Infancia Idilica
Infancia Idilica
Infancia Idilica
Introducción y problematización
Los datos rescatados en nuestra investigación a través de una escala tipo Likert acerca de
las concepciones de infancia y su respectivo análisis (Félix Salazar, et al; 2012) definieron
como primera conclusión que en los docentes sinaloenses, tanto de educación básica
como de educación normal, predomina una concepción conservadora de la infancia.
Además, como segunda conclusión se detectó la existencia de una tendencia general
tradicionalista respecto a las concepciones acerca de la enseñanza y aprendizaje,
independientemente de la antigüedad que los profesores tienen en el servicio educativo o
de su nivel educativo.
Descripción Metodológica
Decidimos trabajar con la técnica de grupo focal, ya que, una de las cuestiones
trascendente en los procesos formativos es el diálogo para explicitar las creencias,
nociones, concepciones, teorías, etc., de los sujetos implicados. Participaron 10
profesores (maestros en servicio y recién egresados de educación primaria y formadores
de docentes), con cuestionamientos centrados en la infancia, enseñanza y aprendizaje.
Preguntas de investigación
¿Cuáles son las concepciones de la infancia que predominan en los profesores de
educación básica y normal? y, ¿Cómo influyen éstas en la atención educativa de los
niños?
Referentes teóricos
Respecto a las concepciones y parafraseando a Da Ponte (1992), Pablo Flores Martínez,
señala que “las concepciones son organizadoras de nuestro conocimiento, formando un
‘substrato conceptual’ anterior a los conceptos. Funcionan como filtros, es decir, son
simultáneamente condición y límite de nuestro conocimiento de la realidad. Pero además
permiten interpretar esta realidad a la vez que son elementos bloqueadores de esta
interpretación, luego distorsionan lo que se nos presenta” (Flores, 1998:31-32).
Para Doris Córdoba (2009), las concepciones son concebidas más allá del
planteamiento anterior, ya que implican no sólo creencias, sino una variedad de elementos
de orden mental que se amalgaman simbólicamente en la construcción y reformulación de
sentidos de frente a los trozos de la realidad, en y con la que interacciona. En este
sentido, las concepciones recogen, por una parte, todas aquellas ideas, conceptos y
teorías a través de los cuales interpretamos lo que percibimos; por otra parte, integra
aspectos relacionados con el mundo del afecto y del sentimiento, marcado por un
referente mayormente subjetivo y personal y finalmente incluye todas las representaciones
e imágenes de naturaleza histórico-social y contextual que nos permite ver el mundo.
Retomamos la postura de Córdova, de tal manera que, cuando nos referimos a las
concepciones de infancias, nos estamos refiriendo a ese substrato conceptual
(conocimientos, perspectivas, enfoques, teorías, leyes, hipótesis, posicionamientos,
hipótesis, sentidos, significados, conceptos, ideas, nociones, creencias, constructos,
atributos, representaciones, imágenes, esquemas, etc.) que provee el material mental
para la elaboración del pensamiento sobre la naturaleza de la infancia y los niños.
La infancia como construcción conceptual tiene sus bases en el siglo XVIII con J.J.
Rousseau en su obra “El Emilio”, quien da al niño un lugar importante en la sociedad y la
pedagogía, tanto que su concepción romántica e ideal de la infancia predomina hasta
nuestros días. Y con Philippe Ariès, quien descubre en su estudio histórico del arte
medieval que no se representaba a la infancia, que más bien los niños figuraban como
adultos en pequeño o futuros adultos y no era diferenciado el mundo adulto del mundo
infantil, es decir, no había lugares, momentos, comidas, vestimentas, medicina, etc.,
especialmente destinados a los niños (Tucker, 1980, citado por Silvina Cohen Imach,
2009).
Al respecto, José Puertos Santos (2002), citado por Leonor Jaramillo (2007), hace
el siguiente recorrido histórico de los años 354-430 hasta el siglo IV de considerar a los
niños como: ‘un estorbo’ y ‘un yugo’, pasando por los siglos XV al XVIII donde se les llegó
a considerar: ‘malos de nacimiento’, ‘como propiedad’, ‘el niño como ser humano pero
inacabado’, ‘un adulto en pequeño’, ‘como ángel’, ‘como bondad innata’; ‘que le falta algo
para ser alguien’, ‘como ser primitivo’. Hasta llegar al siglo XX y a la fecha para
reconocerlo como: ‘sujeto social de derecho’.
La palabra “infancia viene del latín “infans” que significa “el que no habla”, pero
esto iba más bien en el sentido de negar a los niños la posibilidad y valor de su expresión
en espacios públicos antes de los 7 años. Los términos infancia y niñez son usados como
sinónimos. La Real Academia Española, define a ambos como “el período de la vida
humana que abarca desde el nacimiento hasta la pubertad”, particularmente, desde la
psicología evolutiva se considera a la infancia como una etapa de vida que puede dividirse
en varios periodos: primera, segunda y tercera infancia. La OMS y la UNICEF realizan sus
propias clasificaciones, centradas todas ellas en cuestiones del desarrollo físico,
socioafectivo y cognitivo de las y los niños. Desde la perspectiva legal la infancia abarca
del nacimiento a los 18 años. En la formación de profesores comprende el periodo
prenatal hasta los 12 años. Sin embargo, existen autores que señalan a la niñez como un
periodo de maduración evolutiva y otros dan a la infancia un sentido sociológico e
histórico, la refieren como una construcción social que permite estudiarla en un sentido
más complejo. Aparecen entonces otros adjetivos para la infancia.
Hallazgos de investigación
La concepción predominante en los formadores de docentes (de formación psicológica)
que trabajan los cursos de Desarrollo Infantil, fue la infancia con lugar propio, refieren a
ésta como una etapa de desarrollo de los niños, dan cuenta de considerar la infancia
como una construcción social e histórica, donde se puede considerar y valorar a los niños
y las niñas como seres en desarrollo: “la infancia no es una noción reciente, es una noción
que se ha venido acuñando, que se ha venido estableciendo como tal durante siglos muy
remotos...esta noción se va transformando, y al irse transformando obviamente se van
transformando las condiciones de las niñas y de los niños y a éstos…”. Pero, no todas las
ideas van en este sentido, otra expresa: “Es una noción, sí, también es…una etapa muy
hermosa donde el niño se caracteriza por muchos aspectos, la actitud, el juego, esa
habilidad que tiene para aprender y también para no aprender porque tiene problemas,
[hay que considerar] la cuestión psicológica…lo emocional…lo afectivo…la social… y
en lo biológico…” Aquí apreciamos la infancia idílica, pero además; la idea del estudio
de los niños desde disciplinas separadas, concibiéndolos como seres bio-psico-sociales,
como especie de compartimentos estancos y no seres totales, integrales y complejos.
Por otra parte, los maestros de educación primaria con mayor antigüedad en el
servicio destacan reiteradamente la importancia de lo biológico, refieren la infancia como
una etapa de desarrollo transitoria, de tal a tal edad, en esto se puede observar una
concepción evolutiva. Algo a destacar es que afirman que los procesos de los niños son:
“diferentes a los adultos”, eso nos permite deducir que la idea: “los niños son adultos en
pequeño” no está presente. Además recuperan frecuentemente (sobre todo en las
docentes) la concepción de la infancia idílica: “es una de las etapas más hermosas…
las responsabilidades, no están bien determinadas”.
Prevalece en los docentes la idea del juego como característica inherente a los
niños, concibiéndolos como sujetos lúdicos y que la escuela debe tenerlo en cuenta para
Acepta que predomina una visión adultocentrista de la infancia, pero proponen una
definición de la infancia hecha desde y por los niños. Al final los docentes expresan un
pensamiento en avanzada en relación a la infancia:
Conclusiones
Las concepciones que encontramos en los docentes de los diferentes niveles son muy
variadas aunque hay un acercamiento interesante hacia la concepción de la infancia con
lugar propio, aún existen concepciones de la infancia idílica, y como proyecto social que
nos impide reconocer a los niños en su condición de infancia como legítimos sujetos de
derecho. Superar lo anterior, nos permitiría reconocer que como maestros debemos
hablar con los niños y aprender a escucharlos, para comprenderlos como sujetos
escolares y mejorar nuestra intervención docente. La escuela requiere ser propuesta
como un espacio para potencializar la creatividad e inteligencia y no como centros de
domesticación. Por lo tanto, la formación inicial y continua de los profesores requiere
nuevas propuestas educativas que nos permita redimensionar la mirada hacia la infancia
a través de una formación ética más sensible y consciente y una formación teórica-
metodológica más sólida.