Material Troncal Módulo 2
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COACHING Y
LIDERAZGO EFECTIVO
Introducción
Como se explicaba en el módulo I, de nada sirve a un coach estudiar y saber de qué se trata el
coaching, si no conoce herramientas y no posee ciertas características y competencias básicas
para poder llevar a cabo un proceso.
Dentro de las sesiones de coaching se recomienda que el coach no olvide establecer un clima; sea
sincero y honesto; elimine los prejuicios, necesidades insatisfechas, deberías, podrías, agendas,
miedos; demostrar respeto ante las percepciones del coachee, su estilo de aprendizaje y su forma
de ser, proporcionar un respaldo continuo para seguir nuevas conductas exitosas, incluyendo
aquellas que supongan riesgo y miedo al fracaso; apegarse a la situación; atender; escuchar
activamente; indagar a través de preguntas y estar abierto a emociones.
Dentro de las competencias que debe aprender, está el manejar ciertas técnicas específicas, que
solo logrará dominarlas si las pone en práctica o las lleva a cabo previamente en su periodo de
formación, por lo tanto, una vez estudiado este módulo II, es necesario que los estudiantes
participen de prácticas que le permitan manejar las herramientas, pues de nada les servirán saber
que las saben, si al momento de ponerlas en práctica se quedarán pensando en cómo poner en
práctica aquello que saben, ya que de esta manera solo se evidenciaría la falta de experiencia del
coach. Sin embargo, no solo es necesario conocer y manejar las herramientas, pues lo más
importante dentro del proceso de coaching es la relación que establece el coach con el coachee,
dado que si la relación no es la adecuada, los coachee no serán capaces de reflexionar lo
suficiente, y no alcanzarán los resultados esperados.
Para lograr los fines establecidos en las sesiones de coaching, el coach utiliza distintas
herramientas y técnicas que invitan o mueven al coachee a examinar su manera de pensar y
actuar, crear estrategias para superar obstáculos, reconocer las fortalezas y recursos que le van a
apoyar en el proceso de alcanzar la meta deseada.
En un programa de Coaching cuando se habla de Herramientas se refiere a instrumentos como las
herramientas de evaluación, ejercicios de desafíos y ejercicios de relajación, entre otras. Por su
parte el término Técnica se refiere al modo como se utilizan las herramientas y deriva del
griego techne, que significa arte, y también del latín performance, que significa dar forma. En
consecuencia una técnica será el arte de usar una herramienta, o lo que es lo mismo la forma que
se utiliza.
Las herramientas y técnicas que se manejan en una sesión de coaching pueden utilizarse con
diferentes finalidades, entre las que se encuentran: evaluar las necesidades del coachee y su
organización, conocer mejor al coachee, aumentar su autoconsciencia, aumentar su gama de
opciones, desarrollar y potenciar las habilidades personales y técnicas del coachee, desafiar las
creencias y actitudes autolimitadoras, fomentar su autorresponsabilidad y autogobierno, evaluarlos
resultados de las intervenciones de coaching, entre otras.
Cada herramienta debe ser apropiada para un contexto determinado de acuerdo a las necesidades
y la agenda del coachee y la etapa en el proceso de coaching en el que se encuentre al momento
de aplicarlas. Esto apunta a que cada herramienta debe tener una evidente significación para la
tarea que se está realizando. La técnica individual que emplea el coach dependerá de su pericia y
madurez o preparación para experimentar con ella. Las herramientas y técnicas que responden a
un programa determinado y a un individuo o grupo en particular, sólo adquieren un significado
cuando se emplean en un contexto de la relación de coaching determinado. Y sólo son útiles,
cuando se eligen cuidadosamente y se aplican a una situación específica de coaching teniendo en
mente un coachee individual o un equipo en particular.
A continuación se comenzará explicando las cualidades que debe tener un coach y posteriormente
las habilidades y competencias que debe manejar si quiere llegar a ser un coache experto.
Pero antes de comenzar, debemos recordar que el rol del coach es ser un movilizado para cambiar
la visión y el hacer del coachee y de esta manera llegue a su/s meta/s. Para esto debe visualizar
en detalle los resultados esperados, ampliar los recursos existentes, construir auto-eficacia en el
coachee, reconocer sus avances, transformar los problemas en oportunidades de mejoramiento,
preguntar cómo en vez de por qué, potenciar la generación de múltiples opciones focalizadas para
el coachee, y utilizar pequeños pasos basándose en acciones factibles y específicas.
Por otro lado se encuentra William Hendricks, uno de los coach más destacados de Estados
Unidos, quien publicó en 1996 su obra: Coaching, Mentoring and Managing. En este libro explicó
de forma muy detallada cuáles son las características de un buen coach:
Empatía: según el autor, es esencial entender el punto de vista de la otra persona y para
eso, es muy importante hacer preguntas. De esta manera, el coach se involucra con los
demás y llega a entender qué sucede en el interior de cada una de las personas a las que
ayuda. Es un error asumir que ya se sabe lo que sienten o piensan los demás.
Claridad: el coach debe asegurarse que la comunicación con su coachee es muy clara. Si
no, puede suceder que la otra persona no avance o directamente asuma que debe hacer
cosas que no son las más adecuadas para la situación.
Construcción de confianza: el coach debe hacer sentir a su coachee que cree en él y en
todo lo que hace. Es muy importante remarcar los éxitos que se obtienen y reconocer la
excelencia tras cada victoria.
Feedback: la retroalimentación es fundamental para conseguir el éxito. Los coach han de
acompañar al coachee a establecer una dirección y alcanzar el objetivo marcado, para ello
han de mostrar los ejercicios adecuados que permita al coachee potenciar sus habilidades.
Paciencia: esta cualidad es la base. El coach debe dejar pensar y reaccionar al coachee,
así mejorará la confianza mutua y la seguridad de la persona que quiere mejorar.
Confidencialidad: es la que marca la diferencia de un buen coach y la esencia de la
credibilidad y la confianza. Sobre ella se construye la mejor relación entre coach y coachee.
Respeto: es la suma de la actitud hacia el coachee y la implicación del coach. Una persona
que actúa como guía de otra puede demostrar mucho respeto hacia ello, pero si luego no se
implica, no le ayuda, no tiene paciencia y no comparte las metas, no está mostrando
respeto.
Mutualidad: para que la relación entre coach y coachee funcione es necesario que existan
unas metas comunes y se tenga el compromiso de trabajar para conseguirlas.
Sin embargo, también existen más cualidades que debe tener un coach, tales como:
Llevarse bien con todo tipo de personas.
La voluntad de ayudar a la gente y de sacar lo mejor de ellos.
Ser objetivo y no tener prejuicios.
Capacidad de motivar, estimular e inspirar a sus clientes.
Excelentes habilidades de resolución de problemas.
Capacidad de encontrar soluciones a los problemas.
Una personalidad curiosa y analítica.
Un trato y naturaleza empática.
Se han señalado las cualidades y habilidades claves de un coach, sin embargo, también existen
conductas claves que debe llevar a cabo, estas son:
Crear y sostener rapport y sintonía.
Escucha activa.
Preguntas efectivas.
Uso efectivo de la retroalimentación.
Valorar y visualizar posibilidades futuras.
Todas estas conductas se irán encontrando en los puntos siguientes de este módulo.
Pero un coach de calidad, no solo debe poseer ciertas cualidades y habilidades, y llevar a cabo
ciertas conductas, también debe desarrollar ciertas competencias que a continuación se detallarán.
9. Diseñar acciones - Habilidad para crear con el cliente oportunidades para desarrollar el
aprendizaje continuo, tanto durante el coaching como en situaciones de la vida o el trabajo,
y para emprender nuevas acciones que conduzcan del modo más efectivo hacia los
resultados acordados.
Capacidad de crear oportunidades de aprendizaje continuo con el cliente durante el coaching y en
el trabajo y la vida en general. Esta competencia se refiere a la labor del coach que debe facilitarle
al coachee el conocimiento de nuevas acciones que conduzcan de la forma más eficaz a los
resultados pactados del coaching. De esta manera, el coach ayuda al coachee a definir nuevas
acciones que le permitan demostrar, profundizar y adquirir nuevos aprendizajes. También
compromete al cliente a explorar nuevas ideas y situaciones alternativas, promocionando
oportunidades para el aprendizaje experiencial.
a) Desarrolla ideas conjuntamente y ayuda al cliente a definir acciones que permitan al cliente
demostrar, practicar y profundizar en nuevos aprendizajes.
b) Ayuda al cliente a enfocarse y explorar sistemáticamente las preocupaciones y oportunidades
específicas claves para alcanzar las metas.
c) Compromete al cliente a explorar ideas y soluciones alternativas, a evaluar opciones y a tomar
decisiones relevantes.
d) Promueve la experimentación y el auto-descubrimiento activos, en los cuales el cliente aplique lo
que ha sido discutido y aprendido inmediatamente después de las reuniones de coaching, bien en
su vida o en su trabajo.
e) Celebra los éxitos del cliente y las capacidades de crecimiento en el futuro.
f) Desafía las presunciones y perspectivas del cliente provocando nuevas ideas y encontrando
nuevas posibilidades para la acción.
g) Plantea y defiende puntos de vista que estén en concordancia con las metas del cliente y le
invita a que los considere sin ningún compromiso por su parte.
h) Ayuda al cliente a “hacerlo ahora” en la sesión de coaching, aportando apoyo inmediato.
i) Anima al cliente a ir siempre más allá y aceptar desafíos pero a un ritmo cómodo para el
aprendizaje.
10. Planificar y establecer metas - Habilidad para desarrollar y mantener con el cliente un
plan de coaching efectivo.
Es la capacidad de desarrollar y mantener un plan efectivo de coaching con el coachee. El coach
consolida la información recogida y establece un plan de coaching para lograr los objetivos. Los
objetivos son alcanzables, medibles, específicos y se consiguen en un tiempo determinado. El
buen coach posee la capacidad de hacer ajustes a lo planificado y ayuda al cliente a acceder a los
recursos necesarios para la adquisición y cumplimiento de metas.
a) Consolida la información recogida y establece un plan de coaching y metas de desarrollo con el
cliente que tratan sus preocupaciones así como las principales áreas de aprendizaje y desarrollo.
b) Crea un plan con resultados que son alcanzables, medibles, específicos y con fechas
determinadas.
c) Hace ajustes a lo planificado, en función de lo que se justifique por el proceso del coaching y por
los cambios en la situación.
d) Ayuda al cliente a identificar y acceder a diferentes recursos para aprender (por ejemplo: libros,
otros profesionales,...)
e) Identifica y apunta los primeros éxitos que son importantes para el cliente.
En los siguientes puntos, se ahondará en la relación entre el coach y el coachee, la escucha activa,
preguntas efectivas o preguntas poderosas y técnicas específicas.
Uno de los aspectos principales para desarrollar un buen proceso de coaching, es que el coach
trabaje en el contexto de la relación que establecerá con su coachee, para ello hay que tener
presente que:
La relación está destinada al aprendizaje, ya que se espera que el coachee realice cambios en las
brechas que presente; además, que para que el cambio ocurra, se debe desarrollar una relación
basada en tratos, acuerdos y responsabilidades; que el coach se vuelva fans de su coachee ya
que debe confiar en él, por lo tanto se relacionan como partners; y por último, en ningún caso el
coach actúa como experto, autoridad o como quien tiene las respuestas a los problemas. Es
importante tener en cuenta que coach y coachee son colaboradores en la relación, por lo que la
diseñan y la rediseñan a medida que se desarrolla.
Otro elemento a tomar en cuenta respecto de la construcción del contexto de la relación, es tener
presente que el coachee está formado por todo lo que lo rodea, es decir, por su cultura,
relaciones, redes, valores, competencias, preferencias, información, conocimientos, entre otros.
En cuanto al contexto de las relaciones en coaching, se explica que este debe ser seguro y
desafiante para el coachee, es decir, con posibilidades de asumir riesgos. Respecto a las
características que debe tener la relación de coaching Kimsey-House, H. ; Kimsey-House, K. ;
Sandahl, P. & Whitworth, L. (2014) en su libro Coaching Co-activo, señalan que existen 5
cualidades contenedoras que deben desarrollarse:
1. Confidencialidad:
Dentro de toda relación de 2 o más que establecen una conversación con el fin de ayudar, debe
existir confidencialidad, de lo contrario, es probable que el que pide o no, la ayuda, no logre hablar
de sus profundidades o con honestidad. Es por ello, que el coach, por sobre todo debe resguardar
la confidencialidad de lo que habla y trabaja con el coachee. Que éste último se logre convencer de
la confidencialidad, dependerá del coach y de cómo establezca las bases iniciales del coaching, a
través del acuerdo.
2. Confianza:
La confianza entre coach y coachee se logrará con pequeñas acciones, como responder a los
compromisos, demostrar que se puede contar con él, que la relación da frutos, entre otros. Lo
importante es que esta confianza debe ser mutua. Pero lo principal, es que el coach crea en su
coachee, porque si realmente no cree en él, es mejor que no siga adelante con el proceso.
La construcción de confianza se puede lograr realizando auto- revelaciones, es decir, revelando
información privada, haciendo contacto visual y mostrando confianza en el otro.
Otro elemento a tomar en cuenta es que la confianza es más fácil de establecer cuando sus límites
están claramente definidos y se comparten, por eso, siempre es bueno definir quién lo hará,
referente a qué responsabilidad y por cuánto tiempo lo hará.
3. Decir la verdad:
Este elemento tiene que ver con que en el proceso de coaching, es importante que el coachee se
sienta libre de juicios por parte del coach, con el fin de que el coachee logre sentirse tranquilo y
seguro para decir la verdad de lo que realmente ha hecho, o dicho, o no hecho, o no dicho.
4. Apertura y amplitud:
El autor señala que “se trata de un lugar en el que los clientes puedan respirar, experimentar,
fantasear y diseñar estrategias sin limitaciones”. En palabras sencillas se refiere a que en la
relación, el coach debe propiciar la apertura del coachee, pero además debe ayudar a la amplitud
de la relación, de modo que el coachee logre moverse hacia los resultados que desea alcanzar,
disponiendo múltiples canales para lograrlo.
5. La alianza diseñada:
Según el modelo de coaching co-activo, el diseño de la alianza creada entre coach y coachee,
consiste en determinar juntos ¿qué condiciones se requieren para trabajar juntos de una manera
eficaz? O reconocer cuáles son los obstáculos existentes o potenciales, o ¿qué nos está
resultando y qué no?
Casado (2003) remarca la importancia de que el coach genere confianza, autoestima y
conocimiento, sea prudente y al mismo tiempo, proponga retos, sea motivador, observador y no
juzgue.
El desafío de todo coach es lograr sintonizar con el coachee y crear este ambiente de calidez y
confianza desde el primer encuentro. Para esto una de las técnicas que favorecen el desarrollo
consciente de la empatía y la comunicación es el rapport. Esta es una relación entre dos o más
personas que están en sintonía porque se sienten similares y/o se relacionan bien entre sí. Puede
ser aprendido y practicado para mejorar la comunicación, aunque muchos lo usan de manera
intuitiva.
A través del rapport, se busca generar un clima de confianza, credibilidad, interés y establecer
semejanzas con el cliente con el fin de crear un ambiente de confianza y cooperación mutua, este
se da principalmente en los primeros momentos de un encuentro. Para poder crear un rapport, se
deben establecer los siguientes puntos:
La escucha activa indica, a escuchar activamente y con conciencia plena. Por tanto, la escucha
activa no es oír a la otra persona, sino estar totalmente concentrados en el mensaje que el otro
intenta comunicar. Es una habilidad que puede ser adquirida y desarrollada con la práctica.
Por lo tanto, todo coach de calidad, requiere saber escuchar activamente. Para comprenderlo en
profundidad, se presentará la idea de Solar (2012) respecto a los cuatro niveles de escucha que se
dan en un proceso de coaching.
Escucha
completa
Escucha participativa:
Comenzamos a involucrarnos en
la comunicación y escuchamos de
forma intermitente. La persona
está y no está, pues participa,
pero se distrae.
Escucha superficial:
Damos la impresión de que escuchamos, pero
no estamos ni presentes, ni atentos a la
conversación dado que la escucha está
nublada por las distracciones o el interés
puesto en otra cosa u objeto.
Un coach que usa la escucha activa se encuentra en los niveles 3 y 4. El nivel de escucha
completa, permite al coach hacer resonancia con el coachee, llegando al punto de sentir lo que
está sintiendo. Este nivel más profundo es la puerta de entrada a la empatía y se utiliza en los
momentos de silencio.
Los obstáculos que pueden impedir alcanzar los niveles de escucha activa son:
Asuntos personales o situaciones por resolver.
Ambiente ruidoso.
Vulnerabilidad.
Diferencias culturales.
Monopolizar la conversación.
Ansiedad por parte del coach.
En el proceso del diálogo de coaching, es más importante saber escuchar que preguntar, ya que la
palabra del coach dependerá de la calidad de escucha que preste a su coachee. Sin embargo,
preguntar es una forma activa de escuchar, puesto que haciendo la pregunta correcta el coach
podrá escuchar lo invisible y traer a la luz lo que está oculto (Solar, 2012).
Conocer qué ha hecho el coachee para resolver un problema o cómo cree que puede
resolverse.
Animar al interlocutor a que sea específico.
Intercambiar ideas.
Redactar objetivos concretos para mejorar el desempeño y establecer compromisos.
Explorar nuevos recorrido, invitar al coachee a experimentar con nuevos modelos, formas
de hacer las cosas, e incluso identificar nuevas metas o resultados.
Revelar información sensible, pero necesaria para un beneficio máximo en la relación.
Evita aconsejar y dar órdenes.
Preguntar en vez de decir se halla en la base del coaching. Cuando se hacen preguntas,
especialmente de índole personal, te orienta en una dirección particular para que encuentres una
respuesta. Por eso, la mejor manera de generar conciencia y responsabilidad personal en otra
persona, es formulándole preguntas. Sin embargo, no cualquier tipo de pregunta sirve.
Las preguntas efectivas son aquellas que iluminan los aspectos del coachee que hasta el momento
le eran desconocidos, ayudándole a encontrar respuestas que le permiten descubrir su suelo,
explorar posibilidades, motivarlo a la acción y obtener los resultados esperados. Estas preguntas
son el timón que entrega dirección al proceso de coaching y las que abren la puerta al
conocimiento interno y a la creatividad (Solar, 2012).
De acuerdo con la ICF (2017), una pregunta poderosa refleja una escucha activa y un
entendimiento de las perspectivas del cliente y lo lleva a descubrir, profundizar, comprometerse,
tomar acción, ganar claridad, abrir posibilidades o aprender cosas nuevas.
Por ejemplo, las preguntas abiertas, permiten que el coachee entregue respuestas descriptivas
para fomentar la conciencia, por lo tanto, son mucho más efectivas para generar conciencia y
responsabilidad personal en el proceso de coaching, pero ya hablaremos detenidamente de eso.
En el proceso de coaching, las preguntas sirven para solicitar información para comprender la
situación y manera de percibir del coachee, y para guiar el análisis, la observación de diferentes
puntos de vista y la profundización en el significado de aspectos que el coachee pasa por alto.
En el coaching co-activo se habla de preguntas poderosas que dejan a las personas boquiabiertas,
por lo que suele producirse un silencio súbito. Estas pueden encajar en cualquier sitio y en todas
las etapas de un proceso de coaching. Para poder utilizarlas, en algunas ocasiones el coach debe
estar dispuesto a interrumpir. Estas preguntas muchas veces resultan más sencillas y profundas.
Pucheu (2016) señala que por regla general es mejor preguntar ¿cómo…? Que preguntar
¿qué…?, por ejemplo, “¿cómo fue su experiencia’” genera más posibilidades de explorar la
situación que la pregunta “¿por qué ocurrió eso?”, que tiende a generar teorizaciones o
confabulación, alejando al coachee de su experiencia.
Según Whitmore (2015) las preguntas más efectivas empiezan con palabras que buscan
cuantificar o reunir datos, los términos qué, cuándo, quién, cuánto, etc. El por qué se desaconseja,
pues implica crítica y el coachee podría ponerse a la defensiva. La mejor forma de formular los
porqués es “¿qué motivos…? y los cómo, ¿qué medidas?, estas preguntas generan respuestas
más específicas y ligadas a los hechos.
Por otro lado, las preguntas deben ser amplias al principio para dar paso a la profundidad o
centrarse en los detalles, esto permitirá que el interés del coachee se mantenga y aumente su
conciencia.
Las preguntas abiertas son aquellas planteadas de manera que la persona que responde puede
escoger sus propias alternativas en la respuesta. Normalmente empiezan con pronombres
interrogativos, como ¿Quién, qué, dónde, cuándo, por qué, cómo, cuánto o para qué?.
Las preguntas cerradas son aquellas que incluyen una alternativa, pudiendo responderse
asintiendo o negando, o sí o no. Estas pueden ser entendidas como evaluaciones de afectos o
acciones, por lo que se evita realizarlas a menos que estemos seguros de que no afectarán la
ansiedad del coachee. Las preguntas cerradas es conveniente usarlas para marcar alguna
creencia o emociones que el coachee puede olvidar o desvalorizar y que el coach quiere que tenga
en cuenta.
Cuadro tomado de Kimsey-House, H.; Kimsey-House, K.; Sandahl, P., Whitworth, L. (2014).
Cerrada Abierta
¿Consideras esta estrategia eficaz? ¿Te parece que esta estrategia es eficaz?
¿Hay algo más que aprender aquí? ¿Cómo puedes duplicar el aprendizaje en esta
experiencia?
Da la sensación de que no sabes cuál de las ¿Qué otra opción tendrías además de las dos
dos opciones elegir. ¿Es eso cierto? que ya estás viendo?
Por lo tanto, las preguntas que sugieren ya la respuesta, deben evitarse. Es preferible que el coach
le diga a su coachee que tiene una sugerencia que hacerle, en lugar de manipularlo. También se
deben evitar las preguntas con críticas implícitas.
El coach renuncia a su pretensión de destacarse señala Del Solar (2012), y mantienen una postura
de reserva, con el fin de crear de manera inteligente un ambiente en el cual el coachee manifieste
su creatividad y autonomía. El coach entonces, es quien crea el escenario adecuado para que el
coachee actúe, se desenvuelve y establezca un diálogo consigo mismo. El coach ayuda al
coachee a desplegar sus alas, pero no puede ni debe volar por él.
¿Por dónde comenzar?, el principio básico es que las preguntas han de seguir el interés y la línea
de pensamiento del coachee, dado que el coache debe confiar en que su coachee puede descubrir
su interés, o el rumbo necesario. Cuando hayan explorado sus intereses, estarán mucho más
presentes y podrán centrarse en lo que aparezca como el mejor camino hacia adelante. En el caso
de que el coachee esté intentando evitar un tema, se sugiere que el coach con el fin de que siga
entregándole responsabilidad en el proceso empiece con una afirmación seguida con una pregunta
“Me he dado cuenta de que no has mencionado…¿hay algún motivo en especial para ello?”.
Dado que las preguntas son la principal forma de orientación al coachee, al hacerlas se debe
considerar la secuencia de temas que es conveniente abordar. Por esta razón, es conveniente
realizar una revisión general de temas y ámbitos antes de profundizar en un tema que puede
afectar o impedir el resto del análisis.
Otros puntos muy importantes son que el coach debe estar muy atento a las respuestas que le da
su coachee, pues si no lo hace, además de perder la credibilidad, no sabrá qué preguntar a
continuación; estar muy atento al tono de voz del coachee porque revela sus emociones y observar
el lenguaje corporal del coachee.
No se debe olvidar que las preguntas son efectivas o poderosas cuando las palabras están “vivas”,
es decir, cuando involucran la consciencia, la corporalidad y la emotividad del coach. Sin embargo,
también serán poderosas, solo si el coachee está preparado para recibirla, es decir, tiene la
apertura y disposición mental y emocional para asimilarla.
Por último, es conveniente focalizar lo más posible las preguntas en los escenarios y desafíos
actuales y futuros, limitando la revisión de las teorías sobre el pasado a aquellos temas en los que
se puede lograr un aprendizaje que no es posible de otra manera.
A continuación presentamos las preguntas útiles propuestas por Whitmore (2015) para ir
practicando:
“¿Qué más?”, al final de la mayoría de las respuestas, invita a seguir hablando. El silencio,
permite que el coachee piense.
“Si supieras la respuesta ¿cuál sería?”, no es una pregunta tan absurda como parece, ya
que permite al coachee superar su bloqueo.
“¿Qué consecuencias tendría eso para ti y para los demás?”
“¿Qué criterios utilizarías?”
“¿Qué es lo más difícil o lo más duro de esta situación para ti?”
“¿Qué consejo le darías a un amigo en tu misma situación?”
“Imagina que pudieras hablar con la persona más inteligente que conoces, ¿qué crees que
diría?”
“No se me ocurre nada más al respecto, ¿y a ti?”
“¿Qué ganarías o qué perderías con ello?
“Si alguien dijera o te hiciera eso, ¿qué sentirías, pensarías o harías?”
Cuanto más sencillas y directas sean las preguntas poderosas que hagas, mejor. Una pregunta
compuesta obligará al coachee a extraer la esencia de la pregunta para poder contestar, lo cual
puede ser malo, pues se perderá intentado imaginar cuál era el objetivo de la pregunta.
La técnica del reloj de arena tiene 3 momentos donde el coache utiliza diferentes tipos de
preguntas:
Primer momento: el coach puede utilizar preguntas abiertas o exploratorias para tener una idea
más clara del asunto a trabajar.
Segundo momento: el coach utiliza preguntas más dirigidas y focalizadas, además lo ayuda a
centrarse en lo que puede ser más importante o prioritario.
Tercer momento: el coach le permite profundizar o explayarse sobre lo que le preocupa en
relación a ese punto.
2.5.1.- Reflejo:
Una herramienta fundamental para el proceso de coaching es el reflejo, el cual permite que el
coachee se asegure de que el coach lo escucha y entiende, y le permite al coach comprobar la
veracidad de lo que ha dicho el coachee. Para esto, el coach, por muy claro que vea lo que dice el
coachee, vale la pena que repita de vez en cuando lo que le va diciendo. Por lo tanto, lo que hace
el coach es devolver de una manera dinámica la situación que percibe del coachee.
De acuerdo con Pucheu (2012), es necesario comenzar los reflejos con “si entiendo bien…”, “tengo
la impresión…” y luego expresar lo que el coachee piensa, siente o cree del relato que expresa.
Normalmente tiene forma de una síntesis, en la que se mencionan de una manera socialmente
adecuada las emociones que el coachee puede estar sintiendo y sus causas, tal como él o ella las
percibe desde los roles y valores que se atribuye. Cabe señalar que no es una repetición, ni un
resumen, ya que si bien alude a lo señalado por el coachee, su foco está en explicitar los
elementos implícitos que pueden estar fuera de la conciencia o que no se consideran socialmente
adecuados.
Un reflejo cuanta con 2 componentes: primero señalar las emociones expresadas por el otro, y
segundo, resumir las causas de estas emociones desde el punto de vista del cliente. Por ejemplo,
el coachee señala “estoy aburrido de tratar que Juan me ayude a realizar este trabajo”.
ETAPAS EJEMPLO
1.- Señalar las emociones expresadas por el “Me doy cuenta de que te sientes muy molesto”
otro.
2.- Resumir las causas. “…porque sientes que Juan te está cargando
con su parte del trabajo”
3.- Señalar las emociones expresadas por el “…y uno también podría estar preocupado…”
otro.
4.- Resumir las causas. “…porque esto siga así”
“¿Puedo interrumpirle?”,
“¿Puedo hacerle una pregunta?”,
“¿Puedo expresar mi percepción personal?”,
“¿Puedo decirle cómo me siento?”,
“Me gustaría decirle lo que pienso, ¿puedo?”.
"¿Podría hacerle una pregunta desafiante sobre este asunto?"
Es útil expresar las percepciones cuando el coach siente que el comportamiento del coachee
podría estar revelando actitudes de las que no es consciente o sentimientos que escapan a su
percepción. Esta habilidad es útil cuando el coach ha observado cambios en el tono de voz del
coachee, ritmo, postura, movimiento corporal, etc, que podrían estar relacionados con el contenido
del diálogo. Siempre que ofrezca estas interpretaciones, el coach debería dar claramente al
coachee la oportunidad o el permiso para discrepar o para modificar su percepción.
Lo importante a tener en cuenta es que los mensajes del coach para que sean parte de una
comunicación efectiva, deben ser: significativos, clarificadores, directos, consistentes, oportunos,
ajustados al contexto, positivos, movilizadores, etc.
No obstante, hemos de tener cuidado. En el caso de que el coach se tome demasiado tiempo para
expresar un ejemplo o una metáfora más larga, el coachee podría ver interrumpida su cadena de
pensamientos y el proceso de coaching podría verse afectado. El coach no debería expresar
asociaciones personales que podrían interrumpir el ritmo de trabajo del cliente poniéndole en una
actitud pasiva o receptiva.
2.5.7.- Humildad:
A la hora de utilizar algunas de las habilidades mencionadas, como la reformulación del discurso
del coachee, expresión de sentimientos o aportación de percepciones, el coach debería recordar
que está entrando en el territorio personal del cliente. Estas intrusiones requieren respeto y una
actitud plenamente humilde:
Centrarse en el objetivo.
Poner foco en la acción.
Valorar y reconocer los logros y fortalezas.
Tener en cuenta los problemas y brechas como oportunidades.
Tener precisión en el análisis de la conducta y de la situación.
Debe ser descriptivo y con ejemplos concretos.
Facilitar el análisis de la retroalimentación.
¿Qué estaría ocurriendo hoy en tu vida si hubieras logrado este objetivo hace 2 meses
atrás?
Imagina que lograste el objetivo ¿cómo hiciste para lograrlo?
¿Tienes una persona referente?, ¿cómo lograría él o ella el objetivo?
Kimsey-House, H.; Kimsey-House, K.; Sandahl, P., Whitworth, L. (2014). Coaching Co-
Activo. Buenos Aires: Paidós.
ICF- España (2012). Estudio Mundial de Coaching. Extraído el día 20 de Julio de 2016 desde
http://www.icfchile.cl/competencias-del-coach/
Solar, S. (2012), Coaching Express, los orígenes de un nuevo estilo, Chile: Cóndor Blanco.