2.0 Modelo Ecologico
2.0 Modelo Ecologico
2.0 Modelo Ecologico
Formación Continua
Modelo
Ecológico
ENFOQUE
ECOLOGICO
TABLA
DE
CONTENIDOS
I.
ANÁLISIS
DEL
MODELO
ECOSISTÉMICO
DE
BRONFENBRENNER
1.1
OBJETO
Y
PERSPECTIVA
1.2
CONCEPTOS
BÁSICOS
DE
LA
ORIENTACIÓN
ECOLÓGICA
1.3
A
MODO
DE
RESUMEN
II.
MICROSISTEMA
Y
LOS
ELEMENTOS
DEL
ENTORNO
2.1
NATURALEZA
Y
FUNCIÓN
DE
LAS
ACTIVIDADES
MOLARES
2.2
ESTRUCTURAS
INTERPERSONALES
Y
EL
DESARROLLO
HUMANO
2.3
LOS
ROLES
COMO
CONTEXTO
DEL
DESARROLLO
HUMANO
III.
MESOSISTEMA
IV.
EXOSISTEMA
V.
MACROSISTEMA
BIBLIOGRAFÍA
I. MODELO
ECOSISTÉMICO
DE
URIE
BRONFENBRENNER
ANÁLISIS
DEL
MODELO
ECOSISTÉMICO
DE
BRONFENBRENNER
Hace
un
par
de
décadas
el
psicólogo
e
investigador
ruso-‐americano
Urie
Bronfenbrenner,
mantenía
que
la
mayor
parte
de
la
psicología
evolutiva
de
la
época
hacía
referencia
a
la
conducta
extraña
de
los
niños
en
situaciones
extrañas
con
adultos
extraños
(1979
–
Teoría
de
la
Ecología
del
Desarrollo
Humano).
Con
una
afirmación
tan
radical
el
autor
resumía
en
parte
sus
críticas
hacia
la
investigación
tradicional,
realizada
en
situaciones
clínicas
muy
controladas
y
contextos
de
laboratorio,
investigaciones
que
carecían
en
gran
medida
de
validez,
pues
no
reflejaban
necesariamente
las
reacciones
y
comportamientos
del
mismo
sujeto
en
situaciones
de
la
vida
real.
A
pesar
de
que
estos
planteamientos
no
son
absolutamente
originales
(precursores
son:
Kurt
Lewin
en
1936,
Barker
y
Wrigth
en1954),
al
hablar
de
los
marcos
teóricos
que
defienden
una
visión
integral,
sistémica
y
naturalística
del
desarrollo
psicológico
entendido
como
un
proceso
complejo,
que
responde
a
la
influencia
de
una
multiplicidad
de
factores
estrechamente
ligados
al
ambiente
o
entorno
ecológico
en
que
dicho
desarrollo
tiene
lugar,
es
imposible
no
asociarlos
casi
en
exclusiva
con
Bronfenbrenner
y
su
Modelo
Ecosistémico.
El
postulado
básico
de
Bronfenbrenner
es
que
los
ambientes
naturales
son
la
principal
fuente
de
influencia
sobre
la
conducta
humana,
con
lo
cual
la
observación
en
ambientes
de
laboratorio
o
situaciones
clínicas
nos
ofrecen
poco
de
la
realidad
humana.
Afirmar
que
el
funcionamiento
psicológico
de
las
personas
está,
en
gran
medida,
en
función
de
la
interacción
de
ésta
con
el
ambiente
o
con
el
entorno
que
le
rodea
no
supone,
ciertamente,
ninguna
novedad.
Lo
que
sí
resulta
original
desde
los
postulados
de
Bronfenbrenner
es
tener
en
cuenta
el
ambiente
ecológico
que
circunscribe
al
sujeto.
Esto
lleva
al
autor
a
considerar
la
Ecología
del
Desarrollo
Humano
como
el
estudio
científico
de
la
progresiva
acomodación
mutua
entre
un
ser
humano
activo,
en
desarrollo,
y
las
propiedades
cambiantes
de
los
entornos
inmediatos
en
los
que
vive
la
persona
en
desarrollo;
este
proceso
se
ve
afectado
por
las
relaciones
que
se
establecen
entre
estos
entorno,
y
por
los
contextos
más
grandes
en
los
que
están
incluidos
esos
entornos.
1.1
OBJETO
Y
PERSPECTIVA
En
lugar
de
comenzar
con
una
exposición
formal
se
introducirá,
a
través
de
algunos
ejemplos
concretos,
el
concepto
de
ambiente
ecológico.
El
ambiente
ecológico
se
concibe
como
un
conjunto
de
estructuras
seriadas,
cada
una
de
las
cuales
cabe
dentro
de
la
siguiente.
En
el
nivel
más
interno
está
la
persona
(en
este
caso
adolescente)
en
desarrollo,
inmerso
en
su
entorno
inmediato
que
puede
ser
su
casa,
el
aula
de
clases,
el
lugar
de
trabajo
o,
como
suele
suceder
cuando
se
investiga,
el
laboratorio
o
la
sala
de
Tests.
Sin
embargo,
el
paso
siguiente
ya
nos
conduce
fuera
del
camino
conocido,
porque
nos
hace
mirar
más
allá
de
cada
entorno
por
separado,
a
las
relaciones
que
existen
entre
ellos.
Estas
interconexiones
pueden
ser
tan
decisivas
para
el
desarrollo
como
lo
que
sucede
dentro
de
un
entorno
determinado.
Es
posible
que
la
capacidad
de
un
/
a
adolescente
para
aprender
no
dependa
sólo
de
cómo
se
le
enseña
que
de
la
existencia
o
la
naturaleza
de
los
lazos
que
unen
la
escuela
y
el
hogar.
El
tercer
nivel
del
ambiente
ecológico
nos
lleva
aún
más
lejos
y
evoca
la
hipótesis
de
que
el
desarrollo
de
la
persona
se
ve
afectado
profundamente
por
hechos
que
ocurren
en
entornos
en
los
que
la
persona
ni
siquiera
está
presente.
Por
ejemplo
hay
datos
que
sugieren
que
entre
las
influencias
más
poderosas
que
afectan
al
desarrollo
infanto-‐juvenil
en
las
sociedades
industrializadas
están
las
condiciones
de
empleo
de
sus
padres.
Por
último,
hay
un
fenómeno
sorprendente
que
corresponde
a
los
entornos
de
los
tres
niveles
del
ambiente
ecológico
que
hemos
mencionado:
en
toda
cultura
o
subcultura,
los
entornos
de
una
determinada
clase
(como
el
hogar,
la
calle
o
la
escuela)
tienden
a
ser
muy
parecidos,
mientras
que
entre
las
culturas
presentan
diferencias
perceptibles.
Es
como
si
dentro
de
cada
sociedad
o
subcultura
existiera
un
plan
para
organizar
cada
tipo
de
entorno.
Además,
el
plan
puede
cambiarse,
con
lo
cual
resulta
que
la
estructura
de
los
entornos
de
una
sociedad
puede
alterarse
notoriamente
y
producir
los
cambios
correspondientes
en
lo
que
respecta
a
la
conducta
y
el
desarrollo.
Por
ejemplo,
se
observa
cómo
una
seria
crisis
económica
que
se
produce
en
una
sociedad
tiene
un
impacto
positivo
o
negativo
en
el
desarrollo
de
un
niño
durante
toda
su
vida,
según
la
edad
que
tenía
en
el
momento
en
que
su
familia
experimentó
dificultades
económicas.
La
detección
de
una
variedad
tan
amplia
de
factores
que
influyen
en
el
desarrollo
sólo
es
posible
si
se
emplea
un
modelo
teórico
que
permita
su
observación.
El
ambiente,
tal
cual
se
concibe
en
el
esquema
propuesto,
difiere
de
formulaciones
anteriores
no
sólo
en
alcance
sino
también
en
contenido
y
estructura,
aquí
los
ambientes
no
se
distinguen
con
referencia
a
variables
lineales,
sino
que
se
analizan
en
términos
de
sistemas.
Este
modelo
considera
que
la
capacidad
de
un
entorno
(como
el
hogar,
la
escuela,
el
trabajo)
para
funcionar
de
manera
eficaz
como
contexto
para
el
desarrollo
depende
de
la
existencia
y
la
naturaleza
de
las
interconexiones
sociales
entre
los
entornos,
lo
que
incluye
la
participación
conjunta,
la
comunicación
y
la
existencia
de
información
en
cada
entorno
con
respecto
al
otro.
Este
principio
les
asegura
importancia
a
diferentes
cuestiones,
como
por
ejemplo:
si
el
joven
entra
en
una
situación
nueva,
como
la
escuela
intermedia
o
la
universidad,
solos
o
acompañados
de
pares
o
adultos
que
conoce;
si
la
persona
y
su
familia
tienen
información
o
experiencia
acerca
del
nuevo
entorno
antes
de
entrar
realmente
en
él,
de
qué
modo
este
conocimiento
previo
afecta
el
cursor
posterior
de
la
conducta
y
el
desarrollo
en
el
nuevo
entorno.
Los
hechos
ambientales
que
afectan
el
desarrollo
de
una
persona
de
manera
inmediata
y
con
mayor
potencia
son
las
actividades
en
las
que
participan
los
demás
con
esa
persona
o
en
su
presencia.
La
intervención
activa
en
lo
que
otros
hacen,
o
incluso
el
mero
hecho
de
observarlo,
con
frecuencia
inspiran
a
una
persona
a
realizar
actividades
similares
por
su
cuenta.
La
secuencia
de
las
estructuras
ecológicas
seriadas
y
su
significación
evolutiva
pueden
explicarse
haciendo
referencia
a
un
niño
que
comienza
a
hablar
cuando
escucha
hablar
a
su
alrededor,
especialmente
cuando
le
hablan
directamente
a
él.
Podemos
formular
la
hipótesis
de
que
es
más
probable
que
un
niño
aprenda
a
hablar
en
un
entorno
que
incluya
roles
que
obliguen
a
los
adultos
a
hablar
con
los
niños,
o
que
estimulen
o
permitan
que
otras
personas
lo
hagan
(como
ocurre
cuando
uno
de
los
padres
hace
los
quehaceres
para
que
el
otro
pueda
leerle
un
cuento
al
niño).
Pero
el
hecho
de
que
los
padres
puedan
cumplir
con
eficacia
su
rol
de
educadores
dentro
de
la
familia,
depende
de
la
demanda
de
roles,
el
estrés
y
el
apoyo
que
surjan
de
otros
entornos.
Por
ejemplo,
las
evaluaciones
que
hacen
los
padres
de
su
propia
capacidad
para
funcionar,
así
como
también
la
opinión
que
tienen
de
su
hijo
/
a,
están
relacionadas
con
factores
externos
como
la
flexibilidad
en
los
horarios
de
trabajo,
la
adecuación
de
los
arreglos
para
el
cuidado
del
niño
/
a,
la
presencia
de
amigos
y
vecinos
que
pueden
prestar
ayuda
en
caso
de
emergencias
grandes
y
pequeñas,
la
calidad
de
la
salud
y
los
servicios
sociales
y
la
seguridad
del
barrio.
La
disponibilidad
de
entornos
de
apoyo
depende,
a
su
vez,
de
su
existencia,
y
de
la
frecuencia
en
una
cultura
o
subcultura
determinadas.
La
frecuencia
puede
aumentar
si
se
adoptan
políticas
o
costumbres
oficiales
que
creen
entornos
adicionales
y
roles
sociales
que
tiendan
a
la
vida
en
familia.
1.2
CONCEPTOS
BÁSICOS
DE
LA
ORIENTACIÓN
ECOLÓGICA
La
estructura
del
ambiente
ecológico
también
puede
definirse
en
términos
más
abstractos.
Como
ya
hemos
visto,
se
concibe
el
ambiente
ecológico
como
algo
que
se
extiende
mucho
más
allá
de
la
situación
inmediata
que
afecta
directamente
a
la
persona
en
desarrollo:
los
objetos
a
los
que
responde,
o
las
personas
con
las
que
interactúa
cara
a
cara.
Se
les
atribuye
la
misma
importancia
a
las
conexiones
entre
otras
personas
que
estén
presentes
en
el
entorno,
a
la
naturaleza
de
estos
vínculos,
y
a
su
influencia
indirecta
sobre
la
persona
en
desarrollo,
a
través
del
efecto
que
producen
en
aquellos
que
se
relacionan
con
ella
directamente.
Este
complejo
de
interrelaciones
dentro
del
entorno
inmediato
se
denomina
MICROSISTEMA.
El
principio
de
interconexión
se
aplica
no
sólo
dentro
de
los
entornos,
sino
también,
con
la
misma
fuerza
y
las
mismas
consecuencias,
a
los
vínculos
entre
los
entornos,
tanto
aquellos
en
los
que
la
persona
en
desarrollo
participal
realmente,
como
aquellos
en
los
que
tal
vez
no
entre
nunca,
pero
en
los
que
se
producen
hechos
que
afectan
a
lo
que
ocurre
en
el
ambiente
inmediato
de
la
persona.
Los
primeros
constituyen
los
MESOSISTEMAS,
y
los
últimos,
los
EXOSISTEMAS.
Por
último,
se
considera
el
complejo
de
sistemas
seriados
e
interconexiones
como
una
manifestación
de
los
patrones
arqueados
de
la
ideología
y
la
organización
de
las
instituciones
sociales
comunes
a
una
determinada
cultura
o
subcultura.
Estos
patrones
generalizados
se
denominan
MACROSISTEMAS.
Por
lo
tanto,
dentro
de
una
sociedad
o
grupo
social
en
particular,
la
estructura
y
la
sustancia
del
micro-‐,
el
meso-‐
y
el
exosistema
tienden
a
ser
similares,
como
si
estuvieran
construidos
a
partir
del
mismo
modelo
maestro,
y
los
sistemas
funcionan
de
manera
similar.
Por
el
contrario,
entre
grupos
sociales
diferentes,
los
sistemas
constitutivos
pueden
presentar
notables
diferencias.
Por
lo
tanto,
analizando
y
comparando
los
micro-‐,
los
meso-‐
y
los
exosistemas
que
caracterizan
a
distintas
clases
sociales,
grupos
étnicos
y
religiosos
o
sociedades
enteras,
es
posible
describir
sistemáticamente
y
distinguir
las
propiedades
ecológicas
de
estos
contextos
sociales
más
grandes
como
ambientes
para
el
desarrollo
humano.
El
desarrollo
humano
es
el
proceso
por
el
cual
la
persona
en
desarrollo
adquiere
una
concepción
del
ambiente
ecológico
más
amplia,
diferenciada
y
válida,
y
se
motiva
y
se
vuelve
capaz
de
realizar
actividades
que
revelen
las
propiedades
de
ese
ambiente,
lo
apoyen
y
lo
reestructuren,
a
niveles
de
igual
o
mayor
complejidad,
en
cuanto
a
su
forma
y
contenido.
Para
demostrar
que
ha
habido
desarrollo
humano
es
necesario
establecer
que
un
cambio
producido
en
las
concepciones
y/o
en
las
actividades
de
la
persona
en
desarrollo
se
extiende
también
a
otros
entornos
y
otros
momentos.
Esto
es
lo
que
se
denomina
validez
del
desarrollo.
1.3
A
MODO
DE
RESUMEN
El
Modelo
Ecológico
o
Ecosistémico
basado
en
la
Teoría
de
la
Ecología
del
Desarrollo
Humano
de
U.
Bronfenbrenner
(1979)
destaca
la
importancia
crucial
de
estudiar
los
ambientes
en
los
que
se
desenvuelve
el
individuo
como
ente
biopsico-‐
social.
Bronfenbrenner
defiende
el
desarrollo
como
un
cambio
perdurable
en
el
modo
en
que
la
persona
percibe
el
ambiente
que
le
rodea
(su
ambiente
ecológico)
y
en
el
modo
en
que
se
relaciona
con
él.
Esto
supone
la
progresiva
acomodación
mutua
entre
un
ser
humano
activo
con
todo
su
bagaje
biológico,
que
está
en
proceso
dedesarrollo,
por
un
lado,
y
por
el
otro
las
propiedades
cambiantes
de
los
entornos
inmediatos
en
los
que
esa
persona
en
desarrollo
vive.
Acomodación
mutua
que
se
va
produciendo
a
través
de
un
proceso
continúo
que
también
se
ve
afectado
por
las
relaciones
que
se
establecen
entre
los
distintos
entornos
en
los
que
participa
la
persona
en
desarrollo
y
los
contextos
más
grandes
en
los
que
esos
entornos
están
incluidos.
En
nuestro
caso
hemos
de
entender
al
adolescente
no
sólo
como
un
ente
en
el
que
repercute
el
ambiente,
sino
como
una
entidad
en
desarrollo
y
dinámica,
que
va
implicándose
progresivamente
en
el
entorno
y
por
ello
influyendo
también
e
incluso
reestructurando
el
medio
en
el
que
vive;
esto
significa
una
interacción
bi-‐direccional
y
recíproca.
Bronfenbrenner
concibe
el
ambiente
ecológico
como
una
disposición
seriada
de
estructuras
concéntricas,
en
las
que
cada
una
está
contenida
en
la
siguiente.
Concretamente
se
postulan
cuatro
niveles
o
sistemas
que
operarían
en
concierto
para
afectar
directa
o
indirectamente
sobre
el
desarrollo
del
adolescente:
el
microsistema
(hogar,
escuela,
sus
amigos),
el
mesosistema
(interrelaciones
de
dos
o
más
entornos
en
los
que
el
adolescente
participa
activamente),
el
exosistema
(uno
o
más
entornos
que
no
incluyen
al
adolescente
como
participante
activo
pero
en
los
que
suceden
hechos
que
afectan
a
lo
que
ocurre
en
el
entorno
que
comprende
al
adolescente)
y
el
macrosistema
(como
son
la
influencia
de
factores
ligados
a
las
características
de
la
cultura
y
el
momento
histórico-‐social
en
que
vive
el
adolescente).
De
acuerdo
a
esto
no
podemos
mirar
la
conducta
adolescente
como
un
hecho
aislado
o
como
fruto
exclusivo
de
sumaduración,
sino
siempre
con
relación
al
ambiente
en
que
él
se
desarrolla.
II.
MICROSISTEMA
Y
LOS
ELEMENTOS
DEL
ENTORNO
El
MICROSISTEMA
es
el
nivel
más
cercano
al
sujeto,
e
incluye
losm
comportamientos,
roles
y
relaciones
característicos
de
los
contextos
cotidianos
en
los
que
éste
pasa
sus
días;
es
el
lugar
en
que
la
persona
puede
interactuar
cara
a
cara
fácilmente,
como
en
el
hogar,
en
la
escuela,
el
trabajo,
sus
amigos.
Bronfenbrenner
(1979)
en
su
Ecología
del
Desarrollo
Humano
lo
define
textualmente:
“Un
microsistema
es
un
patrón
de
actividades,
roles
y
relaciones
interpersonales
que
la
persona
en
desarrollo
experimenta
en
un
entorno
determinado,
con
características
físicas
y
materiales
particulares”.
Un
entorno
es
un
lugar
en
que
las
personas
pueden
interactuar
frente
a
frente
con
facilidad.
Los
factores
de
la
actividad,
el
rol
y
la
relación
interpersonal
constituyen
los
elementos
o
componentes
del
microsistema.
Algo
que
hay
que
recalcar
en
la
definición
del
microsistema
es
la
palabra:
“experimentan”;
la
misma
que
se
utiliza
para
indicar
que
las
características
de
un
ambiente
que
tienen
importancia
científica
no
son
solamente
sus
propiedades
objetivas,
sino
también
el
modo
en
que
las
personas
de
ese
ambiente
perciben
estas
propiedades.
Los
aspectos
del
ambiente
que
modelan
con
más
fuerza
el
curso
del
desarrollo
psicológico
son,
sin
duda,
aquellos
que
tienen
significado
para
la
persona
en
una
situación
determinada.
2.1
NATURALEZA
Y
FUNCIÓN
DE
LAS
ACTIVIDADES
MOLARES
Analicemos
ahora
los
elementos
o
componentes
del
microsistema.
Comenzaremos
con
las
actividades,
también
denominadas
actividades
molares.
“Una
actividad
molar
es
una
conducta
progresiva
que
posee
un
momento
propio,
y
que
tiene
un
significado
o
una
intención
para
los
que
participan
en
el
entorno”.
Son
la
manifestación
principal
y
más
inmediata
tanto
del
desarrollo
del
individuo
como
de
las
fuerzas
más
poderosas
del
ambiente
que
instigan
e
influyen
en
el
desarrollo:
las
acciones
de
los
demás.
Para
ser
más
explícitos,
las
acciones
molares,
tal
como
se
manifiestan
en
la
persona
en
desarrollo,
son
indicadores
del
grado
y
la
naturaleza
del
desarrollo
psicológico;
como
se
manifiestan
en
los
demás
que
están
presentes
en
la
situación,
constituyen
el
vehículo
principal
para
la
influencia
directa
del
ambiente
en
la
persona
en
desarrollo.
Todas
las
actividades
molares
son
formas
de
conducta,
pero
no
todas
las
conductas
son
actividades
molares,
ya
que
no
todo
comportamiento
tiene
el
mismo
significado
como
manifestación
del
desarrollo
o
como
factor
que
influya
en
él.
Muchas
conductas
son
efímeras
que
tienen
una
importancia
mínima;
otras
son
más
duraderas,
pero,
por
carecer
de
significado
para
las
personas
que
participan
en
el
entorno,
su
impacto
es
insignificante.
En
la
definición
de
actividad
molar
destaca,
entonces,
tanto
una
cierta
persistencia
en
el
tiempo
como
una
cierta
prominencia
en
el
campo
fenomenológico
de
la
persona
en
desarrollo
y
de
las
demás
personas
que
están
presentes
en
el
entorno.
Una
actividad
molar
es
más
que
un
simple
hecho
momentáneo,
es
un
proceso
continuo
que
requiere
algo
más
que
un
principio
y
un
fin.
Esa
es
la
diferencia
entre
actividad
molar
y
acto.
Ejemplos
de
acto
pueden
ser:
una
sonrisa,
un
golpe
a
la
puerta,
una
pregunta
o
una
respuesta;
por
el
contrario
una
actividad
molar
puede
ser:
construir
una
torre
de
bloques,
cavar
una
zanja,
leer
un
libro
o
mantener
una
conversación
telefónica.
Una
segunda
propiedad
de
las
actividades
molares
es
el
hecho
de
que
se
caracterizan
por
tener
un
momento
propio,
un
sistema
de
tensión,
que
contribuye
a
su
persistencia
en
el
tiempo
y
a
su
resistencia
a
la
interrupción
hasta
que
se
completa
la
actividad.
En
su
mayor
parte
este
momento
propio
se
produce
por
la
existencia
de
la
intención
o
meta
estructurada
explícita,
es
decir
el
deseo
de
hacer
lo
que
se
hace,
ya
sea
por
sí
mismo
o
como
medio
para
conseguir
algún
fin.
“El
status
del
desarrollo
del
individuo
se
refleja
en
la
variedad
sustantiva
y
en
la
complejidad
estructural
de
las
actividades
molares
que
inicia
y
mantiene
sin
que
los
demás
lo
instiguen
o
lo
dirijan”.
La
variedad
sustantiva
se
refiere
a
todo
lo
que
contienen
estas
actividades.
La
complejidad
estructural
se
manifiesta
en
el
alcance
y
la
diferenciación
crecientes
del
ambiente
ecológico
que
la
persona
en
desarrollo
percibe,
dentro
del
entorno
inmediato,
así
como
también
en
su
mayor
capacidad
para
relacionarse
y
modificar
ese
ambiente
de
acuerdo
a
sus
propias
necesidades
y
deseos.
2.2
ESTRUCTURAS
INTERPERSONALES
Y
EL
DESARROLLO
HUMANO
Incluso
cuando
las
actividades
de
una
persona
se
limitan
a
las
experiencias
dentro
del
entorno
inmediato
y
correspondiente
a
él,
pueden
asumir
un
nivel
de
complejidad
elevado
si
se
introduce
otro
elemento
del
microsistema:
las
relaciones
con
los
demás.
Aunque
muchas
actividades
molares
pueden
realizarse
en
soledad,
algunas
requieren
necesariamente,
la
interacción
con
otras
personas.
Los
niños
/
as
y
adolescentes
en
particular
dedican
mucho
tiempo
a
las
actividades
conjuntas
con
adultos
o
con
personas
de
su
edad.
Al
comienzo
estas
actividades
suelen
ser
diádicas,
referidas
únicamente
a
una
persona
por
vez
(esto
en
la
infancia),
pero
poco
a
poco,
el
niño
/
a
es
capaz
de
ser
consciente
de
dos
o
más
personas,
y
de
relacionarse
con
ellas
en
forma
simultánea,
manteniendo
así,
e
incluso
creando,
por
consiguiente
el
denominado
esquema
ecológico
como
sistema
N
+
2.
El
hecho
de
que
el
niño
/
a
se
vuelva
capaz
de
establecer
por
sí
mismo
/
a
complejas
relaciones
interpersonales
refleja
un
principio
importante
en
la
Ecología
del
Desarrollo
Humano:
a
medida
que
el
campo
fenomenológico
del
niño
/
a
se
expande
hasta
incluir
aspectos
del
ambiente
ecológico
cada
vez
más
amplios
y
más
diferenciados,
él
/
ella
se
vuelve
capaz
no
sólo
de
participar
activamente
en
ese
ambiente,
de
modificar
y
aumentar
su
estructura
y
contenido,
sino
también
de
participar
en
las
actividades
molares
que
realizan
los
demás
que
forman
parte
de
su
campo
psicológico,
ya
sea
haciéndolo
participar
en
una
actividad
conjunta,
o
atrayendo
su
atención.
Este
principio
ecológico
en
el
desarrollo
humano
es
mucho
más
notorio
si
la
persona
en
desarrollo
es
un
/
a
adolescente,
pero
es
su
contexto
interpersonal
es
mucho
más
rico.
Lo
expuesto
anteriormente
es
especialmente
importante
como
influencia
y
como
manifestación
del
desarrollo.
Las
estructuras
y
contenido
que
surgen
de
las
estructuras
interpersonales,
y
sus
implicaciones
para
el
desarrollo,
nos
resultan
de
especial
interés.
Bronfenbrenner
(1979)
define
estas
estructuras
interpersonales
diciendo
que
se
establece
una
relación
cuando
una
persona
en
su
entorno
presta
atención
a
las
actividades
de
otra,
o
participa
en
ellas.
La
presencia
de
una
relación
en
ambas
direcciones
cumple
la
condición
mínima
y
definitoria
para
la
existencia
de
una
DÍADA:
cuando
dos
personas
prestan
atención
o
participan
cada
una
en
las
actividades
de
la
otra.
Esta
forma
de
estructura
interpersonal
es
importante
para
el
desarrollo
de
dos
aspectos:
constituye
un
contexto
crítico
para
el
desarrollo
y
es
el
componente
básico
del
microsistema,
que
hace
posible
la
formación
de
estructuras
interpersonales
más
grandes
como
son
las
tríadas,
tétradas
y
demás.
Según
el
potencial
que
tenga
para
aumentar
el
desarrollo
psicológico,
hay
tres
formas
funcionales
diferentes
que
las
relaciones
interpersonales
pueden
adoptar:
1. Una
estructura
interpersonal
de
observación:
cuando
por
lo
menos
uno
de
los
miembros
presta
atención,
de
una
manera
estrecha
o
duradera,
a
la
actividad
del
otro
u
otros,
el
cual
o
los
cuales
a
su
vez
por
lo
menos
reconoce
o
reconocen
el
interés
que
se
demuestra.
Por
ejemplo
el
adolescente
que
observa
a
ambos
padres
de
cerca
cuando
ellos
están
haciendo
las
compras
semanales
y
le
hacen
comentarios
ocasionales.
2.
Una
estructura
interpersonal
de
actividad
conjunta:
en
la
cual
los
participantes
se
perciben
a
sí
mismos
haciendo
algo
juntos,
sin
necesidad
de
que
hagan
lo
mismo;
por
el
contrario,
por
lo
general
las
actividades
que
realizan
suelen
ser
algo
diferentes
pero
complementarias,
es
decir,
partes
de
un
patrón
integrado.
Por
ejemplo:
ambos
padres
muestran
a
su
hijo
/
a
un
libro
con
ilustraciones,
la
madre
va
señalando
las
figuras,
el
padre
relata
una
historia
al
respecto
y
el
hijo
/
a
contesta
a
las
preguntas
que
alternativamente
formulan
los
padres
para
saber
si
él
/
ella
han
entendido
el
contenido
del
relato.
Esta
forma
de
estructura
interpersonal
puede
ser
recíproca
(influencia
mutua);
de
equilibrio
de
poderes
(donde
uno
de
los
participantes
tiene
más
influencia
que
el
otro
u
otros);
o
de
relación
afectiva
(con
sentimientos
desarrollados
de
unos
a
otros
que
pueden
ser
positivos,
negativos,
ambivalentes
o
asimétricos)
3.
Una
estructura
interpersonal
primaria:
la
cual
continúa
existiendo
fenomenológicamente
para
todos
los
participantes,
incluso
cuando
no
están
juntos.
Cada
uno
de
los
miembros
aparece
en
los
pensamientos
de
los
otros,
son
objetos
de
fuertes
sentimientos
emotivos
y
siguen
influyendo
en
la
conducta
de
los
otros,
aunque
estén
alejados.
Por
ejemplo
en
el
caso
de
padres
emigrantes
que
están
en
diferentes
países
y
su
hijo
/
a
queda
en
el
país
de
origen:
se
echan
de
menos
los
unos
a
los
otros,
imaginan
cosas
que
podrían
hacer
juntos,
etc.
Cuando
una
persona
comienza
a
prestar
atención
a
las
actividades
de
otra
/
s,
y
viceversa,
es
más
probable
que
lleguen
a
participar
conjuntamente
en
esas
actividades.
Por
lo
tanto
las
estructuras
interpersonales
de
observación,
pueden
convertirse
en
interrelaciones
de
actividad
conjunta.
Cuando
dos
o
más
personas
participan
en
una
actividad
conjunta,
es
probable
que
surjan
sentimientos
recíprocos
más
diferenciados
y
permanentes,
y
que
estas
estructuras
interpersonales
tiendan
a
convertirse
en
formas
de
relaciones
interpersonales
primarias.
El
impacto
de
desarrollo
de
una
estructura
interpersonal
aumenta
en
relación
directa
con
el
nivel
de
reciprocidad,
de
lo
mutuos
que
sean
los
sentimientos
positivos,
y
de
un
cambio
gradual
del
equilibrio
de
poderes,
a
favor
de
la
persona
en
desarrollo.
El
impacto
del
desarrollo
de
aprendizaje
por
observación
como
por
actividad
conjunta
aumentará
si
alguno
de
los
dos
tiene
lugar
en
el
contexto
de
una
estructura
interpersonal
primaria
que
se
caracterice
porque
hay
sentimientos
mutuos
positivos.
Por
el
contrario,
si
en
el
contexto
de
una
relación
interpersonal
primaria
se
crean
antagonismos
entre
sus
miembros,
esto
resultará
especialmente
destructivo
para
la
actividad
conjunta
e
interferirá
en
el
aprendizaje
por
observación.
El
aprendizaje
y
desarrollo,
es
decir,
la
evolución
ecológica
de
una
persona
se
facilita
con
la
participación
de
ésta
en
patrones
de
actividad
recíproca
cada
vez
más
complejos,
con
alguna
otra
u
otras
persona
/
s
con
la
que
el
individuo
en
desarrollo
hubiese
desarrollado
apego
emocional
fuerte
y
duradero,
y
cuando
el
equilibrio
de
poderes
cambia
gradualmente
a
favor
de
este
individuo
en
desarrollo.
Si
uno
de
los
miembros
de
una
estructura
interpersonal
experimenta
un
cambio
evolutivo,
es
probable
que
a
los
demás
les
ocurra
lo
mismo.
La
capacidad
de
una
estructura
interpersonal
para
funcionar
efectivamente
como
contexto
del
desarrollo
depende
de
la
existencia
y
naturaleza
de
otras
relaciones
interpersonales
con
terceros.
El
potencial
de
desarrollo
de
la
estructura
original
aumenta
en
la
medida
en
que
dada
una
de
estas
relaciones
con
terceros
(denominadas
estructuras
externas)
implica
sentimientos
positivos
mutuos,
y
los
terceros
apoyan
las
actividades
que
se
realizan
en
la
estructura
original.
Por
el
contrario,
el
potencial
de
desarrollo
de
la
estructura
original
se
debilita
en
la
medida
en
que
cada
una
de
las
estructuras
externas
implica
un
antagonismo
mutuo,
y
los
terceros
desalientan
o
interfieren
en
las
actividades
de
desarrollo
que
se
realizan
en
la
estructura
original.
2.3
LOS
ROLES
COMO
CONTEXTO
DEL
DESARROLLO
HUMANO
Se
necesita
aclarar
finalmente,
como
el
tercer
elemento
esencial
del
microsistema,
el
significado
del
concepto
de
rol
en
el
contexto
del
desarrollo
humano.
Un
enfoque
ecológico
requiere
una
cierta
modificación
de
la
definición
del
rol
que
se
acepta
en
general,
como
“la
conducta
que
se
espera
de
la
persona
que
ocupa
una
determinada
posición
o
status”
(SABRIN,
1968).
Si
bien
esta
definición
sí
implica
un
marco
de
referencia
fenomenológico,
no
tiene
en
cuenta
el
elemento
de
reciprocidad
que
es
fundamental
para
la
orientación
de
los
sistemas
que
desarrollamos
aquí.
Por
lo
tanto
al
definir
el
rol
no
sólo
se
deben
comprender
las
expectativas
sobre
cómo
ha
de
actuar
una
persona,
en
una
posición
social
determinada,
frente
a
los
demás,
sino
también
cómo
han
de
actuar
los
demás
frente
a
ella
(por
ejemplo,
cuando
un
profesor
explica
se
supone
que
el
alumno
presta
atención).
En
términos
de
los
elementos
del
microsistema,
éstas
pueden
caracterizarse
como
expectativas
sobre
las
actividades
y
relaciones
recíprocas.
En
consecuencia,
la
definición
de
Bronfenbrenner
(1979)
de
rol
incorpora
todas
estas
características:
“Un
rol
es
un
conjunto
de
actividades
y
relaciones
que
se
esperan
de
una
persona
que
ocupa
una
posición
determinada
en
la
sociedad,
y
las
que
se
esperan
de
los
demás,
en
relación
con
aquella”.
Los
roles
se
suelen
identificar
con
las
etiquetas
que
se
utilizan
para
designar
distintas
posiciones
sociales
en
una
cultura.
Estas
en
general
se
diferencian
según
la
edad,
el
sexo,
la
relación
de
parentesco,
la
ocupación
o
el
status
social,
aunque
hay
otros
parámetros
(tales
cómo
el
grupo
étnico
y
la
religión)
que
también
pueden
entrar
en
juego.
En
asociación
con
cada
posición
en
la
sociedad,
están
las
expectativas
de
roles,
que
se
refieren
a
cómo
ha
de
actuar
la
persona
que
ocupa
una
determinada
posición,
y
cómo
han
de
actuar
los
demás
con
respecto
a
ella.
Estas
expectativas
pertenecen
no
sólo
al
contenido
de
las
actividades
sino
también
a
las
relaciones
entre
las
dos
partes,
en
función
de
los
parámetros
interpersonales
ya
indicados:
reciprocidad,
equilibrio
de
poderes
y
relación
afectiva.
Por
ejemplo,
los
roles
contrastantes
de
padre
y
profesor
nos
dan
una
idea
al
respecto.
Se
supone
que
ambos
dan
orientación
a
los
jóvenes,
de
los
que
a
su
vez,
se
espera
que
acepten
esta
orientación
en
una
relación
que
se
caracterice
por
un
nivel
elevado
de
reciprocidad,
afecto
mutuo,
y
el
equilibrio
de
poderes
a
favor
del
adulto.
Pero
con
los
padres,
se
supone
que
el
grado
de
reciprocidad
y
afecto
mutuo
sea
mayor,
y
se
considera
que
la
autoridad
paterna
abarca
una
parte
más
grande
de
la
vida
del
joven,
que
la
del
profesor,
al
menos
en
las
sociedades
modernas
occidentales.
Es
evidente
entonces
que
el
concepto
de
rol
implica
una
integración
de
los
elementos
de
actividad
y
relación,
en
función
de
las
expectativas
de
la
sociedad.
Como
estas
expectativas
se
definen
al
nivel
de
la
subcultura
o
de
la
cultura
en
su
totalidad,
el
rol,
que
funciona
como
un
elemento
del
microsistema,
en
realidad
tiene
sus
raíces
en
el
macrosistema
de
un
orden
superior,
y
en
la
ideología
y
las
estructuras
institucionales
que
se
asocian
con
él.
Es
precisamente
el
hecho
de
que
los
roles
estén
incluidos
en
este
contexto
más
grande,
lo
que
les
da
el
poder
especial
para
influir
en
(e
incluso
imponer)
el
modo
en
que
una
persona
se
comporta
en
una
situación
determinada,
las
actividades
en
las
que
participa,
y
las
relaciones
que
se
establecen
entre
esa
persona
y
los
demás
que
están
presentes
en
el
entorno.
Si
colocamos
a
una
persona
en
un
rol,
esto
tiende
a
evocar
percepciones,
actividades
y
patrones
de
relación
interpersonal,
coherentes
con
las
expectativas
que
se
asocian
con
ese
rol,
y
que
corresponden
tanto
a
la
conducta
de
la
persona
que
ocupa
el
rol
como
a
la
de
los
demás
con
respecto
a
esa
persona.
La
tendencia
a
evocar
percepciones,
actividades
y
patrones
de
relación
interpersonal
coherentes
con
las
expectativas
de
roles,
aumenta
cuando
el
rol
está
bien
establecido
en
la
estructura
institucional
de
la
sociedad,
y
cuando
existe
un
consenso
amplio
en
la
cultura
o
la
subcultura
acerca
de
estas
expectativas.
Esta
tendencia
a
la
evocación
de
una
conducta
acorde
con
las
expectativas
de
un
rol
determinado
depende
de
la
existencia
de
otros
roles
en
el
entorno
que
inviten
o
inhiban
la
conducta
asociada
con
el
rol
en
cuestión.
Cuanto
mayor
sea
el
grado
de
poder
que
la
sociedad
sanciona
para
un
rol
determinado,
mayor
será
la
tendencia
de
la
persona
que
ocupe
el
rol
a
ejercer
y
explotar
el
poder,
y
la
de
los
que
se
hallan
en
una
posición
determinada,
a
responder
con
creciente
sumisión,
dependencia
y
falta
de
iniciativa.
Si
colocamos
a
las
personas
en
roles
sociales
en
los
que
se
espera
que
actúen
de
manera
competitiva
o
cooperativa,
se
tenderá
a
provocar
e
intensificar
las
actividades
y
relaciones
interpersonales
que
sean
compatibles
con
la
expectativas
determinadas.
El
desarrollo
humano
se
facilita
a
través
de
la
interacción
con
personas
que
ocupan
una
variedad
de
roles,
y
a
través
de
la
participación
en
un
repertorio
de
roles
que
se
amplía
constantemente.
En
el
caso
del
/
la
adolescente
en
desarrollo
el
entorno
principal
de
su
microsistema
lo
constituye
la
familia.
Además
del
hogar
familiar,
el
otro
contexto
que
estimula
su
desarrollo
humano
es
la
institución
educativa
y
los
profesores
que
en
ella
laboran
e
interaccionan
directamente
con
el
/
la
adolescente
en
cuestión.
Desde
una
perspectiva
ecológica,
la
existencia
de
tal
contexto
es
importante
porque
ofrece
la
oportunidad
de
investigar
la
influencia
que
un
entorno
primario
contrastante
produce
en
el
curso
del
desarrollo
a
través
de
la
adolescencia,
y
a
veces
más
allá.
Tenemos
además
el
grupo
de
relación
de
coetáneos,
denominado
grupo
de
pares,
y
en
caso
de
los
/
las
adolescentes
que
trabajan,
el
grupo
de
compañeros
de
trabajo
como
su
entorno
laboral
inmediato.
Cada
uno
de
los
medios
citados
han
de
desglosarse
en
multitud
de
variables
y
factores
que
interaccionan
e
influyen
en
el
sujeto
directamente.
Algunas
de
ellas
son
las
propias
características
personales,
actitudinales
y
conductuales
de
los
sujetos
implicados
en
los
diferentes
entornos
del
microsistema
del
/
la
adolescente.
III.
MESOSISTEMA
Según
Bronfenbrenner
(1979)
el
MESOSISTEMA
comprende
las
interrelaciones
entre
dos
o
más
entornos
en
los
que
la
persona
en
desarrollo
participa
activamente
(familia,
escuela,
trabajo,
vida
social).
Es
por
tanto
un
sistema
de
microsistemas
y
se
forma
y/o
amplía
cuando
la
persona
entra
en
un
nuevo
entorno.
Es
decir
que
vendría
a
representar
la
interacción
entre
los
diferentes
ambientes
en
los
que
está
inmerso
el
sujeto.
Al
analizar
las
fuerzas
que
afectan
los
procesos
de
socialización
y
desarrollo
a
nivel
del
mesosistema,
comprobaremos
que
utilizamos
la
mayoría
de
los
conceptos
empleados
para
esbozar
la
estructura
y
funcionamiento
de
los
microsistemas.
Por
lo
tanto,
los
componentes
fundamentales
del
mesosistema
serán
los
mismos
elementos
del
entorno:
las
actividades
molares,
los
roles
y
las
estructuras
interpersonales
con
diferentes
grados
de
reciprocidad,
equilibrio
de
poderes
y
relaciones
afectivas.
La
diferencia
reside
en
la
naturaleza
de
las
interconexiones,
ya
que
en
el
microsistema
esto
transcurre
dentro
de
un
solo
entorno,
mientras
que,
en
el
mesosistema,
estos
procesos
tienen
lugar
a
través
de
los
límites
de
los
entornos.
Hay
cuatro
tipos
generales
de
conexiones
posibles
en
el
mesosistema:
1.
Participación
en
entornos
múltiples:
la
forma
más
elemental
de
conexión
entre
dos
entornos,
ya
que
se
requiere
por
lo
menos
una
de
sus
manifestaciones
para
un
mesosistema.
Tiene
lugar
cuando
la
misma
persona
realiza
actividades
en
más
de
un
entorno,
por
ejemplo,
cuando
un
adolescente
pasa
parte
de
su
tiempo
en
el
hogar
y
parte
en
la
escuela.
Como
esta
participación
se
produce,
por
fuerza,
en
forma
de
una
secuencia,
también
puede
definirse
la
participación
en
entornos
múltiples
como
la
existencia
de
una
red
social
directa
o
de
primer
orden,
a
través
de
los
entornos
en
los
que
participa
la
persona
en
desarrollo.
La
existencia
de
esta
red
se
establece
cuando
la
persona
ingresa
por
primera
vez
en
un
entorno
nuevo.
Cuando
esto
ocurre,
también
tenemos
un
ejemplo
de
lo
que
se
denomina:
transición
ecológica
(en
este
caso
es
una
transición
de
un
entorno
a
otro).
Cuando
la
persona
en
desarrollo
participa
en
más
de
uno
de
los
entornos
de
un
mesosistema,
se
la
denomina
vínculo
primario
(por
ejemplo,
una
adolescente
que
ingresa
a
la
escuela
media);
a
las
demás
personas
que
participan
en
los
mismos
dos
entornos
se
las
denomina
vínculos
complementarios
(por
ejemplo,
la
madre
de
la
adolescente
en
cuestión
asiste
a
una
reunión
de
la
asociación
de
padres
y
maestros,
su
maestro
visita
la
casa,
o
la
adolescente
en
desarrollo
lleva
a
comer
a
su
casa
a
un
compañero
de
clase).
Tal
como
indican
estos
ejemplos,
los
vínculos
directos
pueden
funcionar
en
dirección
a
cualquiera
de
los
entornos.
2. Vinculación
indirecta:
se
denomina
así
cuando
la
misma
persona
no
participa
de
una
manera
activa
en
ambos
entornos,
aún
puede
establecerse
una
conexión
entre
ellos
a
través
de
un
tercero,
que
funciona
como
vínculo
intermediario
entre
las
personas
de
los
dos
entornos.
En
este
caso,
las
personas
que
participan
en
ellos
ya
no
se
encuentran
cara
a
cara,
de
modo
que
podemos
considerarlas
miembros
de
una
red
de
segundo
orden
entre
los
entornos.
3.
Comunicaciones
entre
entornos:
son
mensajes
que
se
transmiten
de
un
entorno
a
otro,
con
la
intención
expresa
de
proporcionar
información
específica
a
las
personas
del
otro
entorno.
Esta
comunicación
puede
establecerse
de
muchas
formas:
directamente
(cara
a
cara),
por
vía
telefónica,
por
mensajes
por
escrito,
a
través
de
notificaciones
o
anuncios,
o
indirectamente
a
través
de
las
cadenas
de
la
red
social.
La
comunicación
puede
ser
ni
lateral
o
recíproca.
4.
Conocimiento
entre
entornos:
es
la
información
o
la
experiencia
que
existen
en
un
entorno
con
respecto
al
otro;
este
conocimiento
se
puede
obtener
a
través
de
comunicaciones
entre
entornos
o
fuentes
externas
a
los
mismos
entornos
en
cuestión
(libros,
etc.).
El
vínculo
directo
más
crítico
que
puede
existir
entre
dos
entornos
es
el
que
establece
la
existencia
de
un
mesosistema
en
el
primer
caso:
la
transición
de
entornos,
que
tiene
lugar
cuando
la
persona
en
desarrollo
ingresa
en
un
nuevo
ambiente.
Si
un
/
a
adolescente
va
a
la
escuela
solo
/
a
el
primer
día
de
clases,
y
ninguna
otra
persona
de
su
hogar
ingresa
en
este
entorno
escolar
medio,
sólo
existe
un
único
vínculo
directo
entre
los
dos
microsistemas.
En
estas
circunstancias,
la
transición
y
el
vínculo
que
se
establece
como
consecuencia
se
denominan
solitarios.
Si
el
/
la
adolescente
fuera
acompañado
por
su
madre
o
por
un
hermano
mayor
que
ya
está
en
la
escuela
media
y
lo
presenta
al
maestro
o
a
los
demás
compañeros
/
as,
la
transición
y
el
vínculo
resultantes
se
describen
como
duales.
También
es
posible
que
la
madre
no
conozca
la
escuela
media
de
este
hijo
o
hija
sino
hasta
más
adelante,
o
que
el
maestro
visite
la
casa,
en
cuyo
caso
la
conexión
se
convierte
en
dual
recién
en
ese
momento.
Un
mesosistema
en
el
que
hay
más
de
una
persona
que
sea
activa
en
ambos
entornos
se
considera
que
tiene
una
vinculación
múltiple.
Un
mesosistema
en
el
cual
los
únicos
vínculos,
aparte
del
vínculo
original,
que
comprende
a
la
persona,
son
indirectos,
o
en
el
cual
no
existeningún
tipo
de
vínculos
adicionales,
se
considera
que
tiene
una
vinculación
débil.
El
potencial
evolutivo
de
un
entorno
de
un
mesosistema
se
ve
incrementado
si
la
persona
no
realiza
sola
la
transición
inicial
para
entrar
al
entorno,
es
decir,
si
ingresa
en
el
nuevo
entorno
en
compañía
de
una
o
más
personas
con
las
que
ya
ha
participado
en
entornos
previos
(por
ejemplo,
la
madre
que
acompaña
a
su
hijo
o
hija
a
la
escuela).
El
potencial
evolutivo
de
los
entornos
de
un
mesosistema
se
ve
incrementado
si
las
demandas
de
roles
de
los
diferentes
entornos
son
compatibles,
y
si
los
roles,
las
actividades
y
las
estructuras
interpersonales
en
las
que
participa
la
persona
en
desarrollo
estimulan
la
aparición
de
la
confianza
mutua,
una
orientación
positiva,
el
consenso
de
metas
entre
entornos,
y
un
creciente
equilibrio
de
poderes
a
favor
de
la
persona
en
desarrollo.
Por
lo
tanto,
la
participación
en
más
de
un
entorno
tiene
consecuencias
para
el
desarrollo.
A
partir
de
la
primera
infancia,
el
número
de
entornos
en
los
que
la
persona
en
crecimiento
interviene
activamente
aumenta
en
forma
gradual.
Esta
participación
creciente
en
entornos
múltiples
no
sólo
es
consecuencia
del
desarrollo;
sino
que
en
ciertas
circunstancias
y
condiciones
también
es
causa
del
mismo.
El
desarrollo
se
ve
incrementado
en
función
directa
del
número
de
entornos
con
estructuras
diferentes
en
los
que
la
persona
en
desarrollo
participa
en
varias
actividades
conjuntas,
estructuras
interpersonales
primarias
con
los
demás,
en
especial
cuando
éstos
son
más
maduros
o
experimentados.
Por
ejemplo,
si
se
mantienen
constantes
la
edad
y
los
factores
socioeconómicos,
un
/
a
joven
que
ingrese
a
la
universidad
después
de
mantener
relaciones
estrechas
con
adultos
que
no
pertenezcan
a
su
familia,
de
vivir
lejos
de
su
hogar,
y
de
tener
varios
empleos,
será
capaz
de
aprovechar
mejor
la
educación
universitaria
que
uno
/
a
cuya
experiencia
hubiese
sido
más
limitada.
Esto
es
debido
a
que
la
participación
en
actividad
conjunta,
en
una
serie
de
entornos,
exige
que
la
persona
en
desarrollo
se
adapte
a
diferentes
personas,
tareas
y
situaciones,
lo
que
aumenta
el
alcance
y
la
flexibilidad
de
su
competencia
cognitiva
y
sus
habilidades
sociales.
Además,
como
ya
se
explicó,
las
actividades
conjuntas
tienden
a
desarrollar
un
momento
motivacional
propio,
que
persiste
aún
cuando
los
participantes
ya
no
están
juntos.
Cuando
estas
actividades
se
producen
en
varios
entornos,
este
momento
motivacional
tiende
a
generalizarse
a
otras
situaciones.
Estos
efectos
aumentan
aún
más
si
los
participantes
tienen
una
significación
emocional
mutua,
es
decir,
si
son
miembros
de
estructuras
interpersonales
primarias.
Todas
estas
aseveraciones
tienen
un
corolario
en
el
ámbito
sociológico.
Los
efectos
evolutivos
positivos
de
la
participación
en
entornos
múltiples
se
ven
incrementados,
cuando
los
entornos
se
producen
en
contextos
culturales
o
subculturales
que
son
diferentes
entre
sí,
en
cuanto
al
grupo
étnico,
la
clase
social,
la
religión,
la
edad,
u
otros
factores
del
medio.
Esto
implica
la
suposición
de
que
las
diferencias
en
las
actividades,
los
roles
y
las
relaciones
se
elevan
al
máximo,
cuando
los
entornos
se
producen
en
ambientes
que
presentan
una
diversidad
cultural.
Por
ejemplo,
una
persona
que
hubiera
crecido
en
dos
culturas,
que
hubiese
participado
activa
y
ampliamente
en
cada
sociedad,
desarrollando
amistades
estrechas
con
personas
pertenecientes
a
cada
una
de
dichas
sociedades,
en
comparación
con
alguno
de
la
misma
edad
y
el
mismo
status
que
hubiera
crecido
en
un
solo
país
y
una
sola
subcultura,
debería
manifestar
niveles
más
elevados
de
funcionamiento
cognitivo
y
habilidad
social,
y
debería
ser
capaz
de
aprovechar
mejor
la
experiencia
de
un
entorno
educativo.
El
potencial
evolutivo
de
los
entornos
de
un
mesosistema
se
ve
incrementado
si
los
roles,
las
actividades
y
las
estructuras
interpersonales
en
las
que
participa
la
persona
vinculante
en
ambos
entornos
estimulan
la
aparición
de
la
confianza
mutua,
una
orientación
positiva,
el
consenso
demetas
entre
los
entornos,
y
un
creciente
equilibrio
de
poderes
que
respondan
a
la
acción
en
nombre
de
la
persona
en
desarrollo.
Un
vínculo
complementario
que
reúna
estas
condiciones
se
denomina
vínculo
de
apoyo.
Como
vemos,
esta
aseveración
corresponde
a
la
estructura
óptima
de
los
vínculos
adicionales
entre
entornos
que
van
más
allá
de
la
conexión
primaria
que
establece
la
persona
en
desarrollo.
El
potencial
evolutivo
de
un
entorno
aumenta
en
función
del
número
de
vínculos
de
apoyo
que
existen
entre
ese
entorno
y
otros
(por
ejemplo,
el
hogar
y
la
escuela),
y
cuando
esos
vínculos
de
apoyo
comprenden
a
otras
personas
con
las
que
las
personas
en
desarrollo
ha
establecido
una
estructura
interpersonal
primaria
(por
ejemplo,
el
padre
del
/
la
adolescente
visita
la
escuela
media)
y
que
participan
a
su
vez
en
estructuras
primarias
y
de
actividad
conjunta
con
miembros
del
nuevo
entorno
(por
ejemplo,
la
madre
del
/
la
adolescente
y
el
maestro
de
este
/
a
almuerzan
juntos).
Estos
ejemplos
suponen
que
los
padres
se
comportan
(como
por
lo
general
lo
hacen)
de
una
manera
coherente
como
vínculo
de
apoyo.
La
condición
menos
favorable
para
el
desarrollo
es
aquella
en
la
que
los
vínculos
complementarios
no
sirven
de
apoyo
o
no
existen
en
absoluto.
Las
redes
sociales
de
segundo
orden,
que
incluyen
vínculos
intermedios,
pueden
desempeñar,
por
lo
menos,
tres
funciones
importantes:
ofrecen
una
vía
indirecta
para
establecer
la
comunicación
deseada
en
las
situaciones
en
las
que
no
existe
un
vínculo
directo;
pueden
utilizarse
para
identificar
los
recursos
humanos
o
materiales
de
un
entorno
que
se
necesitan
para
ser
utilizados
en
el
otro;
y
sirven
como
canales
para
transmitir
información
o
actitudes
acerca
de
un
entorno
al
otro
(ejemplos:
una
madre
que
trabaja
y
no
puede
asistir
a
la
reunión
de
padres
en
la
escuela
de
su
hijo
/
a,
le
pide
a
una
amiga
que
le
cuente
lo
ocurrido
en
dicha
reunión;
uno
de
los
padres
del
/
la
adolescente
en
desarrollo
recurre
a
sus
amigos
/
as
a
través
de
terceros,
es
posible
que
llegue
a
los
padres
una
versión
diferente
de
lo
que
ocurrió
en
la
escuela
que
las
que
les
llevó
el
/
la
propio
/
adolescente).
El
potencial
evolutivo
de
un
mesosistema
se
ve
incrementado
en
la
medida
en
que
existan
vinculaciones
indirectas
entre
los
entornos.
El
potencial
evolutivo
de
la
participación
en
entornos
múltiples
variará
en
relación
directa
con
la
facilidad
y
el
alcance
de
la
comunicación
recíproca
entre
esos
entornos,
y
en
la
medida
en
que
el
modo
de
comunicación
entre
ellos
sea
personal.
El
desarrollo
se
ve
incrementado
en
la
medida
en
que
antes
decada
entrada
en
un
entorno
nuevo,
la
persona
y
los
miembros
de
los
entornos
en
cuestión
reciben
información
continua
y
certera,
consejos
y
experiencias
acerca
de
la
inminente
transición,
por
ejemplo,
los
padres
de
un
/
a
adolescente
pueden
describirle
como
será
la
escuela
intermedia
y
pueden
informar
al
futuro
maestro
sobre
peculiaridades
del
/
la
adolescente
en
desarrollo
que
ingresará
por
primera
vez
a
sus
aulas.
Estas
interconexiones
deben
caracterizarse
por
una
interacción
más
frecuente
entre
los
padres
y
el
personal
dela
escuela,
el
conocimiento
en
común
de
un
número
mayor
de
personas,
por
parte
de
los
miembros
de
los
dos
entornos
con
respecto
al
otro,
pero
siempre
con
la
condición
de
que
estas
interconexiones
no
reduzcan
la
motivación
y
la
capacidad
de
las
personas
que
se
relacionan
con
el
/
la
adolescente
directamente
para
actuar
en
su
nombre.
Pueden
aplicarse
consideraciones
análogas
a
las
interconexiones
entre
entornos
tales
como
la
familia
y
el
grupo
de
pares,
la
escuela
y
el
mundo
laboral
del
/
la
adolescente,
la
familia
y
el
lugar
de
trabajo
de
su
hijo
/
a.
El
potencial
evolutivo
de
un
mesosistema
se
ve
incrementado
cuando
las
personas
que
participan
en
estructuras
interpersonales
primarias
o
de
actividad
conjunta,
en
entornos
diferentes,
forman
una
red
de
actividad
cerrada,
es
decir,
cuando
cada
uno
de
los
miembros
del
sistema
realiza
actividades
conjuntas
con
cada
uno
de
los
demás.
Este
patrón
alcanza
su
punto
óptimo
si
cada
parte
interactúa
con
cada
una
de
las
otras,
en
cada
uno
de
los
entornos,
y
está
sujeto
a
la
condición
de
que
el
equilibrio
de
poderes
cambie,
poco
a
poco,
a
favor
de
la
persona
en
desarrollo
y
de
los
principales
responsables
de
su
bienestar.
Finalmente
cabe
acotar
que
en
el
desarrollo
durante
la
adolescencia
influyen
notablemente
un
conjunto
de
tres
entornos:
el
hogar,
la
escuela
y
el
grupo
de
pares.
Entre
ellos
a
su
vez
se
deben
evaluar
tres
bloques
de
interrelaciones:
las
vinculadas
al
flujo
de
información,
las
relacionadas
con
la
potenciación
de
conductas
saludables
y
las
asociadas
con
el
apoyo
social.
1.
Flujo
de
información:
Grado
y
tipo
de
comunicación
e
información
entre
la
familia
y
el
personal
de
la
escuela;
entre
la
familia
y
los
/
las
amigos
/
as
del
/
la
adolescente
en
desarrollo;
entre
el
personal
de
la
escuela
y
los
/
las
amigos
/
as
del
/
la
adolescente
en
cuestión;
entre
los
/
as
compañeros
/
as
de
la
escuela
y
los
/las
amigos
/
as
y
la
familia
del
/
la
adolescente.
2.
Potenciación
de
conductas
saludables:
adecuación
entre
las
instrucciones
del
personal
de
la
escuela
y
las
prácticas
conductuales
saludables
potenciadas
en
el
hogar
por
la
familia;
entre
las
instrucciones
de
la
escuela
y
las
prácticas
conductuales
saludables
potenciadas
por
los
/
as
amigos
/
as.
3.
Apoyo
social:
apoyo
social
que
ofrece
la
escuela
a
la
familia
del
/
la
adolescente;
apoyo
social
que
ofrecen
los
/
as
amigos
a
la
familia
del
/
a
adolescente;
facilidad
/
imposibilidad
que
ofrece
el
sistema
educativo
en
sus
horarios
para
adecuarlo
a
los
horarios
laborales
de
los
padres
del
/
la
adolescente
y
del
/
la
propio
/
a
adolescente.
IV.
EXOSISTEMA
Bronfenbrenner
definía
en
1979
al
EXOSISTEMA
como:
“uno
o
más
entornos
que
no
incluyen
a
la
persona
en
desarrollo
como
participante
activo,
pero
en
los
cuales
se
producen
hechos
que
afectan
a
lo
que
ocurre
en
el
entorno
que
comprende
a
dicha
persona
en
desarrollo,
o
aquellos
entornos
que
se
ven
afectados
por
lo
que
ocurre
en
el
entorno
en
que
se
encuentra
la
persona
en
desarrollo”
(lugar
de
trabajo
de
los
padres,
grupo
de
amigos
de
los
padres,
etc.)
Se
deduce
que,
para
demostrar
el
funcionamiento
de
un
exosistema
como
contexto
que
influye
en
el
desarrollo,
es
necesario
establecer
una
secuencia
causal
que
implique
al
menos
dos
pasos:
1. Conexión
de
los
hechos
que
se
producen
en
el
entorno
externo
con
los
procesos
que
tienen
lugar
en
el
microsistema
de
la
persona
en
desarrollo;
2.
Vinculación
de
los
procesos
del
microsistema
con
los
cambios
evolutivos
que
se
produzcan
en
una
persona
dentro
de
ese
entorno.
La
secuencia
causal
también
puede
avanzar
en
la
dirección
contraria,
ya
que
la
persona
en
desarrollo
puede
poner
en
movimiento
unos
procesos,
dentro
del
microsistema,
que
repercutan
en
zonas
distantes.
Las
formas
de
vinculación,
comunicación
y
disponibilidad
de
conocimiento
que
definen
las
propiedades
óptimas
de
un
mesosistema,
desde
la
perspectiva
del
desarrollo
humano,
constituyen
las
condiciones
óptimas
también
para
los
exosistemas.
El
/
la
adolescente
puede
también
verse
afectado,
en
parte,
por
los
roles,
actividades
y
relaciones
de
contextos
y
situaciones
ajenos
a
él
/
ella,
en
los
que
ni
siquiera
está
físicamente
presente.
Es
decir
que
cada
microsistema
que
rodea
al
/m
la
adolescente
y
que
hemos
mencionado,
a
la
vez
está
inmerso
en
sus
propios
microsistemas
(familia,
amigos,
trabajo,
etc.)
en
los
que
el
/
la
adolescente
no
está
presente,
pero
que
pueden
influir
en
él
/
ella.
Este
tercer
nivel
del
Modelo
Ecosistémico
nos
aleja
del
/
la
adolescente
y
determinarán
factores
de
incidencia
indirecta
en
su
vida.
Es,
además,
el
nivel
más
difícil
de
evaluar
y
el
más
complicado
sobre
el
que
intervenir.
Algunos
ejemplos
que
pueden
ilustrar
este
nivel
serían:
1.
En
cuanto
a
las
redes
sociales:
reacción
de
los
miembros
de
la
red
social
de
apoyo
de
determinados
miembros
del
microsistema
familiar
a
los
que
el
/
la
adolescente
no
conoce.
2.
Historia
previa
de
familiar
desconocido
para
el
/
la
adolescente.
3.
Satisfacción
con
las
relaciones
que
el
maestro
del
/
la
adolescente
tenga
con
otros
miembros
del
personal
de
la
escuela,
lo
cual
repercutirá
positivamente
en
el
trato
que
él
de
al
/
la
adolescente.
4.
Facilidades
y/o
dificultades
que
la
institución
y/o
empresa
en
la
que
trabajan
los
padres
del
/
la
adolescente
den
a
estos
padres
para
poderse
ocupar
de
manera
saludable
y
satisfactoria
de
sus
hijos
/as.
V.
MACROSISTEMA
Finalmente,
y
situándonos
en
un
plano
más
distante
pero
igualmente
importante,
es
necesario
tomar
en
consideración
la
influencia
de
factores
ligados
a
características
de
la
cultura
y
el
momento
histórico-‐social.
El
macrosistema
se
refiere
a
la
coherencia
que
se
observa,
dentro
de
una
cultura
o
subcultura
determinada,
en
la
forma
y
el
contenido
del
micro-‐,
el
meso-‐
y
el
exosistema
que
lo
integran,
así
como
también
a
cualquier
sistema
de
creencias
o
ideología
que
sustente
esta
coherencia.
Por
lo
tanto,
puede
esperarse
que
las
culturas
y
las
subculturas
difieran
entre
sí,
pero
que
tengan
una
relativa
homogeneidad
interna
en
los
siguientes
aspectos:
los
tipos
de
entornos
que
contienen;
las
clases
de
entornos
en
los
que
las
personas
entran
en
lasm
etapas
sucesivas
de
sus
vidas;
el
contenido
y
la
organización
de
las
actividades
molares,
los
roles
y
las
relaciones
que
se
encuentran
dentro
de
cada
tipo
de
entorno;
y
el
alcance
y
la
naturaleza
de
las
conexiones
que
existen
entre
los
entornos
en
los
que
entra
la
persona
en
desarrollo
o
los
que
afectan
su
vida.
Además,
estos
patrones
sistemáticos
de
organización
y
conducta
encuentran
apoyo
en
los
valores
que
suelen
defender
los
miembros
de
una
cultura
o
una
subcultura
determinada.
En
términos
operativos,
el
macrosistema
se
manifiesta
en
las
continuidades
de
forma
y
contenido
que
revela
el
análisis
de
una
cultura
o
subcultura
determinada
con
respecto
a
los
tres
niveles
anteriores
del
ambiente
ecológico,
incorporados
a
nuestro
marco
conceptual.
El
macrosistema
también
pasa
por
un
proceso
de
desarrollo
y,
al
hacerlo,
proporciona
movilidad
a
todos
los
sistemas
que
lo
componen,
hasta
el
nivel
individual
de
la
persona.
Por
lo
tanto,
los
miembros
de
una
sociedad
cambiante
experimentan,
por
fuerza,
un
cambio
evolutivo
en
cada
nivel
psíquico:
intelectual,
emocional
y
social.
El
desarrollo
humano
debe
ser
concebido
como
algo
que
ocurre
dentro
de
un
sistema
ambiental
dinámico.
Adaptando
el
desarrollo
ecológico
a
la
explicación
que
da
Einstein
de
su
teoría
especial
de
la
relatividad,
diríamos:
“el
desarrollo
tiene
lugar
en
un
tren
en
movimiento,
y
ese
tren
es
lo
que
podemos
llamar
macrosistema
en
movimiento”.
La
dirección
y
el
grado
de
desarrollo
psicológico
se
rigen
según
la
medida
en
que
la
persona
en
desarrollo
tenga
abiertas
o
cerradas
las
oportunidades
para
acceder
a
entornos
que
conducen
la
desarrollo.
Sin
duda,
alguno
de
los
factores
decisivos
en
ese
desarrollo
tienen
sus
raíces
en
las
características
del
individuo.
Pero
otros
factores
son
externos
y
dependen
de
condiciones
y
hechos
que
no
se
relacionan
con
las
cualidades
de
la
persona.
En
estas
condiciones,
la
existencia
o
no
de
una
oportunidad
determinada
pasa
a
ser
un
factor
crítico
del
campo
ecológico,
que
determina
el
curso
del
futuro
desarrollo
de
la
persona.
El
efecto
evolutivo
de
una
transición
de
un
entorno
primario
a
otro
depende
del
ajuste
entre
la
trayectoria
evolutiva
generada
en
el
viejo
entorno
y
el
equilibrio
entre
el
desafío
y
el
apoyo
que
presentan
tanto
el
nuevo
entorno
como
sus
interconexiones
con
el
viejo.
Aquí
hay
que
tener
en
cuenta
el
desarrollo
psicológico
de
la
persona
de
acuerdo
a
la
etapa
de
su
vida,
su
salud
física
y
el
grado
de
integración,
en
contraposición
a
la
alineación,
con
respecto
al
orden
social
existente.
El
macrosistema
comprende
el
esquema
del
ambiente
ecológico
no
sólo
tal
como
es,
sino
también
como
podría
llegar
a
ser
si
se
alterara
el
orden
social
actual.
Es
por
ello
que
toda
intervención
involucra,
por
fuerza,
el
macrosistema,
porque
representa
esfuerzos
para
lograr
la
modificación
y
la
reestructuración
sistemáticas
de
los
sistemas
ecológicos
existentes,
de
una
manera
que
desafíe
a
las
formas
de
organización
social,
los
sistemas
de
creencias
y
los
estilos
de
vida
que
prevalecen
en
una
cultura
o
subcultura
en
particular.
Cuando
aplicamos
estos
criterios
al
mundo
del
/
la
adolescente
podríamos
resaltar
algunos
elementos
que
influyen
directamente
en
él.
Si
analizamos
detenidamente
alguno
de
estos
factores
debemos
concluir:
1.
Hay
una
necesidad
de
evaluar
prácticas
institucionales
que
involucren
a
los
/
las
adolescentes.
2.
Se
tiene
que
revisar
las
legislaciones
vigentes
que
tengan
que
ver
con
este
grupo
etáreo
y
aquellas
que
intervengan
directamente
con
sus
entornos.
3.
Las
actitudes
que
el
/
la
adolescente
percibe
en
su
entorno
cotidiano,
están
en
buena
parte,
en
función
de
la
imagen
más
general
que
la
sociedad
tenga
de
él
/
ella,
sustentada
en
gran
medida
por
el
manejo
que
a
esto
le
dan
los
medios
de
comunicación.
4.
Las
políticas
gubernamentales
y
autonómicas
determinan
qué
áreas
se
establecen
como
prioritarias
para
los
/
las
adolescentes,
y
en
gran
medida,
también
la
calidad
de
atención
que
este
grupo
de
individuos
reciba
en
estas
áreas.
5.
La
cultura,
la
religión
y
la
etnia
de
un
/
una
adolescente
van
a
influir
al
resto
de
niveles
de
su
ambiente
ecológico
(micro-‐,
meso-‐
y
exosistema),
pues
le
van
a
imprimir
características
concretas
en
su
vida
diaria.
6.
La
clase
social
y
el
status
socioeconómico
de
una
comunidad
específica
concretarán
los
recursos
disponibles
para
el
/
la
adolescente.
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