Puede Un Cristiano Meditar

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¿PUEDE UN CRISTIANO MEDITAR?

La verdad es que la meditación es una de las respuestas más profundas, ante la pregunta de
¿cómo acercarse a Dios?

En Genesis 24:63 leemos:

“Y había salido Isaac a meditar al campo, a la hora de la tarde; y alzando sus ojos miró, y he aquí
los camellos que venían”.

De acuerdo con la tradición judía, Isaac debió haber aprendido la meditación de su padre
Abraham, de quien se dice, era un gran maestro en este tema, entre otras cosas ya que sin lugar a
dudas era un hombre sabio. Es también quien comienza la tradición de meditar con las letras
hebreas, una práctica que se mantiene hasta nuestros días dentro del pueblo judío, ya que para
ellos, las letras del alfabeto hebreo, no son solo figuras o símbolos, sino que son parte de la
conciencia de Dios, y alrededor de ellas hay todo un simbolismo y representación arquetípica. Las
letras hebreas al igual que en el alfabeto romano, poseen un valor numérico, considerando lo
anterior, los judíos usan la gematría, para buscar conocimiento y entendimiento dentro de la Torá,
o libros de la ley, que corresponden a los primeros 5 libros, de lo que nosotros conocemos como
antiguo testamento.

En Josué 1:8 Leemos:

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para
que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar
tu camino, y todo te saldrá bien.

Aquí vemos que la meditación tiene una aplicación practica en nuestra vida, nos dice que
prosperamos y nuestros proyectos salen bien, por el hecho de meditar en la ley de Dios.

¿Pero que es meditar?


Meditar es poner toda nuestra atención y concentración en algo especifico, todo el foco de
nuestra mente se coloca en algo definido, a fin de aprender, entender, o comprender de la mejor
manera posible, ese algo en que nos hemos enfocado, dicho de otra forma, no dejamos que
nuestra mente vagabundee en distintos pensamientos, si no que la obligamos a concentrarse en lo
que hemos elegido.

La biblia no menciona la forma de cómo debemos meditar, esto era parte de lo que se transmitía
oralmente, recordemos que mucha de la información complementaria al Antiguo Testamento, se
transmitía de forma oral dentro de las tribus que componían el pueblo de Israel, no fue hasta el
siglo IV de nuestra era, que gran parte de esa información se termino de recopilar, en libros tales
como el Talmud de Jerusalén y el Talmud de babilonia, los sabios judíos decidieron poner por
escrito este conocimiento, que hasta ahora había sido de transmisión oral, debido a la diáspora
judía, producida después de la destrucción del templo de Jerusalén, en el año 70 de nuestra era, y
se hizo con el objetivo de que toda esa sabiduría no se perdiera, ya que con la diáspora, se ponía
en riesgo la transmisión oral, y este saber se perdería para las futuras generaciones.
Algunos cristianos creen que la meditación es peligrosa.

Por lo general la idea de meditación está asociada a filosofías o religiones orientales, y claramente
ese tipo de meditación, no son recomendables para un cristiano.

También están aquellas que son propias del New Age, como son el MindFulness, una adaptación
de meditaciones orientales, modificadas para occidentales, con una carga de argumentación
científica no menor, que demuestra que la meditación, no es solo una técnica de relajación, sino
que permite el desarrollo personal.

Por otra parte, los cristianos que practicamos meditación cristiana, debemos tener claro que la
meditación no reemplaza a la oración, ni viceversa, son formas distintas y complementarias para
acercarse a Dios.

La meditación cristiana al igual que otros tipos de meditaciones, permiten combatir tres males
que flagelan nuestra sociedad, hablamos del estrés, la ansiedad y la depresión.

Gran parte de nuestro “estrés” es autoproducido, estamos siempre pensando en el futuro y rara
vez estamos viviendo el presente, yo diría que es esta, la primera causa de estrés, nuestra mente
errante, tiende a llevarnos hacia adelante o hacia atrás en el tiempo, pivotando siempre en ambas
direcciones y rara vez permaneciendo en el presente, siempre estamos hablando con nosotros
mismos, de que haremos mañana, imaginando las cosas que haremos en el futuro, que
compraremos, donde iremos, etc.

Los dispositivos modernos como los celulares y las Tablet entre otros, alienan aún más a las
personas, y la mente deseosa siempre, de estar distraída, divagando y divirtiéndose, hace incluso
que las personas ingieran sus alimentos, mirando el celular, sin siquiera saborear lo que comen,
con el paso del tiempo, de seguro esta forma de vida nos pasara la cuenta, ya Jesús nos hablaba de
esto en Mateo 6:34

“Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada
día su propio mal”.

Aquí claramente Jesús nos está llamando a vivir concentrados en el presente, en lo que estamos
haciendo y viviendo.

Como vemos este divagar de nuestra mente no es nada nuevo, salvo por el hecho de que las
posibilidades de distracción para la mente, son millones de veces más, que las que había en los
tiempos de Jesús, y es esta la causa de un sinfín de enfermedades de la mente, o enfermedades
físicas producidas por la mente.

Esto no se trata de no fijar propósitos para la vida, ni tampoco de no fijarse metas futuras, se trata
de controlar ese incesante ruido mental que no sirve para nada, salvo para producirnos ansiedad,
y pseudos problemas que muchas veces no son reales. Cuantas veces nos hemos preocupado por
supuestas situaciones, o posibles problemas que nunca llegaron, sin embargo mientras estuvimos
sufriendo por esos problemas imaginarios, nuestro cuerpo sufrió el estrés de vivir, y revivir cada
vez que repasamos el posible problema, nuestra mente inconsciente no discierne cuando algo es
imaginario o es algo real, para nuestro inconsciente lo que imaginamos es muy real, es como
cuando vemos una película, sabemos que lo que sucede en la pantalla no es real, sin embargo nos
alegramos, reímos, nos asustamos, y sufrimos con la trama de la película, aun sabiendo que lo que
estamos viendo no es real, sin embargo para nuestro inconsciente, lo que está sucediendo en la
pantalla es muy verídico.

Así como vemos situaciones imaginarias, que nos contamos a nosotros mismos, las cuales vamos
integrando a nuestro inconsciente, así mismo una de las técnicas que se usan en la meditación
cristiana, es tomar un capítulo bíblico y representarlo en nuestra mente para que nos ayude a
mejorar una cualidad, o ayudarnos con alguna fobia que ya hemos desarrollado en nuestro
inconsciente. Todo lo anterior con la ayuda del espíritu santo, quien nos ha prometido guiarnos
hacia toda verdad (Juan 16:13)

Desarrollo histórico de la meditación Judeocristiana.


Como hemos visto, la meditación la encontramos desde Genesis en adelante, sabemos que varias
corrientes místicas, tanto del judaísmo como del cristianismo, usaron distintas técnicas de
meditación, aunque el principio básico, es que la meditación es una dadiva de Dios, y que no hay
una única forma de meditar.

Dentro de las corrientes místicas judías, está el meditar en los nombres de Dios, visualizando las
letras que lo componen y haciendo una suerte de trenzas con varios de los nombres de Dios,
sabemos que los judíos tienen al menos 72 nombres para Dios y el más importante es el
tetragrámaton, que nosotros los cristianos conocemos como Yahvé, Jehová, o Yahwe.

Todas las meditaciones tanto judías como cristianas inician con oración, que es la forma de
preparar el corazón y la mente para la meditación, sabemos por los Salmos que Dios no solo
prueba la mente, sino también el corazón de las personas, salmos 19:14 nos dice:

“Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca
mía, y redentor mío”.

En este versículo vemos que la meditación es del corazón, usamos la mente para alojar ideas e
imágenes en nuestro corazón, otras técnicas de meditación judía incluso hacen referencia al
hígado, dentro de las meditaciones, pero,

¿tiene todo lo anterior alguna lógica, algo de realidad, o es solo algo místico?

Los antiguos judíos parecían saber, que es en el cerebro en donde esta alojada nuestra mente. La
ciencia moderna ha descubierto que es en el cerebro, junto con el corazón, y el estómago, en
donde encontramos la mayor cantidad de neuronas en el cuerpo humano, en el caso de los judíos
representaban al estómago por el hígado, también hay neuronas en los ojos, pero es en las tres
partes del cuerpo antes mencionadas, en donde encontramos la mayor concentración de
neuronas. Es por tanto muy lógico pensar que, si meditamos en algo, las neuronas de nuestro
cerebro, transmitirán la información al corazón, tal como lo indica el rey David.

También sabemos que el orar previo a la meditación, prepara todo nuestro cuerpo para la
meditación, esto en atención, a que hemos acostumbrado a nuestra mente y cuerpo, a colocar
toda nuestra atención en la oración, sabemos que las meditaciones enardecen el corazón
haciéndonos sentir un fuego dentro de nosotros, eso nos lo cuenta el rey David en salmos 39:3 y
esta sensación en algunas ocasiones es muy real, lo puedo decir por experiencia propia.

El rey David también nos cuenta que meditar, no es lo mismo que reflexionar, así lo explica salmos
143:5

“Me acordé de los días antiguos; Meditaba en todas tus obras; Reflexionaba en las obras de tus
manos”.

Es claro que David, usaba imágenes dentro de sus meditaciones, ya que nos dice que en la
hermosura de la magnificencia de Jehová meditaba (salmos 145:5), esto en atención a que no se
puede meditar en la hermosura de algo, sin una imagen, o un sonido, puede que esta sea una de
las razones por las cuales David les puso música a los salmos, hoy sabemos que hay ciertos sonidos
e imágenes que nos calman, como también hay otros que nos alteran, o nos colocan melancólicos.
Los sonidos y las imágenes nos ayudan, a colocarnos en el estado del ser, en que queremos estar.

Beneficios prácticos de la meditación cristiana

Para muchos la meditación es algo puramente espiritual, sin embargo, esa afirmación no es del
todo cierta.

Está comprobado que toda meditación, con la practica constante, mejora las capacidades
cognitivas, permite a nuestra conciencia decidir en que pensar, y no dejar que los pensamientos
lleguen desde distintas partes de nuestro ser, sabemos que uno de los que envía pensamientos, e
ideas, y que obliga a nuestro cerebro a realizar acciones, es nuestro cuerpo físico, cuantas veces
nos hemos encontrado caminando hacia la cocina, a buscar algo de comer y cuando llegamos ahí,
recién pensamos conscientemente, ¿a que vinimos a la cocina?.

Este tipo de acción inconsciente las realizamos en una enorme cantidad de situaciones en nuestra
vida diaria, son subrutinas que hemos almacenado en nuestro inconsciente, y que se ejecutan de
forma automática, cada vez que las disparamos de forma inconsciente, o consciente.

Muchos de nosotros disparamos de forma consciente, la subrutina de conducir un automóvil:

Cuando aprendió a conducir, usted ponía toda su concentración y enfoque, en el volante, en los
pedales etc., pues usted ahora conduce en piloto automático, muchas de las acciones de la
conducción las hace de forma inconsciente.

El ejemplo de conducir, es una subrutina practica y buena para nuestra vida, pero, así como hemos
incorporado buenas subrutinas en nuestro inconsciente, también hemos agregado otras dañinas
para nuestro cuerpo, y nuestra alma.

Cuando practicamos la meditación cristiana, vamos creando patrones neuronales, cada vez más
complejos, con una mayor cantidad de detalles, los cuales con el paso del tiempo, nos permitirán
conducir nuestra vida cristiana, casi en piloto automático, tal como lo hacemos al conducir nuestro
automóvil, o cualquier otra actividad que hemos incorporado a nuestro inconsciente como una
subrutina, esto va desde pilotar un F-16, a pelar una papa, ambas son subrutinas incorporadas en
nuestro inconsciente, pero con una gran diferencia en la cantidad de neuronas que recluta el
cerebro para pilotar el F-16, en comparación a las que usará para pelar una papa, pero en ambos
casos, muchas de las acciones realizadas, son subrutinas inconscientes.

La meditación cristiana permite cambiar hábitos nocivos para nuestra salud física y espiritual,
permite potenciar nuestras habilidades y los dones recibidos, no tiene raíces budistas o de alguna
religión oriental, ya que esta basada exclusivamente en textos bíblicos, realizados con una técnica
definida, que no se aparta de la teología cristiana, este tipo de meditación no está enfocada en
una búsqueda mística, ya que esta es un don de Dios, sino mas bien a entregar herramientas que
tienen respaldo científico, para una evolución personal positiva, dentro del cristianismo.

Es importante recalcar que la meditación cristiana, se basa en pasajes o capítulos bíblicos, no está
basada en la idea oriental de colocar la mente en blanco, y tratar de tener una revelación personal
de Dios, para eso tenemos la palabra inspirada de Dios, que son las escrituras, es aquí en donde
todo cristiano debe obtener su guía, en 2ª de Timoteo 3:16-17, leemos:

“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda
buena obra”.

La estructura de las meditaciones cristianas modernas, tienen por objetivo ayudarnos en nuestra
vida diaria, incorporando el conocimiento científico, que nos permite entender, porque tal o cual,
pensamiento, imagen, sonido etc., produce ciertas reacciones en nuestro cuerpo y mente.
Sabiendo lo anterior, reforzamos los buenos sucesos de nuestra vida, lo cual con la practica nos
permiten, controlar los estados de ánimo a voluntad, recreando en nuestra mente esa meditación
que nos hace feliz, o tal vez esa que nos hace estar alegres, meditación que con la ayuda de Dios
hemos logrado incorporar en nuestro inconsciente, como una sub rutina, y que ahora la podemos
usar a voluntad, para cambiar ese estado de ánimo negativo, que a veces viene a nuestra vida sin
ser invitado.

En ocasiones la meditación cristiana puede ser usada como parte de las terapias de ayuda
psicológica, para el tratamiento de ansiedades, crisis de pánico, y otros trastornos producidos por
la mente.

La ansiedad, un trastorno que afecta a millones de personas a nivel mundial, y que se ha


incrementado por nuestro actual modo de vida, también puede recibir ayuda desde la meditación
cristiana, muchas personas ni siquiera se dan cuenta que padecen ansiedad, la cual trae una gran
cantidad de repercusiones físicas, desde problemas de impotencia, en el caso de los hombres,
hasta pérdida de memoria.

Como vemos la meditación cristiana, no tiene contraindicación para el creyente en Cristo, sino
mas bien todo lo contrario.

Si estas interesado en practicar la meditación cristiana, nos puedes escribir y nos pondremos en
contacto a la brevedad.
Veamos un pequeño ejemplo práctico, de lo que es una meditación
cristiana:
Después de haber hecho nuestras oraciones tomamos un pasaje bíblico, para el ejemplo
tomaremos 2ª de Corintios 5:17 y leemos:

“De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas
son hechas nuevas”.

Sabemos que todavía quedan cosas almacenadas o cosas que cada cierto vuelven a hacerse
presente en nuestra vidas y que ya deberían ser parte de “las cosas viejas que pasaron” En estado
de meditación vamos viendo en nuestra mente cuales son las cosas viejas que pasaron:

¿Cómo era usted antes de conocer a Cristo?

¿Bebía, se drogaba, era adicto a la pornografía, tenia mal trato para con su esposo o esposa, no
tenia tiempo para sus hijos, era engreído, tenía mal trato con sus compañeros de trabajo, etc.?

Tome uno de las cosas viejas que pasaron y ahora piense en cómo es el nuevo usted, como es la
nueva criatura que ha nacido en Cristo

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