TEMA 7 Historia
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Los autores más representativos dentro de lo que podríamos denominar mercantilismo inglés
fueron Gerard Malynes y su Treatise of the Canker of England’s Commonwealth (1601), donde criticaba
las prácticas usureras de banqueros, comerciantes y cambistas. Dejaba bien claro que la importación de
productos con elevado valor añadido, esto es, productos con elevada renta, implicaba una pérdida de
riqueza y una saca de metales preciosos. Para evitar la especulación consideraba que se había de
intervenir estabilizando los tipos de cambio a la paridad determinada por el valor intrínseco de cada
moneda.
Edward Misselden en su Free Trade or the Meanes to make Trade flourish (1622), defendió
la devaluación de la moneda con la intención de estimular el comercio y atraer metales preciosos.
Defendía el típico argumento mercantilista de que la saca de metales preciosos se debía al saldo
desfavorable de la balanza comercial. Debemos de apuntar que del trabajo de Misselden surge por
primera vez el concepto de “balanza comercial”.
Más arriba destacábamos la crítica que del sistema mercantil realizaba Adam Smith, utilizaba
para ello la obra de Thomas Mun, England’s Treasure by Forraign Trade de 1621. Este autor
mercantilista consideraba en general que el saldo desfavorable de la balanza comercial era la causa de
la salida de metales preciosos. Expresaba una idea muy extendida en el siglo XVII, que se puede
sintetizar diciendo que lo que gana un país representa la pérdida para otro. Una idea falsa, que Adam
Smtih con su teoría de las ventajas absolutas, David Ricardo con la teoría de las ventajas comparativas
y John Stuart Mill con su teoría de las demandas recíprocas se encargarían de demostrar.
Sir Josiah Child, en donde no sólo le preocupaba los problemas relacionados con la marina
mercante, que la considera indispensable para la riqueza nacional, sino también el tipo de interés.
Consideraba que la moderación del tipo de interés es indispensable para la prosperidad, y pide al
Gobierno que lo regule fijando tipos máximos. El trabajo de Child impulsó la discusión sobre la
regulación de los tipos de interés,
Fue John Locke (1632-1704) escribió Algunas de las consecuencias que es probable que sigan
a la disminución del interés al 4 por 100, quién intentó rebatir la doctrina de Child. En este trabajo
intentaba demostrar cómo afectaría la reducción del tipo de interés al poder de compra, y afirmaba que
en cualquier momento debe haber un tipo natural de interés determinado por la oferta y demanda de
fondos prestables, esto es, por el número de prestatarios, el estado del comercio y la cantidad de dinero
disponible. La interferencia con este tipo de interés de mercado serviría para subir el precio que debían
de pagar los prestatarios, pues, bajando por ley el tipo de interés, disminuiría la cantidad de dinero
disponible para préstamos. En tiempos de Locke se aceptaba que el tipo de interés variaba inversamente
con la cantidad de dinero en el país. Esta creencia, típicamente mercantilista, se basaba en la confusión
del dinero con el capital. (texto)
William Petty (Political Arithmetic (1676)). En estos trabajos discute temas relacionados con
los ingresos del Estado, los recursos de la guerra, los problemas monetarios y la distribución de la renta.
Petty se detuvo en un aspecto que con el tiempo se convertirá en vital para el desarrollo de la ciencia
económica, la cuantificación. En concreto se detuvo en medir las partidas de la balanza comercial.
Preocupación que manifestó en su Political Arithmetic, donde señaló que la medición de dichas partidas
contribuiría a conocer mejor el crecimiento económico de un país.
Con relación a la controversia sobre los tipos de interés, Petty fue otro de los autores contemporáneos
a Locke que también se opuso a la limitación por ley del tipo de interés. Coincide con Locke en
relacionar el tipo de interés con la renta de la tierra, cuando afirmaba que la cuantía del interés debiera
ser como mínimo equivalente a la renta de la tierra capaz de ser comprada por el montante de dinero
prestado.
3. EL MERCANTILISMO FRANCÉS
4. EL MERCANTILISMO ALEMÁN
Dejan a un lado los problemas morales planteados por los escolásticos y los temas que tratan
son muy variados. Escriben sobre la decadencia económica de Castilla; la asistencia a los pobres; la
alteración del valor de la moneda; la tasa de trigo, la deuda pública; la política comercial y el desempeño
de la Hacienda. Los arbitristas destacaron tres consecuencias económicas tras el descubrimiento de
América que afectaron negativamente a España: el alza de los precios; la “saca” de metales a los centros
financieros e industriales europeos y el abandono de los sectores productivos que se derivaba del
desprecio por el trabajo y a vivir de rentas no fruto del trabajo. Partiendo de las ventajas de una
población abundante y de la no identificación de la riqueza con los metales preciosos, los arbitristas
proponían el fomento de las actividades productivas.
Luis de Ortiz, y su Memorial de 1558. En este trabajo defiende la idea de acumular metales
preciosos con el objetivo de invertirlos en actividades productivas. Ortiz hace hincapié en el desarrollo
de las manufacturas porque considera que la transformación de las materias primas, abundantes en
España, daría lugar a un mayor valor añadido. Por consiguiente, prohíbe la importación de productos
manufacturados. Martín González de Cellorigo y su Memorial de la política necesaria y útil
restauración a la República de España. En este trabajo, subraya la importancia del valor añadido que
generan las manufacturas. Considera a la agricultura como la actividad “más noble” y “lo mucho que
importa seguir las artes” y el comercio siempre dentro de la moralidad propuesta por los teólogos. En
el ámbito del desarrollo de la agricultura Lope de Deza y su Gobierno político de agricultura (1618).
Para Deza la relevancia del sector primario reside en el hecho de que su desarrollo es fundamental para
el resto de sectores económicos. También en el ámbito de la agricultura la obra de Pedro Fernández
de Navarrete y su Conservación de Monarquías. La ganadería también se tuvo en cuenta en la obra
de los arbitristas. En este sentido se encuentra el trabajo de Miguel Caxa de Leruela titulado
Restauración de la abundancia de España (1631). Aunque no descarta la industria, considera que la
ganadería es el verdadero motor del crecimiento económico.
Sancho de Moncada, La Restauración política de España de 1619. Si bien es destacable su
afán por la cuantificación, hay que decir que estaba más preocupado por restringir el comercio
internacional y la saca de moneda. Defendía unos objetivos de política económica en donde los intereses
del Estado estuviesen por encima de los intereses de los individuos. Su pensamiento hacendístico se
caracteriza por buscar los medios más eficaces con los que poder financiar el déficit público, y con
suficiente capacidad recaudatoria como para poder prescindir de las decisiones de las Cortes en este
asunto. Con relación a su pensamiento monetario, supo ver la relación que existe entre el dinero y los
precios, aunque considerará que el aumento de los precios no se debe a la abundancia de dinero, sino al
mayor gasto que realizan los ciudadanos por la menor estima que tienen por los metales preciosos
debido a su abundancia. Por consiguiente, en el caso en el que los metales preciosos faltasen ocasionaría
grandes endeudamientos que se podrían evitar mediante una política que promoviera la acumulación de
plata y oro. También incide en la idea de prohibir el comercio exterior como remedio para evitar la
despoblación, idea que hay que enmarcarla en la compatibilidad que realiza Moncada entre, por un lado,
su política poblacionista, y, por otro, la pobreza. En este sentido cree el autor toledano que prohibiendo
la importación de bienes extranjeros habría más trabajo ya que de esta manera se “negociarán,
gastáranse los frutos, alquiláranse las casas, y cobrarán sus rentas los que hoy no las cobran”; en
definitiva, que vendrían españoles residentes en otros países y aumentaría el número de matrimonios.
Juan de Mariana (1535-1624), un autor que se encuentra a caballo entre las ideas de la
denominada Escuela de Salamanca y el arbitrismo.De Rege et regis institutione (1599) y De monetae
mutatione (1609). . Frente al principio de soberanía materializado en la incontestable intervención del
rey en todos los aspectos de la vida política y económica, se alzó una corriente de pensamiento que
reivindicaba el papel de ciertas instituciones con objeto de defender los derechos de los individuos
frente al poder absoluto del monarca, siendo Juan de Mariana uno de sus más destacados representantes.
Las ideas políticas de Juan de Mariana, contrarias al principio de soberanía, contribuyeron al progreso
del pensamiento monetario castellano en el siglo XVII. En particular, cuando el jesuita integra en la
doctrina del derecho de resistencia y de rebeldía contra el tirano la idea de que la inflación actúa como
un impuesto establecido por las autoridades en contra del consentimiento de los ciudadanos. El dinero
formaba parte de la propiedad considerada como esencia de los derechos subjetivos, derechos violados
por la alteración y consecuente envilecimiento del valor de las monedas. La pérdida de poder adquisitivo
como consecuencia de su envilecimiento reducía los derechos de propiedad de los súbditos. Demostrará
lo beneficioso que resulta para la comunidad el que ésta tenga una moneda sana y libre de
manipulaciones estatales.
El mérito de la teoría cuantitativa consistió en demostrar que el dinero, como tal, no constituye
riqueza. En este sentido se puede afirmar que la etapa previa a la publicación de la obra de Adam Smtih,
Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (1776), se considera como un
intento por superar los errores del mercantilismo. Destacan en este periodo los trabajos de Ricardo
Cantillon (1680?-1734) y su Ensayo sobre la naturaleza del comercio en general (1755); los Discursos
políticos de David Hume (1711-1776), y el Ensayo sobre dinero y monedas 1757-1758, de Joseph
Harris (1702-1764). Cantillon en su Ensayo estudia la economía real, la economía monetaria, el
comercio internacional, los intercambios y la banca. Con relación a su análisis monetario, cabe señalar
que aplica al dinero una teoría del valor con ayuda de la teoría cuantitativa modificada mediante una
teoría de los costes de producción.
Era consciente, por un lado, de que las variaciones en la cantidad de dinero implicaban
variaciones en el nivel general de precios, y, por otro, que dichas variaciones también tenían efectos
sobre los precios relativos, entre otras cosas porque la variación de la cantidad de dinero no afectaba a
todos los precios de la misma forma, en el mismo grado o al mismo tiempo. Este es el denominado
efecto Cantillon, y partía del supuesto de que se descubrían nuevas minas de oro y de plata de tal forma
que la oferta adicional de metales preciosos incrementaba inicialmente las rentas de todas las personas
vinculadas a su producción. El incremento del gasto de estas personas hacía elevar el precio de los
bienes que adquirían en mayores cantidades, lo que a su vez incrementaba el gasto y así sucesivamente.
La conclusión es que sólo aquellos cuyas rentas aumentan primero se benefician del incremento en la
cantidad de dinero, mientras que para aquellos cuyas rentas suben más tarde ese incremento de la
cantidad de dinero resulta perjudicial.
Más conocida es la exposición que de esta idea realiza David Hume (igual que Locke y
Cantillon no es un mercantilista) en sus Discursos políticos. Aclara Hume que el incremento de la
cantidad de oro y de plata es favorable para la industria en el periodo intermedio entre la adquisición de
dinero y la subida de precios.
Hay que destacar la crítica que realiza Hume a la doctrina de la balanza comercial favorable de
los mercantilistas, señala la incoherencia que implica el intentar conseguir por todos los medios una
balanza comercial favorable. El argumento de Hume surge al aplicar la teoría cuantitativa del dinero al
comercio exterior. En este sentido, el incremento de moneda en circulación en un país que tuviera
superávit comercial haría aumentar los precios, mientras que en los países con déficit lo haría descender.
La consiguiente pérdida de competitividad reequilibraría antes o después la balanza de pagos,
interrumpiendo la afluencia de metales preciosos. De este modo, las políticas comerciales mercantilistas
eran efímeras quimeras.
De esta idea podemos deducir, a diferencia de los autores mercantilistas, que el comercio
exterior no es un juego de suma cero en el que sólo se puede conseguir la expansión de las exportaciones
de un país a costa de la disminución de las exportaciones de otro. En vez de considerar que la ganancia
de un país lleva consigo necesariamente el empobrecimiento de sus vecinos, Hume sostiene el criterio
exactamente contrario. Ni los individuos ni las naciones tienen por qué temer la prosperidad de sus
vecinos, pues el mero hecho de pertenecer a una comunidad próspera no puede por menos de redundar
en beneficio de todos
HUME DICE QUE NO HAY SUPERÁVIT COMERCIAL PERPETUO NI DÉFICIT COMERCIAL
PERPETUO EN UN PAÍS.
¿Qué es un superávit comercial? vendo más que compro. El país es más rico---> se puede invertir, se
importan bienes de mayor valor añadido. Cuando el país es muy pobre se produce la devaluación del
dinero.
La masa de dólares total no es lo definitivo, es casi indiferente. Lo que es importante ex que la masa de
dinero circule proporcionalmente y de forma correcta en la difusión de un país. actualidad: no cerrar de
forma contundente la emisión de dinero y tampoco abrirlo.
Por consiguiente, es una falacia atribuir a los factores monetarios consecuencias que son
realmente el resultado de «variaciones en las formas y costumbres de las gentes». La teoría monetaria
del interés mantenida por los mercantilistas, que afirma que el tipo de interés es inversamente
proporcional a la oferta de dinero, es un ejemplo de dicho tipo de falacia. En lugar de ello, el tipo de
interés reflejará primordialmente la oferta y la demanda de capital real, factores éstos, a su vez, que
dependen de los «hábitos y formas de vida de la gente».
[Así, en una nación agrícola, el tipo de interés será alto debido a que la demanda de préstamos
de los señores, encontrará sólo una débil oferta. No hay una clase ahorradora o capitalista y no hay
fondos acumulados para ser prestados, porque todo el dinero que entra «es disipado por los pródigos
señores con tanta rapidez como lo reciben y la mísera clase campesina no tiene ni medios ni perspectivas
ni ambición para obtener algo más que su simple manutención». El tipo de interés bajará conforme
vaya avanzando el desarrollo económico, debido a que surgirá una nueva clase de comerciantes e
industriales que adquirirá «pasión» por los beneficios y practicará la frugalidad, haciendo que “el amor
por las ganancias prevalezca sobre el amor por el placer”. Al irse acumulando capital, su «abundancia
hará disminuir el precio del mismo» y descenderán tanto los beneficios, como el interés.]
La relación entre el tipo de interés y el tanto por ciento de beneficio no es una relación causal
en el sentido de que un bajo tipo de interés sea la causa de unos beneficios bajos o viceversa. Ambos
reflejan el nivel de desarrollo económico y su relación es de mutua interdependencia.
Hay que señalar el trabajo de Joseph Harris, Ensayo sobre dinero y monedas (1757-1758), en
donde hace gala de un buen entendimiento, por un lado, del funcionamiento del comercio internacional
y, por otro, de los pagos internacionales.
Se opuso enérgicamente a la idea del envilecimiento monetario y defendió de forma razonada
la necesidad de un patrón monetario único. Pone de manifiesto los males de la inflación, que no duda
en calificar como un robo para los acreedores. Entendía y expuso correctamente la teoría cuantitativa
del dinero, poniendo de manifiesto los efectos negativos, aunque transitorios, de los cambios en el nivel
de precios sobre la actividad económica.