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SEPTENARIO

DE LOS DOLORES
DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
o><K^o^o

Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica.

TIp. Sánchez & de t¡uise.


SEPTENARIO
DE

LOS DOLORES
DE LA
SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

Estaba juftto a la Cruz,


La Madre de gracia hermosa,
Afligida y d^orosa
Viendo pendiente a Jesús.

Allí fué sualma en rigor
Cruelmente traspasada,
Con la más aguda espada
De la pena y del dolor.

Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica.

GUATEMALA, A. C.

TIPOGRAFÍA SÁNCHEZ & DE GUISE


8? Avenida Sur, N? 24.

1916
ACTO DE CONTRICION
Ante vuestra adorable majestad,
Jesús mío, humildemente postrado,
lleno de confusión por vuestra infinita
bondad y la gravedad de mis pecados,
conozco y confieso que vos sois el
único y verdadero Dios de mi alma,
digno 13 or tanto de ser infinitamente
amado, mientras yo ingrato y desco-
nocido con mis innumerables culpas
os he ofendido. ¡Oh! Si hubiese mil
veces perecido antes que haberos una
sola vez ofendido, amabilísimo Jesús
mío! Piedad y perdón os pido con
todo el corazón; arrepentido y con-
trito, cual hijo pródigo deseo volver
a vuestro amorosísimo seno por medio
de la confesión sacramental también
;

con vuestro auxilio, protesto con firme


propósito no ofenderos más en ade-
lante. Escuchadme por vuestra gran
piedad. Dios mío, y por los méritos de
vuestra amantísima y dolorosísima

Madre la Virgen María. Amén.
—4—
ORACION
Oh Virgen María, Madre dolorosa,
¡

la más afligida de todas las madres


del mundo! postrado a vuestros pies
os suplico por vuestros dolores, y los
de vuestro amado Hijo cruciñcado
por mí, que me alcancéis perdón de
mis culpas, gracia para no pecar más
y el favor que pido en este santo
e j ercicio.-^Amén.

*
PRIMER DOLOR
Profecía de Simeón

¡Oh Madre afligida! por el dolor


que padecisteis presentando a vuestro
Hijo en el templo, al oír a Simeón
que había de traspasar vuestra alma
una espada de dolor; suplicóos. Se-
ñora, me déis gracia para que, puri-
ficada mi alma con una verdadera
penitencia, pueda ser presentada ante
Vos en el templo de la gloria. Amén.—
Padrenuestro, Avemaria y Gloria
Patri. .
—5—
SEGUNDO DOLOR
La huida a Egipto

jOli Madre afligida! por el dolor


que tuvisteis cuando por el aviso del
ángel a vuestro esposo San José fuis-
teis obligada a huir de Nazareth a
Egipto con vuestro Hijo Jesús, a
quien perseguía Herodes para darle
muerte; sujdIícoos, Señora, me deis
gracia para huir de las o(?ksiones de

ofender a Dios. Amén. •
Padrenuestro, etc. •

TERCER DOLOR
El Niño perdido

¡Oh Madre afligida! por el dolor


que tuvisteis, al ser privada por tres
días de vuestro tierno Hijo Jesús,
perdido al regresar del templo para
vuestra pobre casa; suplicóos. Se-
ñora, me déis gracia para que le bus-
que hasta hallarlo en el templo de mi

alma. Amén.
Padrenuestro, etc.
2
—6—
CUARTO DOLOR
En la calle de la amargura

jOli Madre afligida! por el dolor


que tuvisteis viendo a vuestro Hijo
cargado cou la pesada Cruz en el
camino del Calvario; suplicóos Se-
ñora, me deis gracia para que le siga,
llevando con paciencia la cruz de mi
estado, h^sta al ñn de mi vida.
Amén.
Padrenuestro^ etc.

QUINTO DOLOR
En la crucifixión

¡Oh Madre afligida! por el dolor


que tuvisteis viendo crucificar a vues-
tro Hijo, vertiendo sangre de todo su
cuer]Do herido y clavado de pies y
manos; suplicóos. Señora, me deis
gracia para que, mortificando mis pa-
siones, viva siempre crucificado con
Cristo. —
Amén.
Padrenuestro, etc.
—7—
SEXTO DOLOR
Descendimiento de la Cruz

¡Olí Madre afligida! por el dolor


que tuvisteis cuando al pie de la Cruz
visteis exi3irar a vuestro Hijo y lo
recibisteis todo llagadoen vuestros
brazos; suplicóos, Señora, me deis
gracia ¡Dará que en la Santa Comu-
nión lo reciba dignamente.—Amén.

Padrenuestro, etc.

SEPTIMO DOLOR
La sepultura de Jesús

¡Oh Madre afligida! por el dolor


que tuvisteis acompañar y sepultar
al
el santísimo Cuerpo de vuestro Hijo,
quedando sola y llena de amargura;
suplicóos. Señora, me deis gracia
para aborrecer el loecado y vivir
muerto a los gustos y placeres del
mundo. —Amén.
Padrenuestro, etc.
ORACION
Madre mía dolorosísima, ya que en
13ersona de San Juan nos adoptásteis
por hijos al pie de la Cruz, a costa
de dolores tan acerbos, mostrad que
sois nuestra amorosa Madre y alcan-
zadnos de vuestro santísimo Hijo la
gracia que os pedimos y la de vivir
siempre en su santo servicio para
merecer silabaros eternamente en la
gloria. J^mén.
• PRECES
A LA SANTÍSIMA VIRGEN DOLORIDA
Santa María. !S3
Santa Madre de Dios. C
Santa Virgen de las vírgenes.
Madre crucificada. >
Madre dolorosa.
Madre lacrimosa. O
Madre afligida.
Madre desamparada. O
Madre desolada. (SI

O
Madre privada de su Hijo.
Madre traspasada con el cuchillo.
O
Madre llena de penas. w
— —
9

Madre llena de angustias.


Madre fija con el corazón a la cruz.
Madre tristísima.
Fuente de lágrimas.
Cúmulo de dolores.
Espejo de paciencia.
Roca de constancia.
Ancla de confianza.
Refugio de los desamparados.
Defensa de los oprimidos.
Vencedora de los incréduloS.
Consuelo de los miserables^
Medicina de los enfermos.»
Fortaleza de los débiles.
Recurso de los afligidos.
Puerto de los náufragos.
Modelo de las niñas.
Terror de los que asechan.
Tesoro de los fieles.
Ojo de los profetas.
Báculo de los Apóstoles.
Corona de los mártires.
Luz de los confesores.
Margarita de las vírgenes.
Consuelo de las viudas.
Alegría de todos los Santos.
— 10 —
Míranos, líbranos y sálvanos de
todas las angustias en virtud de Je-
sucristo. —Amén.
Imprime, Señora, tus llagas en mi
corazón para que en ellas lea el dolor
y el amor dolor para sostener por Tí
:

todo dolor amor para despreciar por


;

Tí todo amor.

ORACION
A LA SANTÍSIMA VIRGEN MAEÍA
( DE LOS DOLORES
(Sa7i Buenaventura)

¡Oh dulce Virgen María! por esa


espada de dolor que ha atravesado
vuestra alma cuando visteis a vuestro
amadísimo Hijo levantado en la Cruz,
desnudo, clavado en un patíbulo in-
fame, cubierto de heridas y golpes,
dignáos obtener que nuestro corazón
se vea penetrado por la espada de
compi.mción y herido por el amoi
divino. ¡Virgen santa! por esos tor-
— 11 —
mentos inexplicables que sufristeis
sin quejaros cuando en pie, al lado
de la Cruz, oísteis a vuestro Hijo
recomendaros a San Juan, lanzar un
gran grito y exhalar su espíritu en
las manos de Dios su Padre, soco-
rrednos en nuestras postrimerías.
Cuando nuestra lengua no pueda ya
invocaros, cuando nuestros ojos se
cierren a la luz y nuestros #ídos a los
rumores del mundo cuando nuestras
;

fuerzas nos abandonen, acordáos, oh ¡

misericordiosísima María de las ora-


!,

ciones que ahora decimos en vuestra


presencia y que dirigimos a vuestra
bondad; socorrednos en esa hora de
peligro extremo y dignáos presentar
nuestra alma a vuestro divino Hijo
a fin de que en consideración a vues-
tras plegarias, la libre de cualquier
suplicio y la haga entrar en el deseado
reposo de la celestial patria. ¡Virgen
purísima! por esos profundos gemi-
dos que se escaparon de vuestro pecho.
— 12 —
que desbordaba de amargura cuando
recibiendo en vuestros brazos a vues-
tro amado Hijo desclavado de la Cruz,
contemplábais su rostro, antes tan
hermoso y entonces desfigurado por
los tormentos y la muerte, y su cuerpo
adorado cubierto de heridas, haced,
os ruego, que lloremos nuestras faltas
y que la penitencia cure las llagas de
nuestros ;pecados, para que en la hora
en que la muerte haga de nuestro
cuerpo un objeto repugnante para los
hombres, nuestra alma, resplande-
ciente de belleza, merezca recibir, en
los transportes del amor divino, el
beso del dulcísimo Jesús, vuestro Hijo

y nuestro Señor. Amén.

ORACION
¡ Oh Dios, en cuya pasión la espada
del dolor, según la profecía del vene-
rable Simeón, atravesó la dulcísima
alma de la gloriosa Virgen María y

— 13 -
Madre vuestra concedednos benigno
!,

que que celebramos con veneración


los
la memoria de su transfixión y de sus
dolores, nos aprovechemos de ella, y
por los méritos e intercesión de todos
los Santos que fielmente han perma-
necido junto a la Cruz, consigamos
los dichosos frutos de vuestra pasión.
Vos que vivís y reináis ,con Dios
Padre en unidad del Espíritu Santo,
por todos los siglos de los siglos.
Amén.

Una Salve a la Santísima Virgen


María de los Dolores por las necesi-
dades de la Santa Iglesia.
f

c
— 15 —

Seminario de San José de Costa-Rica,


10 de Enero de 1891.

He examinado el Septenario de los


Dolores de la Santísima Virgen María
y no encuentro nada que se oponga a
la fe católica y la sana moral.

Dr. Carlos í'r. Gey.

Palacio Episcopal, San José,


Julio 29 de 1891.

En vista del examen que se precede,


imprímase.

Antonio del C. Zamora,


Vicario General.
c
f

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