Monografía Grupo 11

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN CRISTÓBAL DE

HUAMANGA
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

ASIGNATURA:
Sociedad y Cultura (CS-182).
TEMA:
Género, sociedad y cultura. Diferencias entre sexo, sexualidad y
género. El enfoque de género.
DOCENTE:
Huber, Mendez Barzola.
INTEGRANTES:
Arny Farid, Baldeón Rondan.
Cruzatt Casavilca, Erik Junior.
Bajalqui Mitma, Kleiber.
Huarcaya Flores, Karol Abigaíl.

AYACUCHO – PERÚ
2022

1
CONTENIDO

1. GÉNERO Y SOCIEDAD..........................................................................................2
1.1. El género como construcción social.......................................................................2
1.2. Los roles de género en la sociedad.....................................................................4
1.3. Construcción de estereotipos en la sociedad.......................................................6
1.4. La identidad de género........................................................................................7
2. CULTURA Y GÉNERO...............................................................................................8
2.1. LA CULTURA.......................................................................................................8
2.2. GÉNERO............................................................................................................9
2.3. RELACIÓN ENTRE CULTURA Y GÉNERO...............................................10
2.4. LA CULTURA DE GÉNERO..........................................................................11
3. Diferencias entre sexo, sexualidad y género............................................................13
3.2.1. Sexualidad..........................................................................................................13
3.3.2. Sexo...................................................................................................................17
3.3.3. Género................................................................................................................17
4. Enfoque de género....................................................................................................18
4.2. Diferencia entre sexo y género.........................................................................19
4.2.1. SEXO............................................................................................................19
4.2.2. GÉNERO.......................................................................................................20
4.3. La inequidad de las mujeres en el perú.............................................................20
4.4. La lucha de las mujeres por la igualdad............................................................21
4.5. Caso de Lady Guillén.......................................................................................21
4.6. ¿Qué se está haciendo para lograr la igualdad o equidad entre hombres y
mujeres?.......................................................................................................................22
Referencias:.................................................................................................................23

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1. GÉNERO Y SOCIEDAD

1.1. El género como construcción social.

Todas las sociedades se estructuran y construyen su cultura en torno a la

diferencia sexual de los individuos que la conforman, la cual determina también el

destino de las personas, atribuyéndoles ciertas características y significados a las

acciones que unos y otros deberán desempeñar, y que se han construido socialmente.

Los cientistas sociales utilizan dos términos distintos para referirse a las

diferencias biológicas y aquellas construidas socialmente, estos son sexo y género. Aun

cuando ambos se relacionan con las diferencias entre hombres y mujeres, las nociones

de género y sexo tienen connotaciones distintas. El sexo se refiere a las diferencias y

características biológicas, anatómicas, fisiológicas y cromosómicas de los seres

humanos que los definen como hombres o mujeres; son características con las que se

nace, y son universales, es decir, comunes a todas las sociedades y culturas y son

inmodificables. El género es el conjunto de ideas, creencias y atribuciones sociales, que

se construyen en cada cultura y momento histórico con base en la diferencia sexual. Y

sus rasgos se han ido moldeando a lo largo de la historia de las relaciones sociales. El

enfoque o perspectiva de género considera las diferentes oportunidades que tienen

hombres y mujeres, las interrelaciones existentes entre ellos y los distintos roles que

socialmente se les asignan.

Desde el punto de vista de la antropología, el género ha sido definido como la

interpretación cultural e histórica que cada sociedad elabora en torno a la diferenciación

sexual. Esta interpretación da lugar a un conjunto de representaciones sociales,

prácticas, discursos, normas, valores y relaciones que dan significado a la conducta de

las personas en función de su sexo.

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Desde la psicología, el género es definido como el proceso mediante el cual

individuos biológicamente diferentes se convierten en mujeres y hombres, mediante la

adquisición de atributos que cada sociedad define como propios de la feminidad y la

masculinidad. En este sentido, el género es la construcción psicosocial de lo femenino y

lo masculino.

Desde la perspectiva psicológica, el género es una categoría en la que se

articulan tres elementos básicos:

 La asignación de género: se realiza en el momento de nacimiento de la persona,

a partir de la apariencia externa de sus genitales.

 La identidad de género: es el esquema ideo-afectivo más primario, consciente e

inconsciente, de la pertenencia a un sexo y no al otro. Se establece más o menos

a la misma edad en que se adquiere el lenguaje (entre los dos y tres años) y es

anterior a su conocimiento de la diferencia anatómica entre los sexos.

 El rol de género: es el conjunto de deberes, aprobaciones, prohibiciones y

expectativas acerca de los comportamientos sociales apropiados para las

personas que poseen un sexo determinado.

Por otra parte, el género ha sido conceptualizado como elemento estructurador

de un conjunto de relaciones sociales que determinan las interacciones de los seres

humanos en tanto personas sexuadas. Las relaciones de género son socialmente

construidas y, por lo tanto, son transformables.

El género se constituye así en el resultado de un proceso de construcción social

mediante el cual se adjudican simbólicamente las expectativas y valores que cada

cultura atribuye a hombres y mujeres. Fruto de este aprendizaje cultural de sistema

machista, unos y otras exhiben los roles e identidades que le han asignado bajo la

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etiqueta de género. Al desempeñar tales roles, los individuos participan en el mundo

social y al internalizarlos, cobra sentido para ellos socialmente. (Berger y Luckman,

2006)

1.2. Los roles de género en la sociedad.

Los roles de género son conductas estereotipadas por la cultura, por tanto,

pueden modificarse dado que son tareas o actividades que se espera realice una persona

por el sexo al que pertenece. Por ejemplo, tradicionalmente se ha asignado a los

hombres roles de políticos, mecánicos, jefes, etc., es decir, el rol productivo; y a las

mujeres, el rol de amas de casa, maestras, enfermeras, etc. (rol reproductivo).

(INMUJERES, 2004)

Lamas (2002) señala que “el papel (rol) de género se configura con el conjunto

de normas y prescripciones que dictan la sociedad y la cultura sobre el comportamiento

femenino o masculino. Aunque hay variantes de acuerdo con la cultura, la clase social,

el grupo étnico y hasta el estrato generacional de las personas, se puede sostener una

división básica que corresponde a la división sexual del trabajo más primitiva: las

mujeres paren a los hijos y, por lo tanto, los cuidan, pero, lo femenino es lo maternal, lo

doméstico, contrapuesto con lo masculino, que se identifica con lo público. La

dicotomía masculino-femenino, con sus variantes establece estereotipos, las más de las

veces rígidos, que condicionan los papeles y limitan las potencialidades humanas de las

personas al estimular o reprimir los comportamientos en función de su adecuación al

género”. Según Lamas, el hecho de que mujeres y hombres sean diferentes

anatómicamente los induce a creer que sus valores, cualidades intelectuales, aptitudes y

actitudes también lo son. Las sociedades determinan las actividades de las mujeres y los

hombres basadas en los estereotipos, estableciendo así una división sexual del trabajo.

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Al conocer el sexo biológico de un recién nacido, los padres, los familiares y la

sociedad suelen asignarles atributos creados por expectativas prefiguradas. Si es niña,

esperan que sea bonita, tierna, delicada, entre otras características; y si es niño, que sea

fuerte, valiente, intrépido, seguro y hasta conquistador (Delgado et al., 1998)

Así, se aprenden y aprehenden los roles masculinos y femeninos en el contexto

social y cultural del cual se forma parte, contexto, a su vez internalizado en los procesos

de socialización primario y secundario; como parte del acopio común de conocimiento

de una sociedad. De esta manera se incorpora la preponderancia de lo masculino y la

subalternidad de lo femenino. Esto conforma los ingredientes esenciales de ese orden

simbólico que define las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, origen

de la violencia de género. (Maqueda, 2006).

Todas estas prácticas que atentan contra la mujer y su autonomía se basan en

modelos internalizados durante los procesos de socialización primario (en la familia) y

secundario (en la escuela); es decir se basan en el ideal tradicional de masculinidad:

autonomía, dueño de la razón, el poder y la fuerza, y en la aceptación de la mujer como

inferior y capacitada para la servidumbre y la sumisión. Es paradójico pensar que estos

modelos de socialización los promueven y reproducen las mismas mujeres en sus hijos

varones desde el ámbito familiar y luego se refuerzan en la escuela, asignando

determinados roles para niños y niñas; también aparecen en los libros de textos y en

algunas actividades que fomentan la diferencia.

1.3. Construcción de estereotipos en la sociedad.

Los roles de género son las bases sobre las que se construyen los estereotipos de

género, reflejos simples de las creencias sociales y culturales sobre las actividades, los

roles, rasgos, características o atributos que distinguen a las mujeres y a los hombres.

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Los estereotipos son concepciones preconcebidas acerca de cómo son y cómo deben

comportarse las mujeres y los hombres. (Delgado et al., 1998)

¿Cómo afectan los estereotipos de género?

Un estereotipo es un prejuicio o creencia ampliamente aceptado sobre una

persona o sobre un grupo, que suele ser una simplificación excesiva y no siempre es

preciso. Los estereotipos acerca del género pueden hacer que se trate de manera

desigual e injusta a otras personas por su género. A esto se le llama “sexismo”.

Hay cuatro tipos de estereotipos de género básicos:

 Características de la personalidad: por ejemplo, usualmente se espera que las

mujeres sean complacientes y emocionales, y que los hombres sean seguros y

agresivos.

 Comportamientos domésticos: por ejemplo, algunas personas esperan que las

mujeres se encarguen de los niños, cocinen y limpien la casa, mientras que los

hombres se encargan de las finanzas, del automóvil y de las reparaciones.

 Ocupaciones: algunas personas asumen rápidamente que las enfermeras son

mujeres, mientras que quienes se dedican a la ingeniería son hombres.

 Aspecto físico: por ejemplo, se espera que las mujeres sean delgadas y elegantes,

mientras que se espera que los hombres sean altos y musculosos. También se

espera que los hombres y las mujeres se vistan y se arreglen de forma

estereotipada según su género.

1.4. La identidad de género.

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Todas las sociedades dividen a la gente en masculino o femenino. Hay una

verdad biológica detrás de esto: diferentes cromosomas sexuales (XY, XX). Pero

muchas podrían ser las diferencias de género a los condicionamientos sociales.

La identidad de género no es un concepto simple. Por lo general se define como

si alguien piensa en sí mismo como hombre o mujer, aunque es más que eso. Incluso

esto no es una simple división binaria entre todos los seres humanos. 

Sin embargo, la identidad de género es también cómo una persona se expresa en

esa sociedad. En una sociedad que reprime la expresión de la sexualidad, esto alterará

cómo las mujeres y los hombres se ven a sí mismos. El punto importante es que la

identidad de género es a la vez «biológica» y «social».

2. CULTURA Y GÉNERO

2.1. LA CULTURA

La cultura se ha encontrado presente a lo largo de la historia y con ella se ha

podido

escribir acerca de las diferentes etapas de la vida, así como de sus diferentes

grupos humanos que caracterizaron cada época a través de sus manifestaciones

culturales, de este modo encontramos al ser humano como el eje principal de la cultura,

y su necesidad por agruparse de acuerdo a sus intereses, costumbres, tradiciones, etc. En

el cual participa activamente para mantener y transmitir su cultura de generación en

generación.

Para tener un conocimiento más amplio citaremos a García R. (1974), nos

menciona que la cultura será todo conjunto de conocimientos adquiridos; conjunto de

estructuras sociales y religiosas, así como manifestaciones intelectuales y artísticas que

caracterizan a una sociedad. Yazpik, (1971), plantea su concepto sobre la cultura que

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será “toda creación de valores, todo aporte al conocimiento” de tal manera que

entenderemos a la cultura como cualquier obra, invento o creación, que llegue a

enriquecer al conocimiento humano.

La cultura debe adaptarse a las demandas del medio material y mantenerse en

contacto con las ideas conservadoras del pasado, la tradición cultural debe transmitirse

en los grupos sociales mediante el aprendizaje de los individuos (Stenhouse L., 1997).

La cultura es un campo dinámico dentro y a través del cual entran en contacto los

individuos, está situado entre las personas que lo comparten. En cierto sentido, el

hombre siempre está solo, pero al compartir la cultura, la soledad de uno apela al otro,

porque vivir en una cultura significa ser capaz de comprender a los demás miembros de

esta cultura compartida, esto les dará la oportunidad de hacer su propia cultura a través

de la comunicación y participación de los involucrados.

La cultura según Beare H. “es un conjunto de significados, conocimientos,

símbolos y experiencias que se comparten y se expresan en los comportamientos y

prácticas de los miembros de un grupo afiliado y que les dan una definición social y un

sentido de asociación”. (Beare H. 1992, p. 225)

2.2. GÉNERO

Butler definió el género como “el resultado de un proceso mediante el cual las

personas recibimos significados culturales, pero también los innovamos” (1990).

La investigación, reflexión y debate alrededor del género han conducido

lentamente a plantear que las mujeres y los hombres no tienen esencias que se deriven

de la biología, sino que son construcciones simbólicas pertenecientes al orden del

lenguaje y de las representaciones.

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Quitar la idea de mujer y de hombre conlleva a postular la existencia de un

sujeto relacional, que produce un conocimiento filtrado por el género. En cada cultura

una operación simbólica básica otorga cierto significado a los cuerpos de las mujeres y

de los hombres. Así se construye socialmente la masculinidad y la feminidad. Mujeres y

hombres no son un reflejo de la realidad “natural”, sino que son el resultado de una

producción histórica y cultural, basada en el proceso de simbolización; y como

“productores culturales” desarrollan un sistema de referencias comunes (Bourdieu,

1997). De ahí que las sociedades sean comunidades interpretativas que se van armando

para compartir ciertos significados.

El género produce un imaginario social con una eficacia simbólica contundente

y, al dar lugar a concepciones sociales y culturales sobre la masculinidad y feminidad,

es usado para justificar la discriminación por sexo (sexismo) y por prácticas sexuales

(homofobia). Al sostenimiento del orden simbólico contribuyen hombres y mujeres,

reproduciéndose y reproduciéndolo. Los papeles cambian según el lugar o el momento,

pero, mujeres y hombres por igual son los soportes de un sistema de reglamentaciones,

prohibiciones y opresiones recíprocas.

Esto se refiere a los distintos roles, responsabilidades, atributos, capacidades y

espacios que la sociedad y la cultura asigna a las personas de acuerdo a su sexo

biológico. ¿Qué es el sexo biológico? Se refiere a las diferencias biológicas, anatómicas

y fisiológicas, entre hombres y mujeres.

2.3. RELACIÓN ENTRE CULTURA Y GÉNERO

Podemos definir la identidad de género como el conjunto de actitudes y de

rasgos que, tanto el hombre como la mujer, incorporan a sus personalidades en

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consonancia con las pautas de su cultura. Estas pautas culturales proveen al ser humano

también de los correspondientes roles de género.

El respeto de la diversidad, las tradiciones y los derechos culturales es

perfectamente compatible con la igualdad de género porque esta entraña que todas las

personas, tanto mujeres como hombres, tengan las mismas oportunidades para acceder a

la cultura, participar en ella y contribuir a plasmarla en pie de igualdad.

Cada cultura realiza su propia simbolización de la diferencia entre los sexos, y

engendra múltiples versiones de la dicotomía hombre/mujer. Lo característico de los

seres humanos es el habla, que implica una función simbolizada, y que es fundamental

para volvernos sujetos y seres sociales.

2.4. LA CULTURA DE GÉNERO

Se entiende por cultura de género aquellos elementos que determinan nuestra

manera de interpretar la distinción masculino-femenino, y que se manifiestan en dos

planos (Crawford, 2006): - El género como un proceso dinámico de representación de lo

que significa ser hombre o mujer. Esto se va construyendo a partir del transcurso de las

situaciones de la vida diaria. Así, los papeles, los discursos y las prácticas relacionadas

con el género determinan los procesos de socialización que vamos viviendo y ponen las

bases sobre las cuales creamos modelos y relaciones de género.

A partir de esta propuesta de Crawford, se interpreta que las personas vamos

elaborando y manifestando nuestra manera de comprender la cultura de género en

función de estos dos planos; en cada uno de ellos identificamos determinados recursos

culturales, que son los que van configurando nuestra “construcción personal” de la

cultura de género: cómo aceptamos la tradiciones que hemos heredado de las

generaciones anteriores, cómo caracterizamos nuestros valores, y cómo construimos

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nuestros discursos. Esta propuesta de la noción de cultura de género “resulta muy útil

para la creación de indicadores e instrumentos de medida y, muy especialmente, para la

detección de actitudes y prácticas que puedan condicionar la construcción de una cultura

de género en la escuela basada en la igualdad”. (catalán, 2009).

Las personas recibimos significados culturales, pero también los podemos

reformular cuando las normas de género recibidas dejan de ser discriminatorias. Una

significación igualitaria del género haría que proliferaran muchas maneras de ser mujer

y de ser hombre, más allá del marco binario existente y sus rancios estereotipos. Sólo

mediante la crítica y la desconstrucción de las creencias, prácticas y representaciones

sociales que discriminan, oprimen o vulneran a las personas en función del género es

posible reformular, simbólica y políticamente, una nueva definición de la persona. Un

ser humano no debe ser discriminado por el género. El género es cultura, y la cultura se

transforma con la intervención humana.

Cada cultura realiza su propia simbolización de la diferencia entre los sexos, y

engendra múltiples versiones de la dicotomía hombre/mujer. Lo característico de los

seres humanos es el habla, que implica una función simbolizada, y que es fundamental

para volvernos sujetos y seres sociales.

Descomponer el género es un proceso de subversión cultural. ¿Cómo pensar lo

impensable? Las personas recibimos significados culturales, pero también los podemos

reformular cuando las normas de género recibidas dejan de ser discriminatorias. Una

significación igualitaria del género haría que proliferaran muchas maneras de ser mujer

y de ser hombre, más allá del marco binario existente y sus rancios estereotipos. Sólo

mediante la crítica y la desconstrucción de las creencias, prácticas y representaciones

sociales que discriminan, oprimen o vulneran a las personas en función del género es

posible reformular, simbólica y políticamente, una nueva definición de la persona. Un


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ser humano no debe ser discriminado por el género. El género es cultura, y la cultura se

transforma con la intervención humana.

Todos los seres humanos nos vemos enfrentados a un hecho idéntico en todas las

sociedades: la diferencia sexual. Cada cultura realiza su propia simbolización de la

diferencia entre los sexos, y engendra múltiples versiones de la dicotomía

hombre/mujer. Lo característico de los seres humanos es el habla, que implica una

función simbolizada, y que es fundamental para volvernos sujetos y seres sociales.

El habla posee una estructura que está fuera del control y de la conciencia del

hablante individual, quien, sin embargo, hace uso de esta estructura presente en su

mente. El lenguaje es un elemento fundante de la matriz cultural, o sea, de la estructura

madre de significaciones en virtud de la cual nuestras experiencias se vuelven

inteligibles. Con una estructura psíquica que incluye al inconsciente y mediante el

lenguaje, que es universal, aunque tome formas diferentes, los seres humanos

simbolizamos la diferencia sexual. Esta simbolización hoy en día se denomina género.

Existen múltiples simbolizaciones de esa constante biológica universal que es la

diferencia sexual. Es decir, existen múltiples esquemas de género.

3. Diferencias entre sexo, sexualidad y género

3.2.1. Sexualidad

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS)

"La sexualidad es un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de su

vida. Abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la

intimidad, la reproducción y la orientación sexual. Se vivencia y se expresa a través de

pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas,

papeles y relaciones interpersonales. La sexualidad puede incluir todas estas

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dimensiones, no obstante, no todas ellas se vivencian o se expresan siempre. La

sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales,

económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales".

(OMS, 2006)

En ese sentido, podemos decir que la sexualidad va moldeándose de acuerdo a

nuestras experiencias de vida, ya que, está presente desde el nacimiento hasta la muerte,

y es por ello, que en cada etapa de nuestro desarrollo va influyendo en todo lo que

vemos, entendemos, sentimos y vivimos.

Elementos de la sexualidad. La sexualidad cuenta con diversos elementos,

entre los cuales podemos destacar los siguientes:

-Erotismo. Desde su definición corresponde a la capacidad humana de

experimentar respuestas subjetivas que evocan los fenómenos físicos percibidos como el

deseo sexual, la excitación y el orgasmo (OMS, 2000).

-Identidad de género. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la

identidad de género es “la vivencia interna e individual del género tal y como cada

persona la experimenta, la cual podría corresponder o no, con el sexo asignado al

momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo y otras

experiencias de género como el habla, la vestimenta o los modales”.

-Orientación sexual. La orientación sexual es independiente del sexo biológico

o de la identidad de género; se refiere a la capacidad de cada persona de sentir una

profunda atracción emocional, afectiva y sexual por personas de un género diferente al

suyo, de su mismo género o de más de un género, así como a la capacidad de mantener

relaciones íntimas y sexuales con personas. Es un concepto complejo cuyas formas

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cambian con el tiempo y difieren entre las diferentes culturas. Existen tres grandes

tipologías de orientación sexual:

 La heterosexualidad. Hace referencia a la capacidad de una persona de sentir una

profunda atracción emocional, afectiva y sexual por personas de un género

diferente al suyo y a la capacidad de mantener relaciones íntimas y sexuales con

estas personas.

 La homosexualidad. Hace referencia a la capacidad de cada persona de sentir

una profunda atracción emocional, afectiva y sexual por personas de un mismo

género y a la capacidad mantener relaciones íntimas y sexuales con estas

personas. Se utiliza generalmente el término lesbiana para referirse a la

homosexualidad femenina y gay para referirse a la homosexualidad masculina.

 La bisexualidad. Hace referencia a la capacidad de una persona de sentir una

profunda atracción emocional, afectiva y sexual por personas de un género

diferente al suyo o también de su mismo género, así como a la capacidad

mantener relaciones íntimas y sexuales con estas personas.

- Vínculo afectivo. La vinculación afectiva es la capacidad humana de

establecer lazos con otros seres humanos que se construyen y mantienen mediante las

emociones. El vínculo afectivo se establece tanto en el plano personal como en el de la

sociedad mediante significados simbólicos y concretos que lo ligan a otros aspectos del

ser humano. El amor representa una clase particularmente deseable de vínculo afectivo.

Dimensiones de la sexualidad. La sexualidad abarca cuatro dimensiones

básicas relacionadas y condicionadas entre ellas. Aunque no es necesario que se

experimenten ni se expresen simultáneamente, esta diversidad de condicionantes

confiere a la sexualidad de cada persona un marcado carácter personal y específico que

se manifiesta en lo que somos, sentimos, pensamos y hacemos.

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-Dimensión biológica. Comprende las características anatómicas. La dimensión

biológica tiene mucha importancia en diversos aspectos de la vida sexual, tales como la

procreación, el deseo sexual, la respuesta sexual, etc. Todos ellos son influenciados por

la anatomía sexual y la alteración física o fisiológica (del funcionamiento), puede traer

consigo distintos trastornos sexuales o enfermedades, que afectan a la vida sexual de la

persona.

-Dimensión psicológica. La mente humana tiene un papel fundamental en

nuestro modo de vivir y sentir nuestra sexualidad. La forma en la que percibimos la

belleza, nuestras ideas sobre lo bueno o malo respecto al sexo, nuestra personalidad,

nuestras convicciones, e incluso el temperamento de cada persona, son factores que

influyen de manera decisiva en nuestras relaciones sexuales. La dimensión psicológica

puede dividirse en dos: la intelectual (desarrollo cerebral que posibilita en el ser humano

capacidades y potencialidades a nivel de pensamiento y conocimiento que convierten lo

sexual de un instinto en un impulso sobre el cual puede ejercer control) y la afectiva

(capacidad humana de establecer relaciones de distinto grado de intensidad e intimidad

con otros seres de su misma especie, con los cuales se relaciona de una manera que

involucra sentimientos y sensaciones).

-Dimensión social. La dimensión social, encierra el papel que cumple la familia,

los amigos, la educación recibida en el colegio, la religión, etc, acerca de la sexualidad.

Cada sociedad establece su propio modelo para entender y vivir la sexualidad. Cada

sociedad y cada cultura establecen una normativa que tiene como finalidad regular y

controlar el comportamiento sexual de todos sus miembros y unos roles sexuales que

definen una imagen determinada de hombre y mujer. A través del proceso de

socialización, la norma, que en un inicio era externa, termina siendo interiorizada por

medio de la socialización, llegando a constituir parte de su propia personalidad. En

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relación con los roles, "La cultura condiciona las cualidades, características y funciones

que corresponden a cada sexo, y el ser humano concreto dentro de una sociedad, los

asimila a través de la socialización”. Cuando el ser humano asume su sexualidad está

asumiendo, en parte, los patrones culturales vigentes en su medio.

-Dimensión ética. La dimensión ética hace referencia al conjunto de valores que

cada uno construye individualmente a lo largo de su vida, con los cuales se

compromete, definiendo estos el ser y quehacer sexual específico de cada persona. La

base de la ética individual está en la autovaloración: el ser humano valora a los demás

teniendo como referencia el valor que se da a sí mismo. El refuerzo de la autoestima es

punto clave en la construcción de esta escala de valores.

3.3.2. Sexo. La OMS define al sexo como el conjunto de características

biológicas, anatómicas, fisiológicas y cromosómicas que definen a los seres humanos

como hombre o mujer. En el uso coloquial de muchos idiomas, este término se utiliza

haciendo referencia a un acto (actividad sexual), aunque para usos técnicos en el

contexto de la sexualidad y los debates sobre salud sexual se prefiere la definición

anterior.

El sexo es universal y estático, lo que quiere decir que sin importar la época o

sociedad todas las mujeres tienen los mismos órganos genitales, cromosomas, etc.; y del

mismo modo los hombres.

3.3.3. Género. Históricamente, el concepto de genero fue utilizado por primera

vez en las ciencias sociales en 1955, cuando el antropólogo John Money propone el

término “rol de género” para describir todos los comportamientos asignados

socialmente a los hombres y a las mujeres. En 1968, el psicólogo Robert Stoller definió

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que la “identidad de género” no es determinada por el sexo biológico, sino por las

experiencias, ritos y costumbres atribuidos a cada género. 

En los años 80, el género comenzó a ser utilizado por diversas disciplinas de las

ciencias sociales porque demostró ser una categoría útil para establecer que la diferencia

biológica se convierte en desigualdad económica, social y política entre mujeres y

hombres, colocando en el terreno simbólico, cultural e histórico los determinantes de la

desigualdad entre los sexos.

Actualmente, para la OMS, el género se refiere a los conceptos sociales de las

funciones, comportamientos, actividades y atributos que cada sociedad considera

apropiados para hombres, mujeres, niños, niñas y personas con identidad no binaria. El

género al ser producto de la interacción social también expresa relaciones de poder. Es

un concepto que varía de acuerdo al tiempo y lugar. Normalmente, cuando las personas

o los grupos ya no se ajustan a las normas, los roles, las responsabilidades relacionadas

con el género, suelen ser objeto de estigmatización, exclusión social y discriminación.

Después de definir cada término, llegamos a la conclusión de que si bien son

conceptos que se relacionan entre sí, es importante no confundirlos; ya que, mientras la

sexualidad hace referencia a la forma en la que cada persona, como ser sexual, se

desarrolla dentro de la sociedad; el sexo y el género son dimensiones que forman parte

de ella, el sexo basado en la biología y el género en el entendimiento social en base al

sexo.

4. Enfoque de género
El enfoque de género no hace énfasis en la desigualdad presente en nuestra

realidad; sin embargo, esta desigualdad lo venimos arrastrando desde décadas atrás en

inclusive siglos, dicha desigualdad que se expresa en tres campos los cuales son: la

economía; las relaciones de poder; la sexualidad. Estudios recientes demuestran como la


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enorme brecha que aún existe entre ambos sexos, como consecuencia está desigualdad

fue transformándose en discriminación y negación en el ejercicio de determinados

derechos. El enfoque de género hace hincapié en la igualdad de oportunidades que debe

de existir entre hombre y mujeres; que permite la tolerancia y valoración de la

diversidad que poseemos, sin embargo, otros grupos sociales tergiversan la información

y dan a entender al enfoque de género como lo que confundo a los infantes de nuestro

país sobre su orientación sexual, mas no es así el enfoque de género busca la igualdad,

equidad y justicia dentro de nuestra realidad peruana y específicamente ayacuchana.

En síntesis, el enfoque de género es la manera de como miramos la realidad, en

específico la realidad peruana, identificando el rol que cumple tanto la mujer como el

varón dentro de nuestra sociedad, así como las desigualdades, Relaciones de poder e

inquietudes que se producen entre ambos sexos.

En una encuesta realizada por el INEI revela que el 82% de los peruanos está de

acuerdo que se implante una política de igualdad de género, porque lo entienden como

una igualdad de oportunidades entre peruano y peruanas y conducir al país a una mejor

sociedad sin discriminación por el sexo al cual uno pertenece, implementando las

mismas en Currículo Nacional de Educación básica, del Ministerio de Educación.

El objetivo del enfoque de género consiste en buscar la construcción de

relaciones de género equitativas y justas para ambos sexos; brindar evidencias

cuantitativas y cualitativas sobre determinadas desigualdades sociales en una sociedad;

es una útil herramienta que sirve para examinar la realidad en la que nos encontramos y

las relaciones sociales. La incorporación del enfoque de género aporta a trasformar el

sistema sexo – género, lo definimos atreves de dos mecanismos; Micro, se produce en

comportamientos, valoraciones y estereotipos, Macro se da en la división sexual del

trabajo y la valoración diferencial.


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4.2. Diferencia entre sexo y género
4.2.1. SEXO

El sexo se refiere al sexo biológico de la persona. Según la OMS, el "sexo" hace

referencia a las características biológicas y fisiológicas que definen a hombres y

mujeres, mientras que el "género" se refiere a los roles, conductas, actividades y

atributos construidos socialmente que una cultura determinada considera apropiados

para hombres y mujeres. De acuerdo con esta descripción, la OMS considera que

"hombre" y "mujer" son categorías de sexo, mientras que "masculino" y "femenino" son

categorías de género. (INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA , s.f.). En síntesis,

es lo que nos define como varón o mujer. Así mismo, a los animales como macho o

hembra. A diferencia del género, el sexo no se elige, ya que está es determinada por la

naturaleza.

4.2.2. GÉNERO.

Lgarte (1994) menciona lo siguinte:

Los años afirma que no somos psicológicamente mujeres u hombres por

nacimiento, sino que antropólogos, economistas, politólogos... han ido concibiendo con

mucha mayor amplitud la categoría de género, hasta tal punto que se aprendemos a

serlo. No es automático que por tener un cuerpo de mujer seamos mujeres, sino que hay

que aprender a ser mujeres. Los sentimientos, las emociones, las actitudes femeninas o

masculinas no se heredan, sino que se aprenden. Desde la teoría de género se afirma que

las características psicológicas, económicas, sociales, culturales, jurídicas y políticas se

adquieren, y que van asociadas sexo. Todo lo que somos es un producto histórico. Esta

teoría es revolucionaria porque permite pensar que podemos cambiar cosas que

creíamos naturales. Pero el cómo, ésta es la gran pregunta. Pero percatarnos de que

somos mujeres y hombres por la manera en la que estamos insertos en las relaciones

20
económicas y sociales, por el tipo de normas que organizan nuestras vidas y por el tipo

de relaciones de poder en las que estamos inmersos por ser mujeres u hombres, implica

que la dimensión política es fundamental a la hora de plantear los cambios y

perspectivas. Resumiendo, pues, la teoría de género trata de explicar cómo se construye

el ser mujer o ser hombre sobre los cuerpos sexuados femeninos o masculinos. (pág. 3).

4.3. La inequidad de las mujeres en el perú

Desde los inicios de la república, muchos grupos sociales estuvieron excluidos

de sus derechos políticos, entre ellos, el derecho al voto y a ser elegidos: mujeres,

campesinos, obreros, trabajadores domésticos y, en general, individuos carentes de

propiedades y de educación. Las mujeres han sido las más afectadas por la inequidad en

el Perú. Esta desigualdad se dio por la desconfianza, que tenía la sociedad de aquella

época, hacia la mujer, principalmente hombres, se le consideraba en inferioridad de

condiciones: incapacidad cultural, fragilidad y sectaria religiosidad, fueron los

argumentos para justificar la no participación de la mujer en el sufragio.

Más allá de las divergencias, pues en espacios distantes y disímiles, las mujeres

fueron objeto de marginación política. Los opositores (hombres y mujeres) se centraron

en señalar que los asuntos nacionales concernían por naturaleza a los hombres y que el

lugar de las mujeres era el hogar; que la incursión femenina en la política traería el

descalabro de la familia; que el voto reflejaría los deseos de sacerdotes (supuestos

dominadores de las conciencias femeninas), antes que la voluntad de los ciudadanos;

que las mujeres no lo deseaban y que por ello no hubo grandes campañas y que el

sufragio femenino duplicaría el voto del marido. Además, razones pseudocientíficas

consideraron inferior al género femenino, con lo cual se perennizaron estereotipos; la

legislación para ampararlas las consideró menores de edad y dependientes. (Poulsen,

2016 , pág. 145)

21
4.4. La lucha de las mujeres por la igualdad

Desafortunadamente, aún queda mucho recorrido para alcanzar la plena igualdad

de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres, advierte ONU Mujeres. Por ello

es de primordial importancia acabar con las múltiples formas de desigualdad de género.

Las mujeres constituyen la mitad de la población mundial y por consiguiente la mitad de

su potencial. Para conseguir la igualdad nacen diverso movimiento uno de ellos en el

feminismo.

4.5. Caso de Lady Guillén

Rony Luís García Guzmán atacó con golpes de puño y mordeduras, causándole

diversas lesiones corporales, produciéndole la fractura de los huesos nasales, conforme

a los Certificados Médico Legales. Las lesiones fueron graves, puesto que la

cicatrización dejó huellas permanentes y visibles; además, se verificó pérdida de la

armonía y alteración de la mímica facial, según los Certificados Médico. Legales

y finalmente, se constató deformación del rostro.

4.6. ¿Qué se está haciendo para lograr la igualdad o equidad entre


hombres y mujeres?

En el Perú, la Ley N° 28983, Ley de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y

Hombres tiene como objeto establecer el marco normativo, institucional y de políticas

públicas en los ámbitos nacional, regional y local, para garantizar a mujeres y hombres

el ejercicio de sus derechos a la igualdad, dignidad, libre desarrollo, bienestar y

autonomía, impidiendo la discriminación en todas las esferas de su vida, pública y

privada, propendiendo a la plena igualdad, ayuda a mejorar como sociedad en nuestra

realidad ´peruana.

La Política Nacional de Igualdad de Género a cargo del Ministerio de la Mujer y

Poblaciones Vulnerables, entidad que lidera técnicamente su seguimiento y evaluación


22
en el marco de sus competencias y funciones. La mencionada política plantea como

estrategia la prestación de servicios priorizados que contribuyan en la reducción de las

brechas basadas en género

Resolución Ministerial N° 116-2021-MIMP, Establecer las pautas para la

elaboración o adecuación de las normas equivalentes para la implementación de los

servicios de la PNIG (La Política Nacional de Igualdad de Género), a cargo de las

entidades públicas con responsabilidad en su provisión, de manera adecuada y oportuna.

Para que de esta manera se mejores los servicios que ofrece el PNIG.

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