Imperio Bizantino
Imperio Bizantino
Imperio Bizantino
Durante el mandato del emperador Justiniano (527 a.C), el Imperio bizantino ocupaba partes
de lo que hoy es África, Egipto, España, Italia, Turquía, Croacia, Asia Menor y otros territorios.
El Imperio romano de Oriente o Imperio bizantino surgió como una solución
política y administrativa para mantener el control de los territorios
conquistados por los romanos.
El plan inicial era dividir el Imperio romano en dos: occidental y oriental, cada
uno con sus respectivos emperadores y vice emperadores para facilitar la
toma de decisiones, aunque debían responder al poder central en Roma.
Sin embargo, las pugnas internas impidieron que el plan se consolidara, hasta
que el emperador Constantino logró unir al imperio oriental y occidental
nuevamente en el año 330. Este designó a la ciudad de Bizancio
(posteriormente conocida como Constantinopla) como la nueva capital del
imperio. De allí que siglos después, los historiadores llamaran al imperio
romano oriental, el “imperio bizantino”.
Ver también:
Imperio.
Edad Media.
Política y diplomacia
Durante la vigencia del Imperio bizantino se impuso la figura del "Basileus",
que era el propio emperador, aunque con una investidura que mezclaba la
política con la religión. El basileo no solo era el máximo representante del
poder terrenal, sino que tenía una autoridad legitimada por Dios.
Los bizantinos se hicieron famosos por la expansión de sus territorios
(especialmente durante el mandato del emperador Justiniano). Sin embargo,
su práctica predilecta no era la guerra, sino las relaciones diplomáticas, ya que
estas los mantenían a salvo de ataques y además les aseguraban intercambios
comerciales.
Religión
Cuando el Imperio bizantino aún formaba parte del Imperio romano se
practicaban múltiples religiones, como resultado de la mezcla de territorios y
culturas conquistados. Sin embargo, esto cambió progresivamente hasta que
el Cristianismo se convirtió en la religión oficial y se prohibió cualquier otra
manifestación religiosa.
Fue durante la vigencia del Imperio bizantino que surgió la Iglesia Ortodoxa,
cuya existencia se mantiene vigente hasta la actualidad, especialmente en
países de Europa Oriental.
Economía
Los bizantinos durante siglos lograron un crecimiento económico sin
precedentes gracias a tres factores: