio , Empresa
Activa, 1999.
[41] Actualmente en Españ a todos sus servicios se comercializan bajo la marca Movistar.
[42] Sun Tzu es autor del famoso libro El arte de la guerra, un fijo de la librería del puente aéreo o del AVE
(versió n del experto en budismos y filosofías orientales Thomas Cleary, doctor en Civilizaciones y Lenguas del este
asiá tico por Harvard y profesor de la Universidad de Kioto).
[43] John Richard Boyd, coronel del Ejército del Aire de Estados Unidos, consultor del Pentá gono de finales del
siglo XX.
[44] Kurt Gö del, ló gico, matemá tico y filó sofo austriaco-estadounidense (1906-1978).
[46] Josep Lluís Pérez, 77 añ os: "Si no te mueves, todo degenera", La Vanguardia, 13/1/2014.
[47] Mateo 10, 16. Consejos de Jesú s a los apó stoles, cuando los envía a predicar el cambio.
[48] Siempre y cuando no se navegue en roaming en países exó ticos y sin el bono de datos adecuado. Hemos visto
facturas de hasta 35.000 € y es habitual que cada septiembre aparezcan en las empresas facturas de 3.000 a 6.000
€ en una sola línea.
[49] El bá culo de los obispos y abades es el signo de pastor, el palo con el que se golpea con suavidad y se corrige a
las ovejas para que no se descarríen. Sirve para acompañ arlas de vuelta al rebañ o.
[50] I Samuel 17, 12-54. David ganó a Goliat porque usó mejor tecnología y evitó el choque directo, cuerpo a
cuerpo.
[52] Una traducció n má s literal sería: «Matones, tiranos y gente imposible, có mo ganarles sin unirte a ellos».
[53] Trece días (Thirteen Days, 2000), protagonizada por Kevin Costner y dirigida por Roger Donaldson.
[54] En el capítulo 21, sobre negociació n, se transcribe el salmo 127 que nos dice que gracias a los «hijos de la
juventud» no seremos confundidos en los litigios. Autores espirituales consideran que los hijos de la juventud son
los buenos há bitos.
[59] Ahora vuelve a ser una empresa autó noma; parece ser que la multinacional los encorsetaba.
[60] En ese centro durante el mes de enero era cuando se producía el pico de llamadas entrantes.
[61] La pared de Eiger es conocida como la pared de la muerte, la pared asesina, la montañ a má s mortífera de los
Alpes suizos. Para superarla no solo hace falta estar muy preparado, sino, sobre todo, bastante loco.
[63] Paquito Ferná ndez Ochoa fue campeó n olímpico de slalom especial en Sapporo, el 13 de febrero de 1972.
[64] Nota para los lectores jó venes: con los exá menes pasa como con el slalom, no se pueden preparar a ú ltima
hora, porque no se llega y se suspende.
[65] Lao Tse, filó sofo chino del siglo IV a. C. autor del libro Tao Te King (Sobre el camino y su poder), base de la
filosofía taoísta.
[67] Toca de origen judío, alta y apuntada, con que se cubren la cabeza en las ceremonias litú rgicas los obispos,
abades y abadesas cató licos y armenios.
[68] Juan 19,11: «Ninguna autoridad tendrías sobre mí si no se te hubiera dado de arriba».
[69] WebRTC for Enterprises: History and Use Cases. Christopher J. Vitek y Pilip E. Edholm. WebRTC Strategies.
[71] Utilizo el término inglés commoditiy porque lleva implícito en su significado que es un bien de consumo que
no aporta un valor diferencial, que no aporta valor añ adido. Se usa de forma despectiva.
[72] Walter Andrew Shewhart y William Edwards Deming son ingenieros y matemá ticos norteamericanos
especialistas en control de calidad y mejora continua. Deming se inspiró en los trabajos de Shewhart y tuvo una
gran influencia en la reconstrucció n de la industria japonesa después de la Segunda Guerra Mundial. The
W.Edwards Deming Institute.
[74] The Trusted Advisor, David H. Maister, Charles H. Green y Robert M. Galford. Fee Press, NY, 2000.