Nueva Practicas Comerciales

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Nuevas prácticas comerciales

Carlos de Urquiza

Dramática Iberoamericana para la infancia y la juventud N° 58


CELCIT – ATINA – RED IBEROAMERICANA de ASSITEJ

Nuevas prácticas comerciales


Carlos de Urquiza (Argentina)

Teatro de actrices y actores: 1 Actriz - 1 Actor


Edad de público sugerida: 13+

PERSONAJES:

LUCRECIA
MARCELO
VOZ DE LA DIRETORA

Un escenario despojado. Solo dos sillas enfrentan a los espectadores. Cuando


estos entran ya están sentados esperando Marcelo Espíndola, 5to. 1ra., y
Lucrecia Zamora, 3ro. 2da. No se miran entre ellos. Marcelo está preocupado,
le cuesta levantar la mirada del piso, mira insistentemente su reloj. Lucrecia
está aburrida, quisiera que ya hubiese terminado todo y poderse ir. Mira
hacia la puerta para ver si entran quienes tienen que dar comienzo a (¿cómo
llamarlo?) el interrogatorio.
Por fin, cuando ya entró todo el público, se escucha el ruido de una puerta
que se cierra. Un prolongado silencio pero ahora lleno de expectativa. Las
luces no cambian. La platea permanece iluminada durante todo el tiempo y
no hay cambios de luz. Es una luz cruda de tubo.

VOZ
Silencio, por favor. Vamos a dar comienzo. Sus nombres, apellidos y división a
la que pertenecen.
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MARCELO
Marcelo Espíndola. Quinto año primera división.

(Silencio)

VOZ
Se puede identificar, señorita.

LUCRECIA
¿Para qué? ¿No saben quién soy? ¿No saben cuál es mi división?

(Silencio)

VOZ
Esta sesión está siendo grabada y necesitamos que nos de sus datos.

LUCRECIA
(Con total desgano) Lucrecia Zamora. Tercero segunda.

VOZ
¿Nos pueden relatar lo que sucedió?

(Silencio. Por primera vez ambos se miran e inmediatamente desvían la


mirada.)

MARCELO
Yo le di la monografía sobre “La Plataforma Continental Argentina”.

(Silencio)

VOZ
¿Eso es todo Espíndola? ¿Usted sólo le entregó la monografía…?

MARCELO
Sí.

VOZ
Es decir que usted es un buen compañero que ayudó a la señorita Zamora con
una tarea que ella debía realizar.

MARCELO
Sí, puede decirse de esa manera.

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VOZ
¿Es así Zamora?

(Silencio)

VOZ
Le estoy preguntando, Zamora…

LUCRECIA
Y yo no quiero contestarle, por si no se dio cuenta.

VOZ
Va a tener que contestar a esto y muchas otras preguntas, Zamora, estamos
ante una situación muy grave. ¿No se si usted es conciente de esto?

(Silencio)

MARCELO
(Intenta aliviar la situación haciéndose cargo) Yo no debí darle dado esa
monografía.

VOZ
¿Por qué no debió dársela?

MARCELO
Este fue un trabajo que la Profesora Estévez nos encargó hace dos años. En
esa oportunidad dio distintos temas y mi grupo eligió trabajar sobre “La
Plataforma Continental Argentina”. Fue un trabajo que mereció una nota
especial.

VOZ
Todavía no me contestó: ¿Por qué no debía dársela a la alumna Zamora?

LUCRECIA
Y dale con la pregunta. Eso lo sabe todo el mundo. No debía darme la
monografía porque yo debía hacerla y no copiarla de un trabajo anterior. ¿Qué
sentido tiene hacer preguntas sobre las que todos sabemos la respuesta.

VOZ
Porque no estoy segura de que usted sepa la respuesta.

LUCRECIA

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¡Sí! Claro que se la respuesta… ¿Porque nos trata como si fuéramos estúpidos?
Yo se muy bien que es lo que para usted está bien y lo que está mal. Y para
usted está requete mal que yo me copié de una monografía anterior.

VOZ
Por lo que veo para usted no está mal….

(Silencio)

VOZ
¿Para usted no está mal?

(Nuevo silencio)

MARCELO
(Saliendo al cruce) Sí, está mal. Ya lo dije. Está mal. Yo no debí entregarle
esa monografía. La profesora seguramente se olvidó que los que la habíamos
hecho ese trabajo estábamos todavía en quinto año y volvió a dar el mismo
tema. Yo me enteré y se la ofrecí. Fue mi responsabilidad.

VOZ
¿Y ella la aceptó?

MARCELO
Sí.

VOZ
Le vuelvo a hacer la pregunta, señorita Zamora, porque todavía no la
contestó. ¿Para usted no está mal haberse aprovechado de un trabajo ya
realizado para presentarlo como propio?

LUCRECIA
¿Qué quiere que le conteste? Eso que pregunta usted ya lo respondió por mí.
No veo para que quiere que lo responda yo.

VOZ
Es necesario que usted responda. Estamos aquí para escucharla. Creo que es
mejor que hable, Zamora.

LUCRECIA
Bueno… entonces… ¡No! ¡No está mal! No está nada mal. Si no hubiera sido
por este tarado nadie se hubiera dado cuenta. ¿O usted cree que la Estévez se

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acuerda de algo? Nunca se acordó que este trabajo lo había dado hace dos
años ¿O usted se cree que la Estévez lee todos los trabajos que se le
presentan? No lee ninguno hasta el final y eso lo sabe todo el mundo ¿O usted
no sabe que las dos primeras páginas de los trabajos que le entregan están
bien redactadas y después le ponen cualquier cosa y todo el mundo aprueba?
Si usted no sabe eso no es de este colegio, porque eso lo saben hasta los de
primero. Yo había tenido una mala nota al comienzo de este último trimestre.
Me puso un uno porque me odia. Nunca me perdono que la imitara. Y la imito
muy bien. Todo el mundo se cagaba de risa y ella entró a clase y me vio y
todos la vieron a ella y ella era aún más ridícula que mi imitación. Y me odió
porque todo el mundo se rió de ella es su propia cara. Y se reían tanto que no
la dejaban dar clase. Y yo separaba el dedo este como lo separa ella y todos
volvían a reírse y no podían parar. Me echó de la clase y me puso un uno. No
le dijo nada a nadie, ni a la preceptora, ni pidió sanciones en contra mía para
no pasar más vergüenza. Se conformó con el uno y con mandarme a examen.
Iba a ser la primera alumna que la Estévez mandaba a examen en sus
doscientos años de profesora. No podía quedarme sin hacer nada y la
monografía de fin de año era mi salvación. Si presentaba una buena
monografía no le iba a quedar más remedio que aprobarme. Pero yo no soy
buena para hacer monografías, me aburro, no se donde buscar los datos y
además no me interesa… lo único que me interesaba es que la Estévez no me
mandara a examen. Y casi lo consigo. Si no fuera por este imbécil….

VOZ
¡Sin insultos, Zamora!

LUCRECIA
¿Que más quieren saber? ¿Si me parece mal…? Cómo me va a parecer mal
aprobar una materia, sea como sea, cuando la profesora es alguien como la
Estévez… Si me la llevaba a examen iba a tener un kilombo en mi casa… chau
vacaciones… chau salidas…. a mi no me dejan pasar una. Estoy eximida en
todas las materias y con buenas notas. Solo la Estévez me estaba mandando a
examen y no porque no supiera… después del uno que me puso no me llamó ni
una vez, ni me tomó ninguna prueba… esa era mi única nota porque sabía que
si me llamaba yo levantaba la nota y no me podía mandar a examen. Y lo hizo
porque me odia… pero yo no tengo la culpa de que ella sea ridícula, que
ningún alumno la tome en serio, que todos se rían de ella… es una inútil, una
vieja solterona resentida…. Porqué alguien como ella tiene que estar
dándonos clase… quien la puso… si todos saben que no sirve para nada…. Si
usted misma lo sabe… porque no la echan y ponen a alguien que pueda darnos
clase sin que nos burlemos todo el tiempo…

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VOZ
Suficiente, Zamora. No es necesario que siga hablando.

LUCRECIA
Ve… siempre es lo mismo. ¿No quería que le dijera si me parecía bien o mal? Y
ahora que se lo estoy diciendo, que le estoy explicando porque no me parece
mal, que le estoy explicando porque me parece bien, cuando le digo lo que de
verdad pienso, usted no quiere que hable más. Está bien. ¡No voy a hablar
más!

VOZ
Continuemos por favor. Espíndola, ¿fue usted quien le ofreció la monografía o
fue ella quien se la pidió?

MARCELO
Ya lo dije. Yo se la ofrecí.

VOZ
¿Está seguro?

MARCELO
Sí.

LUCRECIA
¡No mientas! Yo se la pedí.

VOZ
¿Espíndola?

MARCELO
Ella me la pidió. En el recreo, la semana pasada. Yo me acordaba muy bien de
ese trabajo. En realidad yo no se lo quería dar.

VOZ
Pero se lo dio finalmente.

MARCELO
Sí.

VOZ
¿Y porque se lo dio si usted no quería entregárselo?

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MARCELO
Me explico lo del uno y que la Estévez la odiaba.

VOZ
Un buen compañero…

(Silencio)

VOZ
Un buen compañero, ¿no es cierto Espíndola?

MARCELO
Puede ser.

(Silencio)

VOZ
Espíndola… ¿Usted no le pidió nada a cambio?

MARCELO
(Tiempo) Le pedí que si la llegaban a descubrir no dijera nunca quien se lo
había dado. No quería tener problemas. Ella me dijo que nadie la iba a
descubrir porque la Estévez nunca se da cuenta de nada. Y que si por
casualidad alguien se enteraba ella nunca me iba a mencionar. Me lo juró.

VOZ
¿Y usted le creyó?

MARCELO
Sí.

VOZ
¿Usted le pidió algo más?

(Silencio)

VOZ
A ver Espíndola ¿Cómo fueron las cosas? ¿Usted le pidió algo más a cambio a
Zamora para entregarle la monografía? ¿Sí o no?

MARCELO

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(Explotando) ¡Porque me hacen esto! Ustedes saben todo y preguntan como si
recién se estuvieran enterando. Preguntan lo que ya saben como si no lo
supieran. Yo no quiero tener que contarles lo que no quiero contar. No quiero
que me avergüencen más de lo que ya estoy avergonzado. Es como pasar otra
vez por lo mismo. una y otra vez. ¡Basta! Si me van a expulsar del colegio
háganlo de una vez. Si van a llamar a mis padres, llámenlos. Pero no tienen
ningún derecho a someternos a esto que parece un interrogatorio policial de
una mala serie de televisión. ¿Qué más quieren saber? ¿Si yo pedí algo a
cambio? No, en ese momento no pedí nada a cambio. Me negué a entregarle
la monografía. Tocó el timbre y entre a clase.

VOZ
¿Cómo lo convenció entonces Zamora para que usted le entregue la
monografía?

MARCELO
Al otro día volvió a la carga en el recreo. Me perseguía. El día anterior había
venido a hablar conmigo con una amiga. Después vino sola. Por más que la
rechazaba ella volvía una y otra vez. Hasta la empuje para que me dejara
tranquilo. Me dijo que era un maricón, que no me animaba a nada. Que entre
las chicas se comentaba que yo era homosexual y que ella ahora lo estaba
comprobando.

VOZ
A ver Zamora… ¿las cosas son así como las cuenta Espíndola?

(Silencio)

VOZ
Zamora, por más que usted haya dicho que no va a hablar más, creo que le
tiene que quedar claro que no puede escudarse en el silencio. ¡Hable que le
conviene!

LUCRECIA
No hablo porque todo esto no sirve para nada. Pero está bien, si usted quiere
que hable, yo voy a hablar, pero si hablo después no me diga que me calle. Si
hablo, hablo y digo todo lo que quiero… ¿Quiere saber si fueron así las cosas?
No, no fueron así… cuando yo fui con Ximena a pedirle la monografía en el
recreo se hizo el pelotudo. Se daba bola. Que sí, que la tenía pero que no se
acordaba en donde, que me la podría llegar a dar si la encontraba pero que no
tenía ganas de buscarla. Que estaba muy ocupado para perder el tiempo. Se
hacia el imbécil delante de los chicos. Los llamaba y les decía que yo estaba

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muerta con él y todos se cagaban de risa. Me di cuenta que lo tenía que
agarrar solo. Por eso al otro día fui sin Ximena. Lo espere en el pasillo, antes
de llegar al patio. Los demás se fueron al recreo, así que no había nadie,
estábamos solos. Sin los demás alrededor era distinto, apenas si me miraba.
Me parece que yo lo ponía nervioso. Él tenía miedo de que se le armara
kilombo si lo descubrían. Decía que ya estaba por terminar quinto año y que
no tenía porque arriesgarse por una pendeja de tercero. Que qué ganaba él
con darme la monografía y correr el riesgo de que lo echaran del colegio. Que
él ya estaba haciendo el ingreso a la Universidad… Pero al final lo convencí y
al otro día me trajo la monografía.

VOZ
Espíndola, ¿Cómo fue que lo convenció?

(Silencio)

VOZ
Zamora, ¿Cómo fue que lo convenció?

(Silencio)

VOZ
No los escucho. O yo estoy sorda o ustedes parecen no querer contestar. No
sabemos todo, pero sí sabemos como hizo usted para convencer a Espíndola
para que le entregue la monografía. Señorita Zamora… ¿usted le prometió a
Marcelo Espíndola realizarle una felatio a cambio de la entrega de la
monografía?

LUCRECIA
(Contesta rápido) ¡No! Yo solo le prometí un pete.

(Silencio)

MARCELO
(A Lucrecia, en voz baja) Es lo mismo.

LUCRECIA
¿Qué cosa es lo mismo?

MARCELO
Felatio y Pete es lo mismo.

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LUCRECIA
¡Ah! No sabía. (A la VOZ) Si… una falatio…

VOZ
(Ya repuesta) ¿Es decir, que el trato era la realización de sexo oral a cambio
de la monografía?

MARCELO
Sí.

LUCRECIA
No.

VOZ
Parecen que no están de acuerdo.

LUCRECIA
Yo se lo prometí sólo si la Estévez me aprobaba.

VOZ
Señor Espíndola, por lo visto usted aceptó el trato.

MARCELO
Sí.

VOZ
¿Es usted tan ingenuo, Espíndola? ¿Cómo sabía que una vez aprobada la
monografía la señorita Zamora iba a cumplir con lo prometido?
Marcelo: Yo le dije que aceptaba pero que si no cumplía la iba a acusar de
robarme la monografía y presentarla por su cuenta. Y que podía probar que lo
que ella presentaba era igual a la que yo había presentado hace dos años. Ella
se rió y me dijo que me quedara tranquilo, que ella siempre cumplía con lo
que prometía.

VOZ
Y entonces…

(Silencio)

VOZ
Y entonces que pasó…

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MARCELO
Lo que todos saben…

VOZ
Queremos que lo cuenten ustedes y que quede registrado en esta filmación
que estamos realizando. No basta con que nosotros lo sepamos. Esta
vergüenza por la que está pasando este colegio por culpa de ustedes necesita
de su confesión. ¿Que pasó después?

LUCRECIA
Que a la ciega de la Estévez no le quedó más remedio que aprobar la
monografía.

VOZ
Y entonces…

LUCRECIA
¡Que la aprobó!

VOZ
No me estoy refiriendo a eso. Eso ya lo sabemos. No me haga perder tiempo.

LUCRECIA
Entonces… si se refiere a la falatio…

VOZ
Felatio, señorita Zamora, felatio. Hágame el favor, por lo menos, de
pronunciar bien las palabras.

LUCRECIA
Lo que pasa es que esa palabra no me suena. Yo siempre le dije Pete, todos lo
llaman Pete. “Haceme un Pete…”. “Te hago un Pete”. “Te lo cambio por un
Pete…”

(Silencio)

VOZ
(Con visible esfuerzo) ¿Usted entonces cumplió su promesa y le hizo un “Pete”
al señor Espíndola?

Lucrecia
Claro. Yo siempre cumplo mis promesas.

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VOZ
¿Sabe como se llama eso, señorita?

(Silencio)

VOZ
¿Sabe como se llama? Prostitución. Recibir un pago por favores sexuales es lo
que hacen las prostitutas. Usted se prostituyó. No lo puedo creer. ¡Una
alumna de este colegio es una prostituta! ¡Y ejerce en el Colegio!

LUCRECIA
¡No! ¡No soy una prostituta!

VOZ
¿No se le cae la cara de vergüenza?

LUCRECIA
¡No soy una puta!

VOZ
¡No se como se anima todavía a mirarme a los ojos!

LUCRECIA
Es mentira lo que usted dice. No es verdad. No soy ninguna puta. Yo soy
virgen… virgen… me escuchó. Ninguna puta es virgen. Le hice un Pete… ¿y que
tiene…? ¿qué hay de malo en hacer un pete…? Las chicas lo hacen en lo
boliches para poder entrar o para tener una cerveza gratis… Yo lo hice para
aprobar una materia. Y la aprobé. Un Pete no es nada… nada… ¿me entendió?
No me puedo contagiar sida porque es un pete con forro, no puedo quedarme
embarazada y todavía sigo siendo virgen…

VOZ
Suficiente, Zamora.

LUCRECIA
¡No! No es suficiente. ¡Usted quería que quedara filmado y en esta filmación
me llamó puta! Yo quiero ahora que escuchen todo, que nadie m haga callar.
¿Sabe como fue? Fue en el recreo largo, en el baño de arriba. A ese baño no
va nadie nunca. Quedamos en encontrarnos ahí. Cuando entré él ya estaba.
Estaba sentado en el inodoro. Estaba pálido. Yo creo que estaba asustado. Se

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había bajado los pantalones. “Sacala, le dije”. Yo me arrodille frente a él. El
la sacó. Estaba dura, casi morada…

VOZ
(Fuera de sí) Termine de una vez, Zamora y guárdese esos detalles
repugnantes. Consérvelos en su conciencia y trate de seguir viviendo a pesar
de ellos.

LUCRECIA
¡No! Voy a terminar de hablar y usted va a grabar todo, absolutamente todo.
El forro lo tenía yo y se lo puse. No terminé de ponérselo y comenzó a
temblar, temblaba y decía “¡Ay! ¡Ay!”. Me hacía reír. Sin que casi lo tocara
había acabado. Ni siquiera llegue a ponérmela en la boca. Ni siquiera fue un
Pete. Pero este imbécil, a este maricón no se le ocurrió mejor idea que
avisarle a todos los chicos de la división. Y estaban todos. Sacando fotos,
grabando, aplaudiendo. Y ahí si me quería morir. Siguieron hicieron tanto
kilombo que al final apareció la Jirafa Boluda…

VOZ
(Amenazante) Si Usted se refiere a la celadora…

LUCRECIA
(Directamente a Marcelo, quien ha permanecido callado, con la cabeza
inclinada, sin mirar a nadie) Por culpa tuya se enteró todo el mundo. Ahora
nos van a expulsar del colegio, van a llamar a nuestros viejos… Todo por tu
culpa. Para que tenías que hablar, que necesidad tenías de andar contando…
¡Te odio! ¡No podes saber cuanto te odio!

MARCELO
(Enfrenta a Lucrecia. Explota) ¿Que querías que hiciera? No te quería dar la
monografía, pero insististe. Cuando me ofreciste el Pete, siempre pensé que
era joda. No lo tomé en serio. Pero la idea empezó a darme vueltas en la
cabeza. No podía pensar en otra cosa. Te imaginaba haciéndolo... No podía
estudiar, no podía hacer nada de nada… pero estaba seguro que eran nada
más que fantasías mías, que nunca iba a pasar… Estaba re caliente… Se lo
conté a Juan que es mi amigo… ¿Vos sabes que a mi todos me cargan porque
dicen que no consigo una mina ni de casualidad? Y es cierto eso que vos decis,
algunas pelotudas dicen que soy puto.

LUCRECIA
¿Y eso que tiene que ver?

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MARCELO
¿No entendes? Era mi oportunidad. Aunque fuera con una de tercero, aunque
fuera a cambio de la monografía… Cuando esta mañana me dijiste: “la
Estévez me aprobó la monografía. No me voy a examen. Te espero en el baño
de arriba en el recreo largo…” no lo podía creer. No podía respirar. Sentía que
no me entraba el aire. Se lo conté a Juan y Juan le dijo a todo el mundo que
yo tenía algo que decirles. Me paré en el banco y se los dije. Me aplaudieron…
¿entendés? Todos me aplaudieron, hasta las minas de la división me
aplaudieron.

LUCRECIA
A lo mejor ahora tus viejos también te aplauden… (Haciendo referencia a la
VOZ) Pedile a ella que te aplauda…

MARCELO
Estoy avergonzado, pero no estoy arrepentido. Me avergüenza toda esta
situación. Esto es un circo. Un interrogatorio policial. Con preguntas de las
que se saben las respuestas, con caras de horror y de indignación. Todo re
tecnificado, con cámara de video inclusive. ¿Qué quieren demostrar? ¿Qué
somos unos degenerados? ¿Una vergüenza para el Colegio? Y ustedes ¿qué? Yo
vengo a este estúpido colegio desde primer grado, soy uno de los mejores
promedios… ustedes me educaron, ustedes me formaron y ahora se tienen que
hacer cargo de que algo les salió mal. Ustedes inventaron este mundo que
nosotros ahora vamos a heredar. En este mundo, que es el mundo de ustedes,
se vende y se compra, se venden y compran objetos, cargos, personas… y todo
eso no les parece mal. O les parece mal pero lo aceptan, se resignan y
también compran y venden porque no les queda más remedio o porque les
gusta comprar y vender. Esto también fue comprar y vender. Vendí una
monografía y a buen precio y ella la compró y está conforme con el producto.
Sin embargo ustedes se espantan, se miran asombrados y se dicen: “estos
chicos están perdidos…”. No se equivoquen, no estamos perdidos, estamos
adaptados. Muy bien adaptados. Y no solo compramos y vendemos, somos
creativos, innovadores e inventamos Nuevas Prácticas Comerciales…

VOZ
¡Basta! Pueden retirarse. Esperen en la sala de profesores hasta que vengan a
buscarlos. Corte esa grabación, por favor, creo por hoy ya tenemos bastante.

(Al mismo tiempo, mientras Marcelo y Lucrecia se retiran, la luz de tubo


desaparece y aparece en el fondo una imagen de la Rectora diciendo: “Corte
esa grabación….” La imagen de la Rectora es la que todos imaginamos. Se
funde al negro. Oscuridad.)

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Todos los derechos reservados.
Buenos Aires (2021)
Si usted está interesado en poner en escena este texto rogamos comunicarse con
su autor/a: carlosdeurquiza@iberoamericateatral.com.ar

Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral CELCIT


Buenos Aires. Argentina.
www.celcit.org.ar
correo@celcit.org.ar

Asociación de Teatristas independientes para niños/as y adolescentes- ATINA


(ASSITEJ Argentina)
Web del centro www.atina.org.ar
Contacto del centro info@atina.org.ar

Red Iberoamericana de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud de ASSITEJ


www.rediberoamericana.assitej.net
rediberoamericana@gmail.com

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